Hacia Dónde Va La Integración Regional en Nuestra América

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El estudio que presentamos a continuación, posible gracias al apoyo de la RLS, da cuenta de las contradicciones presentes en el proceso de integración regional.

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  • Hacia dnde va la integracinregional en Nuestra Amrica? Un balance necesario

    Compiladores Julio C. Gambina Beatriz Rajland Daniel Campione

    Montevideo 31, 2 3, C.A. de Buenos Aires, [email protected]

    www.fisyp.org.ar

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    Autores: Jos Francisco Puello-Socarrs Juan Fal Lucas Castiglioni

    El estudio que presentamos a continuacin, posible gracias al apoyo de la RLS, da cuenta de las contradicciones presentes en el proceso de integracin regional.

    Esta tiene dos direcciones antagnicas: liberalizar la economa o generar nuevas alternativas enfrentadas al proyecto hegemnico, en bsqueda de otra integracin, como es el caso de UNASUR y CELAC, que excluyen tanto a EEUU como a Canad, reconociendo la diversidad de los componentes.

    En el primer captulo se estudian los proyectos hegemnicos, tomando como referencias al Banco Mundial, al accionar de los Estados capitalistas y las CTN, es decir, la integracin capitalista.

    En el segundo, los contrahegemnicos, surgidos de las distintas experiencias histricas, que fueron transitando desde la negacin a la dominacin y a la integracin subordinada, a la integracin alternativa sustentada en la soberana popular.

    Son las experiencias del ALBA-TCP, la Alternativa Bolivariana de los Pueblos de Amrica Latina y los Tratados Comerciales de los Pueblos. Las creaciones como el Banco del ALBA, Petrocaribe, el SUCRE y el intercambio mediante monedas locales, novedosos institutos de articulacin productiva, comercial y financiera.

    En el tercero se avanza en un primer balance de los distintos proyectos de integracin existentes en la regin.

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  • Hacia dnde va la integracin regional en Nuestra Amrica?Un balance necesario

  • Proyecto RLS - FISYP - 2013Ttulo: Hacia dnde va la integracin regional de Nuestra Amrica?Subttulo: Un balance necesarioCompiladores: Julio C. Gambina, Beatriz Rajland y Daniel CampioneAutores: Jos Francisco Puello-Socarrs, Juan Fal y Lucas CastiglioniFISyP, Fundacin de Investigaciones Sociales y PolticasMontevideo 31 - 2 3(CP1042AAB) Buenos Aires - ArgentinaTel Fax: 4381-5574 / 6088-9949mail: fi syp@fi syp.org.arweb: www.fi syp.org.arDiseo y produccin editorial:Jos Luis BournasellLa Fundacin de Investigaciones Sociales y Polticas es una entidad sin fi nes de lucro, dedicada a la actividad de investig-acin, docencia y difusin en diversas reas de Ciencias Sociales.

    Ninguna parte de esta publicacin, incluido el diseo de cubierta, puede ser repro-ducida, almacenada o transmitida en manera alguna ni por ningn medio, ya sea elctrico, mecnico, ptico, qumico, de grabacin o de fotocopia, sin el permiso del editor.

    Castiglioni, Lucas

    Hacia va la integracin regional de nuestra Amrica?: un balance necesario / Lucas Castiglioni; Jos Francisco Puello-Socarrs; Juan Fal; compilado por Julio Csar Gambina; Daniel Campione; Beatriz Rajland.- 1a ed. - Buenos Aires : Fundacin Investigaciones Sociales y Polticas - FISyP, 2014.

    68 p. ; 15x17 cm.

    ISBN 978-987-45275-2-3

    1. Economa de Amrica Latina. 2. Intgegracin RegionalIntegracin regional. I. Puello-Socarrs, Jos Francisco II. Fal, Juan III. Gambina, Julio Csar, comp. IV. Campione, Daniel, comp. V. Rajland, Beatriz, comp. VI. Ttulo

    CDD 337.118 0

  • Hacia dnde va la integracin regional en Nuestra Amrica?Un balance necesario

    Compiladores:

    Julio C. Gambina Beatriz Rajland Daniel Campione Autores: Jos Francisco Puello-Socarrs Juan Fal Lucas Castiglioni

  • ndice

    Presentacin 1

    Introduccin 7

    Capitulo 1. Proyectos hegemnicos 9

    Capitulo 2. Proyectos contrahegemnicos 29

    Capitulo 3. Balance de proyectos de integracin contrapuestos 51

    Bibliografa 55

  • 1El estudio que presentamos a continuacin da cuenta de las contra-dicciones presentes en el proceso de integracin regional.Es que la dinmica integradora se presenta en dos direcciones

    antagnicas, una que remite a la liberalizacin de la economa, como tendencia principal del proyecto del poder econmico mundial; y otra que responde a las expectativas de cambio que se reconocen especial-mente en Amrica Latina y el Caribe en este comienzo del Siglo XXI.

    No resulta novedoso considerar que la ruptura de la bipolaridad en los 90 reanim el proyecto liberalizador sustentado por las corpo-raciones transnacionales y los principales estados del capitalismo mun-dial. Es un accionar que en la regin latinoamericana y caribea con-centr la iniciativa diplomtica, poltica y econmica confrontada entre EEUU y Europa. El primero con su Iniciativa para las Amricas del mismo 1990 y luego transformada en ALCA desde 1994, para apropiar para su dominacin el territorio y las relaciones econmicas con la re-gin. El viejo continente alentando desde 1991 las cumbres iberoame-ricanas que excluan a EEUU y Canad para disputar con ventajas las relaciones econmicas europeas con Latinoamrica, hoy vigente en la discusin de un tratado de libre comercio.

    La profunda investigacin sobre el tema contribuye a desentraar los problemas contemporneos, ya que el ALCA por otros medios con-tina en la agenda de discusin sobre la integracin. Se ejerce mediante la continuidad de los tratados bilaterales de inversin, los tribunales organizados por el Banco Mundial en defensa de las inversiones ex-

    Presentacin

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    tranjeras, a desplegar desde el CIADI y ms an la renovada ofensiva por la Alianza del Pacfi co. Y como dijimos, Europa no se queda atrs y avanza, con ms diplomacia que EEUU en la negociacin por acuerdos de libre comercio con el bloque del Mercosur y con ello proyectando su inters al conjunto de la regin.

    En el estudio se repasa la coyuntura de la crisis mundial del ca-pitalismo y su intento de superacin con la mundializacin y liberali-zacin de la economa, ms all de las confrontaciones entre los prin-cipales pases del capitalismo mundial o los bloques que ellos puedan liderar. Es interesante considerar como la crisis explica la profusin de la iniciativa poltica del capital ms concentrado por la liberalizacin de la economa mundial.

    Los investigadores despliegan los argumentos de los fenmenos histricos que habilitan el debate por el libre comercio en la encrucijada surgida de la ruptura de la bipolaridad; pero tambin los mecanismos de la lgica capitalista contempornea que inducen la liberalizacin, o si se quiere, al ncleo duro de la programtica originaria del capital: el libre cambio. El texto contribuye a entender la lgica y la historia del desarrollo contemporneo de la mundializacin del capitalismo en nuestra poca, y sus especifi cidades en la regin latinoamericana y ca-ribea.

    De la integracin subordinada a la alternativa

    Siendo el capital una relacin social, el texto contribuye en la difusin de la resistencia al proyecto hegemnico y la construccin de la con-dicin de posibilidad para pensar alternativamente en otra integracin.

    Esa otra integracin pasa por diferentes niveles y planos de acuer-do econmico, poltico y cultural. Pasa revista el estudio a la experien-cia del ALBA-TCP, la Alternativa Bolivariana de los Pueblos de Amrica Latina y Tratados Comerciales de los Pueblos, la ms avanzada por sus defi niciones de rumbo pretendido para el desarrollo socio econmico, con pretensin anticapitalista y por el socialismo; pero tambin por el despliegue de institutos de articulacin productiva, comercial o fi nan-ciera que anticipan discusiones ms profundas.

    En este caso se remite desde la creacin del Banco del ALBA a la creacin de Petrocaribe o el SUCRE, mecanismo de pagos de intercam-

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    bios mercantiles con monedas locales. Son todas instituciones noveles que merecen aun su estudio para verifi car efectividad del accionar, pero que anticipan voluntad de experimentar nuevos lazos en las relaciones de produccin econmica, comerciales o fi nancieras.

    Como parte de la construccin alternativa se analizan fenmenos novedosos como la UNASUR o la CELAC, que excluyen la presencia de EEUU y Canad en esa nueva institucionalidad, en un intento histrico por resolver los problemas de integracin sin la presencia de la potencia hegemnica, restringiendo territorialmente la integracin a una dimen-sin cultural defi nida por la diversidad que supone la Amrica Latina y el Caribe.

    El tema es presentado dialcticamente, en proceso de discusin y construccin, desde la mayora sin debate que presentaba la construc-cin del ALCA en los aos 90, tanto como la prctica liberalizadora y privatista de esos aos para favorecer el libre comercio, como la resis-tencia al proyecto hegemnico y las primeras iniciativas de una integra-cin alternativa.

    Los datos y referencias de la integracin

    El texto abunda en referencias que fundamentan las conclusiones y los debates y cuantiosos datos relevantes que permiten evaluar el vnculo creciente de las relaciones internacionales, tanto en la lgica dominante de la integracin subordinada, como en el proceso alterna-tivo que supone la nueva institucionalidad de la integracin regional, especialmente el ALBA-TCP.

    Resulta de inters destacar un captulo del estudio asociado al papel del Banco Mundial, que va prstamos genera las condicionali-dades para la integracin subordinada y el afi anzamiento del mode-lo productivo y de desarrollo construido desde la hegemona de las corporaciones transnacionales, los principales Estados del capitalismo mundial y los organismos internacionales. Todo logrado con un len-guaje que suena favorable a los pases de menor desarrollo relativo y a los sectores sociales no concentrados y no hegemnicos, pero para hacer funcional el modelo econmico en conjunto a las necesidades del poder y la dominacin. Si bien se concentra en el caso de la Argen-tina, puede inferirse la misma conducta del Banco Mundial para otros

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    pases, ya que su paradigma de gestin conlleva la universalizacin de sus polticas.

    La integracin capitalista es respuesta del capital a la crisis en curso, por lo que los autores del presente texto, favorecido por el aporte de la Fundacin Rosa Luxemburgo de Alemania, concentran la inves-tigacin en el marco de situacin de la crisis capitalista para fundar la expectativa del programa de mxima del gran capital por la liberaliza-cin de la economa, lo que denominamos integracin subordinada. Lo interesante del estudio que ahora presentamos es que no se queda en delinear las tendencias principales de la hegemona capitalista, sino pre-sentar la historia del proceso alternativo, que trasciende la resistencia a la liberalizacin contempornea.

    En efecto, el estudio remite a las luchas emancipadoras de antiguo cuo en la regin, presentando los antecedentes de la lucha antiimpe-rialista y anticapitalista en que se reconoce la tradicin de bsqueda de nuevos procesos de produccin y de desarrollo no subordinados. Esta combinacin entre experiencias de bsqueda de un ideal societario re-gional de Amrica Latina que reconoce variadas tradiciones, desde la resistencia de los pueblos originarios, las luchas por la independencia y ms recientemente la gesta antiimperialista de luchadores populares como Sandino en Nicaragua, o Maritegui desde el Per, son antece-dentes que entroncan con la nueva generacin que disputa el orden socio econmico y poltico en la regin en los ltimos aos. Ms pre-cisamente en este comienzo del Siglo XXI que se defi ne por el cambio poltico en la regin, muy distinto del clima de poca que se viva en la ltima dcada del Siglo XX.

    La integracin regional es una de los aspectos que diferencia el clima de poca de fi nes del Siglo XX y comienzos del Siglo XXI, por lo que resulta imprescindible ocuparse de los procesos polticos, econ-micos, sociales, e incluso civilizatorios que ocurren en Amrica Latina y el Caribe para pensar la realidad abierta en la contradiccin del proceso hegemnico de integracin subordinada y las esperanzas liberadoras del proyecto de integracin alternativa, que ya tiene elementos en desa-rrollo para pensar en un balance. No se trata solo de un proyecto, sino de algunas realidades, que aun siendo tempranas para una evaluacin defi nitiva, constituyen un anticipo de los que se pretende.

  • Presentacin | 5

    De los NO a los SI

    En los 80 y en los 90 se generaliz la negativa a los proyectos en curso de liberalizacin de la economa. En la actualidad aparecen en la agenda de discusin procesos que se asientan en programas de construccin de un orden alternativo. No es menor estudiar este pasaje del predomino de los NO a la integracin subordinada, al pago de la deuda, a las privatizaciones o a la militarizacin, a los SI que supone la integracin alternativa con polticas de articulacin productiva en materia de energa, sustentando una propuesta de soberana popular en materia de alimentos, energa o en el plano de las fi nanzas. Es parte de la nueva experiencia que presenta la regin latinoamericana y caribea en un momento de crisis y de bsqueda de alternativas.

    Buenos Aires, diciembre de 2013

  • 7La profundizacin de la actual crisis, sus intensidades, extensiones y ritmos a nivel global, sigue develando las contradicciones estruc-turales del capitalismo de poca para garantizar la reproduccin del sistema y mantener as la acumulacin incesante del capital.

    Esta situacin, al mismo tiempo que interpela a los pueblos so-bre la urgente necesidad de superar los tiempos de crisis en un marco econmico poltico alternativo, despliega nuevos modos de produccin y reproduccin de las relaciones sociales y populares. En Nuestra Am-rica, los proyectos alternativos tendientes a la construccin de otro mo-delo productivo confl uyen alrededor de la diversidad de experiencias emergentes que se registran recientemente al nivel de la integracin regional. Uno de los principales legados del Comandante Hugo Chvez Fras tiene que ver con la expectativa de reconfi gurar un nuevo marco poltico para la regin, en el cual logren convivir los contenidos virtuo-sos que al da de hoy se heredan desde la revolucin socialista cubana, el socialismo del siglo XXI venezolano, el socialismo comunitario y plu-rinacional boliviano, la revolucin ciudadana de Ecuador y, en general, las contribuciones de las diversas luchas por la emancipacin popular y las experiencias de organizaciones anticapitalistas.

    En el presente trabajo se plantea abordar la problemtica de la in-tegracin regional en Amrica Latina y el Caribe desde una perspectiva crtica. Para ello se diferenciarn por un lado los proyectos de regio-nalismo hegemnico y por el otro los proyectos de integracin contra-hegemnica.

    Introduccin

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    Desarrollamos primero el proceso de regionalismo en funcin de los intereses de los Estados capitalistas, al que denominamos integra-cin desintegradora.1 En este sentido es que realizamos una concep-tualizacin general de la integracin desintegradora y luego mostramos cmo diferentes dispositivos, en este caso el Plan Puebla-Panam y los planes de fi nanciamiento del Banco Mundial en Argentina, son exce-lentes ejemplos de las tcticas y estrategias de reconstruccin y refor-zamiento de la coyuntura actual desde un punto de vista hegemnico. En la segunda parte del trabajo realizamos una aproximacin desde una integracin diferente y contra-hegemnica a partir del estudio del re-gionalismo en el marco de la Alternativa Bolivariana para los pueblos de Nuestra Amrica Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP). Al respecto estudiamos la dinmica de dicho proyecto y el desarrollo de las iniciativas de los Programas y Empresas Gran-nacionales, la Nueva Ar-quitectura Financiera Regional (el Banco del ALBA y el Sistema Unitario de Compensacin Regional), el tribunal de inversiones y Petro Caribe. Finalmente establecemos un balance de tales proyectos con el objetivo de identifi car perspectivas y limitaciones de los procesos integracionis-tas en Amrica Latina y el Caribe.

    1 Aludimos a integracin desintegradora como una forma de sintetizar la posicin que varias organizaciones sociales en el subcontinente han adoptado frente a los procesos de Libre Comercio regionales. Ver el documento: Organizaciones sociales se oponen a la negociacin del TLC Colombia Unin Europea en Deslinde, abril-junio 2009, pp. 118/119, disponible en: .

  • 9La expansin de los mercados, conocida hoy como globalizacin, verifi ca la ms pronunciada exacerbacin de las lgicas y contradic-ciones inherentes a la reproduccin y acumulacin incesante del capi-tal. En la actual fase de la economa-mundo capitalista, -la globalizacin neoliberal-, uno de los dispositivos por excelencia para avanzar en el proyecto hegemnico son los mal denominados Tratados de Libre Co-mercio (TLC), que han sido recientemente rebautizados en distintos lugares como Acuerdos o Asociaciones de Promocin Comercial.

    El Libre Comercio Global (total) es el proyecto econmico-polti-co que desde los lugares de enunciacin dominantes se alienta enrgi-camente con la esperanza de acceder a la etapa superior del capitalismo de poca.

    Aunque pueda parecer paradjico, en tanto la profundizacin de la actual crisis se explica gracias a los contextos crticos recreados por las lgicas capitalistas, especialmente en su versin neoliberal, los proyectos hegemnicos proponen en general que las salidas a la crisis deben estar no slo en el marco del capitalismo sino tambin continuar con la profundizacin de su fase neoliberal.

    Respecto a este mecanismo, deben introducirse necesariamente tres elementos de anlisis transversales al debate:

    Capitulo 1. Proyectos hegemnicosAmrica Latina y la Integracin Desintegradora:hacia afuera y desde arriba

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    1. (Neo)liberalismo asimtrico y sin reciprocidad

    Estos Tratados por ms que aludan a la libertad de comercio, plantean una realidad completamente inexistente. En la prctica se trata de pactos que garantizan, por medio de los

    Estados nacionales, grandes negocios a poderososmonopoliosy oligo-polios transnacionales.

    En la gran mayora de los TLC fi rmados, la regla no es la negocia-cin sino la imposicin, va presiones extraeconmicas, de tipo poltico y, segn sea pertinente,militar(una variable a veces poco comentada pero consustancial al proyecto de expansin hegemnica). As lo do-cumenta la historia ms reciente, en tanto la integracin econmica deviene en una necesidad progresiva de militarizacin de los territorios como mecanismo para asegurar el fl ujo de mercancas y la llamada se-guridad jurdica1. En contrava del aludido espritu de liberalizacin que comnmente se les adjudica, se tratara en la prctica de una espe-cie de liberalismo asimtrico y sin reciprocidad. En los TLC en particular los bilaterales se pacta entre las partes desregulaciones y liberalizacio-nes de la economa (v.g. eliminacin de subsidios estatales a sectores econmicos) que fi nalmente slo aplican (o son aplicadas) para una de ellas sin reciprocidad, por lo general la ms dbil lo cual refl eja el carcter asimtrico.

    Una situacin que ilustra los atributos de asimetra y falta de reciprocidad tpico de estos dispositivos aplican tambin respecto a socavar el derecho soberano de hacer uso de los instrumentos de po-ltica econmica por parte de los Estados nacionales cuando se los condiciona sistemticamente en el contenido de los tratados. La in-clusin de clusulas restrictivas tomando solo un ejemplo en el uso de la balanza de pagos, empeora inclusive las propias condiciones de la OMC (artculos XII y XVIII) exigiendo que los pases abandonen su

    1 Llama la atencin - aunque no debe sorprender - que, inclusive pensadores neolibe-rales crticos del neoliberalismo, como el premio nobel de economa, Joseph Stiglitz hayan denunciado esta situacin recientemente dentro del debate del Libre Comercio. No obstante, habra que subrayar que si bien para Stigltz no existen dudas sobre la realidad actual de un Libre Comercio dirigido, que coloca por delante los intereses empresariales, y un proceso de negociaciones que no es democrtico ni transparente(Stiglitz, 2013), y en este sentido, se constituye en una farsa, la crtica tiene como trasfondo llamar hacia la construccin de un Libre Comercio autntico, lo cual no nos deja otra opcin de interpretacin: alude al neoli-beralizado.

  • Cap. 1. Proyectos hegemnicos | 11

    potestad de recurrir a la clusula de balanza de pagos como instru-mento para sortear las crisis. La gran mayora de los TLC implican que ciertos mecanismos e instrumentos de poltica se conviertan en me-didas excepcionales que slo podran ser utilizados en determinados perodos de tiempo. Para el caso de las clusulas de balanza de pagos, siguiendo con ste ejemplo, el perodo es de un ao en promedio, lap-so que resulta insustancial para gestionar las cada vez ms complejas crisis en la balanza de pagos, mxime en tiempos de grandes volatili-dades y crisis global.

    Esta situacin, por supuesto, aplica en general a la accin del Es-tado y terminara en la prctica con su razn de ser soberana y tambin pblica.

    2. Ms all de los asuntos comerciales: geo-economa y geo-poltica

    Los Tratados de Libre Comercio no son estrictamente tratados de co-mercio. El componente netamente comercial de estos acuerdos por lo general slo representa una mnima porcin de lo que se negocia en ellos. Se trata realmente de tratados que se proponen la liberali-zacin de las inversiones, con nfasis en los servicios (especialmente fi nancieros; las compras estatales, los derechos de propiedad, etc.). Esta particularidad del Libre Comercio, como veremos, tiene un signifi cado estratgico en particular de orden geo-econmico, pero especialmente geo-policivo-militar.

    Ciertamente, una de las caractersticas fundamentales a tener en cuenta dentro de la economa poltica contempornea actual y muy es-pecialmente desde inicios del presente siglo, es la exacerbacin de los referentes poltico-militares los cuales han sido ampliamente funciona-les a la estructura de relaciones establecidas. En particular, se ha podido consolidar legtimamente, bajo una nueva fase, ahora globalizada, la di-mensin militar que articulara au cur, la poltica policiva2, no slo por parte de los poderes militares de las potencias mundiales, comenzando por los Estados Unidos, sino tambin apoyados en los poderes corpo-rativos emergentes que a la postre soportan la administracin gerencial de la gestin de la crisis y del capitalismo de guerra.

    2 Quionez Pez.

  • 12 | HACIA DNDE VA LA INTEGRACIN REGIONAL EN NUESTRA AMRICA?

    En razn a lo anterior, se puede decir que la fase, novedosa en su readaptacin pero, de hecho, heredada en su estructuracin, logra ha-cer coincidir la cuestin de la seguridad (hablando en trminos mlti-ples y amplios: nacional, geogrfi ca, econmica y territorial) en relacin con la recomposicin de las fuerzas sociales y econmicas que mejor se han insertado en los procesos actuales.

    Predecimos un sentido ms dominante de la inseguridad el cual puede estar como muchos basado en las percepciones psicolgicas tanto como en amenazas psquicas para el 2020. Entre tanto la mayora del mundo se enriquece, la globalizacin sacudir profun-damente el statu quo, generando enormes convulsiones econmi-cas, culturales y consecuentemente polticas.3

    Ciertamente: Se ha vuelto indispensable admitir que las necesidades de seguri-dad son un motor primordial en la transformacin de la sociedad mundial [] la evolucin de la poltica mundial va a ser gobernada por la lgica de la seguridad.4

    En un informe especial dedicado a Latinoamrica, redactado por la Central de Inteligencia Americana (CIA), la tesis de la se-guridad se vinculan a lo que se denominan las recurrentes crisis de gobernabilidad que eventualmente enfrentara la regin fruto de las lgicas de la globalizacin5. No obstante, la insistencia parece girar en torno a la colonizacin de los intereses estratgicos que irrumpen en el marco de la poltica de Seguridad Nacional que, bajo las nuevas condiciones, acentuar su carcter no slo internacional sino tambin, especfi camente, global. Por supuesto, no es el sea-lamiento de las amenazas lo ms importante, sino la generacin de las condiciones apropiadas de neocolonizacin imperial. El caso latinoamericano es una muestra fehaciente de esta orientacin:

    3 CIA, 2005, p. 5, Traduccin libre a cargo de Jos Francisco Puello-Socarrs.

    4 Bertrand: 1996

    5 En los trminos de Quinez Pez, una conciencia estratgica americana y en cual se piensa la poltica regional en donde, de alguna manera, coexisten drivers de volatilizacin del confl icto los cuales, si bien podra decirse, son de menor escala, siguen planteando grandes desafos geopolticos nunca desestimables: Ingobernable no slo por tener una direccin ileg-tima, sino por la ausencia de controles respecto de las dinmicas de expansin y tecnologa que, como tales, generan desigualdad econmica, exclusin social e impactos culturales, Quionez Pez, p. 22).

  • Cap. 1. Proyectos hegemnicos | 13

    El fracaso o relativo fracaso del ALCA y la heterogeneidad regional en la aceptacin del rol de Estados Unidos, implicarn un lmite (por accin u omisin) al liderazgo hemisfrico norteamericano, y crear un vaco de iniciativas multinacionales en los prximos aos, en diferentes reas donde la coordinacin de polticas es necesaria (defensa y seguridad, medio ambiente, narcotrfi co, migraciones)6.

    Por su parte, las lgicas del libre comercio tambin muestran en concreto su faceta geo-econmica-poltica. La pretensin de profundi-zarhasta sus ltimas consecuencias el modelo de desarrollo vigente (trmino con el cual eufemsticamente se denomina a las estrategias de expansin del capitalismo contemporneo) tiene que ver con quin gana con la globalizacin. Bastara hacer un breve balance al respecto, tomando como ejemplo, la economa de los Estados Unidos:

    Los Estados Unidoshan ganado enormemente conestaglobaliza-cin. Nuestro pasdice Bergstencada ao es mucho ms rico en ms de U$1 trilln gracias a la integracin comercial. Esto equivale aproximadamente al 10% de toda nuestra renta nacional y ms de U$10.000 por hogar. Se acumulan ventajas adicionales con la globalizacin fi nanciera que ha acompaado los crecientes fl ujos comerciales.7

    Lo anterior por el lado de las ganancias. Mientras tanto, las pr-didas (costos en trminos de Bergsten) de la globalizacin para los Estados Unidos resultan ser bastante diferentes:

    Cerca de medio milln de trabajadores (de una fuerza laboral total de 150 millones) pierden su trabajo anualmente, la mayora por perodos temporales, como resultado del incremento en las impor-taciones. Algunos tienen que aceptar empleos con bajos salarios en el largo plazo,sufriendo una prdida en ingresos durante toda su vida8. Esos efectos totalizan aproximadamente U$50 billones por ao, un monto sustancial en trminos absolutospero slo un vig-simo de la rentabilidad anual fruto de la globalizacin.9

    La globalizacin a la que nos referimos evidentemente favorece en concreto y casi exclusivamente los intereses de los capitales norteame-

    6 CIA, 2004.

    7 Bergsten. Nota: los benefi cios adicionales podran aadir otros U$0.5 trillones al clculo.

    8 Destacado por los autores.

    9 Bergsten.

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    ricanos, es decir, laglobalizacinde carcterneoliberal, la cual, en estos momentos, en su concepto, debera avanzar hacia su fase superior: el libre comercio (total). Con este objetivo, los Estados Unidos insisten en una gran campaa an ms agresiva de la que se ha visto hasta el momento, parece sugerir para continuar negociando y ampliando nuevos tratados de libre comercio,bilateralesoplurilaterales(como el Acuerdo P4 o Transpacfi co (TPP) que vincula Asia y Amrica).

    Incluso, existe un consenso relativamente generalizado en los Estados Unidos acerca de que los TLC son el mejor mecanismo para consolidar defi nitivamente el modelo norteamericano de crecimiento basado en las exportaciones y que la mejor forma para asegurar los mercados mundiales sera lograr un Tratado de Libre Comercio Glo-balque reemplace (o reviva) la Ronda de Doha, la cual en su opinin ha sido un total fracaso despus de una dcada de esfuerzos en las negociaciones. En estas tentativas propone la utilizacin de las institu-ciones econmicas internacionales como el FMI y la OMC y en menor medida el Banco Mundial y el BID.

    Lo anterior responde a que los Tratados recordemos diseados a la medida de las pretensiones usamericanas, reproducen las mismas estructuras productivas y de intereses que actualmente existen en los Estados Unidos despus de las transformaciones sufridas en ese pas desde la dcada de los ochenta. Hoy por hoy el sector manufacturero usamericano representa a lo sumo el 10% de la economa mientras que la Agricultura no ms del 1% y los Servicios (sobre todo, los fi nancie-ros) ms del 80%. Este ltimo sector provee el 25% de los empleos y ha crecido los ltimos treinta aos a tasas del 30% y con salarios 10% superiores a los de la manufactura.10

    3. Integracin unidimensional y desintegradora

    El proyecto de Libre Comercio Global (Total) propone un tipo de integracin desintegradora. Se trata de una integracin que se di-rige y funciona sustancialmente a nivel de los mercados, complemen-taria y estrechamente relacionada con lo anterior. Este tipo de integra-cin incluye automticamente la dimensin de la seguridad (militar y poltica).

    10 Bergsten

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    En este proceso, por lo tanto, se eximen otras dimensiones (la sociocultural, por ejemplo), o en el mejor de los casos, quedan fuerte-mente subordinadas a las lgicas mercantiles. Bajo este esquema otro tipo de integracin diferente a la de los mercados simplemente no exis-te. Adicionalmente, el proceso en la prctica ha venido demostrando recientemente que una condicin necesaria de la integracin neoliberal es desintegrar (o bloquear) proyectos de integracin previa o prospec-tivamente existentes.

    Los TLC bilaterales en Sudamrica ofrecen un buen ejemplo que ilustra este punto.

    La fi rma y ratifi cacin de TLC entre los Estados Unidos y Colom-bia y entre los Estados Unidos y Per fue uno de los motivos por los cuales otro tipo de integracin sub regional ya existente, como la Co-munidad Andina de Naciones (creada en 1969 por Colombia, Ecuador, Per, Bolivia y Venezuela) se detuvo o, cuando menos, se puso entre parntesis, ya que la fi rma de este tipo de tratados de libre comercio en tanto tratados internacionales se constituyen, primero, en bloques constitucionales para las partes, es decir, se asumen y elevan a un nivel legal similar al de las Constituciones polticas nacionales y segundo, exigen a los pases contratantes la ratifi cacin o adhesin a otros tra-tados internacionales ya suscriptos por las partes.

    Tales situaciones motivaron que en el ao 2006 Venezuela de-cidiera retirarse del Pacto Andino y Ecuador y Bolivia, aunque an permanecen de la Comunidad Andina, comenzando a privilegiar otros espacios y proyectos.

    Pero esta lgica de desintegracin de los proyectos existentes tam-bin aplica y compromete los proyectos de los Estados nacionales fi rman-tes hacia el futuro. En efecto, los TLC se fi rman sin caducidad en el tiempo, es decir, no aplican para un perodo de tiempo determinado (a menos que los tratados se renegocien o se den por terminados por mutuo acuerdo o se desconozcan unilateralmente, aunque de suyo esta posibilidad conlleva consecuencias jurdicas, incluso en aspectos de la economa poltica).

    Una caracterstica en las nuevas generaciones de TLC que avan-zan como modelos de integracin dominantes, es el reforzamiento de las clusulas de trato nacional y especialmente nacin ms favoreci-da, que en la prctica signifi ca que si un pas le otorga en algn sentido benefi cios mayores a otro en algn tratado diferente, esas ventajas se-ran extendidas automticamente a otras partes contratantes.

  • 16 | HACIA DNDE VA LA INTEGRACIN REGIONAL EN NUESTRA AMRICA?

    Aunque estos principios del comercio y el derecho internacional son de vieja data, hoy fi guran como dispositivos que impediran, an ms, tipos de integracin paralelas a las de las propuestas dominantes y, an peor, por este mecanismo, las lgicas mercantiles de integracin del libre comercio eventualmente podran transmitirse hacia otros marcos integrativos, llegando incluso a obstaculizar directamente los proyectos alternativos.

    4. Del ALCA a la Asociacin Transpacfico: el proyecto de integracin dominante

    Sin duda, el proyecto ms abarcativo en la va del libre comercio glo-bal como etapa superior de la fase del neoliberalismo capitalista fue la propuesta del rea de Libre Comercio de las Amricas (ALCA) en Miami (en 1994), la cual intent integrar el continente americano desde Canad hasta la Argentina.

    Liderado por los Estados Unidos, se pretenda negociar un gran TLC que extendiera el Tratado de Libre Comercio de Amrica del Nor-te entre los Estados Unidos, Canad y Mxico hacia los dems pases de Amrica Latina y el Caribe (excluyendo a Cuba). La estrategia in-clua negociaciones con los dems pases en bloque o eventualmente, contando con los bloques comerciales ya existentes. Como se sabe, el proyecto cay estrepitosamente en la Cumbre de Mar del Plata (2005), momento a partir del cual se impuso una negociacin diferenciada que condujo primero, a negociaciones va Tratados regionales (como el realizado con la Comunidad de Estados Centroamericanos y la Re-pblica Dominicana) y luego, mediante tratados bilaterales entre los Estados Unidos y otros pases (v.g. Colombia, Per, etc.) con lo cual no podra asegurarse que el proyecto ALCA terminara sino que ms bien se puso entre parntesis y continu en cuanto a su esencia, bajo otras tcticas.

    De hecho, diferentes analistas han convocado a una especie de integracin silenciosa, va otros dispositivos. Entre ellos, el ms impor-tante es el de la Alianza para la Seguridad y Prosperidad de Amri-ca del Norte (ASPAN) que desarrolla aspectos de seguridad y ms puntualmente de tipo militar que constituyen una especie de ALCA-militar. Entre los formatos que incluye este tipo de Alianzas se cuentan el Plan Puebla-Panam (despus ampliado hasta Putumayo, departa-

  • Cap. 1. Proyectos hegemnicos | 17

    mento fronterizo de Colombia con Ecuador, y rebautizado como Plan Puebla-Putumayo) que articula el llamado Plan Colombia dentro del Proyecto Mesoamericano, la Iniciativa Mrida (o Plan Mxico). Este tipo de iniciativas son complementarias a otras como la Integracin de la Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA) que si bien no incluyen directamente componentes no-militares de integracin, se encuentran debidamente articulados al marco de integracin hegemnico.

    Ms recientemente, el proyecto Global supone su profundizacin a travs de la Alianza del Pacfi co, la bisagra entre el proyecto ALCA y otro de ms largo alcance. Esta Alianza, conformada por Colombia, Chile, Mxico y Per, ltimamente Costa Rica y prximamente Pana-m, entre otras futuras posibles adhesiones incluyendo la intencin polmica de integrarse al bloque, expresada por el gobierno de Uru-guay tiene como trasfondo profundizar la sintona de los acuerdos de libre comercio y, en ltimas, de profundizar el modelo econmico hoy vigente, el neoliberal y sera un primer eslabn para integrar a sus pases miembros dentro de un pacto ms omniabarcador: la Asociacin Trans-Pacfi co, que segn sus defensores, sera: el modelo de integracin del siglo XXI y al que mismo los Estados Unidos han apodado como la Madre de todos los Tratados de Libre Comercio. Esta Asociacin, a su vez, servira de base para conformar hacia el futuro, el rea de Libre Comercio Asia-Pacfi co (FTAAP) (con naciones del Sudeste asitico y Oceana), un mercado que se proyecta hacia ms de 660 millones de personas y que representara alrededor del 30% del PIB mundial y el 25% del comercio global.

    Ms all de las particularidades propias de estos acuerdos de inte-gracin que tienen como regla avanzar a espaldas de la opinin pblica y absolutamente de manera privada, la Asociacin TransPacfi co llama particularmente la atencin porque, tras dos aos de negociaciones, el proceso de conversaciones que se ha desarrollado en medio del ms absoluto secreto, contina en una especie de proceso clandestino. Ni siquiera el mismo Congreso de los Estados Unidos ha tenido acceso a los archivos clasifi cados donde se consigna, qu es lo que se va acor-dando entre los pases. Inclusive, el Tratado TransPacfi co deja abierta la puerta para que en procesos judiciales arbitren abogados privados que acten como jueces ignorando la autoridad legal establecida por el derecho constitucional del Congreso de Estados Unidos para regular aspectos comerciales con naciones extranjeras. La cuestin genera toda-

  • 18 | HACIA DNDE VA LA INTEGRACIN REGIONAL EN NUESTRA AMRICA?

    va ms suspicacias cuando, como se mencion, los llamados Tratados de Libre Comercio son todo, menos exclusivamente comerciales, y en el caso de la Asociacin, solamente 5 de los 29 captulos apuntaran a ese tpico. De manera ms explcita, y teniendo en cuenta las particulari-dades geoestratgicas de esta Asociacin, la cual prcticamente cubrira casi toda la cuenca del Pacfi co (bloqueando el acceso de China al Ocano y, en consecuencia, las vas hacia Amrica Latina), especialmen-te en funcin de los intereses de los Estados Unidos, es lgico pensar que entre los captulos restantes se amplen, profundicen y complemen-ten la gran red de acuerdos ya no comerciales sino directamente de se-guridad y militares existentes actualmente. Los pases de la subregin se embarcaran entonces, en la aventura de ser un engranaje ms de los planes transpacfi cos, y denostando implcitamente las promesas de integracin regional sur y latinoamericanos.

    En sntesis, el proyecto de Libre Mercado Total y Global desde sus componentes asimtrico, unilateral, desintegrador y geoestratgicos econ-micos, poltico-militares supone la anexin subordinada de la regin a la recomposicin de la presencia hegemnica de los Estados Unidos, proceso en el cual los organismos (mal) llamados multilaterales (como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, el Banco Intera-mericano de Desarrollo) entran a jugar un rol preponderante en la con-fi guracin del escenario y que en lo fundamental exceptuando asuntos poltico-militares se dirigen a: 1) aumentar los niveles de apertura inter-nacional (desregulaciones y re-regulaciones favorables al capital transna-cional) y 2) garantizar la proteccin de los derechos de propiedad (priva-dos, por supuesto y que tambin coadyuvan en un ambiente favorable a lo primero)11.

    11 En esto llama la atencin que organismos que en el pasado interpelaban la integracin convencional, como la CEPAL, se muestren ahora proclives a estos formatos. Recientemente, en laVI Reunin Ministerial el Foro de Cooperacin Amrica Latina-Asia del Este (FOCALAE), en Bali, 13 y 14 de junio 2013, y que reuni a las autoridades gubernamentales de 36 pases de Amrica Latina y Asia del Este en un dilogo regin a regin laCEPALy la Comisin Econ-mica para Asia y el Pacfi co (ESCAP) se mostraron en disposicin a colaborar con el FOCALAE para promover el monitoreo de las polticas pblicas en reas como la facilitacin del comercio, la internacionalizacin de las pequeas y medianas empresas y el desarrollo de redes de produc-cin y cadenas de valor; CEPAL, 2013.

  • Cap. 1. Proyectos hegemnicos | 19

    UN EJEMPLO: EL PLAN PUEBLA-PANAM (PPP)

    Es importante comprender, en base a los trabajos desarrollados sobre el Plan Puebla Panam (PPP)*, los signifi cados del mismo. No ahondaremos sobre todas las caractersticas del Plan, por una cuestin de espacio y porque sera re-dundante, pero s nos interesa detenernos, una vez ms, en los signifi cados para la integracin latinoamericana de estos tipos de proyectos.

    Lo que primero resulta oportuno sealar, es que el PPP fue diseado desde los Estados Unidos, por dos herramientas polticas y econmicas como lo son el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial (BM), as como por las grandes transnacionales e intelectuales orgnicos pertenecientes al sistema universitario norteamericano, con el objetivo de llevar a cabo la captura de los recursos biolgicos y el saqueo de unas de las riquezas naturales ms importantes del mundo: Mesoamrica, centro geogrfi co del diseo del PPP, es centro origi-nario de una gran cantidad de alimentos.

    El Plan ha sido elaborado, desde el discurso ofi cial, con el objetivo de garan-tizar la integracin, cooperacin y desarrollo entre los pases mesoamericanos. As, Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Nicaragua, Honduras, Panam y Mxico, fueron los principales pases miembros sobre los cuales se dise el PPP. Desde diferentes organismos como la CEPAL, el BID, el Banco Mundial y algunas univer-sidades norteamericanas, se ha intentado justifi car la necesidad de garantizar la integracin de los pases sealados, argumentando que favorecera al desarrollo.

    Sin embargo, a poco de investigar los diferentes documentos** justifi ca-dores del PPP, nos encontramos con que, en realidad, el objetivo no es garantizar el desarrollo y la integracin entre los pueblos mesoamericanos, sino un fuerte proceso de extraccin de recursos naturales cuya principal direccin son los mer-cados extranjeros, en particular, los Estados Unidos, a travs del fi nanciamiento de una infraestructura que tiende a garantizar la comunicacin interocenica y, de esa manera, la profundizacin de modelos agroexportadores; modelos que no slo suplen las necesidades de recursos estratgicos de los Estados Unidos, sino que producen una profunda ruptura del tejido social, posibilitando una creciente inestabilidad poltica.

    La maniobra llevada a cabo por los Estados Unidos a travs del intento de desarrollo de corredores biolgicos y de infraestructura vial con el objetivo de ga-rantizar la salida a ambos ocanos y poner a su disposicin los recursos naturales, pone en juego hoy ms que nunca el control por parte de la mayor potencia imperial de la riqueza biolgica que permita garantizarle el control hegemnico sobre los principales bienes estratgicos. Esto es lo que est en juego, lo cual incluye la estra-tegia de posibilitar la desintegracin de Amrica Latina. El PPP, es un ejemplo ms en esta estrategia que incluye el control total de Latinoamrica.

    * Barreda, 2002; Bartra, 2002.

    El BID, BM, CEPAL y algunas universidades norteamericanas fueron algunas de las instituciones que elaboraron documentos para justifi car lo conveniente de llevarse a cabo el Plan Puebla Panam. Al respecto, vase Barreda, 2002.

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    5. Banco Mundial. Condicionamiento y venta de recursos estratgico: El financiamiento de una plataforma agroexportadora.

    Refl exionar sobre los procesos de integracin en Amrica Latina y el Caribe supone discutir las acciones de los agentes del poder mun-dial involucrados detrs de la captura de los recursos naturales: los Estados capitalistas (tanto centrales como perifricos), los organismos fi nancieros internacionales (BM, BID y FMI) y las empresas transnacio-nales. Es una tarea relevante a la hora de entender los cambios que estn en curso y que son parte de una de las ltimas peleas que est dando Estados Unidos y sus herramientas econmicas y polticas como los organismos fi nancieros internacionales sobre la periferia. El accionar del Banco Mundial en la Argentina es un claro ejemplo al respecto y nos parece de la mayor importancia a lo hora de ejemplifi car el accionar de carcter imperialista que es parte de los proyectos de desintegracin que estn llevando a cabo los Estados Unidos sobre la regin.

    5.1. El Banco Mundial en la Argentina. Antecedentes: los inicios de una relacin imperial

    La revisin de las principales operaciones del BM en Argentina du-rante fi nes de la dcada de los noventa y la de los dos mil, muestra una profunda continuidad del contenido concreto con el que operan los principios rectores del imperialismo y los procesos de desintegracin impulsados por Estados Unidos, pese a que a lo largo del tiempo la forma cambie. Es as, que se pueden distinguir dos grandes perodos en el accionar del BM en Argentina. El primero cubre casi la totalidad de la dcada de los noventa, mientras que el segundo, va de 1997 al 2010.

    Durante los noventa, existi un claro eje de programas que llev a cabo lo que hemos denominado el acorralamiento, materializado en los programas de reformas del Estado que apuntaron a entorpecer la repro-duccin de la fuerza de trabajo por un lado ya sea a travs de los proyec-tos sanitarios como aquellos aplicados al mbito educativo y la venta de los recursos estratgicos por el otro. El segundo perodo supone la conti-nuacin de la reforma del Estado, pero se le agrega el fi nanciamiento de la plataforma agroexportadora a travs de los proyectos de construccin de carreteras, el fi nanciamiento de drenajes de canales orientados a la pro-duccin agrcola, el cuidado de la biodiversidad y el agua y el fi nancia-miento para lograr mayor competitividad de los pequeos y medianos

  • Cap. 1. Proyectos hegemnicos | 21

    productores y comunidades indgenas, todo lo cual no ha sido otra cosa que el fi nanciamiento de una plataforma agroexportadora.

    La hiptesis que sostenemos en relacin al impacto de las polti-cas impulsadas y el condicionamiento ejercido por el BM sobre la Ar-gentina no ocurren en un vaco de poder interno. Se dan en el marco de una de las derrotas ms importantes que sufriera el movimiento obrero argentino, cuyo resultado fue la prdida de poder de disputa econmi-ca y poltica por parte de dicho sector. La dictadura argentina del 76, a sangre y fuego, implementara una de las polticas ms violentas que conociera el siglo XX en toda Latinoamrica. Por lo tanto, es en el cruce entre las polticas implementadas por la dictadura y fogoneadas y fi nan-ciadas por el BM que deben buscarse las razones de la reprimarizacin y el desmantelamiento del aparato productivo industrial. Resulta claro entonces plantear que el accionar del Banco Mundial se construye en el transcurso de un cambio de poca en Argentina, en parte por ellos impulsado, que signifi c la cada del modelo de sustitucin de impor-taciones y, con l, el retorno de la reprimarizacin y el comienzo de la modifi cacin en el uso del suelo.

    En la poltica del BM de fi nes de los aos ochenta se expresa clara-mente la profundizacin de los intereses de Estados Unidos en el tercer mundo, materializado a partir del triunfo de Ronald Reagan en 1981 y el cambio de su poltica exterior en favor de la captura de recursos estrat-gicos y los intereses de sus transnacionales. Las palabras de Roger Altman resultan elocuentes sobre los intereses empresariales de Estados Unidos y cmo la poltica de Banco Mundial deba ser sumisa a ellos. Para el ex secretario adjunto del Tesoro de los Estados Unidos (1977/1980) y miem-bro importante de la Comisin Trilateral, el Banco Mundial deba

    [] orientar sus esfuerzos hacia el alivio de la deuda y abandonar aquellos proyectos de infraestructura a los cuales contribuy du-rante sus cuarenta aos de vida. Preocupa que los pases subdesa-rrollados como consecuencia de su deuda se vean afectados para importar, situacin que resulta perjudicial para Estados Unidos. Ante esta situacin, sugiere un cambio de rumbo en las polticas del Banco Mundial. Entre las acciones propone: 1) Aumentar sus prstamos a los gobiernos nacionales debilitados. 2) Administrar sus activos de forma ms creativa para fi nanciar esos mayores prs-tamos. 3) El Banco Mundial debera insistir en que las naciones con supervit, en particular Japn y Alemania Federal, aporten una parte mayor del aumento de capital solicitado. 4) Por ltimo, que

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    cualquiera sea el plan concreto, el hecho es que debe ser hecho por el Banco Mundial.12

    Otro de los argumentos en esta misma lnea sostena por aquellos aos que el Banco Mundial deba abandonar los prstamos bilaterales y canalizar tales montos por su intermedio. La tendencia por parte de Estados Unidos a disminuir los prstamos bilaterales tena un doble benefi cio como lo sugera James Baker, secretario del Tesoro durante el gobierno de Reagan:

    [] que el Banco Mundial resulta un aliado estratgico para Esta-dos Unidos, con la ventaja adicional de que los dlares all depo-sitados rinden muchsimo ms que los gastos en ayuda bilateral.13

    El segundo benefi ciario de dicha poltica eran las empresas.

    Hacia fi nes de los aos ochenta el proyecto de Banco Mundial era muy claro. En l se encontraban claramente expresados los intereses de las empresas transnacionales estadounidenses as como los del gobierno norteamericano. El objetivo estaba defi nido: condicionar y forzar las po-lticas de ajuste estructural. De esta manera se podra acceder al control, previo desmantelamiento del aparatado productivo y de la burocracia ca-paz de pensarlo y desarrollarlo, de los recursos estratgicos nacionales, donde las empresas estadounidenses cumpliran un rol destacado.

    En este marco, el BM otorg a lo largo de los aos noventa, cuatro tipos de prstamos a travs del BIRF: 1) los destinados a programas so-ciales; 2) a la infraestructura; 3) al ajuste estructural y 4) a la asistencia tcnica. Todos ellos concedidos en los primeros noventa (1991/1996) con obligaciones de pago que superaran la propia dcada de los no-venta. Durante ese primer perodo se otorgaron 24 crditos y a partir de 1996 se autorizaron 26 nuevos prstamos, de los cuales la mitad estu-vieron destinados a sellar las reformas estructurales encaradas en la pri-mera etapa y que no haban sido incluidos hasta ese entonces, como es el proyecto de reforma de las obras sociales sindicales, el cual supona su traspaso a manos privadas, as como tambin extender la privatizacin de otros sectores como la de los aeropuertos y el transporte pblico de la ciudad de Buenos Aires (subterrneos y ferrocarriles metropolitanos). La implicancia de cada uno de estos proyectos fue diferente, en tanto impulsaron el proceso de desmantelamiento del aparato productivo, y

    12 mbito Financiero 1988, citado en Corbaln.

    13 Clarn 1988 abril El BIRF, un negocio entre grandes, citado en Corbaln.

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    con ello, la desnacionalizacin de los recursos estratgicos de la nacin, as como la propia capacidad de reproduccin de la fuerza de trabajo.

    5.2. El Banco Mundial de fines de la dcada de los noventa y principios de los dos mil, 1997-2010

    Hacia fi nes de la dcada de los noventa el inters de Washington y el BM sobre la Argentina cambia. Comienzan a prestarle ms atencin a la agricultura del norte argentino, sus carreteras, biodiversidad y agua, lo cual ha sido una novedad de los ltimos 15 aos si consideramos toda la relacin entre el BM y la Argentina. La materializacin de ese inters se observa en los proyectos que fi nanciados para la construccin de ca-rreteras, el fomento de la competitividad de los pequeos y medianos productores, que no es otra cosa que el fi nanciamiento de la agricultura industrial, la construccin de canales de drenaje para el desarrollo del sector agrcola y el cuidado de la biodiversidad y el agua. Proyectos que en su conjunto conforman un principio de control territorial, social y biolgico, cuya principal consecuencia ha sido la instauracin de una plataforma agroexportadora, y de esa manera imposibilitar el proceso de integracin de la Argentina con el resto de los pases de la regin. Es notorio como el BM cambia el eje de su intervencin en la Argentina a fi nes de la dcada de los noventa, lnea que se profundiza en los dos mil, pasando de hacer un fuerte hincapi en la reforma del Estado a interesarse por la captura de la biodiversidad y por la consolidacin de una plataforma agroexportadora a travs del control de los pequeos y medianos productores y el desarrollo de la infraestructura vial.

    Hay que considerar que la disputa por los recursos naturales est en el marco de una estrategia ms amplia que incluye al IIRSA14 y otros proyectos de la misma ndole, cuyo objetivo es garantizar la captura de la biodiversidad en tanto materia prima de la ingeniera gentica. Este es el camino que propone el BM como salida al agotamiento de los re-cursos fsiles convencionales15.

    Es decir, lo que est en disputa, es la transicin energtica. Esta es la verdadera magnitud del problema desde el punto de vista geopo-

    14 Iniciativa para la Integracin de la Infraestructura Regional Sudamericana (IIRSA). Es un proyecto impulsado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el FONPLATA y la Corporacin Andina de Fomento (CAF).

    15 Para mayor informacin, vase World Bank (2012). El ttulo del trabajo es muy claro: Inclusive Green Growth. The Pathway to Sustainable Development.

  • 24 | HACIA DNDE VA LA INTEGRACIN REGIONAL EN NUESTRA AMRICA?

    ltico y as lo ha planteado Estados Unidos desde la segunda posguerra: la cuestin es posibilitar el abastecimiento de los recursos estratgicos necesarios para garantizar el sustento de su propio crecimiento, para lo cual, disea e implementa estrategias de control territorial sobre los pases perifricos, ya sea a travs de intervenciones directas como las militares, o bien aquellas tendientes a provocar inestabilidad poltica y social, o las dirigidas a no permitir la industrializacin y, por lo tanto, el no consumo de recursos naturales en el mbito local, entre otras, para los cuales el BM es uno de sus brazos ejecutores.

    El total de proyectos que fi nanci el Banco durante este perodo fue de 96 y 24 de ellos se destinaron a los objetivos sealados anterior-mente (cuadro N 1). El monto de estos proyectos alcanz los 4.411 millones de dlares. El resto, fi nanci un sinfn de otras cuestiones, entre los cuales se encuentran proyectos de asesora por cuestiones de salud, de educacin, etc. Otros proyectos se destinaron a la reforma del Estado, condicionalidad acreedora mediante, etc., etc. Sin embargo, lo que se observa es un cambio rotundo en el tipo de proyectos que fi nan-cia el BM en Argentina si uno lo compara con la primera etapa de los noventa. Cambio que fue acompaado por modifi caciones en el mbito de la legislacin, no solo para permitir la entrada de los transgnicos, cuestin que ha motivado un debate en el mbito local, sino por el in-tento de modifi cacin de la ley de semillas y creaciones fi togenticas.

    Los proyectos fi nanciados por el BM, presentados anteriormente, pueden ser agrupados en tres grandes ejes: i) biodiversidad y agua; ii) carreteras y iii) fi nanciamiento de pequeos y medianos productores y comunidades indgenas. Estos tres ejes, de los cuales sern desarrolla-dos los dos primeros por una cuestin de espacio, resultan diferentes a los que predominaron durante los primeros aos de la dcada de los noventa, quiebre que coincide con la autorizacin de la entrada de los transgnicos. Otro de los rasgos caractersticos de estos tres ejes es que se ocupan, en su gran mayora, del norte del pas, porcin del territorio sobre la cual avanza la agriculturizacin de sus tierras y donde Estados Unidos instal unas de sus bases militares en el ao 2011 (provincia de Chaco), que luego sera retirada debido a la movilizacin popular.

    En sntesis, la intervencin del BM en la Argentina ha sido multi-factica a lo largo de las ltimas dos dcadas, su grado de injerencia se fue ampliando hasta incluir los ms diversos sectores. Fue un proceso paulatino que llev veinte aos, comenzando en la dcada de los noventa

  • Cap. 1. Proyectos hegemnicos | 25

    por la construccin del entramado de relaciones que operaron en favor del desmantelamiento del aparato productivo del pas, empujndolo a la reprimarizacin. En aquellos primeros aos, la estocada del BM sobre Ar-gentina const de dos pasos: 1) provocar el desmantelamiento del aparta-do productivo industrial y la venta de los recursos y empresas estratgicas, y 2) entorpecer la reproduccin de la fuerza de trabajo. El primer paso se posibilit a travs de los prstamos destinados a las reformas estructurales y al desfi nanciamiento del Estado acaecido con el traspaso de los fondos jubilatorios a manos privadas y con el privilegio al pago del servicio de la deuda, generando grandes boquetes presupuestarios que fueron llenados con emprstitos altamente condicionados; el segundo, con los prstamos orientados al empobrecimiento de la educacin y la salud. El perodo que va de fi nes de la dcada de los noventa hasta el 2010, revela el cambio de impronta que el BM le da a sus prstamos, cuyo nico objetivo fue infl uir en el sector agrcola argentino y controlar la biodiversidad.

    Ambas estrategias garantizar la desestructuracin productiva y social primero y la captura de los recursos naturales y el control agrcola luego son parte de un accionar colonial/imperial de la poltica exterior estadounidense, representada por el BM como uno de los entes subro-gados al Departamento del Tesoro, que tiende a privilegiar el control de los recursos no renovables, en una etapa donde lo que est en juego en primera instancia, son los lmites materiales que presenta el capitalismo para continuar creciendo y, en una segunda, la posibilidad de vida sobre la bisfera. La consecuencia ha sido la imposibilidad de integracin con el resto de los pases vecinos.

    Es por todo esto que la Argentina termina siendo un buen ejemplo de los planes de desintegracin llevados a cabo por los Estados Unidos en la regin, cuyo principal rgano ejecutor ha sido el Banco Mundial, a partir de la fi nanciacin de proyectos que persiguen el control territorial y la instauracin de una plataforma agroexportadora que obture toda posibilidad de integracin con los pases de la regin.

  • 26 | HACIA DNDE VA LA INTEGRACIN REGIONAL EN NUESTRA AMRICA?

    CUADRO 1PRSTAMOS OTORGADOS POR EL BM - BIRF

    Ao Nombre del proyectoCosto total USD

    1997(2010) Provincial agricultural development proyect 357.2

    1997(2011) Samall farmer development proyect 100

    1997(2008) Biodiversity conservation proyect 21.9

    1998(2005) National highways rehabilitation and mantenance proyect 929

    2000(2006) Ingenious community developmentLIL 5.88

    2004 National highway asset management 200

    2005Argentina Rural Education Improvement Proyect - PROMER 150

    Provincial Road Infrastructure Proyect 286

    2006 AR Cordoba Road Infrastructure 75

    2007

    AR Santa Fe Road Infrastructure 126.7

    Additional Financing Argentina Provincial Agricultural Development Project Ln. 7425-0 AR 37

    AR Additional Financing Small Farmer Development Project (PROINDER) 56.8

    Biodiversity Conservation in Productive Forestry Landscapes 7

    AR APL2 National Highway Asset Mgt 400

    Sustainable Indigenous in High Valleys North Iruya 0.1

    2008AR PROSAP2 Second Provincial Agricultural Development 453

    AR Sustainable Natural Resources Management (formely Sustainable Forestry Development) 60

    2010

    Norte Grande Road Infrastructure 200

    Argentina Glasslands Proyect (Mercosur) 0.9

    AR Road Safety 30

    AR Provincial Road Infrastructure Proyect Additional Financing 175

    2011 Second Norte Grande Water Infrastructure 240

    2010 Total Financiamiento 4418.48

    Fuente: elaboracin propia en base a los datos del Banco Mundial.

  • Cap. 1. Proyectos hegemnicos | 27

    CUADRO 2PROYECTOS FINANCIADOS POR EL BANCO MUNDIAL BIRF (1997-2010)

    Biodiversidad y agua Carreteras Pequeos y medianos produc-tores y comunidades indgenas

    Biodiversity Conservation Proyect (GEF)

    National Highways Rehabili-tation and Maintenance and

    Protect

    Provincial Agricultural Develop-ment Project

    Biodiversity Conservation in Productive Forestry Lands-

    capes

    National Highway Asset Mana-gement

    Small Farmer Development Project

    AR Sustainable Natural Resour-ces Management (Formerly

    Sustainable Forestry Develo-pment)

    Provincial Road Infrastructure Project

    Indigenous Community Develo-pment LJL

    Norte Grande Water Infras-tructure AR Cordoba Road Infrastructure

    Argentina Rural Education Im-provement Project PROMER

    Argentina Glasslands Project (Mercosur)

    AR Santa Fe Road Infrastruc-ture

    Additional Financing Argentina Provincial Agricultural Develop-ment Project Ln. 7425-0 AR

    Second Norte Grande Water Infrastructure

    AR APL2 National Highway Asset Mgt

    AR Additional Financing Small Farmer Development Project

    (PROINDER)

    Norte Grand Road Infrastruc-ture

    Sustainable Indigenous Com-munities in High Valleys North

    Iruya

    AR Road Safety AR PROSAP2 Second Provin-cial Agricultural Development

    AR Provincial Road Infras-tructure Project Additional

    Financing

    Fuente: elaboracin propia en base a los datos del Banco Mundial

  • 29

    Los procesos de integracin regional acaecidos durante los prime-ros aos del siglo XXI ponen en discusin modelos de regionalismo econmico predominantes en los esquemas de Amrica Latina y el Ca-ribe (como el MERCOSUR nacido en el marco del neoliberalismo). La Alternativa Bolivariana para los pueblos de Nuestra AmricaTratado de Comercio de los Pueblos (ALBA- TCP) es una de las ms ambiciosas en cuanto programa de coordinacin de polticas regionales, intercambio y principios en las relaciones internacionales.

    En el marco del ALBA-TCP se ha construido un esquema de in-tegracin energtica (PetroCaribe), de comercio regional (Convenios Comerciales Compensados), de planifi cacin y de empresas (proyec-tos y empresas grannacionales), de integracin fi nanciera (Banco del ALBA) y de cooperacin monetaria (Sistema Unitario de Compensacin Regional-SUCRE) que conllevan elementos novedosos y distintivos con respecto al regionalismo abierto caracterstico de la integracin neo-liberal. Sin embargo, el ALBA-TCP es un proceso en el que se desen-vuelven tensiones correspondientes a los distintos proyectos societales presentes en los pases de la regin.

    Cules son los elementos que forjan al ALBA-TCP como proyecto alternativo en la integracin regional? Qu factores potencian o limitan la iniciativa? Son interrogantes fundamentales a la hora de interpretar los proyectos de integracin regional en el Siglo XXI.

    Estos procesos se condicen con el desarrollo poltico de la re-gin y la consolidacin de un cambio en las correlaciones de fuerzas de

    Capitulo 2. Proyectos contrahegemnicosLa Integracin de los pueblos de Nuestra Amrica. Avatares de una construccin regional alternativa

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    Amrica Latina y el Caribe. Si bien en el proyecto ALBA-TCP participan diversos pases que al mismo tiempo forman parte de otros proyectos de integracin regional con otros objetivos, el diseo de la propuesta ALBA-TCP adquiere dinmica propia, con objetivos claros, iniciativas especfi cas y el camino hacia la construccin de una identidad colectiva regional. Dicha afi rmacin no oculta las tensiones, disputas e indefi ni-ciones al interior de la iniciativa.

    En este captulo, analizaremos los aspectos ms relevantes del proyecto ALBA-TCP y sus aportes en la construccin de un regiona-lismo contra-hegemnico. Para ello primero nos introduciremos en la historia y desarrollo del ALBA-TCP y luego estudiaremos detalla-damente los proyectos de Empresas Grannacionales, la propuesta de la Nueva Arquitectura Financiera Regional, tribunal de inversiones y PetroCaribe.

    2.1. Alternativa Bolivariana para los pueblos de Nuestra Amrica Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP)

    Uno de los fundamentos claves en la formulacin de la propues-ta regional es la recuperacin de todo un legado histrico de los grandes intelectuales orgnicos y dirigentes de Nuestra Amrica. En este sentido es que postula al ALBA-TCP en funcin de los idearios de Simn Bolvar y la Carta de Jamaica de 1815, de Simn Rodrguez, del Congreso de Panam de 1824, de Jos Mart y la reivindicacin de Nuestra Amrica, de las luchas de Fidel Castro y el Che Guevara por la revolucin socialista, de Maritegui, de Sandino.

    La propuesta del ALBA nace en contraposicin con la estrategia interamericana de los Estados Unidos para Amrica Latina y el Caribe desde la post-guerra fra, condensada en el rea de Libre Comercio de las Amricas (ALCA).

    El ALCA, programado como la poltica de los Estados Unidos para el Siglo XXI, fue formulado durante la dcada de los noventa y se pens llevar a cabo en la primera dcada del nuevo milenio. Sin em-bargo, la respuesta de los pueblos de Nuestra Amrica logr impedir su concrecin y gener un espacio poltico para debatir sobre un nuevo tipo de regionalismo. Urga y urge pensar la integracin regional como fortalecimiento de la autonoma de Amrica Latina y el Caribe frente a las estrategias de dominacin de los Estados Unidos.

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    En la III Cumbre de las Amricas desarrollada en Quebec en 1999, los mandatarios de la regin se encontraron negociando la propuesta hemisfrica de los Estados Unidos del ALCA y se fi rm un compromiso de puesta en funcionamiento en la prxima Cumbre de las Amricas en 2005. La nica delegacin que estableci reservas en la fi rma de la De-claracin fi nal fue la venezolana. El presidente Chvez en el marco de la III Cumbre de mandatarios de la Asociacin de Estados del Caribe en Venezuela en 2001 pronunci la propuesta del ALBA en contraposicin a la iniciativa ALCA.

    Frente al llamado de Chvez de construir el ALBA, Cuba ad-hiri al proyecto regional. En los aos posteriores al anuncio de la iniciativa, Venezuela sufri un golpe de Estado en 2002 y un lockout petrolero en 2003. Estos hechos provocaron una demora en el diseo de la propuesta regional por parte de Venezuela. Sin embargo, el go-bierno bolivariano en este perodo conform una comisin presiden-cial para abordar esta problemtica y en 2003 divulg el documento ofi cial titulado: De la integracin neoliberal a la Alternativa Boli-variana para Amrica Latina. Principios rectores del ALBA. Segn Linares y Guerrero Lugo, el documento se centra en avanzar hacia niveles de crecimiento y bien vivir colectivo, ajeno de toda infl uencia de los organismos internacionales1

    Finalmente, en 2004 se fi rm la Declaracin de La Habana entre Venezuela y Cuba. Dicho documento constituye el antecedente in-mediato del proyecto de integracin de la Alternativa Bolivariana para las Amricas, ALBA. En el mismo se plantearon los ejes fundamentes sobre los cuales se dise y se construye la propuesta del ALBA.

    El ALBA tiene por objetivo la transformacin de las sociedades latinoamericanas, hacindolas ms justas, cultas, participativas y solidarias y que, por ello, est concebida como un proceso integral que asegure la eliminacin de las desigualdades sociales y fomente la calidad de vida y una participacin efectiva de los pueblos en la conformacin de su propio destino.2

    Entre 2004 y 2007 se produjo la creacin del Consejo de Movi-mientos Sociales del ALBA y la adhesin de Bolivia (abril 2006) y Ni-caragua (enero 2007). En la V Cumbre del grupo, los pases miembro

    1 Linares y Guerrero Lugo, p. 321.

    2 Declaracin conjunta, 2004.

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    acordaron la creacin de los proyectos grannacionales, fi guras claves en la integracin del ALBA. Linares y Guerrero Lugo consideran que a partir de dicha Cumbre se consolida la nueva estrategia de integracin regional, muy distinta a las iniciativas econmicas establecidas en el marco de la teora clsica del comercio internacional y de las relaciones internacionales3. Complementariamente Schaposnik y Pardo afi rman que

    [] se instrumenta a travs de una estructura institucional deli-neada luego de la V Cumbre celebrada en 2007 y completada pau-latinamente con la creacin de Consejo, Comisiones, Comits y Grupos de trabajo, relacionados con derechos humanos, soberana y defensa de la naturaleza.4

    La creacin del Banco del ALBA (2008) y del Sistema Unitario de Compensacin Regional (SUCRE) (2009) forma parte del captulo econmico-fi nanciero de la integracin del ALBA- TCP. Al respecto bien vale recordar el primer principio de la Declaracin Conjunta entre Cuba y Venezuela del 2004:

    El comercio y la inversin no deben ser fi nes en s mismos, sino instrumentos para alcanzar un desarrollo justo y sustentable, pues la verdadera integracin latinoamericana y caribea no puede ser hija ciega del mercado, ni tampoco una simple estrategia para am-pliar los mercados externos o estimular el comercio. Para lograrlo, se requiere una efectiva participacin del Estado como regulador y coordinador de la actividad econmica.5

    Uno de los aspectos a resaltar en la iniciativa ALBA-TCP, es la incorporacin de movimientos sociales en el diseo y desarrollo de la propuesta regional. En mayo de 2013 se llev a cabo la primera asam-blea continental de los movimientos sociales hacia el ALBA en la cual se defi nieron como ejes de trabajo comunes la comunicacin alterna-tiva, la formacin poltica y la solidaridad. De esta forma se elabora un bloque regional inspirado en parmetros distintos a los de la teora clsica de la integracin y en contraposicin a ciertos fundamentos de la teora tradicional de las relaciones internacionales. Abandonar criterios estado-cntricos y mecanismos de integracin unidimensionales para

    3 Linares y Guerrero Lugo, p. 330.

    4 Schaposnik y Pardo, p. 7.

    5 Declaracin conjunta, 2004.

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    dar lugar a una mayor articulacin entre los pueblos de Nuestra Am-rica tanto materia comercial como en aspectos de cooperacin social, poltica, cultural, comunicacional, etc.

    Otro de los aspectos relevantes del proyecto ALBA-TCP es el apo-yo y cooperacin con el pueblo de Hait. Los pases miembros se com-prometieron en llevar a cabo polticas regionales en pos de brindar ayu-da humanitaria y solidaridad con Hait, diferencindose de las polticas de intervencin militar que han desarrollado otros Estados en el pas.

    El esquema terico tradicional de la integracin comprende que los proyectos regionalismo se inician con acuerdos libre comercio, em-prenden un espiral de liberalizacin y apertura econmica y se conso-lidan en el consenso poltico y el desarrollo institucional. La historia reciente del ALBA-TCP no se condice con dicha teorizacin siendo que los primeros y ms importantes avances se dieron en el plano poltico, social e institucional. Ya en sus orgenes, forjndose como alternativa frente al proyecto imperialista del ALCA, los pases miembros enten-dieron a la iniciativa ALBA como un espacio de discusin y resolucin de polticas regionales bajo las premisas de la defensa de la soberana popular y el fortalecimiento de la autonoma regional. En este sentido resaltan los posicionamientos frente al golpe de Estado en Honduras, los intentos de golpes en Bolivia en 2008 y Ecuador en 2010 y declara-ciones frente a la crisis internacional, el cambio climtico, la V Cumbre de las Amricas, reconocimiento al derecho de autodeterminacin de Puerto Rico y las recientes frente a la intervencin estadounidense en Siria.

    En la XI Cumbre se anunci la creacin de un Consejo de De-fensa del ALBA-TCP y se estableci la necesidad elaborar un mapa de mercancas para el comercio intrarregional. Este ltimo, segn el re-presentante ecuatoriano, Diego Borjas, debe contener intercambios con lgicas de comercio distintas a la del capitalismo dentro de mecanismos unifi cadores como la CELAC y la UNASUR. Sin embargo estos objetivos no pueden desarrollarse de manera desarticulada, porque como bien seala Garca Lorenzo

    [] no es un acto de voluntarismo poltico aplicado al comercio lo que asegurar la sustentabilidad del proyecto, se trata de crear las condiciones, aplicar polticas crediticias y fi nancieras estimulativas, tales como los crditos a la exportacin con segura de gobierno.6

    6 Garca Lorenzo, p. 219.

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    El proceso de integracin en el marco de los pases del ALBA-TCP se vio fuertemente interpelado tras el golpe de Estado en Honduras. El por entonces presidente hondureo Manuel Zelaya haba anunciado en agosto de 2008 el ingreso del pas al ALBA.TCP, sin embargo luego del golpe de Estado de junio de 2009, el presidente de facto Roberto Micheletti anunci el retiro de Honduras del ALBA en diciembre de ese mismo ao.

    El ALBA-TCP actualmente se encuentra integrado por Antigua y Barbuda, Bolivia, Cuba, Dominica, Ecuador, Nicaragua, San Vicente y las Granadinas, Santa Luca, Surinam y Venezuela. Es un proyecto de integracin regional basado a partir de los principios de coopera-cin, solidaridad, complementariedad, defensa de la soberana y la autonoma. Aponte Garca inscribe al ALBA-TCP en lo que defi ne como Nuevo Regionalismo Estratgico, involucrando la creacin de un nuevo tipo de empresas, la concepcin multi-dimensional del regio-nalismo y la articulacin del proyecto regional con la nocin de so-beranas7. Es un proyecto de integracin regional, que en el marco de la crisis global adquiere mayor relevancia, porque como afi rma Gam-bina8, Amrica Latina es laboratorio de construccin de alternativa.

    En esta lnea argumental, Len refuerza las anteriores afi rmacio-nes expresando que

    El ALBA es sin duda el primer planteo de un socialismo latinoame-ricano y caribeo vernculo en este siglo naciente, pues recoge la experiencia nica de medio siglo de construccin del socialismo en Cuba, dialoga con principios originarios, como los de comple-mentariedad y reciprocidades, y se proyecta hacia el futuro con una propuesta integral de sociedad, entre cuyos aspectos fi guran re-sig-nifi caciones de los modos de intercambio a gran escala, como plan-tea la propuesta del Tratado de Comercio de los Pueblos (TCP), un planteo que, ms que de comercio, habla de intercambios basados en los cimientos de una alternativa civilizatoria, signada por los fundamentos del Vivir Bien/ Buen Vivir.9

    7 Aponte Garca.

    8 Gambina.

    9 Len, p. 11.

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    IMAGEN 1ESTRUCTURA DEL ALBA - TCP

    Fuente: Sitio web ALBA - TCP, en .

    2.1.1. Proyectos y empresas grannacionales

    Propuestos como ejes fundamentales en la integracin del ALBA-TCP, los proyectos y las empresas grannacionales fueron postulados en con-traposicin al funcionamiento de las empresas trasnacionales. Al respecto es posible sealar tres fundamentos en los proyectos grannacionales: uno histrico y geopoltico (vinculado a las nociones de soberana nacional y regional), otro socio-econmico (asociado a los objetivos de integracin comercial y econmica) y otro ideolgico (elaborado a partir de la crtica a la globalizacin neoliberal y el paradigma ortodoxo).

    En la VI cumbre del ALBA en enero de 2008, los pases miem-bro acordaron la fi rma de un documento en el que se conceptualizan los proyectos y empresas grannacionales. Los proyectos grannacionales son programas destinados a cumplir con los objetivos del ALBA-TCP e involucran a dos o ms pases en su materializacin. Mientras que las empresas grannacionales son empresas mixtas conducidas por dos o ms Estados de la regin cuyo objetivo es robustecer el comercio in-trarregional y crear una zona de comercio justo. Sin embargo, no todo proyecto grannacional debe convertirse en una empresa grannacional, pero s toda empresa grannacional debe ser el producto de un Proyecto Grannacional. Segn el documento ofi cial de la VI Cumbre

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    El concepto de Empresas Grannacionales surge en oposicin al de las empresas transnacionales, por tanto, su dinmica econmica se orientar a privilegiar la produccin de bienes y servicios para la satisfaccin de las necesidades humanas garantizando su continui-dad y rompiendo con la lgica de la reproduccin y acumulacin del capital.10

    Las iniciativas grannacionales se corresponden con el esquema de integracin del ALBA-TCP y ms especfi camente con las nociones de polticas comerciales y fi nancieras a las que adhieren los pases de la re-gin. Al respecto bien vale recordar el siguiente pasaje de la Declaracin Conjunta entre Venezuela y Cuba de 2004:

    El comercio y la inversin no pueden ser concebidos como fi nes en s mismos, sino instrumentos para alcanzar un desarrollo justo y sustentable; el trato especial, diferenciado que tenga en cuenta el nivel de desarrollo de los diversos pases y la dimensin de sus eco-nomas; la complementariedad econmica y la cooperacin entre los pases participantes; el fomento de las inversiones de capitales latinoamericanos en la propia Amrica Latina y El Caribe.

    Uno de los proyectos grannacionales que mayor desarrollo ha te-nido es el que contiene el objetivo de erradicar la analfabetizacin en los pases de la regin. Inspirado en el programa cubano de alfabetizacin yo s puedo, los pases de la regin cumplieron con una de las metas de los Objetivos del Nuevo Milenio de Naciones Unidas ms importan-tes. De esta forma Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua lograron alfabetizar a sus pueblos.

    Las empresas grannnacionales, segn el documento ofi cial del ALBA-TCP, se rigen a partir de cuatro parmetros: 1) nocin de integra-cin productiva y complementariedad entre las naciones; 2) produccin destinada prioritariamente a satisfacer el consumo fi nal o industrial del mercado intrarregional, en vistas de conformar la zona de comercio jus-to; 3)la efi ciencia productiva y auto-sustentabilidad de las empresas; 4) principios de complementariedad, solidaridad, cooperacin, reciproci-dad y convivencia armoniosa del hombre con la naturaleza.

    El desarrollo de estas iniciativas encuadradas en el esquema in-tegracionista ALBA-TCP es potenciado debido a que los Estados de la regin han llevado a cabo procesos de nacionalizacin de recursos na-turales.

    10 ALBA, 2008.

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    2.1.2. Tribunal de inversiones

    En marzo de 2013 el gobierno ecuatoriano ofi cializ la propuesta de creacin de una comisin regional de auditora sobre los tratados bilaterales de inversiones. La propuesta encabezada por el presidente Rafael Correa nace principalmente a partir de las denuncias realizadas por la petrolera norteamericana Chevron-Texaco. La empresa fue de-nunciada por contaminacin en la zona de la Amazona ecuatoriana du-rante su presencia en el perodo 1972/1992. En el marco de la estrategia de las empresas transnacionales condensada en la fi rma de Tratados Bi-laterales de Inversin (TBI) y en el recurso del Centro Internacional de Arreglo de Diferencias relativas a Inversiones (CIADI), Chevron deman-d al Estado ecuatoriano por un tratado fi rmado 1997. La aplicacin del tratado es realizada de manera retroactiva, siendo que el mismo fue signado cinco aos despus de que la empresa haya dejado de operar en Ecuador11.

    Segn Correa,Chevron tiene cerca de 60 fi rmas trabajando en esto, para no aca-tar la sentencia del tribunal ecuatoriano y hundir al pas. Ms de 1.000 abogados han trabajado en esto, ms de 400 millones han gastado cifra sin precedente para la defensa y tratar [sic] de evitar asumir sus responsabilidades y hundir al pas en una campaa de desprestigio12.

    La Comisin postulada por Ecuador incluye la elaboracin de una auditora del CIADI, a la UNCITRAL (Tribunal de Naciones Unidas para el Derecho Comercial), sus consejos, tribunales y rbitros. La Co-misin para la Auditora Integral Ciudadana de los Tratados de Protec-cin Recproca de Inversiones y del Sistema de Arbitraje Internacional en Materia de Inversiones (CAITISA) se encuentra adscripta a la Secre-tara Nacional de Planifi cacin y Desarrollo (SENPLADES). Toma como

    11 A lo que Correa agrega: Fjense la doble moral: Se acuerdan del caso Pinochet, cuando se lo apres en Inglaterra? Pinochet, claramente un criminal que mat a miles de perso-nas, pero el tribunal ingls dijo no, esos asesinatos fueron entre 1980 y 1986 y el Tratado y la Convencin de Roma, que castiga el genocidio, fue ratifi cado por Chile en la dcada de los 90, as que no se puede aplicar retroactivamente el Tratado, vaya libre seor Pinochet, ah s, para liberar a genocidas, cmplices de estas potencias internacionales, no se aplica retroactividad, y es lo correcto, aunque a Pinochet se lo pudo acusar de muchas otras cosas en 9 de marzo de 2013.

    12 CADTM.

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    fundamento el artculo 33913 de la Constitucin Poltica de Ecuador de 2008.

    Las funciones de la Comisin son las de examinar y evaluar el proceso de fi rma y negociacin de TBI y otros acuerdos de inversin; el contenido y compatibilidad de los mismos con la legislacin del Ecua-dor; la validez y la pertinencia de las actuaciones y los procedimientos adoptados y los laudos y decisiones emitidos por los rganos y juris-dicciones del arbitraje internacional en materia de inversiones, con el fi n de determinar la legalidad, legitimidad y licitud de sus decisiones e identifi car inconsistencias e irregularidades que hayan provocado o puedan provocar impactos al Estado ecuatoriano en trminos econmi-cos, sociales y ambientales, y a los pueblos y nacionalidades. Asimismo, la CAITISA plantea la elaboracin de una Auditora integral ciudadana de los TBI, del arbitraje internacional y de los rganos y jurisdicciones a los que los TBI transfi eren competencia para el Tratamiento de contro-versias en materia de inversiones.

    La CAITISA postula:

    1. Determinar las motivaciones y sustento de la fi rma y suscrip-cin de los TBI;

    2. evaluar el impacto social, econmico, ambiental y jurdico;

    3. determinar las obligaciones que se hayan derivado o puedan derivarse para el Estado ecuatoriano;

    4. identifi car inconsistencias o disposiciones y clusulas que se consideren inconformes con el derecho ecuatoriano y el derecho inter-nacional pblico;

    5. examinar actuaciones, laudos y decisiones arbitrales en los que pueda detectarse confl ictos de inters, interpretacin o aplicacin err-nea del derecho internacional o ecuatoriano; condenas y montos paga-dos en virtud del cumplimiento de laudos arbitrales; rol de los terceros fi nanciadores, en caso de existir;

    13 El Estado promover las inversiones nacionales y extranjeras, y establecer regula-ciones especfi cas de acuerdo a sus tipos, otorgando prioridad a la inversin nacional [] la in-versin extranjera directa ser complementaria a la nacional, estar sujeta a un estricto respeto del marco jurdico y de las regulaciones nacionales, a la aplicacin de los derechos y se orientar segn las necesidades y prioridades defi nidas en el Plan Nacional de Desarrollo, as como en los diversos planes de desarrollo de los gobiernos autnomos descentralizados, Constitucin Poltica del Ecuador, 2008, art. 339).

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    6. evaluar el proceso operativo y desempeo econmico, social y ambiental de empresas que llevaron a cabo acciones contra el Estado ecuatoriano;

    7. determinar la existencia de probables indicios de responsabili-dades civiles, penales y administrativas para derivarlas a las autoridades pertinentes;

    8. proponer medidas jurdicas y polticas alternativas respecto de los acuerdos de Inversin y del Sistema de Arbitraje Internacional en materia de inversiones; y,

    9. investigar cualquier otra informacin o circunstancia que se considere pertinente.

    La Comisin Integral Ciudadana para la Auditora de los Trata-dos de Proteccin Recproca de Inversiones y del Sistema de Arbitraje Internacional (CAITISA), se encuentra integrada por cuatro represen-tantes de instituciones del Estado14, cuatro expertos o investigadores internacionales provenientes de organizaciones de la sociedad civil y cuatro representantes de las organizaciones y/o movimientos sociales con experiencia en derecho internacional y/o derecho de inversiones y/o arbitraje internacional.

    La iniciativa del Ecuador ha sido la base para el desenvolvimiento de un debate regional en el marco del ALBA, recuperando experiencias nacionales e interpelando el desarrollo de cada pas en materia de in-versiones.

    El ALBA-TCP en 2013 decidi crear el Observatorio Internacio-nal para combatir los abusos de las Empresas Transnacionales. En la reunin interministerial de Guayaquil (mayo de 2013) los pases miem-bros del ALBA-TCP y Repblica Dominicana fi rmaron la creacin del Observatorio con el fi n de dar cuenta del estado de los litigios interna-cionales en materia de inversiones externas15. La I Conferencia Minis-terial de Estados Latinoamericanos afectados por intereses de transna-cionales se plante la posibilidad de reformar instancias arbitrales y la constitucin de espacios regionales para la resolucin de controversias en materia de inversiones. La propuesta ALBA-TCP de este modo apoya

    14 De la Secretara Nacional de Planifi cacin y Desarrollo, Secretara Nacional de la Pol-tica, del Ministerio de Relaciones Exteriores Comercio e Integracin y de la Secretara Nacional Jurdico de la Presidencia de la Repblica.

    15 ALBA, 2013.

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    el proceso iniciado en el marco de la UNASUR para construir mecanis-mos alternativos al CIADI. Los pases acordaron coordinar la defensa conjunta de acciones jurdicas a travs de equipos legales internacio-nales de expertos y abogados, y disear estrategias de comunicacin como contrapeso a las campaas globales emprendidas por las compa-as transnacionales.

    2.1.3. Nueva arquitectura financiera regional

    La propuesta de Nueva Arquitectura Financiera Regional (NAFR) ha sido diseada y puesta en funcionamiento en dos esquemas de inte-gracin de Amrica Latina y el Caribe: la UNASUR y el ALBA-TCP. Tam-bin ha sido incluida en el programa de la Comunidad de Estados Lati-noamericanos y Caribeos (CELAC). La iniciativa se compone a partir de la articulacin de tres pilares: un banco de desarrollo de nuevo tipo, un fondo de reservas regional y un sistema de compensacin de pagos con la perspectiva de una moneda regional. Esta se consagra como una propuesta integral en el debate poltico global sobre la reforma/restaura-cin/legitimacin del complejo institucional y normativo que rige sobre las relaciones fi nancieras y monetarias a escala global, es decir, la NAFR se inscribe en el debate sobre la Arquitectura Financiera Internacional.

    La propuesta NAFR tiene un antecedente nacional y uno regional. Primero, fue formulada como una poltica pblica del Estado ecuato-riano tras la crisis de los aos 1999 y 2000, en la cual participaron activamente organizaciones sociales y movimientos populares. Luego, en el marco de la discusin multilateral en torno al Banco del Sur, la comisin integrada por representantes del gobierno ecuatoriano y por intelectuales invitados bosquej una propuesta de institucin regional siguiendo los pilares de la NAFR. Posteriormente, al calor del debate continental sobre la construccin de alternativa(s) a la crisis global, la propuesta de la NAFR se resignifi ca y adquiere mayor relevancia en los esquemas de integracin de Amrica Latina y el Caribe (UNASUR, ALBA-TCP y CELAC).

    Los tres pilares de la NAFR contienen objetivos complementarios y requieren una fuerte articulacin y coordinacin en instancias multi-laterales o supranacionales. Sin embargo, esto no invalida el desarrollo autnomo de cada una de las iniciativas y su adaptacin a las condicio-nes polticas, econmicas y sociales de los pases de la regin. De esta forma es posible comprender la materializacin de la propuesta NAFR

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    en tres iniciativas regionales correspondientes a dos proyectos regiona-les: El Banco del Sur en el marco de la UNASUR y el Banco del ALBA y el Sistema Unitario de Compensacin Regional (SUCRE) en el marco del ALBA-TCP.

    A partir de la VI Cumbre del ALBA en enero de 2008 y de la III Cumbre extraordinaria en noviembre del mismo ao, los pases de la regin iniciaron un proceso de consolidacin de la NAFR. El Consejo Econmico del ALBA-TCP ofi cia como espacio para la coordinacin de polticas y proyectos de integracin fi nanciera, cooperacin monetaria y complementariedad comercial.

    Entre sus objetivos, el Consejo se propone planifi car la polti-ca