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Revista trimestral de la cultura matritense. Primavera 2008. Año III. N.º 7. Precio: 10 VÍSPERAS DEL DOS DE MAYO DE 1808 BICENTENARIO: PROGRAMA DEL AYUNTAMIENTO • PROPAGANDA ANTINAPOLEÓNICA DIPLOMACIA HISPANO-FRANCESA • CARTOGRAFÍA • OCUPACIÓN DE MADRID • HISTORIOGRAFÍA LA VISIÓN DE PARÍS • MANUELA MALASAÑA • POESÍA Y MONUMENTOS FACHADAS DEL PALACIO REAL • LA CASA DE LA VILLA, AL MARGEN DE LOS ACONTECIMIENTOS EL BANDO DE LOS ALCALDES DE MÓSTOLES ENCARTE: PLANO DE JUAN LÓPEZ. 1825 (74x60 cm) MONOGRÁFICO DOS DE MAYO ILUSTRACIÓN DE MADRID

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VÍSPERAS DEL DOS DE MAYO DE 1808BICENTENARIO: PROGRAMA DEL AYUNTAMIENTO • PROPAGANDA ANTINAPOLEÓNICA

DIPLOMACIA HISPANO-FRANCESA • CARTOGRAFÍA • OCUPACIÓN DE MADRID • HISTORIOGRAFÍALA VISIÓN DE PARÍS • MANUELA MALASAÑA • POESÍA Y MONUMENTOS

FACHADAS DEL PALACIO REAL • LA CASA DE LA VILLA, AL MARGEN DE LOS ACONTECIMIENTOSEL BANDO DE LOS ALCALDES DE MÓSTOLES

ENCARTE:PLANO DE JUAN LÓPEZ. 1825 (74x60 cm)

MONOGRÁFICO

DOS DE MAYO

ILUSTRACIÓNDE MADRID

Ilustración de Madrid. Núm. 7. Primavera 2008 1

ILUSTRACIÓNDE MADRID

Revista trimestral de la cultura matritense. Año III.

EditaM. Abella y Asociados S.L. con la colaboración de la Fundación Villa y Corte

Consejo Editorial

PresidenteManuel Abella Poblet

Carmen Añón Feliú, Ricardo Aragón Fernández-Barredo, Feliciano Barrios Pintado, Eloy Benito Ruano, Antonio Bonet Correa, Carlos Dorado Fernández, Antonio Fernández García,

Ángel Manuel García Pérez, Amando de Miguel, Antonio Mingote, Miguel Molina Campuzano,Enrique Moral Sandoval, Aurea de la Morena Bartolomé, Francisco José Portela Sandoval,

Joaquín Roldán (Asesor Artístico), José Simón Díaz

DirectorEnrique de Aguinaga

Consejo de RedacciónJavier Abella Fernández (Adjunto a la Dirección), Alfredo Amestoy Eguiguren,

Enrique Armendáriz, Rosario Bienes Gómez-Aragón, Juan Carrete Parrondo, Carmen Cayetano Martín,José del Corral Raya, Rufo Gamazo Rico, Alfonso García Escuder, Reyes García Valcárcel,

Eduardo Huertas Vázquez, Francisco José Marín Perellón, Pedro Montoliú Camps, Luis Prados de la Plaza, Ángel del Río López, Alberto Sánchez Álvarez-Insúa, Carmen Simón Palmer

Redacción y AdministraciónColoreros, 2 - 1.º 2. 28013 Madrid

Tel.: 913 666 [email protected]

ImpresiónIndustrias Gráficas MAE

EncuadernaciónAlbano Posada

Diseño y maquetaciónMarrero&Roldán / Fernando Poza

DocumentaciónDocuMadrid S.L. Calle de la Sal, 2. 28012 - Madrid

Depósito legal: M-34.782-2006ISSN: 1886-7766

P.V.P.: España 10 €

Presentación2

TemarioLA TENSIÓN DE LAS VÍSPERAS

Antonio Fernández García

DOS DE MAYOGerardo Diego

CELEBRACIÓN DEL BICENTENARIOGloria Esparraguera Calvo

PROPAGANDA ANTINAPOLEÓNICACarmen del Moral Ruiz

CARTOGRAFÍA FRANCESAFrancisco Quirós y Juan Carlos Castañón

DIPLOMACIA HISPANO-FRANCESAEmilio de Diego

OCUPACIÓN FRANCESA DE MADRIDManuel Espadas Burgos

HISTORIOGRAFÍA DEL DOS DE MAYOAntonio Moliner Prada

EL DOS DE MAYO VISTO DESDE PARÍSJean-René Aymes

POESÍA CULTA Y POPULARJosé Fradejas Lebrero

MANUELA MALASAÑA OÑOROMaría del Carmen Simón Palmer

SIN ACTA MUNICIPAL DEL DOS DE MAYOCarmen Cayetano Martín

MONUMENTOS MADRILEÑOSFrancisco José Portela Sandoval

MÓSTOLES, DE VILLA A CIUDADFrancisco José Marín Perellón

415162127333741454953576371

EL BANDO DE LOS ALCALDES DE MÓSTOLES F.J.M.P.

FUNDACIÓN MÓSTOLES 1808-2008F.J.M.P.

FACHADAS DEL PALACIO REAL Manuel Abella Poblet y Alfonso García Escuder

EL PLANO DE JUAN LÓPEZFrancisco José Marín Perellón

CRÓNICA DE DICIEMBREPedro Montoliú

CRÓNICA DE ENEROJosé del Corral

CRÓNICA DE FEBREROLuis Prados de la Plaza

ÚLTIMA BIBLIOGRAFÍAMiguel Tébar

PRÓXIMAS FERIASIFEMA

GLORIA Y RAZÓN DEL DOS DE MAYOGregorio Marañón y Posadillo

MADRID GLOBALAlberto Ruiz-Gallardón

¡ADELANTE, MADRID!Manuel Monteiro de Castro

ESTRATEGIA Y DESARROLLO INTERNACIONALJunta de Gobierno de la Ciudad de Madrid

VERSIÓN DE LA LEYENDA NEGRAJulián Marías

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EncartePLANO DE MADRID, DIVIDIDO EN DIEZ QUARTELES.

Juan López, 1825.

PORTADA: Fragmento de “Alegoría de la Villa de Madrid”, de Goya (página 4).EMBLEMA: Cibeles nuevamente coronada por la escritura (Joaquín Roldán).TIPOGRAFÍA: Stempel Garamond.

–Adios, Madrid, ya me encandilo...Últimas palabras de Pacorro Chinitas en el parque de Monteleón (1808).

Benito Pérez GaldósEl Dos de Mayo. Episodios Nacionales

EN la larga crianza de una revista trimestral, estamos entiempo de primeras piedras. Éste, séptimo, es el primernúmero monográfico y no será (no queremos que sea)el único. Ningún titubeo, al decidir el tema, que ya se

anticipó en la primavera pasada (página 5): naturalmente, Dos deMayo. El profesor Antonio Fernández, coordinador de la com-plutense Historia de Madrid, iniciador del debate en aquelnúmero 2, no sólo abre este monográfico número 7 con un pano-rama de antecedentes, sino que ha sido mentor en la preparacióndel índice conmemorativo.

Simultáneamente, el monográfico del Dos de Mayo ha conta-do con el auspicio del Ayuntamiento de Madrid, en forma deexquisita coedición con la Delegación del Área de las Artes. Nom-bro a Alicia Moreno, a Juan José Echeverría, a Belén Martínezy a Gloria Esparraguera (página 17).

Sobre la base de que no somos exhaustivos sino selectivos,veo el resultado como número cuajado, con sus toques de sanorevisionismo histórico y la aportación de novedades notables, sinafectar a la autonomía del proyecto fundacional, que se afirmacada trimestre.

El revisionismo histórico podría estar representado por elgoyesco medallón de la portada que, como es bien sabido, sobreel original retrato de José I (1810), se repintó seis veces: con lapalabra Constitución (1812); de nuevo, con el retrato de José I(1812); de nuevo, con la palabra Constitución (1813); con el retra-to de Fernando VII (1814); por tercera vez, con la palabraConstitución (1843); y, finalmente, con la expresión DOS DEMAYO (1872).

Recomiendo la lectura del articulo que el doctor Marañónescribió hace medio siglo (página 103). Y, ¿cómo no?, todo lodemás, con el pórtico de la pintura (en la portada y esparcida porlas páginas), de la escultura y la poesía (vistas por los profesoresPortela y Fradejas, en las páginas 63 y 49), tras el poema deGerardo Diego (página 15).

Es normal (les ruego, queridos lectores, tal concesión) que elDirector vea en modo ponderativo este muy afanoso númeromonográfico, que inevitablemente rebosará en los venideros.Muy reveladora, la noticia municipal que nos da CarmenCayetano (página 57). Muy autorizadas, las visiones históricas deCarmen del Moral (página 21), Emilio de Diego (página 33) yManuel Espadas (página 37). Muy curiosa, la referencia al panfrancés que, en su esclarecida Malasaña, hace Carmen Simón(página 53). Muy oportuna, la historiografía del profesor Moliner(página 41). Muy trabajada, la aportación de los geógrafos Quirósy Castañon (página 27). Muy necesaria, la visión del Dos deMayo desde Paris, que agradecemos al profesor Aymes (45). Y Móstoles.

Móstoles es una presencia en marcha. Las máximas precisio-nes de su proverbial Bando significan la propagación del DosMayo y, por lo tanto, su propia justificación histórica, que asícelebramos de la mano de nuestro constante Francisco JoséMarín Perellón (página 71).

A mayor abundamiento, rúbricas instaladas, como laBibliografía Histórica de Abella y García Escuder (página 87) ocomo la planimetría de Marín Perellón, también están en con-cordancia con el Dos de Mayo. ¿Qué más?

De las Páginas Amarillas se puede decir que no tienen desper-dicio. Pedro Montoliú, José del Corral y Luis Prados de laPlaza son los cronistas del trimestre (página 98). El Alcalde,Ruiz-Gallardón, y el Nuncio de Su Santidad, monseñor Mon-teiro, dialogan en la cena que tradicionalmente dedica el Ayun-tamiento al Cuerpo Diplomático (página 105). Ferias y libros(páginas 101 y 102). Y la recuperación de la palabra egregia deJulián Marías (página 109).

Damos, en fin, la cordial bienvenida a dos entidades que sesuman al empeño de ILUSTRACION DE MADRID: la Funda-ción Mostoles 1808-2008 y el Grupo Sasegur de Navalcarnero(contraportada). Y aquí me quedo, agradecido, receptivo a másafectos y a más ideas.

Enrique de AguinagaDirector

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Ilustración de Madrid. Núm. 7. Primavera 2008 3

Sublevación espontánea de un pueblo sin caudillos4

Alegoría de la Villa de Madrid. Francisco de Goya y Lucientes.

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NO fue el Dos de Mayo un su-ceso inesperado. A lo largodel mes de abril, y más clara-mente a partir del día 10,

fecha de la salida del Rey Fernando VIIpara el extraño viaje que le llevaría hastaBayona, la tensión creciente entre madrile-ños y soldados franceses presagiaba unchoque sangriento. Pudo producirse larebelión a lo largo de ese mes en variasocasiones. Asimismo estuvieron al bordedel motín otras poblaciones (Burgos,Vitoria, Toledo). Y Madrid el 1 de mayo,cuando Murat fue increpado en la Puertadel Sol, habría bastado una reacción colé-rica del Gran Duque de Berg, como la quedesató los acontecimientos del día siguien-te, para que el choque se hubiera adelanta-do veinticuatro horas. Nuestro objetivo enestas páginas es presentar la insurreccióncomo el resultado lógico, casi inevitable,de las fricciones entre el pueblo de la Villay el ocupante. E intervenir en la contro-versia suscitada entre las interpretacionesen torno al Dos de Mayo.

¿Conspiración, trampa o motín?Que fuera un hecho previsible no acla-

ra si el levantamiento popular fue induci-do o espontáneo. En el imaginario de esafecha histórica, en la que comparecencomo protagonistas varios héroes salidosde la masa del pueblo, está implícita latesis de la espontaneidad, que es por otraparte la predominante en la historiografíade la Guerra de la Independencia, pero nofaltan autores defensores de la tesis de laconspiración, ni la de quienes sostienenque se trató de una trampa de Murat.Examinemos las tres.

La teoría de la conspiración se apoyaen tres argumentos: el antecedente del

Motín de Aranjuez, la existencia de unplan de los artilleros y la percepción delos franceses.

El 19 de marzo el amotinamiento de lamultitud en Aranjuez contra Godoy pro-vocó la caída del valido y la abdicación deCarlos IV en su hijo Fernando. En esaocasión el grupo de paisanos y militaresinsubordinados estuvo dirigido por variosnobles fernandinos, entre ellos el Condede Montijo y el duque del Infantado1.Considerando este suceso como un ante-cedente, se ha interpretado que tambiénen la movilización de la muchedumbre elDos de Mayo se implicarían, con suges-tiones realizadas los días anteriores, variosnobles fernandinos, que intentaban liberaral joven Rey de la encerrona de Bayona.Sin embargo son notorias las diferenciasentre el motín de Aranjuez y el Dos deMayo: el valido odiado ya había caído y

Fernando VII era el titular del trono, losdos motivos movilizadores el 19 demarzo. ¿No era imprudente la subversióncuando el Rey se encontraba en manos deNapoleón?

Por otra parte está documentada laexistencia de un plan de los artilleros, pre-cisamente los protagonistas del capituloprincipal del enfrentamiento con los inva-sores: la defensa del parque de artillería deMonteleón. No obstante, no se ha de-mostrado que el plan redactado por elcapitán Pedro Velarde y enviado a su tío,quien lo remitió a O’Farrill, subsecreta-rio de Guerra, previera un levantamientode los madrileños; más bien dibujaba unproyecto similar al de Godoy, en el cualse proponía utilizar las tropas españolasdel sur de Portugal para garantizar laseguridad del Rey y concentrar las unida-des del ejército español de Galicia ySalamanca como prevención ante el des-pliegue de las tropas imperiales. Por tantoes considerado un plan militar, no un bo-ceto de insurrección popular.

Mayor peso como argumento tienenlos recelos franceses, quienes en variosmomentos hablaron de conspiración. Peroestos testimonios, en última instancia,reflejarían la percepción de los ocupantesantes que la realidad del momento. En susinformes al emperador, Murat mintió des-cribiéndole Madrid como una ciudad tran-quila, al menos mientras tuvo abiertas lasexpectativas de ser nombrado nuevo reydel país en el que ejercía como lugartenien-te imperial. Cuando resultó imposiblemantener esa ficción, acusó al duque delInfantado y a otros nobles fernandinos deconspirar. En escrito de 19 de abril,Napoleón advertía a Murat de que elduque del Infantado podía estar preparan-

La tensión de las vísperas

Sublevación espontánea de un pueblo sin caudillos

Antonio Fernández GarcíaCatedrático emérito de Historia Contemporánea. UCM.

Ilustración de Madrid. Núm. 7. Primavera 2008 5

Portada del número 2.

1 C. CORONA: Revolución y reacción en el reinado de Carlos IV. Madrid, Rialp, 1957.

do una sublevación, noticia que supone-mos le había sido transmitida por algúnconfidente. Es natural que los ocupantesatribuyeran las fricciones con el pueblo auna trama y no a la presencia incómoda deun ejército extranjero. Manuel Espadas2 hasubrayado las expresiones del Bando deMurat el Dos de Mayo: esfuerzos de losmalintencionados, muchedumbre de indi-cios, sugestiones de villanos agitadores, queexhiben en nuestra lectura la percepciónfrancesa pero no equivalen a prueba proce-sal de que existiera tal conspiración. Nofalta incluso el apunte de señalar a agentesingleses en Madrid como fautores de larebelión; así lo sugirió el general Duhesme.

En la posición opuesta varios historia-dores españoles han hablado del Dos deMayo como una trampa preparada porMurat; por eso reaccionó de manera inme-diata y desproporcionada con la orden de

disparos de artillería contra la muchedum-bre indefensa en la plaza de Palacio, inten-tando con una exhibición de fuerza sofocardefinitivamente la protesta popular. Ladesmesura inclinó a Blanco-White3, testigode los sucesos, a hablar de conjura francesa.Pérez de Guzmán, en el libro conmemora-tivo del centenario, apuntó la versión deuna encerrona deseada por Murat, pero laatribuyó a un folleto de época4.

En nuestra opinión, aunque sea temaabierto al debate, no existen pruebas paraavalar estas teorías conspiratorias. Habríaque tener en cuenta que a lo largo del sigloXVIII se produjeron movilizaciones súbi-tas de protesta en varios países, en unoscasos de masas de campesinos, en otros depoblaciones urbanas5. Y desde el motín deEsquilache no faltaron en España6.

Otro argumento en pro de la autono-mía de la muchedumbre para movilizarse

sin dirigentes es el análisis de los sucesosproducidos durante el viaje de FernandoVII hasta Bayona en Burgos, Vitoria yToledo (en este caso fuera del recorrido).El Rey llegó a Burgos el 12 de abril y al noencontrar a Napoleón, como esperaba,continuó viaje al día siguiente hastaVitoria, engañado y empujado por elgeneral Savary. No se calmó la inquietudde los burgaleses, que se amotinaron en lanoche del 18 al 19 por un incidente menor,la detención de un correo. El generalMerle ordenó disparar contra los revolto-sos y causó varios muertos. Observemosel paralelismo con el Dos de Mayo madri-leño: la causa (salida real) y el efecto (reac-ción desmesurada de los franceses).

Aun resulta más claro el paralelismoVitoria-Madrid. Al no encontrar en Vitoriaa Napoleón el 13 de abril, Fernando, aler-tado por sus consejeros, pensó retroceder y

Sublevación espontánea de un pueblo sin caudillos6

2 M. ESPADAS BURGOS: Evolución política de Madrid en el siglo XIX, en A. FERNÁNDEZ GARCÍA; Historia de Madrid. Madrid, Instituto de EstudiosMadrileños, 2007, p. 447.

3 J. Mª BLANCO WHITE: Cartas de España. Barcelona, Fundación José Manuel Lara, 2004.4 J. PÉREZ DE GUZMÁN: El 2 de mayo de 1808 en Madrid. Madrid, Imprenta Rivadeneira, 1908.5 G. RUDE: La multitud en la historia. Madrid, Siglo XXI, 1971.6 J. ANDRÉS GALLEGO: Los motines y sus causas. Actas del Congreso Internacional El 2 de mayo y sus precedentes. Consorcio Madrid capital europea de

la cultura, 1992.

Caída y prisión de Godoy. Zacarías Velázquez. Aranjuez, 19 de marzo de 1808.

Savary planeó el secuestro del monarca,pero hubo de desistir ante la explosión deviolencia de los vitorianos. Finalmente, eldía 18 se reanudó el viaje real a la fronteraen medio de un tumulto ante la residenciaregia, llegando algunos manifestantes acortar los tiros del carruaje real, un sucesocasi idéntico al que se produciría al amane-cer del Dos de Mayo en la plaza de Palacioen Madrid.

Más graves fueron los altercados deToledo, que duraron desde el 21 al 26 deabril, desatados por el rumor de que elemperador no aceptaría la abdicación deCarlos IV en su hijo. Las tropas españo-las, mandadas por Reding, uno de losvencedores en Bailén, se abstuvieron deintervenir, y no se restableció el ordenhasta la llegada de una división francesadel Cuerpo de Dupont.

Sea como fuere, las tensiones entremadrileños y franceses pueden explicar porsí mismas, sin necesidad de autores intelec-tuales, el estallido del día Dos de Mayo. Eslo que expondremos a continuación.

Los elementos de la tensiónAunque nuestra atención se centrará

en las dos semanas próximas al Dos deMayo, debemos apuntar que las friccio-nes entre los paisanos y los soldados galosse multiplicaron desde la entrada deMurat en la capital el 23 de marzo y queen su desencadenamiento tuvo una res-ponsabilidad directa el comportamientoaltanero y autoritario del lugartenienteimperial. El 24 de marzo llegó desdeAranjuez el nuevo monarca, FernandoVII, recibido de forma apoteósica por elpueblo, como describió con trazos inten-sos Mesonero Romanos, entonces niño,en Memorias de un setentón7. Si en térmi-nos políticos reforzaba la imagen de Reyidolatrado, desde el punto de vista militarse trataba de un error, viajar a una ciudadocupada por un ejército extranjero en vezde alejarse hacia el sur, hacia Sevilla.

En el recibimiento al Rey estuvo entodo momento ausente Murat, dolidopor el frío desdén con que le habían aco-

gido los madrileños la víspera, aunque talactitud se diera de bruces con la cortesíamás elemental exigida por las normasdiplomáticas. Incluso, en el colmo delresentimiento, ordenó maniobras enparajes vecinos al itinerario de la comitivareal. Se dibujaban los hilos de una rela-ción imposible: rechazo popular a unejército extranjero, teóricamente aliado, ycomportamiento ofensivo del mando ylos soldados napoleónicos.

El carburante de la tensión consistióen una mezcla de elementos:

1. Actitud altanera del mando francés,que se comportaba más como ocupanteen ciudad conquistada que como aliado.

2. Presión sobre la familia real paraque el monarca saliera al encuentro delemperador, noticia que alimentaba loscorrillos en las tertulias, trastiendas delibrerías, botillerías y los formados enplena calle, en la Puerta del Sol, Carretasy Arenal como epicentro del rechazo alos planes de Murat8.

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7 R. MESONERO ROMANOS: Memorias de un setentón, en Obras de D. Ramón…. Madrid, BAE, 1967. Tomo IV, p. 14.8 A. FERNÁNDEZ GARCÍA: La vida cotidiana en Madrid en torno al Dos de Mayo. Madrid, nº 9 (2007).

Carlos IV abdica en su hijo Fernando. Zacarías Velázquez. Aranjuez, 19 de marzo de 1808.

3. Acaparamiento de determinadoscomestibles para aprovisionamiento deun ejército francés cercano a los 30.000hombres, distribuidos en unidades insta-ladas en el casco urbano y en la periferiade la muralla, lo que generó problemas deabastecimiento.

4. Alojamiento forzoso de soldados yoficiales galos. Una parte se acuarteló,pero eran insuficientes los cuarteles paraacoger a aquella descomunal masa armada,y el hospedaje de los soldados se convirtióen el más agobiante elemento de incomo-didad para los madrileños. Resulta extrañoque en un acontecimiento tan estudiadono se haya destacado el factor del aposen-to, a pesar de que ha dejado huellas en ladocumentación. El 16 de abril, el generalGrouchy comunicó a los habitantes de laVilla la siguiente noticia, para aliviar unaatmósfera cargada: Queriendo S. A. I. elgran duque de Berg disminuir a la villa deMadrid, en quanto sea posible, la cargaocasionada por el alojamiento de las tropasfrancesas en esta capital, acaba de mandarque la división del general Musnier salga aacamparse9. Con la habitual retórica de lapropaganda se presentaba como un gestode amistad y generosidad francés.

5. Salida de Madrid de la mayor partede la guarnición española, una decisiónque Fernando VII presentaría en carta alemperador como un gesto de amistad. Esfácil imaginar la sensación de indefensiónexperimentada por los madrileños, queveían como abandonaban la ciudad sussoldados y permanecían los extranjeros.

La partida del Rey el 10 de abril, paraencontrarse no se sabía en dónde conNapoleón, fue la chispa que encendió elcarburante acumulado. Se trataba de unrumor que crecía como una ola un día trasotro, mientras se hacían preparativos sigi-losos, prueba de que los ánimos de lapoblación estaban alterados. El 9 de abrilla Gaceta de Madrid anunció de formaconfusa que el Rey tenía el propósito deacudir a recibir al emperador, sin precisarni hora ni fecha, como algo que no seríainminente. Pero al amanecer del 10 de abrilFernando VII abandonaba Palacio, noti-cia que llegó a conocimiento de la pobla-ción demasiado tarde, pues de otra formaquizás en ese momento se hubiera produ-cido una protesta difícil de controlar.

Sublevación espontánea de un pueblo sin caudillos8

9 Gazeta Extraordinaria de Madrid, 17 de abrilde 1808.

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Una cadena de enfrentamientosA partir de este hecho la tensión desató

incidentes mortales entre paisanos y ocu-pantes casi a diario. El 12 de abril el párro-co de Carabanchel, Andrés López, apuña-ló mortalmente a un capitán francés, apo-sentado en su vivienda. El Consejo deCastilla dio órdenes para localizar al agre-sor, pronto detenido. La movilización delas autoridades eclesiásticas impidió elfusilamiento inmediato, pero al mismotiempo la guarnición francesa enCarabanchel tomaba represalias contra losvecinos, una suerte de castigo colectivousual en las plazas ocupadas, aumentandola temperatura del rencor contra los queeran vistos ya como invasores.

Se encontraba Madrid en plena cele-bración de la Semana Santa, y ante el incre-mento de los desórdenes las autoridadesdispusieron el cierre de los templos duran-te la noche, una instrucción que afectó a lassolemnidades litúrgicas e indispuso amuchos religiosos con la situación de

dominio extraño que vivía la capital. En laiglesia de la Encarnación la conmemora-ción del Jueves Santo fue interrumpida amedia tarde, cuando corrió el bulo de queen las cercanías se había enfrentado ungrupo de madrileños con un piquete desoldados franceses, lo que provocó el cie-rre del templo.

En un recinto urbano plagado de igle-sias y conventos, la hostilidad del clero, elcomportamiento irreverente de los solda-dos franceses, que no se descubrían alentrar en los lugares de culto, o la pertur-bación que provocaba en los oficios lamúsica militar ostentosa con la que acom-pañaban los franceses sus traslados de uni-dades, se convirtió en un ingrediente másde la protesta colectiva. La proliferaciónde templos contribuyó a la logística de losrevoltosos, porque después de cualquierchoque tenían a mano en las inmediacio-nes un refugio sagrado para ocultarse, yen el caso de que los franceses lo profana-ran se enarbolaba otro argumento para

acusarlos de infieles y alzar como símbolocontra la opresión la bandera de la Iglesiaal lado de la del monarca.

Si hasta entonces Murat en sus infor-mes al emperador había presentado laimagen de una ciudad controlada, comen-zó a reconocer lo insostenible de la situa-ción. Así se comprueba en el relato deAzanza y O’Farrill, miembros de laJunta Suprema que Fernando VII habíadesignado para gobernar en su nombre:En 16 de abril llamó a 0’ Farrill el granduque de Berg para reconvenirle de quealgunos soldados franceses habían sidoasesinados; que los habitantes de Madridmanifestaban a las claras su desafecto aellos; que los guardias de Corps teníanmucho en esta parte; que en Aragón sehabían acopiado hasta cien mil fusiles10. Acontinuación le confirmó Murat a lamáxima autoridad militar española queiba a emitir una proclama, cuyo textomanuscrito le presentó, en la que se afir-maba que Napoleón sólo reconocía como

Sublevación espontánea de un pueblo sin caudillos10

10 Memoria de D- Miguel José Azanza y D. Gonzalo O´Farrill sobre los hechos que justifican su conducta política de marzo de 1808 hasta abril de 1814, enMemorias de tiempos de Fernando VII. Madrid, BAE, 1957, tomo I.

Lápida en la Plaza de Oriente, repuesta por el Ayuntamiento en 1947.

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Rey de España a Carlos IV. Ante laadvertencia de que no sería obedecida, elduque de Berg le replicó que el cañón ylas bayonetas la harían obedecer.

En una ciudad ocupada, los soldados,aunque en este caso no fueran vencedoresen una guerra, circunstancia en la que noexisten límites para la soldadesca, suelenprovocar incidentes por su trato hacia lasmujeres. El 20 de abril, en el Puente deToledo, un soldado francés resultó muer-to y varios heridos al ser recriminadospor su comportamiento con una joven.Miles de soldados, lejos de sus bases, conacceso al alcohol en horas libres, vagandoo patrullando por las calles, representa-ban un problema para la disciplina en eltema complicado de la conducta con lasmujeres de la ciudad.

Sin embargo el problema de fondo erael reconocimiento de Fernando VII comotitular de la corona de España por el empe-rador. Porque en esos días de abril se mani-festaba cada vez con más claridad, no sóloa los miembros de la Junta Suprema deGobierno sino a los madrileños en general,que Napoleón se resistía a ese reconoci-

miento y preparaba alguna maniobra parasituar a un personaje de su confianza en eltrono español. Las relaciones entre Muraty la Junta presidida por el infante DonAntonio eran más frías cada día. Y la dobleautoridad en una misma capital, la legal querepresentaba la Junta y la real de que dispo-nía el gran duque de Berg respaldado por elargumento implacable de sus divisiones,provocaba dispersión y contradicción enlas órdenes y en consecuencia alimentaba ladesorientación con que el pueblo contem-plaba la barahúnda de bandos, proclamas,edictos, firmados unos por autoridadesfrancesas, otros por autoridades españolas,o procedentes de una autoridad que no seidentificaba.

El mismo día 20 otro incidente, de másamplitud que el del Puente de Toledo,demostró que las controversias acerca de latitularidad del trono tenían enervados a losmadrileños. Un agente de negocios, D.Juan Ramos, denunció en el Consejo deCastilla que en un establecimiento se estabaimprimiendo una Orden de Murat a losgenerales franceses, instruyéndoles paraque reconocieran como Rey de España a

Carlos IV, con el alegato de que la abdica-ción se había producido únicamente paraaquietar los ánimos exaltados de los amoti-nados en Aranjuez. Decidió el Consejoaveriguar la denuncia y supo que en laimprenta de Álvarez de la Torre dos reca-deros del General Grouchy habían impre-so una proclama en la que se reponía aCarlos IV en el trono. Trascendió la noticiay se formó una violenta manifestación en lacalle de la Zarza, domicilio de la imprenta,y un grupo exaltado agredió a los dos comi-sionados, que se libraron de un linchamien-to por la intervención del alcalde D. AndrésRomero. A continuación grupos de paisa-nos vociferantes se dirigieron por la Puertadel Sol a la calle del Arenal, donde arrecia-ron los gritos contra los franceses.

Murat consideró este incidente comouna provocación, en una ciudad que vivíaen una anarquía intolerable, y amenazó conasumir todos los poderes revocando los delas autoridades españolas. Probablementeesta amenaza provocó el bando instruidopor la Junta de Gobierno el día 24, querecogía en negativo, prohibiendo aquelloque ocurría, la realidad de la vida en la Villa.

Ilustración de Madrid. Núm. 7. Primavera 2008 11

Alfonso XIII descubre la primitiva lápida de la Plaza de Oriente. 1908.

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Que siendo contrario a las Leyes y a losBandos que en diversos tiempos se hanpublicado en esta Corte el que se fixen pas-quines, ni extiendan ni circulen libelos queofendan a cualquiera género de personas,especialmente a las constituídas en digni-dades y empleos públicos; ni se hagan reu-niones de gentes, ni tengan conversacionesque puedan ser subversivas del buen ordeny tranquilidad pública; se previene a todoslos vecinos y habitantes de esta Corte seabstengan de contravenir lo dispuesto enlas indicadas Leyes, y esmerándose en suobservancia, no sólo por sí, sino tambiénpor medio de sus hijos, criados y depen-dientes, para que no se vean los Jueces enla necesidad de formar causa y castigar alos contraventores con todo el rigor11.

Se prohibía precisamente lo que ocu-rría en Madrid a pesar de advertenciasanteriores. Porque se deduce que se fijabanpasquines, circulaban libelos –léase escri-tos de protesta contra los extranjeros–, secriticaba e insultaba a las autoridades, reu-nían gentes para hablar de temas subversi-vos, y se intentaba vigilar a jóvenes, cria-

dos y dependientes, espacio social en elque se resumía buena parte de la pobla-ción. Aunque no fuera la intención de lasautoridades, el bando nos aporta una exce-lente imagen social de la Villa, de su pulsoalterado en esa circunstancia excepcional.

La última semanaLunes, 26 de abril. Faltaba una semana

para la insurrección. Se comentaba en losmentideros el último incidente, la víspera.Un molendero de cacao llamado AntonioLópez había apuñalado en la plaza deAntón Martín a un soldado francés quepasaba. Preguntado por el motivo de suagresión, respondió: El motivo era que esospícaros venían a saquear aquí los templosdel Dios verdadero, según anotó el escriba-no. La acusación de impiedad esgrimidacontra los franceses se había extendido.

Ese mismo día 26 se produjo otroextraño suceso, el asesinato del comercian-te de la calle del Carmen Manuel Vidal12.Cuando se dirigía a su domicilio por lacalle del Candil se topó con tres oficiales

franceses borrachos, quienes sin mediarcuestión lo golpearon con sus sables yremataron en el suelo. Esto al menos fue lodeclarado por un testigo, el dueño de unafábrica de bordados sita en la misma calle,quien además afirmó que Murat estabapresente. Trasladada la víctima, moribun-da, al hospital del Buen Suceso, falleció. Elcrimen respondió a la tensión extremaentre los ocupantes y los vecinos, si bien eltestimonio del testigo, incluyendo alduque de Berg en el escenario, más bienrespondía a la maraña de bulos que defor-maban la percepción de lo que se veía.

Cada día de la última semana de abrilse producía algún altercado, siempre conheridos, a veces con muertos. Los librosdel Hospital General recogen noticias defranceses ingresados, casi invariablementeacometidos con arma blanca.

Con todo, lo más importante no ocu-rría en las calles sino en los despachos. Enestas fechas, incluso la Junta Suprema per-cibía una maniobra de Napoleón paradestronar a los Borbones. E inició medi-das para impedir la salida de los últimos

Sublevación espontánea de un pueblo sin caudillos12

11 Diario de Madrid, 24 de abril de 1808.12 J. FARALDO (José de la Torre): El año 1808 en Madrid. Madrid, Imp. Arrágave y González, s. d., pp. 42-43.

Entrada de Fernando VII por la Puerta de Alcalá. Zacarías Velázquez. 26 de marzo de 1808.

miembros de la familia real en Madrid: laex reina de Etruria y el infante D.Francisco. Evitando una ruptura con elmando francés, con sigilo, preparaba laJunta al país para una resistencia armada13.Pero era imprescindible comunicar con elmonarca. Y el día 29 se dispuso la inme-diata salida para Bayona de EvaristoPérez de Castro, oficial de la Secretaría deEstado (y futuro secretario de las Cortesde Cádiz) y de José Zayas para consultaral Rey trascendentales medidas políticas,entre ellas la convocatoria de Cortes. Lamarcha de los acontecimientos impidióeste último intento de restablecer la legiti-midad por las autoridades españolas, aun-que la Junta Suprema se constituyó enSesión Permanente y nombró una JuntaDelegada para el caso de que fueran dete-nidos los vocales titulares. Se colige queveían el enfrentamiento como inevitable.

Murat reaccionó enviando un ultimá-tum a la Junta para que se sometiera a suautoridad. El 30 de abril, al ser conocidoeste documento, una multitud vociferan-te se congregó en la Puerta del Sol, resis-

tiéndose los grupos a las intimaciones a sudisolución. El estado de insurrecciónlatente, del que hablan algunos autores,empezaba a ser patente. El fusilamientode un vecino, Miguel Álvarez Olmedo,acusado de ser espía del gobierno inglés,preparó los ánimos para la inmediata tra-gedia. Se tiene constancia de que esemismo día el joven capitán de artilleríaPedro Velarde habló en una tertulia deque era inaplazable organizar la insurrec-ción contra los franceses; dos días mástarde entraría en el panteón de los héroespor su participación en la defensa del par-que de Monteleón.

El domingo 1 de mayo la atmósfera dela ciudad alcanzó un grado de miedo, vio-lencia y audacia casi insoportable. Quizáspor ello Murat continuó con sus gestos dedesafío. Asistió con una nutrida escolta,acompañado por los generales y oficialesde su Estado Mayor, a misa en la iglesia delCarmen, en la calle de Alcalá. El caminohasta el templo se efectuó con desplieguede caballería y ruidos de sables. Finalizadala celebración religiosa, se dirigió al Prado,

donde pasó revista a sus tropas, en otrodesafío que tenía como escenario un para-je urbano emblemático, un salón para elpaseo sosegado y el paso solemne de lascarrozas, ahora ocupado por disciplinadasfilas de soldados. De regreso hacia su resi-dencia, al atravesar la Puerta del Sol se pro-dujo un tremendo alboroto, que parecíaun ensayo incruento del cruento enfrenta-miento del día siguiente, inmortalizadopor Goya. Leamos la narración precisa deAlcalá Galiano14:

Pero el alboroto temido estaba casiempezado. Rebosaba la Puerta del Solde gente, pintándose en los rostros losextremos de la pena y la ira, como espe-rando noticias de Francia, sin aguardaruna buena, como contando los momen-tos que faltaban para dar desahogo ysatisfacción a sus rabiosas pasiones.Cada francés que pasaba recibía insultosy amenazas. En esto asomó el granduque de Berg con su comitiva. Silbidosescandalosos, aullidos feroces, gestos deamenaza, dictados por un frenesí decólera, saludaron a tan encumbrado per-

Ilustración de Madrid. Núm. 7. Primavera 2008 13

13 J. PRIEGO: Guerra de la Independencia. Madrid, Servicio Histórico Militar – Editorial San Martín, 1972. Vol. 1, p. 447.14 A. ALCALÁ GALIANO≤: Memorias. En Obras escogidas de Antonio... Madrid, BAE, 1995. Vol. II, p. 335.

La mañana del Dos de mayo de 1808 en la Plaza de Oriente.

sonaje, el cual aparentó no entender tanclaras e insolentes demostraciones.

Poco después el paso del modestocoche del infante Don Antonio, presi-dente de la Junta Suprema de gobierno,fue acogido con aclamaciones y vítores.

Puesta la cólera a hervir, ya no seenfrió el resto del día. Por ser domingo sehabían congregado en Madrid vecinos delos pueblos cercanos y bastantes servido-res del Palacio Real de Aranjuez. Cadaemisario francés que se enviaba a algúnpunto cumplía su misión entre abucheos.Se supo por la tarde que, bajo presión, laJunta había consentido la salida del infan-te Don Francisco y la reina de Etruria,sin señalamiento de momento concreto.Los grupos más exaltados se conjuraron

para impedirlo. Se descorría el telón delDos de Mayo.

EpítomeEl levantamiento del pueblo de Madrid

contra los franceses no fue el resultado deun incidente ocasional en la plaza dePalacio en las primeras horas del lunes Dosde Mayo sino la desembocadura fatal deuna tensión entre madrileños y francesesque alcanzó una intensidad insoportable.No el choque armado pero sí los conti-nuos enfrentamientos callejeros, con unsaldo de muertos, se iniciaron tras la entra-da de las divisiones napoleónicas a finalesde marzo y se agravaron a lo largo del mesde abril.

La mecha que encendió la protesta fuela cuestión de la titularidad de la corona.Reconocido como rey Fernando VII, elviaje a Bayona era un misterio para losmadrileños, que pronto sospecharon de lasintenciones de Napoleón de colocar unpeón en el trono de España, algo que con-sideraban inadmisible. Las ideas de rechazoa un poder extraño se incubaron en cená-culos intelectuales, pero encontraron uneco inmediato en los corrillos populares.

Convendría además insistir en otrosmotivos de queja, entre ellos la escasezinevitable de las subsistencias, provocadapor un aumento rápido de la demandagenerada por las unidades imperiales, y lasmúltiples incomodidades que castigaron ala población con la obligación de aposen-to a unas fuerzas militares tan vastas.

No es tema concluso el de la interpre-tación del Dos de Mayo. ¿Fue una reedi-ción del Motín de Aranjuez, una conspi-ración diseñada por aristócratas descon-tentos? ¿Una trampa inducida por Muratpara doblegar por la potencia de suscañones y arcabuces la resistencia a susplanes, entre los cuales se disimulaba elsueño de ser el nuevo monarca, dentro delsistema continental de monarquías fami-liares levantado por Napoleón? ¿O unmovimiento espontáneo del pueblo?

En nuestra opinión no hay pruebas deconspiración. El pueblo se sublevó sincaudillos, salvo artilleros que no supera-ban el rango de capitanes, mientras losjefes militares, los aristócratas, los funcio-narios, los intelectuales, se abstuvieron deintervenir en esa fecha señalada. Es ciertoque los franceses aludieron a conspirado-res, pero se trataba del argumentario con elque se evitaba reconocer la realidad de unaocupación militar y posteriormente de unaconstrucción mental causada por la evolu-ción de los acontecimientos. Porque demanera inmediata trataron de aislar al bajopueblo del resto de los estratos sociales. ElDos de Mayo Murat habló del populachoy se negó a modificar la traducción cuandose le propuso. Veía a los insurrectos comola canaille o los sans culottes. Y en su pro-clama fechada el Dos de Mayo en su cuar-tel general, publicada el día 5, reclamaba acaballeros, propietarios, comerciantes yfabricantes que usaran su influjo para evi-tar toda especie de sedición.

Por parte española nacía el mito delpueblo en armas, que pronto se transmu-taría, con una fórmula jurídico-política, en el mito de la nación enarmas.

Sublevación espontánea de un pueblo sin caudillos14

Lápida de la Puerta del Sol. 1908.

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Toda la vida cabe entre dos hojas,entre un 2 y un 3 de mayo. La vida, el heroísmo, la ilusión,la libertad y la muerte. Mas, ¿no es la muerte libertad suprema?¿No es ilusión el heroísmo?

No quiero ver el 2 de mayo ni con ojos de Goya o su criadoni con la telescópica retórica de los poetas del Rey Deseado.Sino visión directa y espectral,ultravisión más allá de la Puertaabierta del Sol.Sin colorines majos, mamelucos,sin oleosos epítetos ni gritos roncos de herida venganza.Visión del alma calibrada al alma-inmensa- de la madre Madrid de libertad.

Gracias a ti, Madrid de todos,castiza no, sí abierta, universal por española, gracias a ti, España tuvo centro,centro de gravedad, centro de floración, centro de libertad, centro de majestad.

De abajo arriba irrumpe el tallo humanoy estalla en flor total de rebeldía. Y las acacias que ese día florecían,salpicadas de sangre sus melenas, sacuden delirantes sus cadenas.

Y el 3 de mayo luego,la salida a la vida por la muerte,semilla de martirio en los derrumbos.

Y allá en Muriedas, paz de mi horizonte,un pino redondea su oreada sombra al blasón de Velarde.Verdor perenne, historia que es niñez.

Dos de mayo

Gerardo Diego

Dos grandes exposiciones abren el programa del Ayuntamiento16

Monumento a Daoiz y Velarde. Antonio Solá, 1822. Arco de Monteleón. Plaza del Dos de Mayo.

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LA importancia de que Madridcelebre el bicentenario del Dos deMayo con una notable progra-mación de actividades culturales

y artísticas, viene dada por la trascendenciaque esa fecha tuvo en el alumbramiento del

Estado moderno. Esta relevancia quedareconocida con la creación, en diciembrede 2007, de la Comisión Nacional1, bajo lapresidencia de la Vicepresidenta del Go-bierno, que tiene como misión preparar,programar, organizar y coordinar los actos

conmemorativos. Para la mejor coordina-ción de sus fines y competencias se han cre-ado en su seno dos Subcomisiones, la delDos de Mayo y la de los Sitios de Zarago-za, ambas presididas por los alcaldes de lasdos ciudades.

Bicentenario del Dos de Mayo de 1808

Dos grandes exposiciones abren el programa del Ayuntamiento

Gloria Esparraguera CalvoAsesora de las Artes

1 Real Decreto 1292/2007, de 28 septiembre.

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Muerte de Velarde el Dos de Mayo de 1808. Manuel Castellanos.

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El Ayuntamiento de Madrid en acuer-do de Junta de Gobierno de 1 de febrerode 2007, consciente ya de la importanciade esta celebración tomó la iniciativa deinstar a la Administración del Estado laconstitución de esa Comisión Nacional.Precisamente la presidencia del Alcalde enla Subcomisión dedicada al Dos de Mayotiene un antecedente en la que se creó en1908, que estuvo presidida, también, porel entonces Alcalde de Madrid, NicolásPeñalver Zamora, conde de Peñalver. Enaquel primer centenario los actos tuvieronun carácter eminentemente militar y festi-vo, además de acompañarse de variosactos litúrgicos en conmemoración de loscaídos en la contienda. El Ayuntamientotambién promovió la publicación del libroEl dos de mayo de 1808 a cargo del acadé-mico Juan Pérez de Guzmán y Gallo.

La programación que ahora se ha pre-parado por el Ayuntamiento tiene un mar-cado carácter cultural con una clara volun-tad científica, pero también y sobre todo,un componente fundamentalmente didác-tico y está dirigida al más amplio espectrode la población madrileña. Para ello secuenta con un Comité Asesor 2, compues-to por cuatro personalidades académicasque están relacionadas con el mundo de lahistoria y de las artes, todas ellas vincula-das con las principales universidades deMadrid.

ExposicionesDesde el Área de Las Artes del Ayun-

tamiento de Madrid se ha elaborado unambicioso programa en que destacan dosimportantes exposiciones que constitu-yen el núcleo de los aspectos científicos ehistoriográficos del mismo.

Una de ellas, bajo el título En torno a1808: la geografía de los hechos, se dedicaal marco geográfico en que ocurrieron;tendrá como ámbito el Museo de Historiay el hilo conductor será la topografía delos lugares representada fundamentalmen-te a través de mapas, planos y notas produ-cidos por los diferentes contendientes.Parte de esta documentación constituyeuna primicia. Francisco Quirós Linares,Catedrático de Geografía Humana de laUniversidad de Oviedo, es el comisario dela muestra, junto a él colabora un destaca-

do grupo de profesores e investigadoresprocedentes de universidades españolas yextranjeras.

El otro proyecto expositivo, 1808: losprotagonistas, tendrá su sede en CondeDuque y muestra a los protagonistas de lahistoria. Al espectador se le brindará unavisión, próxima y cercana sobre el papeladquirido por el pueblo de Madrid durantelos acontecimientos políticos que tuvieronlugar en la ciudad. Su comisaria es Carmendel Moral Ruiz, profesora de HistoriaContemporánea de la Universidad Com-plutense. Un aspecto importante de estosdos proyectos es la exhibición de piezas ydocumentos, algunos de ellos inéditos, con-servados en las distintas instituciones muni-cipales dedicadas a la memoria histórica,desde los museos a la Hemeroteca Munici-pal, pasando por la Biblioteca Histórica y elArchivo de Villa.

Al margen de estas dos exposiciones, elAyuntamiento colabora en la que organizay promueve la Sociedad Estatal deConmemoraciones Culturales, España,1808-1814: La nación en armas, que seexpone en el Teatro Fernán Gómez (antesCentro Cultural de la Villa), cuyo comisa-rio es Juan Francisco Fuentes Aragonés,catedrático de Historia Contemporánea dela Universidad Complutense.

EdicionesOtro aspecto fundamental de la pro-

gramación del Ayuntamiento de Madrides el importante esfuerzo editorial. Almargen de los dos valiosos catálogos, conque se acompañan las exposiciones antesmencionadas, se han preparado sietepublicaciones. La primera en salir ha sido1808 impreso que recoge una selección detextos difundidos en la época, conserva-dos en la Biblioteca Histórica Municipal,acompañados con un estudio crítico acargo de la ya citada profesora Carmendel Moral Ruiz.

Destacan otros proyectos editorialescomo Madrid en 1808: retrato de unaactor edición crítica del manuscrito, con-servado en la Biblioteca Histórica muni-cipal, que escribió Rafael Pérez, actor deteatro de la época, que se convierte encronista de los hechos, o la reedición en

colaboración con Alianza Editorial de El19 de marzo y el dos de mayo de BenitoPérez Galdós.

Dos grandes exposiciones abren el programa del Ayuntamiento18

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2 Pedro Navascués Palacio. Catedrático de Historia del Arte y la Arquitectura de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad Politécnicade Madrid. Ángel Bahamonde Magro. Catedrático de Historia de España Contemporánea de la Universidad Carlos III de Madrid. Jesús Martínez Martín.Catedrático de Historia de España Contemporánea en la Universidad Complutense de Madrid. Delfín Rodríguez Ruiz. Catedrático de Historia del Arte en laFacultad de Geografía e Historia de la Universidad Complutense de Madrid.

También en coedición con Ediciones

Santillana se publicará Rutas de los Sitios

de Zaragoza y por el Madrid de 1808, que

es una guía de los principales emplaza-

mientos donde tuvieron lugar los hechos,

proyecto en el que participa también el

Ayuntamiento de Zaragoza.

En la Red

El Ayuntamiento ha querido que estaconmemoración tenga su proyección en laRed. Para ello se ha creado una web–memoriademadrid–, que aparte de estardestinada a acoger los catálogos on-linetanto de las bibliotecas especializadas

municipales, como de la Hemeroteca, delArchivo de Villa y de las bibliotecas de losmuseos municipales; se inaugurará condos contenidos relacionados con la efemé-ride: el destinado a recorrer los monumen-tos que conmemoran esta efeméride en laciudad y otro cuyo objetivo es comprobarcomo se ha construido el mito del Dos de

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Muerte de Daoiz y defensa del Parque de Monteleón. Manuel Castellanos. 1862.

Dos grandes exposiciones abren el programa del Ayuntamiento20

Detalle del monumento de Daoiz y Velarde, con la espada mutilada.

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Mayo desde el origen de los hechos hastanuestros días. Este es el resultado de unproyecto de investigación en el que parti-cipan investigadores de las universidadesAutónoma de Madrid, Zaragoza yGrenoble cuyo título es El archivo del Dosde Mayo: Mito, conmemoración y recrea-ción artística de una memoria e identidadcompartida. Asimismo, en la nueva web secolgarán todos los documentos produci-dos para esta ocasión.

En la callePero si hay algo que caracterizó a

estos hechos fue su presencia en la calle.Desde el motín de Aranjuez, el pueblo ylos escenarios urbanos fueron dos aspec-tos novedosos en el desarrollo de levanta-mientos civiles. Por ello el Ayuntamientoha tenido en cuenta rememorar la presen-cia del pueblo en ese ámbito con la orga-nización de actividades en la calle. Esteaspecto de la programación, más evoca-dor, y que escapa de una lectura histori-cista de los hechos se concreta en elespectáculo 6 Goyas 6, que es una ideaoriginal de Pere Pinyol. En el proyectopriman el espectáculo, el juego, la escenapor encima de otros elementos. Será unareinterpretación lúdica para todos lospúblicos. El espectáculo tendrá lugar a lolargo de los días uno y dos de mayo; searticulan en un preludio, tres actos y unaclausura y se basan en el concepto deespectáculo total. Tendrá como basetemática los cuadros de Francisco deGoya conservados en Museo del Prado,

La carga de los mamelucos, Los fusila-mientos de tres de mayo o El Coloso y losescenarios serán aquellos que tuvieronprotagonismo en los hechos históricosque se conmemoran.

Teatro y músicaAparte de los eventos proyectados en

la calle, también se han programado exhi-biciones teatrales, como la puesta en esce-na en el Auditorio Conde Duque de laobra de Francisco de Paula Martí, Dosde Mayo de 1808 en la que el autor narra

los hechos desde el punto de vista de untestigo que los vivió.

Cabe destacar también los dos impor-tantes conciertos que tendrán lugar en elAuditorio de Zaragoza, el 24 de mayo y enel Teatro Monumental de Madrid el 27 demayo. En ellos la orquesta y coro de laRTVE más un coro gregoriano interpreta-ran la Misa y Oficio de Difuntos obra com-puesta por Mariano Rodríguez Ledesmacon ocasión de la muerte de Isabel deBraganza y que el Consejo Municipal deMadrid eligió para la celebración de lahonras fúnebres a las víctimas del Dos deMayo. Este proyecto se realiza en colabo-ración entre el Ayuntamiento de Zaragoza,la Fundación Zaragoza 2008 y el Ayunta-miento de Madrid.

Con todo ello, el Ayuntamiento deMadrid ha perseguido un doble objetivo:por un lado, llevar al público a reflexio-nar sobre las consecuencias que trajeronal país aquellos dos días de mayo de1808, su importancia para el nacimientode una sociedad moderna donde concep-tos hoy tan asumidos como nación, sobe-ranía o constitución, entre otros, adqui-rieron por primera vez carta de naturale-za. Por otro, festejar lúdicamente con lapresencia de los ciudadanos en la calleaquellos acontecimientos. Esperamosque ambos objetivos se alcancen con estaprogramación y que el fruto de esta refle-xión colectiva materializada en libros,catálogos y publicaciones diversas, per-manezca a lo largo del tiempo y seconstituya como auténtica refe-rencia para el futuro.

LA moderna historiografía sobrela Guerra de la Independenciaespañola tiende a considerarlacomo la primera guerra de tipo

total de la historia contemporánea occi-dental ya que en ella no sólo participanlos ejércitos de dos monarquías europeas,con su consiguiente entramado de alian-zas, sino también una población civil quesufre las consecuencias de la contienda ya trancas y barrancas participa en ella.

Se ha escrito bastante sobre la impor-tancia que para la historia española tieneesta guerra que abre el siglo XIX con unproceso político de ruptura con elAntiguo Régimen. La invasión napoleó-nica crea una ocasión propicia para quelos deseos de modernización del Estadoabsoluto borbónico se orienten hacia unavía constitucional. Con un respeto pro-fundo hacia la institución monárquica elpropio Napoleón, que había sepultadolas reformas políticas impulsadas en supaís por la revolución, va a ir apoyandoese tipo de cambio en los territorios con-quistados.

En España su acción se plasmará en laConstitución de Bayona, impuesta tras ladesignación de su hermano José I al tronoespañol. Ésta no será nunca respetadacomo tal carta constitucional por lamayoría de los españoles y esa disidenciaabrirá la puerta, a raíz de la huida deMadrid del gobierno josefino –paréntesismuy breve pero cargado de expectativas–a una reforma constitucional desde abajo.

Se lleva a cabo con la participación dela Junta Suprema Central que, tras lavuelta de José I a Madrid en diciembre de1808, se refugia en el sur de la península.A medida que la guerra se generaliza y lapresión napoleónica es más fuerte y eficazen el campo de batalla los partidarios delas reformas políticas se concentran en laisla de León, en Cádiz, dispuestos a ela-

borar una constitución que el rey supues-tamente prisionero por Napoleón debe-ría acatar y jurar a su vuelta. Así la prime-ra reflexión histórica que se escribiríaaños más tarde, en 1835, llevaría el suge-

rente y descriptivo titulo de Historia dellevantamiento, guerra y revolución deEspaña… No en balde su autor, el condede Toreno, había sido testigo directo delos acontecimientos.

Ilustración de Madrid. Núm. 7. Primavera 2008 21

La demonización del enemigo

Guerra de propaganda antinapoleónica en España

Carmen del Moral RuizProfesora Titular UCM

Primera estampa.

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Un aspecto interesante de todo esteproceso es que a lo largo de los años quedura la guerra y desde diversas regiones deEspaña, se organiza una guerra paralela ala propia confrontación bélica. No tienecomo escenario el campo de batalla. Searticula desde distintos frentes pero tienecomo arma de combate la palabra. Lapalabra que ha tomado un carácter espe-cial desde la revolución francesa comoinstrumento de propagación de ideas yque en la historia de España la vamos a veroperar de manera eficaz y moderna porprimera vez con ocasión de la invasiónnapoleónica. Me refiero a lo que aquí hetitulado con el nombre de demonizacióndel enemigo. Una guerra urdida con obje-to de desprestigiar a Napoleón, a su her-mano José I, el rey intruso, y en suma alpoder imperial francés.

Para explicarnos el valor, la intensi-dad, la eficacia de esta dialéctica de pala-bras e imágenes, pero no de armas, esnecesario partir de una sociedad como laeuropea del siglo XVIII. Hasta esemomento las guerras habían sido asuntoexclusivo de los estados absolutos monár-

quicos y los súbditos no tenían nada quedecir a este propósito. Las propiasmonarquías utilizaban la guerra de pro-paganda para denigrar al adversario,–recuérdese al respecto como una parteimportante de la Leyenda Negra contraEspaña se fraguo en las cancillerías euro-peas deseosas de aniquilar el poder delimperio español–.

Otra cosa es lo que aparece en el sigloXVIII como radicalmente nuevo. La opi-nión de individuos –los filósofos enciclope-distas franceses, la propia Enciclopedia,autores diversos a título privado y toda laavalancha de opiniones políticas que desen-cadena la revolución francesa– que opinan ypretenden que su opinión sea conocida.

¿Para qué?... Para influir en un posiblecambio, para hacerse oír, por el deseo decompartir sus ideas con los demás… Esdecir, un fenómeno nuevo tendente a ircreando lo que hoy llamamos unacorriente de opinión, requisito indispen-sable de toda reforma política de tipoconstitucional.

Para ello tenemos que pensar en uncuerpo social que ha evolucionado del

analfabetismo profundo hacia una educa-ción rudimentaria que permita al menosleer y comprender las frases sencillas, losprincipios enunciados con claridad y lasimágenes que pueden acompañarlos parahacerlos más asequibles. Era el caso deFrancia al terminar el siglo XVIII, en vís-peras de 1789, donde el proceso de alfabe-tización nacional ya había empezado y unaparte significativa de la población urbanamasculina podía leer y escribir. Los ilustra-dos, en sus obras, se dirigían sobre todo aun público urbano, que había crecido enParis y en las principales ciudades de pro-vincias. Para los que no querían ni podíanleer las obras de les philosophes quedabaotro tipo de publicación más sencilla, queutilizaba palabras e imágenes y venía adifundir de manera muy elemental las mis-mas ideas.

El proceso había sido favorecido porla expansión urbana y la difusión de lacultura elemental a capas cada vez másamplias de la población europea y ensuma por toda una serie de novedadesque estaban presagiando cambios profun-dos. En España dicho proceso se había

Guerra de propaganda antinapoleónica en España22

Segunda estampa.

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iniciado más lentamente que en Francia afinales del siglo XVIII y primera décadadel XIX pero estaba ya en marcha.

Ello explica que al producirse unhecho tan difícil de asumir y vivir comofue para los españoles la invasión napole-ónica se creasen procedimientos paraluchar contra el adversario que no fuesensólo los militares, medios que permitiesenun grado de participación y de posiciona-miento que requiriese otro tipo de técni-cas: la palabra, la ironía hiriente, la ima-gen sarcástica… Procedimientos todosellos válidos en una guerra que, comodecía al principio, era la primera guerratotal contemporánea y permitía dar rien-da suelta a un nuevo tipo de opinión.

Por ello, a lo largo de toda la contien-da, la guerra de palabras y de imágenesacompañó la marcha de los acontecimien-tos y creó una red paralela de enemigos,de militantes antinapoleónicos que, ensusurro, a veces muy alto, llegaba a todaspartes. El soporte de esas palabras fue laestampa que se difundió por toda Europadebido a la perfección que logró la técni-ca del grabado en el siglo XVIII.

Voy a tratar de comentar algunas mues-tras de este tipo de instrumentos de comba-te que pertenecen a la magnifica colecciónde estampas que posee el Museo deHistoria de Madrid. Acompaño las imáge-nes con el comentario correspondiente.

Me centraré sólo en dos tipos de imá-genes: contra Napoleón y contra JoséBonaparte. Ambas tenían el mismo pro-pósito pero las correspondientes a José Ijuegan con todos los tópicos que usó ellenguaje de la sátira política para despres-tigiar al monarca intruso. Naturalmenteese lenguaje fue especialmente manejadoy conocido por los madrileños. Dio rien-da suelta a una corriente de antipatíapopular hacia los franceses, aliados natu-rales de los Borbones españoles desdehacía un siglo y convertidos de la noche ala mañana en personas físicas poco gratas,especialmente tras los dramáticos sucesosdel 2 y 3 de mayo de 1808.

Creo que las estampas antifrancesasponen de manifiesto la existencia de unaaudiencia que las leía, las comentaba y lasseguía. Cómo era y por quién estaba for-mada son interrogantes difíciles de contes-

tar. Seguramente era un sector bastanteculto de la población. Para los analfabetosquedaban las canciones y la música,medios propios de una cultura oral muypotente y extendida como lo era la españo-la en aquellos momentos. Dichas cancio-nes repetían los mismos lemas pero su can-tinela tenía la capacidad de llegar a los rin-cones más apartados y retrasados del país.

Los ejemplos que voy a comentar creoque pueden avalar lo que vengo diciendo.Voy a referirme primero a las que demo-nizan al emperador en persona y luego alas dedicadas a su hermano José I, rey delos españoles por deseo expreso de aquel.La mayor parte de las veces las estampasson anónimas, aunque algunas tienenautor cuyo nombre aparece en algunaparte de la obra.

Es el caso de la primera, Un filosofoingles examinando prolixamente al señorNapoleón. El grabador firma en la esqui-na inferior derecha. Representa a undiminuto Napoleón sobre la mano de unfilosofo inglés. La composición recuerdauna estampa publicada en Londres1. Estetipo de imágenes antinapoleónicas apare-

Ilustración de Madrid. Núm. 7. Primavera 2008 23

Tercera estampa.

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cieron abundantemente en los paíseseuropeos involucrados en las guerrasnapoleónicas. Se difundieron tanto den-tro de Inglaterra como en todos los terri-torios ocupados por las tropas francesas,como era el caso de España. Es este unejemplo de cómo la guerra de propagandase utilizó en todas partes como un instru-mento de agitación política que podíaviajar y exportarse en cualquier idioma.La descalificación del adversario median-te términos muy infamantes –reptil, char-latanzuelo despreciable, bicho– no exigemuchas sutilezas ni de lenguaje ni decomprensión y caracteriza al enemigocomo la encarnación del mal.

La estampa siguiente nos presenta a lafamilia del emperador. Es una obra anóni-

ma en la que Napoleón aparece sentadorodeado de sus parientes, un coro deandrajosos personajes con trazos mani-fiestos de su origen rural. Le acompaña ala izquierda el canciller Talleyrand, suministro de Asuntos Exteriores, a quienel emperador presenta su familia rogán-dole que los asee. La ironía sobre elascenso rápido del emperador corso y laburla sobre sus orígenes son manifiestas.Sin demasiadas sutilezas, con un trazo desal gorda, la fama de parvenu que elemperador arrastró por todas las corteseuropeas más rancias, empezando la viejaFrancia, a la que alude burlonamente eltexto como la Galia, queda aquí maravi-llosamente ilustrada para delicia de losantibonapartistas. El ataque a la familia

imperial fue una constante de la campañade desprestigio imperial muy vinculadanaturalmente al protagonismo políticoque Napoleón dio a sus hermanos, cuña-dos…

En la misma línea, pero ya refiriéndo-se a España, está la tercera estampa. Setitula Pasquin qué amaneció en Paris consu Explicación. El pasquín fue una formu-la muy utilizada anónimamente para ver-ter propaganda. En ella se narra una his-toria en tres momentos que muestra lasdificultades de José I a su llegada a Espa-ña y el choque que tuvo al enfrentarse alas provincias españolas. Un árbol repre-senta simbólicamente a España. En la pri-mera escena José escala el árbol pararecoger el fruto de las 14 provincias espa-

Guerra de propaganda antinapoleónica en España24

1 Esta caricatura recuerda una estampa publicada en Londres con el titulo de El rey de Brobdingnag y Gulliver y aparece firmada en la esquina inferior dere-cha con el nombre del grabador. Cf: Catalogo del Gabinete de Estampas del Museo Municipal de Madrid, Museo Municipal, Madrid, 1985, vol. II, 166-1, p. 463.

Cuarta estampa.

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ñolas. En la segunda no logra llegar a lacopa y el emperador le presta ayuda car-gándolo sobre sus hombros. En la escenafinal José I pierde el equilibrio, se sueltade la rama y cae al suelo2.

No es posible contar en un estilo másplástico y sencillo la secuencia de lossucesos de los primeros meses de la estan-cia de José I en España. Los esfuerzos delrey intruso por ser acogido en la corte, lasfuertes resistencias que encontró para ellopor parte de las autoridades y de la pobla-ción madrileña, la huida de la ciudad, suposterior retorno tras la llegada del empe-rador a España.

El tono suave que utiliza dicho pas-quín contrasta con la virulencia expresivade la cuarta estampa, Napoleón trabajan-

do para la regeneración de España… Enella un Napoleón sentado expresa losdeseos de regenerar España. Fue ésta unaidea muy extendida por los enemigos deNapoleón para atacar todo lo que ésterepresentaba para una parte de la opiniónespañola más conservadora. Regenerarquería decir poner en marcha proyectosque nada tenían que ver con la políticatradicional y se inspiraban en el raciona-lismo francés. La crítica conservadoraconsideraba esta regeneración como unaingerencia en los asuntos internos espa-ñoles y la temía porque podía alterar losfundamentos del sistema político-social.Dicha regeneración hace estallar el len-guaje en una serie de improperios querozan siempre lo soez y escatológico. No

hay argumentos, no hay narración comose veía antes, es una sarta de acciones infa-mantes que colocan al enemigo en un mallugar y dejan a su adversario, supuestopatriota, en una posición poco razonablepero muy contundente en su ataque. Sinpalabras, con hechos denigratorios quecualquiera podía llegar a comprender.

Las dos ultimas estampas se refieren aJosé Bonaparte. Son sólo dos muestrasporque el espacio no deja lugar para máspero es necesario hacer constar que exis-ten muchas otras y que las ideas que pro-pagan vienen a ser, con variaciones expre-sivas y plásticas muy diversas, casi siem-pre las mismas.

En las dos se manejan los lugarescomunes más extendidos y propalados

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2 Catalogo del Gabinete de Estampas del Museo Municipal de Madrid, op. cit. ant. vol. II,173-20, p.479.

Quinta estampa.

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sobre José I: su afición a la bebida y aljuego. Nunca sirvió de nada que el reyapenas bebiese ni se interesase especial-mente por el juego. Tampoco sirvieron demucho sus buenas intenciones y con fre-cuencia sus deseos de hacer algo quepudiese ser beneficioso para la Españainvadida. En el caso de José Bonaparte lanecesidad colectiva de demonizar al ene-migo fue muy intensa quizás por ser supresencia cercana y opresiva. La formamás fácil de combatirle fue presentarle enel imaginario popular con todos los viciosposibles.

Así, la imagen del rey borracho, PepeBotella, se desarrolla ampliamente en unarepresentación simbólica, casi surrealistaen Cada cual tiene su suerte, la tuya es deborracho hasta la muerte. El monarca con

uniforme francés aparece encerrado enuna frasca de vino. Inmerso en la botellaen actitud de orante suplica que el alco-hol, con nombres de algunos vinos espa-ñoles conocidos, le llegue hasta la cabeza.A su alrededor, en una composición deestilo muy clásico, cuatro amorcillos por-tan uvas, instrumentos musicales y unaalusión escrita que repiten lemas y eslóga-nes referidos al rey intruso3. El título de laescena subraya la condición de borrachodel monarca.

Finalmente una imagen de José mon-tado en un pepino juega hasta el limitecon los mismos sarcasmos. El rey aparececaricaturizado llevando una bandeja conbotella y vasos, su casaca esta cubierta decopas y el pantalón forrado de naipes. Unmono le ofrece en el ángulo derecho una

carta con el rey de copas y un criadonegro una bota de vino sobre la que haysuperpuesta una condecoración. Pararidiculizar más al personaje va montadosobre un pepino, alusión irónica a sunombre. Toda la composición pretenderesaltar la poca disposición del monarcapara el trabajo y su afición desmedida porpasatiempos distractivos de su tarea degobierno.

La plancha se realizó en 1808 y en1814 se anunció la venta de esta imagenen El Universal ,12 abril 1814 y en ElConciso, enero 18144. Para entonces laretirada de las tropas francesas era ya unhecho pero la imagen distorsionadora dePepe Botella había recorrido unlargo camino y en él había proba-do su capacidad de combate.

Guerra de propaganda antinapoleónica en España26

3 Catalogo del Gabinete de Estampas del Museo Municipal de Madrid, op.cit.,vol.II, 173-24, p. 480.4 Cf: La alianza de dos monarquías: Wellington en España, Museo Municipal, Madrid,1988, p. 392.

Sexta estampa.

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EN el marco de las commemora-ciones del segundo centenario delos sucesos de mayo de 1808, seinaugurará en el Museo de

Historia de la ciudad la exposición Guerray territorio: Mapas y planos de Madrid(1808-1813). Esta tiene por objeto mostrarlas aportaciones cartográficas al conoci-miento del territorio madrileño produci-das durante la guerra de la Independencia,y en particular la aportación francesa porser la más importante.

Las carencias de la Cartografíaespañola a comienzos del siglo XIX

Las guerras napoleónicas, y por tantola de la Independencia, tuvieron lugar enlos albores de la Revolución Industrial, loque significaba mayor capacidad técnica.En esa época la Corona española no habíamaterializado los proyectos formuladosen el siglo XVIII, como el de Jorge Juany el marqués de la Ensenada, de construir

un gran mapa nacional; y aunque a prin-cipios del siglo XIX se creó el Depósito dela Guerra, como órgano cartográficomilitar, no hubo tiempo de que llegara afuncionar plenamente; en consecuencia,tampoco se había desarrollado el órganoinstitucional que hubiese sido precisopara realizarlo.

En ese terreno Francia tenía, desde unsiglo antes, una ventaja adquirida, que sevio aumentada por las ambiciones territo-riales de Napoleón. Para dominar era pre-

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Original del plano de Madrid de Bentabole (1809)

Cartógrafos franceses en laGuerra de la Independencia

Francisco Quirós Linares y Juan Carlos Castañón ÁlvarezGeógrafos

Plano de Burgos y alrededores, realizado en 1808 por los ingenieros geógrafos franceses (manuscrito en color, escala original 1:10.000).

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ciso conocer, y de ahí su gigantesco pro-yecto cartográfico europeo, necesario porrazones militares y también para aplicarlas nuevas formas de organización territo-rial del Imperio soñado. Basta con recor-dar la nueva división de España que pre-tendía implantar José I.

Como prueba de la continuidad delinterés de Francia por la cartografía, desde1691, un cuerpo militar, el de ingénieurspour les camps et armées, ya había pasadoa ocuparse específicamente de los trabajostopográficos, y menos de un siglo des-pués, en 1777, se estableció en el país veci-no el cuerpo de ingenieros-geógrafos mi-litares. Éste conocerá numerosos vaivenesen los años que van de la Revolución alConsulado, pero se consolidará en los pri-meros años del Imperio, estabilizándosedefinitivamente a raíz de las instruccionesdadas por Napoléon desde Burgos, ennoviembre de 1808.

Por otro lado, ya desde 1688 existía elDépôt de la Guerre, cuya finalidad erareunir y conservar toda la informaciónhistórica y cartográfica de interés militar,estando encargada de coordinar en conse-cuencia dicha institución el trabajo de losingenieros-geógrafos.

No menos importante es la adopciónoficial a comienzos del siglo XIX de nue-vos métodos cartográficos y su eficazdifusión mediante libros y publicacionesperiódicas. La principal de éstas, el Mé-morial topographique et militaire recoge-rá en 1802 las conclusiones de los traba-jos de una Comisión Topográfica com-puesta por reconocidos cartógrafos mili-tares y civiles y cuya misión es simplificary hacer uniformes los signos y las conven-ciones en uso en los mapas, planos y dibu-jos topográficos.

Entre las directrices emitidas por la co-misión, reunida entre septiembre ynoviembre del citado año, cabe reseñar eluso de unidades métricas, el establecimien-to de las altitudes tomando como referen-cia el nivel del mar, la adopción de escalasdecimales, su adecuación a los diferentestipos de documentos cartográficos, la nor-malización del empleo del color en losmapas, la propuesta de signos convencio-nales unificados y el rechazo de una repre-sentación cartográfica del relieve que hastafinales del siglo XVIII fue muy frecuente,mediante montículos vistos en perspectiva,

proponiendo como alternativa la represen-tación mediante sombreado y líneas demáxima pendiente.

Pero, mientras que Napoleón dispo-nía de instituciones cartográficas adecua-das, y con larga experiencia, nuestraCorona, sorprendida por el conflicto, nopodía improvisarlas, y nuestros ingenie-ros militares tuvieron que limitarse a tra-bajos más o menos de urgencia para res-ponder a las necesidades del momento, entanto que el ejército napoleónico podíaaplicar un modelo ya experimentado que,por otra parte, le era imprescindible, dadoque desconocía el país y que no se dispo-nía de mapas satisfactorios, pues el Atlasde España de Tomás López, cuyas hojasse grabaron a partir de 1765, era escasa-mente riguroso.

Cuando las tropas napoleónicasentran en España, éstas se encuentran,en efecto, con que los pocos mapas ylibros geográficos referidos a nuestropaís adolecen de graves deficiencias. Deello nos informa detalladamente el coro-nel Berthaut en un voluminoso estudiopublicado en 1902 sobre los ingenieros-geógrafos militares franceses1: en agostode 1807, poco tiempo antes de que elejército francés pisara suelo españolpara invadir Portugal, el Dépôt de laGuerre intentó reunir todos los mapasdisponibles sobre la península. Entre losespecíficamente relacionados con Espa-ña, aparte de varias hojas del atlas deTomás López presentes en el Dépôt,sólo pudo disponerse en aquel momen-to del mapa de España y Portugal ennueve hojas, realizado por Chanlaire yMentelle a una escala próxima a la1:1.000.000. Ambas obras cartográficascompartían un mismo modo de repre-sentar el relieve que, como ya se hadicho, era muy común en la época,mediante alineaciones de montículosvistos en perspectiva, que por añadidu-ra, se encontraban dispuestos de unmodo bastante arbitrario. El mapa deChanlaire y Mentelle estaba, además,confeccionado sobre la base del atlas deLópez, del que habían tratado de elimi-nar sus numerosos errores, pero utili-zando a su vez fuentes poco fiables,salvo en el caso de la línea de costa,rehecha de acuerdo con los mapas deTofiño.

La organización de losmilitares cartógrafos enEspaña: la puesta en prácticade los nuevos métodos

Como demostración de la voluntad decubrir la carencia de mapas útiles del país,el Bureau topographique de l’Arméed’Espagne es constituido en Bayona el 27de febrero de 1808 por orden de Napo-león, quedando establecido ya en juniode 1808 en Madrid, aunque su actividadestaría siempre dificultada por los azaresde la guerra y la falta de continuidad en laocupación de la capital.

En cualquier caso, debido a la penuriacartográfica y a la necesidad urgente demapas, en los primeros meses de la ocupa-ción los ingenieros-geógrafos adscritos alBureau estarán ocupados en la labor debúsqueda de todo tipo de informacióngéográfica y cartográfica relativa a España.El tiempo invertido en esta búsqueda, tannecesario por otra parte para los propioslevantamientos topográficos, no resultó enabsoluto rentable, ya que apenas fue posi-ble conseguir más que algunos ejemplaressuplementarios de los mapas ya citados.Por esa razón, a finales del verano de 1808el Depósito de la Guerra francés decidió laurgente ejecución de un mapa de España aescala 1 : 500.000, realizado fundamental-mente sobre dichas bases cartográficas. Lacalidad de esta obra, concluida tan sólo seissemanas más tarde, no podía sino defrau-dar a los militares que habían de utilizarla.No es de extrañar entonces que, como res-puesta a la carta enviada el 15 de octubrepor el general Sanson, director delDepósito, a Chabrier, jefe del Bureau To-pographique de l’Armée d’Espagne, recri-minándole no haberse hecho cargo de estetrabajo, éste último le replicara en otracarta fechada el 1 de noviembre:

En cuanto a los trabajos de los que me heocupado desde que estoy en España,éstos han sido más útiles al Ejército queel de reducir el mapa de López; y cierta-mente, lo confieso, estaría molesto dehaberlo hecho, pues es en España dondese reconoce al fabulador López y no enun gabinete en París.

Las necesidades cartográficas sólopodían ser cubiertas, pues, mediante levan-tamientos topográficos propios. Por eso,

Cartógrafos franceses en la Guerra de la independencia28

1 Berthaut: Les ingénieurs géographes militaires, 1624-1831. Étude historique, Imprimerie du Service Géographique, Paris, 1902, 2 vols.

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Detalle del plano de Madrid realizado en 1809 por Bentabole (manuscrito en color, escala original 1:20.000).

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desde su entrada en la Península en marzode 1808, los ingenieros-geógrafos, y otrosoficiales, fueron levantando cartografía amedida que avanzaban y tratando de reco-nocer las fortificaciones más significativas,lo que, antes de que el conflicto se explici-tase en la fecha simbólica del 2 de Mayo, yahabía dado lugar a muestras de hostilidadpopular: en aquel mismo mes de marzo losoficiales franceses que cartografiaban losalrededores de Burgos eran apedreados adiario por la población.

Hay que tener además en cuenta que,como consecuencia de la precariedad del

personal adscrito propiamente al Bureau,estos trabajos cartográficos son en bas-tantes ocasiones el fruto de reconoci-mientos relativamente rápidos, ejecuta-dos con frecuencia no por ingenieros geó-grafos, sino por oficiales del cuerpo deingenieros o del Estado Mayor, con lalógica merma en la calidad cartográfica,ya que estos últimos no tenían una for-mación cartográfica tan sólida como la deaquéllos.

Aun así, entre 1808 y 1811, año en elque los ingenieros geógrafos dejan de tra-bajar en nuestro país, el Bureau envió al

Dépot de la Guerre en París una gran can-tidad de mapas y planos, realizados apesar de la hostilidad casi continua de laspoblaciones, las privaciones y enfermeda-des, y la insuficiencia del personal2, causa-da con frecuencia por los numerosos tras-lados debidos al vaivén de los frentes o alas necesidades existentes en otros paísesocupados por los ejércitos napoleónicos.

Esos trabajos topográficos incluíanoperaciones de diversa naturaleza y objeti-vos: representación de cursos fluviales, iti-nerarios de marcha, reconocimientos topo-gráficos de lugares y comarcas, planos depoblaciones, cartografía de batallas, mapastopográficos a escalas 1:20.000 y 1:100.000,etc. Entre otras, se emprendieron variasobras cartográficas de gran interés, comoun frustrado mapa de España a escala1:200.000, cuyos trabajos empezaron enmarzo de 1809, o el de Andalucía a escala1:100.000, comenzado durante el verano de1810. Aunque muchos de estos mapas que-daron inconclusos, las campañas bélicas enEspaña proporcionaron a los archivos delDépôt una gran cantidad de documentoscartográficos, si bien al fin de la guerra erannotables las dificultades para ensamblarlosentre sí, a falta de mediciones geodésicassuficientes, ya que en 1810 el número depuntos determinados geodésicamente sóloera de 178 para toda la península. Por esarazón, el viejo proyecto de mapa de Españaaún habrá de esperar varios años.

Madrid en la cartografía de laGuerra de la Independencia

Por lo que a Madrid en concreto serefiere, para el ejército francés la ciudadera clave, pues sin su dominio la coronade José Bonaparte quedaba en entredi-cho; desde los comienzos de 1808 fue unobjetivo prioritario para el ejército inva-sor, el cual puso particular interés enreconocer las circunstancias del caminoque desde Bayona conducía a la Corte ysus posibles dificultades, como por ejem-plo el desfiladero y fuerte de Pancorbo, laguarnición y castillo de Burgos, o el pasodel puerto de Somosierra. Hasta nosotroshan llegado muestras, de gran interés ybelleza, de la forma en la que los ingenie-ros geógrafos franceses representabanesos posibles obstáculos.

Pero además de estos trabajos produci-dos principalmente en los primeros meses

Cartógrafos franceses en la Guerra de la independencia30

2 Berthaut, op. cit, t. 2, p. 194

Detalle del mapa de los alrededores de Madrid, realizado por los ingenieros geógrafos franceses entre1809 y 1823 (manuscrito en color, escala original 1:100.000).

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de la invasión, en el curso de la guerra,Madrid, más allá de lo simbólico, tuvotambién un proyecto estratégico, comopaso necesario desde Bayona haciaAndalucía, o desde el centro hacia Extre-madura, por ejemplo. Ese papel se expresóen batallas dadas no en los contornos de laciudad, sino en el territorio dominabledesde ella, lo que se plasmará en represen-taciones cartográficas coetáneas de batallascomo la de Ocaña, dibujada por los inge-nieros-geógrafos Richoux y Simondi, o lade Talavera, obra de Bentabole de singularinterés y calidad gráfica.

En cuanto a la ciudad en sí misma,dado que disponía de planos de notablecalidad para la época, el ejército francés notuvo necesidad de levantarlos desde cero,limitándose a adaptarlos para fines con-cretos, como el que representa el ataquede Napoleón sobre Madrid en diciembrede 1808, dibujado poco tiempo después(1809) por el ya citado ingeniero-geógrafoBentabole y litografiado en 1823, y cuyooriginal manuscrito se expone por prime-ra vez en nuestro país. A eso hay que aña-dir la existencia de un plano impreso hastaahora desconocido: años después de aca-

bada la guerra, uno de los oficiales france-ses que participó en ella, Calmet deBeauvoisin, inició la publicación de unAtlas de España editado por hojas, entrelas que se encuentra la de Madrid. La obrafracasó sin llegar a publicarse sino unreducidísimo número de hojas, hoy difí-cilmente localizables, pero por un felizazar este plano de la ciudad podrá incor-porarse a la cartografía madrileña.

No obstante, el mayor esfuerzo delejército napoleónico se dirigió no a la ciu-dad en sí, sino a sus contornos en un sen-tido amplio, desde la Sierra hasta el valledel Tajo, como ámbito cuyo conocimientole resultaba especialmente necesario. Elresultado de estos trabajos cartográficosrealizados entre junio de 1808 y julio de1809 y de las posteriores campañas de losaños 1820 fueron dos excepcionalesmapas: uno a escala 1:100.000, coloreado ala acuarela (del que hasta hoy sólo se cono-cían superficialmente los calcos realizadosen 1823 y que hoy forman parte de la car-toteca del Centro Cartográfico del Ejérci-to) y otro, totalmente desconocido, a esca-la 1:50.000, que representa los alrededoresde la ciudad; dos mapas que introducen

para Madrid la modernidad topográfica,tanto por la forma de representación delrelieve, como por la adopción de la escalamétrica o por los signos convencionales ylos colores utilizados.

La herencia cartográfica y sus consecuencias en el conocimiento geográfico de la Península Ibérica

La infinidad de materiales cartográfi-cos elaborados, salvo raras excepciones, notuvo ocasión de convertirse en mapasimpresos, por lo que, hasta hoy, permane-cen casi desconocidos, pero las huellas queindirectamente han dejado son numerosas.

Así, conviene recordar que el reconoci-miento continuo del país, dentro de lo quelas circunstancias permitían y la especialformación geográfica de algunos de los ofi-ciales franceses, permitió la elaboración deobras innovadoras como la Guide duvoyageur en Espagne, de Bory de Saint-Vincent, en la que se sistematiza por pri-mera vez la nomenclatura de las unidadesfísicas peninsulares. Por ejemplo fue

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Detalle del campo de batalla de Talavera. Obra de Bentabole (manuscrito en color, escala original 1:20.000).

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entonces cuando la cordillera situada alnorte de Madrid, carente de nombre gene-ral, recibió el de Cordillera Carpetovetóni-ca. Y a una escala aún mayor, fue tambiénentonces cuando se introdujo el nombre dePenínsula Ibérica para definir al conjuntopeninsular de España y Portugal; bautismoque hasta ahora se venía atribuyendo erró-neamente a Alejandro de Humboldt, yque entre los ingenieros geógrafos france-ses estaba ya introducido en 18023.

En lo más directamente relacionadocon la cartografía, hay que tener en cuenta

que existe una clara continuidad entre lostrabajos de la Guerra de la Independencia ylos llevados a cabo en los años 20 y 30 delmismo siglo. De tal manera que cuando en1823, las tropas francesas entran de nuevoen nuestro país, ahora para apoyar aFernando VII, éstas reúnen los materialeselaborados durante la Guerra de la Inde-pendencia, que son copiados a mano e,incluso, litografiados, y que sirven de basepara los planos y mapas levantados conocasión de esta segunda campaña militar.

Por otro lado, el contexto político esbien distinto al de la Guerra de la Inde-pendencia, de tal manera que, aunque losrecelos populares a la presencia de las tro-pas extranjeras siguen siendo importantes,el apoyo prestado por la Corona españolafavorece una colaboración entre los cartó-grafos militares de ambos países.

Esa colaboración se plasmará a partirde octubre de 1824 en un acuerdo por elcual la labor cartográfica de los francesesrecibirá apoyo material por parte españolaa cambio de la transferencia al Depósito dela Guerra español de una copia de los tra-bajos realizados por los oficiales franceses.Gracias a ello, los archivos militares espa-ñoles disponen aún hoy de copias manus-critas de los mapas de los alrededores deMadrid realizados a las escalas 1:20.000 y1:100.000 y que deben ser entendidos co-mo fruto de la continuidad de los que sehabían iniciado diez años antes.

Esos trabajos ya no serán realizadosmayoritariamente por los ingenieros-geógrafos, que al poco de llegar a nuestropaís fueron reclamados desde París parala ejecución del nuevo mapa de Francia,sino por oficiales de Estado Mayor. Noobstante, su calidad y su anclaje en unaprimera red geodésica los hizo imprescin-dibles para la ejecución de los futuros tra-bajos cartográficos modernos que se lle-varían a cabo más tarde en España, comoel Atlas de España (1847-1870) de Fran-cisco Coello, muchos de cuyos mapas yplanos se apoyan con frecuencia en losrealizados por los militares franceses,como por ejemplo el mapa de los alrede-dores de Madrid que figura en la hojacorrespondiente del citado atlas.

En conclusión, puede decirse que elanálisis de la escasamente conocida apor-tación francesa a la cartografía madrileñay española de comienzos del siglo XIX,tiene un doble valor: descubrir piezas car-tográficas inéditas y conocer los antece-dentes de trabajos posteriores de grantrascendencia para el conocimiento geo-gráfico de nuestro país.

* * *

Queremos mostrar nuestro agradeci-miento a todo el personal del Service His-torique de la Défense (Vincennes, Paris), yen especial a Claude Ponnou, sin cuya ayu-da y amabilidad este trabajo habríasido mucho más difícil de llevar acabo.

Cartógrafos franceses en la Guerra de la independencia32

3 Ya en el Mémorial Topographique et Militaire, t. 5, p. xxxiii, se habla de la “presqu’île Ibérienne”.

Campo de batalla de Somosierra. De Fransure, 1809. (manuscrito en color, escala original 1:20.000).

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La turbación de los tiempos, sem-brando por el mundo discordias,alteraciones y guerras, habíaestremecido hasta sus cimientos

antiguas y nombradas naciones. Empobre-cida y desgobernada España hubiera, alparecer, debido antes que ninguna ser azo-tada de los recios temporales que a otrashabían afligido y revuelto. Pero, viva aún

la memoria de su poderío, apartada alocaso, y en el continente europeo postrerade las tierras, habíase mantenido firme, yconservado casi intacto su vasto y desparra-mado imperio. No poco, y por desgracia,habían contribuido a ello la misma condes-cendencia y baja humillación de su gobier-no, que, ciegamente sometido al deFrancia, fuese democrático, consular o

monárquico, dejábale a éste disfrutar enpaz hasta cierto punto de aparente sosiego,con tal que quedasen a merced suya lasescuadras, los ejércitos y los caudales queaún restaban a la ya casi aniquiladaEspaña1.

Así empezaba el Conde de Toreno suobra sobre la guerra en nuestro país de1808 a 1814, y en esas líneas se encuentran

Ilustración de Madrid. Núm. 7. Primavera 2008 33

Ante el temor de una posible invasión

Diplomacia entre España yFrancia, hasta el Dos de Mayo

Emilio de DiegoPresidente de la Asociación para el Estudio de la Guerra de la Independencia

1 TORENO, Conde de: Historia del levantamiento, guerra y revolución de España. 3 vols. París, 1838.

Carlos IV.

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Napoleón.

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algunos de los factores, imprescindibles,para comprender la génesis y el posteriordesarrollo de la contienda contraNapoleón. En resumen, al margen decierto antigodoyismo que se trasluce alfondo, lo cierto es que: 1º) la RevoluciónFrancesa había obligado a la Corte deCarlos IV a reaccionar ante la amenazaque para la monarquía española y parasus territorios representaba lo ocurrido alNorte de los Pirineos; 2º) España habíapasado a ser una potencia cuya capacidadpara mantener su soberanía, sobre losextensos territorios que abarcaba, depen-día del juego de los intereses de otrosEstados. Estas serían las dos referenciasfundamentales de nuestra política exte-rior y, en primer término, por proximidadgeográfica y por la magnitud del procesorevolucionario, en las relaciones con lasautoridades francesas.

¿Hasta qué punto se había mostradocondescendiente y sometido a Francia elgobierno español? Contemplado el perio-do precedente a 1808, en conjunto, vería-mos que no fue la sumisión la primera delas actitudes de la Corona española ante laderiva regicida de la Revolución. En 1793,tras la ejecución de Luis XVI, Españaentró en guerra con la Francia de laConvención, pero aquel conflicto conclu-yó en una dura derrota y, en 1795, la pazde Basilea nos obligaba a pagar un eleva-do coste, pues tuvimos que ceder la parteoriental de La Española y, por otro lado,se instaló en la corte de Madrid el temor auna posible invasión por parte de losfranceses. A partir de ese momento laopción de un nuevo enfrentamiento conFrancia fue sustituida por la negociacióny los acuerdos diplomáticos. La doblecondición euro-americana de los territo-

rios españoles llevó a nuestro gobierno aseguir una política exterior aparentemen-te contradictoria y de estrecha subordina-ción a Francia hasta 1808.

Pero antes de caer en una estimacióndemasiado simple de aquella estrategiasería conveniente evaluar el contexto enque se produjo. Así ¿qué alternativas se leofrecían a Carlos IV frente al expansio-nismo revolucionario, por un lado, y lasasechanzas británicas sobre la Américahispana, por otro? Ciertamente ningunasatisfactoria. Se eligió la que se considera-ba menos mala y permitía conjurar laamenaza más inmediata. Poco más de unaño después de Basilea, el 17 de agosto de1796, se establecía, por el Tratado de SanIldefonso, una alianza defensiva y ofensi-va entre su Majestad Católica el Rey deEspaña y la República francesa. De estemodo se conjugaba el peligro para losdominios de Carlos IV en la Península,pero comenzaban los problemas para susposesiones al otro lado del Atlántico,pues nos veríamos obligados a declarar laguerra a los ingleses en octubre de aquelmismo año. Sin embargo, más que some-timiento ciego, como apuntaba Toreno,lo que determinaba la política internacio-nal española era la imposible neutralidaden aquellas circunstancias. Un tercer ele-mento complicaría aún más la situación,se trataba de la tradicional política pro-británica de nuestro vecino Portugal,donde la casa de Braganza, sufría dificul-tades parecidas, en buena medida, a lasque afectaban a los Borbones españoles2.

Una década de concesionesLa presión creciente de Francia sobre

la Corte de Madrid estuvo dirigida, desdeentonces, a convertir a España en un ins-trumento lo más útil posible en su luchacontra Inglaterra. Ya en el mismo 1796 sehablaba de una posible acción naval para lainvasión de Gran Bretaña, por parte de losfranceses, con el auxilio de las flotas holan-desa y española. Aquella intentona no sellevó a cabo pero, en febrero de 1797, laArmada de Carlos IV sufrió una gravederrota a la altura del cabo de San Vicente.Sin embargo las exigencias francesas fue-ron en aumento. Tras el 18 de Brumario,Napoleón pediría a España auxilio paralevantar el sitio de Malta, (en concreto el

Diplomacia entre España y Francia, hasta el Dos de Mayo34

2 COUTO, J. “O contexto internacional daeclosao da Guerra Peninsular” en VV.AA., GuerraPeninsular 200 años. Lisboa, 2007, pp. 9-15.Fernando VII.

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envío de dos barcos y millón y medio depesos). No importaban los apuros de laHacienda española. Todo le parecía poco yel 1 de octubre de 1800 impuso al monar-ca español un nuevo acuerdo, firmadotambién en San Ildefonso, por el cual obte-nía la cesión de la Luisiana (que venderíatres años más tarde a Estados Unidos) y elservicio de seis navíos de guerra. A cambioFrancia se comprometía a incorporar nue-vas tierras al ducado de Parma, que pasaríaa convertirse en reino de Etruria. Además,los gobiernos de París y Madrid presiona-rían, conjuntamente, sobre el de Lisboapara obligar a Portugal a salir de la órbitainglesa, a pesar de la actuación del diplo-mático portugués Araujo de Azevedopara alcanzar la paz con Francia, en 1797,que Inglaterra había impedido. La alianzacon Francia no sólo nos enfrentaba a losingleses y nos encaminaba a sucesivos pro-blemas con Portugal, también, dentro delesquema de alianzas vigentes, Rusia nosdeclaró la guerra, en 1799.

Pero, como hemos señalado, las intro-misiones de Napoleón en la política espa-ñola fueron in crescendo. En febrero de1801 dio un paso más al hacer que, por elconvenio suscrito en Aranjuez, la flotaespañola fondeada en Brest quedara a dis-posición de Francia. Un mes antes, enMadrid, se había decidido la invasión de

Portugal por tropas francesas y españo-las3. La llamada guerra de las naranjassupuso la entrada de las fuerzas españo-las, dirigidas por Godoy, en tierras lusas.Fue un conflicto breve que se saldó alcabo de pocas semanas, con la cesión deOlivenza a España.

Sólo un pequeño respiro, por cansan-cio de Francia e Inglaterra, permitiría unbreve periodo de menos de dos años depaz en su larga pugna y, en consecuencia,España pudo aspirar a recobrar la neutra-lidad. Fue un espejismo. Lo acordado enAmiens, en marzo de 1802, se rompió alaño siguiente y Carlos IV hubo de ple-garse, nuevamente, a las demandas deNapoleón que exigía la intervenciónespañola en la reanudada contienda o elabono de seis millones de pesos mensua-les. Ni la penosa situación en que se halla-ban las arcas de nuestro Tesoro evitó elpago comprometido por el acuerdo entreAzara y Talleyrand, en octubre de 1803.Pero la neutralidad seguía siendo undeseo inalcanzable. Inglaterra exigió unsubsidio equivalente y que España garan-tizara la seguridad de Portugal. Antes deque se produjera la contestación, los ata-ques británicos a los barcos españoles,que procedían de Buenos Aires y Lima,hizo que Carlos IV declarase la guerra aJorge III, en diciembre de 18044.

Las cosas irían de mal en peor. Unidosforzosamente al carro de Francia, los pro-yectos napoleónicos nos llevarían a laderrota de Trafalgar, en octubre de 1805.Hispanoamérica quedaba entonces prác-ticamente aislada y reducida a su propiacapacidad para defenderse de los ataquesque, en los años posteriores, iban a lanzarlos ingleses. La situación había llegado aun punto difícilmente soportable paraEspaña.

Durante 1806-1807, mientras los bri-tánicos trataban de apoderarse de BuenosAires y Montevideo, Napoleón, tanpronto pedía la cesión del puerto dePasajes, como las islas Baleares o que tro-pas españolas pasasen a guarnecer laToscana y, como siempre, más dinero, eneste caso veinticuatro millones de fran-cos. Godoy creyó llegada la hora de aban-donar el papel de acólito del Emperador.Ordenó la movilización de 50.000 hom-bres y tanteó la posibilidad de acercarse aInglaterra y a sus aliados, (Austria, Prusiay Rusia), pero fracasó completamente.No podía haber elegido peor momento elgobernante español. Bonaparte batió aaustriacos, rusos y prusianos estrepitosa-mente (Austerlitz, Jena, Auerstadt,Friedland) y, a la vista de las maniobras deGodoy, decidió invadir nuestro país encuanto la ocasión lo permitiera5.

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3 ATAIDE MALAFIA, E. de: A guerra Peninsular da génese ao seu termo (1793-1813). Braga, 2007.4 DIEGO GARCÍA, E. de: “Napoleón y España: Análisis histórico” en Cuadernos de Investigación Histórica. Nº 22, Madrid, (2005).5 METTERNICH, Príncipe de: Mémoires, documents et écrits divers laisses par le prince de … París, 1880. Tomo II.

Godoy.

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Escoiquiz.

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Murat.

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España en manos de NapoleónLa crisis en el seno de la monarquía de

Carlos IV, por la guerra desatada por lospartidarios del Príncipe de Asturias, D.Fernando, contra Godoy, ofreció aNapoleón la oportunidad que esperaba. Elembajador francés Mr. de Beauharnais,aprovechó la división y pareció mostrarsedecidido a apoyar las aspiraciones delfuturo Fernando VII, casándole con unasobrina del Emperador. Mientras,Napoleón seguía explotando la decisiónde Carlos IV y Godoy de evitar la guerracon Francia, a cualquier precio, y, enmarzo de 1807, logró que una gran divi-sión, de 14.000 hombres, pasara a comba-tir junto con las tropas imperiales en elnorte de Europa.

A partir de ahí, lo más importantepara los propósitos napoleónicos, sería laentrada de sus tropas en España al ampa-ro de su condición de aliados. A tal fin,aduciendo la necesidad de ocuparPortugal para hacer efectivo el bloqueocontinental, que había decretado contraInglaterra, entabló negociaciones conIzquierdo el agente de Godoy en París.La oferta de Bonaparte fue la de repartir-se el territorio portugués con España6.Para ello tras el ultimátum que presenta-rían los representantes de ambos países,(Mr. de Rayneval y el Conde de Campo-Alange), al gobierno de Lisboa, se proce-dería a la nueva invasión7. Antes de que sefirmara el Tratado de Fontainebleau, el27-X-1807, (Duroc-Izquierdo) ya habíaordenado Napoleón, en julio de ese año,la reunión en los alrededores de Bayonade las tropas que habían de entrar en laPenínsula. La primera división del llama-do Cuerpo de Observación de la Girondacruzó la frontera el 18 de octubre, cuandoaún no se había oficializado el acuerdo.

A los pocos días de la entrada de lastropas de Junot en España, camino deLisboa, se produjo la conspiración urdidapor el partido fernandino, cuyo primertiempo concluyó con los sucesos de ElEscorial. El 29 de octubre fue descubier-to el intento de golpe de estado que, conel objetivo de derribar a Godoy, planeaba

llevarse por delante al propio Carlos IV.El rey supo entonces que Fernando habíaestado en tratos para obtener la mano deuna sobrina del Emperador y tanto élcomo Godoy tuvieron miedo de que éstese viese contrariado si se castigaba alPríncipe de Asturias. El rey de España seapresuró a escribir a Napoleón, que sehallaba en Milán, solicitando para su hijola mano de una princesa de la familiaimperial, en concreto la hija de LucianoBonaparte. La idea no cuajó pero, entretanto, el Emperador continuó preparan-do la entrada en España de nuevos con-tingentes militares.

Aprovechando el tratado vigente,Napoleón introdujo en nuestro país elSegundo Cuerpo de Observación de laGironda, en diciembre de 1807, a lasórdenes de Dupont; en enero de 1808haría lo mismo con el Cuerpo deObservación de las costas del Océano,mandado por Moncey y, un mes mástarde, pasaría la frontera por Cataluña elCuerpo de Ejército de los PirineosOrientales, con Duhesme a la cabeza8.Asegurado el control de los principalespasos fronterizos y de las guarnicionespróximas más importantes a los Pirineos,una parte de aquellas fuerzas avanzó, sinoposición, hacia Madrid.

El comportamiento de Napoleón cau-saba el lógico recelo en la Corte española,pero no quedaba otra salida que seguiraparentando que se creía en la buenavoluntad del Emperador o romper el tra-tado de Fontainebleau. Aún cabía, hipo-téticamente, otra posibilidad, trasladar laCorte lejos del alcance de Bonaparte,sobre todo cuando en febrero de 1808llegó a Madrid, el ya mencionado D.Eugenio Izquierdo, quien informó aGodoy de los nuevos planes deNapoleón. Las noticias que traía aumen-taron los temores. El Corso parecía deci-dido a proponer un nuevo tratado dealianza ofensiva y defensiva en el cual serecogería el derecho de los franceses acomerciar con los puertos de la Américaespañola; cambiar las provincias al nortedel Ebro por Portugal; arreglar la suce-sión al Trono; y ajustar el repetido asunto

del casamiento del Príncipe de Asturiascon una princesa de la familia Bonaparte.Ante la marcha de los acontecimientos laCorte salió para Aranjuez el 13 de marzode 1808, con el propósito de desplazarsehacia Sevilla y desde allí, finalmente, alotro lado del Atlántico.

No hubiera sido fácil culminar esteplan, aún sin que se presentaran másinconvenientes. Pero la segunda tentativade golpe de Estado, que con los mismosprotagonistas que la vez anterior, se esce-nificó ahora en Aranjuez, entre el 17 y el19 de marzo, acabó con cualquier posibi-lidad y dejó a la casa de Borbón españolaa merced de Napoleón. El Emperador seconvirtió en el árbitro del desgraciadopleito entre Carlos IV y Fernando VIIpues ambos buscaron su apoyo.

Desde el 23-24 de marzo de 1808 enque entraron en Madrid las fuerzas fran-cesas y Fernando VII, hasta el 2 de mayo,Bonaparte jugó a placer con las ambicio-nes del nuevo monarca español, quienacudió hasta Bayona con la esperanza deser reconocido como rey por Napoleón.En aquellas semanas la diplomacia france-sa, representada por Savary, no tendríaotra meta que mantener el engaño sobrelos verdaderos planes del Emperador yanimar a Fernando a viajar a su encuen-tro. Paso a paso el nuevo rey acabaría lle-gando a tierras francesas. Allí acudiríatambién Carlos IV y ambos terminaríansometiéndose a los dictados delEmperador. Las renuncias de Bayona; eltexto constitucional dado en esta ciudad yla instauración de la monarquía de José I;todos los pasos dirigidos por Napoleón,para suplantar a los Borbones por su pro-pia familia, iban a sufrir un contratiempoimprevisto. En aquella pugna dinásticahabía aparecido un protagonista inespera-do, el pueblo español, con el de Madrid ala vanguardia, que acabaría por dictar suveredicto, opuesto a los planes napoleó-nicos. El Dos de Mayo marcaba el puntode inflexión en las relaciones hispano-francesas. Se había roto la diplomacia dela paz a cualquier precio y se abríala puerta a la guerra nacional, cos-tosa pero digna.

Diplomacia entre España y Francia, hasta el Dos de Mayo36

6 TORENO, Conde de: Ob. Cit. pág. 7. La provincia de Otre Duero y Miño se entregaría al rey de Etruria que cedería este reino a Napoleón; los Algarbes yel Alentejo se darían a Godoy; las provincias de Beira, Tras-os-Montes y la Extremadura portuguesa serían tributarias de Francia pero quedarían en reserva hastala paz general para un posible trueque por Gibraltar, Trinidad o alguna otra colonia. Napoleón garantizaría a Carlos IV la posesión de sus estados en Europa y lereconocía como emperador de ambas Américas, cuando llegase la paz definitiva.

7 VICENTE, A. Pedro. O tempo de Napoleao em Portugal: estudos históricos. Lisboa, 2000.8 DIEGO GARCÍA, E. de: España, el infierno de Napoleón 1808-1814. Una historia de la Guerra de la Independencia. Madrid, 2008.

CUANDO se cumple su segun-do centenario, resumir en unaslíneas lo que significó la fechadel Dos de Mayo de 1808,

desde entonces la más representativa en elpasado histórico de Madrid, supone elriesgo, difícilmente soslayable, de la repe-tición o del tópico, cuando no de ambosjuntos. Al que se suma el de elegir un títu-lo que tenga algo de inédito o de original.Con dichas reservas, he optado comotítulo por las palabras con que la Relación

de un testigo y protagonista de loshechos, Rafael Pérez, un actor del Teatrodel Príncipe, definía el proceso de radica-lización de la vida madrileña que, enpocos días, había pasado de la consterna-ción a la ira.

Como tantos otros acontecimientosque, al hilo de los siglos, han ido confor-mando la historia de España, el Dos deMayo, hay que observarlo para su com-prensión en un doble contexto, el propia-mente español que lo sitúa en el conflicto

interno de la monarquía de Carlos IV,tipificado en el motín de Aranjuez, quepuso fin al poder personal de ManuelGodoy e inició el reinado de FernandoVII, y el internacional del tratado de Fon-tainebleau, que permitía al ejército napo-leónico cruzar la Península hacia Portugal.

La brecha abierta en el seno de lamonarquía había regalado a Napoleón laoportunidad de ofrecerse como interesa-do árbitro, con la indigna complacenciade los propios titulares de la Corona, en

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De la consternación a la ira

Madrid, ciudad tomadapor el ejército francés

Manuel Espadas BurgosProfesor Emérito del C.S.I.C. Miembro Numerario del Instituto de Estudios Madrileños

“La carga de los Mamelucos”. Goya. Boceto. Colección particular.

los problemas de España. Basten estaspalabras de Carlos IV en carta aNapoleón:

Me he visto forzado a abdicar, pero ani-mado hoy por la plena confianza queabrigo en el genio y la magnanimidad deun gran hombre que siempre se ha decla-rado amigo mío, me pongo absoluta-mente en sus manos para que dispongacomo quiera de nosotros, de mi suerte, dela de la Reina y de la del Príncipe de laPaz.

Cuando el nuevo rey Fernando VIIhizo su entrada en Madrid, lo hacía enuna ciudad tomada por el ejército francés.Un día antes ya se encontraba enChamartín, a las puertas de la ciudad, elgeneral Joaquín Murat, cuñado deNapoleón y su lugarteniente en España,que ya conocía la decisión del Emperadorde ceder la corona de España a un miem-bro de su familia. Ya para entonces la pre-sencia de tropas francesas había hechoque menudeasen incidentes, cuya noticianos ha llegado en el testimonio de aque-llos madrileños que los vivieron o los pre-senciaron. Un testigo, fray VicenteMartínez Colomer, recordaría que ape-nas introducidos en Madrid, comenzaronlos soldados franceses a tomar cierto airede imperio y señorío, como si fueran sobe-ranos de la Corte (…), por lo que el pue-blo empezó a mirar con desconfianzaaquel aparato que llevaba todas las apa-riencias de hostilidad.

Los bandos que menudearon desdecomienzos de abril, a fin de conservar ymantener la tranquilidad pública y elbuen orden de esta Corte, prueban laascendente tensión en la vida ciudadana.Ya de por sí la noticia de la marcha del reyhacia Bayona para acudir a la entrevistacon Napoleón había contribuido a agudi-zar la inquietud, al tiempo que la Junta deGobierno, nombrada en ausencia del reyy presidida por el Infante don AntonioPascual, seguía emitiendo llamadas a lacalma, mientras recibía desde Bayonamensajes del propio Fernando VII queinsistían en el mantenimiento de las bue-nas relaciones con las tropas francesas.

Del sábado 16 de abril, otro testigorecordaba que hubo en el río un alborotocontra los franceses, en que un hombretocó una especie de trompa, a cuya señal sele reunieron todos los hombres y mujeresque había en el río, mataron dos o tresfranceses y corrieron a todos los demásque se escaparon a los cuarteles. Un día

Madrid, ciudad tomada por el ejército francés38

después un oficial francés era acuchilladoen la plaza de Antón Martín. El día unode mayo, el general Murat era apedreadocerca de la Puerta del Sol, teniendo queescapar a galope, lo que, según un testigo,provocó gran rechifla popular.

En ese clima se despertó la jornada dellunes Dos de mayo. En el estallido de larevuelta antifrancesa todos los testimo-nios, con escasos matices, coinciden. Lospreparativos que se estaban llevando acabo en el Palacio Real iban a ser el deto-nante. Hacia las siete de la mañana, desdelas Caballerizas de Palacio, dos carruajesse aproximaron a la Puerta del Príncipe.Eran las ocho y media cuando apareció ensu umbral la Infanta María Luisa, ex-reina de Etruria, el pequeño Estado crea-do por Napoleón en torno a Florencia.Le acompañaba el ministro de la Guerra,Gonzalo O’Farrill. Con sus hijos, un ayay un mayordomo, ocupó la Infanta el pri-mero de los coches, que partió inmediata-mente. El segundo coche esperaba. Depronto, apareció un hombre que indagóde los cocheros qué estaba sucediendo.Penetró luego en el zaguán de Palacio,para salir al momento gritando: ¡Traición!¡Traición! Nos han llevado al Rey y se nosquieren llevar a todas las personas reales!¡Mueran los franceses!. Parece que, altiempo, se asomó a uno de los balcones dePalacio un gentilhombre que gritó a lagente que empezaba a arremolinarse enlas inmediaciones: ¡Vasallos! ¡A lasarmas! ¡Que se llevan al Infante! Ungrupo de entre sesenta y setenta personas,según el testimonio de la época, consiguióentrar en Palacio y subir hacia los aposen-tos del Infante don Antonio Pascual.Lograron hablar con el jefe de los RealesGuardias de Corps, don Pedro Torres, eincluso vieron al joven Infante donFrancisco de Paula, cuya marcha trata-ron de impedir.

Pero los acontecimientos se precipita-ron cuando Auguste Lagrange, ayudan-te de campo del general Murat, llegó almando de un piquete de veinte soldados.Comenzó entonces el enfrentamiento quepronto se iba a convertir en lucha calleje-ra. La situación se agravó cuando, pertre-chado de dos piezas de artillería, aparecióen la explanada del Palacio el batallón deGranaderos de la Guardia Imperial. Unadescarga de fusilería y otra de metralla fueel saludo inicial, que produjo las primerasvíctimas. Si un momento antes la mitad delos madrileños eran simplemente curiosos,

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después de la aparición de la artilleríatodos fueron actores, escribiría BenitoPérez Galdós.

Durante esa mañana la lucha se des-arrolló principalmente en el entorno delPalacio Real, en la Puerta del Sol, en lasinmediaciones de la Puerta de Toledo,también en el paseo del Prado y en un esta-blecimiento militar, el parque de Artillería,en la llamada Casa de Monteleón.

En cuatro horas, desde las diez de lamañana a las dos de la tarde, Madridquedó militarmente ocupada. Si atende-mos a esa dimensión militar de la lucha y,en concreto, a la resistencia organizada enel parque de Monteleón, la existencia deun plan previo parece evidente. Y en ellose viene insistiendo.

Hay constancia, por ejemplo, en lospapeles que en 1814 hiciera llegar desdeAsturias a la Dirección General deArtillería, Julián Velarde, tío de uno delos héroes de aquella jornada, el capitánPedro Velarde. El comportamiento dealgunas figuras del llamado partido fer-nandino se ha tenido también por sufi-cientemente elocuente para corroborar laexistencia de una organización previa.Juan Pérez de Guzmán, en su obra sobreel dos de mayo publicada en 1908 ybasándose en un folleto coetáneo a loshechos, prestaba oídos a la hipótesis deuna previa conspiración urdida por elpropio mando francés a fin de alentar unareacción popular que justificase luego unadura y eficaz represión. Por parte france-sa, en las mismas proclamas que el gene-ral Murat dirigiera al pueblo de Madridquedan muy claras las referencias a unplan de acción previo y a unos instigado-res: Con repetidos informes me avisabande los esfuerzos de los malintencionados,pero todavía ponía mi convicción en per-suadirme de que nadie turbaría el públicososiego.

Todo lo cual no rebaja la inmediatezde la respuesta popular, del protagonismoanónimo de aquellos villanos agitadores,como les calificara Murat en una de susproclamas. A cien años de aquellos acon-tecimientos, Juan Pérez de Guzmánescribía:

En Madrid se agavillaba la masa inge-nua del pueblo sano en los claustros delos conventos, en varios puntos de reu-nión de las afueras y pueblos inmediatos,en las casas de conversación y en las boti-llerías, en las tertulias domésticas, en las

plazas públicas, en los barrios bajos ysobre todo en la calle de Carretas, frentea las librerías, y en la Puerta del Sol.

Si nos atenemos a la relación de lasprimeras víctimas es claro el predominiode menestrales, artesanos, subalternos delos Reales Sitios y, sobre todo, criados ytodo tipo de miembros de la servidumbrede la nobleza. De su procedencia geográ-fica, ya en la proclama de Murat se dis-tinguía entre los nacidos en Madrid y losllegados de fuera: Nuestros comunes ene-migos (…) han concluido excitando unaporción del pueblo de Madrid y de lascomarcanas aldeas.

En la relación de víctimas que propor-ciona Pérez de Guzmán, de los 409muertos, 159 no eran propiamente madri-leños. Eran numerosos los asturianos,gallegos, leoneses y muy significativo elnúmero de los que procedían de localida-des próximas a la Corte, desde RealesSitios como Aranjuez o La Florida, a pue-blos como Miraflores o Navalcarnero.En algunos de los registros parroquialesde defunción se anota: fue de los quevinieron a Madrid el Dos de Mayo de lospueblos inmediatos, lo que viene a refor-zar la idea de una preparación previa de larevuelta, a la que, más tarde, se sumaría elconcurso popular.

La represión de aquel levantamientofue especialmente dura, al punto de que sehablase de una auténtica cacería por lascalles de Madrid. Sin más que encontrar auno cualquiera con un cortaplumas, aun-que fuese inocente, era conducido y arca-buceado, sin ser oído ni preguntado, y asípasaron según noticias de doscientos hom-bres, escribía el citado Rafael Pérez. En lamadrugada del tres de Mayo, en la mon-taña del Príncipe Pío, tuvieron lugaraquellas ejecuciones, cuya dramática ima-gen perpetuaría el pincel de Francisco deGoya. En el libro de entierros de laparroquia de San Antonio de la Floridacorrespondiente al año 1808 se puedeleer:

El día 12 del mes de mayo de 1808 fue-ron enterrados en el camposanto de estaReal Parroquia de San Antonio dePadua de la Florida cuarenta y tresdifuntos que fueron hallados en un hoyode la montaña que llaman del PríncipePío, los mismos que fueron arcabuceadospor los franceses el día 3 de dicho mes alas cuatro de la madrugada.

El parque del Retiro, las tapias de laiglesia de Jesús, junto al palacio deMedinaceli, y el paseo del Prado fuerontambién lugares de fusilamiento. En lacercana iglesia de San Jerónimo fueronexpuestos, para su identificación, algunoscadáveres. Algunos cuerpos serían ente-rrados en el mismo lugar donde cayeron,ese enclave del Prado que luego sería lla-mado Campo de la Lealtad, donde hoy sealza el obelisco que conmemora aquellalucha.

Aquellas jornadas del 2 y el 3 de mayo,con toda su carga de heroísmo y de brutalrepresión, en las que el pueblo había sidoprincipal protagonista, habrían quedadocircunscritas a la historia de Madrid, si nohubieran tenido, desde esas mismas horas,un eco nacional y se hubiesen convertidoen estímulo y modelo para la resistenciacontra el invasor. No se puede olvidar queel mismo Dos de Mayo salió de MadridEsteban Fernández de León, antiguoIntendente del Ejército, y que en el cerca-no pueblo de Móstoles había dado la noti-cia de cuanto estaba pasando en Madrid aJuan Pérez Villamil, del ConsejoSupremo de Guerra, tras lo cual ambos selo comunicaron a Andrés Torrejón, al-calde por el sector social de los hidalgos, ya Simón Hernández, que lo era por elsector de los pecheros. El bando queinmediatamente dictaron iba a quedarcomo uno de los símbolos de la guerraque entonces se iniciaba.

El Dos de Mayo madrileño tuvo uninmediato eco que traspasó las fronterasde España y se convirtió en símbolo delpueblo en armas para cuantos movimien-tos, en Europa o en América, se dieron alo largo del siglo. De aquellos hechos per-vivirían algunos nombres –Daoiz,Velarde, Jacinto Ruiz, Andrés Torrejóno Manuela Malasaña– junto a los sinnombre, a los héroes anónimos, cuyafama –la de un pueblo en armas– saltó lasfronteras, proyectándose en toda Europay también en América. Pocos luchadorespor la libertad no tendrían, desde enton-ces, a los protagonistas del Dos de Mayocomo modelo y estímulo. De ese amplísi-mo eco tomemos, entre tantas, estas pala-bras del gran escritor ruso NicolaiTurguenev:

¡Gloria al pueblo español! Españademuestra qué es el espíritu del pueblo ,qué es el amor a la Patria.

Madrid, ciudad tomada por el ejército francés40

LA historiografía española delsiglo XIX de corte conservadoro liberal elevó los sucesos delDos de Mayo a la categoría de

epopeya nacional, como símbolo y emble-ma de la nación en armas. Se trató de unahazaña colectiva que asombró a todaEuropa: el levantamiento popular madrile-ño imprevisto contra los franceses se con-virtió a la postre en el inicio de una resis-tencia general percibida en términos deindependencia nacional. Con el Dos deMayo fracasa, pues, el proyecto global deNapoleón basado en un cambio dinásticosobre la base de un golpe militar, cuyosímbolo era la entrada de su cuñadoJoachim Murat (Gran Duque de Berg) enMadrid, previa la ocupación militar de loslugares estratégicos del territorio español1.

¿Cómo se elaboró este mito y símbo-lo de la independencia nacional? Ante elvacío de poder que se produjo tras la ocu-pación napoleónica, ¿qué idea transmitie-ron del Dos de Mayo las nuevas autorida-des constituidas en Junta Central el 25 deseptiembre de 1808? En el Manifiesto dela Nación española a la Europa de 1 deenero de 1809 se refiere la Junta Central aesta fecha como el inicio del rompimientodel pueblo de Madrid contra la opresióny barbarie francesa que se plasmó despuésen las escenas de los fusilamientos del 3de mayo2.

La carga de los mamelucos en laPuerta del Sol y los fusilamientos detodos los detenidos, cogidos con lasarmas o con simples navajas y tijeras en

sus manos, efectuados en el Retiro, en elPrado y junto a la montaña del PríncipePío, evidencian el alcance que tuvo lainsurrección popular contra el ejércitoinvasor, tal como captó el pintor aragonésFrancisco de Goya convertido en un ver-dadero reportero gráfico de la guerramoderna.

Los testigos de estos hechos y los cro-nistas coetáneos exageran el número demuertos en varios miles: Flórez Estradahabla de 7.000, mientras el Consejo deCastilla los cifra en sólo 104 y los histo-riadores posteriores como Juan Díaz deBaeza entre 1.200 y 1.500. Las estimacio-nes contrastadas con la documentaciónson más cautas: de los 1.670 combatientessólo murieron 250 (entre ellos 19 muje-res), además de 875 heridos, 125 ejecuta-dos y 420 ilesos.

El mayor número de muertos eranartesanos, personal de servicio y milita-res, y sólo seis clérigos fueron ejecutados.Nobles, burgueses y grandes comercian-tes son los ausentes del Dos de Mayofrente a la riada popular que se esparciópor las calles de Madrid3. Si se tiene encuenta la edad, tomando los datos aporta-dos en la obra de Juan Pérez de Guzmány Gallo (El Dos de Mayo en 1808 enMadrid, Madrid, 1908), de los 409 muer-tos que señala, la mayoría tenían de 20 a40 años (42%), siendo numerosos losadolescentes y jóvenes de 10 a 20 años(casi el 17%), y los adultos entre 40 y 50años sumaban el 16 %4.

La elaboración del mitoEl Dos de Mayo se recreó en tiempos

de la Guerra de la Independencia endiversos poemas, como en la canciónpopular anónima La Cachucha madrileñay en las poesías de Juan Bautista Arriaza(Poesías patrióticas, 1810), Cristóbal deBeña (La lira de la Libertad, 1811) yJuan Nicasio Gallego (Himno al Dos deMayo, 1808), que llegaron a representar lavisión oficial de estos hechos fruto de lareacción popular de carácter antifrancés yantinapoleónico. En otros textos –comoen la Marcha Nacional de un tal D.A.S. yV. (1808)– se le dio un sentido claramenteliberal, al relacionarlo con la idea de ciu-dadano y el fraternal Pueblo Español.

Así el Dos de Mayo se convirtió en unverdadero mito referido a la epopeyapopular por el espíritu guerrero que tuvoy por presentar al pueblo madrileño comovíctima de la barbarie y los crímenes delenemigo. De manera que la patria de 1808,idealizada en estos poemas, se proyectópara los liberales en la nación política através de la Constitución de 1812. Dosdecretos conmemorativos lo grabaron enla memoria de los españoles: el primero,de la Junta Central del 13 de mayo de1809, invitaba a conmemorar el aniversa-rio del Dos de Mayo con una fiesta reli-giosa; el segundo, de 1811, inspirado porel catalán Antonio de Capmany, convir-tió este día en la fiesta nacional5. Cincodécadas después, en 1866, se popularizó lacelebérrima oda patriótica a El Dos de

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Historiografía del Dos de Mayo

El pueblo, encarnación vivade la Nación en armas

Antonio Moliner Prada, Profesor Titular Universidad Autónoma de Barcelona

1 Ángel Bahamonde; Jesús A. Martínez, Historia de España. Siglo XIX. Madrid, Cátedra, 1994, p. 29.2 Manifiesto de la Nación Española a la Europa. Real Alcázar de Sevilla, 1 de enero de 1809. Martín de Garay, Secretario General de la Junta Suprema.3 Ronald Fraser, La maldita Guerra de España. Historia social de la Guerra de la Independencia, 1808-1814. Barcelona, 2007, p. 772.4 Emilio de Diego, “Madrid: de Fontainebleau al Dos de Mayo”, en Actas del Congreso Internacional El Dos de Mayo y sus precedentes ( L. M. Enciso Recio,

ed.). Madrid, 1992, p. 256.5 Christian Demange, El Dos de Mayo. Mito y fiesta nacional (1808-1958). Madrid, 2004, pp. 26-36; Ricardo García Cárcel, El sueño de la nación indomable.

Los mitos de la Guerra de la Independencia. Madrid, 2007, pp. 212-213.

Mayo del jienense Bernardo LópezGarcía, redactor de El Eco del País, quefue la poesía más difundida en las escuelase institutos españoles durante los siglosXIX y XX (Oigo, patria, tu aflicción…).

El primer monumento conmemorativoal Dos de Mayo fue el obelisco gaditano de1810 con la siguiente leyenda: A las prime-ras víctimas de la libertad española, sacrifi-cadas en Madrid por la perfidia francesa eldía 2 de mayo de 1808. El ideado porWenceslao Argumosa en 1808 fue manda-do construir por las Cortes extraordinariasde Cádiz en 1811. Sin embargo las Cortes–que se reunieron en Madrid en 1814–hicieron exhumar los cadáveres de las vícti-mas y depositarlos en la iglesia de SanIsidro hasta que se construyese la obra.Destruido el sistema constitucional en 1814se abandonó la idea, y se resucitó en 1821cuando se colocó la primera piedra. Tras1823 se abandonaron las obras y se reem-prendieron en 1834 hasta que en 1840 fina-lizaron6. Desde esta fecha tan tardía contóMadrid con un monumento consagrado alrecuerdo de las víctimas de la Independen-cia nacional del día Dos de Mayo de 18087.

Las primeras referencias de obras escri-tas sobre el Dos de Mayo aparecieron elmismo año de 1808, como Daoiz y Velardeen el Dos de Mayo por su amigo D.F.N. delA8. Todas las obras posteriores dedicadas alestudio de la francesada, denominaciónpopular de esta guerra, sitúan el Dos deMayo como fecha de su inicio. Entre otrosautores cabe citar a Francisco XavierCabanes (Historia de las operaciones delexército de Cataluña en la guerra de lausurpación, ó sea de la Independencia deEspaña, Tarragona, 1809); Alberto Bal-drich y de Viciana (Historia de la guerrade España contra Napoleón Bonaparte,Madrid, imprenta de M. de Burgos, 1818);Padre Maestro Salmón (Resumen históri-co de la revolución de España, Madrid,1813-14); W.J.P. Napier (A History of the

War in the Peninsula and in the South ofFrance from the year 1800 to the year 1814,Londres, 1820-1840); J. Muñoz Maldona-do (Historia política y militar de la Guerrade la Independencia de España contra Na-poleón Bonaparte de 1808 a 1814, Madrid,1833); Antonio Alcalá Galiano (Índole dela revolución de España en 1808, Madrid,1838); así como la más conocida y clásicaobra de José María Queipo de Llano(Conde de Toreno) (Historia del levanta-miento, guerra y revolución de España,Madrid, 1835-1837); Miguel AgustínPríncipe, que popularizó el concepto deGuerra de la Independencia, (Memoriahistórica del 2 de mayo de 1808, Madrid,1851); y Emilio de Tamarit, en su mono-grafía (Memoria histórica de los principalesacontecimientos de Día 2 de Mayo de 1808,Madrid, 1852).

El mito del Dos de Mayo se convirtióen referencia obligada del liberalismoespañol durante el reinado de Isabel II,cuando el Estado nacional se consolidó enel concierto de los Estados europeos. La

obra clave de Modesto Lafuente HistoriaGeneral de España, publicada entre 1850y 1867, historiador adscrito a la UniónLiberal, señala el inicio de la contempora-neidad de España en la Guerra de la Inde-pendencia y el Dos de Mayo como eldetonante del levantamiento general de lanación, cuyo proceso de gestación lo re-trotrae a los siglos anteriores incluso antesde la dominación romana9. La trascenden-cia de esta obra se debió sobre todo a queincorporó nuevos sujetos en la explica-ción del devenir histórico, entre ellos elpueblo español y en el caso del Dos deMayo el pueblo madrileño, heroico ygeneroso, que supo estar a la altura de lascircunstancias en aquellas horas difíciles ydefender la independencia de la naciónfrente a la ocupación de la capital deEspaña por los ejércitos napoleónicos10.

Como prototipo de narración históri-ca de corte liberal, inspirada en la obra delconde de Toreno citada anteriormente, sedebe resaltar la del presbítero Juan Díazde Baeza (Historia de la guerra de Españacontra el Emperador Napoleón, Madrid,1843), que siendo muy concisa tiene comoobjetivo principal escribir y narrar unahistoria común, es decir nacional, que nin-gún español debe de ignorar. Para este his-toriador los sucesos del Dos de Mayo fue-ron fruto de la altivez y arrogancia mos-trada por el caudillo Murat frente al valory la lealtad del pueblo de Madrid. Ya el 1de mayo la gente recibió al duque de Bergen la Puerta del Sol con silbidos y dicte-rios. El Dos de Mayo se convirtió en díaterrible, si bien glorioso, para el heroicopueblo madrileño, día que ocupará siem-pre un capítulo aparte en la historia delmundo. La respuesta popular fue fruto delsentimiento de ira y de desesperación delos madrileños cuando vieron que llorabael infante don Francisco de Paula, todavíaniño, porque lo llevaban a Bayona:

El pueblo, encarnación viva de la Nación en armas42

6 El Museo Universal. Periódico de Ciencias, Literatura, Artes, Industria y Conocimientos útiles, Nº. 8, Madrid 30 de abril de 1858, p. 59. 7 Hirotaka Tateishi, El obelisco del Dos de Mayo y la conciencia nacional: alcance y límite de la revolución liberal en España, en La Revolución liberal (A. Gil

Novales, ed.). Madrid, Ediciones del Orto, 2001, p. 452.8 Antonio Morales Moya, “La Historiografía sobre el Dos de Mayo”, en Actas del Congreso Internacional El Dos de Mayo y sus precedentes (L. M. Enciso

Recio, ed.). Madrid, 1992, p. 321.9 Modesto Lafuente, Historia General de España desde los tiempos primitivos hasta la muerte de Fernando VII por don Modesto Lafuente, continuada desde

dicha época hasta nuestros días por don Juan Valera, con la colaboración de D. Andrés Borrego y D. Antonio Pirala, Montaner y Simón . Barcelona, 1883, TomoXXIII, Parte III, Libro X (La Guerra de la Independencia).

10 Sobre la obra de Modesto Lafuente véase la biografía de Juan Sisinio Pérez Garzón “Modesto Lafuente, artífice de la Historia de España”, en ModestoLafuente, Discurso preliminar. Historia de España. Pamplona, Urgoiti Editores, 2003, pp. IX-XCVII; Roberto López-Vela, “De Numancia a Zaragoza. La cons-trucción del pasado nacional en las historias de España del ochocientos”, en Ricardo García Cárcel (coord.), La construcción de las Historias de España. Madrid,Marcial Pons, 2004, pp. 195-298; Mariano Esteban de Vega, “Castilla y España en la Historia General de Modesto Lafuente”, en Antonio Morales Moya y MarianoEsteban de Vega (coords.), ¿Alma de España?: Castilla en las interpretaciones del pasado español. Madrid, Marcial Pons, 2005, pp. 97-140; y Lluís Ferran Toledano,“La Guerra de la Independencia como mito fundador de la memoria y de la historia nacional española”, en Antonio Moliner (ed.) La Guerra de la Independenciaen España (1808-1814). Barcelona, Nabla Ediciones, 2007, pp. 551-554.

Entonces –escribe– ya no se pudo conte-ner el dolor y enojo del pueblo: siguióseprimero un llanto general; y á poco rato,al presentarse un ayudante de Murat, ungrito universal de furor: á duras penaspudo salvarse el ayudante rodeado yacometido por el pueblo, que dio vadoentonces sin reserva á su rencor y á sudespecho. Murat, sabedor de lo que pasa-ba á las puertas de palacio, envió allá unbatallón con dos cañones, que al llegarhizo una descarga sobre la multitud, sinque precediese ninguna intimidación.Sobrecogida y aterrada la gente allí reu-nida, se dispersó despavorida, y fue a lle-var la noticia por todos los ángulos deMadrid, cuya población se halló poco ápoco rato levantada en masa, y armadaconforme pudo contra los franceses quefueron acometidos en todas partes.Reuniéronse principalmente los paisanosen el centro de la capital, ocupando lapuerta del Sol, y las calles inmediatasdonde, lo mismo que en otros puntos,murieron ó quedaron prisioneros mu-chos franceses11.

Después finaliza la narración con lasescenas del Parque de Artillería deMonteleón, la exaltación de los oficialesLuis Daoiz y Pedro Velarde y la referen-cia a la represión indiscriminada y cruelejecutada por órdenes de Murat contramujeres y hombres so pretexto de queiban armados. Y concluye:

Tal fue la jornada del Dos de Mayo de1808, célebre para siempre en las páginasde la historia. Pasma, no se concibe apenasla conducta del arrogante y sanguinarioMurat y de sus satélites. Traidores y viles,se encarnizaron á mansalva contra unpueblo leal y valiente, engañado y desar-mado bajo la fé de una palabra solmene.¡Fementidos! Empero la justicia del cielo,que no siempre deja impune, aun en estavida, las atrocidades de los malvados, dis-

puesto había que pagasen á su tiempo conlas setenas, su ferocidad y alevosía los ver-dugos del Dos de Mayo. Quinientos milsoldados franceses fueron víctimas con eltiempo del valor y de la ira de los españo-les, que insanamente se atrevieron á pro-vocar, vengada de este modo la sangreinocente que derramaron en Madrid12.

Esta imagen de la epopeya madrileñatuvo honda repercusión a través de ladivulgación del famoso bando del alcaldede Móstoles del mismo día Dos de Mayo,que se convirtió en una llamada al alza-miento general contra los franceses. Esnecesario que muramos por el rey y por lapatria, decía el bando. Pronto los francesesy también los afrancesados españoles de

entonces establecieron un hilo conductorentre el motín de Aranjuez del mes demarzo y los hechos del Dos de Mayo13. Nose trataba de un movimiento espontáneosino dirigido por la elite nobiliaria y ecle-siástica a favor de Fernando VII contraGodoy y después contra Napoleón.Interpretación que tiene algunos adeptosque ven la mano del poderoso partido fer-nandino tras esos acontecimientos14.

La exaltación de las clasespopulares

Pero en la documentación de la épocahay un respaldo general a la exaltación delas clases populares frente al desmorona-

Ilustración de Madrid. Núm. 7. Primavera 2008 43

11 Juan Díaz de Baeza, Historia de la Guerra deEspaña contra el emperador Napoleón, por el pres-bítero Don (…). Ilustrada con grabados en maderaintercalados en el texto. Madrid, I. Boix Editor,1843, pp. 30-31.

12 Juan Díaz de Baeza, Historia de la Guerra deEspaña contra el emperador Napoleón, op. cit. p. 34.

13 Joan Mercader Riba, José Bonaparte, rey deEspaña, 1808-1813, Historia externa de un reina-do. Madrid, CSIC, 1971, p. 52.

14 Carlos Corona, “Precedentes ideológicos dela Guerra de la Independencia”, en II CongresoHistórico Internacional de la Guerra de laIndependencia y su época. Zaragoza, 1959; ClaudeMorange, “El Conde de Montijo. Reflexiones entorno al partido “aristocrático” de 1794 a 18414”,en Trienio, 4 (1984), p. 33-68, y otros.

miento de las instituciones y el descon-cierto de las elites tradicionales, recelosasdel protagonismo histórico adquirido porla plebe desde el motín de Aranjuez15.Ideas que recogieron personajes emble-máticos del momento, todos ellos patrio-tas liberales, como Antonio AlcaláGaliano16, el periodista FernándezSardinó (Elogio de la plebe española,1810) o Bartolomé José Gallardo (Dic-cionario crítico burlesco, 1811). El mismoRamón Mesonero Romanos en susMemorias de un setentón señala que du-rante la tarde del Dos de Mayo aparecie-ron patrullas de caballería y a su frentealgunos miembros del Consejo de Castillay ministros, como Urquijo y Azanza, loscuales enarbolando pañuelos blancosdecían a los vecinos que todo estaba com-puesto, cuyas voces parecían derramarunas gotas de bálsamo sobre los angustia-dos corazones17.

Para el liberalismo más radical, comoRomero Alpuente (El grito de la razón alespañol invencible, 1808), y para el pensa-miento republicano, desde Eduardo Chaoa Ángel Fernández de los Ríos, FernandoGarrido, Francisco Pi y Margall, MiguelMoraita, Enrique Rodríguez Solís oVicente Blasco Ibáñez, con sus variantes ymatices, el Dos de Mayo significará el ini-cio de la libertad y la conquista del puebloespañol de la soberanía nacional. El puebloes el gran protagonista, encarnación vivade la nación18.

En el pensamiento regeneracionistadel aragonés Joaquín Costa la Guerra dela Independencia se identifica con su pro-pia lucha a favor de la República19. El pue-blo se redimió tras el Dos de Mayo y hastael clero y la nobleza dejaron su carácter decorporaciones privilegiadas para confun-dirse con él, que fue el verdadero artíficedel levantamiento contra Napoleón:

El cruento sacrificio del 2 de Mayo descu-brió a la lealtad escandalizada de los espa-ñoles el crimen fraguado en Bayona poraquel de quien menos debía esperarlo; ysin darse lugar a la reflexión decidió hacerfrente al enemigo que traidoramente sehabía posesionado de sus hogares y de susmunicipios. El benemérito alcalde de Mós-toles fue el primero que en aquel infaustodía lanzó fuera de Madrid el grito de ¡Lapatria está en peligro¡ grito que circuló porlos ámbitos de la dilatada península con lasalas prestadas a la indignación20.

El Primer CentenarioLa imagen romántica de la historia de la

Guerra de la Independencia y del Dos deMayo persistió en la celebración del PrimerCentenario de 1908, en el que se impuso lareconstrucción de los hechos en la líneamarcada por el positivismo erudito de raízgermánica y el análisis desde la perspectivaregional. Sin duda el centenario promocio-nó la conmemoración de las principalesefemérides de la guerra, el Dos de Mayo ylos sitios de Zaragoza y de Gerona. Entrelas principales obras cabe citar la de JuanPérez de Guzmán y Gallo, El Dos deMayo de 1808 en Madrid. Relación históri-ca documentada mandada publicar pororden del Excmo. Sr. Conde de Peñalver,Alcalde Presidente de su Ayuntamiento, ypor acuerdo de la comisión organizadoradel primer centenario de su gloriosa efemé-ride, Madrid, 190821; Celestino Rey Joly,El teniente Ruiz y el Regimiento deInfantería Álava nº. 56: el dos de mayo,Cádiz, 1908; Fermín Canella Secades,Memorias asturianas del año ocho, 1908;Mariano de Pano y Ruata, La Condesa deBureta, 1908; Segismundo Moret, Cente-nario de los sitios de Zaragoza, Madrid,1908, etc. También se publicaron algunasobras anteriores, como El Dos de Mayo.

Manifestación de los acontecimientos delparque de artillería de Madrid escrita pordon Rafael de Aranga, Teniente yAyudante del Real Cuerpo de Artillería enaquella jornada y coronel de Caballeríadestinado en la isla de Cuba, su Patria,impresa en 1837 y reimpresa en Madrid el2 de mayo de 1853, Imprenta de los Hijosde J. A. García, Madrid, 190822.

En la historiografía de corte militar elDos de Mayo se relaciona con la acción delos artilleros del Parque de Monteleón, loscapitanes Daoiz y Velarde, en la monu-mental obra de José Gómez de Arteche(Guerra de la Independencia, Madrid,1868-1903) y en la más moderna de JuanPriego López (Guerra de la Indepen-dencia, 1808-1814, Vol. 2, Madrid, 1972),en la que también se resalta las repercusio-nes que tuvo en el territorio nacional.

La orientación erudita y de contenidonacionalista pervivió durante el siglo XXhasta el franquismo, con obras como lasde J. Baeza (El Dos de Mayo, Barcelona,1950) y Cayetano Alcázar (El Madriddel Dos de Mayo, Madrid 1953)23. Aun-que el régimen eliminó en la celebraciónde la fiesta del Dos de Mayo cualquierreferencia a la libertad política y exaltópor encima de todo a los individuos yhéroes frente a la colectividad (el pueblo).

El Dos de Mayo ha tenido tambiénuna función nutricia en momentos difíci-les de la Historia de España. Así, iniciadala Guerra Civil se hizo una edición ennoviembre de 1936 de los episodios nacio-nales El 19 de marzo y El dos de mayo deBenito Pérez Galdós, con objeto de gal-vanizar a la resistencia de la capital espa-ñola. Prueba de que en mayor o menorgrado esta fecha forma parte de nuestroslugares de la memoria, como mito de lanación indomable referida a laEspaña de 1808.

El pueblo, encarnación viva de la Nación en armas44

15 Juan Francisco Fuentes, El fin del Antiguo Régimen (1808-1868). Madrid, Editorial Síntesis, pp. 14-15. 16 Antonio Alcalá Galiano, joven de 19 años, salió el 2 de mayo a la calle y se sorprendió de la excitación de las gentes que andaban en cuadrillas ridículamen-

te armadas y decidió regresar a su casa al ver el carácter plebeyo del tumulto. Cfr. Josep Fontana, La época del liberalismo. Vol. 6 de la Historia de España (J.Fontana y R. Villares, edits.). Barcelona, Crítica/Marcial Pons, p. 37.

17 Ramón de Mesonero Romanos, Memorias de un Setentón, Madrid. Ed. Tebas, 1975, p. 51.18 Lluís Ferran Toledado, “La Guerra de la independencia como mito fundador de la memoria y de la historia nacional española”, op. cit., p. 559; Ángel Duarte,

“El pueblo indómito. La Guerra de la Independencia en la memoria histórica del republicanismo español”, en Sombras de Mayo. Mitos y memoria de la Guerrade la Independencia en España 1808-1814, Collection de la Casa de Velázquez, nº. 99. Madrid, (2007), pp.169-185.

19 Alberto Gil Novales, “La Guerra de la independencia vista por Joaquín Costa”, en Marion Reder Gadow y Eva Mendoza García (coords.) La Guerra de laIndependencia en Málaga y su provincia (1808-1814).Actas, Diputación de Málaga, 2005, p. 255.

20 Joaquín Costa, Historia crítica de la Revolución española. (Edición, introducción y notas de Alberto Gil Novales). Madrid, Centro de EstudiosConstitucionales, 1992, p. 150.

21 Esta obra proporciona una documentación muy valiosa de primera mano. Véase al respecto la aportación de Guadalupe Gómez Ferrer, “El Dos de Mayoen la literatura histórica”, en Actas del Congreso Internacional El Dos de Mayo y sus precedentes, op. cit. p. 352.

22 Antonio Morales Moya, “La Historiografía sobre el Dos de Mayo”, op. cit., p. 323.23 Antonio Morales Moya, “La Historiografía sobre el Dos de Mayo”, op. cit., pp.322-323.24 Guadalupe Gómez Ferrer, “El Dos de Mayo en la literatura histórica”, op. cit., p. 349.

EN contradicción con un tópicohistoriográfico, tanto francéscomo español, según el cual lainsurrección madrileña del Dos

de Mayo estalló como un trueno repenti-no e imprevisible en un cielo despejado,en realidad los lectores del Journal del’Empire se enteraron, el 12 de aquel mes,o sea el mismo día en que se les refería losdramáticos sucesos de la capital, de que,el 21 de abril, en Toledo, se había realiza-do una especie de ensayo general. Todoslos componentes –modalidades, finalidady significación– de la sublevación madri-leña se hallan reunidos:

El 21 de este mes, al anochecer, una mul-titud de gente del pueblo bajo se dirigióen grupo hacia la Plaza Mayor gritando¡Viva Fernando VII! El vocerío y el des-orden eran tales que nadie podía detenerese torrente. Todos los esfuerzos que des-plegaron, para contenerlo, unas personasrespetables y en particular un capitán delregimiento de España, el coronel deSuizos y algunos eclesiásticos resultarontotalmente vanos (…). Desde hacíavarios días, habían llegado de Madridalgunos emisarios conocidos por sus opi-niones inglesas y habían repartido folle-tos y escritos incendiarios.

De esa forma, la importancia concedi-da en la prensa oficial francesa a los acon-tecimientos toledanos resta gravedad a lainsurreción madrileña relatada en elmismo número del diario –con más deta-lles, es verdad–, bajo el rótulo Bayona.

MuratEl personaje, sino obligatoriamente

más fidedigno, por lo menos con mayorautoría para ser el narrador de la insurrec-

ción madrileña y llamar la atención delEmperador, es Joaquín Murat, GranDuque de Berg que, el Dos de Mayo, alas 6 de la tarde, haciéndose cronista pre-ciso, enumera los lugares de enfrenta-mientos y describe la actuación, porsupuesto valiente y lucida, de los mandos

franceses y de su tropa. Pero lo más inte-resante es la interpretación, sesgada y sos-pechosa, de los preparativos, objetivos eidentidad colectiva de los actores:

Señor, la tranquilidad ha sido turbadaesta mañana. Los habitantes del campose congregaban en la ciudad desde hacía

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El Dos de Mayo visto desde París

El populacho de Madrid (vil,plebe, canalla) está enfebrecido

Jean-René AymesHispanista, catedrático emérito de la Universidad de París III – Nueva Sorbona

Bonaparte atravesando los Alpes. 1800-1801, por J.L. David.

1 Comte Murat, Murat, lieutenant de l’Empe-reur en Espagne, 1808 (…). Paris: Librairie Plon,1897, pp. 318-320.

varios días; circulaban folletos para inci-tar a la sublevación; se ponía a precio lacabeza de los generales franceses y de losoficiales alojados en la ciudad; finalmen-te todo anunciaba una crisis. Esta maña-na, ya a las ocho, la canalla de Madrid ydel campo obstruía todas las avenidasque llevan al Palacio y ocupaba todas lasplazas.Uno de mis edecanes encargadopor mí de ir a saludar a la reina deEtruria, que estaba a punto de subir a uncoche, fue detenido a la puerta del casti-llo y le hubiera asesinado el populachodesenfrenado si no hubieran intervenidodiez o doce granaderos de la Guardia deSu Majestad a quienes había mandadoallí para que le salvaran1.

En los renglones siguientes, ya se per-fila que Murat, descartando la benigni-dad y la reconciliación con los rebeldes,optará a favor de una represión dura, paraescarmiento de los culpables: los militareshan incendiado las casas desde donde salí-an los tiros y fusilado a los campesinosque huían hacia las afueras de la capital.

En contraste con la riqueza y el deta-llismo de la descripción de los combates,Murat se muestra lacónico al trazar elbalance:

Señor, hubo muchos muertos; los caza-dores de la Guardia han tenido algunasbajas. El coronel Daumesnil se ha porta-do como siempre, como un valiente;cruzó dos veces por medio de la muche-dumbre; ha tenido veinte bajas, le mata-ron dos caballos en que iba montado yha tenido una herida en la pierna.

En esa carta dirigida al Emperador,Murat anuncia el lanzamiento de unaproclama que efectivamente se publicó enla Gaceta de Madrid del 6 de mayo, anun-ciadora de que la reciente rebelión de laplebe supone una amenaza para todo elsistema social. Y el autor incita a la genteculta a ponerse del lado de los amigosfranceses2.

La ForestPor otra vía, el Emperador que, en

aquellos momentos se encuentra no lejosde la frontera española, en Bayona, recibela confirmación de las noticias inquietan-tes comunicadas por Murat. En una cartafechada por equivocación el 1 de mayo,pero que en realidad se escribió el día 4, el

embajador francés en Madrid, el conde deLa Forest, adopta la interpretación delGran Duque, a saber que la insurrecciónha sido aplastada, que sólo actuó la plebe,que el golpe había sido preparado so capay que no lo respaldó la gente adinerada eilustrada. La escasa diferencia con la ver-sión de Murat es que La Forest pronos-tica –equivocadamente– la aceptacióngeneral del cambio dinástico:

El acontecimiento de anteayer (2 demayo) tiene hasta ahora todas las conse-cuencias que se podía esperar de una vic-toria de magno tamaño. El partido deFernando ha sido completamente derro-tado mediante la canalla a la que habíapuesto en las primeras filas. La tranqui-lidad de las tropas españolas y de cuantono era populacho en la capital ha dedemostrar a ese Príncipe que todos losardides de sus partidarios no llegaron a

darle lo que constituye la fuerza de lossoberanos. El odio que inspiraba elPríncipe de la Paz era la casi únicapotencia de quien le derribó. Esa poten-cia se ha esfumado en las cabezas pen-santes, y los seres viles que no piensanhan entendido que en adelante nopodrán contar para nada (…) De mane-ra general se preve el cambio de dinastía.La esperanza de ventajas para la naciónhace que la mayoría de la Junta ilustra-da renuncie a la familia que reinaba, conlas excepciones vinculadas a pasiones,intereses o fidelidad a juramentos presta-dos (…) Todo se someterá ante la fuerzade las circunstancias, cuando no por con-vicción3.

Una semana después, el 11 de mayo,La Forest profundiza en el análisis de lanueva situación política creada por lossucesos del Dos de Mayo. Aunque pre-

El populacho de Madrid (vil, plebe, canalla) está enfebrecido46

2 Citado por Fernando Díaz Plaja, Dos de Mayo de 1808, Madrid : Espasa, 1996, pp.201-202.3 Geoffroy de Grandmaison, Correspondance du comte de La Forest, ambassadeur de France en Espagne, 1808-1813, Paris: Alphonse Picard et fils, 1905, t.I, p.4.

domina un firme optimismo, por primeravez asoma una fundada inquietud: con laprudencia obligatoria en el caso de undiplomático, La Forest se atreve a anun-ciar al ministro de Asuntos Exterioresque el pueblo español no admite sino aregañadientes la abdicación de Fernandoy manifiesta cierta frialdad cuando sepronuncia el nombre de José como rey.

Se transparenta claramente que elembajador aprecia y admira al Gran Duquepor su acertado comportamiento duranteel Dos de Mayo –ni una palabra acerca dela represión del día siguiente– por su cle-mencia y afabilidad y por su delicadeza ynobleza, ya que se dispone a abandonar supuesto de momentáneo virrey a favor delhermano mayor del Emperador. Le pareceincuestionable que el aplastamiento de lainsurrección madrileña ha repercutidofavorablemente en todas las provincias,excepto en Cataluña, incitando a la tran-quilidad. El error garrafal del embajadorconsiste en afirmar que el día 2 ha destrui-

do de manera irreversible la potencia delpartido de Fernando (…). Gracias a la mez-cla certera de energía y de cautela, demos-

trada por S.A. Imperial, la dirección delgobierno español ha pasado ya a sus manos.

NapoleónLa primera reacción del Emperador al

recibir en Bayona, el 5 de mayo a las 6 dela tarde, la carta dictada por Murat, el 2,no es –como se podía esperar– de inquie-tud o de enfado, sino de satisfacción, porlo menos respecto a la conducta de sucuñado durante los disturbios. En la cartaque Napoleón le manda en seguida, lealaba por el vigor de que hizo alardedurante la insurrección de Madrid4. Obsér-vese que no habla de un simple motín odisturbio, sino que parece calibrar debida-mente la dimensión del acontecimiento.No le recomienda a Joaquín una represióndespiadada, sino la prudencia, en concretono mostrarse en las calles, y la rápida pues-ta en marcha de la nueva administración.

Al día siguiente, el 6 de mayo, dirigién-dose a Talleyrand, Príncipe de Bénevent,que acaba de darse de baja como ministrode Asuntos Exteriores, Napoleón dejaclaro que los sucesos transcendentales deBayona, con la abdicación del Rey padre yde Fernando, tienen repercusiones infini-tamente mayores que la insurrección ma-drileña5. El Emperador mantiene un indes-tructible optimismo, aunque se percata deque el populacho está enfebrecido y de quees capaz de alborotarse de nuevo:

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4 Correspondance de Napoléon (…), Paris: ree-dición de Claude Tchou, 2002, Carta n° 13.813,t.XVII, p.62.

5 Op.cit., Carta n° 13.815, p.66.

Considero, pues, que la mayor parte dela tarea se ha llevado a cabo. Algunasagitaciones podrán producirse, pero elescarmiento que se acaba de dar a la ciu-dad de Madrid y el que se dió hace pocoa Burgos necesariamente han de resolverpronto el asunto.

La resolución del asunto es, por su-puesto, la caída de la dinastía española delos Borbones y el advenimiento de José, yno el sometimiento del pueblo.

El 7 de mayo, por primera vez, como sihubiera recibido nuevas noticias, el Empe-rador, en una carta dirigida a Jerónimo,rey de Westfalia, calibra con cifras la im-portancia de la insurrección de Madrid,pero sigue ocultando o ignorando las bajasfrancesas:

30 a 40.000 individuos se habían reuni-do en las calles y las casas, disparandodesde las ventanas. Dos batallones defusileros de mi Guardia y 4 a 500 caba-llos han restablecido el orden. Tenía yomás de 2.000 hombres que no tuvieronque actuar. Se ha aprovechado el sucesopara desarmar a la ciudad 6.

La cifra de 2.000 muertos españoles seaproxima a la que figura en una carta anó-nima dirigida al ministro de Asuntos Exte-riores y que el Emperador leyó probable-mente en Bayona. En ella se habla de 1.500a 2.000 bajas españolas y de 25 francesesmuertos y 50 heridos7. O sea que, a esasalturas, ya sabe Napoleón que sucumbie-ron algunos soldados suyos. De ese cono-cimiento deja constancia la carta quemanda a Joaquín Murat, el 13 de mayo,en la que le increpa por su ligereza:

Hubiéramos perdido 20 hombres menos sihubierais inspirado un poco de cautela avuestros soldados8.

Entre el 6 y el 13 de mayo, Napoleón,sacando las conclusiones de lo que pasó,para bien y para mal, los 2 y 3 de mayo,dicta al mariscal Bessières consignas decarácter militar: hay que recurrir a la inti-midación, organizar el alojamiento de latropa, construir fortificaciones y, en lasafueras de Madrid, excluir la instalaciónde hospitales en los pueblos para evitarque los campesinos asesinen a los heridosfranceses9. Es decir que Napoleón da porasegurada la sumisión de los madrileños ypor hostil y potencialmente temible lapoblación rural de toda la comarca.

Después de esa serie de órdenes inspi-radas inmediatamente por los sucesos,Napoleón da la impresión de serenarse y

de tomar altura. En una nueva carta aTalleyrand vuelve a manifestar un sor-prendente y excesivo optimismo que rayaen la utopía o lo absurdo. Es que se olvi-da de Madrid para centrarse en la victoriapolítico-diplomática que se está apuntan-do en Bayona: Los asuntos de España vanbien y van a concluir pronto, lo que influi-rá en la situación en las provincias10.

El 15 de mayo, por última vez, en unanueva carta a Murat interpreta la insurrec-ción madrileña, retomando los comenta-rios de su cuñado. Se puede hablar de unafosilización de su pensamiento o, dicho deotra forma, de la plasmación de un nuevotópico historiográfico creado conjunta-mente por él, Murat y La Forest. Loscomponentes principales de ese tópico,mezcla de postulados y de axiomas arbi-trarios, son las culpables maquinaciones deFernando y de sus partidarios, la irrup-ción tumultuosa del populacho, la plausi-ble inhibición de los ciudadanos distingui-dos y la legitimidad de la enérgica contrao-fensiva lanzada por el Gran Duque en suposición de virrey provisional:

Unos informes seguros, de los que mepuedo fiar, me convencen de que el movi-miento (sic) general que se ha producidoen Madrid ha sido ordenado por el prín-cipe de Asturias y su corte y, en conse-cuencia, dirigido por la Junta. Arriesgarsea todo en lugar de adherirse a lo que yohabía mandado y matar a todos los fran-ceses, he aquí lo que se ordenó. Por todaspartes hubo personas sensatas que senegaron a obedecer; algunos capitanesgenerales contestaron que combatiríancon lealtad, pero que considerarían con-trario a su honor el incitar al populacho aasesinar a unos seres desdichados11.

La prensaNo ha de extrañar que la prensa oficial

adopte y ofrezca la interpretación casiidéntica de Murat y de Napoleón. Ya seseñaló que en Le Moniteur del 11 demayo se hallaba la primera mención delos sucesos de Madrid, a través de unasupuesta carta anónima. En el Journal del’Empire del 14 se publica el texto de laproclama del Gran Duque dirigida a lossoldados imperiales a raíz de la subleva-ción. Tres días después, en el mismo dia-rio hay cuatro alusiones a ella. Ningunapuede hacer mella en el postulado sobre-manera optimista según el cual todo estáperfectamente tranquilo en España, y lascosas se presentan bajo el mejor aspecto.

Por si estallara otra agitación, la JuntaSuprema de Gobierno que obedece a lasnuevas autoridades extranjeras ha tomadomedidas de policía rigurosas. También setranscribe la proclama dirigida por el reyCarlos, desde Bayona, a sus súbditos des-graciadamente extraviados por hombrespérfidos, dominados por el espíritu de fac-ción. Por fin, los lectores franceses se ente-ran de que el Consejo de la Suprema yGeneral Inquisición censura esos desórde-nes revolucionarios y movimientos tumul-tuosos fomentados por unos individuosque se han disimulado bajo la máscara delpatriotismo y del amor al soberano.

***

Mientras que, por parte española, ellevantamiento madrileño tiene una enor-me resonancia por todo el país y da pie auna doble utilización propagandística–tragedia luctuosa o exaltante resurgi-miento de un pueblo heroico–, por partefrancesa se minora considerablemente lagravedad del suceso y se cercena su signi-ficación: se excluye la voz levantamiento,pocas veces se habla de insurrección y seda la preferencia al término movimiento,indefinido y pobre de sentido.

El suceso del Dos de Mayo visto encaliente por las autoridades parisinas noparece anunciar ni abrir un inmenso con-flicto armado. Predominan una lecturaoptimista y otra peyorativa. La optimistaes la que inauguró Murat, afirmando queel movimiento había sido sofocado rápi-damente, y la peyorativa – la de Murat yde La Forest – consiste en proclamar quela insurreción, en absoluto espontánea ynoble, había sido urdida por los partida-rios de Fernando y puesta en obraexclusivamente por el vil popula-cho.

El populacho de Madrid (vil, plebe, canalla) está enfebrecido48

6 Op.cit., Carta n° 13.821, p.72.7 Geoffroy de Grandmaison, L’Espagne et

Napoléon, Paris : Librairie Plon, 1908, t.I (1804-1809), p.203.

8 Correspondance (…), op.cit., Carta n° 13.879,p.115.

9 Op.cit., Carta n° 13.860, p.98.10 Op.cit., Carta n° 13.899, p.137.11 Citado por el conde Murat, Murat (…),

op.cit.

Ilustración de Madrid. Núm. 7. Primavera 2008 49

UN poeta zamorano, Juan Ni-casio Gallego, que vivió aque-llas horas febriles siente todoel horror, dolor y deseo de

venganza, a pesar de sus hábitos sacerdota-les en una gloriosa Elegía al Dos de Mayo.El mejor poema que sobre los hechos seescribiera y que tuvo diecisiete edicionesen el siglo XIX. Tal es el arrebato románti-co y a la vez clásico de su expresión dedolor. Para él estaba reservado el perpetuaresculpida en palabras más imperecederas

que los bronces y los mármoles, la memoriade aquel día, lleno de horrores y heroísmos.

Y dos poetas madrileños:Juan Bautista Arriaza, marino y di-

plomático, escribe una Oda heroica: El 2de mayo de 1808 en la cual exalta comoinsignia hispana

Al fiel Daoiz, al leal VelardeQue no supieron sin honor vivir.

Pero no contento con esto escribió va-rios himnos que enardecían y glosaban

los ejércitos victoriosos de la Provincia deMadrid.

Cristóbal de Beña, militar –comohalló la doctora Freire López– cuya Me-moria del Dos de Mayo, recuerdo realzadopor su espíritu militar donde, para mayorironía, parafrasea burlescamente LaMarsellesa en esto cuatro versos:

A las armas corred, españolesde la gloria la aurora brilló,la nación a los viles esclavoslas banderas sangrientas alzó.

Poesía culta y popular

De la oda a las seguidillas,en loor al Dos de Mayo

José Fradejas LebreroCatedrático emérito de la UNED

Ingenua imagen de la campana y el cañón (Bernardo López). 1937.

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Y anima a los madrileños con versovirgiliano: furor arma ministrant (armaspuso en la mano el furor) y expresa sudeseo de que se erija el monumento decre-tado para perpetuar la memoria de loshéroes de su pueblo: Madrid.

Mucho más tarde, en 1840, el másromántico de los hispanos poetas, José deEspronceda, escribió un poema, Al dos demayo, que generalmente se acepta comoconmemorativo del infausto día de 1808.Pero es un error: dicho poema no tiene nin-guna relación con tan luctuosos hechos sinocon los sucesos políticos que en las Cortesde 1840 ocurrieron ¿Creen que este verso

el pueblo en torno avergonzado calle

se refiere a aquel pueblo heroico que supomorir y vencer en 1808? ¿Tenían algo dequé avergonzarse los manolos y los chu-los de Barquillo a Lavapiés?

Otros dos poetas y sacerdotes estabanen Madrid, uno coronado como poeta en1855: Manuel José Quintana, no se sin-tió concernido por los héroes madrileñosy se conformó con exaltar, ya en el mes dejulio, A las Provincias españolas armadascontra los franceses, quizá alejado delcalor de la lucha, grita su Despierta Espa-ña y saluda a:

Asturias que fue quien arrojó primerolos ecos liberadoresvuelan, cruzan, enciendenlos campos olivíferos del Betis,y de la playa Cántabra hasta Cádiz...

álzase España

organizada en Juntas provinciales en todoslos lugares de más de dos mil vecinos.

Y José María Blanco, sacerdote católi-co, que huyó en cuanto pudo de Madrid,por Extremadura, a su Sevilla natal, sintener un recuerdo para los mártires madri-leños; quizá por compromiso escribió LaOda a la instalación de la Junta Central deEspaña y las Indias a quienes no aprecia,excepto a su Presidente, Francisco AriasSaavedra y, seguidamente, huye por Cádiza Inglaterra donde morirá, habiéndose pa-sado al anglicanismo y luego al unitarismo.

El jienense Bernardo López García,(El cantor del Dos de Mayo) es el creadorde otra elegía al Dos de Mayo, verdaderacreación y homenaje a la historia y al pue-blo español. Por derecho propio, desde1866 que la publicó en El Eco del País delcual era redactor, se hizo, y aún sigue, elpoema más popular y fácil de aprender yrepetir: Oigo patria tu aflicción....

Un poco más tarde, en 1868, el cordo-bés Antonio Fernández Grilo, movidopor cierta efeméride crea El Dos de Mayocon la emoción en el tiempo, el recuerdode lecturas. El poema es estimable y man-tienen la llama heroica y culta.

Cuatro poetas del siglo XXSon poetas del recuerdo que exaltan la

gloria de su pueblo y la honra de sus mayo-res: Fernando Villalón, conde de Miraflo-res de los Ángeles (1881 – 1930) poetagongorino en La Toriada (1928) se agrupaen la generación del 27 y en sus Romancesdel 800 (1929) tiene este precioso y breveromance exaltando los garrochistas de lasMarismas de su Andalucía la baja (1927),como había hecho Arriaza en el himnoLos lanceros de Jerez con música de F. Sor.

Casi medio siglo posterior para conme-morar una efeméride otros tres poetas: elsantanderino Gerardo Diego, los toleda-nos José García Nieto y Rafael Moralesescribieron sendos poemas.

Gerardo Diego, poeta, músico y cate-drático a quien atraía lo divino y lo huma-no, lo antiguo y lo moderno, exalta a sucoterráneo, el capitán Velarde, de Murie-des, en el poema Dos de Mayo poniendo derelieve: un mundo heroico y poético en que

De la oda a las seguidillas, en loor al Dos de Mayo50

Alegoría del Dos de Mayo. 1878.

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Ilustración de Madrid. Núm. 7. Primavera 2008 51

Monumento a las víctimas del Dos de Mayo y mártires de la Independencia Española (1840). Actualmente, a todos los que dieron su vida por España.

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se aúnan vida, libertad, sacrificio, muerte ygloria.

José García Nieto en un soneto clási-co, como garcilasista, siente el horror queinvade su alma al pasear por el Salón delPrado ya que, en su Plaza de la Lealtad, sesobrecoge con el recuerdo de los vilesfusilamientos de aquella noche triste delDos de Mayo.

Al final, pero no el último, está el tala-verano Rafael Morales quien en un sone-to exacto Dos de mayo, Madrid, la prima-vera, (1943) pone de relieve el contrastede la madrileña primavera de 1808 trans-formada cruelmente, por mor de caprichoextraño, en triste y sangrienta lucha quejamás se olvidará.

Poesía popularHombres y mujeres, para enardecerse

a sí mismos, cantan con desenfado enmedio del horror:

¡Viva la alegría!¡Viva el buen humor!¡Viva el heroísmodel pueblo español!

Y se acuerdan de sus santos y vírge-nes, en aire de rezo y de esperanza:

Ya vienen las provinciasarrempujandoy la Virgen de Atochatrae a Fernando.

Canciones que traen anhelo de Victoriaeterna:

Napoleón subió al cieloa pedir a Dios la España,y le respondió San Pedro:¿Quieres que te rompa el alma?

Nada napoleónico se olvida al pueblo:la brevedad de José Bonaparte:

Anda, salero,no durará en EspañaJosé Primero

ora los insultos que le atribuyen las ma-nolas del Barquillo

El día de su santoa José Primerole dejaron obscuraslos faroleros.

Es de saber que a José I, por utilizarmonóculo le llamaban tuerto y otrosborracho:

Ya se fue por las Ventasel rey Pepinocon un par de botellaspara el camino.

Era el enemigo y todas las criaturasestaban en su contra, hasta los niños cre-aron canciones infantiles de verdaderovalor onomatopéyico. He aquí una dialo-gada y deliciosa canción imitando elcanto del gallo.

¡Franceses vienen!¿Cuántos son, di?Son más de mil...¡Triste de mí...!

Y los más ilustrados, hasta se burlande su lengua

Dicen que el Muratestá acostumbrado al fuego;digo: ¡si tendrá costumbrequien ha sido cocinego!

Y ennoblecen el insulto con su heroís-mo, dignificando los guerrilleros que glo-rifican a María por su ayuda:

El día de la Virgende los Doloresvencieron los brigantesa los dragones

Los brigantes en su sentido neto fran-cés, bandoleros, pero los españoles –losguerrilleros– una vez más se mofan del¿invicto? Napoleón.

Si no temiera ser pesado por abundo-so me traería a colación, coplas, seguidi-llas o romances sobre heroicas accionesde Cádiz, Gerona o Zaragoza:

La Virgen del Pilar diceque no quiere ser francesaque quiere ser capitana de la tropa aragonesa

Pero para cerrar este apartado quierovolver, dolorosamente, a

¡Paredes del verde Prado,murallas del Buen Retiro,cuántas almas inocentesmurieron en vuestro sitio!

No fueron compartimentos estancosla poesía culta de la poesía popular: Aveces los poetas cultos se mimetizan conlos populares y surgen poemas bellísimos.

Lanceros y cuidadores, pastores detoros, caballistas, hombres del pueblo,centauros aldeanos que viven sobre elcaballo cuidando el icono hispánico y

mediterráneo: El Toro. Pues bien, la musapopular nos recuerda una y otra vez a

Es mi novio un lancerode don Julián.Si él me quiere muchoyo le quiero más

Este don Julián, el salmantino

Cuando Don Julián Sánchezmonta a caballose dicen los franceses¡ya vienen el diablo!

Si los garrochistas de don Julián eranun grupo de guerrilleros en el ejército deWellington, por Castilla; los garrochistasde Jerez se enfrentaron ferozmente victo-riosos en Bailén contra Dupont e inspira-ron a Fernando Villalón.

Son todos guerrilleros capitaneadospor don Jerónimo Merino:

Desde que el cura Merinose ha metido a guerrearlos asuntos de Españavan marchando menos mal

Incluso las mujeres se mofaban de lastropas napoleónicas en esta seguidillasimple:

Con las bombas que tiranlos fanfarrones hacen las gaditanas tirabuzones.

A veces utilizan una forma poética tanarcaica que hunde sus raíces en la antigüe-dad centro africana.

Síguela, síguela, guerrillero de Saormil,

síguela, síguela,yo te daré mi fusil.

Las mujeres de Saormil de Voltoya(Ávila) incitan a sus mozos con formas queprocediendo del antiguo Egipto se han uti-lizado en España desde Berceo (siglo XIII)a Juan Ramón Jiménez.

Para finalizar, debemos recordar algu-nas composiciones lírico musicales, empe-zando por el himno que para el primer ani-versario escribió Antonio Saviñón, paraser cantado: Renovando la augusta memo-ria, y las loas líricas, abundantes en el tea-tro, inspiradas por el glorioso recuerdocomo: El Dos de Mayo de 1808 de Leopol-do Vázquez. Pero debemos recordar queen 1908, fecha de su fallecimiento, el maes-tro Federico Chueca escribió unmagnífico pasodoble: El Dos deMayo.

De la oda a las seguidillas, en loor al Dos de Mayo52

LA rareza de que una mujer seconvierta en personaje de unhecho bélico hace que inmediata-mente se tejan toda clase de

leyendas a su alrededor sin tener en cuentapara nada la realidad, con lo que al cabo delos años es casi imposible averiguar qué eslo que pasó con un mínimo de fiabilidad.

En Zaragoza la vida y las hazañas deAgustina de Aragón se fabricaron dentrode su heroicidad, como años más tardedemostraría su hija, Carlota Cobo, en unanovela casi desconocida hoy y que viene adescubrir que su biografía fue mucho másapasionante de lo que sabíamos: La ilustreheroína de Zaragoza o la célebre Amazonade la Guerra de la Independencia.

Aún más difícil de rastrear es la vidade Manuela o Manolita Malasaña por-que era una simple modistilla que murió,como muchos centenares más de madrile-ños, no porque buscara convertirse enheroína sino porque de repente se viodentro de un motín y en un lugar espe-cialmente peligroso como eran las proxi-midades del Cuartel de Artillería.

Las dos jóvenes tenían casi la mismaedad y se enfrentaron al mismo enemigopero no había nada más en común.Agustina está ya casada cuando llega aZaragoza sin su marido, y vestida de luto,porque se cree viuda, aunque en el cami-no ha conocido al que su hija define comoel amor de su vida con el que se prometey accede a casarse al año, algo que nosucederá. A continuación de la ceremoniade compromiso se dirige al portillo deSan Agustín donde sustituye al últimoartillero y es felicitada por Palafox.

El abuelo francés y el pan deVallecas

El pueblo de Vallecas ya en los primerosaños de la capitalidad suministraba el pan aMadrid y al Palacio. Han quedado referen-cias a él en Calderón (El pésame de laviuda), o en Tirso de Molina (La villana deVallecas): El pan de Vallecas es/ por blancoy bien sazonado/ en Madrid más estimado.

En el siglo XVIII se produce allí elconocido como pan francés o panecillosde Corte y se les obliga a los panaderos atransportarlo en verano hasta Aranjuez,lo que les ocasionaba enormes pérdidas ypiden que esos gastos se paguen por todoel pueblo puesto que era una obligación.

En 1731 Vallecas entregaba a Madrid400 fanegas de pan cocido a diario. Pocoa poco se van sustituyendo las panaderíaspor tahonas y la diferencia está en queéstas últimas se abastecen de grano y rea-lizan allí mismo la molienda con molinosde sangre, es de+cir, impulsados pormulas.

Los madrileños se aficionan a este panexquisito algo que va a ser muy censura-do, pero que los viajeros extranjeros tam-bién elogian. Se hace de varios tipos:mollete con salvado destinado al ganado;pan de villa o de pobres; pan común oespañol: pan candeal o de boca y el flore-ado, floreal, francés , de Vallecas o paneci-llo de Corte, excelente y destinado a lospoderosos. Se utilizaba para confeccio-narlo harina de flor, levadura de cebada ocerveza y la cocción se realizaba con hier-ba de retama. Era inconfundible por supequeño tamaño, su elevado precio y quesólo lo elaboraban los trece tahoneros

Ilustración de Madrid. Núm. 7. Primavera 2008 53

Madrileña, descendiente de franceses

Manuela Malasaña Oñoro, la heroína accidental

María del Carmen Simón PalmerInstituto de Estudios Madrileños

En recuerdo de Manuela Oñoro, mi suegra

1 Fernández Montes, Matilde y Carmen Martín Rubio, “Vallecas en el Siglo de las Luces”, en Vallecas, historia de un lugar de Madrid, Matilde Fernández, edi-tora. Madrid. Ayuntamiento, CSIC, 2001, p. 215-26

Manuela Malasaña. Cuadro de José L. del Villar.

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Muchas peripecias suceden a partir deentonces a la pareja y queda clara la voca-ción militar de la joven. Incluso, cuando yaes famosa, durante su estancia en Andalucíainvitada por los generales ingleses, las joyasque lleva son todas alusivas a armas, comonos describe en la novela su hija.

Por tanto, si Manolita Malasaña es unaheroína involuntaria y más fácil de identifi-carse con cualquier joven en sus circuns-tancias, Agustina fue una adelantada a lasactuales mujeres del ejército español ycomo tal fue reconocida ya en su tiempo.

Además Manuela, madrileña de naci-miento, tenía otra característica típica denuestra ciudad como era la de descenderde personas de otro lugar y en su caso,para mayor curiosidad, de franceses.

que pertenecían a la Hermandad1. Lohabía introducido en la Corte un francésen 1769 que provenía de Auvernia comoFrançois Malasagne, llegado junto a suhermano desde la alquería deRomananges, en la parroquia de Méallet,en el centro de Francia, e instaladosambos en el pueblo de Vallecas. Allí,como la mayoría de los franceses, se dedi-caron a la panadería y pocos años despuésse casó con Bernarda Pérez con la quetuvo seis hijos. Mantuvo relación con suscompatriotas como lo indica el hecho deque en los bautizos de su numerosa prole,las madrinas fueron castellanas y lospadrinos franceses.

Igual que pasó siempre con los emple-ados franceses, incluso en Palacio Real, suapellido se escribió en los documentos dediferentes formas, de oídas, de maneraque al cabo de los años se había españoli-zado en Malasaña.

Las crisis en las tahonas por las difi-cultades para el abastecimiento de granosfueron frecuentes en esas fechas.Recordemos que una de las causas delMotín de Esquilache (1766) fue la cares-tía de los alimentos, especialmente delpan y la carne. Y para poder sacar unafamilia tan numerosa adelante, Franciscose traslada a Madrid y va a trabajar en latahona de otro compatriota, en la calle deSan Pedro, donde fabrican el pan especialde harina de flor, pan francés. En 1763fallece su mujer de parto y en 1772 muereél, en Vallecas.

La migración francesa hacia Españafue continua y en esta familia continuóincluso durante la guerra con Francia de1793. Tras el levantamiento de 1808 algu-nos panaderos de la Auvernia huyeron deMadrid pero otros se quedaron y pasadala conmoción no se metieron con ellosporque estaban integrados y porque losnecesitaban. Los Malasaña siguen vinien-do incluso en el siglo XX2.

Los padresEl cura párroco de la iglesia de San

Pedro de Vallecas publicó en 1961 losdatos que la parroquia conserva del padre

de Manuela Malasaña. Juan MalasañaPérez, que nació el 2 de febrero de 1759,hijo de Francisco Malasaña, natural deMialet en Francia, obispado de Clermonty de Bernarda Pérez, natural de Vallecas,legítimamente casados y fue bautizadocomo Juan de Mata en la iglesia parro-quial de San Pedro Advíncula, deVallecas, el 11 de febrero de 1759 porDon Miguel Rodríguez3. Fue el sextohijo del matrimonio y al fallecer la madrefue criado por una tía materna, quedandohuérfano de padre a los trece años.

El dos de mayo de 1808 está casadocon María Oñoro y tiene dos hijos y unahija, bordadora, Manuela. Es un obreromodesto que vive en la calle de San Andrés18, muy cerca del Parque de Artillería deMonteleón, que va a ser el foco principalde la sublevación contra Murat.

Manolita MalasañaManuela Melitona Malasaña y

Oñoro fue bautizada en la iglesia parro-quial de San Martín de Madrid, el 11 demarzo de 1791, hija legítima de JuanMalasaña, natural de Vallecas y de MaríaOñoro, natural de Santorcaz. Había naci-do el día anterior en la calle del Barconúmero 17 y fue su padrino ManuelCisneros.

En la misma calle vivieron otrosMalasaña, hermanos del padre4. Tenía puesel 2 de mayo de 1808 diecisiete años y des-empeñaba un trabajo que siempre estuvounido a la mujer, el de modista. Jovellanosen su Discurso sobre la educación popularde los artesanos y su fomento, ya en 1755había advertido de la escasez de oficiossubalternos de bateras y modistas queahora se van estableciendo en conocidaventaja de nuestra industria. Ya en el sigloXIX se convertirá en un modo de vida gra-cias al desarrollo de una burguesía quereflejará su poder luciendo una imagenapoyada en la moda. Los talleres de modis-tas eran insalubres y las jornadas de doce acatorce horas por lo que no nos extrañaque Manuela Malasaña se viera sorprendi-da el dos de mayo a la salida de su trabajo.

Y nace la leyenda y cada uno nos hacontado aquel suceso de una manera dife-rente. Unos sitúan al padre disparandodesde su casa, ayudado por su hija para car-gar el arma y es posible que su origen fran-cés le llevara a demostrar como el que mássu españolidad. En los relatos dejados porlos testigos de aquellos hechos comoAlcalá Galiano, el conde de Toreno o JoséBlanco White no se la cita y emplean uncierto tono despectivo hacia el pueblo queluchaba mientras las clases superiores esta-ban asomadas a los balcones en los puntosdonde no había tiroteo. Uno de ellos,Mesonero Romanos, entonces niño, sólorecuerda que se dio un golpe en la cabeza alintentar asomarse.

Parece evidente que fueron muchas lasmujeres que participaron en la rebelióncontra los franceses, tras el chispazo ori-ginado por la salida de Palacio de losinfantes, que se consideró un rapto.

Pérez Galdós en su El 19 de Marzo yel 2 de Mayo 5, escrita años después, aludea las heroicas amazonas, aunque no men-ciona concretamente a Manuela pero sí auna joven que cayó herida por un cascode metralla en esa zona.

En 1949 F. Ximenez de Sandoval enuna narración novelada, nos dice queManolita disparó desde el balcón al vermorir a su padre y luego huyó con sumadre a casa de su tía Marcela, que vivíaen la calle de la Luna. La detuvieron en lacalle y la llevaron al Parque donde la fusi-laron porque tenía los vestidos mancha-dos de sangre y colgando las tijeras de suoficio de bordadora. El cadáver, identifi-cado al día siguiente, fue enterrado demisericordia en la Buena Dicha6

Según Carlos Cambronero, JuanManuel Malasaña fue un chispero quedesde su casa de la calle de San Andrésdefendió una de las entradas del Parque en1808, ayudado de su mujer María Oñora(sic) y de su hija de diecisiete años, llama-da Manuela que murió en el momento dedar cartuchos a su padre, quien, con elcadáver de la hija delante continuó hacien-do fuego hasta que se consumió el últimograno de pólvora. La calle madrileña de

Manuela Malasaña Oñoro, la heroina accidental54

2 Duroux, Rose, “Malasaña-Malassagne”, Anales del Instituto de Estudios Madrileños, XXX, 1991, p. 347-603 Vera Íñiguez, Enrique, Archivo Parroquial de la Iglesia de San Pedro Ad Víncula. Vida de D. Juan Malasaña Pérez, héroe del 2 de mayo... Madrid (Vallecas-

Villa) 1961. 7 p.4 García Aráez, Josefina, “Manuela Malasaña y Oñoro”, Revista Bibliográfica y Documental, Madrid, V, 1951, p. 2795 Pérez Galdós, Benito, Episodios Nacionales. Serie Primera. Madrid. Imp. Noguera. 1875, cap. XXVI-XXX6 Ximénez de Sandoval, F, “Manuela Malasaña, la maja de Maravillas”, en Varia historia de ilustres mujeres, Madrid, 1949, p. 287-977 Peñasco, Hilario y Carlos Cambronero, Las calles de Madrid: noticias, tradiciones, curiosidades. Madrid. Administración calle Fernando el Santo. 1889, p. 310.

Ilustración de Madrid. Núm. 7. Primavera 2008 55

“Malasaña y su hija se baten contra los franceses...”. Eugenio Álvarez Dumont. 1887.

este nombre está abierta en los terrenosdel antiguo Parque de Artillería7.

Juan Carlos Montón en La revolu-ción armada del Dos de Mayo en Madrid8

hace una descripción novelesca de JuanMalasaña que, aún después de ver que unbala atraviesa a su hija, continúa dispa-rando a pesar de las órdenes del capitánGoicoechea al desventurado anciano(que tenia 49 años) para que se retirara.

El expediente presentado por su tíaMarcela Oñoro al solicitar una pensiónel 12 de mayo de 1815 dice:

...entre las víctimas sacrificadas por laferocidad francesa el memorable díaDos de Mayo, fue una su sobrina carnal,Manuela Malasaña de edad de quinceaños... cuya joven viniendo de bordar,fue registrada, y sin mas motivos quehaberla hallado las tijeras que traía col-gadas de una cinta para uso de su ejerci-cio, la fusilaron bárbaramente los solda-dos franceses, hacia el Parque de Arti-

llería, en cuyo sitio aún subsiste unacruz.

Esta versión parece la más lógica.

La posteridadEn la Corona fúnebre del 2 de mayo

de 1808, escrita por Braulio A. Ramírezen 1849 se da la Relación de las Victimassacrificadas ese día y en una nota se diceque está tomada de datos del archivo delAyuntamiento y constan todos los identi-ficados. Pues bien, en esta relación figuraManuela Malasaña pero no su padre9.

La última noticia de la familia nopuede ser más triste y nos la ofrece unode los hermanos de Manuela, en el Diariode Madrid, del 1 de mayo de 1814, a raízdel ofrecimiento de limosna de vestidocompleto y 60 reales a los pobres quehubiesen tenido la desgracia de perderhijo, padre o hermano en el aciago Dos demayo de 1808 y fuesen de la Parroquia de

San Martín. En la lista de los beneficiadosaparece Domingo Malasaña que tiene eltriste privilegio de figurar entre los indi-gentes. Nos dice que a su hermana latuvieron que enterrar de misericordia:perdió a su hermana en la defensa delParque de Artillería el día 2, y han muer-to sus padres de necesidad, y un hermanoahogado y él mismo de un golpe estáimposibilitado con las muñecas dislocadasy una pierna rota.

Manuela Malasaña, fue una víctimasmás de los desastres de la guerra. Si lasmujeres son las eternas silenciadas en losconflictos bélicos, durante la Guerra de laIndependencia destacaron algunas por elpapel que jugaron como auxiliares de lossoldados. Lo que singularizó a nuestraheroína fue precisamente el no buscar elconflicto y verse envuelta en él. Por esoha pasado a la leyenda comorepresentación simbólica de todaslas jóvenes anónimas que lucharon

Manuela Malasaña Oñoro, la heroina accidental56

8 Juan Carlos Montón, La revolución armada del Dos de Mayo en Madrid. Madrid. Istmo. 1983 p. 254-559 Ramírez, Braulio A. Corona fúnebre del 2 de mayo de 1808: colección de composiciones poéticas escritas por varios autores en honor de los primeros mártires

de la libertad..., precedida de una reseña histórica, biográfica y descriptiva, Madrid, Imp. Viuda de Domínguez,1849, p. 27-28.

Calle de Manuela Malasaña.

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ES difícil encontrar un hito crono-lógico tan rotundo como 1808.Tantas cosas pasaron en este año,todo pareció cambiar y trastocar-

se, las antiguas instituciones cedieron pasoa nuevas formas de gobierno, nuevos pro-tagonistas invadieron el escenario de laHistoria y la confrontación violenta volviópara no dejarnos en mucho tiempo.

¿Qué fue del Ayuntamiento de Ma-drid en estos meses? La lectura de lasfuentes externas a la Casa municipal, lasmemorias y monografías que a centenaresse han publicado sobre este período,empezando por el clásico de Pérez deGuzmán, editado a instancia del Condede Peñalver que era presidente de laComisión del Primer Centenario y ade-más alcalde de la Capital, 1 son elocuentesen su silencio. Un silencio que se explicapor la posición política de nuestra institu-ción en una ciudad que era sobre todas lascosas sede de la Corona y de su gobier-no2. Una institución que vivía para servir,al dictado de las órdenes que emanabandirectamente de los Consejos. Una insti-tución demasiado dependiente como parainiciar una rebelión, alzarse contra elpoder establecido o apoyar algo que separeciera remotamente a una revueltacallejera. Sin embargo, en el Archivo deVilla se conservan cientos de folios quenos permiten acercarnos, con algunaslimitaciones a la actividad incansable denuestros regidores, al caos de aquellosdías, al temor ante un horizonte lleno deperturbaciones y, también a las rutinasmunicipales que nunca se interrumpie-ron. Unas rutinas que nos recuerdan

como, aún en los días más caóticos la vidasigue3.

Libros de acuerdosNo hay una fuente interna más pre-

ciosa para entender o al menos sumergir-nos en la vida municipal que los libros deacuerdos del Concejo. Desde el siglo XVlos escribanos de Madrid repetían una yotra vez el mismo proceso, los días depleno se sentaban en sus mesas y afanosa-mente trasladaban al papel los nombresde las autoridades presentes en la reunióndel Ayuntamiento, los asuntos a tratar, lospareceres de los regidores, las decisionesy acuerdos. Este borrador, el membretede los acuerdos, leído y corregido, setransformaba en un acta que al final, unavez aprobada, se transcribía en el Librode Acuerdos municipales. Los libros deAcuerdos, cubren quinientos años de dis-cusiones y decisiones sobre Madrid.Naturalmente las actas tiene limitaciones,a veces insalvables, la primera y, proba-blemente, la más importante es la auto-censura. No podemos pedir a los regido-res, súbditos sumisos, entrelazados porcadenas de intereses y de matrimonios,que expongan opiniones o planteen asun-tos conflictivos desde el punto de vistapolítico, sino es a la luz de la más extremaprudencia. La segunda es de orden admi-nistrativo, no todos los acuerdos se ejecu-taron, no todos los procesos y actividadesnecesarias para ejecutar esos acuerdos setrasladaron al papel. En multitud de oca-siones nos falta información de lo queocurrió después. Y esto es especialmente

Ilustración de Madrid. Núm. 7. Primavera 2008 57

Sin acta municipal del Dos de Mayo

El Ayuntamiento no registrala fecha histórica de la Villa

Carmen Cayetano MartínDirectora del Archivo de Villa

1 PEREZ DE GUZMÁN Y GALLO, Juan Antonio “El dos de mayo en Madrid”, Madrid, Ayuntamiento, 1908.2 MORALES MOYA, Antonio, “La historiografía sobre el 2 de Mayo” Actas del Congreso Internacional El dos de Mayo y sus Precedentes, Madrid 20, 21

y 22 de Mayo de 1992. Madrid, Madrid, Capital Europea de la Cultura, 1992, p. 219-328 y MAESTRO, JUAN y CATALÁN, JUAN, “Bibliografía de la Guerrade la Independencia Española”, HISPANIA NOVA Revista de Historia Contemporánea , 2 ( 2001- 2002).

3 Sobre el Ayuntamiento de Madrid HERNANDEZ, Mauro, A la sombra de la corona. Poder local y oligarquía urbana (Madrid 1606 – 1808). Madrid, SigloXXI, 1995.

De “Alegoría de la Villa de Madrid”. Goya.

cierto para la época que tratamos, las gue-rras no son propicias a los archivos.

No hay libro de acuerdos de 1808 por-que no hay administración y secretarioque mantengan al cien por cien la norma-lidad municipal cuando las calles arden.Sin embargo a pesar de los avatares políti-cos, a pesar de la violencia desatada,Madrid preservó su Archivo y en él, losmembretes de acuerdos de 1808. Sobreestos breves resúmenes redactados, conprisa, en el mismo salón de plenos, sereconstruirán los libros. Una petición decertificaciones elevada a Madrid y la impo-sibilidad de atenderla explica que, veinti-cinco años después, se desempolvaran losmembretes y se procediera a la reconstruc-ción del libro perdido

No puede remitirse al libro de acuerdosde dicho año de ochocientos ocho por noexistir en aquella oficina a causa de quefue uno de los que quedaron y parece sequemo en la casa del señor don JoséMarquina Galindo (....) y en atención alo que manifiesta el Archivo de nohallarse en el, el libro de acuerdos deaquel año ya que existen en Secretarialos membretes, acordó , igualmente S.E.se ponga por el señor secretario certifica-ción de todas aquellas actas, la qual sepase al Archivo para que obre, en el, alos efectos que puedan convenir, en losubcesivo, en lugar del libro de acuerdos,satisfaciéndose los gastos que se causencon dicho motibo4.

El acuerdo se obedeció fielmente y losmembretes se utilizaron como base para lacertificación, pero con un reparo, previa-mente se censuraron los textos, tachándo-se aquellos que testimoniaban, sin lugar adudas, la colaboración de Madrid con elejercito y el gobierno del rey José I. Perocomo no se quemaron, hoy podemos leer,entre líneas, lo que en aquel momentoquedó reflejado en papel.

Presidía en aquel tiempo un corregi-dor don Pedro de Mora y Lomas que nodejó un huella muy profunda en la políti-ca madrileña, su voz apenas se oye en lasreuniones del Concejo, sabemos que estáen ellas por las listas de asistentes, aun-que, es obligatorio reconocer que en este

año tan complejo no falta prácticamente aninguna. Los regidores en cambio, sonabsentistas por definición. Un absentis-mo lógico si recordamos que los miem-bros del cabildo poseían su cargo porherencia o compra. Eran por entoncestreinta y dos, el mas antiguo, ManuelSanta Clara y Villota, desempeñaba susfunciones desde 1765, el más moderno seincorpora el uno de junio de 1808, donRamón Vitoria. En conjunto unos hidal-gos, que tenían como profesión, la mili-cia, la administración estatal, incluso elcomercio, como don Nicolás de losHeros y muy pocos títulos. El marquésde Perales, José Fernández Pinedo, o elConde de Campo Alange don ManuelNegrete son los más activos. Las ocupa-ciones e intereses de este colectivo debíanser apremiantes porque, en cuanto empe-zaban los problemas serios y se convoca-ban reuniones extraordinarias, la sala delPleno quedaba vacía. Llegó a ser tan graveeste absentismo que se acordó, el 4 demarzo de 1808 exigir que todos los señoresque no puedan concurrir expongan porescrito las causas que se lo impidan5 .

Sin embargo el año había empezadocon completa normalidad,6 aunque laincertidumbre sobre lo que podría pasarestaba en el aire. El uno de enero se confir-man y juran los cargos electos, primero losdiputados del Común, el procurador de laVilla, alcaldes y tenientes de la SantaHermandad y por último los alcaldes debarrio. La ceremonia solemne se celebró talcomo se había fijado el 29 de enero de 1802,todos de pie ante los regidores y los secre-tarios puestos dentro del circo de bancos.

Los primeros meses mantiene estatónica, tomemos un día cualquiera, elcinco de enero, los regidores tratan lossiguientes asuntos:

El título de procurador de juzgado afavor de Josef Moratilla.

La carta que Lorenzo Villanueva,antiguo diputado del común en 1807, di-rige a Madrid despidiéndose de la Corpo-ración y dando las gracias por como se letrató mientras ejercía su cargo.

La calidad de Viriato una tragedia dedon Tomas García que había sido infor-

mada favorablemente por el censor de losteatros, don José Quintana.

La nobleza de don Vicente AmbrosioAguirre.

La despedida del marqués de Arandacomo diputado del Común y su sustitu-ción por don Bernardo Diosdado.

La construcción de la nueva fachadadel Hospital de la Pasión

El agradecimiento del Príncipe de laPaz por los trabajos de Madrid en los tea-tros.

Las programaciones, compañías, pre-cios y jubilaciones de los teatros de laCruz y del Príncipe.7

Temas estos o parecidos se repiten,van y vienen continuamente desde elpalacio de los Consejos al final de la calleMayor a la plaza de la Villa, desde loscomisarios de festejos al Ayuntamiento,desde la Junta de Propios y Sisas, quetenía que aprobar los gastos al Pleno. Lasresoluciones definitivas tardan, un ejem-plo, el tema de Viriato se discutía todavíael 29 de enero, y costó tomar la decisiónde devolverla a su autor porque, al fin, nose consideró conveniente representarla8.

En honor de Fernando VIIEl primer gran sobresalto llego el 21

de marzo de 1808, ese día se convoca elprimero de los muchos plenos extraordi-narios que llenan este año. Asisten 20regidores, para recibir oficialmente la realprovisión que comunicaba oficialmente laabdicación de Carlos IV, la subida altrono de Fernando VII y la confirmaciónen sus cargos de todos los ministros de lacorona. Los regidores con el corregidor alfrente acuerdan guardar y cumplir lopracticado anteriormente en casos de estaespecie, se apresuran a manifestar su ale-gría por las nuevas y nombran a los seño-res comisarios de pesames y enorabuenaspara que vayan con el señor corregidor alreal sitio de Aranjuez a presentar sus res-petos al nuevo monarca, encargándolesque no olviden preguntar cómo se ha decelebrar en las calles el suceso, con quéluces, tablados y ceremonias según habíasido costumbre en la Villa 9.

El Ayuntamiento no registra la fecha histórica de la Villa58

4 AVM-S Libros de Acuerdos del Ayuntamiento 238, fol. 1 v.5 AVM-S 1-300-2 Membretes de acuerdos del Ayuntamiento de Madrid, Sesión 4 de marzo 1808.6 DE DIEGO, Emilio, Madrid: de Fontainebleu al Dos de Mayo” en Actas del Congreso Internacional El Dos de Mayo y sus Precedentes. Madrid 20,21,22

de Mayo de 1992, Madrid, Capital Europea de la Cultura, 1992, p.243 - 268.7 AVM-S 1-300-2 membrete de la Sesión Ayuntamiento correspondiente al 5 de enero de 1808.8 AVM-S 1-300-2 membrete de la Sesión del Ayuntamiento correspondiente al 29 de enero de 1808.9 AVM-S 1-300-2 membrete de la Sesión del Ayuntamiento correspondiente 21 de marzo de 1808.

Pero ya nada será igual, al día siguien-te se hace saber a la Corporación que elorden público queda a cargo de la Villa, aldisolverse la superintendencia de policíade Madrid, creada el 13 de diciembre de1807. la situación en la calle no es buena yel propio corregidor, asistido de sustenientes y algunos capitulares, se ve obli-gado a recorrer las calles y mantener unretén de guardia en la Casa de la Villa a laespera de los acontecimientos, recibiendopor su celo la felicitación del Consejo 10.

La intranquilidad que empieza amanifestarse no impide que durante untiempo la preocupación principal de losregidores, pocos eso sí , sea la de organi-zar los actos públicos en honor del nuevorey. Trajes, edificios, procesiones y roga-tivas deben ponerse a punto para el acon-tecimiento.

...habiendo precedido llamamiento atodos los señores regidores ...a la ora acos-tumbrada ...a fin de celebrar ayunta-miento para tratar de festejos, siendo lasdiez de la mañana poco mas o menos, y

verificada la concurrencia de los señoresal margen, se tubo presente que, con elmotivo de la abdicación del reyno echapor el señor don Carlos 4 en su amadohijo don Fernando, era indispensableaclamar a S.M por rey y soberano deestos reynos de Castilla, y disponer todolos conveniente a que tenga efecto, segúnen iguales casos se ha practicado en estavilla. Se acordo que...Madrid ha de asis-tir a ella... con vestido de terciopelo negrocon bueltas y chupa de terciopelo, botóndel mismo terciopelo , medias blancas ysombrero sin galón con plumaje blanco ypresilla de diamantes en el bien entendi-do que, para la elección de las telas paralas bueltas y chupas se prefieran que ten-gan mezcla de oro y plata de mejor gustoy de toda la diferencia posible de cual-quier otro uniforme... manifestando asíla uniformidad decencia y ornato conque Madrid debe presentarse.

Naturalmente hay que nombrar comi-sarios de los festejos y se escoge a losregidores más antiguos Manuel de SantaClara, Francisco García Tahona,

Nicolás de los Heros y Rafael Reinalteporque siempre hay que negociar con lasaltas instancias de la Corte las ceremo-nias, Madrid no es rico y la experiencia esun grado en este tipo de asuntos. Ademásse encarga a Juan de Villanueva, el arqui-tecto mayor, el diseño de los tabladoscomo en ocasiones anteriores.

Se busca dinero para un nuevo dosel,que quede ya para otras ocasiones simila-res como propiedad del Concejo y comomás no se puede hacer, el escultor JosefGuerra procederá a tapar grietas y ade-centar escudos en la Casa Consistorial.Una mala idea porque cuando don Juande Villanueva se entera del encargo,monta en cólera y se niega a revisar ycorregir los dibujos11.

Por si faltaba algún motivo de preocu-pación nuestros regidores se ven obliga-dos además a buscar precedentes para unasituación incomoda. No era muy normalque un rey vivo y sano dejara la coronavoluntariamente a su hijo primogénito.¿Qué hacer? La costumbre quería que el

Ilustración de Madrid. Núm. 7. Primavera 2008 59

10 AVM-S 1-300-2 membrete de la Sesión del Ayuntamiento correspondiente 21 de marzo de 1808.11 AVM-S 1-300-2 membrete de la Sesión del Ayuntamiento correspondiente 5 abril 1808.

Entrada de Fernando VII en Madrid. 24 de abril. “El Dos de Mayo”, novela de Manuel Vázquez Taboada.

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Ayuntamiento dirigiera una carta al rey,pero ¿con qué texto? Se tiró de archivo yel nueve de abril se encontró la solución

...haviendo precedido llamamiento paracelebrar este ayuntamiento extraordina-rio a la hora de las 7 de la tarde para tra-tar el asunto relativo a la abdicaciónhecha por el señor rey don Carlos 4, sien-do la citada hora y verificada la asisten-cia de los señores adel margen, se vio unacarta escrita por Madrid a su magestad elseñor don Felipe 5, con motibo de laabdicación de la corona en su amado hijodon Luis 1, y habiéndose tratado sobre sise havia de dirigir igual carta a SM, elseñor don Carlos 4, quedo encargado elseñor corregidor de tomar las noticiasconvenientes acerca de lo que se debehacer en las actuales circunstancias”12

Atención al Ejército francésEstas tareas festivas son sólo una pan-

talla del verdadero trabajo municipal.Desde marzo los franceses, mejor dicho elejército de Napoleón acampa en Madrid.El alojamiento y la atención a los oficialesdel ejercito aliado van a ser a partir deahora una fuente inagotable de trabajo,gastos y quebraderos de cabeza . Uno delos primeros acuerdos que se toman a esterespecto nos permite comprobar la poquí-sima autonomía de acción que le era per-mitida a nuestro Ayuntamiento.

Estando formado el Ayuntamiento seentrego al Sr. Corregidor una carta delgeneral Grouchi pidiendo se alquilase unpalco, en cada teatro, para los oficialesgenerales residente en Madrid. Se acordóque se dispusiera asi, encargándolo alcomisario de ellos y con este motivo se tratode ofrecer a S.A.Y y R el Gran Duque deBerg, un palco en cada teatro y se acordoque antes de pasar a ofrecerle a S.A. losdichos palcos se expusiese al Excelentisimoseñor duque del Infantado, presidente delConsejo de Castilla, la idea del Ayunta-miento, porque, si fuere de su aprobación,pasar a ofrecerselo al Gran Duque.13

Los ayuntamientos extraordinarios sesuceden, el siete de abril vuelve a ponersede manifiesto la situación de una corpora-ción que se desenvolvía en una especie detierra de nadie, zarandeada por las exi-gencias de un Consejo timorato, las pro-

testas de los franceses y el disgusto sordode los vecinos afectados por una plaga dedimensiones bíblicas.

Viose una orden del Consejo, comunicadaal señor corregidor el 5 de este mes por donBartolomé Muñoz, demostrando aviavisto el Consejo una representación que,con fecha de 4, havia dirigido el Ayunta-miento, manifestando la falta de mediospara suministrar muebles a los individuosdel ejercito frances, alojados en las casasdesocupadas, y proponiendo se niegue atodos, a excepcion de la casa de S.A.Y R.El Gran duque de Berg... y algun otromueble o cama en la de los generales engefe. Y que havia acordado dicho Supre-mo Tribunal se diga a ese Ayuntamientoproceda en el asunto con la prudencia queexige y corresponde para conservar labuena armonia, tan recomendada...”. 14

El trabajo se amontona y los regidorestienen que permanecer mañana y tarde enla sede municipal, incluso se arbitranguardias nocturnas para repartir las bole-tas de alojamiento, atender las protestas,y sofocar los incidentes. La esperada lle-gada de la Corte, tal vez de Napoleón,hace temer lo peor

Teniéndose presente que, con motibo de laproxima llegada de la comitiva de SM aesta Corte y lo que ocurrira en punto a lasboletas de alojamientos y de provisiones seacordo: que se observen los turnos estable-cidos con el celo que hasta aquí, convi-niéndose los señores entre las horas que lescorresponde y que cuiden de la asistencia ydesempeño de los dependientes destinadosa las voletas de alojamientos y provisionesy que sirva de regla que, quando el señorcorregidor o señores tenientes no se hallenen el ayuntamiento, firmen los oficiales oel regidor mas antiguo, poniendo en laante firma, por indisposicion o ausenciadel señor corregidor (tachado)

Todos acuden a la plaza de la Villa consus demandas

Viose un oficio comunicado al señor donJohan de Castanedo por el interprete delGran duque de Berg, sobre que se pro-porcionen dos camas para el principe deOnenloe y se acordo... que se proporcio-ne las referidas camas

Los gastos suben extraordinariamen-te, el siete de abril, por ejemplo, el comi-

sario de Casas Consistoriales presentauna factura del botillero Josef Garcia porun total de dos mil cuatrocientos noventay tres reales. Eso habían costado losrefrescos servidos a los oficiales munici-pales, regidores, porteros, traductores,que hora tras hora rellenaban y repartíanlas famosas boletas de alojamiento desdeel cuatro de marzo. Uno se pregunta porqué esa largueza y la respuesta nos llegadesde el propio pleno municipal,

“...atendiendo a las penosas fatigas quesufren en la continua asistencia de dia ynoche que no permite salir a sus casas abeber, abandonando la guardia con per-juicio de lo que podria ocurrir en el inte-rim, se acordo continue como hasta aquíy mientras dure la necesidad de perma-necer continuamente 15

Según avanza el mes de abril la situa-ción se va haciendo cada vez mas difícil yel descontento se manifiesta de maneracuriosa. Oficialmente el Ayuntamientoestá feliz de recibir y servir a los ejércitosfranceses pero los funcionarios no siempreparecen de acuerdo con esta postura. Unincidente con el Duque de Berg lodemuestra, Sebastián Briñoli encargadode cobrar los aposentos del teatro de laCruz se atrevió a exigir a los edecanes delgeneralísimo francés, ocho días que habíanocupado palcos en dicho teatro y no huboprotesta que le hiciera recapacitar.Naturalmente el Ayuntamiento retroce-dió, dio orden inmediata de devolverdicho importe y elevó sus disculpas mássentidas por tal enormidad, en un oficioredactado por los regidores decanos mani-festando lo sensible que ha sido a Madridel proceder que de nada tenia noticia hastaahora y que para el tiempo que permanez-can en esta corte tiene el mismo aposento.

Ni el Consejo de Castilla ni la Junta deGobierno que sustituye al Monarca, presi-dida por el infante don Antonio, son unaayuda para el atribulado Ayuntamiento. Ycuando éste les manifiesta el disgusto delos vecinos que no desean franceses en sucasa, se limitan a recordar la carga de apo-sento a la que están sujetas la mayoría delas viviendas madrileñas.

La Junta de Gobierno... ha llegado aentender que algunos franceses, de distin-ción, a quienes ha dado boleta para su

El Ayuntamiento no registra la fecha histórica de la Villa60

12 AVM-S 1-300-2 membrete de la Sesión del Ayuntamiento correspondiente 9 de abril 1808.13 AVM-S 1-300-2 membrete de la Sesión del Ayuntamiento correspondiente 1 abril 1808.14 AVM-S 1-300-2 membrete de la Sesión del Ayuntamiento correspondiente. 15 AVM-S 1-300-2 membrete de la Sesión del Ayuntamiento correspondiente 7 de abril 1808.

alojamiento, se hallan sin colocar conmotibo de no haverles querido recibir losvecinos a cuyas casas han sido destinados,en su consequencia ha resuelto la Juntaque vs. disponga que, en esta misma tardequeden todos colocados, sin admitir a losvecinos escusa ni pretexto alguno ...”.

Esta orden se complementó con otradada el 13 de julio, en la que después deleer un oficio emitido por el corregidoren el que se exponían las razones parareducir el alojamiento a sólo los generalesy subalternos que estuviesen dentro deMadrid, insistieron en la obligación, sóloestán exentos los que tienen el privilegioreal y nada más.

La Casa de la Villa rebosando franceses,holandeses, polacos, todos a una exigiendoboletas de alojamiento, un verdaderobabel. El Ayuntamiento consigue traduc-tores entre los soldados de la guardia walo-na y aprueba se les paguen 22 reales por sutrabajo, al mismo tiempo los miembros dela comisión encargada del alojamiento se

preocupan de conseguir alguna cantidadpara los funcionarios que empezaban a darmuestras de cansancio16, entraban en la listaporteros, ordenanzas, mozos de estrado, elalguacil mayor17 y los veintitrés hombres yun cabo del regimiento de voluntarios deAragón que desde el 20 de marzo habíanasistido a las Casas Consistoriales durantecatorce días. A éstos se tuvieron que añadirlos dependientes jubilados de abastos quese encargaban del depósito de camas en laantigua iglesia de San Miguel desde el mesde marzo.

En medio del caos hay que hacer fren-te a otro problema, los teatros están abier-tos, ya vemos como gustan a los invitados,pero durante estos meses se ha producidouna verdadera rebelión en el Príncipe,Máiquez ha dejado las representacionesjunto con su compañía y el Ayuntamientodebe rápidamente sustituir a los actoreshuidos. Antonio Pinto, el representantede comedias, tiene varias preguntas sin res-puesta, ¿Quién pagará a las compañíascómicas de provincias que se han traído a

Madrid? ¿Dónde se podrá encontrar unacantante de calidad para el Príncipe? Estoúltimo era lo más urgente, en ese momen-to sólo hay una, María López ...y que aca-bando, esta, su turno no habrá quien canteporque aun quando vengan las nuebas, conmucha velocidad, que no sera asi, ni otrasaprendan tonadillas y descansen de suviaje, se ha de pasar mucho tiempo... Unasolución es contratar a ConcepciónLledot que está ya en Madrid y para com-pletar la plantilla a María Maqueda y a sumarido Julián Muñoz ... porque hace faltaun tenor y tendrá que venir de Cádiz asíque pasaran dos meses hasta que se havili-te para trabajar.

El 20 de abril se celebra otro plenoimportante, El Consejo transmite la RealOrden de don Pedro Cevallos, desde Vito-ria, donde ya está Fernando VII camino deBayona, en la que se pide a los madrileñoshacer rogativas por el nuevo monarca

...penetrado el religioso corazon de S.M.del mas vivo reconocimiento a la piedad

Ilustración de Madrid. Núm. 7. Primavera 2008 61

16 AVM-S 1-300-2 membrete de la Sesión del Ayuntamiento correspondiente 14 de abril 1808.17AVM-S 1-300-2 membrete de la Sesión del Ayuntamiento correspondiente 19 de abril.

Combate ante el Palacio Real. “El Dos de Mayo”, novela de Manuel Vázquez Taboada.

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divino que por tantos titulos se ha digna-do favorecerle a su ascenso al trono, pro-porcionándole asi, el unanime y extre-mado amor de sus leales vasallos, comola sincera amistad de su intimo y pode-roso aliado, el augusto emperador de losfranceses, ...y persuadido de que de lamisma divina fuente y no de otra debeesperar todas sus felicidades futuras, y lasde sus vasallos,... ha creido dever acudira ella... para medio de una rogativapublica en que unidos los corazones desus vasayos con el suyo, imploren delDios onmipotente para que dirija todaslas providencias de su gobierno a sumayor gloria y de la prosperidad de suspueblos.

Se fijó para la rogativa el día 21 y esprobable que el Ayuntamiento suspiraracon alivio, al fin y al cabo sólo había quemontar una sencilla procesión desdeSanta María al santuario de Atocha,siguiendo el camino acostumbrado.Todos los regidores debían acudir menoslos que formaban parte del ayuntamientopermanente.18

No hay Dos de MayoDespués del día 20 el silencio, hasta el

13 de mayo no hay membretes, sabemospor otras fuentes que se suplicó por lasvictimas pero cuando vuelven a reunirsenuestras autoridades lo hacen para oír laorden de Bartolomé Muñoz que lescomunica el día y la hora en el que debenpasar a felicitar y cumplimentar a SA I yReal con el plausible motivo de dichatenencia general. Y de orden del consejo loparticipo a Ve para que haciendolo pre-sente en el Ayuntamiento de Madrid con-curra a este acto como acostumbra hacer-lo en los besamanos de Pascua...

La vida cotidiana vuelve a su ser, que-jas, peticiones de dinero, los alojamien-tos, el trabajo es y ha sido tan grande quehasta los oficiales de la Secretaría, siempretan discretos, se quejan abiertamente ypiden un retribución acorde con susméritos.

...exponentes, privados de escribientespor estar destinados en el despacho devoletas y demas, han evaquado mental ymaterialmente los infinitos asuntos

urgentes, tanto de formación de compa-ñias y sus incidencias como delAyuntamiento, Junta de Propios, la deFestejos y el arreglo y distribución de lasrondas de vecinos, asistiendo para ello dedia y de noche a la oficina....

Madrid no es sólo Madrid, es su tierray alguna noticia le llega de los problemasque tienen los vecinos y ayuntamientoscercanos, Getafe, por ejemplo, envía unarepresentación de la justicia del lugar, fir-mada el día ocho de mayo y dirigida alcorregidor, en los siguientes términos:

... le constaba se hallaban alojados endicho pueblo 800 soldados franceses queel alcalde del estado noble ha estado yesta imposibilitado de concurrir a cosaalguna por sus achaques, como lo acredi-taban por certificación del médico y ade-más lo estaban igualmente un rexidor yque la necesidad exigia, no solo que sehabilitase otro alcalde, sino a otros capi-tulares por lo que suplicaban tubiesen abien habilitar por tal alcalde al primerrexidor por el referido estado y conferirsu facultad a los que representaban paraque lo hagan de los capitulares que seande mayor actitud”... 19

Un nuevo sobresalto se presenta, eldiecisiete de mayo de 1808 llega la orden,hay que elegir dos procuradores paraenviarlos a Bayona

...El Serenisimo sr. Gran Duque de Berg,lugarteniente general del reyno, conacuerdo de la Junta suprema de gobier-no, ha resuelto que VI con elAyuntamiento nombre inmediatamenteuna diputación para pasar a Bayona ytener el honor de cumplimentar a S.M.Imperial y Real, el emperador de losfranceses y rey de Italia y manifestar aS.M. los justos deseos que la Villa asistenen vien y felicidad de ella y del reino,conforme a los votos de la JuntaSuprema y Consejo de Castilla, verifi-candolo al mismo tiempo y por su ordenque las demás diputaciones, cuidandoV.I. de enviar a la secretaria de estado yde despacho por los correspondientespasaportes...

Se nombra a don Julián Fuentes y aMateo Norzagaray.

No importa que las actas sean la dis-creción personificada, siempre hay deta-lles muy significativos, ese año no sepudo celebrar San Isidro, la procesióntranscurrió dentro de la Iglesia y tambiénlas rogativas correspondientes al veinti-trés, veinticuatro y veinticinco de mayo 20

Y por primera vez aparece la propa-ganda política moderna, la proclama delos procuradores de Bayona el 14 de juniode 1808, es muy significativa, nunca se haleído nada parecido en la CasaAyuntamiento, está naciendo otra época.

...Propietarios ricos y acomodados quegozais en paz de los bienes y convenien-cias que los servicios o la industria devuestros mayores os habian grangeado,lavradores honrados que de vuestrosudor esperais la susistencia de vuestrasfamilias, artesanos aplicados que soisfelices trabajando en vuestros hogares,rodeados de las prendas de vuestraamor; comerciantes y fabricantes indus-triosos que quereis conservar el productode vuestros afanes y economias, ciudada-nos de todas las clases que teneis un pasarhonesto, devido a vuestra arreglada con-ducta, mirad el riesgo a que os poneis sios dejais seducir de los que se exictaninquietudes entre vosotros. Estais en peligro de perderlo todo y¿Qué esperais en cambio de tan costososacrifico ¿con que esperanza mediana-mente fundada os lisonjean los que oshacen ser desobedientes a las autoridadesque os gobiernan y sacudir el saludableyugo de las leyes? ....21

Una nueva época que seguramente apa-rece a los ojos de nuestros muy tradiciona-les regidores como algo terrible. Cambiosviolentos, que en los meses siguientes seharán patentes. El Ayuntamiento tiene querecibir a los ingleses, nombra regidoreshonorarios a los héroes de Zaragoza yBailén, se rinde a Napoleón en Chamartíny pierde todos sus honores y distincionescuando el nuevo rey José I designa unnuevo regimiento. Quedan años de sangrey fuego , años de hambre y calamidades,pero los protagonistas de estos años, de losfracasos y éxitos son los madrileños, elAyuntamiento nunca llegó a serprotagonista de la historia de suciudad.

El Ayuntamiento no registra la fecha histórica de la Villa62

18 AVM-S 1-300-2 membrete de la Sesión del Ayuntamiento correspondiente 20 de abril.19 AVM-S 1-300-2 membrete de la Sesión del Ayuntamiento correspondiente 20 de abril.20 AVM-S 1-300-2 membrete de la Sesión del Ayuntamiento correspondiente 20 de mayo.21 AVM-S 1-300-2 membrete de la Sesión del Ayuntamiento correspondiente14 de junio de 1808.

Ilustración de Madrid. Núm. 7. Primavera 2008 63

NO es difícil imaginar el gestode sorpresa que mostraría lamayor parte de los madrile-ños cuando, tras haber acudi-

do el cuatro de mayo de 1908 a la glorietade San Bernardo (hoy, de Ruiz Jiménez)para ser testigos de la solemne inaugura-ción por el rey Alfonso XIII del monu-mento dedicado Al Pueblo de Madrid delDos de Mayo de 1808, podían observarcomo los habituales chubascos tormento-sos de esos momentos primaverales provo-caban en el grupo escultórico la pérdida desu color broncíneo verdoso haciendo aflo-rar un llamativo blanco, como de yeso, queiba a poner temporalmente en entredichola honorabilidad del comité organizador.

Al final se descubrió el motivo delsúbito cambio cromático. Como tantasveces ha ocurrido entre nosotros, porejemplo con el monumento al toreroAntonio Bienvenida en los aledaños delcoso de las Ventas, el tiempo se había echa-do encima y, no habiendo sido posible aca-bar el proceso de fundición en la fecha pre-vista, se optó por colocar sobre el pedestalun molde de escayola con una simplemano de pintura verdosa que imitase elbronce, lo que ocasionó el pequeño cata-clismo. Todo quedó explicado y, a finalesdel mes de octubre, ya pudo ser colocadoel vaciado definitivo.

El monumento dedicado Al Pueblo deMadrid del Dos de Mayo de 1808 no erauno más de los destinados a conmemorarel famoso suceso, que, si bien constituía unauténtico levantamiento popular, unainsurrección contra el orden establecido,iba a significar el despertar de la conciencianacional en el pueblo español. Tanto loshechos más destacados (sitios de Zaragoza,Gerona y Tarragona; batallas de Bailén,Moclín, Los Arapiles, La Albuera, Vitoria,Pontesampayo, etc.) como los principalesprotagonistas de los mismos (capitanes

Al pueblo del Dos de Mayo de 1808

La Guerra de la Independenciaen los monumentos madrileños

Francisco José Portela SandovalPresidente del Instituto de Estudios Madrileños

Al pueblo del Dos de Mayo de 1808. Aniceto Marinas. 1908.

Javi

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Daoíz y Velarde, teniente Ruiz, Agustinade Aragón y las otras heroínas zaragoza-nas, etc.) habían sido homenajeados o ibana serlo pronto a través de monumentosmás o menos complejos y de dispar valorartístico repartidos por distintos lugaresdel territorio español (Zaragoza, Tarrago-na, Vitoria, Medina de Ríoseco, Bailén,Pontevedra, etc.). Agustín Querol, Ma-riano Benlliure, Aniceto Marinas, Aure-lio Carretero, Julio González Pola yotros más estaban afanados en la realiza-ción de varios monumentos públicos que,a caballo entre los siglos XIX y XX, goza-ban de una estimación social muy superiora la que las obras conmemorativas tienenen el momento actual.

Como las esculturas reflejan claramen-te el nivel cultural y también la situaciónpolítica y social de un país, cualquier reco-rrido a través de los monumentos quedecoran nuestras ciudades permite recrearcon facilidad buena parte de la Historia deEspaña, y este aspecto resulta evidente enMadrid por su condición de capital delEstado, además de que, en el caso que nosocupa, fue, junto a Zaragoza y Gerona,uno de los principales escenarios de laGuerra de la Independencia.

Precisamente, el singular protagonis-mo del pueblo madrileño en la lucha con-tra el invasor galo fue recordado pormedio de las tres placas de caliza de

Colmenar que, por iniciativa del Círculode Bellas Artes, fueron colocadas en lafachada de la antigua Casa de Correos,actual sede de la Presidencia de laComunidad de Madrid; en la parte poste-rior de la iglesia de los Santos Justo yPastor en la plaza del Dos de Mayo; y enlos aledaños del mismo Palacio Real, inau-guradas todas ellas por Don Alfonso XIII

en la mañana del cinco de mayo de 1908(véanse páginas 10, 11 y 14).

El obelisco del Dos de MayoCasi desde los mismos años de la con-

tienda surgió el deseo de realizar monu-mentos conmemorativos en varias locali-dades españolas. Como ha recordadoReyero1, ya en el mismo 1808 el escultorriojano Ángel Monasterio propuso alAyuntamiento madrileño que se levantaraun monumento en el Prado de SanJerónimo en homenaje a los patriotas caí-dos en la lucha contra los franceses. Porotra parte, conviene destacar que en lasesión celebrada en Cádiz el 26 de abril de1812, en atención a los heroicos y distingui-dos esfuerzos de lealtad y constancia conque el pueblo de Madrid, modelo depatriotismo, ha sostenido desde el primerdía de nuestra gloriosa revolución, y siguesosteniendo, aun en medio de su opresión,la santa causa de la libertad e independen-cia española contra la tiranía de Napo-león… y queriendo inmortalizar en lamanera posible el nombre de este puebloque fue regado con la sangre de los héroesdel Dos de Mayo, primeras víctimas de lalibertad española, las Cortes generalesadoptaron el acuerdo de levantar en laPlaza Mayor o en el Prado de Madrid,cuando las circunstancias lo permitan, ungrandioso monumento que recuerde cons-tantemente hasta las últimas generaciones,que aquel pueblo es y ha sido heroico engrado eminente.

Ya en 1814 las Cortes acordaron, a pro-puesta del diputado Argüelles, la hechurade un monumento conmemorativo de loshéroes del Dos de Mayo que se levantaríaen el terreno en el que actualmente yacenlas víctimas del Dos de Mayo, contiguo alSalón del Prado, (que) se cierra con verja yárboles, y (que) en su centro se levante unasencilla pirámide que transmita a la poste-ridad la memoria de los leales y tomará elnombre de Campo de la Lealtad.

Así recuerda Rincón Lazcano2 unaidea que sufrió las vicisitudes propias delos diferentes acontecimientos de la épocahasta que, en 1821, se inició una suscrip-ción pública y se convocó un concurso deideas, al que se presentaron, entre otros, elarquitecto real Isidro González Veláz-quez, cuyo proyecto fue considerado elmás idóneo por la Real Academia de Bellas

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1 REYERO, C., La escultura conmemorativa en España. La edad de oro del monumento público. 1820-1914, Madrid, 1999, pág. 30.2 RINCÓN LAZCANO, J., Historia de los monumentos de la Villa de Madrid, Madrid, 1909.

Dedicatoria.

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Lápida de la Plaza del Dos de Mayo.

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Artes de San Fernando, encargada de valo-rar las propuestas. Pero el arquitecto hubode esperar hasta 1839 para ver cómo seacometía su obra en la conocida comoPlaza de la Lealtad, que había sido escena-rio de muy trágicos sucesos en la luchacontra el invasor francés3.

González Velázquez diseñó un basa-mento octogonal de granito del Guada-rrama con unas gradas de la misma piedray de caliza blanca. En el lado principal sealza una monumental urna de caliza entredos antorchas invertidas, luciendo sobreella un medallón del mismo material conlas efigies de Daoíz y Velarde. En la caraopuesta, un relieve del cordobés JoséTomás y Genovés (ca. 1792/1795-1848)muestra un enorme león que defiende elescudo de España, sostenido por un peque-ño genio, y encima, el escudo de Madrid.

Las coronas de laurel con ramas, elescudo de la Villa y Corte y el medallóncon los bustos de los heroicos capitanes,todo en caliza de Colmenar, correspondióal escultor madrileño Diego Hermoso

(1800-1849). En los otros dos lados apare-cen sendas inscripciones dedicatorias delmonumento, aunque Rincón Lazcanoprecisa que no son las originales: A LOSMÁRTIRES/ DE LA INDEPENDEN-CIA ESPAÑOLA/ LA NACIÓNAGRADECIDA./ CONCLUIDO PORLA M. H. VILLA DE MADRID/ EN ELAÑO 1848, mientras que en el lateral con-trario reza: LAS CENIZAS/ DE LASVÍCTIMAS DEL 2 DE MAYO DE 1808/DESCANSAN EN ESTE CAMPO DELEALTAD/ REGADO CON SU SAN-GRE/ ¡HONOR ETERNO AL PA-TRIOTISMO! y, en la parte trasera, seañadió más tarde: TENIENTE RUIZMENDOZA/ 1808-1909. Como rematehay unas coronas de laurel con ramas deroble y de ciprés, también de caliza.

Sigue luego un pedestal, en cuyos fren-tes lucen cuatro esculturas alegóricas depiedra caliza talladas en torno a 1836 deacuerdo con los cuatro modelos que facili-tara Esteban de Ágreda en 1823. La figu-ra del Patriotismo, sin duda la mejor logra-

da del conjunto, fue trabajada por el astu-riano Francisco Pérez del Valle (1804-1884) como un musculoso joven desnudocon grandes alas y coronado de laurel ycon una espada en la diestra. La contiguaimagen de la Virtud fue interpretada por elmadrileño Sabino de Medina Peñas(1814-1888) como una joven vestida contúnica y con un escudo en la mano derechay un bastón de mando en la zurda. El rio-jano Francisco Elías Vallejo (1782-1858)elaboró la Constancia bajo el aspecto deuna joven cubierta con amplio manto ycon un pebetero detrás, portando unaespada en la diestra y una columna en laotra mano. Por último, el Valor, del que seencargó el antes mencionado José Tomás,es un varón desnudo con una lanza en lamano derecha y una piel de león sobre elhombro del mismo lado, cual Hércules,apoyando la izquierda en un trofeo militar.

Sobre este pedestal se alza el emblemá-tico obelisco de piedra –la sencilla pirámi-de que trasmita a la posteridad la memoriade los leales, de la que hablaban los decre-

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3 NAVASCUÉS PALACIO, P., Arquitectura y arquitectos madrileños del siglo XIX, Madrid, 1973, pp. 34 y ss.

La escultura de Aniceto Marinas, en su actual emplazamiento.

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tos de las Cortes de Cádiz en 1812– que,con su simbolismo funerario, eleva la altu-ra del conjunto hasta unos treinta metros.El monumento fue inaugurado precisa-mente el dos de mayo de 1840 con el tras-lado de las cenizas de varios héroes de1808, entre ellas las de de Daoíz y Velarde,que, desde 1814, se conservaban en la cole-giata de San Isidro el Real.

El monumento a laIndependencia Nacional

En relación directa con el Obelisco seencuentra el fallido proyecto que el arqui-tecto Juan José Sánchez Pescador presen-tó al Ayuntamiento madrileño en 1843: elmonumento a la Independencia Nacional,encaminado a perpetuar la memoria de lasvictorias conseguidas durante la Guerra dela Independencia sobre el ejército napole-ónico. La intención era colocarlo frente alobelisco de la Plaza de la Lealtad paracomponer una página gloriosa de la histo-ria de España. En el centro de una ampliafuente de cincuenta metros de diámetro, sedispondría un zócalo con cuatro estatuas(el Patriotismo, la Constancia, la Indepen-dencia y la Libertad como virtudes cívicasque constituyen la base de la existencia delas naciones). Vendría luego un basamentocon varios trofeos militares en bajorrelievey con adornos de laurel, sobre el que sealzaría una columna dórica, en cuyo fustese escribirían, por un lado, los nombres delas principales acciones bélicas de la con-tienda y por el opuesto, los de los genera-les al mando de las tropas. Sobre el mismosoporte se colocaría un león, emblema delvalor español, en actitud de guardar ydefender el libro de la Constitución apro-bada entonces, rematando la columna enuna figura de la Victoria como significan-do que el resultado de los hechos gloriososde la Guerra había sido el triunfo sobre elenemigo común.

El proyecto fue sometido a informe dela Real Academia de Bellas Artes de SanFernando, pero como su coste (más de dosmillones doscientos mil reales) resultabaexcesivamente elevado para las arcasmunicipales, se acordó iniciar una suscrip-ción nacional para recaudar los fondosnecesarios. Sin embargo, diversas circuns-tancias vinieron a dar al traste con la idea,a pesar de que había sido muy bien acogi-da tanto por la Diputación como por elAyuntamiento de la capital.

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Obelisco del Dos de Mayo. 1840.

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Daoíz y VelardeNo deja de ser curioso que el monu-

mento más antiguo dedicado en todaEspaña a un militar vinculado a la gesta de1808 sea el que, en honor de los capitanesDaoíz y Velarde, se alzó delante del par-que de Monteleón sobre un pedestal depiedra decorado de acuerdo con la estéticaneoclásica del momento. El grupo escultó-rico fue realizado por el barcelonésAntonio Solá (1782-1861), quien, tras suformación en la Escuela de la Lonja, estu-vo pensionado en Roma y alcanzó nota-bles éxitos, habiendo sido designado aca-démico de mérito de la Real de BellasArtes de San Fernando en 1828. Elegidomiembro de las academias de Florencia yRoma, coronó su carrera en 1846 con eltítulo de escultor honorario de cámara deIsabel II, aunque siempre mantuvo su resi-dencia a orillas del Tíber.

Según una carta remitida por el artistadesde Roma a Fernando VII, las figurasaparecen en actitud de jurar ser víctimas delas tropas del usurpador, antes que humi-llarse a su perfidia y así las representó ini-

cialmente en yeso entre 1820 y 1822, sien-do pasado el grupo a blanco mármol deCarrara en Roma en 1830 a expensas delarma de Artillería. Llegada la pieza aMadrid al año siguiente, no fue instaladajunto al obelisco de la Plaza de la Lealtad,como había dispuesto el Rey, sino ante lafachada del Museo del Prado, en dondedurante varios días los ciudadanos pudie-ron contemplar con detalle esos, que ensanto juramento unidos/ sobre el cañón seostentan apoyados, como entonces cantarael duque de Frías en sentidos versos.Luego el mármol inició una larga peregri-nación, desde el Parterre del Retiro, endonde fue colocado en 1846 sobre elmismo pedestal que ocupara la estatua deFelipe IV, para disfrutar ya de la condiciónde monumento público en 1869 en quequedó instalado en el cruce de las callesCarranza y Ruiz; en 1876 el grupo regresóa la parte delantera del Museo del Prado yallí se mantuvo hasta que, en 1901, elAyuntamiento lo situó a la entrada de lareal posesión de La Moncloa, cerca de laactual Escuela Superior de IngenierosNavales de la Universidad Politécnica; en

1932 volvió a la plaza del Dos de Mayo,siendo luego emplazado ante el recons-truido arco del antiguo cuartel.

Interpretados a tamaño mayor delnatural y, para algunos, con actitud algoteatral, los dos artilleros –el sevillano LuisDaoíz Torres (1767-1808) y el santanderi-no Pedro Velarde y Santillán (1777-1808)– unen sus manos en ademán de jura-mentarse para defender a la Patria con unaire clásico que, al parecer, agradó muchoal público cuando el conjunto fue expues-to en Roma. Efectivamente, conforme a laestética neoclásica el grupo está concebidocomo si de un relieve se tratara, no exis-tiendo elemento alguno que sobresalga delplano de fondo según se puede advertir alexaminar el grupo desde cualquiera de loslados. También es dado apreciar cómo laobra fue elaborada pensando en que sucontemplación se haría casi exclusivamen-te desde el frente, por lo que la parte trase-ra apenas muestra la representación delcañón, el cual, a su vez, contribuye a refor-zar la zona inferior del bloque marmóreo(véanse las páginas 16, 20 y 50).

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Detalle del Obelisco.

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El teniente RuizComo ya indicamos en otro lugar4,

cuando estaba a punto de cumplirse unsiglo de la heroica actuación del tenienteRuiz ya no podía pasar más tiempo sinque la Villa y Corte ofreciera un monu-mento al joven militar. La idea tomó cuer-po en 1888 cuando la propuesta de unosoficiales de Infantería fue muy bien acogi-da por el general Cassola, ministro de laGuerra, que acordó financiar el monu-mento merced a una suscripción que, pro-movida por el Centro del Ejército, prontologró recaudar diecisiete mil duros, canti-dad que se estimó suficiente para poner enmarcha el plan. Se procedió entonces aencargar la obra de modo directo al enton-ces joven, pero ya exitoso escultor valen-ciano, Mariano Benlliure (1862-1947),siempre muy abierto a todos los temasmilitares, y con él se acordó un precio totalde 80.000 pesetas, sin incluir el bronce, quesería aportado por el Gobierno.

El artista, que disfrutaba de una pen-sión en la Academia de Bellas Artes deEspaña en Roma, envió poco después unmodelo en escayola a la ExposiciónNacional de Bellas Artes de 1890, siendoentregada la obra definitiva en el plazoprevisto, por lo que quedó fijada inicial-mente la fecha del 30 de abril de 1891 parala inauguración oficial, aunque el actohubo de demorarse hasta la mañana delsiguiente cinco de mayo, contando con lapresencia del general Martínez Camposen representación del Gobierno, acompa-ñado de varios ministros, Ayuntamientomadrileño y diversos familiares del heroi-co oficial. Como emplazamiento se esco-gió el centro de la Plaza del Rey, donde lafigura permaneció largo tiempo hasta que,hace algunos años, la construcción de unestacionamiento subterráneo obligó amoverla a un lateral de dicho espacio urba-no, lo que la ha privado de mayor integra-ción en el ambiente y de mejor perspectivade conjunto.

El pedestal se compone de unas gradasde mármol negro veteado, sobre las que sealza una pieza geométrica de mármol roji-zo, y más arriba, un cuerpo cilíndrico demármol gris hasta continuar en una especiede tronco de pirámide escalonado y con losángulos achaflanados, en cuya parte poste-rior aparecen dos banderas de bronce cru-

zadas, que consiguen un maravilloso efec-to. Sigue un cuerpo cuadrado, cada uno decuyos ángulos se adorna con un cañón debronce, en los cuales puede leerse: CAR-LOS IV/ 1798; y en la cornisa de remate,cuatro placas de bronce indican: LEAL-TAD, ABNEGACIÓN, FORTALEZA,PATRIOTISMO; en el frente, una lápidade mármol blanco –antes rodeada de unacorona de laurel de bronce cubierta decrespones que caían sobre el pedestal–,reza: A/ JACINTO/ RUIZ/ TENIENTE/DE/ INFANTERÍA y en la parte opuesta,dice: EL/ EJERCITO/ ESPAÑOL/ AUNO DE SUS/ HEROES/ II DEMAYO/ MDCCCXCI; en los otros doslados del pedestal sendos relieves de bron-ce representan la tenaz defensa del Parquede Monteleón frente a los soldado france-ses del general Lefranc y el momento enque el valiente oficial, gravemente herido,es retirado en brazos de varios soldados ychisperos por encima de un montón decadáveres.

En lo alto, sobre una pieza rectangularcon los escudos de Castilla y León en lasesquinas, se levanta la figura broncínea (de2,60 metros de altura) del teniente JacintoRuiz y Mendoza (Ceuta, 1779-Trujillo(Cáceres), 1809), fallecido un año despuésa causa de las graves heridas sufridas en elcombate madrileño. De pie, con el cuerpohacia adelante, viste uniforme de Infante-ría con casaca abotonada a los lados, chale-co y pantalón con botas y muestra el brazoizquierdo levantado y el sable empuñadoen la diestra en actitud de animar a las tro-pas, en una figura a la vez dinámica y nopoco dramática, que coincide en algunosaspectos gestuales con la que Elías Martínfundiera en 1880 para el monumento dedi-cado al capitán Velarde en la capital deCantabria. Con uno de los pies, el oficialpisa una granada de cañón y bajo el otro,hay restos de una puerta, piedras, trabucosy fragmentos de armas, figurando a laizquierda de la peana, la firma del artista yla fecha (“M. BENLLIURE. 91”), indi-cando en el lado derecho que la fundiciónde la figura se hizo en los talleres del roma-no Aquiles Crescenzi.

El pueblo del Dos de Mayo de 1808

Antes de comentar este monumentoconviene recordar que ya en 1894 y preci-samente el dos de mayo, como recogióRincón Lazcano5, el polifacético artistaArturo Mélida y Alinari se ofreció alAyuntamiento para realizar un monumen-to en memoria del pueblo madrileño de1808, cuyo coste sería asumido por sus-cripción popular. Mélida era consciente deque todos los mármoles y bronces me pare-cen pocos para erigir un altar a Daoíz,Velarde y Ruiz; pero si tres monumentos sealzan hoy en Madrid para perpetuar sumemoria, justo será consagrar uno al ini-ciador del alzamiento, al que dio el primergrito de independencia exponiendo supecho desnudo y generoso, al héroe anóni-mo, a los humildes madrileños cuyos nom-bres yacen en el olvido como sus huesos sinepitafio en el cementerio de la Moncloa yañadía más adelante que el conjunto mos-traría un manolo defendiendo la corona deEspaña que, abandonada en Madrid –cuyoescudo pendía entre laureles del fuste de lacolumna–, sucumbía al número de laságuilas napoleónicas que la acometían atraición. Este grupo escultórico descansaríasobre un cuerpo cuadrado con las esquinasachaflanadas que estaría colocado sobre unbasamento circular con cuatro pequeñaspilastras resaltadas en los frentes, queactuarían a manera de pedestal de cuatrobraserillos funerarios para conferir ciertocarácter fúnebre al monumento, que con-taría además con cuatro cabezas de leonesdegollados en alusión a los despojos de lasanónimas víctimas de la francesada.

En el frente principal figuraría la ins-cripción “MADRID, 2 DE MAYO DE1808”, apareciendo a la espalda “MÓS-TOLES, 3 DE MAYO DE 1808”. En losdos costados del conjunto se mostraríansendos recuerdos a Francisco de Goya y aRamón de la Cruz, evocadores de lasfiguras de chisperos y manolos en sus pin-turas y sainetes, respectivamente. Pero lomás llamativo del proyecto era que Mélidatenía previsto colocar el conjunto en plenocentro de la plaza de Cibeles, con lo que lacelebrada fuente de la diosa debería sertrasladada a la cabecera del Salón del Pradoy la de Neptuno, al extremo opuesto delmismo.

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4 PORTELA SANDOVAL, F. J., Un ejército de bronce y piedra. La escultura conmemorativa militar en Madrid en FERNÁNDEZ VARGAS, V. (dir.), ElMadrid militar. II. El Ejército en Madrid y su territorio (1813-1931), Madrid, Ministerio de Defensa, 2006, pp. 527-576.

5 RINCÓN LAZCANO, J., Op. cit., pp. 456-457.

Nada de lo ideado se materializóentonces, pero cuando, en 1908, el madri-leño Círculo de Bellas Artes convocó unconcurso para llevar a cabo un conjuntoescultórico dentro de las celebraciones pre-paradas por la Junta organizadora delCentenario del Dos de Mayo de 1808, quepresidía el conde de Peñalver, alcalde de laVilla y Corte a la sazón, el escultor sego-viano Aniceto Marinas García (1866-1953) decidió presentar al mismo el grupoen yeso que, modelado en Roma ya en1891, había constituido su último envíocomo pensionado de tercer año.

Con anterioridad a su remisión al con-curso, el artista había presentado el mismomodelo con el título más general de Dos deMayo en la Exposición Nacional de BellasArtes de 1892 y en ella le había sido conce-dida una medalla de primera clase, por loque, tras varias rebajas de precio desde lassiete mil pesetas que en principio solicita-ba el artista a las mil setecientas cincuentaque finalmente percibió, fue adquirido porel Estado en 1893, pasando al Museo delPrado. Pero sólo en 1908 fue otorgada laautorización del Ministerio de InstrucciónPública para que pudiera ser pasado abronce, habiéndose empleado cinco tone-ladas de material que facilitó el ParqueRegional de Artillería de Madrid. El preciototal del monumento ascendió a la canti-dad aproximada de 43.700 pesetas, algomás de la mitad de ellas a causa de los gas-tos de fundición.

En un principio, en marzo de 1908 elAyuntamiento pensó colocar el monu-mento en la céntrica plaza del Ángel, peroa comienzos del siguiente mes de abril sedispuso su instalación en un lugar próxi-mo al parque de Monteleón, por lo que seeligió la glorieta de San Bernardo (hoy, delalcalde Ruiz Jiménez) y exactamente enlugar de la estatua de Lope de Vega, obrade Mateo Inurria, que fue trasladada. Allí–precisamente en los jardinillos en que des-embocan los paseos de Alberto Aguilera yCarranza– fue inaugurado el conjunto porDon Alfonso XIII y la Familia Real el 4 demayo del mismo año, con las circunstan-cias que se comentan al principio del artí-culo. Años más tarde, las complicacionesque el monumento creaba al tránsito obli-garon a su traslado a la glorieta deQuevedo hasta que, en 1966, pasó a los jar-dines del General Fanjul, cerca del Templode Debod.

Sobre dos escalones se alza un pedestalcircular de caliza blanca que remata en una

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A Jacinto Ruiz. Mariano Benlliure. 1891.

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cornisa y en cuya parte delantera en unalápida de mármol blanco reza la inscrip-ción: AL PUEBLO/ DEL/ DOS DEMAYO/ DE/ 1808, con un broncíneoescudo de Madrid encima. El grupo escul-tórico (3,50 de altura x 5,30 m. de períme-tro), de bronce, representa el heroísmo delos madrileños a través de aquellos queentregaron su vida por la Patria. Por eso,aparece un oficial de Artillería –tal vezDaoíz–, uniformado con casaca de ampliassolapas abotonadas, chaleco, pantalón ymedias botas, y, al parecer, herido en elvientre, apoyando su mano trémula en uncañón, tratando de sujetarse en la rotarueda del mismo con enorme esfuerzopara no caer al suelo; a su lado, comoamparado por el militar, un niño estrechacontra su pecho la mano de su madre, contraje de maja decorado con alamares ymedio pecho al descubierto y caída en elsuelo al lado de un joven chispero, tam-bién muerto6. Por encima, subrayando eldesarrollo vertical del conjunto aparece lafigura de la Gloria, que, a la vez que sujetacon su diestra una bandera nacional plega-da, extiende las alas como queriendo man-tener el recuerdo de la gesta de estosmadrileños. Las figuras presentan actitu-des y rostros de profunda expresión, muya tono con el momento rememorado, encontraste con la imperturbable serenidadde la faz de la Gloria. En la parte inferiordel grupo, una placa indica la fundición:LA METALOPLASTICA/ CAMPINS YCODINA/ MADRID y otra registra elnombre del escultor: A. MARINAS.

La composición resultó mucho másafortunada para el acontecimiento a recor-dar que la que, al parecer, había presentadoJosé Esteban Lozano en la Nacional deBellas Artes de 1866 compuesta por solodos figuras; por otra parte, el conjuntomadrileño muestra bastantes puntos decoincidencia con el monumento que elpropio Marinas realizó para Segovia, entre1908 y 1910, en homenaje a los capitanesDaoíz y Velarde.

El monumento a los alcaldes de Móstoles

Además de estos monumentos conme-morativos acometidos en la capital del

Reino, también se alzaron otros en variaslocalidades madrileñas, como el dedicado aJuan Martín Díaz (775-1825), el Empeci-nado, en Alcalá de Henares para recordaral famoso personaje que, antes de ser ajus-ticiado por su condición liberal, había par-ticipado con desigual fortuna en varioscombates contra los franceses, entre ellosla defensa de Alcalá de Henares en 1813mediante una arriesgada maniobra junto alpuente del arroyo Zulema. Una esbeltacolumna remata en un broncíneo busto delguerrillero modelado por el carrarés CarloNicoli y Manfredi en torno a 1882.

Por otra parte, al cumplirse el centena-rio de la gesta fue levantado en Móstolesun sencillo monumento en memoria delalcalde Andrés Torrejón, que sería inau-gurado en mayo de 1908 por el reyAlfonso XIII. El lugar elegido fue la plazade la Constitución, frente al Ayuntamien-to, pero en 1935 se acordó trasladarlo a laplaza del Pradillo, una y otra entoncespequeñas plazas de pueblo en un entornode antiguas y modestas viviendas de bajaaltura, por lo que, en aquellos tiempos, elmonumento daría mayor impresión desolemne majestuosidad que la que tiene enla actualidad (véase página 81).

En 1808 regían el municipio AndrésTorrejón García (1736-1812), que, aunsiendo pechero, representaba al EstadoNoble, y Simón Hernández Orgaz, quelo hacía por el Estado Ordinario. Los dosfirmaron el famoso bando que habíaredactado el fiscal y académico Juan PérezVillamil (1754-1824), que se encontrabaen uno de los terrenos que poseía en lavilla. Al parecer, en la tarde del 2 de mayode 1808, llegó a la localidad un amigosuyo, que era miembro del ConsejoSupremo de Regencia, para informarle dela tragedia desarrollada por la mañana en lacapital y movilizarse en auxilio de losmadrileños. Con esa intención escribió laconocida proclama, que, una vez firmadapor ambos alcaldes, se hizo llegar a diver-sos lugares de España a través de diferen-tes correos, como el andaluz PedroSerrano, aunque no falta la versión queidentifica al porteador con el propio hijode uno de los alcaldes.

Cuando un siglo después, en 1908 sepensó dejar memoria perenne de la gesta, se

encargó el monumento al escultor AurelioRodríguez-Vicente Carretero. El artista(Medina de Rioseco, Valladolid, 1863-Madrid, 1917), que es más conocido sólopor el segundo apellido, se formó en lavallisoletana Academia de Bellas Artes dela Purísima Concepción y completó losestudios en la madrileña Escuela Superiorde Pintura, Escultura y Grabado. Pensio-nado en Roma por el Ayuntamiento deValladolid, pasó luego un tiempo en tierrasargentinas hasta que regresó a Madrid en1893. Premiado con algunas medallas en lasExposiciones Nacionales de Bellas Artes,fue autor de varios monumentos públicos,sobre todo en tierras de Valladolid.

En un saliente de la gran roca quedomina el conjunto aparece la pequeñafigura broncínea de Andrés Torrejón, que,con capa y sombrero, sostiene en la manoderecha la vara de regidor. Detrás, un águi-la imperial de alas desplegadas en clara alu-sión a Napoleón, y un escudo de España,cuya corona antes sujetaba el ave en susgarras, simbolizan la fallida conquista deltrono español. En otro lugar de la piedra,un pequeño bronce muestra a un jinete algalope con la proclama en una mano y, porencima, el nombre de la localidad en gran-des letras de bronce dispuestas en diago-nal. Pero, como se comentó con acierto7, lapieza más llamativa es una cartela de bron-ce que imita madera y en la que reza:

2 DE MAYO DE 1908/ A DONANDRÉS TORREJÓN/ ALCALDEDE MÓSTOLES/ Y A DON SIMÓNHERNÁNDEZ/ D. JUAN PÉREZVILLAMIL/ DON ANTONIOHERNÁNDEZ/ QUE COADYUVA-RON A INMORTALIZAR ESTAFECHA.

A su vez, en otra placa de bronce hoyapenas puede leerse:

2 DE MAYO DE 1908/ SECONSTRUYÓ ESTE MONUMEN-TO A EXPENSAS/ DEL ILUSTREAYUNTAMIENTO DE ESTA VILLA/JUNTA LOCAL DEL CENTENA-RIO/ DIPUTACIÓN PROVINCIAL,CORPORACIONES MUNICIPA-LES, ALCALDES/ VECINOS YPATRIOTAS ESPAÑOLES.

¡Era otro tiempo!

La Guerra de la Independencia en los monumentos madrileños70

6 Baztán y Pérez de Guzmán la han identificado con Manuela Malasaña Oñoro, lo que creemos erróneo, pues la joven mostolense apenas contaba quinceaños de edad cuando fue fusilada junto al Parque de Monteleón por los soldados franceses al haberle encontrado entre sus ropas, como arma muy peligrosa, la tije-ra que usaba en sus tareas cotidianas de bordadora.

7 CANTÓ TÉLLEZ, Antonio, Guía de la provincia de Madrid, Madrid, 1958, 288.

SORPRESA es la mejor calificaciónque merece cómo una pequeñalocalidad castellana del siglo XVI -que en lo religioso dependía del

arciprestazgo de Canales, de la archidióce-sis Primada, y en lo jurisdiccional de laciudad de Toledo, Villa de realengo porReal provisión de Felipe II de 6 de diciem-bre de 1656- sea en la actualidad la deci-mosexta ciudad en número de habitantesde todas las de España.

Bien es cierto que su importancia y elsingular crecimiento de que ha sido obje-to en los últimos decenios se han debidoa su proximidad de Madrid, ya inclusodesde 1561, cuando el Rey Prudente eli-giera a la Villa del Manzanares como capi-tal del Imperio, pero no lo es menos quetambién hubo y hay otras localidadesque, en iguales condiciones de cercanía yemplazamiento, no han logrado las cimasa las que ha llegado Móstoles. No vendráde más reseñar, siquiera de pasada, loshitos de esta aventura y las posibles razo-nes responsables de esta realidad.

Los orígenes de MóstolesEn el siglo I ó II, el actual término

municipal estaba surcado desde elNoreste hasta el Suroeste por la calzadaque conectaba Mérida y Alcalá de Hena-res, las Emérita Augusta y Complutum dela Hispania romana. En ese terrazgo esta-rían diseminadas algunas villae, de las quequedan algunos vestigios, aunque no pa-rece que hubiera alguna localidad impor-tante, a excepción de la aún no localizadaMethercosa. Ese eje de comunicacionessería de vital importancia a lo largo de laalta Edad Media, cuando en el entornopróximo se establecen un rosario de torresvigía bajo la dominación árabe, en concre-to las atalayas y castillos de Móstoles,Calatalifa y Canales, vinculadas a la MarcaMedia, sistema defensivo del Reino de

Toledo frente a las habituales algaradas eincursiones cristianas provenientes delNorte. Toda la comarca pasaría a manoscristianas bajo Alfonso VI, cuando estemonarca conquista Toledo. Empero, nohay evidencias posteriores que constatenlocalidad en las inmediaciones; deberíaesperarse a la fecha de 1212, cuando eltriunfo de las Navas de Tolosa situó lafrontera en el valle del Guadalquivir.Conviene situar el surgimiento de Mósto-

les después de esa fecha, de la mano derepobladores preferentemente segovia-nos; en todo caso, no sería desdeñable lapermanencia de alguna pequeña aldea detradición mozárabe, como en otros pun-tos próximos, aunque no en el mismoemplazamiento del Móstoles actual. Qui-zá esa pequeña aldea sea la Monstoles queun documento del año 1144 del reyAlfonso VII sitúa en las inmediaciones delluego despoblado de Fregacedos.

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De 2.000 a 200.000 habitantes en cincuenta años

Móstoles, de villa a ciudad, en los albores del siglo XXI

Francisco José Marín Perellón Historiador

Escudo de Móstoles.

La Villa a lo largo de la EdadModerna

Las razones que explican su desarrolloulterior son su proximidad con Madrid,capital y Corte de la Monarquía desde1561, pero también su privilegiado empla-zamiento en uno de los caminos Realesmás importantes, el de Extremadura, que,naciendo desde el puente de Segovia, seencaminaba hacia el Este, heredero enparte de esa antigua calzada romana. Laconcesión del privilegio de Villa de realen-go, dada por Felipe II en 1565, da carta denaturaleza al nacimiento de una Villa que,a lo largo de las centurias del XVII, XVIIIy XIX, afianzará su conexión con Madrid.De un lado, su extenso término municipalposibilitaba una intensa explotación agra-ria basada en el cereal y la vid; de otro, suubicación permitía convertirse en lugarimportante para la parada de postas, gale-ras y carretería en los intensos flujos queel abastecimiento de Madrid exigía. La-mentablemente, la pérdida de gran partede los archivos municipales hace difícil el

saber el día a día de esa parte de su histo-ria, más allá de su organización como villade Realengo bajo el mandato de dos alcal-des ordinarios, la existencia de casa Ayun-tamiento y Cárcel, casa carnicería y casadel abasto de pescados, varias posadas delconcejo, y un abultado conjunto de pra-dos, fincas y sotos con el que se sufraga-ban las necesidades de la localidad. Noviene de más saber que el caudal queanualmente proporcionaban a la Villa laexplotación de sus bienes de Propios arro-jaba la nada desdeñable cifra de algo me-nos de 27.000 reales anuales.

A lo largo de todo este periodo, la Villadebió contar con dos centenas largas decasas, aparte de los edificios públicos delConcejo. A estos debemos añadir lasconstrucciones dedicadas al culto, la igle-sia parroquial, dedicada a la Asunción deNuestra Señora, y las ermitas de laEncarnación, San Roque, San Juan, SantaBárbara, las de San Marcos y Virgen de laSalud, inmediatas la una a la otra, la delCristo del Humilladero y la importante dela Virgen de los Santos. De ellas solo per-

viven en la actualidad la iglesia parroquialy la ermita de la Virgen de los Santos.

El inicio de la EraContemporánea

Móstoles entra en la centuria del XIXde la mano del Bando de los Alcaldes de 2de mayo de 1808, escribiendo así una delas páginas más notables de la historia deEspaña. No obstante, no parece que estehecho haya supuesto razones para unatransformación de la localidad. La locali-dad siguió manteniendo su estructuraurbana y su modo de vida en líneas gene-rales tal y como se encontraba en el sigloXVIII, aunque con el beneficio del des-arrollo de la carretera de Extremadura, lacual se afianzaba como una de las principa-les en el sistema radial de comunicacionesde España. A mediados del siglo XIX,Pascual Madoz describía a la Villa comolocalidad y ayuntamiento de la provincia yaudiencia territorial de Madrid, que de-pendía del partido judicial de Getafe, condoscientos sesenta vecinos que se corres-

Móstoles, de villa a ciudad, en los albores del siglo XXI72

Padrón de Pecheros de 1570.

pondían con mil quinientos cincuentahabitantes, que contaba con doscientasnoventa y ocho casas de inferior construc-ción en su mayor parte, distribuidas en die-cinueve calles, una plaza y tres plazuelas,con buena y moderna casa de ayuntamien-to, cárcel, escuela de instrucción primariapara entre cincuenta y sesenta niños ymaestro que atendía a entre veinte y trein-ta niñas, iglesia parroquial y una ermitadedicada a Nuestra Señora de los Santos.A ese elenco de establecimientos, Madozañadía la existencia de estafeta de correos,dependiente de la administración provin-

cial de Madrid y casa de postas. La mejorimagen que depara esta descripción es lacontenida en el plano de Móstoles levanta-do por el comandante capitán EduardoÁlvarez Serra y el capitán teniente San-tiago Moreno en 1854.

El Diccionario Geográfico de 1848 dePascual Madoz continúa ofreciéndonosdatos de inestimable valor para conocer lahistoria del municipio en el siglo XIX. Elterreno, fuerte, arcilloso y arenisco, depa-raba una producción agraria de trigo,cebada, centeno, algarrobas, habas, gar-banzos, éstos de superior calidad, avena,

guisantes, poco aceite y hortalizas de todasclases, con ganado lanar, vacuno y mular, yalgo de caza menor. El único estableci-miento industrial era un molino de aceitede un particular, bastante estropeado, y untejar perteneciente al propio Ayuntamien-to, que se explotaba en régimen de arren-damiento. Como puede verse, municipiode una actividad predominantemente agrí-cola, con una riqueza anual estimada enpoco más de once millones y medio dereales.

Debemos esperar al último cuarto delsiglo XIX para constatar cuales fueron las

Ilustración de Madrid. Núm. 7. Primavera 2008 73

Plano del casco urbano de Móstoles de 1854.

únicas mejoras acometidas en Móstoles: laconstrucción de la fuente de los Peces,dotada además con un lavadero público, laedificación de las nuevas Escuelas Públicasmunicipales, el empedrado de las vías pú-blicas del casco urbano y la mejora de loscaminos, la instalación de alumbrado pú-blico mediante petróleo, la renovaciónsustancial del edificio del Ayuntamiento yotras dependencias municipales. Todasestas mejoras deben vincularse con unhecho fundamental en el pasado de la loca-lidad, como fue la inauguración del apea-dero de Móstoles como una de las paradasdel entonces ferrocarril entre Madrid yAlmorox en 1891. El primer cuarto delsiglo XX supuso para la Villa la instalacióndel primer tendido de distribución de elec-tricidad, en 1910, y la del teléfono en 1921.Con todo, la apariencia general que ofrecíasu casco urbano debía ser prácticamente elmismo que la de la centuria anterior.

Móstoles, de Villa a CiudadLa plácida existencia de la localidad

como villa cambiaría radicalmente con eldesarrollo experimentado por toda la peri-feria madrileña desde el decenio de 1960.Una vez superados los destrozos produci-dos durante la Guerra Civil, sentida en lalocalidad con una especial virulencia, y losdifíciles años de la Postguerra, los años deldesarrollo supondrían para Móstoles y para

el resto de ciudades ubicadas en las inme-diaciones de Madrid cambios de grado y deconcepto: de un lado, la aparición de unnuevo tipo de modelo residencial destina-do a la vivienda para los inmigrantes proce-dentes de otras provincias; de otro, el aban-dono progresivo de la tradicional dedica-ción al campo, sustituido por un cúmulo deactividades relacionadas con los servicios aesa nueva población que llegaba en cúmuloal Móstoles contemporáneo.

En esos primeros años de crecimientourbano, el desarrollo exponencial delmunicipio no se vio acompañado, lamen-tablemente, de una serie de intervenciones

que ordenaran mediante el planeamientoel nuevo plano de la ciudad, ni tampocode la instalación de una serie de nuevasinfraestructuras que mejoraran las condi-ciones y calidad de vida de sus habitantes.

La secuencia de cifras del número desus habitantes que arrojan los distintoscensos son bien elocuentes: en 1950, pocomás de 2.000 habitantes, en 1965, 3.850, en1970, 17.865, en 1975, 76.272 y en 1980149.649, los cuales se han convertido en los204.463 de 2005. Ese crecimiento, absorbi-do en una serie de urbanizaciones erigidasen el propio casco urbano de Móstoles yotras exteriores iniciales tales como ParqueCoimbra, Colonia del Guadarrama yPinares Llanos, modificarían sustancial-mente el tradicional modelo de casa exis-tente en la localidad, haciendo desaparecergran parte de la trama urbana heredada decenturias precedentes. La periferia tam-bién se vio afectada por el surgimiento dezonas industriales, cifradas en instalacio-nes tales como Móstoles Industrial, esta-blecido en el lugar que había ocupadohasta 1966 la antigua ermita de San Juan.

El efecto consiguiente del crecimientoen la trama urbana no se hizo esperar. Nosólo la mayoría de las antiguas edificacio-nes de uno y dos pisos se sustituyeronpor nuevos inmuebles, sino que las anta-ñonas sedes del Consistorio, obsoletasante las nuevas necesidades, dieron paso aconstrucciones contemporáneas. Delcasco antiguo de Móstoles solo quedahoy un reducido número de sus antiguascasas, al que deben añadirse tan sólo lasfábricas de la iglesia parroquial, muytransformada, y la ermita de la Virgen delos Santos, único patrimonio monumen-tal de la larga historia de la localidad. Laprimera de ellas, resultado de una remo-delación de la primitiva del siglo XV, de laque solamente queda el ábside, ha sidoobjeto de una larga serie de remodelacio-nes, las últimas acometidas en la décadade 1960. La segunda de ellas, en razonablebuen estado, se conserva en grandes líne-as en un estado similar al que poseyó ensu construcción en el siglo XVIII.

Los problemas que el incesante y des-controlado crecimiento habían provocadoen la estructura urbana y social deMóstoles solo pudieron abordarse despuésde la aparición de los Ayuntamientosdemocráticos, uno de los capítulos másnotables de la Transición política iniciadaen 1978. La aprobación del primer planGeneral de Ordenación urbana en 1985

Móstoles, de villa a ciudad, en los albores del siglo XXI74

Ermita de la Virgen de los Santos.

Iglesia de la Asunción.

ración de un plan municipal de viviendaque permita acceder a la misma a 9.000jóvenes parejas, la creación de un parquetecnológico de 670.000 metros cuadradosy el establecimiento de una plataforma deLogística, en otras palabras el puerto seco,con el propósito de transformar más de unmillón y medio de metros cuadrados.

Todos estos ambiciosos proyectos, ensuma, permitirían a la localidad abordar unnuevo crecimiento en extensión, aunquesiempre con las garantías del planeamientoy bajo el principio del crecimiento en para-lelo de los servicios a la población. Conestos nuevos proyectos, el futurode Móstoles estaría aún por escri-bir.

supuso el punto de partida de cambiosnotables en la concepción del urbanismode la ciudad, con lo que gran parte de losdesafueros cometidos en nombre del des-arrollo de los años sesenta pudieronrecomponerse en parte; de igual modo, lostrabajos realizados por los distintos con-sistorios a partir de esa fecha ha consegui-do dotar de servicios de todo tipo lo quehasta entonces había sido una ciudad dor-mitorio más de las inmediaciones de lacapital de España. Las primeras tareas con-sistieron en la imperiosa necesidad de cam-biar el trazado de la antigua carretera deExtremadura, la cual partía a la localidadprácticamente por la mitad; igualmenteocurrió con la nueva variante que evitabael tránsito, engullida por las nuevas barria-das a los pocos años de su nuevo trazado.La solución definitiva vendría de la manode la construcción de la variante actual,conectada tanto con los distintos accesos alcasco urbano como con las distintas auto-vías que se sitúan en la zona. La fluidez deltráfico se ha solucionado en el propiocasco mediante el trazado de grandes ave-nidas dotadas de glorietas de gran tamaño,en las que se han dispuesto apreciablesconjuntos escultóricos de carácter monu-mental. Al capítulo de la ordenación de latrama siguió el necesario de las dotacionesdocentes, deportivas y asistenciales, sincontar con el dedicado a la creación depolígonos industriales y de servicios.Solamente en el capítulo de instalacionesdocentes y culturales, los últimos años hansido testigos del establecimiento de cen-tros tales como la Universidad JuanCarlos I, la Casa Museo de AndrésTorrejón, el Teatro del Bosque, el conser-vatorio Municipal Cristóbal Halffter y laBiblioteca Central. Capítulo aparte mere-ce la creación de áreas para el ocio y elesparcimiento, como el Parque regionaldel curso medio del río Guadarrama y elParque natural del Soro. No obstante, latransformación urbana sigue aún en mar-cha. Hoy se plantea la redacción de unnuevo Plan General de OrdenaciónUrbana, sustituto del ya obsoleto de 1985,con el propósito de adecuar nuevasinfraestructuras para la nueva ciudad, perotambién para consolidar un modelo dehabitabilidad sustancialmente opuesto alde la ciudad dormitorio de los años sesen-ta del siglo XX. En paralelo, el Ayunta-miento ha seguido trabajando en tres gran-des líneas para garantizar las bases de esatransformación futura. Se trata de la elabo-

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Vista aerea de Móstoles. 1950.

Vista aerea de Móstoles. 1930.

Móstoles, de villa a ciudad, en los albores del siglo XXI76

La antigua carretera de Extremadura, hoy importante avenida de Móstoles.

Ilustración de Madrid. Núm. 7. Primavera 2008 77

HUELGA recordar, en esteartículo, los sucesos de laGuerra de la Independenciay lo que supusieron para la

Historia de España, máxime de aquellosque tuvieron como escenario la Villa deMadrid. Que esos hechos son importan-tes queda fuera de toda duda. No escasual que la convencional división deEras para el estudio de la Historia sitúe elnacimiento de la Era Contemporánea enese año de 1808 de la mano de los sucesosdel Dos de Mayo.

En el cúmulo de acontecimientos querodearon el levantamiento de Madrid contralos ejércitos imperiales de Napoleón Bona-parte hay un hecho puntual que sitúa aMóstoles en parte principal de toda esa his-toria, no tanto por sus consecuencias direc-tas como por su utilización posterior en elnacimiento del concepto de Patria. Nosreferimos al bando de Andrés Torrejón,alcalde de Móstoles, del 2 de mayo de 1808.Su laconismo es bien expresivo:

La Patria está en peligro. Madrid perecevíctima de la perfidia francesa. Españo-les, acudid a salvarla. Mayo, 2, de 1808.El Alcalde de Móstoles.

Gracias al estudio del desaparecidohistoriador Antonio Rumeu de Armas,director que fue de la Real Academia de laHistoria, bajo el título El bando de los al-caldes de Móstoles, nueva aportación do-cumental,1 pueden concretarse muchosaspectos de aquel suceso.

La realidad, por lo que va refiriendoRumeu de Armas, fue bien distinta, puesni el texto ni la autoría son los que reitera-damente se han venido repitiendo sin argu-mento documental que lo avalara: el conte-nido del bando era en su origen mucho másamplio que la romántica reducción realiza-da del mismo en fecha posterior; sus auto-res fueron en realidad dos, el ya conocidoAndrés de Torrejón y Simón Fernández,

a la sazón alcaldes ordinarios de la Villa deMóstoles, aunque su redacción se debierafundamentalmente a Juan Pérez Villamil,secretario del Almirantazgo y fiscal delConsejo de Guerra, residente accidental enMóstoles el día de autos.

La verdadera historia del bando

Convienen los historiadores que eldetonante del levantamiento fue la partidaen coche de la Reina de Etruria, sus hijos,un aya y un mayordomo del propio Palacio

La Patria está en peligro

El bando del Dos de Mayo de los Alcaldes de Móstoles

1 Toledo: talleres gráficos de Rafael Gómez-Menor, 1940.

Carátula del bando, en el archivo de Cumbres de San Bartolomé (Huelva).

Real, siguiendo instrucciones de JoaquínMurat, gran duque de Berg, en cumpli-miento, a su vez, de las órdenes explícitas deNapoleón Bonaparte que exigían la parti-da a Bayona de toda la familia Real.

Un segundo carruaje debía trasladar almenor de los hijos de Carlos IV y MaríaLuisa de Parma, el infante FranciscoMaría de Paula, obedeciendo el deseo delpropio Murat de que la partida se realiza-ra a las nueve de la mañana y no por lanoche, deseado por la Junta para evitarposibles altercados en la población.

Uno de los espectadores que contem-plaban la escena pudo acceder al mismoReal palacio con el propósito de indagarpara quien se reservaba ese carruaje. Alpoco, salió de Palacio a los gritos de¡Traición!, ¡Traición! ¡Nos han llevado alRey y se nos quieren llevar todas las perso-nas Reales! ¡Mueran, mueran los franceses!

El gentío, mucho más numeroso que lohabitual y receloso tanto por las distintasmanifestaciones de la soldadesca francesacomo por los rumores que cundían portoda la Corte, empezó a congregarse en las

inmediaciones de la plaza de la Armeríacon el propósito de impedir la partida delmenor de los hijos de Carlos IV.

Lo demás es ya conocido 2. Murat, antelas muestras abiertamente hostiles de lamuchedumbre que, poco a poco, se ibacongregando en las inmediaciones, mandócargar contra la multitud con fuego de fusi-lería y cañones. El dudoso honor de esaprimera carga de fusilería y artillería contrala población recayó en la brigada de laGuardia Imperial del Alto estado Mayorde Joaquín Murat. Éste abandonó su resi-dencia en la próxima Casa del Almirantaz-go para iniciar las operaciones de la tomade Madrid.

Ese día la Grand Armée escribió unade las páginas más innobles de su historia,pasando a fuego y armas una poblacióninerme. Los treinta mil hombres acanto-nados en la propia ciudad y en sus inme-diaciones atacaron ordenadamente lagrandes vías que accedían al centro deMadrid, barriéndolas mediante brutalescargas de caballería y artillería de cuantosgrupos se oponían. La única unidad mili-tar que pudo oponerse con un ciertoorden fue la comandada por Daoíz,Velarde y el teniente Ruiz quienes, alfrente de una pequeña tropa de artilleros,hicieron frente a las distintas unidadesfrancesas en el Parque de Monteleón.

Entretanto, la guarnición de la ciudad,siguiendo órdenes expresas de la Junta,encabezada por el infante Antonio MaríaPascual y transmitida por FranciscoJavier de Negrete, capitán general deMadrid, permaneció en sus distintoscuarteles sin mover un solo dedo.

Lo peor, con todo, no había hecho másque empezar. La insurrección popular y ellevantamiento de los artilleros fueron cas-tigados por una feroz represión sin prece-dentes: saqueos, asesinatos y, sobre todo,una cadena de fusilamientos en masa enmuchos puntos de Madrid, principalmen-te en el Prado de San Jerónimo.

La situación del día dos por la nocheera realmente dantesca. José BlancoWhite, testigo presencial de los hechos,refería que

...el absoluto silencio que reinaba por lascalles desde las primeras horas de lanoche, sólo roto por los cascos de loscaballos que, de vez en cuando, pasabanen gran número, llenaba de profunda

El bando del Dos de Mayo de los Alcaldes de Móstoles78

2 Véase la relación pormenorizada de los hechos en Juan Pérez de Guzmán y Gallo, El Dos de mayo de 1808 en Madrid. Relación histórica documentada[...]. Madrid: Establecimiento tipográfico “Sucesores de Rivadeneyra”, 1908, capítulos XI y XII, pp. 361-464.

Bando del Dos de Mayo de 1808. Primera página.

se por la posta para alertar a las distintasciudades del camino Real de Extremadu-ra. El texto, bajo la fórmula de oficio, erael siguiente:

Señores Justicias de los pueblos a quienesse presentase este oficio, de mí el Alcaldede la villa de Móstoles: Es notorio que losFranceses, apostados en las cercanías deMadrid y dentro de la Corte, han toma-do la defensa sobre este pueblo capital ylas tropas españolas; de manera que enMadrid está corriendo a esta hora mucha

sangre; como Españoles, es necesario quemuramos por el Rey y por la Patria,armándonos contra unos pérfidos que, socolor de amistad y alianza, nos quierenimponer un pesado yugo, después dehaberse apoderado de la Augusta personadel Rey; procedamos, pues, a tomar lasactivas providencias para escarmentartanta perfidia, acudiendo al socorro deMadrid y demás pueblos y alentándonos,pues no hay fuerzas que prevalezcan con-tra quien es leal y valiente, como losEspañoles lo son. Dios guarde a Ustedes

tristeza a una populosa ciudad siempreanimada por un continuo bullicia. Porlas mañanas echábamos de menos lostípicos pregones de Madrid, los mássonoros y variados de España, y ningunapuerta se abría antes de las diez 3.

En esos momentos de caos, entre eltumulto, los combates y la represión,hubo muchos que pudieron escapar de laciudad. Lo narra el conde de Toreno 4,también testigo privilegiado de los he-chos:

Acaeció en la capital el suceso del 2 demayo y, personas que en lo recio de lapelea se habían escapado y refugiado enMóstoles, contaron lo que allí pasaba conlos abultados colores del miedo reciente.Sin tardanza, incitó [Juan Pérez] Villa-mil al Alcalde para que, escribiendo aldel cercano pueblo, pudiese la noticia cir-cular de uno en otro con rapidez. Asícundió, creciendo de boca en boca y, entanto grado exagerada que, cuando llegóa Talavera, pintábase Madrid ardiendopor sus cuatro puntos y confundido enmuerte y destrozos. Expidiéronse conaquel administrador de Correos avisoscon la mayor diligencia y, en breve,Sevilla y otras ciudades fueron sabedorasdel infausto acontecimiento.

Los protagonistas de los hechosEl testimonio del conde de Toreno no

menciona el nombre del anónimo infor-mante que llegó a Móstoles. La únicareferencia que lo identifica con nombresy apellidos proviene de un trabajo dePérez Jiménez 5, quien argumentaba quetal sujeto era Esteban Fernández deLeón, ex-intendente del Ejército y RealHacienda en Caracas, el cual había parti-do de Madrid recién iniciado el levanta-miento popular.

Sea quien fuere, lo documentado esque, una vez en Móstoles, expuso lasnoticias del levantamiento a Juan Pérezde Villamil que, como se ha citado, resi-día en aquella localidad en unas casas desu propiedad. El Secretario del Almiran-tazgo reunió a los dos Alcaldes ordinariosde la Villa, a la sazón Andrés Torrejón,elegido por el Estado de Hijosdalgo, ySimón Hernández, elegido por el EstadoGeneral, y les dictó el bando que, bajo lafirma de ambos Alcaldes, debía difundir-

Ilustración de Madrid. Núm. 7. Primavera 2008 79

3 Cartas de España. Madrid: Alianza editorial, 1983, pp. 303-304.4 Historia del levantamiento, guerra y revolución de España. Madrid, 1835 a 1837, citado por Rumeu de Armas, ob. cit., p. 7.5 Citado por Rumeu, ob. cit., p. 10.

Bando del Dos de Mayo de 1808. Segunda página.

muchos años. Móstoles, dos de Mayo demil ochocientos y ocho. Andrés Torrejón,Simón Hernández.

Con el bando así redactado, los alcal-des lo entregaron al postillón PedroSerrano, quien inició de inmediato elcamino de posta, deteniéndose en cuantaslocalidades era preciso para alertar a losdistintos Corregidores.

Los más destacados fueron los deTalavera de la Reina y el de Trujillo, res-pectivamente los licenciados Pedro Pérezde Mula y Antonio Martín Riva, quie-

nes redactaron nuevos bandos y oficioscon objeto de organizar a las tropas bajosu mando y dictar providencias para elalistamiento de voluntarios.

Las autoridades que regían todas laslocalidades, tanto de realengo como deseñorío, ubicadas en el camino de postaentre Móstoles y Casas del Puerto, en laprovincia de Cáceres, fueron debidamen-te informadas de la situación y éstas, a suvez, realizaron las oportunas diligenciasque solicitaba el oficio original.

Entretanto, al igual que el anónimoinformante que recalara en Móstoles,otros espectadores de los sucesos exten-dieron la noticia en otros puntos deEspaña.

Blanco Withe lo cuenta en su escapa-da días más tarde:

... el único camino para ir a Andalucíaera a través de Extremadura y el únicomedio de transporte, dos galeras arago-nesas que, por haber parado en unapequeña venta a tres millas de Madrid,estaban fuera del control inmediato de laPolicía francesa. Por otro lado, la inter-vención del nuevo Gobierno estaba muyocupada con las dificultades cada vezmayores como para extenderse más alláde las puertas de la ciudad. Lo único queteníamos que hacer era pasar delante dela guardia francesa y caminar, a pie,hasta la venta el día señalado por loscarreteros 6.

De esa manera, las noticias de Madridse extendieron por toda España con unarapidez inusitada y las distintas Juntasconstituidas para hacer frente a las cir-cunstancias fueron dando manifiestos deproclamación: Asturias, el 9 de mayo;Cartagena, el 17; Zaragoza, el 24; Sevilla y

El bando del Dos de Mayo de los Alcaldes de Móstoles80

6 Ob. cit., p. 309.

Bando del Dos de Mayo de 1808. Tercera página.

Casa Museo “Andrés Torrejón”.

Santander, el 26; Lérida, el 29. Pero todoeso ya es otro asunto y, por demás, cono-cido. La Guerra había comenzado.

Conmemoración del primercentenario

Pasados unos meses, tras el triunfo deBailén y creada la Junta Suprema enAranjuez, una de sus primeras tareas fueurgir copia del famoso bando firmado porlos Alcaldes ordinarios de Móstoles, a finde conocer su verdadera materialidad.Lamentablemente, el archivo de esa Villano había guardado copia del mismo, habi-da cuenta de la celeridad con que obraronen aquellas circunstancias. Tampoco lohabían hecho, por las mismas razones, losdistintos Corregidores y Alcaldes querecibieron el mismo a lo largo de los días 2y 3 de mayo, a juzgar por los oficios que,ante igual demanda de la Junta Supremapara hallarlo, habían recibido a lo largo delmes de octubre de 1808.

Poco a poco, el bando de los alcaldesde Móstoles comenzó a constituirsecomo uno de los mitos de la recién inicia-da Guerra, y tomaría cuerpo años mástarde de la mano de la historiografía libe-ral, cuando se identifica la Guerra de laIndependencia como el momento delnacimiento de la idea de Patria Española.

Cien años después, se daban las cir-cunstancias oportunas para la primeragran conmemoración de tales aconteci-mientos. Para entonces, el imaginariohabía reducido el protagonismo al alcaldeAndrés Torrejón, y del recuerdo del largobando solo quedaba la célebre frase: LaPatria está en peligro...

En 1908, el Ayuntamiento de Móstolesquiso recordar a Andrés de Torrejóncomo héroe del municipio y de todaEspaña, promotor y verdadero artífice delbando, el cual se elevó, a su vez, a la cate-goría de verdadera declaración de guerra alos ejércitos de Napoleón Bonaparte.

Sorprende, en todo caso, los trabajosrealizados para materializar el solemnereconocimiento de una Villa en la figura desu Alcalde: se creó una Junta, ex profeso,denominada del Centenario, que tenía porobjeto la realización de una estatua dedica-da a Andrés de Torrejón y enaltecer sumemoria en recuerdo de aquellos hechos.

El monumento fue inaugurado solem-nemente por Alfonso XIII con la asisten-cia de toda la Real familia y el Gobierno enpleno presidido por el Presidente delConsejo de Ministros. Los trabajos, inicia-

Ilustración de Madrid. Núm. 7. Primavera 2008 81

Monumento a los Alcaldes de Móstoles, inaugurado en 1908.

dos gracias al impulso del entoncesAlcalde constitucional, a la sazón TomásLorenzo San Martín, se llevaron a cabogracias a la dedicación y esfuerzo de LuisVargas Manzano, médico de la localidad,Juan de Ocaña, erudito, cronista deMóstoles y dramaturgo, Bernabé Manza-no, secretario de la Corporación, y Aure-lio Carretero, escultor y artífice del pro-pio monumento. No obstante, no debe-mos olvidar a toda la población de Mós-toles, la cual colaboró activamente en losactos públicos realizados a lo largo de lasfiestas que, entre el 2 y 4 de mayo de eseaño de 1908, solemnizaron el homenaje dela localidad a su héroe nacional. Su eco serecogería fielmente en las páginas de laprensa diaria de periódicos tales comoABC o La Ilustración Española y Ame-ricana.

Con el tiempo, los trabajos de AntonioRumeu de Armas ayudarían a despejarmuchas de las incógnitas que habían que-dado en el olvido, difundidas además gra-cias a las celebraciones de 1908, aunquetodo eso es posterior.

Lo verdaderamente notable de aqué-llas fue el apasionamiento con que unmunicipio como Móstoles y sus autorida-des enaltecieran el hecho del Bando en símismo como uno de los momentos másimportantes de la Historia Contemporá-nea de España, digno del aprecio y lamemoria colectiva.- F.J.M.P.

El bando del Dos de Mayo de los Alcaldes de Móstoles82

Tomás Lorenzo de San Martín.

LA Fundación Móstoles 1808-2008 nació con el loable propó-sito de difundir en la ciudadaníalos hechos y circunstancias del

Bando de los Alcaldes del 2 de mayo. Elpropósito, con todo, encierra una dobleintención: en primer lugar, convertirse enheredera de aquella Junta que, en los albo-res del siglo XX, con pocos medios y lainestimable participación de los vecinosmediante suscripción pública, consiguióponer a una dignísima altura la primeraconmemoración celebrada en honor alprincipal héroe del Dos de Mayo, el alcal-de Andrés de Torrejón. En segundolugar, utilizar el ambicioso programa, decasi dos años de duración, prolongado a lolargo de 2007 y 2008, como argumentopara la recuperación de una identidadbasada en la historia del municipio.

La intensa labor realizada y la que aúnqueda por ofrecer se agrupa en varias lí-neas de programa, que abarca desde lasexposiciones monográficas, edición de

textos facsímiles y estudios monográficosen una colección creada ex profeso bajo eltítulo Cuadernos del Bicentenario, publi-caciones de índole didáctica destinados alos escolares, congresos, actos lúdicos derecreación histórica, espéctáculos de luz ysonido, hasta los actos institucionales rea-lizados por el Consistorio en pleno. Noquedan en el olvido, obviamente, la orga-nización y celebración de conciertos detoda índole, o actos tales como el herma-namiento con otras ciudades.

La programación cultural realizada a lo largo de 2007 y primavera de 2008

El inicio de las actividades se dio enmarzo de 2007 con la organización de unaexposición dedicada a narrar la conmemo-ración precedente de 1908, como argu-mento para una evocación de Móstoles deprincipios del siglo XX. Bajo el títuloCien años atrás, y desarrollada entre el 14

y 31 de dicho mes, se exponían en unaserie de paneles los trabajos de la Juntaque, en ese año, organizó esa primera cele-bración, con el aditamento de una intere-sante colección de fotografía en las quepuede reconocerse un Móstoles absoluta-mente inédito y radicalmente distinto delactual.

A esa exposición siguió otra en no-viembre, titulada El Gobierno y la Admi-nistración de la Villa de Móstoles enlasegunda mitad del siglo XVII: los Librosde Acuerdos del Concejo, dedicada a pu-blicar el importante elenco documentalexistente en el Archivo de la Chancilleríade Valladolid. Tales libros, que compren-den tanto los acuerdos del Concejo comoejecutorias, padrones de pecheros entre1544 y 1571 y pleitos civiles, son de vitalimportancia como fuente para el conoci-miento de la vida material y cotidiana delos mostoleños del siglo XVII, pero tam-bién para saber datos sobre la organiza-ción, funcionamiento interno del Concejo

Ilustración de Madrid. Núm. 7. Primavera 2008 83

Programación cultural para una conmemoración

Trabajos de la FundaciónMóstoles 1808-2008

Portadas de catálogos de las exposiciones.

y los avatares de la propia Administraciónmunicipal. Conviene recordar que laGuerra Civil española supuso la pérdidade gran parte del propio Archivo munici-pal, con lo que la necesidad de difusión deeste apreciable fondo era patente.

Los Cuadernos del Bicentenario, surgi-dos en 2007, se iniciaron con la publica-ción facsímil de la Memoria del primercentenario, realizada por Luis VargasManzano, miembro participante de la co-misión organizadora del mismo. El núme-ro 2 se dedicó a la publicación, tambiénfacsímil, del Privilegio de villazgo de 1565concedido por Felipe II a Móstoles, actafundacional de la existencia de la Villa,acompañado de su correspondiente trans-cripción y estudio histórico preliminar.

El número 3, por último, se dedicaba aldiscurso leído en 25 de diciembre de 1868por Jerónimo Gómez San Martín en laSala consistorial del Ayuntamiento, conmotivo del solemne acto de descubrir la

lápida que, al efecto, comemoraba la decla-ración de guerra de la Villa a NapoleónBonaparte. Tal discurso, editado en 1883con un prólogo de M. Lorenzo Coria,también se ofreció en facsímil.

La línea de publicaciones se completa-ba con una serie dedicada a difundir laconmemoración del Bicentenario dirigidaa todas las edades escolares, de forma di-dáctica, bajo la dirección de Luis Palacios,catedrático de Historia de la UniversidadRey Juan Carlos.

Los actos de 2007 se completaron conlos correspondientes actos institucionalescelebrados el 2 de mayo del mismo año,en la plaza del Pradillo, y el solemne her-manamiento con Madrid.

La Villa y Corte pasaba así a ocupar unlugar de honor tras los actos precedentes de2004 con Navia, de 2005 con Zaragoza y de2006 con Cádiz. Ese año fue también testi-go de la recreación histórica de los hechosdel Dos de Mayo, realizada con la colabo-

ración de las asociaciones histórico cultura-les y peñas de la localidad, y el MercadoGoyesco, organizado en septiembre.

El 2 de enero de este año fue el pisto-letazo de salida de una nutrida serie decelebraciones. Ese día, los actos conme-morativos del Bicentenario se iniciaroncon un espectáculo de luz, sonido y piro-tecnia organizado por la concejalía deParticipación Ciudadana y Festejos en ellago del Soto. A éste siguió un memorableconcierto de la banda sinfónica de laGuardia Real, celebrado el 26 de enero enel teatro del Bosque.

Actos futurosA lo largo del 2008, la Fundación con-

tinuará aportando nuevos números a laColección de Cuadernos del Bicentenario.El número 4 consistirá en la edición del li-bro de Antonio Rumeu de Armas ElBando de los Alcaldes de Móstoles, nuevaaportación documental, publicado en

Trabajos de la Fundación Móstoles 1808-200884

Recreación de los sucesos del Dos de Mayo.

Toledo en 1940; el número 5, dedicado a unmonográfico de estudios sobre la econo-mía, sociedad y cultura del municipio yuna perspectiva de futuro, y el número 6,por último, dedicado a publicar la memoriade actividades de los trabajos de la Funda-ción a lo largo de los años 2007 y 2008.

Las tareas de difusión editorial se com-pletarán con la edición de la Guía de laRuta del Postillón, recorrido histórico porlas sucesivas localidades por las que PedroSerrano recorrió el camino de posta aqueldía 2 de mayo de 1808, realizado por laAsociación Histórico Cultural Dos deMayo, y dos importantes trabajos titula-dos La vida social y política de Móstoles ensiglos pasados, de Alejandro Peris Barrio,y la Historia de Móstoles, de JesúsRodríguez Morales y David Martín delHoyo.

La exposición monográfica estelar sededicará al Bando de los Alcaldes deMóstoles, cifrada en la visión histórica de

la Villa desde la óptica de los sucesos delDos de Mayo de 1808. En esta exposición,que contará con documentación históricay gráfica de diferentes épocas, destacaráuna reproducción del municipio a media-dos del siglo XIX, mediante maqueta de4’50 x 4’50 metros, realizada por la Aso-ciación Histórica Cultural Dos de Mayo.La propuesta estrictamente cultural se cie-rra con la inauguración del nuevo Museode la Ciudad, estimada entre mayo y ju-nio, y la del Centro de Arte Dos de Mayo,Museo de Arte Contemporáneo de la Co-munidad de Madrid.

En el capítulo de festejos de carácterlúdico se ha querido poner especial énfasisen las recreaciones históricas. De todas lasprogramadas para este año, descontandoel Mercado Goyesco, que se celebrará enel mes de septiembre en la plaza de Toros,descuella por su interés las Jornadas de laHistoria programadas para la última se-mana del próximo abril, que contarán con

una participación estimada entre seiscien-tos y ochocientos voluntarios.

Los actos se dividirán en la organiza-ción de desfiles y actuaciones correspon-dientes a las épocas que recrean y en losque participan grupos Napoleónicos, Me-dievales, Romanos y Pre-romanos yRenacentistas.

El último acto consistirá en la organi-zación de un desfile en el que participantodas las asociaciones conjuntamente. Aestas fiestas deben añadirse la inaugura-ción, el 1 de mayo en el teatro del Bosque,del musical Mayo, debido a los colabora-dores del conocido musical Hoy no mepuedo levantar, la organización de un fes-tival de música rock bajo el lema Por laPaz, a celebrar en el mes de junio, y elespectáculo de danza Nuevo Ballet Espa-ñol, previsto para el mes de septiembre conuna coreografía dedicada a los actos con-memorativos del Bicentenario.

Ilustración de Madrid. Núm. 7. Primavera 2008 85

Recreación de los sucesos del Dos de Mayo.

Obviamente, el 2 de mayo constituiráun día de marcado carácter institucional:acto litúrgico en recuerdo de Andrés deTorrejón y Simón Hernández en la igle-sia parroquial de la Asunción, con la asis-tencia en pleno de la Corporación munici-pal; inauguración del Museo RegionalCentro de Arte contemporáneo Dos deMayo; inauguración de un monumentoconmemorativo en la plaza del Sol, yhomenaje a los Alcaldes de Móstoles.Estos tres últimos actos serán presididospor la Familia Real, que desea prestar suapoyo a esta notable conmemoracióncomo ya lo hiciera en los actos realizadospor el Consistorio en 1908. El mismo díados, por la noche, se realizará la ya tradi-cional recreación histórica de los hechosdel Dos de Mayo en Móstoles, con la orga-nización de una corrida goyesca el siguien-te 3 de mayo en la Plaza de Toros.

A lo largo de 2008, la Fundación haquerido convocar un certamen dedicado ala investigación histórica sobre el munici-

pio, el cual se convocará con carácteranual. Quedan también otro tipo de actosvinculados a la programación, como elpatrocinio a diversos equipos locales queparticipen en campeonatos nacionales y laconvocatoria de eventos deportivos derepercusión nacional e internacional. Porúltimo, se ha trabajado en el diseño y pro-ducción de un documental de sesentaminutos en el que se recogen los hechosdel Dos de Mayo, con destino al CanalHistoria, en España y Portugal, durantetres meses.

El 30 de diciembre tendrá lugar el cie-rre oficial de la conmemoración, medianteun concierto de clausura en el Teatro ElBosque, broche del acto institucional pre-vio, que dará fin a dos años de intensascelebraciones sobre el Dos de Ma-yo en Móstoles.- F.J.M.P.

Trabajos de la Fundación Móstoles 1808-200886

Proyecto del Museo de Arte Contemporáneo.

Logotipo de la Fundación.

COLECCION DE ESTAMPASde Fachadas o Vistas de Palacios,Edificios y Monumentos antiguosy modernos, no solo de la Cortede Madrid y Sitios Reales, sinotambien de los Estados que com-ponen la Monarquía Española.DEDICADA al ExcelentísimoSeñor Conde de Floridablanca,Primer Secretario de Estado, Pordon Bernardo Espinalt y García,

Administrador Principal del Co-rreo de Valencia y su Reyno; ySocio de número de la RealSociedad Económica Matritensede los Amigos del País. QuadernoI. Con licencia del Real y Supre-mo Consejo. Madrid año deMDCCXC.

Madrid: [s. e.], 1790.1 cuaderno: Iº., 8 hh., 32 x 44

cm.

Ilustración de Madrid. Núm. 7. Primavera 2008 87

Páginas de bibliografía histórica matritense

Las cuatro fachadas del PalacioReal Nuevo de Madrid (1790)

Manuel Abella Poblet y Alfonso García EscuderBibliófilos

Portada.

ESTE curioso opúsculo de Ber-nardo Espinalt y García secompone de tan solo ochohojas: la primera de ellas sirve de

portada en el recto y dedicatoria en elvuelto y la octava y última, con final dededicatoria y prólogo al vuelto. Las otrasseis se ocupan por otros tantos grabadosal cobre alusivos al título de la propiaobra. El primero de ellos reproduce enparte el texto del título, en castellano yfrancés, bajo una delicada composiciónideada por el dibujante Juan Milla y gra-bada por el ilustre Juan Palomino, alusi-va a una alegoría de las Artes. Siguen cua-tro grandes grabados que representancada una de las cuatro fachadas del PalacioReal Nuevo de Madrid, el actual PalacioReal. El último es un retrato de JoséMoñino, conde de Floridablanca, a quiense dedica la obra.

La obrita, en realidad, constituye unatirada aparte de los grabados correspon-dientes al Palacio Real, además de losarriba descritos, de la monumental obradel propio autor, compuesta nada menosque por 2 hojas seguidas de un apreciableconjunto de cincuenta y un láminas, dedi-cadas, como refería el propio título, a unelenco de edificios, tanto antiguos comocoetáneos, de las principales ciudades ysitios Reales de España. La costosa pro-ducción de la obra de Espinalt, tanto en lorelativo a la realización de los dibujos detales edificios como en el grabado poste-rior de cada uno de ellos, en cobre y talladulce, solo pudo llevarse adelante conuna adecuada financiación, costeándosepor el Erario público gracias al apoyo deJosé Moñino, conde de Floridablanca.De ahí que el libro, en la dedicatoria ymerced al retrato del propio conde, reite-re el agradecimiento al mecenas queapoyó este proyecto.

Volviendo al opúsculo propiamentedicho, vemos que constituye una selecciónde determinadas láminas con un temacomún. Es probable que a éste, dedicado alpropio Palacio Real, siguieran otros en losque, bajo la misma disciplina de portada,prólogo, dedicatoria y colofón, se incluye-ran otras estampas de distintos edificiosbajo un común denominador. Tampocosería extraño que cada una de las láminasse vendieran por separado, como grabadosuelto.

El autor, Bernardo Espinalt y Gar-cía, no nos es desconocido. Pese a que eltítulo aluda a su empleo como adminis-

Las cuatro fachadas del Palacio Real Nuevo de Madrid (1790)88

Fachada del Mediodía.

Fachada de Oriente.

Ilustración de Madrid. Núm. 7. Primavera 2008 89

trador del Correo del reino de Valencia ysu pertenencia a la Real SociedadEconómica Matritense de Amigos delPaís, su verdadera ocupación era la deescritor e impresor. A él debemos elmonumental Atlante Español, ó Descrip-ción general de todo el Reyno de España,compuesto por varios tomos en los querepasó la corografía de los distintosterritorios de la Corona. Basta ojear, porejemplo, los reinos de Aragón y Mallor-ca, a los que dedica los tomos II y III, oel de Valencia, descrito en los VIII, IX yX, para entender el volumen de su traba-jo. Editado a lo largo del último cuartode la centuria del setecientos, no fue,empero, su único empeño editorial: sir-van como muestras las Guías generalesde Postas realizadas por él mismo, algu-nas ya a principios del siglo XIX, o otrostales como el titulado Dirección generalde cartas en forma de diccionario paraescribir a todas las ciudades, villa, [...] detoda España, islas adyacentes y susIndias, [...] incluso el Reino de Portugal,con un mapa general de España, denuevo método por medio del qual, deuna ojeada, se ven todas las carreras depostas, editado por el impresor Panta-león Aznar en 1775. El común denomi-nador de todos ellos es la adecuadainclusión de buen número de recursosgráficos, ya planos y mapas, ya diagra-mas, ya estampas de edificios o perspec-tivas de ciudades.

Los grabados del Palacio RealNuevo de Madrid

El historiador Marín Perellón explicaque esta Ortographía del Palacio, verdade-ra representación de sus cuatro alzados,está grabada por Juan Palomino sobre labase de diseños que deben provenir, forzo-samente, de un profesional del dibujo de laarquitectura. Cada uno de ellos, en los quese representan las fachadas meridional,occidental, oriental y septentrional, poseeuna escala gráfica en pies castellanos queayuda al espectador a hacerse una idea delas dimensiones de este edificio realmentesingular para la arquitectura española detodo el siglo XVIII. Todas ellas muestranlos valores de 300 pies castellanos, a excep-ción de la segunda de ellas, la que afronta-ba a la calle Nueva, hoy de Bailén, dispues-ta en una escala gráfica de 400 pies; en todocaso, esas diferencias no perturban lahomogeneidad de los cuatro diseños y sucomparación respectiva, pues las escalas

Las cuatro fachadas del Palacio Real Nuevo de Madrid (1790)90

Fachada de Occidente.

Fachada del Norte.

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gráficas de 300 y 400 pies se correspondena la misma escala real.

El resultado es la apariencia del edificiosegún se había proyectado por el italianoJuan Bautista Sachetti, arquitecto encar-gado de diseñar el nuevo Palacio Real, trasel incendio que, iniciado la Nochebuenadel año de 1734, asoló por completo elantiguo Alcázar de los Austrias. Por deseode Felipe V, el primer Borbón, el nuevoPalacio debía ocupar el solar del antañónAlcázar: la línea de fachada del propioSalón del Trono debía estar alineada con lapropia línea del antiguo edificio. Ese deseohizo desechar un magnífico y monumentalpalacio, proyectado por el arquitectoFilipo Juvarra, cuatro veces mayor queéste, y que debía construirse en los altos deSan Bernardino. En fin, lo que hay es loque hay, y el proyecto de Sachetti, contodo, se materializó finalmente a lo largode los reinados de Felipe V, Fernando VIy Carlos III, quien fue el primer monarcaque vivió en él.

Lo representado en las cuatro estam-pas no se debe solo a Sachetti, sino a otroarquitecto, también italiano, al servicio delos Reyes de España. Nos referimos alnapolitano Francisco de Sabatini, encar-gado de las obras reales a partir de laentronización, en 1758, de Carlos III yverdadero artífice de la conclusión de su

dental del propio edificio, con otro cuer-po de igual planta y conformación. Lasláminas muestran las distintas fachadasdel edificio según el proyecto del arqui-tecto napolitano, con lo que la realidadqueda en parte enmascarada. Eso es espe-cialmente notorio en el diseño de lafachada principal, a la plaza de la Armería–por entonces, de Palacio–, en la que seaprecia la simetría del ala derecha –edifi-cada finalmente–, respecto de la izquierda–solo dibujada en proyecto–, pero tam-bién en la apariencia de la imponentefachada septentrional, o, sobre todo, en laoccidental, en la que se aprecia el verda-dero perfil de la residencia áulica quedominaba la cornisa del Manzanares,mucho más alargada de lo que hoy en díanos ofrece la perspectiva.

Poco más queda por añadir. Si el lec-tor quiere conocer más datos del edificio,algo que no es materia de esta reseña,basta con remitir al excelente libro deJosé Luis Sancho, dedicado a laArquitectura de los Sitios Reales y editadopor Patrimonio Nacional en 1995. A losefectos que nos ocupan, solo quedasubrayar el empeño y dedicación deBernardo Espinalt y García quien, comoescritor, supo aunar la adecuadadifusión de texto e imagen enapreciables joyas bibliográficas.

Las cuatro fachadas del Palacio Real Nuevo de Madrid (1790)92

Prólogo Bilingüe.

José Moñino, conde de Floridablanca.

construcción. A él debemos, por ejemplo,la realización de la denominada AlaSabatini, cuerpo que proyecta parte de lafachada meridional hacia el sur, y quedebía completarse, en el ángulo surocci-

NO nos es posible recurrir almonumental trabajo Planosde Madrid de los siglos XVIIy XVIII, de Miguel Molina

Campuzano, para proseguir con el exa-men de la cartografía de la Villa, toda vezque su estudio se cierra con un pequeño

diseño de Pierre François Tardieu definales del siglo XVIII.

Bien es cierto que información no nosfalta, pues las numerosas exposiciones ycatálogos relativos a la historia de los pla-nos de Madrid denotan la existencia deabundante material a lo largo del siglo

XIX, si bien falte aún la monografía queprosiga, con el mismo rigor y método, laobra de Miguel Molina.

Y si decimos rigor y método es porquees absolutamente necesario establecer conprecisión las secuencias de planos origina-les y las series de copias y reducciones de

Ilustración de Madrid. Núm. 7. Primavera 2008 93

Trabajos del Gabinete Topográfico

Juan López y Villa de Madrid:planos de 1812, 1825 y 1835

Francisco José Marín PerellónHistoriador

Plano de Madrid, dividido en diez quarteles, de Juan López, de 1812.

los mismos, sus respectivas atribuciones ycaracterísticas, en un panorama en el quela producción cartográfica aparece pordoquier: cualquier publicación que se pre-cie a lo largo de todos estos años ofrecepequeños diseños de variada factura en losque, bajo la moneda común del plagio,debemos detectar el origen y procedenciade los planos matrices de la ciudad.

La abundante producción cartográfi-ca de principios del siglo XIX es herede-ra directa de los grandes planos de la ciu-dad realizados en el siglo XVIII, tantoen lo que se refiere a las bases cartográfi-cas procedentes de levantamientos plani-métricos como por las técnicas, escalasutilizadas y procedimientos de represen-tación.

Habrá que esperar a la aparición delplano de Francisco Coello, en 1848, cuan-do se invierte la inercia de la produccióncartográfica. Su Plano de Madrid, a la esca-la de 1:5.000, constituye el primer granplano contemporáneo, tanto por su ade-cuada representación, calidad de grabado,escala y unidades de medición, como porproceder del plano realizado entre 1841 y1846 por los ingenieros Juan Merlo,Fernando Gutiérrez y Juan de Ribera ala escala de 1:1.250, hasta ahora perdido.

Todo lo dicho fuerza a considerar losplanos de Madrid de Juan López, de losaños 1812, 1825 y 1835, como herederosdirectos de la cartografía española delsiglo XVIII, en una secuencia que arrancadel gran plano de Tomás López editadoen 1785.

El Gabinete Topográfico de los López

En 1802, fallecía en Madrid, en suscasas de la calle de Atocha, el geógrafoTomás López de Vargas Machuca.Dejaba tras de sí una monumental produc-ción cartográfica, pero también el empeñodel Atlas geográfico de España, continuadopor sus dos hijos, Juan y Tomás Mauri-cio, y una boyante empresa familiar, el Ga-binete Topográfico.

Ambos López habían seguido la estelade su padre. El mayor, Juan, nacido enMadrid en 1765, fue pensionado por elGobierno entre 1780 y 1789 para cursarestudios de geografía en Londres y París,merced al apoyo brindado por José Moñi-no, conde de Floridablanca.

Del pequeño, Tomás Mauricio, sabe-mos que había nacido también en Madriden 1776 y, al igual que su hermano, eligiócomo su profesión la cartografía.

Volviendo a Juan López, sus primerostrabajos fueron simultáneos a los años enlos que se formó en el extranjero. En 1780editó la Carta de la Isla de la Barbada, laCarta de la Isla de la Antigua, y la Carta dela Isla de San Christoval. A éstas siguieronla Carta de la Isla de la Martinica, en 1781,la Carta Reducida de las Islas Lucayas, o delos Lucayos, en 1782, la Carta Maritima dela Isla de Cuba, que comprehende las juri-dicciones de Filipina, la Havana [sic], lasquatro Villas, la de la Villa del Puerto delPríncipe, el Bayamo y la de la Ciudad deCuba, en 1783, y la Carta plana de la Islade Santo Domingo, llamada tambiénEspañola, en 1784. Su trabajo se vio rápida-mente difundido gracias a contar con el

Juan López y Villa de Madrid: Planos de 1812, 1825 y 1835 94

Plano de Madrid, dividido en diez quarteles, de Juan López, de 1828.

Plano de Madrid, dividido en diez quarteles, de Juan López, de 1835.

ma simplificado de su planta, realzadamediante rayado de mayor densidad, y elperímetro del resto de las manzanas queconformaban la planta de Madrid.

En las áreas destinadas a parques y laextensa periferia se utilizaron los recursoshabituales de relieve convencional y dise-ño de la distribución de los jardines, en untono mucho más contenido y realista queel empleado por su padre. Las distintasatribuciones constan en el propio título,bajo la mención Publícale el geógrafo donJuan López, y en línea bajo el ángulo infe-rior derecho del recuadro, bajo la menciónDibuxado por don Pedro Lizcano ySalvador. Grabado por Fonseca en el añode 1812. Su escala, por último, se corres-

ponde a la de 1:7.400, disponiendo unaescala gráfica de 3.000 pies castellanosequivalente a 11’3 cm., o lo que es lomismo, de una pulgada equivalente a dos-cientas varas.

El plano depara una abundante infor-mación, gracias a su extensa tabla alfanu-mérica, titulada Explicación de las letras ynúmeros de este plano, dispuesta bajo lapropia estampa. En ella se enumerancuarteles, parroquias y sus anejos, igle-sias, oratorios, conventos de religiosaspor órdenes, beaterios, capillas, ermitas,colegios, hospitales, plazas y plazuelas yotros establecimientos, mencionados sinclasificar. La tabla complementa la profu-sa información contenida en el propio

apoyo de su padre. Así lo delata uno de lospies de imprenta que acompañan a estosplanos: Se hallará éste con los míos y lasobras de mi padre en Madrid, en la calle delas Carretas, entrando por la plazuela delÁngel.

No viene al caso continuar refiriendola larga serie de planos y mapas realizadospor Juan López. Al término de sus estu-dios en París, en 1789, siguieron los nom-bramientos de Geógrafo del Rey, académi-co de la de Buenas Letras de Sevilla ymiembro de las Sociedades económicas deAmigos del País vascongada y asturiana.Obviamente, todos estos años fueron tes-tigos de la sistemática ocupación en laempresa familiar del Gabinete Topográfi-co, sobre todo en el Atlas Geográfico deEspaña, iniciado bajo su dirección tras elfallecimiento de su padre.

El Plano de Madrid dividido en diez quarteles, de 1812

Todo parece indicar que su realizaciónse debe al encargo formulado por José Ipara disponer de un plano actualizado dela Villa y Corte de Madrid. Ese encargorespondía a un doble empeño. El últimoplano de gran formato de la ciudad sehabía dado a la estampa por Tomás Lópezen 1785 y para esa fecha se hallaba yaobsoleto: las transformaciones puntualesacometidas en la trama urbana entre esafecha y el año 1808 no tenían representa-ción real, pero tampoco aquéllas que, ini-ciadas a instancias de José I entre 1809 y1812, tenían como propósito la transfor-mación del espacio urbano del Madrid deprincipios del siglo XIX.

Bien es cierto que de esa malogradatransformación, tan necesaria para la ade-cuación urbanística de la ciudad, solo que-daron por entonces los vacíos producidospor las demoliciones ordenadas por el ReyIntruso de un cúmulo de edificios religio-sos y otros propios del Patrimonio Real,pero su propuesta supuso la creación delas plazas de Oriente, de las Cortes, delCarmen, de San Martín, de San Ildefonso,de Santa Ana, de los Mostenses y de SanMiguel.

En su realización, López contó con lainformación y datos contenidos en elplano realizado por su padre en 1785, en elque seguramente colaboraría en mayor omenor medida. El resultado fue un planogeométrico, de unas dimensiones de 54por 64 centímetros, con representación delos edificios notables mediante un esque-

Ilustración de Madrid. Núm. 7. Primavera 2008 95

Retrato de José I por Charles Simon Pradier.

plano, en el que se rotulan los nombres devías públicas, edificios diversos no rese-ñados en la misma, puertas y portillos ycaminos.

El trabajo de Juan López en este Planode Madrid dividido en diez quarteles debemucho a su formación como cartógrafo,tanto en París y Londres, como por elposterior trabajo desarrollado junto a suprogenitor. No hay innovaciones en lo querespecta a escala y sistemas de medición yno nos consta que el propio plano proven-ga de un levantamiento de la planta de laciudad. Las mejoras, que las hay, provie-nen del oficio de cartógrafo tal y como loentendía Juan López: un dibujo de grancalidad, debido a Pedro Lezcano, un efi-ciente grabado en cobre, del buril de JoséFonseca, y contención en la representa-ción cartográfica. A diferencia de otrosplanos, en éste no hay ningún adorno queentorpezca la propia estampa, salvo los

marcos y recuadros, reducidos a la mínimaexpresión, que aíslan título, tabla y escala.

Las secuelas del plano de 1812La calidad y, sobre todo, la claridad del

plano permitieron que la empresa familiarde los López, el Gabinete Topográfico, loreimprimiera actualizado en 1825 y 1835.Se trata básicamente del mismo dibujo y,acaso, de la misma plancha, pues los dosejemplares ofrecen idénticas característicasen lo relativo a disposición, títulos, escalay demás elementos. Con mayor deteni-miento, la primera actualización del plano,de 1825, ofrece las correspondientes atri-buciones de forma análoga al de 1812, bajolas menciones Publícale el geógrafo donJuan López, y en línea bajo el ángulo infe-rior derecho del recuadro, bajo la menciónDibuxado por don Pedro Lizcano ySalvador. Grabado por Fonseca en el añode 1812 y aumentado en el de 1825.

La segunda, de 1835, se debe al herede-ro de Juan López en el Gabinete Geográ-fico, su sobrino Pedro Martín de López.En ella cambia el título original por el dePLANO topográfico de Madrid, divididoen cinco DEMARCACIONES o COMI-SARÍAS y cincuenta barrios, según R[ea]lorden de s[u] M[ajestad] / de 20 de enero de1835, y dispone una nueva tabla alusiva aesa nueva distribución administrativa, bajoel título Tabla de los barrios de las cincodemarcaciones y número de manzanas decada una.

Poco más que añadir a estos planos de1812, 1825 y 1835. De su estrella favorablebasta solo indicar que todavía se actualiza-ría nuevamente en 1846, de la mano dePedro Martín López, aunque introducien-do otros elementos no estríctamente carto-gráficos. De su fortuna crítica, reseñar quela aparición del plano de Francisco Coello,en 1848, significaría el fin de todauna época y un savoir faire de lacartografía española.

Juan López y Villa de Madrid: Planos de 1812, 1825 y 1835 96

Mapa de Europa, de Juan López, de 1826.

CrónicaDiciembre, Pedro Montoliú ...................................................................................................... 98

Enero, José del Corral ................................................................................................................ 99

Febrero, Luis Prados de la Plaza .............................................................................................. 100

BibliografíaÚltima bibliografía matritense, Miguel Tébar .......................................................................... 101

FeriasCalendario de ferias de Primavera, IFEMA .............................................................................. 102

DocumentaciónGloria y Razón del Dos de Mayo, Gregorio Marañón .......................................................... 103Madrid Global, Alberto Ruiz-Gallardón ................................................................................ 105¡Adelante, Madrid!, Manuel Monteiro de Castro .................................................................. 106Estrategia y desarrollo internacional.......................................................................................... 107Una modesta versión de la leyenda negra, Julián Marías........................................................ 109

Ilustración de Madrid. Núm. 7. Primavera 2008 97

Páginas amarillas

cialmente a las ayudas del Gobierno centrala aquellas personas de entre 22 y 30 años,con ingresos inferiores a los 22.000 euros,que quieren alquilar un piso. El 13 dediciembre, el Ministerio y la Consejería dela Vivienda firmaban el convenio paracomenzar a partir de enero la tramitación delas ayudas de 210 euros mensuales.

También la imagen de Madrid recibióuna ayuda de cara a potenciar su crecienteturismo. A partir del 12 de diciembrecomenzó a realizarse un cambio de guar-dia ante el Palacio Real. La iniciativa quehabía partido de la Cámara de Comercioy de CEIM y que había sido defendidapor la Consejería de Cultura, permitirá acuantos acudan los miércoles al PalacioReal contemplar un cambio de guardiasimilar a los que se realizan en Inglaterra,Dinamarca o Grecia, especialmente el pri-mer miércoles de cada mes cuando 400soldados con 100 caballos, vestidos conuniformes del tiempo de Alfonso XIII,realizarán un relevo solemne.

Y como todos los meses de diciembre,Madrid se vistió de gala para celebrar lasfiestas navideñas. Un total de 8,9 millonesde lámparas, 900.000 más que el año 2006,con nuevos diseños de Amaya Arzuaga,Elio Bernhayer, Juan Duyos, ÁngelSchlesser o Francis Montesinos, decora-ron calles y plazas. Entre los actos progra-mados destacó el espectáculo de luz, sonidoy efectos pirotécnicos que se celebró el día23 ante el Palacio de Cibeles cuya fachadase convirtió en una gigantesca pantalla porla que pasaron estrellas, madonnas, ángelesy cuadros famosos antes de que un enormecastillo de fuegos dejara la felicitación navi-deña a todos los madrileños. El espectáculofue acompañado de polémica pues la oposi-ción denunció que el Ayuntamiento sehabía gastado 384.000 euros en el espectá-culo más de lo que el Ayuntamiento dedicaa la programación cultural de todo el año enUsera, San Blas o Villa de Vallecas. No haymás que echar una mirada haciaatrás para ver que Madrid siempreha disparado con pólvora del rey.

Crónica98

DICIEMBRE se despidió conuna red de Metro atestada debasura como consecuencia dela larga huelga que protagoni-

zaron los 1.500 trabajadores que realizanesta actividad. A partir del día 17, los ande-nes, estaciones y pasillos se llenaron debasura como consecuencia no sólo deltránsito de los miles de viajeros diariossino también de la acción de piquetes quese dedicaron a volcar papeleras, a llevarbolsas de basura desde sus casas y a verteraceite en los accesos lo que provocó variascaídas. Las cámaras de seguridad registra-ron más de 500 incidentes y hasta 22 traba-jadores fueron identificados como autoresmateriales de estas acciones. La I SanSilvestre subterránea que se iba a correrpor las vías del metro y distintas activida-des infantiles previstas en la red tuvieronque ser desconvocadas y el Gobiernoregional, responsable de este transporte,anunció el inicio de los trámites para res-cindir el contrato a las empresas de limpie-za, a pesar de lo cual la huelga se mantuvoal considerar las adjudicatarias del servicioque no era posible satisfacer las fuertesdemandas de los trabajadores. Como ya eshabitual en Madrid, los trabajadores semanifestaron por la calle Atocha endemanda de sus reivindicaciones. El con-flicto no terminaría hasta el 6 de enero de2008, tras 21 días de paros. El acuerdo, quesupondrá mejoras salariales hasta 2011,incluyó la readmisión de los 70 despedidosdurante el conflicto. No obstante, laComunidad de Madrid, acabado el paro,insistió en su voluntad de rescindir el con-trato a las empresas adjudicatarias y con-vocar un nuevo concurso público.

El transporte público estuvo tambiénde actualidad en diciembre por el aumen-to de sus tarifas. Como todos los años, elConsorcio Regional de Transportes deter-minó los nuevos precios de abonos ybilletes para 2008. En total, las tarifas fue-ron incrementadas un 4,1 por ciento, unporcentaje similar al IPC. Más alta fue lasubida de las tarifas de taxi que se elevaron

al 4,8 por ciento. Los taxistas que pedíanun incremento superior no tuvieron másremedio que acatar la decisión si bienexpresaron su desacuerdo realizando tam-bién una marcha si bien ésta motorizada.

La Comunidad abrió, por su parte, unnuevo frente contra algunas clínicas dedi-cadas a la práctica de abortos. Una de ellasfue cerrada cautelarmente, acusada de pre-suntos delitos de falsedad documental,intrusismo e irregularidades y otra fuedenunciada por supuestas irregularidades,lo que provocó la protesta de varios colec-tivos proabortistas y la concentración deasociaciones antiabortistas ante las clínicasautorizadas.

También hubo concentraciones y minu-tos de silencio ante los ayuntamientos –porprimera vez ante el palacio de Cibeles,nueva sede del Consistorio madrileño– porel asesinato de dos guardias civiles madrile-ños a manos de terroristas etarras en el surde Francia. El funeral de Estado, celebradopor los guardias Raúl Centeno y FernandoTrapero en la Dirección General de laGuardia Civil, fue presidido por los Reyesde España y a él acudieron los Príncipes deAsturias y el Gobierno encabezado por elpresidente, José Luis Rodríguez Zapatero.A pesar de la postura de condena unánimede todos los partidos con representación enel Congreso de Diputados, la concentraciónconvocada en la plaza de la Independencia,defraudó las expectativas por la escasa asis-tencia popular.

Pero no todo fueron paros, concentra-ciones, enfrentamientos dialécticos y dolorpor los efectos del terrorismo en este mes dediciembre. La capital asistió al final delpoblado chabolista de El Salobral, enVillaverde. Se ponía así fin a veinte meses derealojos y derribos durante los cuales habí-an sido realojadas 236 de las 497 familias ensu mayoría de etnia gitana que llegaron ahabitar esta zona en los últimos 25 años. Ysi estas familias conseguían hacer realidadsus sueños, miles de jóvenes veían más cer-cano el momento de cobrar la Renta Básicade Emancipación, como se denomina ofi-

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Crónica de diciembre

Entre basura y fuegos artificialesPedro Montoliú

Cronista de la Villa

EN esa, gracias a Dios terminada,cuesta de enero, que este añotuvo mayor dureza y dificulta-des económicas que nunca, en

esos días de mentida primavera y verda-dera ausencia peligrosa de lluvias, mien-tras los políticos, pasando la terrible etapapreelectoral, se lanzaban heroicos a pro-meter el oro y también el moro y lo quehiciera falta, no dudamos en pensar que lomás importante de los tristes treinta y undías primeros del año ha sido la insólita yextraña declaración municipal unánime,en la que, milagrosamente por total, ente-ra y verdadera uniformidad nuestroAyuntamiento, cuando el mes de eneroacababa sus días, se decidió a votar a unasola voz. Y no ha pasado nada.

El eje Prado-Recoletos, tan discutido,baronesa incluida, ha encontrado inespe-rada salida totalitaria y única a su solu-ción y los concejales, todos unos, hanpuesto por vez primera cara de perro aquienes desde donde sea, intenten destro-zar el milagro de la votación unánime,que también puede ser llamada la vota-ción milagrosa.

Si mucho cuidado hay que tener concualquier rincón de este viejo Madrid,antes de mudar en él un solo ladrillo,mayor tendrá que ser el cuidado cuandose trata de unos lugares tan emblemáticoscomo los que ahora se discuten y que,maravillosamente, a pesar del Ayunta-miento, han llegado hasta nosotros a tra-vés de los siglos, envueltos en una extrañay natural belleza. Acabar con ella seríatriste borrón indeleble sobre su autor ydelito de obligado castigo superior.Superior y definitivo.

No ha llegado todavía, pero ya se estahablando mucho del Dos de Mayo, queeste año cumple siglo. Esperamos losresultados con evidente interés y estamosdispuestos a pedir mucho de ellos pueseso de rematar siglo no vuelve a sucederhasta dentro de cien años. El año 1908nuestros abuelos celebraron el primer

centenario, y, lo hicieron muy bien.Presentaron un libro, El Dos de Mayo, dedon Juan Pérez de Guzmán, sencilla-mente extraordinario y sobre el que loscien años que han pasado por encima desus paginas no le han podido quitar nisiquiera un poco de originalidad y demodernidad.

No hay que engañarse: lo único quevale es lo que queda, lo que permanece.Seria perfecto que en este segundo cente-nario se lograra una obra, histórica, artís-tica o literaria, como esa. Es muy difícil,pero es lo único que supondría un verda-dero fruto y daría medida de la valía denuestro tiempo. Lo terrible seria dejarpasar la fecha entre los estruendos y loscolores de los fuegos artificiales, que pue-den ser muy bellos, pero que no son sinoresplandor de un segundo y que nada levalen al mañana, pues solo son capaces deentretener unos momentos al hombre dehoy.

Y ya que hablamos de eso, parece quenadie ha pensado que el Dos de Mayo fueentrada, pórtico sangriento, de una época:la francesada. Y como nadie parece haberpensado en ello no existe, que nosotros,pobres aprendices de madrileñerías, sepa-mos un solo libro, un solo estudio, que sededique a poner en negro sobre blancolos días terribles que vivió Madrid duran-te la dominación francesa. Todos esosaños aparecen en blanco, con las solasestampas de unos cuantos relámpagos deotros tantos momentos, pero sin conocer,no digo a fondo, ni siquiera en esbozo, lavida de Madrid durante esa etapa doloro-sa, que no hay que olvidar que duró años.Se nos ocurre que sería bonito otro libroque continuara a Pérez de Guzmán ehiciera historia de esos años. De esosterribles y dolorosos años que no debe-mos dejar en el olvido. ¿O sí?.

Que el histórico ombligo de la Villa, laPuerta del Sol, que ha sido escenario de laHistoria de España, este ocupada y enva-llada durante cuatro larguísimos años por

unas obras de algo que se ha hecho yvuelto a hacer en la Villa solo en unospoquitos meses, ya es una pesada bromaque no se como ha soportado la pacienciade los madrileños y organizado la incom-petencia de un Ministerio. Por muchomenos se han corrido revueltas y escán-dalos en este Madrid nuestro. Pero queademás, a cuenta de las eternas obras encuestión, comiencen a aparecer grietas ydesperfectos en la zona es ya absoluta-mente insoportable. Estaría bueno queuna parte como esa de Madrid, que es lapropia historia de la Villa, desaparecieratragada por las obras como ya ha pasadopor la misma incompetencia del mismoMinisterio en Barcelona. Calcule el lectorcuantas manifestaciones se han celebradoen Madrid por causas mucho menosimportantes y mucho menos trascenden-tes que esta. Y pregúntese ¿desde quémomento es lícito pedir la cabeza de unaministra?

No debe quedar en el olvido. Nosreferimos a la huelga de este mes en laslimpiezas del Metro. Es lícita la peticiónde mejoras, es lícito el derecho a la huel-ga. No lo es, en manera alguna el de ensu-ciar como se ha demostrado que se hahecho. Y no solo tienen la culpa los auto-res materiales del hecho, que tambiéndeben pagar su culpa los grupos, corpora-ciones, y asociaciones, fueran cuales fue-ran, que lo idearon lo ampararon y loorganizaron. Eso es imperdonable e inau-dito. Y hace perder toda la razón quelegalmente se tenía.

Sí, es cierto que la Policía esta logran-do frecuentemente la detención de gruposcriminales organizados. Pero su acciónno es suficiente como lo demuestra elnúmero continuo de los asaltos y atracosefectuados. Es indudable que todos losesfuerzos, muy valiosos, son insuficien-tes. Será por el número escaso de agenteso por otras causas que desconocemos,pero que es preciso solucionar.

Crónica de enero

Solución del eje Prado RecoletosJosé del CorralCronista de la Villa

Ilustración de Madrid. Núm. 7. Primavera 2008 99

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Crónica100

HOY, como ayer... Hace unaño, la crónica de febrero enMadrid recogía el clima decampaña exagerada que se

había apoderado de la actualidad, lomismo que 365 días después... sin que serecuerde apenas unas semanas de respiro,todo el año es Carnaval, para seguir evo-cando a Larra en un nuevo aniversario. Demunicipales, a generales. Más que febreroloco, las locuras de febrero, que ha marca-do un tiempo mucho más estable que lasrelaciones entre los partidos políticos,unos contra otros y, algunas veces, entreellos mismos: mítines y debates, cada unopor su cuenta o cara a cara. Cada noticia,con tinte que interese a la recolección devoto.

Referido al agua, en cambio, ha llovidopoco durante los veintinueve días, dichosofebrero que nos regaló una jornada más delo acostumbrado y, encima, fueron dema-siado largas sus cuatro lunas, de cuartomenguante a cuarto menguante (el 7 parala luna nueva, el 14 para el cuarto crecien-te, el 21 para la luna llena y el 29 para vol-ver al cuarto creciente), con un eclipsetotal para recibir la última semana y entraren el tiempo oficial de campaña de quincedías, que en Madrid se vive con la mismaintensidad de los cines de sesión continua.

El caso Leganés (para ser consecuen-tes) empezó afectando con cuatro mesesde anticipación a las elecciones delColegio de Médicos. La doctora JulianaFariña, que es catedrática de AnatomíaPatológica del Hospital Cínico de Madridy lleva ocho años presidiendo el colectivoprofesional de los médicos, ha recibidocríticas de algunos colegiados, en torno alcaso de las sedaciones. Está prescrito, no sepuede rebuscar más... Pero lo cierto es queno se para de rebuscar. Para Fariña, esteasunto influirá en las urnas. La manifesta-ción de Leganés ha pedido dimisiones...

INTERCAMBIADORES. El inter-cambiador de la plaza de Castilla (78.000metros cuadrados construidos entre la ave-nida de Asturias y la calle de San Aquilino)

elimina de la superficie 357 autobuses: per-mite la conexión interurbana y de la EMTcon el Metro. En la inauguración de esteacto se encontraron Esperanza Aguirre yAlberto Ruiz-Gallardón, que no se llevanbien, sobre todo, desde el destape de las lis-tas... aunque traten de disimularlo, volvien-do a saludarse con dos besos y unas sonri-sas. Por cierto, y hablando de destapes,cuatro militantes de una organización quelleva el nombre de Personas por la Ética enel Trato a los Animales se han permitido unpaseo, casi desnudas, por la calle Mayor, enplena bulla de Carnavales, con rechazos ycomplacencias de los sorprendidos vian-dantes. Las chicas pretenden acabar con lafiesta de los toros, que es más antigua quelas exhibiciones nudistas. Ya lo dijoRicardo de la Vega, autor del texto de Laverbena de la Paloma, en su sainete ¡A lostoros!...

Es una fiesta españolaque viene de prole en prole,y ni el gobierno la aboleni habrá nadie que la abola

Otro intercambiador (el nuevo deMoncloa) vino a coincidir en vísperas dela campaña electoral. Intercambiadores yhospitales, a pares. En Parla, las agresio-nes también a pares. Llueve campaña enMadrid y llueven malas artes. ¡Hasta sepaga el voto!

PICASSO Y EL AVE. Por fortuna,también hay arte decente: 400 obras dePicasso (selección del Museo de París:pinturas, esculturas, cerámicas, dibujos,grabados, cuadernos de apuntes y foto-grafías) se exhiben en una exposicióninaugurada en el Museo Reina Sofía: esta-rá abierta al público hasta el día 5 demayo próximo.

El día 19 se estrenó el AVE Madrid-Barcelona, que sólo ha tenido un retrasopor un robo de cables. Inmediatamente, laprolongación de la línea 2 del Metro fueaprobada: cuatro estaciones que cubriránen el año 2011 el trayecto desde La Elipa aLas Rosas. Réplicas y contrarréplicas.

Siguen produciéndose violencias calle-jeras, con muertos y heridos. Repetir elsigno de la inseguridad durante el mes defebrero, por grave y doloroso que sea, escada vez menos noticia de actualidad, dadala frecuencia de la triste realidad que se hainstalado en las páginas de sucesos... Loscreadores de ideas para elegir materia depropaganda prefieren inclinarse por losdetalles de los 48 aparcamientos subterrá-neos más, que tendrá la ciudad dentro decuatro años, o los beneficios ciudadanosque traerá el eje Prado-Recoletos, o elnuevo plan municipal que contrarreste lacrítica del PSOE a la capital más contami-nada de Europa: biocombustibles para loscoches.

PASARELA Y ÓSCAR. La PasarelaCibeles, en su 47 edición, tuvo esta vezmenos resonancia que en otras ocasiones.Pero la moda es la moda, a pesar de quela tensión política (nos conviene que hayatensión) le haya restado protagonismo ala costura. Mejor, mucho mejor en larecta final de febrero, la pasarela de laalfombra roja de Hollywood que havisto desfilar a Javier Bardem, antes ydespués de confirmarse su conquista delÓscar al mejor actor de reparto.Excelente, por cierto, su dedicatoria, ymerecidas las felicitaciones que le hanllovido.

Son lamentables, en cambio, la huel-ga de la EMT y las que se preparan porparte del servicio de limpiezas, más losencargados de recoger las basuras en lacapital. Ya no se llenan de pintadas y car-teles los edificios, con motivo de lascampañas electorales; ahora se provocala suciedad y se esparcen las basuras enlas calles, en los hospitales, en el subur-bano, en los colegios, en los Ministeriosy en las Universidades... Pasarela insufri-ble, que invita a proponer el cambio delos quince días de campaña, y uno dereflexión, por dos semanas (o más) parareflexionar, pues con un día de campaña,sobra... Estamos suficientementeentrenados.

Crónica de febrero

Llueve campaña sobre MadridLuis Prados de la Plaza

Cronista de la Villa

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Ilustración de Madrid. Núm. 7. Primavera 2008 101

López Carcelén, Pedro, El Prado y elBuen Retiro, Ediciones La Librería,2008, 31 Págs.; P.V.P.: 14,95 €

Martínez Canales, Francisco, 2 deMayo, Bicentenario. Madrid 1808. Unpaseo por la historia, Editorial Almena,2007, 96 Págs.; P.V.P.: 12 €

Martínez de Pisón, Eduardo y CAM,D.G. Urbanismo, La imagen deMadrid: comentarios geográficos: mapacomarcal E 1:50.000 de la Comunidadde Madrid, CAM, Publicaciones, 2008,180 Págs.; P.V.P.: 43,27 €

Martínez Reverte, Javier, Madrid,Anaya-Touring Club, 2008, 144 Págs.;P.V.P.: 8,56 €

Pérez-Reverte, Arturo, Un día de cóle-ra, Alfaguara, 2008, 401 Págs; P.V.P.:19,50 €

Pozuelo González, José Manuel, Guíade las estatuas del Palacio Real deMadrid, Ergón Creación, S.A., 2008,376 Págs.; P.V.P. 10 €

Rodríguez Rodríguez, Valentín coordi-nador de MINTRA, El patrimonioarqueológico y paleontológico en lasobras de ampliación del metro deMadrid, 2003-2007: la Real Fábrica dePaños de san Fernando de Henares,CAM, publicaciones, 2008, 520 Págs.;P.V.P.: 38,46 €

Sansóm, C. J., Menini, María Antonia,traductora. Invierno en Madrid. Edi-ciones B, 2007. 640 Págs. 21,63 €

Schimel, Lawrence y Rojo, Sara (il.),María y el museo, Ediciones LaLibrería, 2008, 16 Págs; P.V.P.: 11,95 €

Tristante, Jerónimo, El misterio de laCasa Aranda: Víctor Ros, un detectiveen el Madrid de finales del siglo XIX,Ediciones Maeva, S.A. 2008, 360 Págs.;P.V.P.: 9,62 €

Varios autores, Paisajes, Empresa Muni-cipal de Transportes, 2007, 200 Págs;P.V.P.: 30 € (rústica) 40 € (car-toné).

Alonso Escobar, Jordi, Madrid turístico,Alonso Editor S.L. 2008, 1 mapa;P.V.P.: 2,88 €

Angus, Kate (tr.). Madrid mirada, T.F.Editores, 2008, 200 Págs.; P.V.P.: 30 €

Arévalo, Jacinto M., Senderos deGuerra, Ediciones La Librería, 2008,298 Págs.; P.V.P.: 17,50 €

Arteaga, Almudena de, Beatriz Galindo,la Latina. Maestra de Reinas, Edicio-nes Algaba, 238 Págs.; P.V.P.: 20 €

Cabezas, Juan Antonio, Madrid y susjudíos, Ediciones La Librería, 2007,191 Págs.; P.V.P.: 9,90 €

Cachón Rodríguez, Lorenzo y otros,Convivencia, inmigración y conflictos:tres distritos madrileños desde las vocesde los líderes de opinión, Ayuntamien-to de Madrid. Observatorio de la Segu-ridad, 2008, 296 Págs.; P.V.P.: 17 €

CAM. Consejería de Medio Ambiente,Mapa de Madrid y alrededores, E1:38.000, CAM, Publicaciones, 2008, 1mapa; P.V.P.: 7,21 €

CAM. Dirección General de Urbanismo,Mapa comarcal 1 de Madrid. Sierra deGuadarrama y Somosierra, E 1:50.000P, Mapa comarcal 2 de Madrid. Cuencaalta del Manzanares, E 1:50.000 P,Mapa comarcal 4 de Madrid. Madridregión metropolitana, E 1:50.000 P,CAM Publicaciones, 2008, Mapa;P.V.P.: 5,77 € c/u.

Cancio Palacio, Raúl, Madrid, otramirada, Editorial Everest, S. A., 176Págs.; P.V.P.: 19,18 €

Carpentier, Alejo; Pérez Galdón, Beni-to; y Blanco White, José María, 1808.El Dos de Mayo, tres miradas. Funda-ción Dos de Mayo, Nación y Liber-tad. Madrid 2008. 400 Págs.

Castellano, Ricardo, Los restos del ase-dio. Fortificaciones de la Guerra Civilen el frente de Madrid. Ejército Nacio-nal., Editorial Almena, 2007, 256 Págs.;P.V.P.: 22 €

Castellano, Ricardo, Los restos de la de-fensa. Fortificaciones de la Guerra Ci-vil en el frente de Madrid, Editorial Al-mena, 2007, 250 Págs.; P.V.P.: 23 €

COAM-EA, Fundación cultural, Planoarquitectura de Madrid, Ediciones deArquitectura, 2008, 1 plano; P.V.P. 5 ?

Díaz Olalla, José Manuel y Esteban Pe-ña, Mercedes, Estudio de salud de laciudad de Madrid, Madrid Salud, 2008,400 Págs.; P.V.P.: 90 €

Fernández Alba, Antonio, Arquitectura yespacio urbano de Madrid en los siglosXVII y XVIII: ciclo de conferenciascelebradas del 2 al 4 de octubre de 2007,Museo Historia de Madrid ed. 2008, 80Págs.; P.V.P.: 15 €

Fraile Gil, Jose Manuel, Cancionero tradi-cional de la provincia de Madrid. II. Elciclo festivo anual, Consejería de Cultu-ra y Turismo de la CAM, 2008, 640Págs.; P.V.P.: 18 €

García Fuertes, Arsenio, Dos de Mayode 1808. El grito de una nación, InéditaEditores y Revista Madrid Histórico,2008, 695 Págs.; P.V.P.: 26 €

García-Rayo Pérez, Antonio, Así esMadrid en el cine, Catálogo de la expo-sición, El Gran Caid S.L. y MEACMadrid, 200 Págs.; P.V.P.: 20 €

Gea Ortigas, Isabel y Castellanos Oñate,Jose Manuel, Las Murallas medievalesde Madrid, Ediciones La Librería,2008, 357 Págs.; P.V.P.: 27,95 €

González Torreblanca, Nieves, Madrid.Patio de Butacas, Ediciones La Librería,2008, 128 Págs.; P.V.P.: 10,90 €

Izquierdo-Mariblanca, Memoria Visualde Madrid, Ediciones La Librería, 2007,219 Págs.; P.V.P.: 32,95 €

Lacarta, Manuel, Cuentos de Madrid,Ediciones La Librería, 2008, 283 Págs.;P.V.P.: 12,90 €

Leal Pinar, Luis, Guitarreros de Madrid:artesanos de la prima y el bordón, Edi-ciones Llanura, 2008, 632 Págs.; 150 €

Libros del trimestre pasado

Última bibliografía matritenseMiguel Tébar

Director de La Librería

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Ferias102

MARZO

26 – 27 FERIA DE EMPLEO DEFORMACIÓN PROFESIONAL.Organizada por la Consejería deEmpleo y Mujer y Consejería deEducación de la COMUNIDAD DEMADRID.

27 – 29 EXPODENTAL. Salón interna-cional de Equipos, Productos yServicios Dentales.

27 – 30 FITNESS. Salón de la Industriadel Gimnasio e InstalacionesDeportivas.

29 – 6 abril ALMONEDA. Feriade Antigüedades, Galerías de Arte yColeccionismo (Venta directa).

ABRIL

2 – 6 AULA. Salón Internacional delEstudiante y de la Oferta Educativa.País Invitado: China.

3 – 5 MULTIPRODUCTOSELECCIÓN. Juguete y fiesta.

8 – 12 SIMA. Salón InmobiliarioInternacional de Madrid. OrganizadaPor G.P. GRUPO PLANNER,S.L.U.

22 – 27 FERIA INTERNACIONALDEL MUEBLE DE MADRID.

23 – 25 INICIANEGOCIOS Salónde las Iniciativas de Negocios.Organizada Por INICIANEGO-CIOS, S.L.

24 – 27 MADRID ES CIENCIA.Organizada por la Consejería deEducación, Dirección General deUniversidades e Investigación,COMUNIDAD DE MADRID.

MAYO

6 – 9 VETECO. Salón Internacionalde la Ventana y el CerramientoAcristalado.

7 – 10 PIEDRA. Feria Internacional dela Piedra Natural.

Ferias del próximo trimestre

Calendario de primaveraIFEMA

Feria de Madrid

ARCO 08. Personnagge de J. Dubuffet, Galería Jeanne Bucher.

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LO que me parece que da suinmortal categoría a la jornadadel Dos de Mayo, es que la pági-na que el pueblo de Madrid

escribió con el sacrificio de su vida hasuperado ya su sentido político, naciona-lista, partidista; para ser, escueta y pura,una de las más gloriosas hazañas del bríoy de la dignidad colectiva de los hombres.Como el sitio de Numancia y otros gran-des fastos de la Historia, su resplandoralcanza a los vencidos como a los vence-dores y a los testigos contemporáneoscomo a la humanidad de todas las épocas.

Esta universidad, en el espacio y en eltiempo, de la contienda del Dos de Mayo,resume todos los ditirambos, en cada ani-versario, renovados y nunca inútiles.Pero, como todo hecho humano, la jorna-da que hoy cumple su siglo y medioinmarcesible, se presta a algunos comenta-rios en las circunstancias que la engendra-ron. Los hechos de los hombres, en sumala Historia, no alcanzan la plenitud de sueficacia hasta que no pasan por el tamiz dela razón. La razón da a cada uno su pro-porción exacta: apaga muchas falsas glo-rias, saca a otras del olvido y las limpia deinjusticias; y da su prestigio permanente alas que en realidad lo merecen.

El primer comentario que sugiere elDos de Mayo es que jamás pueden prever-se las reacciones de los pueblos. No sólolos relatos, con frecuencia artificiosos delos historiadores, sino la crónica de losviajeros, más directa, más cercana a la rea-lidad, dan la impresión, en los años queprecedieron a la invasión napoleónica, deque España estaba empobrecida al máxi-mum aunque llena de recuerdos egregiosdel pasado y de posibilidades para el futu-ro; y de que el pueblo español, agotadopor las guerras, por los malos gobiernos,por el esfuerzo colosal de América, yacíaen una honda sima de incultura y de pos-

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Ilustración de Madrid. Núm. 7. Primavera 2008 103

Gloria y razón del Dos de Mayo1

Arranque heroico de las raíces del alma de las gentes

Gregorio Marañón y PosadilloMédico, escritor e historiador

Gregorio Marañón. 1923.

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rid

tración. Y, sin embargo, ese pueblo abati-do, casi agónico, había de dar, muy pocodespués, el ejemplo de una reacción heroi-ca, casi unánime, instintiva, ajena a todaorganización, capaz de hacer vacilar algigante del siglo, a Bonaparte, y de con-tribuir eficazmente a su aniquilamiento.

Ya en Francia, unos años antes, habíasucedido lo propio: la Corte y los gobier-nos no pudieron sospechar, hasta que sur-gió la Revolución, que un régimen podíavivir durante muchos años una vida enapariencia normal, sin que advirtiera nadieque el subsuelo estaba minado por fuerzasdestructoras que cualquier día y por cual-quier motivo no previsto, podían estallar.Cierto que allí había precedido a laRevolución un siglo de propaganda sub-versiva. Pero en España, la Revoluciónsurgió sin propaganda alguna. Y es que lasrevoluciones no las hacen las propagandassino la previa muerte moral de los regíme-nes; y esto ocurrió en la Francia de losfinales del siglo XVIII y en la España delalborear el XIX.

Pero la insurrección española, quemuchos de sus contemporáneos califica-ron de Revolución, tuvo un carácter espe-cia1. La movió un sentimiento admirableque fué la defensa de la Patria amenazadapor el extranjero. Este es el sentido quetuvo la epopeya y el sentido con que hapasado a la Historia. Mas hay algunas cir-cunstancias desconcertantes en la actitudpopular.

En efecto, quince años después delalzamiento, es decir, cuando prácticamen-te seguía actuando la misma generación deespañoles en la vida pública, penetró enEspaña un ejército francés sin encontrar lamenor resistencia, y ocupó todo el país.Entre estos cien mil hijos de San Luis, queinvadían la península por segunda vez,había muchos soldados veteranos quehabían hollado nuestro suelo algunos añosatrás a las órdcnes de los mariscales deNapoleón. Se conservan confidencias dealgunos de ellos, y acusan estupor. Nopodían creer lo que veían sus ojos. Lospueblos les recibían con júbilo triunfal. Supaso por España fue, salvo incidentes, unviaje de recreo a un maravilloso y pinto-resco país.

¿A qué se debió el cambio? Sin duda,a motivos políticos. Los franceses, estavez apoyaban a algo intangible en el almadel pueblo. Pero ese símbolo sagrado no

fué la tierra de los antepasados, lo inmu-table, sino la Monarquía y más exacta-mente una dinastía, lo circunstancial. Loque, el Dos de Mayo, sacó a los madrile-ños de sus casillas y se extendió despuéspor toda España, como una hoguera, nofué propiamente la presencia de los solda-dos extranjeros, sino el ver salir del Pala-cio Real a los Infantes.

Y al lector de la Historia, de aquellosdías, se le ocurre pensar que si el régimentradicional y las personas que lo represen-taban merecían en verdad, la santa furia yel sangriento sacrificio del pueblo. Porquejamás una Corte había caído tan bajo, entan profunda ignominia, como la querepresentaban los pobres reyes Carlos IVy María Luisa y sus familiares, que aúnexhiben su incapacidad o su condiciónaviesa en el lienzo de Goya, en el Museodel Prado; que, en realidad no es un retra-to sino una sentencia condenatoria.

¿Cabe mayor equivocación política enun pueblo, por lo mismo que puso toda suestupenda energía, hasta las últimas con-secuencias, al servicio de esta equivoca-ción? Se ha dicho y es verdad, que la granmayoría de los españoles que lucharoncontra Napoleón y acataron dócilmente alos hijos de San Luis defendían, además de

su régimen político tradicional y las per-sonas que le representaban –el DeseadoFernando, cuyas cartas en Valençay, porfortuna inéditas, hablando de los españo-les que daban su vida por él, hacen palide-cer de cólera a los que las hemos leído–,representaba, digo, la Religión. Pero tam-bién se presta al dolor del comentarista, elque se vinculase lo más alto que hay en elespíritu humano, a los símbolos vivos quemenos lo merecían.

Queda, pues, el hecho del heroísmopor el heroísmo, la capacidad de sacrificiode un pueblo, aún más grande por lomismo que ni remotamente eran dignosde ella aquellos a quienes iban dedicada.Es decir, queda un ejemplo glorioso de lasvirtudes que no pueden discutirse, cuales-quiera que sean las pasiones que las hanencendido y hecho estallar, cuando la vir-tud es tal magnitud que excluye la razóno la sinrazón del fin a que va dirigida. Elblanco de la pasión popular ya no cuentaen esos casos; y, tal vez, en muchos aspec-tos no debe de contar, en los movimientoscolectivos. Sino, únicamente, lo que esapasión tuvo de arranque heroico, inorga-nizado, nacido de las raíces del alma de lasgentes, con la naturalidad de un torrenteque no se sabe a dónde va, pero queasombra vaya donde vaya.

Esto basta para que cada año recorde-mos, todos los españoles, el aniversariode la epopeya del Dos de Mayo. A la que,como siempre ocurre con las gloriaspopulares, contribuyen a dar eterno pres-tigio dos circunstancias que parecen acce-sorias y no lo son. Una es la profundasimpatía y la gracia del pueblo madrileño,el de los majos y las chulas bravías, inac-cesible al manoseo del tópico, porque lascrearon ingenios admirables. Otra, el queGoya pusiese sus manos creadoras en lamagna ilustración de los lúgubres y glo-riosos sucesos.

La Historia, que no es lo que pasó,sino lo que se cuenta que pasó, la crea, endefinitiva, querámoslo o no, la razón queda su sentido profundo a los aconteci-mientos y que puede, sin duda, equivo-carse, pero menos siempre que los impul-sos de la multitud. He aquí por qué, entreparéntesis, mi héroe preferido en la gue-rra de la Independencia, no se llamó Ma-lasaña ni Castaños, sino don Gas-par Melchor de Jovellanos.

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Arranque heroico de las raíces del alma de las gentes104

1 Artículo de Gregorio Marañón (Madrid, 1887-1960) publicado en “Villa de Madrid”, número extraordinario dedicado al sesquicentenario del Dos de Mayo,Madrid, 1958.

Jovellanos.

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Ilustración de Madrid. Núm. 7. Primavera 2008 105

LA naturaleza abierta y hospita-laria de Madrid, así como suvocación de proyección exte-rior, hace de los miembros del

Cuerpo Diplomático y los organismosinternacionales acreditados en Españaprotagonistas destacados de lo que entretodos estamos convirtiendo en una fecun-da relación entre esta ciudad y el mundo.Por eso, al llegar estas fechas en las quehacemos balance del año y expresamosnuestro agradecimiento hacia aquellosque han colaborado con este propósito deprogreso compartido, es justo reconocerel papel de primer orden que las misionesdiplomáticas e internacionales desempe-ñan en esa labor, así como en la vida coti-diana de muchos ciudadanos, que amenudo ven en ustedes un primer contac-to con sus países. Del mismo modo, seríadifícil imaginar la actual pluralidad de lasociedad madrileña sin la mediación dequienes representan a más de mediomillón de vecinos de nacionalidad noespañola. Reciban, pues, la más cálidafelicitación en nombre de Madrid, dondeles consideramos parte esencial de nues-tro proyecto cultural, económico y deconvivencia.

El que ahora termina ha sido un añomuy intenso para Madrid, en el que losciudadanos han renovado su apoyo, enproporción inédita en nuestra historiademocrática, al proyecto que ha transfor-mado la capital en una doble dimensión.Por un lado, los madrileños han valoradola reforma urbana que ha servido pararecuperar amplias zonas de la ciudad altiempo que para dotarla de las más avan-zadas infraestructuras. Pero por otro, hanentendido también que esa apuesta, quedebe reforzarse ahora con un nuevo es-fuerzo en materia de zonas verdes, servi-cios sociales y actividad cultural, no estarácompleta hasta que logremos situar a

Madrid en la vanguardia de las primerasciudades del planeta. Y aunque es ciertoque esta tarea ya ha merecido reconoci-mientos como los que Madrid obtuvo el 6de diciembre, al ser elegida Mejor CiudadEuropea del Año por el Foro de Lideraz-go Mundial, así como Premio Mundial alMejor Proyecto de Regeneración Urbana,no lo es menos que debemos consolidarde modo irreversible esa proyección e in-fluencia internacionales.

En ese afán de llevar la imagen y la rea-lidad madrileñas más allá de nuestrasfronteras, empeño que va a ser central enla Legislatura que acabamos de comenzar,contamos con un estimulante proyecto yuna nueva herramienta. El primero es lacandidatura a los Juegos Olímpicos y Pa-ralímpicos de Verano de 2016, aconteci-miento global por excelencia, y por tantocon la mayor capacidad para lograr unóptimo posicionamiento de cualquier ciu-dad en el mundo. Si bien tenemos excelen-tes competidoras, su calidad constituye unacicate para nosotros. Respecto a la herra-mienta, se trata de la Oficina de Estrategiay Acción Internacional de Madrid, quedenominamos Madrid Global, para queno quede duda de que ésa es nuestraauténtica vocación en este terreno. Conesta Oficina queremos desarrollar una po-lítica que implica no sólo una actuación enla escena exterior, sino también un trabajoconstante con sus representantes en Ma-drid, y en primer lugar con las Embajadas.Les pido, por tanto, que vean este instru-mento como un cauce a su disposiciónpara desarrollar una relación ágil y fluidacon el Ayuntamiento de Madrid, y quehagan uso de él siempre que lo precisen.Junto a estas iniciativas, nuestra tradicio-nal participación en Casa de América, asícomo la más reciente en Casa Árabe, quetendrá su sede en las Escuelas Aguirre, enCasa Sefarad-Israel, y en la nueva sede de

Casa Asia en el Palacio de Miraflores,sitúan a nuestra ciudad en el centro de laactividad que la diplomacia despliega enEspaña.

Un año más, Iberoamérica ha sidoclave en nuestra acción exterior. No sólopor ser objeto de una cuantiosa ayuda aldesarrollo, que es la más relevante de lasciudades españolas, sino también por lacooperación que propicia la Unión deCiudades Capitales Iberoamericanas, quetrasciende lo urbano para cimentar lacolaboración entre naciones hermanas, ypor acoger la sede de la Secretaría Generalde las Cumbres Iberoamericanas, con laque firmamos un Acuerdo de Colabora-ción en mayo. También es intensa la rela-ción con Estados Unidos y Canadá, porlo que no puedo dejar de referir los másde 25 años que llevan hermanadas Madridy Nueva York. Europa y el Mediterráneoson otros tantos espacios relevantes, elprimero de los cuales tiene en la Unión deCapitales de la Unión Europea su foromás representativo. El hermanamientocon Sarajevo ha sido el último de una lar-ga lista, que incluye no sólo a los paísesmiembros de la Unión Europea, sinotambién a los aspirantes a serlo. El herma-namiento con Abu Dhabi expresa asimis-mo nuestra especial relación con el mun-do árabe, a la que se ha sumado estos últi-mos años una estrategia de acercamientoa los países de Asia y el Pacífico, de la queson buenos exponentes la celebración deTribunas con Filipinas y Corea y losForos con China y Japón, además del cre-ciente número de vuelos directos.

Todo ello es testimonio del dinamis-mo y el deseo de entendimiento de unasociedad inquieta y vital como Madrid,pero nada hubiera sido posible sin sucolaboración. De manera que muchasgracias, y Feliz Año.

La oficina Madrid Global, instrumento de la idea

Protagonistas de una relaciónentre esta ciudad y el mundo

PALABRAS de Alberto Ruiz-Gallardón, Alcalde de Madrid en la cena ofrecida a los miembros del Cuerpo Diplomático y organismos internacionales acreditados en España, con motivo de las fiestas navideñas.

Jardines de Cecilio Rodríguez, 17 de diciembre de 2007

CON sumo agrado y reconoci-do agradecimiento es un placerexpresar la satisfacción queembarga mi ánimo al experi-

mentar la cálida y cordial acogida que,tanto Vuestra Excelencia como la Exce-lentísima Corporación, nos han dispensa-do a mí y a mis colegas del Cuerpo Diplo-mático y de los Organismos Internacio-nales, disfrutando de este entrañableencuentro navideño que con tanta gentile-za y cordialidad nos ofrecen.

Dentro de la diversidad de tradiciones,culturas y religiones que cada uno de nos-otros podamos representar, en estos seña-lados días vivimos todos entrañablesrecuerdos familiares y sana añoranza denuestros hogares. Y al estar hoy aquí, enesta Casa, arropados por la gran familiamadrileña, nos sentimos como un pocomás entre los nuestros, compartiendo conalegría el acontecimiento más grande de lahistoria: el anuncio y ofrecimiento de laPaz a todos los hombres de buena volun-tad.

Escribía hace unos días un prestigiosocolumnista capitalino: Acaso el viejo tópi-co nunca fue cierto: Madrid, poblachónmanchego, villa y corte, majas castizas yempleados holgazanes. Dicho con el maso-quismo genial propio de Camilo José Cela,esta ciudad era una mezcla de Navalcar-nero y Kansas City. A día de hoy, en cam-bio, Madrid es capital dinámica y pujante,

en condiciones de competir con las mejoresde Europa.

Efectivamente, esta simpática y castizaVilla de Madrid, hecha grande y guapeto-na, es una ciudad muy bonita y llena deencanto, abierta a todos y cien por cienacogedora. Y en estos días, si cabe, toda-vía más: engalanada con preciosas guir-naldas de luces, ¡casi nueve millones deluces decoran las calles de Madrid! Y lascalles y plazas de Madrid, llenas de gentebulliciosa de todas razas y colores, rezu-man alegría y en su burbujeante discurrirle dan a la ciudad un peculiar sabor hoga-reño, pacífico y familiar.

Me complazco glosando los planes yproyectos del gran Madrid. Así lo hehecho en los dos últimos años. Aparque-mos, por tanto, las disensiones políticas ypartidistas, así como otras consideracio-nes más o menos polémicas del cotidianoquehacer municipal, para reconocerahora y aplaudir la vertiente de la eficaciay aciertos de la gestión municipal.

¡Adelante, Madrid! Este Madrid querenace como una ciudad habitable, soste-nible y equilibrada. Este Madrid peatona-lizado, creando espacios verdes y lugaresliberados del tráfico motorizado paradevolverlo al ocio ciudadano, dando can-cha, incluso, a los paseantes sobre dosruedas en el futuro anillo verde ciclista,con sus sesenta kilómetros de carril bicien la ciudad.

Merece un comentario especial el pro-yecto Madrid Río. El humilde Manzana-res se convierte en protagonista de la nue-va ciudad. Se restituye a los ciudadanos eluso y disfrute de las márgenes del río ysus aguas como eje central de nuevo Ma-drid, hasta con su flamante parque fluvialcon playa, pesca, polideportivos e intere-santes ofertas culturales, haciendo delManzanares un río lo más limpio, accesi-ble y verde posible.

Por cierto, Sr. Alcalde, permítame de-círselo en este tono familiar y distendido,que los vecinos de la zona estaban un tantoinquietos ante el retraso y lento progresarde las obras… Parece que recientes presu-puestos, ya aprobados, permitirán acelerarcon urgencia tan ambiciosos proyectos.Eso esperamos y seguro que así será.

Y muchas gracias, por lo que a mí metoca, por la realidad de la Avenida dePortugal. De ella le hablaba el pasado año,y hoy se ha convertido ya en un preciosobulevar y encantador paseo y zona verdejunto a los límites de la Casa de Campo.

Por todo ello, Sr. Alcalde y EquipoMunicipal de Gobierno, nuestra más sin-cera admiración y enhorabuena, reiteran-do una cariñosa felicitación en estasFiestas de Navidad, con los mejoresdeseos de un próximo Año 2008, lleno depaz y ventura para todos, y muy particu-larmente para Madrid, para sus gentes ypara sus dignos gestores.

He dicho.

D

Protagonistas de una relación entre esta ciudad y el mundo106

¡Adelante, Madrid!PALABRAS del Excmo. y Rvdmo. Sr. D. Manuel Monteiro de Castro, Nuncio Apostólico de Su Santidad,

decano del Cuerpo Diplomático, en contestación al Sr. Alcalde

Río Manzanares. 1865.

Doc

uMad

rid

Artículo 1. El Área de Gobierno dela Vicealcaldía.

El Área de Gobierno de la Vicealcaldíaconstituye uno de los niveles esenciales dela organización del Ayuntamiento deMadrid a la que corresponden las compe-tencias ejecutivas en materia de coordina-ción general, coordinación institucional,deportes y proyecto olímpico, coordina-ción territorial, comunicación y coordina-ción de la información, estrategia y des-arrollo internacional, relaciones públicasy protocolo, de acuerdo con lo estableci-do por el Alcalde en su Decreto de 16 dejunio de 2007, por el que se establece elnúmero, denominación y competenciasde las Áreas en las que se estructura laAdministración del Ayuntamiento de Ma-drid.

Artículo 2. Estructura del Área deGobierno de la Vicealcaldía y de las Áreasde Coordinación.

1. Dependerán del Alcalde, a travésdel Vicealcalde, las siguientes Áreas deCoordinación:

a) Área de Coordinación Institucional.b) Área de Coordinación Territorial.c) Área de Coordinación de Estudios

y Relaciones Externas.................................................................5. Del Área de Coordinación de

Estudios y Relaciones Externas dependenlos siguientes órganos:

5.1. Oficina de Estrategia y AcciónInternacional de Madrid, con rango deCoordinación General.

5.1.1. Dirección General de Relacio-nes Internacionales.

5.1.2. Dirección General de Estrategiay Desarrollo Internacional.

5.1.3. Dirección General de Proyec-ción Internacional y Partenariado.

................................................................Artículo 3. Competencias del Vice-

alcalde................................................................6. En relación con el Área de Coordi-

nación Institucional:................................................................e) Coordinar las actuaciones relativas

a la candidatura de Madrid para la organi-

zación de los Juegos Olímpicos y Para-límpicos de 2016.

................................................................Artículo 12. Dirección General de

Deportes.1. A la Dirección General de Depor-

tes le corresponden las competencias re-feridas en el artículo 21 del presenteAcuerdo y, por delegación de la Junta deGobierno, las siguientes:

................................................................e) Ejecutar las actividades que se le

asignen en relación con la candidaturaolímpica de Madrid.

................................................................Artículo 15. Área de Coordinación

de Estudios y Relaciones Externas.Al titular del Área de Coordinación

de Estudios y Relaciones Externas lecorresponden las funciones previstas en elartículo 5 del presente Acuerdo y, en par-ticular, por delegación de la Junta deGobierno le corresponden las siguientescompetencias:

................................................................d) Promover y mantener las relacio-

nes del Ayuntamiento con los organis-mos, instituciones o asociaciones nacio-nales e internacionales de autoridades oentidades locales y cuidar la participacióndel Ayuntamiento.

................................................................f) Planificar, ejecutar y coordinar las

relaciones internacionales, la acción exte-rior y la proyección internacional de laCiudad y del propio Ayuntamiento deMadrid.

Artículo 16. Oficina de Estrategia yAcción Internacional “Madrid Global”.

1. A la Oficina de Estrategia y AcciónInternacional de Madrid, denominada“Madrid Global”, le corresponde la direc-ción y ejecución de las competencias en elámbito de las relaciones internacionales,de la proyección internacional de laCiudad, de la planificación y desarrollode Planes y estrategias de posicionamien-to internacional y del fomento del parte-nariado público-privado en la escenaexterior.

2. La Oficina de Estrategia y AcciónInternacional de Madrid se estructura enlas Direcciones Generales referidas en elartículo 2.5 del presente Acuerdo y en lasunidades administrativas que seguida-mente se indican, así como en las demásunidades y puestos de trabajo que se de-terminen en la relación de puestos de tra-bajo:

2.1. Subdirección General de Segui-miento y Gestión.

2.1.1 Departamento de Seguimiento.2.1.2 Departamento de Gestión.Artículo 17. Dirección General de

Relaciones Internacionales.1. A la Dirección General de Relacio-

nes Internacionales le corresponden lascompetencias referidas en el artículo 21 delpresente Acuerdo y, por delegación de laJunta de Gobierno, las siguientes:

a) Impulsar, coordinar y supervisar lasrelaciones internacionales del Ayunta-miento de Madrid con otras ciudades delmundo, a través de hermanamientos, ad-hesiones, acuerdos y convenios con otrasciudades, organizaciones municipalistas,redes de ciudades y entidades y organis-mos con componente internacional.

b) Impulsar, coordinar y supervisar lasrelaciones bilaterales o multilaterales contodas las instituciones u organismos delámbito internacional y las relaciones bilate-rales o multilaterales con las instituciones uorganismos nacionales, regionales o localescon vocación de proyección internacional(como, entre otras, con la AdministraciónGeneral del Estado, Casa Asia, CasaAmérica, Casa Sefarad-Israel, Casa Árabe,Fundación Consejo España-EEUU, Fun-dación Consejo España-Japón y Funda-ción Consejo España-China).

c) Coordinación con las distintasÁreas y Organismos municipales, a efec-tos de facilitarles información de los obje-tivos y prioridades del Ayuntamiento enmateria de Relaciones Internacionales, yde recibir información de los asuntos einiciativas de su interés.

d) Relación con las Misiones Diplomá-ticas extranjeras acreditadas en España, enlos asuntos que afecten al Ayuntamiento,

D

Ilustración de Madrid. Núm. 7. Primavera 2008 107

Estrategia y desarrollo internacionalACUERDO de 18 de junio de 2007 de la Junta de Gobierno de la Ciudad de Madrid (Boletín oficial del Ayuntamiento de Madridnúmero 5761, de 21 de junio de 2007) por el que se establece la organización y estructura del Área de Gobierno de la Vicealcaldía

y se delegan competencias en los titulares de sus órganos superiores y directivos.

D

así como con las Representaciones de Es-paña en el extranjero y coordinación conellas para la preparación de las visitas ofi-ciales del Ayuntamiento.

e) Representar al Ayuntamiento deMadrid y coordinar la actuación munici-pal en las instituciones de ámbito europeoy comunitario.

f) Elaboración de una Memoria Anualsobre la actividad internacional del Ayun-tamiento y otros informes periódicos ypublicaciones que sirvan para informar alconjunto del Ayuntamiento y a otras insti-tuciones sobre la actividad internacionalde Madrid.

g) Preparación, atención y organiza-ción de las visitas de delegaciones de otrasciudades, países e instituciones interna-cionales al Ayuntamiento de Madrid.

h) Colaborar en el impulso al proyec-to olímpico de Madrid estableciendocanales de colaboración con las represen-taciones diplomáticas, organismos inter-nacionales, etc.

2. La Dirección General de RelacionesInternacionales se estructura en las unida-des administrativas que seguidamente seindican, así como en las demás unidades ypuestos que se determinen en la relaciónde puestos de trabajo:

2.1. Subdirección General de Relacio-nes Internacionales.

2.1.1. Departamento de Estructura yOrganización Internacional.

2.2. Subdirección General de AsuntosEuropeos.

2.2.1. Departamento de Asuntos Eu-ropeos.

Artículo 18. Dirección General deEstrategia y Desarrollo Internacional.

1. A la Dirección General de Estra-tegia y Desarrollo Internacional le corres-ponden las competencias referidas en elartículo 21 del presente Acuerdo y, pordelegación de la Junta de Gobierno, lassiguientes:

a) Definición, implementación, coor-dinación y supervisión del ProgramaEstratégico de Internacionalización de laCiudad de Madrid, como eje central de laactuación internacional de Madrid.

b) Coordinación con las distintasÁreas y Organismos municipales, a efec-tos de mantenerles informados de losobjetivos y prioridades del Ayuntamientoen materia de posicionamiento y estrate-gia internacional de Madrid, y de conocerlos asuntos e iniciativas de su interés.

c) Dirección e impulso del Centro deEstudios Internacionales, unidad cuyoobjetivo será la elaboración de informes yestudios de ámbito internacional, el ase-soramiento al conjunto del Ayuntamien-to en cualquier materia de contenido in-ternacional, analizar el posicionamientointernacional de Madrid, analizar la evo-lución del proyecto olímpico en el ámbi-to internacional y, en general, la genera-ción de cualquier otra información rele-vante para la internacionalización deMadrid.

d) Diseño, definición y coordinaciónde modelos de colaboración estratégica ycooperación bilateral con otras ciudadesdel mundo y puesta en marcha de progra-mas y proyectos con el objeto de captarpara Madrid sedes de organismos interna-cionales y proyectos de interés de carác-ter internacional.

e) Búsqueda de nuevas oportunidadesde financiación, de la Comisión Europea ode otros organismos internacionales, paraproyectos de cooperación internacional enlos que intervenga el Ayuntamiento deMadrid, correspondiendo la ejecución dedichos proyectos al Área de Gobierno uorganismo municipal con competenciasustantiva en la materia.

f) Apoyo y colaboración en la defini-ción e implantación de la estrategia parael posicionamiento internacional del pro-yecto olímpico.

2. La Dirección General de Estrategiay Desarrollo Internacional se estructuraen las unidades administrativas que segui-damente se indican, así como en las demásunidades y puestos que se determinen enla relación de puestos de trabajo:

2.1. Subdirección General de Estrate-gia Internacional.

2.1.1. Departamento de Estrategia In-ternacional.

2.1.2. Departamento del Centro deEstudios Internacionales.

Artículo 19. Dirección General deProyección Internacional y Partenariado

1. A la Dirección General de Proyec-ción Internacional y Partenariado le co-rresponden las competencias referidas enel artículo 21 del presente Acuerdo y, pordelegación de la Junta de Gobierno, lassiguientes:

a) Fomentar, impulsar y coordinaracuerdos, protocolos y convenios de cola-boración con instituciones y entidades paradesarrollar planes de acción y actuacionesque contribuyan a un mejor posiciona-

miento internacional de la Ciudad deMadrid.

b) Generar un marco estable de parti-cipación público/privada para compartiresfuerzos en las actividades de posiciona-miento internacional de Madrid.

c) Coordinación con las distintasÁreas y Organismos municipales, a efec-tos de mantenerles informados de losobjetivos y prioridades del Ayuntamientoen materia de posicionamiento interna-cional de Madrid, y de conocer los asun-tos e iniciativas de su interés.

d) Colaborar en el impulso de laimplicación del sector privado en la apues-ta olímpica de Madrid y en la obtención ycoordinación de patrocinios para dichoproyecto

e) Impulsar el logro de una presenciacreciente de Madrid y de informaciónsobre la Ciudad en el ámbito internacio-nal, en especial en lo relativo al proyectoolímpico.

f) En general, cualquier iniciativa quepermita la integración creciente del sectorprivado en la actividad internacional deMadrid y el logro de una mayor proyec-ción internacional de la Ciudad.

2. La Dirección General de Proyec-ción Internacional y Partenariado se es-tructura en las unidades administrativasque seguidamente se indican, así como enlas demás unidades y puestos que sedeterminen en la relación de puestos detrabajo:

2.1 Subdirección General de Partena-riado Público-Privado

2.1.1 Servicio de Colaboración Públi-co-Privado

2.1.2 Departamento de Patrocinios................................................................Disposición final cuarta. Entrada en

vigor.El presente Acuerdo surtirá efectos

desde la fecha de su adopción, sin perjui-cio de su publicación en el Boletín Oficialde la Comunidad de Madrid y en elBoletín Oficial del Ayuntamiento deMadrid.

Disposición final quinta. Comunica-ción al Pleno.

Del presente Acuerdo se dará cuentaal Pleno a fin de que quede enterado delmismo.

Madrid, a 18 de junio de 2007. El Di-rector de la Oficina del Secretario de laJunta de Gobierno, Jesús Espino Gra-nado.

Protagonistas de una relación entre esta ciudad y el mundo108

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Ilustración de Madrid. Núm. 7. Primavera 2008 109

1 Publicado con este título en ABC, Madrid, 23de marzo de 1985.

Cultura y vida en la posguerra

Una modesta versiónde la leyenda negra1

Julián MaríasDe la Real Academia Española

Julián Marías.

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DESPUÉS del desastre sin ate-nuantes de la guerra civil, losespañoles hemos tenido,hasta 1975, una etapa políti-

camente insatisfactoria, en varios grados,desde lo absolutamente intolerable hastalo enojoso, inconveniente y obturadordel horizonte adecuado a un país occi-dental de nuestro tiempo. Pero durantelos cuatro decenios que comenzaron en1936 millones de españoles han seguidoviviendo, naciendo, muriendo; y mientrashan vivido han hecho innumerablescosas. No hay mal llamados años; todoslos años son reales, son los de nuestravida: y esa vida puede ser interesante,hasta en circunstancias penosas.

Ahora hay algunas gentes que se dedi-can a contarnos cómo fueron esos años.Aunque muchas de ellas se encontrabanbastante satisfechas entonces, y en ciertoscasos mostraban entusiasmo por losaspectos más lamentables, ponen caracompungida al referirse al pasado, del quepor supuesto abominan.

La pintura que se está sirviendo a losespañoles de una porción sustancial de suhistoria es risible, por su exageración y nomenos por sus omisiones. Es una extrañamezcla de recuerdos ampliados de menu-dencias y olvidos de lo que tuvo impor-tancia. Cuando son jóvenes los que expli-can el pretérito pueden tener la disculpade la ignorancia, pero eso no los exime dela obligación de informarse antes dehablar o escribir.

La tendencia general es pintar unaépoca ridícula. Parece que los españoleshemos vivido cuarenta años como imbé-ciles, ignorantes de todo, sujetos a innu-merables cadenas, sin leer, ni conversar,ni, por supuesto, amar. Da la impresión

D

de que España estaba poblada hasta haceun decenio por niños deficientes –porquelos niños normales son otra cosa.

Pero el campo predilecto es lo que sellama –con cierto empacho y beatería– lacultura. Hace ya varios años escribí unartículo titulado La vegetación del pára-mo (el curioso lector, si hay lectorescuriosos, puede encontrarlo en La devo-lución de España) el páramo es, claro, elfamoso páramo cultural en que hemosvivido. En ese artículo daba una impre-sionante lista de obras publicadas enEspaña entre 1941 y 1955, cuyos caracte-res principales eran la calidad y la liber-tad; entre ellas, las de algunos de los quedicen que estábamos en el desierto, o almenos asienten cuando otros lo dicen.

Hace poco en la televisión un impor-tante y famoso político, que además esocasionalmente escritor, dijo que en 1949había “La familia de Pascual Duarte”,“Nada” y acaso –¿por qué acaso?, mepregunté– “Mariona Rebull”.

¡Dios mío, en 1949! Estaban escri-biendo desde don Ramón Menéndez Pi-dal, Gómez Moreno, Ortega, Marañón,Fernando Vela, García Gómez. Camón,María Luisa Caturla, Lafuente Ferrari,García Morente, Fernando Chueca, Zu-biri, Dámaso Alonso, Diez del Corral,Maravall, Arboleya, Díaz· Plaja, Tovar,Laín Entralgo, Lapesa, Blecua y tantosotros, hasta literatos como Azorín y Ba-roja, Gerardo Diego, el mismo DámasoAlonso de Hijos de la ira, Rosales, Alei-xandre, Celaya, Zunzunegui, Ridruejo;y si se habla de teatro, Mihura, Tono,López Rubio, Pemán, Calvo Sotelo,Foxá... Personalmente tengo que discul-parme de haber aportado nueve libros alpáramo hasta 1949 (en cambio, me falta-ban dos años para poder empezar a escri-bir artículos de periódico).

¿A qué conduce tamaña desfiguraciónde la realidad? ¿A quién aprovecha? ¿Seexplicaría que España se hubiese encon-trado a sí misma políticamente, hubiesetomado en sus manos su destino, sihubiese estado sumida en el estado deestupidez general en que se la pinta?

¿O es que se trata de que, ya que sehabía recobrado, se pierda de nuevo? Alproyectar esa imaginaria estupidez sobreel presente, en especial sobre los jóvenes,se la fomenta, se procura imponer unamuy real, que obturaría nuestras posibili-dades en adelante.

Creo que el origen de esa deformaciónprocede de aquellas personas que en esoscuarenta años no hicieron nada interesan-te y que merezca recordarse, nada queesté vivo; acaso les sirve de consuelo pen-sar que las cosas eran simplemente así; esdecir, como ellos. Pero no eran.

Ha habido muchos españoles que, congran dedicación y esfuerzo, movidos poruna vocación auténtica, a veces heroica,en circunstancias difíciles, crearon obrasque están ahí, de las que nos hemos nutri-do y seguimos nutriéndonos, que hanhecho posibles innumerables cosas queno lo eran antes –y que se intenta quedejen de serlo.

Pero no se trata sólo de cultura, delibros (y habría que agregar: de cuadros,de esculturas, de música, de edificios, deinvestigaciones científicas, históricas). Loque más importa es la vida misma. ¿Esque en esos años no hemos vivido, ohemos vívido menos? ¿Es que se cree quetodo ello depende de que los gobernantesnos gusten o no, o incluso –y ello es másgrave– de que podamos elegirlos?

La gana de vivir de los españoles, alacabar la guerra, y a pesar de las dificulta-des para la gran mayoría, era enorme, ycreo que admirable. España puso enjuego, lo mismo durante la guerra quedespués de ella, su ilimitada capacidad deaguante, de resistencia a la adversidad, desolidez, de alegría vital; y, tan prontocomo fue físicamente posible, de creación.

España ha sido muchas cosas, buenas ymalas; lo que nunca ha sido es un país ridí-culo, que es como nos lo están pintando.La vida española ha sido en ocasiones apa-cible, otras veces bronca, con frecuenciadramática, de cuando en cuando demen-cial; nunca insulsa, anodina, apocada.

Se pueden leer cientos de libros espa-ñoles publicados en el último medio siglo,en los cuales no se encuentra huella de ser-vilismo ni amedrentamiento, ni inhibi-ción, ni, por supuesto, de ignorancia de loque había que saber. (En otros libros delmismo tiempo se hallan tales cosas, peroesos no cuentan y ya se han olvidado).

Lo que me preocupa es el efectodesmoralizador que esas actitudes puedenejercer sobre los jóvenes –es decir, paraestos efectos, los menores de cincuentaaños–. Unos, porque acaso se desanimen,desconfíen de las capacidades creadorasde su pueblo y, sobre todo, se sientan jus-tificados para saltarse medio siglo de rea-lidad española, ya que les han aseguradoque era nula. Y no hay que favorecer lanatural inclinación a la pereza.

Otros, y acaso esto signifique un peli-gro más inmediato, porque pueden con-fiarse demasiado; creer que España es unpaís desdeñable, porque los españoles sedejan hacer, y se los puede manipularcomo guste, sin contar con ellos; que esasociedad inerte, blanda, apática, pasiva,anulada, puede volver en beneficio propio.

En el fondo es un intento más, deproporciones modestas, por lo prontopara uso interno, de leyenda negra. Seestá intentando que los españoles se sien-tan disminuidos, limitados, sin pasado enque apoyarse, desnudos de ideas y formascreadoras, materia prima con la cual nadainteresante se ha hecho y que espera quevenga alguien a hacer con ella lo que se leantoje, y lo que es peor, probablementealgo que tampoco valga la pena. Por for-tuna, no puedo estar más lejos de esainterpretación, ni en lo que se refiere alpasado remoto o próximo ni, menostodavía, en lo que concierne alporvenir.

Una modesta versión de la leyenda negra110

La vegetación del páramo Se trata –no hay que decirlo– del

famoso páramo cultural español de losúltimos decenios. La imagen ha sidomoneda corriente desde poco despuésde la guerra civil. Primero circuló fuerade España; se suponía que en ella noquedaban más que curas y militares, y nirastro de vida intelectual, refugiada en laemigración. La propaganda oficial,mientras tanto, afirmaba que se habíaeliminado –hacia el cementerio, la emi-gración, la prisión o el silencio– la esco-ria demoliberal, y se había restablecidoel esplendor imperial de España, ejem-plificado en nombres de los que hacemucho tiempo nadie se acuerda, y queno es piadoso recordar.

...........................................................

La verdad ha sido muy distinta. EnLa España real he escrito:

La libertad empezó a germinar ybrotar, como brota la hierba en lostejados y en las junturas de las losas depiedra. Sería apasionante y conmove-dor hacer una historia fina y veraz deltímido, vacilante, inseguro renaci-miento de la libertad en España.

“El País”, 21-XI-1976

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