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La miranda DIARIO de IBIZA VIERNES, 31 DE DICIEMBRE DE 2010 Y SÁBADO, 1 DE ENERO DE 2011 | 29 Pau Riba: los años de Formentera PÁGINAS DE CULTURA Nº 132 Entre 1970 y 1975 Pau Riba vivió a fondo la «experiencia» de Formentera. 40 años después rememora aquella etapa decisiva en su vida y en su música. En una casa de la Mola nacieron sus hijos y aquí también grabó su álbum ‘Jo, la Donya i el Gripau’. En una larga conversación recuerda los episodios de aquella grabación atípica, las amis- tades y los momentos más importantes de su estancia en la isla. Páginas 30 y 31 32 LIBROS: EL NUEVO STEPHEN HAWKING | 34 LITERATURA: TORRENTE BALLESTER [email protected] - blog.diariodeibiza.es/lamiranda El cantante y escritor Pau Riba D. M.

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La mirandaDIARIO de IBIZA VIERNES, 31 DE DICIEMBRE DE 2010 Y SÁBADO, 1 DE ENERO DE 2011 | 29

Pau Riba: los años de Formentera

PÁGINAS DE CULTURA Nº 132

Entre 1970 y 1975 Pau Riba vivió a fondo la «experiencia» de Formentera. 40 añosdespués rememora aquella etapa decisiva en su vida y en su música. En una casa dela Mola nacieron sus hijos y aquí también grabó su álbum ‘Jo, la Donya i el Gripau’. Enuna larga conversación recuerda los episodios de aquella grabación atípica, las amis-tades y los momentos más importantes de su estancia en la isla. Páginas 30 y 31

32 LIBROS: EL NUEVO STEPHEN HAWKING | 34 LITERATURA: TORRENTE BALLESTER

[email protected] - blog.diariodeibiza.es/lamiranda

El cantante y escritor Pau Riba D. M.

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La música utópica de Pau Riba

MÚSICA

Viernes, 31 de diciembre de 2010 y Sábado, 1 de enero de 2011 | La miranda

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En 1969 Pink Floyd publica el disco'More', que serviría de banda sonora parala película homónima dirigida por BarbetSchroeder: desde su estreno se convirtióen una película de culto para jóvenes detodo el mundo. Dos años después, en1971, los King Crimson publican su dis-co 'Islands', en el que reinterpretan el aza-roso viaje de Ulises por el Mediterráneohasta su regreso a Itaca (Formentera) ypoder tomar entre sus abrazos a su ama-da Penélope ('Formentera Lady'). Ese mis-mo año Pau Riba graba en La Mola conun magnetófono y unas baterías su bri-llante trabajo de orfebrería musical y li-teraria 'Jo, la Donya i el Gripau' (reedi-tado en formato CD en 1993).

Pink Floyd, King Crimson y Pau Ribacrean los textos y la música en la isla. Enel caso de Pau va mas allá y graba en For-mentera contra todas las recomendacio-nes y opiniones técnicas de su compañíadiscográfica, en su casa de Can Pep Car-los en La Mola.Formentera, en apenas dos años, se con-

virtió en uno de los centros de creaciónmusical más importantes de Europa. Cua-tro décadas después estos discos siguensorprendiendo por su frescura, creativi-dad y originalidad. Intentaremos en estastres entregas evocar un tiempo grabadocon letras de molde antes de que, comodecía el replicante de Blade Runner, «to-dos esos momentos se pierdan en el tiem-po como lágrimas en la lluvia».

El regreso a las raíces

Pau Riba (Palma 1948) es un artista quese mueve con agilidad por diferentes fa-cetas de la creación, difícil de encasillar yetiquetar: poeta, novelista, dramaturgo,ensayista, periodista, actor, diseñador grá-fico y cantante.

Se inicia en el mundo de la música en1964 y paralelamente comienza a escri-bir poesía y canciones, después de finali-zar sus estudios en la escuela de arte Mas-sana. Dibujará todos los posters y cu-biertas para sus discos y para otros artis-tas. En 1967 se producirá su primera de-tención policial por participar en un ma-nifestación estudiantil contra el régimendictatorial del general Franco. Durante sureclusión compone su conocido tema'Quatre barres blanc i negre'.

Su primer libro 'Cançons i poemes', pu-blicado en 1968, sería prologado por elcantante Raimon. Posteriormente publi-cará 'Graficolorància' (1976), 'Trànsit'(1985), 'Lletrarada' (1997), 'Actors Gra-màtics' (1998, en colaboración con Jau-me Sisa), 'Màximes Maximalistes'(2006); los ensayos: 'Euro rock' (1981),'La gran corrida' (1988) y 'Nosaltres elsterroristes' (2005). Ha publicado tambiénla novela 'Ena' (1987) y la obra de teatro'Transnarcís' (1985). Pero Riba, autor re-belde, heterodoxo e inclasificable, aún tie-ne mucho material pendiente de publicar.

La discografía del polifacético creadorse inicia con 'Taxista' en 1967 y se pro-longa a lo largo de más de 20 trabajos en-tre los que figuran discos de obligada re-ferencia cuando se habla del rock produ-cido en nuestro país, como por ejemplo:'Dioptria' I y II , 'Jo, la Donya i el Gripau'(1971), 'L'home estatic' (1972), 'Electrò-

cid àccid alquimist soc' (1975), 'Licors'(1977), 'Amarga Crisi' (1981), 'Trasnar-cís' (1986), ''De Riba a Riba' (1994), 'As-tarot Universdherba' (1998) y 'Virus Laic-s' (2008). En toda su obra literaria se ob-serva una constante: la pasión de Pau porla fonética y la morfología de las palabras,además de un interés por transitar cami-nos no explorados.

Riba en Formentera

En 1969 Pau Riba contrae matrimoniocon su novia de juventud Mercè Pastor

con quien tendrá dos hijos nacidos en sucasa de La Mola, Pauet (1971) y Caïm(1974). En ese año viajan por primera veza Formentera con la intención de vivir enla naturaleza y probar el ácido LSD; se-rán 15 días de verano que marcarían parasiempre a Pau Riba, ta y como nos con-firma: «La visión inicial de centenares depersonas desnudas en la playa de Migjorny los días que pasamos en esa playa ins-talados en una pequeña cueva, a pocosmetros de la rompiente de las olas, mien-tras otros vivían encima o debajo de losárboles, en cabañas improvisadas, en vie-jos corrales de la zona, fue algo grande y

liberador. Un encuentro directo con la na-turaleza y con otras personas proceden-tes de todo el mundo. Por las noches nosreuníamos alrededor de un fuego paracantar y contar historias, cada cual en suidioma, a mí me llamaban el 'pequeñoShakespeare' catalán.»

En una de las redadas policiales anti-pe-luts, Riba fue expulsado del paraíso. «Fueduro volver a Barcelona, reubicarse y re-tomar las riendas del ajetreo mercantil co-tidiano de un día para otro, no fue fácil–recuerda el artista 40 años después–. Tu-vimos que aparcar momentáneamente elfuego ardiente de la luminosa experien-cia acabada de vivir, muy viva en el alma,para poder movernos otra vez con ciertanaturalidad por el mundo que hasta pocoantes era el nuestro pero que, a partir deaquel momento, ya nunca volveríamos asentirlo realmente como tal. La experien-cia de Formentera despertó en nosotrosla conciencia de pertenecer ya a otra cosa,otro mundo, otra civilización, ese fue unsentimiento que ya no iba a abandonar-nos jamás y que marcaría nuestras vidasde forma indeleble. Tuvimos una expe-riencia y una visión. Y esa visión tuvo con-secuencias.»

Nueva filosofía utópica

Formentera como «experiencia». Y comoexperiencia capaz de trastocar las con-ciencias. El propio Pau Riba reconoce que«la primera y la más flagrante de las con-secuencias fue esa rotura afectiva y efec-tiva que nos colocó fuera del corpus so-cial y en una actitud de rechazo frente ala civilización imperante. Esta nos pare-cía como un remolino de aguas corruptasque se van acelerando mientras se acer-can al punto de precipitación. Supimosque más allá del peligro evidente de au-todestrucción, la civilización está desqui-ciada, rota, perdida; que la lujuria, la co-dicia y el ansia de poder impiden que elprogreso y el desarrollo avancen de for-ma equilibrada y justa, o que la ciencia yla tecnología redunden en un sistema devida más relajado y placentero, mas hu-mano y coherente con la salud del plane-ta y de sus habitantes. Otra consecuenciafue la creación de una comuna urbana enla que empezamos a aplicar nuestra nue-va filosofía utópica.»

E inmediatamente, aquellas consecuen-cias marcaron también su música. «Rom-pí con el grupo OM, con los que habíagrabado 'Dioptria I' para aliarme conMúsica Dispersa, de cuyo estilo me sen-tía más próximo después de nuestro via-je a Formentera.» Y así nace un cambioradical, con el nuevo disco 'Dioptria II',que supone el abandono del rock y unavuelta a las raíces folk de los inicios de sucarrera musical, después de 'Dioptria I',un disco en el que sucesivas generacionesde artistas como Alaska o Luz Casal hanreconocido como un trabajo capital queadmiran y reivindican como legado esen-cial del rock.

«El disco doble –afirma Pau Riba– seconvirtió en una plasmación simbólica deltránsito entre la cultura de Piscis y la deAcuario. 'Dioptria I' es un ataque frontala la civilización caduca, lanzado a la líneade flotación de su célula básica –la fami-lia–, la mujer en su alegre inconsciencia,

PEDRO MARTÍN MATILLA

El cantante y escritor Pau Riba durante una actuación en Eivissa en 1999 MOISÉS COPA

«La experiencia deFormentera despertó en nosotros la concienciade pertenecer ya a otracosa, otro mundo, otracivilización, ese fue unsentimiento que ya no iba aabandonarnos jamás y quemarcaría nuestras vidas de forma indeleble»

Portada del disco Dioptria

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MÚSICA

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esa Mater-familia sumisa y sufriente quecon su actitud avala el machismo autori-tario y violento de los 'amos' del mundo,que, porque es suyo, lo están matando, osea jodiendo, o, mejor dicho, lo han jodi-do ya, y el II es ya una propuesta de nue-vos valores y nuevas actitudes: rechazo aldinero, al consumismo y al desenfreno al-cohólico por un lado y apuesta por unaactitud más lúdica y hedonista, más acor-de con la naturaleza.»

‘Jo, la Donya i el Gripau’

Una serie de acontecimientos devuelven aPau Riba a Formentera. Durante la de-claración del estado de excepción porFranco a finales de 1970, cuando se esta-ba realizando el llamado 'proceso de Bur-gos' acaba en la cárcel. Riba vivía en unacomuna y eso para el franquismo consti-tuía un peligro. Pasa el fin de año en pri-sión y, en cuanto salen a la calle, a me-diados de enero, viajan a Formentera,donde nacería su hijo Pau Riba Pastor, el24 de febrero.

«Esta segunda vez –recuerda ahora PauRiba– fue muy distinta: nada que ver conla estampa hippie que nos había acogidola primera vez, aquel fresco veraniego depersonas felices instaladas en la provisio-nalidad que a las primeras lluvias se des-vanecería. Ahora quedaban sólo los quehabían echado raíces, cuyo aspecto y cu-yas costumbres, sin dejar de ser las mis-mas, eran ya muy otras: la convivencia en-tre ellos y entre ellos y los autóctonos, lasupervivencia, las necesidades del día adía, todo eso exige un plus de realismo.Buscamos una casa a toda prisa, encon-tramos una en La Mola –una isla dentrode la isla–, Can Pep Carlos; habíamos de-cidido que allí, a solas con la naturaleza,al poco tiempo de llegar, nos sentiríamosperfectamente aclimatados. Para el naci-miento de nuestro hijo montamos unafiesta en casa e invitamos a quien quisie-ra participar del evento.»

Cuando nació su hijo en Can Pep Car-los, sin asistencia medica, de parto natu-ral, Pau Riba ya había compuesto algu-nos temas para el disco 'Jo, la Donya i elGripau'. «A los pocos minutos de nacer–nos dice– ya estaba cantándole las can-ciones que había compuesto desde que ha-bíamos llegado. Durante la primavera ycomienzos del verano terminé de dar for-ma al disco y quise demostrar a la disco-gráfica que no sólo se puede vivir feliz deesta manera, llamemos precaria –sin aguacorriente, sin electricidad...–, sino quetambién se puede ser músico y grabar dis-

cos en esas condiciones: sustituyendo lafrialdad neutra, profiláctica de un estudiopor la calidez del entorno, tomando comolienzo o tapiz de fondo el magma sonorode la fenomenología natural e incorpo-rando ambientes concretos: abejas, ove-jas, lirones, crepitar del fuego, pucherohirviendo, niño llorando... Dejar comotestigos excepcionales del momento y delentorno esos pequeños ruidos que se cue-lan en la grabación. No fue fácil conven-cer a los de la discográfica de estas bon-dades. Para el tema 'La vella del fons delpou' utilizamos la cisterna como cámarade resonancia, también grabamos bajouna higuera, en medio del campo, en unahabitación, en una fiesta montada a pro-pósito, como ocurrió con 'La lluna la pru-na' (que aparece al principio del disco yal final, porque la versión completa duramás de una hora) o 'La dansa de la terra',en la que pusimos a todo el mundo a pa-tear el suelo. Aparte de las guitarras, Totipuso kalimba, Martí la guitarra afgana–una especie de pequeño sitar– un servi-dor puso ocarina, ukelele y guimbarda...a lo que hay que añadir el violín y la vio-la de gamba que pusimos en Barcelona. Y

el Pauet, con ocho meses sembrando ale-gría, mientras la Mercé se ocupaba de queno faltara nada y hubiese buen rollo. Fue-ron unos días muy agradables y prove-chosos, inolvidables.»

Y luego la portada. «Cuando acabó lagrabación y nos quedamos solos, me de-dique a la portada, que es un dibujo de31x31 cm., coloreado con lápices. Utili-zando el truco de las imágenes invisiblesde cuando éramos pequeños (aquello de¿dónde esta la liebre...?) intenté meter re-ferencias más o menos ocultas a todos lostemas y al hecho central de la pater-ma-ternidad y el alumbramiento».

Arcadia feliz

De 1971 a 1975. Años de Formentera yaños de nuevas amistades. «Recuerdo aAntoni Tur Costa ‘Gabrielet’, que eranuestro vecino, nada más llegar ya con-geniamos. Tenía una sólida formación ar-tística adquirida en las Academias de Ma-drid y Roma como dibujante y ceramis-ta. Quizás no llego a consolidar una ca-rrera artística porque su verdadero arte

era la vida, la vida misma; el suyo era elarte de saber vivir y saber vivir bien... sinapenas nada y sin nada de penas: dotadode una vitalidad extraordinaria y de unoptimismo irrompible e inoxidable. Fuenuestra conexión más directa y profundacon el espíritu isleño y con la filosofía delsaber ser feliz con lo que hay, lo que se tie-ne en cada momento. De él aprendimosmuchísimas cosas y en muchos sentidos;en muchos aspectos me considero un dis-cípulo suyo. También me vienen a la men-te nuestro casero Joan Joan que nos con-taba historias de sus viajes como marinoen la isla de Cuba, na Catalina y su hijoMiquel del Bar Can Toni, el americanoToni des Cans, el danes Karsten, el suecoUlf, que nos introdujo en el simbolismodel tarot, Dolors y Enric Majoral que fuemaestro de Pauet.»

¿Qué es lo primero que le viene a lamente si piensa en aquellos años de For-mentera, le pregunto a Pau Riba para ter-minar nuestra conversación? Y el artistaresponde como invocando una fórmulamágica: «Estado de gracia, arcadia feliz,edad de oro, unión trascendente con lanaturaleza y el cosmos.»

«No fue fácil convencer a los de la discográfica deestas bondades. Para eltema ‘La vella del fons delpou’ utilizamos la cisternacomo cámara deresonancia, tambiéngrabamos bajo una higuera,en medio del campo, en unahabitación, en una fiestamontada a propósito...»

Dos imágenes de Pau Riba en los años 70 En Formentera, 1971

Portada del disco grabado en Formentera ‘Jo, la Donya i el Gripau’ (1971)

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Anunciador de prodigios, por cada res-puesta dos preguntas, catalizador de laimaginación, sepulturero de la intuición,el cometa Stephen Hawking ha vuelto. Suúltima puesta en escena se titula ‘El grandiseño’ (Editorial Crítica, 2010), texto har-to más accesible y mundano que aquelloscon los que el archifísico británico casti-gaba últimamente a sus fieles.

Es bien sabido que una reacción nucle-ar precisa de un moderador a fin de que nose vuelva incontrolable, explosiva. Diría-se que Leonard Mlodinow (físico, divul-gador y guionista (‘Star Trek’) es la barrade grafito que atempera al plutonio Haw-king (otra vez, como ocurriera en 2005 conla publicación conjunta de ‘Brevísima his-toria del tiempo’). Así las cosas, alineadosdos astros, nace un libro que sabe horro-res a teta materna, a aquel primer granbanquete que nos sirvió Carl Sagan: el ve-nerable Cosmos. Hawking y Mlodinowgustan de recorrer, otra vez, como hicieraSagan, el camino que lleva al ser humanode las explicaciones mitológicas a las cien-tíficas, de la credulidad al escepticismo, dela ingenuidad a la física cuántica. Una ca-rrera larga en la que los relevistas, a me-nudo héroes, tuvieron que aprender a sor-tear las zancadillas de la incultura ajena.Hoy, que la ignorancia (y la religión, y lasuperstición…) ya no frena a la ciencia(¿cómo vas a frenar a quien ya te ha saca-do medio circuito de ventaja?), los cientí-ficos pueden hablar a gusto.

El problema es que ya apenas se les en-tiende nada y resulta tentador defendernuestro castillo de incapacidad atacando:«si comes pollo se te cae el pelo y mutas deorientación sexual» (Evo), «dice mi primoque no hay cambio climático» (Mariano),«el preservativo no es eficaz contra el sida»(Joseph)… y más. Versiones selectas, VIP,del maremagno de ripios que nos son tanfamiliares: «eso no lo comas que es todoquímica, con tanto transgénico nos van asalir aletas», «la evolución no es más queuna teoría…». La superstición es un actode cobardía ante la fe y ésta es un reflejode incompetencia ante la ciencia, que a suvez corre el riesgo de desmarcarse tanto delhumano medio que lo repatria de nuevo allodazal de la superstición.

El nuevo libro de Hawking es un es-fuerzo grande por divulgar la teoría M, latremenda ‘teoría del todo’ tan buscada porlos físicos desde que, con el siglo XX ma-triculado en párvulos, la física cuántica yla relatividad se revelasen tan ciertas comocontradictorias para gobernar las cuatrofuerzas fundamentales de la naturaleza.

Hawking, quien nunca dejó de ser opti-mista aún cuando muchos abandonaronel empeño y otros fracasaron, confía en queno estamos lejos, décadas contadas a losumo, de que sea la llamada teoría M latriunfadora en esta fatigosa búsqueda. Setrata en realidad de un constructo federal,integrado por múltiples teorías parcialesque como collar de perlas se engarzan gra-cias al elástico pero irrompible nylon de lateoría cuántica.

Para gozar de un crucero vale más nopensar en las fosas abisales de abajo, dospuntos, las matemáticas. A ellas, en ver-dad, debemos todo esto. Hawking y Mlo-dinow las invocan, sí, pero sólo para col-

garles la medalla que merecen aunque sincometer el error editorial por excelenciaque sería concederles turno de palabra.Espacios vectoriales de once dimensioneshabitados por p-branas dan más miedoque Mourinho con una caries y sin ibu-profeno.

Son las soluciones matemáticas de lasecuaciones cuánticas las que predicen unainfinidad de universos posibles, cada unocon su historia y leyes físicas. La mayoríade estos serán radicalmente diferentes delque conocemos. Miríadas de universosexistirán durante un infinitésimo de tiem-po, otros serán tan exóticos que jamás per-mitirán la existencia de una estrella, de unplaneta alrededor de esa estrella ni de unser vivo caminando sobre el planeta queorbita tal estrella. Acceder de modo intui-tivo a estas revelaciones parece demasia-do para un ser anclado a uno en concretode estos multiuniversos. Así Richard Feyn-man, uno de los talentos más sorprenden-tes del siglo XX, escribiera: «creo que pue-do afirmar con seguridad que nadie com-prende la física cuántica». Pero la más locay enmarañada creación científica con-cuerda con las observaciones y jamás ha

dejado de superar una prueba por muchoque haya sido convocada a examen másveces que ninguna otra teoría en la histo-ria de la ciencia.

El problema de la creación

La pregunta más fundamental de cuantascabe formular es: ¿por qué hay algo en lu-gar de nada? Según las predicciones de lateoría M (curioso: por lo visto nadie sabeexactamente qué significa esa M) una enor-me cantidad de universos fueron creadosde la nada, en rigor de un efecto físico lla-mado «fluctuación cuántica del vacío». Lacreación de universos es un hecho científi-camente predecible en el marco de la teo-ría, una consecuencia nada sorprendentede las leyes de la naturaleza, no más ex-traña que la evaporación de una gota deagua o el relámpago de una tormenta.

Lo llamativo, pero científicamente exac-to, es que una lagartija o una estrella nopueden surgir de la nada, pero todo un uni-verso sí puede. La fuerza de la gravedad, ala que Newton cortejó y Einstein desnudó,da forma al espacio y al tiempo propi-

ciando que el espacio-tiempo sea local-mente estable pero globalmente inestable:susceptible de un acto de creación absolu-to. Por eso hay algo en lugar de nada, poreso existimos. Nunca Hawking mencionótan pocas veces a Dios en un libro, pero síllegados a este punto: «No hace falta in-vocar a Dios para encender la ecuacionesy poner el universo en marcha». No tancorrosiva históricamente como la biologíapara la idea de un Dios al estilo bíblico, lafísica se atreve (más bien diría se molesta)cada vez más a sugerir a los creyentes (dela banda ancha de todas las fes) que bienharían en formular un nuevo Dios cientí-ficamente respetable.

O Hawking es tonto, que seguramenteno mucho, o sabe bien que una frase asíencima de su firma está destinada a reco-rrer el orbe creando debates. Él, comosiempre, se sentará ahora en la grada vien-do pasar bolas sobre la red, imagino quedivertido e interviniendo apenas para san-cionar alguna pelota con un metálico outde su sintetizador de voz. Filósofos, teólo-gos, científicos y opinadores varios debenresolver a partir de este momento el pro-blema de la redundancia de Dios. Si no esnecesario para explicar la dinámica ni tansiquiera el origen del universo, un ser so-brenatural es redundante, y en términoscientíficos eso le condena. Una persona re-ligiosa podrá argumentar a la contra y afir-mar que si Dios y la ciencia tienen res-puestas para el porqué de la existencia,aquel siempre será mejor y ésta está de más.Carrera loca entonces la de la ciencia:cuanto más progrese más cerca estará dedemostrar la necesidad de su autoaniqui-lación. Si Stephen Hawking no existiera,teístas y ateos deberían entenderse para lle-gar a, al menos, un acuerdo: inventarlo.

Doscientas páginas, elegante edición lade Crítica: ‘El gran diseño’. (Este anuncioes de un magnífico libro; si está desinfor-mado o cree que pudiera estarlo, léalo; con-sulte a su librero; ningún problema en de-jarlo al alcance de los niños).

FÉLIX F. MÉNDEZ

El nuevo Stephen HawkingEn las páginas de su nuevo libro, ‘El gran diseño’, Hawking es más inteligible y provocador que nunca

Stephen Hawking

«La creación de universoses un hecho predeciblecientíficamente en elmarco de la teoría, unaconsecuencia nadasorprendente de las leyesde la naturaleza, no másextraña que la evaporaciónde una gota de agua o el relámpago de unatormenta»

LIBROS

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ILUSTRACIÓN: PABLO GARCÍA

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Extraordinario poeta del espacio quemedia entre los seres y las cosas, RainerMaria Rilke (1875-1926) exploró esteZwischenraumen en relatos y novelas cor-tas desde sus primeros pasos como escri-tor hasta el fin de sus días en Valmont,vencido por la leucemia. Esta nueva an-tología recoge las narraciones escritas an-tes de 1902, cuando Rilke cumplió los 27años. Son obras de tanteo y sin embargohay mucha seguridad en ellas, pues nosencontramos pequeñas joyas como ‘Dan-zas de la muerte’, ‘La clase de gimnasia’,y esbozos de novela autobiográfica como‘Ewald Tragy’. Los contrastes del volu-men son muy agradecidos. Tenemos elgusto por lo sórdido y la necrofilia del au-tor nacido en Praga y tildado de misógi-no en Alemania, y a la vez estimulantesescenas de la vida burguesa salpicadas deestupendos diálogos y memorables per-sonajes fugaces mostrados con un trazotan lírico como brutal.

La vida de Rilke no fue tan mala. Ena-moró a muchas mujeres y se mantuvo li-bre, pese a su prolongada relación con laescultora Clara Westhoff, con la que tuvouna hija. Vivió los dorados días de Worps-wede siendo el pavo real entre un harénde encendidas artistas. Se libró de la gue-rra por influencias (aunque seis meses enfilas hicieron tambalear su carrera de es-critor), y su protector le regaló un casti-llo. Se dice que Ewald Tragy es un reflejodel Rilke joven, una especie de retrato desu voluntad estética y su lucha vital. Elpoeta había sido herido por una madredominante con delirios de grandeza de laque no obtuvo amor («ven, dame lo queme pertenece», escribe en una carta Tragy,y añade más adelante: «aún soy blando ypuedo ser como cera entre tus manos. Có-geme, dame una forma, acábame»), y unpadre que se impacientaba con sus velei-dades de escritor y lo empujó a la carre-ra militar. Pero más que sus problemas

existenciales («estamos hechos para elsueño, no tenemos órganos para la vida»)nos interesan los espacios vacíos entreTragy y su padre, o su madre y sus cua-tro primas.

Los agujeros negros penetrados por la

materia mínima de las cosas. Y esos diá-logos con la joven francesa que parecensuceder hoy. Cada pieza narrativa tieneun espacio y un tiempo propio y peculiar.Nos sorprende cómo la luz resplande-ciente de agosto provoca la muerte de un

hombre enamorado, mientras en otro re-lato un débil destello acaricia el rostro delpobre Willy y se pierde en la pared. Ril-ke personifica las cosas como nadie:«Cualquier sonido que llega de fuera esrecibido como un poeta ambulante y tie-ne que recitar algo», «nuestros senti-mientos se parecen a unas cortinas» conlas que juegan la luz y las sombras. Y laspersonas también se convierten en obje-tos, como ese contable soñador que «escomo una vela en la que alguien quemauna carta de amor».

Muchas de estas narraciones parecenservir de interludios para la poesía, de re-flexiones sobre el arte de escribir. Rilkepercibe con su palabra prodigiosa lo quenos separa del mundo, es antiromántico:entre el individuo y la supuesta bellezaque le rodea hay un abismo cruel, parecedecir. Así lo vemos en ‘Una muerta’, don-de la pobre Felice va de balneario en bal-neario paseando su cadáver pero aún tie-ne que morir otra vez. Uno de los relatosmás inquietantes es ‘La casa’. Un dibu-jante textil regresa a su familia despuésde varios años, pierde una conexión detren y en la espera entra en una casa quele resulta familiar. Ella será su definitivoespacio vacío, su Zwischenraum.

JOSÉ LUIS DE JUAN

DIARIO de IBIZA

Pocos libros han generado a lo largo de lahistoria más literatura que los cuatro evan-gelios, que incluso hoy siguen sin perder suactualidad. Detrás de los mismos se en-cuentra la raíz misma del cristianismo que,como es sabido, no se cimienta en una ide-ología ni en una moral sino en la adhesióna una persona concreta y singular, Jesús deNazaret, al que los cristianos reconocencomo Señor de sus vidas en la ya clásica pro-fesión de fe del apóstol Tomás: «Señor míoy Dios mío» (Juan 20, 28).

En los evangelios encontramos presente lamemoria de Jesús, tal y como la recogió laIglesia primitiva. A analizar esta memoria –yla evolución del recuerdo del Mesías en el tes-timonio de la Iglesia– se dedica este libro, ‘Loscuatro evangelios’, escrito por el catedráticode Nuevo Testamento de la Universidad Pon-tificia de Salamanca, Santiago Guijarro. En-tiendo que el autor hace suya la idea del Bea-to Newman de que la Iglesia y el cristianismoson historia, en el sentido de que la memoriade la fe «se inscribe dentro de un proceso a

través del cual se fueron transmitiendo y com-prendiendo los recuerdos de Jesús». Esto sehace evidente en la propia formación de cadauno de los evangelios que va desde la acepta-ción primera de Jesús como Mesías –así enMarcos– hasta la elevada cristología del Evan-gelio de Juan, heredero de la reflexión teoló-gica de las llamadas comunidades joánicas.

Con una amplia erudición, Guijarro di-secciona con brillantez la composición de losevangelios, analizando las fuentes de cadauno de ellos (la tradición oral, el Documen-to Q, la Fuente de los Signos y el Relato dela Pasión), estudiando el contexto vital delas distintas comunidades en las que se ela-boraron los textos, así como las diferentesetapas de composición –que como capas sesuperponen– de los mismos. El resultado essorprendente, ya que implica algo cuandomenos curioso, a saber: que los evangeliosno pueden ni deben ser leídos –esto es, com-prendidos– autónomamente, sino que dia-logan entre sí al ser, de un modo fundamen-tal, testimonios de la fe.

En este sentido, Guijarro habla abierta-

mente de una «dialéctica creativa» entre lasdiferentes visiones de Jesús que se contemplanen los textos neotestamentarios: «El recono-cimiento [por parte de la Iglesia] de los cua-tro evangelios –escribe el autor del libro– po-nía de manifiesto que ninguna visión de Jesúspodía reflejar completamente el misterio de

su identidad. La afirmación de que los cuatroevangelios constituían un único evangelio encuatro formas situaba el evangelio más alláde todos ellos, porque al ser necesarios los cua-tro para manifestarlo se reconocía que nin-guno de ellos lo contenía plenamente.»

El profesor Guijarro ha dedicado cerca dedoce años a completar este libro que, en prin-cipio, surgió como material de apoyo para susalumnos. El tomo que acaba de publicar aho-ra la editorial Sígueme es una obra de refe-rencia indiscutible para conocer más de cer-ca la génesis de la memoria cristiana y la ri-queza de sus implicaciones.

DANIEL CAPÓ

La memoria de Jesús

‘Zwischenraum’

Rainer Maria Rilke

S. Lucas evangelista, de Sánchez Salmerón

RAINER MARIA RILKE

� ALBA, 2010390 PÁGINAS

Los últimos y otrosrelatos

SANTIAGO GUIJARRO

� SÍGUEME, 2010 576 PÁGINAS

Los cuatro evangelios

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La miranda | Viernes, 31 de diciembre de 2010 y Sábado, 1 de enero de 2011

Page 6: IBZ 31 029.qxd:01 miranda 39 - medias.diariodeibiza.es · discográfica, en su casa de Can Pep Car-los en La Mola. Formentera, en apenas dos años, se con-virtió en uno de los centros

En ‘Teoría(s) de Ibiza’, un ensayo taninsólito como irrepetible publicado el1983 por Libros de la Gorgona y en elque encontramos textos, entre otros, deWalter Benjamin, Antonio Colinas,Eduard Micus, Antoni Marí, Salvador Pá-niquer, Francesc Parcerisas, Rubert deVentós, Ivan Spence y Miguel Siguán, nostopamos con un epílogo críptico y fasci-nante de Gonzalo Torrente Ballester: ‘Unaaventura en la mar’.

Un encuentro inesperado y oportunocon el vate gallego, cuando, precisamen-te, este año que termina conmemoramosel primer centenario de su nacimiento.Pero ¿por qué cierra Torrente un libro so-bre Ibiza? No es, desde luego, por la bre-ve visita que hace setenta años hizo a laisla de la que sólo guardaba un vago re-cuerdo. El motivo es la misma naturale-za de su relato que se engarza sin dificul-tad en la magnífica ristra de los otros tex-tos sobre la isla; no en vano nos ofrece,como suele, un viaje a la Utopía, a la Qui-mera, a ese espacio mítico que Torrenteha perseguido siempre en sus escritos.

El héroe y la Isla

Torrente nos habla por boca de un efeboque quiere rescatar a Dafne, ninfa que estáprisionera de los Huracanes en una Isla queel escritor describe como un ámbito her-mético y ambiguo que sólo con valentía eingenio podrá superar. Es la trama del mitoclásico: un héroe atraviesa un mar en el quetodavía están vivos los dioses y se adentraen la Isla Negra, un laberinto en el queafronta redes que son como el cerco de lanada, vacíos que tragan como un desagua-dero, corredores, grietas, agujeros, encru-cijadas, cavernas, vericuetos, abismos, tú-neles, espejos y clausuradas poternas, ám-bitos que cambian cada noche y obligan arectificar mapas y caminos.

Y así le sucede a nuestro héroe en re-peticiones indefinidas, pues una y otra vezse encuentra en el centro del silencio delque había salido, en el origen mismo delviaje. Y en la confusión, se siente extra-viado. Piensa que sólo el azar acierta, queprecisa encontrar una huella, un rastro,tantear la firmeza del suelo y hallar unresquicio de luz. Y también tiene que lu-char con monstruos, dragones, sierpes,guacamuros armados y leones. Se asustay está desconcertado. Vacilan sus pasosen la inmensidad de piedra, resuenan re-dondos y le dan la forma del lugar, la in-mensa distancia entre el cabo y el rabo,pero ambas salidas son inciertas y posi-blemente inexistentes.

«Me hallo prisionero de mi situaciónen el espacio, desorientado frente a todoslos puntos cardinales y, aunque me urgesalir de este trance, de este atolladero enel que estoy empantanado, no se me ocu-rre nada. No dispongo de más recursosque la astucia». Afortunadamente, el Des-tino ayuda a los audaces y, como haceAriadna en el mito cretense, Dafne le guíacon el silencio ahilado de un caramillo:«¿Qué podría hacer, en el peligro, sin eldelgado sonido de la flauta que escuchoen medio de los coros, de los vientos y detodos los monstruos?»

Una arcadia que no existe

Cuando al final del relato se nos dice que,en realidad, la Isla no ha existido nunca,que todo ha sido un sueño, una ilusoriapesadilla, empezamos a entender que ellaberinto es un espacio interior, ese lugarque nuestra mente imagina y en el quecreemos que podremos cumplir nuestrossueños.

Es entonces cuando el héroe, que ya nose tiene por tal, recapacita: «Todo me ve-nía de dentro, la voz de Dafne llegabadesde mi interior, allí nacía y moría (...)He estado en un castillo que he inventa-do yo mismo, piedra a piedra, sueño asueño y me he visto cercado por mis pro-pias defensas. Lo que veía no pasó de serun espejismo».

Y nuestro protagonista, en cierta ma-

nera, se ríe de sí mismo: «¡Cuidado quesoy incauto, meterme en un sueño así, sinlas debidas precauciones, un sueño queno puedo gobernar, que se me escapa yme lleva a donde no quiero ir!». Y, final-mente, nuestro héroe despierta: «Dafne,ya no quiero ser Rey, la Isla Negra noexiste y tampoco es cierto que me hayaaventurado en tu busca, estoy soñandola verdad y lo confieso».

A partir de aquí, entendemos por quéesta potente revisión del mito que haceTorrente cierra los textos sobre Ibiza.Nuestra isla, situada cuando él la cono-ció en las afueras de Occidente, era el lu-gar en el que muchos vieron la Utopía,un lugar en el que lo cotidiano y banalquedaba suspendido, un refugio que es-taba fuera del tiempo o mejor dicho, don-de el tiempo podía transgredirse. Pero locierto, como descubre el relato, es que talArcadia no existe, es sólo un espacioequívoco y heterotópico.

Es sólo un sueño. Y de los sueños, an-tes o después, siempre despertamos paravernos en donde estábamos antes de so-ñar. Y es que el sueño, como el mito, essiempre un viaje de ida y vuelta, unaaventura circular con un valor sóloprospectivo. En el viaje, en la aventura,en el sueño, –como nos dice Torrente ensu relato–, uno puede perderse o en-contrarse.

Esta es, creo yo, la sustancia del textode Torrente y la razón de su encuadre enese mosaico que hacen de la isla todos losescritores que construyeron las ‘Teoría(s)de Ibiza’.

MIGUEL ÁNGEL GONZÁLEZ

DIARIO de IBIZA

«Torrente nos habla por boca de un efebo que quiere rescatar a Dafne, ninfa que está prisionera de los Huracanes en una Isla que el escritordescribe como un ámbitohermético y ambiguo»

«Y es que el sueño, como el mito, es siempre un viaje de ida y vuelta, unaaventura circular con un valor sóloprospectivo. En el viaje, en el sueño, en la aventurauno puede perderse o encontrarse»

Gonzalo Torrente Ballester D. I.

Gonzalo Torrente Ballester (Notas de reivindicación y memoria)

LITERATURA

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