Juan Domingo Perón - Modelo Argentino para el Proyecto Nacional - 2º parte

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    Juan Domingo Pern

    moDeloargentino

    ParaelProyectonacional

    Parte II

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    Diseo, composicin y armado:

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    Marzo de 2006

    moDelo argentinoParaelProyectonacionalParte ii

    SegunDaParteDesArrollo

    1. La Comunidad OrganizadaEn el Modelo Arentino, nuestra sociedad utura debe responder, con

    absoluta plenitud, al concepto de Comunidad Oranizada.Pero esta oranizacin no puede entenderse como la construccin de

    una mquina ra, ridamente trabada, donde los mecanismos de podernublen la conciencia del hombre y lo conviertan en un enranaje despoja-do y vencido.

    El hombre es principio y n de la Comunidad Oranizada, por lo que nopuede haber realizacin histrica que avasalle la libertad de su espritu. Nohay oranizacin posible si el hombre es aniquilado por un aparato externoa su propia existencia.

    La Comunidad Oranizada no es, por lo tanto, una comunidad meca-nizada donde la conciencia individual se diluye en una estructura que nopuede ms que sentir como ajena.

    Pero tampoco estoy predicando un desencadenamiento de individualismocomo modo de vida, en el que la competencia eroz transorme al hombre enun lobo para sus semejantes. La solucin ideal debe eludir ambos peliros: uncolectivismo asxiante y un individualismo deshumanizado.

    Nuestra comunidad slo puede realizarse en la medida en que se realicecada uno de los ciudadanos que la interan.

    Pero interar sinica para nosotros interarse, y la condicin ele-mental de la interacin del ciudadano en la comunidad es que la sientacomo propia, que viva en la conviccin libre de que no hay dierencia entre

    sus principios individuales y los que alienta su Patria.Esto slo es posible si la comunidad deende autnticamente los ms

    altos intereses del espritu humano. De lo contrario, el necesario equilibrioentre el hombre y la comunidad se destruye irreparablemente. El carcterde oranizada de la comunidad que nuestro Modelo deende, alude sim-plemente a ese equilibrio, a esa bsica armona que justica y da sentido ala existencia.

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    Estoy convencido de que la comunidad oranizada es el punto de partidade todo principio de ormacin y consolidacin de las nacionalidades, noslo en el presente sino tambin en el uturo.

    En nuestra patria se han perdido y se siuen perdiendo muchas vidas pro-curando la oranizacin nacional. A la luz de este hecho, resulta claro que hemoslleado a cierto rado de oranizacin del Estado, pero no hemos alcanzado aestructurar la comunidad oranizada. Ms an, muchas veces los poderes cone-

    ridos al Estado trabajaron para que no se oranizase el pueblo en comunidad.La comunidad debe ser conscientemente oranizada. Los pueblos que ca-

    recen de oranizacin pueden ser sometidos a cualquier tirana. Se tiraniza loinornico, pero es imposible tiranizar lo oranizado. Adems, como una vez ex-pres, la oranizacin es lo nico que va ms all del tiempo y triuna sobre l.

    Para oranizar una comunidad se requiere la concurrencia de muchosactores.

    En primer luar, nada se edica sin claridad de objetivos, sin la base deuna ideoloa comn que rena a los hombres que sienten de una mismamanera lo que consideran undamental para el pas. Sabemos que esto seconcreta en una doctrina que abre un amplio espacio de coincidencia no s-

    lo aceptado por la mayora de la comunidad, sino tambin puesto en prcticaen su oranizacin.Es necesario, adems, instaurar un inalienable principio de objetividad. Que

    la oranizacin sea objetiva sinica que todo undamento de estructuracindebe prescindir de abstracciones subjetivas, recordando que la realidad es la ni-ca verdad. Y no puedo pensar otro criterio de objetividad que no sea la verdad. Yla presencia de la voluntad del Pueblo como uardin de su propio destino.

    Para que esto sea posible deberemos alcanzar un alto rado de concienciasocial, que entiendo como la identicacin por parte del hombre de sus de-rechos inviolables, sin enajenar la comprensin de sus deberes.

    Por ltimo, si tuviera que decidirme por un actor alutinante, optarapor la solidaridad social, como uerza poderosa de cohesin que slo un

    pueblo maduro puede hacer erminar.Estos actores colaboran para que la comunidad oranizada constituya

    un verdadero sistema, en la medida en que est armnicamente estructuradaen todos los niveles que la interan.

    La asimilacin de estos conceptos es muy importante, porque si es ciertoque la comunidad oranizada conura en su misma naturaleza un sistema,deben esperarse de ella los mejores resultados posibles.

    La oranizacin de la comunidad implica una tarea ardua que requiereproramacin, participacin del ciudadano, capacitacin y sentido del siste-ma para su orden y uncionamiento.

    Considero imperioso rermar que la oranizacin de la comunidad aliual que todas las oranizaciones debe estar en manos de quienes posean,a travs de su accin y experiencia, inneable vocacin de servicio pblico,aptitud de conduccin y capacidad concreta para el estudio de las cuestiones

    relativas al desarrollo social del pas.Tales ciudadanos deben representar solamente intereses letimos y aspira-

    ciones justas, actuando, por otra parte, con absoluta y radical autenticidad. Nodebe olvidarse que las oranizaciones sirven en la prctica, bsicamente, por lacalidad de los dirientes que tienen a su rente. Cuando la oranizacin superaal hombre y lo subordina, toda la idea de la conduccin como arte de obernardesaparece por la debilidad de uncionamiento del sistema.

    La comunidad oranizada debe conormarse a travs de una conduccincentralizada en el nivel superior del obierno, donde nadie discute otro de-recho que el de sacricarse por el pueblo, una ejecucin descentralizada y unpueblo libremente oranizado en la orma que resulte ms conveniente a los

    nes perseuidos.En sntesis, unidad de conduccin, descentralizacin de ejecucin y unaconcepcin que emane del sentir del pueblo, son las pautas bsicas parala oranizacin. La pluralidad de pensamiento y las crticas constructivasrepresentan elementos esenciales de esa misma orma de oranizacin yuncionamiento.

    Cuando la comunidad arentina est completamente oranizada, serposible realizar lo que sio interpretando como misin de todos los ciudada-nos: hacer triunar la uerza del derecho y no el derecho de la uerza.

    Me parece indudable que slo la libre decisin del pueblo arentinopuede llevar a cabo la culminacin de la comunidad arentina. Pero no haypueblo capaz de libre decisin cuando la spera arra de la dependencia lo

    constrie. De ah que comunidad oranizada sinica, en ltima instancia,comunidad liberada.

    2. El hombre, la amilia, la sociedad y la culturaA) El hombre argentino

    He armado repetidamente que el hombre es principio y n de la comu-nidad oranizada. Es por ello que nuestro propsito de constituir y consolidar

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    una comunidad nacional no puede eludir una bsica y primaria denicin:Qu debemos pedirle a nuestro hombre arentino para realizar la irreempla-zable tarea que le espera? Sobre qu valores y principios asentar su existenciapara a realizarse como ciudadano en un pas rande y libre?

    No teno la inmodestia de intentar perlar un arquetipo eterno e inmuta-ble de arentino; slo quiero aproximarme conmovido a alo de lo que todohombre lleva de permanente como huellas secretas de la mano de Dios.

    Nuestra losoa justicialista ha insistido en los valores y principios perma-nentes como undamento espiritual insoslayable. En esa medida admite queel hombre arentino debe encarnar caracteres que son comunes a todos loshombres que mantenan inconmovible su dinidad. Requiere del hombre denuestra tierra lo que debe interar la esencia de cualquier hombre de bien: au-tenticidad, creatividad y responsabilidad. Pero slo una existencia imprenadade espiritualidad en plena posesin de su conciencia moral puede asumir estosprincipios, que son el undamento nico de la ms alta libertad humana, sin lacual el hombre pierde su condicin de tal.

    En un primer enoque, podra parecer que si ser plenamente arentinoconsiste en la asuncin de los principios universales mencionados, no hay

    dierencia entre lo que se requiere de nuestro hombre y lo que debera re-querirse de un ciudadano de cualquier latitud del mundo. En tal sentido, eladjetivo arentino sera un rtulo prescindible. No altarn quienes elabo-ren este arumento; sern los mismos que han sostenido, durante muchosaos, que el arentino no existe como sujeto histrico autnomo, que no esms que una suerte de prolonacin, anica y desconcertada, del hombreeuropeo, o una hbrida usin de mltiples uentes.

    Esos olvidan lo ms importante: el hombre no es un ser anlico y abs-tracto. En la constitucin de su esencia est implcita su situacin, su co-nexin con una tierra determinada, su insercin es un proceso histricoconcreto. Ser arentino sinica tambin esto: saber, o al menos intuir, queser lcido y activo habitante en una peculiar situacin histrica orma parte

    de la plena realizacin de su existencia, es decir, habitante de su hoar, de laArentina, su patria.

    Por lo tanto, lo que realmente distinue al arentino del europeo o delaricano es su radical correspondencia con una determinada situacineopoltica, su ntimo compromiso moral con el destino de la tierra que loalbera y su ineludible reerencia a una historia especca que perla lenta-mente la identidad del pueblo.

    Su pertenencia a esta historia y no a otra, su habitar en esta situacin yno en otra, su apertura a un destino irreductiblemente propio, bastan paraque aquellos principios esenciales que todo hombre atesora se concretende una manera nica e irrepetible, conurando la esencia del hombrearentino y conquistando para l un tiempo sinular y denitivo en la his-toria del mundo.

    Si en esto consiste la esencia de nuestro hombre, mi humilde pedido se

    reduce a solicitar a cada arentino que actualice en proundidad su adheren-cia a esta tierra, que recuerde que sobre su compromiso y su autenticidadbrotarn las semillas de una Patria Justa, Libre y Soberana.

    B) La amilia y la sociedadPese a los embates de una creciente anarqua de los valores esenciales del

    hombre y de la sociedad que parece brotar en diversas partes del mundo, laamilia seuir siendo, en la comunidad nacional por la que debemos luchar,el ncleo primario, la clula social bsica, cuya interidad debe ser celosa-mente resuardada.

    Aunque parezca prescindible reirmarlo, el matrimonio es la nica

    base posible de construccin y uncionamiento equilibrado y perdurablede la amilia.La indispensable lealidad conorme a las leyes nacionales no puede con-

    vertirse en requisito nico de armona. Es preciso que nuestros hombres ymujeres emprendan la constitucin del matrimonio con una insobornableautenticidad, que consiste en comprenderlo, no como un mero contrato ju-rdico, sino como una unin de carcter trascendente.

    Si esto es as, nuestros ciudadanos no deben asumir la responsabilidad delmatrimonio si no intuyen en proundidad su carcter de misin.

    Misin que no slo consiste en prolonar la vida en esta tierra, sino tambinen proyectarse hacia la comunidad en cuyo seno se desenvuelve. Esto implicacomprender que, como toda misin radicalmente verdadera, supera incesante-

    mente el mbito individual para insertar a la amilia arentina en una dimensinsocial y espiritual que deber justicarla ante la historia de nuestra Patria.

    Tomando en cuenta estos aspectos, es conveniente rearmar la naturalezade los vnculos que deben unir a los miembros de la amilia. La unidad de idea-les proundiza el matrimonio, le conere dinidad tica, contribuye a robuste-cer en el hombre y en la mujer la conciencia de la ravedad de su misin, de suntida responsabilidad tanto individual como social, histrica y espiritual.

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    No cabe duda de que no siempre existe la posibilidad de comprenderespontneamente lo que he caracterizado como misin. No es posible pres-cindir, por lo tanto, de un adecuado proceso ormativo que debe denirsecrecientemente, y cuya nalidad consiste no slo en sentar las bases para unaunin duradera, sino en estar en la pareja la comprensin radical del senti-do ltimo del matr imonio. Este sentido, entendido como misin, se concen-tra ya lo he dicho en una radical dimensin espiritual y en su verdadera

    resonancia histrico-social.Para que la amilia arentina desempee su uncin social necesaria, sus

    interantes debern tener en cuenta alunos principios elementales en susrelaciones. As, estimo que el vnculo entre padres e hijos debe reirse sobrela base de la patria potestad, no entendida como un smbolo de dominio,sino como un principio de orientacin undado en el amor.

    El nio necesita de la proteccin paterna para ayudarlo a identicar suuncin social y para ello es lico que los padres deben usar la ravitacinnatural que tienen sobre sus hijos.

    Por ese camino se contribuir a consolidar la escala de valores que ase-urar para el uturo que de ese nio surja el ciudadano que necesita nues-

    tra comunidad, en luar de un sujeto indierente y ajeno a los problemas desu pas. Es la solidaridad interna del rupo amiliar la que ensea al nio queamar es dar, siendo se el punto de partida para que el ciudadano aprenda adar de s todo lo que le sea posible en bien de la comunidad.

    La mujer arentina tiene reservado en esto un papel undamental. Es ella,con su enorme cantidad de aecto, la que debe continuar asumiendo la enor-me responsabilidad de ser el centro anmico de la amilia.

    Independientemente de ello, nuestra aspiracin permanente ser que enla sociedad arentina cada amilia tena derecho a una vida dina, con todaslas prestaciones vitales aseuradas. Entonces habr que jar el nivel mnimode esas prestaciones, para que ninuna amilia se encuentre por debajo de len la democracia social que deseamos.

    El Estado tiene la obliacin especial de adoptar medidas decisivas deproteccin de la amilia y no puede eludir ese mandato bajo ninn concep-to. Olvidar esa exiencia llevara a la comunidad a sembrar dentro de ella lassemillas que habrn de destruirla.

    No olvidemos que la amilia es, en ltima instancia, el trnsito espiritualimprescindible entre lo individual y lo comunitario. Una doble permeabili-dad se verica entre amilia y comunidad nacional; por una parte, sta in-

    serta sus valores e ideales en el seno amiliar; por otra, la amilia diunde enla comunidad una corriente de amor, que es el undamento imprescindiblede la justicia social.

    Quiero realizar, en n, una invocacin sincera a la amilia arentina. Asis-timos, en nuestro tiempo, a un desolador proceso: la disolucin proresiva delos lazos espirituales entre los hombres. Este catastrco enmeno debe supropulsin a la ideoloa eotista e individualista, sen la cual toda realiza-

    cin es posible slo como desarrollo interno de una personalidad clausurada yenrentada con otras en la lucha por el poder y el placer.

    Quienes as piensan slo han lorado aislar al hombre del hombre, a laamilia de la Nacin, a la Nacin del mundo. Han puesto a unos contra otrosen la competencia ambiciosa y la uerra absurda.

    Todo este proceso se unda en una alacia: la de creer que es posible larealizacin individual uera del mbito de la realizacin comn.

    Nosotros, los arentinos, debemos comprender que todo miembro par-ticular o rupal de la sociedad que deseamos, lorar la consecucin de susaspiraciones en la medida en que alcancen tambin su plena realizacin lasposibilidades del conjunto.

    No puede concebirse a la amilia como un ncleo desajado de la comu-nidad, con nes ajenos y hasta contrarios a los que asume la Nacin. Elloconduce a la atomizacin de un pueblo y al debilitamiento de sus enerasespirituales que lo convierten en cil presa de quienes lo amenazan con elsometimiento y la humillacin. A la luz de lo expuesto acerca de la amilia,nuestra sociedad slo puede denirse como comunidad oranizada.

    Sabemos, por lo tanto, que la interacin del hombre en esa sociedad presu-pone y concreta esa bsica armona que es principio rector en nuestra doctrina.

    Ser, adems, eminentemente nacional y cristiana, tomando plena concienciade que su dimensin nacional no slo no es incompatible con una proyeccinuniversalista, sino que constituye un insoslayable requisito previo.

    La sociedad que deseamos debe ser celosa de su propia dinidad, y esto

    slo es posible si est dotada de una poderosa resonancia tica.El rado tico alcanzado en la sociedad imprime el rumbo al proreso del

    pueblo, crea el orden y aseura el uso eliz de la libertad. La dierencia que me-dia entre extraer provechosos resultados de una victoria social o anularla en eldesorden depende de la proundidad del undamento moral.

    La armona y la oranizacin de nuestra comunidad no conspirar con-tra su carcter dinmico y creativo. Oranizacin no es sinnimo de cris-

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    talizacin. La sociedad que nuestro Modelo dene no ser en modo alunoesttica. Debe movilizarse a travs de un proceso permanente y creativo queimplique que la versin denitiva de ese Modelo slo puede ser conormadapor el cuerpo social en su conjunto.

    La autonoma y madurez de nuestra sociedad debern evidenciarse, eneste caso, en su vocacin de autorreulacin y actualizacin constantes. Yno me cabe duda de que los arentinos hemos ya iniciado el camino hacia la

    madurez social, pues tratamos de denir coincidencias bsicas, sin las cualesse diluira la posibilidad de actualizar nuestra comunidad.

    Estas coincidencias sociales bsicas no excluyen la discusin, y aun elconficto. Pero si partimos de una base comn, la discusin se encauza por elcamino de la razn y no de la aresin disolvente.

    Nuestra sociedad excluye terminantemente la posibilidad de jar o repe-tir el pasado, pero debe uardar una relacin compresiva y constructiva consu tradicin histrica, en la medida en que ella encarne valores de vienciapermanente emanados del proceso creativo de un pueblo que desde tiempoatrs persiue denodadamente su identidad.

    Es evidente que, en denitiva, los valores y principios que permanece-

    rn como representativos de nuestro pueblo sern asumidos por la sociedadtoda o por una mayora sinicativa, relevante y estable, a travs de las ins-tituciones republicanas y democrticas, que sen nuestros principios cons-titucionales, rien y controlan la actividad social.

    Por ltimo, la libertad y la iualdad, expresadas en nuestra Car ta Mana,conservarn plenamente su carcter de mandato inapelable y de incesanteuente de refexin serena para todos los arentinos.

    C) La culturaSi nuestra sociedad desea preservar su identidad en la etapa universalista

    que se avecina, deber conormar y consolidar una arraiada cultura nacio-nal. Resulta sumamente compleja la explicitacin de las caractersticas que tal

    cultura debe atesorar; es evidente que no basta proclamar la necesidad de alopara que sea inteliible y realizable. Mucho se ha dicho sobre la cultura nacio-nal, pero poco se ha especicado sobre su contenido.

    Est claro que en cuanto se plantea la posibilidad de una cultura propia,sure al instante la orzosa reerencia a uentes culturales anteriores. Ya he des-estimado la posibilidad de que la ideoloa y los valores culturales de las ran-des potencias puedan constituir un abrevadero rtil para nuestra patria.

    En la estacin histrica del hombre arentino confuyen distintas races,la europea por un lado, y los dierentes rupos tnicos americanos, por el otro.Esto es trivial por lo evidente, pero no son tan claras sus consecuencias.

    Creo haberme reerido con la suciente extensin a la indudable especi-cidad del hombre arentino, que no consiste en una sntesis opaca sino en unantida identidad, que resulta de su peculiar situacin histrica y su adherenciaal destino de su tierra. Sucede lo mismo con su cultura? O acaso la herencia

    europea ha sellado, denitivamente, la cultura arentina?Pienso que en este caso es articial establecer una distincin entre el

    hombre y la cultura que de l emana, pues la misma historicidad del hombrearentino impone una particular esencia a su cultura. Pero este carcter depropia de la cultura arentina se ha evidenciado ms en la cultura popularque en la cultura acadmica, tal vez porque un intelectual puede separarse desu destino histrico por un esuerzo de abstraccin, pero el resto del pueblo,no puede ni quiere renunciar a la historia y a los valores y principios quel mismo ha hecho erminar en su transcurso.

    La cultura acadmica ha avanzado por sendas no tan claras. A la menciona-da infuencia de las randes potencias debemos arear el aporte poderoso de

    la herencia cultural europea. No tiene sentido near este aporte en la estacinde nuestra cultura, pero tampoco tiene sentido cristalizarse en l.La historia rande de Latinoamrica, de la que ormamos parte, exie a

    los arentinos que vuelvan ya los ojos a su patria, que dejen de solicitar ser-vilmente la aprobacin del europeo cada vez que se crea una obra de arte ose concibe una teora. La prudencia debe uiar a nuestra cultura en este caso;se trata de uardar una inteliente distancia respecto de los dos extremospelirosos en lo que se reere a la conexin con la cultura europea: caer enun europesmo libresco o en un chauvinismo inenuo que elimina por de-creto todo lo que vena de Europa en el terreno cultural.

    Creo haber sido claro al rechazar de plano la primera posibilidad; respectode la seunda, es necesario comprender que la cultura europea ha undado

    principios y valores de real resonancia espiritual a travs de la ciencia, la lo-soa y el arte. No podemos near la riqueza de aluno de esos valores renteal materialismo de las randes potencias, ni podemos dejar de admitir que,en aluna medida, han contribuido en tanto perlen principios universa-les a denir nuestros valores nacionales. Pero es hora de comprender que yaha pasado el momento de la sntesis, y debemos sin cercenar nuestra heren-cia consolidar una cultura nacional rme y proyectada al porvenir. Europa

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    insina ya, en su cultura, las evidencias del crepsculo de su proyecto histrico.Arentina comienza, por n, a transitar el suyo.

    La estacin de nuestra cultura nacional resultar de una herencia tanto eu-ropea como especcamente americana, pues no hay cultura que se constituyadesde la nada. Pero hay que tomar centralmente en cuenta los valores que ema-nan de la historia especca e irreductible de nuestra Patria. Muchos de talesvalores se han concretado en la cultura popular, que como todo lo que proviene

    de la libre creacin del pueblo, no puede menos que ser verdadera.Diriir nuestra mirada a esos valores intrnsecamente autctonos no sinica

    tampoco precipitarnos en un olclorismo chabacano, que nuestro pueblo no me-rece, sino lorar una interacin creativa entre la cultura mal llamada superior ylos principios ms autnticos y proundos de esa inaotable vertiente creativa quees la cultura de un pueblo en bsqueda de su identidad y su destino.

    Para alentar con optimismo la tarea de elaboracin de una cultura na-cional, es necesario tomar en consideracin tres instrumentos poderosos:los medios de comunicacin masivos, la educacin en todos los niveles y lacreatividad inmanente del pueblo.

    Ya me he reerido a los mecanismos de inormacin de carcter masivo

    y sus riesos. Me parece obvio insistir en la necesidad de que estn cada vezms al servicio de la verdad y no de la explotacin comercial, de la ormaciny no del consumo, de la solidaridad social y no de la competencia eosta.No debe olvidarse que la inormacin nunca es asptica, lleva consio unainterpretacin y una valoracin; puede ser usada como un instrumento paradespertar una conciencia moral o para destruirla.

    Unas breves palabras sobre la educacin, que deber ser objeto de rtilesdiscusiones por la comunidad arentina en pleno.

    Si bien cada nivel de la educacin presenta problemas especcos, el de-nominador comn que debe enatizar nuestro Modelo Arentino es el accesocada vez mayor del pueblo a la ormacin educativa en todos sus rados. ElEstado deber implementar los mecanismos idneos al mximo, creando las

    condiciones para concretar este propsito, que es una exiencia ineludible pa-ra lorar una plena armona de nuestra comunidad oranizada.

    Creo que nadie puede, razonablemente, poner en duda que nuestro ob-jetivo en el campo de la educacin primaria debe articularse en torno a dosprincipios: creciente eliminacin del analabetismo en todas las reiones delpas y establecimiento de las bases elementales de la ormacin sica, psqui-ca y espiritual del nio. Este seundo principio implica que, ya en la inancia,

    deben sentarse los undamentos para la conormacin de un ciudadano sa-no, con rmes convicciones ticas y espirituales, y con la ntima intuicin desu compromiso interal con el pasado, el presente y el uturo de la Nacin.Esto debe incrementarse en la enseanza media, donde es de una importan-cia decisiva ortalecer la conciencia nacional, para lo cual el adolescente est,sin duda, preparado aectiva y psicolicamente.

    En la enseanza superior debe cumplirse la ltima etapa de la ormacin

    del hombre como sujeto moral e intelectual, pero tambin como ciudadanoarentino. Es por eso que en ella hacen eclosin las carencias o los loros delos niveles previos. En ella tambin debe culminar un objetivo que tiene queimprenar todos los niveles de la enseanza: la insercin de las institucioneseducativas en el seno de la comunidad oranizada. Repito casi textualmente loque arm respecto de la amilia: no puede concebirse a la universidad comoseparada de la comunidad, y es inadmisible que propona nes ajenos o con-trarios a los que asume la Nacin. No puede conurarse como una isla dentrode la comunidad, como uente de interminables discusiones librescas.

    No necesitamos teorizadores abstractos que conundan a un paisano aren-tino con un mujik, sino intelectuales arentinos al servicio de la reconstruccin

    y liberacin de su Patria. Pero por otra parte, el universitario que el pas requieredebe tener una muy slida ormacin acadmica, pues no basta utilizar la pala-bra imperialismo o liberacin para instalarse en el nivel de exiencia intelec-tual que el camino de consolidacin de la Arentina del uturo precisa.

    Es por eso que convoco a los jvenes universitarios a capacitarse seria-mente para sumarse cada vez ms a la lucha por la constitucin de una cul-tura nacional, instrumento undamental para conquistar nuestra denitivaautonoma y randeza como Nacin.

    Para ello, debern estar cerca del pueblo, que aporta el tercer elementopara la denicin de la cultura nacional: su misteriosa creatividad que loconvierte adems en testio insobornable. Testio al que hay que escucharcon humildad, antes que intentar imponerle contenidos que l no reconoce

    como constitutivos de su ser y enraizados en la estructura ntima de su ex-tensa patria rvida de uturo.

    3. La vida polticaLa vida poltica de la sociedad arentina del uturo ha de realizarse en

    comunidad oranizada. Propono que esa comunidad oranizada conurela democracia social. Veremos en qu consiste tal estructura poltica.

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    A) Democracia socialEn la nocin clsica se ha entendido a la Nacin como la entidad intera-

    da por poblacin, territorio y obierno; y al Estado como la Nacin jurdicay polticamente oranizada. Pareciera ser, por lo tanto, que bastan estos con-ceptos para calicar a la comunidad organizada en el sentido en que estamosconsiderndola.

    No es as. La dierencia esencial se da en el hecho de que la concepcin

    liberal calica, por un lado, al individuo y, por el otro, a la oranizacinsuperior. Adems, slo reconoce, prcticamente, el papel de las oraniza-ciones intermedias denominadas partidos polticos. En la accin concreta,las oranizaciones intermedias que responden a rupos sociales o proesio-nales han sido calicadas como correspondientes a una concepcin corpo-rativista del Estado.

    Hemos evaluado, sucientemente, la enseanza de la historia como pa-ra concluir que no necesitamos seuir ahora en este jueo pendular entreel liberalismo y el corporativismo. Una toma de conciencia, debidamenterazonada, nos pone en situacin de ir directamente hacia las estructuras in-termedias completas que, cubriendo partidos polticos y rupos sociales, den

    a nuestra comunidad la sonoma real de lo que queremos calicar comodemocracia social.La conuracin poltica de esta comunidad oranizada implica la crea-

    cin de un sistema de instituciones polticas y sociales que aranticen la pre-sencia del pueblo en la elaboracin de las decisiones y en el cumplimientode las mismas.

    Corresponde esclarecer ahora el concepto de democracia social. Es socialen la medida que, como dije una vez: La verdadera democracia es aquelladonde el obierno hace lo que el pueblo quiere y deende un solo inters: eldel pueblo.

    Es social, porque la sociedad es su marco, su objeto y el instrumento desu realizacin y porque el pueblo oranizado en sociedad es el actor de las

    decisiones y el artce de su propio destino. Es social, en cuanto procura elequilibrio del derecho del individuo con el de la comunidad.

    Enuncio el concepto de democracia socialal tratar de la vida poltica, por-que la democracia social no puede entenderse si no es en uncin poltica. Yesta uncin poltica, que hace el vnculo natural y necesario para aseurar lacohesin del cuerpo social, puede tener su nalidad slo en la realizacin delo que secularmente se ha llamado el bien comn.

    B) Las cualidades de la democracia socialLa democracia social que deseamos requiere ser caracterizada en uncin

    de una serie de cualidades razonablemente precisas. Las siuientes son lasms importantes: Es la expresin de una Nacin que tiene una estructura de poder que le

    permite tomar decisiones por s misma en cuestiones undamentales, ree-ridas a sus objetivos, a los procedimientos a llevar a cabo y a la distribucin

    de responsabilidades que quiera establecer en su seno. Es ornica porque se realiza en comunidad oranizada y porque en tal

    comunidad participan todos los rupos polticos y sociales, interando enel proceso nacional a todas las uerzas representativas de los distintos sec-tores del quehacer arentino.

    Procura el bien comn en la concepcin amplia que ha denido la Ile-sia y lo persiue a travs del desarrollo social del pas.

    Se nutre de un tica social que supera la tica individualista, al mismotiempo que preserva la dinidad del valor humano. Esta tica trasciendelos lmites de rupos particulares, para extenderse a la concepcin de unatica nacional y lueo interarse paulatinamente en un tica universal. Esta

    tica es la que habr de convertir al hombre actual en hombre nuevo, crea-dor de una nueva comunidad. Para nosotros, en nuestro mbito nacional,es una tica esencialmente cristiana.

    Requiere una caracterizacin de la propiedad en uncin social. La tie-rra, considerada desde una visin lobal y teniendo en cuenta la necesidadobjetiva de producir bienes, particularmente alimentos y dems serviciospara su poblacin, es un bien de produccin social. De tal orma, quedacaracterizada la propiedad privada como una concepcin que realiza lasociedad, a travs de la ley y en uncin de la historia, posibilitando a laspersonas que disponan bienes sociales. Pero debe exiirse que esa pose-sin sea hecha en uncin del bien comn, porque la sociedad estima quela propiedad privada permite oranizar la produccin de bienes y servicios

    con mayor sentido social y eciencia que la propiedad comn. Es polticamente plural, con lo que responde al pluralismo real. La orma

    del pluralismo resultar de lo que el pueblo decida. Por eso, a nuestro juicio,han de quedar eliminadas las posibilidades de un sistema de partido nico ode multiplicidad atomizada de partidos irrelevantes. En lo que se reere alpluralismo de los rupos sociales, se propone el ordenamiento por uncio-nes sociales en entidades que arupen a las representaciones del trabajo,

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    del empresariado, de los proesionales y, eventualmente, de otros sectoresde la vida nacional.

    Persiue la liberacin de los hombres de la opresin y el poder ajeno. Estaliberacin comienza por la libertad interior, slo alcanzable por medio deun sentimiento que trasciende al hombre y cultive en l la actitud de ser-vicio. De otro modo, an las ideoloas ms revolucionarias conducirannicamente a simples cambios de amos.

    Tiene en la representacin uno de sus undamentos vitales. La representa-cin est dada, esencialmente, por la accin poltica canalizada a travs delos partidos y de la cual deriva la asinacin de poder poltico como poderde representacin y de juicio poltico. Otro nivel de representatividad pue-de estar dado por los distintos rupos sociales o destacadas personalidadesindependientes, que contribuyen en la ormulacin de proposiciones y enaporte de ideas undamentales.

    Promueve la participacin autntica para la cual requiere, al menos, lasconcepciones bsicas de bien comn, tica eneralizada, pluralismo, soli-daridad y representatividad. El ciudadano se expresa como tal a travs delos partidos polticos cuya viencia lleva al uncionamiento de los cuerpos

    polticos leislativo y ejecutivo. Pero tambin el hombre, a travs de sucondicin de trabajador, intelectual, empresario, militar, sacerdote, etc.,tiene que oranizarse para participar en otro tipo de recinto, como pue-de ser, por ejemplo, el Consejo para el Proyecto Nacional Arentino. Esteente debe enocar su tarea hacia la ran obra de ormulacin del ProyectoNacional, en la cual todo el pas tiene que empearse. Adems de esta par-ticipacin, son concebibles otras ormas de participacin de los rupospolticos y sociales, a ttulo de asesoramiento y de contribucin a la rantarea de liberacin y reconstruccin nacional, en la que debe estar empe-ado todo el pas. Las ormas que deba asumir esta participacin estn anabiertas a la consideracin de quienes sern responsables de la misma.

    Concibe la autoridad como la acultad de mandar sen la recta razn, con base

    en un orden moral y una tica superior. Se realiza con una concepcin nacional sin xenoobia, en actitud continen-

    talista y universalista, de eectiva cooperacin y no competitiva. Es moderna, porque requiere la estructuracin ornica y uncional en

    los trminos de la sociedad oranizada, superando las estructuras he-redadas del Estado liberal, incapaces de servir ecientemente a nuestroModelo Arentino.

    Se plantea en trminos de ideales, pero partiendo de la realidad actual yevaluando nuestra idoneidad concreta de transormacin. No conura,pues, una utopa.La apelacin a la utopa es, con recuencia, un cmodo pretexto cuandose quiere rehuir las tareas concretas y reuiarse en un mundo imainar io;vivir en un uturo hipottico sinica deponer las responsabilidades in-mediatas. Tambin es recuente presentar situaciones utpicas para hacer

    racasar autnticos procesos revolucionarios.Nuestro modelo poltico propone el ideal no utpico de realizar dos tareaspermanentes: acercar la realidad al ideal y revisar la validez de ese idealpara mantenerlo abierto a la realidad del uturo.

    C) El nivel de conduccinEn la tarea poltica del pas, al ms alto nivel, intervienen dos instancias:

    la conduccin poltica y la poltico-administrativa. La primera atiende a laestructura del poder, y la seunda, a la administracin del pas, en eneral,adems de la administracin del obierno en par ticular. Este ltimo aspectolo habr de tratar en otro luar del presente trabajo.

    El principio ornico reside en disponer: unidad de concepcin, conduc-cin centralizada y ejecucin descentralizada. Los niveles en los cuales setrabaja son, en trminos enerales: la conduccin superior del Estado, lasentidades intermedias y el pueblo en el mbito ciudadano.

    Dentro de este esquema hace alta una sonoma para las instituciones deconduccin. Ella debe responder a la tarea que a estas instituciones toca realizar.

    Tres son las randes tareas: planeamiento de lo que ha de hacerse, ejecu-cin concreta, control y reajuste del proceso.

    El planeamiento debe ormalizarse para el laro plazo (varias dcadashacia el uturo); para el mediano plazo (el nmero de aos que dura un o-bierno) y para el corto plazo (un ao).

    El laro plazo requiere la denicin de las cualidades de la sociedad que se

    visualizan para el uturo y la identicacin de estrateias lobales para alcanzar-la. Tal tarea requiere la constitucin de un oranismo especco al cual el pueblocontribuya, a travs de los mecanismos con los que cuenta y en los mbitos queconoce. Esta entidad puede ser el Consejo para el Proyecto Nacional, a interarsecon todos los elementos representativos de la comunidad.

    El planeamiento para el mediano plazo requiere ser realizado, bsicamente,por el Poder Ejecutivo, con la participacin correspondiente del Conreso.

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    El planeamiento del corto plazo, as como la ejecucin, corresponde, b-sicamente, al equipo ministerial, salvo en las materias que haan necesaria laintervencin del Conreso en lo que concierne al control superior.

    Los controles han de establecerse en varios niveles, sobre la base del con-cepto superior del control, para lo cual se requiere del establecimiento deuna completa red de inormacin.

    Sealados tales aspectos, suren alunos requerimientos con respecto a la

    sonoma del Conreso Nacional. La experiencia seala que la tarea creativadel Poder Leislativo se ha desarrollado, a lo laro de este silo, siuiendouna disciplina de trabajo que puede ser pereccionada.

    Parece necesario que el pas tena un Conreso que sesione por un pe-rodo mayor que el de cinco meses que establece la Constitucin Nacional.Precisamente, pareciera no resultar conveniente una treua poltica tanprolonada, porque lo que se requiere es mucho trabajo poltico en el proce-so de edicacin institucional en que nos hallamos.

    El Conreso Nacional deber participar activamente en el proceso deproramacin de la estructura institucional del pas y de revisin peridica

    y actualizacin de la normas.

    Los requerimientos de la comunidad deseada introducen, tambin, alu-nos requisitos a la estructura y uncionamiento del Poder Ejecutivo.Necesitamos una Presidencia adecuadamente estructurada para condu-

    cir, puesto que las unidades dependientes del Poder Ejecutivo constituyencentros al servicio ntero de la comunidad. Ello es evidente desde que laran tarea de ejecucin pblica est en sus manos.

    Adems, el mundo interdisciplinario en el que ya se vive exiir una con-duccin de lo externo que reclamar crecientemente la accin presidencial.

    La conduccin poltica superior debe estar siempre en manos del Presi-dente de la Nacin, como cuestin oriinaria y exclusiva. Para ello y en cuan-to tiene relacin con el Conreso de la Nacin, necesita un vicepresidente enlos trminos que actualmente prev la Constitucin Nacional.

    Adems, la conduccin del sector poltico-administrativo exie coordi-nacin de la accin ministerial. Cada ministerio debe ser concebido comoun mbito de responsabilidad especca. Pero la instancia poltico-adminis-trativa es, intrnsecamente, interdisciplinaria. Para ello el Presidente de laNacin necesita la cooperacin de un uncionario encarado de la coordina-cin ministerial. Este coordinador puede ser un Primer Ministro que depen-da, directamente, del Presidente de la Repblica.

    La estructura institucional as concebida orticar la capacidad de deci-sin y de accin del Presidente de la Repblica, al proporcionarle todos losinstrumentos necesarios para su estin.

    La oranizacin de nuestro rimen poltico queda, entonces, denida.El objetivo es la democracia social. La orma de obierno que responde alobjetivo es la representativa, republicana, ederal y social.

    Representativa, en los trminos de representacin a que antes se hizo

    reerencia.Republicana, porque preserva la estructura de repblica, como orma poltica

    de nuestra Nacin, nutrida en el poder que proviene desde el ciudadano.Federal, porque se preserva el vior histrico y el valor de uturo que el

    ederalismo tiene para el pas, interpretndose lo que se considera una con-cepcin mayoritaria.

    Social, por los propsitos especcos antes desarrollados, que hacen a laresponsabilidad del gobierno.

    D) Las instituciones intermediasCuando la concepcin liberal acta en el nivel del ciudadano y del Estado,

    sin aceptar ms entidad intermedia que los partidos polticos, orece aran-tas no del todo adecuadas.Los rupos de intereses que responden a la estructura del poder econ-

    mico imperante pueden crear sus propios partidos, inltrar los partidosexistentes o bien presionar sobre las decisiones ubernamentales por va dela infuencia directa, o mediante sus mecanismos lcitos conocidos.

    Cuando la concepcin de la Democracia Social establece que los rupossociales deben interar institucionalizadamente los cuadros intermedios dela comunidad oranizada, est oreciendo arantas verdaderas.

    En eecto, el ciudadano ha de poder participar ms en uncin de lo queconozca mejor. Todo trabajador sabe, por ejemplo, cul es el verdadero sentidode la poltica que lleva adelante una conederacin de trabajadores.

    Las concepciones de cada rupo social y de cada partido poltico debenestar expresadas en orma de bases, plataormas u otros cuerpos escritos queconuren su propia maniestacin del Proyecto Nacional.

    Si se trata de partidos polticos su plataorma tendr que constituir la expre-sin poltica del Proyecto Nacional que el partido sostiene para el pas. Tratndosede rupos sociales, sus bases o estatutos doctrinarios deben conurar, iualmen-te, la expresin del Proyecto Nacional que el rupo social concibe para el pas.

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    Las instituciones intermedias tendrn que actuar procurando la uninpara el accionar de aquellas cuya ideoloa sea coincidente.

    En el nivel de liderazo, esto sinica la unin de todos los lderes po-pulares en la tarea comn. La alta de unin o an la desunin conura elms serio enemio que podemos crear nosotros mismos en la lucha por laLiberacin y Reconstruccin Nacional.

    Desde este undamento se concibe que el trabajo uturo en nuestra de-

    mocracia social en cuanto se desarrolla como comunidad oranizada de-be darse sobre la base de paz social y diloo abierto como mtodo de tra-bajo poltico en bsqueda de coincidencias con todos los sectores polticos

    y sociales; as como undamentacin del poder de los movimientos, rupossociales y partidos polticos en oranizaciones que acten con una corrientede poder que fuya sistemticamente desde las bases, con voto universal, se-creto y obliatorio para todas las maniestaciones.

    E) El desarrollo polticoPara alcanzar los caracteres de la sociedad poltica que perseuimos debemos

    realizar cierta adecuacin de los medios existentes a partir de la situacin actual

    de nuestra sociedad. A esa adecuacin la llamamos desarrollo poltico.Consideramos que lo poltico tiene una precedencia absoluta en nuestropueblo. En consecuencia, debe hacerse mnimo el tiempo en que se lore la ade-cuacin deseada, sobre la base de que sta se har eectiva por medios paccos.

    Hemos comenzado ya nuestro proceso de cambio, beneciados por laprounda movilizacin poltica que en el pas se viene produciendo desdehace treinta aos.

    El desarrollo poltico deber sustentarse tomando como premisa unda-mental que la verdad debe primar sobre toda otra consideracin y que cons-tituye la nica realidad tanible.

    La verdad poltica debe estar presente en todas las maniestaciones y debeser viorizada de manera perseverante. Para ello es necesario que en la lucha

    poltica la violencia sea denitivamente reemplazada por la idea.

    F) La poltica exteriorLa paz mundial y la elicidad de los pueblos debern constituir los objeti-

    vos esenciales en la conduccin de la poltica exterior arentina. Una paz quepara nuestro pas se sustente en la plena viencia de la soberana poltica, la

    justicia social y la independencia econmica.

    La conraternidad con todos los pueblos del mundo, el respeto absolutoa su autodeterminacin y la iualdad jurdico-poltica de los Estados debenuiar nuestro accionar.

    Desde el momento en que una Nacin slo ha de cumplir su vocacin dedestino si el pueblo que la determina se realiza como tal, la poltica exteriorarentina tiene en esto su principal undamento.

    Arentina se incorpora decididamente al desao de los tiempos, y con

    su sentido de humildad y de randeza quiere que a su voz sea escuchada yrespetada en el mbito de las decisiones internacionales.

    El ao 2000 presentar a la humanidad actuando en un sistema inter-nacional estructurado sobre la base de un equilibrio pluripolar, y a nuestropas, en particular, en su condicin de Arentina Potencia, dentro de un mar-co de continentalizacin poltica de Latinoamrica y en plena participacincon el resto de los pases del mundo.

    Sobre la base de una poltica de paz y de cumplimiento estricto de loscompromisos internacionales, considero que la poltica exterior arentinadebe encauzarse a travs de los siuientes lineamientos enerales:a) Respecto de la soberana de los Estados, la autodeterminacin de los Pue-

    blos y el pluralismo ideolico, exiiendo su correspondiente reciprocidad;b) Intensicacin de las relaciones con todos los pases del mundo sin ex-clusiones ideolicas, polticas o econmicas;

    c) Viencia plena de la Tercera Posicin en un mbito de recproca solida-ridad con los pueblos que aspiran a su liberacin;

    d) Estrecha asociacin y comunidad de esuerzos, en especial, con los pa-ses que conorman el Tercer Mundo y colateralmente con todos aquellosque conciban y respeten nuestros principios bsicos sobre convivenciauniversal;

    e) Deensa sistemtica de los recursos naturales, cientcos y tcnicos, enel marco mundial, dentro de un mbito de recproca colaboracin deesuerzos y de utilizacin de los resultados;

    ) Conduccin de una poltica exterior autnticamente undada en lasrandes coincidencias nacionales y al serv icio de nuestro pueblo, nicoprotaonista y destinatario de la misma.

    Tales objetivos exien un Servicio Exterior altamente capacitado para elcumplimiento de su uncin especca, tanto desde el punto de vista ideol-ico, como tcnico-proesional y cuyos nicos objetivos sean la preservacin

    y la randeza de la Patria.

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    La Hora de los Pueblos est denitivamente en marcha. La Tercera Po-sicin sustenta nuestro accionar. El Tercer Mundo constituye una realidadirreutable.

    Debemos recuperar la iniciativa que tuviramos hace tres dcadas, comopioneros de una nueva mentalidad mundial.

    Con tal propsito, tenemos que transormar nuestro estado de concien-cia en accin deliberada y, con ello, concretar el pensamiento universalista

    que nos anima.

    4. El mbito econmicoA) Caracterizacin general

    Los principios y medidas enerales que el Modelo Arentino propone en elcampo econmico deben comprenderse como justicados y undados en las ba-ses losco-polticas previamente expuestas. Es por eso que, en varias oportu-nidades, he sostenido que la dimensin poltica es previa al mbito econmico.

    El Justicialismo comprende lo econmico como naturalmente emanadode un proyecto histrico-poltico de espritu intrnsecamente nacional, so-cial y cristiano.

    En tal sentido, el objetivo undamental es servir a la sociedad comoun todo, y al hombre no slo como sujeto natural sometido a necesidadesmateriales de subsistencia, sino tambin como persona moral, intelectual

    y espiritual.En rior, nuestra concepcin tampoco supone que la bsqueda del bene-

    cio personal invariablemente redunda en el bien de toda la sociedad. Por elcontrario, la actividad econmica debe diriirse a nes sociales y no indivi-dualistas, respondiendo a los requerimientos del hombre interado en unacomunidad y no a las apetencias personales.

    Esta interpretacin amplia y solidaria de la actividad econmica llevarimplcita una denicin clara del concepto de benecio, ubicndolo, no yacomo un n en s mismo, lo que dara como resultado una utilizacin de los

    recursos en uncin de un individuo eosta, sino como la justa remunera-cin del actor empresarial por la uncin social que cumple.

    Preservamos as el estmulo para omentar el incremento de la estin em-presarial privada, con su dinamizadora dosis de creatividad, pero enmarcadaen un contexto donde debe prevalecer una distribucin socialmente justa.

    La esencia de nuestra Tercera Posicin consiste en anhelar una sociedademinentemente creativa y justa, en la cual la conduccin econmica perte-

    nezca al pas como comunidad armnica y los loros econmicos no atentencontra la libertad y la dinidad del hombre.

    Pero cada uno de mis conciudadanos debe tener muy claro que la nica posi-bilidad de que lo anteriormente expuesto no quede en meras expresiones de de-seo depende de que todos los arentinos participen de una prounda revolucintica, que en verdad implica una autntica toma de conciencia cristiana.

    Nuestra concepcin econmica no es asptica, no puede aplicarse como

    un conjunto de medidas tcnicas si no est interada en una visin del hom-bre y el mundo de carcter radicalmente nacional.

    Para la conormacin econmica de nuestra sociedad, resulta indispensa-ble obtener la coincidencia eneralizada de todos los sectores, hecha realidada travs de un compromiso rme, estable y por ende cuidadosamente elabo-rado a travs de lo que ser el Proyecto Nacional.

    B) Necesidad de considerar el mbito supranacionalHasta el momento ha prevalecido en casi todos los pases la concepcin

    restrictiva de desplear la actividad econmica con el solo n de lorar elmximo bienestar para sus habitantes. De ahora en adelante el panorama

    se ampla, tendiendo a aunar esuerzos en el nivel reional e internacional an de elevar, en mutua colaboracin, las condiciones de vida de la sociedaduniversal del porvenir.

    El mundo del uturo se est orientando hacia nuevas ormas en virtud de lascuales ya no tendr sentido analizar los problemas como exclusivamente nacio-nales. Ser preciso condicionarlos a la evolucin eneral de la humanidad, en laque el proreso de la ciencia y la tecnoloa, por una parte, y la expansin demo-rca, por la otra, infuirn decisivamente sobre los sistemas socio-econmicos.Por lo tanto, las soluciones de los diversos problemas en el nivel nacional nopodrn ser loradas plenamente si buscan su concrecin exclusivamente dentrodel pas, como si ste uera un compartimiento estanco.

    Toda labor econmica se hace eectiva persiuiendo metas determinadas

    y considerando las restricciones propias de las circunstancias. En tal senti-do, el uturo exiir perseuir metas mundiales en uncin de posibilida-des tambin mundiales. Por consiuiente, en la medida en que la Arentinaoriente su accionar econmico en tal direccin, ser mayor su trascendenciaen el orden internacional.

    El desarrollo no debe quedar en manos de unos pocos, o de rupos pode-rosos, como tampoco debe responder a la concepcin de una sola comuni-

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    dad poltica o de las naciones ms uertes. Por el contrario, todos los sectores,dentro de cada pas, y el conjunto de las naciones, en el orden internacional,deben participar en dicha tarea.

    Esto no constituye una utopa, pero tampoco es tarea cil de lorar, par-ticularmente en un mundo convulsionado poltica e ideolicamente, don-de el inters privado prevalece sobre el inters social.

    Es necesario avanzar radualmente, por etapas, evitando las ormas violentas

    de cambio que slo sinican tremendos costos sociales para cualquier comuni-dad oranizada. Los acuerdos en el nivel nacional y las interaciones reionalesson el primer paso trascendente para alcanzar la meta propuesta y para ello elpas debe estructurarse como un verdadero sistema. En l debe disponerse de unmedio que oriente la accin y al mismo tiempo sirva de patrn para conrontarlas realizaciones, como entiendo debe ser el Proyecto Nacional.

    C) Necesidad del acuerdo internoDicil resultar interarse dentro del marco reional y ms an del inter-

    nacional, si previamente no establecemos las bases de acuerdo dentro del pas.se deben denir las polticas en las distintas actividades y comprometer a todos

    los sectores sociales. Cada uno en su uncin deber realizar una tarea solidariapara aprovechar al mximo la capacidad creativa del pas.Los compromisos que se contraian sern concretos, eectivos y estables,

    independientemente de quin ejerza el liderazo o el obierno, porque esteltimo es circunstancial, mientras que aqullos deben ser permanentes, auncuando actualizables.

    Los planes de desarrollo constituyen la expresin econmica de este acuerdoeneral e indican el camino y las metas a lorar, basadas en aproximaciones sen-satas y acordes con la realidad presente y la estimacin del uturo. La planicacindesmedida conduce inexorablemente a la prdida de la libertad y de la creatividado bien a la subestimacin y abandono de los nes perseuidos, mientras que laalta o insuciencia de la accin planicada, a la vez que conduce al derroche de

    recursos, debilita y nalmente deja a la Nacin a merced de los poderosos.

    D) Las necesidades y la oerta de bienes y serviciosResulta paradjico observar cmo en un mundo que siente cada da con ma-

    yor uerza la presin de la escasez de los recursos primarios, alunas concepcio-nes tratan por todos los medios de omentar el consumo en orma irracional

    y dispendiosa. Esto no slo torna cada da ms oscuras las posibilidades de las

    eneraciones uturas, sino que reuerza los lazos de dependencia especulativaentre rupos e intereses privados reidos con el inters de la comunidad.

    La exiencia de una sociedad plenamente realizada no slo implicapensar en el presente, sino tambin en el uturo. Para ello debemos reu-lar y analizar las necesidades dando preeminencia a las ms autnticas ycompatibilizndolas con nuestra liberacin dentro de un marco de De-mocracia Social.

    A tal n, sera conveniente que existiesen los medios que identiquenobjetivamente esas necesidades, con el propsito de canalizarlas y suerir susatisaccin, an cuando el Pueblo no haya lleado a expresarlas en orma dedemanda concreta.

    Lo armado precedentemente implica reconocer que la demanda nopuede ni debe ser identicada exclusivamente a travs del mercado, sino querequiere alo de mayor contenido social.

    Para lorarlo ser necesario previamente establecer una escala de valoresa partir de la cual el patrn de demanda se ajuste a la concepcin social yuniversalista.

    La oerta interna de bienes y servicios deber, entonces, responder a esta

    demanda, y para ello todas las uerzas productivas coordinarn su accin an de lorar una sociedad realizada en los trminos expresados.La preservacin de nuestros recursos, particularmente los aotables, el

    permanente control sobre ellos y sobre el proceso productivo son requisitosindispensables cuya ausencia har nauraar cualquier intento de desarrollo

    y real independencia.

    E) La produccin y el aprovechamiento de los recursosEs habitual, cuando se hace reerencia a la produccin, centrar unda-

    mentalmente la discusin en dos randes reas: nivel de autosuciencia eco-nmica y papel del Estado en el proceso productivo. Tal vez en el pasado,donde se proceda entendiendo al pas como compartimento estanco y don-

    de las concepciones ideolicas se alineaban en posiciones extremas, dichadiscusin tena alo de sentido. En la poca actual, y para mentes con visinde uturo, enoques de tal naturaleza carecen de todo valor.

    Es indudable que si hacemos reerencia a un mundo que tiende cada da msa acelerar su interacin y a coparticipar en la solucin del problema de la esca-sez de recursos, tratando de incrementar el comercio internacional y de interar-se en el proceso productivo, resulta pueril y contradictorio dispersar esuerzos.

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    Esto no implica aceptar o mantener las estructuras productivas tal comoestn, consolidando as la dependencia. Nuestra Arentina cuenta con unanaturaleza prdia en recursos, una mano de obra cualitativamente compa-rable a la que poseen pases con un elevado desarrollo y un rupo empresa-rio creativo y pujante. Dicho en otros trminos, se dan las condiciones paraarmonizar una estructura econmica aropecuaria con una industrial, sinque el proreso de un sector se lore a costas del otro

    Lo undamental es que cada producto que sala al mercado, y en particularal internacional, cuente con el mayor valor areado que los actores de la pro-duccin permitan, y por otra parte, que se consolide una interacin del procesoproductivo en el nivel reional interno, continental y nalmente universal.

    El pleno empleo de los recursos tendr entonces un verdadero y slidosentido y no tomar la orma de una expresin de deseos de plataorma po-ltica con nes electorales.

    De nada servir disponer de enerosos recursos naturales, si stos permane-cen inexplotados; es indispensable orientar los mayores recursos para utilizarlos,particularmente aqullos que se poseen en orma abundante, en relacin con laspropias necesidades, pero sin perder de vista un uso racional para los aotables.

    Es aqu donde el establecimiento de metas cuantitativas, a base de previainvestiacin inteliente y realista de nuestras reservas, adquiere especial re-levancia. En todo proceso productivo hay insumos crticos que condicionanseveramente la actividad industrial y la productividad del sector aropecua-rio. Respecto de ellos adquiere verdadero sentido el concepto de autosu-ciencia y ruptura de la dependencia.

    sta es la otra rea hacia donde deben canalizarse los esuerzos del sectorpblico privado, actuando en orma ya sea independiente o conjunta.

    F) El mbito de la actividad econmicaLa trascendencia del Estado en la actividad econmica depende de su

    rado de injerencia en este campo, as como de la modalidad y calidad de

    su participacin.En la uncin empresarial, el Estado tendr un papel protanico o comple-

    mentario de la accin privada, sen las circunstancias presentes o uturas as loaconsejen. Debe destacarse como un deber ineludible la idoneidad con que elEstado asuma dicho papel, materializado a travs de su estin empresarial.

    La empresa del Estado no es un vehculo para alimentar una desocupa-cin disrazada o para transormarse en uente de trabajo o de inresos de

    quienes ejercen circunstancialmente el manejo de la cosa pblica. Es el cami-no para satisacer necesidades bsicas de la comunidad.

    La experiencia indica que nadie critica a una empresa por el solo hecho deser del Estado, sino por el resultado de su estin. Nadie reaccionar contrael control y supervisin que el Estado realiza sobre el quehacer econmico, siste es llevado a cabo no slo con honestidad sino tambin con idoneidad, ysi tanto el Estado como el sector privado se hallan plenamente identicados

    con un Proyecto Nacional, un n superior en el que no caben mezquindadesni turbios manejos especulativos.

    De lo expresado sure la imperiosa necesidad el intensicar el proceso deormacin y pereccionamiento del uncionario pblico.

    La uncin pblica debe ser ejercida con idoneidad tcnica y capacidad dedecisin. Pero estas cualidades, necesariamente, tienen que sustentarse en laadhesin plena del uncionario a la idea de que l es parte interante de unacomunidad que busca perlar un Proyecto Nacional, ante cuyos nes superio-res quedan releados los objetivos meramente individuales o sectoriales.

    G) La uncin del capital extranjero

    Arentina ha sido siempre un pas abierto a la participacin externa; tam-bin lo ser en el uturo, pero es imprescindible disciplinar dicha participa-cin determinando las reas de su injerencia y la uncin que debe cumpliren nuestra vida social, poltica y econmica.

    Ninn pas es verdaderamente libre si no ejerce plenamente el poder dedecisin sobre la explotacin, uso y comercializacin de sus recursos y sobre elempleo de sus actores productivos. Por ello es necesario determinar las relasdel jueo que habrn de reir la participacin del capital extranjero y, una vezestablecidas, aseurar su estabilidad y undamentalmente hacerlas cumplir.

    El proreso econmico depender exclusivamente de nuestro propio es-uerzo; de all que el capital extranjero deba tomarse como un complemento

    y no como actor determinante e irremplazable del desarrollo.

    H) La ormacin y distribucin del ingresoLa elevacin permanente y sostenida del nivel de inresos y su distribu-

    cin con criterio de justicia social es, y as debiera reconocerse unnimemen-te, la nalidad de todo proceso de desarrollo.

    Poco nos dirn los impactantes ndices de crecimiento lobal, si no vanacompaados de una ms equitativa distribucin personal y uncional de

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    los inresos, que termine denitivamente con su concentracin en reduci-dos ncleos o lites que han sido la causa de costosos confictos sociales.

    Debemos crear el pas del uturo para las eneraciones venideras, peropartiendo de la base de que las presentes deben intervenir plenamente en suconuracin.

    Sera socialmente injusto que, con el objeto de acelerar el desarrollo, seaectasen ostensiblemente las posibilidades de realizacin de quienes pre-

    cisamente lo eneran. Por otra parte, es cristianamente inaceptable que esedesarrollo se materialice a expensas de los ms necesitados.

    El costo debe ser repartido proporcionalmente, de acuerdo con las posi-bilidades de cada uno.

    Cuando se habla de distribucin uncional, suele predicarse que para avo-recer el proceso de crecimiento econmico es conveniente remunerar en unamayor proporcin al actor capital y empresarial, en detrimento del trabajo.Aun cuando esto tcnicamente pudiera tener visos de realidad, es socialmenteinjusto y por lo tanto debe excluirse de nuestra doctrina nacional.

    Por el contrario, es condicin necesaria estimular sostenidamente esteltimo actor, que precisamente est interado por los estratos ms bajos de

    la escala social, y para ello debe intensicarse el uso de los dierentes meca-nismos que incrementan el inreso real, tarea en la cual el Estado tiene unaresponsabilidad imposterable.

    La solucin del dcit habitacional, la ampliacin y diusin de los ser-vicios relacionados con las necesidades primarias, la educacin y el esparci-miento; los subsidios a la amilia numerosa y a las clases pasivas son merosejemplos de lo que el Estado debe concretar en orma amplia y eciente, osea cuantitativa y cualitativamente en relacin con la necesidad.

    La infacin, cualquiera sea su orien, tanto como el control de la oertay, por ende, de los precios, por parte de estructuras con poder monoplico,en todos los casos terminan con una distorsin del inreso y eneran unadistribucin reresiva del mismo.

    Es aqu tambin donde el Estado debe estar presente, y para ello nobastar atacar los eectos, hay que atacar las causas que los oriinen. Eneste quehacer deber actuar con el mximo poder que le conieren susacultades.

    No es suciente que exista, adems de una adecuada tasa lobal de creci-miento, una buena distribucin personal y uncional, si reionalmente exis-ten notorios desniveles.

    La sociedad arentina est interada por el hombre de la ciudad y delcampo, de las randes urbes y de los pequeos conlomerados, an de aque-llos ubicados en la zona ronteriza. Todos deben participar en el esuerzo,pero todos deben, tambin, ozar de los benecios.

    La distribucin reional de los inresos ha de ser tambin motivo de es-pecial preocupacin no slo del Estado, sino de toda la comunidad. Los o-biernos provinciales, en pleno uso de las acultades que otora un sistema e-

    deral, deben poner todo de s y crear conciencia popular de solidaridad paraayudar a las reas sumeridas. Mientras exista una sola amilia cuyo inresoest slo en un mero nivel de subsistencia o, peor an, por debajo de ste, nohabremos lorado en modo aluno un nivel econmico con justicia social.

    Respecto al capital extranjero, sera utpico pretender que no reciba una par-ticipacin por su aporte en el quehacer nacional. No es esto lo que realmenteimporta, sino las uentes que dan luar a tales inresos. Es por ello que la comu-nidad, en eneral, y el Estado, en particular, deben denirlas con claridad.

    Existen empresas y oranizaciones internacionales que an hoy persistenen manejarse con pautas de explotacin y especulacin, sin darse cuenta deque los pases del presente, por pequeos que sean, han aprendido la leccin y

    van ejerciendo cada da con mayor vior la deensa de sus propios intereses.Nuestra Patria ha avanzado en tal sentido, pero es necesario lorar anmayores proresos. No podemos olvidar que somos los nicos responsablesde los xitos o racasos que el pas experimenta.

    Cabe aqu recordar, nuevamente, lo expresado en materia de capacitacinde nuestros hombres pblicos, uncionarios y an empresarios. Slo una rmeormacin moral y una elevada idoneidad tcnica permitirn seleccionar ade-cuadamente las uentes que dejan un benecio real para el pas.

    I) El agroEl mundo actual observa con creciente preocupacin el paulatino ao-

    tamiento de los recursos naturales, al punto de temer el desencadenamien-

    to de una crisis en materia de productos esenciales para la subsistencia dela humanidad.

    Nuestro pas, en tal sentido, resulta un privileiado de la naturaleza yuna esperanza para la sociedad en la etapa universalista, considerando suspotencialidades en materia de recursos naturales. De all que la denicin deuna poltica estable y denida para el aro constituya una responsabilidadineludible de las eneraciones del presente para con las del uturo.

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    Esta poltica debe sealar con precisin los objetivos a alcanzar en mate-ria de colonizacin, inraestructura, rimen de tenencia de la tierra, explo-tacin, investiacin, capacitacin e incentivos, con el n de lorar a la vezuna uente continua de riqueza para el pas y un aporte vital para el mundodel uturo hecho con criterio de solidaridad universal.

    Ambos conceptos, uente sostenida de riqueza y solidaridad universal,implican necesariamente hacer un uso racional de nuestras tierras aptas, co-

    mo as tambin realizar un esuerzo sostenido para arear a stas las hoyociosas o deprimidas.

    La colonizacin de nuestras tierras adquiere, en razn de lo expuesto,una importancia tal vez superior a la que se le asinara en pocas pasa-das, pero simultneamente, es amenazada por mayores condicionamien-tos y diicultades.

    El paulatino desplazamiento de la poblacin rural hacia los centros urba-nos, las necesidades propias de la vida moderna, la complejidad de los me-dios tcnicos y niveles de inversin requeridos para la explotacin arcolason aspectos que condicionan el loro de este objetivo.

    No podemos pensar en colonizar, si previamente no creamos los medios

    que aseuren a los inmirantes condiciones de vida propicias para su despla-zamiento. Ello, indudablemente, implica un esuerzo econmico de manitudtrascendente y una planicacin detallada, con determinacin de prioridades.En tal sentido, ser preerible un plan con metas no excesivamente ambiciosas,escalonadas en el tiempo y por zonas, pero basado en posibilidades reales deconcrecin, a otro ambicioso que permanezca en el plano terico o que seausado como mera herramienta de propaanda ideolica o partidista.

    Simultneamente con la creacin de la inraestructura destinada a hacerdina la vida de la poblacin rural, ser necesario considerar la requeridapara posibilitar la explotacin de las tierras en condiciones de productividadcreciente y de ailizacin de las etapas de distribucin, almacenaje y comer-cializacin de los productos.

    Entendemos que la tenencia de la tierra implica la responsabilidad de noatentar contra la nalidad social que debe satisacer la explotacin araria.Dicha nalidad social slo se cubrir cuando la tierra sea explotada en su to-talidad y en relacin con su aptitud real y potencial, tomando el lucro comoun estmulo y no como un n en s mismo.

    La tierra no es bsicamente un bien de renta, sino un bien de trabajo. Eltrabajo todo lo dinica.

    La explotacin de las tierras implica considerar un dimensionamientoptimo y una conservacin adecuada del suelo; ambos aspectos deben serevaluados dentro de un contexto eminentemente tcnico, y con miras a lo-rar consenso y no enrentamiento de rupos o sectores.

    La experiencia indica que muchas discusiones, particularmente en lo queconcierne a la subdivisin de las tierras, se han orientado, o han sido uerte-mente condicionadas, por razones meramente ideolicas ms que de bene-

    cio para la sociedad en su conjunto.La actividad productiva dentro del sector primario no ha escapado a la

    infuencia de la continua revolucin tecnolica que es un sino de nues-tros tiempos. Ms an, puede observarse que en los ltimos aos se hacendenodados esuerzos para lorar nuevos procedimientos que compensen laescasa productividad de la tierra, teniendo en cuenta el creciente aumentode la poblacin mundial.

    La Repblica Arentina, como poseedora de un vasto territorio con ap-titud especial para su explotacin, no puede, bajo ninn concepto, quedarrezaada tanto en el uso de esos nuevos procedimientos como en el procesode investiacin.

    La creacin y estmulo para lorar una conciencia en esta materia debeser responsabilidad no slo del Estado, sino tambin de los sectores privadosque participan de la correspondiente actividad.

    Los actuales centros de experimentacin y de ormacin de mano de obracapacitada necesitan contar con el decido apoyo pblico y privado. Pero s-tos, a su vez, deben basar sus planes de accin sobre objetivos y metas con-cretas y acordes con las posibilidades del pas.

    No resulta novedoso sealar la natural resistencia de muchos trabajado-res rurales a la implantacin de nuevos mtodos, procedimientos y herra-mientas destinados a proteer el suelo, incrementar la productividad y cul-tivar nuevas especies. Sin embaro, parece que los esuerzos para lorar uncambio radical y denitivo resultan todava insucientes.

    Por tal motivo, el Estado, en particular, y las oranizaciones rurales, en ene-ral, debern coordinar sus esuerzos a n de proundizar los cambios y hacer evi-dentes los benecios que los mismos traern aparejados. Un hombre de campocon una mentalidad moderna y de uturo es el actor insustituible del proresodel sector, ms all de toda medida administrativa o de estmulo a la actividad.

    Todo lo sealado hasta este punto implica un esuerzo econmico- i-nanciero que va ms all de las posibilidades del sector; por tal razn, el

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    Estado debe ineludiblemente acudir como apoyo real y estmulo, comoas tambin, hacer un uso intenso de su poder como iscalizador, control

    y reulador.En cuanto al apoyo, ste debe materializarse a lo laro de todo el espectro

    de actividades que directa o indirectamente se reeren al quehacer arario;desde la capacitacin tcnica, hasta la creacin de condiciones para la ex-plotacin; pasando por el apoyo nanciero para las distintas etapas de la

    produccin y comercializacin.Slo podremos exiir el cumplimiento de un compromiso social si pre-

    viamente acilitamos los medios bsicos para llevarlo a cabo.El asesoramiento tcnico, el apoyo crediticio, la poltica scal y el desa-

    rrollo de cooperativas ararias son instrumentos que deben usarse en ormaintensa, particularmente para aquellos que se encuentran en inerioridad decondiciones para producir.

    El apoyo para lorar el aprovechamiento de las zonas ociosas debe sermotivo de especial preerencia, pero una vez satisechas adecuadamente lasnecesidades de las zonas aptas.

    En su uncin scalizadora y de reulacin, el Estado debe previamente

    denir con absoluta claridad su par ticipacin, y una vez lorado el consensoeneral se deber proceder sin solucin de continuidad.Nuevamente la poltica scal cumple aqu un decidido papel para obli-

    ar a la explotacin racional de los recursos, evitando capacidades ociosas.Producir cada da ms, manteniendo la ertilidad de las tierras, debe sercriterio rector.

    La intervencin directa en el proceso de comercializacin interna y ex-terna, como as tambin en la jacin de precios que aseuren un benecionormal y una eliminacin de la incertidumbre del uturo, son tambin res-ponsabilidades que el Estado no debe bajo ninn concepto delear y menosan olvidar.

    J) La industriaEl sector industrial ha ido creciendo en la Arentina hasta convertirse

    en parte importantsima de la actividad econmica; de ah la necesidad dedelinear, a randes trazos, cules sern las pautas que han de reir su com-portamiento dentro de la comunidad que anhelamos.

    Me parece evidente que nadie puede, razonablemente, dudar que la pla-nicacin es imprescindible; de ah que, una vez identicadas las necesidades

    autnticas de la sociedad, habr que cuanticarlas. Deber, entonces, deter-minarse cunto y qu producir el Estado; cunto y qu, el sector privado.

    En lo que concierne a la actividad industrial estatal, la planicacin serestricta y la coordinacin de los esuerzos, mxima. Para el quehacer privadose establecern marcos con la fexibilidad que las circunstancias suierandentro de los cuales el empresariado desenvolver su capacidad creativa.

    Si tanto el Estado como el sector privado comprenden que su meta es la

    misma el bienestar de toda la comunidad la determinacin de los lmitesde accin no puede ser confictiva.

    Sin embaro, el Estado deber evitar que estos marcos que encuadranla actividad privada sean excesivamente cambiantes o conusos, pues estosumira al empresariado en la incertidumbre, desalentara las inversiones yomentara la especulacin.

    El capital orneo ocupar tambin un luar dentro del esquema indus-trial, aquel luar que el pas juzue conveniente para sus propios intereses.Hay que tener siempre presente que aquella nacin que pierde el controlde su economa, pierde su soberana. Habr que evitar, entonces, que esaparticipacin extranjera en orma visible o embozada lleue al punto de

    hacernos perder el poder de decidir.Ya he armado, y volver ms adelante sobre esto, que la tecnoloa es unode los ms uertes actores de dependencia en la actualidad. Resulta importan-te enatizar que este hecho se audiza en el caso del sector industrial.

    Si nuestra industria es ya uerte, en el Modelo la deseamos an muchoms importante. Necesita, entonces, una tecnoloa que cimente su desa-rrollo, pero esta necesidad no debe instrumentar la accin de un poderosoactor de dependencia.

    La alternativa sure clara: tenemos que desarrollar en el pas la tecnoloaque nutra permanentemente a nuestra industria.

    Estado y sector privado deben volcar todos sus esuerzos en ese sentido,cada uno en la medida de sus posibilidades. El asto en investiacin y de-

    sarrollo debe ser tan rande como jams lo haya sido hasta ahora, pero tanbien proramado como para soslayar cualquier posibilidad de despilarro.Deben aprenderse bien estos conceptos, pues son absolutamente esenciales:sin tecnoloa nacional no habr una industria realmente arentina, y sin talindustria podr existir crecimiento, pero nunca desarrollo.

    La tarea que se propone no es cil. Hay que remendar la herencia de unesquema erozmente competitivo, en el que slo primaban nes solitarios o

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    simplemente rupales, que daban luar a una batalla entre intereses, de lacual, eneralmente, salieron mal parados los ms dbiles. El sector industrialprivado es ahora convocado a colaborar con su quehacer especco, bajo unaperspectiva totalmente distinta. El Estado debe orientarlo en su accin, sea-lndole claramente cul ha de ser su rol en los proramas de desarrollo y ha-cindolo participar activamente en la elaboracin de la poltica econmica.No deben quedar dudas de que, cuando hablo de sector privado industrial,

    me reero tanto a empresarios como a trabajadores, nucleados unos y otrosen sus oranizaciones naturales.

    Si, como ya arm, el mercado no constituir la reerencia undamentalen la determinacin de las necesidades autnticas de la comunidad, el siste-ma de precios tampoco ser en alunos sectores el impulsor de las deci-siones de inversin. El Estado tendr entonces que suplir este posible dcit,

    ya sea mediante su accin directa como inversor, o bien indirectamente, atravs de su poltica econmica.

    Al Estado le cabe tambin la responsabilidad de relevar adecuadamenteel comportamiento conjunto del sector industrial en una accin tanto sca-lizadora, como de apoyo.

    Por otra parte, es imprescindible que el sector privado contine orta-leciendo su mentalidad exportadora, a lo que contribuirn seuramente eldesarrollo de una tecnoloa nteramente nacional, acorde con los ms altosniveles alcanzados mundialmente y la ecacia en el manejo de la polticainternacional del obierno.

    Volver sobre aluna de estas cuestiones cuando me reera al papel queen nuestra utura comunidad debe desempear el empresario.

    En sntesis, es menester dejar sentado que los sectores pblico y privadohan de concertar rmemente su accin en los planes de desarrollo indus-trial que conjuntamente determinen. Cada uno de ellos actuar mediantesus oranizaciones, y ambos deben reconocer ampliamente que uno de losactores de produccin, el trabajo, necesita participar en orma autntica de

    los benecios que tan esencialmente concurre a estar.

    5. La ciencia y la tecnologaA) Conceptos bsicos

    Si bien la importancia de la ciencia y el desarrollo tecnolico se asocianormalmente con los pases rectores en el mundo, es imperioso sealar quela ciencia y la tecnoloa tienen una uncin primordial que cumplir en los

    pases de menor desarrollo relativo en busca de una mayor autodetermina-cin y solucin a sus problemas par ticulares.

    La tecnoloa constituye un conjunto de conocimientos directamente aptospara la produccin. Tal conjunto tecnolico puede provenir de undamentosempricos de actividades de produccin, o bien de la actividad de investiacin ydesarrollo del sistema cientco-tecnolico propiamente dicho.

    Para asumir las proposiciones que este Modelo ormula ms adelante

    es esencial sealar que la tecnoloa constituye, hasta cierto punto, unaorma especial de mercadera. Siendo inmaterial, es acumulable, entracomo un recurso en la produccin, es susceptible de todas las transac-ciones econmicas corrientes (compra-venta, importacin, exportacin,etc.), representa un verdadero patrimonio, y, en in, est sujeta a posi-bilidades de sustitucin, a caer en obsolescencia y a otros eventos queaectan a los bienes corrientes.

    Toda acumulacin de conocimientos tecnolicos se ha hecho, normal-mente, a partir de modos de conocimiento elemental, que se han ido combi-nando por un proceso racional en orma cada vez ms compleja.

    B) Internacionalizacin del conocimientoPese a que es necesario compensar el costo de la produccin del nuevo

    conocimiento tecnolico y retribuir el esuerzo que ha demandado orii-narlo, resulta una realidad concreta que el mundo en desarrollo requiere queese conocimiento sea libremente internacionalizado.

    Esta exiencia contribuir al loro de la ansiada comunidad mundial, enla que cada pas debe asumir la mejor disposicin para su apor te al bienestarde los dems, preservando su autonoma y capacidad de decisin.

    C) Dependencia tecnolgicaCiertos sectores de nuestra economa han dependido y an dependen

    de la importacin de tecnoloa extranjera. Tal dependencia constituye en

    aluna medida un aspecto particular de dominacin.Eliminar totalmente la importacin de tecnoloa no constituye un paso

    prximo a lorar, pero s debe ser reducida a lo estrictamente imprescindible.La sociedad que anhelamos para el uturo debe comprender que el problema

    cientco-tecnolico est en el corazn de la conquista de la liberacin. Sinbase cientco-tecnolica propia y suciente, la liberacin se hace imposible. Elmundo es, en esta materia, cada vez ms interdependiente, y nuestro potencial

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    actual ya tiene la capacidad crtica necesaria para permitirnos una poltica na-cional inteliente, que concrete ese potencial, lo trabaje con proramas eectivos

    y unidad de criterio, y opere recprocamente con todos los centros del mundo.Tiene que eneralizarse tambin la idea de que la dependencia tecnoli-

    ca es ms dicil de revertir que la dependencia comercial o nanciera. En locomercial, pueden modicarse rpidamente estructuras, y en lo nancierolorarse un cambio de nancista.

    Lo cientco-tecnolico requiere una lara sedimentacin, la cual exi-e la accin decantadora del tiempo, y slo rinde ruto real cuando alcanzacierto nivel de costo y aceptable rado de perectibilidad. Lo importante esque en materia de ciencia y tecnoloa debe trabajarse para el presente y eluturo al mismo tiempo.

    Este concepto tiene una seria implicacin inmediata: toda tecnoloa in-corporada desde el exterior y an la tecnoloa nacional puede desarro-llarse con limitaciones o bien ser ampliamente diundida.

    No ayuda a la liberacin la existencia de estrechos compromisos tec-nolicos. sta es una clara orientacin que la sociedad debe tener encuenta para establecer relas de jueo precisas en el proceso de incorpo-racin de tecnoloa y de capital extranjeros, as como para el compor-tamiento de los sectores productores y usuar ios de tecnoloa en el nivelnacional.

    Adems, como el ritmo de crecimiento depende del ritmo de aplicacinde la tecnoloa en uncin productiva, en la medida en que se quiera uncrecimiento suciente del producto, ser tambin necesario llear a, por lomenos, cierto nivel de desarrollo tecnolico propio.

    Es muy dicil determinar cul es el nivel de acumulacin de conocimien-tos cientcos suciente. En tal sentido, la sociedad deber tratar de estable-cer alunos criterios razonablemente objetivos, para que pueda tomarse unadecisin sobre el part icular.

    La cuestin es undamental, pues no puede existir desproporcin aluna

    entre el nivel de suciencia cientco-tecnolica y el de los recursos que sevuelquen en su desarrollo.

    D) Eleccin de ObjetivosLa sociedad cientco-tecnolica que propono a partir de la evaluacin

    conceptual expuesta debe eleir ciertos objetivos esenciales en su accin per-manente. Para establecer estos objetivos hay que tener en cuenta que todos los

    mbitos de la actividad econmica requieren de los cientcos y tecnloos unadeterminada conducta en lo que atae a loros y procedimientos. Esto denealunos caracteres de la sonoma que debe tener el campo de la ciencia y el dela tecnoloa. Otros derivan de sus propios requerimientos.

    En esencia, se trata de que el campo cientco-tecnolico tena un nivelde conocimiento suciente como para ser razonablemente autnomo.

    Ninn pas puede aspirar hoy a una total autarqua, y el nuestro no puede

    cubrir con iual eciencia todas las necesidades cientco-tecnolicas. Peroser vital que las decisiones sobre el desarrollo de nuevos conocimientos, yparticularmente los conocimientos que se incorporen a nuevas inversiones,queden en manos nacionales, o sea, obernables por el pas.

    Debe haber, en consecuencia, un poder nacional de decisin para condu-cir lo cientco-tecnolico que nos interese.

    Se trata, adems, de no hacer de la acumulacin de conocimientos cien-tco-tecnolicos el objetivo del cambio. Por el contrario, se trata de iden-ticar al conocimiento cientco-tecnolico que es indispensable para elmodelo de sociedad propuesto.

    Considero que el campo cientco-tecnolico debe aportar conocimientospara desarrollar una capacidad adecuada, que permita disponer suciente podernacional de decisin, pues cada sector de conocimiento contribuye a ortalecer-lo; tener disponible en el momento preciso la tecnoloa adecuada para lorarlos mejores resultados en cada una de las actividades econmicas y exportar tec-noloa con el mximo rado de complejidad posible; sustituir proresivamentela importacin de tecnoloa realizndola a niveles adecuadamente econmicos;establecer los sectores de conocimientos necesarios para que sean asumidos porla sociedad, a n de estar en condiciones de adoptar las pautas que se ajusten asu propia sonoma; y alcanzar una conduccin lo sucientemente prudentecomo para que nuestro pas no sura los males del desarrollo tecnolico, cuyasconsecuencias estamos viendo en los pases superdesarrollados.

    E) Incentivacin de la creatividadLa sociedad que visualiza el presente Modelo debe asinar a este campo la

    misma importancia que se asina a los mbitos ya considerados.Se requiere la mxima incentivacin del esuerzo creativo, desarrollando

    tambin criterios de adaptacin de tecnoloa externa en la medida en quesea conveniente, pero sin ubicar a nuestra sociedad dentro de un simple mo-delo adaptativo.

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    Este modelo cientco-tecnolico creativo debe elaborar proramas yproyectos, interados desde la concepcin cientca hasta la aplicacin nal;a partir de all ser necesario establecer adecuados controles de evaluacinde tales proyectos y desarrollos, as como tambin de la eciencia del sistemacientco-tecnolico en su totalidad.

    F) El hombre de ciencia y el tecnlogo

    Hace alta establecer un adecuado sistema cientco-tecnolico, concentralizacin de conduccin y descentralizacin de ejecucin.

    Una primera tarea del sistema consiste en aseurar conanza perdurablea los cientcos y tcnicos. Esta conanza requiere la consideracin, entreotros, de los siuientes aspectos: respeto a la tarea del hombre de ciencia ydel tcnico; adecuada estabilidad; reconocimiento social de su uncin; nivelde remuneracin que retribuya dinamente su consaracin y su esuerzo

    y, sobre todo, que cree las condiciones que permitan su consaracin plenaa la disciplina que cultiva; medios de promocin sen valores autnticos.Por ltimo, ser necesario realizar un equipamiento total para que los larosesuerzos puedan realizarse sostenidamente y hasta el completo loro de losnes propuestos.

    No