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CONSIDERACIONES PRELIMINARES Los espectaculares y acelerados aconteci- mientos que caracterizaron las relaciones in- ternacionales desde mediados de los años 80 condujeron a la concreción de una sociedad internacional que, en muchos aspectos, nada tiene que ver con aquella que se estructuró tras el final de la segunda guerra mundial, y que a falta de un término mejor hemos llamado la sociedad internacional de la pos- guerra fría. Los numerosos estudios que desde entonces han tratado de caracterizar dicha sociedad justifican que éste no sea ni el lugar ni el momento para emprender un trabajo de ese tipo 1 , tan sólo destacar que una de las principales manifestaciones del cambio vincu- lado a la expresión “posguerra fría” ha sido, como han indicado Hans-Henrik Holm y Georg Sorensen, “la intensificación de las relaciones económicas, políticas, sociales y culturales a través de las fronteras” 2 . Manifestación del cambio que ambos autores definen con el concepto de globalización 3 , y que como fruto de un proceso que debe ser entendido como una variable de larga duración, es decir, una variable que enuncia un cambio social acumu- lado en el tiempo 4 , ha resultado, como ha sintetizado Boutros-Ghali, en la “creación de un mundo que está crecientemente interco- nectado, en el que las fronteras nacionales son menos importantes, y que está generando al mismo tiempo posibilidades y problemas” 5 . No obstante, negando, como lo hace Jan Aart Scholte, que la globalización concierna “a toda persona, lugar y esfera de actividad en el planeta o a cada una de ellas con el mismo alcance...”; 6 en otras palabras, sosteniendo que estamos ante un proceso desigual tanto en intensidad y alcance geográfico, como en su dimensión interna e internacional, Holm y Sorensen sugieren el concepto de globaliza- ción desigual. GLOBALIZACIÓN Y ACTORES INTERNACIONALES. EL PAPEL DEL INDIVIDUO ANTE LOS CONFLICTOS ARMADOS Irene Rodríguez Manzano Area de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales Universidade de Santiago de Compostela Conjugando un análisis teórico y empírico, el artículo se inscribe dento del ámbito humanista de la globalización, enfatizando, en ese sentido, no sólo la afirmación del individuo como un nivel de análisis diferenciado en el estudio de aquella sino también su consideración como actor internacional. Distinguiendo entre su calidad de actor privado y de miembro de colectividades más amplias, aunque priorizando esta segunda condición, asi como la significación de su acción en relación con determinados acontecimientos internacionales, este trabajo se centra en el estudio del papel del individuo como actor internacional ante una situación particular de las relaciones internacionales como la que representan los conflictos armados. C ombining theoretical and empirical analysis in a humanist view of globalization, this article emphasizes the individual as both a distinguishable level of analysis within the study of globalization and as an international actor. While differentiating the individual as a private actor from the individual as a member of broader collectives, and placing a higher significance on the latter, this work also examines the meaning of the individual’s actions in relation to certain international events, focusing specifically on the role of the individual as an international actor when faced with a concrete situation in international relations: armed conflict. RIPS Vol:1, Nº: 1, 63-86

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CONSIDERACIONES PRELIMINARES

Los espectaculares y acelerados aconteci-

mientos que caracterizaron las relaciones in-ternacionales desde mediados de los años 80condujeron a la concreción de una sociedadinternacional que, en muchos aspectos, nadatiene que ver con aquella que se estructurótras el final de la segunda guerra mundial, yque a falta de un término mejor hemosllamado la sociedad internacional de la pos-guerra fría. Los numerosos estudios que desdeentonces han tratado de caracterizar dichasociedad justifican que éste no sea ni el lugarni el momento para emprender un trabajo deese tipo1, tan sólo destacar que una de lasprincipales manifestaciones del cambio vincu-lado a la expresión “posguerra fría” ha sido,como han indicado Hans-Henrik Holm y GeorgSorensen, “la intensificación de las relacioneseconómicas, políticas, sociales y culturales através de las fronteras”2. Manifestación del

cambio que ambos autores definen con elconcepto de globalización3, y que como frutode un proceso que debe ser entendido comouna variable de larga duración, es decir, unavariable que enuncia un cambio social acumu-lado en el tiempo4, ha resultado, como hasintetizado Boutros-Ghali, en la “creación deun mundo que está crecientemente interco-nectado, en el que las fronteras nacionalesson menos importantes, y que está generandoal mismo tiempo posibilidades y problemas”5.No obstante, negando, como lo hace Jan AartScholte, que la globalización concierna “atoda persona, lugar y esfera de actividad enel planeta o a cada una de ellas con el mismoalcance...”;6 en otras palabras, sosteniendoque estamos ante un proceso desigual tantoen intensidad y alcance geográfico, como ensu dimensión interna e internacional, Holm ySorensen sugieren el concepto de globaliza-ción desigual.

GLOBALIZACIÓN Y ACTORES INTERNACIONALES.EL PAPEL DEL INDIVIDUO ANTE LOS CONFLICTOS

ARMADOS

Irene Rodríguez Manzano

Area de Derecho Internacional Público yRelaciones Internacionales

Universidade de Santiago de Compostela

Conjugando un análisis teórico y empírico, el artículo se inscribe dento del ámbito humanista

de la globalización, enfatizando, en ese sentido, no sólo la afirmación del individuo como un nivel deanálisis diferenciado en el estudio de aquella sino también su consideración como actor internacional.Distinguiendo entre su calidad de actor privado y de miembro de colectividades más amplias, aunquepriorizando esta segunda condición, asi como la significación de su acción en relación con determinadosacontecimientos internacionales, este trabajo se centra en el estudio del papel del individuo comoactor internacional ante una situación particular de las relaciones internacionales como la querepresentan los conflictos armados.

Combining theoretical and empirical analysis in a humanist view of globalization, this articleemphasizes the individual as both a distinguishable level of analysis within the study of globalizationand as an international actor. While differentiating the individual as a private actor from the individualas a member of broader collectives, and placing a higher significance on the latter, this work alsoexamines the meaning of the individual’s actions in relation to certain international events, focusingspecifically on the role of the individual as an international actor when faced with a concrete situationin international relations: armed conflict.

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Paralelamente a esta transformación delobjeto de estudio, derivada de los cambiosasocidados a aquel conjunto de acontecimien-tos, y del afianzamiento del fin de la guerrafría y de la globalización desigual comonuevos referentes empíricos de una parteimportante del debate en Relaciones Interna-cionales, entre otros factores, la disciplinasufría, como ha señalado Iñaki Aguirre, “unaerosión progresiva de las seguridades teóricasy una búsqueda de formulaciones y plantea-mientos renovadores”7, haciendo proliferar, afinales de la década de los 80, un conjunto devoces disidentes o discordantes que conducíaa que algunos autores afirmaran incluso laexistencia de “menos anarquía en la políticamundial que en las teorías sobre ella”8.Moviéndose más allá del desafío planteado ala hegemonía del análisis estatocéntrico -desde finales de los años 60- por la incorpo-ración a la disciplina de nuevas cuestiones yactores, y cuestionando los fundamentos epis-temológicos de la misma, estas nuevas aproxi-maciones críticas -la teoría postmodernistas,la teoría feminista, el postestructuralismo y lateoría crítica (en la línea de la Escuela deFrancfort)- ofrecen entonces marcos interpre-tativos tan diversos, e incluso discrepantesentre ellos, que únicamente su oposición a lacorriente dominante de la teoría de lasrelaciones internacionales permitía agrupar-los bajo el epígrafe de “aproximaciones‘post’”9. Desde estas nuevas aproximacionestransciende de manera destacada, a nuestrojuicio, el papel renovado que parece adquirirel individuo como actor internacional10, sobretodo cuando éste había desaparecido casitotalmente de las categorías de análisis de ladisciplina desde el momento en que lasconcepciones realistas adquieren una posiciónhegemónica11. Un retorno del individuo a lateoría de las relaciones internacionales que sibien, ya en la década de los 80, fue objeto deuna tímida atención, fundamentalmente conla publicación, por Andrew Linklater, de Menand Citizens in the Theory of InternationalRelations12, no adquiere un carácter verdade-ramente innovador hasta la aparición, en losaños 90, de la obra de James N. Rosenau,Turbulence in World Politics. A Theory ofchange and continuity13.

El trabajo de James N. Rosenau recibirá unaespecial atención en nuestro análisis14,elaborado, siguiendo su línea argumental, entorno al significado que, en la renovación del

papel del individuo como actor internacional,tiene una de las dimensiones del conceptoglobalización15, aquella que entiende, comohan planteado Hans-Henrik Holm y GeorgSorensen, que esta incrementa los riesgos yoportunidades de los individuos, que seconvierten al tiempo que en objetivos de losprocesos globales, en participantes de losmismos, derivándose de las acciones indivi-duales importantes consecuencias para lasrelaciones internacionales16. Un incremento delas oportunidades de los individuos que,siguiendo a Boutros-Ghali, vinculamos con lasfuerzas de fragmentación que caracterizanigualmente la sociedad internacional de laposguerra fría, pues, compartimos con él, queesos riesgos “están conduciendo a las personasen todos los lugares a buscar refugio en grupospequeños”17, una tendencia que, en palabradel ex Secretario General de las NacionesUnidas, “puede promover el vigoroso creci-miento de la sociedad civil, como evidencia elflorecimiento de grupos de ciudadanos yorganizaciones no gubernamentales queactúan en la persecución de objetivos públi-cos”18.

Se abre, así, un nuevo espacio transnacionalde lo moral y de lo subpolítico, donde elindividuo encuentra nuevas oportunidades deacción, y que desde el punto de vista teóriconos orienta hacia la globalización “desdeabajo”, a un nuevo cosmopolitismo19. Un indi-viduo que no es otro que el definido por JamesN. Rosenau como “una persona, entidadconcreta, observable que, como ‘sólo un cuerpohumano’, exhala impulsos, hace cálculos,formula decisiones, y emprende acciones”20,tanto en su calidad de “actor privado”, comoen su condición de miembro de colectividadesmás amplias, y ante cualquier situación de larealidad social internacional21. Ello no leimpide, sin embargo, privilegiar esta segundacondición, pues su apreciación de la crecientepertinencia del individuo como actor inter-nacional reposa, como ha señalado, “en laconvicción de que las personas –siendo máshábiles en el análisis y poder así evaluar mejordónde, cuándo, y cómo una acción colectivapuede ser eficaz- son cada vez más capaces deunir útilmente sus energías con vistas aobjetivos comunes”22. Compartiendo conRosenau que el papel del individuo como actorinternacional descansa sobre todo en sucondición de miembro de colectividades másamplias, a nuestro juicio, además, transciende

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fundamentalmente en relación con ciertosacontecimientos internacionales referidos alámbito de los derechos humanos, la demo-cracia, y el desarrollo sostenible, actuación quese inscribe dentro de lo que Richard Falk hadenominado “relaciones internacionalesextraordinarias”, cuya existencia no es tal sinose desarrolla de manera permanente ycontinuada23. Una condición que, sin embargo,no impide afirmar, como apostilla el autor, quehoy existe bastante evidencia para “sostenerque una sociedad civil global está siendoconstituida ante nuestros ojos”24.

Estas consideraciones son las que nos hanllevado a centrar nuestro trabajo en el análisisdel papel del individuo como actor inter-nacional ante una situación particular, situa-ción extrema, aunque no por ello excepcional,de las relaciones internacionales como la querepresentan los conflictos armados, en lamedida en que son esencialmente las viola-ciones de derechos humanos, las tragediashumanitarias, y los desastres ecológicos, entreotras consecuencias generadas por los mismos,las que conmueven al individuo y determinansu reacción. Unos conflictos armados, cuyanueva naturaleza no sólo ha incrementado losriesgos de aquel ser humano que, objetodirecto del mismo, ha conocido en él laexistencia de una amenaza mayor a la que hayapodido existir en épocas anteriores25, sinotambién las oportunidades de actuación deaquel otro individuo que sólo se ve indirec-tamente afectado por sus consecuencias26. Es,por tanto, en el individuo que siente la grave,y casi siempre lejana, realidad que vivenaquellos seres humanos que sufren direc-tamente un conflicto armado hacia el queorientamos nuestra atención, al objeto dedeterminar en que medida se nos presentacomo un actor internacional que, a través desus acciones, intenta modificar o alterar laspolíticas del Estado y otros actores de lasociedad internacional, en orden a llegar a unasolución pacífica del conflicto, o al menos apaliar las graves situaciones que este desen-cadena. Buscamos, en definitiva, precisar elpapel del individuo como actor internacionalante una situación como el conflicto armadoatendiendo a los criterios que definen a todoactor internacional: su “habilidad paramovilizar recursos que le permiten alcanzar susobjetivos”, su “capacidad para ejercer influen-cia sobre otros actores del sistema”, y su“autonomía”27.

De acuerdo con estas ideas, este artículopartirá de unas consideraciones generalessobre la sociedad internacional de la posguerrafría, donde analizaremos las características quedefinen al individuo que conforma esa socie-dad, para examinar, una vez clarificados losrasgos esenciales que distinguen a los conflictosarmados de nuestro tiempo, su papel comoactor internacional ante esta situaciónparticular de las relaciones internacionales.

CAMBIO Y CONTINUIDAD EN LA SOCIEDAD INTERNACIONAL

DE LA POSGUERRA FRÍA

Aunque hemos descartado de nuestrotrabajo, en los términos expuestos más arriba,el comprometido objetivo de caracterizar lasociedad internacional de la posguerra fría, nopodemos eludirlo completamente si tenemosen cuenta que nos centramos precisamente enesa realidad, siendo además algunas de suscaracterísticas principales, y entre ellas funda-mentalmente la globalización, las que hanincrementado, en el sentido apuntado porBoutros-Ghali, tanto los riesgos28 como lasoportunidades29 del individuo que conformaesa sociedad.

En ese sentido, y sin pretender un análisisdetallado, entendemos que las rápidas ysignificativas transformaciones sufridas por lasociedad internacional, a raíz de los acon-tecimientos acaecidos desde mediados de losaños 80, la han introducido en un nuevoperíodo30, donde algunas de las característicasque la definieron durante los casi cincuentaaños que comprendió la etapa de guerra fríaconviven con nuevos rasgos, problemas ydesafíos, siendo precisamente esta combina-ción entre cambio y continuidad31 la quedeterminó la adopción del término sociedadinternacional de la posguerra fría como el másadecuado para distinguir esa realidad32. Unasociedad que se define, en palabras deCelestino del Arenal, como “mundial o pla-netaria, cerrada espacialmente, profunda-mente fragmentada, heterogénea y compleja,crecientemente interdependiente y global ypolíticamente no estructurada o integrada”33,y cuya agenda abarca, respondiendo igual-mente a la lógica cambio/continuidad, cues-tiones como el comercio de drogas, la violaciónde los derechos humanos, las crisis monetarias,el SIDA, el terrorismo, los flujos de refugiados,los problemas medio ambientales, etc, que, apesar de tener un asentamiento local, se

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caracterizan por tener una naturaleza global34,o, en su caso, por provocar la globalización deotros problemas incluidos en la agenda, comoes el supuesto de ciertos conflictos armados35.La naturaleza global o globalizada de estascuestiones, así como su inclusión en nuestrasmentes a través -entre otros factores- de sudifusión por los medios de comunicación, hacontribuido, en el sentido apuntado ennuestras consideraciones preliminares, a que lasociedad internacional haya dejado de estar“ahí afuera”, por decirlo de alguna manera, yanide y se agite en nuestra propia vida,afectando incluso a sus cimientos.

Este conjunto de cuestiones, producto yexpresión del proceso de globalización, asícomo de la interdependencia36, que caracte-rizan la sociedad internacional de la posguerrafría, no sólo ha contribuido a subrayar laexistencia de una agenda compleja y fluida,lejana a la imagen tradicional de una jerarquíade problemas, con las cuestiones relativas a la“alta política” a la cabeza37, sino también, alimposibilitar su naturaleza global una soluciónexclusivamente estatal, a potenciar el papel deotros actores en el juego de las relacionesinternacionales (OIGs, ONGs, empresas trans-nacionales, gobiernos regionales o locales,partidos políticos, sindicatos, individuo, etc)38,atestiguando esta última consideración que lacondición de actor, como sostiene Esther Barbé,“está ligada a necesidades concretas y tempo-rales (evolución de la agenda)”39. Así loentienden James N. Rosenau y Mary Durfee alconstatar que ese conjunto de cuestiones es,por ejemplo, “el foco o de movimientos socialestransnacionales o de instituciones internacio-nales ad hoc forjadas para mejorar, sino pararesolver, los problemas trans-fronterizos queaquellas han creado”40. La apertura de nuevosespacios de acción que la agenda actual estágenerando, y la adquisición de importantesroles por estos actores no debe traducirse, enningún caso, como ciertos sectores doctrinalesvienen haciendo41, en la muerte o disolucióndel Estado; por el contrario, simplementesignifica que determinadas cuestiones de esaagenda sólo tienen respuesta a través de sucooperación con otros actores internacionales.

EL INDIVIDUO EN LA SOCIEDAD INTERNACIONAL DE LA

POSGUERRA FRÍA

Son, en definitiva, el conjunto decuestiones globales o globalizadas que abarca

la agenda de este final de siglo, la creciente ysignificativa presencia de un número cada vezmayor de actores, heterogéneos, e inclusoantagónicos, en sus intereses, valores y modosde actuación, así como los múltiples canales derelación, conexión y contacto que de su acciónse derivan, las variables que definen esencial-mente el complejo carácter, apuntado porArenal, de la sociedad internacional de laposguerra fría. Una compleja sociedad inter-nacional, en cuyo corazón se encuentra unindividuo ordinario que, desprovisto de todafunción pública oficial42, y compartiendo sóloen algunas ocasiones idioma, cultura, e inclusopercepciones con otro u otros individuos43, secompromete, como veremos posteriormente,en determinadas actuaciones, al sentirse muydirectamente afectado y/o conmovido por elconjunto de cuestiones que definen la agenda-si bien con un grado diferente de intensidadrespecto a cada una de ellas-. Y ello, sobretodo, en un tiempo en que, como adelan-tábamos más arriba, por efecto de la extensiónde la alfabetización y de la difusión de losmedios de comunicación, ayudadas por eldesarrollo tecnológico y científico -causa yexpresión del proceso de globalización, yvariables determinantes de su intensificación-,los individuos han adquirido mejores aptitudesanalíticas, no sólo para comprender, sinotambién para reaccionar ante los aconteci-mientos internacionales, potenciándose, deesta manera y en última instancia, su papelcomo actor internacional. Ciertamente, y aldecir de Rosenau, “el advenimiento de latelevisión global, la extensión del uso deordenadores en los lugares de trabajo, elcrecimiento de los viajes al exterior, y laproliferación de migraciones de pueblos, ladifusión de las instituciones educativas en losniveles primario, secundario, y universi-tario…”44 han dinamizado el movimiento deimágenes, ideas e información, y han reducidoel tiempo y el espacio que tradicionalmente haseparado a los individuos45, intensificando todoello la conexión entre estos últimos y los acon-tecimientos internacionales, y potenciando sumovilización. No creemos necesario detenernosen esas estadísticas que tratan de poner demanifiesto la espectacularidad del desarrollocomunicacional y educativo, tecnológico ycientífico, generalmente a través de cifras quenos indican el aumento de los aparatos detelevisión o de la costumbre de comprar unperiódico en los hogares, el incremento de losviajes en avión o la progresión del porcentaje

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de niños que llegan a la Universidad46, pero siestimamos oportuno, por las implicaciones queello pueda tener en la consideración delindividuo como actor internacional, recordarlas escenas que, de manera cotidiana, latelevisión muestra a esos individuos sobremuchos de los acontecimientos que dominannuestra sociedad internacional. Tomandosolamente las imágenes más llamativas,Rosenau nos acerca a un individuo que “havisto tumultos en Pretoria, un muro desman-telado en Berlín, una nave espacial explotandodespués de ser lanzada, un gobierno derribadoen Praga, una guerra en el Golfo Pérsico, unamasacre en Beijing, una revolución en Ruma-nia, elecciones fraudulentas en Manila, unaembajada cercada en Teherán, y una líneaaérea desviada”47.

No es, sin embargo, la acumulación dedatos o información que estas escenas pro-porcionan sobre determinados acontecimien-tos internacionales el determinante delincremento de la capacidad analítica delindividuo y, como consecuencia de ello, una delas variables que contribuye a potenciar suactuación en la esfera internacional, y suconsideración como actor internacional. Por elcontrario, es la expansión de sus horizontes deobservación resultante de la visualización deesas imágenes, así como de las noticias omensajes que recibe a través de otros sistemasde comunicación como el teléfono, el fax o losenlaces entre ordenadores alrededor delmundo, el elemento central que explica dichofenómeno, desde el momento en que todo ellose traduce, como ha afirmado Rosenau, en unatendencia “a construir escenarios máselaborados, a discernir mejor las relaciones decausalidad, y a estar más preparado paraaceptar la complejidad del mundo”48. Estecambio en las competencias individuales,fundamento de su reflexión sobre la crecientey significativa presencia de los individuos en eljuego internacional, es acompañado, noobstante, de otros dos argumentos. Uno deellos, al que aludimos más arriba, no es otroque la intensificación de los procesos por losque los ciudadanos se unen para agregar suspreferencias y sus acciones en un comporta-miento colectivo; junto al que sitúa, por otrolado, la extensión de las crisis de autoridad quecaracterizan el actual sistema políticomundial49. Estas crisis de autoridad, originadasen la incapacidad de los poderes públicos paradar respuesta por si solos a ciertas cuestionesde la agenda, y en la consiguiente falta de

sumisión de los ciudadanos a dichos poderes50,se está traduciendo, a su juicio, en una reco-locación de la autoridad hacia entidades máscoherentes y eficaces en dos direcciones, “haciaarriba”, hacia organizaciones transnacionales,y “hacia abajo”, hacia grupos subnacionales51.

Estas reflexiones que renuevan el papel delindividuo como actor internacional sonadmitidas por algunos teóricos, no obstante,con ciertas reservas. Michel Girard alerta, enese sentido, de las consecuencias que en esarenovación están teniendo los análisisconstruidos sobre una excesiva valoración dedeterminados actos por ellos protagonizados,derivando, a su juicio, en evaluaciones en lasque “los individuos reales parecen interesarmucho menos que los individuos simbólicos”52.Ese ha sido, como él mismo ejemplifica, elresultado de la difusión mundial de “la imagenmediatizada de un joven manifestante, siluetaaislada y banal, parando por el sólo efecto desu desafío personal, durante largos minutos,una columna de tanques en la plaza deTienanmén en Pekín, el 4 de junio de 1.989,durante la represión de una manifestacióncolectiva contra las autoridades guberna-mentales chinas”53. Junto a Michel Girard, yreconociendo que hoy no es posible despreciarel papel del individuo como actor interna-cional, Michael Nicholson se muestra prudenterespecto al grado de eficacia de las decisionesindividuales -salvo quizá a nivel local- en unmomento donde la incertidumbre generadapor la turbulencia está dificultando, tanto paralos actores implicados como para los obser-vadores, la predicción de la evolución futurade la sociedad internacional54. La complejidadque esta incertidumbre introduce en la tomade una decisión racional individual sobrecuestiones como la evolución futura de lapoblación y las formas del desarrollo tec-nológico, la extensión esperada de unaenfermedad como el SIDA o la aparición even-tual de una epidemia de alguna infección tandesconocida como lo era el SIDA hace dosdécadas, agravada no sólo por la heteroge-neidad, sino fundamentalmente por elantagonismo que, en muchas ocasiones,caracteriza a los actores internacionales, sólopuede ser mejorada, en el sentido apuntadopor Rosenau, a través de ciertas formas demovilización colectiva. Y ello, aunque dichamovilización implique, en palabras deNicholson, “un cierto grado de subordinacióndel individuo a los objetivos colectivos, inclusosi esa subordinación es voluntaria”55.

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Finalmente, y sin ánimo de ser exhaustivos,enjuiciando el efecto de incitación ejercido porla información difundida a través de los mediosde comunicación sobre los modos deevaluación de la acción política por la opiniónpública, Jacques Gerstlé incide en la prioridadque esos medios dan a determinados acon-tecimientos, así como en las interpretacioneso valoraciones que van unidas, en ciertos casos,a los mismos, consideraciones perfectamenteextrapolables a la información sobre losconflictos armados56.

Reconociendo que los medios de comuni-cación contribuyen de manera importante aacentuar la capacidad analítica del individuopara comprender y reaccionar ante losacontecimientos internacionales, las sucintasconsideraciones de Jacques Gerstlé abrentambién nuestro planteamiento crítico res-pecto al significado otorgado a dichos mediosen su renovación como actor internacional.Sólo uno de ellos, posiblemente el másextendido, la televisión, sugiere enseguida unapregunta: ¿hasta qué punto este mediojustifica esa frase popular de que “una imagenvale más que mil palabras”?. No cabe duda, anuestro juicio, que la difusión de la televisióna todos los rincones del planeta y el importantenúmero de horas que los individuos transcurrenfrente a su pantalla, a través de la cual seacercan en pocos minutos a gran cantidad deinformación sobre una amplia variedad deacontecimientos internacionales, estimula sucapacidad analítica y, fruto de ello, suparticipación en los mismos57; sin embargo, nopueden eludirse los efectos derivados de lasimágenes que recibe el individuo cuando detrásde cada una de ellas hay otros ojos, e inclusoun único ojo, que selecciona esos aconte-cimientos, discriminando unos y potenciandootros, definiendo su presentación, y determi-nando el contenido de la información sobre losmismos58. Sería erróneo, asimismo, en elsentido apuntado más arriba, inferir de lasinformaciones transmitidas por los medios decomunicación la misma capacidad a individuosy grupos, en todos los lugares, para acercarsey contestar a aquellos acontecimientos59.

Este conjunto de consideraciones nospermiten concluir que el renovado interés delas Relaciones Internacionales por el individuocomo actor internacional, a pesar del diferentetratamiento que, como ha quedado reflejadoen las últimas páginas, está recibiendo, es unacontecimiento de especial relevancia teórica,

lo que no impide, sin embargo, reconocertambién, como lo ha hecho Michel Girard, queesta renovación haya sido susceptible degenerar ciertas ilusiones. Para Girard, la másevidente de esas ilusiones es aquella que haconsistido en postular con demasiadoapresuramiento la profunda novedad delmomento presente, sin otro fin que el dejustificar el redescubrimiento del individuocomo actor internacional. Junto a ella, dosserían los riesgos, más que las ilusiones, comoprecisa el autor, de las aproximaciones indi-vidualistas de las Relaciones Internacionales;por un lado, el pasar subrepticiamente de lahipótesis, muy plausible, según la cual elindividuo puede contar, “a la creencia, sin dudaingenua, de que lo que él piensa y hace importasiempre, sin preguntarse suficientemente sobreel problema crucial de las condiciones quehacen, según los casos, la intervenciónindividual efectiva o ilusoria”; y, en segundolugar, la “subestimación sistemática del papelde los grandes colectivos de pertenencia”,contrapartida difícilmente evitable de lareevaluación del interés dado a los individuos60.

INDIVIDUO Y CONFLICTOS ARMADOS EN LA SOCIEDAD

INTERNACIONAL DE LA POSGUERRA FRÍA

El individuo amenazado: los conflictosarmados en la sociedad internacional deposguerra fría

El proceder pacífico que caracterizó, comoadelantamos más arriba, el curso del conjuntode acontecimientos que pusieron fin a unperíodo de casi medio siglo, en el que lacompetición militar entre las dos superpo-tencias definió la etapa de guerra fría, hizocrecer las esperanzas de un futuro en paz61. Sinembargo, poco tiempo después, el año en elque la sociedad internacional conmemoraba elCincuenta Aniversario de la organización de lasNaciones Unidas, el Panos Institute constatabauna angustiosa realidad, la existencia de “másconflictos brutales, entre y dentro de lasnaciones, que antes”62. A pesar del fin de lahistoria que algunos habían vaticinado63, juntoa otros problemas internacionales64, seatestiguaba una vuelta a la historia con laexplosión de múltiples y diversos conflictosarmados, múltiples en cuanto a su crecimientoen número, y diversos en referencia a susfuentes, ahora también localizadas, como haapuntado Mark Hoffman, en disputas relativasa “la negación de las necesidades

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fundamentales, una identidad distintiva, elreconocimiento de esa identidad por otros, yuna efectiva y legitima participación en lossistemas social, económico y político”65. Elincremento en número y la diversificación desus fuentes no han sido, sin embargo, los únicoscambios experimentados por los conflictosarmados en la posguerra fría, éstos mostrabanademás una variación de los actores implicados,no sólo porque muchos de ellos se desarro-llaban, como ha afirmado Boutros-Ghali,puntualizando la aserción del Panos Institute,“dentro de los Estados más que entre losEstados”, sino también porque conocíannuevos participantes, al combatir “no sóloejércitos regulares sino también milicias yciviles armados con escasa disciplina y estruc-turas de mando mal definidas”66, y porque, enmayoría aplastante, hacían recaer todo elterror y la violencia desencadenados en lapoblación civil67. Se evidenciaba así que loscambios ocasionados por el fin de la guerra fríaen la estructura de la sociedad internacional“no eran en sí mismos suficientes para acarrearuna era de paz”68.

Este conjunto de cambios, tanto cuanti-tativos como cualitativos, que han manifestadolos conflictos armados, no impide, sin embargo,sostener, tal como lo hace Celestino del Arenal,la existencia de un nuevo tipo de conflictodominante en la sociedad internacional de laposguerra, y que él mismo ha definido como“aquel que proviene fundamentalmente deantagonismos nacionales, étnicos, religiosos,económicos y culturales, se concreta en lasllamadas guerras de baja y media intensidad yse expresa en conflictos y guerras en los queen la mayoría de los casos los actores no sonEstados, es decir, tienen naturaleza intraestatalo transnacional”69. Ha sido la dinámica de granparte de estos conflictos armados, por otrolado, la que nos ha ayudado a conocer laverdadera importancia de esa capacidad del serhumano, muchas veces tan alejada de nuestroentorno, como es su capacidad de destrucción,así como el verdadero significado de conceptoscomo genocidio, limpieza étnica, refugiado,hambruna, epidemia y miedo, términos queexpresan, todos ellos y al mismo tiempo, causasy consecuencias de los conflictos armados, yque en muchos casos se han hecho realidadincluso en espacios muy reducidos70. Unadinámica que, paralelamente, ha hipotecado,durante los años que el conflicto ha durado, lavida de muchas personas, de muchosindividuos71, y que una vez terminado, en las

ocasiones en que ello ha ocurrido, continúanhipotecándolas durante mucho tiempo, comoun ejemplo más de la destrucción de unasociedad.

El individuo en movimiento: su papelcomo actor internacional ante los conflic-tos armados

Los conflictos armados de la posguerra fría,y las consecuencias por ellos generadas,acabaron pronto, como hemos afirmado, conlas esperanzas de un futuro más pacíficodepositadas en los momentos inmediatos al finde la etapa de guerra fría, al tiempo quemuchos individuos se convertían no sólo en susprincipales objetivos, sino también en susvíctimas fundamentales. No obstante, lacapacidad de destrucción de determinadosseres humanos generaba también una discretareacción de ciertos individuos que, alentadosfundamentalmente por la difusión a través delos medios de comunicación de algunosconflictos armados, se sentían directamenteafectados y/o conmovidos por las consecuenciasoriginadas por un acontecimiento interna-cional de tal amplitud y significado. Fueron,en ese sentido, a nuestro juicio, fundamen-talmente las cámaras de televisión las quedeterminaron que conflictos armados como elde Bosnia-Herzegovina perdieran su sustratolocal y, apareciendo ante los ojos de hombresy mujeres ajenos al mismo como un aconte-cimiento global, provocaran su reacción,logrando ciertos efectos sobre la actuación delEstado y otros actores internacionales impli-cados directa o indirectamente en aquellos72.Una percepción global que no existió, por elcontrario, en los enfrentamientos entrearmenios y azerbaiyanos, o en la guerra civilde Angola, donde, como ha precisado UlrichBeck, la inmensa pérdida de vidas humanas ylas “limpiezas étnicas” tuvieron una relativamenor atención por parte de los medios decomunicación73. La sociedad civil global seconvertía así en una sociedad global de lostelespectadores que percibía y se conmo-cionaba con imágenes que mostraban laasolación de ciudades enteras, la violaciónsistemática de derechos universalmentereconocidos, o los cuerpos sin vida de cientos,e incluso miles, de individuos, entre otrasconsecuencias generadas por los conflictosarmados, independientemente de la prioridad,interpretación y valoración recibida. En estapresentación telegénica de determinados

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conflictos armados se añadía además un altopotencial dramático o dramatúrgico que,aunque en ciertos casos los trasformaban enun auténtico espectáculo audiovisual, contri-buía de una manera significativa, a nuestrojuicio, a potenciar la reacción del individuo.

La información transmitida y construida porlos medios de comunicación, y esencialmentepor la televisión, estimulaba, de esta manera,la dimensión global de un conflicto armado, yactivaba una sociedad civil, cuyas acciones secanalizaban esencialmente a través de lasorganizaciones internacionales no guberna-mentales, que cumplían así, como ha afirmadoBoutros-Ghali, una de sus funciones priori-tarias, “llevar a cabo una acción de moviliza-ción verdaderamente esencial”74. El trabajo deestas últimas en favor de ese gran ideal de lasociedad internacional que es la consecuciónde la paz, contaba en su desarrollo con unaventaja adicional que ha sido aludida por DavidRieff, con referencia a todos aquellos indi-viduos que trabajaron en la organizacióninternacional no gubernamental Médicos sinFronteras en el conflicto armado de Bosnia-Herzegovina, al advertir que “para ellos y parala mayor parte de la gente en otras importantesONG, trabajar en Bosnia, en el meollo de lacuestión, consiste en la obligación de ayudar aser justo”, sin pretender “una imparcialidadque tiene su base sólo en la realpolitik y laimaginación de los burócratas”, una ventajaque, como apostilla el autor, llevó a que “estosgrupos (ONG) salieran del crisol de Bosnia sinhaberse convertido en cómplices delgenocidio”75.

Actuaciones de las organizaciones inter-nacionales no gubernamentales, como lasrelatadas por David Rieff, se han sucedido enlos conflictos armados de la posguerra fría,incrementando, en el sentido apuntado porautores como Rosenau y Nicholson, la eficaciade la actuación del individuo en el juegointernacional, una actuación que entendemos,no obstante, se encuentra en su fase inicial,pero que en el futuro, como ha declaradoBoutros-Ghali, “tiene un lugar importante queocupar en la realización de ese ideal que nosasigna la Carta de las Naciones Unidas: elmantenimiento y el establecimiento de la paz”,pues, compartimos con él, que “la paz es unacosa demasiado importante para estar confiadasólo a Estados”76. Pero, si los conflictos armadoshan conducido al individuo de la sociedadinternacional de la posguerra fría a compro-

meterse en actuaciones colectivas, canalizandoy haciendo realidad sus iniciativas a través dela acción de las organizaciones internacionalesno gubernamentales, también el individuocomo “actor privado”, en el sentido apuntadopor James N. Rosenau, se ha comprometido,ha reaccionado y ha actuado respecto a esosconflictos armados77. En ese sentido, son varioslos ejemplos de periodistas, fotógrafos,escritores, artistas78, e incluso individuos quecon una función pública oficial se han des-marcado voluntariamente de la misma, y hanadquirido ante un determinado conflictoarmado un compromiso y una responsabilidadpersonal79. Ejemplos de estos actores privadoshemos conocido indirectamente también a lolargo de estas líneas, pues, en gran medida,ellos nos han enseñado la pesadilla de ciertosconflictos armados y sus consecuencias. En esesentido, después de su larga estancia en Bosnia-Herzegovina, David Rieff se manifestaba en lossiguientes términos, “si ahora escribo no es sólopara apoyar la causa Bosnia y hago esto a pesarde que por temperamento siempre he sospe-chado de la validez de las causas -y, de todasformas, creo que ésta es una causa perdida-,sino también para protestar contra la cruelindiferencia, el superficial pesimismo y lahipocresía que han rodeado la aniquilación deBosnia(...)80.

A MODO DE CONCLUSIÓN

Los acontecimientos acaecidos desde me-diados de la década de los 80 no lograron,como hemos reiterado a lo largo de estaspáginas, inaugurar una era en la que la pazse destacase como el rasgo definidor de estanueva etapa del discurrir de la sociedad inter-nacional. Por el contrario, y aunque la ame-naza a la seguridad de los Estados, provenien-te de otros Estados, declinaba, la inseguridadindividual, entendida al mismo tiempo comola inseguridad de la humanidad, crecía no sóloante amenazas no tradicionales como elcomercio de drogas, la violación de los dere-chos humanos, los problemas medio ambien-tales, el terrorismo, el SIDA, etc, sino tambiéncomo consecuencia de cerca de cien conflictosarmados que, despertando en algunos casosde un largo letargo, y nuevos en otros, secaracterizaban por una naturaleza esencial-mente intraestatal, iniciándose, en muchoscasos, con acciones protagonizadas por losgobiernos contra sus propios ciudadanos.Definiendo esencialmente la agenda de este

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final de siglo, este conjunto de cuestiones denaturaleza global o globalizada es hoy perci-bido de forma simultánea e instantánea enmuchos puntos de un mundo que como conse-cuencia del desarrollo de unos medios decomunicación y transporte cada vez más sofis-ticados está viendo desaparecer casi de mane-ra total la distancia que tradicionalmente haseparado las relaciones sociales.

Estas tecnologias de la globalización hanexpuesto al individuo ante infinitos lugares,ideas, situaciones e incluso frente a otros sereshumanos con los que, a pesar de su ausencia,ha llegado a establecer altos grados de inti-midad. En el caso específico de los conflictosarmados, particularmente los medios de co-municación han jugado, en ese sentido, unpapel significativo en el acercamiento de losindividuos a las tragedias humanitarias que deellos se han derivado, alentando sentimientosuniversales y actos de solidaridad con lahumanidad de ciertos hombres y mujeres que,incluso sin demasiadas esperanzas de éxito,han sido incapaces de mantener la frialdadante aquellas tragedias, una reacción, a nues-tro juicio, impensable hace años. Esta relaciónde responsabilidad global que vincula a losindividuos con la sociedad internacional, yque ha sido vehiculada esencialmente a travésde la actuación de unas organizaciones inter-nacionales no gubernamentales que, aúndébiles en sus respuestas, pero más sensiblesa las visiones de los individuos que otrosactores internacionales, es, no obstante, se-cundaria y fugaz para una parte importantede los seres humanos.

La observación empírica de este fenómenoha tenido también su traducción teórica,elaborada en muchos casos desde postulados,a nuestro juicio, excesivamente innovadores yrupturistas, propios, por otro lado, de elabo-raciones que buscanso la explicación y la com-prensión de realidades emergentes encuentranuna dificultad particular a la hora de articularteoría y práctica. En ese sentido, si es ciertoque determinados acontecimientos interna-cionales, y en particular los conflictos armados,han afectado, conmovido, e incluso impulsadouna discreta reacción del individuo, no esmenos cierto también que esto no ha sidosiempre así, y que esta reacción no se extiendeal conjunto de los seres humanos, lo que chocacon la generalidad con la que en algunos casosse ha planteado el despertar de este actorinternacional. Ello no impide, sin embargo,

reconocer, como señalamos más arriba, que larenovación del individuo como actor inter-nacional es un acontecimiento teórico deespecial relevancia, un requisito indispensablepara superar, como ha apuntado Celestino delArenal, “la ignorancia, cuando no indiferencia,que los estudiosos de las relaciones interna-cionales y, en consecuencia, su ciencia, hanmanifestado en general respecto a la persona”81, para el reencuentro de un individuo empí-rico y un sujeto ético, con sus derechos eintereses comunes, en tanto miembro de unamisma comunidad humana, y para la res-tauración de una visión ética en el pensamientoy la acción internacional.

NOTAS

1. En ese sentido, ver, entre otros, ALLAN, P. &GOLDMANN, K. (eds.) (1.995), The end of the coldwar. Evaluating theories of international relations.Dorddrecht, Martinus Nijhoff Publishers, 2

nd ed.;

FAWN, R. & LARKINS, J. (eds.) (1.996), Internationalsociety after the cold war. Anarchy and orderreconsidered. London, Macmillan Press; KEGLEY,Ch.W. Jr. & RAYMOND, G. (1.994), A multipolarpeace?. Great-power politics in the twenty-firstcentury. New York, St. Martin’s Press; LAIDI, Z.(1.992), L’ordre mondial relâche. Sens et puissanceaprès la guerre froide. Paris, Presses de la FondationNationale des Sciences Politiques; LEAVER, R. &RICHARDSON, J.L. (eds.) (1.993), Charting the post-cold war order. Boulder, Westview Press; LEAVER, R.& RICHARDSON, J.L. (eds.) (1.993.), The post-coldwar order: diagnoses and prognoses. Canberra,Allen & Unwin/Australian National University; MI-LLER, L. (1.994), Global order. Values and power ininternational politics. Boulder, Westview Press, 3

rd

ed.2. HOLM, Hans-Henrik & SORENSEN, Georg

(1.995), “What has change?”, en HOLM, Hans-Henrik& SORENSEN, Georg (eds.), Whose world order?.Uneven globalization and the end of the cold war.Boulder, Westview Press, p. 1.

3. Aunque en la última década el término globa-lización se ha integrado con fuerza en el vocabulariode las Ciencias Sociales, la profusión e imprecisióncon la que ha sido utilizado lo han convertido en unconcepto tan popular como ambiguo. En el ámbitode las Relaciones Internacionales esta imprecisión yambigüedad se concreta, como ha resumido Jan AartScholte, cuando a los analistas que entienden quecon la globalización “las relaciones sociales hanadquirido en la época contemporánea un importan-te nuevo carácter”, se suman otros estudios en losque “las referencias a lo global aún emergenfrecuentemente con ideas de ‘relaciones internacio-nales’ y ‘sistema mundial’ simplemente para denotarla extensión de las relaciones sociales más allá de losconfines nacionales, estatales y del país”, referencias

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que, como apostilla Scholte, “no dicen nada parti-cularmente nuevo y pueden ser aplicadas tanto alsiglo diecisiete como al veinte”. (SCHOLTE, Jan Aart(1.996), “Beyond the buzzword: Towards a criticaltheory of globalization”, en KOFMAN, Eleonore &YOUNGS, Gillian (eds.), Globalization: Theory andPractice. London/New York, Pinter, p. 45). Comoejemplo de esa imprecisión y ambigüedad, Scholteha recogido lo que él mismo denomina “unacolección de definiciones” sobre globalización.(SCHOLTE, Jan Aart (1.997), “The Globalization ofWorld Politics”, en BAYLIS, John & SMITH, Steve(eds.), The Globalization of World Politics: AnIntroduction to International Relations. Oxford,Oxford University Press, p. 15). La fascinación inte-lectual con la globalización no ha impedido, sinembargo, el escepticismo de ciertos autores hacia lanovedad del fenómeno en el momento presente.Para estos, la pregunta: ¿qué hay de nuevo en ello?,sólo tiene una respuesta: nada del otro mundo.Considerando que los escépticos se equivocan desdeel punto de vista histórico, empírico y teórico, UlrichBeck afirma que nuevo no es sólo “la vida cotidianay las transacciones comerciales allende las fronterasdel Estado nacional al interior de un denso entrama-do con mayor dependencia y obligaciones recípro-cas”, la autopercepción de esta transnacionalidad(en los medios de comunicación, en el consumo, enel turismo), así como la conciencia del “peligroecológico global y los correspondientes escenariosde actividad”; nuevo es también, para el autor, lapercepción “de los otros transculturales en la propiavida”, el nivel de circulación de las ““industriasculturales globales””, la paulatina definición de“una imagen estatal europea, así como la cantidady poder de los actores, instituciones y acuerdostransnacionales”, y, por último, “el nivel de concen-tración económica”. BECK, U. (1.998), ¿Qué es laglobalización?. Falacias del globalismo, respuestas ala globalización. (originalmente con el título, Was isGlobalisierung?. Irrtümer des Globalismus-Antwor-ten auf Globalisierung, traducción de BernardoMoreno y Mª Rosa Borrás). Barcelona, Paidós, p. 31.

4. La referencia a la globalización como unavariable de larga duración incorpora a nuestroanálisis una de las tres categorías de tiempo queconvergen en el estudio del cambio histórico: el“tiempo real”, momento en el que ocurren losacontecimientos que provocan el cambio; el “tiempocoyuntural”, contexto o conjunto de fuerzas quepreparan tales acontecimientos y explican sus con-secuencias, y la “larga duración”, período de conso-lidación y estabilización del cambio acaecido en eltiempo coyuntural. En ese sentido, y desde unaperspectiva esencialmente económica, Robert Coxfecha en la crisis de mitad de los años 70 la apariciónde las formas específicas de relaciones económicas ysociales que hoy conocemos como “global”, enten-diendo por “tiempo coyuntural”, el cambio “desdeel complejo de fuerzas que caracterizaron las déca-das de posguerra a aquellas que caracterizaron laemergencia de la globalización”, y por “largaduración”, la consolidación y estabilización de esecambio. (COX, Robert (1.996), “A Perspective on

Globalization”, en MITTELMAN, James H. (ed.),Globalization. Critical Reflections. Boulder, LynneRienner Publisher, p. 25). Ello explica, por otro lado,que la referencia a la “larga duración”, lejos deagotarse en el discurso sobre la globalización, seauna constante en el análisis de la sociedad interna-cional de la posguerra fría, donde bruscos cambiosse combinan con tendencias a largo plazo. Sobre elsignificado del tiempo en la explicación del cambiohistórico, y las categorías apuntadas anteriormente,ver, BRAUDEL, Fernand (1.969), Ecrits sur l’histoire,Paris, Flammarion; y, del mismo autor (1.981), TheStructures of Every Life. The Limits of the Possible.Vol. 1. New York, Harper and Row.

5. BOUTROS-GHALI, Boutros (1.996), “GlobalLeadership after the cold war”, en Foreign Affairs,vol. 75, nº 2 (march/april), p. 87.

6. SCHOLTE, Jan Aart, Beyond the buzzword:Towards a critical theory of globalization, Op. Cit. p.46. Puntualización sobre el concepto de globaliza-ción que ha sido resumida por Carlos Alonso Zaldivaren los siguientes términos: “Un mundo globalizadopuede ser un mundo que vaya dotándose de unorden creciente si la interdependencia y la comuni-cación entre sus partes funcionan constructivamen-te. Pero los fenómenos que promueven la globaliza-ción también empujan hacia la exclusión de comu-nidades enteras y a la división de otras; dificultan lacomprensión entre quienes participan de la dinámi-ca global y aquellos que, incapaces de seguirla, seven orillados y marginados por ella”. (ALONSOZALDIVAR, Carlos (1.996), Variaciones sobre unmundo en cambio. Madrid, Alianza Editorial, p. 388).Esta precisión sobre el contenido real y el grado decambio que la globalización incorpora, nos introdu-ce en un primer debate teórico, donde autoresesencialmente neoliberales, para quienes aquella essinónimo de progreso y avance de la humanidad ensu conjunto, se enfrentan a distintas aproximacionescríticas que entienden la globalización como unproceso que privilegia una parte de esa humanidad,aquella que disfruta del desarrollo en todas susdimensiones, y desprecia la suerte de esa otra parteque vive al margen de la dinámica global, y cuyoprincipal problema es saber cómo entrar en ella, unproceso que se repite a nivel interno, y que estágenerando, como ha expresado Simon Dalby, “loque los críticos están a veces llamando el apartheidglobal”. (DALBY, Simon (1.996), “Crossing Disciplina-ry Boundaries: Political Geography and InternationalRelations after the Cold War”, en KOFMAN, Eleono-re & YOUNGS, Gillian (eds.), Op. Cit. p. 30). Conrelación a dicho concepto se ha expresado tambiénFantu Chero al afirmar, como resultado del rempla-zamiento de los viejos bloques militares por bloquescomerciales derivado, a su juicio, del fin de la guerrafría, “la emergencia de un sistema de ‘apartheidglobal’, que divide al Norte y al Sur”. CHERO, Fantu(1.997), “Global Apartheid and the challenge to civilsociety: Africa in the transformation of worldorder”, en COX, Robert (ed.), The new realism.Perspectives on multilateralism and world order.London/New York, Macmillan/St. Martin Press, p.206.

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7. AGUIRRE, Iñaki (1.996), “La teoría normativade las relaciones internacionales, hoy”, en Cursos deDerecho Internacional de Vitoria-Gasteiz 1.995. Bil-bao, Tecnos/Universidad del País Vasco, p. 51. Estabúsqueda de formulaciones y planteamientos reno-vadores, expuesta por Aguirre, resultado de la exis-tencia de unos modelos teóricos incapaces de inter-pretar adecuadamente las nuevas realidades, espercibida por Celestino del Arenal como una crisis dela teoría de las relaciones internacionales. ARENAL,Celestino del (1.993), “El nuevo escenario mundial yla teoría de las relaciones internacionales”, en PEREZGONZALEZ, Manuel (comp.), Hacia un nuevo ordeninternacional y europeo. Homenaje al profesor Diezde Velasco. Madrid, Tecnos, p. 81, (la negrilla esnuestra).

8. FERGUSON, Yale H. & MANSBACH, Richard W.(1.991), “Between celebration and despair: construc-tive suggestions for future international theory”,International Studies Quarterly vol. 35, nº 4 (decem-ber), p. 363. En esta revisión sin precedentes de lateoría de las relaciones internacionales, a la queasistimos desde finales de los años 80, se vislumbran,como esquematiza Rafael Grasa, tres líneas defuerza: “a) el cuestionamiento de buena parte de losdogmas, a prioris presupuestos ontológicos, episte-mológicos y metodológicos que se han dado pordescontados durante décadas en la disciplina, inclu-yendo el ataque tous azimouts a los fundamentosdel enfoque dominante desde los años cuarenta, lasdiversas versiones del realismo político; b) losintentos de (o llamamientos a) reestructurar, repen-sar o reconstruir el eje temático de la disciplina,entre los que se encuentran nuevas formas de narrarla evolución de la disciplina que van más allá de latradicional referencia a los tres grandes debates o alas diversas tradiciones de pensamiento; y c) elresurgimiento de antiguas imágenes del mundo yprogramas de investigación desacreditados en y porla corriente principal de la teoría internacional, enparticular el idealismo, y, como efecto colateral, unreavivamiento del debate entre el realismo políticoe institucionalismo liberal que reviste la forma dedesafío de este último al primero”. GRASA, Rafael(1.997), “La reestructuración de la teoría de las rela-ciones internacionales en la posguerra fría: el realis-mo y el desafío del liberalismo neoinstitucional”, enCursos de Derecho Internacional de Vitoria-Gasteiz1.996. Bilbao, Tecnos/Universidad del País Vasco, p.107.

9. Entre otros calificativos, esos marcos hanrecibido también la denominación de corrientes“postestructuralistas”, “postmodernas”, o “postpo-sitivistas”, términos utilizados como sinónimos poralgunos autores, entre ellos, los ya citados, Yale H.Ferguson y Richard W. Mansbach. (Op. Cit. nota 5,p. 364). Frente a ellas, optamos por la expresión“aproximaciones post” -utilizada originalmente en:LAPID, Yosef (1.989), “The Third Debate: On theProspects of International Theory in a Post-PositivistEra”, en International Studies Quarterly vol. 33, nº3 (september)- al entender que ninguna de lasdenominaciones citadas anteriormente incluye, uti-lizando su imagen, esa “torre de Babel de las Rela-

ciones Internacionales”. No todas las aportacionesincluidas en la teoría feminista, la teoría crítica, y elpostestructuralismo, por ejemplo, pueden ser califi-cadas como corrientes postpositivistas. Lapid, sinembargo, entiende que el ataque del conjunto delas nuevas aproximaciones críticas a la corrientedominante, y el hecho de que en esta última hayanprevalecido las asunciones positivistas, permite cali-ficar este período de la teoría de las relacionesinternacionales como la “era postpositivista”, aña-diendo que la relevancia del debate entre teoríatradicional y post-positivista lo definen como el“tercer debate” de la historia de la disciplina.Ibídem. pp. 235-239. Si hasta este momento doshabían sido las interpretaciones del tercer debate,debate estatocentrismo/transnacionalismo, caracte-rístico de los años 70, y debate interparadigmático,representativo de la primera mitad de la década delos 80; Lapid añade el debate postpositivista comola interpretación que distingue la teoría de las rela-ciones internacionales desde finales de aquelladécada. (SMITH, Steve (1.995), “The self-Images of aDiscipline: A Genealogy of International RelationsTheory”, en BOOTH, Ken & SMITH, Steve (eds.),International Relations Theory Today. Cambridge,Polity Press, pp. 18-26). Este es el rasgo más notablede la autoimagen de la disciplina, un conjunto deescisiones que dan lugar a distintos debates. Noobstante, si existe consenso sobre los enfoques quese enfrentan en los dos primeros debates, y hayacuerdo en que una de las partes del tercer debatees el neorrealismo, no está claro, como se ha alu-dido, quien es el adversario de este último. Aloponente apuntado por Lapid, el “postpositivismo”,se añaden: los “globalistas”, para R. Maghroori y B.Ramberg; los “pluralistas” y “estructuralistas” enautores como M. Banks, M. Hollis y S. Smith; “glo-balistas” y “neomarxistas” en K. Holsti; el “paradig-ma transaccional” y el “paradigma globalista”, paraT.L. Knutsen; las “aproximaciones a la sociedadmundial” y los “enfoques estructurales” en M. Olsony A.J.R. Groom; la “interdependencia” y el globalis-mo”, para O. Waever; o la “Teoría Critica de lasRelaciones Internacionales”, en J. George y R.Brown. GOLDMANN, Kjell (1.996), “InternationalRelations: An Overview”, en GOODIN, R.E & KLINGE-MAN, H.D. (eds.), A New Handbook of PoliticalScience. Oxford, Oxford University Press, p. 403.

10. En ese sentido, Esther Barbé ha señaladoque “Las cuatro grandes cuestiones, que nos permi-ten ordenar el trabajo teórico más reciente en rela-ciones internacionales, son las siguientes: 1. laestructura del sistema internacional en la posguerrafría; 2. las tendencias de carácter contradictorio quedinamizan el sistema en base a las lógicas de frag-mentación y de integración; 3. la nueva concepciónde la seguridad; y 4. el papel del individuo y los prin-cipios en la nueva sociedad internacional”. BARBE,E. (1.995), Relaciones Internacionales. Madrid, Tec-nos, p. 272, (la negrilla es nuestra).

11. Así lo reconoce Michel Girard al apuntar que“Debido a la hegemonía de las construccionesinterestatales en el mundo, los individuos han sidoforzados, durante un cuarto de siglo, a abandonar

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casi totalmente una escena teórica en la que amenudo no habían jugado más que papeles secun-darios” y, aunque volvieron ocasionalmente a lamisma, con las diversas concepciones que intentaronacabar con esa hegemonía, lo hicieron, como señalael autor, como miembros sujetos a entidades másamplias “(grupos, clases, pueblos, sociedades, ONG,fuerzas transnacionales, sociedad mundial, humani-dad…) en el seno de las cuales estaban convidadosa desvanecerse en silencio, como fantasmas”. GI-RARD, Michel (1.992) “Turbulence dans la théoriepolitique internationale ou James Rosenau, inven-teur”, Revue Française de Science Politique, nº 4(août), pp. 640 y 641.

12. LINKLATER, Andrew (1.990), Men and Citi-zens in the Theory of International Relations.London, Macmillan, 2nd. ed. Representativa de lateoría crítica, y desde planteamientos normativos,esta obra parte de la oposición entre particularismoy universalismo que subyace a dichos planteamien-tos, y distinguiendo entre nuestra identidad de hom-bres y nuestra identidad de ciudadanos, trata deresponder a dos cuestiones: por un lado, ¿cuáles sonlos derechos y obligaciones de los individuos en sucalidad de miembros de la humanidad?; y, ensegundo lugar, ¿cuáles son sus derechos y obligacio-nes en tanto ciudadanos de un Estado?.

13. ROSENAU, James N. (1.990), Turbulence inworld politics. A theory of change and continuity.Princenton, Princenton University Press.

14. Esta especial atención al trabajo de Rosenauno estará, sin embargo, ausente de críticas, centradasfundamentalmente en el tratamiento que otorga ensu análisis al cambio radical y reciente de la políticainternacional. El postulado de partida de Turbulencein world politics, en ese sentido, es la transformaciónsufrida, desde los años 50, por los principios orga-nizadores y reguladores -“parámetros”, en palabrasdel autor- establecidos en el Tratado de Westfalia, ycuyo resultado no es otro que la definición de unmundo, imprevisible y caótico, caracterizado, entreotros factores, por la intensificación de la interde-pendencia, la proliferación de “actores libres desoberanía”, la alteración de las identidades bajo losefectos contradictorios de la centralización y lafragmentación, así como por la reorientación de loslazos de autoridad y lealtad que unen a los individuos.Este cambio radical del mundo se convierte en la obrade Rosenau en una táctica, más o menos consciente,para argumentar la novedad del redescubrimiento delindividuo en la teoría internacional sin entrar en unacrítica frontal con las concepciones establecidas,generando, en ciertos momentos, como ha apuntadoMichel Girard, un obstáculo para la investigación.(GIRARD, Michel (1.994), “Le retour des individus dansla politique internationale: illusions et invention”, enGIRARD, Michel, Les individus dans la politiqueinternationale. Paris, Economica, pp. 17 y 18).Escapando de dichos obstáculos, y desde un diálogocrítico con Rosenau y otras aportaciones teóricas,analizaremos las variables que han llevado a la teoríaa renovar su interés por el individuo como actorinternacional.

15. Siguiendo a Holm y Sorensen, dos son lasinterpretaciones del término globalización,subdividiéndose ambas, en virtud del alcance delcambio, en dos dimensiones diferentes. Una de ellas,aquella en la que la globalización es concebida comoun proceso exclusivamente económico, entiende éstaya como “un incremento de la internacionalizacióndel intercambio económico”, ya como “la emergenciade una economía global cualitativamente nueva”;junto a ella, la segunda interpretación incluyeaquellos análisis en los que la globalización deriva,en tanto proceso de cambio social, bien en “unincremento de las interconexiones entre pueblos yentre individuos”, bien en “un cambio fundamentalde las condiciones de vida de los pueblos”. (HOLM,Hans-Henrik & SORENSEN, Georg, Op. Cit. pp. 4 y 5).Este cambio social cualitativo, inmerso en el conceptode globalización de autores como Rosenau, entrañaun movimiento, en palabras de Holm y Sorensen,hacia una “sociedad globalizada”, en la que “losEstados coexisten con multitud de otros importantesactores, desde individuos y organizacionessubnacionales a redes supraestatales de goberna-bilidad regional y global”. (HOLM, Hans-Henrik &SORENSEN, Georg (1.995), “International RelationsTheory in a World of Variation”, Ibídem. p. 189).Desde esta perspectiva, Martin Shaw describe lasociedad internacional, a la que caracteriza laexistencia de “un sistema económico global, conproducción y mercados coordinados a escala mundial,elementos de una cultura global y redes de comu-nicación mundiales”, y en la que “globalmente vibranlas ideas y la posibilidad de una acción políticacoordinada”. SHAW, Martin (1.994), Global Societyand International Relations. Cambridge, Polity Press,p. 3.

16. Las razones de este cambio se sitúan en laintensificación de las redes de conexión, relación ycontacto que, en todas las áreas de la actividadhumana, la globalización ha originado, al engendrarun proceso a través del cual, como ha apuntadoMcGrew, “acontecimientos, decisiones y actividadesen una parte del mundo pueden llegar a tenerconsecuencias significativas para los individuos ycomunidades en partes bastante distantes del globo”.(McGREW, Tony (1.992), “A global Society”, en HALL,Stuart; HELD, David & McGREW, Tony (eds.),Modernity and its Futures. Cambridge, Politiy Press,pp. 13 y 14). Esta creciente influencia de acon-tecimientos y sucesos lejanos en el contexto donde elindividuo realiza su actividad diaria implica reconocerque la globalización envuelve una “reordenación deltiempo y el espacio”, como reconoce AnthonyGiddens; o la “comprensión del mundo”, en palabrasde Roland Robertson; reordenación o comprensiónque han incrementado, como sostiene este último,“la conciencia del mundo como un todo”. (GIDDENS,Anthony (1.990), The consequences of Modernity.Cambridge, Polity Press, pp. 18 a 21; y ROBERTSON,Roland (1.992), Globalization. Social Theory andGlobal Culture. London, SAGE Publications, pp. 8 y184). Esta intensificación de un sentimiento depertenencia global es atribuida esencialmente a los

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medios de comunicación electrónicos, capaces, comoha manifestado David slater, “de conducir la atencióninmediata de la audiencia a acontecimientos enlugares distintos”. SLATER, David (1996), “A CriticalGeopolitics of North-South Relations”, en KOFMAN,Eleonore & YOUNGS, Gillian (eds.), Op. Cit. p. 277.Todo ello no quiere decir que lo “local” ya no sea unelemento definidor de la vida social sino que nuestrasexperiencias no coinciden con el emplazamiento enel que se desarrollan; en otras palabras, que vivir enun único lugar, como ha afirmado Ulrich Beck, “nosignifica ya vivir con los demás”, y que vivir con losdemás “no significa ya vivir en un único lugar. BECK,Ulrich, Op. Cit. p. 111.

17. BOUTROS-GHALI, Boutros, Op. Cit. p. 87. Estaconsideración de Boutros-Ghali permite enlazar lateorización sobre la globalización con un proceso defragmentación, característico igualmente de lasociedad internacional de la posguerra fría, que semanifiesta no sólo a nivel de los sistemas socialesinternos, tal como expone el ex Secretario Generalde las Naciones Unidas al significar el crecimiento dela sociedad civil, sino también a nivel global. Comoél mismo ha planteado: “Hemos entrado, a nivelmundial en una era de transición caracterizada portendencias singularmente contradictorias. Hayasociaciones continentales de Estados que elaboranmecanismos para fortalecer la cooperación y suavizaralgunas de las características contenciosas desoberanía y nacionalismo. Se desdibujan las fronterasnacionales entre el avance de las comunicaciones y elcomercio mundial, así como por obra de las decisionesde los Estados de ceder ciertas prerrogativassoberanas a asociaciones políticas comunes de mayorenvergadura. No obstante, al mismo tiempo, se hacennuevas y violentas declaraciones de nacionalismo ysoberanía, y la cohesión de los Estados se veamenazada por brutales luchas étnicas, religiosas,sociales, culturales o lingüísticas”. (BOUTROS-GHALI,Boutros (1.992), Un programa de paz. Diplomaciapreventiva, establecimiento de la paz y mante-nimiento de la paz. Memoria del Secretario Generalsobre la labor de la Organización, documento A/47/277 (S/24111). Nueva York, Naciones Unidas, 17 dejunio, párrafo 11). Planteamiento que incorporaademás la tendencia a la integración que, singu-larizando también nuestra sociedad internacional,está ocurriendo paralelamente y al igual que lafragmentación como respuesta a o producto delproceso de globalización. Así lo corroboran Hans-Henrik Holm y Georg Sorensen al apuntar que,aunque la globalización “ha significado unaintegración creciente para los países de la Orga-nización para la Cooperación y el DesarrolloEconómicos (OCDE)”, en la antigua Yugoslavia y otroslugares, “los movimientos etnonacionalistas empujana la fragmentación…”. (HOLM, Hans-Henrik &SORENSEN, Georg, “What has change?”, Op. Cit. p.6). Con todo ello, a la descripción de la globalizacióncomo proceso, añadimos su caracterización como unfenómeno dialéctico que estimula el universalismo yel particularismo, la integración y la fragmentación,la diferenciación cultural y la homogeneización.

18. BOUTROS-GHALI, Boutros, Global leadershipafter the cold war, Op. Cit. p. 87. También en estesentido se ha manifestado Robin Brown al afirmarque, como consecuencia de la ampliación delhorizonte de acción política que se deriva de lacomprensión del espacio resultante de la globa-lización, “nuevas posibilidades, valores, aliados, yenemigos se abren a grupos e individuos, y el mundose convierte en un lugar más grande que contienemás posibilidades”; por ejemplo, añade el autor, “unmovimiento transnacional emerge para salvar elhabitat de los indios amazónicos”. BROWN, Robin(1.995), “Globalization and the end of the nationalproject”, en MACMILLAN, John & LINKLATER, Andrew(ed.), Boundaries in question. New Directions inInternational Relations. London, Pinter Publishers, p.56.

19. En oposición a la tradición comunitarista, elcosmopolitismo –con sus raíces en la Ilustración, yparticularmente en los escritos filosóficos y políticosde Kant- privilegia el universalismo frente alparticularismo, eje de los autores comunitaristas, ydesde los presupuestos avanzados por Linklaterprioriza nuestra identidad de hombres, de miembrosde la humanidad. Fruto de ello, esta corriente de lateoría normativa concibe el individuo como un“sujeto moral autónomo” y, como parte del amplioconjunto que conforma la especie, “la fuente últimade los valores morales”, siendo, en última instancia,la legitimidad de las estructuras sociales,particularmente el Estado, “instrumental, derivada ycontingente a su capacidad de hacer posible larealización de la autonomía humana”. Especialmenteesclarecedor de la acción individual, en ese contexto,es su razonamiento sobre la justicia distributiva,donde el cosmopolitismo afirma que todos los sereshumanos, como agentes morales autónomos, “tienenobligaciones generales hacia otros compartidas porsu común humanidad que no pueden ser anuladaspor consideraciones particularistas de comunidadesseparadas”, siendo las diferencias entre esascomunidades “moralmente irrelevantes” al no pro-porcionar “una base para priorizar a sus conciuda-danos sobre otros seres humanos”. (HOFFMAN, Mark(1.994), “Normative international theory: approachesand issues”, en GROOM, A.J.R. & LIGHT, Margot (ed.),Contemporary International Relations: A guide totheory. London/New York, Pinter Publishers, pp. 29-35). Desde estos presupuestos cosmopolitas, elretorno actual del individuo a la teoría se traduce enun requisito para la restauración de una visión éticaen el pensamiento y la acción en relacionesinternacionales. Como ha afirmado Michel Girard: “lareconciliación duradera de la teoría empírica con lateoría normativa, que no parecía por otra parteconstituir por el momento una hipótesis muyprobable, supone asegurar el reencuentro armoniosode un individuo empírico y de un sujeto ético”.GIRARD, Michel, Les individus dans la politiqueinternationale, Op. Cit. 1.994, p. 20.

20. ROSENAU, James N., Turbulence in worldpolitics. A theory of change and continuity, Op. Cit.p. 114. Este individuo es también identificado por

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Seyom Brown, quien lo define como “todos nosotros–no importa donde podamos vivir en el mundo, cuálsea nuestra identidad nacional o religiosa, cuál seanuestro género, color, vestimenta, u ocupación.... “,“...como partes del todo, como sus arquitectos yconstructores, y como aquellos que tienen el derechoy la obligación de decidir sus políticas básicas y elegirsus gobernantes”. BROWN, Seyom (1.995), Newforces, old forces and the future of world politics.New York, Harper Collins College Publishers, p. 269.

21. Ibídem p. 118. Un actor internacional al queMichel Girard alude con la denominación “individuosordinarios”, como se constata en la tercera parte dela obra editada bajo su dirección, titulada:“Identificaciones y Fidelidades de los individuosordinarios”. (GIRARD, Michael, Les individus dans lapolitique internationale, Op. Cit.. p. 128). Términoadoptado también por Iñaki Aguirre. (AGUIRRE, Iñaki(1.997), “Voluntariado, solidaridades y teoríainternacional”, en Tiempo de Paz nº 44/45 (pri-mavera), p. 28). Por su parte, Esther Barbé se refierea él como “el común de los mortales”. Op. Cit.. nota97, p. 287.

22. ROSENAU, James N. (1.994), “Les individus enmouvement comme source de turbulence global”, enGIRARD, Michel (dir.), Les individus dans la politiqueinternationale, Op. Cit. p. 85. Como él mismo haejemplificado: “demasiadas plazas de las ciudades delmundo se han llenado últimamente de grandesmuchedumbres con una amplia variedad dedemandas, reapareciendo una y otra vez inclusoencarando los esfuerzos brutales de los gobiernospara reprimirlas, escalando de esta forma conflictosy solidaridades con una frecuencia que indica efectosde contagio que están transformando problemas deorden interno en procesos de orden global”.(ROSENAU, James N. (1.992), “Citizenship in achanging global order”, en ROSENAU, James N. &CZEMPIEL, Ernst-Otto (eds.), Governance withoutgovernment: order and change in world politics.Cambridge, Cambridge University Press, pp. 273 y274). Aunque él mismo advierte, no obstante, queciertos analistas se están preguntado si esta avalanchade acciones colectivas es sólo un fenómeno temporal,y si los ciudadanos no volverán a ser tan pasivos comoantes, reconoce que “hay buenas razones parapresumir que este tipo de fenómeno se ha convertidoen una característica permanente del paisaje políticoen un mundo que se ha vuelto turbulento por latransformación de sus parámetros fundamentales”.ROSENAU, James N., “Les individus en mouvementcomme source de turbulence global”, en GIRARD,Michel (dir.) , Les individus dans la politiqueinternationale, Op. Cit. p. 85.

23. Fundamentalmente originadas por las nuevasdimensiones de la agenda, las relaciones inter-nacionales extraordinarias son, en palabras de RichardFalk, “la actividad transnacional de las fuerzas socialescentradas en los derechos humanos, la democracia, yel desarrollo sostenible”. FALK, Richard (1.993), “Theinfancy of global civil society”, LUNDESTAD, GEIR &WESTAD, Odd A. (ed.), Beyond the cold war: newdimensions in International Relations. Oslo,Scandinavian University Press, p. 221.

24. Ibídem. p. 231. En ese mismo sentido, yconsiderando el papel central que las crisis globales,tanto socio-económicas, como medio ambientales ypolíticas, están jugando en la concreción de laconciencia global que representa el despertar de lasociedad civil, se ha expresado Martin Shaw alconstatar que, aunque a nivel institucional sus res-puestas son aún débiles, “agencias no guberna-mentales de derechos humanos, ayuda humanitariay medio ambiente, fomentadas desde occidente perocon alcance global, son formas importantes de laembrionaria sociedad civil global”. SHAW, Martin, Op.Cit. p. 23.

25. Tal como ha expuesto Boutros-Ghali, respectoa la nueva naturaleza de los conflictos armados, “losciviles son las principales víctimas y a menudo losprincipales objetivos”. BOUTROS, GHALI, Boutros(1.995), Supplement to an Agenda for Peace: PositionPaper of Secretary-General on the occasion of FiftiethAnniversary of the United Nations. Report of theSecretary-General on the work of the Organization,document A/50/60 (S/1.995/1). New York, UnitedNations, 3 january, párrafo 12.

26. Entendiendo el conflicto armado como unode los casos límites en los que se puede percibir elpapel del individuo como actor internacional,compartimos con Michel Girard que “La confron-tación, aunque fuera puramente hipotética, con lamuerte real (la suya propia y la de sus próximos) osimbólica (la descomposición y aplastamiento de sucolectividad de pertenencia), sitúa al individuocontemporáneo ante una prueba de verdad políticaen la que se revelan a la vez su poder y su fragilidad”.GIRARD, Michael, Les individus dans la politiqueinternationale, Op. Cit. p. 4.

27. BARBE, Esther, Op. Cit. p. 117. El significadoaquí del término autonomía no es otro que elincorporado en la pregunta: “¿qué libertad de accióntiene un actor cuando busca alcanzar sus objetivos?”.(HOCKING, Briand & SMITH, Michael (1.995), WorldPolitics. An Introduction to International Relations.London, Prentice Hall, 2

nd ed., p. 85). Siguiendo esta

concepción funcional, con la que se relega el principiode soberanía que hacía del Estado el único actor,Bruce Russett y Harvey Starr entienden también que“una entidad puede ser considerada actorinternacional si es tomada en cuenta en los cálculosy estrategias de los líderes de los Estados y si suscontinuas funciones tienen impacto en otros actoresde la escena mundial”. (RUSSETT, Bruece & STARR,Harvey (1.996), World Politics. The menu for choice.New York, W.H. Freeman and Company, 5

th ed., p.

64). Junto a él, nuestro trabajo comparte igualmentelos dos criterios que Caterina García Segura entiendeimprescindibles para concretar hoy una definiciónoperativa del concepto de actor internacional. Por unlado, la relatividad o temporalidad de esta condición,es decir, la consideración de que “ningún actor, niningún tipo de actor es eterno”; y, en segundo lugar,su diversidad, en otras palabras, “la posibilidad deconsiderar actores internacionales a categorías muydiversas”. GARCIA SEGURA, Caterina (1.993), “Laevolución del concepto de actor en la Teoría de lasRelaciones Internacionales”, en Papers, nº 41, p. 29.

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28. La globalización no ha derivado únicamenteen la apertura de las fronteras a los capitales ymercancías, a los movimientos migratorios y turísticos,o a los medios de comunicación e influenciasculturales extranjeras. Como ejemplifica el Informede la Comisión de Gestión de los Asuntos PúblicosMundiales, “también se han globalizado otrasactividades mucho menos benignas: el narcotráfico,el terrorismo, y el comercio de materiales nucleares”.(COMISIÓN DE GESTIÓN DE LOS ASUNTOS PÚBLICOSMUNDIALES (1.995), Nuestra Comunidad GlobalInforme de la Comisión de Gestión de los AsuntosPúblicos Mundiales. (originalmente con el título, Ourglobal Neighbourhood, traducción de CarlosRodríguez Braun). Madrid, Alianza Editorial, p. 30).En relación con estos nuevos riesgos -problemas, enpalabras de Boutros-Ghali-, pero respecto a un ámbitogeográfico más limitado, se ha expresado tambiénCarlos Alonso Zaldívar al apuntar que la globalización“está introduciendo en las viejas democraciashomogéneas de Europa niveles de pluralidad culturalsuperiores a lo habitual -en forma de minoríaslingüísticas, étnicas o religiosas, diferentes de las queformaron la comunidad original-(…)”, amenazando“con reabrir diferencias sociales que veníanreduciéndose”. ALONSO ZALDIVAR, Carlos, Op. Cit.p. 492.

29. A diferencia de las expresiones del procesoapuntadas anteriormente, otras manifestaciones dela globalización, esencialmente la extensión de laalfabetización y la difusión de los medios decomunicación, ayudadas por las innovacionestecnológicas y científicas, han incrementado lasoportunidades -posibilidades, para Boutros-Ghali- departicipación del individuo en la esfera internacional.Tal como ha expuesto también la Comisión de Gestiónde los Asuntos Públicos Mundiales, y como ejemplode ello, las nuevas tecnologías de la comunicación“han dado a las personas en los lugares más remotosun acceso inmediato al sonido y las imágenes de unmundo más amplio”, motivándolas “a expresar suinquietud y su solidaridad hacia los que están enlugares distantes, a contribuir a los esfuerzos poraliviar su situación y a exigir explicaciones y medidasa los gobiernos”. COMISIÓN DE GESTIÓN DE LOSASUNTOS PÚBLICOS MUNDIALES, Op. Cit. pp. 45 y 46.

30. Sin una guerra interestatal y derramamientode sangre significativo, sin la presencia deimportantes vanguardias políticas y organización, yen un espacio de tiempo muy limitado, este nuevoperíodo, como ha apuntado Fred Halliday, ha dejadotras de sí, entre otras características de la etapa deguerra fría, el fin “del conflicto interestatal que hadominado el mundo desde 1.945” y “de la con-frontación nuclear soviético-norteamericana”, el fin“del comunismo como fuerza política”, fenómenoéste confinado a Europa, y “el quebrantamiento dela URSS y de su acompañante sistema de alianzas”.(HALLIDAY, Fred (1.993), “The Cold War and ItsConclusion, Consequences for International RelationsTheory”, en LEAVER, Richard & RICHARDSON, JamesL., Charting the post-cold war order, Op. Cit. pp. 14-16). Acontecimientos que acabaron, entre otrasconsecuencias, con “un cierto “orden” internacional,

caracterizado por la bipolaridad y la dominación delas grandes potencias”, y han despertado “lastensiones que el enfrentamiento de los bloques habíamomentáneamente ocultado”. MERLE, Marcel(1.995), Bilan des Relations InternationalesContemporaines. París, Economica, pp. 96 y 97.

31. En ese sentido se ha expresado Esther Barbéal preguntar: “¿todo es cambio en la sociedadinternacional de la posguerra fría? O, por el contrario,¿hay continuidad?”, preguntas a las que Barbéresponde en los siguientes términos: “ambosfenómenos (cambio y continuidad) conviven en losacontecimientos internacionales desde 1.989”.(BARBE, Esther (1.994), “La Teoría de las relacionesinternacionales en la posguerra fría”, en Cursos deDerecho Internacional de Vitoria-Gasteiz 1.993.Bilbao, Tecnos/Universidad del País Vasco, p. 128).Igualmente, y a la vista de dos de los rasgos principalesque caracterizan esta sociedad: la relativa importanciadel poder militar frente al económico y la crecienteunión entre política exterior e interior, BriandHocking y Michael Smith estiman que “ambos son amenudo descritos como rasgos inherentes al sistemainternacional de la posguerra fría(…) pero ellos hansido crecientemente rasgos significativos de la vidapolítica desde al menos la década de los 70”.(HOCKING, Briand & SMITH, Michael, Op. Cit. p. 66).Y por su parte Hans-Henrik Holm y Georg Sorensenresumen estas posturas al afirmar: “está claro que elfin de la guerra fría es de crucial importancia; noobstante este acontecimiento sólo no puede explicarlos nuevos desarrollos en el sistema internacional.(…)el fin de la guerra fría necesita ser consideradojunto con el concepto de cambio social acumulado alargo plazo”. HOLM, Hans-Henrik y SORENSEN, Georg,“What has change?”, Op. Cit. p. 4.

32. Como afirmaba Geir Lundestad en 1.993, “eltérmino posguerra fría nos dice que la guerra fría haacabado, pero nos deja planteada la cuestión de sabercuánto es lo que en realidad ha cambiado”.LUNDESTAD, Geir (1.993), “Beyond the cold war: newand old dimensions in International Relations”, enLUNDESTAD, Geir & WESTAD, Odd A. (ed.), Op. Cit.p. 245.

33. ARENAL MOYUA, Celestino del, Op. Cit. p.84. Una caracterización similar de la sociedadinternacional actual se encuentra, en nuestro ámbitoacadémico, en: BARBE, Esther, Relaciones Inter-nacionales, Op. Cit. pp. 101-105; y MESA, Roberto(1.992), “Orden, sistema y nueva sociedadinternacional”, en MESA, Roberto, La Nueva SociedadInternacional . Madrid, Centro de EstudiosConstitucionales (C.E.C), pp. 268-271. Una sociedadinternacional que además se mueve hacia direccionesmuy variadas, siendo su desarrollo futuro difícil depredecir. En referencia a este último punto, varios hansido los términos que en los últimos años han tratadode calificar esta sociedad; entre ellos, y sin pretenderser exhaustivos, se hallan expresiones como “incer-tidumbre”, “imprevisibilidad”, e incluso, entre losmenos osados o atrevidos, “emergente”.

34. En referencia a ese alcance, y tomandoúnicamente los problemas medio ambientales,Andrew Hurrell plantea una pregunta, y un conjunto

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de respuestas, que podrían extenderse a muchas delas cuestiones que abarca la agenda internacionalactual: ¿por qué el medio ambiente ha llegado a seruna cuestión global?. Para el autor, las respuestas aesta pregunta se resumen en tres: “Primera, y másobvia, la humanidad está ahora afrontando una gamade problemas que son globales en el sentido en queafectan a todo el mundo y pueden ser manejadosefectivamente sólo sobre las bases de una coope-ración entre todos, o al menos un alto porcentaje, delos Estados del mundo…. Segundo, la escalada demuchos problemas medio ambientales originalmenteregionales o locales, tales como la extensión de ladegradación urbana, la deforestación, la deserti-zación, la salificación, o la carestía de agua ocombustible, ahora amenaza con claras repercusionesinternacionales; por reducir la base económica y eltejido social de Estados débiles y pobres, generandoo exacerbando tensiones intra- o inter-Estado yconflictos, y estimulando crecientes flujos derefugiados…. Esto conduce al tercer, y en muchosaspectos el más importante, rasgo de la globalización,el cual deriva de las complejas pero cerradasrelaciones entre la generación de los problemasmedio ambientales y la explotación de la ahoraefectivamente globalizada economía mundial”.(HURRELL, Andrew (1.995), “International PoliticalTheory and the Global Environment”, en BOOTH, Ken& SMITH, Steve (eds.), Op. Cit. pp. 130 y 131). MarcWilliams toma igualmente las consecuencias de ladegradación medio ambiental y las actuacionesencaminadas a solventarlas como ejemplo de laimposibilidad de mantener la distinción interno/externo en una era globalizada. La problemáticamedio ambiental, entiende, “toca cuestiones relativasa los derechos humanos, la democracia, especie,ideología y poder” y, aunque todas esas cuestiones“tienen manifestaciones locales, y hay diferentesgrados de relativa autonomía en la manera en quelas sociedades nacionales pueden responder a ellas”,son simultáneamente “cuestiones locales, nacionales,y globales”. (WILLIAMS, Marc (1.996), “Rethinkingsobereignity”, en KOFMAN, Eleonore & YOUNGS,Gillian (eds.), Globalization: Theory and Practice, Op.Cit. p. 118). La incorporación de este tipo de cues-tiones en la agenda ha hecho más significativos, comoha advertido Rosenau, “los procesos por los cualeslas dinámicas globales afectan al bienestar y losbolsillos de los individuos”. ROSENAU, James N.,Citizenship in a changing global order, Op. Cit. p. 275.

35. Buena parte de los conflictos armados delperíodo de posguerra fría pueden ser consideradoscomo un acontecimiento local o incluso regional,pero, como apuntan Briand Hocking y Michael Smith,“por los intereses que abarcan, tienen implicacionesglobales”. (HOCKING, Briand & SMITH, Michael, Op.Cit. p. 121). Globalización del conflicto armado quese desprende también de las consecuencias de losmismos, una vez que estas “transmiten sus efectosmás allá de los competidores”, abarcando “no sólootros gobiernos sino también otras economías,maneras de vida (precios de consumo, culturas,suministros de comida, libertades civiles, trabajos),incluso el medio ambiente natural”. (GURTOV, Mel

(1994), Global Politics in the human interest. Boulder,Lynner Rienner Publishers, 3th ed., p. 7). Finalmente,entre las variables determinantes de la globalizacióndel conflicto armado, se encuentra además el papelque la adquisición de armamento sigue jugando enesta sociedad internacional. En ese sentido se haexpresado Michael Shuman al afirma: “cuantos máspaíses adquieren armas nucleares, químicas obiológicas y les engastan misiles capaces de viajarcientos o incluso miles de millas, hay una mayorposibilidad de que un conflicto aislado se conviertaen una conflagración regional o global”. SHUMAN,Michael (1994), Towards a Global Village. London,Pluto Press, p. 12.

36. Imprecisamente definido por algunos teóricosde las relaciones internacionales, o erróneamenteutilizado por otros, fundamentalmente comosinónimo de globalización, el significado del términointerdependencia, por sentido común, como haexpresado Kal J. Holsti, “es que los acontecimientos,tendencias, y decisiones que ocurren en un lugarprobablemente están teniendo un impacto en otraparte”. (HOLSTI, Kal J. (1.995), International Politics.A framework for analysis. Englewood Cliffs, Prentice-Hall, 7th ed., p. 9). Una característica de la sociedadinternacional de la posguerra fría que, en últimotérmino, debe ser entendida, al igual que laglobalización, como una variable de larga duraciónpues, como ha señalado Esther Barbé, “se puedeapuntar que desde el final de la segunda guerramundial la sociedad internacional vive un procesoconstante de formación y de reestructuración que hatenido como resultado un aumento de lainterdependencia”. (BARBE, Esther, RelacionesInternacionales, Op. Cit. p. 102). Aunque, como sededuce de lo expuesto anteriormente, globalizacióne interdependencia significan relación, conexión, ocontacto, ambos términos no pueden ser identificadoscomo sinónimos. En ese sentido, y afirmandopreviamente que interdependencia “implica unacondición de vulnerabilidad mutua a los acon-tecimientos externos”, y dependencia “una condiciónde vulnerabilidad asimétrica”, Anthony G. McGrewentiende que “mientras el proceso de globalizaciónpuede generar interdependencias entre comunidadesnacionales, igualmente puede generar relaciones dedependencia y reforzar las desigualdades existentesen el sistema mundial”; no obstante, en palabrastambién del autor, la globalización “a menudoenvuelve poco más que interconexiones, lo queimplica sensibilidad, como opuesto a vulnerabilidad,a acontecimientos o acciones externas”. (McGREW,Tony, Op. Cit. p. 94). Sobre los conceptos desensibilidad y vulnerabilidad, ver: KEOHANE, Robert& NYE, Joseph (1.988), Poder e Interdependencia, Lapolítica mundial en transición. Buenos Aires, GEL, (ed.original 1.977), pp. 36 y ss.. En definitiva, laglobalización abarca tanto interconexiones comointerdependencia, pero las consecuencias del procesopueden ser radicalmente diferentes. Desde la teoríade las relaciones internacionales, como aludimos másarriba, ambos conceptos encierran además dosmaneras diferentes de pensar sobre el mundo, de lasque se desprende también que la globalización

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significa algo más que interdependencia. MarcWilliams resume ambas interpretaciones apuntandoque mientras los teóricos de la interdependencia “sehan centrado en la internacionalización de lasrelaciones internacionales”, los autores del para-digma de la globalización “argumentan un movi-miento hacia una sociedad global”, concentrándoselos primeros “en detallar las maneras en que lassociedades nacionales han llegado a estar másinterconectadas”, y enfatizando los segundos “latranscendencia de la base nacional y la creación deestructuras (genuinamente) globales”. WILLIAMS,Marc, Op. Cit. p. 116.

37. Además, a medida que cuestiones globalescomo la protección medio ambiental, las necesidadesy los recursos energéticos, la productividad y lagestión económica, la innovación científica y tec-nológica, o el acceso a la información entran en juego,el poder militar “es cada vez menos importante parala seguridad nacional e internacional”. GURTOV, Mel,Op. Cit. p. 15.

38. Creciente y significativa presencia en el juegointernacional de unas categorías de actores, cuyascaracterísticas y propiedades son tan variadas que,en palabras de Marcel Merle, “obliga a aprehenderlosbajo una forma negativa: los actores no estatales”.(MERLE, Marcel, Op. Cit. p. 16). Esta denominación,sin embargo, no es compartida por aquellos autoresque rechazan tanto el estatus secundario osubordinado que los actores no estatales adquierencon referencia al Estado, como que en una categoríase incluyan actores con estructuras, recursos, y formasde actuación muy diferentes. En relación con estaúltima consideración, y desde la imagen de unescenario que representa la sociedad internacional,y las organizaciones, grupos e individuos que en ellainteractúan entendidos como sus actores, BruceRussett y Harvey Starr afirman que la expresióntransmite la idea “de que diferentes actores tienendiferentes roles, que algunos ocupan la escena centraly son estrellas mientras otros son músicos parte delcoro”. (RUSSETT, Bruce & STARR, Harvey, Op. Cit. p.64). Frente al término “actores no estatales”, JamesN. Rosenau opta por la expresión “actores libres desoberanía”, más adecuada, a su juicio, para lacomprensión de las dos estructuras básicas quebifurcan hoy las relaciones internacionales: por unlado, el mundo estatocéntrico, que abarca al Estadocomo actor poseedor de soberanía; y, por otro lado,el mundo multicéntrico, donde, bajo la expresión“actores libres de soberanía”, se incluyen “cor-poraciones multinacionales, grupos étnicos, agenciasburocráticas, partidos políticos, gobiernos subna-cionales, sociedades transnacionales, organizacionesinternacionales y otros tipos de colectividades”. Enel marco de observación de Rosenau, la globalizaciónenvuelve el paso de una política internacional, dondeese mundo estatocéntrico domina y monopoliza eljuego internacional, a una política postinternacionalen la que los “actores libres de soberanía”, ademásde competir, pugnar, y cooperar en un mundomulticéntrico cada vez más autónomo, interactúancon los actores soberanos del mundo estatocéntrico.(ROSENAU, James N., Turbulence in world politics. A

theory of change and continuity, Op. Cit. p. 36).Evitando con Rosenau el término “actor no estatal”,al que con relación fundamentalmente a entidadescomo Naciones Unidas califica de ambiguo, PeterWillets propone referirse a las entidades que loconforman mediante dos categorías, los actorestransnacionales, y las organizaciones internacionales.(WILLETS, Peter (1.997), “Transnational Actors andInternational Organizations in Global Politics”, enBAYLIS, Jonh & SMITH, Steve (eds.), Op. Cit. p. 289).Aunque en cierta medida estas categorías hanexistido incluso antes del nacimiento del Estado-nación, puede afirmarse, como lo ha hecho Jessica T.Mathews, que “tanto en número como en impacto,los actores no estatales (o “libres de soberanía”,siguiendo a Rosenau) nunca antes se han aproximadoa su poder actual”. (MATHEWS, Jessica T. (1.997),“Power Shift”, en Foreign Affairs vol. 76, nº 1(january/february), p. 52) (el paréntesis es nuestro).

39. BARBE, Esther, Relaciones Internacionales,Op. Cit. p. 117.

40. ROSENAU, James N. & DURFEE, Mary (1.995),Thinking theory throroughly. Coherent approachs toan incoherent world. Boulder, Westview Press, p. 49.Con referencia a este creciente número y significadode los “actores no estatales”, siguiendo ladenominación de Marcel Merle, o de los “actoreslibres de soberanía”, en términos de Rosenau, seexpresa también Mel Gurtov al afirmar que, aunque“la diplomacia Estado-Estado permanece como algofijo en política internacional”, es ahora completada,y en algunos casos incluso desplazada o sobrepasada,“por las actividades de grupos no gubernamentales(organizaciones de derechos humanos, tales comoAmnistía Internacional, y varios programas deasistencia persona-persona); por movimientospopulares para el cambio social (como los movi-mientos antinuclear, ecológico, y feminista quecoordinan sus esfuerzos alrededor del mundo); pormovimientos transnacionales religiosos y políticos(como la teología de la liberación y el partido verdeen Europa y América del Norte); por poderosascorporaciones transnacionales, bancos e institucionesfinancieras (como el Banco Mundial y el FondoMonetario Internacional (FMI)); y ocasionalmente porindividuos que actuan como agentes transnacionales-ciudadanos mundiales, al efecto- tales como elreverendo Jesse Jackson cuando viajó a Siria, en mediode su campaña electoral en 1.984, para negociar laliberación de un piloto americano”. GURTOV, Mel,Op. Cit. p. 11.

41. Como ha señalado Marc Williams, “la muertedel Estado ha sido planteada a menudo en relacionesinternacionales”, siendo la globalización “la últimaen una larga lista de asesinos”. (WILLIAMS, Marc, Op.Cit. p. 115). Como tema recurrente en la disciplina,ya en la década de los 50, John Herz analizaba losdesafíos que la era nuclear planteaba al Estado,afirmando que las armas nucleares lo introducían enuna “nueva condición de permeabilidad”, de pérdidade poder protector. (HERZ, John (1.973), The Nation-State and The Crisis of World Politics. New York, DavidMcKay Company, p. 121). Sobre este particular,también del mismo autor, ver: “Rise and Demise of

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the Territorial State”, en World Politics vol. 9 (1.957),pp. 473-493); y “The Territorial State Revisited:Reflections of the Future of the Nation-State”, enPolitiy vol. 1 (1.968), pp. 13-34. Asimismo, teóricospluralistas como Robert Keohane, Joseph Nye,Michael Banks y Richard Mansbach alegan, conanterioridad a los defensores de la globalización, laerosión de la capacidad del Estado para gestionar supolítica interna y actuar independientemente en lasrelaciones internacionales, negando su supremacía enla esfera internacional como consecuencia de lacombinación de las fuerzas de la interdependencia yel transnacionalismo. Sobre este particular, ver:KEOHANE, R. & NYE, J., Op. Cit. ; BANKS, M. (ed.)(1.984), Conflict in World Society. A New Perspectiveon International Relations. Brighton, WeatsheafBooks; MANSBACH, R.W. et ali. (1.976), The Web ofWorld Politics. Englewood Clifs, Prentice Hall.Finalmente, entendiendo y calificando el momentoactual como la era de la globalización, Julian Saurinparte de la consideración de que “los Estadossoberanos no siempre han existido; y un día, dejaránde existir”, para afirmar posteriormente que “sólorechazando la primacía analítica dada a priori alEstado puede uno comenzar a aproximarse a unaexplicación creible del cambio social”. (SAURIN, Julian(1.995), “The end of International Relations?. TheState and International Theory in the age ofglobalization”, en LINKLATER, Andrew &MACMILLAN, John (eds.), Op. Cit. p. 258). En estetrabajo, Saurin sostiene que la era de la globalizaciónmarca el fin de las Relaciones Internacionales comodisciplina estatocéntrica.

42. Siguiendo a Michel Girard, excluimos lacategoría de los decisores políticos de nuestras consi-deraciones porque compartimos con él que “ellos son,a pesar de las apariencias contrarias que permiten laidentificación de gentes ordinarias en su persona,mucho más y otra cosa que individuos”. GIRARD,Michel, Les individus dans la politique internationale,Op. Cit. p. 12.

43. En este último sentido, Seyom Brown consi-dera que hoy en día “los individuos están proba-blemente encontrando que sus aliados en unacuestión son sus oponentes en otra, el enemigo dehoy bien puede ser el amigo de mañana, depen-diendo de la materia de la cuestión alrededor de lacual el conflicto o la cooperación está pivotando enel momento”.BROWN, Seyom, Op. Cit. p. 6.

44 . ROSENAU, James N., “Citizenship in achanging global order”, en ROSENAU, James N. &CZEMPIEL, Ernst-Otto (ed.), Op. Cit. p. 275. Laextensión y significado de estas innovaciones eninformación y conocimiento han llevado a avanzardistintos apelativos para nuestra época: la “sociedadde la información”, la “era de la información”, la“sociedad postindustrial”, o la “sociedad delconocimiento”, entre otros.

45. Medios de comunicación e información comoel coche, el avión, el tren, el teléfono o Internetfranquean el tiempo y el espacio, y crean, comosostiene Ulrich Beck, “proximidades en la distancia ydistancias en la proximidad -o ausencias in situ-”.(BECK, Ulrich, Op. Cit. p. 111). No obstante, y como

venimos apuntado, la reducción de las distanciasentre los individuos, generada por este conjunto defenómenos derivados y definidores de la globa-lización, no debe ser entendida en términos abso-lutos, pues, aunque ello es cierto con referencia arealidades como la lejanía kilométrica, nuevasbarreras, esencialmente sociales y económicas, seafirman como consecuencia de los efectos desigualesque de ella se desprenden. En ese sentido, frente a laextendida imagen que ciertos defensores de laglobalización, y verdaderamente no sólo ellos,transmiten de la sociedad internacional como una“aldea global”, en la que todo ocurre a todos almismo tiempo, compartimos con el Grupo de Lisboaque “hay una gran diferencia entre “percibir” unasituación donde las personas están “reunidas” en unaarena mundial viendo la misma actuación (¡y no todasestán invitadas!), y “vivir” la experiencia comunitariade compartir las metas, medios y acciones que la“aldea” mundial evoca”. THE GROUP OF LISBON(1.994), “Images of the Global World”, en Trans-national Association nº 6, p. 322.

46. Sobre este particular, ver: Ibídem. pp. 322 yss.; ROSENAU, James N., Turbulence in world politics.A theory of change and continuity, Op. Cit. pp. 339 yss.; y SPYBEY (1.996), Tony, Globalization and worldsociety. Cambridge, Polity Press, pp. 110 y ss.. Cifrasque reafirman el mencionado carácter, desigual, nouniforme, o no universal, de la globalización, alevidenciar la existencia de graves desequilibrios tantoen el acceso a la información como en la distribuciónincluso de la tecnología más básica. Una realidad estaúltima que ha sido constatada por la Comisión deGestión de los Asuntos Públicos Mundiales al apuntar:“Dos millones de personas -más de 1 de cada 3individuos del mundo- carecen de electricidad. En1.990, Bangladesh, China, Egipto, India, Indonesia yNigeria tenían en total menos conexiones telefónicasque Canadá, que apenas cuenta con 27 millones dehabitantes”, una disparidad que se repite, comoapostilla la Comisión, “en la propiedad de los satélitesde comunicaciones, la clave de la globalización delos medios”. COMISIÓN DE GESTIÓN DE LOS ASUNTOSPÚBLICOS MUNDIALES, Op. Cit. p. 46.

47. ROSENAU, James N. (1.992), “The Relocationof Authority in a Shrinking World”, en ComparativePolitics vol. 24, nº 3 (april), p. 263. Estos efectos de latelevisión, unidos a las consecuencias generadas porotros sistemas de comunicación, no se limitan alámbito internacional, adquiriendo gran relevancia,como ha afirmado también la Comisión para laGestión de los Asuntos Públicos Mundiales, en algunospaíses, donde “han llevado a las personas las noticiassobre hechos nacionales que no están disponibleslocalmente”. Ibídem. p. 45.

48 . Como afirma Rosenau, nadie necesita“conocer la capital de Pakistán –incluso puede con-fundirse su nombre o localización- para comprenderla importancia de acontecimientos inquietantes ylejanos y para saber ponerlos en relación con sumundo familiar y sus intereses inmediatos”, la aptitudanalítica de los individuos depende de otrasexperiencias que no tienen relación con el nivel deinformación. La experiencia política, como él mismo

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ha ejemplificado, “puede ser adquirida al seno de lafamilia, en el medio de trabajo o a través de las crisisde los grupos sociales de pertenencia, por mencionarlas fuentes más manifiestas”. ROSENAU, James N., Lesindividus en mouvement comme source de turbulenceglobal, Op. Cit. pp. 83 y 84.

49. Estos tres argumentos son negados poraquellos teóricos que, erróneamente a juicio deRosenau, se muestran escépticos a reconocer alindividuo como actor internacional bien porque, enalgunas ocasiones, subestiman “la extensión de lascrisis de autoridad inherentes a nuestro período deturbulencia global”, bien porque, en otros casos,destacan “las inmensas lagunas que pueden existiren ellos en materia de información sobre los asuntosmundiales”, o ponen el acento “en el hecho de queuna persona aislada no tiene ni acceso adecuado alos procesos políticos, ni influencia suficiente sobreellos para pretender tener un impacto políticosignificativo”. ROSENAU, James N., “Les individuscomme source de turbulence global”, en GIRARD,Michel (dir.) , Les individus dans la politiqueinternationales, Op. Cit. p. 83.

50. Seyom Brown afirma, en ese sentido, quecuestiones como la presión de la población humanay de la industrialización global sobre los recursos delplaneta, la amplitud y profundidad de lainterdependencia material de los pueblos, elcrecimiento del transnacionalismo económico, y lacreciente movilidad mundial de la gente y lainformación, han generado una situación, que élcalifica de “poliarquía global”, en la que “Estadosnacionales, grupos subnacionales, e intereses ycomunidades transnacionales están compitiendo porel apoyo y lealtad de los individuos...”. BROWN,Seyom, Op. Cit. p. 253.

51. ROSENAU, James N., The Relocation ofAuthority in a Shrinking World, Op. Cit. p. 256. Desdeel punto de vista teórico, está recolocación de laautoridad era adelantada por Hedley Bull hacedécadas en los siguientes términos: “Si los Estadosmodernos están compartiendo la autoridad sobre susciudadanos, y su habilidad para dominar sus lealtades,de un lado con autoridades regionales y mundiales,y de otro lado, con autoridades subestatales osubnacionales, de manera que el concepto desoberanía cesa de ser aplicable, una forma medievalde orden político universal puede decirse que haemergido”. Un nuevo medievalismo que nos fuerzaa pensar en términos de comunidades políticasglobales, regionales, transnacionales, nacionales ylocales. (BULL, Hedley (1.977), The Anarchical Society.London, Macmillan, p. 246). Desde entonces, estacuestión se ha convertido, en un tema recurrente enRelaciones Internacionales, adquiriendo una mayorrelevancia en las últimas décadas, fundamentalmentede la mano de los defensores de la globalización.Jessica T. Mathews plantea, en ese sentido, laposibilidad de que los Estados “dejen de sersimplemente la unidad natural para la resolución deproblemas”, en un momento en el que el gobiernolocal “dirige el creciente deseo de un papel en la tomade decisiones por parte de los ciudadanos”, y lasentidades transnacionales, regionales e incluso

globales “se ajustan mejor a las dimensiones de lastendencias de la economía, los recursos y laseguridad”. MATHEWS, Jessica T., Op. Cit. pp. 65 y66.

52. GIRARD, Michel, “Le retour des individus dansla politique internationale: illusions et invention”, enGIRARD, Michel (dir.), Les individus dans la politiqueinternationale, Op. Cit. p. 20.

53. Este ejemplo ilustra, en palabras de Girard,la profundidad que “la mitología individual esactualmente susceptible de ejercer sobre lafabricación de un símbolo político de alcancemundial”. Ibídem.

54. Michael Nicholson define turbulencia como“un cambio de una rapidez sin precedentes que semanifiesta en todas direcciones”. NICHOLSON,Michael (1.994), “L’influence de l’individu sur lesystème international. Considérations sur lesstructures”, en GIRARD, Michel (dir.), Les individusdans la politique internationale, Op. Cit. p. 109.

55. Ibídem. pp. 114 y 125. El incremento de laincertidumbre, como consecuencia del aumento delnúmero de actores, y de la multiplicación de intereses,objetivos y ambiciones que de ello se derivan, provocalo que Nicholson denomina “la paradoja de laparticipación”, y que él mismo resume en lossiguientes términos: “Cuanto menos numerosos yheterogéneos son los miembros de un sistema, elsistema es más ordenado y las consecuencias de unaacción particular previsibles. Al contrario, cuanto másabierto está el sistema a nuevos miembros (es lo queentendemos aquí por participación), se vuelve difícilde predecir y, de golpe, tomar una acción eficaz”.Ibídem. p. 116.

56 . Con relación a las interpretaciones ovaloraciones incorporadas por los medios, semanifiesta Gerstle al apuntar: “la espectacularizaciónde la información, fuertemente asociada a sufabricación audivovisual, se acomoda muy bien a lapersonalización de situaciones políticas, a su potencialdramático o dramatúrgico, a la esquematización deidentidades confinadas al estereotipo y a ladiabolización”. GERSTLE, Jacques (1.994), “Ralliementet identification au président dans les crisesinternationales”, en GIRARD, Michel (dir.), Lesindividus dans la politique internationale, Op. Cit. pp.143 y 144.

57. En ese sentido se expresa la organizacióninternacional no gubernamental Médicos sinFronteras al relatar la tragedia vivida en Goratze enla primavera de 1.994: “el 5 de abril los asaltantesatravesaban las líneas bosnias y llegaban a cuatrokilómetros de la ciudad. La ciudad se convirtióentonces en un infierno para la población atrapadapor los bombardeos (...). Las decenas de víctimasdiarias de la ofensiva serbia morían en la indiferencia:una tragedia sin imágenes no adquiere realidad enla escena internacional”. MÉDICOS SIN FRONTERAS(1.995), Poblaciones en Peligro 1.995. Madrid, Acento,p. 69.

58. Constatando la mayor presencia en los mediosde comunicación de las violaciones masivas de losderechos humanos en los últimos años, AntonioRemiro afirma, en ese sentido, que la atención

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prestada en unos casos y desdeñada en otros hadeterminado que aquellos hayan sido “en ciertomodo los que han impuesto el número y orden de lasreacciones políticas que parecía reclamar la opiniónpública en los países más desarrollados”. REMIROBROTONS, Antonio (1.995), “Civilizados, bárbaros ysalvajes en el nuevo orden internacional”, en Cursosde Derecho Internacional de Vitoria-Gasteiz 1.994.Madrid, Tecnos/Universidad del País Vasco, p. 30.

59. Ahondando en nuestras consideracionesanteriores, estas respuestas están limitadas, como nosrecuerda Rosenau, “por la cultura, por las res-tricciones ambientales, por el papel de las expecta-tivas, por las memorias históricas y por determinantessituacionales”. ROSENAU, James N., Turbulence inworld politics. A Theory of change and continuity,Op. Cit. p. 50.

60. Con relación a este ultimo punto, Girard haapuntado: “Olvidado, negado, contestado, esqui-vado, superado, según los casos, el rey colectivo quees el Estado es, seguramente, la primera víctimadesignada de este riesgo de sub-evaluación que seencuentra agravado por la herencia proveniente delas críticas idealistas o transnacionalistas del Estado”.GIRARD, Michel, “Le retour des individus dans lapolitique internationale”, en GIRARD, Michel (dir.),Les individus dans la politique internationale, Op. Cit.pp. 17-19.

61. Como ha reconocido Mark Hoffman: “laúltima mitad de los años 80 conoció una extraor-dinaria serie de cambios en el sistema internacional.En la euforia inicial con respecto a esos aconte-cimientos hubo muchos que hablaron del ‘fin de lahistoria’, una nueva era de paz, un nuevo ordenmundial”. HOFFMAN, Mark (1.992), “Third-PartyMediation and Conflict-Resolution in the Post-ColdWar World”, en BAYLIS, John & RENGGER, Nicholas J.(ed.), Dilemmas of world politics. International issuesin a changing world. Oxford, Clarendom Press, p. 261.

62. PANOS INSTITUTE (1.995), Armas para luchar,brazos para proteger. Las mujeres hablan de laguerra.(originalmente con el título, Arms to fight,arms to protect, traducción de Tanja Grass, TiteBarbuzza, y Albert Mestres). Barcelona, Icaria/Antrazyt, p. 7.

63. Aludimos a la tesis del “fin de la historia” deFrancis Fukuyama, al “último paso de la evoluciónideológica de la humanidad y de la universalizaciónde la democracia occidental (frente al fascismo y elcomunismo), como forma ideal de gobierno”.(FUKUYAMA, Francis (1.990), “¿El fin de la historia?”,en Claves de la Razón Práctica nº 1 (abril), p. 85). Parauna consideración más detallada, ver del mismo autor(1.992): El final de la historia y el último hombre.Barcelona, Planeta.

64. Costatar “que cada minuto se gastan cercade dos millones de dólares en armas, que cada horamueren más de mil quinientos niños de hambre, quecada día se extingue una especia animal o vegetal,que cada año se desertiza un espacio equivalente atres cuartas partes de Corea, o que no menos de dostercios de los Estados miembros de las NacionesUnidas violan en distinta medida derechos humanosbásicos” puede ser, como ha afirmado Remiro, “una

forma escandalosa, demagógica, de presentar larealidad que, con seguridad, puede ofrecer datosestadísticos y comparaciones más amables”. Sinembargo, como él mismo apostilla, una repre-sentación menos negra ¿hará menos negros losaspectos negros de la realidad?. REMIRO BROTONS,Antonio, Op. Cit. pp. 27 y 28.

65. HOFFMAN, Mark, Op. Cit. p. 262. Bienentendido que algunas de las viejas causas de losconflictos armados, como ha señalado Robert Jewis,permanecen. Entre ellas: “los deseos de un mayorprestigio, rivalidades económicas, nacionalismoshostiles, perspectivas divergentes sobre/y valores delegitimidad incompatibles, enemistades religiosas, yambiciones territoriales”. JEWIS, Robert (1.991-1.992)“The future of world politics: will it resemble thepast?”, en International Security nº 16 (winter), p. 46.

66. BOUTROS-GHALI, Boutros, Document A/50/60 (S/1.995/1), Op. Cit. párrafos 10 y 12.

67. En este último sentido se ha expresado JoséMaría Mendiluce, respecto al conflicto armado enBosnia-Herzegovina, al apuntar que “no abundan lossantos en las guerras, más allá de los santos inocentes,que en este caso, en cientos de miles, han pagadocon su vida el ser distintos”. MENDILUCE, José María(1.996), El amor armado. Barcelona, Editorial Planeta,p. 125.

68. BROWM, Seyom (1.994), The causes andprevention of war. New York, St. Martin’s Press, 2nd

ed., p. 112.69. ARENAL MOYUA, Celestino del (1.995),

“Cambios en la Sociedad Internacional y Organizaciónde las Naciones Unidas”, en Jornadas sobre elCincuenta Aniversario de las Naciones Unidas. Madrid,Escuela Diplomática de Madrid/Asociación Españolade Profesores de Derecho Internacional y RelacionesInternacionales, p. 18.

70. Espacios tan reducidos como el que, tal comorelata la organización internacional no guber-namental Médicos sin Fronteras, ejemplifica el sur delSudán, donde el conflicto armado que vive esapequeña extensión territorial desde hace diez añosprovoca “el desplazamiento masivo de poblacionesque huyen de las matanzas y los bombardeos”, loscombates y la inseguridad “perturban la actividadagrícola e interrumpen los circuitos comerciales,generando así escasez y hambre”, esta utilización delhambre como arma “multiplica a su vez los despla-zamientos de poblaciones debilitadas, que parten enbusca de alimento y aceleran la difusión del KalaAzar”. MÉDICOS SIN FRONTERAS, Op. Cit. p. 171.

71. El siguiente relato de José María Mendilucees un buen ejemplo de dicha hipoteca: “Srebrenica,ciudad de unos seis mil habitantes antes de la guerra,estaba sitiada desde hace año y medio. Esta ofensivaserbia había aumentado su población en más deveinte mil refugiados. El avance de las fuerzas serbiaslos tenia ya a tiro. Y tiraban. Con temperaturas bajocero, sin abrigo y sin comida, se hacinaban en suscalles, bajo las bombas, miles y miles de mujeres yniños. Y seguían llegando. No había ni agua potabley esperábamos un desastre humanitario”.MENDILUCE, José María, Op. Cit. p. 169.

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72. En ese sentido se ha expresado David Rieff alapuntar que “fueron verdaderamente las cámaras detelevisión y no la OTAN, por no hablar de las NacionesUnidas, las que salvaron a Sarajevo de la masacre delmercado Central, a principios de 1.994”, para añadirposteriormente, “es cierto que la visión de 68 muertosy casi 200 heridos en el Mercado Central de Sarajevoprovocó por fin una reacción”, fue un acicate paraque “la OTAN insistiera en que los Serbios dejaran deuna vez por todas de lanzar proyectiles contraSarajevo”. (RIEFF, David (1.996), Matadero. Bosnia, elfracaso de Occidente. (originalmente con el título,Slaugtherhouse. Bosnia and the failure of the west.1.995, traducción de Marta Pessarodona). Madrid, ElPaís/Aguilar, p. 242). Una respuesta que, como hamatizado Mariano Aguirre, no fue ni rápida niunánime pues sólo “parte de la opinión pública, delos medios de comunicación y de las organizacionesno gubernamentales exigieron durante casi cuatroaños a los Estados que adoptasen medidas másefectivas para proteger a los bosnios musulmanes y adeterminados valores multiétnicos”. AGUIRRE,Mariano (1.995), Los días del futuro. La sociedadinternacional en la era de la globalización. Barcelona,Icaria-Antrazyt, p. 44. Yendo más allá del plan-teamiento de Rieff, Boutros-Ghali plantea en lossiguientes términos no sólo los pros, sino también loscontras, de las imágenes que la televisión transmitesobre ciertos conflictos armados: “tales imágenespueden ayudar a construir un apoyo para la acciónhumanitaria”, pero “tales escenas pueden tambiéncrear un medio ambiente emocional en el que la tomade decisiones efectiva pueda ser mucho más difícil”.BOUTROS-GHALI, Boutros, Document A/50/60 (s/1.995/1), Op Cit. párrafo 18.

73. BECK, Ulrich, Op. Cit. pp. 132 y 133.74. Una convergencia de los individuos en las

organizaciones internacionales no gubernamentalesque está íntimamente unida a su desarrollo en lasúltimas décadas, a través del que se han convertidoen participantes cruciales del proceso políticointernacional. (BOUTROS-GHALI, Boutros (1.994),“Statement by the Secretary-General of the UnitedNations on the ocasion of 47

th Conference of non-

gubernamental organizations”. New York, 20september”, reproducido en Transnational Associa-tion nº 6 (november/december), p. 337). Se hacerealidad, de esta manera, la actuación de un individuoque Rosenau ha definido como aquel que “pertenecea colectividades macro (el autor entiende como talesa los Estados, los subgrupos, y las organizacionestransnacionales) y que, en esta calidad, es unciudadano o miembro de una organización sujeto aagregación, movilización y control”. ROSENAU, JamesN., Turbulence in world politics. A Theory of changeand continuity”, Op. Cit. p. 118 (el paréntesis esnuestro).

75. RIEFF, David, Op. Cit. pp. 231 y 234.76. BOUTROS-GHALI-Boutros, Statement by the

Secretary-General of the United Nations on the

ocasion of 47th

Conference of non-gubernamentalorganizations, Op. Cit. p. 334. Como ha reiterado elex Secretario General de las Naciones Unidas en undocumento posterior, el ya citado, y coloquialmenteconocido como “Agenda para la Paz”, en laconsecución de esta última “deben participar tambiénlas organizaciones no gubernamentales, lasinstituciones académicas, los círculos comerciales yprofesionales, los medios de comunicación y elpúblico en general”. BOUTROS-GHALI, Boutros,Documento A/47/277 (S/24111), Op. Cit. párrafo 84.

77. Rosenau define al “actor privado” como elindividuo que “independientemente de su calidad demiembro en/o de su calidad de líder de colectividades,o es desintencionadamente arrastrado en las cascadasde la política mundial o es capaz, por circunstanciasespeciales, de ejercer acciones independientes en laarena global que pueden tener consecuencias en elcurso de los acontecimientos”. ROSENAU, James N.,“Les individus en mouvement comme source de tur-bulence global”, en GIRARD, Michel (dir.), Les indi-vidus dans la politique internationale, Op. Cit. p. 83.

78. Tal es el caso de todos aquellos individuosque participaron en el montaje de “Esperando aGodot”, puesto en escena por la escritora SusanSontag el año 1.993 en la sitiada ciudad de Sarajevo.Un montaje que entendemos, haciendo nuestras laspalabras de Juan Goytisolo, como “un alegato y ungrito de desesperación de la civilización, la tolerancia,y la cultura frente a la barbarie imperante en esosmomentos en la zona”. GOYTISOLO, Juan (1.993),Cuaderno de Sarajevo. Anotaciones de un viaje a labarbarie. Madrid, El País/Aguilar, p. 65.

79. Este último individuo indicado quedaríaejemplificado en la persona de José María Mendiluce,quien ha hablado abiertamente de la frustración queel conflicto armado en Bosnia-Herzegovina le supuso,“‘como miembro de la comunidad internacional’, porno ser capaz de hacer algo más”. Como ha remarcadoDavid Rieff, Mendiluce “no aceptaba que su papelcomo oficial de ACNUR le absolviera de susobligaciones como persona”. RIEFF, David, Op. Cit. pp.236 y 237.

80. Ibídem. p. 29.81. Rompiendo, de esta manera, con lo que él

mismo ha definido como la deshumanización de lateoría de las relaciones internacionales, es decir, consu tendencia constante a ignorar que “la sociedadinternacional, que, como sociedad humana que es,está constituida por un haz de relaciones en las quelos individuos, gobernantes o no, son sus actores ysujetos”, y que se expresa en la reducción de esasociedad internacional “a una sociedad interestatal,que ignora la naturaleza y dimensión humana de esasrelaciones sociales y problemas y la existencia de lapropia sociedad mundial en cuanto tal”. ARENALMOYUA, Celestino del, El nuevo escenario mundial yla teoría de las relaciones internacionales, Op. Cit. p.97.

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