INNOVEMOS LA EDUCACIÓN REVALORANDO AL MAESTRO PERUANO

Francisco VASQUEZ CARRILLO

El diario El Comercio publica un artículo titulado “La innovación no basta en la educación” [1]. En contraposición de la idea, que la innovación puede ser el motor de cambio de la educación peruana.

El Plan de Gobierno de Peruanos Por el Cambio, aseveran que: “Existe un amplio consenso sobre el impacto positivo de la ciencia, la tecnología y la innovación (CTI) en las tasas de crecimiento de las economías. Dentro de éstos indicadores, la inversión en investigación y desarrollo (I+D) como porcentaje del PBI es fundamental, ya que indica el esfuerzo que hacen los países para introducir, reforma sistémica, nuevos conocimientos que fortalezcan la complejidad de sus economías (Romer, P. 1990; y G y E. Helpman, 1991; Aghion, P. & Howitt, P., 1992).”[2]

Tanto Hugo Ñ. y en el Plan de Gobierno de PPK coinciden que en el país la inversión en I+D se reduce a un 0.12% del PBI, una cifra que se encuentra en desventaja del promedio de la región (1.75%) y más aún cuando 400 mil maestros, se encuentran pagados en un tercio inferior de la distribución de salarios de los profesionales.

El acto, hecho de “innovar” entendido como idea o ideas que impulsan a sustituir, combinar, adaptar, modificar, permutar, eliminar y reordenar[3]; actos y hechos que a

través de la historia milenaria el hombre peruano ha sabido desarrollar. Los ejemplos sobran: las construcciones de Pajatén, Machu Picchu, la ingeniería hidráulica, la genética, desarrollo de astronomía, la gastronomía, etc. Son sólo algunos de las expresiones de innovación. Queda demostrado que existiendo unidad, trabajo en equipo, exigencia, voluntad y condiciones materiales; las innovaciones aparecerán. Claro las creaciones no son espontáneas; en el sector educativo hay que motivarlos, impulsarlos.

En el sector educativo se requiere resolver las brechas entre lo urbano y rural, la cobertura, la universalización del nivel educativo inicial, la educación bilingüe. Resolver el enorme problema de conectividad, infraestructura, mejores salarios para los docentes, etc.; esos son verdades incuestionables. Sin embargo, habría que deslindar al término “innovación”, como si fuera sinónimo o algo similar a la mejora de la tecnología. La innovación va más allá, la innovación corresponde a la generación de ideas disruptivas en educación desde la metodología; técnicas didácticas; uso de materiales; empleo de espacios pedagógicos; redacción de textos escritos, orales; desarrollo de competencias en sectores donde no llega la electricidad y menos los servicios de internet y multimedia; etc. Allí donde la escuela se encuentra en el centro de grupos de delincuentes o donde sólo se escucha el silbido de los ichus por las punas. En cualquiera de los pisos ecológicos o socioeconómicos va encontrarse un maestro representando al estado, al frente de los estudiantes, que en dos décadas serán los nuevos referentes de la sociedad peruana.

El MIBPE afirma que “La capacidad creativa, imaginativa e innovadora de los y las peruanas, requiere ser optimizada, para desarrollarnos en los dominios científicos y tecnológicos que es el pilar fundamental para transitar hacia un país capaz de producir conocimientos científicos y tecnológicos y poner todo ello al servicio del desarrollo humano, de una mejor calidad de vida para todos y todas.”[4]; Ideas que nos inducen a creer y confiar más que nunca en cada docente; en ellos se deposita alguna idea, nace un nuevo procedimiento, un nuevo material didáctico que aún no ha sido sistematizado, que no se ha tomado en cuenta y que falta convertirlo en un proyecto o en un trabajo de investigación para que pueda confirmar su autenticidad, practicidad, su originalidad. En el Perú es precaria la iniciativa de patentizar obras, ideas, inventos, creaciones, descubrimientos o impulsar y menos solventar trabajos de investigación. Los maestros sienten la presión de los órganos de administración como la UGEL, DREA y por su puesto del MED a quienes lo ven como sus verdaderos verdugos y opresores. Se sienten socialmente marginales, con respecto a los demás profesionales con la venia del estado.

Que no se desperdicie el tiempo, los compromisos administrativos, sociales, culturales y presupuestales en revalorar la tarea y rol del docente peruano. La innovación educativa es una variable para ingresar y elevar la ya deprimida, subvaluada estima del maestro, para lograr la mejora de la calidad en los procesos pedagógicos y que luego devendrá en la mejora de la calidad educativa.

Trahtemberg en una entrevista aseveraba que: “Hay que convertir al Perú en un gran escenario de innovación educativa y cada escuela en un espacio de innovación, liberándolos de tantos aspectos burocráticos”. [5] Desde una política clara de revalorización de los maestros, es posible innovar la educación peruana incluso en situaciones de infraestructura, sociales y culturales adversas.

[1] Ñopo, Hugo. La innovación no basta en la educación. Diario El Comercio / Lima, 12 de setiembre de 2016. Lead Economist of the Education at the Inter-American Development Bank (IBD).

[2] Plan de Gobierno de peruanos Por el Cambio. 2016. Pág. 176.

[3] Método SCAMPER. Recuperado de:

http://www.innovacion.cr/sites/default/files/article/adjuntos/herramientas_practicas_para_innovacion_1.0_scamper_1.pdf

[4] Marco de la Innovación y las Buenas Prácticas educativas en el Perú. Fondo Nacional de desarrollo de la Educación peruana (FONDEP). Lima.2014. Pág. 35.

[5] Trahtemberg, L. Cada escuela debe ser un espacio de innovación”. Diario El Peruano. 25 de setiembre 2016.