Guerra de guerrillas

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Guerra de guerrillas

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  • La comunicacin en el gobierno de la revolucin ciudadana

    De la guerra de guerrillas a la guerra de cuartillas

    Gustavo Isch

    Quito - Ecuador2012

    7

  • De la guerra de guerrillas a la guerra de cuartillasLa comunicacin en el gobierno de la revolucin ciudadana

    Gustavo Isch 300 ejemplares - Diciembre 2012

    ISBN: 978-9978-55-094-6Cdigo de barras: 978-9978-55-094-6Registro derecho autoral: 037698

    PortadaQuatro Editores DiseoDiego Acevedo

    ImpresinEditorial Quipus, CIESPALQuito-Ecuador

    Los textos que se publican son de exclusiva responsabilidad de su autor.

  • A Jenny, Daniela, Arleen, DomnicaPor todo el amor

    A mi madre, Betty,

    por todo

    Si queremos comenzar por el principio, el principio es ste: el discurso sobre la poltica

    (Giovanni Sartori)

  • ndice

    ndice 7

    Presentacin 9

    Introduccin 11

    Captulo I Primeras aproximaciones. La esfera pblica 21

    Captulo II El contexto previo a la revolucin ciudadana 31

    Captulo III Notas para una prehistoria de la comunicacin electoral y la comunicacin poltica desde el retorno a la democracia en el Ecuador 53

    Captulo IV Una estructura poltica y una matriz ideolgica a la medida de Rafael Correa 63

    Captulo V Comunicacin y marketing poltico en la revolucin ciudadana 71

    Captulo VI La comunicacin en el socialismo del siglo XXI: de la guerra de guerrillas a la guerra de cuartillas 83

  • Captulo VII La prensa como poder fctico y la tensin mediticacomo teln de fondo 103

    Conclusiones 162

    Bibliografa 171

  • 9Presentacin

    Una Campaa de Comunicacin Permanente es un proceso tcnicamente diseado y desarrollado de difusin y posicionamiento de mensajes orientados por finalidades de diversa ndole, en un entorno social determinado. En el Ecuador asistimos desde la instauracin del gobierno de la autodenominada revolucin ciudadana, al despliegue indito y plenamente verificable de este fenmeno. Este libro se basa en la tesis de Maestra en Ciencia Poltica del autor, presentada en FLACSO en 2010, y recoge los resultados de su anlisis sobre el rol fundamental de la comunicacin dentro del proyecto refundacional liderado por Rafael Correa y su modo de construir lo poltico, durante el perodo que va de 2006 a 2010, y reflexiona sobre sus efectos en la esfera pblica nacional y en el modelo democrtico vigente.

    En la Campaa de Comunicacin Permanente desplegada por el rgimen corresta se encuentran mucho ms que tcnicas de marketing electoral eficazmente aplicadas con el nico objetivo de movilizar el respaldo popular y posicionar la credibilidad y la popularidad, que han acompaado el liderazgo de Rafael Correa a lo largo de todo su mandato. El discurso oficial y las prcticas que lo refrendan en materia de comunicacin han puesto a la orden del da una discusin pblica, generalizada y sostenida, que incluso ha trascendido las fronteras nacionales, mostrando de manera creciente el carcter virtualmente irreconciliable de los puntos de vista y principios confrontados.

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    Gustavo Isch

    En el centro de la cuestin se debaten percepciones opuestas sobre la comunicacin, el ejercicio periodstico y su papel en el desarrollo de la sociedad y en la preservacin de las libertades fundamentales. La pugna ha tenido matices ideolgicos, ticos, legales y, percepciones polticas que anuncian el reconocimiento de la comunicacin convertida en un nuevo escenario de la lucha social y los poderes fcticos; aparte, sugiere el desarrollo de estrategias que evocan en sentido figurado y desde una mirada amable e ingenua al discurso revolucionario, el paso de una guerra de guerrillas a una guerra de cuartillas, cuya escalada y efectos han impactado severamente en la esfera pblica ecuatoriana.

    De la guerra de guerrillas a la guerra de cuartillas: la comunicacin en el gobierno de la revolucin ciudadana, examina la relacin entre el poder poltico, los medios de comunicacin y la ciudadana; recorre su evolucin y establece un dilogo entre la teora y la prctica mediante el constante acercamiento a episodios que ilustran su interdependencia, pero ms all de esto, el libro trata de llamar la atencin sobre la peligrosa lnea que divide la influencia cada vez mayor de la comunicacin estratgica alineada a finalidades polticas, y el nefasto monopolio de la informacin, tanto de parte de los gobiernos como de parte de los intereses privados.

    Una comunicacin dominante y una comunicacin dominada no son, ciertamente, el espacio ideal para el desarrollo de un nuevo modelo de democracia, caracterizado por el dilogo, la participacin, la tolerancia y, sobre todo, por la preservacin de las libertades individuales y colectivas.

    La comunicacin puede poner o quitar la venda a los ojos de la democracia. Nuestro propsito al escribir este libro fue alimentar la esperanza de que an estamos a tiempo de ganar la batalla contra la indiferencia.

    El autor

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    Introduccin

    Si algo ha caracterizado al gobierno de la llamada revolucin ciudadana en el Ecuador es el rol fundamental desempeado por la comunicacin en el proyecto refundacional liderado por Rafael Correa, y su importancia en el modo de construir lo poltico.

    De la guerra de guerrillas a la guerra de cuartillas la comunicacin en el gobierno de la revolucin ciudadana examina este hecho durante el perodo que va de 2006 a 2010, y reflexiona sobre sus efectos en la esfera pblica nacional, con la finalidad de aportar una mejor comprensin de la dinmica poltica que vive el pas, caracterizada por una suerte de campaa permanente,1 para posicionar el liderazgo, la credibilidad y la popularidad casi sin precedentes que han acompaado a Rafael Correa a lo largo de todo su mandato.

    Previo a las elecciones de octubre de 2006, el contexto estaba marcado entre otros factores, y segn destacan varios autores-2 por la crisis de credibilidad de los partidos polticos tradicionales, el decreciente protagonismo de movimientos sociales histricos (obreros e indgenas) y la emergencia de otros nuevos, un diseo institucional

    1 Ver The Permanent Campaing of Rafael Correa: Making Ecuadors Plebiscitary Presidency, de Carlos de La Torre y Catherine Conaghan; utilizaron el trmino en julio de 2008, cuando analizaron el empleo de tcnicas de marketing electoral por parte del mandatario ecuatoriano, en su bsqueda de movilizar respaldo popular.

    2 Con aportes que coinciden en ciertos ejes, o centrados en factores especficos, podemos sealar, entre otros, los trabajos de Felipe Burbano de Lara (2009), Flavia Freidenberg y Manuel Alcntara (2001), Simn Pachano (2008), Alberto Acosta (2001), Enrique Ayala (2008), Oswaldo Hurtado (2007).

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    Gustavo Isch

    defectuoso anclado al sistema poltico, una institucionalidad debilitada por la corrupcin y la incapacidad de adecuarse a nuevas circunstancias nacionales y regionales.

    Ya en el poder, el cumplimiento de ciertas ofertas de campaa de alto impacto poltico, como el cierre del desprestigiado Parlamento, la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente, el incremento del presupuesto del Estado para el campo social, entre otras, termin de hundir a una oposicin atomizada y desprestigiada, y defini el entorno en el que el rgimen ha posicionado su gestin, incluso a despecho del incesante cuestionamiento de sus detractores entre los que se incluyen poderosos medios periodsticos privados.

    Los factores anotados debe ser interpretados en sus mutuas relaciones para explicar por el rol de la comunicacin en el proyecto poltico que lidera Rafael Correa, y para reflexionar sobre su impacto en la esfera pblica nacional y en la institucionalidad democrtica, que pareceran reconfigurarse en un escenario de incesantes enfrentamientos y conflictos protagonizados por el gobierno y quienes, por diversas razones, se le resisten.

    Cmo se articula la estrategia de comunicacin al proyecto poltico refundacional del gobierno de la revolucin ciudadana? Cules son las principales caractersticas de dicha estrategia? Por qu es importante reflexionar sobre el modo en que la estrategia de comunicacin del rgimen posiciona las claves del discurso refundacional de la revolucin ciudadana en la esfera pblica? Cmo explicar la confrontacin del presidente con los medios de prensa privados?

    Las interrogantes planteadas sugieren varios temas conexos: si convenimos en trminos generales en que la esfera pblica es un espacio abierto de debate, que corresponde a un modelo de democracia deliberativa, es correcto asumir que el pas asiste a un proceso de democratizacin de este escenario impulsado por la

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    Introduccin

    revolucin ciudadana y el gobierno del presidente Correa?, o por el contrario, y tal como se ha sostenido desde la oposicin al rgimen, asistimos al despliegue de una estrategia de comunicacin funcional a un estilo autoritario de gobierno y a la implantacin de un proyecto de control estatal que, de manera intencional y planificada, vaca la esfera pblica, mientras la coloniza con la imagen de un lder carismtico capaz de manipular las demandas y expectativas colectivas? Esta colonizacin es el resultado de una estrategia de comunicacin que incluso ha logrado resignificar algunos conceptos simblicos de la sociedad,3 o es la consecuencia de una pobre cultura deliberativa y democrtica de la sociedad ecuatoriana?

    Para responder a las interrogantes planteadas, sostenemos las siguientes tesis:

    1) el gobierno de Rafael Correa ejecuta una estrategia de comunicacin permanente hacia el conjunto de la sociedad, que articula el discurso refundacional y promueve su accin poltica;

    2) instrumentada como una campaa, la comunicacin permanente del rgimen invade y coloniza la esfera pblica, mediante una accin constante e intensiva que busca posicionar en la percepcin ciudadana la imagen de un gobierno que impulsa una transformacin radical del pas;

    3) esta campaa de comunicacin permanente desarrolla sus argumentaciones mediante el despliegue de una retrica basada

    3 Por ejemplo, el concepto de patria y/o su incorporacin al eslogan central de campaa La patria ya es de todos as como a la retrica de gobierno. El uso del concepto en la campaa de comunicacin de la revolucin ciudadana provoca al menos tres efectos de sentido: 1) remite indirectamente a pensar que antes de Correa, la patria le perteneca solo a algunos ciudadanos o grupos; 2) empuja a segmentar o dividir a los ciudadanos en general entre quienes suscriben o quienes no adhieren al proyecto de revolucin ciudadana; y 3) induce a la exclusin de quienes no se sientan interpelados de igual manera por dicha proposicin semntico-poltica, lo que franquea la estrategia de la confrontacin entre opuestos.

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    Gustavo Isch

    en el antagonismo, la cual requiere de un contradictor para fundar sus criterios de verdad;

    4) la identidad de ese contradictor es fijada en cada coyuntura especfica, a partir de una operacin discursiva en la que el contradictor es dato negativo de la realidad que pretende perturbar la revolucin ciudadana, de ah que la constante deslegitimacin de sus adversarios a la que acude el oficialismo en sus mensajes debe ser interpretada como factor de esta suerte de pedagoga rotulada de revolucionaria, ms que como producto de la intemperancia, el dogmatismo o la incontinencia verbal de su lder.

    Nuestro enfoque argumentar sobre aspectos que consideramos fundamentales en la retrica4 refundacional de la revolucin ciudadana, y que la estrategia de comunicacin del gobierno utiliza para estructurar sus mensajes y contextualizarlos:

    Colonizacin de la esfera pblica

    La estrategia de comunicacin del gobierno incide en la configuracin del campo de la esfera pblica nacional. Dado que la esfera pblica es un espacio donde ocurre un flujo permanente de actualizaciones por la va de la argumentacin, el debate y el dilogo, que a su vez producen en aquella cambios o nuevas configuraciones, es importante reflexionar sobre si asistimos a su colonizacin como resultado de

    4 Retrica: en sentido clsico y desde su origen aristotlico, refiere a todos los elementos que componen el discurso de un orador en su inters de llegar con su mensaje a un pblico. Si bien antiguamente se trataban de recursos bsicamente lingsticos, en el discurso poltico actual se aaden consideraciones adicionales como el anlisis de contexto, el target (o pblico objetivo) y los medios proporcionados por el marketing poltico, las nuevas tecnologas de la comunicacin, e incluso ciencias conexas como la psicologa o la antropologa, que convergen para la elaboracin de estrategias retricas adecuadas a los cambios del entorno para ayudar al poltico a persuadir a su pblico (Ver al respecto: Lpez Eire y Santiago Guervs, 2000; Alvear, M; 1987).

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    Introduccin

    la estrategia comunicativa del gobierno, o si se trata ms bien de un efecto no planificado -y por tanto no controlable para l- que no obstante, impone la agenda deliberativa en el pblico de las opiniones.

    La democracia segn Rafael Correa

    El presidente Rafael Correa posiciona un concepto de democracia radical5 y un estilo de conduccin fuertemente personalista. Mientras su estrategia de comunicacin abre canales de contacto directo con ciertos sectores ciudadanos, su estrategia poltica desmonta la antigua institucionalidad pblica, confrontndola y descalificndola por antidemocrtica aunque, paradjicamente, se sirve de ella para gobernar-. Adicionalmente, la estrategia de comunicacin poltica del rgimen en su relacin con tal estilo de ejercicio de poder despliega una hegemona discursiva que no pierde ocasin para promover realizaciones de gran impacto meditico;6 de ese modo, los eslganes publicitarios del rgimen, La patria ya es de todos y la revolucin ciudadana est en marcha, se estaran desplegando como conceptos que persuaden, muestran, y operan como organizadores polticos

    5 El concepto democracia radical tambin remite a varias experiencias y no hay un criterio acadmico idntico para definirlo, sin embargo existe una coincidencia general en sealar que no existe un modelo normativo nico que debe replicarse de manera automtica en cualquier contexto o cultura. El trmino se halla en incontables autores y en pocas diversas. Entre ellos, y por su relevancia para nuestro trabajo, podemos citar a Mouffe (1999), Laclau y Mouffe (2004), Schmitt (1998), Giroux, H. (1996) (pp. 179-194). Da, R. (2005). Dhaliwal, A. (1996), ODonnell Guillermo (1994) (1998); ODonnell Guillermo et al (1996).

    En incontables ocasiones, Correa ha hablado de un modelo de democracia radical caracterizado por la participacin ciudadana activa y de calidad como base del modelo de sociedad diseado por la revolucin ciudadana. Para que este modelo de democracia funcione, su gobierno impulsa un proceso de transformacin profunda; asimismo, define un nuevo modelo de representante poltico, elegido sobre la base de listas abiertas, en todo momento sujeto a la posible revocatoria de su mandato y a sistemas que promueven la alternabilidad.

    6 Citamos a modo de ejemplo la poltica petrolera, que puso lmites en las ganancias de compaas transnacionales, la reorientacin del gasto social, la transformacin de la infraestructura vial nacional.

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    Gustavo Isch

    (siguiendo a Laclau y Mouffe 2.004: 142-177) en el modelo de la democracia corresta.

    Discurso antagnico

    Entendido como la capacidad de interpelar a amplios sectores de la sociedad, y estructurarlos en una forma de construir lo poltico privilegiando el enfrentamiento entre opuestos (pueblo contra pelucones, ciudadanos contra partidocracia o contra los poderes fcticos), se trata de un maniquesmo retrico que enfrenta buenos contra malos. Siguiendo a Chantal Mouffe:

    cuando no existen canales a travs de los cuales los conflictos puedan adoptar una forma agonista, esos conflictos tienden a adoptar un modo antagnico. Ahora bien, cuando en lugar de ser formulada como una confrontacin poltica entre adversarios, la confrontacin nosotros/ellos es visualizada como una confrontacin moral entre el bien y ser destruido, y esto no conduce a un tratamiento agonista. De ah el actual surgimiento de antagonismos que cuestionan los propios parmetros del orden existente.7

    A su vez, en el gobierno de Rafael Correa, esta construccin discursiva establece una actitud confrontativa, en la que se anulan, limitan, acorralan o deslegitiman las divergencias con otros actores polticos mediante el recurso de la descalificacin. Lo anotado configura un escenario permanentemente conflictivo en lo poltico, marcado por el discurso radical del Primer Mandatario. Al respecto, y como afirma Laclau: Sin antagonismo no habra ninguna posibilidad de democracia radical. Para que haya antagonismo tiene que haber un enfrentamiento con un poder que obstaculiza. El antagonismo es central en la constitucin de un imaginario de cambio (Laclau; 2010).8

    7 Mouffe, Chantal. (2009). En torno a lo poltico. Fondo de Cultura Econmica, p.13. Buenos Aires.

    8 Publicado en :http://www.iade.org.ar/modules/noticias/article.php?storyid=3111; Keve,Carolina. Edicin 1052 - Junio de 2010

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    Introduccin

    Dramaturgia

    Rafael Correa no solo transmite sus mensajes: los pone en escena. En sus distintas presentaciones pblicas, el Presidente seduce a sus audiencias mediante el uso de la dramaturgia, entendida como el repertorio de recursos que refuerzan su oratoria.9 Los espacios pblicos son seleccionados por la empata o referencialidad que guardan con la audiencia convocada a ver y escuchar al mandatario. Correa tensa la sacralizacin de las tradiciones identificadas con la ceremonia y la formalidad de las clases dominantes, y muchas veces logra consagrarlas a lo mundano, a lo popular, donde adquieren proximidad, identidad con el ciudadano, el compaero, con el pueblo. Sus saludos protocolarios invierten el orden de preeminencia: primero son los compaeros y compaeras (campesinos o agricultores o comerciantes, segn el caso), luego los ciudadanos y ciudadanas, siguen sus leales militantes y compaeros de Alianza Pas, para finalmente llegar a las autoridades presentes. Su ingreso a todo

    9 Originalmente, la dramaturgia es el arte de la composicin y representacin de un drama, generalmente sobre un escenario y ante un pblico asistente. La dramaturgia consiste en darle forma a una historia de manera que pueda ser interpretada. En poltica, la dramaturgia apela a lo gestual, apela al montaje de escenarios; en la actualidad es, en rigor, comunicacin mediatizada (N. del A.).

    En Amrica Latina el giro de la poltica en la experiencia escnica recorre especialmente el teatro de los aos 60 y 70 y un nuevo giro se produce en otras dimensiones de lo poltico en los 80 y 90... A esta experiencia que se vincula con lo poltico en el teatro, nosotros hemos dado en llamar El teatro de la sospecha. El propio Hctor Levy-Daniel lo titula el teatro de la amenaza. Y esta sera ms bien una perspectiva que avanza en los 90 con la impostacin de ciertas formas de control poltico y social que ejercen las instituciones sobre los hombres .Revista Digital De la Conformacin de un cuerpo para teatro poltico. Jueves 16 de abril de 2009. http://www.dramateatro.arts.ve/ Editorial de Carlos Dimeo. Director, editor, escritor e investigador de teatro latinoamericano.

    (...) Hay distintas instancias de lo poltico que se van configurando desde diferentes perspectivas. El teatro hoy est transversalizado. Escindido (en el mejor de los sentidos) por una cuestin que se construye desde ciertas acciones comunicativas (Habermas, 1989) y a partir de estas acciones comunicativas, elabora a nuestro juicio prcticas de significado (TEXTOS) y produccin de sentido (ESCENA). Op.Cit.

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    Gustavo Isch

    auditorio es acompaado por la cancin Patria, tierra sagrada, cuyas estrofas sern coreadas tambin al final de cada ceremonia por los asistentes. Prefiere los chamanes a los curas que representan la fe y el viejo poder, se acoge eventualmente en casas humildes. Sus actos hablan por l, o refuerzan sus palabras; en una misma comparecencia pblica, Correa no solo informa: eventualmente suele mofarse, cantar, bailar, conmoverse hasta las lgrimas, lamentar sus errores de buena fe o los de funcionarios de su gobierno; como un jefe de familia, se indigna, advierte, acusa, juzga, sentencia, condena, y hasta perdona, en tpica muestra de magnanimidad cesarista; ataca siempre; transmite humanidad a pblicos embelesados con el manejo terrenal de un poder que tradicionalmente se les manifestaba tan lejano como intocable.

    Desde sus inicios, y no para pocos auditorios, la dramaturgia del Presidente ha logrado resignificar todos los actos comunicativos del rgimen confirindoles, a priori, un valor de verdad; esta verdad, a su vez, adquiere tal condicin conferida por el lder/hroe que encarna las demandas de cambio y reivindicacin de quienes lo perciben como smbolo vivo y portador de los imaginarios de justicia, equidad, soberana, y por cierto, vindicta social.

    El enfrentamiento con la prensa

    Atencin particular merece la confrontacin sin cuartel que el presidente Correa libra con medios de comunicacin privados. La prensa corrupta uno de los calificativos ms usuales con que el Mandatario se refiere a este sector- ha promovido el seguimiento, difusin informativa pblica y la abierta oposicin al gobierno, y en el camino, eventualmente, lo ha hecho hipotecando su poder y su prestigio a la inobservancia de elementales normas de rigurosidad periodstica.

    Con el teln de fondo de esta pugna de poderes, el libro analizar la gestin de comunicacin del gobierno de Rafael Correa, en tres coyunturas especficas:

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    Introduccin

    a. El conflicto con Teleamazonas.

    b. El enfrentamiento por las rentas, entre el gobierno de Rafael Correa y la municipalidad de Guayaquil.

    c. El bombardeo del Ejrcito colombiano a la base de las FARC en Angostura.

    Los casos han sido seleccionados considerando que sus caractersticas de origen y desarrollo ilustran cmo se integran ejes clave de la estrategia de comunicacin en el proyecto poltico del gobierno de Rafael Correa, tanto desde la perspectiva ideolgica presente en la retrica de la revolucin ciudadana, cuanto desde el comportamiento estrictamente operativo de los componentes de comunicacin accionados por el rgimen en cada coyuntura e identificados junto a elementos de contexto fundamentales en la configuracin de cada caso.

    En el conflicto entre el gobierno y Teleamazonas analizaremos su origen, aspectos centrales del modo en que los recursos de comunicacin del rgimen operaron para posicionar en la opinin pblica el discurso corresta, en defensa de la revolucin ciudadana, contra la prensa privada como poder fctico. Ubicaremos y comentaremos sus principales momentos de tensin, desde mayo de 2009, hasta llegar a la clausura temporal del canal en diciembre de ese ao.

    En el caso Rentas para Guayaquil, el perodo de examen ser entre enero y febrero de 2010, con la marcha cvica en defensa de las rentas para esa ciudad convocada por su alcalde, Jaime Nebot, y cuya movilizacin fue el punto culminante. El nfasis del estudio estar centrado en los mensajes clave que condujeron el discurso meditico de los actores enfrentados, los cuales reflejaron dos proyectos polticos contrapuestos, dos liderazgos en pugna y dos estrategias de posicionamiento poltico meditico basadas en la publicidad y la propaganda que los actores desplegaron.

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    Gustavo Isch

    En el caso Angostura, el anlisis revisa la estrategia de comunicacin oficial basada en la reivindicacin del concepto de soberana y en su objetivo de posicionar legitimidad y fuerza en defensa de la patria. Reflexionaremos sobre una campaa de carcter altamente emotivo, que lig los conceptos de patria y soberana en el objetivo de aglutinar a su alrededor a los ms amplios sectores -incluida la oposicin- invocando a la unidad nacional para rechazar el ataque colombiano. Nuestro anlisis estudiar el modo en que los actores desplegaron comunicacionalmente sus estrategias polticas y ciertas caractersticas del comportamiento meditico en la cobertura informativa del tema. El perodo de estudio comprende del 1 de marzo al 7 de marzo de 2008.

    La estructura narrativa discurre entre la historia como lectura indispensable para entender el presente, la sociologa poltica para interpretar los procesos, y la comunicacin poltica para demostrar nuestra hiptesis.

    El lector encontrar a lo largo de las siguientes pginas reflexiones sobre la democracia, sobre la poltica y los polticos que la representan, sobre la comunicacin y su influencia cada vez mayor en la configuracin de un modelo de sociedad que parece an lejos de estar definido, pero sobre todo, una constante preocupacin por el futuro.

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    Captulo I

    Esfera pblica, comunicacin poltica, y campaa permanente

    El gobierno liderado por Rafael Correa y su impacto en la configuracin de la esfera pblica ecuatoriana pueden ser mirados desde una perspectiva crtica, habilitada por la construccin habermasiana que, en relacin a la coexistencia entre los hechos del poder poltico y la conformacin de la opinin pblica, plantea la existencia de (...) un espacio que se encuentra fuera del Estado y en el cual los actores privados de la sociedad se renen e interactan con el objetivo de debatir y persuadirse entre s mediante un discurso argumentativo racional.10 Sobre tal escenario de intercambio de opiniones trascendentes para la vida social, marcado por una agenda temtica sustentada en el dilogo y la apertura a la participacin ciudadana y la sociedad civil para intervenir en l, parecera que el rgimen de Rafael Correa expone un desprecio absoluto por el sentido liberal de los conceptos de esfera pblica y democracia; no obstante, cabe reflexionar si las crticas al gobierno de Correa en este aspecto, y su respuesta a sus opositores, se originan desde una

    10 Habermas, Jurgen; (1981) La transformacin estructural de la vida pblica. G. Gili. Barcelona. P.15

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    Gustavo Isch

    base moral que idealiza la prctica de la poltica y el ejercicio de la democracia y el debate, estructurando as un campo de conflictos donde las diferencias se plantean como una lucha entre el bien y el mal, y fundan una paradoja en la que ambos anulan la posibilidad de un proyecto democrtico suficientemente fuerte para sustentarse, no en el consenso racional, sino en el reconocimiento de los antagonismos.

    Sin renunciar a otros aportes interpretativos,11 el enfoque que sucintamente comentamos nos recuerda cmo, una de las formas en las que la sociedad civil influye sobre el Estado cerrado es desde afuera, mediante la fuerza de la publicidad poltica en la concepcin habermasiana- (...) asedindolo mediante la iluminacin de las diversas actividades ocultas del Estado.12 Surge aqu el rol de la prensa como agente mediador entre la transmisin de informacin de inters pblico y de estmulo a la difusin de la opinin pblica, y una ciudadana simultneamente ubicada como pblico de dicha informacin, as como destinatario de los actos del poder poltico.

    11 Hannah Arendt (1993), Norberto Bobbio (1992), Talcott Parsons (1960), Guillermo ODonell (1994, 1996, 1998), Margarita Boladeras (1996), Albercht Wellmer (1979, 1993), Agnes Heller (2000,2002, 2005), Thompson, J.B. (1993), Tucker, K.H, Anthony Giddens (1998), Chantal Mouffe (2007), son solo algunos de los muchsimos autores que han trabajado el tema de la esfera pblica.

    Como fenmeno asociado al nacimiento de la sociedad democrtica-liberal destacamos la capacidad de la esfera pblica para ofrecer un espacio de participacin de ciudadanos tericamente iguales en su acceso a ella, y tambin en teora, inclusivo y universal. Asumimos este enfoque en trminos generales, advirtiendo que sobre l existen visiones contrarias, que incluso recurren a la historia para demostrar que esta esfera nunca fue inclusiva para ciudadanos que no pertenecan a la burguesa.

    12 En su obra de referencia Historia y crtica de la opinin pblica, Habermas investig el tema de la Publicidad. Ella es entendida como contrapeso de los procedimientos secretos, divulgacin de noticias y opiniones diversas; es condicin sine qua non del sistema poltico democrtico. En este sentido, la publicidad deviene una condicin de posibilidad del establecimiento de los valores morales sobre los que se asienta la democracia. La comunicacin es la base de sustentacin de los principios de la poltica democrtica.

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    Primeras aproximaciones. La esfera pblica

    La relacin entre el poder poltico, los medios de comunicacin y la ciudadana ha evolucionado de un modo complejo e invariablemente marcado por clivajes y conflictos; el pblico de las opiniones ha reflejado esa articulacin a lo largo de la historia, y los hechos que relatan la interdependencia entre poltica, comunicacin y ciudadana pueden ser abordados desde incontables intereses o enfoques. Para el propsito de este libro, nuestra atencin se dirigir hacia la evidencia de un proceso disruptivo en la esfera pblica ecuatoriana, a partir del ejercicio del poder poltico por parte del gobierno de la revolucin ciudadana, fuertemente matizado por su conflictiva relacin con los mass media y con quienes han manifestado opiniones divergentes al proyecto corresta, o han cuestionado actos de poder develados por la prensa.

    Creemos que la esfera pblica ecuatoriana ha sido un espacio de dilogo tradicionalmente influido de manera determinante por los medios de comunicacin masiva, dada su capacidad para fijar la agenda social o -si se quiere- los temas de inters colectivo; de su lado, autoproclamados como independientes de todo poder poltico y de todo influjo ideolgico, los medios de prensa en el Ecuador haban eludido antes del gobierno corresta un debate realmente serio sobre su relacin con los diferentes regmenes polticos, sobre su incidencia en los niveles de calidad democrtica existentes, sobre los efectos perturbadores de su discurso informativo y editorial en estados abiertos o en estados cerrados al libre intercambio argumentativo, y sobre su responsabilidad en la conformacin de una opinin pblica manipulada o slidamente fundada.

    Visto en retrospectiva, es indudable que la implantacin de un proyecto poltico como el liderado por Correa hall desde el inicio en los medios de comunicacin una ventaja doblemente funcional: por un lado, los ha aprovechado para posicionarse, y por otro, para convertirlos, en tanto contradictores de su gobierno, en el sujeto ideal para antagonizar y promover su invocacin a luchar contra los enemigos del pueblo ocultos en poderes fcticos.

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    Gustavo Isch

    Paradjicamente, el poder meditico que facilit la rpida adscripcin ciudadana al discurso radical de Rafael Correa, cuestionador de la poltica ecuatoriana y de la corrupta institucionalidad fundada en ella, es el mismo poder que hoy no acierta a detener la vehemente campaa del lder de la revolucin ciudadana por desmontarlo.

    La comunicacin poltica

    Si asumimos el rol de la prensa como clave en el modelo de apertura a discusin y acuerdo social basado en la libre deliberacin de opiniones, creemos importante recordar que los medios de comunicacin no son entelequias supra sociales o instituciones inocuas, ajenas a los avatares del poder que afirman combatir, o del cual y por principio dicen- al menos deben desconfiar. De igual manera, es difcilmente rebatible el hecho de que la prensa ha evolucionado tambin ligada a una lgica comercial, alterando su naturaleza originaria de foro para el debate racional-crtico, para convertirse, entre otras cosas, en un campo de consumo cultural y un medio de generacin de opinin al servicio de intereses creados.

    La compleja relacin que la prensa establece con el poder poltico y econmico ha llevado a muchos autores, a muchos polticos, y cada vez a ms ciudadanos, a preguntarse si el poder meditico puede poner en peligro el funcionamiento del proceso democrtico, sea cual fuere, y a suscribir la necesidad de establecer reglas ms claras de juego a una relacin que, por lo dems, no debera ser indefectiblemente asumida de modo perjudicial. Pero, cmo es que la relacin entre poltica y comunicacin se produce?

    Para responder nuestra interrogante propondremos algunas precisiones planteadas por Mara Jos Canel en su libro Comunicacin Poltica (1999; editorial Tecnos, Madrid Cap. 1), con las que convenimos plenamente. La autora define a la poltica como:

    la actividad por la que se adoptan y aplican las decisiones en y para la comunidad La poltica es ms bien una forma de saber

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    Primeras aproximaciones. La esfera pblica

    prctico; es un saber que se realiza con la puesta en prctica de unos principios. Por eso se afirma que la poltica es una actividad que consiste, esencialmente, en la toma de decisiones que incluyen proyectos, planes y programas de accin. En cuanto que la poltica es el gobierno o la direccin () de las personas, las medidas polticas tienen unas consecuencias que son vinculantes; son decisiones que obligan. En este sentido las medidas polticas (Snchez Agesta, 1970: 528-529) -hacen referencia a un fin por el que se gobierna, que es la consecucin del bien pblico- se apoyan en el poder, es decir en que quien adopta las decisiones est legitimado para ello por unas instituciones y unas leyes; e implican conflicto, en el sentido de que en torno a ellas caben diferentes posturas y posiciones, no siempre coincidentes sino ms bien, con frecuencia, enfrentadas.

    Por ltimo, la poltica es el gobierno de los asuntos pblicos, la direccin del grupo humano, la direccin de las personas; es decir, las decisiones que se adoptan y que son vinculantes, lo son para la organizacin de una colectividad de personas, de una comunidad.13

    Es evidente, a la luz de estas precisiones, que la comunicacin tiene una influencia clave en esa actividad de adopcin y gestin de decisiones que se aplican en y para la comunidad. En primer lugar, y siguiendo la reflexin de la misma autora, todo proceso de toma de decisiones implica una informacin previa, datos para construir un conocimiento situacional, y un intercambio de opiniones entre aquellos que estn implicados. Se trata de un proceso que concatena signos, seales y smbolos intercambiados por varios sujetos. Por otro lado se requiere de la comunicacin para informar, para promover y para sostener las medidas que han sido adoptadas; es el ejercicio de la comunicacin el que, ms all de la juridicidad, convierte en vinculantes a esas decisiones sobre aquellas personas a las que van dirigidas. En un sentido ms complejo, la legitimidad obtenida en las elecciones solo se consolida si se gestiona adecuadamente la comunicacin, es decir, si el que est en el poder se comunica, de 13 Canell, Mara Jos. Comunicacin Poltica; Tcnicas y estrategias para la sociedad

    de la informacin. 1.999; editorial Tecnos, Madrid. P. 16.

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    manera fluida, con aquellos a quienes gobierna, de manera que sus medidas sean entendidas y asumidas.14

    Finalmente, y siguiendo a la misma autora, aadamos que la comunicacin es esencial en la organizacin de la comunidad para orientar a la sociedad posicionando definiciones, metas y problemas comunes, sobre los cuales se busca generar consenso, entender una diversidad de percepciones y valores, posturas y tradiciones; todo lo cual facilita la resolucin de conflictos, ... trascendiendo las diferencias, verificando las distintas opciones y razonando la eleccin de una de ellas entre varias.15

    Queda claro que es necesario separar los conceptos de poltica y comunicacin, para situar a cada uno de estos campos fenomenolgicos en el punto de encuentro, al que llegan desde actividades distintas, originando no solo un nuevo apartado terico o acadmico sino una nueva realidad cultural que se conoce como comunicacin poltica.

    Ms que una recopilacin de definiciones repetitivas sobre comunicacin poltica, nos interesa comentar su importancia en la sociedad. Como bien seala Javier del Rey Morat en su ensayo De qu hablamos cuando hablamos de comunicacin poltica?:16 Entender la poltica supone reconocer lo que es importante, es decir, todo aquello que influye en forma destacada sobre el resultado de los acontecimientos. Significa conocer lo que es valioso -la influencia de cada resultado poltico sobre nuestros valores y sobre las personas y cosas que nos interesan-, y significa tambin conocer lo que es real y verdadero; y agrega: ... La comunicacin poltica exige a los polticos asumir comportamientos algo estrafalarios, como son los propios del guin de una campaa electoral, y los juegos de lenguaje que ese perodo impone a los actores instalados en el rol de candidatos.14 Canell, Mara Jos. Op. Cit. P. 23.15 Ibid.16 Morat, Javier (1996) De qu hablamos cuando hablamos de comunicacin

    poltica?. ZER.Revista de Estudios de Comunicacin. Madrid

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    Primeras aproximaciones. La esfera pblica

    El conjunto de las proposiciones que resumimos habla de una articulacin entre comunicacin y poltica, que opera como factor preeminente en la praxis de regmenes democrticos y en el correlato de sus debilidades y contradicciones, antes muchas veces ocultas tras la clandestinidad de las razones de Estado, pero inevitablemente develadas -tarde o temprano- gracias al fortalecimiento de la esfera pblica.

    Por otro lado, el seguimiento de los hechos y actos del poder pblico se ha situado bajo la perspectiva de la defensa de la libertad de expresin, la libertad de informacin, y de la lucha contra la corrupcin. Hoy la poltica es seguida de cerca por los gobernados a travs de los medios de comunicacin, particularmente desde la consolidacin del llamado watchdog journalism.17 Pero quin y cmo debe seguir a los medios de comunicacin? Es posible ponerles lmites? O lo qu es ms importante considerar: debera imponrseles lmites? Si la respuesta a esta ltima pregunta es afirmativa, debera plantearse quin y cmo podra hacerlo. Creemos que la lucha de Correa contra la prensa como poder fctico debe explicarse en este marco y en la respuesta a estas y otras interrogantes, pues trasciende la sintomatologa caracterstica de otros liderazgos polticos coyunturalmente enfrentados a los mass media privados.

    Por su parte, los medios masivos ecuatorianos, devenidos en actores polticos acostumbrados a dominar de modo casi monoplico la agenda pblica, se han visto vulnerables ante el embate de la revolucin ciudadana liderada por un presidente capaz de disputarles sus pblicos, sus espacios, y utilizar la tecnologa de comunicacin para movilizar en su contra a amplios sectores de la opinin pblica.

    17 Uno de los fenmenos clave ligados a la transformacin del periodismo producida en los sistemas democrticos occidentales a partir de la dcada de los 70 es el aparecimiento del periodismo de investigacin, al cual Silvio Waisborn dedica parte importante de sus reflexiones y publica en 2000: Watchdog Journalism in South Amrica.

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    Para abundar an ms en la relacin entre esfera pblica y comunicacin poltica, podramos sugerir que la primera es un campo harto susceptible a la influencia creciente de la comunicacin poltica desplegada como un proceso y un escenario en constante movimiento. Es indudable que la discusin crtica estimulada por la prensa peridica fue impactando paulatinamente y contribuy de modo importante en la transformacin de los estados modernos. Si asumimos ese razonamiento, podra entenderse cmo, en el caso ecuatoriano, la existencia de diversas tendencias, la emergencia de nuevos actores polticos como los llamados movimientos sociales, y el divorcio entre el Estado y la sociedad civil son factores importantes que han abierto la puerta al impulso del proyecto hegemnico liderado por Rafael Correa y que fomenta el rol de un Estado cada vez ms intervencionista y decidido a administrar el bienestar de los ciudadanos, apuntalando este propsito en una intensiva estrategia de comunicacin permanente, que invade y coloniza la esfera pblica.

    Finalmente, sealemos que el territorio de la comunicacin poltica incluye las estrategias, dispositivos, recursos y reglas que estructuran el escenario de la interaccin y de la confrontacin entre los actores polticos en la esfera pblica, en el conjunto de la sociedad, y por cierto inciden en el diseo de modelos de democracia.

    La campaa permanente como concepto para describir un fenmeno

    El proceso poltico que lidera Rafael Correa ha sido calificado como una campaa permanente, dada su accin constante iniciada en el proceso electoral y extendida a la gestin de gobierno, perdiendo as cada una su naturaleza especfica. An admitiendo que se trata de un concepto que puede ser revisado, varios analistas18 coinciden en identificar sus rasgos fundamentales:

    18 Sidney Blumenthal (1982, 7), Jones 1996, Harris 2000, Miroff 2000, Ornstein y Mann (2000, 219), Heclo (200,17), Needham (2005,344), Tenpas y Mac Cann (2007), Coock 2002, Doherty 2007), entre otros.

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    Primeras aproximaciones. La esfera pblica

    la unin de las tcnicas de campaas polticas con el acto de gobernar (); el fenmeno en el que la administracin es diseada para sostener la popularidad oficial del elegido () Blumenthal (1.982,7). El trmino se hizo prcticamente sinnimo de las estrategias de comunicaciones de la presidencia de Clynton. Jones (1996); (Harris 2000); Miroff (2.000). El estado en el que el proceso de campaa y el proceso de gobernar perdieron cada uno su carcter distintivo (Ornstein y Mann; 2000, 219);La caracterstica definitoria de la campaa permanente se encuentra en el papel significativo de expertos consultores, encuestadores u otros medios en la conformacin de la conducta de lderes electos y la poltica de Gobierno. Utilizando la informacin proporcionada por las encuestas y grupos focales, estos expertos montan estrategias que pretender reforzar la popularidad de los lderes; Needham; (2005, 344).

    La campaa permanente de Rafael Correa19 es un claro ejemplo de cmo en ciertos liderazgos polticos The process of campaigning and the process of governing have each lost their distinctiveness. (Blumental, Ornstein and Mann, 2000:219). En cualquier modo, los procesos polticos que muestran este tipo de campaas comparten rasgos definitorios clave como:

    y Significativo rol de consultores de campaa (encuestadores, asesores de prensa).

    y Definicin de estrategias va investigacin.

    y Tecnologas de comunicacin sumadas a tcnicas de marketing, industria de sondeos de opinin, publicacin y difusin en medios. (Needham, 2005, 344).

    Quiz el aspecto ms importante de este fenmeno es el derivado de sus consecuencias en los sistemas democrticos, pues invita

    19 Un detallado trabajo alrededor del tema puede encontrarse en: Catherine Conaghan, Queens University, and Carlos de la Torre, FLACSO-Ecuador: The Permanent Campaign of Rafael Correa: Making Ecuador`s plebiscitary Presidence. July 2.008, Press Politics, Volume 13, Number 3; p. 267.

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    a balances marcadamente opuestos; por un lado, se cree que las campaas permanentes fortalecen la rendicin de cuentas y la movilizacin social, mientras que otros consideran que los conflictos sociales son exacerbados por este fenmeno, propio de regmenes populistas y neo populistas, que tienden a derivar en democracias electorales y democracias plebiscitarias (Theodor Lowi, EEUU, 1985, 65), donde precisamente las ventajas sealadas en relacin a la participacin ciudadana y el accountability tienden a desvanecerse, y se afecta severamente la institucionalizacin.

    Para ilustrar esta interpretacin opuesta, los estudios de caso que actualmente establecen condiciones en plena vigencia para un ejercicio comparativo -que an est lejos de arrojar resultados definitivos en relacin a este tema- centran sus miradas en las nuevas democracias en los Andes y el libreto de la refundacin manejado por sus gobiernos.20

    Lo que es inobjetable es que tanto en el proceso electoral, cuanto en la gestin de gobierno, el rgimen de Rafael Correa se ajusta a las caractersticas de campaa permanente. Nuestra tesis destaca el anclaje de dicha campaa en una estrategia de comunicacin totalmente cohesionada con la estrategia poltica del rgimen.

    20 Venezuela: Hugo Chvez, elecciones 1998, referndum, Asamblea en 1999, plenos poderes para la reeleccin. Bolivia: Evo Morales, Asamblea Constituyente, nueva Constitucin, referndum y nuevas elecciones favorecen al proyecto de Evo Morales. Ecuador: 2006-2007, referndum, Asamblea Constituyente 2007, reeleccin en 2008. Como se ve, existe un libreto similar en los tres pases.

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    Captulo II

    El contexto previo a la revolucin ciudadana

    El 15 de enero de 2007, durante la ceremonia de su investidura presidencial, y mientras pronunciaba su primer discurso a la nacin, Rafael Correa levant una rplica de la espada de Simn Bolvar obsequio de su homlogo Hugo Chvez- y prometi poner fin en el Ecuador a la larga y triste noche neoliberal, as como encaminar a la patria hacia el Socialismo del siglo XXI.21

    Correa aparentemente est convencido de que para cumplir tales promesas, la presidencia no es sino un espacio de gobierno en

    21 El Socialismo del Siglo XXI no es, como se cree, un concepto de Heinz Dieterich Steffan, sino del autor ruso, A.V. Buzgalin, quien lo utiliz en una publicacin editada originalmente en 1996 y traducida al espaol en el ao 2000, bajo el ttulo El Socialismo del siglo XXI. El presidente venezolano Hugo Chvez lo populariz durante el V Foro Social Mundial, el 30 de enero de 2005.

    Los lderes polticos de la regin que acuan el trmino son Hugo Chvez, de Venezuela; Rafael Correa, de Ecuador; y eventualmente, Evo Morales, de Bolivia. Se refieren al Socialismo del Siglo XXI como un proyecto en construccin, de origen latinoamericano, no marxista, inspirado en el cristianismo liberador no confesional y no anclado a los modelos socialistas experimentados por algunos pases desde el siglo pasado, sino ms bien orientado hacia el futuro. Como tal, habra que entenderlo como una corriente poltica tericamente inacabada, y normativamente abierta a las interpretaciones que desde la izquierda puedan acercrsele, de un modo ms bien eclctico.

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    medio de una lucha radical por hacerse del poder poltico para transformar las viejas estructuras del estado,22 acabar con la partidocracia,23 y combatir a quienes se opongan al proceso de revolucin ciudadana, como l mismo bautiz a la propuesta de cambio que con tanta vehemencia promueve,24 con el respaldo hasta ahora mayoritario de la poblacin, y en un clima de permanente controversia pblica.

    Correa como candidato, y como presidente en funciones, ha promovido un discurso refundacional, crtico de la globalizacin, enemigo del neoliberalismo y de la democracia burguesa; ha consolidado un estilo de liderazgo personalista, confrontativo, sin mediaciones, a travs del cual acciona una profunda polarizacin poltica, que se refleja en la esfera pblica al ser alimentada desde una constante y eficaz accin comunicativa.

    Creemos que los sucesivos xitos electorales del corresmo, el posicionamiento de su discurso, la implantacin de su proyecto de cambio en algunos sectores, sus ambigedades y sus tensiones frente

    22 En trminos generales, el presidente Correa alude en este sentido a las estructuras generadoras de injusticia social, inequidad jurdica de los ciudadanos ante la ley, subordinacin poltica y explotacin econmica.

    23 Partidocracia: en alusin a los partidos que han estado en el eje del poder poltico, tambin llamados partidos de Estado. Para Correa son aparatos polticos caducos, asentados en redes clientelares con intereses en cargos burocrticos, pero que en su accin parlamentaria y de administracin han representado al gran poder econmico y han mantenido, mediante prcticas corruptas, un monopolio de la representacin, mediante el manejo del sistema electoral (Ver ms en Otros Cucos.net.blog).

    24 Sin embargo, la lucha recin empieza. Noviembre 26 no fue un punto de llegada, fue un punto de partida, La Revolucin Ciudadana recin se ha iniciado y nadie la podr parar, mientras tengamos a un pueblo unido y decidido a cambiar. Esta esperanza de unos cuantos se expandi cual fuego en pajonal, y se convirti en la esperanza y decisin de todos los ecuatorianos que, en noviembre 26 del 2006, escribieron una gesta heroica en el pas y empezaron una nueva historia. Hoy, LA PATRIA YA ES DE TODOS. (Rafael Correa, discurso de posesin, 15 de enero de 2007).

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    El contexto previo a la revolucin ciudadana

    al modelo normativo de democracia liberal, no pueden explicarse solo desde el presente, ni a partir de un estudio particularizado de su retrica radical o de las realizaciones de su gobierno, sino a partir de una mirada al pasado reciente, en el que se encuentran los factores principales que prepararon el terreno para el advenimiento de la revolucin ciudadana.

    Distintos enfoques han analizado el desarrollo de la democracia ecuatoriana a partir de la transicin de la dcada de los aos 70. Destacamos los que enfatizan en las razones estructurales o econmicas (Acosta, 2001: Ayala, 1982; 1995; 2008; Quintero y Silva 2001); en la dinmica poltica que sustenta la toma de decisiones y el rol de los actores (Freidenberg y Alcntara, 2001); en las lgicas culturales (Hurtado, 1977; 2007), o en el diseo institucional y su relacin con las estrategias polticas de los actores (Pachano 2007:37).

    Los distintos elementos de anlisis que cada uno de estos enfoques aporta sugieren la confluencia de precondiciones estructurales y coyunturales que estn en el origen del fenmeno Correa. La prdida de confianza en las instituciones democrticas, el colapso de los partidos polticos tradicionales ligados al sistema, la crisis de la poltica econmica alrededor del neoliberalismo y la inestabilidad gubernamental acompaada de movilizacin social son factores relevantes del contexto previo al surgimiento de la revolucin ciudadana que debemos mencionar.

    Una transicin democrtica marcada por la fragilidad

    El pas inicia la dcada de los 70 en dictadura, tras el derrocamiento de Velasco Ibarra en 1972 por el Gobierno Nacionalista y Revolucionario de las Fuerzas Armadas presidido por el general Guillermo Rodrguez Lara, cuyos objetivos bsicos eran atacar el subdesarrollo y elevar el nivel de vida de los sectores populares mediante reformas agraria, fiscal y administrativa, mejor

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    aprovechamiento de los recursos naturales, creacin de fuentes de trabajo en actividades productivas.25

    Con importante respaldo en sectores medios y bajos, el gobierno se enfrent a terratenientes opuestos a la reforma agraria, cmaras de agricultura y produccin -que lo acusaban de estatista y comunista- y transnacionales petroleras como la Texaco-Gulf, empresa que organiz un boicot de la produccin y exportacin petrolera que caus enormes prdidas al Estado y le oblig a aceptar una baja de precios (Ayala Mora, 2008:113).

    Sin embargo, el rgimen se deteriora por un conjunto de elementos que empujan en septiembre de 1975 una cruenta insurreccin militar que evidencia la profunda ruptura al interior de las Fuerzas Armadas. Tres meses despus, el general Rodrguez Lara es depuesto por un triunvirato militar que entreg el poder y una nueva Constitucin -aprobada con el 45 por ciento de votos, en referndum- a los civiles.

    El primer gobierno constitucional producto del retorno a la democracia estuvo integrado por el binomio Jaime Rolds Aguilera y Oswaldo Hurtado, que triunf en las elecciones del 16 de julio de 1978; 18 meses despus de la convocatoria a elecciones y 9 meses de lapso entre la primera y la segunda vuelta electorales, lo que sugiere un perodo marcado por un dbil acuerdo de los actores comprometidos con tutelar el proceso de transicin a la democracia, tal como coinciden en afirmar varios investigadores, (Hurtado Osvaldo: 2007; Ayala Mora: 2008).

    Un diseo institucional y actores polticos en permanente tensin

    A esta debilidad poltica de la transicin se sum la permanente tensin entre los partidos polticos y los sucesivos gobiernos. El enfrentamiento entre el Congreso y el gobierno de Rolds fue la

    25 Gobierno del Ecuador, Filosofa y Plan de Accin del Gobierno Revolucionario y Nacionalista del Ecuador, 1972.

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    El contexto previo a la revolucin ciudadana

    tnica durante toda la administracin, y oper negativamente en los resultados de su administracin. Ese libreto se reprodujo luego en los sucesivos regmenes a lo largo de estas dcadas, en las que los planes de gobierno y sus respectivas medidas de ajuste o estabilizacin chocaron siempre con la oposicin de grupos adversos.

    Esta lgica de permanente conflictividad era posible dado que los partidos polticos (antes de Correa) ejercan una gran capacidad de veto sobre el Ejecutivo, favorecidos por las ventajas que les haba proporcionado el sistema de partidos,26 y por su capacidad de movilizar a su favor grupos de presin adversos a las polticas econmicas adoptadas por el rgimen de turno. El mantenimiento de este comportamiento podra tambin considerarse como uno de los factores para el progresivo alejamiento de estos actores sociales y el pueblo al que deban representar.

    Antes del triunfo electoral de Rafael Correa, el diseo institucional al que aludimos haba auspiciado la hegemona de los partidos polticos. Segn anota Burbano de Lara:

    ... este predominio estuvo signado desde el retorno a la democracia en 1979, por un primer momento de precaria estabilidad institucional, que va desde las elecciones de la transicin hasta el fin del Gobierno

    26 Los especialistas definieron al sistema de partidos ecuatoriano como un sistema de multipartidismo polarizado. Sus rasgos predominantes, segn Flavia Freidenberg, experta en el sistema poltico ecuatoriano, fueron la existencia de un alto nmero de partidos -cinco o seis- con fuerza electoral y capacidad de coalicin, sus dificultades para construir consensos y sus altos niveles de polarizacin ideolgica. Entre 1979 y 2002, inclusive, los partidos que vertebraron el sistema fueron el Social Cristiano (PSC), la Izquierda Democrtica (ID), la Democracia Popular (DP) y el Partido Roldosista Ecuatoriano (PRE). Estos cuatro partidos lograron concentrar, segn datos de Simn Pachano, entre el 43,9 por ciento y el 73,8 por ciento de los votos parlamentarios entre 1984 y 2002. (Burbano de Lara: 2007; Correa y el ocaso de los partidos, en Correa una ao: de las promesas a la realidad. Edimpres S.A.).

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    de Sixto Durn Balln, en agosto de 1996; y un segundo, de inestabilidad poltica y crisis de gobernabilidad, que arranca con la destitucin de Bucaram, en febrero de 1997, y se extiende hasta la eleccin de Correa.27

    Segn Echeverra (Echeverra; 1997), la oposicin marcaba la agenda del Congreso y los partidos polticos. Asimismo, Echeverra sostiene que la funcin participativa y representativa del sistema poltico habra sido casi eliminada ante la primaca de un manejo tcnico de las polticas estatales de ajuste. Para este autor, la consecuencia de esta dinmica fue la ruptura del equilibrio entre el proceso decisional y la representacin poltica, en un sistema de representacin que se presenta a ojos de la sociedad como generador de obstrucciones y conflictos de las decisiones, sobre todo econmicas.

    Burbano de Lara agrega, en la misma lnea de reflexin, que las consecuencias derivadas de este hecho son dobles y apuntan hacia la ingobernabilidad: ...el rgimen poltico ha quedado atrapado en la lgica de la pugna de poderes, al tiempo que los partidos no pueden cumplir su funcin de representacin, de nexo entre la sociedad y Estado, al quedar excluidos de las decisiones vitales del cambio de modelo econmico.28

    En este marco se evidencian condiciones poco propicias para el fortalecimiento del sistema democrtico, y ms bien podra decirse que en l se alentaba el paulatino proceso de alejamiento de una sociedad que, de alguna manera, estaba obligada a encontrar su representacin en un sistema de partidos y una institucionalidad poco competentes a la hora de canalizar las demandas y satisfacer las expectativas ciudadanas.

    27 Burbano de Lara, Felipe. 2007; Correa y el ocaso de los partidos, en Correa un ao: de las promesas a la realidad. Edimpres S.A.

    28 Burbano de Lara, Felipe. 2.003; Democracia, gobernabilidad y cultura poltica, FLACSO Sede Ecuador. P.p. 28-29.

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    El contexto previo a la revolucin ciudadana

    Seales de la crisis del modelo econmico

    Sin duda, la crisis del modelo econmico, que con matices apenas diferenciadores impuls desde el retorno a la democracia un esquema de corte neoliberal, es uno de los factores clave en el contexto previo a la emergencia de Correa y su proyecto refundacional. En efecto, el proceso de transicin a la democracia abri muchas expectativas auspiciadas por la explotacin petrolera, e impuls el crecimiento de una clase media alimentada por la ilusin de un nuevo pas rico, pero, como sealan varias investigaciones, no concluy implantando reformas estructurales que en lo econmico, lo poltico o en lo institucional consolidaran el funcionamiento del sistema democrtico en su conjunto (Hurtado: 2007; Ayala Mora: 2007; Quintero y Silva: 2001; Acosta 2001).

    Para el Ecuador, la dcada de los 80 fue un escenario propicio para una retrica poltica incluyente en lo social, alineada con los ideales de progreso basado en una economa moderna y desarrollista, y aparentemente comprometida con el fortalecimiento del sistema democrtico; pero por otro lado, se produce el fin del auge econmico, pues el endeudamiento anclado a los recursos petroleros no detuvo la crisis que se desat a inicios de los 80 y que se mantuvo y agrav hasta entrado el nuevo siglo.

    Desde el retorno a la democracia en 1979 (...), los presidentes independientemente de sus posiciones polticas-, invariablemente adoptaron duras medidas al inicio de sus respectivos perodos pero siempre dieron marcha atrs hasta terminar, en la mayor parte de los casos, en formas de populismo econmico.29

    A la muerte de Rolds, el 24 de mayo de 1981, su vicepresidente Oswaldo Hurtado asumi como Jefe de Estado. Enfrent la crisis econmica agravada por inundaciones en varias provincias de la Costa, con medidas fondomonetaristas; sucretiz la deuda externa 29 Espinosa Roque; 2.000; Universidad Andina Simn Bolvar. La crisis econmica

    financiera ecuatoriana de finales de siglo y la dolarizacin. P.2

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    privada, devalu la moneda, aument el precio de los combustibles y servicios bsicos y disminuy subsidios a productos de consumo popular. Enfrent la oposicin de empresarios que lo acusaban de estatizante y cuatro huelgas nacionales encabezadas por el Frente Unitario de Trabajadores y otros actores sociales.

    El siguiente gobierno, presidido por el lder socialcristiano Len Febres Cordero (1984-1988), que triunf en segunda vuelta por un estrecho margen (1.5 por ciento), ... aplic una poltica econmica neoliberal que produjo mayor concentracin de la riqueza en pocas manos y un deterioro progresivo del nivel de vida de la poblacin y de las libertades democrticas. (Ayala Mora: 2008). Pese a que reactiv la produccin agrcola en la Costa, en el campo econmico, durante su gobierno ... se produjo una cada del PBI en seis por ciento en 1987, el incremento de la inflacin al 85.7 por ciento en 1988 (Araujo, 1988: 53) y una devaluacin del 51 por ciento en 1987 y del 95,3 por ciento en 1988 (Thoumi y Grindle, 1992: 65). El Estado que destinaba en 1980 el 8,9 por ciento del Presupuesto General del Estado al pago de la deuda externa, en 1987 subi este porcentaje al 27,3 por ciento (Acosta; 347).

    El terremoto que sacudi al Ecuador en 1987 inutiliz el oleoducto durante seis meses impidiendo la exportacin de crudo y agravando la crisis econmica. Al concluir su mandato, Febres Cordero no pudo cumplir su oferta electoral de pan, techo y empleo.

    El mismo patrn de conflictividad entre los poderes del Estado, la falta de apoyo decidido de los aliados naturales del rgimen, la incapacidad para sostener una poltica econmica, que bien pueden explicarse como resultado de la lgica excluyente y regionalista del gobierno (marcadamente integrado por empresarios, polticos y figuras guayaquileas), se suman a las mismas anomalas del sistema en su conjunto.30

    30 Desde el retorno a la democracia en 1979 (...) el modelo de una democracia partidista se vio debilitado por dos procesos simultneos: las polticas de ajuste

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    El contexto previo a la revolucin ciudadana

    Al gobierno de Febres Cordero le sigui el del socialdemcrata Rodrigo Borja Cevallos (1988-1992). Su gestin, al igual que las precedentes, se caracteriz por la toma de medidas de ajuste cambiario y estabilizacin durante los cuatro aos de gobierno, lo que le gener tambin como a sus antecesores- una constante oposicin de fuerzas sociales y polticas que impidi la implementacin de una poltica coherente durante su mandato.

    El gobierno de Borja increment el precio de los combustibles, mantuvo las mismas lneas de ajuste -aunque bajo la modalidad de minidevaluaciones peridicas- por lo que no pudo disminuir la inflacin ni detener las alzas de precios, y tampoco revitaliz la economa; implement reformas fiscales y moderniz el rgimen laboral, mantuvo conflictos con las centrales sindicales y en 1990 enfrent el primer levantamiento indgena desde el retorno a la democracia; la presin social lo empuj a buscar apoyo de grupos de presin econmica.

    El siguiente gobierno, encabezado por Sixto Durn Balln (1992-1996), se present como el proyecto neoliberal ms ortodoxo, orientado no nicamente a la aplicacin de medidas estabilizadoras, sino a implementar aquellas como primer paso de una transformacin integral del Estado (Pachano, 2007; 24).

    En su administracin se promovieron las privatizaciones, la mxima limitacin al rol regulador del Estado en la economa, y se apoy a la banca y al crecimiento de las inversiones empresariales nacionales y extranjeras, y se volvi a beneficiar a intermediarios y consorcios extranjeros con la poltica petrolera. Probablemente, es el gobierno de menor inters por la poltica social.

    econmico (CORDES 1999; Echeverra 1997; Verdesoto 1996), y la permanencia de prcticas polticas tradicionales en el seno de las instituciones democrticas (aquellas prcticas que la democracia y los partidos deban superar).

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    El fracaso de las reformas de corte neoliberal fue estrepitoso. Se produjo una desinversin de las actividades productivas a consecuencia del incremento de las tasas de inters; la poltica de crditos se volvi cortoplacista, pues el dinero se facilitaba bsicamente para ser cubierto en plazos de tres meses a un ao, como mximo. Los sectores productivos ms poderosos transfirieron grandes sumas hacia los agentes financieros y especulativos, lo que paulatinamente degener en la concentracin del dinero en pocas manos, en tanto se auspiciaba una relacin mutuamente beneficiosa entre los sujetos de destino de los crditos y los grupos de poder. Investigaciones posteriores a la debacle econmica mostraron cmo el uno por ciento de los clientes del sistema financiero privado concentraba el 63 por ciento del volumen total de crdito otorgado desde 1995, en tanto cerca del 90 por ciento de los recursos financieros canalizados por el sistema financiero se haban concentrado en las provincias de Guayas y Pichincha.31

    El Congreso en el ao 1994 se fragment al punto de contener en su seno a 14 partidos, ocho de los cuales tenan apenas entre uno y dos diputados. El rgimen qued totalmente debilitado cuando la Corte Suprema de Justicia, de fuerte influencia socialcristiana, oblig a renunciar al vicepresidente Alberto Dahik, verdadero mentalizador de la poltica neoliberal del gobierno y lider una oposicin que, desde distintas vertientes, acorral al gobierno hasta el fin de su mandato.

    En 1996, Abdal Bucaram, poltico populista costeo, fundador del Partido Roldosista Ecuatoriano, triunf en las elecciones derrotando en segunda vuelta al candidato del partido socialcristiano Jaime Nebot. Bucaram se apoy en poderosos sectores importadores y bancarios -el magnate bananero lvaro Noboa, y el Grupo Isaas,

    31 Ver la abundante bibliografa que al respecto coincide y los datos de varias publicaciones de la poca y posteriores, as como de varios autores: (Resumen de la Historia Econmica del Ecuador; editorial Abya Yala, 2000); Informes del Banco Central.

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    respectivamente, fueron sus aliados-; emprendi varias reformas monetarias y fiscales; promovi la convertibilidad econmica y una poltica de ajuste orientada a mantener la estabilidad; inici planes de vivienda y educacin y confront duramente a los sectores sindicales, especialmente aquellos ubicados en los sectores estratgicos de la economa, como el energtico, al tiempo que rompa alianzas con sectores indgenas y se abra frentes con grupos mediticos.

    Bucaram se caracteriz por un estilo informal que escandaliz a ciertos sectores de la opinin pblica. En medio de incesantes denuncias de corrupcin, fue derrocado por el Congreso de manera ilegal, en base a declararlo incapaz mental. Se autoexili en Panam, donde permanece hasta ahora.

    El crack del modelo econmico

    En el Ecuador, los efectos ms duraderos de la crisis desatada en los 80 y las subsecuentes medidas de ajuste deterioraron gravemente las condiciones de vida: el desempleo que se proyect una dcada ms tarde a niveles dramticos (entre 1998 y 1999 alcanz un 32,8 por ciento y convirti en subempleados al 56,9 por ciento de la poblacin econmicamente activa. Acosta, 200:156). En 1988, la cifra de personas pobres era de aproximadamente cuatro millones, pero para 1999 se haba duplicado y el 50 por ciento de ellos viva en condiciones de extrema pobreza.

    Uno de los datos ms contundentes de este proceso de crnico deterioro se revela en el tipo de cambio: el dlar que se cotizaba a 25 sucres en 1970 pas a 28,11 en 1980 y a 125,03 sucres en 1990, (Fuente Banco Central del Ecuador). La inflacin, en 1999 subi hasta el 60 por ciento (INEC, 1999). Despus de un estancamiento del PIB durante 1997 y 98, en 1999 cay a 7.3 por ciento, la ms baja de la historia del pas desde que se tienen informaciones oficiales. El salario mnimo vital, incluyendo todos los ingresos, cay a menos de 53 dlares por mes.

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    Asimismo, entre 1992 y 1999 se produjo una contraccin severa de las actividades productivas ligadas al mercado interno, es decir aquellas vinculadas a la pequea y mediana produccin. A la deuda pblica total (externa e interna) de alrededor de 16.000 millones de dlares y a un dficit fiscal inmanejable, en 1998 se sumaron los efectos acumulados de la situacin econmica del pas y la cada internacional del petrleo hasta 7,5 dlares el barril que agrav la crisis. En efecto, ante la parlisis del aparato productivo y la recesin de la economa se empezaron a acumular obligaciones vencidas en el sistema financiero, lo que determin que la cartera vencida de los bancos se incremente de 9.3 por ciento en noviembre de 1998, hasta el 48.5 por ciento a diciembre de 1999 (Hurtado, 2007: 326).

    Entre agosto y diciembre de 1998, el tipo de cambio para la venta pas de 5.471 sucres a 6.765 sucres, y de enero a diciembre de 1999, de 7.245 a 19.848 sucres por dlar; para la primera semana de enero de 2000, haba llegado a ms de 26.000.

    Ante las primeras evidencias de la crisis, la banca promovi un boom de crdito, aumentando las captaciones del pblico y elevando las tasas de inters, incrementando las captaciones en moneda nacional y extranjera en las sociedades financieras y en las de intermediacin financiera (dichas instituciones formaban parte de los grupos conectados a los principales bancos del pas). Un manejo irresponsable del falso exceso de liquidez, alimentado por el dinero de los depositantes y sobre todo de los provenientes del sector pblico no financiero, se concentr en los bancos ms importantes del pas y produjo un incremento inusitado de la cartera vencida. Los depositantes comenzaron a retirar su dinero de los bancos para protegerse en dlares lo que ocasion la paulatina iliquidez de la banca privada, empujndola cada vez con ms frecuencia desde mediados de 1998 a pedir crditos de liquidez al Banco Central.

    El costo del salvataje bancario es difcil de determinar an en la actualidad, y de acuerdo con diferentes estimaciones sera de seis

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    mil millones de dlares. La mayora de los bancos ms importantes haba concentrado el crdito en un reducido nmero de empresas de los principales accionistas, que tenan crditos vinculados, ms all del lmite legal permitido.

    El salvataje y posterior feriado bancario generaron un devastador tsunami econmico, poltico y social cuyas consecuencias an persisten. En 1999, la cartera vencida de los bancos registraba el 48.5 por ciento.

    La inestabilidad institucional

    El derrocamiento de Bucaram, para muchos, inici un proceso de inestabilidad institucional general del Estado ecuatoriano que, desde la eleccin y derrocamiento de Bucaram (1996-1997), y hasta el triunfo de Correa en 2007, Ecuador tuvo siete presidentes.32

    Luego de destituir a Bucaram, el Congreso nombr presidente interino al diputado Fabin Alarcn. ... en pocas semanas Alarcn fue ratificado en una consulta popular que resolvi tambin la convocatoria a una Asamblea Nacional (...), la Asamblea fue elegida en 1997 y en los primeros meses de 1998 realiz una reforma integral de la Constitucin (...), implantando una relacin Estado-economa de corte privatizador y limit la representacin poltica (Auditora de la Democracia, Ecuador 2006: P.18.).33

    Terminado el gobierno interino de Alarcn, Jamil Mahuad fue elegido presidente el 10 de agosto de 1998, precisamente el da en que entr en vigencia la nueva Constitucin. Para entonces, el panorama econmico era poco menos que desolador. La iliquidez de la banca

    32 N. del A. Para algunos, ms que inestabilidad institucional, este hecho evidenciara el trnsito hacia una sociedad civil ms involucrada en la bsqueda del perfeccionamiento de la democracia participativa.

    33 Auditora de la Democracia: Ecuador 2006. Selligson, Mitchell et all. Ediciones Cedatos/ Gallup International, Julio 2006. P.18.

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    se transform paulatinamente en insolvencia y este efecto quebrant en noviembre de 1998 al principal banco del pas (Filanbanco), matriz del quinto grupo financiero ms importante (Revista Gestin, N 45, mz. 1.998), como ya antes lo haba hecho con el Banco del Progreso. Mahuad, resolvi el salvataje de Filanbanco: en su afn, aparentemente, de evitar una quiebra en cadena de todo el sistema, congel los depsitos de los ahorristas y decret la dolarizacin de la economa nacional en un ltimo intento de evitar su cada presionada por el fuerte descontento ciudadano. La cpula militar lo abandon y un golpe de oficiales medios de las Fuerzas Armadas liderados por el coronel Lucio Gutirrez (ex edecn de Bucaram), apoyados por el movimiento indgena, lo derroc el 21 de enero de 2000. Se proclamaron una Junta y luego un Triunvirato que solo duraron horas, hasta que el 22 de enero se posesion a Gustavo Noboa Bejarano (vicepresidente de Mahuad) como nuevo jefe de Estado.

    El coronel Lucio Gutirrez Borba fue encarcelado y guard prisin varios meses hasta que fue amnistiado por el Congreso. Gustavo Noboa Bejarano asumi el gobierno durante el perodo de transicin hacia nuevas elecciones generales de 2002.

    Gutirrez se present como outsider poltico en los comicios y triunf. Una campaa conceptual y econmicamente modesta, que enarbol el lema Juntos contra la corrupcin y cont en la segunda vuelta con el respaldo del movimiento indgena y las agrupaciones de izquierda, lo llev a la presidencia auspiciado por una expectativa ciudadana que vea en un militar patriota la posibilidad de una gestin transparente y decidida.

    El ao 2004, el gobierno de Gutirrez descabez el poder judicial, el Tribunal Constitucional y el Tribunal Supremo Electoral. En medio de una conflictividad poltica y social generalizada, facilit el regreso del autoexiliado Abdal Bucaram, en un equivocado clculo poltico (antes haba vuelto de su autoexilio Alberto Dahik), lo que determin el fin de su mandato presionado por movilizaciones de ciudadanos

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    de clase media (a los cuales Gutirrez bautiz como forajidos), fundamentalmente ocurridas en Quito, y replicadas con bastante menor intensidad en Cuenca y ciertos sectores de Guayaquil. Por cierto, tambin obligaron al apresurado retorno de Bucaram a su autoexilio en Panam.

    Gutirrez gobern del 15 de enero de 2003 hasta el 20 de abril de 2004, cuando fue depuesto en medio de una lluvia de denuncias de corrupcin profusamente publicitadas por la prensa, que mermaron su credibilidad, a despecho de un manejo de la economa nacional de mejor desempeo que sus antecesores. Su binomio electoral y vicepresidente de la Repblica, Alfredo Palacio, fue posesionado ese da como Primer Mandatario, en una atropellada e ilegal ceremonia parlamentaria montada en un centro de estudios, y se mantuvo en el poder hasta el 15 de enero de 2007, cuando Rafael Correa Delgado, su joven ex ministro de Finanzas y hasta entonces desconocido poltico, asumi el poder a la cabeza de un movimiento que agrup un fuerte conglomerado social y poltico.

    El rol de los partidos polticos fue gravitante en el deterioro de los gobiernos y la inestabilidad institucional, y conspir contra el mejoramiento del proyecto democrtico postulado en el proceso de retorno.34 En ese contexto, la prensa perfil un rol de creciente

    34 Si bien puede sostenerse que fue la interaccin entre los cuatro partidos (Partido Social Cristiano, Izquierda Democrtica, Democracia Popular y Partido Roldosista Ecuatoriano) la que determin las lgicas de conflicto y alianza en el sistema poltico ecuatoriano, la fragmentacin fue mucho mayor y ms compleja: Durante las dcadas de los 80 y 90, el Congreso ecuatoriano oper con un promedio de 12 agrupaciones con algn tipo de representacin. Esto quiere decir que junto a los cuatro partidos grandes pulularon una gran cantidad de pequeas agrupaciones, con dos o tres diputados cada una, que han sido decisivas a la hora de sumar votos para formar mayoras. El promedio de agrupaciones que se requirieron para formar alianzas de gobierno dentro del Parlamento fue entre siete y ocho, siempre a un costo altsimo para el Ejecutivo. La mayor parte del perodo, sin embargo, los ejecutivos debieron gobernar frente a congresos opositores, en lo que se llam la pugna de poderes. (Burbano de Lara: 2007; Correa y el ocaso de los partidos, en Correa una ao: de las promesas a la realidad. Edimpres S.A.).

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    incidencia que se profundiz en los aos posteriores. Actualmente, este proceso es debatido en la esfera pblica, pues guarda relacin con las crticas a polticas editoriales e informativas vinculadas a los poderes fcticos que Correa cuestiona.

    El colapso de la partidocracia

    Luego del retorno a la democracia, y pese a que los partidos polticos disponan de una arquitectura institucional favorable (Pachano, 2007), que sustentaba su capacidad de gestin al punto que estableca incluso requisitos para su funcionamiento, y que coadyuv al fortalecimiento de sus estructuras,35 el divorcio entre el sistema poltico que ellos encarnaban y la sociedad se profundiz.36 Varios analistas coinciden en que a los partidos polticos ecuatorianos no les ha bastado la ventaja de su naturalizacin formal y las facilidades brindadas constitucionalmente para que cumplan sus objetivos, pues a lo largo de las tres ltimas dcadas solo han logrado fortalecerse a nivel regional, lo que supondra que no han tenido la capacidad de articular demandas e intereses a nivel nacional, y ms bien han sido grandes promotores del desapego ciudadano al proyecto democrtico sustentado en el sistema de partidos.37

    35 Por primera vez en la historia nacional se estableci el financiamiento estatal para los partidos, lo que denotaba la importancia atribuida a ellos y el papel central que se les asignaba dentro de la nueva institucionalidad (Pachano, 2007:98-99).

    36 Durante los 30 aos posteriores al retorno de la democracia, los partidos polticos en el Ecuador se han caracterizado por una dbil institucionalizacin, un constante cambio de las reglas, fragmentacin, inestabilidad, poca capacidad de representacin, prcticas clientelares (Pachano, 2007).

    37 Los partidos se convirtieron en un caballo fcil de batalla, no solo por la forma como desprestigiaron la democracia y la poltica, sino porque abandonaron desde el nuevo milenio- su voluntad de proyeccin nacional, para refugiarse en los espacios locales. Los lderes partidarios prefirieron recluirse en las trincheras locales los municipios y las ciudades como nuevos lugares de poder- mientras los bloques parlamentarios se mostraban incapaces de concretar una reforma a fondo de las instituciones, de modificar sus prcticas y sus discursos, a pesar de todo el malestar social frente a la poltica desde la cada de Bucaram. La partidocracia como se estigmatiz a una forma de hacer poltica- se encarg de vaciar de contenido a la democracia, de convertirla en una gran frustracin de

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    Los partidos polticos, como producto de los complejos procesos verificados durante la transicin y de una arquitectura institucional deficiente en tanto fue diseada en medio de un escenario siempre conflictivo, fragmentado por la existencia de clivajes culturales, tnicos y regionales (Pachano: 2007) y por voltiles consensos, se orientaron paulatinamente a la captacin de espacios de control o al menos incidencia en la asignacin de recursos econmicos o de ventajas administrativo burocrticas, as como de acceso a status de poder sobre todo en el sector pblico (Ayala Mora, 1982; Pachano, 2007); para ello, era comn valerse de la presin de bases clientelares movilizadas supuestamente por demandas a necesidades comunitarias, locales o regionales, lo que devino hasta la actualidad un nuevo frente de confrontacin con los grupos sociales que disputan recursos que controla el Estado.

    Otra evidencia de la deficiencia del sistema se nota cuando la misma consulta que haba formulado el gobierno de Febres Cordero, y que fue derrotada en 1986 para permitir la participacin de independientes en elecciones, se reedit en 1994 y fue aprobada mayoritariamente, facultando a las candidaturas auspiciadas por partidos y a aquellas respaldadas por un porcentaje de ciudadanos calculado en funcin del padrn electoral, en cada jurisdiccin, a postularse como candidatos. Muchos coinciden en que dicha reforma deform el pluralismo y dispar la fragmentacin del sistema poltico,38 al punto que los

    los sectores populares, con lo cual gener una enorme distancia hacia la poltica (que se vayan todos). Burbano de Lara, Felipe. Casa de Amrica. Actualizado; 26/08/2009; Correa y el Ocaso de los Partidos. (Archivo multimedia).

    38 El tema de la fragmentacin poltica merece una reinterpretacin cuando ciertas visiones sugieren que este fenmeno se acenta desde la reinstauracin de la democracia. De hecho, el momento de mayor fragmentacin se produce en 1986 y se acenta en el 94 con el referndum que permite la participacin de los independientes. Desde la reinstauracin de la democracia han tenido representacin parlamentaria al menos unas 10 listas de partidos y movimientos independientes y, en determinados momentos, se lleg incluso a contar hasta con 18 listas con representacin parlamentaria (Freidenberg, 2006:246). El ndice de fragmentacin legislativa, demuestra que los niveles de Ecuador son equiparables a los del sistema ms fragmentado de la regin: Brasil.

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    partidos y los candidatos-, lejos de representar programas nacionales y demandas sociales, se convirtieron en tramitadores de intereses de sectores especficos, facilitadores de grupos de presin, y reeditaron el pasado que la transicin pretenda superar, en el cual se mostraron siempre articulados a grupos econmicos.

    En cuanto al sistema de partidos y su desencuentro permanente con la racionalidad poltica indispensable para una democracia de mejor desempeo, citamos la siguiente reflexin:

    La dinmica que imprimieron los partidos a la poltica ecuatoriana en las ltimas dos dcadas estuvo dominada ms por el conflicto que por la integracin, por las rivalidades y luchas entre las organizaciones y sus lderes, que por el respeto a unas reglas comunes. Los dos rasgos que ms destacaron del sistema de partidos ecuatoriano fueron su fragmentacin -atenindonos al nmero de partidos con representacin en el Congreso -y su polarizacin -atenindonos a la distancia ideolgica y simblica entre ellos-.

    El rol central asignado a los partidos en el diseo de 1979 los converta en los nicos canales legtimos de expresin y participacin poltica; esto explica la tensin creada entre la llamada clase poltica, nucleada en los partidos, los movimientos sociales y los actores de la sociedad civil () y obliga a los movimientos sociales a transformarse en partidos polticos para poder incorporar sus demandas al sistema. El caso ms claro es el del movimiento indgena, convertido en la base de apoyo de Pachakutik. (Burbano de Lara, y Rowlans. 2003: 182).

    En medio de la crisis econmica y el descontento social originado en el deterioro de las condiciones de vida y el desapego ciudadano a los partidos polticos tradicionales, estos sucumbieron merced a su propia ineficacia y a un entorno presionado constantemente por los programas neoliberales, que contrastaban sus ofertas de prosperidad y libertad con los magros resultados de los gobiernos ejercidos por los lderes de estos partidos.

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    La doble caracterstica de fragmentacin y polarizacin del sistema de partidos puede ser calificada como una constante en su accionar desde el retorno a la democracia en 1979; esta lgica de conflictividad y antagonismos entre ellos se traslad al conjunto del sistema poltico.

    Otro elemento que determin el colapso de los partidos polticos tradicionales fue su vinculacin con escndalos de corrupcin escenificados en el sector pblico, cuyas principales instituciones controlaban, dada la lgica de reparto que hemos mencionado, producindose un efecto de contagio que merm correlativamente la credibilidad de la ciudadana en los lderes polticos, en los partidos, y en la mayora de instituciones pblicas.

    La prdida de confianza en las instituciones democrticas

    Los factores de contexto que comentamos en pginas anteriores conspiraron contra la gobernanza, anularon los consensos mnimos y volvieron ineficiente al sistema en su conjunto; la institucionalidad se debilit y perdi credibilidad frente a la sociedad, lo que sin duda impactara en la percepcin ciudadana respecto a la calidad de la democracia que se viva en el pas.39

    Cabe recordar que uno de los ejes de la campaa de Rafael Correa fue su compromiso de luchar contra instituciones corruptas y decadentes o contra la corrupcin institucionalizada en la poltica nacional. El discurso radical de Correa una ambos males la institucionalidad decadente y la corrupcin- en un sujeto poltico al cual se debe combatir por ensaarse histricamente con los pobres y los marginados. En la argumentacin de Correa, esa perniciosa prctica institucionalizada en la poltica pblica y conectada con

    39 Los ecuatorianos en promedio, apoyan ms el concepto de democracia (51,3%) pero en la prctica solo el 47% se siente satisfecho con ella. (Fuente: Proyecto LAPOP, datos basados en las encuestas realizadas por el Barmetro de las Amricas entre 2004 a 2010). Septiembre 2.010. Cultura poltica de la democracia en Ecuador, 2010, consolidacin democrtica en las Amricas en tiempos difciles.

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    intereses privados desviaba cada ao enormes cantidades de recursos, lo que imposibilitaba el desarrollo nacional y perjudicaba a los ms necesitados.

    El tema tiene implicaciones importantes, tal como recoge la investigacin de Auditora de la Democracia realizada en 2006, en Ecuador: si los ciudadanos tienen confianza en las instituciones del Estado estarn ms dispuestos a aceptar las regulaciones y legislacin proveniente del mismo, porque si los ciudadanos confan en las instituciones tienden a percibir como ms legtimas las decisiones del Estado y por ende tambin del gobierno de turno.

    Adicionalmente, y si entendemos la confianza poltica como una actitud, ser lo ms probable que esta pueda traducirse en una accin de respaldo o de rechazo a favor de las instituciones, pero tambin de los lderes o gestores polticos que las encarnan o las representan, segn el caso.

    Con una batera de preguntas sobre la confianza ciudadana en las 24 instituciones ms importantes del Estado, incluidas ONG, y pasando por medios de comunicacin, sindicatos, partidos polticos y la Iglesia Catlica, la investigacin del proyecto LAPOP que recoge Auditora de la Democracia establece que entre los aos 2001 al 2006, las instituciones que registraban los niveles ms bajos de confianza eran, en orden de mayor a menor, el Tribunal Supremo Electoral, el Congreso Nacional, el gobierno y los partidos polticos.

    Ello explicara parcialmente la prdida de legitimidad que aceleradamente se produjo en las decisiones de los aparatos polticos tradicionales, y que empuj las movilizaciones sociales que derrocaron a Bucaram, Mahuad y Gutirrez, y fortaleci el discurso refundacional de Rafael Correa.

    Asimismo, una institucionalidad debilitada y sin credibilidad social, sin duda, puede ser interpretada como un indicador de la calidad de

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    la democracia. Un estudio iniciado en 2004 por el mismo proyecto LAPOP, basado en las encuestas realizadas por el Barmetro de las Amricas, y que mide los valores y el comportamiento democrtico en Amrica Latina, public en 2010 resultados que indican que Ecuador ha experimentado no solo un estancamiento, sino tambin un retroceso en su proceso de consolidacin democrtica, especficamente desde la segunda mitad de los noventa.40

    En tal contexto, ms que un puntillazo retrico, la oferta electoral de combatir la corrupcin enquistada en la institucionalidad pblica y el sistema poltico evidenciaba la conciencia que Correa tena respecto a un respecto a un tema nodal; comunicacionalmente su discurso se apropi de esa expectativa social y por ello prometi en innumerables oportunidades, como candidato primero, y luego como mandatario recin elegido, un gobierno de manos limpias, mentes lcidas y corazones ardientes.

    Sin lugar a dudas, los aspectos anotados pueden explicar cmo, paulatinamente y de diversas formas, las personas acumularon claros signos de desapego y escepticismo frente a las formas tradicionales de hacer poltica, a la institucionalidad poltica y a los partidos polticos que dominaron la vida nacional desde 1979 y fueron incapaces de fortalecer el proyecto democrtico y satisfacer las demandas sociales. Muchos habrn optando ms bien por la participacin en movimientos sociales o el apoyo a reivindicaciones coyunturales especficas, que posteriormente, y sobre todo desde una vertiente de izquierda y centro, encontraran cabida en 2006 en una sola fuerza aglutinadora conformada para apoyar la candidatura presidencial de Rafael Correa: Alianza Pas.

    En la coyuntura ecuatoriana que contextualiza la llegada de Rafael Correa a la presidencia de la Repblica confluyen el desgaste y desestructuracin de los patrones de acumulacin del rgimen

    40 Proyecto LAPOP. OP. CIT. P.14.

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    econmico, y mecanismos erosionados de cohesin social que permanentemente cuestionan el rgimen poltico o los mecanismos institucionalizados de gestin pblica.

    Rafael Correa encontr as un terreno frtil para la estructuracin de un discurso radical, estratgicamente orientado mediante una indita campaa de comunicacin permanente, que promueve una profunda polarizacin en el campo poltico entre el pueblo contra la oligarqua (o como Correa populariz, contra los pelucones), para lograr la adhesin de sectores excluidos del sistema a su propuesta electoral refundacional, y a su estilo plebiscitario, anti-inst