Identidad disciplinaria de la Ciencia Política

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Identidad disciplinaria de la Ciencia Política Diego FernandoTarapués Sandino

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El presente ensayo está diseñado para orientar y ubicar disciplinariamente el estudio de lo político. Pretende dar claridad conceptual sobre qué es la ciencia moderna de la política y sobre el bagaje que aquella ha tenido.

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Identidad

disciplinaria de

la Ciencia Política

Diego FernandoTarapués Sandino

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1. RESUMEN

El presente ensayo está diseñado para orientar y ubicar disciplinariamente el

estudio de lo político. Pretende dar claridad conceptual sobre qué es la ciencia

moderna de la política y sobre el bagaje que aquella ha tenido. En primer lugar,

desdibuja confusiones triviales con respecto a la formación politológica y sobre

falsas apreciaciones de esta disciplina. Acto seguido, persigue el estudio de lo

político indagando en el tiempo y en los autores clásicos. En tercer lugar, trata del

proceso de formación de la ciencia empírica de la política, enfatizando en el

desarrollo estadounidense. Finalmente bosqueja los subcampos de la Ciencia

Política de manera muy abstracta, señalando sus principales rasgos.

1.1. Palabras Claves.

Ciencia Política, Filosofía Política, Teoría Política, Objetividad, Sentido Común.

1.2. Abstract

The present article is designed to guide and to locate the study of the political thing

in a scientific way. This seeks to give conceptual clarity about the modern science

of politics and to envelope it is baggage. In first place, this dispels trivial confusions

with regard to the formation in political science and about false appreciations of this

discipline. Next, it pursues the study of the political thing researching in the time

and in the classic authors. In third place, it talk’s about the process of formation of

the empiric science political, which is an American development. Finally it sketches

to the academic sub-fields of the political science in abstract, pointing out their

main features.

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2. INTRODUCCIÓN.

La Ciencia Política es hoy en día una de las disciplinas más relevantes y

modernas dentro del campo de las ciencias sociales. Es una ciencia de mediados

del siglo XX, encargada de estudiar bajo un método científico riguroso, las

relaciones de poder que convergen en los grupos sociales y en especial en el

Estado. Es frecuente asociar la Ciencia Política con otras disciplinas sociales

como lo son la Sociología, la Economía, el Derecho, etc., pero vale la pena

precisar que ésta ha alcanzado un grado de autonomía con respecto a las demás

ciencias precedentes, en las cuales el objeto de estudio es otro y no el poder

político.

En el caso del derecho, la frecuente confusión y usurpación temática con

respecto a la Ciencia Política radica en una antigua visión unidimensional de

política asociada a la ley y al Estado, es decir, en una concepción meramente

institucionalista donde los vínculos más cercanos de estas dos disciplinas se

encuentran en el derecho constitucional, que es el derecho político por excelencia.

En efecto, al derecho le importa estudiar al Estado, a la ley, a la sociedad, a los

gobernantes y gobernados, pero desde la perspectiva jurídico-institucional y no

desde los fenómenos de poder como si atañe a la Ciencia Política.

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3. PRECONCEPCIONES ERRÓNEAS.

En principio hay que desvirtuar la diversidad de prejuicios y concepciones

apriorísticas que se infieren del estudio de lo político, para ello es indispensable

delimitar el objeto que nos concierne, estableciendo las fronteras de la Ciencia

Política y su naturaleza científica. Pues bien, existen varios “mitos” con respecto a

la formación académica emprendida por esta disciplina de lo político, producto de

posiciones inocentes y desconocedoras del rigor académico empleado por esta

ciencia social.

No obstante, pese a la multiplicidad de preconcepciones que puedan existir

en la materia, aquellas son entendibles en la medida que el sentido común, la

ingenuidad y el desconocimiento en una temática determinada, generan

falsedades y apreciaciones equívocas. Al respecto, HANNAH ARENDT nos habla

acerca de qué es la política y afirma que “en nuestro tiempo, si se quiere hablar

sobre política, debe empezarse por los prejuicios que todos nosotros, si no somos

políticos de profesión, albergamos contra ella”1. Además, aquella filósofa alemana

afirma que se pueden reconocer dichos prejuicios porque apelan con total

naturalidad a un <<se dice>> y a un <<se opina>> sin que dicha apelación deba

constar explícitamente2. En este sentido, para introducirse al estudio de la Ciencia

Política, es necesario aclarar dudas inocuas que van desde la formación

académica en el plano subjetivo, es decir, con el enfoque en que se instruye a la

persona que se forma en esta materia, hasta confusiones de los saberes

institucionalizados que existen con respecto al estudio de lo político.

3.1. El Político y el Politólogo.

1 Arendt, Hannah (1997) Qué es la Política, Barcelona: Editorial Paidós, Pág. 49. 2 Ibídem, Pág. 52-53.

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La primera afirmación que vale la pena desmentir, es aquella preconcepción trivial

en la que se toma a la Ciencia Política como forjadora de conspicuos políticos.

Bajo la mirada de estos idealistas de la práctica política, se tiene a este tipo de

programas como planes de estudio comprometidos con formar a sobresalientes

interventores de la política local, regional y nacional. De tal forma, que quienes

abanderan esta postura se enfocan en la necesidad de que los institutos y

facultades de Ciencia política produzcan políticos cualificados o politólogos

interventores y modificadores de la realidad política, de la misma forma como las

facultades de derecho están diseñadas para instruir abogados.

En términos más pedagógicos, vale la pena hacer un primer planteamiento

de los contextos en que se desenvuelven el político y el politólogo, para una mejor

comprensión:

CUADRO 1: Escenario del politólogo.

El Oficio de Político El Científico Politólogo

Contexto práctico de la política Contexto teórico de la política

Constituye un objeto de estudio en el plano politológico

Es el sujeto, cientista social, que estudia los fenómenos políticos

FUENTE: Elaboración propia.

En este orden de ideas, la Ciencia Política no es una disciplina destinada a

formar políticos, sino que está pensada en ser una ciencia que fundamenta en lo

político a estudiosos de lo socio-humanístico e investigadores sociales. Sin

embargo, brinda herramientas para la intervención política pero no es su objetivo

principal. Hay quienes incluso apelan a un divorcio total entre el quehacer político

y el estudio sistemático de la Ciencia Política.

En principio puede concebirse un claro distanciamiento entre lo que es la

práctica política, entendida como el oficio de personas que militan en las

cuestiones decisorias del Estado, y por otra parte lo que es la ciencia de la política

junto con los investigadores y científicos sociales que explican en un lenguaje

propio y cualificado la realidad de las relaciones de poder. Dicha brecha que

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separa al político con el politólogo, está fundada en la exigencia, disciplina y

rigurosidad del método científico que le da la validez y vigencia a los estudios que

se hagan de lo político3.

Si se confunde el quehacer político como una disciplina consuetudinaria de

la política, se está inmerso en el peligro de que las posiciones ideológicas lleguen

a desplazar el argumento producto del análisis empírico y de la abstracción

racional. Se da pie a que la coyuntura se sobreponga sobre lo estructural y se

desconozcan los avances investigativos y científicos de la realidad social, por

contingencias que nacen y mueren eventualmente sin producir tan siquiera efectos

trascendentales en la explicación politológica.

Acerca de la necesidad de orientar a los estudiantes de ciencias sociales, y

en especial de aquellas disciplinas colindantes con las cuestiones políticas, en una

clara diferenciación dada entre la Política y la Ciencia Política, el politólogo DIETER

NOHLEM nos señala que “aquí vale el argumento bien probable o bien probado, la

teoría bien comprobada o refutada por el control empírico o de consistencia

teórica. Para que este proceso argumentativo en el desarrollo de la investigación

tenga su lugar también en la enseñanza de la Ciencia Política, parece conveniente

distanciarse algo de la excitación estéril de la política cotidiana, como diría Max

Weber (1996) y plantear la enseñanza de la Ciencia Política a un nivel de

abstracción más alto, algo lejano y fuera de la política, donde sea posible observar

la política sine ira et Studio”4.

3 En otras palabras, la distinción que deben tener los interesados en la politología, es el carácter de

indispensabilidad de un discurso sustentado y argumentado que se aleje del sentido común y de concepciones

personalistas que no permiten la formalización de un conocimiento organizado. Pues bien, cada persona está

en la capacidad de diseñar y orientar sus pensamientos, con respecto a una temática política cualquiera, plasmando posiciones valorativamente fundadas, lo cual es de hecho una inutilidad para un análisis científico

de lo político. “Pues si cada uno tuviera su concepto normativo del fenómeno en estudio, resultaría difícil

llegar a resultados intersubjetivamente transmisibles”. Nohlen, Dieter (2004) ¿Cómo enseñar Ciencia

política? En Revista Políticas No. 3, Santiago de Cali: Universidad del Valle, Pág. 202. 4 Ibídem, Pág. 205.

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En suma, lo hasta ahora dicho se puede recoger en la frecuente

yuxtaposición que se hace de política y ciencia política, como si esta última

perteneciera a la primera, cosa que es antagónica en la medida que el quehacer

político implica intervención política orientada con ideología y por programas que

se fundan en lo valorativamente deseable y que no se alinean en la abstracción

razonable y el análisis de datos que caracteriza a la Ciencia Empírica de la

Política. Es decir, que ambas son cosas distintas por cuanto buscan finalidades y

objetivos diferentes, a la vez que sus discursos son valederos respectivamente en

cada uno de sus contextos.

Sin embargo, el divorcio entre los roles de político y politólogo, la

apreciación de que los programas de Ciencia política no son exclusivamente

semilleros de futuros interventores en política, y por ultimo la aclaración de que el

discurso político no está al nivel del discurso politológico, son afirmaciones que no

se contraponen a lo expuesto por SARTORI en su planteamiento de “la acción

inteligentemente llevada”.

Señala el escritor italiano que no hay sentido en una teoría sin práctica y,

viceversa, de una práctica sin la teoría. Pues bien, recalca la esplendida tarea de

integrar tanto las teorías forjadas en la intelectualidad de los eruditos socio-

humanistas, como la habilidad de intervenir en la realidad con estas herramientas

que fundan las teorías. La praxis entra a ser el elemento clave que articula teoría y

práctica, para darle un mayor rigor a los nudos que le confunden con la práctica en

general. Realiza una distinción sencilla en la que toma a la teoría como todo

aquello que es contrario a la práctica y recíprocamente hace lo mismo para

delimitar lo que es práctica, redundando en que es todo aquello que no constituye

teoría5.

5 Sartori, Giovanni (1984) La Política, Lógica y Método en las Ciencias Sociales, México D. F.: Fondo de

Cultura Económica, Págs. 87-129.

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Es necesario aportar un nuevo elemento a la discusión, que aclara

interpretaciones erradas que se puedan generar, y es el hecho de no reducir, por

ser improcedente, el contexto teórico en el que se desenvuelve el politólogo al

plano metapráctico. En otros términos, es inoportuno ceñir la actividad del cientista

político en “el ideal de un saber puro, distanciado, contemplativo, que expresa

también –dentro de cualquier tipo o nivel del saber- una legítima preocupación

heurística”6. Efectivamente la Ciencia Política, pierde sentido sin la existencia de la

teoría política pero ello no implica que esta última se encuentre exclusivamente en

un peldaño formalista que no tiene vigencia en la realidad y que sea inaplicable

dentro de la práctica política. En otras palabras, la apología de la cualificación del

cientista político con respecto al mero militante político, no implica que politólogo

sea igual a teoría, y que por teoría se entienda todo aquello que está por allá

arriba y que se escapa de ejecutarse en la práctica.

Al respecto, el politólogo italiano GIOVANNI SARTORI integra en el término

acción política el “saber programado, de ese saber (teoría) que realmente se

transforma en práctica; por consiguiente hablaremos de la acción inteligentemente

llevada, del hombre que verdaderamente sabe lo que hace. En este punto

conviene dejar de lado las generalidades, el discurso en general, para abordar un

caso específico, el de la acción política (inteligentemente llevada)”7. Traer a

colación a este científico social italiano, quien incorpora una nueva óptica en la

cual se articula eficazmente teoría y práctica, resulta bastante apacible en la

medida que aporta nuevos elementos en la tediosa tarea de desvirtuar la errónea

concepción que equipara el estatus y capacidad discursiva del político empírico

con el teórico político. Pues bien, aquel politólogo añade una distinción entre el

lenguaje común y el lenguaje especializado.

6 Ibídem. Pág. 103. 7 Ibídem. Pág. 131.

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En efecto, los conceptos nos representan diversas apreciaciones que son

abstraídas de la realidad y de las vivencias humanas. Las ideas que entran a ser

representadas en palabras configuran plausiblemente un tejido lingüístico que

facilita el dialogo en general e incluso en especificidad. Existe un lenguaje común,

el cual en palabras de SARTORI es aquel de uso común y que denomina como

“lenguaje materno, puesto que es el mínimo común denominador de todo lo

demás”8, o sea que es una jerga al alcance de todos. Lenguaje que de manera

frecuente es utilizado en el discurso que maneja la Política como tal, y que

encuentra en este aspecto un claro distanciamiento con lo que encarna la Ciencia

Política.

El lenguaje especializado es por excelencia el tipo de lenguaje que se

contrapone al anteriormente citado, el lenguaje natural o materno. Estos lenguajes

especiales también se denominan críticos y son los que propiamente se

sistematizan y organizan dentro de una disciplina, tal como es la Ciencia Empírica

de la Política. “Es fácil entonces inferir ex adverso, por diferencia las operaciones

que preceden a la creación de los lenguajes especiales: 1) hacer precisos y definir

los significados de las palabras; 2) estipular reglas precisas de sintaxis lógica; 3)

Crear nuevas palabras”9.

En conclusión, con respecto a esta primera apreciación o prejuicio que

reduce a la disciplina social de la política como escuela formadora de excelentes

políticos, vale la pena precisar que no podemos equiparar al político como

politólogo y menos a los programas de ciencia política como formadores de

simples analistas políticos de coyuntura y de líderes políticos en esencia, carentes

de teorías y métodos, debido a que afirmar lo contrario sería como decir que un

leguleyo o un tinterillo es aquel que se forma en una facultad de derecho y que

8 Ibídem. Pág. 19. 9 Ibídem. Pág. 26.

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aquellos despectivos del derecho ostentan la misma formación, cualidad y estatus

de un abogado o de un jurista.

3.2. Los Discursos sobre lo Político.

El sentido común y el desconocimiento de las personas con respecto a qué es la

Ciencia Política, ha hecho que se conciban prejuicios hacia esta disciplina, los

cuales tienden a caracterizarla como una carrera elitista. A parte de concebirla

como una ciencia del gobierno y para gobernar, también se suele equiparar a la

Ciencia Política con lo que en esencia es la Filosofía Política o al mero ideario de

lo político.

Hay quienes tildan que el trabajo elaborado por clásicos como Platón,

Hobbes y Locke, entre otros, es muestra clara del trabajo que en el área de la

Ciencia Política se ha desarrollado. Obviando que los aportes que realizaron estos

ilustres autores clásicos de la política, comprende en gran medida lo que hoy en

día se distingue como Filosofía Política y que de manera concatenada adquiere

valor en un estudio cronológico del pensamiento político que se suele denominar

el estudio de la Historia de las Ideas Políticas.

Estas posiciones que subyugan una falsa concepción de ciencia política en

disciplinas precedentes a esta ciencia social contemporánea, entran a ser

rectificadas cuando se hace un acercamiento a los saberes institucionalizados de

la política. Si bien llegó a existir una sujeción de lo político a lo filosófico, esto fue

años atrás y esa barrera ya quedo delimitada. GEORGES BURDEAU, en su tratado

epistemológico de la Ciencia Política manifiesta que: “La Ciencia Política fue

durante mucho tiempo un anexo de la filosofía, y como tal, estuvo impregnada de

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las preocupaciones de los filósofos. Según ella, se trata de definir el bien del grupo

políticamente organizado y enunciar las condiciones que permiten alcanzarlo”10.

No obstante, la mayor depreciación que se suele hacer a la Ciencia Política

es el confundirla con el mero análisis político de coyuntura que carece de

idoneidad científica. En las opiniones coyunturales, acorde a contingencias

inesperadas y de elevado morbo popular, es que se hace el peor daño u ofensa al

estudio epistémico de lo político, porque es precisamente en esos espacios en los

que se desnaturaliza el rigor científico que caracteriza a las disciplinas sociales

que buscan mediante el método científico resolver problemas de la realidad con un

discurso sistematizado y de aplicación, casi, universal.

Esa patología social que de manera inocente equipara a estudios

politológicos, los inicuos planteamientos analíticos de coyuntura sin tratamiento

empírico o teórico, desconoce el fin práctico de las ciencias, es decir, de explicar

la realidad con coherencia y apoyado en lo sistemáticamente establecido que sólo

el conocimiento organizado puede brindar. Dichos análisis políticos carentes de

cientificidad, reposan su discurso en meras especulaciones. En apreciaciones

conjuntas y comunes que suelen decorarse con palabras atípicas al lenguaje

común, pero que se estructuran en ideas vagas propias del sentido común, que

pese a estar disfrazadas en una jerga, a veces, poco coloquial, no son coherentes

con los avances teóricos que la conjetura política aporta.

En este orden de ideas, es procedente traer a colación a GIOVANNI SARTORI

quien distingue al menos tres antecedentes o fuentes que remiten al discurso de lo

político, a saber: 1°- La filosofía política; 2°- La ciencia o conocimiento empírico de

la política; y 3°- El discurso común u ordinario sobre la política. También es

menester la idea de un saber de lo político ubicado en el campo de la aplicación e

intervención. En consecuencia, es factible observar una esquematización al

10 Burdeau, Georges (1964) Método de la Ciencia Política, Buenos Aires: Ediciones Depalma, Pág. 31.

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respecto de los saberes de lo político, para adquirir claridad y distinción acerca de

esta inocua confusión:

CUADRO 2: Los Discursos sobre lo Político.

FUENTE: Elaboración propia con base en Sartori (1984).

De igual forma, con base en este autor se reflexiona acerca de la finalidad

que cumple o debe cumplir la Ciencia Política, y por ende se distingue entre una

finalidad al servicio de la práctica o una finalidad meramente científica. Cabe

aclarar que siempre van a existir tendencias académicas de teóricos que

pretendan una ilusoria configuración de la ciencia al servicio exclusivamente del

desarrollo científico puro, pero esto no indica que la naturaleza de un avance

científico esté predestinado exclusivamente al plano de la ciencia pura y por ende

excluya una finalidad práctica. El italiano no duda en afirmar que a la larga

finalidad práctica y finalidad científica se integran11.

Ahora bien, el CUADRO 2 permite divisar tres arquetipos distintos de la

temática política, donde únicamente la primera categoría de esta tipología refiere a

saberes institucionalizados, es decir, que encierran disciplinas universalmente

11 “Vale decir que no hay ninguna incompatibilidad constitutiva entre el conocer científico y los fines

prácticos. Científico es el modo de conocer (con todo lo que ello supone, empezando por la creación de un

lenguaje especializado); pero el fin no puede dejar de ser una práctica conforme a ese saber, aunque más no

sea como fin último”. Sartori. Op. Cit. Pág. 134.

1. SABERES INSTITUCIONALIZADOS:

1.1. La Filosofía Política

1.2. La Ciencia Política

2. SABER APRIORISTICO-INTUITIVO:

2.1. El Sentido Común

3. SABER ORIENTADO A LA INTERVENCIÓN

3.1. La Praxis Política

Normativa

Explicativa

Aplicativa

Tipo de

Disciplinas

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reconocidas en la comunidad académica. La disciplina normativa denominada

Filosofía Política y la monodisciplina de la Ciencia Política, gozan de este

reconocimiento institucionalizado y tienen unos límites establecidos que han sido

producto del proceso histórico de los estudios en materia política, cosa que será

tratada con mayor amplitud más adelante.

Posteriormente se ubica una categoría discursiva que no es ajena a nadie y

que es rechazada de plano por la comunidad académica de la Ciencia y de la

Filosofía Política. Este saber apriorístico no goza de idoneidad disciplinaria y por

ello es mal visto cuando se pretende hacer reflexiones valederas de tópicos

políticos desde esta óptica al alcance de todos. Necesariamente apela a la

intuición como elemento argumentativo. Finalmente, dicho cuadro nos enseña un

saber más práctico que teórico, en el que se funda una disciplina aplicativa y de

intervención en la realidad, pero que básicamente no goza de un reconocimiento

institucionalizado por parte de los estudiosos de lo politológico.

Esta categorización de los discursos sobre lo político, remite

necesariamente a un debate, o más bien a una disputa, que se genera entre el

frecuentado uso de la doxa y su antítesis la epistemia. Por una parte, existen

sectores que habitualmente hablan con propiedad de tópicos políticos bajo una

formación académicamente precaria, pero que motivan su intervención con base

en la trayectoria brindada por el gusto y experiencia cotidiana de la temática

política. Es decir, que su discurso apela al sentido común, a la intuición, a valores

triviales en la materia y sobre todo a opiniones y creencias relativas. La doxa suele

distinguirse por el uso trivial y el desgaste conceptual de las nociones

trascendentales de la Ciencia Política.

Una muestra ilustrativa, al respecto, es el concepto de “neoliberalismo”

entre una pluralidad de casos análogos como bien podría ser Estado, Capitalismo,

Soberanía, etc. De manera fútil suele usarse la noción de “neoliberalismo”

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arguyendo un modelo de Estado que pretende privatizar todas las entidades, lo

cual junto a otras propiedades como la globalización, encierran y consumen en su

totalidad el contenido de este concepto. De tal forma, que usualmente se usa esta

“palabra” como motor de retóricos discursos que encierran verdaderamente

apreciaciones vagas y sin contenido, donde se encubren en términos decorosos

sin ver los alcances del termino en el plano filosófico, económico, político, jurídico,

entre otros, e incluso se habla de neoliberalismo sin tener en cuenta a su

precedente el liberalismo y cuantas corrientes del liberalismo han surgido12.

Al comienzo se traía a colación la necesidad de un lenguaje apropiado y

cualificado para la configuración de una disciplina, y es precisamente la carencia

de este lenguaje especializado lo que suele distinguir a los que se familiarizan con

la doxa. Inclusive, ésta, cuando no está desgastando las nociones de la

politología, básicamente se conforma con el uso de un lenguaje común que “es un

lenguaje falto por completo de conciencia de sí mismo, que usamos de una

manera totalmente instintiva e irreflexiva. Lo que apareja graves inconvenientes”13.

Contrapuesto al frecuentado uso de la doxa, se encuentra el discurso

epistémico, propio de toda ciencia natural, exacta, social o humana. La epistemia

hace uso de una jerga cualificada que se articula en un lenguaje especializado en

la materia. Dicha sistematicidad de ideas y concreciones en palabras, está dirigida

a la producción de conocimiento sistematizado. En otras palabras, como lo define

el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, por episteme debe

entenderse: el saber construido metodológicamente en oposición a las opiniones

12 Incluso estas posiciones apriorísticas, ni siquiera llegan a distinguir la clara diferenciación de un

Neoliberalismo propuesto por Robert Nozick, que resulta una adaptación filosófico-política del liberalismo

moderno de derecha, y el Nuevo Liberalismo Rawlsiano que es un liberalismo con corte de izquierda, que esta

abanderado por John Rawls en su Liberalismo Político y su Teoría de la Justicia. 13 Es preciso recalcar cuales son los defectos en los que reincide este tipo de lenguaje, Sartori recapitula los defectos de dicho lenguaje corriente en estos tres numerales: 1°- El vocabulario al que recurre es

extremadamente reducido e insuficiente; 2°- Las palabras quedan indefinidas, y con frecuencia llegan a ser

indefinibles (al menos con la debida precisión); 3°- Las uniones entre las frases suelen establecerse de una

manera arbitraria y hasta cierto punto desordenada, al tiempo que las conclusiones de las argumentaciones se

instauran con anterioridad al iter demostrativo que debería sustentarlas. Ibídem. Págs. 19-20.

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individuales. Es el conocimiento exacto, y claro está, es propio de los métodos del

conocimiento científico14.

14 Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española: -Episteme-; -Epistémico-; -Epistemología-.

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4. LO POLÍTICO Y SU GÉNESIS.

Introducidos en el tema, es pertinente tratar sobre el objeto cualificado de la

Ciencia Política y observar como ha sido el recorrido que han tenido los diversos

estudios sobre lo político. En primera instancia, debemos reconocer que la política

está inmersa en los grupos sociales y que involucra diversos factores o

propiedades que le caracterizan. El hombre como tal se desarrolla en sociedad, y

es en este mismo espacio de interacción que surgen las relaciones políticas, o

más bien relaciones de poder.

No se deben olvidar los planteamientos aristotélicos de siglos atrás, pues

bien, el meollo del asunto se enmarca en su visión del hombre como animal

político. El zoon politikón que es instintivamente un animal social, es un ser político

por naturaleza que le nace los temas políticos y se hace a sí mismo en el curso de

lo político, “(…) el hombre tiene esto de especial entre todos los animales: que

sólo él percibe el bien y el mal, lo justo y lo injusto y todos los sentimientos del

mismo orden (…) La naturaleza arrastra, pues, instintivamente a todos los

hombres a la asociación política (…) El hombre ha recibido de la naturaleza las

armas de la sabiduría y de la virtud, que debe emplear sobre todo para combatir

las malas pasiones”15.

El debate de lo político, y primariamente de las organizaciones sociales y

políticas, es el antecedente más lejano que se encuentra en el curso de los

estudios políticos. La Política de ARISTÓTELES no constituye necesariamente la

primera disertación con respecto a las cuestiones políticas, pues bien, ya Platón

había establecido dialécticas al respecto en lo que fue La República y El Político.

En la transición de la antigua Grecia a Roma, se puede ver como república que

15 Aristóteles (1998) Política, Madrid: Alianza Editorial, Págs. 41-47.

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etimológicamente representaba para los griegos “res public”, se amolda a lo que

denominan los romanos por “res populi”, asimismo los discursos sobre la “civis”

romana, encarnaban lo que para Aristóteles era la “polites”. “En un sentido

importante puede decirse que la antigua cultura griega –invento- la política”16.

No obstante, el mayor aporte a una primera disciplina de lo político lo

constituye El Príncipe de NICOLÁS MAQUIAVELO, donde se hace un tratado más

descriptible y explicativo de las formas de llegar y sostener un principado. Este

florentino, fue quien logro desarticular la política de elementos que le eran

inherentes hasta ese entonces, tal como lo era la religión y la moral. Dio un

avance al concebir la política como una política en términos pragmáticos y sin

aberraciones que la limitaban, cosa que fue sumamente irrisoria y convulsiva por

la tradición clerical que existía de los asuntos del gobierno.

En efecto, los planteamientos de Maquiavelo entran a rebatir no sólo

encíclicas sacerdotales que fundan en Dios, y terrenalmente en el monarca, la

concepción del mando y la obediencia, ya que igual colapsa con las proposiciones

filosófico-teológicas de Santo Thomas de Aquino y San Agustín de Hipona17.

Además de este nuevo discurso político amoral, aquel autor incorpora el término

de Estado.

De otro lado, SARTORI recorre la génesis de lo político para poder explicar

qué es política. Dicha actividad emprendida por el escritor italiano, se puede

recoger en dos perspectivas de la política: 1º- La visión horizontal de la política,

que se resume en posiciones filosóficas como la dada por los griegos; y 2º- El

enfoque vertical de la política, que básicamente se extrae de autores como el

Marsilio de Padua y de Maquiavelo. Además señala los ligamientos que ha tenido

16 Salazar Carrión, Luís (2004) La Mala Fama de la Política, En Revista Políticas No. 3, Santiago de Cali:

Universidad del Valle, Pág. 8. 17 El iusnaturalismo teológico depositado en Summa Theologiae, y en la Ciudad de Dios, respectivamente,

que centra su discurso en el reconocimiento de tres leyes ajenas a la voluntad humana y que son la ley Eterna;

ley Divina y ley Natural.

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lo político en su historia: “Por un lado, la política se juridiciza, desarrollándose en

la dirección indicada por el pensamiento romano. Por otro lado, la política se

teologiza, primero adecuándose a la visión cristiana del mundo, después en

relación con la lucha entre el papado y el Imperio, y por ultimo en función de la

ruptura entre el catolicismo y el protestantismo”18.

La ética ha sido el proceder que más se ha vinculado con la historia de la

política. Siempre ha estado presente en los razonamientos de los clásicos y se

puede observar indisolublemente en las reflexiones platónicas y aristotélicas,

donde la política se instrumentaliza al servicio del bien y de lo justo. En la misma

vicisitud acaeció con las inferencias religiosas en la política medieval y

eclesiástica. Indudablemente el aporte de Maquiavelo fue el logro de brindarle

autonomía a la política, abriendo el sendero que permitiera realizar estudios sobre

lo político como política que es y que se rige bajo leyes meramente de esta

naturaleza, que se alejan totalmente del discurso confesional, religioso y moral.

Pero el camino hacia la identidad de lo político no sólo se evidencio con

respecto a vivencias filosóficas del medioevo, puesto que el grado siguiente de

emancipación que curso lo político, fue en torno a las demás disciplinas sociales

que germinaron a la par y que incluso se perfeccionaron primero que la Ciencia

Política. BURDEAU nos habla sobre el aporte de las Ciencias Sociales, en general,

como auxiliares de la Ciencia Política. En este sentido, la disciplina sociológica de

la política guarda un estrecho vínculo originario con matrices disciplinarias como lo

son la Historia, la Psicología, la Sociología, la Economía y el Derecho19.

En aquella época en la que reinaba entre los filósofos la confusión del

estudio de lo político con otro tipo de propiedades de la sociedad, se

desnaturalizaban los estudios sociales. Esto en razón a que cuándo se hacía

18 Sartori. Op. Cit. Pág. 208. 19 Burdeau. Op. Cit.

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historia de situaciones políticas, se hacía una reducción del estudio de lo político al

ejercicio de hacer historia política. Igual sucedió con estudios de economía

política, con el falsamiento de los estudios sociológicos de la política, perdiendo el

objeto cualificado de la sociología, que está representado en el estudio de las

estructuras sociales y no en el poder político. El último ejemplo del malestar y

tropiezo que generaron disciplinas externas al desarrollo de la Ciencia Política, fue

la visión unidireccional del Derecho en el que se reducía lo político al plano

institucional de las reglas de juego, ignorando demás componentes de lo político y

el poder.

Contrariamente a lo planteado por muchos autores que atestiguan el hecho

de que la Ciencia Política se ha moldeado en la medida que se desprende de

otras monodisciplinas sociales, hay cierta corriente de pensadores que reconocen

la historicidad del estudio formal de lo político, agregando que por el contrario es a

la Ciencia Política a la cual se le han desprendido diversas ciencias que

alcanzaron autonomía, tal es el caso de la Economía y la Sociología. Más allá del

reconocimiento de que otras monodisciplinas se independizaron de la Ciencia

Política, o si es de hecho al contrario, lo verdaderamente importante es que se

distingue una clara sujeción disciplinar que durante un período de tiempo, bastante

amplio, no permitió el autodesarrollo de una Ciencia Empírica de la Política.

4.1. Reflexiones de lo Político.

Si bien la política guarda una historia bastante larga y se puede decir que ha

crecido de manera paralela a la humanidad, reviste de ciertos problemas y

confusiones conceptuales que es interesante indagar. Primero que todo, vale la

pena distinguir que el objeto que funda el estudio de lo político es el Poder. Pero

no cualquier tipo de poder, puesto que existe diversidad de prototipo de poderes,

verbigracia, poder económico, poder religioso, poder militar, poder ideológico, etc.,

pues bien, con mayor especialidad los estudios políticos gustan del poder político,

Page 20: Identidad disciplinaria de la Ciencia Política

30

que es aquel que se suscita en las interacciones sociales y que esta dotado de

relaciones e intereses.

El poder político implica cierto grado de coacción, obediencia, autoridad y

facultades decisorias que tienen la fuerza de hacer obrar a las personas de forma

ajena a la que obrarían sino existiera dicho poder. “El poder es una fuerza al

servicio de una idea. Es una fuerza nacida de la voluntad social preponderante,

destinada a conducir al grupo hacia un orden social que estima benéfico y, llegado

el caso, capaz de imponer a los miembros los comportamientos que esta

búsqueda impone”20

En segundo lugar, es viable distinguir entre lo político y la política. Esta

discusión se resuelve de manera sencilla, ya que no existe incompatibilidad alguna

en los términos, por ser categorías propias de una misma naturaleza. Me explico.

Por político debe entenderse en un sentido más amplio, como aquel espacio o

estructura en que está contenido todo este armazón de relaciones de poder y de

intereses. Mientras que por política se debe reconocer una actividad propia de ese

espacio político. La política es necesariamente hacendosa y dinámica, es decir, en

el quehacer del que se hablaba al principio.

Introducirse al estudio de la política resulta ser algo complejo, tal como se

ha evidenciado en lo hasta ahora dicho, debido a que hay un elevado numero de

obstáculos que nos hace reflexionar sobre propiedades abstractas de lo político y

sobre elementos que son ambiguos. MAURICE DUVERGER, realiza una práctica

asimilación de lo ambivalente que llega a ser la materia política y formula un

epíteto denominado “las dos caras de Jano” para referirse a ésta21.

20 Ibídem. Pág. 188. 21 Afirma el francés que: “Para unos la política es esencialmente una lucha, una contienda que permite

asegurar a los individuos y a los grupos que detentan el poder su dominación sobre la sociedad, al mismo

tiempo que la adquisición de las ventajas que se desprenden de ello. Para otros, la política es un esfuerzo por

hacer reinar el orden y la justicia, siendo la misión del poder asegurar el interés general y el bien común

contra la presión de las reivindicaciones particulares. Para los primeros, la política sirve para mantener los

Page 21: Identidad disciplinaria de la Ciencia Política

31

Por último, existe una distinción entre la política, en un nivel de análisis o en

términos de apreciación explicativa, donde podemos ubicar a lo que se ha

denominado micropolítica y la macropolítica. La primera de estas dos, se

desenvuelve “en el plano de las relaciones interindividuales que se fundan en el

contacto personal, y el de la macropolítica, en el plano de los grandes conjuntos

donde el contacto personal no existe, habiendo sido remplazado por relaciones

mediatizadas, administrativas”22.

4.2. Evolución Disciplinar de los Estudios de lo Político.

Ahora bien, a sabiendas de que el poder político es el objeto que interesa a

politólogos y estudiosos de la política, es apropiado ahondar en la carrera histórica

que han tenido estas disciplinas. Propiamente se puede divisar la relevancia de

cuatro tipos de estudios de lo político: 1º- La filosofía política; 2º- La historia de las

ideas políticas; 3º- La ciencia empírica de la política; y 4º- Los estudios

interdisciplinarios de las ciencias sociales para explicar la realidad política.

En principio, la filosofía política centró sus reflexiones sobre lo que eran las

organizaciones sociales y sobre la mejor forma de gobierno. Esta se orienta en la

búsqueda de la mejor republica y la explicación metafísica y metapráctica del

comportamiento político de tiempos arcaicos. Su carácter deontológico, ligado

íntimamente al deber ser de lo político, es el componente que más caracteriza a la

Filosofía Política. Se está en el espacio disciplinar de la Filosofía Política cada vez

que se remite a lo valorativo, a lo normativo y prescriptible. Esta vertiente filosófica

privilegios de una minoría sobre la mayoría. Para los segundos, es un medio de realizar la integración de

todos los individuos en la comunidad y de crear la “ciudad perfecta” de la que hablaba Aristóteles (…) En definitiva, la esencia misma de la política, su propia naturaleza, su verdadera significación, radica en que

siempre y en todo lugar es ambivalente. La imagen de Jano, el dios de las dos caras, es la verdadera

representación del Estado y la expresión más profunda de la realidad política”. Duverger, Maurice (1970)

Introducción a la Política, Barcelona: Editorial Ariel, Págs. 15-16. 22 Ibídem. Págs. 12-13.

Page 22: Identidad disciplinaria de la Ciencia Política

32

se pregunta por el qué y se distancia del cómo, a su vez que funda e instaura

nuevas proposiciones en materia política.

En cuanto a la historia de las ideas políticas, es un ejercicio disciplinar

interesante que acude a una secuencia de lo elaborado por los clásicos. Se

contextualiza en un sentido reconstructivo donde se compara de forma crítica, en

el tiempo, la forma como han sido afrontados los problemas centrales de la

humanidad. En esta dirección, se articulan vertientes filosóficas y sociológicas de

pensadores modernos, concatenados a las matrices del pensamiento clásico. Este

estudio de lo político como tal, nos permite crear ventanas del pensamiento

político y distinguir tendencias filosóficas que se pueden ramificar tal como

podríamos afirmar en una distinción primípara de platónicos y aristotélicos, de

teocentristas y antropocentristas, de hegelianos y kantianos, entre otra serie de

formaciones del pensamiento que se configuran, en la medida que los clásicos se

instruyen y adoptan posiciones que previamente han generado riñas

cognoscitivas. Gracias a la historia de las ideas políticas se puede evidenciar

aportes en secuencia como la hecha por los contractualistas23, escolásticos,

idealistas, realistas, etc. En otras palabras es una forma de articular el

pensamiento producido desde los primeros filósofos de occidente, los pos-

socráticos, hasta aquellos de finales del siglo XIX incluyendo a Karl Marx.

En cuanto a la Ciencia Política, ésta es tomada como el conocimiento

empírico de la política y se diferencia de todos los demás estudios afines de lo

político, porque es el producto de diversas crisis que ha vivido de manera reciente

y que la han nutrido a tal punto de ser una de las ciencias sociales más relevantes

23 Véase Thomas Hobbes (El Leviatán), Juan Jacob Rousseau (El Contrato Social) y John Locke (Ensayo

Sobre el Gobierno Civil). Iusnaturalistas que en fundamento del contrato social, instituyen el Estado Civil dejando atrás el Estado de Naturaleza en el que se encuentran los hombres en un momento primitivo, claro

está, que cada uno de estos tiene concepciones deductivas disímiles de la naturaleza humana, al tildarlo de

perverso –el hombre es lobo para el hombre- según el primero, y contrapuesto a ello la visión de que –el

hombre nace sano pero la sociedad lo corrompe- que pese a ser una afirmación roussoniana, se adapta

ligeramente al pensamiento lockeano.

Page 23: Identidad disciplinaria de la Ciencia Política

33

y modernas de hoy en día. Si la filosofía política se preguntaba por el qué, la

ciencia se pregunta por el cómo. Esta se enmarca en un contexto ontológico en el

que lo importante es tratar lo político desde el ser y no desde lo que debería ser.

La Ciencia Política se caracteriza por la observación, por la descripción, el

análisis, por la abundancia en datos y la explicación de la realidad política. Esta

disciplina se basa en la experimentación, contrasta, cuantifica, cualifica e incluso a

veces predice. Los exponentes de la Ciencia Política no son Montesquieu, ni Marx

y Engels, tampoco Hobbes, Spinoza, Hume, Kunt, Hegel, Kant, Locke, Rousseau,

Gramsci, e incluso tan siquiera Maquiavelo y Aristóteles, que son quienes más se

aproximaron en su tiempo a lo que hoy se trabaja por medio de la Ciencia Política.

Entonces, sí los clásicos que frecuentamos no hacen parte del gremio politológico,

vale la pena preguntarse ¿quiénes son los cientistas políticos de hoy en día?

Responder aquel interrogante implicaría grandes listados de nombres, pues

los avances que ha logrado la Ciencia Política se expanden por diversos campos,

existiendo autores contemporáneos en diversas materias. En un ejercicio

resumido vale la pena destacar a David Easton, a Gabril Almond, Robert Dahl,

Barrington Moore, Charles Taylor, Samuel Huntington, Norberto Bobbio, Giovanni

Sartori, Ángelo Panebianco, Juan Linz en lo que sería una matriz política. No

obstante, autores y premios Nóbel como John Nash, Milton Friedman, Mancur

Olson, Hayek, Kenneth Arrow, Anthony Downs, entre otros, han dado valiosos

aportes desde la economía moderna para la aplicación conjunta en lo que refiere a

la Ciencia Política. Cosa similar sucede con autores como John Rawls, Michel

Walzer, Will Kimlycka, Robert Nozick, Jürgen Habermas, Michel Foucault, Pierre

Bordieu, quienes también han hecho parte de la teoría política contemporánea,

pero sin esa formación rigurosamente anglosajona e italiana que caracteriza a los

primeros politólogos traídos a colación.

En el cuarto punto, encontramos una nueva oleada de las ciencias sociales

con una óptica fundada en la imposibilidad monodisciplinar de comprender y

Page 24: Identidad disciplinaria de la Ciencia Política

34

explicar en conjunto al individuo y a la sociedad. Argumentan que cada ciencia

social tiene su método y su lógica, y que por lo tanto buscan explicar a la sociedad

desde componentes socio-individuales divergentes que nunca podrán dar

explicaciones valederas a todos los fenómenos sociales. En esta posición,

podemos ubicar la propuesta interdisciplinaria de Edgar Morín, quien por medio

del instrumento denominado “el pensamiento complejo” busca comprender el

estudio cuasi-total de la realidad social. El pensamiento complejo apela a la

exigencia que requiere el intenso estudio del comportamiento social; hace ver la

necesidad de integrar multidisciplinariamente los estudios de la sociología política,

de la economía política, de la Ciencia Política, de la antropología política, del

trabajo social, entre otras tantas disciplinas. Su finalidad es subir el nivel

explicativo de una investigación, por el aporte de diversas perspectivas

disciplinares que se integran. Evidenciando un fenómeno socio-político no sólo

desde una mirada disciplinar, sino desde un diagnostico completo de las ciencias

sociales. Pese a que este intento interdisciplinario de lo político está puesto sobre

la mesa, reconociendo y aceptando la naturaleza monodisciplinar de las ciencias

sociales y humanas, dicha propuesta encuentra barreras y obstáculos en

pretensiones y visiones académicas ligadas a la identidad disciplinar, y a la idea

de concretar ciencias puras y exactas en materia social, tal como lo

perfeccionaron las ciencias puras de la naturaleza.

Page 25: Identidad disciplinaria de la Ciencia Política

35

5. LA CIENCIA EMPIRICA DE LA POLÍTICA.

La política para ser vista desde un estudio disciplinar autónomo, necesitó

desprenderse de la opinión, de todo tipo de adoctrinamiento, de la misma

ideología, pero sobre todo requirió establecer una clara distinción con lo que se

venía haciendo por filosofía. Anteriormente se aludió a la distinción entre lo

políticamente filosófico y la política vista desde lo científico, pero es pertinente

ahondar en todo tipo de relaciones que se entrecruzan entre estos dos saberes

institucionalizados:

CUADRO 3: Relaciones entre Filosofía y Ciencia Política

CONCEPCIONES DE LA

FILOSOFÍA POLÍTICA TIPO DE RELACIÓN CARÁCTER DE LA

RELACIÓN

1º- Descripción, la proyección y teorización de la optima republica

DE DIVERGENCIA

Para la Ciencia Política se trata de estudiar la realidad como es, no como debería ser

2º- Como la búsqueda del fundamento último del poder

DE CONVERGENCIA

El problema filosófico presupone el análisis de los fenómenos reales de poder

3º- La determinación del concepto general de política

DE INDISTINCIÓN

Resulta difícil establecer una demarcación entre filosofía política y ciencia política

4º- Como discurso crítico y los supuestos de verdad y pretensiones de objetividad de la Ciencia Política

DE INTEGRACIÓN

La Ciencia Política es el discurso sobre el comportamiento político, y la filosofía el discurso sobre lo político

FUENTE: Curso de Enfoques y Teorías de Ciencia política, Javier Duque Daza PhD (2005).

Estas relaciones ni fusionan ni contraponen a la filosofía con la ciencia.

Exclusivamente intentan yuxtaponer a una y otra, con la finalidad de establecer

Page 26: Identidad disciplinaria de la Ciencia Política

36

todo tipo de conexiones en las que se encuentran. Es decir, que producto de los

acercamientos que se puedan extraer, podemos distinguir relaciones de

divergencia, convergencia, indistinción e integración. Al observar dicho cuadro se

visualiza que estos dos saberes no solo encuentran diferencias o divergencias en

su matriz disciplinar, sino que al contrario llegan a presentar similitudes y

convergencias. En este orden de ideas, reconociendo distinciones y

aproximaciones de filosofía y ciencia política es apropiado preguntarse ¿Qué es

concretamente la Ciencia Política? y ¿Cuáles son dichas crisis que ha vivido hasta

el momento, en búsqueda de pulir esa identidad disciplinaria?24.

Así pues, MAURICE DUVERGER nos argumenta que los términos de

Sociología Política y Ciencia política resultan ser casi que sinónimos y que su

diferencia sustancial radicaba en el nombre que se le daban a los departamentos y

facultades que estudiaban la realidad política, pero que en suma lo hacían con una

misma metodología. Agrega además que hay dos tipos de concepciones sobre

dicha Sociología o Ciencia política: “para unos es la ciencia del estado; para otros,

la ciencia del poder”25.

Sin embargo, esta visualización de la Ciencia Política, que no encuentra

fronteras entre lo que son los estudios sociológicos de la política y la disciplina

empírica de la política, hace parte del patrimonio histórico de la teoría y

metodología politológica; debido a que la ciencia en su constante desarrollo, ha

24 Para introducirse al tema, es práctico tener una de las mejores ilustraciones que puede dar una enciclopedia

ordinaria y no técnicamente cualificada: “La Ciencia Política (menos frecuentemente llamada también

politología) es la ciencia social que estudia empíricamente la política en sus diversas dimensiones. Por tanto,

el estudio de la política es lo observable, en general no está referido a lo que debería ser la política como tipo

ideal o conducta deseada; esa área dentro de la teoría política es indistinguible (como de hecho toda la teoría

política) de la filosofía política. Tampoco es el estudio de los elementos formales de la política como lo son

las leyes, su formación y las intenciones de éstas, tarea de la jurisprudencia. La Ciencia Política tiene en

cuenta el comportamiento político efectivo y observable de las personas y las sociedades. El término ciencia política fue acuñado en 1880 por Hebert Baxter Adams, profesor de historia de la Universidad Johns

Hopkins. Aunque su desarrollo como disciplina científica es posterior a la Segunda Guerra Mundial, antes de

dicho periodo se asociaba al estudio de la jurisprudencia y la filosofía política”. Enciclopedia Wikipedia de

Wikimedia Foundation, Inc. (http://es.wikipedia.org/wiki/Ciencia_política). 25 Duverger, Maurice (1975) Sociología de la Política, Barcelona: Editorial Ariel, Págs. 24-29.

Page 27: Identidad disciplinaria de la Ciencia Política

37

refutado este tipo de posiciones que han perdido vigencia. Así entonces, pese a

que este cientista social francés se incline rotundamente por la segunda

concepción, o sea por tomar a la Ciencia Política como ciencia del poder, esta

apreciación ya ha perdido credibilidad en la moderna politología, aunque no se

desconocen sus aporte, sobre todo en su momento26.

Por su parte, GIOVANNI SARTORI reconoce como ciencia sólo a aquel

conocimiento empírico, más no valorativo y normativo. El italiano desarticula el

concepto de ciencia política en las palabras que le componen: “Digamos entonces

que la noción de ciencia política varía en función de qué se entiende por ciencia y

qué por política”27. De esta forma, es que dicho politólogo adentra su estudio a lo

que se ha entendido por política, y por la misma pero en términos de ciencia,

denotando el método científico como presupuesto de esta disciplina social.

Finalmente, el también politólogo italiano NORBERTO BOBBIO define en su

manual que: “La expresión –c. política- puede ser usada en sentido amplio y no

técnico para denotar cualquier estudio de los fenómenos y de las estructuras

políticas, conducido con sistematicidad y con rigor, apoyado en un amplio y agudo

examen de los hechos expuestos con argumentos racionales”28. En este sentido,

exige elementos de rigurosidad y sistematicidad propios de las ciencias, y que son

totalmente opuestos a la trivialización de la opinión política. Sin embargo, recalca

que este es un concepto de ciencia política en un sentido amplio. Pues bien, en

sentido estricto le define como de uso técnico en el que se “designa a las ciencias

26 Manifiesta que: “De hecho, la Ciencia Política no puede ser confinada únicamente al estudio del poder,

definido de modo estricto. Esta concepción constituye una primera ampliación con relación a la definición

como ciencia del estado, que la reduce al estudio del poder en una sola categoría de sociedad global, la del

estado-nación. Extiende la Ciencia Política al estudio del poder en todas las sociedades y en todos los grupos.

Pero es preciso extenderla más aún, e incluir en ella el análisis de las diferentes formas de influencia que están

a menudo vinculadas al ejercicio del poder. La Ciencia Política engloba así el estudio de todos los sistemas de

relaciones no igualitarias, lo que se corresponde bastante bien con la definición de Robert Dahl cuando escribe que –un sistema político es cualquier conjunto constante de relaciones humanas que implican, en una

medida significativa, relaciones de poder, gobierno o de autoridad”. Ibídem. Pág. 29. 27 Ibídem. Pág. 201. 28 Bobbio, Norberto y Matteucci, Nicola (1981) Diccionario de Política, México D. F.: Editorial Siglo XXI,

Pág. 218.

Page 28: Identidad disciplinaria de la Ciencia Política

38

empíricas de la política, o a la ciencia de la política conducida según la

metodología de la ciencia empírica más desarrollada, como el caso de la física, de

la biología, etc.”29.

5.1. Procesos y Crisis.

La historia de la Ciencia Política como forjadora del conocimiento empírico, está

atravesada por diversas crisis que la han debilitado en su momento, pero que en

últimas han hecho que se fortalezca y evolucione en el campo de las ciencias

sociales30. El estudio de lo político entró en una primera crisis, toda vez que curso

un proceso de desintegración que convulsiono en la segunda mitad del siglo XIX.

Paradójicamente, mientras reinó ese debilitamiento de los estudios políticos,

contrario a ello, disciplinas sociales como la Economía y la Sociología lograron

adquirir un perfeccionamiento científico que se venía dando y que paralelo a esta

época se concreto. En dicho proceso auxiliaron en una y otra disciplina autores

como Adam Smith y David Ricardo por parte de la primera, y David Hume,

Auguste Comte, Max Weber y Émile Durkheim para la segunda, claro está que de

forma más reciente para esta última se dieron aportes de Karl Popper entre otros.

No obstante, una de las crisis que más ha interesado a la Ciencia Política

es la que vivió después de su puesta en marcha en el siglo XX, con los avances

norteamericanos en la materia. Estamos hablando de la crisis de la teoría política

donde se buscaba su extinción bajo “la revolución conductista”, es decir, el

Behaviorismo. El que desarrolló el paradigma de esta concepción de la Ciencia

Política fue David Easton. Lo importante era explicar la conducta humana, pero no

en general, sino la conducta política, el comportamiento de los individuos y de los

29 Ibídem. Pág. 218. 30 El profesor alemán Dieter Nohlem resumen el proceso de la Ciencia Política destacando los siguientes

aspectos: Lo político entro en crisis en el siglo XIX, a comienzos del siglo XX renace y se le funda en Estados

Unidos, se refunda en Europa, crece entre las dos guerras mundiales, sufre con los totalitarismos europeos y

finalmente la emigración, sobre todo de alemanes, a Estados Unidos hace que se impulse un fuerte desarrollo

anglosajón de la política llevando la batuta a nivel mundial. Nohlem. Op. Cit. Pág. 196.

Page 29: Identidad disciplinaria de la Ciencia Política

39

grupos respecto a sus relaciones institucionales y sus vínculos con el poder. En

este enfoque hay una serie de rasgos que se pueden añadir a los ya

mencionados: 1) Regularidades (para tener generalizaciones y teorías con valor

explicativo e incluso predictivo); 2) Verificación (se necesita alguna forma de

probar la certeza de las conductas); 3) Técnicas; 4) Cuantificación (para

determinar la validez de los procedimientos); 5) La no valoración (distinguir y

separar la ética, la moral y las explicaciones empíricas); 6) Sistematización (teoría

sin datos sería vanal, datos sin teoría sería trivial); 7) Ciencia pura (puede haber

después aplicación y utilidad, pero antes se necesita de cierta pureza); 8)

Integración e interrelación con otras ciencias31.

Esta revolución behaviorista, de la conducta, que era una ambiciosa

pretensión de Easton y otros anglosajones que querían fundar un orden en una

disciplina a la cual apenas se le forjaban sus primeros cimientos, fue el momento

en donde la Ciencia Política gozo de un mayor acercamiento a las ciencias puras y

exactas. Fue un período de certezas empíricas donde no existían ambivalencias y

confusiones, puesto que estaba delimitada la frontera de la ciencia con la filosofía

política.

El mismo AZIS NASSIF distingue cuatro etapas de dicho proceso histórico

que ha cursado la Ciencia Política desde el mismo behaviorismo: “el auge del

programa conductista entre 1945 y 1965, con autores tan importantes como

Gabriel Almond, David Easton, Robert Dahl, Karl Deustsch; luego, el declive de la

teoría política, con las argumentaciones de autores más cercanos a la filosofía

política como Isaiah Berlin o Leo Strauss; después la crisis del auge, las revisiones

de cierta izquierda, las reformulaciones al estilo Karl Popper sobre falsación y

luego la autocrítica de Almond y Easton, entre otros, a mediados de los ochenta; y

31 Aziz Nassif, Alberto (1998) La Ciencia Política: Empirismo, Fortaleza Vacía, Hibridación y Fragmentos,

México D. F.: UNAM, Pág. 13.

Page 30: Identidad disciplinaria de la Ciencia Política

40

posteriormente el resurgimiento de la filosofía política, desde los años setenta con

autores como John Rawls y Robert Nozick”32.

Dicha positivización al extremo que se pretendió hacer a la Ciencia Política,

por medio del estudio de la conducta, recibió fuertes criticas que hicieron ceder a

quienes adoptaron esta posición que se perfilaba como indestructible por la

precisión de su explicación y por el acercamiento a las mismas ciencias causal-

explicativas de la naturaleza. Aquellas críticas se recogen básicamente en cuatro:

1º- Es imposible realizar generalizaciones y registrar regularidades de largo tiempo

y de aplicación en un amplio espacio, o sea que pese a tener explicaciones

contundentes, éstas carecían de aplicación en todo tiempo y lugar; 2º- Sus teorías

e hipótesis del comportamiento político desconocían elementos que podían

constituirse en variables negras, que generarían excepciones a las regularidades

establecidas, tal es el caso de la cultura y las estructuras simbólicas que se

escapan de la cuantificación que se hace con los modelos empiristas de esta

Ciencia política; 3º- La inerme dificultad de producir un núcleo solidó de conceptos

y teorías que sea de uso cotidiano de todos los autores que se adscriben a la

politología, pues bien existe una fuerte fragmentación en este aspecto; y 4º- Que

es talvez la critica más importante al modelo extremadamente positivista, que es la

contraposición a la posibilidad de que impere una neutralidad valorativa en la

Ciencia Política, siendo utópica aquella idea de alcanzar tal grado de objetividad.

5.2. La Neutralidad Valorativa y la Objetividad.

Cuando se habla de ciencia, y más aún de aquella ciencia social de la política, es

casi obligatorio referirnos a su metodología y a su finalidad. Si bien la Ciencia

Política suele combinar perspectivas metodológicas, haciendo uso tanto del

holismo metodológico como del individualismo metodológico para comprender la

realidad social, ésta tiene un especial arraigo con el último modelo metodológico.

32 Ibídem. Pág. 14.

Page 31: Identidad disciplinaria de la Ciencia Política

41

Cosa semejante pasa con los métodos de investigación, pues pese a existir una

predominancia del método cuantitativo en las investigaciones politológicas, ello no

implica que no existan cualitativitas adscritos a esta disciplina social de lo político.

Con respecto a las propiedades características de la Ciencia Política, no podemos

negar lo que se mencionó con anterioridad y es el hecho de que la ciencia como

tal busca observar, describir, explicar y predecir. “En un sentido muy amplio, el

sentido de explicación es formalmente análogo al de la predicción. Explicar un

fenómeno es simplemente reconstruirlo por vía deductiva. Más exactamente, es

deducir una proposición describiendo el fenómeno por explicar a partir de hipótesis

de un nivel suficientemente general, como sería el expresar las regularidades de

orden relativamente fundamental”33.

Por otra parte, el meollo del asunto se encuentra en la finalidad de explicar

la realidad socio-política, observando de manera neutral los hechos y los datos, a

su vez que describiéndola y explicándola de una forma meramente objetiva. Se

tiene de manifiesto que la politología buscó, si es que aún no lo sigue buscando, la

objetividad en sus estudios, con la única intención de darle mayor veracidad a la

explicación de los fenómenos sociales.

Esto no es más que una pretensión de copiar en las ciencias sociales y

humanas el modelo utilizado por las ciencias puras de la naturaleza; recogiendo el

principio de la neutralidad valorativa que se basa en un trabajo audaz del

investigador, donde aquel se da a la tarea de alejarse de sus valores a la hora de

comprender un problema de la realidad social. Dicha objetividad que en las

ciencias sociales se dice resulta ser más compleja que en las ciencias naturales,

va de la mano del desprendimiento de todo tipo de valoración frente a lo que se

está criticando. Es decir, que debe prevalecer una neutralidad valorativa por parte

de éste. Neutralidad valorativa que en últimas resulta ser utópica, puesto que para

33 Serrano, Jorge A (1981) La Objetividad y las Ciencias, Enfoque Histórico-Epistemológico, México D. F.:

Editorial Trillas, Pág. 217.

Page 32: Identidad disciplinaria de la Ciencia Política

42

explicar y criticar, el mismo hecho de pretender desprenderse de cualquier arraigo

valorativo que parcialice lo objetivo que se debería ser, termina siendo un mismo

elemento valorativo. Al respecto, KARL POPPER afirma que: “de manera pues, que

hay que ser concientes no sólo de que no hay, en la práctica, científico alguno al

que la objetividad y la neutralidad valorativa le resulten alcanzables, sino de que

incluso la objetividad y la neutralidad valorativa constituyen en sí valores. Y como

la neutralidad valorativa es en sí misma un valor, la exigencia de una total

ausencia de valores, de una completa neutralidad valorativa viene a resultar

paradójica”34.

El debate con respecto al carácter neutral y objetivo de la Ciencia Política,

se da en un entorno en el cual la ciencia por ser productora de conocimiento

observable y netamente descriptiva, es entonces neutra a la hora de dar alguna

clase de apoyo a lo expuesto en forma normativa y valorativa (el conocimiento del

-debería ser-). Derivado a esto se le añade que por esas mismas razones es que

puede llegar a existir una inducción del valor hacia el hecho real, más no

viceversa. Pero es de considerar que tal afirmación que expone la neutralidad de

los hallazgos científicos, es una concepción que solo sería valida si aun siguiera

vigente el marco que propiciaba el empirismo más primitivo.

En el curso de este argumento positivista, que apelaba a la inferencia del

valor en el hecho y no al contrario, CHARLES TAYLOR manifiesta su desacuerdo con

respecto a aquello: “al discutir el criterio de que los descubrimientos de la Ciencia

Política nos dejan, por así decirlo, tan libres como antes, que no avanzan nada en

cuanto a establecer conjuntos particulares de valores y derribar otros”35, y por

consiguiente se dispone a demostrar la convergencia existente entre Ciencia y

Filosofía Política. En efecto, se da a entender que la ciencia junto con sus

hallazgos no son neutrales, y esto debido a que la ciencia si induce. El hecho de

34 Adorno, Theodor A., Popper, Karl et. al. (1973) La Disputa del Positivismo en la Sociología Alemana,

Barcelona: Ediciones Grijalbo, Pág. 112. 35 Taylor, Charles (1999) La Neutralidad en la Ciencia Política, México D. F.: UNAM, Pág. 57.

Page 33: Identidad disciplinaria de la Ciencia Política

43

que la ciencia se caracterice por la labor de profundizar, da pie a que cuando se

está en el ejercicio de su actividad exploradora, nos deja poco margen para elegir.

Así, viéndolo de una forma más sencilla, la ciencia al describir hace que uno

siempre termine inducido o adoptando una posición de valor frente al hecho

expuesto.

Por consiguiente, “los hallazgos de la ciencia serán pertinentes a nuestros

valores, por supuesto, en el sentido de que nos dirán como llevar a cabo las metas

que nos hemos impuesto nosotros mismos”36. TAYLOR propicia un respeto por

aquellos partidarios del behaviorismo, fieles creyentes del fin o de la muerte de la

teoría política, más nunca comparte esta percepción, puesto que propone una

reflexión sobre la relación entre la Ciencia Política y la filosofía política. Cuestiona

que tan cierto sea el hecho de que la Ciencia Política este totalmente separada de

la Filosofía Política. Su única postura frente a la crisis que padecía la teoría

política, era una reacción lógica frente al positivismo a ultranza y a sus

percepciones netamente empiristas. Este politólogo se encarga de desmentir la

supuesta independencia de la Ciencia Política, para así lograr el reconocimiento

de la convergencia latente entre ciencia y lo puramente normativo en el campo de

la política; y de hecho se puede decir que lo logra al quedar claro que la ciencia

por si sola no reduce a la política en tan solo describir, explicar y predecir,

desacreditando la forma de adquisición del conocimiento que vierte el deber ser de

los valores.

5.3. La Teoría Política.

Tanto la Filosofía como la Ciencia Política necesitan de una herramienta clave

para el desarrollo monodisciplinar. Aquel instrumento que reviste de tanta

importancia es la teoría política. Filosofía o ciencia sin las teorías pierden todo tipo

de sentido. Pero es la misma teoría política un elemento que ha causado grandes

36 Ibídem. Pág. 56.

Page 34: Identidad disciplinaria de la Ciencia Política

44

pugnas y discordias en el proceso evolutivo de la Ciencia Política. Cabe distinguir

entre teorías normativas de la política que se asocian más con el contexto

filosófico de la política, y de otra parte están las teorías positivas o formales de la

política que son propias de la Ciencia Política en su máximo esplendor.

El hiperfactualismo37 en su momento de gloria, durante la hegemonía de la

revolución conductista, pretendió por medio de teorías positivas deslegitimar y

desconocer la importancia de las teorías normativas. Solamente lo empírico, los

datos, lo contrastable y verificable servían para el desarrollo de la Ciencia Política.

Por lo cual, esta corriente afirmaba que la ciencia tenía al servicio a la teoría

política sólo para producir conocimiento neutral y no prescriptible o valorativo

como lo hacía la teoría política normativa propia de los filósofos políticos. Los

ataques a esta teoría normativa de la política, pesaban su argumento en el hecho

de que aquella teoría constituía sólo conocimiento especulativo e ideología que le

son irrelevantes e incompatibles con el desarrollo de las ciencias.

La reacción a esta minimización epistemológica de la teoría normativa, se

vio con autores como Isaiah Berlin, Sheldon Wolin, Charles Taylor, Leo Strauss y

Hannah Arendt, entre otros, quienes reivindicaron a la teoría diciendo que las

categorías y teorías anteceden al conocimiento empírico, y que sin teoría política

normativa no tiene sentido la lógica de la Ciencia Política.

Lo que desea explicar y formalizar la teoría política en sus tesis son los

principales elementos de la política que generan discusión. Con relación a la teoría

política define SARTORI que: “Teoría es una palabra imprecisa y elástica. Para

algunos la teoría es teoría filosófica y por lo tanto filosofía. Y hay incluso quien

mantiene, en el otro extremo, que quien hace teoría no hace ciencia. Se ha creado

de este modo una diferenciación excesiva entre una teoría filosófica que es toda

37 También denominado hiperempirismo, es una corriente máxima y extrema del positivismo que reducía la

ciencia y lo productivo para ésta a lo factible, a los datos y hechos sin permitir teorizar al respecto.

Page 35: Identidad disciplinaria de la Ciencia Política

45

ideas y nada hechos, y una ciencia empírica toda hechos y nada ideas. A esta

diferenciación yo contrapongo una teoría intermedia, una teoría vinculante en la

cual las ideas son verificadas por los hechos y, viceversa, los hechos son

incorporados en ideas. Una ciencia de la política pobre de teoría y enemiga de la

teoría es simplemente una ciencia pobre”38.

Ahora bien, se tiene a la Ciencia Política como productora de conocimiento

contrastable. La cual producto de su formación epistemológica39 ha sufrido

múltiples transformaciones que han dejado como resultado final, y actual, el hecho

de que esta disciplina social articule eficazmente, en su seno, a las teorías

políticas normativas y a las formales. En principio y de una forma genérica,

podemos realizar una distinción primaria de los grandes problemas de la política

sobre los cuales recae el objeto explicativo y normativo de la teoría política. El

politólogo anglosajón LESLIE LIPSON reunía en su época estos grandes problemas,

primordialmente, en cinco: 1º- El concepto de ciudadanía (a todos o a unos

cuantos,) o sea la igualdad; 2º- Las funciones del Estado (esfera de las actividades

del Estado limitada o ilimitada), el debate del pluralismo; 3º- La fuente de autoridad

(originaria del pueblo o de los gobernadores), la libertad y la soberanía; 4º- La

organización de la autoridad (poder concentrado o disperso), la división de

poderes; y 5º- La magnitud del Estado y sus relaciones externas (Estado-Nación o

Supra-Estados)40.

En la actualidad según SARTORI y sus “Elementos de la Teoría Política”,

podemos tener presente los siguientes espacios o tópicos sobre los cuales versa

38 Sartori, Giovanni (1992) Elementos de la Teoría Política, Madrid: Alianza Editorial, Págs. 9-10. 39 Es necesario definir que se entiende por epistemología y para ello nos remitimos a lo manifestado por

Bourdieu et. al.: “la epistemología se diferencia de una metodología abstracta en un esfuerzo por captar la

lógica del error para construir la lógica del descubrimiento de la verdad como polémica contra el error y como esfuerzo para someter las verdades próximas a la ciencia y los métodos que utiliza a una rectificación

metódica y permanente”. Bourdieu, et. al. (1975) El Oficio de Sociólogo, Buenos Aires: Editorial Siglo XXI,

Pág. 14. 40 Lipson, Leslie (1964) Los Grandes Problemas de la Política, Introducción a la Ciencia Política, México D.

F.: Editorial Limusa-Wiley, Págs. 34-35.

Page 36: Identidad disciplinaria de la Ciencia Política

46

su labor la teoría política: La constitución; la democracia; la dictadura; la igualdad;

la ideología; el liberalismo; el mercado; la opinión pública; el parlamento; la

política; la representación; los sistemas electorales; la sociedad; las decisiones; y

el videopoder.

Las principales teorías normativas de hoy en día son aquellas que discuten

sobre el arquetipo de democracia bien sea elitista, deliberativa, o participativa; o

bien las teorías que discuten entre el carácter del Estado para ver si es viable el

estatismo o el antiestatismo. En cuanto a las teorías políticas positivas o formales,

son aquellas como la teoría de los juegos y su teoría madre que es la teoría de la

elección racional, que posee un papel importante no sólo en la Ciencia Política

sino que incluso en las ciencias sociales en general.

La “Rational Choice” es una teoría formal que fue fundada por la ciencia

económica, sus desarrollos han sido galardonados en varias ocasiones con el

premio Nóbel en ciencias económicas, a tal punto que uno de los últimos premios

Nóbel de esta categoría, fue por el avance en la resolución de conflictos por medio

de la teoría de los juegos. GABRIEL ALMOND nos señala la trascendencia de esta

teoría en el desarrollo de las ciencias sociales, y en especial toma a la “Rational

Choice” como una revolución científica que indudablemente marco a la Ciencia

Política41.

La lógica básica con la que opera esta teoría es a través del individualismo

metodológico, donde se estudia el comportamiento humano a través de la razón

humana que siempre pretende maximizar su acción o comportamiento. En una

relación coste-beneficio, los agentes racionales (individuos) establecen un ranking

o jerarquizan las opciones de las que disponen para así tomar la decisión que más

utilidad les traiga y en la que menor costos incurre. De tal forma, que esta teoría

41 Almond, Gabriel A. (1999) Una Disciplina Segmentada, Escuelas y Corrientes en las Ciencias Políticas,

México D. F.: Fondo de Cultura Económica, Págs. 170-193.

Page 37: Identidad disciplinaria de la Ciencia Política

47

positiva de la política permite explicar el comportamiento político, el cómo y porqué

votan las persona, los conflictos y cooperaciones que surgen en las relaciones

sociales y además un sin fin de fenómenos sociales que guardan relación no sólo

con el poder, sino con demás aspectos del individuo y de la sociedad.

Page 38: Identidad disciplinaria de la Ciencia Política

48

6. LOS SUBCAMPOS.

Por último, en este espacio se hace un esbozo o bosquejo muy general sobre lo

que es hoy en día la Ciencia Política como disciplina mundialmente reconocida. Lo

primero, es aclarar porqué es más práctico hablar hoy por hoy de Ciencia política y

no de Ciencias Políticas en plural. Básicamente la distinción radica en una

concepción producto de la American Polítical Science, donde se evidencia la

actual ciencia empírica de la política como una sola (monodisciplina), que a su vez

consta de subcampos disciplinares como toda ciencia. En cuanto a la

preconcepción de la segunda, es decir, de la que se refiere a las ciencias políticas

en un sentido múltiple, su uso se encuentra fundado en una vieja tradición que

reconoce muchos subcampos de otras ciencias autónomas que también buscan

comprender ciertos aspectos de la política, por ejemplo: el Derecho Público y

Constitucional, la Historia Política, las Doctrinas Políticas, la Administración

Pública, la Psicología Política, y la Sociología Electoral, junto con muchos más

subcampos de reconocidas ciencias sociales y humanas.

BURDEAU nos aclara esta discusión y puntualiza que: “El plural así utilizado

indica que a pesar de una orientación general, común, cada una de ellas conserva

su autonomía, tanto en lo que se refiere a su instrumental intelectivo y a sus

técnicas, como en lo que atañe a su objeto directo. Utilizado en singular, el término

–ciencia política- tiene una pretensión bien distinta (…) importa distinguir dos

significaciones que se le atribuyen: a) (...) constituye la transposición directa de la

expresión anglosajona political science (…) y b) (…) estudiado como una esencia

que trasciende a todas esas diversas figuras que encarnan uno de sus momentos

o aspectos peculiares”42.

42 Burdeau. Op. Cit. Pág. 23.

Page 39: Identidad disciplinaria de la Ciencia Política

49

En este orden de ideas, así como el Derecho que es una disciplina

autónoma y que reviste de sus avances científicos (en todos los aspectos:

Derecho Positivo, Filosofía del Derecho, Sociología Jurídica, Teoría General del

Derecho, Teorías de la Justicia, etc.), goza de diversos subcampos como bien lo

son: el Derecho Comercial, Derecho Civil, Derecho de Familia, Derecho Penal,

Derecho Laboral, Derecho Administrativo, Derecho Constitucional, Derecho

Agrario, Derecho Tributario, etc., asimismo, la Ciencia Política ostenta seis

subcampos intrínsecos fuera de los desarrollos que pueda tener en conexiones

disciplinarias como lo es la Economía Política o la misma Sociología Política.

Aquellos subcampos disciplinares politológicos son: 1º- Las instituciones políticas;

2º- El comportamiento político; 3º- Las relaciones internacionales; 4º- Las

organizaciones políticas; 5º- La políticas públicas; y, 6º- La teoría política.

En primer lugar, el subcampo de las Instituciones Políticas remite

necesariamente a lo que son los sistemas institucionales y a las reglas de juego, a

los diseños institucionales que sirven de marco de acción a la dinámica política,

siendo los principales tópicos: las reglas de juego del sistema electoral, las reglas

de los sistemas presidenciales y parlamentarios, reglas y toma de decisiones,

coaliciones y alianzas estratégicas. En cuanto al Comportamiento Político,

comprende el estudio de la acción o conducta política no sólo de los individuos,

sino que además incorpora el ámbito de la participación política de los actores

individuales, colectivos e institucionales, en sus diversas modalidades; sus

principales temáticas son: el comportamiento electoral, la acción colectiva y los

movimientos sociales, los parlamentos y sus decisiones.

En cuanto a las Relaciones Internacionales, este es un subcampo que

abarca todo lo que es la politología pero no desde agentes como individuos, sino

desde agentes como aquellos de injerencia internacional y supranacional, o sea

que mira el tipo de relación entre los Estados, entre bloques socio-económicos,

conflictos internacionales y el contexto geopolítico e internacional, en donde los

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principales temas de estudio son: las tendencias del ordenamiento internacional,

las relaciones entre Estados, los conflictos internacionales y la geopolítica. No

obstante, existen corrientes académicas que consideran que las Teorías de las

Relaciones Internacionales, más que ser un subcampo de la Ciencia Política es

una disciplina autónoma que ya posee pregrados, posgrados, doctorados y teorías

que la ven como monodisciplina.

Sobre las Organizaciones Políticas, se puede afirmar que es uno de los

subcampos más relevantes de la Ciencia Política, puesto que trata el estudio de

aquellos actores políticos que más interfieren en el poder político, o sea sobre las

diversas organizaciones y expresiones de la acción colectiva orientadas hacia el

poder y su ejercicio, donde sus temas a investigar se concentran en el estudio de

los partidos y movimientos políticos, los sistemas de partidos, los grupos de poder,

los gremios y sindicatos, los parlamentos, e incluso las organizaciones no

gubernamentales y fundaciones.

En cuanto al subcampo de las Políticas Públicas, éste es el que más sirve a

la intervención y práctica política puesto que sus avances producen material

académico al servicio de los gobernantes y asesores. El estudio de las policy

comprende la generación, formulación, implementación y evaluación de políticas

generadas en el ámbito estatal en sus diversos niveles (local, regional o nacional).

Las materias a tratar en este subcampo son: la gestión en la empresa pública y en

los procesos administrativos y gerenciales, las decisiones del manejo de lo público

y del presupuesto, el manejo de los conflictos, la política y la gestión pública, las

transformaciones y el rediseño del Estado.

Finalmente, la Teoría Política es un subcampo que cobra gran importancia

puesto que pese al desarrollo histórico de esta disciplina, aún quedan vacíos y

abundan reflexiones sobre las concepciones teóricas respecto a problemas

centrales de la política, las relaciones entre la Ciencia Política y la Filosofía

Page 41: Identidad disciplinaria de la Ciencia Política

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Política, las discusiones respecto al objeto, epistemología y métodos de la Ciencia

Política. En esta dirección, abundan tipologías de teorías entre las que se

destacan las siguientes categorías: Teorías del Estado, Teorías del Conflicto,

Teorías de la Democracia, Teorías del Poder, Teorías de la Justicia, etc.

En suma, pese a no haber un consenso universal de que subcampos son

los que formalmente se manejan en todas las dependencias o facultades de

Ciencia política, las seis anteriores áreas son las más frecuentadas y resultan un

ejercicio sano y enriquecedor por la especificidad que brindan. Pues bien, en

autores como NOHLEN los subcampos son muy reducidos, por ejemplo aquel

politólogo alemán se limita a señalar tres áreas en las cuales se desenvuelven los

estudios politológicos: “La primera área constituye la teoría política, que incluye en

verdad tres campos: a) la historia de las ideas o la filosofía política; b) la teoría

política moderna (...) o los paradigmas científicos, y, finalmente c) la metodología

en ciencias sociales (...). La segunda área engloba a la política comparada que

incluye tres dimensiones de la política (…): polity, politics y policy, o sea la forma,

el proceso y el contenido de la política. La tercera área esta conformada por las

relaciones internacionales (…)”43.

43 Nohlen. Op. Cit. Págs. 198-199.

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