IRONIA

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[Ide@s CONCYTEG 6 (67): Enero, 2011] ISSN: 2007-2716 Cómo citar: Jiménez, M.A. (2011), “Ironía”, Ide@s CONCYTEG, 6 (67), pp. 109-119. 109 ISBN: 978-607-8164-02-8 Ironía Marco A. Jiménez 1 Resumen El contenido del presente texto más que presentarnos una apología abierta de la ironía, nos hace una extensa invitación a reconsiderar la importancia de rescatar tanto una actitud como una conciencia irónicas. Lejos de la ordinaria y burda concepción que de la ironía tenemos, el presente texto nos muestra una visión panorámica sobre dicha noción, exponiéndonos los elementos casi imperceptibles, y muy poco valorados, que hacen de la ironía un momento digno de resistencia, un acto que quebranta la cotidianidad mediante la cual un sujeto puede ser sumergido a un mundo globalizado. Palabras claves: ironía, sarcasmo, cinismo, burla, conciencia. Summary The following content, beyond to present an open apology of irony, it’s more about an invitation to reconsider the importance of rescue attitude as well as ironic conscience. Far from the ordinary and crude conception we have about irony, this article shows us a broad vision about such notion. Presenting elements almost imperceptibles and low valued that makes of irony, a decent moment of resistance. An action that breaks through the daily, by means of any individual can be immersed into a globalized world. Keywords: irony, sarcasm, cynicism, mockery, conscience. 1 Profesor Investigador de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán- Universidad Nacional Autónoma de México y del Posgrado en Humanidades y Ciencias Sociales de la UACM. Miembro del SNI. [email protected]

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Ironía

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  • [Ide@s CONCYTEG 6 (67): Enero, 2011] ISSN: 2007-2716

    Cmo citar: Jimnez, M.A. (2011), Irona, Ide@s CONCYTEG, 6 (67), pp. 109-119.

    109ISBN: 978-607-8164-02-8

    Irona Marco A. Jimnez 1 Resumen El contenido del presente texto ms que presentarnos una apologa abierta de la irona, nos hace una extensa invitacin a reconsiderar la importancia de rescatar tanto una actitud como una conciencia irnicas. Lejos de la ordinaria y burda concepcin que de la irona tenemos, el presente texto nos muestra una visin panormica sobre dicha nocin, exponindonos los elementos casi imperceptibles, y muy poco valorados, que hacen de la irona un momento digno de resistencia, un acto que quebranta la cotidianidad mediante la cual un sujeto puede ser sumergido a un mundo globalizado. Palabras claves: irona, sarcasmo, cinismo, burla, conciencia. Summary The following content, beyond to present an open apology of irony, its more about an invitation to reconsider the importance of rescue attitude as well as ironic conscience. Far from the ordinary and crude conception we have about irony, this article shows us a broad vision about such notion. Presenting elements almost imperceptibles and low valued that makes of irony, a decent moment of resistance. An action that breaks through the daily, by means of any individual can be immersed into a globalized world. Keywords: irony, sarcasm, cynicism, mockery, conscience.

    1 Profesor Investigador de la Facultad de Estudios Superiores Acatln- Universidad Nacional Autnoma de Mxico y del Posgrado en Humanidades y Ciencias Sociales de la UACM. Miembro del SNI. [email protected]

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    110ISBN: 978-607-8164-02-8

    Al noble Alberto por su irona constante

    La irona nos remite a la identidad en tanto que lo que es alguien, es slo lo que aparenta ser, porque si ese alguien fuera exactamente quien es ni siquiera se le parecera tanto.

    Eplogo

    omo Tieck2 hubiera deseado en su

    Mundo al revs, espero se me

    permita ofrecer este ensayo bajo los

    designios de una dialctica de la irona, donde

    en ocasiones el final est al principio, como si

    la biografa de cada personaje iniciara con el

    ao de su muerte y el epitafio grabado en su

    tumba. No se trata slo de invertir las

    manecillas del reloj, el sentido del tiempo,

    como en el cuento platnico que nos habla

    sobre el nacimiento de viejos que vuelven a la

    tierra en condicin de infantes. Mostrar, que

    las cosas que por lo regular estamos

    dispuestos a aceptar, nunca son lo que

    aparentan, o lo que parecen a primera vista, y

    mucho menos lo que son, es el propsito de la

    irona.

    La irona es un recurso del pensamiento que

    transgrede todo formalismo del lenguaje y la

    experiencia, unas veces envileciendo y otras

    2 Me refiero al trabajo Verkherte Welt donde el autor se divierte escribiendo una obra que empieza por el eplogo y concluye con el prlogo (Jankelevitch, 1982: 71).

    tantas vitalizando al espritu. Es una afeccin

    que provoca rencor o risa, creadora de

    mltiples sentidos. Puede presentarse tambin

    como un tropo, que a manera de metfora,

    metonimia o sincdoque, irrumpe en los

    mortificados espacios que los agrios y

    retorcidos burcratas, con solemne

    gesticulacin, pretenden administrar.

    La irona motiva al cuerpo, produce

    sensaciones, o quizs ms bien al contrario,

    sea el cuerpo y sus sensaciones las que

    promuevan la irona. Basta un guio, un

    ademn o un simple sonido para desarmar al

    ms tieso, orgulloso y engredo de los

    individuos. Es un doble acontecer de la

    conciencia, un ritmo sincopado que suprime

    cierto modo de ser de las cosas y las

    personas, que anula, invierte o complementa

    la existencia.

    La gran diferencia que separa al ironista del

    cnico o el sarcstico, es que el primero

    ofrece siempre una cuerda para recuperar al

    ironizado, procura no reventar la situacin,

    sino que tensando la elasticidad propia de la

    circunstancia la lleva hasta su lmite slo para

    C

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    111 ISBN: 978-607-8164-02-8

    desnudar sus sentidos y prefigurar otros. Por

    supuesto que cuando hablamos de cinismo no

    nos referimos a quien conoce los artilugios

    del atropello, la corrupcin y la

    deshonestidad o el abusivo utilitarismo. Por

    ello, reconocemos que Digenes puede ser

    un cnico, irnico desenfrenado que, como

    perro, perfectamente y sin preocupacin

    alguna puede alzar la pata y orinar la puerta

    del ms sabio o rico, vivir en un tonel, o

    mendigar por comida, pero nunca obtener

    indigna ventaja sobre otro.

    Por otro lado, no concuerdo del todo con

    Jankelevitch cuando afirma que el arte, lo

    cmico y la irona slo pueden existir cuando

    se afloja la urgencia vital (1982: 11) An en

    el lecho de muerte, en plena agona y

    sufrimiento, hay quienes ironizan de su

    dramtica condicin, cuntos no hacen de su

    miseria y desgracia un hecho propio de la

    irona? Parafraseando a West, como dira

    aquella muchacha tengo los mejores

    vestidos, las mejores zapatillas, bailo muy

    bienpero no tengo nariz. Irnico para

    quien mira desde fuera (y tiene nariz) tanto

    como para quien lo vive. (Cfr. En Goffman

    2006: 9)

    La irona es un modo de educar la

    imaginacin porque el ironista no da

    respuesta a la pregunta, todo lo contrario,

    cada cuestionamiento se gasifica y expande

    en una atmsfera vital en donde se recrea la

    libertad para que el sujeto se haga cargo de s

    mismo mediante una confrontacin constante

    con los otros. El ironista no aconseja, no dice

    verdad ni mentira, slo disloca los sentidos

    petrificados por una gramtica formal y

    remite a una multiplicidad de referentes. El

    ironista es amante del caos, reniega del orden,

    de la regla y de la norma aunque no deja de

    reconocerse en ellas pero slo con la

    intencin de provocarlas, de alterarlas, de

    mostrarles su inmunda, rgida y pesada

    inmediatez.

    La irona fluye con virtud en la medida de

    que quien ironiza asume que l mismo puede

    ser su propio objeto, por lo contrario, cuando

    la irona slo resulta una va para humillar al

    otro o arruinar la circunstancia entonces el

    carcter catico y recreativo de sta es

    mediatizado por el abuso, la falsedad y el

    resentimiento. Con frecuencia resulta que el

    ironista acta por un mal encargo ya sea de

    otro, de su propia conciencia o de los

    estertores de su putrefacto cuerpo, estos

    sarcsticos personajes son aquellos que con

    elocuencia adelantan la burla para luego, con

    gracia, huir tras bambalinas a fin de eludir la

    crtica a su persona. Ironistas de marfil que

    peroran desde un pedestal, incapaces de

    arriesgar el pellejo ni un cntimo, debido,

    quizs, a la imposibilidad de aceptar las

    propias debilidades de su alma o cuerpo.

    Impugnar tanto las propias, como las ajenas

    esperanzas, ilusiones, creencias,

    originalidades, xitos, sacralidades es prctica

    comn de quien ironiza, pero al suspender las

  • Irona Marco A. Jimnez

    112ISBN: 978-607-8164-02-8

    certidumbres sobre la naturaleza de la ciencia

    y el progreso, no toda irona cancela de modo

    simultneo a la naturaleza misma. Sabernos

    perpetuos ignorantes del mundo no es lo

    mismo que ignorar su existencia. Como

    Valry piensa al responder una carta a una

    amiga quien le interroga sobre diversas cosas:

    Se trataba de fingir conocimientos que no

    tengo y de los que no me hacen sentir celoso

    quienes los poseen. Afortunados quienes los

    tienen! Pero por muy slidos que sean,

    infortunados si se apoyan en ellos! (1993:

    235).

    Provocar a la socarronera relativista, igual

    que al mojigato monismo, es la constante de

    la irona, no para construir un amurallado

    camino de infinitas analogas que sobre un

    mapa previamente trazado despliega la

    humana existencia a fin de confirmar algn

    secreto divino o una terrenal utilidad.

    Se trata de una doble conciencia lcida y

    ldica que en un primer instante se fija a la

    experiencia; crdula, analtica, seria y

    confiada del mundo, siempre como

    conciencia afirmativa de algo. En un segundo

    momento, la conciencia irnica es esa alegre

    mueca descreda e interrogativa que ya no

    busca sincronizar la sensibilidad con la razn

    sino recrear el mundo en los confines de su

    experiencia. La irona es la conciencia de la

    revelacin a travs de la cual, en un momento

    fugaz, lo absoluto se realiza y al mismo

    tiempo se destruye (Jankelevitch, 1982: 19)

    La irona pertenece al orden del goce que

    como sensacin plenipotenciaria, exuberante,

    como sublime exceso y simultneamente en

    su condicin de ausencia, de vaco y falta,

    tensan de una manera placenteramente

    dolorosa, los fluidos corporales y el espritu.

    En ocasiones emerge de modo involuntario

    en el colectivo inconsciente para iluminar lo

    invisible, atrayendo fantasmas, espectros y

    figuras condenadas al olvido por una

    legalidad arraigada en las costumbres. No

    todo en la irona es del orden de la

    conciencia, tambin en su no conciencia la

    irona se realiza, ya que nos revela aquello

    que ni nosotros mismos sabamos que

    ignorbamos y que a la vez ignorbamos que

    sabamos. Otras tantas, es la manifestacin de

    una clara conciencia, hermana del logos y

    prima de la razn que vislumbra con singular

    astucia los caprichos de las emociones,

    desnuda su instintivo cinismo, haciendo

    sonrojar hasta la ms plida sombra.

    Transmuta afecciones en razones e impulsos

    vitales, en analticas reflexiones.

    Entre otros motivos, Scrates fue condenado

    por hacer ms fuerte el argumento ms dbil,

    segn cuentan las actas de su juicio, algo as

    como si la apasionada entrega, como algunos

    llaman al ejercicio de la tauromaquia,

    consistiera en coger al toro por la cola y

  • [Ide@s CONCYTEG 6 (67): Enero, 2011]

    113 ISBN: 978-607-8164-02-8

    mostrar lo ridculo que resulta enfrentarlo por

    los cuernos. No porque la irona provenga de

    la simple inversin, de negar las leyes o

    contravenir las costumbres por s mismas o a

    capricho como suele suceder en la rebelde

    adolescencia. Sino porque como tambin

    aparece en esa juvenil edad, nos negamos a

    aceptar el acartonamiento, las veleidosas

    formalidades del mundo y los ftiles arreglos

    de los adultos.

    Si la conciencia implica cierto alejamiento

    del mundo, Ironizar [] es ausentarse: la

    conciencia involucrada en ese segundo

    movimiento, que es la irona, transforma la

    presencia en ausencia; es poder hacer otra

    cosa, estar en otra parte, en otro momento;

    aliud et alib! Junto con la posibilidad de

    echarnos para atrs nos concede la de estar

    disponibles (Jankelevitch 1982: 21).

    Tambin no hay que olvidar que la irona

    sonre frente a las anheladas ideas de justicia

    y derecho, ya que ambas nacieron de una

    generosa violencia que hace de la ley un valor

    universal que aplica para todos sin distincin

    como dira Anatole France la ley prohbe de

    igual manera a ricos y pobres el pernoctar

    bajo puentes (Benjamin, 2001: 40) Para la

    irona la libertad no es otra cosa que la

    conciencia de necesidad, una conciencia que

    es irreverente que impugna lo asombroso, lo

    original, lo sagrado y que alegra los rostros

    demasiado solemnes (Jankelevitch, 1982).

    Como una orquesta de gitanos en medio de

    una misa oficiada por cardenales.

    Y bien, la irona nos remite a la identidad en

    tanto que lo que es alguien, es slo lo que

    aparenta ser, porque si ese alguien fuera

    exactamente quien es, ni siquiera se le

    parecera tanto. Pero eso que sucede con un

    individuo tambin ocurre en lo social. Al

    igual que la violencia, la irona es una partera,

    slo que en este caso no de revoluciones sino

    de pensamientos dislocados, fuera de lugar,

    amenazantes del orden. Ms all del

    sarcasmo simple y burln, la irona teje

    finamente enredos que permiten librarnos de

    un mundo insignificante, aburrido y banal.

    Quizs la irona ms universal es aquella que,

    por ms que nos engaemos, nos hace

    reconocer que la vida, que el mundo, no

    tienen ningn sentido en s mismo y que a

    pesar de todo, hacemos como si.

    Irona. Literatura y sociedad

    Con cierta razn, no todos ven en la irona un

    modo digno de proceder, pues como se ha

    dicho, este afecto puede ser utilizado con

    perversa malicia, a fin de atacar o destruir a

    otros, sobre todo cuando con resentimiento,

    odio o simple burla por ejemplo, los mayores

    la usan contra los nios, aunque tambin bajo

    ciertas circunstancias y sentimientos puede

    ser profundamente amarga entre todos.

  • Irona Marco A. Jimnez

    114ISBN: 978-607-8164-02-8

    Como Alexander Blok (2008) lo refiere al

    inicio de su bello texto que precisamente

    intitula La irona, en el epgrafe que recupera

    del poeta ruso Nekrsov: No me gusta tu irona. Djala para los decrpitos y desvados. Para nosotros, que tan locamente nos amamos. Y que hemos guardado un trozo de sentimiento. No es tiempo an para entregarnos a ella.

    Dice Blok, que nos cuidemos de esa epidemia

    denominada irona, ya que hace a las

    personas estar como ausentes. Conozco

    gente dispuesta a desternillarse de risa al

    saber que su madre se est muriendo, o que la

    novia los ha engaado con otro, o que el

    hambre los est matando. Aun ms, Para

    m es muy gracioso que esta misma persona,

    desgarrada de risa, que pregona que es vejada

    y abandonada por todos, es como si estuviera

    ausente; como si no existiera como si slo su

    boca se carcajeara. Yo lo quisiera sacudir por

    los hombros, tomar de las manos, gritarle

    para que deje de rerse de lo que le es ms

    valioso en la vida, pero no puedo.

    Esto recuerda aquel pasaje entre Buck

    Mulligan y Stephen Kinch en el Ulises de

    Joyce: La ta cree que mataste a tu madre dijo Buck Mulligan. Por eso no quiere que tenga nada que ver contigo. Alguien la mat dijo Stephen, sombro. Podas haberte arrodillado, maldita sea, Kinch, cuando te lo pidi tu madre agonizante dijo Buck Mulligan. Yo soy tan hiperbreo como t. Pero pensar que tu madre te pidi con su ltimo aliento que te arrodillaras y rezaras por ella. Y te negaste. Tienes algo siniestro

    [Buck Mulligan se afeitaba] Se interrumpi y volvi a enjabonar ligeramente la otra mejilla. Una sonrisa tolerante curv sus labios. Pero un farsante delicioso, murmur para s Kinch, el ms delicioso de los farsantes. (Joyce 1984:78)

    Para el ironista todo da lo mismo, segn

    Blok, y aunque l escriba esto a principios

    del siglo veinte de algn modo anunciaba la

    insignificancia del relativismo actual, mismo

    que podra asociarse con cierta irona

    perniciosa. Ante el rostro de la maldita

    irona todo le da lo mismo a la gente: la

    bondad y la maldad, el cielo limpio y la

    pocilga hedionda, [] La verdad vnica, in

    vino veritas se apodera del mundo, todo es

    nico, lo nico es el mundo; yo estoy

    borracho, ergo quiero acepto todo el mundo

    entero como es, []. Bajo el principio de la implicacin mutua de todas las relaciones sociales se dio paso a una forma de autocontrol que super todos los regmenes disciplinarios que el capitalismo experiment en su devenir, logrando con ello una de sus mximas aspiraciones. Mientras la disciplina buscaba hacer trabajar y garantizar la obediencia de los individuos, sobre todo a travs de instituciones como la escuela, la familia, la fbrica, las prisiones, los hospitales, etctera. La sociedad de autocontrol pretende enraizarse en todos los mbitos de la vida social e individual, en la conciencia, el pensamiento y el cuerpo de todos y cada uno de los sujetos, en el conjunto de las prcticas sociales. Por eso lo que antao podra mirarse como una extraa obsesin hoy resulta lo ms frecuente, pero ya no como una compulsin a la repeticin sino con la confianza y la seguridad plenas de que lo que se hace tiene que ser as y de ninguna otra manera, no hay lazo social. Lo que actualmente persiste es una red irracional que atrapa a los cuerpos, sus conciencias y sus afectos (Jimnez, 2009: 235).

  • [Ide@s CONCYTEG 6 (67): Enero, 2011]

    115 ISBN: 978-607-8164-02-8

    Pero por qu la irona puede ser planteada

    como una enfermedad, como una

    epidemia provocada por vampiros

    chupasangre a qu alude Blok cuando desde

    su pequeo ensayo hace crtica literaria y

    social.

    Si el siglo XIX fue un incendio sin flamas

    como l lo sugiere, podramos decir que el

    siglo XX inici con las mquinas de acero, las

    locomotoras, los autos y concluy en el

    Silicon Valley con las mquinas de silicio (y

    con los cuerpos rellenos de silicn) mismas

    que enfriaron el incendio y acabaron con la

    historia, por lo menos con aquella narracin

    universal que situaba al mundo entre

    liberalismo y socialismo, entre

    individualismo y colectivismo. De esa y de

    otras historias ya no queda sino tan slo un

    recuerdo ciberntico, (algunos textos e

    imgenes en un link). Hoy la otra historia o

    poshistoria tambin nos narra un gran

    acontecimiento denominado globalizacin,

    pero sta no tiene hroes ni revoluciones sino

    funcionarios, periodistas y aseguradoras que

    se desenvuelven no en las ciudades y el

    campo, sino a la velocidad y fuerza medibles

    en Kbps y MHZ desplegadas en pantallas y

    bocinas.

    Precisamente y a pesar de la crtica de Blok a

    la irona sta surge como una respuesta al

    tedio, al aburrimiento tan caracterstico de

    nuestra poca, hoy mejor que nunca las

    palabras de Baudelaire se encarnan en

    nuestros yertos cuerpos, cuando Al lector

    dice, entre otras cosas, lo siguiente: La necedad, el yerro, el pecado, la roa, ocupan nuestras almas, trabajan nuestros cuerpos [] Nuestro pecado es terco, nuestra contricin floja [] En la almohada del mal es Satn Trismegisto quien largamente acuna nuestro ser hechizado, [] El diablo es quien maneja los hilos que nos mueven! [] Tal como un libertino pobre que besa y muerde el seno magullado de una vieja ramera [] Denso y hormigueante como un milln de helmintos, un pueblo de Demonios hierve en nuestras cabezas, [] Pero entre las panteras, los monos, y los linces, los buitres, escorpiones, serpientes y chacales, []hay uno que es ms feo, ms inmundo, ms malo! [] Es el tedio! De llanto involuntario llena la mirada, su pipa fuma y suea patbulos. T conoces lector, al delicado monstruo, hipcrita lector-mi igual-, hermano mo!

    Incendio baudelaireano que a mitad del siglo

    XIX provoc la censura y persecucin del

    poeta, hoy hasta la ingenua dedicatoria Al

    lector parece un exceso, en todo caso habra

    que obrar como cuentan que el propio

    Baudelaire hizo frente a un auditorio vaco al

    leer algunos de sus poemas, hacer una

    reverencia a las desoladas butacas y retirarse

    con dignidad o por lo menos agregar a esas

    primeras dos palabras de Las Flores del Mal

    un par de signos Al lector?

    Vivimos en una sociedad donde el valor ms

    alto es el de la seguridad, la eliminacin del

    riesgo, con lo que la vida en todas sus

    posibilidades es vista como un bien

    asegurable. Aunque paradjicamente todo

    aquello que hace posible una paz y seguridad

    perpetuas tenga que ser prohibido, por eso la

    historia actual no es otra que aquella que

  • Irona Marco A. Jimnez

    116ISBN: 978-607-8164-02-8

    relata y describe las condiciones en que

    tcnicamente la existencia humana tiene que

    ser asegurada. Pertenece a las ironas de las circunstancias modernas que hubiera que prohibir retroactivamente todo lo que se arriesg para hacerlas realidad. De ah se sigue que la llamada poshistoria slo en apariencia representa un concepto histrico-filosfico, en realidad representa un concepto tcnico-asegurador. Poshistricas se llaman aquellas circunstancias en que son inadmisibles acciones histricas (fundacin de religiones, cruzadas, revoluciones, guerras de liberacin, lucha de clases, junto con sus promesas correspondientes) a causa de un riesgo no asegurable (Sloterdijk, 2007: 118).

    Pero vayamos al filo lgico de la irona como

    cabalgadura del lenguaje, se trata, dice

    Helena Beristain (2008), de una figura

    retrica de pensamiento porque afecta la

    lgica ordinaria de la expresin; tambin

    conocida como: antfrasis, astesmo,

    carientismo, cleuasmo, epicertomesis,

    prospoiesis, diasirmo, sarcasmo, hipcrisis,

    mimesis, micterismo, meiosis, simulacin,

    disimulacin, illusio, exutenismo,

    scomma, caricatura, antimettesis, irrisin,

    hipocorismo.

    En realidad, en casi todas las lenguas

    indoeuropeas y en otras ms la palabra irona

    se escribe y se pronuncia de modo muy

    semejante, lo que le da al trmino una

    circulacin universal. Aunque cabe reconocer

    que, muy probablemente el tono flemtico de

    la irona inglesa, poco o casi nada tenga que

    ver con la broma irnica de los

    latinoamericanos. A pesar de esto sabemos

    que algo queda en la estructura y en el

    sistema de las lenguas que permite identificar

    esta figura, aun con todos sus particularismos.

    O no? La irona consiste en oponer, para burlarse, el significado a la forma de las palabras en oraciones, declarando una idea de tal modo que, por el tono, se pueda comprender otra, contraria (aunque para algunos es antfrasis la frase que significa lo contrario de lo que expresa: bonita respuesta!). Cuando lo que se invierte es el sentido de las palabras prximas, la irona es un tropo de diccin (un metasemema) y no de pensamiento (metalogismo); a este tipo de conversin semntica o contraste implcito han llamado algunos antfrasis sobre todo cuando alude a cualidades opuestas a las que un objeto posee, es decir, se refiere implcitamente (y al explcito le han llamado oxmoron). Se trata del empleo de una frase en un sentido opuesto al que posee ordinariamente, y alguna seal de advertencia en el co-texto (o contexto lingstico prximo), revela su existencia y permite interpretar su verdadero sentido. As, las marcas que permiten rescatar ese verdadero sentido pueden ser tanto los significados de las palabras correlacionadas, como los de las frases, como el contexto situacional. En este ltimo caso se tratara de una irona in absentia. En todos los casos invierte la entonacin (Beristain, 2008: 277).

    Despus de todo uno se puede interrogar qu

    sentido tiene la irona ms all de representar

    un recurso literario o un tropo de la lengua?

    Sirve de algo socialmente, acaso es til

    como instrumento analtico para estudiar y

    entender la sociedad o slo es un asunto de

    sensaciones y afectos individuales que

    entretiene y hace menos aburrida la

    existencia? Bien podra tratarse de una

    trampa relativista que opaca los asuntos

    serios e importantes de la vida. O de una

  • [Ide@s CONCYTEG 6 (67): Enero, 2011]

    117 ISBN: 978-607-8164-02-8

    propuesta que pretende hacer universal un

    estado de cinismo e insignificancia.

    Desde la irona, uno puede interesarse,

    ocuparse del otro, ser universal y particular al

    mismo tiempo, alejarse del mundo sin salirse

    de l, burlar aparentes compromisos y

    reelaborar responsabilidades frente a los

    otros, al considerarse a uno mismo, como una

    tensin con el otro, no como un espejo, una

    imagen, un smbolo y menos an un

    insignificante significante. Tampoco se es por

    analoga, o como resultado de

    interpretaciones infinitas que me alejan o me

    aproximan de un plan universal, sea este el de

    mi voluntad o el de una ley que se me

    impone.

    Introduccin

    No debe parecer extrao que se cierre este

    breve texto al revs, no slo porque as se

    propuso desde el eplogo, arriba escrito, sino

    porque un mundo invertido hace que el tango

    cambalache, parezca una cancin de cuna: Que el mundo fue y ser una porquera ya lo s Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor!... Ignorante, sabio o chorro, generoso o estafador! Todo es igual!Nada es mejor! Lo mismo un burro que un gran profesor! [] Si uno vive en la impostura y otro roba en su ambicin, da lo mismo que sea cura, colchonero, rey de bastos, caradura o polizn! Que falta de respeto, que atropello a la razn Cualquiera es un seor! Cualquiera es un ladrn! Siglo veinte cambalache problemtico y febril!... El que no llora no mama y el que no afana es un gil! Dale noms! Dale que va! Que all en el

    horno nos vamos a encontrar! (Discpolo Enrique, Tango: 1934)

    En una poca en la que no hay grandes

    batallas que dar, en donde los movimientos

    sociales son como arrebatos de vecindad que

    no duran ms de lo que un simple comercial

    televisivo, quizs las pequeas escaramuzas

    dispersas dejen algo distinto para el sentido

    de la existencia en inagotables experiencias

    que nos permita reconocernos en aquello que

    hacemos; en el decir, el pensar y el obrar,

    porque no se puede creer que slo se tiene

    experiencia cuando se practica, cuando se

    obra, sino tambin cuando se habla y se

    piensa.

    Lo que ha hecho las utopas o la ausencia de

    ellas no son una masa biolgica o un espritu

    inerte, que pasivos con esperanza o sin ella,

    se montan en la historia, todo lo contrario es

    el sujeto de la experiencia, el individuo de la

    accin quien crea el mundo, por eso, en parte,

    no concuerdo con Kierkegaard cuando critica

    a Schlegel y Tieck por su posicin dispersa

    pues dice que nunca ganaron una batalla

    decisiva sino un sinfn de escaramuzas. Para

    l, Hegel, [] tiene el mrito absoluto de

    hacer que su positiva intuicin de conjunto

    venza el pudor polmico que, como la

    virginidad de la reyna Brunilda, necesitaba

    ms que un esposo corriente, necesitaba que

    un Sigurd Svend la dominara.3

    3 Referencia a la leyenda nrdica en la que la valquiria Brunilda, habiendo encendido un muro

  • Irona Marco A. Jimnez

    118ISBN: 978-607-8164-02-8

    Cierto, como dice Kierkegaard cuando habla

    de otros autores, que es frecuente mencionar

    a la irona ms no por ello fundamentamos

    nuestra propia posicin con respecto a ella.

    Este trabajo no se agota en esa ineludible

    demanda, valga mencionar que eso fue algo

    que con toda intencin no se hizo, lo cual no

    quiere decir que en breves lneas no lo

    pretendamos. Como ya se ha mencionado

    hablar, pensar y hacer son experiencias

    subjetivas. Podemos reconocer con

    Kierkegaard una determinacin comn a toda

    irona, a saber: que el fenmeno no es la

    esencia, sino lo contrario de la esencia.

    Cuando hablo, el pensar lo pensado es la

    esencia y la palabra es el fenmeno. Estos

    dos momentos son absolutamente necesarios,

    y en este sentido Platn observaba que todo

    pensar es un hablar. Ahora bien, la verdad

    exige la identidad; pues si tuvisemos

    pensamiento sin tener palabra, no tendramos

    tampoco pensamiento, y si tuviramos

    palabra sin tener pensamiento, no tendramos

    tampoco la palabra. [] Si tomo, por otro

    lado, al sujeto hablante, tengo tambin una

    determinacin comn a toda irona, a saber

    que, el sujeto es negativamente libre. Cuando,

    al hablar, cobro conciencia de que aquello

    que digo es lo que pienso, y que lo dicho es la

    expresin adecuada para lo que pienso, y

    de fuego en torno a su morada proclama que aceptar por esposo a quien sea capaz de atravesarlo (Kierkegaard, 2000: 353).

    presupongo que aqul a quien hablo recibe

    cabalmente en lo dicho aquello que pienso, en

    ese caso estoy atado a lo dicho, es decir, soy

    positivamente libre. A esto se aplica el

    antiguo verso: semel emissum volat

    irrevocabile verbum [tan pronto como se la

    emite, la palabra vuela irrevocable]

    (Kierkegaard, 2000: 276).

    Reducir la irona a una simple broma, a una

    huida graciosa, a un cinismo vil, un sarcasmo

    o a una refinada y cultivada actitud lgica es

    un error. Aunque puede ser todo aquello, en

    realidad el sentido irnico que la vida y con

    ello la literatura nos brinda dista mucho de lo

    anterior. La irona es una armadura que

    permite, como a los guerreros, entablar una

    batalla, dignificarse en un mundo

    insignificante, vaco, dignificar al otro, no

    slo aqul con el que se conviene, con quien

    se est de acuerdo o con quien no se

    comparte el modo de pensar las cosas, sino

    sobre todo aqul que ignoramos, para

    empezar uno mismo. En un mundo como el

    actual, globalizado y donde todo aparece

    como relativo, la irona es como para Derrid:

    un pharmakon, un veneno y un remedio

    contra la sansima podredumbre de la

    claridad, un acto de resistencia poltica y

    cultural, la irona es un medicamento muy

    potente nada inofensivo que alivia sin curar,

    que al contrario abre heridas para luego slo

    en apariencia volverlas a cerrar. La irona

    como pharmakon, como tecnologa del

  • [Ide@s CONCYTEG 6 (67): Enero, 2011]

    119 ISBN: 978-607-8164-02-8

    sujeto, de manera alguna puede mirarse como

    un instrumento manipulable al gusto de

    cualquier conciencia o destreza, todo lo

    contrario, como tcnica la irona es el hombre

    mismo.

    Bibliografa Baudelaire, C. (1980), Las flores del mal, Buenos Aires: Losada. Benjamin, W. (2001), Para una crtica de la violencia y otros ensayos. Iluminaciones IV, Espaa: Taurus. Beristin, H. (2008), Diccionario de retrica y potica, Mxico: Porra. Blok, A. (2008), La irona y otros ensayos, Mxico: Verdehalago. Goffman, E. (2006), Estigma. La identidad deteriorada, Buenos Aires: Amorrortu. Jankelevitch, W. (1982), La irona, Madrid: Taurus. Jimnez, M. (2009), Las afinidades tico polticas del miedo, en Pamplona Francisco (ed.), Paradojas del miedo, Mxico: UACM. Joyce, J. (1984), Ulises Vol. I, Mxico: Lumen. __________________ Vol. II, Mxico: Lumen. Kierkegaard, S. (2000), Escritos Soren Kierkegaard vol. 1, De los papeles de alguien que todava vive, Sobre el concepto de irona, Madrid: Trotta. Sloterdijk, P. (2007), En el mundo interior del capital. Para una teora filosfica de la globalizacin, Madrid: Siruela. Valry, P. (1993), Estudios filosficos, Madrid: Coleccin La Balsa de la Medusa, Visor.