Hábitat-centralidad.Relación determinada por la transformación

Problematización del fenómeno en centralidades conformadas a partir de centros comerciales

Hábitat-centralidad.Relación determinada por la transformación

Problematización del fenómeno en centralidades conformadas a partir de centros comerciales

Freddy Chacón Chacón

NACIONAL

© Freddy Chacón Chacón, 2010© Universidad Nacional de Colombia© Facultad de Artes. Sede Bogotá Colección “Punto Aparte” Primera edición, abril de 2010 Impreso y hecho en Colombia ISBN: 978-958-719-394-7

Catalogación en la publicación Universidad Nacional de Colombia

Chacón Chacón, Freddy, 1977- Hábitat – centralidad : relación determinada por la transformación : problematización del fenómeno en centralidades conformadas a partir de centros comerciales / Freddy Chacón Chacón. – Bogotá : Universidad Nacional de Colombia.Facultad de Artes, 270 p. : 41 il. – (Punto aparte) Tesis (Magíster en Hábitat - Estudios en Vivienda) – Universidad Nacional de Colombia. Facultad de Artes, 2009

Incluye referencias bibliográficas ISBN : 978-958-719-394-7 1. Areas urbanas – Bogotá 2. Centros comerciales 3. Política urbana 4. Sociología urbana I. Tít. II. Serie

CDD-21 711.5522 / 2010

Rector: Moisés Wasserman Lerner Vicerrector Sede Bogotá: Julio Esteban Colmenares MontañezDecano Facultad de Artes: Jaime Franky RodríguezDirector Centro de Divulgación y Medios: Alfonso Espinosa Parada

Maestría en Hábitat. Diseño de identidad: Camilo Páez. Diagramación: Alejandro Medina Corrección de estilo: Ana María Montaña.

La Facultad de Artes no se responsabiliza por las ideas emitidas por los autores.

Todos los derechos reservados.Esta publicación no puede ser reproducida ni total ni par-cialmente, ni entregada o transmitida por un sistema de re-cuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sin el permiso previo del autor.

NACIONAL

FACULTAD DE ARTES

Introducción

Contextualización del tema Desde una mirada a la realidad urbana actual, hasta la relación hábitat-centralidad como objeto de estudio [17]

El contexto socioespacial del momento histórico actual [18]

De las ciudades de la segunda mitad del siglo XX a la actualidad: de la metrópolis a la megalópolis o ciudades región y el paso a las ciudades globales [25]

La especificidad de Bogotá como metrópoli [35]

Bogotá y la relación centralidades-hábitat como problema de estudio [57]

Entretejiendo conceptos: hábitat, centralidad y centros comerciales

El concepto hábitat [72]

Centralidad y su relación con el hábitat [78]

La idea de los centros comerciales [93]

Los espacios comunes como protagonistas de la relación hábitat-centralidades-centros comerciales [109]

Metodología de estudio Diseño de los elementos que permiten acercarse al tema de investigación. Planteamiento para el encuentro entre los elementos y sus roles [121]

Derroteros guía de la investigación en su fase operativa [122]

Diseño de la primera etapa de la fase operativa. Etapa deductiva [131]

Diseño de la segunda etapa de la fase operativa. Etapa inductiva [136]

Interpretación, análisis, valoración y validación de la información [143]

Fase operativa del trabajo investigativoDesarrollo del tema de investigación en dos etapas [147]

Primera etapa de la fase operativa. Etapa deductiva [147]

Segunda etapa de la fase operativa. Etapa inductiva [191]

Valoración de la problemática a la luz de los resultados obtenidos

Análisis de contenidos y su categorización [226]

Confrontación e Interpretación de la información recopilada a la luz de los objetivos propuestos [235]

Conclusiones, recomendaciones y comentarios de cierre: [241]

Glosario [254]

Bibliografía [264]

Intr

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“Lejos de asumir una actitud apocalíptica frente al futuro social y urbano del mundo, cabe reflexionar sobre la heren-cia recibida y los instrumentos de transformación del pre-sente real”.1

Roberto Segre

El momento histórico actual presenta un hecho categórico: ha-bitamos un mundo urbanizado. No es necesario hacer grandes esfuerzos para comprobarlo, basta con ojear las cifras para dar-se cuenta de que hoy, un poco más de la mitad de la población mundial vive en las ciudades y de acuerdo con las estimaciones, para el primer cuarto del siglo XXI, esta proporción llegará a dos terceras partes.2

Este hecho es más diciente si se piensa que al inicio del siglo XX sólo el 10% de la población vivía en ciudades. Se puede decir, que durante el tiempo de nuestras vidas y las de la generación anterior presenciamos la transformación de un mundo rural a un mundo urbano y nos dirigimos rápidamente a un mundo global. Nos corresponde, entonces a inicios del si-glo XXI, reflexionar sobre este mundo urbanizado, su naturaleza,

1 Segre, R. (2005). Tres décadas de reflexión sobre el hábitat latinoamericano. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, Facultad de Artes.

2 Global Urban Observatory: Slum population projection 1990-2020 (based on slum annual growth rate (1990-2001)) (consulta: enero 2006) en <http://ww2.unhabitat.org/programmes/guo/>

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sus componentes y sus dinámicas, de manera, que sea factible construir los mejores senderos en el marco de las nuevas ideas del mundo actual.

En términos operativos, este estudio parte del reco-nocimiento de la necesidad de mejorar la comprensión de las problemáticas de la realidad urbana actual, caracterizada por dinámicas complejas y cambiantes, lo cual nos pone ante el reto de asumirlas y actuar frente a ellas desde nuevos marcos de referencia coherentes con esta realidad. A manera de hipótesis, se plantea que entre más se avance en esta comprensión, se progresará también en la construcción de los nuevos marcos de referencia y en consecuencia, se avanzará también en actitud y aptitud al momento de actuar frente a esta realidad en pro de me-jorar permanentemente la calidad de vida en nuestras ciudades.

Desde tal antecedente y en el marco de la temática del par hábitat-vivienda, el objetivo del presente trabajo es avanzar en la comprensión de las causas que producen el espacio urbano contemporáneo ampliando el conocimiento y la reflexión, de ma-nera general, sobre la relación que se establece entre hábitat y cen-tralidad, relación planteada en términos de dinámica y permanente transformación del hábitat construido; y de manera específica, so-bre la forma como se establece esta relación en la conformación de centralidades generadas a partir de centros comerciales.

En esta comprensión de la realidad actual de nuestras ciudades se desea aportar, partiendo del estudio de lo que hoy disponemos, desde sus antecedentes para reflexionar y tratar de develar sus falencias y fortalezas más significativas, hasta la elaboración de unas conclusiones que aporten en la construc-ción colectiva de una conciencia crítica cada vez más depurada, bajo la cual sea posible sumar nuevas variables que propendan a su vez por una lectura coherente con nuestra realidad y mo-mento histórico. Sin duda, esta comprensión fundamentada en una lectura consciente y compleja de la actual realidad espacio- temporal nos dispondrá de mejor manera para tomar decisiones acertadas en la gestión de las ciudades, lo cual redundará en una calidad creciente del hábitat.

A lo largo del trabajo, la atención se centra en las rela-ciones de distintos órdenes que se presentan en esta dinámica

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de transformación del espacio urbanizado actual, planteada en términos de procesos; por tanto el vector fundamental de este estudio es el tiempo.

Este planteamiento tiempo, como vector fundamental permitió desde el inicio ubicar el origen de la reflexión en la expe-riencia personal vivida durante los recientes 25 años en la cotidia-nidad de un habitante de esta ciudad; es decir, desde la acción misma del habitar. Poco a poco, esta experiencia se convirtió en un tema recurrente de reflexión e inquietud, paralelamente la manera de observar sufría cambios y se especializaba el marco de referen-cia; así que, en el momento de plantear un tema de investigación pertinente a la Maestría en Hábitat: Estudios en vivienda, y luego de haber superado la formación de pregrado como arquitecto, la creciente inquietud generada por esta experiencia se constituyó en una gran oportunidad para reflexionar a profundidad, a propósito de las situaciones más concretas del habitar y el hábitat.

A partir de esta idea, se inició el planteamiento de la investigación y buscó darle un enfoque que diera cuenta de una observación articulada desde dos miradas entretejidas, esboza-das desde el origen; esto es, por un lado, la lectura de los habi-tantes y por otro, la lectura desde la academia en un esfuerzo por conseguir una lectura compleja e integral.

De esta manera, intentaré trascender las observacio-nes de orden descriptivo, para lograr, a través del análisis y va-loración de la información, responder a preguntas fundamenta-les. Esto es, indagar por los soportes estructurales y las lógicas internas que determinan la ciudad y el hábitat contemporáneo como realidad contundente, como contenedor determinante de la existencia individual y colectiva.

Estas preguntas apuntan, de forma paralela, a las distin-tas escalas de estudio, conscientes de su íntima correlación y de-pendencia. Al observar, de manera general, la ciudad y dentro de ella la relación hábitat-centralidad, se plantea en términos de diná-mica y permanente transformación y de manera específica como se había anunciado, esta relación en la conformación de centrali-dades, generadas a partir de centros comerciales:

¿Qué elementos, en contexto han determinado el estado actual de nuestras ciudades?, y a partir de allí, ¿qué elementos y

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transformaciones determinan de manera más significativa el hábitat urbano contemporáneo, particularmente en el caso de Bogotá?, ¿de qué manera estamos entendiendo el tema centralidades con relación al hábitat?, ¿cómo se entreteje y establece una infraestructura comercial como protagonista del hábitat hasta constituirse como una centralidad?, ¿qué agentes, instrumentos y fenómenos lo propician?, ¿qué las caracteriza?, ¿es posible identificar una lógica interna común a los distintos ejemplos?, ¿existen cadenas de causas y efectos sucesivos?, ¿es posible generalizar en alguna escala, (global, nacional, metropolitana) o es necesario particularizar a escala sectorial?, ¿en qué medida afectan y se perciben en el discurrir cotidiano de la vida de los habitantes?, y finalmente, en el “juego” de fuerzas que se da entre los actores que producen el espacio urbano, ¿qué peso real tiene cada uno de ellos (especialmente los planificadores)?

Teniendo en cuenta estos cuestionamientos es ne-cesario aclarar que el alcance del trabajo se plantea como una aproximación al tema de estudio, especialmente desde los acto-res involucrados de manera que, dada la riqueza de percepcio-nes al respecto, se busca elaborar una lectura holística del tema donde prima la visión general sobre la particularidad.

Tanto el tema como la manera de aproximarse a él, llevó a decidir que la metodología de estudio a seguir sería la de un estudio de caso (sector las Américas en Bogotá) desarrolla-do desde una aproximación cualitativa inductiva que se acerca modestamente a una lectura desde el pensamiento complejo a la manera de lo que Hugo Cerda denomina Investigación Total. Esto se amplía en el capítulo tercero.

Sin embargo, este estudio de caso, buscando cohe-rencia con una lectura compleja, establece permanentemente comparaciones y referencias con otros casos similares en dife-rentes contextos e intenta establecer rasgos comunes o diferen-cias determinantes.

El trabajo se estructura en cinco capítulos y dos apén-dices que incluyen un glosario general y una tabla índice de las ilustraciones. El primer capítulo constituye la contextualización general del trabajo; en este sentido, se aborda el tema de in-vestigación haciendo un acercamiento que lleva desde la escala

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mundial, en una mirada amplia, hasta la descripción del proble-ma específico de la investigación, que se plantea en términos de la relación hábitat-centralidad.

El segundo capítulo constituye el marco teórico; por tanto, establece el tejido de conceptos que nos permitirán plan-tearnos el hábitat en términos de dinámica y permanente trans-formación a partir de externalidades definidas a su vez como centros comerciales, que al conformar un nodo a la manera de confluencia de actividades especialmente comerciales, constitu-yen una centralidad. Aquí se hacen consideraciones a propósito del hábitat urbano contemporáneo, los instrumentos y agentes que lo transforman en búsqueda de establecer cuál es su na-turaleza e incidencia; esto es, determinar su origen, sus rasgos característicos, cuáles son las fuerzas que en ellos tienen mayor trascendencia, a qué fenómenos corresponden y especialmente cuáles son los elementos inherentes a ellos, que contribuyen a otorgar o no sentido al hábitat.

El tercer capítulo parte de las consideraciones meto-dológicas para plantear la puesta en marcha a partir de las di-mensiones y categorías de análisis, de lo que hemos llamado “Engranaje de variables dinámicas” que a su vez nos conducen a una realidad concreta; es decir, el estudio de caso desde su elección hasta su caracterización.

El cuarto capítulo se orienta a reflexionar sobre esta realidad particular y la forma cómo actuamos frente a ella, e in-tenta plantear una perspectiva amplia, que involucre la mirada del habitante en su cotidianidad, con una lectura académica planteada desde el marco normativo y de planificación. Para este fin, se presenta una síntesis interpretativa de los resultados obte-nidos desde la aplicación de las herramientas propias de la me-todología aplicada, a la vez que se estudian las intervenciones y el desenlace de ellas en la ciudad para un escenario particular. Ambas lecturas se correlacionan permanentemente.

El quinto y último capítulo concluye con un numeral de-dicado al análisis crítico de los resultados obtenidos, y se centra en los aspectos de mayor relieve evidenciados, para finalmente, presentar las conclusiones de la investigación, donde se esbo-zan algunas posibles estrategias y recomendaciones conducen-

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tes a mejorar la calidad del hábitat en cuanto a su transforma-ción, generada desde las condiciones particulares dadas en la conformación de una centralidad.

Es pertinente cerrar esta introducción señalando que el objeto de este trabajo no es agotar el tema o producir conclusio-nes definitivas al respecto; por el contrario, se espera que sea un aporte en relación con el llamado de atención de autores como Claude Chaline o Milton Santos sobre la necesidad de compren-der la ciudad y el hábitat desde una perspectiva donde la posi-bilidad de acertar en la gestión del espacio aumenta considera-blemente en la medida que somos conscientes de la necesidad de entenderla, desde la gestión del tiempo. Esto es el perenne proceso de transformación, propio de nuestra naturaleza; es de-cir, nuestra espacialización, nuestro habitar.

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Desde una mirada a la realidad urbana actual, hasta la relación hábitat-centralidad como objeto de estudioEste primer capítulo constituye la contextualización general del texto. Es importante mencionar que se trata de plantear una mirada amplia del contexto espacio-temporal, donde a lo largo de la historia se han producido los procesos hoy manifesta-dos en la realidad de nuestras ciudades, en un esfuerzo por trascender el carácter de marco de referencia, que podría re-presentar este capítulo, para plantear una perspectiva relacional que viabilice el encontrar respuestas y elaborar interpretaciones, a propósito del objeto de estudio.

En este sentido, apunta en primera instancia a respon-der a la pregunta ¿qué elementos, en contexto, han determinado el estado actual de nuestras ciudades? De manera que se abor-da el tema de investigación, y hace un acercamiento desde la escala mundial, en una mirada amplia, hasta la descripción del problema específico de la investigación planteado en términos de la relación hábitat-centralidad. A su vez, esta relación parte de la caracterización del hábitat urbano actual y los agentes que lo

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transforman a la luz de las múltiples maneras de relación, pre-sentes entre la sociedad y su especialización, en un esfuerzo por atender a la cuestión por las transformaciones determinantes de manera más significativa el hábitat urbano contemporáneo.

Este capítulo se estructura en tres numerales, de modo que en el primero se problematiza el tema desde la cuestión a propósito del contexto socioespacial del momento histórico con-temporáneo a escala mundial; esto es, su origen, su desarrollo y su estado actual en cuanto a sus elementos estructurales y rasgos determinantes; en el segundo, se ahonda en la especificidad de Bogotá, contexto inmediato del estudio, en búsqueda de esta-blecer sus particularidades y a partir de ellas identificar rasgos similares o diferentes de otros contextos, para concluir en una primera aproximación al estudio de caso (centralidad las Améri-cas en Bogotá), que a lo largo de todo el trabajo será referente y punto de comparación en la comprobación y ejemplificación de cada uno de los temas abordados.

El numeral tres concluye el capítulo con la descripción del problema específico de la investigación que se plantea en términos de la relación hábitat-centralidad, estableciendo la in-terdependencia entre los tres elementos que aquí se conjugan, estos son: El hábitat urbano contemporáneo, el concepto de centralidad y finalmente, los centros comerciales.

El contexto socioespacial del momento histórico actualSi se considera el carácter multidimensional y multiescalar del tema relación hábitat-centralidad (como profundizaremos en el segundo capítulo), se decide que la mejor forma de iniciar esta reflexión es a partir de una aproximación progresiva desde la es-cala más amplia, esta es la del contexto mundial, para posterior-mente acercarse a la escala particular, la de la centralidad las Américas en Bogotá como caso específico de estudio; decisión que obedece a la idea de elaborar esta comprensión a partir de planteamientos que paulatinamente particularizan su perspectiva respecto al objeto de estudio, pero permanentemente requieren referentes y correlaciones en las distintas escalas y temporalida-

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des, consecuentemente con la idea de acercase a la mirada del pensamiento complejo.

Entonces, el primer paso consiste en indagar a propó-sito del contexto socioespacial de la primera década del siglo XXI. Al respecto, se encuentra una coincidencia en la mayoría de los estudiosos del tema al afirmar que en este momento histórico la humanidad se encuentra en un proceso de urbanización ge-neralizada. Podemos constatar esta afirmación especialmente a partir de dos hechos:

Ilustración 1. Aumento de la población en BogotáFuente: DANE, 2005.

El paso de ser una sociedad rural a ser una sociedad urbana, en referencia al aumento de la población “hoy un poco más de la mitad de la población mundial vive en las ciudades y de acuerdo con las estimaciones, para el primer cuarto del siglo XXI esta pro-porción llegará a dos terceras partes”;3 y como crecimiento físico (Bogotá, por ejemplo, pasó de tener cerca de15.5 km2 en 19304 a tener 384 km2 en 2007;5 multiplicó en 25 veces su tamaño).

Las ciudades se consolidan cada vez más como cen-tralizadores de actividades (especialmente económicas), lo cual, asociado al crecimiento físico, lleva a que los municipios aleda-ños estén cada vez más cercanos a ellas y llegar incluso a ser

3 Global Urban Observatory: Slum population projection 1990-2020 (based on slum annual growth rate (1990-2001). <http://ww2.unhabitat.org/programmes/guo/>. (Consulta: enero de 2006).

4 Bogotá C.D., (1998). Museo de Desarrollo Urbano Bogotá. Dato extrac-tado por el autor.

5 DAPD. Alcaldía Mayor de Bogotá, (2007). Bogotá.

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absorbidos por completo. De forma tal que se establecen rela-ciones de dependencia en distintos ámbitos (medio ambiente, comunicación, política, cultura y especialmente economía) cada vez más directas y complejas hasta que la ciudad se convierte en imán territorial, proceso conocido en las temáticas del urbanismo como metropolización. De esta forma se establece una compleja red de relaciones donde los bordes físicos, tanto de la ciudad como los territorios aledaños, se difuminan y donde los procesos son dirigidos y regulados desde la ciudad como nodo principal.

De los primeros asentamientos humanos a las metrópolis: una mirada al origen desarrollo de las ciudades hasta su estatus de metrópoli A partir de estos hechos se plantea la cuestión acerca de las condiciones particulares que hicieron posible el actual estado de urbanización generalizada. Este tema se ha documentado de manera amplia, especialmente en aspectos relacionados con el urbanismo, desde la conformación de ciudades, con sus oríge-nes en la sedentarización del ser humano y su concentración en comunidades ubicadas en lugares particulares diferenciados es-pecialmente por su concentración de actividad. Este proceso se caracterizó históricamente por ser lento y gradual y así nos llevó desde las ciudades de culturas antiguas como la mesopotámica, la egipcia o la china, hasta Roma como la gran capital del mundo en los siglos I y II, Florencia como cuna del Renacimiento en el siglo XV, hasta Londres como la ciudad modelo del poder bur-gués del siglo XVIII.

A finales del siglo XVIII, se inicia en Inglaterra la llamada Revolución Industrial, donde gracias a múltiples innovaciones tec-nológicas, se acentuó el carácter centralizador de las ciudades, debido al paso de una economía agrícola tradicional a una econo-mía basada en la producción mecanizada. Este fenómeno causó un cambio tan considerable y acelerado en las ciudades que mo-dificó definitivamente la velocidad y la forma como históricamente crecían. Debido a la falta de previsión y planificación, se presen-taron graves problemas de hacinamiento especialmente en lo re-lacionado con la sanidad e higiene y como consecuencia terribles crisis de salud pública con centenares de personas fallecidas.

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Ante esta grave situación se dieron entonces múltiples respuestas, por parte de los planificadores en distintos contextos que apuntaban a medidas higienistas para garantizar el ‘ade-cuado’ crecimiento de la ciudad. Emplearon dos instrumentos básicos: El plan urbanístico y la zonificación urbana, los cuales permitirían asegurar la continuidad de las cadenas de produc-ción; por lo tanto, la continuidad de las fuentes de riqueza. Ejem-plos de este período son, ensanchamientos como los de Madrid y Barcelona y propuestas como la ciudad utópica de Owen, las reformas de Haussmann en París, las ciudades jardín y la ciudad lineal. En el siglo XX, se dio el paso definitivo hacia las ciuda-des como metrópolis. Alemania, en ese entonces era uno de los países más afectados por los problemas urbanos de la época, de manera que fue de los primeros en verse obligado a enfren-tarlos, pero precisamente gracias a esto fue gestor de iniciati-vas y proyectos encaminados a solucionar la crisis cuantitativa y cualitativa de la vivienda en ciudades como Frankfurt y Berlín, convirtiéndose en ejemplo a seguir en toda Europa. Así surgen experiencias similares como las ciudades jardín en Inglaterra o los barrios obreros en Holanda y trabajos destacados como la búsqueda del “Habitar moderno” por parte de Le Corbusier. Es-tas ideas fueron difundidas en los llamados Congresos Interna-cionales de Arquitectura Moderna (CIAM) realizados desde 1928, donde se hablaba de un modelo de ciudad funcionalista como proyecto hacia el que deberían apuntar las ciudades del mundo, especialmente las europeas.

A este período corresponden también experiencias como las de ciudades estadounidenses, donde se destacan Chicago y Nueva York, pues es allí donde se desarrolla la idea de los rascacielos como símbolo de progreso refiriéndose al cre-cimiento dentro de un marco decididamente capitalista. También en este período se dan iniciativas mucho más modestas en zo-nas como Latinoamérica, que se limitaban a imitar los ejemplos foráneos en búsqueda de una orientación civilizadora; toman como modelo la llamada ciudad moderna entendiéndola como aquella que resuelve sus problemas a partir de la tecnología. Por lo tanto, los esfuerzos se encaminaron a desarrollar y estructurar la ciudad a partir de obras físicas, pero no se dio un proceso de

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reflexión y de construcción de una mentalidad crítica que sirviera como soporte ideológico de fondo.

Por un lado, la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) iniciada como un enfrentamiento bélico europeo entre Alemania y la coalición franco-británica, se extendió hasta afectar a la ma-yoría de las naciones del planeta. El fin de esta guerra supuso el nacimiento de un nuevo orden geopolítico y económico mundial dominado por Estados Unidos con una mentalidad netamente capitalista y por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) con la mentalidad socialista, ambos ansiosos por exten-der sus ideologías, sus influencias en otros países e impedir la acción similar de su enemigo, acto conocido como Guerra Fría. Por otro lado el fin de la guerra representó una increíble opor-tunidad de llevar a la práctica y en gran escala las ideas y pro-puestas del pensamiento moderno, pues, no sólo era necesario reconstruir Europa sino que el mundo entero deseaba ponerse al corriente del nuevo sentir, lo cual propició, incluso mucho antes de la guerra, que muchos exponentes de esta corriente fueran a otros continentes para satisfacer la necesidad de moderniza-ción, en el marco de la nueva lógica política mundial.

En la segunda mitad del siglo XX, se realizan los más importantes ejemplos que evidencian cómo esta idea de moder-nización, denominada en ese momento: “estilo internacional”, determinó el desarrollo de las ciudades prácticamente en todo el mundo. Se destacan como las realizaciones de mayor impor-tancia: Brasilia, capital de Brasil, diseñada por Lucio Costa con la participación de Oscar Nienmeyer en la concepción arquitectóni-ca (1956), y Chandigarh capital del estado indio de Punjab, dise-ñada por Le Corbusier (1950); aunque probablemente es posible encontrar ejemplos en distintas escalas en todas las ciudades del mundo.

En Colombia, para citar el ejemplo más aprehensible para nosotros, se pasó del período republicano, correspondiente a las últimas décadas del siglo XIX y las primeras tres décadas del siglo XX, a un período de transición donde la coyuntura política que representó el cambio de poder al partido liberal tras décadas de hegemonía conservadora despertó la sed de modernización, como dice Arango, “fue el traslado de la arquitectura del siglo

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XIX europeo al medio colombiano”6 refiriéndose especialmente a la copia de patrones estéticos; se puede decir, parafrasean-do a Silvia Arango, que el pensamiento moderno se establece definitivamente hacia mediados de la década de los cuarenta con el trabajo de arquitectos como Leopoldo Rother, Bruno Violi, Gabriel Serrano y Karl Brunner, quienes se desempeñaron como planificadores y proyectistas, pero quizá su mayor aporte fue como docentes, pues moldearon las siguientes generaciones de arquitectos que llevaron el sentir del movimiento moderno a un nivel superior durante la segunda mitad del siglo XX.

Al retomar el contexto mundial es necesario compren-der la naturaleza de las ciudades de la segunda mitad del siglo XX, desde los factores que dan origen a su condición metropolita-na, de manera que sea posible visualizar claramente sus manifes-taciones físico-espaciales, íntimamente relacionadas con lógicas internas que determinan la ciudad y el hábitat contemporáneo.

Podemos ver, siguiendo a Talavera,7 como las ciuda-des actuales:

Se caracterizan por su centralidad, construida principal-mente por la convergencia en la acumulación de recursos, la concentración de la población y la cohesión de una estruc-tura social especifica” además por “materializar una iden-tidad local”. De igual forma es posible identificar diversos factores que “dieron origen a su condición metropolitana a manera de campo de fuerzas que devienen- gracias a una particular forma de poder local- en acontecimientos cata-lizadores del proceso de los cuales resaltan: 1. Una nueva estructura social orientada hacia la modernización, 2. Una nueva tecnología de transporte de poblaciones que canalice el desplazamiento en un radio de influencia de escala terri-torial, y 3. Una nueva forma en el sistema urbano que se di-ferencie de la condición histórico-geográfica preexistente.

6 Arango, S. (1993). Historia de la arquitectura en Colombia. Bogotá: Cen-tro Editorial y Facultad de Artes Universidad Nacional de Colombia, p. 133.

7 Henry Talavera plantea que al cruzarse estos factores conforman la sin-gularidad, que define el proceso de metropolización. Véase: “Metrópolis y redes telemáticas”. Revista Bitácora nro. 7, 2003.

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Siguiendo estos factores que podrían determinar el es-tado actual de cada ciudad, dentro de sus particularidades, en el proceso de metropolización, es posible diferenciarlas no sólo desde el contexto territorial que enmarca cada una de ellas o des-de el origen y desarrollo particular que da pie a este estatus, sino más allá, desde el grado de profundización que presenta en la actualidad.

En este sentido Talavera8 distingue dos momentos en la conformación de la condición metropolitana, el primero inicia con la Revolución Industrial, definido por “la consolidación de una nueva clase de poder (el estado burgués), un nuevo ima-ginario (la modernidad) un nuevo episteme (el positivismo) una nueva tecnología (la industrialización en su primera etapa y el transporte férreo) y principalmente una nueva relación entre ciu-dad y campo donde lo urbano se define en función se separe de lo rural”; el segundo, inicia aproximadamente a partir de la segunda década del siglo XX y se denomina período moderno, definido por “la consolidación de la metropolización ligada a la emergencia de un poder económico trasnacional, un nuevo ima-ginario (la industrialización exportable) una nueva tecnología (el carro y el avión) y principalmente una nueva relación entre la ciu-dad y el campo bajo la forma de absorción”. Este último momen-to se construye a partir de “Procesos paralelos pero de diferente dirección, la explosión definida por un crecimiento desbordado y la implosión bajo la forma de la presión de lo rural sobre la ciudad y la emergencia de un nuevo territorio que colabora con la presión la periferia”.

Cada ciudad en el mundo ha vivido estos momentos del proceso de metropolización de manera muy particular, aun-que es posible establecer rasgos comunes así como notorias diferencias; por ejemplo, en contextos de escala continental como en el caso europeo, donde es posible hacer una lectura bastante clara, ya que es más o menos homogénea, o el caso latinoamericano, donde la lectura exige considerar la superposi-ción de realidades.

8 Talavera, H. (2003). “Metrópolis y redes telemáticas”. Revista Bitácora, nro. 7.

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De las ciudades de la segunda mitad del siglo XX a la actualidad: de la metrópolis a la megalópolis o ciudades región y el paso a las ciudades globales Durante este segundo momento en la conformación de la condi-ción metropolitana denominado período moderno, dado durante la segunda mitad del siglo XX, se establece definitivamente el es-tatus de las ciudades metrópoli, expresándose con claridad en prácticamente todas las ciudades del mundo aunque con dife-rentes niveles de profundización y depende de múltiples factores asociados principalmente a la situación económica de cada una de ellas. En este sentido, es necesario destacar dos aspectos de-finitivos en el paso hacia el estatus de metrópolis y más adelante el paso hacia nuevos estatus (megalópolis y ciudades globales).

El primero emerge precisamente como respuesta al cambio sustancial, tanto en la manera como en la velocidad en que crecieron las ciudades durante este período. Los estudio-sos de los temas urbanos hablan de un auge en la planificación expresado no sólo en el significativo número de intervenciones de alto impacto urbano, realizadas a partir de ese momento his-tórico a lo largo de todo el mundo, sino especialmente porque a este período corresponde la proliferación de planes urbanos que toman cuerpo como normativa y en gran parte determinaron el posterior desarrollo de las ciudades.

Dichos planes tomaban como modelo el llamado es-tilo internacional enmarcado a su vez en la carta de Atenas,9 documento que emergió de los CIAM como manifiesto del pen-samiento moderno. Se caracterizaban especialmente por el én-fasis en la planificación de ambiciosos sistemas de transporte (aeropuertos, metros, ferrocarriles, avenidas, parques, etc.) que permitirían un crecimiento ordenado de la ciudad y por la pro-yección de zonas especializadas a manera de ciudades dentro de las ciudades con fines específicos como es el caso de los centros de negocios, centros administrativos gubernamentales o ciudades universitarias.

9 Le Corbusier. (1978). Principios de urbanismo. La carta de Atenas. México: Editorial Planeta.

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El segundo aspecto se puede enunciar como la inser-ción de nuevas tecnologías de comunicación en el desarrollo de las ciudades. Es difícil establecer un punto de inicio en este sen-tido, dado que se trata de una sucesión de innovaciones tecnoló-gicas que progresivamente llevaron este aspecto hasta su actual estado; sin embargo, en el último cuarto del siglo XIX, es posible ubicar un punto de origen de auge en las invenciones, por ejem-plo: el gramófono (1876) y el teléfono (1877) de Graham Bell, el fonógrafo (1879) y la primera central eléctrica (Nueva York 1879) de Edison y el telégrafo sin hilos (1895) de Marconi.

Estos inventos continuaron durante la primera mitad del siglo XX, la televisión electrónica (1923) de Kosma; la com-putadora simple (1939) de Attanasoff; el Integrador y computa-dor electrónico y numérico ENIAC (1946), desarrollado en la Uni-versidad de Pensilvania; el transistor (1948) de Houser, Bardean y Brad, y el primer microprocesador Intel 4004 (1971) de Intel Corporation. Estos avances tecnológicos alcanzaron su difusión masiva en todo el mundo hasta su estado actual durante la se-gunda mitad del siglo XX y lo recorrido hasta hoy del siglo XXI, especialmente a partir de la década de los ochenta.

Ahora bien, importantes acontecimientos políticos de orden mundial incidieron profundamente en el desarrollo de las ciudades durante este período. Podemos destacar eventos como la caída del muro de Berlín (1989), la disolución de la URSS (1991) y la conformación de la Unión Europea (1993)10, que supusieron entre otras cosas el fin de la guerra fría y la apertura de los países comunistas al mundo capitalista.

Estos dos aspectos auge en la planificación e inserción de nuevas tecnologías de comunicación sumados a los profundos cambios sociopolíticos, eran como se mencionó anteriormente –aspectos definitivos en el paso hacia el estatus de metrópolis– y

10 El 9 de noviembre de 1989, el gobierno de la República Democrática de Alemania (RDA) levantó las restricciones para quienes querían viajar a la República Federal de Alemania (RFA) o al resto de países occidenta-les. El 21 de diciembre de 1991 la URSS dejó formalmente de existir. El 1 de noviembre de 1993, entró en vigor el Tratado de la Unión Europea. Microsoft ® Encarta ® 2007.

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permiten tomarlos como referentes para comprender el paso ha-cia nuevos estatus en la evolución de las ciudades.

Inicialmente se observa como al mismo tiempo que en cada ciudad se profundiza el proceso de metropolización (hasta constituirse definitivamente como nodo central y atractor terri-torial de un espacio geográfico mucho más amplio definido en términos de región), se establecen relaciones complejas simila-res pero a mayor escala. Es decir, que se estructura una red de relaciones entre metrópolis de manera que existe un permanente flujo de intercambio de todo orden entre ellas; en su mayoría apuntan a los temas económicos.

Estas redes entre metrópolis constituyen órdenes en distintas escalas, de forma que inicialmente se relacionan entre ciudades dentro de un mismo país pero rápidamente se conec-tan con ciudades de países vecinos o países conductores de importantes relaciones comerciales, de este modo es posible establecer redes de relaciones sin que la distancia física sea im-pedimento u obstáculo.

En este sentido, en la actualidad y ya desde hace algu-nos años, se está trabajando en todo el mundo en la integración regional, que se refieren a la conformación de grupos de países unidos inicialmente a partir de su cercanía geográfica continen-tal, conformados por un frente común para buscar posicionarse en el contexto mundial como unidades con capacidad de gestión política, debido a la pretensión de unificar criterios de actuación frente a otros países o a otros grupos de países. Sin embargo, de nuevo el tema relevante, incluso por encima del tema políti-co, es el económico, ya que hace más efectiva esta unión. Si duda, el mejor ejemplo de esta integración regional es la Unión Europea,11 no obstante se habla de agrupaciones similares aun-que menos consolidadas en todos los continentes, como en los países de Asia oriental, los Tigres de oriente o en América Latina el G3, Comunidad Andina de Naciones, etc.

11 La Unión Europea (UE) se define como organización supranacional de ámbito europeo dedicada a incrementar la integración económica y po-lítica y a reforzar la cooperación entre sus estados miembros. Microsoft ® Encarta ® 2007.

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El tema de la integración regional está asociado a lo que parece definir el momento histórico actual; esto es, la posibi-lidad de concebir el conjunto de la población mundial como una única sociedad de escala planetaria que trasciende las fronteras de los países. Se habla de la internacionalización cada vez más acentuada de los fenómenos determinantes de la sociedad don-de desconoce órdenes y diferenciaciones en todos los aspec-tos (políticos, ideológicos, culturales, étnicos y especialmente socioeconómicos). Globalización12 es el concepto utilizado para definir estos fenómenos y aunque inicialmente se usó para referir-se especialmente a la integración e interdependencia económica mundial, hoy se utiliza prácticamente en todos los ámbitos.

Naturalmente, el proceso de globalización mundial está íntimamente relacionado con las redes entre metrópolis; es de-cir, son las ciudades las encargadas de centralizar las relaciones regionales a manera de nodos con diferentes jerarquías y funcio-nes y más aun, como escenarios cotidianos de esta transgresión de órdenes, que pretende aglutinar sobre un único imaginario colectivo mundial. Más adelante profundizaremos sobre esto.

Dependiendo de su importancia como nodo económi-co y político y de su crecimiento físico y demográfico las ciuda-des se posicionan en el contexto internacional. En este sentido, se habla del siguiente estatus en cuanto a la evolución de las ciudades; denominado megalópolis13 refiriéndose a aquellas ciu-dades que superaron los 10 millones de habitantes y mantienen una acelerada y vertiginosa dinámica de crecimiento demográ-fico para llegar incluso a conectarse físicamente con otras ciu-dades a la manera de conurbaciones. En la actualidad es fácil

12 “El escritor canadiense Marshall McLuhan con su teoría –el medio es el mensaje– se ha convertido en un ícono de la comunicación además de ser quien advirtió que se caminaba hacia la “aldea global”, en el mundo entero sería –un pueblo enorme– debido a las conexiones electrónicas, y esto podría llevar a una cultura y un pensamiento únicos” Bernard Gotfyd. Microsoft ® Encarta ® 2007.

13 El término megalópolis fue introducido por el geógrafo Jean Gottmann en la década de 1960 y hacía referencia a aquel sistema urbano con una población igual o superior a los 10 millones de habitantes. En: Gott-mann, J. (1970). Megalopoli, funzioni e relazioni di una pluricittà, Einau-di: Torino.

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encontrar ejemplos de este estatus en todo el mundo pero po-dríamos agruparlas en dos tipos, el primero en ciudades como Madrid ya que es el nodo central y se conecta con ciudades cercanas (Segovia, Guadalajara y Toledo) con fines específicos (marketing, turismo, competitividad, etc.) que la posicionan en el contexto internacional como ciudad estratégica.

El segundo grupo se refiere a ciudades para las cuales estar inmersas en el fenómeno de globalización mundial y ser clasificadas como megalópolis no se manifiesta en tanto a su crecimiento económico (que se limita a procesos acelerados de desarrollismo capitalista) sino en la acentuación de conflictos so-ciales, consecuencia de un crecimiento desmedido y en muchos casos carente de planeación, que a su vez obedece a situacio-nes problemáticas socioeconómicas propias de cada país (in-equidad, desequilibrios, segregación, marginalidad, etc.). Este es el caso de ciudades como Sao Paulo y ciudad de México, en América Latina y de Calcuta o Bombay, en Asia.

En cualquier caso, la condición de megalópolis implica situaciones críticas especialmente en términos de gobernabili-dad debido a su excesiva superficie y a su difícil comprensión, en tanto hace referencia a un nueva idea de ciudad diferente a la tradicional y como tal implica nuevos problemas exigentes de nuevas soluciones; es decir, que ante la nueva realidad, los con-ceptos heredados del pasado terminan por ser inválidos; por lo tanto, es necesario renovar la forma de verlos.

Al respecto la investigadora mexicana Margarita Pé-rez Negrete 14 plantea que:

Cuando se habla de ciudades globales, habitualmente se hace referencia a aquellas urbes que participan y tienen una función específica en la economía mundial. Los estudios sobre éstas se han centrado en las funciones de control y de mando que ciudades del Primer Mundo desempeñan en la dinámica internacional. Por otro lado, cuando se habla de megaciudades o de megalópolis, por lo general se hace alu-sión a grandes conglomerados metropolitanos del Tercer

14 Pérez Negrete, M. Las metrópolis latinoamericanas en la red mundial de ciudades: ¿megaciudades o ciudades globales? Ciudad de México, febrero de 2002. En <habitat.aq.upm.es/boletin/n22/ampez.html>

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Mundo, que exhiben los efectos adversos de un crecimiento desordenado. De esta manera, se ha estudiado tradicional-mente a las metrópolis latinoamericanas desde este segun-do enfoque y pocos estudios han cuantificado su creciente participación en la escena internacional.

En este trabajo se destaca cómo en los últimos 15 años metrópolis latinoamericanas como la Ciudad de México, Buenos Aires o Sao Paulo han adquirido características de ciudades glo-bales, pero con una especificidad inherente a su carácter perifé-rico. Ellas también, al igual que las ciudades del mundo desarro-llado pero en diferente grado, son parte activa de una red o un entramado dentro del sistema internacional, donde se crea y se reproduce la acumulación del sistema capitalista mundial.

Como una evolución de la megalópolis y cuando ame-rita como categoría política, económica y cultural se ha incluido el concepto ciudad global.15 El departamento de geografía de la Universidad de Loughborough se refiere con este concepto a ciudades que Tienen un efecto directo y tangible en los asuntos mundiales a través de algo más que el medio socio-económico, con influencia en términos de la cultura o la política. De igual forma menciona las siguientes características en una ciudad global: • Conocimiento y familiaridad a nivel internacional de la ciudad. • Influencia y participación en eventos internacionales y as-

pectos de importancia mundial.• Ser centro de una gran conurbación y poseer una población

en el área metropolitana suficientemente grande. • Tener un aeropuerto que funcione como un hub internacio-

nal; por lo tanto, debe tener un gran número de conexiones aéreas con las grandes ciudades del mundo.

15 Ciudad global: concepto promovido por el departamento de geografía en la Universidad de Loughborough, que define a las ciudades que cumplen con una serie de características, nacidas debido al efecto de la globaliza-ción y al constante crecimiento de la urbanización. Este concepto fue acu-ñado en por Saskia Sassen, en referencia a Londres, Nueva York y Tokio, en su obra de 1991 La ciudad global. Fuente: Inventory of World Cities al 1999 del Grupo de Estudios sobre Globalización y Ciudades Mundiales (GaWC, sus siglas en inglés) de la Universidad de Loughborough.

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• Tener un avanzado sistema de transporte dentro de la ciudad y con otras ciudades.

• Tener una infraestructura avanzada en el mundo de las tele-comunicaciones.

• Que sea una ciudad cosmopolita. • Tener un ambiente cultural propio, gracias a la existencia de

festivales de cine, eventos musicales, galerías de arte, etc. • Ser sede de diversas empresas de nivel internacional y activida-

des que la definan como una importante ciudad de negocios. Al respecto se percibe entre los estudiosos del tema algunos des-acuerdos en referencia a las posibles clasificaciones, sin embargo en su mayoría coinciden en señalar cuatro ciudades (Nueva York, Londres, París y Tokio) como las que cumplen a cabalidad con es-tas características pero especialmente por ser consideradas íconos del capitalismo y la globalización mundial. Sin duda tras cualquier clasificación que ponga en esta exclusiva lista un nuevo nombre subyacen intereses de todo tipo relacionados con el nuevo derrote-ro perseguido por cada ciudad en el mundo “La competitividad”.

Las ciudades en la era de la telemáticaAl indagar por los elementos estructurales y rasgos determinan-tes de las ciudades contemporáneas se encuentra una realidad caracterizada por fenómenos consolidados en muy poco tiempo como elementos definidores de la época. Estos elementos se han mencionado anteriormente en el texto pero podríamos, a manera de síntesis, enunciarlos parafraseando a Borja y a Castells quienes plantean que es posible denominar esa realidad como un mundo de urbanización generalizada determinado especialmente por dos fenómenos: La revolución tecnológica informacional (se refiere a los avances tecnológicos de los últimos tiempos que posibilitan la articulación de procesos sociales a distancia) y la globalización de la economía y las comunicaciones (se refiere a la dependencia que las riquezas tienen de movimientos de capital. Cadenas de producción y distribución y de unidades gestión que se interrela-cionan en el conjunto del planeta y a la difusión masiva de informa-ción a través de múltiples medios de comunicación).16

16 Borja, J. y Castells, M. (1997). Local y global. Madrid: Taurus, p. 11.

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Al respecto ha surgido el concepto Telemática17 refe-rente a la evolución de la telecomunicación y de la informática. De esta manera se relaciona con la conceptualización de Borja y Castells ya que muestra no sólo al conjunto de mecanismos que permiten la gestión de los procesos desde cualquier distancia y en tiempo real (obvian la territorialidad en los procesos), sino además a la nueva manera de establecer relaciones económicas, que a través de la difusión masiva de información publicitaria, canalizan el consumo de bienes y servicios y potencializan sus alcances a niveles muy difíciles de determinar dada su complejidad.

Algunos autores como Chaline, Castells y Manuel Gau-sa, en Europa; Koolhaas, en Norteamérica, o Santos en Latino-américa, estudian hoy la posibilidad de asistir a una nueva era, lo que significa una nueva era de cambios estructurales mutacio-nes en la conceptualización y en el imaginario colectivo respecto a la idea de ciudad.

Esta posibilidad cobra su real dimensión cuando pen-samos que este tipo de transformaciones no han ocurrido en la historia de la humanidad, sino en contadas ocasiones y de he-cho la más reciente, como se mencionó al inicio de este capítulo, ocurrió a finales del siglo XVIII durante la Revolución Industrial, cuando se dio un cambio estructural representante de una trans-formación tan considerable y tan acelerada en las ciudades, que modificó definitivamente no sólo la velocidad y la forma como históricamente crecían, sino la propia comprensión y su manera de actuar. Al respecto, Chaline afirma que “estamos asistiendo a un momento histórico en el cual se dan procesos de transforma-ción tal que modifican dramáticamente las ciudades, en un pe-ríodo de tiempo muy corto como no se había visto en la historia de la humanidad salvo, tras acontecimientos catastróficos”.18

De igual forma, instituciones de investigación estudio-sas de la ciudad actual como “El proyecto sobre la ciudad” del

17 El término Telemática, se introdujo en 1976 (télématique), en un in-forme encargado por el presidente francés y elaborado por S. Nora y A. Minc llamado “Informatización de la sociedad”.

18 Chaline, C. (1981). La dinámica urbana. Madrid: Instituto de Estudios de Administración Local, p. 9.

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Harvart Design School19 examinan el proceso de urbanización documentando lo que han llamado mutaciones de la cultura ur-bana, refiriéndose a los nuevos fenómenos que lo caracterizan respecto a los cuales afirman que “no pueden seguir siendo des-critos en el seno de las categorías tradicionales de la arquitectu-ra, el paisaje y el planteamiento urbanístico”.20

El debate al respecto está abierto y en pleno desarrollo y toca directamente el objeto de estudio de este trabajo; sin embargo, no es posible aquí profundizar en esta temática, pero es sumamente importante tenerla presente, pues en muchas ocasiones permitirá comprender, explicar o dar luces respecto a muchos de los fenómenos encontrados en este proceso. Se ahondará al respecto en el siguiente capítulo, por lo pronto es importante tener presente lo significativo de esta transformación e incluso lleva a plantear la posibilidad de asistir a un nuevo mo-mento de quiebre en la historia de las ciudades.

Gracias a los dos fenómenos determinantes antes mencionados, la revolución tecnológica informacional y glo-balización de la economía y las comunicaciones, se puede constatar, que no se trata de una teorización distante de la percepción del mundo en la cotidianidad de cualquier habitante de una ciudad actual, pues día a día son más y de mayor inten-sidad los elementos propios de este marco, hasta el punto de abarcar prácticamente todos los territorios del planeta. Por ejem-plo en la masiva difusión que adelantan año tras año los medios de comunicación de los preocupantes indicadores de violencia, desempleo, de déficit de viviendas o de servicios públicos, y las múltiples e infructuosas estrategias para afrontarlas por parte de los gobiernos de todo el mundo intentando metas cada vez más inalcanzables; hacen más que palpable el proceso de urbaniza-ción generalizada y más que difícil el panorama futuro.

Ahora bien, al observar la presente década, nos en-contramos con dos aspectos relevantes, por un lado la ‘resaca’ de una coyuntura temporal donde finaliza un siglo y se inicia otro, lo cual representa no sólo un cambio numérico en el conteo de

19 Mutaciones, Instituto de Investigaciones Harvard Project on The City Barcelona 2001.

20 Ibíd. p. 19.

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los períodos de tiempo sino, como es propio de estos momen-tos, la realización de balances que cuestionan los resultados de lo hecho en el pasado y los retos presentados en el presente y en el futuro.

Se mencionó que para el 2025, se estima que dos de cada tres habitantes del planeta vivirán en ciudades. Ante este panorama como planificadores tenemos una enorme tarea: pro-yectar el escenario para esa población en un momento histórico, donde el fenómeno urbano se ha generalizado de tal forma que ha afectado, en el contexto de los procesos de globalización, a prácticamente la totalidad de la humanidad.

Se puede intuir que no se trata solamente de un im-portante crecimiento cuantitativo, por el contrario, se trata de un significativo proceso de profundo cambio en las estructuras so-ciales y económicas de las sociedades, lo que naturalmente se refleja en la especialización de la ciudad. Cuando la población de las ciudades crece de manera potencial, las diferencias cua-litativas de este nuevo proceso de urbanización, respecto a los procesos anteriores, se acentúan.

Naturalmente, este nuevo proceso de transformación se manifiesta de manera diferenciada en cada ciudad y depende de sus singularidades, sin embargo, sin importar el contexto, la tarea parece apuntar, al igual como en los últimos años del pasado si-glo, a intentar resolver los problemas demasiadas veces aplaza-dos hasta acumularse irremediablemente e intentar afianzar y for-talecer los aspectos positivos en los que se ha logrado avanzar.

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La especificidad de Bogotá como metrópoli

Foto 1. Panorámica de Bogotá. Fuente: Archivo personal Freddy Chacón .

En la actualidad Bogotá es considerada como una de las metró-polis más destacadas en América Latina, en términos de com-petitividad, como podemos constatar a partir de los múltiples reconocimientos internacionales de los últimos años.21 Sin duda, resulta un caso particular desde distintos puntos de vista ya que se diferencia de sus equivalentes como ciudad capital y centro administrativo nacional en el contexto latinoamericano, incluso desde su paso al estatus de metrópoli.

21 Bogotá ha obtenido reconocimientos como: “Ciudad de paz” (Unesco, septiembre de 2004), “Ciudad con corazón” (Naciones Unidas, diciem-bre de 2004), el premio “El León de Oro” en la X Muestra de Arquitectu-ra de Venecia y “Capital Mundial del Libro 2007” (Unesco, 2005), líder en prestación de servicios médicos especializados, según la Organiza-ción Mundial de la Salud y La fundación Gates, en el 2002, reconoció el esfuerzo de la ciudad por expandir el acceso a la información.

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El ascenso y desarrollo de Bogotá al estatus de metrópoli Al parafrasear a Talavera22 se pueden señalar al respecto simi-litudes importantes como en el caso latinoamericano donde la condición metropolitana hecha raíz cuando las relaciones sociales se independizan del centralismo monárquico español y deciden autogobernarse para posteriormente desarrollarse a partir del transporte ferroviario empleado para la extracción de recursos y para la potenciación de territorios agrícolas, razón por la cual son las ciudades puertos como Río de Janeiro, Montevideo, Buenos Aires, Santiago de Chile, Lima y Caracas las que se afirman como centralidades especialmente en Sur América.

El caso de Colombia resulta singular, dado que a prin-cipios del siglo XX el desarrollo económico del país se centraba en el eje cafetero y en la Costa Atlántica mientras que Bogotá sólo era un centro administrativo. A lo anterior se suma la pre-sencia de los dos puertos en dos océanos lo cual redundó el desarrollo de cuatro polos urbanos (Bogotá, Barranquilla, Mede-llín y Cali).

Talavera también señala el período de industrializa-ción como un segundo momento en el devenir de la metropoli-zación en Latinoamérica, el cual identifica, siguiendo a Ramón Gutiérrez como causante, junto a la pobreza rural (producto de la caída de la exportación agrícola y minera), de la redistribu-ción espacial de la población caracterizada por la migración del campo a la ciudad. Se menciona cómo Bogotá pasó de 330.000 habitantes en 1938 a 525.000 en 1950; por ende, duplicó su po-blación (proporción similar, aunque con cifras mayores en Bue-nos Aires, México y Santiago de Chile) y cómo esta tendencia no pudo frenarse con las posteriores reformas agrarias, que buscaban descentralizar la producción sin “corregir la debilidad política y económica”; todos estos síntomas de que “el proce-so de metropolización en Latinoamérica fue producto de fuerzas político económicas de escala nacional más que a condiciones endógenas de la ciudad, razón por la cual la estructura urbana

22 Talavera, H. (2003). “Metrópolis y redes telemáticas”. Revista Bitácora nro. 7.

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no estaba preparada para recibir la gran cantidad de población que arribó”.23

El paso del poder político nacional de la década de los treinta del pasado siglo, tras décadas de supremacía a manos del partido liberal, fue determinante en la transformación de las ciudades colombianas (especialmente Bogotá), que representó un cambio de mentalidad con miras a la modernización del esta-do, lo cual se puso de manifiesto con avances como el señalado desarrollo del transporte férreo, la llegada de automóviles y muy especialmente, la incursión en la industria aeronáutica (en 1929, en Bogotá se construye el aeródromo de Techo).

En este momento se dieron avances importantes en diversas áreas como la medicina, se crearon nuevos servicios hospitalarios; en el área de la educación, se crea la Universidad Nacional de Colombia; en la industria, la sustitución de impor-taciones, y en comunicaciones se trae la radio, el teléfono y el cinematógrafo, que representa los primeros contactos masivos a través de la imagen con el mundo, campo relevante ya que pone en contacto al país con culturas distantes y lo abre a nuevas in-fluencias y formas de pensar y sentir.

Ahora bien, el acelerado crecimiento demográfico hizo que el tema de la vivienda se convirtiera en un problema de urgente solución para el conjunto de los ciudadanos, especialmente para los de menores ingresos y los nuevos habitantes de las ciudades. Como respuesta a lo anterior, tanto el gobierno nacional como el gobierno distrital e incluso los inversionistas privados enfilan sus esfuerzos especialmente a este tema apoyándose fundamental-mente en las ideas importadas del pensamiento moderno.

El período comprendido entre 1930 y 1945 que pode-mos denominar, siguiendo a Silvia Arango24 el encuentro con lo moderno se destaca también en términos de planificación de la ciudad en lo que llama apogeo del urbanismo científico. En este período se presentan hechos relevantes como, la visita de Le Cor-busier (1947), quien viene contratado por el gobierno colombiano

23 Ibíd., p. 10. 24 Arango, S. (1993). Historia de la arquitectura en Colombia. Bogotá: Cen-

tro Editorial y Facultad de Artes Universidad Nacional de Colombia. 1993, p. 177.

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como asesor de la firma norteamericana Wienner & Sert, para rea-lizar el Plan Regulador de Bogotá (1950) y gobiernos distritales de suma importancia en tanto implementaron y ejecutaron obras significativas modernizadoras para la ciudad. Por ejemplo, el de Fernando Mazuera, construcción de importantes avenidas como las Américas, los puentes de la calle 26 y la carrera 10; el de Jorge Eliecer Gaitán, modernización social y educativa y el de Jorge Gai-tán Cortes con Ciudad Kennedy y otros proyectos de vivienda.

La segunda mitad de la década de los cuarenta re-presenta la confluencia de importantes eventos mundiales y nacionales determinantes para el desarrollo de las ciudades en las siguientes décadas. En el contexto internacional, el fin de la Segunda Guerra mundial (1945) supuso la reconstrucción de las devastadas naciones, la renovación de sus estados y quizá como hecho más relevante, el inicio de las tenciones políticas en-tre el pensamiento capitalista liderado por EE.UU., y el comunista liderado por la U.R.S.S. en la llamada Guerra Fría.

En el contexto nacional, la década de los cuarenta representó una bonanza económica relacionada con la produc-ción cafetera y el crecimiento industrial, lo que permitió contar con recursos para continuar el proceso de modernización; sin embargo, es este período cuando se agudizan las tenciones políticas entre liberales y conservadores el desencadenador de confrontaciones violentas a lo largo y ancho del país. El vil ase-sinato de Jorge Eliecer Gaitán (9 de abril de 1948) fue “la gota que rebosó el vaso” ya que desató la agudización de la violencia en cada rincón de la nación; violencia que no amenguo sino tras el gobierno militar del general Gustavo Rojas Pinilla, seguido por la Junta Militar y el acuerdo político entre partidos para el control alternado del poder político nacional, llamado Frente Nacional que concluyó en 1974. Muchos sostienen que hoy vivimos la vio-lencia allí iniciada aunque con nuevos actores en el conflicto.

En la ciudades, especialmente en Bogotá como princi-pal urbe del país, estos eventos se materializan no sólo con la forzosa reconstrucción de parte de la ciudad tras los hechos del 9 de abril (Bogotazo), sino en fenómenos evidentes para los des-ajusten e incongruencias entre el aparente desarrollo y las graves problemáticas políticas. La violencia y la falta de oportunidades

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en las áreas rurales sumadas a la apetecida prosperidad aparen-te de las ciudades conducen a una nueva fase de inmigración masiva, mucho más fuerte de la anterior. Es así como Bogotá pasa de 1’000.000 de habitantes en 1950 a 1’750.000 en 1960 y a 2’600.000 en 1970.25 En términos de ocupación del territorio esta dinámica de crecimiento es igualmente dramática puesto que, en el período entre 1930 y la actualidad se construyó cerca del 95% de la actual Bogotá.

Ante este panorama el tema de la vivienda cobra im-portancia política fundamental, dada la aguda necesidad de me-didas que atendieran a esta nueva población, convirtiéndose en punto focal de atención, factor redundante en la creación y pues-ta en marcha de entidades estatales como el Instituto de Crédito Territorial (ICT) y el Banco Central Hipotecario (BCH) destinadas casi exclusivamente a atender la demanda de viviendas en tér-minos cualitativos y cuantitativos. Estas entidades desarrollaron su actividad intensamente con destacados proyectos de vivien-da –en términos de planteamiento urbanístico y de concepción arquitectónica tanto como solución de unidad de vivienda como de innovación técnico constructiva– como El conjunto El Polo, de Guillermo Bermúdez y Rogelio Salmona en 1958; el conjunto de la calle 26 con carrera 30, de Arturo Robledo y Ricardo Velásquez, en 1965, y Las Torres del Parque, de Rogelio Salmona, en 1970; por mencionar algunas de las más destacadas.

Lamentablemente los esfuerzos de estas entidades re-sultaron cortos ante la grave problemática, de manera que jamás se logró satisfacer las demandas cuantitativas, aunque se hizo un trabajo muy importante en términos cualitativos. De hecho, hoy, para quienes estudiamos el tema de la vivienda, sus logros representan lo más destacado que se ha realizado en nuestro país en el tema, fuente aún desestimada de lecciones para el hábitat y patrimonio arquitectónico de la nación digno de mostrar en otros contextos.

Naturalmente, esta incapacidad para satisfacer las de-mandas está ligada a la diferencia de ritmos entre las realizaciones

25 Alcaldía Mayor de Santafé de Bogotá. “Instante Memoria Espacio. Mu-seo de Desarrollo Urbano”. Bogotá: Instituto Distrital de Cultura y Tu-rismo. 1998.

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de estas entidades y el aumento acelerado y progresivo de la po-blación; en consecuencia de la demanda de viviendas, aunque la razón de fondo obedece más a una tendencia incoherente, espe-cialmente en términos socioeconómicos y políticos, manifiesta en-tre las políticas de los gobiernos y las necesidades de sus pueblos propia de la realidad latinoamericana y colombiana, plenamente vigentes desde anteriores períodos hasta la actualidad. Podemos constatar esta incoherencia al observar como la mayor parte de las ciudades colombianas se construyó sin la intervención de planifi-cadores ni arquitectos, sino mediante procesos de urbanización informal, conocida como pirata, y de autoconstrucción26 lo cual re-fleja cómo “el sueño de progreso no llegó nunca a presentar alter-nativas validas a los sectores más pobres de la población” como expresa Silvia Arango.

La década de los años sesenta representó un nodo temporal caracterizado por la radicalización de las posturas po-líticas en el plano internacional entre los dos bandos de la Gue-rra Fría, capitalismo y comunismo, que desencadenó en agudas tensiones e incluso en conflictos bélicos en algunos sectores del mundo como Vietnam (1959-1975) y en el contexto latinoame-ricano la Revolución Cubana (1959) y la posterior implantación del estado comunista. Por consiguiente, se da una revolución ideológica y cultural a nivel global de pensamiento anarquista no violento representada en movimientos estudiantiles que cues-tionan radicalmente la situación política internacional; acto se-guido, se dan fenómenos como el Rock and Roll, el movimiento Hippie y el boom del Pop Art.

Ante este panorama bipolar cada nación del planeta debió tomar partido en el escenario de las organizaciones mun-diales “Organización de Naciones Unidas (ONU), Organización de Estados Americanos (OEA)” en los que tanto EE.UU. como la U.R.S.S. buscaban adeptos para propagar su interpretación del mundo, su influencia y su poder mundial; lo que a su vez redun-daba en aumento de su poderío económico. Al mismo tiempo se

26 Se estima que en Bogotá, en la década de los noventa, por lo menos el 50% de las edificaciones existentes eran de origen informal.

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empezó a hablar en el contexto internacional de “tercer mundo”27 y posteriormente, de “Países no Alineados”28 y de políticas de cooperación internacional en pro de la asistencia para el desarro-llo por parte de los países desarrollados. Esta confluencia de elementos sumados al creciente poder de los grupos económicos mundiales generó la promulgación de políti-cas que declaraban apuntar a mejorar la respuesta de los proble-mas sociales de los países, aunque tras ellas siempre estuvo el interés de unos y otros no sólo por expandir su influencia sino por detener el avance del pensamiento opuesto.

Este es el caso de EE.UU. y su relación con Latino-américa. Tras el triunfo de la Revolución Cubana existía en los gobernantes estadounidenses el temor de que el pensamiento comunista se expandiera en el centro y sur del continente; es por esta razón, que se firma el programa para el desarrollo socioeco-nómico de Latinoamérica denominado Alianza para el Progreso (1961-1970) aprobado por la OEA, excepto Cuba, el 17 de agos-to de 1961 en Punta del Este (Uruguay), encabezado por el presi-dente estadounidense John Fitzgerald Kennedy. El plan buscaba “la cooperación y ayuda mutua de los estados firmantes, el re-fuerzo de sus comportamientos democráticos y la redistribución justa de la riqueza obtenida con la inyección económica que pro-curaría la inversión de los 20.000 millones de dólares previstos”. Se dice que “El fracaso de la Alianza tuvo relación con la falta de realización de las necesarias reformas agrarias y fiscales de los países así como en la propia dirección de la política exterior estadounidense, que suspendió determinadas ayudas y abusó del intervencionismo en algunos estados”.29

27 Tercer mundo: término extraído durante la Guerra Fría que se refiere a los países en vías de desarrollo. Lo componían los países menos desarrollados en materia económica y tecnológica, que no pertenecían a ningún bloque. Ideada por el escritor marxista originario de La Martinica Frantz Fanon, la expresión implicaba connotaciones negativas, y no siempre fue acepta-da por los países involucrados. Microsoft ® Encarta ® 2007.

28 Países no Alineados: agrupación de estados que, durante la Guerra Fría, no tenían alianza formal con ninguno de los dos bloques hegemónicos. Microsoft ® Encarta ® 2007.

29 Microsoft ® Encarta ® 2007.

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También podemos señalar al parafrasear a Fique30 como: en el sistema internacional los actores tradicionalmente con-siderados han sido los Estados, sin embargo, es indiscutible que la acción de otros actores tales como las transnaciona-les, los organismos no gubernamentales y los organismos multilaterales generan gran cantidad de flujos e intercam-bios internacionales, económicos y sociales, que, además de las consideraciones políticas, hacen parte fundamental del sistema de relaciones internacionales de manera que Los grandes beneficios económicos conjuntos proporcionados por los movimientos internacionales de capital, bienes y tra-bajo darán a los actores dominantes motivos para modificar o reconstruir los regímenes internacionales y así restaurar y conservar su eficacia en la satisfacción de esas demandas. En este sentido, los actores dominantes han configurado y transferido paradigmas políticos y económicos globales. Es así como estos actores han intervenido el orden político mundial y local para adecuarlo a sus intereses económicos; la estrategia fundamental en estos paradigmas es la reduc-ción del Estado para ampliar los mercados y de esta manera abrir nuevos escenarios de operación para la reproducción del capital.

Es muy importante subrayar las palabras de Fique ya que existe íntima relación entre las políticas estatales enunciadas como salvaguardas para atender las demandas de la población y la influencia de los grupos económicos. Los eventos determi-nantes para el desarrollo de ciudades como Bogotá nos permiten constatar que tras determinaciones y políticas públicas subyace la intención de beneficiar intereses privados. Este aspecto resul-ta relevante porque permite hallar la explicación a muchas de las cuestiones aquí planteadas, donde las contradicciones parecen no encontrar explicaciones directas y es necesario leer entre lí-neas, intencionalidades tras los actores directos o indirectos en los escenarios de toma de decisiones.

30 Fique, L. (2006). Vivienda Social en Colombia. Bogotá: Facultad de Artes Universidad Nacional de Colombia.

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Uno de los mejores ejemplos se da precisamente en el problema de la vivienda con la inserción de políticas económicas nacionales, durante la década de los setenta, que correspondie-ron a las recomendaciones de la banca internacional.

Una de las más importantes consistía en el reforza-miento de la industria de la construcción, con miras a una doble solución. Por un lado, de creación de empleos para mano de obra no calificada y por el otro, el impulso a la industria de la construcción que apuntaba al crecimiento económico del país. Para su puesta en marcha se dispuso la implementación del sis-tema financiero conocido como UPAC, destinado a la captación de ahorro y su destinación hacia la industria privada de la cons-trucción, que se encargó del problema de la vivienda, mientras sustituían a las desaparecidas, o a punto de desaparecer, enti-dades estatales encargadas hasta ese momento del tema.

Durante su vigencia, esta medida redundó en la acu-mulación de grandes capitales en manos de unos pocos cons-tructores, gracias a que simultáneamente controlaban las fuen-tes de financiación y la construcción de viviendas, a través de entidades de ahorro y crédito.

Naturalmente esto trajo como consecuencia que la vi-vienda se convirtiera desde entonces y hasta ahora en un nego-cio rentable, como debe ser. Lo anterior, tiene múltiples implica-ciones, pero para citar las necesarias aquí, podemos decir que siendo negocio se busca disminuir costos y aumentar ganancias y no necesariamente debe poseer características urbanas o ar-quitectónicas de alta calidad. En palabras de uno de los entre-vistados para esta investigación dedicado a la construcción de proyectos de vivienda y centros comerciales “lo importante para el gestor del proyecto es que se venda bien, esto es rápido y con buenas ganancias”.

También se presenta lo llamado por los estudiosos de temas económicos desviación de la producción de viviendas ha-cia los sectores solventes de la demanda; por ende, que sólo pueden acceder a vivienda personas con capital suficiente para contraer obligaciones financieras; a su vez implica para los sec-tores de menores ingresos el bloqueo al mercado formal y la

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obligación de ingresar al informal, mientras son las personas con mayor interés de adquirir vivienda y el grueso de la población.

Se puede afirmar que en relación con sus rasgos ge-nerales, las actuaciones determinantes de la ciudad hoy, espe-cialmente en términos de vivienda, poco han cambiado; es decir, que en las últimas décadas han cambiado de nombre o han asu-mido nuevos discursos, pero en términos generales mantienen sus aspectos fundamentales y –vía de aperturas económicas y racionalidades de desarrollo– continúan acentuándose con muy contadas excepciones.

Hoy, Bogotá es la ciudad más grande de Colombia y el principal centro político, comercial, industrial y cultural del país, además de ser una de las zonas metropolitanas de rápi-do crecimiento de Sudamérica con una población cercana a los 8´000.000 habitantes y tener el reconocimiento internacional nuevamente vigente como la Atenas Suramericana.

Al respecto, podemos observar como en los últimos 15 años, Bogotá desarrolló procesos interesantes, en cuanto a su desarrollo como ciudad, liderados por los gobiernos distritales de este período, reflejados en una gran cantidad de infraestructuras y ambiciosos proyectos, como el del sistema distrital de parques (Parques Para Aprender a Vivir), el sistema distrital de bibliotecas (Bibliored), la implementación del sistema de transporte masivo (Trasmilenio), la reestructuración del sistema educativo distrital, las grandes obras de espacio público en plazas y andenes, y en conjunto las múltiples campañas de Cultura Ciudadana.

A partir de estas y muchas otras intervenciones, que propenden, por lo que el ex alcalde Enrique Peñalosa llamó “una ciudad competitiva” a Bogotá, que se convierte en punto de re-ferencia protagónico en el contexto latinoamericano y le significa hasta hoy ser considerada modelo a seguir en muchos temas y en muchos lugares. Así lo demuestran ejemplos concretos como la implementación del sistema de transporte masivo “Transmi-lenio” en muchas ciudades del país, o la cada vez más popular práctica del “día sin carro” o “día de la bicicleta” cuya populari-dad en este lado del mundo se le atribuye en gran medida a esta administración.

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Foto 2. Sistema de transporte masivo. Fuente: Alcaldía Mayor de Bogotá

Sin embargo, Bogotá es una ciudad típicamente latinoamerica-na, llena de contrastes, que nos presenta características parti-culares, lo cual la carga de especificidades determinadas por la permanente condición de umbral; es decir, por su naturaleza ple-gable donde, por ejemplo, en lo concerniente a la variable tele-mática, coordenada fundamental del mundo actual, está vigente la comunicación rural pero sobrepuesta a ella se instauren sofis-ticadas tecnologías de comunicación, es decir una transición.

El POT de Bogotá como marco de referencia En efecto, en tiempos recientes, como ciudadanos y como es-tudiosos de la ciudad y la arquitectura, hemos sido testigos y partícipes de cambios fundamentales sumamente valiosos en relación con la forma como se piensan y planifican nuestras ciu-dades; de su relación con la problemática ambiental y de ma-nera más amplia, con el tema de la sostenibilidad, que toma un nuevo interés y cobra mayor importancia.

Podemos atribuir este cambio a la preocupación mun-dial sobre el tema de los asentamientos humanos31 que afecta todas las escalas, estamentos y niveles socioculturales en cada

31 Definido extensamente en la conferencia de la ONU sobre asentamien-tos humanos “Habitat II”.

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país, región y ciudad. Como consecuencia, el Estado colombia-no, en el marco de la Constitución Política Colombiana de 1991 y puntualmente los recientes gobiernos distritales, ha hecho un im-portante esfuerzo en este sentido, para dar origen y desarrollo a los Planes de Ordenamiento Territorial (POT), con el fin de poner en marcha nuevos principios que “guíen la forma de organizar la ciudad y sus alrededores”.

Es precisamente el POT de Bogotá un punto funda-mental de partida de este trabajo, reconociendo en él, un avance en la forma como se ve, valora y planea la ciudad; imaginándola y proyectándola a futuro, a mediano y largo plazo partiendo de una organización por piezas y sistemas que de acuerdo con las políticas estatales deben “integrar y consolidar los tejidos urba-nos como grandes, medianas y pequeñas piezas propendiendo por el futuro deseable de la ciudad y su entorno”.32

Con el ánimo de asumir una postura crítica constructiva detengámonos en el POT, en lo concerniente a su planteamiento inicial (1998) y posterior implementación hasta su más recien-te revisión (2004).33 En su planteamiento inicial este documen-to estructura la ciudad a partir de piezas urbanas, entendidas como espacios territoriales en áreas definidas, donde se debe consolidar una función específica dentro de la organización de la ciudad. Es así como se definen seis piezas urbanas: ciudad norte, tejido residencial sur, tejido residencial norte, centro me-tropolitano, borde occidente, ciudad sur, y sistemas como: vial, transporte, servicios públicos, equipamientos y espacio público construido, a los cuales se les asigna el papel de articuladores e integradores de las piezas urbanas.

Es aquí donde retomamos la valoración crítica que hace Fernando Viviescas34 sobre la forma como el POT concibe

32 Ley 388 de 1997. 33 Se toma especialmente esta versión inicial del POT, pues fue la aplicada

hasta hace apenas cuatro años, cuando se revisó esta estructura por pie-za, para sustituirla por una nueva guiada por las centralidades, lo cual se explica más adelante.

34 Viviescas, M. F. (2000). Por el desarrollo sostenible de Bogotá y la Saba-na, una aproximación crítica al Plan de Ordenamiento Territorial POT. Ponencia presentada en el seminario “El Futuro Ambiental de Bogotá y la Sabana”. Bogotá: Fescol y Fondo FEN. 2000. p. 27.

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y estructura la ciudad, por medio de piezas y sistemas; de ma-nera que se planifica de una forma fragmentada y segregante (crítica hecha por el POT, en su documento técnico de soporte sobre la manera como la ciudad se venía planificando en tres piezas urbanas y en su implementación, sólo que ahora no son tres piezas, sino seis). La crítica se enfoca principalmente a:• La falta de políticas estructurantes que integren verdadera-

mente las piezas urbanas y no dejen esa integración solamen-te en el papel que puedan desempeñar los sistemas.

• La vivienda como factor dinamizador de la ciudad, que a pesar de ser contemplada como política estructurante en el POT, se implementa de forma asimétrica en las diferentes piezas urbanas; lo que genera el abandono y deterioro pro-gresivo de algunas zonas de la ciudad.

• Las políticas ambientales no integran el soporte ambiental de la ciudad ni lo ponen al centro de la vida urbana, especialmente en lo concerniente a los cuerpos de agua y los cerros orienta-les (se continúa integrando marginalmente sólo a la ciudad).

• Por un lado, la segregación continúa manifestándose en la planeación, en el imaginario colectivo y en la implementa-ción y desarrollo del POT. Esto se refleja en la implementa-ción de las políticas de vivienda, especialmente en la oferta de vivienda para sectores populares, situada en lugares es-pecíficos de la ciudad donde a los sectores populares se les ubica en sitios sólo para ellos y en la segregación que se hace de los cuerpos de agua; en el caso de la cuenca del río Tunjuelito y Río Bogotá se les asigna el papel de borde de la ciudad, una especie de culata de la capital.

Por otro lado, sabemos que tradicionalmente la forma como ha crecido, planeado y desarrollado Bogotá, ha tenido componen-tes y características como -presentes en el imaginario colectivo y en el accionar de los ciudadanos, el Estado y el sector privado- la ausencia de una relación armónica, respetuosa y sostenible con el soporte natural; además de la exclusión y la segregación en lo espacial, y también la forma de ocupar el territorio, lo socioeconó-mico, la posibilidad de disfrute de la ciudad, los servicios etc. Por lo tanto, las acciones e intervenciones privadas mal manejadas y acciones equivocadas del Estado, han llevado a que se ocupe

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el territorio inadecuadamente, de forma desordenada, ausente de articulación a políticas claras y de acuerdo exclusivamente al nivel socioeconómico.

En la conjunción entre estos dos elementos encontra-mos que la estructura urbana actual de Bogotá, después de casi dos décadas de aplicación del POT –incluido en ella, especial-mente, el imaginario creado por la existencia y funcionamiento de las piezas urbanas– está soportada básicamente en la exclu-sión. También el ámbito medioambiental puede ilustrar no sólo la eficacia que tiene la actitud segregante, vista en estos términos como componente de la política en la ciudad, sino las tremendas consecuencias que acarrea para la sostenibilidad del desarrollo de la metrópoli capitalina; por ejemplo, en la segregación que en la historia de la planeación urbana de la capital se ha ejercido sobre el río Bogotá y todo el sistema hídrico y natural del cual él es el elemento central”.35

Podríamos afirmar que mientras el soporte ambiental, áreas de bosque, áreas verdes, parques metropolitanos, que-bradas, ríos y cuerpos de agua, y los demás temas relevantes de la ciudad no sean en la realidad practica parte de un sistema y eje estructurante de la ciudad, continuaremos construyendo una ciudad segregante, excluyente y sin posibilidad de hacerla sostenible hacia el futuro.

En aspectos espaciales y socioeconómicos, la segre-gación se hace evidente mientras no sea posible garantizar el disfrute por parte de todos los ciudadanos a los equipamientos, espacios públicos, espacios de recreación, infraestructuras y servicios de transporte, al igual que en planes de inversión des-iguales para todos los ciudadanos. En su conjunto, estas condi-ciones determinan la calidad de la vida urbana, de manera que la segregación está presente cuando la participación en ellas es di-ferente de acuerdo con los diversos sectores socio-económicos que constituyen la ciudad.

En los sectores de bajos ingresos, las condiciones ur-banas como se encuentren provocan una participación segrega-

35 Viviescas, M. F.. Por el desarrollo sostenible de Bogotá y la Sabana, una aproximación crítica al Plan de Ordenamiento Territorial POT. p. 27.

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da y una tendencia hacia la auto-subsistencia, lo que implica una integración a nivel de comunidades “urbanas” y una segregación en la vida de la ciudad”.36 Si alguien no tiene condiciones míni-mas de existencia no puede convertirse en ciudadano, por ende el ejercicio de la Sociedad Civil; es decir de la Civilidad quedará limitado a grupos de élite con racionalidades excluyentes.37

Los ciudadanos de mayores ingresos se ubican hacia el norte; a su vez, son claramente identificables las extensas zo-nas de pobreza en la ciudad, ubicadas especialmente hacia el sur de Bogotá, hacia el río Tunjuelito y río Bogotá y hacia la pe-riferia. Generalmente en estos terrenos la tierra es inadecuada para la construcción, zona de riesgo por inundación o desliza-miento o exceden la cota de servicios; obtienen déficit en canti-dad y calidad de equipamiento urbano, servicios, accesibilidad e inversión.

Ilustración 2. Piezas urbanas de Bogotá en el POT. Fuente: POT de Bogotá.

En efecto, en el marco mundial de una nueva mirada a la ciudad y de la incorporación del concepto de sostenibilidad a las políticas de desarrollo de las urbes, el planteamiento, concepción, desa-

36 Centro de Planificación Urbana (CPU), de la Universidad de los Andes de Bogotá, Vivienda Como Factor del Desarrollo Urbano.

37 Gómez de Mantilla Luz Teresa. Habitar, habitación, habitable, hábito, habitus.

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rrollo e implementación del Plan de Ordenamiento Territorial de Bogotá es un enorme avance en la forma como se concibe y se hace la ciudad. En este sentido, incorpora una nueva concepción en la manera de ocupar el territorio, busca ejes estructurantes para la ciudad, propende por la inclusión y la desfragmentación de la capital.

Sin embargo, se retoma el concepto de sostenibilidad en lo ambiental y se lo lleva al campo de lo humano, en la bús-queda de una ciudad más democrática en lo espacial, lo social, en la posibilidad del uso y disfrute que la ciudad hace a sus ha-bitantes constituyéndose como “la posibilidad de inaugurar un soporte fundamental de nuestra re-institución como sociedad y en el aporte esencial para que las generaciones futuras no ten-gan que partir de cero en la constitución de su contrato social en términos de democracia, de equidad, de justicia y de relación positiva con la naturaleza. La base de nuestra sostenibilidad”.38 Esto significa un gran cambio político, en la medida como se busca un territorio equilibrado y sostenible.

El POT y sus políticas generales en la perspectiva de consolidación de la red de ciudades Es importante revisar la manera cómo en su planteamiento el POT se constituye como el organizador y director de la ciudad. El POT es la norma mayor de planeación de una ciudad co-lombiana; por lo tanto, es a través de ella que se determinan aspectos fundamentales como la inversión pública, la inversión privada, las bases para que los ciudadanos accedan a la vivien-da, los servicios públicos y las vías y los equipamientos. En este sentido, a partir de la previsión y definición del futuro, el POT acepta ser el mecanismo orientador del desarrollo de la socie-dad y el crecimiento de la economía para democratizar la ciu-dad cada vez más. Para tal fin establece que esto se realizará con una serie de decisiones que “deben tomarse de manera conjunta entre los ciudadanos y los planificadores que elaboran las normas”, es decir, que se constituye como una “herramienta

38 Viviescas, M. F. Por el desarrollo sostenible de Bogotá y La Sabana, una aproximación crítica al Plan de Ordenamiento Territorial POT. Op. cit. p. 8.

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de convivencia urbana” en tanto debe ser un “punto en común” para orientar el desarrollo físico, social, ambiental y económico de la ciudad.

Por lo anterior, el POT determina, a través de reglas y normas, el conjunto de objetivos, proyectos y actuaciones en las siguientes cuestiones:• Hacia dónde puede crecer o expandirse en términos de am-

pliación de los territorios.• Cuáles son las zonas que deben ser protegidas para evitar

tragedias o para cuidar el medio ambiente.• Cómo va a ser la relación con la región y las ciudades veci-

nas.• Dónde se ubican los polos de desarrollo.• Qué actividades pueden ser desarrolladas en cada sitio.• Dónde y cómo deben ser sus vías, transporte público, par-

ques, servicios públicos, e infraestructuras complementarias.• Cómo será la ciudad en los próximos veinte años.Es así como plantea una estrategia de ordenamiento territorial a partir de una visión compartida de la ciudad región Bogotá-Cun-dinamarca, y busca trabajar de la mano con el departamento. Lo anterior, para sumar fuerzas en temas fundamentales como la movilidad, el abastecimiento de agua, temas medioambientales, vivienda de interés social y otros, como parte de una política ac-tiva de región, a través de tres principios básicos: • La protección y especial cuidado de la naturaleza y del am-

biente, por medio de la estrategia de ordenamiento llamada estructura ecológica principal.

• El mejoramiento de vías de transporte, servicios públicos y servicios complementarios necesarios para mejorar la calidad de vida, educación, salud, recreación, con la estrategia de or-denamiento llamada estructura funcional y de servicios.

• La integración de la gente y las actividades tanto en la ciu-dad como en la región, por medio de la estrategia de or-denamiento llamada estructura socioeconómica y espacial, donde se plantea la creación de una red de ciudades en el ámbito regional y una red de centralidades en Bogotá.

En lo concerniente a este trabajo es necesario ampliar estos principios y sus correspondientes estrategias buscando relacio-

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narlas con los temas aquí estudiados. Es posible mencionar en primer término como la estrategia referida a la estructura ecoló-gica principal correspondiente a la reflexión que en términos de hábitat se hace a propósito del tema medio ambiental-ecológico, planteado en términos de sustentabilidad, refiriéndose a la ma-nera como actuamos frente al soporte natural. Más adelante, se profundiza este tema como parte de la conceptualización misma del hábitat. Sin embargo, es pertinente enunciar la interpretación dada en este trabajo a la acción de habitar, ya que obedece a la noción de morar planteada por Martín Heidegger39 donde la con-dición para un verdadero morar es “el tratar con consideración” el lugar de hábitat.

Esta estrategia del POT plantea que la estructura eco-lógica principal es la base del ordenamiento del distrito y la re-gión y está conformada por el conjunto de áreas naturales fun-damentales para “construir un equilibrio entre lo construido y lo natural”. De igual forma, se plantea que el Distrito busca comu-nicar las áreas verdes donde existen sectores valiosos desde el punto de vista ecológico (cerros orientales, humedales, sistema hídrico y parques urbanos) y conservar la vegetación y la fauna para propender este equilibrio.

También se observa cómo la estrategia referida como estructura funcional y de servicios, que en el POT alude a los sistemas o redes,40 se relaciona de manera directa con la acción misma del habitar a la manera de elementos prácticos, depen-diendo de su excelencia, e inciden de manera positiva o negativa en la calidad de vida de los ciudadanos. Según el POT, La es-tructura funcional y de servicios está conformada por: 1. Sistema de movilidad que integra los distintos medios de

transporte (transporte público masivo, transporte privado, ci-clo rutas, peatonales, etc.) e incluye la infraestructura necesa-ria para su buen funcionamiento de las vías.

39 Heidegger, M. (1994). Construir, morar, pensar. Conferencia y artículos. Barcelona: Serbal.

40 Término acuñado para las actividades cotidianas de la población como movilizarse, entretenerse, recrearse, disfrutar de servicios públicos, apro-vechar los equipamientos disponibles, adquirir bienes y servicios, etc.

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2. Sistema de equipamientos conformado por los edificios des-tinados a alojar los servicios necesarios para ofrecer todo aquello que permite desarrollar las actividades de los habi-tantes, como guarderías, colegios, universidades, bibliotecas, hospitales, templos, museos, teatros, centros de atención a los ciudadanos, salones comunales, etc.

3. Sistema de espacio público que reúne elementos de carác-ter plenamente público como parques, plazas, vías, andenes, alamedas y zonas verdes; además de elementos de carácter privado y comprometidas con lo público como fachadas, ante-jardines y cubiertas. Este sistema se establece como el esce-nario primero que permite la interacción de los ciudadanos.

4. Sistema de servicios públicos referido a las redes de servicios (acueducto, alcantarillado, electricidad, telefonía, gas, mane-jo de basuras, etc.) necesarias para el buen funcionamiento de la ciudad en cada una de sus escalas.

Finalmente se presenta la estrategia denominada estructura so-cioeconómica y espacial que para este trabajo es necesario de-sarrollar con detalle. Al respecto, es necesario mencionar que según el POT, Bogotá está compuesta por un centro histórico con un carácter administrativo-gubernamental, que funciona como el corazón de la ciudad y por “zonas especiales que, en el tiempo, se han consolidado concentrando actividades como servicios, oficinas, equipamientos, industrias y especialmente comercio denominadas centralidades”, donde se localizan las más importantes actividades económicas a la manera de ca-denas entre productores, comercializadores y compradores. El POT contempla bajo el enfoque de descongestionar el centro y buscar “garantizar la localización equitativa de los servicios y ac-tividades dentro de las diferentes áreas urbanas”, consolidar las centralidades existentes y promover el desarrollo de nuevas cen-tralidades. Estas centralidades se conectarán a través de nuevas vías que facilitan no sólo la articulación entre ellas, sino también con la región y en un siguiente nivel con la red de ciudades.

El POT plantea que el objetivo de consolidar esta red de centralidades es “integrar y conectar las actividades que hoy están dispersas, concentrar las empresas y negocios en estos sectores y reducir el tiempo de los desplazamientos entre los si-

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tios de vivienda y los de trabajo, compras y diligencias”. De igual forma, clasifica las centralidades dependiendo de su potencial de actuación en la red de ciudades así:

Aquellas donde se hacen negocios y trabajos que per-miten la integración nacional e internacional como el caso del centro histórico, centro internacional, centro financiero de la calle 72 y el aeropuerto.

Las que permiten la integración con la región, como en el caso de la operación estratégica centralidad Corabastos.

Las que favorecen la integración al interior de la ciudad o entre sus sectores, como la centralidad de Las Américas.

Esta red de centralidades se complementa con otras zonas de la ciudad que reúnen sitios de trabajos o equipamien-tos, llamadas centralidades zonales o locales, que por su tama-ño no se definen en el POT sino que se determinan en las UPZ (Unidades de Planeación Zonal).

Con el fin de concretar la estrategia de ordenamiento territorial y sus tres estructuras en un esfuerzo por llevar la teoría a la práctica, se plantean acciones particulares. Estas son: las operaciones estratégicas, los programas o proyectos prioritarios y los instrumentos de planeación, gestión y financiación. Cada una de estas estrategias se refiere de una u otra manera a las tres estructuras de ordenamiento, pero aquí trataremos de identi-ficar los aspectos pertenecientes directamente a la estructura de ordenamiento socioeconómica y espacial, dado que concierne directamente al tema de estudio.

En cuanto a las operaciones estratégicas, a partir de donde se determinan prioridades de inversión buscando que es-tas se concentren en los sitios claves de la ciudad en términos de consolidar la ciudad-región, se presentan diferentes tipos (vías, parques, infraestructuras) de manera que, a través de planes zo-nales se detalla el planteamiento de algunas zonas de la ciudad (usos, tratamientos, criterios). Estas operaciones corresponden especialmente con la red de centralidades, localizadas en pun-tos estratégicos para buscar el mayor impacto posible, concen-trándose en las áreas consideradas de mayor oportunidad.

En cuanto a los proyectos y programas prioritarios, de-finidos como temas que agrupan acciones y propuestas específi-

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cas, en aspectos como movilidad, servicios públicos, infraestruc-turas dotacionales, se plantea el fortalecimiento y mejoramiento del centro de la ciudad y de la red de centralidades, el aumento del comercio nacional e internacional por medio de mejores co-municaciones y ante todo el aumento de la competitividad.

Ilustración 3. Las unidades de planeamiento zonal-UPZ. Fuente: Alcaldía Mayor de Bogotá.

En el siguiente nivel se encuentran los instrumentos de planea-ción y gestión y se plantean como herramientas de uso individual o en forma combinada para ayudar a la gestión urbanística y

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contribuir con la adquisición de recursos en búsqueda de la ar-ticulación del sector privado con el sector público, detallando la planificación y regulando los precios del suelo. Estos instrumen-tos, se clasifican en tres grupos:• Instrumentos de gestión urbana, según políticas.• Instrumentos de planteamiento.• Instrumentos de gestión del suelo.Finalmente, se encuentran las normas urbanísticas, las cuales parten de la diferenciación entre lo público y lo privado. Las nor-mas se dirigen especialmente a establecer las reglas de juego con las cuales se orientan y regulan las inversiones, las interven-ciones y las actividades en el territorio de la ciudad, atendiendo a las particularidades de cada zona, buscando coherencia con la estrategia de ordenamiento. Lo anterior, supone la búsqueda de relaciones armónicas entre los ciudadanos, abogando por establecer una vocación clara y adecuada en los usos del suelo en términos de coherencia con los propósitos del POT. Las nor-mas urbanísticas, se determinan mediante los instrumentos de planeamiento, entre ellos, uno de los más importantes es la UPZ (Unidad de Planeación Zonal).

Bogotá y la relación centralidades-hábitat como problema de estudio El presente numeral describe el problema específico de la inves-tigación planteado en términos de la relación hábitat–centralidad en el contexto particular de Bogotá, estableciendo la relación dada entre los tres elementos aquí conjugados, estos son: el hábitat ur-bano contemporáneo, el concepto de centralidad y finalmente los centros comerciales. Y así, concluir en una primera aproximación al estudio de caso (centralidad las Américas en Bogotá).

Bogotá inmersa en el juego de la competitividad Hasta aquí hemos planteado el contexto general del tema principal de este trabajo y podríamos enunciar, a manera de síntesis, que el desarrollo histórico de las ciudades nos conduce al “el juego de la competitividad” en el marco de la construcción de las ciudades globales. Las dinámicas económicas a nivel mundial enfocadas hacia los flujos de capitales han llevado a que las ciudades estén

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inmersas en ellos, de manera que, sin importar el estatus alcanza-do, se establecen como nodos de mayor o menor “importancia” en la red mundial de ciudades en plena construcción.

Este juego plantea que el estatus máximo de aspiración es el de ciudad global; sin embargo, es un privilegio reservado para unas pocas ciudades ubicadas en los países desarrollados. De manera que cada ciudad se inserta en este juego en dos niveles; contribuye a consolidar las ciudades de estatus supe-rior, en tanto depende de ellas para su evolución, pero a su vez centraliza actividades en su contexto inmediato, mientras crea dependencias en ciudades más pequeñas. Aunque se trata de una relación donde la ciudad de menor estatus depende de la de mayor estatus y viceversa, no obstante, el rasgo determinan-te es que la de mayor estatus es un escenario de gestión, y toma de decisiones, esto hace la gran diferencia.

En efecto, el tema de la construcción de las ciudades globales41 es la lógica hoy impuesta en prácticamente todas las ciudades del mundo y determina en gran medida las acciones y el rumbo perseguido, al tratar de entrar en el juego de la compe-titividad donde el aspecto fundamental para posicionarse es la manera como cada ciudad actúa frente al sistema capitalista; es decir, la capacidad para seducir la inversión y el flujo de capitales en distintos ámbitos (banca, turismo, industria, actividad empre-sarial, investigación, etc.).

Según lo anterior, este aspecto en un rol contextualiza-dor en espacio y tiempo, tanto global como local, planteado en términos de construcción, ya que se refiere a la idea de ciudad global como una “meta” perseguida en la actualidad por las de ciudades del mundo sin importar el nivel donde se encuentren en el camino hacia ella o la jerarquía que tenga en la red de ciudades. Considerando que es posible establecerse como un

41 En su libro La globalización imaginada (p. 167) Nestor García Canclini define ciudad global como “aquella que mantiene vínculos, relaciones y un alto grado de interdependencia con otras ciudades, países o regiones en el sistema capitalista” y afirma también que “Para ser global, se ne-cesita: a) fuerte papel de empresas transnacionales, especialmente orga-nismos de gestión, investigación y consultoría; b) mezcla multicultural de pobladores nacionales y extranjeros; c) prestigio por la producción de élites artísticas y científicas; y d) alto número de turismo internacional”.

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punto especializado de servicios que favorece la consolidación de las ciudades protagonistas en el tema. De esta forma, cada ciudad participa en el juego y plantea estrategias y planes a su interior que buscan elevar su estatus consolidándose cada vez más como centralidad regional.

Ilustración 3. Las ciudades en el juego de la competitividad. Fuente: Mónica Cortés B.

En el caso de Bogotá una de las estrategias más importantes planteada es la de crear o reforzar las centralidades de distintas jerarquías a su interior. En gran medida esto supone que conso-lidar una red de nodos, centralidades, al interior de la ciudad faci-lita la conexión a nivel regional; a su vez mejora las posibilidades de la ciudad para posicionarse en la red de ciudades a escala nacional, continental y en un siguiente nivel a escala mundial.

En este escenario, Bogotá se posiciona como una me-trópoli que de continuar con su tendencia actual y pese a las optimistas perspectivas planteada por el POT y los significativos avances de los últimos años, tiende a convertirse en una mega-lópolis asimilable a ciudades como México D.F. o Sao Paulo, lo que significa que el estar inmersas en el fenómeno de globaliza-ción mundial no se manifiesta en su crecimiento económico, sino en la acentuación de conflictos sociales plenamente vigentes hoy como la inequidad, desequilibrios, segregación y marginalidad.

Las actuaciones del presente pueden determinar cómo Bogotá afrontará las situaciones críticas, especialmente en térmi-nos de gobernabilidad, propias de una megalópolis. Reiteremos

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que estos problemas son ocasionados por la excesiva superficie, sobre todo por la difícil comprensión de este hecho en referencia a un nueva idea de ciudad diferente a la tradicional; por ende, im-plica nuevos problemas y nuevas soluciones; es decir, que ante la nueva realidad los conceptos heredados del pasado terminan por ser inválidos y es necesario renovar la forma de verlos.

Bogotá a través del POT se propone construir un esce-nario prometedor donde, de manera coherente con la exigencia competitiva del juego, plantea la “construcción compartida de la región Bogotá-Cundinamarca” y pasar de un modelo cerrado a uno abierto respecto al ordenamiento del territorio donde es nodo principal de la red de ciudades presentes en su entorno; lo más interesante es que se plantea la necesidad de articular no sólo las ciudades de su entorno inmediato sino, vía virtual, ciudades distantes a nivel nacional e internacional.

Centralidades-hábitat reflexión a propósito de su relación en el contexto de Bogotá Sin duda ya existe el reconocimiento de pertenecer a una red de nodos interdependientes que conviene consolidar, mientras plantea una evolución significativa en términos de comprender los nuevos retos si se desea continuar hacia el fortalecimiento de un liderazgo a nivel nacional y global. De hecho el POT en su política de competitividad (artículo 8) plantea unas directrices que apuntan en este sentido, de las cuales destacamos la de “Fortalecer el Centro para el intercambio en sus distintos nive-les y escalas y a las centralidades como espacios de atención en la escala zonal de bienes y servicio distintos a los del centro tradicional regional para integrar y cohesionar las comunidades a esta escala”. Esta directriz reafirma la importancia de la red de centralidades para la ciudad.

Si se considera la importancia y responsabilidad que el POT le confiere a las centralidades, se debe reflexionar en cómo se articulan a las otras políticas en referencia a que son elemen-tos estructurales que le permiten proyectarse mundialmente además de favorecer la organización y el funcionamiento de la ciudad, deberían ser tenidas en cuenta integralmente como ele-mentos protagónicos para cada una de ellas. Al respecto, es ne-

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cesario mencionar que a lo largo del POT el tema centralidades se enuncia en otras políticas o sistemas; sin embargo, el cuestio-namiento se orienta a la posibilidad de no contar con una lectura suficientemente coherente con la realidad presente bajo la cual se observen con atención las relaciones existentes entre los ele-mentos involucrados, especialmente si se centra la atención en la relación del tema hábitat- vivienda y la idea de centralidad.

Ilustración 4. Red de centralidades.Fuente: Alcaldía Mayor de Bogotá.

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Esta realidad, tras más de una década de aplicación del POT, nos presenta algunos síntomas para intuir falencias al respecto, tanto en la perspectiva como en los planteamientos al momento de abordar su planificación; lo anterior, parece indicar la ausen-cia de una lectura coherente que dé cuenta de la correlación allí manifestada. En efecto, hoy se presentan múltiples situaciones conflictivas asociadas a las centralidades existentes en la ciudad, que afectan al sector público y al privado; es decir, al conjunto de los ciudadanos, principalmente relacionadas con: • Incompatibilidades y conflictos en los usos del suelo.• Serias dificultades en movilidad en todas sus modalidades.• Inadecuada utilización del espacio público (invasión, dete-

rioro y dificultades en el manejo de basuras).• Disminución de la competitividad asociada a problemas en

la productividad aparentemente generada por el desorden reinante.

• Pérdida del sentido de pertenencia.• Efectos negativos sobre las zonas residenciales (desplaza-

miento, transformación no regulada, etc.)• Contaminación ambiental (visual, auditiva, atmosférica, etc.)• Desequilibrio entre la oferta de infraestructuras comerciales

y demás servicios complementarios (educación, salud, re-creación, etc.)

Naturalmente las centralidades, como lo define el POT “zonas especiales que, en el tiempo, se han consolidado concentrando actividades como servicios, oficinas, equipamientos, industrias y especialmente comercio” tienen una dinámica muy fuerte que termina por afectar positiva y negativamente el contexto donde están insertas; sin embargo, estas situaciones conflictivas indi-can inequívocamente que es necesario cuestionar acerca del as-pecto o aspectos que generan estos signos conflictivos, para lo cual necesariamente debemos buscar más allá de ellos y tratar de encontrar dónde se da el desajuste esencial, cuál es el aspec-to determinante como problemático, o dicho de otra manera cuál es la raíz del problema.

Como punto de partida propuesto para este trabajo plantearemos la siguiente hipótesis: El fenómeno centralidades es un claro ejemplo del desajuste entre una realidad determina-

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da enmarcada en el contexto local y la estructura teórica con la que trata de entenderse, en tanto que presenta múltiples aspec-tos que no parecen haber sido tenidos en cuenta al momento de plantear los mecanismos de planificación, intervención y re-gulación pertinentes a ella como lo demuestra el hecho de que estos mecanismos al operar, no han logrado incidir adecuada y suficientemente, en términos de mejoramiento constante en cali-dad de vida, sobre el territorio.

En términos generales se puede afirmar que la ciudad de hoy tiene una dinámica compleja a la cual no es posible res-ponder con el clásico modelo teórico predominante en la actuali-dad o al decir de Emilio Roger Ciurana “Un pensamiento que tra-te de ser coherente con la realidad debe situarse al nivel que esa realidad le pide. No podemos pensar fenómenos complejos con principios simples, no podemos pensar problemas nuevos con métodos viejos”. Esta tesis, donde coinciden reconocidos auto-res contemporáneos como Edgar Morin, Castoriadis y Enrique Leff, analistas en las últimas décadas del presente de las ciuda-des, nos permite abordar de manera general la metodología de la investigación propuesta en el capítulo tres de este trabajo.

En efecto, podemos constatar en el día a día que las ciudades entendidas, más allá de lo meramente físico espacial, como el constructo cultural más notable en lo humano han cam-biado considerablemente en todo sentido a un ritmo cada vez más acelerado mientras modifican a su vez la cotidianidad de los habitantes; es decir, sus hábitos y por lo tanto su manera de habitarla, lo que sin duda obliga a cuestionar a propósito de la manera como hasta ahora se ha tratado de entender.

Este trabajo se propone abordar esta cuestión a la luz de dicha tesis, realizando un estudio de caso, donde es evidente que la dinámica compleja de transformación de las ciudades del contexto colombiano actual, resulte imposible de explicar desde dicha racionalidad. Dadas estas circunstancias, resulta pertinen-te preguntarnos si es posible plantear otra racionalidad capaz de leer con juicio esta realidad, posibilitando ejercicios de interven-ciones coherentes y consecuentes con ella en tanto que propen-dan por armonizar y orientar estas dinámicas incidiendo positiva-mente en la calidad de vida de los habitantes de la ciudad.

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Sin duda, este cuestionamiento resulta extremadamen-te extenso pues propone emprender la construcción de un nuevo marco teórico alternativo, hoy vigente. Sin embargo, actualmente podemos plantearnos, a la luz del pensamiento complejo, cami-nos que posibilitan una nueva racionalidad que, mucho más que reemplazar su preexistente o completarla sumándole a la simpli-ficación complejidad o dicho de otra manera, al determinismo indeterminismo, nos propone entender este “negocio con lo real” desde una mirada inter-relacional capaz de incorporar variables que permitan acercarse mucho más a esta realidad.

Lo propuesto en este trabajo como perspectiva de la investigación, dista mucho de ser ese nuevo marco teórico, pre-tende ser un ejercicio de lectura centrada en las temáticas del hábitat a un fenómeno específico de la ciudad, esto es la relación hábitat-centralidad, que aporte en esa racionalidad en construc-ción conocido como el paradigma de la complejidad especial-mente en sus aspectos prácticos. De manera que se posibilite plantear mucho mejor y con mayor coherencia, el o los tipos de intervenciones en el territorio buscando siempre ganar en cuanto a la calidad del hábitat instaurado en nuestras ciudades.

A partir de aquí, se plantea en primer término que las centralidades son un fenómeno complejo y como tal no puede ser definido en términos absolutos, ni en su origen y desarrollo ni en su discurrir cotidiano; más bien, obedece a un juego de relaciones entre múltiples aspectos y actores donde es posible identificar jerarquías entre sus elementos constitutivos y entre las acciones allí planteadas.

Desde esta lectura se encuentra un orden, determina-do esencialmente por el esquema de acumulación de capitales; es decir, por la impronta de los mercados a diversas escalas configuradores del espacio y el tiempo buscando máxima renta del capital, siempre asociado al tema de la imagen, lo que sin duda nos ubica en el marco de uno de los temas esenciales del mundo globalizado actual, el vector telemática.

Parece ser que la principal causa generadora del con-flicto es la ausencia de regulación y control para esta dinámica urbana determinada por una racionalidad centrada exclusiva-mente en la acumulación de capital y para la cual, transgredir los

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actuales supuestos mecanismos que ejercen esta función, no es ningún problema.

Dicho esto podemos plantear que una centralidad es un fenómeno propio de las dinámicas urbanas actuales. Lo que significa que corresponde a una lógica distinta, nueva, difícil-mente entendible en su conjunto por fuera de una comprensión igualmente nueva que contemple aspectos como este contexto global con sus distintos planos.

De lo anterior, podemos desprender la siguiente hi-pótesis operativa: este desajuste se hace evidente en distintas etapas del proceso de planificación. Sin embargo, la fase donde se tienen las mayores falencias es la de diagnóstico, a pesar de que se hacen lecturas desde distintas disciplinas y metodolo-gías, pero no logran vincularse y generan una visión fragmentada y desarticulada que imposibilita construir una lectura más cohe-rente con la realidad sobre la que pretende actuar.

También se presenta un gran vacío en estas lecturas con los aspectos cualitativos y en general a lo referido a las per-cepciones de los habitantes. Por lo tanto, si se mejora esta fase de diagnóstico se logrará una mayor aproximación a la realidad posibilitando ejercicios e intervenciones coherentes y conse-cuentes con ella mientras propendan por armonizar y orientar sus dinámicas incidiendo positivamente en la calidad de vida de los habitantes de este lugar.

Los centros comerciales como generadores de centralidades y su problemática En la historia de las ciudades el comercio ha sido un elemen-to protagónico en su construcción y desarrollo. Lo ha sido por su característica de punto de encuentro para el intercambio de bienes y servicios y como nodo de confluencia de actividades urbanas. Su origen correspondía, en algunos casos, al orden que los fundadores de las poblaciones determinaban para tal fin, pero en la mayoría de oportunidades, respondía a la ubicación de las vías de mayores flujos y movimiento y especialmente de las intersecciones entre ellas, a la manera de un cruce de cami-nos. De manera que el comercio surgía espontáneamente como un lugar especifico destinado a aprovechar su situación natural,

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como nodo para comerciar bienes y servicios y respondía a la confluencia de personas.

Luego, se conformó una zona que agrupaba varios lo-cales comerciales, incluso en algunos casos se llegaron a con-formar centralidades. Lo cual con el tiempo determinó el desa-rrollo del territorio, al impulsar otras actividades de la sociedad y al forjar las ciudades se volvieron determinantes al momento de planear el tejido urbano a construir. Las zonas destinadas al comercio tenían en consecuencia íntima relación con los es-pacios públicos, en la medida que dependían del tránsito de personas en las calles para hacer sus ventas cotidianamente; sin embargo, la aparición y aun más la masificación de los cen-tros comerciales transformó radicalmente esta característica. Al respecto se profundiza en el segundo capítulo de este trabajo.

Aquí se introduce la problemática planteada por los centros comerciales como grandes infraestructuras de comercio que tienden a generar centralidades; estos obedecen a su defini-ción misma: son la expresión contemporánea de esas zonas es-peciales que se han consolidado en actividades como servicios, oficinas, equipamientos, industrias y especialmente comercio.

En el contexto bogotano, este proceso se inicia cuando entró en funcionamiento Unicentro, hacia 1976, como el primer centro comercial regional de Bogotá, siendo único en su especie durante un período muy largo aparentemente por causas cultu-rales ya que los ciudadanos rechazaban este tipo de comercios “encerrados en un edificio” alejados de la calle, escenario natural de la actividad pública. El aparente fracaso de los primeros días desalentó a los inversionistas, pero con los años la idea se asimi-ló lentamente, aunque sólo en las franjas de población de mayor poder adquisitivo. Fue sólo hasta 1982 y 1984 cuando surgieron los centros comerciales Granahorrar y Metrópolis enfocados es-pecíficamente hacia este público.

Posteriormente, durante el período comprendido entre finales de la década de los ochenta e inicios de los noventa, se da un primer período de auge en la construcción de este tipo de infraestructuras con la variación de que apuntaban a todos los rangos de la población capitalina llegando a un total de 14 cen-tros comerciales en toda la ciudad entre los que se contaba el

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“Centro Comercial Plaza de las Américas” destinado al grupo de población de medianos y bajos ingresos. Finalmente, en tiempos recientes, los últimos 5 años aproximadamente, se da un mo-mento explosivo en el cual se han construido cerca de 40 centros comerciales, tres veces los construidos en un período de más de 30 años. En consecuencia, el tema ha llamado la atención pero, más que para los estudiosos de los temas de la ciudad, lo ha hecho para los ciudadanos, ya que en muchos casos esta diná-mica ha generado situaciones conflictivas asimilables referentes a las centralidades.

En efecto, esta imparable proliferación de centros co-merciales, hace que los ciudadanos se cuestionen el excesivo número y los benéficos y perjuicios que realmente pueden traer para ellos y para la ciudad, especialmente cuando se es vecino de este tipo de infraestructuras. La intuición dice a los ciudada-nos que existen normas para este tipo de usos; sin embargo, en la práctica el fenómeno parece ser autónomo. De esta manera es relativamente sencillo constatar la presencia de hechos que no obedecen a lo que debería ser una clara regulación por par-te de las entidades pertinentes apoyadas en esas normativas. Para citar un ejemplo, se observa cómo se presentan centros comerciales en el radio de acción de otros (Salitre Plaza y Gran Estación en ciudad Salitre o el Centro Andino, el Retiro y La ca-brera en el sector Norte sobre la carrera 11) lo cual en apariencia resulta desproporcionado y afecta por partida doble el entorno inmediato y a la vez sobresatura la demanda mientras afecta el mercado en sí mismo.

De igual forma, se cuestionan aspectos como la in-coherencia, generada en términos de proporción, escala y ca-rácter con el entorno donde se implantan, manifiesto por ejemplo en el desplazamiento de la vivienda como se modifica sustancial-mente y busca aprovechar a la oportunidad que representa estar en una centralidad o la actitud misma de estas infraestructuras hacia la ciudad referente a la virtud de su carácter introvertido, se presentan como elementos cerrados al exterior con grandes fachadas o extensas rejas con accesos controlados suficiente-mente distantes como para percibir los mayores flujos de poten-ciales clientes. Lo anterior, genera inseguridad para los transeún-

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tes por la falta de actividad, entre otras cosas, y por ende, poco control social.

Conviene mencionar, como otra de las problemáticas esenciales del fenómeno, la aparente absorción de las actividades tradicionales concernientes al espacio público; con el fin de aca-parar clientela, buscan suplir la mayor cantidad de necesidades posible, presentes en la cotidianidad de los habitantes tales como, abastecimiento de bienes y servicios, esparcimiento, recreación, gestión ante entidades públicas, salud, educación, etc.

Lo anterior está bajo un ambiente controlado; es decir, desde el paradigma de la seguridad. Lo relacionado con eso se profundizará en el segundo capítulo, ya que se trata de temas que requieren una mirada cuidadosa. Sin embargo, es importan-te enunciar cómo el tema de las funciones del espacio público, en virtud de la conformación del hábitat contemporáneo, evolu-ciona hacia la noción de los “espacios comunes” como esce-narios donde estas funciones trascienden las diferenciaciones entre lo público y lo privado.

Retomando el tema, se puede ver como la normativa se queda corta en su papel regulador, de manera que estas in-fraestructuras parecen obedecer exclusivamente a la voluntad de sus promotores y a sus estudios de factibilidad económica. Y, mientras logren establecer una potencial clientela cautiva en al-gún sector siempre se podrá construir un nuevo centro comercial en beneficio de intereses privados por encima de cualquier vo-luntad colectiva o regulación por parte de la ciudad y de paso da la sensación de dejar de lado otros equipamientos igualmente importantes para los ciudadanos; es decir que la ciudad no sólo se construye con centros comerciales, sino debe acomodarse a las necesidades como hospitales colegios, guarderías, bibliote-cas, centros deportivos y culturales, etc.

Conviene ante esta realidad cuestionar si la determi-nación de construir un centro comercial como extensión de una centralidad debe depender, como en apariencia ocurre, exclusi-vamente de estudios económicos, que a la luz de la racionalidad dominante parecen ser el único factor para evaluar su conve-niencia para la ciudad; o preguntarse si las normas deben apli-carse con mayor rigor o modificarse si es el caso para intentar

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regular efectivamente y buscar equilibrio entre sus dinámicas y su influencia en la construcción de la ciudad y en la vida de los ciudadanos. Por último, se debería procurar su aparición ‘con-cienzuda’ y mesurada tanto en términos económicos como en la calidad de vida de los ciudadanos, para ser más productiva.

Conviene concluir este numeral planteando que este trabajo intenta apartarse de prejuicios a favor o en contra de los elementos en estudio. Por lo anterior, en lo concerniente a los temas centralidades y centros comerciales, no se trata de estig-matizarlos como elementos destructores de la calidad de vida de los ciudadanos y afectan negativamente su hábitat, sino de valorar y apuntar a sus aspectos positivos y negativos conscien-tes de que en unos y otros es posible encontrar elementos que contribuyan a otorgar sentido a ese hábitat en la acción misma del habitar.

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