Introducción a Los Valores

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1 INTRODUCCIÓN A LOS VALORES Adam Smith, al referirse a la economía, es uno de los primeros autores que utiliza el término “valor”, relacionándolo con el valor económico. En el siglo XIX, Lotze (1817-1881) insistía en su tesis de que los valores no son, sino que valen, y se refería también al “reino de los valores”. Franz Brentano (1838-1917) pensaba que «Todo fenómeno psíquico está caracterizado por lo que los escolásticos de la Edad Media han llamado la inexistencia intencional (o mental) de un objeto y que nosotros llamaríamos, si bien con expresiones no enteramente inequívocas, la referencia a un contenido, la dirección hacia un objeto... la objetividad inmanente. Todo fenómeno psíquico contiene en sí algo como su objeto, si bien no todos del mismo modo». También en el campo de la praxis la labor de Brentano va a tener una extraordinaria importancia. Aunque Nietzsche y Lotze hubieran hablado ya de valores, fue Brentano quien puso en marcha la moderna filosofía de los valores: Nuestras acciones éticas no son ciegas ni predeterminadas, tienen una típica intencionalidad que se manifiesta en una triple perspectiva: relacionando el fenómeno con su objeto, expresando su posición mediante un juicio que lo acepta o no, y mostrando su agrado o desagrado. Lo que aceptamos con agrado es precisamente lo bueno, dice Brentano; los valores, que dirían después sus discípulos, que podrían ser como esencias distintas de la esfera del ser, como dedujo Max Scheler. Pero posteriormente Brentano precisaría su pensar y afirmaría que los valores no tienen una existencia independiente del ser real. Lo que realmente existe son acciones buenas, cosas bellas, personas valerosas, objetos útiles. Lo auténticamente real es el acto, aunque los conceptos valorativos no dejen de tener una significación permanente. La ética tiene así un fundamento real, que arranca de la valoración y de su adecuación y que se levantan sobre el acto moral y su contenido. El elemento primario del conocimiento moral no es un mandato apriorístico o finalista, sino la real experiencia de los valores. La raíz esencial del orden moral es el bien común de todos los hombres, nacido de la universal experiencia humana. Esto hace que Brentano tenga plena conciencia de la importancia de su concepción ética. «Nadie ha determinado los principios del conocimiento en la ética del modo como... lo determino yo... Nadie... ha roto tan radical y completamente con el subjetivismo ético». El sujeto del acto moral es la voluntad; pero, ¿qué es lo que me dice que una cosa es buena o es mala? No el hecho del preferir o posponer subjetivos, sino la adecuación del juicio ético con la calidad del objeto. Lo esencial del marco propio de la eticidad consiste en el acto de conocimiento valorativo: el preferir, que es un acto intencional complejo intrínsecamente comparativo, que conduce a elegir lo bueno, pero también lo mejor. Por esto, Brentano tiene que enraizar los bienes concretos en la bondad de Dios. El arraigo del orden ético en Dios le lleva a una concepción clásica del «ideal del sabio». La perfección suprema es la contemplación de la armonía, el conocimiento de la verdad y la ascensión libre hasta los bienes superiores. El ideal de los ideales es una unidad de toda verdad, bien y belleza. Julián Marías también se refirió al tema de los valores, citando sobre todo a Ehrenfels, en su polémica con Meinong, sobre la cuestión del subjetivismo. ************* Husserl recupera la idea de intencionalidad, de Brentano Max Scherler: la ética material de los valores, frente al formalismo kantiano… Fuente: Adela Cortina y otros, Un mundo de valores, Generalitat valenciana, Valencia, 1996.

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ETICA

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    INTRODUCCIN A LOS VALORES

    Adam Smith, al referirse a la economa, es uno de los primeros autores que utiliza el trmino

    valor, relacionndolo con el valor econmico. En el siglo XIX, Lotze (1817-1881) insista en su tesis de que los valores no son, sino que

    valen, y se refera tambin al reino de los valores. Franz Brentano (1838-1917) pensaba que Todo fenmeno psquico est caracterizado por

    lo que los escolsticos de la Edad Media han llamado la inexistencia intencional (o mental) de

    un objeto y que nosotros llamaramos, si bien con expresiones no enteramente inequvocas, la

    referencia a un contenido, la direccin hacia un objeto... la objetividad inmanente. Todo

    fenmeno psquico contiene en s algo como su objeto, si bien no todos del mismo modo.

    Tambin en el campo de la praxis la labor de Brentano va a tener una extraordinaria

    importancia. Aunque Nietzsche y Lotze hubieran hablado ya de valores, fue Brentano quien

    puso en marcha la moderna filosofa de los valores: Nuestras acciones ticas no son ciegas ni

    predeterminadas, tienen una tpica intencionalidad que se manifiesta en una triple perspectiva:

    relacionando el fenmeno con su objeto, expresando su posicin mediante un juicio que lo

    acepta o no, y mostrando su agrado o desagrado. Lo que aceptamos con agrado es

    precisamente lo bueno, dice Brentano; los valores, que diran despus sus discpulos, que

    podran ser como esencias distintas de la esfera del ser, como dedujo Max Scheler. Pero

    posteriormente Brentano precisara su pensar y afirmara que los valores no tienen una

    existencia independiente del ser real. Lo que realmente existe son acciones buenas, cosas

    bellas, personas valerosas, objetos tiles. Lo autnticamente real es el acto, aunque los

    conceptos valorativos no dejen de tener una significacin permanente. La tica tiene as un

    fundamento real, que arranca de la valoracin y de su adecuacin y que se levantan sobre el

    acto moral y su contenido. El elemento primario del conocimiento moral no es un mandato

    apriorstico o finalista, sino la real experiencia de los valores. La raz esencial del orden moral

    es el bien comn de todos los hombres, nacido de la universal experiencia humana. Esto hace

    que Brentano tenga plena conciencia de la importancia de su concepcin tica. Nadie ha

    determinado los principios del conocimiento en la tica del modo como... lo determino yo...

    Nadie... ha roto tan radical y completamente con el subjetivismo tico. El sujeto del acto

    moral es la voluntad; pero, qu es lo que me dice que una cosa es buena o es mala? No el

    hecho del preferir o posponer subjetivos, sino la adecuacin del juicio tico con la calidad del

    objeto. Lo esencial del marco propio de la eticidad consiste en el acto de conocimiento

    valorativo: el preferir, que es un acto intencional complejo intrnsecamente comparativo, que

    conduce a elegir lo bueno, pero tambin lo mejor. Por esto, Brentano tiene que enraizar los

    bienes concretos en la bondad de Dios. El arraigo del orden tico en Dios le lleva a una

    concepcin clsica del ideal del sabio. La perfeccin suprema es la contemplacin de la

    armona, el conocimiento de la verdad y la ascensin libre hasta los bienes superiores. El ideal

    de los ideales es una unidad de toda verdad, bien y belleza.

    Julin Maras tambin se refiri al tema de los valores, citando sobre todo a Ehrenfels, en su

    polmica con Meinong, sobre la cuestin del subjetivismo. *************

    Husserl recupera la idea de intencionalidad, de Brentano

    Max Scherler: la tica material de los valores, frente al formalismo kantiano

    Fuente: Adela Cortina y otros, Un mundo de valores, Generalitat valenciana, Valencia, 1996.

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    QU SON LOS VALORES?

    Es evidente que hoy se habla mucho de valores, aunque, con frecuencia, en sentido negativo

    (falta de valores). Ser que los valores estn de moda? No tanto de moda como de

    actualidad, que no es lo mismo. Mientras lo que est de moda se relaciona con la fugacidad, lo

    que est de actualidad tiene que ver con asuntos que forman parte de nuestro ser ms hondo, y

    que, por los motivos que sean, vuelven a estar en el candelero, preocupan de nuevo a la gente.

    Los valores son componentes tan inevitables del mundo humano que resulta imposible

    imaginar una vida sin ellos. Y en los valores morales, concretamente, todava es ms fuerte

    este componente de formar parte de la vida humana, porque las personas somos morales,

    inexorablemente, porque en la estructura misma de los hombres radica la moralidad. Nadie

    puede situarse ms all del bien y del mal morales.

    Si los valores morales estn de actualidad -peridicos, medios de comunicacin en general y

    hasta en el B.O.E., etc.- es debido, no a que estn de moda, sino a que alguna circunstancia

    especial los saca a la palestra. Y si pasado un tiempo pierden esa actualidad que ostentan hoy,

    no ser porque pierdan importancia, que sta les es inherente, sino porque, simplemente,

    habr decrecido su notoriedad.

    Hoy se habla mucho de educacin en valores. Probablemente esto traduce cierta sensibilidad

    ante la falta de tica en todos los mbitos de la vida social: en la poltica, en la empresa, en los

    medios de comunicacin, bancos, hospitales, escuelas, institutos, profesiones, en la

    universidad... Y este hecho de apelar a los valores viene a confirmar que, en el fondo, estamos

    convencidos de que un aumento en la moralidad es lo mismo que un crecimiento en

    humanidad.

    Adems de valores morales hay valores estticos (belleza, elegancia), religiosos (lo sagrado,

    lo trascendente), de salud, intelectuales, de la utilidad, etc.; pero los valores morales permiten,

    en cierto sentido, ordenar los dems valores de una manera ajustada a nuestro ser de personas,

    pues actan como valores integradores de los dems. Por eso urge educar en valores morales,

    en la escuela, en la familia, a travs de los medios de comunicacin, y hasta en la misma calle.

    Pero la tarea es compleja. Vamos a tratar de aclarar qu son los valores, qu tipos de valores

    componen la vida humana, cules son los valores morales, etc...

    INICIACIN A LOS VALORES

    Este domingo lluvioso se me ha ocurrido pasar la tarde en el cine, pero no he atinado con la

    pelcula; lo que he visto me ha parecido un bodrio, y llevo encima un enfado de rdago. Qu estafa! No slo he perdido los cinco euros, sino casi toda la tarde, as que, aunque me

    devolvieran el dinero, nunca podran restituirme el maravilloso tiempo tirado a la basura... Al

    salir del cine me encuentro a un amigo, muy cinfilo, por cierto, que se interesa por la pelcula

    que le cuento que acabo de ver, y, naturalmente, le digo que ni se le ocurra ir a ver semejante

    rollo infame, que lo lamentar, igual que lo estoy lamentando yo misma.

    A primera vista, dirase que he informado a mi amigo sobre la pelcula en cuestin, pero no es

    as. Al menos ese sera el parecer de los filsofos analticos del lenguaje, quienes distinguen

    entre lenguaje descriptivo o informativo y lenguaje prescriptivo; en este ltimo, muchos

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    incluyen tambin el lenguaje valorativo o evaluativo, al que perteneceran las afirmaciones

    que he hecho ante mi amigo a la salida del cine.

    Los filsofos analticos del lenguaje sostienen que con el lenguaje descriptivo tratamos de

    describir hechos que ocurren en el mundo y que los dems pueden comprobar, de manera que,

    cuando relatamos estos hechos, informamos sobre algo, y las personas que reciben esta

    informacin pueden comprobar si es verdadera o no. Con el lenguaje prescriptivo, sin

    embargo, tratamos de orientar la conducta de quienes nos escuchan para que stos acten en

    consonancia. El lenguaje prescriptivo puede ser, a su vez, imperativo y valorativo-evaluativo;

    con el lenguaje imperativo est claro que trato de imponer algo, lo que no ocurre con el

    valorativo, por lo menos a simple vista. En este ltimo caso, solamente estar orientando a mi

    interlocutor, pero la orientacin, que muy bien puede presentarse de forma asptica, no deja

    de suponer que estoy dando pistas para que quien me escucha acte a travs de ellas.

    Volviendo al ejemplo de mi tarde de domingo, hubiese informado a mi amigo sobre la

    pelcula si le hubiera dicho cosas como sta: ha durado dos horas, el director es fulano de tal, o he ido a la sesin de las cinco porque si llego a ir a las de las once, seguro que me duermo.... Este lenguaje es descriptivo porque transmite al interlocutor informacin sobre los hechos, en este caso sobre la pelcula de marras, y el interlocutor puede comprobar la verdad

    o falsedad de la informacin: puede ver los horarios, comprobar que el director es don fulano,

    etc... (Claro que, en la mayor parte de los casos, comprobar una informacin ser una tarea

    muchsimo ms compleja, pinsese, si no, en el caso de un juicio o un delito, y en la

    informacin que sobre l transmiten los medios de comunicacin; o en tantos ejemplos de la

    vida cotidiana, mucho ms enrevesados que el relato de una tarde de domingo...).

    Lenguaje descriptivo: Describe hechos y nos informa acerca de ellos.

    Ej.: La pelcula ha durado dos horas.

    Lenguaje prescriptivo: Orienta la accin.

    a.- Imperativo: orienta la accin por medio de mandatos:

    Ej.: Debes ver esa pelcula!

    b.- Valorativo: orienta la accin a travs de estimaciones:

    Ej.: La pelcula es buensima.

    Dificultades del lenguaje valorativo: el riesgo de subjetivismo

    Pero comprobar unos hechos, con todas las dificultades que eso suponga, es posible. Ahora

    bien, volviendo a la pelcula, comprobar que es buena o mala ya no es tan fcil y, adems, no

    es posible hacerlo de la misma manera que se verifica la verdad o la falsedad de los datos que

    sobre ella se tienen. Con la apreciacin de si es buena o mala la pelcula se entra en otro orden

    de cosas: no ya los hechos, sino un lenguaje evaluativo que da orientaciones para la accin, y

    que no pretende ser ni verdadero ni falso. Puede darse el caso de que al amigo a quien le

    suger que no fuese a ver aquel rollo infame, le encante la pelcula cuando, a pesar de mis consejos, vaya a verla. Y esta posibilidad y el hecho mismo de que a l le guste la cinta no es,

    desde luego, un hecho sin sentido. Lo que no tiene sentido es, por ejemplo, empearse en

    afirmar que los burros vuelan o que este verano del 2005 no ha habido sequa en Espaa.

    Por eso dice el refrn que sobre gustos no hay nada escrito... Y as como el lenguaje descriptivo, informativo, puede, con ms o menos dificultades,

    pronunciarse sobre la verdad o falsedad de los hechos referidos, el lenguaje valorativo parece

    topar con una barrera insalvable, con el gusto de cada cual. Ya puede vender el productor de

    la pelcula lo que quiera, que si no me gusta no me gusta. Y, por cierto, el vendedor se ver

    obligado a decir, con ganas o sin ellas, eso de que el cliente siempre tiene razn).

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    En cada grupo social existen unos estndares o patrones de lo que suele gustarle a la mayora.

    Pero la mayora no es la unanimidad. Por eso, una primera aproximacin al mundo de los

    valores parece llevarnos a la conclusin de que qu sea una buena pelcula, un hermoso

    cuadro o una casa confortable, parecen ser decisiones muy subjetivas, cosas que cada uno

    decide, y sobre las que poco sentido tiene dar argumentos, porque cada cual es muy dueo de

    sus pareceres, en este sentido.

    Lmites del subjetivismo Sin embargo, las cosas no son tan simples. Si lo fueran, ninguna importancia tendra educar

    en algo -los valores- que depende, en ltima instancia, del gusto de cada persona. Los

    historiadores del arte, entonces, no se molestaran siquiera en defender la genialidad de un

    cuadro como Las Meninas, o los literatos no pondran el mnimo empeo en asegurar que vale

    la pena leer El Quijote o los Pensamientos de Pascal, para qu iban a tomarse esa molestia?

    Si alguien se queda dormido escuchando la Oda a la alegra de Beethoven, ser que est muy

    cansado o que es una autntica nulidad en materia musical, o que carece de un mnimo de

    sensibilidad, que ya es bastante desgracia... Pero no se puede afirmar, lisa y llanamente, que

    sea slo cuestin de gustos y que cada uno es muy dueo de sus gustos. A sobre gustos no hay nada escrito, se contrapone otro refrn: Hay gustos que merecen palos. Est claro que no todos los gustos son iguales.

    Educacin en valores

    A este hay gustos que merecen palos se acogen enseantes y padres cuando se esfuerzan por educar en un sentido u otro los gustos de los jvenes en cuestiones de msica, literatura,

    artes plsticas, y, por supuesto, de tica. Y es que quien aprecia determinados valores est

    convencido de que valen, y de que tambin las dems personas gozaran con ellos, al menos

    siempre que pudieran degustarlos en determinadas condiciones.

    La cuestin de los valores es, pues, no slo cuestin de intuicin personal, sino tambin de

    cultivo de las predisposiciones necesarias para apreciarlos. Para degustar un buen vino

    importa tener un paladar selectivo, capaz de apreciar aquello que realmente vale la pena.

    La educacin en valores consistir, pues, en cultivar esas condiciones que nos preparan para

    degustar ciertos valores.

    QU SON LOS VALORES

    Jos Ortega y Gasset escribi un artculo sobre el tema, que puede servir de base:

    Introduccin a una estimativa. Qu son los valores?

    Recuerda Ortega que, cuando nos enfrentamos a las cosas, no slo hacemos con respecto a

    ellas operaciones intelectuales como comprenderlas, compararlas unas con otras o

    clasificarlas, sino que tambin las estimamos o desestimamos, las preferimos o relegamos, es

    decir, las valoramos. Cuando vemos a una persona, nos percatamos de si es ms o menos alta

    que otra, del tono de su piel, del color de sus ojos..., pero tambin la apreciamos o nos parece

    impresentable, y eso, de manera espontnea. Siempre que nos es posible, preferimos a unas

    personas y evitamos a otras. Y lo mismo sucede con las cosas, los sistemas sociales o las

    instituciones... (elementos estos dos ltimos a los que no se refiere Ortega y s Adela Cortina).

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    Ser y valer no se identifican. Hay cosas que son y que valoramos negativamente (por ejemplo,

    una enfermedad), y otras que no son y, sin embargo, valoramos en positivo (por ejemplo, la

    justicia perfecta, que an no ha tenido lugar en ningn punto del planeta, y, no obstante,

    merece toda nuestra estima).

    Los valores valen realmente

    El gran problema a cuento de los valores consiste en averiguar si tienen realidad o si nos los

    inventamos, si concedemos un valor a las cosas, y por eso nos parecen valiosas, o si, ms bien

    reconocemos en ellas un valor y nos parecen valiosas por esta causa. Pongamos un ejemplo

    con la solidaridad: es valiosa en s, y por eso deseamos construir un mundo solidario, o son

    algunas personas las que han decidido que sea valiosa?; y otro con la justicia: una persona

    justa, nos agrada porque la justicia es un valor per se, o es que a algunos les agradan las

    personas justas y por eso dicen que la justicia es un valor?

    Se trata de una cuestin muy compleja.

    Si se acepta la tesis de que somos las personas las que inventamos los valores, entonces es

    inevitable elsubjetivismo: cada grupo, cada comunidad, cada sociedad o cada persona, crear

    sus propios valores, y as, mal puede pretender que los acepten los dems.

    Si se acepta la tesis que proclama que los valores son reales y por eso hay que aceptarlos,

    entonces cuesta entender por qu no somos capaces de estimar los mismos valores todas las

    personas.

    Tenemos que situarnos pasivamente ante la realidad y eliminar los obstculos que nos

    impiden captar unos valores ya dados? O tiene algo que decir sobre estas cuestiones nuestra

    capacidad creadora, aunque tenga que contar con toda una tradicin en este campo?

    Mil debates han desatado estas cuestiones. Adela Cortina viene a resumir as las conclusiones

    de tan numerosos debates:

    CONCLUSIONES

    1.- Los valores valen realmente, por eso nos atraen y nos complacen. No son mera creacin

    subjetiva.

    -Consideramos buenas aquellas cosas que son portadoras de algn valor, como es el caso de

    una meloda hermosa o de una propuesta liberadora. Y las consideramos buenas porque

    descubrimos en ellas un valor, no porque decidamos fijrselo.

    -Lo que ocurre en muchas ocasiones es que, acostumbrados como estamos a fijar un precio a

    las cosas atendiendo a ciertos detalles, podemos acabar creyendo que no slo fijamos su

    precio sino tambin su valor. No debemos confundir: podemos fijar el precio, pero no el

    valor. Oscar Wilde deca, al caracterizar a los cnicos, que un cnico es alguien que conoce el

    precio de todas las cosas, pero no conoce el valor de ninguna.

    -Conocer el precio de los buenos vinos, de la buena ropa, de los buenos pisos, parece que nos

    da mundo, prestigio. Incluso hemos dado en creer que toda persona tiene un precio, de suerte

    que el hombre de mundo es el que sabe lo que hay que pagar por las cosas y por las personas.

    -Y sin embargo, no slo es falso que toda persona est dispuesta a venderse por un precio, por

    alto que sea, sino que tambin lo es que seamos nosotros quienes inventamos el valor de las

    cosas. Porque los valores son cualidades reales de las personas, de las cosas, y hasta de las

    instituciones y sistemas.

    2.- Pero la realidad es dinmica y contiene un potencial de valores latentes que slo la

    creatividad humana puede ir desvelando. De ah que podamos decir que la creatividad

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    humana forma parte del dinamismo de la realidad porque acta como una partera que saca a la

    luz lo que estaba ya latente, alumbrando as nuevos valores y nuevas formas de percibirlos.

    Los grandes genios de la humanidad son piezas indispensables en este dinamismo de la

    realidad, pero tambin lo son los ciudadanos de a pie, en la medida en que todos y cada uno

    son capaces de alumbrar nuevas perspectivas de valor.

    Pero, en qu consiste la fecundidad de los valores para nuestra accin?

    Los valores son cualidades que nos permiten acondicionar el mundo, hacerlo ms

    habitable.

    Valores como la libertad, la solidaridad, la belleza, valen realmente porque, con expresin de

    Zubiri en otro contexto, nos permiten acondicionar el mundo para que podamos vivir en l

    plenamente, como personas. Por eso tenemos que encarnarlos en la realidad creativamente, lo

    cual no significa que nos los inventemos arbitrariamente.

    La realidad es una base a partir de la cual las personas creativas disean una increble

    cantidad de posibilidades y mundos nuevos. Aunque hay que contar tambin con las

    aberraciones, que las hay.

    Pongamos el ejemplo del acondicionamiento de una casa. Necesita reformas, decimos, hay que ponerla en condiciones. Cada cual acondicionar su casa segn sus gustos, dependiendo de lo que l sea, en sentido amplio (familia, educacin recibida, la generacin a la que

    pertenece...), segn esas peculiaridades que le hacen nico e irrepetible como persona. Pero al

    mismo tiempo tendr que atenerse a una serie de exigencias que no se inventan de forma

    arbitraria: los sillones, por ejemplo, sern o no de diseo, de piel o de madera, pero, al fin y a

    la postre, tendrn que ser cmodos. Si por hacer experimentos compramos el ltimo diseo

    marciano, es posible que, adems de pagarlo carsimo, acabemos cambindolo porque no hay quien se acomode entre tanto diseo... Y variantes de la comodidad las habr muy abundantes, pero la distincin entre cmodo e incmodo es la que se impone en el caso del

    silln. El valor de la comodidad, en este caso, se aprecia, se estima, no se impone en absoluto.

    Y si, por originalidad, decidisemos tapiar todas las ventanas de la futura casa, al empezar a

    vivir en ella pagaramos el precio de nuestra necedad. Quizs valiese para unos das, pero al

    cabo del tiempo la vida en esa casa resultara insoportable.

    De este ejemplo de la vivienda se puede concluir que para acondicionar nuestra vida contando

    con los valores habremos de tener en cuenta al menos dos instancias: nuestro sentido creativo

    y el atenernos a la realidad. De ninguno podemos prescindir porque ambos son necesarios

    para construir esa vivienda que es la vida humana.

    Lo anterior nos lleva a colegir que el subjetivismo mencionado ms arriba es insostenible.

    Hemos de ir reconociendo que los valores valen y, adems, ponen el mundo en condiciones

    para que lo habiten seres humanos. Porque un mundo injusto, insolidario, sin libertades, o un

    mundo sin belleza, no rene las condiciones mnimas de habitabilidad.

    Son cualidades reales, a las que damos cuerpo creativamente

    Con Ortega, pero matizndole, diremos que los valores son cualidades reales que no nos

    inventamos por las buenas; y lo son de las cosas, pero tambin de las sociedades, de las

    acciones, de las personas.

    Un valor no es un objeto, no es una cosa, no es una persona, sino que est en la cosa (un

    paisaje hermoso, una cajita bonita...), en la persona (una persona compasiva), en la sociedad

    (una sociedad respetuosa), en un sistema (un sistema econmico justo), en una accin (una

    accin buena), etc.

    Tenemos tendencia a sustantivar los valores y, as, a designarlos como sustantivos: la libertad,

    la igualdad, la disposicin al dilogo... A veces incluso representamos los valores con forma

    corprea y humana (la libertad como la Marianne del famoso cuadro de Delacroix, la justicia

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    con una balanza en las manos y los ojos vendados...) Pero sabemos que los valores no existen

    as, que no vamos a toparnos con esas seoras por la calle. Porque los valores son cualidades

    que cualifican a determinadas personas, acciones, situaciones, sistemas, sociedades y cosas.

    Por eso los expresamos ms como adjetivos calificativos que como sustantivos.

    Ortega dice que los valores son cualidades de las cosas, pero cualidades irreales.

    Probablemente hubiese atinado ms si se hubiera referido a esa irrealidad en el sentido de no-

    fsica, y en lugar de decir irreal hubiese dicho no fsica. l pone el ejemplo de la elegancia. La elegancia de un vestido -dice Ortega- no puede identificarse ni con su forma ni

    con su color, que es lo que percibimos a la vista y al tacto. Nuestros sentidos nos permiten

    percibir esas cualidades fsicas de las cosas, mas no nos permiten captar su elegancia. Por eso

    necesitamos suponer que contamos con una capacidad distinta de los sentidos que nos permite

    captar, en este caso, la elegancia: la capacidad de estimar, la capacidad de valorar. Es cierto

    que los valores no son cualidades fsicas que pueden captar los sentidos. Pero son un

    componente tan ineludible de la realidad, tal como la percibimos las personas, que resulta

    inimaginable un mundo sin valores, un mundo en el que ni siquiera se mencionasen palabras

    como generosidad, armona o lealtad.

    Los valores son siempre positivos o negativos

    Cuando percibimos un valor, siempre captamos si es positivo o negativo, esto es, si nos atrae

    o nos repele. En el primer caso, el valor nos agrada, y por eso nos atrae; en el segundo, nos

    desagrada, y por eso nos repele. El mundo del valor es sumamente peculiar, en este sentido,

    pues se presenta con la doble faz de la atraccin o la repulsa.

    Valores positivos son, sin duda, la justicia y la igualdad en las cosas humanas, la utilidad y la

    belleza, la agilidad y la salud. Valores negativos, por el contrario, la injusticia y la

    desigualdad, la inutilidad y la fealdad, la torpeza y la enfermedad.

    Cuando se produce, por ejemplo, una situacin de desigualdad entre personas, tenemos buen

    cuidado en distinguir entre aquellas desigualdades que son indignas y las que, por el contrario,

    representan ms bien una fuente de riqueza, y en este segundo caso, tendemos a hablar ms de

    diferencias que de desigualdades. Diferencias enriquecedoras hay siempre entre hombres y

    mujeres, entre gentes de distintas culturas, entre nios, jvenes y ancianos... y son

    enriquecedoras porque el pluralismo de actitudes, posibilidades y propuestas, ampla el

    horizonte de miras y acrecienta nuestra capacidad de accin. Al contrario, las desigualdades

    sociales y econmicas son fuente de empobrecimiento humano, tanto para quienes lo sufren

    como para quienes lo provocan.

    Los valores se presentan como positivos o negativos, y, en cualquier caso, teniendo un

    dinamismo.

    Los valores poseen dinamismo

    Al hablar de dinamismo se hace referencia al hecho de que hay realidades que siempre nos

    atraen o nos repelen, nos invitan a actuar en un sentido o en otro, y nunca nos dejan

    indiferentes. Si digo que hacer deporte es muy saludable, no tiene sentido que a continuacin

    aconseje a quienes me escuchan: No hagan ustedes deporte... Los valores dinamizan nuestra accin en el doble sentido antes expuesto: los positivos nos

    incitan a tratar de alcanzarlos, mientras que los negativos nos mueven a erradicarlos. Por eso,

    el mundo de los valores nunca es neutro. Y como sucede que nuestras vidas estn

    impregnadas de valores, positivos o negativos, pocas cosas hay neutrales.

    Es absurdo, como se ha dicho, afirmar un valor y luego negar que convenga llevarlo a cabo.

    Eso tambin indica que hay una lgica del valor, de igual modo que sera errnea la clebre

    implicacin del conocido silogismo: Todos los hombres son mortales. Scrates es un hombre,

    luego Scrates no es mortal.

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    Una implicacin como la que sigue, montada sobre el reconocimiento de un valor, sera

    totalmente invlida:

    Una sociedad donde todos tienen las mismas oportunidades de acceder a los puestos de trabajo es ms justa. Precisamente por eso hay que tratar de evitar que todos tengan

    las mismas oportunidades de acceder a los puestos de trabajo.

    Ms bien, lo que hacemos, si mantenemos la primera afirmacin, es justificar en la segunda

    por qu no ponemos por obra el valor aludido. Por ejemplo, alegando lo siguiente:

    Una sociedad donde todos tienen las mismas oportunidades de acceder a los puestos de trabajo es ms justa. Pero en la nuestra no podemos realizar todava ese ideal porque nos

    faltan las condiciones imprescindibles para hacerlo.

    Podemos intentar justificar por qu no realizamos el valor, dando excusas o razones, pero es

    contradictorio que algo que es un valor positivo no queramos encarnarlo en la realidad.

    De ah que quien sepa mostrar que algo es un valor positivo no necesite despus argumentar

    acerca de por qu hay que realizarlo: Los valores llevan ya una fuerza dinamizadora, en virtud

    de la cual nos incitan a realizarlos, si son positivos, o a evitarlos, si son negativos.

    La materia del valor

    Algo tienen los valores que nos permite distinguirlos sin necesidad de que se nos explique el

    porqu. Si vemos un cuadro de Rubens, diremos, quizs, que el tipo de belleza femenina ah

    plasmado no es el que ms nos agrada. Pero comprenderemos que se trata de un patrn de

    belleza propio de su tiempo, como la Venus de Milo representaba el canon de belleza en la

    Grecia clsica. A pesar de tantas diferencias entre unos y otros tipos de belleza, sabemos que

    de belleza se trata, y no de eficacia o lealtad. Nos resulta difcil dar una definicin de belleza,

    pero somos capaces de detectar la belleza, y no confundirla, por ejemplo, con la libertad. De

    ah que los representantes de la tica de los valores hablen de la materia del valor.

    LOS VALORES MORALES

    QU HACE MORAL UN VALOR?

    El mundo de los valores: un mundo extraordinariamente variado

    La tica (filosofa moral) de los valores, a la que Ortega se refiere en el mencionado artculo,

    trata de presentar clasificaciones de los valores que nos permitan hacernos una composicin

    de lugar.

    Max Scheler, creador de la tica de los valores, introdujo esta clasificacin (de menos a ms): VALORES SENSIBLES placer / dolor

    alegra / tristeza

    VALORES DE LA CIVILIZACIN til / perjudicial

    VALORES VITALES stticos: bello / feo

    tico-jurdicos: justo / injusto

    Especulativos: verdadero / falso

    VALORES RELIGIOSOS sagrado / profano

    Cada valor, como se ve, se considera desde los dos polos, positivo y negativo.

    Todos los valores positivos son importantes para organizar una vida humana en condiciones,

    porque una existencia que no aspira a la alegra, a la utilidad, a la belleza, a la justicia, a la

  • 9

    verdad, tiene bien poco de humana. Pero tambin es verdad que no todos son importantes en

    el mismo sentido.

    Ortega present tambin una clasificacin tomando como base la de Scheler. Muchos otros

    autores clasificaron los valores. Y hay que destacar que Scheler no considera en su

    clasificacin los valores morales, mientras que Ortega s lo hace.

    Segn Ortega, los valores morales seran, por ejemplo, la bondad, la justicia y la lealtad.

    Mientras que Scheler entenda que los valores morales no constituyen una clase peculiar de

    valores, puesto que la conducta moralmente adecuada consiste en tratar de realizar el mundo

    de los dems valores de forma correcta.

    Adela Cortina sugiere plantear as la cuestin, tomando lo principal de unos y otros:

    1.- Hay distintos tipos de valores, entre los que cabra incluir:

    -SENSIBLES: placer / dolor; alegra / pena

    -TILES: capacidad / incapacidad; eficacia / ineficacia

    -VITALES: salud / enfermedad; fortaleza / debilidad

    -ESTTICOS: bello / feo; elegante / inelegante; armonioso / catico -INTELECTUALES: verdad / falsedad; conocimiento / error

    -MORALES: justicia / injusticia; libertad / esclavitud; igualdad / desigualdad; honestidad /

    deshonestidad; solidaridad / insolidaridad

    -RELIGIOSOS: sagrado / profano

    2.- La conducta adecuada con respecto a los valores, referida concretamente a los positivos, es

    la siguiente:

    -Respetarlos, all donde estn incorporados.

    -Defenderlos en aquellas situaciones en que se ven en dificultades.

    -Tratar de encarnarlos en aquellos lugares donde no se encuentran encardinados o

    donde dominen los valores negativos.

    3.- Entre estos valores existen unos especficamente morales, como la libertad, la justicia, la

    solidaridad, la honestidad, la tolerancia activa, la disponibilidad al dilogo, el respeto a la

    humanidad en las dems personas y en la propia. Estos valores se especifican, al menos, por

    tres factores:

    -Dependen de la libertad humana, lo que significa que de nosotros depende

    realizarlos. Porque no depende de nosotros ser guapos o feos, capaces o incapaces de algo que

    slo en parte est en nuestras manos, pero s depende de nosotros ser compasivos o no.

    -Precisamente porque dependen de la libertad humana, los adjetivos calificativos que

    se construyen partiendo de valores morales no pueden atribuirse ni a los animales ni a las

    plantas ni a objetos inanimados.

    No tiene sentido afirmar que un perro es solidario, que una planta es libre o que la naturaleza

    es justa. En realidad, cuando usamos tales expresiones, lo hacemos por analoga con la

    conducta humana, pero no porque convengan a los animales. En este sentido, las fbulas,

    donde se utiliza la conducta animal con fines pedaggicos, son muy tiles, pues se ve claro lo

    adecuado o inadecuado de las acciones al atriburselas imaginariamente a seres a los que no

    corresponden.

    -Una vida sin esos valores est falta de humanidad; y por eso los universalizamos, es

    decir, estamos dispuestos a defender que cualquier persona debera realizarlos.

    Pero esto no significa que una persona servil, hipcrita o mendaz deje, por eso, de ser

    persona. Significa, ms bien, que ha renunciado al proyecto de humanidad que los seres

    humanos hemos ido descubriendo a travs de siglos de historia, porque es el que mejor

    acondiciona nuestro mundo para hacerlo habitable. Por el contrario, quien se propone

    apropiarse de esos valores incorporndolos a sus actitudes en la vida, asume el proyecto que

    las personas hemos degustado como mejor.

  • 10

    4.- Pero lo propio de la vida moral no son slo los valores especficamente morales sino

    tambin la disponibilidad de la persona para realizar distintos valores (morales o no),

    integrndolos de una forma plenamente humana. Esto es, la disposicin a encarnar valores de

    utilidad, de salud o estticos, organizndolos armoniosamente.

    La cuestin principal estriba ahora en encontrar una piedra de toque que nos permita

    distinguir qu valores son morales y cmo debemos integrar los distintos valores, morales o

    no, para que nuestra existencia resulte verdaderamente humana.

    Valores como la justicia, la libertad, la lealtad o el respeto a s mismo pertenecen a un tipo de

    valores que se caracterizan por lo siguiente:

    -En nuestras manos est realizarlos y apropirnoslos, con ms o menos dificultades.

    -No configuran simples rasgos del carcter, peculiaridades que unas personas tienen y

    otras no, sino que piden ser universalizados.

    -Quien se los apropia crece en humanidad; el que no lo hace, pierde en humanidad.

    Todo esto est estrechamente relacionado con la afirmacin kantiana de que hay seres

    valiosos por s mismos, mientras que otros slo son valiosos para algo. Los primeros se

    pueden plantear el proyecto de realizar a fondo su propio valor. Entra aqu en juego una

    acepcin del trmino valor en la que humanizar significa potenciar a los seres que son

    valiosos en s mismos -esto es, cualquier persona-, mientras que deshumanizar significa

    instrumentalizar a esos mismos seres.

    Seres que tienen valor por s mismos. Seres que tienen valor relativo

    En Fundamentacin de la tica de las costumbres, distingue I. Kant entre dos tipos de seres:

    aquellos que tienen valor en s mismos y aquellos que slo tienen valor para otra cosa, distinta

    de ellos mismos.

    Si tengo un martillo, por ejemplo, y digo que es til, le estoy atribuyendo un valor: la utilidad.

    Pero lo que es til lo es para algo, como clavar un clavo, en este caso; no es til por s mismo.

    Si se rompe el mango del martillo, ya no puedo clavar clavos ni hacer otra cosa con l,

    mientras no logre apaarlo. Y si no lo puedo apaar, ms vale que lo tire. Lo que no tiene en

    s mismo un valor, puede tirarse tranquilamente cuando deja de servir para lo que serva.

    De este tipo de seres que valen para otra cosa, dice Kant que tienen un valor relativo.

    Dependiendo de lo que valoremos en la vida aquello para lo que estos seres sirven, les

    daremos un valor y un precio, y estaremos dispuestos a intercambiarlos. Remitindonos a la

    clebre teora que liga el valor de uso y el valor de cambio de los objetos, diremos que las

    cosas que tienen un valor relativo pueden ser intercambiadas y, por tanto, les puedo fijar un

    precio.

    Pero existen los seres valiosos por s mismos, valiosos en s. Es el caso de las personas. No se

    puede decir de stas que cuando pierden determinada caracterstica podemos

    desembarazarnos de ellas, porque su valor radica en ellas mismas y no pueden, en ningn

    caso, perderlo. Por eso dice de ellas Kant que tienen un valor absoluto.

    As, al relacionarnos con seres humanos, valiosos en s, habremos de tener en cuenta:

    -que no es legtimo instrumentalizarlos porque son valiosos en s

    -que no podemos fijar un precio para ellos porque no tienen valor de uso

    -que no tienen precio sino dignidad - expresin transitiva (de qu se es digno)-

    -que estos seres son dignos de respeto, al menos en un doble sentido: no estamos

    legitimados para causarles ningn dao fsico o moral, y, adems, debemos tomar en serio las

    metas que se proponen en la vida y ayudarles a alcanzarlas, siempre que esas metas no sean

    un obstculo para que los dems alcancen sus propias metas.

  • 11

    Aqu la expresin digno significa lo que merece ser respetado y ayudado, de forma que cualquier aparente valor que vaya en contra de una persona dejar de poder ser considerado

    como tal.

    LA EVOLUCIN DE LOS VALORES

    Aunque los valores son cualidades reales de las personas, las acciones, los sistemas o las

    cosas, y aunque tienen una materialidad, de suerte que podemos distinguir unos de otros, tambin es verdad que, a lo largo de la historia y en las diferentes culturas, hemos ido

    dndoles cuerpo con distintos contenidos.

    Veamos el ejemplo de la justicia. Aunque todas las pocas convienen en asignar a la justicia

    la tarea de dar a cada cual lo que le corresponde, lo que corresponde a cada uno se ha caracterizado de manera muy diferente. Platn entenda que la justicia social consiste en que

    haya una armona entre los distintos grupos sociales, de forma que cada grupo desempee la

    tarea que le corresponde: los campesinos se ocuparn de la tierra y proveern de alimentos a

    la poblacin; los soldados guardarn la repblica, los gobernantes la dirigirn sabiamente...

    Pero ya Aristteles entendi lo justo de otro modo. Lo que corresponde a cada uno tiene una largusima historia.

    La historia de los valores morales no ha dejado de despertar la sospecha de que su vala es

    relativa a las distintas etapas histricas y a las diferentes culturas, de manera que cada poca y

    cada sociedad los habra entendido a su manera. Si esto fuera as, sin ms, poco se podra

    afirmar universalmente sobre los valores. Pero si, ciertamente, se da una evolucin en el

    contenido de los valores morales, sta se refiere al modo de percibirlos, y es, adems,

    evolucin progresiva. De suerte que entendemos la percepcin de etapas anteriores pero no

    estamos ya de acuerdo con ellas porque su visin nos parece insuficiente.

    Entendemos, por ejemplo, que el esquema de justicia que presenta Platn pudiera ser un ideal

    en su tiempo, pero veinticuatro siglos despus hemos aprendido que todos los seres humanos

    son iguales en dignidad y que la divisin del trabajo no puede hacerse por estamentos

    estancos sino favoreciendo la igualdad de oportunidades en el acceso a los mejores puestos. Si

    alguien propusiera hoy el esquema platnico estara presentando un claro retroceso moral.

    La evolucin moral es, as, progreso moral. En el sentido de que volver a etapas anteriores

    significara claramente un retroceso.

    Remitimos aqu a la teora de la evolucin social de Habermas, que es, en realidad, teora de

    la evolucin de la conciencia moral de las sociedades. Su clave es sta: Las sociedades

    aprenden, no slo tcnicamente sino tambin moralmente, y este aprendizaje va acuando la

    forma de conocer de las personas que las componen. (Ejemplo: lo fcil que le resulta hoy a un

    nio iniciarse en la informtica).

    LA TEORA DE LA EVOLUCIN SOCIAL

    Ni las personas ni las sociedades nacen con una conciencia hecha, sino que sta va

    conformndose a travs de un proceso de aprendizaje que abarca la propia biografa y la

    historia. En ambos casos se trata de procesos de degustacin a cuyo travs vamos comprobando qu valores acondicionan mejor nuestra existencia y cmo podemos llevarlos a

    la prctica. En este proceso intervienen aspectos emocionales, sentimentales y cognitivos,

    muy ligados entre s, tanto si hablamos de las personas como de las sociedades.

    En su teora de la evolucin social, J. Habermas se fija en los procesos cognitivos y toma

    como modelo la teora diseada por Lorenz Kohlberg para analizar el desarrollo de la

  • 12

    conciencia individual. Kohlberg reconoce que en el proceso personal juegan un papel

    principal los factores socio-culturales, la educacin recibida y la experiencia emocional, pero

    tambin considera la evolucin producida en el aspecto cognitivo en la conformacin de la

    conciencia (esto es, el modo de razonar acerca de las cuestiones morales y los juicios emitidos

    sobre ellas). Y analiza la estructura del crecimiento moral de la persona teniendo en cuenta

    cmo formula juicios, y, concretamente, los juicios sobre lo que es justo o correcto. Valindose de la tcnica de los dilemas morales, Kohlberg establece una secuencia del

    desarrollo moral en tres niveles y seis estadios (dos por cada nivel) en la evolucin moral de

    la persona, desde la infancia hasta la edad adulta. Los niveles definen las perspectivas de

    razonamiento que la persona puede adoptar en relacin a las normas morales de la sociedad.

    Los estadios expresan los criterios mediante los cuales la persona emite su juicio moral.

    1. Nivel preconvencional estadio 1: orientacin hacia la obediencia y el castigo

    estadio 2: orientacin egosta e instrumental

    2. Nivel convencional estadio 3: orientacin de buen chico estadio 4: orientacin hacia el mantenimiento del orden social

    3. Nivel postconvencional estadio 5: orientacin legalista (jurdico-contractual)

    estadio 6: orientacin por principios ticos universales

    1.- Nivel preconvencional: el egosmo como principio de justicia. Es la forma menos madura

    de razonamiento moral. Una persona est ah cuando enjuicia las cuestiones morales desde

    sus propios intereses. Tiene por justo lo que egostamente le conviene.

    Para Kohlberg, este nivel caracteriza bsicamente el razonamiento moral de los nios, aunque

    muchos adolescentes y adultos siguen en l.

    2.- Nivel convencional: Conformismo con las normas sociales. En este nivel las personas

    enfocan las cuestiones morales de acuerdo con las normas, expectativas e intereses que

    convienen al orden establecido, pues les interesa ante todo la aceptacin por el grupo. La

    persona tiene por justo lo que es conforme a las normas y usos de su sociedad y se adapta a lo

    que la sociedad considera bueno.

    Segn Kohlberg, este nivel surge normalmente en la adolescencia y es dominante en la

    mayora de los adultos. No superarlo supone plegarse a lo que el grupo desee, lo que acarrea

    peligros como prejuicios frente a los diferentes, o intolerancia ante quienes no se someten a

    los dictados del rebao. Los individuos pueden acabar sofocados.

    3.- Nivel postconvencional: regido por principios universales. Aqu la persona distingue entre

    las normas de su sociedad y los principios morales universales, y enfoca los problemas

    morales desde estos ltimos. Significa esto que se es capaz de reconocer principios morales

    universales en los que debera basarse una sociedad justa, y con los que cualquier persona

    debera comprometerse para orientar el juicio y la accin.

    Para Kohlberg, este nivel es el menos frecuente. Surge en la adolescencia o durante la edad

    adulta, pero caracteriza el razonamiento de una minora de adultos.

    La teora de Kohlberg ha recibido gran cantidad de crticas y rectificaciones. Su discpula

    Carol Gilligan entiende, por ejemplo, que en el desarrollo moral es preciso contar con otros

    componentes, adems de la justicia, y sugiere la compasin y la responsabilidad. Porque

    cierto es que hay, al menos, dos voces morales: la voz de la justicia, que consiste en juzgar

    sobre lo bueno y lo malo desde una perspectiva universal, ms all de conveniencias sociales

    y gregarismo grupal; y la voz de la compasin por los menesterosos, responsabilidad de cada

    uno, empezando por los ms cercanos.

  • 13

    El desarrollo de la conciencia moral social

    Segn Habermas, siguiendo a Kohlberg y algunas rectificaciones de su teora, las sociedades

    con democracia liberal han desarrollado un proceso de aprendizaje que ha acuado ya los

    esquemas cognitivo-morales de sus miembros. En este proceso, las sociedades ahora

    democrticas han recorrido los tres niveles descritos por Kohlberg y han llegado al nivel

    postconvencional, el nivel en que se logra distinguir entre las normas de la comunidad y los

    principios universales.

    Las sociedades van aprendiendo moralmente, de manera que entienden el modo de juzgar

    moralmente que tenan en etapas anteriores, pero les parece insuficiente. Se puede entender,

    por ejemplo, que haya habido esclavos en otros tiempos, pero no nos parece comprensible que

    la esclavitud permaneciera vigente despus de la Declaracin Universal de los Derechos del

    Hombre, en los USA del siglo XIX, o en las colonias francesas de principios del XX (y pienso

    en los testimonios de Ch. de Foucauld). Recordemos que la Antgona de Sfocles ya apela a

    unas leyes universales no escritas para pedir amparo tras enterrar a su hermano.

    Valores universales. Ms all del relativismo

    Los principios universales nos permiten poner en cuestin normas de nuestras sociedades

    concretas, y entraan un conjunto de valores morales, los que exigiramos para cualquier

    persona. Con esto queda arrumbado el relativismo, pues hemos ido aprendiendo que el

    hombre, para serlo en plenitud, debera ser libre y aspirar a la igualdad entre los hombres,

    ser solidario y respetar activamente su propia persona, trabajar por la paz y el desarrollo de

    los pueblos, conservar el medio ambiente, para entregarlo a las generaciones futuras, hacerse

    responsable de quienes le han sido encomendados, y estar dispuesto a resolver mediante el

    dilogo los problemas que puedan surgir con quienes comparten con l mundo y vida.