Hacia una Teología del Matrimonio (Joseph Ratzinger)

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    JOSEPH RATZINGER

    HACIA UNA TEOLOGA DEL MATRIMONIO

    Ante los problemas, numerosos y candentes, que plantea hoy a la teologa --como alderecho, a la medicina o a la sociologa-- esa realidad humana que llamamos

    matrimonio, ser bueno escuchar a un telogo que intenta esbozar una visin sintticadel matrimonio cristiano a partir de la escritura y de la fe. Es un primer paso,necesario antes de analizar cada problema concreto. Por otra parte, una profunda

    comprensin del matrimonio cristiano nos puede servir de paradigma para entendermejor lo que son o pueden ser los sacramentos en un mundo secular.

    Zur Theologie der Ehe, Tbinger Theologische Quartalschrift, 149 (1969) 53-74 1

    En la discusin de los peritos sobre el problema de la recta comprensin de la realidaddel matrimonio, el representante de la teologa sistemtica preferira escuchar a tenerque hablar. Pero si tiene que aportar algo, podr aprovechar precisamente su condicin

    de no especialista e intentar preguntarse por la unidad de esa realidad tan polifacticaque se ofrece a nuestra consideracin.

    Y es que el matrimonio, como el hombre, recibe precisamente su grandeza y su peso deesa unin e implicacin de muchos y diversos planos. Naturalmente, la mirada alconjunto no apreciar adecuadamente los aspectos aislados, y por lo mismo lo quedigamos del conjunto ser insuficiente, ser ms una pregunta que una respuesta. Entodo caso, el pensamiento vive de preguntas no menos que de respuestas. Valga estocomo justificacin del presente artculo.

    LA "SACRAMENTALIDAD" DEL MATRIMONIO

    Tesis primera: Segn la concepcin de la teologa catlica, el matrimonio es unsacramento.

    La clsica definicin de sacramento, segn el catecismo, dice que es un signo externoinstituido por Cristo y que significa y produce la gracia interna. Aplicada al matrimonio,la frase se queda corta y hasta resulta problemtica. Ni Cristo ha instituido elmatrimonio, ni le ha dado un signo externo.

    Tampoco encontramos un sentido convincente del concepto de sacramento, aplicado al

    matrimonio, si nos atenemos a la representacin demasiado mecnica de la gracia,segn la cual los cnyuges, en virtud de la sacramentalidad del matrimonio, obtienen lacorrespondiente gracia de estado que los capacita para asemejarse al misterio de Cristoy la Iglesia, o al menos los conforta en las tareas propias de su estado.

    Una respuesta teolgica convincente slo puede arrancar del depsito del NT.

    La actitud de Jess ante el matrimonio

    Sin meternos en cada una de las complejas cuestiones exegticas, podemos comprobarque, segn el testimonio de los evangelios, la predicacin de Jess tiene tambin unnuevo acento en lo que respecta al matrimonio. Y es que Jess contrapone al derecho

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    histrico de Israel el orden creacional de Dios. Jess traspasa la casustica einterpretacin de la ley y se remite al origen. Como otras veces, frente a lo antiguo ponelo primigenio. Es la misma estructura que caracteriza el sermn de la montaa. Frente ala voluntad de Dios, histricamente canalizada y sutilizada, Jess coloca la llamadaintegral e incondicional de Dios. Redime al hombre de la ambigedad de la casustica,

    pero al mismo tiempo le demuestra su pecado, lo hace salir de entre la hojarasca de laley -Adn, dnde ests?-, tras la cual el hombre se refugia y se defiende de la voluntadtotalitaria de Dios.

    Esto quiere decir: si Jess traspasa el plano de la ley y acude a los orgenes, entonces supalabra no puede entenderse de nuevo, inmediatamente y sin ms como ley; no puededesprenderse del contexto de la fe y del seguimiento, y slo puede tener sentido en estanueva situacin inaugurada por Jess y aceptada en la fe. Es decir, cuando la fe disuelvela "dureza de corazn" y el hombre se deja llevar hasta los orgenes. Por consiguiente,cuando Jess se remite a las palabras del Gnesis (2, 24) sobre la unin de varn ymujer, no se trata de una nueva posicin casustica, sino de una palabra proftica. Es

    decir: hay un nuevo mensaje de Jess sobre el matrimonio; mensaje que hace posible elmandato del origen en el presente de la fe. As el matrimonio queda incluido en el ordende la fe y recibe de sta su propio orden y sentido.

    Es de notar que se trata aqu de un orden teocntrico y no cristocntrico (datocaracterstico de todo el mensaje de Jess). El elemento cristolgico slo tiene lafuncin de disolver la dureza de corazn, pues slo entonces es posible superar loantiguo y llevar a su plenitud lo primigenio. Ser Pablo el que haga de la cristologaindirecta una directa, del proclamador al proclamado. Pero sigamos adelante.

    El matrimonio en la carta a los efesios

    Dejamos las diversas cuestiones que Pablo plantea en 1 Cor 7 y nos volvemos a unafase ms evolucionada del pensamiento paulino en Ef 5, 21-33. Es aqu donde seemplea la palabra mysterion-sacramen-tum, tan importante para la evolucin posterior.

    En primer lugar se entiende Gn 2, 24 como una profeca cristolgica. En el misterio dela creacin de varn y mujer est presente el misterio de la alianza de Cristo y la Iglesia.El matrimonio aparece, pues, como presencia constante de esa profeca y, por tanto, esrealmente el mysterion o sacramento de Gn 2, 24. Yes que la creacin no est a un

    nivel distinto de la alianza. Cristo es el "primognito de la creacin" (Col 1, 15), y poresto la misma creacin es el material de la alianza. As como el primer relato de lacreacin culmina en el sbado y por ah en la idea de la alianza, el segundo culmina enel misterio de "varn y mujer en una sola carne", con lo cual una vez ms la creacin setrasciende a s misma y apunta a la alianza. Lo ltimo -la alianza, Cristo, el ltimoAdn- es en realidad lo primero, la condicin de posibilidad de lo dems.

    Quizs debamos dar un paso ms v decir: el matrimonio es el centro del ordencreacional, y como tal es al mismo tiempo el centro en el que se concreta la unidad decreacin y alianza, unidad que es constitutiva para el AT y el NT.

    Adems convendra recordar que de Oseas a Malaquas el matrimonio es la imagencentral de la alianza, y el adulterio la imagen central de la infidelidad a ella. Aqu

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    realidad e imagen se entrelazan, ya que la fidelidad a la alianza con Yahv se manifiestaconcretamente en el rechazo de los cultos de la fecundidad, de la prostitucin sagrada.Para Israel, la unin con Dios, que significa la alianza, no se realiza en la orgisticaamalgama con lo divino, sino en la obediencia. El matrimonio es, pues, la forma carnalde la fidelidad a la alianza, una forma de fidelidad que deja a Dios en su trascendencia

    sin intentar dominarlo.

    Conclusin importante: el matrimonio es signo de la alianza precisamente porque no esalgo directamente sacral. Su mundaneidad es su amundaneidad, es la forma comorepresenta la alianza peculiar que Dios ha hecho con Israel. A partir de aqu hay queentender la sujecin y la relativa desacralizacin de ros, que se dan en Israel y en laIglesia.

    Otro motivo importante: el matrimonio hace referencia negativa a la alianza en cuantoes rechazo del adulterio. Pero hace referencia positiva en cuanto es garanta dedescendencia, "bendicin" y promesa para Israel, a partir de Abraham; abre a Israel el

    futuro. Una vez ms, creacin y alianza se entrelazan. Al principio la prole es unencargo de la creacin. Despus es expresin de la promesa. As pues, la carta a losefesios contina la lnea proftica del AT, cuando presenta el misterio creacional de launin de varn y mujer como misterio de alanza entre Cristo y la Iglesia. Y es de estemisterio de donde deduce su contenido tico, y no de la ley o de consideraciones deutilidad prctica.

    En la historia de los dogmas

    Antes de definir la sacramentalidad del matrimonio, veamos cmo asimilaron losenunciados bblicos Agustn y Buenaventura.

    Segn Agustn, el matrimonio es una participacin del nico sacramento de la historiasalvfica, que es Cristo. Debe ser entendido segn cada poca de esa historia dentro delconjunto del nico misterio-sacramentum. Esto significa que en el AT y en el NT se danlas dos grandes formas del sacramentum: el matrimonio de los patriarcas significa lafutura Iglesia constituida por muchos pueblos (ste es el sentido de la poliginia: unvarn unido con muchas mujeres es signo de la unin de Cristo con muchos pueblos) ;el matrimonio cristiano, a su vez, tiene su sitio en un estadio ms avanzado del

    sacramentum: la unin de muchos pueblos en una Iglesia es ya realidad (ahora se

    simboliza y representa la radical unidad de todos en la plis escatolgica, y de ah quesea la monogamia, en su radicalidad temporal -indisolubilidad-, lo que constituye elsacramentum del matrimonio cristiano).

    En esta idea, para nosotros harto cuestionable, hay elementos importantes para lahistoria de los dogmas. En primer lugar, vemos que el concepto de sacramento todavaest en movimiento, al mismo tiempo que presenta una concentracin cristolgica y unadiferenciacin histrico-salvfica. Tambin es significativo que Agustn, a partir de suconcepto de sacramento, considera el matrimonio como una realidad histrica y tieneuna idea del derecho natural mucho ms flexible que la de las sistematizaciones

    posteriores. Por ltimo, es importante que para el obispo de Hipona la unidad e

    indisolubilidad del matrimonio son netamente funciones de una fe cristolgica plena,encarnacin en el hombre de la fidelidad de Dios hecha ya carne en Cristo a su alianza.

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    Desgraciadamente, Agustn no aprovech las riqusimas posibilidades que estaconcepcin suya ofreca para el contenido tico del matrimonio. Pero nosotros no

    podemos dejarlas de lado.

    Buenaventura habla de tres clases de sacramentos. En primer lugar, los sacramentos

    comunes al AT y al NT, y que Cristo no hizo ms que ratificar: el matrimonio y lapenitencia. Luego hay sacramentos que slo estaban bosquejados en el AT, y que en suforma completa pertenecen al NT: el bautismo, la eucarista y el orden. Slo estos tresfueron realmente instituidos por Cristo. Por ltimo, hay sacramentos totalmenteneotestamentarios que Cristo slo insinu, puestos propiamente por el Espritu Santo enla Iglesia: la confirmacin y la uncin.

    Tampoco aqu vamos a discutir el planteamiento -bastante problemtico- deBuenaventura, sino que vamos a fijarnos en algunos de sus elementos generales msimportantes. Tambin l nos presenta un concepto muy flexible de sacramento. Cadasacramento aparece como el desarrollo histrico del nico sacramento, que es Cristo,

    verdadero contenido de esa historia. Los sacramentos estn concebidoscristolgicamente, pero no porque Cristo haya legislado siete maneras de repartir lagracia, sino porque son la unin al misterio de Cristo, misterio que abarca la creacin yque se despliega y completa a lo largo del tiempo y de la historia, tambin despus deJess.

    Sentido "sacramental" del matrimonio

    Qu significa entonces la "sacramentalidad" referida al matrimonio? Significa que elorden creacional de la relacin varn-mujer, concretado en el matrimonio, no es algoneutral y meramente mundano, sino que est asumido en el misterio de la alianza deDios con su pueblo. En el matrimonio se ratifica la unidad de creacin y alianza y quedarepresentada y sellada la fidelidad de Dios como fidelidad de los hombres. En cuantoorden de la creacin, el matrimonio es orden de la alianza, y en cuanto tal realiza elorden de la creacin. Slo la realidad de la alianza hace posible el verdadero ordennatural de la creacin. Cuando uno se sita por la fe en la historia de la alianza, es deesta historia y no de cualquier otra de la que proviene para l su orden, pues la historiade la alianza es la nica que remite al hombre a sus orgenes. Es decir, el sacramento noes algo que est junto al matrimonio o con l, sino que es el matrimonio mismo. Para elque lo vive en la fe, y en la medida en que lo vive, el matrimonio es sacramento.

    Quizs habra que ver aqu el ncleo de la antigua doctrina de la gracia de estado: laaspiracin del matrimonio cristiano slo puede realizarse en la fe. Y la fe es la gracia...

    A partir de aqu se pueden ya trazar las lneas fundamentales del contenido ticocristiano del matrimonio. Si el orden de la creacin es ya orden de la alianza, entonceslos componentes creacionales del matrimonio, sexo y ros, estn asumidos en la alianza.Entonces el matrimonio est bajo el signo de la cruz y de la resurreccin, vive de la

    paradoja del simul iustus et peccator, del misterio de justicia y gracia. Comoacontecimiento de la fe, hay que verlo bajo el signo delya y del todava-no.

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    EL CONTENIDO TICO DEL MATRIMONIO CRISTIANO

    Tesis segunda : El contenido tico cristiano del matrimonio debe desarrollarse a partirdel ncleo de la idea sacramental, es decir a partir de la implicacin de creacin yalianza.

    La historia de la moral matrimonial catlica nos aparece hoy como un captulo trgico yoscuro del pensamiento cristiano, si bien a veces al juzgarlo se abstrae demasiado de lasituacin concreta y del horizonte histrico. Hay que tener en cuenta que se trataba derealizar el matrimonio como sacramento; es decir, de llevar a cabo la aspiracin radicalde la fe: trasladar al hombre a la "existencia escatolgica"; tarea tan paradjica como lade liberarlo de la pluralidad de dioses y de la confianza en lo visible. Claro, que almismo tiempo se llen esta intencin fundamental con contenidos que no provenan dela fe y que tenemos que superar hoy da, por mucho que parezcan identificados con unatradicin secular.

    El contenido tico del matrimonio, segn Agustn

    El pensamiento de Agustn fue en este punto, como en otros, decisivo para occidente.Agustn estaba bajo el influjo del racionalismo estoico, segn el cual es bueno para elhombre slo lo que es libre, y es libre slo lo que es razonable, lo que acontece en el

    juego desapasionado de entendimiento y voluntad. Cuando interviene la pasin, el ordenhumano se rompe y el hombre baja al nivel animal. La esencia del pecado es esa rupturadel orden Diosalma-cuerpo. Cuando el alma est vuelta hacia arriba (Dios), es una yrazonable; cuando se vuelve hacia abajo, cae en la pluralidad de la materia y sufre un

    proceso de alienacin: deja de ser imagen de Dios. Para Agustn, pues, la sexualidadviene a ser el centro del anlisis existencial del hombre, ya que el instinto sexual es laexpresin de la rebelin del cuerpo contra el alma (resultado de la rebelin del almacontra Dios).

    De esta manera el hombre, a partir del instinto sexual, se nos presenta como un serdesgarrado y sometido al pecado. La concupiscencia, en cuanto prepotencia de la fuerzaanimal sobre el entendimiento y la voluntad, es la forma de Adn. Por consiguiente, larealizacin del instinto sexual es para Agustn un "malum" en cada caso, por ms que se

    pueda hacer de l un buen uso.

    La relacin sexual -en el matrimonio- slo puede tener un valor tico por el contrapesode los "bienes del matrimonio" -lides, proles, sacramentum- que sirven de "disculpa" ycomo que racionalizan la concupiscencia. En esta visin, sexualidad v ros dejan de serrealidades positivas y slo son permitidos a cambio de algo. Pero, con todo, hay en estaconstruccin dualista dos aspectos positivos que luego se perdieron: a) no se consideralo sexual como algo puntual, sino en un contexto personal-social; b ) la idea delmatrimonio como "remedio de la concupiscencia" presenta todava en la construccinantropolgica de Agustn un profundo sentido teolgico: si la concuspiscencia esexpresin de la naturaleza cada del hombre, el "remedio" en cambio significa la

    presencia de la redencin en la situacin del hombre cado. El pecado slo est presenteen cuanto es curado. Precisamente aqu se expresa la participacin del matrimonio en el

    sacra mentum.

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    Naturalismo antiguo y escolstica

    La evolucin posterior a Agustn trajo consigo efectos dramticos que se dejan sentir enla discusin actual sobre el control de la natalidad. La comprensin del matrimonio vadejando las ideas histrico-salvficas de Agustn y arranca cada vez ms de los

    conceptos filosficos natura y genus (o generatio). Elresultado es una curiosa mezclade abstraccin. y naturalismo. El punto clave es que la sexualidad es una cosa de la"naturaleza". Pero se entiende naturaleza -siguiendo a Ulpiano- como aquello que tienentodos los seres vivos, y que pertenece al hombre no como individuo, sino como especie.En consecuencia, el matrimonio aparece como una funcin de la especie, encaminada asu conservacin. El criterio moral para la sexualidad es que de suyo sirva a lageneracin. Es decir, ya no importa el plano antropolgico -personal y social-, sino elanimal. No hay nada que justifique la necesidad del matrimonio para la forma tica de lasexualidad, y entonces se pone como la mejor seguridad para la educacin de los hijos.Lo paradjico es que simultneamente subsiste el concepto de concupiscencia deAgustn, con lo cual se explica el predominio de los escrpulos y la cada del hombre en

    un legalismo que en su carcter ilgico y antireal slo puede resultar destructivo.

    Hacia una nueva orientacin

    No queremos anticipar la gran tarea de la actual teologa moral, sino sealarle algunaslneas de fuerza.

    a) La castidad no es una virtud fisiolgica, sino social. Se trata de humanizar lo sexual,no de naturalizarlo. Y su humanizacin consistir en no considerar lo sexual como unmedio de satisfaccin privada, como una especie de estupefaciente al alcance de todos,sino como la invitacin al hombre a que salga de si mismo. La realizacin de lo sexualno adquiere un valor tico cuando se hace "conforme a la naturaleza", sino cuandoocurre conforme a la responsabilidad que tiene el hombre ante el hombre, ante lacomunidad humana y ante el futuro humano. Para valorar lo sexual digamos que reflejay concreta el dilema fundamental del hombre: puede representar la total liberacin delyo en el t, o tambin su total alienacin y enquistamiento en el yo. Para aclarar nuestratesis echemos una nueva ojeada al AT. ste conoce dos grupos de normas relativas a lasexualidad: unas morales y otras clticas. Para las primeras era decisivo slo el aspectosocial y no se tena en cuenta el fisiolgico. Para las segundas slo importaba el aspectofisiolgico, pero sin valencia moral alguna. La desgracia de la teologa moraleclesistica ha consistido en que no pocas veces ha convertido los preceptos clticos delAT en obligaciones morales, con lo cual el paso de la antigua a la nueva ley no ha sidoms que un malentendido.

    b) La implicacin de creacin y alianza, decisiva para una tica cristiana delmatrimonio, ha de traducirse en la implicacin de ros y agp (es decir, el amor que

    busca un bien y el amor que da un bien sin buscar nada). ros no se opone a agp, sinoque pertenece a l igual que la creacin pertenece a la alianza, de manera que por una

    parte el ros slo se entiende a partir del agp, y por otra parte el agp se remite alros y se apoya en l.

    De Lubac, en su libro sobre el sentido espiritual de la escritura, hace ver que no nosacabamos de tomar en serio el misterio del amor, tan maravillosamente representado en

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    las profecas de Oseas y en el Cantar de los Cantares. En el fondo no acabamos deasimilar la inclusin de este ltimo libro en el canon de la revelacin. Y, sin embargo,ah est, y abarca inseparablemente los dos lados del ros: la nostalgia infinita delhombre que aora a Dios y la atraccin mutua de varn y mujer, la cual slo puede ser"sacramentum" de aquella nostalgia porque ella misma es algo "sacrum". El ros

    pertenece a la integridad del matrimonio cristiano, el agp solo no puede bastar. Elhombre es una criatura, es decir, riqueza y pobreza, y como tal debe tener sobre todo lasencillez del dejarse regalar, de aceptar el amor creador de Dios que se manifiesta en lariqueza y belleza del otro. Los momentos de la cruz y de la mutua insuficiencia colocanal hombre ante Dios, pero no menos los momentos de plenitud, en los cuales secomprende lo que es la gracia. Lo mismo que la alianza queda vaca sin la creacin, asel agp es inhumano sin el ros. Naturalmente, el ros no tiene que ser interhumano;tambin puede darse un ros mstico en la virginidad.

    c) Esta afirmacin del ros no queda disminuida, sino ms bien completada por lavisin de que tambin el ros tiene parte en el misterio de la cruz y slo madura y

    vuelve a s mismo una vez crucificado, en la crucifixin del yo, en el dar y perdonar yreconocerse culpable.

    Tal como est estructurado el hombre, el sexo y el ros necesitan incluirse en el misteriode la cruz y de la resurreccin. Esto es algo totalmente distinto de su cuestionamiento

    por la idea dualista de los "bienes excusantes". Es su asuncin y transformacin en elsacramento, cuya materia constituyen. Esto quiere decir concretamente que el amormatrimonial slo es posible como un amor que perdona y aguanta y se deja crucificar, yque esto slo es factible por la fe, por "gracia".

    Tesis tercera:El matrimonio es al mismo tiempo una realidad personal, social yreligiosa.

    Frente a la visin finalista, natural, generativa e institucional del matrimonio, tal comose afirmaba en la teologa moral catlica hasta nuestro siglo, se ha abierto paso unavisin personalista del matrimonio.

    La relacin yo-t. A la generatio prolis se ha contrapuesto el amor mutuo. El textoclave de la bblia ha dejado de ser el "creced y multiplicaos", ocupando su lugar el quese refiere a la creacin de Eva: "no es bueno que el hombre est solo". En el trasfondo

    de todo est la filosofa del personalismo, que descubre al hombre como el ser endilogo (yo y t), en relacin constante de palabra y de amor. Entonces el encuentropersonal amoroso entre varn y mujer aparece como la forma plena de ese dilogo entreyo y t, que constituye al hombre.

    El contenido tico del matrimonio, hasta ahora polarizado por la procreacin, encuentrasu centro en la donacin amorosa de varn y mujer; el ros se convierte en el punto devista fundamental. Por supuesto que sigue siendo un criterio bastante ambiguo, pero elavance es innegable.

    Del mbito privado a la dimensin comunitaria. La evolucin sigue adelante, y hoy hay

    que reconocer que la interpretacin del matrimonio desde el amor personal es tambinun tanto unilateral. Ya los obispos africanos en el concilio encontraban esta teologa del

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    matrimonio muy bonita, pero irreal. Y los telogos eran incapaces de encontrar unarespuesta. Lo que pasa es sencillamente que el yo y el t slo se dan sobre el

    presupuesto del nosotros, y que por tanto la persona en el puro sentido del encuentro yo-t, no se da. Esta es una abstraccin favorecida por la era del individualismo, que olvidala profunda trabazn de todas las personas en el conjunto de la sociedad, que es la que

    posibilita y forma el ser persona. Es decir: as como la sexualidad no es slo algoindividual, tampoco el ros es solamente algo personal. ros y sexo son, al mismotiempo, lo ms pblico y lo ms ntimo. De ellos dependen la vida y muerte de toda lasociedad, que depende del individuo lo mismo que el individuo de ella.

    Por eso no ha sido posible en ninguna sociedad tratar lo sexual y el ros comopertenecientes slo al mbito privado, sino que por su misma esencia estn sometidos auna regulacin social. La naturaleza del hombre consiste precisamente en no ser slonaturaleza, sino tambin historia y derecho. ste es el fundamento antropolgicoinmediato de toda legislacin social en el campo de la sexualidad humana. Y lamoralidad de lo sexual ha de incluirse en la configuracin orgnica que le impone la

    comunidad humana. Segn la diversidad de comunidades humanas, ser diversa esaconfiguracin. Pero el que sabe en la fe que la verdadera comunidad humana slo vieneconformada por Dios, que la verdadera historia salvfica del hombre es la historia de laalianza con Dios, se ver la verdadera configuracin del matrimonio en la forma queste ha recibido de la alianza de Dios con el hombre en Jesucristo. En esta forma lo

    personal ya no es violentado ni utilizado por la comunidad, sino que el orden personal yel social quedan verdaderamente reducidos a su unidad interna.

    Por consiguiente, lo que constituye el matrimonio es el amor personal de los cnyuges(cuanto ms personal, mejor), pero en cuanto es aceptado y ordenado por la comunidad.Y todo intento de fundamentar el matrimonio, o sus caractersticas cristianas de unidad

    e indisolubilidad, a partir slo del amor personal y sin hacer referencia al carcter sociale incluso jurdico del hombre, est llamado al fracaso.

    La persona, la comunidad y lo religioso. Pero an hay algo ms: el hombre sabe que elser hombre y el ser en comunidad lleva en s algo sagrado, se trasciende esencialmente as mismo. No se puede reducir el hombre ni individual ni socialmente a s mismo. Estfundado en la trascendencia, y todos los rdenes humanos tienen, por tanto, que ver conla trascendencia.

    De hecho, en la historia se da algo as como una sacramentalidad creacional delmatrimonio. De ah las ceremonias de iniciacin al llegar la pubertad, propias de los

    pueblos primitivos. Es que la sexualidad lleva consigo la experiencia de le sagrado. Laresponsabilidad que importa ante la humanidad es esencialmente responsabilidad de lahumanidad ante los dioses, ante el eterno. Descubrir esta doble implicacin de lo

    personal frente a la profanacin y a la individualizacin del hombre, ha de ser una de lastareas capitales de la discusin de la teologa con nuestra generacin.

    Tesis cuarta: A la luz de las estructuras descubiertas hasta aqu, hay que repensar ladoctrina de los fines, de los bienes y de las propiedades del matrimonio, en la que hacristalizado la moral matrimonial cristiana en la Iglesia latina.

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    Amor y prole

    Es claro que la generacin de la prole y su respectivo modelo de la "conformidad con lanaturaleza" ya no pueden proporcionarnos una norma moral. Tampoco es suficiente laidea de la relacin amorosa v la mutua complementacin. Pues esta mutua donacin en

    el amor slo puede comprenderse a partir de la relacin Cristo-Iglesia. Por consiguiente,debe incluir la disposicin a mantener en fidelidad el s de la alianza, a pesar de todo.De esta manera es claro que este s mutuo debe contener tambin la entrega comn deambos cnyuges juntos al todo que est fuera de ellos. El ros, en forma de entregafecunda, abre constantemente la humanidad a su futuro, a la generacin venidera. Y porconsiguiente, supone la disposicin .a hacerse pasado y dejar sitio al que viene. Dondelos cnyuges slo quisieran mirarse a s mismos, se dara una seal de que intentaneternizar su presente como si su tiempo fuera el ltimo. Ya que al querer evitar elmisterio de muerte, en realidad entregan el futuro a la muerte.

    En el AT el matrimonio es el lugar de la promesa y del futuro. En el NT la promesa ya

    es presente v el futuro es Cristo. Por eso el matrimonio ya no es un precepto e inclusocede ante la nueva forma de vida de la virginidad, que es expresin del schaton que hairrumpido ya. Sin embargo, el hombre sigue abocado al futuro y no tiene derecho acerrar l mismo los tiempos.

    Esto no nos da ya normas unvocas, como las que podan provenir de la fisiologa. Lasresponsabilidades que decamos, pueden llevar a una limitacin de la prole, incluso demanera que lo contrario sea inmoral. Esto slo quiere decir que en el futuro, paraencontrar lo justo, ser necesaria una gran sensibilidad moral, y que sin embargo nuncase dar la seguridad de la justicia; y sta ser la verdadera justicia, el saberse abocado al

    perdn.

    La cuestin de la unidad e indisolubilidad

    Es claro que si se entiende bien el sacramentum del matrimonio cristiano, se siguennecesariamente su unidad e indisolubilidad: como realizacin -en la fidelidad delhombre- de la fidelidad de Dios a la alianza, el matrimonio cristiano expresa el carcterdefinitivo e irrevocable del s divino en la definitividad e irrevocabilidad del s humano.Slo esto es adecuado a la fe y, por tanto, realizacin de un verdadero thos cristiano.Uno de los elementos fundamentales que contiene la fe es la posibilidad de tomar

    irrevocablemente decisiones, que la misma fe muestra.Por supuesto, hay que recordar al mismo tiempo que por puro derecho natural no se

    puede deducir la unidad e indisolubilidad del matrimonio. Tambin conviene recordarque la apelacin de Jess a lo primigenio frente a lo antiguo, trasciende la ley y no esley. El intento de asir jurdicamente esa llamada supralegal y suprajurdica lleva aincluir de nuevo en el derecho la "dureza de corazn" del hombre y a procederconforme a ella. Es el peligro de hacer de las palabras de Jess una nueva posicincasustica. Cierto que las palabras de Jess sobre el divorcio son el criterioincondicional de todo matrimonio cristiano, pero no son ley en el sentido estricto de la

    palabra. As se entiende el que la Iglesia oriental desde muy pronto concediera la

    posibilidad de divorcio para el cnyuge inocente en caso de adulterio. Posibilidadessemejantes fueron tambin mucho tiempo reconocidas por la Iglesia latina. Esto

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    responde al hecho de que tambin en el NT el hombre necesita de condescendencia conrespecto a su dureza de corazn, de que el hombre slo es justo en cuanto pecador

    justificado y de que el sermn del monte representa una norma vlida desde la fe, perono la concreta forma jurdica de convivencia.

    Esto no quiere decir que la Iglesia latina deba seguir los pasos de las Iglesias ortodoxasde oriente y admitir la posibilidad cannica del divorcio, basndose en la clusula deMateo. Tiene un sentido profundo el mantener la indisolubilidad como derecho de la fe.Pero entonces la pastoral debe dejarse guiar ms por el lmite de toda justicia y por larealidad del perdn; no debe descalificar al hombre que ha pecado en este campo de unamanera que resulta unilateral con respecto a otras formas de pecado. Debe cobrar unaconciencia ms clara del carcter peculiar que tiene lo jurdico dentro de la fe y la

    justificacin en la fe, y debe encontrar nuevos caminos para mantener abierta lacomunidad de fe tambin a quien no pudo sostener en toda su exigencia el signo de laalianza.

    Nota final: matrimonio y virginidad

    La elevacin que hace Cristo del matrimonio al reinterpretarlo teolgicamente, y larelativizacin a que lo somete al presentar el nuevo valor de la virginidad como formade existencia cristiana -elevacin y relativizacin inauditas para el AT- responden

    perfectamente a la estructura interna del mensaje de Jess y no son algo casual ocondicionado por la poca.

    La comprensin que Cristo tiene de s mismo exige que viva clibe en el mundo: loshijos en el AT son la bendicin, porque significan la vida, el fruto y el camino hacia la

    promesa. Pero Cristo es ya l mismo la promesa, la vida y el futuro. l es el punto finalporque es la apertura a aquella vida que est ms all de la biologa y de la muerte. Poreso, l mismo define la existencia escatolgica como una existencia virginal. Ahoratiene la virginidad un sentido (que antes de Cristo no tena) : la realizacin directa de lafe en la vida eterna ya presente.

    Es a partir de aqu que la Iglesia ha considerado la virginidad como la existenciapropiamente cristolgica, es decir, escatolgica. El ms -el beatius- que Trento y toda latradicin atribuyen a la virginidad frente al matrimonio, quiere decir cabalmente esto:que ella expresa ms directa y radicalmente que el matrimonio lo especfico de la fase

    de salvacin que ha irrumpido con Cristo.A partir de aqu hay que entender la antigua identificacin de virginidad y martirio. Enambos se hace entrega de la existencia terrena, la srx, como prenda de la fe. Por lotanto, la virginidad cristiana no se basa en un desprecio del matrimonio; como elmartirio no se basa en un desprecio de la vida.

    No hace falta decir expresamente que tambin la virginidad slo puede vivirse desde lafe en el perdn, desde la conciencia del simul iustus et peccator. Ni ella ni elmatrimonio proporcionan al hombre una justicia propia. Ambos le obligan, cada uno asu manera, a confiar enteramente en la justicia de Aquel que por nosotros se hizo

    pecado y por quien nosotros llegamos a ser justicia ante Dios para la vida eterna.

  • 7/29/2019 Hacia una Teologa del Matrimonio (Joseph Ratzinger)

    11/11

    JOSEPH RATZINGER

    Notas:1 El artculo reproduce una conferencia pronunciada el 27 de marco de 1968 y publicadaen un libro junto con otras ponencias de Greeven, Schnackenburg y Wendland.Conserva, pues, el carcter que tena: servir de base para una discusin. Por eso no ha

    sido reelaborado a propsito de los problemas planteados por la encclica HumanaeVitae; reelaboracin que habra obligado a cambiar ese carcter por completo. El hechoes que las cuestiones abordadas entonces siguen hoy abiertas y justifican la publicacinde aquella conferencia (N. del E.).

    Tradujo y condens: RAFAEL FUENTE