GUÍA DE TEXTOS NARRATIVOS (FÁBULA) · Desafortunadamente, lo que prometía ser una alegre jornada...
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GUÍA DE TEXTOS NARRATIVOS (FÁBULA)
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GUÍA DE TEXTOS
NARRATIVOS (FÁBULA)
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¿Qué son las fábulas?
Las fábulas son cuentos cortos que generalmente presentan personajes animales que se comportan
como humanos, aunque también hay personajes de plantas, objetos y fuerzas naturales. En las fábulas
clásicas, el personaje principal aprende de un error principal y el cuento termina con una moraleja que
sirve para resumir la lección aprendida. En una fábula los personajes, el escenario y el conflicto
contribuyen clara y directamente a la resolución y la moraleja del cuento.
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Las ranitas Adaptación de una antigua fábula de la India
Una mañana húmeda y soleada, un grupo de verdes y dicharacheras ranitas
salió al bosque a dar un paseo. Eran cinco ranas muy amigas que, como siempre
que se juntaban, iban croando y dando brincos para divertirse.
Desafortunadamente, lo que prometía ser una alegre jornada se truncó cuando
dos de ellas calcularon mal el salto y cayeron a un tenebroso y profundo pozo.
Las otras tres corrieron a asomarse al borde del agujero y se miraron
compungidas.
– ¡Oh, no! ¡Nuestras amigas están perdidas, no tienen salvación! – exclamó
horrorizada la mayor.
– ¡Os habéis caído en un pozo muy hondo! ¡No podemos ayudaros, es imposible
salir de un lugar tan profundo! – gritaba como loca.
Las dos ranitas miraron hacia arriba desesperadas ¡Querían salir de ese oscuro
túnel vertical a toda costa! Empezaron a saltar sin descanso probando de todas
las maneras posibles, pero la distancia hacia la luz era demasiado grande y ellas
demasiado pequeñitas.
Otra de las ranas que las observaba desde la boca del pozo, en vez de
animarlas, se unió a su compañera.
– ¡Es inútil que malgastéis vuestras fuerzas! ¡Este pozo es tremendamente
profundo! – gritaba hacia lo más profundo.
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Las pobres ranitas continuaron intentándolo pero o no llegaban o se daban de
bruces contra las resbaladizas paredes cubiertas de musgo.
– ¡Dejadlo ya! ¡Dejad de saltar! ¿No veis que vais a haceros daño? – gritaba la
tercera.
Las tres hacían aspavientos con las patas y chillaban por la tragedia diciendo
que jamás alcanzarían el borde. Finalmente, una de las dos ranitas del pozo se
convenció de que tenían razón y decidió rendirse; caminó unos pasos, se
acurrucó en una esquina y se abandonó a su suerte.
La otra, en cambio, continuó luchando como una jabata por salir a la superficie.
Estaba sudorosa y agotada pero ni de broma pensaba resignarse. En vez de
eso, paró unos segundos para recobrar fuerzas y concentrarse en su objetivo.
Cuando se sintió preparada, aspiró todo el aire que pudo, cogió carrerilla y se
impulsó como si fuera una saltadora olímpica. El brinco fue tan rápido y exacto,
que lo consiguió ¡Cayó sobre la hierba sana y salva!
Una vez afuera su corazón seguía latiendo a mil por hora y casi no podía
respirar a causa del tremendo esfuerzo que había hecho. Sus amigas le
abanicaron con unas hojas y poco a poco se fue relajando hasta que recuperó
la tranquilidad y se acostumbró a la cegadora luz del sol.
– ¡Es increíble que hayas podido salir a pesar de que os gritábamos que era una
misión imposible! – exclamó sorprendida la rana mayor.
– ¿Estabais diciendo que no lo intentáramos? – contestó sorprendida la ranita.
– ¡Sí, claro! Nos parecía que jamás lo conseguiríais y queríamos evitaros el
sufrimiento y el mal trago de fracasar.
La ranita suspiró.
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– ¡Uf! ¡Pues menos mal que como estoy un poco sorda no entendía nada! Pensaba
todo lo contrario ¡Os veía agitar las manos y creía que nos estabais animando
a seguir!
Gracias a su sordera la rana no escuchó las palabras de desaliento y luchó sin
descanso por salvar su vida hasta que lo logró.
La otra ranita, que sí se había rendido, vio el triunfo de su amiga y volvió a
recuperar la confianza en sí misma. Se puso en pie, se armó de coraje y también
aspiró una gran bocanada de aire; después, con una potencia más propia de un
puma, se propulsó dando un salto espectacular que remató con una doble
voltereta.
Sus cuatro amigas la vieron salir del pozo como un cohete y se quedaron
pasmadas cuando cayó a sus pies. La reanimaron igual que a su compañera y
cuando se encontró bien, se marcharon a sus casas croando y dando brincos
como siempre.
Moraleja: Muchas veces dejamos de creer en nosotros mismos, dejamos de
creer que somos capaces de hacer cosas, porque los demás nos desaniman.
Confía siempre en tus capacidades y lucha por tus sueños. Casi nada es
imposible si pones en ello todo tu corazón y esfuerzo.
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PASOS A SEGUIR PARA ESCRIBIR UNA FÁBULA. PLANIFICACIÓN DEL TEXTO.
1. Escoge la moraleja. Como la moraleja es la base de una fábula, es necesario crear
primero el mensaje que queremos transmitir con nuestra narración. Recuerda que la
moraleja de una fábula debe estar relacionada o reflejar un problema social, cultural,
etc. (valores sociales y culturales como la libertad de expresión, la solidaridad, la
cooperación,…) con el que mucha gente se identifique.
Por ejemplo, en la fábula que acabas de leer la moraleja era la siguiente: “Confía siempre
en tus capacidades y lucha por tus sueños. Casi nada es imposible si pones en ello todo tu
corazón y esfuerzo”. Desde este mensaje pensamos los personajes, el conflicto, la
solución, etc. como explicaremos a continuación.
Otros ejemplos de fábulas asociadas a su moraleja son las siguientes:
a) El asno disfrazado de león (“No simules lo que no eres, si pasar vergüenza no
quieres.”)
b) La liebre y la tortuga (“Tiene más valor ser constante y trabajador que ser
muy hábil o capaz en algo, sin esfuerzo. El esfuerzo es la base del éxito.”)
c) El león y el ratón (“Todos somos valiosos y tenemos cualidades, solo es necesario
que se presente la situación adecuada”)
2. Decide cuál será el reparto de los personajes. Determina quién o quiénes serán los
personajes en tu fábula y las características que los definirán.
Como las fábulas tienen que ser sencillas y concisas, no busques personajes complejos.
Más bien, procura que cada personaje encarne una sola característica humana.
Como los personajes serán el vehículo primario para mostrar la moraleja de la fábula,
escoge personajes que se relacionen claramente con esa moraleja.
En “La liebre y la tortuga”, los personajes son, como el título lo indica, una tortuga y una
liebre. Como la tortuga se asocia fácilmente con un movimiento lento y la liebre con un
movimiento rápido, los personajes ya tendrán incorporadas las cualidades claves de la
historia. La lentitud de la tortuga está asociada con la sensatez y la perseverancia,
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mientras que la rapidez de la liebre está asociada con la impulsividad y el exceso de
confianza.
Hay un gran número de personajes modelo clásicos que se usan en las fábulas que se
reconocen ampliamente y están asociados a rasgos humanos particulares. Escoger dos
personajes con características opuestas suele servir para establecer un conflicto claro
para la historia.
Algunos de los modelos de personajes más comunes y sus características son:
• León: fuerza, orgullo, liderazgo,…
• Lobo: deshonestidad, avaricia,…
• Burro: ignorancia, tozudez,…
• Mosca: glotonería, curiosidad,…
• Zorro: astucia, habilidad, ingenio,…
• Halcón: tiranía, absolutismo, poder,…
• Pavo real: vanidad, superficialidad,…
• Cordero: inocencia, timidez,…
¿Y el perro?, ¿el búho?, ¿la pulga?, ¿el ciempiés?, ¿el oso hormiguero?, etc.
Haced un listado de animales y el rasgo psicológico o valor que simbolizan. Después
busca su opuesto. De este modo obtendrás un listado de personajes para generar
ideas para tus fábulas.
3. Escoge el escenario. ¿Dónde se llevarán a cabo los sucesos del cuento? Así como para
escoger la moraleja y el conflicto, escoge un escenario que sea sencillo y reconocible
para la mayoría.
• El escenario debe ser coherente con los personajes y sus relaciones.
• Procura que tu escenario sea sencillo. Deberá ser un lugar que los lectores puedan
reconocer y comprender fácilmente, lo cual te ahorrará tener que describir
explícitamente los detalles del ambiente.
• Por ejemplo, en la citada fábula “La liebre y la tortuga”, el escenario es
sencillamente un camino a través del bosque, el cual prepara la escena del conflicto
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(una carrera por el camino) y es coherente con los tipos de personajes de la
historia (criaturas del bosque).
4. Decide el problema (conflicto). La selección del conflicto es muy importante para
mostrar la lección que pretendemos enseñar. Es importante que el conflicto sea algo
cotidiano, es decir, que el lector pueda reflejarse en ese problema pensando en sí
mismo o en las personas que le rodean. Por ejemplo, en “La liebre y la tortuga”, el autor
presenta rápidamente el problema o conflicto central de la historia cuando los dos
personajes deciden correr una carrera.
5. Decide la solución del problema. La solución deberá ser satisfactoria además de
estar relacionada con los demás componentes de la historia, incluidos los personajes,
sus relaciones y el escenario.
• Ten en cuenta cómo resolverán los personajes el conflicto y la manera en que dicha
solución apoyará la lección y la moraleja que saldrá de la historia.
• Por ejemplo, en “La liebre y la tortuga”, la solución es sencilla: la liebre, por
confiada primero y precipitada después, pierde la carrera por el bosque ante la
perseverante y constante tortuga.
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ESQUEMA DE TRABAJO DE TEXTOS NARRATIVOS (FÁBULA)
PRESENTACIÓN CONFLICTO SOLUCIÓN DESENLACE
TÍTULO:
¿CUÁNDO?
¿DÓNDE?
PERSONAJES PRINCIPALES:
(BREVE DESCRIPCIÓN DE SUS RASGOS MÁS CARACTERÍSTICOS DE
LOS PERSONAJES)
IDEA PRINCIPAL 1: ¿QUÉ HECHO OCURRE QUE
TRANSFORMA LA VIDA DE LOS
PERSONAJES?
IDEA PRINCIPAL 2: ¿CÓMO AFECTA EL
HECHO CITADO A LA VIDA DE LOS PERSONAJES
PRINCIPALES?
IDEA PRINCIPAL 3: RECOGER MÁS IDEAS
EN CASO DE QUE EXISTAN EN EL TEXTO
IDEA PRINCIPAL 1: ¿QUÉ PLAN SE
ESTABLECE PARA VOLVER A LA
NORMALIDAD, O QUIÉN O QUIÉNES
APARECEN EN ESCENA PARA
SOLUCIONAR EL CONFLICTO?
IDEA PRINCIPAL 2: ¿CÓMO FUNCIONA EL CITADO PLAN, LA AYUDA DE OTROS PERSONAJES,…?
IDEA PRINCIPAL 3:
RECOGER MÁS IDEAS EN CASO DE QUE
EXISTAN EN EL TEXTO
IDEA PRINCIPAL 1: ¿CÓMO ACABA
TODO? (SE DEMUESTRA A
TRAVÉS DE LOS HECHOS EL TIPO DE
FINAL: FELIZ, TRISTE, SIN RESOLVER,
SORPRENDENTE,…)
MORALEJA:
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TEXTUALIZACIÓN y REVISIÓN
1. Comenzamos nuestra fábula… Emplea alguna frase para comenzar y sitúa el cuándo y
el dónde (escenario). Establece el escenario y la relación de los personajes en él, el
cual debe ser un lugar fácilmente reconocible y directamente relacionado con los
sucesos de la historia.
Fórmulas para empezar un cuento:
• Había una vez...
• Érase una vez...
• En un lejano país...
• Érase que se era...
• Cuentan que cuentan que me contaron...
• Allá en un país muy lejano...
• Hace más de mil años...
• En tiempo de Mari Castaña...
• Érase una vez, y mentira no es...
• Hace mucho, mucho tiempo...
• Cuentan los que lo vieron (yo no estaba, pero me lo dijeron...)
• Aquel que lo vio, llegó y me contó que...
• Hace más de mil años...
• Para saber y contar, y contar para aprender...
• Cuando los animales hablaban...
2. Presenta a los personajes de tu fábula. Presenta a los personajes destacando solo
las cualidades que son necesarias para justificar el conflicto (los destacados en el
esquema). No es necesario describirlos como en un texto descriptivo. Un par de
rasgos físicos es más que suficiente, y en cuanto a los rasgos psicológicos deberéis
mostrar a los personajes en acción, es decir, lo mejor no es decir que era tímido, sino
jrodriguezba
Resaltado
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por ejemplo destacar que nunca hablaba con nadie y que si alguien se dirigía a él se
ponía tan rojo como un tomate maduro.
3. Entramos en el conflicto de la fábula.
A la hora de entrar en el conflicto recuerda que todo lo que suceda en el cuento debe
estar directa y claramente relacionado con su moraleja o solución final.
Procura que el ritmo de la fábula sea rápido y conciso. No pierdas tiempo con detalles
que no tengan importancia. Por ejemplo, en “La liebre y la tortuga”, la trama pasa
rápidamente del desafío inicial de la carrera al error de la liebre y luego a la victoria
de la tortuga.
4. Desarrolla el diálogo. El diálogo es un componente clave para trasmitir la
personalidad y la perspectiva de un personaje, así que en vez de describir
explícitamente las características del personaje, emplea el diálogo para que el lector
se lo imagine.
Asegúrate de incluir diálogo suficiente entre los personajes para ilustrar las
relaciones entre ellos y la naturaleza del conflicto que enfrentan. No incluyas
saludos, despedidas o preguntas sin importancia en los diálogos.
Por ejemplo, las dos características de la tortuga y la liebre son por un lado, sensatez
y calma, y por el otro, presunción y precipitación, como se observa en el tono del
diálogo:
- Hasta ahora nadie me ha vencido. Desafío a cualquiera de aquí a que corra
conmigo - presumió la liebre.
- Acepto tu desafío – replicó la liebre con absoluta calma.
- ¡Ese es un buen chiste!, podría ir bailando todo el camino – alardeó de nuevo la
liebre.
- Guárdate tus alardes hasta que hayas perdido - aconsejó la tortuga.
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ESTRUCTURA DEL ESTILO DIRECTO (DIÁLOGO)
- ¡Hasta ahora nadie me ha vencido! - exclamó la liebre con aire de superioridad.
Se pone guion al inicio y al final del mensaje que dice el personaje. Recuerda que nunca hablan dos personajes en un mismo renglón, es decir, inicia cada intervención de un personaje en un nuevo renglón.
Diálogo (frase que dice un personaje)
Verbos de lengua o “de decir”: aconsejó, susurró, contestó, preguntó, suplicó, gritó, murmuró, advirtió, alardeó, respondió, interrogó, cuestionó, etc. *Recuerda: la acotación comienza con minúscula.
¿Quién o quiénes?
¿Cómo? …sin dudar un solo instante, con voz ronca, de forma airada, con gran alegría, etc.
jrodriguezba
Resaltado
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5. Presenta la solución.
Después de mostrar los detalles del conflicto, dirige la historia hacia su
resolución.
Deberá haber una relación clara y directa entre el conflicto, la solución y la
moraleja.
Asegúrate de que haya una resolución a cada aspecto del conflicto previamente
establecido y de que no haya cabos sueltos.
Refiriéndonos nuevamente a nuestra fábula ejemplo, la resolución aparece cuando
la liebre presuntuosa corre y luego se detiene a echar una siesta, mientras que la
tortuga sensata sencillamente avanza con esfuerzo, pero al final pasa a la liebre
durmiente y le gana en la línea de llegada.
6. Presenta la moraleja. Cuando la trama de la fábula se haya resuelto, presenta la
moraleja o la lección del cuento.
En las fábulas, la moraleja de la historia generalmente se expresa en una sola
oración sencilla.
• Procura presentar la moraleja de modo que resuma tanto el problema, la solución
y lo que se debe aprender de esta última.
• La sencilla moraleja de nuestra fábula es: “Con seguridad, constancia y paciencia,
aunque a veces parezcamos lentos, obtendremos siempre el éxito”. Esta moraleja
recoge tanto la desventaja (parecer lento) y la lección a aprender pese a ella: “Con
seguridad, constancia y paciencia obtendremos siempre el éxito”.
7. Una frase para acabar.
Fórmulas para acabar un cuento:
• Y fueron felices, y comieron perdices...
• Y colorín colorado, este cuento se ha acabado...
• Zapatitos rotos, cuénteme usted otro...
• Y colorín, colorete, por la chimenea se escapó un cohete...
• Y los cuentos se los lleva el viento...
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• Esto es verdad y no miento, y como me lo contaron, te lo cuento...
• Y se acabó este cuento, con pan y pimiento...
• Y esta historia se acabó, y el viento se la llevó...
• Y fueron felices, comieron perdices, y a mí me dieron con los huesos en las
narices...
• Y se acabó este cuento, con pan y pimiento...
• Y como dice Don Fermín, este cuento llegó a su fin...
• Y fueron felices y comieron perdices, y a mí no me dieron porque no quisieron...
• Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado, y quien no levante el culo, se le
quedará pegado... 8. Escoge un título creativo y pertinente. El título deberá recoger el espíritu de la
historia en general y también deberá ser atractivo para que atraiga la atención
del lector.
Por lo general, será mejor que realices este paso después de escribir la fábula o
al menos esbozarla para que tengas la garantía de que el título que elijas refleje
la historia en general.
Podrías elegir algo básico y descriptivo, siguiendo la tradición de las fábulas de
Esopo (como “La liebre y la tortuga”)
9. Revisa tu texto una y otra vez.
A medida que redactes tu texto, reléelo continuamente para retomar la historia
y asegurarte de que no olvidas ningún elemento clave, de que la redacción es
adecuada, de que no existen errores de expresión y ortográficos graves, etc.
Al final léeselo a alguien en voz alta y pídele a otra persona que te ofrezca su
opinión sobre la fábula. Solo así obtendrás una buena historia que presente pocos
errores y guste a los lectores.
10. Y recuerda…
No emplees el conector “entonces”. Existen multitud de posibilidades como puedes
ver en la página siguiente.
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