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GRUPO 6 GARCÍA REGAÑA, JOSÉ FRANCISCO HORTET RODRÍGUEZ, SERGIO JIMÉNEZ NOVILLO, LUIS ENRIQUE NEVADO GRANDE, CARLOS

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GRUPO 6

GARCÍA REGAÑA, JOSÉ FRANCISCO HORTET RODRÍGUEZ, SERGIO JIMÉNEZ NOVILLO, LUIS ENRIQUE NEVADO GRANDE, CARLOS

Suenan campanas de guerra.

Se aproxima lo inevitable, el afán de poder se hace notable.

¿Estamos al inicio de un momento histórico que marcará

nuestra nación para el resto de sus días?

ras el Pacto de

Versalles, el

descontento popular alemán

vuelve a pronunciarse. El

pacto no fue favorable para

una nación que se niega a

verse perdedora.

Los altos cargos militares

alemanes insisten en no ser

vistos como perdedores de

la Guerra y afianzan su

superioridad al resto de

naciones y enemigos.

Actualmente, Alemania

reúne los prescindibles

idóneos para la sucesión de

una nueva Guerra. La gran

crisis que sufre la nación, las

represal

ias y las

trágicas

repercu

siones

que la Primera Guerra

Mundial ha tenido sobre

esta nación la convierte en el

caldo de cultivo perfecto

para su rebelión.

Nacen entonces los

primeros movimientos

militares para hacer de la

raza area, una raza superior,

para recuperar lo que

pertenece a la Nación

Alemana y hacer de ésta la

mejor del mundo.

Redactores:

García Regaña, José Francisco.

Hortet Rodríguez, Sergio.

Jiménez Novillo, Luis Enrique.

Nevado Grande, Carlos.

T

Comienza la guerra

Las resistencias polacas no han sido suficientes ante la

invasión nazi.

arsovia, 7 de octubre

de 1939. Las tropas

polacas se rinden ante la

opresión del recién

modernizado ejército

alemán. Tras poco más de

un mes de batalla y la

cantidad de bajas sufridas

en el ejército polaco, Polonia

es sometida bajo la

represión alemana.

El hecho desencadenante de

dicha invasión, ha sido

provocado por el

incumplimiento del Pacto

de no Agresión firmado por

la URSS y Alemania,

concretamente por parte de

esta última. La cuestión

comenzó con el intento de la

invasión alemana sobre

Polonia, pero la URSS reúne

sus tropas ante dicho

intento atacando por el este,

reduciendo así el avance

nazi.

Con todo lo sucedido, las

grandes naciones, Reino

Unido y Francia, declaran

oficialmente la guerra a

Alemania. A pesar de esta

declaración, se mantuvieron

al margen sobre la invasión.

Se prevén consecuencias

muy graves para la sociedad

europea, ya que se trata de

una guerra de territorios

muy dispersados lo que da

indicios a que los países

intermedios puedan ser

afectados directa o

indirectamente.

V

Redactores:

García Regaña, José Francisco.

Hortet Rodríguez, Sergio.

Jiménez Novillo, Luis Enrique.

Nevado Grande, Carlos.

La solitaria Noruega

Noruega es abandonada por sus “ejércitos aliados”.

arvick, 12 de junio de

1940. El führer del ejército

alemán con su afán de

invadir Gran Bretaña, ocupó

Noruega para asentar aquí

las bases de aviación, que

utilizarán posteriormente

para el control del espacio

aéreo del norte de Europa y

el Atlántico. Otra posible

utilización de las bases, es

su uso para la mejor fluidez

de la ruta comercial, entre

ellas la Industria del hierro

procedente de Suecia.

Las metas a conseguir por la

Alemania nazi, fueron

recabadas en un momento

que carecía de esfuerzo por

parte de estos, ya que los

ejércitos británicos y galos

tras apoyar al país anfitrión

de dicha guerra tuvieron que

retirarse debido a los

conflictos surgidos en

territorio francés, a los

cuales les dieron una mayor

importancia.

Redactores:

García Regaña, José Francisco.

Hortet Rodríguez, Sergio.

Jiménez Novillo, Luis Enrique.

Nevado Grande, Carlos.

N

Alemania aprovecha la neutralidad

danesa

El imperio nazi se anticipa a británicos y franceses.

inamarca, 3 de abril

de 1940. Hace un día

que Dinamarca firmó la

rendición ante el ejército

alemán. El país danés, con

un ejército inferior a 15.000

soldados, se mostraba

neutral ante la guerra, por lo

que el imperio nazi decidió

invadirlo ante el peligro de

que cayera en manos de

británicos y franceses, con

este motivo se justifican los

germanos.

Al no ofrecer resistencia, los

daneses disponen de cierta

autonomía concedida por

Alemania, aunque estaba

estrechamente vinculada

con dicho país bajo la

organización de un

“Protectorado”.

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García Regaña, José Francisco.

Hortet Rodríguez, Sergio.

Jiménez Novillo, Luis Enrique.

Nevado Grande, Carlos.

D

“No desearía a mi peor enemigo que

tuviera que combatir contra un ruso”

Reproducimos aquí la entrevista realizada a Bastian Ballack, quien combatió como simple soldado en el

frente oriental.

- ¿Cuándo fue la primera vez a Rusia? Fuimos desde el principio. Nos dijeron que, al haber combatido en

Francia, Hitler en persona nos había elegido para que fuéramos los primeros en luchar en Kaunas (Kovno),

para conquistar un aeródromo y capturar los

aviones intactos. No hacíamos otra cosa que

avanzar, sin descanso. Tomamos Kaunas y

llegamos a un pueblo cercano, donde se nos

sometió al fuego más masivo que yo

recuerdo. Perdimos a todos los oficiales y a

los sargentos, pasando el mando a manos de

algunos cabos. Mi oficial resultó herido. Yo

tuve suerte. Salí sin un arañazo y volví a

Kaunas.

- ¿Era elevada la moral de ustedes? Sí. Al

comienzo no teníamos por qué

preocuparnos. Nos habíamos batido bien en

Francia y ahora, después de los primeros

encuentros con los rusos, nos convencimos

de que no nos darían mucho trabajo... tan

mal equipados estaban. Pero después

cambiaron las cosas.

- ¿Qué estaba ocurriendo antes de que le hirieran? Estábamos completamente cercados por los rusos.

Nuestro comandante no nos había advertido de lo crítica que era la situación. Ya no teníamos ni víveres, ni

municiones, ni carburante, y tan sólo un cañón de 100 mm que durante la noche debíamos trasladar de una

parte a otra para hacer creer a los rusos que teníamos muchos más. Creo que en aquellos momentos sólo

quedábamos unos 50 o 60 hombres. Por fin el capitán nos reunió y nos dijo: "Ya sabéis lo que está

sucediendo; es inútil que trate de taparos los ojos. Estamos completamente aislados y ahora cada cual debe

arreglárselas por sí mismo". Al final, treinta y ocho lograron alejarse en un camión.

- ¿Cómo juzga al ruso, como combatiente? No desearía a mi peor enemigo que tuviera que combatir

contra un ruso. Es el soldado más terrible de todos los que he combatido. ¿Quizá porque es un buen

soldado y un hábil combatiente? No. Porque es un salvaje. Un borracho. Una vez tuvimos que permanecer

agazapados en la trinchera durante una semana mientras los rusos continuaban atacando. Ellos se habían

atrincherado a lo largo de un río, en la nieve. Cuando por fin ocupamos sus líneas, encontramos en sus

trincheras botellas de vodka por todas partes.

- ¿Es cierto que a algunos prisioneros se los empleaba como blanco? No. Jamás he oído nada semejante.

Incluso los soldados enemigos que se entregaban a nosotros recibían raciones iguales que las nuestras. Eran

las SS las que daban mala fama a los alemanes.

- ¿Cómo eran las condiciones de vida? Comíamos especialmente sopa. El pan ruso incomestible. No

teníamos ni bebidas alcohólicas ni cigarrillos. Algunos se acostumbraron a fumar el musgo seco que crecía

en las grietas de los muros de las casas. El agua que se obtenía fundiendo la nieve daba un gusto pésimo al té

o al café. Desde luego, las municiones tenían siempre prioridad sobre los víveres y la indumentaria. La

gasolina era tan escasa que para transportar el correo yo me servía de un caballo.

- ¿No estaban ustedes equipados con ropa invernal adecuada? No. No teníamos indumentaria invernal

de ningún tipo. Cuando acababa el combate, nos deslizábamos por la tierra de nadie para apoderarnos de las

prendas de vestir de los rusos muertos. En el transcurso del invierno perdimos el 35% de nuestros hombres

por congelación.

- ¿Hubo desertores soviéticos que se entregaron a ustedes? Sí. Una vez pasaron a nuestras filas doce

rusos que no querían volver con los suyos. Aunque los manteníamos en retaguardia, trabajando como

intérpretes y en las cocinas. Nos fueron muy útiles, ya que conocían muy bien el territorio.

- ¿Hubo desertores entre los alemanes? No. Que yo sepa no hubo ni un solo caso de deserción. En cambio

muchos rusos querían venir con nosotros, pero no nos servirían de nada debido a que los víveres que

teníamos no eran suficientes ni siquiera para nosotros.

- ¿Cree usted que Alemania debía invadir la Unión Soviética? No. Me convencí de que habíamos

perdido la guerra en cuanto empezamos a retirarnos del Volga. Andábamos escasos de víveres, de

municiones, de carburante... Se tenían que abandonar muchos carros de combate y camiones porque no

había combustible para hacernos funcionar. Esto ya empezó a ocurrir ante Moscú en diciembre de 1941.

- ¿Así que pronto tuvo usted la impresión de que hubiera sido mejor no lanzarse contra Rusia?

Personalmente, sí. Y muchos otros pensaban como yo. Pero nadie se atrevía a decir una palabra sobre este

asunto; se corría el riesgo de ser fusilado. Uno tenía que pensar mucho las cosas y bien antes de hablar. En

Gran Bretaña el único peligro que corría el que no quería combatir era el de ser enviado a trabajar a una

granja; pero en Alemania a quien se negaba a luchar se le fusilaba.

Redactores:

García Regaña, Jose Francisco

Hortet Rodríguez, Sergio

Jiménez Novillo, Luis Enrique

Nevado Grande, Carlos

La carta que desveló a Hitler

Años después es encontrada una carta escrita por un soldado

alemán dirigida a su prometida francesa advirtiéndole de los

verdaderos planes que el ejército alemán tenía preparado para

ocupar su país.

Este es el texto íntegro de la carta redactada por Walter, un soldado alemán de

la Segunda Guerra Mundial.

“Querida Rousse:

Me hayo inquieto, mi amor por ti cada día es

más fuerte. Me hayo inquieto porque he decirte

que algo malo merodea a tu gente, y a ti, lo cual

es lo que me preocupa.

Nuestros dirigentes anuncian la nueva trama de adentrarnos en vuestros

prados, se sienten seguros de lo que hacen. Llevan semanas preparando una

nueva ofensiva pero poco sabemos los soldados de esto. Han dado órdenes

recientemente de mover los campamentos a las inmediaciones de

Luxemburgo. Pretenden desde allí atacar Francia.

Temo por tu vida, debes huir hacia Suiza, allí estarás a salvo junto a tu familia.

¿Recuerdas a aquel hombre que fue a comer a casa antes de mi marcha?

Debes de ponerte en contacto con él, te proporcionará pasaportes para salir de

Francia y os ayudará a estableceros en un lugar seguro.

Pronto partiremos hacia Francia, permaneceremos en el bosque de las

Árdenas hasta que nuestros superiores den orden de atacar. Para entonces

espero que ya estés muy lejos de allí. Aquellas calles que en otros momentos

fueron para nosotros fuente de libertad se convertirán en calles bañadas de

sangre.

Es muy importante que solo compartas estas pocas líneas con aquellos más

cercanos a tu persona, recuerda que si estas palabras llegan a oídos del

ejército Francés tendrá graves consecuencias sobre nuestro ejército. Aquí hay

padres de familia obligados a combatir y muchos camaradas que en realidad su

único ideal es salir vivo de esta guerra y volver a reencontrarse con su familia.

Por eso te pido, por sus vidas, que guardes estas líneas.

Te prometo que pronto estaremos paseando por la avenida de los Champs-

Élysées y toda esta absurda guerra habrá terminado. Este recuerdo me

mantiene con vida.

Siempre tuyo, Walter.”

Redactores:

García Regaña, José Francisco.

Hortet Rodríguez, Sergio.

Jiménez Novillo, Luis Enrique.

Nevado Grande, Carlos.