HOMILÍA DEL XXIX DOMINGO DEL TO. CICLO A. LA IGLESIA RENACE A LA ALEGRÍA.

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IGLESIA: RENACE LA ALEGRÍA. Queridos amigos: Muchas son las personas, instituciones, grupos o entidades que se quejan de “falta de alegría” en su relación, en su acción y en su oración. Al ver el lema del Día del Domund de este año, he pensado: La Iglesia, ¿tiene que renacer la alegría en su misión evangelizadora? ¿Es la alegría algo connatural en la misión de la Iglesia, o es la duda, la decepción, la indiferencia o la impaciencia? ¿Qué tenemos que hacer para que renazca la alegría? Tratar de dar sentido a la vida, al dolor, a las posibilidades y a las contrariedades. No perder la confianza, la serenidad, la esperanza ni la paz. Aceptar que la alegría nace de la paz interior, del desasimiento exterior, del seguimiento a Jesucristo y de hacer el bien a los demás. Intentar no caer en la dejadez, que es la que origina la frustración y el descontento. Evitar no caer en el desasosiego , que nos lleva a la angustia y a la falta de admiración y de entusiasmo. La alegría es un don que se apoya en la paz interior y en la seguridad de que estamos en las manos de Dios. Intentar hacer las cosas con alegría, que es paz inquieta, esfuerzo compartido, fraternidad mimada, ánimo esmerado para hacer siempre el bien.

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IGLESIA: RENACE LA ALEGRÍA.

Queridos amigos: Muchas son las personas, instituciones, grupos o entidades que se quejan de “falta de alegría” en su relación, en su acción y en su oración.

Al ver el lema del Día del Domund de este año, he pensado: La Iglesia, ¿tiene que renacer la alegría en su misión evangelizadora? ¿Es la alegría algo connatural en la misión de la Iglesia, o es la duda, la decepción, la indiferencia o la impaciencia?

¿Qué tenemos que hacer para que renazca la alegría?

Tratar de dar sentido a la vida, al dolor, a las posibilidades y a las contrariedades.

No perder la confianza, la serenidad, la esperanza ni la paz.

Aceptar que la alegría nace de la paz interior, del desasimiento exterior, del seguimiento a Jesucristo y de hacer el bien a los demás.

Intentar no caer en la dejadez, que es la que origina la frustración y el descontento.

Evitar no caer en el desasosiego, que nos lleva a la angustia y a la falta de admiración y de entusiasmo. La alegría es un don que se apoya en la paz interior y en la seguridad de que estamos en las manos de Dios.

Intentar hacer las cosas con alegría, que es paz inquieta, esfuerzo compartido, fraternidad mimada, ánimo esmerado para hacer siempre el bien.

Eso es lo que dice el Señor a los que quieren tentarle y ponerle a prueba: “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”. (Mt. 22, 21).

Es decir, no seáis rebuscados ni retorcidos; no seáis amigos de segundas intenciones; no seáis malpensados o simuladores.

Alegraos de las cosas limpias y sencillas, y renacerá la alegría en vosotros y en los demás.Que nuestra alegría sea como la del Señor: estar de parte de los pobres, de los que pasan hambre, de los que lloran o tienen necesidad. Así haremos que renazca la alegría y estaremos cumpliendo con la misión encomendada a la Iglesia: ANUNCIAR EL EVANGELIO: LA BUENA NOTICIA.

Gabriel.

29º. Domingo Ordinario. Ciclo. A. (Día del DOMUND).Madrid. 19 de Octubre de 2014.