^7D^

tico; por ejemplo: suero y vaouna contra la^lŭr^rrcc^ rle los t^^^•n.eros, suero contra la ^^^i-rucla or•i^i.cc, vacunas contra pa^ratifus, e^^at^^-ritis; suero artti^^ccn^renoso, a^nti,botacl^zn.ir^o.No les ^ledicamos atención especial porque ^uempleo ni se sigue de tan buenos resultados,ni está tan generalizado.

Por otra parte, hay procesos varios en losque pueden emplearse autovacunas; mas notienen la importancia de las tratadas, queson las verdaderamente dignas de eonoci-miento y aplicación general. .

INCICULACIUNES REVELADORAS

(Reaccion^^s ccl,érgicas.)

Reacciaraes alér^^ica.y. - Entendemos poralergiu, sin meternas a explícar la s^upuestao real naturaleza, ciertas reaccion^es que seobservan en el organismo al . reinocular unantigeno. Proceso de hipersensibilidad, tardahoras, y a veces dias, en manífestarse; enciertas enfermedades sirve para establecer eldiagnóstico.

Si a un organismo padeciendo una enfer-medad dada se le inocula, o bien se depositaen ]a conjuntiva, el agente causal o.los pro-ductos resultantes de su metabolismo, des-pués de horas, generalment^e se observará una

-- 71 -

reacción inflamatoria en el sitio de la inocu-^ lación del antígeno, reacción local que se sí-gue muchas veces de trastornos generales,cual elevación de temperatura, dismin^ucióndel apetito, tristeza, etc.

Los fenómenos alérgicos son específicos yreveladores de infección, si bien no nos sir-ven para precisar el poder del agente pató-geno, que puede estar atenuado o ser muyvirulento.

En la tuberculosis, en el muernzo, en la^rullorosis, y aun en las brucelosis, es dondeestán mejor estudiados, refiriéndonos exclu-sivamente a infecciones animales.

Haremos un ligero estudio, teniendo única-mente en cuenta los fines prácticos que espe-r•amos obtener con esta publicación.

TUBEKCULINA Y TUBERCULINIZACION

La tuberculina no es otra cosa que algo asícomo un extracto, glicerinado o no, de culti-vos del bacilo tuberculoso. Aurique en las másmodernas se ha coñseg'uido una gran purifi-cación, desconocemos todavfa su composicióníntima, ligada al germen, a sus productos desecreción, componentes del medio de cultivoy resultantes del metabolismo microbiano:

Inyecta.da o aplicada según decimos a con-

-72-

tinuación, se muestra rcvYladora de Ia enfer-medad, aunque ésta no se manifieste por sín-tomas o permanezca loc^alizada o insidiosa.Su utilidad es, por lo tanto, inaprecíable enla lucha contra esta infección, pues nos fa-cilita el diagnóstico, que es el primer pasode toda actuación ofi^ial.

Inyc^cción subcutíc^aea.-Es el proeedimien-to corriente. En la práctica s^e procede camosigue: el bóvído que se piensa tuberculizardebe permanecer en reposo veinticuatro 0cuarenta y ocho horas antes de practicarse lainyección, debiendo tomarse la temperaturapara ver si es normal, pues en el caso de noserlo o presentar manifestaciones de enfer-medad, debe renunciarse a la prueba o es-perar.

La inyeccíón se verifica de preferencia enlas tablas del cuelio o parte posterior de laespalda, empleándose la solución fenícada adosis de 4 a 5- c. c. para los bóvidos adultos,2 a 3 para los becerros y 1 a 1 1/2 para losterneros de seis a ocho meses.

La inyección debe verificarse entre las seisy diez de la noche, para poder disponer deldfa síguíente para tomar la temperatura, de-biendo hacerse ^unas cuatro tomas : a las seis,nueve y doce cle la mañana y a las tres de latarde.

Nocard y Leclainche consideran que unaelevación de temperatura inferior a ocho dé-cimas no tiene significación; sería sospechosa

-78-

entre 0',8 y 1',4, y d^enota tuberculosis des-de 1',4 en adelante. Ebert cree es positiva alos 40° si el animal tenía temper•atura inicialde 39°,:^ para abajo; y cuando la reacción esde 1°, si el animal tenía una temperatura ini-cial oscilante entre 39°,5 y 40°, sin rebasarlos 40°. Ostertag considera sospechoso todoani^mal que dé una reacción de 39°,5, con unadiferencia positiva mínima de 0°,5 sobre latemperat^ura del sujeto antes de la inyección.

A la vez que reacción térmica suele obser-varse una local y variaciones en el númerode pulsacionea y respiraciones.

Cuti e intrccdermorrea,eeión.-Para la outi-rreacción se emplea la tuberculina dilufda apartes iguales. El sitio de inoculación es unade las partes laterales de la cruz, que se afei-ta y lava bien, y en la que se practican treso cuatro escoriaciones o fricción intensa, apli-cando la tuberculina con un pincel. La infil-tración edematosa de los bordes de las esca-rificaciones, transformación en plaĉas y a ve-ces vesfculas, constituyen la reacción típica.

En la intradermo, que se consigue inyec-tando en el espesor del dermis uno o dos cen-tfinetros de tuberoulina diluída al décimo, elaumento de sensibilidad, espesamiento deldermis, edema subcutáneo, etc., dan elemen-tos de juicio suficientes.

Oftalmorrep,cción.-Depositando en el án-gulo interno del oj o tres o cuatro gotas detuberculina diluída al décimo, o un disco de

- 74 -

la preparada en esta forma, o bien una deconcentrada, aplicada de preferencia con unpincel, ^, las cinco o seis hor•as se observa in-

OPtalmorreacción en tuberculasia (Hutyra).

flamación de la carúncula lagrímal, conges-tión de la conjuntiva y secrecíón iibrinosaal>undante, apreciándose los resultados máxí-mos de las quince a veinte horas.

Otros ^rrt<^todos. - Otros varios métodos :

7b -. ^^

local, subcutáneo-reacción, sub^u^.^a-eaccícín,subconjuntivo-reacción, intf a-palp^ebro-reac-ción, ete., etc. ; y lue^o la cc^Rnbinaeicin de va-

^

Inyección reveladora en la barbilla.

rios, subcutáneo y oftálmica, por ejemplo,permiten obtener resultados. Para su cono-cimiento consúltense ]as obras especiales. La

- 76 -

inyección clásica sigue, no obstante, gozandodel máximo prestigio.

En las gallinas, la ín^^eccíón de la tubercu-

A, barbilla normal; E, barhilla abultaila.

lina, tipo aviar, s•e hará con el espesor deldermis de la parte interna de una barrbilla,dejando la otra como testigo.

__. q7 . _

La reacción especíiica se traduce por hin-chazón de la barbilla, que tama una colora-ción rojiza. La interpretación se hará de lasveinticuatro a las cuarenta y ocho horas.

MALÉINA Y MALEINIZACION

Cuanto hemos dicho de la tuberculina conrelación a la tuberculosis es aplicable a lamaleína por lo que al ^iiagnóstico del muer-mo se refiere. Como en aquélla, hay tambiénpreparados que se emplean con éxito y queinfluencian las reacciones serológicas que pu-dieran hacerŝe no tomando las precaucionesnecesarias. Los métodos prin ĉipales de apli-cación son los siguientes :

In^ección subeutánea, en las tablas delcuello, en su parte media, previa desinfecciónde la zona.

Observación previa d,cl unim:al.-El animalsospechoso será observado durante dos díasantes de verificar la prueba, tomando la tem-peratura tres veces en las veinticuatro horas,para aplazarla en los casos de fiebre.

La inoculación se practicará de las ocho alas diez de la noche, para disponer de todoel día siguiente para recoger observaciones.

a) Reacción local.-Se caracteriza por laaparición, al cabo de algunas horas, de una

--^a-

79 -

- SO --

tumefacción inflamatoria, iniciada en el pun-to de la picadura y extendiéndose hasta losvasos ]infáticos.

La tumefacción es cálida, tensa y doloro-sa; está en su apogeo a las veintiouatro ho-ras, empieza a declinar á las treinta y seis yno desaparece hasta varios días después.

b) Reacción térmi.ca,.-E^mpieza a mani-festarse de las seis a las ocho horas, y con-síste en una elevación de la temperatura nor.-mal que oscila entre uno, cinco y tres, alcan-zando el máxímo entre las doce y dieciséishoras, y desapareciendo a los dos días.

c) Rea.ccián general.-Los síguíentes sín-tomas son los principales : inyección de la pí-tuitaria, tristeza, abatimiento, calofríos, tem-blores, postración, etc., pudiendo ser tan com-pleta a las quince horas que recuerda el es-tado tifoideo.

Oftalml.orreacción.-Consiste en instilar'enel saco conjuntivo, o en aplicar con toques depincel, cuatro o seis gotas de malefna diluí-da. Si se tratase d^e pildoritas es sufiĉientedepositar una en el ángulo interno y mante-ner cerrado el párpado hasta que aquélla sehaya disuelto, lo cual se consigue en menosde un minutó.

Reacción.-Cuando es positiva se manifies-ta a las doce horas, teniendo el máximo deintensidad a las veinticuatro.

La conjuntiva se congestiona y se produceun exudado purulento, mucho más abundante

Oftaímorreaccíón en el muermo a lae ocho horae (Hu-tyra).

82 -

en 1os casos de muermo crónica, grave o di-f`uso.

La oftalmorreacción y la maleinización sub-cutánea pueden practicarse simultáneamentesin temor de que se influyan, gozando,ambasde gran prestigio para la revelación delmuermo.

PULLOROSIS

( Pu ll orin z zcuci^rrt• )

También en la pc^llm•osis o di.arrecc bkoncr^.bacilar se ha ensayado la inoculación revela-dora. Si se inocula en el espesor de las bar-billas de la pallvna un poco de líquido dondehaya vivido cierto tiempo el agente causal-bacill^tis poll7crru^n.-, o un extracto, si lagallina está infectada se presenta una infla-macíón clara en el sítio donde inoculamos.Esto no pasa si se emplea otro microbio o ellíquido solo.

Es, pues,, reacción específica, utilizable parael diagnóstico, y s^u práctica lleva el nombrede pulloriza^ción o pzcllorinización. Aunque esde fácil aplicación, los resultados que se ob-tíenen son inferiores a los qtre da la reacciónaglutínante.

^. gg _._

iNOCULACION I^EVELADORA EN BRU-CELOSIS

Observada primeramente en Inglaterra en1919, en e.se mis^mo año y sucesivos pudimosnosotros comprobarla, y después lo han con-seguido buen número de investigadores.

La oftal^no, 1a intradermo y la s^cbcutáneo-reacción son los procedimientos clásieos, Lospreparados han recibido diversos nombres:abartina; 7^ielitina, br°ucelina, amblosina, etc.Aun obteniéndose ciertos resultados, en oca-siones comparables a la aglutinación, las re-acciones alérgicas no han entrado todavía enla práctica corríente de las brucelosis.

Ultimamente se ha insistido m^ucho en Ita-lia en la eficacia de una brucelina empleadapor inyección intrapalpebral. Por nuestraparie, y con nosotros coincíden numerososinvestigadores, encontramos que falta algopara situar este método de diagnóstico en elplano de 2a aglutinación. Será necesario se-guir ensayando nuevos preparados, y en las^más diversas circunstancias, antes de resol-^ver definitivamente. El trabajo merece la pe-na, porque, de resolverse satisfactoriamente,a pesar de contar con la aglutinación y fija-ción del complemento, sería de g^'an utilidaden manos del Veterinario rural.

ENSE1'vANLAS ^o, R^OMENDACIONES

Hemos visto, por el resumen trazado, queen la mayoría de las infecciones animales loshombres de laboratorio han conseguido des-cubrir y preparar prácticamente reoursos deprevención y curación que en manos del Ve-terinario constituyen los mejores elementospara Ia profilaxis y terapéutica específicas.Es cierto que todavía existen un cierto nú-mero de procesos infecciosos de naturalezadesconocida, y algunos contra los que no podemos movílizár productos biológicos o quí-micos que amínoren Ias pérdidas que origi-nan en la cabaña nacional. No hay que des-animarse por ello, porque la ínvestigación yla experimentación, pílares de la cíencia, iránpoco a poco arrojando luz necesaría paraorientarnos y conseguir frutos ídéntícos a losalcanzados hasta ahora.

Conviene analizar, como resumeñ de estefolleto, los factores q^ue pueden aminorar eléxito indiscutible representado por los suerosy vacunas, porque este examen ha de servir-nos de guía y reducir al mínimo los fracasosque han dé darse en ocasion•es, pues tratán-dose de productos biológicos y actuándoae enseres vivos no pueden evitarse en absoluto.

El Veterinccrio, como técnico vacunador,debe esforzars^e en poner de su parte el ma-

._ g5 -

yor interés en la aplicación, si es que aspiraa ejercer su carrera cual si fuese un sacer-docio, no olvidando que ouanto más interésdemuestre y más capacitado se halle en laelevada misión de prevenir y curar infeccio-nes animales, por lo que representan para lariqueza nacional y por los peligros de algu-nos para el hombre, su prestigio y conside-ración han de ser mayores.

El Veterinario debe procura7•, en primerlugar, que su diagnóstico sca exacto. Siclfnica^mente no le es posible llegar al con-vencimiento, debe recurrir a los medios auxi-liares-inoculaciones rev^eladoras, exámenesmicroscópicos, reacciones serológicas, autop-sias, etc.-. Si para ello no cuenta con ele-mentos suficientes, debe dirigirse al compa-ñero especializado o al laboratorio. Todo an-tes de decidirse a emplear un producto sinestar seguro de la enfermedad. No procedién-dose así, y siendo los prod,uctos rigurosamen-te específicos, se deja incumplida la condiciónbásica de la terapéutica, y el resultado ha deser siempre, o nulo, o de valor muy inferioral buscado,

Tratlcn,dose de vacunas, hay que tener pre-sente las dosis a emplear, pues juegan ciertopapel. El laboratorio señala las normas ge-nerales, pero no es posible que aquéllas sir-van invariablemente para todos los casos quepuedan presentarse en la práctica. El pesodel animal, la gravedad de la infección, et-

^ gg ._ .

cétera, etc., todo debe medirlo el clínico, yobrar en consecuencia, aun tratándose de va.-cu^^aas muc•rtczs. No ha de creerse que todo escuestión de cantidad. Con freuucncia, una do-sis elevada, durante cierto tiempo al menos,lejos de inmunizar más sólidamente, sensibi-liza, prepara o agrava el proceso, siendo con-veniente, para obtener buenos resultados, es-perar a que desaparezca esa fase de negacióny se inicie la respuesta reaccional de los te-j idos.

Si se trata de vacunars vivas, que casí ex-clusivamente se emplean a título preventivo,es conveniente guiarse, en general, por lasnormas del laboratorio, o consultar el proce-der a seguir, teniendo siempre en cuenta quecualquier descuido-dosificación, vía de en-trada, estado del animal, raza, factores ex-ternos, etc., etc.-puede provocar la enfer-medad, no conseguirse resultado; esto es, pre-venir eficazmente, crear un foco de contagio,etcétera, etc. Por ejemplo : et vírus variólicobajo la piel del carnero; sensibilidad de lasrazas seleccionadas, animales excesivamentenutridos y de edad, en el mal rojo; suero y vi-rus en proporciones incorrectas en la vacu-nación simultánea contra la peste ; avitami-nosis y parasitismos; raciones alimenticiasmal equilibradas; viajes, fatiga, etc.

En los sueros ta^rnbién conviene pensar loque se hace. En general, las dosis elevadasson siempre recomendables cuando se trata

-8?-

de pi•evenir o de curar. Sin embargo, no debeolvidarse que la inmunidad conferida es pa-siva-tres a seis semanas, término medio-,lo que ob^liga a empleai• vacunas una vez elanimal sano, o cuando menos protegido, siqueremos defenderle activamente.

Cuando el suero es de especie animal dis-tinta pueden presentarse fenómenos anafilác-ticos, si se cumplen las condiciones exigidaspara ello, y que son poco frecuentes en gana-dería. En cambio, la anafilaxia no puede exis-tir con el suero antipeste porcina, por ser ho-mólogo, o sea de la misma especie ani^mal.

El cuidado mayor habrá que tenerlo cuan-do se practican suero-vacunaciones. En algu-nos casos-mal rojo-pueden y deben mez-clarse suero y virus ; en cambio, en otros-peste porcina, carbunco-se inocularán se-paradamente. Es también ob.ligado establecerbien las proporciones de uno y otro, porquesi el 5uero es insuficiente, el virus o vacunapuede provocar la infección, o agravarla siestuviese enfermo el animal; y si el sueroestá en proporción excesiva, podría hasta di-ficultar el establecimiento de ]a inmunidadactiva que esperamos conseguir con la, vs-cuna.

Repetimos, no obstante, que, en general,deben emplearse dosis elevadas de suero, enparticular en animales enfermos y en las ga-naderías en q^ue, por una u otra razón-nu-

trición deficiente, parasitismos, etc.-no po-de7nos calificar de normales.

No debiera hacer mención de las técnicas.La cultura del Veterinario clínico es hoy su-ficientemente elevada para que los productosno fracasen por defecto de apIicación. Sinembargo, recomendaré el mayor cuidado conel instrumental y en la práctica de ]as inocu-laciones, guardando siempre ]as precaucionesdebidas e inyectando las vacunas en la zonay por la vfa recomendada en cada caso.

Los laboratorios, por su parte, seguramen-te harán lo posible por no olvidar que al ]an-zar un producto va en él su reputación y sumedio de vida. Además, si la preparación esdefectuosa, el Veterinario q^ue ha de aplicar-la sufrirá en su reputación, y el ganaderoen sus intereses. Elaborar sueros y vacunasconatituye una industria, y su venta se con-vierte en un comercio, que es necesario ro-dear de una parte moral. De otro modo e]hombre de ciencia resultaría un comerciantevulgar, sit^uado muchas veces en los linderosde lo punible, y, al final, el éxito será siem-pre deI que sobre bases más sólidas implantesu negocío, y éstas, en preparación y aplica-ción de sueros y vacunas, serán siempre lacompetencia y la moraIidad.

El Estado, dándose cuenta de todo ello, vi-gila ya la elaboración y contrasta varios pro-ductos. De desear es que esta fiscalizacíón seamplíe a todos lo antes posible,