Habermas y la teoría de la Acción Comunicativa

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    CAPTULO 5

    La teora de la accin comunicativa y las ciencias de la discusin.

    La crisis de la modernidad ha sido descrita desde el punto de vista de la positivizacin de las

    ciencias, que ha significado la colonizacin del mundo de la vida. La propuesta de solucin a

    dicha crisis ha ido cristalizando como una renovacin de los planteamientos centrales de la

    modernidad, en los cuales la gnesis de las ciencias sociales ocupa un lugar medular.

    Pensamos por tanto que la solucin no es un asunto meramente metodolgico. Se trata de

    problemas tericos en relacin con los fundamentos filosficos de las ciencias sociales, dado

    que slo redefinido el objeto, su conceptualizacin y el sentido de las teoras en torno a l, esposible replantear asuntos de mtodo y de aplicacin.

    Con esto ya hemos dado la primera respuesta para solucionar la crisis de la modernidad: es

    necesario continuar el desarrollo del proyecto moderno. No nos queda por tanto duda de que

    dicha tarea no slo es posible, sino que el intentar su continuacin, lejos de ser perjudicial

    para la sociedad contempornea, como pudieran sugerirlo algunos enemigos de la razn, es la

    nica salida que habra que urgir, si se tiene en cuenta el diagnstico que hemos hecho.

    Nuestro regreso a Kant mostr el sentido de un posible discurso sobre lo social: no es lo

    mismo que el discurso cientfico sobre la naturaleza, tampoco es simplemente una

    especulacin metafsica sobre el hombre, sino que es un discurso diferente al cientfico, sin

    que esto signifique que sea menos riguroso. El rigor de este discurso permite descubrir el

    sentido profundo para el hombre de su dimensin libertaria y de la imagen moral del mundo.

    En moralidad y libertad se fundan las ciencias sociales en la modernidad. Esta es la cantera

    que no creemos pueda ser colonizada. En este sentido ha afirmado J. Habermas quepensadores revolucionarios en las ciencias sociales como Freud, Marx, Durkheim, Mead,

    Weber, Piaget y Chomsky han introducido, si la expresin ha de tener algn sentido, un

    pensamiento genuinamente filosfico, como una carga explosiva, en una situacin

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    investigativa especial1 Esto hace comprensible por qu sus propuestas tericas provocan de

    tiempo en tiempo contraataques positivistas. Lo esquivas de estas propuestas tericas a una

    normalizacin metodolgica, las conservan ms cercanas a la filosofa que a los proyectos de

    unificacin de las ciencias.

    Nuestro regreso a la fenomenologa ms que reiterar la crtica al positivismo cientfico,

    buscaba una solucin a la crisis de la modernidad en la tematizacin del mundo de la vida y

    en la rehabilitacin de la doxa y de la skepsis. Esto dio la oportunidad de mostrar el sentido

    de esa doble hermenutica que caracteriza a las ciencias sociales a diferencia de las naturales.

    El objeto de las ciencias sociales se construye, en el ms autntico sentido de constitucin,

    en el mundo de la vida, en la experiencia intersubjetiva, en la intencionalidad prctica yvalorativa. Esto nos obliga en genuina actitud fenomenolgica a fortalecer los procesos de

    comprensin y reconocimiento de situaciones, contextos y diferencias culturales como punto

    de partida para las ciencias sociales.

    Lo que aprendimos del giro lingstico es que el descubrimiento del mundo de la vida, en el

    cual construimos lo social, queda annimo si se lo sigue refiriendo a una subjetividad

    trascendental, para la cual el lenguaje es slo expresin de sentido. Por eso el cambio de

    paradigma, con el que inicia la teora de la accin comunicativa requiere del giro lingstico

    de la filosofa y las ciencias sociales. Slo as es posible la complementariedad entre accin

    comunicativa y mundo de la vida, en la cual se busca retomar la problemtica filosfica de

    moralidad y libertad como fundamento de las ciencias sociales. El cambio de paradigma, de

    la filosofa de la conciencia y de la reflexin a la accin comunicativa en el mundo de la vida

    es el nuevo planteamiento para las ciencias de la discusin.

    Las nuevas ciencias sociales como ciencias de la discusin se comprenden como renovacinde la teora crtica de la sociedad, cuyo desarrollo y principales tesis expusimos en el aparte

    anterior. Por teora crtica de la sociedad entendimos una teora social con pretensiones de ser

    crtica de la sociedad a la cual se pertenece: entonces la pertenencia en lugar de impedir la

    1 J. Habermas, Conciencia mora/y accin comunicativa. Barcelona, Pennsula, 1985, pg. 24.

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    visin crtica se convierte precisamente en fuerza motivacional tanto para el diagnstico

    como para la denuncia. Pero la dialctica de la ilustracin, como fue expuesta, amenaza

    con hacer imposible sacar consecuencias de la misma crtica. La teora de la accin

    comunicativa pretende articular la crtica misma como proceso comunicativo, participativo ydiscursivo, cuyo ejercicio y resultados son ya inicios de solucin a la crisis.

    5.1.- Qu entendemos por una teora de la accin comunicativa?

    5.1.1.- Una teora crtica de la sociedad que pretenda ser realmente teora social debe cumplir

    tres tareas fundamentales:

    a) dar razn de su propia historia como teora social, lo que equivale a dar razn de las

    aventuras y experiencias de la razn consigo misma. Dado que todos los intentos de

    fundamentacin ltima desde una filosofa primera han fracasado rotundamente, slo queda

    buscar otra manera de explicar las relaciones entre filosofa y ciencias: una teora

    reconstructiva que sea capaz de destacar aspectos internos de la historia de la ciencia y de

    explicar sistemticamente, en colaboracin con anlisis de tipo emprico, la historia efectiva

    de la ciencia, narrativamente documentada, en el contexto de las evoluciones sociales. Solo

    de esta forma se podr explicar lo que han destacado los estudiosos de la historia y la

    filosofa de las ciencias: a saber, que la explicacin formal de las condiciones de racionalidad

    y los anlisis empricos de la materializacin y evolucin histrica de las estructuras de

    racionalidad, se entrelazan entre s de forma peculiar2. En este sentido consideramos de gran

    importancia las investigaciones sobre historia y sociologa de las ciencias, tanto naturales

    como sociales.

    Momentos culminantes de esta historia de las relaciones entre filosofa y ciencias, han sido elde su fundacin, el de la modernidad como ratificacin de los ideales emancipatorios de la

    filosofa y la ciencia a partir de una tematizacin de la filosofa de la reflexin (como

    filosofa trascendental) y actualmente el de la crisis articulada en la dialctica entre

    2 J. Habermas, Teora de la accin comunicativa. Tomo 1, Madrid, Taurus, 1987, pg. 17.

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    modernidad y posmodernidad. De la mano de la fenomenologa volvimos a los orgenes a la

    vez histricos y fundacionales de la idea de filosofa y ciencia en Occidente. All vimos cmo

    sta sigue siendo posible a partir de una determinada reflexin sobre el mundo de la vida, en

    la cual se funda la idea de verdad. Con Kant reconstruimos el sentido complejo de lasverdades filosficas en la modernidad: la de la ciencias no puede ni desplazar, ni reemplazar,

    ni limitar, ni identificarse con la de la moralidad, si se ha de poder dar razn de lo que es el

    hombre: capaz de organizar objetiva, cientfica y tcnicamente -racionalmente- su mundo de

    la vida, y al mismo tiempo competente para imaginar, disear y coordinar razonablemente su

    accin en la sociedad y en la historia.

    En este mdulo hemos insistido en la posibilidad de una continuacin del proyecto de lamodernidad a partir de una racionalidad comunicativa: precisamente la razn comunicativa

    nos muestra que la esencia misma, la idea que funda la modernidad, es la de una sociedad

    abierta, una historia abierta en el ms autntico sentido de propuestas de tareas infinitas. Por

    ello pensamos que la teora de la accin comunicativa, aceptando todas las crticas que se

    hacen a la razn moderna, puede continuar su tarea al cambiar de paradigma, en la forma de

    razn dialogal, abierta as tanto a las tradiciones, como a los proyectos de futuro, como sobre

    todo al presente.

    Este concepto de racionalidad le permite a la teora de la accin comunicativa analizar la

    diferencia de la modernidad con respecto a lo premoderno, como apertura a la comprensin

    de otras culturas y otras pocas y como descentracin de la persona y del mundo en sus

    regiones objetiva, social y subjetiva, mbitos en los que se despliega la razn como terica,

    prctica y esttica.

    b) Pero la razn comunicativa no slo vale para comprender el hecho emprico del paso de lo premoderno a la modernidad como autoreconocimiento de la racionalidad, sino que se

    constituye en metateora para explicar los diversos tipos de accin social y su sentido

    especfico de racionalidad, mediada por la accin comunicativa. En efecto, la accin

    teleolgica, instrumental y estratgica, orientada a obtener algo en el mundo objetivo de la

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    manera ms racional posible, es decir, utilizando los mejores medios, buscando eficiencia y

    eficacia, es un tipo de accin que puede ser organizada y coordinada a partir de acuerdos

    logrados comunicativamente.

    Por otra parte, la accin orientada por normas y valores, que constituyen el mundo social, es

    por su naturaleza comunicativa, a no ser que se prefieran modelos explicativos tomados de

    las ciencias positivas como el funcionalismo, el conductismo o el historicismo. Obrar por un

    valor, acatar una norma, criticar una situacin social determinada, son acciones sociales que

    requieren comprensin intersubjetiva y constituyen un mbito en el que el discurso, el dar

    razones y motivos de la accin, es la justificacin ltima de la correccin y legitimidad o de

    la incorreccin de ciertos tipos de accin.

    Finalmente la accin dramatrgica y expresiva, en la que las personas se manifiestan en lo

    que ellas son y pretenden ser ante un pblico que al comprenderlas tambin expresa algo de

    las personas que lo componen, es un tipo de accin que apela a la comprensin del sentido de

    las diversas situaciones, smbolos, compromisos, etc. La comunicacin verbal no es el nico

    modo de accin comunicativa, pero s puede llegar a ser necesaria para explibar formas de

    comunicacin no verbal, en especial cuando stas se prestan a malentendidos o

    ambigedades.

    De esta forma podemos concluir que los diversos tipos de accin social referidos a un mundo

    objetivo, a un mundo social y a un mundo subjetivo, no slo requieren de a comunicacin

    como metalenguaje explicativo, sino que la presuponen como mediacin, tal como ser

    explicado ms adelante. La investigacin social debe poner especial empeo en explicitar sus

    presupuestos tericos y en especial aquellos que se articulan de acuerdo con las estructuras

    comunicativas del mundo de la vida.

    El que la teora de la accin comunicativa cumpla funciones metatericas con respecto a las

    teoras sociales no significa una nueva absolutizacin ahora a nombre de la razn consensual;

    todo lo contrario, la descentracin de la razn, no solo con respecto a las diversas regiones

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    del mundo, sino sobre todo con respecto a los diversos actores sociales, a sus situaciones y

    perspectivas, hace de la cooperacin social mediante la comunicacin, la comprensin, el

    consenso, los acuerdos -inclusive sobre aquello en lo que no hay acuerdo-, el mejor

    fundamento de construccin de sociedad e historia.

    c) Pero sobre todo la razn comunicativa es la que permite desde el punto de vista

    metodolgico una comprensin de lo social como reconstruccin gentica del sentido y de las

    pretensiones de racionalidad de las diversas manifestaciones socio-culturales. Dicha

    comprensin se ha considerado tradicionalmente como dimensin hermenutica de las

    ciencias sociales. La teora de la accin comunicativa muestra cmo se puede ceder a la

    comprensin de sentido precisamente porque la dimensin de sentido se I construidocomunicativamente. De igual forma, se comprende mejor el sentido de una expresin, de una

    forma de vida, de una institucin, si se hace de lo que pretendidamente es el mayor obstculo

    epistemolgico -el compromiso valorativo- la mayor virtud de un proceso de comprensin

    comunicativo. La investigacin social constructiva se caracteriza, como lo mostraremos ms

    adelante, por el esfuerzo en contrastar argumentativamente diversas teoras sociales y

    diversas interpretaciones de la realidad con la ayuda de los ms variados mtodos de

    investigacin emprica. En esto consiste el valor metodolgico de la hermenutica. Es

    inherente a la investigacin social crftica el ser hermenutica.

    5.1.2.- Antes de entrar a desarrollar la propuesta de la teora de la accin comunicativa para la

    renovacin de las ciencias de la discusin, veamos qu entiende Habermas por dicha

    expresin: utilizo el trmino accin comunicativa para aquellas expresiones (lingsticas y

    no-lingsticas) con las que sujetos capaces de habla y accin asumen relaciones con

    intencin de entenderse acerca de algo y coordinar as sus actividades. Estas actividades

    coordinadas comunicativamente pueden constar por su lado de acciones comunicativas o nocomunicativas3.

    3 J. Habermas, Zur Logik der Sozialwissenschaften. Frankfurt, a. M., Suhrkamp, pg. 541.

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    Esta concepcin de accin comunicativa 0pta por un uso comunicativo del lenguaje, que es

    posible caracterizar en oposicin a un uso no comunicativo del mismo. En efecto, si

    utilizamos nuestro saber en proposiciones no para comunicarnos con alguien, sino para

    expresar algo en relacin con el mundo de la vida, estamos tomando una predecisin en favorde ese concepto de racionalidad cognitivo-instrumental que ha imperado en el desarrollo del

    empirismo y hace parte de la crisis de la modernidad. Este uso del lenguaje permite realizar

    acciones con xito gracias a la capacidad de manipulacin funcional de los objetos y de

    adaptacin de los sujetos a situaciones determinadas. En cambio, si utilizamos

    comunicativamente el lenguaje, estamos tomando una predecisin en favor de un concepto

    de racionalidad ms amplio que enlaza con la vieja idea de logos. Este concepto de

    racionalidad comunicativa posee connotaciones que en ltima instancia se remontan a laexperiencia central de cada uno de los participantes, de que con la ayuda del lenguaje,

    gracias a su capacidad de comprometer a otros en la comunicacin y de dar razones y

    motivos, puede llegar a comprenderlos y a ser comprendido por ellos y puede lograr

    consensos; con esto se supera la subjetividad inicial y los puntos de vista de cada participante

    en la comunicacin, y se logran, merced a una comunidad de convicciones racionalmente

    motivadas, concepciones ms consistentes del mundo e interpretaciones ms coherentes de

    los contextos en los que se desarrollan diversas formas de vida4.

    Gracias a estos dos usos del lenguaje, es posible as mismo distinguir la concepcin

    fenomenolgica del mundo de la vida de una concepcin realista del mundo: el

    fenomenlogo no se sirve sin ms del hilo conductor de las acciones encaminadas a la

    consecucin de un propsito o resolutorias de problemas. No parte simplemente del

    presupuesto ontolgico de un mundo objetivo, sino que convierte este presupuesto en

    problema preguntndose por las condiciones bajo las que se constituye para los miembros de

    una comunidad de comunicacin la unidad de un mundo objetivo. El mundo slo cobraobjetividad por el hecho de ser reconocido y considerado como uno y el mismo mundo por

    una comunidad de sujetos capaces de lenguaje y accin.

    4 J. Habermas, Teora de la accin comunicativa, Tomo 1, Madrid, Taurus, 1987, pg. 26.

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    5.2.- Cambio de paradigma: de la filosofa de la conciencia y de la filosofa de la historia

    a la teora de la accin comunicativa.

    El planteamiento de los intereses orientadores del conocimiento en los diversos tipos desaberes, desarrollado al final de la unidad anterior, nos mostr la posibilidad de explicitar los

    intereses para comprender mejor el sentido de los diversos discursos. Sin embargo la

    reflexin sobre estos intereses y su influjo tanto en la creacin de conocimiento como en el

    sentido de sus aplicaciones tiene limitaciones. En efecto, ms all de la descripcin crtica de

    las relaciones, no parece que la reflexin misma pueda ir ms all de lo que llegaron los

    padres de la teora crtica de la sociedad.

    Llegado a este punto advierte Habermas que sus planteamientos siguen todava prisioneros de

    la teora neokantiana del conocimiento, concretamente de su paradigma epistemolgico. Pero

    la epistemologa no es la va regia de la teora social5.

    5.2.1.- Hay que superar por tanto el paradigma epistemolgico de la filosofa de la reflexin,

    si se quiere llegar a un discurso con pretensiones de ser teora social crtica. Todava

    Conocimiento e inters, (1968) -segn lo reconoce el mismo Habermas en el Eplogo, escrito

    cinco aos ms tarde-, permanece en dicho paradigma; o como lo expresa acertadamente uno

    de sus mejores intrpretes, Richard J. Bernstein, adolece de ambigedades que hacen

    necesaria la superacin, tal como es propuesta en la Teora de la accin comunicativa (1981).

    Tales ambigedades son:

    d) Un doble sentido de autorreflexin: por una parte se entiende autorreflexin a part de

    Kant, como operacin reflexiva para reconstruir las condiciones de posibilidad dd

    conocimiento cientfico, es decir, como mtodo de lo trascendental, si entendemos portrascendental no tanto un conocimiento de los objetos, sino un conocimiento de cmo los

    conocemos; y por otra parte un sentido de autorreflexin como emancipacin de falsas

    5 Para los planteamientos que siguen nos orientamos por las dos entrevistas de Habermas: Dialektik derRationalisierung y Ein lnterview mit der New Left Review en: Die neue Unbersichtlichkeit. Frankfurt aM.,Suhrkamp, 1985, pgs. 167-208 y 21 3-257.

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    objetivaciones, inspirado ms en Fichte, y que obtiene su mejor aplicacin en la

    interpretacin habermasiana de Freud. En este caso autorreflexin es una categora ms

    prctica que terica. En ella se manifiesta la libertad en toda su radicalidad como pura

    espontaneidad al autorrealizarse en el objeto de su accin y liberarse de nuevo de l, al serconsciente que lo ha puesto gracias a su accin libre y autnoma.

    b) Un sentido casi equvoco de la funcin de los intereses mediadores del conocimiento: bien

    se podra hablar de condiciones cuasi-trascendentales de posibilidad del conocimiento. Pero

    entonces hay que preguntar si son condiciones en sentido dbil, es decir, meramente

    empricas, a posteriori, o en sentido fuerte, es decir, condiciones a priori. Cuando hablamos

    de intereses orientadores del conocimiento, es porque sin ellos no podemos obtener, niexplicar ninguna actividad cognoscitiva, o porque de hecho cuando analizamos los resultados

    de sta los encontramos como respuesta a determinados intereses: de dominio de la

    naturaleza, de comprensin de nuestra historia y nuestro lenguaje, de solucin concertada de

    conflictos interpersonales, etc. De hecho, la teora de la accin comunicativa slo pretende

    afirmar que en la comunicacin en el mundo de la vida se articulan dichos intereses en los

    diversos tipos de saberes acerca de la cultura, la sociedad y la persona, y en la caracterizacin

    de las diversas regiones del mundo: objetivo, social y subjetivo.

    c) Por otro lado si se trata de una teora crtica del conocimiento, aferrada todava a un

    paradigma epistemolgico, no se ve cmo en ella pueda ocupar un lugar sistemtico relevante

    el lenguaje, tal como lo desarrolla Conocimiento e inters, ya que si se privilegia el

    conocimiento, se est dando de hecho prioridad al sujeto individual, a la conciencia y a la

    autorreflexin en sentido kantiano. Inclusive si dicha reflexin se refaciona directamente con

    el mundo de la vida, ste, sin lenguaje, pierde su sentido de perspectividad para diversos

    participantes, diversas pocas histricas y diversas culturas.

    d) Finalmente no aparece claro cmo sea posible una teora crtica de la sociedad que supere

    lo que slo era una crtica de la sociedad en el pensamiento de Adorno. Horkheimer y

    Marcuse. Despus de la crtica radical, expuesta en la Dialctica de la Ilustracin hay que

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    preguntar necesariamente: es posible todava una teora de la sociedad? Con qu

    elementos?6 Para acentuar los aspectos tericos de la nueva propuesta, es decir, de las nuevas

    ciencias de la discusin, que superen ciertos fundamentalismos de la crtica, es necesario

    desarrollar las estructuras de la comunicacin humana. Ellas nos mostrarn las posibilidadesde comprensin de otros puntos de vista, el poder argumentativo del lenguaje y la capacidad

    de concertacin con base en acuerdos mutuos.

    5.2.2.- Por esto se propone el cambio de paradigma en busca de una teora de la accin

    comunicativa. El siguiente es el recorrido desde las tesis de Conocimiento e inters hacia la

    racionalidad comunicativa7.

    La reflexin sobre los intereses tcnico y prctico, que dan origen a las ciencias causales y a

    las ciencias comprensivas, pretende superar su objetivismo refirindolas a su gnesis en el

    mundo de la vida. Pero slo la reflexin sobre el inters emancipatorio que determina las

    ciencias crtico-sociales puede abrir en toda su riqueza dicho mundo, como espacio pblico y

    lugar de interaccin comunicativa: a la vez como contexto de significaciones y como fuente

    de validacin de las pretensiones veritativas de los diversos saberes.

    La reflexin sobre los intereses que determinan el conocimiento en las diversas reas

    pretende criticar una teora empirista de la ciencia, que ha buscado desligar totalmente la

    lgica de la investigacin de los contextos mundovitales, que constituyen sus objetos y

    justifican sus estrategias metodolgicas. Se critica por tanto el olvido del mundo de la vida,

    que significa la negacin de la subjetividad y la primaca de la razn instrumental.

    6 Cf. Richard Bernstein, 9ntroduction en: Habermas and Modernity. Oxford, Cambridge: Polity Press, 1985,pgs. 11-15. Hay traduccin al espaol: Habermas y la modernidad. Madrid, Tecnos, 1987.7 Ver: J. Habermas, 9 Em Fragment (1977): Objektivismus in den Sozialwissenschaften, en: J. Habermas,ZurLogik der Sozialwissenschaften. Frankfurt a. M., Suhrkamp, 1985, pgs. 541-607 (Hay traduccin alespaol: Lgica de las ciencias sociales). Retomamos aqu algunos de los pasajes de: G. Hoyos Vsquez, Laescritura y la argumentacin como formalizacin de la investigacin en: Curso especializado en la modalidada distancia sobre investigacin en las ciencias sociales. Modulo 2, Teora: El proceso de investigacincientfica. Medelln, ICFES, INER, Universidad de Antioquia. 1992, pgs. 79-106.

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    Esto nos conduce a la crtica de un objetivismo de las ciencias sociales, que ha pretendido

    ignorar o bagatelizar la dimensin hermenutica de la problemtica de la comprensin. La

    positivizacin de las ciencias sociales consiste en absolutizar los mtodos de formalizacin,

    los tipos ideales, los modelos cuantitativos y cualitativos, olvidando la relacin gentica delproceso de investigacin social con sus fuentes en la comunicacin cotidiana, la del lenguaje

    ordinario, la de los ciudadanos de carne y hueso.

    Pero estas crticas al positivismo naturalista en ambos tipos de saber (en el emprico analtico

    y en el histrico hermenutico), no significa que la solucin de la pretensin de objetividad

    de las ciencias sociales consista o en una exacerbacin de la hermenutica, en un nuevo

    idealismo que sacrifique todos los mtodos y se acantone en meras interpretaciones, o en un

    renovado materialismo cientfico de tipo engelsiano, no muy distante de ciertas teoras de

    sistemas, por el que tendran que pasar todos los discursos sociales.

    Es por tanto necesario profundizar en el sentido de las relaciones entre intereses y

    conocimiento, de suerte que la autorreflexin de las ciencias sociales nos descubra la manera

    de trascender, sin negar, los intereses particulares de los contextos mundovitales, hacia

    propuestas cognitivas con pretensiones de validez hipotticamente universales o almenos

    generalizables con base en argumentos razonables y razonados. Estas propuestas puede

    hacerlas una razn comunicativa que se abra a la multiplicidad de las voces, lecturas,

    escrituras, formas de vida, teoras, etc., y que a travs de ellas busque con base en los mejores

    argumentos cierta unidad de la razn en acuerdos y consensos no coactivos 8. Esto se logra

    cuando la accin comunicativa parte de las perspectivas de los participantes, pero busca

    trascender la perspectividad de las perspectivas en la competencia propositiva de las teoras.

    De esta suerte una reflexin sobre los intereses que determinan el conocimiento puede

    explicar por qu las teoras tienden a estabilizarse con base en objetivaciones y formal

    izaciones procedentes de opciones metodolgicas acertadas. Estas se garantizan por

    procedimientos de medicin y cuantificacin estandarizados, que transforman experiencias

    8 Ver: J. Habermas. La unidad de la razn en la multiplicidad de sus voces en: J. Habermas, Pensamientopostmetaf,si. Madrid, Taurus, 1990, pgs. 155 SS.

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    cotidianas en datos, es decir en elementos funcionales del discurso cientfico. De esta suerte

    parece como si se conservara la relacin isomrfica entre lo cientfico y lo precientfico,

    aunque de hecho el mundo de la vida es reinterpretado como arsenal de datos y de

    comprobaciones experimentales.

    De nuevo, son los intereses los que permiten explicitar el sentido de aplicacin de los

    diversos saberes a contextos mundovitales. Los conocimientos de las ciencias emprico-

    analticas adquieren relacin con la prctica cotidiana como accin instrumental (tecnologas,

    estrategias, tcnicas), mientras que los conocimientos procedentes de la interpretacin

    simblica del mundo de la vida, tienen su aplicacin en un actuar comunicativo. Esto indica

    que la accin instrumental y la accin comunicativa tienen el sentido de categorasconstitutivas de dos aspectos fundamentales del mundo de la vida: lo objetivo y lo social.

    Sin embargo, la relacin del sujeto con el mundo de la vida, desde el punto de vista

    instrumental y comunicativo, es una relacin histrica, evolutiva, en la cual la constitucin de

    los objetos de las ciencias naturales y sus aplicaciones deben adquirir su sentido de las

    posibilidades de acuerdo social de los agentes histricos: y esto se debe a la accin

    comunicativa. Es una racionalidad comunicativa la que puede hacer realidad el inters

    emancipatorio que determina las ciencias sociales, por cuanto stas hacen consciente a la

    sociedad de estructuras de exclusin, represin y explotacin, que por el hecho de ser

    conocidas no son suprimidas. Pero si su comprensin lleva simultneamente a reconstruir

    autnticas estructuras comunicativas y organizativas, con ello ya se est llegando a acuerdos

    sociales que permitan ir realizando los ideales libertarios. El autntico sentido prctico de las

    ciencias de la discusin radica precisamente en la reconstruccin de las competencias

    comunicativas de los grupos sociales a los que va dirigida la investigacin social.

    De esta forma la reflexin sobre los intereses que constituyen las diversas regiones del

    mundo de la vida (trabajo, lenguaje e interaccin social) y ayudan a explicar la conformacin

    de diversos tipos de ciencias, nos conduce hasta el punto en el cual se hace necesario un

    cambio de paradigma, de modo que el reconocimiento reflexivo de estructuras patolgicas,

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    como pueden ser la alienacin del trabajo o la ideologizacin del lenguaje, pueda

    transformarse en actividad comunicativa que critique dichas estructuras, pero al mismo

    tiempo reconstruya racionalmente las competencias comunicativas que sean mediacin para

    transformar dichas estructuras.

    Por tanto la superacin del objetivismo metodolgico de las ciencias naturales y de las

    ciencias comprensivas slo se logra volviendo a un saber diferenciado, cuyo sentido y

    pretensin de verdad, correccin y veracidad tenga su origen precisamente en la accin social

    en el mundo de la vida. Pero para reconstruir este saber no basta con la reflexin

    epistemolgica sobre el inters emancipatorio que lo determina. Es necesario reconstruir

    dicho inters en la prctica cotidiana misma: esto exige un cambio de paradigma de la

    reflexin epistemolgica a la teora de la accin comunicativa, de la filosofa de la reflexin y

    de la conciencia a la razn comunicativa y dialogal.

    Gracias a este cambio de paradigma se puede plantear una nueva comprensin de los diversos

    saberes, en especial de las ciencias sociales, a partir de la relacin originaria entre accin

    comunicativa y mundo de la vida. Este es el sentido fundamental de una Teora de la accin

    comunicativa9. Con ella se pretende poder controlar la dependencia contextual de los

    conceptos fundamentales de las ciencias sociales, dado que la accin comunicativa tiene

    acceso a un saber precientfico universalizable, a partir del cual puede reconstruir

    racionalmente las teoras que se basan en dicha experiencia prepredicativa.

    5.2.3.- La teora de la accin comunicativa, que a nuestro modo de ver -y en esto diferimos

    expresamente de muchos intrpretes que encuentran en ella un retroceso- puede cumplir

    mejor las tareas de la teora crtica de la sociedad, tiene las siguientes pretensiones:

    a) Constituirse en una teora de la racionalidad: es el esfuerzo por hablar de nuevo de razn

    sin ruborizarse; es el riesgo de apostar por ltima vez a la razn. Se pretende ahora

    reconstruir el sentido de teora y de razn desde una perspectiva gentica y comunicativa. Sebusca aportar al proceso de la modernidad desde unas ciencias de la discusin que reconocen

    explcitamente su compromiso con formas de argumentacin razonables.9 Adems de las obras Teora de la accin comunicativa (2 tomos), Teora de la accin comunicativa. Estudios

    previos y complementarios, Pensamiento postmeta fsico, habra que tener en cuenta para la comprensin deesta propuesta terica, tambin los libros de Habermas, El discurso filosfico de la modernidad. Madrid yBuenos Aires, Taurus, 1989; y Conciencia moral y accin comunicativa, Barcelona, Pennsula, 1986.

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    b) Fundamentar una teora de la argumentacin con pretensiones de constituirse en teora

    social; no es un mero ejercicio acadmico, que se agotara en una nueva teora del lenguaje;

    por el contrario, las pretensiones de la teora de la accin comunicativa son las de trascenderella misma la dimensin lingstica y la mera dimensin hermenutica.

    La teora de la argumentacin buscada consta de tres momentos ntimamente relacionados

    entre s: la lgica de los argumentos, como productos de una tradicin, la dialctica de los

    procedimientos comunicativos en el presente, en un futuro abierto por la retrica como

    proceso de entendimiento posible. Estos tres momentos de la argumentacin tienen

    estructuras distintas: las que definen la forma interna de los argumentos y sus relacioneslgicas, las de la concertacin con base en los mejores argumentos, y las de una situacin

    ideal de habla especialmente inmunizada contra la represin y la desigualdad. Pese a la

    diferencia de estructuras de los tres momentos, ninguno de ellos basta para llenar las

    condiciones con las que cuenta la racionalidad comunicativa; sta requiere de la

    complementariedad necesaria de los tres: Bajo el aspecto de proceso, por lo que mejor

    podra caracterizarse la intuicin fundamental que vinculamos a las argumentaciones, sera

    por la intencin de convencer a un auditorio universal y de alcanzar para la manifestacin o

    emisin de que se trate un asentimiento general. Bajo el aspecto de procedimiento, por la

    intencin de cerrar la disputa en torno a las pretensiones de validez hipotticas con un

    acuerdo racionalmente motivado; y bajo el aspecto de producto por la intencin de

    desempear o fundamentar una pretensin de validez por medio de argumentos 10.

    c) Desarrollar una dialctica de la racionalizacin social en contra de la dialctica de la

    ilustracin. En efecto, lo que Habemias comparte con los posmodemos y con los padres de la

    teora crtica (Adorno y Horkheimer) es la crtica radical a la razn de Occidente,precisamente porque las tareas impuestas a la razn monolgica del idealismo, slo pueden

    ser realizadas por sta en forma de dominacin absoluta. Por ello no se puede volver a

    sobrecargar a la razn individual absolutamente con todas las tareas: autoconocimiento,

    10 J. Habermas, Teora de la accin comunicativa. Tomo 1, Op. oit., pg. 48.

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    autodeterminacin, autocomprensin y autoconstitucin. No es posible una resurreccin de la

    razn con nuevos ropajes, en figuras previas al lenguaje y a la comunicacin intersubjetiva.

    d) Reconstruir la complementariedad entre mundo de la vida y accin comunicativa. Estepunto es especialmente importante, dado que Habermas se apropia del trmino quiz ms

    sustantivo de toda la tradicin de la filosofa de la conciencia: el mundo de la vida,

    desarrollado en la fenomenologa de Husserl. Esta categora es el eje del giro lingstico.

    Slo a partir del mundo de la vida y con respecto a l se conforma la accin.

    Comunicativa y slo a l debe toda su riqueza. La accin comunicativa permite expresar

    desde cada una de las perspectivas, formas de vida y culturas, los puntos de vista y lasopiniones. Esta es la concrecin propia de una racionalidad dialogal, abierta a las diversas

    manifestaciones del multiculturalismo contemporneo.

    e) Esto mismo permite articular la complementariedad entre racionalidad comunicativa y

    racionalidad sistmica en un intento de responder a quienes desde los extremos absolutizan

    uno u otro aspecto de la razn y de la sociedad: lo simblico o lo material, lo motivacional o

    lo funcional, lo comunicativo-discursivo o lo causal-sistmico. Slo en la complementariedad

    se puede responder a la sinsalida de la dialctica de la ilustracin y de la dialctica negativa.

    Desde esta complementariedad se busca desarrollar una idea de sociedad, que relacione la

    teora de sistemas y la teora de la accin comunicativa como concepciones necesarias una y

    otra en el intento de analizar los procesos sociales y hacer propuestas ms humanas,

    racionales y participativas de organizacin y realizacin social.

    Este sentido complejo de la complementariedad entre razonabilidad comunicativa y

    racionalidad sistmica permite dar todo su valor e importancia a las diversas formas de

    investigacin cualitativa y cuantitativa: ellas facilitan los diagnsticos, hacen msconsistentes las evaluaciones y permiten proponer alternativas de accin social a quienes

    desde perspectivas crticas y dialogales analizan contextos y hacen propuestas polticas de

    solucin de conflictos y de realizacin de tareas sociales.

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    5.3.- Las estructuras de la comunicacin: los dos usos de los actos de habla y la

    pragmtica universal.

    Lo anterior permite determinar las caractersticas de la accin comunicativa, en especial susentido de pragmtica universal, su normatividad tica y sus posibilidades de renovar las

    ciencias de la discusin. Habermas logra mostrar cmo la verdad en su sentido ms amplio y

    flexible se alimenta por un lado de las perspectivas, a partir del mundo de la vida, de quienes

    participan en la comunicacin desde mltiples intereses, y por otro del poder argumentativo

    del lenguaje, cuyo sentido de nuevo se retroalimenta en el mundo de la vida, pero se

    consolida y valida en la comunicacin misma. Segn Habermas, quien se inspira en

    planteamientos de Wilhelm von Humboldt, en el lenguaje -no en la conciencia intencional-,radica un telos hacia la comprensin y por tanto hacia la racionalidad. Es de la naturaleza del

    lenguaje buscar la comprensin y el reconocimiento mutuo, recproco, y en caso de ser

    necesario, acordar consensos y acciones comunes.

    Se propone por tanto hacer el siguiente anlisis formal del lenguaje como mediacin

    universal de toda accin y como lugar de la reproduccin racional del mundo de la vida.

    5.3.1.- Ante todo se presupone un nivel bsico de comprensin de los significados de las

    proposiciones; en este nivel hermenutico es posible aclarar gradualmente el sentido

    proposicional de los enunciados, gracias a la doble hermenutica que nos permite explicar el

    sentido de constitucin de lo social: es en contextos determinados que se construye lo social

    y por ello las expresiones de lenguaje tienen un sentido determinado. Este nivel de la

    comprensin, que bien pudiera caracterizarse como el momento posmoderno de la

    comunicacin, es el que abre a otras comprensiones de lo mismo desde perspectivas

    diferentes: abre a otras personas, a otras culturas, a otras pocas histricas. Es el nivel delreconocimiento del otro y de las diferencias, de la multiplicidad de perspectivas, puntos de

    vista, paradigmas y culturas. Es el que hace posible todo pluralismo razonable, para no hablar

    de tolerancia que sigue siendo una actitud frvola y negativa; es finalmente el momento

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    comunicativo del encuentro, dado que comprender al otro no nos obliga a estar de acuerdo

    con l, pero s hace posible el que lo estemos o el que sepamos por qu no lo podemos estar.

    Pensamos que a veces por la urgencia que se tiene de explicar el sentido de la argumentacin,su fuerza de conviccin, la necesidad de acuerdos, se pasa muy rpido por este primer uso del

    lenguaje y se lo considera como un momento que queda superado mediante los acuerdos

    posibles y deseables; pero precisamente la posibilidad del disenso, aspecto dinmico de la

    comunicacin se nutre de este nivel hermenutico, que es precisamente el que crea

    significados nuevos, recompone situaciones, permite imaginar sdluciones posibles.

    5.3.2.- Naturalmente que es posible trascender el nivel de la significacin para pasar al nivelde validez ontolgica de las proposiciones. Por ello los participantes en procesos de

    comunicacin no slo pretenden que sus expresiones sean comprendidas, sino que con ellas

    enuncian tres tipos de pretensiones de validez que es necesario explicitar y diferenciar en

    cada caso.

    En efecto quienes participan real o virtualmente en la comunicacin:

    a) pretenden que las proposiciones con las que se expresan sean verdaderas, o que los

    presupuestos de existencia de lo que enuncian en ellas se cumplen o se pueden cumplir

    efectivamente. Esta es una pretensin de verdad y se refiere a un mundo objetivo, que se va

    reproduciendo en forma de ciencia, tcnica y cultura en general. En el mbito del mundo

    objetivo la accin es teleolgica, por cuanto mediante ella se busca obtener determinados

    fines, transformar objetos o situaciones concretas; en este sentido se puede hablar tambin de

    accin instrumental por finalidad. A veces pareciera como si el mundo objetivo se

    identificara con el mundo real, porque ciertamente los argumentos en esta regin del mundode la vida parecen ms consistentes, pues en ltimas se demuestran por experimentos y

    observaciones empricas. Por ello con frecuencia se piensa que las ciencias sociales deben

    absolver todas sus tareas en este mundo de lo positivo, porque sus metodologas cuantitativas

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    ciertamente s habitan el mundo objetivo. Podramos decir que los argumentos aqu se hacen

    con base en experimentos a los que se somete la realidad emprica.

    b) pretenden que la accin indicada mediante expresiones lingsticas es correcta conrelacin a un contexto normativo, o que lo que tal accin pretende consolidar, es legtimo y

    puede ser justificado mediante razones y motivos. Esta es una pretensin de rectitud y se

    refiere a un mundo social, que se va reproduciendo en las diversas formas de sociedad. En

    este mbito del mundo social la accin del hombre es normativa por cuanto se orienta por

    reglas ms o menos legtimas. Las ciencias de la discusin habitan en esta regin del mundo

    de la vida. Por el hecho de que sus argumentos no estn hechos de fragmentos del mundo

    objetivo, no renuncian a decir algo con respecto a la realidad, precisamente a la realidadsocial. Los argumentos en este tipo de saberes estn hechos de valores reconocidos, justifican

    sentimientos realmente vivenciados (resentimiento, indignacin, culpa, vergenza), pretenden

    explicar normas reconocidas socialmente, justificar con razones y motivos actitudes de

    censura, aprobacin o crtica, etc. Aqu los argumentos estn hechos de solidaridad, de

    relaciones sociales legtimas, en ltimo trmino de la reciprocidad que constituye al hombre

    como ser genrico.

    c) pretenden finalmente que la intencin manifiesta en el lenguaje es tal como se expresa.

    Esta es una pretensin de credibilidad y se refiere a un mundo subjetivo, que se va

    reproduciendo en procesos de formacin de la persona. En el mbito del mundo subjetivo la

    accin humana es dramatrgica, ya que tiende a expresar vivencias subjetivas en un contexto

    de comprensin. En este mundo subjetivo habitan las personas desde el punto de vista de su

    autocomprensin y de su identidad. Con referencia a dicha identidad personal se dice que

    alguien es autntico o inautntico, si las expresiones estn de acuerdo con sus acciones o si

    no concuerdan. Tambin aqu habitan algunos aspectos de las ciencias sociales, por cuantoellas tratan de personas ms o menos veraces y autnticas en sus relaciones con otros y con

    las instituciones. Los argumentos aqu se hacen con base en la identidad personal de quienes

    dan razones y motivos de sus acciones.

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    5.3.3.- Este anlisis formal de los actos de habla descentra radicalmente la razn, para

    comprender el sentido de validez de las proposiciones desde las mltiples perspectivas de

    mundo, como algo que se va solventando en un proceso de comunicacin no coactivo. Laaccin comunicativa descentra por tanto radicalmente la razn para poder acceder a la

    substancia de la cooperacin social, principio fundamental de todo proceso de entendimiento

    mutuo. Pero tambin descentra el mundo mismo, abriendo significativamente ontologas

    regionales: mundo objetivo, mundo social y mundo subjetivo.

    Esta descentracin lleva a la razn comunicativa a superar desde sus orgenes en el mundo de

    la vida todo reduccionismo cognitivo-ontolgico y toda unilateralidad, no slo la delpositivismo, sino tambin la de cierto personalismo que privilegia el sentido subjetivo del

    lenguaje o la de cierto colectivismo que privilegia su dimensin social. Se trata de conservar

    cierto equilibrio, cierto movimiento entre las tres regiones de mundo (objetivo, social y

    subjetivo) y los tres tipos de pretensiones: verdad, correccin y veracidad.

    Esto se facilita todava ms, al quedar superadas mediante la accin comunicativa las

    interpretaciones unilaterales de los actos de habla a partir de los desarrollos contemporneos

    de la teora del lenguaje. La semntica intencional slo tiene por fundamental lo que el

    hablante quiere decir con sus expresiones; la semntica formal parte slo de las condiciones

    bajo las cuales una oracin puede ser verdadera; y la teora del significado de las

    proposiciones a partir slo de su uso privilegia sus funciones pragmticas. Cada una de estas

    posiciones es slo un momento de la teora de la accin comunicativa, para la cual es

    necesario no slo buscar la comprensin, sino comprender algo, en procesos de comprensin

    mutua, hacindose comprensibles quienes participan en la comunicacin. El acto de habla es

    un invitar a otro para entenderse cooperativamente acerca de algo del mundo de la vida.

    La descentracin llega hasta los orgenes de la eticidad en la reciprocidad y solidaridad

    propias de la accin humana. A partir del anlisis formal de los actos de habla es posible

    caracterizar la accin social como ms o menos determinada comunicativa o

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    estratgicamente: a saber, si nos orientamos por las posibilidades de llegar, gracias a la

    comunicacin libre, a comprensin, entendimiento mutuo y acuerdos, a partir de los cuales

    decidimos sobre el sentido de la accin instrumental-teleolgica, de la normativa y de la

    dramatrgica; o si por el contrario nos comportamos con respecto a los dems de manerapuramente estratgica, orientados nicamente por nuestros propios fines. Los resultados de

    una racionalidad estratgica son la cosificacin y manipulacin.

    Esta caracterizacin de dos comprensiones fundamentales de la accin social, nos permite

    pensar en la razn comunicativa como criterio general de eticidad y sobre todo como lugar de

    fundamentacin (fuerte) o de justificacin (dbil) de la moral. En efecto, es posible a partir de

    una fenomenologa de lo moral, como se me da en experiencias mundovitales de culpa,indignacin y resentimiento, generalizar los motivos y condiciones de dichos sentimientos, si

    estoy dispuesto a que mis mximas de accin deban ser presentadas a todos los dems para

    que comprueben discursivamente su pretensin de universalidad. Esto lleva a que slo

    pueden aspirar a ser vlidas las normas que puedan conseguir la aprobacin de todos los

    afectados.

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    5.4. La discusin y la teora social reconstructiva11.

    La teora de la accin comunicativa pretende poder asumir las tareas de una teora social

    crtica, heredera de las tesis emancipatorias de la Teora Crtica de la Sociedad

    (Horkheimer, Adorno y Marcuse), retomando as mismo lo mejor de los clsicos de la teora

    sociolgica: Marx, Weber, Durkheim, Mead y Parsons. Para ello busca un concepto renovado

    de racionalidad en la razn dialogal, asumiendo con ello el giro lingstico de las ciencias

    sociales.

    El proyecto reconstructivo con base en la razn comunicativa tiene en cuenta como punto de

    partida la dimensin hermenutica de la comprensin de sentido, ms no de tal forma que seabsolutice hasta impedir todo proceso investigativo. La universalidad de la hermenutica y su

    alcance hasta las races mismas, nivel previo de toda constitucin de sentido de lo social,

    hara intil todo esfuerzo metodolgico. Es el extremo en el cual la crtica al objetivismo

    niega todo el sentido de la investigacin. Esta es la posicin de quienes, adems de

    conformarse con dicha imposibilidad metodolgica, consideran que los discursos en el

    mbito de lo social y lo cultural no tienen que apoyarse en la investigacin metdica, en

    pretensiones tericas y en propuestas racionales, ya que su campo de intervencin es ms

    bien la exhortacin, la motivacin, el impacto pblico, la denuncia. Por eso se oye hablar hoy

    con frecuencia de la relatividad absoluta de toda apreciacin sobre lo social, lo cultural y lo

    poltico.

    La respuesta a este escepticismo extremo y a este fundamentalismo, hoy en da muy de moda

    en posiciones posmodernas, es de nuevo otro extremo: se presupone que la pretensin

    universalista de la hermenutica es ms bien su mistificacin, es decir, el considerarla ajena

    a toda teora y esquiva a toda sistematizacin metodolgica. Por tanto hay que intentar

    11 Ver para lo que sigue J. Habermas, Ciencias sociales reconstructivas ys. comprensivas (verstehende) en:Conciencia moral y accin comunicativa. Barcelona, Pennsula 1985, pgs. 31 y se. Se retoman, en partetextualmente, algunos pasajes de G. Hoyos: La escritura y la argumentacin como formalizacin de lainvestigacin en: Curso especializado en la modalidad a distancia sobre investigacin en las ciencias sociales.Modulo 2, Teora: El proceso de investigacin cientfica. ICFES, INER, Universidad de Antioquia, Medelln,1992, pgs. 79-1 06.

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    adaptar al rigor de los mtodos empricos y cuantitativos esa realidad mediada por la

    interpretacin, con lo cual se reduce al mnimo la imprecisin propia de toda comprensin de

    sentido. Una metodologa estricta a partir de la caracterizacin de las situaciones puede ser

    operacionalizada para dar explicaciones funcionales de los fenmenos sociales, de modosemejante a como se logra dar razn de los fenmenos naturales a partir de metodologas

    rigurosas.

    El reto hoy en da, en el medio de estos dos extremos opuestos, -el de un idealismo

    hermenutico del contextualismo absoluto, y el de un renovado positivismo empirista-, es

    asumir la mediacin de la interpretacin en todo proceso de investigacin social, para superar

    luego la mera descripcin de los fenmenos sociales. No se puede negar la intervencin de lahermenutica (interpretacin y comprensin de sentido) en la investigacin, pero tampoco se

    pueden absolutizar los mtodos para restringir el alcance de las contextualizaciones.

    En esencia lo que se busca es hacer de la mayor debilidad con respecto al mtodo

    cientfico, que implica la comprensin de sentido, su mayor fuerza y ventaja con respecto

    al anlisis cualitativo de los problemas propios de las ciencias sociales. Por tanto si la

    comprensin de sentido como paso previo para toda investigacin amenaza cierto tipo de

    objetividad, es dicha comprensin la que permite acercarse de la manera ms autntica a los

    problemas sociales. Con ello se gana un tipo de objetividad ms comprometedor, que consiste

    en poder analizar no slo diversas comprensiones de un mismo fenmeno social, sino llegar

    de manera ms inmediata a las razones y motivos que subyacen a las diferentes

    interpretaciones.

    Se trata de acceder directamente a los as llamados datos de la investigacin. Pero dichos

    datos no se dan aislados de contextos culturales y de procesos sociales especficos, en los quehan sido constituidos; slo se dan vivencialmente, es decir con su sentido originario, a quien

    participa en dichos procesos:

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    a) El investigador social tiene que deponer en cierta manera su funcin de observador de

    datos en actitud objetivante, para poder asumir una actitud de participante como simple

    laico en los procesos sociales que pretende investigar. Slo en los contextos de participacin

    cotidiana se abren los problemas sociales en su autntico significado. Dicha participacin eseminentemente comunicativa. El investigador participa con sus preguntas, opiniones, puntos

    de vista, en la problemtica que quiere investigar; o reconstruye comprensivamente, como si

    participara en ellos, fenmenos sociales de otras culturas o de otras pocas. Quien desea

    comprender, por ejemplo, el fenmeno del autoritarismo en una comunidad determinada, en

    una escuela, en una institucin, asume la actitud de participante real o virtual en dicha

    comunidad.

    b) El participante virtual en procesos sociales actuales, pasados o futuros, descontextualiza

    su propio mundo de la vida, para poder recontextualizar el mundo de la vida en el que

    pretende participar comunicativamente. Este proceso de descontextualizacin y

    recontextualizacin no puede ser total y absoluto; pero s es posible acercarse bastante a la

    comprensin de los fenmenos sociales desde la perspectiva de quienes estn inmersos en

    ellos. Es el caso, por ejemplo, cuando un antroplogo trata de comprender las costumbres de

    otros grupos sociales, distintos de aquellos a los que l mismo o sus alumnos pertenecen. Si

    no se esfuerza por asumir el punto de vista de un miembro de esos grupos diferentes, nunca

    podr comprenderlos autnticamente.

    c) En este proceso el participante virtual, no slo renuncia a ver el mundo slo desde su

    perspectiva de siempre, su cosmovisin, sino que al esforzarse por verlo desde las

    perspectivas de otros, va comprendiendo la complejidad del mundo de la vida: tanto del

    propio, descontextualizado gradualmente, como del ajeno, que va tejiendo

    significativamente gracias a la comunicacin participativa. Es entonces cuando para elinvestigador el mundo se descentra y diferencia en un mundo de objetos (objetivo, ciencias

    naturales), en un mundo social (relaciones sociales, ciencias sociales) y en un mundo

    subjetivo (habitado por personas, mbito de la esttica).

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    d) Esta diferenciacin de regiones del mundo muestra al investigador social la necesidad de

    los discursos especializados en las diversas reas del saber: lo cientfico- tcnico, lo moral-

    prctico y lo esttico-expresivo. Pero tambin muestra lo importante que es el que se

    relacionen estos saberes, sin perder su rigor especfico, en proyectos de investigacininterdisciplinarios, referidos al mundo de la vida.

    Pero comprender otra cultura, otro grupo social, otra forma de vida, lo mismo que

    comprender opiniones y puntos de vista de otras personas, no significa estar de acuerdo con

    lo que se comprende y con las personas a las que se comprende. Es necesario comprender al

    otro, para poder afirmar que se est de acuerdo o en desacuerdo con l y para poder

    explicitar las razones que sustentan dicha afirmacin. Este es el sentido comunicativo ydiscursivo racional que caracteriza toda crtica. Pero para llegar a ello es necesario, a partir de

    la comprensin, adelantar un proceso de argumentacin, de anlisis de las razones y motivos

    que subyacen y fundamentan los puntos de vista del otro y tambin los propios.

    Quien lee un libro y cree entenderlo, pero se pregunta por qu el autor hizo determinadas

    afirmaciones, qu quiso alcanzar con determinados pasajes, qu pretendi manifestar con

    ciertas expresiones, etc., apenas est comprendiendo lo que significa entender un libro. Lo

    mismo ocurre con la interpretacin de textos, de fenmenos, situaciones y hechos en las

    diversas ciencias sociales, en las diversas culturas y pocas histricas. Por tanto una vez que

    se cree haber comprendido dichos textos en actitud participativa, es necesario continuar la

    investigacin siguiendo estos pasos:

    e) Se busca entender por qu los actores asumen determinadas actitudes, es decir se busca

    comprender las razones y motivos que tienen los actores sociales en la situacin determinada

    que se investiga. Este entender las razones y motivos de otros requiere de un procesodiscursivo cuidadoso.

    f) Al ir entendiendo las razones y motivos que guan el comportamiento de las personas o

    grupos que investigamos, comprendemos an mejor el sentido de lo que ellos hacen o

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    afirman querer hacer. A alguien se lo comprende tanto mejor cuanto ms entendemos por qu

    opina esto, hace aquello o tiene estas o aquellas intenciones. Este acceder a la perspectiva del

    otro para compartir virtualmente, adems de sus contextos, tradiciones y perspectivas,

    tambin sus razones y argumentos, es un signo de respeto y solidaridad con el otro, as estono signifique tener que estar al final de acuerdo con l.

    g) Pero motivos y razones legtimas y coherentes slo se entienden si se consideran como

    tales, como razones, es decir, si se las tiene como razones y motivos que eventualmente

    pudieran ser vlidas en otras culturas y en otras circunstancias, por ejemplo en el mundo de la

    vida del investigador social mismo.

    h) Es el momento en el cual el investigador deja su actitud de participante virtual y pasa de

    nuevo a analizar el valor, el peso argumentativo de las razones y motivos en un contexto

    determinado, comparando el valor que podran tener en otros contextos, por ejemplo, en el

    propio del investigador o en otros de los que l tenga conocimiento mediante sus estudios.

    i) Ahora s el investigador compara la racionalidad de formas de vida determinadas, de

    diversas culturas y pocas histricas, con otras explicaciones tericas que l posee, tanto de la

    tradicin cientfica, como de su propia investigacin. Por tanto, la racionalidad no tiene que

    ser tema extrao a la investigacin social, es ms bien el espacio en el que se mueve el

    investigador en el momento de comparar y relacionar diversas perspectivas culturales,

    sociales e histricas, para no caer en el relativismo absoluto o quedarse simplemente en

    niveles de descripcin, que ni siquiera llegan a ser diagnsticos coherentes.

    Es slo en este momento que el investigador puede con responsabilidad reconstruir su propia

    interpretacin terica, con base por una parte en sus propias experiencias y en suparticipacin real o virtual en la vida de otros grupos sociales, y apoyado por otra parte en sus

    conocimientos de la disciplina y de las diversas teoras que la conforman.

    Conclusin.

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    Terminemos destacando lo que constituye la tesis filosfica ms importante de los ltimos

    trabajos de Jrgen Habermas en torno a su obra La teora de la accin comunicativa.

    Habermas habla del paso de la filosofa de la conciencia, de la razn centrada subjetivamente,de la razn monolgica, en una palabra, del planteamiento epistemolgico, a la teora de la

    accin comunicativa, a la razn dialogal, a un planteamiento de reconstruccin gentica de

    teoras.

    Esta propuesta es una fuerte crtica a la tradicin filosfica del idealismo, desde Descartes

    hasta Husserl; por ello el cambio de paradigma ayuda a comprender no slo la tradicin

    idealista, sino tambin a sus crticos, prisioneros de una filosofa de la historia igualmentemonolgica (Marx, Lukcs, Adorno y Horkheimer); pero sobre todo es una respuesta a los

    maestros de la sospecha (Nietzsche, Heidegger, Foucault), quienes apresuradamente, ante las

    desviaciones de la razn, han preferido ajustar cuentas de una vez con ella, anticipando as el

    pensamiento posmoderno. Pero Habermas pretende todava dar un ltimo voto de confianza a

    la razn, mostrando cmo su fundamento comunicativo responde mejor que la razn

    monolgica a las antiguas tradiciones del logos.

    Desde este nuevo paradigma de la razn comunicativa es posible responder a los tericos de

    las ciencias sociales que han estrechado el sentido de razn a sus funciones instrumentales o

    sistmicas. Es importante sealar cmo este reduccionismo es paradig mtico precisamente

    para quienes desconocen el paradigma de la accin comunicativa y permanecen en modelos

    monolgicos de racionalidad. En efecto hay que aceptar con Max Weber que el surgimiento

    de sociedades modernas, empezando por la capitalista, exige una superacin de las

    interpretaciones tradicionales del derecho, la moral, el arte y en general de la cultura, para

    proporcionar explicaciones ms racionales de las instituciones sociales y en general de laaccin social. Esto provoca perturbaciones significativas con respecto a la reproduccin

    simblica del mundo de la vida; puede inclusive llevar a su colonizacin en aras de una

    racionalidad sistmica generalizada: es la unidimensionalidad, la administracin total.

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    Ahora bien: en cuanto la teora de la accin comunicativa explica la relacin entre

    modernizacin y racionalizacin por una parte, y por otra entre racionalidad comunicativa y

    racionalidad sistmica, puede prevenir la colonizacin del mundo de la vida. Esto se logra si

    se comprende que la modernizacin asumida en el capitalismo sigue un modeloreduccionista, no necesario, segn el cual la racionalidad cognitiva-instrumental, una vez que

    determina los mbitos de la economa y el Estado mediante el dinero y la burocracia, no se

    queda all, sino que amenaza con dominar contextos y horizontes vitales, cuya naturaleza no

    es instrumental, sino comunicativa y simblica; al distorsionar la racionalidad instrumental

    formas de racionalidad comunicativa, tales como la moral- prctica y la esttica-expresiva,

    empobrece los recursos simblicos de la comunicacin y coloniza el mundo de la vida.

    Por tanto el cambio de paradigma da la oportunidad de definir de manera ms positiva las

    tareas de la filosofa. En efecto, si en Conocimiento e inters se deca que la filosofa debera

    renunciar a su funcin fundamentadora de las ciencias, en especial de las sociales, y que slo

    se conservaba en el interior de ellas como crtica de ideologas; ahora en la Teora de la

    accin comunicativa la filosofa recobra tareas sistemticas: es intrprete y lugar-teniente

    con respecto a las ciencias sociales, por cuanto es la mediadora de la racionalidad

    comunicativa. A este propsito se pregunta Habermas: Cmo pueden ser abiertas, sin que se

    lastime su propio sentido de racionalidad, las esferas de la ciencia, de la moral y del arte, que

    se encuentran como encapsuladas en formas de culturas de expertos? Cmo se pueden

    relacionar de nuevo estas esferas con las tradiciones empobrecidas del mundo de la vida, de

    modo que las reas disociadas de la razn vuelvan a encontrar en la prctica comunicativa

    cotidiana un equilibrio?. Su respuesta es: La filosofa podra por lo menos ayudar a animar

    el juego equilibrado, que ha llegado a total quietud entre lo cognitivo-instrumental, lo moral-

    prctico y lo esttico-expresivo, como quien pone de nuevo en movimiento un mvil, que se

    ha trabado persistentemente12

    .

    Al asumir la filosofa desde el nuevo paradigma una funcin de animadora de la racionalidad,

    se puede redefinir ms claramente su relacin con las ciencias de la discusin y al mismo

    12 J. Habermas, Teora de la accin comunicativa. Barcelona, Pennsula, 1985, pg. 28.

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    tiempo la funcin de stas. Los fundadores de la teora crtica haban soado con la

    posibilidad de una crtica totalizante de las formas culturales de cosificacin de la conciencia,

    pero su fundamentalismo termin necesariamente en la dialctica negativa y en la dialctica

    de la ilustracin. Sin renunciar a esta tradicin, conservando su irritabilidad y radicalismo,cree ahora Habermas poder hacer realidad los ideales de la teora crtica, reconstruyendo las

    tareas de la filosofa, una vez redefinida la racionalidad desde el paradigma de la accin

    comunicativa. Los momentos de tal reconstruccin consisten en:

    a) mostrar las implicaciones racionales de la reconstruccin de los diversos tipos de accin

    del hombre (accin estratgica, instrumental por finalidad, normativa, expresiva,

    comunicativa). En dicha reconstruccin se explcita la estructura comunicativa de la accincomo la ms acorde con la condicin humana.

    b) mostrar las implicaciones racionales que se siguen del proceso metodolgico de

    comprensin de sentido de los fenmenos sociales: el proceso de participacin comprensiva

    para abrirse a otros grupos sociales y a otras culturas, da la posibilidad de cierto desarrollo

    metodolgico de comparacin discursiva de diversas perspectivas de lo social y de diversos

    matices de racionalidad.

    La teora de la argumentacin, insinuada antes, permite superar la mera descripcin de los

    fenmenos sociales para reivindicar la funcin crtica, propositiva y terica de una

    concepcin reconstructiva de las ciencias sociales.

    c) finalmente las ciencias sociales y la filosofa misma deben enfrentarse a un problema

    emprico metodolgico consistente en evaluar el sentido de racionalidad implcito en el

    proceso de modernizacin. Es posible un discurso diferenciador sobre la modernidad, quedestaque, gracias a la comprensin de sociedades ms o menos desarrolladas, aquellos

    aspectos que permitiran caracterizar lo moderno como lo ms coherente con la condicin

    humana, antes de precipitar de un golpe el paso a lo posmoderno.

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    d) si esto es posible, se estara de acuerdo con las crticas de los posmodernos a la razn, sin

    tenerse que comprometer con sus propuestas. Por tanto: s al pensamiento posmetafsico, no

    al fundamentalismo posmoderno. En consecuencia habra que recuperar comunicativamente

    el espacio pblico, gracias al reconocimiento de las diversas perspectivas, de laheterogeneidad y del pluralismo: ste sera el momento posmoderno de la teora de la accin

    comunicativa. Pero la tolerancia puede terminar en indiferencia y frivolidad; por ello

    tampoco puede la razn comunicativa renunciar a su competencia propositiva y a la bsqueda

    de acuerdos para la solucin de los problemas mediante la democracia participativa. Este es

    su momento moderno: la unidad de la razn en la multiplicidad de sus voces, lo que la hace

    ser el cascarn frgil y vacilante, que no se ahoga en el mar de las contingencias, aun

    cuando tal estremecimiento en alta mar sea el nico modo como puede dominar lascontingencias13.

    Dado sin embargo que cada vez se seala con mayor nfasis el que este tipo de capacidades y

    competencias son propias de una cultura hegemnica, la Occidental, la que en la modernidad

    ha llegado a hacer crisis, y que en su lugar se reclama el reconocimiento del

    multiculturalismo, el problema supera en cierta forma lo planteado en torno a la diversidad de

    saberes desde el paradigma de la razn no slo monolgica, sino dialgica.

    La solucin a la problemtica planteada desde el paradigma del multiculturalismo, tendra sin

    embargo que presuponer la posibilidad de clarificar los trminos mismos del problema de la

    relatividad. As como desde la razn comunicativa se hace un esfuerzo por la comprensin de

    otros tipos de racionalidad, sera importante poder lograr tematizar desde estos otros tipos de

    comprensin del mundo, lo que para ellos equivaldra al quiebre de la modernidad como

    emancipacin del mundo de lo mtico, religioso y metafsico, como descentracin del mundo

    en diversas regiones y del sujeto en diversas relaciones con el mundo, con los otros y consigomismo, y finalmente como posibilidad de diferenciacin entre naturaleza y cultura, entre

    mundo e imagen del mundo, entre actitud pertormativa y actitud reflexiva frente a la realidad.

    Si se llegara a afirmar que esto no es posible, ya que se trata de una relatividad absoluta en

    13 J. Habermas, Pensamiento posmetafsico. Madrid, Taurus, 1990, pgs. 155 ss.

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    nombre del multiculturalismo entonces nos encontramos ante un asunto totalmente

    irresoluble, dada la inconmensurabilidad entre la verdad absoluta y el relativismo absoluto

    del anything goes, todo da lo mismo o todo vale. Entonces s es vlido el viejo

    aforismo: Nihil contra Deum nisi Deus pse. O en trminos contemporneos: si la verdadabsoluta es el punto de vista de Dios, la relatividad absoluta tendra que ser, conservando la

    iconografa de quienes la defienden, el punto de vista del Diablo. En este caso tampoco

    importara si se utilizan minsculas o plurales tanto para dios como para el diablo.

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    Preguntas

    1) Qu significa para la teora crtica de la sociedad el tematizar los intereses en relacin con

    el conocimiento?

    2) Qu significa el cambio de paradigma para la transicin de conocimiento e inters a

    la teora de la accin comunicativa?

    3) Cul es el significado metodolgico de la dimensin hermenutica del lenguaje en las

    ciencias de la discusin?

    4) Cmo se relaciona la hermenutica con la competencia argumentativa del lenguaje en el

    mundo de la vida?5) Cmo se replantea el proyecto filosfico de la modernidad a partir de las ciencias de la

    discusin?

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    Lectura Complementaria No.5

    Jrgen Habermas, Conocimiento e inters en: Ideas y Valores, N 40-45, Bogot,Universidad Nacional de Colombia, 1973-75, pgs. 61-76 (Traduccin de G. Hoyos

    Vsquez).

    Jrgen Habermas, Teora de la accin comunicativa, Tomo 1, Madrid, Taurus, 1987: 1.

    INTRODUCCIN, 1. Racionalidad: una determinacin preliminar del concepto. (Pginas

    15-69).

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    Captulo 6

    Las ciencias de la discusin en discusin.

    En este captulo -ms sinttico- sobre las ciencias de la discusin, se pretende complementar

    lo desarrollado en las unidades anteriores con algunas indicaciones acerca de la aplicacin de

    la teora de la accin comunicativa a los problemas del mundo social. Se trata ms que todo

    de insinuaciones y ejemplos. Adems, dada la importancia que en Colombia tiene la

    Investigacin Accin Participativa, confrontaremos ambas propuestas para diferenciar lo

    especfico de cada una de ellas.

    6.1.- La tica discursiva.

    En este mdulo se ha mostrado que la moralidad y la libertad son bases de las ciencias

    sociales; ahora debemos indicar la direccin en que se ha desarrollado la tica discursiva,

    como una aplicacin fundamental de la teora de la accin comunicativa.

    El punto de partida de la tica discursiva son los sentimientos morales, como fueron

    presentados en el ya clsico trabajo de P. F. Strawson de 1962 Freedom and Resentment

    (Libertad y resentimiento). Casi al terminar dicho trabajo dice: es una lstima que hablar de

    sentimientos morales haya cado en desgracia (pg. 24)14. Pensamos que esto ha cambiado

    por influjo de la tematizacin del mundo de la vida, en la que puede inscribirse este trabajo

    de Strawson, como una fenomenologa lingstica de la conciencia tica15.

    Al analizar los sentimientos morales como se presentan en la vida ordinaria, se cae en lugares

    comunes, pero esto, como enfatiza Strawson, tiene sus ventajas: El objeto de estos lugarescomunes es tratar de mantener frente a nuestras mentes algo que fcilmente se olvida cuando

    14 Citamos a Strawson, Freedom and Resentmerit en: R F.Strawson, Freedom and Resentment andotherEssays, London, Methuen, 1974, pgs. 1-25, segn las pginas del texto ingls, pero de acuerdo a latraduccin sin publicar de D. M. Moz y G. Serrano.15 J Habermas, IP. Etica del discurso. Notas sobre un programa de fundamentacin en: Conciencia moral yaccin comunicativa. Barcelona, Penir,sula, 1985, pg. 61

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    estamos comprometidos en filosofa, especialmente en nuestro fro y contemporneo estilo, a

    saber, lo que significa estar realmente envuelto en relaciones interpersonales ordinarias, ya

    sea desde las ms ntimas, hasta las ms casuales (pg. 6).

    Strawson elige tres sentimientos que adquieren significacin especial con respecto a la

    conciencia moral. Comienza no casualmente por el resentimiento como mi sentimiento al

    ser ofendido por otro, cuando al mismo tiempo considero que l efectivamente estaba en sus

    cabales. Porque puede suceder que yo tenga que afirmar de quien me injuria, que no se dio

    cuenta o que no era su intencin hacerlo; as como tambin puedo suspender mi actitud

    resentida frente al otro cuando las circunstancias me llevan a concluir que en esa accin no

    poda controlarse, que en cierta manera no era dueo de s, no era l; algo semejantepodramos decir cuando la accin que me ofende proviene de un nio o de quien padece

    alguna enfermedad que le impida ser responsable de lo que hace (pgs. 7-8).

    Independientemente de todos los matices que pudieran discutirse en psicologa acerca de

    estos fenmenos, interesa destacar el contraste entre la actitud, (o gama de actitudes), de estar

    envuelto o participar en una relacin humana, y lo que debera llamarse la actitud objetiva (o

    gama de actitudes) hacia otro ser humano (...). Adoptar la actitud objetiva hacia otro ser

    humano es verlo, tal vez, como un objeto de poltica social, como un sujeto al que, en el

    amplio sentido del trmino, debera someterse a tratamiento (...). La actitud objetiva podra

    ser emocionalmente matizada de muchas maneras, pero no de todas (...): no puede incluir el

    rango de sentimientos de reaccin y actitudes que pertenecen al compromiso y la

    participacin con otros en relaciones humanas interpersonales; no puede incluir

    resentimiento, gratitud, perdn, angustia, o la clase de amor que algunas veces dos adultos

    dicen sentir recprocamente el uno por el otro. Si su actitud hacia alguien es completamente

    objetiva, entonces aunque usted pudiera pelear con l, usted no podra reir con l, y aunquepudiera hablar con l, inclusive negociar, usted no podra razonar con l. Usted puede a lo

    sumo pretender que rie o que razona con l (pg. 9).

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    El resentimiento devela una interrelacin originaria en la que nos encontramos en el mundo

    de la vida, la cual es violada por la injuria de aquel con quien nos resentimos porque

    consideramos que l es consciente de haber querido romper ese vnculo humano.

    Un segundo sentimiento destacado por Strawson es el de indignacin. La sentimos usted y

    yo cuando nos damos cuenta que un tercero injuria a otro tercero como si lo hubiera hecho

    con usted o conmigo. Lo interesante en este sentimiento es que la materia de la ofensa es

    considerada independientemente de que tuviera que ver con nosotros mismos; en este

    escenario somos espectadores, pero no de algo objetivo, sino de algo intersubjetivo, y la

    indignacin nos descubre una especie de implcito de solidaridad humana. La actitud de

    quien se indigna no es la misma de quien se resiente, ya que para indignare se ha cambiadode la posicin del participante a la del observador.

    Si cambiamos de nuevo de actitud hacia la participacin personal en el mundo social,

    podemos tematizar un tercer sentimiento, el de culpa, en el cual nos avergonzamos de la

    ofensa provocada a otro. Ahora somos nosotros los agentes, no los pacientes ni los

    observadores, de acciones que lesionan esa especie de a priori de las relaciones humanas, que

    se me presenta a m como un mbito de obligaciones.

    Varios aspectos habra que resaltar en este anlisis de los sentimientos morales: ante todo el

    que se trate de sentimientos en situaciones concretas que nos descubren en su forma negativa

    una especie de trasfondo lesionado, un a priori de las relaciones humanas en el mundo de la

    vida cotidiana; cuando analizamos lo que nos manifiestan estos sentimientos en la situacin

    de compromiso y participacin de los actores, nos encontramos con una dimensin

    interpersonal que determina el sentido mismo de nuestro comportamiento; en cierta forma

    podramos ya hablar a partir de lo que nos dan los sentimientos de una especie de intuicinvalorativa, anloga a la intuicin categorial a la que acude Husserl para constituir

    conceptos y juicios a partir de vivencias intencionales en las que se dan en experiencia

    interna las modalidades del conocimiento de objetos.

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    Tambin insiste Strawson en que los sentimientos analizados y probablemente sus

    contrapartidas positivas, el agradecimiento, el perdn, el reconocimiento, la solidaridad, etc.

    constituyen una especie de sistema de relaciones interpersonales. Al asumir Habermas esta

    fenomenologa de los sentimientos morales, destaca sobre todo los siguientes puntos: estossentimientos slo se dan gracias a la actitud performativa de participantes en las acciones

    sociales. Se destaca el origen y la vocacin comunicativa de los sentimientos, como punto

    de partida para la tica discursiva; estos sentimientos a la vez que son personales, vivencias

    intencionales dira el fenomenlogo, son transpersonales, en el sentido de que quien los

    vivencia advierte a la vez que cualquier otro en las mismas circunstancias vivenciara los

    mismos sentimientos de resentimiento, indignacin y culpa: son sentimientos generalizables;

    lo cual se lograr mediante la comunicacin. Finalmente estos sentimientos no se pueden justificar ni modificar apelando a paradigmas objetivos como los de compensaciones con

    base en polticas sociales. Los argumentos morales no estn hechos de realidades objetivas,

    sino de razones y motivos del mbito psicolgico- social16.

    Hasta aqu lo destacado por Habermas ya estaba en el anlisis de Strawson. Interesante es la

    manera como utiliza este punto de partida fenomenolgico para hacer su propuesta de

    argumentacin moral discursiva: Es claro que los sentimientos tienen una significacin para

    la justificacin moral de formas de accin, semejante a la que tienen las percepciones para la

    explicacin terica de hechos l94 Los sentimientos morales seran base emprica psicolgica

    para una especie de proceso de induccin en el que fuera posible pasar de experiencias,

    vivencias, en las que se nos dieran hechos morales. a leyes y normas ticas en las que

    pudiramos expresar principios de accin. Habermas se acerca atrevidamente a Kant y

    descubre en el imperativo categrico una estructura semejante, un puente o transformador

    moral, en el cual se parte de experiencias conformadas por sentimientos, las mximas como

    principio subjetivo, para llegar gracias a la voluntad libre a leyes universales. Lareformulacin comunicativa del principio de universalizacin de la moral es bien conocida:

    En lugar de proponer a todos los demas una mxima como vlida y que quiero que sea ley

    general, tengo que presentarles a todos los dems mi mxima con el objeto de que

    16 Cf. J. Habermas, Ibid., pegs. 61-68. 114 Ibid., pg. 68.

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    comprueben discursivamente su pretensin de universalidad. El peso se traslada de aquello

    que cada uno puede querer sin contradiccin como ley general, a lo que todos de comn

    acuerdo quieren reconocer como norma universal17.

    Quiere decir que el puente se construye comunicativamente y que en el dilogo radica toda

    fundamentacin posible de la moral y de la tica. El mismo Habermas propone como

    fundamento discursivo comn tanto de la moral, por un lado, como, por otro, de la tica, la

    poltica y el derecho, el siguiente principio: slo son vlidas aquellas normas de accin con

    las que pudieran estar de acuerdo como participantes en discursos racionales todos aquellos

    que de alguna forma pudieran ser afectados por dichas normas18.

    En el momento que se tienen en cuenta los diversos discursos racionales en torno a la

    moral, encontramos diversas formas de argumentacin. Entre ellas se pueden destacar:

    a) El utilitarismo como ha sido formulado por M. Hare, acudiendo sugestivamente al mismo

    Kant: Si, como lo exige Kant, consideramos la humanidad como un fin y en consecuencia

    tomamos los fines de todos los hombres como nuestros, tendremos que procurar fomentar

    todos estos fines de igual forma. Esto es lo que nos inculca tambin el utilitarista; es decir, si

    encontramos mucha gente que ser afectada por nuestras acciones y que persiguen otras

    metas o tienen otras preferencias, tenemos que pensar para nuestras acciones mximas que

    podamos aceptar como leyes universales. Estas sern precisamente aquellas, cuya aplicacin

    a todas las situaciones en las que hipotticamente pudiramos encontrarnos, fuera la que ms

    fcilmente pudiramos aceptar. Sern por tanto aquellas mximas que con respecto a los fines

    y preferencias de las personas, entre quienes una cualquiera podra ser uno de nosotros

    mismos, en todas aquellas situaciones en todo sentido pueden motivar a realizar lo mejor. Y

    esto de nuevo est en consonancia con el pensamiento utilitarista19

    .17 McCarthy, Thomas, La teora Crtica de Jrgen Habermas. Madrid. Tecnos, 1987, citado por J. Habermas,Ibid., pg. 88.18 J. Hsbermas, Faktizitt und Geltung. Beitrge zur Diskurstheorie des Rechts und des demokratlschenRechtsstaats. Frsnkfurt, a.M.. Suhrtamp, 1992, pg. 138.19 Richard M. Hare, Wofr sind Stdte da? Ole Ethik der StadtpIanung en: Christoph Fehige y Georg Meggle(Hrsg.). Zum moralischen Denken, Bd. 2, Frankfurt a.M.. Suhrkamp, 1995, pg. 194. (y. inglesa: What areCities for? The Ethics of Urban Planning en: C. C. W. Taylor (Hrsg.), EthIcs and the Environment. Oxford,

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    Se trata pues de urgir el sentido de transformador moral del utilitarismo, de la lgica medios-

    fin, de la satisfaccin de las preferencias de las mayoras. Naturalmente que la propuesta

    utilitarista, as se la relacione de manera tan habilidosa con el kantismo, tiene suscondicionantes y lmites, en claras tendencias egostas. El utilitarismo entendido como

    necesidad de buscar las preferencias ms universales podra considerarse la forma ms

    consecuente de un uso pragmtico de la razn prctica, necesario desde todo punto de vista,

    pero limitado, dado que hay que relacionarlo con los otros usos de la razn: el tico y el

    moral.

    b) Momento inicial de todo proceso comunicativo es, como lo hemos indicado antes, el quepodramos llamar nivel hermenutico de la comunicacin y del uso del lenguaje, en el cual se

    da la comprensin de sentido. Charles Taylor ha insistido en hacer fuertes las funciones

    hermenuticas del lenguaje: primero su funcin expresiva, para formular eventos y referirnos

    a cosas, para formular sentidos de manera compleja y densa, al hacernos conscientes de algo;

    segundo, el lenguaje sirve para exponer algo entre interlocutores en actitud comunicativa;

    tercero, mediante el lenguaje determinados asuntos, nuestras inquietudes ms importantes, las

    ms relevantes desde el punto de vista humano, pueden formularse, ser tematizadas y

    articuladas para que nos impacten a nosotros mismos y a quienes participan en nuestro

    dilogo20.

    Este momento hermenutico del proceso comunicativo puede ser pasado a la ligera por

    quienes pretenden poner toda la fuerza de lo moral en el consenso o en el contrato, pero

    precisamente por ello es necesario fortalecerlo, para que el momento consensual no desdibuje

    la fuerza de las diferencias y de la heterogeneidad, propia de los fenmenos morales y origen

    de los disensos, tan importantes en moral como los acuerdos mismos.

    Corpus Christi College, 1992.20 Cf. C. Thiebaut en: Ch. Taylor. La tica de la autenticidad. Barcelona, Paids, 1994, pg. 22.

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    En este origen de la comunicacin en la comprensin hermenutica se basan las morales

    comunitaristas para reclamar que la comunidad, la tradicin, el contexto socio-cultural, la

    polis, son el principio puente.

    c) Como ya lo hemos advertido, la competencia comunicativa busca superar el

    contextualismo en aquellos casos en los cuales los conflictos o las acciones comunes exigen

    algn tipo de consenso. Los acuerdos sobre mnimos estn en la tradicin del contrato

    social en la cual se apoyan las propuestas liberales contemporneas de corte

    neocontractualista. Se trata de ver si para lograr una sociedad bien ordenada, en la cual

    puedan realizarse las personas, es posible llegar a un consenso entrecruzado (ove rlapping

    consensus)

    21

    , a partir del hecho de que en la sociedad contempornea interactan variasconcepciones englobantes del sentido de la vida, de la historia, del hombre, concepciones

    omnicomprensivas, tanto religiosas, como morales y filosficas. El pluralismo razonable hace

    posible intentar dicho consenso en torno a principios bsicos de la justicia: la igualdad de

    libertades y de oportunidades y la distribucin equitativa de los bienes primarios. Este sera el

    sentido de una concepcin poltica de la justicia.

    Es cierto que la estructura subyacente al contrato social puede ser la de la comunicacin. Pero

    la figura misma del contrato y su tradicin parecen poder inspirar mejor los desarrollos del

    sentido tico de la poltica y de una concepcin poltica de justicia y de sociedad civil. Ahora

    bien, en el momento que tanto la comunicacin al servicio del consenso, como el contrato

    social mismo tiendan a abolutizarse, se corre el peligro de que en aras del consenso o de las

    mayoras se niegue la posibilidad del disenso y los derechos de las minoras.

    La consolidacin del contrato social en torno a unos mnimos polticos puede constituirse en

    paradigma de orden y paz, cuando de hecho los motivos del desorden social y de la violenciapueden estar en la no realizacin concreta de los derechos fundamentales. Por ello mismo, las

    necesidades materiales, las desigualdades sociales, la pobreza absoluta, la exclusin cultural

    y poltica de poblaciones enteras y de grupos sociales debe ser agenda prioritaria, para

    21 Cf. J. Rawls, Political Liberalism. New Yor), Columbia Univeraily Presa, 1993, IV: 4, pgs. 150-154.

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    quienes aspiran a que el contrato social, la concepcin poltica de justicia y sus principios

    fundamentales sean principios reales de la sociedad y de la convivencia ciudadana. Mientras

    no se logre efectivamente esto, hay lugar para las diversas formas de manifestacin del

    disenso legtimo.

    Se puede ahora afirmar que un elemento integrante del principio puente son las tradiciones y

    los contextos en los que se conforman situaciones moralmente relevantes. Esta es la verdad

    de un comunitarismo de estirpe republicana y conservadora. Pero tambin forma parte