Halphen - Carlomagno y El Imperio Carolingio

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*- CARLOMAGI\O Y EL IMPERIO CAROLII\GIO LOUIS HALPHEN MIEMBRO DEL INSTITUTO. PROFESOR DE LA SORBONA Traducción al castellano de la nueua edición, revisada, por JOSE ALMOI¡{A Pnorsson os Hrsronr¡ Con un cuadro genealógico, cuatro mapas g ocho láminas fuera de texto ".UNION TIPOGRAFIfi TDIIORIAI. HISPANO AlttTRIüNA BdEdúo. B_osdd.8@rcs A:es Co,ocqs. Gro remo.o. L" n.** 1,.".U"._o* Quitq Río d. Joñeiro_Sc¡ Josdde Costo R@,Son Sctvqo""S..U"n"_'-'* i4I)(t(0

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CARLOMAGI\OY EL IMPERIO CAROLII\GIO

LOUIS HALPHENMIEMBRO DEL INSTITUTO. PROFESOR DE LA SORBONA

Traducción al castellano de la nueua edición, revisada, por

JOSE ALMOI¡{APnorsson os Hrsronr¡

Con un cuadro genealógico, cuatro mapas g ocho láminasfuera de texto

".UNION TIPOGRAFIfi TDIIORIAI. HISPANO AlttTRIüNABdEdúo. B_osdd.8@rcs A:es Co,ocqs. Gro remo.o. L" n.** 1,.".U"._o*

Quitq Río d. Joñeiro_Sc¡ Josdde Costo R@,Son Sctvqo""S..U"n"_'-'*

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LIBRO PRIMERO

FUIVDACION DEL IMPERIO

CAPITULO PRIMERO

ESTABLECIMIENTO DE LA MONARQUIACAROLINGIA

Desde los primeros siglos de Ia Edad Media, los francos de Clo-doveo y de sus sucesores habían logrado establecer su dominaciónsobre vastos territorios cuya configuración geográfica y composiciónétnica presentaban ya, en gran parte, como una anticipada formadel Imperio carolingio.

En el momento de su mayor extensión, en los días del reinadode Dagoberto (629-639) , su reino englobaba poco más o menos todala Galia, una parte de los países renanos, Alemania y Turingia, yhasta comenzaba a hacer sentir su acción en Frisia, Sajonia y Ba-..'iera y a inspirar respeto a algunos de sus vecinos eslavos. Sinembargo, la monarguía merovingia no era otra cosa que un reinobárbaro, como sus semejantes. Fundada en Ia conquista, no se pro-ponía otro objetivo que aumentar incesantemente el conjunto de suierritorio, que formaba su riqueza, y cuyas partes muy mezcladasno poseían de común entre ellas más gue el pertenecer a los mismosdueños: los francos. Por eso, todas ellas se llamaban "reino delos francos" (regnum frcncorum).

Con respecto a estos últimos, los descendientes de Clodoveo sólo:enían la calidad necesaria para reinar en virtud de una tradición quezmaizaria en 10 sucesivo sólidamente y que, entre todos los bárbaros,:eservaba el trono a Ia familia del caudlllo que los había conducido: la victoria. Las tierras conguistadas por sus armas se consideraban:omo de propiedad personal, y parecia obligado gue su herencia:,uedase asegurada en favor de sus hi¡'os legítimos y luego en los:erederos directos de éstos, que se las repartían entre ellos por lotes: reinos de valor sensiblemente igual y gue únicamente los naturalesf=llecimientos lograban, a veces, reagrupar en un reino único.

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2 FUNDACION DEL IMPERIO

Pero, en la segunda mitad del siglo vIl, la estirpe merovingiaparece agotada y su decadencia conduce el "reino de los francos" asu ruina. [Jno a uno se van separando de él los territorios germánicosque antes le estaban sometidos; la misma Galia se desmembra ytriunfa la anarquía en el interior de cada uno de los reinos parciales,que ya regularmente se oponen unos a otros sobre su suelo -Aus-trasia, Neustria, Borgoña-, sin que ninguno de ellos consiga con-seryar a la disidente Aquitania. En torno de los reyezuelos fantas-mas que la prematura muerte de sus padres lleva al trono aun en suprimera infancia y que, comúnmente, no alcanzan la pubertad, hastatal punto está degenerada su taza, se agita una multitud de ambi-ciosos, sedientos de poder; los más hablles, que se apoyan en unamayor clientela o facción de leudes, logran, en cada uno de los tresreinos, ocupar el cargo de "alcaide o mayordomo de palacio" (majordomus), que le vale disfrutar en realidad el poder. La unidad teóricade la dominación franca pudo, pese a todo, sobrevivir al fracciona-miento, y no hubo mayordomo de palacio que no tuviera el deseo dereconstruirla en provecho personal, apoderándose de las mayordo-mías que no les estaban sometidas.'' Por haberlo logrado cuando sus rivales fracasaban, y por habermaniobrado, además, con gran tacto para reservar a su familia el mo-nopolio de su cargo, los antepasados de los carolingios pudieron fun-dar el clestino de su casa.

I.- Los ANTEpASADos DE Los cARoLINGIos y LA oBRA DE

Canros ManrBr

Desde los días de Clotario II y de su hijo Dagoberto, uno deellos, Pipino el Viejo, ocupaba la mayordomía del palacio de Austra-sia, en Ia que parece que se mantuvo por espacio de veinte años, conexcepción de un muy breve período de desgracia (hacia el 634),durante el cual sus funciones fueron desempeíradas por su yernoAnsegiselo, hiio del obispo de Metz, Arnulfo.l Después de estePipino, a quien los modernos historiadores tienen la costumbre dellamar Pipino de Landen, gobernaron el palacio de Austrasia su hijoGrimoaldo y luego su nieto Pipino el louen; éste, al gue llamamosPipino de Herstal, venció a los de Neustria en Tertry, cerca dePeronne, el año 687, y anexionó a la suya las mayordomías de pala-cio de Neustria y de Borgoña.2

t (l[. I]iirruri¡r-Mi¡rrln¡r:r¡un (nq 47 de Ia Ribliografín), nos 2r: n 2r¿.

2 (',Í. ltlt¡n, rro, 2r r 2l/¡.

I :i,I'ABLECIMIENTO DE LA MONARQUIA CAROLINGIA

ll.',t,r cl añ,o 714 en gue murió, este Pipino el looen, aun dele-,,r,,1,' ¡r.r'algún tiempo el gobierno de los dos palacios de Neustria

,1, li.r't¡oña en su segundo hi¡o Grimoaldo II,3 se mantuvo en.. 'l,,l.r,l t:<¡mo único y omnipotente señor de los tres reinos en gue. ¡,,,,r ,lividido el regnum francorurn. Así, desde comienzos del si-¡! r ¡r, sr establece Ia costumbre de considerar al mayordomo o'1. ,,,l, tlt'palacio de Austrasia como jefe de toda la monarquía.

I r rt'r'to gue en el año 714, el orden que estaba a punto de. rrl,l,'t('r'se parece destruído de repente por el asesinato de Gri-,.,',,rl,lo ll, único superviviente de los dos hl¡os legítimos de Pipino'! l,'r't¡¡, cluien, a su vez, muere unos meses más tarde.a Los nietost- I'r¡rln«r son unos niños, igual gue el único rey merovingio que auni,.. rl clc Neustria. ¿Se va a producir aguella ficción duplicada de

=.i=l.rr'f' Junto a un rey fantasma pareados mayordomos tambiénl¡, ri' inql

f 'rrl ts la combinación que intenta, sin lograrla, la viuda de Pi-t¡¡l,r lllectrudes, que trata de gobernar al socaire de sus nietos. Pero

=e enlr¡rrt¿¡ con la resistencia de los de Neustria, gue eligen un nuevo,*,a1,,,t,l,rnto de palacio en la persona de uno de los suyos, Rainfrodo,r h,rl1nrfredo, y luego marchan hacia el Mosa para unirse con elJu'¡rrc ,le l«rs frisones paganos, Radbodo, que también actúa en plenarcl¡rllcur y cuyas tropas, más o menos de acuerdo con los sajones,fÉrlrnl¡ru cl Rin hasta Colonia.s Parece que el reino franco va atxlver r¡ ('¿rcr en la anarquía cuando aparece un salvador en la per-egfta ,f,.rrn bastardo, Carlos, fruto de los amores de Pipino el JovenFHfi lrr rroblc Alpaida.G Mantenido en aislamiento por la ambiciosa

fle, lrrr,lrl y por orden de ella encerrado en una prisión o vigilado,ltilulvrr rl ccrco de sus carceleros y triunfa de todos sus enemigo,s

Há*l lrrr¡ otr«r: de los de Neustria en Ambléve, cerca de Lie;a, el 716,

f ltre¡¡,t en Vincy (o Vinchy), cerca de Cambray, en el 717; el

ñletlrn ¡rñn, rlc los partidarios de Plectrudes, que alcanzada en Colo-ñlá, crr rlor¡rlr. se había refugiado, tiene que entregarle el tesoro depl¡,|,r,,, rlrllot¡r tiunbién a los frisones y a los sajones, a los gueptalgrrr lr¡r¡rt¡l crr su territorio; poco después (719-720), vence a los

f! A,¡,rtt,,rrt,r I ir su duque Eudes, aliado de Ragenfredo; finalmente,

á I I ltl¡,¡tt, rr,," ill)rl ¿r 30g.I I I I'1,,u, n", '.',llt y 2()h,E l.¡tlt tt'tinun l,'ttttt.ont.nl (r.rr'rlri<n nrdar:tada en727y.qre hoysuele designarse

fF pl tr,,rulrt¡, ,lu Lil'tt hi¡tt¡titt l"rtn,,,rurrt.),51 y 52, ed. Krusch (nq 32 de la Biblio-' üf ltr I ¡rrJg. I ,r lli't; r'onlirrrrrrL,rcs ,1,' l"rcrL'¡.litt io tl y 9, crl. Krusch (na 29 de la

*hlr,,p,.ri{r, r,,ru', l/it 17.t.

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4 FUNDACION DEL IMPERIO

en el 7'24, derrota en Angers a este último.z De creer a sus contem-poráneos, el mismo Dios le conduce por doquier a la victoria, y porsu brazo salva al reino franco de la desmembración y de la ruina.s

Nada impide ya a Carlos, puesto que en lo sucesivo no tienequien rivalice con é1, ejercer el poder en calidad de mayordomo delpalacio en nombre del reyezuelo merovingio Thierry IV, hi¡o de Da-goberto III, y restablecer la situación tal como su padre la habíadejado.

No obstante, el reino franco resulta de todo aquello muy redu-cido. Por el sur, y pese a la victoria de Carlos del año 720,|a Aqui-tania permanece bajo el dominio de su duque Eudes prácticamenteindependiente; los musulmanes de España, después de haber inva-dido el Rosellón y el Languedoc inferior en el 719 o el 720, penetran

al mismo tiempo hacia Nimes y Tolosa; sólo una rápida y vigorosaintervención de Eudes de Aquitania logra impedir su avance, a laspuertas de esta última ciudad, cerrándoles el paso al valle del Garo-na; pero, por el norte de Nimes, pueden el año 725 lanzarce impune-mente por los valles del Ródano y del Sg¡ , hasta el corazón de

Borgoña, saquear Autun y llevarse un cuantioso botÍn sin ser moles-

tados ni perseguidos.g La mayoría de los territorios germánicos aleste y al norte del Rin, dejaron de reconocer la hegemonía francay dificilmente puede contenerse en sus fronteras el impulso invasorde alamhnos, bávaros, sajones y frisones. Nunca, en ningún mo-

mento de su historia, apareció más d¿bil ni más próximo a Ia ruina el

reino cuyo gobierno tenía Carlos en sus manos.

Pero el mayordomo de palacio no carece ni de osadía ni de ca-

rácter enérgico, y con valor sereno hace frente a las más compro-metidas situaciones. Por el este obliga a los bávaros a someterse;lo

desde el aíro 730, queda reducido a una provincia el ducado ala-mano 11 y por una serie de bien dirigidas ofensivas (desde el 720 al738) son contenidos y amedrentados los sajones.l2 Por el norte

7 Gesta reg. Franc.,51-53, págs. 325-328; cont. de Fredegario, 8-lI, págs' 173-

175. Cf. Bór¡rmn-Münr-BACrrER, no' 29n-37b.8 Gesta reg, Franc.,5r, pág. 325,7.27; cont. de Fredegario, B, pág. 173, r.l7;

13, pág. L75,1.I7;15, pág. 176,I.2;19, pág. I77,1.9;20,pis.178, 1.16.g A. Mor.rNrrn y H. ZottNrrnc, Sur les inuosions arabes d,ans le Languedoc, en

la Histoíre générale d,e Languedoc de Devic y Vaissete, nueva ed. tomo II (1875),

págs. 549-558; F. Coorne, Narbona, Gerona y Barcelona baio la dominacíón musul'tÍLana, en Institut il'Estud,is Catalans. Anuari, años 1909-1910, páes. UB'202.

1o Cont. de Fredegario, 12, pág.175. Cf. BónImn'MÜHTBACHER, no' 37c y 384.r1 Bónurn-Münrnecnen, ne 3Bc.t2 ldem., no" 31g, 35a, 37b, 3Bb, 47a. El testimonio esertcial es el de los conti-

nuadorcs de Fredegario, 11, pág. 175, y 19, píF,. 177.

ESTABLECIMIENTO DE LA MONARQUIA CAROLINGIA 5

¡rrrrrcte a los frisones en 733-734.1a Mientras tanto, se precisa detr¡rcnte el más grave peligro que jamás amenazafa a1 reino, el peligrorr¡rrsulmáni en tromba, la caballería del emir de España, Abderrah-ltán, se abate desde Pamplona sobre Ia Gascuña y Burdeos y pronto,,ltli1¡iendo su avance hacia Tours y la Francia septentrional, llega afrrñ puertas de Poitiers (octubre del732). Es la repetición de la alga-t¡ tlcl 725, pero esta vez están en peligro las regiones vitales de la( i,rli¿r. Llamado por el derotado duque Eudes, acude Carlos. Losrl.:r cjércitos se enfrentan a las mismas puertas de Poitiers; con sus

Itl,r:i apretadas, "inmóviles como una muralla", según frase de unr ilillcmporáneo,14 pero animados de una feroz energía, esperan1,,,, f rancos a pie firme el choque del enemigo, que viene a romper su

Iulr;r en sus espadas y del gue hacen una horrible matanza. Entre1,,,, r»uertos está Abderrahmán y sólo el manto de la noche gue

,,r,. y los oculta, salva de los vencedores los maltrechos restos deli'lrir'( ito musulmán en derrota.ls

Al fin puede respirar la Galia; no queda su suelo enteramentelirrr¡ritr de sarracenos, ya gve éstos ocupan todavía el Rosellón y ell,ur(Jucdoc inferior, desde donde realizarátt afortunadas correrías,,',¡'r'r'irrlmente la del año 737 sobre Aviñón y la comarca vecina; perolr rrs¡;uesta a estas incursiones no se hizo esperar; rechazados y,1, rrot¡dos por Carlos ese mismo año a orillas del Berre, al sur dell,rllxrna, las huestes del Islanr quedan ya contenidas en aquellart1¡irirr t(i de la que serán fácilmente desalojadas veinte años más¡.rr,lr'.17

I r lliirrinr':n-X{üHLBACHER, ne 39c y d. También aquí eI testimonio esencial es

'i ,1, l,'\ r'outinuadores de Fredegario, l"l, pág. 176.

rr lrr¡xrt«r oE BsJe (Isidorus Pacensis), Chronique, en Recueil des híst. des

t 'ttl,¡ tt lr: La France, t. II, pág. 721,y en Nhcrve, Palrol. lat.,t.XCY\ col. 1271. [Set,¡r,r ,l¡, ln Cróníca atribuída con error al obispo de Pax Julia (Beja); MrNÉxorzf "r,r l¡r rlr.signa como Crónica tlel Mozárabe del 754 (por ejemplo, Rod,rigo el último

i .,/,,, I l, ¡,írgs. XXVII, LXVIL LXVIII); para Claudio SÁxcr¿z Atronnoz, su autorf, f,rr' ¡,.r "rrrr r:lórigo de la Iglesia de Toledo, acaso oriundo de Córdoba, y qtízá,

,'rr r,llit residente o viajero...", Véase. En torno a los orígenes d,el Feud'a-

i,.,,r,,, N,.rrrIrzu (Argcntina), 1942, tomo II, págs.23-271. IN. del T']l.r (:1. lli;¡rIl¡r,irt-Miittr,¡ecnrn, na ii9a, Los textos esenciales, a más del de la nota

',,r' il,,f , ¡t¡t lt (ll¡ttti,t1uc d.e Moissac (na 28 de la Bibliogralía), pág. 29I, y los. .'rr ¡ru,rrh)r'r's r[: l,'rr:rlegario, 13, pág. 175. La importancia real de la batalla de

I,ittlñ rrrr ¡r.rliscrrlr: nquí, pero Io cierto es que el Occidente tuvo una sensación

.1. cl¡r ¡,, r¡ur. ¡rr',,¡rorf i0rrri gran prestigio a Carlos Martel.l'r ll,rr¡rrr.rr Nlirttt,tr,trtu,:u, no: iJ9¿l a 39m, El texto esencial es eI de los continua-

i ,'., ,fr, lfr,,l,'¡,.rttio, lll), ¡ti;qs. 177-l1tl.I ¡ t I A. Nlor.rrurrrr y ll. Zrrtt.:rt¡,t,.ttt;, loc. ci¿. (vírase pág. 11, n. 1), pág. 554.

' ,,rrt, /,¡r ril. (rí'rr'.r'¡rí1i. ll, rr. l), ¡rigs.197-l9fl.

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6 FUNDACION DEL IMPERIO

Sus victorias sobre los musulmanes, en especial la de Poitiers,dieron al mayordomo de palacio prestigio y autoridad en toda laGalia. Aguitania, que le debe su salvación, parece haber entradoentonces definitivamente bajo su obediencia; conserva en su gobier-no a un duque, aun después de la muerte de Eudes acaecida el 735,pero un recorrido a caballo de Carlos a través del país hasta Burdeosy Blaye, al día siguiente de aquel suceso, es suficiente para imponer atodos el reconocimiento de la soberanía franca.18 De la misma maneradeben inclinarse Borgoña y Provenza, igualmente indóciles, queson recorridas, como hizo con Aquitania, por Carlos, en 733, 736 yen los años siguientes para, sin gran esfuerzo, domeñar su espíritulevantisco. Pero aqui no se trata sólo de un simple dominio señorial,sino de soberanía plena y absoluta, y Carlos designa sus condes yrepresentantes sobre toda la extensión del territorio sometido.le

AIli donde queda así restablecida la autoridad real -una auto-ridad real gue el mayordomo del palacio ejerce sin que se le ocurra"ni aun después de Ia muerte de Thierry IV, el 737,20 justificar cdhla presencia junto a sí de un merovingio-, Carlos actúa como señorabsoluto, legislando, haciendo justicia, disponiendo a su antojo deIas sedes episcopales o abaciales y de los bienes de las iglesias, quedistribuye entre sus fieles a cambio de sus servicios; en una palabra,conduciéndose exactamente como si personalmente estuviera inves-tido del poder soberano.2l No se produce protesta alguna ni auncontra las numerosas usurpaciones de que se hace culpable con res-pecto al clero y ninguno de sus contemporáneos pensaría siquieraque aquello significaba una actitud cualquiera contra Ia Iglesia. Porel contrario, se le rinden elogios, con razón, por su abnegación enfavor de Ia religión. Tanto para las obras piadosas como para lasmisiones, resulta protector destacado, al gue no en vano se pideayuda. El año 722, el papa Gregorio II, "conociendo el espíritu reli-gioso que anima" a aquel "glorioso duque de los francos", soiicitasu apoyo en favor de San Bonifacio, encargado por la Santa Sedede convertir a la fe cristiana a los paganos de Germania; y Carloscontesta con una carta de protección completa, redactada según el mo-delo de las cartas habituales de protección real, por Ia que convierteal misione¡o pontificio en un protegido personal suyo. 22

18 Cont. de Fredegario, 15, págs. 775-776.tc ldern, 14, lB, 21, págs. 1?5-1?8.!o Bórlrrn-Mür.rr.recnrn, ne 39á.zt ldem, nos 32, 34, 35, 97, 38, 89, 40, 41, 48.22 §¡¡ Boxrnacro, Epistolae, ed. Tangl. (nq 15 de la Bibliografía), carras 20 y

22, piss.33 y 37.

ESTABLECIMIENTO DE LA MONARQUIA CAROLINGIA 7

Tal gestión en aquella fecha podía parecer temeraria, ya que en elalk¡ 722 la autoridad del hijo de Pipino era todavía incierta. Peror¡trince años más tarde ya no era posible ningún género de duda; eltrt,tyordomo del palacio era el más importante personaje no sólorlel reino merovingio, sino de todo el Occidente. No hay por tanto der¡lí' asombrarse si en 739, y luego en 740, el nuevo papa Gregorio IIIor rlirige a Carlos para solicitar no ya un simple salvoconducto enInvrrr de un misionero, sino ayuda y consuelo contra sus temiblesr'ttt'nricros Ios lombardos que, a la sazón, amenazarr con apoderarse,lc lloma,23

l)esde los días de |ustiniano, Ia silla de San Pedro parecía porrrrrrcho tiempo situada de manera durable, bajo Ia autoridad de los,'rrr¡rcradores romanos de Constantinopla; pero éstos, que considera-l,lrr y trataban a los papas como simples obispos imperiales, acabaron1,,'r' ircloptar una política eclesiástica y, con frecuencia, una posiciónr,'ll1¡iosa a 7a vez, gue no se conjugaban con la tradición defendida¡,,'¡ los sucesores de San Pedro. Desde el año 717 ocupaba el tronolrr¡'r'r'ial León III, cuyas pretensiones de regir a la Iglesia desenca-,lrn¡u'on por doguier Ia guerra en sus Estados. Partidario del regreso,, rrrr culto desembarazado de las supersticiones y excesos que enI )rirnte condujeron a la devoción de los iconos, adoptó una posturat,rrr r'¡rrlical en aquella materia delicada que no sólo llenó de luchasr,rrilrlcs el Oriente, sino gue consumó la ruptura con el romano¡,,,rrtrlite. No había dudas en cuanto a la posición adversa que

'1, l'¡'r'iir tomar el papado, y por mucho tiempo no habría posibi-l¡,l,r,l tlc que llegase a un acuerdo con un gobierno imperial gue estaba.1,, i,l¡(lo tr imponerle sus normas, a ejetce-r represalias cada vez

',,,,,,,|nr'¡rs contra los bienes de la Iglesia romana y hasta a posesio-r,u,ir. (l(' la autoridad de la Santa Sede, cuyo campo de acción directa,lr,'r¡¡i¡¡¡¡i¡¡ al substraer a su jurisdicción eclesiástica, pata unirlas alt,.rtri¡u,';rdo de Constantinopla, provincias enteras como Calabria,,¡, tlr,¡, l)i¡lmacia y los países balcánicos.

A'ir, l)ues, no pudiendo contar con el apoyo de un emperadortr' ,r,lcnuis, tenía entre manos otros asuntos bien diferentes y estabai,tl,r ¡r;rltc cntregado a defender sus posesiones de Asia y de Euro-i,, ' l l);rl)ir sc encontraba desamparado frente al peligro que los; ,r, ¡',: ,lt krs lombardos le hacían correr. No es éste el lugar del',,, r l,r rrrllación de sus conquistas; hay gue recordar tan sólo que,1, .t,,,,.,,1c h;rl'rcr atravesado la Germania hasta las orillas del Danu-

't,'tl,.t 1'¿rr¿¡l., r'¡utrs I y 2 (na.lil dc I¿ Bibliogra{ía). Resultan particular-r',rrrlrr'rrliro.r lo:i lrinnilros r¡rr,: r'rrr¡rlt:a Grctlorio III para señalar la piedad de

,,i.,. r rr ,1,,r',,, i,i¡r ¡r,rr lrr l¡-ilr.sirr.

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FUNDACION DEL IMPERIO

bio, invadieron Italia el 568. En aquella fecha toda la península eraya, desde hacía treinta años, parte integrante del Imperio romano yestaba gobernada desde constantinopla por los únicos sucesoressupervivientes de los Augustos. Lentamente, desde entonces, sededicaron los lombardos a arrancársela; ocuparon gran parte de lasprovincias septentrionales, y algunas del sur, pero aun no habíanconseguido apoderarse ni de Roma ni de Rávena, Ia antigua capitalde los emperadores de Occidente, en donde residia uho., ei exarca deItalia, representante oficial del emperador para toda la península.

Arrianos en un principio, Ios lombardos, que habían comenzadopor hacer gravitar sobre Italia el peso de una sañuda persecuciónreligiosa, terminaron por hacerse católicos romanos, pero no porello dejaba de ser constante problema de preocupación angustiosapara el papado el progresivo avance de aquel pueblo gue por sudesconcierto y sus luchas intestinas se hacía con largos retrasos,Nominalmente obispo del Imperio, pero en Ia práctica libre de suspresiones y tan alejado de Constantinopla y aun de Rávena .o-o*'para poder actuar en calidad de pontífice universal, el papa tem-blaba ante la idea de gue pudiera convertirse en obispo de unamonarguía lombarda. Evidentemente, Ia incorporación de la sedede Roma a aguel reino hubiera sido una catástrofe para el sucesor deSan Fedro en una época en la gue su autoridad ecuménica estabaaún seriamente en litigio por las pretensiones del patriarca de cons-tantinopla, a quien respaldaba firmemente el emperador y de quienera colaborador directo.

Pero ¿cómo evitar el peligro? Sólo una solución parecía factibierrecurrir a los francos. Por primera vez iba entonces a hacerse indis-pensable para salvar a la cristiandad de occidente aquella con¡'unciónde Io carolingio y del papado, de la que, más adelante, debían pro-ducirse tan trascendentales consecuencias.

Ei año 739, el rey lombardo Luitprando acampaba a guinceleguas de la Cludad Eterna; el momento no daba lugar a vacilacionesy el papa Gregorio III se dirigió resueltamente al poderoso mayor-domo del palacio merovingio.2a Las epístolas que a la sazón dirigeal ¡efe efectivo del gran reino bárbaro de Occidente2b.sorprendenpor su singular tono. Se trata de una súplica urgente dlriglda aluirreg (subregulus) de los francos para que actúe como "hi;o devotodel príncipe de los Apóstoles"; para que se conmueva ante las lágri-mas "que día y noche vierten los ojos" del pontífice ante los desas,

:.t (lf. Iliiunrrrr-X'Itlirlr.necrrrin, ne 4ld.2:' (:o(l!,:\: Ourti., t:i'rtas 1 y 2, ya r:itadas.

ESTABLECIMIENTO DE LA MONARQUIA CAROLINGIA

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lrcs que se acumulan para que piense, también, en las burlas quesus retrasos en acudir levantan entre aquellas gentes que pretendenr,cnospreciar el poderío de ros francos. EI acento d"

".tu, cartasy la brillante embajada que Gregorio envió a carros er año i39 purur'xponerle verbalmente su petición, demuestran el valor que se co,,ce-rlía en Ia curia romana al concurso del prírlcipe f.u..o f-"t gru'¡rrestigio que nimbaba a éste en aquel momento.

su categórica negativa a intervenir en los asuntos de Italia en.l rnomento en que Ie era necesaria ra arianza rombarda p"*1""r"-rr.r a los musulmanes por er rado de provenza, fue sin duda una¡rltteba de prudencia; en cualguier caso no puede verse en "¡u elrintoma de un debilitamiento de su autoridad, como pur""iu-irr.irruu"( lleclorio III en la última de sus cartas; y casi inmeáiatamente des_l'rrr's de este incidente asistimos, el año z4i, a u" r"rolito

".p".ir.ulo,(l;rrlos, que desde el Z3Z y sin ampararse siquiera "o ,, ,"y,

rr,'l,icrna sólo el conjunto de los territorios sometidos a los francos,r'r'"tccle "después de haber obtenido el consejo de sus nobles, arr{'r)','to del reino entre sus hi¡os". Tales son, ul á"no., tu.

"rpr"rior".,¡rr,' crnplea un contemporáneo generalmente bien lr¡orrnuáo,iJ qri",,r r'( isír que carlos dió ar hijo mayor, carromán, la Austrasiá, er país,1,'. l,rs alamanos y la Turingia; al menor, pipino, Borg.ñ;,-ñJustriar' l'r'.venza. Luego, agrega, Carlos murió en euierzy"el Zn-ie'o«u-I'r'' tlcl 741 y *ssrno el gran rey Dagoberto* fué ánterrado "en lal,.r,rlit;r de San Dionisio márti{'.27

N. cra todavía rey er carolingio, pero todo sucedía como si yal.r n¡onrrrcluía merovingia hubiera dejado de existir.

II.- GonlBRNo DE CanrouÁN y os plp¡N¡o

llr;,1 ¡ transcurrir, sin embargo, diez años antes de que se diera.I ¡',¡1¡¡¡ rlcfinitivo; fueron diez añts durante ros cuales tu'-orárqui",r,r ,.,r.r'.li.qia, no dejaría de extender su autoridad

"" O..i;;;;;.N,) r)()r ello tuvieron en menos graclo Carl"*á, t-p;i;;",' qr"lr'rr r'¡ l¡','¡¡J¡', cn un principio, a toda una serie de reberiáne".ro"rria"-

r¡i r. (rr(' cstallaron en cuanto murió su padre: Ia de Grffi hr;ol' r"r'rrrl., tlc carlos Marter, celoso der podário que se habia otorgado'r '.r'¡ ,rr'(li()lrcrmanos;28 Ia del duque de Aquitaniu, Hrnutáo, lrr,." ¿"I rr,l,'., ,tr(.s(' iizó el 742;zo la dLI duque de I., .l;;;;;;'ilo¿"_

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10 FUNDACION DEL IMPERIO

baldo, el 742,30 y la del de Baviera, OdilOn, en 743.3r Por doquier,la respuesta de los nuevos señores fu,é rápida y eÍicaz, aunque tantoen Baviera como en la región alamana y en Aquitania tuvierannecesidad de reanudar varias veces sus campañas :t2 y jvzgaranprudente, para consolidar su poder, proveer de nuevo el año 743 eltrono merovingio, que una curiosa paradoja m¡rntenia vacío desdeel 737,llevando allí a un reyezuelo fantasma, Childerico III, delque sólo hacen mención desde entonces las act¿rs o[iciales.33 IJnade ellas lleva la siguiente declaración, que bien v¿rle la pena citarr"Childerico, rey de los francos, al eminente Carlom¿rn, mayordomodel palacio gue nos ha establecido sobre el trono. . .",:tL y tal fórmulano precisa comentario. A mayor abundamiento, Ios dos mayordomosdel palacio siguen promulgando actas en su propio nombre y lleganen ellas hasta a hacer referencia a "su reino", o a decir, como Iohace Carlomán en el 747, que están "encargados por el Señor delcuidado del gobierno".er

Esta tareá, en efecto, la realizan como si el reino fuese v"rdu- Sderamente suyo. Emprenden la obra de reE¡enerarlo, reúnen conci- "':i

lios y publican capitulares en las que expresan su voluntad soberana.Una capitular de Carlomán,36 de fecha 2l de abril del 742 --poÍtanto anterior al establecimiento de un rey merovinqio en el trono-comienza con las palabras siguientesl

"En el nombre de Nuestro Señor ]esucristo. Yo, Carlomán, duque y príncipede los francos, por consejo de los servidores de Dios y de mis próccres, he reunidoa los obispos y a los sacerdotes que están en mi reino... para qtlc me aconsejenel medio de restaurar la ley de Dios y la Iglesia, corrompidas en los días de lospríncipes anteriores, a fin de que el pueblo cristiano pueda asegurar la salvaciónde su alma y no se deje arrastrar a su pérdida por falsos sacerdotes."

Siguen a esto las decisiones acordadas "por consejo de sussacerdotes y de sus nobles", por el "duque y príncipe" Carlomán.Todas ellas se dirigen a Ia restauración de la Iglesia franca bajola égida de aquel mismo Bonifacio, "enviado de San Pedro", a quienya Carlos Martel había concedido su apoyo y que, por propia

3o Cont. de Fredegario, 25, pág. 180.st Idem, 26, pig. 180. C{. Bósnun-Xilür¡r,eacurn, na 45ó.32 Continuadores de Fredegario, 27, 28, 29, págs. 180-181; Biisntn-Nfü¡rr,re-

r:rrrn, ne 4Ba.ll:l flii¡¡¡1¡p-fiiirrr,necurn, nq 45¿.:t.t I ¿?nr.ilÍ l(lrrn, no 51.:rti Oupítu.luria, t. T, n'? 10, págs. 24-26. F,ste documento tambión aparcce cn la

corrr,sl,r,nrlorcit rlr: Stn Roniiacio, r:rl. 'l'irngl, pírgs. 98-102, na 56.

IiSTABLECIMIENTO DE LA MONARQUIA CAROLINGIA 11

tltiti;rtiv¿r -el mismo apóstor de ros germanos da testimonio der'll().*,:i7 el hijo mayor de carros Marter habia "hecho ,amar juntoir t'1" para restablecer la disciplina eclesiástica en sus Estados.

Las medidas promulgadas entonces y que sóro se contraían a IosI.rritorios sometidos a carlomán, fueron confirmadas o rectificadasrl.l cle matzo siguiente en Estinnes, en Hainau¡,r, , ,., .fo despuésrrtlr¡rtadas por Pipino pafa sus propios territorios, en ocasión de un!'¡i'o(lo reunido en Soissons er 2 dá matzo d,el r44. En ra capiturarr¡rrt'lir.s resume,3e el nombre de Childerico, que había sido entre tanto,'l.v;r«lo al trono, sólo aparece en la fecha (.;en el año 244.. . ."grr,ao'lr'l 'cy childerico"). para colmo, er documento está redactado de"''r¡r'r'rlo con el modelo de la capiturar der año 242: arí, quien dicta sur.lrrntad es Pipino,_ "duque y príncipe de los frur.o.,,, ,roluntad'l''' itlicla "de acuerdo .o, lo. oui.po.'; y después de "iaber sido'r(r)nsci¿ido por el clero y por s¿rs nobles,'i

", .,'pipiro, .,rurá, ilustre,rrr"v.rclomo der palacio" z,o el rey quien al finál del acta estampa'¡'fi.r,a. Tanto en derecho como en-ra rearidad, Ia reforrna de lu

11¡l''si;r de tas Galias fué obra personar de los d;. it;;-;; carrosM¡u'tcl, a quien prestó su concurso San Bonifacio.Lrr retirada de Ca¡lomán, que el año 247 d,ejó el siglo para ir a¡rr'¡rlr;r. sus días en un cenobio,ao posiblemente apresuró Ia anuración

'l'' l¡r ficción merovingia. En efecto, sólo ya en Ia cabecera de todo,'l 'r.ino, Pipino, al que llamamos el Breue, tuvo, es cierto, que hacerIr¡'rrfr',;r,na nueva reberión de su medio hermano Grifon-at que

rrr¡rr'1¡11¡¡fs¡¡ente se había puesto en libertad después de ,"¡" uro,rlr' ¡r'isi<in, rebelión complicada con ros apoyos que el sublevador'rrtrrrtr'ó en sajonia y en Baviera;41 pero "r -uyoriomo del paracio

llrt l,irrc('e que tuviera, por otra parte, dificultades serias en hacerse,lrr'tlr'1'¡¡.'r:: Grifón y sus cómprices fueron vencidos ar cabo derrlflllrlos Irteses de luchas,a3 y los docu*entos contemporáneos, aun-rl'r' '()

se ten§Ja en cuenta más que las apariencias oficiales, demues-It¡rrr tJr¡r cl papel asignado al rey merovingio decrece constantemente.li" lrr:r.irrí¿r cn vano, durante este perioáo, en las actas autránticas

rrl S¡rr lirrrillrcio, Epistolae, ed. Tangl, carta 50, pág.82.'ttt (;tltitttl.. r. [, nq ll, pá.gs.27_28. para ]a fecha, cf. también Bór¡r,r¡n_Mür¡r,-,t¡' ilt tt. n! ,15.

tttt t.ttltitttl.. t. I, n,) 12, págs:. 29_30.lrr ll'irr[r¡ rr ]\lillrr.lr,rr:rr¡trr, nos S2a y SSb.I I ltltnt. tr,,., 55t. y lt7t.l.' Sirr .rrrlrrrr¡ir,' s. lrir sl¡rrr{'sro, sin que sc puccra afirmar, que un hijo de carro-*r',r, ll¡,rr¡r,1,, l)r.grrrr, ¡rrrrr. urrri¡1irr rrrgrrnns protensiones, rápiáamente anuladas, a

=ir, ',1, r ¡r ,,, l¡irrlr(.. !,ir¡sr: S.,rN ll,Ntt,.,t.r., lipisttl.ttt,. ed. Tang.l, na 79, pág. 172.I t I I llrinutrr Nlillr.r¡,rr llr rr, rre 57¿,-

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12 FUNDACION DEL IMPERIO

una sola gue emane del rey Childerico, mientras se multiplicanaguellas en las que Pipino se nos presenta en el ejercicio del podersoberano-

Farecía, pues, llegado el momento de dar el paso decisivo. Enun acta del mes de agosto del 750 aparece Pipino sentenciando pú-blicamente en justicia, en el palacio merovingio de Attigny, al quellama "s¡-¿ palacio"; declara que preside allí "rodeado dc s¿rs nobles"(proceles nostrí) -los obispos, los duques y los condes del reino-y para ejercer el poder "que Ie ha sido confiado por Dios".44

Poco después decide, al fin, separar al ficticio rey en cuyo nom-bre gobierna y tomar para sí el título real.

III.- GorpE DE EsrADo or PlprNo "EL Bnevp"

Todo hace creer que este golpe de Estado fué preparado cuida-dosamente. Durante los dos años que lo precedieron, según observauno de nuestros más serios informadores (uno de los "Continuadoresde Fredegario"), "la tierra se mantuvo sin combates",ao y, en unaépoca en la que el renacimiento primaveral traía normalmenteuna actividad b¿lica, todo hace pensar que aquella paz excepcionalse aprovechó, sobre todo, para entablar negociaciones. Hay quesuponer que se sostuvieran conversaciones con los próceres del reino,y conocemos, por fuente segura, que las hubo con la Iglesia, cuyoapoyo se creía indispensable. Entre otros detalles, sabemos que elobispo de Würzburg, Burchard, y el abad de San Dionisio, Fulrad,fueron enviados a Roma a fines del año 749 o, con más probabilidad,a comienzos del 750, para lograr la adhesión del papa al propósito deun cambio de régimen.+6

Ya hacía algunos años que se habían ido multiplicando las rela-ciones entre los jefes del reino franco y la Santa Sede. La obra dereforma religiosa emprendida por Carlomán y por Pipino en susEstados, el apoyo que todos los misioneros, comenzando por Boni-facio, habían encontrado en ellos, no podían por menos, pese acuanto se ha dicho a veces, que predisponer a ambas potestades paraconcertar un acuerdo más íntimo. La misma situación política obli-gaba a los pontífices romanos a realizarlo, ya que, después de unabreve tregua, §us relaciones tanto con el emperador como con loslombardos se presentaban ante ellos cargadas de amenazas. Por elhorizonte de Bizancio, donde en 740, despu,és de la muerte de

44 ltl.tm, no 58,4l'í (lont. rlr: lircrlcgitrio, 32, pág. 182, 1. B-9.'ttt ltlt'nt, llll, ¡rrig. l!\2: ,4nntlt's rtry¡tl¡5, aíto 74.9.

ESTABLECIMIENTO DE LA MONARQUIA CAROLINGIA 13

León III el lconoclasta, con quien el papado había tenido que viviren actitud de guerra, pareció al principio asomar una esperanza deduradero acercamiento, volvían otra vez a acumularse nubarronesy, desvanecido el período de las iniciales afabilidades y del cambiocle cortesías, el papa Zacaúas, aunque oriundo de la italia griega,iba a encontrar en constantino v un encarnizado adversario delculto de las imágenes y, por consecuencia, un enemigo latente de laSanta Sede. De la misma manera, por 1o que hacía a los lombardos,con guienes habían mejorado las relaciones en los últimos meses delrcinado de Luitprando y durante el de su sucesor Ratchis (244-Z49) ,

lir paz parecía peligrosamente comprometida con la ascensión al¡roder de Astolfo en junio del 749,a7 Como antaño, en los días del,uitprando, el nuevo rey sólo tenía un deseo, el de realizar a todoriesgo Ia unidad de Italia. Ya se preparaba el ataque, si es que nocstaba en curso, contra lo que quedaba de la provincia bizantinatlt: Rávena *el exarcado- cuando los dos enviados de Pipino lle-1¡irban a Roma para abrir con el papa las negociaciones que les habíat:ncomendado el príncipe franco.a8

De aquella negociación no aparece señal alguna en los c¡onistas¡xrntificios ni, lo que es más sorprendente todavía, en el Codex Caro-/in¡¡.s, esa copiosa recopilación, formada el año 791 por orden delrnismo Carlomagno, de las epístolas que se cruzaron entre los papasy los primeros carolingios. Pero, según dice el ¡edactor oficioso,le los anales de Ia corte franca (los Annales royales), del que, enrruc'stra traducción, hemos respetado el estilo torpe e incorrecto,cl obispo Burchard y el abad Fulrad, fueron "enviados al papa Zaca-r¡irs para preguntarle, con respecto a los reyes gue, a la sazón, nolrnifln en Francia el poder real, si estaba bien o no que fuese así";rr lo que Zacarias parece que respondió "gue más valía llamar rey alr¡ttc tenia que al gue no tenía el poder real".ae Era -ignoramos si conr orrrliciones o sin ellas- la anticipada aprobación de la actitud gue el¡rlirrcípe franco se disponía a tomar.

Scrluro ya de esta aguiescencia, de la gue un texto como el gue¡rr'¡rbirnros de citar parece demostrar que se dió a conocer a la opi-

'li Sr¡1,*r torlr¡ esto véase la biogra{ía del papa Zacarías (escrita, en opinidn del\l.rrur.i,rr I)rrt,lr.snc, t¡n vida del mismo pontífice) en el Líber pontilicalis, t, f,¡rri¡1u. ,llflll.il(), y lts not¿rs dcl editor.

'tA l,il,e r ¡xnrilicul.is, t. I, pig,. M4.' lu ,'lnnttl(\ tt¡ytlts, tlto 74(). Los Continuadores de Fredegario,33, pág. lB2, y

lil l.ltt¡t\ul¡t lt, tutttiotu, l'i¡tpirti. lrrr:cn nlusión, también, a esta aprobación pontificia;¡rlt,r ¡rrr,,ilrlltttcttlc rr'¡rrorlttt'r'tt l¿r r¡tisnla fur:nlrr r¡rrc r:I autor <le los ,4nnales royales ofrlr,rr ri¡rrrr.u n I,,¡ r¡ri,,utr¡s .,lnttul,,s nrytlt,s.

&

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14 FUNDACION DEL IMPERIO

níón pública, Pipino decidió en noviembre de 751 encerrar en unconvento al merovingio Childerico y se hizo reconocer personal-mente como rey en una asamblea reunida en Soissons.r'()

Su elevació,, ai trono, contraria en principio a la tradición francaque limitaba Ia elección a los miembros de la Iarnilia merovingia, tuvolugar con formas inusitadas; la habjtual elección por el pueblo, segúnla requería la antigua costumbre franca (morc Francorum, dice elanalista), [ué seguida e:r Soissons por un¡ ccremonia desconocidahasta entonces en la Galia y en el curso de l¿ cual el recién elegidorecibió la unción santa de manos del obispo de Gerrnania, Bonifacio.5lCon esto se proponía el carolingio, sin duda alguna, hacer visiblea todos la aquiescencia otorgada por el Soberano Pontífice a lausurpación rcalizada. ¿No era, en efecto, San Bonifacio, el legado,el enviado personal del papa con el que estaba, como lo demuestrasu correspondencia de la época, en íntimo y permanente contacto?La presencia y actitud del más calificado de los representantes deljefe supremo de la cristiandad significaba, por tanto, ante los espec-tadores, que la instauración de un orden nuevo se llevaba a caboen pleno acuerdo con aquel que debía ser considerado como el máslegítimo intérprete de la voluntad divina.

El gesto de San Bonifacio, al verter los santos óleos en 7a cabezade Pipino, tenía por resultado convertir al carolingio en el elegido deDios, a la vez que en el elegido del pueblo. Sobre esto no cabeduda alguna: se renovaban los tiempos bíblicos y la consagraciónadquiría a los ojos de ios contemporáneos stl valor antiguo. Si elalcance de este rito olvidado podía no ser comprendido por la masa

de los f¡ancos no sucedía 1o mismo con respecto al selecto grupoclerical alimentado con la lectura de los Libros santos. Igual que

Saúl y que David, Pipino era el ungido del Señor y como ellos se

convertía en su mandatario; de Dios recibía la investjdura, gue sig-nificaba un verdadero sacerdocio, como 1o fuefa, según el testimoniode los libros de Samuel y de los fteyes, el de aguellos a quienes lavoluntad divina, y no su nacimiento, habia designado para regir a

los fieles del Topoderosc.La analogía de las situaciones debió conmover a los hombres de

Iglesia y por-muchos años la historia de Saúl y de David iba a estarpresente en sus espíritus en todo momento y a ser continuamente evo-cada por ellos como una especie de prototipo de la misma historiaca rolin g ia.

I'n ,'l¡¡¡¡¡¡11's t,,.t.,i,'s. ¿rño 750, ¡rúgs. B t'l(): (hnt. tltr I"rtrrlt'glttir,, ltlt, ¡rii1. ltlll.t't Itl,'ttt ¡rir,r'¡'ii(), lr'r"r.. ll v ll).

ESTABLECIMIENTO DE LA MONARQUIA CAROLINGIA 15

Hay que admitir sin esfuerzo que esta resurrección de la cere-monia bíblica de la consagración haya podido ser facilitada por elrecuerdo de un pasado menos lejano. La monarquía visigótica prac-ticó parecidos usos antes de ser barrida, a comienzos del siglo vrrr,b2por la conguista musulmana, y nada impide suponer que se poseyeraninformes cincuenta años más tarde en la Galia por cualquier librolitúrgico o cualquier recopilación canónica importada de España.Es posible, también, aungue menos seguro, que ya fuera usada laconsagración en los países anglosajones de los que venía San Boni-[acio.53 Pero en todo caso prdt _--t"rrerse por seguro que los antece-dentes bíblicos impresionaron directamente el espíritu de los cléri-gos del siglo vlrr y que en tal evocación halló Pipino fuerza y presti-gio capaces de hacer ol..,idar el origen revolucionario de su poder.

IV.- Lran¿AMTENTo DEL pApA EsrrseN II er nry FRANCoY LA "PRoMESA" DE PrprNo

Carecemos de detalles sobre la acogida que tuvo este golpe de Es-tado, pero cabe razonablemente suponer que la adhesión no fué uná-nime 5a y que no parecieron de ningún modo superfluas las nue-vas manifestaciones de la Iglesia en favor del "elegido de Dios".

Precisamente proporcionó ocasión para ellas el haberse agravadocl peligro a que exponían al papado las victorias lombardas del otrol;rdo de los Alpes. Rávena había sido ocupada por Astolfo a comien-zos del verano del 751 ,y al año siguiente era amenazada Roma.l'll sucesor de Zacarias, el papa Esteban II, elegido en marzo del752, trató en vano de negociar, pero Astolfo no escuchó susrlemandas.

La conmoción ganó finalmente a Bizancio. La perdida de Ra-vcna, con la que Constantinopla había sostenido siempre constantescomunicaciones, fué allí vivamente sentida y se envió a un alto fun-t'i.n¡rrio del palacio imperial, el silenciario |uan, para protestar anterl rey lombardo por aquella usurpación. ¡Era perder el tiempo!Ast<rl[o, que poseía la f.uerza, se burlaba de las protestas diplomáticas

ñ:, (f[. Marr:. Br-ocrr, Ies rois thaumaturges (Estrasburgo y París, 1924, in-Ba,l,rn,'. ¡t¡ tb lu l)u,liicutitnrs d,e la Facubé des Lettres d,e Strasbourg), apéndice III,¡ri ¡1r. .1.0O.,177.

hit ('.( . i ¡l ¡¡¡¡.lr I 1,. l,rvu.l.AtN, L'ulpi:ntnttnt ,le: lo dynastie carolingianne (n, 84 de la Bi-

lrlio¡,¡¡¡ll¿¡), ¡ri1i. !ll(), rrolrr,l,, irrtr.r¡rlclir rrrr ¡rtsljr: tle Villibaldo cn su biografía de\¡ttt ll,ttil¡t.i. (,',1. l,r'vi',,rtt, ¡rrig.4,4,) (rrm unir vcllrrlit ¡rlttsitin a "trrrlrtrlr:nr:ils l)ol)u-l,rrr.,," ,,11,,,,., r¡r.rrlr.,r tt l¡r "¡.r.r,ltt.ir'¡rr rlir¡lislir.lr". l,r.r¡r r.sl, r.s rlisr.lllil,lr..

$

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16 FUNDACION DEL IMPERIO

y sólo contestó al recurso que le dirigieron Roma y sus habitantes,redoblando las amenazas".55

El emperador Constantino V, hi¡o y succsor dc León III el lco-nc¡clasta, no estaba evidentemente en disposicitin dc hacer respetarsus derechos en Occidente. Esto lo sabía bien el papa Esteban II,que aun enviándole, por guardar las form¡rs, tlna cmbajada solici-tando socorro 56 enviaba a Pipino, con toclc¡ secrcto por conductode un simple peregrino, una carta exponicnclolc str angustia; en ellale expresaba, además, el deseo de ir a conferenci¿rr con él y le rogabague le enviase a buscar a Roma con hombres dc confianza.s1 Erauna medida doblemente prudente, ya que los carninos, infestadosde lombardos, no eran seguros y, por otra parte, antes de ponerse en

camino quería el papa, sin duda, obtener de Pipino un acto que

comprometiese claramente la responsabilidad de su futuro aliado.

Las respuestas a estas dos gestiones intentadas por Esteban II,una en Constantinopla y la otra en la Galia, llegaron con pocas

semanas de intervalo, hacia fines del verano o comienzos del otoñodel año 753. La de Constantinopla era una invitación para signi-ficar de nuevo al rey lombardo, de parte del emperador, la orden

de evacuar los territorios que había conquistado. Nueva y vana

protesta diplomática gue realizaba el emperador por medio del obispo

de Roma, al gue consideraba como un funcionario imperial. La de la

Galia, tan deseada, llegó a través de una embajada compuesta pordos grandes personajes: el obispo de Metz, Chrodegango y el duqueAugiero, ambos encargados evidentemente de asegurar al papa sobre

las intenciones de su señor y, además, de acompañar a Esteban II,según era su deseo, hasta su país, en donde estaba preparada una

entrevista.s8 El papa no podía tener la menor duda en elegir entre

Bizancio y los francos y no nos sorprende saber que efectivamente

se puso en camino el 14 de octubre del 753 dirigiéndose a Ia Italia

septentrional y a la Galia protegido por los enviados de Pipino.rc

Sin embargo, por un último escrúpulo y para tranquilizar su coll-ciencia, Esteban [ué a Pavía a visitar al rey Astolfo y a cumplir la

misión que le había encomendado el emperador; como era fácilmente

55 Estos hechos y los siguientes sólo nos son conocidos por la versión, visible-

mente tendenciosa, que da de ellos el biógrafo de Esteban II en el Liber pontifícalís,

ed. L. DucnssNr, t. I, pág, 442. Su narración se hace, con frecuencia, apologética,

pero sus líneas generales pueden tenerse en cuenta'r$ Lí.bcr ponti,licali.s, t. l, pág. 442.r't l,ltm, pág. 4M.ía l¡l¡¡n, prig. 445.t'tt lltm, ¡rrig. 4,4J-r.

ESTABLECIMIENTO DE LA MONARQUIA CAROLINGIA 17

previsible chocó allí con una categórica negativa a recibir el men-saje y, sin hacer caso de las tentativas de intimidación gue le hizocl rey lombardo, se puso en camino para Francia, con uru buerracscolta, en noviembre.60

Consciente de la excepcional importancia gue tenían las nego-ciaciones gue iba a emprender, Esteban II ilevaúa consigo u alguioscle los principales personajes de la curia: seis cardenales, el arce-rliano de la Iglesia romana, el primicerio y el secundicerio de su¡ralacio, gue eran, los dos, altos funcionarios de Letrán, y un nutrido'séquito de sacerdotes y diáconos romanos. A pesar der'frío, ra tra-vcsía de los puertos se realizó sin dificultad"., pero

"l ..áiro "r,lirrgo y hasta el 6 de enero d,el 254, en pleno invierno, á"rp"e. a"rrna detención en el convento de san r\iauricio en valais,'no fuérccibido el Soberano Pontífice en el dominio real de ponthion, nolcjos del actual vitry-le-FranEois, por el rey pipino que había sarido¡r s._ encuentro. ]untos se trasladaron ambos al monasterio deli¿rn Dionisio, donde el papa se instaló para pasar el invierno y en'l"ttde se prosiguieron las conversacionesiniciadas en ponthion.or

No conocemos los detalles de estas conversaciones, pero sus re-''.lt.dos fueron claros. su conclusión se señalo po" un. ."r;;;;t.r¡.t: tuvo como escenario la iglesia abacial de san Dionisio y durantel'r .rral Esteban II procedió de nuevo a consagrar al principe francov lrreqo a sus dos hi¡os carros y carromán.62 Lrn contemporaneo'rrlirtlt' que el mismo día el soberano pontífice bendi¡o u Iu ,einullrlfr¡rde, esposa de Pipino, y gue ..prohibiO

a todos, ta¡o pena detrrlrrrlicto y de excomunión, eregir jamás a un rey sarido de otrar='rlir'¡re que la de aquellos príncipes gue la divina piedad se habíarlirrrir(l() exaltar y, por intervención de los santos apóstoles, confir-,r,r' y consagrar por la mano del bienaventurado pontífice su vica-r¡.".rr:r ]iste texto, tan curioso, no es más gue una nota perdida allllr,rl rlc ,n manuscrito, copiado, en er mismo san Dionisio, algunos'rtlrr'¡'r'is tarde, por un monje de Ia abadía, posiblemente testigo'1,' l,l¡ ¡rt'()rltccimientos; no posee valor oficial y sin duda sólo traducel'r r''r'r;().irl intcrpretación de su redactor, pero hay que pensar que

ttt Itlt'nt, ¡»i;,s. rl.l5-44,6.ttt l,l,.ut. ¡rri¡,s. ,1,16.44,8; continuadores de Fredegario, 86, pág. lB3. para la cro-r,,,lr,¡rlt, r'f. ll,rrlvr.lr l\litlll,l¡lr:rrr,:n, nq ?3f.tt' I ¡l',.¡ ¡trtrrrilit.ttlis, t. l, ¡rrig. 44.t\; Ann.ales roy.les. año 754, pág. 12; ChroniqueÍ, .ll,,r'¡,¡,. ¡rri¡,. ll()il; (ltnlt,t O.rol., r:.rla 7, tttlas lipistokte, t. IIi, pag.+OS."' I l,ttttttl,t. ¡rril'r'. 'lrrlr rr¡(r. sr¡rrrr. r¿r ¿u¡lr:nti.irrarl rrcr tcxto, u"I Bn¡our,

"a,t , ttr'.y',t ,¡t:,.. ."' .¡.rir.. t. \\\,lll ( l9:7), ¡rrí;1s. lZi),lfll, y L. Lr:r,rr.r.,rrN, cn Ia Bj_i1.,t,,,,¡t, ,1,' l'1,,'t,, tl,.¡ (.'ltttttt.¡. tollr,r l,XXXVlll il():lZ), ¡rrigs. !0, 11.

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18 FUNDACION DEL IMPERIO

responde a un sentimiento compartido también por otros. La nuevaconsagración, extendida ahora además a la descendencia de Pipino,no sólo tenía el efecto de repetir, reforzándolo, el acto tealizado anta-ño por San Bonifacio, sino que confería a la familia del que en unprincipio no era más que un usurpador, una consagración solemnecalificándola a toda ella y defrnltivamente para la realeza. En nombredel papa había San Bonifacio convertido a Pipino en clegido de Dios,ahora el mismo papa, intérprete autol.izado de la voluntad divinapor ser el sucesor del príncipe de los Apóstolcs, hacÍa de la familiacarolingia la designada especialmente por Dios para gobernar al pue-blo franco.

Con todo, muchos aspectos quedan oscuros en este asunto. Lamisma fecha de la consagración de San Dionisio se presta a contro-versias. Algunos la sitúan en el verano del 754, en el mes de ¡ulio.0+Pero todo hace pensar gue tuvo lugar en la primavera, lo que suponeya varias semanas de negociaciones. Pero, más aun que la fechasería deseable conocer 7a naturaleza y la forma precisa de los com-promisos a que se obligaba el rey franco a cambio del apoyo que leproporcionaba el papado. Nos gustaría también saber en qu'é atmós-fera se desarrollaron conversaciones tan decisivas para el porvenirde las dos partes. Por desgracia, desde que el Soberano Pontíficepenetra en el territorio de la Galia, comienzan las oscuridades. Loshonores que se dispensan a Esteban II cuando llega a Ponthionnos revelan un protocolo inusitado hasta entonces y que el biógrafopontificio señala con visible complacencia.os Pipino salió al encuentrode su augusto visitante hasta tres millas de distancia de xt palacía;

cuando vió a Esteban II, descendlo del caballo y se arrodilló humil-demente junto con su esposa, sus hi¡os y los grandes personajes de

su séquito; luego, en señal de respeto, caminó a pie al lado del papa,

que iLra a caballo, y, por algunos momentos, sostuvo la brida de su

montura, como si fuera un simple escudero del pontífice.Pero todavía no hemos llegado al cabo de nuestro asombro. En

el oratorio real de Ponthion, en donde tuvieron ambos su primera

conferencia, el papa ,-según dice su biógrafo- recibió la promesa

de Pipino, bajo fe de juramento, de entregarse 'por todos los medios

a la tarea de restituirle el exarcado de Rávena, así como los dere-

chos y territorios de la república".66 Pero inmediatamente se nos

(;1 Va)¿se L, L¡;vrlr-rrN, L'auéne¡nent de la d,ynastie carolingíenne (ne 84 de l'rIlilrlirrgr.tlía) quc propon(i, además, para todos los acontecimientos de los años 749-7i¡7

trna cronologíit rlrtcva. I)c clla rliscrepamos lundamenta]mcntc.ti6 Lil)t't ¡utrtl.ilit:ulis, t. I,1t5g. 44,7.

titt ltlt nt, ¡,íit. '1 lll.

ESTABLECIMIENTO DE LA MONARQUIA CAROLINGIA 19

ocurre preguntar: ¿a qué restituciones ha querido referirse el papa?¿Es que no pertenecían al emperador aguellos dominios?

Y al llegar aquí hay que incluir en el expediente un documentocuyo origen ha producido desde hace siglos constantes controversiascntre los historiadores, pero gue tiene todas las probabllldades dehaber sido llevado por el papa Esteban II en su equipaje para impre-sionar al príncipe francoi nos referimos ala Falsa donación de Cons-f¿tntino.67 En virtud de esta acta, sobre la gue existen poderosasrirzones para creer que acababa de ser inventada entonces precisa-rrrente, aprovechando diversas leyendas, por un falsificador al ser-vicio de la Santa Sede, se atribuía al emperador Constantino el(lrande el haber concedido al pontífice romano, en la personarlcl papa Silvestre I, amplias cesiones; muchas de ellas, como vamos¡r ver, resultaban extremadamente oportunas para aquel momento enrl que, tanto dentro del oratorio de Ponthion como en la capilla deli¿rn Dionisio, Pipino y el sucesor del papa Silvestre, Esteban II, seocrrpaban de vincular mutuamente sus destinos.

Ill acta tiene amplias dimensiones, ya que está contenida en unasot'lro o diez anchas páginas. Comienza con una larga evocación del¡rs circunstancias que llevaron al emperador, cuando [ué curadorr¡il¡rqrosamente de la lepra, a abjurar el paganismo y abrazar la fer listi¿¡na, en la que Ie inició el mismo papa Silvestre, y en r€cono-r irrricnto de todo lo cual, Flavio Constantino, reverenciando enli,ur l)cdro "al vicario del Hijo de Dios" y en los pontífices romanos"¿r l¡rs representantes del príncipe de los Apóstoles", declara su,lcr,.'o cle asegurar a estos últimos que deben su principado a la AItaVolrrnt¡d de Dios, un poder más arnplio que el gue él mismo poseer r¡nl() ('rnperador por indulgencia de los homb¡es. Ansioso,. en cons€-r u¡'n( iir, de laborar por la exaltación de Ia Sllla de San Pedro, deci-,li,'r "r'cconocerle el poderío, la dignidad, los medios de acción y losIr,,rro¡es imperiales, es decir, el primado sobre las cuatro sedes prin-,ll,¡rL.q rle Antioquía, Alejandría, Constantinopla y |erusalén, asírrrur{r.i()l)rc todas las iglesias del universo entero". Y he aquí, del,r,nl(), cst;rblecida, por un acto solemne, la primacía de la Sede,1,'lJrtnr;r, y a los otros patriarcados, incluso el de Constantinopla,

r¡¡ llrr!, ,L.r.llrr rrrrnreros¿rs r¡diciones. Una de las mejores es la de K. Zurrnrtn, en lal,.tp,tl',' ltrr litr,lrtll t,.n Ontist (Rcrlín, IBB8, in-Ba), págs. 47-59, reprorlucida enf ,,,,,,,,r,.,r11,..1. ll,rr,r,ur (t1,46 da la Bibliografía), págs.24I-250. El documento,rr 'r i ,,l¡r,r lrri,i irrrli¡,.Utr sr. r(.iltonlil u comionzos del siglo fx, ha sido objeto de nume-

¡ f tt,lr¡r'r , rí1i,,,r. r'rtllc tllos rt'r't¡r'rl¿ttttr¡s cslrccialmente cl det I-cvrsoN. Konstan-' . ,, tt, \, lTt rrl,rut¡; tuttl ,\ilt,tst,'tlt,i:,,il¿r. <:¡ ll[ist:cllunea Fr. Dhrle, t. II (Roma,l'r'! , r ll"l \,lr,rrri ri,rr.r.r.l rrr ,.it;r 1,, lrrtír.r¡l,r ¡1,'J,. L¡tvl¡,t.,rt¡1.

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20 FUNDACION DEL IMPERIO

que en el siglo vIII era inspirador de la política imperial, reducidostodos ellos al rango de simples agencias ejecutivas.

A esta primera concesión agregó Constantino el regalo del pala-cio de Letrán y de la iglesia de San Pedro del Vaticano; el derechoa que el papa llevase la diadema y las insignias inrperiales: clámidede púrpura, túnica escarlata, cetro y bastón de mando; el derechoa la misma escolta de caballeros "que acompañan la g¡loria imperial";el poder de "crear patricios y cónsules"; y, en [in, y ,ésta er,a la mássensacional concesión, la soberanía sobre Roma, Italia y hasta sobretodo el Occidente:

"A fin de que en nada sea despreciada la dignidad pontifical, sino que recibahonor y gloria y tenga aún mayor poderío que la dignidad dcl imperio terrestre,donamos al bienaventurado pontífice, nuestro Santo Padrc Silvcstre, papa univer-sal, y le entregamos, tanto a él como a sus sucesores, no sólo nuestro palacio citado(el de Letrán), sino la ciudad de Roma, y con ella todas las provincias, todas laslocalidades, todas las ciudades, tanto de toda Italia como dc todas las regionesoccidentales y, por una firme decisión de nuestra autoridad inrpcrial, en virtud deeste edicto sagrado y de esta pragmática, las reconocemos corno clc plena propiedadde la Iglesia romana para que disponga de ellas a perpetuidad. También hemosjuzgado conveniente transferir nuestro imperio y el ejercicio de nucstra autoridad alas regiones orientales, erigir en la provincia de Bizancio, en lugar particularmentefavorable, una ciudad que llevará nuestro nombre y estableccr allí nuestro imperio.Pues donde el principado de los sacerdotes y la capital de la religión cristiana hansido instituídos por el Emperador celestial, no es justo que el empcrador terrenalejerza su poderío."

Tal es lo esencial de ese texto famoso que será muy frecuente-mente citado a Io largo de la Edad Media y sobre el que se apoyaránmuchas teorías resonantes. Pero, además, contiene todavía variascláusulas notables, de las que no señalaremos más gue una: despuésde haber recordado, al paso, que había renunciado a su blanca tiarapara cubrir con ella a aquel que gustosamente reconocía por Sobe-rano Pontifice de toda la cristiandad, Constantino agregaba que"por respeto a San Pedro" habia desempeñado junto a Silvestre Iel "oficio de escudero", llevando de Ia brida su cabalgadura.

Como vemos, este documento, no sólo en su coniunto señala eIorigen del significativo protocolo adoptado en Ponthion o a lo menospresenta estrechas vinculaciones con é1, sino que explica también, ypretende justificar, las reivindicaciones territoriales de Esteban II,y parece efectivamente que constituye el perentorio argumento desti-nado a vencer, llegado el caso, las vacilaciones del rey franco. Argu-mento tanto más necesario cuanto que Astolfo no temió hacer salirrlcl cl;¡t¡stro, en donde vivía retirado desde el 747, a Carlonr;in,ht'r'rrurrro tlc [)ipino y, sin p('rcli<la rlc ticrl¡ro, t'nvi¿rrlr';r l;r (irrli;r p;tr;r

ESTABLECIMIENTO DE LA MONARQUIA CAROLINGIA 2I

combatir alli la propaganda pontificia, recordando a los francos lasgrandes ventaias que para ellos tenía su tradicional alianza con loslombardos.68

Apoyándose sin duda también en la Donación de Constantino,en ocasión de la consagración realizada en San Dionisio, añadió elpapa Esteban un signo honorífico suplementario a los que ya habíaconcedido a su hu,ésped para ganar su favori en uso de una de lasprerrogativas que la falsa acta imperial concedía al Soberano Pontí-fice, vemos que Esteban confiere al rey Pipino y a sus hi;os el títulode "patricio de los rornanos";6e desde entonces las epístolas que lediri¡a la Curia llevarán, en efecto, el siguiente encabezamiento: "Alos señores nuestros muy excelentes hijos el rey Pipino. Carlosy Carlomán, todos tres patricios de los romanos. . ." 70

Este pomposo título de patricio de los romanos, cuyo valor prác-tico se mantenía en un misterio, sig,nificaba, lo mismo gue sucedíacon la consagración, el pago anticipado de un pacto formal que elSoberano Pontífice creía firmemente concertar con el príncipe franco.Iln Ponthion nada se había precisado entre ambos, Iimitándose a uncontacto inicial; pero después las negociaciones prosiguieron con unscntido favorable al papado: Pipino rompió definitivamente co,nAstolfo al hacer detener a Carlomán, poniendo fin a sus intrigas;¡rclemás dió orden de encerrarlo para siempre en un cenobio, en dondeilla a morir pronto;Tl luego el rey franco adoptó una actitud máslcsuelta al prometer que iría a la cabeza de sus ejércitos para alrarl-t'irr a los lombardos y restituir al papa un extenso territorio reciente-nrcnte conquistado por Astolfo; finalmente, en el mes de abril del'/54, en ocasión de una asamblea reunida en Quierzy, junto al Oise,rlclirnte del papa, se comprometió solemnemente a obligar a los lom-lr,rrclos, hasta por la fuerza si era menester, a abandonar sus coJl-r¡rristas 72 y parece que llegó a establecer en un acta, redactada en

nx Li.lter pontilicalis, t. I, pág. 448.ttn Ol.uu^sula, ed. Anxnr, pág,. 465; ed. Helr,nn, pá5. 67,1.24.'itt ¡',,,¡.,,* Carol., cartas 6,7,8,9, etc. Véase también carta 1l (pág. 505 de las

l'l,rrl,,/¿rr'. t. ITI).;t l.iltrr ¡xtrtti.licalis, t. I, pág.449i Annales royales, año 755, ed. Kunzr, pág.12.;'-t l,ilx'r ptn.ti.licalis, t. I, pág. 449; Annales royales, versión arreglada, año 753,

',1 hr'¡tzt:, ¡rri;1. ll. Nosotros scguimos la cronología de BóHurn-Müurnecnrn, ne 74;,,lrr r rr¡f ,rrrt,o srilr¡ tir,nc l srr favor el ser más verosímil. El recopilador de los Annales,,,r,t1,, I ¡,ir¡1. ll rI, lrr r.rl. Kurrzr:), sitíra la asamblea de Quierzy antes de la consa-

r! r {r¡ llr lrro r'r i':il(, no lr{t( r' sitto irttt:rprctar de manera discuti}¡le el texto analistal,r¡rrilrr" rrtrr'¡'.lr'rrrrlolo. l'or rslr¡, l¡unlririrr ar¡uí, nos s(.1)¿lramos del sistema cronológico,l,l,l,lr,l,, ¡,,rr l,rvlr,r,rrn r.¡r r.l ¡rrtír.r¡l¡r,'itrrrlo srr,¡rrrr (no f|4, rL: la 13ibliogra[í¿r).

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22 FUNDACION DEL IMPERIO

debida forma, el alcance exacto que tendría su intervención, seña-lando por anticipado 7as rcstitucíones que se proponía realizar.Ts

La desaparición, posiblemente intencionada, de este documentoimpedirá siempre llegar, en relación con su contenido, a conclusionesdefinitivas.z+ Debe hacerse notar, sin embargo, que resulla curiosogue por parte de los francos se abstuvieran de hacer alusión a su

existencia y que del pontificio se limitaran a evocarla sin reproducirnunca sus término,s.?5 La idea de restitttcioncs debidas al papa, que

suponía el reconocimiento de un derecho para el cual únicamente laFalsa donación de Constantino podía servir de apoyo, repugnabamenos en sí misma a los contemporáneos de lo que actualmentesucede, ya que el papa, desde hacía mucho tiempo, era el señorefectivo del "ducado de Roma" y ya había obtenido varias vecestrasantaño que se le entregasen plazas evacuadas por las tropaslombardas. Pero, según se deduce del Libcr pontificalis, esta vez se

iba más lejos en estos intentos, ya que entre los bienes que debíanser lestituídos al papado se incluían territorios como el exarcado deRávena ?6 del que habían sido arrojados por los lombardos, hacía

menos de tres años, los representantes directos de Bizancio. Real-mente el papa trataba de obtener de la situación ventajas que ningúnantecedente hacía presumibles en el pasado.

V.- RBars,zA DE DERECHo DIvINo

Desde entonces es completa la vinculación de intereses entre Iarealeza franca y el papado: el porvenir o destino de cada unade las dos partes interesadas depende en gran medida de los éxitos dela otra. No se trata únicamente de una cuestión de prestigio: la exis-tencia de un papado fuerte y, con todo, sosteniendo obligaciones parael carolingio le resulta tan necesario a Pipino, cuyo poder reciente-mente establecido choca aún con insidiosas resistencias, como una

73 Liber pontífícalis, t. I, pág.498 (biogra{ía de Adriano I).74 Monseñor Saltet, en una serie de artículos publicados en el Bulletin de lítté'

rature relígieuse de Toulouse (ver Bibliogra{ía, ne 108), llega hasta afirmar que

nunca hubo "promesa de Quierzy" y que la tardía alusión que se hace a ella en el

Li,bcr pontilícalis por el biógrafo del papa Adriano (pasaje citado en la nota ante'rior) carece de valor. Pero ¿cómo explicar en tal caso las cartas (citadas en la nota

sigrrir:nte) cn las que el mismo papa Esteban II recuerda, poco después de Quierzyy r:n tt':rnrinos forrnales, el acta de donación que eI rey franco había suscrito cn {¿vor'

rh lt Iglr:sil rnmanB. con antcrioridad a su viaje a Italia?ií (i¡yl¡a Ctrol.., r:lrLas 6,7,11.itt l,ilx.t ¡trtntilirul.is, t. f, ¡rírgs. 44.4'-44.(¡ y, r's¡rrtittltttt'nlr', '1¡lfl ( lrio¡1r'rrlírr rk:

l,lxtr.l¡rrr I| ).

ESI'ABLECIMIENTO DE LA MONARQUIA CAROLINGIA 23

realeza franca sólida es indispensable al Soberano Pontífice que

frente a los lombardos carece de cualquier otro apoyo'Para esa misma realeza, las consecuencias de tal estado de cosas

son decisivas, El papel desempeñado por la Iglesia en la revolucióndinástica que favoreció a la casa carolingia, tuvo por primer efecto

dar a la autoridad real un carácter nuevo.Sin duda, ya algunos reyes merovingios se habían apoyado en

Dios para justificar sus frecuentes intervenciones en los' asuntos

eclesiásticos. El año 585, el piadoso rey Gontrán, al invitar a los

obispos de sus Estados a predicar el retorno a una más cuidadosapráctica del culto y al recordaf a sus súbditos la obligación del

descanso dominical, invocaba, como respaldo de sus decisiones, sus

deberes para con Dios "de guien", subrayaba,TT "tenia el poder de

reinar" (facultas regnandí). Reminiscencia del libro de los Ptouet-á;os (VIiI, 15-16); "Por mí reinan los reyes, las autoridades de-

cretan el derecho; por mí los príncipes gobiernan y los magnates

jtzgan con equidad." Este es también el pensamiento de San Pablo:t'Tádu alma se someta a las autoridades superiores. Porque no hay

autoridad que no sea instituída por Dios (non est enim potestas nisi

a Deo); y las gue existen, por Dios han sido ordenadas. Así que el

que se opone a la autoridad resiste a la ordenación establecida por

Dios".78 Lo que quiere decir, como lo han explicado perfectamente

desde San Agustín, pasando por Casiodoro, trsidoro de Sevilla yGregorio el Grande,?e los diversos comentaristas de San Pablo, que

todo gobierno, toda magistratura es de institución divina, porgue,

ya sea en bien o en mal, e1 orden establecido 1o ha sido por 1a volun-tad de Dios y gue un príncipe, cualquiera que sea, aunque se tratecle un Nerón, no posee, según palabras de San Agustín,8o "el poder de

r¡randar si este poder no le ha sido dado por 1a Providencia". Sólo

cn este sentido muy general se creía Gontrán apoyado para con-

vcrtir a Dios en autor de su Poder.Pero en 1o sucesivo va a ser diferente. La misma persona de

l)ipino y las de sus descendientes han sido objeto de una elección

,livina. Tal elección tuvo lugar en Ia rnisma forma que en los días

('rr (¡r(' Israel reclamaba un rey y plugo a Yahvéh designar perso-

n,rl,ll,'ntc y hacer ungir, para ocupar el trono, primero a SaúI, luego

,r l)¡rvirl y lucgo a Salomón. Al gesto del sacerdote Samuel, derra-

i I (.',tl,ittlutiu. l. T, n' 5, pág. 11' 1.30.

it\ l'.'[¡islt¡ltt ,r. lt,s ronuutos, xrrr, 1-2.

,rr ( ll. li. W. y A. .1. (l,rrrr.vt.¡i, I history ol metliaeual politícal theory in the

ll ttt. t. I ( lir:i(l), ¡rr'i¡ls. l4fl-l5ll, 157, 170-l7l't\r I.tt l'itttltttl tl,' I)it», Y, lt).

@*

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24 FUNDACION DEL IMPERIO

mando el santo óleo, por orden de Dios, en la cabeza de Saúl o deDavid 81 venía a corresponderse el de San Bonifacio y luego eldel Soberano Pontífice, haciendo otro tanto con Pipino y con sushijos. Podía, pues, el carolingio decir al Señor, corno Salomónr "Túme escogiste para rey" (Tu elegisti me t,cgcm);sr o como para Saúlo para David, "el Espíritu de Yahvéh lo invadió";s:r él es su mar-datario. Si ninguna de las actas de Pipino, que se conservan en su ori-ginal, lleva todavía 8a la fórmula "rey por la qracia de Dios" (Deigratia rex Francorum), que regularmentc vi¡n il emplear süs suceso-res, el concepto que tal fórmula contienc, sc cxpresa ya en ellasvarias veces: "Con la ayuda del Señor que nos ha colocado en eltrono. . .",85 se lee en el encabezado de un acta del añ.o 760; "Habi¿n-donos ungido la divina Providencia para el trono real...",86 o bien:"Habiéndose realizado enteramente con la ayuda del Señor nuestraascensión al trono. . .", según se lee en actas del 762 y del 768.atY no se trata de puras fórmulas protocolarias, sino de la afirmaciónconsciente y reiterada de una doctrina cuya marca o señal van allevar pronto estampada todas las capitulares de los primeros caro-lingios y según cuyo espíritu el rey de los francos, a partir de Pipinoel Breue, ha recibido efectivamente de Dios la misión personal dereinar sobre el pueblo franco y de laborar, apoyándose en éste, porel triunfo de la religión de Cristo.

81 Libro I de los Reyes (I de Samuel), x, 1; xvr, 13.82 Libro de la Sabiduría, rx, 7.83 Libro I de los Reyes (I de Samuel), x, 6; xvr, 14.84 Mucho tiempo se creyó Io cont¡ario dando fe a copias arregladas.85 Díplom, Karol., t. I, na 14: 'oJuvante nos Domino, qui nos in solio regni

instil.uit..."9ti l(lün, n? 16: "Et quia divina novis providentia in solium regni unxissc ma-

nifr:slul¡t cst. . ."li ltlttn, rru 25 y 26: "Inci¡ricnlil l:gni nostri affcctu dt: Ilostr'ü or(]ctiorrr: ilrlr.grc

rtt¡xili¡¡rrlo I ),r¡¡¡i¡rr,..."

CAPITULO II

LA OBRA DE PIPINO

I.- INtenvENCIóN EN ITALIA (755-756) Y "DoNACIóN" A LA

SeNt¡ Sror

La primera tarea que incumbía a Pipino, una vez asentada la rea-leza en los basamentos que acabamos de ver, era la de cumplir laspromesas que había hecho a Esteban II y de las que dependía, ade-rnás, grandemente el porvenir del papado, tan íntimamente vinculado,en 10 sucesivo, al de la misma monarquía franca.

Ante todo tenía que obligar al rey lombardo a evacuar los terri-tolios cuya cesión al Soberano Pontífice había sido acordada. Al¡rrincipio, trató Pipino de lograrlo por medios pacíficos, y a este finric realizaron activas negociaciones durante el verano y el otoño del754, co¡ la esperanza, constantemente defraudada, de atraet a Astol-fo ¿r rrn arreglo. Todo este trabajo fué en vano y sólo la fuerza podíatlcciclir. En la primavera del 755, un ejército franco salió de los¡rlrccleclores de Soissons dirigiéndose a Lyon y de allí a la comarcarlt'l;r Maurienne [Saboya], en donde Pipino se unió al grueso de

riri tropas junto con Esteban IL1 Después de un ultimátum inútil,lir cxpcdición franqueó los Alpes por el puerto del monte Cenis yIrrr'1¡,r, cmpujando a las vanguardias enemigas, los francos avanzatonh¡rst;r Pavía, capital del reino lombardo, donde Astolfo se dejólrr'(;rr, Ilarece que su resistencia [ué débil y todo hace creer que se

t'r.ii1¡rrri pronto a ceder, a 1o menos aparentemente, para desemba-r'¡r.,;il':i(. rlcl invasor. Por su parte Pipino parece que se declaró satis-l'rrh,,,t,n bastante {acilidad. Posiblemente no veía con claridad¡rrlrr'l rrcrlr¡cio ni tenía entusiasmo por una empresa que de prolon-

tlril,ir. l)()(l¡ir l)()ner en peligro su propia situación dentro de sus Esta-rln,r; l)r)t olrlt ¡r;rrtc no podía contar con los recursos militares másnll¡ ,1,' l,r,; r;t'rrr;ul¡ls c¡ue determinaba la legislación, ni con el concurso

t lttt¡ttlt'¡ rtt¡tlrs, rrño 755; r:ortliltttttlores dc Frcdegario, 37. Cf. Lrvrrr,erN,l'tt.1,t,¡tt,ttt ,l, ltt l.ttttt¡tit tutt¡1.. (rtl|4, rL: lir Ililrliografía), pág,.24 y sigs. que aquíE': -rl,rrt'r. ¡r,r'rlnrllunlr¡ll ln rl¡r'stt¡l r,¡rittiritt, rL'l;L ctottologín tratlitlional.

?5

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26 FUNDACION DEL IMPERIO

de sus fieles, a quienes no interesaban los asuntos pontificios; porello se contentó con el compromiso que adquirió Astolfo, bajo jura-mento, de que evacuaría el exarcado de Rávena y algunas otras con-quistas recientes o al menos no exigió de él sino la ilusoria garantíade cuarenta rehenes; después de esto, con la conciencia ya tranquila,hizo conducir al papa hasta Roma y regresó al reino franco, endonde se encontraba lo más tarde desde el comienzo del veranode\755.2

Pero con todo aquello no estaba eximido de su obligación, ya guela promesa que había hecho al papa de ayudarle a contener a loslombardos estableciéndole en los territorios cuya posesión creía elpontífice, con razón o sin ella, necesaria como consecuencia de lainhibición de los emperadores, no podía considerarse como cumplidamientras Astolfo no la realizara. Ahora bien, apenas había Pipinoregresado cuando ya el rcy lombardo, olvidando sus juramentos, senegaba a ceder nada, y el papa se veía obligado a reconocer el Í.ra-caso de la política seguida por su aliado en su intervención al surde los Alpes.

Las cartas que le dirige, sólo unos meses despu,és de la capitula-ción de Pavía, rezuman la más amarga decepción. ¿Qué significa,pues, para Pipino y sus hijos, el acto realizado por el SoberanoPontífice en la ceremonia de San Dionisio, cuando "San Pedro" noha obtenido "justicia" después de la brillante victoria con la que, sinembargo, galardonó el Todopoderoso a las armas francas? a ¿Al"ungirlos como reyes" no les ha dedicado al servicio de la santaIglesia y no les confió el mandato de obligar a restituir 1o que sedebe al Príncipe de los Apóstoles? t ¿No se obligó Pipino a elloen un diploma firmado por su mano? 5 Ha sido vano gue pade-ciendo el papa un largo y penoso viaje, fuese desde Roma "a depo-sitar en sus manos, por orden del Señor", aquella causa sagradaentre todas; ya desembarazado de toda influencia, Astolfo "se hanegado a restituir a San Pedro Ia más pequeña pulgada de terreno"y su negativa está impune.6 Y he aquí que pronto reanuda su ofen-siva. A comienzos de enero del 756, acampa delante de Roma. Des-pués de apoderarse de localidades situadas en "el patrimonio de

2 CI. los textos citados en Bóqnr¡n-MüHrnecnrn, nq 76a a 76h, q:ue hay tluer:orrcgir, en cuanto a la cronología, de acuerdo con el artículo de Ltvrr,r,,rr:* citadot'rt l¿t nr¡t¿¿ ¿ntcrior.

:i Ott{t'x Otrol., carta te 6.I ltlcnt. n't 7.3 ltl,,ttt. ¡o,; (t y 7.tt ltltttt, tlt 7.

LA OBRA DE PIPINO 27

San Pedro", es decir, en los dominios particulares de la Iglesiaromana, cerca por todas partes la capital de la cristiandad, en cuyosalrededores, escribe Esteban II, sus tropas multiplican las profa-naciones de iglesias y de monasterios, los pillajes, las violaciones,,las matanzas. Se llega ahora, según é1, a que los lombardos desdeñen

y menosprecien a los francos". "iQue vengan, pues, exclaman, que

vengan a arrancaros de nuestras manos!" ¡Así es escarnecida laalianza franca y, a pesar de la gravedad del momento, Pipino noactúal 7

El llamamiento del papa se hacía cada vez más apremiante, yhasta suplicante. En nombre de los dos jóvenes herederos del tronofranco, a quienes considera, por la consagración que les impartióen San Dionisio, como hi;os espirituales suyos, y que no son menos

dulces a su corazón que al de su padre, Esteban II -aunque no sea

sino para evitar que llegue un día en que la desgracia se abata sobre

ellos- conjura a Pipino para que Yaya a socorrerle, ya que de otramanera el rey carolingio se expondría a una penosa sorpresa cuando

en el día del |uicio, rodeado de San Pedro y de otros apóstorles, lepida el Señor cuenta de sus actos. "No te conozco", le dlra entonces,

si no obtiene ahora su apoyo, "no te conozco, pues no socorriste a

mi lglesia, no hiciste nada para defenderla a ella y a su pueblo en

peligro".s I-Jna demanda igual [ué dirigida al pueblo franco e y, para

conmover más intensamente los espíritus, la cancillería pontificia,recurriendo a la prosopopeya, adjunta al expediente de tan insistentes

rucgos una carta, todavía más apremiante,lo por la que San Pedror.n persona reclama un inrnediato auxilio de Pipino y de sus hi;os:

"...¡Vosotros, que sois mis hiios adoptivos, venid a arrancar de manos de mis

rrrcrrril¡os mi ciudad de Roma y el pueblo que me fué confiado por Dios; venid a

Irrot('llcr del contacto de estas gentes el lugar en donde reposa mi cuerpo; venid

n lllrcrar a la Iglesia de Dios, expuesta a las peores tormentas, a las peores opre-

rioilr.s ¿r causa de ese abominable pueblo lombardo! Vosotros a quien tanto amo' ' .

rrl;rtl sc1¡uros que entre todos los pueblos, el de los francos me es particularmente

r¡trcrirkr. Así os coniuro a hacerlo y os aconsejo a ello, ¡oh reyes cristianísimos!,

lll¡rlrr0, Carlos y Carlomán, y lo mismo a cuantos pertenecen al orden sacerdotal,

llrlrpos,;rlxtclcs, sacerdotes, monjes, y a los duques y condes, y al pueblo francollrIr r.trtr.l.o, dad fc a mis exhortaciones Como si eStuviera allá entre vosotrOs ViVO

l, Ir'r'r;r'ntr', l)ll('s (luc si no me véis en carne y hueso, estoy ahí en espíritu. Y, junta-

I¡r.¡lr.(()nnr¡(l(), t¿rmhién nuestra señora la madre de Dios, ]a Virgen María, os con-

l¡tir, rr:i,tr.orrsr.iir y os ordcna, así como toda la milicia celestial de mártires y COnfe-

I l,l,'nt, ne l\.

't /,/,'rrt, lt'' ll.I ltlt'nt. ¡tr r).

ltt ltlt'nt. tt''' lll.

Page 16: Halphen - Carlomagno y El Imperio Carolingio

28 FUNDACION DEL IMPERIOso¡eJ de Cristo, para que tengáis piedad de esta ciudad de Roma que Dios me haconfiado y del rebaño del señor que alli pastura y de ra santa Igresia que el Seiiorme dió en guarda. Sin perder un instantá, venid en su defensa j, hberácion de lasmanos de los lombardos que las atacan, para evitar que mi cuerpo, que sufrió elma¡tirio por Nuestro señor Jesucristo y er lugar en donde repos. por'la voluntadde Dios, sean mancillados a su contacto y pa¡a que mi puebro no sea ya más tiem-po desgarrado y asesinado por esta g"rrte tomba.aa, haáinamicnto de fer¡uros y detransgresores de las divinas Escrituras, conoced a mi pucbro .o*uro..., dad avuestros,hermanos el apoyo de todas vuestras fuerzas para que yo, pedro apostol,pueda, al coiocaros bajo mi protección..., concederos .o,,,o

"".árrrp"rsa las felici-dades eternas y las alegrías infinitas del paraíso.¡Apresuraos, pues, apresuraosl por el Dios vivo, por el Dios verdadero, os Ioruego' os lo suplico; acudid_en nuestra ayuda, antes de quc... vuestra madre espi-ritual' Ia santa Iglesia de Dios, por ra que esperáis arcanzar ra vida eterna, seahumillada, invadida, violada, manctllada, po. io" impíos. Os conjuro a ello, misamadisimos hijos adoptivos, por la gracia áel Espíritu Santo, os con;uro a ello ennombre de Dios, creador de todas las cosas. . . y, conmigo, pedro, Apástol de Dios,

os conjura también Ia santa Igresia catórica y apostórica que cr seáor me ha con-fiaclo, para que no dejéis perecer esta ciudad de Roma, en donde el señor hacolocado mi cuerpo, esta ciudad que El me ha confiado y que El erigió comofundamento de la fe. . .

Ya estáis advertidos. si obedecéis prontamente, seréis por elro recompensadoscon largueza; no sólo mi apoyo os permitirá triunfar en esta vida de todos vuestrosenemigos, sino gue después de una larga existencia, en ra que disfrutaréis de losbienes de esta tierra, os asegurará, en er otro mundo, el beneficio de una vidaeterna' En caso contrario -y no podemos creerro- o si os retrasáis... sabed queen el nombre de la santísima Trinidad y por la gracia del apostolado que me hadado Nuestro señor lesucristo, vuestra desobediencia a mis exhortaciones os var-drían ser separados dei reino de Dios y de la vida eterna.',

Aun haciendo caso omiso de la exageración, era evidente quepara el papa indefenso la coyuntura era grave y que si en verdadqueria prese(var a Roma de un asalto de los lombardos, pipino nopodia aplazar su llegada a Italia. Esto fué ro gue decidió en losprimeros meses del 756, y su nueva expedición se desarroló, al prin-cipio, de manera casi id'éntica a Ia der año anterior: paso der monteCenis, rompimiento de la línea defensiva del enemigá en el paso deSusa, bloqueo de Astolfo en Pavía, esta vez .on uyuda de contin-gentes bávaros traídos del norte por el dugue de Báviera, Tassilon,y, finalmente, rendición del rey lombardo.

Sin embargo, mientras tanto se había producido un incidenteque merece ser anotado: dos representantes del basileus habíandesembarcado en la península con ra misión de ponerse en contacto,en el plazo más breve, con el rey franco, y recordarle, en nombre desrr scñor los derechos imprescriptibles del emperador sobre los terri-t.ri<ls indebidamente ocupados por los lombardos. E,sta llanlacla al.r'tlcn, r'f.cto cvi«lclrtc dc l¡s noticii¡s rccibírlas crr c.lrst¿rntin.¡rlir

LA OBRA DE PIPINO 29

sobre los acontecimientos del añ,o 755,llegaba en un momento muypoco oportuno. Cuando después de muchas vueltas lograron losenviados del emperador ser recibidos por Pipino junto a Pavía, leofrecieron ingenuamente magníficas recompensas si lograba volvera colocar bajo la autoridad de Bizancio el exarcado de Rávena per-dido el año 751 . Ya no Ie era posible al rey franco desconocer, en elsupuesto de que la hubiera olvidado, la verdadera situación jurídicague tenía que enfrentar; pero el biógrafo pontificio, por quien cono-cemos estos detalles, afirma que el franco acogió como se merecíala proposición imperial, es decir, negándose categóricamente a "arre-batar a San Pedro lo que con anterioridad le había ofrecido".l1

En efecto, una vez que Astolfo capituló, no sólo se puso en vigorel tratado del755, con la obligación por parte del rey lombardo deentregar una indemnización de guerra y nuevos rehenes, sino quePipino, si hemos de seguir creyendo al biógrafo pontificio, hizoredactar inmediatamente un acta en la que se hacía "donación per-petua a San Pedro, a 1a santa Iglesia romana y a todos los pontíficesque en lo sucesivo ocupasen la Sede apostólica", de todas las ciu-dades y todos los territorios gue el rey lombardo se había compro-metjdo a evacuar el año anterior y que iría a recibir en persona elabad de San Dionisio, Fulrad, en representación del rey franco. Yasí sucedió. Fulrad hizo su entrada en Rávena y en Comacchio en elIlxarcado, en Forlimpopoli, Cesena, Rímini, Pesaro, Fano, Sinigaglia,San Marino, Montefeltro (hoy San Leo), Urbino, Iesi y en treso cuatro plazas o aldeas de la Pentápolis; también se hizo entregarGubbio, al norte de la Umbria, y en los confines del ducado deI?oma y de la Sabina, la pequeña población de Narni que Astolfolrabía ocupado por sorpresa al papa un poco antes.12 En todos loslusares el abad de San Dionisio exigió rehenes; luego [ué a depo-sitar en la tumba del Príncipe de los Apóstoles las llaves de lascirrdades entregadas junto con el acta oficial de donación extendidair nombre de Pipino.ra

Lo mismo que sucede con Ia promesa inicial hecha en Quierzycl 754,1a tampoco podemos precisar el contenido de este documento.Arrnc¡ue el biógrafo oficial de Esteban II declare que en el momento('n (lue escribe (entre el 757 y el 759), el original del mismo se,¡rrrrrl;rba "en los archivos de la santa Iglesia romana",rn hay que

tt l,ilx'r ¡xtrtti.lirnlís, t. I, págs. 452-453.ttt ltl,'ttt. yir{,. 4it2.tt ltlt'n, ¡,rigs. 4,511-41-r4,.

tl \t. ¡t¡l¡rrt ¡rrig.21.tt, l.il't,t ¡t,trtrili, rt!.í.s. t. l, ¡rrig. 4,51!.

I

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30 FUNDACION DEL IMPERIO

señalar gue, al igual que con la promesa de Quierzy, aunque laSanta Sede se haya referido continuamente a tal documento en lossiglos vtll y tx, siempre mantuvo secreto su texto, que ha desapare-cido. ¿Habia Pipino hecho suponer al papa la evacuación por loslombardos, en beneficio de la Iglesia romana, de otros territoriosademás de aquellos de que se había apoderado Astolfo después de suascensión al trono y de los que se hizo cargo Fulrad? El curso delos acontecimientos hace pensar gue intencionalmente fueron dejadossin precisión estos extremos en el acta oficial y el papado no dejaríamás tarde de aprovechar esta vaguedad. Pero Pipino, por su parte,estaba convencido de que podía regresar de Italia (hacia julio del756) con la conciencia tranquila, pensando que una vez hecho caxgo,por los buenos oficios de Fulrad, de los territorios deseados, el go-bierno pontificio quedaría desde entonces capacitado para dedicarsepor sí mismo a sus propios asuntos.

II.- MrolrcróN nr, PrprNo ENTRE EL REy DssrnBnroY EL PApA Peuro I

Era no tener en cuenta las dificultades de todas clases que iba aencontrar el papa para hacer respetar su autoridad en sus nuevasposesiones, frente a una monarguía lombarda vencida, pero no resig-nada a su derrota, y que, además, no podía de;'arse arrinconar en elnoroeste de la penín,sula so pena de suicidio.

No había duda de que las circunstancias parecían favorablesal papado. Muerto Astolfo, a consecuencia de un accidente de cazapocos meses después de la victoria de Pipino (diciembre del 756),fu'é sucedido en el trono de Pavía por un príncipe del que, tantoen Roma como en la corte del rey franco, se esperaba un leal con-cursoi se trataba del duque de Toscana, Desiderio, candidato delabad Fulrad y cuyo triunfo sobre los demás pretendientes se debióal apoyo de este último y del papa.1o A cambio, Desiderio había

¡'urado solemnemente cumplir todos los compromisos adquiridos porAstolfo.lT Llegó hasta prometer al papa que renunciaría en su favora la región de Faenza, Imola, Bolonia y Ferrara, a la comarca occi-dental del Exarcado, así como a la de Ancona, Llmana y Osimo,al sudeste de la Pentápolis,18 regalo verdaderamente regio que termi-naria por convertir al Estado de San Pedro en un conjunto territorialinry'rr:»nente, ya que, a más del "ducado de Roma", que estaba dc:;de

tn l,l, n. ¡,íg<. li l- I55.ti ltlrn, ¡rri11. ,1,55.

tx (lt¡tlt t Ottt,l., i' ll, r.rr ,.1 t. lll ,1,. hs l,)¡tist,irt,, ¡rri1,. 50tr

LA OBRA DE PIPINO 3I

hacia mucho tiempo bajo 1a autoridad directa del papa, iba a com-prender en 10 sucesivo toda Ia Romaña, Ia Pentápolis, con la marcade Ancona, y, sin duda, la vieja ruta que enlazaba a Roma con estas

últimas provincias.Pero ¿qué valor tenía esta nueva promesa de Desiderio? ¿Man-

tendría su palabra? Por otra parte, ¿estaba dispuesto el rey francoa velar por su cumplimiento? Esto era lo que solicitaba de PipinoEsteban II a comienzos del aío 757 en una carta un poco embara-

zosa 1e en la que, expresándole su gratitud entusiasta por la obrarealizada y saludándole con los lisonjeros títulos de "nuevo Moisés"y de "nuevo David", le explicaba gue la promesa hecha por Desi-derio se reÍería a territorios que eran en realidad inseparables de

aquellos otros consignados en el acta de donación gue Fulrad había

depositado en la tumba de San Pedro; que tanto unos como otros,siempre habían estado hasta entonces sometidos "a la autoridadde un único y mismo señor" y que, por consecuencia, esperaba el

apoyo y vigilancia del rey franco para que electivamente le {ueran

entregados.El hecho es que Desiderio no parecía darse mucha prisa para

cumplir su promesa. Había podido efectivamente el papa entrar cn

posesión de los territorios de Faenza y de Ferrara;2o pero en cuanto

a 1o demás, Desiderio subordinaba su entrega a toda clase de con-

diciones que Esteban Il iuzgaba inaceptables y durante meses ymeses iba Pipino a verse asediado de reclarnaciones sobre aquel

asunto por parte de Paulo I, hermano y sucesor de Esteban II, quien

había muerto el26 de abril del757.Un diluvio de cartas se abatió entonces sobre el rey franco para

empujarle a una nueva intervención en Italia. No sólo deja Desideriocle cumplir su promesa, le escribía Pau1o,21 sino gue se permite atra-vesar la Pentápolis para ir a la Italia meridional a someter a obedien-

cia a los duques lombardos de Spoleto y de Benevento, y el papa

se indigna de que se atreva a atacarlos 22 cuando han manifestado laintención de pasar al campo pontificio.23 Además, las comunicaciones

¡tor tierra están cortadas de nuevo entre Roma y el reino franco y el

l)¿¡pa tiene que recurrir a la astucia para informar a Pipino de lasituación, llegando, incluso, para despistar, a enviar a través

«lc lirs líneas lombardas un informe engañoso en el que elogia los

ttt (:txl.(N Curol., no ll.",¡ l,ilxr ¡nntilitulis, t. I, pág. 455.

':,1 (ltxlt't ('.uttl.., tt" l3 y l4' (años 757-75U).

"t"' ltltn, rr'¡ l7(7511 ).'ttt ltl¡'it, lt'' ll, r'tr,l r. lll ,1,'lt" l)¡'i'1"1"''. ¡rír' 506'

l*

Page 18: Halphen - Carlomagno y El Imperio Carolingio

32 FUNDACION DEL IMPERIO

merecimientos de Desiderio,2a mientras por la vía marítima dirigeotro auténtico plagado de acusaciones contra é1.25

Pero esta vez, Pipino se resiste a dejarse arrastrar y trata desalir del asunto por medios diplomáticos. En abril delZ60, dos pleni-potenciario,s de calidad, su hermano el obispo de Ruán, Remigio, yel dugue Augier, logran, al [in, que Desiderio se comprometa for-malmente a entregar en aquel mes los territorios que todavía detentacontra derecho: hasta consiguieron que comenzara Ia evacuación delos mismos.26 Pero todas eran promesas vanas; bajo los más falacespretextos Desiderio se desentiende y Paulo I, aunque no cesa deelevar protestas,27 no consigue conmover a Pipino, a quienes otrosmás urgentes cuidados -y en especial los asuntos de Aquitania2a-obligan a permanecer entonces al norte de los Alpes.

Para colmo, Pipino concede muy limitado cÉdito a lo que le diceel papa, para quien todo el mundo parece conjurarse contra la Iglesiay gue, sospechando connivencias entre Desiderio y el emperadorbizantino, ya le parece ver a la flota griega desembarcando en elExarcado, la Pentápolis y el ducado de Roma, ejércitos dispuestosa ayudar a los lombardos,2e ya que las actuaciones de Bizancio noinspiran al papa menos terror que las del rey Desiderio. Hacia finesdel 763 y en los comienzos del 764, denuncia a Pipino un complotmás o menos real tramado contra ,su gobierno en Rávena y enlazadocon los representantes del basileus 3o y, una vez más, tiembla antela perspectiva, que él cree próxima ya, de un desembarco griegoen las costas de 1a Pentápolis. También suplica al rey franco quecomo defensor de la ortodoxia, intervenga sin dilación contra ague-llos herejes, o, cuando menos, presione. . . al rey lombardo para queéste le proporcione esta clase de socorro, 1o que parece ser el colmode Ia paradoia. sl

Con todo, fué el mismo Pipino el primero que, cansado de tantasquejas y peticiones, invitó al Soberano Pontífice a llegar a un enten-dimiento con Desiderio,r, y el papa, dominando su contrariedad, tuvoque aceptar la conclusión de un modus uiuendi con el adversario de

z+ Idem, na 16(758).zs ldem, ne 17(758).26 ldem, ne 19 (primavera del 760).2i l¿em, ne 22, q.ue parece lógico situar poco después de la carta 19.ts V. í.n.lra, págs. 34-36.2r ('odt,x Corol., no" 15 y 77 (año 758).ittt l¿?n. nu" 25 y 29.:',1 l¡t,nt. n.'; 30, lll, 32 y itt|. Iista írltilna 'rarta, (lc [cr:ha incierta, r)re(.nros ql¡o

rl.lrt s.t' r,'l¡r, ionrrrlrt colr lrrs ¡rrr.r'crk:trlcs.:l1l /r/r,frr. il" 'lf).

LA OBRA DE PIPINO 33

la víspera. El acuerdo, firmado 1o más tarde el añ,o Z66,8B aunquedejaba muchos asuntos sin decidir, al menos [.inalizaba el estadobelicoso gue incesantemente había enfrentado, por muchos años, alpapa y al rey lombardo. Es cierto que el resultado no era perfecto,pero concedía un respiro a la monarquía franca y le proporcionabael medio de prosegui¡, en condiciones más seguras, Ias negociacionesque había comenzado algunos meses antes con Bizancio, a fin deIlegar, también por aquel lado, a un acuerdo provisional sobre losmúltiples problemas suscitados por los asuntos de Italia.ee

III.- RgsI¡BLECTMTENTo DE LA srruAcróN EN LAGaTn Y EN GERMANIA

La parsimonia que manifestaba Pipino para una intervencióndecisiva al sur de los Alpes no se puede explicar únicamente porlos riesgos de una aventura cuyo inter,és inmediato para la monarquíafranca puede ser que no pareciera en aguella sazón muy claro; huyque tener en cuenta, para comprender sus reservas, Ias dificulta-des que aun tenía gue vencer la casa carolingia, tanto en Galia comoen Germania, para asentar su autoridad sobre bases sólidas.

En Germania, Ios alamanos, que fueron en un principio hosti-Ies, parece que se sometieron al fin a los nuevos señores del reinofranco; después de sucesivas rebeliones en los años 242, 244, 246 85

y, posiblemente, 749,36 abandonaron toda esperanza de reconstituir.su país como ducado independiente; pero su sumisión era reciente y,sin duda, se necesitaba seguir vigilándolos de cerca.

Cuando se ilevó a cabo Ia coronación de pipino, Baviera, guescguía teniendo dugues propios y que siempre aguantó con inquietudl. hegemonía franca, hacía poco que había sido conducida a ía obe-rliencia. Al duque Odilón, a quien Pipino y Carlomán, avanzandovit:toriosos hasta las orillas del Inn, impusieron su voluntad el año74-],:fz sucedi6 el 744 un niño de t¡es años, su hi]o Tassilon, sobrino,l)()r parte de su madre Hiltrudes, de los dos príncipes francos. peror¡ cl 748 ó 749, un terrible levantamiento conmovió de nuevo al¡r.ris irl llamamiento insurreccional de Grifón, hermano bastardo de

:r:t l¡l¡'¡¡¡, rrq 37, carta seguramente anterior al sínodo de Gentilly, cle las pascuas,1, I rrrro 7(r7-

:t't ll.rnl, lrn,, ll(¡ y 37.:rr' (:ont. rL' I,'rcrlt'gario, 25, 27, 29.irrr s¡ f'l rlrrr¡rrr: LnnrIrirlo, r:itarlo t:n csta fecha en los Annales royales, es efecti-

I ¡tt»¡,1lo ¿tl¡tt¡tittto.lli' I :r¡nl. rl,: l,'rr,rk.¡1rrrio, 26.

l'rrrlr¡rrr,rlIlrr. .1.

-.ámf -- I

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34 FUNDACION DEL IMPERIO

Pipino y Carlomán, que, desde la muerte de Carlos Martel, se movíapara obtener su participación en el poder. Bávaro por su madreSwanagilda, sobrina de Odilón, Grifón estuvo a punto de vencer.Pero una nueva e iresistible ofensiva de los ejércitos de Pipinohasta el Inn le obligó a abandonar el campo y a entregar el ducadoal vencedor,ss

Al restablecer a Tassilon en el trono ducal, Pipino sólo le resti-tuyó el encargo de mantener Ia provincia "en beneficio" (per suum

beneficium),3e es decir, en las condiciones de subordinación y de

servicios previstos para un vasallo con respecto a su señor.ao Así,pues, en apariencia, estaba entonces asegurada la sumisión de Ba-viera; el pequeño ducado parecía estar hasta domesticado; el año

757, al llegar a su legal mayoría de edad, a los quince años, Tassilonse dirigió al palacio de Compiégne, en el corazón de la Galia, paraprestar, ante toda la corte reunida, juramento de vasallaje al teyfranco en medio de solemnidad excepcional a la que el redactoroficioso de los Annales royales se refiere con evidente complacen-cia.al Hasta vemos a Tassilon cumplir dócilmente con su nuevo

señor el servicio de hueste o mesnada, al que en lo sucesivo está

obligado, y llevarle sus contingentes armados, especialmente, en

ocasión de la expedición a Italia del añ,o 756.a2 Pero el rescoldoalienta bajo la ceniza y, bruscamente, el 763, durante una campaña

en Aquitania, el duque, que ya llegó a la edad viril, deserta las filasdel ejército real y con un pretexto más o menos f¡til, se substrae ya

a sus deberes de vasallo.a3 El reinado de Pipino va a terminar sin

que Baviera vuelva a cumplir con sus obligaciones'Sólo a algunas leguas de Colonia, en las fronteras septentriona-

les de Hesse y cle Turingia, se mantenían como temibles vecinos

los sajones, cuyas incursiones y devastaciones en territorio franco

únicamente podían evitarse por medio de una incesante vigilancia yde frecuentes campañas conducidas hasta su propio territorio. De

ellas citan los cronistas y analistas aa las de 744, 747, 753 y 758'

Los e;'ércitos francos no vacilan en internarse en terfitorio sajón,

donde el enemigo se oculta prudentemente mientras hace pagar caro

aE ldem, ne 32; Annales royales, año 748.:t, Annules royaLes, año 748.

'['tt (',f. irlf rü, págs. 151'154.'11 .4nnult:s royuLcs, añ,o 757.

'll (lr¡nl. rkr l'rr:rlcgario, 38..t:t ..lnnul.t,.\ rt»ult:s, rño 7fi3. Ei tt'xtr¡ r,'tocarlo hulrla clt: utta ¡rrt:tcntlirla t¡tr[trr-

lrrrlrtrl rlr:'l';tssilolt.I I (l.rrt. ,L' l,'r,,rl, l,¡ni,,. :17, ;il,:i5, ¡,,trrr ltts tltltt¡,rrñlts il 7l'l'7'17 y 7!'lli tlrturilts

tt¡tttl,':. rtt¡,,, '¡'l'l', llrl\ y 'li'il.

LA OBRA DE PIPINO 35

su uictoria al invasor.as Este, por su parte, se venga matando, ro-bando y quemando, llevando por doquier eI terror. Después de eso

los sajones de las comarcas asoladas hacen acto de sumisión, se

comprometen a pagar tributo y, a veces, hasta aceptaban el bautis-

mo, para volver a sus correrías devastadoras en cuanto las tropas

francas se replegaban. Además de esto, los sajones estaban siempre

dispuestos a dar incondicionalmente su apoyo a todos los adver-

sarios de los francos y esto mismo fu'é, precisamente, lo que sucedió

el año 747 cuando el medio he¡mano de Pipino, Grifón, luchó

en su filas.a6Pero los más serios obstáculos para el triunfo de su autoridad

los encuentra Pipino en la Galia. Si entre los años 752 y 759,logtahacerse dueño sin mucho esfuerzo de la Septimania, recuperada

finalmente de manos de los infieles gracias a Ia colaboración de lapoblación g6tica,a7 necesita realizaf todos los años desde el 760

al768, con excepción del 764., y del765, duras campañas en Aqui-tania para llegar, al fin, a convertir en provincia la mayor parte del

extenso conjunto territorial comprendido entre el Loira, el Oc'éano'

el Garona y los Cevennes. Y pese a todo, sólo se trata de una asi-

milación muy relativa, ya gue los aquitanos se muestran obstinada-

mente reaciás a la penetración franca tanto por el orgullo natural

de ser herederos de la tradición romana, como también por un de-

seo de indómita independencia para el que los duques nacionales

pueden contar con el concurso permanente de los rudos montañeses

gascones, que constituyen, según dicen los cronistas,as lo mejor de

sus tropas. Ya cuando era mayordomo del palacio, creyó haberlos

sometido Pipino en e1 curso de dos campañas realizadas en 742 y745 en compañía de su hermano Carlomán. ag El duque Hunaldo

se declaró finalmente dispuesto a "cumplir exactamente la volun-

tad de Pipino".5o Pero esta sumisión sólo era aparente. Perseguido

por todas partes, fué junto al dugue Waifredo (o Gaileros), sucesor

ie Hunaldo, donde encontró refugio Grifón, sublevado contra el

rey, en 748 674g 51 y pudo permanecer allí, al parecer sin ser moles-

a5 Véase, en especial, lo que dicen los Annales royales de la campaña del 753.

4Íi lnn¡11¿5 roYales, aio 747.

'ti Chron.i¡lue de Moissuc, pág. 294..ls Iislo es lo que se deduce particularmente de la lectura de Fredegario y de

sil. r,r,IliIr¡arlt)l.os que halrlan conStantemente cle las tropas gaSCOnaS al serviCio de IOS

,¡[rtilr.i {l{. Arlrritania.l!) ( r)¡)1. tl,: I"rcrlt'gario, 25 y 2t]; lnnolcs royales, ai,o 742'

:,o ( ()nl. rk: l"rrrrltgtrio, 2ll.,t lttn,tl, s tt¡tttlcs. rrñ,r 7,111.

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36 FUNDACION DEL IMPERIO

tado, hasta el día en que, cuando intentaba pasar al reino lombardo,donde proyectaba preparar nuevas intrigas, fué apuñalado por unasesino. 62

Sln duda no fué único el caso de Grifón; Pipino reprochaba, demanera general, a Waifredo el que abriese con gusto las fronterasde su ducado para acoger a los francos desterrados; además le acu-saba por la falta de escrúpulos gue tenía para usurpar los bienes yviolar los derechos de las iglesias francas en tierra aquitana; final-mente le hacía responsable del asesinato de los caudillos godos, queeran protegidos de Pipino después de haberse posesionado éste de laSeptimania.ss Las campañas que realizó Pipino al mediodía delLoira desde el año 760 tuvieron por ob;etivo terminar con aquelirreconciliable adversario; cada año realiza Pipino una más pro-funda penetración en el país; el año 767, en el mes de agosto, tieneIugar la asamblea general del reino en Bourges, en donde ha esta-blecido una guarnición desde el año 766, y se atreve hasta pasar allíel invierno con su esposa. El 768, lleva a la reina a Saintes y avanzahasta las orillas del Garona, adonde llegan los gascones, que habi-taban entre los Pirineos y el río, a hacerle sumisión; luego se lanzaen persecución de Waifredo, gue finalmente muere asesinado. Desdeaquel momento puede decirse que la conquista de Aquitania es unhecho; una tras otra las principales ciudades del ducado han caídoen manos del rey franco, que situó en ellas guarniciones; sus condeshan ido substituyendo por todas partes a los del antiguo duque; eneste momento Pipino cae enfermo repentinamente en Saintes de unadolencia que ya no le permitirá restablecerse,s4 pues muere el 24 deseptiembre del 768,55 dejando a sus sucesores Ia ta¡ea de realizar,hasta donde sea posible, la asimilación moral de una Aquitaniadominada, pero no conquistada aún para la causa carolingia.

IV.- Osna RELrcrosA

En más de un aspecto, la obra religiosa realizada por Pipino des-pués de su golpe de E,stado viene a ser el complemento de su obrapolítica. Después de que, siendo mayordomo del palacio, prestó todosu apoyo a la reforma general de la Iglesia emprendida en el reinofranco por San Bonifacio a partir del 742 y conjugó sus esfuerzos

lt'l (lont. rle Fredegario, 35.r,ll (l¡¡f. rlo l¡rcdegario, 41.l,'l Sol¡rr: lo(lo (:sto, vcr t'l rclato rlc los cc¡ntin..radorcs dc ['rt:rlr:gario,4l-53,1 1os

/lnntil,'s t tryults. años 71O"7(fl.r,r, llii¡rul lr l\lilrrr.¡r¡r:llr:rr, rr', I I5r¡.

LA OBRA DE PIPINO 37

en este aspecto con los de su hermano Carlomán,bo ya siendo reyse entregó a proseguir esta tarea. El mismo carácter de su monarquía,fun?ada en Ia investidura divina, convertía estos esfuerzos en unineludible deber; la Escritura le enseñaba gue si no "caminaba detodo corazón en la ley de Dios" iría a la ruina, arrastrando con él asu pueblo en la catástrofe.

Además, de acuerdo con el espíritu de los tiempos, la restaura-ción de la disciplina en Ia Iglesia y el retorno del pueblo a una vidareligiosa conforme a las prescripciones de la ley divina, eran condi-ciones esenciales para el restablecimiento del orden. Por otra parte,era indispensable, para Pipino, que la buscada corrección ,s€ operaseen beneficio de la misma monarquía. Ahora bien, tal como lo hab,íaquerido y dispuesto San Bonifacio, la reforma iniciada debía condu-cir a una completa subordinación de todo el clero franco a Ia auto-ridad pontificia; como "legado de San Pedro" (missus sancti Petri),San Bonifacio se proponia, en efecto, restablecer en la iglesia fran-ca una jerarquia estricta que tuviera en su cabecera a arzobisposdirectamente vinculados con el Soberano Pontífice y que recibiríansus consignas de Roma.57 Se trataba de una concepción tan sencillacomo lógica, pero que no podía seducir a un príncipe celoso de supropia autoridad. Así vemos gue, después de haber aceptado en unprincipio en el sínodo de Soissons del 744. la institución de los arz-obispos exigidos por San Bonifacio, 58 Pipino titubea poco despuésen aplicar, a este respecto, el programa del representante pontificio;más aun, su celo se enfría tanto que San Bonifacio señala en sucorrespondencia la decepción que esto le produce 5e y, finalmente,después de haber conferido la sagrada unción, por orden del papa,al antiguo mayordomo del palacio, abandona el reino franco sinpropósito de regresar, y va a reanudar su actividad evangelizadoraen la pagana Frisia, en donde halla el martirio el 5 de junio del754.

No por ello abandona Pipino la causa de Ia reforma, pero susti-tuye el m,étodo radical de San Bonifacio por otro más dúctil, gueha de realizarce por etapas, a fin de no herir, al principio, ciertascostumbres que le parece pefigroso descartar inmediatamente. Es

st; Cf. supra, págs. 10-11.6i v("ace E. Lrsrr, La hiérurchie épiscopale (na 112 de la Bibliografia), pígs. 27-

ll') y 4.!-5r0.

r'\ Ottt¡ittil.., t. I, na 12, pág. 29, art. 3. En Soissons sólo se trataba de dos arzo-lrislrrs l)rl.r t.rkr t:l r.in, rlcl t¡ue cntonces era Pipino mayordomo de palacio; luego

",.¡,,.r¡s,', I'n Ilttllr.nlltr srr rrúlrI:ro; y l0s arzolrispos debían regir, en principio, sedestrr, lr,'¡rrrlilrrrrrrs. V,i¡rs,. I,l. l,l.tsrur:, olrrrr r:ilrrrlu, 1tigs. 42-4,7,

í,1f ( l. l,l.\Nt , irlr'm, ¡i¡r.. tr',1.

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38 FUNDACION DEL IMPERIO

esto lo que con toda claridad explican en su nombre los obispos

reunidos por él en el palacio de Ver, en julio del 755. Despuás de

recordar que "de haber sido mantenidas en su integridad" hubieransido suficientes las reglas canónicas antiguas para asegurar la vidanormal de la Iglesia, 1o que no ha permitido lo desastroso de lostiempos, declaran que el propósito de su reunión es poner aquellasreglas en vigor dentro de lo posible. Sin embargo, agregan, "[altan-do el medio de restablecerlas en su integridad" el rey ha decretadoen principio, "que fuera corregido parcialmente lo que él entiendeestar hondamente en contradicción con la Iglesia de Dios"l después,"si Dios le concede días serenos y épocas tranquilas" se dedicará

a disponer un completo regreso a los "santos cánones"; por el mo-

mento, "bajo la Ísterza de la necesidad", algunos de ellos han sido

soslayados.6oDe ahi el carácter de las medidas acordadas por el concilio. Si

bien todas se dirigen a restaurar en su plenitud las atribuciones del

obispo y la misma institución episcopal, fundamento de la otganiza-ción eclesiástica del reino,61 aplazan para épocas más propicias el

restablecimiento de las provincias eclesiásticas y de las sedes metro-politanas, para limitarse a prescribir Ia provisional delegación de

obispos en las funciones metropolitanas.o2 Y ni una palabra se dice

ni del titulo arzobispal ni de la vinculación directa de la Iglesiafranca con Roma por intermedio de esos arzobispos, tal como 1o

deseaba San Bonifacio. En cambio, de todas las cuestiones obieto de

litigio hay que dar referencia al rey y no a la Santa Sede, ya que

es el rey quien puede asegurar la disciplina estricta, especialmente enlos monasterios, así como velar por el respeto de las reglas canónicasen materia de excomunión.63 Hasta un artículo prohibe a los monjesir a Roma sin autorización de su abad.6a Finalmente, si bien es ver-dad gue se prescribe la regular convocatoria de los sínodos, no lo es

menos que el marco elegido para celebrarlos es el de la monarquía,y de las dos reuniones anuales prescritas, una deberá tener lugarobligatoriamente y en presencia del rey, y Ia otra en una ciudadcomo Soissons, en donde podrá ejercerse fácilmente el control real'Gr

Tales fueron las principales disposiciones gue, de acuerdo con

el rey, creía poder poner en práctica el episcopado franco en el año

rttt (,¿¡¡i¡ul. t. I, ne )4, pág. 33, preámbulo.lil ltl.t'rn., arts. 1,3,5,7,8,9, 10, 11, 12, 13,77,21, págs.33-37.trz ltl.t'n. urls. 2, 4', 5, pigs. 33-34.tt:t lit'nt, nrts. 5, 6, 9, 20, 22, ¡rírgs. 34-37.ttt lltn, rrrt. 10, ¡rill. ll5.$r, l¿¡ilt, ¡rrt.,1,, ||r'rtl.114,.

LA OBRA DE PIPINO 39

755. Las r"rtu.,t"i sólo son un recuerdo de las disposiciones conci-liares antiguas. Todas se dirigen a la restauración del orden en lasociedad, tanto civil como eclesiástica, bajo la suprema autoridaddel rey. ¿No posee éste, por estar consagrado, un poder que lo colocapor encima de los simples laicos y le convierte en su guía y respon-sable ante Dios? De ahí las numerosas prescripciones relativas almatrimonio que promulga al margen de los sínodos reunidos a 1o

largo de su reinado:66 nada de lo que se refiere a la discipiina moraly religiosa de su pueblo le es ajeno.

Así, pues, no sólo en el terreno militar y en el político marca elreinado de Pipino una etapa capital en la obra restauradora iniciadapor Carlos Martel; en el momento en que muere el primer rey caro-lingio (septiembre del 768), el reino franco da la impresión de estardepurado y parece llegada la hora de aquellas grandes empresas quevan a permitir a Ia joven dinastía asegurarse en la Europa de enton-ces un lugar destacado,

rirf \/r'.,r., (.'rt¡titttl.. t. l, il¡,1 l5 y 16, ¡r;i;,s. ll7-.|,1.

Page 22: Halphen - Carlomagno y El Imperio Carolingio

CAPITULO III

I c¿R LIMAGN> y LA oBRA DE coMpLETARTERR/TORIALMENTE EL REINO FRANCO

Por considerable que haya sido Ia obra realizada por Pipino c/Breue , no debía producir frutos sino por la acción de su hi¡o mayor,Carlos, cuya autoridad e incomparable prestigio iban a hacerlo dueñode Occidente en los cuarenta y cinco años de un reinado glorioso.

I.-COT',TIENZOS DEL REINADO

Esforzadas tareas esperaban, en verdad, al joven príncipe deveintiséis años --nació, sin duda, el 742 r- a quien la posteridadllamará Carlos el Grande (Carolus Magnus) o Carlomagno,2 La pri-mera de todas era la de mantener y, en lo posible, reforzar la cohe-sión del reino que le trasmitía Pipino. Ahora bien, fiel a la costumbrefranca, Pipino, antes de morir, había ordenado el reparto de susEstados entre Carlos y su otro hijo Carlomán, 3 perpetuando de estamanera bajo la nueva dinastía los errores que, en los días de losmerovingios, engendraron tantas complicaciones y conflictos. Paracolmo, había determinado una tan extraña distribución territorialentre los dos herederos gue los mismos contemporáneos parecen unpoco desorientados sobre ella y los cronistas, que suelen estar meiorinformados, sólo recogen algunos elementos.a l-Inicamente un atentoexamen de los documentos a nuestra disposición para el estudiode los dos reinados coniuntos de Carlos y de su hermano, permiterestituir aproximadamente los datos que nos quedan de aquelreparto.s

I Véase Bóurmn-MüHrBACrrER, na 130ó.2 Este sobrenombre parece que no se usó por vez pri¡uera hasta cl airo B4I o

nruy poco dcspués, y por la pluma de su nieto Nitharcl (llist. des lils rlc Louí.s lel'i,'u,¡. 1, I, ed. Lauor, pág. 4).

:i (l)¡rt- rlc I,'rerI:gario, 53.'l l'ls!r.r'ill¡rrcnlc los ('ontinuarlorcs rLr I¡rr:rlegario, lt¡e. tit.f,l'lslrt lrtl,,rr lri rcitliznrl¿r ('o¡l ririry()r o nlr.n()r irlilrlo ¡ror'Ot:l,sirt.tr. /'i¡,¡lin

(r¡" 5i rl. lrr lfil,li,,¡,rlrlírr) rr¡,,1rrrlilr,\\'ll: v ¡ror .\t;t t. \ S¡ r¡.or. litttl tl,t Ot,,s¡,',I l, ¡,:i;,,, l'lil0.

LA OBRA DE COMPLETAR EL REINO FRANCO 1I

Del estudio de esos textos se deduce que' en vez de tener en cuen-

ta los últimos precedentes de atribuir a cada uno de los copartícipes

regiones muy distintas -Austrasia, Neustria, Aquitania, etc'-, de

*ár"ru que formaran lotes territoriales claramente separados por sí

mismos, -Pipit

o se propqso todo lo contrario al yuxtaponer 1o más

posible y dlntro de las mismas regiones los reinos de sus dos hijos'

..ryu, dL, capitales -Noyon, para Carlos, y Soissons, para-Carlo-

mán o- estaban dentro de Neustrasia y próximas una a la otra'

como ya había sucedido en los dias de los primeros merovingios'

Los territorios adjudicados a Carlos estaban dispuestos en un extenso

arco de círculo rodeando los que Pipino había reservado para Carlo-

mán. Desde la extremidad oriental de Turingia y desde el norte de

Frisia, hasta la Gascuña, contenían todo el nordeste de Austrasia'

con el valle del Main, las regiones del medio Rin, Lie¡a, Herstal ylas Ardenas, cuna de la familia carolingia; continuaban por Neus-

tria, en donde Carlos recibía todo el espacio comprendido entre las

costas del mar del Norte y de la Mancha hasta los confines bretones,

de una parte, el Oise y el curso inferior del Loira (desde los alrede-

dores de Tours, sin duda), por Ia otra, y por la Aquitania, de la que

quedaban en su poder todo el litoral y la mitad occidental. Carlomán

recibía el resto, es decir, el Macizo Central y el Languedoc, com-

prendiendo la provincia Narbonesa o Septimania, la Provenza, Bor-goña, 1a Alamania, Alsacia y las partes de Austrasia, propiamente

ái.hu, y de Neustria no comprendidas en el reino de su hermano'

No debe excluirse, por otra parte, la posibilidad de que este

reparto, bastante desconcertante, haya tenido por objeto obligar a

los dos sucesores de Pipino a mantener entre ellos un contacto más

íntimo y, por consecuencia, frenar las fuerzas disociadoras que tan

intensamente habían actuado en el reino franco desde el siglo vII

hasta los días de Carlos Martel. También cabe pensar que la heren-

cia gue se dejaba a Carlomagno tenía por propósito darle el -dominio

de las más importantes regiones, colocando en realidad a su hermano

en una posición de inferioridaá y a su discreción; pero la experiencia

iba a demostrar que la colaboración con Carlomán era difícil. Algu-nos meses después de su ascensión al poder y con motivo de una

rebelión en Aquitania, en donde los dos hermanos, que cada uno

reinaba sobre una mitad de la provincia, estaban aparentemente

«rblig;rclos a conjugar sus esfuerzos, se demostró impracticable aquel

sistema cle gobierno dual. Los autores contemporáneos sólo hablan

t'ncrrlticlt¡uncntc cle Ia mala inteligencia de Carlos con Carlomán;

ri (:¡trl. rl,' l"r,',I it,¡tli,,, 51.

.lr I

Page 23: Halphen - Carlomagno y El Imperio Carolingio

,1.) FUNDACION DEL IMPERIO

l)L-ro uno de ellos, aunque se trata de un ecresiástico, no vacira, inme-di¿rtamente después del fallecimiento de carlomán, de felicitar aCarlomagno por no tener que contar ya con Ia hostilidad de suhermano, a guien Dios ha querido llamar antes de que hubiera efu-sión de sangre.?

En efecto, el 4 de diciembre d,el ZTl una muerte prematura arre-bataba a Carlomán 8 y permitía a Carlos *una vez separados losdos hi;os menores del fallecido-e ser inmecliatamente reconocidocomo su sucesor y reunir en sus manos la totalidad de los territoriosprocedentes de la herencia paterna.ro

EI acontecimiento no podía producirse más en sazón, pues tantoen la Galia como en Germania los resultados logrados'io, erprrrono se habían demost¡ado todos igualmente consoridados. Hasta IaAquitania, que se creia pacificudu en el 76g, una vez desaparecido'waifredo,

se había sublevado nuevamente, como acabamos de decir,a comienzos del 769-bajo el caudiilaje de un jefe que los anaristasllaman Hunaldo (o Hunaudo) y quá, sin duda, no era otro gue elantiguo duque, padre de Waifredo, eliminado quince años antes porPipino.rl Escapado del monasterio en donde habia sido obri.gado aencerrarse entonces, no pudo ser dominado el 769, sino por ra deci-sión y la rcpidez con que intervino Carlos, que se lanzó a su perse-cución sin dar siquiera tiempo para reunir un ejército numeroso niretrasarse por Ia inercia o la defección de Carlomán.12 Aun así tuvocarlos gue avanza¡ hasta los confines de Gascuña, en donde sehabía refugiado Hunaldo junto ar duque Lobo, entonces practica-mente independiente, y amena zar a este úrtimo con una invasrón,para conseguir que Ie fuera entregado el rebelde.le De esta maneratodo el ter¡itorio de Aquitania {,ué sometido a ra obediencia, y Iamuerte de carlomán, que venía a colocarlo de nuevo bajo una auto-ridad única, iba a facilitar la pacificación. pero es lo ciárto que aundespués de esta rápida y decisiva campaña der z69, Aquitania iba adar todavía a carlos bastantes cuidados para que éste esperase hastael 778, según dice un cronista, generulr.rlrte bien inforáado,la para

7 (larta de Cathulfo, enlas Epistolae, t. Iy, pág. S02. Cf. AerL y Srusom, t. I,¡xigs. 36-37.

s Riilllutn-I,Iürrr.lacHER, nq IB0¿.r) Arrr,;r. y Srnrsorq, t. I, pág-", 102-104.

I r) l]¿i||ffrt,H-N'liirIr,l^crrr.tR, ne 142a,I I All.;r, y Srusotrr, t. T, pág. 43; Riilrtrr,;n_i\,Irllllrr¡r:lrln. na 1331¡.t:'. .lttnttlt's royttlt,s, aío l6(), ¡rrig. 2t).t:t ltlrttt. ¡ri;,s. lll| v ilO: r.l ¡lisrn,) l(.\lo irrr,,glrrrl,r, ¡rí¡1s. l() y lil.I ¡ l,lr, .\'urrjnr,t\tr,, :1. ( 1. ,\¡l:¡, y .St¡r,,r, t. l. ¡,ri;,,r. :l0r):llf ).

LA OBRA DE COMPLETAR EL REINO FRANCO 43

ir substituyendo poco a poco las gentes del país por francos en los

cuadros administrativos y que se creyera, poco después (781)' en

el caso, para suavizar susceptibilidades locales, de convertir aquella

provincia en un reino particular, aungue subordinado íntimamente a

su autoridad, en beneficio de su hijo Luis, aun menor de edad'15

IL- ANexIóN ns B¡vlpna

Sin embargo, mucho más inquietante que la de Aguitania era la

situación de Baviera, donde el duque Tassilon, después de haberse

reconocido vasallo del rey franco, había aprovechado, según diji-mos, la primera ocasión favorable para recupercr de hecho su

libertad de acción.16 Apoyado por su clero y, por lo general' en bue-

nas relaciones con el papado, que desde el 766 se interponía en su

favor,17 supo, por lo menos, vivir mucho tiempo en una situación

equívoca. Haciá el 769, el abad de Fulda, Sturm, bár'aro de naci'

miento, aun defendía su causa ante Carlomagno,l8 que, embargado

por otros cuidados, aparentó durante años contentarse con algunas

pruebus de buena voluntad relativa, como el envío por Tassilon de

un contingente militar, cuya importancia desconocemos' en ocasión

de la -ovili zación de tropás destinadas el año 778 a una expedición

franca a España.1eFinalmente, el año 781 parece que Carlomagno decidió terminar

con aquella situación ambigua. Desde Roma, en donde se encon-

traba en el mes de abril, requirió a Tassilon para que respetase en su

integridad sus compromisos, y e1 papa Adriano I tuvo gue aceptar

u.rir"se a aguella gestión.2o Oúedeciendo a esta intimación, el duque

de Baviera concurrió a Ia asamblea general de 'Worms, a comien-

zos del verano, para renovar allí su juramento de vasallaje' Cediendo

a la amenaza, hasta consintió en entregar los doce rehenes gue, como

g¡arantía, Ie reclamó el rey [tanco'21 Pero, entre tanto' la derrota

sufrida (782) por las armas francas en Sajonia' en el Süntelge-

birge,22 pareció devolverle su audacia, y la ruptura parecia vna vez

,,rá"s completa, cuando, después de haber aplastado a los, sajones

(785 ) , ir.lo*agrro se inclinó, finalmente, por los actos decisivos'

rr-, Arru. y Srusor, t. I, págs. 380 y 397-401'

tri l/¡i¡¡*1, srr.pra, págs. 34-35.ti Otxlt:r Ou.rol., no 36.¡s Arr.;1. y Strlst>x, t. I, págs. ó6-67.t| ..1¡¡¡¡,¡11,t royulcs. año 778.'.'i ltlt'n, rrño 7[ll .

'' I l,l,'nt. rrño 7[lll'" l'. ittlttt. l'¡ill. l1l'

Page 24: Halphen - Carlomagno y El Imperio Carolingio

14 FUNDACION DEL IMPERIO

Desde los primeros meses del zgz, comenzó a condensarse la tor-menta' De pronto, lleno de inquietud, Tassilon implora la interven-ción am_istosa del papa Adriano a quien Carlomagno había ido avisitar de nuevo a Roma para las fiestas de pascual pero ya el reyfranco no consiente ser burlado y exige del mismo pupu l. aproba-ción de las medidas coactivas que va a emprear, si Tassilon no sesomete sin reservas.2s Y como éste ¡echazase finalmente comparecerante Ia asamblea general reunida en w'orms a comienzos del veranodel 787, ya no se hizo esperar el castigo y Baviera fu,é objeto de untriple atague' Por el oeste, saliendo de Ia Alamania, y conáucido porel mismo carlomagno, un primer cuerpo de ejército marchó directa-mente sobre Augsburgo; por el norte, un segundo ejército, com-puesto de gentes de Austrasia, de turingios )r de sa¡ones, llegó alDanubio hacia Pfóring, más arriba de Ratisbonu, io, el su¡, untercer ejército, mandado por pipino, hi¡o de carlomagno, subió desdeItalia por_ Trento y Bozen. viéndose perdido, T.ssiro., capituló. El3 de octubre está carlomagno acampado en el Lechfeld, delante deAugsburgo, y se presenta el duque bávaro, arrepentido, a renovarlesu juramento de vasallaje, le entrega de nuevo doce rehenes de cali-dad y hasta se somete a darle en garantía a su propio hijo Teodón,herede¡o del trono ducal.2¿

¿Es sincera esta sumisión con la que, de momento, se conformaCarlomagno? No 1o parece. Apenas las tropas francas regresan de'Ia expedición, el duque de Baviera prepara su desquite. para loscontemporáneos se trata de un rapto de locura, ya que Tassilonno puede apoyarse en sus súbditos aterrorizado, po,

"l desplieguede las fuerzas francas. P¡ocesado bajo Ia acusación de falseiad dejuramento, ante la asamblea general reunida en Ingelheim en juniodel 788, no trata de negar. como le recordaran ros *Jherres de garan-tía que el año anterior había entregado y el peligro de ,epresálius uque exponía su conducta a su propio hl;o TeodOn, contestó concinismo que si tuviera diez hijos no dudaría en sacrificarlos a todos,antes que cumplir su palabra en ras condiciones estabrecidas. Ala inculpación de falso juramento se agregaron otrasi se Ie acusó dequerer atentar contra la vida del rey y de haber sostenido relacionescon los avaros para realizar una invasión de Italia; igualmente Ieacusaron de deserción ante el enemigo. Es decir, de otros tantoscri'rcncs que entre los francos se castigaban con la pena de muerte.Iistrr scntcncia fué pronunciada efectivamente por la asamblea, pero

ttil .'lttttttl,..s t tty(ilt's, trñ¡¡ 7{17, ]r,ítf,s. 74. !. 76.'-tt ltlt.nt, rriio 7f17, ¡rri¡,. 7ll.

LA OBRA DE COMPLETAR EL REINO FRANCO 45

Carlomagno la conmutó por la de prisión perpetua en un monasterio

y la extJndió al hi¡o del culpable; mejor dicho, para respetar las

ior*ur, el duque y su heredero, indultados por el rey, quedaron

autorizados pu.u i, a hacer penitencia perpetua en hábito monacal'

Tassilon a Jumiéges y Teodón a San Maximino de Tr'éveris' mien-

tras sus principales consejeros eran desterrados'25

Lo que más sorpreni" "r, todo este asunto, es la longanimidad

de que, contra su costumbre, dió prueba Carlomagno hasta el final

.or, ,especto a Tassilon. Como país de vieja civilización' muy celoso

de su independencia, cristiano desde hacía mucho tiempo, y d-e entu-

siasta adhesión a su casa ducal, debió merecer en su opinión Baviera

excepcionales cuidados; de ahí su prolongada paciencia y las pru-

dentes negociaciones que teahzó con el papa, del que se quiso ase-

gurar la ánformidad antes de lanzarse a la conquista; de ahí' tam-

bién, su aparente ingenuidad del año 787, cuando fingió creer en

los ¡uramentos d" im duque reincidentemente perjuro; de ahi

que .ecurriera en Ingelheim, el año 788, a un procedimiento desti-

,rudo " hacer brillar su justo derecho ante los ojos de todos y la

acumulación de las p.u"úu, de culpabilidad contra Tassilon; final-

mente, todo esto "*ph.u también que en el relato de los analistas

oficiosos se insista en destacar la generosidad de las decisiones del

rey' franco y se tiña con un carácler de espontaneidad la retirada

al claustro del duque.26

I-Ina vez conseguido este retiro monacal, Carlomagno tomó pose-

sión del ducado, mas no por ello dejó de mostrarse prudente' Tal

vez le incitaba a esto el peligro avaro gue ya se hacía sentir amena-

zador en las fronteras. Por eso tiene cuidado de no herir el amor

propio de los bávaros y se inclina a dulcificar las transiciones. Desde

io i.i*ur"ra o el .oái".,ro del verano del 791' hasta el otoño del

79á, reside casi constantemente en Ratisbona; allí reúne asambleas

qenerales y parece perseguir con ello la progresiva asimilación del

país.27

Sin duda eran miramientos necesarios y que ni aun así empleados

resultan suficientes para conseguir la adhesión de los habitantes,

ya que, el 794, se cree Carlomagno en el caso' para asegurar un

í¡lcliscutible fundamento de su autoridad en el ducado, a sacar a

'I"¡rssilon del cenobio y llevarlo, vestido con sus hábitos de monje,

¡r l¡r ¡rsailtblea general de Fracfort, para que ante ella renuncie públi-

)tt !/1 ¡¡¡. lño 7UB, págs. 8C y 82; Asr'r y SrusoN, t' l, pág' 627',.\t ..ltttttit,t rr4,u/cs, año 7BB, texto prirnitivo, págs.80 y 82 de la ed. KUnzr; texto

nt rr'¡ltt,l,,, ¡rig. flil.:17 lli»t[lttt I\lilttt.ttnt:tlt:tt, nn' 3]l¡l a 3209'

Page 25: Halphen - Carlomagno y El Imperio Carolingio

46 FUNDACION DEL IMPERIO

c;lnrente y sin restricciones a todos sus derechos y a los de sus herede-ros. Redactado en tres ejemplares, uno para el ex duque y los suyosy dos para los archivos reales, el expediente de esta renuncia 28 seproponía establecer de manera irrecusable el derecho de carlomagnoy de sus descendientes sobre el ducado y sus dependencias.'

Hay que observar aún que, todavía después de su incorporaciónal Estado franco, Baviera fué mantenida no sólo dentro de sus limi-tes tradicionales, sino en toda su inclividuaiidad. Sin designar un{u-que, Carlomagno delegaba para ella, como prepósito,, al gobl"rrrodel país (Baioariae praefectus), es decir, .o-o got"rnador, u ,rro delos condes más ilustres del reino, a su cuñadt Geroldo, hermanode su esposa Ia reina Hrldegarda, y los poderes de éste se extendíanal conjunto de los territorios reunidos así a la corona franca.2e trgual-mente se respetó la unidad religiosa del antiguo ducado, y Bavieraconstituía una sola provincia eclesiástica, de la que el año z9z seerigió en metrópoli Salzburgo,B. Se hizo, pues, todo de tal maneraque se dió a los bávaros la ilusión de que el gobierno del rey francono era sino la continuación del poder ducal desaparecido.

III.- CoNsursrA DE Sa¡oNm

Con más violencia procedió Carlomagno respecto a los sajones.BlEs verdad que en este caso se trataba de poblaciones particular-

mente dificlles de contener y que desde hacía siglos constituían paralos francos un peligro incesantemente renovado. Hasta entonces todose había limitado a realizar en aquel país rápidas demostraciones depoderío militar y, cuando se podía, imponerles tributo con las armasen la mano. Pero no siendo metódicamente proseguidas estas cam-pañas demasiado breves, nunca produjeron otra cosa que una calmaprovisional, y al menor debilitamiento de la autoridad real, las pro-vincias limítrofes ,-Turingia, Hesse, Ias regiones renanas* volvíana ser asoladas por Ias devastadoras bandas sajonas. paganos empe-dernidos, pese a las tentativas realizadas para cristianiza¡los, temi-bles bárbaros, ocupaban extensas llanuras entre ros países Ba;os yel Elba, entre el Harz y el mar del Norte y llegaban aún hasta el

2s El texto está en las Capi.tuLaria- t. T, pág. 74, ne 28, art. J, y cn las Concílíauuti lcurol., t. I, pág. 165.

)o ,4n,n.alcs royales, año 799, pág. )08; Annr. y Srrrsox, t. I, pág. 64.3 y t. Il,¡rrigs.192-19'1.

íll) ,\¡¡¡ ¡, y Sr:rrsox, l. Il. ¡,rig,.. l;i7 l;ll|.:ll Sc Itirlliu irr lclcrcnlilr:; r, íl.lilillr,.iollcs lr.slr(.(.ir) ;r r.,rl,. 1r'rrlrlo lll 1,. llll._

l'ltr r, /i'll¿/,,r ,,iti,lt,,: :ttt l'l¡isl¡it,. ,1,, ('ltt,l,.ttttt;,tr,, ¡,ri,,.,. I lS:,lll

LA OBRA DE COMPLETAR EL REINO FRANCO 47

Báltico por los confines del país dan'és. Sin duda, a este conjunto

le faltaba unidad, ya que estaba poblado de diversos grupos étnicos

frecuentemente de tenáencias opuestas: al oeste estaban los westfa-

lianos, al este los ost{alianos, entre ambos los angrianos y en ambas

orilias del Elba inferior los nordalbingianos y los habitantes de la

región de Wihmode; peÍo indómitos en cuanto a Ia deferrsa de su

ináependencia, todos ellos constituían un blogue en cuanto la sen-

tian amenazada. Y esto es 1o que se produjo en los días de Pipino

el Breue y lo que iba a sucede. -uchu. veces durante el reinado de

su sucesor.Aunque evidentemente se imponía un cambio de método' las pri-

rneras intervenciones de Carlomagno en Sajonia fueron aún de tipo

tradicional: simples demostraciones militares gue no tenían más

ob¡etivo que el de hacer respetar el poderío franco y eiercer repre-

.uíiu.. Sóio la f.uerza de las circunstancias condujo al rey a rnodificar

su poiítica y a preparar un plan de penetración progresiva' a fin de

evitar aguella constante reanudación de intervenciones'

El aáo 772, Íecha de su primera campaña en Sajonia, aüfl nlán-

tuvo, pues, Carlomagno la táctica habitual, y las operaciones se

señalaron por la.orrq-ui.tu de la fortaleza saiona de Heresh-urgo' al

norte cle la frontera á" H"."", por la destrucción de1 ídolo Irminsul

y, finalmente, por un avance victorioso hasta el Weser' Inmediata-

mente los sajones se sometieron, entregando rehenes como garantía

de fidelidad. Pero al año siguiente, aprovechándose de que el rey

franco había pasado a Italia, se lanzo.on sobre el territorio de Hesse

y desde allí fueron a saquear la iglesia de Fritzlar' No tuvo mejores

.errltrdo. una segunda campaña de los francos el año 774; rcco-

rrieron de oeste a este el valle del Ruhr, franquearon el río Weser

en la mitad de su curso y se internaron algo más adentro y luego

las tropas regresaron a sus puntos de partida con los acostumbrados

."hen"s. Sinlmbargo, en esta campaña por el sur de Sajonia' hubo

un hecho nuevo, el de dejar establecidas guarniciones en Syburgo'

.jrrnto al Ruhr, y en l{eresburgo, más al este'

No impidieron estas medidas, es cierto, t1n nuevo contrataque

srr jón que se produ;o el 776 mientras Carloraagno se encontraba en

It,,hn; p"ro, en el verano, e\ tey {ranco replicó victoriosamente' Mu-

, 1.,<r. ,la¡ones fueron a Paderborn a hacer acto de sumisión y a

lccibir cl bautismo y hasta en el séquito de Carlomagno se habla ya

rlr. r;rrrrrisirin g".r".uÍ. Sin embargo, pata mayor seguridad, se dispone

cil(r'r'l¡ fr'ontera de Hesse y el curso del río Lippe una extensa zona

rnilrt;rr' <\ n¡,r('¿, tlestinac{a a contener al enemigO. ES un nuevo pfogre-

r;o ¡r'r'¡r;tt';rlol'io tlc <r¡tct';tci<lnes nri'litares cle más ancho aliento'

Page 26: Halphen - Carlomagno y El Imperio Carolingio

48 FUNDACION DEL IMPERIO

Con todo, los sajones no se dejan ganar por el abatimiento. El778, al llamamiento de uno de sus .rras

-e"forzudos caudiilos, widu-

kin, pasan los westfalianos a la ofensiva. Fuerzan, por el oeste, Iasfronteras del reino f¡anco, saquean ras inmediaciones del Rin porla margen derecha, desde Deuiz hasta Cobienza, remontan el valledel Lahn y por Hesse atacan por Ia retaguardia a los ejércitos deCarlomagno, gue con grur,

"rlu"rzo consigue rechaza¡lás. El ZTg

y ! !AO, dos expediciones punitivas, una en los valles del Lippe ydel Weser y Ia otra por Ostfalia, llegando hasta el Ocker porohrum, parecen suficientes para restabrecer ra situación, cuando, el782, sn gran ejército franco que atravesaba el territorio sajón parair a combatir al pueblo eslavo de los sorbes, en el sudeste de Tu-ringia, es sorprendido y destrozado en las fardas del süntergebirge,junto a las márgenes orientales del weser. De los tres generJl", q"u"mandaban el eiército, dos -el camarero Adargiso y ei condestableGeilon- y, con ellos, cuatro condes "y hasia ,ráint" personajesde la más elevada nobleza", según confiesa un anarista oficioso coe-táneo, quedaron muertos sobre el campo de batalla; los supervivientesse retiran en plena derrota.

El golpe es duro; pero Carlos está firmemente resuelto a obtenerterrible venganza. Personalmente acude con refuerzos, cae sobre elenemigo y le da alcance y lo derrota en Verden, cerca de ia con-fluencia del weser y el Aller, en donde 4 500 sajones hechos prisio-neros son cruelmente pasados por las armas. widukin ya se habíadado a Ia fuga y sus compañeros de lucha dan pruebas dL estar des-moralizados.

Sin embargo, se reorganizan, y desde el Zg3 al 7g5 prosiguencon furor el combate. También carlomagno se encarniza; el año zg4resueive hasta invernar en aquel territorio, a fin de estar preparadopara la ilegada de Ia primavera. La campaña del Zg5'ti".," po,punto de partida Paderborn, para donde ha sido convocada Ia asam-blea general, y triunfa de las postreras resistencias, El mismo widu-kin tiene que capitular y aceptar poco después trasladarse a Attigny,en plena Galia, para prestar allí luramento de fidelrdad y recibircon gran solemnidad el bautismo, junto con muchos otros caudillossa;'ones.

Además de esta espectacular conversión, el rey franco, instruídopor la experiencia, impone una serie de medidas draconianas, desti-nadas a prevenir cualquier otra defección. Se promulga una terriblec;rpitular para implantar en Sajonia Ia civilización franca y la reli-t¡i<irr cristiana bajo pcna cle muerte. Sus articulos son de una sin iqualcrrrclrlirrl:

LA OBRA DE COMPLETAR EL REINO FRANCO 49

"Quien entre por la violencia en uua iglesia y, por la fuerza o el hurto, se llevecualquier objeto o ponga fuego al edificio, será condenado a muerte.

"Quien, con menosprecio del cristianismo, rehuse respetar el santo ayuno deCuaresma y coma carne durante ella, será condenado a muerte.

"Quien mate a un obispo, a un sacerdote o a un diácono, será condenado amuerte.

"Quien ertregue a las llamas e1 cuerpo de un difunto, según el rito pagano, yreduzca sus huesos a ceniza, será condenado a muerte.

"Todo sajón no bautizado que trate de ocultarse entre sus coterráneos y seniegue a recibir el bautismo, será condenado a muerte,

"El que conspire con los paganos contra los cristianos o persista en ayudarles'en su lucha contra los cristianos, será condenado a muerte.

"El que falte a la fidelidad que debe al rey, será condenado a muerte. .."

Obediencia pasiva al rey franco, prohibición de toda asamblea, detoda reunión pública, fuera de aquellas que puedan convocar loscondes francos (articulo 34), imposición del bautismo y de Ia prác-tica del culto cristiano bajo pena de muerte...: jamás se vió métodomás brutal para obligar a toda costa a un país, libre aun la vispera,a sufrir la ley del vencedor.

Bajo este régimen de terror vivió algunos años Sajonia, pero sushabitantes espiaban la ocasión de sacudir el yugo. Se les ofreció el793, en la primavera. Cuando un destacamento de tropas procedentesde Frisia, bajo el mando del conde Thierry, atravesaba Westfaliapara unirse al'grueso del ejército real gue se disponía a iealízar unaexpedición contra los avaros, cayeron sobre él los sajones y 1o des-truyeron junto al 'Weser. Esta [ué Ia señal de la rebelión.32 Comoescribe un contemporáneo, "lo que hacía mucho tiempo se ocultabaen el fondo de sus corazones estalló a la luz del dia. Igual que elperro que vuelve al vómito, los sajones retornaron al paganismo,engañando a Dios y a su señor el rey que, sin embargo, les habíacohnado de beneficios y arrastrando con ellos a los pueblos paqanosvccinos. , . Todas las iglesias gue se encontraban en su territoriofrtrt'ron destruídas o incendiadas; rechazaron a sus obíspos y a susrirt'erdotes, se apoderaron de algunos, mataron a otros y se volvieron¡r hr¡nclir en el culto de los ídolos". s¡

I I¿rbía que comenzar otra vez, ya que la rebelión se extendia¡ror torla Sajonia. De nuevo era necesario imponerse por la fuerza,1,. l¡rs;un1AS y recoger por doquier rehenes; más de 7 000, en el 795,v nriry()r' nrinrero, en el 796 y 797, cuando se avanzó hasta el estuario,lcl Wcscr y ItreE¡o de alli hasta Wihmode. 3a

ill l. ll^r,r,ru N, l)ttt,l,,s crítir¡tt,'s, ¡rrigs. 1tl4-189.:t:t ltl! t¡t. ¡,rir,. lliii llltlo rlt: lt* ,lnnttlt'¡ Luu,rr5hrtnunscs).:tt ltlt tn. ¡rri;,,.. lll() l()'/.

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Page 27: Halphen - Carlomagno y El Imperio Carolingio

50 FUNDACION DEL IMPERIO

Esta última comarca se defendió, no obstante, con enorme valen-tía y parece gue se mantuvo al margen de la paz cuando, el año 797,Ia mayor parte de Sajonia se pudo considerar sometida de nuevo.Iln esta fecha, ¡ectificando el error cometido el 785 de aquellos proce-dimientos brutales con los que creyó poder dominar a los sajones,Carlomagno negoció con los caudillos westfalianos, angrarianos yostfalianos un acuerdo por el que se anularon las medidas anterior-mente decretadas. Al régimen de excepción instaurado el 785 sucedióotro de entendimiento. En primer lugar, Sajonia, colocada bajo laadministración franca, [ué asimilada a los restantes territorios delreino franco; la constante amenaza de la pena de muerte quedósubstituída por la normal tarifa de composiciones y multas que,en el derecho común de los francos, era suficiente para mantener lapaz pública,y un artículo (el 9) llegaba a consignar que esta tarifano se modifica¡ía sin el conocimiento expreso de los interesados.ssEra un verdadero edicto de pacificación, y la experiencia demostróque su propósito fué logrado, ya gue westfalianos, angrianos y ost-falianos se mantuvieron en lo sucesivo como súbditos leales del reycarolingio.

Pero aun había que vencer a los sajones del extremo septen-trional, los de Wihmode y de Nordalbingia. Tal fué la dificil laborde los años 798-804, pues durante esos seis años todavía los habi-tantes de las dos citadas regiones opusieron a la conquista francauna resistencia desesperada, matando a los funcionarios reales y alos misioneros cristianos y volviendo al sistema de la fingida sumisióncuando las tropas acampaban en su país, para sublevarse de nuevoen masa y reemprender las devastaciones en cuanto los generales deCarlomagno se alejaban de sus territorios, sin que valiera el exigirlesrehenes, ya que aun con ellos sacudían el yugo.36

Decidió entonces Carlomagno aplicar medidas más radicales; unade ellas fué la de separar a las poblaciones rebeldes del suelo natal,trasladándolas por pequeños grupos al interior del reino franco ysubstituyéndolas por doquier ya con francos, ya con otras poblacio-nes de probada fidelidad y, entre ellas, llevar allí muchos monjes oclérigos que podían desarrollar la doble acción de asegurar a la vez

"la dominación franca y el triunfo de Ia religión cristiana. Aplicadasestas medidas el año 799 a u¡ primer grupo de habitantes de Wih-mode, fueron sistemáticamente extendidas el 804 a una gran parte,y tal vez a la totalidad, de aquel pais 1, a Ia Nordalbingia. Las órcle-

it-, l¡11 ¡¡¡. pills. l()7'200.:ttt ltlrnt. ¡»i¡,.. lflX) lll0.

LA OBRA DE COMPLETAR EL REINO FRANCO

nes eran estrictas, y el mismo Carlomagno vigiló sobre el terrenosu ejecución; tropas francas recorrían las regiones no sometidas, y sellevaban a sus habitantes, aun a los ancianos, Ias mujeres y losniños, que eran conducidos como rebaños hacia las lejanas tierrasgue se les habían asignado y en las que los rebeldes se encontrabandiseminados entre la población franca. Después tomaban inmediata-mente posesión de las tierras abandonadas los francos, al sur delElba, y los eslavos en la otra orilla del río, y los abodritas a losque Carlomagno utilizó también para terminar.sT

De esta manera se llevó a cabo la cor,"quista de aguel inmensoterritorio sajón gue durante tanto tiempo hizo correr tantos peligrosal reino franco y a la civilización c¡istiana. A la sazón, las fronterasde Carlomagno llegaban hasta la desembocadura del Elba; al otrolado del río, los abodritas, hasta entonces sometidos a las órdenes delrey franco, montaban la guardia frente a los daneses de ]utlandia.aaMás tarde, a partir del 808, los abodritas probaron ser demasiadod¿biles para resistir por sí mismos a los daneses, por lo que fuerona suplantarlos, en la parte meridional de la Nordalbingia, tropasfrancas,se y aguella zona militar resultó suficiente provisionalmentepara cubrir con eficacia las fronteras de la Sajonia franca contratoda sorpresa. Por otra parte, la conversión del país se continuóinfatigablemente y con buen éxi*o. Aguel foco de paganismo estabaen camino de extinguirse; por eso, con justicia, elogiaban a porfíalos contemporáneos el b¡illante triunfo obtenido en aquellas regionespor la tenacidad del rey franco.

IV.- Sunnsló¡¡ or Frusl¡

Situada al noroeste de Westfalia, entre la desembocadura delRin y el estuario del Weser, Frisia estaba habitada por una pobla-ción emparentada muy de cerca con los sajones y cuyas condicionesde vida, costumbres y creencias eran sensiblemente las mismas. Losfrisones, de indomable sentimiento de independencia y paganos irre-ductibles, pese a los esfuerzos desplegados desde el siglo vrr por losrnisioneros anglosajones para convertirlos a la religión de Cristo,no habían sido antes del siglo vnI sometidos a los francos más quecn apariencia, y las comarcas situadas al noroeste del Zuiderzee sernr¡straban particularmente refractarias a la influencia de estos últi-nr<rs. Iil ¿tío 754 había caído como mártir de la [e, en Dokkum,

iti ltlrn¡, ¡rírg. 210.ts l'. inlrtu ¡rírg. l->4.

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51

Page 28: Halphen - Carlomagno y El Imperio Carolingio

,;2, FUNDACION DEL IMPERIO

Sirn Bonifacio, que se trasladó allí para predicar, con el apoyo delrcy Pipino; unos quince años despu'és, otro misionero procedente

de Inglaterra, Willehad, reanudó en aquella zona, sin mayor éxito,la lucha contra el paganismo.ao

Es cierto que en el sur del país frisón, la causa franca y la cristianahabían realizado duraderos progresos en los días de Carlos Martely de Pipino el. Breoe. El obispado fundado el año 695 en Utrecht,en tiempos de Pipino el Jouen, gue a comienzos del siglo vuI [ué

por un momento barrido, pudo restablecerse poco después como coo-secuencia de la derrota:que Carlos Martel infligió al duque de

Frisia, Radbodo; con ello se 'convirtió en un centro activo de lasmisiones en tierra de paganos y en un sólido punto de apoyo desde

el cual pudo insinuarse la influencia franca hasta las orillas del

Zuideuee.Pgro en los primeros años del reinado de Carlomagno, Frisia, en

su mayor parte, era para los francos una conquista insegura y frágil.El año 784, todo el norte se alineó con los sajones sublevados; des-

pués, las llanuras situadas al este del Zuidetzee continuaron el movi-

miento. El obispo misionero Liudgero, que se había estabiecido allí,sólo tuvo tiempo de huir para evitar corer el destino de San Bo-nifacio.

Pero fué ésta la última tentativa que hicieron los frisones para

escapar a Ia ocupación franca. El aplastamiento de los sajones, en

785, les constriñó a deponer las armas. El obispo Liudgero pudoreanudar entre ellos su predicación y proseguirla con entusiasmohasta las orillas del Ems y en todo el archipiélago frisón. Reducidaa provincia' Frisia fué dividida en condados; los funcionarios Írancos

circularon libremente por el país y, al igual que las restantes partesdel reino, sus habitantes tuvieron que proveer en lo sucesivo contin-gentes para la hueste del rey cada vez que {ueron requeridos a elloy aun cuando se tratara de expediciorles a comarcas lejanas.

Es cierto que hizo falta bastante tiempo aun para acabar con elpaganismo muy intenso en el norte y en el nordeste del pais. Loque se ha llamado Leg de los Filsones y que, sin duda, sólo es unacompilación de carácter privado que se remonta al siglo Ix,41 propor-ciona, al respecto, pruebas bastante diáfanas. Entre otras cosas, se'

ve ¿rllí que en algunas regiones las igiesias estaban muy diseminadas.

'lr¡ §ol)r(' torlo t'slo y Ir, rlttc siguc, vtiase A. IL,rrrcr<, Ki.rr:hcn.gcschí,i¡¡,'. t. I.¡rir11s. llll-4.4,7; t. ll, ¡,igs. j|5,1-il7l; II. r'ou St:ttt;trt.:ltL', Orstl¡it:lt.tt: itr tltti'il:,1t,'ttA lr, /r, . ¡rri¡5. :x)l; :10 1, :i:t,l :t:i7.

'l I (.1. llrr NNr n. t. l, ¡,ri¡,.r. I'r'lr lltl.

LA OBRA DE COMPLETAR EL REINO FRANCO 53

Pero, desde aquel momento, el c¡istianismo, en coniunto, se ibaabriendo camino. Ya no se trataba sino de una cuestión de pacienciay de tenacidad, dos virtudes que los representantes de Carlomagno yahabían aprendido a practicar. Como en Sajonia, también aquí ibael misionero a demostrar, en fin de cuentas, que era el más seguro yútil auxiliar de ia política carolingia.

V.- Los puEBLos EsLAvos DE LAS FRoNTERAs oRIENTALEs

I.Jna vez traspuestas las fronteras de Sajonia, Turingia y Ba-viera, se entraba en país eslavo. La política de Carlomagno pareceque no se proponía incorporar a su imperio los diversos pueblos que1o ocupaban, sino sólo mantenedos en el temor y ponerlos, si eraposible, bajo vigilancia.

Entre el Baltico y los montes de Bohemia se encontraba concen-trada la vanguardia de los eslavos septentrionales o Wendos. Delos que se encontraban más o menos en contacto con los francos, losprincipales eran los abodritas, establecidos en la región comprendidaentre el EIba inferior y el Báltico, desde el Trave hasta el Warnow;los wilsas o welátabos, más al este, en las comarcas del Mecklem-burgo; los linones, en la orilla derecha del Elba, entre el Havel yel Elda; y los Sorbes o sarabos, entre el Saale y el Elba. E¡ el centro,entre el Riesengebirge, el Erzgebirge y el Bóhmerwald, estaban losbohemios; al sur del Danubio, en la margen derecha del Enns, los ca-rintios, que ocupaban, a más de la Carintia, la Estiria y una partede Austria.

Los más adelantados eran los carintios, ya que hacía tiempo ha-bían entrado en la esfera de influencia del ducado de Baviera antesde que esta provincia fuera incorporada al reino franco. DesdeSalzburgo, el obispo Virgilio, iriandés de origen, que al igual de sus

compatriotas era misionero por naturaleza,a: había desplegado unincansable celo para hacerles abjurar el paganismo y, cuando menos,había logrado, hacia el 769, atraer a su duque a 7a fe cristiana.a3 Elaí.o 772 había impuesto a este último por las armas, el duque Tassi-lon, su hegemonía,aa mientras que la predicación del cristianismo¡rroseguía por todo el país, tanto desde Salzburgo, por el obispoVirqilio, como desde el monasterio fundado en Innichen, en Ia misma(lirr:intia, en el valle alto del Drave, el año 769 o el 770.a6

4ll Sol¡rc ó1, cf. Illtrr;x, t. I, págs. 568-569.'t¡ A¡r¡,¡, y Srrrsol.r, t. T, págs. 57-58.t t I tl t'¡¡t, ¡rirg. I 3l .

'tb ltlt'ttt, ¡rír¡is. llll-l32.

Page 29: Halphen - Carlomagno y El Imperio Carolingio

t1 FUNDACION DEL IMPERIO

Al posesionarse Carlomagno del ducado de Baviera adquirió al

¡rrismo tiempo la hegemonía sobre el país de los carintios. Las misio-ncs continuaron allí su obra.a6 El sucesor de Virgilio en la sede de

Salzburgo, el obispo Arn, gran amigo de Alcuino, para quien Carlo-magno obtuvo el año 797 del papa León lll el paltium y la dignidadde arzobispo de Baviera, recibió ese mismo año del rey franco el

encargo de ir personalmente al país de los carintios para activar lapredicación del Evangelio y organizar el culto, ordenar sacerdotes yconsagrar iglesias.aT

Ese país fué ya considerado, en 1o sucesivo, como un territorioanexo a Baviera, cuya suerte siguió aunque fuese incorporado al

reino franco. Cuando, al comenzar el reinado de Ludovico Pío, se

pensaba reahzar un reparto de territorios entre los hi;os del empe-

rador (817), la Carintia fué oficialmente asignada a uno de ellos' ag

Diferente fué el caso de los eslavos septentrionales. Los que

estaban establecidos al este de Sajonia no se pusieron en contacto

con los francos sino a partir del m6mento en que tropas de estos

últimos se atrevieron a adentrarse profundamente en el país sajón

y llegar hasta las orillas del Elba. Hasta el 780 no hacen alusión,por vez primera, a ellos los analistas francos para señalar la conver-sión de algunos grupos situados en la orilla derecha de1 río.ae Pero

Ias conversiones de este tipo fueron aisladas; Carlomagno se limitóa una sumisión potítica.

Los más solícitos, al respecto, y los más dispuestos a la sumisión

fueron los abodritas, gue parece eran un pueblo bastante d¿bil. Ex-puestos a los ataques de los saiones, de los daneses y de los welá-

tabos, buscaron desde el 780 el apoyo del rey franco.so Después delprimer triunfo de las armas francas en Sajonia, el 785, se colocaron

resueltamente bajo su protección; a cambio de ello, Carlomagno les

ayudó, en 789, a resistir a los welátabos. 51 Después de Ia rebelión

de Sajonia del año 793, se pusieron resueltamente al lado de los

francos en Ia lucha contra el enemigo común. En 795 halló en ella

la muerte su duque. 52 El año 798 derrotan decisivamente a los nor-dalbigianos 53 y sabemos que en aquella ocasión una parte de sus

46 HAUCK, t. lf, pág. 473.47 Anrr. y SrusoN, t. II, págs. 138-139.a8 Capi.tul., t. I, nq 136, pá9. 277, art. 2-

40 Ar;rir. y Srnasor, t. II, pág. 348,n.2, y pág.359'r¡o ltlcm, pág. 360.5l Anrir. y Srrrson, t. IT, págs. 3-4.t': 1,1,,'¡r, 1tig. 9l'.r'¡ Itlt'¡tt, ¡rrigis. l'16 150.

LA OBRA DE COMPLETAR EL REINO FRANCO 55

tropas estaba mandada por un legado del rey franco. Además, a esteúltimo es al que se entregan, al final de la campaña, Ios rehenesexigidos a los vencidos como prenda de obediencia, manifiesto testi-monio de gue los abodritas no fueron en el campo de batalla másque un instrumento de la política franca.

Entre ellos y Carlomagno fué completa la cooperación. El año 804se confía a el]os, despu,és de la definitiva sumisión de la Nordal-bingia, el país evacuado por sus habitantes.sa Su duque, desde en-tonces, y en calidad de simple federado, hace guardia en las fronte-ras del imperio carolingio, frente a los amenazadores daneses. Tareadificil; el año B0B tiene que ceder ante el ataque y huye abandonandoa los suyos en la confusión de la derrota,ss otro caudillo abodrita,posiblemente rival suyo, cae prisionero de los daneses y es ahor-cado;56 algunos meses después, el mismo duque muere bajo el puñalde un asesíno.57 Para hacer frente a la situación, tienen que acudifa Nordalbingia las tropas francas,s8 y, como hemos visto,se se esta-blecen allí, a lo menos en los puntos más amenazados.

A través de todas estas peripecias los abodritas vinieron final-mente a situarse bajo el dominio franco; Carlomagno interviene en

sus asuntos como señor; la elección de su duque se realiza bajo su

influencia;60 las negociaciones con los daneses para restablecer

la paz las hacen representantes del monarca franco y parece que

cuando se concluyen y f irman el 81 0 y el 8 I 1 los abodritas ni siquieratoman parte en las deliberaciones.Gl

Hay gue hacer notar, sin embargo, que nada se dice ni de laconversión de sus duques ni de la evangelización de su país. Pareceque todo quedó iimitado, por el momento, a convertirlo en un protec-torado.

Más al sur, los linones y los restantes grupos eslavos, vecinos

suyos, son mantenidos por el temor. El 808, para castigarlos porhaber ayudado a los daneses contra los abodritas, se envió contraellos una expedición al mando de Carlos, hiio de Carlomagno; se

pensaba que sería casi un paseo militar; pero los analistas francosconfiesan gue el asunto se hizo grave y que el ejército de Carlos

54 Y. supra, pág. 150.55 Anr.;r, y SrusoN, t. II, págs., 385-386.r,t; Idem, pág. 386.r,t ll,¡,m, págs. 411-412.r»,\ l/11¡n, pá9. 412.r,l l/. :¡tlrtt. ¡r:igs. 50-51.rit) Aur' r. y Strrsolr, t- II, ¡rírg. 429.tt t Itlt ttt. l,tiy.s. ,1'17 y 4(»7.

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56 FUNDACION DEL IMPERIO

sufrió pérdidas bastante importantes.6r Pero instruído por la expe-riencia, el rey franco se asentó sólidamente en la orilla derecha delElba, en donde estableció cabezas de puente bien fortificadas yguarniciones permanentes;o3 esto no impidió que el año 811 tuvieraque volver al ataque, rechazar a los linones,o{ que, poco numerososal parecer, siguieron no obstante obligando aún algunos años algobierno carolingio a una constante vigilancia.

Aunque menos cercanos, más cuidado dieron a Carlomagno loswelátabos, ya que eran numerosos e inquietos. Establecidos detrásde los abodritas, no cesaban de atacarles. El año 789 dirigio perso-nalmente Carlomagno contra ellos una expedición importante, enla que tomaron parte, además de las tropas francas, contingentessajones, frisones y abodritas, avanzando con gran ímpetu y victo-riosamente muy lejos hacia el este; los welátabos se sometieron yentregaron rehenes en garantía de su fidelidad.Gs Durante veinteaños se mantuvieron tranquilos o, a lo menos, nada tuvieron losfrancos que reprocharles, pero el B0B se pusieron al lado de los dane-ses, interviniendo en las hostilidades contra los abodritas,6(i y estoprodujo que fueran también invadidos el 809 y gue luna vez mássu país quedara puesto a sangre y fueg'o.62 El 810, como respuesta,destruyeron uno de los fuertes instalados por los francos en larnarsen de¡echa del Elba.68 Finalmente, el 812, vuelven a ser some-tidos por una vigorosa campaña; se realizó ésta de acuerdo conuna aniigua táctica muy usada por Carlomagno y que le vimosaplicar para Baviera: tres ejércitos salieron de tres puntos diferentescontra los welátabos, cerrándose sobre ellos como un círculo dehierro, y aquel pueblo tuvo que rendirse, hacer sumisión y, como

siempre, entregar rehenes.6e Pero entonces el sometimiento fué dura-dero y ya dentro de la órbita franca se mostraron leales aliados. Enlos días de Ludovico Pío les vamos a ver comparecer en las ásáÍr-bleas imperiales y hasta el 823, recurrir al arbitraje del emperadorfranco para zanjar una difereocia surgida entre ellos respecto a lacorona reai o ducal.zo Pero igual que con los abodritas o los linones,

t;: ltlem, 387.388.63 ldcm, págs. 390-391.a+ Id,em, pág. 4,68.

¡r; Ilam, piss. 3-5.rur; l¡la,¡¡¿, píg. 386.t;i ltltnt, ¡rr,rg. ,10l.

ti\ Itlrnt, ¡ri11.,1110.tit't It!t.nt, ¡ri;1. .lr)il.

a¡r lrtrtrtl,: rrt¡rlr't. ¡rírr¡s llllll l' llllil.

LA OBRA DE COMPLETAR EL REINO FRANCO 57

tampoco se dice nada en cuanto a la conversación de los welátabos alcristianismo.

Los sorbes o sorabos eran para los francos, a fines del siglo vIlI,mucho más molestos todavía que los welátabos, ya gue estabanconcentrados en las fronteras de Sajonia y de Turingia. Desde el782 sus incursiones en territorio franco adquirieron ta1 extensión que

Carlomagno dispuso contra ellos una importante expedición, cuyomando [ué confiado a aquellos tres generales gue se habían dejadosorprender por los saiones sublevados y finalmente derrotar en labatalia de Süntelgebirge,Tl Fué necesario realizar largos recorridosy saber esperar; hasta el año 806 no tuvo lugar seriamente una

campaña a fondo en el territorio ocupado por los sorabos,T2 cam'paña que parece fué corta, pero decisiva, y que estuvo confiada a

Carlos, el hijo mayor de Carlomagno. EI duque de los sorabos (ouno de sus duques) [ué muerto, el país devastado y, para tener ame-nazado al enemigo, se establecieron cabezas de puente en la orilladerecha del Saale. Aun han de intentar los sorabos, poco después de

la muerte de Carlomagno .-el 816.- sacudirse el dominio franco,pero van a ser fácilmente sometidos ?3 y después se les verá it tam'bién a recibir órdenes a la corte franca.?a

Los checos o bohemios -éste es el nombre que entonces se les

daba (beheimi, o beeheimi) - se mantuvieron por mucho tiempo ale-jados de todo contacto continuado con los francos. A comienzos del

siglo Ix esta situación se modificó. Cuando los francos se interesaronde cerca por Ia situación de los paises dei Danubio central, con mo-

tivo de su penetración en territorio avaro, tuvieron gue contar con

esta nueva estirpe de pueblos eslavos; el año 805 se rcalizí un granesfuerzo contra ellos, siempre al mando de Carlos, el hijo mayorde Cariomagno. Lo mismo que cuando la conquista de Baviera ei

787 o como sucedió al atacar a los welátabos el 812, también ahora

tres cuerpos de ejército convergentes invadieron simultáneamente el

pirís: el primero entró desde el oeste por el Bóhmerwald, a.las órde-ncs directas del ;oven Carlos; el segundo, por el sudoeste, estaba

cornpuesto esencialmente de bávaros; el tercero, venía del norte,

¡ror el Erzgebirge, y lo constituían contingentes sajones y posible-

rncnte eslavos. Los tres ejércitos llegaron hasta las oríllas del Eger'cn cloncle realizaron su reunión, y luego, ya juntos, devastaron la

?r Anr:r, y SrnsoN, t. I, págs. 427"428, y en cuanto a la batalla de Süntelgebirge,

l', stt ¡,r,r, ¡,ri;1. 4,f1.

'i:: ,\rr¡ r. y SrrrsoN, t. II, pírgs. 355-357.'t:t .lnttult'\ r,ry,lts. uirr¡ Bl6.'i I Itlrttt, rrirr¡ llfl.

Page 31: Halphen - Carlomagno y El Imperio Carolingio

5I.t FUNDACION DEL IMPERIO

llanura del EIba. El duque de los bohemios pereció en un combate;sus tropas, para no ser destruídas, refugiáronse en las montañas,75

Lo que sucedió entonces no aparece claro, sólo se sabe que unnuevo cuerpo de ejército franco fué enviado desde Sajonia comoreÍuerzo, por el Elba.76 Esto permite suponer que la sumisión delpaís fué menos fácil de lo que se había esperado en un principio.Hubo que volver al año siguiente con tropas de refresco, sobre cuyaactuación las noticias escuetas que nos han llegado sólo dicen que"después de haber devastado una gran parte del pais, reg¡resaronsin experimentar pérdidas",?? confesión que implica resultados pocohalagüeños. No por esto dejó Bohemia de entrar en la zona de in-Iluencia {ranca, pues el año 817 la citará Ludovico Pío entre losterritorios reservados, después de su muerte, para su hijo Luis, elfuturo Germánico,. y

"l 822 los bohemios harán acto de acatamiento

al emperador carolingio enviándole representantes y regalos €o oco-sión de la gran asamblea reunida en Fracfort.Te Se estaba, por tanto,lejos de una sumisión verdadera y en cuanto a la conversión al cris-tianismo nadie se había ocupado de ella todavía.

En resumen, si se exceptúa a los carintios, ya a medias ganadospor los bávaros a la civilización cristiana, Carlos se limitó a mantenercomo vecinos respetuosos del poderío militar de los francos a todoslos restantes pueblos eslavos con los que aquéllos tenían gue esta-

blecer contacto en lo sucesivo, pero su conversión religiosa se aplazópara más tarde. Sin duda, hubo un momento al principio, ya en losfinales del siglo vIII, en que se pensó extender sin dilación a to-dos los pueblos eslavos de Occidente la obra evangelizadora con

tanto éxito realizada en los países qermánicos, y la correspondenciade Alcuino ofrece testimonios de ello,8o pero aleccionado por Ia

terrible experiencia de Sajonia, Carlomagno se limitó prudentemente

a proseguir la obra iniciada entre los carintios desde 1os días de

Tassilon y dejó todo 1o demás para épocas más propicias'

VI.- SuuIsIóN DE Los AvARos

Mucho más audaz fuc la politica que se practicó con respecto alpueblo avaro.

?5 Aur,;r. y Srvsox, t. II, págs. 322-328.iti ll!'fit, púg. 328 y nota 2.

ii .4nttttl.r's rttyulrs. irño 806.1's (lttl¡itttlttritt. t. I, n'' llll¡, ar¡.2, ¡rírg.271.ir .'lnnttl, ¡ t ttrttl, s. trño llllll.ti(l ('lltl1l.i ¡,,1 lt V 7.

LA OBRA DE COMPLETAR EL REINO FRANCO 59

Los avaros, oriundos del corazón de Asia, después de muchasvicisitudes establecieron sus campamentos en el centro del valle delDanubio, desde el Tisza hasta la Carintia. Por lo demás, sus [ron-teras eran inciertas, pues no habían renunciado a sus correrías yrapiñas en todas direcciones, a costa ya de los países balcánicoscomo de otras diversas comarcas de la Europa occidental. Su cau-dillo, que seguía usando el título asiático de jaghan, era ante todoun jefe guerrero, bajo cuya dirección se llevaban a cabo las algarasa zonas lejanas para lograr botin. Los tesoros que por este procedi-miento acumulaban los avaros estaban reunidos en el recinto forti-ficado que, a ejemplo de sus antepasados, habían establecidole¡'os de todo alcance y que constituía como su reducto defensivo.Los occidentales Io llamaban, con vocablo germánico, su ring ocírculo. Todo hace pensar que este ríng se encontraba establecido, afines del siglo vrrr, entre el Tisza y el Danubio, en las mismas comár-cas en donde otrora había dorninado Atila con sus hunos, con loscuales frecuentemente los confundían los francos, que indiferente-mente les llamaban avaros o hunos.81

A fines del siglo vrrr, aun constituían un peligro serio. A partirdel año 787 se mueven detrás de las traiciones del duque Tassilon deBaviera, al que se acusa expresamente de sostener inteligencias conellos.82 El 7B8, en el momento del juicio de Ingelheim,ss sus ataquesse multiplican, sin duda para obligar a Cárlomagno a abandonar elasunto de Baviera. Las fronteras de esta provincia y las del Friulson atacadas a intervalos, pero en ambas Carlomagno contraatacaenérgicamente; en Ios confines de Friul los avaros son obligados ahuir, el año 788; más al norte, en Ia frontera bávara, el mismo año, ycon intervalo de algunas semanas, son rechazados dos veces haciael este por las tropas francas, que atraviesan el Enns y los desalo-jan de la zona de Ips, junto al Danubio,s¿

Sin embargo, sólo se trata aún de combates para proteger lasfronteras; en octubre va Carlomagno a Ratisbona para disponerlas medidas propias a asegurar la defensa de aquéllas.S5 El año 790negocia con el enemigo un madus uiuendi, pero las deliberacionesfracasan 86 y las incursiones bárbaras se reanudan de tal manera que

sl Solrre todo lo anterior, Cf. Anur, y Srusolr, t. II, págs. 98-104; sobre el origenrlr, lrrs avaros, vlrase L. HllrnrN, Le.s Barbares,4q edición (f940), pág.112-115.

8! ,4nnulrs r¡yules) año 7BB.r:t l/. stt.¡trt4 ¡tíLg. 44.x I Arrr:r. y SrnrsoN, t. I, págs. 639-641.xr' | ¡! ¡,¡¡¡. pi¡1. (t4,1 .

xtr l¡l¡¡¡¡, t. ll, ¡rí11. ll.

Page 32: Halphen - Carlomagno y El Imperio Carolingio

{il FUNDACION DEL IMPERIO

cl rey franco tiene que resolverse, finalmente, a llevar la guerral.rasta el territorio avaro, en el verano del 791. Los efectivos que

moviliza son muy elevados y, 1o mismo gue en la campaña bávar'a

de hacia cuatro años, se distribuyen en tres cuerpos invasores gue

avanzan en tres diferentes direcciones para converger: el primergrupo de ejércitos, compuesto de francos, sajones, frisones y turin-gios, atraviesa la Bohemia y se dirige a la orilla izquierda del Da-nubio; el segundo, en el que se alinean francos, alamanos y bávaros,avanza desde Baviera por la orilla derecha del Danubio al mando

personal de Carlomagno y es avituallado por el río; el tercero, final-mente, sube desde Italia. Avanzando audazmente hacia el este, los

dos primeros cuerpos de ejército lograron batir a los avaros en el

mismo corazón de la Pannonia.s? Desde comienzos de septiembre,

los resultados obtenidos son tan halagüeños que, lleno de esperanzas,

Carlomagno envía "a su querida y muy amada esposa, la reina

Fastrade" una carta que respira alegría y confianza'8S El resto de

la campaña se desarrolla felizmente; Carlomagno llega al Raab,pasa el tio y avanza por su orilla derecha hasta su confluencia con

el Danubio. El país recorrido es arrasado a sangre y fuego y el reyfranco trae gran número de prisioneros y mucho botín.8e

Sin dilación prepara Carlos desde Baviera, en donde s€ eoctl€ll-tra,go una segunda campaña de penetración en tierra enemiga, pero'

por dos veces tiene que posponerla; el 792, porqte le obliga a mante-

nerse allí el descubrimiento de un complot que debe reprimir;e1 el

793, porque. en el último momento, cuando se realizaba Ia asamblea

de ias tropas para 1a invasión,r: necesita hacer frente a la gran rebe-lión de Sajonia, de Ia que anteriormente hicimos referencia, y que

le retendrá ocupado en aquella zona mucho tiempo'e3 Mientras tanto,

en espera de asestar el golpe definitivo, emplea la diplornacia y, el

795, después de conseguir establecer relaciones con uno de los cau-

dillos avaros, envía desde Ia Italia septentrional un pequeño e¡'ér-

cito para meter una cuña en la Pannonia' El ¿xlto obtenido sobrepasa

todas las esperanzas: el famoso ring cae en poder de los atacantes,

que eran muy poco numerosos para llevar a todas sus consecuencias

su victoria, pero que regresan con tal botín gue en el séquito del rey

Bi ltlcm, t. u, págs. 16_24.t¡s Riilrnl;n-Mürrr-Racntn, na 315,s!r ,\¡¡¡,;1, y Slnrsou, t. lf , págs. 24'26.$l) lli¡¡¡¡1¡;¡¡-['liirrr.rrrtt:¡¡t;u, not 316d-320.Irl [¡¡¡.;¡, y StnsoN, t. Il, ¡rírgs.39'47.lt'.t ltlrn, ¡»i¡1. 54.ltil l'. \talrtu. ¡rri¡,. ,lrl.

LA OBRA DE COMPLETAR EL REINO FRANCO 61

franco se produce como un deslumbramiento a su vista. En todoel reino se elevan acciones de gracias por orden de Carlos, que nodeja de reservar a las iglesias, comenzando por la de San Pedro deRoma, y al Soberano Pontífice, una parte de las riquezas conquista-das por las armas.ea

Al mismo tiempo el rey franco decide proseguir desde el 796,con medjos apropiados, la conquista de los tesoros acumulados enel ring, a la vez que continúa negociando con aquellos caudillosavaros cuya fidelidad hacia el jaghan parecía más debilitada. Hastauno de ellos va a Aquisgrán con un numeroso séquito para recibirel bautismo y Carlos.es su padrino.gs Finalmente, durante el ve-rano del 796, un formidable ejército es enviado hacia el Danubio almando del rey de Italia, Pipino. Atravesando el río, rechaza a losavaros en desorden más allá del Tisza y va, a su vez, a acamparet el ing y se apodera de todo su contenido, con admiración des-bordada de los contemporáneos, quienes cantan a porfía, en prosa yen verso, la brillantez de tal victoria.06

|amás se repondrían los avaros de aquella derrota que se leshabia infligido. Minado por sus discordias, aquel pueblo que tantotiempo hizo temblar al mundo, era entonces una fácil presa para unpoderoso enemigo del oeste. Las primeras conversiones logradas e?

hasta hacían pensar que se dejaría ganar sin mucho esfuerzo a lacivilización cristiana, si se sabía atraerle a ella y evitar los procedi-mientos sumarios empleados con los saiones. Alcuino, que es enton-ces un conseiero muy escuchado en materia religiosa, no cesa enseneral de animar las esperanzas de los que, en la corte de Carlo-magno, creen en el buen éxito de una evangelización rápida, y reco-mienda sin descanso que se actúe con prudencia. Primero, predicar,repetía, antes de bautizar; no conduzcáis a los paganos a la pilabautismal bajo la amenaza de la espada; usad, al contrario, dulzuray persuasión; actuad por etapas: mostraos, al principio, flexibles enkrs detalles y, sobre todo, dejad para más tarde las obligaciones<lc orden material, como el pago de los diezmos, que tan inútilmentecxasperó a los sajones y contribuyó a hacerles insoportable el cristia-n is rlr o.9s

Consejos prudentes, atentamente escuchados en lo adelante. Así,crr cl verano del 796, el jefe del cuerpo expedicionario, el rey Pipino

ItL\¡¡1 ¡. 1, Srlrso:1, t. II, páus. 9B-107.tt' ltl,ttt. ¡rírgs. 117-119.ttti ltlt nt. ¡»ir:s. l!l-13f1.rri Vr'.r,.'. .ln,¡,tl,t t,,yrtl,'s, años 795 y 7t)6 v nrrt'stro ltirrra[o ¿lnterio';.1r" \1, t Ito, l.'r,¡rr'r/¡or¡,1, n,'itt. r'ltlil:, r)(). 107. I l0-1 13.

ti

Page 33: Halphen - Carlomagno y El Imperio Carolingio

62 FUNDACION DE,L IMPERIO

de Italia, reunió en su campamento, dentro del territorio conquistado,

una especie de conseio de guerra compuesto por los obispos que le

había; acompañado .en

las operaciones militares o se le unieron

después para, junto con ellos, determinar las reglas que debían

seguirse con respecto a la evangelización de los avaros' Haciendo

.rr]r., lu, observáciones de Alcuino, el patriarca de Aquilea' Paulino'

deiendio allí, en una consulta evacuada por escrito, la tesis de la pru-

dencia indispensable más que nunca, según decía, cuando se tiene

que tratar con un "pueblo bárbaro, inaccesible al razonamiento, igno-

rante, sin instrucción, de espíritu estrecho y renuente a iniciarse en

los santos misterios" ( gens bruta et inrationabilis uel cette idiot'a et

sine litteris, tardio atqie laboríosa ad cognoscenda sacr,a mgsteria) '

"A un pueblo ta1, gue no es familiar con el lenguaje de los Libros

santos, no conviene, agrega, conferir, tan pronto como es Úso oor-

mal, el sacramento d"ibuutit*o; hay, primero, que impregnarlo de

f", ulig"rurrdo algunos plazos, pues el Señor dijo a sus discípulos:

Ii, pu""r, y e'nr"iud a todas las gentes, bautizándoles en el nombre

det'padrJ, det Hijo g del Espíriiu Santo, amaestrándoles a guardar

todas cuantas cosas Zs ordené.. . No les dijo en ningún modo: Id gbautízad a todas las gentes, sino, primero Enseñad' y sólo después:

Bautizad.ecLa técnica, si así puede llamarse' de la conquista religiosa' estaba

entonces en sazón, y produce sus frutos, ya que desde aquel momento

vemos convertirse en gran número a los avaros'l0n

Es cierto que aun choca con resistencias la asimilación del país.

El 7gg." p.odr." una rebelión contra la autoridad franca' y dos

d" to. me¡ore,s colaboradores de Carlomagno' el duque de Friul'

E.i.o, y "í

.ord" Gerold, prefecto del gobierno de Baviera' hallan

lu muert" en el curso de ella;r01 el año 802 perecen en circunstancias

análogas dos condes de Baviera.102 Pero algunas demostraciones

milita;es, especialmente la del año 803, bastan para restablecer el

orden.103 Insensiblemente, los avaros, aun conservando un gobierno

autónomo, ingresan en la categoría de pueblos vasallos'.El 805' el

poderío de .,i jaghan gueda reducido a tal punto que solicita como

gracl. a Carlomagno que le conceda territorios menos expuestos que

ío, qtr" tiene a los atáques de Ios eslavos, y se siente feliz de ser

$$ Con('ili(¿ at]oi karol., nq 20, págs. 172-176. [El texto evangélico citado' en

Srn M¡ttr:o 28, l9 20.1 [T.]l0(r llArr(;t(, Kirrhcnsgtschir:htt, t. ll, pírls' 473-480'

tot ,,1¡¡¡¡¡¡l¡,r tt,vttl,,s, rrñ¡ 7r)(); r.6rrcs¡xrrrrk'ttciit rl,'Alcttilr,,' r'itlllrs.lfl4, lflir' l98'

to:l A¡¡¡ ¡. 1, Stys¡tl, t. ll, l,rill. lllll.tr't ltlt.ilt. t'ril,. ''llr'.

LA OBRA DE COMPLETAR EL REINO FRANCO 63

acogido por el rey franco de la "Pannonia superior",roa ". decir, en

los confines inmediatos de Baviera. Ese mismo año y en testimoniode gratitud, abraza el cristianismo y presta homenaje al emperador 105

que desde entonces se convierte en olicial protector suyo. Y hastaeste último ha de enviarle el año 811 algunas tropas de socorro parasustraerlo a una nueva amerraza de los eslavos, por cuyo gesto iráel jaghan a darle las gracias al palacio de Aquisgrán.106

¡El caudillo de los avaros presentándose en Aquisgrán como res-petuoso vasallo para rendir homenaje al emperador carolingio! Enverdad, la situación había cambiado mucho.

VII.- Los n¿usurMANES DE EspAñA

En Ia otra extremidad del reino franco, la misma seguridad dela Galia obligaba a enfrentarse con otros paganos, que, para el Occi-dente cristiano, eran tan bárbaros y tan peligrosos como los eslavosy los avaros; nos referimos a los musulmanes de España, bien cono-cidos en los días de Carlos Martel con 1os nombres de moros o desarracenos.

Desde mediados del siglo vlu, España vivía prácticamente sepa-rada del califato, cuya cabecera habian trasladado a Bagdad losabasidas. Salvado casi milagrosamente de la sistem ática matanza desu estirpe, un príncipe omniada se había hecho dueño del poderen Córdoba el año 756, pero su autoridad era combatida aún den-tro de la Península. La ocasión parecía extremadamente favorable,se creía, para pasar al otro lado de los Pirineos y asestar el golpedefinitivo al dominio de los infieles en Europa.

El año 778 se dejó tentar Carlomagno por las promesas máso menos sinceras del gobernador de Barcelona, Suleiman ibn A1-Arawí, sublevado contra el emir Abderrahmán, y creyó que podríaapoderarse de una vez de toda 1a región septentrional hasta el Ebro.Dos cuerpos de ejército, uno de ellos bajo su mando personal, fran-quearon los Pirineos por dos caminos diferentes y después de atra-vesar Pamplona, se encaminaron sobre Zaragozailoi pero el fracasofué completo y la expedición terminó con un desastre. Llamado alnorte, ante el anuncio de una sublevación de los saiones, Carlos tuvoqrre batirse bruscamente en retirada sin haber logrado apoderarse deTtratlozit. Se vengó destruyendo Pamplona al regreso, pero al vol-

r¡t 1,11,¡¡¡, ¡rírgs. 321-322.trr,, ltlt,n¡, ¡[ig. 1122.

It¡ .lttnttlt¡ r,»ttl.,'s. lño 8ll.lr); l¡ttt,tl,t t,'tttl,r. ¡rrii1s.5l y Sil.

Page 34: Halphen - Carlomagno y El Imperio Carolingio

TJUNDACION DEL IMPERIO

ver a pasar los Pirincos por el dcsfiladert de Roncesvalles, su reta-

g¡ur..lin [uó sorprcnclicl;r y aniryuilirdir por bandas de vascos el 15

cle ag¡osto clcl 778.Ál principio, el cloloroso acontecimiento fué c¡cultado por los

;rn¿rlista.s, que en los días inmediatos nada dicen del mismo; luego

lo desvelaron en términos discretos y sabido es cuánto elemento

legendario habría más adelante de obtenerse de aquella catástrofe

*ilitur. Algunos de los más ilustres caudillos del ejército franco,

entre ellos ál.enescal del rey, el conde del palacio y el conde Roldán'

gue era prefecto de la marca de Bretaña, cayeron en aquella acción'

Á .o*iáros del siglo rx, el redactor oficioso de los Anales reales

arceglados,tos no diJimula ya que Carlomagno sintió, ante aquel des-

di.hádo hecho, un dolor profundo que, según observa, "anubló en su

corazón una gran parte de los triunfos obtenidos en España"'

Esos triunfos, si se puede hablar de que los hubo, no habían sido

sino temporales. Es posible que la desastrosa retirada de Ronces-

valles fuese seguida de una contraofensiva de Abderrahmán en

Gascuña y en C"erdaña.loe Pero Carlomagno no era capaz de aguan-

tar un fracaso. Renunció únicamente a sus proyectos de gran alien-

to tal como los había concebido el 778, para coflcentrar su acción'

en lo sucesivo, en un avance lento y metódíco hacia Cataluña y el

Ebro inferior, con el evidente propósito de formar por aquel lado'

gue era el más expuesto a las algaras musulmanas' una tnatca defen-

siva dentro del territorio enemigo. El año 785 sus tropas ocupaban

Gerona, al norte de cataluña;11o el 790, avanzaban por las cos-

tas.111 El enemigo replicó el año 793 ftangueando los -Pirineos y

avanzl de improviso incendiando los alrededores de Narbona y lle-

gando con sus vanguardias hasta Rouergue; una sangrienta batalla

ir.rro l,lg". en las orillas del Orbieu, entre Narbona y Carcassonne;

después- de esto, los musulmanes se replegaron al sur de ios Pi-

rineos.112

Para prevenirse de nuevas sorpresas, las tropas francas se forti-

ficaron ei año 795 en la región de Gerona, en Cardona' en Vich

y ", Cur"rus, 113 ¿lescle .*y.. posiciones l3nzaban algunas avanzadas

íracia el sur.114 Al mismo tiempo, se trababan relaciones con el peque-

1o8 Annales roYales, Págs. 51 Y 53'ros El hecho no está comprobado. Véase Asnl' y SnrsoN, t' I' pág' 307'

11\t I¿('nL, págs. 510-511'rt1 l¡!¡¡2, t. lI, Págs. 14-15'

t t': I I t'nt , llri ils. 57-61 .

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Page 35: Halphen - Carlomagno y El Imperio Carolingio

LA OBRA DE COMPLETAR EL REINO FRANCO 65

ño reino cristiano de Galicia y con los jefes o funcionarios musur-manes dispuestos a intrigar contra el emir de COrdoba.rrr pt ¿fre799 los francos fueron llamados a intervenir en las Bareares 116 ypor entonces, Huesca, que el hiio de Carlomagno, Ludovico pío,rey de Aquitania, había intentado en vano conquistar por la {uerzael 797,117 enviaba, en señal de homenaje, Ias llaves de sus puer-

!ut.,t" El 801, después de dos años de sitio, capitulaba Barcelona, yLudovico Pío, enviado especialmente, hacía allí su entrada soremne.lreEI 806, se rendía también Pamplona y con ella toda Navarra.12o Fi-nalmente, el 811, Tortosa, junto a Ia desembocadura del Ebro, ciudadque había resistido dos sitios seguidos el 809 y el 810, abría suspuertas después de un asedio de cuarenta días.121

En ¡esumen, 7a zona comprendida entre los pirineos y el Ebro,acabó por caer poco a poco en poder de los francos, aunque Huescay Zaragoza, pese a los ofrecimientos reiterados de sumisión, nopudieran ser ocupadas,t22 y aungue los vascos, decididamente pocoseguros, intentasen, es verdad que en vano, repetir el gl3 el golpede Roncesvalles contra un ejército que regresaba a Ia Galia posible-mente por el mismo camino que en los días de Roldán.128 pero sidel lado occidental, Navarra y el país vasco se mostraban reacios,Ia dominación franca era más sóiida al este. La septimania quedabaya libre del peligro permanente de las algaras sarracenas; al medio-día de los Pirineos, una anch a Íranja de territorios mitritarmenteocupados y que constituían Io que se llamaba :una marca *la "Idapca de Españ,a" (Marca Hispaniae o Marca Hispánica) t2a-, res-guardaba al reino franco por el sur comprendiendo toda cataluñacon Barcelona como capital.

Esta gran ciudad fué en lo sucesivo Ia cabece¡a de un condadofranco, el pagus o comitatus Barcinonensis. 126 a1li estableció su ¡esi-

71,5 ldeftL, págs. 104,, 131, 151-152.tLB ldetu, pág.202.ttz ld,em, pág. 132.tt9 lrt¿a, pág.202.1te ldem, págs. 257-269.t2o lf,¿n¡, pág.862.12r lfi¿¡n, págs. 396-398, 44.8-450, 478-474.122 ldem, págs. 414-415, 447, 498.494.123 l¡l¿vn, págs. 514-515. IPosiblemente, como en TTB, ios vascos estaríarr para-

¡r.tatlos sob¡e la garganta, en las cumbres de Altabiscar e Ibañeta. por eso, frente alr (lhanu»r í:pit:a francesa, conservan los vascos el Artabizkarko kantúa, mucho máscr'ñirlo a l¿r rr:ali<l¿rr[ histórica que el poema de Roldán.J [T.]l'l'l l)1'cig¡¡¡11i1in atr:stiguada desdc esta ripoca.

I .rs ( ;[. ^

rlr. r. y Sr nrs.N, t. II, ¡rrlrg. 267. Slrrs.N, Itulwíg rler lirommc, t. f ,¡rri11. I 5 l.

(l,ttl,,trt.r,¡rr,,'r

Page 36: Halphen - Carlomagno y El Imperio Carolingio

(,(¡ FUNDACION DEL IMPERIO

tlcrrcia el principal conde de la marca gue según parece comprendía

¡rclcrnás otros siete condados subalternos' especialmente los de Ge-

;;;: il;rriu. y Urge1.12o La mayoría de los musulmanes se reti-

raron de allí, pero parece que aun eran numerosos en aquellas

regiones los grupos á" pobtuéion ya visigótica r:ri o impregnada de

civilización visigótica, y el príncipá ['ut"o no dejó de reclutar entre

ellos alguno.' ut *"*í' á"'"' caballeros' Por otra parte' el primer

titular de1 condado i"-hu""lo'a, Bera' era godo y la guarnición de

la ciudacl estaba .o*f'"'tu en parte de elementos visigodos' De esta

manera la transición iti-'""1i'^¿a hábilmente con cuidado y aquellas

poblaciones, qu" ",uttfÁá" iutiu mucho tiempo cristianas' se incli-

naron sin repugnancia a adherirse u tu' """'os dominadores' En

cuanto a las tierras abandonadas por los musulmanes en fuga' se

llevó a ellas, concedi;;;; privilegiÁs fiscales' a colonos que debían

significar para el goii"'"á caroiingio' al menos eso se esperaba'

sólidos apoyos.

VIIL- Bns,r¡Ñe

Al comienzo del siglo tx, Ia península armoricana' al oeste de la

Galia, permanecía todávia libre-de la dominación carolingia'

La mayor parte de su población procedia del otro lado de la

Mancha como consecuencia de la ocupación de la "Bretaña" romana

por los invasores anglosaiones y era' a todos respectos' muy dife-

rente de la de los territorios vecinos; no tenía ni las mismas costum-

bres, ni la misma lengua, ni las mismas formas sociales' ni las mismas

instituciones civiles y religiosas

Nunca lograron so*etá'lt los merovingios pese a varias.expedi-

ciones realizadas d;;;;;;;i tigr" u'' T'ut-pu"'i' una-línea formada

po, to. ríos Vilaine, Ille y Couesnon' ya se estaba fuera del reino

franco, Varias veces tuvieron los bretones que comprometerse a

pagar tributo, pero tal compromiso iamás se mantuvo mucho tiempo

y sólo reconocían la hegemonía franca cuando no les quedaba otro

remedio.r2s Como se mostraban muy inquietos' fué necesario estable-

cer entre el reino itu"o y sus ter;itorios una marca o zon'a militar

l.j(i VóaSe, entre otros, Diplornata Karol, n9 2I7 $12), acta de Carlomagno publi

ca,lir lrt¡tlririn ,:n7as Capítularia, t'l' pág' 169' na 76'

l'.:? Solrle ,oao "Ijto

f lo o'" sigue' véase Anrl y SrusoN' t' II' págs' 267'268

S¡ntsr,¡r' l,tttltai¡4 tl't:r I'romme, t' I' págs' 47-52 y 1'54'156'

l:ls q.l)r'(' un" p"'tt''tlitla t'u"t1'"ñtt de Pipino el Brcttc por cl Yannctais' el año

'/5li, r.r'1'rrirlrr ,l,' ,"ttt ''t"ui*itirr tltt lotltr ln llrrrrañl' sí'lr¡ srt lt¿rlrl¿ tn 7os '4ttnaLcs Mtt-

,r.r\r.1. lr(.rr,,,,,,,,,.,.,r,,,:',.,.t,,,1,, ,1., t¡¡1,.,¡tlt¡siri¡r.r¡, I,s ¡r.r.r.r'irrti.alr¡s rl.l irñrl 79()'

LA OBRA DE COMPLETAR EL REINO FRANCO 67

cuya administración se confió, como en casos semejantes, a uno delos condes de Ia región, prepósito (praefectus), designado especial-mente. Uno de ellos fué el famoso conde Roldan, el desdichadohéroe de Roncesvalles. Después de su muerte, el ZZ8, se produjeronnuevos desórdenes en Ia frontera del país. El año z86 decidió carlo-magno enviar contra los bretones un ejército al mando de su senescalAudulfo, Perseguidos a t¡avés de las landas y las marismas y cerca-dos hasta en sus fortalezas, tuvieron que declararse vencidos y entre-gar rehenes de calidad, que Carlomagno hizo trasladar a Worms,junto al Rin, en donde tenía lugar aquel año su asamblea general.lze

¿Podia con esto considerarse arreglada la cuestión de Bretaña?No, ciertamente. A lo más se podía hablar de un modus uioendi decarácter provisional y que suponía que los bretones se abstendríanen Io sucesivo de inquietar las fronteras francas. Pero más gue nuncase organizan entonces los confines bretones, A fines del 789 o acomienzos del 790, Carlos el Joven, hi;o mayor de Carlomagno, re-cibe, junto con Ia corona real, el gobierno de los territorios al oestedel Loira y del Sena.13o La "marca de Bretaña" (marca Britanniae ottarca Britannica, o, en latín clásico límes Brltannicus) es una de-pendencia de ellos, lo mismo gue, poco después, la marca Hispánicadependerá del reino de Aquitania constituído en beneficio de Ludo-vico Pío, otro hijo de Carlomagno.

En los últimos años del siglo vrn, esta marca de Bretaña tienepor titular a un conde llamado Gui, miembro eminente de una de lasrnás grandes familias de la región del Mosela, y por guien Alcuino,que Ie dedicó varias de sus obras, abriga sentimientos de particularcstima y afecto.131 Tal era el hombre de confianza que, junto conlos demás condes colocados a sus órdenes, fué encargado el 799 de«rhligar a los bretones a rendirse ante el poderío franco. La campañast: desarrolló según la táctica habitual, es decir, el país fué inva-tlido y devastado. Pero ,se persiguen resultados de otro alcancer¡ri¡yor que los anteriores, ya no el exigir únicamente respeto en las[ronteras francas, sino una sumisión total. Los caudillos bretones, ottt¿t<:htiern, son desarmados, se inscriben cuidadosamente sus nom-lrrcs en una relación, que es remitida a Carlomagno, y se les hacelc:;¡ronsables personalmente en 1o sucesivo de Ia obediencia de su¡t¡ttlti¡7¡'i¿.7n2 Esta, "toda ella", agrega el oficioso analista contem-

rrrrr .\r!r'r, y SrmsoN, t. I, págs.526-527.t:tr ltlrnl, t. IT, págs. 6-7. Cl. Sr*rsox, Lutluig rler Fromme, t. II, págs. IB0-181.l:l l ('[. Ati¡ t, y StmsoN, t. IT, pr'rr¡s. 200-201 y, cn particular, 1a nota 7 de la

¡ rri 11 .'l ll t.

t't' ltltnt. ¡ri11. ll0l.

Page 37: Halphen - Carlomagno y El Imperio Carolingio

(,1'l FUNDACION DEL IMPERIO

por¿lneo,l3:! "es sometida al yugo de los francos' 1o que no se había

visto antes".Ya no sabemos más sobre este acontecimiento del que tan orgu-

lloso se muestra er analista. ¡Bretaña conquistada al [in!, Triunfo

brillante a primera ;;:;;'úe nada se diga dc las medidas toma-

das por 1a corte ft";;'p;;; futu' de la teáría a la práctica' ¿Iban

a ser sustituídos, como "r,

1o, otros países conquistados, los caudillos

nacionales po, .o"a"J it""o"f ¿Se plegarian los.bretones':-1" O"-

ciplina y al género de vida eclásiástica de las otras provincias del

reino cuando hasta ""to"t"' habían vivido bajo el régimen' muy

diferente a todos ""t;;:t;;';*tu*b'udo en 1át países c'élticos de

Irlanda? No hubo mucho tiempo para decidir todo esto' pues muy

pronto llegaría l" ¿"t'lttio"' p"totu"¿"' a alqunos años de distancia'

la frase de los anales que acabamos de ciár' un recopilador' que

también a"r"*p"ruUl'i ptp"l de informador oficioso' la substituía

con el siguiente pu'J¡lt-iéu'"t" qu" la p.rovincia fué sometida enleÍa'

mente; y 1o hubieru'"ttudo si la versatilidad de este pueblo pérfido

no hubiera incitadi,;;; l' to'tu*bre' a un rápido cambio"' 13+

En efecto, lt ';;l;¿' de los bretones no era sino aparente' El

811, el gobierno ¿" ó"t1"*tgno' cansado de ser engañado por aque-

llosrebeldes,tuvogueenviarcontraellosunanuevaexpediciónarmada qu", ."gr'' ;;ñ; el analista'l35 obtuvo nuevgs ttiunfos'

Pero, al igual que 1o' uit"'io'es' los triunfos del año 811 no fueron

decisivos, ya que ;;;;"i reinado de Ludovico Pio hubo necesi-

dad de tealizat varias campañas aun contra 1os bretones' sin que

nunca pudiera hablarse de una incorporación de su país al reino

franco ni aun siquiera de una subordinación duradera'

El único resultado positivo conseguido en aquellas regiones fué'

pues, la organización o'reorganización y' posiblemente' la consolida-

ción de unu *u")"t"út"¿t t';o la auioridad de uno de los condes

más ilustres ¿A '"i"t, lo que' á 1o *"'ot' evitaría la posibilidad de

una nueva sorpresa y constituia un primer jalón para reahzai una

metódica penetración en el interior del país bretón'

IX.- DEFENSA DE LAS COSTAS

A la defensa de las fronteras terrestres tuvo que agregar Carlo-

magno la de las ;;';u*"t' No sólo le causan ya cuidados los corsa-

rios musulmo.'". á"t Mediterráneo' sino que otros piratas comienzan

I:r:t ,y'¡¡¡¡¡7!.1'. rtryrlt's, ¡tritrtcrl rr:tlat't:iírlt' tño 799'

ll\l llt t¡t, llrlrr ll¡ tcl'l¡trlo' ¡tño 7{)()'

l:t¡ ltlt t¡t. ¡rirrr lil l.

LA OBRA DE COMPLETAR EL REINO FRANCO 69

a dar que hablar por el norte y hasta a todo lo largo de las costas delAtlántico; son los daneses, cuyo espíritu belicoso- ya se nos mostróen el continente en las fronteras de Sajonia.

Desde el comienzo de su reinado, tuvo Carlomagno que enfren-tarse con ellos por aquel lado. En su país halló refugio, el añ,o ZB2,Widukind.tso Después, y en todo momento, los dáneses se unensiempre con los enemigos del rey franco en las zonas del Elba yatacan a los abroditas, sus aliados.l3? La primera vez gúe se oyehablar de ellos en las costas de la Galia es hacia fines del año 299o en los comienzos del 800. Pero no se trataba de su atague inicialpor Occidente, ya que hacía tiempo que las costas inglesas habíanrecibido su visita o la de sus émulos los noruegos 148 pues en unprincipio no se distinguía entre unos y otros y a todos se les llamabaindistintamente los "hombres del norte", Nofihmanni, de dondeprocede nuestro normandos. I-rna banda de estos piratas desembarcarepentinamente en las costas de Aquitania y saquea Ia comarca.Dada la alerta, ciento cincuenta de ellos son muertos en la orilla.l3eInmediatamente se da aviso a Carlomagno gue en frarzo del 800va a visitar las costas del Atlantico y de la Mancha t4o para organi-zar flotillas a fin de defender el litoral. Por su parte, el rey deDinamarca, Godfred, se muestra agresivo; negocia con Carlo-magno, pero, al mismo tiempo, envía barcos a lo largo de las costasen las cercanías del Elba,141 en tanto que el rey franco, ya desde el808, va estableciendo poco a poco al norte de este río un sistema dedefensas avanzadas que constituyen una nueva matca, la "mat-ca de los normandos" (marca Northmannica o limes Northmanni-cus), en los confines de Escandinavia (Northmannia).r+z

En la primavera del año 810, estaba Carlomagno ocupado en pre-parar una invasión de Dinamarca cuando, hacia el comienzo dejunio, Ilegó a Ia corte de Aquisgrán la noticia de gue una flotade unos doscientos navíos procedentes de Escandinavia había de-vastado el archipiélago frisón, desembarcado tropas en Frisia yvencido en tres encuentros a los habitantes gue habían .sido movili-zados apresuradamente. Después de eso, Godfred impuso a los

'cncidos un fuerte rescate, del que debían ser entregadas cien libras

t:tr'; lnn¿lss royales, añ,os 777,782.ti\i Y. supra, pág. 54.r:r8 Cf. VocEL, Die Normannez, págs. 50-51.l:ll) Arrr.r, y Srusol, t. II, pág, 207,I rr) Arrrr, y Sltrson, t. II, ¡rágs. 207-208,t tt ltl(ilt., ¡rrigs. I307-30t1.t t.: llrm, ¡[i;is. lir)l)_i]()1.

*

Page 38: Halphen - Carlomagno y El Imperio Carolingio

70 FUNDACION DEL IMPERIO

inmediatamente; luego, el rey danés se habia dado a la mar y pudo

reqresar impunemente a su país, con la esperanza, posiblemente, de

volvcr en brcvc a realizar una expedición tan fructuosa como fácil'r+3

Car:lonragno, ya en guardia, dió orden inmediata de reforzarIas defensas marítimas. Tanto en Boulogne-sur-Mer, como en Gantesobre el Escalda, se concentraron navios;14a una capitular del año

810, en un artículo, del que desgraciadamente sólo nos ha llegado

un resumen, prescribía la requisa o, al menos, el almacenamiento

de los materiales necesarios para las construcciones navales'1a5 Elhiio del emperador, Ludovico Pío, posiblemente recibió también Ia

orden de tomar medidas análogas en su reino de Aquitania y aun

en el Languedoc mediterráneo, en donde la piratería musulmana

planteaba al gobierno carolingio problemas semeiantes.lao El año

811 [ué personalmente el emperador a Boulogne para inspeccionar

el puerto y la flota y hacer restaurar y poner en servicio el faro

construído en tiempo de los romanos'147 llna nueva capitular, pro-

mulgada en octubre de aquel año, con motivo de su visita a la ciu-dad,148 recuerda a sus habitantes las obligaciones militares a que

están sometidos y en especial los servicios de atalaya y guardia(wacta y warda), y agrega, en un último artículo, que todos los

señores, jefes de cuerpo, deberán estar preparados para embarcarse

inmediatamente que el emperador decida una expedición naval'

En aguella fecha aun se podía alimentar la vana esperanza de un

regreso á la cal*a en las regiones del mar del Norte. El rey God-

fred había muerto el 810;14e su sucesor, con quien se concluyó un

primer acuerdo, desapareció al año siguiente, y los daneses, desga-

rrados por una cruel guerra de sucesión, parece que aspiraban a lapaz exterior.rro A, fines del verano del 813, Ia armonía con el empe-

rador franco había sido objeto de un pacto solemne jurado por ambas

partes en la frontera de los dos Estados.161 Pero los acontecimientos

de ese mismo año 813 iban a convencer a1 gobierno carolingio gue no

era suficiente negociar con los reyes daneses para terminar con

los ataques de los piratas, si hemos de creer lo que dice un analis-

M3 lfi¿¡n, páes. 425-426.r+4 l¿len, pigs. 425-426.M5 (,qp!¡uL., t. I, ne ó4, pág. 153, art. 16.

146 ABEL y Srusor*, t. II, págs' 426-427.rtt lilsa, págs. Q69-470.t48 Cupítul., ¡. I, ne 74, páes. 166-167.l'll) [¡¡¡;¡, y Srrrsorv, t. II, pág. 420.tío l(lt'n, Jrírgs. 4,17, 465-4,67, 4'71, 4i9-480.tht l¡l¡n¡, ¡rrig. 520.

I,A OBRA DE COI\4PLETAR EL REINO FRANCO 71

3'u' qu" sitúa, precisamente en esa fecha, una nueva correría enFrisia, en donde los piratas recogieron un enorme botín e hicieronnumerosos prisioneros,

- Sea lo que sea, desde entonces estaba claro que los medios de-fensivos improvisados en un principio po, Carloáagno para asegu-rar la protección de las costas gue rodeahan su imp"erio al norte, aloeste y al sur, sólo eran precarios. Es cierto que en el Medite*áneopodía disponer el carolingio de los navíos iialianos y provenzalesy si, al comienzo del siglo ¡x, Ios moros de España y de Africa,después de haber iniciado una guerra de piratería por ltaria, cór-cega y Cerdeña, se atrevieron en el 813 hasta atacar ¡¡ru,ira logfrancos estaban en condiciones de replicar y aun tuvieron Ia audaciade ir el añ,o 799, recordémoslo, a ástabl".".." en la,s Baleares.lb4Pero en el Atlántico, en Ia Mancha y en er mar der Norte, su frotaera entonces todavía embrionaria.

No es posible imaginar lo que hubiera sido, a este respecto, elprograma de conjunto gue Carlomagno, de haber vivido hubriullevado a la práctica, pero algunos hecho, que hemos anotado hacenpensar que, al igual gue por tierra, tampoco en el mar hubierapermanecido inactivo frente a Ia creciente amenaza que hacían sentirsobre su reino los piratas normandos y sarracenos.

X.-- EI REINo FRANCo AL FINAL DEL REINADo

Contando tan sólo los resultados positivos, Ia obra realizada porCarlomagno para completar territoriaimente el reino franco y prote-ser sus fronteras, resulta considerable. A la Galia, ,o*"tidu porentero a su. auto¡idad, con excepción de Ia península armoricanacuyas poblaciones c,élticas se rnantuvieron reacias y hasta indómitas,llegó Carlomagno a unir todos los territorios germánicos más alládel Rin. {Jno tras otro, fueron integrados todos-en Ia unidad franca,y en Io sucesivo participaron de la misma organización política, dela misma civilización y de la misma fe rerigiosa. coáo sordadocle Dios, carlomagno los sometió a toda .ortu u las reglas de vida delirs que esperaba su saivación; hizo extender a e]"los la culturaclc. c¡ue estaba orgulloso y les acostumbró progresivamente a sentirse.solicl¿rrios frente a los bárbaros del exterior, a Ia sazón contenidos,y clc los que algunos comenzaban ya a dejarse ganar también por Ial't: r:risti¡rna,

r5:f l,ll ilrf lr)r' tlc h ChroniquL: tle M.issac, en los Scrlptores, t. II, pág.259.trit .lunttl,,s tt,trtl.t'.s, año tll3.tt'l l'. .tttl,ttt. ¡,ri;,. 65, t, tl.. ,.lnnttl.t,.s rt¡wtlcs, año Bl3.

Page 39: Halphen - Carlomagno y El Imperio Carolingio

72 FUNDACION DEL IMPERIO

A 1o largo de las fronteras de aquel reino así engrandecido, se

establecieron toda una serie de marcas avanzadas que las garanti-zaban por doquier donde era necesario contra el peligro de aquellasincursiones devastadoras que en otro tiempo tanto sufrimiento les

causaron, cuando los sajones, los frisones o los sarracenos podían

penetrar en ellas impunemente en cuanto observaban el menor debi-

litamiento de la autoridad monárquica. El reino fr¿rnco constituíaentonces un conjunto uniforme, sólidamente protegido por el lado

terrestre y que sólo será en el porvenir vulnerable por las costas.

Este último peligro, que detenía la atención de Carlomagno en

lo,s últimos años de su vida, va a ser, por desgracia, descuidado por

sus sucesores. Pese a su inmenso litoral, el reino franco seguirá

siendo una monarquía de tierra adentro. Nunca dispondrá de una

flota capaz de enfrentar a los ágiles barcos pequeños de los escan-

dinavos; y éstos, gue ya pudieron darse cuenta de tan extraordinariafalla, no tardarán en obtener ventaja de ella cuando, después de

Carlomagno, el Imperio carolingio se hunda en la discordia y en laanarquía.

CAPITULO IV

ANEXION DEL REINO LOMBARDO

Quisiéralo o no, Carlomagno no podía limitar su acción a losterritorios que constituian 7a zona natural de expansión de la Íron¿rr-quía franca. Italia, que desde los días de Pipino el Breue estaba ínti-mamente relacionada con el papado, tenia que imponerse obligada-mente a su atención y ocupar. de buena o de mala gana, un lugarde primera importancia en su política.

I.- En¿pnesAs DE Drsneplo y NuEVo LLAMAMTENTo DELPAPA A LOS FRANCOS

Como ,se recordará, desde el año 756 el trono lombardo estabaocupado por el ex duque de Toscana, Desiderio, con quien creía pipi-no que podría contar como aliado de la monarquía franca y de laSanta Sede. Alianza frágil, en cualquier caso, que un incidente¡lroducido, aun antes de morir Pipino, desveló en su valor auténtico.

En julio del 768, dos altos funciona¡ios de la Curia, el primiceriotle los notarios, cristóbal, y su hilo, el secundicerio sergio, soricita-ron imprudentemente de Desiderio que les ayudase a expulsar al¡rapa intruso Constantino II, que por una intervención imprevistahabia sido declarado el año anterior sucesor de Paulo I;1 Desideriorr¡lrovechó la ocasión para intentar colocar en el trono de San pedro¿¡ un hombre de su elección, al sacerdote Felipe, quien, a pesar de lalrttcrvención de las tropas lombardas, no pudo mantenerse como¡r;r¡ra sino por un solo día.z Pero el hecho no podía ser relegado al,lvitlo y elpapa Esteban III, elegido el 1 de agosto delT6g en el lu-1¡rrr tlc Felipe, tenía buenas razones para desconfiar de tan pérfidoali¿rlo. Irasta se decía en Letrán que un sacerdote llamado Waldi-I.rl, (lr.rc había sido el agenie ejecutivo del rey lombardo en el¡*¡unl. tlcl papa Felipe, había concebido el proyecto de asesinar

I Lil't't ¡t,rntilitrilis. t. [, ¡rrigs. ,16í\-4(¡9.'' l,l, nt, ¡,ri1,.r. 170 l7l.

ti-Yr

7t

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74 FUNDACION DEL IMPERIO

al primicerio Cristóbal y a otros personajes distinguidos, para entre-gar Roma a las tropas de su señor.3

Sin duda, se trataba sólo de uno de aquellos falsos rumores que

entonces solían circular por Roma, posiblemente hasta una pura

invención destinada a justificar la odiosa venganza que pocos días

después de la consagración de Esteban III ejercieron sus partidariosen Waldipert, al gue torturaron horriblemente antes de hacerlo ase-

sinar por un empleado del palacio pontificio.a Pero de esta manera

se comprend erá la impresión que recibió el nuevo papa al saber que

los dos jóvenes sucesores de Pipino el Breoe, muerto por entonces

(24 de septiembre del 768), siguiendo las sugestiones de su madre

la reina Bertrade [o Berta la del pie grande], se dedicaban desde su

advenimiento a estrechar relaciones de alianza con el rey lombardopor medio de enlaces matrimoniales que parecían comprometer grave-mente el porvenir; la hermana de los dos reyes francos, llamadaGisela, debía casar cuando fuese núbil con un hiio del rey Desiderioy hasta Carlos, ya de inmediato (el ai,o770), tomaba por esposa a

una de las hijas del mismo rey.5 Del lado franco se esperaba atraera Desiderio, y \a reina Bertrade tenía Ia ingenuidad de negociar

todavía con él con respecto a las últimas testituciones a que se había

comprometido en vida de Pipino;6 pero, entre tanto, el Soberano Pon-

tífice se indignaba, hablaba de traición y denunciaba aguellas unio-nes y esponsales como obra del díabto en persona, ya que los descen-

dientes de la "ilustre estirpe de los francos" no podían, sin renegar

de sí mismos, unirse con aquellos hijos "de paganos", con aquella"raza hedionda de los lombardos", sólo apropiada para "engendrar

leprosos".zDesiderio no se desalentaba por el fracaso de su primera tenta-

tiva de apoderarse del papado. El año 771, al socaire de ir a orarante la tumba del príncipe de los Apóstoles y de tratar con Este-

ban III sobre las restituciones, entraba en San Pedro con un desta-

camento de soldados, arrestaba al primicerio Cristóbal y a su hijoel secundicerio Sergio, les hacía horadar los ojos 8 y mantenía

luego al papa a su discreción tanto más fácilmente cuanto Cristóbal,

3 ldem, pítg. 472.t ldem, pig. 473.r Codex Carol., ne 45.$ Itlem, carta 46; c{. Bónrrsn-NIÚnr-racHnn, na 1394.

i Cotlex Carol., na 45.s ll(nt, ne 48, y Libr:r pontificalis,t.l, págs.478-480. sobre la discordancia de

lrrs rlqs ¡r'lirlos, lii¡sr: L. ITr\LPrInN, Lu ¡xtpuu'ré ct le cont'plot lombartl (na 79 de la

Ililrli,,¡rrrlírr ).

ANEXION DEL REINO LOMBARDO 75

el verdadero dueño de Letrán, no tardó en morir a consecuencia desus heridas.e Así, pues, parecía asegurado esta vez el buen éxitode Desiderio, cuando al morir Esteban III, a fines de enero del 772,fué reemplazado en seguida por un pontifice enérgico, pertenecientea una antigua familia romana, el diácono Adriano, con gran descon-tento del partido lombardo, que estaba representado en el seno de laCuria por el cubicularlo Paulo Afiarta.l0

Sin dar tiempo a Desiderio y a los suyos de reponerse, el nuevopapa, que tomó el nombre de Adriano I, se apresuró en primer lugara traer dei destierro y a poner en libertad a las víctimas aun vivas delcomplot del 771 y con ello a prepararse para la lucha.11 La mala Íede Desiderio era evidente a todos; a la misma hora en que se sabíaque acababa de apoderarse por sorpresa de Faenza, Ferrara y Co-macchio y de poner sitio a Rávena (marzo-abril del 772) ¿no fingíaquerer reanudar las conversaciones sobre las restitucíones esperadasy no hacía protestas cínicas de su inalterable deseo de armonía? 12

Para los francos habia llegado el momento de decidirse. Pareceque Carlomagno se resolvió a ello a comienzos del 772, lo más tarde,ya que todo hace pensar que antes de fines de abril de aguel año yahabía repudiado a la hija del rey lombardo 13 y roto con é1. Porsu parte Desiderio, con objeto de hacer imposible toda intervencióntrasalpina de Carlos, preparaba un golpe de Estado en el reino francoen favor de los jóvenes hijos de Carlomán, gue estaban refugiados ensu corte junto con su madre, y pretendía que fueran consagrados porel Soberano Pontífice mientras se disponía a colocar a este últimobajo su protección después de haberle entretenido con vanss rl€go-ciaciones.la ¿Pero cómo iba a dejarse engañar Adriano por aqueljuego cuando, a las demandas incesantes de evacuación de territo-rios formuladas por la Curia, el rey lombardo contestaba con ince-santes ocupaciones de provincias o de localidades que ya había antesevacuado, ya gue, después del exarcado de Rávena, volvió a apo-derarse de Urbino, Montefeltro y Sinigaglia, en la Pentápolis; deGubbio, en Umbría; finalmente, de Otricoli y Viterbo, al nordestey al noroeste del ducado de Roma? 15 La amenaza se precisabade tal forma que Adriano ordenó por precaución reforzar los cie-

¡ Li.ber pontíficalis, t. I, pá9. 487,10 ll.em, t. I, pág. 480.t't ll.cnt., t. I, págs. 486-487.t2 ll.ün, t. I, págs. 487-488.trr [¡¡¡;¡. y SrmsoN, t. I, pírg-".94-96y 671-673; Bónurn-n[üuLBACHER, na 142b,t't l,il,tr ¡ton.ti.li.culis, t. I, págs.4BB-491.ti l¡l¡'¡¡¡, l¡riss. 4()l-'1q4,.

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76 FUNDACION DEL IMPERIO

r.es de las puertas de San Pedro,t(i ¿rvisando al rey franco por correotrl¿rrítitno -ya (luc l¿rs conlunic:rcionos terrestres estaban cortadaspor los lonrl¡irrclos- cn un ll¿rnr¿rnricnto particularmente urgente. ¿lba¿r rrb;ulrl«rnirr ru¿is ticrrrpo C¿rrlos "¿r la,s¿rnt¿r Iglesia de Dios" ex-¡rrrt'st;r;r lt>s ¡rlrrrlrrcs clr: kls cnernic¡os? ¿T;rrclirria lnás en imitar a su¡rirclrc y llcqrrr cn socorro clel pepado en peligro? ¿Dejaria que el reydc I.s lor,br.cl.s se quedara impunemente con las ciudades y las¡rrovincias an'cbatadas a San Pedro? r?

Pese a las negativas de Deslderio, gue pretendía haber efectuadoya todas las restituciones acordadas, una información rápida con-venció pronto a carlomagno de Ia exactitud de las guejas formuladaspor Adriano y del peligro, en aumento cada día, gue constituía parael porvenir inmediato Ia audacia del rey lombardo si no se poníaobstáculo a ella inmediatamente; y después de aconsejarse entre lossuyos, decidió, finalmente, intervenir.l8

II.- CoNoursrA DEL RErNo LoMBARDo

La concentración de las tropas Irancas se efectuó en Ginebrahacia Ios finales de la primavera del 273;rs luego, después de tresúltimos requerimientos enviados a Desiderio para que evacuase susconquistas, Carlomagno ordenó el ataque.

Habia dividido su ejército en dos cuerpos, gue se abrieron cami-

1o, llo por la garganta del monte Cenis y el otro por el Gransan Bernardo, obligando de esta manera al enemigo a una precipi-tada retirada sobre Pavía, donde, igual que .,ruráo las campañasde Pipino, el rey lombardo cometió el error de dejarse encerrar. Allíopuso una feroz resistencia, mientras su hijo Adalgis corría a refu-giarse, con la viuda y los hijos de Carlomán, a Verona, donde el reyfranco no tuvo otro trabajo gue atraparlos. En la llanura del pose produjo, por doquier, la desbandada al acercarse el ejército fran-co que, en vez de desmovilizarse como era su costumbre al fin delotoño, esperó pacientemente durante ocho o nueve meses al pie de lasmurallas de Pavía a gue el hambre, las epidemias y el cansanciorealizaran su obra. Finalmente, a comienzos de junio d,el zz4, Desi-derio tuvo gue rendirse a discreción.20

16 ldem, pág. 494.ti Annales royales, aio 773; Liber pontifícalis, t. I, págs. 498_494.tB Líber pontilicalis, t. I, pág. 49A; Annales royales, año 778.79 Ann.ules royales, aíro 778.20 l¿tn¿, y I'ibcr portiii.calis, t. I, págs. 494-499. para Ia fecha de ra toma .rc

l'rrvírr,,'[. f]iil¡nrr:¡t-l\,liiu¡,¡A(:lr,rr. na 163ú.

ANEXION DEL REINO LOMBARDO 77

Pero Ia situación difería hondamente de la gue se produjo des-pués de las campañas de Pipino. Mientras entonces el rey francono tuvo otro cuidado que el de llenar sus obligaciones con los meno-res dispendios, Ia campaña de Carlomagno se había realizado conel propósito de abatir realmente el poderío lombardo. Por esto, comomedida excepcional, pero de que la historia de Carlomagno ofreceotros ejemplos -especialmente durante las guerras de Sajonia-,el rcy y su ejército se mantuvieron un año entero en territorioenemigo, única manera ef.icaz de conseguir un resultado decisivo.Desde Pavía hasta más allá de Verona, las provincias lombardashabían sufrido la ley del vencedor y en aquellas provincias en las quesus ej,ércitos aun no habían penetrado, Ios representantes de Desi-derio ,se habían apresurado, en su mayoría, a presentar su sumisión 21

aunque después de la caída de Pavía, el rey franco venía a ser enrealidad el dueño de todas las porciones del reino en donde se ejercíala directa autoridad del rey lombardo. En cuanto a Adalgis, habíaabandonado la lucha para ir a buscar refugio a Bizancio.e2

El final se imponíar Desiderio y su esposa fueron relegados encautividad y, antes de que se volviera a comenzar con otro principeIombardo una experiencia decepcionante, el rey franco conservó parasí la corona arrancada a Desiderio.23 A partir del 5 de junio del774, Caúos ordena encabezar las actas oficiales 24 con el doble títuiode rey de los francos y rey de los lombardos (rex Francotum, et Lan-gobarciorum),

IIL- NurvA "pRoMESA DE DoNACTóN" A LA SaNr¡ So»n (774)

A estos dos títulos agrega Carlomagno casi inmediatamente,esun tercero que hasta entonces ni él ni su padre habían juzgado perti-nente hacer valer: el de "patricio de los romanos" (patricius Roma-norum), que fué conferido por el papa Esteban II a Pipino y a sushi¡os en ocasión de su viaje a la Galia,26 y esta adición de tal títuloresulta significativa, sobre todo si la relacionamos con algunosdetalles del protocolo que se siguió en Roma en ocasión de la visitac¡ue el rey franco hizo a aquella ciudad algunas semanas antes.

2't Annales royules, año 774; Liber pontifícalis, t. I, pág. 499. Cf. AesL y SrusoN,t. I, ¡rírgs. IBB-189.

:'¿ tlnnoles royalcs, airo 774.'i:r Afrr:r. v SrnrsoN, t. l, pág. 194.:l I lliillrlr.:tr-X,liirrlu,tcrrnn, ne 165.'.ti, (',f . l(l(,m. nn' I65 y .|67.

'.:t' l'. sttltttt. ¡rrig. 2l.

Page 42: Halphen - Carlomagno y El Imperio Carolingio

.iI\ I;tINI)A(JIoN I)I1.T, IMPERIO

Iin efecto, ciur'¿rrrtc cl srti. <rt' r)rrvi¿r, ,r¡rnifcstó carlos el deseoclc visitar las tumb¿rs clc krs Aprisrorr':; r'n or.;lsi(rn de las festividadespascuales, y la acogida clue le ¡r.r'¡'rir'. cl s.[¡c.i¡n. pontífice se cofr-formó

-según anota el biógrafo.,i'i.i,,l clc Atlli:rnr¡ I:i,* con la que,anteriormente, se reservaba "a,n e_\irrcir () ir a, ¡rrrtl.icio". El cáre-monial era el mismoi una delegación cie toci.s l.s frncio.¿rrios de lacapital, llevando a 7a cabeza sus estandarte.s, sr: ¡rclrl¿r,t. a recibiral rey hasta el lugar llamado Ad. Nouas, a treinta millas clc Roma; auna milla de la capital estaban las diversas secciones (schotae) deIa milicia urbana y de Ia juventud escolar con palmas y ramosde olivo, cantando laudes; iinalmente, a la entrada de la ciudadesperaban para ir delante anunciando ra lregada del irustre huésped,las cruces regionales.zs Al volver a poner en práctica este ceremonial,dispuesto, sin duda, de acuerdo cán el mismo rey franco, el patri-ciado de éste, hasta entonces puramente horro.ifico, posiblementeadguiría un valor efectivo.

Además se permitió a Carlos penetrar dos veces en Roma parapracticar allí sus devociones. LIegó el sábado santo (2 de abril del774) a San Pedro, en Ia orilla de¡echa del Tíber ze y aquel mismodia f.ué, con su s,équito y en compañía de Adriano I,' a ii, misa enla ciudad, a San fuan de Letrán. Al día siguiente, día de pascua,fueron a buscarle con gran solemnidad a su campamento, cerca desan Pedro, una delegación de funcionarios y ras miricias urbanas,para darle escolta de nuevo dentro de Ia ciuáad hasta sania MaríaIa Mayor, de donde, después de la misa, le llevó el papa u lo*", ulpalacio de Letrán.so Todos estos testimonios de distincián iban acom,pañados, además, por múltiples precauciones; antes de permitirleentrar en Ia capital, el papa había exigido de su huésped

"l for_ulcompromiso de no abusar de esta señal de conf.ianza, y por su parteel _rey franco exigió que Adriano se hiciera ,esponsubi" de su segu_ridad personal.sr Pero entonces, ¿si desconfiaban asi "l ,rro á"t o,"o,para gué todas aquellas ceremonias y manifestaciones espectaculares?

Es que, en realidad, había lregado para ambos la hora de escra-recer una situación que amenazaba con complicarse al extremo. Aun-que, en el momento de esta visita, no se hubiera rendido pavía, sucaída no ofrecía dudas a nadie. pero este acontecimiento no arre-

z7 Liber pontif icali.s, t. I, .¡:á{:. 497.za ldern, págs. 496-497.:c No hay que olvidar rJue san pedro estaba {uera de Roma, quc entonc.s se

cxtendí¿ ¡ror completo en la margen izc¡uierrla rlel ,I.íl¡er.ltt J.¡b(t ponti.[ir:alis, t. [, 1rírrs. 197-49tj.::t l,l¡¡¡¡. ¡;i1,. l()'l.

ANEXION DEL REINO LOMBARDO 79

glaria nada si, como en los días de Pipino, se iba a limitar todo asemimedidas. Parecía, por tanto, necesario un acuerdo previo entreel rey franco y el Soberano Pontífice, si se querían evitar más tardepenosas discusiones; y, por otra parte, la prolongada resistenciade Pavía inclinaba a Carlomagno a ser prudente. Tenía en sus

manos, además, asuntos en demasía, para tratar de desconocer elapoyo que en Italia le podría proporcionar 1a diplomacia pontificiamás activa gue nunca desde que Adriano ocupaba ei trono de San Pe-dro. Por la incesante actividad que desplegaba en los medios lom-bardos, especialmente en 1as provincias próximas a Roma, el papadorepresentaba :una Íterza con la que tenía gue contarse.

Especialmente hacían reflexionar sus últimos éxitos; en el veranodel 773, Spoleto había abandonado la causa lombarda y pasado allado del papai antes de terminar aquel año, todo el ducado de Spo-leto reconocía su supremacia y Adriano daba la invostidura alnuevo duque que, con mayor o menor libertad, habían elegido loshabitantes.s2 Finalmente era de presumir que, ya sin comunicacionescon la Italia septentrional, el ducado de Benevento, muy minado porlos emisarios pontificios, no tardaría en seguir aquel ejemplo' Unrealista como Carlomagno tenía que sopesar todos estos hechos.

I-Ina vez más las necesidades políticas conducían al papado y a lamonarquía franca a precisar sus respectivas posiciones, y el reci-bimiento concedido al "patricio de los romanos" no era más que el

preludio de importantes conversaciones con respecto al futuro esta-tuto gue iba a darse a ltalia.

Y, efectivamente, el lunes de Pascua vuelven a encontrarse en

San Pedro el papa y Carlos; en el curso del servicio divino, se ento-nan accioncs de gracias en honor del "excelentísimo rey de los

francos, patricio de los romanos"; al otro dia el pontífice celebraen presencia del rey la misa en San Pablo Extramuros; y el miérco-les, día 6 de abril, Adriano va a visitar a Carlos a la sacristía de

San Pedro, en donde firman ambos un acuerdo de conjunto cuyascláusulas, por desgracia, conocemos imperfectamente.

Sólo, en todo caso, nos han llegado -en forma Ce un resltmende estilo sospechoso- las que ofrecían ventajas para el papado. Elrey, escribe el biógrafo oficial del papa Ad¡iano,33 "una vez que se

hizo releer la promesa que fu'é hecha en Francia, en Quierzy", porsu padre el rey Pipino, confirmó sus estipulaciones; luego "por su

propia voluntad y por impulso espontáneo, ordenó a Ithier, su cape-

i\2 l(l(m, págs. 495-496.:t:t ltlrnt, Jrrig. 4()tl.

&

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30 IrLlNI)ACI()N Dl,lL IMI,llll Iolli'rn y rrotirlio, r'crl;rr'(rrr o(r'rr ¡rlorrrcsir tlc rlolrirci<in, scqún el modelorlc lrr ¡-lrt'cctlclrlc". I.'trt', ¡rrrrs, Iir ¡,r'olr'.s-r dt'l 754, n() la donacióncl:cctiv¿r tlcl 75(», si t:s <¡ut'cl lclirto ttcl bi<i1¡r'rrl'o ¡ron(ificio es exacto,l:r c¡uc con[ir¡nó y volvi<i ir t'rn¡rlirzirr, t'l ;rct¿r rlcl rriro 77,1.

El rey franco, prosigue el ltiorlrirf:o ¡r«rntiIicio, "('()nceclía en ellaa San Pedro las mismas ciucl¿rcles y krs rrrisrrr«¡s tcrritorír¡s y prome-tía entregarlos al papa hasta la línea frontt'r'iz¿¡ scñ¿rl¿rcl¿r" cn el actade Pipino. Esta línea, según é1, era la sig¡uicntc: salía de Luna(cerca de Spezia), en la desembocadura del río Magra, cuyo cursoremontaba, franqueaba el Apenino por la garganta de Ia Cisa, com-prendía Parma, Reggio, Mantua, Monselice, todo el exarcado deRavena "con sus límites antiguos" (es decir, los anteriores a lasconquistas de Luitprando) y, finalmente, Venecia e Istria. Córcega,por un lado, y los ducados de Spoleto y de Benevento, por el otro,también estaban comprendidos en la relación de las provincias quela nueva promesa reservaba a la Santa Sede; pero con respecto a laItalia meridional no quedaba precisada la frontera.

La anterior enumeración, suponiendo que figure en el texto pri-mitivo del Liber pontificalís, sería suficiente, en todo caso, para de-mostrar que el ob¡etivo no era ttazat un mapa de los territorios acce-sibles inmediatamente a los representantes de la Santa Sede, sino,únicamente, una línea de demarcación precisa entre la zona de expan-sión pontificia y la del rey franco, en caso de victoria definitiva deeste último sobre el rey lombardo, y es característico que entre lasprovincias reservadas al papado se encuentren algunas como Vene-cia e Istria, que todavía estaban, el año 774, bajo Ia dominaciónbizantina. Aunque cabe preguntarse si no habrá sido intencional-mente retocado en estos puntos el texto del biógrafo de Adriano,3aya que uno se sorprende cuando menos ante el hecho de que eldocumento del 774., por una significativa coincidencia, no se nos hayaconservado mejor que los del 754 y del 756.35

De todas maneras no hay que excluir que el informador defor-mase en algo, consciente o inconscientemente, las cláusulas, ya que

i]4 Sin que sean tan decisivas como é1 cree, las observaciones que a este respectoofrece Monseñor Saltet en su ya citado estudio (na l0B de la Bibliografía) merecenser consideradas atentamente. Pero nos parecen excesivas las conclusiones que obtienede ellas. Ya dijimos más arriba (pág. 22 n.) que no las tenemos por {undadas en loque concierne a la promesa de Quierzy.

35 No daremos aquí la bibliografía del asunto. Es muy amplia. Limitémonos a

señalar lo que dice, ¿l ¡s,spgcto, X{onseñor L. Duchesne en su introducción al Libcr¡xnni.ficulis, t. Ie, págs. CCIXXXVII-CCXLII; P. Kann, Die sogen,anntc lnrolíngischtSchtn/.'u.n¡4 (no 10,1, rlr: la Ililrliogra[ía); en {in, muy recientemente, Xlons¡rñor Srltlt,r.rr r.l r.slrrrlio rr.r'orrllt¡l¡¡ rlr lir rroll ¿rrrtr:rior,

ANEXION DEL REINO LOMBARDO 8len muchos detalles la sucesión de los acontecimientos, como aque-llos gue están demostrados de manera irrecusable, parece encuadrarbastante mal con las precisiones que nos cla; p"ro ,o debe duclarseque, tanto por parte del pontífice como del rey franco, no existíaun deseo muy marcado de señarar por anticipuáo

", un documenioo(iciai lo que cada uno se había asignado en ár reparto de los despo-jos lombardos para evitar de esta manera eventuáles cornpiicaciones.

Y con todo, resultaba inevitable que una vez derribado Desiderioy en poder de Carlomagno su reino, los intereses del papado y losde la monarquia franca se encontrasen en oposición. para carios, laconquista del reino lombardo señaraba, sin duda, el final de unaetapa; libre de toda inquietud del lado de Ia Italia septentrional,podía_ entregarse por completo a los asuntos de Sa;onla que, enaguella sazón, necesitaban una intervención rápida. por el contrario,para Adriano se trataba del comienzo de una era de realizaciones.De Ia promesa del rey franco, creía poder obtener inmediatos bene-ficios completando la obra comenzada en los días de pipirro V, ,"gu-ramente, contaba para ello, según dice su biógrafo, .or, "i apoyoque el rey franco le había prometido.

Así, no bien éste tomó posesión der trono lombardo, ya el sobe-rano Pontífice hubiera querido verle intervenir en su favor. su co-rrespondencia revela de nuevo una impaciencia que haría sonreír, sino presagiara mluy próximas y moles.tas discrepancias. ¿eué espe¡a,pues, el nuevo señor de Pavía, para aseguru, Iu

"rucuución de los

territorios que desde hace tantos años está esperando la santa sedegue se le devuelvan? 36 ¿cuando fué a Roma ca¡ros, no decrarósolemnemente que no se rendia ni al incentivo "del oro, de las pie-<lras preciosas o de la plata" ni a Ia vana sed de gloria o de conguistasy que su única ambición era, como la de su padre otrora, Ia de"luchar para que se hiciera justicia a san pedro, para completar Iacxaltación de Ia santa Iglesia de Dios y para acrecentar Ia seguridad"clc su cabeza? 87 Ahora bien, una vez terminada la conquisia de las¡rrovincias septentrionales ha vuelto a pasar los Alpes, y Adriano«'¿rsi se lo reprocha como una deserción. como el arzobispo de Ra-vt'na, contagiado por el ejemplo, quisiera crear para sí, a expensas<lcl Ilstado de san Pedro, un dominio temporal apoderándose del

:\ti (:t)tl(,f ('ut-(il." rto\ 49_SS.3í ltl,,n, n', 56.

(i,l'l,,rrr.r,¡rr,,. (¡,

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IJ2 FUNDACION DEL IMPLRIO

I'lx¿rlcado y de la Pentápolis, el pontífice se queja anrargamente anteC¿rrlos:

"¡A qué humillación -le escribe al respecto- estii lcdutirl:r, contra todo 1o

esperado, tu santa madre espiritual la Iglesia romana! ¡Quó postrircirirr, r¡ué deshon-¡a para nosotros, cuando vemos hoy, aun en vida tuya, a nristr.;rblcs t.irnpios queson adversarios tuyos tanto como nuestros esforzarse er arr.¡llcar'¡los poscsiones delas que disponemos como señores desde los tiempos de los lomb¿rrdos! Y he aquique nuestros enemigos nos agobian con palabras como éstas: ¿Dc quó t¡s ha ser-vido la ruina de la nación lombarda y su sumisión al rey franco? Mirad: no sólono se han cumplido ninguna de las promesas que se os hicieran, sino que las propie-dades ierritoriales concedidas a San Pedro por el rey Pipino, de santa mernoria, osson ahora arrebatadas!" 38

Pero, además, no se trata sólo del arzobispo de Rávena. Iln . ->

despu,ás de su visita a Roma, el mismo Carlos parece haber olvidaooun poco los acuerdos gue lo unen con el Soberano Pontífice. Susrepresentantes llevan a cabo en Spoleto una obra que justificada-mente inquieta a este último: el duque que había recibido la investi-dura el 773 se inclina, parece que invitado o animado por ellos, a

cambiar de obediencia y a reconocer la autoridad carolingia, dis-puesto a traicionar pronto a su vez al rey franco, en provecho delhi;o de Desiderio, Adalgis, que se mueve en la sombra.se Vanamenterecuerda Adriano, el año 775, ss solemne promesa a Carlos;ao ésteno tiene escrúpulo en entrar al año siguiente en Venecia, acampar enTreviso y apoderarse de Friul, cuyo duque parece que estaba com-plicado en la conjura urdida en favor de Adalgis.al También desdeesta época interviene el rey franco en Istria.42 Así, lejos de ayudaral Soberano Pontífice a realizar sus esperanzas, Carlos, poco a pocometido en los complicados asuntos italianos, parecía entonces traba-jar en su contra.

Pero, al mismo tiempo que Adriano se lamenta de aquellas inter-venciones, continúa pidiendo otras en su beneficio. A comienzos delaño 778, urge a Carlos para que vaya a conferenciar con él a Roma;se sorprende de que no demuestre suficiente atención a los inte-reses de la Santa Sede; quisiera que fuese menos olvidadizo delejemplo dado por "el piadoso Constantino de santa memoria", aquel"gran emperador por cuya generosidad fué elevada y exaltada lasanta Iglesia romana, católica y apostólica a la que él concedió

a8 ldem, ne 49 (fines del año 77d).3e l¿ern, nos 56 y 57 (fines del año TZ5).ao ldetn.41 /nnales royales, ai¡o 776; Cotlet Curol., na 57.'12 Ct¡tltx Carol.. ne 6?'.

ANEXION DEL REINO LOMBARDO 83

rl poder en estos países occidentaies", es decir, en Italia. a3 Le de-Ituncia con vehemencia las intrigas del duque de Benevento, quient'n connivencia con el patricio bizantino de Sicilia y con otros per-rilnetjes bastante ambiguos, prepara una coniura de la gue el reyl't';rnco no dejará de ser igualmente víctima.44

Iletenido mucho tiempo por otros cuidados, volvió, finalmente,(jrrllos a ltalia; el 780 celebra las fiestas de Navidad en Pavía ylcside allí todo el invierno; en la primavera del 781 va a pasar lasl)irscuas a Roma donde Adriano bautíza a su segundo hl;o Pipino y('onsagra a ,éste y a su hermano menor, Luis, como reyes. Pipinoen aguella ocasión recibió el título de rey de Italia.¿r Nos faltantlctalles sobre esta estancia de Carlos en la ciudad pontificia; en

¡tarticular, no sabemos hasta qué punto se mantuvo en la misma dis-creción gue el 774; pero la concesión de la corona lombarda a Pipino,li¡ formación al lado de este niño de una corte y de un personal¡rclministrativo destinado'a aplicar en Ia península la legislación fran-.',,'trr dsmggstran bastante bien que Carlomagno comenzaba a intere-s;rrse seriamente por Italia.

Con todo, cada vez menos detienen Ia atención del rey francol«r.s asuntos del papa. Así, en 1os años siguientes, no cesa Adrianotlc reclamar justicia para la Santa Sede. Sus quejas no se refierens(rlo a la ejecución de las promesas del 774, ya bien olvidadas; insistecn la restitución de simples patrimonios de la Iglesia de Roma, es

rlccir, de bienes raíces diseminados al azar por toda la península( onro consecuencia de las liberalidades que desde hacía siglos se les

;rcc¡rtaban a los fieles. El gobierno carolingio, que ha heredado el

¡lroclucto de las expoliaciones lombardas, demuestra en privarse de

cll¿rs una evidente renuencia. Para cada propiedad territorial €s nece-

¡rrlio realizar interminables negociaciones, acumular pruebas y tes-linronios. El papa acabó por perder la paciencia, y sin salir, por lo1¡r'ncral, del estilo pleno de unción que era regla de su cancillería,«lcsvela con frecuencia su mal humor. Hasta llega a denunciar elr's¡ríritu leguleyo que ponen en sus funciones los agentes de Ia monar-r¡rriir franca.aT

I)c la integra aplicación del programa del año 774. no parece que

rir. llirtirse. Carlos gue, después de haber designado para el trono de

l',rvir;r srr hijo Pipino, sigue sin embargo presidiendo los destinos

't:t l,l,,nt,, te 60.I t ltlt'm, nn" 6l y 64.| ' ltttttir: royol.t's, años 7fi0 y 78], pág. 56.ttt t ttt'ittluriu, t. T, rro 9.1, 1,ígs. l9l-193.r, \,.,r..r' (l,,tlt't (lttrtl.. rto'(ll, /r1.6t| n 72,78, f10,82 a 84.

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H,f lrl lNl )A( :l( )N I )1,:t, tNlt,l',Rt()

«lr'l l'r'ir¡r¡ l«rrUl.l¿rIrl«1, t¡tricr.t., ( lr;ilr(lo ilr(,no:r, l.t.t.0ltl;liltril.lo cn su tota-litl¡rrl. El ¡rño 7tl6 p,iui:r l)()r'f('r.(.(.r';r r,,,.;r;r ll¡rli¡r, r.clt,br.¿r en Flo-I't'nci¿r I¡r Navidad, vir ¿r li.rr,, tl.rr,l,':;t.rl,'(i..t';rlr¡rrrtos días yItrcqo invade el ducado dc lJcnt'vcrrl., t,rr rl.rrtlr', rlt,r;,1,.(lir¡rrra, dicta,a comienzos del 787, sus condiciolr.s ¡rl tltrr¡rrr' A.ir¡rrrs, r¡rrc harbíacorrido a refugiarse en Salerno. E,l rlrrqrre, i¡:;r (.()nr() sur; r,ribclitos,son obligados a prestar juramento de [iclelirl,,tl :rl vt'n..ctl()r, y aentregarle rehenes, entre los crlales figura cl hi¡o tlc irqtri'1, Gri-moaldo.as

Sin duda, a las nuevas victorias francas debió el papa diversasventajas territoriales, entre otras la cesión de Capua,ae aunque desdeel comienzo se hiciese Carlomagno prestar allí ;uramento de fideli-dad ro y la ocupación de la ciudad y de su comarca, si alguna vezllegó a efectuarse, no haya sido sino provisional. En aquella coyun-tura obtuvo Adriano -y esta vez de hecho- una rectificación defronteras al norte de la Tuscia romana, en donde el rey francoseparó en su provecho de los territorios lombardos las ciudades deViterbo, Bagnorea, Toscanella y Soana 51 a las que se agregó, enprincipio -sólo en principio sz- las localidades, ya más alejadas,de Rosellae, cerca de Grosseto y de Populonia, cerca de Piombino.;sPero estas liberalidades, fueran o no efectivas, tuvieron por contra-partida el abandono de lo restante. Nada se dice de la Toscanapropiamente dicha que, sin embargo, estaba incluída por entero enla zona pontificia prevísta el 774; tampoco se habla de los territoriosque debían completar entonces el Exarcado, tanto en la Emilia comoal norte del Po: ni Módena, ni Reggio, ni Mantua, ni Vicenza, niVerona, para no citar sino algunos ejemplos, nunca formarán partedel Estado pontificio y basta con leer Ia serie de actas oficialesextendidas por la cancillería de Carlomagno, para convencerse deque, en ningún momento, parece que el sucesor de Desiderio hicieseel más ligero ademán de desprenderse de ellos.5a

48 Annales royales, años 786 y 787.4e Codex Carol., no, 82 y 83 y Apéndice, n, I (en el t. III de las Epistolae,

págs.654-655). Que Ia donación comprendiera, además,.,la orilla izquier.da del Liris,,y las ciudades de Sora, Arpino, Arce, Aquino y Teano, no es más que una simplededucción sacada del acta sospechosa por la que Ludovico Pío habría confirmadoel Bl7 las donaciones anteriores (Bórrrran-l\[ünLBACrrr]rl, na 643).

50 Véasc Codex Carol., ne 83 y Apéndice nq l, págs. bSa-OSS.51 ldem, ne 80.52 ld.em, na 84.53 lder¿, na 80.5'r Vóase Di¡ilomata Karol., r. I, nos II3(776), I3l(TB0), l47eS2), tfi:i{797),

lU7(799), ctc.; Oupitttluriu, r. l, ne 9l (7f12-7fi6) art. 9 (1,írg. l9ll, lír¡r.rr l jl).

ANEXION DEL REINO LOMBARDO'l'ambién conservó el rey franco la soberanía sobre la Sabina Eb

.t lx'silr de las tentativas hechas por el papa para crear una confu-plórt ir aquel respecto sirviéndose de Ia anfibología entre territorio, a¡rt'o¡r<isito de un antiguo terreno, y patrimonlo de su iglesia, que,litrrrlrnente, por otra parte, le fu,é restituído hacia el 7g2,ñ y cuandoAtl'iirno se atreve a afirmar que todo el ducado de Benevento deberrt'r'lc entregado,5T carlos se hace el desentendido. A lo sumo consien-l('(r.c en aquellas comarcas el soberano pontífice y sus agentes rerri'v¿rn de informadores,58 sin que por ello se crea otligado-a seguirrius consejos; más aun, cuando, en el verano del ZB7, se trata derlt'r;ictnar sucesor al duque Ariquis, que acaba de morir, pasa por¡rll. las observaciones del papa, que se opone con todas sus fuerzas alrr.r¡rl'rramiento de Grimoaldo, hiio del fallecido, que desde hace;tL¡rrnos meses está en Francia como rehén,u, y.l álegirle rodea larl.sic¡nación de medidas destinadas a hacer más estricta Ia autoridadrlt' r'cy franco en el ducado.oo

I)recaución ilusoria, a decir verdad, pues Grimoaldo, como Adria-tto, le había previsto, no tarda en sacudir el yugo y conducirser.rrr. príncipe independiente.Gl Pero con ello nada gana el pap.ado,v,r (lue se da motivo para que ias armas francas intervengan variasvr'('cs cn aguella zona de Italia, en donde ya no se hablará másrlc los derechos pontificios.oz

V.- CanroMAGNo, DuEño DE ITALTA

l,¿r transferencia de Ia corona de Pavía al rey franco, tuvo, pues,(.ilr() consecuencia convertirlo en el herede¡o de las pretensioneshrrrh¡rrclas. Lleno de consideraciones hacia el papado y sin gue enrtrr ¡r.incipio tratase de negar nada, en líneas generales, de las dona-.i.rt'r'i ¡cordadas por su padre y después por él mismo cuando fácil-rrr.rf. se podían mostrar generosos usando de la propiedad ajena,(i;r'l.rrragno consideró la situación de manera bien diferente en( uiurt() pcrsonalmente se puso a la cabecera de los destinos de ltalia.

¡,ii V,'.t§(. l)iplomatal(arol.,t. I,nos98 y99(775),Ill(776),146(782),160(ZBB),lil v l'i:l(791),etr:.

i,tt (;t,tl(x Ourol.,no" 60,68 a ?2. El papa logrará sus propósitos en el siglo rx.¡t' ltlrn, nu' []0, 82, 84.l't\ l,lt,m, ¡¡or; []! y g.l.ttl| 1,1,.¡¡¡, n,,,, 8ji y ti4.tltt !r'.rrsr. ll. l'r.l,nlr,lr,l , llistoírc des Ttrincipautés lombard,es (ne 91 de la

llil,li,,l,rirf írr ), lr.r- rrr.lír'rrlo, ¡titt. 269.rt ltlt m. ¡rrig. J70.

'i' l,l, ut, lr¡ir,.r. lli'0 ll'ljl.

J¡It !. -- ..-.4&üi-ái#i +sW."

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lir, lrtlNl)A(;l()N l)lrl,lMl'l',lll()

A cjcmplo de sus pre(lcccsorcs lorrrhrr¡tlos, yir t('niil, ir la sazón, queconsiderar la unidad política de lrr ¡rcrrirrsulir (()nr() un¿l nccesidadabsoluta, aunque le fuera cada vez rr¿is rlilicil sirtisf:;rccL lrrs erigen-cias pontificias, muy imprudentes, aclcrr¡is, l)or' ('¿ucct:r cle mediosejecutivos, como lo demuestran los llamamientos inccs;rntcs de Adria-no solicitando el concurso de su aliado.

Por otra parte, resultaba muy difícil, por no dccir que irnposible,mantener una demarcación clara entre los territorios reservados alSoberano Pontífice y los que Carlos habia decidido mantener bajosu autoridad directa. El gran número y la diseminación de los patri-monios de la Iglesia romana, e1 peligro que existía de que se esta-bleciera una confusión -como hemos visto en cuanto al patrimoniode Sabina 63- entre 1os más extensos de ellos y las provincias cedidasen plena soberanía al ieÍe de la lglesia, así como su enredo y laobligación gue tenía el papa, dada la configuración de sus Estados

-que cortaban en dos partes la península a todo 1o ancho- dedejar un derecho de peaje en su territorio a los representantes yaun a los ejércitos del rey franco, planteaban problemas de los queno se podría obtener solución, a no ser que, en la práctica, una delas dos potencias se subo¡dinara a la otra en 1o temporal. Todos lospergaminos del mundo -auténticos o no- resultaban estériles pararesolver aquella dificultad.

Pronto lo advirtió Adriano en su detrimento. Nada más signifi-cativo que el espectáculo de este orgulloso pontífice, en el que pormomentos reaparecía el alma soberbia y altiva bajo la aparentehumildad del estilo protocolario, reducido al cabo de algunos añosal papel de auxiliar dócil de la política desarrollada por el príncipefranco.Ga A las veces siente un sobresalto de independencia y pro-testa contra las usurpaciones del rey y de ,sus representantes. Asi,el año 790 o el 791 , en una extensa misiva 65 en la que abundan lasexpresiones de doble sentido sobre la devoción de su destinatarioa los intereses de la Santa Sede, llega hasta protestar ante Carlo-magno contra la ligereza con que son violadas sus prerrogativasjudiciales y se atreve a escribir frases del tono siguiente:

"Vuestra Real Excelencia me escribe que no teniendo ella inconveniente algunoen que tal obispo o tal conde o tal súbdito de sus Estados pueda venir a vernos yapor nuestra convocatoria ya por su voluntad, no podría disgustar a nuestra Pater-nidad que uno de los nuestros fuera junto a vosotros ya para saludaros, ya para

o3 Vtiasc pág. 85, supra.o{ Vóirsr', (.ntro otros, Cod,cx (urti., tros f}3, tl4, 86, 94,i6 lltitl.., n' 94.

ANEXION DEL REINO LOMBARDO 87

prrltl()ri jtrsticia. Sin duda; pero no vayais a ofenderos si, desde el momento en quei,rrr¡lr()s súbditos no pueden venir ad. Iimina apostolorufi y junto a nosotros sin unartrl.r'iz¿rción vuestra, cuando los nuestros deseen ir a veros, tengan igualmente lallrlll¡irción de pedirnos auto¡ización y una carta de ruta. Y, 1o mismo que no deja-rtor rrosotros de exhortar a aquellos súbditos vuestros que recibimos a que seIilrltr'ñ('n con todas sus fuerzas a serviros cotl pureza de corazón y absolutalIlllirlircl, también rogamos a vuestra real Prudencia que tenga la bondad de invi-l,rr' :r irt¡ucllos súbditos nuestros que vayan junto a 811a, que hagan 1o mismo conr r.ll)r.cto a nosotros."

I)ero ¿qué Íuerza podían tener tales protestas frente a Ia duralrirliclad? Lo ineluctable se realizaba; en el suelo de Italia se habíarl¡rrlo el papado, en la persona del rey franco, un protector interven-r'it¡rtista, invasor, de tal manera que no bien se había establecido surlorrrinación temporal ya estaba amenazada por el mismo a quienlr l¡r debía. A di{erencia del rey lombardo, gue se presentaba anteIionra como enemigo, Carlos aparecia, en aquella sazón, como amigor;rnccro y leal; pero Roma y todo el Estado pontificio no son ya más,,'rr irlgunos aspectos, que una prolongación de aquella Italia que elItucvo rey de Pavía se es{uerza en rehacer. Sus intervenciones se

lr;rcen allí cada vez más numerosas y más indiscretasi no sólocirculan sin cesar por los territorios pontificios sus agentes, nosrilo los súbditos del papa -como hemos visto por la carta del 790o tlcl 791 que acabamos de citar- pueden ser convocados ante él orlus representantes, sino que interviene en muchos otros asuntos(luc, en principio, escapaban a su competencia. Así, por dos veceslit:ncn que recordarle Adriano con firmeza que no debe intervenir enll¡'rvcna en la elección de arzobispo ni tampoco hacer que sean vigi-l,rrlirs por un delegado suyo las qperaciones electorales;G6 y están( ('rc.lnos los tiempos en los gue, ya muerto Adriano, se permita(l,¡r'los, cuyo poderío no ha cesado de ir en aumento, mucho más

t¡irvcs usurpaciones hasta en las orillas del Tíber.

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CAPITULO V

EXALTACION DE CARLOMAGNO AL IMPERIO

Desde {ines del siglo vlrr, y antes de que coronase todas las con-quistas que había emprendido, aparecía Carlomagno como el dueñode Occidente. Sajonia estaba vencida, ya que sólo quedaba porpacificar su extremidad ,septentrional. El ring de los avaros habíacaído en poder de los francos, con sus fabulosos tesoros. El poderíode carlomagno se extendía, entonces, hasta pannonia y e"cetubu yuvigorosamente el mundo eslavo. Italia estaba bajo su dominación, yacabamos de ver a un papa tan orgulloso como Adriano obligadlen muchos casos a oscurecerse ante él dentro de sus propios Esta-dos' En estas condiciones ¿no era natural que, a los tiiulos reunidosde rey de los francos, rey de los lombardos y patricio de ros romanos,que hasta entonces llevaba, viniera a unirse otro que los englobasey mejor adaptado a Ia preponde¡ante situación que había adquirido,titulo que marcaría, al fin, con toda claridad ante todos eí pupelque representaba realmente en Occidente?

I.,- CanrouAcNo, ÁRsrrno nr OccrnnxreUn hecho de capital importancia dominaba toda la cuestiónr

durar¡te los acontecimientos gue habían tenido lugar en ltalia, desdeque Carlomagno intervenía en los asuntos lombardos, el mundooccidental había adguirido juuto a él y por é1 ra conciencia de suunidad bente al "Imperio romano" que, en el este del Mediterráneo,proseguía su curso ocho veces secula¡ y seguía encarnando Ia tradi-ción de la Roma antigua. Replegado en el Bósforo, en la ,,Nueva

Roma", aguel imperio no poseí a ya, de sus territorios al oeste delAdriático y del mar Jónico, más que esparcidos y raros restos cle Iosque nada podía esperar en el porvenir. El mismo papado había cesadode mirar hacia el sucesor de constantino y de Teodosio, para vol-verse resueltamente al lado del carolingio, con quien se sentía cnlo adelante íntinr¿¡nrente solidario; y, al ioual qrrc é1, torlo cl O«.r.i_dcntc <-r, ¿rl urcnos, toclo cl ()c<'irlcntc conf incnt;rl, t'orr¡rlcrr<li<i,;rl Ii¡,

EXALTACION DE CARLOMAGNO AL IMPERIO 89

,¡,t,'. ,,,,leando al vencedor de Sajonia, ganaría en vigor y en posi-I'tlr,l,rtlcs para su porvenir.

\';r rr.ruy al final del siglo vrrr, después de la muerte del papaA,llr;uro I (25 de diciembre del 795), aquella situación se iba a

¡r¡,'r i:;rrr más todavía. Procedente de aquel medio de clérigos modes-t,,, 1¡¡¡g llenaban las oficinas de Letrán, y ascendiendo por sucesivas

't,rllirs desde las más modestas a las más elevadas funciones dell'.rl,rt'io pontificio hasta ser promovido a Soberano Pontífice el 26,1,' .liciembre del 795, el sucesor de Adriano, León III, había sentidonr,rs (lue otro alguno la necesidad de asegurar a su poder el apoyo más,,,rrr¡rlcto del rey franco.l Las reservas que Adriano aun se creía, n r'l caso de abrigar, y las resistencias que creía útil oponer a lasrr,;llll)aciones de su aliado, ya estaban fuera de sazón; desde su¡rrlvt'nirniento al trono pontificio, León se rinde ante los hechos yt¡',rtir ¡r Carlomagno con las consideraciones debidas a un jefe, colo-,,rrrtl<¡se a su lado como colaborador subordinado. Había recibido,',rrr ¡rr'otestar, la carta por Ia que el rey franco, seguramente con la¡rlrrrrur de Alcuino, al felicitarle por su elevación a 1a Sede de San Pe-,lrr¡, le recordaba que contaba con él para laborar "en el robusteci-rrricnto de su propio patriciado", es decir, de su dominio sobre Romarrr str calidad de patricio de los romanos, y luego agregaba frases, ;rr',¡:rclas de intención:

"l)csco establecer con Vuestra Beatitud un pacto inviolable de fe y de caridad,¡rrrl r.l cual... pueda seguirme por doquier la apostólica bendición, y la santísima¡,.,1,. tlc la Iglesia romana sea constantemente defendida, . . por mi devoción. Melrr.rt(.n('('r, con 1a ayuda de la piedad divina, defender en todos los lugares a lar,rrrl,r IlJlcsia de Cristo por las armas; fuera de las froateras, contra las incursionesrlr' l')s I)¿¡q¿rnos y las devastaciones de los infieles; dentro de ellas, protegiéndola porlrt rl¡llsi(in de la fe católica. A vos, Santísirno Padre, pertenece, elevando las manos¡r l)l,rs con Moisés, ayudar con vuestras oraciones al t¡iunlo de nuestras armas,..(Jrrc vuestra Prudencia se adhiera en todo a las prescripclones canónicas y sigar.r:itirrlemente las reglas establecidas por los Santos Padres, a fin de que vuestravlrlir ¡rloporcione en todo el ejemplo de la santidad; que de vuestra boca no salganrr¡ir (lr(' piadosas exhortaciones y que vuestra luz brille delante de 1os hombres." 2

Al confinar de esta manera al papa en Ia oración, Carlomagno:¡r' r'r':iclVaba para si el terreno de Ia acción. El portador de sur,u'l;r, su ficl Angilberto, tenía orden de comprobar de cerca la justarlr:;lrilrrrci(¡n clc las tareas, Sus inst¡ucciones decían:

I Sr¡lrr r. L.irrr ll l, vf irsr /,iü¿rr Pontilicali.s, t. II, págs. 1-35. Cf. Ch. Bevrr,l',1', tit'tt ,1,. l,i,'tt Ill. l,tt. ri,t,oltt: dcs Romai;ns ut 799 et ses conséquences, en el'Itttttt,ttt,' ,l, ltt l"tt,ttlti' tlts l,rttrrs tlt Lyon, año la (IU8.3), fasc. I, págs. 173-197.

' \l r l'¡n,,, (lrtttr't¡,,,rulttttl¿1. r'itrlrt lt'l 9iJ.

üre

Page 48: Halphen - Carlomagno y El Imperio Carolingio

90 FUNDACION DEL IMPITIIIO

"Advierte bien al papa que debe honestamentc y, antc todo, observar los santoscánones; decidle que debe gobernar piadosarncntc la sirnta lglcsi:r de Dios segúnlos acuerdos que llevaréis y según su conciencia. Repeticllc, con frccuencia, que elhour¡r al que acaba de ser elevado es pasajero, micntr¿rs t¡rrt' srr;i ctcrna la recom-pcltsa prometida a las buenas obras. Persuadidlc (Itrc sc ()cup(' con la rnayor dili-gcncia en desarraigar la herejía simoníaca que mancilla t'n l»uchos santos lugares elsagrado cuerpo de la Iglesia. Dile cuanto recuerdcs di: lo.s problcm¿rs que nospreocupan... Que el Señor conduzca y dirija bondadosísirnanrcntc su corazón paraque pueda se¡vir útilmente a la santa Iglesia de Dios c interccdcr cl.l nuestrofavor." 3

Era tanto como decir que hasta la dirección espiritual del mundode Occidente quedaba reivindicada entonces por el rey franco.

A esta eventualidad parecía gue León III se resignase tanto másfácilmente cuanto su personal posición era más insegura. Su elec-ción, lograda por sorpresa al otro día de Ia muerte de Adriano, en-contró en Roma una oposición que, en el verano del 798, degeneróen desórdenes.a En Ia primavera siguiente se estaba en la CiudadEterna en pleno drama. El 25 de abril del 799, cuando se dirigíapara una procesión desde Letrán a Ia iglesia de San Lorenzo enLucina, León III fué atacado por una banda de conjurados con lacomplicidad de dos altos funcionarios del palacio pontificio, entreeilos el mismo sobrino de su antecesor. Derribado en tierra y apa-leado, fué objeto de odiosas y crueles violencias; se trató de arran-carle la lengua y de horadarle los oios y cuando le levantaronbañado en sangre fué para encerrarle en una celda del monasteriode San Erasmo, de la que sólo la'oportuna intervención de dosmissl del rey franco lograron salvarle.s Pero los conjurados no cedie-ron y colmaban al papa de acusaciones, especialmente la de adúlteroy periuro.G i Quién, sino Carlos, era capaz de sacar al papa de aquelatolladero? El desesperado llamamiento del Soberano Pontífice llegóhasta él cuando se encontraba en lo más apartado de Sajonia Iu-chando contra los paganos.T

Cuando el papa se decide a trasladarse a Paderborn a donde loha invitado Carlos a ir a encontrarle para esclarecer la situación,los escritos de los contemporáneos y, en especial, la correspondenciade Alcuino, retiñen con un sonido nuevo en parte. En una carta delr¡es de junio del 799, escribia este último al rey franco:

?' Idem, nq 92.'1 Véase la carta de Alcurrvo, ne 159, pág. 258.5 Cf. Bavrr, art. cít.; Arrir. y SnrsoN, t. II, pág. 163-187.ti licgÍrn el tr:stimonio de At.t:tttxo, en su Corrr:s¡rondcncia, ne 179, ¡rírg. 2Q7

(agoslo rk l 799).7 ll,rr r:'r', l.,x'- t'it.; Atrr:t. 1 Stnrsor,r, l. ll, ¡,ri1,s. ll,:l 1117.

EXALTACION DE CARI,OMAGNO AL IMPERIO 9I

"Hasta ahora, tres personas han alcanzado la cumbre de la jerarquía del

rrrrrttlo:"1q El representante de la sublimidad apostólica, vicario de1 bienaventurado

l\'«lro, príncipe de los Apóstoles, del cual ocupa la Silla. Lo que ha sucedido ai que

nrlrr¿rlmente tiene esta sede, ha tenido a bien vuestra bondad hacérmelo saber."2'' Viene luego el titular de la dignidad imperial que eierce el poderío secular

r'rr la segunda Roma, De qué manera impia ha sido depuesto e1 ¡efe de este impcrio,rro ¡ror extranjeros, sino por los suyos y por sus conciudadanos, se ha extendido porlorl.rs partes ia noticia.

"3'q En tercer lugar está la dignidad ¡eai gue nuestro Señor Jesucristo os ha

r,'sr'rvado para que gobernéis al pueblo cristiano. Esta dignidad es superior a las

.tlirs dos y las eclipsa y sobrepasa en sabiduría,Sólo en ti se apoyan ahora las iglesias de Cristo, de ti sólo esperan la salva-

rl.rl: de ti, vengador de los crímenes, guía de 1os descarriados, consolador de los

,rlli1¡idos, sostén de los buenos." 8

No podría decirse con más claridad que la monarquía franca,'r'¡r la única esperanza que le quedaba al mundo cristiano ante el

lrrrndimiento del mismo papado, ni subrayar de manera más nítida(f uc el poderío del rey franco venia a substituir en aquel momento,rl ¿rntiguo poder imperial que se creía destruído por la deposición de

Constantino YI el 797.Además, aparece, a la saz6n, resbalando bajo la pluma de Al-

t'rrino, una expresión nueva que refleia la situación creada; es latlcl "imperio cristiano". Los cluques francos defienden vigilantesl¡rs fronteras de ese "imperio cristiano";e Carlos es el protector de

t':tc imperiolo y está empeñado constantemente en ensancharlo

¡ror medio de las armas.11 Esas dos palabras "imperio cristiano",lrirsta entonces extrañas al vocabulario de Alcuino, pero que, de

¡rlonto, se le hacen familiares,r2 traducen el concepto "pueblo cris-li;rno" que ya hacía algún tiempo se usaba, aun en los documentos,,liciales, para designat ala cristiandad de Occidente. Y ese "imperio

r ristiano" es el que, como nunca, forma un masivo coniunto detrásrlcl rey franco; sobre ese "imperio" se extiende su autoridad, sinr¡rrt' csta expresión, que Alcuino opone entonces intencionalmente a

l,r tlc Imperio romano,13 tenga todavía en su pluma un sentido igual;¡rt'r'o el uso que hace de ella actúa poco a poco a la manera de una¡tlrrr clorninante y, conscientemente o no, prepara a los contemporá-n('os p¿lra los acontecimientos de que pronto será Roma escenario.

t\ (:ttrr(spond.encia de Ar-cutNo, na 774.ll /r/,'n¿, lr! l[]5r.

tI ll,'nt, ¡, 177.l l Irl, n. n'' 'i0il.t'-t ltlt nt. rr,,. ll(X), 2:\4,, :115. 24'9.

t't l,l,ut. rr" l'01) t l'll.

1*'¡r*,

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92 FUNDACION DEL IMPERIO

Mientras tanto, todo concllrre desde el verano del 799 a foúi-ficar la posición de Carlomagno y a hacer prevalecer la idea de quees el árbitro supremo de Occidente. El viaje del papa, que apenascurado de sus heridas se traslada al corazón de Sajonia para pedirleayuda, produjo una intensa impresión. En un poema de estilo épic6r+y posterior a la entrevista,ls un poeta, que se cree era Angilberto,obtiene materia para exaltar en sonoros versos y acumulando hiper-bólicos epítetos "al rey Carlos, cabecera del mundo y cumbre deEuropa",ro el único capaz de "someter a justo juicio la conducta"del papa y "vengarle de los crueles ataques" de que ha sido ob¡eto.rzEn la profusión de reminiscencias clásicas que se agolpan bajo supluma, emplea el poeta dos veces, para aplicarlo a Carlomagno, elepíteto de "augusto".1s También por dos veces lo llama "el Augusto"y "el gran Augustc,",ro con lo que da a entender que el rey de losfrancos ocupa a sus ojos, en la Europa de entonces .-y este nombrede Europa le es familiar-, el lugar que otrora un Augusto.

Por los mismos dias y bajo la influencia de iguales acontecimien-tos, el obi.spo de Orleáns, Teodulfo, dedica al rey unos aduladoresversos,2o en los que, después de reco¡dar que es el "honor y lagloria del pueblo cristiano", no vacila en escribir que San Pedro enpersona "queriendo ser sustituído por é1" "lo ha enviado para quesalve" al papa. "El que posee las llaves del cielo -le escribe aún-ha ordenado que tengas Ias suyas".21 Y concluye: "Tú gobiernas laIglesia. . . el clero y el pueblo."

Finalmente, en el otoño del 799, cuando Carlos, después dehaber hecho regresar a León III a su capital,22 se dispone a ir tam-bién a visitarle para determinar sobre el terreno las responsabilidadesen que hayan incurrido tanto los conjurados como el mismo papa,Alcuino, por muy opuesto que en un principio se mostrase a cual-quier forma de proceso contra el Soberano Pontífice,z3 no puede

1a Publicado por Düurnan, en los Poetae lat., t. I, págs. 866-379.15 En todo caso es anterior a Ia m,erte de la reina Liutgarde (4 de junio del

800), a quien el poeta hace aparecer sin aludir a su muerte.rc Versos 92-93.17 Versos 3BB-390.18 Versos 64 y 91.1e Versos 332 y 406.:0 Pul¡licados por Düuntrn, Poetae lat., t. I, págs. S2B-524.21 A su advenimiento, había enviado León III a Carlomagno, como signo de

honor, Ias llavcs de la conlesión de San Pedro y un estandarre de la ciudatl tlc Roma.Y(ttx: Annul¿s royolts, aíto 79(t, ed. Kur.ze, phg. 98.

'r2 Anr:r. y SrtrsoN, t. I[, pírgs. .l86-18Z.

1l:l V(i¡r§(' su (iutir rr Arlr rl,.S;rlzlrrrrglo, rrt' l7g rL: lts l,)¡ti.strirrr,, l. ly.

EXALTACION DE CARLOMAGNO AL IMPERIO 93

cotrtenerse de enviar a su "amado David" -tal es el sobrenombre,lcl rey franco- un breve poema en el que expresa, en elegantesversos, sus esperanzas y sus deseos.2a ¡Ojalá pueda Carlos curarl,rs Ilagas que sufre Rorna, resfablecer la concordia entre el papa y,'l pueblo, restaurar el orden y llevar a todos la salvaciónl "Roma,t,r¡rital del mundo, ve en ti a su protector";26 "haz reinar alli derrrrevo la paz y la piedad";za "guía al ¡efe de la Iglesia como a tiIt' guía el Señor con su mano omnipotente".zz Esta conclusión,(()mo se ve, es igual a la de'Ieodulfo: Carlomagno, situado en la, rrrnbre de la jerarquía terrenal, se convierte en el directo mandatario,lc Dios ante todos los cristianos de Occidente, incluso el Soberanol)r¡ntífice.

II.- ConoNACIóN

Con esta calidad emprendió Carlomagno el camino de Roma du-r';rnte el otoño del año 800; su viaje se convirtió en un triunfo. Ell)ilpa, sobre quien todavía gravitaban abrumadoras acusaciones queIt' lanzaban los romanos, salió a su encuentro en Mentana, a veintekil<imetros de la ciudad, desde donde regresó apresuradamente para

l)¡('parar una recepción digna de su ilustre visitante. Al día siguiente(24 de noviembre del 800) recibía solemnemente al rey franco en 1o

,rlto de la escalinata de San Pedro, rodeado de todo su clero y enrrredio de cánticos de acción de gracias.2S

Dos semanas después, presidía Carlomagno en la misma San Pe-,lro una asamblea compuesta, a la vez, de prelados, simples cl,érigos

v rliE¡natarios laicos, a los que hacía examinar las quejas presentadas(()ntra el papa, y éste era invitado a justilicarse bajo la [e del jura-rrrr:nto,2e -suprema humillación que Alcuino hubiera querido evitar-f ,' :ttt , que constituia, a 1o que parece, un hecho sin precedentes-.¡rlin vano había Alcuino recordado, por medio de una carta escritaun()s meses antes, la regla ya antigua, según la cual "la Sede apos-tolit'¿r no puede ser juzgada por nadie";32 León III tuvo que incli-

'.tt l>t¡t:tue lat, deyí carol., f. I, págs. 257-259.::l', Vr:rso 63.::rt V('t.qo 68.:,'Vr.rsos 7l-72.ls Ar:r;r, y Strtsox, t. IT, págs. 219-223.'.'lt Itlrnt, ¡ríg. 124,.:l(r A Lr I tNrt, (iorrr,.spottl.ntciu, na 179.;tl (.1. ,\v^rn (rr'r()ll rL. lir Ililrliogra[ía), pág. I57, n.4, y págs. f59-f60.ir" ( l¡u tr l7r) r rr citrrrlrr, r'rl. l)iirrrrrrllr, pig. 779, 1.24.

Page 50: Halphen - Carlomagno y El Imperio Carolingio

94 FUNDACION DEL IMPERIO

narse ante la voluntad de Carlomagno, que se había hecho cargopersonalmente del asunto y dirigido la información,33 y al cabode tres semanas, el 23 de diciernbre, el papa hubo de someterse en laiglesia de San Pedro a la dura obligación que le imponía el dueñode Occidente.sa Aute una asamblea compuesta de la misma maneraque Ia del I de diciembre, y en presencia del rey, se presentó comoreo, no sin hacer las má,s expresas reservas en cuanto a la legitimidaddel procedimiento: "Para escuchar esta causa", comenzó diciendo,es"el clementísimo y senerísimo señor rey Carlos, aquí presente, havenido a esta ciudad con su clero y sus nobles"; luego agregó, sinpreocuparse del carácter contradictorio de sus declaraciones: "Portodo lo cual, yo, León, pontífice de la santa Iglesia romana, sin serjuzgado ni obligado por nadie, sino por un acto de espontáneavoluntad, me purifico y me expurgo en vuestra presencia, ante Diosque conoce mi conciencia, ante los ángeles y ante el bienaventuradoPedro, príncipe de los apóstoles, en cuya basílica ros encontramos,y declaro no haber perpetrado ni ordenado perpetrar los actos cri-minales e infames que se me reprochan. . ." Por mucho que dijera,aquello era aceptar como válida la intervención del rey francoen aguel asunto doloroso en gue se discutía la dignidad de su vidaprivada y reconocer, prácticamente, a Carlomagno el derecho depresentarse en Roma como señor soberano.

Por una coincidencia, que posiblemente no fué casual, el mismodía en que León III se sometía de esta manera y en presencia delrey franco a la ceremonia de expurgatoilo que se le exigía, llegabaa Roma procedente de |erusalén una delegación que traia a Carlos,en nombre del patriarca, un luexillum of estandarte y las llavesdel Saqlo Sepulcro, del Calvario y de Ia misma Ciudad Santa.36

Simple signo de honor igual que cinco años antes el envío que lehabía hecho el papa de las llaves de Ia "confesión de San Pedro"y de un estandarte de Roma,37 Pero la mención que se halla en losoficiosos Anales reales de estos dos presentes sucesivos y la exultaciónque manifiesta Alcuino sobre el segundo de ellgs, en cuanto tienenoticia del hecho,38 parecen indicar la importancia que se les concedióentre los francos. Después de los homenajes de la cristiandad romana,llegaban a Carlomagno los de los cristianos de Oriente.

33 Véase Annales royales, año 800, pág. I12.34 A¡rir, y Sru-"oN, t. Ii, pág. 231.:i5 Puhl. por J,rpnú, Biblíotkeca rerutn gerrlanicarum, t. IV, págs. 378-379.i\$ ,y'¡¡¡1¡¡!¿5 roytLLt:s, año 800, pág. ll2.:t7 tlntutl,,s r,ryu|.,,s, ttío 79(¡, |riq. 98.'.\r (.'t¡ttt'tl,t¡ntl,'¡t'itt tl" Al,r:t tt,t,,. rrl' lll,1,. ¡rri¡1. :]511, 1.26 27.

EXALTACION DE CARLOMAGNO AL IMPERIO 95

Otros asuntos habían, mientras tanto, ocupado la atención deCttrlornagno. El autor de los Anales rcaleshabla de ellos en términosenígmáticos. Dice que Carlos, una semana después de su llegada a

llrura (el 1 de diciembre), "reunió una asamblea para exponerrr todos las razones de su viaje y en 1o sucesivo se dedicó diaria-Irtcntc a arreglar los asuntos que Ie habían llevado allí. Entre ellos,el ruás importante y arduo era el primeramente tratado: el examentlc los crímenes de gue se acusaba al pontífice".as ¿Cuáles eranl«rs otros asuntos? El analista no lo dice. Pero la rehabilitación del

l)irpa ya era un hecho el 23 de diciembre, y el campo quedaba libre¡rirra realizar proyectos de diferente nafvraleza, meditados por eI

lt:y franco en el secreto de las deliberaciones que se venían reali-::;rndo desde hacía casi un mes.

Ahora bien, dos días después, el 25 de diciembre, Carlos regresó¡¡ San Pedro con motivo de la fiesta de Navidad y antes de que se

t'clcbrase el oficio, [ué a inclinarse y a rezar ante la co:ntesión del

¡rlincipe de los apóstoles; en aquel momento y cuando el rey iba al)oncrse en pie, el papa León se acercó a é1 y le colocó en la cabezaunil corona, mientras gue "el pueblo romano" elevaba por tres veces

lir ;rclamación: ¡A Carlos augusto, coronado por Díos, gtande g pa-cifit'o emperador de los romanos, oida y victotia! Después de esto, ell)orrtifice se arrodilló delante del nuevo augusto y 7o adoró 40 comoir cxigía el antiguo protocolo imperial inaugurado por Diocleciano.alI )c esta manera, por un acto teatral silenciosamente preparado en'lrrs

semanas, o tal yez en los meses anteriores, Carlos se encontrabarlt: repente elevado a Ia dignidad de emperador romano.

El propósito esencial que se quería lograr con tal acto y usandoun (:eremonial calcado sobre el que efectivamente se seguía desde elnl1¡lo v para la coronación de los emperadores bizantinos por el pa-tt'iarca de Constantinopla, era, sin duda, el de aclarar la situación.llirst¿¡ entonces, el único título que en sus relaciones con el Soberanol'ontífice y con sus súbditos había usado Carlomagno era el de"¡r;rtricio de los romanos"; pero ninguna de las prerrogativas que, alr¡¡rc;rirc de tal título, honorífico en un principio, se había ido arro-1¡irrrrlo podían justificarse en derecho. Cuando, por ejemplo, recla-r¡r¡rb:r dc los nuevos papas la inmediata notificación de haber sido

trtt .,1¡¡¡¡¡¡l¿* royo,les, año 800, pág. 112,

'lo llr.lrto rlr: cstilo oficial en los Annales royales, año B0l, pág,7).2; relato, poco

ur¡i,, ,, r¡r,,rrr,* r'¡r¡r.orrl&ntc, cn al Lil¡cr pontilicalis, t. II, pág. 7 (Vida de León III,lil'. :l:l ).

't ¡ t ll. I,l. ( lrr. ll,rrrrn, l,'tulorutioru tlcs empcreurs et les origínes de la persécu-

tlt'n ¡lt l)i,¡, l,ttí,'tt. t'tt l¡r /ir't,r¿r' histrtrir¡rtr', t. CXXTTI (19.I6), pág. 230.

Page 51: Halphen - Carlomagno y El Imperio Carolingio

FUNDACION DEL IMPERIOelegidos' usurpaba ros poderes gue, hasta mediados der sigro vur,nunca dejaron de ejercer lou .eÁperudor". ,o*u;;;,,;

-Éirur.io.Pero desde entonces y por in,sensibles etapas, la situación se habíamociificado a este respecto, hesta el punto que, mucho antes de laNavidad del 800, el rey franco yu .u hubiu up.opiado con respectoal papado casi todas lus p.e.rogutivas anteriormente reconocicras aremperador. Los litigios a que hrbiu., dado lugar lu. ..lu.i.rr"u ¿"las dos potencias en los dras der papa AJriano, rricieron, no obstante,sensibles los inconvenientes de un estado de cosas tan mar definidoen el terreno jurídico. sustituir er título ambiguo de ,,patricio

de rosromanos" por el decisivo y claro de "emperadár de ros romanos,,: talfué' ante todo' el propósito de Ia ce"emonia gue tuvo por escenariola iglesia de san Pedro er 25 de diciembre d"r aro s0ó t á rru "refecto que produjo en un principio en los contemporáneos. por eso,

después de haber relatado el acto de ra co¡onación aproximadamenteen los mismos t,érminos de que nosotros nos hemos servido, elautor de los Anales reares se limita a concruir racónicamente: ,,.. "y,abandonando su titulo de patricio, se llamó emperador y augusto,,.Después de Ia ceremonia -carromagno, como resurtado de eila,reempTazí efectivamente en los encabJ.zamientos de sus actas eltítulo de "patricio de los romanos,' por el de ..emperado,

u,rgrrr,o qu.gobierna el imperio romano"-, no se elevó ningún cantJ triunfalni ningún poema para celebrar el acontecimiento, pese a gue nuncacomo entonces abundaron los poetas en Ia corte franca. Ápenus siAlcuino, en su correspondencia, se permite breves alusronesy-.rurdolo hace es.para expresar en términos mesurados la aregría gu" .ierrt"por la exaltación en dignidad (exattatio), del rey., .áo, i amigo,+2al que envÍa una carta de cariñosas felicitaciones: "Bendito sea elseñor y bendita su misericordia hacia sus servidores, por cuya pros-peridad y salvación, ¡oh mi dulce David!, te ha condu.ido fel¡r^entey llevado en medio de la paz, te ha honrado y exalta do (honorauitet exaltauit).,:',4s y esta vez, todavia Ia única alusión a la corona_ción imperial está por completo en estas simpres palabras: er Señor"te ha exaltado". Por importante gue rruyu poiido ser para suscontemporáneos la transformación política rcaTizada en Ia ñavidaddel año 800, hubo como una preconcebida discreción que posibre,mente se explique por razones de orden diplomático.

Recuérdese, en efecto, Ia famosa carta de Alcuino -con unaredacción de largo alcance- en donde enfrentaba la primacía de

4'l Ar,r:urno, Crtrrcs¡nniant:ia, nos 214 y 2lB,'l:l ll(m, n1' 229 (sclrticrrrlrr<r y oct.rrlrrr: rkrl 801 ).

P((I ltun-F \rñuru\\r\\ursrf'Ilusto-rtlicrrio dc (iar:lomagno, l)erteneciente al 'l'esoro de AtTuisgrán, y

lirrn¿ rk'l r.lr¡rerador, conserrarla en un docr¡rnento tiel año ¡¡5. "

t,Ah,!INA III

Page 52: Halphen - Carlomagno y El Imperio Carolingio

EXALTACION DE CARLOMAGNO AL IMPERIO 97

la monarquía franca con el derrumbamiento del poderío imperial.44

Las informaciones que, por entonces, tenían los occidentales -ju-nio del 799- de los acontecimientos de Oriente hacían pensar que

la actitud de Irene destronan<lo y condenando a ceguera a su hi;o

Constantino VI, habia realmente dejado vacante el irrperio. Por eso,

des<le aproxímadamente el 803, podían ser presentados los hechos

como 1o hacía un analista bajo la influencia de la corte carolingia:

"Como ya en el país de ios griegos no habia emperador y el poder imperial

estaba detentado por una mujer, pareció al mis4qo papa León igual que a todos los

Santos Paclres que entonces estaban reunidos en concilio, asi como a todo el pueblo

cristiano, qre conver-ría dar el título de ernperador al rey de 1os francos, Carlos, gue

tení: en .., pod". la ciudad de Roma, residencia normal de los césares, y las demás

ci,:dades de ltalia, de la Galia y de Germania. como Dios Todopoderoso habia que-

rido ponerlas toclas bajo su autoridad, parecia justo que, de acuerdo con 1a demanda

del pueblo cristiano, también é1 llevara el titulo imperial. No qtriso Carlos rechazar

esta clemanda, sino que sometiéndose humildemente a Dios, a la vez que al deseo

expresado por los sacerdotes y por el pueblo cristiano, recibió el título de empera-

dor con la consagración de1 papa León." 45

Todo esto era tanto como decir: 10, que la ausencia de un em-

perador había hecho indispensable la concesión del título a Carlo-

*ugro para enfrentar las necesidades del momentor 2e, que, siendo

yu -"*p".udor

de hecho, pareció legítimo atribuirle el título que co-

rrespondía a sus funciones reales, como había sucedido cincuenta

años antes con respecto al título real de su padre Pipino, rey de

hecho junto a un rey sin autoridad; 3e, que la iniciativa de este

cambio se debía al ciero, con el papa a la cabeza, y al pueblo' a

cuyos deseos no creyó conveniente Carlomagno oponerse' No era

la primera vez et7 la historia, y no iba a ser Ia última, que un empe-

.uáor aceptaba un plebiscito, y en apoyo de la tesis presentada de

esta manera, podía alegarse la realidad del gran concilio previo

clel que habla un analista y cuyas misteriosas deliberaciones, en torno

;r los destinos de la cristiandad, excitaban la curiosidad de Aicuino a

t'omienzos del 801.a6

NOsotrOs creemos que Sería en cierta manera ingenuo el tener

l)()r exacta, en su conl'unto, la tesis que acabamos de trasladar. Evi-

't 1 /. supru. Pág. 91.

45 ,lnnalas Luuresh., ed. Pertz, pág' 38; ed' Katz, pág' 44'.lri ,\¡,1;¡¡¡¡.¡, c0rrespondcncia, na 218: "Tengo ouriosidad por ¡^aber

-escrihe\l, rrirr¡ ¿r rrno rlc los Paclres del concilio, a s1 amigo el obispo Arn de Salzburgo-

1,, r¡rr,.s| Irit rlccirlirlo (fr) lln¿r tan import¿rnie e ilustre asamhlea en cuanto a la

,,¡rlr¡rr.irirr,L, lrr lglCsiir y r.l irfirrnztnticnto rkt la fc católica. una rettnión tan prolon-

l,,r,l,r r¡,, ¡lt(.(li,lror r¡¡,¡os rll¡r,llirlrcr sir[¡ rL, gratr ¡rrolctlto para el prrtllrltl crilrliano."

I ',il lillrl.lllllr r i'.

Page 53: Halphen - Carlomagno y El Imperio Carolingio

98 trUNDACION DEL IMPERIO

dentemente, es la consecuencia de un cuidado apologético que ex-plica, sin duda, el deseo de suavizar ias susceptibilidades del gobier-no bizantino, cuya reacción, ante los acontecimientos, parece quefué, como podía preverse, muy hostil. Pero, en un aspecto esencial,esa tesis recoge las explicaciones anteriormente proporcionadas ydestaca con más nitidez aun el incontestable interés gue había, enel año 800, en poner de acuerdo el derecho y la realidad, confi-riendo a Carlomagno el título imperial, por estimarse que las cir-cunstancias momentáneamente permitían disponer del mismo sinpeligro de levantar una oposición seria.

III._ goA'ECUENCIAS DE LA EXALTACIóN DE CARLOS

AL IMPERIO

IJna vez reconocido emperador, dispone Carlos en Roma de unaautoridad más terminante en cuyo apoyo pueden ya invocarse pre-cedentes seguros. En principio desapareció todo equívoco: tradi-cionalrnente, el emperador es el soberano de Roma; allí habla comoseñor y juzga como dueño. El papa goza alli, por su parte, del pres-tigio y de la autoridad adscritos a la sede de San Pedro, pero hade conformarse, en el ejercicio de sus funciones, con las reglasque, desde hace siglos, ordenan las relaciones de los dos poderes:no sólo tiene que notificar su elección al emperador, sino gue lacostumbre determina que su consagración esté subordinada a

la aquiescencia de este último; y esta regla será expresamente recor-dada al morir León III el año 816.4?

Compárese la situación de Carlomagno en Roma cuando su pri-mera visita el año 774 con la que ocupa alli al día siguiente de lacoronación imperial y aparecerá en toda su significación el con-traste.

El 774, después de comprometerse formalmente a no abusarde aquel insigne Iavor, le permite el papa excepcionalmente el bene-ficio de adrnitirle algunas horas en Ia ciudad para gue pueda practi-car en ella sus devociones. En lo sucesivo está en su casa y tiene enella las manos libres. Sin duda, no esperó hasta entonces para actuar,realmente, en las orillas del Tíber, con la misma desenvoltura, perodesde entonces puede decir que e! clerecho le acornpaira y el pobreLeón III no estará en condiciones de poder contradecir esto.

Pero esclarecida en un sentido, la situación creada por la cere-monia, que tuvo como escenario la iglesia de San Pedro en la Navi-

li \/r"rc(' ,.lt¡ntilt'.s ¡,,ftr.I,,.s, rñr¡ fll(¡. ¡lil1. I | 1.

EXALTACION DE CARLOMAGNO AL IMPERIO 99

dad del año 800, planteaba probiemas compiicados tanto de ordencxterior como interior.

En el exterior había que esperar una viva reacción por parte de

Ilizancio, único depositario legítimo del poder imperial. Al inscribiren el encabezamiento de sus actas el titulo de "emperador y augus-to. . . que gobernaba el Imperio romano",+s el rey francs -que seguía

tituiándose a la vez "rey de los francos y de los lombardos"-cometía una usurpación típica que ningún príncipe bizantino podíadejar pasar sin protesta: no había más gue un Imperio romano, el de

los auténticos sucesores de los Augustos y Constantinos, estable-cidos desde hacía mucho tiempo en las orillas del Bósforo y los

únicos que valederamente podían apoyarse en la tradición romana'En efecto, elevaron su protesta,ae y una de las más serias dificul-tades con las que chocó el gobierno carolingio después del año 800

fué precisamente la que produjo este inevitable conflicto.Por el lado franco se creía, o se fingía creer, que la exaltación

cle Carlos al imperio era de una regularidad perfecta. ¿No había

sido proclamado emperador en territorio romano dentro de las fo¡-rnas legales, según el protocolo antiguo que estaba en vigor y en un

rrromento en que el trono de los augustos se encontraba sin titular?I)orque a fines del año 800, tal como 1o había destacado Alcuino¡rntes de la coronación 50 y como, después de ella, 1o recuerdan los

irnalistas de Occidente,sl Constantino VI, destronado por su madre

I;r emperatriz hene, no tenía sucesor. Es verdad gue trrene pretendía('()nservar para sí el podeu pero aquello era una novedad escanda'losa contra la que se protestaba incluso en Costantinopla. Y, además,yir que Irene pretendía reinar ¿no se podía arreglar todo recurriendo¡r l¿ cómoda solución de un matrimonio entre los dos rivales? Deuna vez, el antiguo Imperio romano hubiera sido reconstituído de un('xtremo al otro del Mediterráneo en beneficio de la pareja impe-

riirl. Que se concibiera tal proyecto sólo nos lo dice un cronistahizantino o, gu", en más de un aspecto, es sospechoso; p'or esto

tray que vacilar antes de seguirle, pero en realidad esta soluciónrrr',velesca del problema de Oriente, si fué en verdad atisbada, se

't8 La rcdacción íntegra era: 'oCarlos, serenísimo augusto, coronado por Dios,

y.rrrrrrlr y pacífico emperador, que gobierna eI imperio romano y, a la vez, por larrri,.r'r'i, rrrrlia de Dios, rey de Ios drancos y tle los lombardss" \((arolus, sereníssimtts

11littsttt.s, u l)t:o coronatu,s magnus et pacilicus irnperator, Romanum gubernans irn'

¡tt,r itrrtt. r¡tri tt ¡tt'r m.ist:ricortlium Deí rex Francorutn ct Langobardorum.)tt¡ lt. sulto, pírg. 9ll.:'tt l'. ;ttI)tü, ¡rírg. 91.i,r Vrlr.rr'. sr¡lrrc l.rkr, l¡s,4tLttult:; Luurt:sh., cd. Pcrtz, pág.38; ed. Katz, pá5. M'l,' l,l rrr,,ni,. 'l'r',',lrrrrr.s ((lrí,rti, rt. ,175), rJrr,, r'scrilrílt t:lllrr: t'l año Bl0 y el Bl4.

Page 54: Halphen - Carlomagno y El Imperio Carolingio

lOO FUNDACION DEL IMPERIO

reveló impracticable, ya que, aun antes de que pudiera ser plan-teada, un nuevo usurpador se había impuesto en Bizancio en lapersona del logothetes Nicéforo, que pronto se consolidó sobre eltrono imperial. Hubo, pues, que negociar, sobre otras bases, unacuerdo. Asunto largo y delicado del que no se pudo salir sin es-

Í.uerzo.La tensión llegó en un principio a tal punto entre los dos gobiernos

de Aquisgrán y de Constantinopla que se habló del inmediato en-vío de un ejército franco a Sicilia, entonces territorio bizantino, ylas negociaciones prosiguieron en medio de la trepidación de lasarmas,53 para no terminar hasta el Bl2, en los días del sucesor de

Nicéforo, Miguel I Rangabe, con un compromiso imperfecto por el

cual el emperador de la "Nueva Roma" -la del Bósforo* colls€Il-tía, finalmente, en no tratar en lo adelante, en su correspondencia,como simple rey bárbaro a su colega de la Roma antigua, sinocalificarle de hermano, 1o que era contraer todo ello a una simplecuestión de protocolo y dejar sin solución el verdadero problema:el de la coexistencia de dos emperadores y el de sus relacionesmutuas en los límites del antiguo imperio romano.

La misma ambigüedad se mantenía en el plano interno. ¿Se adscri-bía una autoridad nueva al nuevo título que recibía Carlomagno?Parece que ni siquiera se hizo esta pregunta. También en esto todoquedó en el aspecto protocolar; se exigió a todos un nuevo jura-mento de fidelidad al soberano en su calidad de emperador, ya que

Ios juramentos anteriores sólo se referían a él como rey.Ea En Iodemás, no se produjo cambio alguno. Tal vez pensó Carlos €r reá'lizar reformas después de su elevación a la dignidad imperial; du-rante algrin tiempo se abstuvo de toda operación militar 55 y estudióel año 802, con sus nobles del orden laico y del eclesiástico, larevisión y nueva redacción de las leyes en uso, asi como la codtfi-cación de los textos canónicos y disciplinarios que interesaban a lavida religiosa;56 pero los resultados de esta actividad parece que

fueron mediocres y nada revela, en las capitulares promulgadasentonces o durante los años siguientes sobre estas materias, queexistiera una nueva concepción directriz; como emperador, Carlosproseguía, sin más, la obra comenzada antes del año 800.

5:r Véase, para el detalle, F. Geusuor, Notes critiques sur Éginhard, bílgra¡theilc Charlemugnc, en la Re:tu,e belge dc phi.lol.ogíe et, d'histoíre, año 1924, pár:inas

725.7sfi.ri (',uttitu.l,., t. Í, n'¡ 33 (co¡rienzos del airo 802), art. 2, pág,. 92.t't' .1tnnrlr.\ rt4'tilr's. años flOl'fl0i].lti (:t!t,itul.. t. l, r¡,,.:lr,:ill (110:), ¡rí11s. 105 lll.

EXALTACION DE, CARLOMAGNO AL IMPERIO 101

¿Cuál es, a lo menos, el destino que columbra para ese "im-perio

,,,niuro" parcialmente reconstituido en su provecho? Hay que decla-

rirr que, snayez más, todo quedó en duda, o meior dicho, que todo

sucedió como si Carlos considerase eI imperio como una tealización

momentánea llamada a desaparecer con él mismo' En efecto' a

comienzos del 806, promulga un acta para regular su sucesión en

caso de fallecimiento, y este documento 5? demuestra gue en aquella

fecha, de acuerdo con las viejas costumbres francas, cree inevitable

cl fraccionamiento del conjunio territorial reunido bajo su autoridad'

Después de dar gracias al Todopoderoso, por haberle concedido

tres hijos legítimos, Carlos, Pipino y Luis, expresa el doble deseo

de verlos, en tanto que él viva, conjuntamente asociados a su poder

y el de transmitirles la totalidad de sus Estados después de su

,rue.te. Sin ernbargo, deseoso, declara, de evitar toda confusión y

desorden, ha de precisar por adelantado el lote que entonces ha de

ser atribuído a cada uno de ellos. De su "imperio o reino" hace,

pues, tres partes que comprenden: una, la Aquitania' la Gascuña'

io Septi*u.ria, la Érovenrá y la "Bo.goña" occidental; la segunda'

Italia, BavieraylaAlamaniaoriental; la tercera, todo lo demás' Este

úrltimo grupo territorial, el más importante porque incluía el viejo

pui. frá.á *Ffancia, como se decía entonces-, estaba reservado

al primogenito Carlos, mientras el primero se asignaba a Luis y el

,"grrdo u Pípino. El emperador estipula que cada uno de sus tres

hifs deberá i'contentarse con su parte" y asegurar su defe¡sa, sin

intentar nada sobre los territorios de sus hermanos con los que,

cspera el emperador, ha de vivir en "paz y caridad",58 1o que con-

lleva deberes de mutua asistencia en caso de grave amenaza pata

la seguridad de cualquiera de ellos, Así también, en virtud del ar-

tículo 6, los tres hermanos se comptometen expresamente a prestarse

socorro unos a otros contra los enemigos de fuera o de dentro' ycl artículo 3 dispone facilidades de paso a través de los Alpes para

cada uno de los tres hermanos' a fin de prevenir cualquier peligro

c¡ue pudiera artenazaÍ a Pipino' Pero el artículo 6 estipula' igual-

,,,,ente, que los tres hermanos se abstendrán de toda intervención

cn los asuntos del vecino, y varios artículos (los 10' ll y 1'2) se

tlirigen a establecer y mantener una estricta separación entre los tres

luturos reinos, tanto en lo que se relaciona con los bienes privados

como en lo relativo a los vínculos personales de recomendación y

Iidelidad.

r;¡ O,tl,ittll- t. l, n' 45, pírgs,. 126-130'

:'\ ltlt'ttt. ¡rrr:útttlrttlo y rrrlír:ttlos I n 3'

Page 55: Halphen - Carlomagno y El Imperio Carolingio

102 FUNDACION DEL IMPERIO

. Sobre un solo punto espera el emperador de sus hi¡os, despuésde su muerte, una política común: por el artículo 15, ál evocar s,propio ejemplo, el de su padre y el de su abuelo, les exho¡ta a .ase-gurar todos juntos la defensa de Ia Iglesia de san pedro (es decir,el papado)... y procurar que se le haga justicia". Más aun, todaslas disposiciones tomadas por el emperador suponen Ia ruptura defi-nitiva de la unidad después de su muerte. se mantiene intacta lacostumbre franca de los repartos territoriales, no sólo para lo inrne-diato, sino aun en el caso de nuevas eventualidac{es: failecimientode uno o de otro de los hijos, nacimiento de nietos en estado o no desuceder a los fallecidos (artículos 4 y 5). Sin duda, carlos tieneplena conciencia de Ia necesidad de salvaguardar sin rimitaciónalguna, mientras él vive, .su poder absoluto sobre el conjunto delimperio (art. 20); pero, una vez que él haya muerto, aguel imperioestá llamado a desaparecer y la unión de sus herederos-se reduciráa lo que su buena voluntad recíproca permita (artículos 14 y 16).

De las nuevas perspectivas abiertas por ia coronación dll u¡o800 no subsiste mucho, como se ,r", *"rrá. de seis años despu,és deaquel acontecimiento. Parece que el imperio no sea sino una apoteo-sis personal de ca¡lomagno, apoteosis cuya duración está limitadapor su misma vida personal. Y, sin embargo, la muerte prematurade sus dos hijos mayores, fallecidos con escaso intervaro el uno delotro,5e antes de que él mismo descienda a la tumba, va a tener comoimprevista consecuencia la de que, el imperio fundado el año 800en la incertidumb¡e y el equívoco, no sólo sobreviva a las circuns-tancias gue le hicieron nacer, sino que, sin conservar nada de lo guehubiera podido ofrecer por un momento la irusión de un renacimientode la Roma antigua, adquiera, poco a poco, la forma de un organismooriginal, ese organismo que llamamos Imperio carolingio y que,durante cerca de un siglo, dominará sobre la Europa occiientáI.

50 Ilirrino, cl I rkr julio rlcl año tlr0; (irrros, rrn rrir.ilnrr¡rr: rrr:l filr. ví,¡sr:Iliiunr¡,;rr,Milrrr.r^1,¡r,lt, no" 4,67u y SlStt.

CAPITULO VI

ORGAINIZACION POLITICA Y ADMINISTR'ATIVA

L- Tepnlronlos

¿Dorninacia por los {rancos, lorma ya la Europa occidental un

todá coherente? A primera vista hay que dudarlo' El reino franco

[ué constantemente aumentando por medio de la conquista, pero

las poblaciones que se fué anexando han conservado su fisonomía

p.opiu, sus costumbres, sus leyes y, en más de un caso' una parte

de su individualidad Política.El particularismo étnico, como se ve, todavía opone en muchas

.ornur.ur, aun en la Galia, vigorosa resistencia a todas las tentativas

de asimilación.NohablemosdeBretaña,que,consupoblacióncéltica'suclero'

dotado de una organización que no tiene analogía con ninguna otra

del continente, y sus mriltiples condados o ducados nacionales' jamás

había sido aún incorporudu u los territorios francos' Todo lo que

pudo conseguir Carláagno, después de dos duras campañas en 786-y

799, fueron promesas áe fidelidad, de las gue ya di¡imos 1 1o gue

podía esperarse.Pero hay, en el otro extremo de la Galia, una provincia a la que

no ha privaáo d"., libertad el hecho de que haya sido incorporada

teóricamente a la monarquía francal la Gascuña' A diferencia de la

península armoricana, [u¿ considerada como parte integrante del

Irrlp"rio, y en 806 figura entre los territorios que Carlomagno señala

pn.o .", repartidos después de su muerte'2 Comprendía a la vez

nu"rtru Gascuña y los países vascos actuales, ya q:ue' como se sabe'

las palabras vasco y gascón no son sino dos formas de un mismo

,,n,,ir" (en latín, uasco). Habitada dicha región por un antiguo

l.treblo dL rnru ibérica que por la lengua, las costumbres y hasta el

vcsticlo -üfla camisa de anchas mangas, calzones amplios y un

t l/ . ';rr pru, pi¡. ('7 .

.. (.',tl,itttl., t. I. rr'' 15. rrrt. l' ¡rí11' l2[]'

l()l

&rli

Page 56: Halphen - Carlomagno y El Imperio Carolingio

10.1 FUNDACION DEL IMPERIO

corto manto redondo:|,* se diferenciaba de los habitantes de las

regicnes más septentrionales, fué necesario reaiizar prolcngados ysangrientos esfuerzos para conducirlo, primero, a pagar tributo y [i-lialmente, en los días de Carlornagno, a reconocer la autoridad delrey franco.

Aquella provincia había logrado conserv:tr Lin duque nacio-nal cuya fldelidad brillaba por su ausencia y bajo cuya dirección elpaís siempre estaba dispuesto a rebelarse. El episodio de Ronces-v¿rlles no fué, a este respecto, sino un ejemplo entre muchos. Aunel año 813, unas semanas antes de la muerle de Carlomagno, los

gasccnes intentaban, igual que en el 778, sorprender un ejércitofranco a su pa.so por los desfiladeros pirenaicos.a

Desde el Garona al Loira y desde el Océano a los montes Ce-vennes, el conjunto de los territorios que entonces constituían la

Aquitania llevaba el sello de un pasado que hacía dificil la asimi-lación completa a las otras provincias francas; por mucho tiempo

Aquitania vino a ser como una especie de zona de explotación que

los reyes francos ,se repartían como botín. Orgullosos de la culturaque les había dado Roma, los habitantes detestaban la grosería de

los conquistadores bárbaros y se delendían indómitamente contrasus empresas. El rey Dagoberto había intentado atraerlos haciendo

de su país, el año 629, un reino aparte, aunque subordinado a su

autoridad suprema, en beneficio de su hermano Cariberto. Pero 'éste

murió el 632, y con él desapareció el reino aquitano' Desde entonces,

la Aquitania [ué recuperando poco a poco su libertad de actuación.A fines del siglo vII, tenía un dugue elegido de entre su población ydel que los merovingios acababan de obtener que reconociera su

soberanía. Carlos Martel y Pipino el Brerte tuvieron que ir a impo-nérsela con las armas en la mano, hasta que, en el 768, al sucumbirel duque Waifredo después de ocho año,s de lucha sin cuartel, se

pudo, ai [in, proceder a Ia instalación de funcionarios francos en el

interior del país.5

A pesar de todo, se mantuvo tan vigoroso el particularismo aqui-tano que el año 781 , 1o más tarde, e inspirándose tal vez en el ejem-plo de Dagoberto, habla Carlomagno iuzgado oportuno recon,stituirallí un reino subordinado y confiar su gobierno, bajo su alta auto-

3 Así los describe aún, algunos años despuós de la muerte de Carl()magno, cl

hiógrah de Ludovico Pío llamado el Astrónomo \Vita Hlu.dotiri] en srr ca¡rítrrio lV.

ISolrre los vas,(]os o vascones pUede versc SÁlCrrtZ Ar.tlOnXOZ, tll. t il. sttl)t tt.l¡,lllo lll,¡rassim. | ['l'.]

1 l/. stt,l¡ru. ¡rrig- (rl-r.

t' l' . ¡tt l¡t tt, ¡ ri 1';. 116.

ORGANIZACION POLITICA Y ADMINISTRATIVA 105

ridad, a su hijo Luis.6 ¿No podía tenerse a éste por aquitano cuandola casualidad le había hecho nacer un poco antes (el verano del778) en Poitou, durante uno de los desplazamientos de su padre? ?

Parece que Carlomagno quiso halagar el amor propio de las pobla-ciones meridionales al ordenar que el niño fue¡a vestido a la manerade los gascones que, sin cluda, se seguía conservando en una parte deAquitania,s al concederle el título de "rey de los aquitanos" (rerAguitanorum) y al prescribir la constitución de una corte real pare-cida a la suya propia, con una jerarquia semejante de grandesoficiales, una cancillería expidiendo actas redactadas en la mismaforma solemne que las suyas, y oficinas para acuñar monedas concl nombre del ;'oven príncipe.e Todo estaba concebido para pro-clucir en los aquitanos la ilusión de una semiautonornía. Y, en rea-lidad, la combinación era viable, ya que no sólo se mantendría hastali¡ muerte de Carlomagno, sino que iba a sobrevivirle.

En el territorio germánico tuvo Baviera un régimen gue presen-lirba algunas analogías con el de Aquitania. Aunque desde el siglo vrtlc¡rendían del reino franco, los bávaros se habían mcstrado tambi,énrcfractarios a toda asimilación; conservaban su derecho (la "ley,lt: los bávaros") y sus duques nacionales de la vieja familia de losA1¡ilolfingos. En el siglo vll llegaron éstos a rechazar, casi por com-¡rlt't., la hegemonía franca. Dos campañas de Carlos Martei, el 225t' rl 728,to no lograron de manera durable abatir su espíritu de inde-¡,,'rr<lcncia, ya gue, treinta y cinco años después, su dugue Tassilon,,,' ;rlzaba de nuevo, como hemos vi.sto,rr rehusaba todo concursorr¡rlil;rr al rey franco y se conducía como príncipe independiente, no1,,llrnclo ya sus actas sino por los años de su propio reinado enll,r'it'r'¿r, Sabido es lo que siguió:12 obligación de prestar juramento,1,. lr(lclidad a Cariomagno el 781, Iuego, una nueva rebelión, des-Irr(:i (lc la cual tuvo qtle renunciar en favor de los carolingios at,rll¡'' *u. derechos, tanto los personales como los de sus herederos.

l)r'r'. ¿runque ya no había duque de los bávaros, Baviera subsis-ti.r N. rrtreviéndose a destruir su unidad, carlomagno se lirnitó a'rrl,il¡tr¡ir'¿r los Agilolfingos por un gobernador de alto rango, su, ilrr,r(1. (lcrolclo que, con el título de duque o "prefecto de Baviera"

ti t l, All;1. y Srtrsoru, t. I, pág.297; Auztl.s, págs.3_21., ll.l \l rr ñlír¡ll,ll¡clll,lr, n,) Sl5q.', 1,,r, \sl¡rir.toruo, ( iir¡r. 4,.

t' \¡¡r r t Sl¡l:rol, t. l, ¡ri;:,s. :l{)?,-399.l, ll.n \l lr Nlir¡rrlr,rr ll:n, no,; i)7t: y 38u.I I I .,ll'ttt. ltii,. :ttl..| \,,¡., t ¡rl'. lll flll, stt¡trrr.

Page 57: Halphen - Carlomagno y El Imperio Carolingio

106 FUNDACION DEL IMPI]RIO

(praefectus Baioariae), recibió la-misión cle administrar todo el du-

cado cuyos límites ,igui"'o' siendo exactamente los mismos'13 Este

régimen se mantuvo"derpre, de la mue¡te de Geroldo (799)' con

la sola reserva ¿" q"" "i ptefecto [u'é desde entonces reemplazado

;;;; directorio de dos piaeiectí Baíoariae' que actuaban conjunta-

mente. Baviera iba a conservár *ucho tiempo aun su individualidadr

uno de los primeros cuidados de Ludovico Pío va a ser confiar su

g.bru.rro u *ro ¿" .r. hilo', to""di¿ndole' con el titulo cle "rey

á" 1o. bávaros",1a las mismas prerrogativas y la misma autonomía

que al "rey de iou uqritu,,ot"' Ño h3V c"" decir que Baviera estaba

sometida de la misma manera que Aquitania o Gascuña al régimen

común.A ese régimen escapaba, más claramente todavía' Italia' Las par-

tes del territorio qr"-o,,o" estaban bajo el dominio de los Astolfos

f C" io, Deside.iás, nunca perdieron su carácter de reino distinto'

En la enumeraciÓn de sus títulos, nunca deja de hacer figurar Carlo-

*rS". "i ¿e ¡'rey d" lot-lo*bardos"' y no sólo las leyes lombardas

se sostuviero., "r, uigo', sino que se aámitía' por 1o general'. que las

capitulares pro*rtgáJut;;t" tod-o "1.

Imperio podían ser ob¡eto de

variantespu..udupt*su,contenidoalacostumbreespecialde..I.om-bardía".15 lgrut qrr"l'Áq"io"tu' el gobierno de1 reino fué confiado

desde el año 781 u u, pri.r.ipe de la estirpe carolingia bajo.la auto-

,á"J ¿a ;e[e de lu .uru 'eul;

u Pipino' hijo segundo de Carlomagno

y pri^", titular del cargo, sucedió el año 813' por voluntad del

emperador, "t p.opio hio de Pipino' llamado Bernardo'16 Inútil

J".,. or" se trátria de un reino ficticio' pero se salvaban las apa-

riencias: el rey de los lombardos tenía su corte' su personal admi-

nistrativo, su diplomacia, y le vernos negociar directamente con Bi-

zancio, aunque no haga sino ejecutar las órdenes que recibe de

Áqui.ita".'i Lirgu hurtu a promulgar capitulares'18

Lo"s du.udos lombardos del mediodía peninsular siguen' como

antes de la conquista franca' manteniéndose al margen de la auto-

ridad de los reyes á" p""i"' El duque de Benevento consiguió' final-

mente, .ulrraguurdar su independerrcia' aunque reconociendo la sobe-

1ít Véase Cap. trII, suPrrz.

11 Bó¡r'mn-nilÜrrr.recnnn, no'64:9a y 1338c'

r5 Tal fué, uI mt''nu,"1 "aso

tl" lu capitular clel l79'Ilamada de flerstal (Capitul"

t. I, na 20) si es que "1

tt:xto que apalece en 1o-' manusctitos italianos es eiectivamente

t:1 rk: lr rctla,:t:iírn ofici¿rl.

l(; IJiirrN'tt tt-N'!iittt,tl,tt ttt:n, no'515ó y 515c'

t? !,'¡¡r. Attt;t. y Strts":'t. r' I, ¡'ír1s' :'itlft:iltq y pnssirrr'

t:\ (.'ttl,it1l.. t. I, ¡,,. ()1, r)'1. t)5. l0l)' l0:l'

ORGANIZACION POLITICA Y ADMINISTRATIVA TO7

rania carolingia y sometiéndose a pagar un tributo; el de Spoletoquedó en situación análoga a Ia de Tassilon de Baviera antes desu postrera rebelión: su ducado forma parte, en teoría, del Imperiocirrolingio, pero sigue gobernado a la lombarda y por lombardos.le

Atravesando la península, desde Ia desembocadura del Tíber alAdriático, el Estado pontificio, o, según ia expresión entonces co-

'riente, la "república de San Pedro", conservaba igualmente un

'tlgirnen político y administr¿rtivo distinro, con una pcblación some-titla en su maycría al derecho romano y gobernada en nombre dell)ir[)a por luncionarios pontificios.:o carlomagno no f.uvo escrúpulo*rr intervenir constaniemente en ese Estado, Pero ¿estaba allí enl.r'r'itorio del Imperio? Este punto quedó, parece que intencional-rrrcnte, en la penumbra.

I-Iabia, finalmente, dentro de los límites del Imperio carolingio,It'r'r'itorios de reciente, o relativamente reciente, adguisición, comolilisia y Sajonia, en donde se mantendrán mucho tiempo, pese af.«l.s los esfuerzos violentos o pacíficos que se hagan, el recuerdorr.stárlgico de una independencia que no había cedido sino ante el¡rl¡r'runo de las armas y fuertes tradiciones nacionales, contra ias que'r. r'omperán todas las voluntades adversas. Además, el hecho det¡rrc los francos no hubieran jamás, antes de aguel momento, tratadorlt' .';1¡¡¡s¿sr al país conquistado a una legislación uniforme y quer',rtl;r pueblo, y hasta cada uno de los individuos que Io componían,( rl,scrvara por doquier y constantemente su estatuto jurídico origi-.,r1, no podía menos que contribuir intensamente, aun en Ios paísesrlr' ;rntigua adquisición, a conservar cierto particularismo. El franco¡¡rlio vivía bajo el régimen de la ley sálica; el ripuario, bajo la ley't¡rrrrria; el frisón, dependía de Ia ley frisona, el sajón,

"i bárru"o,

r'l krr,bardo, el burgondo, e' romano, cada uno dependía de su ley¡r..¡ri:r. sin duda, se 'tataba de estatutos personales, independientesrlel lrrg;tr de residencia; pero, en todas las comarcas anexionadasrF(¡('rtcr.ente y en todas aguellas donde el fondo de la poblaciónqr' :¡.stc,í¿r homogéneo, Ios límites étnicos señalaban, groir, modo,rl ,¡rrrrr«r de aplicación principal de cada legisraciónl Esta regla-,r*rt,rlr;r, en l:r práctica, la vida cotidiana de la mayoría de losIr¡rlrit,rrt.s: ,rayoría de edad, régimen matrimonial, derecho suce-ar'i.. l,r'.rrliclades diferentes de un código con respecto a otro y,('ililr. ( (rnsc(rrcncia, dc cada uno de los grupos étnicos. La impresión

Ill qr'l,rr. r..loq rll¡r.ltrlos. r',ilsc ]i Potrt,nRn¡¡¡, Lcs princípautés lombardes (na 9lrl¡ lrr llrl,li,,,,rrrlírr ).

'll[ 1,. l)r rrr rr

nl'.trtt ¡trt¡¡¡i lit¡¡1. ( ]r¡r. IX.

Page 58: Halphen - Carlomagno y El Imperio Carolingio

108 FUNDACION DEL IMPERIO

de diversidad que, a primera vista, produce el imperio de Carlo-

magno se encuentra, con todo esto' reforzada'

II.,- APn¡l¡¡ISTRACIóN LocAL

Sin embargo, esta diversidad no impide a este imperio constituir

realmente un todo. Por mucho que varíen los códigos' por.sacrificios

qu. ," hagan en favor de las aspiraciones particulares de algunos

de los territorios conquistado', pát doquier' aun cuando se collS€(-

varan provl.io.ul*",'ll'";;;;;t' nacionales' funcionarios formados

en los sistemas frur.o. y s"l"ttiot'udos por el rey carolingio ase-

guran el desenvolvimiento de los servicios'21

El principal de estos funcionarios es el conde' que en Tatin clá'

sico se llama comes t ir"t (latinizado en gtafio)' en lengua.germá-

,i"u. Co.utituye el fiáO''"""t"ial del engranaje administrativo; por

eso lo eligc cuidad;;;;; "t "*p"'udár' De preferencia es hi;o

de una noble familia franca o' al menos' austrasiana'22 educado y

formado en la corte. El emperador no 1o designa sin conocimiento

de causa. Su .u-po de acción es el condado (comitatus)' que tam-

bién se denomina pluiu' (de donde procede nuestra palabra país) y

gau ert lengua g".*á";tu' I-Iuy tottd"" de un extremo al otro del Im-

ierlo donde está práctica pudo generalizarse más fácilmente cuanto ya

era usada en muchos paises germánicos antes de la conquista franca'

especialmente entre lts lot"Éatdo'' El total de los condados entre

louqr"serepartelaadministraciónimperialaTcanzavarioscentena-res.2r La extensión á" ."¿. uno es varláble y depende de la densidad

de pobl.clOn. Los había más extensos que algunas de-nuestras pro-

vincias y otros cuya superficie no sobrepasaba la de un t'érmino

judicial de nuestros días'

El conde ,"p."I"'tu al emperador en la plenitud de sus atribu-

cionesadministrativas:publicacapitularesytodaslasactasimpe-riales cuya ejecución debe vigilar' percibe los impuestos' dirige las

oUr". páft.á. (.o""*ación o construcción de caminos y puentes

y todos los restantes trabajos edilicios)' vela por el mantenimiento

del orden, administra 1a 1'usticia' recluta y acaudilla los coltingentes

militares y, {inalmenTr- *po' limitarnos sólo a 1o esencial-' recibe

?lParacuantoconciernealaadministraciónlocal'hayquereferirsc'engeneral'a Ias gr.nr.lcs ohras que tratan de las instituciones car:olingias' principalrnenic las rlr:

Wntt'2, l'tt:r'ttlt, lll'l (;tlrl¡"'rnt;l':s -v RnuNNnn' citadas en nucstra l)ibliogra[í¿'

'..jj (:1. ll' l'otrt'Altltlt''1, l'r's grttrtdcs lrtntill''s t:t»ntaLcs (n'¡ 31' rkr lt Ilil¡li.g'rrfítl)'

:l:l !1"¡¡r. stl tt,ltlt'ltt lrllttt¡t .tr A' J'oryt;\.n' ltltts (n" '1() rl. lrr llil¡liol:r¡rfíir)'

¡ri¡,s. llr) lll) (lr'l tr'\lr! )' rrriltrirri rr" 7 l0'

ORGANIZACION POLITICA Y ADMINISTRATIVA 109

Ios juramentos de fidelidad de los súbditos. Revocable ad nutum,puede también ser trasladado a voluntad del emperador: el mismoconde puede permanecer en la misma circunscripción, quince, veinte,treinta años;z+ Ie es permitido en ella adquirir bienes y, en contrade lo gue se dice a veces, sucede gue, desde esta época que nos ocupa,los miembros de su familia, en particular su hilo o su yerno, le suce-den en el cargo. También excepcionalmente puede un mismo conderegir varios condados. Pero lo normal es que sólo administre uno,t la vez,

En todo momento el conde se mantiene en íntima dependencia.lcl soberano al que debe el cargo y los bienes que a ,éste están;rrlscritos, pues no teniendo sueldo no percibe otra remuneración, fueratle lo casual -constituído por un porcentaje determinado sobre los¡rloductos de la administración de justicia 25 y las contribucioneslt'caudados por é1- que la renta de las tierras y de las abadías(luc, sin cuidado para el carácter religioso de estas últimas, le son,*;it¡nadas normalmente a cambio de sus servicios, en los límites de,;rr condado.

Si un conde comete alguna iibertad que se juzga reprensible, se{'\l)one no sólo a perder su cargo, sino también todo lo que forma'.rr t omplemento y hasta, a veces, sus bienes personales; esto sucederárr¡,¡:i cle ur,a yez durante el reinado de Ludovico Pío.

Aclemás, el emperador sabe limitar la iniciativa que concede a'.lr:; irqentes, por el envío de instrucciones escritas o verbales, por Ia,,lrlir¡;rción que les impone de solicitarlas en casos dificultosos y,,,,,1,t'todo, por la de ir a la corte a dar cuenta y llevar justificacio,rrr". r'ompletas de su actividad, por 1o menos una vez al año, alrr'ilrrirse la "asamblea general". sabe, también, informarse sobre su,r,lrrrinistración: las quejas de que se hace cargo su tribunal, Iasrrr"lrr'r'r'iones de los missi, e7 más o menos discreto control que ejerce,l ,,|,i:rrrr¡ en cada condado por la fuerza de las cosas, sobre los actos,1,'l.ri Írrcionarios civiles a cuyo lado está colocado, son para el'"lr('r';rr() ¡rrcciosas fuentes de información que no deja de tenerril(ili'nfit.

l'.1 ,,rrrlc tenía un delegado oficial: el vizconde (uicecomes), gue,l ,rr',rr. clcgía y cuyo nombramiento proponía a Ia aceptación del

'l l,,r¡ r'rt, r r.. lr¡ r¡rrr: sigue me remito a los resultados a que me ]levó ,na¡'rl, rrl',r¡r,,n irri.i¡rrl¡r rrnrr.s rlr'l 1940; la pórrlida de mis notas, clcstruídas o robadasit¡rt,, , ¡¡rr rrrr lrilrlir¡lr.r.;¡ ¡rol Ios llcnrarrcs, mc olrligtr a a¡tlazar _su publicación. Entrel" 'l',,rrlr,t¡1,, 1¡t¡is si;'.trililrrlivos Iuty r¡ttc sr.ñalar los rlc Ia Suiza alamániea y rle la'r'|l,rl,i'r, lr.r¡,lr'' r,l,li;'rrrr ¡t rct'irlu ll,,,¡,rci,¡rr.s col¡icr¡lcs (.rl (.,rlir [rilll.r.;ir.

' I t¡tlt,t. t,¡,",. llOlll.

Page 59: Halphen - Carlomagno y El Imperio Carolingio

I10 FUNDACION DEL IMPERIO

emperador.26 Bajo sus órdenes aun -había.otros diversos empieados a

cuya cabeceru ".tubui los uícarios (uicatií)' cada uno de ellos encor-

gado de administrar-;;;";;;;la "ot'áu¿o' ,a uicatía (uicatia)'

También se designabulu 'itu'iu con el nombre de ceniena (centena)'

v al vicario con el d"u'tnnurio (centenarius)' t¡a se trate de dos

iliffi;,"".:;;;;""te distintas' como opinan als1no; historia-

dores, que después se fun<lie,ron' ya .q"", "'i1. '"t*'-tt]:1.1 dual se

refiera simplemente a costumbres regionales diversas' como inclinan

a creer numerosos áotu-entot' S"á cotno sea' los vica'rios' igual

que los vizcondes v-i* "*ol"'dos tubulternos del condado' pare-

ce que eran designu¿clt-pt' "1 to'd" y esiaban baio su dependencia

directa. Sus atribuciones abarcaban' como las suyas' todos los aspec-

tos de la vida administrativa' pero en un cuadro más reducido y con

la diferencia progresiva, según su categoría' Especiall-"":: "" "1

terreno de 1a administraciói de iusticia' su competencia se limita

a ias causas llamadas rrcnotes ('minores) ' y varias capitulares de

i.r;;;;;, uno. dJ-slglo rx' de las que hablaremos después' pre-

.lru, lo que ha de entenderse por causas ffLenotes'

Con los ,"p,"t""tu"tes del poder civil hay que rela.cionar los del

poder eclesiástico, de los que no es posibll prescindir cuando se

expone el conjunto á" t"t E'tudo en el que el elemento civil y el reli-

gioso, como veremos más adelante' están indisolublemente vincula-

dos, El obispo, .'yu d'ut"tis suele tener los mismcs límites que el

condado, ya que corresponde como éste al territorio de la antigua

ciuitas romana, no es, sensu stricto' sino un funcionario imperial' y

uno de los más útites instrumentos de la política unificadora y centra-

lista dei soberano, ;;;;" ;t"'o la religian cristiana se establece' en

principio, po, aoq"í"' pe"et'a la dominación franca' no hay comarca

en el Imperio ".t

¿o"á"-ios obispos no desempeñen un activo papel en

beneficio de la causa franca' I-a manera en que son designados'

.oÁo ,r"r"*os,27 los convierte en criaturas del emperador' que se

apoyaen ellos y t* t'iiti'u como verdaderos agentes de la autoridad

p'oUít.., el soberano controla sus actos' les dirige instrucciones como

si se tratase d" .oodu., les encarga publicar sus capitulares y velar

por su ejecución cua'ndo contienen asuntos eclesiástico's; les hace

llamar y exige t' p'uttt"iu en las grandes asambleas; finalmente' a

través de eiios, "'t'iu uol"t el clero in[erior' cuya acciÓn puede dc

esta manera conformar a -qus propósitos'

ftiSrlllrt'tllr.il,r'trntlt',ví'ir'..:r,!,lr.lltlIarlllt:llltrrlitlr]cW.S¡t;til:t.(ltilllillgrlr[í4,rf'll]5).

''; I i:r¡r. Vll, 'rr¡'rrr'

ORGANIZACION POLITICA Y ADMINISTRATIVA 111

Por sencilla que fuera la organización administrativa peligraríacon descomponerse y seguir imperfectamente los impulsos de la auto-ridad central, si ésta no dispusiera de solícitos inspectores capacesde hacer respetar de un extrenio al otro del terriiorio las consig-nas dei soberano. Estos inspectores fueron ros mlssl dominíci o "en-viados del señor" que aaualmente recorren er Imperio en todas direc-ciones.28

Ya los merovingios habían, a veces, utilizado enviados de estaclase' A fines del reinado de carlomagno, este servicio se habíageneralizado, sin que los mlssi for,,.ururi propiamente una clase defuncionarios distintos de los que hemos enumerado. Reclutados excep-cionalmente entre los abades y, más comúnmente, entre los condescn activo y entre los obispos, sus funciones de inspectores venían¿r añadirse a las que ya tenían y que no dejaban de ejercer. Susntisiones son, además, tan sólo temporales y, aún a finales del reina-tlo, cuando se hicieron más frecuentes sus recorridos, no les ocupansino unas cuantas semanas cada año. viajaban de dos en dos -condey obispo o conde y abad- y provistos de instrucciones del empera-tlor; visitaban el conjunto de condados (en total unos seis o más)r¡tre formaba la zona ob;eto de Ia inspección, o missatícum, que lesh;rbía sido asignada. A veces sucedía que iban más de do. u irrrp".-t irrnar un solo missaticum, pero en todo caso siempre se pareaban,.ndes y obispos o abades para realizar la tarea que exigía, en efecto,l;¡ cloble y alternada cornpetencia de laicos o de LclesiáJti"or.

En efecto, su inspección abarcaba variados aspectos: gestión,1,' los funcionarios de todas las categorías y rangos, observaicia del,r's capitulares y de las prescripciones de ros cáncilios, sentencias,li,'t¿rdas por los tribunales locales, quejas formuladas contra los,,rrrrlcs o sus subalternos, publicación de las medidas decretadas por,'l r.bierno superior, recepción de juramentos de fidelidad cuandorilr cirrnbio de soberano obligaba a renovarlos, etc. si se quiere com-l,r,'rrlt'r r.:l campo que estaba señalado a su actividad, véáse el texto,1,'lrrir circular que a comienzos del siglo lx dirigieron cuatro de''ll'*; ;r cada uno de ]os condes cuya circunscripción se disponían ar'r,;tl¡ ll':

"( ):l t'rrvi;r¡lros csta carta para ordenaros, en nombre del emperador, y rogarosr rt'.r¡'( r(l.r.r('.t(' r)or nuestra parte, que os esforcéis en cumplir con todas lás obliga-, L'rri'. rrr,' .s t.rrrit'r.cn, tanto cn lo gue respecta al culto de Dios como al serviciorl' r¡rr,'.t'. sr'ñ.r y ir lir sirlvrrci(>n y cuidado del pueblo cristiano. ya que nuestroi¡ r¡"r n,!'; lrr r'rr,,rnlt'lrtl;rrl,r, lo nrisn¡o rtuc a todos los demás nlíssl, presentarle a

#

' ll,, r' rr'¡ r'l r" rr¡rlir¡ lrr,lrr¡¡r.rrr;¡l rl. v. Krr,rusr (,0 130 rlc l¿r Rilrlio-

Page 60: Halphen - Carlomagno y El Imperio Carolingio

112 FUNDACION DE'L IMPERIO

mediados de abril un info¡me exacto sobre la forma en que se han cunrplido en su

reino las órdenes que estos últimos años hizo transmitir por sus mlssi' pues está

deseoso de recompensar dignamente a 1os quc se. han ccñido a e1las y repreuder

con dureza, como lo -"t"tá, a ios que no 1o han hecho asi' ' ' Os instamos a repa-

sar vuestras capitulares, a recordar las instrucciones vcrbalcs que se os hicieron

saber y a desplegar, pu,. uplitotlus' tal celo que pocláis scr rccornpensados por e1lo'

tanto por Dios como por nuestto señor e1 gran emperador'

"Os encarecemos, pues, ante todo y os recomendamos obedcccr puntualmente y

exigir de vuestros "*plt'á* V ¿" "á'ttot administrados' cxacta obediencia a las

órdenes de vuestro obispo en todo aquello que se relaciona con su ministerio' Dedi-

caos a mantener todos 1;;;';;;;;'áel emierador-tal como os han sido precisados

por escrito y verbalmentJ, p""t *tt tespot'sable de eilos' Haced plena' correcta y

eguitativamente iusticia.'flt ttf"titt' a las viudas' a los huérfanos y a todos' sin

fraude, sin corrupción, tio '""t'l"tiu o con plazos abusivos y velad para que todos

vuestros subordinados f-r"Á l" mismo' si queréis que Dios y nuestro señor os

recompensen. Si enf,entai"a«* d" '"U"tdía

o desobediencia' si hay quien se niegue

a aceptar ias decisiones ;""';;;; "-' tol1fo'*idud con la ley o la iusticia' tomad

nota de ello y advertitt'*, yu inmediatamente si es urgente' ya a nuestro paso' a

fin de que demos aviso á"'u.o"rdo con 1as instruccio-nes que hemos recibiclo de

nuestro señor. No "..ir¿i, .i..-q,r" o. q,r"¿u alguna duda sobre. el sentido de un

pasa]e de este mandamiento' " en enviarnos urgentemente a uno de vuestros repre-

sentantes gue sea ,upu'-- d" iu"" t'u'tu de nuestras explicaciones' a fin de que

;;;i"";;;",,J". tá¿o f-t"" i" avuda de Dios' cumplir con todo'

"Poned atención, sobre todo' en que ni a vos ni a vuestros subordinados se os

sorprenda y disais ' h';;';;;;;;;;á"' con la idea de burlar o retrasar el eler-

cicio de la iusticia: 'iCuliaos hasta que hayan pasado los missí; después 1o arregla-

remos efltre nosotros!' pot "f

to"t'o'io' dedicaos a imprimir celeridad en juzgar los

asuntos pendientes .., ".r*"r.1tJrá

u ,,r"stru lregair, ya quc si cometéis algún

engaño de esta tfu'" o tiiot^""^nf'*"t"o 1nulitiu retrasáis la marcha de 1a iusti-

cia hasta nuestra lttgudu' estad"se"guro de que rendiremos contra vos un severo

informe'"Leed y releed esta carta y conservadla bien' para que sirva de testimonio

entre vos Y nosotros"'29

Esta circular demuestra hasta qué punto cuidaba el emperador

de mantene, "r,

ul",,u *"iu't" a sus funcionarios y cómo esperaba

realizat,por medio i" t" *¿ttl' la unidad de dirección gubernamen-

tal. Los missi se hacían cargo' durante sus viaies' de los 'casos

liti-

giosos que debían sentenciai por sí mismos o enviar inmediatamente

alsoberanoparasuexamen:cuestionesrelacionadasconelproce-dimiento, los tituloJ i" pttp'"¿"d' el estatuto personal de los libres

y de los no libres, lu 'ulidá' de las actas' etc'30 De todas maneras'

los problemu, 0,r",'|tu;;";J"; y complicados por la diversidad de

.;t'; ,".luábu' una competencia amplia y gran experiencia

de los asuntos.

2s Capitul., t. I, na 85, págs' 183-184'

3o \'/1"¿s¡, ¡ror cjem¡rlo, Cupitul''' t' I' ne 58' pág' 145'

ORG.ANIZACION POLITICA Y ADMINISTRATIVA 113

La labor encomendada a los missi es tanto más pesada cuantoque el número de viajes que se les prescriben aumenta sin cesar. Deuna capitular perteneciente a los últimos años de Carlomagno 31 pa-rece deducirse que entonces se había llegado a un total de cuatroiiras o recorridos anuales: en enero, abril, julio y octubre, y uno llegaa preguntarse cómo podían estos inspectores tener tiempo para susnormales a.ctividades de condes, obispos o abades, sobre todo si se

tiene en cuenta los largos recorridos que muchos de ellos tenían querealizar, las expediciones militares en que debían tomar parte ylas asambleas generales en las que era oblígatoria su presencia.

¿Cómo podían en tales condiciones estos altos funcionarios asegu-rarse simultáneamente en persona de la buena marcha de los servi-cios que se les encomendaban?

Aun había otras circunstancias agravantes de 1o que decimoslsus zonas de inspección, como era natural, no podían nunca ccincidircon sus propios distritos administrativos y toda la extensión de losterritorios incorporados al Imperio, ya fuese la Aquitania o la Lom-bardía, estaba, en principio, sometida a su inspección. Tenían accesoaun a los Estados pontificios, aungue su ingerencia allí fuera discu-tible.32 Inmenso campo de actividad en el gue los mlssi parece querealizaron con celo su tarea de vigilancia y a la vez sirvieron de:rqentes de enlace permanente entre el emperador y todos los fun-cionarios provinciales.

No hay duda que de esta manera logró Carlomagno mantener[irmemente el control de toda Ia administración, aun en las comarcasír las que concedió..üna semiautonomía. Los reges de Aquitania o del,ombardía deben, igual que los demás condes, eiecutar las órdenesrlcl emperador, velar por la aplicación de sus capitulares, elevarletorlos los casos de litigio, presentarse personalmente en las ásáÍr-hlc;rs generales y dar cuenta en ellas de sus actos. La menor inten-t'iírn de independencia por su parte sería reprimida inmediatamente:cl "ley de los lomba¡dos", Bernardo, 1o experimentará, en su per-juicio, a comienzos del reinado de Ludovico Pío.se Lo mismo sucedecrr (l¿rscuña, en donde el duque nacional se expone a ser tratadot,rrrro rebelde, si se sale del papel que le ha sido asignado.

,Sin cmbargo, las provincias que confinan con las fronteras terres-

¡rr.rrrr;urcntc en ellas el contacto con el enemigo, forman territorios

rt l,l, ttt, t. I, rr'' fi0, art. B, ¡rág. 177.:r' \'r.r lrrs lrrrtirs rI Arlriarro I citarlas szprrz, págs. 86-87.:,:t l. inlttt. ¡ri;1. lilil.

l'¡rtl,,tr,r,lrrr¡ ¡j.

Page 61: Halphen - Carlomagno y El Imperio Carolingio

114 FUNDACION DEL IMPERIO

militares, a los que se denomin a tnatcas' En los textos se habla de

una "marca de Bretaña" en los límites de la Bretaña independiente'

lu" .o*pr"nde Nantes, Vannes y Rennes; de una "marca Hispá-

,rl.u", en el borde de la España lsiamica, con Gerona' Urgel y Bar'

celona; de una "marca de Ériui", en los confines de los países esla-

vos del sui; de la marca avara, de la "marca wenda"' de ia "marca

danesa". En cada marca (matcha, o en iatín clásico' /imes)' todos

los poderes están concentrados en las manos del jefe de- las tropas

de ocupación, que tiene el rango de conde y lleva el título de

"conde de lu *arc.", en latín comes tnarcae y, en lengua germánica'

marlegraf, de donde procede ffntgtaue' También se decía marchiosa

y,, *í" tide, marchiius, áe donde procede matqués' Este personaje'

cualquiera que sea el nombre con el que se le designe' manda como

¡efe ias tropas que se cree conveniente poner a su disposición para

íru."r fr"rrt" a cualquier eventualidad, y por ello se tre dio también'

;;;;"t, el nombre i. duqu" (dux)' es decir' caudilio o general' Pero

sus prerrogativas sobrepasan las de un general ordinario' ya que'

al igual q,rl lo. otros condes, administra' jtzga' recauda impuestos'

p.oáulgu decisiones imperrales y, en una palabra' actúa como aqué-

iio. ¿"it"o del orden administrativo en favor de la unidad franca'

III.- AoITINIsTRACIóN cENTRAL

Todo, dentro del Estado carolingio, va a dar a manos del empera-

dor. Y es curioso que'éste no posea para secundarle en su tarea' sino

una administración central de las más ruclimentarias'

LarazÓnprincipaldeestoresideenlamismasencillezconque'en aquellos tiempos, se concebía el gobierno' Los representantes del

soberano en las provincias vivían de sus funciones y de las prebendas

que éstas conllevaban y, por otra parte, los gastos de interés colec-

tivo, como los de las obras públicas' por estar' colrlo veremos' a

cargo de los usuarios en forma de prestaciones en especie' no pesaban

sob-re el gobierno imperial, que de esta rnanera quedaba liberado

de una carga que, rrras que otra alguna' constituye verdadero abrumo

para tros E.tu,tro. *oderror. I-a parte de ias recaudaciones priblicas

i.r"-t.rg"uuuba en la tesoreria imperial después que los condes se-

porubui. el porcentaje que les correspondía como remuneración de sus

servicios, iba a agregarse allí a las sumas procedentes de ia explota-

cii:n Cc los «lorninioJ ,j"1 "*pu'a<lor,

y éste podía disponer de todas

ell¡t¡¡ ¿l su antojo'

:rt \''r1rr.,, lr(,!.( i,l,rtrlr), (lrr¡titttl. t. l. 1''' :106' l ll()'

ORGANIZACION POLITICA Y ADMINISTRATIVA II5De esta manera no existía nada parecido a un ministerio de

hacienda. Las mismas palabras "tesoro pablico" (aeradum pubricumo fiscus), cuando se las emplea por casualidad, no son sino u,, ar-caísmo culto sacado del vocabulario administrativo romano. Con másexactitud se habla de la cámara (camera) del emperador, en dondeestán acumulados, en efecto, Ias especies amonedadas, los lingotesde rnetales preciosos y las joyas que se consideran bienes propios, delos que no tiene gue dar cuenta a nadie, y de los que, por tanto,puede disponer iibremente tanto en beneficio de las personas que Ierodean como en favor de sus herederos.Bb

Igual gue el tesoro era un todo con su caja particular, su corteo, como entonces se decía, el palacio (paÍ.atium) se confundía con logue otrora se llamó su casa. su servicio privado no se distingue deloficial, y la confusión que dominaba sobre esto en los tiemposmerovingios se perpetúa en Ios días de Carlomagno. poco más omenos los cargos están distribuídos de la misma manera.36 llnica-mente ha desaparecido, naturalmente, la mayordomía de palacio eldía en que, con Pipino el Breue, el titular de tal función se convirtióen rey. Parece que el camarero (camerarius), guardián dela cámaraimperial en donde estaba depositado el tesoro,Bz cubrió en adelanteel conjunto de servicios propiamente domésticos y desempeñó unaparte del oficio que tenía otrora a su cargo el mayordomo del palacio.Se trataba de un gran personaje al que Alcuino 88 recomienda acon-sejar bien al rey, realizar con prudencia Ias misiones gue le estánconfiadas, juzgar con equidad y ser generoso en la distribución delimosnas. En los días de Ludovico Pío, se va a comprobar a cuán-tos peligros queda expuesta la monarquía ante la influyente posiciónrlel camarero, en el caso de que la autoridad del soberano ilegara aclebilitarse.

35 Véase el testamento de Carlomagno al linal de la Vie d.c Charlemagne, porli¡qirrlrard (ed. y trad. de tlaiphen, págs. 94-102).

3(i ^l

describir la organización del palacio carolingio en esta época a que rrostr'f'r'r'irrros, generalmente se sigue demasiado el De ordine palatii de HrNcueno. En.lr, lrrgar dijimos (nq 154 de la Bibliografía) por qué convenía no tcnerlo en cuenta¡,rrrr l,s rlías de Carlomagno. A lo surno, se trata de un opúsculo de propaganda, norL u¡r lrat&do objetivo. Nuestla exposición se apoya en el examen de 1os textos. l¡i.llu.(rlo oontcrnporáneos de Carlomagno, que son los únicos valecle¡os, ya quel,r. ilr,,tilt¡tioncs sc nrr¡rlificarcn Constant¿merlc r{6iante e1 siglo fx. Con estas reservas,¡,rr",l, rr lr;rlllrrso inlonn¿cionr:s írrilcs en'!larrz, t. Iltr, 2+ ed., págs. 499-sBS; Fusrar,r¡r I ,,r r.\\{ir.ts, t. VI, ¡rir1,,. 322-333; I3RurllR, t. TI, 2o ctl., págs. 130_161.

:r ' l'rrt t sl, litrttlriirrr l,r ll¿rma Alr:triro urcariu,s .r d.ispar:salor thr::;aurorum (E¡tis-t,,1,t, I l\, ¡¡! lll, ¡lir,. 159).

. l,t,ttt. ¡,:i,,. Ilrl.

&#

Page 62: Halphen - Carlomagno y El Imperio Carolingio

116 FUNDACION DEL IMPERIO

A su lado figuran'3e en primer término' ^ '"n:^'."^*-^(*"t"1'

cus), encargado de p'o'""' ál palacio y que' por esta razón'' se le

acostumbra u d".;g"u' en latín tla'ito regiae nTensae praepositus' es

decir, "prepósito d; i; ;;¡' teal": "r copeto (buticularius) o

"iefe de los escancij¿ot"';; (magister pin"'nu'um)'' finalmente' el

"conde del establo",'"' J*tt' J"iu' caúallerizas' : *:d::.':ble (co-

mes stabulíJ; estos i'"t titados personaies tenian a sus órdenes

diversos empleados S;;;it;;;t t 1üuo'¡"tut' es o cubi cularii' adscritos

al cubiculumo uout'JáIi" pt*t¿" del emperador' ujieres o porte-

tos (ostíari,), .t"i;;;;;' á"uttiudotes' mariscale' (matiscalci) o

palafreneros' etc' p"l'""r-ln"ui q"" "f.

tu*u'"to' los tres jefes de

servicios q,r" utubui'Ll""itu''no liJtaban su actividad a los

asuntos privados ¿"i^""'p*t¿or; basta to" l""t los documentos de

aquella época para darse cuenta que a ella agregaban muchas veces

bien mandos militulJ J *"iot'"t d" toiu' "tlu"'es' según fuera la

voluntad imPerial'Asi como no hay ministerio de hacienda' tampoco aparecen' en

oeneral, dentro ¿" p'rri#,""r";a. dt.rtrrro. para las diversas ciases

á" ururrtos q," d"ú"' tramitarse y " ""t"'idad no se hace sentir'

ya que, en los *;;t^;;;Ju¿o'' todas las.cuestiones' cualquiera

que sea ., ge""'o' son indistintamente de la competencia de los

J",¿",.si,,"*uu, jt.H;Ñ;::.ijl:"":f

;**":Jii""'#:*::servicios especializados' ya que requlel

nada natural"" y;;;;ii'"tftu' áos servicios desempeñados' uno

exclusivamente y eiot'ro d" p."I"rencia, por clérigos: la capilla y la

*"¿51iil (cappetla o capella)' era el nombre que se daba al ora-

torio real.a. por mucho tiempo este nombre sólo se aplicó a ese sitio'

ya que la palabra cappella'' -diminutivo de cappa' designaba una de

las preciosas reliquias que ulli se encontraban depositadas' una capa

de San Martín, 'J"" f' cual' desde el siglo vtt' disponían los reyes

francos que se prestase juramento en stl propio oratorio' Parece

que los antepasados de Carlomagno se habían apropiado esa reliquia

39 La mayol parte de los textos se destacan en Fusrr'r' ori Cour-'lNcrs' t' VI'

páss.326v sigs' Véase t'i'¡'i" s;'**rn' t' II' iJ "¿''

pág'' 138 v sigs'' v 1o-+ estudios

de detalle u Io' "o'1"' '"*li"'

pu'u los términos. it "o"'"ál"ut y de butícularia's' véase

principalmente C"r¡''i'"''"i"ni'' no' ""' ro t-oi''lat dc tillis) y pág' 3l l' att' 6;

para el de masister ;i;'';';'';;;:'lo' Aunot"s.iovÁ "¡' 781' pág' 58: para e[ dc

resiae mensae ,'*,';:;;;:''";:;;;: -;;""

"ituao"po' Fusr¡:'r' or courei'ictis' añadir

Angilbort, n""t" ,u;i;;;i "' to' Poetae lat'' t' I' pág' 362' verso 68'

'l(l Sol'r(' tr¡rlo lo t¡trc sil¡ttt" r'íase ci t'ttutlit"'i"tt'iol tlc \i/' Liiu':lrs" i¡¡11¡ r:n

rrl¡(:slrrt llilrlit'1'rrrlílr ( lr" llll ) '

ORGANIZACION POLITICA Y ADMINISTRATIVA 117

en los comienzos del siglo vrrl, y de ahi tomaron después los cl,érigosde su oratorio particular el nombre de capellanes (cappellani o cape-llani). Desde entonces, estos términos de capilla y capellanes se

hicieron extensivos a toda clase de oratorios, sin que se olvidasenunca, sin embargo, que en un principio se habían aplicado al ora-to¡io del príncipe carolingio; más de un escritor lo recordará en elsiglo rx y exaltará las virtudes de la venerable capa confiad,a a laguarda de los capellanes imperiales.

El ¡efe de éstos, que todavía no poseía designación particular

-hasta el reinado siguiente no se le llamará archicapellán (archi-capellanus o summus capellanus)é,1t no era, sin embargo, un cape-llan del mismo rango que los otros. Al abad de San Dionisio, Fulrad(muerto el año 784), que ocupó ese cargo a comienzos del reinado,sucedieron por nombramiento de Carlomagno dos grandes prelados:primero el obispo de Metz, Angilram (rnuerto el 791), y luego elde Colonia, Hildebaldo, gue vivió hasta el 818. Para estos dos últi-mos tuvo que solicitar del papa una dispensa de residencia en sus

diócesis respectivas, que no podían respetar si querían atender elcargo para el que el emperador les designaba. Además, obtuvo paraellos la dignidad arzobispal, que no estaba adscrita a sus diócesis.Debe señalarse que en ambos casos su petición de dispensa se apoyóen la obligación que tenía de mantener "constantemente" a su lado"para las necesidades de la Iglesia" al prelado a que se contraía Iasolicitud. Y hasta sometió el caso de Hildebaldo a un concilioreunido e1 año 794 en Francfort, en presencia del legado de la SantaSede, para el examen de la herejía adopcionista.a2 Con esto ya se

dice 1o suficiente en cuanto a la importancia de algunas de las cues-tiones sobre las cuales deseaba obtener consejo en todo momentode un prelado calificado, El archicapellán, jefe de su capilla, era a lavcz, su conseiero permanente en materia eclesiástica o religiosa, unt'«rnsejero cuya función debía ser muy importante, a juzgar por losckrcumentos.a3 El proceso verbal de un concilio, reunido en Magun-ci¿r el año 813, da al archicapelien Hildebaldo el significativo trata-rrricnto de "arzobispo del sacro palacio" y Ie reservaaa un lugarrlt- honor a \a cabeza de los arzobispos que están allí citados; de esto

lroclcrnos deducir el rango que ocupaba en el Estado.

I I l,lrr r¡na de sus cartas (Epistolae, t. IV, pág. 134, no 90), Alcuino le llama\tiltt tut, ttt¡tpclluc primiccríus; pero este título nada tiene de oficial.

'r:i \'í.:ursr: lrs actas del concilio en Concília aeoí karol., t. I, ne 19, canon 55,

¡,ri¡i. l7l, y Ort¡titu.l... t. l, rre 28, canon .55, pá9,.78.'lll lnrl¡r'lrrloq r.n r.l r:slttrlio rlc Liintns, págs. 34-38.t t (1,¡n, ilitt ttt t'¡ Lut('1., t. l, ¡»i¡. 259.

11

iilltil I

Page 63: Halphen - Carlomagno y El Imperio Carolingio

118 FUNDACION DEL IMPERIO

Intimos eran los vínculos que existían entre la capilla y la

cancilleria. La redacción y expedición de actas o diplomas' en una

época en la que, en Occiáente, la única lengua oficial era el latín'

suponía una cultura ;; t;; m-ás facilidad se encontraba entre los

clárigos que entre los'laicos' Más de un capellán' en consecuencia'

ñ;,r# "r, lu, ofic¡nas de la cancillería en calidad de notario

(notaríus). No por esto dejaba de constituir la cancillería un servicio

distinto cuya direccior, "rtá¡u

encomendada a uno de aquellos nota-

;;, ;i q""iabitualmenre se daba entonces el rírulo de canciller (can--""irr¡"t1.

El canciller siempre era escogido entre el clero'

Al cápellán y al canciller hay que agregar un tercer alto {uncio-

nario de la corte .ufiirgiu, el'co,ide iel palacio (comes palatií),+6

qr" ".rr," al soberano en"el e¡ercicio de la administración de iusticia

y cada vez más p."*iá"-""-1'gu' "'yo el tribunal imperial'+ti En e[ec-

to, el volumen de los asuntos acrece constantemente en ese tribunal'

a medida que se extiende el poderío y el prestigio de Carlos' Así' este

..rgo qr"'todavía era moáesto a fines de la época merovingia se

hacecadadíamásimportante.Hastaunacancilleríaespecial,oCÚ-pada únicamente de la redacción de los juicios'. se constituy".,f:""1

po.o ul margen de aquella otra que está dirigida por el canciller' El

personal es distinto. óo,"puestu, al parecer' exclusivamente por laicos

(cuando los notarios tolocudo' a las órdenes del canciller son clé-

rigor), adquiere, por necesidad, la costumbre de recibir sus orienta-

ciones del conde del palacio' Desde comienzos del siglo tx' los docu-

mentosqueexpideestacancilleríajudicialvanmarcadosconunselloespecial y tienen una fisonomía propia que transparenta la unidad

de dirección y demuestra la importancia que ha adquirido el jefe de

la administración del que emanan'

Pero una vez citadÁ los pocos servicios que acabamos de reseñar'

puede darse por ";;ñ-i cuadro de 1a

;'administración central"

de los días de C;;ü;;g""' Si aun hay un reducido número de

empleos de los que, a veces' se halla mención en los textos =como

los de hostaleros (mansionaríi)' encatgados' sin duda' de disponer el

r15 Sohre este o{icio véase el muy extenso estudio de II'-E' l\{lv¡n (na 132 de

laBibliografía),enclondesehal]arárrtotlaslasreferenciasútiles.Cf.Bnul¡n¡r,t.II,2+ ed., págs. 148'154, ;;;;'; i" cancillerí¿ jutlioial' II' Bnrssr'ru' Hantll¡uch tler

IJrkund,enlehre, t. I, 2" ecl', pág' 380'

-tG Ar:tas d" Co't*og'o "' 1"" Diplom' Karol'' no' 102(?75)' 110(775)'

13s(781), t4B(¿.7?,2'll'-i-ó+iitool,216(Bl2t; Iórmulas de {ines tlel siglo vrtr' cn las

lirrnt.ttlru:, ¡r:'tg. 122, "'l ii intl",ii'r a las fór'm.las d. l\'[arc.lfo) y pitLl' 196' n'¡ 26

il.rirrrrrrlrrs rlr. S|rr,) 1 rl,r¡,:,it,,1., t. l, n', []0, ¡rá11. l?fr, ttt.2: Vit't!r' ohtttltrrttt¡4rtt: lxtt'

l'l.trrrr¡tt¡. , rrl,. XXIV'

ORGANIZACIO}.I POLITICA Y ADMINISTRATIVA 119

alojamiento del emperador y su séquito durante sus desplazamientos,o los de veneros (uenatores) y de halconeros (falco'naúi), encarga.dos de las cacerías-, puede decirse que no interesan para nada enla marcha del Estado. Así, pues, para gobernar, el emperador con-taba directamente con el personal que 1o representaba en las provin-cias y al que se esforzaba *sus capitulares lo demuestran- eñ máfl-tener constantemente bajo su dirección.

IV.- Asan¿BLEA GENERAL

Pero ei emperador no sólo quiere establecer contacto con susrepresentantes en las provincias, sino con todo el pueblo, Para estose vale de 7a asamblea ¡¡eneral (conoentus generalis), que se llama,también, audiencía general (placítum generale). a7

Todos los años, de acuerdo con una tradición antigua, convocabael emperador a sus súbditos para reunirse con él antes de ponerse encampañai pues para una nación marcial, como Io era el pueblo franco,las operaciones rnilitares son cosa normal que anualmente llegancon la primavera. La asamblea coincidía con Ia concentración delas tropas y la fecha de su convocatoria se elegía de acuerdo con lasnecesidacles militares. De marzo, mes en el que, todavía a comienzosdel siglo vIII, tenia lugar esta concentración *de ahí su antiguonombre de campo o catnpamento de tnarzo (campus martis)-, sstrasladó, en un principio, a mayo, convirtiéndose así en campo dernago (campus maii o campus madius); y este nombre, que se dab,a

¡ror extensión a la misma asamblea general, se mantuvo, aunque pocoit poco la convocatoria fue¡a retrasacla a junio, hasta julio y aun alrrres de agosto.

Todos los súbditos del Imperio se consideraban convocados yl)resentes. De esta manera todas las decisiones que se tomaban allílo eran con la aquiescencia detodo el pueblo (omnis populus), y estonunca dejaba de declararlo el emperador en las actas que promul-,¡rrba después de la asarnblea. Pero no hay que decir que, enla prác-lic¡r, sólo estaban presentes los nobles (optimates o proceres), esrlt'cir, sobre todo, funcionarios y primates, y (representando lalr,r:irr clc los súL,ditos) las tropas que iban a la reunión para cumplirtrrr¡ l;¡ orclen de movilización. El iugar en que se celebraba la asam-l,lcir kr tlcterrninaba cacla año el emperador, y estaba en las inmedia-( i()n('s rl .'uno de sus palacios o de una de sus residencias campestres,r u5,;¡ 1'!,'¡1 i1irr clcpcnclía de su proximidacl relativa al futuro teatro

ri (ll \\'r¡r'2. t. lll, ¡»i;1s.554-6051 lirrs,Lt.:r. lli (iorrr-,rncris, t. VI, págs.356-472\ I , i lr) I ; llrrr r,r,r lr, t. ll, ¡rr1,,'r. l7l lftl.

*

Page 64: Halphen - Carlomagno y El Imperio Carolingio

I2O FUNDACION DEL IMPERIO

de operaciones militares. La asamblea propiamente dicha tenía lugJar

en los edificios de habitaciÓn y' por consiguiente' no- comprendía

sino una selección de personas' y la much"it'tbt" de los soldados'

acampados en los ul*á"dotut' ná hacia más que dar una aprobación

d" puru forma a las medidas decretadas'

Por restringtd" ;;; i;"ra' la selección así reunida en torno del

soberano comprendía, no obstante' varios cientos de personas: altos

funcionarios ¿"1 p"l".i"la''qu"' y condes' obispos' abacles-y. vasallos

del rey. Pues, para todo aquel que posea un rango dentro de1 Imperio

es obligatoriu tu uui'tJ"'tiJt-f'u*u a un Alcuino' cuando ya la edad y

las dolencia, .o*""'u'on a abrumarle' Ie cuesta trabajo ver acep-

tadas como válidas las excusas que le proporciona su estado de

salud, aunque tal género de excusas parece que era 'el único que

tenía probabilidades- J"" t"t u¿'oitidoJs Y es que de los nobles

que reúne el emperador no sólo espera consejo's' sino también.compro-

misosr las medidas acordadas con su participación' sea ésta real o

ficticia, vinculan a todos los asistentesi Dor esto es importante que

nadie se inhiba. Este hecho se va a p'oáutit con mucha frecuencia

después de Carloma;-";, ;;ltt horas críticas que atravesará la Írooár-

quía, para que se p'"'"do uno -e-quivocar

con respecto a las razones

profundas qr" t",iá uluella obligación así impuesta por el soberano

a sus súbditos.Cuando se abría la asamblea, el programa de los asuntos que van

a ser sometidos ha sido por anticipado cuidadosamente estudiado por

el emperado, .ot lg*ilot ultot-dignatarios del palacio o-aquellos

íntimos suyos que considera sus consejeros habituales', Hay que

suponer qtle, por u¡"*plo' el archicapellán era consultado siempre

en todo Io que .- ;il;;;;ba con lu 'iiglot' o la Iglesia; y l¡ corres-

pondencia d" Al.t'i'oiá*t'"'tt' que duánte mucho tiempo el célebre

abad de San Martín de Tours fué también' en estas materias' uno

de los personajes i;;;""t Carlomagno gustaba corlocer la opinión"

El programu "iuUá'u¿o marcaba la labor de la asambiea y orien-

taba la discusión, como puede iuzgarse por la mllestra siguiente'ae

que se cree corresponde al año 81 1 :

"Queremos primeramente colocar a nuestros obispos y abades a un lado y a

nuestros condes al otro y co,siderar por separado con cada uno de ambos grtlpos

los siguientes temas:

1s l)¡¡r lo menos' oril d único que habitualmcnte se alcgal)a' \/ía:ic' ¡tor Iit't:t¡rlr"

r:rr, l t.illitrLr ¿tt l'tt't"nli'''i'i"' i-" c¡rtas tlt: llgillharri' en lts 'l?¡rlr;1'11'rr'" l' \r' ¡riu lll:)

(r¡'' l0l, ll(r (r¡" 1:t)' ll7 (rr" l1)' llf| (rr" l5)' ll: (ne 25)'

ltt ¡'""'""" t' l' na 7l'

ORGANIZACION POLITICA Y ADIVIINISTRATIVA I2I"7' ¿A qué causas debe atribuirse el hecho que se niegue 1a ayuda mutua,

tanto en las marcas fronterizas como en el ejército, cuando hay necesidad deactuar para defender la patria?

"2a ¿fle dónde proceden esos perpetuos pleitos cuya causa es gue se reivindicaaquello que posee uno de los iguales?

"3q Del hombre de otro (es decir, el vasallo) que deserta a su señor y esacogido en otro lugar.

"4'? Se les preguntará en qué y en cuáles lugares los laicos son molestados porlos eclesiásticos y los eclesiásticos por los laicos en el ejercicio de sus funciones. Ya este respecto deberá ser discutida y resuelta la cuestión de saber en qué medidaun obispo o un abad debe intervenir en los asuntos seculares y un conde u otrolaico en los de la Iglesia. Lo que conducirá a escrutar el significado de aquellaspalabras del Apóstol:5o Nemo mílitans Deo implícat se negotiís seculadbus (queningún miembro de la milicia de Dios se mezcle en los asuntos seculares) y tam-bién determinar a quién se aplica esta sentencia,"

Después de diversas cuestiones que se refieren a problemas deorden religioso, el programa, que no está exento de cierta ironía,contiene el estudio de algunos puntos que merecen ser señalados:

"9u De la vida y de las costumbres de nuestros pastores, es decir, los obispos,que deben no sólo con su enseñanza, sino también con su tonducta, dar buenejernpio al pueblo de Dios; pues creemos que fué a ellos a quienes se dirige elApóstol 51 cuando dice Imitatores meí estote et obseruate eos quí ita ambulantsicut habetis formam nostram (Sed imitadores míos y observad a Ios que procedensegún el dechado que tenéis en nosotros).

"10o De la vida de los que se llaman canónigos. Cómo deberá ser."11q De Ia vida monástica. ¿Se puede ser monje sin observar la regla de

San Benito? Habrá que averiguar si hubo monjes en la Gaiia antes de que estaregla 1legase."

La división de la asamblea en dos grupos, el de los clérigos y elcle los laicos, tal como está prevista en ese texto, era de uso corriente,Los clérigos formaban un verdadero sínodo nacional encargado decstudiar todas las cuestiones de disciplina y de organización ecle-siástica, mientras Ia política y Ia administración correspondían másbien a los laicos. Las respuestas de los dos grupos, reunidos enr;cquida o no en sesiones plenarias, ayudaban al emperador a tomarr;rrs decisiones con conocimiento de causa.

]lstas decisiones eran entonces forrnuladas en una serie de ar-I ir:trlos llamados capítulos ( capitula) , cuya reunión constituía laolclenanza o capitular (capitulare), que el emperador promulgabalr¡rbitu¿rhnente como conclusión de Ia asamblea. Luego se daba lec-Ir¡r¿r dc todo al pueblo agrupado en torno del edificio y cuya aproba-

irt lSrrrr l';rlrlo. Slgaar/rt Ii¡isttl.u a Timot()o, lr, 4,1 tN. rld T.l.r'l Srrrr l'rrl,l,,, l,'il.i¡t rtsts, ttt, 17.

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Page 65: Halphen - Carlomagno y El Imperio Carolingio

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122, FUNDACION DEL IMPERIO

ción se manifestaba, sin duda' por medio de la aclamación' Seguida-

mente se disolvía tu uru*ut"u y er eiército se ponía en marcha en

dirección de la frontera Próxima'A veces, también Ia asamblea tenia que conocer otros asuntos'

Se había descubierto ;;"ttÜ"t;' había estallado una rebelión en

las semanas o to, *"*' anteíiores y el emperador re*ervaba a su

pueblo el cuidado d"";;;;;tiu"" "ob'" la suerte que debían sufrir

io..utpuUt"s' Así, el'año 786 se había preparado una coniura en

Turingia y lo. .o.p"tho'oo, entre ellos varios condes' comparecieron

ante la asamblea general de Worms' que pronunció condenas di{e-

rentes, desde la .".,ro*tiu" de los funcionários y la confiscación de

sus bienes hasta el destierro y la ceguera.s2 Dos años después, pl

duque de Baviera comparecía ?1t" -"1 asamblea reunida aquel año

en Ingelheim y, i"';';í;-t'ip"Ur" de alta traición' era condenado a

muerte Por e11a.53

Además, convocar a una asamblea era obligado cada vez q17e

".,rU." "" iuego lo'-i't"t"t"s generales del Estado' ya se tratase'

por eiemplo, de p,ot"d"', to*J el año 806' a un reparto eventual

de los territorios ¿"í f*p"tio'5a o bien' como en el 813' a la designa-

ción y a la coronat;; á; "t "*p"'udor asociado en el ejercicio de1

poder.55 Añádase a todo esto que por medio de la asamblea se

informaba el emperador de la situación de las comarcas más apar-

tadas, podía comunicar a todos sus opiniones e instrucciones' recibir

de los representant"t iu pu"t" que le pertenecía de las contribuciones

y multas percibidas ;á' io' tot'¿tdos así tt*: -1::-d::::u::.."""u'nt

que, como r"ru*or,tJ.taban obligados a entregar gran número de

sus súbditos; finalmente' gracias a un contacto personal con los

".;". q"" acudían de todas ras partes deI Imperio, podía el empe-

rador traba¡a. di'ettu*ente en lá gtu" obra de aproximación y de

unificación de Ia que dependía el futuro del Estado'

\,/.- ]uneuENTo DE FIDELIDAD

Desde el punto de vista político' la-unidad a que se desea llegar

queda aseguracla ;; ;i";Jt i'"11" de todos los vínculos' por el

iuramento d" fid";;;J que -adscribe .individuaknente

al emperador

a todos 1o. huritu'i"l i"i t*p"ti" del sexo masculino desde que

cumplen los doce años'

52 Tertos en Bilrr¡ncn-X{Ürtt'r'tcrlrin' na 272a'

n:¡ ,lnnalcs roYul,t:s' Pírq' B0'

t1 llt'nt' p;irr' l2l'l'fr 'l'r'rlor; ' tr lliilllll;t¡ Nlirtlt'll'lr '"

"' "" l7{)rr'

ORGANIZACION POLITICA Y ADMINISTRATIVA 123

El compromiso que adguieren es sencillo, pero categórico. Heaquí un ejemplo de comienzos del siglo rx:

"Juro, desde este día, ser fiel al señor Carlos, muy piadoso emperador, hijodel rey Pipino y de la reina Berta, since¡amentc, sin fraude ni mara intención, ypor el honor de su reinado, como por derecho un hombre ro debe ser a slr señory dueño. Así, Dios y Ios santos, cuyas reliquias están aqui, me proteian; puestodos los días de mi vida, con toda mi voruntad y con táda Ia i,terigáncia queDios me conceda, me dedicaré y me consagraré a su servicio.,, bG

En una sociedad saturada de espíritu religioso, un comprornisode este género se consideraba indisolubre. ctncertarlo con fingi-miento era tanto como perjurar y, por consecuencia, perder el derechode recurrir en lo sucesivo al ¡uiamento para lustificarse de 1os acu-sadores y verse descalificado corno testigo ante los tribunales; erahasta exponerse a la amputación cle la mano derecha como cómplicede falso juramento; era ser considerado en el número de los ínfíebs,fuera de la ley y quedar sin protección para los bienes o para Iamisma vida; mucho más aun, era la certidumbre de estar ya conde_rrado eternamente al infierno.¡z

Por ot¡a parte, el compromiso excluía toda limitación, toda esca-¡:atoria. Basta para convencerse de ello leer las instrucciones remi-tidas el año 802 a los missi encargados de exigir a todos los súbditos,sin excepción, un nuevo jurarnento, cn el que fué ircluído el títuloimperial gue poco antes había recihido Carlomagno.sE S. ¡cs pres-cribia, en efecto, hacer destacar en tal ecasión, en:irs.-ome:::,rrii)s¡rrevios, "cuán grandes y numerosas" eran las obligaciones asumidas¡ror todo aquel que comprometía así sr- fe. se les invitaba a especi-ficar que el juramento no era tan sólo, "como muchos lo habíant'reído hasta entonces", una promesa de "fidehdad hacia el emperadorvivo"' sino que implicaba además obligaciones múltiples y variadasr¡rrc desbordaban la misma persona del soberano, tales coÍro "máfl-t('r'rcrse con toda su inteligencia y todas sus fuerzas al servicio del)ios"; no emprender nada, "ni por perjurio, ni por mala intención,,i l)or f¡aude, ni por seducción, ni por dinero" contra los bienes dell'i:r..; no cometer "ni fraude, ni rapiña, ni injuria alguna contra los'r,rrrt.s templos de Dios, las viudas, los huérfanos, ni los viandantes,lr()r'(lilc nuestro señor el emperador ha sido establecido, después dellir'ri.r'y clc sus santos, como protector y defensor suyo"; "no arrui-

t'tt ()ttl¡itttl.. t. I, ne 31, ¡rúg. 101.¡,i S,,1,r.,. r.l ¡rr.rjrrri. r',irrsr,, csp.r:i.lmante, CapittLt., t. l, págs, 49, 58, 98, I04,

ll'1, ;r i r.orno l;t l,t v ri¡tttrrriu. Iítulo 69.;,', (ltt¡titrrl.. t. I, lr" lill, ¡rri;,:. r)ll ()l|.

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Page 66: Halphen - Carlomagno y El Imperio Carolingio

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tZ1 FUNDACION DEL IMPERIO

nar la tierra llevada en beneficio del emperador ni apropiársela";

"no substraerse a fo" u]ittu-'"ntos o llumu*i""tos de hueste" ni usat

de influencia alguna para ayudar.a.alguien a substraerse a dicho

servicio; obedecer p;;;i*";te y "sin engaño" las órdenes y pres-

cripciones del emperador; pagar tot' "t"íitt'd el censo y todas las

sumas debidas; "t h*il^"J¿Jl'" p'"au falsear o dificultar 1a admi-

nistración de la iusticia'El juramento ¿" iiJ"U¿ud implicaba' pues' una sumisión sin reser-

vas a la voluntad d"i"**;td*' To¿u- desobediencia' todo engaño

v aun toda tentati uu' ¿" ,.ulrrarlo, equivalía a una violación de ese

il:J;#:;ili 'lá ""'o"trar docilidad más absoluta'

VI.- Cences MILITARES

De todas las cargas que abrumaban a los súbditos y que éstos

estaban obligados por su iuramento a cumplir escrupulosamente' las

más Pesada. "tu' las militares'5e

La guerra era para. -los francos una institución nacio-nal' Ya

di¡imos que, casi i"átiubt"*ente' la primavera la trae a las fronteras

del Imperio .o" "o^o-con otro y' frecuentemente' con varios de

los pueblos qu" ru' ¡'oáá' mt u"ulittt' señalan como años excep-

cionales aquellos "" tot que no-hubo que guerrear' Por consecuencia'

anualmente, todo t¡U¿ito del Imperio puede ser requerido a tomar

1as armas uf pti"'"' itu*u*i""to' Cuatro años después de la muerte

de Carlomagno, es cierto que para una campaíra que estaba desti-

nada a reprimir una rebelión inopinada en ltalia' los movilizados

fueron advertidos que debían estar preparados para ponerse efi ca-

mino la misma tarde del dia en que recibieran la orden de alista-

miento, si esta o.d", 1". lregaba por la mañana, y al día siguiente

ul u*urr"."t, si la recibían por la tarde'60

Cada movilizado debe equiparse por su cuenta y llevar consigo

víveres para tres ;t;' furnfii" debe llevar vestidos' armas' y mate-

rial para seis meses' y aun los carros l""du' a su cargo' Hasta las

etapas .enaludu' l'J't""*;"'";" á"ta9 '"t tt'gut de salida' sino desde

una línea ou" u '"lJt*;;;t alejada; poi e;emplo' t::i: el Loira

o desde el Rin, seqún los casos' pu'u lo' hombres que residen en el'

lado de acá de;;"t'; ;;;';;; el Elba' para los que' viviendo en

5e C{- WArrz, t' IV' págs' 53I y sigs'; Fusru or Cour-'rrces' t' VI' págs' 509-523;

u-"Ti?l:,I'j"'",:"';,:u?;T';rzo'ispo tl. 'rrí,vcris, IIatti, t:n las /!¡,risrolarr, t' v'

pÁg.27i, t" 2'

ORGANIZACION POLITICA Y ADMINISTRATIVA 125

Germania, van a hacer la campaña a los países eslavosi desde losPirineos, para los aquitanos enviados a España.61

El armamento era objeto de minuciosa reglamentación. El movi-lizado debía presentarse en el centro de concentración provisto, bajopena de multa, de una lanza, de un escudo, de un arco con urlacuerda de recambio y de doce flechas.62 Los jefes de destacamentodebían, además, llevar un casco y una lóriga o wa brunía, es decir,un sayo de cuero revestido de piezas de metal.63 El material quedebe llevarse también está previsto anticipadamente, como lo demues-tra, entre otros documentos, esta nota de servicio que posiblementepueda fecharse aproximadamente en el año 806 y de la que se hallOun ejemplar dirigido por el emperador al abad de San Quintín:

"Debes saber que nuestra asamblea general está convocada este año para laSajonia oriental, en Estrassfurt, a orillas del Bode. Te ordenamos que estés allíel 15 de las calendas de julio,6a siete dias antes de San Juan Bautista, con todostus hombres bien armados y equipados. Te presentarás con ellos dispuesto ypreparado para entrar en campaña en la dirección que yo señalaré, con armas,bagajes y toda provisión de guerra en víveres y vestidos. Cada caballero llevaráun escudo, una lanza, una espada larga y una espada corta, un arco y un carcajlleno de flechas. En tus carros trae¡ás utensilios de todas clases -hachas, dola-deras, taladros, segures, picos y palas- y las demás herramientas necesarias paraIa guerra. Traeréis también en vuestros carros víveres para t¡es meses, a contarde la salida de Est¡assfurt, y armas y vestidos para medio año. Cuidarás que

durante el camino, y hasta 11egar al citado lugar, no causéis ningún desorden porningún sitio de nuestro reino por el que vuestro itinerario os haga pasar. No toca-réis a nada excepto la hierba, la madera y el agua. .." er

Así, pues, cada expedición militar obligaba a todos los movili-zados a realizar sacrificios considerables, sin otra compensación guela del muy eventual botín que pudieran lograr en la guerra.

No había regiones privilegiadas: Neustria, igual gue Austrasia;l"risia, como Borgoña; Sajonia y Aquitania; Baviera, de la mismaur¿rnera que Lombardía, enviaban una después de otra, cuando noriirnultáneamente, sus contingentes, aunque se tratara de teatros derr¡rcraciones que no les interesaran de manera directa. El aí,o 778,r'rrirnclo la guerra de España que terminó tan desastrosamente enlloncesvalles, el ejército de Carlomagno comprendía con tropas reclu-t;rrl¿rs cn Galia meridíonal, austrasianos, burgondos, bávaros y lom-

ttt (lttttitttl... t. T, ne 74(Bl1), alt. B, pág. 167l, ne 75, pág. 168.t', Ottt¡ítul... r. I, rr') 77(Bl3), art. 9, pág. 171.ll ltlt,ilt, y Ort¡titttl... r. T, ¡r,) ¡X4(805), arts. ó y 7, pá9. 123.

'tt ll..,L, ir.,l I7,1,' jrrrri,'.tt¡' l',tt¡itul.. t. I, n" 75. ¡,rig. l(ll.

&

Page 67: Halphen - Carlomagno y El Imperio Carolingio

1,26 FUNDACION DEL IMPERIO

bardos.66 Sin embargo, poco a poco, a medida que las expediciones

militares tuvieron menos extensión, parece que cambió- este sistema

y, en 1o posibie, se limitaron los reclutamientos a los habitantes de

las provincias menos alejadas de las zonas donde iba a combatirse'

Pero como se guerreab'u u lu vez o sucesivamente en todas las

fronteras, al final ,i";;; region podía considerarse más favorecida

que las otras.En cada una de ellas, salvo el caso de invalidez debidamente

demostrada, todos los hombres libres -únicos que eran tenidos en

cuenta- estaban "í;.;;;;t ;r la orden de llamada v' según la

terminología de la época, obligados a presentarse al "bando de hues-

te". Só1o quedaban exceptuad"os los pocos empleados que los condes'

los obispás y los abades tenían autorización de de1'ar en sus

puestos para que r";;iti;* menoscabo la buena marcha de la admi-

nistración,6? y lo mismo pasaba con,los ancianos y los enfermos que

habían obt"rrido del emperador, y de manera individual' üoá €x€rl-

ción permanente del ;;;"'tt; *llítu';ot finalmente' también estaban

exentos los clérigos y los monjes dedicados al culto y u l? plegaria'

Pero esta última ",.ápttá" no se refería a los obispos y a los abades

gue, en principio, estatan obligados también a conducir por sí mismos

sus contingentes armados' ,

No obJtante, hubiera sido imposible en la práctica que en cada

región se arrancaran constante-ánte de sus actividades normales a

todos los hombres libres a la vez' a pesar de la inmensa contribución

;;;;--r"o de obra de los siervos proporcionaba a las labores

lgrt*1.. y a 7a utti"'¿"¿ artesana' Así' era raro un tal recluta-

-i"rto *Áirro. Lo normal era que el emperador sólo llamase a una

parte del contingente, teniendo en cuenta las necesidades en efecti-

;;., l" dirturr.iu.-d" los itinerarios' las condiciones económicas y las

posibilidade. a" toáogé""to' Po' ejemplo' una capitular'6e que puede

fecharse en los prl*e''ot años del siglo Ix' clistingue para los sajones

los tres casos siguientes: 10, campaña en el país de los avaros o hacia

Istria;?o 2e, campaÁa en Bohemia;3e' guerta contra los sorabos' En

66 Annales roYales, airo 778'

67 Capíntl., t. I, no 50, art' 4' pág' 137'

63 Hasta nosotros h'í lt"snttn ntotl"lot rlc cart¿rs de exención que sc relnontan

a comienzos .1"1 'eittudo

i" (ia"lumagno' en la colección de l¿rs Fórnutlus r/e Serr's'

na 19(768-775) V ",', to-¿" Ias l"ó'mutas de Mcrl¡el n' 4l(774'775)' págs' 193 v 256

dc lit:; Formulae.r;',t (ln¡¡i¡¡,1., t. I, ne 49, trt' 2, páq' ) 36'

irl!irrgúnl,,,lt't"it""otlttlt''t''nt"tt''tt'itrrs'llregiónllcr¡ttt::"ltfilrxs(lítr1'lsl)llñit(lli.r¡,,tttirt, l)(lrlt'\):ll('f(l(l('ll!l(':irlll(l(s;

llllll tr¡ll[;l"iritlvlr]l)l)(ll¡(lll('t"'rt'':'it!li:¡trt-

t¡i,t, l,r,t Ili:ttitt" """' """"'""'l"i' 1" ¡'r"'irrri'lrll I,tt llt:r ¡rtrtl': 1 :tt'tt' t¡ l;t

ORGANIZACION POLITICA Y ADI\,IINISTRATIVA 127

el prirner caso, Ia movilización afectaba a un hombre por cada seis;en el segundo, a un hombre de cada tres; en el tercero, a toda lapoblación masculina, pues los sorabos eran vecinos inrnediatos de lossajones y entonces se trataba cie Ia "crefensa de ra patria". otracapitula¡,rr que su más reciente editor fecha en el año SOi, pr"rre,con respecto a una Ieva generar entre el sena y er Loira, Ias siguientesmodalidades de aplicación, menos rigurosas que de costumb-"re, diceel texto, en consideración der ha*bre gue azotar lq, no estaránobligados individualmente ar servicio ,_a más ce los que ilevanbeneficio's reales que están vi¡culados al emperador por un compro-miso especial del que hablaremos rnás aderante- sino los propietariosde tres mansos lmansisl o más (el manso era entonces la unidadterritorial); 2p, los propietarios de menos de tres mansos se agru-parán para equipar por su cuenta entre todos ellos a un hombre; seagruparán por dos los que posean de t¡es a cuatro mansos por cadados: por tres, los que no posean más que un rnanso cada uno; porseis, los que no poseían más que *ediá cada uno o su equivalenteen especie o en bienes muebles. El año B0B todavía se hacen másholgadas estas medidas:?2 el servicio no atañe sino a los propietariosde cuatro mansos cuando menos y se invita a ros demás a reunirsepara proveer, a costa de todos conjuntamente, un hombre por cadacuatro mansos.

Hásta en algunos casos, parece que el emperaclor confió a lasautoridades locales el establecer una rotación entre los movilizables,pues algunos de ellos se guejaban de ser convocados con más frecuen-cia de la debida por no ser bien vistos del conde o de sus subalternosy alun del obispo o del abad.?B Con todo, por regla general, pareceque el servicio militar pesó con gravitación sensibl"errráte iguar sobretodos los habitantes de todos 1os territorios que componían el Impe-rio, un peso que era ciertamente abrumador.

Es cie¡to que las campañas, por lo general, no eran muy prolon_<1adas' Normalmente la salida tenía rugar en el mes de julio á áu"u.rt"rl mes de agosto y ei regreso en septiembre o en oátub"", lo mástardat.Ta

Pero el emperador tenía el derecho de poder prolongar porrrrás tiempo el servicio der contingente armado si Io juzgáa litir,.r.llr,alirlarl s,puesta. -A cornienzos ccr sig]o rr parece qlre ya no sc hacían rcvasrL rrr¡l)i*i slrjonas para enviarl¿rs * comarcas tair alejadas como España.it (lttl¡ittt.l... t.. I, n'r 43, p¿il¡. jl¡1,.

i.t Jtl! n. r¡1' 50, lrt- l, ¡rír¡1. 1i37.';:', ltl, rt. r'' Tii. :rrts. l) y 5. ¡uig. 165.1l \"':r " Irt ' 1,,¡r',lr,t'ílt rJr' lrrs ¡,rlllr';¡,. r'rr cJ l.¿.¡r¡rlpri, rlr. Bij,lll ¡i-l\Tirlrr,lrr.¡¡r;lt.

*

Page 68: Halphen - Carlomagno y El Imperio Carolingio

I2.3 FUNDACION DEL IMPERIO

obligándose a proveer de vituallas a las gentes una vez pasados los

tres meses en los que cada uno debía atenderse por sus propios

medios. Abandonar el ejército sin orden formal del soberano, cual-

quiera que fuese el plazo o momento en que se hiciera, era conside-

,ado como una deserción pura y simple, crimen que se designaba ?5

con la palabra germánica de herisliz (que precisamente guiere decir"abandono del ejército") y qrl" acarreaba la pena capital con la

confiscación de bienes.zo

Todo retraso en acudif al centro de concentración de las tropas

era castigado;?? toda ocultación se consideraba como infracción al

bando (bannus) u orden del soberano y' como tal' se castigaba con

,rru *uitu de 60 sueldos,?S con la agravante de que si se trataba del

"bando de hueste" [o de mesnada] -gqm¡nmente llamado heribán

(heribannus o hafibannus), de la palabra alemana heri' eiército-'t"ríu que ser satisfecha en el acto, y en caso de insolvencia, el delin-

cuente era condenado a servidumbre hasta saldar pof completo su

deuda.zssi se tiene en cuenta que a las obligaciones anteriores hay que

agregar la de servir en la guardia de las fronteras, la de atalaya' la

dá pátrullu*ientos ao y la de permanente defensa de las costas, para

la cual todos los súbditos tenian que estar preparados al primer lla-

mamiento, 81 se convendrá, sin posibilidad de error, en que el servicio

militar amenazaba con agobiar económicamente a las poblaciones y,

además, con producir un serio colapso a la vida normal del país'

VII.- PnssractoNEs Y sERvICIos

A las obligaciones militares todavía se agregaban otras cargas

de diversa naturaleza, de que nadie estaba exento tampoco dentro del

Imperio.En primer lugar estaban las requisas de alojamiento y de víveres'

de cabálos y de cur.or, para los agentes o representantes de 1a auto-

i5 Capitul., t. I, ne 64, art.13; 74,at.4i 98. art. 3; Annales royales, año 7BU'

pág. 80.

i6 Capítul., t. I, no' 74 Y 98.77 La sanción que estipula una capitular del año Bl]I (Capi¿ul" t' I' nq 74' art' i3'

pág. 166) es posible que haga sonreír: privación de vino y de carne durallte un

núme¡o de días igual al del ret¡aso.¡sV.infra,págs.140-l.41,loquesere{ierealhandodelsoberano'i9 (:ut)itul., t' I, ne fi4', art. 12; nq 74, arts' 1,2,9'¡(t l(1.(nt, ttr' 7'1, art. 2l n" ll)2, ¿rrt' l'8t Itl,'m, n1' li'l(t|02). ¡rlt. lilá' ¡rírgs' 100-l0l'

ORGANIZACION POLITICA Y ADMINISTRATIVA Ngridad pública. El Imperio romano sz había poseído un perfecciona-do servicio de coporerapasr*.",i;l"2it"r'""";:X';.T:i,ffi,i."J"¿:;#,T;:"i:::l:;.Cada albergue o parado, d" rutu ;;; ,, cercado con habitaciones,donde todo funcionario del Ertuáo yhusta toda persona civir o ecre-siástica acreditada.por el e*perador, con la ,álu pr".*tación desu carta de misión, hallaba alimento v Iugar techado $uru iiy para suséquito, asi como los, medios de transporte indispensubi".-pu.u .or-tinuar su viaje. posiblemenre, algunos elementos ;;;r;; ;;nizaciónsubsistían todavía, al menos en

"Itah;, en Ia epoca .r.otájiu,ro ,ur-que debían ser muy pocos. pero, no obstante, q;"J;;--;i'principiode.que todo representante de la auroridad pribúca lr" i.rru.u ,rruorden en regla podía obtener durante su viaje arojamiento y víverespor medio de una requisa.

se nos ha conservado un modelo de ra carta de ruta o carta deuiaje (epistola tractoria o tractori,a, simplem"rt"¡ qu"-.e remitía atal efecto a los missi dornínící.Ba Está diriglda no sólo a todos losagentes de la administ¡ación, sino también -u "toao, i". f,,a"1"r,, a"remperador, es decir, a todos sus súbdi

vean a los portadores de lo. -"dto. ;:ti;Jr#: r;:ri;7:"r?:; ;rilIos víveres (huma:nitas) necesarios. Álr-,r*o se detaila todor tantoscaballos de relevo, tanto en pan, en vino, en cerveza, en tocino, enpuercos o lechones, en ovejas y corderos u otras carnes, en pollos,ánsares, faisanes, huevos, miel, aceite, vinagre, cornirros, fi_l"rrtr,clavo y otras especias, tanto en sal, "r,

í"gu.br"s, en quesos, en cera,en heno para Ios caballos, en madera furu "l fuego, etc. De acuerdocon el testimonio que nos proporciona una capitular de aquella épo-ca'85 las raciones señaladas variaban de acuerdo con er'rango delque se beneficiaba de ellas (evidentemente teniendo en cuenta Ia'supuesta importancia de su séquito). por ejempro, el número Je panes

82 Véase, en úItimo caso, C. Ju.rreN, Histoire de la Gaule, t. V,,I (1926)¡xigs. 52-56; E. J. Hor.nn¡ac, Zur Geschíchte'i", Curr^ publicus (Upsala, 1983,irr-flq); [Pr"eurr]' Ess¿¡s sur re cursus pubrícus sous re haut Empire romain, en lasllltim.oires présentés par iliaers sauants d,'f l"rii;i des Inscrip,iqns et Bclles-Lettes,t' XIV, rq parte (1940), págs. r89-39r. para eI t.ár.ito de la época romana a Ialr¡irlrirr¿r consultar el concienzudo estuciio de F.-L. Ge¡snon, La tractoría (na I37rIr lt¡rcstr¿l Bibliog¡aIía).

,,,,. ij,',I*l"r;1,:" n""" sospechar la capitular pubricada en capitul., t. I, nq 150,

s'f N{'¡rk:. rk: r.s arrederrores del año 800 en ra corección de Marculfo (Forrnurae,¡,,i;t. l:f0.¡r'' l0), r¡uc rr.prorftrr:c trna f,í.mr,la m".ou;rgiu (p¿blicada, ítlem, ne tl),lri ¡o lrlr rrl¡,rrrr;rs ¡rrorliIir.rr¡rir¡lr.s signiIicativas.\it (.'ttl'¡tnl., t. I, rr1, l.l.l. rrrt. l](), ¡li;1. ll()1.

(:,u1,'lr.tllni). ().

&

Page 69: Halphen - Carlomagno y El Imperio Carolingio

I3O FUNDACION DEL IMPERIO

gue había de proporcionarse era de {0 para un obispo, de 30 para

un abad o un corrde y de 17 para un simple vasallo del emperador'

Es difícil afirmar si estaban afectados tod'os los habitantes sin

distinción. Al contrario, hay gue pensar gue, sin perjuicio de los

privilegios generales de inmunidad, de los que hablaremos,sG existían

muchus dispensas individuales y colectivas'87 Parece también gue

el derecho de requisa estuvo limitado a algunos casos claramente

especificados, como los viajes de los missi dominicí, pues hay capi-

tulares 88 cuyo ob¡eto es, entre otros extremos, llamar la atención

a los condes, los obispos, los abades o los vasallos reales que se

permitían, en sus desplazamientos personales, exigir hospitalidad

á" ,,r, administrados y abusar de sus bienes. Con todo, la carga de-

bió de ser muy pesada, pues resultaban frecuentes las misiones que,

como las de los missi dominici, daban derecho a la requisa de víveres

y de medios de transporte,se sin hablar del alojamiento y del fuego

que, en invierno cuando menos, era obligado proporcionar por requisa

á todo viandante sin posada, llevara o no tractoria.eo Además no

conocemos caso alguno en el que estas provisiones hayan sido paga-

das. Ab¡umadora carga de la que nos consta que las iglesias y los

monasterios trataron incesantemente de liberarse'A todo esto hay gue agregar las prestaciones para la conservación

y, eventualmente, la construcción de caminos, de puentes y de edi'iicios pribllcos.el Sin embargo, estos últimos servicios se encuentran

raramánte citados en los textos, lo que hace suponer que los trabajos

de esta clase sólo ocupaban un limitado lugar en las preocupacio-

nes del gobierno imPerial.

VIII.- In¿pursros

En su mayor parte, el régimen fiscal no fué sino una superviven-

cia de las prácticas romanas. No siendo indispensables las contribu-

ciones para el funcionamiento de los servicios públicos, tal como

86 Inlra, Pág. I45.87 Capitul., t. I, ne 155, art. 10, pág. 315'

88 Especialmente, Capitul., t. I, na 94(?87), afi' 4, págs' 198-199'

89 Ejemplo: Iórmula de tractoria, un poco posterior a la muerte de carlomagno,

pu.u ,uru-llo"-"ncargados de Ia leva de Ia hueste y de la percepción del heribán, en la

colección ,J.e las Fórmulas imperiales (Formulae, pág.292, n'q 7) 'e0 Ejemplos' Capitut., t. I' ne lB, art' 46, pág' 43; nq 57' art' 1' pág' 144;

nq 94, art. 4, pág. 199; etc.ttt Copitil.,t. I, ne 91, pig.]r92, art.4; na 94, pág' 199, art' 9; nq 140' ¡ríg' 2tltl'

art. 8; ne 141, pírg. 290, art. l7; ne I4tl, ¡rri;1. 1301, arl' ll; nt 150' ¡rá11' li0(¡' rrrt' 22;

B<rttt rlt'(irtrltrtttitgttrt, rn l)i¡tl.rtntttlrt Kttrt¡1., ti'()1. ¡rri1' l;i:l' l' l()'

ORGANIZACION POLITICA Y ADMINISTRATIVA BIentonces se concebían -\a gue los agentes del poder central vivíande sus cargos y del producto de ras tiáras gue les estaban asignadasy no tenían sueldo y Ios súbditos contribuían personalmenü. sat¡s-facer casi todas ras necesidades der Estado y.

"r, d o"i"r, miritarcomo en el civil-, el emperador se contentata, en g"rr".ul, con Iopoco que había sido sarvado por sus antecesores der Jntiguo sistemafiscal instituído por Roma.

En lo que concie¡ne a las contribuciones o impuestos directos,ezesa herencia romana era tan pegueña gue hasta se ha creído quehabía desaparecido po, compláto. No obstante, todavía de cuandoen cuando se hablaba de Ia capitación y de ra contribr.iár, territo-r¡al en las capitulares promulgáu. po" óurto*ugr;-o ñ ru, ,r."-diatos sucesores. El año B0á, por'ejempro, er"emperador decretorecaudar el censo real ya sobre ia p""ro,'u de los .""r"rfuy"rrtes yasobre sus bienes, doguiera fuera hasta entonces legarmente exigibre eay,-poco después, insiste en otra acta en ra necesidad de revantar unarelación de las tierras .sometidas al pago del censol ..eu" ,u".,.o,rnissi procedan a una dirigente investilación con respecto a nues-tros censos en todos los lugares en dondá antiguamente habia costum-bre de pagarlos al rey. . . y nos rindan un infárme para que podu_o,ordenar 1o que deberá hacerse sobre esto en ro sucesivo." e4 pareceque no ofrece dudas que los censos de gue aquí se trata eran los gueen otros textos se designan más bien como tributos y que comúnmentellamamos impuestos; tampoco debe dudarse, Ieyendo los documentosde Ja época, gue las dos categorías de impuestos que se enumeranen la capitular del año 805 .or, ,ro la capitación pe"sonal, y el otro,la contribución te¡ritoriar.e' pero

"r, *u.ho, sitiá, e.to" iíiuu"to,

habían dejado de percibirse,_ya porgue en gran parte de sus grandespatrimonios los antecesores de carromagno y ér mismo hab¡an"renun-ciado espontáneamente a e,os poco a pl"o

"r, beneficio de las igre-

sias, de las abadías y de ros benefrciarios de inmunidudes, y, i"*rru"por- simple negligencia o abandono o a consecuencia de Ia renuenciade los contribuyentes, hasta er punto gue el año g02 hizo fartarecor-dar a todos los súbditos der Imperio que "erudir p"g"" ár^r"i ro quele es debido o el impuesto" (debitumíuum uer

""i"i* *urrilr"¡, "ru,

02 vóase, especialmente, Fernando Lor, L'imp6t roncier (ne I3B de Ia Bibrio-¡irrrfírr), págs.10T-llB, y cf. Fustrr, ¡r Coure*cus, t. VI, págs.504_506; Bnurvxrn,t. l[, ¡,rigs. 315-321.

tt:r (ltqitul., t. I, ne 44, afi. 20, pág, l2S.ttr Oupíru.l., t. I, no B0(Bll_813), art. 10, pág,. 177.r)i' |.'. l,o'l', loc. cit., ha realizado un minucioso examen de Ios textos. Remitimos a.rr , llrrro.rl t.;tr.irirr.

Page 70: Halphen - Carlomagno y El Imperio Carolingio

132 FUNDACION DEL IMPERIO

salvo el caso de exención regular, faltar al iuramento de fidelidad que

se le debía al monarca, e6

Pero eran vanas estas exhortaciones; el impuesto ya no respondía

a la necesidad de proveer al sostenimiento de los servicios públicos;

por doguier se consider aba abusiuo y estaba en camino de desapa-

recer.La única contribución pública asimilable a un impuesto directo'

que entonces estaba verdaderamente en vig'or, era el diezmo'02

Árrrrgu" percibido por la Iglesia y, en un principio, en zu exclusivo

pro"á.ho, se exigía a todos de un extremo al otro de1 Imperio' en

virtud de las órdenes que daba el mismo soberano, pues, desde Pipino'

la monarquía franca no separaba ya su causa de la de la religión

cristiana y a nadie dejaba el cuidado de legislar en tal materia'

El pago del diezmo eclesiástico se hizo, pues, obligatorio en lo

sucesivt fo, o.den de la autoridad pública y son numerosas las capi-

tulares de Carlomagno que se ocupan de ello, ya para recordar a los

fieles gue se trata de un deber al que nadie, bajo ningún pretexto'

puede iubstraerse , ya pafa reglamentar la percepción y la tarifa

aplicable, ya, finalmlnte, para amenazar a los que tratan de eludirlo'

Á lo, ug"rrtes del emperador cumple hacer respetar en esto la ley

*palabra que se repite varias veces ge- Y perseguir a los renuentes'

qr" ,ro pod"ao eludir ya ni la multa civil ni las censuras eclesiásticas.e0

Se trata, por tanto, de un verdadero impuesto cuyo importe' que es

realmente'igual a la décima parte de las rentas rústicas de cada

fiel,1oo está destinado en este caso a sostener el desenvolvimiento

de un servicio público: e1 del culto y las obras de asistencia a él

vinculadas.

s6 Capítul., t. I, nq 33 (802), art. B, pág. 93.g? Véanse los trabajos de Stutz, PrnrlS y P, Vreno, señalados en nuestra Bi'

bliografía, nos 115-118.98 Especialmente en las Capitul,., t. I, ne 59, art' 2, pág' t4ó; na 84' art' 7'

pág. lB2.99 Véase, entre otros, Capitul., t. I, nq 87, art,3, pág' 186; no 93, art' B' pág' 197;

ne 97, pág. 203.100 El diezmo es doble en algunos casos determinados por las capituiares, que,

entonces, hablan de "diezmo y nono", entendiendo por ello que el obligado a

pagarlo debe entregar la décima parte de la renta total más la décima parte de lo

restante (es decir, exactamente el 9Ío del total primitivo)' Esta duplicación del

diezmo estaba destinacla a compensar en cierta medida el perjuicio sufrido por las

iglesias cuyos bienes fueron secularizados en los días de carlos Martel o despuós y

"l gruuu-"r, a{ectaba a todo aquel que poseía una de aquellas propierlarlrs -va cn

beneficio o en precario (véase Lrstr, Hist. de la propriété t:cc!ésíustit¡tLt. t' lf,fasc. l, págs.9B y sigs.). como se ve, so trata aquí rle tttsos ¡rlrtit'ttlitt,'s,'tt l,,s t¡ltt:

no tctlcmos ¡trlr t¡tlri tlt'lt'llr:r¡llls ¿tllorit.

ORGANIZACION POLITICA Y ADMINISTRATIVA 83No obstante, el teso¡o imperial nada obtenía del diezmo, a no serr)or usufpación' v más de una capitular recuerda . t., .;;;;.entantescle Ia autoridad pr:btica sr"l;;;;;;, d"t ,ob"r"r;;;;;rsfituyencxcepción y están' como todas las demás, afectadas por la contribu-ción que se debe al clero.La contribución directa en beneficio del Estado no sería, pues,.sino un recuerdo, si al impuerto t".riiori al y a Ia capitación no seagregara un rributo especiar que posibre-"ít" J;#;;'prácricapoco a poco; nos referimos ar don o, me¡or dicho, a70s dones ahuales(annua dona o dona annuatia). se llamaba así una contribución enespecie que todos los años eniregubun, en principio voluntaria, peroen realidad oblioatoriamente, tádos lo. grurrd"s propietarios delImperio' tanto raicos como ecresiásticos, en ocasión de Ia asambreageneral'ror Lo's ino¡¿56s de esta

"orrt.i¡u.io, se conside¡aban, dentrodel sistema admiiistratirro i-p"riui, -;.

Ios de un verdadero im-puesto: "Enviarás al lugar dond" ,n" "rr.u"rtre a mediados de mayo,,

-ord¡na-Carlomagno ,l ,bud a" Su"-óri"trr, frirr¿--,..io, aor""<¡ue tú debes ofrecerme en Ia prOxima usa*ble..,, 102 Como se ve, Iaobligación e¡a absojuta y .o"';;-.-h; los textos que hacen alusión¿r ella sin ambages de ninguna .h.;; ;-, salvo algunas excepciones,cl importe del don queduüa u ..roruniuá-¿" .uau uno, lo que hacía este;:ff::tfl::os humiuante e i;;op;tJur" pu,u--;i ;*., iipio a"

Bajo la denominación general de tonlieux (telonea),derivado del

:l'i:1#;:'i:;:': de arábaras1, q'",i,,o a subsrturr fo.o u po"o

.r i,,".. u.,, "; ; -" f;;:x: :.iffiír;, J#::, jl,:" i; "l,H"l*

i'omano gravaban el transporte de *ercad".jur.rá, -E¡

g;"rut tu.rficinas recaudado¡a. ," háb¡u, .*."..ru¿o en Ios sitios de costum-lrre, aunque a veces se fueron -rfripir*rao ya por abusos ya por la¡rrerneditada voluntad de algunos ;"^';-d;r;.'.;;; l1."oro,tle poder así aumentar sus ingrero, ao, Ios menores gastos, Estasi¡lcabalas, 10a en principio, y como suced¡a en el Imperio romano, sóloirfectaban a los produ.to. á"rtirru;r]f, venta, pero las amonesta-

,,,,,,';l,,liT; yiilir:.]ll págs' r07-1I1; Fus*¡. on cour,encrs, t. vr, págs. 503.trt2 Capitul., t. I, ne 75, pág. 168.rr)rf sobrc er portoriurn.véal el rirr¡o crásico de-R. cacNer, Étude historique sur

',),,,,',r!,,,r,.,,,r,t intlirar:ts chez lcs Ro*oinr"¡i.r|J"Ju)"¡rr^¡oo, barbares (parís, rBB2,

,r)'r llr)r. r'.ir.nr¡r1., Ctt¡ti,rttl., l:_. I, u, l3(2.54-55), art. 4 (pág. 82); ¡10 l4J(820,rl,r,'rirrr;r,l;il¡r,.nlr.t, rill. I (¡rrig. lI).1).

&

Page 71: Halphen - Carlomagno y El Imperio Carolingio

134 FUNDACION DEL IMPERIO

ciones que a este respecto dirigia el rey a sus repfesentantes en las

capitulares hacen pensar que los alcabaleros solían inclinarse a

percibir el impuesto uun pá, productos destinados al uso personal

áe quienes los transportaban o de aquellos por cuya cuenta se reali-

zabi el transporte. Ño obstante, siempre se mantuvo como regla no

exigir alcabala sino en el caso de mercaderías destinadas al comercio

y lás exerrciones concedidas por el poder real Io solían estipular así

expresamente.lo6Las alcabalas mencionadas más a menudo en los textos son dere-

chos de pontazgo, que se percibían al paso de puentes o de esclusas'

en el itinerario de caminos o de ríos; se les designaba con nombres

especiales, que por sí mismos ya señalan la nattraleza del impuestol

ro'daje (roiaticum), para los transportes en vehículos de ruedas

(rcÁ{ ) acarreo (portaticum), para el acarreo a hombros de

hombres: saumaticum fde sagma, albarda], pata los productos coo-

ducidos,sobre bestias de carga; batganaticum lbatcaiel para el trans-

porte en barcas; pontazgo (pontaticum), para el tránsito por un

puente; azudazgo i'exctuiaticum), pa,u el paso por una presa' exclusa-o

azud, etc. Pero con evidente errof han tratado algunos eruditos de

distinguir los derechos así denominados de las alcabalas propiamente

dichairoa pues no hay que dudar que los textos de la época los con-

funden,loTTambién entre las alcabalas incluían los contemporáneos de Car-

lomagno los derechos percibidos por las transacciones mercantiles

efectuadas en los mercados y en las ferias, cuya celebración estaba

sometida, además, ala autotización del rey'108 Procedentes' como los

derechos anteriores, del Imperio romano, estas diferentes clases de

alcabalas proporcionaban, con toda verosimilitud, al tesofo un apre-

ciable supiemento de ingresos, aunque seguramente insuficiente -sise tiene en cuenta el at.aso del comercio mayorista en el mundo

occidental- para proveer al presupuesto real de algo más que una

simple adehala.

105 §sl¡s las alcabalas, véase werrz, t. IV, págs. 55-63; Fusrrl oe coulercus'

t. V, págs. 247-259; Bnurmn, t. II, págs' 321-327; pero, sobre todo' cf' los textos:

Capitularía, t. I, passim; Diplotnata Rarolín', t' I, págs' 9' 1.7' 27' 66' 67' 128' 13&

170, 1BB, 257; Formulae' págs' 300,303-304, etc'

roo véase especialmente Fusrrr- or coureNcrs, t. v, pág.259; Ger'rsHo¡, Ies

orígínes romaines ilu "rouage" (na 136 de Ia Bibliografía)' págs' 387-395'

roz Véase, en particular, Diplomata Karol', pig' l2B fi74'77;¡) '

l0SCI.P.Iluvrun,Essaihistoríqucsurletlroí.ttlt:stnurcl¡'(:sctiL:sIoí,rcs,(París, 1897, in-f,}", tt,sis rlc tler"rrlto rk' l'arís), trtt ¡rirrtit ttlitr ¡'rig's' l4'il-176 y

irTfl 51t4.

ORGANIZACION POLITICA Y ADMINISTRATIVA N5

IX.- P¿rnrMoNro, MoNopolro DE LA MoNEDA, DERECHosDE CANCILLERÍA

Es cierto que Ia monarquía contaba con algunas fuentes de ingre-sos por rentas: Ios que obtenían ya de Ia exprolación d" .,r, iominios,ya del ejercicio del poder pribliá.Los dominios (uiilae) de que disponía Carlomagno, eran consi-derables y estaban dise*inudos ,"íi"¿" el territorio, aungue seconcentraban más en las regioaes septentrionales de ra Galia y enlas comarcas del Mosa y aár ni",

"í iorr¿" las propiedades patri-moniales de Ia famiria- cároringia fueron a aumentar las gue pipino,al usurpar el poder, habia háedu¿" J" los me¡ovingior--gr", , ,uvez, las habían tomado, a veces, del fisco romano. Estos patrimonioscomprendían, como era normal, tierras lab¡antías, p""i;;;-;iñedos,jardines y josas, bosques y tierras baldias, d; i; ;;;;r,, pu"t"estaba bajo la directa administración del ,ey, *ierriÁ tu'*uyo"extensión era usufructuada por terratenientes.l.e Había intendentes(uillici) encargados de la vigirancia de 1a exprotación, de Ia conser-vación de los edificios para habitación que, al igual qu"

"r, lo"grandes patrimonios, comprendían como complemento caballerizas,establos, un corral, un colmenar, un lagar, un molino, herrerias parareparación de los aperos, talleres de hilandería y, cuando ,e poaa,pesquerías y viveros.lroPoseemos varias capitulares que demuestran el interés der empera-dor por una administra_ción intáigente de todo. La más famosa, racapitular llamada de

-uitlis rtr --¿"-1u que, además, ,.*fi. *uf a,fr"rtprecisar si emanó del mismo Carlomagno o de su hijo Luis 1"í futrroLudovico Pío), entonces delegado d""., padre

"í "f g.i;rno deAquitania rtz--, demuestra con evidencia, desde su artículo ls, elcsencial cuidado del soberano: no permitir que vayan en beneficiotle otro los recu¡sos gue puede obtener de su patrimonio. se trata dern concepto que se repite en más de un artícuro. El pequeño rendi-,ricnto de algunos impuestos subsistentes obliga ,l ;"";;;;-a velarirrcntamente para que nadie interfiera usurpanáo su derecho y adue-lr)0 Sol)re el patrimonio real, cf..!íerrz, t. IV, págs. 1m-1S8, que remite a Iosll r lr¡s r:srncia'lt_,s.rr0 Vri¿rcc especialmente Capitul., t. I, ne ZZ(B0l-Bl3), art.19, y la capitular¡1,' rill.is. r:itrrrla mírs adelante.I t I Ottltitttl... r. l, na .32, prigs. B2_9.1.I r:f (:[. i\l'r'{ llr.t.tr, r,'rri¡1irt: ar r. datr d.u, ,,ctt¡titurare de uilri.s,,, cn ra neuueh,,r,,,i,¡¡¡,.. r. r'\l lll r lr,jlll). t,;il,r. .|.¡_.]r¡.

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136 FUNDACION DEL IMPERIO

nándose de una clase de rentas que aseguran importantes aspectosde su vida. Otro punto gue debe señalarse es el empleo a la vez,tanto en esta capitular 113 como en muchos otros textos contempo-ráneos,rra de las dos palabras uillae y fisci, para designar los realespatrimonios: aun siendo de origen familiar, estos dominios estaban,por tanto, asimilados a los que en Roma se consideraban como tierrasdel fisco, lo que no debe causarnos sorpresa, ya que cualquier distin-ción entre el carácter privado y el público de la persona del reyparece que estaba en 1o adelante abolida.

De los diversos monopolios que producían beneficios a los empe-radores romanos, parece que el único que pudo conservar el soberanocarolingio fué el de la acuñación de moneda. Después de los des-

órdenes del período merovingio en los días de su decadencia,llsPipino el Bre,¡e se hizo cargo con energía de la administración mone-taria.116 Sus esfuerzos y los de su sucesor permitieron reorganizarmetódicamente la casa de moneda y el mismo sistema monetario. Elnúmero de talleres de acuñación, que se había hecho excesivo, fuéreducido para facilitar la vigilancia. Carlomagno llegó, en el 805y el 808, hasta el punto de no autorizar, en principio, acuñaciónsino en el taller de Aquisgrárr.rrz |V[gd¡da de excepción y, sin duda,provisional (pues ya no parece estar en vigor en los días de Ludo-vico Pío ) , pero que produjo la nueva ordenación del ,sistema m'o-

netario.Los gastos que ocasionaba la acuñación se cubrían con las mermas

que los jefes de los talleres de troquel --los monederos (monetarii)-estaban autorizados a efectuar sobre el metal o sobre las moneda's

viejas sometidas a fundición. Una capitular, que se remonta a los días

de Pipino el Breue,Lrs había señalado esta merma en un sueldo porlibra de plata en una época en que la libra tenia 22 sueldos. Comono se autorizaba ninguna otra merma, hay que suponer que cada

taller estaba arrendado por el soberano o que le correspondía unaparte de los beneficios.

113 f,¡1¡s otros, en los artícu]os 4 y 52.114 Véase especialmente Diplomata Rarol., t. I, na 83 (774 aproximarlamente),

pág. 119, línea 40.115 Cf. el Catalogue d.es monnaíes lranEaíses de la Bibliothéqu'e natí.onala. Lr's

monnuies méroaingiennes, por Mauricio Pnou (París, 1892, in-Ba). Introrltrccirin.tt6 p¿¡¿ ouanto se relaciona con la acuñación de ¡noner.las calolingias. vriitsc lit

Introrlur:ción de M. Pnou al Catalogue tlcs monnai.cs curoli.n.g,iannas (rt(' lll9 rk' rttrr''lrrtBilrliografia).

11i Outti.tttl.. t. l, rr1' ,:l'1,(t105), ¿rt. lfl, ¡rrig. 125; rr" 52(li0lt). irrl. 7, ¡,ri;'. I ll).tts (.'ultitul.. t. I, r¡" ll|(75 1755), rrrt. 5, ¡,ri;'. llil.

ORGANIZACION POLITICA Y ADMINISTRATIVA 137

Este monopolio tenía, además, la ventaja de permitir la unifica-ción del sistema monetario, signo tangible de ra unidad del imperio.Carlomagno hizo todo lo posible puru .orr"gui¡ este resultado. Así,retiró de Ia circulación las piezas antiguas, entre la,s que existía lamayor diversidad, y las reemplaz1 por piezas nuevas de tipo, pesoy denominación uniformes.lle Medida, aparentemente, fácil de áph-car, ya que la única moneda que quedaba oficialmente en circulacióndentro del reino franco era el clenario de plata, del que el sueldotenia 12 y la libra 240, sin que se sintiera la necesidad en lo adelantede acuñar piezas de ninguno de estos valores. Con todo, lostextos demuestran que la reforma triunfó no sin esfuerzo, y Ia crasi-ficación de las monedas gue nos han llegado testimonia que el go-bierno de carlomagno fu'é impotente, en último .u.o, pu.u aseguraren el campo monetario aquella uniformidad absoluta que se propo-nía. Sin embargo, no se puede negar gue los denarios de los días decarlomagno .-a los que en la práctica no pudo dejar de adicionarsemedios denarios u óbolos- ofrecen un carácter de regularidad rela-tiva con manifiesta ventaja sobre los de la época merovingia.

si resulta difícil aprecia¡ las rentas que la monarquía caroringiaobtenía de la acuñación de la moneda más lo es aún, posiblemente,calcular las que le producían los derechos de cancillería. Todo cuantose puede decir es que la autoridad y el prestigio que proporcionarona carlomagno sus triunfos militares y el atinado ejercicio del poderfueron dando de día a día más valor a las actas que expedía pareconceder o confirmar bienes y privilegios. De ahí el aflujo que habíaen su corte de peticiones, como 1o demuestran los documento,s de laépoca. El constante acrecentamiento de los territorios que formabanel imperio carolingio ensanchó, más aun, el círculo de los que acudíana solicitar favores del señor y que proporcionan a su cancillería«rportunidad de ingresos que, sin la menor duda, se subestimaríansi se contrajera su importancia al volumen únicamente de las escasasI 60 actas cuyo texto auténtico ha llegado hasta nosotros.l:, En elcstado actual de la documentación a nuestra disposición, es imposible¡rventurar la menor valo¡ación ni aun atreverse a decir si los bene-f:icios que se obtenían por este renglón superaban en demasía losc¡irstos necesarios para mantener en buen estado el desenvolvimientotlc estos servicios.

I IL SoI)r'(' l. r1tr. sig,e, róasc la obra de xl. pnou, catalogue d,es monnaies carr¡lin-¡t,i,'rtrt,'.t ( lr'' liir) rL: l¡r¡cslr.¿r Ililrliogralíu).

l:'r) Vr"if q. lrt c.lc.r'iritt r¡ttc lta rlnrlo Ii. X{iillr.n,rr:llr,.n, Diplomata KarolirLorgnt,l. l. t,ril'... i'l ''()''.

&

Page 73: Halphen - Carlomagno y El Imperio Carolingio

138 FUNDACION DEL IMPERIO

En verdad, la monarguía carolingia ya no se encontraba en aquelestadio gue caracterizó los tiempos de las grandes invasiones, y en el

que se esperaban de la guerra, por el botín que obtenia el vencedor ypor los tributos que se imponían a los vencidos, los más pingüesrecursos; con todo, sólo débilmente pudo suplir estos ingresos con lafiscalía y las normales obvenciones de los derechos que ésta eiercia.Los transportes de alegría que el aí,o 796 levantó la noticia de que loslesoros acumulados por los avaros habían caído en manos de las tro-pas francas, nos ayudan a puntualizar la situación: un botín seme-jante pareció a todos como una inesperada fortuna o lotería que ibaa abrir inmediatamente una era de excepcional abundancia.12l

Sin embargo, el ejercicio del poder judicial, del que nos falta aún

ocuparnos, no dejó de proporcionar a la monarquía, con mayorregularidad, ingresos apreciables, a la vez que permitía al soberanoafirmar útilmente en todo el Imperio su autoridad moderadora, alservicio de la paz y del orden público.

[.- ]usrrcn 122

Pese a la diversidad de los códigos -leyes sálica, ripuaria, bur-gonda, etc.- a que estaban sometidos dentro del Imperio y aun en

el solo reino franco, los súbditos del monarca carolingio, y cuyoestatuto jurídico individual, función que procedía del origen étnicode cada uno de ellos,123 nada pudo modificar, la organización judicial

L2t l/. 5¿pya, pág. 60.122 Sobre el tema tratado aquí, véase sobre todo G. Wr.rtz, t. IV, págs. 365-525,

que proporciona un fácil conocimiento de los textos, y H. Bnuttxrn, t. II, págs. 435"

886, que es seguramente la más completa exposición de conjunto de que disponemos

actualmente para cuanto se relaciona con el funcionamiento de la justicia en las

épocas merovingia y carolingia. Cada párrafo de esta extensa exposición lleva una

bibliogra{ía que alcanza hasta el airo 1927. Por desgracia, Ia presentación resulta con

frecuencia confusa y ganaúa mucho si estuviera más concentrada. Entre los estudios

en francés aun resulta provechoso leer a Fusrnr, or Cour-excrs, t, V, págs. 304-506'

en 1o que atañe esencialmente a la época merovingia, pero más de un pasaje interesa

también a los tiempos carolingios. A éstos había reservado Fusrsl un capítulo del

volumen siguiente de su obra (t. VI), pero en ese volumen, tal corno {ué publicado

por Camilo Jur,r.reN después de la muerte de su autor, no se encuentra (págs. 494-

501) más que un brevísimo bos,quejo del tema. A esto hay que añadir, en cuanto a Ia

organización de los tril¡unales, el libro, actualmente sobrepasado, de L. Ba"tucnet(n') l4l de nuestra Bibliografía) y el mediocre Étud,e sur Ie mallum de Brn,lur,r »rs(llr¡uvrr:s (no 14,2 de nuestra Bilrliografía) que os un traLajo de principiante. Iin todo

Io <¡rrc tratamos rn las páginas rJrrc siqrrcn sc irnpone ntírs qut, nt¡nr,a rcr,t¡rrir a los

l(.\l{)s. Nn('slro rlisr.í¡rrtlo Tl. I}¡l't'rr;n pr'(:lrilra rtnit (,1)rt tk: t:tttt.jttltltt solrrt, llt.irrtticiar'n Jit il'r,r'rt,1, 1,'. r'rrr',,lirr;'ir*.

ORGANIZACION POLITICA Y ADMINISTRATIVA 139

era, a 1o menos en sus rasgos generales, uniforme de un extremo alotro de los territorios sometidos a la autoridad de Carlomagno.

En este aspecto domina todo el panorama un principio: el de que,entre los deberes que incumben al soberano, no hay ninguno que seamás imperativo que el de asegurar a todos el pleno tespeto de susderechos -de sa ley, dicen los textos- y una justicia escrupulosa.Este principio, muchas veces enunciado en las capitulares,l24 nosólo es aplicable al mismo emperador, sino a todos aquellos, tantolaicos como eclesiásticos, que ejercen la autoridad en su nombre.Pues hay que señalar que el deber de hacer justicia se impone d,e

manera tan absoluta al soberano que se considera como responsablede la exacta ejecución de las sentencias pronunciadas en sus Estadostanto por los obispos o los abades como por los condes y los demásagentes del orden civil,r25 Por todo esto las prescripciones que secontraen a Ia administración de la justicia resultan frecuentes en lascapitulares.

Suelen ir dirigldas a los condes, cuya actuación se nos presentaaquí tan primordial como en los otros terrenos administrativo,s, yaque, en principio, dependen de su tribunal, salvo casos particulares,todos los procesos en los que contienden dos súbditos del emperador,con la sola excepción de los asuntos de orden puramente eclesiásticoque estaban reservados a los tribunales de la Iglesia. Así, todo condetiene en su condado audiencias regulares -se Ilamaban mall (ma-llus) o plaid (placitum) fasamblea, tribunal] condal-, unas en laciudad donde residía y otras en diferentes ciudades o localidades desu distrito. El conde presidía asistido de jueces que, despu,és de habersido, hasta el siglo vuI, seleccionados entre los notables del condado,como nuestros modernos jurados ,-entonces se les llamaba rachim-burgos (rachineburgi, rcchinburgi, racinebutgí, racinburgi) u hom-bres buenos (boni homines)-, constituían desde el último cuarto delsiglo, a lo menos dentro del reino franco propiamente dicho, uncuerpo de magistrados profesionales -los tegidores (echeuins, sca-bíni)* cuya intervención se limitaba a establecer el derecho, que-dando a cargo del conde como presidente de su tribunal el dar formaa las sentencias y pronunciarlas. Reclutado dentro de cada condadopor el mismo conde de acuerdo con los missi dominíci, el cuerpo delos regidores o echevines se reducía a una docena de miembros a Io

12i\ y. supra, págs.106-107.1!.t (:(tpitu.l., t. T, no. 22(7Bg), pág. 58, art. ó3; 25(792), pág. 67, art. 5; 33

(ll{):l ), ¡rí11. 9(t, art.26; fi6(Bl0), pág. 155, arts.3 y 5; 69(810), pág. f5B, art.3; 85(ll{}l lll;t), ¡ri¡1. lfl4,, nrts. j?,3,5.

r:iL Vr"rr..' (irt¡titttl., t. l, rr'!3l|(1J02), ¡rír¡1. 9tl, nrt. 3fl.

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140 FUNDACION DEL IMPERIO

más por cada condado. En la mayor parte de los casos e¡a suficienteque se reunieran siete de ellos 1es para que el tribunal pudiera legal-mente deliberar. Acompañaban al conde en sus recorridos judicialesy, como é1, estaban sometidos a la vigilancia de los m¡ssj.

El número de audiencias o sesiones que debía celebrar el condedurante el año fué limitado a tres, por Carlomagno, a fin de terminarcon los abusos de todas clases que se le notificaban sobre las cita,-ciones dema'siado frecuentes para c,omparecer y ras rnorestias que deesto se originaban a los interesados. varias capitulares recuerdan,además, que sólo las partes del proceso están obligadas a asistir alas audiencias,12T

La competenqia del tribunal condal se extendía a toda crase deasuntos, civiles o criminales, que los litigantes le sometían. No pareceque el conde tuviera facultad para iniciar por sí mismo procesos,salvo cuando se tratase de cumplimentar órdenes o defender losintereses del soberano. Pero su celo se alimentaba con el incentivode los provechos que le valía la aplicación de las penas que pronun-ciaba.

En efecto, el principio general era que, cualquiera gue fuese elestatuto ¡'urídico de cada procesado, toda infracción al derecho ajenoconllevaba, en caso de condena, el pago de una composición cuyomonto era proporcional a la gravedad del perjuicio producido, perodel cual se reservaba siempre una parte en calidad de multa (fredus)para la autoridad real, protectora en todo el Imperio del orden pú-blico. Esta fracción era de un tercio, al menos en el derech6 franco;y, de la suma así percibida, el conde se quedaba, a slt vez, con untercio como remuneración de sus servicios.

Hay que añadir a esto -siempre a base de un tercio- el pro-ducto global de las multas recaudadas en beneficio del Tesoro porinfracciones a los decretos superiores o, como se decía entonces, albando del soberano (bannus dominicus), caso que era frecuente,

126 ![¿ss, por ejemplo, Formulae, pág. 251, ne 27 de ]as {órmulas llampdas deMerkel (fines del siglo vrrr).

r27 (¿pi¡y!., t. I, nr 40(803), pág. il6, art.20; na 44(805), pág.l2S, arr.16;na 6t(809), pág.148, art.5. El hecho de que en estas capitulares sólo se haga refe-rencia a los hombres libres ha hecho generalmente creer que todos los hombreslibres debían estar presentes en Ias tres sesiones. Los textos no dicen nada de eso.Lo único que determinan

-y esto lo sabemos por otras fuentes además- es r1*t: lasdisposiciones dictadas de esa manera no afectan a los no libres. Una ca¡ritrrllr rlrLudovico Pío (Capítul., r. I, ne l4l, ¿ño Bl9, pág. 290, art. I¿1,), recr.rrl. la linrir¿r-trión a lres autliencias judicia'les calificándolas dt: gcn.t:ralia plar:ítrt. Estt: r:¡lific¿liy¡gcncralitt lt¿ rlarlrl lllgar a ttrttr,lttls ('rri)r'('s: rLr irr:llr:rrlo r:r¡¡r r.l colrlcxto r|.s.igrr:r, r:ri-rlt'ltll'tttt ttlr', lls ¿tttrlitltrriirs rlt'l colt,lr' ¡utllr ,lilr.rr.rrciir¡lrrs rl,. llrs rL. los r.r.rlur.ir)r(.s.

ORGANIZACION POLITICA Y ADMINISTRATIVA I4Idado el gran número de actos de Ia vida civil, religiosa o militar quetodos los súbditos del Imperio tenían obligadamenr"" qu" rearizar conriesgo de infringir lo que se consideraba bando del siberano. Nume_rosos textos demuestran que con esto no se hacía sólo referenciaa sus capitulares, ordenanzas o actas oficiales publicadas debida,mente, sino a todo Io que, bajo cualguier forma y Lr, .uulquier grado,reflejaba o implicaba. una decisión de parte del emperadoa .or.ro, po,ejemplo, su voluntad de mantene" bulo su protección a las igresias,las viuda's, los huérfanos y a todos lás desÁeredados de ra fortuna,en cualquier lugar del Imperio en donde vivan, o su deseo de perse-guir a los incendiarios, a ros autores de ros crímenes de rufto, robocon fractura, a los desertores, . ,128 Enumeración que nada tiene delimitatíva y que en realidad er emperador o sus ;;;. ;r;cutivosse inclinaban a extender casi indefinidamente, ya que vemos a carlo-magno incluir en ella la caza furtiva en los ,r"duáo. de los bosquesreales, 12e el rehusar monedas de curso regal, rso er negarse

""it"rudu-mente al pago del diezmo,131 la venta de objetos áel culto,132 Iaviolación por parte de los clérigos de las prescripcione,s conciliarescon respecto a Ia presencia de mujeres en sus casas,133 Ia percepciónabusiva de alcabalas o peajes,l,a er encubrimiento de fugiiivo5,,srel robo de granos o de forrajes en perjuicio de los habitanies de la,scomarcas por donde transitaban las tropas,rs. el robo de bestias decarga,137 la venta a precio más arto de los productos tasados,l3sla venta de esclavos o de siervos fuera de la,s frontera. ¿"1 ,"ifo,rr,

"1homicidio de peregrinos,lao etc. El campo de aplicación de la. ,r,edldu.tomadas contra los infractores del bando real o imperial era, comose ve, ilimitado,ya que toda ofensa al derecho d" ot"o, o,lu. pru._

r28 Capitul.,t.I,ne 27(797), pág.7f, art.1; na BB(802), pág.98, art.40; na 34llll)2), pág. 101, art. lB;. ne 68(B0t-Bt3), págs. lS?_158, u.t.. t-3.; nq 98(801),pÁ9. 205, arr. 2; ne Il0, pág. 224, arts.1_B; eic.t:t{t Capitul., t. I, ne 38(802), pág. 98, arr. 39; ne 102(B0l_BtO), pág. 21I,nlt. I7.t:\o ldena, n'q63(809), pág.152, art.7; na 90(?Bl), pág.191, art.9.t:t1 Jdem, n, 87(787-BI3) , pig. 186, arr. 4.t:t2 l¿em, no 33(802), pág. 94, art. 15.t:t3 l¿,('m, n, 100(800-810), pág. 207, art. l.tt't l¿nn, n" 5T(B0l-814), pág. 144, art. 7.t:tÍ ltltnt., na 52(B0B), pág.140, art.6; na 64(Bl0), pág.153, art.9.t:ttt ll.(nl. na Z0(gl0_BIl), pág. 160, art. 4.t:ti ltl('n. nq 77(B0l-Bl3), pág. 173, art. B.t:ts ltl(nt. nl'52(U0B), pág.140, art. 5. Hay que señalar, además, que de los 60urr,,l,l,,u, ll0 sr¡n, r,rr r.l r.rso inrlir:¿do, reservarJos al denunciante,ttttt ltlt ¡tt. ¡r'r :0(779), ¡Iig. 51, arr. I9: no 90(7Bl), pág. 190.t ttt ltlt tn, ¡r'. ()l (71l1_71t6), ¡rrig. l9ll. irrl. 10.

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142 FUNDACION DEL IMPERIO

cripciones de la Iglesia respaldadas por el emperador, o al orden,podía ser considerada como una oposición a la voluntad del soberano'Y la pena que se aplica en este caso al delincuente es la de 60 suel-

dos,r+r cantidad importante en aquella época y que aun puede ser

doblada 142 y hasta triplicada 143 si el delito cometido parece excep-

cionalmente grave. En cambio, es raro que sea inferior a los 60

sueldos. No hay que considerar cuán productiva podía ser esta fuente

de ingresos para un conde vigilante y activo.Y esto no era todo. Algunos procesos podían, por su misma natu-

raleza, proporcionar al conde beneficios suplementarios, si se trataba

de crímenes como el incesto, el homicidio de parientes cercanos, la

falta a la [e jurada, gue conllevaban, en caso de condena, la pena

de confiscación de bienes.144 Es cierto gue el beneficiario de ella es,

primero, el soberanoi pero algunos textos hacen pensar gue también

aquí el conde obtenía su parte, pues se le acusaba de dejarse orfas-

trár por una "insaciable codicia" pata multiplicar las condenas de

esta especie.lasPor otra parte, el conde no es el único gue en las provincia's

conoce de los asuntos judiciales. En efecto, se distinguía entre las cau-

sas llamada s magotes que, salvo casos particulares, eran obligatoria-

mente de la competencia de su tribunal, y las causas de menor

importancia, llamadas causas tnenores,r46 que podían ser enviadas al

¡uzgado de sus subordinados los vicarios o centuriones. De acuerdo

.o., lur capitulares promulgadas a comienzos del siglo x, quedaban

reservados al tribunal del conde los asuntos criminales y los procesos

que se contraían a la liberta¿.uz pg5ds e1 siglo IX,1as 1ut disputas

relativas al derecho de propiedad -a lo menos de la propiedad terri-torial- no son por sí mismas competencia de los vicarios, sino de

t4L lil,sa, ne 35(802), pág. 104; afi.57; no 68(80I'813), págs' 157'158, arts' 1-

2; no 74(811), pig.766, art.1; na 7?(B0I'813), pág.I77, art' 9; ne 98(B0I)' pás'205'

art. 2; na 110, pág. 224, etc.t42 ldenl, nq 100(800-810), pág.208, art.2.143 lil¿¡¡¡, n, 136(818-819), págs. 29l-2f,,2, arts. 4-5.

1a4 V{¿ss Capitul., t. I, ne 13(?54-755), pág. 31, arr. I (incesto); n'q 56(803-

813),pág.143,art'3(homicidiodeparientescercanos,incesto);DiplotnataKarol"n" rgOlZéZ), pás.243, l. 5 ({alta de fidelidad) ; na 205(807), pág. 274, l' 31 (incesto) ;

Formulae,nq 22 de las {órmulas B de Reichenau (800-840), pág.357 (incesto 3).1a5 Er, AstnóNoMo, cap. XXXVIII.146 Psra esta distinción véase Capitul., t. I, na 20(779), pág. 49, art' 10; ne 132

.(e15), pág. 262, art.2.' 147 Capitul., t. I, nq 64(810), pág. 153, art. 3; na 65(BI0)' pág. 154, art. 5;

na B0(Btt-813), pág.176, art. 4; na 102(801-810), pág. 210, art. 14.

148 fl¿y, al menos, para eI siglo vur, un cjemplo contrario. Y&tso Forntulur,

n? 29 rlc las {írrnrtr'las lhrnrt,las rL' X'L'rkrl, ¡'írg- 252'

ORGANIZACION POLITICA Y ADMINISTRATIVA 143

manera provisional,l4e y, sin duda, cuando el ob¡eto del litigio es

de menor cuantía: cuando se trata de causas liuianas (le,viorescausae), dice una capitular.rro El campo de administración de la jus-ticia confiado a los vicarios es, pues, de los má,s reducidos.

Esta administración de justicia vicarial se ejerce en forma análogaa la de la condal; el vicario preside un tribunal considerado com,oaudiencia (plaid o mall) y compuesto igualmente por siete jueces, alprincipio rachimburgos y luego rcgidores o echeuins, una vez que lainstitución de estos últimos se puso en práctica.151 Perc, sin duda,debe imputarse a la, cada vez más, restringida importancia de sutribrlnal la extrema tateza de los documentos que testimoniansu funcionamiento en la época de Carlomagno.

Si el tribunal del conde tiene competencia para sentenciar losprocesos de los que, sólo con reservas, tienen conocimiento los tri-bunales de sus vicarios, estas sentencias de los condes estaban, a suvez, sometidas a revisión por parte de los missi, gue deben, además,hacerse cargo de los procesos que por cualquier razón estén en sus-penso.152 Se les recomienda que durante el mes de su viaje o jiratengan cuatro audiencias en cuatro localidades diferentes del con-junto de los condados sometidos a su inspección 153 y cada yez pre-sidan allí asistidos no sólo de los siete regidores que en 1o adelanteestaban determinados para todos los tribunales ordinarios,lsa sinotambién en presencia del conde en cuyo distrito se abrió el proce,soque se somete a su examen,155 En todos los casos, ya el recurso alos ¡nlssí esté fundado en una queja por una injusticia o en un litigiorelativo a la decisión dictada por este o aquel conde,156 la sentenciapromulgada en nombre del soberano por sus representantes en visitade inspección, produce, igual que la de los tribunales condales, prove-

uo (¿pi¿u.1., t. f, ¡os 64 y 65, citados en la nota 2 supra.t50 ld,em, ne 102, cit. en la nota I supra.tír N6¡ayl6¿, nq 7 de las fórmulas llamadas de Bignon (750.774), pág. 230;

no" 29 y 30 de las fórmulas llamadas de l\{erkel (fines del siglo vur), pág. 252.152 Sobre la jurisdicción de los rnis.si, véase W.lrrz, t. IV, págs.413-418; L. Bseu-

curr, págs. 301-326; Fusrrr. »¡ Coulaucrs, t. VI, págs. 555"559; H. BnurvNrn, t. II,págs. 258-260, Pero ninguno de estos autores establece claramente la distinción entrelas épocas a que se refieren los textos alegados.

163 Capitul., t. I, n0 B0(BI1_BI3), pág. IZT, art. B.154 Diplom. Karol., t. I, n, 148(732), pág.201; Cartulario de Redon, publ. por

A. nri Counsor,r, na I9I(797), reproducido por TnÉvrxrn, Textes relatít's aux institu-tit»ts... mérou. et ca,rol., ne 63, págs. 76-77; Formul.ae, pág. 2I3, na 4 de las For-¡nul.tu' Se¡t.on ut.ses rccentiorcs.

tt'5 ('ut)itu.l,., t. I,ne80(t]11-8f3),pág.777,art. B; n, 141 (819),pág.291,art.25.tnti (:(tttitul., t. l, n') 20(779), póg.51, art.21 (injusticia); l'orrnulae,pág.357,

tr''¡ llll(ll00 lll{)I rL. lirs lrinnulrrs ll rlt. llcir.lr'lurrr (l¡rclrrr.irirr).

&

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14.i FUNDACION DEL IMPERIO

chos cuyo reparto se lleva a cabo de acuerdo con las reglamentacionesenunciadas anteriormente. Debe también señalarse que los litigiosrelativos a las sucesiones inmobiliarias, cuyo conocimiento pareceque estaba ¡eservado a los mlssl, producian derechos especiales enbeneficio del Tesoro que reclamaba por su,s buenos oficios unadécima parte de las tierras y de la mano de obra servil.l5?

El tribunal del rey,158 constituía la instancia suprema a la quese elevaban los procesos que los tribunales ordinarios, especialmenteIos del o¡den eclesiástico 15e o aun los de los missi,tio se considerabanincapacitados para resolver o los que se negaban a juzgar,tBL así comoaquellos que se remitían en apelación,162 En primera instancia, eltribunal del soberano juzgaba el caso de los funcionarios reales,especialmente de los coldes, contra los que se presentaban quejaspor sus administrados.l65 algunos procesos graves de desobedienciaa las órdenes del rey, como la deserción (heristiz), que estaba reser-vada a la sola competencia del monarca, ton y, finalmente, los procesosque se referían a los próceres o podetoso,s (potentiores), altos fun-cionarios, obispos, abades, grandes terratenientes.lGs

No hay que decir que el soberano no presidía por sí mismo lasaudiencia,s, sino excepcionalmente, cuando la importancia de los asun-tos sometidos a su tribunal hacía oportuna su intervención. En esoscasos estaba asistido por el conde del palacio, cuyas atribuciones yaseñalamos más arriba 106 y eue era quien presidía en sus veces y sitioen los casos normales.167 Pero cualquiera que sea quien lo presida,este tribunal residía en el palacio en donde se encontrase en aquel

167 (6pi¡y1., t. I, na 77(B0l.Bl3), pág.171, art.7. Cf. Fórmulas de Marculfo,libro I, nq 20 (fines del siglo vrr), pág. 50 de las Formulae.

158 §6[¡¿ este tribunal ver Werrz, t. IV, págs. 472-49g: L. Bnaucrrr, págs. 322-353; BnurvNrn, t. II, págs. 181-192.

ríe (¿pl¡y1. t. I, na 28(794), págs.74-75, art. T; na 112(799-800), págs.22B-229, art.26; ne 33(802), pág. 94, art. 15.

t6o ltle¡n, n, 34(802), pág. 101, art. 19.161 lf,snl, na 90(7BI), pág. 190, art. 2.7$2 ldem, nq 13(75a1-755), pie. 32, art. 7; ne 44(802), págs. 123-124, art. B;

na ó9 (¿hacia el 810?), pág. 159, art. 7.7t)t lflsm, na 95 (hacia el 790), pág.201, art.7; Diplont. Karol., t. I, na 12

(759), págs. 17-18.t64 Capitul., t. I, na 64(810), pág. IS3, art. lg.765 ll,¿7n, n'q 77(801-813), pág. l7l, art. 12; nq B0(BII-813) ; pág. 176, art. 2;

Diplom. Karol., t. I, na 102(775), pág.746; na IB0(797), pás. 242; na 20,1(806),pás. 273.

rtitt su,p¡¿, pág. ll8.lcz Vóase pág. llB y nota 46, su,l)r(L cotr rcfcrr.nr:i¿r a los lr:xlos, 1,ir ir la ¡rrcsi,|r.rr-

t ia rk'1 r'olrrle rk'l ¡ralacio, yrr it sr¡ pt,qcn'.¡ir .jrrlrto rrl nrorrirrr.il.

ORGANIZACION POLITICA Y ADMINISTRATIVA 145momento el monarca y ra función de jueces es asumida entonces nopor regidores, sino por algunos de los ,nobÍes que forman el séquitoo corte del rey.ras

XI.- INn¿uNrDADEs

. Ni el r'égimen administrativo ni el régimen judiciar que acabamosde describir se aplicaban, como "r.rr,

. todos los patrimonios o pro-piedades eclesiásticos. para ,n nú*ero cada vez "iur'á..1J" de elrosse había establecido un régimen de privileglo, el de la inmunidad,tteque 10s convertía en otros tantos territorios en ros cuales, en granmedida, la acción del propietario substitu ia a la del conde y susagentes.

_Este régimen no fué concebido en la época .urolirgio; _á,aun, en lo esencial fué un Iegado de Ios tiempos merovingios; p,ero[ué precisado, generarizudo i transformado en los días de carro-magno y en el transcurso der tiempo IIegó a .orrr"rti.* en susmanos en un medio regular de gobierno aplicable a las tierras deIa lglesia.Se entendía pot inmunid.ad (immunitas o emunitas,/, un privilegiopor el cual un patrimonio quedaba substraído

" h';;]ó; de rosagentes ordinarios del tey o, parl emplear el lenguaje de la ,época,se Ie declaraba exento (immunis) d" ,u irrt"rrrención y adscrito direc-tamente a Ia autoridad central, ante la que su propietario era, en loadelante' responsable en persona de Ia mayor parte de los serviciosadministratívos y judicialás de que,ror*rlá"rt"

""oi.r' "rrJu.guao,el conde y sus subalternos. Ningún funcionario púbtico ( judex pu_blicus), se ,ee, con algunas v..iántes, en las actas que.J.rf""iu, oc.onfirmaban este privilegio, ,.podrá, en Io sucesivo, penetrar,, en losdominios del beneficiario, ni ,,para

administrar allí justicia, ni paracobrar murtas, ni para ¡ecramar fiadores, ni para hospedarse arí, opedir prestaciones, ni para recaudar impuestos o rentas, ni paraejercer cualquier coacción sobre los habitantes libres o ,o libr"r,,, loque implica -y los documentos Io demuestran- que la reciuta decontingentes militares no dependía del conde. Este y .r, ,u'oral-nados se esfuman ante eI que disfruta de inmunidad qr", Oo. f.ro,especial y para toda la extensión de sus dominios Or"."rrri-, furr-ros' tiene por delegación Ios necesarios poderes puru uctu", * ío-¡""del rey.

ltit Di.plonl. Korol., t. I, no, 102(775), 138(ZBl), l4B(782); Fornzulae, pág. 196,r¡'¡ 26 rftr las fór¡¡rulas rle Sr:ns (fincs rlel siglo vltr).l(ifl l,lt ()l)r'it t's.r.inl s.l¡¡r.r'sl¡¡,.* 1,,,1,.K¡t(,1:t.r, (na I,,3 r,: l. Rilrliogrrrfírr).(l,rrl,rrrrlrgrrrr.. 10.

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146 FUNDACION DEL IMPERIO

Desde el punto de vista jurídico, las consecuencias prácticas de

esta medida son las siguientes: para las causas menotes, los habi-

tantes de la inmunidad dependen exclusivamente del tribunal del

inmunizado; para las causas magates, y en especial para las crimina-les, pertenece,a éste, en cuanto es requerido para el1o, presentar él

mismo a ios inculpados ante el tribunal público, ya habiten regular-mente dentro del dominio inmune ya hayan buscado refugio allí.

Sólo si el inmrnizado se niega a esto y dificulta de esta n.aneta yvoluntariamente la acción de la justicia, puede el conde, después de

tres apercibimientos, penetrar en el territorio exento y apoderarse

alli del inculpado. Además había sanciones contra el inmunizado

recalcitrante, sanciones que en forma de multa iban desde 15 a 30

ó 60 sueldos y aun hasta 600, en caso de resistencia armada y, ade-

más, se podía llegar' si el caso Io merecía, a la confiscación de los

beneficio,s reales que detentaba y a la revocación de los cargos

priblicos que ejerciera. Pero la resistencia armada no era, evidente-

mente, sino un caso último, un verdadero acto de rebeldía contra laautoridad real, de la que, en virtud de su mismo privilegio, es un

auxiliar el que disfruta la inmunidad, y hasta se podría decir que

su representante directo en toda la extensión de sus dominios.

Desde el punto de vista militar sucedía lo mismo. Al que goza de

la inmunidad corresponde proceder, en caso de movilización, a la leva

del contingente y a ponerse a su mando; a él incumbe el cuidado de

hacer ejecutar los servicios de g.uardia y de atalaya necesarios;

y a él se le encomienda el encargo de obligar a los renuentes al pago

del heribán.Desde el punto de vista fiscal, finalmente, también es el benefi-

ciario de la inmunidad quien representa al rey, tanto en 1o gue con-

cierne a los impuostos propiamente dichos como a las prestaciones

en naturaleza o personales y a la percepción de las multas.

En resumen, en toda la extensión del territorio exento, la respon-

sabilidad administrativa estaba, en lo esencial, transferida al que dis-

frutaba de la inmunidad, teniendo a su cargo el velar por el cumpli-miento de las órdenes del rey, por la percepción de las contribuciones,

por la comparecencia de los habitantes ante el tribunal público en to-

dos los casos que sobrepasaran su jurisdicción, así como por el gra-

vamen de los impuestos y el pago de las multas.

Así concebido, el gue disfrutaba de la inmunidad, aunque se be-

neficiaha de un r'égimen que Ie valía una mayot libertad de movi-

mientos dentro de su,s dominios, que en lo sucesivo quedaban prote-

gidos contra las demasiado frecuentes vejaciones del condc y cle sus

subrrrclinados, se convertía en realidad cn un cnCranaie ilc la nr;'rqtrina

ORGANIZACION POLITICA Y ADMINISTRATIVA 147

administrativa en igual medida que ros condes. como éstos, era per-sonalmente responsable ante el rey, y ya hemos visto las sanciones aque se exponía si no cumplía bien con Ia función gue le estaba en-comendada. La amenaza de ser privado de su cargo y de sus bene.ficios no era una palabra vana cuando se trataba,-como era el casogeneral, de obispos o de abades, todos ellos de nombramiento del reyo sometidos a su aquiescencia; pues las inmunidades concedidas oconfirmadas en aquella época se refieren sin excepción a iglesias o aabadías, para las que el régimen que acabamos de deflnir t"iende máscada vez a convertirse en el normal.

La calidad de los que disfrutaban inmunidades, a quienes su mis-ma situación mantenía permanentemente bajo la vigilancia directa delmonarca, llevaba a este último a mostrarse generoso respecto a ellos.Así, solía cederies las sumas que habían percibido en principio parael fisco, y un gran número de privilegios de inmunidád concedidospor carlomagno llevan una nueva cláusula, según Ia cual el productode los tributos y de las penas pecuniarias [multas o crlumpiias] co-rrespondientes al territorio de inmunidad se concedían al báneficiariodel privilegio para subvenir a los gastos del culto. y hasta parecegue, hacia fines del reinado, el soberano renunciaba, en provecho dealgunos, a exigir el servicio militar de los habitantes de Ia zona exen-ta, ya que desde el año 817 algunos textos hacen pensar gue estealivio de cargas estaba ya bastante generalizado. En fin, como el esta-tuto o situación legal de los beneficiarios de inmunidades, cualesquie-ra que fuesen sus formas, tenía inevitablemente que provocar envidiasy re,squemores y era necesario impedir claramente las intervencionesde los condes y de sus subordinados, vemos gve, ya bien temprano,carlomagno promulga edictos contra los infractor"r d" Iu rnmunidad,estableciendo las sanciones más severas; a la pena pecuniaria de 600sueldos, que, como vimos, estaba determinada contra el beneficiariode inmunidades que se mostrara rebelde, corresponde, para er caso deviolación del privilegio de inmunidad, una composición del mismomonto, un tercio del cual, en forma de fredus, gueda en provechodel monarca y los dos tercios a favor del beneficiario de Ia inmun¡-dad en cuestión.

Además, de este disfrute del producto íntegro de las percepcionesque, en principio, se realizan a nombre y por cuenta del gobierno real,resulta por doquier colmado de provechos. Para responder a ras nue-va,s exigencias gue resultan, el precio obligado del privilegio de quedisfruta, necesita disponer de un aparato administrativo anárogo, enlrr ¡rro¡rorción debida, al del conde de cuya autoridad se halla exento.I).r'.tr';r parfe, sus funciones eclesiásticas le prohiben ejercer por sí

m

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148 FUNDACION DEL IMPERIO

mismo una parte, al menos, de las funciones civiles que el privilegiode inmunidad le prescribe realízar. Así, pues, el monarca imponía a

estos beneficiarios un agente o mandatario especial, cuyo título ofi-cial es el de procutadot (aduocatus) *o, a veces' oidamo (oicedo'minus), cuanCo se trataba de obispos-, designado cuidadosamentepor el monarca, que también vigilaba su gestión. 1?0 LIn procurador,pues, es el que realiza, en lugar suyo, la mayor parte de las obliga-ciones que en virtud del privilegio de inmunidad le incumben a su

beneficiario. Pero a través de los do'cumentos que nos han llegado,

resulta, al menos por el momento, imposible precisar el funiionamien-to de los servicios que dirige el procurador. Nada sabemos, en par-

ticular, de la composición de su tribunal, aunque se pueda suponer

que está formado de manera parecida a los tribunales públicos; y no

sería aventurado creer que el régimen administrativo de los territo-rios de inmunidad estaba copiado muy de cerca del de los otros te-

rritorios del Imperio.En cuanto a la extensión del privilegio todo permite creer que

era considerable. El número de los dominios que disfrutan de la in-munidad siguió el movímiento ascensional gue señaló el de los pa-

tiimonios eclesiásticos y, en los días de Carlomagno, acabó por

representar una parte importante del conjunto territorial sometido a

la autoridad del emperado'r franco.

XII.- VASALLATE 171

No eran los beneficiarios de ínmunidades los únicos intermedia-rios a que recurría el emperador, al margen de sus representantesnormales, para establecer relaciones con sus súbditos y hacer ejecutarsus órdenes. La rápida extensión del régimen vasálico puso a su dis-posición otros auxiliares que, al descargar a los condes y sus adjun-tos de una parte de sus obligaciones, vinieron a Íeforzar, al menos

rz0 Sobre los procuradores, a más de Ia de Kno¡lr- (cit. pág. supraJ, ver las

obras de F. SsNr,¡ (nos I4.4 y 145 de nuestra Bibliog¡a{ía).1?1 (s¡srrl¡¿¡, ante todo, H. Mrtrnrs (na 149 de la Bibliogra{ía). Además, entre

otros, Wlrtz, t. IV, págs. 776-287; BnuNNrn, t. II, págs.328-368; F. Lot, en laHistoire générale de Grorz, Moyen áge, t. I, págs. 664'700 de la 2e ed. fnnumera-

bles son los trabajos sobre este tema. Los principales están citados en l\{rtrrrs, Bnl'rv-

xrn y F. Lor. Véase además Gensaor (nos 146 y 147 de la Bibliogra{ía)' [Agró-guese, en cuanto a los orígenes y a la evolución pre{eudal del vasallaje, la olrra

fundamental, que viene a ¡evisar y rectificar ]a doctrina de Bnurrnn, de (llaudio

SÁt{curz Ar-BoRxoz, En torno a los crígenes del leudalismo, cit. .str,¡rrrr; r'f., t'n

especial, Ios tomos II y III (Parte Segunda, Los áraltcs y el rí'¡¡inttn prtlttrlul rur't'

linsio)). IN. d¿,l 'l'.1

ORGANIZACION POLITICA Y ADMINISTRATIVA 149

en apariencia, la organizaciln administrativa y a aumentar sus r€n-dimientos.

Sin embargo, a diferencia de la inmunidad, no fué el vasallaje,en su principio, una institución de derecho público. su contrato es dederecho privado entre dos personas de condición libre que conciertanentre ellas unzícuerdo por el cual una, e7 uasallo (vassus, vassalus),se compromete, se confía s -para emplear el lenguaje de la épo-ca- se encomienda,o se tecomienda (se commendat) al servicio(seroitium) y a la ob§diencia (in obsequio) del otro, al gue reconocepor dueño (dominus):o señor (senior), a cambio de la protección queéste le garantiza.

Estas mismas palabras de servicio, obediencia, dueño, señor, in-dican a primera vista que, sin renunciar en nada a su condición dehombre libre, uno de los dos contratantes acepta dejarse asimilar enalguna manera a un simple servidor. El empleo del vocablo uasallo,que acabará por evocar ideas bien diferentes, está lejos de oponersea esto, ya gue originariamente y todavía a veces en pleno siglo vnr,y hasta excepcionalmente en el rx, se empleaba para designar a gen-tes de condición servil. Y es que, en efecto, la inseguridad de la vidadurante el siglo vrt y luego en una gran parte del vur y las conmo-ciones sociales gue fueron su consecuencia, obligaron a muchos hom-bres libres a buscarse protectores entre aguellos a quienes la suertehabía salvado del desastre y, con frecuencia, se entregaban a la ge-nerosidad de estos últimos.

Un formulario que parece remontar a mediados del siglo vrrr, 122

nos ha conservado un modelo de contrato establecido entre uno deaquellos desheredados de Ia fortuna y el protector que eligió. El do-cumento comienza recordando la demanda elevada al magnífico señor(domíno magnifico) elegido por aquel a quien Ia desgracia ,-comolo indica el título que inscribió en el encabezamiento el autor del for-mulario (Qui se in alterius potestate commendat)- colocó en la du-ra necesidad de "encomendarse al poderío de otro":

"Como es bien sabido por todos que yo no tengo de qué comer ni vestirme,he solicitado de tu piedad, y me 1o has concedido, la autorización para entregarmey encomendarme en tu mandeburdio (en otras palabras, colocarme bajo tu patro-cirrio). Lo que he hecho en las condiciones siguientes: le, tú deberás ayudarmey satisfacerme tanto en la comida como en el vestido en Ia medida en quepueda yo merecerlo sirviéndote; 2e, tanto tiempo como yo viva te debo el servicioy la obcdicncia que puede dar un hombre libre y no podré, mientras me dure lavida, substraerme a tu poder y mano; 30, convenimos en gue si uno de nosotrostr¡rtrr clt' olrrdir cste acuerdo tenclrá que pagar a su par una composición de tantos

li: f,irf'¡flr¡l¡uio rlr 'l'orrrs, n'r 4,3, ,rn las Iiornrulu,, ¡rág. l58.

rc

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t50 FUNDACION DEL IMPERIO

sueldos y el acuerdo seguirá siempre en vigor; 4q, finalmenle convenimos que aeste respecto se entleguen a cada uno dos actas iguales y confirmadas por ambaspartes, Así se ha hecho."

Aquí se trata, sin duda, de un caso extremo: el que declara entraral servicio de otro reconoce que lo hace porque carece en absolutode recursos y no dispone de ningún medio de vida. Pero esta confe-sión gue, a 1o sumo, sólo encierra un testimonio de humildad expre-sado con alguna exageración, no impide al pobre quidam cubrirsecon su dignidad de hombre libre y trataÍ de igual a igual con su pro-tector, gue en la fórmula está intencionalmente señalado como su paro igual. Las cláusulas del acuerdo concertado se parean como con-viene a un contrato libremente redactado entre iguales; y la violaciónde ese contrato por cualquiera de las dos partes se condena con lamisma pena pecuniaria. El vasallo se dirige a un dueño (dominus),pero es un dueño voluntariamente elegido por él; y lo que, ante todo,le demanda no es un medio de vida, sino su ntandeburdio, su protec-ción, a cambio de la cual se lleva a efecto el contrato de seruicio,

Esta protección no conllevaba ninguna humillación para aguei queIa recibía. En una sociedad en la que, poco a poco, se fué perdien-do la noción de orden público, se adquirió la costumbre, entre los quecarecían dela fuerza suficiente para por sí mismos hacer respetar susderechos, de ponerse de esta manera "bajo el mandebutdio" (mun-deburdium o mundium) de una persona más poderosa, y el mismorey en persona dió e1 ejemplo al aceptar en su mandeburdio o bajosu guarda (tuttio) muchas iglesias y monasterios de sus Estados. Fa-vor muy solicitado que valía a sus beneficiarios encontrarse a cubier-to, ellos y sus bienes, por Ia misma garantía que las personas y laspropiedades de la familia del protector o hasta que sus bienes pro-pios.

El acuerdo vinculaba, en principio, a los dos contratantes durantetoda su vida. Sin embargo, textos posteriores en medio siglo precisangue el recom,endado o encotnendado -al que desde entonces se IeIlama con más frecuencia vasallo- puede considerarse libre de todaobligación, si su señor ha faltado gravemente a sus deberes de pro-tector, por ejemplo, amenazándole de muerte, o empleando la violen-cia hacia é1, o atentando a la virtud de su esposa o de su hi;a,o, también, tratando de despojarle de sus bienes personales. rza pv-ceptuando casos de esta clase, el compromiso del vasallo es irrevo-cable y, en principio, no tiene otra,s limitaciones de servicios que las

17i\ Cilpitul.., l. l, na 77, art. 16, pág. 170, y (si r'l lcrlo sr r('nronla rcrrl¡nr'¡rlr: rr

Ios rlí¿rs rlr'(i:rrlorrrirgrro,1,, r¡r,,rrrls ¡ru('r'r',lttrl,,sr,) r'l r0 10,1,, rrrl. ll, ¡rri;'. )115.

,/

ORGANIZACION POLITICA Y ADMINISTRATIVA I5Ique implican su condición de hombre libre. 1?4 Estrictamente, y conesta limitación, es decir, con exclusión señalada de los trabajos ma-nuales que entonces realizan sólo los siervos, el vasallo ya no se per-tenece, está a disposición del señor, al que, según el lenguaje dela época, se ha "entregado y condenado". Una capitular de Pipino elBreue, r?5 gue se cree de hacia el año 760, considera como normal laobligación en que puede encontrarse el vasallo de expatriarse con suseñor, si éste se ve constreñido a destierroi ya g:ue no hacerlo así,observa el legislador, será "f.altar a la fe jurada" (fidem mentiri).

En efecto, hacia esa época comienza e7 contrato de vasallaje acompletarse y reforzarse, si todavía era posible, con la prestación deun juramento de fidelidad gue, desde fines del siglo vrrr, se corVer-tirá en obligado acompañante de todo compromiso vasálico. 1?6 Estejuramento viene a parearse con el eue el monarca exige de su,s súb-ditos, y posiblemente rgsulte significativo que el texto más antiguoen el que aparece se rpfiera, precisamente, a un vasallo de rey; y..a

que éste, desde muy prbnto, tuvo sus vasallos, aunque en calidad desimples particulares. Por primeÍa vez aparece eh un documento taljuramento de fidelidad el año 757 en ocasión de la entrada en vasalla-je del duque de Baviera, Tassilo. Este "se encomienda €r vásá-llaje" (in vassatico se commendans) y presta juramento sobre lasreliquias de los santos, "prometiendo fldehdad" (fidefitatem prc-missit) ,a Pipino, "como un vasallo Ia debe con ,sincera y sólida de-voción por ¡'usticia a su señor" (recta mente et firma deuotione periustitiam, sicut uassus dominos suos esse deberet) ]rt Y, desde eIcomienzo del siglo rx, esta práctica se hace tan habitual que, en unacapitular del año 805, Carlomagno no vacila en colocar en el mismoplano el juramento de fidelidad del vasallo y el ¡uramento de fideli"dad del súbdito a su rey, para señalar que son los dos únicos tiposde juramento de fidelidad auténtica válidos.1z8 Hasta cabe pen-sar que la fórmula de juramento exigido el año 802 de los fieles delemperador, y cuyo texto hemos traducido más arriba,lTe fué modela-da hasta cierto punto, a su vez, pat Ia fórmula del ¡uramento gueentonces se exigía de los vasallos, ya que el Í.iel o tidet de Carlomagno

t74 Cl. N{rrrrls, págs. 38-40.175 (,¿pi¡¿|., t. I, ne 16, art. 9, pág. 41.lzo Cf. Mrrr¡rs, págs. 44-47.t77 An,no,les royales, añ.o 757. [También, Annales Laurissenses maiores,757, Mon.

Ctrm. llist. Scri.ptorcs, I, pág. 1.40. Cf. Sír*¡rz Ar,ronNoz, op. cit., t. I, pág. 60.J

I N. rl.l 'l'. I

tis (:et,itill., t. I, nr 44,, art. 9, pig. )24,.li',t .\ul,ttt. ¡li;,. li,ii.

l:S

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152 FUNDACION DEL IMPERIO

.sc corliprometía con él a conducirse "como por derecho un homb¡edebe hacerlo con respecto a su señor",

Tambi,án con motivo de la entrac{a en vasallaje de Tassilo, el 257,vemos perfilarse el formalismo de lo que más adelante se llamará ho-menaje. Para destacar el alcance de su acto, segirn observa el ana-lista oficioso cuyo relato seguimos,l8, Tassilo se e'ncomienda al rey"por las manos" (in uasatico se commendans per mantts); o, en otraspalabras, pone sus manos en las manos de su señor de acuerdo conun rito cuyo sentido o simbolismo es claro, y cuya difusión rápida,poco después, demuestran los documentos que nos hallan llegad6.rsrEstos nos prueban, además, que tal ceremonial se precisa y se com-pleta hasta el punto de relegar en la oscuridad el primitivo contratocuyas huellas se pierden antes de finales del siglo vlrr.

En efecto, ya no había necesidad de acta escrita; era suficienteque Ia entrada en vasallaje de acuerdo con las formas que acabamosde señalar tuviera lugar públicamente para gue el compromiso del va-sallo fuera indiscutible. En cambio, nada positivo o evidente señalaríaya el compromiso del señor si no viniera oportunamente una prác-tica nueva a testimoniarlo: en vez de una promesa general y vagade ayuda material, el señor tuvo, más cada vez, que gratificar a suvasallo con alguna tierra o cualguier otra propiedad que éste tendríade él en calidad de beneficio (benefícium), es decir -si se da a lapalabra beneficium su sentido original-, como un testimonio de sugenerosidad.

Aunque esta costumbre no se introdujo en la práctica sino pro-gresivamente y con alguna lentitud, una capitular de Carlomagno, delo,s primeros años detr siglo rx, ya precisa que, salvo circunstanciasexcepcionales, ningún vasallo podría ya abandonar a su señor "desdeel momento en que recibiera de él el valor de un sueldo".1s2 La po-sesión de un beneficio cualquiera, por insignificante gue fuere, crea-ba, por tanto, Ia presunción de un vínculo de vasallaje o venía á cofl-firmarlo; y, a la inversa, desde la misma época, el vasallaje parececonllevar corrientemente la atribución de un beneficío.tae

Aunque, repitámoslo, no fuera aún en aquella época consideradanecesaria esta atribución, a lo menos inmediatamente,ls4 el beneficio

78o lnnales royales, aío 757.181 Cf. Augusto Durras, Le serment de t'idólíté et ltt conception tlu pour,,ir

(ne 12.5 de la Bihliografía).'t8:: (¿pi¡¡11., t. I, na 77, art. 16, pág. 170.t9x (qpi¡¿|., t. I, na 20(779), a¡t. 9, pág. 48.1s't l(lrm, nq 45lt'10ó), art.9, pág. l2f|; n('71 (flll), ur.1.7. ¡rrig. ltrT: ¡r1' liltl(lll5),

ari. 1,, ¡l'rg. ll(r2.

ORGANIZACION POLITICA Y ADII{INISTRATIVA 153

*que en el siglo x se llamará feudo- se convierte de esta manera enel complemento y la contrapartida del vasallaje del gue sigue las vi-cisitudes: el incumplimiento por el vasallo de Ia fe ju"udá ocasionaque el señor vuelva a hacerse cargo del beneficio e igual sucede cuan-do se produce la disolución del vínculo de vlsalra¡Jpor fallecimientoo por otra causa.185 De todas formas el cont¡ato de vasallaje tiende apasar, como dicen los juristas, del plano personal al rcal, tendenciague seguirá manifestándose incesantemente después de Ia muerte de'Carlomagno.

Esta evolución, por otra parte, importa menos para nuestro pro-pósito que el vasallaje en sí mismo y el vÍnculo personal y directo quesignifica ent¡e el protegido y el protector. para el señor los vasallosconstituyen un grupo de fieles o fideles siempre dispuestos a ejecutarsus órdenes y a secundarle en la realización de sus empresas. Ahorabien' como el monarca poseia sus propios vasailos ,-a los que se di-ferencia de los otros con el calificativo de uassi dominici*,éstos, cuyonúmero ya era conside¡able en los días de carlomagno, ,on ,*piioequipo de auxiliares a los que mantiene más adscritos a sí que la masade sus súbditos corrientes, en consideración a los benefic¡os queles distribuye y de los que puede desposeerlos al menor signo dedesobediencia.

De los vasallos del monarca salen los cuadros der ejército y estádemostrado que esta consideración por ellos era doáinante haciamediados del siglo vrri, El año 743, reconocía carlomán que se habíavisto en la necesidad de crear, a causa de las guerras", gran núme-ro de beneficios sacados de los bienes de ros LonasteriJs y de iasiglesias, a fin de poder dotar de manera suficiente a los vasallos deque tenía necesidad para sus ejércits5.rao M¿todo, en un principio,excepcional, al que se había tenido que recurrir desde hacía bastantetiempo entonces, para hacer frente a las insuficientes reservas mili-tares de la monarquía.

Fué a este propósito cómo se inventó el singular sistema de lasprecatias en nombre del reg (precaria in uerbo regis) gue no es ésteel momento de estudiar, pero a cuyo socaire dabu rrcencia er rey parausufructar bienes de la lglesia, mediante determinadas co-peísacio-nes, aparentes cuando menos, a muchos de sus vasallos, con lo queevitaba así nuevos despojos de su propio patrimonio y creaba sobrelos bienes eclesiásticos beneficios suficientes.18z Los iextos parecen

t85 Mrtrrrs, págs. 148-160.rsG Clonr:ilio dc Estinnos, cn las CapituL, t. I, ne 11, art. 2, pág. 28; y en los

Ctn¡ ilitt tu,t,i. lutrd... t. l, ¡rígs. 6-7.lsi (:f. N{jr,.r,r:ls, ¡,ii¡¡s. Il5_123.

,¿

Page 81: Halphen - Carlomagno y El Imperio Carolingio

,154 FUNDACION DEL IMPERIO

demostrar que a fines del siglo vrrr y en el rx, los vasallos reales ocu-pan, al lado de los condes, puestos de mando en los ejércitos de Car-lomagno ttt y gue, sin someterse a los condes, en caso de movilizaciónconducen directamente a la hueste los contingentes de sus propiosvasallos y de todos los movilizables que dependían de ellos.18e

Además, el vasallaje proporcionaba por sí mismo a la monarquíaun medio cómodo de simplificar y de acelerar Ia movilización en to-dos Ios grados. De acuerdo con el contenido de algunas capitularesde comienzos del siglo rx y, en especial, de los años 808 y Bll,tcola regla era que la movilización se tealizara a las órdenes de los se-ñores para todos los que dependían de un señor, excepto cuando,por una razón valedera, ese señor estaba dispensado de ir personal-mente a la hueste.

En estas condiciones se explica gue el gobierno de Carlomagno,lejos de poner obstáculos al vasallaje, hiciera todo lo posible, por elcontrario, para favorecer su desarrollo. No sólo 1o aceptó, sino que1o reglamentó, y la distribución de los beneficios y el juramento va-sálico le parecieron adecuados para aumentar sus medios de acción.No cabe duda de que con esto se antícipaba a determinados peligros,cuya gravedad habría de precisarse más adelante, y gue supo ver yhallar en ese sisterna durante los primeros tiempos un medio córrodoy seguro de reforzar y completar sus cuadros administrativos.

Desde cualguier ángulo que se considere, toda la organización po-lítica y administrativa del Imperio, en fin de cuentas, va a parar alas manos del emperador. El es el motor central del Estado; sus ór-denes y sus capitular€s rse cumplen de un extremo al otro de los te-rritorios sometidos a su autoridad; los condes y los missi ejecutan enellos sus decisiones; los beneficiarios de inmunidades y los vasallostampoco se hurtan al vigilante cuidado normal de sus agentes, sinopara adherirse a su persona por vínculos de más directa dependencia.En cualquier eventualidad, es el dueño de todos, un señor cuya vo-luntad es ley.

Llegamos, pues, al punto en que debernos investigar los funda-mentos de su gobierno y las concepciones generales a que respon-dieron sus actos.

188 \'/[¿ss, especialmente, la carta de Carlomagno a la rein¿ Fastrade (791),sobre la campaña en tierras de los avaros, et las Epistolae, t. f\, pág, 528.

169 Citemos única¡nente las Capitul., t. I, na 49, art. 3, pág. 136; na 74, a*,7,pis. 167 (sólo excepcio¡almente cuando el vasallo real no iha a la huestc sc invitabaa sus sr¡bordinados a acrrrlir a ell¿ baio las rirrlcncs rkl conrle).

1lo (l¡¡¡¡i¡¡¡1... l. T, ¡,¡ (0, art. l, I»iír. ljl]: ¡,) Zi], ;rrt. t|, ¡rúg. I65; rr? 71,, art. (),

P1¡'.. l(t7.

CAPITULO VII

EL EMPERADOR

L-- PnlNclpros DE GoBTERNo

Hay que señalar obligadamente, y antes de todo, que Carlomag-no, aunque en el encabezamiento de sus actas, l a partir del año 800,declara "gobernar el Imperio romano" (Romanum gubernans impe-rium), no fué, sin embargo, un emperador romano. Si su biógrafoEginhardo hace todo cuanto puede por asimilarlo a los príncipesde la Roma antigua es por haber tomado como modelo al biógrafo delos "Doce Césares", al historiador latino Suetonio; pero, en realidad,el poder que maneia Carlomagno sólo lejanamente recuerda el de los"Césares" anliguos. EI concepto de respublica gue, como 10 ha de-mostrado con evidencia Fustel de Coulanges, 2 se mantenía en Romapor encima del emperador y 1o convertía en intérprete y ejecutor dela voluntad colectiva de todo el pueblo, hacía mucho tiempo gue sehabía esfumado de los espíritus en Occidente. 3 A 1o largo de siglosde anarquía, transcurridos desde el triunfo de los conquistadores bár-baros, se adquirió la costumbre de no ver ya en los diferentes reyesque se repartían el dominio del mundo occidental sino dueños o se-ñores todopoderosos por el derecho de conquista, que podían disponerde la tiema y de sus habitantes como de una propiedad personal ru-damente adquirida por la fuerza de las armas.

Esta manera sumaria de concebir Ia importancia del poder mo-nárquico fué entonces sobrepasada. Por efecto de la acción de la lgle-sia, el carolingio adquirió conciencia de los deberes que le incumbíancomo cabecera de Ia comunidad de los pueblos sometidos a su go-bierno. En virtud de la consagración, su autoridad procede de Dios; a

como otro David, está designado por el Omnipotente para conducirhacia su salvación al nuevo pueblo elegido, el de los fieles de Cristo.

1 I/. supra, pág. 99, n. 48.2 lirsrl;r, rrr Coul,encrs, t. I, pág. l4B.:r (:[. f,. ll,rr.r,rrr,;N, L'ilóc d'litat (no II]5 rlr: Ia Bibliogra{ía).| (if. srr.¡rra, ,'rr¡r. I (V).

155

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157l5lr FUNDACION DEL IMPERiO

Pues, igual que en los tiernpos de Israel; las fronteras de su actuacióntienden a confundirse con las de los territorios que ocupan los adep-tos de la verdadera f.e, ya que aun a aquellos que, en un principio,eran extraños a ella, se les obliga, por lo general, a abrazarlaen cuanto quedan incorporados a sus Estados. Así, por una simpli-ficación que los hechos van, a la larga, a justificar, se tiene la con-vicción de que reina sobre "todo el pueblo cristiano" (omnis populuschristianus) y no se quiere considerar dignos de este nombre 5 másque a aquellos cristianos que constantemente se mantuvieron en laobediencia del sucesor de San Pedro.

No hay, por tanto, para el monarca franco más imperativa obli-gación que la de una vida conforme a las enseñanzas de la religióncatólica. Carlomagno estaba penetrado de esta necesidad, gue nodejaban de recordarle los hombres de Iglesia y que, ya en los co-mienzos de su reinado, le señalaba en una epístola, citada con fre-cuencia, un clérigo llamado Catulfo:6 atribuirlo todo a Dios, que,desde el más pequeño al más grande, a todos nos ha sacado de lanada para hacernos lo que somos; a Dios, a quien el rey debe sus

triunfos y su dominación sobre "Europa"; a Dios, de quien "ocupa

el lugar aquí en la tierra" y de quien recibió la misión de hacer reinary de "exaltar la Ley". Es un programa idéntico al de los reyes bí-blico,s, cuyo ejemplo se invoca constantemente en los documentos dela época y que se le presentan a Carlos para que le sirvan de modelo.Por eso le recomienda Catulfo que tenga siempre al alcance de lamano un ejemplar de la Ley, según el mandamiento de Moisés en elDeuteronomlo (XVII, 18-19), que, refiriéndose al rey, dice: "Encuanto se siente sobre su trono real escribirá él en un libro un du-plicado de esta ley custodiada por los sacerdotes levitas. Y 1o tendráconsigo y leeú en él todos los días de su vida, a fin de temera Yahvéh, su Dios, guardando todas las palabras de esta ley y estas

disposiciones para cumplirlas. . ."Las actas promulgadas por Carlomagno demuestran su deseo

constante de aplicar tal programa. Nadie tenía en mayor grado queél el nítido sentimiento de las graves responsabilidades de orden es-piritual, no menos que material, que pesaban sobre sus hombros. LInade sus más famosas capitulares, 7 la que se acostumbra llamar "Ad-monición general" (Admonitio generalis), ofrece, hacia el 789 apro-ximadamente, una exposición de conjunto de los principios que se hapropuesto. Recordando el precedente del rey |osías que, según dice

5 Los textos contemporáneos aparecen colmados de esta expr:csión,6 lipistolac, t. II, págs. 501-505.i (iultit.u.l.., t.. I, te 22, ¡rígs. 5,3-62.

EL EMPERADOR

el Libro de los fieyes (Libro II, caps. 22-231, hizo una encarnizadaguerra a los supersticíosos y se dedicó sin descanso a restablecer entodo Israel el culto del verdadero Dios, Carlos también creía no te-ner más urgente tarea que la de hacer volver al "pueblo de Dios"a la via del Señor y la de procurar con todas sus fuerzas su salva-ción.8 Así, su primer cuidado es el de reproducir (arts. 1-60), paramemoria de los obispos y de su clero, las prescripciones esenciales delos grandes concilios que, desde los de Nicea, de Laodicea o de An-tioquía, establecieron las reglas de una vida religiosa. lJnicamentepor éstas se podrá asegurar la pueza de la fe que los clérigos de,berán sin desfallecimiento predicar al pueblo (art.61) y grr" cimen-tará la unión de todos alrededor del monarca, que es su obligadoguardián. "Que la paz, la concordia y la unanimidad reinen entretodo el pueblo cristiano y los obispos, los abades, los condes y nues-tros demás representantes; entre todos, grandes y pequeños; pues,sin la paz no se puede agradar a Dios", precisa el artículo 62, conreferencia a los pasajes de la Escritura en los que el amor del pró-jimo y Ia concordia se dan como condición para Ia salvación común.Gracias a esta concordia y a esta unaním,ídad todos, unidos frater-nalmente entre sí y con el monarca, formarán un solo cuerpo en Cris-to, ganando de esta manera para después de la muerte el reino delos cielos (art. 82).

Las mismas ideas y, con frecuencia, iguales vocablos, erspecialmen-te el tan expresivo de unanimidad (unanimitas o unianimitas), vuel-ven a repetirse, con razonamientos en parte originales, en las instruc-ciones gue, ya emperador, dió Carlomagno el año 802 a los missíenviados para tomar el nuevo juramento de fidelidad e que el monarcacreyó necesario exigir de sus súbditos a causa de su exaltación alImperio.ro No hay posibilidad de gobierno sin el concurso de todaslas voluntades bien dispuestas, repite; todos deben "mantenerse uná-nimes cuando cumplen con sus obligaciones y sus funciones" y ob-servar entre ellos "relaciones de caridad y de paz".11 Esto supone,en primer lugar, como hemos visto, que cada uno "habrá de mante-nerse plenamente al servicio de Dios", a fin de salvaguardar Ia [e sinIa cual perecen los pueblos, pues al emperador le sería imposible "porsí mismo proporcionar a cada uno en particular todos los cuidados ylos adoctrinamientos necesarios" (art. 3). Esto supone, también, quecada cual, no sólo observará sus órdenes estrictamente, sino gue se

I ltlem., págs. 53-54 (preámbulo).lt Cat¡itu,l., t. I, na 33, págs. 9l-93.

tlr Vri.rs(. ¡rirg. 123.tt I¡lrnt. prig. ()2. l. l2-13.

\

Page 83: Halphen - Carlomagno y El Imperio Carolingio

I58 FUNDACION DEL IMPERIO

tlcrlicará a facilitar su ejecución (art.8); que no sólo no dificultarácl cjercicio de la justicia, sino que pondrá todas sus fuerzas al ser-vicio de la equidad (art. 9); que no sólo no realizará nada contra losbienes del soberano, sino que ayudará a éste en su tarea de defensorde la propiedad ajena y de protector de las iglesias, viudas, huérfanosy extranjeros, absteniéndose de ofenderlos (art"s. 2,4, 5). Carlos es-pera de cuantos poseen ascendiente o poder público, "obispos, abades,abadesas, condes", que se "muestren unánimes. . ., con toda caridady en plena concordia", en la eiecución de sus mandatos (art. 14).Sólo ayudandose íntimamente los unos a los otros y marchando encornpleta unión de corazones y de almas -que es 1o que significa elvocablo unanim'idad- todos los que constituyen, de arriba abajo dela escala, el "pueblo cristiano" sostendrán a1 emperador para queno sucumba bajo el peso de las responsabilidades con gue Dios le haabrumado.

Vivir siempre en perfecto acuerdo los unos con los otros, no se-pararse jamás de los principios de solidaridad y de caridad (caritas),en el verdadero sentido de este vocablo, que se repite constantemen-te en sus capitulares, he aguí las virtudes gue no se cansa de predicarCarlos por medio de sus missi a todos los fieles del Imperio, presen-tándolas como indispensables para el cumplimiento de su misión¡ 12

y una parte de las resoluciones que toma proceden de este pensamien-to generoso. Tal fué el caso, por ejemplo, cuando, con motivo de lashambres gue varias veces azotaron sus Estados, prescribió que todoaquel que dispusiera de suficientes recursos, alimentara por su cuen-ta a uno o a varios indigentes de acuerdo con un cálculo establecidosegún los medios de cada uno; 13 o cuando ¡ecuerda la obligaciónimpuesta a todos de acoger bajo su techo a los viandantes ricos o po-bres y a los peregrinos durante sus viajes. 1a

I-Inicamente practicando esta gran ley de ayuda mutua y de so-lidaridad humana y por el constante acuerdo de todas las buenas vo-luntades, espera el emperador preservar la paz interior sin la cu,alno hay Estado viable. Estaba convencido de que sólo el acuerdo detodos -lo que él expresa empleando Ia palabra concordia- puedefundar la paz y por eso se encuentran constantemente asociados en,sus capitulares esos dos términos, 15 hasta el punto de que en al-

12 Capitul., t. I, ne 26, art.29; ne 33, arts. 14 y 35; ne 34, art. lB; ne 35, art. 3l;ne fi2, art. 4; ne 63, art. 3; na 78, art.9; ne 99, art. 2; etc.

t;t ltlcm, ne 21 ; ne 46, art. 9; nq 54. art. 1.tt lltm, n'¡ 22, art. 75; na 33, art. 27.lñ Iijcrnlrl,,s: Capitul.. t. l, n'¡ 22, art. 62; ne 26, ¿rrt. 29; rrq 33, alt. l4; nq 7[],

ntl. t): n') (X), l¡1. il: r'lr'.

EL EMPERADOR 159

gunos casos 16 dan lugar a una locución difícil de traducir al roman-ce: concordia pacis ("la concordia de la paz"), que posiblemente estáinspirada en las páginas que San Agustín, en su Ciudad de Dios

-Eginhardo afirma gue era ésta una de las favoritas lecturas deCarlomagno-, rz después de haber exaltado (XIX, ll y l2l "la. . .

suavidad de la paz, que tan agradable es a todo" y presentándolacomo el soberano bien aquí en Ia tierra, la define como el fruto de unperfecto acuerdo (concordia) entre todos los elementos del organis-mo social, garantizado por el buen orden de cuantos lo componen,lo que resume diciendo que "la paz de los hombres es Ia ordenadaconcordia" r pax hominum est otdinata concotdia. tB

Fiel a las enseñanzas de las Sagradas Escritura,s, también sabíaCarlomagno, como igualmente lo di¡o San Agustín -cuyo pensa-miento estupendo, sin embargo, no ha dejado huellas en las capitu-Iares-, que "sin la virtud de Ia justicia los reinos no son sinoexecrables latrocinios";1e sabía que los buenos reyes son aquellosgue "reinan iustamente". zo También él se entrega sin descanso aTa tarea de asegurar el reinado de la justicia y la más elevada, la másimperativa consigna que da a sus representantes es que hagan jus-ticia a todos: "Que aquellos a quienes se ha dado poder de juzgar",leemos en el artículo 63 de la Admonitio generalis, citada más arriba," jttzguen justamente, ya qu.e está escrito: Con justicia has de juzgara tu prójimo2r y luzgad con equidad, pues, el juício es de Dios.2'ocada uno, reite¡a el emperador a sus missi en las instrucciones delaño 802, debe siempre estar seguro de que la ley será aplicada conequidad;23 debe sentirse protegido contra la arbitrariedad;2a tienederecho a una justicia estricta, con exclusión de todo engaño o frau-de.25 En las capitulares, con una perseverancia incansable, reiteraCarlomagno estas recomendaciones,2G que proceden alavez del An-

16 Véase, entre otros, Capitul., t. I, ne 46, art. 2.17 EcrNneno, 24.tB La Ciudad d.e Dios, Lib. XIX, caps. 13 y 14. [Conocida es la clásica delinición

del Hiponense que sigue al lugar citado: "La paz de todas las cosas es la tranqui-lidad del orden y el orden no es sino una disposición de cosas iguales y desiguales,que da a cada una su propio lugar."l [N. de] T.]

7s De La Cíud.ad, de Dios, Lib. lV, cap. 4.20 ldem, Lib. y, 24.2t Leuítico, XIX, 15.22 Deuteronomío, I, 16-17.23 Capitul., t. I, nq 33, arts. l, 9, 14.24 ldem, arl. 26.25 ldem, art. l.:0 Por r.jcnrplo,Cu¡títul., t. I, nq 64, art.10; na 85, art.2.

¡

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160 FUNDACION DEL IMPERIO

tiguo Testamento y de la palabra de Cristo: "Porque con el juiciocon que juzgáis, seréis juzgados" (Mateo, Yll, 2).27

El emperador multiplica las prescripciones destinadas no sólo agarantizar el perfecto funcionamiento de los tribunales y la sinceri-dad de los debates que en ellos tienen lugar, 28 sino a prevenír lo,s

procesos evitando las ilegalidades, las usurpaciones, los fraudes y,especialmente, velando de cerca por la honradez de las transaccíonesmercantiles. 2e No escatima nada de su parte para merecer ser colo-cado entre los príncipes gue, según dice San Agustín, fiel intérpretede los textos bíblicos, 30 siempre hicieron la felicidad de sus súbditospor el cuidado que tuvieron en que se diera a cada cual lo que lecorrespondía en derecho.

II.- AccIóN RELIGIoSA

Pero oigamos, en su amplitud, la lección de San Agustín: "Tam-poco decimo's que fueron dichosos y felices algunos emperadores cris-tianos -escribe en La Cíudad de Dios (Lib. V, cap,24)- Pot)que reinaron largos años, porque muriendo con muerte apacible

dejaron a sus hijos en el Imperio, porque sujetaron a los enemigos de

la República, o porque pudieron no sólo guardarse de sus ciudadanos,

sino también oprimirlos. . . Sin embargo, los llamamos felices y di-chosos cuando reinan justamente, cuando entre las lenguas de los

que los engrandecen y entre las sumisiones de los que humildemente

los saludan, no se ensoberbecen, sino que se acuerdan y conocen que

son hombres; cuando hacen que su dignidad y potestad sirvan para

dilatar cuanto pudieren el culto de Dios; cuando temen al Señor,

lo aman y adoran...; cuando ejercen todas estas virtudes no por el

ansia de Ia vanagloria sino por el amor de la felicidad eterna."El propósito de Carlomagno era traducir en actos esta doctrina,

que, por lo demás, no tuvo necesidad de ir a buscar en San Agustín(y tampoco en esto aparece eco del Hiponense en ninguna de las

capitulares), ya que se desprende claramente de los textos biblicoscuya lectura alimentaba al emperador y a sus colaboradores, como

lo había solicitado Catulfo desde los primeros tiempos del reinado' 31

Carlos,se creía, pues, investido de un verdadero sacerdocio. Al igual

27 Cita en una arenga de los n¿js.si imperiales (Capitul., t. I, ne 721, pág' 244,

línea 20).zB Capitul., t. I, ne 23, arr. L7; na 33, art. 9; na 39, art' 4; nq 80, art' 3; etc'

zs ldcm,ne 22,art.74; na 55; nq 67, art.3; no 78, art' l0; etc'30 l)e In Cirulatl tle Dios, Lilr. V, cap. 2'1.

itt V. ,upttt. ¡rrig. I5(r.

T,ANIINA IV

I'rono de la coronat'ió¡r. (Jrre se (:onserv¿r cn ]a (l¿rted¡al de Aquisgrirn.

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EL EMPERADOR 16I

que los reyes bíblicos, su preocupación dominante, reiterémoslo, eraconducir a sus súbditos por el camino del bien y en torno a estepensamiento dispone en gran parte su acción. Está convencido deque no logrará el auxilio de Dios, sino en aquella medida en que sepasólidamente con,servar y aun fortificar los sentimientos cristianosde su pueblo, en la medida en que sirva a la causa de la religiOn y 1odisponga todo mirando aquella felicidad eterna que está prometidaa los príncipes y a los pueblos que han cumplido en ra tierra la vorun-tad del Señor.

No es aceptable pensar, como se ha dicho con frecuencia, que estadcctrina implica la subordinación de lo espirituar a lo temporal, conel pretexto de que Carlomagno era un laico. Lo que sí .Áultu ,r"r-dad es que hubo en esto una sistemática confusión de los dos domi-nios y que el papel de cabeza espiritual fu,é posiblerrente el quecarlomagno asumió más gustosamente. sus capiturares, que tratande todo, y en las que, a veces, se mezcla todo, se contraen con ,rásfrecuencia a la religión y ala vida del clero que a la administracióny a la política. se detienen en detalles que por sí solos nos explicanlas concepciones de Ia época y los propósitos que se había impuestoel monarca' Ya se trate de disciplina eclesiástica, de Ia vida internade los monasterios, de la formación y selección del clero, de Ia ins-trucción religiosa de Ios fieles, de su asiduidad al culto y a la Co(ru-nión, de la observancia del descanso dominical y dá lr. fiestasreligiosas, de la liturgia, de los sacramentos, en especiar del bautis-mo, ya se refieran incluso al mismo dogma, nada escapa a la atencióndel emperador y nada parece extraño ar campo normar de su acti-vidad.32

En caso de hambre o de calamidad pública, Carlomagno orde-naba plegarias expiatorias, ayunos y penitencias;83 cuandl se pro-

32 Limitémonos a alg.unos ejemplos: Capítul., t. I, na 22, arts.72-73 (riisciplinas) ;arts.72 y 80 (liturgia), Bl (descanso dominical), 82 (instrucción de los {ieles);rra 23, art.23 (rito del hautismo); arts.25 (asiduicrad dc los fieres a los oficios),,30 y31 (disciplina) ; na 28, arts.. 7-47 (disciplina) ; na 38, arts. 15 y sig-<. (disciplina) ;na 3itr, arts. 2-rtr (t1isi:iplina) ; n, 38 (discipiina, riturgia, instrucción rerisiosa dc iosfieles, práctica de la comunión) ; ne 59, art. ll (descanso dominical) : na (r0, art. I(lihros litúreicos); art.2 (instrucción religiosa de Ios fieles); ne 64, art. B (ol¡liga-r:irirr rle la oración); art. rB (obligación de ra rimo-.na); na 7r, art. 6 (hautismo);arts', y 9 (práctica del curto), 10-12 (disciplina del crero secular y del regurar);tte 72, arts.2-B y 10-13 (disciplina),9 (]r¿ruti.smo); na 77, art. 1 (disciplina monásti-..); n't 78, art. l5 (descanso dominical); no Bl, art. l9 (fiest¿s religiosas oficlal-trrr:ttlc olrligatorias); na 92, arts.2 y sigs. (discipiina); nq 93, art. 2 (disliplina); etc..('.[. Epistolae, t. II, nq 2l (información sobre el Espír:itu Santo); n0,25_28 (ba.tismo);tte 29 (sitcralnr'¡llos); t. lV, nos 26 y sigs. (bautis,mo); no 33 (rlisciPlina monástir.a),clcrilr.r¡t. I'rtr':r r.l rlo;ilrrit, t,. inÍru lo rr.lirlivo ¿t los r.olx.ilios.( l,rt'l,,lll;r1ll¡,,. I I.

Page 86: Halphen - Carlomagno y El Imperio Carolingio

16'2 FUNDACION DEL IMPERIO

ducían grandes victorias, disponía que se elevasen acciones de

gracias,:ra Su pensamiento se mantiene natural y constantemente

ái"igido hacia Dios y toda catástrofe que se abate sobre el Imperio

sólo puede ser, para sus convicciones, un castigo por la impiedad'35

Todo queda envuelto y rezumante de la misma atmósfera que en-

vuelve los relatos biblicos.Se dirige al obispo de Lle¡a y al arzobispo de Milan para seña-

larles sus deberes pastorales y, éstos, lejos de sorprenderse y protes-

tar, le expresan su gratitud y alaban su piadoso ce1o.36 Se hace

cargo del problema de la formación de1 clero;3? recuerda a los sacer-

dotás el deber que tienen de cumplir con sus deberes;38 reprende a

los que faltan a ellos y, si llega el caso, se muestra irónico con

respecto a ellos, como en aquella capitular del año 811,3e en la gue

ruega a los obispos y a los demás clérigos reunidos a su convocatoria,

que contesten a la pregunta de si las palabras "renunciar al siglo"no tienen para ellos otra significación que la de "¡renunciar a llevar

armas y a vivir publicamente en estado de casadosl"Carlomagno presidía los concilios en los que se discutían asuntos

puramente eclesiásticos y, a veces, incluso problemas relativos al

dogma. En el concilio de Franclort del aí,o 794, en el que la discu-

sión se refirió, entre otros temas, al de la herejía adopcíonista de los

obispos [Felix] de Urgel y [Elipando] de Toledo, Carlomagnopronuncia el discurso de apertura, señala el programa de los debates

y, luego, toma parte en ias deliberacionesi las actas oficiales hacen

expresa mención de todo ello.ao En el asunto d'e la adoración de las

imágenes, que se trató en el mismo concilio,+r fué suya la iniciativapara redactar los famosos Líbt'os catolingios,a' que pretendieron

s:t Capi,tul,., t. I, nq 21 ; na 44, art. 4; nn 64, art. 5; ne 124'

34 Epistoluc aeui karol., t. IV, pág. 528 (carta de Carlomagno a la reina

Fastrade d6-.pués de ia prirnera victoria sobre los avaros el año 791) ; Ann'ales roya'

les, aío 79€:, pág..98 (después de la segunda victoria sobre los avaros)'3í Capitul., t. I, na 64, art. 5; na 124.

36 ltLern, no. 122, 124,125,126.37 Cart¿ aI abad Baugul{o, en las Capitu!., t. I' nq 29, e', ítlem, ]a carta na 30;

Concilíu aasi karol., t. I, págs. 245-306 (concilios clcl airo 813)':tB (spi¡v1., t. I, n'¡ 64, arts. 5 Y 6.

tt ldem, ne 72, art. 4.ao Co¡rcilla aeai karol., t. tr, págs. i10-171, y especialmente págs' 130, 143,158;

Cupi.nl., t. I, na 28, espccialmente arts. 1, 6, 7, 9, 10, etc'

'1 I Ví:rsc Capitul., t. I, nq 28, ai:t. 2.

12 Vriisc I¿r orlir:ión Batsgen (n') 1l rlc 1a Riirlio¡¡ra{ía), pá5.2; el esturlio tlel

nris¡¡r. r:rr¡,lilo cn lu iY¿r¿¿cs ,4rchítt. l. (l('¡il.:;clt(: CL:st:lt.it:hlsirtrsr:hUn.g,, t. XXVI y XXVII

il()ll l.f()til) 1.r,1 (r.rr ¡Irrlc riis|ulilrlr.) r!,'W. v0N ltr;n S't't,:tNt:ti, lintst.ehuttilsgcs'

,.1¡i,l¡1,,,i,., l.il,ti (.tttt'lit¡¡. r¡r Ir,., (-l¡r, ll,1 ttt,,i I t)t.\tlttttt!(ttt tttts itttli,tti:,tl¡,tt ,lr'l¡iu'tt

EL EMPERADOR 163

formuiar la doctrina oficial de Occidente para oponerla a las tesisde Bizancio, y esto Io hizo e1 monarca franco sin que ni siguieraconcertara un acuerdo previo sobre ello con el Soberano Pontífice,cluien, al final, tuvo que dejarle a él y a sus teólogos la decisión enmateria tan delicada. También ante un concilio presidido por Carlo-rnagno en Aquisgrán, el año 800, fué invitado a comparecet parajustificarse el obispo Félix de Urgel;+e y la cuestión del adopcionismopreocupó de tal manera al emperador, que personalmente siguió surefutación realizada por los clérigos de su reino y, especialmente,por Alcuino.aa

En otro concilio celebrado en el palacio de Aquisgrán el año 802,el emperador interviene para recordar a los clérigos seculares loscánones de Ia Iglesia y hacer que se distribuya entre ellos una com-pilación cuidadosamente actualizada,a6 según un ejemplar recibidodel papa Adriano.a6 A la vez, durante el mismo concilio, ordenóque se leyera delante de Ios monjes la regla de San Benito e invitabaa los interesados a ceñirse a ella.a1

Finalmente, el año 813, volviendo una vez más sobre la cues-tión de la reforma de la Iglesia, que ya había sido tratada variasvcces, hizo elaborar por el clero franco repartido en cinco asambleasconciliares que tuvieron lugar simultáneamente en Maguncia, Reims,Chalons, Tours y Arles, un amplio conjunto de proposiciones del ques(' reserva obtener aguellas conclusiones prácticas que juzgue cofiv€-rricntes.as Este sistema de cinco asambleas que deliberaban por sepa-

'rrclo tenía, además, la ventaja de permitirle una mayor libertad de

rlccisión. También resulta difícil, es cierto, imaginarse un clero másrl<icil y deferente. En Ia epístola con la que remiten la exposiciónrlr. sus opiniones, los Padres del Concilio de Maguncia declarabanr;u g¡ratitud al Señor por haber "proporcionado a Ia Iglesia un jefe

ttntl lJilii.otheÁen, t. XXI (1929-1930). Breve pero clara revisión por G. Ostno-,,rt\r(y, Ccschichte des byzantínischen Staates (1940), págs. 126-128.

't:\ ('oncilía aeui ltarol., t. I, págs. 220-221.1t Ortrrcspontlencía de Alcuino, et las Epistolae, t. lY, no' 171, 172, 202, 203.

f l'rrrrr r.l ulopcionísmo o lelicianismo español en ambos lados de 1os Pirineos, pueder,r,, r.l tomo V le La España Sagrad,a del padre Flórez (3o ed., IBSB), el tomo III,lr lt lli.st¡triu lir:lesiástica tle Vicente oe r.e FusNr¡t (2a ed.1873), la. Ílistoria d.e losll, tt ttült)\o' li.spuñoles de I'Iarcclino x{n¡Éxoriz Pur,.rvo y el estudio tle Federico',\r',z rr; IlrIrr,l;s, liLipantl.o y San Beato ile Líébanu, en Biblioteca de ]a Cultural', ¡,:,'r,,lrr. 1\lrrrlrirl, s. a.l IN. del T.]

t , (.'t¡nt ilítt tut'i. kurol... t. I, pág. 2,30.l'; l,rr .r¡lr:r.r:ir'r¡r lhnlrrl¿r l)ionysi,o,Ilalriutl- (,1- P. For.nNrrn y C. r.r Bnas,

I I ttt,'t,, tlt s t'tilt t tit¡ns r'trrt.r,rtit¡trls. t- '1, 1r.ils. 95 9(t.

t ( ,,nt ilitt tt, t,i Ltt,,l.. t. l, ¡,ril1. llii0.t l,l, tt t. l, ¡,r'i¡,.,. l,ll; :lrll'

Page 87: Halphen - Carlomagno y El Imperio Carolingio

164 FUNDACION DEL IMPERIO

,-y con ello señalaban a1 mismo Carlomagno- tan piadoso' tan

ubnegado en el servicio de Dios y que al hacer brotar el manantial'

de la sabiduría sagrada proporcionaba a las ovejas de Cristo el ali-

mento que las formaría en las enseñanzas divinas; un jefe gue se

esÍuerza, con incansable labor, en acfecentar el pueblo cristianol

que honra jubilosamente los templos de Cristo y se dedica a rescatar

ál -uyo, .rú,,,"ro de almas posible de la horrible boca del Dragón

para ástituirlas al seno de nuestra santa madre la Iglesia y dirigirlas

iodas juntas hacia los goces del Paraíso y el Reino de- los Cielos;

rn jef.e, en [in, que sobrepasa a todos los otros reyes de la tierra por

su santa sabiduría y su piadoso celo".4e Los firmantes de esta epis-

tola se creen aún en el caso de añadir gue no hubieran podido decidir

nada sin 'éi; que "tienen necesidad de su ayuda y de su c-iencia"

cuyo apoyo ,oii.itun a fin de evitar los errores a los que "su Magni-

ficenciá imperial" pondrá remeclio en provecho grande de "todos

ellos, de todo ei pueblo cristiano y de la posteridad".

Por su parte, los eclesiásticos reunidos en Chalons declaraban

en su epístola de remisión que sometían con confianza sus proposi-

ciones ial suc.o juicio" del soberano (ad eius sacratissimum iudí'

cium), que proveerá a la insuficiencia de ello,s;50 y, haciendo constar,

entre otros extremos, que las antiguas reglarnentaciones sobre ia

penitencia, la excomunión y la reconciliación habían caído en desuso'i'.oli.ituo la ayuda de su señor el emperador" para qt-le se vuelva a

la tradición canónica 51 y hasta agregan que ' esperan su decisión"

(sententia) en cuanto a los clérigos y diáconos que se creen absueltos

de todo pecado si van a Roma a hacer oración o si simplemente se

trasladan a visitar la tumba de San Martín en Tours'52

Los Padres del concilio de Arles hacen análogas declaraciones:

se confían a la sabiduría y al iuicio del emperador, que sabrá com-

pletar y corregir sus proposiciones.53 Los del concilio de Tours, aun-

que un poco menos inclinados a la adulación,5a acaban igualmente

[o, ".fu*urse ante el dueño del Imperio: Cuántas mediclas tenga

á bi"r, decidir nuestro piadosísimo príncipe, estamos dispuestos' como

fieles servidores, a u."pturlus, inclinándonos pof anticipado, con todo'

+¡ ldem, pág. 259.úo ldem, pie. 274.5t ldem, art. 25.¡t ltlem, art. 45.5i\ lil¿¡n, pág. 248.5.1 !¡"¡151; it/ttn., t:l art, ,16, en rlontle los r:lórigos rettnidos en 'l'oul's censltratt r'l

{[lt(.sus ¡rclici0rrr.s lrrrlr.li0lr.s l0n f(.sl)r,r'lo ¿t l0s llolllrs v llis tlit'zlltos hit.vittt sirlo lllt-

t¿ttl¡ts t t¡ll ,1, t,¡,1, , it,.

EL EMPERADOR 165

agrado, ante su voluntad." o¡ Finalmente, los obispos encargados,después de Ia clausura de los cinco concilios, de coordinar las opi-niones emitidas, subrayan gue un tema delicado, el relativo a losclérigos tonsurados antes de su mayor edad, ha sido reservado a ladecisión del emperador (ad arbitrium domni imperatoris), al quetambién se invita para reglamentar "como le agrade" este problemaque ha guedado en suspenso.56

En efecto, Carlos, que ya había decretado soberanamente el pro-grama de los trabajos llevados a cabo por los cinco concilios,s? deci-dió en última instancia sobre todo los asuntos.b8

III.- JEFE SUPREMo DEL CLERo

La autoridad del emperador acabó, pues, por extenderse hastatal punto que ningún terreno o dominio le pareció ya extraño. SeñalaIa ley a los sace¡dotes, a los obispos y hasta al mismo papa, con Iaconvicción de que nunca desborda sus derechos, sino que, por el con-trario, cumple estrictamente con sus deberes. Ejercita éstos con re,s-pecto al clero de sus Estados dentro de una extrema libertad. Trataa los obispos como simples funcionarios cuya misión esencial es, sinduda, la de trabajar por Ia salvación de las almas, pero han áe rea-lizar esta labor de acuerdo con los designios del emperador, quecspera de ellos que Ie brinden un concurso ilimitado para su obracle gobierno.

Ya vimos cómo los utiliza en toda clase de menesteres para losque no parecen dispuestos y bajo cuya responsabilidad acaban porscr abrumados. Cada vez se reduce más el tiempo que deben dedicarir su pastoral ministerio, pues se ven instados a ocuparse de múltiplesol'rliqaciones que son de su incumbencia por orden del emperador:llirrnadas a la corte, convocatorias a las asambleas generales del reino[r'rrnco, viajes de inspección en calidad de missi domínici, participa.t irin en las campañas militares, misiones diplomáticas, y otras. AIgu-rr.s hasta tienen que ser dispensados de residir en sus diócesis porl¡irbcr decidido el emperador confiarles funciones permanentes en suloltc. 'fal era el caso del obispo de Metz, Angilramo, y después, del.1. c<¡lonia, Hildebaldo, que mantuvo a su lado en calidad de archi-r';rpcllirncs, no sin obtener permiso de las autoridades eclesiásticas

r,i, l¡11.¡¡¡., ¡rig. 293.t,ri l,l¡ ¡¡1, ¡rrig. 29t), art. 12.i"' l,lr cr¡rrr¡rrl¡rncil rlr lirs proposir:ionr:s prr:sentadas por los padres de los diver-

,,,,., r,r,rr,ilios rlr.l tllil lo rl'tnr¡r.str.l con cvirkrnr:ia.t,'\ (.t¡ntil.itt ttt,t,i l;ttr,,l.. l. I, ¡r:igs. 29,1-297 y 297-l:il)1.

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166 FUNDACION DEL IMPERIO

superiores, que se vieron con,streñidas a acceder a sus deseos.se Aveces, algún prelado se gueia discretamente de la imposibilidad de

cumplir como quisiera sus deberes pastorales por tener gue dedicarse

constantemente a alguna orden del emperador;60 pero estas quejas

son inútiles: quiéralo o no, el obispo es, ante todo, el dócil auxiliardel monarca, y si se atreviera a rebelarse contra la autoridad de

Carlos, sería inmediatamente depuesto como cualquier otro r€pres€n-

tante del poder público.Pues, a pesar de las prescripciones canónicas, los obispos eran,

en realidad, nombrados por el emperador. La elección por los fieles

ya era desde hacía mucho tiempo tan sólo un simulacro. Cada vez

iue quedaba vacante una sede episcopal, el emperador sugería al

clero de la iglesia interesada que, en 1o sucesivo, forma exclusiva-

mente el cuerpo electoral, el nombre de aguel que deseaba fuera nom-

brado como nuevo titular, y este deseo expresado por el soberano

equivalía a un mandale.or ¿Qué podía haber de más normal, desde su

punto de vista, teniendo en cuenta la función encomendada entonces

al obispo en Ia dirección de los asuntos del Estado? El emperador fl€-

cesitaba hombres en los que pudiera apoyarse en cualquier momento

y para mayor seguridad los elegía entre los clérigos de su palacio'Formados en buena escuela y, por así decirlo, bajo su mirada, serán

colaboradores saturados del mismo espíritu que alienta en su señor

y acostumbrados a sus métodos. Y hay que reconocer que, general-mente, las selecciones que hacía Carlomagno eran buenas aun con

respecto a la Iglesia r sinceramente religioso, sus preferencias se

inclinan por aquellos que iuzga más dignos por todos conceptos,

y Ia composición del episcopado franco bajo su reinado honra, en su

conjunto, el acierto del monarca para elegirlo.Frente al Soberano Pontífice, Carlomagno se muestra pleno de

respeto; pero la órbita de acción que Ie reconocía acabó por reducirseal extremo. Invitado desde su advenimiento a limitarse a la oración,62

León III, desde la exaltación de Carlos al Imperio, no es ya sino un

fiel colaborador cuya más pegueña veleidad de independizarse que-

daría parada en seco. Ya que, junto al emperador, que se considera

cabecera suprema de la cristiandad de Occidente, no hay lugar sinopara autoridades subordinadas y, como acabamos de señalar, aunen materia dogmática, Carlomagno se propuso mantenerse como

señor. Nada demuestra esto meior que la actitud independiente que

lt y. \uprft, pág. I17.tio lipist(tlut'. t. TV, no. 1Ba y 1Bó. cartas de P¿tllino de Aquilca.tit f¡1¡¡a¡¡¡'rrr.: l,,t'lirlrtt, l,ts í'ltetirns í'¡iscttpol,', (nq ll0 rk: la BiLIiogra[ía)'ti: l', srt l)t tt. ¡¡i;1. ()0.

EL EMPERADOR 167

adoptó en el candente problema del Fitioqae, al obstinarse, a pesardel veto de León III, en que en su capilla se cantase, en la recita-ción del símbolo de Nicea, Ia fórmula por la cual el Espíritu Santoprocede tanto de Dios Hi¡o como de Dios Padre.o3

Los favores que prodiga a los monasterios, en los que ve asilos deoración indispensables para la salud de sus Estados, no le impidenmantener sobre ellos una vigilancia estricta. Tanto su corresponien-cia, como sus capitulares, demuestran el constante cuidaC,o que leanima para obligarlos a someterse a ia regla benedictina, a la que suamor por el orden exige que todos los cenobios uniformemente seanconducidos,Ga sin que esto, por otra parte, le vede considerar, si-guiendo el ejemplo de sus predecesores, los cargos abaciales comoricas prebendas destinadas tanto a recompensar el celo de sus fie-les 65 como a asegurar, en parte, los ingresos de sus condes.66Además, no sólo son tolerados, sino multiplicados ad libitunz, los"abades laicos", cuyo abadiato consiste ú¡ricamente en el dislrute deuna parte de las rentas monásticas, y la libertad de las eleccionesabaciales estipulada por Ia Regla de San Benito (cap.64) se arrum-ba en el olvido.67 No es ésta una de las menores contradicciones deun régimen que todo lo atribuye a la persona del emperador y con-vierte la voluntad de éste en ley suprema del Estado.

Pero, en verdad, esta contradicción pasó inadvertida por loscontemporáneos o, ,si llegaron a darse cuenta de ella, no pudieronnlenos que rendir sincero homenaje al elevado pensamiento que ins-piraba, en el conjunto, el proceder del soberano. Sin duda, los elogiosque en público le dedican tezuman adulación; los Padres de los cincoconcilios celebrados en el reino franco, el año 813, fueron hasta un¡roco lejos -pudiera pensarse 68- €rr este camino. Pero no es posi-blc recusar el testimonio de ferviente admiración de un espíritu tanirr<lependiente como el de Alcuino, que hacia el 794. o el 795, inme-rli¿rtamente despu,és del concilio de Francfort, se expresa, en un impul-r',r cordial, de esta manera:

" Bicnaoenturada, diio el Salmista,ri9 la nación de la que Djos es el Señor;lrlr'¡rirvt'nturado el pueblo exaltado por un caudillo y sostenido por un predicador

rr:r (l[. ^M^NN,

L'époque carolíngienne (ne 94 de la Bibliografía), págs.173-184,ti1 Oultittil., t. I, no 71, art. 12.rrr' (:f . V()rcr (nq I19 de la Bibliografía).tttt l'. su.pru, ¡rírg. 109.tti' (ll. ll. l,í;vv Ilrrrrrrl, Lcs élcctíons abbatiales (nq I11 de la Bibliografía), que

rl,,l,r' llilizrrlsr.r'(,r ¡(.s(,rv¿rs. (l[. nuestra rescira t¡n la Rcoue hístoriqu,e, año ]914.

'ttt l'. tttlrt,t, ¡,ri',.,. l(r4-l(t5.rll¡ S¡rllrlo rrr¡t, l:1,

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168 FUNDACION DEL IMPERIO

de ia fe, cuya mano diestra blande la espada de las victorias y cuya boca haceresonal la trompeta de ia Verdad católica. Así fué cómo en otro tiempo, David,elcgido por Dios para rey del pueblo, que cntonces era su pr.reblo elegido. . .,

sometió a Israel, con la espada victoliosa, a las naciones cercanas y predicó cntrelos suyos la ley di",ina. De la noble estirpe de Israel brotó, para salvación delmundo, la "rosa de Sarón y cl lirio de los valles",?0 el Cristo, a quien, en nues-tros días, el nuevo pueblo que él ha hecho suyo 71 debe otro rcy David. Con el

rnismo nor:rbre,?2 animado de la misma virtud y de igual fe, éste cs ahora nuestrocaudriio y nlicstro jefe: un jefe "a cuya sombra" ?3 el pueblo c¡istiano se re-frigera en la paz y que por doquier inspira e1 terror de las naclones paganas;un caudillo cuya devoción no cesa Ce lortificar por su firmeza cvangélica la fecatólica contra los herejes, velando por que nada contrario a la doctrina de losApóstoles venga a introducirse en cualguier lugar y dedicándose a hacer respian-decer por todas partes esta fe católica a la luz de 1a gracia celestial." ?'1

Magnífico elogio salido de una pluma gue meior que otra algunase movía al impulso de las aspiraciones elevadas de aquel a guien se

dirigía entonces.

Ío Cántar de ios Cantares, rr, 1.

¡t F,l pueblo cristiano.?: En la cortc a Carlomagno le llamaban David.73 Cantar de los Cantares, tI, :l ["4 su somlrra estoy sonlt(l¿r, r,omo rl'sr'í'. ' ."1? I Al.(:utNo, Oorrts¡trnltnt i«. tn l')¡tislolur'. t. ll, n') 4,1.

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