Inventario de la Mina Suerte, Hiendelaencina, 1865

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INVENTARIO DE LA MINA SUERTE. HIENDELAENCINA, 1865 José Manuel Sanchis [email protected] INTRODUCCIÓN Este curioso inventario original, fechado en Octubre de 1865 en la conocida Mina Suerte, de Hiendelaencina (Guadalajara), constituye un valioso documento en donde la relación exhaustiva de útiles, herramientas e instrumentos se convierte en un auténtico diccionario minero, al tiempo que nos permite imaginar de que modo podrían haberse efectuado los diversos trabajos en la mina. En él figuran 370 vocablos distintos, de los cuales 225 están inventariados. Para comprender el significado de muchos de ellos hemos tenido que recurrir al diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, ya que muchos de ellos son voces totalmente en desuso, quedando solamente una docena de ellas sin conocerse su sentido, quizá por tratarse de localismos o de palabras empleadas exclusivamente en la jerga minera. Resulta interesante destacar la minuciosidad del administrador de la mina, Eugenio Pérez, que le lleva a inventariar desde instrumentos tan insignificantes como los pitos de los guardas hasta otros de mayor envergadura, como pueden ser la máquina de vapor o el caballo y la mula que prestaban servicio en la explotación. Palabras tan extrañas como boleas, boras, buseles, cañoneras, podaderas, payoneras, sesmas, tarres o vigornias, quedan momentáneamente sin significado; otras, en cambio, y pese a su rareza, si han podido ser definidas: almohaza, estrinque, francalete, lúa, pezoneras o tomiza, por poner solamente algunos ejemplos. También el inventario nos permite conocer algunas unidades de medida típicas de Castilla, ya totalmente olvidadas. Así, se observa en la relación el empleo de la Arroba (11´502 Kilogramos), el Cuartillo (1/4 parte de un azumbre: poco más de dos litros), la Libra (460 gramos), el Pie (3ª parte de una vara equivalente a 12 pulgadas: 28 cms. app.), la Fanega (medida para áridos correspondiente a 55 litros y medio), o la Vara (835 mm. y tres décimas). La Resma, unidad de medida para papel aún en vigor, equivale a 20 manos, lo que representa 50 pliegos; esto es, 100 hojas. Al final del inventario figuran una serie de anotaciones de puño y letra del administrador, aclarando algunos consumos llevados a cabo en la mina, y que por su simpatía merecen ser leídos. Se trata de un documento que debe leerse detenidamente, puesto que la información que en él se aporta constituye un valioso ejemplo de que la historia de la minería de nuestro país no solamente está escrita en los voluminosos estudios de autores ilustres, sino también en estos

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Este curioso inventario original, fechado en Octubre de 1865 en la conocida Mina Suerte, de Hiendelaencina (Guadalajara), constituye un valioso documento en donde la relación exhaustiva de útiles, herramientas e instrumentos se convierte en un auténtico diccionario minero, al tiempo que nos permite imaginar de que modo podrían haberse efectuado los diversos trabajos en la mina.

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INVENTARIO DE LA MINA SUERTE. HIENDELAENCINA, 1865

José Manuel Sanchis [email protected]

INTRODUCCIÓN Este curioso inventario original, fechado en Octubre de 1865 en la conocida Mina Suerte, de Hiendelaencina (Guadalajara), constituye un valioso documento en donde la relación exhaustiva de útiles, herramientas e instrumentos se convierte en un auténtico diccionario minero, al tiempo que nos permite imaginar de que modo podrían haberse efectuado los diversos trabajos en la mina. En él figuran 370 vocablos distintos, de los cuales 225 están inventariados. Para comprender el significado de muchos de ellos hemos tenido que recurrir al diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, ya que muchos de ellos son voces totalmente en desuso, quedando solamente una docena de ellas sin conocerse su sentido, quizá por tratarse de localismos o de palabras empleadas exclusivamente en la jerga minera. Resulta interesante destacar la minuciosidad del administrador de la mina, Eugenio Pérez, que le lleva a inventariar desde instrumentos tan insignificantes como los pitos de los guardas hasta otros de mayor envergadura, como pueden ser la máquina de vapor o el caballo y la mula que prestaban servicio en la explotación. Palabras tan extrañas como boleas, boras, buseles, cañoneras, podaderas, payoneras, sesmas, tarres o vigornias, quedan momentáneamente sin significado; otras, en cambio, y pese a su rareza, si han podido ser definidas: almohaza, estrinque, francalete, lúa, pezoneras o tomiza, por poner solamente algunos ejemplos. También el inventario nos permite conocer algunas unidades de medida típicas de Castilla, ya totalmente olvidadas. Así, se observa en la relación el empleo de la Arroba (11´502 Kilogramos), el Cuartillo (1/4 parte de un azumbre: poco más de dos litros), la Libra (460 gramos), el Pie (3ª parte de una vara equivalente a 12 pulgadas: 28 cms. app.), la Fanega (medida para áridos correspondiente a 55 litros y medio), o la Vara (835 mm. y tres décimas). La Resma, unidad de medida para papel aún en vigor, equivale a 20 manos, lo que representa 50 pliegos; esto es, 100 hojas. Al final del inventario figuran una serie de anotaciones de puño y letra del administrador, aclarando algunos consumos llevados a cabo en la mina, y que por su simpatía merecen ser leídos. Se trata de un documento que debe leerse detenidamente, puesto que la información que en él se aporta constituye un valioso ejemplo de que la historia de la minería de nuestro país no solamente está escrita en los voluminosos estudios de autores ilustres, sino también en estos

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pequeños documentos que, cuando se hace un ejercicio de imaginación, pueden aportar datos tanto o más valiosos que los que pudieran encontrarse en las bibliotecas. El día a día de nuestras minas puede verse perfectamente reflejado en estos viejos papeles que merecen ser preservados como parte fundamental de nuestro rico patrimonio minero. LA MINA SUERTE Fue la segunda denuncia minera llevada a cabo en el distrito de Hieldelaencina, efectuada por P. Esteban Górriz hacia mediados del siglo XIX. Las riquezas mineras de esta localidad habían comenzado a explotarse en 1844. La mina era colindante con las siguientes pertenencias: Valenciana, Verdad de los Artistas, Santa Cecilia y La Riqueza. Explotó el célebre Filón Rico, en una profundidad estimada en torno a los 500 metros. El mineral extraído era transportado mediante carros hasta la fábrica La Constante, donde era fundido. EXTRACCIÓN DEL MINERAL El mineral era extraído hasta el exterior de la mina mediante un malacate, que aunque no figura inventariado, sí que aparecen en éste, como repuesto, dos árboles para el mismo. Estaba movido por una caballería, que si aparece reseñada. El animal disponía de un amplio conjunto de aparejos y arreos, tales como almohazas, arneros, bridones, cabezadas, cinchas, retancas, patillas de horcate, gamellones, guarniciones, lúas, una manta y un caldero para comida y agua. El alimento del animal figuraba también inventariado: cebada, salvado y paja. En una anotación final, el administrador hacía constar, por si hubiese alguna duda respecto a quien había consumido el forraje, lo siguiente: “que las 35 arrobas de paja que son entrada y baja se han consumido por el caballo en los meses de Septiembre y Octubre”. Al parecer, la mula no comía en la mina. En el interior de la explotación funcionaban cuatro tornos para dar servicio a los correspondientes pocillos. Las herramientas empleadas por los mineros figuran recogidas en su totalidad: almacenas (mazos largos de hierro), astiles, atacadores, azadas, barrones, escoplos, hachas, martillos, palas de madera, punterolas, rastros, regaderas (picos de punta fina para filones de escasa potencia), rompederas, zapapicos, etc. Para las perforaciones se empleaban barrenas de acero, barrenas de media caña y salomónicas (helicoidales), agujas para barrenos y otras. Curiosamente, no figura en el inventario ningún tipo de explosivo. DESAGÜE La mina disponía de una máquina de vapor para accionar la bomba. La caldera consumió durante un mes 5396 arrobas de leña (unos 6.200 kilos), lo que supone una media diaria de algo más de 200 kilos de leña.

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TRANSPORTE DEL MINERAL Hasta la fundición La Constante, próxima a Hiendelaencina, el mineral era transportado mediante carros de tracción animal, habiéndose también empleado pequeños carrillos de mano. De los primeros había 6, y de los segundos, 12. Dado el considerable peso que los carros debían transportar, es fácil deducir que las roturas y averías serían frecuentes, y de ahí la existencia de una carpintería muy bien pertrechada con recambios para los carruajes y herramientas específicas para su reparación, amén de servir también en las diversas tareas de la mina. Prueba de lo anteriormente expuesto es que solamente en el mes de Octubre hubieron de reponerse 100 rayos de rueda de carro. En el inventario podemos encontrar piezas de recambio para carros tales como garruchas, mozos, pezoneras, puentes, varas y los ya mencionados rayos de rueda. CARPINTERÍA Esta dependencia de la mina se ocupaba de la reparación de los medios de transporte y del mantenimiento de diversos utensilios propios de la extracción. Disponía de 2 máquinas de afilar herramientas, de cabrillas para reemplazar las ruedas de los carros, y de un sinfín de enseres propios de la actividad: alicates, azuelas, barrenas, barriletes, berbiquis, cepillos, escofinas, formones, garlopas, limas, martillos, serruchos, tajaderas, etc. LABORATORIO Y OFICINA En el primero se llevarían a cabo diversos ensayos químicos y físicos, para los que se disponía de un molino de muestras, un horno, moldes para copelas, tamices, balanzas, crisoles y otros instrumentos de medición, adecuados para ser usados en el interior de la mina por los técnicos, como niveles de agua, compases y plomadas. Ignoramos si laboratorio y oficina estaban separados, o formaban un solo conjunto en algún edificio contiguo a la explotación. En la relación de mobiliario aparecen mesas, un sofá, sillas, armarios, dos relojes de pared, una estufa y un brasero, arcas y una camilla. Por la anotación final referida al consumo de velas de esperma: “…la media libra de velas de esperma se ha consumido en el laboratorio de esta mina…”, hace suponer que se trataba de una única dependencia, máxime cuando descubrimos que solamente hay inventariada una palmatoria. Como material de oficina, figuran tinteros, papel, lacres y sobres (200 unidades). HERRERÍA Instalación indispensable en toda mina, que contaba con una caldera, dotada de 2 fuelles, una fragua, yunque, martillos sufrideras, tenazas, terrajas, yuguillos, trinquetes, triscaderas, toberas, tornillos de fragua y otros. En ella estarían almacenadas posiblemente las diversas partidas de hierro que figuran en el inventario: hierro viejo, hierro de machambra, herrajes, etc. La alimentación de la fragua se efectuaría mediante carbones de brezo y pino.

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MATERIALES DE CONSTRUCCIÓN Las fortificaciones interiores de la mina se efectuaban mediante ladrillos. De estos, en el mes referido, fueron empleados 5250, unidos mediante yeso o argamasa. Para las construcciones exteriores, la mina disponía de unas existencias en tejas cercanas a las 3000. Entre las herramientas propias de la construcción, figuran batideras, calderos, cubos para escombros, etc. VIGILANCIA DE LA MINA Dado el alto valor que alcanzaba en la época el mineral de plata, la mina suponemos que debería estar vigilada las 24 horas del día. La existencia de dos pitos de guardas así parece indicarlo, uno para el del turno de día y otro para el de la noche. Contaban con -¡siete escopetas!- cuatro cananas y un bote de pólvora. De la munición nada se menciona, aunque debía tratarse de perdigones de plomo, ya que en la época las armas eran de avancarga. ILUMINACIÓN MINERA Solo figuran en el balance seis candiles y 10 faroles, cantidad a “todas luces” insuficiente para una mina de esta importancia, que disponía, en contraste, de más de 100 martillos de mano. Es posible que un mismo candil fuese empleado por una cuadrilla de varios mineros, o que nos daría, no obstante, una cifra muy baja. No pensamos que los faroles fuesen empleados en el interior, por su dificultad de manejo, tamaño y peso. En todo caso, hubiesen sido utilizados como puntos de alumbrado fijo en galerías, quedando los candiles para el uso de los mineros que trabajaban en los frentes. El consumo de aceite en el mes de Octubre fue de 6 libras. EMPLEO DE MADERAS El consumo de madera en las labores mineras debió ser elevadísimo, a juzgar por las diversas partidas reseñadas en este inventario y la variedad de medidas específicas que en él figuran: Cuartas, medias varas, pies y cuartas, tablas gordas, tablas comunes, tabletas, tercias, tercias de olmo y varas de fresno, nombres todos estos que están referidos a medidas determinas y que se servían ya precortadas. De igual modo, quedan reseñados los diversos tipos de madera que la mina precisaba: fresno, olmo, cerezo, nogal, encina, haya, pino, álamo e incluso caoba. OTROS MATERIALES Y ÚTILES

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Diversos tipos de cuerdas aparecen reseñados en el inventario, tales como cáñamos, estrinques, maromas de alambre y sogas de esparto, o tejidos específicos como el retor o los zarzos. Como útiles de uso común, se reflejan cantimploras, cribas, cubillas para agua y un largo etcétera. En los apartados destinados al aguardiente, el vino, el vinagre o la sal, no aparece reseñada cantidad alguna.

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COMPAÑÍA EXPLOTADORA DE LA MINA SUERTE

31 de Octubre de 1865

INVENTARIO DE LOS EFECTOS PERTENECIENTES A ESTA MINA EN EL QUE SE EXPRESA LOS QUE EXISTÍAN EN FIN DEL MES PRÓXIMO PASADO, LOS QUE SE HAN COMPRADO, CONSTRUIDO Y CONSUMIDO EN EL ACTUAL, Y LOS QUE RESULTAN EXISTENTES EN FIN DEL MISMO.

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