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ii La dimensión ambiental global Desde sus orígenes, la acción humana ha introducido cambios en los procesos ecológicos, y lo que empezó como un conjunto de pequeñas alteraciones puntuales terminó por adquirir una dimensión global. La conciencia de ésta sobre nuestra actuación es relativamente reciente y se ha venido reforzando en la medida en que se ha ampliado nuestro conocimiento de los procesos que a escala planetaria estructuran y mantienen funcionando la biosfera, esa muy delgada capa externa de la Tierra en la que se desenvuelve la vida. En los últimos 00 años, la población mundial, que creció expo- nencialmente en casi todo el siglo xix y buena parte del xx, pasó de ,000 millones a algo más de ,000 millones de personas, lo que trajo consigo un incremento notable en la presión que se ejerce sobre los recursos naturales de la Tierra. En el lapso indicado, la utilización por el hombre del suelo, el agua, los minerales, y los recursos naturales en general, se ha incrementado más de 0 veces. En particular, durante el último medio siglo la humanidad ha modificado los ecosistemas más extensa y rápidamente que en cualquier otro período comparable de la historia reciente. Esta acción transformadora se relaciona sobre todo con la necesidad de atender las crecientes demandas de recursos y energía. En forma directa o indirecta, la humanidad podría estar apropiándose ahora de cerca de 0% de la productividad primaria neta terrestre y oceánica . Los impactos de la acción humana exceden ya la capacidad de los ecosistemas para proveer bienes y servicios ambientales y para Vitousek, et al. 00. Wackernagel, et al. 00. Imhoff, et al. 00. Paul & Christensen. 99.

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La dimensión ambiental global

Desde sus orígenes, la acción humana ha introducido cambios en los procesos ecológicos, y lo que empezó como un conjunto de pequeñas alteraciones puntuales terminó por adquirir una dimensión global. La conciencia de ésta sobre nuestra actuación es relativamente reciente y se ha venido reforzando en la medida en que se ha ampliado nuestro conocimiento de los procesos que a escala planetaria estructuran y mantienen funcionando la biosfera, esa muy delgada capa externa de la Tierra en la que se desenvuelve la vida. En los últimos �00 años, la población mundial, que creció expo-nencialmente en casi todo el siglo xix y buena parte del xx, pasó de �,000 millones a algo más de �,000 millones de personas, lo que trajo consigo un incremento notable en la presión que se ejerce sobre los recursos naturales de la Tierra. En el lapso indicado, la utilización por el hombre del suelo, el agua, los minerales, y los recursos naturales en general, se ha incrementado más de �0 veces. En particular, durante el último medio siglo la humanidad ha modificado los ecosistemas más extensa y rápidamente que en cualquier otro período comparable de la historia reciente. Esta acción transformadora se relaciona sobre todo con la necesidad de atender las crecientes demandas de recursos y energía. En forma directa o indirecta, la humanidad podría estar apropiándose ahora de cerca de �0% de la productividad primaria neta terrestre y oceánica�. Los impactos de la acción humana exceden ya la capacidad de los ecosistemas para proveer bienes y servicios ambientales y para

� Vitousek, et al. �00�. Wackernagel, et al. �00�. Imhoff, et al. �00�. Paul & Christensen. �99�.

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La gestión ambiental en México

absorber los residuos. Se estima que se habría sobre-pasado la capacidad de carga del planeta desde los años ochenta. Si los actuales modelos de producción y consumo no se transforman de manera radical, la sustentabilidad de la ocupación humana planetaria a largo plazo estaría comprometida.

Aparejado al crecimiento poblacional, en la se-gunda mitad del siglo pasado se desarrolló además un proceso de concentración de la población en áreas urbanas. En �9�0, sólo existían en todo el mundo dos “megaciudades” que sobrepasaban los 8 millones de habitantes: Nueva York y Londres. Al cierre del siglo se contaban ya �� aglomerados de esta índole, � de ellos en América Latina, siendo la Zona Metropolitana del Valle de México junto con la zona conurbada de Sao Paulo, las más pobladas de la región. Para el año �00�, �8% de la población mundial vivía en áreas urbanas. Según las proyecciones de las Naciones Unidas, la población urbana crecerá ��% entre el año �00� y el �0�0, siendo más intenso este fenómeno en los países menos desarrollados.

A pesar de que las zonas urbanas en el mundo no representan más de �% de la superficie terrestre, sus impactos directos e indirectos sobre los ecosistemas que los rodean son muy significativos. La ciudad requie-re agua para sostener las necesidades básicas de su población e industria, alimentos para su población y energéticos para sostener sus procesos. La mayor parte de los recursos se obtiene de sitios frecuentemente muy distantes de los límites de la ciudad. Aunado a ello, las ciudades generan residuos sólidos y líquidos, además de contaminantes de la atmósfera, que afectan ecosis-temas cercanos o distantes.

Las actividades humanas también han alterado la composición de la atmósfera global. Desde la Revolución Industrial del siglo xviii se incrementó el uso de com-bustibles fósiles y, con ello, la emisión de contaminantes a la atmósfera. En la actualidad sólo por la quema de combustibles fósiles o por la destrucción de vegetación, se emiten cada año más de 8 gigatoneladas (�0�� kg) de carbono. El resultado de todo ello es que hoy la concen-tración de bióxido de carbono en la atmósfera es ��% superior a la existente antes de la época industrial. Cada vez es más sólida la evidencia de que el calentamiento observado en los últimos �0 años y los cambios produci-

dos en los patrones de fenómenos hidrometeorológicos son atribuibles a las actividades humanas.

Otro problema asociado a la emisión de contami-nantes a la atmósfera es el enrarecimiento de las capas de ozono estratosférico por efecto de las llamadas Sustancias Agotadoras de la Capa de Ozono como los clorofluorocarbonos. El llamado “agujero de la capa de ozono” que se forma principalmente sobre la Antártica, ha superado en los últimos � años los �0 millones de km�, afectando no sólo la salud humana de la población expuesta al incrementar el riesgo de contraer cáncer de piel, sino también procesos fundamentales para los ecosistemas como la fotosíntesis de las plantas y el crecimiento del fitoplancton marino.

En un planeta cuya superficie está dominada por grandes masas oceánicas, la disponibilidad de agua representa un motivo de preocupación creciente. El agua dulce representa menos de �% del agua total planetaria, y el agua superficial disponible para fines humanos representa menos de 0.�%, la cual está, además, muy heterogéneamente distribuida: Canadá por ejemplo, tiene una disponibilidad per cápita casi �00 veces mayor que Egipto y �,000 veces mayor que Arabia Saudita. En los últimos �0 años las extracciones mundiales de agua se incrementaron más de �00% con una tendencia a seguir aumentando. Se estima que las extracciones de agua para uso urbano se incrementarán en un �0% en los países en desarrollo y un �8% en los países desarrollados en el próximo cuarto de siglo, lo que seguramente se reflejará en una competencia por este recurso entre las actividades productivas y el uso urbano y, por supuesto, en una mayor presión sobre los ya muy deteriorados recursos hídricos continentales.

Hoy en día, prácticamente todos los grandes ríos del mundo tienen problemas de contaminación o modificaciones profundas en su hidrodinámica por la construcción de presas y obras de infraestructura agrícola, industrial y urbana.

Los cambios ocurridos en el uso del suelo en los últimos �0 años son equivalentes a los registrados en los �,000 años anteriores, siendo quizá los más evidentes, la pérdida y alteración de bosques y selvas. De acuerdo con la última evaluación del la fao publicada en �00��,

� fao. Forest Resources Assessment. �00�.

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los bosques y selvas en el mundo se estaban perdiendo a una velocidad de �� millones de hectáreas cada año. De los bosques remanentes sólo una tercera parte (��%) se consideran primarias o sin alteración antropogénica importante.

Las intervenciones antrópicas han provocado una reducción de diversidad biológica global que puede compararse con extinciones masivas como las registra-das hacia finales de la era Paleozoica –hace unos ��� millones de años y en la que desaparecieron 7�% de las especies marinas– y la ocurrida al final del Cretácico –en la era Mesozoica, hace unos �� millones de años, cuando desaparecieron los dinosaurios.

El número de especies consideradas extintas en el mundo desde ��00 a la fecha es de aproximadamente 9�0: �9� de plantas y ��� de vertebrados, muchas de las cuales se extinguieron en el último siglo. Seguramente un número alto de invertebrados y otros organismos han desaparecido a causa de la extensa destrucción de su hábitat sin que ni siquiera se haya tenido registro de su existencia. Desde la aparición de la humanidad y has-ta mediados del siglo xx, la mayoría de las extinciones habían sido causadas por la cacería indiscriminada y por la introducción de especies exóticas; sin embargo, en las últimas décadas la destrucción o modificación antrópica de los ambientes naturales ha constituido la causa principal. La tasa de extinción de especies por razones antrópicas es ahora de uno a tres órdenes de magnitud mayor que aquella propia de los procesos naturales que han operado selectivamente a lo largo de la historia de la vida en la Tierra. A este balance negativo debería agregársele el hecho de que cerca de una cuarta parte de los mamíferos conocidos, más de �0% de las aves, �0% de los reptiles, ��% de los anfibios y ��% de los peces (sobre todo de agua dulce) están clasificados como amenazados de extinción.

Además del valor simbólico, cultural, científico o incluso económico de las especies que se extinguen, su desaparición frecuentemente también tiene impactos en el funcionamiento ecológico de los ecosistemas, y en los servicios ambientales que proveen (Figura �.�)�.

� Los servicios ambientales se definen como todos aquellos bene-ficios que las personas obtienen de los ecosistemas. Estos incluyen servicios de suministro (como los alimentos y el agua), servicios de

La forma en que se han modificado y manejado los ecosistemas del planeta para producir bienestar a la sociedad dista mucho de ser adecuada y ahora su deterioro amenaza con convertirse en un problema para el desarrollo futuro de la humanidad.

De acuerdo con la Evaluación de los Ecosistemas del Milenio (Recuadro �.�)� la mayor parte de los servicios ecosistémicos se han degradado o se están usando de manera no sustentable. Esta situación se agrava más si se considera que aún no se han desarrollado medios para valorar el costo real de estas pérdidas. A pesar de que muchos servicios ecosistémicos se han perdido o sacrificado como resultado del esfuerzo de producción de otros servicios, como los alimentos, estas transaccio-nes con frecuencia ubican los costos de las mismas en poblaciones diferentes a las beneficiadas.

El nivel de alteración que presentan los ecosistemas está propiciando una mayor probabilidad de cambios de naturaleza abrupta, acelerada o irreversible. Algunos ejemplos son la emergencia de algunas enfermedades con gran potencial epidémico (como la gripe aviar) las alteraciones abruptas en la calidad del agua, la formación de zonas muertas en regiones marinas cos-teras debido a la eutrofización y el colapso de muchas pesquerías. Este comportamiento complica aún más la posibilidad de recuperar los ecosistemas dañados.

Los efectos de la creciente incapacidad de los ecosis-temas, por la degradación a la que han sido sometidos, para proveer los servicios de los que dependemos, se dejan sentir cada vez más fuertemente en los grupos poblacio-nales más desprotegidos y pobres, lo que contribuye a un incremento en la inequidad social y las disparidades económicas, que facilitan la ocurrencia de conflictos sociales. Los grupos más afectados, son los que tienen una marcada dependencia de los ecosistemas para su supervivencia, y se encuentran en el África sub-sahariana, las regiones del sur de Asia y partes de Latinoamérica.

regulación (del clima, del agua, de las enfermedades), y servicios culturales (espirituales, estéticos, de recreación). � La Evaluación de los Ecosistemas del Milenio es el estudio más importante y completo llevado hasta la fecha del estado de los ecosis-temas terrestres y marinos de la Tierra. Éste fue un estudio realizado por más de �,700 especialistas de casi todos los países del mundo. El estudio fue publicado por Island Press (�00�) y está disponible en su totalidad en www.millenniumassessment.org.

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La gestión ambiental en México

La conciencia respecto a los problemas ambientales afortunadamente ha evolucionado con rapidez en las últimas décadas. Hace �0 años, la incipiente percep-ción social respecto a los problemas ambientales que trascendían el marco nacional se centraba sobre todo en los procesos transfronterizos de contaminación: derra-mes petroleros, pesticidas, metales pesados, partículas atmosféricas, precipitación ácida. En la actualidad, la percepción social sobre los problemas globales se ha modificado. Los principales temas a atender son ahora el cambio climático, la escasez y contaminación de

agua dulce, la deforestación y la desertificación, los pro-blemas de gobernabilidad y la pérdida de biodiversidad.

Cada vez es más aceptado que ningún proyecto local será sustentable si no contribuye también, en al-guna medida a la sustentabilidad de la biosfera global. Los problemas del medio ambiente global no podrán abordarse si no es a través de actuaciones locales y nacionales. La atención a la dimensión global resulta por ello indisociable de la gestión del medio ambiente y de los recursos naturales renovables en el ámbito nacional. Dicha gestión está determinada por procesos

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La gestión ambiental en México

institucionales que se desarrollan en los cuatro planos que se mencionan a continuación:

• cultura, conciencia colectiva, organización de la sociedad, participación social;

• legislación y normatividad; • organización político-administrativa, estructuras de gobierno, definición de competencias, órdenes de gobierno;• desarrollo de un orden jurídico internacional, ins-

tituciones multilaterales y mecanismos de financia-miento y cooperación.

En el contexto del desarrollo sustentable, el entorno debería proveer todos los recursos y servicios necesarios para sostener a la población del mundo. En este sentido, el concepto de desarrollo sustentable está íntimamente relacionado con la capacidad de carga de los ecosistemas y la forma en que el hombre hace uso de los bienes y servicios que proveen. Será muy difícil lograr avances sustentables en la erradicación del hambre y la pobreza, mejorías en la salud y en la sustentabilidad ambiental si la mayoría de los ecosistemas de los que depende la humanidad continúan en un proceso de degradación. El manejo correcto de los ecosistemas y sus servicios repre-senta oportunidades eficaces para atender las múltiples metas de desarrollo de una manera sinérgica.

Las acciones que se han emprendido en el pasado para contrarrestar varios de los efectos negativos de la forma de uso de los ecosistemas han sido útiles, pero su eficacia ha sido limitada en el espectro de problemas por resolver, y en el tiempo. Es claro que aun con deficien-cias, se cuenta con el conocimiento suficiente acerca del problema para empezar a actuar sobre él. No hay cierta-mente una sola respuesta, ni tampoco las soluciones serán inmediatas desde el punto de vista económico, pero no hay duda de que existen los elementos para proceder con una mayor racionalidad. Es indispensable una mejor y más eficaz gestión ambiental que se base en información suficiente y confiable de la situación del ambiente y los recursos naturales y que tome en cuenta aspectos sociales y económicos para darles viabilidad.

El conjunto de medidas para lograr un manejo sustentable de los ecosistemas requiere de cambios

institucionales sustanciales, cambios en la gobernanza y en las políticas económicas, cambios importantes en el comportamiento social, en las tecnologías que se utilicen y en el conocimiento científico que debe ge-nerarse como sustento indispensable para el desarrollo de planes y programas.

Los principios para el logro de la sustentabilidad eco-lógica global se han identificado, formulado y difundido con algunas variantes a lo largo de los últimos años y siguen manteniendo plenamente su validez y vigencia:

• equidad intergeneracional, plasmada en la definición clásica de sustentabilidad;

• conservación de la diversidad cultural y biológica, así como de la integridad ecológica;

• conservación del “capital natural” y del ingreso;• aplicación del principio precautorio y anticipatorio

en la gestión ambiental y los recursos;• límites y umbrales en la utilización de recursos

naturales, para mantener la capacidad de reproduc-ción de los recursos renovables y de asimilación de residuos por parte de los ecosistemas;

• desarrollo cualitativo, no sólo cuantitativo, del bie-nestar social y de los satisfactores que contribuyen al mismo;

• valoración económica de los servicios ambientales y plena consideración de los costos ambientales y sociales;

• primacía de la perspectiva global en la consideración de los asuntos ambientales, en relación con las pers-pectivas nacionales y regionales;

• utilización eficiente de los recursos por parte de todas las sociedades;

• participación social en la gestión del medio ambiente y de los recursos naturales para una transición hacia el desarrollo sustentable.

A pesar de sus múltiples limitaciones, la progresiva consolidación de la agenda ambiental global, expresada en múltiples instrumentos jurídicamente vinculantes, ha tenido un efecto positivo en el reforzamiento a escala nacional de políticas, medidas y desarrollos nor-mativos que impulsan la transición hacia el desarrollo sustentable.