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    PROGRAMA No. 004

    GUÍAS PARA EL ENTENDIMIENTO DE LAS

    ESCRITURAS

    Lección 4

    Continuamos hoy, amigo oyente, con esta serie de lecciones preliminares sobre cómo estudiar

    la Biblia. Hemos llamado a esta serie de lecciones: “Guías Para El Entendimiento de Las

    Escrituras”, y esperamos que sean de ayuda y bendición para usted en su propio estudio de la

    Palabra de Dios. En nuestro estudio de hoy, continuamos considerando los cuatro grandes

    aspectos de la Palabra de Dios, que son: la revelación, la inspiración, la iluminación, y la

    interpretación. Estos son aspectos muy importantes y es por eso que deseamos mencionarlos una

    vez más hoy, sólo para agregar una palabra o dos a medida que avanzamos, porque la verdad es

    que estamos tratando con un libro que está bajo ataque como ningún otro libro. En cierta

    ocasión, el Dr. McGifford, que era un gran profesor de historia, declaró: “Hay probablemente

     pocos teólogos protestantes hoy en día que tratan los primeros capítulos de Génesis como historia

    sobria”. Declaraciones como ésta bien podrían ser multiplicadas sin fin. 

    El Dr. C. H. Dodd dijo: “Hace mucho tiempo se h izo claro que al reclamar para la Biblia

    exactitud en cuanto a la ciencia e historia, sus apologistas habían escogido defender una posición

    sin esperanza. Se ha hecho daño a la conciencia general al permitir que la desgastada moralidad

    de porciones del Antiguo Testamento se sostengan como declaraciones autoritarias”. Ahora,

     permítanos decirle que estos son ataques muy serios y pueden multiplicarse hoy en día. Encontraste, permítanos citar algunas declaraciones muy interesantes, porque vivimos ahora mismo

    en un tiempo cuando las divisiones entre supuestos cristianos, simplemente no son según las

    líneas denominacionales. Ya en 1902, un ministro del gabinete de la Gran Bretaña, hizo esta

    declaración: “Las viejas líneas denominacionales están ensombreciendo y haciéndose ilusorias.

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    La división verdadera que está surgiendo, entre los que creen que la Biblia es la Palabra de Dios,

    y los que no lo creen”. Y allí es donde estamos hoy en día.

    Personalmente, nos sentimos agraviados por la declaración que hacen algunas personas de

    que ninguna persona inteligente hoy día cree en la Biblia, y que ningún ser inteligente jamás

     podría creerla. Permítanos citar de Gladstone, que era uno de los más grandes pensadores

     jurídicos que Gran Bretaña haya producido, lo que él dice en cuanto a la Biblia: “¡Hablo de las

    cuestiones del día! No hay sino una cuestión, y esa es el evangelio que puede y habrá de

    remediarlo todo. Me da gusto decir que casi todos los hombres de primer rango en Gran Bretaña

     profesan ser cristianos”.  Ahora, eso fue en 1902. Pero, permítanos citar algo más que el mismo

    Gladstone dijo: “Hace 58 años que sirvo de funcionario público. He pasado todos, menos once

    años en el gabinete del gobierno británico. Durante aquellos 47 años, me he asociado con 60 de

    los peritos del siglo, y todos menos cinco, eran cristianos”. Esta es una tremenda declaración. 

     Nosotros creemos que parte del problema que tenemos en el mundo hoy es que hay muy

     pocos cristianos que se encuentran en el primer rango, y por tanto, hay muy pocos que conocen el

    Libro más importante del mundo, que es la misma Palabra de Dios.

    Ahora, Gladstone no era el único gran hombre en la historia del mundo que se declaró a favorde la Biblia. A Michael Farraday, uno de los más grandes experimentadores científicos que el

    mundo jamás haya visto, todavía le alaban los hombres que agregan ácido al tubo de ensayo y

    que examinan por el microscopio en los laboratorios de hoy. Fue un genio, y él declaró lo

    siguiente: “¿Por qué se extraviarán los hombres cuando tienen este bendito libro de Dios para

    guiarlos?” Y el científico Isaac Newton, dijo: “Si la Biblia es la verdad, los días llegarán cuando

    los hombres viajarán en una velocidad de 50 millas por hora”. Y Voltaire, el escéptico de aquel

    entonces, le contestó así: “Pobre Isaac. Estaba en su chochera cuando hizo esa profecía; sólo

    sirve para mostrar el efecto que tiene un estudio bíblico sobre una mente científica”. Bien

     podemos ver el resultado. Probó que Voltaire se equivocó mucho y que quedó muy opacado por

    muchos lados en su ataque contra la Biblia, y que Isaac Newton sin duda, sabía algo que no lo

    sabía Voltaire. Sí, son declaraciones extraordinarias las que hemos citado aquí.

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    Y podríamos seguir citando a muchos que creían en la Biblia. Pero usted recuerda que

    hablábamos de la revelación de la Biblia, que quiere decir que Dios ha hablado, y que se ha

    comunicado con el hombre. “Así ha dicho Jehová”, y expresiones de esta naturaleza, ocurren

    más de 2.500 veces en la Biblia. Y luego, hablamos del argumento de que las Escrituras son

     plena y verbalmente inspiradas por Dios.

    Hicimos también mención de que la inspiración garantiza la revelación que nos ha dado Dios.

    Ya hace algún tiempo, en 1933, Gran Bretaña compró el “Códice Sinaiticus” del gobierno ruso

     para el museo británico; se pagó en aquella ocasión por el documento, unas 100.000 libras

    esterlinas que equivalen a medio millón de dólares.

    Hablando de los manuscritos en Bretaña, el difunto Jorge Kenyon, quien era director y bibliotecario princi pal del museo británico, hizo la siguiente declaración: “Gracias a estos

    manuscritos, el lector ordinario de la Biblia puede sentirse cómodo en cuanto a la pureza del

    texto. Aparte de pocas alteraciones verbales sin importancia y que se consideran ser naturales en

    libros transcritos a mano, estamos seguros de que el Nuevo Testamento ha venido intacto”.

    Amigo oyente, ese fue uno de los descubrimientos más importantes que jamás se haya hecho.

    Usted puede estar seguro hoy que tenemos aquello que es tan próximo a los autógrafos originales

    como ninguna otra cosa pudiera serlo. De modo que podemos estar completamente seguros deque la inspiración todavía garantiza la revelación que tenemos.

    Creemos que los autógrafos son los inspirados, y por eso, creemos en la inspiración verbal y

     plenaria. Ahora, cuando hablamos de la inspiración verbal y plenaria, queremos aclarar que las

     palabras son las inspiradas.

    Ireneo, uno de los primeros padres de la iglesia, dijo: “Las Escrituras, por cierto, son

     perfectas por cuanto están habladas por la Palabra de Dios y por Su Espíritu”. Agustín por su

     parte declaró: “Sometámonos, pues, y dobleguémonos a la autoridad de la Santa Escritura que no

     puede errar ni engañar. Amigo oyente, necesitamos reconocer esto hoy. Tenemos un libro que

    es totalmente inspirado y como aquel gran genio de Princeton dijo hace años: “Lo que la Biblia

    dice, Dios lo dice, y Él nos habla a través de este libro”.

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    Vamos a considerar ahora, el tercer aspecto, o sea la iluminación. La iluminación quiere

    decir que desde que usted y yo tenemos un Libro, un Libro divino y un libro humano, escrito por

    hombres que expresaban sus pensamientos, sólo el Espíritu Santo puede enseñárnoslo. Mientras

    que sus autores escribían este libro, estaban escribiendo realmente la Palabra de Dios. Aunque

     podemos adquirir los hechos de la Biblia por nosotros mismos, es el Espíritu de Dios quien

    tendrá que abrir nuestro entendimiento y corazón si es que pensamos entender la verdad

    espiritual que se encuentra en Ella.

    Lo maravilloso de la Escritura, y el aspecto sobrenatural de ella, es que Dios no destruyó la

     personalidad de los hombres que la escribieron. Escribían lo que estaba en su mente y su

    corazón. Pero, el Espíritu de Dios les guiaba de tal manera que muchos realmente querían

    averiguar las cosas de las cuales escribían, pero no les fue posible. Pedro nos dice en su primera

    carta universal, capítulo 1, versículos 10 y 11, que los profetas inquirieron y diligentemente

    indagaron acerca de las cosas que profetizaron, tratando de entender lo que significaba.

    Estos hombres escribieron sin errar. Por ejemplo, Moisés mismo cometía errores y escribió

    acerca de aquellos errores. Pero la anotación de sus errores no tiene ninguna imperfección.

    Amigo oyente, esta es una relación que nos da la Palabra de Dios, y recibimos por ella una

    revelación de Dios.

    Ahora, en vista del hecho de que esa es la verdad, nos encontramos ante un libro que requiere

    más que una penetración mental para poder entenderlo. El Apóstol Pablo, escribiendo su primera

    carta a los cristianos de Corinto, en el capítulo 2, versículos 7 al 9, hace esta declaración

    interesante:

    7 Mas hablamos sabiduría de Dios en misteri o, la sabiduría ocul ta, la cual Dios

    predestinó antes de los sigl os para nuestra glor ia, 8 la que ninguno de los príncipes de

    este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucif icado al Señor

    de glor ia. 9 Antes bien, como está escri to: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han

    subido en corazón de hombre, Son l as que Dios ha preparado para los que le aman. (1

    Cor. 2:7-9)

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    Ahora, amigo oyente, usted y yo obtenemos hoy casi todo lo que sabemos por una de estas

    vías, la vía de los ojos, la vía del oído, o por la vía de la razón. Ahora, Pablo dice aquí que en

    realidad hay ciertas cosas que el ojo no ha visto, y ciertas cosas que el oído no ha oído. Hay

    ciertas cosas que ni siquiera logran penetrar en la mente. ¿Cómo pues, vamos a obtenerlas? El

    Apóstol Pablo continúa diciendo en el versículo 10 de su primera epístola a los Corintios,

    capítulo 2:

    10 Pero D ios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo

    escudr iña, aun l o profundo de Dios. (1 Cor. 2:10)

    Muchos han llevado este versículo a un funeral. El pastor dice que el buen hermano “Fulano

    de tal” era gran hombre pero no sabía mucho acá en la tierra. Pero ahora que está en el cielo yreflexiona con madurez, sabe cosas que antes nunca pudo saber. Sin duda, esa es la verdad.

    Creemos que recibiremos una educación única, y que nos graduaremos cuando lleguemos al

    cielo, pero el versículo no está hablando de esto. Pablo dice que ciertas cosas nunca podremos

    aprenderlas por las vías ordinarias, y que el Espíritu Santo ha de ser nuestro Maestro ahora

    mismo antes de que nos llegue la muerte.

    Recordará usted que en el día de la resurrección del Señor Jesús, Él iba caminando por el

    camino a Emaús y se juntó a dos hombres. Hablaba con ellos y les preguntó: “¿De qué cosas

    hablan?” Le respondieron: “Bueno, es posible que hayas estado por aquí, y que no sepas lo que

    ha pasado en Jerusalén?” Y el evangelista Lucas, en el capítulo 24 de su evangelio, versículos 17

    al 20, nos dice:

    17 Y les di jo: ¿Quépláti cas son estas que tenéis entr e vosotros mientras camináis, y por

    quéestáis tr istes?  18 Respondiendo uno de ellos, que se llamaba Cleofas, le dij o: ¿Er es

    tú el único forastero en Jerusalén que no has sabido las cosas que en ella han

    acon tecido en estos días?  19 Entonces él les di jo: ¿Quécosas? Y ellos le di jeron: De

    Jesús nazareno, que fue varón prof eta, poderoso en obra y en palabra delante de Dios

    y de todo el pueblo;  20 y cómo le entregaron los pr incipales sacerdotes y nuestros

    gobernantes a sentencia de muerte, y le crucif icaron. (Lc. 24:17-20)

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    Fíjese usted que dice en el versículo 19: Fue varón profeta. Es decir, en el pasado fue varón

     profeta. Que ellos supieran, Él se fue y sin embargo, Él estaba allí hablando con ellos. Les había

     predicho que Él sería condenado y crucificado. Lo interesante es que hacía muchos años los

     profetas lo habían dicho. Entonces, estos hombres expresaban una esperanza débil que una vez

    tenían, pero que ahora no existía. Y el versículo 21 continúa narrando:

    21 Pero nosotros esperábamos que él era el que había de redimir a I srael ; y ahora,

    además de todo esto, hoy es ya el tercer día que esto ha acontecido. (L c. 24:21)

    Seguían diciendo lo que sabían, y lo que habían hallado al salir ellos de Jerusalén. Por lo

    visto, no hacían mucho caso a lo que contaron las mujeres. Leamos ahora el versículo 24:

    24 Y fueron algunos de los nuestros al sepulcro, y hall aron asícomo las mujeres habían

    dicho, pero a él no le vieron. (L c. 24:24)

    Sus esperanzas se habían ensombrecido, y la obscuridad llenaba sus corazones. Ahora,

    escuche lo que dijo el Señor Jesús, según los versículos 25 al 27, del capítulo 24 del evangelio de

    Lucas:

    25 Entonces él les di jo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo l o que los

    profetas han dicho!  26  ¿No era necesario que el Cri sto padeciera estas cosas, y que

    entr ara en su glor ia?  27 Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas,

    les declaraba en todas las Escri turas lo que de él decían. (L c. 24:25-27)

    Amigo oyente, ¿no quisiera usted haber estado allí aquel día para escuchar la voz del Señor

    cuando citó del Antiguo Testamento, sacando a la luz las Escrituras que se referían a Él mismo?

    Y por fin se dio a conocer al sentarse juntos en la cena. Es que cuando nos alimentamos de laPalabra de Dios y de Él mismo, entonces Él se nos revela en toda Su gloria. Y este es el

    comentario de los discípulos en el versículo 32 del capítulo 24 del evangelio según San Lucas:

    32  ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientr as nos hablaba en el camino, y cuando

    nos abría las Escri turas? (Lc. 24:32)

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    Amigo oyente, estamos estudiando un Libro que es diferente de cualquier otro libro. No es

    sólo que creo en la inspiración de la Biblia. Yo creo que este es un Libro cerrado a menos que el

    Espíritu de Dios abra el corazón suyo y el corazón mío para que sea de verdadera significación.

    De modo que, vemos que al caminar Jesús con estos discípulos, les abría las Escrituras. Luego,

    cuando Jesús regresó a Jerusalén en aquella vez, seguía enseñándoles a Sus discípulos. Y el

    evangelista Lucas continúa narrando los versículos 44 al 45 del capítulo 24 de su evangelio:

    44 Y les di jo: Estas son las palabr as que os hablé, estando aún con vosotros: que era

    necesari o que se cumpl iese todo lo que está escri to de míen la ley de Moisés, en los

    profetas y en los salmos.  45 Entonces les abrió el entendimiento, para que

    comprendiesen las Escri tur as; (Lc. 24:44-45)

    Hagamos una pausa por un momento y notemos que Jesús creyó que Moisés escribió el

    Pentateuco. Él creyó que los profetas hablaron de Él, y que los Salmos le señalaron. Les abrió el

    entendimiento para que pudieran entender las Escrituras. Amigo oyente, si Él no abre el

    entendimiento suyo, y el entendimiento mío, no las vamos a entender. Por esa razón, debemos

    acercarnos a este Libro con una gran humildad de mente, no importa lo inteligentes que seamos.

    Esperamos que ahora mismo nos estén escuchando algunos graduados de seminario que

     presumen ser sabios sin serlo en realidad. Bueno, todos pasamos por este período. Pero, yo heaprendido que hay una o dos cosas que yo no sabía. Y prosigue Lucas con los versículos 46 al 48

    diciendo:

    46 Así está escri to, y asífue necesar io que el Cr isto padeciese, y resucitase de los

    muertos al tercer día;  47 y que se predicase en su nombre el ar repentimiento y el perdón

    de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. 48 Y vosotros sois

    testigos de estas cosas. (Lc. 24:46-48)

    Ahora, note usted cómo ellos van a ser testigos. Van contar con una ayuda. En efecto, van a

    tener muchísima ayuda. En el versículo 49, encontramos esta hermosa promesa:

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    49 He aquí, yo enviaréla promesa de mi Padr e sobre vosotros; pero quedaos vosotros en

    la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investi dos de poder desde lo alto. (L c. 24:49)

    En otras palabras, Él dice que ellos tendrían a un Maestro para abrirles la Palabra de Dios

     para que la entendieran. Y nosotros tenemos el mismo Maestro. Ahora, volvamos de nuevo a la

     primera carta a los Corintios, para continuar leyendo allí la porción que citamos antes, Pablo

    escribe en el capítulo 2, versículos 13 y 14:

    13 lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino

    con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espir itual a lo espir itual. 14 Pero el

    hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son

    locura, y no las puede entender, porque se han de discerni r espir i tualmente. (1 Cor.

    2:13-14)

     Nunca nos perturbamos cuando un incrédulo, aunque sea predicador, viene diciendo que no

    cree más que la Biblia sea la Palabra de Dios. Para decir la verdad, él nunca la había creído

    antes. Pero esa es la manera correcta en que debe hablar porque después de todo, si no es

    creyente, pues no puede entenderla. Le falta el Espíritu de Dios. Por esa razón, citamos el otro

    día al obispo Hadley cuando dijo: “Hay más sentido en cada palabra de la Sagrada Escritura, el

    que jamás podremos sacar de ella”. 

    Mark Twain, que no era salvo, dijo que no le perturbaba lo que no entendía de la Biblia. Lo

    que le inquietaba era lo que sí podía entender. Hay cosas en la Biblia que una persona que no es

    salva puede entender, y son esas las que causan que muchos rehusen la Palabra de Dios. Fue

    Pascal quien dijo: “Hay que entender el conocimiento humano para amarlo, pero hay que amar el

    conocimiento divino para entenderlo”. Fue Roberto Alfredo Vaughn quien declaró que estos

    incrédulos se encuentran “en su rechazamiento vanidoso de la luz de afuera hasta que han

    cambiado en tinieblas la luz adentro”. Eso es lo que Pablo quería decir cuando dice que no

    recibieron el amor de la verdad, y por esto Dios les permitía creer una mentira. (2 Tes. 2:10,11).

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    Permítanos decir, amigo oyente, que aunque el incrédulo ha dicho algunas palabras duras en

    cuanto a nosotros, Dios ha dicho unas palabras más duras tocante a los incrédulos. Esperamos

    que comprenda, amigo oyente, que es importante que tengamos la iluminación del Espíritu

    Santo. En nuestro próximo programa, continuaremos con más palabras en cuanto a la

    iluminación, y luego concluiremos con el cuarto aspecto que estábamos considerando con

    respecto a la Biblia, o sea, la interpretación.

     Nos detenemos aquí por hoy, porque nuestro tiempo ha concluido. Le visitaremos

    nuevamente en la continuación de este interesante estudio y esperamos que usted nos vuelva a

    sintonizar. Gracias por su atención de hoy y ¡que el Señor le bendiga, es nuestra ferviente

    oración!