HUMANISMO-pag-7-R.C.P., No. 16, Cuárta Época, Num. 16, sept-diciembre, 1997

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    POLITICA y HUMANISMO (A PROPSITO DEL FRACASO DEL PENSAMIENTO POLTICO)

    Otilio Flors Corrales

    Confucio dijo: Es el hombre el que ensancha el camino y no el

    camino el que ensancha al hombre.

    El ttulo de este trabajo congrega a tres elementos que no siempre han significado sinonimidad: poltica, humanismo y pensamiento poltico. Cada nocin obedece a una historicidad conceptual en su nivel de catego-ra, y este breve ensayo pretende esclarecer, problematizar y fundir tales significados para pensar el grado de eficacia del pensamiento poltico en las realidades polticas que dan testimonios de los tiempos vividos o, en suma, del fracaso de la razn y del pensamiento poltico en las estructu-ras mentales Occidentales.

    Poltica, es un juego entre inteligencias. Sin duda, se trata de un juego entre interlocutores; la poltica nace con el dia-Iogos; poltica implica ms de uno solo; poltica es construccin del otro, es un querer entender, es inclinacin por el entndimiento del discurso, de las razones ajenas. Sin el "otro", la poltica no existe.

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    La poltica no es la ciencia poltica. La ciencia poltica estudia al fe-nmeno poltico, a las teoras polticas, ergo esta "ciencia" no es el fen-meno mismo de lo poltico ni la teora poltica en s. La poltica es un ofi-cio, una prctica y una especulacin. Y como oficio se delimita en el marco de la formacin de la toma de decisiones y del ejercicio del poder mismo; como prctica descansa en la palabra que sta, a su vez, reposa en la capacidad de accin en hechos concretos y reales para sopesarla como poltica rebasando a la oratoria y al ordenamiento estricto jurdico; como especulacin -y raz fundamental de la poltica en s-, est en las estructuras mentales de los pueblos y de sus capacidades de resolucin de

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    problemas. T politik, as se acuar el concepto en la poca socrtica segn

    testimonio de Platn. Pero su nacimiento es ms antiguo; su radical lo encontramos ya en Homero y seguramente se us en lenguajes pre-homricos para designar al que viva sometido en las esferas de poder de algn dios. Palabra antigua no heredada como forma mitolgica como otros de los grandes conceptos que s heredamos de aquello divino y que recayeron en oficios humanos como Dik (la justicia) o Krons (el tiem-po). Palabra antigua (con raz po!) que jams design figura divina, y s, desde el comienzo de su gnesis, slo artificio humano.

    Bajo el lxico aristotlico la palabra usada para designar al oficio (y ya al oficio pensado) ser lj) pelitik y tendr un significado distinto al que le diera Platn. El vocablo, pues, desde sus orgenes ha cambiado constantemente segn pocas, sitios y autores, convocando a pensar que no es slo el concepto el que cambia, sino su representacin, aunque no necesariamente su esencia. No se trata aqu de hacer una historia de la nocin de "la poltica", slo sealo que el concepto es mltiple pero que, bajo los esquemas de las categoras y los conceptos, esta funcin de "la poltica", puede ser pensada como tal en el mundo clsico o moderno bajo esquemas y lenguajes francos para poder entendemos y saber de qu estamos hablando cuando nos referimos a la poltica en rigor.

    En el mundo anglosajn contemporneo la poltica, como concepcin, tiene bsicamente el sentido de Policy y de Politics, concibiendo a la pri-mera como lineamientos a seguir, y la segunda como accin de artimaa,

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    astucia o inteligencIa. Baste decir que en este ensayo nQ me inclinar a desarticular y pensar a la primera cuestin (que se asemeja ms en nues-tro idioma a administracin pblica que a real politik). Poltica es ms que administrar, de hecho, no es administrar ni organizar, sino dirigir, de-cidir bajo las esferas de la negociacin o de la diplomacia, porque tampo-co poltica es ordenar. Poltica es bsqueda de consensos, propiciamiento de equilibrios.

    Por otro lado, el Humanismo no es slo 10 que concierne al Hombre y a 10 humano, sino a todo 10 que se hace humano y del hombre con el Ver-bo o, como dira Juan _. por supuesto, el de los evangelios-, con el lgos.

    El Humanismo no es una escuela, ni necesariamente es Humanidades. Aunque mucho del Humanismo encuentre sus caractersticas ah. El Hu-manismo fundamenta sus problemas en los de la humanidad, y da razn de ser as a las humanidades de cada poca, de cada meridiano en los ci-clos de la Historia. l Por tanto, el Humanismo no es un Modismo. Sea acaso una vocacin posible inmanente del ser Hombre, del- constituirse y educarse Hombre. Es factible entender al Humanismo como contacto en-tre el hombre y el mundo, entre el yo y el otro, fundamentando y dando razn de ser a la concepcin de la poltica, de la civilidad y de la concor-dia ah donde existen problemas.

    El humanismo como categora poltica, es la aceptacin y tolerancia de la multiplicidad de argumentos y de logoii que existen frente a un fe-nmeno histrico. Por tanto, este humanismo poltico del que hablo posi-bilita senderos distintos de verdad (sendero antigriego por excelencia). Verdad entendida no como el veritas latino, sino, en rigor, bajo su signifi-cado griego de altheia. Pero la vocacin de verdad reposa ms bien en el humanista y no el el objeto, sujeto que es finalmente quien forma y con-forma al humanismo, a los humanismos ya los fundamentos de los reg-menes democrticos o sociedades abiertas antisectarias. El humanismo no es ~n el idioma de Goethe- el Geist o Espritu hegeliano, sino el

    I Historia concebida como trnsitos de la conciencia de los pueblos, y no como un orden cronolgico de fechas.

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    proceso que culmina con el a priori kantiano en trminos modernos. O ms an si quiere, en el proceso mismo de altheiagriega.

    El humanismo tiene diversas formas de ser, de expresarse y as como tambin hay diferentes formas de asumir la vida, hay tambin varias for-mas de ser hombre y de ser humanista. Cada va es una tentativa a explo-rar y a discernir con ella. Sus caminos no son nicamente los universales kantianos. De sus caminos, podemos nombrar -entre otros- algunos de sus ms importantes senderos: la Filosofia, la Poesa, la Religin, la_Lite-ratura, la Ciencia, la Metafisica, el Misticismo ... Y'de cada uno de stos podemos desprender otros tantos caminos, incluso de la combinacin de elementos, podemos recrear las formas posiblesll Humanismo. Al Hu-manismo le podemos descubrir y describir a partir del campo que se quie-ra en cuestin.

    Por ello, el humanismo son muchos humanismos; por eso, humanismo en esencia es alteridad y es diferencia.

    Pero la procupacin del humanismo es el Hombre. Su inmanencia es la base preocupal del humanismo; lo permanente del homo sapiens es fudamento de todo humanismo. Por ello no es una moda, no podra serlo.

    El Humanismo es reflexin, no slo razn; esta razn radica en que el hombre no es slo razn. El humanismo es motivo de accin, resultado de accin, no slo es un anterior o un posterior como especulacin, importa pensarlo como efecto. Resulta ser movimiento como contemporneo nues-tro. Es espejo de tiempos y de hechos. Lo pensante y lo moviente, como lo afirmara Bergson. Como oficio de pensamiento, se sita frente al movi-miento del Ksmos (palabra griega que puede significar "orden"). Esa es su prctica, que jams ha sido el humanitarismo, que cosa tan distante y tan distinta del humanismo es. Ni la ingenuidad ni la ignorancia son argu-mentos vlidos para pensar paralelas a estas categoras tan diferentes: humanismo, humanitarismo.

    De los orgenes de Humanismo, bien podemos tener elementos de tal en culturas arcaicas (aunque stas no se consideren como humanistas). Estos elementos son de significativa importancia, por ejemplo los hereda-dos de las culturas, Hebrea, India o Maya, slo por notnbrar algunas. Sin embargo, el Humanismo como tal no exista en aquellos "remotos" meri-

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    dianos del tiempo histrico. Lo que s haba ya eran los elementos con los qu reflexionar sobre el Hombre.

    Como vocablo, el Humanismo es hijo del Medioevo; contemporneo en sus orgenes a los del Renacimiento y a la vez de los del vocablo vital "Tolerancia". Y as como el Renacimiento es impensable sin la cosmo-visin histrico-poltica y cultural de la antigedad, el Humanismo as tambin 10 es.

    Como forma, el Humanismo es expresin moderna. Sus elementos son la universalidad de lo perenne del hombre. Nadie podra negar que Homero o los patrsticos son patrimonio eminentemente humanista, aun-que la categora humanista sea muy posterior al poeta o a estos pensado-res y apologistas que sealamos.

    El vocablo humanista, viene del latino humanus que Nebrija retoma para derivar Humanal, en su castellano medieval, pero que aparecer como humanista hasta 1613 con Cervantes, probablemente tomado del italiano "umanista" usado ya, segn Corominas, en 1490.

    Pero pensando nuestras palabras, humanus no es, ad litera, hmo. Hombre, es animal racional, individuo, de gnero humano, y Humano es el gnero. Ergo, la reflexin filolgica en tomo a esta cuestin nos .hace pensar ms all y decir que "hu-manus" tiene afinidad arcaica con ''fu-mus" que significa humo. Al igual que de "Homo" se deriva el sentdo de "vir", su parentesco est en la fontica antigua con ''pulJ!.fX.us'' que significa: polvo (pul significa bien, bello, perfecto). De ah quiz las sabias palabras sobre el Hombre, aquellas que dictan de nosotros que polvo somos y a polvo vamos.

    Desprendindonos de la mstica, hemos de decir que si el humanismo trata del hombre, por ste, humansticamente enfocamos al de la reflexin retomada por Caldern y por Schopenhauer. Cuestin o visin paralela al de otros pensadores humanistas de gran peso como Pascal y Spinoza. Pascal, por ejemplo, dice: "Condicin del Hombre: Ignorancia, Tedio, Inquietud'',2 y en otro lugar expresa: "Descripcin del hombre: Depen-

    2 Pensamientos 24-127.

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    dencia, deseo de independecnia, necesidades".3 Spinoza dice del hombre en su tica:

    Llamo. servidumbre a la impotencia humana para gobernar y limitar los afectos; pero el hombre, sujeto a los afectos, no es dueo de s, sino esclavo de la fortuna, en cuya potestad se halla de tal manera que a menudo se ve empujado a ir en pos de lo peor, a pesar de que advierta lo que es mejor para l .4

    y tambin en otros lugares de su obra el mismo Spinoza expresa: "La fuerza con' que el hombre preserva en existir es restril'\gida, y resulta superada infinitamente por la potencia de las causas externas" ... 5 "Si los hombres nacieran libres, no formaran concepto alguno de 10 bueno y 10 malo en tanto fueran libres".6

    Es esto, en efecto, la sustancia del por qu vemos al hombre no slo como forma fisiolgica en s, sino que a la vez todo ello indica que existe interioridad, llmese alma, esencia. espritu, conciencia, inconsciente, subconsciente, etctera, deca Herclito de feso: "Los lmites del alma (phsych) no los lograras encontrarlos, aun recorriendo en tu marcha to-dos los caminos: tan honda es su razn (lgoS).7

    Mseras mentes de los hombres, oh pechos ciegos dir Lucrecio en su magistral poema de rerum natura. Pensamiento, pensamientos acordes a los atribudo s a Salomn que ms bien parecen ser de origen pirroniano que se pueden leer en todo el eclesiasts bblico: "1,2 Vanitas vanitatum dixit Ecclesiastes; van itas vanitatum, et omnia vanitas"/ "Vanidad de va-nidades dice el congregador, vanidad de vanidades, Todo es vanidad". Pensamientos paralelos a los que encontramos en los sutras, por ejemplo, del shivasmo de kachimira o a las sentencias de Buda.

    El hombre, pues, en devenir, es temporalidad. Y 10 es, bsicamente

    3 Pensamientos 78-126 4 Pref.,a la 4a. Parte "De la servo Humana, s Prop, III de la 4a Parte de la tica. 6 Prop, LXVIII de la 4a Parte de la tica. 7 Fr 845 Diels

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    porque es verbo, es logos, expresin frente a la "otredad"; porque el "otro" no es precisamente el "sujeto-otro" que interpreta, sino el lgos mIsmo.

    Pero esta dnamis hacia el "sujeto-otro", es la que hace del hombre 10 que ste expresa, 10 que ste entiende y 10 que ste hace, Aunque an hoy no entendamos casi nada el por qu quiero so, o ms an, el por qu quiero. Confucio deca que "es posible hacer que los sbditos tomen una determinada direccin, pero no se podr conseguir que sepan su por qu".

    En todo caso, esa razn de ser del hombre ha de ser y estar en la esttica.

    El humanismo se ha presentado en diversas pocas de maneras diver-sas, y no por ello en poca alguna a partir de su aparicin como tal ha dejado de estar presente. En nuestra poca, ciertamente, el ejercicio de la vocacin del humanismo es muy escaso, pero sus formas existen. Nunca este ejercicio y esta vocacin ha sido de carcter masivo, aunque este ejercicio y esta vocacin incumban a 10 pblico.

    Mundo y hombre han cambiado. Siguen cambiando tal vez slo el contexto y medios del Hombre, pero quiz no l s mismo. Sin embargo, a ese devenir nos referimos al hablar de su movimiento, del movimiento fa-laz del hombre. El humanismo entonces encuentra sus preocupaciones en ese cambio constante, teniendo a 10 constante del hombre. No obstante, los argumentos, las explicaciones o las narraciones de este ejercicio hu-manista se presentan hoy, otras, de manera pseudo novedosa.

    Nuestra poca en trminos de pensamiento -y pensando en las cate-goras del mundo--, tiene como caracterstica el asistematismo epis-tmico y poltico; esto tambin se vislumbra en el arte. Es solamente una caracterstica de nuestra decadente modernidad, o de nuestra naciente posmodernidad, 'No tenemos a un Pascal, a un Spinoza o a un Hegel, o en el caso del arte a un Miguel Angel o a un Velzquez. Pero s tenemos ahora un gran comercio, y por qu no llamarle un gran mercado de 10 que se puede vender, libros, ideas, visiones? Existe una enorme produccin bibliogrfica, hemerogrfica, filmica.

    - Pero existen pocas ideas, muchos ttulos, poqusimas obras, poqu-

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    simos libros! Al igual que en el arte, hay tan pocas obras y tantsimos comerciantes!

    Si exploramos a Richard Rorty, realmente es sorprendente ver con qu facilidad cita hasta a quince autores juntos para decir nada y englobarlos a todos bajo un solo juicio. Si leemos y estudiamos a Junger Habermas, encontramos que si queremos saber sus ideas, mejor hay que ir a Adorno o a Hegel. En el caso de Niklas Luhuman, de inmediato nos damos cuen-ta que escribe sin demostrar mucho de 10 que dice o quisiera decir. Ya no me refiero a Vattimo o a otros tantos autodenominados posmodernos, pues mi discernimiento en-tomo a sus pensamientos 10 encontraremos en otra parte.

    Y, sin embargo, son visiones vlidas, aunque sea-para pasar con cali-ficacin aprobatoria alguna asignatura de pensamiento moderno.

    Pero nuestro siglo no est invadido slo de basura o de fusiladores. Somos hoy contemporneos de Martin Heidegger, de Eduardo Nicol, de Bertrand Russel, George Bataille, de Paul Ricoeur, de Alfonso Reyes, de Emilio Ciorn, de Mircea Eliade, Levinas, Danilo Zolo, Jaques Le Golf, de Borges, de Neruda, de Machado, y de tantsimos otros pen-sadores del ms alto alcance en su produccin para el mundo. Deca Antonio Caso: "Hagamos cuanto est de nuestra parte por ser dctiles, cambiantes, proticos, para procurar ser hijos verdaderos de nuestro tiempo, discpulos nQ indignos de Goethe y contemporneos inteligentes de Nietzsche ... "8

    Por supuesto, las races de la cultura contemporanea segn los hechos de nuestro tiempo, no estn solamente en la academia o en la cultura oficial. La violencia no es una novedad en la humanidad, recordemos a Homero o a Arquloco, o si se prefiere al Bagavad Githa. Y, sin em-bargo, siempre se ha explicado -eso tambin perenne del hombre-segn razn de cada cultura. Ergo el humanismo no debiera ser jus-tificacin de ella (de la violencia), sino motivo para su inexistencia, pero la realidad hace que el bho de Minerva llegue siempre a destiempo El

    8 Antologla filosfica, Prlogo XVII.

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    humanismo como pretensin prctica, es slo la prctica pretensin de una mltiple e inteligente poltica. No olvidemos que la poltica como tica, es humanismo en prctica. El espritu del humanismo est en la tica; y uno de los estados ms altos de toda tica est en la poltica, por ello, la poltica es la paz, aunque sta tenga como fundamento mismo el plemos, el diverso lgos o la mltiple verdad.

    Hoy hablamos de crisis, pero cundo no la ha habido? Crisis de quin? El hombre como individuo y como ente social, siempre ha estado en son de la ruptura, que es lo que ad litera significa, "crisis": ruptura. Es sa la gran lectura sofclea, acaso sea la lectura mayor de San Juan de la Cruz. Pero la angustia de la cotidianeidad piensa, o mejor dicho, cree que no hay hoy humanismo. Muchos argumentos se dan por ig-norancia. Existe una especie de humanismo renegado en las acciones de los hombres de poca eficacia en poltica.

    Tenemos problemas, y muchos problemas como mundo moderno. La incredulidad hacia las Instituciones Pblicas hace claudicar" la fe" en la vida, incluyendo a la privada misma. La vida privada no es ya-garanta de privacidad, y muchos la quieren encontrar ahora --quiz como en toda la historia- en la compleja gama que va de la mstica a la perversidad.

    Frente al contexto humanista que rodea a la idea del hombre, la idea del quehacer poltico coincide con el caos que se vive en nuestro entor-no del eterno presente. Parece que el pensamiento poltico como forma de congregar a las palabras ms elegantes del discurso oficial explicante, slo ha justificado -el escaso humanismo en accin-los fenmenos ms atroces de los que somos testigos nosotros los contemporneos de los conflictos armados y polticos del mundo. Justificacin-explicacin y hasta razn de estos hechos que se transforma rpidamente en materia ex-clusiva acadmica e intelectualoide, desprendindose las menos de las ms veces de esto en el silencio; una labor de eficacia ausente frente a los mrgenes de irracionalidad con los que vivimos en estos momentos.

    El pensamiento en general cientificista se ha transformado en el gran totalitario por excelencia frente a todo discurso que carezca de verdad lgica, aunque nada de epistmica y ntica tenga tal pensamiento que se jacta de cientfico. Pensamientos fascistas en su fundamento que olvidan

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    prontamente las bases de todo humanismo ,con el que naci la tolerancia (como herencia hebrea) que poco o nada tuvo que ver con las de los cris-tianismos y catolicismos medievales que sectariamente adoptaron la Santa Inquisicin para todo aquel "enemigo identificado" simplemente porque no se pensaba como se quera que se pensase.

    El pensamiento poltico que se escuda tras las faldas del discruso cientfico, slo ha justificado -y slo en los mejores casos- a una vio-lencia exces-iva y constante entre los hombres, entre los individuos, entre los sujetos, entre las sociedades, entre las culturas y entre los Estados. La idea de "poltica" parece que naci y muri slo entre los griegos, y entre ellos, slo como un ideal elevado a una pequea prctica en un peque-simo tiempo all con Percles. El pensamiento poltico luego obtu~o sus primeras cauces prcticas concretas con la muerte de Platn. Despus de la muerte de este filsofo, todos los integrantes de su Academia, se mata-ron unos a otros por la direccin de sta. Esto 10 sabe cualquier erudito sobre el tema.

    Fue una democracia la que conden a muerte a Scrates, fue la plebe, fue la mayora la que conden a muerte a un hombre -de calibre sublime-llamado Jess. Y ni el pensamiento ms ptimo poltico o filo-sfico, hizo algo por salvar al filsofo ateniense, ni las sentencias sabias, ni los hechos cognocibles salvaron a aquel gran hombre de su crucifixin, ni aun despus de la experiencia griega se salv aquel en tiempos de los profetas. Es ms: nace y se desarrolla "la idea de poltica" entre los grie-gos, s, no obstante de nada, absolutamente de nada, les sirve a los griegos semejantes ideales frente a los alcances de los ejrcitos romanos y son conquistados por la historia de sus batallas y no por la imposicin de alguna idea sublime latina de frente a las griegas.

    El Fracaso de la razn en general, se vive con la ''prdida de la for-ma", con el desconocimiento del Otro, de la otredad, con el triunfo de la tcnica sobre el fracaso del entendimiento. Y si le quiere entender a al-guien es slo para saber cmo destruirlo mejor.

    Ya los presocrtiqos, los sutras vdicos, despus Spinoza y Hobbes, luego Nietzsche y muchsimos otros hablan desencantadamente de la hu-manidad no sin razn. El fracaso de la razn slo es un captulo del

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    contnuo desocultamiento de que al parecer somos una naturaleza no lgica ni mecnica ni social ni individualmente, aunque el camino ms fcil sea el pensar y el dirigir as a la historia y a los pueblos. Por qu en la guerra s existen instrumentos intelectuales "suficientes" para el dilogo frente a los discordantes? Por qu los conflictos con violencia entre los Estados y entre los individuos si existe la palabra y los medios para escucharla y decirla? La poltica no es una frmula para la vida feliz, ciertamente, empero, frente a este oficio que aspira al logro de con-sensos y bsqueda de equilibrios, cul es el sentido primordial del pen-samiento poltico, del pensamiento humanstico? De alguna manera debemos de pensar que en gran medida el conocimiento humanstico sin accin se ha vuelto slo un buen adorno o, en su caso, slo un ins-trumento altamente peligroso y eficaz para la guerra legtima. Las guerras de mayor alcance y que siembran fundamentalismos atroces son las de las ideas, son las de los totalitarismos, son las religiosas que se escudan y portan las banderas de lo sagrado.

    El divorcio de la vida con el conocimiento se palpa, las palabras son insuficientes? Hemos perdido la voz, el sentido de la voz? Hoy tenemos instrumentos para comunicamos, pero lo que menos se quiere es conocer, slo totalizar, tecnificar, informar, e informar no es conocer, informar no es educar.

    El fracaso de la razn poltica se funda en un casi indiscutible decai-miento de legitimacin pragmtica y especulativa en la que se solidifica el conocimiento cientfico poltico. El parteaguas del pensamiento poltico con sus diversas implicaciones respecto a otras ciencias o disciplinas, se basa en su hacerse objeto de filosofa y problema antropolgico. El mun-do como fenmeno poltico se desenvuelve ajeno o casi ajeno al discurso del pensamiento acadmico poltico.

    Hasta el momento este criterio -el acadmico-, es slo coto de poder para algunos dentro de las aulas; hasta el momento gran parte del trabajo invertido en este "cono-cimiento", slo es instrumento para acre-ditar materias de escuelas y no para la toma de decisiones polticas, existe en gran medida slo para justificar ciertas burocrticas de la erudiccin formal o de Gobierno.

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    travs de los ms grandes cambios histricos, stas, deberan de ser vertebrales.

    El fracaso del pensamiento poltico exhorta a pensar crticamente y de buena fe en lo que estamos haciendo dentro de las Universidades; invita a reflexionar en no crear y hacer de antros educativos, nuevas iglesias en donde los sectarismos y fundamentalismos sean El Conocimiento, y no el amor por una vida honesta y plena de verosimilitud.

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