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vol. 6 nm. IV 2009
Index latinoamericano nmero de folio 15375. Registro en lnea 14961.Indizada en el Sistema Regional de Informacin en Lnea para Revistas Cientficas
de Amrica Latina, el Caribe, Espaa y Portugal. www.latindex.unam.mxPublicacin reconocida por el Consejo Mdico de la Unin Europea
Amiloidosis heptica
Dolor torcico de origen oncolgico
Agona y muerte asistida:son conceptos compatiblesen la actualidad?
La ozonoterapia/Resultados deltratamiento en pacientes conartrosis degenerativa sintomtica de la rodilla
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C O N T E N I D O
4 Amiloidosis heptica
101418
Publ icac in de l Centro Nac iona l de Capac itac in en Terapia de l Do lorvol. 6 nm. IV 2009
Dolor torcico de origen oncolgico
Agona y muerte asistida:son conceptos compatibles en la actualidad?
La ozonoterapia/Resultados del tratamiento en pacientes con artrosis degenerativa sintomtica de la rodilla
1. Dr. Ventura Vilchis Huerta Director General del Instituto de Salud en Aguascalientes, Ags.2. Dr. Francisco Cardoza Macas Secretario de Salud en la Paz, B. C. S. 3. Dr. lvaro Emilio Arceo Ortiz Secretario Estatal de Salud en Campeche, Camp.4. Dr. ngel Ren Estrada Arvalo Secretario de Salud en Tuxtla Gutirrez, Chis.5. Dr. Javier Lozano Herrera Director General de los Servicios de Salud en Chihuahua, Chih.6. Dr. Jos Salazar Avia Secretario de Salud en Colima, Col.7. Dra. Asa Cristina Laurell Secretaria de Salud en Mxico, D. F.8. Dr. Jos Ramn Enrquez Herrera Secretario de Salud en Durango, Dgo.9. Dr. Ector Jaime Ramrez Barba Secretario de Salud en Guanajuato, Gto.10. Dr. Luis Barrera Ros Secretario de Salud en Chilpancingo, Gro.11. Dr. Jos de Jess Becerra Soto Secretario de Salud en Zapopan, Jal.12. Dr. Alberto Longitud Falcn Director General de los Servicios de Salud en Pachuca, Hgo.
CONSEJEROS ESTATALESSECRETARIOS DE SALUD
13. Dra. Mara Elena Barrera Tapia Secretaria de Salud en Toluca, Mx.14. Dr. Antonio Campos Rendn Secretario de Salud en Cuernavaca, Mor.15. Dr. Roberto Morales Flores Secretario de Salud en Puebla, Pue.16. Dr. Felipe Rafael Ascencio Ascencio Secretario de Salud en Quertaro, Qro.17. Dr. Almicar Rosado Alabes Secretario de Salud en Chetumal, Q. Roo18. Dr. Fernando Toranzo Fernndez Director General de los Servicios de Salud en San Luis Potos, S. L. P. 19. Dr. Raymundo Lpez Vucovich Subsecretario de Servicios de Salud en Villahermosa, Tab.20. Dra Hilda Santos Padrn Secretaria de Salud Pblica en Hermosillo, Son.21. Dr. Rodolfo Torre Cant Secretario de Salud en Ciudad Victoria, Tamps.22. Dr. Jon G. Rementera Semp Secretario de Salud en Xalapa, Ver.23. Dr. Jorge Luis Sosa Muoz Secretario de Salud en Mrida, Yuc.24. Dra. Esperanza valos Daz Directora General de los Servicios de Salud en Zacatecas, Zac.
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PRESIDENTESr. Eduardo Aicardi Franssens
CONSEJEROSLic. Miguel Zagal
C.P. Bernardo Rusakiewicz M.
EDITADA POR:
EDITOR RESPONSABLEDr. Csar Erosa Gonzlez
Miembro de la Asociacin Mundialde Editores Mdicos
EDICIN YCORRECCIN DE ESTILO
Lic. ngeles Santiago Mndez
DIRECTOR DE ARTE, DISEOY SERVICIOS CREATIVOS
D.G. Juan Ariel Rodrguez Peafiel
JURDICOLic. Carlos Javier Huerta Ochoa
TRADUCCIN DE RESMENESLic. Mnica Andrade Garca
REVISTA MEXICANA DE ALGOLOGA DOLOR, CLNICA Y TERAPIA es una publicacin mensual editada por Facer Editores para los Laboratorios Siegfried Rhein. El contenido editorial es responsabilidad de los autores y no necesariamente representa el pensamiento de los Laboratorios Siegfried Rhein y/o Facer Editores. Prohibida su reproduccin total o parcial por cualquier medio audio o visual, electrnico o impreso, sin autorizacin de los editores. Certicado de Reserva de Derechos al Uso Exclusivo No. 04-2008-120912595700-102. Registro ante el Centro Nacional del ISSN 1665-3238. Facer Editores es miembro de la Cmara Nacional de la Industria Editorial Mexicana con registro No. 3068. Registro del Sistema de Informacin Empresarial Mexicano No. 11800254. (Esta publicacin fue creada con software original Adobe Creative Suite Premiun N.P. 18040050 en plataforma Macin-tosh, EVITA LA PIRATERA). Facer Editores: Calle de la Cinega 19 Col. Villa Coapa, Tlalpan, D.F. 14390, Tel.: 44377072 e-mail: [email protected] Apartado postal 86-300 admn. Villa Coapa 14391 Mxico, D.F. Impresa por: Litogrca Jamsa S.A. de C.V. Santa Anita #372 Col. Evolucin, Cd. Netzahualcyotl, Edo. de Mxico. Tels. 5765-4464 Fax 5793-6291. Tiraje 25,000 ejemplares ms sobrantes.
CONCIENCIA POR LA VIDA
Dra. Melanie De Boer (Presidenta)Consultora Internacional en Prevencin y Control de Enfermedades de la Organizacin
Panamericana de la Salud-Organizacin Mundial de la Salud (OPS-OMS)Mtro. Javier de la Fuente HernndezDirector de la Facultad de Odontologa de la UNAM
Dr. Federico Barcel SantanaJefe de la Divisin de Estudios de Posgrado e Investigacin de la Facultad
de Odontologa de la UNAMMtro. Enrique Navarro Bori
Secretario Acadmico de la Divisin de Estudios de Posgrado e Investigacinde la Facultad de Odontologa de la UNAM
Dra. Diana Vilar CompteJefa de Posgrado y Educacin Mdica Continua del
Instituto Nacional de CancerologaDra. Teresa Corona Vzquez
Directora del Instituto Nacional de Neurologa y NeurocirugaDr. Ricardo Coln Piana
Director de Enseanza del Instituto Nacional de Neurologa y Neurociruga
Dr. Javier Rodrguez SurezDirector de Enseanza del Hospital General Dr. Manuel Gea Gonzlez
Dr. Miguel ngel Garca GarcaSubdirector de Enseanza del Hospital General Dr. Manuel Gea Gonzlez
Dra. Matilde Enrquez SandovalDirectora de Investigacin y Enseanza del Instituto Nacional de Rehabilitacin
Dr. Antonio Len PrezSubdirector de Investigacin del Instituto Nacional de Rehabilitacin
Dr. Miguel ngel ColladoSubdirector de Enseanza del Instituto Nacional de Rehabilitacin
Dr. Aquiles Ayala Ruiz Director de Enseanza e Investigacin Mdica del Hospital Jurez de Mxico
Dr. Jorge Alberto del Castillo MedinaJefe de la Divisin de Enseanza del Hospital Jurez de Mxico
Dr. Jorge Melndez ZaglaJefe de Investigacin Mdica del Hospital Jurez de Mxico
Dra. Blanca Estela VargasDirectora de Enseanza e Investigacin Mdica del Instituto Nacional de Psiquiatra
Dra. Azucena Gmez MendietaSubdirectora Mdica del Hospital de la Mujer
Dra. Mara de Lourdes Martnez ZigaJefa de Enseanza e Investigacin del Hospital de la Mujer
Dr. Pedro A. Snchez MrquezDirector de Enseanza e Investigacin del Instituto Nacional de Pediatra
Dra. Rosaura Rosas VargasSubdirectora de Programacin y Evaluacin Educativa del
Instituto Nacional de PediatraDra. Yolanda Roco Pea Alonso
Subdirectora de Enseanza del Hospital Infantil de MxicoDra. Celia Alpuche Aranda
Subdirectora de Investigacin del Hospital Infantil de MxicoDr. Rubn Bolaos Ancona
Director de Investigacin y Enseanza Mdica del Instituto Nacional de PerinatologaDr. Carlos Neri Mndez
Subdirector de Investigacin y Enseanza Mdica delInstituto Nacional de Perinatologa
CONSEJO TICO ACADMICO INTERINSTITUCIONAL
Dr. Adalberto Corral MedinaGastroenterologa
Dr. Luis Padierna OlivosInmunologa
Dra. Anabella Barragn SolsAntropologa y Ciencias Afines
Dr. Luis MolinaCardiologa
Dra. Roco Guerrero BustosDra. Leticia de Anda Aguilar
GinecoobstetriciaDr. Luis Prez Tamayo
AnestesiologaDr. Jos Damin Carrillo Ruiz
Neurologa y NeurocirugaDr. Fernando Paredes
OdontologaDr. Fernando ngeles Medina
Odontologa e InvestigacinDr. Isaas Cervantes Ziga
OncologaDr. Dmazo Jess Suazo Andrade
Dra. Jacqueline VzquezMedicina Fsica y RehabilitacinDra. Elvira Aguilar Martnez
Hematologa
Dr. Octavio Amancio ChassinFarmacologa Clnica
Dr. Fernando Castillo NjeraOftalmologa
Dr. Fernando Pancardo RamrezElectrofisiologa
Dra. Leonor Pedrero NietoDr. Armando Pichardo FusterDra. Lucina Blanco Fernndez
Dr. Lorenzo GarcaAsociacin Mexicana de Gerontologa y Geriatra, A.C.
Dr. Enrique Villalobos GarduoDr. Benigno Zenteno Chvez
Dr. Julio Gmez VelzquezDr. Federico Cisneros Dreinhofer
Sociedad Mexicana de OrtopediaDr. Armando Garduo Espinosa
Dr. Luis Carbajal RodrguezDr. Eduardo Barragn Padilla
Dr. Alfonso Copto GarcaAsociacin Mexicana de Pediatra, A.C.
Dr. Rolando Espinosa MoralesDr. Luis H. Silveira TorreDr. Gerardo Bori Segura
Dr. Manuel Robles SanromnColegio Mexicano de Reumatologa, A.C.
CONSEJO MDICO ESPECIALISTA
Mdicos Especialistas enAlgologa y Cuidados Paliativos
Dra. Lourdes Y. Palmer MoralesBaja California Norte, Baja CaliforniaDra. Rosala Lpez Rodrguez
Cancn, Quintana RooDr. Alfonso Neri Jurez
Chihuahua, ChihuahuaDr. Maximiliano Arriaza Asturias
El Salvador, San SalvadorDra. Alma Pancardo Ramrez
Estado de MxicoDra. Gloria Luz Mestas Hernndez
Fresnillo, ZacatecasDra. Claudia Gutirrez Hernndez
Guadalajara, Jalisco
Dr. Romn E. Franco VerdnGuanajuato, Guanajuato
Dr. Roberto Surez SaldaaMonterrey, Nuevo Len
Dra. Isabelle Torres RochaPhoenix, Arizona, E.U.A.
Dr. Jos Ubaldo Ramrez DelgadoRepresentante en el IMSS
Dra. Nora Alczar ChavarraSan Jos, Costa Rica
Dra. Beatriz Rivera VillegasTampico, Tamaulipas
Dr. Ramn Monterrosas RodrguezVeracruz, Veracruz
CONSEJO EDITORIAL
Dra. Alicia Kassian RankDirectora del Centro Nacional de Capacitacin en Terapia del Dolor
(Hospital General de Mxico)Dr. Jos Luis Gutirrez Garca
Subdirector del Centro Nacional de Capacitacin en Terapia del Dolor(Hospital General de Mxico)Dr. Jimmy G. Valencia Julio
Presidente de la Asociacin Mexicana de Algologa Dr. Vicente Garca OliveraDr. Jos Carlos Gmez de la Cortina
Miembro del Consejo Mexicano de AnestesiaDr. Sergio Guillermo Bautista Snchez
Dr. Alfredo Ramrez BermejoDra. Nora Godnez CubilloDr. Manuel Murillo Ortiz
Dra. Ma. Antonieta Flores MuozMdicos Alglogos Adscritos al Centro Nacional de Capacitacin en Terapia del Dolor
(Hospital General de Mxico)Dra. Virginia Gordillo lvarezAlgologa Peditrica del IMSSMiembro honorarioDr. Vicente Garca Olivera
Fundador de la Clnica del Dolor en la Repblica Mexicana
COMIT CIENTFICO
DIRECTORIO
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TThe pain and palliative medicine in the Breathing Illnesses National Institute Ismael Coso Villegas
o carry out a reflection about the pain origin and its trans-cendency by the suffering it causes to whom suffers it is not an easy task, mainly because the cause of the pain in most of the cases is a chronic illness that generates many more symptoms, and the suffering is not only limited to the pain. I will refer to the pain as the symptom; a lot is said and written of it, surprisingly all those that study it conclude they pursue the relief. At this time, when abandoning the philosophical as-pect, it is wise to enhance and, mainly, to recognize the work of all the individuals that have dedicated their pro-fessional life to this symptom treatment and study; I dont allow myself to make a specific appointment to none of those great people because when not mentioning or re-membering someone could cause an offense, but I can center your attention in the microcosms the Breathing Ill-nesses National Institute represents, because I also include myself as part of the Pain Clinics history. To avoid vanity attitudes I wont appoint myself again, but I can and I should mention the great instigators of this service in the iner, and I refer to Dr. Jaime Villalba Caloca who 10 years ago to be exact next February, sensitive to other peo-ples pain and aware of the need of the most appropriate treatment founded what today is the Pain and Palliative Medicine Service. I cannot qualify if the work has been good or bad because now the arrogance would speak, but the mission has never stopped being the motor moving us, and I use the fourth person of the verb to be, since in the INER we all form the Pain Clinic and that speaks also of solidarity and that the symptom mobilizes, accelerates, speeds up and, mainly, involves to all the personnel and more now that in the Federation Official Magazine dated January 5 of this year the integral treatment of the pain is specifically mentioned in the ordinance by which the Ge-neral Law of Health Regarding Palliative Cares is reformed and added. As it happens along the life process, not everything is easy and it is not enough to begin but to stay, even more at this time in which the treatment of the pain is practiced almost by the driver of the public transportation service. We, on the contrary, see a future in this sense very promi-sing, professional, and committed. Mainly we believe that when diminishing the pain we modify the life quality and we turn the face to the human side of the medicine, which would seem many doctors have forgotten. 10 years ago Dr. Villalba, as National Institute Brea-thing Illnesses General Director, founded the Pain Clinic, initiative that since then remains, supports and collabo-rates with the activities of what today we know as the Pain and Palliative Medicine Service. It is a service that co-vers the medicine and patients essential needs that doesnt only deserve to be sustained but progressively expanded.
Dr. Eusebio Prez FloresJefe del Servicio de Medicina del Dolor y Cuidados Palia-tivos del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias Ismael Coso Villegas
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RLa medicina del dolor y paliativa en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias Ismael Coso Villegas
ealizar una reflexin sobre el origen del dolor y su trascen-dencia por el sufrimiento que ocasiona en quien lo padece no es una tarea fcil, sobre todo porque la causa del dolor en la mayora de los casos es una enfermedad crnica que genera muchos ms sntomas, y el sufrimiento no se limita slo al dolor. Me referir al dolor como el sntoma; mucho se dice y se escribe de l, curiosamente todos los que lo estudian concluyen que persiguen el alivio. En este momento, al abandonar el aspecto filosfi-co, es prudente realzar y, sobre todo, reconocer el traba-jo de todos los individuos que le han dedicado su vida profesional al tratamiento y estudio de este sntoma; no me permito citar en forma especfica a ninguna de esas grandes personas porque al no citar o recordar a alguien podra provocar una ofensa, pero s puedo centrar su atencin en el microcosmos que representa el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias porque adems me incluyo como parte de la historia de la Clnica del Dolor. Para evitar actitudes de vanidad no me volver a citar, pero s puedo y debo hacer mencin del gran im-pulsor de este servicio en el iner, y me refiero al doctor Jaime Villalba Caloca, quien en febrero de hace 10 aos, sensible al dolor ajeno y consciente de la necesidad del tratamiento ms adecuado, fund lo que hoy es el Servi-cio de Medicina del Dolor y Paliativa. No puedo calificar si la labor ha sido buena o mala porque ahora sera la soberbia la que hablara, pero la misin nunca ha dejado de ser el motor que nos mueve, y utilizo la cuarta persona del verbo ser o estar, ya que en el iner la Clnica del Dolor la formamos todos y eso habla adems de solidaridad y de que el sntoma moviliza, apresura, agiliza y, sobre todo, involucra a todo el personal y ms ahora que en el Diario Oficial de la Federacin con fecha 5 de enero del ao en curso se menciona especficamente el tratamiento integral del dolor en el decreto por el que se reforma y adiciona la Ley General de Salud en Materia de Cuidados Paliativos. Como sucede a lo largo del proceso de la vida, no todo es fcil y no es suficiente empezar sino mantenerse, ms an en este momento en el que el tratamiento del dolor se practica casi por el conductor del servicio de transporte pblico. Nosotros, por el contrario, vemos un futuro en este sentido muy prometedor, profesional, com-prometido. Sobre todo creemos que al disminuir el dolor modificamos la calidad de vida y volteamos la cara al lado humano de la medicina, el cual parecera que muchos mdicos han olvidado. Hace 10 aos el doctor Villalba, en su carcter de Di-rector General del Instituto Nacional de Enfermedades Res-piratorias, fund la Clnica del Dolor, iniciativa que desde entonces se mantiene, apoya y colabora con las actividades de lo que hoy conocemos como el Servicio de Medicina del Dolor y Paliativa. Es un servicio que cubre necesidades esenciales de la medicina y de los pacientes, que no slo merece sostenerse sino expandirse progresivamente.
Dr. Eusebio Prez FloresJefe del Servicio de Medicina del Dolor y Cuidados Palia-tivos del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias Ismael Coso Villegas
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DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA4 DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA
Autores:Mauricio Alberto Cruz Ruiz, gastroenterlogo y coordinador de Educacin e Investigacin en Salud del HGZ 4, IMSS, CelayaTrinidad Aguilar Daz, cirujano general adscrito al HGZ 4, IMSS, CelayaLuis Antonio Daz Becerril, anatomopatlogo adscrito al HGZ 4, IMSS, CelayaJos Luis Padierna, mdico internistaIveth S. Nez Alejandre, Gabriela Gasca Guerrero y Dulce Mara Garca Garca, mdicos internos de pregrado
ResumenLa amiloidosis heptica (AH) fue descrita a principios
del siglo XIX por Carl F. Rokitansky (1804-1878), quien
observ que se trataba de un trastorno en el que
exista hepatomegalia y cambios similares en el bazo.
Posteriormente, Rudolf Virchow (1821-1902) encontr
depsitos parecidos a la celulosa en bazo e hgado que
tean con cido sulfrico y yodo.1 Esta sustancia fue
estudiada durante 60 aos en material de autopsias y ani-
males de experimentacin a partir de 1928 y se concluy
que la tincin de rojo congo determinaba con mejor
precisin los depsitos de esta rara enfermedad. Dicho
proceso de depsito degenerativo tea con yodo de un
color azul parecido al almidn, por lo cual se empez
a utilizar el trmino de amiloide.3 Aqu presentamos un
caso clnico y hacemos una revisin de la literatura sobre
amiloidosis heptica diagnosticada de forma incidental
durante una colecistectoma en una paciente que ingres
con un cuadro catalogado como ictericia obstructiva por
coledocolitiasis.
Palabras clave. Amiloidosis, heptica.
IntroduccinLa amiloidosis se ha definido como el depsito extra-
celular de la protena fibrilar de amiloide en uno o ms
sitios del organismo.1, 2 Dicho material protenico, fibrilar
insoluble y resistente a la actividad proteoltica se carac-
teriza por un elemento constante llamado componente
P, el cual se deriva de una glicoprotena plasmtica y
un componente proteico variable que constituye la base
para la clasificacin patognica actual.3
Una definicin ms moderna incluye la presencia de
protenas refringentes al microscopio de luz polarizada
ABSTRACT
Hepatic amyloidosis
The hepatic amyloidosis (HA) was described at the begi-nning of century XIX by Carl F. Rokitansky (1804-1878) observing which one was an upheaval in where hepato-megaly existed and similar changes in the spleen. Later Rudolf Virchow (1821-1902) it found deposits similar to the cellulose in spleen and liver that dyed with sulfuric acid and iodine. This substance was studied during 60 years in material of autopsies and animals of experimen-tation as of 1928 and one concluded that the stained of the red congo determined with better precision the deposits of this rare disease. This process of degenerative deposit dyed with iodine of a blue color similar to the starch thus began to use the term of amyloid. Here we presented/displayed a clinical case and we during make a revision of literature on diagnosed hepatic amyloidosis of incidental form a cholecystectomy in a patient who entrance with a picture catalogued like obstructive ian-duice by choledocholithiasis.
Amiloidosis heptica
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DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA
Dolor, Clnica y Terapia
5DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA
posterior a la tincin con rojo congo y a la observacin
de las fibrillas de 70-100 nm en el microscopio electr-
nico. Esta sustancia puede depositarse localmente o en
islotes que invaden parcial o totalmente el rgano o siste-
ma, lo cual hace que la historia natural de la enfermedad
sea progresiva.1
Puede dividirse en amiloidosis primaria (AL) o tpica
o secundaria (AA) o adquirida, segn la clasificacin
propuesta por Reimman y Coworkers: en la primera
no existe antecedente del padecimiento y se caracteriza
por depsitos nodulares de los tejidos mesodermales;
la secundaria se distingue por enfermedad crnica que
involucra hgado, rin, bazo, glndulas adrenales y for-
macin de tumores amiloides genitourinarios o pulmona-
res, o bien, asociados a mieloma.1, 3
ObjetivoDescribir un caso de amiloidosis heptica diagnosticada
en forma incidental y revisin de la literatura mdica.
Descripcin del casoPaciente femenina de 42 aos, ama de casa, originaria
de San Miguel de Allende, Guanajuato. Historia de tres
meses de evolucin con sntomas generales: astenia,
adinamia, prdida ponderal de 5 kg y dolor abdominal
difuso. Es ingresada por urgencias el da 15 de octubre
de 2006 por agudizacin del dolor abdominal localizado
en el hipocondrio derecho de tipo clico y transflictivo
irradiado hacia la espalda, acompaado de nusea y
vmito de contenido gstrico y biliar. La exploracin
fsica mostr ictericia, edema en pared y distensin abdo-
minal y en zonas de declive, peristaltismo disminuido y
signo de murphy positivo.
En el ultrasonido (US) se observa una vescula dilatada
con pared de 7 mm y doble halo, as como mltiples
litos en el cuello vesicular; la va biliar intraheptica se
encuentra normal. Los exmenes de laboratorio muestran
leucocitosis 28 mil, diferencial 78% de polimorfonuclea-
res, bilirrubina total 10 mg, predomin la directa 8.3,
fosfatasa alcalina 1654 ALT 88 AST 229, TP 72.8%. La
paciente es programada a colecistectoma de urgencia
con exploracin de vas biliares, hallazgos de lquido
libre en cavidad 1 500 ml, hepatomegalia de consistencia
firme y aspecto granular fino y perlado, vescula con
mltiples litos en su interior. Se realiza colecistectoma
simple, se omite exploracin de vas biliares y se toma
biopsia heptica en cua.
La histologa demuestra amiloidosis difusa en el
parnquima heptico y vescula con depsitos de amiloi-
de en la lmina propia. No fue posible realizar inmuno-
histoqumica para clasificar el tipo de protena. El caso se
complement con imagen de tomografa axial computa-
da (TC), la cual muestra un parnquima heptico homo-
gneo y hepatomegalia de 24 cm. La ecografa doppler
corrobora datos de hipertensin portal, y la medicin del
bazo es de 14 cm de longitud. Este estudio citopatolgico
de la ascitis detect slo clulas mesoteliales reactivas y
las pruebas de funcin del hgado con alteracin sola-
mente en la excrecin.
DiscusinLa amiloidosis representa a un grupo de enfermedades
cuya caracterstica es el depsito de un material proteni-
co extracelular que puede ser local y aislado y sin reper-
cusiones orgnicas, o bien, afectar uno o varios rganos
y conducir a cambios funcionales y estructurales con
consecuencias clnicas.4 Este ltimo caso es el motivo de
esta revisin por el caso clnico presentado.
La frecuencia es desconocida, algunos datos se han
obtenido de hallazgos de autopsias, o bien, muchos
casos no son reportados y slo existen algunas asocia-
ciones hereditarias y vinculadas a fiebre mediterrnea.
En estos casos la evidencia ha demostrado 26.5% en 470
pacientes.1 Existe mayor prevalencia en enfermedades
reumticas y en poblacin europea.5 Alrededor de 75%
padece una AL y slo 5% manifiesta una AA que se pre-
senta habitualmente despus de los 40 aos y predomina
el gnero masculino. La incidencia global oscila entre
aproximadamente ocho casos por un milln de habitan-
tes por ao.1
No se conoce con precisin la etiopatogenia de la
amiloidosis, pero existe un desequilibrio entre la produc-
cin y la degradacin de las protenas de amiloide.5 La
forma primaria (AL) es la ms caracterstica del mieloma
mltiple y sus manifestaciones son sistmicas, lentas e
irreversibles; se caracterizan por falla renal o cardiaca. La
deteccin de la inmunoglobulina monoclonal en orina es
distintiva.6 Tiene una secuencia N-terminal especfica en
la regin variable en la inmunoglobulina.2, 3 Existe una
poblacin monoclonal de clulas plasmticas que crean
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INFLAMACIN/LOXONIN INFLAMACIN/LOXONIN INFLAMACIN/LOXONIN6
Revista Mexicana de Algologa VOLUMEN 6 NMERO IV
INFLAMACIN/LOXONIN INFLAMACIN/LOXONIN INFLAMACIN/LOXONIN
cadenas kappa y lambda, o bien, inmunoglobulinas que
despus son degradadas por los macrfagos y su compo-
nente srico, a lo que se le denomina AL.4 En esta forma
primaria predominan las cadenas lambda sobre las kappa
en relacin 2:1 y eso la diferencia del mieloma, en el cual
el patrn es contrario.7
La forma secundaria (AA) tiene una secuencia N-ter-
minal especfica de una protena no inmunoglobulina
denominada protena AA. Se presenta de forma crnica y
habitualmente afecta a un rgano o sistema. Existen algu-
nas otras formas asociadas a fiebre mediterrnea familiar
y polineuropata, as como a algunos casos de amiloidosis
asociada a dilisis por depsitos de Beta 2 microglobulina;
habitualmente es una molcula de transtiretina (prealbmi-
na) que tiene una sola sustitucin de aminocido llamado
amiloide transtiretina (ATTR).2, 3 En esta forma se encuentra
una protena derivada de la lipoprotena y colesterol de alta
densidad que es producida por los macrfagos del hgado
en respuesta a diversos elementos como la interleucina 1 y
6, as como al factor de necrosis tumoral alfa.4, 5
En algunas formas familiares existe una alteracin en
las cadenas de aminocidos, los cuales conducen a una
Tabla 1. Estadio clnico de la amiloidosis
Protena Estado clnico rgano o tejido amiloide afectado
Amiloidosis 1. AA a) Trastornos inflamatorios crnicos K, L, S , GI, Scsistmicas - Infecciosos: TBC, osteomielitis H, raroprincipales - No infecciosos: AR juvenil, espondilitis N, raro anquilosante, enfermedad de Crohn H, L, S, T, N, GI, Sc b) Fiebre familiar mediterrnea
2. AL Discrasia de clulas plasmticas N, H, K, E, GI, Sc 10% mieloma mltiple/macroglobulinemia 90% idioptica primaria 3. ATTR Diversas polineuropatas familiares y cardiomiopatas B, Sy, Ts
Amiloidosis 4. Ab2M Dilisis crnica por lo general ms de ocho aos C, CVcircunscritas 5. AB a) Enfermedad de Alzheimerimportantes b) Sndrome de Down c) Hemorragia cerebral hereditaria (holandesa) d) Hemorragia cerebral no traumtica en los ancianos
6. A apo AL Polineuropata familiar de Iowa N, K
7. A Gel Amiloidosis familiar finlandesa CN, E, piel
Amiloidosis 8. A Cys Hemorragia cerebral hereditaria islandesa C, CVdiversas 9. A Scr Enfermedad de Cretzfeldt-Jakob C
10. A Cal Carcinoma medular de tiroides TH
11. AANF Amiloide auricular H
12. AIAPP Diabetes mellitus, insulinomas P
B: hueso, L: hgado, C: cerebro, N: nervio, CN: pares craneales, CV: vasos cerebrales, E: ojos, P: pncreas, S:bazo
Sc: tejido subcutneo, Ts: tenosinovial, Sy: sinovial, GI: gastrointestinal, H: corazn, T: lengua, TH: tiroides
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INFLAMACIN/LOXONIN INFLAMACIN/LOXONIN INFLAMACIN/LOXONIN
Dolor, Clnica y Terapia
7INFLAMACIN/LOXONIN INFLAMACIN/LOXONIN INFLAMACIN/LOXONIN
elevacin de diferentes protenas, que van a depositarse
como amiloide y cuyo componente srico depende de su
protena precursora.4 La clasificacin es la propuesta en
1990 por el Nomenclatura Comitte of the International
Society for Amyloidosis (NCISA). En ella los depsitos de
amiloide se deben organizar utilizando la mayscula A
como primera letra de designacin, seguida de la deno-
minacin de la protena, y se puede clasificar bajo dos
criterios:
a) Por distribucin de los depsitos de amiloide en for-
mas localizadas y sistmicas.
b) Por la protena fibrilar constituyente especfica de
cada variedad.3
Otra forma de clasificarla es la propuesta en 1990, la cual
se basa en el tipo de protena precursora de amiloide y su
rgano de afeccin (Tabla 1).5
La enfermedad heptica por amiloide puede manifes-
tarse como hepatomegalia simple o como padecimiento
multisistmico. Desde su primera descripcin, en 1928,
diversas series han mostrado que en muchas ocasiones
puede presentarse sin interaccin en las pruebas de
funcin del hgado y otras tantas la ictericia puede ser
un sntoma inicial.5 Casi 23% de la amiloidosis primaria
manifiesta hipertensin portal y nicamente 3% de la
amiloidosis secundaria.1 Otros autores han reportado que
25% de los pacientes con amiloidosis tiene hepatomegalia
en el momento del diagnstico, pero sin manifestaciones
clnicas de insuficiencia heptica; bioqumicamente slo
la gammaglutamil transpeptidasa y la fosfatasa alcalina
son los parmetros que se alteran ms comnmente.4
La cirrosis es la caracterstica morfolgica ms comn
a largo plazo, pero aproximadamente en 5.3% slo pre-
senta colestasis intraheptica, principalmente en la ami-
loidosis primaria.1
El amiloide es una sustancia extracelular hialina, amor-
fa y eosinoflica brillante, de distribucin homognea y
bien definida que puede identificarse en la microscopia
ptica por medio de tinciones convencionales como la
hematoxilina y eosina, en donde se observa metacroma-
sia de color rosa con el violeta de genciana, en el azul
metacrmico o azul toluidina se tie un tejido meta u orto
cromtico y la tincin de rojo congo tie un denso tejido
colgeno plido que da refringencia verde manzana bajo
la luz polarizada. Dichos depsitos en el hgado son peri-
vasculares y localizados entre el parnquima y las clulas
Foto 1. Corte histolgico de hgado a 10X teido con hematoxilina-eosina. Se observan depsitos extracelulares y de distribucin irregular de material eosinfilo amorfo
Foto 2. Se observan depsitos amorfos de material eosinfilo en los espacios de Disse (corte teido con hematoxilina-eosina 40X)
Foto 3. Tincin especial con la que se demuestra el amiloide que se deposita extracelularmente (40X). Tincin de cristal violeta de Lieb
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DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA8
Revista Mexicana de Algologa VOLUMEN 6 NMERO IV
de Kupffer, que corresponde finalmente al espacio de
Disse; estos depsitos son escasos y difusos.1, 3, 6
Todos los tipos de amiloide tien con rojo congo,
por lo cual es el mtodo de inmunohistoqumica de elec-
cin.3 Algunos autores, como Claudio Montero, del gru-
po de trabajo de patologa de Honduras, han utilizado el
rojo congo de Benhold modificado por Puchtler, Swet y
Levine en el microscopio de luz polarizada y han obteni-
do una ntida reaccin positiva en las zonas de amiloide
y quedan sin teir las reas de hepatocitos sanos.6
Se ha sugerido que las fibrillas de amiloide se produ-
cen en el sistema reticuloendotelial, pero en el amiloide
secundario (AA) tiene un precursor SAA, que se origina en
el hgado y reacciona con protenas en fase aguda, as
como interleucina 1 y 6.1 A este componente se le ha
llamado fibrilar por su estructura antiparalela semejante
a una sbana doblada.4
Una segunda protena, el componente P (AP), tiene una
estructura qumica pentagonal y caractersticas qumicas
idnticas a la alfa globulina. Esta protena AP depende de
algunas ligandinas del calcio y responde a la protena c
reactiva.1
El diagnstico se establece por sospecha primordial-
mente por macroglosia no geogrfica o por sndrome del
tnel del carpo y por biopsia de piel o por biopsia dirigida
al rgano afectado. Este procedimiento puede tener hasta
80% de sensibilidad. Tambin se puede usar la tipificacin
de anticuerpo mediante inmunohistoqumica.3, 8
La gammagrafa con radionclidos marcados con el
componente P demuestra los depsitos de amiloide en
el hgado.4 Una de las series ms amplias es la de Lovar,
en el Reino Unido. Estudi 484 pacientes referidos por
amiloidosis entre 1988 y 1995, quienes se sometieron
a gammagrafa con I123 para documentar los cambios
morfolgicos entre la AL y AA. l encontr concordancia
con la histologa en 54% en la AL y en 18% en la AA.9 La
administracin de galio con la gammagrafa en la AA pue-
de demostrarse confiabilidad en 60%.10
Su evolucin y pronstico es difcil de comprobar, ya
que en la mayora de los casos no se conoce el inicio
del padecimiento. El promedio de vida en la enfermedad
sistmica es de 20 meses. El enfoque teraputico se basa
en tres parmetros:
a) Reducir la sntesis de la protena precursora de la
fibrilla de amiloide.
b) Evitar el depsito y la polimerizacin de las fibras de
amiloide.
c) Tratamiento sintomtico del rgano afectado.
El trasplante del rgano afectado no cuenta con un
protocolo universal, por lo cual la administracin de
prednisona y mefaln o plasmafresis son los mtodos
ms adecuados, con los cuales se obtienen promedios de
sobrevida de un ao en 65%.3 La quimioterapia reduce la
produccin de inmunoglobulinas monoclonales que for-
man los depsitos. Los nuevos antiinflamatorios (anti-IL-1
y anti-TNF) son modalidades que an deben ser estudiadas,
principalmente la AA.11-12
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DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA
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INFLAMACIN/LOXONIN INFLAMACIN/LOXONIN INFLAMACIN/LOXONIN10 INFLAMACIN/LOXONIN INFLAMACIN/LOXONIN INFLAMACIN/LOXONIN
Autor:Eusebio L. Prez Flores, jefe de la Clnica del Dolor y Cuidados Paliativos del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias
a prevalencia de cncer es creciente y con fre-
cuencia el dolor asociado es manejado en forma
inadecuada. Actualmente se diagnostican ms de
un milln de nuevos casos de cncer en nuestro pas y
una de cada cinco muertes es provocada por dicho pade-
cimiento. Los pacientes con cncer generalmente presen-
tan mltiples causas de dolor, pero en la mayora de los
casos ste puede ser controlado de manera efectiva. No
obstante, el tratamiento inapropiado es comn debido
al escaso conocimiento de los profesionales de la salud
acerca de la evaluacin y el manejo eficaz del dolor.
El perfil que guarda el cncer pulmonar es devastador,
aunado a que no slo se manifiestan cuadros de cncer
primario de pulmn, sino que el SIDA e incluso otros tipos
de cncer metastatizan al pulmn y el resultado es y ser
por desgracia el dolor.1
Generalidades del doloroncolgico torcicoLos alcances del cncer de pulmn son inusitados.
Segn lo menciona el Instituto Nacional de Referencia
Epidemiolgica, en Mxico cada 17 minutos muere una
persona por cncer de pulmn o enfermedad asociada.2
Para conocer el impacto del cncer en el trax pri-
mero se deben determinar las estructuras que pueden
ser invadidas por la enfermedad y la frecuencia, ya que
es posible que el dolor resultante no sea por un prima-
rio conocido, por lo que dificultara parte del xito del
manejo. Cabe mencionar que desde el punto de vista
histolgico, se tiene que conocer la estirpe, pues de esto
y del estadio de la enfermedad se establecer el prons-
tico de vida y tambin el impacto del dolor que pueda
producir.
ABSTRACT
Oncological thoracic pain The cancer prevalence is growing and frequently the pain associated is managed in inadequately. Currently more than a million new cancers are diagnosed in our country and one of five deaths is caused by this suffe-ring. The cancer patients generally have multiple pain causes, but in most of the cases it can be controlled effectively. In spite of the inappropriate treatment it is common due to the limited knowledge of the health professionals about the pains evaluation and effective handling. The profile the lung cancer has is devastating, joined to that it doesnt only manifest lung primary cancer frames, but rather the AIDS and even other cancer types metastasize to the lung and the result unfortunately is and will be the pain.
Dolor torcicode origen oncolgico
L
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Dolor, Clnica y Terapia
11INFLAMACIN/LOXONIN INFLAMACIN/LOXONIN INFLAMACIN/LOXONIN
Frecuencia del cncer torcicoDesde el punto de vista anatmico es posible diferenciar
las estructuras que se encuentran en el trax y que pue-
den ser invadidas por el cncer. A partir del tercio medio
inferior de la trquea podemos decir que si aparecen
clulas malignas ya son de correspondencia torcica.
Despus de sta, el sistema respiratorio contina con los
bronquios, bronquiolos y los alvolos; adems existen
estructuras extrapulmonares como mediastino, pleura y
partes blandas, que son blanco para el cncer.3
Desde el punto de vista histolgico, en Mxico es
ms comn el adenocarcinoma de pulmn (43%), carci-
noma mediastnico (9%), cncer broncognico (8%),
carcinoma bronquioalveolar(8%), mesotelioma (7%),
sarcoma (4%), tumor de Pancoast (4%). En correlacin
con la incidencia de cncer de trax es el pulmn el que
cuenta con un ndice de frecuencia muy alto (56%); le
sigue el cncer bronquial y bronquiolar (24%), mediasti-
no (18%) y la pleura (12%).4
Transmisin del dolor torcicoLa transmisin del impulso doloroso en el trax se lleva
a cabo por las aferencias sensitivas del trax que acom-
paan al nervio simptico, integrndose en el asta dorsal
gracias a los ramos comunicantes. A travs de ellos se
unen a las races posteriores de los cuatro segmentos
torcicos superiores. Los nervios somticos intercostales
no difieren en su composicin del resto de los nervios
espinales. Tras la unin de ambas races y su salida por
los agujeros de conjuncin, los nervios espinales tor-
cicos dan su primera rama (rama dorsal), que inerva la
lnea media y lateral de la pared torcica posterior. Casi
inmediatamente salen las ramas comunicantes anteriores,
las cuales sirven de nexo con la cadena simptica.
Por otro lado, la rama ventral rodea el trax siguien-
do el surco costal inferior y forma parte del paquete
vasculonervioso intercostal. A pocos centmetros emerge
una rama colateral inferior, que se introduce y ramifica
entre los msculos intercostales. A nivel de la lnea axilar
posterior sale una tercera rama (rama cutnea lateral), la
cual se divide a su vez en dos, posterior y anterior, que
inervan la piel y el tejido subcutneo del espacio inter-
costal de las costillas correspondiente y la subyacente.
La ltima rama (rama cutnea anterior) inerva el espacio
intercostal de la pared anterior del trax y tambin la
pared lateroanterior del abdomen a nivel de los ltimos
segmentos torcicos.
La zona superior del trax est inervada por el pri-
mero y segundo nervios torcicos. El primero se divide
en dos ramas: la superior forma parte del plexo braquial
y la inferior se distribuye de forma similar a la de los
otros nervios intercostales. Desde el primero al undci-
mo nervio intercostal tienen el mismo recorrido hasta el
arco costal anterior y desde all pasan por debajo de los
cartlagos costales y las ltimas costillas flotantes para dis-
tribuirse por la pared abdominal superior; se denominan
nervios toracoabdominales. El duodcimo nervio es el
ms largo y se distribuye por la cara lateral del abdomen
hasta la cresta ilaca.2
Gracias a las bases anatomofisiolgicas anteriores
nos podemos dar cuenta de que el dolor torcico con
mucha frecuencia cursa con dolor irradiado, aunado
a que el paciente tiene que continuar respirando, de
modo que el dolor tiene que controlarse urgentemente,
contrario a lo que sucede en otros sitios de dolor donde
si el paciente no se mueve el dolor puede disminuir.
Caractersticas del doloroncolgico torcicoEl dolor resultante del cncer de alguna estructura anat-
mica situada en el trax no difiere en cuanto a la intensi-
dad en relacin con el de otros sitios del organismo. Con
mucha frecuencia el dolor oncolgico torcico (47%) se
irradia a estructuras lejanas al origen de la enfermedad.
El dolor somtico tambin es muy comn (34%) en
el cncer de trax; se caracteriza por ser bien localizado,
opresivo, que disminuye con analgsicos del tipo de los
antiinflamatorios no esteroideos (AINE), sin embargo, el
control del dolor con estos frmacos dura poco, ya que
el dolor por cncer tiende a aumentar secundario a la
progresin del padecimiento.
Ahora sabemos que la pleura parietal cuenta con
inervacin simptica, que condiciona dolor a su estimu-
lacin, en contraparte con la pleura visceral, que slo
duele cuando hay hipoxia e infarto pulmonar. Lo mis-
mo sucede con el pulmn propiamente dicho. El dolor
visceral nicamente es resultado de la estimulacin de
bronquios y bronquiolos.
Durante el transcurso de la enfermedad, cuando an
no se conoce la estirpe histolgica y el estadio que guar-
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DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA12
Revista Mexicana de Algologa VOLUMEN 6 NMERO IV
DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA
da el cncer, son mltiples los procedimientos diagns-
ticos a los que se someten los pacientes con probables
neoplasias malignas; uno de los que ms se practican
hoy en da es la ciruga de trax, la cual consiste en
incidir piel, separar las costillas, incidir pleura y, segn
sea el caso, tomar biopsias de los sitios de sospecha.
El resultado obligado es el dolor, en este caso de tipo
neuroptico (23%), ya que se estimulan los nervios inter-
costales involucrados para el abordaje quirrgico. Las
caractersticas de esta clase de dolor son: mal definido,
cursa con alodinia, hiperalgesia y disestesia, esto en el
sitio quirrgico.5
Las personas con cncer torcico padecen dolor
mixto, dolor somtico y neuroptico (73%). En raras
ocasiones slo es visceral o neuroptico simples, lo cual
significa que el cncer no es selectivo en la invasin de
estructuras somticas o viscerales.6 Son muchos los snto-
mas que se asocian con el cncer; en los pacientes con
cncer en el trax una de las manifestaciones que requie-
re mayor atencin es la disnea, signo evidente en 82%
en fase terminal y que en determinados casos aumenta
el dolor.
Tratamiento del dolorpor cncer torcicoEl manejo del dolor oncolgico torcico se debe iniciar
no sin antes establecer el diagnstico algolgico, lo cual
significa que cada uno de los casos tiene que individua-
lizarse, tomando en cuenta el diagnstico y pronstico
del cncer desde el momento en el que el paciente
ingresa a un programa de manejo del dolor. Tambin
deben considerarse las terapias que ha recibido para el
control de la enfermedad, que pueden ser distintos ciclos
de quimioterapia, radioterapia e incluso ciruga radial,
con el fin de curar o detener el progreso del cncer. Los
tratamientos anticncer en la actualidad son por dems
innovadores, pero depender del estadio en que se des-
cubri y confirm el padecimiento para emitir el mejor
pronstico. Independientemente del estadio que guarde
la enfermedad, el adenocarcinoma de pulmn es un tipo
de cncer que avanza particularmente rpido, por lo que
son poco tiles los tratamientos contra este mal.
Cabe mencionar que los tratamientos contra el cncer
como la quimioterapia y la radioterapia tambin se indi-
can para disminuir el progreso y el tamao del tumor,
y se les denomina paliativos. Por ello, tambin se usan
para controlar el dolor, ya que al reducir el volumen el
dolor disminuye, sin embargo, muy a pesar del propio
paciente y del mdico la enfermedad avanza, y es cuan-
do la principal duda para muchos pacientes es una regla
casi obligada; si el cncer aumenta habr ms dolor,
razn por la cual se le debe comunicar a los pacientes
que existen excelentes alternativas para mejorar su cali-
dad de vida.
Actualmente los tratamientos aceptados para contro-
lar el dolor por el cncer de trax se pueden dividir en
dos grandes grupos: las tcnicas farmacolgicas y las
intervencionistas. La terapia farmacolgica es el pilar de
las diferentes modalidades teraputicas disponibles para
el manejo del dolor por cncer. Es efectiva, de relativo
bajo costo y usualmente es de inicio rpido. Un princi-
pio esencial al usar frmacos para abordar el dolor por
cncer es individualizar el tratamiento en cada paciente.7
Tres diferentes clases de frmacos son utilizados solos o
ms comnmente en combinacin:
Antiinflamatorios no esteroideos (AINE).
Opioides dbiles y potentes.
Coadyuvantes.
Antes de seleccionar el medicamento se debe iden-
tificar la causa, evaluar la intensidad y despus titular
la medicacin de acuerdo a la intensidad del dolor. Los
antiinflamatorios no esteroideos son tiles para el dolor
oncolgico torcico. Estos frmacos comparten el meca-
nismo bsico de accin de todos los AINE, slo que son
ms selectivos para dolor seo. Cabe mencionar que el
cncer torcico produce metstasis, primero contralate-
ralmente, despus en el sistema nervioso central, hueso,
hgado y estmago, aunque estos ltimos son poco fre-
cuentes. Inicialmente la administracin debe llevarse a
cabo con horario, nunca por razn necesaria.
Despus de comenzar la terapia farmacolgica se
debe evaluar la intensidad del dolor para determinar la
eficacia analgsica. Si el alivio del dolor es inadecuado
se deben administrar opioides; en pacientes vrgenes
a stos, son los opioides dbiles como el H. de oxico-
dona los ms eficaces, sin embargo, si el dolor en una
escala visual anloga es de 10 o muy intenso, no existe
inconveniente para utilizar opioides potentes como el S.
de morfina. En el cncer torcico con mucha frecuencia
se establece el uso de opioides despus de los procedi-
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DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA
Dolor, Clnica y Terapia
13DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA
mientos diagnsticos como la broncoscopa o la toma de
biopsia a cielo abierto, lo cual es secundario a un trata-
miento quirrgico en el que los frmacos antes descritos
son muy necesarios y tiles.
Las dosis de los opioides dependern de mltiples
factores, pero bsicamente de la intensidad y del control
del dolor que estos frmacos proporcionen, no obstante,
si el dolor aumenta es indispensable indicar dosis de res-
cate o dosis extra, esto es aproximadamente 20% de la
dosis total por da de un opioide de liberacin rpida (en
el caso de que se estn utilizando opioides de liberacin
controlado como el H. de oxicodona). En resumen, para
un mejor y ms adecuado esquema de analgesia para el
dolor por el cncer, los opioides son muy necesarios. La
comunicacin que el mdico establezca con su paciente
resulta esencial para aclarar los mitos sobre su uso; uno
de los ms comunes en las personas con cncer y que
ingieren opioides es la adiccin psicolgica y la depen-
dencia fsica, aspectos que aparecen con mayor frecuen-
cia en pacientes sin dolor ni cncer.8
Por ltimo, la va de administracin de los frmacos
depender del estado que guarde el paciente; siempre se
debe conservar la va oral, pero si no es posible existen
alternativas igualmente eficaces como los dispositivos
subcutneos y otros con muy buenos resultados. As mis-
mo, al utilizar opioides se les debe informar que pueden
ocasionar nusea, vmito, estreimiento y somnolencia,
y que depender de la dosis el hecho de que se presente
depresin respiratoria. Por tal motivo, del mismo modo
que se prescribe el uso de estos frmacos, tambin se
deben iniciar antiemticos y laxantes para evitar los sn-
tomas frecuentes.
Los coadyuvantes, as llamados porque no son anal-
gsicos (como los anticonvulsivantes gabapentina 800
mg por da), y los antidepresivos (paroxetina 20 mg por
da), son necesarios en ciertos casos de dolor; se utilizan
con mayor frecuencia en el dolor neuroptico, como el
que comnmente se presenta en el cncer de trax (sn-
drome de Pancoast).
Es muy controvertido el uso de los procedimientos
intervencionistas para el control del dolor por cncer
torcico, ya que la cadena simptico torcica es de muy
difcil abordaje, esto si la opcin de un bloqueo ltico est
indicado. Existen alternativas a esta tcnica; la aplicacin
de un catter peridural puede ser eficaz. Se debe colocar
con el apoyo de fluoroscopia para posicionar el catter
en el borde superior de la quinta vrtebra torcica, ya
que de no ser as, el riesgo es que el anestsico local
como el clorhidrato de ropivacan suba y paralice el
diafragma, con depresin respiratoria secundaria. Para
aplicar estas tcnicas la utilizacin de bombas de infu-
sin mecnicas o electrnicas resulta esencial cuando
el paciente se encuentra en su domicilio, por lo que es
indispensable programar su instilacin para el tiempo
necesario.
Otra tcnica que se puede emplear es el catter intra-
pleural, que se coloca despus de la ciruga de trax. Su
uso para controlar el dolor no es favorable, ya que el
dolor torcico casi siempre es irradiado y el catter por
donde se instila un anestsico local es regional y queda
dolor residual.9 El sndrome de Pancoast, caracterizado
por la infiltracin del plexo braquial, ya que el tumor se
localiza en el surco pleural superior, el que con frecuen-
cia ocasiona el sndrome doloroso regional complejo.
Para tratar este tipo de dolor el bloqueo del plexo bra-
quial es muy eficaz en combinacin con anticonvulsivan-
tes como la gabapentina (800 mg/da).
ConclusionesEl control del dolor por cncer sigue siendo un problema
grave de salud, ya que el cncer torcico tiene un ndice
de frecuencia que va en aumento cada da; el estadio
que guarda la enfermedad y el diagnstico algolgico
son fundamentales para que el manejo del dolor sea
ptimo.
El soporte farmacolgico es la punta de lanza para
tratar el dolor por el cncer de alguna estructura anat-
mica intratorcica; los antiinflamatorios no esteroideos y
los opioides son muy necesarios para brindar un manejo
adecuado del dolor. En contraparte, las tcnicas interven-
cionistas tienen mayores desventajas en cuanto a lo espe-
cializado de la tcnica y posterior manejo, sin embargo,
son eficaces. El dolor torcico pronto tiene que dejar de
ser un problema de salud en todas las reas hospitalarias,
ya que existen muy buenos recursos para controlarlo, lo
importante es enfrentar a la sombra que representa el
dolor por cncer.
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DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA14 DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA
Agona y muerte asistida:son conceptos compatibles
en la actualidad?
Autor:Tulio E. Velsquez Castellanos, anestesilogo oncolgico/medicina paliativa y terapeuta del dolor, Centro de Cncer Emma Romero de Callejas y adscrito al Centro Mdico La Granja
l sufrir una enfermedad terminal, la persona
afectada se tiene que enfrentar al hecho de
morir en un tiempo muy corto. Esto lleva a ese
individuo a plantearse una serie de interrogantes: habr
dolores severos?, ser larga la agona?, la familia sufrir
mucho al estar a mi lado?, es legal, moral y ticamente
aceptada la muerte asistida (eutanasia)?, hay opciones
para morir apaciblemente?
Para comenzar, tendramos que iniciar hablando de
que la agona o los ltimos das de vida es el fenmeno
que precede a la muerte cuando sta ocurre en forma
lenta; tal situacin se manifiesta por un deterioro fsico
severo, debilidad extrema, trastornos de la conciencia,
dificultad para la ingesta de alimentos o lquidos, incapa-
cidad para relacionarse con otras personas, postracin.
Al identificar en forma correcta esta agona, se produce
un cambio en la actitud profesional del mdico a cargo,
ya que va a aplicar mayores medidas de intervencin y a
detectar nuevas necesidades en la fase agnica, las cuales
se reflejarn en el plan de tratamiento y cuidados.
Al ver que un paciente se va deteriorando progresiva-
mente y que a pesar de seguir con un esquema de trata-
miento no presenta mejora alguna, conviene hablar con el
paciente y su familia y exponer lo que pasa. No hay que
temer a la reaccin de ninguno de los miembros porque
lo que las personas quieren es que su mdico les hable
con franqueza y sinceridad, sin ocultar ni engaar a ese
ser querido que se encuentra enfermo. Al mencionar esta
situacin, tenemos que explicar todas las posibles opcio-
nes que se pueden esperar en el transcurso de esta etapa
de agona, pero a la vez hay que darles todas las probables
soluciones para as evitar la aparicin de situaciones que
produzcan un mayor grado de ansiedad en la familia.
A
ABSTRACT
Agony and assisted death:are compatible concepts nowadays?
When seeing that a patient is progressively deteriorating and that in spite of continuing with a treatment outline he doesnt have any improvement, it is suitable to talk with the patient and his family and to expose whats happening. It is not necessary to fear the reaction of none of the members because what people want is that their doctor talks to them with frankness and sincerity, without hiding neither deceiving that loved one sick. When mentioning this situation, we have to explain all the possible options that can be expected in the course of this agony stage, but at the same time it is necessary to give them all the probable solutions to avoid the appearance of situations that produce more anxiety in the family.
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DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA
Dolor, Clnica y Terapia
15DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA
Por todo esto, los mdicos paliativistas y alglogos
deben ser capaces de aliviar dolores severos mediante
el uso racional de medicamentos analgsicos (desde
antiinflamatorios, opioides dbiles y fuertes, as como
coadyuvantes) ya establecidos en la escalera analgsi-
ca de la OMS. No slo hay que enfocarse en el aspecto
fsico, debemos dar importancia al psicolgico, social y
espiritual del paciente y su familia, ya que si tomamos
en cuenta todas estas facetas, la comodidad y grado de
satisfaccin que se brinda es mucho mayor. Un objetivo
primordial en estos casos es tratar de que la persona
alcance un estado de paz interior y aceptacin de esa
realidad tan dura de enfrentar, por lo que no conviene
descuidar la atencin espiritual (por un sacerdote o pas-
tor), la visita de amigos cercanos y la expresin de esta-
dos de nimo y emociones que tal vez no haya estado
acostumbrado a manifestar antes.
Hay que recordar que desde el mismo momento en
que se diagnostica una enfermedad terminal, es como si
el paciente ya estuviera muerto, pero en un plano social
ms especficamente hablando, ya que la familia procura
aislarlo en un sentido de proteccin, pero cuya verdade-
ra razn es que se trata de negar la muerte e ignorarla, ya
que si un familiar cercano est en ese proceso evolutivo
de la muerte, esto confronta al resto de la familia con esa
verdad inevitable de todo ser humano que es la muerte.
Si logramos que todo el ncleo familiar se involucre en
el cuidado del paciente, sobre la marcha se le brindar
una atencin ms integral a casi todos los miembros
de la familia (recordemos que siempre puede haber un
miembro que se niegue a aceptar esa situacin por la
que atraviesa).
Cuando hemos logrado la aceptacin en esta etapa,
puede sobrevenir un empeoramiento de los sntomas
que se manifiesta en la agona, por lo que nos vemos
en la necesidad de plantear la opcin de la sedacin al
paciente y/o a la familia, ya que se pueden presentar
sntomas refractarios (sntomas que no se pueden con-
trolar a pesar de un gran esfuerzo, sin comprometer la
conciencia del paciente) y sntomas difciles (son aque-
llos que ameritan una intervencin teraputica intensiva,
ya sea desde el punto de vista farmacolgico, invasivo y
psicolgico) que ameritan ser manejados desde la pers-
pectiva de la sedacin, ya que as se aminora el impacto
emocional que dicho sntoma produce en el paciente.
En el plano de la medicina paliativa se entiende
por sedacin a la administracin de frmacos en dosis
adecuadas para disminuir o anular la percepcin por
parte del paciente de sntomas que por su intensidad
o nula respuesta al tratamiento recibido produciran un
sufrimiento innecesario. La sedacin se puede clasificar
segn:
a) Objetivo: primaria (cuando se busca como finalidad)
o secundaria (como efecto secundario de un trata-
miento).
b) Temporalidad: sedacin continua (sin periodos de
alerta o de despertar) o sedacin intermitente (con
periodos de alerta o periodos despierto).
c) Intensidad: sedacin profunda (no se puede hablar
con el paciente) o sedacin superficial (se puede
hablar con el paciente).
Entre los sntomas que se han identificado como los
causantes de iniciar una sedacin podemos mencionar la
disnea, el delirium, el dolor, la hemorragia incontrolable,
el sufrimiento psicolgico. Para poder aplicar dicha seda-
cin resulta esencial explicar ampliamente al paciente (si
es posible por su estado clnico), a su representante legal
o a su familia lo que implica dicho procedimiento para
obtener un consentimiento.
Ahora que se tiene un concepto general de lo que
conlleva la sedacin en el campo de la medicina palia-
tiva, es posible ahondar en el aspecto tico. Se deben
tomar en cuenta cuatro principios bsicos:
a) No maleficencia. Es el mandato de respeto a la vida,
la salud, la integridad fsica y la evolucin natural de
las personas. En palabras ms claras, es la no apli-
cacin de medidas desproporcionadas que no traen
ningn beneficio (ensaamiento teraputico).
b) Justicia. Todas las personas tienen igual dignidad y
merecen la misma consideracin y respeto. Esto impli-
ca ofrecer iguales cuidados en el momento preciso y
atencin de calidad.
c) Autonoma. El paciente tiene derecho a decidir y para
ello debe estar bien informado. La conspiracin del
silencio (o no querer decirle nada al paciente sobre
su situacin) atenta contra este principio.
d) Beneficencia. Es la exigencia tica para que los pro-
fesionales de la salud pongan sus conocimientos y
su dedicacin al servicio del enfermo para lograr su
bienestar.
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INFLAMACIN/LOXONIN INFLAMACIN/LOXONIN INFLAMACIN/LOXONIN16
Revista Mexicana de Algologa VOLUMEN 6 NMERO IV
Al hablar de estos aspectos no se puede pasar por alto
el principio del doble efecto. En el acto de la sedacin hay
implcitos dos efectos: uno beneficioso (que sera lograr el
alivio del sufrimiento) y uno negativo (que sera la dismi-
nucin parcial o total de la conciencia), pero tenemos que
distinguir la consecuencia de ese acto y la intencin del
mdico. No se puede considerar como efecto negativo la
muerte del individuo al instaurar la sedacin, ya que antes
hemos tenido bien claro que es un paciente terminal y que
igual morir por la evolucin natural de la enfermedad o
por sus complicaciones.
Para que este principio del doble efecto sea ticamen-
te aceptable debe permitir que la accin sea de carcter
beneficioso o neutro, que la intencin del mdico sea
la correcta (buscar el efecto positivo), que exista una
proporcin o equilibrio entre los dos resultados y que el
efecto beneficioso no sea causado por uno negativo. Una
vez que el aspecto tico sea claro, no es difcil compren-
der que legalmente en nuestro pas no es permitida la
muerte asistida o eutanasia. Es fcil confundir la sedacin
con la eutanasia, ya que etimolgicamente la eutanasia
significa un buen morir (eu: bien y thanatos: muerte).
Por ello, hay que hacer una diferenciacin entre seda-
cin y eutanasia, que radica en lo siguiente:
a) Intencin. En la sedacin se busca el alivio del sufri-
miento, mientras que en la eutanasia se busca la
muerte para liberar al paciente de su sufrimiento.
b) Proceso. En la sedacin se usan frmacos y dosis regu-
ladas para cada paciente para el alivio del sntoma
que indujo a este acto, lo cual se monitoriza en forma
peridica, mientras que en la eutanasia se utilizan
frmacos o combinaciones a dosis letales
c) Resultado. En la sedacin el parmetro de respuesta es
el alivio del sufrimiento, en tanto que en la eutanasia
el parmetro de respuesta es la muerte.
Los derechos a los cuales es merecedor todo paciente
que sufre una enfermedad mortal son los siguientes:
1. Ser tratado como un ser humano hasta el fin de su
vida.
2. Recibir una atencin personalizada.
3. Participar en las decisiones que afecten a los cuidados
que se le van a brindar.
4. Que se le proporcionen los medios necesarios para
combatir el dolor.
5. Recibir una respuesta adecuada y honesta a sus dudas.
6. Mantener su jerarqua de valores y no ser discrimina-
do porque sus decisiones sean diferentes a las de sus
cuidadores.
7. Mantener y expresar su fe.
8. Ser tratado por profesionales competentes y que le
ayuden a enfrentar su muerte.
9. Recibir el consuelo de su familia y amigos que desee
que lo acompaen.
10. Morir en paz y con dignidad.
Al haber aclarado varios de estos aspectos, poco o mal
entendidos anteriormente, se puede decir que s es posible
morir en paz, tranquilamente y con la dignidad que merece
todo ser humano, con lo cual se pueden olvidar pocas
pasadas en las cuales se pronosticaba un sufrimiento impo-
sible de soportar para el paciente y un recuerdo imborrable
para la familia; se concluye que los conceptos agona y
muerte asistida (eutanasia) son completamente incompati-
bles y no afines, como el agua y el aceite. Los beneficios y
bondades de la medicina paliativa ayudan a forjar un futuro
prometedor a todo paciente que padece una enfermedad
terminal.
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DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA18 DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA
Autores:Juan Rogelio Milans, profesor adjunto de traumatologa y ortopedia del Hospital Julio Trigo, CubaWilfredo Acosta Rivera, mdico cirujano y jefe del Servicio de Medicina Natural del Hospital Municipal De Niquero, CubaEdilberto Trinchet Ayala, especialista de segundo grado en ortopedia y trau-matologa. Profesor asistente. MsC en medicina tradicional y natural. Jefe del Servicio de Medicina Fsica y Rehabilitacin del Hospital General Universitario V. I. Lenin, Holgun, CubaFrank Hernndez Rosales, jefe del Servicio de Biomedicina, Centro Internacional del Ozono, Cuba
e realiz un estudio observacional, prospectivo,
aleatorio y longitudinal previo consentimiento
informado de la totalidad de pacientes envia-
dos al Centro Mdico Cubano de Tratamiento al Dolor
en Buenos Aires y el Centro de Medicina Alternativa del
Municipio de Niquero, provincia Granma, Cuba, con
diagnstico de artrosis degenerativa de rodillas, atendidos
desde enero del 2001 hasta diciembre del 2006. A estas
personas (321) se les aplic tratamiento con ozono, segn
normas del Centro Internacional del Ozono de Cuba. Los
objetivos fueron determinar los resultados de la ozono-
terapia en la artrosis degenerativa de la rodilla, distribuir
a los pacientes tratados segn la edad y conocer la exis-
tencia de complicaciones. Se efectu una consulta inicial
para valorar a cada paciente y elaborar un formulario; se
aplicaron entre cinco y siete sesiones de ozonoterapia con
la metodologa correspondiente y una valoracin final en
consulta. Se procesaron los datos y se llev a cabo un
anlisis estadstico de los resultados mediante las pruebas
de contraste de hiptesis. Se obtuvo 88.4% de resultados
satisfactorios. La ozonoterapia result ser un mtodo de
tratamiento de utilidad en la artrosis degenerativa de la
rodilla.
Palabras clave. Ozonoterapia, artrosis degenerativa de
la rodilla.
IntroduccinLa ozonoterapia es una terapia natural que consiste en
la aplicacin de una mezcla de oxgeno (O2) y de ozono
(O3). Fue utilizada por primera vez en Cuba, en 1981,
cuando fue probada la efectividad de este agente como
bactericida en la desinfeccin de agua potable contamina-
da, aunque la historia ya describe su uso en la medicina
S
ABSTRACT
The ozonotherapy/Results of the treatment in patients with symptomatic degenerative arthrosis of the knee We made an observational and random study, previous consent informed, in 321 patients with Knees arthrosis diagnosis, carried out from January, 2001 to December, 2006, in the centre Cuban Doctor of Treatment to the Pain in Buenos Aires and the Alternative Medicine Centre of the Municipality of Niquero, Cuba. The patients were male and female between the 50 to 90 years old, to which were applied a 10 cc Ozone injection in the external infero edge - of it labels it, at a 24 mcg/ml concentration, and in a two sessions per week frequency according to the Cubas Ozone International Centre standards, the results found in this study were evaluated according to criteria created on the matter, expressing my experience in demonstrative charts and some observations as conclusions of the study.
La ozonoterapia/Resultadosdel tratamiento en pacientes
con artrosis degenerativa sintomtica de la rodilla
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DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA
Dolor, Clnica y Terapia
19DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA
desde inicios del siglo XX. Actualmente, el ozono es reco-
nocido como el agente antimicrobiano ms efectivo para
estos fines, a lo que se le suma la inexistencia de efectos
adversos txicos en sus residuos. Ya en 1986, se crea la
primera sala experimental de ozonoterapia en Ciudad de
la Habana, donde se desarrollaron tratamientos para enfer-
medades aparentemente no relacionadas entre s.3 Se le
han atribuido, adems, efectos sobre la microcirculacin,
como estimulador del proceso oxidativo, con efecto anti-
inflamatorio y analgsico al influir en el metabolismo del
cido araquidnico, pero aun en la literatura mundial es
una incgnita cmo acta en el plano articular.
Se sospecha, segn lo revisado, que puede interactuar
con el mucopolisacrido con la incorporacin de agua
y con ello mejorar el estado del cartlago3, 4 o tal vez
sobre el proceso inflamatorio articular. El doctor Miguel
Velzquez Blanco (Sociedad Brasilea de Ozono), de la
Clnica Neurocentro de Paraguay, plantea que:
El ozono inhibe la alta tasa de xido ntrico, respon-
sable de la muerte celular programada de las clulas
del cartlago (apoptosis).
Inhibe las citocinas proinflamatorias causantes de la
inflamacin y de que se produzca xido ntrico.
Limpia la rodilla de sustancias llamadas detritos y
fragmentos de cartlago que aumentan los procesos
destructivos.
Mejora la revascularizacin.
La artrosis es una enfermedad articular no inflama-
toria representada por un desgaste o envejecimiento de
la articulacin.1 En el caso de la rodilla se le llam en
algn momento gonalgias de la menopausia por ser ms
frecuente en mujeres que en hombres.2 Es una patologa
que provoca con mayor incidencia y en gran medida un
deterioro de la calidad de vida en los pacientes de la
tercera edad debido al dolor y limitacin de los movi-
mientos de la rodilla, as como de las actividades que
en general desarrollan. Por ser muy comn en nuestra
poblacin y constituir una de las principales causas de
consulta externa, nos sentimos motivados para la realiza-
cin de este trabajo.
Algunos reportes mdicos En 1997, el doctor Escarpenter, en Cuba, public el
tema Resultados en la osteoartrosis de la rodilla con
infiltraciones de ozono.
En 1998, el doctor E. Riva San Severino, de la
Universidad de Bolonia, Italia, se refiri al tratamiento
de la gonartrosis por terapia local con oxgeno-ozono.
En 2005, el doctor Eraclio Delgado, de Cuba, habl
de la ozonoterapia intraarticular en la enfermedad
artrsica de rodilla.
En 2007, el doctor Enrique Bertosi, de la Clnica
Bersant, Santiago de Chile, public un artculo sobre
artrosis de rodilla y ozono mdico.
Objetivos
General
Contribuir al conocimiento de la aplicacin de la ozo-
noterapia en la artrosis de la rodilla.
Especficos
1. Distribuir a los pacientes tratados segn la edad.
2. Mostrar la mejora evolutiva del dolor articular.
3. Conocer la existencia de complicaciones.
Figura 1. Descripcin de artrosis degenerativa de rodilla
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INFLAMACIN/LOXONIN INFLAMACIN/LOXONIN INFLAMACIN/LOXONIN20
Revista Mexicana de Algologa VOLUMEN 6 NMERO IV
4. Determinar los resultados de la ozonoterapia en la
artrosis de la rodilla.
Mtodo- Estudio observacional, prospectivo, aleatorio y longitudinal.
- Pacientes mayores de 50 aos, grupo de estudio: 321 casos.
- Centro Cubano de Tratamiento al Dolor, Buenos Aires.
- Centro de Medicina Natural y Tradicional, municipio
Niquero, Granma Cuba.
- Consentimiento informado y anexo con datos persona-
les y generales de los pacientes.
Metodologa mdica- Asepsia y antisepsia de la zona.
- Inyeccin en borde infrarrotuliano externo con jerin-
ga de 10 ml y aguja 23 G.
- Inyeccin de una masa de 10 ml de ozono a una
concentracin de 24 mcg/ml con equipo ozomed del
Centro Internacional de Ozono, Cuba.
- Se les aplic como mximo entre cinco y siete sesio-
nes a razn de dos por semana y seguimiento al mes,
a los dos y tres meses de la ltima sesin.
Criterios de inclusinComo criterios de admisin de los pacientes para el estu-
dio se tomaron en cuenta los siguientes aspectos:
Pacientes mayores de 50 aos.
Sexo masculino o femenino.
Pacientes activos laboralmente o no.
Diagnstico de artrosis de la rodilla.
Consentimiento libre e informado.
Con independencia del tiempo de evolucin de la sin-
tomatologa y tratamiento realizado anteriormente.
Deformidad angular de la rodilla en varus o valgus no
mayor de 140.
Criterios de exclusin Pacientes con otras enfermedades en fase aguda o
subaguda.
Tumoraciones malignas o fases terminales de enfer-
medades.
Padecimientos de los rganos hematopoyticos o de
la sangre.
Afecciones hemorragparas.
TB de cualquier localizacin.
Hipertensin arterial descompensada.
Enfermedades cardiovasculares descompensadas.
Insuficiencia renal o heptica.
Osteomielitis.
Vrices muy voluminosas.
Diabetes mellitus descompensada.
Edades muy avanzadas (ms de 90 aos).
Evaluacin de los resultadosSe realiz tomando en cuenta los siguientes aspectos
bsicos que deben estar presentes en su totalidad en
Foto 1. Equipo ozomed Cuba
Foto 2. Inyeccin Intraarticular de ozono
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DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA22
Revista Mexicana de Algologa VOLUMEN 6 NMERO IV
DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA
cada paciente evaluado, segn correspondiese a una u
otra clasificacin en dos grupos:
Satisfactorio Disminucin del dolor en ms de cinco puntos segn
la escala EVA.
Mejora de la funcin articular en ms de 50%.
Reduccin o eliminacin del consumo de medica-
mentos analgsicos y AINE.
Reincorporacin laboral o capacidad para realizar
actividades domsticas.
No satisfactorio Dolor sin modificaciones o disminucin del mismo
menos de cinco puntos segn EVA.
Funcin articular limitada o mejora menor a 50%.
Sin reduccin del consumo de medicamentos analg-
sicos o AINE.
Tabla 1. Edades y nmero de casos del estudio
Edad Nm. de casos %
51 a 60 151 47.04 61 a 70 93 28.97 > 70 77 23.98
Total 321 100
Tabla 2. Valoracin segn la escala EVA
7 - 9 5 - 7 < 5 175 108 38
Total 321 321 321
Tabla 3. Reacciones indeseables Nm. de casos %
Sepsis local 0 - Dolor posaplicacin 29 9.03 Otros 0 -
Tabla 4. Estado al final del tratamiento Nm. de casos %
Satisfactorio 283 88.1 No satisfactorio 38 11.8
Total 321 100
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DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA
Dolor, Clnica y Terapia
23DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA
Incapacidad para el trabajo. Pobre desarrollo de acti-
vidades domsticas.
Para evaluar el comportamiento del dolor se utiliz la
escala analgica visual de puntuacin del dolor de 0 a 10
centmetros de longitud. Para valorar la funcin articular
se us un gonimetro para medir la amplitud del arco
articular.
Una vez recogida la informacin necesaria se realiza-
ron revisiones de la misma para detectar posibles errores
y se procedi a su computacin. Una vez computada se
llev a cabo la tabulacin en tablas. Finalmente, se elabor
un anlisis integral comparativo de la literatura existente.
Dado el hecho de que no existen posibilidades de
disponer de un grupo control histrico que estuviese
formado por un conjunto de pacientes pertenecientes
a un estudio previo, efectuado con la aplicacin de la
ozonoterapia en pacientes en nuestro medio (especfica-
mente con el ozono que se aplica en nuestro centro) que
nos sirviera como estudio comparativo con los resultados
obtenidos en el presente trabajo, consideramos necesa-
rio consignar como grupo control al mismo grupo de
pacientes tratados.
Para el anlisis de los resultados se emple un orde-
nador con la ayuda de un paquete estadstico del Centro.
Se utilizaron tcnicas de la estadstica descriptiva y las
pruebas no paramtricas de significacin estadstica o de
contraste de hiptesis de Chi cuadrado, Q de Cochram y
McNemar.
Resultados y comentariosEn la Tabla demostrativa 1 se observa que en la mues-
tra se vieron afectadas las edades entre 51 y 60 aos,
151 casos (47.04%) y el intervalo entre 61 a 70 aos, 93
pacientes (28.97%) y luego los mayores de 70 aos con
77 casos (23.98 %). No es un dato distintivo con el resto
de los estudios consultados, pues son las edades donde
este fenmeno se desarrolla con plenitud.
Estado evolutivo altratamiento segn EVAPodemos observar cmo durante el desarrollo del tra-
tamiento y mediante el uso de la escala de valoracin
subjetiva del dolor EVA, del total de casos, 176 pacientes
refirieron estar en la escala de entre siete a nueve puntos,
108 entre cinco a siete puntos de EVA, y 38 casos dijeron
estar por debajo de cinco puntos o igual; a stos se les
recomend un AINE conocido por ellos o alguna otra tera-
putica convencional ortopdica.5 Estos datos coinciden
en lo general con las casusticas de los autores consulta-
dos al efecto (Tabla 2).
Nmero de casosEn nuestra observacin (Tabla 3) y durante los tratamien-
tos slo 29 pacientes (9.03%) refirieron haber sentido
incremento momentneo del dolor durante la aplicacin y
unas horas ms en el da de la aplicacin, no hubo sepsis
ni otros efectos indeseables. Cabe destacar la importancia
que le dimos a la ya conocida regla de la asepsia y anti-
sepsia de la zona a inyectar.
Al final del estudio realizado, y segn los parmetros
de valoracin empleados por el grupo de trabajo parti-
cipante, obtuvimos 283 casos (88.1%) catalogados como
satisfactorios y 38 pacientes (11.8%) con categora de
no satisfactorio. Nuestros datos tambin coinciden con
los estudios consultados y expresados en las referencias
bibliogrficas de este informe (Tabla 4).7, 9, 11
Podemos concluir, luego de largas reflexiones y revi-
siones de este grupo de trabajo, que este mtodo puede
ocupar un espacio en el arsenal teraputico en la enti-
dad mdica de la artrosis de rodilla, sin considerarla una
panacea, pero s un arma que tal vez ayude a brindarle
de forma temporal una mejor calidad de vida al paciente
de la tercera edad temprana o tarda, sin sobreaadir
lesiones locales o generales a los mismos.
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DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA DOLOR/DORIXINA24
Revista Mexicana de Algologa VOLUMEN 6 NMERO IV
Estimado mdico, cualquier duda,comentario o sugerencia sobre
esta publicacin envela al correo electrnico: [email protected]
Vistenos en Internet en los sitios:www.imbiomed.comwww.intramed.net
www.latindex.unam.mx
Dolor torcico de origen oncolgico
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