Industrialización en Bolivia, una asignatura pendiente

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“No somos dependientes porque somos pobres, somos pobres porque somos depen- dientes”. Marcelo Quiroga Santa Cruz. Nelson Vila Santos/Mirko Orgáz García El 16 de septiembre se llevó adelante el semi- nario internacional “Dependencia y Desarrollo: La industrialización en la región y en Bolivia”, orga- nizado por la XI Cátedra Libre Marcelo Quiroga de la UMSA y el CEDLA, donde expertos nacionales e internacionales analizaron la orientación, límites y perspectivas de la política de industrialización en América Latina y Bolivia. Los analistas nacionales, Carlos Arze y Saúl Escalera, coincidieron en que la industrialización en Bolivia es una tarea pendiente, a pesar de los impor- tantes ingresos que recibe por la exportación de gas natural los últimos diez años. Saúl Escalera, ex gerente de Industrialización de YPFB, destacó que no existe voluntad política de industrializar los recursos naturales en Bolivia y re- afirmó la rentabilidad de la industrialización del gas natural frente a su exportación como materia prima a la Argentina y Brasil. Propone industrializar el 50% de las reservas y exportar el 50% restante para evitar vender solo materia prima. Carlos Arze, investigador del CEDLA, dice que no sólo que la industria es mínima en el país (17%) sino que la vocación de los dos principales rubros de exportación son el mercado externo. “Bo- livia vende su gas porque San Pablo lo necesita y la industria paulista determina el volumen y precio para fabricar con ese gas autos que venderá a la Ar- gentina. Lo mismo pasa con la demanda de minera- les por el mercado global”. Justo Zapata, Director del DIPGIS de la UMSA, cuestionó que los principales elementos para iniciar cualquier proceso de industrialización como la energía y el agua estén beneficiando a los países vecinos y que no hay un proyecto para ga- sificar el país y diversificar su economía. Propone la construcción de un gasoducto hacia el altiplano que parte desde los campos petroleros ubicados en el chaco para contar con energía para los procesos de industrialización en el país, contrariando la po- sición del gobierno del MAS y de la mayoría de los partidos de oposición que proponen incrementar los proyectos de exportación de gas y energía sin tomar en cuenta la demanda energética nacional. Nílson Araújo y Luciano Wexell, economistas brasileños, alertaron sobre la tentación de América Latina de volver y profundizar el camino primario exportador de materias primas y de desindustrializa- ción de su economía. Araújo sostiene que Brasil se encuentra en un proceso de desindustrialización desde los años 80, luego de que creciera a un ritmo del 7% anual du- rante 50 años. Wexell explica que el proceso de desindustriali- zación del Brasil es inadmisible. “Somos el país capi- talista que más creció entre 1930 y 1980, que superó la condición de hacienda arcaica y se consolidó como un poderoso parque industrial. Por eso, para un brasi- leño es un tanto raro imaginar a su país como expor- tador de petróleo en el siglo XXI, después de haber exportado maquinarias y equipos a Estados Unidos durante tantas décadas”, reflexiona. Esto se explica porque Brasil se encuentra seducida por el canto de las sirenas chinas, que está conduciendo las exporta- ciones de Brasil a un retroceso de 100 años: “volvi- mos al escenario de los años 1920, cuando las prin- cipales ventas para el mundo eran de café”, afirma. En suma, la actual crisis internacional, el incre- mento de la demanda de materias primas demanda- dos por los países industrializados y el crecimiento económico de la China están empujando a los países de la región a profundizar el subdesarrollo y la de- pendencia. Este es el mismo comportamiento de la eco- nomía boliviana que ha seguido mostrando las mis- mas características de décadas pasadas, pues el cre- cimiento del producto estuvo determinado en gran parte por el incremento de las actividades extracti- vas de hidrocarburos y minerales y la importancia creciente de la demanda externa. América Latina: Dependencia, subdesa- rrollo e integración: la tentación extracti- vista: Luciano Wexel ¿Qué está pasando en América Latina? Luciano Wexell afirma que frente a la nueva crisis económica mundial y el efecto china, los paí- ses de América Latina están reprimarizando su eco- nomía. Para Wexell, la actual situación de Brasil es inadmisible. “Es increíble. Las exportaciones de bienes con mayor valor agregado están encogiendo, expresando la retracción del parque productivo na- cional. El país no está enfrentando mínimamente la invasión china, sea con la tasa de cambio, con aran- celes o cualquier otro tipo de protección. Si Brasil se comporta así, imagínese las economías menores”, sostiene. Analiza el decurso de la economía mundial y el impulso industrializador de América Latina desde la década de los 40, sustentado en una industriali- zación simple y en la expansión del consumo, he- cho que hoy está en retroceso. Wexell considera positivo al “nacional-desarrollismo” de la época porque “representó la búsqueda de un camino ha- cia la industrialización, del fortalecimiento de un sistema económico nacional (mercado interno) y la superación de los crónicos problemas de la balanza de pagos por medio del estímulo a la diversificación de la estructura productiva, la mejor distribución de los ingresos, las reformas estructurales y una mayor independencia frente a los centros hegemónicos”. La industrialización en Bolivia, una asignatura pendiente Seminario internacional Dependencia y desarrollo. La industrialización en la región y en Bolivia. 16 de septiembre.Paraninfo de la UMSA.

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Reseña del Seminario Internacional sobre Industrialización, septiembre 2014. Universidad Mayor de San Andrés.

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La industrialización en la región y en Bolivia

“No somos dependientes porque somos pobres, somos pobres porque somos depen-dientes”. Marcelo Quiroga Santa Cruz.

Nelson Vila Santos/Mirko Orgáz García

El 16 de septiembre se llevó adelante el semi-nario internacional “Dependencia y Desarrollo: La industrialización en la región y en Bolivia”, orga-nizado por la XI Cátedra Libre Marcelo Quiroga de la UMSA y el CEDLA, donde expertos nacionales e internacionales analizaron la orientación, límites y perspectivas de la política de industrialización en América Latina y Bolivia.

Los analistas nacionales, Carlos Arze y Saúl Escalera, coincidieron en que la industrialización en Bolivia es una tarea pendiente, a pesar de los impor-tantes ingresos que recibe por la exportación de gas natural los últimos diez años.

Saúl Escalera, ex gerente de Industrialización de YPFB, destacó que no existe voluntad política de industrializar los recursos naturales en Bolivia y re-afirmó la rentabilidad de la industrialización del gas natural frente a su exportación como materia prima a la Argentina y Brasil. Propone industrializar el 50% de las reservas y exportar el 50% restante para evitar vender solo materia prima.

Carlos Arze, investigador del CEDLA, dice que no sólo que la industria es mínima en el país (17%) sino que la vocación de los dos principales rubros de exportación son el mercado externo. “Bo-livia vende su gas porque San Pablo lo necesita y la industria paulista determina el volumen y precio para fabricar con ese gas autos que venderá a la Ar-gentina. Lo mismo pasa con la demanda de minera-les por el mercado global”.

Justo Zapata, Director del DIPGIS de la UMSA, cuestionó que los principales elementos para iniciar cualquier proceso de industrialización

como la energía y el agua estén beneficiando a los países vecinos y que no hay un proyecto para ga-sificar el país y diversificar su economía. Propone la construcción de un gasoducto hacia el altiplano que parte desde los campos petroleros ubicados en el chaco para contar con energía para los procesos de industrialización en el país, contrariando la po-sición del gobierno del MAS y de la mayoría de los partidos de oposición que proponen incrementar los proyectos de exportación de gas y energía sin tomar en cuenta la demanda energética nacional.

Nílson Araújo y Luciano Wexell, economistas brasileños, alertaron sobre la tentación de América Latina de volver y profundizar el camino primario exportador de materias primas y de desindustrializa-ción de su economía.

Araújo sostiene que Brasil se encuentra en un proceso de desindustrialización desde los años 80, luego de que creciera a un ritmo del 7% anual du-rante 50 años.

Wexell explica que el proceso de desindustriali-zación del Brasil es inadmisible. “Somos el país capi-talista que más creció entre 1930 y 1980, que superó la condición de hacienda arcaica y se consolidó como un poderoso parque industrial. Por eso, para un brasi-leño es un tanto raro imaginar a su país como expor-tador de petróleo en el siglo XXI, después de haber exportado maquinarias y equipos a Estados Unidos durante tantas décadas”, reflexiona. Esto se explica porque Brasil se encuentra seducida por el canto de las sirenas chinas, que está conduciendo las exporta-ciones de Brasil a un retroceso de 100 años: “volvi-mos al escenario de los años 1920, cuando las prin-cipales ventas para el mundo eran de café”, afirma.

En suma, la actual crisis internacional, el incre-mento de la demanda de materias primas demanda-dos por los países industrializados y el crecimiento económico de la China están empujando a los países de la región a profundizar el subdesarrollo y la de-pendencia.

Este es el mismo comportamiento de la eco-nomía boliviana que ha seguido mostrando las mis-mas características de décadas pasadas, pues el cre-cimiento del producto estuvo determinado en gran parte por el incremento de las actividades extracti-vas de hidrocarburos y minerales y la importancia creciente de la demanda externa.

América Latina: Dependencia, subdesa-rrollo e integración: la tentación extracti-

vista: Luciano Wexel

¿Qué está pasando en América Latina?Luciano Wexell afirma que frente a la nueva

crisis económica mundial y el efecto china, los paí-ses de América Latina están reprimarizando su eco-nomía.

Para Wexell, la actual situación de Brasil es inadmisible. “Es increíble. Las exportaciones de bienes con mayor valor agregado están encogiendo, expresando la retracción del parque productivo na-cional. El país no está enfrentando mínimamente la invasión china, sea con la tasa de cambio, con aran-celes o cualquier otro tipo de protección. Si Brasil se comporta así, imagínese las economías menores”, sostiene.

Analiza el decurso de la economía mundial y el impulso industrializador de América Latina desde la década de los 40, sustentado en una industriali-zación simple y en la expansión del consumo, he-cho que hoy está en retroceso. Wexell considera positivo al “nacional-desarrollismo” de la época porque “representó la búsqueda de un camino ha-cia la industrialización, del fortalecimiento de un sistema económico nacional (mercado interno) y la superación de los crónicos problemas de la balanza de pagos por medio del estímulo a la diversificación de la estructura productiva, la mejor distribución de los ingresos, las reformas estructurales y una mayor independencia frente a los centros hegemónicos”.

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Seminario internacional Dependencia y desarrollo

En esta estrategia el Estado, según el experto brasileño, debería asumir su rol de orientador, re-gulador y, sobre todo, planificador de la economía, según los intereses nacionales y populares. “Estas fueron las bases de los proyectos de capitalismo au-tónomo y de las revoluciones burguesas llevadas a cabo en América Latina durante aquel período”.

En criterio de Wexell, el proceso de industria-lización por sustitución de importaciones tuvo dos etapas: 1) sustitución de las importaciones sencillas, de bajo costo y poca exigencia tecnológica, como bienes de consumo masivo, especialmente no-dura-bles, como cremas dentales, vestuario, alimentos y bebidas, y 2) sustitución de las importaciones más complejas, como equipos, maquinarias, repuestos, insumos y materias primas. Es decir, la segunda eta-pa es mucho más “difícil” que la primera: requiere mayores esfuerzos técnicos y financieros, necesita cada vez mayores inversiones y exige planificación.

Desde esta mirada los obstáculos para la indus-trialización en América Latina son la estrechez del mercado interno; la adopción de un patrón de con-sumo imitativo al del centro; el establecimiento de plantas industriales sobredimensionadas, intensivas en capital y ahorradoras de mano de obra; la insu-ficiencia de financiamiento; la ausencia de mano de obra calificada; la debilidad de la planificación; entre otros.

Apunta a Venezuela como un ejemplo de la lla-mada “herencia maldita” de gobiernos pasados que comprometieron por varias décadas el suministro de materias primas a economías extranjeras y retrata con dramatismo la situación de la enfermedad ho-landesa. “El gobierno venezolano retomó el control del petróleo sólo en 2003, pero hasta ahora, pese al aumento de la producción interna de alimentos, tie-ne dificultades para producir incluso lechugas para el consumo interno: Hace cien años que se genera un problema grande en la economía (de Venezuela), hay un proceso acelerado de entrada de dólares, el dólar se hace barato, las importaciones se hacen ba-ratas, eso profundiza la desindustrialización”. “Así como los demás países latinoamericanos, durante 500 años se consolidó la inserción de Venezuela en el sistema internacional como país satélite de los países centrales. Sin embargo, desde el descubri-miento del petróleo, cerca de 1910, esa relación se intensificó y la economía venezolana asumió un rol aún más fuerte como proveedora segura de energía para el centro capitalista, sobre todo para Estados Unidos. Dichas condiciones han restringido el de-sarrollo venezolano y condicionado directamente la deformación de su estructura económica. Resulta-do de ello, a lo largo del siglo XX, se presenta y se agrava la falta de conexión entre los sectores productivos internos, la concentración de la renta, la dificultad de conformar un mercado interno, la carencia de infraestructura y las debilidades de la industria y la agricultura”, detalló.

Para el economista, en este momento existe una situación parecida a la economía de los años 30 que empuja a los países llamados periféricos a profundizar su carácter de exportadores de materias primas.

Wexell, además, considera que frente a esta situación, los países latinoamericanos tienen tres ca-minos posibles por su cualidad de economías perifé-ricas. “El primero es la eternización de la condición primario exportadora. El segundo es el “desarrollis-mo”, la industrialización dirigida por las empresas transnacionales. Y el tercero, es el “nacional-desa-rrollismo”, el camino de la emancipación nacional, con la promoción de la industrialización soberana, capitaneada por el Estado nacional, con apoyo de empresas privadas nacionales y la participación controlada de empresas extranjeras”.

En su interpretación el único camino que pue-

de llevar a la efectiva industrialización es el tercero, contando además con la posibilidad de articulación de las cadenas productivas regionales en un proceso de integración de Sudamérica.

La dependencia frena el desarrollo: la ex-periencia del Brasil: Nilson Araújo

Brasil, la sexta potencia mundial, se encuen-tra en un proceso de desindustrialización desde los años 80, afirma Nilson Araújo de Souza, economista brasileño, luego de que creciera a un ritmo del 7% anual durante 50 años.

“La dependencia frena el desarrollo”, dice. La explicación está en el hecho de que el país productor de riqueza tiene que servir a dos señores: al capital extranjero y a la burguesía. Una economía se desa-rrolla más intensivamente, de manera autosustenta-ble, si logra hacerlo de manera autónoma, con base en el control nacional sobre la economía nacional”, dice el experto.

Araújo, hace un recorrido de la historia econó-mica del Brasil desde “Getulio a Lula”, para expli-car este problema y sacar conclusiones.

El programa de Getulio para la industriali-zación

Getúlio Vargas (Presidente de Brasil de 1930-1945 y 1951-1954) llegó al poder por medio de una revolución en la década de los 30. En esa época, Brasil atravesaba una profunda crisis económica, social y política. En esa crisis, se condensó el ago-tamiento del modelo primario – exportador del régi-men oligárquico de La República Vieja que, de for-ma combinada, prevalecían en el país desde el final del siglo XIX, desgrana Araújo.

Según Araújo, este modelo ya venía revelando sus límites a partir del inicio de la década de 1920 (en verdad, la crisis del modelo primario-exportador se venía arrastrando desde comienzos del siglo XX), más entrará en colapso debido al impacto interno de la Gran Depresión de 1929-30.

El impacto inmediato en la economía brasileña, de esa que hasta entonces fue la crisis más profunda de la economía capitalista mundial, se hizo sentir en las cuentas externas. La caída violenta del valor de las exportaciones (59,5% de 1929 a 1932), al mismo tiempo en que aumentaban los compromisos finan-cieros con la deuda externa, provocó una situación que el economista Celso Furtado caracterizó de estrangulamiento externo, o sea, las recetas en mo-neda externa ya no eran suficientes para cubrir los compromisos externos (como la importación y los costos de la deuda). Mas esa crisis también impactó profundamente en la actividad económica interna: tales como la economía del café que constituía el eje central de la economía brasileña. La fuerte contrac-ción del valor de las exportaciones de café implicó una profunda caída del Producto Interno Bruto, del nivel de empleo y de la masa salarial en el país, afir-ma Araújo.

“Al mismo tiempo en que se deterioraba la si-tuación económica-social, se agravaba la crisis po-lítica. En las elecciones presidenciales de 1930, la oligarquía paulista, que manejaba la producción del café (con base en el Estado de San Pablo) y gracias a un pacto político, controlaba el gobierno central, pero el mismo se rompió al no respetarse el acuer-do de alternatividad en el poder con la oligarquía minera, que tenía su base económica en la cría de ganado en Minas Gerais – de ahí el apellido de “po-lítica del café con leche”-, y lanzó al gobernador paulista Julio Prestes (entonces designado presiden-te) a la presidencia de la República. Los productores paulistas, ciertamente, no confiaban, en plena crisis económica, que un presidente minero fuese capaz de defender sus intereses. Ese rompimiento del pacto

en el poder favoreció el lanzamiento de una candi-datura de oposición por las fuerzas políticas de Río Grande do Sul, de Minas Gerais y de algunos esta-dos del Nordeste. El candidato de oposición fue Ge-túlio Dornelles Vargas, entonces gobernador de Río Grande do Sul y ex ministro de Hacienda. Después de las elecciones realizadas con fraude, el gobierno federal anunció la “victoria” del candidato oficialis-ta Julio Prestes (en aquella época, no había Justicia Electoral, era el propio Ejecutivo quien organizaba el proceso electoral)”, dice el economista.

En reacción, las fuerzas lideradas por Getúlio Vargas, con base principalmente en Rio Grande do Sul, Minas Gerais y los Estados del Noreste, se ex-tenderán por todo el país, provocando un movimien-to revolucionario que llegó al poder el 2 de noviem-bre de 1930.

Según Araújo lo que hizo Vargas fue enfrentar la crisis no con medidas destinadas a la reactivación económica en los marcos del modelo económico vigente, sino con un programa volcado hacia una profunda transformación de la economía brasileña.

Los objetivos del programa de Getulio

El objetivo del programa de Getulio Vargas fue promover el tránsito de una economía primario exportadora a una economía urbano-industrial mo-derna.

Para reactivar la economía, decidió realizar la compra de los excedentes de café, financiadas con emisiones monetarias y enfrentó el estrangulamiento de las cuentas externas, realizó una moratoria de la deuda externa y restringió las importaciones por me-dio de medidas proteccionistas (a través de la imposi-ción de tarifas aduaneras) y devaluó la moneda. “Esas medidas que limitaron las importaciones, además, ayudarán a apalancar un proceso de industrialización, que pasó a ser conocido como industrialización por sustitución de importaciones”, subraya el experto.

Con la industria naciente protegida de la com-petencia externa salvaje, el gobierno de Getúlio completó su programa con medidas destinadas al fi-nanciamiento de actividades industriales (confisca-ción cambiaria, por medio de la cual se transfería la renta de la agricultura del café para la industrial), el inicio de la implementación de la industria de base (creación de la Compañía Siderúrgica Nacional y la Compañía Vale do Río Doce) y el fortalecimiento del mercado interno (por medio, sobre todo, de la implementación de una de las más avanzadas legis-laciones laborales del mundo en esa época). Asimis-mo se adoptó medidas para estimular la producción interna de la industria nacional de bienes de capital (básicamente por medio de la protección externa), creó un instrumento permanente de financiamiento de la industria nacional (Banco Nacional de Desa-rrollo Económico), amplió la industria de base con control estatal (creación de Petrobras, tentativa de crear Electrobrás), intentó limitar la acción del ca-pital extranjero (por medio del envío al Congreso de una propuesta de Ley que limitaba las remesas de utilidades al exterior), y reforzó aún más el mer-cado interno (mediante la duplicación del salario mínimo).

El Brasil fue el primer país en el mundo en salir de la Gran Depresión. Además, comenzó un camino que consolidaría el proceso industrial en el país du-rante los siguientes 50 años. Ese programa fue desa-rrollado durante el primer gobierno de Getúlio, que duró de 1930 a 1945, sostiene Araújo.

Reforzar el mercado interno mediante la duplicación del salario mínimo

Otro elemento fundamental, además del nacio-nalismo, de la ideología getulista, era el que asigna-

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ba al trabajador, compuesto por todo un ideario diri-gido, a crear una legislación de protección al trabajo y a destinar a los trabajadores un papel protagónico en la política nacional. En dos discursos que hizo a los trabajadores, el 1 de mayo de 1953, declaró: “hasta ahora, ustedes apoyan al gobierno. En el futu-ro, seréis gobierno”. “El programa getulista provocó un proceso de larga duración que, al mismo tiempo en que se transformaba el Brasil en una economía urbano-industrial moderna, llevó a la economía bra-sileña a experimentar la mayor tasa media mundial de crecimiento de 1930 a 1980 (7% al año) y a tran-sitar del puesto 37 al 8 en la economía del planeta”, afirma Araújo.

Reflexiona que ni siquiera la “década perdida” (de 1980), a pesar del estancamiento económico, lo-gró destruir el legado de Getúlio. “Lograron abrir las puertas para el capital extranjero y rebajar vio-lentamente el poder adquisitivo del salario a partir de 1964, sin embargo, tuvieron que preservar la le-gislación laboral, la industria nacional, las empresas estatales y el proteccionismo”.

El inicio de la desindustrialización, la cri-sis y la dependencia

No obstante a la década pérdida, sólo la ola neoliberal de los años noventa tuvo fuerza para co-menzar a liquidar el legado getulista, según Araújo.

“Fernando Henrique Cardoso, cuyo tío (gene-ral Espíritu Santo Cardoso) había sido ministro de la Guerra de Getúlio y cuyo padre, (Leónidas Cardo-so) encabezó la campaña a favor de Petrobras (“El petróleo es nuestro”) en la ciudad de São Paulo, al asumir el gobierno en 1995, declaró que se pondría fin a la “Era Vargas”, aseveró.

Sostiene que Henrique Cardozo “al privatizar, el 76% del patrimonio público, avanzó acelerada-mente en la desnacionalización de la economía y abrió el mercado para el ingreso abierto de la pro-ducción externa, hiriendo profundamente las bases económico sociales creadas por Getúlio Vargas.

Por casi dos décadas y media (1981-2003), el funcionamiento de la economía brasileña pasó, en lo fundamental, a tener como “objetivo la generación de recursos financieros para pagar los gastos finan-cieros de la deuda externa (década de 1980, sobre la égida del FMI) y la entrega del patrimonio y del mercado para el capital extranjero (larga década de 1990 – 1990-2003 -, sobre el dominio del ideario neoliberal, cuando se entregó el patrimonio públi-co). “La consecuencia fue el estancamiento de la economía (el PIB per cápita se estacionó), la eleva-ción de las tasas de desempleo hasta índices inéditos (subió de un casi pleno empleo hasta el 20% de la fuerza de trabajo) y un elevado nivel de la concen-tración del ingreso”.

Araújo se pregun-ta: ¿por qué un país con tantas riquezas naturales y grande población fijó tanto tiempo su creci-miento económico en los mayores índices de concentración del ingre-so y mayor pobreza del planeta? La explicación está, sostiene, en la de-pendencia externa, en el hecho de que el pro-ductor de riqueza tiene que servir a dos señores: al capital extranjero y a la burguesía. Aquellos que, en la época del mi-lagro brasileño, como el entonces sociólogo

Fernando Henrique Cardoso, profesaban que la de-pendencia no limita el desarrollo, tuvieron a cam-bio, después de dos décadas y media perdidas, de revisar su posición, mas prefirieron refugiarse en el fraude intelectual y la defensa desabrida del capital extranjero.

¿Y el gobierno progresista de Lula que hizo?

El experto sostiene que el gobierno de Lula llegó a realizar alguna contención del capital ex-tranjero y, por tanto, a matizar un poco los efectos de la dependencia al suspender las privatizaciones, recolocar al BNDES para financiar la actividad pro-ductiva (en el gobierno FHC, esta entidad financió la compra de empresas estatales por grupos extran-jeros), fortalecer a Petrobras e implementar un pro-grama de inversión en infraestructura con control estatal. “Más, además de la fuerte presencia del ca-pital extranjero heredada de las privatizaciones del período anterior, el gobierno de Lula, después de un período inicial de ingreso lento, el capital volvió masivamente, bajo la forma de inversión directa ex-tranjera y operaciones financieras, con el objetivo de adquirir empresas privadas nacionales (industriales y comerciales), minas y tierras y de beneficiarse de las mayores tasas de interés del planeta”.

Para peor, el BNDES volvió a prestar dinero a empresas extranjeras, añade.

Eso implicó un fuerte drenaje de recursos para el exterior, bajo la forma de remisión de utilidades (en 2010, fueron enviados US$ 30,4 billones y en 2011 se estima que alcanzó US$ 37 billones, la ma-yor cifra de la historia) e intereses y amortización de la deuda. Además de perder recursos que, de otro modo, podrían ser canalizados para la inversión pro-ductiva interna y el crecimiento de la economía, ade-más de gastos sociales, ese proceso va provocando una profunda vulnerabilidad externa de la economía brasileña, agravada por la valorización de la moneda nacional, que va generando tensiones en la balanza comercial, sostuvo. “En suma, la llamada globaliza-ción significó, por tanto, para la economía brasileña aquello que fue bien definido por el economista es-tadounidense John K. Galbraith: “Globalización es (…) un disfraz para nuestro (las corporaciones de los EUA) avance económico en otros países”.

El economista concluye que la historia reve-ló, por la experiencia que se vivió en varios países de América Latina y en otras partes del mundo, que el camino para superar el subdesarrollo de las economías dependientes pasa por la ruptura con la dependencia externa, el control nacional sobre la economía nacional (particularmente sobre las rique-zas naturales y la industria de base), la fuerte acción

del Estado sobre la economía, el fortalecimiento del mercado interno y una mejor distribución de los in-gresos.

La industrialización pendiente en Bolivia: Carlos Arze

Carlos Arze, investigador del CEDLA, afirma que la industrialización en Bolivia es una asignatu-ra pendiente. Dice que la industria es mínima en el país (18% del PIB) y que la vocación de la minería e hidrocarburos son el mercado externo.

Desde su percepción, existe una inconsistencia entre discurso y políticas concretas del gobierno del MAS.

En su análisis, el comportamiento de la econo-mía nacional los últimos diez años sigue mostrando las mismas características de décadas pasadas, pues el crecimiento del producto está determinado por el in-cremento de las actividades extractivas (hidrocarburos y minerales) y la demanda del mercado internacional.

Respecto a la manufactura cree que la partici-pación de la industria manufacturera en el PIB en las últimas tres décadas sufrió ligeras variaciones, mante-niéndose alrededor del 17%. Es decir, “la magnitud de su participación no sufrió ningún cambio relevante ni progresivo”.

Según el investigador, la otra característica esencial de la industria boliviana es su carácter bá-sico, por la preeminencia de los rubros de alimentos y bebidas y tabaco, que durante los últimos 30 años representó entre el 40% y el 50% del PIB industrial. “En el quinquenio 2006-2010 esta situación se agu-dizó, pues dichos rubros sobrepasaron el 50% (fue-ron los únicos que demostraron cierto crecimiento en su participación junto a la producción de cemen-to), en tanto que los textiles y prendas de vestir su-frieron una caída del 13% en su participación y las otras industrias manufactureras —entre las que se encuentran las industrias de maquinaria, metálicos básicos y diversos— descendieron un 8%”, detalló.

Veamos los datos:

Características de la “industrialización” de hidrocarburos y minería

En el caso de la industrialización de los recur-sos naturales no renovables, la política del gobier-no también ha mostrado mucha incoherencia y ha tropezado con problemas derivados de sus propios errores en la implementación, impidiendo resulta-dos tangibles hasta la fecha, apunta Arce.

En el ámbito de los hidrocarburos, destaca la incoherencia en la formulación de las políticas y las discrepancias en la asignación de atribuciones a las

instituciones encargadas del proceso.

En lo fundamental, según Arze, la indus-trialización en el área de hidrocarburos y minería son procesos dominados por la demanda externa, confirmando el carácter primario exportador de la economía del país.

Sostiene que el Plan Nacional de De-sarrollo, los planes sec-toriales de la EBH y el PI 2009-2015, priorizan el incremento de la ex-tracción para consolidar el mercado de exporta-ción, mientras el abas-tecimiento de mercado interno y los procesos de

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Seminario internacional Dependencia y desarrollo

industrialización muestran un bajo crecimiento. Del incremento de extracción previsto sólo 9 MMmcd (12%) se destinará en 2015 a industrialización. Lo mismo sucede con la Planta de Urea y Amoniaco orientado al mercado externo (80%) y 20% al mer-cado interno.

En términos de inversiones, de la Inversión To-tal del PI 2009-2015 establecido en $us. 11.292MM, sólo $us 1.570MM (14%) son para industrialización de los hidrocarburos.

Esto demuestra que la industrialización no es prioritaria en la planificación y está subordinada a la exportación y a la obtención de ingresos fiscales, afirma Arze.

Minería

En la minería el grado de industrialización es “muy bajo”. Veamos:

En la misma línea, Arze

afirma que existe una caída en la fundición de minerales lo que expresa una “desindus-trialización” en el sector.

Proyectos de industrialización minera:

En base a estos datos,

Arze sostiene que la indus-trialización en la minería es básica y de la misma manera que en el sector de los hidro-carburos la industrialización fue relegada por el objetivo primordial de incrementar la recaudación fiscal mediante acelerada monetización de las reservas minerales y la expor-

tación de materia prima.Para el investigador, debido a la estructura de

la producción dominada por el sector privado y a debilidad de la prospección, la exploración e inves-tigación minera se enfrentan con problemas para proyectos de transformación.

Anota que el principal proyecto, el Mutún, tuvo problemas de falta de energía. YPFB calcu-ló la demanda en 2011 = 2.7 MMmcd; 2014 = 4.7 MMmcd y 2018 = 8.4 MMmcd, pero sólo garantizó 2,5MMmcd.

En referencia al Proyecto estrella de industria-lización de Litio anota que: i) sólo llega como 100% estatal hasta fase II de química básica (producción masiva de Carbonato de Li); ii) la fase III de pro-ducción de cátodos y baterías en asociación con empresas extranjeras; iii) económicamente destaca producción de Cloruro de Potasio (70% de los in-

gresos). Además hay escasa información sobre impactos medio-ambientales: encala-do en Litio, afirma.

El analista concluye que se puede concluir que la industrialización no ha sido el norte de las accio-nes gubernamentales y que fue relegada por el objetivo primordial de incrementar la recaudación fiscal, la misma que se cumplió reeditando la experiencia neoliberal de acelerada monetización de las reservas de hidrocarbu-ros y de minerales a través

de la exportación de materia prima, lo que dejó poco margen para los proyectos de industrialización.

Obstáculos para la industrialización: la dimensión política

En criterio de Arze, los obstáculos para la in-dustrialización en países atrasados como Bolivia son la división Internacional del trabajo, la estrechez del mercado interior a causa de los bajos salarios y la supervivencia de clases rentistas; la competencia de los productos industriales de los países desarrollados que fabrican productos de calidad superior a precios más reducidos, y la ausencia de una red de medios de comunicación y de transporte moderna que refuer-zan el patrón de acumulación primario-exportador.

En este marco, describe el proceso de indus-trialización capitalista que supone la superación de los límites naturales de trabajador (productividad) con aplicación de ciencia. “Es la subsunción real de trabajo al capital (modo específicamente capitalis-ta), un régimen de producción específicamente capi-talista”, superando los límites de la jornada laboral. Sintetiza en el incremento de la productividad del trabajo con la introducción de la ciencia aplicada en la producción (tecnología)”, especifica. “La máqui-na permite superar límites orgánicos del obrero al sustituirlo e incorporar la herramienta a un autómata (motor, transmisión y máquina-herramienta). La fi-nalidad es reducir el tiempo necesario y prolongar el tiempo excedente: aumentar la plusvalía”, añade.

Por tanto, la Gran Industria (Industrialización) consiste en la “producción de máquinas que produ-cen máquinas”.

De otro lado, explica que las clases rentistas en los países atrasados se apropian del plusvalor o ex-cedente, sin intervenir en su producción, apelando únicamente a la propiedad monopólica de la tierra y los recursos naturales. Un claro ejemplo es el terra-teniente que aprovechando su monopolio que tiene sobre su tierra logra un excedente a partir de su sola posesión o propiedad. “El rentismo, entonces, cons-tituye la forma en que el propietario monopólico de las condiciones naturales se apropia de parte del plusvalor, producido merced al desarrollo de la pro-ducción de mercancías realizada por el capitalismo y sin intervención del rentista. Se convierte en un escollo a ese desarrollo de la producción de plusva-lor, al impedir el desarrollo de la división del trabajo (Industria vs. Agricultura), señala Arze.

El rentismo se expresa cuando el aparato pro-ductivo es abandonado por otros sectores, benefi-ciando a la burguesía intermediaria. “Por ejemplo Bolivia en la actualidad está importando cebollas, zanahorias, tomates, beneficiando a ciertos sectores o grupos sociales”, clarifica.

¿Qué hacer?

El economista dice que el problema de la in-dustrialización en países atrasados no es un proble-ma solo económico sino también abarca el plano ideológico y político.

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La industrialización en la región y en Bolivia

En este marco, considera que la principal di-ficultad para la industrialización de países consi-derados en vías de desarrollo, no reside en la fal-

ta de recursos, sino en el conjunto de condiciones socio-económicas que entorpecen la movilización y la inversión productiva en la industria. “Los recur-sos están disponibles. Lo que no existe es una clase social que, dentro del marco del orden establecido, disponga de interés y de poder suficientes para abrir-se paso en este punto decisivo”, para barrer los obs-táculos afincados en la estructura social que impiden la industrialización.

En esta perspectiva, lo primero es borrar las relaciones sociales pre capitalistas de la estructura social boliviana que generan el rentismo, afirma.

Describiendo la situación actual de Bolivia, Arze sostiene que el MAS reinvindica las relacio-nes sociales pre capitalistas, privilegiando a sectores como cooperativistas, terratenientes y comerciantes, “a la manera de los populistas del siglo pasado, cla-ses que mantienen el atraso constitutivo de Bolivia”, asegura.

Esta política del MAS favorece al imperialis-mo al no combatir al capitalismo monopólico que deja migajas a la economía nacional y al no tocar las relaciones sociales de producción pre capitalista, re-pitiendo los errores del nacionalismo revolucionario del MNR, revela.

En suma, la política del gobierno del MAS alimenta y se ajusta al capitalismo monopólico, al mercado mundial, que requiere más gas y minerales de Bolivia y en la que no tiene cabida la industriali-zación, concluye.

Industrialización y exportación: Fifty-Fifty: Saúl Escalera

El experto Saúl Escalera recuerda que su his-toria a favor de las industrialización del gas natural data desde 2002, cuando visitó los nueve departa-

mentos del país. “Es una lucha personal y yo me he peleado con seis gobiernos. Ya que nadie quería es-cuchar lo que yo proponía”.

Cuando fue llamado por el Gobierno de Evo Morales para dirigir la Gerencia Nacional de Indus-trialización de YPFB -desde 2006 hasta el 2009- creyó que su suerte había cambiado pero dicha re-partición estatal fue cerrada por decisión del actual presidente de yacimientos, Carlos Villegas, en 2010.

Pese a ese final en su cargo, explica que Bo-livia tiene un enorme potencial de reservas de gas

natural y pese a la drástica reducción de las reservas probadas de 24 TCF (trillones de pis cúbicos) a 10, la industrialización es el negocio más formidable para los bolivianos, incluso antes que su venta como materia prima. “Estamos exportando materia prima barata y no es lo que queríamos los bolivianos”, dijo al aseverar que a pesar de los bajos niveles de reservas que tenemos, se debe asumir el siguiente principio: industrializar el 50% de las reservas y el exportar el 50% restante.

Como concepto fundamental detalla que in-dustrializar el gas es “procesarlo física y química-mente para TRANSFORMARLO en productos terminados de valor agregado y de utilidad a la so-ciedad”; bajo la premisa de que el energético es un “un recurso natural no renovable que Bolivia debe aprovechar ahora para establecer las bases de su ansiado desarrollo socioeconómico para bien de las generaciones futuras”.

Incorpora también el concepto de valor agrega-do, entendido como “el incremento económico, que adquieren los bienes (productos) y servicios al ser transformados durante un proceso productivo o in-dustrial. En el caso de la Industria Petroquímica, la materia prima es el gas natural”. Sin embargo, recal-ca que en las actuales condiciones de exportación en bruto, el mismo reporta 0% de valor agregado, pero si se utilizara el gas natural para producir amonia-co, el mismo reportaría 1.250% de valor agregado; transformado en líquidos como el diésel (GTL, gas to liquid) alcanzaría al 400%, en DME (dimetil éter) superaría el 2.750%, en la siderurgia llega al 2.000% y en la producción de electricidad bordea el 400%.

“Las actuales plantas de separación de líquidos anunciados por el gobierno no son de industrializa-ción porque no hemos hecho ninguna transforma-ción química, apenas es una separación física”, des-taca sobre las plantas de Río Grande y Gran Chaco que separan el gas rico y del pobre de los flujos de exportación a Brasil y Argentina, respectivamente que el gobierno abandera como el inicio de la in-dustrialización.

Polos de industrialización petroquímico

En el marco de su gestión al mando del GNI, rememora que se propusieron el objetivo de iden-tificar los proyectos a ser implementados en los

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Complejos Petroquímicos, que convienen más al país y las regiones, con la condición que incorporen verdadero valor agregado al gas natural y que otor-guen los mayores beneficios económicos y sociales al país y las regiones.

En base a esta visión, a partir del año 2006, plantearon a los ejecutivos y directorio de YPFB, la necesidad de desarrollar cuatro regiones clave para instalar plantas petroquímicas en Bolivia: Carrasco Tropical (Cochabamba), Villamontes (Tarija), Puer-to Suarez (Santa Cruz) y Uyuni (Potosí), por tener las mejores condiciones de ubicación de complejos industriales para la generación de productos petro-químicos de valor agregado en base al gas natural. Los cuatro polos de desarrollo identificados permitirían que Bolivia se desarrolle armóni-camente y se conviertan en los principales productores de bie-nes de valor agregado, garanti-zando la creación de fuentes de trabajo para miles de bolivia-nos (unos 25.000).

Proyectos Petroquímicos de la GNI

Además, durante ese pe-riodo, elaboraron 12 proyectos de prefactibilidad: 3 proyectos de urea-amoniaco en Villamon-tes (Tarija), Carrasco (Cocha-bamba) y Puerto Suarez (Santa Cruz); 2 proyectos para deriva-dos del amoniaco: fertilizantes NPK y etanolaminas; 2 proyec-tos para derivados de la urea en Carrasco: aldimio (pegamento para madera aglomerada) y tiourea (agente lixiviante eco-lógico para oro). También 2 proyectos para la producción de diesel vía GTL en Santa Cruz y Cochabamba; un pro-yecto para producir hexano en Santa Cruz y otro para producir DME (dimetil eter) en Pataca-maya, La Paz. También se ela-boró el proyecto de factibilidad para una planta de GNL (gas natural licuado) en Puerto Vi-llarroel en Cochabamba para el cambio de la matriz energética de Cobija, Pando. Todos estos proyectos daban buenos indi-cadores económico-financieros: TIR de 14 a 16% y VAN entre 30 y 35 MM USD, con alrededor de 10 años de “payback” (retorno a la inversión). Este cú-mulo de proyectos tenían proyectados cerca de $us. 5000 millones de inversiones, detalla.

Una vez terminado de elaborar cada proyecto, recuerda que la GNI preparó el correspondiente por-tafolio que fue enviado a la Presidencia de YPFB en La Paz para su aprobación, pero fue ignorado por los ejecutivos de turno de YPFB. “Debemos hacer notar que el Plan de Inversiones para implementar los cuatro polos de desarrollo industrial desarro-llados por la GNI, fue aprobado en la Plenaria de la Reunión de Planificación de YPFB en Noviem-bre, 2008, para ser incluido en el Plan Estratégico de YPFB 2009-2013, pero, el nuevo presidente de YPFB no lo ratificó el año 2009”, sostuvo.

Centro de Investigación e Innovación

Por otro lado, frente a la importación de tec-nologías que hacen las empresas estatales, el año

2006 la GNI tuvo la visión de crear un Centro de Investigación e Innovación para desarrollar nuevos productos y procesos patentables que permitan a YPFB ser altamente competitiva en Sudamérica y el mundo. Para este efecto, se elaboró el documento titulado: “Estudio de Factibilidad para el Diseño y Organización del Centro de Innovación Tecnológica en Hidrocarburos - CITH para YPFB”. Elaborado por Escalera junto a Lineth Muñoz y Willy Salinas.

El CITH diseñado contaba con cuatro líneas de I+D (investigación + desarrollo): (a) investi-gación científica en toda la cadena de valor de los hidrocarburos, (b) desarrollo de nuevos procesos y productos patentables para YPFB, (c) estudios de

innovación, desarrollo tecnológico, seguridad, me-dio ambiente y su aplicación en la industria en toda la cadena de valor; y (d) prestación de servicios de consultoría a terceros. El documento final concluido fue enviado a la presidencia de YPFB de La Paz en enero 2007; pero hasta la fecha no ha sido aprobado para su implementación. “La miopía de los ejecuti-vos de YPFB y del MEH no ha permitido que esto se cumpla en años pasados”, reflexiona.

Entonces, los 12 proyectos de pre-factibilidad elaborados por la GNI durante el período 2006-2010 para industrializar el gas natural en cuatro polos de desarrollo (Villamontes, Puerto Suarez, Bulo-Bulo y Uyuni) deben ser tomados como base por YPFB, previa actualización, para su ejecución en los próxi-mos 5 años, “porque esperar hasta el año 2025 para su realización – tal como propone el programa de gobierno del MAS – sería un error grande y pos-tergar este sueño tan anhelado por los bolivianos”, explica

“… el desarrollo de la industria petroquímica en el país es un imperativo nacional porque es una aspiración de los bolivianos que demandan que se

haga una realidad ¡a la brevedad posible!”, conclu-ye.

Proyecto de industrialización del litio: un presente sin futuro: Ricardo Calla

La gran preocupación del experto Ricardo Ca-lla, con relación al proyecto de Industrialización de los recursos evaporíticos del país, que se inició hace más de media década con una gran inversión, es la inmensa cantidad de residuos ambientales que com-prometería toda la actividad agrícola, social y eco-nómica de todo el altiplano sur de Bolivia, incluso alcanzando a los valles circundantes.

“El proyecto industrial de la COMIBOL en litio va producir 4000 TN de lodos como residuos ambien-tales, para producir 40000 TN anuales de carbonato de litio y 700000 TN de cloruro de po-tasio. Por año van a producir 1.5 MM de TN anuales de de-sechos”, dice sobre su investi-gación basada en documentos oficiales y entrevistas a perso-neros de gobierno.

Calla reconoce que todo proyecto minero produce colas y desmontes, “pero esta vez no vamos producir una montaña de desechos sino cordillera de desechos (…) pero en la CO-MIBOL no tenemos conciencia en qué consisten esos dese-chos”.

Según Calla, la tecnología utilizada en el salar de Uyuni es una copia de la utilizada en San Pedro de Atacama (Chile), conocida en la jerga especia-lizada como “encalado”, que consiste en bombear a la super-ficie salmueras que luego son almacenadas en piscinas, don-de se vierte leche de cal, para separar el magnesio del litio, en un proceso conocido como la línea de los cloruros: Produc-to de esta separación se obtie-ne hidróxido de magnesio. La diferencia está, en criterio del investigador, en que cada salar tiene sus propias características químicas y no pueden copiar-se para cada emprendimiento

como está sucediendo en Bolivia. En Chile, cuando se produce la separación, hay una parte de litio por cuatro de magnesio, en el país la cifra está por el orden 18 y 24 partes de magnesio por cada parte de litio, dependiendo del lugar. Está diferencia revela-ría la necesidad de no copiar tecnología utilizada en el norte chileno y optar por un procedimiento propio y soberano.

Para la producción proyectada por el gobierno, señala Calla, se necesitarían 30 mil toneladas de cal, igual a toda la producción de Bolivia, para ello se requiere una gran cantidad de energía con los con-siguientes efectos al medio ambiente nacional, pero este pasivo ambiental sería el “menor” de los daños. La principal preocupación del investigador son los 1.5 MM de TN de hidróxido de magnesio que deben ser depositados alrededor del salar. Sobre la base de un panel científico convocado por el CEDLA, des-taca que las consecuencias de estos barros, producto de la tecnología del encalado, “van tender a una gra-vísima, peligrosísima, mortífera alcanización de la tierra” de la zona.

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La industrialización en la región y en Bolivia

“Las tierras son más ácidas y menos ácidas de acuerdo a la composición de su PH. Si metes elementos que alcanilizan la tierra, en exceso, vas a producir tal efecto que todo el altiplano sur está corriendo el riesgo de ser un desierto, porque no le permite a la tierra producir los micronutrientes que necesitan las plantas”, asevera. El efecto también al-canzaría a los animales como las llamas y vicuñas que en este último tiempo aumentaron su número por efecto de la creación de los parques nacionales y áreas protegidas.

Otro efecto está referido a que toda la produc-ción de quinua de las provincias de Garci Mendoza, cercanas a la plantas de explotación de litio, estarían en peligro, aseveró. La tecnología del encalado es una tecnología que no debe ser usada”, concluyó.

Solicitud de auditoría técnica

En el curso de su investigación, Ricardo Calla, observó que un grupo de investigadores bolivianos de la GNRE (Gerencia Nacional de Recursos Eva-poríticos) descubrió los efectos nocivos de la tecno-logía de los cloruros en 2008- 2009 y propusieron la tecnología de los sulfatos que anula la utilización de la cal.

El investigador llamó la atención que este pri-mer grupo de técnicos que desarrollaron la tecnolo-gía de los cloruros, tomó en cuenta la posibilidad de utilizar los residuos de magnesio para su industria-lización, debido a sus múltiples usos en la industria actual, pero tampoco fue tomado en cuenta y sólo se proyectó su desecho. “No son las instituciones, son las personas que están a cargo de las cosas”, re-flexionó.

Las aseveraciones de Calla están inscritas en el libro “Un presente sin futuro. La industrialización del lito en Bolivia”, publicado por el CEDLA, dón-de se está “solicitando a la sociedad boliviana que exija una auditoría tecnológica, porque no se puede someter al altiplano sur a un peligro tan grande”.

Desde su punto de vista, hay un contrasentido mundial y local en el proyecto de Industrialización del litio. “Es un proceso que quiere aprovechar el litio para evitar los efectos del cambio climático, a favor del medio ambiente de todo el mundo, para hacer un favor al medio ambiente global, pero po-dríamos afectar el medio ambiente local y esa es la contradicción que la hemos podido ver en el desa-rrollo del proyecto del litio”, dijo tras recalcar que su estudio también incluye el impacto cultural, so-

cial y económico en la zona.

Claves para la industrialización y el factor de la investigación más desarrollo (I+D):

Justo Zapata

“Cualquier proceso de industrialización nece-sita de energía y agua”, reflexiona el director del DIPGIS, Justo Zapata Quiroz, para comenzar su ex-plicación sobre la industrialización del litio.

Rememoró el inicio de las primeras investi-gaciones sobre el tema a partir de 1979 que fueron

frustradas por el golpe de estado del 17 de julio de 1980. En un segundo momento, recuerda cómo se frustró otro proyecto en 1991 cuando la empresa Lithco, de EEUU, no pudo ingresar al país ante el rechazo de las instituciones cívicas.

En ese marco introductorio, el experto cuestio-nó que los principales elementos para iniciar cual-quier proceso de industrialización como la energía y el agua estén beneficiando a los países vecinos y no haya un proyecto para gasificar el país.

En el primer punto, llamó la atención acerca de la exportación de gas a Brasil y Argentina y en el segundo, sobre cómo las aguas de la vertiente del Silala están beneficiando a la explotación del cobre en el norte de Chile.

En el caso de la exportación a la Argentina, de-talló que el energético prácticamente está fluyendo hacía Chile a través de los gasoductos de Atacama y el Nor Andino para la explotación cuprífera, con el añadido de que se tiene proyectado construir un ramal a la altura de río Las Burras que pasará por San Antonio de los Cobres para abastecer a la po-blación y a un futuro parque industrial minero, que incluye la producción de carbonato de litio del salar del Hombre Muerto. Además suma el agravante que el 1 de Julio de 2011 el gobierno anunció la cons-trucción de otro ramal desde el gasoducto Nor An-dino hacia Villazón sin tomar en cuenta los efectos geopolíticos y de seguridad energética.

Reducción de la reserva fiscal

Asimismo, llamó la atención sobre la aproba-ción de la Ley 1854 – 8 Abril 1998 (llamada la ley Valda en referencia al legislador potosino del MIR, Gonzalo Valda) que reduce la reserva fiscal del Gran Salar de Uyuni al área comprendida en el perímetro que corresponde a la costra salina, hecho que per-mitió el ingreso de varias empresas nacionales y extranjeras para la explotación de boro, cuya tarea debió ser emprendida por la COMIBOL, al ser un proyecto altamente rentable y de poco desarrollo tecnológico, en comparación al desarrollo del litio.

Gracias a la reducción de la extensión de la

reserva fiscal, llegó al país la empresa chilena Qui-borax, que tras su salida del país le sigue un juicio al estado plurinacional por 70 millones de dólares.

Energía del gas para el litio y la industria-lización

En base a la investigación de Diego Zapata Rosso, titulado “Tratamiento térmico de concentra-dos de las salmueras del salar de Uyuni”, aseveró que con la utilización de energía calórica como el gas natural, se reducen drásticamente los pasivos

Pie de Foto. Mapa de la construcción de gasoductos en el Conosur. No hay proyectos para el interior de Bolivia.

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ambientales que produciría la obtención de carbo-nato de litio. Este proceso es contrario a las tecno-logías que está usando el gobierno, cuestionado por sus efectos ambientales.

Por ello y otras razones de tipo económico y de desarrollo, propuso la construcción de un gasoducto hasta el altiplano para contar con energía para los procesos de industrialización en el país, contraria-mente a la posición de varios partidos políticos en pugna para las próximas elecciones presidenciales que proponen incrementar los proyectos de expor-tación de gas y energía y también la industrializa-ción pero sin tomar en cuenta la variable energética. Destacó que el esfuerzo de gasificar el país debe ser parte de un proyecto multidisciplinario en lo cien-tífico y tecnológico, pero también con la participa-ción activa de las organizaciones sociales y medios de comunicación.

La nueva universidad

La importancia de la investigación y la tecno-logía son fundamentales para encarar los procesos de industrialización en el país.

En este marco, la propuesta de Justo Zapata cala en el campo educativo y especialmente en que las universidades públicas se diferencien de las pri-vadas por involucrarse de lleno en la investigación para el desarrollo. Por varias razones, entre ellas, porque la universidad estatal tiene las mejores con-diciones de equipamiento, infraestructura, recursos económicos y talento humano.

Además la investigación para el desarrollo no solo debe ser de carácter científico tecnológica, sino abarcar el campo de las ciencias sociales con el ob-jetivo de proponer políticas públicas o proyectos de desarrollo que son la cuarta base al nuevo rol de la universidad pública Bolivia. Ésa se unirá a las tres funciones donde tradicionalmente se enfocan las universidades estatales: docencia, investigación e interacción social.

Explica que como resultado de su relación con la sociedad (interacción social) se procederá a la investigación para formular y/o aplicar políticas públicas como resultado de su relación con el estado y ello repercutirá en la docencia, es decir, en el pro-ceso de enseñanza y aprendizaje superior. “Por lo tanto, el instrumento para lograr el desarrollo es el Programa o Proyecto de investigación y desarrollo interdisciplinario e interinstitucional”, dijo.

Explicó que el sistema de investigación en la

UMSA desarrollará proyectos de investigación a partir de los postgrados de carrera e institutos de investigación, ya sean mono o interdisciplinarios y también se proponen proyectos de innovación por medio de un postgrado universitario en un centro universitario de alto rendimiento con un parque científico/tecnológico que se está proyectando.

“La idea es que pensemos que ya no es la hora de las personas, de los genios ni de los caudillos, es hora de los equipos”, dijo al destacar el inicio de un curso de formación de estudiantes investigadores que aglutinará a los más destacados de las 55 carre-ras de la UMSA, donde no solamente se desarrolla-rán sus capacidades cognoscitivas multidisciplina-rias, sino también las relaciones humanas, y la tarea de pensar en los problemas nacionales. “Creo que estamos haciendo una gran innovación en educa-ción y en política pública, como base del desarrollo del país”, concluyó.

La historia de la dependencia se repite: Marcelo Quiroga Santa Cruz

Marcelo Quiroga Santa Cruz, asesinado por la dictadura militar de 1980, sintetizó en la frase “No somos dependientes porque somos pobres, somos pobres porque somos dependientes”, la condición colonial y empobrecida de la nación boliviana a lo largo de su historia.

Es decir, Bolivia desde su fundación como Re-pública, no ha resuelto sus principales problemas de pobreza y dependencia y continúa repitiendo su condición de país exportador de materias primas, sometida al sistema explotación capitalista, forman-do parte del área sometida y explotada a nivel inter-nacional.

Quiroga definió la dependencia, allá por los años setenta del s. XX, en su doble condición polí-tica y económica real: “tuvimos la fortuna de tener en nuestro territorio recursos no renovables como el estaño, como la plata antes; como el petróleo, hasta hace poco, y el gas del día de mañana, pero también el infortunio histórico de ser poseedores de esos recursos. Ellos han atraído al capital financiero internacional. Ellos son la base de la consolidación económica de las oligarquías que han de explotar a nuestro pueblo. Y como son recursos que se agotan, son el dinero de un día, el pan de un día, y el ham-

bre de mucho tiempo. Ahí está ese Cerro Rico de Potosí, lleno de agujeros, como testimonio mudo de una riqueza pasada que jamás sirvió al pueblo de Bolivia. Está nuestro petróleo que ya hemos dejado de exportar y que comenzaremos a importar. Y ahora quieren agotar este último recurso que queda a los bolivianos que es el gas”.

En los 70s, Quiroga señaló, en su crítica al contrato de compra y venta de gas al Brasil y al despilfarro de los recursos económicos por la dictadura banzerista, que era necesario iniciar un verdadero proceso de liberación nacional, de tipo económico y político, nacionalizando e in-dustrializando el gas y la economía nacional en base al gas, en tanto y cuanto, excedente econó-mico y energía barata y disponible, dinamicen los otros sectores de la economía, en el marco de un proyecto de desarrollo independiente y autó-nomo orientado a superar la dependencia.

Casi medio siglo después, y a pesar que la vigencia de la denominada Agenda de Octubre de 2003 que proclamó una verdadera naciona-lización, industrialización y refundación de las empresas estatales para garantizar desarrollo y soberanía para los bolivianos, la industrializa-ción del gas y de Bolivia en base al gas natural sigue siendo una asignatura pendiente.

La historia se repite.

Fuentes:

Calla, R; Montenegro J.; Montenegro Y. y Poveda P. (2014). Un presente sin futuro. El proyecto de indus-trialización del litio en Bolivia. La Paz-Bolivia: CEDLA/Plataforma Energética. Serie: Investigaciones de la pla-taforma energética.

Quiroga Santa Cruz, M. (1996). Oleocracia o Pa-tria. La Paz-Bolivia: Plural Editores. Obras Completas Volumen 5.

VV.AA. Promesas en su laberinto. Cambios y conti-nuidades en los gobiernos progresistas de América Lati-na. IEE, CEDLA, CIM. Primera edición: Julio de 2013.

Entrevistas:

Araújo de Souza, Nílson. “La dependencia frena el desarrollo”. Febrero-marzo de 2012. HORA 25. No 91, p. 6-9.

Wexell Severo, Luciano. “El actual proceso de des-industrialización del Brasil es inadmisible”. Septiembre de 2014. Hora 25.

Terán Mantovani, Emiliano: “El crecimiento chino no es infinito”. Hora 25. Septiembre de 2014. Hora 25.

Notas de prensa:

“Investigador advierte sobre la “tentación” de la ex-portación primaria”. (n. d.) Extraída el 21/IX72014 des-de: http://www.pieb.com.bo/sipieb_nota.php?idn=9251

“Investigador: Brasil se encuentra en un proceso de desindustrialización desde los años 80”. (n. d.) Extraída el 21/IX72014 desde: http://www.pieb.com.bo/sipieb_no-taroga.php?idn=9253.

“La industrialización en el país es aún una asig-natura pendiente, dice experto”. (n.d) Extraída el 21/IX/2014 desde: http://www.pieb.com.bo/sipieb_nota.php?idn=9242

“Expertos: Industrialización, tarea pendiente en Bolivia”. Raykha Flores. (n.d.) Extraída desde: http://www.correodelsur.com/2014/09/22/18.php

Presentaciones:

Presentaciones de Justo Zapata, Saúl Escalera, Ri-cardo Calla y Carlos Arze en la XI Cátedra Libre Marce-lo Quiroga Santa Cruz, realizado en el Paraninfo de la UMSA el martes 16 de septiembre.