Identidad e Interculturalidad

10
ICONOS 33 Daniel González Guzmán 2 En Ecuador, la lucha social y política de los pueblos indígenas por el reconocimiento de la diversidad étnica y la autodeterminación de sus culturas se ha convertido en el mayor referente de la demanda de interculturalidad. Por ello, a nivel general e incluso en el ámbi- to de las ciencias sociales, es común pensar en la interculturalidad como un proceso que se limita a cierto tipo de relaciones interétnicas. En efecto, la interculturalidad no ha sido entendida como un proceso de mayor com- plejidad que involucra a muchos otros actores y que se desenvuelve en varios niveles. Por es- ta razón, hablar sobre rock, identidad e inter- culturalidad puede resultar un tanto extraño para ciertas personas. Sin embargo, si asumimos que el rock na- ció como una expresión de vanguardia que, tras medio siglo de historia, ha generado un sinnúmero de valores, tradiciones y prácticas culturales, y con ello ha configurado una ma- triz de singulares identidades socio-culturales, lo que a su vez, le ha valido la definición de contracultura, entonces debemos considerar que al igual que otros estudios sobre identida- des de grupos subalternos o minoritarios, el estudio de las identidades de los jóvenes roc- keros se vincula a una demanda de reconoci- miento que debe discutirse en el marco de las políticas del multiculturalismo. Por ello, precisamente, desde el análisis de un caso particular de acción colectiva prota- gonizado por el movimiento rockero ecuato- riano, queremos contribuir al debate y refle- xión en torno a las prácticas de la intercultu- ralidad dentro de las ciencias sociales en par- ticular, y en el conjunto de la sociedad ecua- toriana en general. Los rockeros en el Ecuador: la historia de una lucha El rock en Ecuador nunca ha sido visto con buenos ojos. Y es que desde su llegada al país a mediados de los 60s (época de dictaduras militares), esta expresión cultural que propa- gaba valores revolucionarios para la juventud, ha sido catalogada de varias maneras: prime- ro como un movimiento peligrosamente sedi- cioso, posteriormente como una moda alie- nante y más recientemente como aberrante música satánica. 1 El presente artículo está basado en la ponencia presen- tada en el Primer Congreso Ecuatoriano de Antropo- logía Jurídica y Pluralismo Legal, en el panel titulado “Ciudad, interculturalidad y relaciones de poder”, Quito, agosto 2003. 2 Historiador. Mtr. (c) Ciencias Sociales, Flacso-Ecua- dor. Comentarios son bienvenidos: [email protected] González, Daniel, 2004, “Rock, identidad e intercultu- ralidad. Breves reflexiones en torno al movimiento roc- kero ecuatoriano”, en ÍCONOS No. 18, Flacso-Ecua- dor, Quito, pp. 33-42. Rock, identidad e interculturalidad Breves reflexiones en torno al movimiento rockero ecuatoriano 1

Transcript of Identidad e Interculturalidad

Page 1: Identidad e Interculturalidad

ICONOS 33

Daniel González Guzmán2

En Ecuador, la lucha social y política de lospueblos indígenas por el reconocimiento dela diversidad étnica y la autodeterminaciónde sus culturas se ha convertido en el mayorreferente de la demanda de interculturalidad.Por ello, a nivel general e incluso en el ámbi-to de las ciencias sociales, es común pensar enla interculturalidad como un proceso que selimita a cierto tipo de relaciones interétnicas.

En efecto, la interculturalidad no ha sidoentendida como un proceso de mayor com-plejidad que involucra a muchos otros actoresy que se desenvuelve en varios niveles. Por es-ta razón, hablar sobre rock, identidad e inter-culturalidad puede resultar un tanto extrañopara ciertas personas.

Sin embargo, si asumimos que el rock na-ció como una expresión de vanguardia que,tras medio siglo de historia, ha generado unsinnúmero de valores, tradiciones y prácticas

culturales, y con ello ha configurado una ma-triz de singulares identidades socio-culturales,lo que a su vez, le ha valido la definición decontracultura, entonces debemos considerarque al igual que otros estudios sobre identida-des de grupos subalternos o minoritarios, elestudio de las identidades de los jóvenes roc-keros se vincula a una demanda de reconoci-miento que debe discutirse en el marco de laspolíticas del multiculturalismo.

Por ello, precisamente, desde el análisis deun caso particular de acción colectiva prota-gonizado por el movimiento rockero ecuato-riano, queremos contribuir al debate y refle-xión en torno a las prácticas de la intercultu-ralidad dentro de las ciencias sociales en par-ticular, y en el conjunto de la sociedad ecua-toriana en general.

Los rockeros en el Ecuador:la historia de una lucha

El rock en Ecuador nunca ha sido visto conbuenos ojos. Y es que desde su llegada al paísa mediados de los 60s (época de dictadurasmilitares), esta expresión cultural que propa-gaba valores revolucionarios para la juventud,ha sido catalogada de varias maneras: prime-ro como un movimiento peligrosamente sedi-cioso, posteriormente como una moda alie-nante y más recientemente como aberrantemúsica satánica.

1 El presente artículo está basado en la ponencia presen-tada en el Primer Congreso Ecuatoriano de Antropo-logía Jurídica y Pluralismo Legal, en el panel titulado“Ciudad, interculturalidad y relaciones de poder”,Quito, agosto 2003.

2 Historiador. Mtr. (c) Ciencias Sociales, Flacso-Ecua-dor. Comentarios son bienvenidos:[email protected]

González, Daniel, 2004, “Rock, identidad e intercultu-ralidad. Breves reflexiones en torno al movimiento roc-kero ecuatoriano”, en ÍCONOS No. 18, Flacso-Ecua-dor, Quito, pp. 33-42.

Rock,identidad e interculturalidad

Breves reflexiones en torno al movimiento rockero ecuatoriano1

Page 2: Identidad e Interculturalidad

Sin embargo, el rock llegó al Ecuador pa-ra quedarse, y en las cuatro décadas de su per-manencia ha conseguido un creciente núme-ro de seguidores. Como es de suponer, tam-bién han crecido, de una forma directamenteproporcional, los prejuicios, la estigmatiza-ción y la represión contra los rockeros.

Tarea muy difícil sería hacer un recuentode los conflictos sociales que ha vivido el ca-mino hacia la tolerancia del rock. No obstan-te, uno de los principales acontecimientos,grabado dolorosamente en el imaginario delos jóvenes rockeros, se refiere al desencade-nado por la represión en el año 1996. Enaquel entonces, el Presidente Abdalá Buca-ram, en declaraciones vertidas en una cadenamexicana de televisión pretendió vincular alrock y el pelo largo con la droga y la descom-posición social. En efecto, Abdalá Bucarámafirmó que:

“…los ecuatorianos no inventaron las motos,ni las chompas de cuero, ni el pelo hippie,menos aún el consumo de drogas como lamarihuana y la cocaína. Frente a la músicarock explicó que alrededor de ella, en el Ecuador,podría haber un proceso de descomposición de

las costumbres de la sociedad. Para él, la músicarockera enturbia la mente de los jóvenes. Portanto, es partidario de reexportarla a dondevino. Los ecuatorianos deben, según dijo, rei-vindicar el pasillo ‘como la música auténticadel país’ y que esa es la que tiene que influen-ciar realmente en la mente de la juventud”3.

Bajo esta misma perspectiva, la Iglesia católi-ca ecuatoriana se pronunció en torno a lospeligros que generaba entre los jóvenes escu-char este tipo de música, puesto que el rock,según la Iglesia, era el mejor vehículo del sa-tanismo. No bastando con esto, la Policía Na-cional asumió que las declaraciones del Presi-dente y las pronunciaciones de la Iglesia de-bían convertirse en una política de Gobierno.

Como consecuencia de ello, en varias ciu-dades del país se inició un proceso sistemáti-co de represiones contra los jóvenes rockeros.Entre las más tenaces se encuentran las mani-festadas en los conciertos de la ciudadela SanCayetano en Ambato y en el concierto del ba-rrio Solanda, en la ciudad de Quito.

ICONOS 34

dossier

3 “Pelo largo: ¿un mero pretexto?”, en El Comercio, do-mingo 25 de agosto de 1996, Pág. A2, énfasis agregado.

Gon

zalo

Var

gas

Page 3: Identidad e Interculturalidad

El infortunado concierto de Ambato4

El sábado 23 de marzo de 1996, el metalecuatoriano sufrió una de las agresiones mástenaces registradas en la historia de este movi-miento. En aquel día, en Ambato, tuvo lugaruno de los conciertos más importantes del ca-lendario rockero ecuatoriano.

Pese a que el lugar del concierto se habíacambiado (debido a una petición que los mo-radores del barrio “Los Tres Juanes” hicieranal Intendente de Policía para que se suspendael permiso respectivo), la cartelera para esatarde anunciaba la presentación de Incarna-tus, Demolición, Cry, Sacrificio Punk, y pro-metía una buena función.

Alrededor de las 17h00 cientos de rocke-ros llegaron a la ciudadela San Cayetano, lu-gar donde se había decidido trasladar al even-to. Sin embargo, un operativo conjunto entrepolicías y militares se había preparado para“prevenir” cualquier “desmán” que la masa de“antisociales” congregada en torno a aquella“música diabólica” podía efectuar. Sin motivoalguno, los uniformados suspendieron el con-cierto e iniciaron una redada entre los asisten-tes. Los roces entre los rockeros y los “chapas”no se pudieron contener y éstos últimos co-menzaron a repartir toletazos, golpes e insul-tos y, pese a la protesta de los rockeros, arre-metieron con toda la fuerza represiva de laque son capaces.

La violencia llegó a extremos tan reprocha-bles como lo cuenta Juan Vásconez, (uno delos organizadores del infortunado concierto):

“estaban separando a los que tenían el pelolargo y a los que no. Les requisaban todo:

plata, casetes, discos compactos... y a los queles encontraban papeles que tenían que vercon el rock les hacían comer, a uno le hicie-ron comer hasta un condón. Además se lle-varon toda la plata de la taquilla”5.

En el incidente resultaron decenas de jóvenesmaltratados. También hubo varios detenidosa los que les esperaba un deplorable destinoen los centros de detención, donde los unifor-mados les propinarían las consabidas palizas.Sin embargo, eso no sería lo peor, puesto queuna vez allí, los efectivos del orden aprove-charon para raparles el cabello.

El movimiento de protesta

Una vez que aquellos lamentables incidentesse dieron a conocer, las reacciones en todo elpaís no se hicieron esperar. El movimiento derockeros en el Ecuador buscó la manera deorganizarse localmente para posteriormentejuntar fuerzas en lo que sería el movimientode protesta nacional contra la violencia, la re-presión y la intolerancia en contra del rock.

Un primer acto fue la organización de unsinnúmero de conciertos simultáneos en Qui-to, Ambato, Ibarra, Cuenca y Guayaquil,donde el movimiento rockero era más fuerte.Sin embargo, ante este hecho, las suspensio-nes de conciertos y persecuciones fueron sis-temáticas. Más aún, los organizadores del pri-mer concierto reprimido en Ambato recibie-ron amenazas mediante llamadas anónimas.

Parecía que la represión y la violencia nosólo física sino psicológica se había incremen-tando y la policía estaba ganando la batalla.Incluso, en la ciudad de Ibarra, 4 jóvenes fue-ron apresados bajo la acusación de satanismo,simplemente por llevar el pelo largo y porqueuno de ellos llevaba una cruz invertida con laimagen de una calavera en el centro, guarda-da en uno de sus bolsillos. A ellos les levanta-ron un juicio por asociación ilícita.

ICONOS 35

4 La reconstrucción de esta historia está basada en dosfuentes. Por una parte, en una entrevista personal rea-lizada con Juan Vásconez, organizador del conciertodel 23 de marzo de 1996 en la ciudad de Ambato yuno de los promotores del movimiento de protesta na-cional contra la intolerancia, la represión policial y elfundamentalismo religioso que amenazaba los dere-chos individuales y colectivos de los rockeros ecuatoria-nos. Por otra parte, se retoma información de reporta-jes publicados en la prensa nacional, específicamenteen el diario “El Comercio” en varias entregas de 1996.

5 “Las denuncias crecen: golpes por el pelo largo”, en ElComercio, domingo 25 de agosto de 1996, Pág. A2.

Page 4: Identidad e Interculturalidad

No obstante, en Quito se empezaron a or-ganizar nuevamente más conciertos. Todoslos sábados se llevaban a cabo nuevos concier-tos en el sur de la ciudad, hasta que el infor-tunado hecho ocurrido en Ambato tuvo quevolver a suceder: en el concierto de Solanda sealistaban bandas como P.P. Tilde, Mortal De-cision, Enemigo Público y Disturbio Urbano;además, se iba a realizar el lanzamiento de larevista underground Fango. El concierto esta-ba por terminar cuando, según un testimoniorecogido por la prensa, “de repente se fue laluz, nos quedamos viendo las caras, luego so-nó una sirena. En seguida llegó una patrullacon tres policías, pero el concierto ya se habíaacabado, la gente ya se estaba yendo” 6.

Según las versiones de varios moradores,los policías hicieron algunos disparos al aire.Cundió el pánico y la gente se dispersó. Algu-nos reaccionaron con piedras y rompieron elvidrio posterior de la patrulla. Esa fue la cau-sa para que los uniformados pidieran un re-fuerzo del GOE (Grupo de Operaciones Es-peciales). El resultado: 49 rockeros detenidos.Entre ellos, 10 menores que salieron libres aldía siguiente.

“Los testimonios dan cuenta de algunos atro-pellos de la fuerza pública: ‘a los punk y algu-nos melenudos les cortaron el pelo a la fuer-za, ahí mismo’, dice William Campaña, inte-grante de la banda Mortal Decision”7.

Esta vez la reacción del movimiento rockerose volvió a sentir, pero de una manera más or-ganizada. Los integrantes del movimiento hi-cieron un llamado a los jóvenes para que de-nuncien atentados contra sus derechos en elSERPAJ (Servicio de Paz y Justicia). En cues-tión de días, en todo el país, cientos de casospor violencia policial o represión colectivafueron presentados no sólo a dicha institu-ción sino en medios de comunicación y orga-nismos de Derechos Humanos.

En Ambato se organizaron protestas, mar-chas, foros y como fruto de ello, el intenden-te de policía fue destituido de su cargo. EnQuito se organizó un gran concierto llamado“Rock sin camuflaje”, haciendo alusión aluniforme camuflado de la policía, y se efec-tuó sin ningún incidente en la Plaza de TorosBelmonte. Para esta cita musical se invitó a laprensa internacional como miembros obser-vadores de la protesta pacífica. Reporteros dela conocida cadena internacional MTV, y deotros medios conocidos se hicieron presentesy realizaron una completa cobertura del con-cierto y las manifestaciones

De igual manera, desde días anteriores, sehabía estado organizando “la semana delrock”, evento que se llevó a cabo en la Casa dela Cultura Ecuatoriana con exposiciones yconversatorios sobre los acontecimientos re-presivos de fechas anteriores. Al respecto laprensa manifestó: “son rockeros preocupadospor las agresiones policiales, por el rechazo desu música y su forma de vestir y, últimamen-te por las declaraciones del presidente. ‘Nues-tra respuesta podría ser que él se afeite ese bi-gote de Hitler. ¿Hay algo más satánico que elnazismo?’, dice uno de ellos”8.

El movimiento de protesta de los rocke-ros, continuó presionando a la opinión públi-ca y al gobierno, tal es así que el jueves 30 deagosto frente al palacio de Gobierno, en laPlaza Grande, varios manifestantes se con-centraron para cantar y protestar a favor de laliberación de los 39 detenidos en el conciertode Solanda que todavía continuaban en pri-sión. Uno de los mentalizadores de esta pro-testa era “el chamo”, como le conoce común-mente la gente al rockero de cepa y “protes-tón de oficio” Jaime Guevara, quien afirmabaque a él ya desde 1974 le habían detenido ycortado el pelo en la época de la dictaduramilitar de Guillermo Rodríguez Lara9.

ICONOS 36

dossier

6 “La Represión en el Barrio Solanda”, en El Comercio,martes 27 de agosto de 1996, Pág. A8.

7 Ibíd.

8 “Jóvenes: no al esnobismo”, en El Comercio, domingo25 de agosto de 1996, Pág. A2.

9 “Protesta de Rock en Carondelet”, en El Comercio,viernes 30 de agosto de 1996, Pág. A2.

Page 5: Identidad e Interculturalidad

La manifestación pública y pacífica frenteal palacio de gobierno tuvo sus resultados: los39 detenidos salieron en libertad ese mismodía, y el Presidente tuvo que retractarse en lodicho; además, desautorizó a la policía, seña-lando que él nunca dio la orden de perseguir,amenazar, reprimir y peor encarcelar a los jó-venes por tener el pelo largo o escuchar rock10.

La acción colectiva

¿Se puede catalogar el sinnúmero de hechosanteriores como componentes de una accióncolectiva rockera? Para responder a esta cues-tión consideramos necesario definir primeroqué es la acción colectiva.

Según Charles Tilly, la mayoría de accio-nes colectivas realmente consisten en episo-dios de conflicto o de cooperación, dichosepisodios comprometen a participantes queno actúan juntos de modo rutinario y/o em-plean medios de acción distintos a los queadoptan para la interacción cotidiana. En es-te sentido, la acción colectiva se parece a unaprotesta, rebelión o disturbio (Tilly 2000:9).

Pues bien, según esta definición, en unprimer momento las acciones del movimien-to rockero cayeron en un evidente episodiode conflicto y cooperación. No obstante, suaccionar no distaba de los modos rutinarios.Recordemos que la primera manifestación deprotesta fue organizar otros conciertos, en es-tricto sentido, esto se enmarcaba en la inte-racción cotidiana. Sin embargo, el segundomomento de la protesta, cuando se hace ma-nifiesta la cooperación de muchos miembros

del movimiento, participando en las marchas,las protestas, los foros, etc., ahí es justamentedonde se vislumbra la acción colectiva.

Por otra parte, para el mismo autor, “la ac-ción colectiva requiere recursos combinadoscon intereses compartidos” (Tilly 2000:9).Pues eso fue precisamente lo que le toco ha-cer al movimiento rockero ecuatoriano: utili-zar el mayor contingente que se podía movi-lizar para las protestas a nivel local, para ma-nifestar el descontento nacional de este movi-miento por las actitudes policiales, eclesiásti-cas y presidenciales en torno al rock.

La acción colectiva de este movimiento seilustra de mejor manera, en cuanto una de laspremisas importantes para que exista accióncolectiva es la amenaza seria y simultánea so-bre la supervivencia del grupo. En el caso delmovimiento rockero, no sólo estaban en ries-go la integridad del grupo, sino aún la de ca-da uno de los individuos que lo conforman.

Así, utilizando la noción de repertorio deTilly (2000) y de Steimberg (1999), podemosevidenciar que en los repertorios discursivosque se manejaron durante la época de protes-ta, el movimiento rockero desarrolló regulari-dades en sus demandas y en su accionar, arti-culando además colectivamente la calidad desus reclamos y de las soluciones, así como suvisión más amplia de la equidad social (Cfr.Steimberg 1999:203).

Equidad social, en este caso, significa -parael movimiento rockero- impedir las represio-nes, agresiones y estigmatizaciones que sufrensus miembros por el hecho de vestirse de ne-gro, llevar el pelo largo y escuchar música rock.

ICONOS 37

Si bien 1996 marcó una ruptura con un pasado de invisibilidad del movimiento, lasrepresiones, agresiones y estigmatizaciones que sufren sus miembros por el hechode vestirse de negro, llevar el pelo largo y escuchar música rock, todavía continúa.Por ello, la beligerancia identitaria de los rockeros se manifiesta constantemente.

10 “La tolerancia puesta a prueba”, en El Comercio, do-mingo 1 de septiembre de 1996. Pág. C2.

Page 6: Identidad e Interculturalidad

Identidades beligerantes

Al hablar de la identidad de los rockeros, tene-mos que referirnos a una articulación de la vi-sión del mundo que este grupo concibe desdeun espacio simbólico, cargado de una memo-ria y una identidad particular, configuradosmediante ciertas prácticas culturales que sonrecreadas cotidianamente en torno a la música.

Sin embargo, la beligerancia identitariadel movimiento rockero se puede analizar ba-jo dos nociones que nos proporcionan Bruba-ker y Cooper (2001) sobre el concepto iden-tidad, en el contexto de la acción colectiva:por una parte, una noción débil del conceptoidentidad, “entendido como un fenómeno es-pecíficamente colectivo, que denota unaigualdad fundamental y consecuente entre losmiembros de un grupo o categoría” (Bruba-ker y Cooper 2001:36). En efecto, podemosadvertir entre los rockeros (y sobre todo enespacios socialmente compartidos como loson los conciertos) un proceso llamado porTurner como “comunnitas”, entendido éstecomo “un estado edénico, paradisíaco, utópi-co o milenario, para cuya consecución se de-bería dirigir la acción religiosa o política, per-sonal o colectiva. El grupo se ve como una co-munnitas de compañeros libres e iguales”(Turner 1993:521). Así como en los concier-tos, la identificación en la protesta denotabaun sentimiento de igualdad y hermandad en-tre los miembros del grupo, pero en una acti-tud de lucha y de oposición frente las institu-ciones represoras y estigmatizadoras, es decir,frente a la policía, la iglesia e incluso el go-bierno.

Por otra parte, bajo la noción “fuerte” deidentidad colectiva, lo cual implica “nocionesfuertes de límite y homogeneidad grupales,[lo que a su vez] implica un alto grado de gru-palidad, una ‘identidad’ o igualdad entre losmiembros del grupo, una marcada distinciónde los no miembros, un claro límite entreadentro y afuera” (Brubaker y Cooper2001:39).

Es muy claro que este grupo comparte sig-nos, símbolos, representaciones, imaginarios

y otros componentes que lo identifica decualquier otro y que a su vez lo homogenizagrupalmente, sobre todo porque estos com-ponentes comparten una historia particular.En efecto, al rastrear la identidad colectiva delos rockeros, y al remitirnos a la misma histo-ria del rock’n roll, encontramos elementosidentitarios interesantes.

Así por ejemplo, luego de los 50’s y del fe-nómeno musical de Elvis Presley en los 60’s,el rock‘n roll, el movimiento hippie y espe-cialmente The Beatles sacudieron a la juven-tud. Este sacudón es reproducido con el rocken las generaciones venideras, no importandosu origen, sino lo que produce. Al respecto,Adrián Acosta (1999) manifiesta que si bieneste sonido (el rock), hijo bastardo del blues,del folk, del jazz y del soul, vino del norte ydel trans-atlántico, se ha convertido en un gé-nero popular de amplia circulación y arraigoen todo el mundo. Así pues, en todas partes,la identidad en torno al rock surgió con las ex-presiones urbanas populares de esta música;expresiones que denotaban aspiraciones de li-bertad total, experiencia total, amor y paz (so-bre todo en el contexto de Vietnam) y afectomutuo, contrastadas con una especie de sines-tesia, una sensación comprendida por lo vi-sual, auditivo, táctil, espacial, visceral y otrasformas de percepción bajo la influencia de es-tímulos variados procedentes de la música, elbaile y las drogas (Acosta 1999:224). “Sexo,drogas y rock’n roll” fue por ello el lema le-gendario de la juventud de aquel entonces.

En este sentido, el rock fue visto como unfenómeno tribal y, al mismo tiempo, comouna forma de vida casi universal que no podíaser parada, silenciada o controlada por la gen-te estereotipada. El rock se vio como un agen-te vital para acabar con las distinciones abso-lutas y arbitrarias, puesto que estaba desarro-llando configuraciones “homo gestalt esturio-nescas”, refiriéndose con ello a un autor nor-teamericano de ciencia ficción muy popularentre los hippies, quien había escrito sobre ungrupo de gente que constituía una gestalt hu-mana “el paso siguiente en la evolución hu-mana” (Turner 1993:538).

ICONOS 38

dossier

Page 7: Identidad e Interculturalidad

Sin embargo, la identidad que se compar-te actualmente entre los rockeros y, sobre to-do, entre los metaleros11 está conformada pornuevas expresiones y símbolos, si bien refun-cionalizados de aquellos de antaño. En uncontexto ritual, la vestidura negra representael perpetuo duelo ante la sociedad consumida,los cabellos largos simbolizan banderas queflamean en el continuo agitar de las cabezasante los acordes estridentes de las guitarras, elmosh -como baile- representa una especie deritualidad de participación comunal en losconciertos de rock y es la vez un catalizador dela fuerza, la furia y la energía de la música.

En un contexto cotidiano, el uso de vesti-menta negra, los cabellos largos, y el escucharrock a un “volumen brutal”, son expresionesde la protesta o insatisfacción frente al entornocultural existente, y forman parte del inconfor-mismo propio a la ideología de éste género.

En el contexto de la acción colectiva, lossímbolos representan elementos que agluti-nan al grupo en torno a la lucha de una iden-tidad, reconocida y digna de ser vivida. Laprotesta por el respeto de estos símbolos, porel derecho a manifestarlos públicamente y areproducirlos en espacios socialmente com-partidos, como en los conciertos, era en defi-nitiva la lucha del movimiento rockero. Enalgunos momentos, la lucha se tornaba vio-lenta, en otros, pacífica, sin embargo en todo

momento se jugaba el honor, el reconoci-miento individual y colectivo, el respeto a susparticularidades y la tolerancia en torno a susprácticas.

No hay duda que la lucha por la toleran-cia todavía es muy latente para los rockeros. Yes que si bien los acontecimientos de 1996marcaron una ruptura con un pasado caracte-rizado por la invisibilidad de este movimien-to, las represiones, agresiones y estigmatiza-ciones que sufren sus miembros por el hechode vestirse de negro, llevar el pelo largo y es-cuchar música rock, todavía continúa. Porello, la beligerancia identitaria de los rockerosse manifiesta constantemente.

El ambiente al que se ven abocados losrockeros, tanto en los espacios educativos, la-borales como en las relaciones cotidianas, im-plica que se vaya forjando una “personalidadfuerte”, una personalidad que sea contestata-ria y que sepa asumir los retos que se presen-ta ante la discriminación y los prejuicios. Es-ta “personalidad fuerte” también se interpretacomo un escudo que haga tolerable la discri-minación y los prejuicios sociales: es una es-trategia adaptativa ante las relaciones cotidia-nas, es una forma de vivir la vida desde otraperspectiva. En relación a ello, para los rocke-ros, su actitud y su personalidad se enmarcanen el contexto de una militancia, entendidaésta como una actitud diaria y comprometidacon la forma de vida de los rockeros. Comobien lo expresa una persona entrevistada:

“…una militancia ante uno mismo y ante elmundo, ante el mundo y ante la cuestión delos prejuicios que se manejan mucho, es unalucha... a mí siempre cuando me preguntan‘¿cómo estas?’, yo siempre digo: ‘aquí en lalucha’, porque para mí es eso, una forma deser metalero es una forma de no ser confor-mista, de no renunciar a lo que uno quiere alo que uno es, por la demás gente, ¿no? En-tonces, claro que para mi es una militancia,una lucha diaria”12.

ICONOS 39

11 En el mundo del rock, el término metal nace a fines delos 70`s en el Reino Unido, y designa lo que se llama-ría “la respuesta británica” al fenómeno popular nor-teamericano del rock’n roll. En ese entonces lo que ori-ginalmente se denominó como el New Wave of BritishHeavy Metal (la nueva ola del metal pesado británico),nació como una propuesta innovadora frente a postu-ras románticas como el movimiento hippie y a postu-ras nihilistas como el punk. La fuerza del Heavy Me-tal, basada en un ritmo que simula la maquinaria in-dustrial, pronto se convirtió en un referente identitariomuy fuerte y en una plataforma para las tendencias ex-presivas concebidas por las nuevas generaciones. En elEcuador, la militancia mas dura del movimiento roc-kero proviene precisamente del metal, sin embargo, eneste articulo, hemos hecho referencia a los rockeros engeneral, puesto que si bien, fueron mayoritariamentemetaleros quienes sufrieron la represión del año 96,fue el movimiento rockero en su conjunto el que semovilizó en los repertorios de la acción colectiva.

12 Informante: Mayarí Granda Luna, integrante de labanda de Doom Metal “Procesión”.

Page 8: Identidad e Interculturalidad

El rock en Ecuador:¿movimiento social?

Al reflexionar sobre la lucha de los jóvenesrockeros en nuestro país, surge la duda: elrock es simplemente una contracultura, esuna matriz de tribus urbanas o, acaso, ¿es po-sible hablar del rock como movimiento so-cial? Al respecto existen diversas posicionesque intentaremos analizar brevemente y, conello, más que vislumbrar una respuesta, pre-tendemos contribuir a su debate.

Hoy en día, todas las culturas, en especiallas culturas juveniles, se ven envueltas en unproceso dialéctico marcado por el contexto dela globalización. Así, por ejemplo, los efectosde los mass media alimentan -por una parte-un proceso de homogenización de ciertos pa-trones culturales que se comparten en todo elmundo. No obstante, al mismo tiempo forta-lecen el desarrollo de un proceso de “tribaliza-ción”, que se origina en el desencanto hacia lamasificación. En este sentido, el proceso de“tribalización” supone toda una apropiaciónde símbolos irreverentes que reafirman la per-tenencia grupal. Estos patrones suponen latrasgresión a las reglas socialmente instituidasy, al mismo tiempo, marcan una ruptura contodo aquello que represente los modos tradi-cionales de la vida social (Zarzuri y Ganter1999). Entre las culturas juveniles, las tribusurbanas y evidentemente entre los jóvenesrockeros, se manifiesta la noción de “frag-mentación” que “hace referencia a la crecien-te ‘desapropiación’ de tradiciones y elementosculturales transferidos por las generacionesanteriores” (Salman y Kingman 1999:29),pues ellos se caracterizan como jóvenes queestán “en otra onda”, reflejando con ello unespacio determinado que tiene característicaspropias, diferente del de los adultos, de sus

sistemas de vida, y sus formas de autoridad.El proceso de tribalización, los símbolos

irreverentes y la noción de ruptura o frag-mentación generan una serie de prácticas,imaginarios e identidades diferenciadas. Sontodas estas características en su dimensiónconflictiva, lo que comúnmente conllevan adefinir una contracultura.

Entonces, al hablar de los jóvenes rocke-ros, es posible hacerlo desde las culturas juve-niles, desde las tribus urbanas y desde la no-ción de contracultura. Pero, ¿también es posi-ble hacerlo desde los movimientos sociales?Adrián Acosta afirma que no es posible con-siderar al rock como un movimiento social,puesto que

“Ello supone identidades y prácticas socialescompartidas por un grupo más o menos am-plio ubicado en zonas específicas de la socie-dad, generando demandas que terminan porunir o, en caso extremo, por desintegrar algrupo. Supone, además, una ideología pro-pia, claramente diferenciada de otras, que in-tenta argumentar la validez de su existencia yaspira a la conquista de un poder específicosobre algún espacio de la vida social, que lepermita el reconocimiento público de su sta-tus y de la legitimidad de sus demandas”(Acosta 1999:225)

A nuestro parecer, el movimiento rockero cla-ramente comparte identidades y prácticas so-ciales que generan la integración del grupo yla articulación de una ideología propia -clara-mente diferenciada de otras-, las mismas quese manifiestan en una demanda por el recono-cimiento público. Sin embargo, según Acosta,el rock no parece responder a esas definicionesde movimiento. Por ello, más adelante afirmaque “el rock, como la música en general, es

ICONOS 40

dossier

Si hablamos del rock como un espacio o un ámbito y no como un movimiento, esta-mos subestimando su capacidad movilizadora, entendiendo a ésta como la posibili-

dad de generar estrategias de organización, lucha y acción colectiva, pero, sobretodo, entendiéndola como la capacidad de desarrollarse, tal cual una cultura viva.

Page 9: Identidad e Interculturalidad

una construcción social que refleja y producecódigos simbólicos que representan imágenesdel mundo o ‘mundos de vida’... Es un ámbi-to, un espacio, más que un movimiento” (Acos-ta 1999:226, énfasis agregado).

Para encarar tales afirmaciones desde otraperspectiva, consideramos necesario retomarla noción de movimiento social que AlainTouraine nos proporciona. Así, en su obra Lasociedad Post-industrial este autor proponeuna noción de movimiento social “basada enla toma de conciencia de la alienación y de-pendencia, asociada a la voluntad de ruptura yde un desarrollo independiente de una colec-tividad en la sociedad programada” (Touraine1969:12).

Como hemos evidenciado anteriormente,los rockeros como sujetos y como colectivi-dad, están determinados por la noción de“fragmentación”, la cual se encuentra asocia-da a la “voluntad de ruptura” a la que aludeTouraine para los movimientos sociales. Asi-mismo, en ¿Podremos Vivir Juntos? Iguales ydiferentes, Touraine propone hablar de 3 cate-gorías de movimientos sociales: movimientossocietales, movimientos culturales y movi-mientos históricos.

De la distinción que realiza el autor, elmovimiento rockero puede ser caracterizadocomo un movimiento cultural, en cuanto losmovimientos culturales generan

“acciones colectivas tendientes a defender otransformar una figura del Sujeto y una re-construcción de la identidad... son movi-mientos de afirmación aún más que de opo-sición. Llevan en sí mismos un trabajo desubjetivación, y son movimientos de libera-ción, aún cuando estén animados por unaimagen pesimista de la humanidad… La no-ción de movimiento social sólo es útil si per-mite poner en evidencia la existencia de untipo muy específico de acción colectiva,aquel por el cual una categoría social, siem-pre particular, cuestiona una forma de domi-nación social” (Touraine 1997:115).

Si abandonamos aquella imagen tradicionaldel movimiento social, a menudo reflejada en

los movimientos revolucionarios europeos delos siglos XVII y XVIII, o en el movimientoobrero, y consideramos que el movimientosocial es mucho más que un grupo de interéso un instrumento de presión política, puestoque cuestiona sobre todo modelos culturales,entonces, es posible hablar del movimientorockero como un nuevo movimiento socialcon amplias implicaciones culturales.

Y aunque el movimiento rockero no se hapresentado bajo una estructuración específi-ca, ni ha manifestado una organización insti-tucional o una agenda con fines explícitos, suaccionar a favor de la construcción de identi-dades nuevas, o la reivindicación de antiguasidentidades, o el refuerzo de identidades enresistencia, es una dimensión clave de una lu-cha política más amplia para transformar lasociedad.

Así como otros movimientos sociales, lademanda de reconocimiento del movimientorockero ecuatoriano se perfila paralelamente auna concepción alternativa de ciudadanía,con la cual “los esfuerzos por el ordenamien-to democrático se extenderían para aplicarseno sólo al sistema político sino también al fu-turo del ‘desarrollo’ y la erradicación de lasinequidades sociales tales como las raciales yde género, profundamente configuradas porlas prácticas sociales y culturales” (Álvarez,Dagnino y Escobar 1998:6).

Es necesario decir que la lucha por el reco-nocimiento y el respeto a la identidad de los

ICONOS 41

Gon

zalo

Var

gas

Page 10: Identidad e Interculturalidad

rockeros no es la única, ni es paradigmática.En realidad, va de la mano con otras deman-das de reconocimiento. El respeto a valoresreivindicados desde las propias culturas juve-niles o desde las llamadas identidades sexualesalternativas, son muestra de una necesidad deinterculturalidad real, así como también deun pluralismo legal que responda a una reali-dad diversa, no sólo en lo étnico-cultural, si-no también en lo socio-cultural.

Para finalizar, es importante reconocer quesi hablamos del rock como un espacio o unámbito y no como un movimiento, estamossubestimando la capacidad movilizadora delrock, entendiendo esta movilidad como laposibilidad de generar estrategias de organiza-ción, lucha y acción colectiva (como hemosanalizado a lo largo de este artículo), pero, so-bre todo, entendiendo dicha movilidad comola capacidad de desarrollarse, tal cual una cul-tura viva.

Fuentes:

• “Jóvenes: no al esnobismo”, en El Comercio, do-mingo 25 de agosto de 1996, Pág. A2.

• “Pelo largo: ¿un mero pretexto?”, en: El Comer-cio, domingo 25 de agosto de 1996, Pág. A2.

• “Las denuncias crecen: golpes por el pelo largo”,en El Comercio, domingo 25 de agosto de 1996.

• “La Represión en el Barrio Solanda”, en El co-mercio, martes 27 de agosto de 1996, Pág. A8.

• “Protesta de Rock en Carondelet”, en El Comer-cio, viernes 30 de agosto de 1996., Pág. A2.

• “La tolerancia puesta a prueba”, en: El Comer-cio, domingo 1 de septiembre de 1996, Pág. C2.

Bibliografía:

Acosta S., Adrián, 1999, “El rock: ¿un movimientosocial o nuevo espacio público?, en Ecuador De-bate No. 42, Quito, Centro Andino de AcciónPopular.

Alvarez, Sonia, Evelina Dagnino, Arturo Escobar,1998, “The Cultural and the Political in Latin

American Social Movements”, en Cultures of Po-litics, Politics of Culture, West view Press, Colo-rado.

Brubaker, Royers y Frederick Cooper, 2001, “Másallá de la ‘identidad’”, en Apuntes de Investiga-ción No. 7, CECYP, Argentina.

Calhoun, Craig, 1999, “El problema de la identidaden la acción colectiva”, en Javier Auyero, editor,Caja de herramientas. El lugar de la cultura en lasociología norteamericana, Universidad Nacionalde Quilmas, Argentina, pp. 77-114.

Kingman, Salman y Van Dam, 1999, “Las culturasurbanas en América Latina y los Andes: lo cultoy lo popular, lo local y lo global, lo híbrido y lomestizo”, en Salman, Tom y Eduardo Kingman,editores, Antigua Modernidad y Memoria del pre-sente. Culturas Urbanas e Identidad, FLACSO-Ecuador, Quito.

Kymlicka, Hill, 1996, “La tolerancia y sus límites”,en Ciudadanía Multicultural, Paidós, Barcelona,pp. 211-238.

Steimberg, Marc, 1999, “El rugir de la multitud: re-pertorios dicursivos y repertorios de acción co-lectiva de los hiladores de seda de Spitalfields, enel Londres del Siglo XIX”, en Javier Auyero, edi-tor, Caja de herramientas. El lugar de la cultura enla sociología norteamericana, Universidad Nacio-nal de Quilmas, Argentina, pp. 199-236.

Taylor, Charles, 2001, “El multiculturalismo y la‘política del reconocimiento’”, en Taylor, Char-les, et al, El multiculturalismo y la “política del re-conocimiento”, Fondo de Cultura Económica,México, 1° reimpresión, pp. 43-107.

Tilly, Charles, 2000, “Acción Colectiva”, en Apuntesde Investigación No. 6, CECYP, Argentina.

Touraine, Alain, 1969, “La Sociedad Programada ysu sociología”, en La Sociedad Post-industrial,Editorial Ariel, Barcelona, pp. 5-30.

—————, 1997, “Los Movimientos Sociales”, en¿Podremos Vivir Juntos? Iguales y diferentes, Fondode Cultura Económica, Buenos Aires, pp. 99-133.

Turner, Víctor, 1993, “Pasos, márgenes y pobreza:símbolos religiosos de la comunnitas”, en Antro-pología Lecturas, McGraw Hill, España.

Zarzuri, Raúl y Rodrigo Ganter, 1999, “Tribus Ur-banas: por el devenir cultural de nuevas sociabi-lidades juveniles”, en Perspectivas No. 8, Univer-sidad Católica Cardenal Raúl Silva Henríquez,Santiago de Chile.

ICONOS 42

dossier