Glosario Kant
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Universidad del Claustro de Sor JuanaColegio de HumanidadesFilosofíaEl pensamiento crítico: KantLourdes Aznavwrian Salas6to semestreDiana Angélica Saldaña Cantarey26 de enero de 2015
Glosario
A priori: Los elementos, principios, estructuras o conocimientos que
no tienen un origen empírico pues descansan en la naturaleza de la
propia Razón.
A posteriori: Es lo que tiene un origen empírico pues descansa en la
experiencia.
Antinomias: conflicto en el que entra la razón cuando pretende
pensar lo incondicionado.
Condiciones trascendentales: Kant distingue dos tipos de
condiciones que se han de cumplir para que podamos experimentar
un objeto: las condiciones empíricas y las condiciones a priori o
trascendentales. Las condiciones empíricas dependen de la
estructura empírica del sujeto –su circunstancia física y psicológica– y
son particulares y contingentes. Por ejemplo, para ver las letras
escritas en la pizarra algunas personas necesitan utilizar gafas. Las
condiciones trascendentales no dependen de las circunstancias o
peculiaridades empíricas del sujeto, sino que descansan en la
estructura misma de la mente. Estas condiciones son universales y
necesarias y no pueden dejar de darse ni modificarse ni con el
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desarrollo de la técnica ni con el avance de la ciencia. Estas
condiciones son las formas a priori de la Sensibilidad y las categorías
del Entendimiento.
Conocer: Es la síntesis de concepto e intuición: un concepto es
legítimo si es posible la intuición o percepción del objeto al que se
refiere; una intuición es conocimiento si disponemos del concepto
adecuado para pensarla.
Conocimiento a priori: El conocimiento independiente de la
experiencia y que descansa en la propia facultad de conocimiento.
Posee verdadera universalidad y estricta necesidad.
Conocimiento a posteriori: O conocimiento empírico. Es el
conocimiento basado en la experiencia y en último término en la
percepción. Nos dice qué es lo que existe y sus características, pero
no nos dice que algo deba ser necesariamente así y no de otra forma,
ni nos da verdadera universalidad. Este tipo de conocimiento tiene
carácter:
o particular: no puede garantizar que lo conocido se cumpla
siempre y en todos los casos;
o y contingente: el objeto al que atribuimos una propiedad o
característica es pensable que no la tenga.
Conocimiento trascendental: nuestro conocimiento de las cosas
puede ser empírico o a priori. Kant consideró oportuno averiguar
cómo es posible este segundo tipo de conocimiento; llama
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conocimiento trascendental al conocimiento que nos permite
comprender cómo es posible el conocimiento a priori. El conocimiento
trascendental no nos da información acerca del mundo, es más bien –
por utilizar nuestra forma de hablar– un metaconocimiento. O en
palabras de Kant: es el conocimiento que versa no sobre objetos sino
sobre nuestro modo de conocer a priori los objetos.
Categorías (o conceptos puros del entendimiento): Conceptos
innatos o no empíricos del Entendimiento, aunque legítimos por ser la
condición de posibilidad para pensar los objetos que se ofrecen a la
experiencia.
Dialéctica trascendental: Parte de la Crítica de la Razón Pura que
estudia la Razón para comprender su funcionamiento y estructura.
Recibe el nombre de “dialéctica” porque trata también los
argumentos dialécticos generados por el uso puro de la razón en su
afán por captar lo incondicionado, uso hiperfísico dice Kant. Kant
considera que la Razón siempre busca la condición o fundamento de
las cosas. Precisamente la investigación científica aparece como
consecuencia de este afán de la Razón por la comprensión de las
causas, condiciones o fundamentos de los fenómenos. Pero si el
funcionamiento espontáneo de la Razón no se limita por la crítica,
tenderá a pensar también la condición última de tres importantes
esferas: la condición o fundamento último de nuestra vida psíquica, la
condición o fundamento último del mundo físico y la condición o
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fundamento último de la totalidad de los fenómenos, tanto físicos
como psíquicos. Cuando la Razón actúa de este modo incontrolado
acabará pensando en los objetos tradicionales de la metafísica: el
alma, el mundo como totalidad y Dios. Kant creyó que este uso de la
razón –al que denomina dialéctico– es inadecuado y da lugar a
sofismas y contradicciones.
Entendimiento: Gracias a esta facultad somos capaces de
conceptualizar o utilizar conceptos para comprender lo que se da a la
percepción.
Filosofía crítica: Kant llama "filosofía crítica" al conjunto de
investigaciones filosóficas que tienen como principal preocupación
establecer los fundamentos y límites del ejercicio de la Razón. Las
tres conclusiones principales de la filosofía crítica son las siguientes:
o la mente humana no puede alcanzar un conocimiento de la
realidad en sí misma: el conocimiento metafísico le está
vedado al ser humano;
o el conocimiento sintético a priori es posible porque todo objeto
cognoscible tiene que someterse a las condiciones formales de
la experiencia que imponen nuestras facultades cognoscitivas;
o el acceso a lo metafísico, vedado a la esfera del saber, es
posible merced a la esfera moral.
Fenómeno: Los fenómenos constituyen el objeto de nuestro
conocimiento; no son las cosas en sí mismas sino sólo tal y como a
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nosotros se nos presentan, las cosas ya sometidas a la estructura de
nuestras facultades cognoscitivas: al tiempo y el espacio como
formas a priori de la Sensibilidad y a las categorías del
Entendimiento.
Forma: a priori de la sensibilidad. O intuiciones puras. Estructuras
aprióricas dependientes de la Sensibilidad impuestas por el sujeto a
todo aquello que pueda ser experimentado. El espacio y el tiempo.
Según Kant, el espacio y el tiempo no son rasgos que las cosas
tengan independientemente de nuestro conocimiento de ellas; el
espacio es la forma a priori de la Sensibilidad externa (o percepción
de las cosas físicas) y el tiempo la forma a priori de la Sensibilidad
interna (o percepción de la propia vida psíquica). Estas
representaciones no tienen un origen empírico, es decir no se extraen
de la experiencia sensible, sino que son su condición de posibilidad.
Gracias a estas formas de la Sensibilidad, el sujeto cognoscente
estructura las sensaciones proyectando todo lo conocido en la
dimensión espacio–temporal (las cosas físicas en el espacio–tiempo y
los fenómenos psíquicos en la dimensión meramente temporal). Las
formas a priori de la Sensibilidad (el tiempo y el espacio) se
denominan también intuiciones puras: "intuiciones" porque permiten
la intuición empírica (son el marco en el que se han de dar dicha
intuiciones) y "puras" porque no tienen un origen empírico.
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Idealismo trascendental: Kant utilizó la expresión “idealismo
trascendental" para designar su propia filosofía y distinguirla del
idealismo de Berkeley. Lo esencial de esta doctrina es la afirmación
de que el conocimiento humano sólo puede referirse a los fenómenos
y no a las cosas en sí mismas. Esta tesis implica, en primer lugar, que
en la experiencia de conocimiento el psiquismo humano influye en el
objeto conocido, y, en segundo lugar, la afirmación de los límites del
conocimiento humano.
Ideas: Conceptos de la razón referidos a objetos que nunca pueden
ser percibidos. Los propone la naturaleza misma de la razón y son
trascendentes porque superan los límites de toda experiencia. Las
ideas son representaciones puras –no empíricas– de la Razón, se
generan como consecuencia del peculiar funcionamiento de esta
facultad cognoscitiva (la búsqueda de lo incondicionado o
fundamento último de los fenómenos) y constituyen el objeto
tradicional de la metafísica: el alma, el mundo y Dios. No tienen un
uso constitutivo sino regulativo: aquello a lo que se refieren (el alma,
el mundo como totalidad y Dios) no puede ser objeto de conocimiento
(la metafísica no es posible como ciencia) pero sirven como
elementos reguladores y directivos de la actividad científica. Aunque
los objetos a los que se refieren estas ideas no se muestran en la
experiencia de conocimiento, no podemos rechazarlos absolutamente
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pues tienen un importante papel en la explicación de la experiencia
moral.
Imperativos: O mandatos. Principios prácticos objetivos que
describen cómo nos debemos conducir. Tienen carácter constrictivo.
Imperativo categórico (o imperativo apodíctico): Mandato con
carácter universal y necesario: prescribe una acción como buena de
forma incondicionada, manda algo por la propia bondad de la acción,
independientemente de lo que con ella se pueda conseguir. Declara
la acción objetivamente necesaria en sí, sin referencia a ningún
propósito extrínseco. Para Kant sólo este tipo de imperativo es
propiamente un imperativo de la moralidad. Kant consideró que
nunca se puede estar absolutamente seguro de que nuestra conducta
no haya estado motivada por un interés o por algún temor, y por ello
concluyó que cuando nos parece seguir un imperativo categórico
siempre es posible que el imperativo por el que nos regimos sea
hipotético.
o Fórmulas Del Imperativo Categórico
"Obra sólo según una máxima tal que puedas querer al
mismo tiempo que se torne ley universal"
"Obra como si la máxima de tu acción debiera tornarse,
por tu voluntad, ley universal de la naturaleza"
"Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu
persona como en la persona de cualquier otro, siempre
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como un fin al mismo tiempo y nunca solamente como un
medio"
"Obra como si por medio de tus máximas fueras siempre
un miembro legislador en un reino universal de fines".
Imperativo hipotético: Son los imperativos que prescriben una
acción como buena porque dicha acción es necesaria para conseguir
algún propósito.
Intuición: Experiencia inmediata de conocimiento. Kant sólo admite
la intuición sensible o percepción.
Juicios a priori: aquellos que no tienen su fundamento en la
experiencia sino en el ejercicio de la razón pura. Son universales y
necesarios.
Juicios a posteriori: se verifican recurriendo a la experiencia, son
juicios empíricos, se refieren a hechos. Tienen una validez particular y
contingente.
Juicios analíticos: aquellos en los que el significado del concepto
predicado está incluido en el significado del concepto sujeto. Estos
juicios son explicativos pero no extensivos, no añaden un
conocimiento nuevo al que ya teníamos en el concepto sujeto.
Ejemplo: los triángulos tienen tres lados.
Juicios sintéticos: aquellos en los que el significado del concepto
predicado no está incluido en el significado del concepto sujeto, por
lo que estos juicios añaden información, son extensivos. Para la
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filosofía empirista todos los juicios sintéticos tienen su fundamento en
la experiencia y son particulares y contingentes.
Juicios sintéticos a priori: por ser a priori no tienen su fundamento
en la experiencia, sino que descansan en la razón, por lo que son
universales y necesarios; por ser sintéticos, son extensivos, nos dan
información nueva. Ejemplo: 3 + 4 = 7.
Libertad: Capacidad de los seres racionales para determinarse a
obrar según leyes de otra índole que las naturales, esto es, según
leyes que son dadas por su propia razón; libertad equivale a
autonomía de la voluntad. La razón teórica no puede demostrar la
existencia de la libertad pues solo es capaz de alcanzar el mundo de
los fenómenos, mundo en el que todo está sometido a la ley de
causalidad, y por lo tanto en el que todo ocurre por necesidad
natural. Sin embargo, desde la perspectiva de la razón práctica, y si
queremos entender la experiencia moral, cabe la defensa de la
existencia de la libertad: si en sus acciones las personas están
determinadas por causas naturales, es decir si carecen de libertad,
no podemos atribuirles responsabilidad, ni es posible la conducta
moral; de este modo, la libertad es la ratio essendi (la condición de la
posibilidad) de la moralidad, a la vez que la moralidad es la ratio
cognoscendi (lo que nos muestra o da noticia) de la libertad.
Materia: En el ámbito del conocimiento, la materia es el conjunto de
sensaciones. Frecuentemente contrapuesto a la noción de forma, y
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particularmente en relación con los elementos constitutivos de los
fenómenos. En la Estética Trascendental nos pide Kant que
distingamos entre aquello que es consecuencia de la influencia de las
cosas sobre nuestra Sensibilidad y que llama sensaciones (la
materia), y el modo en que nuestro psiquismo organiza dichas
sensaciones imponiéndoles una forma: las formas a priori de la
Sensibilidad, el tiempo y el espacio.
Máximas: Son los principios prácticos subjetivos que describen el
modo de conducirnos dadas tales y cuales circunstancias. Las
máximas de conducta pueden ser buenas o malas.
Noúmeno: Las cosas en sí mismas, fuera de su relación con nuestro
modo de intuirlas o percibirlas; no son objeto de nuestros sentidos, ni
por lo tanto de nuestro conocimiento.
Principios prácticos: A diferencia de los principios teóricos, que son
juicios descriptivos de la realidad, los principios prácticos son juicios o
leyes o reglas que describen la conducta a la que se debe someter un
ser racional, describen −o prescriben− el deber ser.
Razón: En un sentido general, la Razón es la facultad formuladora de
principios. Se divide en Razón Teórica y Razón Práctica. No se trata
de dos razones distintas sino de dos usos de la misma y única razón.
En un sentido más restringido y en el contexto de la "Crítica de la
Razón Pura", la Razón es la facultad de las argumentaciones, es la
facultad que nos permite fundamentar unos juicios en otros, y que
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junto con la Sensibilidad y el Entendimiento compone las tres
facultades cognoscitivas principales que Kant estudia en la “Crítica de
la Razón Pura”.
Razón pura: Razón no mezclada con elementos empíricos,
formuladora de principios. Cuando dichos principios se refieren a la
realidad de las cosas, cuando utilizamos la Razón para el
conocimiento de la realidad, estamos ante el uso teórico de la Razón
(o Razón Teórica);
Revolución copernicana (o giro copernicano): Revolución
filosófica propuesta por Kant para entender cómo es posible el
conocimiento sintético a priori. Da lugar al Idealismo Trascendental.
En astronomía, Copérnico comprendió para entender el movimiento
de los objetos celestes era necesario cambiar la relación poniendo al
Sol en el centro y suponiendo que es la Tierra la que gira a su
alrededor. Kant considerará que en filosofía es preciso una revolución
semejante a la copernicana. La filosofía anterior a Kant suponía que
en la experiencia de conocimiento el Sujeto cognoscente es pasivo,
que el objeto conocido influye en el Sujeto y provoca en él una
representación fidedigna. Con esta explicación podemos entender, en
todo caso, el conocimiento empírico, pero no el conocimiento a priori
pues lo extraordinario de este último es que con él podemos saber
algo de las cosas antes de experimentarlas, es decir, antes de que
puedan influir en nuestra mente. Kant propone darle la vuelta a la
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relación y aceptar que en la experiencia cognoscitiva el Sujeto
cognoscente es activo, que en el acto de conocimiento el Sujeto
cognoscente modifica la realidad conocida. Según Kant, podemos
entender el conocimiento sintético a priori si negamos que nosotros
nos sometemos a las cosas, si aceptamos que son más bien las cosas
las que se deben someter a nosotros.
Sensibilidad: Facultad cognoscitiva gracias a la cual tenemos
sensaciones. Podemos identificarla con la percepción. La sensibilidad
se divide en:
o sensibilidad interna: percepción interna, es decir la capacidad
para tener un conocimiento inmediato, directo, de la propia
vida psíquica, como cuando sabemos que estamos tristes o que
estamos recordando o pensando;
o y la sensibilidad externa: percepción externa, es decir la
capacidad para tener un conocimiento inmediato de los objetos
físicos, como cuando vemos una mesa o escuchamos una
canción.
Síntesis: Acto de reunir diferentes representaciones y de entender
su variedad en único conocimiento a priori.
Trascendental: Se refiere generalmente a alguna de estas dos
cuestiones: o a toda condición no empírica de la posibilidad de los
objetos, o a todo conocimiento que muestra cómo es posible el
conocimiento sintético a priori.
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Voluntad: Facultad gracias a la cual podemos determinarnos
(podemos determinar nuestra conducta) en virtud de principios. Es el
“motor de la acción”. Kant distingue la voluntad santa y la voluntad
humana:
o Voluntad santa es aquella que sólo puede ser determinada por
la razón, nunca por la inclinación, como ocurre en Dios. Para
esta voluntad la ley moral no tiene la forma de imperativos
puesto que inevitablemente, dada su constitución, cumplirá la
ley.
o La voluntad humana puede ser determinada, además de por la
razón, por la inclinación. Dado que la inclinación puede
movernos a realizar una acción contraria al deber, en nuestro
caso la ley moral tiene la forma de imperativo (“debes hacer
X”).
Voluntad, Buena: La voluntad que es buena en sí misma, que es
buena no porque gracias a su actuación el sujeto pueda alcanzar un
determinado fin sino porque actúa exclusivamente por deber. Y ello
aunque luego las acciones que el sujeto hace puedan verse truncadas
en su intención, o puedan tener consecuencias no queridas por el
sujeto e incluso contrarias a la felicidad de los demás. La buena
voluntad es la que interviene cuando queremos hacer el deber por el
deber.
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Bibliografía
Echegoyen Olleta, Javier, Historia de la Filosofía. Volumen 2: Filosofía
Medieval y Moderna, Edinumen, Madrid, 1996.
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