Heideger

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LA DECONSTRUCCIÓN DEL HUMANISMO METAFÍSICO. HEIDEGGER SER Y TIEMPO,OTRO MODO DE LA METAFÍSICA En 1927, en la obra más decisiva (Ser y tiempo), Heidegger comienza una discusión con la tradición occidental que denomina “metafísica”. La metafísica, pensada por Heidegger como el movimiento unificado de la tradición, es definida como “olvido del ser”, es decir como olvido de la “diferencia ontológica” entre el ser y el ente. El ente es lo que es (el animal, la cosa, el Dasein, es decir, el ser del hombre), mientras que el ser no se da sino en los entes y no es. El ser es, en este sentido, un no-ente, [né-ant], una Nada, que no es nada; el ser no es y la confusión entre el ser y el ente, dicho de otro modo, el olvido de la diferencia ontológica, es propiamente el olvido del ser o “metafísica”: el olvido es en este sentido el nombre del ser. Cuando las teologías concebían a Dios no como un ente sino como un ser supremo, o bien cuando Descartes piensa el ser bajo la figura de un ente (el ego en el acto de la cogitación), olvidan la diferencia ontológica entre el ser y el ente. El pensamiento de Descartes, como las teologías que piensan a Dios como ser, olvidan el ser y su pregunta. Del mismo modo, la determinación del hombre como especie animal y como viviente en la ciencia biológica hace pertenecer esta última a la tradición metafísica que olvida la diferencia entre el ser del hombre (Dasein) y el ser del animal. Desde el punto de vista de la cuestión del ser, la ciencia no es entonces menos metafísica que la filosofía o la teología. La tematización y la elaboración de la cuestión del ser no pueden, entonces, tener lugar sino bajo la figura de un análisis de la existencia de ese ente privilegiado que es el Dasein. En efecto, el Dasein es “ese ente por el que se trata en su ser del ser”; es el “ente ejemplar” porque es el único que puede pensar y plantear la pregunta por el ser. La pregunta por el ser, dicho de otro modo, la pregunta por el pensamiento, va a leerse entonces en el

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LA DECONSTRUCCIÓN DEL HUMANISMO METAFÍSICO. HEIDEGGERSER Y TIEMPO,OTRO MODO DE LA METAFÍSICAEn 1927, en la obra más decisiva (Ser y tiempo), Heidegger comienza una discusión con la tradición occidental que denomina “metafísica”. La metafísica, pensada por Heidegger como el movimiento unificado de la tradición, es definida como “olvido del ser”, es decir como olvido de la “diferencia ontológica” entre el ser y el ente

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LA DECONSTRUCCIN DEL HUMANISMO METAFSICO. HEIDEGGERSER Y TIEMPO,OTRO MODO DE LA METAFSICA

En 1927, en la obra ms decisiva (Ser y tiempo), Heidegger comienza una discusin con la tradicin occidental que denomina metafsica. La metafsica, pensada por Heidegger como el movimiento unificado de la tradicin, es definida como olvido del ser, es decir como olvido de la diferencia ontolgica entre el ser y el ente. El ente es lo que es (el animal, la cosa, el Dasein, es decir, el ser del hombre), mientras que el ser no se da sino en los entes y no es. El ser es, en este sentido, un no-ente, [n-ant], una Nada, que no es nada; el ser no es y la confusin entre el ser y el ente, dicho de otro modo, el olvido de la diferencia ontolgica, es propiamente el olvido del ser o metafsica: el olvido es en este sentido el nombre del ser. Cuando las teologas conceban a Dios no como un ente sino como un ser supremo, o bien cuando Descartes piensa el ser bajo la figura de un ente (el ego en el acto de la cogitacin), olvidan la diferencia ontolgica entre el ser y el ente. El pensamiento de Descartes, como las teologas que piensan a Dios como ser, olvidan el ser y su pregunta. Del mismo modo, la determinacin del hombre como especie animal y como viviente en la ciencia biolgica hace pertenecer esta ltima a la tradicin metafsica que olvida la diferencia entre el ser del hombre (Dasein) y el ser del animal. Desde el punto de vista de la cuestin del ser, la ciencia no es entonces menos metafsica que la filosofa o la teologa.

La tematizacin y la elaboracin de la cuestin del ser no pueden, entonces, tener lugar sino bajo la figura de un anlisis de la existencia de ese ente privilegiado que es el Dasein. En efecto, el Dasein es ese ente por el que se trata en su ser del ser; es el ente ejemplar porque es el nico que puede pensar y plantear la pregunta por el ser. La pregunta por el ser, dicho de otro modo, la pregunta por el pensamiento, va a leerse entonces en el anlisis mismo de la existencia del Dasein, y a travs de l. En esta perspectiva, la metafsica no piensa el ser; es el olvido del pensamiento. Por esto, Heidegger se permite decir que la ciencia, que oculta el ser de las cosas y no tiene relacin sino con objetos de representacin, no piensa, y no es su problema. El olvido del ser no es un accidente del pensamiento, un fallo o un error, sino que es lo que sucede al pensamiento desde el principio y la mayora de las veces; es la manifestacin en el pensamiento de la impropiedad (uneigentlichkeit) de la existencia del Dasein. El pensamiento del ser es as apropiado a la existencia propiamente dicha, como la metafsica y el olvido del ser -que encontramos bajo la figura de la filosofa, de la ciencia o de la teologa- son manifestaciones de la existencia inapropiada e impropia del Dasein. El pensamiento es, pues, un modo de la existencia, porque es la existencia la que piensa y se refiere al ser que ella oculta o que desoculta al referirse a ella misma. La ciencia, la filosofa, la religin estn as derivadas de la existencia impropia, son manifestaciones propias de la existencia impropia. No son, entonces, en principio elaboraciones conceptuales o tericas, sino manifestaciones existenciales y, en este sentido, siempre es primero la existencia la que (se) piensa.

Si la filosofa pertenece a la metafsica, puede decirse entonces que el pensamiento, a diferencia de la filosofa, est incluido en la metafsica sin pertenecerle. El pensamiento del ser, que Heidegger ve en funcionamiento primero en el arte y en la Dichtung (el Poema como esencia del arte), no puede, en efecto, no continuar siendo incluido en la metafsica a la que sin embargo ya no pertenece. Dicho con otras palabras, no se puede ya salir de la metafsica como no es posible superarla o liberarse de ella; no hay afuera de la metafsica, solamente bordes externos.Derrida muestra, a travs de trabajos que se extienden durante ms de treinta aos, cmo la radicalidad del pensamiento de Heidegger no le permite, sin embargo, sustraerse a lo que pretende deconstruir. El texto de este pensamiento contina perteneciendo a aquello cuyos presupuestos pretende desmontar: el humanismo metafsico ms profundo.

La estrategia de Derrida no consiste en oponer a Heidegger aquello que l ha descompuesto ms que cualquier otro: no se trata de someter el texto a preguntas que habra destituido por adelantado. Desde 1968, el trabajo que Derrida asume en relacin con los textos de Heidegger es uno de los ms exigentes: No se trata aqu de encerrar el texto heideggeriano en una cerca que l ha delimitado mejor que nadie.[ii] Es necesario, entonces, no olvidar que es incluso contra el humanismo que est dirigida la destruccin de la metafsica o de la ontologa clsica[iii] que puede verse en Ser y Tiempo. Derrida va a mostrar, as, que aquel que ha delimitado la metafsica y ha demostrado sus principios repite, sin embargo, lo que delimita. Una repeticin semejante significa que el pensamiento est sometido a leyes y a restricciones que estructuran por adelantado todos los discursos y todas las posiciones, todos los compromisos y todas las estrategias.

As el proyecto de Heidegger est amenazado de invalidarse por s mismo; en efecto, no consigue elaborarse nunca en el nivel de radicalidad exigido por su propia empresa de destruccin de la metafsica: se aleja del discurso metafsico ms tradicional pero sobre todo es llevado al puerto del humanismo metafsico ms profundo. Derrida, al analizar Ser y Tiempo y la Carta sobre el humanismo, en un texto donde interroga conjuntamente el contexto francs de las lecturas existencialistas-humanistas de Heidegger, y la posibilidad democrtica de cuestionar los presupuestos del humanismo, escribe: Del mismo modo que el Dasein -el ente que somos nosotros mismos- sirve de texto ejemplar, de buena leccin para la explicitacin del sentido del ser, del mismo modo, el nombre del hombre sigue siendo el lugar o el hilo conductor paleonmico que vincula la analtica del Dasein con la totalidad del discurso tradicional de la metafsica.[iv] Dicho con otras palabras, enunciado de manera econmica, se ve, pues, que el Dasein, si no es el hombre, no es otra cosa que el hombre. El Dasein no es el hombre y la pregunta por el ser no es ontolgica en el sentido metafsico. Es necesario comprender que el humanismo de Heidegger se quiere por cierto no metafsico[v]. La deconstruccin muestra que el humanismo no metafsico de Heidegger es fundamentalmente metafsico y que obedece a las restricciones tradicionales a las que intenta sustraerse. El intento de Heidegger est sin embargo lejos de ser vano, puesto que abre tal vez la posibilidad de un pensamiento no metafsico.

El pensamiento heideggeriano del Dasein y del ser del hombre se mantiene, entonces, en el hilo que delimita la metafsica y en relacin con el que no hay afuera. Heidegger vuelve a pensar la esencia del hombre remontndose ms ac de todos los conceptos tradicionales que determinan al hombre, pero no puede sin embargo ir ms all de la metafsica, ni ms ac.Por esto, el texto de Heidegger autoriza y produce, en cierto modo, los contrasentidos ms graves que son cometidos sobre su sentido y su proyecto. De este modo, este texto es cmplice de lo que pretende destruir, porque no deconstruye sino que reinviste los presupuestos humanistas de la metafsica: En la pregunta por el ser, tal como se plantea a la metafsica, el hombre y el nombre del hombre no son desplazados[vi]. Derrida muestra entonces que la lectura antropologista y humanista de Heidegger (especialmente la traduccin de Dasein por realidad-humana que se encuentra en Sartre) no es ni un accidente ni un error de interpretacin, sino algo inevitable que resulta de la relacin compleja de Heidegger con la metafsica. La sutileza y el equvoco de ese gesto son los que evidentemente han autorizado todos las deformaciones antropologistas en la lectura de Sein und Zeit [Ser y Tiempo], especialmente en Francia[vii]. La pertenencia del pensamiento de Heidegger al humanismo metafsico ms profundo es inseparable de la cuestin de la animalidad.

Iglesias y templos griegosEl templo griego (en griego antiguo ho nas, vivienda; diferente semnticamente al latn templum,-i, templo) eran estructuras construidas para albergar la imagen de culto en algunos santuarios griegos en la religin griega. Los templos en si no sola servir como lugar de culto, ya que la veneracin del dios, as como los sacrificios a l dedicados, se realizaban fuera de ellos. Los templos con frecuencia se usaban para almacenar ofrendas votivas. Era el tipo de construccin ms importante y ms extendido de la arquitectura griega. En los reinos helensticos del sudoeste de Asia y del norte de frica, los edificios erigidos para cumplir las funciones de un templo a menudo siguieron las normas arquitectnicas locales. Incluso all donde sea visible una influencia griega, semejantes estructuras no son consideradas normalmente como templos griegos. Esto se aplica, por ejemplo, a los edificios griego-partos, los templos bactrianos o los edificios de tradicin egipcia del Imperio Ptolemaico. El templo puede ser considerado la ms lograda realizacin de la arquitectura griega. La codificacin que, en la edad arcaica, fue desarrollada por la arquitectura de templos se convertir, con el Helenismo, el lenguaje universal del mundo mediterrneo.El Partenn[editar editar cdigo]El estilo drico alcanza su plenitud en el Partenn situado en la acrpolis de Atenas, creacin cimera de la historia de la arquitectura.3 Es el ejemplo ms importante de edificio dedicado a templo en orden drico, aunque con proporciones que se acercan al jnico. Est dedicado a la diosa Atenea y puede considerarse el templo griego ms conocido. A pesar de sus enormes dimensiones, tiene las proporciones perfectas de la correspondencia entre las diversas partes y el todo. El equilibrio y las relaciones modulares que constituyen la geometra de base no son aplicadas rgidamente, sino que se encuentran tambin diversas correcciones pticas en las columnas y en el estilbato.Sus fiestas se celebraban en l y a su alrededor cada ao. El Partenn influy fuertemente sobre la arquitectura romana. Despus de que los romanos conquistasen Grecia, muchos turistas del pas vencedor fueron a ver los templos griegos, y el Partenn pronto se convirti en uno de los destinos tursticos ms populares de Grecia.Bajo la acrpolis de Atenas se encuentra el templo de Hefesto, conocido durante mucho tiempo como Templo de Teseo (449-444 a. C.), el templo griego mejor conservado desde la antigedad. El orculo de Delfos, En el Santuario de Delfos, fue un lugar de consulta a los dioses, en el templo sagrado dedicado principalmente al dios Apolo. Situado en Grecia, en la actual villa de Delfos, al pie del monte Parnaso, consagrado al propio dios y a las musas, en medio de las montaas de la Fcida, a 700 m sobre el nivel del mar y a 9,5 km de distancia del golfo de Corinto.De las rocas de la montaa brotaban varios manantiales que formaban distintas fuentes. Una de las fuentes ms conocidas desde muy antiguo era la fuente de Castalia, rodeada de un bosquecillo de laureles consagrados a Apolo. La leyenda y la mitologa cuentan que en el monte Parnaso y cerca de esta fuente se reunan algunas divinidades, diosas menores del canto, la poesa, llamadas musas junto con las ninfas de las fuentes, llamadas nyades. En estas reuniones Apolo tocaba la lira y las divinidades cantaban.El orculo de Delfos influy en gran manera en la colonizacin de las costas del sur de Italia y de Sicilia. Lleg a ser el centro religioso del mundo helnico.La Fcida o Focia es una antigua regin del centro de Grecia atravesada por el gran macizo del monte Parnaso. En poca de la Grecia clsica una parte de esta regin, la que est situada al pie de dicho monte, tena el topnimo de Pyto (o Pito), en griego . Este lugar es el conocido como Delfos, es decir, Pyto y Delfos son sinnimos.