Seminario “Filosofía social, educación y cultura popular en la integración latinoamericana”Carlos Cullen Cuatrimestre: 2º 2010

Protocolo Unidad 1Alumno: Matías Ahumada (Filosofía. LU 26725096)

“El problema radica en que pensar auténticamente es peligroso.”Paulo Freire, Pedagogía del oprimido.

En el medio de mis determinaciones, y por mis determinaciones, pienso lo que pienso. Así también, no sólo yo como individuo sino también la matriz popular en la cual me muevo piensa de esta manera.No se trata entonces de ningún pensamiento aséptico, desconectado de la vida, aunque hasta un punto muy profundo pueda simular ante mí mismo, y podemos, en tanto matriz cultural determinada, simular que tal pensamiento es “académicamente puro”.Entonces adquiere sentido la intuición kuscheana según la cual el pensar genuino tiene su medio y sus raíces (su suelo) en una “oscura nebulosa”1, inconsciente y primigenio fondo simbólico que me/nos mueve y que produce, fértil, pequeñas chispas de claridad conceptual o de “palabras grandes”.2

Esto sólo es posible cuando uno sobrevive, como persona y como pueblo, a un ejercicio bancario del pensamiento. Sobrevivimos y crecemos, como un árbol que se abre paso entre ruinas, más allá y a pesar de programas y siniestras implementaciones de los tecnócratas de la educación.Pensamos. Aún y todavía pensamos.El desafío sigue siendo, y hoy más que nunca, que seamos más los que pensamos y así seamos más de lo que pensamos, y no cada vez más como las masas acéfalas de millones de televidentes y estudiantes. El paso siguiente, por consecuencia, es que verdaderamente y por nuestra acción se incluya a las personas, especialmente a los adolescentes, a pensar.Es que de hecho piensan! Aunque sospecho que muchos no saben que piensan precisamente porque están reducidos a poco menos que vegetales telespectadores del mundo a través de pantallas de todos los tipos y tamaños. Así el mundo efectivamente se transforma, parafraseando a Kusch, en un objeto más para nuestros patios personales. El mundo entero como un objeto que no importa para mí más que en virtud del momento de satisfacción/entretenimiento que pueda producirme.Para saber lo que uno piensa, para darse cuenta y dar cuenta del hecho de que pensamos es necesario el silencio. Necesitamos personas silenciosas, grupos silenciosos, ciudades silenciosas. No un silencio fruto de represión o vacío por superficial, sino un silencio cargado de vida dispuesta al verdadero diálogo y a la tarea. Silencio que admiro y no termino de entender en nuestros pueblos originarios. Silencio del sabio humilde.

1 Kusch, R.; “Esbozo de una antropología filosófica americana”. Prólogo. Pág. 10. Ediciones Castañeda, S.A. de Padua, 1978.2 Kusch, R.; “Esbozo de una antropología filosófica americana”. Prólogo. Pág. 7. Ediciones Castañeda, S.A. de Padua, 1978.