Diferencias Individuales Estilos de Liderazgo y Cultura Percibida
INCERTIDUMBRE PERCIBIDA DEL ENTORNO Y RIESGO … · LA TOMA DE DECISIONES ... derivaban de la...
Transcript of INCERTIDUMBRE PERCIBIDA DEL ENTORNO Y RIESGO … · LA TOMA DE DECISIONES ... derivaban de la...
XI CONGRESO NACIONAL DE ACEDE.
1
INCERTIDUMBRE PERCIBIDA DEL ENTORNO Y RIESGO ASUMIDO EN
LA TOMA DE DECISIONES ESTRATÉGICAS.
OREJA RODRÍGUEZ, JUAN RAMÓN
YANES ESTÉVEZ, VANESSA
UNIVERSIDAD DE LA LAGUNA.
[email protected]; [email protected]
RESUMEN
El Nuevo Entorno y, en general, el entorno, con el que se alinea la empresa en la adopción de decisiones estratégicaspresenta una incertidumbre percibida por los decisores, que asumen el riesgo que dicho proceso conlleva.A partir de la literatura existente se plantean los constructos y sus dimensiones, dando paso a la encuestación y análisisestadístico de datos que nos lleva a establecer la existencia de una relación causal directa y positiva entre ambos.PALABRAS CLAVE: Entorno, incertidumbre percibida, riesgo estratégico.
1. INTRODUCCIÓN.
La evolución de la Nueva Economía, el impacto del Nuevo Entorno en las empresas, contaba al
inicio de su crecimiento con unas ilusionadas proyecciones para el año 2000 de Pattinson y Brown
(1996), a las que se unieron recomendaciones para aprovechar las oportunidades que este Nuevo
Entorno (Kiani, 1998), la euforia del asentamiento de la Nueva Economía en los Estados Unidos y
su éxito bursátil, debido a factores económicos, sociales y culturales que giran alrededor del
asentamiento esta Nuevo Economía y que van impregnando al conjunto de las variables que
conforma el entorno empresaria, aunque se empieza a destacar las posibles limitaciones que se
derivaban de la necesidad de que los recursos humanos aprendan nuevas habilidades vinculadas al
uso de los recursos tecnológicos (Sahlman, 1999). A principios del año 2000 se inician las crisis de
las puntocom (marzo) y más tarde de las plataformas de comercio (septiembre), con lo que surge la
exigencia de una adaptación a los cambios del entorno (Wakentin, Bapna y Sugumaran, 2001) o la
búsqueda de las causas de la crisis de las empresas ligadas a la Nueva Economía (Counsell, 2001)
y el efecto del uso de estas tecnologías en el resto de las empresas ( Aragón y Cordón, 2000).
Del análisis del Nuevo Entorno se ha podido destacar que las principales variables del entorno,
explicativas de la situación de crisis de las empresas puntocom y las plataformas de comercio que
ha exigido su adecuación, han sido los problemas relacionados con los proveedores, la falta de una
XI CONGRESO NACIONAL DE ACEDE.
2
masa crítica de clientes, la escasa penetración territorial de los usuarios de Internet, el insuficiente
nivel de comercio electrónico, la falta de flexibilidad en la regulación de la economía en territorios
como el nuestro, en cuanto a la creación de empresas, mercado laboral, inmigración, …), pobre
nivel de fomento de I+D, la actitud social y desconfianza ante estas tecnología, la falta de
formación en las nuevas tecnologías de la información y del conocimiento,…
Este Nuevo Entorno que paulatinamente se va convirtiendo en el entorno y su incidencia en el
comportamiento estratégico de las empresas directamente vinculadas a su desarrollo nos lleva a
destacar la importancia de los sistemas de análisis y diagnóstico del entorno (environmental
scanning) así como su incidencia en los procesos de decisión estratégica. La aceptabilidad de una
decisión estratégica, en las estrategias deliberadas y formalizadas, puede valorarse, entre otros
criterios, por el riesgo que se está asumiendo (Johnson y Scholes, 2001). Este análisis, que se
complementa con otras reglas como el análisis de los resultados o de las reacciones de los partícipes
de la empresa, está a su vez condicionado por los factores internos y externos generadores del
riesgo estratégico.
La frecuente vinculación de los análisis de riesgo a aspectos financieros ha limitado la
consideración de otros aspectos internos y externos condicionantes del riesgo empresarial. La
discusión actual del alcance y contenido del concepto de riesgo estratégico, así como su métrica
(Ruefli, Collins y LaCugna, 1999) exige la delimitación de los diferentes factores de riesgo en la
toma de decisiones estratégicas y el análisis de sus respectivos impactos.
En este trabajo se ha centrado el análisis en los factores de riesgos derivados de la incertidumbre
percibida por el decisor estratégico del entorno (Daft, Sormunen y Parks, 1988 y Elenkov, 1997) y
la consideración del riesgo asumido en el comportamiento estratégico de la empresa.
El análisis del marco teórico conceptual del riesgo estratégico se completa con la consideración de
la incertidumbre percibida del entorno, así como de la base cognitiva que subyace en este trabajo.
Una vez planteado el marco conceptual que se ha desarrollado se presenta el modelo de análisis y
diagnóstico del entorno denominado GEPS (Oreja, 1999) que nos permitirá determinar las variables
claves del entorno empresarial y su nivel de incertidumbre percibida. Junto al constructo
“incertidumbre percibida del entorno” se plantea el constructo “riesgo asumido” que nos permitirá
iniciar el proceso de validación de los objetivos e hipótesis plantadas.
Tras el trabajo de campo, se ha procedido al tratamiento estadístico de la información, obteniendo
los resultados que se presentan a partir de la aplicación de un análisis factorial y regresión de
factores. El análisis de los resultados obtenidos ha permitido elevar a conclusiones referidas al
impacto de la incertidumbre percibida en el entorno respecto al riesgo estratégico de la empresa.
XI CONGRESO NACIONAL DE ACEDE.
3
2.- ANTECEDENTES TEÓRICOS.
El comienzo de la mención de la interacción de la organización con su entorno en las definiciones
de estrategia dentro del campo de la Dirección Estratégica, suele ser la modificación de Andrews
(1971) al planteamiento de Chandler (1962) incorporando la incertidumbre del entorno y además,
cuando entre las principales preocupaciones de la incipiente disciplina, incluye el análisis de las
oportunidades y amenazas externas para identificar factores de éxito (Cuervo, 1999). Con ello,
siguiendo a Miller (1998), se podría indicar que si la conceptualización de la estrategia incluye la
alineación de la empresa con el entorno, entonces la medición y la gestión del impacto del entorno
en la empresa deben ser uno de los temas centrales en los procesos de toma de decisiones
estratégicas.
Si hay que considerar realmente un punto de inflexión en el que el análisis del entorno recibe la
importancia y dedicación que requiere, ése es el trabajo de Aguilar (1967), a partir del cual se
cambia la tendencia y el análisis y diagnóstico del entorno tiene su gran desarrollo, se vuelve más
refinado y se apoya en análisis empíricos más elaborados (Ebrahimi, 1998; Sawyer, 1993).
Dado que se define como el proceso de buscar y recolectar información sobre eventos, tendencias y
cambios externos a la empresa que guían el curso de acción futuro de la organización (Aguilar,
1967), el análisis del entorno se halla intrínsecamente ligado al comportamiento estratégico de la
empresa y se convierte, así, en una fase informativa clave en el proceso de planificación estratégica
(Fahey y Narayanan, 1986; Sawyer, 1993).
En el intento de valorar el grado de implicación del ambiente externo en la organización, gran parte
de las investigaciones se han centrado en caracterizar o diseñar tipologías de entornos para estudiar
más detalladamente dicha relación. Entre ellas es obligado señalar los más destacados del enfoque
contingente (Burns y Stalker, 1961; Emery y Trist, 1965; Lawrence y Lorsch, 1967), que resaltan la
importancia del medio en el estudio de las organizaciones (Fernández, 1999). De entre el conjunto
de trabajos, la incertidumbre sobresale como el problema fundamental de las organizaciones
complejas y el hacerle frente, en aras a lograr la aproximación a la quimera de la certeza total, la
esencia del proceso administrativo (Thompson, 1967). Sin embargo, ante su carácter determinante,
la frecuente y común aplicación de esta dimensión, ha supuesto la consecuente pérdida de atención
por parte de los investigadores en la conceptualización y operativización del constructo (Milliken,
1987) tras décadas de intentar delimitar el alcance del mismo y, lo que acarreó más discusión, su
cuantificación.
Las dos grandes alternativas propuestas a lo largo de la literatura giran en torno a la consideración
de la incertidumbre como una característica objetiva y concreta del entorno, y por tanto
XI CONGRESO NACIONAL DE ACEDE.
4
cuantificable sobre la base de datos objetivos, externos e independientes del individuo decisor (ej.
Dess y Beard, 1984; Rasheed y Prescott, 1992) o como dimensión subjetiva del entorno que
dependerá de cada individuo para su caracterización que llevará a cabo mediante percepciones (ej.
Duncan, 1972; Ebrahimi, 1998; Elenkov, 1997; Huber, O’Connell y Cummings, 1975; Ireland et al,
1987; McCabe y Dutton, 1993; Milliken, 1987, 1990; Sawyer, 1993; Tan y Litschert, 1994). Esta
segunda aproximación es la seguida por los autores de este trabajo, estando en consonancia con el
modelo cognoscitivo de análisis del entorno propuesto por Lenz y Englendow (1986) como
mecanismo a disposición de las empresas para el diagnóstico del entorno empresarial.
Bajo este marco teórico, el entorno se convierte en una representación mental expresada en una
estructura cognoscitiva formada a través de experiencias (Lenz y Engledow, 1986) y no en una
entidad objetiva esperando a ser descubierta (Weick, 1979). Dado que los directivos desempeñan
sus tareas a través de representaciones mentales del mundo (Kiesler y Sproull, 1982), serán las
percepciones del entorno, entre ellas la relativa a la incertidumbre, la información externa a utilizar
como input del proceso estratégico y con un condicionante en detrimento de datos objetivos y
concretos. Este elección se apoya en que en función de las características específicas de cada
individuo (Downey, Hellriegel y Slocum, 1977), nivel jerárquico (Ireland et al,1987), empresa
(Huber, O’Connell y Cummings, 1975), sector de actividad (Oreja y Yanes, 2000 (a)) o país en que
desarrollen sus actividades (Elenkov, 1997), el mismo valor de un parámetro representa un
diagnóstico diferente de la situación. Serán, por tanto, las percepciones de la incertidumbre más
relevantes para el proceso estratégico (Bourgeois, 1980; Hambrick y Mason, 1984; Huber,
O’Connell y Cummings, 1975; Ireland et al, 1987), ya que la mejor manera de entender cómo las
estrategias se forman en determinadas circunstancias es mirar en la mente de los estrategas
(Mintzberg, Ahsltrand y Lampel, 1998), además de ser los individuos, no las organizaciones, los
que ven o construyen las oportunidades (Krueger, 2000) que les servirán de base para lograr los
resultados estratégicos adecuados de cara a la obtención de una ventaja competitiva.
Siguiendo las pautas comunes a las definiciones de incertidumbre del entorno más utilizadas
(Duncan, 1972; Galbraith, 1977; Lawrence y Lorsch, 1967; Lorenzi, Sims y Slocum, 1981; Miles y
Snow, 1978; Milliken, 1987), podemos decir que la incertidumbre percibida es la carencia de
información sobre eventos externos a la organización que experimenta el sujeto decisor en función
de sus esquemas mentales sobre la situación.
Por otra parte, la fuente de obtención del constructo de incertidumbre dependerá, dada la variedad
de posibilidades al respecto, del marco teórico en que se encuadre el estudio. Aunque coincidan en
la importancia del entorno para la organización y su proceso de toma de decisiones, las teorías sobre
el particular difieren en algunas características generales o de enfoque, que han dado lugar a las dos
XI CONGRESO NACIONAL DE ACEDE.
5
aproximaciones más ampliamente reconocidas (Fahey y Narayanan, 1986; Tan y Litschert, 1994), si
bien pudieran considerarse como confluyentes en cierto sentido:
• La concepción del entorno como una fuente de información (Duncan, 1972; Lawerence y
Lorsch, 1967).
• La visión del entorno como un stock de recursos (Pfeffer y Salancik, 1978).
En nuestro caso y siendo partidarios de la aproximación al entorno como una fuente de información,
la incertidumbre estará ligada a las dimensiones ambientales de dinamicidad y complejidad
(Duncan, 1972; Lawrence y Lorsch, 1967; Thompson, 1967), mientras la hostilidad está más unida
a la restante perspectiva (Tan y Litschert, 1994). Serán, por tanto la dinamicidad y complejidad
percibidas las variables a partir de las cuales obtengamos la incertidumbre, siendo la metodología
que en los próximos apartados se detalla.
El carácter contingente de la incertidumbre respecto al proceso estratégico, ha sido analizado
principalmente siguiendo el esquema entorno- estrategia – resultados obteniéndose la relación
causal entre el nivel de incertidumbre del entorno y la estrategia idónea a implantar por la empresa
para el logro de los mejores resultados. Tal es el caso de Swamidass y Newell (1987) que analiza la
implicación de la incertidumbre percibida en los requerimientos de flexibilidad de las estrategias de
fabricación y el papel de los directivos en la toma de decisiones con el objetivo de determinar su
influencia en los resultados. Un análisis similar es el realizado por Badri, Davis y Davis (2000) con
respecto a las estrategias genéricas en sectores en desarrollo, el de Tan y Litschert (1994) con
respecto a la orientación estratégica en una economía centralizada o el de Buvik y Gronhaug (2000),
que, junto con la interdependencia entre empresas, analizan los efectos de la incertidumbre en la
coordinación vertical. Por su parte, Anderson y Paine (1975) hacen uso del carácter contingente de
la incertidumbre para establecer una tipología de tipos de formulación de estrategias condicionados
además por la percepción de la necesidad un cambio interno. Miller (1998) al considerar la
incertidumbre que afecta al resultado empresarial, las clasifica e exige la necesidad de integrar su
estudio en el campo estratégico.
Otro grupo de estudios, se centra en analizar cómo las organizaciones llevan a cabo y diseñan el
proceso de análisis del entorno en función de la incertidumbre que perciban (Daft, Sormunen y
Parks, 1988; Ebrahimi, 1998; Elenkov, 1997; Sawyer, 1994) o en cómo organizan las unidades de
toma de decisiones, tanto rutinarias como no rutinarias sobre la base de la incertidumbre que
perciban (Duncan, 1973).
Sin embargo, es escasa la investigación sobre la relación causal o contingente entre la
incertidumbre percibida del entorno y el riesgo asumido en la toma decisiones. Si bien se admite
XI CONGRESO NACIONAL DE ACEDE.
6
dicha relación (McNamara y Bromiley, 1999) se carece de un modelo ampliamente aceptado que
reconozca la interacción entre el riesgo estratégico asumido y los factores que lo condicionan como
el contexto (Ruefli, Collins y LaCugna, 1999).
Son varios los problemas a los que se enfrenta el análisis de impacto de la incertidumbre en la toma
de decisiones empresariales y, en último extremo, en la consideración de los resultados derivados de
estas decisiones. Por una parte, además de la discusión del concepto de incertidumbre ya indicada,
aparece como elemento básico en esta ecuación el constructo de riesgo estratégico. El alcance del
mismo está unido a la problemática de su medición y, posteriormente, a la determinación de su
relación con los resultados de la empresa. Todo ello, lleva a Ruefli, Collins y Lacugna (1999) a
señalar la caída del número de trabajos empíricos relacionados con el riesgo estratégico, planteando
una agenda de investigación (pág. 183) a partir del empleo de nuevas conceptualizaciones de
medición del riesgo vinculadas al concepto empresarial del mismo.
Al considerar el concepto de riesgo estratégico, en su vertiente empresarial, se parte de los
planteamientos de Cyert y March (1963) que desarrollan hipótesis verificables buscando relaciones
entre el riesgo de pérdida y los resultados empresariales, destacando que los constructos de
resultados y aspiraciones vinculados a la teoría del comportamiento de la empresa son básicos para
evaluar el riesgo de los directivos empresariales.
La noción de riesgo de pérdida (downside risk) que se ha lanzado como una alternativa válida a la
estimación del riesgo estratégico deja fuera una parte del planteamiento financiero clásico. Se
entiende por riesgo de pérdida el fallo de la empresa en alcanzar el nivel de resultados deseados.
Miller y Leiblein (1996) y Miller y Reuer (1996) lo precisan como la probabilidad de pérdida
futura, siendo más indicativa para los decisores estratégicos en la realidad que la variabilidad de los
resultados, que incluye tanto las ganancias como las pérdidas, también Hoskinsson, Hitt y Hill
(1991) habían destacado que la probabilidad de pérdida, más que la varianza de los resultados,
caracterizan las preferencias de los decisores estratégicos con relación al riesgo.
Esta idea de riesgo viene a alinearse con investigaciones previas como las de Mao (1970), que
encontraba que los ejecutivos entendían el riesgo en términos de dificultad de alcanzar el objetivo
más que como varianza de resultados. Porter (1985), consideraba que el riesgo es una función de lo
mal que se ejecute una estrategia si aparece un entorno no previsto. March y Shapira (1987),
concluyen en su investigación que el 80% de los ejecutivos analizados consideran sólo los
resultados negativos cuando piensan en riesgo. Baird y Thomas (1990), al trabajar con analistas
financieros especializados en seis diferentes industrias consideran que la probabilidad de pérdida
XI CONGRESO NACIONAL DE ACEDE.
7
como una de la más importante definición del riesgo. Aaker y Jacobson (1991), que indican que las
estrategias se centran en evitar principalmente la caída de los resultados esperados.
El uso de los modelos financieros ha sido una constante en la literatura estratégica, como se destaca
en los trabajos de Collins y Ruefli (1992) y Ruefli, Collins y LaCugna (1999). Pero Fama y French
(1992) que presentaron evidencias contra la β , medida generalmente utilizada en el modelo de
valoración de activos de capital (CAPM: Capital Asset Pricing Model), y su relación positiva con
los resultados. Ya Bowman (1980, 1982 y 1984) había destacado la contradicción teórica y empírica
entre la relación en el ámbito de firma y la relación positiva que se exigía en la teoría financiera de
la cartera. Fiegenbaum (1990), Fiegenbaum y Thomas (1988), Jegers (1991) inciden en el
comportamiento de la empresa como justificativo de la situación, usando la teoría prospectiva de
Kahneman y Tversky (1979) para explicar la relación entre el riesgo de la empresa y los resultados.
Mientras que Bromiley (1991) y Sigh (1986) verifican el modelo propuesto por Cyert y March
(1963).
La relación entre el riesgo y los resultados ha sido un aspecto relevante en el análisis de las
decisiones estratégicas. A partir de la teoría de las finanzas se había asumido la existencia de una
relación positiva entre el riesgo y los resultados. Pero ya Bowman (1980) encontró que las
relaciones eran más complejas de lo que indicaba la teoría, encontrando incluso relaciones negativas
en sus trabajos de 1982 y 1984, al igual que Bromiley (1991), Fiegenbaum y Thomas (1985, 1986
y 1988), Mcnamara y Bromiley (1999) y Wiseman y Bromiley (1991). Mientras que Baucus, Golec
y Cooper (1993) encontraron correlaciones positivas y las relaciones negativas las asocian a
problemas de diseño de las investigaciones realizadas. Miller y Bromiley (1990) y Wiseman y
Catanach (1997) destacan que el riesgo tiene múltiples dimensiones y las relaciones riesgo
resultados varían a lo largo de las mismas.
Dos líneas de trabajo alternativas se han desarrollado a partir de estos planteamientos críticos. Por
una parte Ruefli (1990, 1991), Ruefli y Wiggins (1994) asocian las relaciones negativas a medidas
artificiales de riesgo, proponiendo una concepción ordinal del riesgo (Collins y Ruefli, 1992;
Grifell-Tatje y Marqués, 2000 y Ruefli, Collins y LaCugna, 1999) que admitiendo el concepto de
riesgo como probabilidad de pérdida incluya información en forma ordinal del comportamiento de
la empresa con relación a cambios de posición en un conjunto de empresas de referencia. Para su
medición Ruefli y Wilson (1987) utilizaron una función de entropía que venía a recoger la
incertidumbre asociada a la pérdida de posición en el conjunto de empresas de referencia.
McNamara y Bromiley (1999) cambian la concepción ex post del riesgo y establecen la noción de
riesgo esperado, basándose en la perspectiva cognitiva de Kahneman y Lovallo (1993), la teoría
XI CONGRESO NACIONAL DE ACEDE.
8
prospectiva de Kahneman y Tversky (1979) y la psicología de la decisión Tversky y Kahneman
(1994). Se usan valores esperados del riesgo y resultados lo que permite a los investigadores
determinar si la anticipación del riesgo percibida por los decisores estratégicos va a recibir un
resultado adecuado.
Dentro de esta ecuación riesgo / resultados será necesario delimitar la influencia de la incertidumbre
percibida del entorno en el nivel de riesgo asumido por los decisores estratégicos de la empresa,
para posteriormente establecer su vinculación con los resultados. Una primera aproximación a
suplir esta laguna es, de manera indirecta, el trabajo de Entrialgo, Fernández y Vázquez (2001) ya
que analizando los elementos moderadores de la relación entre éxito y comportamiento
emprendedor, caracterizado entre otros por el riesgo asumido, consideran la incertidumbre percibida
del entorno como elemento relevante.
2. OBJETIVO, HIPÓTESIS Y MÉTODO OPERATIVO.
La importancia del entorno en el proceso estratégico de las empresas queda ya explícita desde la
propia definición de Duncan (1972) sobre el ambiente externo de la organización:
“Entorno es la totalidad de factores físicos y sociales que se toman directamente en
consideración en la toma de decisiones de los individuos en las organizaciones”.
Por otra parte, si los resultados de las organizaciones son reflejo de los valores y bases cognitivas, y
en consecuencia percepciones, de los actores principales (Hambrick y Mason, 1984), como los
decisores, es importante analizar la conexión entre ambos constructos. En nuestro caso, se
concretizan, de un lado, en la incertidumbre percibida del entorno y de otro, en el riesgo asumido
como consecuencia del proceso estratégico de toma de decisiones.
Dada la escasa literatura que centra su atención en el efecto condicionante de la complejidad y
dinamicidad conjuntamente, esto es, incertidumbre del entorno, sobre el riesgo asumido por el
tejido empresarial, que puede condicionar, según qué circunstancias, la economía de una región o
país, nos planteamos como objetivo de esta investigación:
Objetivo: Analizar la influencia de la incertidumbre percibida del entorno en el riesgo asumido en la
toma de decisiones.
XI CONGRESO NACIONAL DE ACEDE.
9
La relación contingente de la incertidumbre percibida en el proceso estratégico se ha centrado en los
últimos tiempos en la relación causal entre las dimensiones del entorno y el tipo de estrategia
elegida (Badri, Davis y Davis, 2000; Buvik y Gronhaug, 2000; Swamidass y Newll, 1987; Tan y
Litschert, 1994), afirmándose la existencia de dicha interdependencia. Partiendo de esta idea, y
puesto que en función del riesgo asumido por el individuo se decantará por una orientación
estratégica u otra, pretendemos contrastar la siguiente hipótesis:
Hipótesis 1: Existe una relación entre la incertidumbre percibida del entorno y el riesgo asumido en
la toma de decisiones estratégicas.
Dado que la Teoría Prospectiva (Kahneman y Tversky, 1979) apunta que ante situaciones
denominadas como negativas los individuos tienen a arriesgarse y que, sobre la base del estudio de
Entrialgo, Fernández y Vázquez (2001) sabemos que cuanto mayor es la incertidumbre percibida,
mejores son los resultados de las empresas que adoptan un comportamiento emprendedor,
planteamos la siguiente hipótesis a contrastar:
Hipótesis 2: La relación causal entre la incertidumbre percibida los individuos y el nivel de riesgo
asumido en la toma de decisiones estratégicas es de signo positivo.
Los constructos a utilizar en esta investigación serán los de incertidumbre percibida del entorno y
riesgo asumido en la gestión empresarial en dicho entorno. La incertidumbre percibida del
entorno, definida como la carencia de información sobre las tendencias del entorno, será un
constructo de naturaleza multi-ítem al estar integrado por el nivel de incertidumbre percibido para
cada una de las variables relevantes, que en nuestro caso se identifican aplicando el modelo de
análisis y diagnóstico del entorno GEPS (Oreja, 1999). Seguimos, así la metodología de estudios
como los de Badri, Davis y Davis (2000), Daft, Sormunen y Parks (1988), Ebrahimi (1998) o
Downey, Hellriegel y Slocum (1977), entre otros.
Tal como se hacía referencia en el apartado anterior, la operatividad de la incertidumbre estará
ligada a las dimensiones ambientales de dinamicidad y complejidad (Duncan, 1972; Lawrence y
Lorsch, 1967; Thompson, 1967). Serán, por tanto la dinamicidad y complejidad percibidas las
variables a partir de las cuales obtengamos la incertidumbre aplicando una transformación métrica
consistente en una combinación lineal (Anderson, 1970) de las dos dimensiones estudiadas, la
XI CONGRESO NACIONAL DE ACEDE.
10
dinamicidad y complejidad del entorno. Para hacerlo posible se supone la homogeneidad de los
coeficientes.
La dinamicidad del entorno consistirá en el grado en que los factores del entorno se mantienen
iguales a lo largo del tiempo o están en un proceso continuo de cambio, aspecto que se podría
estudiar considerando dos subdimensiones del mismo (Duncan, 1972):
a) El grado en que los factores del entorno identificados se mantienen a lo largo del tiempo
o se encuentran en proceso de cambio.
b) Frecuencia con que los decisores consideran nuevos y diferentes elementos del entorno
en la toma de decisiones.
Daft, Somurnen y Parks (1988) en su estudio hacen referencia al ratio de cambio del entorno,
utilizado asiduamente como sinónimo de dinamicidad (Jurkovich, 1974), definido sobre la base de
la frecuencia de los cambios que tienen lugar en el entorno de las organizaciones, similar a la
expuesta por Duncan (1972).
Sin embargo, varios autores, como Miles, Snow y Pfeffer (1974) y Jurkovich (1974) hacen hincapié
en la necesidad e importancia de diferenciar entre el ratio de cambio de los elementos del entorno y
la incapacidad para predecir dicho cambio. Indudablemente no tendrá iguales consecuencias para el
comportamiento estratégico de la empresa una sucesión de cambios del entorno fácilmente
predecibles y que permitan la adecuación de la organización a las nuevas circunstancias, que unas
modificaciones de las condiciones ambientales difícilmente percibidas con cierta antelación y que
sean radicalmente diferentes a la situación de partida. Por tanto, el constructo dinamicidad del
entorno será identificado con los cambios del entorno de difícil predicción, que serán los que más
condicionen la incertidumbre de los decisores (Dess y Beard, 1984). Se definirá como la frecuencia
de los cambios de los elementos del entorno y su nivel de previsión.
La complejidad del entorno suele ser sinónimo de heterogeneidad o caracterizada sobre la base de
ella, tal como es definida por Child (1972) al aplicarla como la heterogeneidad de los eventos
externos relevantes para la organización. Definición comúnmente aceptada y similar a la de otros
Incertidumbre = α Dinamicidad + β Complejidad
2
En donde, β = α=1
XI CONGRESO NACIONAL DE ACEDE.
11
investigadores como Duncan (1972) o Thompson (1967). De este modo, en este estudio es un
constructo determinado por el nivel de conocimientos necesarios para comprender una variable y el
volumen de elementos a tener en cuenta para asimilar su complejidad.
Para conocer el posicionamiento de los directivos ante dicha dinamicidad y complejidad del entorno
se utilizará el concepto de actitud, definida como las evaluaciones cognoscitivas, emociones o
tendencias perdurables, favorables o no, de una persona respecto a algún objeto o idea (Stanton,
1980), valoradas en una escala tipo Likert de intervalo 1 a 5, siendo 1 un nivel bajo de dinamicidad
o complejidad y 5 un nivel alto de dinamicidad o complejidad.
Por su parte, el riesgo asumido, dadas las condiciones del entorno en que actúa, se presenta como un
constructo unidimensional, en el que se considera la probabilidad de pérdidas de la empresa por las
decisiones estratégicas adoptadas en su gestión empresarial. Esta valoración anticipada se desprende
de una escala ordinal, valorada mediante una escala tipo Likert de intervalo 1 a 5, siendo el nivel
inferior un riesgo asumido bajo y el límite superior un riesgo elevado. En ella los individuos indican
qué nivel de riesgo han asumido en la toma de decisiones, considerando todas las posibles
dimensiones que se deberían incluir en este constructo (Miller, 1992 ; Winfrey y Budd, 1997). De
esta manera, se limita las posibles influencias de otros factores en el riesgo asumido, como la
disponibilidad de recursos, tanto financieros como humanos e intangibles, pretendiendo analizar el
grado de implicación de la incertidumbre percibida del entorno en aquélla parte del riesgo asumido
que está condicionada por elementos externos a la empresa.
4. ESTUDIO EMPÍRICO.
4.1.MUESTRA, ENCUESTA Y TRATAMIENTO PREVIO DE LOS DATOS.
Este estudio es continuación de una línea de investigación iniciada por los autores cuyo objetivo
principal es analizar la importancia del entorno para empresas que desempeñan sus actividades en
un ámbito insular, limitándose al ámbito geográfico de la Comunidad Autónoma de Canarias.
La obtención de la información necesaria para llevar a cabo dicha línea de investigación se realizó
durante el primer cuatrimestre de 1999, en un período de claro crecimiento de las empresas de la
Nueva Economía y en el que se afianzan las variables relevantes del Nuevo Entorno (Sahlman,
XI CONGRESO NACIONAL DE ACEDE.
12
1999), mediante el desarrollo y cumplimentación de un cuestionario 1 llevados a cabo en el curso de
una entrevista personalizada con el sujeto bajo la supervisión del equipo de investigación2.
En el proceso de captación de la información utilizada se empleó un muestreo no probabilístico
empleándose una muestra intencionada en busca de la representatividad sectorial. Consta
inicialmente de 566 encuestas realizadas a miembros de empresas radicas en el ámbito geográfico
de aplicación, resultando válidas 482, que con un nivel de confianza del 95’5% (p=q=50%)
permitiría obtener un error deseado de 4’768%.
El cuestionario presentado se compone de un conjunto de preguntas cerradas referentes a la
percepción de la dinamicidad y complejidad del entorno, en su implicación en la gestión
empresarial para un total de 26 ítems, que se corresponden con las variables más significativas del
entorno determinadas según el modelo GEPS (Oreja, 1999). Así como una cuestión referente al
riesgo asumido por los individuos.
Tras la depuración de la muestra, la afijación producida implicaba la no-representatividad de las
submuestras sectoriales, con lo que se procedió a su ponderación sobre la base de los datos oficiales
del DIRCE (DIRCE, 1998)3.
En el proceso de análisis de los datos ausentes mediante la distribución de frecuencias, se aconseja
la eliminación de las variables “Barreras físicas (15)”, “Economías de escala (16)”, “Tipo de
cambio (18)“ y “Situación política de los competidores (19)” por el porcentaje de datos ausentes, así
como de un total de 46 individuos en cuyas encuestas se observa una ausencia importante de
información obtenida.
La fiabilidad de la escala utilizada para el constructo “incertidumbre percibida del entorno” se ha
evaluado mediante el coeficiente α de Cronbach que analiza la homogeneidad de las cuestiones
planteadas de forma simultánea (Sánchez y Sarabia, 1999), llegándose a alcanzar un nivel de
0’9605, superior al recomendado para investigación aplicada (Peterson, 1994). Por tanto, se afirma
que la escala de medición empleada puede considerarse fiable para el análisis llevado a cabo, es
decir, que por medio de las variables del cuestionario se puede valorar la dinamicidad y
complejidad del entorno.
1 Los autores agradecen la colaboración prestada por los alumnos del Departamento de Economía y Dirección deEmpresas de la Universidad de La Laguna.2 Diseño y montaje de una Central Informativa sobre la empresa en Canarias. Contrato de Investigación 981201 deFYDE-CajaCanarias – Universidad de La Laguna.3 Para un mayor detalle de la ponderación sectorial llevada a acabo consultar Oreja y Yanes (2000 (b)).
XI CONGRESO NACIONAL DE ACEDE.
13
En cuanto a la validez de contenido de dicha escala, se ha comprobado con anterioridad en Oreja
(1999) al proceder las variables significativas de cada marco de una extensa revisión de la literatura
sobre los condicionamientos del comportamiento de las economías insulares, así como la revisión
del cuestionario por diversos investigadores en esta materia.
La validez convergente existirá cuando empíricamente se obtiene una correlación positiva y
estadísticamente significativa entre las variables en que se descompone el constructo (Álvarez,
Vázquez y Santos, 1999), hecho que se ha comprobado observando que todos los coeficientes de
correlación son positivos y significativos así como con el elevado coeficiente alpha de Cronbach
para el conjunto de la escala, que se constituye como un indicador alternativo de la validez
convergente (Álvarez, Vázquez y Santos, 1999).
4.2. ANÁLISIS DE RESULTADOS.
En la búsqueda de una caracterización más próxima a la realidad representada en los esquemas
mentales de los individuos y dado que en entornos dinámicos, como el que representa el Nuevo
Entorno, los individuos son propensos a segmentar los elementos de su ambiente externo en grupos
homogéneos que le permitan hacer frente a la incertidumbre (March y Simon, 1958), en el análisis
de la relación entre la incertidumbre percibida del entorno y el riesgo asumido, empleamos, en lugar
de las variables individuales la estructuración que de ellas hace el sujeto. Con ello en lugar de
considerar la incertidumbre de las variables individualmente para a continuación relacionarla con el
riesgo asumido por los individuos planteamos como objetivo preliminar la obtención de las
estructuras estratégicas del entorno tal y como son percibidas por los decisores en función de la
incertidumbre.
Así, se utilizan la metodología de estructuración del entorno sobre la base de la incertidumbre
percibida seguida en etapas previas de la línea de investigación en que está encuadrado este estudio
(Oreja y Yanes, 2000 (b)). Se aplica así un análisis factorial de componentes principales con
rotación varimax, cuyas medidas de adecuación se muestran en la tabla nº1.
De la rotación varimax de los factores obtenidos y mediante la composición de las saturaciones
factoriales se obtienen la clasificación y agrupación de variables del entorno que permite identificar
las estructuras estratégicas del entorno de acuerdo a las percepciones de la incertidumbre de las
variables utilizadas (Oreja y Yanes, 2000 (b). La denominación de cada uno aparece en caracteres
mayúsculos (tabla nº 2).
XI CONGRESO NACIONAL DE ACEDE.
14
TABLA Nº1. CRITERIOS DE ADECUACIÓN FACTORIAL
CRITERIO VALORES
Contraste de esfericidad de Bartlett χ2 = 6898’391 gl 231 Sig. 0’000
Test de Kaiser-Meyer-Olkin (K.M.O.) 0’953
Determinante matriz de correlaciones 1’068E -08
Correlación matriz anti-imagen Coeficientes reducidos, sólo 4 superan 0’42.
TABLA Nº 2. ESTRUCTURACIÓN ESTRATÉGICA DEL ENTORNO SOBRE LA BASE DE
INCERTIDUMBRE PERCIBIDA.
COMPONENTES% VARIANZA
EXPLICADA
FACTOR 1
Demografía, situación y renta de la demanda, recursos
financieros, humanos y tecnológicos, situación política,
legislación sectorial y laboral, defensa y motivación del
consumidor, actitud ante la empresa, formación profesional.
DEMANDA, RECURSOS, SOCIO – POLÍTICO
35’038 %
FACTOR 2
Situación de los competidores, distancia a los grandes
mercados, segmentación de mercados, dependencia exterior.
MERCADOS, COMPETENCIA
16’993 %
FACTOR 3Insularidad, orografía, recursos naturales.
MEDIO FÍSICO.14’961 %
El entorno vendrá determinado por un primer factor (estructura estratégica), que ha sido
denominado “demanda, recursos y socio - político”, y que explica un total del 35’038% de la
varianza. En él los individuos agrupan variables pertenecientes a características de la demanda,
como la demanda y su renta, los recursos y el conjunto de variables de corte socio político. Se
XI CONGRESO NACIONAL DE ACEDE.
15
relega a un segundo lugar, los componentes definitorios de la competencia y el mercado, con una
diferencia bastante notable en la varianza explicada, ya que es del 16’993%. Por tanto podría
concluirse, que la principal fuente de incertidumbre percibida para los encuestados viene
representada por el conjunto de variables políticas y sociales, destacando así la importancia del
marco institucional y de los recursos humanos, financieros y tecnológicos, lo que viene a coincidir
con los principales factores de incertidumbre que se han destacado del Nuevo Entorno, que han
incidido en la crisis de un sector de las empresas puntocom y plataformas comerciales para
intermediarios (Counsell, 2001).
Es de destacar, que variables tradicionalmente consideradas como imprescindibles en la gestión
empresarial y el análisis del entorno y pertenecientes al llamado marco económico, no constituyan
un factor determinante en la incertidumbre percibida, relegándose a una posición secundaria y
dando paso a los aspectos del entorno de marcado carácter institucional y social, en detrimento,
igualmente de la caracterización física del medio insular que se constituye como tercera estructura.
Una vez representado el entorno, o lo que es igual, conocidas las agrupaciones de variables
percibidas por el decisor, aplicamos la regresión lineal para conocer cómo influyen en el
comportamiento estratégico de las organizaciones, en este caso operativizado mediante el riego
asumido en la toma de decisiones. Se tomará como variable dependiente el riesgo asumido por los
individuos y como variables independientes los factores obtenidos en el análisis anterior,
aplicándose, en lugar de una búsqueda secuencial del mejor modelo, la introducción de los tres
factores del entorno para conocer la importancia relativa de los tres en la explicación del riesgo
asumido por el decisor.
El modelo resultante es significativo ya que se obtiene una F que así lo indica, con lo que
efectivamente estaríamos ante la existencia de una relación entre el riesgo asumido en la toma de
decisiones y la incertidumbre percibida del entorno, aceptando la primera hipótesis de nuestro
estudio.
La bondad de ajuste del modelo mediante la R2 es del 50’3%, con lo que se podrían concluir que el
50’3 % de la variación en el riesgo asumido por los decisores teniendo en cuenta las condiciones del
entorno lo explican los tres factores obtenidos, quedando el resto en manos de otras variables no
consideradas en la estructuración obtenida o en otras dimensiones que caracterizan al entorno,
algunas de las cuales se han aplicadas en la literatura como la munificiencia (Dess y Beard, 1984;
Rasheed y Prescott, 1992), concentración (Emery y Trist, 1965), diversidad y hostilidad (Mintzberg,
1979) o la rutina de los problemas u oportunidades y la presencia de sectores organizados o no
(Jurkovich, 1974), entre otras.
XI CONGRESO NACIONAL DE ACEDE.
16
La importancia de las tres estructuras del entorno obtenidas en la explicación del riesgo asumido
también queda patente con el análisis de la significación estadística de los coeficientes de regresión
obtenidos (tabla nº 3). De esta forma se estaría cumpliendo la primera hipótesis de este estudio al
observar un cierto impacto significativo de las estructuras estratégicas del entorno sobre la base de
la incertidumbre percibida en el riesgo asumido.
TABLA Nº 3. COEFICIENTES.
FACTORESCOEFICIENTES
ESTANDARIZADOSt Sig.
DEMANDA, RECURSOS SOCIO-
POLÍTICO.0,603 17,070 ,000
MERCADOS, COMPETENCIA 0,292 8,263 ,000
MEDIO FÍSICO 0,233 6,584 ,000
El análisis del signo de los coeficientes nos permite inferir una relación positiva entre las variables
dependiente e independientes, con lo que cuanto mayor sea la incertidumbre que perciba el
directivo mayor será el nivel de riesgo asumido, validándose, de igual modo la segunda hipótesis
planteada. Esta afirmación en congruente con los planteamientos de Johnson y Scholes (2001).
Con relación a la importancia relativa de cada factor, los coeficientes obtenidos (tabla nº 3), pueden
proporcionar una primera aproximación a la cuantificación de la misma, al observarse que el primer
factor, que hemos denominado demanda, recursos y socio - político ejerce una influencia en el
riesgo de los decisores mayor que los dos restantes, siendo más del doble con respecto al segundo,
que incluía variables que concernientes al mercado y la competencia, y algo más con respecto al
tercero conformado por ítems que abarcan cuestiones geográficas.
Sobre la base de los resultados anteriores, se constata la importancia de las características
definitorias de la demanda, de los recursos humanos, financieros y tecnológicos del entorno y el
marco institucional, que ya se habían constituido como la primera estructura estratégica, en la
explicación del riesgo asumido por los decisores, mientras las características cuya influencia se
preveía como destacable, tales como las económicas y las definitorias del marco insular, son
desplazadas un segundo lugar, aunque son significativas en la explicación de la variable
dependiente pero en menor grado.
XI CONGRESO NACIONAL DE ACEDE.
17
5. CONCLUSIONES.
El riesgo asumido en el proceso decisorio vendrá condicionado, entre otros por la incertidumbre
percibida del entorno, que explica algo más que la mitad de su variación. Esta variación será en
sentido directamente proporcional ya que a medida que se percibe más incertidumbre, y por tanto
unas condiciones más adversas para la actividad de la empresa y una mayor falta de información, el
estratega apuesta por un comportamiento más arriesgado que le lleve a sobreponerse a esas
condiciones no favorables.
Serán la incertidumbre percibida de estructura estratégica conformada por las características de la
demanda, los recursos humanos, financieros y tecnológicos y las condiciones socio-políticas de la
región las que más predisponga a los empresarios a una apuesta más firme por intentar sobrevivir a
la entropía del entorno por medio, por ejemplo, de una constante adaptación a las tendencias
cambiantes de preferencias y valoraciones sociales de los consumidores, búsqueda de una masa
crítica de clientes, acuerdos con proveedores, un ofrecimiento de mayor diversidad de productos o
servicios, de servicios complementarios o posventa o de innovación tecnológica, que
inevitablemente suponen un mayor compromiso de los recursos de la empresa, actualmente claves
para la obtención de competencias distintivas.
Para futuras líneas de investigación sería interesante conocer si existe un límite en la propensión al
riesgo en función de la incertidumbre percibida, de tal forma que ante determinados niveles de
adversidad ambiental los individuos muestren una aversión al riesgo que haga su gestión
empresarial más conservadora y detrayendo de esta forma las inversiones a realizar en el sistema
económico. Cuestión de especial relevancia en las políticas de fomento del comportamiento
emprendedor y del tejido empresarial.
XI CONGRESO NACIONAL DE ACEDE.
18
6. BIBLIOGRAFÍA
Aaker, D.A. y R. Jacobson (1990): “The Risk of Marketing: The Roles of Systematic,
Uncontrollable and Controllable Unsystematic, and Downside Risk”. En Baird, R. A. y H.
Thomas [Eds.]. Risk, Stategy, and Management, pp. 137 - 160. Greewich, CT:JAI Press.
Aguilar, F. J. (1967): Scanning the Business Environment. Nueva York: MacMillan.
Alvarez, L.; R. Vázquez y M.L. Santos (1999): “Resultados de la orientación al mercado:
evidencias empíricas de las organizaciones no lucrativas”. Investigaciones Europeas de
Dirección y Economía de la Empresa, vol. 5, No. 3.
Anderson, C. R. y F. T. Paine (1975): “Managerial Perceptions and Strategic Behaviour”,
Academy of Management Journal, vol. 18, No.4, pp. 811 – 823.
Anderson, N. H. (1970): “Functional Measurement and Psychophysical Judgement”, Psychological
Review, vol. 77, No. 3.
Andrews, K. R. (1971): The Concept of Corporate Strategy. Nueva York: Dow Jones- Irwin.
Aragón-Correa, J.A. y E. Cordón-Pozo (2000): “La influencia del tamaño, las dimensiones
estratégicas y el entorno en la implantación de innovaciones en la organización: Internet en
las pequeñas y medianas empresas”. Investigaciones Europeas de Dirección y Economía de
la Empresa, vol. 6, No. 2, pp. 91-110
Badri, M.A.; D. Davis y D. Davis (2000): “Operations Strategy, Environmental Uncertainty and
Performance: A Path Analytic Model of Industries in Developing Countries”. Omega, vol.
28, pp. 155 – 173.
Baird, I. S. y H. Thomas (1990): “What is Risk anyway?: Using and Measuring Risk in Strategic
Management”. En Baird, R. A. y H. Thomas [Eds.]. Risk, Stategy, and Management, pp.
21-52. Greewich, CT:JAI Press.
Baucus, D. A. ; J.H. Golec y J. R. Cooper (1993): “Estimating Risk – Return Relationships: An
Analysis of Measures”. Strategic Management Journal, vol. 14, No. 5, pp. 387 – 396.
Bourgeois, L. J., III (1980): “Strategy and Environment: A Conceptual Integration”, Academy of
Management Journal, vol. 5, nº1, pp. 25-39.
Bowman, E. H. (1980): “A Risk/Return Paradox for Strategic Management”. Sloan Management
Review, (Primavera), pp. 17 – 31.
Bowman, E. H. (1982): “ Risk Seeking by Troubled Firms”, Sloan Management Review, (Verano),
pp. 33 – 40.
Bowman, E. H. (1984): “Content Analysis of Annual Reports for Corporate Strategy and Risk”.
Interfaces, vol. 14, pp. 61 –72.
XI CONGRESO NACIONAL DE ACEDE.
19
Bromiley, P. (1991): “Testing a Causal Model of Corporate Risk Taking and performance”.
Academy of Management Journal, vol . 34, pp. 37 – 59.
Burns, T. y G.M. Stalker (1961): The Management of Innovation. Londres: Tavistock Publications.
Buvik, A. y K. Gronhaug (2000):”Inter-Firm Dependence, Environmental Uncertainty and Vertical
Co-Ordination in Industrial Buyer – Seller Relationships”, Omega, vol. 28, pp. 445 – 454.
Collins, J. M. y T. W. Ruefli (1992): “Strategic Risk: An Ordinal Approach”. Management Science,
vol. 38, No. 12, pp. 1707 – 1731.
Counsell, A. (2001): “Más dura será la caída” http://www.expansiondirecto.com/tecnologia/
connectis/mayo/com11.html
Cuervo, A. (1999): “La Dirección estratégica de la empresa. Reflexiones desde la economía de la
empresa”. Papeles de Economía Española, nº 78-79, pp.34-55.
Cyert, R. M. y J.C. March (1963): A Behavioral Theory of the Firm. Englewood Cliffs, NJ:
Prentice-Hall.
Chandler, A. D. (1962): Strategy and Structure. Cambridge: MIT Press.
Daft, R. L.; J. Sormunen y D. Parks (1988): “Chief Executive Scanning, Environmental
Characteristics, and Company Performance: An Empirical Study”, Strategic Management
Journal, vol. 9, pp 123 - 139.
Dess, G. y D. W. Beard (1984): “ Dimensions of Organizational Task Environments”.
Administrative Science Quarterly, vol. 29, pp. 52 – 73.
DIRCE (Directorio Central de Empresas) (1998): Resultados estadísticos 1998. Tomo I. Datos de
empresas. Instituto Nacional de Estadística.
Downey, H. K.; D. Hellriegel y J.W. Slocum, Jr. (1977): “Individual Characteristics as Sources of
Perceived Uncertainty Variability”, Human Relations, vol. 30, No. 2, pp. 161 – 174.
Duncan, R. (1972): “Characteristics of Organizational Environment and Perceived Environment
Uncertainty”. Administrative Science Quarter, vol. 17, pp. 313 – 327.
Duncan, R. (1973): “Multiple Decision-Making Structures in Adapting to Environmental
Uncertainty: the Impact on Organizational Effectiveness”, Human Relations, vol. 26, No. 3,
pp. 273 – 291.
Ebrahimi, B.P. (1998): “Perceived Strategic Uncertainty and Environmental Scanning Behaviour of
Hong Kong Chinese Executives”. Documento de Trabajo nº 98011. Deparment of
Management. Hong Kong Baptist University.
Elenkov D. S. (1997): “Strategic Uncertainty and Environmental Scanning: the Case for
Institutional Influences on Scannign Behaviour”, Strategic Management Journal, vol.18,
No. 4, p. 287 - 302.
XI CONGRESO NACIONAL DE ACEDE.
20
Emery, F.E. y E.L. Trist (1965): “The Casual Texture of Organizational Environments”. Human
Relations, vol. 18, pp. 21 – 32.
Entrialgo, M.; E. Fernández y C.J.Vázquez (2001): “El comportamiento emprendedor y el éxito en
la pyme: modelos de contingencia y configuraciones”. Revista de Dirección, Organización y
Administración de Empresas, vol. 25, pp 47 – 58.
Fahey, L. y K.Narayanan (1986): Macroenvironmental Annalysis for Strategic Management. West
Publishing Company.
Fama, E. F. y K. R. French (1992): The Cross-Section of Expect Stock Returns”. Journal of
Finance, vol. 67, No 2, pp. 427 – 465.
Fernández, Z. (1999): “El estudio de las organizaciones (La jungla dominada)”. Papeles de
Economía Española, nº 78-79, pp. 56-77.
Fiegenbaum, A. (1990): “Prospect Theory and the Risk – Return Association”. Journal of
Economic Behavior and Organization, vol. 14, pp. 187 – 203.
Fiegenbaum, A. y H. Thomas (1986): “Dynamic and Risk Measurement Perspectives on
Bowman’s Risk – Return Paradox for Strategic Management: An Empirical Study”.
Strategic Management Journal, vol. 7, No. 5, pp. 395 – 407.
Fiegenbaum, A. y H. Thomas (1988): “Attitudes towards Risk and the Risl – Return Paradox:
Prospect Theory Explanations”. Academy of Management Journal, vol. 31, No. 1, pp 85 –
106.
Galbraith, J.R. (1977): Organization Design. Reading, CA: Addison Wesley.
Grifell-Tatje, E. y P. Marqués (2000): “Riesgo estratégico en el sector bancario español”. Papeles
de Economía Española, nº 84 – 85, pp. 192 – 205.
Hambrick, D. C. y P.A. Mason (1984): “Upper Echelons: the Organization as a Reflection of its
Top Managers”. Academy of Management Review, vol. 9, No. 2, pp. 193 – 206.
Hoskisson, R. E. ; M. A. Hitt y C. W. L. Hill (1991): “Managerial Risk Taking in Diversified
Firms: A Evolutionay Perspective”. Organization Science, vol. 2, pp. 296 – 314.
Huber, G.; M. O’Connell y L. Cummings (1975): ”Perceived Environmental Uncertainty: Effects
of Information and Structure”, Academy of Management Journal,, vol. 18, No. 4, pp. 725-
740.
Ireland, R. D; M. Hitt; R. Bettis y D. A. De Porras (1987): “Strategy Formulation Processes:
Differences in Perceptions of Strenght and Weakness Indicators and Environmental
Uncertainty by Managerial Level”, Strategic Management Journal, vol. 8, pp. 469 –
485.
Jegers, M. (1991): “Prospect Theory and the Risk – Return Relation: Some Belgian Evidence”.
Academy of Management Journal, vol. 34, pp. 215 – 225.
XI CONGRESO NACIONAL DE ACEDE.
21
Johnson, G y K.Scholes (2001): Dirección Estratégica. Madrid: Prentice Hall.
Jurkovich, R. (1974): “A Core Typology of Organizational Environments”. Administrative Science
Quarterly, vol. 19, pp. 380 - 394.
Kahneman D. y A. Tversky (1979): “Prospect Theory: an Analysis of Decision Under Risk”.
Econométrica, vol. 47, pp. 236 – 291.
Kahneman, D. y D. Lovallo (1993). “Timid Decisions and Bold Forecats: A Cognitive Perspective
on Risk Taking”. Management Science, vol. 39, pp. 17 – 31.
Kiani, G. R. (1988): “Marketing opportunities in the Digital Word”. Internet Research: Electronic
Networking, Applications and Policy, vol. 8, No. 2, pp. 185-194
Kiesler, S. y L. Sproul (1982): “ Managerial Response to Changing Environments: Perspectives on
Problem Sensing From Social Cognition”. Administrative Science Quaterly, vol.27, pp. 548-
570.
Krueger, N.F. jr. (2000): “The Cognitive Infraestructure of Opportunity Emergence”,
Entrepreneurship: Theory and Practice, vol. Primavera, pp. 5 - 23.
Lawrence, P. R. y J.W. Lorsch (1967): “Differentiation and Integration in Complex Organizations”
Administrative Science Quarterly, vol. 12, pp. 1 – 47.
Lenz, R. T. y J.L. Engledow (1986): “Environmental Analysis: the Applicability of Current
Theory”. Strategy Management Journal, vol. 7, pp. 329 – 346 .
Lorenzi, P.; H. P Sims y J. W. Slocum (1977): “Perceived Environmental Uncertainty: An
Individual or Environmental Attribute?” . Journal of Management, vol. 7, No. 2, pp. 27 –
41.
Mao, J. C. T. (1979): “Survey of Capital Budgeting: Theory and Practice”. Journal of Finance, vol.
25, pp. 349 – 360.
March, J. G. y Z. Shapira (1987): “Managerial Perspectives on Risk and Risk Taking”.
Management Science, vol. 33, pp. 1404 – 1418.
March, J. y H. Simon (1958): Organizations. Nueva York:Wiley.
McCabe, D. L. y J. E. Dutton (1993):” Making Sense of the Environment: the Role of Perceived
Effectiveness”, Human Relations, vol. 46, No. 5, pp. 623 – 644.
McNamara, G. y P. Bromiley (1999): “Risk and Return in Organizational Decision Making”.
Academy of management Journal, vol 42, No 3, pp. 330 – 339.
Miles R. E. y C. C. Snow (1978): Organizational Strategy, Structure and Process. Nueva York:
MacGraw Hill.
Miles R. E.; C .C. Snow y J. Pfeffer ( 1974): “Organization-Environment: Concepts and Issues”,
Industrial Relations, vol. 13, pp. 244 – 264.
XI CONGRESO NACIONAL DE ACEDE.
22
Miller, K. D. y P. Bromiley (1990): “Strategic Risk and Corporate Performance: An Analysis of
Alternate Risk Measures”. Academy of Management Journal, vol. 33, pp. 756 – 779.
Miller, K. D. y J. J. Reuer (1996): “Measuring Organizational Downside Risk”. Strategic
Management Journal, vol. 17, No 9, pp. 671 – 691.
Miller, K. D. y M. J. Leiblein (1996): “Corporate Risk-Return Relations: Returns Variability
versus Downside Risk”. Academy of Management Journal, vol. 39, No 1, pp. 91 – 122.
Milliken, F. (1987): “Three Types of Perceived Uncertainty About the Environment: State, Effect
and Response Uncertainty”, Academy of Management Journal, vol. 12, No. 1, pp. 133 –
143.
Mintzberg, H. (1979): The Structuring of Organizations. Englewood Cliffs NY: Prentice Hall.
Minztber, H; B. Ahsltrand y J. Lampel (1998): Strategy Safari. Nueva York: The Free Press.
Oreja, J. R. (1999): “El método GEPS de análisis y diagnóstico del entorno empresarial.
Aplicaciones para entornos insulares”. In Oreja, J.R. (Dir.): El impacto del entorno en las
actividades empresariales. (El caso de la empresa en Canarias). Santa Cruz de Tenerife:
Fyde CajaCanarias- IUDE de la Universidad de La Laguna, 33-64.
Oreja, J.R. y V. Yanes (2000 (b)): “La estructuración estratégica del entorno sobre la base de la
incertidumbre percibida: un análisis comparativo entre sectores”. X Congreso Nacional de
Acede 2000. Oviedo.
Oreja, J.R. y V.Yanes (2000 (a)): “La percepción de la incertidumbre como determinante de los
puntos de referencia externos”, XIV Congreso Nacional de AEDEM. Jaén.
Pattinson, H. Y L. Brown (1996): “Chamaleons in Marketspace: Industry Transformation in the
New Electronic Marketing Enviroment”. Internet Research: Electronic Networking,
Applicatios and Policy, vol. 6, No. 2, pp. 31 - 40
Peterson, R.A. (1994): “A Meta-Analysis of Cronbach’s Coefficient Alpha”, Journal of Consumer
Research, vol. 21, pp. 381 – 391.
Pffefer, J. y G. Salancik (1978): The External Control of Organizations. Nueva York: Harper &
Row.
Porter, M. E. (1985): Competitive Advatage. New York: Free Press.
Rasheed, A. M. A. y J. E. Prescott (1992): “Towards an Objective Classification Scheme for
Organiational Task Environments”, British Journal of Management, vol. 3, pp 197 – 206.
Ruefli, T. W. y C. L. Wilson (1987): “Ordinal Time Series Methodology for Industry and
Competitive Analysis”. Management Science, vol. 33, No. 5, pp. 640 – 661.
XI CONGRESO NACIONAL DE ACEDE.
23
Ruefli, T. W. y R. Wiggins (1994): “ When Mean Square Error Becomes Variance: A Comment on
‘Business Risk and return: A Test of Simultaneous Relationsships’ ” .Management Science,
vol. 40, pp. 750 – 759.
Ruefli, T. W. (1990): “ Mean – Variance Approaches to Risk – Return Relationships in Strategy:
Paradox Lost”. Management Science, vol. 36, pp. 368 – 380.
Ruefli, T. W. (1991): “Reply to Bromiley’s Comments and futher Results: Paradox Lost Becomes
Dilemma Found”. Management Science, vol. 37, pp. 1210 – 1215.
Ruefli, T. W. ; J.M. Collins y J.R. LaCugna (1999) : “Risk Measures in Strategic Management
Research: Auld Lang Syne?”. Strategic Management Journal, vol. 20 No 2, pp.167 – 194.
Sahlman, W. A. (1999): “The New Economy in Stronger than you Think”. Harvard Business
Review, Noviembre – Diciembre, vol. 77, No. 6, pp. 99 -106
Sánchez, M; F.J.Sarabia (1999): “Validez y fiabilidad de escalas”. En Sarabia Sánchez, F.J. (coord):
Metodología para investigación en marketing y dirección de empresas. Madrid: Pirámide,
pp.361-388 .
Sawmidas, P.M. y W.T. Newell (1987): “Manufacturing Strategy, Environmental Uncertainty and
Performance: a Path Analytical Model”, Management Science, vol. 33, No. 4, pp. 509 – 524.
Sawyer, O. (1993): “Environmental Uncertainty and Environmental Scanning Activities of Nigerian
Manufacturing Executives: a Comparative Analysis”. Strategic Management Journal, vol.
14, pp. 287 – 299.
Singh J. V. (1986): “Performance, Slack, and Risk Taking in Organizational Decision Making”,
Academy of Management Journal, vol. 29, pp. 562 – 585.
Stanton, J. (1980): Fundamentos de Marketing. Méjico: McGraw Hill.
Tan J. J. y R. J. Litschert (1994): “Environment-Strategy Relationship and its Performance
Implication”. Strategic Management Journal, vol. 15, pp. 1 – 20.
Thompson, J. D. ( 1967): Organizations in Action. Nueva York: McGraw Hill.
Tversky, A. y D. Kahneman (1974): “The Framing of Decisions and the Psychology of Choice”.
Science, vol. 185, pp. 1124 – 1131.
Warketin, M. ; R. Bapna y V. Sugumaran (2001): “E-Knowledge Networks for Inter-Organizational
Collaborative E-Business”, Logistics Information Management, vol. 14, No. 1, pp. 149 - 163
Weick, K. (1979): The Social Psichology of Organizations. Nueva York: Random House.
Wiseman, R. y P. Bromiley (1991): “Risk – Return Associations: Paradox or Artifacf? An
Empirically Tested Explanation”. Strategic Management Journal, vol 12 , No. 3, pp. 231 –
241.
XI CONGRESO NACIONAL DE ACEDE.
24
Wiseman, R y A. Catanach (1997): “A Longitudinal Disaggregation of Operational Risk under
Changing Regulations: Evidence from Savings and Loan Industry”. Academy of
Management Journal, vol. 40, pp. 799 – 830.