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Programa de Matemáticas – Nivel 2 – Nuria Ferres

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Índice – Nivel 2

1. El Programa de Matemáticas a partir del primer año de vida

1.1. Las Matemáticas Instantáneas

1.2. Pasos para enseñar las matemáticas

a) Reconocimiento de las cantidades

Funcionamiento del método

Consejos para la elaboración de las tarjetas de puntos

Cómo hacer una sesión de matemáticas

Objetivos y Expectativas



1. El Programa de matemáticas a partir del primer año de vida

1.1 Las matemáticas instantáneas

El programa de matemáticas a partir del año (o antes si se ha realizado

estimulación visual previa) es conveniente empezarlo lo antes posible, si bien los niños

de hasta 6 ó 7 años también se verán beneficiados con este programa de matemáticas de

estimulación temprana.

El programa de matemáticas de estimulación temprana podría muy bien llamarse

“matemáticas instantáneas” por sus características. Se basa en la increíble capacidad

que tienen los niños pequeños de percibir las cantidades rápidamente e incluso realizar

cálculos con ellas. Si alguna actividad, de todas las que ayudan a desarrollar la

inteligencia de tu hijo, parece más mágica, esa es la de las matemáticas.

Antes de proseguir, es conveniente diferenciar bien entre lo que entendemos por

cantidad y lo que entendemos por cifra:

Cantidad: verdadero valor de la cantidad real de objetos: canicas, monedas…

Cifra: símbolo que representa una cantidad real, por ejemplo 5, 12, 257…

La cifra es una representación simbólica para referirse a una cantidad real.

La habilidad de percibir la cantidad real y no sólo la cifra que representa esas

cantidades sólo la tienen los niños pequeños porque aún son capaces de ver las cosas tal

y como son, es decir, los dedos que hay en una mano (y no la cifra 5), las canicas que

hay en el suelo (y no la cifra 16, por ejemplo), las monedas sobre una mesa (y no la

cifra 71, por ejemplo). El niño pequeño ve la cantidad, sólo que no sabe cómo se llama

esa cantidad, y por tanto, eso es lo que hay que enseñarle primero: la cantidad y el

nombre que tiene en voz alta, no la cifra que representa esa cantidad, eso ya vendrá

después.

El problema de los adultos es que hemos aprendido las cifras antes de percibir el

verdadero valor de las cantidades. No se nos dio la oportunidad de estimular la

habilidad de percibir las cantidades cuándo éramos pequeños porque a los adultos nos

parece imposible poder saber que hay 47 canicas en el suelo de un vistazo sin tener que

contarlas. Los adultos vemos un montón de canicas, las contamos y cuando pensamos

en la cifra 47, comprendemos cuántas hay.

Nos hemos acostumbrado a pensar en la cifra y no en la verdadera cantidad que

representa esa cifra, con lo cual, nos hemos alejado de la realidad y hemos hecho las

matemáticas más difíciles y mecánicas.

Por ejemplo, demasiado a menudo hay niños (y también adolescentes y adultos)

que saben las tablas de multiplicar, incluso saben la mecánica para realizar una

multiplicación como 375x427, pero no saben por qué se hace así, lo que realmente

significa, cuánto representan en la realidad esas cantidades o como aplicar la

multiplicación en la resolución de problemas. Han aprendido una mecánica y unas



tablas de memoria y así salen del paso, pero aprender matemáticas de esta manera tiene

sus consecuencias: disfrutan menos, incluso pueden llegar a aborrecerlas porque no

entienden lo que hacen, se encontrarán más adelante con que les fallará la base y les

costará más seguir avanzando en la comprensión de matemáticas más complejas y,

además, no hemos aprovechado el aprendizaje de las matemáticas para estimular el

desarrollo de la inteligencia, pues la práctica adecuada de las matemáticas tiene efecto

sobre el desarrollo físico del cerebro.

1.2 Pasos para enseñar las matemáticas

Los pasos para enseñar matemáticas a un bebé o niño pequeño (hasta los 6 ó 7

años) son bien sencillos si tenemos en cuenta la importancia de comprender las

matemáticas y de utilizar su práctica para el desarrollo de la inteligencia. Los pasos a

seguir son:

1) Reconocimiento de las cantidades.

2) Operaciones básicas con cantidades: suma, resta, multiplicación y división.

3) Oportunidad de resolución de problemas.

4) Las cifras.

5) Operaciones básicas con cifras: suma, resta, multiplicación y división.

1) Reconocimiento de las cantidades

Por todo lo explicado anteriormente, resulta muy conveniente empezar las

matemáticas por las cantidades. Probablemente hayas oído hablar de los bits de

“puntos” para enseñar dichas cantidades. Esta propuesta que Glenn Doman hizo para

iniciar en las matemáticas a los niños muy pequeños ha tenido largo éxito y, por ello,

vamos también a utilizar este sistema en un principio. Veamos en que consiste:

El sistema de bits de puntos consiste en enseñar al niño las cantidades del 1 al

100 en tarjetas de cartulinas blancas con los

correspondientes puntos rojos en ellas.

Por ejemplo en esta imagen vemos 5

tarjetas que muestran las cantidades del 1 al 5. El

material para elaborarlas es sencillo:

100 cartulinas blancas cuadradas de 25 a 30 cm de

lado y 5050 puntos rojos autoadhesivos de unos

20 mm de diámetro.



¿Por qué funciona tan bien este método para estimular la percepción de las cantidades en el niño pequeño?

1) El hecho de empezar las matemáticas por las cantidades hasta cien, permite

dejar bien asentadas las bases para que las mates sean para el niño algo concreto

y real, no abstracto y alejado de la realidad. Evidentemente se pueden mostrar al

niño cantidades mayores que el 100, probablemente sea muy emocionante para

el niño ver cantidades como 200, 300, 400, 500 y 1000. Y luego cantidades

como 235 ó 477… Sin embargo no es necesario enseñarle todas estas cantidades

y, de hecho, enseñarle demasiadas podría llegar a ser aburrido. En realidad es

más que suficiente enseñarle los principios básicos del reconocimiento de las

cantidades del 0 a al 100.

2) Facilita la rapidez de cálculo, como verás más adelante.

3) Sea cual sea la capacidad visual del niño pequeño, sea más limitada o más

sofisticada, los puntos rojos de las tarjetas son lo suficientemente grandes y el

contraste del rojo sobre el blanco es lo bastante intenso como para poder ser

vistos sin esfuerzo por un rango amplio de edades y limitaciones. De hecho, si

aún existe alguna limitación visual por tratarse de un niño pequeño, el simple

hecho de ver los puntos acelerará el desarrollo de su vía visual además de

aprender las cantidades.

4) Este método está diseñado teniendo en cuenta que la matemática es una

función cerebral.

Consejos para la elaboración de las tarjetas de puntos

Si es posible, compra las cartulinas blancas cuadradas ya cortadas del tamaño

que desees. Procura que no sean ni más pequeñas de 25x25 cm. Tampoco es

necesario que sean más grandes de 30x30 cm.

Si te ahorras el trabajo de cortarlas mejor pues es la parte que lleva más trabajo

de toda la preparación del material.

Lógicamente las tarjetas que tienen más puntos (100, 99, 98…) son las más

pesadas de hacer. Es mejor hacerlas al principio cuando estás más fresco y

trabajas con más atención.

Te será más fácil contar los puntos adhesivos antes de pegarlos en la cartulina,

sobre todo cuando se trate de tarjetas de muchos puntos.

También es conveniente escribir el número en las cuatro esquinas del dorso de la

tarjeta antes de pegar los puntos, así no tienes que recordar que número estabas

haciendo cuando ya tengas todos los puntos pegados. Veámoslo en la siguiente

figura:



Tarjeta de puntos Dorso de la tarjeta

El motivo de poner los número orientados en cada esquina de modo que siempre

la esquina superior izquierda tenga el número del derecho es que puedas

mostrarle la tarjeta de puntos orientada indistintamente en diferentes sesiones de

modo que vea la cantidad no va asociada a una forma sino al número de puntos.

No pongas los puntos de forma ordenada, ni formando líneas o figuras. Se trata

de que el niño estimule su capacidad de percibir las cantidades, no que las asocie

con formas o cuente las líneas. Por tanto, empieza por el centro a colocar puntos

y ves avanzando hacia el exterior de forma aleatoria.

Procura que los puntos no se toquen ni se solapen. Facilítale las cosas.

Es importante que no cubras con las manos ningún punto cuando las sujetes para

enseñárselas, por ello, es mejor que dejes cierto margen en los bordes de la

cartulina sin pegar ningún punto.

Prepara las cien tarjetas de puntos antes de empezar a enseñar a tu hijo, así no

tendrás la sensación de ir siempre con retraso, al contrario, tendrás material

nuevo a mano. Si aun así, por algún motivo te quedases retrasado, no rellenes las

sesiones usando tarjetas repetidas una y otra vez, si lo haces perderás la atención

de tu hijo y eso no nos interesa que pase. Es mejor que interrumpas el programa

el tiempo necesario (día o semana) hasta que hayas preparado material nuevo.

Entonces prosigue por donde lo dejaste.

Estas tarjetas de puntos las vas a utilizar mucho, no solo para mostrar las

cantidades sino también para los siguientes pasos en los que realizaremos

operaciones matemáticas y sesiones de resolución de problemas. Por ello tal vez

puedas considerar la posibilidad de protegerlas con un papel adhesivo

transparente.

14

14

14

14



Como hacer una sesión de matemáticas con las tarjetas de puntos

La manera de mostrar las tarjetas de puntos de matemáticas sigue las mismas

características que las tarjetas de conocimientos Generales o que las de palabras del

programa de lectura. Veámoslo aplicado a una sesión de matemáticas.

Empieza por las tarjetas del uno al cinco.

Colócate mirando a tu hijo de frente y una vez estéis

cómodos tanto tú como tu hijo preséntale las tarjetas a

una distancia de 50 cm ó 1 metro.

Enséñale la tarjeta del “uno” y dile con alegría: “esto

es uno”. A continuación pasa la última tarjeta del mazo

a la parte delantera y enséñale la tarjeta del “dos” volviendo a decir con gran

entusiasmo: “esto es dos”. Haz lo mismo con las tarjetas del tres, del cuatro y del cinco.

Procura enseñar las tarjetas una tras otra, con toda la velocidad que puedas,

mientras dices en voz alta el número correspondiente a cada tarjeta.

Al tomar la última tarjeta del mazo y pasarla al frente puedes echar una ojeada a

uno de los ángulos del dorso de la tarjeta y ver que número es el que estás a punto de

presentar. De esta forma, mientras le dices el número a tu hijo, puedes fijarte en su

carita y prestarle toda tu atención y entusiasmo mientras él mira la tarjeta. Y tener toda

la atención de la mamá o del papá es lo que más quieren los niños pequeños.

Recuerda que se trata de pasar las tarjetas con entusiasmo y a toda velocidad.

En las siguientes sesiones ya no será necesario decir para cada tarjeta: “Esto es

uno” “esto es dos”… bastará con decir “dos”, “tres”… y así evitamos expresiones

repetitivas que dan monotonía al juego y que además alargan la sesión

innecesariamente.

Como ya comentamos en el módulo de Conocimientos Generales, la brevedad

de una sesión es vital. Se ha comprobado que cuanto más breve tanto más eficaz es el

estímulo.

No hay ninguna posibilidad de ir demasiado rápido, siempre que cada lámina

quede inmóvil un momento ante los ojos del niño y que éste dedique a su percepción un

instante (menos de un segundo). Pero cuidado: basta que mire de reojo, no es necesario

que se quede hipnotizado. De hecho, puede ser tan rápido que a veces para el adulto que

muestra los bits le es difícil notar que el niño ya ha percibido el estímulo, si se

desconoce esa habilidad y no se está muy alerta.

Puedes probar un experimento con otro adulto o contigo mismo. Prueba de

pasarte 30 segundos mirando fijamente una tarjeta de puntos, verás que es muy difícil.

Ahora ten en cuenta que los bebés y los niños pequeños perciben mucho más deprisa

que los adultos.



Así es que, cuanto más deprisa le enseñes las tarjetas a tu hijo, mejor serán su

atención e interés.

Al acabar de presentarle las cinco tarjetas, muéstrale tu afecto claramente con un

abrazo y un beso. Puedes decirle todas las cosas positivas que te apetezca, como por

ejemplo que te encanta enseñarle y que es muy listo. Las expresiones de aliento con que

obsequies a tu hijo son tan importantes para su desarrollo intelectual como los propios

conocimientos en sí, así es que disfruta celebrando siempre al final de cada sesión

cuanto le quieres y cuan inteligente es. Pero no le des galletas o caramelos como

premio, o tendrás que dárselos cada vez y eso no es nada conveniente. El premio es

aprender cosas nuevas y tener la atención y el amor de mamá (o papá).

Repite esta sesión de matemáticas dos veces más, es decir, un total de tres veces

al día. Procura dejar al menos media hora de descanso entre cada sesión. Enséñale las

cantidades en orden (1, 2, 3, 4, 5) sólo en la primera sesión. En las siguientes sesiones

baraja siempre las tarjetas de puntos para que tu hijo no pueda prever el siguiente

número, así se mantiene la novedad en cada sesión de matemáticas.

Recuerda que las horas de la mañana son las mejores para enseñar porque

normalmente es cuando el niño está más receptivo, descansado y de buen humor. La

tarde no lo es tanto, pero al acabar el día: después de cenar o antes de acostarse hay

unos momentos dorados en los que tu hijo aprenderá rápidamente todo aquello que le

enseñes.

Procura que la iluminación sea buena y que no haya distracciones del entorno, es

decir, no debería haber la radio o la televisión encendidas, por ejemplo. Utiliza un

rincón de la habitación donde no haya muchos cuadros o juguetes u objetos que puedan

distraer la atención de tu hijo. Cuanto más pequeño sea tu hijo cuando empecéis, más

clara y alta debería ser tu voz. Pero sin gritar…

El segundo día forma un segundo grupo con las cantidades 6, 7, 8, 9 y 10.

Muéstraselo de la misma manera y también tres veces al día. Sólo en la primera sesión

muéstrale las cantidades ordenadas de menor a mayor, en las siguientes sesiones

recuerda barajar las tarjetas de puntos.

De esta manera estarás haciendo 6 sesiones de matemáticas al día con dos

grupos distintos de cantidades (3 sesiones cada grupo).

Las primeras semanas separa las sesiones entre sí con un intervalo de al menos

media hora. Después será suficiente con que dejes quince minutos de descanso entre

sesiones.

A partir del tercer día mezcla las tarjetas de los dos grupos, de manera que en el

primer grupo haya por ejemplo: 1, 7, 4, 9, 2 y en el segundo grupo, por ejemplo, el 2,

10, 5, 8, 3, 6. Recuerda barajar cada grupo antes de cada sesión. Al siguiente día vuelves

a mezclar grupos.

Como máximo muestra cada tarjeta de puntos durante 5 días, tres veces al día.

Por tanto, el sexto día retira las tarjetas del uno y el dos y añade las tarjetas de puntos

del 11 y el 12. Y así sucesivamente en los siguientes días.



De este modo, tu hijo estará viendo diez tarjetas de puntos cada día, agrupadas

en dos grupos de cinco tarjetas cada uno. Habrá dos tarjetas nuevas cada día, una por

cada grupo. Y cada día se retirarán dos tarjetas con la cantidad más baja.

Estate muy atento para disminuir a tres días la duración de las tarjetas de puntos,

en cuanto notes la más mínima señal de aburrimiento o antes a ser posible. El momento

para disminuir de cinco días a tres días la duración de las tarjetas de puntos dependerá

de cada niño pero ten en cuenta que es más fácil aburrir al niño por avanzar demasiado

despacio que por ir demasiado deprisa. Muy pronto verás que con tres días, tres veces al

día, es suficiente para cada tarjeta de puntos.

Cada grupo se muestra tres veces al día, como hay dos grupos por día, haremos

seis sesiones de tarjetas de puntos al día. Excepto el primer día que sólo hay un grupo.

Para mayor claridad veamos en la siguiente tabla el programa mínimo diario.

Digo mínimo porque podrías ir más rápido y hacerlo de duración 3 días por tarjeta y

también podrías añadir más de dos tarjetas nuevas cada día.



Tabla ejemplo de los 15 primeros días del Programa de matemáticas mínimo (de

cinco días por tarjeta de puntos y dos tarjetas nuevas cada día).

día Nº grupos Tarjetas retiradas

cada día

Tarjetas nuevas cada

día

1 Grupo uno: 1, 2, 3, 4, 5 5 0

2 Grupo uno: 1, 2, 3, 4, 5

Grupo dos: 6, 7, 8, 9, 10

5 0

3 Grupo uno: 3, 8, 5, 1, 9

Grupo dos: 2, 10, 7, 3, 6

0 0

4 Grupo uno: 6, 4, 10, 1, 9

Grupo dos: 2, 8, 7, 3, 5

0 0

5 Grupo uno: 6, 4, 1, 9, 2

Grupo dos: 3, 10, 5, 8, 7

0 0

6 Grupo uno: 11, 3, 8, 6, 4

Grupo dos: 5, 10, 7, 9, 12

Dos tarjetas

retiradas: el 1 y el 2

Dos tarjetas nuevas:

el 11 y el 12

7 Grupo uno: 5, 12, 8, 14, 10

Grupo dos: 7, 11, 9, 13, 6

Dos tarjetas



el 13 y el 14

8 Grupo uno: 7, 14, 8, 15, 10

Grupo dos: 9, 11, 16, 12, 13

Dos tarjetas



el 15 y el 16

9 Grupo uno: 9, 18, 10, 16, 11

Grupo dos: 12, 17, 13, 14, 15

Dos tarjetas



el 17 y el 18

10 Grupo uno: 11, 20, 15, 12, 17

Grupo dos: 19, 13, 14, 16, 18

Dos tarjetas



19 y el 20

11 Grupo uno: 13, 22, 16, 19, 15

Grupo dos: 14, 17, 18, 20, 21

Dos tarjetas

retiradas: el 11 y el

12


21 y el 22

12 Grupo uno: 15, 24, 20, 19, 16

Grupo dos: 17, 23, 18, 21, 22

Dos tarjetas

retiradas: El 13 y el

14


el 23 y el 24

13 Grupo uno: 17, 24, 22, 18, 26

Grupo dos: 25, 23, 19, 21, 20

Dos tarjetas


16


el 25 y el 26

14 Grupo uno: 15, 24, 20, 19, 16

Grupo dos: 17, 23, 18, 21, 22

Dos tarjetas


18


el 27 y el 28

15 Grupo uno: 21, 30, 25, 27, 22

Grupo dos: 23, 24, 26, 28,29

Dos tarjetas


20


el 29 y el 30



Y así sucesivamente hasta haberle mostrado las cien cantidades…

Necesitarás 55 días para mostrarle las cantidades del 1 al 100, probablemente menos

días, pues verás que pronto será suficiente con tres días por cada número, en lugar de

cinco días por número como hemos mostrado en esta tabla.

Es decir, en menos de dos meses le habrás dado a tu hijo la oportunidad de

aprender la cantidad verdadera de los valores del 1 al 100, precisamente cuando es lo

bastante pequeño como para poder percibirla. Nosotros no tuvimos esta oportunidad y

por eso sólo somos capaces de ver puntos pero no de percibir su cantidad, podemos ver

si hay muchos o si hay pocos pero nos resulta difícil comprender que es posible percibir

y distinguir los valores entre 48 y 49 ó entre 93 y 94 viendo sólo los puntos. Y aún nos

resulta más sorprendente comprender lo que viene a continuación: realizar cálculos

matemáticos a gran velocidad viendo sólo los puntos.

Si cuando has empezado el programa de matemáticas tu hijo ya tenía entre 3 y 7

años, probablemente ya sabía contar y ya conocía las cifras. Sin embargo, mi consejo es

que hagas igualmente el programa de los puntos. Quizás no pueda percibir con tanta

fiabilidad la distinción entre cantidades de puntos muy similares, como si podrá hacer

un niño más pequeño, pero le seguirá siendo muy útil para el resto de su aprendizaje

matemático tener la noción más aproximada posible del valor de las cantidades.

Emplearás menos de dos meses durante unos pocos segundos al día, exactamente 55

días si cada cantidad se la muestreas durante 5 días (el ejemplo de la tabla) o tan sólo 33

días si cada cantidad se la muestras durante 3 días. También puedes reducir el número

de días total si le enseñas más de dos números nuevos cada día, por ejemplo 4.

Unos segundos al día durante tan pocos días a cambio de un aprendizaje tan

importante, bien merece la pena. Se trata de comprender realmente las matemáticas, su

verdadero valor, y no unos simples símbolos. No se trata de memorizar fórmulas o

realizar operaciones mecánicamente, se trata de comprender, disfrutar y desarrollar la

inteligencia con el uso de las matemáticas.

Si tu hijo ya sabe contar, puede que intente contar el número de puntos de las

tarjetas que le presentas. No hay nada de malo en contar, sin embargo, ahora no es la

intención que tenemos, ahora pretendemos estimular la capacidad de percibir las

cantidades. Y los puntos se muestran sólo un instante porque, como hemos comentado,

sería tremendamente aburrido mirarlos durante más de un segundo. Si no se percibe la

cantidad en un segundo, no se percibirá porque se alargue dos segundos más, en

cambio, lo que sí pasará es que la atención bajará. Todo esto resulta más fácil cuanto

más pequeño es el niño.

La velocidad a la que se pasan las tarjetas de puntos no permite que se puedan

contar los puntos, de este modo, si tu hijo ya sabe contar, verá que se trata de un juego

diferente al de contar y tendrá que empezar a aprender a reconocer las cantidades de los

puntos que ve. Si tu hijo pequeño aún no sabe contar, espera a enseñarle hasta haber

avanzado un poco más.



Confía en tu hijo, no le cuestiones, no pongas en duda su increíble capacidad de

aprender, porque es la propia del ser humano en condiciones favorables: amor y riqueza

de estímulos. Funciona así. Para bien y para mal, es decir: los niños se desarrollan solo

en la medida en que el entorno les exige desarrollarse. Muchos estudios realizados

en pruebas de coeficiente intelectual teniendo en cuenta amplios márgenes de

población: cultura, posición económica, situación familiar… y realizadas por

universidades o investigadores independientes a lo largo de diferentes momentos del

siglo XX y XXI, llegan a la conclusión inevitable: los niños se desarrollan solo en la

medida en que el entorno les exige desarrollarse.

Los frutos llegarán más adelante, cuando en el futuro observes que tu hijo tiene

facilidad para las matemáticas, pero por el momento ofrécele el conocimiento igual que

generosamente le das la comida, sin esperar que al día siguiente ya haya crecido dos

centímetros.

Objetivos y Expectativas

Dado que es muy importante que entiendas el Programa de Estimulación

Temprana basado en las Matemáticas y tengas presente el objetivo y claras las

expectativas, prefiero alargarme en este punto con más explicaciones.

El reconocimiento de las cantidades utilizando el método de las tarjetas de

puntos rojos sobre cartulinas blancas que, como hemos mencionado anteriormente,

propuso Glenn Doman para iniciar a los niños pequeños en las matemáticas es tan

sorprendente como conveniente.

Sin embargo, algunos padres han criticado este sistema diciendo que no les ha

funcionado. Probablemente el único fallo por parte de los Institutos del Logro para el

Potencial Humano de Glenn Doman ha sido no explicar con suficiente claridad el

objetico y las expectativas del programa de matemáticas en sus libros.

Sólo cuando visité los Institutos y pude preguntar a directamente a Glenn

Doman y a miembros del personal el cómo, el por qué y el cuándo de las “matemáticas

instantáneas”, sumado a la información que obtuve en publicaciones sobre estudios e

investigaciones científicas del modo en que aprende el cerebro pude comprender la

verdadera naturaleza del funcionamiento del método.

Cuando el bebé nace no corren peligro de ahogarse porque en

los primeros meses de vida dispone de un mecanismo de

supervivencia, el reflejo de Hering-Breuer, que le permite cerrar las

vías respiratorias cuando se sumerge. Al año de vida este reflejo se

mantiene presente, sin embargo es considerablemente menor si se

compara al que ocurre a las 6 semanas de vida.

Este reflejo bien podría ser de utilidad en la vida adulta, sin embargo se pierde.

Aun salvando la diferencias entre este mecanismo de supervivencia y la

habilidad de percibir las cantidades, nos encontramos con la misma característica, esta

habilidad desaparece normalmente sobre los dos años y medio o tres de vida.



Lo normal es que después de los tres años, los niños no puedan ver las

cantidades como antes, es decir, no puedan distinguir si hay 88 puntos o 89 puntos en

una tarjeta de puntos, igual que nos pasa a los adultos. La única manera que tenemos los

adultos de saber si hay 88 puntos o 89 es contándolos. Algo sucede en nuestro cerebro

sobre los tres años que hace ya no podamos seguir distinguiendo cantidades. Pero un

niño antes de los tres años puede distinguir al instante que tarjeta tiene 88 puntos y que

tarjeta tiene 89. Lo que no sabe un niño antes de los tres años es como se llaman esas

cantidades, que nombres les hemos puesto los adultos a esas cantidades, ni que cifra le

hemos asociado.

Algunos niños son capaces de retener la habilidad de distinguir cantidades

durante más tiempo, pero no es la norma. Pero eso no es lo importante, esa no es la

habilidad que buscamos con el programa de matemáticas.

Lo más importante de todo, lo que tenemos que tener presente como el objetivo

de este programa es que al aprovechar esta ventana de edad en la que el niño puede ver

cantidades para que aprenda sus nombres y las combinaciones que puedes hacer con

ellas (las operaciones matemáticas), lo que estamos logrando es darle unos fundamentos

matemáticos para el resto de su vida. Es el momento para que asocie esas cantidades

que percibe tan fácilmente a cifras o números.

Una vez que comprende que una cifra o número es una cantidad, no algo

abstracto, entonces todo aquello que tenga que ver con las matemáticas tendrá sentido

para él. Sumar, restar, multiplicar, dividir y muchas otras operaciones más complejas

que pueda aprender más adelante, todo ello tendrá sentido para él, será real, estará

asociado a cantidades.

No importa que más adelante no pueda “ver” o percibir las cantidades del

mismo modo, ya las habrá asociado a los números cuando sí las podía ver. Una vez

tenga eso, ya lo tendrá para el resto de su vida, ya habrá hecho la transferencia de

cantidades a cifras para siempre. Ese es el aprendizaje que nunca perderá y no la

habilidad de las matemáticas instantáneas en sí.

Esto es lo que vamos a conseguir, que las matemáticas tengan sentido y sean

fáciles para él el resto de su vida. Y dado que las matemáticas son una función cerebral,

es decir, un modo de pensamiento y de razonamiento por ende estaremos desarrollando

su inteligencia. He aquí el verdadero objetivo y no que mantenga la habilidad de ver

cantidades y hacer operaciones instantáneas.

A veces en los institutos no recomiendan empezar el programa de los puntos con

niños mayores de tres años, porque no pueden garantizar que funcione. Sin embargo,

tiene la experiencia de niños de cuatro, cinco y seis años que han podido beneficiarse

del programa de puntos.

Es tal el beneficio y tan poco el tiempo que hay que dedicar para completar el

programa que mi recomendación sin ningún tipo de dudas es hacerlo completamente

aún si tu hijo tiene 4, 5, ó 6 años. Hay muchísimo a ganar y nada a perder. Tener la

oportunidad de ver sobre una cartulina cuántos puntos representan una cantidad de

forma real no sólo como una cifra abstracta, sin duda, le será de utilidad. Sí, hubiera

sido mejor antes de los 3 años, pero seguimos, seguimos ahí con amor, con pasión y



entusiasmo pues no deja de sorprender nunca la inteligencia humana cuando detrás hay

abundante información ilustrada con amor y entusiasmo, como solo una madre o un

padre pueden hacer.

Como curiosidad explicaré que en los Institutos de Glenn Doman, el programa

de puntos lo enseñan a todos los niños con lesión cerebral, no importa la edad que

tengan porque desgraciadamente algunos de estos niños quedan encallados en la edad

neurológica inferior a los tres años, aunque no sea esa su edad cronológica. De hecho lo

aplican incluso en adultos.

Adelante pues con el Programa de Matemáticas…

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