Historia de una maestra también en el siglo XXI

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Historia de una maestra también en el siglo XXI En la vida de todo educador hay una serie de etapas que en este libro, Historia de una maestra de Josefina Aldecoa, se reflejan claramente. uando nos planteamos ser educadores, no sabemos que pasaremos por unas y otras etapas de reflexión, reciclaje, aprendizaje, declive profesional, etcétera. “Y ese ser maravilloso, ese hombre en potencia ante el cual se doblega la Naturaleza, os ha sido confiado, mejor dicho, os será confiado a vosotras” Gabriela, personaje principal de este libro, termina en 1923 la carrera de educación en la Escuela Normal de Oviedo y recoge su título para comenzar una nueva vida, una nueva etapa. Acababa de terminar la etapa de aprendizaje inicial, de su formación básica para ejercer como maestra. A partir de aquí la formación posterior iría al unísono de su experiencia en la docencia, siempre se acordaría de las palabras de un profesor suyo que hablaban sobre la responsabilidad de los maestros hacia los alumnos: “La joya más preciosa carece de valor si la comparamos con un niño. La planta más hermosa es solo una pincelada de verdor; la máquina más complicada es imperfecta al lado de ese pequeño ser que piensa, ríe y llora. Y ese ser maravilloso, ese hombre en potencia ante el cual se doblega la Naturaleza, os ha sido confiado, mejor dicho, os será confiado a vosotras…” La fase del arranque profesional de Gabriela se desarrolló en varios pueblos de España, pueblos remotos donde intentaba llevar a la práctica aquello que había aprendido durante su formación y donde se iba adaptando a sus alumnos, a las necesidades que se presentaban en el día a día, los recursos de los que disponía, que no eran abundantes, de todo ello aprendía (lo que hoy en día llamamos aprender a aprender) y enseñaba. Ponía en práctica la actual Educación en Valores: “…el hombre y la mujer no son diferentes por la habilidad sino por la fisiología […] La fuerza física es una cosa, les expliqué. Pero hay otra fuerza que es la que nos hace discurrir y resolver situaciones difíciles…” Su vida personal y profesional se ensamblaban, una pertenecía a la otra, estaba inmersa en su profesión y no había más allá de ella, sus alumnos lo eran todo, estaba empezando a vivir su sueño. C

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Historia de una maestra también en el siglo XXI

En la vida de todo educador hay una serie de etapas que en este libro, Historia de una maestra de Josefina Aldecoa, se reflejan claramente.

uando nos planteamos ser educadores, no sabemos que pasaremos por unas y otras etapas de reflexión, reciclaje, aprendizaje, declive profesional,

etcétera.

“Y ese ser maravilloso, ese hombre en potencia ante el cual se doblega la Naturaleza, os ha sido confiado, mejor dicho, os será confiado a vosotras”

Gabriela, personaje principal de este libro, termina en 1923 la carrera de educación en la Escuela Normal de Oviedo y recoge su título para comenzar una nueva vida, una nueva etapa. Acababa de terminar la etapa de aprendizaje inicial, de su formación básica para ejercer como maestra. A partir de aquí la formación posterior iría al unísono de su experiencia en la docencia, siempre se acordaría de las palabras de un profesor suyo que hablaban sobre la responsabilidad de los maestros hacia los alumnos: “La joya más preciosa carece de valor si la comparamos con un niño. La planta más hermosa es solo una pincelada de verdor; la máquina más complicada es imperfecta al lado de ese pequeño ser que piensa, ríe y llora. Y ese ser maravilloso, ese hombre en potencia ante el cual se doblega la Naturaleza, os ha sido

confiado, mejor dicho, os será confiado a vosotras…”

La fase del arranque profesional de Gabriela se desarrolló en varios pueblos de España, pueblos remotos donde intentaba llevar a la práctica aquello que había aprendido durante su formación y donde se iba adaptando a sus alumnos, a las necesidades que se presentaban en el día a día, los recursos de los que disponía, que no eran abundantes, de todo ello aprendía (lo que hoy en día llamamos aprender a aprender) y enseñaba. Ponía en práctica la actual Educación en Valores: “…el hombre y la mujer no son diferentes por la habilidad sino por la fisiología […] La fuerza física es una cosa, les expliqué. Pero hay otra fuerza que es la que nos hace discurrir y resolver situaciones difíciles…”

Su vida personal y profesional se ensamblaban, una pertenecía a la otra, estaba inmersa en su profesión y no había más allá de ella, sus alumnos lo eran todo, estaba empezando a vivir su sueño.

C

A los pocos años, después de un ir y venir por diferentes escuelas, aprobó la oposición que la nombraba Maestra en propiedad. Su primer destino fue Guinea, el sitio más lejano donde podía llevarle su profesión y sin olvidar las palabras de su padre: “La aventura puede ser loca, el aventurero no”, se embarcó en su

nueva hazaña. Allí enseñaba en una lengua que no era su lengua natal, (acontecimiento a la orden del día en la actualidad con la enseñanza de otras lenguas extranjeras como el inglés, francés, alemán, etc.) Este destino fue el final de la etapa y comienzo de la siguiente: consolidación.

“La aventura puede ser loca, el aventurero no”

La estabilización de su vida profesional vino acompañada de su vida personal: el matrimonio con Ezequiel. Ezequiel era el maestro de la escuela del pueblo de al lado a su siguiente destino: Castrillo de Abajo. A partir de este momento gozaba de una base metodológica que le permitía dar salida a todos aquellos problemas que le pudieran surgir en el día a día con sus alumnos, tenía un bagaje profesional. Además la faceta de madre, su maternidad, la hizo madurar en otro aspecto de la vida totalmente desconocido para ella; con Juana, su hija, empezó a diferenciar el trabajo de la vida personal, a pesar de que en su aspecto profesional ponía todo de su parte para sacar adelante a sus alumnos.

Su última etapa, declive profesional, se caracteriza por dos hechos importantes: el traslado a un pueblo minero de la provincia de León y la aplicación de otras metodologías docentes. Este traslado tenía sus ventajas, como que las escuelas de ambos estaban en el

mismo pueblo, una al lado de la otra junto a su casa; gozan de más comodidades personales y profesionales y por todo ello se integran en la sociedad del pueblo y se sienten felices.

Profesionalmente optaron por practicar otro tipo de experiencias: dividieron a los alumnos por edades, eliminando de su metodología la enseñanza por sexo. Además Gabriela trabaja la educación inclusiva actual, ya que entre sus alumnos estaba Mateo, un niño con discapacidad intelectual para el que adaptaba su metodología, recursos, objetivos, etc. Realizaba adaptaciones individuales para que consiguiera alcanzar los logros planteados.

Pero a pesar de ello, Gabriela estaba empezando a perder la ilusión por su trabajo, por la enseñanza, se preocupa por las decisiones de su marido Ezequiel, quien toma

parte en la política de época junto con otros dos maestros, y lo que le llevará a la cárcel y posteriormente a perder la vida; unido a esto y junto con la decisión del inspector de eliminar la división de la escuela por edades y volver a la división sexista, hizo a Gabriela aislarse del mundo, sumergirse a la fuerza en la enseñanza, aunque sin ganas, era su vía de escape para olvidar lo que ocurría a su alrededor. “Yo había caído en una indiferencia defensiva que me protegía del clima y de la pesarosa actitud de Ezequiel.”

Por muy diferente que sea la época, el escenario, hoy en día sigue ocurriendo lo mismo, se dan una serie de características en común: la participación de los padres en la educación, la inclusión educativa, adaptación de metodologías, y junto con todo ello, la serie de etapas por las que tiene que pasar todo educador. Elena Fdez. Hernáez