Harry Potter y Las Dos Camaras

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La Habitación Cerrada El radiante sol de verano se filtraba por las ventanas, iluminando abund estar y permitiendo ver la ligera capa de polvo que cubría el suelo, ine tiempo que no vivía nadie; sin embargo, en esos momentos, un anciano de cuyo cabello, también largo y blanco, descansaba un raído y viejo sombre Su rostro, afilado y blanquecino, mostraba una edad avanzada, aunque dif complicado decir si tenía setenta, ochenta, o quizás noventa años; sus o de color azul grisáceo, pasaron lentamente del baúl que acababa de abrir quedaban frente a él. Como siempre que entraba en aquel lugar, sus ojos arrugas de su rostro, indicando que los recuerdos habían comenzado a inv mucho tiempo que no vivía en aquella casa, pero le gustaba visitarla de lugar había crecido y había vivido con sus padres, muchos años atrás. Ha tranquila, antes de que todo hubiera cambiado, antes de que todo hubiera completo a su vida. Todavía ahora, después de tanto tiempo, los recuerdo habían muerto, asesinados en aquel mismo lugar, volvían a él sin que pud Aquella silenciosa sala seguía transmitiéndole el mismo dolor que antaño casa: porque los recuerdos y el dolor eran demasiado grandes para soport Sacó su varita y comenzó a guardar algunos de los libros de momentos después se quedó un rato mirando la pequeña pero acogedora sala chimenea, sus cómodos sillones y los cuadros y fotografías de familia aú día que se apreciaba a través de las ventanas era soleado, veraniego; mu aquél en que había cambiado tanto su vida, aquél que había marcado su ca Evitando recordar, volvió su vista de nuevo a las estanterías, casi va libros que contenían. Seguía teniéndolos allí, a pesar de que ya no viví suya no cabían todos, de tantos que eran; además, contrariamente a lo qu tener los que más le gustaban en aquel lugar, en vez de en aparecerse, así que no tardaba tanto en poder cogerlos, si los necesitab Comprobó que no le quedaba nada y cerró el baúl con un leve movimiento para irse a casa, terminar sus asuntos pendientes y marcharse. Le daba u y al cabo, toda su vida había trabajado en el Departamento de Misterios, un poco. Tal vez había llegado el momento, al fin, de ayudar a resolver envuelto el mundo mágico. Sin embargo, jamás lo habría hecho si aquél al hubiese pedido. Su labor siempre había sido el estudio y el conocimiento tenía dudas sobre si había hecho bien o no al dar una respuesta afirmati recordando lo sucedido, esas dudas eran aún más grandes. Se dispuso a irse, pero, en vez de moverse, se quedó observando la chime la tentación, se sentó lentamente en el que había sido su sillón preferi padre. Allí era donde, en las frías noches de invierno, le había gustado respaldo, cerrando los ojos, y recordó, de nuevo, aquella noche... Había estado allí mismo, en aquel sillón, leyendo tranquilame invierno, sesenta y tres años atrás. Fuera rugía un viento cas fuerza contra los cristales de la pequeña sala, haciendo más deseable es de la chimenea, leyendo un buen libro y bebiéndose un té caliente, tal y momentos. Se encontraba solo, porque sus padres habían decidido pasar unas seman clima, más cálido que el británico. Allí residían un primo de su padre y

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La Habitacin CerradaEl radiante sol de verano se filtraba por las ventanas, iluminando abundantemente la antigua sala de estar y permitiendo ver la ligera capa de polvo que cubra el suelo, inequvoca seal de que all haca tiempo que no viva nadie; sin embargo, en esos momentos, un anciano de larga barba blanca, sobre cuyo cabello, tambin largo y blanco, descansaba un rado y viejo sombrero gris, se encontraba en ella. Su rostro, afilado y blanquecino, mostraba una edad avanzada, aunque difcil de determinar. Sera complicado decir si tena setenta, ochenta, o quizs noventa aos; sus ojos, pequeos, pero brillantes y de color azul grisceo, pasaron lentamente del bal que acababa de abrir a las estanteras que quedaban frente a l. Como siempre que entraba en aquel lugar, sus ojos se entornaron, marcando las arrugas de su rostro, indicando que los recuerdos haban comenzado a invadir su mente. Haca ya mucho tiempo que no viva en aquella casa, pero le gustaba visitarla de vez en cuando, porque en aquel lugar haba crecido y haba vivido con sus padres, muchos aos atrs. Haba sido una vida feliz y tranquila, antes de que todo hubiera cambiado, antes de que todo hubiera comenzado, dando un vuelco completo a su vida. Todava ahora, despus de tanto tiempo, los recuerdos de la forma en que ellos haban muerto, asesinados en aquel mismo lugar, volvan a l sin que pudiera hacer nada por evitarlo. Aquella silenciosa sala segua transmitindole el mismo dolor que antao. Por ello haba dejado aquella casa: porque los recuerdos y el dolor eran demasiado grandes para soportarlo. Sac su varita y comenz a guardar algunos de los libros de la estantera en el bal, y unos momentos despus se qued un rato mirando la pequea pero acogedora sala de estar, con su vieja chimenea, sus cmodos sillones y los cuadros y fotografas de familia an colgados en las paredes. El da que se apreciaba a travs de las ventanas era soleado, veraniego; muy distinto de aquel otro, de aqul en que haba cambiado tanto su vida, aqul que haba marcado su carrera a partir de entonces... Evitando recordar, volvi su vista de nuevo a las estanteras, casi vacas ya, y guard los ltimos libros que contenan. Segua tenindolos all, a pesar de que ya no viva en aquella casa, porque en la suya no caban todos, de tantos que eran; adems, contrariamente a lo que se pudiera pensar, prefera tener los que ms le gustaban en aquel lugar, en vez de en donde viva. Al fin y al cabo, poda aparecerse, as que no tardaba tanto en poder cogerlos, si los necesitaba. Comprob que no le quedaba nada y cerr el bal con un leve movimiento de su varita. Estaba listo para irse a casa, terminar sus asuntos pendientes y marcharse. Le daba un poco de tristeza, pero, al fin y al cabo, toda su vida haba trabajado en el Departamento de Misterios, quizs ya era hora de cambiar un poco. Tal vez haba llegado el momento, al fin, de ayudar a resolver el problema en que se vea envuelto el mundo mgico. Sin embargo, jams lo habra hecho si aqul al que tanto deba no se lo hubiese pedido. Su labor siempre haba sido el estudio y el conocimiento, no la lucha, ni la guerra... An tena dudas sobre si haba hecho bien o no al dar una respuesta afirmativa, y, estando en aquel lugar y recordando lo sucedido, esas dudas eran an ms grandes. Se dispuso a irse, pero, en vez de moverse, se qued observando la chimenea, y, sin poder resistirse a la tentacin, se sent lentamente en el que haba sido su silln preferido, como antes lo haba sido de su padre. All era donde, en las fras noches de invierno, le haba gustado sentarse a leer. Se apoy en el respaldo, cerrando los ojos, y record, de nuevo, aquella noche... Haba estado all mismo, en aquel silln, leyendo tranquilamente, una oscura y fra noche de invierno, sesenta y tres aos atrs. Fuera ruga un viento casi huracanado, y la lluvia golpeaba con fuerza contra los cristales de la pequea sala, haciendo ms deseable estar cerca del clido resplandor de la chimenea, leyendo un buen libro y bebindose un t caliente, tal y como estaba haciendo en esos momentos. Se encontraba solo, porque sus padres haban decidido pasar unas semanas en Italia, debido a su clima, ms clido que el britnico. All residan un primo de su padre y su esposa, y solan visitarse con

frecuencia. l, sin embargo, no les haba acompaado, debido a las nuevas obligaciones que tena. Al fin, tras varios intentos y solicitudes, haba conseguido su sueo: trabajar en el Departamento de Misterios del Ministerio de Magia. Llevaba slo un ao all, y le haba bastado para darse cuenta de que aquel trabajo no era tal y como se lo haba esperado: era muchsimo mejor. Despus de haber pasado all un da, haba sabido perfectamente que ningn otro trabajo valdra para l. Pas una pgina del libro mientras le daba un pequeo sorbo a su t, y, en ese mismo instante, oy un golpe en la puerta. Levant la vista y escuch. Tal vez slo haba sido el viento... PUM! Definitivamente, no era el viento: haba alguien golpeando la puerta. Se levant, extraado de que alguien estuviera llamando en el exterior, teniendo en cuenta el tiempo que haca. Se acerc a la puerta y la abri. En cuanto lo hizo, un hombre de unos cuarenta aos, que llevaba consigo una caja de madera, cay pesadamente de bruces contra el suelo. Estaba empapado y temblaba de fro. Quin...? comenz a decir, sobresaltado, cuando el hombre levant la cabeza y le mir. Le conoca: le haba visto alguna vez en el Departamento de Misterios, aunque no era un funcionario. Segn tena entendido, trabajaba en un objeto extraordinario, algo que haba descubierto, pero l no saba qu era. El hombre se llamaba Mathricks, y era lo nico que saba de l. Qu haca all? No pareca estar demasiado bien... Aydame... pidi Mathricks, intentando con dificultad ponerse en pie. Aydame... Flammingan. Tranquilo, seor Mathricks, venga conmigo... pidi Flammingan, intentando levantarlo, al tiempo que se sorprenda de que Mathricks supiera su nombre. Se encontraba muy mal: tena la tnica rasgada, y no slo pareca aturdido y herido, sino que en su mirada haba un brillo de locura y desesperacin. NO! No hay tiempo... para m...! Yo..., yo ya no... No hay tiempo... repiti. Flammingan no entenda nada, pero escuch lo que Mathricks tuviera que decir. Cgelo... susurr Mathricks, entregndole la caja que llevaba y soltndose, con lo que volvi a caer de rodillas al suelo. Cgelo... S, seor Mathricks respondi, cogiendo la caja. Pero venga, por favor, tiene que entrar en la casa, no puede quedarse fuera con este tiempo... dijo, sujetando la caja con una sola mano y tirando de Mathricks con la otra. Flammingan... murmur ste de pronto, mientras le agarraba un brazo. Flammingan, tienes que protegerla... Tienes que proteger... la Esfera... Flammingan abri mucho los ojos, asombrado por lo que acababa de or, y solt a Mathricks. En aquella caja estaba la Esfera? La famosa y secretsima Esfera de la que tanto se hablaba en el Departamento de Misterios? Era aquello en lo que Mathricks haba estado trabajando? Haba odo hablar de la Esfera, pero slo superficialmente y todo eran rumores. Se supona que era un objeto con unas cualidades extraordinarias. Aunque l ignoraba qu cualidades eran sas, se supona que era algo muy secreto, algo que concerna slo a los ms importantes miembros del Departamento... Por qu la tena Mathricks? Y por qu se la entregaba a l, alguien que slo llevaba un ao como inefable y al cual ni conoca?

La proteger, seor Mathricks le asegur Flammingan para tranquilizarle. Pero entre, por favor... Qu..., qu le ha pasado? No hay tiempo..., mi tiempo... se acaba... No..., no diga eso! susurr Flammingan, con un deje de pnico en la voz. Le llevar a San Mungo, avisar a... Hizo ademn de irse, pero Mathricks le agarr del brazo con fuerza y le mir fijamente, mientras negaba con la cabeza demencialmente, con los ojos vidriosos y fijos en l. Ha enloquecido, pens Flammingan. La he usado... para resistir... La he usado... T tienes que guardarla ahora, cuando yo muera... Tienes que llevarla al Departamento de Misterios... All estar bien... Cundo usted muera? Qu quiere...? pregunt, asustado. No me queda mucho... interrumpi el otro. Abre la caja, Flammingan... brela y luego vuelve a cerrarla... Flammingan mir la caja, y lentamente la abri: contena una pequea esfera, una esfera que desprenda un hipntico brillo, un brillo que palpitaba como..., como si tuviera un corazn. La luz le ba el rostro, como si le acariciara, como si le envolviera, y sinti un estremecimiento de pies a cabeza. No entenda qu suceda, pero estaba comenzando a sentir algo muy extrao por dentro, como un calor que emerga desde su interior, pese al fro invernal que entraba por la puerta abierta. Y ese calor le envolva, le alegraba... Cirrala! bram Mathricks, con todas las fuerzas de que era capaz. Cirrala..., es..., es peligrosa si la miras mucho tiempo... Muy peligrosa... Yo la us, pero..., pero casi me vuelve loco... Hizo una mueca que pretenda ser una sonrisa. Lo supona... No..., no te afecta de la misma forma que a m... Debes protegerla, Flammingan... Cirrala! volvi a gritar, viendo que la caja continuaba abierta. Flammingan, con dificultad, cerr la caja. La Esfera era tan... atrayente... Ahora escchame bien le dijo Mathricks. Debers llevarla al Ministerio de Magia, al... tom aire, al Departamento de Misterios, entiendes? Cmo? pregunt Flammingan. Pero yo..., yo no... Escchame! exclam Mathricks, con las pocas fuerzas que le quedaban. T debers ocuparte de la Esfera, me comprendes? Cuando la lleves..., cuando la entregues, diles que yo te lo he dicho..., que yo te he dicho que t debes ocuparte de ella... Pero, por qu yo? Qu tengo...? Lo sabrs..., algn da... dijo, vagamente. Dentro de la caja estn las instrucciones sobre la..., la habitacin... murmur. Cmo dice? La habitacin! La habitacin donde debe ser puesta. Llvala al Ministerio, Flammingan... y, sobre todo, protgela de... l...

l? De quin habla, seor Mathricks? Quin le hizo esto? La cara de Mathricks se contorsion. Jadeaba, aunque no haca esfuerzo ninguno. Pareca que le costara mucho respirar. Grindelwald... susurr. Grindelwald es peligroso... l es..., es un mago tenebroso, nos enga a todos... Protgela de l, Flammingan... T eres bueno, estdiala... pero ten..., ten cuidado, mucho cuidado... Es realmente muy, muy peligrosa... Incluso para ti... Grindelwald? Flammingan estaba muy sorprendido. Mathricks deba haber perdido la razn completamente. Tena que haber perdido la razn completamente. No poda ser que Grindelwald le hubiera hecho aquello. Pero, seor Mathricks, no puede ser, Grindelwald es... Fue l! grit Mathricks, desesperado. Confiaba en l, como todos..., e intent robarla... Quiso matarme, pero us la Esfera... Gracias a ella he llegado hasta aqu, ella me dio las fuerzas que necesitaba; y ahora te la he entregado a ti, tal y como tena que hacer... Ahora ya..., ya no es necesario aguantar ms... Slo una ltima cosa, Flammingan... Escchame bien... l intentar volver a robarla, la quiere, la desea desesperadamente... Ten cuidado, ten mucho cuidado... T debes protegerla ahora, debes protegerla, porque es muy..., muy valiosa... Qu es? quiso saber Flammingan, muy intrigado; mir de nuevo la caja de madera que sostena en sus manos y dese fervientemente volver a abrirla, pero se contuvo. Qu poderes tiene? Qu hace? Qu poderes tiene? repiti Mathricks. Flammingan..., contiene..., contiene aquello por lo que vale la pena vivir... explic, con un tono misterioso y soador que dej a Flammingan intrigado. Todo por lo que vale la pena vivir... y morir; todo el poder de la magia antigua... aadi, con voz ya casi inaudible. Entonces, los ojos de Mathricks se cerraron, y el hombre se dej caer en el suelo. Seor Mathricks! grit Flammingan, desesperado; dej la caja a un lado y agit el cuerpo del hombre. Seor Mathricks! Pero ya era tarde. Mathricks estaba muerto. En el exterior, la lluvia y el viento arreciaron, pero Flammingan apenas prest atencin. Sus ojos no se desviaban del cuerpo sin vida de Mathricks. Qu iba a hacer ahora? Sera cierto lo que haba dicho de Grindelwald? Mir de nuevo la caja de madera y volvi a abrirla. Aquel brillo intenso y acariciador de la esfera segua palpitando, y un estremecimiento le recorri de nuevo. All, al lado, haba unos documentos. Los cogi y les ech una ojeada: haba instrucciones sobre una habitacin, y dibujos de ella. Volvi a guardarlo todo en la caja. No entenda qu suceda, ni por qu Mathricks haba acudido a l para entregarle ese objeto, pero tena que hacer lo que le haba dicho. Si lo de Grindelwald era verdad, tena que darse prisa. Mucha prisa. Llev el cadver hasta la sala y cerr la puerta de la casa. Tena que ponerse a trabajar...

Y as haban cambiado su vida y su trabajo en el Departamento de Misterios, aquella noche. Se haba presentado en el Ministerio y haba explicado todo lo que haba sucedido. Al hacerlo, le haban encargado a l la construccin de aquella habitacin, aunque no le dijeron el porqu, y la tarea de custodiar y estudiar la Esfera. Eso haba supuesto un cambio total en su trabajo, un importantsimo ascenso, podra decirse... pero ese ascenso tambin haba tenido su precio, un precio quizs demasiado alto. Sin embargo, aquello le gustaba. Haba sido maravilloso trabajar con aquel extraordinario objeto, durante el tiempo que haba podido hacerlo. No se arrepenta de haberlo hecho, a pesar de que muchos de los que haban trabajado con l en aquella sala tambin haban pagado por ello un alto precio... Porque, como bien haba dicho Mathricks, la Esfera era peligrosa... y en aquella habitacin lo era an ms. A pesar de su poder, de su inslita capacidad de reunir y concentrar aquella maravillosa y a la vez terrible fuerza, era peligrosa. Tan peligrosa que, pasado un tiempo, haban tenido que dejar de estudiarla, y simplemente permaneca all guardada, mientras los aos pasaban. Y ahora ya nadie llamaba a aquella sala por su verdadero nombre, y todo el mundo en el Departamento la conoca como la habitacin cerrada. Aqul resultaba un nombre muy apropiado, porque nadie poda entrar en ella, y pocos saban con exactitud qu contena, o qu se guardaba all. La respuesta era a la vez sencilla y complicada. Y esto se deba a que, realmente, la sala estaba prcticamente vaca. Era de forma perfectamente redonda, y formaba un crculo de doce metros de dimetro. Las paredes, perfectamente lisas, estaban desnudas. Lo nico que haba en la sala eran tres pilares que emergan del suelo, formando las esquinas de un tringulo equiltero perfecto. Los tres se erguan aproximadamente un metro, inclinndose hacia dentro, aunque no llegaban a tocarse. En el punto en que deberan haber hecho contacto, si fueran ms largos, flotaba la Esfera, perfectamente inmvil. En la habitacin no haba ventanas ni fuente de luz alguna que no fuera la Esfera, cuyo mgico brillo se extenda por ella como si la luz que emita se acumulara. No obstante, aquel brillo era generalmente dbil, salvo cuando, por alguna razn, la Esfera intensificaba su palpitar. El resto del tiempo, la habitacin permaneca sumida en la semioscuridad. Pero la sala, a pesar de las apariencias, no estaba vaca, sino que estaba completamente llena de aquella fuerza que la Esfera transmita y reuna. No poda verse, ni tocarse, ni olerse ni orse; pero poda percibirse. La manera en que poda apreciarse haba crecido con el tiempo, y sa era la causa por la que la habitacin permaneca ahora cerrada. Los muros, el techo y el suelo de mrmol haban sido construidos de acuerdo a las indicaciones que Mathricks le haba dado a Flammingan, y, de acuerdo a aquellos documentos, la sala y la Esfera formaran una perfecta simbiosis capaz de concentrar y contener aquella misteriosa y poderosa magia. Y, tal y como Mathricks adverta, la sala se ira llenando paulatinamente, y cada vez habra que tener ms cuidado al entrar en ella. Incluso las puertas haban sido diseadas acorde a las instrucciones de los pergaminos, y, aunque por fuera la puerta de entrada pareca normal, igual que las que la rodeaban, por dentro no se diferenciaba en nada del resto de la pared de mrmol, salvo por el pomo. Aquella era la nica puerta de entrada, y la nica que haba posedo la sala al principio, aunque posteriormente se haba aadido otra, que slo poda abrirse desde dentro. En aquella sala, muchos inefables, bajo las directrices de Flammingan, haban estudiado la Esfera, intentando aprender ms de aquella magia, de aquel poder que reuna. De todos los objetos increbles que haba all, en el Departamento, aquella Esfera era el que ms intrigaba a Flammingan. Y lo peor era que no poda saber ms de ella porque Mathricks, su principal creador, estaba muerto.

Flammingan mir a la chimenea, distrado y sumido en sus pensamientos. Cogi su varita y apunt al hogar, y pronto brot una llamarada, una llamarada que le record al brillo de la Esfera, y suspir. Despus de tantos aos, an echaba de menos el verla, y saba que era algo que seguira deseando volver a hacer hasta el da que muriera. Nadie que la hubiera visto podra olvidarla nunca, lo saba, ni siquiera aqullos que haban perdido la razn por ella. Haber ordenado cerrar la habitacin de la Esfera haba sido la decisin ms difcil que haba tenido que tomar en toda su vida, pero haba sido necesario, por seguridad. Pens en aquel fatdico da y en la reunin extraordinaria del Departamento que se haba convocado para tomar una decisin al respecto. Haba deseado no haber tenido que tomar aquella decisin, pero haba sido necesaria, por seguridad. Y, si no hubiera encontrado aquella solucin, la habran destruido, y para l aquello habra sido un crimen. As pues, cuando el director del Departamento haba propuesto su destruccin, l haba tomado su decisin y expuesto su idea, y le haban dado el visto bueno. Por tanto, aquel mismo da haba comenzado a preparar el conjuro, y un mes ms tarde haba sellado la habitacin, creyendo que, al menos l, podra volver a entrar, creyendo que estara preparado. Al fin y al cabo, Mathricks le haba confiado a l la tarea de estudiarla. Pero no lo estaba, como pudo comprobar dolorosamente cuando haba intentado entrar de nuevo en la sala: no haba podido abrir la puerta. De hecho, nadie ms haba podido, nunca, desde entonces. Y haban pasado ya cincuenta y seis aos desde aquel da. Cincuenta y seis aos sin verla. Eran tantos aos, que todo el mundo llamaba a aquella sala la habitacin cerrada, y era un nombre muy acertado. Suspir de nuevo y cerr los ojos, pensando en cmo era, en lo que recordaba de ella, y de nuevo la vio, en su mente, tan claramente como si la tuviera delante, como si estuviera all. Y se dio cuenta de que algo extrao estaba ocurriendo, algo que l no recordaba, que no haba visto. Era casi medianoche de un da de Halloween; no saba cmo lo saba, aunque estaba seguro de ello, y la Esfera estaba palpitando y brillando, de una forma extraa y muy intensa, como no lo haba hecho nunca. Las paredes, el suelo y el techo fueron totalmente visibles, baados en aquella luz maravillosa, resplandeciente, al tiempo que la Esfera brillaba ms y ms, acumulando de alguna forma una fuerza irresistible, mostrando el poder de la magia antigua como no se haba mostrado nunca antes de aquello... Y Flammingan, maravillado, supo que haba visto el poder de un sacrificio, y que algo grande y extraordinario haba sucedido aquella noche de Halloween. Abri lentamente los ojos, parpadeando ante la fuerte luz solar. Vio que la chimenea se haba apagado y que humeaba ligeramente. Se haba quedado dormido, y haba soado... Haba soado con la habitacin, con la Esfera. De nuevo. Ya le haba ocurrido antes, en muchas ocasiones, incluso, smbolo inequvoco de lo mucho que deseaba volver a verla. No obstante, haca mucho, aos incluso, que no soaba con ella. Y, adems, el sueo haba sido extrao, muy extrao... La Esfera estaba brillando, brillando como nunca, y su fuerza era mayor que cualquier cosa que Flammingan pudiera recordar. No saba por qu brillaba as, pero saba que aquello haba ocurrido, que no era slo imaginacin suya. Aquello haba ocurrido, aos atrs, aunque no saba cuando. Y entonces record que era medianoche, y era Halloween, y se pregunt cmo haba sabido aquello.

Haba sido un simple sueo? Poda ser, pero era demasiado extrao que fuera tan real, y despus de tanto tiempo... justo cuando le haban pedido aquel favor. Casualidad? Lo dudaba mucho. Era un experto en la magia, en lo ms profundo de la magia, y no crea en tamaas casualidades, haba visto demasiadas cosas. Record que, cuando la Esfera haba llegado a sus manos, cuando haba empezado a estudiarla, haba pensado que aquello era lo ms grande que hara jams, y lo haba credo as durante toda su vida. Pero en ese momento se pregunt si aquel sueo no marcara el comienzo quizs de algo an ms grande e importante. Se levant lentamente, pensativo, an confundido, y se acerc a su bal. No saba por qu haba tenido ese sueo, ni qu ocurra en l, pero se dio cuenta de algo: ya no tena ninguna duda respecto a lo que tena que hacer.

Extraos Poderes

TE HE DICHO MILES DE VECES QUE NO HAGAS ESO AQU DENTRO! grit to Vernon, llevndose una mano al pecho, mientras con la otra sostena el pomo de la puerta de la habitacin de su sobrino Harry. Y baja a cenar ya, si quieres! Harry mir a su to, que estaba blanco como el papel, ms asustado que enfadado, pero no se inmut. To Vernon sali dando un portazo y Harry le oy bajar por las escaleras, mascullando. Harry estaba tumbado sobre la cama, leyendo la ltima carta que Ron y Hermione, sus mejores amigos, le haban enviado. En ninguna casa normal, como to Vernon y ta Petunia deseaban que fuera la suya, hubiera sido eso un motivo para que a alguien le gritaran, pero, por desgracia para ambos, esa casa no era normal, y Harry tampoco: estaba recostado, con las manos detrs de la cabeza, mientras el pergamino, lleno de la ordenada caligrafa de Hermione, flotaba ante su cara unos diez centmetros por encima de su pecho. Harry se haba puesto a leer la carta, y entonces haba entrado su to, al cual, al ver que el pergamino flotaba, haba estado a punto de darle un sncope. Harry sonri recordando la expresin de su to; no le importaba ya nada de lo que los Dursley le dijeran. Adems, no era ya la primera vez que aquel verano le echaban una bronca a causa de la magia. Harry ya estaba acostumbrado a ellas, porque sus tos odiaban la magia de un modo casi irracional, y adems, los pocos contactos que haban tenido con ella no haban sido muy de su agrado; en los seis aos que Harry llevaba acudiendo al Colegio Hogwarts de Magia y Hechicera, los Dursley haban tenido que vrselas con una invasin de cartas tradas por lechuzas; con una cola de cerdo que le haba salido a Dudley, el desagradable primo de Harry; con la aparicin de un elfo domstico que haba arruinado un importante contrato que to Vernon haba esperado conseguir para Grunnings, su empresa de taladros; con que Harry hubiese convertido a ta Marge, la hermana de to Vernon, ms desagradable an que

l, en un globo; con la aparicin de los Weasley, la familia de Ron, por la chimenea de la sala, causando un enorme destrozo en el mobiliario; con el hecho de que a Dudley le creciera la lengua un metro, debido a una broma de Fred y George, los bromistas hermanos gemelos de Ron; y finalmente, con un ataque de dementores... S, Harry entenda que a los Dursley les gustara cada vez menos la magia. Sin embargo, ese verano era distinto. Harry tena permiso para hacer magia limitada aunque no cumpliera la mayora de edad (los diecisiete aos) hasta el 31 de julio, debido a la situacin del mundo mgico, en guerra debido al retorno de lord Voldemort, el mago tenebroso ms terrible que el mundo haba conocido. Los Dursley se haban quedado lvidos cuando, al regresar de King's Cross dos semanas antes, tras terminar el curso en Hogwarts, Harry les haba dicho que tena un permiso especial para hacer magia moderada y defenderse. To Vernon haba proferido un quejido al orlo, y se llev tal disgusto que haba perdido el control del coche durante unos segundos, de forma que casi se estrellan contra un Mercedes que vena en direccin contraria. Desde ese da, los Dursley miraban continuamente a Harry de reojo, porque ste, adems, nunca estaba sin su varita mgica, por consejo de Moody. No obstante, Harry no haba hecho magia con la varita en todo el verano, porque no lo haba necesitado y no quera problemas, pero, por desgracia para sus tos, haba descubierto que no necesitaba su varita para hacer cosas. Una tarde, cuatro das despus de haber vuelto a Privet Drive, dos lechuzas haban entrado en el comedor de los Dursley a la hora de la comida, soltando un gran paquete en medio de la mesa, tirando la sopera y estropeando la comida. Harry haba dicho que lo senta, que l lo limpiara, pero no haba servido de nada. YA ESTOY HARTO DE ESTO! haba gritado to Vernon, levantndose y limpindose con una servilleta la camisa, llena de salpicaduras de sopa. ESTOS MALDITOS BICHOS A TODAS HORAS! Qu van a decir los vecinos? Tampoco es para tanto! se defendi Harry. Ya he dicho que yo lo limpiar. Claro que lo limpiars t le espet ta Petunia, mirndole con desprecio. Esto era una de las cosas que no soportaba de que tu madre fuera una..., una..., una como t, siempre con todas estas cosas raras, siempre con... Harry mir a su ta con una rabia indescriptible. Se senta verdaderamente mal por lo que haba pasado, dispuesto a limpiarlo y a disculparse, y, al instante, se haba llenado de furia al orla... porque no soportaba que ella hablara de su madre, no despus de lo que Lupin le haba contado las Navidades anteriores sobre la relacin entre las dos hermanas. NO HABLES DE MI MADRE! grit, haciendo que ta Petunia se callara, asustada. No tienes ningn derecho a hablar de ella! Cmo que no? replic ta Petunia, sobreponindose al miedo. Era mi hermana, yo la conoca y t no, as que...! Aquello fue demasiado para Harry. Se levant de un salto y mir a su ta con furia indescriptible. La conoca mucho ms de lo que crees! Y si t verdaderamente la conocieras, no le habras hecho lo que le hiciste cuando murieron mis abuelos! Ta Petunia y to Vernon miraron a Harry con incredulidad. Qu sabes t de...?

Lo s todo! grit Harry, temblando de la ira. Mir a la mesa, con la sopa derramada, y al paquete que haba encima, que empezaba a empaparse, y chill: Y tranquila, que yo lo limpio! Entonces, el paquete se haba levantado de la mesa, flotando, y la sopa haba vuelto a la sopera por s sola. No poda comerse, pero al menos ya no lo ensuciaba todo. Los tres Dursley se apartaron de la mesa al ver aquello, asustados y atnitos, con los ojos abiertos como platos. Qu..., qu haces? musit to Vernon con la voz acongojada. No..., no lo s contest Harry, que tambin estaba sorprendido. La rabia se haba ido difuminando, eclipsada por la sorpresa de lo que haba hecho. No era que nunca hubiese hecho cosas as, pero jams de esa forma... Mir a sus tos, que le seguan observando, sin moverse, y dijo: Me voy a mi habitacin. Sali del comedor y subi las escaleras, mientras el paquete suba tambin, flotando tras l. Aquella haba sido la primera vez, pero haba habido otras: en los das siguientes, de vez en cuando, las cosas se movan solas, siguiendo algn tipo de dictado de su voluntad. Por ejemplo, cada vez que entraba en su habitacin de noche, la luz se encenda sola, y cuando se acostaba y se dispona a dormir, se apagaba sin que Harry tocara las llaves. En otra ocasin, leyendo El Profeta, el peridico del mundo mgico, enfadado por que no traa noticia alguna sobre Hagrid, el guardabosques de Hogwarts y profesor de Cuidado de Criaturas Mgicas, gran amigo de Harry; ni de su misin con los aurores en Escocia, donde se enfrentaban a los gigantes que servan a lord Voldemort, haba arrojado el peridico al suelo, y ste se haba prendido fuego, consumindose en un instante. Harry se haba quedado alucinado, y haba dado gracias porque los Dursley no lo hubiesen visto. Harry haba pasado largas noches pensando en cmo haca aquellas cosas, toda aquella magia sin varita, y no hallaba respuesta. Era cierto que ya haca tiempo que poda hacer cosas similares (y gracias a ello estaban vivos, porque esos poderes le haban salvado la vida en su enfrentamiento con los mortfagos a finales de mayo), pero siempre lo haba hecho embargado por la rabia, cuando los poderes que Voldemort haban puesto en l se manifestaban, o usando la Antorcha de la Llama Verde, el poderoso objeto mgico que Ron, Hermione y l haban encontrado en la Cmara de los Secretos... pero nunca con una simple rabieta. Entonces haba empezado a practicar, y haba logrado dominar esas nuevas habilidades: se meta en la cama, y, sin tocarlo, abra el bal y haca ir y venir cosas desde l, encenda las luces sin tocarlas (siempre que los Dursley no le vean) y otras cosas muy diversas. Haba pensado en decirle a alguien lo que le pasaba, pero haba decidido esperar a estar de nuevo en el mundo mgico, para lo cual esperaba que no faltase mucho. Ni siquiera se lo haba contado a Ron o a Hermione, aunque s que les haba dicho que le pasaba algo raro, y que tena cosas muy importantes que mostrarles, en su ltima carta, carta cuya contestacin estaba empezando a leer cuando to Vernon le haba interrumpido. Harry tena ya hambre, pero prefiri leer la carta antes de bajar. De todas formas, a los Dursley les daba igual si l coma o no, y Harry prefera no verles, porque cada vez que lo haca se acordaba de su madre y le invada la rabia, y tema perder el control y hacer alguna locura como cuando haban escapado de los mortfagos mes y medio antes. Cuando dej de or a to Vernon despotricar, mientras bajaba la escalera, volvi a concentrarse en la carta:

Querido Harry: Qu es eso tan importante que tienes que mostrarnos? Nos has dejado muy preocupados. Bueno, a m me has dejado muy preocupada, porque Ron dice que seguro que no es grave, pero tal y como estn las cosas, y con todo lo que ha pasado... Es que te ha dolido otra vez la cicatriz? Has tenido algn sueo raro? Todos esperamos que te encuentres muy bien. Aqu ya sabes que te echamos mucho de menos, y no paramos de insistir para ir a buscarte. Afortunadamente, creo que ya no falta mucho para eso, y es posible que en unos das podamos tenerte aqu. Ron y yo, por nuestra parte, tambin tenemos algo que mostrarte. No lo entendemos muy bien. Es largo de explicar y preferimos contrtelo cuando vengas. Y no te preocupes que no es nada grave, aunque yo quera habrselo dicho al profesor Dumbledore, pero Ron opina que es mejor que no lo sepa nadie hasta que te lo contemos a ti, as que no se lo hemos dicho a ninguna persona. Por lo dems, la vida aqu sigue igual que todos los das, un poco aburrida, a pesar de todo el ajetreo que hay con la Orden. Menos mal que hoy mis padres, por ser domingo, han decidido sacarnos de aqu un rato y hemos ido a tomar algo a una cafetera muggle. Ron, Ginny, Fred y George vinieron con nosotros, y Lupin nos acompa, como requisito indispensable de la madre de Ron. A m me pareci algo muy correcto, porque Lupin es un gran mago, pero Ron no par de quejarse de que... s, Ron, es cierto, tu madre tiene razn... ya s que no eres un nio, pero tal y como est todo... Perdona, Harry, es que Ron se ha puesto a protestar, ya sabes cmo es y... est bien, est bien... Me despido, Harry, que ahora quiere escribir Ron. Un beso muy grande. Cudate.

Harry sonri. Sus amigos nunca cambiaran, casi poda verlos discutir: Hermione, siempre la voz de la sensatez y la razn, y Ron, el ms alocado e impulsivo de los tres... y eso que desde enero salan juntos. Sonri ms an, deseando estar pronto con ellos, y ley la parte escrita por Ron:

Hola compaero: No hagas caso de Hermione, ya sabes cmo es con las normas. En realidad no protest tanto, pero ya sabes tambin cmo es mi madre de nerviosa, y despus de lo que pas en mayo, y en el Ministerio, se ha vuelto realmente paranoica... S, Hermione, paranoica, reconcelo... Bueno, pues, como te deca, Harry, an no s cmo permiti que nos alejsemos doscientos metros de la casa, pero bueno... Espero que cuando vengas t nos dejen salir alguna vez ms, aparte de ir al Ministerio a sacarnos el carnet de Aparicin. Ya tengo ganas de tenerlo, entonces s podremos ir adnde queramos y... bueno, voy a dejarte, porque mi madre nos llama para la cena, y Hermione est molestndome dicindome no s qu de que no debemos usar la aparicin para escaparnos y todo eso que siempre dice ella... Espero que ests muy bien. Un abrazo muy fuerte. Tus amigos Ron y Hermione

Harry sonri con ganas mientras se levantaba de la cama, al tiempo que el pergamino se doblaba, metindose otra ven en su sobre y guardndose en el bal. La verdad, estaba de acuerdo con Ron: no comprenda cmo la seora Weasley les haba permitido salir de Grimmauld Place, aunque Ron, Fred y George ya eran mayores de edad, y Hermione tena all a sus padres. Suspir con nostalgia, mientras bajaba las escaleras para ir a cenar. Preferira mil veces estar en Grimmauld Place con todos sus amigos, con su verdadera familia, en vez de estar en Privet Drive con los Dursley. Cierto era que slo llevaba all unas dos semanas, y que se escriba con Ron y Hermione todos los das, pero an as les

echaba muchsimo de menos. Tras lo sucedido a finales del curso, con la muerte de Luna, se haban encontrado mucho ms unidos. Deseaba enormemente volver a verlos, y tambin a Ginny, que haba acabado el viernes anterior sus TIMOs. Harry suspir al pensar en la hermana menor de Ron, en todo lo que haba pasado, motivo por el cual el Ministerio de Magia le haba permitido retrasar la fecha de sus exmenes hasta principios de julio. Harry tambin se haba escrito mucho con ella, y estaba deseando volver a verla, hablar con ella... mirarla... Era extrao pensar en ella. En sus largos das, desde que haba regresado a Privet Drive, la recordaba a menudo. Recordaba el momento en que la haba encontrado, desfallecida y asustada, en un oscuro cuarto de la guarida de los mortfagos... El terror que haba sentido al saber que Voldemort pretenda hacer algo con ella... La recordaba en el baile de Navidad, con su preciosa tnica aguamarina y la capa de terciopelo negro que l le haba regalado aquel mismo da... Qu le suceda exactamente con ella? Acaso le..., le gustaba? Haba momentos en que estaba convencido de que era as, pero en otros la sola idea le asustaba hasta el extremo. Le asustaba pensar en cmo haba cambiado desde que la haba visto por primera vez en la estacin de King's Cross, seis aos atrs; cmo haba cambiado en el ltimo ao... Se senta confundido, porque lo que senta con ella, o por ella, era radicalmente distinto de lo que haba sentido con Cho. Con Cho no haba dudado, saba perfectamente que le gustaba, sin embargo... no estaba muy seguro de querer estar con ella (recordaba que el estmago le haba dado un vuelco desagradable cuando Hermione le haba preguntado si iba a salir con ella). l haba credo que aquella atraccin por Cho era amor... sin embargo, lo que l haba sentido no se pareca demasiado a lo que vea en Ron y Hermione, o en lo que le haban contado sobre sus padres... Acaso lo de Cho haba sido una simple atraccin fsica pasajera, porque ella era muy guapa? Poda ser... l haba sabido que Cho le gustaba, pero no saba si quera estar con ella; en cambio, no saba si le gustaba Ginny, pero s quera estar con ella... Aunque... cmo quera estar? sa era la gran pregunta. Quizs su confusin era motivada por el hecho de que Ginny no era tan guapa como Cho, aunque s era bonita..., tambin Cho tena unos ojos ms hermosos, aunque los de Ginny le fascinaban cuando reflejaban el fuego, y... Se dio de golpe contra la puerta del comedor, de lo distrado que haba bajado las escaleras. En qu diablos pensaba? Mene la cabeza y entr en el comedor, donde sus tos y su primo ya estaban cenando. Ninguno de ellos le dijo nada, pero to Vernon mir hacia su sobrino un instante y gru algo incomprensible. Harry no hizo caso. Dudley, por su parte, miraba a Harry como si le tuviese miedo, al tiempo que se apresuraba en comerse su budn, y beba grandes sorbos de refresco. Ya no era el nio gordo que haba sido durante toda su vida. Segua, desde luego, siendo inmenso, pero ahora la mayor parte de su cuerpo era msculo. Msculo grasiento, s, pero msculo. To Vernon y ta Petunia estaban muy orgullosos del cambio de su hijo, que haba comenzado dos aos atrs, pero Harry no encontraba ningn motivo de orgullo en que Dudley pudiera ahora pegar ms fuerte de lo que ya lo haca antes. Adems, segua practicando el boxeo, y, aunque apenas haba hablado con l en lo que iba de verano, Harry se imaginaba que su primo segua practicando con sacos humanos cada vez que poda. Comenz a comerse su cena (un plato de budn, aunque ms pequeo que el de Dudley), mientras diriga miradas a su primo, el cual, al igual que sus padres, miraba la televisin, procurando ignorar a Harry. ste se preguntaba qu le habra pasado a su primo, porque habra jurado que Dudley le tena miedo desde que haba regresado de Hogwarts. Se lo haba dicho a Ron y a Hermione, y su amigo lo haba encontrado muy gracioso, pero no le haba dado ninguna explicacin. Hermione le haba dicho que seguramente era porque les haba comunicado que ahora poda hacer magia moderada (seguido de un prrafo donde conminaba a Harry a no hacer ninguna locura ni a usar la magia salvo que fuera estrictamente necesario). Harry haba pensado en la respuesta dada por su amiga, y se senta inclinado a creer que poda ser aquello, pero, de todas formas, la explicacin no acababa de convencerle. Bien era cierto que el verano anterior, el ltimo da que Harry haba estado en Privet Drive, le haba dado a Dudley motivos para tenerle miedo. Al fin y al cabo, aquel da haba sido el primero en que haba sentido despertar dentro de s el poder de Voldemort, y casi haba provocado que una serpiente mordiera a Piers Polkiss, el mejor amigo de Dudley. Harry jams olvidara la cara de su primo al verle. Al da

siguiente, cuando Ron y su padre haban ido a buscarle, Dudley no haba salido de su habitacin. Tal vez an tuviera miedo de eso. Fuese cual fuese la razn, el caso era que Dudley no sola estar en casa cuando estaba Harry, y procuraba no parar demasiado en la misma habitacin, y esa actitud se haba acentuado desde el incidente con la sopera y el paquete trado por las lechuzas. Harry termin su comida mientras ta Petunia iba a la cocina a buscar el postre, que era tarta de manzana. Volvi con una fuente que ola deliciosamente y comenz a repartir trozos. Le dio una gran racin a su marido y un pedazo an ms grande a Dudley, y luego mir a Harry. Quieres? No contest Harry, levantndose. Gracias. Me voy a la cama. Hasta maana. Sali del comedor mientras senta en su nuca la mirada de su ta. Harry no quera pasar demasiado tiempo con sus parientes, y adems, a veces notaba cmo ta Petunia se le quedaba mirando y se senta incmodo. Ella no haba cambiado para nada su actitud con l; de hecho, era ms fra de lo que haba sido el verano anterior, pero aquellas miradas eran frecuentes, y l ignoraba el motivo. Se deberan al hecho de que Harry les haba explicado cul era su destino? No lo saba, pero tampoco le importaba demasiado. Era su ltimo verano en Privet Drive y no iba a amargarse ni a preocuparse por los Dursley, bastantes preocupaciones tena ya. Entr en la habitacin con intencin de redactar su carta diaria para Ron y Hermione, y otra para Ginny. Cogi tinta y pergamino y se sent frente a la ventana, dispuesto a escribir. Fuera, la oscuridad haba cado sobre Little Whinging. La noche era calurosa, y Harry vio a algunos de sus vecinos tomando el fresco en los jardines. Sinti calor y abri su ventana para que entrara algo de aire. Haca una brisa suave que le refresc el rostro. Elev la cara y mir hacia el cielo, disfrutando de la sensacin, y observ las estrellas, aquellas estrellas que tanta fascinacin haban levantado en l las pasadas Navidades, cuando los centauros le haban hablado de su camino, que segn ellos estaba marcado en el cielo. Tambin Firenze, el co-profesor de Adivinacin, le haba hablado de ello. Harry record que haca mucho que no miraba el cielo. La ltima vez haba sido cuando... Apart la vista y cerr los ojos. No quera recordar aquella horrible noche, en medio de aquel bosque, cuando haban logrado huir de lord Voldemort y de los mortfagos..., cuando Luna haba muerto bajo el hechizo asesino de Lucius Malfoy... Frunci el ceo al acordarse de Lucius, aquel desalmado. Un desalmado que se consuma en una sala del Hospital San Mungo de Enfermedades y Heridas Mgicas, completamente loco debido a la maldicin que Ron y Hermione haban usado contra l. Decidi olvidar ese asunto, o al menos apartarlo de su mente tanto como fuera posible y comenz la carta para Ron y Hermione. Lo primero era quitarle las preocupaciones a Hermione. Harry conoca a su amiga y estaba seguro de que si no le deca nada acabara imaginndose todo tipo de cosas y alborotando, lo que ocasionara que la seora Weasley se enterase tambin y todos se preocupasen innecesariamente.

Queridos Ron y Hermione: No os preocupis, lo que tengo que contaros no es nada malo. Simplemente es que he descubierto algo y quiero mostrroslo. Sin embargo, por carta es largo y difcil de explicar, por eso esperar a estar con vosotros para controslo. Por otra parte, podrais evitar discutir AL MENOS cuando me escribs una carta? (o, como mnimo, no escribir las discusiones) Tenis todo el resto del da para hacerlo. Hermione, no deberas ser tan restrictiva. No has aprendido nada de Ron estos das de

mutua compaa? O es que no habis hablado? No te enfades, Hermione, si en el fondo yo tambin creo que salir por ah es arriesgado. Yo apenas he salido de casa, excepto un par de das que sal a dar un paseo y a tomar el t con la seora Figg, ya sabis. Hoy ha sido un da tan normal y aburrido como los dems: es decir, espantoso. No he salido de casa (excepto al jardn), y los Dursley siguen teniendo esa actitud extraa conmigo, sobre todo mi ta y mi primo, que slo le falta dar un bote en el suelo cada vez que me ve... En fin, os dejo hasta maana. Espero que tengis algo ms interesante que contarme que lo que tengo yo. Cuidadme bien la casa, que quiero tener un lugar sano para vivir cuando me marche de aqu. Tenedla limpia! Abrazos de Harry

Guard el pergamino en un sobre mientras se rea. Probablemente Hermione montara un escndalo cuando la leyesen, sobre todo la frase de O es que no habis hablado?. Dej el sobre a un lado y cogi otro pergamino para escribir la carta de Ginny. Cuando la hubo terminado, la meti en otro sobre, cogi el que iba dirigido a Ron y a Hermione y se acerc a su cama. Mir al bal y ste se abri automticamente, y de l sali un objeto parecido a una sandwichera como la que tena su ta, aunque ms pequeo. En realidad, no tena nada raro: era un aparato formado por una especie de platos (dos) unidos por una bisagra mgica. Ese objeto era lo que contena el paquete que haba provocado el incidente de la sopera, y haba sido un envo de Ron y Hermione. Lo acompaaba una carta donde Hermione le explicaba que el correo por lechuza era arriesgado, y que adems, como pensaban escribirse todos los das, ningn ave aguantara. Por tanto, ella haba usado todos sus conocimientos sobre hechizos comparecedores y desvanecedores y haba inventado aquel aparato. Hermione no era mayor de edad, y por tanto no poda hacerlo (a pesar del permiso moderado del que gozaba, que Harry saba que ella nunca usara salvo que fuese inevitable), as que lo haba hechizado Ron siguiendo sus instrucciones. Era un aparato muy til, que, bsicamente, funcionaba como un fax. Hermione lo haba bautizado como expendedor automtico de correo, pero Ron lo haba renombrado como expendedor Granger-Weasley de correo. Ron le haba contado a Harry que la profesora McGonagall lo haba visto en una de sus visitas a Grimmauld Place, y que Hermione se haba puesto insoportable por los elogios que ella le haba dedicado (McGonagall era la profesora preferida de Hermione). Harry se haba redo un buen rato al imaginarse la cara que la chica habra puesto cuando Ron haba escrito aquello en la carta. Sonriendo al recordar esos detalles, hizo que el expendedor Granger-Weasley se quedase sobre la cama. Luego lo abri, meti las dos cartas en el interior y cerr la tapa. Acto seguido se oy una pequea explosin acompaada de un leve destello. Harry abri las tapas y las cartas ya no estaban. Ya deban de haber aparecido en el expendedor que Ron y Hermione tenan. Satisfecho, volvi a guardar el aparato en el bal y se meti en la cama. An era temprano y no tena sueo, as que decidi leer un rato. Observ de nuevo su bal y de l emergi el lbum de fotos que Ron, Hermione y Ginny le haban regalado por Navidad. Haca tiempo que no lo miraba. Lo abri por donde empezaban las fotos de sus amigos y se entretuvo mirndolas, observndose a s mismo bailando con Ginny en el baile de Navidad, con Hermione... fotos de Hermione y Ron, de todos en grupo..., y, finalmente, las tres ltimas fotos, unas fotos tomadas tan slo un mes atrs; unas fotos que los mostraban a Ron, a Hermione y a l mismo sentados en la sala comn de Gryffindor, junto a la ventana. Los tres miraban a la cmara con tristeza, pero con fuerza. An vea en sus rostros las marcas de lo que les haba sucedido. Estuvo mucho tiempo mirando aquellas fotos antes de guardar el lbum y hacer que la ventana se cerrara: por la maana refrescaba y no quera resfriarse. Apag la luz y se sumi en la oscuridad.

Vea an su propio rostro y el de sus amigos en la foto, aqul da que haban subido los tres desde los terrenos y Hermione los haba convencido para estudiar para los exmenes. En aquellos momentos crea que jams superara todo lo que haba vivido, todo lo que haba visto: la vida de Voldemort, sus crmenes, su maldad, su odio... la tensin y el miedo por sus amigos, la creencia de que iba a morir, el descubrir la raz de su conexin con Voldemort, el sacrificio de Peter, la huida, la muerte de Luna, la brutal explosin que haba acabado con la vida de cuatro mortfagos... No se explicaba cmo se encontraba tan bien. Quizs tan bien fuera un trmino muy pretencioso, porque no se encontraba bien en absoluto, pero, tal y como debera de sentirse tras todo lo que haba pasado, la expresin tan bien no era exagerada ni mucho menos. Despert a la maana siguiente con el ulular de una lechuza que picaba en los cristales. Se levant rpidamente y abri la ventana para dejarla entrar. An era muy temprano, y si sus tos se despertaban seguramente tendra otra bronca con ellos, cosa que prefera evitar. La lechuza era de El Profeta, dej el peridico en las manos de Harry y ste le entreg el dinero. La lechuza ulul de nuevo, satisfecha, y emprendi otra vez el vuelo. Harry cerr la ventana y se dispuso a dejar el peridico para leerlo ms tarde. De momento slo le apeteca dormir. Sin embargo, se qued mirando hacia la primera plana del diario, que rezaba: La lista de candidatos al puesto de Ministro de Magia est prcticamente cerrada. Harry se sent en la cama, repentinamente despejado de su somnolencia, y se dispuso a leer el artculo. Ayer, a ltima hora de la tarde, el Wizengamot hizo pblica la lista, que se supone definitiva, de candidatos al puesto de Ministro de Magia, vacante tras la muerte de Cornelius Fudge en el ataque al Ministerio ocurrido el pasado mayo. La lista definitiva no se cerrar hasta el da 30 de julio, fecha en que se anunciar el da en que se celebrarn las elecciones. El mundo mgico en pleno est deseando ya que se nombre a un nuevo ministro, porque el vaco de poder no es deseable en las actuales circunstancias. Albus Dumbledore, Jefe de Magos del Wizengamot, ha declarado que espera que la eleccin se produzca cuanto antes y sin contratiempos, y que el nuevo ministro, sea cual sea, haga su trabajo correctamente. Como era de esperarse, y todos suponamos, Dumbledore no se presenta al cargo, a pesar de que una gran parte de la comunidad mgica deseara verle como ministro. Sin embargo, el actual director del Colegio Hogwarts de Magia siempre ha dicho que nunca aceptara ser Ministro de Magia, y que su lugar est en Hogwarts, con sus alumnos. La lista de candidatos es bastante reducida, pues slo son tres: Amelia Bones, actual directora del Departamento de Seguridad Mgica, Amos Diggory, recientemente nombrado subdirector del Departamento de Control y Regulacin de las Criaturas Mgicas, y Julius Seadork, director del Departamento de Cooperacin Mgica Internacional. Los tres nombres son ms o menos conocidos por la comunidad mgica. Amelia Bones, como todos saben, lleva dirigiendo el Departamento de Seguridad Mgica desde que Bartemius Crouch lo dej, y es ampliamente reconocida su capacidad y su honestidad. Como la mayora de los lectores sabrn, el hermano de Amelia Bones, su esposa y sus hijos fueron asesinados por los seguidores de El Que No Debe Ser Nombrado. Por su parte, Amos Diggory se present candidato con el aval de su largo y dedicado trabajo en el Ministerio de Magia, y por su firme deseo de poner fin a la guerra contra Quien Ustedes Saben. Este diario se hizo eco de su valiente actuacin durante el mencionado asalto al Ministerio, y ya entonces se coment la tragedia personal de los Diggory, cuyo nico hijo, Cedric, fue asesinado por El Que No Debe Ser Nombrado la noche de su retorno. Desde entonces, el seor Diggory ha mostrado un claro deseo de luchar con todas sus fuerzas contra el Seor Tenebroso y sus mortfagos. Julius Seadork, director del Departamento de Cooperacin Mgica Internacional desde la muerte de Bartemius Crouch, se present al cargo con el crdito que le otorgan sus ms

de veintin aos de servicio en el Ministerio, un excelente e impecable expediente y el firme deseo de poner remedio cuanto antes a la situacin actual. Esperemos que pronto podamos ver a uno de estos magos ocupando el vacante puesto de ministro, y que, sea cual sea, logre poner orden en el caos reinante y freno a la guerra que vivimos. * * *

Harry termin de leer el artculo y se qued pensativo. Amos Diggory, el padre de Cedric, optaba al cargo de ministro? La verdad, no haba sabido nada de l despus de la ltima vez que lo haba visto, al da siguiente del retorno de Voldemort. Entonces pareca muy afectado con lo sucedido... Pero quizs, al igual que Percy, haba decidido encaminar su vida a ascender en el Ministerio y a conseguir la venganza..., o quizs simplemente se haba refugiado en su trabajo y ahora aprovechaba la ocasin. Oje el resto de noticias, sin encontrar nada interesante. Al igual que cada da, muestras de pnico, consejos generales de seguridad mgica, y muchos rumores sobre los posibles planes de Voldemort, pero nada realmente importante. Voldemort y los mortfagos no haban vuelto a mostrarse desde la terrible noche del ataque al Ministerio y la batalla que ellos mismos haban mantenido en aquella casa del bosque, y Harry se preguntaba qu tramara ahora el mago. Bueno, lo que tramaban no era muy difcil de imaginar: fueran cuales fuesen sus planes, su objetivo principal siempre haba sido, y segua siendo, l mismo: Harry. Y ahora saba por qu, porque el propio mago se lo haba explicado: parte de su propia esencia estaba en l, en Harry; y esa esencia era la que le proporcionaba la capacidad de hablar prsel, de usar poderes y conocimientos de Voldemort... Era la razn de la conexin que los una a ambos. Voldemort necesitaba recuperar esa esencia para lograr su objetivo final, la inmortalidad, y slo tena una manera de hacerlo: matando a Harry. Tir el peridico a un lado, decepcionado. Segua sin haber noticias de Hagrid, y Harry ignoraba si su amigo estara bien o no. Les haba dicho a Ron y Hermione que preguntaran a los de la Orden si saban algo, pero no haba ninguna respuesta, salvo todo sigue ms o menos igual. Lo nico que saban era que, al parecer, seguan ocupados con los gigantes, nada ms. Ya estaba despejado del todo, y era demasiado temprano an para levantarse, as que se qued tumbado encima de la cama, pensando en las elecciones mgicas. Se dio cuenta de que no tena ni idea de cmo eran... y qu pintaba en ello el Wizengamot? Por lo que Harry saba (y saba bastante, ya que se haba encontrado dos veces frente a l, y una como acusado), el Wizengamot era la corte suprema de los magos, un tribunal. No vea qu papel poda jugar en la eleccin del nuevo ministro. Se lo preguntara a Ron. l lo sabra, ya que se haba criado en el mundo mgico y su padre era funcionario del Ministerio, aunque seguramente Hermione sabra incluso ms que l, porque probablemente habra ledo sobre el tema en algn libro. Mientras pensaba en todas estas cosas, volvi a quedarse dormido, y cuando se despert eran ya las nueve de la maana y la luz del Sol entraba con fuerza por la ventana; iba a ser otro da caluroso. Harry se desperez lentamente, se levant, se visti e hizo la cama. Estaba tratando de aprender a hacerla usando sus nuevos poderes, pero su trabajo no era an muy bueno, as que lo haca al modo tradicional. Comprob que Hedwig tuviese agua y comida en su jaula, y luego la solt para que diese una vuelta matutina, al tiempo que haca que la ventana se abriese sola. Luego baj al comedor, donde su to Vernon estaba ya desayunando y leyendo el peridico. Ta Petunia preparaba el resto del desayuno; Dudley no se haba levantado an. Harry dijo buenos das en voz baja, y, como respuesta, to Vernon levant la cabeza por encima del peridico para dirigirle una mirada de desagrado. Harry hizo un esfuerzo por no rerse al ver el bigote de su to manchado de caf y se sent en su sitio. Se sirvi unas

tostadas y empez a untarlas de mantequilla, sin hablar, mientras su ta se sentaba tambin y se serva un zumo de naranja. Es increble! gru to Vernon. Harry y ta Petunia se volvieron hacia l. La delincuencia ha crecido en los primeros seis meses del ao un doce por ciento. No es de extraar, con leyes tan blandas! Yo tengo muy claro lo que hara con toda esta escoria...! Harry apur su desayuno. No le apeteca escuchar una de las frecuentes diatribas de to Vernon sobre cmo dirigira l el pas. Termin y se levant rpidamente, recogiendo lo que haba ensuciado. Adnde vas tan deprisa? pregunt to Vernon bruscamente, interrumpiendo su disertacin y dejando el peridico encima de la mesa. Afuera contest Harry lacnicamente. La hierba del jardn est muy alta dijo to Vernon. Y qu? No seas descarado, chico! bram to Vernon, lanzndole a su sobrino una mirada asesina. Corta el csped. Y quiero que lo dejes perfecto! S, to Vernon respondi Harry mansamente. Podra haber protestado, pero, de todas formas, no tena apenas nada que hacer y se aburrira. As se pasara la maana. Luego, por la tarde, podra salir a dar una vuelta... Haca tiempo que no sala de casa. Al fin y al cabo, Ron y Hermione no le enviaran la carta hasta poco antes de la hora de cenar, como hacan siempre. As, Harry se pas la maana en el jardn, segando la hierba, lo cual no era un trabajo fcil, porque a medida que avanzaba el da iba haciendo ms calor. Cuando termin, Harry estaba completamente empapado en sudor. Guard el cortacsped y entr en la casa, dispuesto a darse una ducha y a cambiarse de ropa. Ta Petunia estaba preparando ya la comida, y Dudley estaba sentado en el sof, viendo la televisin. Harry no les dijo nada a ninguno de los dos, ni ellos a l, y subi a ducharse. Al terminar la comida (sin to Vernon, que tena una reunin de negocios), Harry subi a su habitacin, cogi su varita mgica, se la meti en el bolsillo trasero del pantaln, tapada por la camiseta (haba sido de Dudley hasta el ao anterior, y le llegaba a las caderas) y sali afuera, donde alcanz a su primo, que tambin avanzaba por Privet Drive arriba. Dudley le mir y luego apret el paso. Qu te pasa, Dud? Me tienes miedo? le pregunt Harry con tono burln. No digas estupideces contest Dudley sin mirarle. Lo digo porque, por la manera en que corres, se dira que tienes detrs a un cazador de gorilas. Dudley apret los puos y gru, pero no dijo nada y sigui caminando. A Harry le sorprenda el comportamiento de su primo, y decidi dejarle en paz. No quieres hablar? Est bien... Dale recuerdos a Piers... y a su serpiente mordaz. Dudley peg un brinco al or las palabras de Harry. Se volvi y le mir, ceudo. No te acerques a m... monstruo! chill, antes de volver a emprender su camino, ms rpido an. Harry se par en seco y se le qued mirando. Monstruo? Le haba llamado monstruo? Sin saber dijo, en tono

si echarse a rer o a llorar, Harry sigui caminando. Lleg hasta un parque y se sent un rato a la sombra. No saba qu hacer. All no tena ningn amigo, ni nadie a quien le cayera bien. Y las ropas que llevaba, una camiseta grande y gastada, y unos vaqueros rotos y remendados, tambin muy grandes para l, no ayudaban en nada. Se entretuvo observando a su alrededor, a la gente. Cerca de donde estaba haba un puesto de helados y varios nios se amontonaban delante, comprando. A l tambin le habra gustado tomarse un helado, pero no tena dinero muggle. Se acord de los deliciosos helados de Florean Fortescue y dese estar en el Callejn Diagon, tomando uno con Ron y Hermione. Mir hacia lo alto. Le daba la sombra, y, an as, notaba la cabeza pesada, como si tuviera sueo, pero sin tenerlo. Tambin le dola un poco. Ser por haber pasado la maana al Sol, pens. Se recost en el banco y cerr los ojos, relajndose. Sin embargo, el dolor empez a crecer y a ir a ms. Tambin tena mucho calor. Se estir y se acost sobre el banco, frotndose las sienes, pero no consegua nada. Se notaba pesado, ido... ...fjate en sus pintas, ah tirado... Seguro que est borracho! No lo mires, Marlene, djalo. Desde luego, no s para qu tenemos polica... Harry abri los ojos, desorientado, y se incorpor. Se sorprendi al darse cuenta de que era de noche. Mir a su alrededor y vio a un matrimonio de mediana de edad que se alejaban de donde l estaba. Deban de ser los que haban hablado, despertndole. Cmo se haba quedado dormido? Mir su reloj y vio, asustado, que eran casi las diez de la noche. Qu le haba pasado? Lo nico que recordaba era que haba notado una gran pesadez, y dolor de cabeza. Se haba recostado en el banco y... se haba dormido sin darse cuenta. Se irgui rpidamente para volver a casa. Aquello no era normal. Se frot los brazos, haca algo de fro. Vio que el cielo se haba nublado y se haba levantado una brisa bastante fresca, que agitaba las ramas de los rboles. Comenz a caminar, observando a su alrededor. An se senta desorientado, y al verse en la oscuridad, sin saber qu le haba pasado, sinti un escalofro. Aceler el paso hacia Privet Drive. Seguramente Dudley ya estara en casa, y eso significaba una bronca de sus tos. Probablemente ya habran cenado, y l se quedara sin comer... Bueno, eso no le importaba demasiado, porque no tena mucha hambre. Le apeteca ms leer la carta que Ron y Hermione le habran enviado ya. Entonces, mientras se acercaba al final de la calle Magnolia, un repentino dolor se abri paso a travs de su cicatriz. Fue tan intenso que a punto estuvo de caer de rodillas al suelo. Se llev una mano a la frente y se la apret con fuerza. Qu pasaba? Ya nunca le dola la cicatriz como antes! La ltima vez que le haba dolido, era porque Voldemort estaba... Instintivamente, mir a su alrededor, horadando la oscuridad. No poda ser que Voldemort estuviera all... O s? Su deseo de matar a Harry era ms grande que nunca, al igual que su poder. Qu le impeda aparecerse de noche e intentar matarlo? Harry dudaba que a l le importase que algn muggle lo viese... Probablemente el infeliz tambin acabara muerto. Sin embargo, realmente no crea que Voldemort estuviera en Little Whinging, aunque no pudiese explicar el dolor de su cicatriz. No senta nada acerca de Voldemort, como haba sentido las otras veces: ni visiones, ni cambios de humor... Nada. Avanz lentamente, con paso incierto, amenazando caerse a cada momento. El dolor, en lugar de disminuir, iba a ms, marendole y casi impidindole la visin. No crea poder llegar a casa en ese estado, as que hizo lo nico que poda: ir a casa de la seora Figg, que estaba cerca de all. Al final, con lentitud, logr llegar hasta la puerta de la casa de su vecina. Para entonces, apenas vea, no oa, y senta unas arcadas tan fuertes que apenas poda contenerse sin vomitar. Toc al timbre

con dificultad, y se dej caer delante de la puerta, apretndose la cicatriz con fuerza, mientras senta que perda la conciencia. Tras unos segundos, la puerta se abri y escuch a la seora Figg: Quin...? Oh, por Merln! Harry! Qu diablos...? Pero Harry no oy nada ms, porque en ese mismo momento perdi el conocimiento.

AH! grit, incorporndose. Por un momento no supo dnde se encontraba. Gir la cabeza y vio a la seora Figg, que lo miraba con preocupacin. Se acerc a l y le acarici la cabeza. Harry! Chico, ests bien? S, creo que s... respondi, an algo desconcertado. Pero me duele la cabeza. Qu me ha pasado? No lo s dijo la anciana, agitada. Llamaste al timbre, y cuando abr la puerta te caste desmayado. Llevas inconsciente casi una hora, no haba manera de despertarte. Pens en avisar a Dumbledore, pero cuando me decid a hacerlo empezaste a gritar El momento se acerca! El momento se acerca! y luego despertaste chillando... El momento se acerca? repiti Harry, sorprendido. No recordaba haber soado ni gritado nada. De hecho, vagamente empezaba a recordar haber llamado a la puerta de la seora Figg. S, eso decas... Qu momento se acerca, muchacho? No lo s minti Harry apresuradamente. Pero por supuesto que lo saba. Durante los ltimos meses se haba repetido esa frase una y otra vez. No recuerdo nada de lo que soaba, si soaba algo. Tal vez deberamos avisar a Dumbledore... No! grit Harry. No es necesario. Ya..., ya estoy bien. Lo mejor ser que me vaya a casa, los Dursley me matarn... Pero hijo, lo que te ha pasado hoy no es normal, insisto en que deberamos avisar a alguien... No, de verdad... Pronto vendrn a buscarme, y entonces yo le explicar todo a Dumbledore. Pero seguro que no ha sido nada... Te apretabas la cicatriz con mucha fuerza insisti la seora Figg. Seguro que no fue nada? A m no me lo parece... Muchacho, creo que despus de lo que pas en mayo no deberas ocultarle a Dumbledore algo como esto... Harry mir a la anciana, sorprendido. Sabe lo que ocurri en mayo? Claro que lo s, muchacho! Qu crees? Todo el mundo lo sabe! Sali en todos los peridicos. Harry se levant, an algo mareado. Gracias por su ayuda, seora Figg, pero ser mejor que me vaya a casa...

Quieres que te acompae? No pareces estar muy bien. Ests plido y tembloroso observ la anciana, mirndole fijamente, con expresin preocupada. No, no es necesario, gracias... De verdad se lo agradezco, pero ya estoy mucho mejor. Est bien, Harry, como quieras..., pero ten cuidado. Lo tendr le asegur Harry, mientras se diriga a la salida de la casa. Gracias por todo... Hasta maana, Harry lo despidi la seora Figg. Harry emprendi el camino a Privet Drive, sintiendo la atenta mirada de la anciana en su espalda. Qu le haba pasado? Primero se quedaba extraamente dormido en un parque durante horas, y luego sufra un dolor en la cicatriz tan agudo que apenas recordaba haber sufrido otro igual. Ni siquiera cuando estaba frente a Voldemort le haba dolido tanto... y encima haba vuelto a perder el sentido. Y aquello de haber gritado el momento se acerca!... No tena ningn sentido, o, al menos, no lo tena para l. Tal vez debera haber dejado que la seora Figg contactara con Dumbledore, pero no quera tenerlos a todos pendientes de l, ni preocupar a Ron, a Hermione y a Ginny, como saba que ocurrira si se enteraban as. Era mejor esperar y contrselo cuando estuviera con ellos. Slo esperaba que para eso no faltara mucho, porque estaba realmente preocupado por lo que le haba pasado. Lleg al nmero 4 y entr. Sus tos y su primo estaban en la salita, viendo la televisin. En cuanto le vieron, to Vernon se puso a chillar: SE PUEDE SABER DE DNDE VIENES Y DNDE HAS ESTADO, CHICO? Esta casa no es un hotel! Son las once menos cuarto de la noche! Harry mir a su to, sin saber qu contestar. Su ta, por su parte, le miraba de forma extraa, como aliviada. No dices nada? Cmo se te ocurre llegar a estas horas? Podra... la voz le temblaba, como si las palabras que estaba a punto de decir no quisieran salir de su boca podra haberte pasado algo! Harry mir a su ta totalmente sorprendido. Tambin to Vernon mir a su mujer. Desde cundo os importa lo que pueda pasarme? pregunt Harry. No entiendes nada, siempre tan arrogante, siempre tan..., tan... Vete a tu cuarto, vamos! le orden ta Petunia. Harry estuvo a punto de decir que no haba cenado y que tena hambre, pero estaba muy cansado, an le dola la cabeza y adems estaba bastante sorprendido de la actitud de su ta. No dijo nada y subi a la habitacin. Ciertamente, ta Petunia estaba ms fra con l, pero an as, Harry notaba que se preocupaba ms por su seguridad. Siempre que sala de casa le preguntaba adnde iba, y Harry jurara que se fijaba en si llevaba la varita con l o no. A pesar de todo, Harry no pensaba cambiar su actitud hacia ella por lo que le haba hecho a su madre. Jams la perdonara por ello. Con la cabeza an palpitndole y decenas de preguntas brotndole del fondo de sus pensamientos, Harry se acerc al bal y lo abri. Cogi el expendedor de correo y sac las dos cartas que haba en l;

una de Ron y Hermione y la otra de Ginny. Pens en leerlas, pero no senta fuerzas para ello. Por tanto, las guard en el bal y se dispuso a acostarse. Intent dormirse, pero las preguntas y las preocupaciones le asaltaban sin cesar, desvelndole pese al cansancio. Sin embargo, lentamente, con el transcurrir del tiempo, el agotamiento fue vencindole y se sumi en un agitado descanso.

Soaba. Caminaba lentamente por un pasillo muy oscuro, que no reconoca, aunque se le haca familiar, por alguna razn que no comprenda. De pronto, el pasillo por el que caminaba se termin y se encontr en una habitacin completamente oscura. Camin por ella, asustado al principio, pero se fue relajando. Haba algo all, en aquel aire, en aquel lugar, que le inspiraba confianza, que le resultaba cercano, prximo, incluso familiar... Pero no saba qu era. Observ una dbil luz roja que palpitaba. No saba qu era, pero le atraa, quera tocarla... Se acerc a ella y, mientras lo haca, la sensacin de familiaridad se acentu an ms. Senta algo que nunca haba sentido antes, algo que no comprenda. Y, sin ninguna explicacin, una palabra brot de su boca: Mam... Volvi a cerrarla al instante. Por qu haba dicho aquello? No lo saba, no tena ni idea, pero era lo que haba sentido..., lo que aquella luz palpitante y misteriosa le induca. Sigui acercndose a ella lentamente, cuando oy una dbil voz que resonaba en la estancia. Harry..., tienes que venir aqu... Recuerda tus propios pensamientos, Harry... Esperanza..., an hay esperanza... Quin es? Quin habla? pregunt al vaco. Le pareci recordar la voz de Luna, pero no era exactamente as... Quin le haba hablado? Adnde tena que ir y por qu? Recuerda la esperanza, Harry..., la esperanza est en ti... Est... Pero Harry no oy nada ms, porque se haba producido un fuerte estampido que le despert de golpe, sobresaltndolo.

Una Visita Inesperada

Se incorpor, agitado y un tanto furioso por haberse despertado. Se senta tan a gusto en aquel lugar, tan tranquilo..., tan protegido... Mir a su alrededor, intentando saber qu haba provocado el ruido, y vio que de su bal sala humo. Extraado, se levant de la cama, se puso las zapatillas y se acerc con cuidado. Que l supiera, no tena nada explosivo all guardado. Abri la tapa y vio que el humo proceda de su expendedor de correo. Lo cogi con cuidado y lo abri, viendo lo que haba provocado el ruido y el humo: una especie de petardo de Sortilegios Weasley. Maldijo a Fred y George por gastar bromas como aqullas, sobre todo cuando tena un sueo tan maravilloso y relajante. Por qu Hermione y Ron les habran dejado el expendedor de correo? Nada ms hacerse la pregunta se dio cuenta de que era una pregunta estpida: Fred y George no le pediran nada a Hermione si la chica sospechara que pretendan hacer algo como aquello, y, tratndose de Fred y George, Hermione seguro que sospechara. Lo ms probable era que se lo hubieran cogido prestado. Disip el humo con la mano, esperando que el objeto no se hubiese estropeado. Si as fuera, matara a los gemelos en cuanto los viese. Cuando el humo se desvaneci, vio que haba un sobre en el expendedor, un sobre algo chamuscado. Lo cogi y lo abri, y vio, sorprendido, que era un mensaje de Hermione.

Harry! Perdona por lo del petardo, pero queramos llamar tu atencin. Qu te ha pasado? Ayer no nos escribiste! Ron y yo estuvimos hasta las doce y media esperando por tu respuesta, y no lleg. Te encuentras bien? Anteayer nos dices que todo va bien, que no hay nada por lo que preocuparse, y al da siguiente no das seales de vida. Haz el favor de contestar cuanto antes, o haremos que alguien se presente ah! Tus amigos preocupados, Ron y Hermione

Harry se qued anonadado. El petardo haba sido cosa de Hermione y de Ron? Debera haber supuesto que su amiga se preocupara, porque desde que haba recibido el expendedor de correo el ritual de envo de cartas se haba repetido sin la ms leve variacin: antes de cenar Ron y Hermione le escriban, y despus de cenar, l les contestaba. As todos los das. Sin embargo, no le pareca motivo suficiente como para armar tal escndalo. Decidi que era mejor contestarles cuanto antes, a pesar de que lo nico que realmente quera era acostarse de nuevo un rato (a pesar de que ya eran las nueve) y pensar en lo que le haba sucedido la noche anterior, y en el sueo que haba tenido. Cogi las cartas que le haban enviado la noche anterior y las ley. No decan gran cosa: Hermione y Ron le contaban que haban tenido un da de limpieza general en Grimmauld Place, cosa que le agradecan, porque haban comentado en tono de broma lo que l les haba dicho en la carta, y a sus respectivas madres les haba parecido una idea estupenda. Debido a eso, Ron le deca, amablemente, que cuando fuera al nmero 12 recibira de su parte una divertida maldicin de cosquillas. Por otro lado,

Hermione le preguntaba que qu quera decir exactamente con eso de que si no se le haba pegado nada de Ron, y tambin que qu significaba aquello de si no hablaban nada. Por otra parte, le comunicaban tambin que no discutan apenas nada, que simplemente eran diferencias de opinin. Harry arque una ceja en seal de incredulidad al leer esto ltimo. Sin embargo, al final de la carta haba algo que le alegr sobremanera: sus amigos le informaban de que era muy posible que antes de una semana fueran a por l. Decidi mandarles la carta rpidamente, antes de bajar a desayunar. Ya leera ms tarde, tranquilamente, la carta de Ginny. Cogi pergamino, pluma y tinta y escribi rpidamente una contestacin, dicindoles que estaba bien, que simplemente se haba encontrado muy cansado y por eso se haba acostado temprano. No mencion nada de lo que le haba pasado, ni tampoco el sueo que haba tenido. Se levant, sell el sobre y se lo envi a sus amigos. Luego baj a desayunar. To Vernon ya se haba ido al trabajo, y en la cocina slo estaba Dudley. Ta Petunia deba de estar en el jardn, seguramente espiando a los vecinos. Harry observ que no tena desayuno para l y empez a preparrselo. Dudley estaba mirando la tele, mientras terminaba un pastel de chocolate. Harry pens que seguramente su madre no sabra que se lo estaba comiendo, porque Dudley an segua una dieta, aunque mucho menos estricta que aos atrs. Haba conseguido una forma fsica ms o menos buena (no se le poda considerar gordo, a pesar de ser enorme), y sus padres queran evitar que volviera a ponerse orondo. Dnde est tu madre? pregunt Harry, mientras se sentaba. Dudley no contest. Te estoy hablando insisti Harry. Ha ido a la compra respondi Dudley finalmente, aunque de mala gana. Ah dijo Harry, empezando a comerse sus tostadas, mientras diriga miradas a su primo de vez en cuando. ste pareca absorto en la televisin, como si no hubiera nada ms en el mundo. Harry termin sus tostadas y se sirvi un vaso de zumo. Sin embargo, an tena hambre, porque la noche anterior no haba cenado. Pens que poda comerse un pastel de chocolate como el de Dudley, as que mir a la nevera, cuya puerta se abri sola, y de ella sali un pastel que flot hasta l, posndose suavemente en su plato. Harry sonri e hizo que se cerrara de nuevo la puerta de la nevera. Entonces se fij en Dudley, que lo miraba completamente aterrorizado. Temblaba, y estaba tan plido como un muerto. A Harry le extra sobremanera el comportamiento de su primo. Qu te pasa? le pregunt. Has..., has hecho otra vez eso... Lo has hecho, y sabes que pap te lo tiene prohibido... T... explic, con la voz entrecortada. Y por eso tiemblas, Dud? inquiri, con tono ligeramente burln. Aunque, por alguna razn, no le apeteca burlarse de Dudley. Pareca que lo estaba pasando realmente mal, y, aunque no fuera as, aquello haba perdido ya gran parte de la gracia que habra tenido aos atrs. No..., no me gusta que hagas esas cosas. No me gusta!

No es nada malo! se defendi Harry, harto. No voy a convertirte en rata o algo as, si es eso lo que te asusta! Dudley mir a Harry, sin decir nada, y pareci relajarse algo. Harry comenz a comerse el pastel, sin dejar de mirar a su primo. Por qu no te gusta la magia? Porque es rara y anormal, como t espet el otro, un poco ms seguro de s mismo. Por eso me llamaste monstruo ayer? S contest Dudley, y luego aadi rpidamente: Porque lo eres. Si hubieras visto a Aragog, o a un escreguto de cola explosiva, sabras lo que es verdadero monstruo coment Harry. O si hubieras visto a Voldemort... se no es el que te persigue? pregunt Dudley. S. Harry se termin su pastel. Realmente estaba muy bueno. Pens en comer otro, aprovechando que ta Petunia no estaba. Observ a Dudley, que a su vez le miraba a l. Quieres otro pastel? le pregunt Harry, en tono amable. Yo me voy a comer otro. Dudley no contest, pero eso poda interpretarse como un s. Entonces Harry volvi a fijarse en la nevera de la cocina, y de ella salieron dos pasteles de chocolate ms, que se posaron, uno delante de Harry, y el otro delante de Dudley, que lo mir como si fuera una amenaza para su vida. Harry comenz a comerse el suyo. No comes? Cre que queras uno coment, mirando a su primo. No muerde aclar, viendo que Dudley no tocaba el pastel. Lentamente, la gula de su primo pudo ms que su miedo, y cogi el pastel, comenzando a comrselo. Harry sonri. Ves? La magia no es tan mala. Hace algunas cosas ms fciles. Y lo que hiciste el ao pasado con la serpiente, qu? Y lo de los dementoides o como se llamen que me atacaron hace dos aos? Es curioso que menciones eso, porque si mal no recuerdo vosotros usabais la serpiente para asustar a las chicas, as que... Pero no hablbamos con ellas. Eso no es normal, es raro, es... S, s, ya lo s dijo Harry, hastiado. En cuanto a los dementores, yo no los traje, y fue mi magia lo que te salv de ellos, por si no lo recuerdas. No, no lo recuerdo dijo Dudley. Slo recuerdo que t me apuntabas con esa cosa. Fue culpa tuya. Te dije que te callaras!

Slo por que llorabas por tu novio? se burl Dudley, sonriendo con malicia por primera vez en toda la maana. Aquello exasper a Harry. No seas imbcil. T no tienes ni idea de lo que he tenido que pasar... Si hubieras estado en el cementerio, como yo, y lo hubieras visto morir, no te burlaras. Dudley pareca no entender nada, pero se call y termin de comer el pastel. A pap no le gusta que ests aqu dijo al cabo de unos minutos. Dice que todos estamos en peligro por tu culpa. Slo te deja estar porque mam lo dijo. Y por qu tu madre s quiere que me quede? quiso saber Harry. No lo s. Pues para querer que est aqu, no me trata muy bien opin Harry. No te lo mereces, eres un extrao. No tenas que haber venido aqu. Deberas haber ido a un orfanato, como dice pap. En eso estoy de acuerdo dijo Harry con pesar. Hubo unos minutos de silencio, mientras Harry recoga la mesa y Dudley se pona cmodo para seguir viendo la televisin. Cuando termin, se sent en otro silln, mirando a su primo nuevamente. Se le haba ocurrido una pregunta que hacerle. Qu viste? pregunt. Dudley le mir, extraado. Qu viste cuando te atacaron los dementores? Qu recordaste? Dudley tembl ligeramente, pero no contest y volvi a mirar al televisor. Qu viste? insisti Harry. Nada que te importe. Yo oigo a mis padres antes de morir confes Harry, y Dudley le mir fijamente. Quieres saber lo que vi? dijo Dudley, con el ceo fruncido, y luego, antes de que Harry pudiese decir nada, continu: Te vi a ti. A m? pregunt Harry, sorprendindose. No debera de ser al revs? T eres mi peor recuerdo de infancia. Vi un recuerdo de cuando ramos pequeos explic Dudley con voz apagada, sin mirar directamente a Harry. T queras entrar en mi habitacin a jugar, y yo te di una patada y te hice caer al suelo del pasillo. Me acerqu para pegarte, y entonces t..., t me miraste con una cara extraa, y tus ojos..., tus ojos... Qu Dudley? pregunt Harry. No recordaba nada de aquello. Saba que la infancia al lado de Dudley haba sido horrible, siempre con golpes de su parte, pero aquella escena en concreto no la recordaba. Parecan rojos! grit. Lo vi en mi recuerdo. Entonces sent algo en el pecho y fui lanzado por las escaleras abajo... Casi me mataste!

Harry estaba sorprendido. Saba que, siendo muy pequeo, Dudley se haba cado por las escaleras, pero sus tos nunca haban dicho que l hubiese tenido la culpa. Medit acerca de las palabras de Dudley. Ojos rojos..., ojos como los de Voldemort. Habra usado de pequeo el poder de Voldemort y habra arrojado a Dudley por las escaleras? Y lo ms importante: haba sido una simple defensa, como el da del zoo, o habra realmente querido hacerle dao a su primo? No lo saba dijo por fin. No viste nada ms? Una pesadilla que tuve a veces... reconoci Dudley. Qu hay en esa pesadilla? T, de mayor... Vienes a casa y nos haces dao con esa cosa... Con..., con la va-varita... cont. Luego mir a Harry con desafo, aunque tambin con un cierto temor. Pero si lo intentas, te partir la cara. Harry se qued de piedra. Su primo tema que l hiciera lo que haba hecho Voldemort con los Ryddle, o con sus enemigos en el orfanato, Brandon y su banda? Realmente crees que yo hara algo as? le pregunt Harry. Dudley no contest. Quizs lo crees porque es lo que t haras, verdad? dijo, con cierto rencor. Por eso me tienes tanto miedo ahora, porque hago magia sin la varita, como cuando te tir por las escaleras, y porque pronto podr hacer magia sin restricciones, no es cierto? Dudley mir hacia otro lado, sin responder. Pues no tienes nada que temer. No pienso haceros nada. Cuando cumpla diecisiete aos simplemente no volver aqu. No uso la magia para abusar de la gente, como haces t con tu fuerza, as que puedes dejar de temblar en cuanto me veas; siempre que no me provoques, por supuesto aclar. Dudley asinti tmidamente, pero sigui sin decir nada. Harry sali de la cocina, subi las escaleras y entr en su habitacin. Sac unas chucheras de su bal y se las dio a Hedwig, al mismo tiempo que comprobaba que la lechuza tuviese agua suficiente. Luego se sent en su cama, mientras pensaba en lo que Dudley le haba dicho. Por supuesto, siempre haba notado que los Dursley tenan miedo de l, de lo que podra hacerles, sobre todo, tras volver del primer ao en Hogwarts, cuando an no saban que Harry no tena permiso para hacer magia fuera del colegio, pero jams se habra imaginado que Dudley pensara que l podra venir un da y hacerles quin sabe qu por venganza. Era cierto que Harry haba fantaseado muchas veces, a lo largo de los odiosos veranos en aquella casa, con esa posibilidad, pero slo era una idea alocada, una fantasa, una tontera... Y, desde que haba visto en los recuerdos de lord Voldemort cmo ste haba llevado a cabo su venganza contra aquellos que le haban hecho dao en su infancia, pensar en venganzas contra los Dursley le produca escalofros, sobre todo teniendo en cuenta que haba averiguado que una parte de la esencia y de la mente de Voldemort estaban en l. Dej de pensar en ello y volvi a acordarse del sueo que haba tenido, de lo maravilloso que resultaba..., y el efecto beneficioso que haba tenido en l. Se encontraba mucho mejor, ms tranquilo respecto a lo que le haba pasado el da anterior. Entonces, record que ya haba estado en aquel lugar antes, en aquella habitacin... Era ya la segunda vez que soaba con ella. La primera haba sido despus del entierro de Luna, cuando su amiga se haba aparecido all. No estaba totalmente seguro de

si aquella experiencia haba sido slo un sueo o algo ms, pero ahora, despus de volver a soar con aquel lugar, se inclinaba por que fuese algo ms. Al fin y al cabo, cada vez que haba soado con aquella sala oscura se haba encontrado mejor. Haba sentido algo tan familiar en ella, aunque no poda concretar qu era, que se senta muy a gusto, muy... querido. Estuvo un rato en la habitacin y luego baj de nuevo. Ta Petunia ya haba vuelto de la compra, y le mir con atencin. Dudley segua en el mismo lugar, viendo la televisin. Sali al exterior y contempl el da, soleado y caluroso, como el anterior. Pas la maana en el exterior de la casa, hasta que su ta le llam para comer. Hoy fregars t le dijo ta Petunia mientras coman. Y esta noche tambin, como castigo por la hora a la que llegaste ayer. Y tambin me lavars el coche, chico aadi to Vernon, mirndole ceudo. Maana tengo una importante reunin y quiero que est brillante y reluciente, me has entendido? S, to Vernon respondi sumisamente. Y por cierto, an no nos has dicho dnde estuviste ayer hasta la hora en que llegaste a casa dijo su to. Estuve en casa de la seora Figg, hablando. Desde cundo te gusta ir a casa de la seora Figg? pregunt ta Petunia, mirndole escptica. Desde que supe que era una squib confes Harry. Sus tos le miraron sin entender. Una qu? pregunt to Vernon. Una squib: son nacidos de magos que no tienen poderes explic Harry. Lo contrario de lo que era mi madre. Sus tos se quedaron tan anonadados por lo que Harry acababa de decir que incluso se olvidaron de regaarle por haber dicho la palabra mago. Ests mintiendo dijo to Vernon automticamente. No repuso Harry. Me enter hace dos aos, cuando los dementores nos atacaron a Dudley y a m. Ella apareci y nos ayud. Y si es as, por qu Dudley no nos ha contado nada? inquiri to Vernon, mirando a Harry con los ojos entrecerrados. Dudo que se acuerde de mucho de lo que pas despus de aquello contest Harry. Dudley no dijo nada. Es increble! se quej to Vernon. Ya no se puede fiar uno de nadie. Tantos aos de trato con esa mujer, y ahora resulta ser una..., una..., bueno, como se llame. Y qu? salt Harry, furioso. Sigue siendo la misma persona que era antes... To Vernon le lanz una mirada asesina.

La misma persona de antes, dices? Qu persona? No ha sido nunca la persona que nosotros pensbamos que era! Es normal que no os lo dijera, siendo como sois... Aquello fue demasiado para to Vernon. Esto ya ha ido muy lejos, chico! No tolerar que me faltes al respeto en mi propia casa. Recoge ahora mismo la mesa, friega los platos y luego lava el coche! Harry se levant, enfadado, y empez a recogerlo todo con furia. No rompas nada! le advirti ta Petunia. Harry recogi la mesa, lo freg todo, limpi, y luego sali al jardn a lavar el coche y a dejarlo brillante y reluciente, tal como su to le haba mandado. Se consol pensando que, por fortuna, ya faltaba poco para irse de aquella casa para siempre.

Cuando acab todas las tareas que le haban encomendado, subi a su dormitorio, a lavarse y a cambiarse de ropa, porque el haber lavado el coche a pleno Sol le haba dejado todo sudado. Cuando termin mir a ver si haba llegado la carta de Ron y Hermione, antes de bajar a cenar, pero no tena correo. Baj al piso de abajo al tiempo que su to llegaba del trabajo, muy satisfecho porque al fin haba despedido a dos trabajadores que eran unos completos intiles y vagos crnicos, palabras textuales. Mientras lo deca, haba lanzado una mirada a Harry, mirada que ste procur ignorar. Falta mucho para la cena, Petunia? Estoy muerto de hambre. No, querido. Ya casi est dijo con una sonrisa. Luego su expresin se volvi seria al tiempo que miraba a Harry. Pon la mesa. S, ta Petunia respondi Harry, entrando en la cocina y cogiendo los platos y dems cubiertos. Estaba en plena faena cuando oy, procedente del saln contiguo, un crac! seguido de un fuerte grito lanzado por sus tos y su primo. Harry corri rpidamente y observ al mago que acababa de aparecerse all. Los platos se le cayeron de las manos, hacindose pedazos contra el suelo. Potter... musit al verlo, con la voz cargada de odio, Rodolphus Lestrange. He venido a hacerte una visita... Harry no supo qu decir, de lo impresionado que estaba. Rodolphus llevaba la cara descubierta y la capucha bajada, pero iba vestido con su tnica de mortfago, tal y como lo haba visto un mes y medio antes. Harry comenz a temblar de ira al ver frente a l al marido de Bellatrix Lestrange, a uno de los torturadores de los padres de Neville, all, en Privet Drive...

Q-Quin..., quin es u-usted? se atrevi a preguntar to Vernon, con voz entrecortada y temblorosa, al tiempo que retroceda. Dudley respiraba agitadamente y se haba escondido detrs de su padre. Soy un viejo amigo de Harry, verdad, Potter? contest Rodolphus, con la cara contrada por el odio. Qu..., qu haces aqu? No puedes estar aqu! grit Harry en cuanto se hubo recuperado de la impresin. Ah, no? Pues yo dira que s puedo replic Rodolphus, levantando la varita y apuntando a Harry con ella. Los Dursley abrieron mucho los ojos y profirieron un quejido de miedo al verlo. Rodolphus los mir con desprecio. Muggles... Vaya compaas frecuentas, Potter... Aunque claro, siendo un despreciable sangre mestiza... Harry no contest, al tiempo que retroceda un paso, llevndose las manos, casi de forma inconsciente, a los bolsillos traseros de su pantaln, donde siempre llevaba su varita. Pero la busc en vano, cada vez ms desesperadamente, al tiempo que observaba fijamente la varita del mortfago. Entonces se dio cuenta de que no haba vuelto a coger la varita al cambiarse de ropa. Mierda! pens para s al darse cuenta. Para una vez que la necesito, y no la tengo conmigo. Buscas tu varita, chico? pregunt el mortfago, mirndole con cierta burla, aunque sin bajar la guardia. Acaso quieres luchar conmigo, Potter? Te atreves? Harry sonri. Bueno, la ltima vez que nos vimos, acabaste convertido en rata, si mal no recuerdo dijo en tono hiriente, mientras su cabeza le gritaba: No le provoques! Rodolphus endureci su mirada, humillado ante el recuerdo. Entonces tenas la Antorcha, Potter... y una varita. Y suerte, debo aadir. Pero no habr ninguna de las tres cosas esta vez. Te voy a matar asegur, y luego mir a los Dursley, que observaban la escena, lvidos y temblorosos. Y probablemente tambin los mate a ellos agreg. Ellos no tienen nada que ver dijo Harry. Djalos irse. No quiero. Son muggles, seguramente me divertir con ellos un buen rato. Ta Petunia se encogi del miedo. Harry la mir un instante. No la quera. No quera a ninguno de ellos, pero por nada del mundo deseaba que les pasara algo malo. Harry pens en sus posibilidades, que, sin varita, eran casi nulas, sobre todo dado el hecho de que Rodolphus estaba apuntndole al corazn a dos metros de distancia. Cmo haba entrado all? No le haba dicho Dumbledore que all no podan atacarle? No haba dicho que la proteccin que su madre le haba dado se renovaba en aquella casa, y que all estaba protegido? No lo haba dicho incluso el propio Voldemort la noche de su regreso? Harry no entenda nada, excepto que, si no tena suerte y actuaba pronto, iba a morir. Veo que Voldemort te enva a hacer el trabajo sucio, eh? Qu le pasa? Tiene miedo? Como no pudo vencerme, ahora enva a sicarios?

La cara de Rodolphus se haba ido contrayendo ms con cada palabra de Harry; en aquel momento estaba ya rojo de ira. NO PRONUNCIES SU NOMBRE, MOCOSO! estall. El Seor Tenebroso no tiene miedo de nadie! No? Por qu no ha venido l, entonces? Acaso an no se ha recuperado? pregunt Harry, recordando que su ms terrible enemigo se haba visto obligado a desaparecerse, debilitado por la maldicin asesina que Harry le haba lanzado, la cual, sin embargo, no haba acabado con su vida, tal y como Harry pretenda. El Seor Tenebroso est perfectamente, estpido! bram Rodolphus, furioso. El motivo por el que no ha acudido l en persona es sencillo, Potter: porque yo no he venido por orden suya explic. Qu? pregunt Harry, sin poder crerselo. Ests aqu por propia voluntad? S! Sabes por qu vine, Potter? Quieres saberlo? pregunt Rodolphus, avanzando un paso hacia Harry, mientras segua apuntndole con la varita. Por qu? pregunt Harry, al tiempo que retroceda otro paso. Por venganza! Acaso has olvidado que mataste a mi hermano? Lo has olvidado, Potter? Porque yo no! Olvidaste lo que nos hiciste? Yo mismo estuve a punto de morir, pero sobreviv... y ahora he venido a acabar contigo. Harry se qued fro ante la respuesta del mortfago. Venganza? Desde cundo tenis sentimientos? pregunt. Era mi hermano, t lo mataste, y ahora yo te matar a ti. Le vengar, y el Seor Tenebroso me lo agradecer, me colmar de honores... dijo, sonriendo como un demente. Harry no saba qu hacer, ni tampoco entenda nada. Si Rodolphus Lestrange poda entrar en casa de los Dursley para matarle, qu le haba impedido a Voldemort hacerlo? Pero no era momento de pensar en aquellas cosas. Tena que encontrar una salida como fuera. Si a venganza vamos, yo tendra que matar a tu esposa, por haber matado a Sirius... Eso, claro, sin contar lo que vosotros le hicisteis a los Longbottom... dijo, mirando a Rodolphus con asco. Ya, Potter, ya... Pero resulta que a m, tus sentimientos no me importan. Preprate para morir! grit. Harry lo hizo... pero pensaba luchar antes. Avada Kedavra! grit Rodolphus, con furia. Harry se lanz rpidamente a un lado, esquivando el rayo verde por centmetros. ste fue a dar contra la pared, destrozndola. Los Dursley chillaron, espantados. Harry dio las gracias por sus bien entrenados reflejos, obra del quidditch y de los entrenamientos en el ED. No juegues conmigo! grit Rodolphus, apuntando de nuevo a Harry, que estaba tirado en el suelo. Se prepar para lanzar una nueva maldicin asesina, pero Harry no iba a permitrselo con tanta facilidad. Mir a sus pies y le hizo caer de espaldas por arte de magia.

Rodolphus gimi de dolor al caer