Jackson Workman Pickens, conocido por todos como … · Todo lo que yo deseaba era explicarle...

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JacksonWorkmanPickens,conocidoportodoscomoWork,esunabogadocriminalistadeCarolina del Norte, sur de Estados Unidos. Atrapado en un matrimonio muy conflictivo,abrumado por los problemas psicológicos de su inestable hermana, Work se encuentrarepentinamente bajo sospecha cuando aparece el cadáver de su padre, más de un añodespuésdesudesaparición.Demostrarsuinocenciaseconvierteapartirdeentoncesensuúnicoobjetivo;unabúsqueda,delaquedependerásulibertad,quereabriráantiguasheridasyqueleobligaráahacerfrentetantoasupasadocomoasudestino.

JohnHart

ElreydelamentiraePubr1.0

Ablewhit e20.06.15

Títulooriginal:TheKingofLiesJohnHart,2006Traducción:FranciscoJavierCalzada

Editordigital:AblewhiteePubbaser1.2

ParaKatie

Agradecimientos

Nadaocurreenunvacío,ypublicarunanovelanoesunaexcepciónaestaregla.Senecesitatiempoy fe, y el camino puede ser largo.Querría expresarmimás sincero agradecimiento a cuantos lorecorrieronconmigo.

En primer lugar y por encima de todo, quisiera dar las gracias ami esposa, Katie, fuente deconstanteapoyoyde impagableconsejo…así como lamiradamáscompetentequeunescritordeficción desearía tener siempre por encima de su hombro. Te quiero, cariño. Ami agente y buenamigo, Mickey Choate, que no temió apostar por un novato: gracias por tu fe en mí y por tuslecciones. Y, en la misma línea, muchas gracias a mi editor, Pete Wolverton, el hombre másirreverenteymáscapazqueheconocidoentodamivida.Quenuncasedigaquetúnotemojas.AKatieGilligan, que es aguda como una chincheta…: gracias por aguantarme; eres lamejor.Y unagradecimiento general y sincero a todos cuantos han trabajado tan diligentemente enSt.Martin’sPress,St.Martin’sMinotauryThomasDunneBooksparahacerposibleestelibro.

Mimásprofundagratitudatodoslosqueleyeronelmanuscritoensupeorestadoyaúnsiguenconsiderándomeamigosuyo.Y,enparticular,aaquelloscuyabenevolenciafuetanevidente:aNancyy Bill Stanback, Kay yNordeWilson, John yAnnie Hart,MaryHart, Charlotte y Doug Scudder,SterlingHart,KenPeck,AnnieP.Hart, JohnyMeganStanback,AnneStanback,CharlotteKinlock,MarkStanback,NancyPopkin, JoyHart, JohnBetts,BoydMiller,StanyAshleyDunham,SandersCockman, Sean Scapelatto, GeorgeGuise, Linda Parker, DarbyHenley, Debbie Bernhardt Gray yAllisonWilson,yDavidyJenniferWilson.Doy lasgraciasenespecialaClintyJodyRobins,quesiempreestuvieronpresentes,yaMarkWitte,unamigodelapalabraescrita,quesiempretuvounaexcelente idea. Gracias también a James Randolph, abogado y amigo que se tomó el trabajo decerciorarsedequenohubieraolvidadodemasiadascosasacercade la ley,yaErickEllsweig,quesabeperfectamentelarazónporlaquelomencionoaquí.Yqueconsteque,siheolvidadonombraraalguno,elfalloesexclusivamentemío.Tened,sinembargo,laseguridaddequeosrecuerdoatodosyquecontáistambiénconmigratitud.

Hayotrosconlosquemeheencontradoenelcamino…personasconlasquejamásimaginéquemecruzaría,peroquemehanayudadoahacerqueestaexperienciafueramuchomásdeloquenuncaesperéquepodríallegaraser.MiagradecimientomáscalurosoaMarkBozekyRussellNuce,queadquirieronlosderechosparaelcine,yalosmaravillososautoresquehansidotanamablesdeleereste libroydecompartirsus ideasal respecto:PatConroy,MartinClark,SteveHamilton,ThomasPerry,MarkChildressySheriReynolds.Hasidoparamíunextraordinarioprivilegiocontarconsuayuda.

Finalmente,unagradecimientosuperespecialamishijasTaylorySophie,porsermaravillosas.

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Siempreheoídodecirquelacárcelhueleadesesperación.¡Quétontería!Silacárcelhueleaalgunaemoción,esa temor: temoralosvigilantes, temorarecibirunapalizaoserviolado, temordeserolvidadoporaquellosqueunavezteamaronyquepuedenonoseguiramándote.Peroyodiríaque,sobre todo, es el temor al tiempo y a todas las demás cosas oscuras que habitan en los rinconesinexploradosdelamente.Agotareltiempo,llamanalacondena…¡menudochiste!Llevobastantesañosporaquíparatenerunaideamáscabaldelarealidad:eseltiempoelqueteagotaati.

Duranteunrato,mehabíasentidobañadoenesetufocarcelario,sentadofrenteaunclientealqueacababan de sentenciar a cadena perpetua. El juicio había sido condenatorio, como ya le habíaadvertidoquesería.Laspruebaspresentadasporelfiscalfueronabrumadorasyeljuradonomostróla más mínima simpatía por un hombre condenado ya en tres ocasiones anteriores, que habíadisparado contra su hermano durante una discusión por un mando a distancia. Fueron doce sussupuestos iguales, y a ninguno de ellos le preocupó que hubiera estado bebiendo, que estuvieseborracho como una cuba y que no lo matara intencionadamente. A nadie le importó que el talhermanofueraunasnoyunsinvergüenzacontodaslasdelaley:noleimportóaningúnmiembrodeljuradoytodavíamenosamí.Todoloqueyodeseabaeraexplicarlesumariamentecuáleseransusderechosdeapelación,responderalaspreguntaslegalesquequisierahacermeysaliraescapedeallí.MisolicituddereembolsodegastosalestadodeCarolinadelNortepodríaaguardarhastalamañanasiguiente.

Reconozcoquehabitualmenteyomemostrabaambivalente,comomucho,acercadelaprofesiónquehabíaelegido,peroendíasasíodiabaserabogado;unodioquemepenetrabatanprofundamentequemehacía temerquealgoestuvieramaldentrodemí.Queocultaba comootrosocultaríanunaperversión.Ese día, además,me sentía peor de lo usual.Tal vez fuera por el caso en sí, o por elcliente,oporlasconsecuenciasemocionalesdeunatragediamás,completamenteinnecesaria.Habíaestadoenaquellamismahabitaciónuncentenardeveces,pero,noséporqué,estavezlaencontrabadistinta.Lasparedesparecíanmoverseysentíuninstantededesorientación.Procurésacudírmelodeencima,meaclarélagargantaymepuseenpie.Lascosassehabíanpresentadomaldesdeelprimermomento,peronoerayoquienhabíatomadoladecisióndeirajuicio.Cuandobajódelacaravanasosteniéndoseaduraspenas,ensangrentadoysollozando, teníaelarmaenunamanoyelmandoadistanciaenlaotra.Laescenaocurríaaplenodíayélestababorrachoperdido.Elvecinomiróporlaventanilla cuando mi cliente comenzó a gritar. Vio la sangre, la pistola…, y llamó a la policía.Ningúnabogadohubierapodidoganaruncasoasí…,yfueloqueledije.Hubierapodidosacarloconsolo diez años, pero él se negó a aceptar una declaración de culpabilidad que hubiera podidoservirmeparanegociarunacuerdo.Nisiquieraaceptóhablardeello.

Puedequeelsentimientodeculpafueraexcesivoenél,oquealgoensuinteriornecesitaraesecastigo.Encualquiercaso,todohabíaconcluidoya.

Finalmente,desvió sumiradade los chanclos carcelariosquehabíancalzadounmillardepiesantesquelossuyosyobligóasusojosafijarseenlosmíos.Lashúmedasaletasdesunarizaparecíanbrillantes bajo la cruda luz y sus ojos enrojecidos temblaban, aterrados por lo que veían en elrompecabezasdesumente.Eraélquienhabíaapretadoelgatillodelarma:unaverdadbrutalquealfinhabíaacabadoporarraigarensuespírituycuyahuellasehabíaidomarcandopocoapocoensu

rostroenelcursodelasúltimashoras,mientrasélyyoconversábamos.Hastallegarelmomentoenque dejó de farfullar sus negativas y yo vi, inasequible, cómo sus esperanzas se marchitaban ymorían.Habíavistotodoesoantes.

Unatoscarrasposadesúbito,eldorsodelantebrazoqueextiendemucosidadporlasmejillas…—¿Yaestá,entonces?—preguntó.Nomemolestéenresponder.Élasentíayaparasíyamímeresultabafácilleersuspensamientos

comosiestuvieranescritosenelairefríoyhúmedoquehabíaentrenosotros:cadenaperpetuayunhombrecomoél,queaúnnohabíacumplidoveintitrésaños.Senecesitabandías,engeneral,paraqueestabrutalcertezaafloraraatravésdelaestúpidabravuconadaquehastaelmásneciodelosasesinosconducidoaquísecomplaceenrepresentarcomosifueraunaespeciedederechoinalienable.Perotalvezestetipofueramáslistodeloqueyopensaba.Enelbreveespaciodetiempotranscurridodesdeque el juez dictara su sentencia, sumirada era ya la del condenado a perpetuidad. Le aguardabancincuenta,talvezsesentaañosdetrásdelosmismosmurosdeladrillorojo.Sinposibilidadalgunadeobtener lacondicional.Nodentrodeveinteaños,nide treinta,nidecuarentaañossiquiera, sinoaperpetuidad:todalaVida,conmayúsculas.Esomemataríaamí,yDiossabequeeslapuraverdad.

Unamiradaamirelojdepulseramedijoquellevabaallídentrocasidoshoras,queeraellímitedelquedisponía.Sabíapor experienciaquea esas alturas el olorhabría impregnadomis ropas,ypudeverlashuellasdesudorquesusmanoshabíandejadoenmichaquetaalsaludarme.Sediocuentadequelevantabamimiradadelrelojyélbajólasuya.Suspalabrasseevaporaronenelaireinmóvil,dejando un vacío que mi cuerpo llenó al levantarme. No le tendí la mano para despedirme, y éltampocomealargólasuya,peroadvertíunanuevarigidezensusdedos.

Habíaenvejecidoantesdetiempo:estabarotoasusveintitrésaños,yyocreíahaberalejadoparasiempre cualquier simpatía que pudiera albergar en su corazón.Comenzó a llorar, y sus lágrimascayeronalmugrientosuelo.Eraunasesino,sinduda,peroapartirdelamañanasiguientesuvidaibaa ser un infierno en la tierra. Casi contra mi voluntad, alargué el brazo y apoyé la mano en suhombro.Élnolevantólacabeza,peromedijoquelosentía,yyosupequeestavezlodecíadeveras.Yo era su último contacto con el mundo real, el mundo con árboles. Todo lo demás había sidocortadoporlaafiladarealidaddesusentencia.Notéquesushombroscomenzabanatemblarbajomimano,ysentíunenormevacío,quecasiparecíapesarfísicamentesobremí.Enestoestabacuandovinieronadecirmequeporfinhabíanencontradoelcuerpodemipadre.Laironíadelcasonosemeescapó.

ElalguacilquemeescoltóalasalidadelacárceldelcondadodeRowanydespuéshastalaoficinadelfiscaldeldistritoeraunhombrealtoyhuesudo,congrandescerdasgrisesdondelamayoríadeloshombrestenemoscabellos.Nosemolestóendarmeconversaciónmientrasíbamosatravésdelassalas llenas de presos en los juzgados, y yo tampoco lo insté a hacerlo. Nunca he sido muyconversador.

Elfiscaldeldistritoeraunhombredebajaestatura,deunaredondezdesarmante,queeracapazdeapagaravoluntadelcentelleonaturaldesusojos:unespectáculodignodeverse.Paraalgunoseraunpolítico,abiertoycordial.Paraotros,elfríoeinsensibleinstrumentodesuoficio.Yparaunospocosque estábamos en el ajo, un buen tipo: una persona a la que conocíamos y por la que sentíamosaprecio.Lehabíanheridodosvecesendefensadesupaíspero,adiferenciadeloquesolíallamarnos

mipadre,jamásconsideróalosjóvenesdemiépocacomo«elbajovientredeunageneraciónquenohaconocidolaguerra».Respetabaamipadre,peroamímeapreciabacomopersona,aunquenuncahe sabido con seguridad la razón. Tal vez porque yo no proclamaba a gritos la inocencia demisclientesculpables,comohacíanlamayoríadelosabogadosdefensores.Oquizápormihermana…,aunqueesaeraunahistoriamuydiferente.

—Work…—medijoencuantomevioentrarenlahabitación,sinmolestarseenponersedepie—,lamentomuchísimoesto.Ezraeraungranabogado.

ComoúnicohijovaróndeEzraPickens,yoerapara algunos JacksonWorkmanPickens,perocasitodoelmundopreferíallamarme«Work»,enloqueamímeparecíaverunanotadehumor.

—Douglas…—asentí, volviéndome al oír el ruido de la puerta del despacho al cerrarse amiespaldaenelmomentoenquesalíaelalguacil—.¿Dóndeloencontrasteis?—pregunté.

Douglassemetióunaplumaenelbolsillodelacamisayapagóelcentelleodesupupila.—Estonoesnormal,Work,peronoveasenelloningúntratoespecial.Estásaquíporquepensé

quequerríasconocer lahistoriapormíantesdequeempezaraadifundirse.—Hizounapausaysepusoamiraratravésdelaventana—.SupusequetalvezquerríascontárselotúaJean.

—¿Qué tiene que vermi hermana en todo esto?—pregunté, consciente de quemi voz sonabademasiadoaltaenelpequeñoyatestadoespacio.Susojosgiraronhaciamíyduranteunmomentofuimosdosextraños.

—Noquieroqueellaseentereporlosperiódicos.¿Ytú?—Suvozteníaahorauntonofrío,comosi se hubieramalogrado la oportunidad—.Esta es solo una llamada de cortesía,Work.No puedodecirtemuchomásqueelsimplehechodequehemosencontradoelcadáver.

—Hanpasadodieciochomesesdesdequedesapareció,Douglas:untiempodemasiadolargoenelquenohahabidomásqueinterrogantes,susurrosylascarasqueponelagentecuandopiensaquehayalgoquenopuedesdecir.¿Tienesideadeloduroquehasidotodoesto?

—Nocreasquenotecomprendo,Work,peroesonocambianada.Aúnnohemospodidoconcluirla investigación sobre el escenario del crimen. No puedo discutir el caso con un miembro de laasociacióndeabogadosdefensores.Sabesdesobralapésimaimpresiónqueesoproduciría.

—Vamos,Douglas…Se trata demi padre, no de algún innominado traficante de drogas…—Estabaclaroquenoconseguiríaconvencerlo—.¡Meconocesdetodalavida,porDios!

Eraasí,enefecto…,meconocíadesdequeyoeraniño.Pero,siesoledabaalgúnpieparaquesedejarallevarporlossentimientos,nosereflejóenabsolutoensusojosahorasinluz.Mesenté,pues,ymepasélapalmadelamanoporlacara,olfateandoelolordelacárcelqueaúnnotabaenellaypreguntándomesiélloestaríaoliendotambién.

—Podemosseguirtodoslospasos—proseguíentonomástranquilo—,perotúsabesquelomáscorrectoesquemecuentesloquesepas.

—Estamoshablandodeunasesinato,Work,yvaa ser elmayornoticiónquehaya sacudidoelpaísen todaunadécada.Esomeponeenunasituacióndifícil.Vaahaberunenormerevueloen laprensa.

—Necesito saberlo,Douglas. Jeanha sido laque lohapasadopeor.Sabesquenoes lamismadesdeaquellanoche.Si tengoquehablarlede lamuertedenuestropadre,necesitarédarlealgunosdetalles…,melospedirá.Necesitarásaberlos,¡quédemonios!Pero,porencimadetodo,hedesaberhastaquéextremovaaserduroparaella.Tendréqueprepararla.Comodijistetúmismo,nodeberíaenterarseporlosperiódicos.—Hiceunapausa,yrespiréprofundamenteparacentrarme.Necesitaba

visitar la escena del crimen y, para eso, me hacía falta su consentimiento—. Es preciso quemanejemosbienaJean.

Éljuntólosdedosbajoelmentón,enungestoquelehabíavistohacermilesdeveces,peroJeaneramibaza,yéllosabía.Mihermanahabíatenidounagranamistadconlahijadelfiscaldeldistrito.Habían crecido juntas, eran las mejores amigas y Jean viajaba en el mismo coche cuando unconductorborrachocruzólamedianadelaautopistayfueachocardefrentecontraellas.Jeansufrióunaconmociónleve,perosuhijamurióprácticamentedecapitada.Fueunodeesoscasos,dijeron,enquemuybienhubierapodido suceder locontrario. Jeancantóenel funeralde suamigay todavíaahoraaDouglaslebastabaverlaparaquelosojosselellenarandelágrimas.Habíacrecidobajosumismo techoy dudoque, aparte demímismo, hubiera otra persona que sintiera su pena como elpropioDouglas.

El silencio se prolongó, y me di cuenta de que mi flecha se había colado por un pequeñoresquiciodesuarmadura.Insistíparanodarlelaoportunidaddepensardemasiado:

—Hapasadomuchotiempo.¿Estáissegurosdequeesél?—SetratadeEzra,sí.Elforenseestáallíahorayharáluegolaidentificaciónoficial,peroyohe

habladoyaconladetectiveMills,ymeaseguraqueesél.—Quieroverdóndeocurrió.Aquellolofrenó.Lopillóconlabocaabiertaytuvequevercómolacerraba.—Unavezhayamosexaminadoellugar…—No,Douglas…,ahora…,porfavor.Talvezfueralaexpresióndemicara,oelquemeconocieradetodalavidaylecayerabiendesde

hacíadiezaños.Oquizáfuera,despuésdetodo,porJean.Entodocaso,cualquieraquefueselarazón,mesalíconlamía.

—Cincominutos—dijo—.YnoteapartesniuninstantedelladodeladetectiveMills.Mills salió a recibirme al aparcamiento del centro comercial abandonado en el que habían

encontradoelcadáver,ynoestabaenabsolutofeliz.Irradiabaenfadodesdelaspuntasdesuscaroszapatoshasta lacoronilladesucortedepelomasculino.Teníaunrostroafilado,quesubrayabasuhabitualexpresióndesuspicaciaeimpedíaquelagentelaencontraraguapa,apesardesuexcelentefigura.Contabamás omenosmi edad—unos treinta y pocos años—, pero vivía y siempre habíavivido sola. En contra de los comentarios que corrían entre los medios de la abogacía, no eralesbiana:simplemente,sentíaantipatíaporlosabogados;locualeraunabuenarecomendaciónamimododever.

—Tienesquehaberlebesadoelculoalfiscalparaconseguiresto,Work.Ynopuedocreerqueyomeestéprestandoahacerlo.—Suestaturanoalcanzabaelmetrosetenta,peroparecíamásalta.Yloque le faltaba en fortaleza física lo compensaba con su inteligencia.Enmás de una ocasión habíavistoenapurosamásdeuncolegamíoquesehabíaatrevidoadesafiarla.

—Ledijequenomeapartaríadetulado,ynoloharé.Soloquieroecharunvistazo.Esoestodo.Meestudióalaluzgrisdeldía,ytuvelaimpresióndequeledesaparecíadelrostrotodahuellade

animosidad.Confiesoquelavisióndeunanotaderelajamientoenunacararigurosamenteentrenadaparanodejartraslucirsemejantecosaresultabamásbienrepelentepero,aunasí,laagradecí.

—Pontedetrásdemí,ynotoquesnada.Lodigoenserio,Work.Notoquesnadaenabsoluto.Comenzóarecorrerapasovivoelfirmedelaparcamiento,ahoracongrietasenlasquecrecían

hierbajos, y durante un momento fui incapaz de seguirla. Mis ojos se movieron hacia la nave

comercial, la zona en la que antes aparcaban los coches y, finalmente, encontraron el arroyo: unriachuelo sucio,medio cegadoporbasurasy arcilla roja; iba aparar aun túnel dehormigónquerecorríaelsubsuelodelaparcamiento.Aúnpodíaevocarelolorquedespedía,lamezcladegasolinaylodo.Poruninstante,olvidélarazóndemivisita.

«Podíahaberocurridoayermismo»,pensé.OíentoncesqueMillspronunciabaminombreyapartémisojosdeaquel lugaroscuroyde la

infanciaquehabíavenidoarepresentarparamí.Yoteníatreintaycincoañosahora,yhabíavueltoaestelugarporunmotivomuydiferente.MealejédeélycaminéhaciaMills,yjuntosnosacercamoslosdoshacialoqueensudíahabíasidoelCentroComercialTowne.Inclusoensusmejorestiemposeraunedificiofeo,unatiradeelementosprefabricadosconstruidaentrelaautopistainterestatalyunaplantatransformadoradeenergíaeléctricaqueclavabaenelfirmamentolosdientesdesustorresylíneasdealta tensión.Construidoa finalesde ladécadade los sesenta,había luchadoduranteañoscontra una clausura inminente. Hacía un año, solo un tercio de las tiendas mantenía actividadcomercial,ylaúltimadeellashabíacerradosuspuertasconelinvierno.Ahoratodoelsolarestaballenodebulldozers,bolasdedemolicióny trabajadores itinerantes,unode loscuales, segúnMills,habíalocalizadoelcadáverdemipadreenunespaciodedicadoaalmacénenlatraseradeunadelastiendas.

Yoqueríasaberlosdetallesyellamelosdioenbrevesyrecortadasfrasesquelatibiabrisadeprimaveranopodíasuavizar.

—Alprincipio,loúnicoqueviofueronunascostillas,ypensóqueeranhuesosdeperro.—Memiró enun intentode tranquilizarme—.Nome refiero ahuesosque comeríaunperro, sino aun,esqueletodeperro.

Asentí neciamente, como si no estuviéramos hablando demi padre.Ami derecha, unmartillohidráulicotriturabahormigón.Amiizquierda,elterrenoseelevabahaciaelcentrodeSalisbury;losedificiosquesealzabanallíparecíanresplandecer,comosifuerandeoro:yenciertosentidoloeran.Salisburyeraunapoblaciónrica,conunmontóndefortunasantiguasyunabuenacantidaddenuevosricos.Peroenalgunoslugaresdeella,labellezaerafinacomounacapadepinturaqueapenaspodíataparlasgrietas;porqueenSalisburyhabíapobrezatambién,aunquemuchosfingieranignorarlo.

Millslevantólacintaamarillaquerodeabaelescenariodelcrimenymehizopasarpordebajo.Entramosenlanavecomercialatravésdeloqueantesfueunadoblepuerta…,ahoraconvertidaenunaenormebocairregularconcolumnasdehormigónquesobresalíandeellacomodientesrotos.Fuimosdejandoatrásescaparatesdetiendasahoracegadoscontablonesdemaderahastallegaralaúltimadelafila:teníaabiertalapuertabajounrótuloenelquepodíaleerse:«Nature’s:animalesdecompañía y ejemplares exóticos». Nada más exótico, en efecto, que las ratas que llevaban añoscorreteando tras aquellas chapas…, las ratas y el cadáver en descomposición deEzra Pickens,mipadre.

Nohabíaluzeléctricaeneledificio,perolosmiembrosdelaunidadencargadadeexaminarlaescena del crimen habían instalado unos focos portátiles. A su luz reconocí al forense, cuya caracrispada recordaríasiemprede lanocheenquemuriómimadre.Rehuyóquesecruzarannuestrasmiradas, lo cual no me sorprendió en absoluto: aquella noche había habido muchas preguntasdifíciles.Delosdemás,obtuvealgunasinclinacionescortesesdecabeza,peropodríaasegurarquelamayoríade lospolicíasno se sentían contentosdeverme.Aunasí, sehicieron aun ladomientrasMillsmeguiabaatravésdelatiendallenadepolvohastaelcuartuchoquehabíaenelfondo.Tuvela

sensacióndequeactuabanmáspor respetoaMillsyamipadrequeporcualquiercompasiónquepudierantenerporeldolorqueyosentía.

Yallí estaba él, con las costillasdescarnadasmostrándose a travésdel largodesgarróndeunacamisaquehabíaolvidadoperoqueahorarecordéperfectamente.Teníaenciertomodoelaspectodeuncrucifijo,conunbrazoextendidoylaspiernasunidasjuntas.Lamayorpartedesurostroquedabaocultobajoloquemeparecióunablusaarayascolgadatodavíaensupercha,perodistinguíluegountrozodemandíbulade colorporcelanay aquellomehizo recordar suspatillas, pálidasymojadasbajolafarolalaúltimavezquelovivivo.

Lasmiradasqueloshombresfijaronenmíhicieronquemeapartara.Despuéslosmiréaellos;algunos de los policías sentían simplemente curiosidad, pero comprendí que otros buscaban susecreta satisfacción. Todos querían verme la cara: la cara de un abogado defensormetido allí, enaquel lugar enmohecido donde el crimen era algo más que un simple caso archivado, donde lavíctimaeracarneysangre,ydondesenotabaelolordelafamiliaconvertidaenpolvo.

Sentí susojos sobremí.Sabía loquedeseaban, ypor esomevolví denuevo amirar aquellasropascasivacías,elbrillopálidodelhuesocurvándose…Peronolesdaríanadadeeso,ymicuerponome traicionó, cosa que agradecí. Porque lo que sentí fue el retorno enmí de una rabiamuchotiempoacalladaylaconviccióndequeaqueleraelrostromáshumanoquejamásmehabíaofrecidomipadre.

2

Estabamirandofijamenteelcadáverdemipadre,preguntándomesipodríaolvidaraquellaimageneinclusosialgunavezquerríaintentarlosiquiera.MeinclinécomosifueraatocarloynotéqueMillssemovíaamiespalda.Enseguidaapoyólamanoenmihombroymeempujóhaciaatrás.

—Yabasta—medijo,ysumiradaseendureciómientrasmeapartabadelaescenadelcrimenymeacompañabahastamicaroperoyaviejocoche.

La seguí con la mirada mientras ella regresaba a la entrada y observé que se volvió en dosocasionesamirarme.Medespedídeellaconunainclinacióndecabezacuandosevolvióporúltimavezydesaparecióenelinteriordeledificio.DespuésintentéllamaraJeandesdemiteléfonomóvil.Alprimer timbrazo respondióami llamadasucompañeradepiso,Alex,unamujerariscaydura,pocodadaahablar.Nonosllevábamosbien,ymilistadepreguntaserabastantemáslargaqueladecontestacionesqueestabadispuestaadarme.Surelaciónconmihermanahabíaenvenenadotambiénalafamiliadurantemuchotiempo,yellanohacíaningúnsecretodelconceptoenquemetenía.Yoeraunaamenaza.

—¿PodríahablarconJean?—pregunté.—No.—¿Porquéno?—Noestá.—¿Dóndepuedoencontrarla?—Hubounsilencioalotroextremodelhilo,ydespuéselsonidode

unencendedor—.Esimportante—insistí.La oí inhalar el humo de un cigarrillo, como si estuviera reflexionando, pero a mí no me

engañaríaconeso.Alexnuncadabanadadebuengrado,noamí,porlomenos.—Eneltrabajo—dijoporfin,haciendoqueyomepreguntaracuándoeralaúltimavezquemi

vozhabíasidobienrecibidaenaquellacasa.—Gracias—ledije,peroellayahabíacolgado.TenerquevermeconJeaneralaúltimacosaquedeseabahacer,enespecialensutrabajo,donde

laatmósferadedeteriorodebíadehaberimpregnadoprofundamentesupiel.Apesardeeso,fueelolorapimientosysetasloquemeasaltónadamásentrarenlaviejaPizzaHutdeWestInnesStreet.Era un olor rancio, que combinaba recuerdos de citas adolescentes y torpes besos a hurtadillas.Solíamosreírnosdelaspersonascomomihermana,yelrecuerdodeaquellasrisashundióaúnmásmishombrosmientrasibahaciaelmostrador.

Conocíadevistaalencargado,quienmeinformódenuevodequeJeannoestaba.—Hasalidoahacerunaentrega—medijo—.Puedetomarasientoyesperar,silodesea.Fuiasentarmeenunreservadoconasientosdevinilorojoypedíunacervezaparaacompañarla

espera.Estabafríaeinsípida,queeraexactamenteloqueyonecesitabaesedía.Mepuseabeberlaasorbosmientrasobservabalapuerta.Peroenalgúnmomentomisojossedistrajeronparaexaminaralagentesentadaalrededordelasmesas.Habíaunaatractivaparejaderazanegra,cuyamesaestabasiendoatendidaporunaflacuchacamarerablancaquellevabapiercingsenlalenguayunacrucecitadeplatainsertadaenunaceja.Losdossonreíanalamuchachacomosituvieranalgoencomúnconella.Más cerca del aparador, dosmujeres desafiaban la estabilidad de sus taburetes, que parecíandébiles y altos, aunque no lo eran, y vi cómo instaban a sus hijos a que comieran hasta hartarse,

puestoqueerajuevesylosjueveselestablecimientoofrecíabuffetlibre.Enlamesacontiguaalamíahabíatresjóvenes,probablementeestudiantesdelauniversidadlocal

quehabríanacudidoabebersuprimeracervezadelatarde.Eranruidososybastos,perosedivertían.Yo notaba los ritmos de su charla e intentaba recordar cómo había sido aquella edad enmi caso.Ahoraenvidiabasusilusiones.

Se abrió de pronto la puerta para dar paso a la luz de un pálido sol, y al volverme vi a mihermanaqueentrabaenelrestaurante.Mimelancolíamaduróalverla.Llevabasudecadenciacomollevaba yo mi cartera de mano, con formalidad, y la caja roja de pizza parecía perfectamenteacomodadabajo subrazo.Pero su tezpáliday susojoshuidizosno encajabanen el recuerdoquetenía de ella…, nomás que las sucias zapatillas deportivas o los deshilachados tejanos. Estudié elperfildesurostromientrassedeteníaanteelmostrador.Solíasersuave,peroahorasehabíatornadoanguloso, con una nueva dureza en los ojos y en la boca. Y se me hacía difícil interpretar suexpresión:ahorayaeraincapazdeleerla.

Teníatreintayunañosyaúneraatractiva,por lomenosfísicamente.Peroparecía llevaralgúntiempoencontrándosemal,sinserlamisma.Algonofuncionababienenella.Paramí,quelaconocíadeotramanera,estabaclaroqueleocurríaalgo,perolosdemásreparabanenelloyseloechabanencara.Eracomosihubiesedejadodeesforzarse.

Sedetuvoanteelmostrador,dejólacajatérmicaysequedómirandolossucioshornosdepizzacomosiesperasequealguiencruzarasucampovisual.Peronosemovióenabsoluto.Niungestosiquiera.Yopodíanotarlaamarguraqueemanabadeellacomoporoleadas.

Unrepentinosilencioenlamesadelosjóvenesatrajomimiradahaciaellos.Medicuentadequeestabanobservandoamihermana,queseguíaallí,ajenaaellos,enlapenumbradelapartedelanteradelmostrador.

—¡Oye!—lallamóunodeellos;y,después,unpocomásalto—:¡Oye!Susamigoslomirabansinesconderlasrisas.Sacómediocuerpodelasillaendirecciónhaciami

hermana:—¿Quétalsimellevaraacasaenunacajauntrozodeeseculotuyo?Unodesusamigossoltóunsilbidodeadmiración.Estabantodosmirándolaahora.Yoestuveapuntodelevantarme—fuecasiunmovimientoreflejo—,perocuandoellasevolvió

hacialamesaocupadaporlosjóvenesborrachosylosmiródearribaabajo,mequedéinmóvil.Algosecrispótrassurostro.Podíahabersidocualquiera.

Onadie.Levantóambasmanosylasagitó,manteniendoaquelademánporespaciodeunossegundos.Enaquelmismoinstantesematerializóelencargadoenlapartedeatrásdelacocina.Tiróhacia

arribadesucinturón,apoyócontraelmostradorlabarrigaqueloceñíayledijoaJeanaloídoalgoqueyonopudeoír.Ellaasintiómientraselotrohablabaymediolasensacióndequesuespinazosedoblaba bajo el peso de sus palabras. Finalmente, el hombre le indicó casi imperceptiblemente lamesa de losmuchachos, dijo unas pocas palabrasmás y entoncesme señaló amí.Mi hermana sevolvióysusojosmeenfocaron.Alprincipiocreíquenomereconocía;subocapareciócrisparsecon expresión de desagrado, pero vino hacia donde yo estaba; al pasar junto a la mesa de losmuchachos,lesdedicóuncortedemangasconeldedo,peroconlamanoapoyadacontrasupecho,dondenopudieraverlaelencargado.

Losmuchachosrieronysiguieronbebiendo.Jeansesentóenelreservadodelantedemí.

—¿Qué haces tú aquí?—preguntó sin una simple sonrisa como preámbulo. Tenía unos ojosinexpresivosporencimadelasombravioletadelospárpados.

Laestudiémásdetenidamente,tratandodeencontrarelmotivodequemostraratantodespegodemí.Seguía teniendo lamisma tezclara; tanpálidaqueparecíacasi translúcida;unosojosgrandes,sorprendidos; una barbilla delicada; y unos cabellos oscuros que le caían por la frente hasta loshombrosconunaondulaciónnatural.Decerca,selanotabasegura.Estudiandosolounaspectosuyocadavez,parecíaestarperfectamente;peroesaimpresióneraerrónea.

—¿Quétehadicho?—lepregunté,señalandoconungestoalencargado.Peroellanosemolestóenseguirladireccióndemimirada.Siguióconlavistafijaenmí,aunquesinexpresarningúncalorensumirada.

—¿Importaeso?—dijo.—Supongoqueno.Enarcólascejasymemostrólaspalmasdelasmanosenmudoademándeextrañeza:—¿Entonces…?Yonosabíacómoirapararalpuntoalqueteníaqueir.Extendílosdedosporelresbaladizohule

acuadrosrojosquecubríalamesa.—Novienesnuncaaquí—observó—.Nisiquieraacomer.Alolargodelúltimoaño,yoapenashabíavistoamihermana,asíquenopodíareprocharlesu

distanciamiento.Por injustoquefuera,evitarlasehabíaconvertidoenunaespeciedereligiónparamí.Lamayoríadelasvecesnoseríacapazdereconocerlo,peroaquellosojosamoratadossuyosmeapenaban.Habíademasiadodenuestramadreenellos,yaellatampocolehabíanservidodenada.

Laindecisióncontrajomislabios.—HanencontradoelcadáverdeEzra—dijo.Nofueunapregunta,sinounaafirmaciónque,por

uninstante,hizoquesintieraunaextrañapresióndetrásdemisojos—.Meestabapreguntandocuálseríaelmotivodetuvisita.—Nodescubríperdónensurostro,sinounarepentinaintensidadque,enlugardesorpresaoremordimiento,meintranquilizó.

—Sí—asentí.—¿Dónde?Selodije.—¿Cómomurió?—Hablan de asesinato—respondí mientras estudiaba su cara: ni un simple parpadeo—. Pero

nadiesabemuchomásdeloqueteexplico.—¿TelodijoDouglas?—preguntó.—Asíes.Ellainclinóelcuerpoacercándosemás.—¿Sabenquiénlohizo?—inquirió.—No—respondí.Inesperadamente, sus manos rodearon las mías y noté en sus palmas un tibio sudor que me

sorprendió.Eracomosihubiesellegadoacreerquenocorríasangreporsusvenas,delofríaqueseme había mostrado. Ahora apretó mis manos mientras sus ojos recorrían mi rostro y meescudriñaban.Despuésserecostódenuevoenelagrietadorespaldodevinilo.

—Entonces…—mepreguntó—,¿dedóndehassacadotútodoesto?—Vielcuerpo—respondí,asustadodemispropiaspalabras.Apesardeloquelehabíadichoa

Douglas,noteníapensadocontarlemivisitaallí.—¿Y…?—Estabamuerto—declaré,abriendounparéntesisdesilencioqueseprolongódurantemásdeun

minuto.—Elreyhamuerto—dijoJeanfinalmente,fijandosumiradainmóvilenlamía—.Esperoquese

estépudriendoenelinfierno.—Esmuyduroeso—observé.—Sí—replicósinénfasis,yyoquedéesperandoquedijeraalgomás.—Noparecessorprendida—comentéalcabo.Jeanseencogiódehombros.—Sabíaqueestabamuerto—explicóparamisorpresa.—¿Porqué?—pregunténotandounasensaciónduraymolestaenmiestómago.—Ezra jamás se hubiera separado durante tanto tiempo de su dinero ni de su prestigio. Nada

habríapodidomantenerloalejadodeambos.—Peroloasesinaron—observé.Ellabajólavistaaladesgastadamoqueta:—Nuestropadresegranjeómuchosenemigos.Bebíunossorbosdecervezaintentandoganarunospocossegundosparacomprenderlaactitudde

mihermana.—¿Estásbien?—preguntéporúltimo.Ellaserio,dejandocolgadaunacarcajadaquenoguardabarelaciónconlaexpresióndesusojos.—No, no lo estoy—dijo—. Pero eso no tiene nada que ver con sumuerte. Paramímurió la

mismanochequemuriómamá,sinoantes.Ysinoentiendeseso,novamosatenernadaquedecirnoselunoalotro.

—Nosédequémehablas.—Losabes—replicó,conuntonocortanteensuvozquejamáslehabíaoídoanteriormente—.En

lo que amí concierne,murió aquella noche, en elmismo segundo en quemamá se precipitó poraquellaescalera.Sinoloentiendesdeestaforma,estuproblema,porqueyolotengomuyclaro.

Habíaesperadoencontrarlágrimas,peronoira;y,sinembargo,estaúltimaestabadirigidaamítantocomoaEzra,yesometurbaba.¿Cómohabíanpodidosepararsetantonuestroscaminosenunplazotancortodetiempo?

—Mira, Jean…,mamá se cayó por aquellas escaleras ymurió.Tengo clavado ese dolor en elalmatantocomotú.

Elladejóescaparotracarcajada,perohorribleestavez.—«Secayó»—repitiócomouneco—.Tienegraciaeso,Work…Esjodidamentegracioso.—Se

pasólamanoporlacarayresoplóconfuerza—.Mamá…—empezó.Pero inmediatamente balbuceóy le fallaron las palabras.En los rabillos de sus ojos afloraron

súbitamenteunaslágrimas,ysemeocurrióentoncesque,desdequeenterramosamimadre,jamáslahabíavistomostrarningunaemoción.Ella,entanto,recuperósucomposturayalzóunosojosquenoexpresabanningúndeseodepedirdisculpas.

—Estámuerto,Work,ytúsiguessiendosugrumete.—Suvozibatomandomásfirmezaahora—.Ysuverdadestámuerta también.—Sesonó lanariz,arrugóelpañuelodecelulosay lodejócaersobre la mesa. Yome quedémirándolo—. Cuanto antes admitas esta verdad, que es la única que

importa,tantomejorteirá.—Losiento,Jean…Noeramiintenciónentristecerte.Elladesviólavistaparamirarporlaventana,alotroladodelacualhabíaunpardeestorninos

peleándoseenelaparcamiento.Lasmomentáneaslágrimashabíandesaparecidodeltodo:sinelruborqueaúnteñíasusmejillas,nadiehubierapodidoadivinarqueestabaenfadada.

De repente olí a ajo, y aparecieron dos pizzas sobre nuestra mesa. Levanté la mirada y vi alencargado,quehizocasoomisodemíysedirigióaJean.

—Es tu favorita—le dijo—. Lo siento.—Luego dio media vuelta y marchó hacia la cocina,llevándoseconsigocasitodoeloloraajo.

—Tengo que irme ahora—anunció Jean, inexpresiva—.Una entrega.—Después se incorporópara salir del reservado y, al hacerlo, sacudió la mesa y derramó parte de mi cerveza. Sus ojosevitaroncruzarsecon losmíosycomprendíquemi silencioharíaque semarchara sindecirnadamás.Peroantesdequesemeocurrieraalgoquedecirle,ellahabíaapiladolascajasysealejaba.

Hurguéenmibolsilloenbuscadelacartera,saquéunpardebilletesdedólarquedejésobrelamesaylogrédarlealcancejuntoalapuertadelestablecimiento.Comoviquenomehacíacaso,laseguíalexterioryhastasudestartaladoautomóvil.Sinembargo,yoaúnnosabíaquéqueríadecirle.«¿Cómoteatrevesajuzgarme?»,talvez.O«¿dedóndehassacadotantafuerza?».O«erestodoloquetengoytequiero»…Algoporelestilo,quizá.

—¿Quéhaqueridodecir?—lepregunté,sujetándolaporelbrazocuandoteníayamediocuerpoencajadoenlaaberturadelaportezueladelcoche.

—¿Quién?—preguntó.—Tuencargado.Cuandohadicho«Estufavorita»,¿aquéserefería?—Anada—respondió,pormásquepusocaradetragaralgoamargo—.Cosasdeltrabajo.Poralgunarazónquedesconozco,noqueríadejarlamarchar,peromefallólaimaginaciónpara

darconunaformaderetenerla.—Bien…—conseguíarticularporúltimo—.¿Cenamosjuntoscualquierdía?ConAlextambién,

naturalmente.—Claro—asintió,conelmismotonodevozquelehabíaoídotantasotrasveces—.Selodiréa

Alexytellamaremos.Eseeraelquiddelacuestión,enefecto.Yyolosabía.Alexyaseencargaríadequeesacenanose

celebraranunca.—Dalerecuerdos—dije,mientrasellaseintroducíaenelpequeñococheyarrancabaelcansado

motor.Yopeguéunapalmadaenelcapócuandosealejaba,diciéndomeamímismoquelavisióndesu

rostroatravésdelaventanilladeaquelcacharroconelrótulodePizzaHutsujetoeneltechoeralacosamáspenosaquepodríaverenlavida.

A punto estuve demeterme enmi coche entonces, y pienso ahora que ojalá lo hubiera hecho.Pero,enlugardeeso,fuiaveralencargadoylepreguntéquéhabíaqueridodecircuandoJeansefue.Surespuestamerevelóuncrueltormento,semejantealdearrancarlasalasdelasmoscasquenohabía visto desde mis tiempos en el instituto y que ahora formaba parte de la vida diaria de mihermana. Tanto es así que me marché sin decir nada, y estaba ya en mi coche y fuera delaparcamientoantesdequelapuertadelrestaurantesehubieracerradoamisespaldas.

Yome fijabaavecesen laspersonas sinhogary tratabade imaginarcómohabía sido suvida

anterior.Noera fácil.Bajo lamugrey ladegradación,habíaun rostroquealguienhabía adoradoantes.Esestaunaverdadqueescapaanuestrosojos; sobre laque resbalannuestrasmiradas.Peroalgodebiódeocurrirparaarruinaraquellavidaydespojarladetodo;algoquemuyprobablementenotuvolaimportanciadeunaguerra,unahambrunaounaepidemia.Quefue,talvez,pequeño,yque,denoserporlagraciadeDios,podríasucedernosacualquieradenosotros.Taleraladesagradableverdad, una verdad que mi hermana conocía demasiado bien. Jean tenía un techo bajo el quecobijarse,peroeldestinoylainsensibilidaddeotrossehabíanconfabuladoparaarrebatarleunavidaqueellateníaengranaprecio.Unabuenavida—algunosdiríanqueexcelente—quetodavíapuedoverahoraconsolocerrarmisojos.Unavidaen laqueellaconfiabaentonces,deslumbradapor lapromesadeunosañosqueseprolongaríancomoplateadosraíles.

Peroeldestinopuedeserunaarpíacaprichosa.Comolaspersonas.Mismanosdirigíanelvolantedelcocheporunacarreteraqueconocíadememoriayquepodíair

mirando mientras conducía. Pasé por delante del caserón que los dos conocíamos desde nuestrainfancia,vacíoahorasalvoporlaspolvorientaspertenenciasdemipadreylashuellasqueyohabíadejadoenlascontadasocasionesenquemedeteníaallíparacomprobarquetodoestabaenregla.Dosmanzanasmásallá,surgíamipropiacasa,enlacrestadeunapequeñacolinaydominandoeltráficode la carretera y el parque que se extendía más allá de ella; era una hermosa casa antigua, conexcelenteshuesos,comoamenudosolíadecirmimujer,peroqueseguíanecesitandopinturayunrepasoparaeliminardeltejadolaszonasverdesporelmusgo.

Másalládemicasaestabaelclubdecampo,consucampodegolfdiseñadoporDonaldRoss,suspistas de tenis de tierra batida, la casa-club y una piscina rodeada de cuerpos ociosos que sebronceaban.Tambiénestaríaallímimujer,enalgunapartedelclub,fingiendoqueéramosricos,ofelices,otalvezambascosas.

Por el otro lado del campo de golf, si sabías cómo cruzarlo, podías encontrar una espléndidaurbanizaciónconstituidaporlascasasmásnuevasyhermosasdeSalisbury.Lashabitabaunapléyadedemédicosyabogadosyotragentericayselecta,entrequienessecontabaneldoctorBertWersterysuesposa,Glena,lamismísimareinadelasarpías.GlenayJeansolíanirjuntascuandoJeanestabacasada también con un cirujano y tenía asimismo bronceadas piernas de tenista y una relucientepulseradebrillantes.Eran,dehecho,ungrupodeseisosietemujeres,quealternabanelbridgeyeltenis con cócteles margarita y largas escapadas de fines de semana sin maridos a Figure EightIsland[1].

ElencargadodeJean,cuyonombredesconocía,mehabíadichoquelasmujeresseguíanjugandoalbridgetodoslosjueves,yquesolíanllamarparapedirpizzas.

Asíera,pues,lavidademihermana.LleguéhastalacurvaqueseiniciabaalgomásabajodelacasadeldoctorWerster—unatorrede

piedra cubierta de hiedra— y observé cómo Jean subía los escalones que cualquier otro hubieseencontradocómodos,peroqueaellasindudadebíandeparecerle terriblespor lapesadacargadepizzas.

Deseépoderquitarleaquellodeencima,deseépoderquitardeenmedioaGlenaWersterconunrifledelargoalcance.

Pero,envezdeello,retrocedíparaalejarme,sabedordequeelvermenoconseguiríaotracosaqueaumentarelpesodelacargasobresusfrágileshombros.

Conduje, pues, hastami casa,más allá del club, y ni siquierame fijé en las prendas de vivoscolores que resplandecían bajo el sol. Al final demi camino de acceso, apagué elmotor y fui aaparcarbajounasaltasparedescuyapinturadescascarilladadabalaimpresióndeburlarsedemí.Measegurédequenadiemeviera,subílasventanillasdelcocheyllorépormihermana.

3

Me costó veinte minutos serenarme; después entré en la casa en busca de una cerveza. Habíacorrespondenciaacumuladaenlaencimeradelacocinayelcontestadorautomáticoindicabaconsuscentelleosqueteníacinconuevosmensajes.Nopodíaimportarmemenosloquedijeran.Fuiderechoal frigorífico y rodeé con los dedos los cuellos de un par de botellas de cerveza. Sonaron la unacontralaotraybebídelaprimeramientrasdejabalachaquetaenlasilladelacocinaymemovíaporlacasavacíaysinhijoshastallegaralapuertadeentrada,queabrídeparenparalmundoqueseextendíaabajo.Mesentéenelescalónsuperior,cerrélosojosalcalorcillodelsolybebíungenerosotragodelabotella.

Habíacompradolacasavariosañosantes,cuandolapresenciadeEzraconferíaalaprácticadelaleyunapátinaderespetabilidadylosespíritusdesesperadospagabanloquefueraportocarsiquierala orla de su toga. Había sido el mejor abogado del condado, lo cual facilitabamuchomi tarea.Compartíamoseloficioyelapellido.Esosignificabaquepodíaescogerlosmejorescasosyqueseissemanasdespuésdequelacamionetaderepartodeuntenderodelalocalidadatropellaraaunchicodeochoañosalretrocederenelaparcamiento,recibíunpagoacuentadecienmildólares.

Bebíotro tragoyde repentemesentípresadelpánicoaldarmecuentadequenorecordabaelnombredelpobrechiquillo.Duranteuninterminableminutoestuvedebatiéndomebajoelhorrordesentirmeunhombresinentrañashastaque,finalmente,comoenunsuspiro,mevinoa lamemoriaaqueldato:

LeonWilliamMcRae.Recordétambiénlacaradesumadreeldíadelfuneral,laformacomosedeslizaban sus lágrimas por los surcos que el dolor habíamarcado en su rostro, hasta caer en elblanco cuello de encaje de sumejor vestido.Recordé sus palabras ahogadas, su vergüenza por elhumilde ataúd de pino que era lo único que había podido darle a su hijo y su entierro en la zonaoscuradelcementeriodelospobres,alasombradelatorredelasaguas,dondelepreocupabaquejamássentiríalatibiezadelsoldelatardecer.

Mepreguntéahoraquéhabríahechoconeldineroquehabíarecibidoporlamuertedelchico,yesperéquelohubieraempleadomejorqueyo.Porque,adecirverdad,amínomegustabalacasa:erademasiadogrande,demasiadoostentosa.Yomemovíaenellacomounamonedaenunrecipientedehojalata.Perosiempremegustabasentarmeallíalfinaldeldía.Eraunlugartibioalatardecer.Podíaverelparqueyoírlamúsicaqueelvientocreabaconlashojasdelosrobles.Trataríadenopensarsobremiseleccionesoelpasado.Eraunlugarparasentirselibredetodo,paralaabsolución…yqueraravezerasolomío.LohabitualeraqueBarbarasepresentaraparafastidiarlotodo.

Terminémisegundacervezaydecidíquetomaríaotra.Mesobrepuseyentréenlacasa.Alpasarporlacocina,viqueelcontestadorteníaahorasietemensajes,ymepreguntévagamentesialgunodeellosseríademimujer.Denuevofuera,pudesentarmeatiempoparaverquedoblabalaesquinaunodelospaseanteshabitualesdelparquequesolíaatraermiatención.

Destacaba,ciertamente,porsuaspectoestrafalario.Secubríalacabezaconungorrodecazadorforrado de piel, cuyas orejeras llevaba siempre caídas, con independencia del tiempo que hiciera.Unos pantalones raídos, de color caqui, azotaban sus flacas piernas al caminar y sus brazos eranesqueléticoscomolosdeunniñofamélico.Lasgruesaslentesapoyadasenelpuentedesunarizysuboca,siemprebigotuda,ledabanunairededolor.Noseguíaningunapautaensuspaseos,sinoque

parecía caminar compulsivamente: a medianoche bajo un aguacero, explorando los senderos querecorríanlazonaestedelapoblación,osudandobajoelsoldelamañanamientrasrecorríaelbarriohistórico.

Nadiesabíagrancosadeél,aunquellevabaañosviviendoporallí.Yohabíaoídomencionarsunombreciertavezduranteunafiesta:MaxwellCreason.Sehabíahabladomuchodeélaquellanoche.Eracasiunelementocaracterísticodelpaisajeurbano:todoslohabíanvistopasearpero,alparecer,ningunohabíahabladonuncaconél.Nadiesabíadequévivíaycasitodosdabanporsentadoqueeraun sin techo, uno de los que se cobijaban regularmente en alguno de los pocos refugios de lapoblaciónotalvezunpacientedelhospitallocalparaveteranos;perolasespeculacionesnoibanmásallá.Ensumayoríase tratabadecomentarios jocososacercadecómovestíaodesuobsesiónporcaminar.Ningunodeloscomentarioseraagradable,enrealidad.

Yo jamásmehabía reídodeéldeesamanera.Paramíeraunenigmay,enciertosaspectos, lapersonamásfascinantedelcondadodeRowan.Fantaseabainclusoconla ideadequealgúndíamecruzaríaconélypodríapreguntarlequéeraloqueveíaenaquelloslugaresqueparecíafrecuentarsiempre.

Nooíabrirlapuerta,perodeprontolavozdeBarbaraamiespaldamesobresaltó.—Laverdad,Work…—comenzó—,¿cuántasveces tehepedidoque te tomes la cerveza en el

patiodeatrás?Parecesunpordioseroquehaocupadolacasayseasomaahífueraparaquetodoelmundolovea.

—Buenas tardes, Barbara—dije sin volverme, pues tenía aún los ojos fijos enmimisteriosopaseante.

Alcaerenlacuentadelabrusquedaddesuspalabras,Barbarasuavizósutono:—Tienesrazón,cariño.Losiento.Buenastardes.—Pudenotarcuandoseacercóunamezclade

perfumeydesdénquemeenvolviócomosifueraunacapadecenizas—.¿Quéestáshaciendo?—mepreguntó.

Nopodíaresponderasupregunta…¿Quépodíadecir?—¿Verdadqueestodounpersonaje?—dije,señalándoloconungestodelacabeza.—¿Quién?¿Él?—precisó,indicándolocomosiloapuntaraconunarmadefuego.—Sí.—¡PoramordeDios,Work!Avecesnoteentiendo.Deverasqueno.Mevolvíporfin.Levantélavistahaciasurostroylaencontrémuybella.—Venasentarteaquíconmigo.Comohacíamosantes.Ellariodeunamaneraqueafeósurostroporunmomento,yyomedicuentaentoncesdequemis

esperanzasnoconseguiríancambiarnada.—Antessolíallevartejanosazulestambién.Yahoratengoqueprepararlacena.—Porfavor,Barbara.Solounpardeminutos.Algodebiódenotarenmivoz,quelaobligóadetenersecuandoyadabamediavueltayasentarse

amilado.Afloróasuslabiosunasonrisay,aunquefuemuybreve,hizoquepensaraenlostiemposenquelassonrisaseranespontáneasysinceras;enlosdías,notanlejanos,enqueunasonrisasuyaeracapazdedeslumbrarme.Yolaamabaentonces,ocreíaamarla,yjamásdudédelaelecciónquehabíahecho.Peroentoncesellatambiénconfiabaennuestrarectitudyhablabadenuestrofuturoconun apasionamiento que se percibía como profético. Decía que seríamos la pareja perfecta, quetendríamosunavidaperfecta;yyolacreí.Meconvirtióensudiscípulo,memostróelfuturoatravés

desusojos,yloviluminosoybrillante.Aunquetodoestoocurriómuchotiempoatrás,todavíaahorapodíacerrarlosojosypercibiruna

sombradoradadeaquellavisión.¡Habíaparecidotanfácil…!Quitéybarríconlamanolaresinadeunbrotedeprimaveraquehabíaaparecidoenlamadera

delescalón.Ella,entonces,seinclinódespacio,ycuandolavisentadaconlosbrazosapoyadosenlasrodillas,creíverensusojoselaleteodelantiguoamor.

—¿Estásbien?—preguntó.Lamiréypenséquesupreguntaerasincera.Por unmomento noté un nudo en la garganta y sentí que, si dejaba que salieran las palabras,

seguirían tras ellas las lágrimas. Por eso, opté por señalar nuevamente con un gesto la figura delhombrequesealejabayaendirecciónalparqueydije,comoantes:

—¿Verdadqueestodounpersonaje?—¡PorDios,Work…!—exclamóponiéndoseenpie—.Esunviejohorrible,yloquemásdeseo

esquedejedeunamalditavezdepasarpordelantedenuestracasa.—Memirabacomosiyofueraunextraño,yamínosemeocurrióquédecirle—.¡Señor…!¿Porquétienesqueponermelascosastandifíciles?Tomatucervezayveasentarteatrás.¿Quiereshaceresopormí,porfavor?

Mientras ella entrabaen la casa,me restregué la cara.Hasta entoncesno semehabíaocurridopensarqueaquelhombreeraviejo,ymepreguntéporquésehabríadadocuentamimujerdeaquelhechoyyo,encambio,no.Loseguíconlavistamientrasdescendíaporuntaludcubiertodehierbahastalaorilladelpequeñolagosituadoenelcorazóndelparqueyseperdíadespuésenelcampodejuego,quedabalaimpresióndeirreduciendosusuperficieconelpasodelosaños.

Dentro, lacasaestabafría.LlaméaBarbaray,comonoobtuverespuesta,entréen lacocinaenbuscadeunacervezaquepensébeberme,aunquenoenaquelprecisomomento.AtravésdelapuertaquecomunicabaconlasaladeestarviaBarbarainclinadasobreelperiódico,conunvasodevinoblancotodavíasinprobarasulado.Raravezlahabíavistotanquieta.

—¿Hayalgoenelperiódico?—preguntéconunavozquesonótenueinclusoenmisoídos.Llevémicervezaalpozodesusilencioyfuiasentarmeenmibutacafavorita.Barbarateníala

cabezainclinada;sutezmostrabaelmismotonopálidodeloshuesosdeEzrayunasombraoscuraeinmóvilrellenabaloshuecosdesusmejillas.Cuandoalzólosojos,viquelosteníayaenrojecidosyque se enrojecían aúnmás.Me pareció que sus labios eranmás finos y por unmomento la creíasustada,peroenseguidasumiradaseserenó.

—¡Oh,Work!—exclamó,mientras las lágrimas resbalaban como aceite por las llanuras de sucara—.¡Losientotanto…!

Leíentonceseltitulardelperiódicoymeparecióextrañoqueellapudierallorarcuandoyomesentíaincapazdehacerlo.

Esanoche,mientrasaguardabaechadoenlacamaaqueBarbarasalieradelcuartodebaño,penséenelartículodelperiódico:enlascosasquesedecíanenélyenlasquesecallaban.Describíaamipadrecomounaespeciedesanto,undefensordelpuebloyunpilardelacomunidad.Estotrajodenuevoamimenteelconceptodeverdadyladesnudasubjetividaddeloquedeberíaserpuraesencia.Mipadrehubieravistoaquelartículocomounadecuadoepitafio,peroamímeprovocabanáuseas.

Contempléatravésdelaventanaunanochebañadaporelsuaveresplandordelaluna,delaquesolodesvié lamirada al oír una tímida tosecilla deBarbara.Mimujer estabade pie allí, inmóvil,prendidaentrelalunaylaluzquesalíadelcuartodebaño.Llevabapuestoalgovaporosoquejamás

lehabíavisto,ysucuerpo teníaunaspecto fantasmalbajo lasgasas.Semovióalnotarmimiradaescrutadora,ysuspechossemovieronauna.Suspiernaseran,comosiempre,muylargas,peroesanochemeloparecíanaúnmásylazonadesombradesuunióntirabahaciaellademisojos.

Hacíasemanasquenonosamábamosymedicuentadequeentoncesseofrecíaamíporciertosentido del deber. Por extraño que parezca, aquellome conmovió y respondí con un vivo y casidoloroso deseo. No necesitaba una esposa en ese momento. No quería ninguna comunicación, nisentimiento.Solodeseabahundirmeenlasuavidaddelacarneysentir larealidaddeesedíadesdemishuesos.

Barbara tomólamanoqueyolealargabay ladeslizóbajo lassábanassindecirnada,comositambiénparaellalaacciónfueraalgoimpersonal.Labeséconfruición,saboreandoelgustosaladodeunaslágrimasapenasenjugadas.Mismanossemovieronsobreellayenellay,mientraslohacían,dealgunamaneradesaparecieronsusropas.Barriómitóraxconsuscabellosyofreciósuspechosami boca.Yo losmordí, oí su grito ahogado y despuésme abismé en el ímpetu de la sangre y elentrechocardelacarnehúmedayfeliz.

4

Habíadescubiertoenlosúltimosañosquelacasasesumíaamenudoenunsilencioespecial.Eracomo si la propia casa hubiera exhalado un profundo suspiro. Por eso, cuandome desperté a lamañana siguiente, antes incluso de abrir mis ojos hinchados, supe que estaba solo. Y mientraspermanecía tendido en la cama, en los cinco segundos del primer día del resto demi vida,medicuentatambiéndequemiesposahabíadejadodeamarme.Noséporquémesorprendiósemejanteconstatación,perolociertoesquenopudeponerlaenduda.Eraunarealidad,comosonrealesmishuesos.

Mirélamesilladenocheynovienellanadamásquelalámparayunvasodeaguaconelbordeplateadomanchadode lápizde labios.Barbara solíadejarmenotitas:«He idoa la librería»;«Iréatomarcaféconlaschicas»;«Tequiero».Peroesoeraantesdequeanduviéramosmaldedinero.Mepreguntéadóndehabríaido,ysupusequeseríaalgimnasio,paraeliminarallíconelsudortodoloquelequedabademídelanocheanterior.Habríaexaminadosurostroenelespejo,modeladounasonrisaensuscuidadasmejillasyfingidoquenohabíaprostituidosuvidaporunmatrimoniopocodeseadoyunpuñadodebrillantesmonedas.

Saquélospiesdedebajodelassábanasymelevanté.Unvistazoalrelojmemostróqueerancasilas siete.Sabíaquemeaguardabaundíamovido.Aesashoras, la noticiade lamuertedeEzra sehabríadifundidoportodoelcondadoyesperabaencontrarrepercusionesdeellaencualquierlugaralquefueradurantelajornada.Entréenelbañoconestepensamiento,yallímeduché,meafeitéyme cepillé los dientes. En el armario tenía un traje limpio, que vestí sin ganas, añorando tejanosazulesychancletas.Después, en lacocinaencontréunacafeteraamedio llenar,meservíuna taza,añadílecheyfuiatomarmicaféfuera,bajounaluzdifusayuncieloamenazador.

Eratempranoparairalaoficinaylosjuzgadosnoabríanhastalasnueve,asíquedecidídarunavueltaconelcoche.Medijeamímismoqueiríasinrumbo,perodespuésmelopensémejor.Todaslascarreterasvanaalgunaparte,endefinitiva;essolocuestióndeelegir.LaquetomémellevófueradelapoblaciónyatravésdeGrant’sCreek.PasépordelantedelacasadelosJohnson,yviunletreroescritoamanoenelqueseofrecíancachorrillosgratisaquienlesdieraunbuenhogar.Mipiedejóde pisar el acelerador y frené. Por un instante, consideré la posibilidad de pararme, pero despuésimaginélareaccióndeBarbaraysupequenomedetendría.Aunasí,mivelocidaddisminuyómuchoy tuve la vista fija en el espejo retrovisor mientras el letrero se hacía cada vez más pequeño ydesaparecíacomounasimplemanchablanquecina.Pasadalacurva,lavelocidadlímiteascendíaalosnoventakilómetrosporhora,yyolaalcancéal tiempoquebajabaloscristalesdelasventanillasyechabademenos amiperro, que llevabayados años enterrado. Intenté apartarlodemi recuerdo,peronoerafácil:habíasidounbuenperro.AsíquemeconcentréenconduciryfuisiguiendolalíneaamarillaqueibadejandoatráspequeñosedificiosdeladrilloyurbanizacionesconnombresdemodacomoPlantationRidgeySaintJohn’sWood.

«Elcampoinvadiendolaciudad»,diríamimujer,olvidandoquemipadrecrecióenelSur,enunafamiliapobre.

AunosquincekilómetrosdeSalisbury,lleguéaladescoloridaseñaldecarreteraqueindicabaelcaminode lagranjaStolen.Aflojé lamarchaymemetí por él, contentodeoír el rechinarde losneumáticosenlagravaylasvibracionesdelvolantebajomismanos.Elcaminocruzóunaparedde

árbolesyseadentróenunlugartodavíaintacto.La granja Stolen era una propiedad antigua, casi tanto como el propio condado, que había

pertenecidodurantegeneracionesalamismafamilia:lashilerasdeárbolesqueladelimitabanerancedrosplantadosconanterioridadalaguerradeSecesión.Lagranjaensíhabíasidoenormeenotrostiempos, pero las cosas cambian. El paso de los años la habían reducido a unas treinta y seishectáreas,yyosabíaquellevabaañosalbordedelaquiebra.Delafamilia,solovivíaVanessaStolen,aquiendesdelainfanciaconsiderabantodosunainfelizdepocasluces.

¿Quéderechoteníayoapresentarmeallíconmisproblemas?Yoconocíadesobralarespuesta:ningunoenabsoluto.Peronopuderesistirlatentación.Lahierbaestabaempapadaporelrocío,yellahabríapreparadocaféenelporchetrasero.Habríapreocupaciónensurostroalcontemplaraquelloscamposquepodíanhacerquecualquierasesintiesejovendenuevo,peroestaríadesnudabajolaviejacamisade algodónque llevaba.Yonecesitaba ir a ella, porque sabíaqueme recibiría comohabíahecho siempre; sabía que acercaría mis manos a su vientre cálido, que besaría mis ojos y measeguraríaquetodoibabien.Yyolacreería,comoentantasocasionesanteriores,aunqueestavezestuvieraequivocada,terriblementeequivocada.

Me detuve en una curva del camino y avancé despacio hasta ver la casa. Se estaba cayendo apedazos y me dolió observar más ventanas cegadas en el piso de arriba, desde donde antes megustabacontemplardenocheellejanorío.HabíapasadoañoymediodesdelaúltimavezquehabíaestadoenlagranjaStolen,peroaúnrecordabasusbrazosycómoceñíaconellosmipechodesnudo.

—¿Enquépiensas?—mepreguntaría,consucaraapoyadaenmihombroyreflejándosecomounfantasmaenelcristaldelaventana.

—Encómonosconocimos—lediríayo…—Nopiensesencosastandesagradables—merespondería—.Venalacama.Aquellaeralaúltimavezquelahabíavisto.Perotodavíahabíaunaluzencendidaenelporche,y

yosabíaqueeraparamí.Puse el coche marcha atrás, pero aún me quedé unos momentos. Siempre había sentido la

conexión que tenía Vanessa con aquel lugar. Sabía que no lo dejaría nunca y que algún día seríaenterradaenelpequeñocementerioocultoensusbosques.Medecíaamímismoqueerahermososaberdónde ibasapasar laeternidad,ymepreguntaba si semejantecerteza leaportabaaunopaz.Posiblementefueraasí.

Dimediavueltaymemarché,dejandocomosiempredetrásuntrocitodemí.Devueltaenlacintadeasfalto,elmundohabíaperdidosucarácterapacible,yelcaminohastala

oficinameparecióásperoyruidoso.Yollevabayanueveañostrabajandoauntirodepiedradeloqueloshabitantesdelalocalidadllamaban«lascasasdelosabogados»,queseencontrabanaldoblarlaesquinadelosjuzgadosyfrenteporfrentedelaviejaiglesiaepiscopaliana.Dejandoaparteunparde secretarias que trabajaban en el despacho contiguo almío, la iglesia era el único atractivo quehabía en toda la manzana, y yo conocía al dedillo los motivos representados en cada una de lasvidrierasdecristalemplomado.

Aparquéelcochey locerréconllave.Elcielocomenzabaanublarseahora,por loquesupusequeelhombredeltiempodeCharlotteestaríaenlociertoalpredecirquetendríamoslluviaaúltimahora de lamañana;me pareció, en ciertamanera, apropiado. En elmomento de ir a entrar en laoficina,meparéymevolvíamirarelcercodearcillarojaquebordeabamisneumáticoscomolápizdelabios.Después,entréeneledificio.

Mi secretaria, la única queme quedaba,me recibió en la puerta con café y un abrazo que setransformóeninconteniblessollozos.Porlarazónquefuera,leteníacariñoamipadreylegustabaimaginarloenalgunaplaya,recargandolaspilasyapuntodevolverparairrumpirnuevamenteensuvida.Medijoquehabíahabidonumerosas llamadas telefónicas, en sumayoríadeotrosabogados,para ofrecerme sus condolencias, pero también de periodistas locales, e incluso de uno que decíatelefoneardesdeRaleigh.Porlovisto,elasesinatodeunabogadoseguíateniendociertointerésparaaparecerenletrasdemolde.Mepasóelmontóndecarpetasquenecesitabaparallevaralostribunales—temasdetráfico,casitodosellos,másunorelativoaundelincuentejuvenil—,yprometióqueseencargaríadedefenderelfortín.

Salídeldespachominutosdespuésde lasnueve,conelpropósitodepresentarmeenel juzgadocuando ya hubiera comenzado la sesión, para evitar así innecesarios encuentros con curiosos opersonasdeseosasdeexpresarmesusimpatía.Porlamismarazóndecidíentrareneledificioatravésdelaoficinadelmagistrado.Lasalitadeespera,apesardelahoratemprana,estabayallenadeloshabitualesmalhechoresyvagos.Doshombres estaban esposados, en tantoque los agentesque losconducían compartían un periódico y daban la impresión de aburrirse. Había una pareja quepresentaba una queja por agresión contra su hijo adolescente, así como dos sesentonesensangrentados ymolidos a golpes, pero demasiado cansados ya o suficientemente sobrios ahoraparaseguirpeleándoseelunoconelotro.Reconocíporlomenosalamitaddeellosporhabérmelosencontradoyaeneljuzgadodelopenaldeldistrito:eranloqueennuestrajergallamamos«clientesde por vida», que entran y salen del sistema aproximadamente cada dosmeses por una acusaciónmenoroporotra:violacióndeunapropiedadprivada,agresión,tenenciailícita…,loquesea.Unodeellosmereconocióymepidióunatarjeta,peroyomediunaspalmadasenlosbolsillosparaindicarquelosllevabavacíosyseguíadelante.

Fuerayadelaoficinadelmagistrado,medirigíalazonanuevadeledificio,dondesereuníaeltribunaldelopenaldeldistrito.Pasépordelantedelpuestodebebidasybocadillos,regentadoporuna mujer medio ciega llamada Alice, y después me colé por una puerta que no ofrecía másobstáculoquelaplaquitaquehabíaenellaconelrótulosoloabogados.Másalládeestapuertahabíaotra,estasídotadadeunacerraduradeseguridad.

Entré en la sala por la parte de atrás y el primero que advirtiómi presencia yme dedicó unamiradadeconmiseraciónfueunodelosalguaciles.Sugestofuecomounaseñal,puesalmomentosiguientetodoslosabogadospresentesmeestabanmirando.Vitantosrostrossinceramenteapenados,queaquellomeparalizómomentáneamente.Cuando tuvidaesunamierda, resultademasiado fácilolvidar cuántas buenas personas hay en el mundo. Hasta la juez, una atractiva mujer madura,interrumpió la lectura de las vistas programadas y me invitó a acercarme al estrado, donde meexpresósupesarenvozbajayenuntononotablementeafectuoso.Vientonces,porprimeravez,queteníalosojosmuyazules.Despuésapretólevementemimanoconlasuyayyobajélavistaconunbrevedesconciertoalverlosgarabatosinfantilesquehabíadibujadoensublocdenotasjudiciales.Me propuso aplazarmis casos, pero yo decliné su ofrecimiento. Entoncesme apretó lamano denuevo,medijoqueEzrahabíasidoungranabogado,ymepidiófinalmentequeocuparamiasiento.

Durante las siguientes dos horas actué sin convicción y negocié apelaciones para clientes quepudieranohaberconocidosiquiera;después,paséaltribunaldemenores.Miclienteteníadiezañosyestabaacusadodeincendioconagravantesporhaberprendidofuegoaunacaravanaabandonadaenlaqueotroschicosmayoressereuníanparafumarhierbayfollar.Elmuchacholahabíaincendiado

sinlugaradudas,perojurabaquehabíasidounaccidente.Yonolocreía.Elayudantedelfiscaldeldistritoquellevabalaacusacióneraungilipollaspagadodesímismo,

salidohacíaapenasdosañosdelafacultaddederecho.Fanfarroneabayeratanpocoapreciadoporlos fiscalescomopor losdefensores…,un idiota,ensuma,alque jamásse lehabíapasadopor laimaginación que un tribunal juvenil debe ocuparse más de ayudar a los chicos que de conseguirelevadosporcentajesdecondenas.Presentábamoselcasoanteunantiguofiscalconvertidoenjuez,queencontróculpablealchico;pero,aligualquelamayoríadelosqueteníamosalgodecerebro,eljuez pensó que elmuchacho había hecho probablemente un servicio público y lo dejó en libertadcondicional:uncastigopensadotantoparareforzarlaautoridaddelospadrescomoparaaleccionaralchico.Paramí,eralonormalylojustopueselmuchachonecesitabaayuda.

Elayudantedelfiscaldeldistritodejóescaparunasonrisillaautosuficiente.Seacercóalamesadeladefensayechóhaciaarribaloslabiosparadejaraldescubiertosubocadentonaydecirmequesehabíaenteradodelodemipadre.Despuéssepasóporlosdientesunalenguadetintepurpúreoyobservóque lamuertedeEzraplanteaba tantaspreguntascomohabíadejadosin resolver lademimadre.

Estuveapuntodedarleunpuñetazo,perocomprendíjustoatiempoqueaquelloleencantaría,asíqueme contenté conhacerle un corte demangas.Vi entonces a la detectiveMills; se hallaba algoapartada,cercadelasalida,ymedicuentadequedebíadellevaralgúntiempoallí.Denoestaryotanentumecido,aquellomehubieraalucinado:eslaclasedepersonaalaqueaunolegustairledetrás.Cuandorecogímiportafoliosymeacerquéasaludarla,ellamecortóconungesto:

—Fuera—medijo,yyolaseguí.Laantesalaeraunherviderodepersonasydeconversaciones,ylosabogados,alvernos,dejaban

dehablarynosmiraban.LadetectiveMillseraunadestacadainvestigadora;yo,elhijodeuncolegaasesinado.Noselocensuro.

—¿Quéocurre?—lepregunté.—Aquí no—me dijo, agarrándome por el brazo y dirigiéndome hacia la escalera, en sentido

contrarioalflujodelagente.Caminamosensilenciohastaquedoblamosporelcorredorquellevabaalaoficinadelfiscaldeldistrito—.Douglasquiereverlo—meexplicó,comosirespondieraaotrapreguntamía.

—Meloimaginaba—dije—.¿Tienenalgunapista?Surostroeraseveroahora,loquemedabaaentenderqueaúncoleabaelasuntodeldíaanterior;

peroyoconocíaelpaño.Sialgoibamal,Millsaguantaríaeltipo,yyointuíaqueyasehabíacorridolavozdemivisitaallugardelcrimen.Eraalgoqueibaencontradetodoslostabúes.Lospolisnopermitíanquelosabogadosdefensorescamparanporelescenariodeuncrimenycontaminarantalvezlasposiblespruebas.Brillantecomoeraysabedoradeloquehabíaquehacerparaguardarselasespaldas,probablementehabríaincluidoensuinformetestimoniosdeotrospolicíasacercadeloqueyo había tocado exactamente y lo que no había tocado. También abundarían en él referencias alpropioDouglas.

Susilencionopodía,pues,sorprenderme.ElaspectodeDouglaseraeldeunhombrequesehubierapasadoenvelatodalanoche.—Nosécómohanpodidoenterarsetanprontolosmalditosperiódicos…—medijoencuantome

vioentrarporlapuerta,alavezquemedioseincorporabadelasiento—.Peroserámuchomejorquetúnotengasnadaqueverenello,Work.

Melimitéamirarlofijamente.—Entra—siguió,ysedejócaerdenuevoensuasiento—.Cierreesapuerta,Mills.LadetectiveMillscerrólapuertayfueacolocarsetraselhombroderechodeDouglas.Metiólas

manosenlosbolsillosdesustejanos,echandohaciaatrássucazadoraparamostrarlaculatadelarmaquellevabaenlasobaquera.Despuésserecostócontralaparedysequedómirándomecomosifueraunsospechoso.

Era un viejo truco, al que probablemente recurría solo por hábito, pero con aquella posturaacentuabaalmáximosuimagendeperrosabueso.MefijéenqueDouglasseretrepabaensuasientoysedesinflabacomosiperdieraaireporunpinchazo.Eraunabuenapersonaysabíaqueyotambiénloera.

—¿Tenéisalgunapista?—pregunté.—Nadasólidoaún.—¿Hayalgúnsospechoso?—insistí.—Prácticamente todo el mundo—replicó—. Tu padre tenía unmontón de enemigos. Clientes

insatisfechos, hombres de negocios que no han sabido entenderlo, y quién sabe cuántosmás.Ezrahizomuchascosas,peroelcaminarprocurandonopisaranadienofueunadeellas.

Unaformademasiadosuavededecirlo,sinduda…—¿Algunoenparticular?—pregunté.—No—dijoDouglas,enarcandounaceja.Mills carraspeó y Douglas dejó caer de nuevo su ceja. Era obvio que la detective se sentía

incómoda y supuse que ella y el fiscal del distrito habían estado discutiendo entre ellos acerca decuántoconvendríadecirme.

—¿Quémás?—pregunté.—Pensamosquemuriólamismanochedesudesaparición.Millsentornólosojosycomenzóacaminarporeldespachocomounhombrecondenadoadiez

añosenlamismacelda.—¿Cómosabéiseso?—pregunté.Ningúnforensehubierapodidosertanpreciso.Noalcabode

añoymedio.—Porel relojde tupadre—respondióDouglas,demasiadoveteranoenesos temasparapoder

regodearsedesuperspicacia—.Eraautomático.Eljoyeromehadichoquepodríafuncionartreintayseishorasdespuésdequelapersonaquelollevarapuestohubieradejadodemoverse.Solohemostenidoquecontarhaciaatrás.

Penséenelrelojdemipadreeintentérecordarsiteníaindicacióndefecha.—¿Ledispararon?—pregunté.—Enlacabeza—respondióelfiscaldeldistrito—.Dostiros.Recordé la camisa a rayas que cubría la cabeza demi padre, la pálida curva de sumandíbula

expuesta…Alguien había tapado su rostro después de matarlo, una acción nada habitual para unasesino.

Millssedetuvofrentealosampliosventanalesquedabanalbancolocal,alotroladodelacallemayor.Caíaunasuavelloviznayfinasnubesgrisestapabanelcielocomosifueranunaespeciedepelusa,peroelsolseguíabrillandoatravésdeellas:recordéentoncesamimadreyaquellafrasequesiempremedecíadequelalluviayelsoljuntossignificabanqueeldemonioestabagolpeandoasumujer.

Millssecolocóanteelalféizarconlosbrazoscruzados,mientrasasuespaldaelfirmamentoseoscurecíaylasnubeserancadavezmásespesas.Alfinaldesaparecieronlosúltimosrayosdesolyyosupusequelamujerdeldiabloestaríatendidaenelsueloysangrandoaesasalturas.

—Tendremos que ir a examinar la casa de Ezra —siguió Douglas, y yo asentí, súbitamentecansado. Douglas hizo una pausa y añadió—: También tendremos que ir a registrar su despacho.Revisarsusarchivosyaveriguarsidescubrimosquiénpodíatenermotivosparaestarresentidoconél.

Aquellodespejómicabezaydeprontotodocobrósentido.Ezraestabamuerto.Subufeteeramío,locualsignificabaqueDouglasylospolismenecesitaban.Permitirquelospolicíasrevolvieranenlos archivos de un abogado defensor era…, bueno, era como consentir que un abogado defensorpasearapor el escenariodel crimen.Si yomenegaba, necesitaríanunaorden judicial.Habría unaaudiencia,yprobablementeyoganaría.A los juecesno leshacíaningunagraciaminar la relaciónprivilegiadaentreabogado-cliente.

Comprendí entonces que el fiscal del distrito habría pensado todo esto cuandome llamó a sudespachoeldíaanterior,y la ideameresultó indescriptiblemente triste.Elquidproquoesunafeacosaentreamigos.

—Déjamequelopiense—dije,yDouglasasintió,dirigiendounaenigmáticamiradaaladetectiveMills.

—Encontramoslasbalas—medijo—.Lasdosenelcuartito:unaenlaparedylaotraenelsuelo.Yo sabía lo que aquello significaba. Era sumamente dudoso que Ezra hubiese entrado

voluntariamenteenaquelcuartucho.Lehabríanordenadoquelohicieraapuntadepistola.Elprimertiro lohabíapilladodepie; lehabíaatravesadoelcráneoyhabía idoaempotrarseen lapared.Elsegundoselohabíanasestadocuandoseencontrabatendido:elasesinohabíaqueridoasegurarse.

—¿Y…?—pregunté.DouglasmiródenuevoaMillsycomenzóatirarsedesucejaderecha.—Aúnnotenemoselinformedelforense,perofuerondisparadasporunrevólvercalibre357—

dijo Douglas, inclinándose hacia delante en su asiento, como si el movimiento le doliera en lasposaderas—.Hemos examinado los registros.Tupadre tenía un revólver calibre 357, unSmith&Wessondeaceroinoxidable.—Yonodecíanada—.Necesitamoseserevólver,Work.¿Sabesdóndeestá?

Sumanoderechasealzódenuevoysepusoatrabajarensuceja.Yomelopensécuidadosamenteantesdehablar.

—Notengolamásmínimaidea—respondí.Élseechóhaciaatrásyapoyólasmanosenelregazo.—Búscalo…,¿loharás?Yavísanosencuantoloencuentres.—Loharé—prometí—.¿Esoestodo?—Sí—dijo Douglas—. Llámame respecto a lo de estos archivos. Necesitamos tener acceso a

ellos.Ypreferiríanotenerquemolestaraljuez.—Comprendo.—Erasinceroaldecireso.Mepuseenpie.—Esperaunsegundo…—dijoMills—.Tengoquehablarcontigoapropósitodelanocheenque

tupadredesapareció.Hayunmontóndepreguntassinrespuesta.Ypodríahaberalgovaliosoenellas.LanocheenlaquedesaparecióEzraeralamismanocheenquemuriómimadre.Noerauntema

fácilparamí.

—Después—dije—.¿Teparece?Ellamiróalfiscaldeldistrito,quenodijonada.—Deacuerdo.Peroqueseahoy—añadió.—Estábien—asentí—.Hoy.DouglassiguióensuasientomientrasMillsabríalapuerta.—Seguiremosencontacto—dijoDouglasylevantólamanomientrasladetectiveMillscerraba

la puerta enmis narices. Fuera, en el vestíbulo,mientras los ojos de todos caían sobremí comodedos,mesentímuysolo.

Fui hacia la escalera de atrás y pasé de nuevo a través de la oficina delmagistrado.No habíaprácticamentenadieahora,ysaludéconungestoalamujerquesehallabadetrásdelarejilladetelametálica.Ellamerespondióreventandounglobodegomademascaryyodesviélavistaensilencio.Fuera,elsolseguíatapado,perolalluviasehabíatransformadoenfinaniebla,cuandoloqueamíme hubiera apetecidomás era un buen aguacero.Deseaba el gris encapotado del cielo, el susurroconstanteyelrepiqueteodelaguasurgidadelvacío;necesitabasentirenmirostrolapurezadelaguay el peso sobre mí de un traje de tres temporadas convertido en una prenda definitivamenteinservible. Sin decisión ni acción, necesitaba difuminarme, ser apartado de la vista y colocado,duranteunsusurrodetiempo,enunlugardondenadiemeconociese.Pero,enlugardeeso,meganélamiradacuriosadedoschicos;enlugardeeso,meempapé.

Noeraaúnmediodíacuandoentréenlaoficina,ymisecretariasemostróintranquilacuandoledijequesefueraacasa.Metióensubolso,intacto,elalmuerzoquesehabíatraídoporlamañana,unmontóndecuadernosyundiccionariodetérminosjurídicos,ydespuéssemarchóconairedolido.Yo teníaque ir al pisode arribapara registrar el despachoprivadodeEzra, pero su fantasmamedetuvo en las escaleras. Hacía seis meses que no había subido allí y ahora me sentía demasiadodeprimido para enfrentarme al esplendor polvoriento de un imperio de paja que inopinadamentehabía pasado a ser mío. Decidí, por ello, agenciarme un almuerzo inocuo queme diera el valorsuficienteparaencarardenuevoelhogardemi infanciay los recuerdosdehuesos rotos tendidoscomounasuciaalfombrasobrelaseveraescalera.

Conduje por espacio de veinte minutos, buscando un lugar para almorzar que me ofrecieraalguna posibilidad de anonimato. Acababa de renunciar a buscarlo cuando di con la entrada a unBurgerKing.Mecomíunpardehamburguesasconquesomientraspasabapordosvecesfrentealacasademipadre.Eraun retoparamí con susgruesas columnas, sus abiertasventanasquehacíandañoalavistaylaperfectapinturadesualabastro.Máscastilloquecasa,estabaagazapadatrasfilasdesetosyarbustosdebojquemerecordabanlosfortinesquehabíavistoenciertaocasióncuandoEzrallevóalafamiliaalasplayasdeNormandía.Yosabíaquemipadrehabíadeseadodespertarmisinstintos para que pudiera continuar su cruzada contra el esnobismo de las viejas fortunas de estaciudadqueduranteañoshabíanafeadoelbrillodesusmagníficoslogros.Peroahoraeraconsciente,como siempre lo he sido, de que eso no ocurriría jamás. Empeñarse en una guerra requiereconvicción,yaunqueyocomprendía lasfuerzasque impulsabanamipadre,no teníanadaqueverconellas.Existíanmuchasclasesdeveneno,yyonoeraunperfectoestúpido.

Meadentréporelcaminodeaccesodevehículos,pasébajo las ramascruzadasdeárbolesquehacían de centinelas y de esta forma retrocedí en el tiempo, hasta mi infancia, que sentí a mialrededorcomovidriosrotos.Tintinearonlasllavesymesentéenelsilencioquesiguió.Viconlosojos de la imaginación muchas cosas que ya no existían: mi primera bicicleta y mis juguetes,

escacharradoshacíamuchotiempo;aunpadreconelrostroencendidoporsutempranotriunfo;yamimadrecuandotodavíavivía,felizaún,contemplandolasonrisainquisitivadeJean.Lointacto,sinlapátinaamarillentadel tiempo;peroentoncespestañeéydesapareciótodo,comocenizasbarridasporunsúbitoviento.

La policía no se había presentado aún allí y, cuando probé a entrar, me costó abrir la puertaporqueestabaatascadaporfaltadeuso.Desconectéelsistemadealarmayfuiencendiendolaslucesamedidaquerecorríalashabitaciones.Habíaunacapadepolvoenelsueloylassábanasquecubríanlos muebles de mi padre. Vi viejas huellas en las escaleras mientras bajaba lentamente por ellas,recorría los dos comedores, la leonera, la sala de billar y llegaba a la puerta que conducía a labodegadevinodemipadre.Elaceroinoxidableteníaunbrilloapagadoenlacocina,quemehizopensarencuchillosconmangodeébanoymanosfinasypálidasdemimadre.

Busquéprimeroensuestudio,pensandoqueencontraríaelarmaenelcajónsuperiordesumesa,juntoconelabrecartasdeplatayeldiariocontapasdepielquelehabíaregaladoJeanenlugardeunnieto. No estaba allí. Me senté durante unos segundos en su silla y me quedé mirando la únicafotografíaenmarcadaquehabía:unadesvaída instantáneaenblancoynegrodeunchamizomedioderruidoyde laadustafamiliaque lohabitaba.Ezraeraelmás joven,unchiquillogruesocon laspiernassuciasydescalzo,quevestíaunmonodepantalonescortos.Observélasmanchasnegrasdesus pupilas y me pregunté qué estaría pensando aquel día. Tomé el diario y hojeé sus páginas,sabiendo que mi padre jamás hubiera confiado a un papel sus sentimientos más íntimos, peroalentando,apesarmío,laesperanzadequelohubierahecho.Peroeldiarioestabaenblanco,asíquevolví a dejarlo donde lo había encontrado.Mis ojos recorrían la estancia intentandohallar algunasensacióndeaquelhombrealqueanteshabíacreídoconocer,peroaquellahabitaciónnomedecíanada. Estaba repleta de mapas antiguos, muebles de cuero y recuerdos de toda una vida… y, sinembargo, ¡senotaba tanvacía!Medicuentadeque lahabitaciónensímismaeraun trofeo;podíaimaginarlo sentado allí, y sabía que podría sonreír en aquel despacho mientras su esposa yacíasollozandoenlagrancamadelpisodearriba.

Sentado en su butaca,me sentí confusamente incestuoso, por lo que no permanecí allí muchotiempo.Aldejarsuestudionotéquemispisadasenelsuelocubiertodepolvonoeranlasúnicasquehabía. Había otras más pequeñas, queme dijeron que Jean había estado allí. Las huellas iban delestudio al vestíbulo, y después a la gran escalera. Desaparecían en el camino enmoquetado queascendía por el centro de la escalera, y reaparecían después en la madera dura del pasillo queconducíaalahabitacióndemispadres.Yohacíamásdeunañoquenohabíasubidohastaallíylaspisadaseranevidentes.Seperdíandenuevoenlaalfombrapersaquecubríaelsuelodeldormitorio,pero juntoa lacamay lamesilladenochedondeesperabaencontrarel revólver,habíaunahuellamediomarcadaenelpolvo.Mefijéenellechoyviquemostrabaenelcentrodelacolchaunahuellasemicircular,comosialgúnanimalsehubieraenroscadoallí.

Busqué el revólver, no encontré nada y finalmenteme senté en la cama y alisé la colcha paraquitar aquella huella. Tras unos instantes más de reflexión, me levanté y salí de la casa. Lo hicearrastrandolospiesparanoagitaraquelsuelocubiertodepolvoenelqueantañohabíanjugadodosniños.

Yaenelexterior,meapoyécontralapuertacerrada,esperandotalvezqueladetectiveMillssepresentara por el camino para vehículos con una docena de coches patrulla siguiéndola. Traté deserenarmirespiración,quesonabaagitadayfuerteenunmundodeinsólitosilencio.Dealgúnlugar

llegabaelolordehierbareciénsegada.Recordaba el revólver demi padre de la noche en que lo vi apuntado contra el rostro demi

madre.Cuandomipadremedescubrióallí,enlapuertadeldormitorio,tratódefingirquesetratabadeunabroma,peroelterrordemimadreerareal.Loadvertíensusojosllenosdelágrimas,ensupostura,enlaformacomosusmanostirabandelcinturóndesubatacuandomedijoquevolvieraalacama.Mefuiporqueellamelopidió,peroahorarecordabaelsilenciodelacasayelchirridodelosmuelles de la camamientras ella intentaba hacer las paces del únicomodo que sabía hacerlo.Esanochelleguéaodiaramipadre,peromecostómuchotiempodarmecuentadelaintensidaddeesaemoción.

Nunca supe por qué discutían, pero aquella imagen jamás cicatrizó y, mientrasme alejaba deaquellugar,penséenlaslágrimasdemipropiaesposayensucansadasumisiónlanocheantes: lapobre satisfacción que obtuve de su pequeñezmientrasme aprovechaba vergonzosamente de ella.También Barbara había llorado y, al recordar el sabor salado de sus lágrimas, pensé que por uninstantehabíasabidocómosesentíaeldemonio.Sexoylágrimas,aligualqueelsolylalluvia,sesuponequenodebencoexistirenelmismomomento;peroparaunalmacaída,unactodebondadpodíaaveceshacerquemesintierabienyahuyentarelinfiernodemí.

Bajé hasta donde había aparcado mi coche, arranqué y, mientras pasaba nuevamente bajo losárbolesqueguardabanlacasaymedirigíahaciamihogar,mispensamientosestabansuciosporelpolvodelugaresalosquemimentenovolveríanunca.

5

Todoloquedeseabaeraquitarmeeltraje,tumbarmeenlacamayencontraralgúnalivioenaquelhorizontenegroyarenoso,peroenelinstanteenquegiréenlacarreterahaciadondesealzabamicasa,medicuentadequenoibaaocurrirnadadeaquello.Lacurvaencuestadelcaminodeacceso,que en ocasiones como esta debería dar la bienvenida a un hombre, rebosaba hoy de relucientesvehículosdecolornegroyplata.Lostiburonessehabíancongregado.Habíanacudidolasamigasdemimujer,cargadasconsusmelifluaspamplinas, suschismorreosysusávidaspreguntas:«¿Cómohabíamuerto?».«¿CómolosobrellevabaWork?».Y,después,cuandoBarbaranopodíaoírlo:«¿Enquéasuntoestabametido?Heoídoquelehandisparadodosbalasenlacabeza…».Paraañadirluegoenvozmásbajaaún:«Probablementeselomerecía».Másprontoomástarde,algunadeellasdiríaloquemuchas pensaban: «¡Purria blanca!»,murmurarían, y los ojos centellearían por encima de loslabios, partidos por demasiadas sonrisas tensas. ¡Pobre Barbara…! Idealmente, debería habérselopensadomejorantesdecasarseconmigo.

Porprincipio,yomeneguéavermeexpulsadodemipropiacasa,peromicochesenegóadarmediavueltaenelestrechocaminodeacceso.Asíque,envezdehacerlo,seguípara iracomprarcervezas y cigarrillos en el autoservicio que hay al lado del instituto. Pensaba ir con la bolsa alestadiodefútbol,subirlasgradasyemborracharmelentamentesobreelrectángulodehierbareseca.Perolaverjadelestadioestabacerradaconllaveyconunafuertecadena,demasiadoaltaparapodertirardeella.Regresé,pues,conelcochea lacasademipadreymepuseabeberenelcaminodeacceso.Habíadadocuentadelamayorpartedelpaquetedeseislatasantesdedecidirmearegresaracasa.

Cuando doblé el camino en dirección a ella, vi que el número de coches había aumentado,dándole un desgraciado aire festivo. Aparqué en la calle, dos casasmás abajo, y caminé hasta laentrada.Dentro,meencontréa toda lagentequehabíapensadoencontrar:nuestrosvecinos,variosconocidosdefueradelaciudad,médicosysusesposas,propietariosdenegociosylamitaddelosparroquianos del bar local, incluido Clarence Hambly, quien durante muchos años había sido elmayorrivaldemipadre.Fueélquiencaptódeinmediatomiatención,puestoquedestacaba,altoydesdeñosoinclusoenaquellareunióndegenteadinerada.Teníalaespaldareclinadacontralapared,elcodoapoyadoenlarepisadelachimeneayunvasodebebidaenlamano.Élfueelprimeroenverme,yapartólavistacuandonuestrosojosseencontraron.Yomedesentendídeél,considerándolounamolestiamenor,yexplorélahabitaciónconlamiradaenbuscademimujer,alaquevienelotroladodelasala.Mirándola,pudedeciralinstante,sinperderniunsegundoenpensarlo,queeraunahermosamujer.Teníauna tez impecable,pómulosaltos,ojoscentelleantes.Aquellanoche lucíaunpeinado perfecto y estaba asombrosa en su vestidomás caro y de últimamoda. La rodeaban susamigasmáshabituales,mujerescuyasmanosestabanfríasporlasjoyasyelcalortenuedelasangre.Encuantomevio,dejódehablarysusamigassevolvieronamirarmetodasauntiempo.Susojoshicieronmidisección,fijándoseenlalatadecervezaquellevabaenlamanoy,cuandoBarbaradejósucírculo,noledijeronnada,peroyoimaginésusafiladaslenguasdesollándomelaespalda.Encendíotro cigarrillo y pensé que aún tenía que disponer el funeral. Al momento siguiente, Barbara sematerializóamiladoyporunmomentoestuvimosjuntosyasolaslosdos.

—Hermosafiesta—dije,yarenglónseguidosonreíparaquemispalabrasnosonarandemasiado

crueles.Ellaapoyóunoslabiosdurosenmimejilla.—Estásbebido—medijo—.Hazelfavordenoponermeenevidencia.Aquel hubiera podido ser elmomentomás bajo, siGlenaWerster no lo hubiera elegido para

aparecerporlapuertadeentrada.Exhibíaunaradiantesonrisaquehacíapareceroscurossusdientes,y suvestidonegro era demasiado cortoydemasiado ceñido.Verla enmi casameponía enfermo.PenséenJeanyenloduroqueseleteníaquehacersubirlaescalinatadelamansiónconpilaresdeGlenaWerster.

—¿Quéhaceesaaquí?—pregunté.Barbaramiró por encima de su vaso de vinomientras Glena se instalaba en un rincón, en el

centrodesucamarilla,yyoadvertíunanotadeinquietudenlosojosdemimujer.Cuandosevolvióhaciamí,sumurmullofuesevero:

—Pórtatebien,Work.Esamujeresmuyimportanteenestaciudad.Yoyasabíaque,paramiesposa,«serimportante»significabaqueGlenaWersterpertenecíaala

juntadelclubdecampo,eraasquerosamente ricaydisfrutabaarruinando reputaciones soloporelplacerdehacerlo.

—Nolaquieroaquí—dije,eindiquévagamenteelgrupodemujeresapiñadasbajoelretratodelpadredeBarbara—.Noquieroaningunadeellasaquí.—Meinclinéhaciasucarayellaseapartótanrápidamentequepiensoquemiolor laechóatrás instintivamente.Aunasí, ledije—:Tenemosquehablar,Barbara.

—Elsudortehaempapadolacamisa—dijo,introduciendotresdedosatravésdelosbotonesquelacerrabanbajomicuello—.¿Porquénosubesacambiarte?—Empezóaalejarse,perodeprontosevolvió.Alargólamanohaciamicarayyolainclinéhaciaella—.Yaféitatetambién,¿quieres?

Almomentosiguienteyasehabíaapartadodemíparavolveralcírculodesusestiradasamigas.Mequedésolo,pues,perdidoenmipropiacasamientraslagentepronunciabapalabrasamablesy

yoasentíacomosiestuvieradeacuerdocontodoloquemedecían;aunasí,existíaenunaespeciedemágicosilencio,ylaspalabrasamablesrompíansobremícomoeloleajesobrealguiendesplomadoenlaplayamediomuerto.Unaspocaseransinceras,peronadiecomprendíalomásbásicoacercademipadre…,loquelohacíataninexplicable,tanextraordinarioytanmalvado.

Peregrinando a través de palabras inconexas me encaminé a la cocina, donde había esperadopoderencontrarunacervezafría.Pero,enlugardeeso,mehalléconlasorpresadeverallíunbarperfectamentedispuesto, loquehizoquememaravillaraconfusamentedemimujerque,en la fríasecuela de una muerte, aún era capaz de improvisar lo necesario para una ocasión así. Pedí unbourbonconhielo,yenaquelmismoinstantenotéunamanoapoyadaenmihombroyunavozqueparecíatriturarelhieloyqueseuníaalamíaparadecirlealcamareroquefuerandosenvezdeuno.MevolvíyviamiladoaldoctorStokes,mivecino,cuyosrasgoscorreososybarbablancaledabanungranparecidoconlasfotografíasdeMarkTwain.

—Gracias—le dijo al camarero, y despuésme apartó del bar con sumano firme demédico,diciéndome—:Demosunpequeñopaseo.—Meguioatravésdelacocinay,después,haciaelgaraje,donde los últimos rayos del sol proyectaban polvorientos rectángulos sobre el cemento gris delsuelo.Mesoltóenelespaciovacío,ydespuéssesentóenlosescalonesdelporchetrasinvitarmeaqueyoloimitaraconungruñidoyunareverencia.Bebióuntragodesuvasoychasqueóloslabios,relamiéndose—:Estesíqueesunbuenamigo—dijo.

—Sí—asentí—.Puedeserlo.Lovimirarmeconcuriosidadmientrasdabacuentadesubebidayencendíauncigarro.—Heestadoobservándote—dijofinalmente—.Notienesbuenaspecto.—Hetenidounmaldía.—Noteestoyhablandodehoy.Llevoañospreocupadoporti.Soloquenoteníalaoportunidadde

decírtelo…,yameentiendes.—¿Quéesloquehacediferentelasituaciónhoy?—pregunté.Memiróyexhalóunhumoazulado.—Llevocasadocincuentaycuatroaños—respondió—.Pensarásquenomehasvistonuncaasí,

comositumejoramigoteacabaradedarunpuntapiéenlaspelotas.Peronohacefaltaserungenioparaverlo;mimujersehafijado también.—Sesacudióde laperneradelpantalónuna imaginariapelusa,estudiósucigarroyprosiguió—:Bueno…,nopuedohacernadaacercadetuesposa…,enfindecuentas,elmatrimonioesalgoenloqueunonopuedeinterferirse…,perohayciertascosasquedeberíasoír,ysémuybienqueningúnotrovaaquererdecírtelas.

Puesto que no sabía qué decirle, coloqué mi vaso en una carretilla volcada y encendí uncigarrillo.Elsilencioseprolongómientrasguardabaelpaqueteenelbolsillodemicamisa.Cuandovolví a levantar la vista, vi que losojos del doctor aparecíanveladospor sombras ahora.Esomeentristeciósingularmente,porquesusojosteníansiempreelbrillodelafecto.

—Tupadreeraelmayorgilipollasqueheconocidoenmivida—sentenció,yacontinuacióndiounachupadaasucigarrocomosiacabaradehaceruncomentarioacercadel tiempo.Yonoobjeténada,porloqueelancianocontinuóalcabodeunospocossegundos—:Erauncochinoegoísta,cuyaúnicaambicióneraadueñarsedelmalditomundo…,peroesotúyalosabes.

—Sí—asentí,aclarándomelagarganta—.Esoyalosé.—Unhombrepropensoaodiar,además,perocapazdemirartealosojosmientrasteclavabael

cuchillo,sientiendesloquequierodecir.—No,noloentiendo.—Quierodecirqueeraunhombresinceroensuavaricia.Comopodíaverlocualquieraquefuese

sincerotambién.—¿Yeso?—inquirí.—¿Teparecequeheacabadodehablar?—mepreguntó,yyono supequédecirle—.Dejaque

siga, entonces… Estaba también Jean. A mí no me agradó nunca la forma como educaba a tuhermana.Me parecía estar desaprovechando un talento sin tacha. Pero uno no puede elegir a suspadres,yesafuesudesgracia.AellalaheobservadoigualmenteypiensoquetodoleirábienahoraqueEzraestámuerto.

Nopudereprimirunaásperacarcajada.—¿De verdad crees que la has observado de cerca? —pregunté, pensando en lo mucho que

distabaJeandeestarbien.Inclinóelcuerpohaciadelante,yadvertíunsúbitodestelloensusojos.—Másdecercaquetú,apostaría—replicó,ylaverdaddesuobservaciónmeescoció—.Perono

estoypreocupadoporella.Erestúquienmepreocupas.—¿Yo?—Sí,yahoracierralaboca.Esoesloquehevenidoadecirte.Asíqueprestaatención…Tupadre

fue un gran hombre, con amplias visiones y grandes sueños. Pero tú,Work…, tú eres un hombre

mejor.Sentíelescozorde las lágrimasenmisojos,ydeseéfervientementequeaquelhombrehubiera

sidomipadre.Teníaensurostrotalexpresióndesinceridadsincomponendasymovíasusgruesasmanoscontalconvicción,queporunmomentolocreí.

—Eresmejorqueélporquetúnodeseasgrandescosaspormotivospequeños.Eresmejorporquetepreocupas…portusamigosytufamilia,porlascosasjustas…,comosevioporlaformacomoapoyasteatumadre.—Hizounapausayasintióconungesto—.NotedejesasfixiarporlastareasdeEzra,Work.Tengoochentaytresaños,lossuficientesparahaberaprendidounpardecosas;ylamásimportantedetodasesesta:quelavidaescondenadamentecorta.Decideloquetúquieresser.Sétupropiodueñoysacalomejordetimismo.

Sepusoenpielentamenteyoíloscrujidosdesusarticulaciones.Comoelhieloalrechinarcontraelcristalenelvasodelqueestababebiendo.

—Entierra a tupadre,Work, y cuando estés listo, nos encantaráquevengas a casa a cenar.Yoconocíabienatumadre,queDioslatengaensuseno,ymegustarácharlarcontigodesusbuenostiempos.Yunaúltimacosa…,nopierdaselsueñoporBarbara.Esunamalapécorapornaturaleza,noporelección.Asíquenoseasdemasiadodurocontigoporsucausa.

Meguiñóelojoy sonrióa travésdelhumode sucigarro.Yo leagradecíquehubieravenido,porque no seme ocurría qué otra cosa podría decirle.Después cerré la puerta tras él yme sentédondeéllohabíahecho,enelmismoescalóndemaderatibioaúnporsusestrechasposaderas.Bebíbourbon aguado, pensé enmi vida y deseé que el anciano tuviera razón en todo lo queme habíadicho.

Finalmente,agotéelcontenidodemivaso…,peroesoteníaremedio.Mirelojseñalabaqueerancasi lascincodela tardey,al levantarme,penséporunmomentoenladetectiveMills:nolahabíallamado,perotampocomepreocupabanohaberlohecho;todoloquequeríaenaquellosmomentosera bebermás. Entré y salí de la cocina sin decir ni una palabra a nadie; y, si aquello ofendió aalguno,peorparaél.Yoyamehabíahartadodecharla.Asíque retornéamihúmedo retiroenelporche para ver cómo iban avanzando las sombras y bebermibourbon tibio. Permanecí en aqueldesapaciblelugareltiemposuficienteparaquelaluzdisminuyeraylasparedesdelacasadieranlaimpresión de desmoronarse. Yo no era un borracho irritable; no me pondría a lloriquear ni meabandonaríaaimaginaciones.Michaquetafueapararauncajónllenodehierbacortadaqueyonovaciabanuncaymicorbataacabóatadaaunclavoquehabíaen lapared,peroconservépuestaselrestodemisropas,loquereconozcoquemecostó:deseézarandearlotodo,romperconmiactitudcomplaciente…,yenunmomentodelocurainclusomeimaginéamímismocorreteandoencuerospor la casa.Hablaría con las amigasdemimujery lasdesafiaría a fingir, en la siguiente reuniónsocialquecelebraran,queaquellonohabíasucedidonunca;yellasaccederíanahacerlo:diríanqueyosiemprehabíaestadovestido.Porqueasítodaspodríanmirarmealacaraatravésdelosvasosoenlacenadelasemanasiguiente,preguntarcontodatranquilidadquétalmeibaelbufeteydecirmedespuésqueelfuneraldemípadrehabíasidoespléndido.

Necesitabareírmeynecesitabamataraalguien.Peronohice lounoni lootro.Entré, en cambio, en la casa…yconversé.Eso sí, con la ropa

puesta;ysisoltéalgunatontería,ningunomedijounasolapalabraalrespecto.Hastaque,finalmente,salídecasayfuiasentarmeenelinteriordemicoche,conlasventanillasabiertas;ymientrasestabainstaladoallí,conlaluzrojadelsalpicaderoiluminándomecomounasegundapiel,digraciasaDios

porunacosa:porqueapesardeestarperdidamenteborrachoyhaberestadoconfundiendorostrosypalabrasquenoteníanparamíningúnsignificado,nohabíadejadoescaparniunasolapalabraacercadelúnicopensamientoirrecuperablequemeobsesionaba.Y,albuscarmisojoscansadosenelespejo,reconocí,paramí,porlomenos,quecreíasaberquiénhabíamatadoamipadre.

Motivo.Medios.Oportunidad.Sedabanlastrescosas,sisabíasdóndemirar.Peroyononecesitabamirar.Nuncalohacía.Poresogiréhaciaarribaelretrovisoryloaparté.

Despuéscerrélosojosypenséenmihermana,yenunostiemposquenoeranmenosdurosporsusencillez.

—¿Estásbien?—lepreguntéaJean.Ellaasintió,mientraslaslágrimascaíandesupequeñabarbillayempapabansustejanosblancos

como lluvia en la arena. Sus hombros se hundían con cada sollozo, hasta el punto de parecerhumilladayrota,conelflequillotapándolelojustolapartesuperiordesurostro.Desviélavistadelospequeñoscírculosgrisesdelllanto,evitandomirarlasangrequeleescurríadeentrelaspiernas.Rojaylíquida,empapabatambiénlospantalonesnuevosdelosquesesentíatanorgullosa:losquelehabíaregaladonuestramadreaquellamañanadesuduodécimocumpleaños.

—Hellamadoapapáymehadichoquevendríaabuscarnos.Pronto,teloprometo.Esloquemehadicho.

Ella no decía nada y yo observaba cómo se oscurecía el rojo de la mancha. Sin pronunciarpalabra,mequitélachaquetaylaextendísobresuregazo.Memiróentoncesdeunaformaquehizoquemesintieraorgullosodesersuhermanomayor,comosiesolocambiaratodo.Despuésdeslicéunbrazosobresushombrosyfingíquenoestabamortalmenteasustado.

—Losientomucho—dijoella,llorosa.—Todovabien—ledije—.Notienesporquépreocuparte.Estábamosenelcentro,enunaheladería.MamánoshabíadejadoallídecaminoparaCharlotte,

dondepasaríalatarde.Teníamoscuatrodólaresparaheladosyplanesparavolvercaminandoacasa.Yoapenas sabía loque era la regla enunachica.Cuandovi porprimera vez la sangre, penséquepodíateneralgunaherida,ysololuegomedicuentadequellevabaunratovertiendolentaslágrimas.

—Nomires—mehabíadicho,yhabíainclinadolacabezaparaquenovieraquelloraba.Papánovinonunca,yalcabodeunahoranospusimosacaminarhaciacasa, llevandoellami

chaquetaanudadaalacintura.Habíacasicincokilómetros.Ya en casa, Jean se encerró en el baño hasta que regresó mamá. Yo me senté en el porche

delantero,buscandovalorparadecirleamipadrequeeraunmalnacido—pornocuidardeJean,porhacerunmentirosodemí—,peroalfinalnoledijenada.

¡Cuántomeodiéamímismo!

Cuando desperté era prácticamente de noche. Había un rostro en mi ventanilla y yo pestañeésorprendidopor lasgruesas lentesy laspobladaspatillas. Instintivamentemeechéparaatrás,ynosoloporladesagradableaparienciadelhombre.

—Bueno…—gruñó—.Penséquepodíasestarmuerto.

Teníaunavozgutural,conunmarcadoacentosureño.—¿Qué…?—pregunté.—Nodeberías dormir en tu coche.Es peligroso.—Memiró de arriba abajo, atisbó el asiento

trasero—.Unmuchacholistocomotúdeberíatenermejorjuicio.Lacaraseretiróyelhombredesaparecióalpunto,dejándomemedioadormiladoybebidoaún.

¿Quédemonioseraaquello?Abrí laportezuelaysalídelcoche,agarrotadoydolorido.Mirécalleabajoylovipasardelaluzalaoscuridad,conunlargoabrigocuyosbajosflameabanalaalturadesus tobillos, y gorro con amplias orejeras. Era mi paseante del parque: por fin, tras años desilenciosascaminatas,élyyohablábamos.Eramigranoportunidad.Podíaponerpieenlacalzada,irtrasélenlaoscuridad,formularlemispreguntas…,peronomemoví.

Lodejéescapar,ylaoportunidadseperdióenlaparálisisdelaindecisión.Memetíenelcoche;notaba labocapastosaybusquéen laguanteraunchicleounapastilladementa,peronoencontréninguna de las dos cosas. En su lugar, encendí un cigarrillo, pero sabía horrible y lo arrojéenseguida.Mirelojmarcabalasdiezdelanoche.Habríadormidodos,talveztreshoras.Atisbéporlacalleendirecciónamicasa.Loscochessehabíanidoya,peroaúnhabíalucesenlacasa,deloquededujequeBarbaraestabadespierta.Amílacabezamedabapunzadasysabíamuybienquediscutirahoraconellaeramásdeloquepodíasoportar.Loqueechabademenosrealmenteeraotracervezay una cama vacía. Pero tenía otra cosa completamente distinta que hacer y, mientras permanecíasentadoallí,comprendíquehabíaestadoposponiendoloinevitable.TeníaqueiraldespachodeEzra,parahacerlaspacesconsuespírituybuscarsurevólver.

Giré la llavedecontacto,penséen todos losestúpidosborrachosa losquehabíadefendidodeacusacionesporconducirbajolosefectosdelalcoholydespuésmedirigíalaoficina.Eraundíaapropósito.

Aparqué en la parte de atrás, como hacía siempre, yme introduje por el estrecho pasillo quediscurreentrelasaladedescanso,lahabitacióndelafotocopiadorayeldepósitodematerial.Cuandosalíalazonaprincipaldeoficinas,encendíunaluzytirélasllavessobrelamesa.

Oíentoncesalgoenelpisodearriba,unchirridoyungolpesordoacontinuación,ymequedéhelado.

Silencio.Permanecíquietoescuchando,peroelsonidonoserepitió.PenséenelespíritudeEzra,perola

idea no me pareció divertida, y me pregunté si no lo habría imaginado todo. Moviéndome conlentitud,fuihacialapartedelanteradelaoficinaencendiendotodaslasluces.ElhuecodelaescaleraquesubíaalosdominiosdeEzraatraíatodamiatención,consuoscuridadysusparedespulidasylustrosas.Micorazónestabaalertaypalpitanteynotabaenmíelsudorinsanodelbourbon.Meolíamímismo enmi inmovilidadymepregunté si, después de todo, no sería en realidadun cobarde.Luegoalcancéciertadosisdecalmaymedijequelosedificiosantiguosseasientanydanlugaraqueloshombresborrachosimaginencosas.MerecordéqueEzraestabamuerto.

Eché un vistazo a mi alrededor, pero todo parecía estar como siempre: escritorios, sillas,archivadores…,todoenorden.Mirédenuevoalaestrechacajadelaescalerayempecéasubir.Memovíadespacio,Conunamanoenlabarandilla.Cincoescalonesmásarribameparé,creyendohabernotadounmovimiento.Di, titubeando, un pasomás, oí algo ymedetuve.Pero entonces, en aquelprecisomomento,descendióa todaprisa sobremíalgoenorme,oscuro,queseestrellócontramipecho y me hizo caer. Sentí un instante de ciego dolor; y, después, me envolvió una completa

negrura.

6

Viluz.Vacilóycesó;despuéstemblódenuevo.Medolíaalavista.Yonolaquería.—Estávolviendoensí—dijounavoz.—Bueno…,porlomenosyaesalgo.—Reconocílavoz:eraladeladetectiveMills.Abrílosojosalabrillanteydifusaluz.Parpadeé,peroeldolordemicabezanodesapareció.—¿Dóndeestoy?—Enelhospital—respondióMillseinclinóelcuerposobremí.Nosonreía,peropodíaolersu

perfume:denso,comoeldeunmelocotónquellevarademasiadotiempoenelbolso.—¿Quéhaocurrido?Millsseagachómás.—Dínoslotú—meinstó.—Nolorecuerdo.—Tu secretaria te encontró esta mañana al pie de la escalera. Tuviste suerte de no partirte el

cuello.Meincorporéparareclinarmeenlosalmohadonesymiréamialrededor.Unascortinasverdes

rodeaban mi cama. A los pies de ella había una enfermera de aspecto corpulento, que sonreíabucólicamente.Oíavocesdehospitalyolfateabaolorahospital.BusquéaBarbaraconlamirada.Noestabaallí.

—Alguienmearrojóunabutaca—dije.—¿Cómodices?—preguntóMills.—LabutacadeEzra,creo.Estabasubiendo laescalerayalguienempujó labutacaparahacerla

caerencimademí.Millsguardósilencio largorato.Estabaobservándomemientrassegolpeaba losdientesconsu

pluma.—Hehabladocontuesposa—medijo—.Segúnella,anocheestabasbebido.—¿Yeso?—Muybebido.Miréaladetectiveconmudasorpresa.—¿Estás diciendo queme caí rodando por las escaleras?—Mills no respondió, y yo sentí el

primerramalazodeira—.Mimujernosabríasiunoestáonoborracho,amenosquelepegaraunmordiscoenelculo.

—Hecorroboradosudeclaraciónconvariaspersonasqueestuvieronenvuestracasaanoche—dijoMills.

—¿Quiénes?—Esonoesrelevante.—¡Relevante…!¡SantoDios,Mills…,hablascomounabogado!—Ahoraestaba furioso.Sobre

todoporquemedabacuentadequemetratabacomosifueraunidiota—.¿Hasestadoenmioficina,detectiveMills?

—No—replicó.—Pues,entonces…¡ve!—ledije—.Veamirarsiesabutacaestáallíono.Ella me estudió, y pude asistir a su debate interior: «¿Estaba hablando en serio aquel tipo, o

simplementeletomabaelpelo?».Sialgunavezmehabíaconsideradounamigo,veíaclaramentequeya no era así. Su mirada era intolerante, y supuse que la presión la estaba venciendo. Se habíanpublicadomuchashistoriasen laprensa—retrospectivasacercade lavidadeEzra,especulacionesconpalabrasveladasapropósitodecómomurió,vagosdetallesdelainvestigaciónencurso—yentodasellassemencionabarepetidamenteaMills.Yocomprendíaqueaquelcasolaencumbraríaoladestrozaríapero,poralgunarazón,habíaimaginadoquenuestrarelaciónpersonalpermaneceríaalmargen.

—¿Cómo se llama tu secretaria? —preguntó. Se lo dije y se volvió hacia la enfermera, queparecíaincómoda—.¿Hayalgúnteléfonocerca?—Laenfermeralerecomendóqueemplearaunodelasaladeenfermeras.Alfondodelvestíbulo.Lasegundapuerta.Mills,entonces,sevolvióamirarme—. No te vayas de aquí—dijo, y yo casi sonreí antes de darme cuenta de que no me lo estabadiciendoenbroma.

Seabriópasoa travésde lascortinasydesapareció.Estuveoyendoduranteun rato su taconeosobrelasbaldosas,ymequedéasolasconlaenfermera,queseacercóymeahuecólaalmohada.

—¿Estoyenlasaladeurgencias?—lepregunté.—Sí, pero los sábados por la mañana no hay mucho jaleo. Se han acabado los tiros y los

navajazoshastalanoche.—Sonrióaldecirlo.Ydeprontoseconvirtióparamíenunapersonareal.—¿Quéesloquetengo?—Oh…,nadadeparticular.Algunascontusionesytodoeso.Puedequeeldolordecabezaledure

algomásdeloquecabíaesperar.—Otrasonrisaymedicuentadequeyonoeraelprimercasoderesacadefindesemanaquehabíavisto—.Ledaránprontodealta.

Apoyémisdedosenlatibiacarnedesuantebrazo.—¿Ha venido a vermemi esposa?Metro sesenta y cinco. Cabello negro, corto. Guapa.—Me

miróinexpresiva—.Miradasevera,porcostumbre—añadí,bromeandosoloamedias.—Losiento…No.Desviélavistaparaevitarsugestodesimpatía.—¿Estáustedcasada?—lepregunté.—Llevoyaveintidósaños—dijo.—¿Dejaríaustedasumaridosoloenlasaladeurgencias?Ella no respondió, y yo pensé: «No, claro que no. Las diferencias en una pareja acaban en la

puertadelhospital…».—Dependería —contestó finalmente. Estaba alisando mis sábanas, con manos que se movían

segurasyrápidas,ymedijequenoqueríaacabarlafrase.—¿Dequé?—insistí.Memiróysusmanosseinmovilizarondepronto.—Desiélselomerecieraono.«Ahí la tenemos», pensé. La diferencia entre ella y yo. Porque a mí ese detalle me resultaría

indiferente. No importaría lo que fuese. De repente, aquella enfermera había dejado de ser unainesperadaamiga,yconsemejantetristeconstataciónseevaporabaporcompletoelcalorexistenteenel pequeño espacio entre cortinas. Y por más que ella siguiera en él intentando prolongar laconversación,yomesentíasolasconmidolordecabezaymisdesordenadasimágenesdelanocheanterior.

Habíaoídounsonido:ruedasgirandosobreelpisodemadera.LagranbutacadecuerodeEzra

habíacaídorodandodesdeloaltodelaescalera.Estabaabsolutamentesegurodeeso.Yhabíasentidoelimpacto,¡malditasea!

Esdecir,quenoestabatanborracho.CuandoMillsreapareció,veníacabreada.—Hehabladocontusecretaria—dijo—.Nohayningunabutacaalpiedelaescalera.Nolahabía

cuando teencontróestamañana.Además,nohaynada fueradesitio.Ningunaventana rota.Niunasolaseñaldequehayanforzadolaentrada.

—PerolabutacadeEzra…—Estáarriba,juntoalescritorio—dijoMills—.Dondehaestadosiempre.Hiceunesfuerzopararecordareldíaanterior.Habíaenviadoamisecretariatempranoasucasa.—Quizáolvidécerrarlapuertaconllave—aventuré—.Mira…,nomeloestoyinventando.Sélo

queocurrió.—Lasdos,Millsylaenfermera,memirabanfijamenteahora,sinpronunciarpalabra—.¡Malditasea!¡Osdigoquealguienlanzóunabutacaporlasescaleras!

—Escucha,Pickens…Ahoranotetengoprecisamenteenlalistademisfavoritos.Ayerperdíunahora intentando dar contigo, y no voy a perder más tiempo porque hayas decidido agarrar unacogorza.¿Meexplico?

Nosabíaquéeraloquemeenfurecíamás:siqueMillssenegaraaaceptarloqueledecíaoelquemimujernotuvieraladecenciadeaparecerporelhospital.Teníalacabezaapuntodeestallar,micuerposesentíacomoelperdedordeuncombateconTysonymeparecíaqueelverdedelhospitalibaahacermevomitar.

—Estábien.Loquedigas.Millsmemirócomosihubieraesperadomásluchaysesintieradecepcionada.Laenfermeradijo

que teníaquehacermefirmarunospapeles,ydesapareciópara irabuscarlos.Millsnoapartaba lavistademíyyocontemplabaeltecho,decididoamantenerlabocacerrada.Aqueldíapodíadiscurrirdedosformasdistintas:podíamejoraroempeorar.Trasloquemeparecióunlargoratodefingirestarinteresadoporelrevestimientoacústicodeltecho,alfinalfueMillsquiensedecidióahablar:

—Aúntenemosqueconversar túyyode lanocheenquedesaparecióEzra.—Sutonoeramássuaveahora,comosiselehubieraocurridoqueestainformaciónpudieraserrelevanteyqueyolamantenía controlada. Yo no dije nada, y mi silencio provocó en ella una explosión de enfado—:¡Malditasea,Work…!¡Eratupadre!

Yolamiréentoncesfijamente.—¡No tienes ni puñetera idea de eso!—dije, e inmediatamente me arrepentí de mis palabras.

Habíahabidomuchovenenoenmivoz,peroenlosojosdeladetectivedetectésorpresa—.Mira…Necesitounaducha.Tengoquehablarconmimujer.¿Nosvemosdespués,esta tarde?—Ella ibaahablar,peroyolacorté—.Entuoficina.Hoyalastres.Iréaverte.

—Nohagasquetengaquearrepentirmedeesto—medijo.—Estaréallí.Alastresenpunto.EloloramelocotónmaduropersistiódespuésdehaberseidoMills.¿Mepresentaríaalacita?Tal

vez. La noche en cuestión había sido unamala noche, y yo no había hablado de ella.Nunca.Unoguardaciertossecretosyestetansololohabíacompartidoconmihermana.FueelúltimoregalodeEzra, una mentira envuelta en culpa y convertida en algo vergonzoso.Me había hecho perder elsueñopensándola y tal vez perder inclusomi alma. ¿Cómo la había llamado Jean? «LaverdaddeEzra».Bien…,laverdaddeEzraeramiverdad,teníaqueserlo;ysiJeanloveíadeotramanera,se

estabaengañandoaellamisma.Levantélasábana.Alguienmehabíametidoenuncamisón.Perfecto.Laenfermeramedejóesperandocasiunahora.Cuandopor fin reaparecióconmipapeleo,yo

aúnnoteníaropaqueponermeymedejóduranteotrosveinteminutosmientrasibaabuscarlasquellevabapuestas cuandome ingresaron.El día estaba empeorandoy el rocedeunasprendas suciassobremipielnocontribuyóadisminuiresasensación.

Abandonélasaladeurgenciasparaencontrarmeconundíadesapacibleygrisporlosnubarronesbajos que arrastraba el viento.Hacía un calor húmedo, que enseguidahizobrotar el sudor enmisporos.Busquémisllaves,noconseguíencontrarlasyrecordéentoncesquetampocoteníacoche,asíque decidí ir caminando a casa. Si alguienme vio, no se ofreció a llevarme.Ya en casa, cerré lapuertacomosimepersiguieraelviento.

—¡Estoyencasa!—llamé.Perolacasaestabavacía,comoyaimaginabaquelaencontraría.Enelgarajenoestabaelcoche

de Barbara. La luz del contestador automático parpadeaba con su señal roja, y en la isla de losmueblesdelacocinaviunanota:unrectángulobeigedecaracartulina,conlaapretadaescrituradeBarbarabajounaplumacolocadaenperfectadiagonal.Meacerquéa leerlasinningún interés realporloquepudieradecir.

«QueridoWork», empezaba, lo que me sorprendió, pues esperaba algo diferente. «He ido decompras aCharlotte.Penséque te convendríanunashorasde tranquilidad.Sientoque laveladadeanocheresultaratanduraparati.Talvezyohubieradebidoprestartemásapoyo.Loreconozco…,ytenemosquehablarlo.¿Quétalsicenamosjuntoshoy?Losdossolos.Barbara».

Dejélanotadondeseencontrabayfuialaducha.Lacamaestabahecha,yesomerecordóquenotendríatrajelimpioparaellunes.Miréelreloj;lastintoreríascerraríanenveinteminutos.Metíenelarmariolasprendasmugrientasdemiropaymemetíenladucha.

Alsalir,mevestíyfuiamioficina.Unavezallí,encontrémisllaves,queguardéenelbolsillo,yechéunvistazoamialrededor.Millsteníarazónenalgunascosas:todoparecíanormal.Peroalguienhabía estado a punto de matarme, y necesitaba saber el motivo. Si allí había alguna respuesta,esperabapoderencontrarlaenelpisodearriba.

EldespachodeEzrasealineabaalolargodelafachadadeledificio.Teníalasparedesdeladrillovisto, lo que creaba en él una sensación de calidez todavíamayor que la de la alfombra persa deveintemildólaresquecubríael suelo.Teníael techocon lasvigasexpuestas,mobiliariodepielylámparasTiffany.Ezranoposeíagustopropioparaladecoración,porloquehabíatenidoquepagaraotraspersonas.Tratéderecordarelnombredesudecoradora,peronomevinoalamemoria.Eraunamujeraficionadaalaspinturasalóleoyalosgrandesescotes:levilospechosunavezqueseinclinóparaenseñarunasmuestrasdetapicería,Ezramepillómirándolosymeguiñóelojo.Aquellohabíahechoquesemepusiera lapieldegallinapero,alcompartirconmigoelplacerdeaquellosblancossenos,mehabíatratadocomoaunigualporprimerayúltimavezenlavida.¡Quéestupidez!,¿verdad?

Las pinturas de Ezra hablaban de dinero…, de dinero antiguo. Mirándolas, te parecía oír lastrompetasde los cazadoresypercibir elolorde losperros.Lospersonajes representadosenellastenían guardabosques,monteros y batidores. Cazaban vestidos con costosas ropas y volvían de lacacería para instalarse en mesas con vajilla de plata y atendidas por criados. Cazaban gacelas ycorzosenlugardeciervos,faisanesenvezdecodornices.Susmansionesteníannombrespropios.

Estaeralabestiaquehabíacabalgadoalomosdemipadre.Eldineroantiguolohabíahumillado,pero,muchomásqueeso,lohabíairritado.Porque,apesardelobuenoquefueraensuprofesión,deléxitoylariquezaquelehabíadado,siemprelehabíafaltadolaarrogantefamiliaridadconella.Lapobrezahabíasidosuacicate:lohabíaimpulsado,peronuncahabíacomprendidolofuertequelohacía.Ahora,depieensucostosaalfombra,deseéhabérselodicho.Penséenlafotodesufamiliaqueconservabaenelescritorioqueteníaensucasa.Sehabríavistoconfrecuenciaenaquellosrostroscansados,asintiendocomosiconversaraconellos.Habíaluchadoporescapardesumundo,másqueporprocurárnoslo.Yesolehabíacausadoheridasqueyonuncahabíaexplorado.Aquellaspersonasllevabandemasiadotiempomuertas,demasiadofríasydescompuestasparaejerceralgunaimpresión,perohabíansidosusprioridades.

«Aesolollamanlucharcontralasombradelpasado»,lohabíallamadoJeanenciertaocasión,asombrándomedesuperspicacia.

Meacerquéahoraasumacizoescritorioyobservélabutaca.Habíamarcasderasponazosenelcuero,peropodíanhabersidoantiguas.Enrolléunapartede laalfombrayescuchéel ruidode lasruedassobreelpisodemadera:eraelmismoquehabíaoídolanocheanterior.Volvíacolocarlaensusitioyexaminélasparedesdelhuecodelaescalera.Teníanrasponazostambién,peropodíanserdecualquiercosa.Devueltaenelescritorio,pasélasmanosporelcueroyasentísatisfechoalverquenomehabíaimaginadonada.

Lanocheanterioresamismabutacamehabíagolpeadoenelpecho.Y,siMillsnoqueríacreerme,¡alláella!

Miréportodoeldespacho.Alguienhabíasubidohastaallíporalgunarazón.MesentéenlabutacadeEzra,ahoramía,yapoyélospiessobreelescritorio.Buscabaunindicio.

¿Quépodíasertanimportante?DespuésdeladesaparicióndeEzra, lamayoríadenuestrosclienteshabíanseguidosuejemplo.

Ezra loshabía representadoen suspleitos.Loshabía tenidoen susmanos.Él sehabía llevado lostitularesdeprensa,yellosnoteníanniideadequegranpartedeltrabajoquehabíadetráseramío.«Nohaynadapersonalenesto»,decíanantesde retirar susarchivospara llevarlosalprimergranbufetedeabogadosdelaciudadquepodíanencontrar.LamuertedeEzrahabíaenriquecidoaunbuenmontóndeabogadosdeCharlotte,unhechoqueaéllohubieramatadodenoserporquealguiensehabíayaocupadodehacerlo.MipadreodiabaalosabogadosdeCharlotte.

Yyomequedéenlalistadelosabogadosdeoficio,condenadoavivirdeloscasosrechazadosporotros.

Poresodudabamuchodequealguienhubieraidoallíporsusarchivos.Sihedesersincero,nome importaba entregarle aquellos archivos aMills.No había nada en ellos. Los había repasado aconciencia meses atrás, buscando migajas. Era solo que no quería ponerle las cosas demasiadofáciles.

Peroentoncesrecordéelmotivoquemehabíahechoiraldespacholanocheanterior.RegistréelescritoriodeEzra, susarchivadores,e inclusive lasmesitasquehabíaa los ladosdelgransofádepieladosadocontralapared.Peronada…Noviningúnarma.Abríelarcónquehabíabajolaventanae inclusome arrodillé paramirar debajo del escritorio. Volví al piso inferior y registré hasta elúltimo lugar imaginable donde hubiera podido esconderse un revólver.Al cabodemedia hora debúsqueda,tuvelacertezadequemioficinaeraunespaciocompletamentelibredearmasdefuego.

Subídenuevolasescaleras,fuialotroladoenelrellanoydesdeallíempecéacaminarsobrela

cara alfombra persa de Ezra.De inmediato advertí una diferencia, pequeña pero queme llamó laatención.Mequedéinmóvil,estudiándola.

Alotroladodelahabitación,casialpiedellargosofádeEzra,laesquinadelaalfombraestabadobladahaciaabajo.Ellugarquedabadirectamenteenmilíneadevisión:laesquina,juntoconunpardepalmosdeflecos, todoelloremetidobajolapropiaalfombra.Examinérápidamenteelrestodeldespacho,peronoviningunaotracosaquepareciera fuerade sitio.Asíqueempecéa recorrer laestanciahaciaallí.Habríadadosietelargaszancadascuandomeparecióquealgocedíabajomispies.Notéelsordocrujidodelamaderaalflexionarse.Retrocedíyobservéunalevísimaelevaciónbajolaalfombra.Volvíapisar.Otrocrujido.

Echéhaciaatráslaalfombrayencontréunaseccióndeentarimadoflojo:dostablasanchasqueselevantaban levementeporunode losextremos,curvadasacasopor laaccióndelagua.Sobresalíanapenasmediocentímetrodelasdemásdelentarimado,perosusbordesdecortenosealineabanbiencon los de las otras y daban la impresión de haber sido serrados en algún momento, pues eranásperos y todavía pálidos, en tanto que los otros bordes se veían casi negros por los años y lasjunturasentreelloslosuníansólidamente.

Hundímisuñasenlosextremosclarosyásperosdelcorte,ytiréhaciaarriba.Lastablascedieroncon facilidad. Debajo de ellas encontré una pequeña caja de caudales. No debería habermesorprendido—mipadreeraunhombreaficionadoalossecretos—,peroaunasímequedémirándolaunbuenrato.

Era alargada y estrecha, y estaba encajada entre las viguetas del suelo. Su parte frontal era demetal cepillado, con un candado numérico en la derecha. La coloqué sobremis rodillasmientrasconsideraba aquel nuevo problema. ¿Debería hablarle de ella aMills? Decidí que aún no. No sinconocersussecretos.

Enconsecuencia,intentéabrirla.Probéaadivinarlacombinación.Primerointentécontodaslasfechasdenacimientodelosmiembrosdenuestrafamilia,yconlosnúmerosdelaseguridadsocial,también.ProbéconlafechaenqueEzraingresóenlaabogacíayconladesubodaconmimadre.Intenté con números de teléfono, y después escribiéndolos en sentido contrario. Perdímedia horacontemplando la caja y apretando botones, y al final la emprendí a puñetazos con ella. Puñetazosfuertes,quemelastimaronlosnudillos.Eramuyparecidaamipadre:oculta,callada,indestructible.Al final,me separé del durometal. Encajé de nuevo las tablas en su sitio y extendí sobre ellas laalfombra, alisándola.Después estudié la escena con ojo crítico. Seguía habiendo un bulto debajo;pequeño,perovisible.Caminéporencima:elcrujidodelamaderaresultóperfectamenteaudible.

Bajéalcuartodematerialenelpisoinferior.Enelestantemásaltoencontréelmartillodeorejasy losclavosquesolíamosutilizarparacolgaren lasparedescuadrosydiplomas.Losclavoserandemasiadopequeñosparaelempleoquedeseabadarles,peroalfondodelestanteencontrémediacajadeclavosdeochocentímetros…,largosygruesos,comolosqueemplearíaunoparaclavarlatapadeunataúd.Toméunpuñado.Denuevoarriba,hundícuatrodeellosenlastablasflojas,dosencadauna. El martilleo era ruidoso, y en unas cuantas ocasiones tuve que dar demasiados golpes, quequedabanmarcadosen las tablascuando fallaba.Dosde losclavossehundieronbien rectos,y losotrosdossedoblaronmientrasloshundía;remachélascabezasparadejarlosplanos.Cuandovolvíaextenderlaalfombraencima,noadvertíningúnbultoperceptible.Pisésobrelastablas.Silencio.

DejéelmartilloylosclavossobrantesenlapartesuperiordelalibreríadeEzra,ydespuésmedejécaerpesadamenteenelsofá.Eraprofundo.«Paradormiruno,parafollardos»,habíadichoEzra

enciertaocasión,yamímehabíaparecidounadivertidaocurrencia.Peroahoralonotéduroyfrío,yoptéporlevantarmeenseguidadeél.Denuevoenmicoche,meenjuguéelsudordelacaraconlamangadelacamisa.Estabaagotadoytembloroso,cosasambasqueatribuía laresaca;peroenmifuero internomepreguntésinoestaríadesmoronándome.Puseenmarchaelaireacondicionadoyapoyé la frente contra el volante, cuyadurezame serenó.Toméaire, lo exhalé, y al cabodeunosmomentos me sentí mejor. Necesitaba hacer algo, tenía que moverme; así que puse el coche enmarchaymeadentréenelescasotráfico.

ErahoradeiraveraJean.Cuandounoseacercabaasucasa,siempreoíaruidodetrenes.Vivíaenlapartepobredelapoblación,cercadelasvías,enunacasaqueeltiemponohabíarespetado:unedificio pequeño, blanco y sucio, con un porche delantero cubierto y columpios verdesmetálicoscomolosquelosnegrossolíantenercuandoéramosniños.Unherrumbrosotanquedecombustibleaparecíainclinadocontralasparedesdemaderaylasantañoflamantescortinasseagitabanporefectode la intermitentebrisaquepasabapor susventanasabiertas.Yosolía serbien recibidoenaquellacasa.Habíamosbebidocervezaalasombradelporcheeimaginadoloquedebíadesercrecerunopobre.No era difícil imaginar eso: por encima de la cerca crecía lamaleza, y a unamanzana dedistanciahabíaunacasaenruinas.

Los trenespasabanpor allí unas cincoveces aldía, tan cercaque sentías susvibraciones enelpecho,profundasydesacordescontucorazón,ysupitido,cuandoloemitían,eratanagudoquenopodríasnioírungritoaunquesalieradetupropiagarganta.Eltrendabaalaireunapresenciafísica,deformaquesiextendíaslosuficientelosbrazospodíaempujartehaciaabajo.

Salídelcocheymirécalleabajo:unaseriedecasasdiminutasysilenciosas;enunpatiopróximo,un perro atado a una cadena trazaba pequeños círculos sobre la tierra. «Es una calle miserable»,pensémientraslacruzabaparallegaralacasademihermana.Losescalonesdemaderasecombabanbajomipesoyhabíasuciedadenelporche.Unoloramohosalíaporlaventanaabierta,ydistinguíunos bultos en las sombras del interior. Llamé a la mosquitera, detecté movimientos dentro yenseguidaunavozdemujer:

—Sí,sí…,yava.SeabriólapuertayapareciódelantedemíAlexShiften,envueltaenunanubedehumodetabaco.

Seapoyóenlajambaymirómásalládemí.—¡Ah…!Erestú…—dijo.Alex es la personamenos espiritual que he conocido nunca. Llevaba vaqueros y una camiseta

ceñida sin sujetador. Era alta y delgada, con hombros amplios y brazos esbeltos. Su mirada eraintensa, fija, y pensé que probablementeme daría una patada en el culo.O que, por lomenos, legustaríaintentarlo.

—Hola,Alex—lasaludé.—¿Quédemoniosquieres?—respondió,accediendoporfinamirarmealacara,conelcigarrillo

colgandodesuslabios.Teníaloscabellosrubios,cortadosalochicojustoporencimadelosmarcadospómulosyunos

ojoscontraídosquemirabanconaspectocansado.Lucíacincoaretesenlaorejaderechayunasgafasdegruesamonturanegrasincristalesenellas.Másalládeunmanifiestoantagonismo,susojosnomedijeronnada.

—EstoybuscandoaJean.—¡Nomedigas…!El caso es que ha salido.—Comenzó a retroceder hacia el interior, con la

manodispuestaparacerrarlapuerta.—Aguardaunminuto—dije—.¿Dóndehaido?—Nolosé—respondióAlex—.Avecessolovaadarunavueltaconelcoche.—¿Pordónde?Ellasemovióporelporche,echándomehaciaatrás.—Yo no soy su niñera. Ella entra y sale cuando le apetece. Cuando queremos estar juntas, lo

estamos;porlodemás,yonolafastidio.Esunconsejoquetedoygratis.—Tieneaquísucoche—observé.—Sehallevadoelmío.Viéndolafumar,meapeteciótambiénuncigarrillo,yselopedí.—Nome quedan—dijo, a pesar de que yo estaba viendo la cajetilla que llevabametida en el

bolsillodelantero.Sumiradaeradesafiante.—Notecaigobien,¿verdad?—lepregunté.Suvoznocambió.—Noesnadapersonal.—Entonces…¿quées?—Alexllevabacasidosañosennuestroentorno.Yolahabríavistotalvez

encincoocasiones.AJeannolegustabahablardeella,noacercadesulugardeorigennideloquehabía hecho en sus veintitantos años de existencia. Todo lo que yo sabía era dónde se habíanconocido,yesoyaplanteabaalgunaspreguntasserias.

Meestudióysacudiólacenizadesucigarrilloaldesnudopatiodetierra.—EresmaloparaJean—dijo—.Noloconsentiré.Suspalabrasmedejaronatónito.—¿QuesoymaloparaJean?—Asíes.—Inclinómáselcuerpo—.LerecuerdasaJeanlosmalos tiempos.Contigocerca,no

puededesprendersedeellos.Hacesquesehunda.—Esonoesverdad—repliqué,ehiceungestoamialrededor,abarcandotodoconél,incluidala

propiaAlex—.Lerecuerdotiemposfelices.Anterioresatodoesto.Jeanmenecesita.Soysupasado.¡Sufamilia,malditasea!

—Cuando Jean temira no ve dicha, sino otra cosamuy diferente: debilidad. Eso es lo que leaportas.Teveyrecuerdatodolomaloquelesobrevinoenelmontóndeladrillosenelquecrecisteis.Losañosquepasóahogándoseenlamierdadetupadre.—Alexdiounpasomás.Olíaasudoryacigarrillos.Yoretrocedídenuevo,reprochándomehacerlo.Bajóeltonodesuvoz—:«Lasmujeresnovaléisparanada.Lasmujeressoisdébiles…».

Sabíaloqueestabahaciendoysentíunnudoenlagarganta:eralavozdeEzra.Eransuspalabras.—«Follarymamar»—continuó—.¿Noesesoloquediríaél?¿Queeraparaloúnicoquevalían

lasmujeres, aparte de ocuparse en las tareas de la casa? ¿Cómo piensas que hacía que se sintieraJean?Teníadiezañoslaprimeravezqueleoyódecireso.Solodiezaños,Work…Unaniña.

Yonopodíaresponderaeso.Queyosupiera,habíadichoesosolounavez.Peroyabastaba.Nosonpalabrasqueunniñopuedaolvidarconfacilidad.

—¿Estásdeacuerdoconél,Work?Tú…,elhombrecitodepapá…—Hizounapausaymeespetó—:Tupadre eraunmisóginomalnacido.Esoes loque tú le recuerdas a Jean…,y a tumadre: laformacomose lo tomóellaysureacción,quees lamismaquehubieraacabadoteniendotambiénJean.

—Jean quería a nuestra madre —le rebatí, tratando de mantener mi posición—. No intentestergiversareso.—Eraunapobreafirmación,yyolosabía.Peronopodíaevitarsalirendefensademipadre,aunquetampococomprendíaelmotivodequemesintieraimpulsadoahacerlo.

Alexseguíadisparandopalabrascomoescupitajos:—EresunapiedrademolinoalrededordelcuellodeJean,Work.Asídeclaroysimple.—Essolotuopinión—repliqué.—Ni hablar.—Su voz estaba tan desprovista de inflexión como su mirada, falta de cualquier

titubeooduda.Yonohacíamásquemiraren tornoalescuálidoporche,peronoencontrabaayudaenél:solo

plantasmuertasyunamecedoradeexterior,enlaqueimaginéaAlexempapuzandoamihermanadementirasyodio.

—¿Quélehasestadodiciendo?—pregunté.—¿Ves? Ese es el problema. Yo no necesito decirle nada. Ella es suficientemente lista para

entenderlotodo.—Yaséqueeslista—dije.—Puesnoactúesdeesamanera.Lacompadeces.Erescondescendienteconella.—Nolosoy.—Noloconsentiré—meespetócomosilahubierainterrumpido—.Yolahesacadodetodoeso.

Lahehechofuerte,lehedadoalgoynopermitiréquetúseloquites.—Nomemuestrocondescendienteconmihermana—protestécasiagritos—.Mepreocupopor

ella.Menecesita.—Elquetúlonieguesnocambialarealidad;y,encuantoalodenecesitarte,nolehacesmásfalta

queunagujeroenlacabeza.Eresarrogantecomotupadre,yellasedacuenta.Presumesdesaberloquenecesita,comosialgunavezlahubierascomprendido,perolaverdadesmuydiferente:notieneslamásremotaideadequiénesycómopiensatuhermana:

—Y tú sí… ¿es eso lo que estás queriendo decir? ¿Sabes quién es mi hermana? ¿Sabes quénecesita?—Habíaelevadomi tonodevoz.Meenardecía la irayeraunasensaciónagradable.Allíteníaamienemiga:alguienaquienpodíaverytocar.

—Sí.Tienesrazón—dijo—.Loséperfectamente.—¿Qué?—pregunté.—No lo que quieres tú de ella.Nada de sueños vanos e ilusiones.No unmarido, ni un coche

familiar,yunclubdebridgealqueacudirunavezporsemana.Nadadelmalditosueñoamericano.Todoesoyalechupólasangre.

Mefijéensusojoscentelleantesydeseéhundirmisdedosenellosporqueveíanclaramente lomuchoquemeparecíaamipadre.

LaacusacióndequeyojamáshabíaconfiadoenqueJeansupieraencontrarsupropiocaminoerauna verdad brutal, y el hecho de serlo y de que aquellamujer a la que yo apenas conocíame laarrojaraalacarasincontemplacionesmesacódequicio.

—¿Teestásacostandoconmihermana?—pregunté.—¿Sabesunacosa,Work…?¡Quétezurzan!Notengoquedarteexplicaciones.Jeanyyoestamos

juntasahora.Sabemosloquequeremosytúnoformaspartedeesaecuación.—Pero¿quiéndiabloserestú?—pregunté—.¿Porquéestásaquí?—Sehaacabadoelinterrogatorio,imbécil.Quieroquetelargues.

—¿Quétienestúqueverconmihermana?—lerepliqué.Noté que apretaba los puños a los costados y vi, bajo su piel, la tensión y crispación de sus

músculos.Unaoleadadesangresofocósugarganta.Torciólamandíbulainferior.—Tienesqueirteya—dijo.—Jeanesladueñadeestacasa.—¡Yyovivoenella!¡Lárgatedemiporche!—NohastaquehayahabladoconJean—dije,ymecrucédebrazos—.Laesperaré.Alex se puso tensa, pero yo me negué a ceder. En las últimas veinticuatro horas me habían

mangoneado en exceso. Ahora necesitaba a mi hermana, necesitaba saber que se encontrabaperfectamente.Necesitabaquecomprendieraqueestabaallíporella,yquesiempremetendría.EnlacaradeAlexsepintóuninstantedeindecisión.Peroentonceshubounmovimientoasuespaldaylahojadelamosquiteraseabrióporcompleto.Jeansalióalporche.Yomequedémirándolaconfuso.

Tenía pálido e hinchado el rostro, con los cabellos despeinados. Me fijé en los círculosenrojecidosquemarcabansusojoscongestionados.

—Vete,Work—medijo—.Veteacasaahora.Sevolvió,yalinstantesiguientehabíadesaparecido,trabadaporlahúmedacasa.Alexsonriócon

expresiónbrillante de triunfo, y a continuación cerró la puerta de golpe enmi cara.Yo apoyé lasmanos en lamadera de las jambas y las dejé caer después a los lados, donde quedaron crispadas.Estabaviendoel rostrode Jean,prendidoenel airecomosi fueradehumo.Habíadolorenaquelrostro,ycompasión,yunahorriblefuerzadevoluntad.

Todavía incrédulo, regresé ami coche, dondeme sumí en una especie de parálisis emocional.Seguíamirando lacasay supatiode tierracuandooíelpitidodeun trenacercándose.Contuve larespiraciónparaevitarungrito,perodespuésfuetodovientoyruidoatronador.

7

Siempreheoídohablardelqueríeelúltimo,sobretodoporpartedeEzra.Perojamáshesabidoquequienríeelúltimopudieraserunapersonareal,alguienaquienpudieraunorecordaryechardemenos.

Todavía podía oír la risa de mi hermana. Siempre había sido una risa franca, incluso en lasocasiones en que no había entendido del todo la gracia del chiste. Suave habitualmente, solíareprimirla levemente en pleno desarrollo, como si fuera a darle un ataque de hipo. Sus labiosmarcabanesepuntoconunaespeciedetic;despuésaparecíanuninstantesusblancosdientes,comosiestuvieranerviosa.Peroavecesnoconseguíadominarlayleestallabaruidosaa travésdelanariz.Estasrisaseranrarasenella,peroamímeencantaban;sobretodoporquenuncapodíapararunavezempezaba a reír, y corrían por sus mejillas regueros plateados de lágrimas. Cierta vez, cuandoéramosniños,seriotanfuertequeseleescapóporlanarizunaburbujademucosidad,ylosdosnosreímos tanto al verlo, que temimosmorir por falta de aire.Aquella fue lamejor risa demi vida.Ocurrióhaceveinticincoaños.

EstabapresentetambiéncuandoJeanrioporúltimavez.Acababadecontarleunchisterealmentemalo…,algoacercadetresabogadosyuncadáver.Ellamerespondióconunadesuscaracterísticasrisas,delasentrecortadas.Peroentoncesentrósumaridoyanuncióqueibaallevaralacanguroasucasa.Nimihermananiyo sabíamosqueellosdos se acostaban juntos.Asíque Jean lobesóen lamejilla y le dijo que condujera con prudencia. Él dio un bocinazo cuando se disponía a tomar lacarreteraalsalirdelcaminodeaccesoalacasa,yellasonrióalcontarmequesiemprelohacía.

Elaccidenteseprodujoenlaparadadedescansoquehabíaaunoscincokilómetrosmásalláenlacarretera interestatal. El coche estaba aparcado. Los dos se encontraban desnudos en el asientotrasero,yéldebíadeestarencimadelamuchachaporqueelimpactololanzóatravésdelparabrisas,pero ella quedó dentro del coche. Mi cuñado sufrió fractura de la mandíbula, contusiones ylaceraciones en la cara, tórax y genitales, que sanaron sin complicaciones. Pero la muchacha norecobrójamáselconocimiento,locualfueunacompletatragedia.

Elagentedetráficoqueinstruyóelasuntomecontóqueunconductorborrachohabíatomadoademasiadavelocidadelaccesoalazonadedescanso,habíaperdidoelcontroldesuvehículoyhabíaidoaestrellarsecontraelcocheaparcado.«Unadeesascosasquepasan»,mehabíadicho.«Unadeesasmalditascoincidenciasquepasan».

Jeanestuvojuntoasumaridodurantedosmeses,hastaqueelperiódicoanuncióquelamuchachadediecisieteañosenestadocomatososehallabaembarazada;entoncessedesmoronó.Yolaencontrélaprimeravezqueintentómatarse.Habíaaguasanguinolentacorriendopordebajodelapuertadelbaño,ymedisloquéelhombrorompiéndola.Ellateníasusropaspuestasydespuésmeenterédequelo había hecho porque sabía que yo la encontraría y no quería queme resultara violento hallarladesnuda.Esepensamientomepartiósinremedioelcorazón.

Ezrasenegóainternarla.Supliqué,razoné,grité,perosemostróinconmovible:internarlaseríaundesdoroparalafamilia.Jean,pues,sequedaríaconélyconmamá,yviviríanlostressolosenlaenormecasa.

Cuandoelmaridoladejó,sellevóconsigoasuúnicahija.Demasiadodeprimidaparacuidardeella,Jeanseloconsintió:éllepresentólosdocumentosqueleconfiabanlacustodia,yellalosfirmó.

Sisehubieratratadodeunchico,enlugardeunahija,meimaginoqueEzrahubieraluchadoporél.Pero,puestoqueeraunaniña,nolohizo.

Aquellanoche,Jeanlointentódenuevo.Estavezconpastillas.Sepusosuvestidodenoviaysetendió paramorir en la cama de nuestros padres. Después de aquello fue internada durante ochomesesenuncentroasistencial…AlexShiftenfuesucompañeradehabitaciónenél.CuandoJeanibaa casa, Alex la acompañaba también. Jamás supimos nada de ella. Las dos compartían unaconspiracióndesilencio.Nuestraspreguntas,cortesesalprincipio,fueroneducadamentesoslayadas.Ycuandosehicieronmásmordaces,tambiénlofueronlasreaccionesqueprovocabanporpartedelas dos. CuandoAlex le dijo a Ezra que se fuera a lamierda, pensé que habíamos tocado fondo.Dejamos de preguntarles.Ningunode nosotros sabía cómomanejarlas y, en nuestro desconcierto,fingimosquetodoibabien.¡Quéhatajodelocos!

Ahora,mientrasconducíaalejándomedeaquellacalledejadadelamanodeDios,penséenlarisay en lo semejante que era a una respiración: nunca sabías cuándo podía ser tu última risa. Ymeentristeció pensar que la última risa de Jean hubiera sido tan breve. ¡Ojalá le hubiera contado unchistemejor!

Tratéderecordartambiénlaúltimavezquemehabíareído,perosolopodíapensarenJeanyenaquella burbuja de mocos. ¡Qué gran momento aquel! Pero la memoria puede ser como unacompuerta que, una vez abierta, resulta muy difícil cerrar: mientras conducía pasaron sobre míoleadasdeimágenesydesentimientos.Viamimadre,desplomadaenelsuelo;vi lacajafuertedeEzra, su fría sonrisa y la sonrisa triunfal deAlex Shiften. Vi a Jean de niña y después yamayorflotandoenlabañeramientrassusangrediluidaformabaunamortajatranslúcidaquecorríabrillantepor el suelo y se derramaba por el hueco de la escalera.Lasmanos demi esposa, frías sobremicuerpo, e, inevitablemente, imágenes de Vanessa Stolen —del sudor que bañaba su rostro y susmuslos,desusfirmespechos,queapenassemovíancuandoarqueabalaespaldaparalibrarsedelashúmedasmantasdefranela…—.Sentíalamiradadesusojossobremí,oíaelbalbuceodesugargantacuando pronunciaba entrecortadamentemi nombre, y pensé en el secreto que durante tantos añoshabía evitado revelarle. Y en lo terriblemente que le había fallado en aquel oscuro lugar en quenuestrasvidashabíancambiadoparasiempre.

Peroalgunascosassonmásfuertesquelasdudasolosreprochesaunomismo.Lanecesidad,porejemplo. Tenía que ser aceptada. Amada sin reservas. Aun cuando uno no pudiera devolverle eseapego.Reiteradamentevolvíayoaaquellugar,alaúnicapersonaquejamásmehabíafallado.Habíahechoestoasabiendasdeldolorquedejabaamipaso.Habíatomadotodosindarnada.Y,encuantoaesperar algo a cambio, ella jamás había pedido ni esperado nada, aunque hubiese tenido todo elderechoahacerlo.Yyo,pormiparte,habíatratadodemantenermeadistancia;lohabíaintentado,sinconseguirlo. Sabía perfectamente que volvería a fallarle de nuevo. Mi necesidad era demasiadogrande,comounanimaldentrodemí.

Poresomesalídelacarretera,mealejédelmundoycondujedespacioporelcaminollenodebaches que conducía a la granja Stolen. Sentía como si en mi cabeza se hubiera accionado uninterruptor. Las presiones cesaron; las preocupaciones, también. Ahora podía respirar, y lo hice,comoaquelquehaestadomuchotiempodebajodelagua.Paséatravésdelapantalladealtosyfinosrobles,deloscedrosfamiliares,ylagravillacrujióbajomisneumáticos.Viunalcaudónquellevabaen sus barras una lagartija atrapada en la cerca, y me pareció algo natural, como si yo tambiénpertenecieraaaquel lugar.Eraunasensaciónagradable,perofalsa,yallínohabíamásmurmullos

quelosdelviento.Doblé la última curva y vi la casa de Vanessa. Ella estaba en el porche de delante, haciendo

pantallaconlamanosobresusojos,yporunmomentomeparecióquehabíaadvertidomipresencia.Mi pecho se tensó y sentí un cosquilleo enmi cuerpo ymi espíritu.Muchomás que el lugar, eraaquellamujerquienprovocabatodosesosefectosenmí.Estabaenjutaporeltrabajodelagranja,conlos cabellosmuy rubios y unos ojos que resplandecían como el sol en el agua. Tenía lasmanosrecias, pero amíme encantaban por las cosas que podían hacer.Me gustaba verla plantar cosas,hundirlasmanosenlatierraoscura.Locualmerecordabaalgoquesabíayodesdeniño:quelatierraesbuenayque,además,perdona.Teníaunospechospequeñossobreunvientreplano,ylamiradadesusojoseradulcecuandolatragediahubierapodidoconvertirlaenduraoindiferente.Lasarruguitasquesemarcabanenlascomisurasdesusojosybocacarecíandeimportancia.

Mirándola,yosentímidebilidad.Sabíaqueaquelloestabamal,quejamáspodríadarleloqueellatanto se merecía. Lo sabía y, por un momento, eso me preocupaba, pero solo por un momento.Porque enseguida estaba fuera del coche yme veía en sus brazos, conmi boca unida a la suya yperdidoelcontroldemismanos.Nosabíasiyaestabaenelporche,oaúnenelcaminodeentrada.Nisiquiera recordaba haberme movido, aunque todo era movimiento. Ella amanecía en mí, y almomentomesentíaperdido.Nohabíatemorniconfusión:soloaquellamujeryelmundoquegirabaentornoanosotroscomounaniebladecolor.

Oíaunruidolejanoyreconocíaminombreenél,queabrasabaenmisoídos.Luegosentíaquesulenguaeraloúnicoquepodíaenfriaraquelardor.Suslabiossemovíansobremí…pormisojos,micuello,mirostro.Susmanosencontrabanlaparteposteriordemicabezayatraíanmislabioshacialossuyos.Gustabasusaboraciruelas,labesabamásintensamenteyellasedebilitabaenmiabrazo.Lalevantabahaciamíysentíasuspiernasrodeándome.Unmovimientomásyyaestábamosdentrolosdos,enelpisodearriba,enlacamaquetanbienconocíalafuerzadenuestrapasión.Lasropasdesaparecían,comovolatilizadasporunacarnedemasiadoardienteparatolerarlas.Mibocabuscabasuspechos,losfirmesydispuestospezones,ylablandallanuradesuvientre.Saboreabatododeella:elrocíodesusudor,lossurcosmásprofundosdesucuerpo,suspiernasqueseapretabancontramisorejascomobandasdeterciopelo…Susdedosseclavabanenmiscabellos,seenredabanytirabandemí,mientraspronunciabapalabrasqueyonopodíaentender.Meguiabaconlaendurecidapalmadesumanoymehacíapenetrarenella.Micabezaseechabahaciaatrás.Eracalor, fuego,gritabaminombreunayotravez,peroyoestabayaenun lugardesdeelquenopodía responder,perdidoydesesperadodondenadiemeencontraríajamás.

8

Meabandonéasíduranteloquemeparecieronhoras.Ningunodelosdoshablaba.Noestábamospara eso.Unapaz así raravez se sentíay era tan frágil como la sonrisadeunniño.Ella sehabíaacurrucadocontramí,delado,conunapiernaatravésdelasmías.Sumanosemovíaperezosamentesobremipecho,bajandoporélhastamivientre.Decuandoencuandosuslabiosrozabanmicuelloyyosentíasurocecomosifueranplumas.

Teníamibrazoalrededordeella,conlamanoapretandolasuavecurvadelfinaldesuespalda.Observabaelgirodelventiladordeltecho,consusaspasmarronesdestacandocontralapinturacolorcremadelahabitación.Atravésdelaventanaentrabalabrisa,quenosacariciabacomoelsusurrodeun penitente. Pero yo sabía que aquello no podía durar, y ella lo sabía también; jamás lo hacía.Hablaríamos y, a medida que fueran brotando las palabras, iría cayendo sobre nosotros el firmeempellón de la realidad. Sabía cómo ocurría. Empezaba siempre como un pequeño e imprecisodesasosiegoenelespíritu,comolasensacióndehaberdejadoalgoinacabado.Entonceslaimagendemimujerharíasucalladayrápidainvasión,yseimpondríapocoapocolasensacióndeculpa.Peronoeraelremordimientodeladúltero;estehabíapasadoañosatrás,pocodespuésdequeseperdieralasonrisadeBarbara.

Esteeraunremordimientodistinto,surgidomuchosañosantesdelaoscuridadyeltemorenunapestosoarroyo…,eldíaenquenosconocimos,eldíaenquemeenamoréyelmismodíaenquelefui infiel. Aquel remordimiento era un cáncer y bajo sus efectos se malograría la crisálida y yotendríaquemarchar,odiándomeamímismoporhaberutilizadodenuevoalaúnicapersonaenestemundoquemeamabadeveras,deseandopoderdeshacerelpasadoyhacermedignodesuamor.Peroaquelloeraloúnicoquejamáspodríahacer,porque,sielremordimientoerauncáncer,laverdaderacomounbalazoen lacabeza.Ellameodiaríasi losupiera.Loquesignificabaque,conel tiempo,tendríaquemarchar, comosiempre lohacía,yyaestaba temiendoeldolorquedescubriríaen susojoscuandoledijeraqueteníaquehacerunavisita,ysugestodeconformidadylasonrisaconqueexpresabaquecreíaenmispalabras.

Cerrélosojosymesumergíbajolamantadeaquelmomentáneogozo,peropordentromesentíahuecoynotabayaunpuñoheladoalrededordemicorazón.

—¿Enquéestáspensando?—mepreguntó.Habíaempezadoelasaltodelarealidad,perotodoibabien.Echabademenoselsonidodesuvoz.—No te gustaría saberlo—respondí. Ella se apoyó sobre el codo y sonriómirándome.Yo le

devolvílasonrisa—.Sonpensamientostenebrososyhorribles.—Eltonointrascendentedemivozlodesmentía.

—Dímelos,detodasformas.Comounregalo.—Bésame—lepedí, y ella lohizo.Le explicaríamispensamientos, pero solo losquepudiera

soportar—.Teechabademenos—dije—.Siempreteechodemenos.—Mentiroso. —Ahuecó su mano libre para abarcar con ella mi mentón—. Eres un pésimo

mentiroso.—Mebesódenuevo—.¿Sabescuántotiempohapasado?Lo sabía: diecisiete meses y algo menos de dos semanas, de los que cada día había sido una

agoníayunejerciciodeañoranza.—No—ledije—.¿Cuánto?

—Noimporta—dijo—.Nopensemosenello.Advertíunaexpresióndedolorensusojos.Laúltimavezquehabíaestadoconellafuelanoche

enquemuriómimadre.Aúnrecordabael reflejodesucarasuspendidoenelcristalde laventanamientrasyo exploraba lanocheybuscaba en ella fuerzasparadecirle la verdad.Pero suspropiaspalabrasmehabíandetenidoentonces.«Nopiensesencosasdesagradables»,mehabíadicho.Asíquenolehicecaso.

—Ezrahamuerto—ledije—.Encontraronsucadáverhaceunpardedías.—Losé.Ylosientomucho.Deverdad.Ellanuncahubierasacadoarelucireltema.Erasolounacosamásenlaquesediferenciabade

cualquierotra.Perosiemprehabíasidoigual.Noinstabaoindagaba,nolepreocupabanlosdetalles.Vanessavivíaenelmomento.Yosiemprehabíaenvidiadoesoenella.Erasufortaleza.

—¿CómoselohatomadoJean?Eralaprimerapersonaquemehacíaesapregunta.Noquéhabíaocurrido.Nocómomeloestaba

tomando yo. Sus pensamientos se centraban en Jean porque sabía que esa sería mi mayorpreocupación.Meestremecíalcomprobarlaprofundidaddesucomprensión.

—EstoypreocupadoporJean—dije—.Haidodemasiadolejosynosésipodrávolveratrás.—Le hablé demi confrontación conAlex.A propósito de Jean, en el porche—. Jeanme ha dejado,Vanessa.Yanolaconozco.Séqueestáenunapuro,peronomepermitiráayudarla.

—Jamásesdemasiadotarde.Paranada.Todoloquetienesquehacerestenderlelamano.—Yalohehecho—ledije.—Talvezsoloteparezcaquelohashecho.—Tedigoquelohehecho.Notélafuerzademispalabrascuandopasabanatravésdemislabios,eignorodedóndemevenía

laira.¿EstábamoshablandodeJeanodeVanessa?Ellaseincorporóenlacama,cruzólaspiernasymemiró.

—Tranquilo,Jackson—medijo—.Soloestamoshablando.Vanessanuncamehabía llamadoWork.Empleabaahoraminombredepila,comohabíahecho

siempre.Yolehabíapreguntadoenciertaocasiónporquélohacía,ymerespondióquejamásseríauntrabajo[2]paraella.Ledijequeeraunasalidaingeniosayquizálomásbonitoquemehabíandichonunca.Aúnrecuerdolaformacomomemiraba.Laluzdelsolentrabaporlaventanaabiertaynotépor primera vez que ya no era la jovencita que había conocido anteriormente; los años y el durotrabajohabíandejadohuellasensurostro.Peronomeimportó.

—Tienesrazón.Erasoloundecir.¿Cómotevanlascosasati?—lepregunté.Sesuavizólaexpresióndesurostro.—Ahorame dedico a la agricultura orgánica—me dijo—.Estoy orientando cada vezmásmi

producciónaloscultivosecológicos.Fresas,arándanos…,loquesea.Lagenteseinteresaporesoestosdías.Ysaleacuenta.

—Entonces…¿elnegociofunciona?—inquirí.Ellaserio.—¡Nihablar!Elbancoaúnmepersigue todos losmeses.Peroyovoyen lacrestade laolade

modade laagriculturaecológica.Yesomarcaráunadiferencia.Estagranjano iráapararaotrasmanos.Teloprometo.—Siguióhablándomedelaagriculturaecológica,deltractorqueseleestabaquedandoviejoydelcamiónquenecesitabaunatransmisiónnueva.Mehablódesusplanes,yyola

escuché.Endeterminadomomentoselevantóyfueenbuscadedoscervezas,quetrajodelacocina.Paramí,Vanessaeraunabocanadadeairefresco.Seadaptabaalasestaciones,tocabatierrafértil

todoslosdías…Yo,encambio,sabíacuándoestaballoviendo,peronoantesdemojarme.—¿Sabes…?—medijoalpasarmelacerveza—.Eltiempoesunacosabienloca.—Sedeslizóde

nuevoen la camaypusounaalmohadaen su regazo.Unmechónde cabellos le caía sobre elojoizquierdo.Lepreguntéquéqueríadecir—.Estabapensandoennuestrasfamilias—meaclaró—.Enelaugeyladecadenciadelasfortunasfamiliares.

Yobebíunsorbodecerveza.—¿Quépasaconellas?—pregunté.—Eso…,queestodounalocura.Piénsalo,sino.¿Dóndeestabatufamiliaalfinaldelaguerrade

Secesión?Ella sabíaperfectamentedóndehabíaestadomi familia; lohabíamoscomentadomuchasveces.

Cincogeneracionesatrás,miantecesoreraunsoldadodeinfanteríaprocedentedePensilvania,quetuvo ladesgraciadeperderpor efectodeun cañonazobuenapartede supie.Lo capturarony fuellevadoalaprisiónconfederadadeSalisbury,dondepermanecióvariassemanashastaquemuriódedisenteríae infección.Ledieronsepulturaenunadelascuatrograndesfosasexcavadasallí,enlasque llegaron a ser enterradosmás de oncemil soldados de la Unión. Esto ocurrió al final de laguerra.Suesposaseenteróde lamuerteyembarazadacomoestabadelhijodeambos,viajóhastaSalisbury.Peronohabía ninguna cruz con su nombre: sus huesos estabanperdidos entremiles deotrosseresanónimos.Dicenqueaquellolepartióelcorazón.Diosuúltimodólaralmédicoqueleayudóadar a luz ami tatarabuelo, ymuriódos semanasdespués.Amenudohepensado en aquelantepasadomío,preguntándomesicon lamuertedesumadresesecóparasiempre laúltimagranpasióndemifamilia.

Murióconelcorazónroto.¡Diossanto…!¡Quéformademorir!Su hijo fue acogido por varias familias del condado y pasó la mayor parte de su vida

descargandopaletadasdeestiércolen laplantacióndeotrohombre.Mibisabuelo repartíahieloenveranoycarbónparaalimentarloshornosdelosricoseninvierno.Suhijofueunborrachoinútil,quesacudíaamipadresolopordivertirse.LosPickenseranpobresdesolemnidadytratadoscomobasuraenestecondadohastaquellegóEzra.Éllocambiótodo.

La familiaStolen era exactamente lo contrario.Doscientos años atrás, esta granja había tenidocasicuatrocientashectáreasylosStolenmandabanenelcondadodeRowan.

—Haymuchahistoriaenestacama—observé.—Sí—asintióVanessa—.Ytambiénmuchoamor.No dije nada, pero el silencio habló por nosotros y narró una historia de amor. Vanessa me

amaba,yenlosbuenostiemposcomprendíaqueyotambiénlaamabaaella.¿Porquénopodíayoadmitir que ahí estaba el problema? Ella no lo entendía y a mí me daba demasiada vergüenzaexplicárselo.Poresovivíamosenestehorribleestadodeindefinición,sinnadaaloqueagarrarnoscuandolasnocheseranfríasysenoshacíaninterminables.

—¿Porquéestásaquí,Jackson?—mepreguntó.—¿Necesitounarazónparaestar?—repliqué,sintiéndomerastrero.—No—respondióellaapasionadamente—.Nunca.Yoletomélamanoquemebuscaba.—Estoyaquíporquequeríaverte,Vanessa.

—Peronoparaquedarte.Permanecíensilencio.—Nuncaparaquedarte—prosiguióella,yvilágrimasensusojos.—Vanessa…—Nolodigas,Jackson…No.Yahemoshabladodeestoantes.Sémuybienqueestáscasado.No

entiendoquémepasa.Olvidaloquehedicho.—Noeseso—dije.—Entonces…¿quées?—preguntó,yadvertítalangustiaensurostroquemequedésinvoz.Era

unerrorhaberidoaverla.Ungravísimoerror.Ellaintentóreír,perosucarcajadaquedóamedias.—Vamos,Jackson…,dilo.Peroyonopodíadecírselo.Memirófijamentealosojosduranteunlargosegundomientrasyo

observabacómodesaparecíaeltinteencendidodesurostroyseinstalabaenéllaresignación.Mediounbeso,perofueunbesosinvida.

—Voyametermeenladucha—medijo—.Noteatrevasairte.La seguí con la vista mientras salía de la habitación con los pies descalzos y desnuda.

Normalmentehubiéramosestadolosdosjuntosbajoladucha,sintiendoyosucuerpovivobajomismanosenjabonadas.

Apurémicervezaypermanecítumbadoperezosamente,escuchandolospájarosenelexterior.OíelruidodeladuchaenelbañoymerepresentélacaradeVanessavueltahaciaelaguadirectamentebajoelchorro.Añoréelfrescordesupiel.Hubieradeseadolavarsuscabellos,pero,enlugardeeso,melevantéyfuialpisodeabajo.Habíamáscervezasenelfrigorífico;toméunaylallevéalporchedelantero.Era agradable sentir la caricia del sol enmi piel desnuda, queme secaba el sudor. Loscultivosdelagranjaseextendíanhastalalejanalíneadeárboles,ysupusequeloqueestabaviendoeranfresas.Apoyélaespaldacontraunposteycerrélosojosparapercibirlabrisa.NooíacercarseaVanessacuandobajóporlaescalera.

—¡Diossanto…!¿Quélehapasadoatuespalda?—Avanzórápidamenteporelporche—.Parececomositehubierangolpeadoconunbatedebéisbol.—Apoyólevementesusdedosenmí,siguiendolasmarcasdemismagulladuras.

—Mecaíporunasescaleras—ledije.—¿Estabasbebido?—Unpoco,creo—respondíriendo.—Tienesquesermáscuidadoso,Jackson.Pudistehabertematado.Noestabasegurodeporquélementía.Peronoqueríadecirletodalaverdad.Yateníasuficientes

problemas.—Prontoestarébien.Ella tomó la cerveza demimanoy bebió un sorbo.Estaba envuelta en una toalla, con el pelo

húmedo todavía. Quería atraerla hacia mí, abrazarla y prometerle que nunca me iría. Necesitabadecirleque laamaba,quedeseabapasarel restodemivida teniéndolaasí.Pero,en lugardehacereso, lepasé torpemente elbrazopor loshombros:unbrazoqueamímismomepareció eldeunextraño.

—Meencantaestelugar—ledije,yellaaceptómispalabrassinmáscomentario.Eralomásquepodíaacercarmeacompartirlaverdaddemissentimientoshaciaellay,dealguna

forma,ellalosabía.Larealidad,contodo,jamáshubierasidotansimple.—¿Tieneshambre?—mepreguntó,yyoasentí—.Vamosalacocina.—Fuimosalacocinayella,

al pasar por delante del cuarto de la plancha, tomó una bata y se la puso—. Ve a ponerte lospantalones—medijo—.Aquípuedeshacerdesnudotodoloquequieras…,salvosentarteamimesa.—Medioungolpecitoeneltraseroalpasarasulado.

Teníaunamesaapoyadasobrecaballetes,quedataríademilochocientosypico,conel tablerolleno de melladuras y arañazos. Sentados a ella, comimos jamón y queso, y hablamos deinsignificancias. Yo me bebí otra cerveza. Le hablé de la caja fuerte de Ezra y del revólverdesaparecido.Ellavacilóunminutoydespuésmepreguntócómohabíamuerto.LedijequededosbalazosenlacabezayVanessaentoncesdesviólavistaysepusoamirarporlaventana.

—¿Tesientesdistinto?—mepreguntóporúltimo.—Nocomprendo.Memiróentonces.—QuierodecirquesisientesquetuvidahacambiadoahoraqueEzrahamuertoysehaido.Noentendíaelsentidodesupregunta,yasíselodije.Guardósilenciounosmomentosymedi

cuentadequedeliberabaconsigomismasidebíaonocontinuar.—¿Eresfeliz?—mepreguntóalcabo.—Tal vez—respondí encogiéndome de hombros—. Pero no lo sé.Hacemucho que no lo he

pensado.—Teníaunaexpresiónespecialensusojos—.¿Adóndequieresiraparar,Vanessa?Elladejóescaparunsuspiro.—Nopiensoqueestésviviendotuvida,Jackson;nodesdehacemucho.Callé,poniéndometenso.—Pues…¿quévidavivo?—preguntétrasunosmomentos.—Lo sabesmuybien.—Hablaba en voz baja y casi conmiedo, como si temiera una reacción

violentapormiparte.—No,Vanessa…Nolosé.Meestabaponiendofurioso,ynosabíaporqué…,noqueríasaberlo.Lanegacióneraunarma:

matabalaverdad,entumecíalamente,yyoeraunadictoalamentira.Unapartedemíreconocíaestehecho: la misma parte que sabía perfectamente adónde iba Vanessa, pero yo prefería ignorar esaparte.Porquemelastimaba.

—¡PorDios,Jackson!Estoyintentandoayudarte.—¿Deveras?—repliqué—.¿Aquiénestástratandodeayudar?¿Amíoatimisma?—No es justo eso que dices —respondió. Y tenía razón, pero no me importaba. Estaba

llevándomeaextremosalosqueyonodeseabair—.Erestúquienmepreocupas.¡Siempreerestú!—¡Malditasea,Vanessa!Esoesdemasiadapresión.Yojamástehepedidoquelascosasseandela

maneraqueson.Losonasí,sinmás.—Ese es tu problema.—Me quedé mirándola fijamente—. Las cosas nunca son sin más. Las

elegimosnosotros,activamenteono.Túpuedesinfluirsobreelmundo,Jackson.Ezraestámuerto.¿Nolosientesasí?

—Esdecir…,quevolvemosaEzra—dije.—Nuncalodejamos.Yahíestáelproblema:quetúnolohasdejadonunca.Quedurantemásde

veinteañoshasestadoviviendosuvida,yquenotehasdadocuenta.Yo no sabía de qué estaba hablando, pero en aquel instante su rostro pareció transformarse.

Despuésdetodo,eracomolasdemás.—No—dije—.Noesverdad.—Síloes.—Intentótomarmimano,peroyolaretiréjustoatiempo.—¡Nohayniunapizcadeverdadeneso!—grité.—¿PorquétecasasteconBarbara?—preguntó,conunacalmaestoicaensuvoz.—¿Qué?—¿PorquétecasasteconBarbaraynoconmigo?—Nosabesdequéhablas.—Losé,ylohesabidosiempre.—Estásdiciendotonterías.—Mirécómoselevantabadelasillayapoyabalasmanosenlamesa

en que había comido su familia durante generaciones. Se inclinó hacia mí, y noté que teníacongestionadaslasaletasdelanariz.

—Escúchame,Jackson,yescúchamebienporquejuroporDiosquejamásvolveréadecirteesto.Peronecesitohacerloahora.Hacediezañosmedijistequemeamabas.Yestoyseguradequeerassincero.PeroluegotecasasteconBarbara.Ahoraquieroquemedigasporqué.

Me recliné en el respaldo de mi silla, consciente de sentirme a la defensiva, pero no podíaevitarlo.Teníalosbrazoscruzadossobreelpecho,comoparaprotegermicorazón.Mezumbabalacabezaymefrotélassienes,peroeldolorquesentíadesúbitosenegóadesaparecer.

—Te casaste conBarbara porque Ezra te dijo que lo hicieras—siguióVanessa. Pegó despuéssobrelamesaunapalmadatanfuertequemeparecióquesonabaahuesosfracturados—.Reconócelo.Admítelo,Jackson…,reconóceloaunquesoloseaunavezyjamásvolveréamencionártelo.TúviveslavidadeEzra,teadaptasaloqueéleligió.LafamiliadeBarbaratieneunapellidorespetado;ellafueabuenoscolegios,teníalasamistadesqueconveníatener.Eslaverdad.Reconócelo.Malditasea,Jackson…,actúacomounhombre.

—¡No!—grité, poniéndome de pronto de pie—.No lo reconoceré porque no es verdad.—Dimediavueltayabandonélamesaparairalpisodearriba,ponermeelrestodemisropasyrecogermisllaves.Vanessaseequivocabaynoestabadispuestoaseguirescuchando.Perosuvozmesiguió.

—¿Quémedicesdeloshijos?—gritó—.¡Túsiemprequisistetenerhijos!—¡Cállate,Vanessa!—Semequebrólavozalforzarla.Medabacuentadequeellanosemerecía

migrito,peroyonopodíadarmásintensidadamivoz.—¿Dequiénfueesaidea?¿Eh?¿Aquiénseleocurrió,Jackson?Túsolíashablardeesoacada

momento. ¡Montonesdehijos!Era loque siemprehabíasplaneado…,unacasa llenadehijos, unagranfamiliaalaqueeducar…,parapoderserelpadrequedeseabasquehubierasidoEzra.¡MalditaseaJackson…!Nocierreslosoídosaesto.¡Esdemasiadoimportante!

Peroyonolehicecaso.Teníalacamisaenelsueloyencontrémisllavesdebajodelacama.Mecalcéloszapatossinponermeloscalcetines.Lacasameahogaba,mesofocaba…Teníaqueirme.Nodeberíahabervueltoallí.

Vanessameaguardabaalpiedelaescalera.—Notemarches—merogó—.Nodeestamanera.Habíaternuraensuvozyensusojos,perodenadaservirían.—Déjamepasar—ledije.Ellasubióelprimerpeldaño,hostigándome.Almirarhaciaabajo,pudeverlarayadesupelo,las

pequitasqueteníaenelpuentedelanariz,aquellosojossuyosqueparecíandemasiadograndespara

serinocentes.—¡Porfavor!—mepidió—.Porfavor,Jackson.Losientomucho.Retirotodoloquehedicho.Te

ruegoquenotevayas.—Apártate, Vanessa.—La expresión dolorida de su rostrome cortó, pero yo no podía parar.

Aquellaerasulucha,nolamía.—Jackson, te losuplico…Hapasadomuchísimotiempo.Nopuedovolveraperderte.Quédate.

Tomaotracerveza.—Buscabaconlasuyamimano.Lasescalerasmeforzabanaacelerarmispasos.Nopodíacontenerelalientoeignorabaloque

meestabapasando.Necesitabaaire,necesitabasalirdeallí.Liberémimanoylaempujéalpasar.—Nodeberíahabervenido—dije,yapartélamosquiteracontalfuerzaquefueachocarcontrala

pareddelacasa.Notéquemeseguía;oísuspasosenelporcheyluegoenlagravilla.Surespiraciónerafuerte.

Sabíaque,simevolvía,veríalágrimasensusojos.Asíquenomevolví.Seguíadelanteyellamedioalcanceenelcoche.

—Notevayas—insistió.Tampocoentoncesmevolvíamirarla.Ellapusounamanoenmihombroy laotra juntoami

cuello,dondeaúnsentíasucalor.Apoyósurostroenmiespaldayyovacilé.Nadadeseabatantoenlavida como quedarme allí, pero ella necesitaba demasiado demí: una verdad con la que yo estabareñido.

—Nomeobliguesa suplicarte,por favor—dijo,yyo sabíabiencuánto le costabapronunciaresaspalabras.

Peroseguísindarmelavuelta:nopodíahacerlo…porque,silamiraba,aquellomeobligaríaaquedarme. Y, sin embargo, lo quería: eso era lo que me mataba. Si fuera posible, nunca memarcharía,peronecesitabatambiénmiira.Tampocopodíarenunciaraesta.

—Lolamento,Vanessa.Nodebívenir.Ellanointentódetenermemientrasmemetíaenelcoche.Retrocedísinmirarlaytanaprisaque

lasruedasrechinaronsobrelagrava.Bajélavistaynolalevantéhastaqueestuvecasienlacurvadelacarretera.Luegolaviporelespejoretrovisor,arrodilladaenelpolvo,conlacaraocultaensusfuertesmanosdemuchachacampesina.Parecíapequeña.Parecíahundida.

Mi ira acabódisipándoseymedejóprofundamente turbado.Era laúnicamujer a la quehabíaamado,yestoeratodoloqueteníademí:laspalmasdelasmanosllenasdepolvorientaslágrimas.

«¡Diosbendito!—pensé—.¿Quéesloquehehecho?».

9

Medetuvealllegaralacarreteraasfaltada,tanmareadocomosiacabaradepisarunpájaroreciénnacido.No podía pensar en lo que acababa de suceder, pero lo tenía antemí ahora, insoslayable.Sentíasuslágrimas,ellevetactodesusdedosenmicuelloylasuperficielisadesumejillaapoyadacontramiespalda.Busquéalgo sólidoen loqueapoyarme: elvolante, el salpicadero, el relojquemarcaba unosminutos después de las cuatro. Respiré profundamente y volví a poner el coche enmarcha.DespuésrecordéaladetectiveMillsynuestracitadelastresdelatarde.Enalgúnpuntoentreengañaramiesposaydestruiralamujerqueamaba,mehabíaolvidadodeaquelcompromiso.

Piséafondoelacelerador.Lacarreteradiscurríanegrabajomispies.Reconocíunacanciónenlaradioymepregunté cuándo lahabría conectado.Pulsé el botónmientras ibanpasando las colinassobrepistasdehierbayquedabanatráslasexplotacionesagrícolas.Aparcamientospararemolquesypequeños centros comerciales aislados iban saliendo ami encuentromientrasme adentraba en lapoblaciónynotabaenmíelolordel sexocomounamarcagrabadaconhierrocandente.LlaméacasaparasabersiestabaallíBarbara,ycolguécuandorespondió.Suvozalmibaradameinspirólaidea de hablar, aunque no fueramás que para ver si se amargaba al oírme; pero, si así fuera, seamargaría con preguntas que yo no estaba preparado para responder. Necesitaba calmarme,controlarme.Enfriareldeseo.

Alllegaralaoficina,empleéladuchadeEzraparalavarelpecadodemicarneymepreguntécuántasveceslahabríausadoEzraparaelmismopropósito.Ninguna,medije.Ezrateníatratosconmujeres,pero jamás lehabíanacometidosentimientosdeculpabilidad.¿Loenvidiabaporeso?No.Yomecomplacíaenlaculpaqueaquelloimplicabaparaelalma.Poreso,alsalir,dediquéuncortedemangasalacajadecaudalesdeEzra.Quesejodieratodoelmundo.Loquenecesitabaahoraerauntiempoparamí.Talvez,despuésdetodo,compraríaunperro.

Yafuera,ibahaciamicochecuandonotéunmovimientoporelrabillodelojo.Mevolvíamirar.—Hevistotucoche.—EraDouglas,elfiscaldeldistrito.Parecíacansado,conlosojoshinchados

sobreunanarizdeuntonovinoso.Meobservóconunaireextrañoymepreguntésihabríaestadobebiendo—.Llamépero,comonorespondías,decidíesperarte.

Nodijenada.Poralgunarazón,micorazónsenegabaaserenarse.Élcruzólostresmetrosquenosseparabanysedetuvoantesdeaproximarsedemasiado.Susojosmeexaminarondelospiesalacabeza, tomando nota demis cabellosmojados y demis ropas en desorden.Yo notaba ardermismejillas, pero no podía suprimir el rubor. Douglas era un hombre al que no podía engañarfácilmente.

—¿Vatodobien?—mepreguntó,dejandoasomaruntrozodegomademascarensuboca.—Sí—respondí,recuperandomivoz—.Sí.—Eraconscientedequemerepetía.—TelopreguntoporqueacabodehablarahoramismoporteléfonoconladetectiveMills.Dice

quemás valdría que te hubierasmuerto. Es la única excusa que te aceptará.—Le centelleaban losojos,másqueparpadear,ymedicuentadequeerasumiradaoficial, laqueponíaen lasvistas—.¿Estásmuerto?—mepreguntó.

—Casi—dije,yesbocéunasonrisafueradelugar—.Mira…,sientomuchonohaberpodidoiraveraMills.Hetenidoproblemas.

—¿Teimportaexplicármelos?—preguntóDouglas,acosándomesindarunsolopaso.

—Nopuedo.Noloimpresionóeltonoairadodemivoz.Semetiólasmanosenlosbolsillosymeestudió.Yo

intentéofrecerlemicaradepóquer,micaradeabogado,peroallí,alasombradelasoficinasdemidifuntopadre,meresultabadifícil.Noteníaniideadecómomeveíaél,perosabíaquemirostronoteníalaexpresiónserenaytranquilaquehabíapracticadoalgunavezanteelespejo.

—Voyadecirtealgo,Work,yquieroquemeescuchesbien.—Yonoparpadeabasiquiera—.Eslaúltimacosaquepuedodecirtecomoamigo.Unbuenconsejoquedeberíasseguir.—Hizounapausacomosiesperaraqueledieralasgracias,ysuspiróalverquenolohacía—.NolacaguesconMills—me dijo—. Lo digo en serio. Está cabreada y frustrada. Eso la convierte en la persona máspeligrosaentumundo.

Sentíquemerecorríaunhorribleescalofrío.—¿Quémeestásdiciendo,Douglas?—Noteestoydiciendonada.Estaconversaciónnoestásucediendo.—¿Meconsiderasunsospechoso?—pregunté.—Yatedijeelotrodíaquetodoelmundoessospechoso.—Nomehasrespondido—repliqué.Douglasmovióloshombrosypaseólavistaporelaparcamientovacíoparasubirlaluegohasta

lalíneadetejados;despuésvolvióafijarsusojosenlosmíos.Fruncióloslabios.—Ezraeraunhombrerico—dijo,comosiesoloexplicaratodo.—¿Yeso?—Noentendíaadondequeríairaparar.—¡PorDios,Work!—Habíaunanotadeexasperaciónensuvozmientrastomabaunaprofunda

bocanada de aire como si quisiera enfriar su ira con ella—. Mills está buscando un motivo yestudiandoaloshabitualessospechosos.SupongoqueEzrahizotestamento.

—¡Oh,mierda!—repliqué—.¿Meestástomandoelpelo?—Barbaratienegustoscaros,ytubufete…—Hizounapausayseencogiódehombros.—Vamos,Douglas…—Soloestoyaludiendoa lomásobvio,¿estamos?Túeresunestrategabrillante,Work.Tienes

unadelasmentesjurídicasmásagudasqueheconocidonunca.¡Demonios…!Inclusotecomportasdecentemente en el tribunal… Pero no haces milagros. No aceptarás casos de reclamación deindemnizacionespordañospersonalesniirásbesandoelculoparaconseguirgrandesclientes.Todoeso es lo que enriqueció al bufete y a Ezra. Pero un bufete jurídico es un negocio. Hasta Millsentiendeeso,ytienesuficienteshorasdevueloparasaberqueeltuyoapenasessolvente…¡Enfin…!Yoséquetúnohasmatadoatupadre.LoúnicoquetepidoesquenoledesaMillsunmotivoparaque la tomecontigo. ¡Coopera, por amordeDios!No seasunmaldito idiota.Dale loquedeseaysiguecontuvida.Noesunproblematancomplicado…

—¡Esuncondenadoproblema!—Unoyunosumandos.Peroañádeleseisosietecerosylacosacobramayoratractivo.Measombraronsuspalabras,yviensurostrounamiradaescrutadoracomosisedispusieraa

abrirmeencanalparapredecirelfuturoenmisentrañas.—Ezrateníaunmontóndeceros—concluyó.Seme revolvió el cuerpo, como si él ya lo estuvieramanejando con sus gruesos y carnosos

dedos.—¿HacomentadoMillsestocontigo?—pregunté,porquenecesitabasaberlo.

—Notanclaramente—admitióelfiscaldeldistrito—.Peronohacefaltaserningúngenioparallegaraestaconclusión,Work.Séquéestáspensando.Cede,tómalocomounhombreysiguecontuvida.

—¿TehadichoMillsquealguientratódematarmeanoche?—pregunté.Lainterrupciónloobligóareflexionar.—Talvezmemencionóalgo,sí.—¿Y…?Douglasseencogiódehombrosyapartósumiradademisojos.—Notecree.—Ytútampoco—añadíyo,concluyendounpensamientoinexpresado.—Ladetectiveesella,Work—dijoentononeutro.—¿Creesquemeloheinventado?—Noséquécreer.—Aquellasencillaafirmaciónlodejabatodoenelaire.—Alguienempujóesabutacaescalerasabajo,Douglas.Sinopretendíanmatarme,estoyseguro

dequebuscabanquitarmedeenmedio.—¿Meestásdiciendoqueesotienerelaciónconlamuertedetupadre?Penséenlacajafuerteyenelrevólverdesaparecido:—Talvez.Esposible.—Deberías saber queMills no lo ve así. Piensa que estás generando confusión, ocultando las

claves.Siyopensaraqueesaeratuintención,yfíjatequeestoydiciendoquesilopensara,sipensaraqueactuabascomounmalditoabogado,mesentiríainclinadoamostrarmedeacuerdoconMills.Eslodela«navajadeOccam»,Work…Laexplicaciónmássimplesueleserhabitualmentelacorrecta.

—Esosonsandeces,Douglas.Alguienintentómatarme.—Dale aMills tu cortada,Work, y cualquier otra cosa que desee. Deja que ella investigue y

conténtateconeso.PenséenloqueDouglasmeestabapidiendoquedijera.Podíaoírelruidodeuncuelloalpartirse

bajounaterriblefuerza.—Túsabesloqueocurrióesanoche,Douglas.—Hubounadeclaración,casitanlargacomouna

novela.—Séquetumadremurióaconsecuenciadeunatrágicacaída,peroesoestodoloquesé.—No

habíaningúnacentodedisculpaensuvoz.—Essuficiente—dije.—No,Work…, no lo es. Porque es también la noche en que desapareció tu padre y porque,

conforme a lo que Mills ha podido averiguar, tú y Jean fuisteis los últimos en verlo vivo. Esimportante,ynadievaamontarunnúmeroapropósitodetusdelicadossentimientos.Tupadrefueasesinado.Estoesunainvestigacióncriminal.HablaconMills.

Medijeque,sihablabaunavezmásdeasesinato,loasesinaríayoaél.Nohacíaningunafaltaquemelorecordara.Veíalamandíbuladescarnadademipadrecadavezquecerrabalosojos,einclusoahoraluchabaconlaimagendesusrestossometidosalosbisturíesysierrasdelforenseenChapelHill.

LasúltimaspalabrasdeDouglasimplicabanunaamenaza,yelsilencioquesiguióaellaspedíaunarespuesta,peroyonoalcélamirada.Élqueríaqueyosoltaramirecuerdodeaquellanochecomoun tumor sanguinolentoqueMills pudieramanosear, extenderlo comoplastilinay comentarlo con

otrospolicíasmientrastomabancaféyfumabancigarrillos.Policíascomoaquellosconlosqueyome peleaba a diario ante el tribunal. Sabía cómo iba la cosa, conocía el retorcido voyeurismo depersonasquelohanvistotodoy,sinembargo,nuncahantenidosuficiente.Loshabíaoídoespecularenlasdependenciasdelostribunales,acercadelasvíctimasdeviolaciones,curiosearlasfotografíasydiseccionarlahumanidaddeunapersonaenbuscadelaocurrenciamásdivertidadeldía.Loshabíaoído burlarse de la forma como habían asesinado a una persona: «¿Le habría dolido? ¿Habríasuplicado? ¿Estaba viva cuando la violaron? ¿Consciente cuando el cuchillo se clavó en su pálidapiel?¿Loviovenir?Oídecirquesemeóencima…».

Era una negra farsa, una tragedia basada en el sufrimiento de las víctimas de todas laspoblacionesdelpaís.Peroestavezsetratabademidolor.Demifamilia.Demissecretos.

Veíaamimadrealpiedelaescalera,conlosojosabiertosylabocadejandoescaparunhilillodesangre…, con el cuello doblado en un rictus cómico y cruel. Lo veía todo: el vestido rojo quellevaba,laposicióndesusmanos,lazapatilladeCenicientaquequedóenelescalóndesdeelqueseprecipitó.Elrecuerdoeracruelylocorté.PerosilevantabalamiradapodíaveraEzra,yaquelloeramuchopeor.Noestabalistoparaeso.Nopodíahacerlo.Nootravez.Porque,simirabamásalládeEzra, vería lo que Ezra le hizo aquella noche, todo lo que le hizo, helado en su rostro en aquelhorriblecuadroquetodavíaaterrabamissueños.Habíahorrorensucara,yrabia,unafuerzaanimalque la transformaba.Enaquellacarayoveíaaunextraño,alguienaquienpodríamatar,yesomeaterrabaahoramás inclusoquenunca.¿Quéhabíahechodemihermanaaquellanoche?¿Yestaríaahoraperdidaparasiempre?

SihablabaconMills, todoaquellovolveríaasalir.Ellahurgaríae indagaría; trataríadequesumentedetectivescalofisgonearatodo.Podríavercosas,cosasqueyonopodíapermitirqueviera.

—Nohayproblema—ledijealfiscaldeldistrito—.Hablaréconella.—Asegúratedequelohaces—merespondió.—Notepreocupes.—Abrílapuertademicoche,deseandodesesperadamenteescapar—.Gracias

porinteresartepormí—ledije,peromisarcasmofueunesfuerzoinútil.Mesubíalcoche,peroélmedetuvoapoyandolamanoenmiportezuela.

—Porcierto—medijo—.¿QuéestabashaciendolanocheenquedesaparecióEzra?Tratédemirarloalosojos.—¿Meestáspreguntandopormicoartada?—inquirícomosimeloestuvieratomandoabroma.

Élnodijonada,yyomereí,peromirisasonóahueca—.¿Comoamigoocomofiscaldeldistrito?—Talvezencalidaddeambascosas.Unpoco,porlomenos.—Tienesmuchagracia—ledije.—Síguemelacorriente,entonces.Yo deseaba escapar de allí, evitar sus preguntas y sus ojos inexpresivos. Así que hice lo que

cualquierhombrehabríahechoenidénticascircunstancias:mentí.—Estabaencasa—ledije—.Enlacama,conBarbara.Élsonrió.Unasonrisapococonvincente.—Nocostabatanto,¿verdad?—mepreguntó.—No—reconocí,sorprendido—.Noeranadadifícil.Me dedicó entonces una sonrisamás amplia, queme permitió ver que tenía comida entre los

dientes,restosdealgomarrón.—¡Buenchico!—medijo,tratandodemostrarsecordial,peroenuntonoqueamímeparecióde

condescendencia.Intentédevolverlelasonrisa,peronopudehacerlo.Unainclinacióndecabezafuelomásqueme

salió; y, aun así, a duras penas.Douglas no estaba seguro demí; lo leí en sus ojos. ¿Podía habermatadoyoaEzra?Eralapreguntaquesehacíayparalaquecomprobaríamicoartada.SabíatambiénquehabíadiscutidoelasuntoconladetectiveMills.Setratabadeuncasoquehabíatenidoresonanciaenlosmediosdecomunicación,yaquelerasucondado:nuncasemantendríaalmargen.Poresomehabíamentido comoyo le habíamentido a él, lo cual solo podía significar una cosa: que nuestraamistadestabamuerta, tantosiDouglas loqueríacomosino.Puedequeenpocotiempocolgaraaalguienporlamuertedemipadre,peroyonopodríayanuncavolvermeatrás.Aquelpuenteeraunmontóndecenizashumeantes.

Lo dejé, pues, y vi cómo sus anchas espaldas se perdían por el aparcamiento mientras ibaarrastrandolospiesenbuscadesuviejoChevrolet.Semetióenélysealejó.Nuncamiraríahaciaatrás,yyomedabacuentadequeéltambiéneraconscientedeeso.LamuertedeEzraeracomounfósforoaplicadoayescahúmeda: ardía lentamenteahora,peroera solocuestiónde tiempoque lainflamara.Mepreguntéquémásacabaríaconvertidotambiénenunaruinahumeante.

Puseenmarchami cochey salí con lasventanillasbajadas.Queríaque seme secara elpeloyfumarunpardecigarrillosparaquitarmedeencimaelolor frescodel jabón.Penséen la caradeVanessaalaluzdelasprimerashorasdelatarde.Esoeraloqueconservaríadetodo:cómoempezó,nocómoterminó.Noloquelediríalapróximavezquecedieraamidebilidadybuscararedimirmeensutiernoperdón.

Pronunciésunombreunavez,ydespuésloguardédentrodemí.

Eran casi las seis cuando llegué a casa. Al minuto de entrar supe que algo ocurría: había velasaromáticas perfumando el aire ymúsica suave sonando en el estéreo. Barbarame llamó desde lacocina,yyolerespondí,dejécaermichaquetaenelrespaldodeunasillaymedirigílentamenteasuencuentro.Ellamerecibióenlapuertadelacocinaconunvasodevinoblancofríoenlamano:unchardonnay,queprobablementevaldríauna fortuna.Mostrabaunagransonrisayvestíaunescuetoconjuntonegro.

—Bienvenidoacasa,cielo—dijo,ymebesó.Suslabiossesepararonynotélapuntadesulenguaenelbeso.Nopodíarecordarcuándofuela

últimavezquemehabíallamado«cielo»,ylaúltimavezquemehabíabesadodeesamaneraestabacompletamentebebida.Apretósucuerpocontraelmíoy,almirarhaciaabajo,vicómosuspechossobresalían de la parte de arriba de su vestido por efecto de la presión.Rodeó con los brazosmicintura.

—¿Estásborracha?—preguntésinpensarlo.Ellanosequejó.—Todavíano—dijo—.Perodosvasosmásdevinoypodríasconsiderarteafortunado.Sepegómásamí,haciendoquemesintieravagamenteincómodo.Meveíarastreroamímismo.

Miréporencimadesucabezayvicacharrosenelfuego.—¿Estásguisando?—pregunté,sorprendido.Barbarararavezcocinaba.—SolomilloWellington—respondió.—¿Celebramosalgo?

Barbaradiounpasoatrásydejósucopadevinoenlaencimera.—Esparaquemeperdones—dijo—.Porlamaneracomotetratéanoche.Fueuntragohorrible

para ti.Lopasastemalísimamentemalyyopodíahabermemostradomásdispuesta a apoyarte.—Bajólavista,peroniaunasílacreí—.Deberíahaberlohecho,Work.Debíahaberestadoatulado.

HacíaañosqueBarbaranomehabíapedidodisculpaspornada.Asíquemequedéestupefacto.Ella tomó mis manos y se quedó observándome con lo que tenía que ser una fingida

preocupación.—¿Teencuentrasbien?—preguntó refiriéndose, supuseyo,amicaída—.Deberíahaber idoal

hospital, ya sé…,pero aúnestaba enfadada contigo.—Hizounmohín con los labiosy comprendíque,ensuopinión,aquelloarreglabalascosas.Sevolvióantesdequeyopudieradecirnada,ycogiósucopadevino.Sucalmamepareciómenosnaturalcuandoviquelamitaddelcontenidodelacopadesaparecíadeunsolotrago.Sevolviódenuevohaciamí,apoyadaestavezenelfregadero,conlosojosbrillantes—.Dime…—empezóotravez—.¿Quétaltefueayer?

Casimereí.Medieronganasdesoltarle,aunquenofueramásqueparaver laexpresióndesupintiparadacara:«Alguientratódematarmeanoche,ytúnitepresentasteporelhospital.Hoymeheacostadoconunamujerfrágilysolitaria,ydespués,poroscurosmotivosquesoydemasiadomierdaparaexplorar,mehededicadoarebajarlayecharsusánimosportierra.Amipadrelomatarondeunpardebalazosenlacabeza,yelfiscaldeldistritoquieresaberdóndeestabayolanocheencuestión.Reconozcoquemegustaríaborrardeturostroesafalsasonrisaque,enmiopinión,significaquemimatrimonioestáencrisis.Mihermana,alaquelehefalladodetodaslasformasposibles,meodia.Ylopeordetodoesquetengolaíntimaconviccióndequeesahermanamía,alaquequiero…,matóanuestropadre».

—Bien—ledije—.Hetenidounbuendía.¿Cómotehaidoati?—Igual—respondió—.Veasentarte.Tieneselperiódicoenlamesa.Lacenaestarálistadentro

demediahora.—Iréacambiarme—dije,ysalídelahabitacióncaminandoconpiesdeplomo.Tenía lasensacióndepercibir lascosasamedidaquememovía: lapared, labarandilla…¿Era

todoello real?Pero…¿qué importaba?Si regresabaa lacocinacon laboca llenademierda,¿mebesaríaBarbaraymediríaqueteníagustoachocolate?

Meeché aguapor la caraymepuseunospantalones caquisyun jerseyde algodón,de cuellovuelto,queBarbaramehabíaregaladoporNavidadañosatrás.Estudiémirostroenelespejoymesorprendió ver la completa serenidad y calma que reflejaba. Después sonreí y la ilusión sedesvaneció.PenséenlascosasquehabíadichoVanessa.

Barbaraestabaaúndelantedelhornocuandoregreséa lacocina.Teníasucopallenadenuevo.Sonriómientrasyomeservíatambiénmásvino.Hicimoschocarlascopasensilencioybebimos.

—Diezminutosmás—dijo—.Teavisaréencuantoestéapunto.—¿Quieresquepongalamesa?—lepregunté.—Yalohehechoyo.Siéntateydescansa.Dimediavueltaparairalasala,enbuscadelmullidoysuavesofá.Diezminutosmeparecíanun

tiemporazonable.—Douglashapasadoporaquíestamañana—anunciómiesposa.Medetuveymevolvíamirarla.—¿Cómo?

—Unavisitaderutina,segúnél.SoloparahablardelanocheenqueEzradesapareció.—Derutina…—repetíyo.—Parallenaralgunaslagunas—explicó—.Ensusinformes.—Susinformes…Ellameobservóconaireburlón.—¿Porquérepitestodoloquetedigo?—preguntó.—¿Hagoeso?—Sí,casicadapalabra.—Losientomucho.Nomehedadocuenta.—Laverdad,Work…—comentóriendo—.Aveceseres…—Sevolviódeespaldasalaencimera,

con una cuchara de madera en la mano. Yo me quedé inmóvil, consciente vagamente de que elaturdimientoseestabaconvirtiendoenmiestadonormaldeexistencia.

—¿Quéledijiste?—lepreguntéporfin.—Laverdad.¿Quéotracosapodríadecirle?—Laverdad,claro.Pero,concretamente,¿sobrequé?—Nomeagobies,Work—replicó—.Estoyintentando…No concluyó la frase, y se limitó a señalar con la cuchara la atestada cocina. Gotas de algo

amarillocayeronsobre laencimerayyomequedémirándolasporquenoeracapazdebuscar susojoscon losmíos.Cuandoalcé lavistavique tenía lamanosobresubocayque las lágrimasquebrillabanen susojos rodabanhacia el suelo.Otrohombre sehubiera acercadoa ellay lahubieseestrechadoentresusbrazos,peroyoyateníaelalmademasiadonegradementiras.

Lediuntensominuto,esperandoaqueserecobrara.—¿Quéledijiste?—lepreguntédenuevo,estavezconmayorsuavidad.—Solamentelopocoquesé.Porquetújamásmehascontadograncosa.—Suvozeratenue—.Le

contéque,despuésdeiralhospitalcon…—hizounapausa,incapazdeconcluirlafrase:habíaestadoapuntodedecir«conelcadáverdetumadre»—contumadre,fuistealacasadetupadre.Ydespuésvinisteaquí.Ledijequeestabasmuytrastornado…,queloestabaislosdos,túyJean.—Miróhaciaelsuelodenuevo—.Yquelosdosospusisteisadiscutir.

Yolainterrumpí:—¿Tecontéyoeso?—Nomeexplicasteporquédiscutíais.Nioílaspalabras.Soloséquediscutíaisporalgo.Yquetú

estabasmuytrastornado.—¿Quémás?—¡Cielos,Work!¿Quéestodoesto?—Dímelo,porfavor.—Nohaynadamásquecontar.Queríasaberdóndehabíasestadoaquellanoche,yyolecontéque

estuvisteaquí.Mediolasgraciasysemarchó.Esoestodo.¡GraciasaDios!Peroteníaqueponerlaaprueba.Teníaqueestarseguro.Procuréadoptaruntonodespreocupado:—¿Podríasjurarqueestuveaquítodalanoche?¿Podríasdeclarareso,sitellamaranatestificar?—Meestásasustando,Work.—No hay ninguna razón para que te asustes—la tranquilicé—. Es solo el abogado que llevo

dentro.Sécómopuedenpensaralgunaspersonas,yesmuchomejorquetengamosbienclaroesto.

Ellaseacercómásysedetuvoenlapuertadelacocina.Teníaaúnlacucharaenlamano.Habíamuchafirmezaensusojosybajólavoz,comoparaponerespecialénfasisensuspalabras.

—Yo lo sabría, si te hubieras ido—afirmó simplemente, pero algo en su rostro hizo quemepreguntara si sabía la verdad.Queme había ido.Que había pasado largas horas sollozando en elhombro de Vanessa antes de volver a meterme en nuestra cama una hora antes de amanecer,procurandonohacerelmásmínimoruidoparanodespertarla.

»Estuvisteaquí—dijo—.Conmigo.Nopuedehaberningunadudaalrespecto.Sonreí,rogandoparaqueestavezmirostronomedelatara.—Bien—asentí—.Esoyaquedaclaro.Gracias,Barbara.—Merestreguélasmanos—:¡Québien

hueleesacena!—añadídemanerapococonvincente;ymevolvíayahaciaelsofáfingiendotodalatranquilidadquemepareciórazonable,cuandootropensamientomedetuvo—:¿AquéhoradicesquesepresentóaquíDouglas?

—Alascuatro—respondióBarbara.Yomesentéenelsofá.Lascuatro.Unahoraantesdequeyohablaraconélenelaparcamiento.

Estabaenunerror,pues.Nuestraamistadnohabíamuertoconsuinterrogatorio:erayauncadáverfrío y que comenzaba a apestar cuando él vino a mi encuentro. Aquel gordo malnacido estabaponiéndomeaprueba.

Lacenahabríasidoexcelente,siyolahubieseprobado.Tomamosbriecaramelizadoconláminasdealmendras,ensaladaCésar,fileteWellingtonypanreciénhecho.Elchardonnayresultóserunvinoaustraliano.Mimujerestabaradiantealaluzdelasvelasyenalgunosmomentosmepreguntésinola habría juzgadomal. Hizo atinadas observaciones que yo pasé por alto, se refirió a noticias deactualidadyaunlibroquehabíamosleídolosdos…y,ocasionalmente,sumanotocólamía.Yomeablandéconelvinoy la esperanza.Para lasnueveymediayapensabaque talvez tuviéramosunaposibilidaddespuésdetodo.Peronodurómucho.

Habíamosretiradolosplatos,dejándolosamontonadosenelfregaderoparaqueseocuparandeellos las asistentas que vendrían el día siguiente. Los restos del postre cubrían aún el mantel, yestábamos dando cuenta del café y unas copas deBaileys.Una tranquila satisfacciónme invadía yestabayapensandoamarlaporprimeravezparasiempre.Teníasumanosobremipierna.

—Dime—preguntó,inclinándosemás,enloqueparecíaunaactituddeofrecimiento—.¿Cuándopiensasquenosmudaremos?

Lapreguntamepillóporsorpresa.Nolaentendí,perosusojosteníanunresplandornuevoymeencontréamímismodespejándome,casicontramivoluntad.Ellabebióunsorbodevino,consusojososcurosdestacandosobrelapálidamedialunadelbordedelacopa.Aguardóensilencio,comosiloúnicoqueyotuvieraquehacerfueseelegirunafechaalazar.

—Mudarnos…¿adónde?—pregunté,puestoquenoteníaotraelección.Temíasurespuesta,sobretodoporquesabíacuálibaaser.

Ellaserio,aunquenohabíanirastrodehumorensurisa.—Nobromees—medijo.Sedesvaneciódeprontoelúltimorestodemiplacer,devoradoporelansiacrueldesuvoz.—Yonoestoybromeando—dije—.¿Ytú?Notecómosesuavizabalaexpresióndesurostro,perovi tambiénqueeraforzada.Enelhasta

hacíauninstanteencantadorperfildesumandíbula,aúnseadivinabancontraídoslosmúsculos.—PuesalacasadeEzra,naturalmente.Anuestranuevacasa.

—¿Quédemoniostehacepensarquenostrasladaremosaesacasa?—Solohabíapensadoque…Quierodecir…—¡Malditasea,Barbara…!Apenaspodemospermitirnosmantenerestacasaynoesnilamitadde

grandequelademipadre…—¡Esunacasatanhermosa…!—dijo—.Habíapensadoque…—¿Habías pensado que podíamos trasladarnos a una casa de setecientos cincuenta metros

cuadrados,cuyosgastosdecalefacciónnisiquieraestánanuestroalcance?—Peroeltestamento…—¡Nisiquieraséquésedisponeeneltestamento!—exclamé—.Notengolamásmínimaidea.—PeroGlenadijoque…Aquellomesacódemiscasillas.Estallé:—¡Glena!¿Deesoestuvisteishablandoanoche lasdos?—Penséen lashorasquehabíapasado

miserablementeenelgarajemientrasmimujerysudetestableamigaplaneabanelencumbramientosocialdeBarbara—.Loteníaistodoprevisto…

UncambiosúbitoseoperóenelrostrodeBarbaramientrasyolamiraba.Derepentefuelavivaimagendelcálculomásfrío.

—Tiene sentido si vamos a formar una familia —dijo; luego bebió un sorbo de vino y meobservóconlapacienciadeuncazador.

Aquellonoerajusto.Barbarasabíacuántodeseabayotenerhijos.SuspiréhondamenteyvertíunchorrodeBaileysenmicopa.

—¿Estáschantajeándome?—pregunté—.¿HijosacambiodelacasadeEzra?—¡Claro que no!—replicó—. Simplemente estoy sugiriendo que los hijos serían el siguiente

pasológicoparanosotrosdos,yquepodríamosdisponerdeeseespaciosobrante.Intentécalmarme.Elagotamientocayósobremícomounacargadecementofresco,perodecidí,

sin embargo, que podría ser hora de encarar algunas verdades desagradables. Me veníaespontáneamentealamemoriaelrostrodeVanessasurcadoporlaslágrimas.Pensabaenlascosasquemehabíadicho,enlasverdadesquemehabía lanzadoa lacara…,unasverdadestanhorriblesparamíquehabíaoptadoporircontraellaantesqueafrontarlas.

—¿Cómoesquenuncahemostenidohijos,Barbara?—pregunté.—Túdijistequenecesitabasconcentrarteentucarrera.Su respuesta fue inmediata y tan espontánea, queme di cuenta de que estaba convencida de su

veracidad.Unsilenciohorriblemeinvadiópordentro:unacalmaglacial.—Jamáshedichoeso—lerepliqué.Hasta lasola ideaeraabsurda.Habíasacrificadodemasiadascosasalvano ídolodemicarrera

jurídica.Perojamáshabríarenunciadoalaideadetenerhijos.—Claroquelohiciste—dijoBarbara—.Lorecuerdoperfectamente.Necesitabasconcentrarteen

elbufete.—Cada vez que te sacaba el tema de los hijos, me decías que no estábamos preparados para

tenerlos.Ycambiabasdetema.Sipormíhubierasido,aestashorastendríamoscinco.UnaextrañasensacióndehabercomprendidoporfinseabriópasoenelrostrodeBarbara.—Bueno…,talvezfueracosadeEzra—dijo,ydespuéstuvounsobresalto,comosilaasombrara

haberpronunciadoaquellaspalabras.—¿QuetalvezfueracosadeEzra?—repetíyo.

—Nohequeridodecireso—negó,peroyaerademasiadotarde.Sabíaloquehabíaqueridodeciryderepentenotécomounfuertezumbidoenmisoídos,unahorriblealgarabíaqueamenazabaconhacermecaerdemisilla.

«TalvezfueEzra».«Talvez…fue…Ezra».Miréamiesposacomosilohicieradesdemuylejos,ycomprendí.Ezraqueríaqueyocontinuara

su tradición de grandeza. Ella quería que yo amasara más dinero. Los hijos me distraerían. LasfaccionesdeBarbarasecrisparonenunamáscaraquemeaterrorizó.Miesposaymipadrehabíanconspiradoparaarrebatarmeamishijos,yyoleshabíapermitidoquelohicieran,torpeyestúpidocomounanimaldegranja.Laclaridaddeestepensamientomeabrumó.Diunospasostambaleantespara apartarme de mi silla, mientras la voz de mi mujer seguía sonándome como un zumbidodistante.Nosécómo,encontrélabotelladewhiskyymeservíunvasolleno.Barbarameobservaba.Suslabiossemovieronydespuéscomenzóacaminardeunladoparaotroporlacocina.Eltiempopareciódetenersemientrasaclarabalosplatos,losmetíaenellavavajillasyfregabalaencimera.Nomeperdíadevistaniuninstantemientrastrabajaba,comosilepreocuparaquepudieradesaparecer.Peroyonopodíamoverme:nohabíanadiequemeguiara.Creoquemereípensándolo.

Cuandovino finalmentepormí,yoestabamuchomásborrachode loquepuedodescribirconpalabras,perdidoenunasprofundidadesquenisiquierasabíaqueexistieran.¡Robado!Loshijosquesiemprehabíaquerido,lafamiliaquehabíadeseadotenerdesdemistiemposenlauniversidad…Mipropiavidame lahabíanarrebatadoaquellosenquienesmáspodíaconfiar.Yyohabíaconsentidoquealgoasíocurriera.Llámenloconfianzaciega.Llámenlocobardía.Oquizápasividadcómplice.Porqueyocompartíalaculpa,ylapropiaenormidaddeellameabrumaba.

Como si llegara a través de la bruma, lamano demi esposa vino a buscarme.Me condujo aldormitorio, me acostó en la cama y se quedó de pie delante de mí. Sus labios se movían, y laspalabrasquedecíasalíansegundosmástarde:

—No te preocupes, querido.Lo arreglaremos todo.Estoy segura de queEzra proveerá.—Suspalabrasnoparecíantenermuchosentido.

Sedesnudó,ycolgócuidadosamentesublusaantesdevolverseparaofrecermesuspechoscomoel maná del cielo de algún otro hombre. Después se quitó la falda, para revelar unas piernasesculpidas de bronce. Era como una estatua a la que se ha infundido vida, un trofeo a la buenaconducta.Susdedosencontraronlosbotonesdelasropasquedeberíanhabermeprotegido,peronolo hicieron; me quitó los pantalones con una sonrisa de victoria, me dijo que me relajara y searrodilló delante de mí. Yo sabía que aquello estaba mal, pero lo oculté tras mis ojos cerradosmientrasellapronunciabapalabrasyconjurosdeterriblepoder;asíquemerendí,yenmirendiciónconocílacondenadelcorrompidohastalostuétanos.

10

Eldomingoporlamañana,temprano,abrílosojosaunafríaluzgris.Sefiltrababajolaspersianaspara tocar la cama, pero en su conjunto dejaba a oscuras lamayor parte del dormitorio. Barbaradormíaamilado,consusudorosapiernaapoyadacontralamía.Meescurríhaciaelotroladodelacamaymequedéallíquieto.Mesentíafrágil.Notabapegadosmispárpados,ylalenguaquellenabamibocasabíaaalgoquellevabamuchotiempomuerto.Penséenlasverdadesbrutalestanamenudoreveladasconlaslucesdelalba.Yohabíatenidoalgunasdeestaclaseenmivida,perotodashabíanllevadoa esta.Eraunextrañoparamímismo.Pormipadrehabíadecididoestudiar leyes.Pormipadremehabíacasado,yporélypor lamismamujercon laqueahoracompartíamicamahabíarenunciadoamissueñosdeformarunafamilia…,amipropiaalma.Ahoramipadreestabamuertoyloquemequedabadeéleraestaverdad:quemividanoeramivida.Quepertenecíaauncascarónvacíoquellevabamirostro.Sinembargo,yotodavíamenegabaacompadecermedemímismo.

Levanté la cabeza paramirar a Barbara: tenía los cabellos enmarañados por el sueño, la pielarrugadaylabocaentreabiertadejandoveralgobrillanteensuinterior.Micarasecrispóalverla,peroaunasí,enlaauroradelarevelación,tuvequereconocersubelleza.Sinembargo,medijeamímismoylopensabaconsinceridad,yonomehabíacasadoconellaporsufigura,sinoporsufuerza,por su energía. El fuerte viento de sus convicciones me había arrastrado en su estela. De algunamanerahabíallegadoaconvencermedequeseríalaesposaperfectaydequesolounnecioladejaríaescapar. Todavía lo pensaba ahora, cuando ya conocía la triste verdad. Era la que había dichoVanessa:mehabíacasadoconBarbaraporqueasílohabíadispuestoEzra.¡Diossanto!

Mispiespisaronelsueloycaminéatientasparasalirdeldormitorio.Enelcuartodelaplanchaencontréunpardetejanossuciosyunaszapatillas.Despuéstoméelteléfonomóvilyunpaquetedecigarrillosyfuiasentarmeenelporchedelantero.Elparqueestabaenvueltoennieblayhacíafrío.Temblabamientrasprendíaunpitilloyarrojabaunanubedehumoazuladoalmundo.Nosemovíanada,yenmitaddeaquellaquietudy silenciomesentímásvivoquenunca.Marquéelnúmerodeteléfono de Vanessa. Respondió su contestador automático, y me dije que estaría ya levantada,descalzaenlahierbahúmeda.Mientrasaguardabalaseñalparadejarleunmensaje,decidídecirlelaverdad: que tenía razón y que lamentaba cuál había sidomi reacción al oírla. No le diría que laamaba.Todavíano.Esoteníaquesercaraacara,yaúnnoestabapreparadoparahacerlo.Habíaotrosproblemasenello, cosasqueno teníannadaquevercon laverdadoconelhechodequemividafuerauncompletodesastre.Peronecesitabaquesupieraqueyohabíacomprendido:queteníarazónyqueyoestabaequivocado.Asíqueesofueloqueledije.Laspalabraseranmeraspalabras,unpálidoreflejodelarealidad,enconjunto,peroteníanqueservirparaalgo.Cuandoapaguéelteléfono,mesentíbien.Noteníaniideadeloquemedepararíaelfuturo,peronomeimportaba.

Así que permanecí sentado, fumando, mientras despuntaba en mi interior una sensación quereconocícomoalgovividohacíamucho,muchísimotiempo:sealzóelsol,merodeóconsusdedosrosadosycálidosyporuninstantesentípaz.AlmomentosiguienteadvertílapresenciadeBarbara,quesalíaatravésdelapuerta.

—¿Quéhacesaquífuera?—Fumar—respondí,sinmolestarmesiquieraenvolverme.—Nosonmásquelassietemenoscuarto.

—¿Deveras?—Mírame,Work.Mevolví.Barbaraestabaenmitaddelapuertaabierta,envueltaenunabatadefranela.Teníalos

cabellosdesgreñadosylosojoshinchadossobreunabocaruin.Supequesuspensamientos,aligualquelosmíos,estabanfijosenloocurridolapasadanoche.

—¿Enquépiensas?—mepreguntó.Lamiré.Mis ojos expresaban una advertencia, pero sabía que ella no sería capaz de descifrar

siquierasupálidomensaje.Hubieratenidoqueconocermebienparacaptarlo,peroéramossolodosextraños. Por eso tuve que formular mis pensamientos, expresarlos con palabras claras einequívocas,quecualquierneciofueracapazdecomprender:

—Pienso quemi vida ha sido secuestrada, apresada pidiendopor ella un rescate que yo nuncapodíapagar.Estoycontemplandounmundoqueantesnohabíavistoypreguntándomecómodiabloshellegadoaquí.

—Estásdiciendobobadas—dijo,ysonriócomosipudieradescartarlassinmás.—Noteconozco,Barbara,ymepreguntosialgunavezteheconocido.—Vuelvealacama—meordenó.—Creoquenoloharé.—Vasahelarteaquífuera.—Hacemásfríodentro.Frunciómásprofundamenteelceño.—Esomeduele,Work…—Tengo la impresión de que es lo que ocurre amenudo con la verdad—dije, yme volví de

espaldas a ella. A lo lejos venía hacia nosotros por la calle un hombre vestido con una largagabardinaygorrodecazador.

—¿Piensasvenirono?—insistió.—Meparecequeiréadarunpaseo—ledije.—Estásmediodesnudo—observó.Mevolvísonriendo.—Sí—asentí—.¿Verdadqueesparapartirsederisa?—Meespantas,Work.Me volví amirar ami caminante del parque y noté quemimujer salía al porche.Durante un

minuto largo estuvo mirándome en silencio, y yo solo pude imaginar qué estaría pensando. Deprontonotésusmanosenmishombros,conlosdedossujetándomeconfuerza.

—Venalacama—medijo,conunavozquesugeríalasensacióndesedaperfumadayplaceresíntimosdecama.

—Mehedesveladoya—lerespondí,dándoloaentenderenmuchossentidos—.Vetú.Notéqueretirabasusmanosyasentíaensilencio,nosésifuriosaoextrañadaoambascosasaun

tiempo.Había desplegado sus alas de ángel en un ofrecimiento de subirme al cielo, y yo la habíaderribadodeuntiro.¿Adóndeiríaahora?¿Quéresortepodríaemplearparamoverme,sielúltimo,el de la entrega de su propio cuerpo, le fallaba al final? Lo único que podía decir yo era que laretiradaensilencionoeraningunaopciónparaella.

—¿Conquiénhablabasantes?—mepreguntó,conunnuevotonocortanteenlavoz.Yomiréelteléfonomóvilqueteníaallado,penséenVanessaStolenymemaravillédemipropia

perspicacia.

—Connadie.—¿Medejaselteléfono?Mehiceelremolón.—Elteléfono—insistió.Cuandolamirévienellaloqueesperabaver:unoslabiosfinosenunrostroquesehabíapuesto

pálido.—¿Deverdadquiereshaceresto?—lepregunté.Con un único y bruscomovimiento, se agachó y cogió el teléfonomóvil. Yo no hice ningún

intentodedetenerla.Mientrasellapulsabaelbotónderellamada,yomevolvídeespaldasparamiraral extraño individuo enfundado en su gabardina. Se acercaba a nosotros, con lamirada baja y elrostroprácticamenteoculto.YomepreguntabasiVanessaresponderíaalallamada,yesperéquenofueraasí;porlodemás,nosentíanada:nitemor,niiraynisiquieraremordimiento.OíqueBarbaradesconectabaelaparato,ydespuéssuvozcuandosedirigióamí,tensaporlaira.

—Pensabaqueyahabíasacabadoconella.—Yotambiénlopensaba.—¿Desdecuándo?—mepreguntó.—Noquierohablardeesto,Barbara.Noahora.—Mepuselentamenteenpie,esperando,cuando

mevolvía,verlágrimasenlosojosdemimujer:quefuerareveladordealgomásquedelorgulloherido—.Estoycansado.Tengoresaca.

—¿Yquiéntienelaculpadequeestésasí?—replicó.Respiréhondamente.—Voyadaresepaseo—ledije—.Podemoshablarmástarde,sitodavíaquiereshacerlo.—¡Nomedejessola!—Unpaseonopondrámásdistanciaentretúyyo.—Oh,comprendo…¿Ahoraresultaquetuadulterioesculpamía?—Novoyahablardeestoahora—repetí.—Talveznomeencuentresaquíalregresar—meamenazó.Yomedetuvecuandobajabayaporlaescalera.—Haz loque tengasquehacer,Barbara.Nadie te censurarápor eso,yyoelquemenos.—Me

alejé de sus bufidos y comencé a bajar por el camino que llevaba a la calle y al parque, ahorabrillanteporelfríorocíoquelobañabatodo.

—Esunasuciazorra.Nuncaheentendidoesaobsesiónquetienesconella—meespetóBarbaracuandome alejaba, subiendo el tono de su voz al repetir—: ¡Nunca!—La última palabra fue, enrealidad,ungrito.

—¡Cuidado,Barbara!—dijeyosinvolverme—.Losvecinosteoirán.Escuché un portazo detrás, y supuse que habría cerrado también la puerta con llave. No me

importaba.Mividaseprecipitabapendienteabajomientrassalíadenuestrapropiedadendirecciónalcaminodeentrada.Eraunhombrecomocualquierotro.Habíatomadounadeterminaciónylahabíamantenidoconfirmeza.Aquellomeinspirabaunasensaciónderealidadsumamenteagradable.

Yaenlaverjadelacasa,aguardéaaquelhombrealquehabíavistounmillardeveces,peroconquiennohabíahabladonunca.Pudeverlomejormientrasseacercaba.Eraunhombresingularmentefaltodeatractivo,conrasgospocomarcadosyunamuecaensurostroquelevantabasulabioenelladoderechodesucara,mostrandosusdientesmanchados.Llevabaunasgafasdecristales sucios,

congruesamonturanegra,ypordebajodesugorrodecazadorlecolgabanunoscabelloslacios.—¿Leimportasicaminoasulado?—lepreguntécuandoelhombrellegóadondeyoestaba.Élsedetuvoeinclinólacabezahaciamí.Susojosverdesdieronlaimpresióndenadarenunmar

amarilloysuvoz,alhablar,eraevidentementeladeunfumador.Escuchésumarcadoacento.—¿Porqué?—Habíadesconfianzaenaquellavoz.—Pornadaespecial—respondí—.Soloporcharlar.—Esteesunpaíslibre—dijo.Reanudósupaseoyyoacomodémispasosalossuyos.—Gracias.Notéqueteníalosojosfijosenmipechodesnudo.—Nosoygay—medijo.—Yotampoco.Élgruñó,peronodijonada.—Encualquiercaso—añadí—,noesustedmitipo.Éldejóescaparunarisotadaqueacabóenungruñidodeaprobación:—Unsabelotodo…¿eh?¡Quiénloibaapensar!Íbamoscaminoabajo,dejandoatráslasgrandescasasyrecorriendoelparquealolargo.Había

unospocoscochesen lascalles,yunoscuantosmuchachosdandodecomera lospatos.Lanieblamatinalcomenzabaadesprenderselentamentedellago.

—Yolehevisto—medijofinalmente—.Lohevistoduranteaños…,sentadoensuporche.Debedetenerunavistaespléndidadesdeallí.

Nosabíaquéresponderleaeso.—Esunbuenlugarparavercómopasaelmundoatulado,supongo.—Hum.Haríamejorsipasaraustedatravésdelmundo.Dejédecaminar.—¿Quéocurre?—preguntó.—Elcegadordestellodeloobvio—ledije.—¿Yesoquésignifica?—Significaqueesustedunhombremuylisto.—Sí—dijo—.Creo que tiene usted razón.—Se rio al ver la expresión demi cara—.Vamos.

Sigamoscaminandoydejaréquesigaustedhalagándomelosoídos.Mepareceunbuentrato.—Yosécómosellama—ledijecuandodejábamosatráselparqueeíbamoshaciaMainStreety

losbarriospobresquesealzanmásalládelasvías.—¡Nomediga!—Loheoídoporahí.MaxwellCreason,¿verdad?—LlámemesoloMax.Le tendí la mano y él se detuvo, obligándome a detenerme a su lado. Sostuvo mi mirada un

instanteydespuéslevantósusmanosparacolocarlasdelantedemicara.Teníalosdedosconhuellasdefracturasytorcidos,transformadosengarras,yviconhorrorquelehabíanarrancadolamayoríadelasuñas.

—¡Diossanto!—exclamé.—Ustedsabeminombre—medijo—.Noselotomeamal,perodebodecirlequemásvaleque

dejemoslascosaseneso.—¿Quéleocurrió?—pregunté.

—Mire…,mealegraconversarconusted(Diossabecuántotiempohapasadodesdelaúltimavezquehabléconalguien),perocreoqueaúnnoleconozcolosuficienteparahablarledeeso.

Yocontemplémispropiasmanos:colgabancomomaderamuertaenlosextremosdemisbrazos.—Peroyo…—comencé.—¿Porquéquieresaberlo?—mepreguntóentonoincisivo.—Meinteresausted.—¿Porqué?—No lo sé —reconocí—. Tal vez porque es usted diferente. —Me encogí nuevamente de

hombros, consciente de la incongruencia de mis palabras—. Porque creo que usted nunca le hapreguntadoaunapersonacómoseganalavida.

—¿Yesoesimportanteparausted?Reflexionésobrelacuestión.—Supongo.—Élcomenzóasacudirlacabeza—.Meimportaporqueustedesreal.—¿Quépretendedecirmeconeso?Apartémimiradadesurostroporquedeprontotuveunainusitadasensacióndedesnudez.—Yotambiénmehefijadoenusted,¿sabe?Lohevistoaquíyallá,paseando.Peronuncalohe

vistoconnadie.Piensoquetienequehabersinceridadenesadecisióndeestarsolo.—¿Yustedvaloraeso?Lomirédenuevoalacara.—Loenvidio—dije.—¿Porquémediceustedtodoesto?—Porque usted no me conoce, creo. Porque por una vez me gustaría ser sincero también…

decirleaalguienquevoyadispararcontramimujerencuantolaveadenuevoyquemeencantaríaprevenirasusamigasdenuestramismacalleparaqueestuvieranatentasa ladetonación…—Otroencogimientodehombros—,porquecreoqueustednomejuzgaría.

MaxCreasonnomeestabamirando:habíavueltolacabeza.—Nosoyningúncura—medijo.—Avecestansolohacefaltadecirlascosas.Élseencogiódehombros:—Pues,entonces…,hagaalgodiferente.—¿Esoestodo?¿Eseessuconsejo?¿Quehagaalgodiferente?—Sí—dijoelcaminanteporelparque—.Dejedeserungilipollas.Lapalabraquedócolgadaenelaireentrenosotrosdos,yalotroladodeellaestabasurostro,su

rostroperfectamenteserio.Y,enelecodetanrudasinceridad,mereí.Mereícontalfuerzaquecasimedesternilloallímismo;ymuchoantesdequemicarcajadahubieracesado, seunióaella ladeMaxCreason.

Treshorasdespués,subíayoporelcaminodeaccesoamicasaluciendounacamisetaazulconletrasnegrasenlasqueseleíadigmyrootysujetandolacorreadeuncachorrillodeLabradordoradodeapenasnuevesemanas,alquehabíadecididollamarHueso.LosJohnsonmehabíandichoqueeraelmejordelacamada,yyolocreía.Separecíamuchísimoamiantiguoperro.

LlevéaHuesoalpatiotraseroyviamimujeratravésdelaventanadelcuartodebaño.Llevaba

puestoel trajede losdomingospara ira la iglesiayestabapracticandosonrisasanteelespejo.LaestuveobservandoduranteunminutoydespuésdiaHuesounpocodeaguayentréenlacasa.Eranlasdiezmenoscuarto.

Encontré aBarbara en el dormitorio.Se estabaponiendo los pendientes,mientras dabavueltasalrededor,mirandoelsuelocomosi trataradeencontrarenélsuszapatoso lapaciencianecesariaparatratarconmigo.Nolevantólacabezaparamirarme,perosuvozeraalegre.

—Voyairalaiglesia.¿Tevienesconmigo?Eraunviejotrucosuyo.Barbaraacudíararavezalaiglesiay,cuandolohacía,eraporqueestaba

seguradequeyonoibanunca.Nosetrataba,pues,deunasalidainocente.—No—respondí—.Tengootrosplanes.—¿Quéplanes?—Memiróporfin.Peronohubomáspreguntas.Nialusionesanuestradiscusión

oamiinfidelidad.—Cosasdehombres—repliqué.—Meparecemuybien,Work.—Comenzóasalirdelahabitación,perosedetuvo—.Esunaidea

excelente—añadióysalióprecipitadamentedelcuarto.Laseguíatravésdelacasayvicómorecogíasuagendaysusllaves,ycerrabalapuertaalsalir.

Meservíunatazadecaféyaguardé.Tuvequeesperarcomocincosegundos.VolvióaabrirselapuertayentróporellaBarbaraapresuradamente,paracerrardeinmediatoy

volverse,horrorizada,haciamí,queestabaapoyadocontraelfregaderobebiendomicafé.—¡Hayunvagabundoennuestrogaraje!—anunció.—¡Nomedigas!—repliqué,exagerandomiincredulidad.Ellaatisbóatravésdelapersiana:—Estásentadoallíahora,perocreoquehaintentadorobarme.Meerguíentodamiestatura.—Yome encargaré de él.No te preocupes.—Crucé la cocina y aparté aBarbara de la puerta.

Luego salí, mientras mi mujer me acosaba agitando en la mano el teléfono—. ¡Hola!—dije. Elvagabundo levantó la cabeza del periódico viejo que había sacado de nuestro cubo de basura. Suacciónempujóhaciaarribaloslabiosquecubríansusdientessuciosyestropeados—.Entraencasa,ledije.—Maxsepusoenpie—.Elbañoestáalfinaldelpasillo.

—Deacuerdo—respondió,ypasóalinterior.Nos costó cincominutos contener la risa después de que Barbaramarchara por el camino de

accesoentreelrechinaryeloloragomaquemadadelosneumáticos.

11

Mediahoradespuésyaestabaduchado,mudadoyconlacabezaclaraporprimeravezenloquemeparecíanaños.Puedequefueranaños,sí.Peroloquesabíaconseguridaderaesto:todoloquetienesenlavidaesunafamilia.Sitienessuerte,esoincluyealapersonaconlaquetehascasado.Yonoeratanafortunadocomotodoeso,peroteníaaJean.Yocargaríaconlasculpasdeloquehubierahechoella,sifuerapreciso.

Hiceunpardellamadastelefónicas;laprimeraaClarenceHambly:despuésdemipadre,élestabaconsideradoelmejorabogadodelcondado.RedactóeltestamentodeEzra.Acababadevolverdelaiglesia,peroaceptóaregañadientesrecibirmemás tardeesedía.Después llaméaHankRobins,uninvestigadorprivadodeCharlotte,alquehabíaempleadoenlamayoríademiscasosdeasesinato.Sucontestadorrespondió:«Ahoranopuedoresponderasullamada,probablementeporqueestoyfueraespiando a alguien. Deje su número de teléfono para que no tenga que buscarlo». Hank era unirreverentebastardo.Teníatreintaañosahora,peroparecíacontar,comopoco,cuarentacuandoteníaunmaldía,yeraelhombremásaudazqueyohubieraconocidoenlavida.Además,mecaíabien.Lepedíquemellamaraamiteléfonomóvil.

LeescribíunanotaaBarbaraparadecirlequetalveznovolveríaacasaesanocheymetíaHuesoenel coche.Fuimosde tiendas.Lecompréuncollarnuevo, correaycuencosparaperro.Comprétambién una bolsa de quince kilos de comida para cachorros y una caja de galletas. Para cuandoregreséal coche, lo encontrémascandoel cuerodeunode los reposacabezas, lo cualmediounaidea. Yo conducía un BMW que, según Barbara, tenía que atraerme clientela; lo cual, visto enretrospectiva,meparececómico.Debíaaúnunospocosmilesporél,ycadaplazorepresentabaunpalo.Decidí,pues,llevarloaunacompraventaalairelibredelaautopista150,yallílocambiéporuna furgonetadecincoañosdeantigüedad.Olíamalpordentro,peroaHuesopareciógustarle elsabordesusasientos.

EstábamosalmorzandoélyyoenelaparcamientocuandoHankllamó.—¡Hombre,Work!Precisamenteheestadoleyendoacercadetienlosperiódicos.¿Quétallevaa

mipicapleitosfavorito?—Tengoquereconocerquemepodríairmejor.—Sí.Yamelopensaba.—¿Cómotienestuagendaestosdías,Hank?—Siemprellena.Algunosdías,inclusotrabajo.¿Quétienesparamí?¿Otratragediadeamoryde

engaño en el condado de Rowan? ¿Traficantes de droga rivales? Espero que no se trate de otroasesinoporcontrolremoto…

—Esuncasocomplicado.—Losmejoressiempreloson.—¿Estássolo?—lepregunté.—Aúnestoyenlacama,siesorespondeatupregunta.—Tenemosquehablarpersonalmente.—¿EnSalisbury,enCharlotteoamitaddecaminoentreambas?Dimetúdóndeycuándo.Nohabíamuchoquepensar.Aprovecharíacualquierexcusaparasalirdelaciudadytomarmeun

respiro.

—¿QuétalestatardealasseisenelDunhill?El hotel Dunhill se hallaba en Tryon Street, en el centro de Charlotte. Tenía un gran bar, con

profundosydiscretosreservados,yestaríacasivacíoundomingoporlatarde.—¿Debollevarunachicaparaquetesirvadepareja?—preguntóHankyoíunarisitaproveniente

delotroextremodelalínea,unarisitafemenina.—Alasseis,Hank.Yesecomentariotecostarápagartúlaprimeraronda.—Colguésintiéndome

mejor.Hankeraunbuencolaboradorparatenerlodetuparte.El abogado de Ezrame había dicho que no fuera a verlo antes de las dos.Disponía, pues, de

mediahora.Llenéloscuencosdecomidaparaperrosylosmetíenlafurgoneta.Despuéssilbéparallamar a Hueso. Estaba mojado por haberse metido en el lago, pero le dejé ocupar el asientodelantero.Pocodespués lo teníayaentremispiernas,asomando lacabezapor laventanilla.Yasí,apestandoaperromojadoyafurgonetavieja,subílosampliosescalonesdelamansiónHambly,quedominabaunafincadevariashectáreasenlasafuerasdelapoblación.Lacasaensíeraenorme,consurtidoresdemármol,puertasdecasicuatrometrosdealturayunpabellóndecuatrodormitorios.UnaplacaalladodelapuertaanunciabaquelamansiónHamblyhabíasidoedificadahacia1788.Mepreguntésinotendríaquehacerunagenuflexiónantesdeentrarenella.

A juzgarpor la caradeClarenceHambly,yonodaba la talladeldistinguidocolegaquehabíaesperado ver delante de sí en aquel día dedicado al culto divino. Hambly era un hombre viejo,arrugadoymojigato,perosemanteníamuytiesoensutrajeoscuroycorbatadesedadecachemira.Teníaunoscabellosespesosyblancos,conlascejasajuego,locualprobablementeañadíacincuentadólaresporhoraalatarifadesuminuta.

Eraunhombreremilgado,adiferenciadelestiloagresivodemipadre,tanafectadoensuformadeactuarcomoentusiastahabíasidoEzra,perosiempreimbuidodeella:lohabíavistoactuarenlostribunales suficientes veces para saber que su actitud santurrona no interfería nunca con sudesvergonzada búsqueda de cuantiosas indemnizaciones judiciales. Sus testigos eran siemprepersonasbienformadasyconmuchalabia.LosDiezMandamientosnoteníanunlugardehonorenlasparedesdesudespacho.

EraunaantiguafortunadeSalisbury,yyosabíaquemipadreodiabaesoenél,peroeraunbuenabogadoymipadrehabíainsistidosiempreenrecurriralmejor,enespecialsisetratabadetemasdedinero.

—Hubierapreferidohacerestomañana—medijosinpreámbulos,mientrassusojosescrutabandesdemisgastadasbotasdeexcursionistaamistejanosazulesmanchadosdehierbayaldeshilachadocuellodelacamisaquemenegabaajubilar.

—Esimportante,Clarence.Necesitohacerestoahora.Losiento.Asintió.—Considéralounacortesíaprofesional,entonces—dijo,ymehizopasaralinterior.Yopiséelrecibidordebaldosasdemármol,esperandonotenermierdadeperroenmiszapatos.—Vamosamidespacho.Loseguíporunlargopasillo,quemepermitiódivisaratravésdelasampliascristalerasaspectos

delapiscinaexteriorydeloscuidadosjardinesqueseextendíanmásallá.Ellugarolíaacigarros,cuerobienengrasadoygentemayor.Hubierapodidoapostaraquelasdoncellasdelacasallevabanuniforme.

Su despacho era una habitación estrecha, pero profunda, con altas ventanas, más cristaleras y

librerías que llegaban desde el suelo al techo. Por lo visto, era aficionado a las armas de fuegoantiguas,alasfloresreciéncortadasyalcolorazul.Detrásdesuescritoriocolgabaunespejodedosmetros y medio con marco dorado: al mirarme en él me vi pequeño y deforme, lo cualprobablementeeraunefectointencionado.

—Estaba revisando lasdisposiciones testamentariasde tupadrepara legalizarlasmañana—medijo,encuantohubocerradoladoblepuertadeldespachoymeindicóunabutacadepielenlaquetoméasiento.Élfueasituarsedetrásdelescritorio,perosiguiódepie.Meobservabadearribaabajodesdeaquellaposicióndesupuestaautoridad, loquemehacíarecordarcuántoodiabayotodos lostrucosdelaabogacía—.Peronohayningúnmotivoparaquenopodamosdiscutirahoralosdetalles.Queconste,contodo,quepensaballamarteestasemanaparaconcertarunaentrevista.

—Teloagradezcomucho—dije,porqueeraloqueseesperabaquehiciera.No importaba la enormecuantíade loshonorariosque le corresponderíancomoalbaceade la

herenciadeEzra.Apreté losdedosymeconcentréenmostrarmedeferente,cuando loquehubieradeseadohacereraapoyarlospiessobresumesa.

—Yhededecirtambiénqueteruegoqueaceptesmiscondolenciasportupérdida.SéqueBarbaraseráungranconsueloparati.Provienedeunabuenafamilia,yesunamujerencantadora.

Yotambiénhubieraqueridoqueconstaraquedeseéhabertenidomierdaenmiszapatos,peromelimitéadecirle:

—Gracias.—Aunquetupadreyyohemosocupadoamenudoladosopuestosdelamesa,sientounenorme

respetoporsuslogros.Fueungranabogado.—Memiródesdesusalturas—.Algoaloqueaspirar—concluyósignificativamente.

—Noquerríaocupartemástiempodelimprescindible—lerecordé.—Sí,claro.Volvamosaloquenosocupa,entonces.Laherenciadetupadreeraconsiderable.—¿Acuántoasciende?—leinterrumpí.Ezrasiemprehabíasidomuyreservadoacercadesusfinanzas,yyosabíamuypocodeellas.—Aunacifraconsiderable—repitióHambly.Yo lo observé extrañado, y aguardé. Una vez legalizado el testamento, su contenido tenía la

consideración de documento público. No existía, pues, ninguna razón para mostrarse reticente.Hamblyacabóreconociéndoloaregañadientes.

—Ennúmerosredondos,aproximadamenteaunoscuarentamillonesdedólares—dijo.Yocasimecaídelabutaca,literalmente.Hubierapensadoenseisosietemillonesalosumo.—Ademásdesusdotescomoabogado—prosiguióHambly—,fueunhábilinversor.Apartedela

casaydeledificiodeoficinaseneldistritodeabogados,todoestáenvaloresdegranliquidez.—¡Cuarentamillonesdedólares!—exclamé.—Unpocomás,enrealidad.Hambly buscómimirada y, en honor suyo, debo decir quemantuvo una expresión impasible.

Aunquehubieranacidorico,jamáshabíavistojuntoscuarentamillonesdedólares.Aquelloteníaqueirritarlo, y yo comprendí de repente que esta era otra razón para quemi padre hubiera acudido aClarenceHambly.Casisonreíalpensarlo,peroentoncespenséenJeanyenlamiserablecasuchaenquevivía.OlíapizzaranciaymeimaginésurostroatravésdelaventanilladesudesvencijadococheylaformacomohabríatenidoquesubirlospeldañosdelmonumentopétreoalacodiciayelegodeGlenaWerster.Penséque,comomínimo,esocambiaríamuypronto.

—¿Y…?—pregunté.—Lacasayeledificiodeoficinaspasanaserdetupropiedad.Diezmillonesdedólaressonpara

crearlaFundaciónBenéficaEzraPickens,encuyoconsejodeadministraciónocuparástúunpuesto.Quincemillonesdedólaresquedaránparatienfideicomiso.Losimpuestossellevaránelresto.

Mequedéatónito.—¿YquéheredaJean?—pregunté.—Jeannorecibenada—afirmóHamblyconexpresióndesdeñosa.Melevantédemiasiento:—¿Nada?—repetí.—Siéntate,porfavor.Obedecí,sintiendoquemefallabanlasfuerzasparaseguirdepie.—Túsabesloquepensabatupadre…Quelasmujeresnoteníannadaquehacerencuestionesde

dinero o finanzas. Tal vez cometa una imprudencia diciéndote esto, pero tu padre modificó eltestamento después de que entró en escena Alex Shiften. Inicialmente, había planeado dejar dosmillonesaJeanenfideicomiso,queseríanadministradosporestebufeteoporsumaridosillegabaacasarse.Pero,conAlexenelcuadro…Túyasabescuáleseranlossentimientosdetupadre.

—¿Sabíaqueseacostaban?—pregunté.—Losospechaba.—¿Yporesolaexcluyódesutestamento?—Básicamente.—¿EstabaJeanalcorrientedeesto?Hamblyseencogiódehombros,peronorespondióamipregunta.—Las personas hacen cosasmuy singulares con su dinero,Work.Lo emplean para lograr sus

propiosobjetivos.SentícomounhormigueoeléctricoalcomprenderqueHamblynoestabayarefiriéndoseaJean.—Hayalgomás,¿verdad?—Esefideicomisotuyo…—comenzóHambly,decidiéndosefinalmenteatomarasiento.—¿Quépasaconél?—Tendráselusufructoplenoysinrestriccionesdelasrentasquegenerehastaquecumplaslos

sesenta años. Invertido sin correr riesgos, debería rentarse como mínimo un millón de dólaresanuales.Alcumplirlossesenta,lorecibirástodo.

—¿Pero…?—Tuvelasensacióndequehabíaunatrampa.—Hayciertosrequisitos.—¿Comocuáles?—Setepidequeestésactivamenteimplicadoenelejerciciodelaabogacíahastaesafecha.—¿Qué?—Lacuestiónestáclarísima,Work.Tupadreconsiderabamuy importantequesiguierasconel

bufete,quemantuvierastupuestoenlasociedadyentuprofesión.Lepreocupabaque,sisimplementetedejabaeldinero,pudierascometeralgunaimprudencia.

—¿Comoserfeliz?Hamblysoslayómisarcasmoylacrudaydesnudaemociónquedebiódemostrarseenmivoz.

Inclusodesdelatumba,mipadreintentabadictarlostérminosdemivida,manipularme.—Nofueconcretoeneseaspecto—dijoHambly—,perosí lofueenotros.Estebufeteactuará

como fiduciario. Nos corresponderá a nosotros —me dedicó una sutil sonrisa—, a mí,concretamente,determinarsiestásonoimplicadoactivamenteenlaabogacía.Unodeloscriterios,porejemplo,seráquefacturescomomínimoveintemildólaresmensuales,ajustandoesacifraalainflación,porsupuesto.

—Yonofacturoahoranilamitaddeeso,ytúlosabes.—Sí.—Unanuevasonrisa—.Tupadrepensabaqueestotalvezpodríamotivarte.—¡Unajodidaidea!—dije,cuandomiiralogróexpresarsefinalmenteconpalabras.Hambly se irguió en toda su estatura y después inclinó el cuerpohacia delante, con lasmanos

abiertassobreelescritorio.—Permítame que le diga una cosa, señor Pickens…No estoy dispuesto a tolerar esa clase de

lenguajeenestacasa.¿Entendido?—Sí—asentíentredientes—.Loentiendo.¿Quémás?—Cadaañoquenosatisfagaslosrequisitosdeldocumentodefideicomiso,lasrentasderivadasde

su capital se destinarán a la Fundación Ezra Pickens. Si esa circunstancia se da por dos veces encualquier período de cinco años, se cancelará el fideicomiso y sus fondos serán transferidosirrevocablementealafundación.Porelcontrario,cuandoalcanceslossesentaaños,sihascumplidocon todas las condiciones, la totalidad de esos fondos será tuya y podrás hacer con ellos lo quedesees.Porsupuesto,teentregarécopiasdetodoslosdocumentos.

—¿Nohaynadamás?—pregunté,conunanotadesarcasmotanmarcadaqueaningunohubierapodidopasarleporalto.Perodeberíahabersupuestoquefaltabaalgo.

—Enesencia,sí—respondió—.Peroquedaunúltimoypequeñodetalle.Siseprobaraalgunavezquelehabíasdadoalgúndineroatuhermana,JeanPickens,directaoindirectamente,elfideicomisoseríacanceladoytodoeldineroseríatransferidoalafundación.

—¡Esoyaesdemasiado!—exclamé,levantándomeycomenzandoadarpasos.—¡Es laúltimavoluntadyel testamentode tupadre!—mecorrigióHambly—.Sudeseo final.

Pocos se quejarían después de haber sabido que heredarían quincemillones para utilizarlos en subeneficio.Tratadeverlodesdeestaperspectiva.

—Aquíhaysolounaperspectiva,Clarence,lademipadre,infernalmenteretorcida,además.—Elanciano abogado fue a hablar, pero lo corté en seco viendo cómo su rostro se congestionaba amedidaqueyoalzabalavozysedesvanecíamirespetoporlasnormasdesucasa—.EzraPickensfueunbastardoretorcidoymanipuladoralquenuncaleimportóunamierdasupropiahijayquesepreocupópormípocomásqueporelculodeunarata.Ahoramismodebedeestarcarcajeándoseensu jodida tumba.—Me incliné sobre lamesa deHambly. Era consciente de que al hablar escupíapartículasdesaliva,peronomeimportaba—.Élfueunrematadoimbécilyustedpuedeguardarsesudinerodondelequepa.Yameoye.¡Quédeselo!

Medejécaerenlabutacaaltiempoquepronunciabalaspalabrasfinales.Jamáshabíasentidotantaira,yahoramequedabaagotadoaldarleriendasuelta.Poruninstantereinóelsilencio,rotosoloporel leve rechinar de los nudillos huesudos del viejo abogado. Cuando este habló, tenía la vozprofundamentecontenida.

—Comprendo que estés ahora sometido a una fuerte tensión, así que procuraré olvidar tublasfemia,peronoseteocurravolveraestacasanunca.—Susojossugeríanlafuerzaquehacíadeéltan excelente abogado—.Nunca—repitió—.Y ahora, como abogadode tu padre y ejecutor de sutestamento,tediréesto.Eltestamentoesválido.Serálegalizadomañana.Puedequetedescuentade

quetuposturaalrespectocambiaamedidaquetetranquilizas.Siasífuera,llámame…,amioficina.Y,paraterminar,tediréotracosa.Nohabíapensadohacerlo,perotuactitudmehahechocambiardeidea.LadetectiveMillshavenidoaverme.Queríavereltestamentodetupadre.

SiHamblyesperabaunareacciónpormiparte,nolodefraudé.Miiradesapareció,sustituidaporalgomenoshonorable:algofríoyresbaladizoqueseenroscóenmiestómagocomounaserpiente.Eratemory,conélenmí,mesentídesnudo.

—Al principio se lo negué, pero volvió con una orden judicial. —Hambly se inclinó más yextendió lasmanos;no sonreía, aunqueyopodíanotarque se sentíacomplacidopordentro—.Lociertoesquemeviforzadoaacatarlaorden—dijo—.LadetectiveMillsestabaintrigada.Puedequequieras explicarle a ella por qué no te interesan esos quince millones de dólares.—Enderezó elcuerpoycerróconunchasquidosusdedos—.Peroconestosehaacabadomicortesía,igualquemipaciencia.Cuandoquieras ofrecermeunadisculpapor haber profanadomidescansodominical, laconsideraré.—Hizoungestoindicandolapuerta—.Quetengasunbuendía.

Tenía montones de cosas en la cabeza, pero había una pregunta que necesitaba hacerle. Laformulé:

—¿SabeMillsqueEzraexcluyóaJeandeltestamento?—EsoserámejorqueselopreguntesaladetectiveMills—respondió,relajándoseaparentemente

—.Veteahora.—Necesito saberlo,Clarence—añadí,mostrando laspalmasdemismanoshacia arriba—.Por

favor.—Nopiensointerferirconlainvestigacióndeladetective.Consúltaloconellaodéjalaenpaz.—¿CuándolaexcluyóEzra?¿Enquéfecha?—Misobligacioneshaciatinovanmásalládeloquerequiereserelalbaceadeestetestamento

conrespectoalprincipalbeneficiariodelfideicomisoqueseestableceenél.Dadaslascircunstanciasquerodeanlamuertedetupadreyelinterésdelapolicíaenelasunto,seríaunaimprudencia,paracualquieradenosotrosdos,seguirahondandoenél.Eslaúnicacosaquepretendíaaclararte.Unavezhaya sido legalizadoel testamento,puedesponerte encontactoconmigo, enhorasdeoficina,paracomentarcualquierpuntoquesearelevante.Apartedeeso,notenemosnadamásdequehablar.

—¿Enquéfechafuefirmadoestetestamento?—pregunté.Eraunapreguntarazonable,queteníaderechoaconocer.

—El15denoviembre—dijoHambly—.Delañoanterioralcorriente.Unasemanaantesdequedesaparecieramipadre.Salídeallídemasiadofuriosoparasentirmeatemorizado.Perosabíacómolessonaríalacosaa

los policías. Si Jean se había enterado de que Ezra pensaba desheredarla de los dos millones dedólaresporsurelaciónconAlex,seríaunmotivomásparamatarlo.AsílointerpretaríaladetectiveMills.Pero…¿losabíaJean?¿CuándolaexcluyóEzradesutestamento?PodíaoíraMillshaciendoestasmismaspreguntas.Pero…¿losabía?

¡AldiabloClarenceHamblyysumezquinodeseodevenganza!Denuevoenlafurgoneta,Huesosesubióamisrodillasymelamiólacara.Yolefrotéellomo,

felizporsucompañía.Medabacuentadequedurantelospasadosdías,mientrasyomeabandonabaalalcohol,lapenaylaira,elmundohabíaseguidogirando.Millsnosehabíamostradoremisa:ibapormí. Yo era su sospechoso. Esta idea me resultaba insoportable. No podía concebirla. Habíaconseguidoentendermuchascosas,ningunadeellas agradable.Yahora resultabaque teníaquince

millonesdedólares…,aunquesoloacondiciónderenunciara lopocoqueaúnmequedabademímismo.

Permanecísentadoenelinteriordelafurgoneta,sindejarelcaminodeacceso,bajolasventanasqueparecíanmirarmecomoespejosymientrasnegrasideastorcíanmibocaenunaamargasonrisaal pensar en el testamentodeEzray en suúltimo esfuerzoparamanipularme.Mivida era aúnundesbarajuste, pero en este aspecto sabía algo que Ezra ni siquiera logró imaginar.Donde hubieradebido serpentear el temor, surgía un humor negro, que burbujeaba como aceite hirviendo ymerelajaba.Me imaginé la cara deEzra; su horror si lo hubiera sabido; su total incredulidad.Yonoqueríasudinero.Elprecioquemeexigíaporélerademasiadoelevado.Estaideamehizoreíry,poreso,mientrasarrancabalafurgonetaparaalejarmedelamansiónHambly,construidahacia1788,ibariendocomounbobo,comounimbécilrematado.

Paracuandolleguéacasa,contodo, lahisteriahabíadesaparecidoymesentíavacío.Laceradopordentro, también,comollenodevidriosrotos;peropenséenMaxCreason,quetenía losdedosrotosyarrancadaslasuñas,peroque,aunasí, todavíaconservabalafuerzayelsentidodelhumorparadecirleauncompletoextrañoquedejaradecomportarsecomoungilipollas.Aquellomeayudó.

DejéaHuesoenelpatiotraseroconcomida,aguayunacariciaenlabarriga,ydespuésentré.MinotaparaBarbaraestabadondelahabíadejado.Tomélaplumayañadí:«Notesorprendaencontrarunperroenelpatio…,esmío.Puedeentrarencasa,sitúquieres».Peroyoyasabíaqueesonoibaaocurrir;aBarbaranolegustabanlosperros.Alqueyohabíaaportadoalmatrimonio,otroLabradordorado, nunca se lo consintió. Llevábamos juntos tres años cuando nos casamos Barbara y yo; apartir de entonces, dejó de ser un compañero constante para convertirse en un incordio apenastolerado:otrabajaalasmalaselecciones.Mejuréqueesonovolveríaasucedernunca.Y,mientrasobservabaaHuesoatravésdelaventanadelacocina,sentíamialrededorlasoledaddelacasa,suvacío,ypenséenmimadre.

Aligualquemipadre,ellatambiénhabíanacidopobredesolemnidad;pero,adiferenciadeEzra,mimadresehabíacontentadoconsupropiapiel.Jamáshabíaambicionadounacasagrande,cochesyprestigio;nadadeeso.Ezra,encambio,habíasidounapersonavorazy,amedidaqueibamejorandosuposición,llegóaculparladeserelconstanterecordatoriodesupasado.Ezrahabíallegadoaodiarsupasado,aavergonzarsedeélydelahistoriadelapersonaconquienhabíacompartidolacama.

Estaeramiteoríaporque¿cómo,sino,podíaexplicarsequedospersonassurgidasdelamismaabyecta miseria y que habían tenido dos hijos acabaran siendo la una para la otra peor que dosextraños?

Años enterosde este resentimientohabíanhechoquemimadre se sintiera tanvacía comoestacasa: el pozo en el que Ezra había volcado su ira, su frustración y su odio.Había aceptado todo,soportadotodo,hastaconvertirseenunasombradesímisma,ytodoloqueteníaparasushijoserasufirme abrazo y una severa advertencia de que guardaran silencio. Jamás había salido en nuestradefensa…,nohasta lanocheenquemurió.Yfueaquelbrevearranquede fortaleza,aqueldestelloincandescente,loquelamató,yyopermitíqueaquelloocurriera.

LadiscusiónhabíasidoporcausadeAlex.Sicerrabalosojos,podíaverlaalfombradecolorrojorubí.

Estábamosenloaltodelaescalera,enelampliodescansillo.Yoconsultabamireloj,porqueteníaque

apartarlavistadeJeanydemipadre.Ellalodesafiaba,yelambienteseibacargandoypreludiabaunaexplosión.Pasabancuatrominutosdelasnueve;fueraestabaoscuro,yyoapenasreconocíaamihermana. Jean no era ya la ruina humana que nos había devuelto el hospital psiquiátrico. Nimuchísimomenos.

Mi madre estaba de pie allí, asombrada, tapándose la boca con la mano. Ezra gritaba, Jeangritabatambiénysubrayabalaspalabrasqueledirigíaclavándoleelíndiceenelpecho.Aquellonopodíaacabarbien,yyo locontemplabacomoquienasisteaunchoquede trenes,cuandoviquemimadrequeríainterponersecomosipudieradetenereltrenenmarchaconsuspequeñosdedos.

Ynohicenada.—¡Yaestábien!—gritómipadre—.Asíescomoseránlascosas.—No—replicóJean—.Estavezno.¡Esmivida!Ezraseacercómás,dominándoladesdesuestatura.YoesperabaqueJeansedeshiciera,perono

fueasí.—Dejó de ser tu vida cuando intentaste matarte —dijo—. Y a partir de entonces ha vuelto a

depender de mí. Tú apenas has salido del hospital. No estás en condiciones de pensar nadacorrectamente.Hemossidopacientes,hemossidoamablesconella,peroyaeshoradequesevaya.

—Alexnoesdetuincumbencia.Notienesningúnderechoapedirleeso.—Dejemos una cosa en claro, señorita. No estoy pidiendo. Esa mujer es un problema, y no

consentiréqueconfundatucabeza.Teestáutilizando.—¿Paraqué?Yonosoyrica.Nosoyfamosa.—Túsabesparaqué.—Nisiquieraerescapazdedecirlo,¿verdad?Parafollar,padre.Sí…,parafollar.Estamosfollandotodoeldía.¿Quévasahacerconeso?Ezrabajólavozdepronto:—Eresunavergüenzaparaestafamilia.Esvergonzosalaformacomooscomportáisvosotrasdos.—¡Asíqueeseso!—exclamóJean—.Notienenadaqueverconmigo.¡Todaesaindignaciónespor

ti!¡Siemprehasidoporti!Bien…,yaloheentendido.Jeandiomediavueltaparairse.Nomemiró,nomiróanuestramadre;simplemente,sevolvióy

dio un único paso. PeroEzra, entonces, la agarró. Tiró de ella con tal fuerza que la hizo caer derodillas.

—¡Noseteocurradarmelaespaldaasí!¡Nunca!Jeanconsiguiólevantarseyretorcerelbrazoparasoltarlo.—Estaeslaúltimavezquepodrásponermelasmanosencima—ledijo.EltiempopareciócongelarseylaspalabrasdeJeanquedaroncolgandoentreambos.Observéel

rostro demimadre: la viva imagen de la desesperación; sus ojosme suplicaron de nuevo.Pero lasombrademipadremedominabaymimadredebiódeadvertirlo.

—Ezra…—laoídecir.—Túnotemetasenesto—leordenó,conlosojosfijosenJeancomounapromesadeviolencia.—Ezra…—repitiómimadre,dandoungranpasohaciaél—.Déjalaenpaz.Esyaunamujer,y

tienerazón.—¡Yyotehedichoquecerraraselpico!—LosojosdeEzraseguíanfijosenJean,ycuandoesta

tratódevolversedenuevo,éllalevantóenvolandasylasacudiócomoharíaunmuchachofuriosoconunamuñecadegoma;soloqueJeannoeradegoma:teníahuesosyyotemíquesepartiesen—.¡Te

dije que nuncame dieras la espalda!—Profería gritos incoherentes, y la cabeza de Jean colgabacomosifueraadesprendersedelcuello.Vicómomimadresedesesperabatratandodeimpedirlo.

—¡Déjala ya, Ezra! —Tiró de su fuerte brazo, Jean había perdido el sentido, pero él seguíasacudiéndola—.¡Malditasea,Ezra!—legritó—.¡Dejaenpazamihija!

Empezóagolpearloenloshombrosconsuspequeñospuños,ylaslágrimasbrillabanalcaerporlossurcosdesurostro.Yointentémoverme,deciralgo,peroestabaparalizado.Yél,entonces,golpeó:un golpe de revés que viajó lentamente y que la hizo caer. Dio la impresión de que se detenía eltiempo,peronofueasí:almomentosiguientemimadreestabaalpiedelaescalera:otramuñecadegoma,aparentementesinhuesos,enlacasaconstruidapormipadre.

Jeancayóalsuelocuandomipadrelasoltó.Élsequedómirandosumanoymirándomedespuésamí.

—Hasidounaccidente,muchacho.Túlohasvisto,¿verdad,hijo?Yolomiréalosojos,viporprimeravezquemenecesitabayalmomentomesentíasintiendocon

lacabeza,dandounpasoirrevocable.—¡Buenchico!—medijo.Despuésperdíelmundodevistaymehundíenelprofundopozodeldespreciohaciamímismo.Unpozocuyofondonoheencontradoaún.

Si hubieran hallado a Ezra con una sola bala en la cabeza, yo hubiera dicho que se trataba de unsuicidio.Porque…¿cómoenfrentarsedeotraformaalaverdaddesusacciones?Y,sinembargo,elmayorpecadopuedeserunpecadodeomisión,comoelqueyollevabaencima,quelehabíacostadolavidaamimadreyamílapérdidademialmainmortal.ProtegeraJeaneraresponsabilidadmía:yo conocía la debilidad demimadre tan bien como los extremos a que podía llegar la ira demipadre.Ella,sinpalabras,mehabíarogadoqueinterviniera,suplicandocomosololosdébilespuedensuplicar.Y yo ignoraba por qué no había actuado, aunqueme temo quemi alma esté viciada poralguna trágica debilidad surgida bajo mi padre. Porque no fue mi amor a él lo que me impidióhablar…, no fue nunca el amor. Entonces… ¿qué fue? Jamás lo he sabido, y es una pregunta quetodavíameatormenta.Asíhetenidoquevivirconmiculpaydormirconelrecuerdodeunacarretaprecipitándoseporunasescalerascubiertasconunamoquetadecolorrubí.

Jean estaba apenas consciente cuando sucedió; nunca llegó a saberlo con seguridad, pero loadivinó, y enmis ojos leyó lamentira que se había convertido en la verdad de Ezra. Cuandomepreguntó,yoledijequenuestramadrehabíaresbalado.Quehabíaintentadointervenirenladiscusiónyhabíaresbalado.Quefuesolounadeesasdesgraciasquepasan.

¿Porquéencubríamipadre?Supongoqueporqueélmelopidió.Porque,porprimeravezenlavida,menecesitó.Porquelamuertedemimadrefueunaccidenteyporquelecreícuandomedijoquenadabuenopodríasalirdelaverdad.Porqueeramipadreyyoerasuhijo.Talvezporqueyomereprochabaamímismoaquellamuerte.¿Quiéndemoniospuedesaberlo?

Así que la policía hizo sus preguntas y yo conté las horribles palabras que transformaban laverdad de Ezra enmi verdad. Pero la brecha entre Jean y yo fue irreparable; se convirtió en unabismoyellaseretiróasuvidaenelotrolado.Lavienelfuneral,dondelaúltimapaladadetierracayósobrenuestrarelacióntantocomolohizosobreelataúddenuestramadre.EllateníaaAlex,ylebastaba.

Enlamedianochedelamuertedemimadre,lapolicíasehabíaidoya.Seguimosalaambulanciaque llevaba el cadáver porque no sabíamos qué otra cosa hacer.Nos dejó en la puerta trasera delhospital,desdedondefuellevadaporunosextrañosalinteriordelblancoysilenciosoedificio,paraserdepositadaenalgunahabitaciónfríadondelosmuertosaguardanensilencio.Nosotrostresnosquedamosallí fuera,sindecirpalabra,bajounafina lluviadenoviembre,bajounafarolayconelterrible fardodenuestrospensamientos.Laverdadde sumuertepesaba sobrenosotrosynuestrosojossenegabanaaceptarla.Peroyoestuveestudiandoanuestropadremientraspude,atentoaljuegodelaguaalcorrerporsurostro,alosmúsculostensosbajosuspatillas,quebrillaban,blancas,bajola luz.Ycuando, finalmente, salieron laspalabras,brotaronde labiosdeEzra, comoyo sabíaqueteníaqueser:

—Volvamosacasa—dijo,ytodosloentendimos.Nohabíanadamásquedecir.En lacasa, las lucesestabanencendidasynossentamosen lasalamientrasEzraservíaalgunas

bebidas. Jeansenegóa tocar lasuya,pero lamíadesaparecióporartedemagiayEzramesirvióotra.Jeanabríaycerraba lasmanosque teníaenlazadasnerviosamenteensuregazo,yyoveía lasbrillantes medias lunas de sus uñas cuando las clavaba en las palmas de las manos. Se mecíalevemente,conelcuerpotenso,ydecuandoencuandoseleescapabaunlamento.Tratédeacercarmea ella, pero se apartó. Solo quería decirle que yo no era Ezra, pero de nada hubiera servido eso.Ahoralocomprendo.

NingunodenosotroshablóyfuerontranscurriendolosminutossinmássonidoqueeldelhieloenlosvasosylaspisadasdeEzraquemedíanincesantementelasala.

Todos nos sobresaltamos cuando sonó el teléfono. Ezra descolgó; escuchó unos momentos,colgódespuéselaparatoynosmiróanosotros,sushijos.Trasellosaliódelacasasinpronunciarpalabra.Nosquedamosatónitos,inmóviles,yalpocosefueJeancasidetrásdeél,conunaexpresiónensurostroquejamáshepodidoolvidar;yaenlapuerta,sevolvióparadecirmeconpalabrasquesehundieroncomonavajasenmialma:

—Séqueéllahamatado.¡Ymalditoseasporprotegerlo!Fue laúltimavezquevivivoaEzra.Permanecíporespaciodediezminutos largosenaquella

casadeloshorrores,lacasadelasmuñecasrotas,ydespuésmemarchéyotambién.CondujehastalacasadeJean,peronovisucochefuera,ynadierespondiócuandollaméalapuerta.Estabacerradaconllave.Aguardéduranteunahorasinqueellavolviera.Marchéentoncesamicasay,delamejormanera que pude, informé a mi mujer de lo que había ocurrido aquella noche. Bebí más luego.ConseguíqueBarbaraseacostaray,mientrasestabadormida,meescabullídelacasaypaséelrestode la noche en la granja Stolen, sollozando en los hombros de Vanessa como un chiquillo. Alamanecer volví a casa; entré en nuestra habitación,me acosté en la camade espaldas aBarbara yesperéaquelaluzgrisáceadeldíasefiltraraporlaspersianas.Guardésilenciosobreloocurrido,ateniéndomea laverdaddeEzracomosidependieradeellamivida.Pensabaquemerecía lapenahacerlo,peroeltiempopuedeacabardestrozándotepordentro.

Ahorasentídolorymefijéenmismanos: las teníaprietascontalfuerzaenelfregaderodelacocina que parecían exangües. Las abrí yme dolieron como si quemaran, pero el dolor era solorelativo.Sedebíamásalesfuerzohechointentandorecordarlasimágenesdelpasado,dondetantomehabíacostadoencerrarlas.Estabayaencasa.Huesoseencontrabaenelpatiotrasero.YEzraestabamuerto.

Oíelruidodeunmotorfueraymeacerquéalaventanadelcuartodelaplancha:uncochesubía

lentamente por el camino de acceso; lo reconocí y aquellome hizo pensar en el destino y en suinevitabilidad.

Mividasehabíaconvertidoenunatragediagriega,peroyohabíahecholoquepensabaqueteníaque hacer: mantener unida a la familia, salvar lo que podía salvar. No hubiera podido saber deantemano que asesinarían aEzra, que Jeanme despreciaría; pero los hechos tenían una innegablecontundencia.Mimadreestabamuerta.Ezra, también.Nadapodríacambiareso:nimiculpaniunavidaenteradedolor.Lohecho,hechoestaba,yfindelajodidahistoria.Asíquemehiceamímismolapreguntaquemehabíahechoenotrasmuchasocasiones:¿cuáleselprecioquehayquepagarporlaredención,ydóndeesposibleencontrarla?

Noteníarespuestaparaeso,ytemíaque,cuandollegaraelmomento,tampocotendríalafortalezanecesariaparapagareseprecio.Poreso,depieallí,enaquellacasavacía,mejuréamímismounaúnicacosa:que,cuandotodohubierapasadoymiraraatrás,nomeenfrentaríaalmismoreproche.

RoguéaDiosquemedieraesafortaleza.Después,salíafuera,dondemeencontréaladetectiveMillsaguardandoenelcaminodeacceso.

12

—Valdrámásquenotengaslasllavesdelcocheenlasmanos—medijoMillsenelmomentoenque pisaba el camino de duro hormigón yme deslumbraron las luces reflejadas en su parabrisas.Levantélasmanosconlaspalmashaciaarriba,paramostrarlequenoteníanadaenellas.

—Relájate—ledije—.Novoyaningunaparte.Ella lucía pantalones anchos de color marrón, botas de tacón bajo y gafas de sol. Como de

costumbre, sobresalía bajo su cazadora la culata de su pistola; una automática. La culata era demaderatallada;nolohabíanotadohastaentonces.TratéderecordarsiMillshabíadisparadoalgunavezcontraalguien.Pero,conindependenciadequelohubierahechoono, lociertoeraquesabríaapretarelgatillo.

—Dios es testigo de que no sé qué hacer contigo,Work. Si no fuera porDouglas estaríamosviéndonosahoraenlacomisaría.Notengopacienciaparaaguantartupamemadepájaroherido.Esunasandez.Vasadecirmeloquesabes,ylovasahacerahoramismo.¿Habloclaro?

La tensiónyelcansanciopintabanensurostrounacapamásgruesaqueelmaquillajeconquetratabadeocultarlos.Saquéuncigarrilloymeapoyéensucoche.Nosabíaquéconclusionesestabasacandodetodoaquello,peroteníaunaidea.

—¿Sabesporquépierdenloscasoslosabogadosdefensores?—lepregunté.—Porqueseponendelladoequivocado.—Porque tienenclientesestúpidos.Puedoverlosiempre.Dicencosasa lapolicíade lasqueno

puedenretractarse;cosasquepudieransermalinterpretadas,enespecialcuandoexistepresiónparadesentrañaruncaso.—Encendíelcigarrillo,ymiréhaciaelpiedelacolinapordondepasabaunaambulanciaconlaslucesapagadas—.Esalgoquesiempremehasorprendido.Comosipensaranquesucooperaciónconvenceráalospolisparaquebusquenporcualquierotrolado.Esunaingenuidad.

—Peroqueosmantienealagentecomotúenelnegocio.—Asíes.—¿Hablarásconmigoono?—preguntóMills.—Estoyhablandocontigo.—Notepasesdelisto.Hoyno.Notengopacienciaparaeso.—He leído los periódicos y sé que he estado mucho tiempo sometido a vuestras sospechas.

Comprendoquetienesmuchaspresiones…—Millsdesviólavistacomoparanegarloqueleestabadiciendo—.Sifuerasensato,mantendríacerradalaboca.

—Nohayningunanecesidaddequetepongasamalasconmigo,Work.Puedoprometértelo.—EsomismoesloquemedijoDouglas.LaemocióntiródelascomisurasdelabocadeMills:—Douglasregabafueradetiesto…—Solomepidióquecooperaracontigo.—Millssecruzódebrazos—.¿Vamosasersincerosel

unoconelotro?—pregunté—.¿Sinengaños?—Nohabráningúnproblemapormiparte—measeguró.—Serétansincerocontigocomotúconmigo.¿Teparece?—Ellaasintió—.Paraempezar…¿Me

consideráissospechoso?—lepregunté.—No—respondiósindudarlo,yyosupequeestabamintiendo.

Casime reídeque fuera tan transparente,perohubiera sidouna risamuy fea,una risade«nopuedocreerqueestoestésucediendo».

—¿Tenéissospechosos?—Sí.—¿Alguienqueyoconozca?—Todos—respondió,imitandoalfiscaldeldistrito.YopenséenJeanyrecéparaqueMillsnohubieraahondadomuchoensuentrevistaconClarence

Hambly.—¿Habéismiradoentresustratosdenegocios?¿Antiguosclientes?—Nopuedohablarteacercadelainvestigación.—SéquehablasteconHambly—ledije,observandoatentamentesureacciónsinobtenerotraque

el mismo gesto de una boca inflexible y unos ojos que me rehuían—. Sé que estás al tanto deltestamento.Odiríaquehayquincemillonesderazonesparaquemeconsideressospechosodehaberasesinadoamipadre.

—EseHamblyesuncharlatánpresuntuoso.Deberíaaprenderatenerlabocacerrada.Observándola, comprendí finalmente por qué tenía tanta antipatía por los abogados. No podía

intimidarlos,yesolasacabadequicio.—Entonces—lapinché—,¿nosospechasdemí?—Douglasdicequemeolvidedeti.Segúnél,noesposiblequehayasmatadoa tupadre…,no

pordinero.Yyonosoycapazdeencontrarningúnotromotivo.—Peroloshasbuscado.—Sí,loshebuscado.—¿Ypiensasseguirconeso?—Sieressinceroconmigo,leharécasoaDouglas.Porahora.Pero,endefinitiva,setratademi

investigación. Juégamela y caeré sobre ti con tanta fuerza que hasta tus amigos lo pagarán consangre.¿Estáclaro?

—Comoelcristal—respondí—.¿QuémásaveriguasteporHambly?—Intenténodemostrar lodesesperadoqueestabaportenerestainformación.

Millsvolvióaencogersedehombros.—Quetupadreeraasquerosamentericoyque,sitúnolomataste,eresunbastardoconsuerte.—Setrataúnicamentededinero—dije.—Asíes—replicó—.Soloesdinero.—¿Quieressabermáscosas?—pregunté.—Sí.Bueno…Acercadelahora.—Entonces, vayámonos de aquí —dije—. Barbara debe de estar a punto de llegar y no hay

necesidaddeinvolucrarlaentodoesto.—Oh,tendréquehablartambiénconBarbara—dijoMillssignificativamente,paradaraentender

queseguíasiendoellaquienmandaba.—Sí,perodespués,¿vale?Vámonosahora.Conducetú.Sequitólacazadoraylalanzóalasientoposterior.Sucocheolíaalmismoperfumeamelocotón

maduroquerecordabayodelhospital.Teníaloshabitualesaparatosderadiodelapolicíayunrifleencajadoenelsalpicadero.Seoíanvocesporlaradio,queellaapagócuandoretrocedíamoshacialacarretera.Laestudiéporelrabillodelojo,fijándomeensusesposas,elespraydedefensapersonal,

el gancho suelto en su cinturóny la formacomo se le abría la camisamostrandoun sujetadordeencajede tonoclaroquedesentonabaconel restodesuatuendo.Losmúsculos semarcabanensumandíbula y sospeché que preferiría mucho más tenerme bajo custodia que pasearme por lapoblaciónacuentadelerariomunicipal.Penséenloexcelentepolicíaqueeraymerecordéqueteníaqueirconmuchocuidadoenloqueledecía.Ellaestababuscandounaexcusa.

Ya en la calle, giró a la derecha y pasó por delante del parque. Seguimos porMain Street ensilencio,ydespuésdirigióelcochehacialasalidadelapoblación,paraadentrarseporunadeesaslargaseinverosímilmenteestrechascarreterastantípicasennuestrocondado.

—Habla—medijo—.Yno te callesnada.Necesito saber todo loqueocurrió lanoche enquedesapareciótupadre.Noelijaslaspalabrasnilosdetalles.Cuéntamelotodo.

Seguimos,pues,mientrasyotratabadehablarconsumacautela.—¿Porquéteencontrabastúensucasa?—Fueideademimadre.Unacena.Paraintentarhacerlaspaces,supongo.Millsvolviólevementelacabezayapartólosojosdelacarretera.—¿Laspaces…?¿Entrequiénes?—EntreJeanymipadre.—¿Porquéestabanpeleados?—preguntó.—«Pelear» es una palabra demasiado fuerte. Digamos que había cierto distanciamiento entre

ellos.Unadeesascosasqueocurrenentrepadreehija.—¿Porqué,concretamente?Deseabamentirleparaprotegera Jeandel todo,pero temíqueMills averiguaría laverdadpor

otrafuente.Unamentiraenesto tansoloserviríaparadarlemayor importanciaalhecho.Eseeselproblema al que te enfrentas cuandohablas con los policías: que nunca sabes qué es lo que sabenellos.Asíescomoteatrapan,endefinitiva.

—CreoquefueporcausadeAlex.—¿Laamigadetuhermana?—Sí.—¿Noaprobabatupadresurelación?—No.Peroerayaaguapasada.Yahabíasalidoareluciranteriormente.—Tupadrenomencionóatuhermanaensutestamento…—Nuncalacitóenél—dije,mintiendo—.Mipadreteníaideaschapadasalaantiguaconrelación

alasmujeres.—¿Yporquéintervinotumadre?—Estabapreocupada.Ladiscusiónhabíasubidodetono.Millsmanteníalosojosfijosenlacarretera.—¿PegabatupadreaJean?—preguntó.—No.—¿Lepegabaatumadre?—No.—¿Quiénfueelquellamóentoncesporteléfono?—Nolosé.—¡Perotúestabasallícuandoserecibiólallamada!—Yonocontesté.

—Dimequéfueexactamenteloquedijotupadre.Reflexioné.—«Estaréahídentrodediezminutos».Esofue todo loquedijo.Cogióel teléfono.Escuchó.Y

despuésdijoqueestaríaallídentrodediezminutos.—¿Indicóellugar?—No.—¿Noosdijoadóndeiba?—No.—¿Niquiénhabíatelefoneado?—No.Nada.Semarchósinmás.—¿Cuántoratoestuvoalteléfono?Evoquélaescena.—Treintasegundos.—Treintasegundosesmuchotiempo.—Puedeser—asentí.—Entonces…,alguienteníamuchoquedecirle.—¿Qué hay de los registros de llamadas telefónicas?—pregunté—. ¿Conexiones…, números

pin…,todoeso…?—Nohahabidosuerte—seapresuróadecirMillsparanoponerseacomentarlospormenores

delcaso,ycambiórápidamentedetema—.Tienequehaberhabidoalgomás.¿Sellevóalgunacosaconsigo? ¿Comentó algo? ¿Qué aspecto tenía? ¿Se le notaba enfadado, triste…, pensativo? ¿Quédireccióntomó?

Penséenello,deverdadpenséenello.Eraalgoquenuncahabíahechoantes.¿Quéaspectotenía?¿Había algo en la expresión de su cara? Cualquier cosa… Resolución, tal vez. Determinación…,seguro.Eira,sí.Perohabíatambiénalgomás:petulancia,pensé.Elmuybastardoparecíasatisfechodesí.

—Parecíatriste—ledijeaMills—.Suesposaacababademoriryselenotabatriste.—¿Quémás?—insistióMills—. ¿Se llevó alguna cosa? ¿Sedetuvopara recoger algo entre la

llamadaporteléfonoyelmomentoenquesalióporlapuerta?Piénsalo.—Separóparacogersusllaves—dije—.Solosusllaves.Yentoncesrecordé:«¡SantoDios…!Susllaves».Ezradejabasusllavesenuncolgadorjuntoala

puertadelacocina.Unjuegoparasucoche,otrojuegoparasuoficina.Vilaescenacomosiacabaradeocurriresamismamañana.Pasópormilado,fuehacialacocina,extendiólamano…ytomólosdosjuegosdellaves.Yolovi.¡Pensabairalaoficina!Pero…¿porqué?¿Ylohabríahechoantesdequeloasesinaran?

—Noencontramosningunallaveensucadáver—dijoMills.—¿Ningúnrastrodesucocheaún?—pregunté,deseosodedistraerla.Noqueríahablarleahorade

las llaves.Nomientras no supiera lo que todo aquello significaba. ¿Para qué querría Ezra ir a laoficina?Penséensurevólverperdidoypensétambiénensucajadecaudales.Teníaqueabrirla.

—Nopuedohablarteacercadeeso.¿Tuvistealgunaotranoticiadeél?—No.—¿Llamadasporteléfono?¿Cartas?—Nada.

—¿Porquénoinformasteacercadesudesaparición?—Lohice.—Seissemanasdespués—merecordóMills—.Muchotiempo.Esomepreocupa.—Supusimosqueestaríallorandolatragediaenalgunaparte…,intentandoevadirsedetodo.Es

unhombremayor.—Eraunhombremayor.—¿Quéestásinsinuando?—Loque digo es que ni siquiera se presentó en el funeral y que, aun así, no denunciasteis su

desaparición.Esoesmuysospechoso.Notengootrapalabraparacalificarlo.¿Cómoexplicarleaquello?Ezranoestuvoenelfuneralporqueélhabíamatadoamimadre.La

había empujado escaleras abajo, ¡y ella se había desnucado! Yo imaginé que el sentimiento deculpabilidad estaría destruyéndolo. Que tenía el buen juicio de no encararnos a Jean y a mí conpalabras vacías y vertiendo lágrimas de cocodrilo. Porque ni siquiera Ezra era capaz de hacer elpanegíricodelagranmujeralaquehabíamatado.Suponíaqueestaríaborrachoperdidooviviendodebajodeunpuente.Paramí,todoesoteníasentido.Muchísimosentido.

—Eldolorllevaalagenteahacercosasmuyextrañas—dije.Millsmeobservóconojosescrutadores.—Esoprecisamenteesloquenodejoderepetirmeamímisma—dijo—.Sicomprendesloque

quierodecir.Yono sabíaquéera loquequeríadecir,pero suexpresiónmeayudóaadivinarlo.Aún seguía

considerándomecandidatoasospechosodelcrimen.LoqueerabuenoparaJean,teníaqueserbuenoparamí.Peroyonopodría cumplir unapenadeprisión.Memoriría antesdevivir dentrodeunacelda.Medecíaamímismoqueesonoocurriría.Teníaquehaberotramaneradeevitarlo.

—Meparecequeestonosllevaalagranpregunta—dijoMills.Estábamosenelparque.Doblóhacia la calle lateralquediscurrehastamásalládel lagoydetuvoel coche.Yopodíavermi casadesdeallí,ycapté sumensaje.«Noestásencasaaún»—esoera loquemeestabadiciendo—.«Nimuchísimomenos».

Elmotordelcochehacíapequeñosruidosmientrasseenfriaba.Yonotabasusojosfijosenmí:quería observarme a fondo ahora, captar mis reacciones. El interior comenzaba a calentarse porefectodelsol;elairesecargaba,peroyonecesitabauncigarrillo.Meenfrentéasusojoscontodalafirmezaquepude.

—Quierespreguntarmedóndeestuveyoesanoche,¿verdad?—Dameunaexplicaciónconvincente—asintió.Habíallegadolahoradedecidir.Yoteníaunacoartada.Vanessamerespaldaríaencualquiercaso.

Esaverdadrecorriómiinteriorcomounchorrodeaguafresca.Comparadaconeljuicio,laspruebasylaprisión,era lomásvaliosoquehabíaenelmundo.Cualquiercriminalacorraladomataríaporteneralgoasí.Pero…¿queríayoeso?Larespuestaerasí.Lonecesitabatanardientemente,quemeparecíaestarsaboreándoloya.QueríaapartardemíaquellamiradaabrasadoradeMills.Necesitabadormir enmi propia cama y saber que jamás sería el cepo de un convicto. Quería entregarlemicoartadacomounregalo:envueltaenunlindopapelyatadaconungranlazo.

Pero no podía. No hasta que Jean estuviera libre de toda sospecha. Si me absolvieran a mí,volverían a fijarse en ella.Ahurgar profundamente hasta encontrar unmotivopara inculparla delcrimen,yafueralamuertedenuestramadre,eltestamentodeEzra,oelhabersufridounavidaentera

deabusoprepotente.Porcuantoyopodíasaber,JeanhubierapodidomatarloporAlex.Yrecordandoahora lo vivido aquella noche, como lo había recordado tantas otras veces, comprendía que eraprobablequelohubiesehecho.Lohabíaleídotodoensucara:larabiaporlamuertedesumadreylaconsternación por aquella extrema traición. Ezra se había ido, y Jean había marchado de casainmediatamentedespués.Nolehubieracostadonadaseguirlo.Y,comotodosnosotros,Jeanestabaalcorriente de dónde guardaba Ezra su revólver.Motivo, medios y oportunidad: los tres elementosclavedelaacusacióncriminal.Douglasselacomeríavivasilossupiera.Poreso,antesdejugarlacartademi coartada, teníaqueasegurarmedeque Jeanestuviera a salvo.Sin embargo, sentíaunagrandebilidaddentrodemí,undesasosiegoprofundamentearraigadoenmiinterior.Serconscientedeello,porextrañoquepuedaparecer,mehacíamásfuerte.MefijéenMills,cuyorostromostrabarasgosangulososyduros.Vimispropias facciones reflejadasen loscristalesde susgafasde sol,aunquedistorsionadaseirreales:separecíandemasiadoaloqueyosentíapordentro.Asíquetoméunabocanadadeaire,quemediofuerzaparadecirleunamentiramás:

—YaselodijeaDouglas.Cuandomipadresemarchó,yomefuiacasa.PasétodalanocheenlacamaconBarbara.

Algosemovióenlacaradeella,eldestellodeunaexpresióndedepredador,yasintiócomosihubieseoídoprecisamenteloqueestabaaguardandoquedijera.Oloqueesperabaoírdemislabios.Medirigióunasonrisaquemepusonerviososinsaberporqué.

—¿Esoestodo,entonces?—mepreguntó—.Piénsalobien.—Esoestodo.—De acuerdo.—Puso en marcha el motor y me llevó el resto del camino hacia casa—. No

abandoneslaciudad—meadvirtióenelinstanteenqueyosalíadelcoche.—Ja,ja…—Mereí—.¡Estasíqueesbuena!—¿Quégracialeves?—preguntó,altiempoqueexhibíasumismaturbadorasonrisa.Despuésretrocedióporelcaminodeaccesoysefue.Yoencendíunpitilloymequedémirandoel

hueco que había dejado en el camino el coche al marchar. De pronto seme ocurrió por quémeturbabaaquellasonrisasuya:selahabíavistoanteriormenteeneltribunal,justoantesdearrancarleaun abogado defensor, que había cometido el error de subestimarla, la alfombra en que este teníaapoyadoslospies.

13

Recuerdohabertenidouncliente,miprimercasodeasesinato.Yoeraentoncesunjovenidealistay,aunquelocreíaculpable,sentípenaporél.Habíamatadoasuvecinoenunadiscusióndeborrachosporelcaminoquecompartíanambosparaaccederasusrespectivascasas.Nosabíaqueelarmaqueempuñaba estuviera cargada. Solo quería asustarlo: una historia bastante común hasta que vioaparecerunsangrientoagujeroenelpechodelotro.

La vista duró ocho días. Yo conseguí que fuera rechazada la acusación de asesinato, pero eljuradovolvióconunfalloporhomicidio.Amiclientelecayeronsieteañosymedio:unasentencianodemasiadoduraengrandeslíneas.Doshorasdespuésdelveredicto,mellamaronparaquefueraalaenfermeríadelacárceldelcondado.Miclientehabíaingeridodoslitrosdelíquidodelimpiezaenuninfructuosointentodesuicidio.Cuandolleguéallí,losempleadosaúnseestabanriendodelcasoenlaunidaddetratamiento.Lacárcel—meexplicaronentrerisas—tansoloutilizabaproductosnotóxicos.Miclientetendríadeposicionesdecolorverdeduranteunasemana,peroluegoestaríabien.Ocurremuchasveces.Guiño,guiño…¡ja,ja!

Encontréamiclienteenlaenfermería.Estabaenposiciónfetalylloraba,ajenoamíyalvigilantequevelabaporquenorepitierasuintento.Mecostócincominutosmirarloalosojosyotroscincoconseguirquerespondiera.

—¿Noloentiende?—sequejó.Yoestabasinhabla,desconcertado.Noloentendía.—Míreme.Sacudílacabezaparaindicarlequenecesitabaalgomás.Entoncesélgritó,conlasvenasmarcándoseensucuellocomogruesoscables.—¡Míreme!—repitió.Volvílavistahaciaelimpasibleguardia,queseencogiódehombros:—Esunpelma—dijoelguardia—.Mírelo,simplemente.Miclienteeraunhombremenudoybienformado,conlatezclarayunadentadurarectayblanca.

Eraatractivo,talvezapuesto,incluso.Derepente,deunamaneravisceralymorbosa,entendíloquequeríadecir.—Nopuedovolvera laprisión—dijofinalmente—.Antes,memoriré.Memataré—añadióen

tonodepromesa—.Deunamanerauotra.Finalmente,lahistoriasalióarelucir.Yoyasabíaquehabíacumplidoanteriormenteunapequeña

condena.Peroloqueignorabaeraqueotrospresossolíanentrarensuceldadenoche.Avecestresocuatrosolo.Enocasiones,siete.Lodesnudaban,pegabanasuespaldadesnudaelpóstercentraldeunarevistapornográfica,yseibanturnando…,trasmeterleenlaorejaundestornilladorparaasegurarsedequefueradócil.Memostró lacicatrizdeunaúnicaocasiónen laque tratóderesistirse:casisequedósordodeaqueloído.

Melodescribiótodoentrelágrimasysollozosqueconmovíanlasentrañas.Aesoeraaloqueibaavolver.Avecesasesionesquedurabanhorasenteras.

—Nopuedoaguantareso.Nopuedo.AldíasiguientelotrasladaronalaPrisiónCentraldeRaleigh.Dossemanasdespués,consiguió

finalmentematarse.Teníaveintisiete años, losmismosqueyocontabaentonces. Jamás loolvidaré

porque fue la escena de desesperación más desgarradora que yo haya presenciado nunca. Desdeentonceshemiradosiempreelsistemapenitenciarioconalgoparecidoaunafascinaciónmorbosa,sintiéndomea salvodetrás demiportafolios, pero lo suficientementepróximoa él paranopoderolvidarnuncaloquevienlamiradadeaqueljoven.

PoresemotivoMillsmeasustaba.Meaterrorizaba,dehecho.Yoestaba librandounapeligrosapartida con ella, en la que las apuestas eran brutalmente reales. Pero Ezra estaba muerto, con susombratanlamentablementehechajironescomosuspropiascarnes,yahorayoestabacomenzandoaaprenderunascuantascosasacercademímismo.

LeconcedíaMillsdosminutosparadesaparecery,después,memetíenlafurgoneta.Teníaquehablar con Jean, prevenirla acerca deMills. Decirle que tuviera la boca cerrada.Y, si ella nomeescuchaba,conseguirquelohiciera.Deunaformauotra.

¡Poderosaspalabras!Subía todaprisaporMainStreet,perotuvequedetenermeanteunpasoanivelcerradoporlaproximidaddeuntren.Giré,portanto,aladerecha,paraseguirporEllisStreetyatravesarelpuente,coneltrencirculandopordebajodemícomounaruidosaserpientedecarbón.NosabíasiMillshabríahabladoyaconJeanono.Puedequeestuvieradecaminoasucasa,oinclusodetenida por el paso de aquel mismo tren. Así que conduje con solo un ojo fijo en la carreteramientrasmarcabaelnúmerodelteléfonomóvildeJean.Medevolvióunaseñaldeocupado;esperé,yvolvíamarcar.Dosvecesmásobtuvelaseñaldeocupado,peroalatercerasonóeltimbre.Estabaamitaddecamino,circulandoaochentaporunacalledevelocidadlimitadaacincuenta,yelteléfonoseguía llamando. Conté quince timbrazos, pero no hubo respuesta. Lo lancé al asiento e intentécalmarme,peronopodía.Estabaalbordedelpánico.Depronto,latensiónyeltemormevencieron,y encendieronmi rostro como si fuera sudor.Me imaginé a Jean en la cárcel, y supe que no loresistiría;queseríaparaellatanmortalcomolasbalasenlacabezadeEzra.

El tráfico comenzaba a disminuir a medida que me alejaba de las calles más transitadas paracircular por las estrechas, donde las casas disminuían y se convertían en pequeños solares.Habíaniños jugando en las aceras, y tuve que reducir la velocidad por temor a atropellar a alguno. Ibapasandocadavezmáscallessinasfaltaramedidaquemeacercabaalasvíasdelferrocarril.Enlospatios se amontonaban coches que parecían abandonados y la herrumbre marcaba los tejados dechapa ondulada en su segundo siglo de existencia. Los bordillos se deshacían y desmoronaban enruinas,yentoncesmedicuentadequeyaestabaenlacalledeJean.Unchiquillosecolumpiabaenunneumáticocolgadoenelpatiode enfrentede su casaymeobservóconcara inexpresivamientrasarrastraba lospiesporelpolvo.Pordetrásdeélaparecióunrostroenunaventana:dosojosyunatisbodeboca,quesedesvanecieronalpuntotraslascortinasdecolormostazaquetemblaronalsercorridasencuantoyovolvílacabeza.

AparquédelantedelacasadeJeanydesconectéelmotordelafurgoneta.AlexShiftensehallabasentadaenelporchedelantero,echadahaciaatrásenunamecedorayconlospiesenlabarandilla.Desubocacolgabauncigarrillo.Meobservóa travésde susgafas sincristales.Lascomisurasde subocasetorcieronhaciaabajoalvermesalir.Oíaeltrenalolejos,yelvientoagitabalascopasdelosárboles,aunqueyonopodíaverlos.Meloimpedíanlashierbasrastrerasquecrecíanalosladosdelacalle.

Subíparasortearlasycaminéhaciaelpatio,pisando tallosbajomispies.Alexnoapartóniunmomentosusojosdemí.Cuandoestuvemáscerca,viqueteníaunanavajaenlamano,conlaquesededicabaatallartranquilamenteuntrozodemadera.Estabadespeinada,conloscabellosapelmazados

enpequeñosmechonesy los firmesmúsculosde susbrazos semovíanmientras tallaba.Seplantódelantedemíantesdequeyosubieralaescalera,descalzayluciendounosestrechosydescoloridostejanos.

—¿Quéquieres?—mepreguntó.—¿Porquénorespondesalteléfono?—lesolté.—Tengoidentificadordellamadas—dijo,ysonrióconfrialdad.Puseunpieenlaescaleraymedetuve.Susonrisasetransformóenunamuecacuandocerróla

hoja de la navaja y se lametió en el bolsillo, como sime dijera que no la necesitaba para lidiarconmigo. Se reclinó contra un pilar del porche y yo tuve entonces una abrumadora sensación dedéjàvu.

—NecesitohablarconJean—dije.—TúsiemprenecesitashablarconJean.—¿Estáaquí?Esimportante.—Sehaido—replicóAlex.—¿Atrabajar?Alexseencogiódehombrosydesviólamirada,mientraselhumodelcigarrilloascendíaenel

airealrededordesucara.—¡Malditasea,Alex!¿Estáeneltrabajo?Ellameobservódearribaabajoymehizouncortedemangas.Salióentoncesdemigargantaun

sonidoirreconocible,yalmomentomevihaciéndolaaunladoyentrandoenelinteriordelacasa.Nomesiguió,yesomesorprendió,porquehabíaesperadoresistencia.

Lapuertasecerródegolpeamiespalda.Erauninteriorsombrío,enelqueelaireestabarancioyolíaacol.LavozdeAlexmesiguió:

—Miratodoloquequieras.Peroesonocambiarálascosas.Jeannoestáytampocoteayudaráennada.Asíqueechaunvistazoylárgateenseguida.

Lashabitacioneseranpequeñas,de techosbajos; losmuebles,viejosydesvencijados.Memovíporelcombadopisoalaluzquesefiltrabaporlassuciasventanasycaíasobremispiesylaraídamoquetaverde.Pasépordelantedeltelevisor,viencimadeélunafotografíaenmarcadademimadreyproseguíhasta la cocina, sinperder el tiempoenmirar si había alguna fotomíaodeEzra.Loscacharrosestabanalineadosenlarejilladelescurridorparaquesesecaran;vidossillas juntoa laestrechamesaquehabíadebajodelaventanaquedabaalpatiotraseroyhuellasenélquelorecorríanyseperdíanalolejos.Enelalféizarhabíaunavioletaafricana,cuyoscapullosponíanunabrillantenotadeexóticocolor.

Llamé a Jean a voces, aunque sabía ya que Alex no me había engañado: me lo decía ya lasensacióndeunacasavacía.Miréeneldormitoriosinningunaesperanzaya,yvilacamaindividualpulcramentehecha,elmontóndecatálogosperfectamenteapiladosquehabíaenlamesilla,lanovelavueltaparaabajoyelvasodeaguasobreelposavasos.Recordécómosolíairasentarmeyoporlanoche junto a la camade Jean para charlar los dos de nuestras cosas de niños.Ya entonces poníasiempreunposavasosenlamesilla.Decíaquelamadera,comolaspersonas,necesitabaprotección.Ahoraentendíaqueestabahablándomedesímismamásquedelamesilla.Nolahabíaentendido…,noenaqueltiempo.

De pronto la eché de menos. No el pensamiento de ella, sino la intimidad que en otra épocahabíamoscompartidocuandoelmundoeramáspequeñoycompartirlossecretoseraalgomásfácil

dehacer.Apoyémisdedosen lamesa,miré lahabitaciónamialrededorymepreguntési lasdoscompartiríanrisasallí,sihabríagozoensusvidas.Esperabaquesí,pero lodudaba.Alexera todaellacontrol.YJeannecesitabadirección,lanecesitabadesesperadamente,yseguiríaacualquieraqueselaseñalara.

Busqué algún indicio de nuestro pasado compartido, algo revelador de que aún pensaba enaquellostiemposoquelosechabademenos,peronohabíanada.Misojosrecorrieronlasparedesdesnudas, los estantes de libros, y volvieron después a la cama.Me di la vuelta para irme en elmomento en que el tren pasaba de nuevo tan cerca que hacía vibrar la casa; vomitó su luctuosolamentoysefue,comoapagandolosrecuerdosdelainfancia.

Estabacasien lapuertacuandolodescubrí.Medetuve,di lavuelta, regreséa laaltayestrechalibreríaquehabíaenelrincón,ymeagachéconlasrodillastemblándomecomolasdeunanciano.Encajadoenelrincónmásbajodelaestantería,casiescondidoallí,habíaunmanoseadoejemplardeElHobbit,deTolkien:elregaloquelehabíahechoaJeancuandocumpliónueveaños.Teníalatapaarrugada,ellomorotoyfrágilbajomisdedos.Lehabíaescritounadedicatoriaenlasegundapágina.Aúnlarecordaba:«ParaJean…,porquelospequeñostambiénpuedenviviraventuras».Abríellibro,perofaltabalasegundapágina.Rota,talvez,odesprendida…,nopodíasaberlo.

Volvíacolocarcuidadosamenteellibroenelestante.FueraencontréaAlexensumecedora.—¿Satisfecho?—mepreguntó.Meesforcéendominarme.IrritandoaAlexnoconseguiríaloquenecesitaba.—¿Sabescuándovolverá?—inquirí.—No.SaquédemicarteraunatarjetayselatendíaAlex.Ellalamiró,peronohizoademándetomarla,

asíqueladejéenlabarandilladelporche.—¿QuerrásdeciraJeanquemetelefoneecuandolaveas?Elnúmerodemimóvilestáabajo.—Noquerrállamarte,peroselodiré.—Esimportante,Alex.—Yadijisteeso.—Porfavor,díselo.—Alexjuntólasmanospordetrásdelacabeza,ylaapoyóenellas—.Sime

llama,notendrénecesidaddevenirotravezamolestarte—dije—.Piensaeneso.—¿Dequévalacosa?—preguntó.—EsalgoentreJeanyyo—respondí.—Loaveriguarédetodasformas.—Yasupongo,peronopormí.—Bajédelporche,mevolvíyseñalélatarjetaquehabíaquedado

sobrelabarandilla—.Eselnúmerodemásabajo.—Sí,sí.Caminéporelpatio,deseosodealejarmedeAlexydesucalladaautosuficiencia,peroentonces

oíelclicdelanavajaalabrirseyelsonidodeunarisita.—En cualquier caso, ya sé de qué va —dijo Alex. Yo seguí caminando, harto de sus

impertinencias.Estabayacasijuntoalafurgoneta—.«Tienesderechoapermanecerensilencio…»—dijo,yyomequedéhelado.

—¿Quéhasdicho?—pregunté,ydiunpasoparaalejarmedelafurgoneta,balanceandolasllavesenlamano.Susonrisasepropagabacomouncáncer.

—«Todocuantodeclarespodráserutilizadoentucontraenuntribunal».—Estabadepie,conlasmanosapoyadasenlabarandadelporcheylascaderascontralamadera,inclinadahaciaelexterior,provocativa. Fui hacia ella y se inclinómás aún, con la boca abierta y los ojos brillantes: estabadisfrutando.

—«Sinopuedespagarunabogado,seteasignaráuno»—añadió,ydespuéssoltóunacarcajada,nosésiporlaexpresióndemicaraoporsupropiaocurrencia.Talvezporambas.

—¿Dequédemoniosestáshablando?—pregunté.Me miraba desde arriba, obligándome a mí a mirarla desde abajo. Fue un momento que se

eternizó.—Havenidoavernosciertaseñorita.Unamujermuycuriosa,porcierto—dijofinalmente—,que

queríavernosamíyaJean.—¿Cómo?—Sí…,unamujermuyatractivaymuycuriosa.—Esperabaqueyodijeraalgo,peronopodía

hacerlo—.Unamujermuybien…dotada.—Mills—dijeyo.Elnombreseabriópasoatravésdemislabios.—Teníaunmontóndedivertidaspreguntas—comentóAlex.Yo ya sabía que Alex estaba jugando conmigo, que lo pasaba en grande viendo cómo se me

retorcíanlastripas.Peroyomeencogíaporefectodeunaterriblesensacióndefracaso,dedesgraciainminente.DeberíahaberhabladoconJean inmediatamentedespuésde saberquehabíanhalladoelcadáverdeEzra.Deberíahaberlaprevenido,haciendoporunavezbuenusodemisconocimientosjurídicos.PeroaqueldíaenPizzaHuthabíatenidomiedo:miedodequequisieraalejarse,alejarsedemíparasiempre.Miedodeveryolaverdadensusojos:queeraellaquienlohabíamatado.Miedodequemis sospechas seconvirtieranenuna realidad irrevocable.Miedodeno sabercómovivir coneso.Después,habíaoptadoporemborracharmedurantedíasyabandonarmealaautocompasión.Nohabíadichonaday,conello,habíaabiertolapuertaaldesastre.¿QuélehabríadichoJean?¿Hastaquéextremohabríallegadomihermanamientrasyomerevolcabaenlapozademiapestosomatrimonioymalgastabamivida?Notaba el saborde ladesesperación como si fuerabilis.PeroMillsno eratonta.PorsupuestoteníaqueinvestigaraJean.

—Preguntasacercadeti—puntualizóAlex.Notéquerecuperabaciertacalmaenmiinterior.—¿Porquémeodiastanto?—lepregunté.—Yonoteodioenabsoluto…Es,simplemente,queteinterponesenmicamino.—Nopiensasdecirmeloquenecesitosaber,¿verdad?AcercadeMills.—Comodijistetúantes,esoescosatuyaydeJean.Noté en su cara que ya se había despachado a gusto. Había dicho la última palabra, y eso la

contentaba. Se repantigó en sumecedora, tomó el pedazo demadera que estaba tallando y señalóhaciamifurgonetaconél.

—Vete—medijo—.LediréaJeanquehasestadoaquí.Mealejéynovolvíamiraratráshastaqueestuvedentrodelafurgonetaconelmotorenmarcha.

Ellanolosabía,peromehabíadadoalgo;muchomásdeloquepretendía:mehabíadichoqueyomeinterponía.EsosignificabaqueJeantodavíaestabapreocupadapormí,deunamanerauotra,locualeramejorquenada.

LlaméaPizzaHutmientrasconducíaymedijeronqueJeannoestabatrabajandoallíporquetenía

el día libre. Dediqué la hora siguiente a dar vueltas por la ciudad buscando su coche.Miré en elcentro comercial, en los aparcamientos de los cines y en las bollerías.No estaba allí. Finalmente,desesperadoperosereno,telefoneédenuevoasucasa.Norespondiónadie.

AlascincodelatardemarchéhaciaCharlotteparaencontrarmeconHankRobins.EltráficoenlaI-85 era inusualmente fluido, y cubrí la distancia en un tiempo excelente.Hacia las seis estaba yacómodamente instaladoen labutacade cuerodeun reservadoen laparte traseradel bar.El lugarestaba en penumbra y se oía una música suave de fondo que sonaba vagamente a celta. Junto alcenicerodecristalencontréunpaquetemediadodeGitanes;saquéuncigarrillodeél,arranquéunfósforo,loprendíydejécaerelpaqueteenlamesitademaderalacadamientraslacamarerasemovíaentrelasmesas.AlgoensuformadecaminarmerecordóaJean.Lasonrisaquemeofreciórevelabacansancio.NecesitabaunManhattan,algofuerte,peroenlugardeesopedíunacerveza,unaBeck’s.

A efectos prácticos, aquel reservado era solo mío, así que me dediqué a beber mi cerveza yformaranillosdehumoatravésdelconfusohazdeluzqueiluminabamimesadesdearriba.

—Muybonito—dijounavoz,yHankRobinsocupóunabutacadelreservadoenfrentedelamía.Señalólosrestosdelanillodehumoqueacababadeformar—:Tehasalidoperfecto.

—Llegastarde—ledije.—Demándame.Tomómimanoymelaestrechóconfuerzaunpardeveces,sonriendoatravésdelhumo.—¿Cómo estás,Work?—preguntó, y siguió sin esperarmi respuesta—:Lamentomucho todo

esto.Séquetienequesermuyjodido.—Puesnosabesnilamitad.—¿Tanmaloes?Meencogídehombros.—¿Quéhayquehacer aquíparaque le sirvanaunounabebida?—preguntó,y a continuación

levantóeltonodesuvoz—.Camarera.Dosmás.Hankeraunanacronismo.Medíaaproximadamenteunmetrosetentadeestaturaynopesaríamás

desesentaycincokilos,peroeraelhombremásvalientequeheconocidoenmivida.Yonolohabíavistopersonalmente,perodecíanqueselashabíatenidocondostiposquelodoblabanenestaturaypeso,yloshabíapuestofueradecombate.Teníaloscabellosmorenosyespesos,unosalegresojosverdesyundienteincisivomellado.Lasmujeressepirrabanporél.

Habíamostrabajadojuntosenunadocenadecasos,ymeconstabaqueerabueno.Nosllevábamosbien porque a ninguno de los dos nos engañaba la ilusión: éramos realistas, aunque él se lasarreglaba para hacerlo como si nada le importara un carajo. Para Hank, el mundo jamás tendríasentido,asíqueseadaptabaaél.Nadalosorprendía,aunquesabíaencontrarhumorencualquierparteadondemirara,yyoloadmirabaporeso.Elmundoqueyoveíaera,másbien,undesastre.

Nuestracamarerasepresentóalpococonbebidasylamismasonrisadecansancio.TeníalosojosfijosenHank,loquemepermitióestudiarla.Cuarentaytantosaños,conjeturé,derasgosmarcadosyuñasmordidas.

—Gracias,muñeca—ledijoHankaltiempoquelededicabaunadesusdeslumbrantesymelladassonrisas.

Elpiropodiolaimpresiónderesultarleembarazoso,perosealejócaminandoconunpasomásvivo.

—¿Noseenfadannuncacontigo?—lepregunté.

—Sololasmásinteligentes.Sacudílacabeza,dubitativo.—Eh—medijo—.Atodaslesgustaunpiropo.Esunaformabaratadehacerdeestemundoun

lugar mejor. —Bebió unos sorbos de su cerveza—. Bueno…, ¿qué te pasa? Te noto hecho unamierda.

—¿Dóndeestámipiropo?—Quisesaber.—Esehasidotupiropo.—Gracias.—Enserio,hombre…¿Cómoestás?Deprontosentípesadosmispárpados.Noconseguíalevantarlavistadelabotellaquemirabacon

tantaatención.LapreguntadeHanknoteníarespuesta.Porquenadienecesitabasaberlaverdadacercadecómomesentía.

—Voytirando—dijefinalmente.—Apuesto a que te cansa dar esa respuesta —observó, dándome a entender que sabía

perfectamentequeyonopensabaengañarle.Despuéssonrióparamostrarmequeseconformabaconloqueledecía—.Pero,sicambiasdeidea…

—Gracias,Hank.Teloagradezcodeveras.—Hablemosdetrabajo,entonces.Supongoquequieresqueteayudeaaveriguarquiénmatóatu

padre.Lasorpresadebiódepintarseenmicara.Pero,por supuesto,eramuy lógicoquepensaraeso.

Deberíahaberlovistovenir.Ahorateníaqueiryoconmuchocuidado.Hankyyoéramoscolegasyocasionalescompañerosdecopas,peronoteníaniideadehastadóndellegaríasulealtadhaciamí.Ahoraseleveíaclaramentedesconcertado.

—Jamásquisemuchoamipadre—dije—.Lospolisnosoncapacesdeentendereso.—Comprendo—dijoHankdespacio;tambiénaéllodesconcertaba,peronoqueríainsistirenel

tema.Tamborileócon losdedos sobre lamesa—.Entonces…—Aguardóaqueyocompletara lospuntossuspensivos.Ylohice.Comobuenamentepude.Tardéunrato,peroleexpliquétodoloquenecesitabadeél.

—¡Señor…!—exclamó—.Nosabíaquetuvierastanbuenconceptodemí.—¿Puedeshacerlo?—lepregunté.—¡Ojalápudieradecirtequesí,peronomeesposible!Quieresqueaverigüequiéntelanzóesa

butacaescalerasabajo,ynotelocensuro.Peroyonosoyningúntécnicoenhuellasdactilaresynotengoaccesoalsistemaautomáticodeidentificaciónyaotrosbancosdedatospoliciales.Loquetúnecesitasesunpolicíayaunprofesionaldelanálisisdelescenariodelcrimen.Esoestáfuerademicompetencia.

—Lapolicíanoseentretendráeneso—ledije—.Nomecreen,yyo,pormiparte,tampocoestoysegurodequererinsistirles.

—Entonces…,estásbienjodido,muchacho.Losiento.Meencogídehombros.Surespuestanomesorprendióenrealidad.Peroteníaquesaberquiénera

elresponsabledeaquello.Habíaocurrido,yhabíaocurridoporalgunarazón.TalveztuvieraalgoqueverconlamuertedeEzra,otalvezno,peroencualquiercasoeraimportante.

—¿Quémedicesdelodeabrirlacajadecaudales?—pregunté.—Paraesonecesitasuncerrajerooundelincuente,yyonosoynilounonilootro.

—Pensabaquequizá…—¿Qué?¿Quequizáconocieraaalguno?—Asentí—.Puesmira…,sí.Peroestáenlacárcel.De

diezadoceaños.¿Porquénoempleasauncerrajero?—Porquenoséquéhayallídentro,ytampocoquieroquelosepaunextraño.Noconlapolide

pormedio.—¿Esperasencontrarelrevólver?Asentí.Sielarmaestuvieraenlacajadecaudales,entoncestalvezfueraposiblequeJeannolo

hubieramatado.Ysinolohabíahechoella…,yopodíalibrarmedeaquellaprueba.Apartedeque…¿quiénsabíaquéotrossecretosescondíaEzraenaquellacaja?

—Lolamento,Work…tengolasensacióndeestardefraudándote.Perotodoloquepuedodecirteesunacosa:elcomportamientodelagenteesmuypredecible.Cuandolaspersonastienenquefijarlacombinación de una cerradura de seguridad, emplean normalmente números que son importantesparaellos.Deberíaspensareneso.

—Loheintentadoya.Heprobadoconnacimientos,númerosdelaseguridadsocial,númerosdeteléfono…

Hanksacudiólacabeza,peroelcentelleodesusojoseraamable.—Hedichopredecibles,Work,noestúpidos.Piensaentupadre.Imaginaquéeraimportantepara

él.Talveztendrássuerte.—Talvez—repetíyosinconvencimiento.—Mira,muchacho…Lamentohabertehechoperdertutiempo.¡Ojalápudieraayudarte!—Bueno…,hayotracosamás—ledije—.Espersonal.—Lascosaspersonalesmevan.—Bebióungrantragodecerveza,esperando.—TienequeverconJean.—Tuhermana.—Sí.—Lecontéentoncesloquedeseaba.Sacópapelypluma.—Deacuerdo—asintió—.DimetodoloquesepasacercadeesaAlexShiften.Leexpliquétodoloquesabía.Poco,enrealidad.Élsemetióelpapelenelbolsillodelacamisajustoenelmomentoenquedosmujerestomaban

asientoenelbar.Eranveinteañeras lasdos,yambasatractivas.Nosmiraronyunadeellas saludóimperceptiblemente.Hankdevolvióelsaludo,peroamínomeengañó.

—¿Hasmontadotúesto?—preguntéseñalandoalasmujeres.Susonrisalodelatóantesdedecirnada:—Penséqueiríabienparaanimarteunpoco.—Bueno…, te lo agradezco. Pero ya hay bastantes mujeres en mi vida ahora. Una más es lo

últimoquenecesito.—Comencéasalirdelreservado,peroélmedetuvosujetándomeelbrazoconsumano.

—Estanotienenadaquehacerentuvida,Work.Soloentuspantalones.Créeme.—Graciasdetodosmodos.Talvezenotraocasión.Hankseencogiódehombros.—Hazloquetúquieras.Peroescuchaunacosaantesdeirte.—Suvozeragraveyseria—.Ten

cuidado,¿vale?Estecasovaadarmuchoquehablaren losperiódicos, inclusoaquí, enCharlotte.Quienestémetidoenél,novaaandardepuntillas.Asíquevigilatutrasero.

Pensé por un instante que quizáme habíamostrado indiscreto: que había revelado demasiadas

cosasyqueélsehabíaformadounaideageneraldelasunto.Peroensusojosnohabíanadamásqueunsencillodeseodequetodosalierabien.

—Loharé—prometí,ydejésobrelamesaunbilletedeveintedólares.—Eh,hombre…Metocabaamí…—Págalesatusamigasunarondaenminombre.Yahablaremosmásadelante.Fuera,eldíamoríalentamenteenuncrepúsculovioleta,cuyoalientoeralabrisaquerecorríalas

callescasivacías.Unafinacuchillanaranjamarcabalasoscurasnubes,quesedifuminabanmientraslasmiraba.Sentíbajomispieselcalordeldíaatrapadoenelsuelodehormigón;mehizopensarenelinfierno,comosiseenfriaraamedidaquelopisaba.

Si tenía que rescatar a Jean, tenía que salvarla de todo…, lo cual significaba que tendría quevérmelasconAlex.Paraeso,necesitabainformación.YahíentrabaHank.NecesitabaquehurgaraencualquierverdadquehicieralatiraAlex.JeanamabaaAlex.Deacuerdo.Pero…¿quéqueríaAlexdeella?Pormuchoquemeesforzara,nolograbaencontrarningunacapacidadparaelamorenAlex.Y,sinembargo,Alexveíaalgoenmihermana.Soloqueríaasegurarmedequeesealgonofueranadamalo.

14

De nuevo en la interestatal, conduje la furgoneta todo lo aprisa queme fue posible, y cuarentaminutos después circulaba otra vez por su calle.Las farolas estaban fundidas o rotas, pero vi quesalíaundestellodeluzdedebajodesusventanas.Descendídelafurgonetaenelmomentoenqueseoíaelladridolejanodeunperroyelcricridelosgrillosenlamalezaquecrecíaalosladosdelacarretera.Dealgúnlugarllegabaelsonidodeuntelevisor.Subílosbajospeldañosqueconducíanasuporcheyatisbéatravésdelaestrechaaberturadelascortinas.Lahabitacióndelotroladoestabaaoscuras,perovialasdosenlacocina,sentadasalamesa.Jeanmedabalaespalda,ylacaradeAlexeraapenasunaimagenconfusaqueseentreveíaporencimadesuhombro.Habíavelasenlamesa,cuyo cálido parpadeomovía las sombras, y escuché la risa de Jean. ¿Quién era yo para juzgar aAlex?Yonohabíaoídoreíramihermanadesdeaquellanoche,hacíamuchotiempoya,enlaquesumaridosaliódecasaconlacanguroysumundosedesvanecióenunáreadedescansodelaI-85.

Casiestuveapuntodeirme,perohabíauncadáveryciertamenteMillsnodescansaría.Llaméalapuertayalmomentocesaronlasrisasyoícómomovíanlassillas.ApenasuninstantedespuésteníafrenteamíaJean,queabríalosojosypronunciabaminombre,sorprendida.Alex,asuespalda,meobservóconcaradeirritaciónypasóunbrazoporelcuellodeJeanparaabarcarleelhombroconsuslargosyfinosdedos.

—Hola,Jean—dije—.Lamentomuchoveniramolestaros.—¿Quéhacestúaquí?Laexpresióndesucaranoteníaladurezadelaúltimavezquehabíaestadoyoallí:pudeverlo

consolodarunamiradaalosbrillantespuntosnegrosqueAlexllamabapupilas.—¿NotehadichoAlexquehevenidoantespreguntandoporti?—Jeansevolvióhaciaellayyo

notéqueAlexlaagarrabaconmásfuerza.—No—dijoJean,indecisa,volviendolacabezauninstanteantesdevolveramirarme—.Nome

lomencionó.Mimiradaoscilabaentreambas,pasandodelapalidezdelacaradeJeanaloscrispadosrasgos

delrostrodesuamante.Jeanteníalosojoshúmedosymeparecióoleravino.—¿Puedoentrar?—pregunté.—No—replicóAlexantesdequeJeanpudieradecirnada—.Yaesmuytarde.JeanrodeóconlamanoelbrazodeAlexyapretó.—No—dijo—.Estábien…Puedeentrar.—Mededicóunamediasonrisa,quemehizosentiruna

oleadadegratitud.—Gracias.—Entré en la casa, oliendo al pasar junto a ella el perfume queAlex llevaba. Jean

encendiólaslucesymedicuentaentoncesdequellevabapuestounvestidolargoylápizdelabiosdecolorrosapálido.NotéqueAlexlucíatambiénunvestidolargo.Lacasaolíaaúnacomida.

—¿Llegoenmalmomento?—pregunté.Jeandudó,peroAlexseapresuróallenarelsilencio.—Celebramosunaniversario—dijo,ehizounapausacomodandolugaraqueyopreguntara—.

Dosañosjuntas.—MoviódespuéslamanopordetráshaciaelcuellodeJean.Suactituderaclara,asíquemedirigíaJean.

—Tengo que hablar contigo. Es importante.—Vi una sonrisa despectiva en la cara deAlex, y

pensé en sus palabras desafiantes cuando había estado allí la vez anterior—. Sé que no es buenmomento,perononosllevarámuchorato.

AlexsoltófinalmenteaJeanyfueasentarseenelsofá,conlasmanosdetrásdelacabezayunaexpresiónexpectanteenlosojos.

—Megustaríahablarasolascontigo—dije.La mirada de Jean fue del uno al otro, mostrando una confusión que la hacía vulnerable. Yo

recordéentoncesque,cuandoéramosniños,siempreestabadeseandoiracualquierparteconmigo.—Deberíaishablaraquí—ledijoAlexaJean.—Deberíamos hablar aquí—repitió Jean, y vi cómo se sentaba juntoAlex y lamanera como

apoyabasucuerpocontraeldeella—.¿Dequéquieresquehablemos?—Eso,Work—meinstóAlex—.¿Dequéquieresquehablemos?—Bailaba la risaensusojos.

«Tienesderechoapermanecerensilencio».Yo trataba de encontrar el mejor enfoque, la mejor manera de plantear aquella cuestión tan

delicada;perotodaslasfrasesensayadas,todaslasbrillantesideasquesemehabíanocurridodurantemiviajedeidayvueltaaCharlotte,sesecabanylasbarríaelvientocomosifueranpolvo.

—Notienesquehablarconlapolicía—dije.Ellasepusotensa,alarmada,ysevolvióamiraraAlex—.Enrealidad,seríamejorquenolohicieras.

—No sé a qué te refieres —dijo trabajosamente, como si su boca intentara encontrar otraspalabras—.¿Lapolicía?¿Dequéestáshablando?—Parecíaasustada,nerviosa,vivadeprontoenelsofá. Alex le puso una mano en la pierna y se calmó visiblemente. Luego, como si aceptara loinevitable,exclamó—:¡Oh…!¿TerefieresaladetectiveMills?

—Así es—asentí—. Es la detective que está al frente de la investigación por el asesinato denuestropadre.Deberíamoshaberhabladodeestoantes…Soloquieroqueentiendascómofuncionaesto.Cuálessontusderechos…

Jeanmecortocomosiaquellolasacaradequicio.—¡Noquierohablardeesto!¡Nopuedohablardeesto!—dijolevantándosedelsofá.—Yono…—LadetectiveMillsdijoquenohablaradeestoconnadie.Dijoqueteníaqueguardarsilencio.Suactitudmeextrañóymepreocupó.—Pero,Jean…—empecé.—Noledijenadaacercadeti,Work…Deveras.Mehizounmontóndepreguntas,peroyonole

dijenadaacercadeti.FueAlexquienhablóenelsilenciodemiconsternación.—Díselo,Jean.Eselverdaderomotivodesupresenciaaquí.—¿Dequéestáishablando?—pregunté,yJeanmemirócomosifueraunextraño.Abriólaboca

ysuslabiosbrillaronconlasalivadesulengua.—Millsestáconvencidadequefuistetúelautordelasesinatodetupadre—dijoAlex—.Deeso

vinoahablarnos.PiensaquetúmatasteaEzra.—¿Esoesloquedijo?—Nocontantaclaridad,perosí.—¿Quécontóexactamente?—insistí.TeníalosojosfijosenAlex,perolapreguntaibadestinadaaJean.Alexnopronunciabapalabra,y

Jeandabalaimpresióndequererescabullirsecadavezmás.Asintióvariasveces.

—Nopuedohablartedeesto—dijo—.Nopuedo.Deverdadquenopuedo.Vique tenía losojos llenosde lágrimas.Parecíapresadelpánicoe ibadeun ladoaotrode la

habitacióncomounanimalenjaulado.—Estábien,Jean—ledije—.Todovabien.—¡No!—gritó—.Noestábien.—Tómateloconcalma.—Papá está muerto, Work. Está muerto. Asesinado. Mató a mamá y alguien lo mató a él.

Alguien…,alguien…—Suvozseperdíajuntoconsusojos,querecorríanelsuelosinrumbo.Dejóde caminar y empezó amecerse, con los dedos entrelazados y pálidos por la presión de los unoscontralosotros.

AlmiraraJeanyobservarlapalidezdesurostro,aceptéfinalmentequeeraciertoelpeordemistemores:queellahabíamatadoaEzra.Queeraellaquienhabíaapretadoelgatilloyquelaconcienciadeaquelhecholaatormentaba.Sumenteibaaladeriva,sintimóntrasunosojosqueexpresabanunhorror indescriptible. ¿Cuánto tiempo llevaría así? ¿Habría ido ya demasiado lejos para poderrecuperarse?

Meencontréamímismoponiéndomeenpieyalargandoelbrazoparaofrecerleelconsueloquepudiera.Letoquéelhombroysusojosseabrieronmuygrandesyblancos.

—¡Nometoques!—dijo—.¡Queningunometoque!—Jean…—leimploré.Aún tenía húmedos los ojos, vidriosos bajo la débil luz de las bombillas. Retrocedió hacia su

dormitorioypusolamanoenlapuerta,comodecididaacerrarla.—Papádecía siempreque lohechono tenía remedio,y enesas estamosahora.He recitadomi

papel,Work.Nolehedichoaesamujernadaacercadeti.Peroahoravetedecasa.Lohecho,hechoestá.—Unruidoextraño,mitadrisa,mitadsollozo,escapódesugargantacomoungorgoteo—.Papaestá muerto…, y lo hecho, hecho está. —Sus ojos dejaron de mirarme para fijarse en Alex—:¿Verdad,Alex?—le preguntó—. Es así, ¿no?—Aún tenía una expresión terrible cuando cerró lapuerta.

Mesentíaturdido,conlaspalabrasdeJeanresonandoenmicabeza.Suspalabrasyaquellacaraquejamáspodríaolvidar.MedisponíaairhaciaellacuandonotélamanodeAlexsobremihombro.LapuertadelacasasehallabaabiertayAlexmelaindicaba.

—Novuelvas—medijo—.Lodigoenserio.Señaléconunademándeimpotencialapuertaporlaquehabíadesaparecidomihermana.—¿Quélehashecho?—pregunté,sabiendoque,porunavez,nopodíaculparaAlexdeaquello,

perosinqueaquella injusticiame importara.Dejécaerelbrazo,sin fuerza—.Jeannecesitaayuda,Alex.

—Nodeti.—Nohaynadaquepuedasdecirohacerparainducirmeaabandonarla—insistíymeacerquémás

aella—.Olaayudastú,oseréyoquienlohaga.¿Estáclaro?Alexnocedióyyonotélapuntadesuíndiceclavadaconfuerzaenmipecho.—¡Aléjate de Jean! ¡Mantente lejos de nosotras y de esta casa! —me espetó, con la cólera

inflamandosusojos—.¡Tú…!—dijo,golpeándomedenuevoconelíndice—,¡túereselproblema!Estábamosfrenteafrentelosdos.Habíaquedadotrazadaunalíneaentreambos,peroensusojos

vibrillarundestellode lahorribleverdad.Yoera elproblema.No todoelproblema,pero síuna

parte.Podíapercibirelamargoregustodelaculpa.—Estonoacabaaquí—ledije.—¡Vetealamierda!—mereplicó.Porunaveznodiscutí;salíensilencioalairesuavedelanoche.Lapuertasecerróconunruido

metálicoyoícómocorríaelcerrojo.Yaenelexteriordelaverja,mesentíterriblementesolo.Merefugiéenelsilenciouterinodelafurgonetay,conlosojosfijosenlacasaaoscuras,reviví

losmomentosdelprogresivodeteriorodeJean.¿Cuántotiempopasaría—mepregunté—hastaqueintentaraquitarse lavidadenuevo?Las señalesprecursoras estabanallí, yunaparteoscurademimenteproferíapalabrasdepesadilla.

«Alaterceravalavencida».Yyotemíaqueaquellofuerasolocosadetiempo.Girélallavedecontactodelafurgoneta,yelmotormecontagiósuvibracióndentrodemí:noté

sutartamudeoenmicorazóncomolaverdaddeloquehabíaaprendidoaexprimir.Yanocabíanmáspreguntas: Jean lohabíamatado.Mihermanapequeña lehabíametidodosbalas en la cabezay sehabía idodejandoquesepudrieraallímismo.LaspalabrasdeJeanresonabanenmicabeza—«Lohecho,hechoestá»—,yyosabía,ahoramásquenunca,que recaeríasobremí la tareadesalvarla.Nuncapodríairaprisión.Esolamataría.

Pero…¿quérumbopodíatomaryo?¿CómoimpedirqueMillssumaradosydos?Nosetratabadeunacuestiónaritméticafácil,yamítansolosemeocurríaunaformaderesolverla:hacerquelosojosdeMillssefijaranenmí.CorreríalasuertedeJean,siteníaquehacerlo;peroeseseríasoloelúltimorecurso.

Teníaquehaberotramanera.

Cuando llegué al aparcamiento de delante de mi casa, me di cuenta de que no podía recordar eltrayectoquemehabíallevadohastaallí.RecordabahaberestadoenlacasadeJeanyahoraestabaallí.Unparpadeo,yaotracosa.Paraespantarsecasi.Giréparatomarlacallelateralquecorrejuntoallago,haciamicasa,yvientoncesunacamionetaaparcadaenlaacera,decaraalaslucesdemicasa.Mientrasmeacercaba,lareconocí.Frenéamitaddecamino.EraladeVanessa.Seguíhastaponermeasuladoymedetuve.Cerré la llavedecontacto.Lavia travésdelcristalde laventanilla,conlasmanosaferradasalapartesuperiordelvolanteylacabezaentreellas,comosiestuvieradormidaorezando.Sisediocuentadequeestabaallí,no lomanifestó,yduranteunos largossegundospudeobservarla,conscientedemipropiarespiraciónenelsilencio.Despuéslevantólacabeza,despacio,comoaregañadientes,yvolviósurostrohaciamí.Enlaoscuridadreinante,erapocoloquepodíaverdeella:sololoesencialdesusrasgos,quetanbienconocía.Bajéelcristaldemiventanilla.

—¿Quéestáshaciendoaquí?—lepregunté.—Mehasasustado—respondiósecamente.—Nohequeridohacerlo.Se le escapó un sollozo y me di cuenta de que había estado llorando; observando mi casa y

llorando.—Recibí tumensaje—medijo—.Pensabaquenecesitabaverte,pero…—Hizoungestocon la

cabeza endirección a la casay, por primeravez, noté quehabía coches extraños en el caminode

accesoyqueteníantodoslaslucesencendidas.Vanessaseenjugólasmejillasymedicuentadequelahabíahechosentirseavergonzada.

—¿Pensaste…?—empecé.Por espacio de un minuto, que pareció larguísimo, no dijo nada. Un coche se metió por la

carretera,ylaluzdelosfarosperfilólabellezadesucara.—Mehicistedaño,Jackson—dijo.Unapausa—.Nocreoquepuedadejarquemehierasasíde

nuevo.Peroluegollegóesemensajetuyo…—Selecortólavozydejóescaparunpequeñosollozoantesdeabrazarseotravezalvolante.

—Eratodosincero.Todoeraverdad.—Tengoqueirme—dijoelladepronto.Sumanobuscólallavedecontacto.—Espera—lepedí—.Déjameiracasacontigo.Volveralagranja.—Lediríatodo…acercade

Jean,sobreEzra…,perosobretodoacercademissentimientosporellaydeloquemeavergonzabahabérseloocultadodurantetantosaños—.¡Sontantaslascosasquenecesitoexplicarte…!

—No.—Suvozerafuerteyclaraahora.Luegolasuavizó—:Nopuedohacerlo.Nopuedovolveralasandadas.

—Síquepuedes.—No, de veras. Si lo hiciese, temo que túme destruirías, y he decidido que no hay nada que

merezcaeso.—Accionóelcambiodemarchas—.Nisiquieratú.—Vanessa…,espera.—Nomesigas,Jackson.Alinstantesiguientesehabíaidoya,yyoestabamirandosuslucestraseras:sehicieronpequeñas,

giraronydesaparecieron.Cerrélosojos,peroaúnpodíaversuresplandorrojo.Alrato,medirigíamicasa,aparquéentreunMercedesyunBMW,yentréenlacocinaatravésdelgaraje.Delcomedormellegabanrisas,quesiguieronenvolviéndomemientrasibahaciaallí.

—Oh,estásaquí—dijomimujer—.Llegasatiempoparaelsegundoplato.Yenseguidasepusodepieyseacercóteatralmentehaciamí,conunasonrisaqueabríasurostro

bajo unos ojos que yo era incapaz de leer. Había otras dos parejas allí: losWerster y otra cuyonombrenosabríadecir.Todossonreían,divertidos,ydeprontoteníaaBarbaraamilado,oliendoaperfumeyavino.Mepasólamanoporlacamisa.Ahora,decerca,notéqueestabainquieta.Perono,mejordicho:estabaaterrada.Seinclinóhaciamí,meabrazóymedijoenvozmuyqueda:

—Nomehagasunaescena,por favor.—Despuésse recostódenuevoensusilla—.Estábamosmuypreocupadosporti.

Yo miré más allá; todos asentían y sonreían, perfectamente acicalados e inclinados sobre unmanteldelinoycuberteríadeplata.Elrojovinocontenidoenlascopasdecristaltalladoreflejabalasluces de una docena de velas, y eso me hizo pensar en Jean y en la cera que se fundía sobre lainestablemesadesucocina.Laimaginévestidaconelmononaranjadelaprisión,enlacolaparaelalmuerzo,mientrasvertíanconuncucharónensubandejadeaceromoldeadounasustancia tibiaymarrón.Aquellaimagensemeclavótanprofundamente,quetuvequecerrarlosojos.Cuandovolvíaabrirlos,BertWerstersehallabasentadoensilencioenmisilla.

—Voyacambiarme—dije.Me volví y salí del comedor. Al pasar por la cocina, tomé una botella de bourbon y salí

directamenteporlapuertatrasera.Enelmomentodecerrarlaamiespalda,oíunnuevoestallidoderisas.Fuera,enelairenocturno,

contemplé el firmamento y traté de eliminar la tensión. Luego oí más risas, como el sonido deltráficoalpasar,ycomprendíquenoibaasertanfácil.Mepreguntécuántotiempotardaríanadarsecuenta de que no iba a volver. ¿Qué excusa ofrecería Barbara como justificación de que sumatrimonionofueraperfecto?

Rodeé el patio trasero y encontré en él a Hueso que escarbaba la tierra para poder salir pordebajodelacerca.Lometídentrodelafurgonetaynosalejamoslosdosdeaquellugarsinecharunasola mirada hacia atrás. No podía salvar a Jean; no esa noche, al menos. Pero Vanessa estabasufriendo, y decidí que era hora de acabar con toda aquella mierda de una vez por todas. Así,mientras miraba la carretera, iluminada por los faros de los coches, pensé en lo que le diría aVanessa.Recordéeldíaquenosconocimos.EldíaenquesaltéparaayudaraJimmy.Yoteníadoceaños entonces, y ellos dijeron queme había portado como un héroe.Dijeron que había sidomuyvaliente,peroyonosabíanadadeeso.Loúnicoquerecuerdoesquemeasusté,yqueluegomesentíavergonzado.

SellamabaJimmyWaycaster.Perotodoslollamaban«Jimmy-Un-T».Habíaunarazónparaeso.

15

Jimmyteníaunsolotestículo:unaparticularidadqueloacompañócuandofuetransferidoanuestraescueladealgúnotrolugardelcondado.Suspadresnoteníanmáshijos,loquenofueobstáculoparaqueelentrenadordebéisbolloalinearacomo«paradorencorto»enlaprimaverasiguiente.Eraelprimerpartidodelatemporada,yJimmyrecibióunpelotazoenelsegundolanzamiento.Cuandosedesplomóenelsuelo,hubouncompletoyatónitosilencio.Hastaquecomenzóachillar.

ResultóluegoquelafamiliadeJimmyerapobre.Yquelaintervenciónquirúrgicaparasalvarlesuúltimotestículoeramuycostosa.Elpadredeotrodeloschicosdelequipoloorganizótodo,ydossemanasdespuésestábamostodoscompitiendoporJimmy.ElescenariofuelaZonaDeportivadelaCiudad, en los tiempos enque era un espacio abierto y fresco, antes deque se transformara en elactualcentrocomercial,enelqueseamontonanlaspersonasentiendasatestadasdegente.Ylaideaerasencilla.Loschicosrecogeríandonativosysaltaríanalacuerdaengruposdecuatroduranteunahora, a tanto por hora. Se suponía que la competición duraría el día entero.Había veinte equipos.Ochentachicosentotal.

Vanessaformabapartedeunodeellos.Yyotambién.Erarealmentemuyatractiva.

Supusequetendríaunosquinceaños,estudiantedeprimeroodesegundocursodeinstituto,locualestaba francamentebien.Noeranmuchos losalumnosmayoresdispuestosa saltarporelhuevodeJimmy.Mefijéensuvestidovioletaenelmismomomentoenqueentré.Sehallabaalfinaldellargopasillo,alotroladodelaSkyCity.Mepillómirándolaunpardeveces,peronodimuestrasdequemeimportara.Mesonrió,incluso,peroeraunabonitasonrisa,limpiayenabsolutoprovocativa.

Despuésdeaquello,yopensabasobretodoensusonrisayencómoseríabesarla.Pensémuchoeneso.Eraunasonrisaespecial.

Habíanumerosospadrespresentes,peroningunodeellosprestabagranatención.Noéramosmásqueungrupodechicossaltandoa lacuerda.Cadadiezminutoscambiábamosde turno, loquenosdejabatreintaminutosantesdequevolvieraalavezsiguiente.Medabatiempodesobraparairalagalería, charlar con los amigos y observar a la chica del vestido violeta.Pero después llegaba denuevo mi turno y tenía que volver a saltar. Así durante todo el día. Los padres aparecían ydesaparecían,comprabanenlastiendasyseibanatomaruncafé.

Habíanpasadodoshoras,yyonopodíadejardepensarenella.Teníaloscabellosrubiosyunosgrandesojosazules.Suspiernaseranlargaspordebajodelascaderas,quesemarcabansolounpoco.Reíamuchoyeramuyamableconloschicosmáspequeños.Yopensabaqueeralachicamáspreciosaquehabíavistoynuestrasmiradasparecíanestarcruzándosesiempre.

—Nopierdaseltiempo—medijounavoz.Lareconocísinvolverme:eraDeliaWalton,unamocosapresumida,hijadeFulanooMengano.

Ellayunpardeamigassuyasigualmentelindasdictabanlaleyenlaescuela.Eranlasmáspopulares,conunascarassindefectosycuentasdeorobrillandoensusgargantas.

—¿Cómosellama?—lepregunté.—VanessaStolen—meinformóDelia—.Esmayor.Yavaalinstituto.

Melimitéaasentir,conlosojosfijosenVanessaStolen.ADelianolecaíabien.Sabíaqueseguíamirándola.

—Esmorralladerazablanca—meinsistió.—¿Noesyatuturnodesaltar?—pregunté.—Sí—asintió,haciendoungestodedesdénconlamano.—Pues,entonces,ve—ledije,ymealejédeella.Llegó la hora del almuerzo y los chicos seguían saltando. Oí que un adulto comentaba que

probablementesuperaríamoslosochomildólares,loquemeparecióunaciframuyconsiderableporunhuevo.

Eransobrelastrescuandoviquelachicadelvestidovioletaseiba.Nomesorprendiósentireldeseodeseguirla;tansolomeasustóunpoco.Peroaqueldíanoibaaprolongarseindefinidamente.

Fuerasoplabaunvientocálido,quetraíaconsigoalaparcamientoelolordelostubosdeescapede los coches que circulaban a toda velocidad por la interestatal. Los pájaros miraban desde laslíneasdeltendidoeléctrico.Entonceslavi,másabajo,juntoalrío,enellugarpordondesehundíapara fluirpordebajodelaparcamiento.Semirabalospiesyarrojabapiedrecillasalagua.Parecíamuyseria,yyomepreguntéenquéestaríapensandoyquépodríadecirlecuandoporfinreunieraelvalornecesarioparadirigirmeaella.

Dejó atrás el último de los coches aparcados. Estábamos lejos de las galerías comerciales.Nohabía nadie en los alrededores.Ni niños, ni padres…Solo nosotros.Ella estaba casi en el arroyo,junto al negro túnel que se abría en la maleza crecida del talud del ribazo. Pasaban nubes quetapabanelsolyaumentabanlaoscuridad.Elvientosecalmóyporuninstanteyolevantélavista.

Pero entonces vi queVanessa se sobresaltaba, que agitaba los brazos como si quisiera atraparalgo,perosinemitirningúnsonido.Diounúnicopasoatrás.Yviemergerdellechodelarroyoaunindividuolarguirucho,queseponíadepieyseacercabaaella.Teníaojosenrojecidos,ropassuciasybarbadescuidada.Laagarró,lepusolamanosobrelabocaydesaparecióenseguida,metiéndosedenuevoenelarroyoyeltúnelquediscurríabajoelaparcamiento.

Miré en busca de ayuda, pero solo vi coches vacíos y al fondo, muy lejos, la nave del centrocomercial.Mequedéparalizado,peroentoncesescuchéungritoahogado.Yantesdedarmecuentadeloquehacía,estabayabajandoelribazo,tanasustadoqueapenaspodíarespirar.Volvíaoírlaotravez, ahora más un quejido que un grito, y la oscuridad me tragó. Pensaba en el vestido de colorvioletayenlassonrisasquemehabíadirigido.Diotropasoenelnegroagujero,yyaseredujotodoanosotrostres.Peroyoseguíapensandoensucara,ensusojosazulesmuyabiertosporelespantoytapadoscasiporlosdedosmugrientos;veíalaspiernaspálidasmientraséllaarrastraba,laspatadasque la hacía intentar el terror… y seguí adelante, tropezando, como si estuviera en mitad de unapesadilla…

Bajéloscristalesdelasventanillasenbuscadeaire.Lasimágeneshabíansidoenestaocasiónmásvivasqueenmuchosaños,yestaveztodofuediferente,comosialguiendesearaherirme.Penséenlasmargaritasazulesqueparecíanojosabiertosobservándome,yentoncesretrocedíeneltiempo,deregresoalaoscuridad,comositodoaquelloestuvieraocurriendoahoraynohacíaveintitrésaños.

…Unaguanegra semovía comobrea en la oscuridad.La sentía en el interior demis deportivas,lamiéndomelasespinillas.Losoímásadelante,unúnicogritoagudoprimeroydespuéssoloelrío…,sumurmulloyunoscuantosdébileschapoteos.Medetuveymiréatráshaciaeldiminutocuadradodeluzqueaparecíayamuylejano.

Quería retroceder, pero eso era propio de los cobardes, de los mariquitas. Así que continuéadelantey laoscuridadaumentó.Extendí losbrazosal frentecomoharíaunciego.Laspiedrasmehacían tropezar y la oscuridad intentabaderribarme, pero enmi cabeza yoaún seguía viendoa lachica.Despuésdiviséunaluzalfrente,lejana,ymeparecióverlos.

Tropecé,caídebruces.Mismanossehundieronenelcienoynotéqueunaguaviscosasalpicabamicara.Algosemoviópormibrazoyestuveapuntodechillar.Pero,enlugardehacerlo,melevanté.«Séfuerte»,medije.Extendídenuevolosbrazosyseguícaminandohacialaluzdistante.

Eracomoserciego,peropeor.Muchísimopeor.

«Unciegonohubierahecholoquehice»,medijeamímismocuandolleguéalacasadeVanessayapaguéelmotordelafurgoneta.

«Unciegonuncalohubierahecho».Agaché la cabezaymiré a través del parabrisas.Había luz en el interior de la casa; brillaba a

travésdelasventanasycortabalaoscuridadcomocuchillas.«Salvolasventanasqueestáncegadascontablas»,pensé.Estassehallabanaoscuras,ysinvisión.

Arrancadas.Ciegas.

La chicaprorrumpió enun largo y prolongado«NO», quequedóasfixiado; despuésoíla voz deunhombre,graveyapremiante:

—¡Calla,pequeñazorra!¡Cierraelpicoo…!Elrestoseperdió,reducidoaunásperofarfulleo.Entonces los vi. Los vi claramente: dos figuras inmóviles sobre una exiguamanchade luz. Las

piernasde laniña seagitaban,chapoteabanenelagua,yél la sacudíamientras laarrastraba.Lacabezade lamuchachaparecía torcidabajoelbrazodelhombre.Logolpeabaconsusbrazos,peroeranunosbrazospequeños.Volvióagritaryéllagolpeó.Una,dos,tresveces…,hastaqueelladejódemoverse, colgando simplementede susbrazos.Estaba indefensay yomedi cuentadequenadiepodíaprestarleayuda.Nadie,exceptoyo.

Depronto,tropecéotravezyaterricédebrucesenelsuelo,conlacabezadentrodeunaguaquesabíaagasolinaybarro.Cuandolevantédenuevolavista,mediocegadoaúnporelaguaenmisojos,tuvelasensacióndequeelhombrehabíaoídomitropezón:estabainmóvil…,mirandohaciaatrás.Meacurruquéenelsuelo,conlasangrelatiendoconfuerzaenmisoídos.Nosabríadecircuántotiempopermanecióasí,perosemehizounaeternidad.

Volveríahaciamí.Meencontraríaymemataría.Pero no lo hizo. Al final se volvió y siguió caminando en la misma dirección que llevaba. Yo,

entonces,estuvecasiapuntoderetroceder;peroteníapresentelaimagendesusonrisayrecéaDioscomonunca lohabíahecho en la iglesia. Ignoraba simehabríaoídoono, pero seguíadelante enlugardevolverme.Aúnseguíaoyendolosgolpesdelospuñosdelhombrecontrasucara.Uno,dos,tres…

Noladejesmorir,Señor…Oíasuspasoscontodaclaridad,moviéndoseporelaguacomosiestuvieracorriendo,ylaluzfue

pasandodelnegrodelabreaalgrisoscurohastaquepudevermispropiasmanos.Veníaaúndemuylejos, pero me permitió orientarme. Allí había un aliviadero subterráneo y me di cuenta de queteníamos que estar ya muy lejos por debajo del aparcamiento. Tanteé la pared con la mano y loencontrébajomisdedos:unmurodecementoresbaladizoyviscoso.

Sedetuvieronbajolaalcantarilla,iluminadosdesdearribaporaquellaluzcenicienta.Porencimadelarroyo sealzabaunaespeciede repisadehormigón.Él ladejóallí.Mirabaenmidirecciónalhacerlo,peroyosabíaquenopodíaverme.Aunasí,seguíaconlavistafijadondeyoestabacomosi,peseatodo,advirtieramipresencia.Casipresadelpánico,mevolvítambiénamirarpordondehabíavenido:amiespalda,eltúnelseprolongabaalolejos,convertidoenunagarganta.

Al instante siguiente, su mirada había dejado de escudriñar la oscuridad, desgarrada por supropiaimpaciencia.Farfullabadenuevoparasí,yahoralaexpresabaensuvoz,ensudeseo:

—Sí,sí,sí…Oh…,sí…Susdedossemovieronporencimadeella.Oíeldesgarróndelatelaymeacerquémás.Ahorala

voz del hombre se excitaba amedida que le arrancaba el vestido violeta. Lo tenía debajo de ella,destrozado,entantoquesucuerpo,encima,aparecíabajolaluzconelbrillofríodelmármol.Lavozdelhombrecanturreabasubiendoybajandodetono,comolasalmodiadeunloco.

—Gracias, Señor… Te doy gracias, sí. ¡Tanto tiempo, tanto tiempo…, tanto tiempo…! ¡Oh, mibondadoso,midulceSeñor…!

Semovióhaciaun lado,dándome laespalda, yentoncespudever lacarade laniñay laparteinferiordesuspiernas.Nuevamenteoícómodesgarrabalatelayescuchélaexclamacióndelhombre:

—¡Oh…!Erapropiamenteungemido.Lasbragasde laniñaquedaron flotandoen el aguaque circulaba

silenciosa.Bajélavistaylasseguí:margaritasazulesenuncamponegro,comoojosmirandoenlaoscuridad.Rozaronmipiernaalpasar,giraronydesaparecieronporlagargantahúmedaqueseabríaamiespalda.

Apartémisojosdeellasymedicuenta,entonces,delomuchoquemehabíaacercado.Noestabaamásdeseismetrosdedistancia,y la luzcasimerozaba.Laniña tenía losojosabiertosy fijos.Subocaestabaabiertatambiénypudeverdóndelahabíagolpeado.Suslabiostemblaronparaemitirungritoahogadoymoviólosdedosendirecciónamí:peroelhombrelagolpeódenuevoy,apartirdeentonces, los labios quedaron inmóviles. Seguía teniendo los ojos abiertos, pero aparecían casicompletamenteenblanco.Sentíenmíunaoleadadeiraylaalimentésabiendoquelanecesitaba:quemedabafuerza.

Mispiestocaronalgobajoelaguayenseguidasupequéera.Meagaché,misdedossecerraronalrededordeunapiedradeltamañodelcráneodeunbebé…

Estaba mirando la luz que salía de la casa de Vanessa. Pero no conseguía alejar mis propias

imágenes;asíquecerré losojosymelosrestregué, temiendoque,sino lohacía, talvezpudieranponerseaverterlágrimas.

Levantélapiedraporencimademicabezaydiunpasomás,esperandoqueélsevolvería,meveríayvendríapormítambién.Peronolohizo.Soloteníaojosparalaniña.

Unnuevopasoy,juntoconlaira,aumentóeltemor,queahoraeramásfuerte.Medabacuentadequeelhombrenosmataríaalosdos.Deberíahaberidoabuscaramipadre.Aquelhombreerafuerte,estabalocoyquerríamatarnos.Eraseguroqueloharía.Estuveapuntodedarmediavueltayescaparcorriendo.Yaestabaempezandoaaceptarlo.Empezandoavolvermeatrás.

Peroentonceselhombresemovió.Yvialaniña,comounaestatuademármolsobreunpedestaldehormigón.

Eraperfecta.Nopodíaapartarmisojosdeella.Jamáshabíavistoantesaunachicadesnuda,nocomoaquella

almenos.Nounachicareal.Mesentíararomirándola,avergonzadoysucio,peronopodíadejardemirarla.Ynotéquemispiessenegabanamoverse.Lapiedraquellevabaenlamanodejódepesarme,lomismoquemepareciódejardenotarelpesodemicabezasobremishombros.Semeaceleró larespiraciónysuimagendiolaimpresióndeprecipitarsesobremíhastallenarmisojos.Visuspechosyelsuavevellorubioquellenabaelespacioentresuspiernas.Meolvidédelhombre,demipeligro,detodo lo que no fuera ella tendida en aquel altar… Fueron solo unos pocos segundos pero se mehicieroninfinitamentemáslargos,yloúnicoquepudehacerfuemirar.

Despuéselhombresemovió,y sus suciosdedoscomenzaronadeslizarseporelestómagode lachica, hacia abajo, como serpientes en un nudo; y al momento siguiente estaba encima de ella,gruñendocomounanimal,buscandoconunosdientesnegroscomoalubiassusblancoseindefensospechos.

Nopodíamoverme.Peroentoncesvisusojos,ymedicuentadequenohabíanadaenellos,ymeencontréamímismo

enaquelvacío.Mimanosetensóyaparecióenellalapiedra.Fuihacialaluz,diunpardepasosantesdeverlacaradeaquelhombreylalocuradesusojos.

¡Los tenía clavados en mí, directamente en mí! Separó los labios para descubrir aquellos dientesrepugnantes:¡estabasonriendo,mientrassucuerposeguíahaciendofuerza,comosipertenecieraaunanimaldistinto!Cuandohabló,suspalabrasseclavaronprofundamenteenmí:

—Tegustaloqueves,¿eh,chico?Mequedéhelado.—Tehevistomirando.Sus ojos estaban inyectados en sangre, de una forma que los hacía inhumanos. Pero su cuerpo

continuabamoviéndose.Arribayabajo.Arribayabajo.Ungruñido.Otrogruñido.Otro.Unosojosqueyosentíacomograsaenmirostro.Ysiempreconaquellaterriblesonrisa.Élsediocuenta.

—Bueno…Fíjatebien,chico…,¡porquetúseráselsiguiente!Seseparódeellaluegoyvinoriendohaciamí,conelbrazoextendido,comosifueraarodearcon

élmishombros.—¡Señor,dulceSeñor…!Subocaeraunnegroyapestosoagujero.Letemblabanlosdedos.Deprontosentíunavaharada

hedionda,comoladelacarroñadeunperroqueencontréciertavezjuntoalacarretera.—¡Adán y Eva!—gritó—. ¡Eva y ahoraAdán!—Inclinó el cuerpo hacia delante, agachándose

hastaparecerunaenormerata—.Ahorarecemos.Repitiólasmismaspalabrasunayotravez:—Ahorarecemos.Ahorarecemos…Hastaquefinalmentelaspalabrassetransformaronenunacarcajadagrotescayagudaquecesó

cuandoloteníaapenasaunospalmosdedistancia.Curvóentoncesloslabiosycambiólaspalabras,diciendolentamente:

—Juguemos…,juguemosahora.Notésusdedossobremíyempecéachillar.Gritabaaúncuandolegolpeéenalgunapartedelcuerpoconlapiedraqueteníaenlamano,sin

lograr otra cosa que hacer que arreciaran sus risotadas. Intenté golpearlo otra vez, pero él mearrebatólapiedraylalanzólejos.Laoíchapotearcomosicayeraenunpozosumamenteprofundo.Despuésmirostroseestrellócontraelmuroynotéenmibocaelsabordelasangre.Unayotravez,hasta que ya no pude gritar. Sentía susmanos enmí, en todomi cuerpo, pero no podíamoverme.Estabaapenasallí,casiinconsciente,pero…,aunasí,sentíasusmanos.Lasensaciónresbaladizadesulenguasobremimejilla.

…Yempecéasollozar.Depronto,sinembargo,seprodujoundestellodeluz,yseescucharonvocesalolejos.Vicómo

forzabalavistaparaintentaratisbarenlaoscuridad;lovisepararloslabiosparasacarlalenguacomountrozodecarneenmalestado.Porúltimo,bajólamiradadenuevoyacariciómicaraconlamano.

—Eresunchicoconsuerte—medijo—.Sí,Señor.—Despuésmedejócaerenelagua.Micabezagolpeólaparedotravez,yvilasestrellas.Cuandoestascesaron,élseguíaallí,agazapadosobremí,con los ojos brillantes pero asustado; tenía la mano en mi ingle y apretaba—. Pero te recordaré,chico…Adánenunacruz…Oh,sí…SiempreserásmipequeñoAdán.

Semarchóinmediatamente,arrastrandolospiesporeltúnel,alejándosedelaluzydelasvocesque parecían muy lejanas aún, pero se iban acercando cada vez más. Yo pensé en la muchacha,desnudae indefensa,peroestavez fuediferente.Mearrastréporelbarroyme incorporé.Despuésreuní los jironesdesuvestidoy lacubríconellos.Finalmente,uní susmanossobresuvientrey lejuntélasensangrentadaspiernas.

Entoncesmedicuentadequememiraba:unsoloojoazulabierto,apenasvisibleatravésdelacarnetumefacta.

—Gracias—medijo,aunqueyoapenaspudeoírla.—Yasehaido—ledije—.Todoirábienahora.Peroyonolocreía,ynopiensoqueellalocreyeraasuvez.

Pensabaquehabíaconcluidotodo,quelascosasestabanresueltas,perootrorecuerdollegócomoundepredadorsiguiendolashuellasdelprecedente.

Era algo que había dichomi padre. Era tarde y yo estaba acostado en la cama, pero no podíadormir.Enrealidadnohabíaconseguidodormirbienenlasdossemanasquehacíaquenoshabíansacado del agujero y a los ojos desmesurados de unas personas que nos señalaban como si

pudiéramosverlas.Laniña,conlosjironesdesusropasmantenidosjuntosgraciasalachaquetaconquelahabíanenvuelto.Yo,conlosmalditosdientescastañeteando,tratandodecontenerlaslágrimas.

Mis padres discutían en la sala, no lejos de mi puerta. No sé qué fue lo que dio origen a ladiscusión.Oíprimerolavozdemimadre.

—¿Porquétienesquesertanduroconél,Ezra?Essolounniño,ymuyvaliente,simeapuras.Yomeacerquésigilosamentealapuerta,abríunarendijaymiréfuera.Mipadreteníaunvasoen

lamano.Llevabasueltoelnudodelacorbatayhacíaquemimadreparecieramuymenudaenlatenueluzdelaestancia.

—No es un jodido héroe —replicó mi padre—. A pesar de lo que se empeñen en decir losperiódicos.

Bebiódeuntragoelcontenidodelvasoyapoyólamanoenlaparedporencimadelacabezademimadre.Dealgunamanera,élestabaalcorrientedemivergüenza;deaquelfuegoqueabrasabamiespírituymemanteníadesveladoenlanoche.Yoignorabacómohabíapodidodarsecuenta,perolosabía.Yesohacíaqueresbalaranpormismejillaslágrimasardientes.

—Estápasandounamalaépoca,Ezra.Necesitasaberquetesientesorgullosodeél.—¿Orgulloso de él? ¡Ja! Es solo un chiquillo estúpido que debería tener mejor juicio. Me

enfermalamaneraquetienesdeconsentirlo…Noescuchéelresto.Cerrélapuertaymemetídenuevoenlacama.Élnolosabía.Nadielosabía.Soloyo.«Yaquelhombre».«Tehevistomirando…».

Abrílosojos,agotadoporqueyanopodíamás.AhorateníaqueexplicarleaVanessacómolehabíafallado.Lahabíanvioladocuandoteníaquinceaños,yyohabíapresenciadolaescena,permitiendoquesucediera.

Deberíahaberhechomás.Levantélavistahacialacasaysentíunasúbitasensacióndenáuseas.Habíaunhombredepieen

suporche,observándome.Nolehabíavistosalirniteníaideadecuántotiempollevabadepieallí;niquiéneraniquéhacíaensucasa.Seacercóbajandolentamentelasescaleras.Yosaltédelafurgonetayfuiaencontrarmeconéldelantedeesta.Eramásjovenqueyo:tendríaunostreintaañostalvez,deespesos cabellos castaños y ojos cejijuntos. Era alto, recio de hombros y con grandes y pesadasmanosquesalíancomosifuerandehierrodelasmangasdeunacamisatejana.

—LaseñoraStolennodeseaverlo—dijosinmáspreámbulo,mostrandounamanoconlosdedosextendidos—.Quierequesemarche.

—¿Quiénesusted?—lepregunté.—Noesasuntosuyo.—Seacercómásamí,colocandosumanoaapenasunoscentímetrosdemi

pecho—.¿Porquénosemetesimplementeenlafurgonetaysevaasucasa?MirémásalládeélyvilacaradeVanessa,desdibujada,enlaventanadelacocina.«Tehevisto

mirando…».—No—repliquéfurioso—.Estonoesdesuincumbencia.—Hiceungestobruscoqueincluíala

granja,amímismo,aVanessa…Teníamuchascosasquedecirypensabadecirlas—.NecesitohablarconVanessa.—Diunpasoadelanteysumanoseapoyócomounapesaenmipecho.

—Meparecequenopodráser.

Deprontomeinvadiólairayestallóenmiinterior.Todaslasfrustracionesdemividaparecieronhervirencuestióndesegundos,yaqueldesconocidolasencarnótodas.

—Apártesedemicamino—dijeconvozbaja,fríaypeligrosainclusoparamispropiosoídos.—Nilosueñe—dijoelotro.Ira.Rabia…Mesentíaencendidoporellas,apuntotalvezdeexplotar.Lacaradelotroeraduray

firme,yenmiinteriorseacumulabalapresión.Elasesinato.Lainvestigación.LaacuciantenecesidaddehablarconVanessa.Enunfogonazoquemeparecióprofético,vialadetectiveMillsponiéndolelas esposas a Jean y a mi hermana pequeña sentada en una celda sombría y con las muñecasrasguñadasporunmaltrozodemetaldentado.Todosedesmoronabaamialrededor,yloúnicoconquepodíacontareraaquelinstanteylairaquelodefiníaconunaclaridadperfecta.Poreso,cuandoelotromeempujó,yoloderribéendosándoleunpuñetazo.Lasensacióndelimpactoquerecorriómibrazohizoquemesintierasatisfecho.Elhombrecayóalsueloyyopermanecídepieobservándolo,esperando que se levantara yme ofreciera alguna excusa. Pero él por el contrario, rodó sobre suespalda,sesentóenlatierraymemirósorprendidoydolido.

—¡Caray, señor…! ¿Por qué me hace esto? —De pronto me pareció mucho más joven: unmuchachodeveinteañosalosumo.

Cesómifuriaymesentídeprontomuchomayorqueél.Almomentosiguiente,Vanessahabíabajadodelporcheysehallabadelantedemí,conlasmanos

enjarras.—¿Sepuedesaberquédemoniosteocurre,Jackson?¿Cuálestujodidoproblema?Mesentíconfuso,mareado.—¿Cómoteatrevesaveniraquíycomportartedeestaforma?Quieroquetevayas.Ahoramismo.

Veteatucasa.Vetedeaquí.Estaba ayudándole a ponerse de pie y tenía su pequeñamanounida a la de él.Me los imaginé

durmiendojuntosysentíunnuevodolor.—Necesitaba hablar contigo —dije, y la excusa sonó pobre, incluso a mí mismo. Estaba

desconcertado,sinsaberquépodíahacer.—Tedijequenomesiguieras…—Estavezesdiferente—balbuceé.Peroellasealejódemí,hastallegaralporche,dondeabriólapuertaylasostuvoparaqueelotro

entraraenlacasa.Luegosevolvióamirarmecomosilohicieradesdeunaalturainmensa,ylaluzdelporchelailuminódentrodesupequeñocírculo.

—Saldemipropiedad,Jackson.¡Lodigoenserio!Permanecíallícomounpasmarote,abrumadoporeldolorquebrotabaparaconsumirme;pero

solo cuando se hubo marchado e interpuesto la puerta entre nosotros como un desgarrón en eluniverso…,soloentoncesmedicuentadequellevabapuestounvestidovioleta.

Laviatravésdelaventanaenlamesadelacocina.Llorabaconvulsamentebajolamanoqueelotrohombremanteníaapoyadaensuhombro.

Memarchédeallí,conelpesodelaspalabrasquenohabíaconsentidoqueledijera.Enelmomentodesalirdeldesvíodelagranjayrodardenuevoporelnegroasfalto,recordéque

noteníaningunacamaadondeir.Demaneraquemarchéalaoficina,alespaciodeEzrayalaluzdeunalámparadel techo,queera loúnicoqueproporcionabaalgúncalorallí,metendíenelsofádepiel e hice que Hueso se tumbara contra mi pecho. El animal cerró los ojos y se durmió

prácticamenteenseguida.Yoestuvecontemplandoeltechohastabienpasadalamedianoche,peromisojossiguieronvagandohastalalargaalfombraantigua.Extendíelbrazoylatoqué.

Penséenlacajadecaudalesyenlossecretosquetendríamipadreguardadosallí.Finalmente,medormí,peronosinhaberpensadoantesqueeralunesyayqueteníavistasenlos

tribunales.Porirrealqueesomepareciera.

16

Despertéenmitaddelaoscuridad,sinsaberdóndeestabaysinquetampocomeimportarasaberlo.Lo atribuí al sueño que había tenido: dos manos entrelazadas, su paso entre campos verdes, losladridosdeunperroyunarisa;undestellodecielosazulesquesesucedíaninterminablementeyunoscabellosfinosyrubiosrozabanmirostrocomosifueranseda.

Unsueño,ensuma,sobreVanessaysobrecosasquejamástendríanlugar.Habíasoñado tambiénconunaniñade tezdoradaycon losojosdelcolorde la flordelmaíz,

comolosdesumadre.Teníacuatroocincoaños,yestabaradiante.—Explícameelcuento,papá…Sindejardesaltarentrelasaltashierbas.—¿Quécuento?Ellasereía:—Túyasabesquécuento,papá.Mipreferido…Peroyono lo sabía.Nohabíaningúncuento,ningunahistoria favorita;no lohabríanunca.El

sueñosehabíadesvanecido.HabíapensadoqueVanessaestaríaallísiempre.Habíapensadoqueyoteníatiempo.Poralgunarazón,estabaconvencidodequelascosasiríanbienporsísolas.

¡Quérematadoidiota!—Explícameelcuento,papá…Me incorporé y saqué las piernas del sofá;me restregué la cara con lasmanos.Me dije amí

mismoquenuncaerademasiadotarde.Pero,enlaoscuridad,laspalabrasmesonaronhuecasypenséenelmuchachoquehabíasidoenotrostiempos.Luegolasrepetí,másaltas,másfuertes:

—¡Nuncaesdemasiadotarde!Consulté mi reloj. Las cinco y cuarto. Lunes. Tres días antes, yo había estado observando el

cadáverdemipadre.AhoraEzrasehabía idoyconél, también,elconsuelode la ilusión.Vanessaacertabaplenamentealdecirlo:mipadrehabíasidoelarmazónyladefinicióndetodo,pero…¿dedónde le había venido semejante poder? ¿Era un don que le habían hecho, o algo que él habíarobado?Aunque,endefinitiva,esoimportabapoco.Mivida,encambio,erauncastillodenaipesqueelvientodeladesaparicióndeEzrahabíahechocaerporcompleto.

Mecalcé loszapatospensando,mientras lohacía,queaqueldíaeramuysemejanteacualquierotrolunes.

Encontré a Hueso sobre el recalentado asiento y adiviné que había estado roncando. Estabacalienteydistendidocuandocarguéconélylollevéalafurgoneta.Alllegaracasa,puselacafeteraafuncionarmientrasmeduchabayvestía.Cuandosalí,Barbarameaguardabaenlacocina.Sehabíasentadoenlaencimera,envueltaenlabatadefranelaquellevabaeldíaanterior.Estabamuyalterada.

—Buenosdías—lasaludésincomprometerme.Ellamemirómientrasyomesecabaconlatoallapreguntándomequéeraloquevería.—Dudodequelosean—respondió—.Laverdadesquehedormidomal.—Meceñílatoallaala

cintura,yellaañadióunaobviedad—:Novinisteacasa…—No.—Sentíalanecesidaddeañadiralgomás,perodecidínohacerlo.—¿Dónde…?—Vacilóantesdeconcluir—.¿Pasastelanocheensucasa?—No—respondí.Nonecesitabadetalles.—¿Entonces…?

—Enlaoficina.Asintióyobservóluegoensilenciomientrasyorevolvíaenelarmario.Habíaolvidadoqueno

teníaningúntrajelimpio,asíquesaquédedentrounospantalonessueltosdecolorcaquiylacamisade tela arrugada que solía ponermepara andar por casa. Podía notar sobremí lasmiradas de susojos, pero, puesto que no sabía qué decirle, me vestí en un silencio que nuestros diez años dematrimoniohacíanmásembarazoso.

—Work…—dijoporúltimo—.Noquieroque tevayasasí.—Percibíunacalma forzadaensuvoz,ytratéderesponderconlamía.Lamiréalacara:eracasiobligado.

—¿Quiereseldivorcio?—lepregunté.Saltódelaencimera,sorprendida,yelevóeltonodesuvoz:—¡Diosbendito…!¡No!¿Porquésetehapasadoporlaimaginaciónsemejantecosa?Intenté ocultar mi decepción y, al hacerlo, no conseguí más que darme cuenta de lo

desesperadamentequenecesitabalibrarmedeaquelmatrimonio.—Entonces…,¿qué…?Barbarasemeacercóyapoyólasmanosenmipecho.Tratabadesonreír,peroeraunespectáculo

lastimoso.Sualientoexplorómicara,entantoqueloúnicoqueyoqueríaeraapartarla.Habíavividotanconfiado…Tomóentoncesmismanosylascolocóalrededordesucinturaparareclinarseluegosobremí.

—Quieroquetodoseacomoantes,Work.Quieroarreglarlascosas.—Meapretócontrasíenungestoquepretendióserjuguetónsinconseguirlo—.Quierohacertefeliz.Quieroquelosdosseamosfelices.

—¿Tepareceposible?—lepregunté.—¡Porsupuestoqueloes!—No somos los mismos que éramos, Barbara. Hemos cambiado. —Retiré mis brazos de su

cinturaydiunpasoatrás.Suvoz,cuandohabló,teníaeltonoduroqueleconocía:cortanteybrusca.—Laspersonasnocambian,Work.Sololascircunstancias.—Puesahora,compréndelo,somosmuydiferentes.—Mepusemichaqueta—.Tengoqueirmeya

—dije—.Estamañanahedeiraltribunal.Mesiguióporlacasa.—¡No te alejes demí,Work!—gritó, y creí ver la cara demi padre.Recogímis llaves de la

encimera de la cocina y renuncié al café, que de repenteme olió a bilis. En la puerta, susmanosagarraronmi brazo yme obligó a detenerme—. Aguarda unminuto, por favor.—Yo cedí ymeapoyécontralapared—.Todavíahayesperanzasparanuestromatrimonio,Work…

—¿Porquélodices,Barbara?—Porquetienequehaberlas.—Esonoesningunarespuesta.—Otroshanfuncionadoconmenosde loquetenemosnosotros—dijo,yapoyólapalmade la

manoenmirostro—.Podemossacarloadelante.—¿Meamasaún,Barbara?—Sí. Todavía te amo—se apresuró a responder, pero vi lamentira en sus ojos, y ella se dio

cuentatambién.—Bien…,yahablaremosdespués—dije.—Teprepararélacenaestanoche—anunciósonriendo—.Yaverás…Todoirábien.

Mebesóenlamejilladespuésymeenvióaltrabajo,comolohacíaenlosprimerostiemposdenuestromatrimonio.Lasonrisaeraidéntica,comotambiénelrocedesuslabiosenmicara,igualqueotrasmilvecesanteriores.Yonosabíaquéseproponía,peronopodíasernadabueno.

Fuiatomarfueraundesayunoyuncafé:huevosconpancetayunemparedadodequeso,quemehubieransabidoagloriadenoserporqueencontrétambiénenlacafeteríaunejemplardelperiódicodeldomingo,encuyaprimerapáginaaparecíaelrelatodelamuertedeEzraynoticiasacercadelamarchadelainvestigaciónencurso,aunquenohabíamuchomásquedeciralrespecto.Poralgunarazón,publicabantambiénunafotodesucasa.Queeraahoralamía.Leíporencimaelartículoymealivióverquenosemencionabaminombre.Quizáloreservabanparaotraprimerapágina.

Pagué la consumición y salí de la cafetería. Era un día fresco, con cielos plomizos y vientosracheados.Memetílasmanosenlosbolsillosmientrasobservabaelpasodeltráficorodado.NomesorprendióenabsolutoverentrarenelaparcamientodelacafeteríaelcochedeladetectiveMills:eraunadeesascosasqueauno leparecencoherentescomosiestuvieranpredeterminadas.Me inclinéhaciasuventanillacuandopasóamilado.

—¿Meestássiguiendo?—lepregunté.Ellanosonrió.—Unameracoincidencia.—¿Deveras?Indicóconungestoelrestaurantequeteníaamiespalda.—Sueloalmorzaraquíunpardevecesporsemana—explicó—.Losmiércolesyviernes.Laestudié.Llevabatejanosyunsuéterceñidodecolormarrón.Teníaelarmaenelasientodel

acompañante.Nopudeolersuperfume.—Perohoyeslunes—observé.—Esloquetedigo:unacoincidencia.—¿Deverdad?—No—rectificó—.Hepasadoportucasa.Tumujermedijoquecreíaquetalvezteencontraría

aquí.Sentíunescalofríopremonitorio,nosésiporqueladetectiveMillshubieraestadobuscándomeo

porqueellaymimujerhubieranrespiradoelmismoaire.—¿Quéquieresdemí?—Douglasyyoqueremosiraverteapropósitodelosarchivosdetupadre.¿Hastenidotiempo

derevisarlos?—Estoyenello—dije,mintiendo.—¿Estaráshoyentudespacho?—preguntóMills.—Tengo vistas esta mañana. Luego me pasaré por la cárcel una hora, más o menos, para

entrevistarmeconalgunosclientes…Yamediodíairéalbufete.Millsasintió.—Seguiremosencontacto,entonces—dijo.Se alejó conduciendomientras yo la observaba. Finalmente,memetí en la furgoneta yme fui

haciaeldespacho.Era tempranotodavía,ymisecretarianohabía llegadoaún, loqueagradecí:nohubierapodidosoportarsusojoscompungidosyladecepciónqueparecíarelucirenelloscadavezquememiraba. Prescindí de las escaleras que conducían a la gran oficina y fui a sentarme en labutacademipequeñodespacho,enlaesquinadeatrásdeledificio.Laluzdelcontestadorautomáticosepusoaparpadearhastaqueyo,dejandoescaparunpequeñosuspiro,apretéelbotón.Mellevódiez

minutosoírtodoslosmensajes,lamayoríadeloscualeserandeperiodistas.Todosmegarantizabanlamáximadiscreción…,sipodíaencontrarunmomentoparaconfiarlesunoscuantoscomentariosacercademidifuntopadre.Perounoenparticularmellamólaatención.Lallamadasehabíahechoesamismamañana,másomenosunahoraantes.

Elnombrede laperiodista eraTaraReynolds.Yo la conocíabien.Trabajabapara elCharlotteObserveryseocupabadelainformacióncriminalparaNorthMecklenburgyloscondadoslimítrofesde Charlotte por el norte: Cabarrus, Iredell y Rowan. Nuestros pasos se cruzaban de cuando encuando.Ellajamáscitabaerróneamentemispalabrasoabusabadealgunainformacióninicialqueyolehubieradado.Amenudo loscasoscriminalesseventilabanen laprensayyonoeracontrarioautilizarlacuandolascircunstancias lorequerían.Ellaactuabade lamismamanera;y,sinembargo,existíaunalíneainvisiblequeningunodelosdoshubiesecruzadojamás.Llámenlorespetomutuo,silesparece.Osimpatía,incluso.

Taraeraunamujerdecincuentaytantosaños,deconstituciónrecia,ojosverdesbrillantesyvozde fumadora. Siempre estaba desengañada de todo, esperaba lo peor de cualquiera y creía que sutrabajoeralomásimportantedelmundo.Puedequetuvierarazón.Respondióalsegundotimbrazo.

—Quieroquesepasquenuncahehechoesto.Fueloprimeroquemedijo.—¿Qué?—pregunté.—Limítateaescuchar.Voyacontartealgunascosas,yluegonovolveremosahablardeellas.Teníatodamiatención,pero,aunasí,mepareciódeprontoquevacilaba.—¿Dequésetrata,Tara?—Unsegundo…—Hubierapodidoasegurarquetapabaelmicrófonoconlamano:sefiltraron,

sinembargo,unasvocesahogadasydespuésseprodujounsilencio—.Perdona…,losiento…—medijo—.Voyatenerquesermuybreve.Túyasabesquetengoalgunasfuentes,¿verdad?

—Lo sé.—Tara sabía de ordinario, a propósito de los casos de asesinato en el condado,máscosasquenadie,apartedelospolicíasylosquetrabajabanenlaoficinadelfiscaldeldistrito.Jamássupecómolohacía,peroelhechoesquelohacía.

—Corre la voz en la oficina del fiscal del distrito de Salisbury que tu nombre estámencionándose…enexceso.

—¿Cómo?—Quesehablademasiadodeti,Work.Teestáninvestigandoafondoporesecrimen.—Suvoz

erabajayurgente,comosinopudieradarcréditoaaquello.—Laverdadesquenomesorprendedemasiado,Tara.—Escucha.Hayunascuantascosasque talvezno sepas.Primera:han identificado lamunición

con que mataron a tu padre. Las balas eran de la marca Black Talons…,muy poco empleadas eilegalesporahora.Ensímismasnosonningunapistaimportante,perohaninvestigadolosregistrosdelosarmeroslocales.TupadrecomprótrescajasdeBlackTalonsjustoantesdequelasretirarandelmercado.

—¿Entonces…?—Esoaumentalasprobabilidadesdequefuerautilizadoeserevólver.Piensanquetúteníasacceso

aél.—Unapausa—.¿Haaparecidoya?Meestabasondeando,tratandodesonsacarmeinformación.—Nolosé—respondí.

—Bueno…,nolotienen,yesoresultasospechoso.—¿Quémás?—pregunté,conscientedequeteníaquehabermás.Podíaoírsurespiraciónalotro

ladoyescuchéelclicdeunencendedorysusfuerteschupadasalinhalarelhumounavezprendidoelcigarrillo.

—Dicen que tu coartada no se tiene en pie.—Otra pausa—.Que lesmientes acerca de dóndeestuviste.

Eseeraelasunto.—¿Porquépiensaneso?—pregunté,sorprendidodequemivozsonaraconlatranquilidadcon

quelohacía.—Nolosé,peroestánconvencidos.Añadeaesoelfactordinero,ylacosaparecesólida.—¿Estáshablandode…?—Sí,sí.Delosquincemillones.—Lasnoticiassepropaganconrapidez…—comenté.—Muchamásdelaquetúpiensas.—¿Hayotrossospechosos?—pregunté.—¿Sabes…?Mehabríapreocupadoquenomehicierasestapregunta.—¿Loshay?—insistí.—Sí.Loshay.Hubovariosnegociosenlosquealqueseoponíaatupadrelodespacharonporla

vía rápida.Perdónameque te lodiga,pero tupadreeraunmalbicho.Listo,peronoprecisamenteescrupuloso.Sacódesuscasillasaunmontóndegente.

—¿Aalgunoenparticular?—Aunoscuantos.Peroaningunoquetuvieraunincentivotanobvio.Algunosexpresidiariosque

fueronpuestosen libertadpor laépocaenque lomataron.Están siendo investigados.El fiscaldeldistritoestátirandodetodosloscabossueltosmientrasseresuelvelacuestióndetucoartada.AhoraMillshaapretadolastuercas.Elfiscalyanoterespalda.

Nomesorprendió.MillsdebíadehabercensuradoladecisióndeDouglasdepermitirmeverelescenariodelcrimen.EllahabíaconsentidomipresenciaporqueDouglasselohabíapedido.Anadieleimportaríasielcasoquedabaviciadoporculpadeeso.Alfinyalcabo,eradecisiónsuya.Millsyase apañaría si en esta ocasión soplabanmalos vientos. En circunstancias normales, yo lo hubierasentidomuchoporDouglas,porquenuestraamistadlehubieracausadoproblemas;peronoeraasíahora.Nadapodíaimportarmemenos.

Porque Douglas llevaría adelante el caso, tanto si tenía que detener a Jean como si tenía quedetenermeamí.EsosignificabaqueDouglasibadetrásdelafamiliayqueelpasadoerairrelevante.Recordé nuestra entrevista en el aparcamiento, la forma como sus facciones se habían mostradoinexpresivasentornoasunarizota.Yoeraparaélunasimplepresa:metragaríaomeescupiría,igualqueharíaconcualquierotro.

—¿Quiéndicequemicoartadanoesbuena?—pregunté,sabiendoqueTaranopodíaayudarme.—Nolosé,perohayalguienqueaduceunmotivoparanodarlaporbuena.Lospolicíaslocreen

así.Millsdicequetúlecaístebiendesdeelprincipio.Quelomásdequeteacusabaeradeentorpecersuinvestigación.Peroahorarecibemuchaspresiones.Todoelmundosabequefueellaquientellevóallugardelcrimen.Ahoravegrietasenturelatoycorrelavozdequesesientecomounniñoenunatiendadecaramelos.

—Millsesunabruja.

—Noqueríadecirlo,perono tediréqueno.Séqueaborrecea losabogados, aunque tampocopuedocensurarla a ellapor eso.—Tara lodijo enbroma,pero cayócomounadeclaración—.Lolamento—seexcusó—.Soloqueríaanimarte.

—Mi mujer puede jurar que estuve con ella toda la noche —dije. Solo quería expresar lacoartada…,vercómoreaccionabaella.

—Testimonio sesgado,Work.Cualquier fiscal que se precie sería capazde desayunarse con élacribillándoloabalazos.

Estaba en lo cierto.El testimonio deBarbara eramejor que nada, pero no valía gran cosa, enespeciala la luzdel testamentodeEzra.Un juradopodía imaginarqueunaesposamentiríaporsumarido.Pero,conquincemillonesdedólarespormedio,cabíadarloporseguro.

—Perohayunaspectobuenoentodoesto—dijoTara—.¿Quieresoírlo?—Siguióadelantesindarmetiempoaresponder—:¿ConocesaeseabogadollamadoClarenceHambly?

—Sí.—Andadiciendoquetúnosabíasnadadeltestamento.Quetupadreledioinstruccionesexplícitas

paraquenosupierasnadadeélbajoningunacircunstancia.EsoleharestadoalgúnvientoalasvelasdelaMills.Hamblytienemuchocrédito.

Meimaginéalancianomirándomedesdesuencumbradaposiciónconunrictusdedesagradoensubocapatricia.PeroelhechodequeHamblyestuvieraconvencidodeesonosignificabaquefueraforzosamente verdad.Eso era lo que diríaDouglas al jurado. Podía oír incluso sus palabras: «Yojamásdudaríade lapalabradeestesobresalientecaballero».Despuésmiraríafijamenteal juradoyapoyaría lamanoenelhombrodelancianoparademostrarque losdosestabanenelmismo lado.«Estoyabsolutamentesegurodequeéljamáscomentóeltestamentoconelacusado».Acontinuaciónharíaunapausaparaapuntarmeconsudedosebosoycondenatorio.«Perohayotrasformas,damasycaballeros…Yelacusadoesunhombreinteligente…,unhombreeducado…».Alllegaraestepuntoalzaríasutonodevoz:«¡Unabogado!Queporespaciodediezañoshacompartidounbufeteconeldifunto. Que durante treinta y cinco años convivió en el hogar del pobre asesinado… ¡Su propiopadre!».

Asíseríasuinterpretación.Asíloharíatambiényo.Necesitabasimplementeunmotivo.«Quincemillonesdedólares,damasycaballeros.Unmontóndedinero…».—Ynoolvideslomásobvio—siguiólaperiodista—.Todavíalesfaltaelarmadelcrimen.Esun

granagujero.«No tan grande como el de la cabeza de mi padre», pensé, asombrado de mi propia rudeza.

Porque,siacaso,mirechazoporaquelhombrehabíaaumentadodesdesumuerte.—¿Algunacosamás?—pregunté.—Unamás—medijoTara—.Yesimportante.—¿Qué?—Nocreoquelohicieras.Poresoestamoshablandotúyyo.Nohagasquetengaquelamentarme

dehaberlohecho.Comprendí lo que quería decir. Si se corría la voz de quemehabía contado todo aquello, sus

fuentessesecaríanporcompleto.Talvezinclusopudieraverseobligadaaresponderdeacusacionespenales.

—Teentiendo—ledije.—Mira,Work…Mecaesbien.Erescomounniñojugandoadisfrazarse.Notedejespillarconel

culoalaire.Noseríalomismosinti.Lodigodeveras.Noestabasegurodeloquequeríadecir,peroledilasgracias.—Cuando llegue el momento—prosiguió—, cuéntamelo todo…, amí, solo amí. Si hay una

historiainteresante,quierounaexclusiva.—Todoloquetúquieras,Tara.Laoíencenderotrocigarrillo.Murmuróalgoparasí,ydespuéssuvozsehizomásfirme:—Estoúltimoquetevoyadecirvaadolerte,Work,ytepidodisculpasdeantemano.Peroyano

dependedemí.Unespantosopozoseabrióenmiestómago,ytuvelasensacióndequemicorazónseprecipitaba

porél.Supequéibaadecirmeantesdequelohiciera.—Nolohagas,Tara—lepedí—.Nolohagas.—Es decisión de mi director, Work. El reportaje se publicará. No formulará acusaciones

concretas…,sieso te tranquiliza.Yasabes…:«fuentespróximasa la investigaciónpiensan…»,esetipodecosas.Nodiráqueseteconsiderasospechoso,sinosoloqueteestáninterrogandoenrelaciónconelcrimen.

—Pero…¿publicarásminombre?—Puedoconseguirteundía,Work…,quizádos,peronocuentesconello.Sepublicará…,yen

primerapágina.Nopudeevitarunanotadeamarguraenmivoz:—Entonces…,graciaspornada,Tara.Siguióunlargosilencio,queellarompió:—Noteníaobligacióndedecírtelo…—Losé.Peroesonohacelascosasmásfáciles.—Hededejarteahora,Work.Cuídate—dijo,ycolgó.Permanecí sentado en silencio un buen rato, pensando en lo que me había dicho. Trataba de

imaginareltrenlanzadoatodavelocidadquesemeveníaencima,peronopodía.Aldíasiguiente,oalotro.Eraunacolisiónenorme,demasiadointensa.Penséenlasotrascosasquemehabíadicho…,porqueteníaquehacerlo.Forzosamente.

MuniciónBlackTalons.Eradifícilconseguirla.AhorameparecíacasiseguroquehabíandadomuerteaEzraconsupropiorevólver.Penséenmiúltimavisitaasucasa,eneldormitoriodelpisodearribaalquecualquierapodíahabersubidoaecharseunratoparadescansarollorar.Jeanhabíaido allí buscando, quizá, cierta paz. Fue allí, entonces, donde todo empezó, en aquella noche queahora parecía tan lejana. Habría ido en busca del revólver; todos sabíamos que era allí donde loguardabamipadre.Mepreguntécuántasveceshabríavuelto luegoaaquel lugaryenquépensaríamientrasestabaallí…¿Desearíacambiarelpasado,sipudiera?

Luegoestabanlosquincemillones…Nadiecreeríaqueyonopodíadisponerenabsolutodeaqueldinero:lespareceríaunamentirademasiadoobviaeinteresada.Ylapolicíasabía,además,queyonohabíapasadolanocheencasaconBarbara.Estoplanteabaungraninterrogante:¿dedóndeleshabíallegado esa información? De pronto pensé en Jean y en las palabras que trabajosamente habíapronunciado su boca mientras me miraba con las mil facetas que la luz arrancaba de sus ojosllorosos…«Lohecho,hechoestá…Papáhamuertoylohecho,hechoestá».

PeronopodíaalejardemimentelaimagendeTara.¿Porquémeayudaba?¿Quéeraloquemehabíadicho?¿Queyoeracomounniño jugandoadisfrazarme?¿Asímeveíaella, comounniño

empeñadoenponermeeltrajedemipadre?Medicuentadequeteníarazón,aunqueseequivocaraensu razonamiento.Porque, si parecíaunniñodisfrazado, eraporqueel trajedemipadre jamásmesentaríabien.Elproblemanoestabaenlatalladelapersona,sinoenlaeleccióndeltraje:unaverdadqueyomeestabaviendo forzadogradualmenteaaceptar.Losbuitresvolabanencírculobuscandounacarroña,uncuerpoconelquealimentar laruidosamáquinaqueera la justicia.Yyosabíaconseguridadquemipadrejamásseofreceríaalavista.Nuncapodríahaberhechosemejantesacrificio.Yo rezaba para que se me concediera la fuerza necesaria para hacer lo que tenía que hacer. Meimaginabaamihermana,yesomeayudabaaencontraresa fuerza.Peroelpánicoacechabaenmiinterior,alaespera,yyoalejabademíesospensamientosenterrándoloscomoalgoodioso.

Jean tenía razón.Mi padre estabamuerto, y lo hecho, hecho estaba. Solo una cosa importabaahora.

Me recliné en la butaca que había empleado durante muchos años y estudié las paredes deldespacho, en las que colgaban diplomas y mi título de abogado. Lo vi todo como si fuera porprimeravez.Allínohabía toquespersonales,nipinturasni fotos,ni siquierauna fotografíademimujer.Eracomosiunapartedemíjamáshubieseaceptadomivida,yvieraquetodoestoeratansolotemporal.Y,sinembargo,paramíeracierto,eraunapequeñapartedemí.Hastaaquelmomentotodoellome había parecido bastante normal. Pero era consciente de que en solo cincominutos podíaabandonar aquella oficina y que sería como si nunca hubieran existido los últimos diez años. Lahabitaciónnocambiaríaapenas.«Comonocambialaceldadeunaprisión»,medije.Elbufetenomeecharía demenos, y una parte demí necesitaba prender fuego a todo. Porque…¿qué importanciapodíateneresoahora?Laceldadeunaprisiónsepareceaotraceldacomounagotadeaguaaotragota.

«Tendríaquehaberfotosenlasparedes»,pensé.YarenglónseguidodecidítelefonearalagranjaStolen.Medijeamímismoquelohacíaparadisculparme,paraintentarunavezmásponerenordenelpasado,peronoeratodalaverdad:necesitabaoírsuvoz,necesitabaoírledecirunavezmásquemeamaba.

Peronohuborespuesta.Paracuandosalíhaciaeltribunal,elcielosehabíaencapotadoyahoraestabatapadoporgrandes

nubarronesqueamenazabanlluvia.Tuvelasensacióndeagacharmebajolapresióndeaquelcielo,yteníaelcuerpoinclinadocuandoentréeneledificiodelosjuzgados.Habíaesperadoencontrarquetodosme trataban de distintamanera, como si estuvieran al tanto de todo, pero no fue así. Habíaimaginadolopeor,unrechazopúblico,peroendefinitivafuesoloundíamásenlosjuzgados.Asistí,pues,casiensilencioalalecturadelasvistasprogramadas,dirigiéndomealtribunalamedidaqueibasiendoleídalalistadecausas:estaparapresentarunapetición,estaotraparaservistaenjuicio.Despuéssalíaencontrarmeconmisclientesenelatestadovestíbulo.

Erancasos insignificantes, faltasodelitosmenoresengeneral; teníaqueecharunvistazoa lascarpetaspararecordardequéseacusabaamisclientes.Latípicamorralladeloslunes…,salvounmuchachoque,enmiopinión,talvezfuerainocente.Habíaelegidosucasoparapresentarloajuicio.

Estábamosdepiejuntoalapuertadelasala,envueltosenhumodetabacoyutilizandoyocomoescritoriouncubodebasura.Habléprimeroconotrodelaposibilidaddepresentarunapetición.Eraun hombre de cuarenta y tres años, obeso y divorciado. Asentía compulsivamente mientras lehablaba,conel labio inferiorentreabiertosobreunosdientesmanchadosporel tabacoy lacamisaempapada ya por un sudor dulzón y enfermizo.Los «sudores del pánico», como los llamábamos.

Eranalgofrecuente.Paralamayoría,unjuiciocriminaleraunasituaciónextraña,algoquenuncaseproducíarealmente.Peroque,depronto,sehacíarealidad:oíastunombrepronunciadoenvozaltaenunahabitaciónllenadecriminales,alguacilesarmadosyelrostroseverodeljuezpresidiéndolotodo.Haciaelmediodía,laatmósferadelvestíbuloseríasofocante,yestaríallenoarebosar;enelinteriordelasalatodavíaseríapeor.Paraesedíasehabíanprogramadoquinientoscuarentacasos:todounmicrocosmosdecodicia, ira,celosy lujuria.Podíaspensarcualquieremoción:allíencontraríaseldelitoque laencarnaba.Y todosellos semovíananuestroalrededor, comounmar ilimitado:unobuscandoasuabogado,otroasutestigo,eldemásalláasuamante.Otrosbuscandosolofumaruncigarrilloparamatarelratohastaquelollamaranacomparecer.Muchoshabíanpasadotantasvecesa travésdel sistema judicial,queyaerangatosviejos.Otros,comomi representado,conocíanporprimeravezlossudoresdelpánico.

Lohabíanacusadodeagresiónsexualaunamujer,undelitograveclasificadocomoAl,próximoalafelonía.Vivíafrentealacasadeunajovenmuyatractivaquehabíaestadosufriendoproblemasmatrimonialesconsumarido,unpastordelaIglesia.¿Quecómosabíaestomicliente?Puesporquedurante meses había estado utilizando un escáner para interceptar sus llamadas telefónicasinalámbricas.Duranteestetiemposehabíaconvencidoasímismodequelacausadelosproblemasdelmatrimonioeraquelamujerestabaenamoradadeél…,unasuposiciónquecualquieraquetuvieraojos en la cara podía decir que era absurda. Pero que él creía a pies juntillas. La creía ahora, lomismoqueseissemanasatráscuandoselashabíaarregladoparaentrarenlacaravanadelapareja,lahabíaempujadocontralaencimeradelacocinayhabíarestregadosusexoporencimadeldeella.Nohabía habido violación, ni penetración, puesto que en todomomento habían conservado las ropaspuestas. Se mostraba reticente a la hora de explicar por qué había acabado dejándola. Pero yosospechabaquehabíatenidounaeyaculaciónprematura.

Yadesdenuestraprimeraconversaciónhabíaexpresadosudeseodeirajuicio.¿Porqué?Porquedecíaqueellahabíaqueridoquehiciera loquehizo.Y,por lo tanto,nomerecíasercastigadoporello.¿Osí?

«Noestaríabien,seloaseguro.Ellameama.Ellalodeseaba»,mehabíadicho.Yoodiabaalosquesudanporefectodelpánico.Teescuchan,perosiemprebuscabanacercarse

demasiadoati,comosirealmentepudierassalvarlos.Tressemanasantesnoshabíamosencontradoenmidespachoymehabíacontadosuversióndelahistoria.Laversiónquedabalavíctimaeralaprevisible:queapenasloconocíadenombre,queloencontrabarepulsivofísicamenteyquenohabíapodido dormir una noche entera desde el día en que aquello ocurrió.Me pareció completamentemerecedoradecrédito.Unamiradaaellayel juezdejaríacaerelmartillosobremidefendido.Deesonocabíalamásmínimaduda.

Alfinalconvencíamiclientedequeleconveníaaceptarunaacusacióndeagresiónsinmás.Eraun cargo menor, y yo haría un trato con el fiscal del distrito. Lo sentenciarían a realizar algúnserviciocomunitario,peronoaunapenadecárcel.

En el vestíbulo vi cómo se pasaba la lengua por los labios y distinguí saliva reseca en lascomisurasdesuboca.Necesitabaexplicarleloquecabíaesperarydecirlecómoteníaquedirigirsealtribunal.Peroélsolodeseabahablardeella.¿Quémehabíadichodeél?¿Quéaspectotenía?¿Quéropallevabapuesta?

Tenía,ensuma,todoslosnúmerosparaconvertirseenmiclienteparatodalavida.Lapróximavez,lepodíasalirpeor.

Leadvertídequeeljuezordenaríaquesemantuvieraalejadodelavíctimayqueelacercarseaella supondría una violación de los términos del alegato. Él no lo entendió o, si lo hizo, no leimportóenabsoluto;peroyohicemitrabajo,porrepugnantequefuera,ypudovolverasuagujeroyasusoscurasfantasíasacercadelamujerdelpredicador.

Misegundoclienteeraunjovenderazanegra,acusadoderesistenciaa laautoridad.Elpolicíadijoquehabíaentorpecidounarrestoyquehabíaincitadoalamultitudquepresenciabalaescenaadargritoscontralosagentes.Micliente,empero,contabaunahistoriacompletamentedistinta.Habíanhechofaltacuatropolicíasblancosparadeteneralhombrede razanegraquehabíasidoarrestado.Cuandoeloficialqueestabaalmandohabíapasadojuntoamicliente,veníafumandouncigarrillo,alavistadelocualmiclientehabíacomentadoenvozalta:«Estaeslarazóndequenopuedadeteneranadie:queestáustedfumando».Eloficialsehabíaparadoparadecirle:«¿Quiereustedqueloenvíeala cárcel?».Mi cliente había soltado una carcajada: «Usted no puede detenermepor eso», le habíadicho.

Elpolicíalehabíapuestolasesposasylohabíametidoenelcochepatrulla.Yenesasestábamosahora.

Yodabacréditoalrelatodemicliente,sobretodoporqueconocíaaaqueloficialdepolicía.Eraunhombregordo,malhumoradoyqueempalmabauncigarrilloconotro.Eljuezlosabíatambién.Asíquepenséqueteníamosposibilidadesdelograrunaabsolución.

Lavistadurómenosdeunahora.Miclientesaliólibre.Avecesresultafácilencontrarunadudarazonable.Otrasveces, no.Mientras le estrechaba lamanoyme alejabade lamesade la defensa,miréporencimadesuhombroyviaDouglasdepieenelpequeñoentrantequehayalfondodelasala de vistas. Él no solía acudir al tribunal del distrito, no sin algún motivo especial al menos.Levanté lamano para saludarlo como de costumbre, pero él semantuvo con los brazos cruzadossobreelpecho.Apartélavistadesusojosentornadosparadespedirmedemifelizclientey,cuandomevolvídenuevoamirarlo,Douglashabíadesaparecido.

Esta circunstancia disipó de golpe la última de mis ilusiones, dejándome desnudo ante lasverdadesque llevaba toda lamañanasinquereraceptar.Depronto la salapareciódarvueltasyunsudor repentino y caliente bañó mi rostro y las palmas de mis manos: los sudores del pánico,surgidos esta vez desde dentro de mí. Abandoné la sala con pasos vacilantes, pasé junto a otrosabogadossinoírlosniverlos.Mehundíluegoenlamasahumanaqueseapretujabaenelvestíbulo,buscandoatientasmicaminocomosiestuvieraciego.Tropecécasicontralapuertadeloslavabosynoperdítiempoencerrarladeunodelosretretes.Lascarpetassemecayerondelasmanosalsueloen el instante en que mis rodillas chocaron contra las húmedas baldosas sucias de orines. Yfinalmente,enunaarcadaquemeparecióinterminable,vomitéenelhediondoinodoro.

17

Finalmente,meincorporé.Salíalexteriorybusquéelairefresco,quesoplósobremirostroylobarrió dejándolo limpio. A mi espalda se alzaba el edificio de los juzgados, pálido contra unfirmamento monolítico. La luz era plateada y tenue, una luz fría. Abajo, por la acera, pasaba unreguero continuo de gente: personas normales, que hacían cosas normales, aunque parecíanencorvadasporelpesodel firmamento, inclinadashacia laaceramientras ibancolinaarribahaciarestaurantes y tiendas. Ninguna de ellas miraba hacia los juzgados al pasar por delante.Probablementenisiquieralesdedicabanunpensamiento;enciertamanera,lasodiaba,odiríamejorquelesteníaenvidia.

Mis ojos se desplazaron calle arriba hasta la descolorida puerta del bar local del centro.Necesitabaalmorzar,peroqueríaunabebida.Ladeseabatanvivamente,quecasinotabasusaborenlaboca.Depie allí,mientras fantaseaba sobreuna cerveza fría,medi cuentade lomuchoquehabíaestadobebiendoenlosúltimosaños.Nomepreocupaba.Erasoloelmenordemisproblemas,unapequeñarevelaciónentreotrasmuchomásgraves.Perodecidíacabarconél.Asípues,meencaminéaldespachobajandoporlaampliaescalinatadelosjuzgados.

Unavez en la aceragiréhacia la zonade los abogados. Ibamirándome lospies, así que tardéunos momentos antes de advertir miradas extrañas pero, finalmente, caí en la cuenta de ellas.Mientrascaminaba,lagentesedeteníaamirarme…,personasconocidasmías:unpardeabogados,unaseñoraquetrabajabaenlasoficinasadministrativas,dospolicíasquesedirigíanaljuzgadoparadeclarar enun juicio.Todos se deteníanpara vermepasar, y yo tenía una sensaciónde irrealidad,comosi estuvierancongeladosenel tiempo.Veíacongranclaridadsusexpresiones: incredulidad,curiosidad, desagrado.Habíamurmullos también cuando abogados a los que conocía desde hacíadiezañossenegabanamirarmeycuchicheabanentresítraslapantalladesusmanos.Mispasossehacíantorpesylentosmientrascruzabaaquellaextrañaescenayporunmomentohastasemeocurrióque caminaba hablando para mí mismo o que llevaba la bragueta abierta. Pero cuando doblé laesquinaysalíalazonadelosbufetesdelosabogadosmedicuentadelainsoportableverdadyloentendítododerepente.

Lapolicíasehabíapresentadoenmidespachoysehallabaenel interior.Habíacochespatrullafrente a la entrada, iluminándola con sus luces centelleantes. Vehículos sin identificación habíanaparcadoaltuntún,condosruedasenlaacerayotrasdosenlacalzada.Losagentesentrabanysalíandemi despacho llevándose cajas.Los curiosos formaban grupos dispersos: pude reconocer a casitodosellos:eranabogadosque trabajabanen lasoficinaspróximas.Sussecretarias.Susbecariosysusordenanzas.Lamujerdeunode ellos se llevó lamanoa lagarganta, como si temieraqueyopudierarobarlesusjoyas.Mequedéhelado,perodealgúnmodomantuvemiairededignidad.Solounabogadoseatrevióamirarmealosojos,perosumiradafuecomoyohabíaimaginadoquesería.Douglassehallabaalgoapartado,enfundadoenunabrigogrisquelesentabacomosifueraunsaco.Estabadepiejuntoalapuertaynuestrosojosseencontraroncomoporuntácitoacuerdo.Despuésélsacudiólacabezayvinohaciamíapartandoalamultitud.Mecostóunesfuerzodevoluntad,perofuihaciaélparaencontrarnoslosdosenplandeigualdad.

Él levantó lasmanos con las palmas hacia arriba, pero yo fui el primero en hablar. La genterespetabaladistanciaynosobservabaensilencio.

—Supongoquetendrásunaordenderegistro—ledije.Douglastomónotademiaspectoymedicuentadequevioloqueesperabaencontrar.Conlos

ojosenrojecidos,caradeandarhuyendo…Eralavivaimagendelaculpabilidad.Cuandohabló,nohabíatristezaensumirada.

—Sientohabertenidoquellegaraesto,Work,peronomehasdejadootraelección.Los agentes de policía seguían entrando y saliendo demi despacho. Almirar por encima del

hombrodeDouglas,distinguíporprimeravezamisecretaria,quedabalaimpresióndefragilidadyabatimiento.

—Siemprehayotraelección—dije.—Noenestecaso.—Megustaríaveresaorden.—Porsupuesto.—Douglassacólaordenylamirésinleerla.Algonoencajabaenaquelcuadroy

necesitabatiempoparaaveriguarquéera.Cuandolodescubrí,fueundurogolpeparamí.—¿DóndeestáMills?—Miréamialrededor.Nohabíanirastrodesucoche.Douglasvaciló,yfuesutitubeoloquemerevelólaverdad.—Estáenmicasa,¿no?¡Estáregistrandomicasa!—Tómateloconcalma,Work.Tranquilízate.HagamosestocomoDiosmanda.Losdossabemos

cómovanestascosas.DiunpasohaciaélynotéporprimeravezqueeramásaltoqueDouglas.—Sí,yasécómovanestascosas.Tútesientesfrustradoymesacasamídemiscasillas.¿Crees

quelagenteolvidaráesto?—añadíconunademán—.Miraatualrededor.Nadavolveráaserigual.Douglas estaba inconmovible y no se conmovió.Mirabami barbilla tan de cerca que hubiera

podidoalargarloslabiosybesármela.—Nome lopongasmásdifícilde loqueyaes. ¿Vale?Ningunodenosotrosdeseaestar ahora

aquí.Nopudeevitarqueelsarcasmoafloraraamivoz.—TeestásolvidandodeMills—observé.Douglassuspiró:suprimerindiciodeemoción.—Yatedijequeno lacabrearas.Te loadvertí.—Dudócomosinoacabaradedecidirse—.No

deberíashaberlementido.—¿De quémentirame hablas?—pregunté, en un tono de vozmás alto de lo que pretendía—.

¿Quiéndicequehementido?Mesorprendiódeprontouncambioensucara.Diolaimpresióndequeseablandaba.Meagarró

porelbrazoymealejódelamuchedumbredecuriosos.Juntoscaminamosporlaacerahastallegarfueradelalcancedesusoídos.Vistosdelejospareceríamoscomponerunaescenahabitualenundíanormal en la zona de los abogados: dos de ellos cambiando impresiones sobre un caso ocompartiendounchistedemalgusto.Conlaúnicadiferenciadequeaquelnoeraundíanormal.

—Te lo estoy diciendo porque consta en la declaración jurada que ha apoyado la orden deregistro,yporqueensumomentotendrásaccesoaella.Nohabríamospodidoconseguiresaordensinindicarunacausaprobable…

—Nomevengasconclasesacercadelaleysobreregistroyobtencióndepruebas,Douglas.Vederechoalgrano.

—SetratadeAlexShiften,Work.Contradicetucoartada.LedijisteaMillsquelanocheenque

murió tumadre, tú, JeanyEzra fuisteis acasadeEzraal salirdelhospital.Ledijiste tambiénquedespuésdedejarlacasadeEzrafuistedirectamentealatuyaypasasteallítodalanocheconBarbara.Alexafirmaqueesonoescierto:lohadeclaradobajojuramento,dehecho.

—¿CómodiablospodríasaberAlexsiesoesciertoono?Douglassuspiródenuevoymedicuentadequeaquellaeralapartequemásloincomodaba.—SelodijoJean.Tuhermanafueatucasamástardeesanoche.Dicequequeríahablarcontigo.

Llegóallíenelmomentoenquetúteibas.Esodebiódeserbastantetarde,enalgúnmomentodespuésdelasdoce.ViocómoteibasconelcocheyluegovolvióasucasayselocontóaAlex.EstaselodijoaMills,yenesasestamos.—Hizounapausayse inclinóhaciamí—.Nosmentiste,Work.Nonoshasdejadoelección.

Bajélavistaycerrélosojos.Lossucesosdeaquellanochecomenzabanaaparecerclarosparamí.JeansiguióaEzraalcentrocomercialyallílomató.LuegofueamicasaatiempodevermesalirparalagranjaStolen.Sabía,pues,quemehabíamarchado.YselocontóaAlextambién.Peroloqueningunadelasdospodíasabereraadóndehabíaidooquéhabíahecho.Loúnicoquemepreguntabayoahoraeraelmotivo.¿PorquéhabríaidoJeanamicasa?¿YteníaaúnensupoderelrevólverdeEzracuandollegóallí?

Cuando levanté de nuevo la vista, vi que Douglas había adoptado una postura de pacientecomplacenciayledediquéunafríasonrisa.

—Tuordenderegistroseapoyaenuntestimoniodeoídas,Douglas.—Tampocotienesquedarmeclasestúamí,Work.PrimerovinoAlex,peroluegointerrogamos

aJean.Seresistíaadeclarar(deberíassaberlodesobra),perocorroborólodeclaradoporlaShiften.Mesentímareadodenuevomientrasunsudorfríoatenazabamicuelloydescendíapormiespina

dorsal.VielrostrodeJean,elferozabandonoqueseplasmabaensusojosmientrassollozaba:«Papáestá muerto…, y lo hecho, hecho está… ¿Verdad, Alex? Es así, ¿no?». Lo que me hundía, sinembargo,erasaberqueellaselohabíacontadoalapolicía.Douglassedabacuentadeeso;loleíaensusojos.

NotélosdedosdeDouglasalrededordemibrazo.—NoirásadecirmeahoraqueJeanmiente,¿eh,Work?Jeanjamásmentiría.Nuncaacercadeuna

cosaasí.MirémásalládeDouglas,observandoaaquellamultituddegentequehabíansidocompañerosde

trabajocuandomenos,einclusoamigosenelpeordeloscasos.¿Quéeranahora?Loshabíaperdidopor completo. Se habían alejado ya demí como si estuviera en prisión.La serpiente del temor sedesenroscabaenmivientreperolasoslayépararesponderalfiscaldeldistritolomejorquepodía.

—Nopuedoimaginarmequeellainventaraeso,Douglas.Jean,no.Asíera.Yohabíadejadomicasapasadamedianoche,y,por lovisto, Jeanmehabíavistosalir.

Pero…¿quéhabíacreído?¿Sehabíaconvencidoasímismadequeyohabíamatadoanuestropadre?¿Habíallegadoaeseextremo?¿Oestaríasimplementefingiendo?Silamuerteerasuficientecastigoparaelhombrequehabíamatadoanuestramadre,¿cuáleraelquememerecíayo?HabíahechomíalaverdaddeEzra.¿Cuántopodíaodiarmeporhaberhechoeso?

—Barbaraapoyamicoartada,Douglas.Estuveconellatodalanocheyellalodeclararáasí.Notienesmásquepreguntárselo.

—Yalohemoshecho—dijoDouglas.—¿Cuándo?—pregunté,atónito.

—Estamismamañana.Ahoraloentendía.—Mills —dije—. Ha hablado con Barbara esta mañana. —Imaginé a Mills en el restaurante.

Estabaalcorrientedequeeljuezaccederíaadictarlasórdenesderegistro.Poresoqueríasabermihorario—.¿Vasadetenerme?—pregunté.

Douglasfruncióloslabiosyapartólavista,comosilapreguntaloturbara.—Seríaprematuro—dijofinalmente,loquesignificabaqueaúnnoteníapruebassuficientespara

procederaunarresto.Entoncesloentendí.SiBarbaralehubieradichoalgodiferente,Douglashabríaobtenidotambiénunaordendedetención.Poresohabíanesperadotantoparainterrogarla:sabíanloquelesdiríayqueunaconfirmacióndemicoartadapodríaperjudicarsusolicituddeunaordenderegistro. El juez hubiera podido dudar.O sea quemás valía, en su opinión, conseguir primero laordenderegistro.YsiBarbaraleshubieradichoalgodistintoqueinvalidaramicoartada,Douglasyyoestaríamosmanteniendoahoraunaconversaciónmuydiferente.

Asentí y me dediqué a estudiar por última vez aquella escena callejera como si tratara dememorizarlaspequeñascosasquesiemprehabíadadopordescontadas.

—Deacuerdo.Entonces,procuraréapartarmedetucamino.EmpezabaairmecuandoDouglashabló:—Sideseashacerunadeclaración,seríaunbuenmomento,Work.Mevolvíeinclinéelcuerpohaciadelante:—¡Quétezurzan,Douglas!Ahítienesmideclaración.Douglasnisiquierapestañeó.—Esonoteayudarágrancosa,Work.—¿Quieresquetelopongaporescrito?—lepregunté.Douglasfruncióelceñoymiróatrás,amioficina.—NoledigasaJeannadadeesto—mepidió—.Tieneyademasiadosproblemasparaquetúle

causes más ahora. No quiero que la enredes confundiendo las cosas para ella. Ha hecho ya unadeclaraciónjuradayesoesloqueimporta.

—Túnotienesautoridadparaeso,Douglas.Nopuedesordenarmequememantengaalejadodemihermana.

—Pues,entonces,teharéotraadvertencia:interfiereencualquieretapadeestainvestigaciónymeveráscaersobreticonunadurezaquetepareceráimposible.

—¿Algunacosamás?—pregunté.—Sí.Otramás.Hamblylegalizóhoyeltestamentodetupadre.¡Enhorabuena!Loseguíconlavistamientrassealejaba.Endirecciónamidespacho.Amivida,pordecirlode

otramanera.Desaparecióenelinterior,yloscuriosossearremolinaronjuntoalapuerta.Enaquelinstante,me

sentíademasiadofuriosoparaatemorizarmeysolomepreocupabalafacilidadconquehabíahechotrizas la envoltura de seguridad que protegíami vida.De nuevo advertía sobremí lasmiradas detodos,peroyanoerandecuriosidad.Eso,sobretodo,eraloquemásmerepugnaba.Yoconocíaaaquellaspersonas,yellas,asuvez,meconocíanamí.Sinembargo,encadaunadesusmiradassehacíapatentequenomeveían solocomounsospechoso, sinoquemecondenaban;queestabaallísolo en una tierra hostil. Preferí, pues, marcharme. Rodeé la manzana caminando y volví alaparcamientodelapartetraseradeledificio.Unavezallí,memetíenmifurgonetaysalícondestino

desconocido.Alcabolleguéalparque:teníamicasaenfrente,comosifueraladeunextraño.Resplandecíaen

laluzdelatardeceryparecíamásaltadelonormalcontraelcielodeungrismetálico.Tambiénallíestabanlospolicías,unadocenaalmenos,ymisvecinossehabíancongregado,comomiscolegas,para ver qué pasaba. En menos de una hora la noticia recorrería toda la ciudad. Veía ya en miimaginaciónexpresionesdeincredulidadyasombro,perotambiénestaríapresenteenelfondounacorrientedeemociónauténtica,anteeloscurotemordeotrocolapsomásextremoaún.SesoltaríanlaslenguasydeellasemergeríalafiguradeEzracomoelhéroemartirizado,eltrabajadorybrillantehombredeleyesquehabíasacadoasufamiliadelapobrezasoloparaafrontaraltérminodesuvidaaquellainjustarecompensafinal.Ahoraloveía:lohabíaasesinadoporeldinero.

Imaginéasimismoalapolicíadentrodemicasa.Enconcreto,merepresentéaMillsmanoseandomiscosas,miscajones,miescritorio.Mirandoenelinteriordemiarmario,bajomicamayenmidesván.Nadaseríasagradoparaella.Millsseocuparíadeeso.Mividaseríadesnudada,etiquetadaymetidadentrodebolsas.¡Conocíabienaesagente,malditasea!Yahorasabíandemícosasquenoerandelaincumbenciadenadie,salvodemímismo.Quécomía.Québebía.Quémarcadedentífricousaba.Laropainteriordemimujer.Nuestrométodopreferidoparaevitarelembarazo.Todoaquellome cabreó tanto que, en lugar demarcharme, conduje la furgoneta a la casa. Barbara estaba allí,caminandoporlaentradadecoches,presadelpánicoydeladesesperación.

—¡Gracias a Dios!—exclamó—. ¡Oh, gracias a Dios! He intentado llamarte por teléfono. Heintentado…

Laestrechéentremisbrazosporefectodelacostumbre,sensibleasupánico,peroanadamás.—Losiento.Estabaeneltribunal.Yteníadesconectadomimóvil.Ellaempezóasollozar,conlavozapagadapormipecho.—Llevan aquí horas, Work. Han mirado todo. ¡Y se están llevando cosas! Pero se niegan a

decirmequé.—Seechóhaciaatrás,conlosojosencendidos—.¡Hazalgo!Túeresabogado…,poramordeDios.¡Hazalgo!

—¿Tehanmostradounaorden?—lepregunté.—Sí.Mehanenseñadoalgo,noséqué.Peropiensoqueeraunaordenderegistro.—Pues,entonces,nopuedohacernada.Losiento.Odioestotantocomotú.—Intentéabrazarlade

nuevo,paraofrecerle loquepudieradarle,peroellame rechazócondurezaempujandomipechoconlasmanos.

—¡Maldita sea, Work! ¡No sirves para nada, por Dios! Ezra no habría permitido jamás quesucedieraesto.Sehabríaopuestoylospolicíasnohubieranrechistadosiquieraparanoincomodarlo.—Sealejódemíabrazándosefuertementeasímisma.

—Yonosoymipadre—dije,conscientedelosmuchossentidosqueteníaestafrase.—¡Tienes toda la razón en decirlo! —me espetó Barbara. Después señaló con un gesto a la

multituddecuriosos—.Vanatenerunbuendíadefiestaconesto…Esoyatelopuedodecir.—¡Quésejodan!—No…, jódete tú,Work. Es nuestra vida.Mi vida. ¿Tienes idea de lo que significa esto? ¿Lo

sabes?—Piensoquesémejorquetúloquesignifica—repliqué,peroellanoqueríaoírme.Lointentéde

nuevo—:Escucha,Barbara.Vanahacerestoconosinnosotros.Nohayningunarazónparaquenosquedemosaquí.Déjamequete lleveaalgunaparte.Entraréyprobaréasacaralgunasde tuscosas.

¿Vale?Notienesnecesidaddevertodoesto.Despuéstellevaréaunhotel.Ellaestabayasacudiendolacabeza.—No.VoyairacasadeGlena.Lamomentáneacompasiónquehabíasentidopormiesposaseevaporóenuninstantedejándome

helado.—AcasadeGlena—repetí—.Claro…Cuandosevolvióhaciamí,surostroaparecíamalhumorado:—Mañana,Work.Mañanahablaremos.Ahoranecesitomarcharme.Losiento.—Diomediavuelta.

Comosiobedecieraaunaseñal,enaquelinstanteseoyóunclaxonyvienlaaceradedebajodelacasaelMercedesnegrodeGlenaWerster.Cuandomiesposasevolviódenuevoamirarme,penséquehabíacambiadodeidea—.Túhacesqueestonofuncione,Work…—dijoconfrialdadglacial—.Hacesqueasínopodamosseguir.Nopuedosoportarlo.—Empezóavolverse.

—Barbara…—dije,dandounpasohaciaella.—Teverémañana.Hastaentonces,déjamesola,porfavor.La seguí con lamiradamientrasbajabapor el caminodeaccesodecoches,hastaque subióal

elegantevehículo.AbrazóaGlenayenseguidadoblaronlasdosporlaesquinaendirecciónalclubde campo y a la fortaleza de la casa deGlena.Mientras yomiraba en dirección al parque semeocurrió un pensamiento horrible. Barbara nome había preguntado si yo lo había hecho.Ni se lehabíaocurridoplanteareltema.

De pronto noté una presencia a mi espalda y supe que era Mills antes de volverme. Vestíapantalones azules y una cazadora a juego. No le vi el arma. Su expresión era serena, lo que mesorprendiópuesesperabadetectarantagonismo.Ounaexpresióndetriunfo.Perotendríaquehaberlaconocidomejor:Millseraunaprofesionalynodisfrutaríadesuvictoriahastahaberconseguidounacondena.Despuésdelocual, todaslascuentasquedaríansaldadasyyoprobablementerecibiríasustarjetasdeNavidadenlacárcel.

—¿Dóndeestátucoche?—mepreguntó.—¿Cómo?—Supreguntamepillódesprevenido.—TuBMW.¿Dóndelohasdejado?—Noteentiendo.—Notehagaseltonto,Work.Estáincluidoenlaordenderegistro.Quieroverlo.Porsupuestoquenecesitabaverelcoche.¿Quiénsabíaloquepudierarevelarmedianteunbuen

análisisforense?UncabellodeEzraenlamoqueta.Manchasdesangreenelmaletero.Mientras lerespondía,medicuentadelofalsasquesonaríanmisexplicaciones.

—Lohevendido.Estudiómirostrocomosipudieraleeralgoenél.—Muyoportuno—dijo.—Meracoincidencia—observé.—¿Cuándolovendiste?—Ayer.—¡Ayer!—repitió—.Llevasañosconeseautomóvil.Lovendesapenasunosdíasdespuésdeque

hayaaparecidoelcadáverdeEzra, justoeldíaantesdequeyoejecuteunaordenderegistro…,¿ypretendeshacermecreerqueesunacoincidencia?—Yomeencogídehombros—.¿Porquévendisteelcoche?Dímeloparaquequedeconstancia.

Habíaenellounaamenazaclara.Respondíconunasonrisainconsciente:—Porquealguienmedijoquedejaradedarmeimportancia.—Estásjugandoaunjuegomuypeligroso,Work.Teloaviso.—¡Estáisenmicasa!¡Enmidespacho!Dametodoslosavisosquequieras.Paratuinformación,

lo vendí porqueme apeteció hacerlo, porqueno encajaba conmigo; aunque eso es algo que tú noentenderásnunca.Pero,siquieresperdereltiempo,puedesencontrarloenesecompraventaquehayenlazonaoestedelaciudad,elqueestáenlainterestatal150.Túmisma.

Estabaenfadada.Conelcochefuerademicontrol,suvalorcomofuentedepruebassereducíamuchísimo.Yosabíaqueesonoimportaba,porqueelcochenoteníanadaqueverconlamuertedeEzra,peroellaloignorabayporuninstantedisfrutéviéndolaperdersucompostura.Talcomoestabatodo,eraunavictoriapírrica,perolaaprovecharía.

—Quiero ver la furgoneta también—dijoMills indicando con un gesto el viejo vehículo queparecíaencogidoalpiedelacasa.Enaquelmomento,eratodoloqueyoposeía.

—¿Semencionaenlaordenderegistro?Untitubeo.—No—reconocióporúltimo.Lerepliquéconunacarcajadagrosera.—¿Meestáspidiendomiconsentimiento?Millsmemirófijamente:—Estásagotandolaescasabuenavoluntadqueaúntetenía.Losabes.—Oh, ya sé… Hemos cruzado ese puente. Tú quieres mi furgoneta… Consigue otro

mandamientojudicialparaella.—Loharé.—Perfecto.Pueshastaentonces,nilosueñes.A pesar de tener ambos los ojos cerrados, noté que la recorría una emoción reprimida y que

aquelloibamásalládeloprofesional.Ellameodiaba.Queríavermeencerrado,ymepreguntésinohabríaalgomásenelcasoquejustificarasuinquina…¿Algopersonal,quizá?

—¿Nohabéisacabadoyaaquí?—pregunté,señalandolacasaconunademán.Mills memostró sus dientes. Eran pequeños ymuy blancos, salvo uno de los de delante, que

amarilleabaligeramente.—Todavíano—dijo,ymedicuentadequeestabadisfrutandoconeso—.Puedesentraryvigilar,

siquieres.Estásentuderecho.Micontrolserelajó.—¿Tieneustedalgúnproblemaconmigo,detectiveMills?—Nohaynadapersonal—respondió—.Tenemosuncadáver,unrevólverperdidoyunhombre

quetienequincemillonesderazonesparamentirmeapropósitodedóndeestuvolanochedeautos.Essuficienteparamí,yhasidosuficienteparaquemeextendieranunaordenderegistro.Situvieraalgomás,tedetendría.Esotedaráideadeloseguraqueestoy.Y,siesosignificatenerunproblemacontigo,puessí,lotengo.Asíqueentraoquédateahífuera…,loquequieras.Pormiparte…,yonohe hecho más que empezar.—Se volvió para irse, pero al instante dio media vuelta y me mirólevantando el dedo hacia arriba como si lo tuviera en erección—.Yque quede claro: buscaré esecochey, si resulta quemehasmentido acerca del lugar donde está, tendré contigo otro problemamás.

Meacerquéaella,alzandoeltonodemivozparaequipararloconeldeella.—Muy bien. Haz tu trabajo. Pero recuerda que soy experto en hacer trizas esa clase de

mandamientos.No solo en cuanto a la forma como estén redactados, sino en lamanera como losejecutan.Veconcuidadoencómoloutilizas.Vuestrocasotieneyaunenormeagujero.

Aludía ami presencia en el lugar del crimen, y pudever quemi comentario daba en la diana.SabíaperfectamentequépensabaMills.CualquierindiciofísicoquemerelacionaraconelescenariodelcrimenpodíareferirsealdíaenqueencontraronelcuerpodeEzra,noaldíaenqueloasesinaron.Unabogadodefensorqueconocierasuoficiopodríavalersedeesoparacrucificaraunjurado.Millsteníamotivosparapreocuparse.Noshabíamosenfrentadomuchasvecesenlostribunalesysabíaqueyoeracapazdeaprovechartodoslosresquicios.Sisepasabaconaquelmandamiento,eljuezpodríarechazarelcasoantesinclusodellevarloajuicio.¡Sindarlesiquieralaoportunidaddeconseguirunacondena!Alobservarelrictusdesuboca,sentíunapequeñasatisfacción.Sí…,yoteníaqueprotegera Jean,peroesonosignificabaque tuvieraque facilitarle lascosasaMills,Douglasoacualquierotro.Habíaunalíneaclaraentrelounoylootro.

—Entraréparallevarmeamiperro—dije—.Amenosquequierasregistrarlotambiénaél.—Norespondiónada,yselimitóaapretarlamandíbula—.Ycuandotodoestohayaacabado,esperoquemepresentéisvuestrasexcusas.

Eraunfarol.Nohabíaformaalgunadequeaquelloacabarabienparamí.—Yaveremos—dijo;despuésdiomediavueltaysemarchósinmás.—Cerradcuandohayáisacabado—legritémientrassealejaba,perofueungestoinane.Lehabíaasestadounpardegolpes,peroellahabíavencidoelasaltoylosabía.Yaenlapuerta,se

volvióamiraratrás.Medirigiólamismamiradafríadescubriendosudienteamarillentoyenseguidasemetióenlacasa.

18

Memetídentrodemifurgonetayescapédeallí.Dejéatrásloscoches,medetuveantelasseñalesyfui de una calle a otra, pero no tenía ningún lugar adonde ir: todas las elecciones que hacía mellevabandevueltaalamismavida.Eraunamalaépoca,llenadedesagradablespreguntasyverdadesmerecedorasdedesdén.Así quevolví al parque, llenodeniños, viejosybasuradispersadapor elviento.Millsseguíaaúnenmicasa.Aparquéenlaacerayestuveobservandocómoentrabanysalíanlos policías, rastreando lo sospechoso y lo indiferente. Aquello me irritaba, pero era una rabiainerme.NopodíahacernadaenestoymisdedosselimitabanaapretarelvolantecomosifueraelcuellodeMills.Cuandosonómi teléfonomóvil, el sonidome irritó; tardé tiempoenencontrarelaparatoyendecidirmearesponder.

—Hola.—Hola,Work.¿Cómoteva?Mecostóunsegundoidentificarlavoz.—¿Hank?—¿Quién,sino?—Semostrabatenso.¿NonoshabíamosvistoenCharlotteeldíaanterior?Medabalaimpresióndequehabíapasado

unasemana.Tratédecentrarme.—Losiento.¿Quéocurre?—¿Estásbien?—mepreguntó.—Sí. —Hice una pausa, sabiendo que me estaba mostrando demasiado lacónico con él.

Consciente,también,dequemivozdistabamuchodesernormal—.Dime—dije,altiempoquemerestregabalosojos.

—Hetelefoneadoatuoficina—dijo—,yhacontestadounpolicía.Mehapreguntadominombre.—Vaciló,ofreciéndomelaoportunidaddedeciralgo,peroyopermanecícallado.¿Quépodíadecir?Casimereí—.Despuéshetelefoneadoatucasay…,¿loadivinas?

—Yasé.Estoyahoradentrodemicoche,viendocómolospolisentranysalencomosiestofueraunaexposicióndeviviendas.

—Noséquédecirte.—Nodigasnada,entonces.—Esmuyembarazoso,Work.Meponeenmalaposición.—Hizounapausaantesdeañadir—:

Supongoqueteníanunaorden,¿no?—Meparecequeesperanencontrarelarmadelcrimen—respondí—.Ocualquierotracosaque

meincrimine.—SabíaloqueHankestabapensando:queteníanunacausaprobableparasolicitarlaorden.Locualsignificabaqueyacontabanconalgoenmicontra.

—¿Hayalgunaposibilidadrealdequeteacusen?—preguntó.—Esmuyprobable—dije.Hank guardó silencio. Considerando la noticia, no podía reprochárselo. Éramos conocidos y

compañerosdecopas,peronoamigosenelsentidopropiodelapalabra.Casipodíaversudilema.Él,paralamayoríadesustrabajos,dependíadelosabogadosdefensores,peronadieensuposiciónpodíaenajenarsealapolicía.Cuandoformulósusiguientepregunta,medicuentadequeloúltimoquequeríaeratenerproblemasconlapolicía:

—¿Esserialacosa?—Pudieraserlo.Lapersonaquedirigelainvestigaciónlahatomadoconmigo.Probablementelo

leerásmañanaenlosperiódicos.—¿Mills?—preguntó,aunquenobuscabarespuesta.Supusequelohacíaporganartiempo,antes

dedecidirsureacciónantetodoaquello—.¿Hayalgoquepuedahacerporti?Suvacilacióneraobvia.Implicarseenaquellosolopodíatraerleproblemas.Eradeagradecerque

melohubierapreguntadosiquiera,peroyosabíaquérespuestadebíadarle.—Noporahora,Hank.Peroteloagradezco.—Mira…Tuviejoeraunidiota,peronocreoqueloasesinaras.—Bueno…, gracias por decírmelo, Hank. Eso significa algo. No hay muchos que digan eso

justamenteahora.Eltonodesuvozsehizomáscordial.—No dejes que te pongan nervioso, Work. Tú ya has visto estas cosas antes. Sabes cómo

funcionan.«Sabescómofuncionan».EranlasmismaspalabrasquehabíaempleadoDouglas.Decidícambiardetema.—¿Quéhaydenuevo,entonces?¿Queríasdarmeporcasualidadalgunabuenanoticia?Hanknoeraningúnbobo.Loentendió.Yonecesitabaproseguirlaconversación,llevándolaaun

terrenoneutral.—HeidoaCharterHillsestamañana—medijo—.Mehepasadounpardehorashusmeando.CharterHillserauncentrodesaludmentalenCharlotte,unodelosmejoresdelestado.Fueallí

donde Ezra había decidido finalmente ingresar a Jean después de su segundo intento de suicidio.Todavía ahora podía verlo con claridad. Los colores cálidos y las flores frescas no conseguíanocultar el dolor de los condenados a residir tras sus altosmuros de ladrillo; porque condenadosestaban, tanto si su presencia era voluntaria como si no lo era. Yo había visitado allí a Jean enrepetidasocasiones;nuncaquisohablarme,ysumédicomehabíadichoqueaquelloeranormal.Peronuncaledicrédito.¿Cómoibaacreerlo…?¡Jeaneramihermana!

Habíapasadointerminablesmesesenaquellugar.FueallídondeconocióaAlexShiften.—Mira,Hank…—empecé.—NotienenningúnhistorialdeunapacientellamadaAlexShiften—mecortó.—¿Cómo?—Niunsolodato.—Esonoesposible—dije—.Fueallídondeseconocieron.—Nolocreo.Amenosqueellaestuvieraingresadaenelcentrobajounnombredistinto.Intentéconcentrarme,perosemehacíadifícil.—¿Quémeestásdandoaentender?Hanksuspiró.—Noséqué te estoydandoaentender.Eseeselproblema.Noaclaranadayni siquiera tengo

informaciónsuficienteparaespecular;peroaquíhaygatoencerrado.Puedoolerlo.MimenteestabatanllenadeMills,quemecostabacentrarlaenalgoquenofueraella;peronada

de todoaquello importaría si Jeansalíaconbiende la investigaciónsoloparaseguirestandosolaconAlex.Estaeraelproblema.Yolosabíadealgunamanera,ynecesitabamanejarbienestedetalle.Antesdequefuerademasiadotarde.Pordesgracia,noentendíanada.

—¿Quésugieres?—lepreguntéaHank.—NecesitounafotodeAlex—respondiósindudar.—¿Quépiensashacer?—VoyavolveraCharterHills.Luego,yaveremos.Sentíunaoleadadegratitud.Hanknoincordiaríaalapolicía,deacuerdo;peroteníaqueseguir

conesto,pormíyporJean.Estoloconvertíaenunhombredignodeconfianzaenunmundotanfaltodeellos.Enciertomodo,esomereconciliabaconél.

—Teloagradezco,Hank—dije,ehiceunapausaporqueteníaquehacerla.—Olvídalo.Esunainsignificancia.—¿Quieresqueteenvíeporcorreoesafoto?—Melasarregléparaproponerle.—Es demasiado lento. Métela en tu buzón una vez se hayan ido los polis. Yo me acercaré a

Salisburyenalgúnmomentodeestanoche.Puedequeseamuytarde.Siestásencasa,meverás.Sino,lasacarédelbuzónymelallevaré.Encualquiercaso,tellamarésiaveriguoalgo.

—Esfantástico,Hank.Meocuparédedejarlaallí.En el otro extremo de la línea, Hank comenzó a decir algo, pero se cortó. Durante un largo

segundoestuveoyendosurespiración.—¿Comprendes,verdad,Work?—NoestabahablandodeAlexnideJean.—Sí.Lavidaesunamierda.Teagradezcoloqueestáshaciendo.—Vale.Tellamaré.Dicho esto, colgó, yyodesconecté elmóvil.Miré aHueso, pero estabadormido en el asiento

contiguoalmío.¿Cómopodíanocurrirtantascosasalmismotiempo?¿Cómopodíasernormalundíaytransformarsealdíasiguienteenunabismoinfernal?Cerrélosojosymeimaginélahierbaquesedoblababajounvientoprovenientedeunlugarlejano.Cuandovolvíaabrirlos,habíaunhombrejuntoamiventanilla,mirandoatravésdelcristal.Yoestabademasiadoagotadoparasorprenderme.EraMaxCreason…,elmismogorrodecaza,lamismasublimefealdad.Llevabapuestounponchodecolorrojovivo,comosiéltambiénprevieralluvia.Bajéelcristaldelaventanilla.

—Hola,Max—dije—.¿Cómoestá?Meestudióintensamente,conlosojosbrillantestrassusgruesasysuciasgafas.Despuésseñaló

micasaconunademán:—Hay polis en su casa.—Su tono era más inquisitivo que declarativo, pero yo no mordí el

anzuelo. Eso pareció irritarlo, porque sus labios descubrieron losmanchados dientes y emitió unruidoextrañodesdeelfondodelagarganta.Seinclinómás—:Cuandoloconocí,nosabíaquiénerausted.Ignorabaqueeraelhijodeeseabogadoquemencionanadiariolosperiódicos.—Suspalabrassonabanaacusación.Mirólacasaydespuésvolvióafijarlosojosenmí—.¡Yahoralapolicíaestáensucasa!¿Piensanquelohizousted?¿Loconsideransospechoso?

—Noquierohablardeesoahora,Max.Escomplicado.—Perohablaresbueno.—No.Resultapenoso.Mealegravolveraverlo,Max,peroesunmalmomento.Élnomehizocaso.—Vamos—medijo,dandolavueltaalafurgoneta—.Demosunpaseo.—Gracias,perono.Fuecomosinomeoyera.Abriólapuertadelafurgoneta.—Leirábien.Dejequeelperroduermaysalgaadarunpaseoconmigo.—Meindicóquesaliera

ytuvequeceder.Enrealidad,noteníaningúnotrolugaradondeir.Dejé,pues,aHuesodormidoenlafurgonetaysalíparaponermealladodeMax.Élmecondujo

colinaabajoporunestrechosenderodetierraquediscurríajuntoallago,alejándosedemicasa.Novolvílacabezaatrás.Maxdabagrandeszancadasysuponchoflameabasobresuspiernas.Estuvimoscaminandonueveodiezminutoshastadejarellago,pasarjuntoalaspistaspúblicasdetenisycruzaruna zona de aparcamiento cubierta de gravilla.Ninguno de los dos dijo nada hasta que el parquedesapareciópordetrásdeunapequeñacolina.Estábamosenunaestrechacalle lateral,en laquesealineaban viviendasmodestas. En algunos de los patios se amontonaban juguetes infantiles. Otrosestaban perfectamente limpios. Era, en suma, un vecindario de transición: de recién casados y deancianos.Pero…¿quéimportanciapodíatenerladiferenciaentreunosyotros?

—Voyacontarlealgo—dijoMaxfinalmente,entornandosusojosalmirarme—.Esimportante,asíqueescúcheme.Lehablarédemismanos.—Laslevantódesuscostadosydespuéslasdejócaer:teníanuncolorpálidoterroso,quecontrastabacontraelrojodelponcho,ysusdedoseranlargos—.Ustedmepreguntóantesporellas,recuerde…Ahoralecontaré.

—¿Porqué?—Tengomisrazones.Peroahora,calle.Nadieenestaciudadhaoídomirelato,ynomeresulta

fácilexplicarlo.—Deacuerdo.—Me lasdejaronasí enVietnam—dijo,yyoentendíque se refería a susmanos—.Yoeraun

muchachoentonces,igualquecualquierotro,yestabaamitaddemisegundoañodestinadoallí.Noscapturaronduranteunapatrullayperdimosacasitodosloshombres.Unoscuantoslograronescapar,peronoyo.Mehirieronenunapiernayacabéenuncampodeprisionerosnorvietnamita.Estabaalmandodeuncoronelquepensóqueteníamuchamásinformacióndelaqueyoteníaenrealidad.

Viqueletemblabanlasmanos.—Oeso,oqueeraunperfectoidiota…,porque,enresumidascuentas,creoquetantodaunacosa

comolaotra.Meestuvo«trabajando»unascuantassemanas,machacándomelasmanosaconcienciayalfinalmearrojóaunagujeroymetuvoallícincoaños.Casimemueroenaquellugar.—Diolaimpresióndequeseleapagabalavoz—.¡Cincoespantososaños!—repitió,yquedónuevamenteensilencio.Pudeverqueteníasumentemuylejosdeallí.

—Cincoañosenunacárcel—dijeyoenaquelvacío,tratandodeimaginarlo.Suvoz,cuandomereplicó,fuemuyamarga:—¡Noeraunacárcel,malditasea!Erauna jaulaconsuelode tierra,dedosmetroscuarentade

anchura.Cincoañosallídentro,muchacho.Medejabansalirdosvecesalmes.Elrestodel tiempo,todo loquepodíahacereradormir,cagaropasear.Y,sobre todo,paseaba.Cuatropasos,yvuelta.Otros cuatroyvueltadenuevo.—Memiró a la cara—.Nopuedo soportar los espacios cerrados,Work… Por eso camino. Cuando las paredes se cierran, yo salgo. Entienda…, porque no podíahacerloantes.—Hizoungestoconsustullidasmanos,indicandolosárboles,elfirmamento,todo…—.Ustednopodráentendernuncaloquetodoestosignifica…—Cerrólosojos—.¡Esteespacio!

Yoasentí,peropenséquetalvezmetocaríaentenderloalgúndía.—¿Porquémecuentaustedtodoesto?—lepregunté.Élabriólosojosyviquenoestabaloco.Torturadoyatormentado,sí,peronoloco.—Tengo un problema con la autoridad—me dijo—, ¿comprende? No soporto la vista de un

uniforme.Ylavisióndeesospolicíasrondandoporaquínohahechoquecambiaranprecisamente

mis sentimientos por ellos. No puedo decir queme traten con afecto y respeto.—Una sonrisa sedibujóensutoscorostro—.Nopuedohablarconlospolicías.Noloharé.¿Comprende?

Lo entendía pero no del todo. ¿Qué tenía que ver aquello conmigo? Se lo pregunté, y él norespondiódeinmediato,sinoquesevolvióysiguiócaminando.Yocorrítrasél.

—Ustedyavecómocamino—medijo—.Siempre.Acualquierhora.Tantomedaqueseadedíacomosiesdenoche.Lasparedessecierranyyomepongoacaminarporquetengoquehacerlo.

Doblamoshacialaderechayentramosenunacallebiencuidada,endondelascasasteníantodasunencantopropio.Maxseparófrenteaunadeellas,unacasitarodeadadecéspedyconsetosquelaseparaban de sus vecinas a derecha e izquierda. Estaba pintada de color amarillo, con persianasazules,y teníaunpardemecedorasdelante,enelporche.Losrosalescrecíanserpenteandoporunespaldarapoyadoenunachimeneadepiedra.MiréaMaxymedicuentaderepentedeloaltoqueera.

—Selocuentoaustedporquenoquieroira lapolicía.—Mifrustracióndebiódemanifestarseclaramente,puessequitóelgorroyse rascó losapelmazadoscabellosqueaquelocultaba—.AsupadrelomataronlanochesiguientealdíadeAccióndeGracias,¿verdad?Estaballoviendo…

Asentí,mientrasnotabaunextrañonudoenlabocadelestómago.—¿Y,por lovisto, encontraronsucadáverenelcentrocomercialTowne,esequeestácerrado

ahora,juntoalacarreterainterestatal?¿Dondeelríosehundeenelsubsueloycorrepordebajodelaparcamiento?

—¿Cómo…?—empecé,peroélnorespondió.Eracomosihablaraconsigomismo,pero tenía losojos intensamenteclavadosenmí,hastael

puntodequelossentíacomosimequemaran.—Leestoycontandotodoestoparasituarlo.Esimportante.—¿Porquéesimportante?—pregunté.—Selocuentoporquenocreoquemataraustedaesehombre.Elnudoquesentíaenmiestómagoseexpandió,transformadoenunaoleadadecalorqueinvadió

mismiembrosehizocosquillearmisdedos.—¿Quémeestádiciendo?—Siempreestoycaminando—siguió—.Unasvecesporlossenderos.Otrasporelparque.—Una

pausa—.Y,enocasiones,tambiénporlacarreterainterestatal.—Medicuentaentoncesdequeloteníaagarradoporelantebrazo,cuyotactodabalasensacióndeagarrarunmiembroesqueléticoydurobajolaenvolturaresbaladizadelplástico.Élnisiquieralonotó—.Recuerdoesanocheporlalluviayporque fue justo después del día de Acción de Gracias. Era tarde ya, pasada medianoche. Vi loscochescercadelcentrocomercial.Nuncahaycochesallídenoche.Esunlugaroscuro,dondepuedehaberunvagabundoodos,oquizáunosdrogatas,peronomás.Enciertaocasiónpresenciéunapeleaallí,hacemuchotiempo,perojamáshevistocochesaparcados.Noaesashoras.

Elcorazónmelatíaagolpes;teníasecosloslabios.¿Quémeibaadecir?Atisbéatravésdelosgruesos y sucios cristales de sus gafas en busca de algo: de un indicio de lo que se disponía acontarme.Dealgúnmotivoparanosentirmeaterrado.

—¿Oyóustedalgo?—lepregunté—.¿Vioalgunacosaallí?¿Comoqué?—Medicuentadequeestaba apretando su brazo con tal fuerza que hasta a mí me dolía la mano, sin que aquello lomolestara.Meobliguéaaflojarlapresión.

—Quizáseaimportante.Oquizáno.Nolosé,enrealidad.Peropiensoquetalvezalospolislesgustaríasaberlo.Alguiendeberíadecírselo.

—Decirles…¿qué?—Mesaliócasiungrito.—Vi que alguien salía esa noche del centro comercial…, a paso vivo, pero sin correr.

Quienquieraquefuesesemovióhastamásalládeloscochesyarrojóalgoalaalcantarilla.Despuéssesubióaunodeloscochesyselargódeallí.

LatrascendenciadeaquellarevelacióndeMaxcayósobremícomoalgoasombroso.—Elañopasado…—repetí—,lanochesiguientealdíadeAccióndeGracias…¿Diceustedque

vioaunapersonasalirdelcentrocomercialTowne,arrojaralgoalacorrientedelasaguasdelluviaeirseluegoenuncoche?

Maxseencogiódehombros:—Esloquelehedicho,sí.—¿Sefijóustedenelaspectodeesapersona?—pregunté.—No.Sentíungranalivio.NopodíaidentificaraJean.—Eranochecerrada, llovía,yaquellapersonaestaba lejos,vestidaconunabrigoy tocadacon

sombrero.Todomuyoscuro.Peronocreoquefuerausted.Lesoltéelbrazo,peronomediolasensacióndequelonotara.—¿Porquénopodíaseryo?—Aquellapersonaeramásbaja,creo.Demedianaestatura.Usted,encambio,esalto.—¿Erahombreomujer?—¿Quiénpodríadecirlo?Cualquieradeellos.—Peroustedafirmaestarsegurodequenoerayo…Maxseencogiónuevamentedehombros:—Llevocuatroañosviéndolo.Ustednuncahacenada.Sesientaensuporcheybebecerveza.He

conocidoamuchosasesinosyhevistounmontóndecadáveres;ynolocreoaustedcapazdemataraunhombre.Peroesloquepienso,solomiopinión.

Deberíahabermesentidoofendido,peronoloestaba.Maxteníarazón.Apesardehaberidoalafacultad de derecho, de haberme casado y de llevar un bufete, jamás hacía nada. Me limitaba adejarmellevar.

—¿Quéropallevabaaquellapersona?—pregunté.—Ropasoscuras.Sombrero.Esoestodoloquepuedodecir.—¿Yloscoches?¿Puededecirmealgoacercadeellos?—Unoeragrande.Elotronotanto.Ycreoquenoeranegro,sinosimplementeoscuro.Reflexionéunminuto.—¿Encuáldeellossemetióesapersona?—Enelpequeño.Losiento,peronopuedodecirlemás.Estabanabastantedistanciayyonoestaba

prestandoatención,enrealidad.—¿Quéocurrióconelcochegrande?—Estabaallícuandoyomemarché.Piensequeibadepasotansolo,quenomequedé…Dosdías

mástardepaséporelmismolugar,peroyanovielcoche.—¿Quéarrojóaquellapersonaalsumidero,Max?¿Loviousted?—No,perotengounateoría;lamismaqueusted.—Dígame—loinsté.Peroyalasabía.—Cuandounapersonalanzaalgoaunhoyoenelterreno,tienequeseralgoquenoquiereque

encuentren.Losperiódicosdicenquelospolicíasestánbuscandoelarmaquematóasupadre.Piensoque,sibuscaustedbajolaalcantarilla,laencontrará.Peroesmiopinión,nadamás,yyonoentiendodeesto.

Mirélascosasatravésdesusojos.Comosihubieraestadoyoallí.Porsupuestoquesetratabadelrevólver.¿Ysilapolicíaloencontraba?Sehabríaacabadolapartida.Peroaquellaironíaeracomounahorcaclavadaenmisentrañas.Cuandoencontraronel cadáverdeEzraenel centrocomercialpasé un mal trago, pero mis recuerdos de aquel aciago día, ahora ya distante, eran solo eso:recuerdos. Pero allí estaba el túnel, la garganta, y ahora tendría que volver allí para encontrar elrevólver antes de que los policías lo hicieran.Antes de queMax decidiera que debía contárselo aalgúnotro.YqueDiosmeayudara.

—Hahechobienendecírmelo,Max.Seloagradezco.—¿Selodiráalapolicía?Yonopodíamentirlealacara,asíquelerespondíconlomásparecidoalaverdadquepodía:—Haréloquetengaquehacer.Muchasgracias.—Tenía que decírselo a usted—observóMax, y había algomás en su tono de voz, algo que

callaba.Mevolvíhaciaéljustoenelinstanteenqueuncochenosdejabaatrás.Susojosestabanfijosenél

ylosiguióconlamiradahastaquedesapareció;despuésvolvióamirarme.—Llevo viviendo diecinueve años en esta ciudad, Work; casi veinte ya; y en este tiempo

probablementehecaminadoquincemilkilómetros.Esustedlaúnicapersonaquemehapedidoqueledejara caminar conmigo…, la única que ha querido hablarme. Puede que esto no le parezca grancosa, pero significa algo para mí. —Puso sobre mi hombro una de sus maltrechas manos,manteniendo sus ojos fijos en los míos—. Nome resulta fácil decir eso, pero tengo que decirlotambién.

Meconmoviósusinceridad,ymedicuentadeque losdoshabíamospasadoporcaminosmuydurosenestaciudad.Quenuestroscaminoserandiferentes,perotalvezigualmentesolitarios.

—Esustedunbuenhombre,Max.Mealegrahaberleconocido.—Letendílamano,yestavezéllaestrechólomejorquepudo—.Sigamos,pues.Demosesepaseo.—Empecéavolverme,peroélnomesiguió.

—Yomequedoaquí—dijo.Miréamialrededorlacallevacía.—¿Porqué?Hizoungestoindicandolacasitaamarilla.—Estaesmicasa.—Peropensabaque…—Porsuertemedetuveatiempo—.Esunacasapreciosa,Max.Laestudiócomosibuscaraenellaalgunaimperfecciónpero,alnoencontrarninguna,sevolvió

haciamídenuevo:—Meladejómimadrealmorir.Hevividoaquídesdeentonces.Entreunrato.Buscaremosunpar

decervezasynossentaremosenelporcheatomarlas.Yonosabíaquédecir,cohibidoporlosmuchosañosquelohabíavistopasarpordelantedemi

casa y por todas las suposiciones que había hecho acerca de él. De algunamanera,me sentía taninsensiblecomoBarbara,yesomehumillaba.

—¿Max…?

—¿Sí?—Surostrosetorcióenunasonrisaqueyanomeparecióhorripilante.—¿Puedopedirleunfavor?Esimportante.—Preguntedetodasformas.Inclusopuedequeledigaquesí.—Otrasonrisa.—Sialgomesucediera,megustaríaqueseencargarausteddemiperro.Cuidedeél.Ylléveloa

caminarconusted.Medijequeseríaunabuenavidaparaelanimal.Maxmeestudióantesderesponder.—Sialgolesucede—dijocongransolemnidad—,meocuparédesuperro.Somosamigos,¿no?—Sí—respondí,convencidodemispalabras.—De acuerdo, entonces. Pero no le ocurrirá nadamalo.Les hablará del arma a los policías y

podráocuparsedelperroustedmismo.Entreencasa.Ahoramismoletraigounacerveza.Fueasícomonossentamosenelporchedelanterodesucasa,contemplandoelcuidadocéspedy

bebiendocervezadirectamentedelabotella.Hablamos,perodenadaimportante;yduranteuncortoespaciodetiemponomesentísoloymeparecequetampocoél.

19

EncontréaHuesodormidoenlafurgoneta,hechounovillobajoelsol.Unamiradaaloaltodelacolina me dijo que la casa estaba vacía. Pero yo no tenía ánimos para enfrentarme a ella con eldescubrimiento del cadáver de mi padre todavía reciente. Así que decidí ir al despacho. SeguíasintiéndolocomoelbufetedeEzraypenséqueseríamásfácilcomenzarallí.

Eran unosminutos después de las cuatro de la tarde y las calles estaban vacías, así como lasaceras. Necesitaba enfurecerme, pero caminabamás bien como si fuera una víctima. Entré por lapuertadeatrásyviprimeromidespacho.Loscajonesestabansacados,losarchivadoresvacíos.Sehabían llevado carpetas de casos, documentos personales…, todo.Mi información financiera,misexámenesmédicos,fotografías…Inclusoundiarioquehabíacomenzadoaescribirciertavezquemehabía sentidomelancólico. ¡Todamivida!Cerrédegolpe loscajones,y los ruidos sonaroncomomartillazos en el silencioso edificio. Miré la salita de descanso y vi que se habían servido ellosmismosdelcontenidodelfrigorífico.Latasvacíasyenvoltoriosdeplásticoseamontonabanaúnenla arañadamesita y el lugar apestaba a tabaco.Recogí la basura y la introduje, apretando, en unabolsadeplástico.Limpié todoamediasy,después, arrojé labolsa al suelo.Nadadeaquello teníasentido.

SubíluegoaldespachodeEzra.Todoestabapatasarribatambién,peroprescindídeldesordenyfuiderechoalaesquinadelaalfombraqueocultabalacajadecaudalesdeldifunto.Agarréuntrozodelosflecosytirédeella.Todoparecíahallarseexactamenteigual:dostablascombadasmantenidasjuntasmediantecuatroclavos:dosdeelloslimpiamenteclavadosyotrosdostorcidosyremachadosenlamadera.

Lospolicíasnolohabíanvisto, locualhacíaquemesintiera locodecontento.Sialguienteníaderechoadescubrirelúltimosecretodelviejo,esealguienerayo.

Elmartilloestabadondeyo lohabíadejado,ymevalídelextremoenformadehorquillaparahacerpalancaysacarlosclavos.Lostorcidossalieron,perolosotrosdosseresistieronahacerlo.Lahorquilla delmartillo apenas podía entrar por la separación que quedaba entre las tablas, pero unfuertetirónentreambaslaslevantóconunchirridosemejantealgemidodeunanimal.Lasretiréymeagachéenseguidasobrelacajadecaudales.Hankmehabíadichoquepensaraenalgoimportantepara Ezra si quería abrirla sin tener que recurrir a un cerrajero. Yo intenté hacerlo, tratando derepresentarmeclaramenteaaquelhombrealqueeldestinohabíaconvertidoenmipadre.

¿Qué era importante para él? La respuesta a eso eramuy sencilla: el poder, la posición…, eldestacarsobrelosdemás.Perotodoesoveníaareducirsealdinero.

Enelcorazóndelacasadeunmillóndedólaresdemipadreestabasuestudio,yenelescritoriode este había una única fotografía enmarcada. Siempre la había tenido allí, como recordatorio yestímulo.¿Cuántasvecesnolohabíasorprendidomirándola?Eraelqueerayloqueera:elpasadoquesehabíaesforzadoenenterrarylarealidadque,sinembargo,nopodíaresignarseaolvidar.Ensucorazón,yapesardesusextraordinarioslogros,mipadresiemprehabíasidoelmismomuchachosucioconlasrodillasllenasdecostras.Susojosnegrosnuncahabíancambiado.

Yo había nacido entre algodones y los dos habíamos sabido siempre que a mí me faltaba suambición. Aquella ambición que lo hacía fuerte, pero también duro. La falta de piedad hacia losdemás era unavirtud en él, y encontrarlo enmí era, para él, la pruebamás evidente de quehabía

engendradounhijodébil.Poreso,dondeyobuscabasentido,élbuscabapoder.Suvidahabíasidounadecididaascensiónalacumbre,enlaquetodosereducíaaldinero:erasufundamento.Eldinerohabíaservidoparacomprarsucasaenlamejorzona.Eldinero lepermitióadquirircoches,pagarfiestas y financiar campañas políticas. Era una herramienta, una palanca que había utilizado paracambiarelmundoasualrededoryalaspersonastambién.Pensabaenmicarreraymedabacuentadequehabíaelegidoelcaminomásfácil.Ahorapodíaverlo:élmehabíacomprado.Talveznoshabíacompradoatodosnosotros,salvoaJean.Paraesta,elcostefuedemasiadoelevadoy,puestoquesenegó a doblegarse o fue incapaz de hacerlo, se había roto bajo aquel peso enorme. Por eso, endefinitiva,inclusoelpropioEzrahabíatenidoquepagarporello.Eracomounaespeciedekarma.

Estudiéatentamentelacajafuerte.Lahabíaencontradoporcasualidadypudierahaberpasadoelrestodemividasintenerlamenorideadesuexistencia,aunqueahorapesarasobremí.

Dineroypoder.Recordaba la primera vez que mi padre consiguió que un jurado fallara a favor de sus

representadosenuncasoenelquesolicitabaunmillóndedólares.Yoteníadiezañosentoncesyél,paracelebrarlo,nosllevóatodalafamiliaaCharlotte.Aúnloestoyviendosujetarentrelosdientesungrueso cigarroypedir orgullosamente la botella delmejor vinodel restaurante, para volversedespuéshaciamamáydecirle:«Ahorayanadapuededetenerme».Yrecordabatambiénlaexpresióndelacarademimadre:dubitativa.Porqueélhabíadicho«detenerme»,no«detenernos».

MamárodeabaaJeanconelbrazoy,aunqueentoncesyonomedicuenta,veoahora,mirandohaciaatrás,queaquellaexpresióneradetemor.

El veredicto de aquel jurado fue el inicio de todo. Fue la mayor indemnización concedidajudicialmenteenlahistoriadelcondadodeRowan.Laprensahizofamosoamipadrey,apartirdeentonces,lagenteacudíaatraídaporelprestigiodeEzraPickens.

Estabaenlocierto:nadapodíadetenerlo.Eraunacelebridad,unsímbolocasi,ysuendiosamientocrecióalaparquesufamaysufortuna.Todocambióparaéldesdeaqueldía.

Ytambiénparanosotros.Recordabaaúnlafechadeaquelveredicto.FueeldíaenqueJeancumplíaseisaños.Escribílafechaenlacombinación.Nada.Volvíaponerlastablasensusitioylasclavéconcuatro

clavosnuevos.Metométiempoparahacerlo,yestavezloshundíenlamaderaperfectamenterectos.Después,suspirando,volvíaextenderlaalfombraydimediavuelta.

Hubierasidodemasiadofácil.Mepuse a dar vueltas por la oficina, cerrando cajones, apagando luces…, y estaba a punto de

irmecuandosonóelteléfono.Apuntoestuvedenoponermealaparato.—¡Al diablo toda la generosidad!—Era Tara Reynolds, que llamaba desde su despacho en el

CharlotteObserver—.Amidirectorestáapuntodedarleunaapoplejía.—¿Dequémeestáshablando,Tara?—¿HasvistoelSalisburyPost?—AdiferenciadelObserver,elPostsepublicabaporlastardes.

Debíadehabercomenzadoavenderseenlospuestoshacíamenosdeunahora.—No.—Bueno…,puesdeberíasirabuscarunejemplar.Ereslanoticiadeprimerapágina,Work.Yse

tratadeuna jodida injusticia…,deesose trata.Mehepartidoelculoconesahistoriaycuando lotengotodolistoparapublicarla,resultaquealgúnimbécildelPostrecibeunallamadaavisándoledequelospolisestánentudespachoynotienemásquedarseunpaseítohastaahíytomartumaldita

fotografía.Mivozsemostrófría:—Lamentoqueestotehayaocasionadomolestias.—Policíaregistraoficinaycasadelhijodelabogadoasesinado.Esteeseltitular.Yluegohayuna

fotografíatuyaconversandoconelfiscaldeldistritodelantedetubufete.—Esofuehacecuatrohoras—dije.—Ya…,lasbuenasnoticiasviajanrápidamente.Elartículoesbreve.¿Quieresquetelolea?Es decir, que la noticia era ya oficial. El Post tenía cincuenta mil suscriptores. Antes de

veinticuatrohoras,lainformaciónapareceríaenelObserver,cuyoslectoresrozabanelmillón.Porextrañoquepuedaparecer,ahoramesentíamástranquiloqueantes.Unavezpierdeslareputación,tuspreocupaciones sehacenmásconcretas:vidaomuerte…, libertadoprisión.Todo lodemás sedifumina.

—No—dije—.Noquieroquemeloleas.Apartedefastidiarmeaúnmáseldía,¿hayalgunarazónparaquemehayasllamado?

—Sí.Quieroquemedeslasgracias.Porqueahoramismosoyyolaquehacefavores.—Agradecerte…¿qué?—preguntéconamargura.—Información—respondió—.Conlasmismascondicionesquelavezanterior:túnoledicesa

nadiededóndelahassacado,yamímedasunaexclusivacuandotodoesteasuntopuedasalirporcompletoalaluz.

Yonodecíanada.Teníadeprontounaterriblejaqueca.Nadadetodoaquellosaldríaalaluz.Noporsímismo.

—¿Tienes alguna otra cosa que hacer ahora?—preguntó Tara en tono sarcástico—. Si es así,dímeloycuelgoelteléfono.Noestoyparajueguecitos.

—Nohayningún jueguecito,Tara…Es soloquenecesitabaun segundo.He tenidoundíamuydurohoy.

Debiódenotaruntonodedesesperaciónenmivoz,puesrespondió:—Sí, teentiendo.Amítambiénsemehacencuestaarribaalgunascosas.Eslamaldicióndelas

personasquetenemosuncarácterimpaciente.Losiento.Pero no parecía sentirlo particularmente y, por eso, mis palabras, cuando salieron, fueron

concisasyásperas:—Deacuerdo—asentí—.Túmeutilizas,yyoteutilizo.Nohaynadapersonalenello.¿Estamos?—Así son las cosas—admitió, haciendo caso omiso del sarcasmo—.Ahí vanmis noticias: la

policíahaaveriguadoporquéestabatupadreeneseviejocentrocomercial.—¿Cómo?—En realidad, seríamás exactodecir que creen saber elmotivodeque tupadre fuera allí esa

noche.—¿Quéquieresdecir?—Lapropiedadibaaserembargada.Tupadrefuecontratadopararepresentaralbanco.Debíade

tenerlasllavesdelapropiedad.Estomesorprendió.Aunqueyonoestabaalcorrientedetodoslosasuntosdelbufetedemipadre,

deberíahabersabidoalgodelcaso,siquieratangencialmente.—¿Quiéneseranlosdueños?—pregunté.—Estoycomprobándolo.Todoloqueséporahoraesquesetratabadeungrupodeinversores,

unos locales, otro no. Adquirieron el centro comercial hace varios años cuando iban a cerrarlo.Invirtieronmillones en renovaciones, pero no llegó amaterializarse la cifra de arrendatarios queesperaban.Estabanperdiendodineroaespuertascuandoelbancodecidióporfinejecutarelembargo.

—¿Hay alguna pista de que eso esté relacionado con el asesinato? —pregunté—. ¿Estáinvestigandoeseasuntolapolicía?

—Meparecequeno.—¿Lo dices en serio? —pregunté—. Ezra estaba ejecutando una operación de embargo

multimillonaria,fueasesinadoenlapropiedad…¿ylapolicíanoveningunaconexión?NotéqueTaraencendíauncigarrilloyhacíaunapausaantesdehablar:—¿Por qué habrían de hacerlo, Work? Ya tienen a su hombre.—Exhaló el humo del tabaco

mientras yo imaginaba sus labios fruncidos y el rojo brillante del carmín que se corría en suspliegues.

—No,nolotienen—repliqué—.Todavíano.—Bueno…,esomellevaamisegundanoticia.Nadamásoíreso,supequeteníaunproblema.—¿Dequésetrata?—Desconozco los detalles, ¿comprendes? Pero corre la voz de que han encontrado en tu casa

algoqueteincrimina.—¡Imposible!—exclamé.—Teestoydiciendoloqueheoído.Nosémás.—Perosindudatendrásalgunaidea…—La verdad es que no,Work. Solo queMills estuvo a punto de tener un orgasmo cuando la

encontró:sonpalabrastextualesdemifuente.Penséen toda lagentequehabíaestadoenmicasadesde ladesaparicióndeEzra…,en fiestas,

cenasyvisitasdepaso.Jeanhabíaestadoallíunpardeveces.Alextambién.Hastaelpropiofiscaldeldistrito.¡Señor…!Mediaciudadhabíapasadoporaquellapuertaenalgúnmomentodelospasadosdieciochomeses.¿AquédemoniosseestaríarefiriendoTara?

—Nomeestarásocultandoalgunainformación,¿verdad?—pregunté—.Estoesimportante.—Te he contado todo lo que sé. Ese es el trato que hemos convenido. —Siguió otra larga

exhalación, queme dio a entender que tenía que añadir algomás—. ¿Me has contado tú todo?—preguntóporúltimo.

—¿Quéquieressaber?—Volvemosdenuevoalarma,Work.Quierenelarmadelcrimen.¿Setehaocurridoalgomásal

respecto?Me representé de nuevo la cara deMax y evoqué la humedad de aquel agujero. Olí el barro

mezclado con gasolina y, de pronto, me resultó imposible respirar. Por un momento me habíaolvidadodeaquello.

—Ningúnindicioaún—respondíasupregunta.—¿Noquerríashacerunadeclaración?Mealegraríapoderapoyartuversióndelosucedido.PenséenDouglas.—Seríaprematuro—ledije.—Llámamesicambiasdeidea.—Seráslaprimeraensaberlo.

—Querrásdecir«laúnica»…—Sí,claro.Hizounapausadurantelaquecasipudeolereltabaco:aTaralegustabanlosmentolados.—Mira…—medijo—.Enrealidadyonosoytanmalbicho.Essoloquetreintaañosdetrabajar

en esto me han enseñado un par de cosas, como a no implicarme nunca emocionalmente en lashistoriasquerefiero.Nohaynadapersonalenesto.Essoloquetengoquemantenerlasdistancias.Escuestióndeprofesionalidad.

—Puedesestarseguradequeactúasdeformamuyprofesional—ledije.—Suenamaleso.—Quizá.Pero,porlovisto,hoyestoyrodeadodeprofesionales.—Lascosasseaclararán—medijo,perolosdoséramosconscientesdelarealidad:dequecon

frecuenciaibanapararalacárcelpersonasinocentesyquelasangredelosbuenoseratanrojacomoladelosdemás.

—Cuídate—medijo.Yporuninstantesuspalabrasmesonaronsinceras.—Sí.Cuídatetútambién.Finalizólaconexiónyyocolguétambiénelteléfono.Depronto,lascosasnomeparecierontan

claras.¿PorquétuvoqueirEzraprecisamenteesanocheaaquelcentrocomercialcasiabandonado?Su esposa acababa demorir.Y su familia se estaba deshaciendo por todas sus costuras. ¿Quién lehabíatelefoneadoyquésedijoenaquellaconversaciónenvozbaja?¡Fuepasadalamedianoche,porDios! ¿Sedirigióprimeroalbufete?Ysi fueasí, ¿porqué?MipadreconducíaunLincolnnegro,modeloTownCar,asíqueelcocheoscurograndedelquehablabaMaxdebíadeserelsuyo,pero…¿de quién era el otro? Jean tenía también un coche oscuro, como asimismo lo tenían otros milciudadanosdeSalisbury…¿Estaríayoequivocado?¿Podíaexistiralgunaotrarazónqueexplicaralamuertedemipadre?Volvíaenfrentarmeaunadesagradablerealidad,quehabíamantenidolejosdemis recuerdos simplemente porque no quería afrontarla. El viejo centro comercial se hallaba amenosdeunkilómetroymediodel lugardondeestaba sentadoahora.Suestadode ruinaeracasitotal,peroelaparcamientoseguíaintacto,igualqueeltúnelsubterráneoquecorríapordebajodeél.SiMaxestabaenlociertoyelasesinohabíaarrojadoelrevólveralsumiderodelasaguasdelluvia,estaría aún allí, hundido en aquel lóbrego lugar cuyos recuerdosme asaltaban en sueños, por nodecirqueenmividaconsciente.Tendríaquevolverallíparareclamarellegadodelúltimoalientodemipadre,ynosabíasipodríahacerlo.Peronomequedabaotraelección.SiaquelarmafueraladeEzra, yo la reconocería. Y entonces podría disponer de ella de manera que Mills no pudieraemplearlajamáscontraJean.¿Ysinofuerasurevólver?¿Ysi,porunmilagro,yoestabaequivocadoynofuemihermanaquienapretóelgatillo?

PenséenVanessaymerepresentésurostrolaúltimavezquelahabíavisto.Mehabíaechadodesucasayderramadosus lágrimasen lasmanosdeotrohombre.¿Seguiríaadelantesise lopedía?¿Accederíaapronunciarlaspalabrasquemedejaríanlibre?

Teníaquepensarqueloharía.Pormuchodañoquelehubierahecho,eraunamujerbuena.Segúnmi reloj, erancasi las cinco.Echéunvistazoamidevastadaoficinayporunmomento

considerélaposibilidaddeponermeaordenarla;peroaquellonoeramivida,asíquelacerréconllaveymemarchédejándolotodointacto.Fuera,lasnubessehabíanabiertoysefiltrabaatravésdeellasunaluzagobiante.Lagenteestabaabandonandolosdespachosdelosalrededores:recogíansuscosasymarchabanacasayalosmismossueñosquesolíansignificartantoparamí.Nadiemedirigía

la palabra.Nadieme saludó siquiera con el brazo.Conduje, pues, a casa y aparqué bajo los altosmurosdepinturadescascarilladayventanastanfaltasdecolorcomosifuerandecristalesmerilado.Cuando, finalmente, entré en la casa, tuve la sensación de penetrar en una herida abierta. Habíandeshechonuestracama,elcontenidodemiescritorioestabarevueltoyenelsuelohabíamontonesderopa. Lomismo ocurría en el resto de las habitaciones, solo que en cada una era peor que en laanterior.CerrélosojoseimaginélacaradeMillsysupetulantesonrisacuandomehabíadejadoenelcaminodeaccesodecochesparareanudarsulentayvisceralinvasióndemicasa.

Vagué después por toda ella, tocando las que una vez fueron cosas personales y privadas, yfinalmenteentréenlacocinaybusquéunabotelladebourbonyunvaso.Semecayeronunasgotasmientraslollenaba,peronomeimportó.Despuésmesentéenlamesadeldesayunoymebebímediovasoantesdedarmecuentadeloqueteníadelantedemisojos.EntoncesdejéelvasocontantafuerzaqueelbourbonrestantesederramóyfueaformarunampliocírculohúmedoenlaprimerapáginadelperiódicoqueMillshabíadesplegadoallícuidadosamenteparaqueyoloviera.

Loque teníadelanteeraunejemplardelSalisburyPost.Y loquemeenfurecióno fue tantoeltitulardesuprimeraplana,comoelhechodequeMillslohubierapuestoallíparaqueyoloviera,yque aquel acto tan simple hubiera sido calculado para hacerme daño. Me había pillado en casa,indefenso,ymeasestabauncrueltajoconunperiódicodecincuentacentavos.

Mivasosehizoañicoscontralapared.Yenseguidaestabayodepieleyéndolo.Elautordelartículonoaportabamuchoshechos,perosus implicacionesaparecíanmuchomás

queexpresadasentrelíneas.Alhijodeunricoabogadodifuntoloestabaninvestigando:eraunadelasúltimaspersonasquealavíctima,yselashabíaarregladoposteriormenteparahallarsemástardeenel escenariodel crimenyalterar talvez laspruebasqueallípudierahaber.Yhabíapormedio,además,untestamentoqueascendíaaquincemillonesdedólares.

«Nomucho»,pensé,peroeramásdelonecesarioparapromoverunacrucifixiónpública.Ynotardaríaenhabermás, juntocontodaslasinformacionesdesfavorablesparamíquelosperiodistaspudieransonsacardemisvecinosocolegas.

Miré otra vez el periódico y enseguida cruzaron por mi mente relampagueando más y mástitulares:

ABOGADO LOCAL LLEVADO A JUICIO… LA ACUSACIÓN SE BASA EN… ELJURADODECLARACULPABLEAPICKENSENLACAUSAPORASESINATO…HOYSEDICTASENTENCIA…

Sonóelteléfonoymeapresuréadescolgar.—¿Quépasa?—Breveybrutal.Alprincipionoseescuchónada,ypenséquenohabíanadiealaparato.Perodespuésoíelsonido

deunarespiraciónmoquiteanteyloqueeraclaramenteunsollozoahogado.—¿Hola…?—dije.Llanto. Sollozo. Un susurro lloroso de impotencia que disminuía hasta transformarse en un

lamento tan agudo que ni siquiera podía imaginarlo… Oí unos golpes rítmicos y enseguidacomprendíquese tratabadeJean,queestaríagolpeándose lacabezacontra laparedomeciéndoseconvigorensubalancíncomosidesearaexpresarasísuprotesta.Enseguidadisminuyerontambiénmisproblemashastapermitirmerelegarlosaunlugardistante.

—Jean…—dije—.Todoestábien.Tranquilízate.La oí tomar una gran bocanada de aire, como si tuviera los pulmones casi exhaustos y, sin

embargo,aúnlequedaranánimosparahacerunúltimoygranesfuerzo.Elaireseprecipitóenellosy, cuando volvió a salir por su garganta, llevó consigo mi nombre…, aunque tan débilmentepronunciadoquecasinilooí.

—Sí,soyyo.¿Estásbien?—Intentabamantenerlacalma,perojamáshabíacreídonotartanmalaJean, y hasta la imaginé desangrándose en el suelo o con las venas abiertas en un baño de aguacalienteenrojecida—.¡Háblame,Jean!¿Quétepasa?¿Quéestáocurriendoahí?

Nuevarespiracióncargadayhúmeda.—¿Dóndeestás?—pregunté—.¿Estásentucasa?Ellapronuncióminombredenuevo.Unamaldición.Unabendición.Unasúplica.Talvezlastres

cosas.Luegooíotravoz,ladeAlex,perolejana:—¿Quéestáshaciendo,Jean?—Resonabanpasosenlossuelosdemadera,acelerándose,cadavez

másfuertes—.¿Conquiénhablas?—Jeannodecíanada.Inclusosurespiraciónpareciócesar—.Escon Work, ¿verdad? —preguntó Alex, con voz más fuerte ahora, tan dura como si el aparatotelefónicoqueyoasíafueraunhachaenmimano—.Dameelteléfono.¡Dámelo!

AlinstantesiguienteeraAlexquienestabaalteléfono,yyodeseépoderllegaralotroextremodelalíneaysacudirleconél.

—¿Work?—¡DevuélveleaJeanelteléfono!¡Ahoramismo,malditasea!—Sabíaqueerastú…—dijosininmutarse.—Estoy hablandomuy en serio,Alex.Más de lo que puedes creer. ¡Tengo que hablar conmi

hermanaynecesitohacerloahora!—Puesesoesloúltimoqueaellaleconvieneenestemomento.—Noerestúquientienesquedecidir.—Jeanestádemasiadoturbadaparasaberloquehace.—Esonoimplicaquetengastúquedecidirporella.—¿Quiénhadehacerlo,entonces?¿Tú?Norespondí,yduranteunosinstantesestuveoyendodefondoelllantodeJean.Sentíunaterrible

impotencia.—Tú sabes todo lo que ha tenido que pasar,Alex…Conoces su historia. ¡Necesita ayuda, por

amordeDios!—La necesita, sí, pero no precisamente la tuya.—Traté de decir algo, peroAlexme cortó—.

Déjame que te diga algo con toda claridad. Jean está así porque ha visto tu foto en el periódico,condenadoidiota.Porquehaleídoenletrasdemoldequeestásimplicadoenelasesinatodesupadre.¿Aúnteextrañaqueesolatrastorne?

Entonceslocapté.Loentendítodo.ElartículohabíaexacerbadoelsentimientodeculpabilidaddeJean.Habíamatadoasupadreyahorasuhermanocargabaconlasconsecuenciasdeaquello.Noeraextrañoquesevinieraabajo.Talvezyaselehubieraocurridoantesquequizámeacusaríanamí—eldíaenqueestuvohablandoconladetectiveMills,porejemplo—,perounacosaerapensarloyotra,muy diferente, ver que me consideraban culpable del crimen: era esto lo que la destrozaba. Estarevelaciónhizoquemetambaleara.Mesentíaconfusoycomprendíaque,entalescircunstancias,iraverlapodríahacermásdañoquebien.¡PobreJean…!¿Quémástendríaquesoportaraún?

—Silesucedieraalgomalo,teharéresponsabledeello,Alex.—Voyacolgarahora.Novengasporaquí.—Dilequelaquiero—lepedí.PeroAlexyahabíacolgado.Dejéelteléfonoymesentéenlamesadeldesayuno,enelrincóndelfondodemicocina.Estuve

mirando un rato la pared y al final incliné la cabeza y la apoyé entre mis manos. Todo parecíahundirse a mi alrededor—la habitación, mis entrañas…—, y me pregunté qué nuevas penas metraeríaeldía.

Cuandoalcélavista,vilabotelladebourbon.Alarguéelbrazoparaasirlaymellevésinmáslabotella a los labios. Salió el licor con fuerza y bebí demasiado de golpe, hasta hacerme toser. Lasensación de ardorme obligó a cerrar los ojos, me enjugué algo queme parecieron lágrimas yescuchéunosgolpecitosenlaventanitadecristaldelapuertadelgaraje.Levantélamirada,yvialotro lado, sorprendido, la cara del doctor Stokes. Mientras yo lo observaba con perplejidad, élempujólapuertaporfuera.Llevabapuestaunachaquetadetejidoarayascloqué,pantalonestejanosycamisablanca.Teníasuscabelloscanososperfectamentepeinados.

—Nolepreguntarésivengoenmalmomento—medijo—.¿Leimportaquepase?Era un rostro grato, arrugado, cálido y sincero…, así que negué con la cabeza. Se movió

escatimandomovimientosyentróatravésdeunapequeñarendijaquesecerrósilenciosamenteasuespalda en cuanto hubo pasado.Después apoyó la espalda en la puerta y se agarró lasmanos pordelante del cinturón. Sus ojos se desplazaron por un momento por la cocina, pero retornaronenseguidaparafijarsemásdetenidamenteenmí.

—¿Dónde guarda los vasos?—me preguntó. Su actitud era señorial y elegante, perfectamentedueñadesí.Comoestabainsegurodemipropiavoz,melimitéaindicarleconungestoelarmario.Entróunpocomásenlacocinayseparóamilado.Penséquemeofreceríalamanoomedaríaunapalmadaenlaespaldapero,envezdeeso,extendiólamano,agarróelperiódicoylocerróalpasar.Caminóluegosobrelostrozosdemivasorotoydespuésllenóconhielodosvasosdeagualimpios—.¿Tendríaustedgingerale,porcasualidad?—mepreguntó.

—Bajolaencimera—lerespondí,alavezquemeponíaenpie.—Siéntese,Work.Pareceustedagotado.—Volvióalamesayvertióbourbonencimadelhielo—.

¿Legustaelbourboncongingerale?—Sí, claro.—Yo seguía depie.Él actuaba con tanta naturalidad, quenadade todo aquellome

parecíareal.Meestudiódenuevomientrasacababademezclarlasbebidas.—Sequemaráustedlasentrañassibebedirectamentedelabotella.—Metendióunvaso—.¿Por

quénovamosasuestudio?Caminamos los dos a través del largo recibidor y nos metimos en el estudio: una habitación

pequeñaconmoldurasdemaderaoscura,paredesverdesydosbutacasgemelasdecueroalosladosdeunachimeneaapagada.Encendívariaslámparasparaquenoparecieratanoscura.EldoctorStokessesentófrenteamíybebióunossorbosdesubourboncongingerale.

—NohabríavenidoaverlodesaberqueBarbaraestabaaquí—medijo.Extendiólamanoconlapalmahaciaarriba—.Pero…

—Sehamarchado—dije.—Esomepareció.Bebimosensilenciounosinstantes.—¿Cómoestásuesposa?—lepregunté,conscientedeloabsurdoquesonaríamiinterésdadaslas

circunstancias.—Estábien—respondió—.Ahoraestájugandoalbridgeencasadeunosvecinos.Clavélavistaenlasprofundidadesdelfríolíquidomarrónquellenabamivaso.—¿Sehallabaencasacuandosepresentóaquílapolicía?—Oh,sí.Loviotodo.Dehecho,hubierasidodifícilnoverlos.Eranmuchosypasaronaquítanto

tiempo…—Bebióunsorbodesuvaso—.Yoloviaustedensufurgonetaabajo,juntoallago.Semecayóelalmaalospies,muchacho…,sientonohaberbajadoaverlo,peroenaquellosmomentosmeparecióquehubierasidounamalaidea.

Sonreíalanciano,agradeciéndolesudelicadeza.—Laverdadesquenohubierasidounacompañíaagradableparanadie.—Sientoloqueleestápasando,Work.Y,porsilesirvedealgo,nohecreídoniunsoloinstante

queustedlohayahecho.Quieroquesepaquesipodemosayudarledealgunamanera,notienemásquedecírnoslo.

—Seloagradezcomucho,señor.—Somossusamigos.Siempreseremossusamigos.Asentíagradeciéndolesuspalabras,yestuvimoscalladosunosmomentos.—¿ConoceustedamihijoWilliam?—mepreguntóinesperadamenteeldoctorStokes.—SéqueescardiólogoyquetrabajaenCharlotte.Nosconocemos.Perohacecuatroocincoaños

delaúltimavezquenosvimos.EldoctorStokesmemiróybajóluegolavistaasuvaso.—Quiero mucho a ese chico, Work, más que a mi propia vida. Es, en todo el sentido de la

palabra,miorgulloymialegría.—Comprendo.—Perdonequelehabledeélahora.Leaseguroquelavejeznomehacechocheartodavía.Pero

voyacontarleunaanécdotaacercadeél,quemeparecequeencierraunmensaje.—Adelante—ledije,preguntándomepordóndesaldría.—CuandoMarionyyonosvinimosaviviraSalisbury,yoacababadeconcluirmiresidenciaen

el hospital Johns Hopkins y eramás joven de lo que es usted ahora. Enmuchos aspectos era uncompleto idiota…, aunque ni siquiera lo sabía entonces. Pero me encantaba la medicina. Meencantaba todo lo relacionado con ella. Y estaba decidido, compréndame, a montar una consulta.TodoloqueMariondeseaba,encambio,eraformarunafamilia.Sehabíamostradopacientedurantemisañosderesidencia,peroentoncesestabatandeseosadetenerhijoscomoyodeprogresarenmicarrera.Elcasoesque,finalmente,tuvimosunhijo.

—William—aventuréyo,enelmomentáneosilencioquesehizo.—No—dijopor fineldoctorStokes—.Williamno.—Tomóotrosorbo,quedejó reducidoel

contenidodelvasoaunlíquidopálido,másdehielofundidoquedecualquierotracosa—.Michaelnacióunviernesa lascuatrode lamadrugada.—Memiró—.Ustedno llegóaconoceraMichael.Todoesto fueantesdequeustednaciera.Quisimosmuchoaaquelniño.Eraunchicoprecioso—dijo,yañadióconunasonrisaamarga—:PorsupuestoqueyosoloviaMichaelaratitos:alahoradecenar, algunas veces entre semana; cuando le contaba un cuento ocasionalmente al acostarlo; lossábadosporlatardeenelparque,aquíabajo…—Hizoungestoconlacabeza,indicando,atravésdelasparedes, elparquequehabía alpiede la colina,que losdosconocíamos tanbien—.Yoestabatrabajandomuchoentonces,dedicandomuchashorasamiprofesión.Loqueríamucho,entienda…,

peroestabaocupado.Teníaunaflorecienteconsultaquirúrgica.Responsabilidades.—Comprendo—ledije.Perotalveznomeoyera,puessiguióhablandosininterrupción.—Mariondeseabatenermáshijos,porsupuesto,peroyoledijequeno.Aúnestabadevolviendo

los préstamos por mis estudios en la facultad de medicina y, de hecho, apenas tenía tiempo, enrealidad,paradedicárseloanuestroúnicohijo.Aellanoleparecióbien,peroaceptómidecisión.

Vicómolassombrassemovíanporunladodelacaradelhombrealbajarlacabezaymefijéenlaformacomoinclinabaelvasoconsusgruesosyarrugadosdedos;contemplabaelmovimientodelaluzatravésdeloscambiantescubitosdehielo.

—Michaelteníatresañosymediocuandomurió.Elcáncernecesitósietemesesparamatarlo.—Levantólavistaentoncesyviqueteníalosojossecos.Peroesonoimpedíaquesudolorsemostraraa través de ellos—.No le daré detalles de esosmeses,Work. Bastará decirle que fueron casi tanhorribles como la mente de un hombre puede imaginar. Nadie debería vivir momentos comoaquellos.—Sacudiólacabezaehizounapausa.Cuandovolvióahablar,suvozeramuchomásdébil—:PerosiMichaelnohubieramuerto,jamáshabríamostenidoaWilliam.Estaesotracosaquemeresultadurodeciryquelamayoríadelasvecesnopuedoconsiderarsinquemeasalteeltemordeverlacomoun intercambio.Michaelesahoraun recuerdo,peroWilliames real,yasíhasidoporespaciodecasicincuentaañosya.Nopuedoimaginarquéhubierasidomividadeotramanera.Talvezhabríasidomejor.Nuncalosabré.Loqueconozcoesalhijoquetengo,yesoesinseparabledeél.

—Nocomprendoporquémecuentaustedesto,doctorStokes.—¿Nolove?—Losiento.Laverdadesquehoynotengolacabezamuyclara.Se inclinóhaciamíymepusounamanoenelhombro.Yonotéel calordeaquellamanoyel

impulsoquemedabansuscansadosycomprensivosojos.—Elinfiernonoeseterno,Work.Niestátotalmentedesprovistodeesperanza.Esoesloqueme

enseñó lamuerte demi hijo: que nunca sabes lo que te está aguardando al otro lado.Paramí fueWilliam.Habráalgotambiénparausted.Todoloquenecesitaesfe.

Considerésuspalabras.—Nohepisadolaiglesiahacemuchotiempo—dije,ysentílafirmepresióndesuexpertamano

mientrasseponíadepieyseapoyabaenmihombro.Ledabalaluzenelrostrocuandohabló:—Notieneporquéseresaclasedefe,hijo.Caminétrasélmientrasrecorríamoslacasalosdosyloacompañabaalapuerta.—¿Quéclasedefe,entonces?—pregunté.Eldoctorsevolvióymediounapalmadaenelpechosobreelcorazón.—Cualquieraquetesaqueadelante—medijo.

20

Eranlascuatrodeunamañanafríayhúmeda.Observéelagujero:undesgarrónenlatierra,yunaoscuridadmásnegraquecuantohubieravistoenlavida.Amialrededorelmundosetornabagrisyyomesentícomodesnudobajoaquellapálidaluminosidad.Estabaencuclillasmirandolashierbasdelbordedelaparcamiento.Unribazoenfuertependiente,cubiertodehelechos,conducíaalreflejodelaguaalláabajo,ypodíaoírundensogorgoteoentornoalamalezaarrancadaporlatormentaquesehabíaacumuladoenlabocadeltúnel.Loquequedabaenpiedelcentrocomercialsehallabaauncentenardemetrosdeallí.Como todoa la luzdelcrepúsculo,parecía reducidoaunesqueleto,comouna fortalezaen ruinas rodeadadeexcavadorasycamiones,de formasdurase inamovibles.Escuchabaunruidolejano,peroallíparecíacallar.Soloelaguahablaba,ylohacíaenlalenguadeloschicosdedoceaños.«Vamos,entra,asústate…»,decía.

Aparquédetrásde la tiendadeneumáticosqueestabaenelextremode la finca.Estabacerrada,porsupuesto,perohabíaotrosvehículosaparcadosallíy la furgonetano levantaríasospechas.Mehabíavestidoparalaocasiónconropasoscurasybotasdecaucho.Mearméconunbatedebéisbolysihubiera tenidounapistola, lahabría llevadotambién.Llevaba,además,unapesada linterna,perosusbateríasnoservíandegrancosa.

Nolashabíacomprobadohastallegarallí,yahorasabíaque,siibaenbuscadeotrasnuevas,talveznovolvería.Nunca.

Desdeel lugarenquemehallaba,elriachuelocorríaendiagonalpordebajodelaparcamiento.PasabaamenosdetreintametrosdelcentrocomercialantesdedoblaryalejarseendirecciónaInnesStreet. Aproveché la primera tormenta que descargó. Estaba frente a la entrada donde habíanencontradoelcadáverdeEzra,enellugardondehabíanarrojadoelrevólver.Yosabíabienloquehabíabajoaquellaalcantarilla:unaespeciederepisadehormigónquesealzabacomounaltaryelrecuerdodeunosojosenrojecidosquemeaguardabaparaamedrentarme.

—¡Alcuerno!—exclamé—.Hapasadomuchotiempodesdeeso.Avancéa trancasybarrancasentre lamaleza,conscientedeestarpisandounsuelopeligrosoy

resbaladizo,ydespuéschapoteéenelaguaconunruidoquesonóexcesivamente.Laszarzasarañabanmirostro,peroaúnteníalalinternayelbate.

Estabaenuna situacióncomprometida.Teníaquemoverme rápidamente.Existía laposibilidad,pequeñaono,dequeencualquiermomentoaparecieraunpolicía.Simeencontrabanallí,todohabríaacabado.Habríademasiadaspreguntasyyonotendríasuficientesrespuestasquedarles.Poresoestavezlaoscuridadyeltúneleranmisaliados,unaespeciedesantuarioparamí,aunquemirespiraciónsonarademasiadoagitadaenaquelespaciolibredelvientoentrelosdosribazos.

Habíahechoelpropósitodenovolverjamásallí.Encendílaluzdelalinternaymeagachéfrentealaentradadeltúnel.Eramáspequeñadeloque

recordaba,másbaja,másangosta.Elaguamellegabaamediapiernayelfondoera,comolaotravez,unagruesacapadegravaycieno.Proyectélaluzporeltúnelyseextendióalolejossobrelaláminadeagua,hastadifuminarseenlaoscuridad.Habíagrancantidaddedesechosyramasmuertas,yenalgunos lugarespudever estrechosbrazosdebarroque sobresalíandel aguacomosi fueranlomosdecaimanes.Pasélosdedosporlapared:elhormigónestabahúmedoyviscoso.Lorecordédelaotravezymetrajoelpensamientodesangre,lágrimasygritos.Diungolpeconelbatesobreél

yseguíadelante.Alcabodedosdocenasdepasoslabocadeltúnelerasolounapagadoreflejometálico,comouna

monedadeveinticincocentavosqueyohubiesepuestoenlasvíasdeniño,pararecogerladelagravauna vez pasara el tren sobre ella. Veinte pasosmás adelante, incluso aquel lejano brillometálicodesapareció.Mehallabaprofundamentehundidoen lagarganta, peromi respiraciónera regularynormalelritmodemispulsaciones.Mesentíafuerteycomprendíquedeberíahaberhechoesohacíaaños. Era una terapia gratuita: una parte de mí necesitaba encontrar a aquel miserable que habíaestadoapuntodedestrozarmelavida.Peroélsehabíaido.Teníaquehaberseido.

Seguí adelante, y cada paso que daba fue alejándomemás de aquellos terrores demi infancia.Pero cuando llegué a la repisa que había bajo la alcantarilla, la encontré vacía. No había ningúnrevólverallí.Poruninstante,aquellonomeimportó.Enelconodedébilluzamarillenta,larepisaestabasucia,comosiestuvieramanchadadesangre,ymequedémirandounpasadoquesealzabacomounaaparición,súbita,malignay,sinembargo,tanrealquenisiquierameatrevíaatocarla.Yrevivítodootravez:elmiedo,eldolor…,todoello.Peroestaveznoerapormí.Eraporella;esofuelo que vi: la densa sangre quemanchaba susmuslos, que amímehabía parecido negra, sus ojoscegadosporlaslágrimasyelbrevedestelloazulcuandolosabrióparadarmelasgracias.

¡Diossanto…!¡Mehabíadadolasgracias!Mesentíaturdido,ydespuésmismanosseapoyaronenelhormigón,conlosdedosengarfiados

en él como si quisieran extraer así el pasado. Pero aquello era solo hormigón, y mis dedosmeramente carne. Pensé entonces en un muchacho en un terreno de juego, pidiendo a gritos unarepetición. Pero aquello no era la niñez, y allí no había repeticiones. Así que me lo cargué a laespaldacomounamochila.Lohecho,hechoestaba.

Coloquélalinternaenlarepisaymeenjuguélabocaconelrevésdelamanga.Despuésmetílasmanosenelaguaycomencéaexplorarelfondo,enunabúsquedacadavezmásfrenética.Encontrémucholodoyunagrancantidaddepiedras,peronounarma.Laluzdelalinternaparpadeó:notéunmovimientoenellímitedondelaluzseencontrabaconlaoscuridad:unarata.Dos,mejordicho:unaagazapadacontralaparedylasegundanadandocontracorriente.Medejécaerderodillasyampliélabúsqueda.¡Teníaqueestarallí!Sihabíacaídoalagua,nopodíaestarlejos.Apenashabíacorrienteenaquellugar…Peropensétambiénenlastormentasyenlasfuertescorrientesquearrastrabanrestosyramasmuertashastatanadentroeneltúnel…¿Podríanarrastrartambiénunrevólver?¿Empujarloensucurso?

Giré sobremis talones e iluminé con la linterna la continuacióndel túnel: se prolongabaunosochocientosmetrosmásantesdeirasalirporelotroladodelaparcamiento.Unlargotrayecto.

Luegoobservélasratas.Unasehabíaido.Laotrapareciómirarmeconloquemepareciódesdén.TalvezMaxestuvieraequivocado.Talvezestanofueralaalcantarilladedesagüeexacta.Oquizá

el revólvernoestuvieseallí.Alguienpodíahaberloencontrado.Siyoestuvierabuscandoun lugarpara fumar crack, aquel podría ser un sitio tan bueno como cualquier otro para darme un chute.Seguroquedecuandoencuandolosdrogatasentrabaneneltúnelconeseobjeto.

Exploréconlaluzbajolasuperficiedelagua,buscandoalrededordelalosadehormigón.Nada.Despuésmesentéenlalosa,decepcionado,respirandoansiosamente,ylaluzparpadeódenuevo.

Nomepreocupó. ¡Que se fuera la luz…,quemedejaraaciegas!El túnelyanoencerrabaningúnhorrorparamí.Misdemoniosestabanenelpasadoycarecíandesustanciaparahacermedaño.Me

reclinécontrael fríoyhúmedomuroyextendí losdedosenel lugardondehabíayacidoVanessa.¿Conservaríaalgúnrecuerdodeellalapiedra?

Pasélaluzporlasparedesamialrededor,comodudándolo.Erasolounlugarynoteníaningunanecesidaddememoria.Despuésmiréhaciaarriba.Tardéunsegundoendarmecuentadeloqueveíaperocuandolohicesentíunanuevaesperanza.Laalcantarillanodesembocabaeneltúnelmedianteunconductorectoyvacío,sinoquehabíaotraespeciederepisadeunmetrodeanchura,cercadeltechodeltúnel.Parecíaprofunda,además.

Meencaraméalalosa,sucio,chorreandoagua,obligadoacaminaragachado.Eraalgomásqueunarepisa:otropequeñotúnel,quesehundíaenlaparedunosnoventaocientoveintecentímetrosyencuyoextremoopuestoseveíalaluzdelabocadelaalcantarilla.Surecorridoestabaprácticamentecegadoporrestos;tallosyvegetaciónsecos,basura…Alarguéelbrazoycomencéatirardeellos:llovíanalrededordemispiernase ibanaparara la losay,deallí,alcaucedelarroyo.Tirémásymás.Deprisa.Frenéticamente.Nopodíallegarhastaelfondo,porloquemeviobligadoaaplastarmicara contra el hormigón y estirar todos mis tendones al máximo. Tenía la boca abierta mientrasempujaba.Yentoncesnotéalgoduro.Misdedoslomovieron,loatrajeronhaciamí.Ydespués,enelinstanteenqueloasieronsupequéeraylosaquédeallí.Eraunrevólver.Maxteníarazón.

Medescolguédelalosa,caminandoencorvadocomounhombreprimitivo.Iluminéelarmaconlalinternayenseguidasupequesetratabadesurevólver.DelrevólverdeEzra.Mipadrenuncamehabíapermitidodispararconélyni siquiera tocarlo,peroyo loconocíadesdeniño.¿Cómoibaapoderolvidarlo,silohabíavistoensumano,apuntadocontralacarademimadre?EraunSmith&Wessondeaceroinoxidable,concachasdenácarfabricadaporencargo.Teníaincrustadoenestasunmedallóndeplataconlasinicialesdemipadregrabadasenelmetal.Sehabíasentidomuyorgullosodeél:eraelarmadeunhombrerico,yconfirmabaloqueyointuíadesdehacíamucho.

QueJeansabíadóndeguardabamipadreelrevólver.Abríel tambor:seiscartuchos,dosdeellosdisparados.Vilaspequeñasmarcashechasenestos

porelpercutor.«Estasmarcastandiminutas—pensé,tocándolas—hanhechounenormeagujeroenmiuniverso».Lovolvídelotrolado.Erapesado,feo,sucio.Nomecabíadudadequedispararíasiapretaba el gatillo. Por un instante retuve esa imagen en mi mente, incapaz de negar la sencillaeleganciadesemejanteacción,misuicidio,precisamenteallí,enaquellugar.

Cerréeltambordegolpe,yduranteunossegundosmeabrumólarealidaddemidescubrimiento.Aquelrevólvererael instrumentodelamuertedemipadre, laúltimacosaqueélhabíavistoenlatierra.Medolían losdedos en tornoal durometalmientras tratabade imaginarme losojosdemipadre. ¿Habrían suplicado? ¿Habrían mantenido su mirada despectiva? ¿O habrían mostradofinalmente alguna clase de amor? ¿Cómo habría interpretado el destino que llevaba a su hija aemplear contra él su propia arma? ¿Habría aceptado alguna responsabilidad por ello o la habríarechazadoinclusoenelmomentofinal?Pasélosdedosporeltambor.Sabíacuáleralarespuestaamispreguntas,ymedolía.Jeanvivíaconsudesprecio;esoeratodoloqueteníaparaellamipadre:suconsanguinidadysuoscuraherencia.

¡Quévergüenza!¡Quéhorribleyabsurdavergüenza!Deprontosentí laurgentenecesidaddeacabarinmediatamentecontodoaquello,escapardelas

ratas, de las pestilencias y losmalos recuerdos. Tenía que librarme del revólver y pensar en cuálseríamisiguientepaso.Peroprimeroempleéunpañueloparalimpiarlo.Loabrídenuevoylimpiétodos los mecanismos internos. Extraje todos los cartuchos y los limpié a fondo también. Había

conocidogenteenviadaalasillaeléctricaporhaberolvidadoesedetalle.Luegovolvíacargarloyenvolvíelrevólverenelpañuelo.

Si los policías lo encontraban en mi poder, nadie sospecharía de Jean. Con eso yo ya habíalogradoalgo,almenos;peronomeparecíasuficiente…,aúnno.

Echéunúltimovistazoaaquelsórdidolugar,ydespuésledilaespalda.Esperabasentiralgoaldejarlo,perononoténada;tansoloelecodelospasosquemedevolvíanalairefrescoyalaluna,quehacíanqueelmundoparecieramásdeloqueera.Yalsalirdeltúnelallugarplateadoporsuluz,entrelosaltosribazosqueparecíanparedes,deseéarrodillarmeydargracias,peronolohicesinoque,porelcontrario,trepécomopudeentrelaszarzashastaalcanzarlapartesuperiordeltúnel.Ymeplantéallíarriba,dondelacorrientedelaguaerasolounsusurroqueapenaspodíaoír.

21

Enestasestábamos.Teníaenlamanoelarmadelcrimen,convertidoencómpliceaposteriorideldelito.Estabasucio,empapado,llenoderasguñosyasustadodequelospolispudieranencontrarmeantesdequehubierahecholoqueteníaquehacer.Aqueleraunmallugarparaestar.Amítodavíanomereclamabalajusticia.Peroestabaconlasogaalcuelloysabíaqueerasolocuestióndetiempo.

Habíanpasadocincodíasdesdequeencontraronelcadáverdemipadre:todaunavida,enlaquehabíaaprendidounascuantascosassobrelarealidad…,cosasqueéldeberíahabermeenseñado.Solíadecirquetodoelmundotieneserpientesquematar,ypensabaqueahoraentendíaloquequeríadecir.Perounhombrenopuedematarsusserpientessinabrirbienlosojosparaverlas:yesteeraunhechoqueélseolvidódemencionarme.

Estabasoloahoraenelpuente,aunosochokilómetrosdelaciudad.Yacasihabíasalidoelsolypodíaoírelruidodelrío.Sonabaconenergíaymeinclinésobreelpretilcomosipudierallenarmedesufuerza.Misdedosexplorabanelrevólvery,alhacerlo,penséenJeanyenloquetuvoqueserparaellaapretarelgatillo,alejarseytratardeescapar.Entendíaporfinsustentativasdesuicidioydeseépoderdecírseloasí.Porqueyo,amimanera,habíarecorridoelmismopenosocamino.Loqueantes me había parecido locura, tenía ahora pleno sentido. Olvido. Descanso. Ahora entendía laseduccióny lapiadosa ternuraqueencerrabanesaspalabras.Despuésde todo…,¿qué teníayoqueperder?¿Unacarreraquemegustara?¿Unafamilia?¿Elamordeunamujeralaqueamarayquemeamaraa suvez?Solo la insoportableproximidaddeVanessay lacertezadesaberquepudohabersidoalgoimportante.

Si tenía algo, era a Jean. Jean era lo único que quedaba demi familia.Y solo en eso tenía laposibilidaddehaceralgobuenoporella.Simemataba,aquí,conestemismorevólver,meculparíande la muerte de Ezra. Caso cerrado. Tal vez entonces podría ella encontrar algo de paz; dejarSalisburyeiraalgúnlugardondelosfantasmasdelosseresqueridosmuertosatormentaranaotrosperonoaella.DeseéqueloquepudierahacertuvieseelmismoefectosobreVanessa…

Pero eso no ocurriría nunca. Vanessa se había cansado, y había hecho bien. Así que eso noimportabaya.Bastaríaunmomentodevalor.

Amartilléelrevólver,yelsonidoqueprodujosonóadecisiónirrevocable.Pero…¿habíaidoaaquelpuenteparahacerestoexactamente?No.Habíaidoallíadeshacerme

del arma, a asegurarme de que no apareciera nunca y no pudiera ser utilizada contra Jean.Y, sinembargo, la ideadeun final resultabaatrayente.Un solo instante,un fogonazodedolor talvez,yJeanseveríalibredetodo.Millssecobraríasulibradecarneymivida,finalmente,habríaservidodealgo.

Contemplabaelríodesdeloalto, laluzdelalbaquetocabalevementelabrumaporencimadelaguayledabaprofundidad.Undoradobordedesolasomabasobrelosárboles,miúltimoamanecer,ymequedémirándolomientrasdabalaimpresiónderemontarsehaciaelfirmamento.Eluniversosevioinmersodeprontoenunadescarnadarealidadyviasígranpartedeél—losverdescampos,lososcurosárbolesyelserpenteanteyenfangadoríodelqueascendíalabruma—comositodoaquelloestuvieraentrancedeperecertambién.

Apoyé el cañón del revólver bajomi barbilla e hice acopio de fuerzas para apretar el gatillo,buscándolasenunasucesiónderostros.Vieldemimadrecuandoelsuelodesaparecíabajosuspies.

EldeJean,abatido,mientrasmereprochabaporhaberhechomíalaverdaddeEzra.Loviasimismoen el funeral, cuando rechazó con disgusto la mano que yo le ofrecía. También el de Vanessa,golpeadahastadejarlainconscienteyfolladacomounanimalenelmalolientecieno.Ymivergüenzafuetanabsoluta,queinclusoahorameenvenenaba.EraesoloquehabíaalejadoaVanessademí,yyolohabíaconsentido.Eraesolopeordetodo;deformaque,enunarranquededecididoodiocontramímismo,encontréenéllafuerzaquebuscaba.Elgatillosemovióbajoundedoqueparecíaarder,yapretécontalfuerzaelrevólvercontramibarbilla,queesomeobligóalevantarlacabeza.Fuedeestamaneracomoabrílosojosparaverdenuevoelfirmamento:securvabaporencimademícomolamanodeDiosyhabíaenélunúnicohalcónqueteníalasalasextendidasyparecíaestarinmóvil.Daba la impresión de planear sobre el cielo ajeno por completo a mí. Di una vuelta en círculomientrasloobservaba.Peroentoncessoltóungraznidoysalióvolando…,yyocomprendíquejamáspodríaapretarelgatillo.

El revólver se apartó de mi barbilla y quedó colgando de mi dedo. En el silencio, llegaronfinalmente las lágrimas.Rodaban ardientespormismejillas e iban a remansarse enmis ropas.Nisiquiera levanté la vista cuando solté el arma y la dejé caer al río. Despuésme arrodillé con loshombros temblando y apoyé la frente en la fría barandilla metálica. Lloré al principio por losrecuerdos y mis fallos, por todo cuanto debió haber sido y no fue; pero, a medida que fueronpasandolossegundos,trajeronconsigounagranyterribleverdad:queestabavivo,yquellorabaporesavida.Eratodoloquemequedabayporesobrotabanporellamislágrimas.Nodecontento,sinopor la existenciamisma, por la respiración que incluso ahora inflamabamis pulmones y por lasmuchasvecesque,enadelante,miraríaalcieloyrecordaría.

Fueasícomodejéelrío,llenodenuevafuerzaydeterminación…,dealgoquesentíacomounaesperanza.Mientrasconducía,penséenloocurrido.Denuevohabíatocadofondo,yestavezhabíarebotadoenél.Noestabavivoporquemehubiesefaltadovalor,sinoporque,depronto,habíahechoundescubrimiento.Pudehaberapretadoaquelgatillo,peronolohice.¿Porqué?Puesporquelavidanoeraperfectayjamáslosería.Maxteníarazóneneso.

Marché,pues,haciacasa.Parélafurgonetaalpiedelcaminodeaccesoymiréenelinteriordelbuzón.Yano estaba la fotodeAlexqueyohabíadejado allí paraHank; loque significabaque élhabíapasadoporallíenalgúnmomento.Enciertomodo,mealegrabadenohabercoincididoconél:había oído la nota de desconfianza en su voz y no hubiera soportado verla también en sus ojos.Después,talvezsí;peroenesemomentoestabaagotado.

Elagotamientoseapoderódemícuandoentréenlacocina.MecostóDiosyayudaquitarmelasbotasyenseguidapudedecirquelacasaestabavacía,comoyameesperaba.Necesitabacomeralgoy,sobretodo,necesitabacafé…,pero¡seestabatancómodoenaquellasilla!PoresofuiasentarmeenelpequeñoescritorioenelqueBarbarapasabagranpartedeldía,escribiendonotitasycharlandocon sus amigaspor teléfono.Casipodía sentir supresencia allí, superfumey suensayada risadedivertida atención.Coloqué los pies encimade lamesa.Tenía los pantalonesmojados y sucios debarro, por lo quemancharon los objetos de su escribanía.Paséunbuen rato así, contemplando lalucecitarojaparpadeantedelcontestadorautomático.Alfinal,medecidíyapretéelbotón,ylavozmecánicadelaparatomeinformódequeteníadiecisietemensajesnuevos.

Trecedeelloserandeperiodistas.Losborré todos.UnodeHank,paraconfirmarmequehabíarecogidolafoto,ytresdeBarbara.Enelprimeroestabaamable.Enelsegundo,educada.Peroeneltercero se la notaba furiosa. No es que gritara, pero identifiqué al punto los tonos cortantes y

controladosdesuirritación.¿Dóndeestabayo?Esaerasupregunta,yyosabíaloqueimaginaba:queestabaconVanessa.

Borrésusmensajestambiényconsultémireloj.Eranlasseisymedia,unnuevodía.Dormireraimposibleahora,asíquefuiahacercafé.Teníalacafeteraenlamano,debajodelgrifo,cuandosonóelteléfono.Dejéquelorecibieraelcontestador.ParacuandoseescuchóelmensajesalientegrabadoporBarbara,yoyahabíacerradoelgrifodelaguaymeestabaocupandode lacafetera.MequedéheladoaloírlavozdeJean.Eradébilyforzada,peorqueantes.

—¿Estásahí,Work?—Unavozquebrada—.Work,porfavor…—Tos.Dejécaerlacafeteraenelfregadero,dondesehizoañicos.Agarréelteléfono.—Estoyaquí,Jean…Nocuelgues.—Bueno…—dijoconvozcasiinaudible—.Bueno…,yosoloquería…—Empezónuevamentea

toser—.Queríadecirte…—¿Qué,Jean?Teoigomuymal.¿Dóndeestás?—…decirtequetodoestábien.Queteperdono.¿Lorecordarás?—¡Jean!—grité,perdiendodeprontolapaciencia—.¿Dóndeestás?¿Teencuentrasbien?Duranteunosinstantessoloseoyómivozyelsonidodesurespiración,ycuandohablédenuevo,

lerogué:—¡Porfavor…!Dimequéestápasando.—Dimetúquerecordarásloquetedigo.Necesitooírtelo.Respondí,sinsaberporquélohacía,sabiendosoloqueellanecesitabaoírmedecirquesíyque

yonecesitabadecírselo.—Lorecordaré.—Tequiero,Work—merespondióconunhilodevoz—.NocreasaAlexsitediceotracosa.—

Suvozseperdió,paravolvermomentosdespuésconmásfuerza—:Siemprehemossidounafamilia.Inclusocuandoteodiaba.

Sabíaqueesoeraciertoynopodíasoportarlo.Peroyasuvozhabíavueltoatransformarseenunsusurroapenas:

—Deberíahabértelodichomásveces…Deberíahaber…—¡Jean!—exclamé—.¡PoramordeDios…!Penséquehabíacolgado,porquemiexplosiónfueseguidasoloporunsilencio,peroluegovolví

aoírla,ahoracomounsuspiroquedespuésseconvirtióendébilrisa,semejantealsusurrodelvientoatravésdelahierba.

—Escurioso—dijo—.¡Dios…!—Tomóaireconfuerza—.Selocontaré.Oíqueelteléfonoselecaíadelamanoeibaadarcontraelsuelo.Despuésescuchédenuevosu

voz,comosillegarademuylejos.—PoramordeDios—repitió,peroestaveznoescuchéningúnindicioderisa.—¡Jean!—llamé—. ¡Jean!—No hubo respuesta, pero en mi cabeza resonaron de nuevo con

fuerzasusterriblespalabras:«Alaterceravalavencida».Dejéelteléfonoenlamesaperonolocolgué,paramantenerlalíneaconectada.Después,conmi

móvil,llaméaUrgenciasMédicas,leexpliquéloocurridoalacoordinadoraylediladireccióndeJean.Ellameaseguróqueenseguidaenviaríanunaambulancia,ycolgué.MarquéacontinuaciónelteléfonodelacasadeJean,perolalíneacomunicaba.Eraallídesdedondemehabíallamado.

Me calcé lasmismas botas embarradas, tomémis llaves y salí a todo correr por la puerta. La

furgonetanoestabahechaparaelcaminopordondelaconduje,peroporallínoencontrétráficoyllegué a la casa antes que la ambulancia. Las tablas flojas vibraron bajo mis pies cuando crucécorriendosuporche.GolpeélapuertallamandoagritosaAlex,peronadieabrió.Unperroladróalotroladodelacalle.Meapartéunpocodelapuerta,apuntéaunlugarentreelpicaporteyelmarcoylancéunpatadón contra ella.Lamadera se astilló y almomento siguiente estaba allí dentro, en laoscuridadyeloloramoho,buscandoaJeanygritandosunombre.Depronto,Alextambiénestabaallí,enmarcadaenlapuertadeldormitorio.Llevabapantalonescortosyunacamiseta,yloscabellosrecogidosporrulos.Comprendíqueacababadedespertarla.

—¿DóndeestáJean?—pregunté.—¿Quédemonioshacesaquí?—megritóasuvez—.¿Erestúquienhaforzadomipuerta?Crucélahabitaciónentreszancadas,agarréaAlexporloshombrosylasacudícontalfuerzaque

oícómocastañeteabansusdientes.—¿DóndeestáJean,Alex?¿Dóndeestá?Alex se libró demismanos, entró de nuevo en el dormitorio y reapareció con un arma en la

mano.Levantóelpercutorymeapuntóconella.—Lárgateinmediatamentedemicasa,Work,antesdequetehagaunagujero.No hice caso de su amenaza. Paramí, el arma era intrascendente…, como si no hubiera visto

ningunaantes.—¡Malditasea,Alex!AlgolepasaaJean.Mehatelefoneado.Estabadolida.¿Dóndeestá?Mispalabrasencontraroncaminoatravésdesuira,yelarmavaciló.—¿Dequéestáshablando?—Piensoqueintentasuicidarse.Surostrorevelóinseguridad.Buscóconlosojosportodalacasa.—Nosé…—dijo—.Noestáenlacama.—¿Quéquieresdecir?¡Vamos,Alex…!—Nosé…Yoestabadurmiendo.Mehasdespertado.Yellanoestáenlacama.—Tienesdescolgadoelteléfono…Hadeestaraquí.—Lodescolgamostodaslasnoches.Miréamialrededorlapequeñavivienda.Soloteníaundormitorio,lacocina,elbañoylasalade

estarenquenosencontrábamos.Registrétodoslosespacios,peronohabíarastrodeJeanenningunodeellos.

—¡Sucoche!—dije,ymeprecipitéalaventanadelacocina,cuyasuciacortinadescorrí.PeroallísoloseveíaelcochedeAlex,lashierbasquecrecíanenaqueltrozodetierrayunamanchadeaceiteenellugardondedebíahaberestadoelcochedeJean.

—¡Maldita sea! No está.—Me volví hacia Alex y vi su arma encima del televisor—. ¿Dóndepuedeestar?Piénsalo,Alex.

Peroellasesentíadesconcertada,yestabaallíindecisa,sacudiendolacabezaymurmurandoparasí:

—Ellanoharíaeso.Nuncamedejaría.—Buscómibrazo,entonces,ymemiródesafiante.Suvozsehizomásfirme—.Jean,no.Nuncaharíanadasinmí.

—Pues,aunquetesorprendalanoticia,lohahecho.Yahorapiensa…¿Dóndepuedehaberido?Alexvolvíayaasacudir lacabezacuando,derepente,sehizoenmí la luzysupeconabsoluta

claridadadóndehabíaidomihermana.

—¿TieneunmóvilJean?—pregunté.—Sí.—¡Diosmío!¡EstáenlacasadeEzra!—¿Cómolosabes?—Losé,simplemente.—Meencaminéalapuertamientrasmimentetrabajabaatodavelocidad

—.¿SabesladireccióndelacasadeEzra?—Sí.—PuesllamainmediatamenteaUrgenciasydásela.—¿Ydespués?—Quédateaquíporsiaparecelaambulancia.Y,sivienen,dirígelosalacasadeEzra.—No—protestóAlex—.Jeanmenecesita.Deberíairallí.—Estavez,no.—Nopuedesimpedírmelo,Work.Megirécuandoyaestabaenlapuerta.—Jeanmetelefoneóamí,Alex.Noati.Mispalabrasacabaronconsuresistencia,peroeldolorquelecausaronnomeprodujoninguna

satisfacción.Teníaquedecirlealgomás:—Te loprevine,Alex.Tedijeque Jeannecesitabaayuda,y teharé responsablede loquehaya

podidopasar.Almomentoestabafueraycorríahacialafurgoneta.Lacasademipadreseencontrabaapoco

más de tres kilómetros de distancia, pero había ya mucho tráfico en las calles. Adelanté a tressaltándome una línea amarilla continua, circulando a ciento veinte en un tramo con la velocidadlimitadaacincuenta,atajécruzandolasvíasdeltrenydespuésrecorríencontradirecciónunacallede sentido único para ahorrarme dos manzanas del recorrido. Di marcha atrás para entrar en elcamino de acceso,me llevé por delante un arbusto de boj yme detuve inmediatamente detrás delcochedeJean.Corríatodaprisaalapuertadeatrásyempujé.Estabacerradaconllave.¡Malditasea!Busquélasllavesenmisbolsillos,peromedicuentadequelashabíadejadoenlafurgonetaytuveque volver a buscarlas. Momentos después tenía ya la llave en la cerradura y la puerta se abríaempujándola.Yadentro,empecéadarvocesyaencenderlasluces.ElnombredeJeanresonóenlossuelosdemármol,recorriólospasillosdeparedesrevestidasdemaderayvolvióamícomosimepersiguiera.Porlodemás,lacasasolorezumabasilencio.

Memovíporella todo lo rápidoquepude: lacocina,el estudio, la saladebillar.Eraunacasagrande,perojamásmelohabíaparecidotanto.MedabacuentadequeJeanpodíaestarencualquierparte,ypenséprimeroensuantiguodormitorioenelpisodearriba;peroentoncestuveunaintuicióny corrí hacia el recibidor donde, al volver la esquina, la vi al pie de la escalera. Estaba inmóvil,pálida,ylaalfombrapordebajodeellasehallabaempapadadesangre.

Medejécaerasulado,conmisrodillaschapoteandoensusangre.Teníalasmuñecasabiertasconlargoscortesverticales,yvilacuchilladeafeitar,brillanteyrojasobrelaalfombra.

Lasangrefluíaaúndeloscortesacadalatido.Pronunciésunombre.Nohuborespuesta.Lesaquélos zapatos, tiré de los cordones y los até alrededor de sus brazos, apretándolos con fuerza porencimadeloscortes.Lahemorragiacesóylebusquéelpulso,probandoenlagranvenaquecorrepordebajodelabarbilla.Nologréencontrarla.Apretémásyentonceslonoté:elpulsoeravacilante,débil…, pero había pulso. Di gracias íntimamente aDios. Pero ahora ya no sabía quémás podía

hacer,porquenoteníaniidea.Asíquelecrucélosbrazossobreelpechoytratédemantenerlosenaltoapoyandosucabezaenmisrodillasysosteniéndolaasílomejorquepodía.

Estudiésucaraentonces,buscandoenellaalgunarazónquepermitieraalentaresperanzas,peroestaba exangüe y pálida como si fuera porcelana.A través de la piel de sus cerrados párpados seveíandiminutasvenasazules,comosilostuvieralastimados.Subocacaíafláccidaypudeverdóndesehabíamordidoloslabiosdejandoenellosmarcasenformadelunas,deunrojobrillante,entrelasgrietas que se le marcaban. Tenía las facciones hundidas, borrosas, pero era la misma Jean desiempre,mihermana.¡Loquesolíamosreírnoslosdos,malditasea!Juréque,sivivía,seríamuchomejorconella.Ydealgunamaneraesomediolacertezadequeviviría,porquelascosasnopodíanacabardeesamanera.Noparaella.

Le acaricié los cabellos para retirárselos de la cara y no dejé de hablarle. Mis palabras notuvieronmássignificadoqueeldedisculparmeanteella; fueronconfusas, seprolongaronduranteunosminutosquesemehicieronhorasydespuésyanofuicapazderecordarlas…,aunquecreoquetalvezlesupliqué,también,quenomedejarasolo.

Después oí ruido a mi alrededor: el estrépito de una camilla de ruedas y voces tranquilas yeficientes.Manosqueyoignorabadequiéneranseocuparondemíymealejaron,perotambiénmedieron serenidad para poder ver.A Jean la rodearon hombres vestidos de blanco, cuyasmanos semovieron sobre ella para vendarle las muñecas, que le introdujeron una aguja en el brazo y lataparonparaquenoescaparadeellaelcalorqueaúnconservaba.Alguienmepreguntósiaquellostorniquetesloshabíahechoyo,yasentí.

—Probablementelehasalvadolavida—medijoelhombre—.Haidodemuypoco.Metapélacaraconlasmanosymeatrevíaconfiarenquemihermanaviviría.Cuandovolvía

mirar,Alex estaba allí. Sus ojos se cruzaron con losmíos sobre la inmovilidad de su amante; denuevorecuperaríansuorgullo,su iraysufuerza,peroporunmomentoellayyocompartimoselmismopensamiento:siJeanvivía,seríagraciasamí,yAlexreconocióaquelhechoconlosojosyconlosdedosquecorrieronainterponerseantesubocacomoparaimpedirquesalierandeellaunaspalabrasquedespuésnopodríaretirar.Peroyoasentí,sinembargo,yellaasintióasuvez.

Unos momentos más tarde, Jean estaba en la camilla y esta se la llevaba del lugar que habíaelegido.YomequedésoloconAlexyestavinoavermeallugardondemehabíaquedadosentadoconlaespaldaapoyadacontralapared.Susmandíbulassemovieronbajoloscerradoslabiosysusmanos fueroncomopuñosquebatiesen sus caderasmientras tratabade encontrar laspalabrasquequeríadecir.

—¿Irásalhospital?—mepreguntóporúltimo.—Sí.¿Ytú?—Claro.Asentíy,albajarlacabeza,medicuentadequeestabadescalza.Ibaapoyandosupesopasándolo

deunpieaotro.—¿Creesquesepondrábien?—preguntó.Reflexionéantesderesponder.—Piensoquevivirá—dije—.Losdelaambulanciaopinanlomismo.—Hiceunapausa,mefijé

en su rostro y vi que había estado llorando—. ¿Crees tú que podrá recuperarse?Quiero decir…,bueno,túyasabesloquequierodecir.

—Jeanesfuerte—respondióAlex—.Muyfuerte,pensabayo.Peroahoranosé.Mesientocomo

sinolaconociera.Siemprehabíapensado…Siemprehabíamosdicho…Noconcluyó la fraseysesonó lanariz.Yorecordéalgoquehabíadichoen lacasadeJean,y

entoncesloentendí,aunquelacomprensiónmedejóhelado.—Siempredijisteisqueosiríaisjuntas…¿Eseso?Alexdiounpasoatrás,comopilladaporsorpresa,yyovientoncesquehabíadejadounahuella

desangreenelpisodemaderadura:lahuellaperfectadeunpie.Casipodíadistinguirlasfinaslíneasdelaplanta.

Ledijelaspalabrasquemehabíanvenidoalacabeza:—«Noloharíasinmí».Sontuspropiaspalabras.—¿Qué?—Suvozsonóagudadepronto,ymerevelóqueestabaenlocierto.—«Ellanoharíaeso…Noharíanadasinmí».Fuerontuspalabras.Necesitosaberquésignifican.Mepuseenpie,cadavezmásfurioso.—¿Habíaishabladodeesto?¿Desuicidarosjuntas?¿Esesoloquequeríasdaraentender?—No.—Otropasoatrás.—¿Esesa laclasedeayudaquepensabasdarle?¿Eraeso?—Ungrito—.Pues,entonces,esun

milagroqueestévivaaún,ynomeextrañaenabsolutoquemetelefonearaamí,enlugardellamarteati.

Alex dejó de moverse, y en la forma como se encaró a mí y en su tono de voz advertí unarepentina resolución. Ya no estaba a la defensiva, sino furiosa, cabreada… Era la Alex que yoconocíadesobra.

—Nofueasí—replicó.—Fueunallamadadesocorro,Alex,ymellamóamí.¿Porquéhizoeso?¿Porquénotepidió

ayudaati?—Tú no puedes saber cómo fue, y no lo entenderás nunca.No te des importancia. Sois todos

iguales.—¿Quiénes?—pregunté—.¿Loshombres?¿Losheterosexuales?—LosPickens—respondióAlex—.Todosloshombres.Eligealquequieras…Pero,sobretodo,

túytumalditopadre.—Pruebaaver…—dije—.Explícamelo.—Notienesningúnderechoajuzgarnos.Mivozsubióde tonoy ladejésalir.Estabafurioso,asustado.Nopodía tolerar lacomparación

queacababadehacer.Indiquélapuertaabiertahaciaelvestíbulo,porelcualhabíansacadoencamillaamihermanahacialaambulancia.

—Tengotodoelderechodelmundo—grité—.¡Malditasea,Alex,lotengo!Ellamelodioytúnopuedescambiareso.SiJeanvive…,ydeberíasrezarparaqueseaasí…,yaveremosentoncesquiéntienederecho.Porque,siesasí,voyatenerqueingresarlaparaquetengatodalaayudaquenecesita.

—Esoserásiestáspresenteypuedes—dijoAlex,conlosojosbrillándoleconlaintensidaddelosdeuninsecto.

—¿Meestásamenazando?—pregunté.Alexseencogiódehombrosyrebajólafuerzadesusrasgos.—Soloestoydiciendoqueparecequetienesotraspreocupaciones,otrascosasenlasqueocupar

tumente.—¿Quéinsinúas?

—Noinsinúonada.Afirmoloqueesobvio.Yahora,sihasacabadocontusimproperios,voyairal hospital para estar con Jean. Pero recuerda esto—dijo, acercándose más—: Jamás has tenidoningúnpodersobremí,nunca;y,mientrasyoesté,jamástendrástampocopodersobreJean.

Miré a Alex y, advirtiendo su rabia mal reprimida, sentí que la mía perdía fuelle. ¿Cómohabíamospodidollegaraaquelextremo?

—Jeandijoquemequiere,Alex…Apesardetodo,ellasiguequeriendoasuhermanomayor.Asíque,yaves…,nonecesitoningúnpoder sobre ella.No loquiero.Me llamóy le salvé lavida.Lomismoquehiceantesdequeteconociera.Piensaeneso.Ydespuéspensemoslosdosquépodemoshacerparaayudaraunapersonaaquienlosdosqueremostanto.

SiesperabaqueAlexseablandara,meequivocabaatodasluces.—Esonoesloqueyobusco,Work,ylosabes.Dejadecomportartecomounjodidopicapleitos.Diomedia vuelta y salió de allí con los pies descalzos y tan sigilosos como si escapara de la

verdad.Oíunportazo,elsonidoapagadodesucocheydespuésmequedérealmentesoloenlagrancasa que tan bien conocía.Miré la alfombra extendida bajo las escaleras, el charco de sangre queimpregnabaelespacioconsuolorpeculiar…Deélarrancabanunaseriedehuellasdepisadas,asícomo la de las ruedas de la camilla, que se hacían progresivamente menos marcadas hastatransparentarse y desaparecer. Vi el teléfono móvil de Jean y lo recogí. Lo sostuve en mi manoestudiandolasangreresecaenélydespuéslodejéenlamesitaquehabíajuntoalapuerta.

Medecíaamímismoqueteníaqueiralhospital,perosabía,poramargaexperiencia,queelqueJeanvivieraomuriesenodependíademipresenciaallí;yyomesentíaagotado,incapazdediscutircon Alex de nuevo. Pensé en la gran cama del dormitorio de arriba, y me imaginé a mí mismotendidoen sus sábanasblancascomo lanieve;necesitabaenvolvermeenellas,notar su limpiezaeimaginarqueeraunniñodenuevolibredepreocupaciones.Peronopudehacerlo:yonoerayaaquelniñoytampocounimpostor.Poresometumbéenlaalfombra,juntoalerialcasiresecoyaenelquehabíaestadoapuntodeagostarselavidademihermana.

22

EnelhospitalmedijeronqueJeanviviría.Dehaberllegadoyounminutomástarde,probablementehubiese muerto. Tan escaso fue el margen: alrededor de unos setenta latidos. No permitían quehubieramásdeunvisitanteenlahabitación,asíquetuvequeesperaraquelaenfermeralepidieraaAlexquesalieracincominutos.Noscruzamoslosdosenelpasilloexterioreintentamosmostrarnosamablesunoconotro.Fuebastanteviolentoparaambospues,alaluzbrillanteylimpiadelhospital,sehubieradichoqueteníamoselaspectodevíctimas.

—¿Cómoestá?—pregunté.—Dicenqueserecuperará.—¿Algúndañoenelcerebro?Alexsacudiólacabezayhundiómáslasmanosenlosbolsillosdesusmugrientostejanos.Mefijé

enqueaúnllevabaentrelosdedosdelospiessangresecadeJean.—Piensanqueno—dijo—,peronoseatrevenajurarlo.—¡Parecenabogados!—comenté,peroAlexnosonriósiquiera.—Sí.—¿Harecobradoelconocimiento?—No.—Escucha,Alex…CuandoJeandespierte,necesitaráverasualrededorgentequelaquiere,no

personasqueseodianunasaotras.Megustaríaofrecerleeso.—¿Meestáspidiendoquefinjamos?—Sí.—LoharéporJean,perohayunadiferenciaentrenosotros.Quenoteengañemiactitud.Túnole

convienes,aunqueellanoloveaasí.—Loúnicoquemeinteresaesquesepongabien,yquieroquesepaquelagentelaquiere.AlexdirigiósuvistaporelpasillomientrassealejabadeJeanydemí.—Voyatomaruncafé.Estarédevueltadentrodediezminutos.—Deacuerdo.Gracias.Habíadadodospasoscuandosevolvió.—Nohabríadisparadocontrati—medijo.Suafirmaciónmesorprendió.Hastaentonces,yomehabíaolvidadoporcompletodelarmacon

quemehabíaamenazadoydelafirmezaconqueparecíasostenerla.—Graciaspordecírmelo.—Soloqueríaquelosupieses.LahabitacióndeJeanenelhospitaleraexactamenteigualqueaquellaenlaquehabíadespertado

después de un intento de suicidio fallido.Una cama estrecha y sencilla, con barandillas de acero,sábanas almidonadas y un brillante despliegue de objetos que, de algúnmodo, parecían faltos decolor.Unostubosserpenteabanparaintroducirseensucuerpo,verdesbajolaluzdelosmonitores;cortinascorridas…Rodeélacamaylasabrí.Laluzdelamañanaeratibia,ybajoellaJeandabalaimpresión de ser una figura de cera, pálida e incompleta.Quería verla de otramanera, comounasuperviviente,peronoteníapoderparaatribuirletalcondición,puestodavíanotababajomibarbillaelcañóndelrevólver.Soloentoncessemeocurriópensarenlocercaquehabíamosestadoelunodel

otro,y,depiejuntoalacabeceradesucama,tratédeencontrarsentidoatodoaquello.Solosabíaquevivíamosambosenuna inmensaysolitariaverdad.Mesentéy le tomélamano.Cuandolevanté lavistaasucara,laencontréconlosojosabiertos,mirándome.Notéunmovimientoensuslabiosymeinclinémáscercadeellos.

—¿Estoyviva?—preguntóenunsusurro.—Sí—respondíconlavozquebrada—,loestás.—Memordí los labios…¡Estabatandébil!—.

Hafaltadomuypoco.Girólacabezaparaapartarlademí,peronosinqueyoadvirtieseunaslágrimasquebrotabande

susojosfuertementecerrados.CuandoAlexregresó,Jeansehabíadormidodenuevoyyosalídelahabitaciónsindecirleasuamiganadadeaquelbreveintercambiodepalabras.Talvezfueraegoísta,peronomeimportó.

Yaenelpasillo,meapoyécontralaparedduranteloquemeparecióunlargorato.Antesdeirmedeallíatisbéelinteriordelahabitaciónatravésdelamirilladecristalarmadoquehabíaenlapuerta.LascortinasestabancorridasdenuevoyAlexsehallabasentadasosteniendolamanodeJean,quenosehabíamovidoypermanecíadecaraalapared.Mepreguntésiseguiríaaúndormida.¿LevolveríalaespaldaaAlexcomomelahabíavueltoamí?¿OeraAlexrealmentesuamiga,mientrasquemipresenciasoloerabienrecibidaalfinaldetodo?

EstabaapuntodemarcharcuandoviqueJeansemovía.Sevolvió,vioaAlexysetapólacaracon las manos. Alex dijo algo y Jean comenzó a temblar, con sacudidas que agitaban los tubosconectadosensusantebrazos.Alexsepusoenpieentonces,seinclinósobreellayapretósurostrocontra el de Jean hasta que las dos se quedaron inmóviles. Me marché entonces, sintiéndome unmiembronodeseadodenuestratristeypequeñafamilia.

Tuvetodoelascensorparamísolo,perocuandoseabrióenelvestíbulovialadetectiveMillsdepiejuntoalaentrada.Mirabahaciaelexterioratravésdelaventana,peromedicuentadequeestabaesperándome. Fui a su encuentro y descubrí entonces que había un coche patrulla aparcado en laacera.Unagentedeuniformeseapoyabaenelcapó,mientrasacariciabaconlamanolaculatadesuarma.Erajovenyparecíaimpaciente.

—¿Hasvenidopormí?—pregunté.Mills se volvió al oír mi voz y se quedó estudiándome detenidamente. Yo estaba sucio y

manchadodesangre.Ami lado,ellaparecía laencarnaciónperfectadel instrumentode la justicia:teníaloszapatosrelucienteseinclusopodíaverlarayaperfectadesuspantalones.Cuandohablóolíinclusoelperfumedesudentífrico.

—Asíes—dijo.—¿Quéhace ese aquí?—inquirí, señalandoconungesto al joven agenteque aguardaba fuera.

Mills seencogiódehombrosyno respondió—.Puro teatro, entonces—contestéyomismo—.Nohabíaningunanecesidad.

Fuera,elpolicíasemetióensucochepatrullaysefue.NomiróaMillsniamí.Ellalosiguióconlamiradaantesdevolversehaciamí.

—Estásunpocoquisquillosohoy,¿eh,Work?—Yaves.Ellasonrió.—Nodijeenningúnmomentoqueestuvieraconmigo…—¿Cómomehasencontrado?—lepregunté.

—Oíhablardelodetuhermana—respondió—,ysupusequeestaríasaquí.—Teagradezcoestapruebadeconsideración—apostillésinpoderevitaruntonodeamarguraen

mivoz.—Noesnecesarioquetemuestressarcástico,Work.—Noestoydehumorparacharlarcontigo,detective.Noestamañana.Nienestehospital.Asíque

excúsame.Larodeéparaevitarlayfuihastalasalidaparadirigirmealaparcamiento.Latemperaturadela

mañana había aumentado y el cielo estaba ahora claro y azul. Desde la carretera, más allá delrecortadoseto,llegabaelruidodeuntráficointenso,ylagentesemovíaamialrededorpero,apesardetodo,notélapresenciadeMillsamiespalda:llevabataconesysuspasoseranenérgicosyrápidos.Comprendíquenoestabadispuestaadejarquemeescaparacontantafacilidaddesuanzuelo,ymevolvídecididoaenfrentarmeaella:

—¿Quédeseausted,detective?Sedetuvoprudentementeaunospasosdedistanciademí,ypudever laculatadelapistolaque

colgababajosucazadora.Despuésmemiróconlamismafríasonrisadeantes.—Esperaba que pudiéramos tener oportunidad de charlar. Hay algunas cosas que necesito

comentarcontigo.Puedequeseancosasqueatitambiéntegustaríadecirme.Encualquiercaso,notengonadamejorquehacerahora.

—Yosí—contesté,ymevolvídeespaldas.—¿Quélehaocurridoatucara?—preguntóMills.—¿Qué?—preguntévolviéndome.—Tucara.Estállenadecortes.Mellevélosdedosaellacomosifueraculpabledealgúndelito.—Arañazos—dije—.Sonsoloarañazos.—¿Cómoteloshiciste?—preguntóMillsentonointrascendente.—Salíadarunpaseoporelbosque.Elladesviólavista,asintiendo.—Entonces,¿esallídondeteensuciastetantodebarro?—preguntó.—¿Tienealgúnobjetotodaestacháchara?—¿Quéhicisteenelbosque?—Estuveenterrandocadáveres.—Vuelvesalossarcasmos…—observóMillsentonoreprobatorio.Enestaocasiónfuiyoquienmeencogídehombros.—Quizádeberíamoscontinuarestaconversaciónenlacomisaría…—Enlacomisaría—repetíyo,inexpresivo.Millspaseólavistaporelaparcamientoydespuésporelcieloazullibredenubes,comositodo

aquello leresultaramásbiendesagradable.Cuando, finalmente,volvieronafijarseenmí,susojosconservabanaúnlaexpresióndedisgusto.

—Podríaresultarmásprovechoso—dijo.—¿Tienes una orden de detención?—pregunté.Mills sacudió la cabeza—. Pues, entonces, mi

respuestaes«no».—¿Siguesafirmandoquenuncahasvistoeltestamentodetupadre?Supreguntafuetanrepentinaquemedesconcertó;erainesperaday,alformulármela,mepareció

comosiunvelotaparasurostro.Intuíelpeligro.—¿Porquémelopreguntas?—dije.Millsseencogiódehombros.—Esloquemedijisteelotrodía.Soloqueríaasegurarmedequetodosmisdatossoncorrectos.

Medijistequenuncahabíasvistoeltestamento,quenosabíasnadadesucontenido.¿Esexactotodo?Yosabíaloquepretendía.Elqueyoconocieraeltestamentopodíainterpretarsecomounmotivo

para el crimen; por ello en el fondo de mi cabeza comenzaron a sonar señales de alarma. Lospolicíaserancomoabogados.Lasmejorespreguntaseranaquellasparalasqueyateníanrespuesta.

—Noestoypreparadoparacomentar estoahora.Mihermanaacabade intentar suicidarse.Aúnestoycubiertodesusangre.¿Tienealgúnsentidoparatitodoesto?

—Soloquierolaverdad,Work.Comocualquierotro.—Séperfectamenteloquequiereusted,detective.Ellapasóporaltomihostilidad.—¿Deveras?—Si quieres la verdad, ¿por qué no investigas el embargodel centro comercial?También allí

huboenjuegomillonesdedólares,inversoresfuriosos…,ymipadreenmediodetodo.¡PoramordeDios,Mills!¡Lomataronenesasmalditasinstalaciones!¿Oesqueesonoteparecerelevante?

Millsfruncióelceño.—Ignorabaqueestuvierasalcorrientedeeso…—dijo.—Haymuchas otras cosas de las que tú no estás al corriente. ¿Estáis investigando eso o no?

¿Sabesalmenosquiénessonesosinversores?—Llevaréestainvestigacióncomomeparezcaoportuno.—Obviamente.—Notepasesdelistoconmigo,Work.Novalelapena.—Pues,entonces,¡quítateesasanteojerasyhaztutrabajo!Millsbajólavoz.—Tupadrefuesolounmandado.Matarlonodetendríaelembargo.Túeresabogadoylosabes.—El asesinato rara vez se ejecuta a sangre fría; las personasmatan por efecto de emociones

intensas.Odio,ira,venganza,deseo…Sinoconocesalosimplicados,¿cómopuedesdescartareso?Podríahaberenestecasootromillarmásderazones.

—Olvidasuna—dijoMills.—¿Cuál?—Lacodicia—respondió.—¿Hemosacabado?—lepregunté.—Sí…,porahora.—Bien…—dije—.Necesitounbaño.—Comencéaalejarme.—Nosalgasdelaciudad—meadvirtiócuandoyameiba.Girésobremis.Talonesyleespeté,indignado:—Amínomevengacontonterías,detective.Conozcoelsistematambién.Deténgameono;pero,

mientraslopiensa,iréyvendrécomomeplazca.Algocentelleóensusojos,peronodijonada;yomeacerquéamifurgonetayentréenelladando

unportazocontraMillsytodocuantorepresentaba.Elpequeñoespaciointeriorolíaabarro,gasolinaysangre,peroporencimadetodoyoseguíaoliendoelaromadulzóndesudentífrico.Arranquéel

vehículo y conduje para salir del aparcamiento.Después tomé la dirección demi casa, sin darmecuenta,hastallegarcasiaella,dequeMillsmeseguíaconsucoche.Comprendíentoncesloquehabíaqueridodecirme:quepodíairyvenircomoquisiera,peroquelaúltimapalabralatendríaella.

Aparquélafurgonetaenloaltodelcaminodeaccesoysalídelvehículo.Millssehabíadetenidoenlacalle,juntoamibuzóndecorreo.Hizosonardosveceselclaxonysiguióadelante,peronosemarchó:rodeólamanzanayfueaaparcarenlacallelateral,juntoallago.Yolaviyellamevioamí.Yasíestuvimosunratolosdoshastaqueentréencasa.

Enlacocina,meagarréalaencimeracontodasmisfuerzas,hastaquemetemblaronlosbrazosymi ira hizo vibrar la habitación.Una vez la hube descargado,me quedé con la sensación de estarexhausto.Sentíamicuerpocomomuerto,peromiespíritusehabíacentradoenunaúnicaresolución.Acertadaoerrónea,buenaomala,estabasegurodequeeralaquenecesitaba.

Elauriculardelteléfonomepareciócalientecuandomelollevéalaorejayduranteuninstantecreíoírellatidodesucorazóncomosituvieralacabezaapoyadaensupecho.Mesentéenelsueloymarqué su número. El timbre sonó y yo pude oírlo como si estuviera en su granja, en lugar detelefonear desde la mía: agudo en la cocina, suave en el recibidor. La imaginé apresurándose adescolgar,cruzandoelporchedelantero,elgolpedelamosquiteracontralapuerta,eloloralatierralabradayeldeljabónqueellaempleaba.Viconlosojosdemimentecómosecurvabansuslabiospara pronunciar mi nombre. Pero nada de todo esto llegó a ocurrir: solamente oí su voz en elcontestador,quenoeraen realidad lamisma.Nide lejos.Tantoquenopudehacermea la ideadedejarleunmensaje.

Colgué,pues,elteléfonoymepuseenpievenciendoelcansancio.Pasémediahorabajoladucha,peronoconseguíentrarencalor.Cuandosalídelaguacaliente,mesequéconunatoallaymemetíenlacama.Penséqueestabademasiadonerviosoparadormirme,peromeequivocaba.

Soñé en blanco y negro: sombras en el suelo que se extendían como barrotes bajo mis piesdescalzos.Yoteníalosdedosensangrentados,oscuros;corríaporcausadeldolor,ylassombrasmeatravesabanensugiro,comosi fueranungigantescoventilador interpuestoentreelsolyyo.Luz,oscuridad luego, en sucesión cada vez más y más rápida; y luego, finalmente, oscuridad. Estabaciego.Estabasordo.Pero,aunasí,looí.Algoseacercaba.

—Hola,Barbara—dijesinvolverme.—Sonlastresdelatarde—observó.—Nodormígrancosaanoche.—Yalosé—dijoBarbara.Di la vuelta a regañadientes. Barbara lucía un traje de Chanel rosa, con un sombrerito tipo

casquete.Sucaraeraperfecta,perolaluzendiagonalarrancabapequeñassombrasenlascomisurasdesuboca.

—¿Cómolosabes?—pregunté.Elladejósubolsoeneltocadorycomenzóaencenderinterruptores.Semovíamientrashablaba,

comosinoquisieraquelevieselacara.—Como no respondías al teléfono, vine a ver. Hacia las cuatro de la madrugada. Estaba

preocupada.Me sentíamal por no estar aquí contigo.—Encendió la última luz y se quedó quieta,indecisa, alisando su falda como si tuviera alguna arruga en ella. Todavía no podíamirarme, sinembargo—.Puedesimaginarloquemesorprendióencontrarlacasavacía.

—Barbara…—empecé,sinsaberquédecirle.

—Noquierooírtusexcusas,Work.Nopodríasoportarelinsultoamiinteligencia.Puedoaceptarquetemarcharasporqueyonoestabaaquíparati;yeneseaspecto,tengounapartedeculpa.Peronoquierohablardeelloniquieroquetúmemientas.Nosabesmentirbien.

Meincorporéparaapoyarmecontraelcabezal.—Siéntate,Barbara—lepedí,altiempoquedabaunosgolpecitosenlacamaamilado.—El hecho de que esté hablando contigo no significa que te haya perdonado. Estoy aquí para

decirtecómohandeirenadelantelascosas,siqueremosmantenerintactalaunidaddeestafamilia.Enprimerlugar,tienesquesaberquenocreoquehayasmatadoatupadre.

—Bueno…,teloagradezco—lainterrumpí.—Noesningúnsarcasmo.Ydéjameacabar,porfavor.—Deacuerdo,Barbara.Adelante.—NovolverásaveraesatalVanessa,yyoestaréaquíyteayudaréasuperartodoesto.Sealoque

fuereloquehayasdeafrontar,loafrontaremosjuntos.YojuraréhastaelúltimoalientoqueestabasconmigoalahoraquedicenquemataronaEzra.—Memiróporfin.Unaluzextrañabrillabaensusojos y su voz, cuando prosiguió, era tan quebradiza y dura como la pizarra—. Sonreiremos anuestrosvecinos.Nonosesconderemoscomosi estuviéramosavergonzados.Cuando lagentenospreguntecómoestamos,selodiremos:maravillosamente.Somosmaravillosos.Yococinaréparatiyhastameapetecerádormircontigo.Todoestopasaráy,cuandohayaquedadoatrás, tendremosqueseguirviviendoenestaciudad.

Suvoznohabíacambiado—erainconmoviblementemonótona—,ylaobservéconincredulidadmientrasproseguíaenelmismotenor:

—Estaremos en casa la mayor parte del tiempo, pero saldremos de cuando en cuando paraguardar las apariencias.Todo irácomosiempre.Glenahahechounascuantas llamadas.Lascosasestánmal,peromejorarán.Unavezsehayaolvidadoesto,todosearreglará.

—Barbara…—dije.—¡No!—gritó—.Nomeinterrumpas.Ahorano.Nodespuésdeloquehaocurrido.—Recuperó

la compostura—. Te estoy ofreciendo una oportunidad, Work. Cuando lo superemos, podremosvolver.

—Volver…¿aqué?—pregunté.—Alanormalidad.Eligióaquelmomentoparasentarseenlacamaamiladoyapoyarunamanoenmipierna.Yome

echéareír,conunarisafalsaydesagradable,desprovistade lamásrudimentariaalegría.Unarisaque hasta amímismome pareció demente y a través de la cual, como si fuera un cristal, vi queBarbararetrocedíaconfusa.

—«Normalidad»—repetí imitándola—.Nuestra vida de antes. Eso no es ninguna oportunidad,Barbara.¿Oestástanimplicadaeneseplanquenisiquieraerescapazdeentenderesto?

Ellasepusoenpie.—¿Quéestásdiciendo?Melevantédelacamadespacio,desnudoymuypoquitacosa,ymiréaaquellamujer,conlaque

mehabíacasado.Penséennuestrosañosdevidaencomúnysentí lavaciedaddenuestrasalegríassuperficialesynuestrossueñossinsustancia.Despuésapoyémismanosensushombros.

—Hayunascuantascosasquesébienahora,yunadeellasesquenovolverénuncaalavidadeantes—dije,pensandoenlassombrascomobarrotesdemisueño—.Essolootraclasedeprisión.—

Retrocedí un paso, y mis manos quedaron colgando a mis costados. También cayó la mandíbulainferior de Barbara, que se quedó con la boca abierta y una expresión de desconcierto, aunqueenseguidalacerródegolpe.Yomemiréamímismo—.Voyaversiencuentroalgoparaponerme.

Paséporsuladoyellamesiguióalcuartodebaño.—Esella,¿verdad?—¿Quién?—Esazorratehapuestoyaenmicontra.Mevolvíypreguntéfríamente:—¿Dequézorramehablas?—Nojueguesconmigo.Noquieroserobjetoderisaynovoyapermitirquemeabandonespor

unafulanalocal.—Noconozco anadieque responda a esadescripcióny, si la conociera,mi actitudno tendría

nada que ver con ella. ¡Esto es por mí! ¡Es por nosotros dos! Una cuestión de elecciones yprioridades.¡Escuestióndequeabrasdeunaveztusmalditosojosyveaslarealidadenlaquenosahogamos!Nuestravidaesunamentira.Somosunamentira.¿Noerescapazdeverlo?¿Nisiquieraerescapazdeadmitirlo,dereconocerloantetimisma?Seguimosjuntosporrutina,porquenosomoscapacesdereconocerelerrorquecometimosyporquelaverdadnosresultademasiadodura.

—¡Laverdad…!—dijo—.¿Quiereslaverdad?Bien…,puesaquílatienes.Piensasqueyanomenecesitasyquetodoesedineroquesetevieneencimavaaservirparadarteelpiroyescaparcontuputillacampesina.

—¿Quédinero?—Tienegracia,Work.Vivimosenlamiseriadurantediezañosyahoraqueelfinalestáalavuelta

delaesquina,resultaquenosoylobastantebuenaparati.Leolosperiódicos.YsélodeesosquincemillonesqueEzratehadejado.

Mereíantelaenormidaddeaquelabsurdo.—Para empezar, solo a ti se te puede ocurrir que hemos estado viviendo en la miseria, sin

importarteque tehedadohastaelúltimocéntimode loqueheganado.Encuantoal testamentodeEzra,jamásverénadadeesedinero.

—Enesoaciertas,porqueyosoytucoartadaymeestássacandodequicio.—Noquierounacoartada.Nolanecesito.Ahórrametusjodidasapariencias.Ydéjamealmargen

deellas.Sehizoentrelosdosuntensosilencio,duranteelcualellasevolviódeespaldasyyomevestí.

EstabaponiéndomeloscalcetinescuandoBarbarasedirigióamídenuevo:—Piensoquetalvezlosdosnoshemospasadounpoco.Yonoquieropelearme,yséquetúestás

muy alterado. Puede que estés proyectando contramí tu resquemor…, no sé.Demosmarcha atrásunosminutos.

—Deacuerdo—dije—.Loquetúquieras.—Acabédecalzarmeymeajustéelcinturón.—Resolvamosesteproblemaydespuéspodremosmirarnuestra situaciónconunpocomásde

calma.Hemosvividojuntosmuchotiempo.Tienequehaberunabuenarazónparaello.Yocreoqueestamos enamorados aún. Lo siento así. Cuando esto quede atrás y hayan pasado nuestraspreocupacionesdedinero,todonosparecerádiferente.

—No va a haber ningún dinero, Barbara. Tendría que vender mi alma por él, sacrificar todocuanto queda de mi vida, y no puedo hacer eso. No puedo permitir que disfrute de esta última

carcajada.—¿Quéúltima carcajada? ¿Dequién estás hablando? ¡Por amordeDios,Work…! ¡Sonquince

millonesdedólares!—Por lo que amí respecta, igual podrían sermilmillones—dije, apartándola demi paso—.

Podemoshablarluego,peronoséquéotracosapodemosdecir.—Es el momento justo, Work. La situación. —Comenzó a seguirme por la casa—. Todo se

difuminaconeltiempo.Yaloverás.Cambiaráamejor.Paséporlacocinayrecogímisllavesymicartera.—Nolocreo,Barbara.Estavez,no.—Almomentosiguienteestabaenelcaminodecoches,y

ellasehallababajoelmarcodelapuertaamiespalda.—Eresmimarido,Work.Nomeabandones.Puseenmarchaelmotor.—¡Malditasea!¡Eresmijodidomarido!Me alejé conduciendo la furgoneta, sabiendo que en una cosa mi mujer tenía razón: todo se

difuminaconelpasodeltiempo.

23

Fui al bufete porque tenía que hacer algo. Si no hacía algo, bebería; y, si bebía, agarraría unaborrachera.Estaúltimaideamehorrorizabaporqueeramuytentadora.Peroelalcoholerasolounaformamásdeescapardelarealidad,comolanoaceptacióndeunomismooelautoengaño.

Mesentéenmiescritorio, sinprestaratenciónaldesorden,ybusquéelnúmerodel forenseenChapel Hill. Era un exjugador de rugby, exfumador y exmarido. Pero era un buen forense y untestigodecente en el estrado.Habíamosmantenido consultas envarios casosy salido adelante conellos.Noseasustaríaporunacopademás.

Susecretariamepusoencomunicaciónconél.—Nosésideberíahablarcontigo—mesoltósinpreámbulos.Sutonomesorprendió.—¿Porquéno?—Losforensesnovivimosenloaltodeunpedestal,yasabes.Leemoslosperiódicos.Supeadóndequeríairaparar.—¿Entonces?—lepregunté.—Nopuedocomentarcontigomisaveriguaciones.—¡Setratademipadre…!—¡PoramordeDios,Work!¡Estásbajosospecha!—Mira…Séqueledispararondostiros.Sécuálfuelaclasedemunición.Solonecesitosabersi

hayalgomás.Algofueradelonormal.—Volvemosalomismoenciertomodo.Comprendoloquedices.Peromeestásponiendoenun

brete. No puedo decirte nada…, no hasta que la detective jefe del fiscal del distrito lo autorice.¡Malditasea,Work!Tendríasquesaberlodesobra.

—¿Creesquelohiceyo?—Loqueyocreaodejedecreeresirrelevante.—Túereselforense.Nadadeloquepiensesesirrelevanteenuncasodeasesinato.—Noestamosmanteniendoestaconversación,Work.Siestovaajuicio,noquierovermelastrado

aldeclararporalegacionesdenohaberrespetadolasnormas.—Aguarda—lepedí.Unapausa.—¿Qué?—Tengoquehacerlospreparativosparaelentierro.¿Cuándopodrédisponerdelcadáver?Siguióunanuevapausa,todavíamáslarga,hastaquerespondiófinalmente:—Loentregaréencuantorecibaelpapeleodelaoficinadelfiscaldeldistrito.Comosiempre.—

Hizootrapausa;pudeintuirquehabíaalgoqueloincomodaba.—¿Quéocurre?—pregunté.—Noteloentregaréati,sinoatuhermana—dijodespacio—.Porlasmismasrazones.—Mihermanaestáenelhospital—dije—.Haintentadosuicidarseestamadrugada.—Nolosabía.—Bueno,puesahorayalosabes.Seabrióunparéntesisdesilencioentrenosotrosdos.ÉlhabíavistoaJeanunpardeveces.—Reconsideraréelasunto,Work.Hastaquelleguenlospapeles.Luegodecidiré.

—Muchasgraciaspornada,entonces—dije.—Redactaréunanotaacercadeestaconversación,para incluirlaenelexpediente,yalguiende

esta oficina se pondrá en contacto contigo cuando haya terminado el papeleo. Hasta entonces, novuelvasatelefonearaquí.

—¿Quéproblematienes?—Nomejodas,Work.Nojueguesconmigo.Yameheenteradodetuvisitaallugardelcrimen.

EngañasteaMillsyellaloestápagandoahora.Podríacostarleelcaso,ytalvezsutrabajo.Amínomepondrásenevidencianimedejarémanipulardeesamanera.Niamínianadiedeestaoficina.Yahora,adiós.

Colgóyyomequedémirandoel teléfonoqueteníaenlamano.Despuéscolguétambién.¿Quéhabríavisto él cuando cerró losojos, se llevó el auricular a suorejay escuchómivoz?Noaunprofesional.No al colegani al amigo.Habíaoído loquenuncahabíaoído antes en su enrarecidaoficinaconlasbrillantesmesasdeoperacionesylashilerasdesilenciososcadáveres.Habíaoídolavozdel violador, del asesinoque le obligaba a pasar días y días olfateandoproductos químicosysangrecoagulada.Nosconocíamosdesdehacíaochoañosy,sinembargo,élpensabaque lohabíahecho.Habíasidojuzgadoyconsideradocapazdehabercometidoaquelcrimen.Douglas,Mills,mimujer…Todalamalditaciudad.

Cerrélosojosyviunosfinoslabiosazulesmurmurandopalabrasquenopodíaoírperoque,sinembargo,reconocíalinstante:«Purriablanca»,decían.Eranloslabiosdeunamujer,flanqueadosporpendientesdebrillantesquecentelleabancomoelmismísimosol.Viquesecurvabanenunasonrisaamarga.«¡PobreBarbara!Realmente,hubieradebidopensarlomejor».

Antes de darme cuenta de lo que estaba haciendo, me vi a mí mismo de pie, arrancando elteléfonodelescritorioylanzándoloatravésdeldespacho.Fueagolpearcontralapareddeenfrente,donde se hizo añicos, dejando en ella un agujero del tamaño de mi frente. Hubiera deseadoescurrirme por él y desaparecer, pero, en lugar de ello, caminé hacia allí y recogí las piezas deldestrozado aparato. No podía juntarlas de nuevo, así que las dejé caer al suelo otra vez. Despuéstoquéelagujerodelapared.Todosederrumbabaamialrededor.

Meacerquéalamesademisecretariaporquenopodíadejardepensarenmipadre.Telefoneéalafuneraria.Sialencargadoleresultóextrañohablarconmigo,nolodejóentreverensuvoz.Erauna voz líquida ymedida.Como si saliera de una de las urnas de cristal que yo había imaginadosiemprealmacenadasenlossótanosdesulocal.Medijoquenoteníaquepreocuparmepornada.Quelo único que debía indicarle era una fecha para el servicio fúnebre. Todo lo demás estaba yaacordado.

—¿Porquién?—pregunté.—Porsupadredeusted.Éllodispusotodo.—¿Cuándo?Elempleadodelafunerariahizounapausa,comosihablardelosdifuntosencualquieraspecto

requirieraunaespecialconsideración.—Hacealgúntiempo—respondió.—¿Quéhaydelataúd?—Elegido.—¿Delaceremonia?—Elegida.

—¿Elpanegírico?¿Lamúsica?¿Lalápida?—Tododispuestopor supadre—dijo el de la funeraria—.Fuemuyconcienzudo en todas sus

disposiciones,seloaseguro.—Hizounapausa—.Entodoslosaspectos,unperfectocaballeroyelperfectocliente.Noescatimóningúngasto.

—No…,nuncaloharía.—¿Hayalgunaotracosaenlaquepuedaservirledeayudaenestedifícilmomento?Habíahechoestapreguntaentantasocasiones,queinclusoatravésdelteléfonoadvertísufaltade

sinceridad.—No—respondí—.No,muchasgracias.Suvozsehizomásgrave.—Entonces… ¿Me permite sugerirle que nos vuelva a llamar? Cuando las cosas se hayan

calmado.Todoloquemehacefaltaeslafechaenquedeseaustedquesecelebreelservicio.—De acuerdo —dije—. Eso haré. —Estuve a punto de colgar, pero entonces le formulé la

preguntaquemehabíaestado intrigandoduranteelanteriorminutodenuestraconversación—:¿Aquiéneligiómipadreparaquepronunciaraelpanegírico?

Elencargadodelafunerariapareciósorprendido.—Austed,porsupuesto.—Porsupuesto—asentí—.Eradeesperar.—¿Seráalgunaotrapersona?—No,muchasgracias.Colgué el teléfonoymequedé sentado en silencio. ¿Podríapronunciar su elogio fúnebre?Tal

vez.Pero…¿diríaloqueélqueríaquedijera?CuandoEzrahizoaquellaelección,yoeraunhombrediferente, su mono de imitación y el depositario de su verdad. A través de mis palabras, élprolongaría su existencia y conseguiría que todos los presentes lo recordaran y se sintieranhumilladosporél.Poresomehabíaelegido:porquemehabíahechoyestabasegurodeloquehabíahechodemí.Perolaspalabrassonmeraspalabras,ylosrecuerdossedesvanecenconeltiempo.Poreso había creado la FundaciónEzra Pickens, que perpetuaría su nombre.Y, por si no bastara, allíestabaaquelsobornodequincemillonesdedólaresparagarantizarqueyocontinuaríasuobra.

Necesitabaecharlelosbrazosalcuello,decirleque,aunqueenelfondo,yolequerríasiempre…ydespuésdarlepuñetazoshastadejarlomediomuerto.Porque…¿cuáleselpreciodelavanidad,elcostedela inmortalidad?Unnombreessolamenteunnombrey, tantosiestáesculpidoenlacarnecomosiloestáenelmármol,puedeserrecordadodemuchasmaneras,notodasellasbuenas.Loquemihermanayyohabíamosnecesitadoeraunpadre,alguienaquienleimportáramos.

Apoyélafrenteenelescritorio,enlafríayduramadera;descanséenellalamejillayextendílasmanos.Aquellome trajo a lamemoria el recuerdo del instituto. Cerré los ojos y olí borradores,comoagomachamuscada,yenseguidalahabitaciónsedesvaneció.Estabaenelpasado.

Fuenuestraprimeravez.Yoteníaquinceaños.Vanessaerauncursomayor.Lalluviatabaleabaeneltejadodechapaondulada,peroelgranerodelagranjaStolenestabasecoylapieldeVanessateníaun brillo pálido a la luz del crepúsculo prematuro. Cuando descargó un rayo, iluminó el mundoexterior y nos recluyó a los dos en nuestro recinto privado.Éramos dos exploradores, y cuando eltruenorugía,másfuertecadavez,lohacíaparanosotros,acompasándoseconnuestroscuerpos.Por

debajo, en compartimientos que olían a paja, los caballos piafaban y pateaban el suelo con suscascos,comosisupieranloquehacíamosyloaprobaran.Yoaúnpodíaolería.Podíaoírsuvoz.

—¿Mequieres?—Túsabesquesí.—Dilo.—Tequiero.—Repítelo.Nodejesdedecirlo.Y yo lo hacía; tres sílabas, un ritmo. Igual que nuestros cuerpos tenían un ritmo. Al momento

siguiente su voz sonaba enmi oído.Era un ritmo suave, que repetíami nombre una y otra vez.—Jackson,Jackson…—,hastaquemellenabapordentrocomounafuerza.

Yderepenteloescuchémásalto.Abrílosojosymeencontrédenuevoenmioficina.Levantélavistayellaestabaallí,encarney

hueso, en el umbral de la puerta.Yo teníamiedo hasta de pestañear, por temor a que ella pudieradesvanecersesinmás.

—¿Vanessa?Ellacruzólosbrazosyentróeneldespacho.Parecíavolversemástangiblealmoverse,comosi

aportaraunarealidadnuevaalaúnicarealidadqueyohabíaempezadoaodiar.Merestreguélosojos,temerosoaúndequelavisiónsevaciaradecontenido.

—Penséquetalveznecesitaríasunacaraamiga—medijo,ysuvozpasóatravésdemícomoelfantasmadeunseramadomuertohacetiempo.Penséamivezentodoloquenecesitabaoír…,enmiconfusión,enminecesidadyenmipena.

Peromefallólavozymesalióásperaenaquelsilencioexpectante.—¿Dónde está tu nuevo amigo?—pregunté, y su rostro se fundió para mí con el rostro del

extraño.—Nomezahieras,Jackson.Yasemehacenbastantecuestaarribalascosas.Heestadoapuntode

novenir.Conseguíponermedepie.—Noséporquéhedichoeso.Losientomucho,Encualquiercaso,noesdemiincumbencia.—

Hiceunapausayseguímirándolacomosiaúnpudieradesaparecer—.Soyunnecio,Vanessa.Apenasmereconozcoamímismo.—Extendímismanosvacíasyellasedetuvo,asalvo,enelotroladodelahabitación. Dejé caer los brazos—.Me siento transparente, ¿sabes? No soy capaz de retener mispensamientos.—Recordéelteléfonoestrellado,elagujeroenlapared…—.Todosemeestáviniendoabajo.

Dejédehablar,peroellacompletómipensamiento.—Estáresultandomuyduroparati.—Sí.—Tambiénparamíloestásiendo—dijo,yyoviquesuspalabrasrespondíanalarealidad.Tenía lapielchupadasobre loshuesosdesurostro, tensaporsuspropiosproblemas.Susojos

parecíanhundidosysinvida,yvinuevasarrugasentornoasuboca.—Intentellamarte—dije—.Norespondiónadie.Ellairguiólabarbilla.

—Noqueríahablarcontigo.Pero luegoocurrióesto.Ypenséquepudierasnecesitaraalguien.Penséque…talvez…

—Pensastebien—dije.—Déjameacabar.Noestoyaquíporquequiera ser tunoviao tuamante.Hevenidopara ser tu

amiga,porquenadiedeberíapasarestosolo.Yobajélosojos.—Todoelmundoactúacomosiyolohubierahecho.Lagenteapartalamiradademí.—¿YBarbara?—preguntóVanessa.—Loestáempleandocontramí.Comounarma.—Desviélavista—.Todohaacabadoentreellay

yo—dije—.Novolveréconella.—¿Losabe?—preguntóVanessa.Tenía motivos para mostrarse escéptica. Le había hablado a menudo de que pensaba dejar a

Barbara.Levantélacabeza;encontrélosojosdeVanessaeintentécomunicarmedirectamenteatravésde

ellos.Necesitabaquesupieraqueleestabadiciendolaverdad.—Ellanolohaaceptadoaún,perolosabe.—Supongoquemeechalasculpasamí,¿verdad?—Sí,aunqueyoseloexpliquédeotramanera.Nopuedeaceptarlaverdad.—¡Quéironía!—exclamóVanessa.—¿Por…?—No hace mucho, yo habría aceptado con gusto esa culpa. Si eso hubiera significado que

podíamosestarjuntostúyyo.—Peroahorano—dije.—No.Ahorano.Queríadeciralgoparahacerqueaquellaspalabraspasaran,peroestabamuycercadeperderlay

elpensamientodesemejantesoledadextremameparalizaba.LacaradeVanessasepusopálidaysuslabiossetransformaronenunafinalíneamientrasmiraba

cómobuscabainfructuosamentelaspalabrasquequeríadecirle.—Tengotreintayochoañosya—dijo—.Casicuarenta.—Cruzólahabitaciónparacolocarseal

otro lado de mi mesa, y mirarme de frente desde allí—. Solo he deseado tres cosas en mi vida,Jackson;solotres:lagranja,tenerhijosyati.

Empalideciómásaún,comosisusangresehubieraaclaradodepronto.Susojosaumentarondetamañohastaparecerenormes.Medabacuentadequeleresultabamuydifícilhablar.

—Queríaquefueraselpadredemishijos,queformáramosunafamilia.—Nopudoretenerunalágrimayselaenjugóantesdequellegarademasiadolejos—.Teamabamásdeloquepenséqueunamujerpudieraamaraunhombre.Desdelainfancia.Todamivida.Teníamosloquepocaspersonashan tenido jamás… ¡Parecía tan lógico todo…! Pero entonces túme dejaste, sin explicaciones, alcabodecasidiezaños.YtecasasteconBarbara.Aquellocasimemata,peroconseguísuperarlo…,arrancartedemí.Hastaquecomenzasteavenir…Erasolounavez,dosvecesalmes…,peronomeimportaba.Estabasallí,conmigodenuevo,yamímebastabaconeso.Sabíaquemeamabas,inclusocuando me utilizabas simplemente. Hasta el día en que desapareció Ezra. Tú viniste a verme esanoche,lanocheenquetumadremurió,yyoteditodoloquetenía,todoloqueguardabaparati.Mevolquéentiehicemíotudolor.¿Teacuerdas?

Apenaseracapazdesostenersumirada.—Meacuerdo,sí.—Pensabaque,desaparecidoEzra,túteencontraríasdenuevoatimismo,almuchachodequien

yoestabaenamorada.Yyoqueríaeso.Queríaquefuerasfuerte,ypensabaqueasíloserías.Poresoesperé.Perotúnovolviste.Porespaciodeunañoymedionosupenadadeti,niunasolapalabra,ytuve que hacerme a la idea de que te había perdido de nuevo. ¡Un año ymedio, Jackson!Casi loconseguíotravez…Peroentonces, tú, ¡condenado!, tepresentasteencasa laotranoche, lasemanapasaday,apesarde todo,yomedejéconvencer.«¿Porquéno?»,mepreguntéamímisma.Tú lonotaste.Dieciochomeses y aún sentíamos lamismapasión, como si el tiemponohubiera pasado.Perohabíapasado.Porfinhabíaconseguidorehacerme,seguiradelante.Teníapordelanteunavida,tanfelizcomojamáshubieraesperadoquefuese.Noeradichosa,peromesentíacapazdeencarareldía.Tútepresentabas,sinembargo,comosaliendodelanada,ymelodestrozabastodo.—Memiróyvique tenía secos losojos—.Nocreoquepuedaperdonarteporeso.Peromeenseñóalgo:unalecciónfeaybrutalqueheaprendidoparasiempre.

—No,teloruego,no…—dije,peroellacontinuó,implacable,atravesándomeconsuspalabras:—Hay algo intangible en ti, Jackson, una parte de ti que es como unmuro entre nosotros: un

muroaltoygrueso,quemecausadolor cadavezque tropiezoconél.Hedejadomi sangreen supiedra,yyanopuedolucharmás.Noloharé.

—¿Ysiyanotuvierasquehacerlo?Vanessamemiró,sorprendida:—¿Reconocesqueexisteesemuro?—Sédequéestáhecho—dije.—¡Cómo!—Suvozexpresabaduda.—Unavez te lohayadicho,nohabrámarchaatrás.Esalgo feoyquemeavergüenza,perohe

intentadoexplicártelomásdeunavez.—¿Porquénolohashecho?—preguntóVanessa.Titubeé:—Porque,entonces,yanomeamarás.—¡Nopuedesertanmalo!—Espeoraún.Eslarazóndetodolomaloquehayentrenosotros.Elmotivodequenopueda

abrirmeati.EldequepermitieraqueEzrameconvenciesedecasarmeconBarbara,puestoquenopodíaexplicártelo.Todavíaahorameasusta.—Memiréensusojosysupequejamáshabíaestadotandesnudoanteella—.Meodiaráscuandolosepas.

—¿Cómopuedesdecireso?—Porqueyomeodioamímismoporello.—Nohablesasí.—Esloquepienso.—¡PoramordeDios,Jackson!¿Porqué?—Porque te fallé cuando más me necesitabas y porque el motivo de que me quieras es una

mentira.—Extendí la mano por encima de la mesa y tomé la suya—. No soy lo que tú piensas,Vanessa.Nuncalohesido.

—Teequivocas.Sealoqueseaenloqueestéspensando,teequivocas,porqueyoséexactamentequiéneresyquéeres.

—Nolosabes.—Losé.—Liberósumanodelamía—.Noerestancomplicadocomocrees—dijo.—Entonces…¿quieresoírlo?—Necesitooírlo—dijo,yyocomprendí.Hayunagrandiferenciaentrenecesitaryquerer.Apesardesusvalerosaspalabras,Vanessano

queríaoíraquello.Caminépararodearlamesa,yellasepusorígida.Temíquemedaríalaespalda,perosehabía

apoderado de ella una calma animal. Se empequeñeció en sí misma y cruzó por sus ojos algosemejante al resplandor azogado de un espejo. Yo, entonces, como un torpe gigantón, recorrí elespacio que me separaba de ella, y en la sombra de su alma abierta y desnuda reconocí laextraordinaria fuerza que se necesitaba para amarme durante tanto tiempo y con semejanteconvicción.

Me senté en lamesa, pero ella no permitía que se cruzaran nuestros ojos.Yo estaba deseandoabrazarla,peromecontentéjuiciosamentecontomarsusmanos.Algunaemoción—eltemor,supuse—lasmanteníafláccidas,ycomprendíquesehabíaretiradoaalgúnlugarenelinteriordesímisma.Me atreví a alzarle un poco la barbilla para mirarla en lo más hondo de aquellos ojos suyossemejantesaespejos.

—Vanessa—dije.Nuestrosrostrosestabanaapenasunoscentímetrosdedistancia,surespiracióneracomoelroce

deunaplumaenelmíoy,encuantoseabrióamí,susmanossecerraronlentamentealrededordelasmías.Necesitabaexcusarme,explicarle,suplicarquemeperdonara,peronadadeesomesalió.

—Siempre teheamado—dije—.Desdeelprimermomentoenque tevi.Yjamáshedejadodeamarte,nisiquierauninstante.

Ellaempezóatemblar,ylafachadatraslaquehabíaocultadosurostrosedesmoronócomosiestuvierahechadearena.Las lágrimasarrasaronsusojos,yyosupequenopodríaocultarlenada,perolaemociónestrangulabamigargantayelsilenciohacíamásintensossustembloreshastaqueseinclinó para apoyarse enmí. Se estremecía y yo la protegí conmi cuerpo, pero luego reventó eldiquede su resolucióny seechóa llorar,demaneraque, cuandohabló, fuedejandounadistanciaentre sus palabras como si salieran de un lugarmuy profundo y precisaran toda la energía de sualientoparahacerseoír.Mecostabaentenderloquedecía.

—Melodije—empezó,ydespuéstuvoquehacerlodenuevo—.Meprometíamímismaquenolloraría.

La abracé más estrechamente. No podía pensar con claridad y por eso empecé a murmurarlefrasesaloído,comosimedirigieraaunaniña:

—Estábien…Todoirábien.Quería creer yo mismo mis palabras, y por eso se las repetía. Lo había hecho así en otras

ocasiones,comoaquellejanodíaenelgranerodelagranjaStolen,cuandolaspalabrasyelcalordeloscuerposabrasabannuestrasalmascomounhierrocandenteylashacíanluminosas.Asípodríaserdenuevo,yporesoledije:

—Todoirábien.Nooíqueseabríalapuerta.Noviamimujernilaoíhastaqueexclamó:—¡Vaya!—Suvozhizotrizaslacasadepapelquemispalabrashabíanconstruido—.¿Verdadque

esunaescenaenternecedora?

Noeraunapregunta,enrealidad.Vanessasesoltódemisbrazosysevolvióhacialapuertayaquellavozquenohubierapodido

sonarmáscruel.Barbarasehallabaatresmetrosdedistancia,confloresenunamanoyunabotelladevinoenlaotra.

—Deboreconocerqueestoyunpocosorprendida,Work—dijo.Tirólasfloresaunapapeleraypusolabotelladevinoenunamesitaauxiliar.—¿Quéestáshaciendoaquí,Barbara?—Eltonoairadodemivozerainconfundible.Vanessaretrocedió,peroBarbarasiguióadelantecomosinomehubieraoído.—Por laformacomohablabasencasadeestazorra,penséquehabíasacabadoconella.—Sus

ojossemovíansobreVanessacomosipudierandespedircalorycarbonizarlacarneavoluntad—.Supongoquedeseabasunacompañíamásanimadaparael camino.—NotéqueVanessaacusabaelgolpeysemepartióelcorazón—.Enrecuerdodelosviejostiempos.—Barbaraseacercómás,consusojoscandentesclavadosaúnenVanessa—.Peroyaveoquemeequivocaba.

—Esonoescierto—dije—.Nadadeloquedices.PeroVanessayaseencaminabaalapuerta.Sunombrecruzópormislabios,peromispiesfueron

demasiadolentos.PasójuntoaBarbaraantesdequeyopudieraalcanzarlaylaspalabrasdemimujeratravesaronlafinaarmaduradesuespaldaindefensa:

—¿Pensabasdeverasquepodríascompetirconmigo?Vanessa se volvió; sus ojos se cruzaron un instante con losmíos y después cerró la puerta de

golpealsalir.Barbaragritóalacalladapuerta:—¡Aléjatedemimarido,asquerosaramera!Noséquémepasóderepente.Fuecomosinofuerayo.LairameempujóalladodeBarbaray

meviagarrándolafuertementeporelbrazo.Lairamehizoobligarlaavolverse.Lairamellevóalevantarlamanocontraella.Yabajarladespués.Laabofeteécontalfuerzaqueladerribéalsuelo.Luego la ira me invadió de nuevo y me llevó a amenazarla con darle patadas y reducirla a lasumisiónmásextremaycallada.Lairapedíasangre,uncastigomerecidodesobra.Ymiiraeramuypoderosa.

Tuvequereprimirla,quedoblegarlaconunextraordinarioesfuerzodevoluntad.Porque,denoserasí,talvezlahubieramatado.

Barbaradebiódeverla arder enmisojosporquenodijoniunapalabrahastaqueaquelbrilloasesinoseapagó.Yasinél,violoquehabíaesperadover:alhombreconelquehabíaestadocasadadiezaños.Elhombrevacío.Lacáscara.

Porque,sihubieravistolaverdad,jamáshubieravueltoaabrirlabocaparadecir:—¿Has acabado ya? —preguntó—. ¿Has acabado de actuar como piensas que debería

comportarseunhombre?—¿Hedetomarmeesocomouninsulto?—Laverdadsueleescocer.—Escucha,Barbara…Yatelodijeantes.Hemosterminado.Sepasóeldorsodelamanoporlamejilla.—Terminaremoscuandoyodigaquehemosterminado.Novoyaserelhazmerreírdenadie.No

deesamujer,ytampocodeti.—¡Teparecestantoamipadre!—dije,yaconlamanoenlapuerta.Ella sonrió y yome quedémirándola, asombrado de no haber sido capaz de verlo antes. Era

comomipadre.Losmismosvalores.Idénticaindiferenciahacialosdemás.—Me lo tomaré comouncumplido—dijo, poniéndose enpiey arreglándose la ropa conaire

despectivo.—Noeramiintenciónquelofuese.Respirabaprofundamenteporlanariz.Teníaelrostrocongestionadoysusojoseranbrillantesy

duroscomomonedasreciénacuñadas.—Unodenosotrostienequeserfuerte—dijo—,ylosdossabemosquiénloes.Medirigíalapuertadeldespacho,peromedetuveunmomentoantesdesalir.—No te hagas ilusiones—le dije—. Puedes llamar genio a un chiflado, pero al final del día

seguirásiendounloco.—¿Quésignificaeso?—Significaquelaobsesióndecontrolarlotodonoeslomismoquetenerfuerzaparahacerlo:es

solounaobsesión.Yosíséloqueesesafuerza—añadí,pensandoenVanessa.Ignoroquéveríaellaenmicara:repugnancia,talvezcompasión.Peroloquedecíaeralapura

verdad:mimujer jamás ha sido fuerte; ha tenido solomal genio, y hay una gran diferencia entreambascosas.Enelfondo,ellalosabía.

—Menecesitas,Work.Losepasono,siempremenecesitarás.Oí las palabras finales de Barbara cuando ya recorría la desierta oficina en pos de Vanessa.

Resonaron llenas de confianza ymedije amímismoque en esta ocasión eran falsas.Esta vez seequivocabaporcompleto.

—Ya sabes dónde encontrarme—gritó, y yo aceleré el paso—. Volverás.—Eché a correr—.¡Siemprelohaces!

Empujélapuertaexteriorconelhombro.Seabriódeparenparylaluzdelatardecermecegó.Parpadeé, hice sombra sobremis ojos y distinguí aVanessa tras el volante de su camioneta. Salíamarchaatrásdesuaparcamientoysedirigíahacialasalida.Redujolavelocidadalllegaralacalle,peronoseparó;luegodoblóaladerechayaceleró,provocandolasalidadeunanubecilladehumoazulporeltubodeescape.Corrítrasella,gritandosunombre.Olíaaaceitequemadoypodíaoírmirespiraciónagitadayloslatidosdemicorazón.Lagentememirabacuriosa,peronomeimportaba.CorríasiguiendolalíneaamarillayllamandoaVanessaporsunombre.

Nosedetuvo.Pero yo no estaba dispuesto a dejar que se fuera; esta vez no. Volví por mi furgoneta. La

alcanzaría en la carretera camino de su casa. En algún lugar. Y concluiríamos lo que habíamosiniciado.

Yoestabaenbajaformayrespirabacondificultadcuandopisélafranjadehierbaqueseparabaelaparcamientode la carretera.Tropecé, pero logré evitar caer debrucesy, después, hurgué enmisbolsillosbuscandolasllaves.Encontrélaquenecesitaba,laintrodujeenlacerraduradelaportezuelade la furgoneta y la abrí.Vanessa no podía estar demasiado lejos…, a pocomás de un kilómetrocomomucho.

Miréhaciaarribamientrasabría laportezuelayviaBarbaradepieen laentradaposteriordeledificio. Su rostro era inexpresivomientrasmemiraba.Yo, por una vez, no tenía nada que decirpero,probablemente,misojoslodecíantodo.

Al momento siguiente estaba dentro de la furgoneta, con el motor caliente y el pie en elacelerador.Retrocedí y dirigí el vehículo hacia la salida.Y en aquelmismo instante,mi universo

cambió:invadierondeprontoelaparcamientocochesqueparecíanllegardetodaspartes.Lucesquedestellaban…,uniformes…Ymevibloqueado,rodeadoporaquellosvehículos.

Nadiesacóarmas,perovilaspistolasymicorazónsesobresaltó.Mecostabarespirar;sabíaloque estaba ocurriendo.Al poco,Mills se hallaba junto al asiento demi furgoneta y llamaba amiventanillasinquesucaramedijeranada.

Yohabíaimaginadoestaescenanumerosasveces,cuandoyacíainsomnedenocheenlacama:elchirridodelasruedasalgirarfrenando,tanestridenteydespiadado.Dealgunamanerahabíapensadoqueesonoocurriríanunca,peromeimaginabainvariablementeaMills,siempreconunasonrisadejúbiloimplacable.Peroahoraaquellainexpresividadsuyameparecíapeortodavía.

Bajéelcristaldelaventanillasinsentircasimisbrazos.—¿Querríapararelmotorysalirdelcoche,porfavor?—Lavozdeunextraño.Hiceloquemepedíayelsuelomepareciócomodegomabajomispies.Millscerrólapuertadelafurgonetaamiespalda,yyofuimuyconscientedelruidoquehizo:una

puertametálicagolpeadaconviolencia.Agentesdeuniformesehabíansituadoamiscostados.Nolosreconocí,porloquesupusequeMillsdebíadehaberloselegidopersonalmente.

Millsproseguíay,mientrashablaba,notéunasmanosquemedabanlavueltaymeobligabanainclinarmesobreelcapódemivehículo.

—Jackson Pickens: queda usted detenido por el asesinato de Ezra Pickens. Tiene derecho apermanecerensilencio…

Elmetaleraduro,implacable.Viunazonaoxidadaquenohabíavistoantes.Olfateémialiento.Oíungruñidoquemedicuentadequeeramío.

—Cualquiercosaquedeclarepodráserutilizadacontraustedanteuntribunal…LevantélamiradayviaBarbara.Seguíaaúnapoyadacontraeledificioytratédeverlelacara:

eracasitaninexpresivacomoladeMills,peroalgotransformabasusrasgosymeparecióqueerafuria.Notélasesposasqueseceñíanamismuñecas.Alguientiródemíhaciaarribaporlapartedeatrásdemicamisa.Sehabíacongregadogenteenlaacera,atentaaloquesucedía.YolosmiréamivezmientrasMillsacababadeleermemisderechosdeunatarjetaquellevabaconsigo.

—Tiene derecho a consultar con un abogado.—En este punto levantó la vista y se cruzaronnuestrasmiradas—.Sinopuedepagaruno,leseráproveídoparaquelorepresente.

Yonoqueríamirarlaalacara,asíquelevantéelrostroalcielo,pensandodeprontoenelhalcónquehabíavistodesdeelpuente.Peroelcieloahoraestabavacíoy,sialgunaredenciónsemovíaenél,lohacíaenalgúnlugarqueyoeraincapazdever.

—¿Comprendeestosderechostalcomoselosheexplicado?Porfinlamiré.—Sí,loscomprendo.—Otravozextraña,queenestaocasiónsalíademispropioslabios.—Regístrenlo—dijoMills,ydenuevonotéunasmanossobremí.Me cachearon de arriba abajo, subieron por mis piernas, palparon mis ingles y axilas…Me

quitaronmicarterayminavajadebolsillo.Alosojosdelagente,mequitaronelcinturón…Yanoeraunapersona:eraunapartedelsistema.

Sabía cómo funcionaban las cosas.Me escoltaron hasta un coche patrulla ymemetieron en elasientotrasero.Denuevoresonóenmisoídoselestrépitometálicodelapuertaalcerrarladegolpe.Elsonidoduróunratoy,cuandodesapareció,viqueelgentíohabíaaumentadoyqueBarbarayanoestabaallí.Noquerríaquelavieran,perolaimaginéenunadelasventanas,conunojoenmíyotro

enlamultitud.Necesitaríasaberquiéneshabíanpresenciadomihumillaciónpública.Fuera,Millshablabaconvariosagentesuniformados.Mifurgonetasería trasladadaaldepósito

municipal y registrada. Yo sería conducido a la cárcel del condado de Rowan y llevado a juicio.Conocíaperfectamentelarutina.

Me desnudarían, me someterían a un examen de mis cavidades y me vestirían con un monoholgadodecolornaranja.Medaríanunamanta,uncepillodedientes,unrollodepapelhigiénicoyunpardechancletasusadas.Medaríanunnúmero.Ydespuésmeasignaríanunacelda.

Más pronto que tarde, me interrogarían, y yo sabía que tenía que prepararme para eseinterrogatorio.

Peroenaquellosmomentosnomeimportaba.Nopodíapreverlo.Enlugardeeso,veíaaVanessaypensabaenloquelehabríadolidoverqueyohabíafracasadoenmiintentodeseguirtrasella.

¿Cuántotiempoesperaríaantesdecerrarmedefinitivamentesupuerta?Larespuestaerainevitable.«Nomucho»,pensé.Sinolahabíacerradoya.Pensé en Jeany tratédemantener la calma.«Motivos»,medije.Teníaquehabermotivospara

aquello.Buenos.Sinoparamí,almenosparaJean.Mecentréenesepensamiento,yesomeayudóaponer los pies en el suelo.Aquello era solo el primer paso.Me conducían a la cárcel, pero no aprisión.Nadiemehabíadeclaradoculpabletodavía.

Peronopodíaengañarmeamímismomuchotiempoy,mientrasnosalejábamos,aguardéaqueseapoderarandemílossudoresdelmiedo.

24

Lahabitacióneracuadradayteníalasbombillasdeltechoconprotectoresdealambre;olíaapies.Laspiezasdelinóleonegrosecombabanenelsueloporefectodeltiempoydabanalaestanciaunasensación de retorcimiento, como si se tratara de una distorsión provocada por las manos de ungigante.Mepregunté si sería debido a unamala construcción o producto demi estadomental. Sehallabaenlapartedeatrásdelacomisaríadepolicíay,comolasdemásestanciasdelacárcel,estateníaparedesverdes,unamesametálicaydossillas.Habíaasimismounespejo,detrásdelcualyosabíaque seencontrabaMills.Ellaeraconscientedequeyo lo sabía,por locual todoaquellomeparecíaunaneciapamema.

A pesar de todo, una extraña sonrisa bailaba en mi cara. Tal vez fuera porque yo sabía quedisponíadeunacoartada.Simeveníaabajo,teníaunasalida,locualhacíatodoaquelloirreal.Talvezme hallaramás cerca del límite de lo que pensaba. Pero, en todo caso, la sensación de irrealidadpersistía.

Me habían conducido hasta allí a través del garaje que utilizaban como aparcamiento y, acontinuación,porunpasillodeparedesdecementohastaaquellugarqueapestabaapies.Unavezenél,mehabíanquitadolasesposasymehabíandejadosolo.Llevabaunahorasentado,peronohabíatocadolajarradeaguaquehabíaenlamesa;estabafamiliarizadoconaquellatécnicaporhabérselaoído comentar en broma a los policías: los sospechosos que tenían la vejiga llena a menudo semostraban más locuaces aunque no fuera más que por acabar y poder ir al váter. La espera eraasimismohabitual: lospolicíasbuscabanque la realidadcalaraenel interrogado; lesgustaban lossudoresdelmiedo.

Por eso permanecí sentado en silencio, e intenté prepararme a mí mismo, aunque lo quenecesitaba de verdad era un cigarrillo. Pensaba en todos los clientes que habían ocupado aquellahabitaciónantesqueyo.

CuandoMillsentró, trajoconsigosuperfumeamelocotónmaduro.Laseguíaotrodetective,alqueconocíadecara,aunquenosunombre.Millssesentódelantedemí,yelotropermaneciódepiereclinadocontralapared,alladodelespejo.Teníalasmanosgrandesylacabezapequeña;semetiólasmanosenlosbolsillos,enganchandolospulgaresenellos,ymeobservósinpestañear.

Millscolocóencimadelamesalosobjetoshabituales:bloc,pluma,unagrabadora,unacarpetilladepapelManila.Despuésmepusodelanteunahojadepapel,quereconocícomoelimpresoenquedeclaraba que seme había informado demis derechos. Puso enmarcha la grabadora y comenzódiciendolafechaylahora.Identificóatodoslospresentesy,finalmente,memiróalosojos.

—SeñorPickens…HasidoinformadousteddesusderechosMiranda[3].¿Esasí?—¿Puedendarmeuncigarrillo?—pregunté.MillsmiróaldetectiveCabezaPequeñayestesacóunpaquetedeMarlboroLights.Toméunode

sumano yme lometí entre los labios. Él se inclinó sobre lamesa, lo encendió con unmecherobaratodecolorrosaydespuésseretiróasulugarjuntoalapared.

Millsrepitiósupregunta:—¿HasidoinformadousteddesusderechosMiranda?—Sí.—¿Comprendeesosderechos?

—Loscomprendo.—Tieneanteustedel impresoestándardelestadodeCarolinadelNorterelativoalosderechos

Miranda.Seleexplicanenélsusderechos.¿Tendríalabondaddeleerloenvozalta,porfavor?Toméelpapelyloleíenatencióndelagrabadoraydecualquierjuezescrupulosoquepudiera

verseinstadoaponerencuestiónlalegalidaddeaquelinterrogatorio.—¿Comprendeustedestosderechos?—repitióMills.Noestabadispuestaacorrerningúnriesgo.—Sí.—Si desea usted responder a nuestras preguntas en este momento, le rogaría que indicara su

conformidadeneseimpreso,queconsignelafechaenélylofirme.Todosestosimpresosdeconformidadllevanunacasillaqueunohademarcarsideseaseguircon

el interrogatorio. De acuerdo con la ley, una vez que un sospechoso está detenido y solicita lapresencia de un asesor legal, la policía está obligada a suspender de inmediato el interrogatorio.Cualquiercosadichaapartirdeesemomentoesinadmisibleanteuntribunal;y,enteoría,tambiénloescualquierpruebaquelapolicíapuedaencontrarapartirdelodeclarado.

Yosiemprelesrecomendabalomismoatodosmisclientes:«Nofirmennuncaesamalditahoja.Reclamenlapresenciadeunabogadoymantenganlabocacerrada.Nadadeloquediganlesservirádeayuda».

Prescindídemipropioconsejo, firméel impresoy lopaséporencimade lamesa.SiMillssesorprendió,loocultómuybien.GuardóelimpresofirmadoenlacarpetilladepapelManila,comositemieraquepudiesecambiardeideayromperlo.Poruninstanteparecióinsegura,ysemeocurrióquejamáshabíaprevistoqueyocooperaría.Perolociertoesqueamímehacíafaltainformaciónyquenolaconseguiríasinseguirleeljuego.Habíanencontradoalgoyyonecesitabasaberdequésetrataba.Eraunjuegopeligroso,sí.

Tomélainiciativa:—¿Haycargoscontramí?—Soy yo quien lleva el interrogatorio. —Su actitud seguía tranquila: era aún la profesional

indiferente,peroesonoduraríamucho.—Siemprepuedoretirarmiconformidad…—dije.Pocas personas son conscientes de esto.Uno puede firmar con sangre ese documento, pasarse

todoeldíarespondiendolaspreguntasqueselehagany,contodo,cambiardeidealuego.Tienenquesuspenderelinterrogatorioentonces,algoqueningúnpolicíadeseahacerhastahaberlocompletado.VicontraerseunmúsculoenlamandíbuladeMills.Labarajaestáamañadaafavordelapolicía,queamenudosebeneficiadelaignoranciadelagenteacercadelsistemajudicial.

—No.Nohayningúncargo.—¿Perotendráustedunaordendedetención?Titubeódenuevo,perorespondió:—Sí.—¿Aquéhoralarecibió?Sus labios se fruncieron en un apretadomohín y vi que el detective Cabeza Pequeña buscaba

mejorapoyoenlapared.—Esoesintrascendente.Podía advertir en su rostro la lucha que se libraba dentro de ella. Su respuestame sacaría de

quicio, pero también lo haría su silencio. Y yo conocía bien a Mills: quería que yo hablara; lo

deseaba tan vivamente, que casi podía palparlo. Si yo hablaba, podría ponerme una zancadilla,apuntarseuna tempranavictoria.Siyoejercíamiderechoapermanecerensilencio, lenegaríaeseplacer. Y ella quería lo primero, un golpe rápido. Quería sangre y confiaba en su habilidad paraconseguirla.

—Alauna—dijofinalmente.—¿Yhabéisesperadohastalascincoparadetenerme?Millsfijólavistaensubloc,violentaporqueestaconversaciónfiguraraincluidaenlacintadel

interrogatorio oficial. También los policías tienen normas. Y una de ellas es no dejar que lossospechososcontrolenuninterrogatorio.

—Solo quiero asegurarme de que nos entendemos el uno al otro —proseguí—. Sé por quéesperasteis.

Ylosabía,enrealidad.Deteniéndomedespuésdelascinco,yonoteníalaposibilidaddeacudiraunjuezparapresentarunapeticióndelibertadbajofianza,noesedíaalmenos.Esosignificabacomomínimounanocheenlacárcel,yquelacosaerapersonal,comoelperiódicoquehabíadejadosobrelamesademicocina.Lisayllanamente,queríaquemesintieraconlasogaalcuello.

—¿Haterminadousted?—preguntó.—Lojustoparaqueveamoslosdosdequévalacosa.—Pues,entonces,sigamosconello.Comenzó sistemáticamente, y tuve que reconocer que lo hacía a conciencia. Estableció mi

identidad, mi relación con el difunto y mi ocupación mediante un diálogo mínimo. Quería unatranscripciónclaraydirectadeloshechos.Meinterrogóacercadelanocheenquemuriómipadre,yfueexhaustiva.Deseóqueledieracuentadecadamomento,yyolerepetíelmismorelatoqueyalehabíadado.Elaccidentedemimadre.Elhospital.LacasadeEzra.Lallamadatelefónica.Susúbitapartida.RebajélaseveridaddesudiscusiónconJeanyconfirmédenuevoque,despuésdedejar lacasadeEzra,paséencasaelrestodelanoche.

—No—ledije—.Yanovolvíaveramipadre.—¿Quéhaydesurevólver?—preguntó.—¿Aquéserefiere?—¿Sabíausteddóndeloguardaba?—Losabíanmontonesdepersonas.—Esonorespondeamipregunta.—Sabíadóndelotenía,sí.—¿Sabeusteddispararunarma?—Apuntasyaprietaselgatillo.Noestancomplicadocomolanzaruncohetealespacio.—¿Sabeusteddóndeestáahoraeserevólver?—No—respondí—.Notengoniidea.Volvió,pues,alprincipio.Comenzóarevisardenuevotodoslosdetalles,unayotravez.Abordó

mirelatodesdedistintosángulos,buscandoinconsistencias…,laspequeñasmentirasquecuentatodoculpable.«¿Aquéhorase fueusteda lacama?¿Cómoencontróasumujer?¿Dequéhablaron losdos?Háblemedeladiscusiónquemantuvieronsupadreysuhermana.Cuéntemequéocurrióenelhospital.¿Dijoalgomássupadrecuandosemarchó?Háblemedeesallamadatelefónica.Volvamossobreeso».

Y así una y otra vez, durante horas. ¿Qué tal se llevaba usted con su padre? ¿Cuáles eran sus

acuerdos financieros con respecto al bufete? ¿Eran socios los dos o era usted un empleado suyo?¿Teníaustedllavedesucasa?¿Cerrabaélconllavesudespachoporlanoche?¿Ysuescritorio?

PedíaguayMillsmesirvióunvasodelajarra.Bebísolounsorbo.—¿Cuándotuvoconocimientousteddelaexistenciadeltestamento?—Sabíaquepensabadejarmelacasa,peronosupenadamáshastaquemeencontréconHambly.—¿Supadrenuncaselocomentó?—Eraunhombremuyreservado,especialmenteenasuntosdedinero.—Hambly dice que se enfadó ustedmucho por los términos del testamento.Quemaldijo a su

padre.—NohabíaincluidoenélaJean.—Yesolemolestó.—Mepareceunacrueldad.—Hablemosdesumadre—propusoMills,yyomepuserígido.—¿Quéquieresaberdeella?—¿Laqueríausted?—¿Aquévieneestapregunta?—Responda,seloruego.—¡Claroquelaquería!—¿Yquémedicedesupadre?—Éltambiénlaquería.—Mereferíaalossentimientosdeustedhaciaél.—Eramipadre.—Esonorespondeamipregunta—dijo.—Yopiensoquesí.Seretrepóensusilla,disfrutandodeesepoderqueteníasobremí.—¿Sepodríadecirqueexistíaamistadentreustedesdos?Reflexionésobreello,ycasimentí.Noestoysegurodeporquésaliólaverdad,peroladije:—Eramipadreyademásmisocioenelnegocio.Noéramosamigos.—¿Porquéno?—Eraunhombrebastantedifícil.Nocreoquetuvieramuchosamigos.Millspasóunaspáginasdesubloc,buscandonotasanteriores.—Lanocheenquesumadremurió…—Esofueunaccidente—dije,elevandolavozquizáalgomásdelacuenta.Millsalzólamirada,sinsoltarlaspáginasqueteníaentrelos,dedos.—Esodeclaróusted.Peroseplantearonalgunaspreguntas.Hubounainvestigación…—¿Nohaleídoustedelinforme?—pregunté.—Loheleído.Planteóalgunasdudas.Meencogídehombroscomosiaquellonomeinteresara.—Unosmueren.Otrosseplanteandudas.Asíescomofuncionanlascosas.—¿DóndeestabaAlexShiften?—mepreguntó.Lapreguntamepillódesprevenido.—¿Alex?—Sí,duranteladiscusión.Ydespuésdeella.¿Dóndeestaba?

—Nolosé—dijesinceramente.Millsescribióunanotaensublocydespuéscambiódetácticaalaperfección.—Diceustedquenohavistonuncaeltestamentodesupadre.¿Esciertoeso?«¿Esciertoeso?».Yamelohabíapreguntadoantes.—Jamás he visto su testamento—respondí—. No conocía su contenido. Hasta que hablé con

Clarence Hambly ignoraba que su herencia fuera tan cuantiosa.—Intuí un movimiento y miré aldetectiveCabezaPequeña.Nosehabíamovidoenrealidad,perolalíneaafiladadesubocasehabíainclinadoenunánguloyderepentefuiconscientedelauténticopeligroqueexistíaenlapartidaqueestabalibrando.NopodíaverlatrampadeMills,perolapresentía.Poresopronunciémuydespaciomissiguientespalabras—:Y,porsupuesto,ignorabaquemedejaraquincemillonesdedólares.

PusemisojosdenuevoenladetectiveMillsypercibíelprimerdestellodeltriunfo.Fueracualfueselacartaqueseguardabaenlamangaestabaapuntodeverla.AbriólacarpetadepapelManilaysacódedentroloqueparecíaserundocumentoconservadobajoprecintoenunabolsatransparentedeplásticodelasutilizadasparaguardarpruebas.Leyóenunregistroelnúmerodeprueba,tomóeldocumentoylopusodelantedemí.Supequéeraantesdequelodepositarasobrelamesa.Unarápidamiradaconfirmómissospechas.«ÚltimaVoluntadyTestamentodeEzraPickens»,seleíaenél.

—¿Afirmaustednohabervistonuncaestedocumento?—preguntó.—Sí—dije,sintiendoqueseabríaunhuecoinsondableenmisentrañas—.Nuncalohevisto.—Pero,segúneltítuloquellevaestedocumento,eseltestamentodesupadre.¿Meequivoco?—Diceserlaúltimavoluntadyeltestamentodemipadre,asíes.TendríaquepedirleaClarence

Hamblyqueloconfirmara.—Yalohahecho—dijoMillsdescubriendosuscartassinlamenorintencióndemostrarsesutil.

Todoseríaconfirmado.Todasycadaunadelaspalabrasqueyodijera—.¿Yustednolohabíavistoantes?

—No.—¿Afirmaustedquenolohabíavisto?—Asíes.Millsexhibióeldocumento.—Voyairalapáginacinco—dijo—.Hayenellaunafrasequehasidomarcadaconunrotulador

amarillo.Lastresúltimaspalabrasdeesafraseaparecensubrayadasentintacontreslíneasrojas.Voyamostrárselasyapreguntarledenuevosinolashabíavisto.

Mepresentóeldocumentocolocándolobocaarribasobrelamesa.Lairrealsensacióndecalmaquemehabíainvadidohastaentoncescomenzóadesmoronarse.

—Eslaprimeravezqueloveo—dije.—¿Tienelabondaddeleerenvozaltalapartedestacadaconrotuladoramarillo?Noté que el detective Cabeza Pequeña se separaba de la pared. Cruzó la habitación y fue a

colocarsedetrásdeMills.Convozneutra,leílaspalabrasdemipadre;unavozqueparecíasalidadelatumbaparacondenarme:

—«Amihijo,JacksonWorkmanPickens,ledejo,enfideicomiso,lasumadequincemillonesdedólares». La cifra aparecía subrayada con tinta roja. Quien lo hubiera hecho, había apretado confuerzaalhacerlo,yafueseporefectode la iraode laexpectación.Nopodía levantar lacabezadeella.Sabíacuálseríalasiguientepregunta.SaliódelabiosdeMills.

—¿Querrá usted explicarme por qué este documento, que usted afirma no haber visto nunca,aparecióensudomicilio?

Allítenían,pues,elmotivo.Depronto,unafuertepalmadasacudiólamesaantemisojos.YosaltédemisillaymiréaMills.—¡Malditasea,Pickens!Respondaamipregunta.¿Quéhacíaestoensucasa?Millscontinuó,golpeándomeconlaspalabrasigualquehabíagolpeadolamesaconlapalmade

lamanoabierta.—Ustedconocíaeltestamento—afirmó—.¡Necesitabaeldinero,ylomató!—No—conseguídecir—.Nadadeesoescierto.—Hamblynosdijoquesupadrepensabacambiareltestamento.Ibaaexcluirloausted,Pickens.

Quincemillonesdedólaresestabanapuntodeescapárseleporlaventana,yustedseasustó.Poresolemetiódosbalazosenlacabezayaguardóaqueencontraranelcadáver.Esesoloquesucedió,¿no?¡Confiéselo!

Yoestabaatónito.¿Mipadreibaaexcluirmedesutestamento?Hamblyjamásmehabíadichotalcosa.Peroarchivéel temaymeconcentréenelpresente.Eraungolpebajo,un revésestratégico,peroloshabíasufridopeores.Teníaquepensar.Teníaquecalmarme.Respirélenta,profundamente,yme dije amímismo que debía pensar en la transcripción de la entrevista…, pensar en un futurojurado.Aquellaeraunameradeclaración,medije.Nadamás.

Casimeconvencí.—¿Haterminadousted?—pregunté,apoyándomeenelrespaldodemisilla.Mivozeraserena,y

comprendíquemiserenidadhacíaparecerextremosalaactuacióndeMills.Ellaestabadepie,conelcuerpo inclinado sobre la mesa. Estudió mi cara y enderezó el cuerpo—. ¿Puedo tomar eso?—preguntéindicandoeltestamentodemipadre.

Millsasintió,diounpasoatrásysesentódenuevo.Desurostrohabíadesaparecidobuenapartedesucolor.

—Acondicióndequesigaaccediendoustedaresponderamispreguntas—dijo.No respondí. Levanté de la mesa el documento y comencé a pasar despacio las páginas.

Necesitabaalgo.Loquefuera.Encontréloqueestababuscandoenlapáginadelasfirmas.—Estoesunacopia—dije,dejandoeldocumentobocaabajoenlamesayponiendorectos los

bordes.—¿Y…?—Advertíunabreveinquietudensusojos,quesemostrótambiénensuvoz.—Decualquiertestamentosehacensolounospocosoriginales.Normalmente,elclientesequeda

conuno,lomismoqueelabogadoqueloredacta.Sondosoriginales,pues.Talveztres.Pero,porsupropianaturaleza,puedehaberunnúmeroilimitadodecopias.

—Todoesoesirrelevante.Loqueimportaesqueustedconocíalostérminosdeltestamento.Discutir conmigo fue su primer error propiamente tal. Había abierto una puerta, dándome

licenciaparaespecular,yahorametocóamíinclinarelcuerposobrelamesa.Necesitabaquemissiguientespalabrasconstaranenlatranscripción,yporesolaspronunciéclaramente:

—Usted consiguió de ClarenceHambly una copia del testamento. Lo hizo con anterioridad alregistrodemicasa.Hay,pues,unapersonaquesepamosqueteníaunacopia:usted.Puedosuponertambién que hizo usted otra copia para dársela al fiscal del distrito. Son ya dos. Naturalmente,ClarenceHambly teníaunode losoriginales,delquepudohaberhecho igualmenteunacopia.Eso

sumatrespersonasprovistasdeunacopiadel testamentoquehanestadoenmicasaen losúltimosdías. —Me puse a contar con los dedos, extendiendo cada uno a medida que los iba citando—:HamblyestuvoenelvelatoriodeEzralanochesiguienteahabersidodescubiertosucuerpo.Uno.Elotro día el fiscal del distrito se detuvo para hablar conmimujer. Hizo un viaje ex profeso paravisitarlaenlacasa.Noenotrolugar.Enlacasa.Dos.Yustedmismaestuvoallíduranteelregistro.Esosumatres.Cualquierdeellospudohaberpuestoallíesacopia.

—¿Estáustedponiendoendudamiintegridad?—preguntóMills—.¿Oladelfiscaldeldistrito?—Notéqueelcolorvolvíaasusmejillas.Mispalabrashabíandadoenelblanco.Seestabaponiendofuriosa.

—Esustedquiencuestionalamía.Asíque…¿porquéno?Trespersonas,cadaunadeellasconunacopiadeltestamento,hanestadodentrodemicasaenlosúltimosdías.Esoleplanteaausteduninteresante problema, detectiveMills…A la gente le encanta una buena teoría conspirativa. Y noolvidemosalosquetrabajanenelbufetedeHambly…Sonunaplantilladequinceempleados,másotroscincoabogados.Cualquieradeellospudohaberhechounacopiadeesedocumento.¿Loshainvestigado usted? Le apuesto a que cualquiera podría comprar por cien pavos una copia deltestamentodeundifunto,sidieraconlapersonaadecuada.¿Quémalhayeneso?Barbarayyohemosrecibido innumerablesvisitas encasaa lo largodelpasadoañoymedio.Asíquecualquierapudoagenciarse una copia del testamento y plantarla en nuestra casa. Es un plan muy simple. Deberíainvestigarlosatodostambién.

Millsestabafuriosa,queeraloqueyopretendía.Suvozseelevódetonoaldecir:—Puedeustedretorcerlascosastodocuantoquiera,peroningúnjuradolocreerá.Losjuradosse

fíandelospolicías,sefíandelfiscaldeldistrito.Eltestamentoestabaensucasa.Ustedsabíalodeesosquincemillones.

—Jamásmenospreciaríaasíalosjuradosdeestecondado.Notienenporquéfiarsedenadie.Sonmuchomásinteligentesdeloqueustedpiensa.Lasorprenderían.

Millsadvirtióelpeligrodedejarmetomarelcontrolalvermisonrisa.Yoestabatranquilo.Ellano.Sehabíapermitidocalificardeestúpidoaljurado.Yo,encambio,leshabíadedicadounsinceroelogio.Ytodoestohabíaquedadograbado.

—Estalíneadeinterrogatoriohaterminado—anuncióMills.Leardíandecididamentelosojos,yyodistinguíenellosauténticoodio.

Pormiparte,noestabadispuestoapermitirqueaquelloacabara.Todavíano.Queríaqueconstaraenlagrabaciónunateoríamás:

—Y está también la persona que irrumpió en el despacho de Ezra —dije—. La que intentómatarmearrojándomeencimalabutaca.Mepreguntoquéestaríabuscando.Quizárobóunacopiadeltestamento.

—Yabasta.—Millssehabíapuestonuevamentedepieyteníalasmanosaferradasalbordedelamesa.Estabaclaroqueyanosacaríanadamásdeella.

Asíquedijeloúnicoquemequedabapordecir.—Muybien.Retiro,entonces,mirenunciaa losderechosMirandayhagovalermivoluntadde

permanecerensilencio.Estaentrevistahafinalizado.Millssecongestionómientraslasangreacudíaentropelasucara.Habíasaboreadosupresayle

gustaba,peroentoncesyo lehabía tapado labocaabriendoenormesboquetesensu teoría.Esonobastaríaensímismoparadestruirla—losabíamuybien—,perolahacíaparecerendeble,proyectar

sobreellaunapequeñasombradeduda.Nohabíaconsideradoafondolasimplicacionesdequeaqueldocumentofueraunacopia.Ciertamenteunoriginalhubierasidomuchomáscondenatorio.Pero,endefinitiva, todoaquellonoeranmásqueespejismosyhumo.Tenía loquedeseaba.Ymispalabrasestabangrabadas:nuncahabíavistoaqueltestamento,aunquehubieraaparecidoenmicasa.

Yhabía, además, quincemillones de dólares: una cifra capaz de influir sobre la opinión de lamayoríadelosjurados.

CuandoMillssemarchómalhumoradaymedejóasolasconmispensamientos,tuvequeabordardos cuestionesmás que, en ciertomodo, eran todavíamás preocupantes paramí: ¿por qué habíaqueridomipadreexcluirmedeltestamentoyporquénomehabíahabladoHamblydeello?

Mepasélasmanosporunrostroquesentícomosipertenecieraaotrohombre.Barbaincipiente,arrugasprofundas…TeníalaspalmasapretadascontralascuencasdemisojosylosabrícuandooíqueeldetectiveCabezaPequeñaseaproximabaalamesa.Dejóencimaunteléfono.

—Unallamadatelefónica,abogado.Ymejorquesealabuena.—¿Puedeserenprivado?—pregunté.—Nihablar—replicó,yseapartóparaapoyarsedenuevoenlapared.Yacomenzabaapasara segundo términoel recuerdode laentrevista.Contempléel teléfonoy

recordélacaradeVanessaylaformacomohabíahuidoaloír lavozdeBarbara.Podíahacerunallamadatelefónica,asíquepenséentodoslosabogadosalosqueconocíaymarquéluegoelúniconúmeroqueteníaparamíalgúnsentido.OícómosonabaelteléfonoenlagranjaStolen,yagarréelaparatocontalfuerzaquemedoliólamano.¿Queríaasegurarmicoartada?Quizálopenséporuninstante,peroporencimadetodonecesitabaquesupieraquenolahabíaabandonado.«Porfavor»,supliquéensilencio…«Descuelga…,porfavor».Peroellanolohizo.Yoísolosuvoz,indiferente,solicitandoqueelquellamabadejaraunmensaje.Peroyonopodíahacereso.¿Quépodíadecirle?Asíquebajéel auriculary lodejéen suhorquilla,vagamenteconscientede lamiradacuriosadeldetective y del hecho de que, lejos de allí, una insensible máquina trasladaba el sonido de miangustiadarespiración.

25

Enmi imaginación, las celdas están siempre frías, pero en lahabitacióna laquemecondujeronhacía calor. Fue lo primero que noté; y después de eso, su tamaño.Estrecha ymiserable,mediríapoco más de metro ochenta de anchura por unos dos y medio de profundidad, con una ventanapequeña que yo siempre había imaginado con barrotes, pero que en este caso era de cristal conarmadurametálica.Lonoté cuandoapretémicara contra ella intentando saber algomásdel lugaradonde Mills me había enviado. No la había visto después de que saliera de la sala donde meinterrogó,perotampocomedejósolomuchorato.EldetectiveCabezaPequeñayotrosdosagentesdeuniformemehabíanesposadodenuevoymehabíanconducidoatravésdedesiertospasilloshastalapesadapuertadeaceroqueguardabalaentradadelgaraje-aparcamientodelacomisaríadepolicía.Yallímemetieron enun cochepatrulla para cubrir el breve trayectohasta la cárcel del condado,dondemeingresaron.

Aquellapartefuepeordeloquehabíaimaginado.Metomaronelnombre,mequitaronmisropasy con una linterna y un guante de caucho, me despojaron del último y lamentable resto de midignidad. El detective Cabeza Pequeña estuvo observándolo y encendió un cigarrillomientrasmeseparabanlasnalgas.

Finalmente, alguienme tiró un chándal de color naranja y yome lo puse, avergonzado demientusiasmo.Las piernas eran demasiado cortas y la entrepiername caía casi hasta la altura de lasrodillas.Mistalonessobresalíandelapartedeatrásdelaschancletas,perologrémantenermeencimadeellastodoloderechoquepude.EldetectiveCabezaPequeñasonrióaldecirme:«Queduermaustedbien,abogado».Despuéssefueymequedésoloconlosvigilantes,queselasarreglaronparaactuarcomosinomeconocierandenada…,en lugarde lasdoso tresvecespor semanaquemehabíanvistodurantelospasadosdiezaños.

Permanecíallídepieotrosdiezminutosmientraselvigilantedemásedadrellenabaelpapeleodelos trámitesyelmás jovennomeprestabaatención.Noentrónadieallí,yningunosalió tampoco.Llevábamos diez minutos allí, los tres, y no habíamos pronunciado una sola palabra. La plumaarañaba el papel de los impresos por triplicado, y el carnoso antebrazo del hombre dejaba unahúmedahuellade sudoren lamesamientras semovíapara recorrerdearribaabajo los impresos.Dabalaimpresióndeestarmuertodeaburrimiento.Yoteníaganasdesentarme,perolaúnicasillaque tenía amano estaba sujeta con correas de cuero y nome apetecía tomar asiento en ella: erancorreasgruesas,suciasdesudorydesangre,yenunasenotabaninclusomarcasdedientes.Diunpasoatrásconlaintencióndebuscarotra.

—¿Vaustedaalgunaparte?—mepreguntóconironíaelmásmayordelosvigilantes.Sacudílacabeza—.Relájese, abogado. Tiempo es la única cosa que nos sobra aquí.—Después volvió a sutareayeljovensesentóenelbordedelamesa,dondesepusoaescarbarselasuñas.

Yomedediquéaobservarlasparedes,elsuelo…,eintenténomirarhacialapuertaqueconducíaalassalasdevisitas.Habíapasadoporellaunmillardeveces,peronoeramipuntodedestinoahora.Estavezmeconduciríanporotrapuertaal lugardondesehallaban los internadosallí.Y,mientrasesperaba,penséenlaverdadqueencerrabanlaspalabrasdelvigilante:tiempoeralaúnicacosaquetenía;yenaquelmomentolasentí:sentílarealidad.Nocomounconceptoounameraposibilidad,sino con los huesos, la carne y el pelo. Estaba en la cárcel, acusado. Fue en ese preciso instante

cuandome invadieron de golpe los sudores del pánico.Deformaron la habitación, amargaronmiestómagoytuvequereprimirunasúbitanáusea.

Estabaenlacárcel.Mesometeríanajuicio.Alcabo,elvigilantedemásedadconcluyóelpapeleoylevantólavista.Susojosseposaronen

míyvienellosquemereconocía,perososlayómievidenteconsternación.Habíavistotodoaquelloantes.Probablementemásvecesdelasquepodíacontar.

—Sectorcuatro—dijo,indicandoaljovenellugaradondedebíallevarme.Yoseguíalguardiaalexteriordelasalacentraldeclasificación,paraentrarenunmundodonde

nadaparecíareal.Mehabíanquitadoelreloj,perosentíaloavanzadodelahora.Cruzamospuertassin ninguna clase de indicación, y vi el parpadeante reflejo demi rostro en las pequeñas ventanasnegrasconlamirillametálica.

Perdí la cuenta de las vueltas, consciente solo, en algún sentido real, de los sonidos y de losolores:elde losembetunadoszapatosdelguardiaalpisarel suelodehormigón,el susurrode laschancletas que calzaba yo, finas como la piel… Sonidos de una lejana discusión que terminababruscamente.Eloloraantiséptico,ahumanidadhacinada,yelapenasperceptibletufillodeunvómitoquenoemanabademímismo.

Fuimospenetrandocadavezmásenelestablecimiento,bajamosenunmontacargas,recorrimosotropasillolejosyadecualquierindiciodeairefresco.Yocaminabaasuespaldayélmellevabaaunlugarcadavezmásprofundo.Enciertomomentomemiróymeformulóunapregunta,peroyonoteníanadaquedecir:mispensamientossedesangrabanpocoapoco,hechosañicos,yseperdían.Me sentía acosadoyme acobardaban los rincones aparentemente sin salida y los lugares oscuros.Olfateabami propio temor y envidiaba la arrogante indiferencia del guardia.Durante aquel largopaseo,élseconvirtióenundiosparamí,ylleguéatemerelmomentoenquemedejaríaabandonadoenaquellugar.

Fue así como lo seguí hasta dondequiso llevarme: un espacio octogonal dotadodepuertas entodo su perímetro, que era el sector cuatro.Había ocho celdas en él y distinguímás de un rostroapretadocontralospequeñospanelesdevidrio.Unadelaspuertasestabaabiertayelvigilantemelaindicóconunademán.Yaenlapuerta,sevolvióhaciamíymedicuentadeque,despuésdetodo,noeraundios.Parecíaindeciso.Diolaimpresióndearrastrarlospies,aunquenolohicieradehecho.Porúltimo,sumiradabuscómisojos.

—Lamento mucho todo esto, señor Pickens—me dijo—. Usted ha sido siempre muy amableconmigo.

Después,mepidióconungestoqueentrara,cerrólapuertaymedejósolo.Oícómosecerrabatambiéndegolpelapuertadelsectorypenséenelguardia.Norecordabahaberlovistoantes,perosindudateníaqueconocerlo,ysusamablespalabrasenaquelingratolugarcasimeemocionaron.

Fue así como, al igual que otros presos anónimos del gran estado de Carolina delNorte,meencontré ahora con el rostro apretado contra el cristal, como si meramente con la vista pudieraampliarelnegroagujeroenquesehabíaconvertidomimundo.Mirandoatravésdelsector,descubríotrorostro,unpardeojosquecolgabanporencimadeunanarizaplastadaporelcristalyeltrazonegrodeunaboca.Duranteunrato,nuestrosojospermanecieroncomoamarrados;después,elotroseapartódelcristalylobesóconunoslabiossombreadosporunfinobigote.Yoretrocedíalverlo,peronofuicapazdedesviarlamirada;nohastaquesusojosseretiraronyviquehabíandejadodeprovocarme.Soloentoncesmeapartéyfuiatendermeenelestrechoyrígidocolchóndemicatre.El

corazónmemartilleabaymiaceleradarespiracióncreabacomounanieblaamialrededor.Estuveasíunminuto,peroentoncesresonóenlosconfinesdeminuevouniversometálicoelásperosonidodeunzumbador.Apenashabíacesadoel sonido,cuandoseapagaron las luces,dejándomesumidoenunaoscuridad tanprofundaquesolopodíaoriginarseenmipropiaalma.Eluniversoseapretóentorno a mí, y en aquel horrible segundo, fui de nuevo un niño, inmovilizado bajo tierra. Notabaaquellas manos sobre mí, aquella voz en mi oído, y el olor de un aliento que apestaba a carnepodrida.

Peroestavezeradiferente.Elguardiamehabíallamadoporminombre,señorPickens,yaquellainfanciaquedabayamuy lejosdemí.Meobligué,pues,aponermedepie;meagarréal lavabodeacerohastaquemirespiraciónseserenó,ydespuéscomencéacaminarenlaoscuridad,tentandoelcaminocomoharíaunciego.DeprontopenséenMaxCreason.Cuatropasosyvuelta,durantecincoaños…,cuatro,yotravuelta.Surecuerdomediofuerzasehizoquemeadueñarademiceldaydelaoscuridad interior. La recorría y, aunque veía que podría sobrevivir a aquel interludio, me dabacuentatambiéndequejamásseríacapazdevivirentrerejas.Hubierasidomejorparamíapretarelgatilloenelpuente.Así,caminandoypensando,fuetranscurriendolanoche.Asutérmino,teníaunacosa muy clara: que, si conseguía salir de aquello, jamás daría por descontada mi libertad deelección.Habíapasadolamayorpartedemividaenunaprisiónconstruidapormímismo,atrapadotrasbarrotesdetemor,expectativasyopinionesdeotros,cuandonadadetodoaquellomeimportabauncomino.Verquetodoellohabíaconducidoalamuertedemipadreyamipropiadetencióncasimehacíareír,peroellugardondemehallabanoeracosaderisa,yjamáslosería.Busqué,pues,unamaneradeescapar.Aldíasiguientemellevaríanparamiprimeracomparecenciaanteeltribunal.Conun poco de suerte, sería acusado formalmente y seme señalaría una audiencia para considerar lalibertadbajo fianza.Dealgunamanerasatisfaríaesa fianza.Despuéspasaríaalgún tiempoantesdecomparecerajuicio.Paraentoncestendríaquehaberaveriguadoalgooregresaralpuente.

«Olounoolootro».Pasóasílanoche,hastahacersetambiénfinacomolapiel.Y,mientrastranscurría,yocaminabay

pensaba;pensabaenungrandísimomontóndecosas.

26

La sala estaba repleta de abogados, periodistas y otros demandados. Había familias, amigos ytestigos —la mezcla habitual— pero yo me fijé sobre todo en la presencia de otros abogados:ocupaban el espacio junto al estrado, inmóviles, como si enmi ausencia hubieran reclamadoparaellos el derecho de constituirse en jueces. Exploré sus caras nada más entrar, flanqueado porguardias,conmismuñecasesposadas.¿Québuscabaenellos?Unasonrisaamistosa.Ungesto.Algoqueprovinieradelavidaquesolía tener.Peronoobtuvenada.Losojosseapartaban,omostrabanunamiradavidriosa,comosivieranaunextraño.Asífuiconducidomásalládeellos,hastalamesade ladefensa,dondemehabíasentadounmillardevecescuandoeraunodeellos.EstabapresenteDouglas, aquien considerabami amigo,y conél ladetectiveMills.Losdosmemirabandesde lamesadelaacusacióny,comolosotros,habíanencontradounaformadevelarsusojos.

Yomehabíapreparadoparaaquelmomentoenlashorasqueprecedieronalalbayporeso,fuicapazdemantener laespaldaerguidamientrasocupabaunsitiodetrásde lasilla reservadaparaelacusado.Lasesposastintinearonalcolocaryolasmanosenelrespaldodelasiento,ylosalguacilesdieron un paso atrás. La sala fue invadida por un silencio notable solo por su unanimidad.Normalmente,siemprehayunmurmullodefondomientraslosabogadosintercambiancomentariostapándoselabocaconlamano,losalguacilesmantienenelordenylosacusadosensayanfrasesenvoz baja, con la esperanza de que les sirvan para influir sobre el juez.He oído gente que reza ytambiénque llora.Algunosgritanobscenidadesy son expulsadosde la sala.Heoídode todo, unadiaria algarabía con la que todo abogado aprende a sintonizar, pero jamás había encontrado unsilenciotanexpectantecomoaquel.

Lajuezeralamismamujermaduraquemehabíaofrecidosusentidopésameeldíadespuésdeque se descubriera el cadáver demi padre. Incluso ahora no había animadversión en sus ojos.MimiradapasódeellaaDouglas,aquiennotéinsegurounosinstantes.Perodespuésélsevolvióhaciamí,sediocuentadequelomirabayadoptóentoncesunaactitudmásparecidaaladelcazador.Noencontraríaayudaenél;estabacomprometidoylucharíacontramíencadapasodelcamino.

Lajuezhablóy,aunquelohizoenvozbaja,suspalabrasfueronunaavalanchaenaquelsilencio.—Alguacil—ordenó—.QuítelealseñorPickenslasesposas,porfavor.Unmurmullorecorrióladoblefiladeabogadossentadosfrentealatarima.Douglasinclinóel

cuerpoenlamesadelaacusación.—Meopongo,señoría.Alacusadoseleimputaunasesinato.Lajuezlocortó:—¿Está usted sugiriendo que el abogado Pickens representa alguna amenaza física contra este

tribunal?—Habíaexpresadosuburlademanerasutil,yviqueundébilruborsubíaporelcuellodelfiscaldeldistrito.

—Elacusadoestábajocustodia.Seleacusadehaberasesinadoasupropiopadre.—¡Elacusadoesunmiembrodeestaprofesión!Serátratadocomotalhastaelmomentoenquese

hayadeclaradosuculpabilidad.¿Meheexpresadoclaramente?Sentíunnudoenlagargantayunainmensagratitudporsuspalabras.—Sí,señoría—dijoelfiscaldeldistrito—.Estáperfectamenteclaro.—Bien.Quítelelasesposas,alguacil.

Elalguacilseadelantóyyoletendímismanos.Quedaronlibresdeesposas.Hubieraqueridodarlasgraciasalajuez,perosolopudeindicarmigratitudconunainclinacióndecabeza.

Lajuezmemiróconmayorfijeza.—¿Tendrían labondad los letradosdeacercarsealestrado?—dijo.Yo titubeé,dudandodeque

estuvieraincluidoenaquellallamada—.Sí,señorPickens.Merefierotambiénausted.Rodeélamesa,rozandocasiloshombrosdelfiscaldeldistrito,ylosdosjuntosnosacercamosal

estrado. Apenas habíamos llegado hasta allí cuando Douglas se dirigió de nuevo a la juez en unásperosusurro:

—Protesto de nuevo, señoría. Este hombre está aquí como acusado, no en calidad de letrado.Semejanteexhibiciónminamiposiciónenestetribunalyenestecaso.

Lajuezinclinóelcuerpohaciadelante:—Yoyahedejadomuyclaramiposiciónenesto,también.Adiferenciadeusted,señorfiscaldel

distrito, yo aguardaré las pruebas antes de declarar convicto a este hombre, en mi espíritu y decualquier otra forma. Ha servido durante diez años como letrado de este tribunal, y no piensodesconocerestehecho.

—Deseoquemiobjeciónconsteenacta.—Estábien.Queconste.Peroesteesmitribunalylollevarécomomeparezcaoportuno.Elseñor

Pickensnoserátratadocomounvulgarrufiáncallejero.—Sesuponequelajusticiaesciega,señoría…—Ciega,peronoestúpida—replicólajuez.Despuésmemiródirectamentealacara—.Ynosin

sentimientos.—Gracias,señoría—logréarticular.Ellaestudiómicaraunossegundosantesdepreguntar:—¿Cómosehizoustedesemoretónenelojo,señorPickens?Misdedossemovieronporsupropioimpulsoytocaronlacarnehinchadaytumefactabajomi

ojoizquierdo.—Nadaserio,señoría.Unadiscrepanciaconotrorecluso.Estamañanatemprano—respondí.—¿Alguacil?—dijoella,volviendolamiradahaciaél.Elhombrecarraspeó.—Uno de los presos trató de intimidarlo, señoría. Pero solo verbalmente. El señor Pickens

empezó.—Esanoestodalahistoria,señoría.Ellavolvióamirarme.—¿Quiereustedcompletarla?—Notieneimportancia.—Penséenelpresodelaceldadeenfrentealamíaenelsector.Aunque

fuisuabogado,lohabíavistoentrarysalirdeljuzgadoduranteaños.Eraundrogadictoymaltratabaasuesposa.Habíavenidoderechoamíencuantoabrieronlaspuertasdelasceldasynosalineamosparaeldesayuno.

Lajuez,sinembargo,seguíasosteniendomimiradayestabaclaroquedeseabaunarespuesta,asíquemeencogídehombros:

—Exigíamizumodenaranja,señoría.Ellavolviósusojosdehalcónhaciaelfiscaldeldistrito.—Usted me aseguró que este hombre estaría apartado de los presos comunes —dijo y, al

observarlaintensidaddesusrasgos,medicuentadealgo:eraellaquienhabíafirmadolaordendedetención;sesentíaresponsable.

—Lohice,señoría.Peronopuedocontrolarloqueocurredentrodelacárcel.Denuevosusojosbuscaronlosmíos;semovieronpormirostroynotéenellosunaprofunda

tristeza.—Muybien—dijo—.Esoestodo.Regresamosanuestrosrespectivoslugaresylavistacontinuó.Lajuezmecomunicóloscargos,

asesinatoenprimergrado,ymeinformódemiderechoasolicitarunabogado.—¿Quiereustedquelorepresenteunabogado,señorPickens?—No,señoría.Al pronunciar yo estas palabras, una reacción de sorpresa recorrió las filas de los abogados

presentesamisespaldas,yyotuveotrarevelación:todosellosdeseabanelcaso;todosycadauno.Sería, en efecto, sumamente rentable, con montones de comentarios de prensa. Entrevistas en latelevisión, en el periódico, en la radio…, incluso perdiéndolo, el caso labraría la reputación delabogadoquemerepresentara.Yconunavictoria,inclusoheredaríaelprestigiodelmismísimoEzra.

—Pretendorepresentarmeamímismo—dije.La última cosa que quería era que otra persona escarbara en una verdad que era preferible

manteneroculta.—Firmeelconsentimiento—semedijo.Un alguacil me tendió el impreso por el que renunciaba a mi derecho a que el tribunal me

nombraraunconsejerolegal.Eraunasimpleformalidad.SololosindigentespodíanpedirabogadospagadosporelEstado.Lofirmé,yelalguacilloentregóenelestrado.

Llegamosentoncesalpuntocrucial.Normalmente,estocerraríalaprimeracomparecenciadeunacusado.Despuésseenfrentaríaaunaaudienciapreliminarde«causaprobable»,enlaqueelEstadoteníalatareadeconvenceraunjuezdelaexistenciadeunacausarazonableparaobligaralacusadoacomparecer ante un tribunal superior, donde se le juzgaría por cualquier cargo grave que se lehubieraimputado.Unavezquelajuezhubiesedeclaradoqueexistíaunacausaprobable,elacusadopodíasolicitarquelefueraadmitidaunafianza,perotodoestorequeríatiempo.Locualsignificabaunproblema…Yosoloconocíaunaformadesoslayarlo.

—Señoría—dije—.Solicitounaaudienciadeimposicióndefianza.Douglassepusoenpiedeinmediato:—Protesto,señoría.Protestoenérgicamente.—Siéntese—dijolajuez,conevidenteexasperaciónensusmarchitosrasgos—.¡Ustedprotesta,

claro!—Volvió su atenciónhaciamí, entrelazando los dedosy recalcando sus palabras—.Esto esmuyinusual,señorPickens.Ustedlosabetanbiencomoyo.Hayprocedimientosqueseguir.Pasos.Necesitamosempezarporunaaudienciadecausaprobable.Luegosucasoseráremitidoauntribunalsuperior…—Hizo una pausa, como si se sintiera violenta por dar aquella clase jurídica. Estabaclaramentedesconcertada.

—Renuncioa la audienciadecausaprobable—dije, conscientedequemispalabrasgenerabanunaoleadadeconversacionesentrelosabogadossentadosdetrás.

Lajuezsereclinóensuasiento,tansorprendidacomolosdemás.Ningúnabogadodefensorqueacudeajuiciorenunciaaqueseadeclaradalaexistenciadeunacausaprobable.EsenesaaudienciadondeelEstadotienequedemostrarquehayunarazonablecausapenal.Nonecesariamenteentodos

sus detalles, pero sí a grandes rasgos. Es una oportunidad perfecta para tantear las fuerzas y lasdebilidadesdelosargumentos.Apartedeeso,existetambiénlaposibilidaddequeeljuezconsidereinsuficiente esa fundamentación de causa probable y desestime los cargos. Yo sabía esto,naturalmente,perosabíatambiénalgomás:Douglasseopondríaaqueunjuezlocalsepronunciarasobre lamateria,alegandodemasiada influenciadelentorno.La juez,pues,seríarecusada.Tendríaque venir otro juez, alguien de fuera del condado. Y todo esto requeriría tiempo, tiempo que yopasaríaenlacárcel,tiempotraslasrejas.Podríanpasardías.

Poco a poco cesaron los murmullos de la conversación y la sala se sosegó de nuevo en unsilencioprácticamenteperfecto.

—¿Esustedconscientede las ramificacionesde supetición, señorPickens?—preguntó la juezentre el frufrú de su toga—. La audiencia de causa probable es una de las piedras angulares delprocedimiento judicial.Nomeagradaverqueustedprescindedeella.Temoque sucriteriopuedaestarobnubilado.

Fijémivistaenunpuntomásalládelajuezyhablésinmiraraderechaniaizquierda:—Reiterarémipetición,señoría.Lajuezsuspiró,ysuspalabrasdescendieronsobrelasalacomocargadasdepesar:—Muybien,señorPickens.Quesehagaconstarqueelacusadoha renunciadoasuderechode

unaaudienciadecausaprobableysolicitaaestetribunalunaaudienciadeimposicióndefianza.—ElevólavozmientrasDouglasseapresurabaaponersedepie—.Unasolicitudqueeste tribunalsesienteinclinadoaconceder.

—¡Protesto!—casigritóDouglas.Lajuezsearrellanóensuasientoyagitóunafinamano.—Acérquense —ordenó—. Los dos. —Una vez en el estrado, nos miró con la severa

desaprobación de una maestra y empleó la misma mano apergaminada para tapar el micrófono.Douglasabrió labocaparahablar,peroella lodesarmóconpalabrasdehierro—:¿Quéproblemahay,Douglas?Lohadetenido,lohaacusado,lohatraídoanteestetribunal.¿Creesinceramentequehayenélalgúnriesgodefuga?…¿No?Porotraparte,yohevistosuspruebasy,entrenosotros,lediréquehayhuecosenellas.Peroesoesasuntosuyo,nomío.Loquemecorrespondeamíestomarestadecisión.—Mirófijamentemirostroynotéquesusojossedeteníanenmishematomas—.Ustedpretenderechazarestasacusaciones,¿verdad,señorPickens?

—Asíes.—Yquierehacerloenuntribunal.¿Noescierto?—Enefecto.—Esdecir,queestaráaquí.—Sinfalta—dije.—Ya lo ve, Douglas—dijo la juez—. Estará aquí sin falta.—Me pareció oír un rechinar de

dientesdeDouglas—.Puesbien…,ahoraestamoshablandoenprivado,offtherecord,ypuestoquenoseréyoquienpresidaesejuicio,voyadecirloquedebodecir.—Dirigiósussiguientespalabrasamí—: Firmé la orden de detención porque no tenía otra opción. Sobre el papel, existía una causaprobablededelitoy, siyono lahubiera firmado, lohabríahechocualquierotro juez.—Ahorasevolvióhaciael fiscaldeldistrito—:Nocreoqueél lohayahecho,señor fiscal,ysicitaustedmispalabrasaeste respecto, lasnegaré.Peroconozcoaestehombredesdehacediezañosynopuedocreerquehayamatadoasupadre.Noloharé.Demodoquepuedeustedelevarsusprotestaseneste

tribunalyargumentar contra la fianza.Puedepasarsehorascriticándomeydespotricando.Escosasuya.Peroyonoconsentiréqueestehombreseaencerradoconlosreclusoscomunes.Esmicriterio.Miprerrogativa.

MiréaDouglas,cuyosrasgospetrificadosapenassemovieroncuandodijo:—Esopareceráfavoritismo,señoría.—Hecumplidosesentaynueveañosynotengoplanesparapresentarmealareelección.¿Piensa

ustedqueesopuedeimportarme?Ahoravuelvanustedesasusasientos.Losdos.Mispiesmellevaronporpropiainiciativaalamesadeladefensa,alaquemesenté.Mearriesgué

amiraraDouglas,queteníalacaradeunrojosubidoytratabadesoslayaraladetectiveMills.—SeñorPickens—dijolajuez,ymepuseenpie—.¿Tieneustedalgunacosamásqueofrecera

estetribunalenapoyodesupetición?—No,señoría.Volvíasentarme,agradecidoalajuezpormuchasrazones.Ponermeenpieanteaquelgentíopara

defender los motivos por los que debía evitárseme la prisión, habría sido, como poco, algodesagradable.Lajuezmehabíaahorradoesahumillación.

—¿AlgunaobjeciónporpartedelEstado?—preguntó.Si Douglas quería armar jaleo ahora, podía hacerlo. Podría argüir sobre innumerables

cuestiones,muchasdelascualesteníansentido.Podíadejarenmallugaralajuez,peroconfiabaenquenoquisierahacereso.Lentamentesepusoenpie,conlosojosclavadosenlamesa,alargandoelsuspensehastaquecasireventó.

—ElEstadosolopidequelafianzasearazonable,señoría.Denuevounmovimientodeexcitaciónrecorrió laatestadasala,unaondadeenergíaquefuea

rompercontramiespaldaantesdeprovocarunreflujodereverenteexpectación.—La fianza se fija en doscientos cincuenta mil dólares—dijo la juez—. El acusado tiene la

obligacióndecompareceranteeltribunalsuperior,ypermaneceráencustodiahastaelmomentoenque la fianza sea entregada. Este tribunal entra ahora en receso durante quinceminutos.—Dio ungolpeconsumartilloysepusoenpie:envueltaenlatoganegradesucargoparecíamásmenudaymarchita.

—¡Todosenpie!—tronóelalguacil,yasílohice.Despuésobservé en silenciomientras sedeslizabapor la puerta posterior del estradoy la sala

prorrumpíaluegoentodasuertedeespeculaciones.MiréaDouglas,quenosehabíamovido.Losmúsculossemarcabanensumandíbulamientras

contemplabalapuertapor laquehabíasalidola juez.Luegosacudiólacabezacomosisintieramimiradafijaenél.Hizoungestoalosalguacilesyencuestióndesegundoslasesposasvolvieronaaprisionarmismuñecas.Nuestrosojos se cruzaron.Mills ledijounas inaudiblespalabras aloído,peroélcontinuabasinhacerlecaso.Peroentoncesadvertíalgoensusojos,algoinesperado.Losupeinclusoantesdepoderidentificarquéera.Soloséquenosetratabadelamiradanormalquelehabíavistodirigiraotrosacusados.Ydespuésmesorprendióconunasonrisa.Seaproximóamilado,ysuvozfueparamícomoaceitetibio.

—Yo diría que te ha ido bastante bien, Work—dijo. Mills seguía en la mesa, con el rostroinescrutable.Detrásdenosotrosvariosabogadossevolvieronparamirar,peroningunoseacercó.Existíamosenunabolsadesilencioquedabalaimpresióndepertenecernosanosotrossolos.Hastalosalguacilesseconvirtieronmomentáneamenteenalgo insustancial—.Deberíaspoderestaren la

calleenunpardehoras.Tratédesondearloconmisojos,peroconelmononaranjaylasesposasdeacerohabíaperdido

ese poder. Le afloró la sonrisa a los labios, como si él también hubiera llegado a la mismaconclusión.

—¿Porquémehablasasí?—pregunté.—Porquepuedo—replicó.—Eres un auténtico idiota, Douglas.Me pregunto cómo nome he dado cuenta en todos estos

años.Susonrisasedesvaneció.—No te has dado cuenta porque querías pasarlo por alto, al igual que todos los abogados

defensores.Túqueríaseltrato.Queríasmiamistadparaqueyotepusieralascosasmásfáciles.Esunjuegoysiemprelohasido.Losabestanbiencomoyo.—Susojossemovieronaderechaeizquierdayalzólevísimamenteeltonodevoz—.Peroeljuegohaacabadoyyanotengoqueseguirjugando.Asíquedisfrutadetupequeñavictoria.Elpróximojueznoserátanconsideradocontigo,ypuedesestarsegurodequeyonoloserétampoco.

Denuevonotéalgoextraño,algoquepercibíaensusojos,talvez,algoquehabíadichooenlaforma como lohabía dicho.Traté de imaginar quépodía ser cuando, depronto, lo vi claramente.Douglasestabahaciendoteatro.HabíaabogadosmirándoloyDouglasestabaactuandoparaellos.Yojamás lo había visto pavonearse antes.Almirarlo a la cara y considerar esto, seme ocurrió unapregunta.Lahabíapensado lanocheantes,perocasi semehabíaolvidado.Ahora laspalabrasmesalieroncasisinpensarlas,ytuvieronunefectoinmediato:

—¿Porquémepermitisteiralescenariodelcrimen?—pregunté.NotéincómodoaDouglas.Susojossefijaronunotrasotroenlosabogadosquehabíaalrededor,

ydespuésregresaronamí.Suvozsehizomássorda.—¿Dequémeestáshablando?—preguntó.—Eldíaenqueencontraronelcuerpodemipadre,cuandotesolicitépermisoparairallugardel

crimen…Nopenséqueaccedieras;ningúnfiscaldeldistritorazonablelohubiesehecho.Perotúlohiciste.OrdenasteaMillsquememostraraelcadáver.¿Porquélohiciste?

—Túsabesporquétedejéir—dijo.—PorJean.—PorJean,sí.Seabrióunparéntesisdesilenciotraslaesteladesuspalabras.Paralosdos,Jeanteníaesepoder,

queeraprobablementelaúnicacertezaqueamboscompartíamos.—Estonovaaayudartetantocomocrees—dijo,refiriéndoseamipresenciaenelescenariodel

crimen—.Nopermitiréqueloutilices.—Talvezmehayaayudadoya.—¿Quéquieresdecir?—Quierodecirqueunhombretienemuchotiempoparapensarenlacárcel,Douglas.Unmontón

detiempo.Estabaprovocándoloyél,finalmente,sediocuenta.Peroyamehabíaapuntadountanto:lohabía

hechodudar,aunquesolofuerauninstante.Surostroechóelcierrecomountiovivo:sefuelaluz,yse paralizó todo. Durante un momento mantuvimos aún la comunicación visual: esa clase decomunicaciónsinpalabrasqueyosolohabíatenidoenmividaunpardeveces.Peronoeratantoun

mensajecomounasensación:unasensacióndefrialdaddeltipoqueyohabíaesperadoencontrarenlacárcelperoque,sinembargo,aúnnohabíatenido.Apesardeeso,susojosestabanvacíoscomoaquella celda, sin luz, sin movimiento. Después, una emoción inescrutable torció su boca en unasonrisacruely,conunademándirigidoalosalguaciles,hizoquemesacarandeallí.

Lashorassiguientessemehicieronlargasmientrasesperaba,talvezenvano,quesepresentaraalguienparadepositarlafianza.Mepasarondenuevoelteléfonoyllaméalaúnicapersonaalaquepodíallamar.PeroBarbaranoestabaencasa,oprefiriónocontestar.Asíquedejéunmensajeparaellayesperéaversimeliberaríaodejaríaquemepudrieraenlacárcel.

Memetieronenunaceldadedesintoxicacióndeparedesacolchadasqueestabapróximaalasalacentral de clasificación. «Siguiendo indicaciones de la juez», supuse.En algún tiempo sus paredeshabían sido blancas. Pero ahora eran una mezcla de tonos marrones, como de madera de granogrueso. En algunosmomentosme vinieron ganas de lanzarme contra ellas, gritando como simetuvieranaúnesposado.Jamássemehabíahechotanlargoundía.Acadahoraquepasaba, laceldaparecía encogerse, y llegué a preguntarme si sería posible que mi mujer hubiera llegado aaborrecermetanto.¿Medejaríaenlacárcelporrencor?Sinceramente,nosabíadecirlo.

Alfinal,vinieronpormíymedevolvieronmisobjetos.Abríencimadelmostradorelsuciosobrede papelManila. Salió de dentromi reloj, seguido demi cartera, que contenía dinero, tarjetas decrédito, de identificación. Todo presente y todo retirado; firmé el papel que lo decía. Luego medevolvieronmisropas,arrugadas,micinturón,miszapatos…Encuantomelaspuse,seoperóenmíungrancambio:meconvertíenunserhumanodenuevo,ypaséluegoatravésdelaspuertasdelacárcel,estavezparaentrarenlamohosasaladondelagentenormalaguardabaapersonascomoyo.¿Aquiénesperabaencontrar?¿ABarbara?¿Aunfiadorderasgosindeterminados?Laverdadesquenohabíapensadoenello,nodesdequevolvíasentirenmipielel rocedemi ropa interior.En lacrecienteexcitacióndemirenacimientoalarazahumana,soloesperabacaminarbajocielosazules,respirarairefrescoytomarunacomidadecente.Mifuturoerataninciertoqueesoeratodoloquepodía esperar.Y,por supuesto, no esperaba aHankRobins.Ni esperaba loque finalmentepudieraveniradecirme.

—¿Quéhacestúaquí?—lepregunté.Mededicóunamuecaburlona,quedescubriósuincisivomellado.—Esotendríaquepreguntárteloyoati—dijo.—Sí,loreconozco.Habíaotrasdospersonasenlasala.Unaeraunamujerdeaspectoagotado,quetantopodríatener

treintacomocincuentaaños.Estabasentadaenlasilladeplásticoduro,conlacabezainclinadacontralaparedylabocaabierta;olíaatabacoyaunavidadura,conelrostrosurcadodearrugasyniunasola quedenotara alegría.Susmuslos quemadospor el sol sobresalían, fláccidos, deunos tejanosdemasiadocortosparaunaadolescente.Agarrabasubolsocomountalismánymepreguntécuántotiempo llevaríaesperandoyaquién.Laotrapersonaeraunpolicíadeuniforme.Lohabíavisto,através de la ventana a prueba de balas, y después guardar su arma en una de las casillas de aceromontadasenlapared.Enningúnmomentonosdabalaespalda,nocompletamentealmenos,yHanklo observaba conmal disimulada preocupación. Sabía que aHank no le gustaba que lo asociaranconmigoenmispresentescircunstanciasyporesomepreguntécuálpodíaserelmotivoquelohabíatraídoaverme.

—Vamos—ledije—.Salgamosdeaquí.Yahetenidobastantedeestelugar.

Hankasintióconotrasonrisa:—Notendríasquedecírmelodosveces.Loslugarescomoestemeponenlospelosdepunta.Fuera,elaireeratonificante.Nosapoyamosenelmuretedehormigónquenosllegabaalaaltura

delpechoyestuvimosmirandoeltráficoquecirculabaporMainStreet.Comenzabaadeclinareldía,pero el sol lucía bajo y dorado en el firmamento. Dos de los tribunales penales del distrito sehallabanaúnenplenasesiónporlocualpermanecíanallíunoscuantosabogadosesperandoaquesevieransuscasos.Habíavistodosenelvestíbulocuandosalíamos,peroahoranohabíaningunofuera,circunstanciaqueagradecí.

—¿Notendríasuncigarrillo?—lepreguntéaHank.—No,losiento.Peroaguardaunsegundo…Antesdequepudieradecirlequenosepreocuparaporello,Hanksehabíaacercadoyaaunade

laspersonasqueaguardabanjuntoalmuro.Cuandoregresó,teníaenlamanounarrugadopaquetedeMarlboroyunlibritodecerillas.Melostendió.

—Sondeesetipodeahí—dijo,haciendoungestoconelpulgar—.Estabahoyeneltribunal,lomismoquetú.Mehadicho:«¡Quémalostodos!».

Prendí un cigarrillo yme pregunté brevemente cuál sería el delito que habría cometido aquelmuchacho.Despuésmemetíelpaqueteenelbolsillodemicamisa.

—Nomeinterpretesmal,Hank,peronoereslapersonaqueesperabaverhoyaquí.Seapoyóenelmurete,deespaldasaltráfico,ysecruzódebrazos.Evitabamirarmedirectamente.—Yotambiénestuveenel juzgadoestamañana.Fuiacharlarcontigoypresencié tuactuación.

Supusequealguiendebíallamaratumujeralverquenosehallabapresente.Penséquealguiendebíadecirlequeseocuparadetufianza.

—Yolointentéestamañana.Hankasintióymemiróconalgoqueparecíacompasión:—Yo también. No respondió nadie. Pero no me quedé tranquilo y decidí ir a verla. —Hank

levantó lavistahasta la líneade los tejadosde la cárcel, dondeconfluía con ladel edificiode losjuzgados—.Tampocosalióaabrircuandollaméalapuerta,asíquerodeélacasaymelaencontréenelpatiotrasero,sorbiendotéheladoyleyendoCosmopolitan.

SehizounsilencioentrenosotrosycomprendíqueHanksesentíaviolentocontándomeaquello.—Talveznoseenteró—dije,aludiendoamicortacomparecencia.—Losabía—dijoHank—.Ysureacciónalvermefueladequiensesienteculpable.—¿Losabíaynopensabaprestaresafianzaparaqueyopudierasalirdelacárcel?—No es tanmalo como todo eso.Me dijo que había estado haciendo algunas llamadas y que

aguardabaaqueestuvierareunidoeldinero.—¿Quéllamadas?—pregunté.Hankseencogiódehombros.—Noselopregunté.Loignoro.Peromepreguntósipensabaveniraverte.—Entonces…¿eseso?—inquirí.Hankparpadeóydespuéssellevólamanoalbolsillo.—Casimeolvido…—dijo—.Mepidióquetedieraesto.Me tendía una nota, con dos dobleces, que reconocí como del papel de su escribanía. Solía

pulverizarperfumeensusnotas.Porquemeamaba,segúnella.Ladesdobléyleísucontenido.Erabreveynohabíasidoperfumada.

—Quierequesepaqueaúnmequieremucho,muchísimo,yqueunsuciovagabundoharobadomiperro.

—Yalosé—repusoHank—.Laheleído.Doblédenuevolanotaymelaguardéenelbolsillo.—Losiento,hombre—dijoHank—.Lavidaesunamierda.Asentí.—Ytumujertambién.—¿Porquéestásaquí,Hank?—preguntédenuevo.—Tal vez para salvarte el culo —dijo, y yo levanté la vista de las puntas de mis zapatos,

escrutando su rostro para ver si me estaba gastando una broma—. Hablo en serio—me dijo—.Mira…teníamisdudas,sí.Quierodecir…,¿quiénnoibaatenerlas?Quincemillonesdedólaresesunmontóndepasta.Oseaque…sí,pensabaquetalvezhubiesespodidoliquidarlo.PerotedijequeindagaríaacercadeAlex,yesoesloquehehecho.

De haber estado yo caminando, habría dado un tropezón. Si hubiera estado conduciendo, mehabríapegadouncastañazo.

—¿QuétienequeverAlexcontodoesto?—Quizánada.Otalvezalgo.Esoesloquetenemosqueaveriguar.—Volvamosalprincipio,Hank…¿Dequédemoniosmehablas?Hankmeagarródelbrazoymellevóhacialosampliosypocoprofundospeldañosquebajaban

delaterrazadehormigón.—Aquíno—dijo—.Luego,enelcoche.—¿Vamosaalgúnsitio?—pregunté.—ARaleigh.—¿ARaleigh?—repetí.—Ahacerunascuantaspreguntas.—¿Aquién?—quisesaber.Habíamosllegadoallugardondecomenzabanabajarlospeldaños.Alpiedeellos,laaceranos

invitabaaseguirhaciaella.Dudédeseosodesaberalgomás.PerolamanodeHankseapoyóenmihombrocomosimeurgieraabajar.

—Túsiguecaminando—meinstó,yalgoensuvozhizoquemevolvieraamirar.Hankestabamirandohaciaatrásporencimadelhombro;pudeseguirlalíneadesumiradahasta

lapuertadelosjuzgados.Elsoldabadellenoenelcristal,ymeimpedíaveralgomás.Nocomprendínadayestuveapuntodeperdérmelo.PeroentonceselfinovelodeunanubecillatapólafazdelsolyviaDouglasmirándonosatravésdelcristalenactituddeconcentración,conelceñofruncidosobresusmarcadosrasgos.

—Olvídatedeél—meaconsejóHank—.Seráunproblemaparamásadelante.Mevolvíydejéqueelinvestigadorprivadomecondujeraescalerasabajo.—Heaparcadoaquícerca—medijo.Descendimosporlacolina,pasamospordelantedetresvehículosdelapolicíaestacionados,por

delantedelaentradareservadaa los jueces,y juntoaungrupitodetrabajadoresqueempleabansuequiporuidosoymalolienteenrepararunapequeñaseccióndelasfaltode lavíapública.Hankmeindicóconunademánunacallejuelalateralquepasabajuntoalpequeñocementeriosinrótulodondedoscientosañosatrás enterrabana laspersonasde razanegra libres.Doblamosa la izquierdayel

ruidodisminuyóanuestrasespaldas.Empezabaasentirmeyomismodenuevo,yyanotantocomounboxeadorsonado.Nosseparamosalllegaralaalturadesucoche,unBuicksedánverdeoscuro:yobajédelaacerayfuihacialapuertadelacompañante.Élabriólaspuertas,peromediotiempodemirarloalacaraporencimadeltechodelcocheantesdeentrarenél.

—¿Alex?—pregunté.Hank,empero,soslayómipreguntaynotéelportazoquedabaalcerrarlo.Elcochesebalanceó

porefectodelgolpe;asíqueentréenélyguardémipreguntaparamí.—Noessuverdaderonombre—medijoHankcincosegundosdespués—.Poresonoconseguí

encontrarlaenlosregistrosdelhospitaldeCharlotte.Jeansífigurabaenelsistema,conmeridianaclaridad,peronoAlexShiften.Aquellomeoliómal,peronopodíadecir elmotivo.Nohastaqueregreséallíconlafotoquetúmediste.

—¿Quiere eso decir que recogiste la foto? —pregunté yo aturdido, interesándome por lospequeños detalles porque no era capaz de centrarme en el importante, que estaba allí como unelefantesentadoenmisrodillas.

—Fui temprano—respondióHank—. Poco después de las cinco y despuésme acerqué con elcoche a Charlotte a tiempo para el cambio de turno en el hospital. Enseñé la foto, hice algunaspreguntasyfinalmenteencontréalapersonaquelosabíatodo:uncamilleroquesienteunaprofundaadmiraciónporBenjaminFranklin.

—¿Quétedijo?—QueconocíaaAlex,enefecto,peronoporesenombre.Segúnél,se llamaVirginiaTemple.

LlevabatresmesesenCharterHillscuandoaparecióJeanallí.Aparentemente,congeniaronlasdosdeinmediato.Yalcabodeunpardemeses,tuhermanasolohablabaconella.

—Virginia…—repetí.Elnombreparecíainventado.AlexShifteneraunamujerdemasiadoduraparallamarseVirginia;

demasiadocortante…,comosialguienseempeñaraenllamarpaletaparamantequillaaunanavajadeafeitar.

—Espeoraún—dijoHank—.LatrasladaronallídesdeelDorotheaDix.—¿ElhospitaldeRaleigh?—ElhospitaldelEstadoenRaleigh,sí.Ellugardondeinternanaloscriminaleslocos.—Notodoslosqueestánallísoncriminales—observé—.Soloalgunos.—Escierto.Soloalgunos.Peroloshaytambiénqueconeltiemposalendeallí,ynormalmente

sontrasladadosaunlugarcomoCharterHills.Unpeldañoenelprocesodereintegraciónalavidanormal,comounhogaramediocamino.

—¿YtúcreesqueesepudieraserelcasodeAlex?Hankseencogiódehombros.—¡Mierda!—dije.—Exactamente—replicóHank,altiempoqueponíaelcocheenmarcha—.Esoesexactamentelo

queyopensé.Metióunamarcha.—Sesuponequeyonopuedosalirdelcondado—dije—.Formapartedelasnormasestándardel

conveniodefianza.Hankpusoelcocheenpuntomuertoysevolvióparamirarme.—Tú mandas, Work. Puedo llevarte a tu casa e ir a comprobarlo yo mismo. No hay ningún

problema.Yonoqueríaquelajuezlamentarasubondadconmigo,peroestoerademasiadoimportantepara

jugar según las reglas, y yo había decidido recientemente que las reglas no eran necesariamentebuenas.Durantetodalavidahabíajugadoateniéndomeaellas,ynomeparecíaahorahaberlohechodemasiadobien.

—Olvídalo—dije—.Vayamoslosdos.—¡EseesmiWork!—Perotendremosquehacerunpardeparadasdepaso,antesdemarchar.—Estuvida—dijoHank,acelerandoparaalejarsedelaacera—.Yosoloconduzco.

27

HabíauntrayectomuycortohastaelbufetedeClarenceHambly.Comolamayoríadelosabogadosdelaciudad,teníasuoficinacercadelosjuzgados.Hankentróensuaparcamiento,unespaciollenode coches, con detalles de ladrillo diseñados para hacer menos austero el aspecto del ásperohormigón.Eledificioensícontabamásdedoscientosañosdeantigüedad:eraunaclásicaestructurageorgianadecuatroplantasdivididasencuatroespaciosinteriores,alaqueselehabíaadosadounaampliaciónpordetrás,quequedabaocultadesdelacalle.

—¿Quéhemosvenidoahaceraquí?—preguntóHank.—Tengoqueformularunaspreguntas.Nonosentretendremos.Ocupaban el vestíbulo numerosos acusados en procesos penales, de los que Hambly se

desentenderíaconfiándolosaalgúnsociojovendelbufeteporundólarveinticincocentavoslahoraounpreciofijobasadoenlanaturalezadelaacusaciónylaprobabilidaddeafrontarunjuicio.Teníauna entrada posterior y una escalera privada para sus clientesmás encumbrados, por la que ibandirectamentehastalosayudantespersonalesqueprotegíansudespacho.Yoyasabíaquenolograríaentrarallí sinhaber sidoanunciado,asíqueni siquieramemolestéen intentarlo.En lugardeeso,paséentrelaspersonasapiñadasenelvestíbuloprincipalyfuialrelucientemostradorderecepción,demaderadecerezo.Unade lascolaboradorasdeHambly—unamujerdeedad—mepreguntósipodíaservirmedeayudaydespuésdiounpasoatrásysequedómirándomealreconocerme.

—MegustaríaveraClarence—dije.—Esonoesposible—replicó.—Querríaverloya.Yestoydispuestoalevantarlavoz.Asíque,porfavor,hágalesaberqueestoy

aquí.Meexaminódearribaabajoconsiderandomipetición.Yoyadabaporhechoquehabría tenido

que lidiar concentenaresde clientes frustradosy furiosos,yque,por lomismo,debíavalorarmisituación.AlcabodeunospocossegundosdescolgóelinterfonoyledijoalasecretariadeHamblyqueyoestabaallíydeseabaverlo.Pasóunminutolargoantesdequeobtuvieraunarespuesta.

—Puedesubirusted—medijo.Hamblysalióamiencuentroenlapuertadesudespachoysehizoaunladoparadejarmeentrar.

Eraunahabitaciónalargadayelegante,convistasaledificiodelosjuzgados,enelladoopuestodeMainStreet.Nomepidióquemesentara,sinoquemeestudiódesdelasalturas,cuyocuellolucíaunacorbatadelazodecachemir.

—Lamayoríadelaspersonaspidenunacita—dijo.—Serásolouninstante—repliqué,mientrascerrabalapuerta.Despuésdiunpasohaciaélyme

plantédelanteconlospiesbienseparados—.Necesitosabercómofueapararamicasaunacopiadeltestamentodemipadre.

—Ignorabaquealguienlatuviera.—¿Quiénteníacopia?—Estaconversaciónesmuyimpropia—objetóHambly.—Mipreguntaesmuysimple.—Deacuerdo.Lediasupadredosoriginalesyguardéunoaquí.Siélhizocopias,fuecosasuya.

Notengoniideadecómofueapararunadeellasacasadeusted.

—¿Havistoustedlaquelapolicíatienebajocustodia?—Sí,peronopuedodecirconseguridadqueeslaqueencontraronensucasa.Mepidieronquela

identificarayasílohice.Insistíeneltema:—Sinembargo,esunacopiaexacta.Ustedverificóesoapeticióndelapolicía.—Sí—reconoció.—¿PorquénomedijoustedqueEzraibaaexcluirmedesutestamento?—¿Dedóndehasacadoustedesaidea?—DeMills—dije.Hamblysonrióforzadamente,conundestellodeluzensusojos:—SiMillsledijoeso,debiódehacerloporsuspropiosmotivos.Esverdad…,supadrepensaba

introducirunospequeñoscambios,peronunca intentóquitarloaustedcomobeneficiario.Lo teníafirmemente decidido. Sospecho que Mills intentaba engañarlo para que cometiera usted algunaindiscreción.

—¿Quécambioseranesos?—Nada significativo y, además, nada que llegara a cambiarse.Consiguientemente, nada que le

conciernaaustedcomobeneficiariodesulegado.—¿Estálegalizadasucopiadeloriginal?—pregunté.—Archivadaconelsellodeltribunalquelaautentificó.Estoysegurodequeselamostrarán,silo

solicita.—Sinembargo…,ustedhizocopias.—¡Claroquehicecopias!Estaesunaoficinajurídica.RepresentoalEstado.—¿Aquiénmáslediocopias?¿AMills?¿ADouglas?¿Aalgúnotro?—Nomelevanteustedlavoz,joven.Noloconsentiré.—Entonces,sigamosconesto,Clarence.SisoydeclaradoculpabledelasesinatodeEzra,¿puedo

heredarsegúnlalegislacióndeCarolinadelNorte?—Usted sabe que el Estado no permitirá que un asesino saque provecho de su crimen de esa

manera.—Entonces…¿quiénretieneelcontroldelosbienesdeEzra?—¿Adóndequiereiraparar?—preguntóHambly.—¿Aquién?—Todoslosbienesdesupadrepasanalafundación.—¿Yquiéncontrolaesafundación?—Nomegustaloqueestáinsinuando…—Controlaríaustedlatotalidaddeloscuarentamillonesdedólares.¿Meequivoco?Hamblysequedómirándomeconelrostrotensoyunafuriaapenascontenida.—Encuentrointolerablessusmezquinasmaquinaciones,Work.Salgademidespacho.—Estuvoustedenmicasa.Porprimeravezdesdequelaadquirí,estuvoustedenmicasa.¿Por

qué?—FuiporqueBarbarameinvitóaella.Yporqueeraunamuestraderespetoporeldifunto.No

deberíatenerqueexplicárselo…Y,ahora,váyase—repitió,agarrándomeporelbrazo.Fuera,lalindasecretariasehabíapuestoenseguidadepie.Yoliberémibrazo.—Alguienintrodujoesedocumentoenmicasa,Clarence.Dealgúnlugartuvoquesalir…

Hambly se irguió en toda su estatura y me dirigió una mirada rencorosa. Noté cómo se lecongestionabaelrostroyelpulsodelasangreenlasgruesasvenasquerecorríansucuello.

—Todavía hoy sentía alguna compasión por usted, Work. Pero se ha acabado. Esperaré conimpacienciaquellegueeldíaenquelojuzguen.—Señalóconsudelgadobrazolaescalera,ynotéqueletemblaba—.Ahorahágameelfavordemarcharsedeaquí.

—Muybien,Clarence.Graciasporsutiempo.Bajé por la escalera privada de Hambly, sin volverme a mirar atrás. Escuché un portazo

provenientedesudespacho.EncontréaHankenelcoche,conelbrazoapoyadoenlaventanillaabierta.—¿Cómohaido?—preguntó.—Nolosé—dije.—¿Deveras?MiréaHank.—Deveras.—Entonces…¿Adóndevamosahora?—Carreteraseis-cero-uno,endirecciónaMocksville.Yateindicarédóndehayquegirar.Salimos de la población y nos dirigimos hacia la granja Stolen. Yo sentía que una fuerza iba

creciendoenmi interior.Tenía lacabezaaturdidaporuncúmulodeemociones,queaumentaronamedidaquenosaproximábamosalacasadeVanessaycuandonosdetuvimosdelantedeella.

—Esperaaquí—ledijeaHankalsalirdelcoche,inclinándomedespuésporlaventanillaabierta.—¡PorDios,Work!Levantélasmanosconlaspalmashaciaarriba.—Eslaúltimavez—leprometí.La granja Stolen se alzaba entre las sombras de los bosques próximos. Finos rayos de luz se

extendíancomodedoshaciaeledificio,peronollegabanaalcanzarloysecontentabanconteñirdeuncolorrojodesvaídoelmurodelviejogranero.Habíamosaparcadoenelcaminodeaccesollenoderodaduras,conlacasaalaizquierdayelgraneroaladerecha.NovielcochedeVanessa,peroallíestabaaquelhombresuyoinnominado:observándomedesdelabrechallenadepajaquepartíaendosel granero. Si hubiera mirado más arriba, habría visto la puerta del altillo donde Vanessa y yoencontramosloquepensábamosqueduraríasiempre.Peronolohice.Mefijéensuhombre.Habíaestadotrabajandoconeltractor.Teníalasmanoscubiertasdegrasa,igualquelapesadallaveinglesaquesostenía.Seinclinabasobreelenormeyprofundamentemarcadoneumáticodelamáquinaconlaactituddeunpropietarioymeobservómientrascruzabaporlatierrahaciaél.Parecíamásaltodeloquerecordaba,peroeraciertamenteelmismotipo:unhombredereciamusculatura,cuyajuventudmedeprimía.

—Noseacerquemás—medijo.Yomedetuveaunostresmetrosdedistanciaypuselasmanosenalto.—Novengoacrearproblemas—ledije—.SolodeseohablarconVanessa.Abrió labocacomopara responderaunapreguntaqueno lehabía formulado,ydejó la llave

inglesasobrelacubiertadelmotordeltractor.Despuésseacercóamí,limpiándoselasmanosenlospantalones.Lainquietudmarcabasurostro.

—Penséqueestabaconusted—medijo.Dejécaerlosbrazosamiscostados,sintiéndomeunnecio.Podíaserquelohubieraderribadola

otranoche,peroveíacontodaclaridadqueahoranoestabaamialcanceintimidarlo.—¿Porquélodice?Separódominándomeamídesde suestatura.Escudriñómicaracomosibuscaraenella algo

concretoydespuésmeindicóconunpestañeolacasa.YoseguíladireccióndesumiradaesperandoveraVanessa,peroelcaserónestabaensilencioyoscuro.

—Novolvióacasaanoche.—¿Cómo?—Yhoynolahevistoentodoeldía.Notéenmiestómagounafamiliarsensacióndevacío.Algopasótambiénporlosojosdeljoveny

yoloviporquesabíaquéera.Meacerquéaél.—Comienceporelprincipio—lepedí—.Cuéntemelotodo.Élasintióytragósaliva.Necesitabacontármelo.Loquefueraqueteníaensusojosloimpulsabaa

decírmelo.Eramiedo;elmuchachoestabamuyasustadoy,depronto,yotambiénmeasusté.

28

—¿Dequévatodoesto?Estábamosdenuevoenlacarreterainterestatal,aunosdiezminutosalnortedelaciudad.Hank

habíaintentadohablarpor lomenosencincoocasiones,peroentodasellasalgoquenotabaenmicara lohabíadetenido.Yonoquería responderle.Noqueríadecírselopero,poralgunarazón,estavezlohice.Quizáesperabaquenosonaríatanmalsiloexpresabaenvozalta.

—Hadesaparecidoalguienqueesmuyimportanteparamí.—¿Alguienimportante…?¿Aquién…?¡Ah,yaentiendo!¿Unanovia?—Muchomásqueeso—dijeenvozbaja.—Haymuchospecesenelmar,Work.Créeme.Bajéelcristaldelaventanillaporquenecesitabaoleralgolimpio.Elvientoabofeteómirostroy

porunmomentonopuderespirar.—Enestoteequivocas,Hank—dijefinalmente.—Puesseráquetúyyonadamosendiferentesaguas.«Noestoynadando—pensé—.Sinoquemeahogo».Yporuninstantemesentíasí.—¿Quiénesesemuchacho?—Norespondí,yHankmehizolapreguntadenuevo—.Elchicode

lagranja,quierodecir.Meretrepéenmiasiento,hundiéndomeenlasuavidaddelreposacabezas.—Limítateaconducir,Hank.¿Teimporta?Necesitopensar.Suspalabrassalierondemuylejos:—¡Puesclaro,hombre!Loquequieras.Esunviajelargo.Estabaenlocierto.Loera.PerollegamosalaparcamientodelhospitalDorotheaDixpocoantesdelanochecer.Estaballeno.

NingunodelosdosdijonadahastaqueHankdetuvoelmotor.Yoatisbéporelparabrisas.Deentretodos los lugaresmiserablesdeestemundo,amímeparecióqueaquelescondía los secretosmásoscuros.PenséenBedlamyenlosalaridosahogadosporlosvómitos.

—Estelugarmeponelospelosdepunta—comenté.—Noestanmalocomounopudierapensar—dijoHank.—¿Hasestadoaquíantes?—Unpardeveces—dijo,sinquererprecisar.—¿Y…?—Noheestadonuncaen lasplantasdeseguridad.Peroel restodeledificioescomocualquier

otrohospital.Estudiénuevamenteelterreno.—Salvoporlaalambradadepúas—observé.—Enefecto.—¿Yahoraqué?—pregunté.—¿Cuántodinerollevas?Miré instintivamente mi cartera, olvidando que ya había contado el dinero cuando me la

devolvieron.—Trescientossetentadólares.

—Dámelos.—Separólostresbilletesdeciendólaresymetendióelresto—.Estodeberíabastar.—Lovidoblarlosbilletesjuntosymeterlosenelbolsillodelanterodesustejanos—.¿Estáslisto?—preguntó.

—Comosiempreloheestado—respondímuyenserio.Hankmediounapalmaditaenelhombro.—Relájate—medijo—.Serádivertido.Cuandosalíamosdelcoche,sepusounacazadoraybuscóalgoenelbolsillointerior.Nosabría

decirquéera,pero leoíemitirun levegruñidodesatisfacción.Miré lasiluetadelhospital,queserecortabacontrael fondovioletadel firmamento.Las lucesdaban la impresióndesaltardesdesusventanasymorirenseguidaenelsuelo.

—Vamos—medijoHank—.Procurarelajarte.Comenzamosacaminarhacialaentradaprincipaldelhospital.—¡Espera!—MedetuvoHank.Yviquevolvíacorriendoalcoche,loabríaybuscabaalgodentro.

RegresóconlafotodeAlexquelehabíadejadoenelbuzón—.Puedequelanecesitemos—medijo.Lafotobrillóbajo ladébil luz,peroviperfectamente lacaradeAlex.Al igualqueeledificio,

teníarasgosmuymarcadosyyomepregunté,noporprimeravez,quélahabríaconducidoaaquellugar…,porquélahabríaningresadoallíyporquélahabríandejadomarchar.Siloquefueraselohabíacontagiadoamihermanaencasaysieratanterriblecomomimenteturbadaloimaginaba.

Necesitaba una respuesta y, al mirar a Hank, pensé que teníamos una excelente posibilidad deaveriguarlo.

Entramosenelvestíbulo.Lassalasseabríanenmúltiplesdirecciones.Teníamosfrenteanosotrosunabateríadeascensores.Elolorahospitallodominabatodo.

Hank se acercó aunahilerademáquinasdeventadeperiódicosybuscóunasmonedas en losbolsillos.

—¿HasleídoelperiódicodehoydeCharlotte?Sacudílacabeza.—No.IntrodujolasmonedasenlamáquinaquedistribuíaelCharlotteObserver.Sacóunejemplaryme

lotendiódiciendo:—Lonecesitarás.Nocomprendínada.—¿Paraqué?—inquirí,sosteniendoelperiódicocomosinuncahubieravistouno.—¿Lodicesenserio?—mepreguntó,ysealejóunpoco.—¡Oh!—Memetíelperiódicodebajodelbrazo.Hank estaba mirando la asombrosa proliferación de indicaciones y pareció dar con la que

buscaba.Yono tenía ni ideadequé erapero, cuandomedijoque lo siguiera, lo hice.Prontonosperdimosenaquellaberinto,perolasomnipresentesindicacionesnosllevabanahundirnosmásenelhospital.Hankcaminabaconlamiradabaja,comosisupieraexactamenteadóndeiba.Nomirabaanadie,yningunolomirabaaél.Yoprocurabaimitarlo.Porfinsalimosaunpasilloqueconducíaaunasalitadeespera.Enunrincónjuntoalapared,untelevisormostrabasupantallaennegro.Unanotapegadaenellainformabaacuantosseacercabandequeelaparatoestabaaveriado.

Había una serie de sillas de plástico alineadas junto a una pared.De allí salían, en direccionesopuestas,dospasillosmás,cuyosbrillantessuelosreflejabanlaslucesdelosfluorescentesdearriba.

Resonabanvocesanuestroalrededor,deenfermerasquepasaban,deestudiantesdemedicina,deunaltavozenlaparedquellamabaalosdoctores.Enfrente,alotrolado,habíaunapuertaazuldehojasbatientes,sobrelaquehabíaunrótuloquedecíasoloempleados.

—Aquíes—dijoHank.Mirédenuevoamialrededor,convencidodequedebíadehabermeperdidoalgo.Hanksacódel

bolsillo de su cazadora una tarjeta de identificación de plástico y la prendió sobre su camisa. Latarjetallevabaunafotografíasuya,unnombrequeyonohabíaoídoantesyelnombredelhospital.Parecía igual a las tarjetas de identificación que yo había visto en otros empleados desde queentramosallí.

—¿Dedóndelahassacado?—lesusurré.—Esfalsa—respondiósinmás.—Pero…Exhibiódenuevosumaliciosasonrisa:—Yatehedichoquehabíaestadoaquíantes.—Vale—asentí—.¿Quéquieresquehaga?—Esperaraquí—dijo.Yyoseguísumiradahacialahileradeincómodassillasdeplástico—.Lee

elperiódico.—Quieroircontigo—dije.—Yalosé,ynoteloreprocho,perolagentequelehablaráaunapersonatalveznohablecon

dos.Conunaesunacharlaamistosa.Condos,uninterrogatorio.Veíalaemociónenmirostro;sabíaloimportantequeeraaquelloparamí.—Tranquilízate, Work. Lee el periódico. Si hay alguna respuesta que encontrar aquí, la

encontraré.¿Vale?Esoesloqueharé.Confíaenmí.—Nomegustaesto.—No lopienses.—Hanksealejó,perovolvióal instante—.Déjame la seccióndeDeportes—

dijo.Busquéenelperiódicoyselatendí.Élhizounrolloconlaspáginasymesaludóconél—.Pararomperelhielo—explicó—.Todoesimportanteenestenegocio.

Mesentémuy tiesoen ladura sillayesperémientrasHankpasabaatrevidamentepor lapuertadestinadasoloparalosempleados.Nomiróhaciaatrás,ycuandolapuertasecerrótrasél,fuecomosielhuecolotragara.

Me recliné en el respaldo, abrí el periódico y me quedé mirando sin ver las palabras quesobrenadaban en elmar de letras.Cuando pasaba gente, trataba de aparentar normalidad, como sipertenecieraalacasa,peromeresultabadifícilporque,enmicalenturientamente,erauncriminal.

Permanecísentadoallíloquemirelojmedijoquefueronsolocuarentaycincominutos.Peroelrelojmentía.Fuetodaunavida.

Devezencuandoseabríalapuertaazul.Laprimeravezsalióunhombrederazanegra,despuésunamujerblancayunhombregruesoalquenuncahubierapodidoconfundirconHankRobins.Otramujer. Dos hombres. Un reguero continuo de personas, todas luciendo la misma tarjeta deidentificación.

Lapuertaseguíaabriéndoseunayotravez,yencadaocasiónquelohacíaelmuelledemicuerposetensabaunpocomás.DebíandehaberdescubiertoaHank.Nosalía.

Peroentonces lovi, enelbreve instanteque tardóencerrarse lapuertadetrásdeunviejoquetrasladabauncubo. Ibahacia lapuertay la siguientevezqueesta seabrió fueparadarlepaso.No

sonreía,peroselenotabaenlosojosunaintensasatisfacción.Meagarróporelbrazoantesdequeyopudiesepronunciarpalabra;yalpocoratovolvíamosarecorrerlosdosaquellospasillosqueerancomolasarteriasdeaquellugar,quenuestrospasosfuertessobrelasdurasbaldosashacíanresonarhastalostechos.

—Noha sido tanmalodespuésde todo, ¿verdad?—mepreguntó conunavoz tan alta quemesorprendióporqueesperabaunsusurro.

—¿Lohasconseguido?—pregunté,aludiendoalarespuestaanuestraspreguntas.Laexpresióndesatisfacciónpasóahoradesusojosasusonrisa:—Oh,sí…Lotengo.Hubieraqueridosacárseloalafuerza.—¿Y…?—pregunté.—Algohay.Caminamosenunsilencioquesemehacíainsoportable,peroalfinalllegamosalcoche.Hankse

deslizódetrásdelvolante,dioelcontactoyapretóelbotóndelsegurodelaspuertas.Aúnnohabíadicho una sola palabra. Dio marcha atrás en el aparcamiento y navegó entre el mar interior devehículosaparcados.Finalmente,memiró.

—Abróchateelcinturón—medijo.—¿Meestástomandoelpelo?—lepregunté—.Porquenoesunbuenmomentoahora.Élnorespondió,ysiguióconlosojosfijosenlacarretera.—Solo estoy ordenando mis pensamientos, Work. He de decirte muchas cosas y trato de

encontrarlamejormaneradehacerlo.Nodeseoprovocarteunataque.—Mevaadar,sinomelodicesenseguida.PeroHanknoestabadispuestoaprecipitarseycontinuóconlabocacerradahastaqueestuvimos

en la interestatal 40, viajando en dirección oeste a quince kilómetros por debajo de la velocidadlímite.

—¿HasoídohablaralgunavezdelEastBend?—preguntóporfin.—Talvez.Mesuena.—Esunafincapreciosa.Muylinda,concaballos.EstáaorillasdelríoYadkin,nomuylejosde

Winston-Salem.Laslucesdelosfarosdevehículosconducidosporpersonassinnombreiluminabanelrostrode

Hank,pasandoporencimadeladivisoriadehierbaqueseparabalascalzadasdelacarretera.Enlosintervalososcuros,lacaradeHankeraparamítansolounperfilborroso.Enunmomentodado,sevolvióamirarme.

—Tienesqueirallíalgunavez—dijo—.Hayunpequeñoviñedo,justoenlaorilla…—¿Eselvinoloquetehacedartantosrodeos?Memiródenuevoylosfarosllenaronelespacioentrenosotros.—Alexesdeallí—dijo—.Esallídondecreció.Durantesusprimeroscatorceaños,entodocaso.—¿Y…?—Mira,Work…Losdetallessonsoloesquemáticos.Todoloquetengoesloquemehacontado

un auxiliar de enfermería, y le he comprado información que no siempre es fiable. Aún no hecomprobadonadadetodoesto.

—De acuerdo.Quedas totalmente absuelto de las consecuencias de pasarme información falsa.Perodimedeunavezquéhasoído.

—Ellamatóasupadre,Work.Loesposóalacamayleprendiófuego.—¿Cómo?—Tenía catorce años entonces. Su madre estaba en la cama también, pero sobrevivió. Era a

papaítoaquienqueríamatar.—Hizounapausa—.Yloconsiguió.Loasóensupropiacama.NotéquelosojosdeHankespiabanmireacción,peronohuboninguna,porloqueprosiguióen

untononeutro.—Esperó a que cesaran los alaridos, y entonces telefoneó a los bomberos y salió de la casa;

estuvo viéndola arder. Cuando llegó el primer camión contra incendios, fue a su encuentro en lacunetaylesdijoquesumadrepodríaestarviva.Laencontrarondebajodelaventanadeldormitorio,con quemaduras en más de un setenta por ciento del cuerpo. Había sufrido importantes heridas,además, al arrojarse a través de los vidrios.Cuando apareció la policía, la chica les contó lo quehabíahecho.Nolesmintióalrespecto,perotampocosevanagloriódesuhazaña.Correlavozdequeno derramó ni una sola lágrima. El auxiliar de enfermería no sabía si fue a juicio o no, pero elEstadolaencerróenuncentropsiquiátrico.PasócuatroañosenelDorotheaDix,peroeramenordeedadcuandocometióaquellabarbaridad.Poreso,cuandocumpliólosdieciochoaños,latrasladaronaCharterHills,dondecoincidióconJean.

—Estofuehacesolotresaños—observé.—Esjoven.—Noloaparenta.—Hatenidounavidamuydura,noteengañes.Esoenvejeceaunapersona.—¿Lacompadeces?—pregunté.—En absoluto —respondió Hank—. Pero no pudieron decirme qué ocurrió antes de que lo

matara.Debióde tener alguna razón, yno esdemasiadodifícil conjeturar cuál fue.—Notéque seestremecía—.Tengodebilidadporesasinfanciasdesgraciadas—añadió,ynodijomás.

Yonosabíalosdetalles,peromeconstabaquelainfanciadeHanknohabíasidoprecisamenteunameriendacampestre.

Elsilencioseprolongaba.Nosadelantabanloscoches.—¿Esoestodo?—pregunté—.¿Todoloquesabemos?—He intentadocomprarunacopiade suexpediente,peromi informadornoquisoarriesgarse.

Dijoqueunacosaerairsedelalenguayotramuydiferenterobardocumentos;peroestababastantesegurodeloquemecontaba.Segúnél,eraunsecretoavocesentreelpersonaldelcentro.

Hankmirósuespejoretrovisoryadelantóaunafurgoneta.Estateníaapagadounodesusfarosydiolasensacióndeguiñarnosunojoalpasarla.Vielindicadordelainterestatal85ypermanecimoscalladoshastaquedejamoslaI-40ynosdirigimosalsur,haciaJeanylamujerqueguardabatanbienlossecretosdesuviolentopasado.

Hankse llevó lamanoalbolsilloymedevolviódosde los tresbilletesdeciendólaresque lehabíadado.

—Solohenecesitadouno—dijo.—¿Esoestodo,entonces?—Prácticamente.AdvertíuntitubeoenlavozdeHank.—¿Quésignifica«prácticamente»?—pregunté.Hankvolvióaencogersedehombros.

—Eltipoteníamiedo.—¿DeAlex?—DeAlex.OdeVirginia.Medijoquetodoelmundoteníamuchomiedodeella.—ExceptoJean—dije.Notédenuevoquesusojosmeexplorabanenlaoscuridad.—ExceptoJean—repitióporúltimo—.Jeanlaama.AsentíensilencioydespuésmevolvídenuevohaciaHank.Habíaadvertidoalgoextrañoensu

voz.—¿Hayalgoquenomehayasdicho?Élsacudiólacabeza.—Enrealidad,no.SoloalgoqueoíenCharterHills.—¿Qué?Unnuevoencogimientodehombros.—Elcomentariodeotro tipo.Otroempleadode laplantadelhospital,unoconquiencharléel

otrodía.LepreguntéporJeanyAlex,ysemequedógrabadauna frasesuya.MedijoqueJean laamabacomounpredicadoramaasuDios.—Hankapartólavistadelacarretera—.Sonsuspalabras,nolasmías.

Lasimaginéjuntasalasdos.«UnpredicadorconsuDios».Obediencia.Sumisiónciega.—¿Puedeamarlatantoenrealidad?—pregunté.—¿Quiénpuedesaberlo?Yojamásheoídonadaigual.Parecía nostálgico.Yo callé durante un buen rato, y tambiénHankpareció contentarse con sus

pensamientos.—¿CreesqueAlexpudohabermatadoamipadre?—¿Suponiendoquetúnolohiciste?—Muygracioso—dije.Peronobromeaba.—¿SabesdóndeestabalanocheenqueEzrasalióylomataron?—No.—¿Teníaalgúnmotivoparadesearverlomuerto?PenséenEzrayensupersistentedesdénporAlex.RecordéladiscusiónentreélyJeanlanoche

enquetodosefuealtraste.ElmotivodeaquelladiscusiónhabíasidoAlex.Ezraintentabaforzarlaseparacióndelasdos.

—Teníaunmotivo—dije.—¡Yhacesieteañoshabíaasadoasupadreensucama!Asentíparamí.—Puedeser,entonces.—Esoesloquehay.

29

Llegamos a Salisbury pasada medianoche. La ciudad estaba silenciosa, con pocos coches encirculación y todavía menos luces encendidas. Me sentía como un fantasma mientrasintercambiábamossusurrosenaquelsilencio.HastaHankestabaapagadoyadivinéqueél,comoyo,nopodíaexpulsardesumentelaimagendeloquehabíahechoAlex.

Cuandohuboentradoenmiaccesodecoches,salíyrodeéelsuyoparaacercarmeasuventanilla.Élbajóelcristal.

—Escucha,Hank.Realmenteteagradezcoloquehashecho.Significamuchísimoparamí.—Yateenviarémifactura—replicó.—Mejorquenotardesenhacerlo—dije.—No te enviarán a la cárcel de nuevo,Work.Los dos sabemos cómo acabará esto.Alex es tu

pieza.VeacontarleaMillsloquehemosaveriguadoyqueellalocompruebe.—Talvez.Yaveremos.—AúnteníaquehablarconJean—.Encuantoaesafacturatuya…—Tevaasalirporundineral.—Másdelquetútepiensas—dije.Memiróconcaradeextrañeza.—¿Quéquieresdecir?Apoyélasmanosenelcercodelaventanillaymeinclinéhaciaelcoche.—Necesitoquemeencuentresaunapersona,Hank.Esmuyimportante.—¿Tunovia?—SunombreesVanessaStolen.Yasabesdóndevive.Necesitoencontrarla.Necesitohablarcon

ella.Necesito…—Mivozseapagó,perolarecuperéenseguida—.Lanecesito,simplemente.Sehabíaapoderadodemílaabrumadoraconviccióndequeestabamuerta.«Ellanuncasemarcha

así».Fueloúltimoquemehabíadichoelmocetónqueteníaempleado,juntoaltractor,enlagranjaStolen.«Nosinocuparsedesusanimales.Jamáslosdejadesatendidos».

—¿Yusted?—lehabíapreguntadoyo.—Yosolo trabajo aquí, señor.Siempreme llama si necesitaquemeocupede cosas cuando se

ausenta.Tengoquecuidardemicasatambién,yellalosabe.En mi imaginación, yo los había visto juntos, su cuerpo vivo bajo las fuertes y encallecidas

manosdeél.Pensabaquesehabíaentregadoaélyqueconaquellaentregahabíamatadoloúltimoylomejorquequedabademí.

—Encuéntralapormí,Hank.Haycosasquenecesitodecirle.—¿Quémáspuedesdecirmedeella?Cualquiercosaquemeayudeabuscarla.Familia.Amigos.

Lugaresdondepudieraestar.Esaclasedecosas.—No tiene familia.Es laúltimaquequedadeella.Nosé si tieneamigosy,hastadondepuedo

saber,raravezdejalagranja.Eselugarestodasuvida.—¿Cuándofuelaúltimavezquelaviste?—Justoantesdequemedetuvieran.—Nome gusta preguntarte esto—dijo Hank—, pero… ¿es posible que ella no quiera que la

encuentres?Esoocurreaveces,Work.Enocasionessolonecesitamosdesaparecerporuntiempo…—Desviólavistacomosituvieraquehacerloparaacabarsupensamiento—.Eresunnombrecasado,

Work.Tehabíandetenidoporasesinato…Talvezvuestraaventurayanomerecíalapenaparaella.Talvezteníauncostedemasiadoelevado.

—Noeraeso,Hank—dije—.Notratesdepresentarloasí.—Tranquilo,hombre…Ocurreadiario.Teníaquepreguntártelo.—Noesesaclasedeaventura.Hankselimitóaasentir,todavíasinmirarmealacara,ysehizoentrenosotrosunembarazoso

silencio.Consultósureloj.—Es tardeya.Tengoque ir a casa.Peromañanabuscaré a tu amigadesaparecida. ¿Vale?Y la

encontraré.—Eresunbuenhombre,Hank.Teloagradezco.—Tellamarédespués.Subióel cristalde laventanillay arrancó.Entoncesmedi cuentadequenoestabael cochede

Barbara.Entréenlacasavacíaymeencontréotradesusnotasenlaencimeradelacocina.MedecíaenellaquepasaríalanocheencasadeGlena.

Yo estaba demasiado nervioso para dormir. Cada vezme parecíamayor la posibilidad de queAlex fuera responsable del asesinato de Ezra.Había dadomuerte a su propio padre. ¿Por qué nopodía haber matado al mío también? Pero había más cosas en aquella historia y yo necesitabaconocerla entera. Era preciso que la conociera. Tenía la sensación de que me faltaba una piezaimportante.Encuanto la tuviera, yunavezhubiese encontradoHankaVanessa, iría aver aMills.Peronoantes.

ConectémiordenadorybusquéenlasPáginasBlancaseldirectoriodeEastBend,enCarolinadelNorte.EncontrécitadosdosTemplemaridoymujer,yunaRhondaTemple.Apuntéladireccióndeestaúltima.Peroentoncesmedicuentadequenoteníaningúnvehículo.Millssehabíaincautadodelafurgonetacuandomedetuvo.Considerélaposibilidaddeesperarhastalamañana,peronopodíaenfrentarme a la posibilidad de aguardar seis horas despierto en aquella casa vacía.Al final fui allamar a la casa del doctor Stokes, que salió a recibirme en su puerta trasera. Llevaba puesto unpijamaarayasyteníaloscabellosalborotados.

—Sientodespertarlo,doctorStokes,peroesimportante.Nopermitióquemeexcusara:—Le dije que le ayudaría y lo decía en serio. Además, hacemucho tiempo que nadie viene a

llamarmeenplenanocheporunaurgencia.Másbienloechodemenos.Saliódelacasayconversamosunmomentoenelcaminodeacceso.Alaluzdelporcheparecía

másmenudoaún.—¿Quécochequiere?—preguntóindicandolosdosqueestabanaparcadosallí,unLincolnazul

oscuroyunafurgonetapequeña,carrozadaconpanelesdemadera.—Cualquiera.Nomeimporta.—Entoncesserámejorqueselleveelmío—dijo.Volvióalinteriordelacasayregresóconunjuegodellaves,quemetendió.YomefijéenelLincoln.Erauncochegrandeycuidado.Sabíaqueseríarápido,además.Hiceun

ademánhaciaélmientrasledecíaaldoctor:—Selocuidarébien.AldoctorStokesseleescapólarisa.—EseeselcochedeMarion,Work…—Yañadiósacudiendolacabezae indicandoconella la

furgoneta—:Yoconduzcoesto.—Tendríaporlomenosnueveaños.—Ah…Deacuerdo.Estarédevueltaamediamañana.—Tómeseloconcalma.Notengoningúnplanparamañana.

LleguéalapoblacióndeEastBendalasdosymediadelamadrugada.Eraunpequeñoenclaveenlaautopista 67, a unos cuarenta y ocho kilómetros de Winston-Salem. No había gran cosa allí: unrestaurante,unaagenciainmobiliariayunoscuantosestablecimientosdeservicios.Entréenlaúnicacafetería que estaba abierta, pedí una taza de un café de calidad más bien dudosa y pregunté aldependientesivendíanmapasdeEastBend.Elmuchachotendríaprobablementeveinteañosyllevabaelpelolargobajounagorradecazadordecamuflaje.Serioaloírmipregunta.

—¡Estasíqueesbuena!—dijo—.Tendréqueanotarlapararecordarla.—Estoybuscandounacalle:TrinityLane—dijemientraspagaba.—Nolaencontrará.—Poresobuscounmapa.—Es que no se trata de una calle propiamente dicha. Por eso no la encontrará. Se trata de un

simplecaminode tierra,deesosque ledejanauno laposibilidaddebautizarlocomo le apetezca.Peroelindicadorquetieneesazul,enlugardeverde.Elcolorverdeleserviráparasabersisetrataono de una verdadera calle. Verde…, verdadera…, las dos palabras comienzan igual. Es la mejormaneraderecordarlo.

—Pero…¿cómomeacordaréyodeloquesignificaelcolorazul?—¡Toma…!¡Puestieneustedrazón…!—EstoybuscandoaunamujerllamadaRhondaTemple.—Nomedijonada.Permanecióinmóvil

traselmostrador;sediounapalmadaenelvientreymeobservófijamente—.Noesparanadamalo—dije—,siesesoloquelepreocupa.

Élseriodenuevomostrandounosdientessucios.—Pormí,puedeustedmatarlasiquiere.Esamujeres,sinduda,labrujamásbrujaquehevistoen

lavida.¿Paraquéquiereustedhablarconella?—¿Nosufrióunincendioensucasaharácosadesieteuochoaños?—Esella,sí.—Puesdeesoquierohablarle.—¡Vaya!Aquítodoelmundopuedehablarledeeso.Esaimbécildehijasuyaprendiófuegoala

casa.Esposóalacamaasuviejoydejóqueseabrasara.—Alex…—No,nofueAlex.—Virginia,quierodecir.ElnombredesuhijaesVirginia.—Enefecto.—¿Laconocíausted?—Enrealidad,no.Eraunañoodosmayorqueyo,solo,peroyaestabamaldelaazotea.Yfuea

loscatorcecuandoselallevarondeaquí.Meinclinésobreelmostrador.—¿Tieneustedalgunaideadeporquélohizo?—pregunté.Élsequitólagorrayserascólacabeza.

—Puramaldad,supongo.Yqueestabalocadeatar.—Entonces…,¿cómoencuentrolacasadeesamujer?—Oh…Sigaporaquíydoblealaizquierdaalllegaralaluzámbar.Busqueelindicadorazulala

izquierda…,uncaminodetierra.Ellavivealfinal.Lomiréfijamente.—Penséquehabíadichoquenoloencontraríanunca.—Bien…,nololograríasiyonoselohubiesedicho.¿Volveráporaquíestanoche?—Talvez—dije—.Aúnnolohedecidido.—Bien…,yono loharía,ensu lugar.Conducirporcaminosmarcadosenazula las tresde la

madrugadaesexponerseaqueaunolepeguenuntiro.Ledilasgraciasymevolvíparamarchar.—¡Eh,señor!—mellamó.—¿Sí?—Nosedejeasustarporella.—Esperéaqueañadieraalgomás—.Esfeacomoellasola.

Pesea lomuchoquedeseabahablarconRhondaTemple, lamadredeVirginiaTemple,aliasAlexShiften,sabíaqueeldependienteteníarazón.Porlotanto,mebebíelcaféenelcocheaparcadoymepuseapensarencómomanejaríaelasunto.ReflexionéacercadeldoctorStokesydesussentimientossobrelafe,elinfiernoylaposibilidaddesalvación.Hastaquefinalmentemeadormilé.

EncontréTrinityLanepocosminutosdespuésdelassiete,justodondesesuponíaquedebíaestar,aunqueapuntoestuvedeperderme.Enalgúnmomentoanterior,uncochehabíachocadocontra laseñal azul, que ahora estaba doblada en un ángulo, retorcida y casi oculta entre la maleza quebordeabalacarreteraasfaltadadedoscarriles.ElsenderollamadoTrinityLaneerapocomásqueuncamino de carro, de tierra, un tajo en el lindero del bosque. Se curvaba delante de mí como unconfuso callejón en la luz indecisade lamadrugada.Amedidaqueme adentraba en el bosque fuipasandoespaciosvacíosycaravanasdesguazadas;unas,quemadasyotrassimplementeabandonadasdepuroviejas.Pedazosdefibradevidrioaislantecolgabandeloslugaresdondehabíanarrancadoelrevestimiento, y los accesorios oxidados se fundían lentamente con la arcilla roja y cubierta demalezadelsuelo.Era,ensuma,unlugardesolador.

Elcaminoterminabacincuentametrosmásallá,enelparachoquestraserodeunDodgeOmnideveinteañosdeantigüedad,queestabaaparcadoenlaparceladetierraqueservíadepatioalaúltimacaravana:unacasamóvil,deanchosencillo,conunaantenaparabólicaallado.Salícautelosamentedelcoche.Detrásdelremolque,enelpuntodondela tierracaíahaciael río,habíaunvertederodebasura.Deunacuerdaparatenderlaropacolgabaninmóvilesdistintasprendas.Salíaluzdeunadelasventanas.

Llaméalapuertadealuminio.Lamujerquelaabrióera,claramente,lamujerqueyoandababuscando.Teníagrandescicatrices

en lacaray lasmanos,nosolopor lasquemadurasdel fuego,sino tambiénpor loscristalesde laventanaporlaquehabíasaltadoparahuirdelasllamas.Elladoderechodesurostro,desdelanarizala oreja, era una horrible taracea de tejidos e injertos, en la que se cruzaban largas y abultadascicatrices blanquecinas. Tenía los cabellos grises, gafas de montura rosa con gruesos cristales yfumabauncigarrilloconunfiltrodeplásticoenelextremo.

—¿Quiéndemoniosesusted?—mepreguntó—.¿Yquédiablosestáhaciendoenmicasaaestashorasdelajodidamañana?

—Mi nombre es Work Pickens, señora. He venido conduciendo desde Salisbury. Lamentomolestarlatantemprano,peroesmuyimportantequehableconustedacercadesuhija.

—¿Porquédiablostendríayoquehablarconusted?—Si lehedesersincero,no tengorespuestaparaeso.Ustednomeconoceyno tieneninguna

obligaciónhaciamí.Es,simplemente,unruegoquelehago.—¿Diceustedquequierehablardemihija?¿Esustedpolicía,periodistaoalgoporelestilo?—

preguntómirándomedearribaabajo.—No,nosoynadadeeso.—¿Quées,entonces?Soslayélapreguntaypreguntéamivez:—VirginiaTemple…Eshijasuya,¿meequivoco?Diounalargachupadaatravésdelfiltrodeplástico,ymeestudióconojosdereptil.—Yoladialuz,siesesoloqueustedquieredecir.Peronoeshijamía.—Nocomprendo—dije.—Esa muchacha se echó a perder cuando cumplió los diez años. Dejó de ser mi pequeña ya

entonces. Pero cuando hizo lo que me hizo, cuando prendió fuego a esto y mató a mi Alex…,bueno…,decidíqueyanoteníaningunahija.Nolateníaentoncesnilatendréjamás.

Nopodíaevitarmiraraquellascicatrices,ypenséenloquedebíadehabersidodespertarrodeadadellamas.

—Losientomuchoporsumarido.—¿Esustedidiota?—mepreguntó—.Amímetienesincuidadoaquelinútildemierda.Tuvolo

quesemerecíayestoymuchomejorconélmuerto.LeestoyhablandodeAlex.Susojosseempañaronyseenjugóunodeellos.—¿Alex?…Nocomprendo.—Alexeralaúnicacosabuenaenmivida.Yoestabaallí,confuso…—Pero,señora…—¡Malditasea!Alexeramiotrahija,mipequeña.Teníasieteañoscuandoaquelloocurrió.Esa

perradeVirginialamatótambién.¿Oesquenolosabíausted?

30

RhondaTemplesecerróenbandadespuésdesuestallido.Yanodiríagrancosa,noapropósitodeVirginiayenabsolutoacercadeloquehabíahechoydelmotivoporelquelohabíahecho.Peromeexplicó cómohabíamuertoAlex, su hijamenor. Su narraciónme acompañómentalmente durantetodoelviajedevueltaaSalisburyymehizocomprenderquehabía llegadoelmomentodehablarconJean.Teníaquepreguntárselo.Teníaquesaber.

AparquéelcochedeldoctorStokesymedirigía laentradadelasaladeurgencias.Cambiéunsaludo con unmédico que estaba fumando en el exterior, y después entré en el hospital y en susiluminadasdependencias.Todoestabatanensilencioqueporuninstantemeparecióhaberentradomásenunmausoleoqueenunhospital.Nohabíanadieenlamesadelaenfermeradeclasificación.Ytampocohabíanadiesentadoen los largosbancososillasde lasaladeespera.Pudeoír inclusoelzumbidodelosfluorescentesyelsiseodelapuertaneumáticacuandosecerródetrásdemí.Advertíalgúnmovimientoalotroladodeunamamparadecristal,elbrillodeunabatablanca,peroesofuetodo.Ellugarparecíacompletamentemuerto.Yasí,sintiéndomemásquenuncaunfantasma,paséatravésdelvestíbuloderecepciónymeadentréporellargopasilloquemecondujoalasmáquinasdeventa automática, a los teléfonos y a las puertas cerradas de las pequeñas oficinas, semejantes amadrigueras, en las que los auxiliares administrativos trabajaban de nueve a cinco. Encontré labateríadeascensores,entréenunodeellosypulséelbotóndelaterceraplanta.

La mesa de la enfermera del ala de Jean estaba vacía, y apresuré el paso para dejarla atrás.Cuandollegabaalahabitacióndemihermana,otraenfermeradoblabalaesquinadelpasillo;veníahaciamí,perollevabalacabezainclinadaynomevio,loquemepermitióentrarycerrarlapuertapor dentro. En contraste con la luz del pasillo, la habitación estaba oscura, pero no tanto que nopudieraver.Sefiltrabanalgunosrayosdeluzprovenientesdelexteriorylosmonitoresproyectabansuresplandorfantasmal.CasimehabíahechoalaideadequeencontraríaaAlexallíy,sinceramente,noséquéhubierahechoentalcaso.Pero,afortunadamente,noestaba.NecesitabacontarcontodalaatencióndeJeanynovermeenredadoenunadiscusiónirritante.

CuandotomélamanodeJean,lanotéseca,comosisehubieradesangradoporcompleto,peropercibísucalorybajélamiradahaciaellaparamirarlaalacara.Susojossemovíandebajodelospárpados, y me pregunté qué estaría soñando. Algo malo. Su vida era una pesadilla. No habríaremisiónparaellatrasunosojoscerrados.Hubieraqueridodespertarla,peronolohice,sinoquemesenté en la sillaque tenía a su cabecera, sosteniendo sumano febril.Enalgúnmomento apoyémicabezaenelestrechobordedelacamaeinclinéelcuerpohaciadelanteenaquelpococonfortableasiento,hastaquemequedédormido.

También yo debí de soñar. Porque noté sumano enmi cabeza y escuché su voz. «¿Cómo haspodido,Work?¿Cómopudistehacerlo?».Elrocedesumanocesó,juntoconsuspalabras…,peroenlaclarividenciadelossueños,supequeellaestaballorando.

Cuandomedesperté,fueconunsobresalto.LapieldeJeaneracarbóndescoloridoysusojosdosrendijasnegras,peroentoncespestañeóyyoviqueestabadespiertayhabíaestadovelándome.

—¿Cuándohasentrado?—Suvozeraásperacomosusmanos.Merestreguélosojos.—¿Quieresunpocodeagua?—lepregunté.—Sí,porfavor.

Vertíunpocoenelvasodeplásticoqueteníaenlamesilladenoche.—Nohayhielo.—Noimporta.—Bebióelaguaylellenédenuevoelvaso.Observélabolsadesoluciónsalinasuspendidaporencimadeellayseguíeltubohastadondela

agujaentrabaensubrazobajounaequisblancadeesparadrapo.Erafácilparamírecordarelcharcorojodesusangreenelsuelodelacasadenuestrospadres.Probablementeaúnseguiríadeshidratadaduranteunasemana.

Mefijéensucara,notéciertaflaccidezenlosmúsculosdealrededordesubocaymepreguntéaquésedebería.¿Antidepresivos,talvez?¿Sedantes?Mesorprendiómirándolayvolvióelrostro.

Noqueríapreguntarlecosasquepudieranpareceruninterrogatorio.Eratransparente,yyosabíaquejamáshabíavistoanadietanfrágil.

—¿Cómoteencuentras,Jean?¿Loestássuperando?Ellapestañeóyporuninstantepenséquenorespondería.Levantólasrodillas,sehizounovilloy

penséqueibaadarselavueltaparanoverme,comohabíahecholaúltimavez.—Dicenquemesalvastelavida.—Suafirmaciónestabaabsolutamentedesprovistadecualquier

contextoemocional.Comosidijera:«Dicenquetucocheesazul».Algoasí.Casimentí.Noqueríaquemeodiaraporhaberhecholoquehabíahecho.—Puedeser—admití.—LamismaAlexlodice.Dicequemeencontrasteymehicisteunos torniquetesen losbrazos.

Quesilohubieseshechounminutomástarde,habríamuerto.Mirémisdedosyrecordélasensaciónresbaladizadesusangre;ladificultadquehabíatenidoen

apretarconellossugargantabuscandoelpulso.—Túmellamaste—dije—,yyoacudí.—Eslaterceravez—continuóJean.Notéunmovimientoenellaylevantélacabezaatiempopara

vercómoapartabalacara—.Tienesqueodiarme—dijo.—No.—Apoyélamanoensubrazoylaobliguéavolverseparapoderseguirmirándolaalacara

—. Eso nunca, Jean. Ni se te ocurra pensarlo. Jamás podría odiarte. —Le sujeté el hombro ypronunciéunaspalabrasquedeberíanhabermesalidocon facilidad,peroquenuncame resultabanfáciles—:Eresmihermana,ytequiero.

Ahora le tocóaellaasentir.Lohizoconmovimientosespasmódicos,mientras lospárpados secerrabansobresusojoscomocortinasylaslágrimasseencharcabanenlarepisadesusconsumidospómulosantesderodarporlasmejillasendoslargosyardientesregueros.Lasenjugóconunbrazo,secándolasconelpesadovendajequecubríasumuñeca.Despuésabriólabocaparahablar,perolacerróenseguidasinlograrpronunciarlaspalabras,aunquesiguióasintiendo.Peroyolaentendí.Noshabíaneducadoparaentendernossinnecesidaddeellas.

Deseabapreguntarlesinecesitabaalgo…¿Másagua?¿Otraalmohada?Queríaquemispreguntasserefirieranaesaclasedecosas,peronofueesesucontenido.Teníaenmicerebrounapreguntamásamplia,máspeligrosa.Unapreguntaqueyanopodíareprimirmás.Cuyarespuestanecesitabasaber.NopodríairaveraMillshastaqueoyeralarespuestadelabiosdelapropiaJean.

—¿Lohicistetú?—lepregunté.Jeanparecióhorrorizada.—¿Qué?

Ungemido casi, y nuevas lágrimas que afloraron al punto a sus ojos. Pero amíme resultabaimposibleparar.Todocuantohabíahechoa lo largode lasemanaanteriorsehabíabasadoenmissuposicionesdequeJeanhabíaapretadoelgatillo.Inclusohabíaidoalacárcelporellas.Yahorameenfrentaba,porlomismo,alriesgodeunavidaenprisión.

—¿Lomatastetú?—preguntédenuevo—.¿MatastetúaEzra?LabocadeJeanseabrióconasombro,paraquedardenuevofláccida.—Penséquelohabíashechotú—dijoconunavozinfantil,tanvulnerablequeadvertíalpuntola

verdaddesuspalabras.Jeanestabarealmenteconvencidadequeyohabíasidoelautordelamuertedenuestropadre.—¿TedijoesoAlex,Jean?¿Poresolopensabas?¿Porqueellatedijoqueyolohabíahecho?Jeansacudiólacabezaysuscabellossemovieronsobresusojosparaacabardescansandoensu

frente.Medicuentadequehabía tiradode las sábanaspara taparseconellashasta lagarganta.Sumiradaevidenciabaperplejidad.

—Lohicistetú,Work.Tuvistequesertúquienlohizo.—Yyopensabaqueteníasquehabersidotú.Mis palabras la estremecieron como balazos. Puso ojos de asombro y se hundió más

profundamenteenlasalmohadas,queseelevaronpordetrásdeella.—¡No!—Sacudiólacabezaotravez—.Tuvistequesertú.Eralaúnicaexplicación.—¿Porqué?—pregunté,inclinándomemás—.¿Porquéyo?—Porque…—Suvozseperdió.Lointentódenuevo—:Porque…Yoconcluísupensamiento:—Porque,sitúnolohabíashecho,yyotampoco,entonces…teníaquehabersidoAlex.¿Eseso

loqueestásintentandodecir?Estavezrodósobresímismaparaalejarse;seencogióenposiciónfetal,comositemieraqueyo

fueraagolpearla,yporuninstantefuiyoquienmesentídesconcertado.Jeannolohabíahecho.DenohabersabidoyolaverdadacercadeAlex,tampocohabríaaceptadoesehecho.

Peroestabatanabsolutamenteseguro…—HayalgunascosasacercadeAlex,Jean…Algunascosasquetalveznoconozcas.—Teníaque

sacarladesucomplacencia,obligarlaaaceptarlarealidad.Mehablóatravésdelabismoqueyoacababadeabrirentrenosotrosdos:—SétodoloquehayquesaberacercadeAlex,Work.Nohaynadaquetúpuedasdecirmedeella.—¿Sabesqueesenoessuverdaderonombre?—Nohagasesto,Work.NotratesdeinterponerteentreAlexyyo.—¿Losabes?—preguntédenuevo.Jeansuspiró.—VirginiaTemple.Sellamaasí,enrealidad.Cambiódenombrecuandoladejaronenlibertad.—¿Sabesquematóasupadre?—pregunté.—Losé—dijo.—¿Sabes también eso?—Nopodía creerlo—. ¿Sabes cómo lomató?—Jean estaba asintiendo

conlacabeza,peroyonopodíaparar.Elhorrordeaquellahistoriaaúnestabafrescoenmiespíritu.Carneabrasada.Pulmonescarbonizados.Alexmirandoysumadrereducidaajirones…—.Loesposóalacamayleprendiófuego.Loquemóvivo,Jean…PoramordeDios…,¡loquemóvivo!

Deprontomeencontréamímismodepie.Bajomimirada,Jeansehabíaencogidotodavíamás.

Seabrazabaasusrodillas,queteníadobladascontraelpecho,comoavergonzada,ymedicuentadequeeneltubodelabolsadesoluciónsalinasehabíaformadounnudo.Veraquellomecalmóymeobligó a poner un freno amis enfurecidas emociones.Me daba cuenta de queme estaba dejandoarrastrarporellas.Todoaquelloeraexcesivo.ToméunaprofundabocanadadeaireydespuésmeinclinésobreJeanparaarreglarelnudodeltubo,perocuandomimanorozósubrazo,aellaseleescapóungemidodedolor.

—Losiento,Jean.Losientomuchísimo.Jeandeclinóresponder,perosucuerposeelevómientrassuspulmonesse llenabandeairecon

unapoderosainspiración.Yobusquélasilladenuevoymedejécaerenella.Ocultéelrostroentremismanosycerréconfuerzalosojoshastaverestrellasdeluzenlaoscuridad.Pero,apartedesussollozos,lahabitaciónestabaencompletosilencio.Retirémismanosylamiré.Todavíaseguíahechaunovillosobrelacama.

—Measusta,Jean.Measustaquehayamatadoasupadre,ymeasustaquetengatantopodersobreti.—Hiceunapausa,paraelegirmejorlaspalabras—.Soloeseso:quemedamiedo.

Jeannodecíanaday,durantelargorato,yolaobservéensilencio.Peroalospocosminutossentílanecesidaddemoverme,dehaceralgo.Melevantéymeacerquéalaventana.Descorrílacortinaycontemplélazonadeaparcamiento.Entróenellauncoche,yencendiósusfaros.

CuandoJeanhabló,apenaspudeoírla.—Teníaunapiscina.Deniña,teníaunapiscina.Yo regresé al lado de la cama.Cuando levantó la cabeza de la almohada, pude ver los surcos

húmedosdesuslágrimas.—Unapiscina—repetí,paradarleaentenderqueestabaallíydispuestoaescuchar.Mesenté.Teníalosojosmuyabiertosehinchados;mepermitióverlosuninstante,paravolverse

luegodecaraalapared.Yomirésuespaldayesperéaquesiguiera.Finalmente,lohizo.—Eraunadeesaspiscinitasdeinterior,comolaqueteníamosnosotrosparajugarcuandoéramos

niños.Unasimplepiscinainfantil.Aellanoleimportabaquefuerabarataoendeble.Noleimportabaqueestuvieradetrásdeunremolqueniquefueravisibledesdelacarretera.Era

unaniña,comprende…,yeraunapiscina.—Jeanhizounapausa—.Lomejorquehabíatenidoenlavida.

Podíaverlacomosiestuvieraallí,ysuspalabrasrevelabanautenticidad.EralaformacomoJeanlocontaba.Lapiscinanoeralomejorqueellahabíatenido.Nidelejos.

—Cuandocumpliósieteaños—continuóJean—,supadredictónuevasnormas.Fueexactamenteasí como las llamó:«Vamos a instaurar nuevasnormas respecto a la piscina». Intentópresentarlascomounjuego.Aellanoleimportabaloquefueran.Pero,siqueríameterseenlapiscina,teníaqueponersezapatosdetacónymaquillarse.Esaseranlasnormas.—Jeanhizounapausaylaoírespirarprofundamente—.Asíempezótodo.

Yo supe entonces adónde iba a parar todo aquello, y sentía en mi interior un movimiento derepugnancia.Hankhabíaacertado.

—Lasnormasnoincluíanasumadre.Soloaella—siguióJean—.Mecontóenunaocasiónquesumadredejódeiralapiscinadespuésdeaquello.Nohacíanadaalrespecto:simplemente,noqueríaverlo.Supadreestabasintrabajoaquelaño,yesoeratodoloquehacían:jugarenlapiscina.Aquelverano, supongo,eso fue suficiente.Observarla,quierodecir.Perodos semanasdespuésdeque lahubieraguardadoparaelinvierno,todocomenzó.

Yo no quería oír aquello. Deseaba que Jean no siguiera. Pero tenía que oírlo y ella tenía queexplicármelo.Estábamosintentandoencontrarlamanera.

—No se contentó con acariciarla, Work. La violaba. La sodomizaba. Y, cuando ella intentabaresistirse,lepegaba.Apartirdeaquelverano,noledejóponersepijama.Teníaquedormirdesnuda,¡porDios!Otranormamás.Lacosanocomenzódespacioparairaumentandoprogresivamente.Fuecomouna explosión en suvida.Undía tenía siete años, y al día siguiente aquello eraya era algohabitual.Ladiversióndelpadre.Pero,apesardeeso,coneltiempofuesiendopeor.Comocuandoseaburríaconellayteníaqueencontrarnuevasmanerasdedivertirse.Ellanopuedehablar,nisiquieraahora,dealgunasdelascosasquelehacía.Yesoqueeslapersonamásfuertequeconozco.

»Siguieronasíduranteaños.Élyanovolviónuncaatrabajar.Seemborrachabamásyperdíamásenel juego.Entresocasioneslaprestóaotrosparacubrirsusdeudasdejuego.Ciendólaresaquí,doscientos allí…Tenía once años la primera vez.El otro era el capataz de turno de la fábrica decauchodeWinston-Salem.Unindividuodemásdecientotreintakilosdepeso.Alexpesabaentoncespocomásdetreinta.

—Perosumadre…—empecé.—Enunaocasiónintentódecírseloasumadre,peroellanoquisooírla.Laacusódementiryle

pegóunabofetada.Peroellalosabía.Jeanguardósilencio.—Podíahaberidoalasautoridades—dijeyo.—¡Era una niña! No conocía nada diferente. Para cuando cumplió los trece años, empezó a

sentirse un poco mejor. Él la molestaba menos aunque la golpeaba más. —Jean me dirigió unasignificativa mirada—. Se estaba haciendo demasiado mayor para él. Ella alcanzó la pubertad yempezóasuscitarlemenosinterés.

—Peroteníacatorceañoscuandolomató—objeté—.Bienpasadalapubertad…DelagargantadeJeanescapóunsonido,enparterisa,enpartegritoahogado.Volvióhaciamí

todosucuerpoyseincorporósobreuncodoparapodermirarmedehitoenhito.Noloentiendes,Work…—Siyahabíadejadodeabusardeella…—Teníaunahermana,Work.—Estavezlodijogritando—.Poresohizoloquehizo.Unaniñade

sieteañosllamadaAlexandria…Deprontocomprendí…,locomprendítodo.—EldíaqueAlexmatóasupadre,suhermanaacababadecumplirsieteaños.Habíacelebradosu

fiestaeldíaanterior.Adivinaloqueleregalósupapá…Yoyasabíalarespuesta.—Unos zapatos de tacón,Work.Susprimeros zapatos de tacónyunabarra de lápiz de labios.

Paralaniñapequeñadepapá.Yaellaleencantó.Nosabíaloqueaquelloqueríadecir;soloqueríavestirsecomosuhermanamayor.PoresoAlexlomató.

Yonodeseabahablar.Noquería lastimarmás amihermana,pero sabíaqueprobablemente loharía.HankmehabíadichoqueJeanamabaaAlexcomounpredicadoramaa suDios.Podía ser.Peroesediossuyonoeraunserdivino,nisiquieraunalmabenevolente:setratabadeunapersonatarada,deunaasesina,yJeanteníaquesaberlaverdadacercadeella.Porsupropiobien.

—¿Quéleocurrióasuhermana?—pregunté—.¿TehahabladoalgunavezAlexdeella?Jeansoltóundesdeñosobufido,perosuvozeratranquila.

—Ella no habla de su hermana. Supongo que se perdió el contacto entre ellas después de queingresaranaAlex.Lomásprobableesquesuhermananolocomprendiera,noatancortaedad.

Teníaqueactuarrápidamente,antesdequemeinterrumpiera.Jeanteníaquesaberlo.—Suhermanamurió,Jean.Volviócorriendoalacasaysequemóallíjuntoconsupadre.LabocadeJeanseconvirtióenotrosilenciosocírculonegroenelqueeraninvisibleslosdientes.—Accidenteono, ellamató a suhermana.Ypor alguna razón adoptó sunombre,Alexandria,

Alex…Matóasupadre,matóasuhermanay,porloqueyopuedoconjeturar,matótambiénaEzra.LostembloresrecorrieronelcuerpodeJean.—Me lohubiesedicho—aseveró, perodespuésmemiró conuna súbita expresión suspicaz—.

¿Porquémehacesesto?—mepreguntó.—Losiento,Jean.Séqueteduele,peroteníaquedecírtelo.Merecessaberlaverdad.—Notecreo.—Telojuro,Jean.Porlamemoriadenuestramadre,tejuroqueeslaverdad.—Vetedeaquí,Work.Vetedeaquíydéjamesola.—Jean…—Túsiempretepusistedepartedepapá.Siemprelahasodiado.—Matóanuestropadreyquierequemeenvíenalasillaeléctricaporello.Jeanseincorporóenlacama,convertidaenunagrisytambaleantesombradesímisma;cayeron

lassábanasquelacubríanalmoverseenlaestrechacama.Temíquetropezaraysegolpeaselacabezacontraeldurosuelo.Meapuntóconeldedocomoclavándoloenmíyvilaincredulidadensusojos.Habíapresionadodemasiado,habíaidodemasiadolejos.

Lahabíaperdido.—¡Vete! —gritó, prorrumpiendo en lágrimas—. ¡Sal inmediatamente! ¡Vete de aquí, maldito

mentiroso!

31

Salídelahabitaciónporquenoteníaelección.Jeanestabadeshecha;lahabíaempujadoaunpuntomuypeligroso.Soloteníadoscosasenelmundo,aAlexyamí.PeroenestemomentoAlexeraloúnicoqueleimportabayyohabíaintentadoarrebatársela.

Pero, cuandomenos, yo conocía por fin la verdad: Jean no habíamatado a Ezra. No era unaasesina y, sin ese peso sobre su conciencia, podría recuperarse, llegado el caso, del bajón que lahabía llevado, en último término, a aquel hospital. Sin embargo, las alternativas podían serigualmenteterribles.AalguientendríanquemeterenchironaporelasesinatodeEzrayporlaformacomo iban las cosas, solo podría ser a Alex o a mí. ¿Se recuperaría Jean de cualquiera de esasposibilidades?Tendríaquehacerlo.Asídesencillo.

Encuantoamí,lascosashabíancambiadoespectacularmente.YopodíaestardispuestoapagarelpatoporJean,peronoporAlex.Deningunadelasmaneras.

Meapoyécontralapared.Lasentíadurayfríaenmiespalda,ycerrélosojos.Penséquelaoíasollozar, pero pronto desapareció aquel sonido. «¡Imaginaciones! —me dije—. Sentimiento deculpabilidad».

Cuandoabrídenuevolosojos,teníaunaenfermeradelantedemí.Parecíapreocupada.—¿Sesienteustedbien?—inquirió.Lapreguntamepillóporsorpresa.—Sí.Meestudiódespacio.—Estáustedpálidocomounasábana,ydalaimpresióndeiraquedarsemuertodepie.—Estoyperfectamente.Solocansado.—Nodiscutiréconusted—medijo—.Pero,sinoesunpaciente,tendráquemarcharse.Faltaaún

unahoraparaqueempieceelhorariodevisitas.—Gracias—ledijeymealejé.Perocuandomevolvíamirar,estabaobservándomeconunaexpresióndeextrañezaenlacara.

Casipodíaleerlelamente.«¿Dóndehevistoyoantesaeste?».Reflexionóuninstantemás,ydespuéssefue.

Seguíporelpasillohacialosascensores.PensabaenAlex.Yonoerapsiquiatra,porloquesolopodía conjeturar su estadomental, pero teníaque serundesastre. ¿Porquéel cambiodenombre?Podía entender que necesitara huir de su infancia, pero ¿por qué tomar el nombre de su hermanamuerta? ¿Porquehabíamuerto intacta y virgen, purificada por su inocencia y por el fuegoque lahabíamatado?¿Oeraporquesesentíaculpableydeseabaquevivieseaunque fueradeesamaneramínima?Probablementeno lo sabríanunca.Pero tenía algomeridianamenteclaro…,algoquemeinquietaba. Alex Shiften era ferozmente leal, y tomaría medidas drásticas para eliminar cualquierpeligroque,asusojos, laamenazaraaella,aJeanoa larelaciónentreambas.Habíamatadoasupadreparaprotegerasuhermana.HabíamatadoaEzraparaprotegersurelaciónconJean.Ahoraerayo laamenazayestaba tramandoquemeacusarandelasesinato.HabíapuestoaJeanenmicontra.Habíaminadomicoartada,dealgunamanerasehabíahechoconunacopiadeltestamentoylahabíadejadoenmicasaparaquelapolicíalaencontraraallí.

De repente me quedé helado, paralizado por una idea que me había asaltado de pronto pero

nítidamente. Alex habíaminadomi coartada. Sabía que yo no estaba en casa conBarbara cuandomataronaEzra.¿Sabría tambiéndóndeestabayoesanoche?¿SabríaalgoapropósitodeVanessa?¡Santo Dios! ¿Sabía que Vanessa podía proporcionarme una coartada? ¡Y ahora Vanessa habíadesaparecido…!

«Novolvióacasaanoche».Nopodíaconcluiraquelpensamiento.Peroteníaquehacerlo.Nohabíatiempoparaeltemorola

negativa. Así que tuve que plantearme la pregunta con toda crudeza. Si Alex supiera queVanessapodíadesbaratarsusplanes…,¿lamataría?

Larespuestaerainequívoca.«Sinlugaradudas».Seabrieronlaspuertasdelascensor.Salíempujandoalosqueaguardaban,numerosaspersonas

conblusasverdesybatasblancas,ycasiechéacorrerhacialasalida.Fuera,medicuentadequenoteníaningúnplan.Ningúnlugaradondeir.Consultémireloj.Eranlasdoceymedia.TelefoneéalagranjaStolen,parateneralgunanoticia,perodeseandocontodaslasfibrasdemiserunasolacosa:«Descuelga.Descuelga,porfavor».El teléfonosonócuatroveces,ycadaunode los timbrazossinrespuestafuecomounclavoenmicorazón.Alexlahabíamatado.

El dolor casi me venció; y, con todo, a través del dolor, como si se tratara de un traidorsusurrandoaloído,secolóunúnicosentimientoegoísta:yonoteníacoartada.Podíairapararalacárcelelrestodemivida.Laaparicióndeestaideamehizopensarquetalvezmelomerecería.Conesoloaplastéyyanovolvióareaparecer,deloquemesentíagradecido.

MisiguientepasofuellamaraHank.Teníaquehablarconél,ahoramásquenunca.Norespondióencasa,asíqueprobéconsuteléfonomóvil.

—Estabaapuntodellamarte—medijo.—¡Hank!¡GraciasaDios!—Callaunminuto.Tenemosproblemas…Muyjodidos.—Notéquetapabaelmicrófonoconla

manoporquemellegabanvocesapagadas.Transcurriócasiunminutoantesdequevolvieraatenerlonuevamenteenlínea—.Estábien,yaestoyfuera.

—Escucha,Hank…CreoquetengoalgoapropósitodeVanessa.—Querría decírtelo de la manera más educada posible, pero ahora no tenemos tiempo para

ocuparnosdetunoviadesaparecida.Estoyenlacomisaríadepolicía.—¿EnSalisbury?—Sí.Vine aquí para revisar los informes de accidentes antes de empezar a buscar a tu amiga.

Peroestoesunmalditoavispero.Tenemosquehablar,peronoporteléfono.¿Dóndeestásahora?—Estoyenelhospital.Depiefrentealasalidadelaladeurgencias.—Quédateahí.Procuraquenadietevea.Estaréahíenunpardeminutos.—Espera,Hank…—Lopilléantesdequecolgara—.¿Quédemoniossucede?—Hanencontradoelrevólver,Work.Elquearrojastealrío.—¿Qué…?—Quédateahí.Dosminutos.Colgué,ymequedémirandoatónitoelteléfonoqueteníasincomunicaciónenlamano,durante

losquetalvezfueronlosdosminutosmáslargosdemivida.Habíanencontradoelrevólver…¿PodíaserAlexresponsabledeestotambién?CuandoHankentróenelaparcamiento,salíasuencuentroenlaaceraymemetíenelinteriorde

susedán.Élnomemirónimedijonada.Giróalaizquierdaparasalirdelaparcamiento,diovariasvueltas aparentemente al azar y después se paró en la acera. Estábamos en una zona residencial.Silenciosa,sinnadiealavista.Hankmirabaatravésdelparabrisassindecirpalabra.

—Estoyesperandoquehables—dijofinalmente,mirándome.—¿Quéquieresdecir?Suexpresióneradura,igualquesusojos.Cuandohabló,meparecióquesuvozsehabíaenfriado

también.—«¿Quérío?».«¿Quérevólver?».Estasson laspreguntasquedeberíashabermehecho.Loque

mepreocupaesquenomelashagas.Nosabíaquédecir.Teníarazón.Unhombreinocenteselashubierahecho.—Yonolomaté,Hank.—Háblamedelrevólver.—Nohaynadaquedecir.—Lamentirafuecasiinstintiva.—Notienesmuchagentede tuparte,Work,yestásapuntodequedartesolo.Yonoayudoa la

gentequememiente.Esasídesencillo.Oseaquetómateunminutoypiensabienenlaspróximaspalabrasquesaldrándetuslabios.

JamáshabíavistoaHanktantenso,comosisedispusieraapegarmeunpuñetazoenlacaraoatirarsedesuspropioscabellos.Perohabíaalgomásqueiraenél.Sesentíatraicionado,yyonopodíareprochárselo.

SiJeannohabíaapretadoelgatillo,entoncesyano teníaningunarazónparamentiracercadelrevólver. En realidad, yo debería desear que lo tuviera la policía, si eso contribuía a probar laculpabilidaddeAlex.Peroyolehabíalimpiadolashuellasylohabíaocultado…,undelitoenyporsímismo.Aunasí,loqueimportabaahoraeraencontraraVanessa.Y,siHankpodíaayudarmeaeso,yolediríacualquiercosaquequisierasaber.Peroteníaunapreguntaprimero.

—¿Cómoencontraronelrevólver?Hankmemiró como si estuviera decidido a arrancar y dejarme allí mismo, así que hablé de

nuevo.—Telojuro,Hank…Explícameestotansolo,yyoresponderétodastuspreguntas.Diolaimpresióndequeselopensaba.—Alguienllamóparainformardequehabíavistoaalguienarrojarunarmaalrío.Unbuceador

de laoficinadelsheriff se sumergióestamañanay la encontróprecisamentedondeel informadordijoqueestaría.Esofuehaceunahora.SabenqueeselrevólverdeEzraporquetienesusinicialesgrabadasenél.

—¿Sabenquiénhizolallamada?—YoestabapensandoenAlex.Habríatenidoquecerciorarsedequeelarmaestabalimpiaantesdehacerunacosaasí.Noquerríaquesiguieranlapistahastaella.

—La persona no se identificó, pero describió a alguien que se parecemuchísimo a ti.Mismaconstitución,mismaedad,mismoscabellos,idénticocoche.Estánintentandolocalizarlaparamontarunaruedadeidentificación.Silaencuentran,seráselprimeroensaberlo.Millsquerrátenerteenlacomisaríatanpronto,quetedarávueltaslacabeza.Ysiélteidentifica,yaestarátodo;puedesdarteporcondenado.

—¿Eraunhombre?—pregunté—.¿Elquehizolallamada?—¿Nomeoyes?Estántratandoderelacionarteconelrevólver.—Peroelquellamó…¿eraunhombre?

«¿Noeraunamujer?».—Mira…Esoes loqueheoído,¿vale?Noescomosiyohubieraestadoalotro ladodelhilo

telefónico. He oído que fue un hombre. Y ahora háblame del maldito revólver. No quieropreguntártelootravez.

Estudiésusrasgos.Éldeseabaqueyofuerainocente,noporquelecayerabien,aunquetalvezmetenía aprecio, sino porque no quería estar equivocado, no en una cosa así. Hank Robins jamásayudaríaaunasesinoy,comotodoelmundo,aborrecíaqueloengañaran.

—Quieressaberporquéarrojéalríoelrevólver,siyonolomaté.—Eraunaafirmación,nounapregunta.

—Ahorasíestamosyendoalgrano,Work.Abrí,pues,laboca.Comencéahablarynoparéhastaquelehubeexplicadotodo.Élnodijoni

unapalabrahastaqueyoacabé.—Esdecir…,quepensabascargarconlasculpasporJean…Asentí.—Yporesotedeshicistedelrevólver.—Sí.—ExplícamedenuevoporquépensabasqueeraJeanquienhabíaapretadoelgatillo.Yomehabíamostradovagoconrespectoaesepunto.Nopodíahablardelanocheenquemurió

mimadre,niconHankniconningúnotro.Ignorabasiaceptaríamiteoríasincomprenderquépodíahaberimpulsadoamihermanaalasesinato,peroeraunriesgoquedebíaasumir.Aquelcuerpoestabaenterradoyyoqueríaquesiguieraasí.

—Jeannosehaencontradobien,mentalmentequierodecir,desdehacemuchotiempo.EllayEzrateníanproblemas.

—Hum—dijoHank,ycomprendíquecomenzabaadudar—.Problemas…—Es un asunto de familia, Hank. No puedo hablar de él. Puedes creerme o no, ayudarme o

dejarmeenlaestacada.Peroesoestodoloquepuedodecirtealrespecto.Guardósilencioduranteunminutolargo.Noapartabalosojosdemicarayyocasipodíaverel

cursodesuspensamientos.—Haymuchascosasquenomecuentas…—Sí,pero,comotedigo,sonasuntosdefamilia.—Titubeé.Noqueríasuplicarle,peromedaba

cuentadequeestabaapuntodehacerlo—.Yonolomaté,Hank.Mipadreeraembustero,arroganteyunmalnacidodondeloshaya.Deacuerdo.Loreconozco.Peroeramipadre.Podríahabermeliadoapuñetazos con él en numerosas ocasiones, pero nunca hubiera sido capaz dematarlo. Tienes quecreerme.

—¿Ylosquincemillonesdedólares?—preguntóHank,consusrasgosensombrecidosdenuevoporladuda.

—Jamásmehapreocupadoamasardinero.Hankmemiróenarcandounaceja:—Amasardineronoeslomismoquetenerlo.Tupadrenaciópobre.Apuestoaqueélentendíala

diferencia.—Yonolonecesito—reiteré—.Nadiecomprendeeso,peronolonecesito.Medejólacasayel

edificiodelasoficinas.Esoprobablementeascenderáaunmillóndoscientosmildólares.Asíquelosvenderé,ledarélamitadaJeanyaúnserémásricodeloquenuncahabíaplaneadoser.

—Seiscientosdelosgrandesnosonlomismoquequincemillones.—Amímebastan—dije.—Esoapenaslodiríaunhombreentreunmillón.—Hankhizounapausa—.¿Erestúesehombre,

Work?—Creoquesí.Hankseretrepóensuasiento.—Yotomaríalosquincemillones—dijo,yentoncessupequemeayudaría.Pusoelcocheenmarchayseapartódelaacera.Estuvimosavanzandoensilencioduranteunos

minutos.—¿Quéquieres que haga, entonces?—mepreguntó al cabode un rato—.Tal comoyoveo el

asunto,tenemosdoselecciones.OindagamosmássobreAlexovamosahablarconMillsydejamosqueellalainvestigue.Comprendo,sinembargo,quetúnoquierashablarconMills,asíquenotendréinconvenienteenhacerloyo.Cuantomáslopienso,creoqueseríaprobablementelamejoridea.Tútendrásqueaclararelasuntodelrevólver,peronadiedicequetengasquehacerloinmediatamente.Encuanto convenzamos a Mills, una vez haya elaborado una acusación contra Alex, tal vez se lodiremos.Porsupuestoquesilocalizanalautordelallamadaanónimalacosasepondrápeliaguda.Noseráfácil,lohagamoscomolohagamos.Millssetecomeríavivosipudierasalirseconlasuya.Noseráfácilconvencerla.Quierequeseasculpable.Esalgocasipersonal.

Yoapenasloescuchaba:teníalacabezaenotraparte.—CreoqueAlexvendrápormí—dije.—¿Quéquieresdecir?—LecomentémissospechasaJean.Alexnosequedaráquieta.Vendráabuscarme.Hanksacudíayalacabeza.—Sirealmenteeslaasesina—dijo—,esoseríaloúltimoqueselepasaríaporlacabeza.Sehará

latonta.Aguardaráaqueelmundoseprecipitesobretucabeza.Todoeltrabajoduroestáyahecho.Ahorapuederelajarseyvercómoseempleansusimpuestos.

—Talvez—dijesinconvicción.—¿Quieres,entonces,queyohableconMills?—QuieroqueencuentresaVanessa—dije—.Esonohacambiado.—¡Maldita sea,Work!Ahoranoeselmomentodemalgastar energíasbuscandoaunapersona

extraviada. No me importa lo que sientas por ella. En cuantoMills localice al informador, serásdetenidoy,porloquepodemossaber,yaandandetrásdeél.Esprobablequetengasqueacudirmuypronto a una rueda de reconocimiento, y en esta ocasión no habrá ninguna fianza.No después dehaber intentadodestruir pruebas.Ningún juezde la tierra te dejaría salir.Tepudrirás en la cárcel,amigo.Asíqueponenordentusprioridades.¡Seacabólapartida!

—Necesitoencontrarla,Hank.—¡Diosbendito,Work!¿Porqué?Noqueríadecírseloporquenoeralarazónmásimportanteyporqueyamesentíabastantemal.

PeroHankteníaquesaberlo.—Vanessaesparamímásqueunaamigaíntima,¿entiendes?¡Esmicoartada!—¿Qué?—LaincredulidaddeHanksemanifestabaclaramenteensucara.—MeencontrabaconellacuandomataronaEzra.EstabaenlagranjaStolen.—¡Santocielo,Work!¿Porquénomelodijiste?

—EninterésdeJean,Hank.Perotodavíahayotracosa.Yesperoestarequivocado…—¿Quémás?—preguntóHank.—Creo queAlex sabía queVanessa erami coartada. Es posible que haya ido por ella; puede,

incluso,queyalahayamatado.Hanksopesómirevelación;susrasgosadoptaronporúltimounaresignadadeterminación.—Laencontraré,Work—dijo,sinsonreír—.Vivaomuerta,laencontraré.—Encuéntralaviva,Hank—lepedí,peroélnorespondió.Memiróunavezmásyvolvióafijar

lavistaenlacarretera.—¿Tienestucocheenelhospital?—preguntó.—Tengouncocheallí,sí.Cuando llegamos al hospital, lo encaminéhaciadonde estaba aparcada la furgonetadel doctor

Stokes.—Quieroqueahoratevayasacasa—medijoHank.—¿Porqué?Notengonadaquehacerallí.—Enrealidad,sí—replicó—.Tienescepillodedientes,máquinadeafeitar,ropas…Quieroque

recojastodasesascosasybusquesalojamientoenalgúnmotelalejadodelasrutasnormales.Peronodemasiadolejos:solounlugardondepuedaspasarteundíatumbado.Teduchas,duermesunpoco.UnavezhayaencontradoaVanessa,iremosaveraMills,peronoquierohacerlohastaqueestésencondicionesdeentrarporlapuertadesudespachoconunadeclaraciónjuradadetucoartada.

Salídelcocheymeinclinésobrelapuertaabierta.—¿Túquévasahacer?—pregunté.—Mi trabajo,Work. Si es posible encontrarla, la encontraré.Una vez estés tú en condiciones,

hazmesaberdóndetealojas.Llámameamimóvil.—No creo que pueda estarme tranquilamente sentado—dije; intentaba encontrar las palabras

justasparaexpresarloquesentía,perosemehacíadifícil—.Yanoquieroseguirescondiéndome.—Veinticuatrohoras,Work.Treintayseisalosumo.—Estonomegusta—dije,altiempoquecerrabalapuerta.—¡Eh!—añadióHankvolviéndose—.Nopierdastiempoenlacasa,¿vale?Entraysalenseguida.

Millspodríaestarbuscándoteya.—Entendido—dije.Ylovialejarse.Entréen la furgonetay fui a casa.Yaallímequedécontemplando las altasparedesqueantaño

estuvieron pintadas de blanco y ahora eran grises y cuya pintura comenzaba a descascarillarse.Barbarasiemprehabíadichoqueaquellacasateníabuenoshuesos,yteníarazóneneso;peronoteníacorazón.Noconnosotrosviviendodentrodeella.Enlugarderisas,confianzayalegría,habíaallíunasensacióndevacío,unaespeciedepodredumbrequeahorameasombrabanohabervistoantes.Mepreguntésiseríaelalcohol loquelahabíahechosoportable.Osise trataríadealgodiferente,comounfallodemicarácter.Talveznofueraningunadelasdoscosas.Dicenquesidejascaerunaranaenaguahirviendo,escapaenseguidadeunsalto.Peroquesiponesesamismaranaenaguafríayvaselevandopocoapocolatemperatura,sequedaráquietahastaqueempieceahervirsusangre.Permitiráquelacuezanviva.Talvezpasaraasítambiénconmigo.Quizáyoeracomoesarana.

PenséenesoypenséluegoenloquehabíadichoHank.Teníaelcorazónensusitio.Y,puestosadecirlotodo,tambiénsucabeza.Peroyonopodíairahoraaunhotel.Nopodíaescondermeyfingirquetodoaquellopasaríasinmás.SiMillsveníapormí,queviniera.YAlextambién,llegadoelcaso.

«Lohecho,hechoestá»,pensé.Yentréenlacasa.EncontréaBarbaraenlacocina,paradaatresmetrosdelapuerta,comosisehubieraquedado

heladaoestuvieseapuntodehuir.Duranteunafraccióndesegundo,surostrodio la impresióndedeshacerse, pero enseguida abrió la boca con unamedia sonrisa y corrió ami encuentro.Yomequedéallí,firmeyenvarado,mientrasellameechabalosbrazosalcuelloymeapretaba.

—¡Oh,Work,querido…!¡Sientotantonohaber idoavertea lacárcel!Peroesquemehasidoimposible.—Laspalabrassalíanatodavelocidaddesusansiososlabios,ysentirlasjuntoamicuelloaúnsucioporlacárcelmeproducíaciertadesazón.Ellameempujabahaciaatrás,enmarcabamicaracon susmanos. Sus palabras se aceleraban en una sucesión escurridiza. Se empinaban unas sobreotras,tropezabanycaían.Eranblandasyempalagosas,comochocolateolvidadoalsol—.Lagenteha estadomirándome, comprende…, como lamiran a una enocasiones…,yyo sé lo que estabanpensando.Comprendoquenotengoexcusasicomparoesoconloquetúhaspasado,porsupuesto,perotodavíameduele…Nopodíairallí,alacárcel…,paravertedeesamanera.Medecíaquenoseríabuenoparanosotros…,quesería…morboso.Poreso,cuandosepresentóeseamigotuyo,elseñorRobins,lepedíquefueraélaverte.Esperohaberhechobien.Penséquelosería.Perodespués,alverquenovolvíasacasaynomellamabas,yanosabíaquépensar.—Tomóunabocanadadeaire—.¡Hay tantascosasquequeríadecirte…!Bueno…,nopoderhacerlosindudahasido lopeordetodo.

Calló por fin y, ante la falta de respuesta por mi parte, surgió entre los dos una situaciónembarazosa.Retirólasmanosdemicara,lasbajóhastamishombrosy,unavezenellos,losapretópor dos veces antes de dejarlas caer. Quedaron por fin enlazadas ante su pecho, con los nudillosblancosporelesfuerzo.

—¿Quéera?—pregunté.Pareciósorprendida,comosinoesperaraenrealidadqueyodijesealgo—.¿Quéeraesoquequeríasdecirme?

Barbaraserio,perofueunamediarisitaqueseapagóenunsegundo.Soltóunamanoyrestregóconellamihombroderecho.Nomemiróalacara.

—Yasabes,cariño…Laprincipalesquetequiero.Queconfíoenti.Esaclasedecosas.Esperabaquequisierasoírlas,enespecialenunosmomentoscomoestos.

—Muyconsideradoportuparte—logrédecir,porseguirlasnormasdelabuenaeducación.Ella sonrió, sonrojándose. Bajó la mirada hacia el suelo como si pensara que sus cuidadas

pestañastodavíapodríanseducirme.Cuandolaalzódenuevo,habíandesaparecidodesusojostodaslassombrasdeinseguridad.Suvozseafirmó,igualquelaseguridaddesusojosylarenovadafuerzaconquesujetabamishombros.

—Mira,Work…,yaséqueesdifícil.Pero loconseguiremos,¿verdad?Túeres inocente, losé.Nohayningúntemordequevuelvasdenuevoalacárcel.Todoestopasaráy,cuandolohayahecho,lascosasnosiránbien.Podemosserdenuevoelmatrimonioperfectocomoenlosviejostiempos.Lagentenosmirará,ydirá:«¡Québuenaparejahacen!».Solo tenemosquesuperarloysaliradelante.Saliradelantejuntos.

—Juntos—repetíyo,pensandoenlarana.—Essolountropiezo.Grandeydesafortunado.Peronadamás.Podemosmanejarlo.Pestañeé,yenestaocasióninclusovilarana.Comenzabanasalirburbujasdelagua,ysusangre

empezaba a hervir. Yo quería gritar, prevenirla, pero no lo hacía; y, mientras la observaba, leestallaronlosojos.¡Puf!Fueradesusórbitas.

—Necesitounaducha—dije.—Buena idea —asintió Barbara—. Te das una buena ducha caliente y, cuando salgas, nos

tomamos una copa. Tomaremos una copa y todo estará bien.—Yo comencé amarchar, pero ellahablódenuevo,enunavoztanbajaquecasimeperdíloquedecía—.Comoenlosviejostiempos—susurró. Lamiré a los ojos, pero eran impenetrables y sus labiosmantenían aún lamismamediasonrisa—.Tequiero,cariño—añadió.Salídelacocinaysuvozmellamómientrasmealejabaylaibaperdiendo—:¡Bienvenidoacasa!

Fui al dormitorio, donde encontré la cama perfectamente hecha y un jarrón con flores. Losestoresestabanlevantadosyla luzentrabaaraudalesenlahabitación.Almirarmeenelespejodeltocadormeviviejoypisoteado,perotambiéndescubríunaluzderesoluciónalmirarmispropiosojos, vaciarmis bolsillos y despojarme demis ropas sucias.No parecían tan viejos ni castigadoscomoelrestodemí.

Yaenladucha,abríatopeelgrifodelaguacaliente,alamáximatemperaturaquepodíaaguantar.Levantélacarahaciaelchorroydejéqueelaguamegolpearaconfuerza.Nooíqueseabrieralapuertadeladucha:notélacorrientedeairey,después,susmanos.Seposaronenmiespaldacomohojasdeotoño.Talvezmeestremecí.

—Chist…—dijoBarbaraenvozbaja—.Estatequieto.—Empecéavolverme—.Notevuelvas—meinsistió.

Pasó los brazos ami alrededor ymetió lasmanos bajo la ducha. Frotó entre ellas el jabón yvolvió a dejarlo en la jabonera.Después puso lasmanos enmi pecho, que se hacía cada vezmásresbaladizoasutacto.Debiódeencontraralgunaresistenciaenmistensosmúsculosyenmiposturainflexible…, tal vez en la rigidez demi silencio. Pero optó por soslayarla y susmanos siguierontrazandounarutadeespumademipechoamivientre.Adaptósucuerpoamiespaldaysentílafirmepresióndesucarnecontralamía.Elaguacaíaencascadasobremishombros,abriéndosepasoalafuerzaentrelaunióndenuestroscuerpos;hastaqueellaseentregótambiénasuacciónparamojarseporcompleto.Despuéssedeslizósobreelmío,introdujosuesbeltapiernaentrelasmíasyconlasmanosalcanzóunlugarenmídondeenelpasadosiemprehabíansidobienrecibidas.

—Barbara…—dije.Mivoz irrumpióenaquella escena, en laque susdedos trabajaban insistentemente, comosi su

solapersistenciapudieraobligarmeaconcederlelaabsoluciónqueellapensabapoderofrecerme.—Déjamequelohaga—mepidió.Yonoqueríahacerledaño.Noqueríahacernadaconella,enabsoluto.—Barbara…—repetí,conmayorinsistenciaestavez.Busquésusdedospararetirarlos.Ellameobligóadarmelavueltaparamirarla.—Quierohacerlo,Work.Teníamojadalapartedelanteradesuscabellosyladeatrásaúnseca,ysurostroestabatanserio

quecasimereí.Perohabíadesesperaciónensusojos,comosiaquellofueratodoloquelequedabapor ofrecer, y fuera consciente de no tener ya más. Por un instante no supe qué decir, y ellaaprovechóaquelmomentoparaponersederodillas.

—¡PorDios,Barbara!—Nopudecontenerlanotaderepugnanciaquehabíaenmivoz,laalejédemíconbrusquedad;abrílapuertadeladuchayagarrémitoalla.

Elvapormesiguió fuera, juntoconunsilenciomortal.Elaguadejódecorrer.Nomevolvíamirar.CuandoBarbarasalióde laduchaysepusoami lado,nosemolestóen taparse.Noprestó

atención al agua que resbalaba de sus cabellos y se le metía en los ojos, así como la que seencharcabaenelsuelo;yyolasoslayéaellahastaquecomprendíquenoselimitaríasimplementeasalir.Mevolvíentoncesamirarla,conlatoallapesadaporelaguaquelaempapaba,casitantocomomicorazón.

—Tambiénmividaseestáviniendoabajo—medijo.Peronoeratristezaloquepodíaverensusojos,sinorabia.

32

Encontréenmiarmariounahileradeperchasvacías,locualmepareciódeperlas:jamásvolveríaavestirtraje;esopodíadarloporseguro.Saquéunpardetejanos,unaviejacamisadecortedeportivoyunasviejaszapatillasparacorrer,quehabíautilizadohacíaaños.Enelestantesuperiordelarmarioencontréunaviejaydesastradagorradebéisbol,quetambiénmepuse.

Barbaraestabaenlacocina.Preparabacaféyteníalabatafuertementeceñida.—¿Qué podemos hacer para arreglar las cosas?—me preguntó—. Quiero que todo esté bien

entrenosotros,Work.Notienesmásquedecírmelo.Unasemanaatrás,yohubieraflaqueadoyhabríaacabadocediendo.Lehabríadichoquelaquería

y que todo iría bien.Una parte demí hubiese creído eso también, pero el resto demi ser habríarechinadopordentro.

—No te quiero,Barbara.Creoque no te he queridonunca.—Abrió la boca, pero yo continuéantes de que ella pudiera hablar—.Y tú tampocome quieres. Tal vez pienses que sí, pero nomequieres.Dejemosdefingirdeunavez.Todohaacabado.

—¿Asíporlasbuenas?—preguntó—.¿Melodices,ysanseacabó?—Suiraeraevidente,aunquetambiénpudieraserelamorpropioherido.

—Llevamosañosdemalenpeor.—Noteconcederéeldivorcio.Hemospasadojuntosdemasiadascosas.Estásendeudaconmigo.—¿Endeuda?—Esohedicho.—Nonecesitotuconsentimiento,Barbara.Nisiquieranecesitounacausa.Loúnicoquehacefalta

esunañodeseparación.—Menecesitas.Sinmínosaldrásadelanteenestaciudad.—Puedequetesorprendasaberlopocoquetenecesito—repliquésacudiendolacabezaaloírla.

Peroellanomehizocasoycruzóelsuelodelacocinacaminandoconunospiesinvisiblesbajoelbordedesubata.

—Tenemosunproblema,Work,perosomosunequipo.Podemosresolvercualquiercosa.Alargóelbrazohaciamí.—Nometoques—ledije.Dejó caer lasmanos, pero lo hizo con suma lentitud. Despuésmemiró y dijo como si diera

marchaatrás:—Deacuerdo,Work.Esestoloquequieres,¿no?¿Unaseparaciónseca,faltadeemociones?Una

rupturalimpia,paraquepuedasseguiradelantecontunuevavidayyotratedeimaginarcómoserálamía,¿verdad?

—Minuevavidapodríaserlaprisión,Barbara.Puedequeesteseaelfavormásgrandequejamástehayahecho.

—Túnoirásaprisión—dijo,peroyonohicemásqueencogermedehombros.—Dispondrélascosaslomejorquepuedaentuinterés;encuestióndedinero,quierodecir;por

esononospelearemos.Barbarasoltóunacarcajada,yyoviasomarasusojosalgodesuantiguaamargura.—Túnotienessuficientedineroahora,Work.NoloteníasnienvidadeEzra,ynadiehasabido

hacerdinerocomoél.Suspalabrasfueroncomountimbrazodentrodemicabeza,quedesencadenaraunmecanismo.—¿Quéacabasdedecir?—Yamehasoído.—Sevolvió,tomóunacajetilladetabacoyencendióuncigarrillo.Yonosabía

cuándohabíavueltoafumardenuevo.Laúltimavezquelehabíavistouncigarrilloentreloslabiosdebiódesercuandoestabaenlauniversidad,peroestebailabaahoraensubocamientrashablaba—.Apenas podías hacerlo con Ezra mirándote. En realidad, no conozco ni un solo abogado de estaciudadqueganemenosdineroquetú.—Expulsóelhumoendirecciónaltecho—.Oseaqueguárdateparatitusvanaspromesas.Sébienlopocoquevalen.

Peronofueaquelloloquemellamólaatención.«Amasardineronoeslomismoquetenerlo»,habíansidolaspalabrasdeHank.—¿DiríastúqueaEzralegustabaamasardinero?—lepregunté—.¿Omásbienquelegustaba

tenerlo?—¿Dequéestáshablando,Work?¿Quéimportaloquelegustara?Estámuerto.Tanmuertocomo

nuestromatrimonio.Peroyoandabaahoratrasalgo.Laspiezasnoencajaban,perohabíaalgoensuspalabrasyyono

podíadejarlopasar.—Estoy hablando de dinero,Barbara…¿Qué es lomás importante para ti? ¿Conseguirlo o el

merohechodetenerlo?Soltóotrabocanadadehumoyseencogiódehombroscomosiyano importaranadade todo

aquello.—Tenerlo—respondió—.Aélnoleimportólaformadeobtenerlo.Eraunameraherramienta.Estaba en lo cierto.Mi padre dependía de ella, podía utilizarla. Y, de repente, lo vi claro. No

quierodecirqueintuílacombinaciónexactadesucajadecaudales,perosídóndeibaaencontrarla.Ydeestaformaabrirlacajadecaudalesdemipadreseconvirtióparamíenlacosamásimportantedemimundo.Eraalgoqueteníaquehacerysabíacómohacerlo.

—Tengoqueirmeahora—apoyémimanoensubrazoyellanoloretiró—.Losiento,Barbara.Ellaasintióybajólamiradaalsuelo,mientrassalíamáshumoporsuslabios.—Hablaremosmástarde—dije,yrecogílasllaves.Me detuve en la puerta del garaje y miré atrás. Esperaba ver en ella tal vez una actitud algo

distinta,peronofueasí.Memirócomosiemprelohacía.Teníayalamanoenelpomodelapuertacuandomeparóporúltimavez.

—Unapregunta…—dijo.—¿Qué?—¿Quépasacontucoartada?—mepreguntó—.¿Notepreocupaquedartesinella?Duranteun instantenuestrasmiradasquedaronatrapadascadaunaen ladelotro.Entoncessupe

queellalosabía.Quelohabíasabidosiempre.Asíquepronunciélaspalabrasyalpronunciarlastuvela sensación de quitarme un peso de encima y de que, en aquel mismo instante, hasta la propiaBarbaraquedabalibredetodaculpa.

—Túnuncafuistemicoartada,Barbara.Losdoslosabemos.Ellahizounlevegestodeasentimientoyestavezasomaronlágrimasasusojos.—Hubountiempoenelquehabríamatadoporti—dijo,ylevantólavistadenuevoparamirarme

—.¿Quépodíaimportarunamentirijilla?

Laslágrimasseapresurabanahoraasalir;letemblabanloshombros,comoagotadosfinalmenteporunainvisiblecarga.

—¿Estarásbien?—lepregunté.—Hacemosloquetenemosquehacer,¿verdad?Todoescuestióndesobrevivir.—Todoescuestiónde llegaralpuntoenelquedebehacerseunacosa.Es loqueharáquenos

vayabienalosdos.Talvezpodamossepararnoscomoamigos.Aspiróconfuerzaparasorberseelllantoyrio.Despuésseenjugólaslágrimasdelosojos.—Seríaalgo,¿nocrees?—Lo sería —admití—. Escucha…, tengo que ir a la oficina. No tardaré. Cuando vuelva,

seguiremosestaconversación.—¿Paraquétienesqueiralaoficinaahora?—mepreguntó.—Paranada,enrealidad.Essoloquesemehaocurridoalgoytengoqueiracomprobarlo.Señalóconunademánelespacioquenosrodeaba: lahabitación, lacasa, talvez la totalidadde

nuestrosañosdevidajuntos.—¿Esalgomásimportantequeesto?—preguntó.—No—respondí,mintiendo—.Porsupuestoqueno.—Entonces…,notevayas—dijo.—La vida es así,Barbara…, cada vezmás complicada.Las cosas no salen siempre como uno

desea.—Sí,cuandolasdeseascontodastusfuerzas.—Soloaveces—dije.Yentoncesmemarché,cerrandolapuertaalavidaquedejabaamisespaldas.Arranquéelcoche

y di la vuelta para salir. Aún había niños jugando en el parque: pequeños destellos de color quecorríanydabangritosdealborozo.Apaguélaradio,accionéelcambiodemarchasyentoncesmedicuenta de que Barbara estaba en el garaje.Me observaba sin hacer ningúnmovimiento y por unmomentolavidiferente.Peroluegomehizoseñasdequeesperaraycorrióhacialaventanilla.

—Notevayas—meinsistió—.Noquieroqueestoacabeasí.—Tengoqueirme.—¡Malditasea,Work!¿Quéestanimportante?—Nada—repliqué—.Nadaquetengarelacióncontigo.Secruzódebrazosprotegiéndoseeinclinandoelcuerpocomosiledolieraelestómago.—Estoacabarámal.Losé—dijo.Susojossevolvieronamiraralolejos.Recorrieronelparque,

como si la visión de la chiquillería la afectara también—. Diez años de nuestras vidas, y todomalgastado.Borradodeunplumazo…

—Lagenteseseparatodoslosdías,Barbara.Nosomosdiferentes.—Esaes la razóndeque lonuestronopudiera salirbiennunca—dijo,ymepareciónotarun

reprocheensuvoz.Meobservódearribaabajo—.Túnuncaquisisteserespecialynohubonadaqueyopudierahacerpara inspirarteesedeseo.Tenías tantasganasdecontentarteconcualquiercosa…RecogíaslasmigajasdelamesadeEzrayteparecíagozardeunfestín.

—Ezraestabaencadenadoalamesadesudespacho.Noeramásfelizqueyo.—Sí lo era. Tomaba todo cuanto quería y disfrutaba haciéndolo. Era todo un hombre en ese

aspecto.—¿Intentaslastimarmissentimientos,Barbara?—pregunté—.Nosigasporahí,porquelascosas

yaestánbastantedesagradablesparaquetepongasaecharmásleñaalfuego.Barbaragolpeóconlamanolapartetraseradelcoche.—¿Ytúpiensasqueparamísonagradables?Teequivocas.Alejémimiradadeellayvolvílavistahacialacolinaylosdestellosdecolorquemoteabanel

verdeoscurodelahierba.Deprontodeseéestarlejosdeallí.Peroquedabaalgopordecir,ylodije:—¿Sabescuálesnuestroproblema,Barbara?Quetúnuncamehasconocido.Visteenmíloque

queríasver:unjovenabogado,defamiliarica,conunpadrecasifamoso,ysupusistequeconesomeconocías.Quesabíasquiénerayo.Loquequería,loquemepreocupaba…Tecasasteconunextrañoe intentasteconvertirmedespuésenalguienaquien reconocieras.Durantediezañosmehasestadofustigando, y yo te he dejado hacer, pero jamás podía ser lo que tú querías. Por eso te hastransformadoenunapersonafrustradayamargada,yyomeheidohundiendo.Meloocultabaamímismo pensando que todo eso pasaría, y esome hace tanmerecedor de reproches como tú. Noscasamospormotivosequivocados,unerrorbastantecomún;pero,dehaber tenidoyo lasuficientehombría,haceyaañosquehubierapuestofinaestacomedia.

LoslabiosdeBarbarasetorcieronenunamueca.—Esosairestuyosdesuperioridadmoralmeponenenferma—dijo—.Noeresmejorqueyo.—Nopretendoserlo.—Vete—replicó—.Tienesrazón:todohaacabadoentrenosotros.Oseaquelárgate.—Losiento,Barbara.—Ahórrateesajodidacompasión—dijo,yregresóalacasa.Ladejéir.Yduranteuninstantetuvelasensacióndeestarflotando,perolaausenciadedolorno

puedepasarporplacermuchorato,yyoaúnteníacosasquehacer.Asíquemedirigíensucochealaoficina.

SupongoqueunpsiquiatrapodríaexplicarmiobsesiónporabrirlacajadecaudalesdeEzra.Alrevelar su último secreto, lo que hacía era sustituirlo, asumir su energía o luchar por intentarcomprenderlo. Superarlo. Pero, en realidad, no era tan complicado. Yo había estado diez añostrabajando en aquel edificio, trece si contaba, además, mis prácticas en los veranos mientras aúnestudiabaenlafacultaddederecho.Entodoesetiempo,mipadrenohabíaaludidoalaexistenciadeesacajadecaudales.Éramospadreehijo.Éramossocios.Nodeberíahabertenidosecretosparamí.Sí,sentíacuriosidadpero,másqueeso,mesentíamolesto,yunapartedemíteníaelconvencimientode que descubrir aquel secretome serviría para conocer ami familia de una vez para siempre.Amenudonuestroauténticosereslapersonaquesomoscuandoestamossolos,nolaquepermitimosqueotrosvean.Enelmundoreal,noscorregimos.Asumimoscompromisosyprevaricamos.

Yonecesitabaveralhombrequeseocultabatraslapantalla.Porque había llegado a una conclusión que debería haber visto mucho antes: que lo que

obsesionabaaEzraeratenerdinero;eralamaldicióndequieneshancrecidoenlamiseria.Eldineroservía para comprar comida, para tener un techo bajo el que cobijarse. Tenerlo equivalía asobrevivir.Poresto,elveredictodelmillóndedólaresqueleconcedióeljuradoyque,endefinitiva,levaliólafamaylariqueza,noeralomásimportanteparaél.Yoandabadesencaminado.Porquelosveredictosmillonariosdelosjuradosamenudosonapeladosy,auncuandonolosean,nadiecobraunchequeeldíaenquesedictaelveredicto.Hacerdinerofrenteatenerdinero…Enestaecuaciónsoloexisteunafechaimportante;ladeldíaenqueingresaselchequeentucuenta.

Yo ignorabacuál seríaesa fecha,perosindudaexistiríanapuntes:enalgún lugarde laoficina

habríaunaanotaciónrelativaauningresode333333,33dólares;exactamentelatercerapartedeunmillóndedólares.Paralaépocaenquemurió,unospocoscientosdemilesdedólareshubieransidounaminucia,peroeraeldineroquelohabíahechoaél,ydeberíaconsiderarlodeestamanera.

Aparquéen lapartedeatrásyalcé lavistaparamirar el altoyestrechoedificio.Yamesentíacomounextrañoallí,yresonabanenmimentelaspalabrasdeBarbara:«diezaños…malgastados.Borradosdeunplumazo».

Salí del coche. No había nadie cerca, pero oí sirenas a lo lejos y pensé enMills. Le imaginémirandoelrevólverdeEzra,golpeandoconlaspalmasdelasmanosabiertaslosdurosmúsculosdesusmuslos.Acabaríaencontrandoalanónimoinformador,yyoseríaidentificado,detenido,juzgadoydeclaradoculpable.TodoloqueyoteníaeraaHank,ylayavagaesperanzadequeVanessaStolenpudierasalvarmicuerpoymialma.

Dentro,laatmósferadelaoficinaolíaamoho,comosihubieranpasadosemanasomesesdesdelaúltimavezqueyoestuveallí.La luzquese filtrabapor las rendijasde laspersianasproyectabasombrassobrelasparedesyseveíapolvoensuspensiónentrelasfranjasdeluzalternantes.Reinabaun silencio desagradable, comome habían anticipadomis pensamientos.Yo no pertenecía a aquellugar:esteeraelmensaje.Eledificioparecíaserconscientedeello.

Cerrélapuertaamisespaldasyrecorríelpequeñovestíbulohastalazonaderecepciónprincipal.Los sonidos se percibían apagados; yo avanzaba a través de un aire que parecía agua y tenía queaceptarquegranpartedeloquetocabaerainformeyaterrador.Intentésacudirloparadevolverloalavida.

Los policías se habían incautado demis ordenadores, así que bajé por la estrecha y crujienteescalerahastaelsótano,dondehabíamontonesdecajasbajolaluzdeunasimplebombillacolgadadel techo, que se balanceaba como si pendiera de una horca. La estancia estaba llena de viejosarchivadoresqueconteníandocumentosfiscalesyestadosdecuentabancarios.Vimueblesrotos,unamáquinadegimnasioquedataríadelosañossetentayochodiferentesbolsasdegolf.Habíaunagranconfusiónperolomásantiguoeraloquesehallabamásalfondo.Meabrípasohaciaallímientrastrataba de adivinar cuál era la pauta del sistema de almacenaje. Los archivadores parecíanamontonarsealazar,peroaparecíanagrupadosporfechas.Loquesignificabaquelascarpetasdeunejercicio dado estarían enterradas juntas en aquella especie de fosa común. Localicé el que meparecióqueseríaelañocorrectoycomencéaabrircajas.Noviningúnorden,locualmesorprendióporqueEzra siemprehabía sidomuymeticuloso en sus asuntos, pero allí habíamiles de carpetas,aplastadasentresimplescartonesdeseparación.Enelinteriordelascajasmásgrandeshabíaotrosarchivadoresqueconteníancalendarios,recibos,apuntesdemensajes,plumasestilográficassecasyclipssujetapapeles.Habíatambiénblocslegalesamediogastarytarjetasdesechadasdelarchivodedireccionesrotatorio.Eracomosimipadrehubieravaciadosuescritoriocadaaño,paraempezarelsiguienteconmaterialesnuevos.Abrí suagendadiariapor laspáginascorrespondientesalmesdediciembre;me fijé en el pequeño signo de admiración que había puesto en el 31 de diciembre ycomprendí elmotivodequeaquellamarca fuera tandiferente.Eraunañoacabadoy, como tantasotras cosas de su pasado,Ezra había hecho que lometieran todo en una caja para olvidarlo.A élsiemprelepreocupabaelfuturo.Todolodemásestabadestinadoalolvido,casialrechazo.

Encontré loqueandababuscandoenel fondode laséptimacaja,sepultadobajo trespalmosdedemandasdedivorcio.Reconocíel lomo,perfectamentemarcado,delgrueso librodecontabilidadqueEzra elegía siempre. Se abrió con un crujido característico, y almomento estaba pasando las

páginasverdesdeaquellibro,ahoramarronesenlosbordes,yvilashilerasdecifrastrazadasconprecisiónporsumano.Miprimeraimpresiónfuedepequeñez:letrasmenudasycifraspequeñas…,nadaqueseparecieranidelejosalasfacturasqueprontogiraría.Encontréelapuntedeldepósitoenlapáginatreintaytres.Elapunteanterioreradecincuentaysietedólares;elposterior,deuncentenarexacto.Suletranovariabadeunapunteaotro,loquesignificabaqueaquelterciodeunmillóndedólareshabíasidotratadocomouningresodiariomás.Vistoasí,solopodíaimaginarlasatisfacciónque aquel ingreso debió de producirle. Era, con todo, como si hubiera querido reprimir todamanifestacióndealegríaoplacer.Pudieraserporegoísmo,perotambiénporautodisciplina.Entodocaso,yorecordabaaúnlanocheenquenosinvitóacenarparacelebrarlo.«Nadapuededetenermeahora»,habíadicho.YhabíatenidorazónhastaqueAlexledescerrajódosbalazosenlacabeza.

Salídelsótanoyapaguélaluz.EloloracartónenmohecidomesiguiómientrassubíaaldespachodeEzra.Meparéalpiedelaescalerarecordandoelruidodelapesadabutacaalcaerescalerasabajo,peroahoratodoestabaensilencioytansoloyolorompíalsubirpesadamentelosgastadospeldaños.Laalfombraseveíadistinta;talvezfueralaluz,peromeparecióarrugadaenlaesquinamásalejadade mí. La retiré y de nuevo tuve que preguntarme si mi imaginación me estaba jugando malaspasadas.Lamaderaestabamelladaenelborde,conmarcasentornoalascabezasdelosclavos.Unasmarcasqueyonohabíavisto,pequeñas,comohechasconlacaraplanadeundestornillador.Pasélasyemasdemisdedosporellas,preguntándomesialgúnotrohabríaestadoregistrandoallí.

Descarté semejante idea: no tenía tiempo que perder y se abrían aún enmi cabeza demasiadosinterrogantes.Toméelmartilloymepuseenseguidaatrabajarconlosclavos.Necesitabadeslizarlasorejasdelaparteposteriordelmartillopordebajodelascabezasdelosclavos.Dejémásmarcasenlamadera, raspé lapartevisiblede losclavos,peronoconseguí sacarlo.Porúltimo, introduje lasorejas del martillo por la juntura entre las tablas y apoyé mi cuerpo en el mango. No cedieron.Presionéconmásfuerza,sintiendocómotodamiespaldaseponíaentensión.Peroloscuatroclavosgrandesresistieron.

Bajédenuevoalsótano.Allí,alaluzdelavacilantebombilla,habíavistodetrásdelascajasdecartónunrincóndeherramientasenelquehabíaunaescalerademano,unapala,unrastrillorotoyelgato de un viejo coche. Encontré la palanca que iba con el gato: una barra de acero de sesentacentímetros de longitud, con un extremo afilado y en disminución. De nuevo arriba, respirandoafanosamente,introdujeentredostablaselextremoestrechoymepuseadarmartillazosenelotro.Elacerosedeslizópordebajodelajuntura,endondelamaderadecolorblancoamarillentodiolaimpresión de sonreírme. Metí después el martillo en la base de la palanca, para apuntalarla, y,finalmente,carguésobreellamisochentaycincokilosdepesohastaqueoíquelamaderacrujíayserajabaluego.Acontinuación,elegíotropuntoenlamaderayrepetí lamismaoperación.Arranquéprimerouna tiray luegootra, hastaque todo se aflojó.Retiré las tablas, sinpreocuparmepor lospequeñosrasguñosquesentíaenmispalmas,yfinalmenteapartéaunladolastablasrotas.

La caja de caudales apareció antemí comoundesafío, y por un instante tuvemiedo; peromeimaginéamipadreescribiendoen su librodecontabilidad las cifrasdel apunte,y comprendíquehabíadadoconlacifracorrecta.Estabaapuntodedescubrirelsecreto;listoparasaberlo.Poresomepusenuevamentederodillas.Mearrodillésobreaquelúltimorestodeél,pronunciécalladamenteunaplegariaycompuselascifrasdelafechaenquemipadrehabíadepositadolacantidadmásaltadesuvida.

Laportezuelasemovióensilenciososgoznes;mostrósuinterioroscuroyyopestañeé.

Lo primero que vi fue dinero, montones de dinero, fajos de diez mil dólares perfectamenteagrupados.Lossaquétodos.Eldineroeraalgosólidoenmimano,comounladrillodeefectivoquepodía oler por encima de la atmósfera general a moho. Calculé a primera vista que habría unosdoscientosmildólares.Losdejéenel sueloami lado.Pero semehacíadifícil apartar lavistadeellos.Yonuncahabíavistotantodinerojunto.Peronoestabaallíporél.Volvíporelloafijarmeenelagujeroabierto.

Habíafotosdesufamilia.Nodesuesposaydesushijos.Nodeestafamilia,sinodelaotra,laquelocrio:lafamiliaindigente.HabíaunafotodeEzraconsupadre.Otradesupadreysumadre.Otramásdevarioschiquillossuciosdeojosinexpresivos,quequizáfueranhermanos.YojamáslashabíavistoantesydudabadequeJeanlohubierahecho.Lagente,hastalosniñosparecíancansados,yenunafotoviloquehabíahechodiferenteaEzra:algoquehabíaensusojos,comoenlafotoqueteníaencasasobresuescritorio.Habíafuerzaenellos,comosi,niñoaúncomoera,pudiesemovermundos.Talvezsintierantambiénesosushermanosyhermanas,porqueenlasfotografíasdabanlaimpresióndeagruparseentornoaél.

Perotodosellosmeresultabanextraños.Jamáshabíavistoaninguno.Nisiquieraunavez.Dejélasfotosjuntoaldineroyregreséalacajadecaudales.Enunagrancajadeterciopeloencontréalgunasjoyasdemimadre…,nolasquellevabacuando

murió, sino las realmente valiosas, a las que Ezra se había referido una vez como «la jodidachatarra». Hacía que mi madre se las pusiera solo cuando él quería impresionar a un hombre oconseguir que lamujer del otro pareciera vulgar. Por esomimadre aborrecía lucirlas y le habíadichoenunaocasiónquehacíanquesesintieracomolaconcubinadeldiablo.Noesquenofueranbellas,queloeran;peroerantambiénherramientasyjamáshabíansidoadquiridasparaserotracosa.DejéapartelacajapensandodárselasaJean.Talvezellaquerríavenderlas.

Lascintasdevídeoestabanenelfondo;tresentotal,sinrotular.Lassostuvedelantedemícomosifueranunaserpiente,preguntándomesitalvezobrabamal…,porquequizáhubieracosasacercadeunpadrequeelhijonuncadeberíasaber.

¿Porquéesconderunascintasdevídeoenunacajadecaudales?Habíaunvídeoyuntelevisorenunaesquinadeldespacho.Toméunacintaalazarylaintroduje

enelvídeo.Despuésconectéeltelevisorypulséelbotóndeplay.Alprincipio, lapantalla solo recogióelectricidadestática,Luego sevioun sofá.Luces suaves.

Voces.Mevolvíparamirarellargosofáqueteníaeneldespachoamiespalda.Luegoalapantalladenuevo.Eraelmismo.

—Nosé,Ezra…—Unavozdemujer,quemeresultóvagamentefamiliar.—Dameesecapricho.—EralavozdeEzra.Oíelchasquidodeunbeso,seguidodeunestallidoderisafemenina.Aparecíanluegounaspiernasdemujer,largasybronceadas.Pasabancorriendopordelantedela

cámaraysetendíanenelsofá.Lamujerestabadesnuda,riendo,yduranteuninstantepudedistinguirfugazmenteeldestellodeunosdientesblancosyunospechostambiénmuypálidos.LuegoentróEzraen el campo de visión, ocupando toda la pantalla. Su imagen se fue reduciendo a medida que sedirigíaalsofá,pero looímurmuraralgoydecir luego:«Bien…,vamosallá,entonces».Lamujertenía los brazos sobre la cabeza y se tapaba la cara con ellos. Abrió sus piernas para apoyar laizquierda en el curvo respaldo del sofá de piel y rodear con la derecha la cintura Ezra, comoatrayéndolohaciasí.

Él,entonces,sedejócaerencimadeella,aplastándolabajosucorpachón,peroviquelaspiernasdelamujersemovíanyteníanfuerzasparamoversedebajodeél.

—¡Oh,sí!—repetía—.¡Fóllameasí!Yél lohacía, sacudiéndola, empujándolahaciael interiordelblandocuero.Unos finosbrazos

escapabandedebajodeél,encontrabansuespaldayhundíanlasuñasenesta,dejandograbadassusmarcas.

Al observarlome sentía enfermo, peronopodía desviar lamirada.Porqueunaparte demí losabía.Losupeporlavozdelamujer,porlaformacomoviqueenlazabasuspiernas.Porelfugazinstanteenqueatisbéelhorribledestellodesusdientes.

Losupey,desdeelpozodemiincredulidad,vicómomipadresecepillabaamimujerenelsofá.

33

Lasimágeneseranmartillazos.Éllausaba,lamaltrataba,ylosojosdeella,cuandopodíaverlos,brillabancomolosdeunanimal.Yanohabíabufete,nimundo;todohabíadesaparecido,cancelado,ynisiquierapudenotarelsuelocuandosubióalencuentrodemisrodillas.Elestómagosemerevolvióytalvezmibocasellenódebilis,pero,silohizo,nisiquieranotésuamargura.Todosmissentidosestabanabrumadosporelúnicodelquehubieraqueridocarecerporsiempre.Visionesqueningúnhombre debería ver se hinchaban y reventaban como fruta podrida. Mi esposa tendida sobre laespalda,apoyadadespuéssobresusrodillasymanos…Mipadrepeludocomounanimaldegranja,gruñendoencimadeellacomosifueraunsimpledespojodecarneinconscienteynolaesposadesuúnicohijo…

¿Cuántotiempo?Elpensamientomeasaltódepronto.¿Cuántotiempoduróesto?Y,después,deinmediato:¿Cómohepodidosertanciegoparanodarmecuenta?

Y justamente cuando ya no podía más, se apagó la pantalla. Yo me doblé sobre mí mismo yaguardéuncolapsoquejamásllegó.Estabaaturdido,estupefactoporloqueacababadeveryporloquetodoaquelloimplicaba.Suvoz,cuandohabló,medejóaterrado.

—Asíquefuistetúquienclavóesastablas…Mevolvíylavi.EstabadepiejuntoalamesadeEzra.Nolahabíaoídosubirporlaescalera,así

quenoteníaniideadecuántotiempollevaríaallí.Dejóelmandoadistanciaenelescritoriomientrasyome incorporabaymeponíadepie.Parecía tranquila,pero tenía losojosvidriososy los labioshúmedos.

—¿Sabescuántasveceshe intentadoyoabriresacondenadacaja?—Sesentóenelbordede lamesaymemiró,perosurostropermanecíapálidoysuvozcarecíaigualmentedeexpresión—.Enplenanoche,habitualmente,mientrastúdormías:eralagranventajadeestarcasadaconunborracho.Siemprehasdormidocomounleño.Yoconocíalaexistenciadeesascintas,naturalmente.Nohubieradebidopermitirlequelasgrabara,peroinsistió.Nosupequelasguardabaenlacajadecaudaleshastaqueyafuedemasiadotarde.

Sus ojos carecían de luz, y cuando parpadeaba todo su cuerpo daba la impresión de vacilar.Parecíadrogada,ytalvezloestuviera.Nolaconocía.Nuncahabíallegadoaconocerla.

—Demasiadotarde…¿paraqué?—pregunté,peroellasoslayómipregunta.Setirabadelaorejaconunamanoymanteníalaotradetrásdelaespalda.Comprendíentoncesquemehabíaequivocadoenmuchísimascosas.

—Fuistetúesanoche—dije—.Túlanzastelabutacaescalerasabajo.Paseélavistaporlahabitación.Nohabíaningunaotrasalida.—Sí—asintióBarbara—.Losiento.Perosupongoqueteníaquesucedertardeotemprano.¡He

estadotantasvecesaquíarriba…!Seencogiódehombrosyentoncesapareciólapistola.Lateníaenlamanoizquierda,yactuaba

como si no la tuviera.Me quedé helado al verla. Era un arma pequeña y plateada, algún tipo deautomática.Empleóelcañónpararascarselamejillaconél.

—¿Para qué es esa pistola, Barbara? —Procuré que mi voz sonara lo menos amenazadoraposible.

Volvió a encogerse de hombros y miró la pistola. La inclinó a un lado y a otro, como si la

fascinaran los reflejosde la luzenel resplandecienteborde.Tenía fláccidos los rasgosde lacara.Evidentemente, no era ellamisma; tanto queme pregunté si no estaría colocada o completamenteaturdida.

—Esalgoque tengodesdehacealgún tiempo—respondió—.Estaciudadseestávolviendo tanpeligrosaahora,sobretodoparaunamujersoladenoche…

Medicuentadequeerayoquienestabaenpeligro,peronomeimportó.—¿Porquélomataste,Barbara?De repente estaba de pie, esgrimiendo el arma hacia donde yo estaba; había desaparecido la

inexpresiva calma de sus ojos, reemplazada por algo absolutamente distinto. Me puse tenso,esperandoelbalazo.

—¡Lo hice por ti!—gritó—. ¡Por ti! ¿Cómo te atreves a preguntármelo? Todo lo hice por ti,ingratobastardo.

Levantélasmanos.—Losientodeveras.Tratadeserenarte.—¡Serénate tú!—Dio tres pasos desiguales en dirección a mí. Siempre empuñando la pistola

como si fuera a utilizarla. Cuando se paró, no se molestó en bajarla—. Ese hijo de perra iba acambiareltestamento.Mecostóseismesesdefollarconélantesdequeseavinieraaredactarlobienla primera vez.—Se rio, con aquella risa suya que sonaba como el chirrido de unas uñas sobrepizarra—.Esofueloquemecostó,perolohice,ylohicepornosotros.Conseguíqueloredactara.Peroahorasedisponíaadeshacertodoaquelloyadejarlocomolohabíaplaneadoinicialmente.Yonopodíapermitireso.Asíquenoseteocurradecirquenuncahehechonadaporti.

—¿Poresoteacostasteconmipadre?¿Pordinero?—Por dinero, no. Eso se dice cuando se habla demil o diezmil dólares. Él jamás te hubiera

dejadoquincemillonesdedólares:pensabadejartesolotres.—Rioamargamente—.Solotres.¿Puedes creerlo? ¡Podrido de dinero como estaba! Pero yo logré convencerlo. Y lo subió a

quincemillones.Lohiceporti.—Nolohicistepormí,Barbara.Lapistolacomenzóaoscilarensumano,ynotéquesusdedosseponíanblancosalagarrarlacon

fuerza.—Túnomeconoces.Nopretendasahoraquemeconoces.Oquesabesporquéhehechoalgo.

Sabíaquelascintasestabanaquí.Sabíaloquepodríaocurrirsialgúnotrolasencontraba…—¿Puedesbajaresapistola,Barbara?Noesnecesaria.Ella no respondió, pero el cañón se inclinó para abajo, hasta apuntar al suelo. Los ojos de

Barbaralosiguieronydiolasensacióndequeibaacaerse.Duranteuninstantetemíinclusorespirar,perocuandovolvióaalzarelrostro,lecentelleabanlosojos.

—Peroentoncestúcomenzastedenuevoavisitaraesazorracampesina.—Vanessanoteníanadaqueverconnosotros—protesté.LapistolareaparecióapuntandoyBarbarachilló:—¡Esaputaintentabarobarmemidinero!Tuveunhorriblepresentimiento:—¿Quélehashecho,Barbara?—Ibasaabandonarme.Lodijistetúmismo.—Peroesonoteníanadaqueverconella,Barbara.Eraalgoentrenosotros.

—Ellaeraelproblemaqueseinterponíaentretúyyo.—¿Dóndeestá,Barbara?—Sehaido.Esoesloúnicoqueimporta.Enmiinteriorsentíundesgarrón.Vanessaeralaúnicarazónqueteníaparavivir.Poresodijelo

queteníaenlacabeza:—Hedormidocontigosuficientesvecesparasabercuándoestásfingiendo…Estavezdiounpasohaciamí.Yoestabaacabado.Noteníanada.Esamujermehabíaquitadotodo,

dejándome solo una creciente ira. Hice un ademán hacia la pantalla del televisor. Ahora estabaapagada,peroenmiimaginaciónseguíaviéndolaaellayoyendosusgemidos.

—Teencantaba—dije—.Teencantabafollarconél…¿Tanbuenoera?¿Otegustabasololaideadehacermedaño?

Barbaraserioylapistolareapareciódenuevoapuntándome.—Oh…,ahoratehaceselhombre.Ahoratemuestrasuntipoduro…Puesbien,telodiré.Sí,me

encantaba.Ezrasabíaloquequeríaysabíacómoconseguirlo.Teníafuerza.Nomerefieroafuerzafísica:estoyhablandodepoder.Cuandomepenetrabasentíaelmayororgasmoquehesentidoenlavida.—Torcióloslabios—.Volveracasacontigoeracomounabromapesada.

Vialgoensucaraytuveotrarevelación.—Él te rechazó —dije—. Le gustaba follar contigo porque eso le hacía sentirse fuerte. Te

controlaba,temanipulaba.Peroentoncessediocuentadequeatitegustabaycuandoesoocurrió,secansódeti.Poresoterechazó.Yporesotúlomataste.

Estabaenlocierto.Supequeeraasí.Loviensusojosyenlaformacomocontrajoloslabios.Porunmomentosentíunjúbilohorrible,peronoduró.

Laviapretarelgatillo.

34

Soñé de nuevo, feliz, con campos verdes, con la risa de una niña pequeña y con la mejilla deVanessaapoyadasuavementeenlamía,perolossueñossonvolubles,engañososyefímeros…Captéfinalmenteunatisbofugazdeojosazulescomolaflordelmaíz,oíunavoz tandébilquedebíadeprovenirdemásalládelosocéanosydespuésmeasaltóeldolorcontalferocidadquesupequemeencontraba en el infierno. Unos dedos despegaron mis párpados, unas manos me arrancaron lasropasysentíelfríodelmetalcontramipiel.Medebatía,perolosdedosblancoscomoelhuesomeinmovilizaron y ataron. Rostros inexpresivos entraban y salían de mi campo de visión: parecíanflotarenelaireyhablarunlenguajequeyonopodíaentender…ydespuésseiban,paravolveralpoco rato. El dolor era lo único constante, siempre…; latía con pulsaciones igual que la sangre,circulabaportodomicuerpo;y,después,notémásmanosencimademíytratédegritar.

Sentímástardemovimiento,yelvaivéndeunfirmamentoblancoquesemovíacomosiestuvieraenelmar.Viun rostroquehabía llegadoa aborrecer, peroMillsno siguió atormentándomemás.Movióloslabios,peroyonopodíaresponder;nolaoía.Semarchóenelprecisomomentoenqueyoentendísuspalabras,yentonceslallamé;legritéqueteníalarespuesta.Mismanosensangrentadaslaobligaron a volver…,hasta que ella las apartó, encontróun lugar encimademí y se inclinóparaescucharmispalabras.Tuvequegritarlas,porquemeencontrabaenunpozoprofundoycayendoatodavelocidadenél.Grité,pues,perosurostroseperdióparasiempreenlablancuradelcieloyyomeprecipitéenelpolvodetintaquellenabaelfondodelpozo.Miúltimopensamientomientraslaoscuridad se posaba ami alrededor fue de extrañeza porque hubiese un firmamento blanco en elinfierno.

Pero incluso en aquella negrura el tiempo parecía pasar y ocasionalmente había luz. El dolorsubíaybajabacomolasmareasy,cuandonoeraintenso,imaginabacarasyvoces.OíaHankRobinsdiscutiendoconladetectiveMills,queparecíadeseosadehacermemáspreguntasaunqueparamínoteníansentido.VitambiénaldoctorStokes,avejentadoaúnmásporlapreocupación.Sosteníaenlamanouna tablilla conun sujetapapelesy conversaba conundesconocidodebatablanca.YenunaocasiónestuvotambiénJean,llorandocontaldesconsueloquemepartíaelalmaverla.Medijoquelo comprendía, que Hank se lo había contado todo… acerca de la cárcel y mi disposición asacrificarmeporella.Dijoquemequeríamucho,peroquesabíaquejamásseríacapazdepasarselavida en la cárcel por mí. Que eso me hacía mejor que ella, pero que algo así no tenía sentidotampoco.Yovivíauninfierno,perouninfiernocreadopormímismo.Intentéexplicárselo,peronoconseguí abrir la garganta. Por eso me limité a mirarla en silencio y a esperar que el pozo sedecidieraatragarmedenuevo.

Enunaocasiónmeparecióver aVanessa, pero aquella fue laburlamás cruel de ese infierno.Tantoquenisiquieramedejéllevarporelimpulsodeacercarmeaella.Cerrélosojosylloréporsupérdida. Y cuando volví a abrirlos, ya se había ido. Estaba solo, helado en la oscuridad. El fríoparecíadestinadoadurareternamenteperodevezencuandonotabacaloryesomerecordabaquemeencontraba en el infierno, Porque en el infierno hace calor, no frío. Y el infierno era dolorosotambién.

Por eso, cuando me despertaba y notaba que el dolor había desaparecido, pensaba que habíavuelto a soñar.Abríamis ojos al sueño, pero no había niños en él, ni campos, ni tampoco estaba

Vanessa.Quizálostormentosdeaquellugarfueranmásdurosqueelmerodolorfísico.Cuandodesperté, finalmente,pestañeéalnotarelaire fríoypercibímovimientosami lado, lo

cualhizoquenomesorprendieraveraparecerunacaraporencimademí.Estabapreparadoparaeso.Laviborrosaalprincipio,perodespuéscerréyabrílosojosparaenfocarlabienymedicuentadequesetratabadeJean.

—Tranquilo—medijo—.Todoestábien.Terecuperarásmuypronto.Aparecióundesconocido juntoaella,elhombrede labatablanca.Teníarasgoscetrinosyuna

barbaquebrillabacomosisehubieseaplicadobrillantina.—SoyeldoctorYuseph—sepresentó—.¿Cómoseencuentra?—Siento sed —dije, o grazné más bien con la garganta reseca—. Y muy débil. —No podía

levantarlacabeza.EldoctorsevolvióhaciaJean:—Puededarleuntrocitodehielo,perosolouno.Ydespuésotro,dentrodediezminutos,máso

menos.OíeltintineodeunacucharayalmomentosiguienteJeanseinclinósobremí.Hizoresbalarhasta

elinteriordemibocapartedeuncubitodehielo.—Gracias—susurré.Ellasonrió,peroensusonrisasetraslucíaeldolor.—¿Cuántotiempo…?—pregunté.—Cuatrodías—respondióelmédico—,recuperandoyperdiendoelconocimiento.Tieneusted

suertedeestarvivo.«Cuatrodías».Medioungolpecitoenelbrazo.—Serecuperará.Vaadolerle,perosaldrádeesta.Ledaremosalimentaciónsólidaencuantoesté

encondicionesdetolerarla.Unavezrecuperelasfuerzas,comenzaráconlafisioterapia.Ynotardarámuchoensalirdeaquí.

—¿Dóndeestoy?—Enelhospitalbaptista.EnWinston-Salem.—¿QuéhapasadoconBarbara?—pregunté.—Suhermanaleexplicarátodoloquequierasaber.Perotómeseloconcalma.Yopasaréotravez

por aquí dentro de una hora.—Se volvió a mirar a Jean—. Que no se fatigue. Aún estará débildurantealgúntiempo.

Jeanreapareciójuntoalacabeceradelacama.Teníaelrostrohinchado,ylapielalrededordesusojosteníaelcolorrojodelvino.

—Parecescansada—ledije.Sonrióforzadamente.—Tútambién.—Ha sido un año duro —comenté, y ella rio pero apartó después la cara. Cuando volvió a

mirarme,estaballorando.—Lo sientomuchísimo,Work.—Se le quebraban las palabras y sus aristas parecían cortarla.

Teníalacaraenrojecidaylavistabaja.Suslágrimassetransformabanensollozos.—¿Porqué?—Portodo—dijo,yyosabíaqueestavezsuspalabraseranunasúplicadeperdón—.Porhaberte

odiado.Inclinólacabezay,haciendounesfuerzotremendo,yoalarguémibrazotratandodellegarhasta

ella.Encontrésumanoeintentéestrecharla.—Yotambiénlosiento—murmuré.Necesitabadeciralgomás,peromigargantaseatascódenuevoyduranteunratocompartimos

losdosunamargoydulce silencio. Jean reteníamimanocon las suyas,yyomiraba fijamente laparte de arriba de su cabeza. No podíamos desandar el camino recorrido para volver a nuestrainfancia porquehabía crecido allímuchamaleza. Pero, almirarla, yome sentía lomás cerca quehabía estado nunca de nuestra niñez. Y ella lo sentía también igual que yo, como si hubiéramosregresadoauntiempoenelquelasdisculpasimportabanyelrehacerlascosasdependierasolodeunapalabra.Loviensusojoscuandolevantólamirada.

—¿Hasvistotodaslasfloresquetehanenviado?—mepreguntóconunatímidayfrágilsonrisa.MirémásalládeJeanyporprimeravezvilahabitación.Habíafloresportodaspartes,docenas

defloreroscontarjetas.—Hayunramoenviadoporlaasociacióndeabogadoslocal,conunatarjetafirmadaportodos

losdelcondado.Metendíauntarjetónmonumental,queyonoquisever:aúnrecordabalaformacomomehabían

miradoeneledificiodelosjuzgados,supredisposiciónacondenarmesinmás.—¿QuéhapasadoconBarbara?—insistí,yJeanvolvióadejareltarjetónenlamesasinabrirlo

nileerlo.Susojospasearonporlahabitaciónyestuveapuntoderepetirotravezlapregunta.—¿Estássegurodeencontrarteendisposicióndehablardeesoahora?—mepreguntó.—Tengoquehacerlo—respondí.—Lahandetenido.Exhalé una mezcla de alivio y de desesperación; algo dentro de mí esperaba que su traición

hubierasidopartedemisueño.—¿Cómo?—pregunté.—Millsteencontró.Tehabíandisparadodosveces:unaalpechoyotraalacabeza.—Susojosse

movieronhaciaarriba,yyo,siguiéndolos,mellevélamanoalacabeza;lateníavendada—.Labaladirigidaalpechoteatravesóunpulmón.Ladelacabezanohizomásquerozarte.Alprincipiopensóqueestabasmuerto.Ycasi loestabas.Pidióunaambulanciayte trasladaronalhospitalregionaldeRowan.Dedondemástardetetraeríanaquí.

—Pero…¿quélepasóaBarbara?—Recobraste el conocimiento en la ambulancia. Le dijiste a Mills quién te había herido.

DetuvieronaBarbaradoshorasdespués.AJeanselecortólavozydesviólamirada.—¿Quémás?—pregunté.Estabasegurodequenomelohabíacontadotodo.—CuandoMillsladetuvo,estabaalmorzandoenelclubdecampocomosinadahubieraocurrido.

—Apoyósumanoenlamía—.Losiento,Work.—Continúa.Tenía que saberlo todo. Pero podía imaginar perfectamente la escena: bebiendo vino blanco a

sorbitos,conunafalsasonrisaestampadaenelrostro.Almorzandoconlasamigas…—Encontraronlapistolaentucasa,ocultaenelsótano,juntoconunmontóndedineroylasjoyas

demamá.—MesorprendequeMillsnopensaraqueerayoquienlashabíapuestoallíymehabíadisparado

eltiroamímismo…—Nopodíareprimiruntoquedeamarguraenmivoz.—Sesientemuymal,Work.Haestadomuchosratosaquíynotemeconfesarsuerror.Queríaque

tedijeraqueestámuyapenada.—¿EsotehadichoMills?—Yme ha dejado algo para ti.—Jean se levantó y fue al otro lado de la habitación. Cuando

volvió, traía un montón de periódicos—. La mayoría es prensa local. Hay también algunos deCharlotte. Sales bien en las fotos… Mills ha hecho incluso una declaración pública pidiéndoteexcusas.—Meenseñóelprimerperiódicodelmontón.VienélunafotografíadeBarbaratomadaenelmomentoenquelametíanenuncochepatrulladelapolicía.Ibaesposada,eintentabaocultarsurostroalascámaras.

—Déjalosahí—ledije.—Comoquieras.Dejocaeralsuelo,juntoalacama,elmontóndeperiódicosyyocerrélosojos.Lafotografíade

Barbarametrajotodoalamemoria:eldolorylatraición.Duranteunosmomentosmefueimposiblehablar.Cuando,porfin,volvíamiraraJean,ellateníalosojosveladosyyomepreguntéquéestaríaviendo.

—¿Losabes?—pregunté.—¿LodepapáyBarbara?Asentí.—Sí,losé.Ynoseteocurradisculparlos.Cerré laboca,puestoquenadade cuantopudieradecir serviría.Aquello erapartedenosotros

ahora,tanlegadosuyocomoelcolordemiscabellos.—Fueunhombrehorrible,Jean.—Peroahorayanoestá,asíqueolvidémoslo.Acepté su consejo, aun sabiendo que jamás podríamos olvidarlo. Su presencia entre nosotros

perduraba,comoelolordealgomuertoynosepultado.—¿Quieresunpocomásdehielo?—mepreguntóJean.—Teloagradecería,sí.Memetióelhieloconlacucharillay,mientrasseinclinabasobremíparahacerlo,vilasrecientes

cicatricesensusmuñecas.Lasteníatensasyrosadas,comosilapielhubieracrecidocondemasiadafuerza sobre las venas.Quizá para protegerlasmejor.No sabía…Con Jean, nunca lo sabía; peroesperabaypensabaquetalveznofuerademasiadotardepararezar.

—Estoybien—medijo,aldarsecuentadeloqueestabamirando.—¿Loestásdeveras?Sonrióysesentóensusilla.—Teempeñasensalvarmelavida—dijo—.Supongoqueesosignificaquedebedeteneralgún

valor.—Noteburles,Jean.Norespectoaeso.Suspiró, se apoyó en el respaldo y por un momento temí haber ido demasiado lejos en mi

insistencia. La frontera entre nosotros se había vuelto imprecisa, y por nada del mundo deseabatraspasarla.Pero,cuandohabló,lohizosinelmenorresentimiento,ymedicuentadequesoloestaba

pensandoloquequeríadecir,porquenecesitabaqueyolaentendiera.—Mesientocomosihubierasalidodeunlargoyoscurotúnel—dijo—.Yanohaynadaqueme

obligueaencorvarelcuerpoparanodarmeungolpe,perosíhayalgodentrodemíquemeimpideponermederecha.—Seagarrólasmanosdelantedelacinturaylasabriódespuéscomounarosadediezpétalos—.Meresultadifícildeexplicarlo—dijo.

Peroamímeparecióquelaentendía.Ezrahabíadesaparecido;talvezesocerrabaunaetapa.Otal vez no. Pero no me tocaba a mí arreglar la vida de Jean. Esa era una realidad que tenía quecomprender. Jean tendría que hacerlo por sí misma. Pero al mirar su sonrisa, comprendí lo queestabapensando.

—¿YAlex?—lepregunté.—Nos vamos de Salisbury—dijo—.Necesitamos encontrar un lugar que podamos considerar

nuestro.—Noeraesoloquetepreguntaba…LosojosdeJeaneranexpresivosysuspalabras,auténticas.—Tenemosproblemas,comotodoelmundo.Peroestamostratandoderesolverlos.—Noquieroperderte—dije.—Sientocomosiacabáramosdeencontrarnoselunoalotro,Work.Alexlocomprende.Esuna

deesascosasquehemosestadotratandoderesolver;y,aunqueellasiempretendráproblemasconloshombres,juraquecontigoharáunaexcepción.

—¿Puedeperdonarmequehayaestadohurgandoensupasado?—Sabeporquélohiciste.Respetatusrazones,peronuncaselomenciones.—¿Estamosenpaces,entonces?—pregunté.—Adondevayamos,túsiempreserásbienrecibido.—Gracias,Jean.—¿Quieresunpocomásdehielo?—Sí.Melodioyyonotéquemepesabanlosojos.Derepentemesentíagotado,yloscerrémientras

Jeansemovíaporlahabitación.Estabacasidormidocuandodijo:—Hayunatarjetaquequizátegustaríaleer.Enrealidad,esunacarta.—Entreabrílospárpados.

Jeanme tendía un sobre—. Es deVanessa—dijo—. Estuvo aquí un rato, pero dijo que no podíaquedarse.Detodasformas,quisoquetelodiera.—Metendióelsobre,finoysutil—.Pensabaquelocomprenderías.

—Peroyocreíaque…—Nofuicapazdeconcluirlafrase.—Hank la encontró en el hospital del condado deDavidson. Ella había ido allí a la tienda de

piensosdeLexingtoncuando,aliracruzarlacalle,alguienlaatropelló.—¿Quién?—pregunté.—Nadielosabe.EllasolorecuerdaunMercedesnegroquesalióDiossabededónde.—¿Seencuentrabien?—Unascostillas rotasymagulladuraspor todoel cuerpo.La tuvieron ingresadaenelhospital

durantelanoche.Andabaunpocodrogadaporloscalmantes.—Penséqueestabamuerta.—Bueno…,puesnoloestá.Aunqueporpoconosemueredelsustocuandotevioasí.Deprontonopodíavernada.Lacartaqueteníaenlamanoeramiesperanzaparaelfuturo,de

algoquepensabaquehabíaperdido.Necesitaba leersuspalabras,ver las letrasquehabían trazadosusmanos…Peromisdedoseranmuytorpes.

Jeantomóelsobredemismanos.—Déjame—medijo.Rompiólasolapaparaabrirlo,sacódedentrounahojadobladaylacolocóenmimano.—Estaréfueraporsimenecesitas—dijo.Yoícerrarselapuertaasuespalda.Pestañeéy,cuandologréqueseaclararamivisión,miréla

notaqueVanessahabíadejadoparamí.Eracorta:

La vida es un camino tortuoso, Jackson, y no sé si podré sobrellevar más dolor. Pero nuncalamentaréeldíaquenosconocimosy,cuandotúestésencondicionesdehablar,yoestarédispuestaaescucharte.Quizápuedasaliralgobuenodetodoesto.Loespero,perosédemasiadobiencuáncruelpuedesereldestino.Sucedaloquesuceda,recuerdasiempreesto:quedoygraciasaDiosdequeestésvivo.

Laleítresvecesymequedédormidoconellasobreelpecho.Cuandoabrídenuevolosojos,mesentíadiezvecesmejor.Eratarde;fueraestabaoscuro,pero

alguienhabíaencendido la lámparadel rincón.ViaMills sentadaen lasillayme lasarregléparaincorporarmeenlacamaantesdequeellalevantaralavistadellibroqueestabaleyendo.

—¡Hola!—medijoa lavezque interrumpía la lectura—.Esperoqueno te importe,pero Jeanllevabahorasaquíyestabaagotada.Ledijequemequedaríayo.—Sepusoenpieconaireindeciso—.Penséquetalvezquerríashacermealgunaspreguntas.

—Supongoquedeberíadartelasgracias—dije—.Porsalvarmelavida.Aquellohizo,sicabe,queMillssesintieramásincómodaaún.—Yyotedebounadisculpa—dijo.—Olvídalo—dije,paramipropiasorpresa—.Elpasadoestámuerto,ynoquieroobsesionarme

pensandoenél.—Indiquéconunademánlasillaqueteníajuntoalacama—.Siéntateahí.—Gracias.—Sesentóydejóellibroenlamesita.Viqueeraunanovelademisterioy,poralgunarazón, loencontrégracioso…,siendoellauna

detective…—En realidad no sé qué quiero queme cuentes—le dije—.No he tenidomucho tiempo para

pensarentodoesto.—Yosí tengounpardepreguntas—dijoMills—.Si teparece, empezaréporelprincipioy tú

preguntasloquequierassaber.—Deacuerdo.—¿Dónde encontraste el revólver de tu padre? —me preguntó, y yo le hablé del arroyo

subterráneoydemibúsquedanocturnaporeltúnel.—Enviéaunoshombresaqueregistraraneltúnel—dijo,visiblementecontrariada—.Deberían

haberloencontrado.Lecontéquelohabíalocalizadoenelinteriordeunagrietaprofundaycegadaporescombros,

peronoquiseexplicarlecómohabíaidoamirarallí.Ellametiródelalengua,porsupuesto,peroyo

nopensabaconducirlahastaMax.—Alguienmeinformó,detective.Estodoloquepuedodecirte.Cuando,al final,dejópasarel tema, lohizocomoun favor,comouna formadecompensarel

dañoquemehabía hecho.Pero proseguir la conversación fue un tanto embarazoso: aMills no leresultabafácilceder.

—Entonces… ¿hiciste lo que hiciste para proteger a Jean? ¿Porque pensabas que podía estarimplicada?

—Asíes.—Pero…¿porqué?¿PorquéseteocurrióqueJeanpodíahaberlomatado?Reflexionésobresupregunta.¿Cuántopodíadecirle?¿Cuántonecesitabarealmentesaberella?Y,

lomásimportante,¿seguíasiendoyoelguardiándelaverdaddeEzra?Habíallegadoaaceptartodolosucedido…,laformacomohabíamuertomimadre…Pero…¿serviríadealgodecir laverdad?Teníaquepreguntármeloamímismo.¿DormiríamejorJean?¿Descansaríaelalmademimadre?

—JeannoestabaencasadespuésdemarcharseEzra.Fuiallíabuscarla.Millsmeinterrumpió:—Mecontó que había salido a dar un paseo con el coche.Estabamuy alterada y fue a dar un

paseo.Despuésfueatucasaparacomentarlocontigo.Llegójustamenteatiempoparaverqueteibas.Asentí.Aquellaera,sinduda,laexplicaciónmássencilla,peroamínuncasemehabíaocurrido.—Jeanllevaunatemporadapasándolomal,detective.Estabafuriosa, inestable.Nopodíacorrer

eseriesgo.Mantendría,pues,laverdaddeEzra,peronoporél.Espreferiblenoremoveralgunasverdades.

Asídesencillo.Millssemostrófrustradapormiexplicación.—Creoquehayunmontóndecosasquenomeestáscontando,Work…Meencogídehombros.—Notantascomopiensas,yningunaquepuedaafectaratucaso.—¿Fue Jean, entonces, elverdaderomotivodequequisierasvisitar el lugardel crimen?—me

preguntó por último. Yo vi en sus ojos que sabía ya la respuesta: que había ido al escenario delcrimenporunarazónyque,apesardeloquelehabíadichoaDouglas,estanofueladecontarlelosdetallesaJean.

Desde la seguridad que me daba estar ya al margen de todo, me permití responder con unasonrisa:

—No.Mills no me devolvió la sonrisa. Sabía que yo había estado preparando el terreno

anticipadamente, y sabía también elmotivo.Mis gestiones conDouglas le habían causadomuchostrastornosyhubieranpodidocostarlemuchomás:elcaso,sureputación,sutrabajo…Peroviquelocomprendía:yohabíaquerido iral lugardelcrimenporunasolayconcretarazón:poner trabasauna posible acusación contramí.Había estado dispuesto a cargar con las culpas de Jean, pero nohabíaqueridoiraprisiónsiteníalaposibilidaddeevitarlo.Habíapensadoque,enelcasodetenerqueirajuicio,podríahacerusodemipresenciaenelescenariodelcrimenparaenredarlotodo…,quizá para confundir al jurado, o incluso para lograr un veredicto absolutorio. No era ningunagarantíadenada,perohubierasidoalgo,almenos.

—Teníaquehacerlo—ledije—.CuandopasarondíasyEzranoregresó,imaginéquedebíade

estarmuerto.PensabaquelohabíahechoJean,ynopodíapermitirquefueraalacárcel.—Hiceunapausa,pensandoenlalargaausenciadeEzrayenlosnegrospensamientosquemeacosaronduranteaqueltiempo—.Tuvedieciochomesesparapensarlotodobien.

—Lo tenías todo planeado…, desde el primer día cuandoDouglas te llamó para que fueras averloa sudespacho.Todoprevistoparaeldíaenqueaparecieraelcadáver.Poreso le insististeaDouglasparaquetepermitieravisitarelescenariodelcrimen.

—Planeadoesmuchodecir.Digamos,mejor,queimaginéqueaquellonopodíairmal.—¿Sabesquépienso?—mepreguntó—.Creoqueeresmejorabogadodeloquenuncareconoció

Ezraqueeras.—Nosoyabogado—dije,peroMillsnodiomuestrasdehabermeoído.—Yeresunbuenhermano también.EsperoqueJeansepa loqueestabasdispuestoahacerpor

ella.Desviélamirada,cohibido.—Hablemosdecómomesalvastelavida—lepedí.—Deacuerdo.Empezaréporesoy,siseteocurrealgo,meparas.—Vale.Inclinóelcuerpohaciadelanteyapoyóloscodosenlasrodillas.—Fuiallíadetenerte—medijo.—¿Porelrevólver?—pregunté—.¿Porquemeidentificasteis?Porunmomentopareciósorprendida,ydespuésfuriosa:—¡Te lo dijoHankRobins…! ¡Elmuy soplón!Yo ya sabía que andaba husmeando algo, pero

penséquemantendríalainformaciónconvenientementecallada.—Nomeloechesencara,detective…Notodoelmundomecreíaculpable.AMillspareciódolerleeltonodemivoz.—Bueno…,loreconozco.Peroescuriosocómoocurrenlascosas.—¿Yeso?—Sinotehubiéramosidentificado,yonohabríaidoadetenerte.Ytútehabríasdesangradohasta

morirenelpisodetuoficina.—Mefuedeunpelo,entonces—dije.—Amenudoocurre.—¿Quiénmeidentificó?—Un tipo que había salido a pescar. Estaba cienmetros río arriba, sentado en un cubo viejo,

esperandoquealgopicara.Noquisodarsunombreporquehabíaestadobebiendotodalanocheynoqueríaquesumujerseenterara.

—Un mal testigo, entonces —dije, preguntándome si habría presenciado también midesesperación,simehabríavistoapretarelcañóndelarmacontramibarbilla.TratédesondearelrostrodeMillsparaversiellalosabíatambién,peroerainescrutable.

—Unmaltestigo—admitió,dejandodemirarmealacara.Ymedicuentadequelosabía.—¿YBarbara?—Tratédemantenerlaexpresiónserenaycontenidoeltonodemivoz,peroera

difícil. Para bien o paramal, yo había pasado diez años demi vida con ella.No podía fingir queaquellomeresultabaindiferente.

—Ladetuvimosenelclubdecampo.Estabajuntoalapiscina,almorzandoconunasamigas.—¿ConGlenaWerster?—pregunté.

—Sí,eraunadeellas.—GlenaWerstertieneunMercedesnegro…—¿Y…?—AVanessaStolenlaatropellóunMercedesnegro.Depronto,Millssetransformóenlapolicíaotravez.—¿Lacreesresponsabledeeso?—¿Quesicreoquesepondríaenpeligroparaayudaraunadesusamigas?No.Suamistadesuna

especiedeparasitismo.BarbarautilizabaaGlenaparaaprovecharsedesuprestigio,yGlenautilizabaa Barbara como una bayeta. Lo que creo es que Barbara quería deshacerse deVanessa y que erademasiadolistaparaemplearsupropiocoche.

—Entonces…¿piensasquelaWersterestabaalcorrientedelasunto?—Creoquenoseráunapérdidadetiempoindagarlo.—Loharé—dijoMills.LaimagendeGlenaWerstersometidaainterrogatorioporladetectiveMillsmehizosonreír.—¡Ojalápudieraestaryoallí!—exclamé.—¿NoestaráspreocupadoporlaWerster…?—No,enabsoluto.—Pues,entonces,noselopondréfácil—dijoMillsmuyseria.—Yamelocontarás.—Loharé.—VolvamosaBarbara,entonces—propuse.—Alprincipiosemostróimpertinente,furiosa,yasabes…Perocuandolepusieronlasesposas,

ya estaba llorando. —Mills enseñó los dientes, y yo reconocí su sonrisa animal—. Disfrutéhaciéndolo.

—Siemprelohaces.—¿Quieresquetepidaperdónotravez?—No—ledije—.Sigue.—Yohabíapasadomuchotiempoconversandocontumujer.—¿Interrogándola?—Comentandocosas,másbien—dijoMills.—¿Y…?—Y se negó a confesar. Me dijo que estaba cometiendo un grave error. Me amenazó con

querellarseconmigo.Lamismaficcióndeinocenciaquehevistorepresentaraotrosenuncentenardeocasiones.Pero entonces le dijeque tú estabasvivo, ydio la impresióndeque algo se rompíadentrodeella.

—¿Confesó?—pregunté.Millssemovióensuasiento.—Noesesoexactamenteloquehequeridodecir.—¿Qué,entonces?—Quierodecirqueserompió.Quesevolvióloca.Intentéencajaraquello.—¿Creesqueestáactuando?Millsseencogiódehombros.

—Yaveremos,perolodudo.—¿Porqué?—Parlotea…, deja escapar cosas…, fragmentos de información que ninguna persona en sus

cabales le diría a los policías. Lo hemos reconstruido todo a partir de lo que nos ha dicho. Eltestamento,suaventuraconEzra…Yencontramoslascintasdevídeo,juntoconeldineroylasjoyas.

Yodudé,peroteníaquepreguntárselo:—¿Esdedominiopúblico?—¿LodeellaconEzra?Metemoquesí.SeabrióunsilencioentrenosotrosmientrasyoreflexionabasobreloquemehabíacontadoMills.

Alfinal,ellalorompió:—Francamente,mesorprendióquenodestruyeralascintas.Sonmuyincriminatorias.—Ellalequería—dije—.Deunaformamorbosayretorcidaquenuncaentenderé.Perolequería.

—Mentalmenteestabaviendosurostroylaformacomoparecíanbrillarlelosojos.—Haymuchasclasesdeamor,supongo.Penséenlanocheenquetodoempezó,lanocheenquemuriómimadre.—Entonces…fueBarbaraquienllamóaEzraaquellanoche,despuésdevolverdelhospital.—No.Enrealidad,fueAlex.Debídequedarmeconlabocaabierta,peroMillsprosiguióenelmismotono.—Estabaal tantode ladiscusiónentreJeany tupadre;sabíadequése trataba.Asíque llamóa

Ezra. Le ofreció dejar la ciudad a cambio de cincuenta mil dólares. Le dijo que, si se los daba,desapareceríaydejaría sola a Jean.El centrocomercial está al ladode la autopista interestatal.Ledijo que fuera a verla allí, al aparcamiento, con el dinero en mano. Que ella continuaría por lacarretera y abandonaría Salisbury para siempre. Creo que tu padre fue a la oficina en busca deldineroydesurevólvertambién,probablemente.ÉlledioeldineroyAlexsemarchó.Fuelaúltimavezquealguienloviovivo,exceptuandoaBarbara,porsupuesto.

—Nopuedocreerquealguienhicieraeso.—«Tomasudinero.AbandonaaJean»—.Nadadetodoestotienesentidoparamí.

—Alexnogastóeldinero.No loqueríaparaeso, comohubiesehechocualquierotrapersona.SoloqueríamostraraJeanlaclasedepersonaqueerasupadre.Queríasepararlosalosdos.Yesohubierafuncionadotambién,aunquenohizofalta.

—Ezradesapareció,yallíacabólacosa.Alexteníaloquenecesitaba.Esdecir,amihermana.—Asídesencillo—asintióMills.«Exceptoparamí»,pensé.—Asíque,unavezqueAlexsemarchó,¿llamóEzraaBarbaraofueBarbaraquienlollamóaél?—Granpartedeloquesigueespurateoría,porahora,peropareceencajarbien,conlascosas

queBarbara ha dicho y los datos que he reunido en la investigación.Verás…La noche en que tumadremurió,estuvisteislostresencasadeEzradespuésdequesalieraisdelhospital.Ezrarecibióunallamadatelefónica,queahorasabemosquelehabíahechoAlex,salióparairalaoficinaenbuscadeldineroyseencontróconAlexjuntoalainterestatal.Jeansaliódelacasapocodespuésdeél,locual,enparte,tediopieatiparapensarquepodíaserresponsabledesumuerteyaque,siélfuealcentro comercial, Jean podía haberle seguido.Tú fuiste a su casa y viste que el coche de Jean noestabaaparcadoallí.Todoestoteníasentido,sisesuponequeJeanteníaunmotivoparaquerermatara vuestro padre.—Mills me miró con severidad—. Sigue preocupándome que te empeñes en no

decirme cuál podría haber sido esemotivo…—Yo le devolví lamirada, pero guardé silencio—.Perosupongoquetendréquedejartambiénesecabosuelto…

»AsíqueEzrafueasuoficinaysacódesucajadecaudalescincuentamildólaresenmetálico.Talveztuvieraallítambiénelrevólver.Oquizáloteníaensucasaoensucoche.Nuncalosabremos.SeencuentraconAlexenelcentrocomercialyledaeldinero.YAlexsemarchasatisfechadequesuplanhayafuncionado.AhoratenemosaEzraenelcentrocomercial.EsmásomenoslahoraenquetúsalistedecasayfuistealagranjaStolen…,pongamoslaunadelamadrugadaoquizáunpocomástarde. No creo que entonces se le ocurriera a Ezra llamar a tu casa, sabiendo que probablementeestarías tú allí… Eso significa que fue Barbara quien lo llamó, poco después de haberte ido tú,imagino.Querríahablarconélacercadelamuertedesumujerosobreeltestamento.Otalvezsoloecharademenosunrevolcón.Aúnnoséesaparte…PerosupongamosqueEzrarecibiólallamadacuandoestabaenelcentrocomercial…

—Ellalequería—dije.—Yadijisteesoantes.Meencogídehombros.—Talvezpensaraqueél laaceptaríasimedejaba.Quizávioun resquiciodeposibilidaden la

muertedemimadre.Oalomejorqueríacomentaresoconélentonces.Millsmeestudióduranteunoslargossegundosmientrasmispalabrasseapagaban.—¿Teencuentrasbien?¿Estásencondicionesdehablardeesoahora?—mepreguntó.—Estoybien—respondí,peronoloestaba.—De acuerdo. Por la razón que sea, se encuentran en el centro comercial. Ezra acaba de

arreglárselaspara sacar aAlexde suvida.Sumujer estámuerta.Supongoque loquedeseabaerahacerborrónycuentanuevadetodo,yqueasíselodijoatuesposa.Piensoquequisoquitárseladeencima,que ledijoque todohabíaacabadoentre losdosyque ibaamodificarel testamentoparadejarlocomoerasuprimeraintención.Yaharotoconella,¿no?Perodealgunamaneratuesposaseapoderadesurevólver.Élnopodíahaberprevistoeso.Leordenaqueentreenlatraseradeunlocalabandonado, lomatadeunbalazoydespués ledisparaotro tiroa la cabezaparaasegurarse.Trasesto, cierra la puerta del local, sale del edificio del centro comercial y arroja el revólver a unaalcantarilladedesagüedelaparcamiento.Semeteensucocheyregresaacasa,alaquellegamuchoantesdequelohagastú.Paraentonces,JeanestáyadevueltaensucasaconAlex,sabedoraslasdosdequetúhassalidodenocheaalgunamisteriosagestión.Ningunadelasdoshavistosaliroentrardespués a Barbara. Así que, cuando Ezra desaparece y hallamos después su cadáver, Jean da porsentadoque tú has tenidoque ver con su desaparición.Oquizá no lo haya creídohastamás tardecuando, una vez aparecido muerto, tú aduces una falsa coartada…, una que Jean sabe que no secorresponde con la realidad. Recuerda entonces la noche en cuestión y saca una conclusiónrazonable.

Yoyaestabaasintiendoparamí:—Tienesentido,sí.—Debió de ocurrir más o menos de esta manera. ¿Así exactamente? ¿Quién sabe? Tan solo

Barbarapuededecirloconcerteza.Peronolohará.Nosésipodráhacerlosiquiera.Coneltiempo…,talvez.

—¿QuépasóconelcochedeEzra?—Lo robarían, probablemente. Barbara hubiera querido que descubriéramos el cuerpomucho

antes, para que se procediera a la legalización del testamento. El coche hubiese podido atraer laatenciónhaciaEzra,asíquelodejóallí.Sequedóconlasllavesdelaoficinaparapodervolveraellade noche y recuperar las cintas de vídeo. Las del auto las dejaría probablemente en él, como unainvitaciónparaquienquisierarobarlo.—Millssonrióuninstantemostrandodenuevolosdientes—.Estosúltimosdieciochomeseshandebidodeserunatorturaterribleparaella,pensandoeneldineralqueteníaasualcanceconsoloquealguiendescubrieraelcadáver.

—Todavíaquedaunacosaquenoentiendo.—¿Quées?—preguntóMills.—SiBarbara semetió en esto por dinero, ¿por qué intentómatarme?No podía heredar si yo

moría…¿Porquénoselimitóasacareldineroylasjoyasdelacajaymarcharsesinmás?¿Quélaimpulsóaquedarseallí,sinoteníanadaqueganar?

Porprimeravez,Millspareciósinceramenteapenadaysequedómirandodurantelargoratosusmanosenlazadas.

—¿Mills?—insistí.Jamáslahabíavistodudartanto.Cuando,porfin,alzólavista,teníasombrasenlosojos.

—Esverdadloquemedijiste,¿no?Nuncallegastealeereltestamentodetupadre.—Laúnicavezquelovifuecuandotúmelomostraste.Asintióymiródenuevosusmanos.—¿Porqué?—lepregunté.—BarbaraconvencióaEzradequeaumentaralacantidaddedineroquetedejabaenfideicomiso.

Decía laverdad cuando te lo contó.Perohayotra cosaqueno tedijo.Una cláusula inusual enuntestamento.DebiódeserideadeBarbara.SegúnClarenceHambly,tupadrelainsertóenélunosseismeses antes demorir. Debió de ser poco después de que Ezra yBarbara comenzaran a acostarsejuntos. Pero Ezra cambió de idea después.Hambly dice que pretendía quitar esa cláusula. Tal vezporquesedieracuentadelincentivotangrandequepodíaser.

—Nocomprendo.—Piensoquetupadrecomprendiólopeligrosaquepodíallegarasertuesposa.Nolosé,Work,

pero lo presiento.Creo que al final lo entendió.Vio que te ponía en peligro. Tu padre le pidió aHamblyque redactaranuevosdocumentos;había fijadoyauna reuniónpara firmarlos.Barbara lomatóantesdequeelcambiosehicieraoficial.

—¿Quédecíaesacláusula?OíqueMillssuspirabay,cuandovolvióalevantarlamirada,surostromostrabaunahumanidad

comojamáslehabíavisto.Suvoznorevelabaemoción,perosentíqueledolíadecirlo:—Enelcasodetumuerte,losquincemillonesdedólaresquedaríanenfideicomisodecualquier

descendientequetuvieras.Barbarasería laalbaceadelfideicomisoytendríapoderesprácticamenteilimitados,asudiscreción,sobrecómoempleareldinero.

—Noentiendo…—dije,perodeprontosemehizolaluz—.¿EstáencintaBarbara?—pregunté.Millsapenaspudomirarme.—Estabaencinta,Work.Abortóayer.

35

Douglasvinoavermeunavez;sequedóparadoenlapuertahastaqueloviymeofrecióluegounasonrisa que le saliómás bien comomueca.Tenía la piel hinchada bajo los ojos y por debajo delmentón.Estabafatal.Tratódedisculparseymeexplicóquesoloestabahaciendosutrabajo,quenohabíanadapersonal;perorehuíamisojosy,adiferenciadeMills,nosemostrabasinceroenningunadelaspalabrasquedecía.Habíaclavadosusdientesenmíylehabíaencontradogustoalacosa.Lohabíavistoeneltribunalyenlaformacomosonriócuandolosalguacilesvolvieronaponermelasesposas.Cualquierpesarsuyoerafrutodesumalaconcienciaydelsaberqueseesperabannuevaseleccionesalavueltadelaesquina.PorqueinclusoenelcondadodeRowannadievotaríaporunlocoal que los periódicos habían puesto a parir. Me dijo que no me procesaría por haber intentadodestruirpruebas,peroluegodesviólamiradaymedijoque,sinembargo,erasudeberinformardemicomportamientoa laasociacióndeabogadosdeCarolinadelNorte.Losdossabíamosqueunadenunciaasísupondríamiexpulsióndelaasociación.Peroaquellonomeimportabalomásmínimoysequedómuysorprendidocuandoledijequenosepreocupara.Cuandointentófingirotrasonrisa,lesugeríquemehicieraelfavordelargarseconvientofrescoynoaparecermáspormihabitacióndelhospital.

Tuvetambiénotrosvisitantes:abogados,vecinos,inclusoalgunosviejosamigosdelainfancia…,que acudieron movidos probablemente por la curiosidad. Me dijeron las mismas cosas, que mesonaron a falsas. Sabía perfectamente lo que habían pensado demí, y unos cuantos cumplidos noconseguiríanhacerqueolvidaralasquenohabíansidodichasensumomento.Perohiceloqueteníaquehacer:agradecerlessuvisitaydesearlesunavidafeliz.ConeldoctorStokesfuemuydiferente.Vinovariasvecesavermeyestuvimosconversandodemilpequeñeces.Mecontóanécdotasdemimadre y de trastadas que yo había hecho de niño. Me hizo mucho bien y, después de cadaconversaciónconél,mesentíunpocomásfuerte.Ensuúltimavisita, leestrechélamanoyledijequeteníaenmíunamigoparatodalavida.Élsonrió,medijoquejamáslohabíadudadoeinsistióenque la próximavezque tomáramosuna copa correría de su cuenta.Despuésme estrechó lamanosuaveperosolemnementey,cuandosalíadelahabitación,meparecióquesupersonairradiabaunaluzinterior.

Jean y Alex se presentaron el día antes de queme dieran el alta. Habían hecho las maletas yestabanlistasparamarchar.

—¿Adónde?—pregunté.—Alnorte.AVermont,quizá.MiréaAlex,quesostuvomimiradaconlamismafuerzainquebrantabledesiempre.Peroestavez

nohabíaningunaanimosidadenella,ycomprendíqueJeannomehabíamentido:cuandollegaralaocasión,seríabienrecibidoensucasa.

—Cuidadeella—lepedí.Alexmeextendiólamanoyselaestreché.—Loharésiempre—medijo.DespuésmevolvídenuevohaciaJean:—Enviadmevuestradirección.Tendréalgúndineroparavosotrasencuantohayavendidolacasa

ylasoficinas.

—Prefieroqueloreconsideres.Nonecesitamosnadadeél.—Noserádeél.Serácosamía.—¿Estásseguro?—Quieroquelotengas—dije—.Empléalobien.Quesirvaparaqueconstruyáisvuestravida.—Esmuchodinero…Meencogídehombros.—Tedebomuchomásquedinero,Jean.Eslomínimoquepuedohacer.Jeanmemiróentonces.Yparecióhacerlotanprofundamentequenofuicapazdeocultarelvacío

que sentía dentro de mí: el eco de una extrema soledad. No podía esconder la sensación deculpabilidadquesurgíaenmícadavezquelamiraba.Alfinal,tuvequedesviarlavista.

Oíentoncessuvozyestavezhabíaalgonuevoenella.¿Fortaleza,talvez?¿Unaclaridadpropia?—¿Nosdejasunminuto,Alex?—dijo.—¡Claro!—respondióAlex—.Cuídate,Work.Almomentosiguienteestábamosasolasmihermanayyotraslapuertacerradadelahabitación

delhospital.Jeantomóunasillaysesentóamilado.—Túnomedebesnada—measeguró.—Porsupuestoquesí.—¿Porqué?Measombróinclusoquepudierahacermeaquellapregunta.—Portodo,Jean…Pornohaberteprotegidomás.Pornohabersidounhermanomejorparati…

—Mispalabrascaíanenelestrechoespacioquehabíaentrelosdos.Retorcí lasmanosbajolafinasábanaylointentédenuevoporquenecesitabaqueloentendiera—.Pornohabertenidofeenti.PorpermitirqueEzratetrataracomolohizo…

Ellaserioentonces,yelsonidodesurisamedolió;porquemehabíacostadomuchopronunciaraquellaspalabras.

—¿Lodicesenserio?—mepreguntó.—Completamenteenserio.La risadesaparecióde sucara.Se reclinóenel respaldode su sillaymeestudiócon losojos

húmedos.Peronoestabaalbordedelllanto,sinomuylejosdeello.—Déjamequetehagaunapregunta—medijo.—Loquequieras.—Yquieroquetelopiensesbienantesderesponder.—Deacuerdo.—¿PorquécreesquetemetióEzraenelbufete?—¿Cómo?—¿Porquéteanimóaquefuerasalafacultaddederecho?¿Porquétediotrabajo?Hiceloquemehabíapedido.Reflexionéantesderesponder:—Nolosé.—Yañadí—:Jamásmelohabíaplanteadoantes.—De acuerdo.Otra pregunta. ¿Hubo algúnmomento en que cambió tu relación con él? Estoy

hablandodehacemuchotiempo,Work…—¿Dealgolejano,comolaniñez?—Aesomerefieroexactamente…,alaniñez.—Estábamosmuyunidosélyyoentonces.

—¿Ycuándodejasteisdeestarlo?—Oye,Jean…¿Quéobjetotieneesto?—Dime…¿cuándocambió?—Nolosé…,¿vale?Nolosé.—¡Diossanto,Work…!Avecespuedesserrealmenteunpocozoquete…Cambiódelanocheala

mañana.CambióeldíaenqueestuvimossaltandoporJimmy.Antesdeaqueldíaerasunaastilladesumismopalo,peroentoncestemetisteenaquelarroyo.Y,despuésdeeso,todocambióentrevosotros.Yojamásentendíporqué…,noloentendíentonces.Perohepensadomuchosobreelloycreoqueahoralosé.

Nonecesitabaoírmás.Laverdaderademasiadodesagradable;nuncasecallaba,yestoeraloquemedecía:quemipadremehabíasentidodistintoapartirdeaqueldía;quesehabíadadocuentademicambioysesentíaavergonzadodemí,aunquenosupieraexactamenteporqué.Decíaqueyanuncapodríasentirelmismorespetopormídespuésdeaquello,quepercibíamidegradacióncomountufoa basura podrida, y que por eso se apartó de mí. Incluso hoy me doy cuenta de que muriódespreciándome.

Miréfinalmenteamihermana,temiendoverenellaunasombradeesemismodesprecio.—¿Losabes?—pregunté.—Comenzasteesedíasiendounniño,Work…,elpequeñodeEzra…,unreflejodeélquizá,pero

nomásqueeso.Alguienalquepodíamirardesdesuvagoorgullo,señalarloydecir:«Esmihijo…,michico».Perosalistedeaquelagujeroconvertidoenunhombre,unhéroe,unapersonaa laquetodosmiraban…Yélnopodíasoportarunacosaasí.Erastú,noél,elcentrodelaatencióndetodos.Y él odiaba eso; lo odiaba hasta el punto de avasallarte y rebajarte para que jamás pudierassobrepujarlo de nuevo. Fue a partir de ese momento cuando cambió su actitud hacia ti, y este elmotivodequelohiciera.

—Nosé,Jean…—¿Cuántosadultoscreesquesehubieranatrevidoaadentrarsesolosporeseagujero?Yote lo

diré:muypocos.Y,ciertamente,nonuestropadre.Mefijéenlacaraquepusocuandotesacarondeallíylagentecomenzóaaplaudirte.

—¿Aplaudieron?—pregunté.—Puesclaroquesí.—Norecuerdoeso—dije,ynolorecordabaenrealidad.Tansoloconservabaenlamemoriamiradasdespectivas,quehicieronquemesintieraridículo,y

dedos acusadores. Recordaba a Ezra, bebido, diciéndole amimadre que yo era solo un perfectoimbécil:«¡Quécoñovaaserunhéroe!»,esoesloqueledijo.

—VanessaStolenprobablementehubieramuertoesedía,violadayasesinadaa losquinceaños.¿Cuántoschicosdedoceañoshansalvadounavida?¿Cuántoshombresadultoslohanhecho?Esalgoexcepcional,ypara loquesenecesitavalor.Solonuestropadrepodía lograrque túnovieraseso,peroesloquehizo.Ylohizo,además,apropósito.

LaspalabrasdeJeanmedestruían.Yonoeraningúnhéroe.Mipadreacertabaaldecirlo.Peroloquemihermanaañadióluegoarrojóalgunaluzenlanieblaqueofuscabamiespíritu:

—Ezraquisoqueentrarasensubufeteparatenertesometidoaél.—¿Yeso?—Túnotienesmaderadeabogado,Work.Ereslisto,sinduda,peroeresunsoñador.Tienesun

grancorazón.NadiepodíasaberlomejorqueEzra.Sabíaquetújamásteensañaríasconnadie,comoél era muy capaz de hacer, y que, al contrario que a él, a ti no te interesaría el dinero; lo quesignificaba que jamás triunfarías en la vida como él. Tenerte en el bufete era seguro para Ezra.Mientrasestuvierasallí,jamásllegaríasaserelhombrequeélera.Jamástanfuerte,jamástansegurodeti.—Hizounapausayseinclinóhaciamí—:Quenuncaseríasunaamenaza.

—¿Deverdadcreeseso?—pregunté.—Fíatedemí.—Peronadadeesomelibradeculpa.Aúnestoyendeudacontigo.—Todavíanoloentiendes,¿verdad?Tetratóatimuchopeordeloqueseportóconmigo.Enmi

casofuesimplemisoginia.Yoeraunamujery,porconsiguiente,depocovalorparaél.Peroentucaso fuealgopersonal.Montóunacampañacontra ti,Work.Unaguerraen toda regla,comosolonuestropadresabía librar.Porque,parabienoparamal,eraun luchador.—Riodenuevoconunanotadeamarguraydesesperoenlavoz—.Hablasdeprotegermedeél…¡Diossanto,Work…!Jamástuvistelamenoroportunidaddelograrlo.

—Quizá—asentí—.Tendréquepensarlo.—Hazlo—medijo—.Élestámuerto.Nopermitasquesigahundiéndotemás.DerepentemesentícansadoparaseguirhablandodeEzra.Probablementemecostaríaañossalir

delaconfusiónquehabíacreadoenmicabeza,peroeldesastremeparecíamenoscompletoahora.Ytal vez Jean estuviera en lo cierto.Tal vez necesitara tomarmeun descanso.Tenía solo doce añoscuandoaquellohabíaocurrido,yahorameparecíaunmomentoremotoenmiinfancia.

—Teecharédemenos,Jean.Ellaselevantóyapoyósumanoenmihombro.—Estabasdispuestoairalacárcelpormí,Work.Esotehaceunhombremuybueno.Mejorque

cualquieraqueyohayaconocido.Recuerdaesocuandolascosasnotevayanbien.—Tequiero,Jean.—Yotambiéntequiero—replicó—.Yenesosesuponequehadeconsistirunafamilia.—Cruzó

la habitación y se detuvo ante la puerta. La abrió y se volvió amirar atrás—. Te llamaré cuandolleguemosadondevamos.

Después salió de la habitación y, mientras la puerta batiente se cerraba tras ella, vi a Alexmaterializarseasulado.Pasóelbrazoalrededordemihermanaylaencaminóhaciaelvestíbulo.Lapuertaqueseinterponíaentrelosdosaúnseabrióunresquicioantesdecerrarseporcompleto,yenaquelúltimosegundoviqueJeanestaballorando.Peroelsuyoeraunllantobueno,saludable,quemedio la convicción de que, cuando hubieran encontrado el lugar donde instalarse, me llamaría.Encontréungranconsueloenestepensamiento.

AldíasiguienteestabareuniendomisescasaspertenenciasparadejarelhospitalcuandoaparecióMaxenlapuertademihabitación.Teníaexactamenteelmismoaspectodesiempre.

—¿Quiereustedqueledevuelvasuperro?—mepreguntósinningúnpreámbulo.—Sí—respondí.—¡Malditasea!—exclamó,ysemarchó.Pudeoírsuvozrezongandoenvozaltaporelpasillo—:

Vengaustedavermecuandoquiera.Puedequeselodevuelvaopuedequeno…,pero,encualquiercaso,nostomaremosunacerveza.

Mereíconganasporprimeravez.Una hora más tarde entraba en casa, en un edificio que vibraba a cada paso que daba en su

interior.Noloecharíademenos,porsupuesto,perodecidítomarunacervezaenelporchededelanteysentarmeallícomomegustabahacer.Vicómoelsolbajabasobreelparquemásalládelotroladodelacalle.Rozabayalascopasdelosárbolescuandopenséenirabuscarotracerveza.Peronomelevanté,yelsolsiguióhundiéndosemientrasloobservaba.Permanecísentadoallíhastayaavanzadala noche, escuchando los sonidos a mi alrededor. Eran sonidos familiares, cómodos, sonidosurbanos,ymepreguntésilosecharíademenos.

AldíasiguienteenterraronaEzra,yunavezlehubierondadosepultura,penséenirabuscaraVanessa. Le diría lo que tenía que decirle, le haría todas las promesas que fueran necesarias.Necesitabaestarconella,simeaceptaba,perosolounavezquelehubieradichotodalaverdad.Sitenía que suplicarle, lo haría. Esa era la maldición de la sinceridad y el precio que pagaría yogustosamente.Porqueahoraveíalascosascomojamáslashabíavistoantes.Estabadispuestoaseguirmi propio camino, pero necesitaba que ella lo anduviera conmigo. Necesitaba hacer la vida quehubieradebidovivirsiempre.

Por eso, cuando salió el sol al día siguiente,me tomé todo el tiempo preciso para afeitarme,cepillarmeaconciencialosdientesypeinarmebien.Despuésdelocualmepusemistejanosfavoritosy un par de gruesas botas.El funeral estaba fijado para las diez, pero no tenía intención de ir.Enrealidad,Jeanloexpresóperfectamentecuandolepreguntésiasistiría:

—Esa noche murió para mí, Work. Como lo he dicho siempre. No podrán enterrarlo másprofundamente.

Aunasí,meacerquéconelcochealaiglesia;pasépordelantedeellayviellargocochenegroqueloconduciríahastalafosaquehabíancavado.Cuandosalieron,yoaúnseguíaallí.Talveznoeracomo Jean;quizánecesitaraverlo.Pero, cualquieraque fuese la razón, seguí el cortejode cocheshastaelcementerioenlasafuerasdelaciudad.Cuandodoblaronparaentrarporlaverjaprincipal,yoseguí adelante. Encontré la carretera de servicio que subía por la colina y avancé por ella hastaencontrarunlugardesdeelquepodíaobservar.Habíaenélunárbolmuyalto;apoyélaespaldaenelnudosotroncoyestuveobservandodesdeallíalagrisconcurrenciareunida,mientrasdescendíandesus caros coches. Se congregaron alrededor de una fosa rectangular que, desde donde estaba,mepareciódemasiadopequeña,ydespuésviaunhombre,queprobablementeeraelpredicador:extendíalosbrazosreclamandosilencio,perosuspalabrasseperdieronenunasúbitaráfagadeviento…,quemepareciósumamenteoportuna.Porque…¿quépodríadecirqueamímeparecieraadecuado?

Estuveallíhastaquecubrierondetierraelataúd.Y,cuandosehubieronidotodos,bajéamirardecercaelpequeñomontículoformado.Aúnnohabía lápidaenél,peroyoyasabíacuál ibaaser lainscripción.Habíanrecurridoamíparaqueeligieralaspalabras,yyolohabíahecholomejorquepude:

«EzraPickens»,seleeríaenella.«SuverdadvaconÉl».Permanecí junto a la tumba un buen rato, pero sobre todo estuve mirando el lugar donde

descansabamimadre.¿Meagradeceríaquelohubierapuestoasulado?¿Ohubierapreferidoestarallísola?Tambiénenestohabíaprocuradoactuarlomejorquepodía.Comopenséquedesearíaella.Habíavividojuntoaélsinquejarse;quefueraasítambiénenlamuerte.Peroenmicorazónmesentíafuriosoysabíaquesiempredudaríadelaconvenienciademidecisión.PeroloquelehabíadichoaBarbaraeracierto.Lavidaescomplicada,ylamuerte,porlovisto,noeraunaexcepción.

Cuando oí el ruido de unmotor a lo lejos no presté atención. Probablemente hubiera debidohacerloporque,cuandoaparecióami ladoVanessa,habríapodido recibirlaconunasonrisa;pero

todoloqueestabamirandoeralatierrareciénremovida,yloscaracteresesculpidosconelnombredemimadreensulápida,hastaqueellahablóymetocóenelhombro.Mevolvíparamirarlaymeestrechólamano.Pronunciésunombreyellameabrazófuertemente.Susbrazoseranfinosyfuertes,yolíacomoelrío.Meapoyéenella,ysumanosemovióparaponerlasobreminuca.Cuandomeaparté un poco, tenía una razón para hacerlo: necesitaba ver sus ojos, ver si había en ellos algúnmotivodeesperanza.Yloencontré,porqueeranunosojoslimpiosyclaros;ysupe,antesdehablar,quenosentenderíamoslosdos.

Perohabíaquedecirlaspalabras,aunquenoallí,alasombradelatumbadeEzra.Poresotomésumano de granjera y la conduje lentamente colina arriba, hasta el lugar resguardado que habíaencontrado en la ladera. Le dije en primer lugar que la amaba, y ella desvió lamirada hacia lashilerasdelápidasgrabadas.Luegolavolvióhaciamíytratódehablar,peroyolainterrumpíconungesto. Pensé en el día en que nos conocimos, el día en que habíamos saltado por Jimmy. Fue allídonde comenzó todo, donde todo cambió y donde estuvo a punto de terminar nuestro futuro. Siteníamosalgunaposibilidaddevivirjuntos,ellateníaquesaberlotododeaqueldía,tantocomoyonecesitabacontárselo.Asíledijetodoloqueteníaquedecirle,yjamáshubopalabrasmássinceras.

Epílogo

Hanpasadomuchosmeses,yeldolorhadisminuidohastanosermásqueunapunzadaocasional.Aúnmecuestadormirpor lanoche,peronome importa:mispensamientosnosondesagradables.Guardo la carta de Vanessa en el cajón de mi mesilla de noche, y la leo de cuando en cuando,habitualmenteporlanoche.Merecuerdalocercaqueheestadodemoriryquelavidanoesalgoquedebadarse por descontado.Mehace ser sincero ymantiene enmí lo quehe dado en llamar «estapreciosatransparencia».

El relojmarcaunosminutosdespuésde lascincoy, aunquemis jornadascomienzan tempranoahora,notengoprisa;ytodavíatengofrescoenmímisueño.Asíquepongolospiesenelsueloysalgodelahabitación.Enelpasilloentralaluzdelaluna,ylasigohastalaventana.Veoabajolossilenciososcampos,ymirodespuésamiderecha,haciaelrío:serpenteaenlontananzacomounhilodeplata,yyopiensoenlascorrientesyeltiempo,enlascosasquehansidoarrastradasporél.

Lostribunalesdecidieronqueeldineroylasjoyasdelacajadecaudalesdemipadreformabanpartedesuherencia.Irían,pues,alafundación.Perovendíenseguidalosedificiosporunpreciomásaltodelquehabíaesperado.AlfinalenviéunosochocientosmildólaresaJean,quelosempleóparacomprarunacabañaenlasorillasboscosasdellagoChamplain.Aúnnolahevisitado.Jeanmedijoqueesdemasiadopronto,queaúnnoestánacostumbradasaaquello.PerohemoshabladodevernosporNavidades.

Quizá.Encuanto amipartedeldinero, lo empleé lomejorquepude.Restauré el viejo edificiode la

granja,compréun tractordecenteyadquirí laparceladeochentahectáreascontigua.Esunabuenatierra,consuelofértilyunmanantialquebrotaconfuerza.Heechadoelojoatreintahectáreasquebordeanlapropiedadporelsur,perolosvendedoresestánaltantodemiinterésysuprecioesaúndemasiadoelevado.Puedotenerpaciencia.

Oigoquelapuertaseabreamisespaldasysonríoamipesar.Ellasolosedespiertacuandobuscomicaminohaciaestaventana.Escomosisupieraqueestoyaquíyselevantaparareunirseconmigoymirar losdos juntoselhuertoquehemoshecho.Susbrazossedeslizan,calientes,pormipecho,yveosurostroreflejadoenlaventana…ElrostrodeVanessa,miesposa.

—¿Enquéestáspensando?—mepregunta.—Hesoñadodenuevo.—¿Elmismosueño?—Sí.—Vuelvealacama—medice.—Enunminuto.Mebesayvuelvealacama.Mismanosencuentranelalféizarynotanlacorrientedeairefríoquesecuelaporallí.Piensoen

todoloqueheaprendidodeestascosasyenlomuchoqueaúnmequedapordescubrir.Lavidadelgranjeroesdifícil,estárepletadeinseguridades,ygranpartedeellaresultanuevaparamí.Peroheadelgazadoyrecibocongustolaslargashorasquehanhechotanreciasmismanos.Estavidameva.Nohayprisas,niparapensarniparaactuar,yesotalvezesloquemehaaportadoelmayorcambiodetodos,porqueaúnnopuedohacermeunsoloreproche.

Sigosiendo,contodo,elhijodemipadre,ynomeresultaposibleescaparporcompletodelascensurableseleccionesqueélhizo.Séquenuncapodréperdonarle.Peroaldestino,quepuedesertanveleidoso,nolefaltaciertosentidodelajusticia.EzrautilizóaBarbara,lamanipulóparasuspropiosyretorcidosfines.Porinsistenciasuya,cambiósutestamentoeincluyóunacláusuladisponiendoque,cuandoseprodujeramimuerte,cualquierhijomíoheredaselosquincemillonesdedólares.FueideadeBarbara,sumedidadeseguridad,yestoyconvencidodequemipadredecidiórevocarlaunavezquetomóladeterminacióndeterminarconella.PeroBarbaralomatóantesdequehubierapodidofirmar losnuevosdocumentos.Quizá lohizoporeso.Nuncalosabré.Perocuandoporfin tuvelaoportunidad de leer detenidamente el testamento, caí en la cuenta de que no se especificaba en élningún límite de tiempo. Estudié el asunto, y esto fue lo que concluí: que, cuando yo muriera,independientementedelmomentoenqueocurrieramifallecimiento,mihijoheredaríaunagranpartede los millones de Ezra. Presenté, pues, una advertencia de suspensión, solicitando un juiciodeclaratorio.Hamblyseopuso,naturalmente,yelhechodeperderloloamargótodavíamás.Peroeltestamentoestabaredactadoentérminosmuyclaros,ylaleyapoyómiinterpretación.

Alcabodeunratovuelvosobremispasosymedeslizobajolasropasdelacama.Vanessaestácaliente,acostadadelado,yyomearrimoaellatodoloquepuedo.Misueñoparecemásrealcadavez,ycadavezmecuestamásdejarlo.Estamoslostrescaminandosobreunprado.

Cuéntamelahistoria,papá.¿Quéhistoria?Mipreferida.AlargolamanobuscandoaVanessa,yencuentrosuvientre.Ellasehundemásbajolasropasde

lacamayseacurrucacontramí.—Esperoqueseaunaniña—lesusurro.—Loes—dice,yapoyasumanosobrelamía.Nopuedodecirsiesquelosabeo,simplemente,quelopresiente.Peroparamíesbastante.Oigo

suvozenelsueño—lavozdemihijita—ypiensoenlagranfortunaqueundíaserásuya.Piensoporúltimavezenmipadre,yensusideasacercadelasmujeresyeldinero.Hayunajusticiapoéticaenesto,unaironíaquecompletaelcírculo,ymepreguntosiharáqueserevuelvaensutumbaoscurayeterna.

Mequedoen lacamaunosminutosmás,peroeldíadespuntayno tengosueño.Mepongo lostejanosyunsuéter,yHuesomesigueescalerasabajo.Hacefríofuera,ymequedoenelporcheenlaluz del crepúsculo. Tomo una gran bocanada de aire queme llena los pulmones y contemplo loscampossilenciosos.Hayunanieblabajaenlasoquedades,ylascumbresdelascolinassealzanpararecibirlosprimerosrayosdelsol.

JOHNHART, es un autor de novela criminal, ganador del PremioEdgar en 2008 por su segundanovela,DownRiveryen2010porTheLastChild.

Segúnsupropiadescripción:

«NacíenDurham,CarolinadelNorteen1965,hijodeunjovencirujanoyunaprofesoradefrancésque dejó la enseñanza para criar a sus hijos. Con el tiempo, me mudé a Rowan County, dondetranscurrenElreydelamentirayDownriver,yenelquesebasalibrementeelficticiocondadodeRaven.Mirecuerdofavoritodelainfanciaesunagranjadequinientashectáreasqueyahacaídobajolamareaarrolladorade laurbanizaciónqueestádevorando lentamentegranpartedeCarolinadelNorte.

»Asistí alDavidsonCollege, una universidad fantástica, justo al norte deCharlotte, donde estudiéliteraturafrancesa.Mástarde,obtuvelostítulosdeposgradoencontabilidadyderecho.Hetrabajadocomobanquero,corredordebolsayabogado.TambiénhepasadolargosdíaslijandomaderadetecaenlacostadeCarolina,trabajandoenhelicópterosenAlaskaysirviendopintasenunpubdeLondres.Creoqueeltrabajodelpuberaelquemásmegustaba.

»Miúnicoyverdadero sueñoha sidoescribirbienyque sepublicara.Admiroaaquellosque soncapacesdeescribiralascuatrodelamañanaytodavíafuncionanenelmundoreal.Despuésdedosintentosfallidos,decidíquecarecíadeeseparticulartalento.Asípues,conunahijapequeñayotraencamino, lo dejé todo para intentar cumplir mi sueño. Pasé la mayor parte de todo un año en uncubículoenlaBibliotecaPúblicadelCondadodeRowan.Elreydelasmentiraseselresultado.

»Yosolíanavegar,pilotarhelicópterosyjugarmuchoalgolf,peroesospasatiempossequedaronenel camino.Mis hijos son aún jóvenes y la escritura exigemucho. En realidad, tengo tres grandespasiones:mifamilia,laescritura,ylaproteccióndelosparajesdeCarolinadelNorte.Coneltiempo,

esperopoderhacerhuecoamáscosas.Porahora,sinembargo,esoestodo;yessuficiente».

Notas

[1]LaislaFormadeOcho.ExclusivocentroderecreoydevacacionessituadojuntoalocéanoalaalturadeWilmington,CarolinadelNorte.(N.delT.).<<

[2]Worksignifica«trabajo»eninglés.Deahíeljuegodepalabras.(N.delT.).<<

[3]LosderechosacercadelosquedebeserinformadoundetenidoporlapolicíaenEstadosUnidosseconocenconelnombrede«derechosMiranda»,enrecuerdodeErnestoMiranda,aquienen1966el Tribunal Supremo de Estados Unidos le reconoció tales derechos y, en base a ello, anuló unaconfesióndeculpabilidadquehabíafirmadoantelapolicía.(N.delT.).<<