Hernandez Alvarado Felipe de Jesus-El Devorador de Demonios

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I

En uno de los distritos mas peligrosos de esta cuidad donde únicamente proliferaban los ladrones, vagabundos, y de mas escoria, a demás de alojar a los bares, tabernas y centros nocturnos mas peligrosos de toda la ciudad, este distrito es por de mas conocido por ser un lugar sin ley, donde se realizan toda clase de negocios ilícitos, apuestas, venta de esclavos, comercios de armas. En una calle de este distrito, donde las aceras están de llenas de vagos y malvivientes, una persona que con gran impaciencia, paseaba frente a la puerta de un centro nocturno, su rostro mostraba mas molestia que desasosiego, paseaba de un lado a otro de la acera, con los brazos cruzados frente al pecho. La noche era tan fría que calaba hasta los huesos, la bruma cubría todo disminuyendo la visibilidad, limitándola a no más de unos cuantos metros de distancia, mientras que la luna mostraba su perfil izquierdo completamente iluminado y brillante con un color rojizo casi escarlata, que era eclipsada poco a poco por un pequeño grupo de nubes, que se desplazaban con un movimiento despreocupado, y estas hacían que la luna luciera aun mas su gran esplendor.

La persona por fin se detuvo frente de la puerta del bar, pero su rostro mostraba aún más impaciencia. Después de examinar con la mirada los alrededores, acomodo el cuello de su camisa, esta era de color negro con grabados escarlata a lo largo de las mangas, la camisa estaba desabotonada hasta a la altura de la boca del estomago, y en el pecho se asomaba visiblemente una cicatriz bastante grande en forma de rombo alargado

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que finalizaba muy cerca de yugular, el hombre sacudió el polvo de sus botas dando pequeños golpes con la mano. La luz de la luna por fin dio un poco que claridad iluminando un poco la calle y el rostro de la persona que estaba parada frente al bar, se trataba de un chico, de unos veinticinco años de edad, de piel cobriza, sus ojos pardos que denotaban un carácter muy fuerte, y que era ratificado por su seño fruncido.

Cuando parecías que su paciencia llegaba a su límite, un resplandor hizo aparición al final de la calle, el cual llamo su atención bajo de la acera y giro su cuerpo en dirección hacia donde procedía el destello, mientras que observaba atentamente el origen dela luz, esta a cada momento se volvía mas intensa, aumentaba cada vez mas su tamaño, así como un sonido metálico de un motor también cobraba fuerza, tanto la luz como el sonido del motor cuales siguieron en aumento, hasta que ambos estuvieron a unos metros de distancia se extinguieron, dio unos cuantos pasos para acercarse al lugar donde se detuvo, en el lugar se encontraba una motocicleta deportiva negra, el conductor despendio de la motocicleta con gran elegancia, y al estar de pie al lado de la motocicleta se retiro el casco, se trataba de una chica de unos veintitrés años de edad, cabello castaño largo, lo miro a los ojos y frunció el seño al ver su gesto de molestia, tomo el casco y se lo dio.

— Llegas tarde. — Dijo el hombre, con la voz llena de irritación.

— Como siempre, eres tan pedante, recuerda que te estoy haciendo un favor, ¿Porque tengo que traerte tu motocicleta cada vez que se te da la gana? — Le dijo, mientras le arrojaba el casco.

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— Y tú como siempre, igual de alzada, pero igual gracias y para relajar un poco esta atmosfera tan incomoda, te invito un trago.

— Sabes que yo no bebo. Pero te acompaño, la última vez que me convenciste de venir a este lugar, las cosas se pusieron interesantes.

— Quien diría que la señorita era amante de la violencia. — Le dijo, en un tono sarcástico.

— No es que amé la violencia, solo digo que es muy divertido ver como un horda de hombres, criaturas extrañas, y fenómenos, intenta hacerte puré. — Se observo en le retrovisor de la motocicleta, tras comprobar que todo estaba en su lugar, giro sobre sus talones y se dirigió hasta donde estaba él. — Por cierto, ¿Piensas dejar tu amada motocicleta aquí afuera?

— No te preocupes, en este lugar no hay alguien que no conozca quien es el dueño de esta motocicleta, solamente un idiota o un loco se atrevería a poner un dedo sobre esta belleza.

— Aun así, no entiendo por que insistes en hacer uso de esta motocicleta, sin ningún problemas podrías comprarte cualquier carro blindado que quisieras, e incluso hasta un tanque, el dinero nunca ha significado problema alguno para tu familia.

— Ese dinero no me corresponde, es de mí a madre y del abuelo.

— Eres muy raro Fenrir, perteneces a una de las familias más poderosas del nuevo mundo y aun así vives como un pandillero.

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— Quieres habla de personas extrañas, señorita Samanta, guardiana de primera clase de los sagrados conocimientos gnósticos, que por orden de un ser divino tiene prohibido toda clase de placeres carnales por lo que no bebe alcohol, no fuma tabaco y mucho menos otras cosas y bueno con respecto al otro placer carnal no se diga, y aun sigo sin saber como es que sobre vive tu secta, ya que de cumplir cabalmente los preceptos de tu guía espiritual debieron haberse extinto desde la primera generación.

Samanta lo observo con gran molestia, y le dijo mientras que lo miraba directamente a los ojos. — En primera, no es una secta, es una sociedad secreta que protege y trasmite los conocimientos más importantes del universo, en cuanto a lo que intentas insinuar, el sexo no esta prohibido, es permisible entre las parejas que se aman, así que deja de decir tonterías.

— Está bien, no te estreses. —La abrazo por la espalda y la invitó a entrar.

Ambos entraron al bar, al cruzar la puerta el ambiente del bar se enmudeció y todos los presentes voltearon ver a los que irrumpieron en el lugar pero al percatarse de quien se trataba, todo regresaron a sus asuntos, ignorando a los recién llegados, a excepción un demonio alcoholizado que se encontraba en una de las mesas centrales del bar, con un gesto de mal humor profirió una maldición que Fenrir prefirió ignorar, aun que en otra ocasión, seguramente el demonio hubiera terminado besando el suelo. Samanta tomó asiento en la barra del bar Fenrir se coloco de pie a su lado.

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Fenrir se dirigió al barman, y con una sonrisa en los labios le dijo. —Por favor, me podría servir un tequila solo, y para la niña, una malteada de chocolate.

— Muy gracioso. — Le dijo a Fenrir mientras que le profería una mueca de fastidio, después corrigió la orden. — Para mí que sea un refresco de cola, por favor.

Samanta echo un vistazo al bar, y a los presentes, por alguna razón estaban demasiado callados al aparecer los últimos disturbios hechos por Fenrir provocaron que nadie se atreva ni siquiera a molestarlo, además de que había menor afluencia de la normal, así que ambos continuaron bebiendo en silencio sin cruzar palabra, mirándose aun al otro como esperando que pasara algo, pero algo les hizo pensar que ese día no ocurriría, ya que el ambiente ahí parecía muy aburrido, por lo que Fenrir tomo la iniciativa, llamo al barman.

— Disculpe, me gustaría pasar a la zona VIP. —Le dijo al barman.

— Desde luego, por aquí síganme.

El barman pasó al lado opuesto de la barra, los dirigió hasta una puerta localizada al fondo del bar, en la zona mas vacía del lugar, a los lados de la puerta había unos pedestales de metal color cobrizo, ambas coronadas con una vasija blanca de la cual emanaba una llama de mediana intensidad. El barman abrió la puerta con un gesto de cortesía, al abrirse la puerta mostro un pasillo de algunos metros de largo, el cual estaba alumbrado con luces neón de color morado y sus dos paredes laterales estaban adonadas con figuras tribales de los cuales resaltaban algunos vivos debido a las luz neón, Samanta

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paso primero, e inmediatamente a atrás de ella Fenrir, la puerta con un sonido metálico cerró tras ellos, al final del pasillo se detuvieron, y al cabo de unos segundos se acerco a ellos, una chica como de nos veintiocho años, vestida de manera muy elegante, llevaba en la mano derecha una pequeña carpeta de color negro, tras acercarse algunos metros, pudo reconocer el rostro de Fenrir, le sonrió de forma muy amigable y Fenrir de regreso la cortesía.

— Buenas Noches, señor Vollmond, tengo una mesa disponible, esta por allá, sígame por favor.

Fenrir solo asistió con la cabeza y la siguió, este salón era mucho mas amplia que el anterior, además de ser mucho mas lujoso, y las personas presentes podrían ser confundidos fácilmente con potentados, o seres de gran poder, pero la gran peculiaridad del lugar mas allá de lo lujoso que poda parecer, era que todas las mesa circundaban al rededor de lo que parecía ser un arena de pelea, que hasta una mesa, tanto Fenrir como Samanta, veían con gran insistencia a la arena de pelea, al llegar a la mesa que les asigno la chica, al ver que observaban al centro de la arena, abrió la carpeta negra y comenzó a buscar con parsimoniosa delicadeza, extrajo un folleto y se lo entregó.

— Veo que están ansiosos por que empiece, no se preocupen están por comenzar cualquier cosa que necesiten, no duden en pedirlo. — les dijo, mientras le colocaba los seguros a la carpeta.

— Si, muchas gracias. — Contesto Fenrir sin mostrar un gran interés.

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Después de eso la chica se retiro en silencio, ambos tomaron asiento en el sillón con forma de media luna, Samanta comenzó a examinar el folleto que les entregaron.

— No te imaginas quien va estar en la primera pelea. — Dijo Samanta con cierta emoción, Y en ese preciso segundo, la arena de pelea comenzó a llenarse de una bruma muy espesa, las bocinas que colgaban del techo del lugar comenzaron a retumbar con el sonido de tambores africanos, en el centro de la arena un bloque de roca comenzó a emerger de entre la bruma, sobresaliendo por treinta centímetros por encima de la bruma, con un sonido mecánico y una velocidad casi imperceptible surgió también un enrejado de alambres con puntas extremadamente filosas, que rodearon el bloque de roca, en extremos apuestos del salón se encendieron reflectores, bajo la luz del reflector de la izquierda apareció un Skaver1 de lo mas grotesco, tenia las ropas desgarradas, y de su hocico emergían sus dos grandes caninos en forma de oz, tenia varias arracadas en varias partes del rostro, orejas, y cavidades nasales, media aproximadamente un metro y noventa centímetros, y poseía una gran musculatura, del otro lado del salón, bajo de la luz del reflector, hizo aparición lo que parecía un humano común y corriente, era un chico de unos veintitrés años, piel bronceada, su cabello era corto teñido de un color rojizo, y lo tenia peinado forma de puntas diagonales orientadas hacia atrás, vestía un pantalón de mezclilla negro y el dorso lo tenia completamente descubierto, mostrando una musculatura desarrollada, dos tatuajes uno que le cubría toda la

1 Skaver; Criatura mitad hombre, mitad rata, son muy escurridizos, y resistentes, son conocidos por su sorprendente velocidad.

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espalda con forma de un sol color negro, y otro con forma de reptil de color negro con machas rojas, daba la impresión de que la cabeza descansaba en la mano, el cuerpo subía por la muñeca y la cola se enroscaba a lo largo de su brazo derecho, se mostraba muy seguro y muy animado lazando puñetazos al aire con gran ímpetu.

— No me digas, acaso la lagartija esta en la primer pelea. — Fenrir se acomodo en el sillón, para contemplar el espectáculo.

— Así es, el fanfarrón Kevin Bernunça esta en la primera pelea de la noche.

— Espero que no lo eche a perder esta vez, su rival es un Skaver que tan complicado puede ser.

Ambos reflectores comenzaron a moverse a la vez que lo hacían los dos combatientes, cuando los dos llegaron al enrejado, dos edecanes una de cada lado del cuadrilátero, abrieron las puertas del enrejado ambos combatientes entraron y se colocaron en esquinas apuestas del bloque de roca, se escucho un metálico sonido al cerrar las puertas, un reflector ilumino el montículo de roca, una voz sintetizada retumbo en los altavoces del lugar.

— “buenas noches humanos, bestias, demonios, y seres del inframundo, comenzamos la ronda de duelos de esta noche, en la primera pelea, tenemos en la esquina roja,” – Se encendió un reflector de luz color roja sobre el Skaver. – “Al luchador con un record invicto de nueve peleas, con un peso de ciento cuarenta y seis kilogramos, ¡Yago, el guerrero Skaver!, ahora en la esquina azul.” – Se encendió un reflector de luz color azul sobre el humano. – “El retador, con un record negativo de tres

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descalabros consecutivos, y un peso de ochenta y seis kilogramos, ¡Kevin ‘la salamandra’ Bernunça!, señores hagan sus apuestas.”

Estallo el lugar de repente, todos gritaban y hacían pujas, para uno y otro lado, cruzaban apuestas con vehemencia, aunque las tendencias son muy marcadas hacia el Skaver, nuevamente intervino la voz sintetizada.

— “Todos listos, la única regla existente de esta arena, y todos la conocen, el que consiga noquear, matar, o hacer que se rinda su oponente, gana, pueden valerse de todos los medios que sea para ganar eso es todo ahora a pelear.”

Sonó una campanada, ambos combatiente se acercaron al centro del monolito con la guardia en alto, el Skaver se cuadro frente a Kevin, como invitándolo a dar el primer golpe, Kevin acepto la invitación, con un rápido movimiento se coloco frente a Yago y comenzó a golpear con una serie de impactos certeros en el pecho y abdomen del Skaver, mismos que no tuvieron efecto alguno sobre su oponente, el Skaver respondió, con un golpe certero, que hizo revotar a Kevin en el suelo de roca, debido al golpe se fue a dar a unos metros de distancia, a pesar del golpe recibido Kevin se levanto sin problemas, y volvió a arremeter en contra de su rival, y Yago le respondió de la misma forma solo que esta ocasión, Kevin alcanzo a evitar el contacto, pero no pudo con el segundo impacto el cual dio de lleno en el abdomen de Kevin, el cual callo de rodillas frente a su contrincante, Yago lo tomo del cuello y lo levanto a la altura de su hombro, se rio en su cara con un gesto de victoria, e inmediatamente lo arrojo contra la malla de acero, su espalda impacto contra los filosos alambres, los

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cuales desgarraron su piel a la vez que daba un grito de dolor que se escucho en todo el salón, Samanta no pudo evitar sentir un escalofrió al escuchar el grito, los presentes estaba eufóricos sobre todo los que apostaron a favor del Skaver, Kevin se volvió a reincorporar, pero en esta ocasión no fue con la misma facilidad como lo fue la vez anterior, observo al Skaver con una mirada de odio, comenzó a caminar con paso seguro hasta donde se encontraba el Skaver, ahora Yago ataco primero con dos puñetazos consecutivos que hicieron fisuras en el monolito, Kevin por su parte aprovechando que su contrincante bajo la cabeza a la hora de golpear, para impactar con un par de patadas circulares en la mandíbula de Yago, esté perdió el equilibrio y cayó de costado, Kevin volteo, a ver al publico con los puños en alto.

— Ese idiota no entiende, como siempre se siente ganador antes de pelear. — Comento Fenrir con gran molestia.

Kevin que aun tenía los puños en alto, cuando un fuerte golpe lo derribo por la espalda y casi instantáneamente sintió los puños del Skaver golpeando su rostro como ráfagas de metralla, Samanta solo aparto la mirada de la arena de combate, mientras que Fenrir apretaba la mandíbula del coraje, se podía escuchar entre los presentes los murmullos de “esta muerto”, “se acabo todo para ese podre diablo”, y otros mas, cuando un destello ilumino la arena de combate, el destello se trasformo en una llamarada que cubrió el cuerpo de Kevin, mientas tomaba del cuello al Skaver y se reincorporaba lentamente, ahora el que estaba de rodillas era Yago, un grito de terror salió de su boca al ver como

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las llamas que cubrían el cuerpo de Kevin, invadían lentamente su cuerpo, mientras que experimentaba el calor del mismo infierno en su cuerpo, y solo hasta que las llamas cubrieron todo el cuerpo de yago Kevin lo soltó, Yago comenzó al revolcarse con gran desesperación por todo el monolito con gran desesperación.

— ¡Me rindo! — Se escucho ese doloroso grito en todo el lugar, de inmediato el personal a la arena, entro a dar atención a Yago. Por su parte Kevin volvió a levantar los puños al cielo en señal de victoria, salió de la jaula de púas de acero con el mismo gesto de presunción, y al salir de la arena, en una de las mesas cercanas al monolito pudo distinguir a un par de personas, eran Fenrir que aun se veía molesto por su forma casi suicida de pelear, y Samanta, que ya había superado el trauma de la paliza que le estaban dando a Kevin, se dirigió directamente hacia esa mesa, mientras que los apostadores de resultado negativo lo insultaban y maldecían a su paso, mientas que él seguía disfrutando su victoria, una escena que prefería cien veces mas que cuando perdía, eran mucho mas molesto los insultos y reclamos de los que le apostaron a su favor, que por su culpa perdieron, al llegar a la mesa de Fenrir y Samanta fue recibido por un silencio sepulcral, sin prestar mucha atención a este detalle tomó asiento en medio de los dos.

Fenrir y Kevin se conocen desde hace un par de años, y ambos poseen una fama que los antecede como los peores busca pleitos de la cuidad, son conocidos en todo los distritos de esta ciudad, desde los pudientes hasta los mas marginados y ambos son catalogados por ser personas muy conflictivas y peligrosas, se conocieron al frecuentarse en lugares de apuestas y peleas

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clandestinas, pero por muy constantes que fueran sus encuentros nunca le ha tocado enfrentarse entre ellos, por su parte Samanta conoce a Fenrir de toda la vida sido amigos desde la infancia, mientras que a Kevin lo conoce de unas semanas atrás y esta era la tercer pelea de él, que observo. Kevin trato de romper el frio silencio que imperaba en el lugar;

— Contemplaron todo el esplendor de mi fuerza. — Alardeo.

— Eres un idiota, un día vas a conseguir que te maten. — Le dijo Fenrir con gran molestia.

— Huy, como siempre tan pedante. — acomodo su llamativo cabello hacia tras con suave movimiento de si mano derecha. — Gané, que lo que cuenta.

— Da gracias que tu rival fue un Skaver, que si no hubiera sido así, habrías terminado igual como en tus ultimas tres peleas. — Dijo Fenrir, a la vez que hojeaba el folleto de peleas.

— Ya no me fastidies — Dijo con un tono de exasperación, al ver a una chica vestida de azafata, le hizo una seña para que se acercará. — Me podría traer una botella de Ron. ¡Esto hay que Festejarlo!

— Kevin, ¿Que rayos fue eso? — pregunto Samanta con cierto desconcierto.

— A es cierto, siempre lo habían noqueado antes de que pudiera hacer algo en defensa propia, es lamentable que hayas contemplado como era derrotado en dos ocasiones seguidas, sin poder contemplar las inútiles

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habilidades de esta lagartija. — El tono sarcástico era evidente en la voz de Fenrir.

— No vuelvas a llamarme así perro, si no quieres terminar a las brazas como ese Skaver. — le dijo con gran molestia, después se dirigió a Samanta con una suave voz, casi confidencial. — Bueno eso que viste son las habilidades de un hombre salamandra, cuando nos presentaron no te mencioné de estas habilidades por que no quería que pensaras que soy un fanfarrón o algo por el estilo, pero ya que tocamos el tema te platico un poco de mi; Soy el último sobreviviente de los legados de los elementales fuego, gracias a mí los hombres salamandra, aun están en la lista de seres sobrenaturales en vías de extinción, todos los otros legados de los elementales fuego dejaron de existir hace décadas, fénix, zorros de fuego, piro-hidras, basiliscos, liminiades2, todos ellos fueron exterminados uno a uno, primero los fénix y los liminiades, que eran cazados por su belleza, después siguieron los demás, todos cazados furtivamente por causas que aun desconozco, bueno mi raza tiene orígenes de un lugar que llevaba por nombre Brasil, ahí mi linaje era temido y respetado por todos los nativos del lugar, recibíamos adoración como si fuéramos dioses, nos conocían como “Amazon Bernunça”, pero eso es historia vieja, ahora en esta nueva era, solo somos llamados hombres salamandra.

2 Consultar el índice de criaturas al final de texto.

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— Así que eso es lo que significan tus tatuajes. — Samanta, cada vez mostraba más interés.

— Bueno el sol negro, representa nuestro contrato como elementales fuego, y la salamandra, es el símbolo de mi casi extinta familia. — Dijo Kevin con gran orgullo.

— No puedes negar que ese tatuaje parece una lagartija. — Comento Fenrir con gran impertinencia, como intentando provocar Kevin, este solo se limito a servirse una copa de la botella de ron que había ordenado minutos atrás.

— A decir verdad, por la fisonomía no cabe duda que es una salamandra. — Contradijo Samanta, el comentario hizo que Kevin se sonriera con un gesto victorioso, mientras que Fenrir refunfuñara a la vez que se llenaba el vaso con ron.

— Bueno lo más importante, es que estamos aquí presentes para festejar la gran victoria del asombroso Kevin la salamandra Bernunça. — Se puso de pie, mientras que Kevin lo miraba con extrañeza. — Así que, ¡salud! — Fingiendo un movimiento torpe dejo caer todo el contenido de su vaso sobre Kevin y sus heridas que tenía en la espalda, Kevin se puso de pie con una mirada centellante lo tomo de camisa, pero antes de que pasara mayores Samanta intervino.

— Ya niños, dejen de pelear por favor. — sugirió Samanta, con una voz conciliadora.

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— Tienes suerte de que una chica linda te defienda perro, sino fuera así, ya te hubiera convertido en carbón y cenizas. — Kevin amenazó a Fenrir, mientras que le apuntaba con el dedo.

— Calla lagartija, no me fastidies. Ahora entiendo, si todos los de tu especie eran igual de estúpidos como tú, no me extraña que estén al borde de la extinción. —respondió Fenrir, esto enfureció a Kevin pero antes de que pidiera pronunciar palabra alguna, Samanta los abrazo por el cuello, y les tapo la boca con las palmas de sus manos.

— Niños silencio, esta por comenzar la otra pelea.

Fenrir y Kevin voltearon a ver a la plataforma, los participantes ya estaban sobre el monolito, en la esquina roja, estaba una arpía3 de cuerpo corpulento, su cabello era de color morado, y vestía ropas medievales, armada únicamente con sus afiladas garras, por el lado azul, estaba un hombre de unos treinta y cinco años edad, y empuñaba dos espadas cortas, que manejaba con gran agilidad, por lo menos así lo hacia ver cuando las movía al aire, la pelea comenzó, la arpía comenzó a atacar, con sus afiladas garras, tomando ventaja de los ataques aéreos, el espadachín con su gran agilidad y haciendo uso de las espadas, repelía todos los ataques de la arpía, chispas azules salía al entrar en contactó las garras de la arpía y las espadas del hombre, con una fuerte estocada el espadachín hirió a la arpía en uno de sus muslos, la arpía 3 Una arpía; es una mezcla entre mujer y buitre

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dio un estridente gruñido de dolor, vatio con fuerza sus alas para alegarse del espadachín, tras recuperarse de la herida recibida, tomo impulso y se dejo ir en vuelo de picada contra del espadachín, embistiéndolo de un fuerte golpe, el espadachín cayó al suelo impactando contra el suelo de roca con un sonido sordo, soltando las dos espadas, este intento alcanzarlas pero sin éxito, bastaron un par de segundos para la arpía atacara de nuevo, tomando al espadachín del la cabeza, batiendo sus alas enérgicamente, se elevo con el cuerpo del espadachín a una altura de cinco metros, las garras de la arpía se hundían cada vez mas en el cuello y rostro del hombre, mientras que este se retorcía del dolor y gritaba con gran desesperación, pero esta tortura no duro mucho, la arpía apoyando su otra garra en el hombro del espadachín, separo sin ningún problema su cabeza del resto del cuerpo, el cual cayó sobre la malla de con púas de acero, Samanta retiro sus manos de las bocas de sus dos acompañantes, y las uso para evitar ver tan cruel escena, la arpía descendió al monolito aun con la cabeza de su oponente en su garra, cuando sus garras pisaron la roca del monolito, extendió la alas y luego las cruzó frente al pecho formado una enorme “V” en símbolo de su victoria, toda la gente presente, se quedo expectante a la espera del gran final, la arpía no los hizo esperar mucho, con un movimiento casi mecánico elevo la garra en la que tenia el cráneo, flexionando la rodilla hacia adelante, y con un rápido movimiento impacto el cráneo contra el suelo de roca haciéndolo estallar como si se tratara de un tomate maduro, una gran ovación se escucho del publico,

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Samanta aun tenia las manos cubriéndose el rostro, mientras que Fenrir y Kevin veían la escena con completa indiferencia.

— Que aburrido. — Menciono Kevin con cierta desilusión.

— Pobre sujeto, no pudo dar ni un poco de pelea. — Samanta comentó contra tristeza.

— El idiota debió haberse rendido desde el momento que perdió sus armas. —Concluyo Fenrir.

— Señor Bernunça, — Interrumpió la chica que recibió a Fenrir y Samanta en la entrada del salón. — El jefe me envío a entregarle esto. — en su mano tenia un sobre, Kevin lo recibió, y comprobó su contenido, e hizo una señal a la chica que se retirara.

— Y de cuanto es el botín esta vez. — Fenrir, hizo un movimiento como queriendo ver el contenido del sobre.

— Solo trescientos mil créditos, pero lo que me encanta de este lugar es que pagan con créditos universales, ya estaba harto de las monedas no compatibles en algunas ciudades, esto me servirá para vivir bien por unas semanas, a donde quiera que sea que vaya.

Unas décadas atrás, cuando se instauraban los primeros cimientos del nuevo régimen, lo que hora es conocido como la nueva era, cada raza manejaba su tipo de cambio, los licántropos usaban la luna; monedas de

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paladio grabadas con los perfiles de los licántropos mas destacados de su historia, de la misma forma lo hacían los vampiros; con su tipo de cambio el strigoi, monedas de plata que representaba una burla y declaración de guerra a sus rivales los licántropos, así cada raza manejaba su moneda, pero el problema, se hizo presente cuando una raza tomaba el control de de una ciudad é imponía su moneda haciendo invalida las demás, esto congelaba la economía de las otras razas, esto provocó que existieran encarnizadas luchas por el control de las ciudades, tras hacer varias tratados entre las razas mas importantes, se determino la división de los territorios, acaparando las ciudades mas importantes los demonios, los licántropos, y los vampiros, además de la creación de de una moneda universal, la cual no dependía del valor de las demás ya existentes, esta tomaba como único valor de referencia, el valor de un esclavo humano, que no eran precisamente costosos, así quedo marcado el valor del crédito universal .

— Pero dime, esperas participar en la pelea del reto, por lo visto eres muy ambicioso esta noche el premio es de un millón de créditos. — Dijo Kevin a Fenrir con una voz neutra para no sonar amistoso, solo por romper el silencio que se había vuelto demasiado incomodo.

— No, no vine a pelear hoy, solo pasé a ver, a que idiota apaleaban esta vez en la arena. Y como ya vi tu pelea con eso me basta. —dijo Fenrir con poco

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entusiasmo, pero su apatía se esfumo cuando se presento la pelea del reto.

La misma voz sintética que presento las peleas anteriores se hizo escuchar nuevamente.

— “Esta por comenzar la ultima pelea de esta noche. La pelea del reto esta noche con un premio un millón de créditos; les presento al gladiador invitado.” — Se encendió el reflector de la esquina roja, de inmediato Fenrir se puso de pie, Samanta lo observó con desconcierto. — “El es un guerrero muy famoso por haber participado en la toma ciudades vecinas, además de pertenecer en a la unidad de pacificadores, uno de los mas importante mercenario en las fuerzas del capitán del infierno Malfas, el es Kingu ‘el demonio’. Y el que pueda vencerlo se llevará a casa el premio ya mencionado de un millón de créditos.” — Fenrir, libero los botones restantes de su camisa, y se despojo de ella, y se la entrego a Samanta.

— Cuida de ella, no quiero que se maltrate. — su semblante lucia serio y decidido, las luces del lugar lo iluminaban tímidamente, mostrando su fisonomía atlética, una marca en forma de luna en cuarto menguante, del tamaño de una naranja situada en la parte posterior del hombro, y la cicatriz que tenia en el pecho, la cual a pesar de tener el pecho descubierto, no se podía ver donde concluía, solo se veía como el otro extremo de la cicatriz se perdía por debajo del pantalón, en el lado derecho de su abdomen.

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— Fenrir, no vayas, yo se que el pasado es doloroso pero ahora tienes una nueva vida, una buena vida, regresar al pasado solo te traerá el dolor de vuelta. —Samanta parecía muy angustiada, mientras que Kevin los veía confundió.

— Eso es imposible, nunca perdonaré lo que hicieron, a mí y a mi hermana, si es necesario los destruiré a todos, hasta que recupere lo que me arrebataron. — comenzó a caminar hacia la plataforma, pero Samanta trato de detenerlo tomándolo la mano, pero él se libero y continuo su camino hacia la plataforma.

— “Señores este millón quiere un dueño, y se los podrá llevar el retador que venza a nuestro peleador invitado.” — Se escucho en los altavoces de lugar, es escucho el sonido metálico de una de las puertas de la reja de acero. — “Bien, tenemos un retador” — la luz del reflector azul se encendió. — “Que sorpresa, nuestro retador no necesita mas presentación, en la esquina azul, Fenrir ‘El Devorador De Demonios’ Vollmond.”

Frente a Fenrir, se encontraba un hombre de unos treinta años de edad, de complexión media, su cabello de color castaño claro, del que relucían algunas canas, vestía formal con una gabardina gris, sus facciones afiladas no mostraban ningún titubeo, su postura era firme y refinada, su mirada quedaba oculta bajo la sombra del sombrero que portaba, tomó con sus dedos la ala del sobrero e hizo una seña de cortesía.

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— Buenos noches, joven Vollmond. — En su boca se dibujo una sonrisa maliciosa. —Vaya que placer el mío, enfrentar al mismísimo devorador de demonios.

— Veo que mi fama me precede. — Cruzó lo brazos frente al pecho. — Y no sorprende que haya oído de mi, lo que realmente me sorprende, es que este frete a mí, sin salir corriendo, gritando y llorando como los han hecho todos los demonios que he destruido.

— Por favor. No me subestime joven Vollmond, no sabe quien soy en realidad. — Se retiro el sombrero y lo arrojo a la orilla del monolito de roca, en el momento que el sobrero tocó el suelo, se escucho, la campanada que señalaba el inicio de la pelea.

— Aunque no lo creas, si te conozco y te conozco muy bien. — Fenrir, se dirigió al centro de la arena de pelea, con un paso seguro, los puños listos para el combate, y con la mirada bien clavada en su contrincante.

Kingu se dirigió hacia donde se encontraba Fenrir, este comenzó con una ofensiva directa, antes de que se acercara, se abalanzó sobre su oponente con una serie de puñetazos que buscaban la cara de Kingu, este solo se limito a bloquearlos con los brazos, Kingu respondió con una patada a las costillas, Fenrir la eludió dando un paso hacia su derecha, la punta del pie de Kingu, paso a unos cuantos milímetros de las costillas de Fenrir, Kingu continuo con su ofensiva tratando de abrumar a Fenrir a base de puñetazos y patadas, Fenrir empleó movimientos

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rápidos para lograr eludir los ataques de su oponente, esperando un hueco en la defensa de su contrincante continúo esquinado todos los golpes que le enviaba, siempre con la guardia en alto y los ojos fijos en su presa, y su paciencia a tuvo recompensa muy pronto Fenrir localizó la abertura en el la zona de las costillas, la cual atacó sin miramientos son dos fuertes puñetazos en ambos costados y rematándolo con otro directo a la mandíbula, Kingu cayó de espaldas con un golpe seco, pero no tardo mucho en recuperarse, de inmediato se puso de pie, y con una mirada de odio se dirigió a Fenrir.

— No se como has conseguido derrotar a tantos de demonio, pero te demostraré lo que es un demonio de verdad. — Después de decir esto, Kingu se quito la gabardina, y lo arrojo al mismo lugar donde se encontraba su sombrero, sus ojos se tornaron de color carmesí, y su masa muscular comenzó a aumentar, bajo sus pies aparecieron unas líneas de luz color purpura, que al unirse comenzaron a formar un pentagrama. — Við hleifi mic seldo ne viþ hornigi. — A la vez que pronunciaba cada una de estas palabra, comenzaron a aparecer varias runas alrededor de pentagrama, de su frete brotaron unos cuernos de carnero que se enrollaron al lado de sus sienes, su piel tomo una tonalidad rojiza, incremento su altura hasta medir cerca de dos metros, su mandíbula se ensancho, haciendo que sobresaliera del resto de su cara, dejando ver sus enormes colmillos que llegaban a la altura de sus pómulos, cabello cambio de castaño claro canoso, a un tono de color completamente blanco.

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Fenrir no se inmuto ante la nueva apariencia de su contrincante, Kingu por su parte sin mas preámbulos se abalanzo sobre Fenrir, y a pesar de sus nuevas dimensiones su agilidad, no se vio disminuida en lo mas mínimo, pero con la fuerza que golpeaba ahora era enormemente superior, Fenrir continuaba esquivando sin mayor problema, pero por cada golpe de Kingu que esquivaba significaba un impactó al monolito, creando irregularidades en la superficie, además de que a cada puñetazo que impactaba sobre el monolito creaba un efecto de terremoto, que dificultaba el caminar, esto no parecía incomodarle a Fenrir, hasta que al intenta esquivar un derechazo su pie se atorro en una de las irregularidades del monolito, haciendo lo tropezar y caer, intento reincorporarse pero antes de lograrlo Kingu asestó dos golpes consecutivos donde se encontraba, Fenrir se vio obligado a rodarse hacia un costado para poder evitar los impactos, el agobio de Kingu continuo, Fenrir por fin se logro poder de pie, pero instantáneamente Kingu se lo festejo con un golpe frontal el cual Fenrir no pudo esquivar, por lo que solo pudo defenderse metiendo los brazos como protección, el impacto fue seco, y por la inercia del impacto Fenrir salió proyectado un par de metros de distancia, de inmediato Kingu aprovecho para remarlo, dirigiéndose al punto en el que había caído Fenrir, llego al lugar con el puño en alto ya preparado para asestar el golpe final, pero cuando parecía que el piso retumbaría por el tremendo impacto, Kingu salió disparado en sentido opuesto, al caer levanto una gran nube de polvo, que obstruyó la visibilidad de todos los

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presentes, entre la cortina de polvo se alcanzaba a ver como una silueta se ponía de pie.

— No creas que eres el único que se sabe algunos trucos. — Poco a poco la nube de polvo se fue disipando, la silueta se fue definiendo, hasta que se pudo ver a un lobo gris, erguido en dos pies, vestía las mismas ropas de Fenrir, además de que tenía la misma marca en el pecho y el hombro, pero con la diferencia de que su cabello había crecido ahora era una larga melena lacia peinada hacia atrás, de sus patillas salían dos porciones de cabello lacio que bajaban hasta el pecho, este dio un fuerte aullido que retumbo en todo el salón.

Kingu se reincorporó, no parecía sorprendido, al ver a un licántropo frente a él, se sacudo el polvo, le clavo la mirada y su boca se torció en una mueca que parecía de satisfacción. — Parece que por fin me estas tomando en serio. — Coloco los puños en posición de guardia alta. — Esta bien, terminemos con esto de una buena vez.

Fenrir sin esperar invitación se lanzó sobre Kingu, su velocidad fue demasiada para el demonio, que no pudo hacer cosa alguna para evitar el golpe que le suministró, Kingu se doblo por el dolor del impacto, de inmediato le asesto una mordida en el cuello, hundiendo fuertemente sus colmillos en la rugosa piel del demonio, Kingu trato de liberarse de de el zangoloteándolo, con toda su fuerza hasta que por fin lo consiguió, Fenrir salió impulsado hacia atrás con gran fuerza, pero evito el impacto cayendo hábilmente en cuatro patas, sin perder tiempo lo volvió a

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embestir, ahora ataco con sus garras la zona del rostro, dejando grandes surcos es la mandíbula y los pómulos de su adversario, el demonio lleno de ira atacó a Fenrir con golpes desesperados que no estaban ni siquiera cerca de acertar, Fenrir los esquivo uno a uno, sin ninguna complicación, espero el momento adecuado y dio un golpe contundente; salto sobre su presa con las garras por delante, Kingu cayó de espaldas, Fenrir estaba sobre el son las garras incrustadas sobre el pecho de su contrincante e intento morder en zonas vitales en varias ocasiones pero Kingu forcejeo con gran desesperación para evitarlo, pero las agobiantes arremetidas de Fenrir parecían nunca acabar, Kingu parecía desesperado, en su rostro se veía claramente el terror, mientras que seguía metiendo los brazos con desesperación, la cual se veía incrementada cada ves que Fenrir aumentaba los gruñido cada vez que trataba de asestar una mordida, pero esta defensa no duro mucho, la mordida fulminante por fin llego, Fenrir hundió sus colmillos en yugular del demonio, y con un fuerte movimiento de cuello la arranco, a la vez que las garras terminaron por desgarrar el pecho, después de esto por fin Fenrir se separo del cuerpo del demonio, poco a poco el cuerpo de Kingu regreso a su forma original.

Del cuerpo inerte, que estaba tendido sobre el monolito de roca, comenzó a surgir una luz purpura con forma de esfera de unos diez centímetros de diámetro, la cual emitía un resplandor segador, Fenrir al ver esto, Fenrir regresó de inmediato a su forma humana, se dirigió hasta

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donde estaba la esfera de luz, la tomó con su mano derecha, y sin ningún miramiento la aplasto al cerrar el puño, convirtiéndola en pequeños cristales que salieron disparados en todos sentido, y así como se dispersaban se esfumaban en el aire.

— “Y el ganador es el retador, Fenrir ‘el devorador de demonios’ Vollmond”. — una ovación se hizo escuchar en el lugar, Fenrir permaneció sereno, estático al centro de la arena de pelea, y con un gesto de asco se limpio la sangre de su oponente aun le escurría de la boca. — “Y en este momento le hacemos entrega se su premio, un millón de créditos universales.” — una chica entro a la jaula y subió al monolito, en sus manos llevaba un sobre similar al que le entregaron a Kevin, Fenrir lo recibió y emprendió el camino de regreso a su mesa. — “Por favor un aplauso a nuestro ganador”.

Un mar de aplausos inundó el lugar, mientras que se pasaba entre las mesas los presentes lo miraba con admiración, sin dejar de aplaudir ni por un segundo. Por fin llego a su mesa y Samanta lo recibió con una expresión de alivio.

— Muy bien perro ahora si me has sorprendido, has derrotado a un demonio de categoría tres y sin ningún problema. — Kevin tenía un vaso lleno de ron y con gran discreción comenzó a buscar posibles heridas en busca de una revancha, pero se llevo una gran desilusión al ver que apenas tenia el pómulo izquierdo un poco inflamado. —

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Además en esta ocasión no fue necesario invocar a la bestia que todo lo destruye sin miramiento.

— Toma, es un donativo para las obras de caridad de los gnósticos. — Le entrego el sobre a Samanta, ella lo recibió con una mirada indecisión, lo sostuvo en sus manos por nos segundos hasta que reaccionó e intento regresárselo pero Fenrir no le presto atención, el solo se limito a tomar su camisa que se encontraba en el regazo de Samanta se la coloco y abotono justo como estaba antes de la pelea.

— Pero este dinero es tuyo, no aceptas el dinero que te ofrece tu familia, ni conservas el que ganas en las pelea ¿Como se supe que sobrevives? —Samanta todavía sostenía el sobre, a la espera de que Fenrir lo aceptara.

— Tu solo entrégaselo a tu padre, y dile que es donativo para sus actos de caridad, que hacen en las fronteras de esta ciudad. — Se sirvió otro vaso de ron y lo vacio de un sorbo. — Créeme, la persona las que ayudan necesitan mas este dinero que yo.

— Lo que creo que nunca podrás omitir, es tu acto final de sadismo, ¿Por que destrozar la crisálida de cada demonio que derrotas? La verdad yo lo creo tan innecesario ya lo derrotaste y lo humillaste ¿No crees que eso es suficiente? — Kevin expresó su inquietud, mientras que Samanta observo a Fenrir con tristeza.

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— Detesto a esos paracitos, toman la posesión de un humano y no solo toman la posesión de su cuerpo sino que devoran el alma original del cuerpo, y cuando el cuerpo muere ó simplemente ya no les sirve lo abandonan y buscan otro, hasta el momento es el único método efectivo que conozco para evitar que continúen haciéndolo.

— Siendo un licántropo, no creí que te interesará lo que los pasa a los humanos. — Kevin parecía realmente sorprendido pero no trato de profundizar en el tema.

— Creo que es hora de que me retire. — Fenrir se sirvió un último vaso, y lo bebió con la misma rapidez que los anteriores.

— Yo también me retiro, creo que la diversión se termino por hoy. — Kevin por su parte, se bebió todo el ron restante directamente de la botella.

— Lagartija, te puedo pedir un favor. — Kevin aun tenía la botella pegada a la boca, por lo que no pudo protestar. — Puedes llevar a Samanta a su casa.

— Pero… — por su expresión parecía que Kevin se negaría, pero al voltear a ver Samanta que la miraba con cierta pena, Samanta al ver que la observaba solo se encogió de hombros y desvió la mirada. — Si esta bien, los veo en la entrada, tengo que irme a cambiar. — Camino hacia los vestidores de los competidores, pero al

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pasar al lado de Fenrir le dijo al oído. — Te detesto maldito perro.

Era obvio que si Kevin tenía un punto débil, ese eran las chicas lindas, y aun más si se trataba de Samanta, por su parte Fenrir disfrutaba fastidiar a Kevin haciendo uso de esa debilidad.

Fenrir y Samanta salieron del bar y esperaron a Kevin frente a la fachada de bar, no tardo mucho en estacionarse frente a ellos un carro deportivo de color rojo, con marcas tribales negras a lo largo de toda la carrocería, Kevin descendió del vehículo con gran presunción, como esperando que los flashes de cientos de cámaras fotográficas empezaran a centellar en el momento que descendía del carro, ya estando fuera de su automóvil se acomodo el saco del traje negro ahora portaba, rodeo al carro y abrió la puerta del lado del copiloto.

— Muchas gracias. — dijo Samanta, muy apenada por la molestia que significaba desviar a Kevin de su trayecto original por mas de tres horas de diferencia, además de que aun no comprendía por que en esta ocasión Fenrir no se ofreció para llevarla a su casa, subió al vehículo, y Kevin cerro la puerta con delicadeza, casi instantáneamente una moto se estaciono al lado de la puerta de Samanta.

— ¿Te diriges a tu casa? —pregunto Samanta.

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— No, tengo asuntos pendientes en el distrito veintiuno, por favor le entregas el sobre a tu padre, te llamo mañana. Cuídate. — Fenrir comenzó a revolucionar el motor de su motocicleta.

— Fenrir no vayas… —gritó Samanta pero Fenrir ya estaba en camino, Samanta solo vio como el faro trasero de la motocicleta se perdía en el horizonte.

— ¿Nos vamos? — pregunto Kevin, Samanta por fin salió de su estado de shock.

— Si, cuando quieras. —Kevin encendió el carro, y se dirigió en sentido opuesto al que se había marchado Fenrir.

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