Juan Ramon Gimenez

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JUAN RAMN JIMNEZY LOS NIOS

ilustrado por Jos Ruiz Navarro

Lola Gonzlez

EVEREST

Advertencia a los hombres que lean este libro para niosEste breve libro, en donde la alegra y la pena son jemelas, cual las orejas de Platero, est escrito para qu s yo para quin! para quien escribimos los poetas lricos Ahora que va a los nios, no le quito ni le pongo una coma. Qu bien! Dondequiera que haya nios dice Novalis, existe una edad de oro. Pues por esa edad de oro, que es como una isla espiritual cada del cielo, anda el corazn del poeta, y se encuentra all tan a su gusto, que su mejor deseo sera no tener que abandonarla nunca. Isla de gracia, de frescura y de dicha, edad de oro de los nios; siempre te halle yo en mi vida, mar de duelo; y que tu brisa me d su lira, alta y, a veces, sin sentido igual que el trino de la alondra en el sol blanco del amanecer!

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Esto era una vez un pueblo lleno de luz y colores,Moguer, que as se llama el pueblo, estaba lleno de flores vivas asomadas a las ventanas y balcones, en arriates, o colgando de las azoteas, en todas partes atentas a las conversaciones de la gente. Quiero empezar este libro con las palabras de las flores, con lo que ellas me han contado de un hombre extraordinario. l se llamaba Juan Ramn y fue nio en las calles de un pueblo andaluz donde todos los seres: animales, plantas, chicos y grandes, ven un sol lleno de alegra y vislumbran un mar de historias. Como las que quiero contaros entre ilustraciones y poemas. Por los caminos de este libro vamos a encontrar personajes importantes que nos dirn cmo jugaba el Poeta con las palabras, cmo viva, qu buen amigo de la naturaleza fue siempre. Quien mejor conoca a Juan Ramn Jimnez fue sin duda Platero, su burro. Platero va a ser, como las flores, un testigo de los secretos del artista. La poesa es un misterio, como una magia de las palabras. Qu quera decir algunas veces este hombre, recordando siempre su vida de nio? Qu significar una tristeza alegre y una alegra triste? Con qu palabras pintaba el amanecer y la noche, la lluvia y el mar! 4

Puede ser que los nios, como suceda en su pueblo, sean hoy los mejores admiradores del poeta, porque l tena una caja de recuerdos de nio que es un tesoro de colores y luces, de estrellas en los pozos y de rboles en el cielo. Su mejor juego era ver las cosas con la imaginacin, como cuando se mira por un caleidoscopio de colores. Que las palabras y las ilustraciones que siguen se conviertan en estrellas que guen a todos por el camino del corazn de un hombre bueno, andaluz universal. Lola Gonzlez

Algo de la vida del poetaDe su vida sabemos historias increbles, y todo este libro trata de cmo era este ser humano tan cercano a su pueblo, a sus campos y paisajes, que se bautiz a s mismo con el sobrenombre de Andaluz Universal. l deca que cuanto ms alta fuera la copa del pino, ms hondas tenan que ser las races. Su patria era el mundo entero. Los nios, los pobres, los vagabundos aparecen en su obra pintados con cario. Este libro se ha hecho para dejar hablar a Juan Ramn, para que por su Obra lo conozcan grandes y chicos. No quiero cansar a nadie con mis palabras porque me gusta que aqu aparezcan las suyas: Mi padre era castellano nos dice JRJ y tena los ojos azules, mi madre era andaluza y tena los ojos negros. La blanca maravilla de mi pueblo guard mi infancia en una casa vieja de grandes salones y verdes patios. De esos dulces aos recuerdo bien que jugaba muy poco y era gran amigo de la soledad; las solemnidades, las visitas, las iglesias, me daban miedo. Mi mayor placer era hacer campitos y pasearme por el jardn por la tarde, cuando volva de la escuela.

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Corazn de coloresLa historia de mi vida os la quiero contar. Mi vida fue de oro (corazn, corazn de colores) mi vida fue de oro como un palacio real. La historia de mi vida os la quiero contar. Mi vida fue de sangre (corazn, corazn de colores) mi vida fue de sangre como una amapola. La historia de mi vida os la quiero contar. Mi vida fue de plata (corazn, corazn de colores) mi vida fue de plata como un cristal raudal. 8

RemembranzasRecuerdo que cuando nio me pareca mi pueblo una blanca maravilla, un mundo mjico inmenso, las casas eran palacios y catedrales los templos; y por las verdes campias iba yo siempre contento, inundado de ventura al mirar el limpio cielo, celeste como mi alma, como mi alma sereno, creyendo que el horizonte era de la tierra el trmino. No vea en su ignorancia, mi inocente pensamiento, otro mundo ms hermoso que aquel mundo de mi pueblo, qu blanco, qu blanco todo! todo qu grande, qu bello!

Lo que cuentan las floresEste libro es una historia de palabras vivas como mariposas, como globos que flotan, como verderones que cantan, como amapolas en los trigales. Las flores, un burro llamado Platero, perros y caballos, montes y mares nos entretienen pintando la vida. Vamos a escuchar a unas grandes amigas, las flores de Moguer. Entre nosotras sola hablar solo. Otras veces nos hablaba dulcemente, como si furamos nosotras las personas elejidas para contar lo ms secreto. Nosotras queremos decir hoy, aromando tranquilas su recuerdo, lo que escuchamos de Juan Ramn Jimnez cuando era nio. Nosotras, las flores de Moguer. Lo hemos odo cantar en el mes de abril, jugando con pjaros y rosas. Y sus sueos son como pajarillos que vuelan en el gran rbol de su jardn.Todo lo que cuentan las flores pertenece a las Elegias Andaluzas.

AbrilEl chamariz en el chopo. Y qu ms? El chopo en el cielo azul. Y qu ms? El cielo azul en el agua. Y qu ms? El agua en la hojita nueva. Y qu ms? La hojita nueva en la rosa. Y qu ms? La rosa en mi corazn. Y qu ms? Mi corazn en el tuyo!

Su casa fantsticaLos jeraniosl nos miraba a travs de los cristales de la cancela y nos vea de unos colores extraos, con variaciones entre azules y rojos, segn el color del cristal y con grandes cambios vistos al sol o a la luna. En las noches de verano, cuando all en la Plaza del Cabildo se quemaban los fuegos, en las fiestas del pueblo, l se vena a pasear solo al patio y deca en voz alta, a veces llorando, versos Cuando era chico nos hablaba tambin de caballos azules y de una casa azul a la orilla del ro. Qu casa azul sera aquella que tena al lado del ro? Qu caballos azules seran aquellos? A todos se lo contaba. Era una casa real que se pona azul en sus sueos.

La casa donde vivaLas flores saben cmo era de verdad su casa. Las azucenas jugaban con los colores de los cristales. No era la casa del sueo, pero s una casa como la que muchos soamos.

Las azucenasCuando en mayo nos ponan en el patio de mrmol, sobre el aljibe en aquel brocal de una sola pieza de mrmol, nos colorbamos de los ms vivos y cambiantes tonos por el reflejo azul, verde y rojo de los cristales de la montera pasados por el sol. El patio de mrmol era un recinto de frescura, aroma, luz y color.

El jardnAll va el olor de la rosa! Cjelo en tu sinrazn! All va la luz de la luna! Cjela en su plenitud! All va el cantar del arroyo! Cjelo en tu libertad!

Su calleA l le gustaba pasar por la calle de las Flores, de los Marineros, deca l, sin molestarnos en nada. Las mujeres estaban cosiendo en las puertas y los chiquillos ningn hombre, slo algn viejo solos.

Hoy, esta calle, en cuya esquina que da a la Ribera naci l, feliz!, se llama de Juan Ramn Jimnez. Ninguna gloria mejor, ms bella, que fundir su nombre de poeta con el de la flor de la granada y con el de marinero. Granados en cielo azul! Calle de los marineros; qu verdes estn los rboles, qu alegre tienes el cielo! Viento ilusorio del mar! Calle de los marineros ojo gris, mechn de oro, rostro florido y moreno!La mujer canta a la puerta: Vida de los marineros!, el hombre siempre en el mar, y el corazn en el viento!

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Virjen del Carmen, que estn siempre en tus manos lo remos, que, bajo tus ojos, sean dulce el mar y azul el cielo! Por la tarde brilla el aire, el ocaso est de ensueos, es un oro de nostaljia, de llanto y de pensamiento. Como si el viento trajera el sinfn y, en su revuelto afn, la pena mirara y oyera a los que estn lejos. Viento ilusorio del mar!, calle de los marineros!, la blusa azul, y la Virjen milagrera sobre el pecho! Granados en cielo azul!, calle de los marineros!, el hombre siempre en el mar, y el corazn en el viento!

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El amigo PlateroJuan Ramn tena un amigo muy particular, Platero, un burro de pueblo con el que el poeta comparta todos los secretos de su corazn. Platero va a ser nuestro gua para descubrirnos el mundo que rodeaba a Juan Ramn. Entre Platero y el poeta creci una amistad increble. A Platero le contaba Juan Ramn todo lo que inventaba, por eso Platero tena una sensibilidad muy especial. Cuando caminaban juntos por valles y caminos entre pinares, jugaban los dos con canciones y versos. La obra ms conocida del autor es PLATERO Y YO. Una historia de su vida con un burro amigo.

Retrato de PlateroPlatero es pequeo, peludo, suave, tan blando por fuera, que se dira todo de algodn, que no lleva huesos. Slo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro. Lo dejo solo y se va al prado, y acaricia tibiamente con su hocico, rozndolas apenas, las florecillas rosas, celestes, gualdas Lo llamo dulcemente: Platero?, y viene a m con ese trotecillo alegre que parece que se re, en no s qu cascabeleo ideal Come cuanto le doy. Le gustan las naranjas, mandarinas, uvas moscateles, todas de mbar, los higos morados, con su cristalina gotita de miel. Es tierno y mimoso igual que un nio, que una nia; pero fuerte y seco por dentro, como de piedra. Cuando paseo sobre l, los domingos, por las ltimas callejas del pueblo, los hombres de campo, vestidos de limpio y despaciosos, se quedan mirndolo: Tien' asero Tiene acero. Acero y plata de luna, al mismo tiempo.

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Platero rebuznaba aparentemente, pero en el fondo se aprenda de memoria poemas como ste, para jugar con su amiga, la Naturaleza. Y as el burrito y su amo cuidaban de campos, jardines y caminos. Porque los llenaban de palabras, de luz y poesa. Sus conversaciones con pjaros, con flores, con una cabra, con un caballo, con los titiriteros eran una forma de respeto y amor por todo lo que vive.

Verde verderolVerde verderol endulza la puesta del sol! Palacio de encanto, el pinar tardo arrulla con llanto la huida del ro. All el nido umbro tiene el verderol. Verde, verderol endulza la puesta del sol! La ltima brisa es suspiradora; el sol rojo irisa al pino que llora. Vaga y lenta hora nuestra, verderol! 18

Verde, verderol endulza la puesta del sol! Soledad y calma; silencio y grandeza. La choza del alma se recoje y reza. De pronto, oh, belleza!, canta el verderol. Verde verderol endulza la puesta del sol! Su canto enajena Se ha parado el viento? El campo se llena de su sentimiento. Malva es el lamento, verde, el verderol. Verde, verderol, endulza la puesta del sol!

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Los momentos del daEn las lentas madrugadas de invierno, cuando los gallos alertas ven las primeras luces del alba y las saludan galantes, Platero, harto de dormir, rebuzna largamente. Cun dulce su lejano despertar, en la luz celeste que entra por las rendijas de la alcoba! Yo, deseoso tambin del da, pienso en el sol desde mi lecho mullido. Cuando amanece, la luna se marcha poco a poco, hay estrellas y una luz como la que vean juntos Platero y su amo.

Doraba la luna el ro fresco de la madrugada!. Por el mar venan olas teidas de luz del alba. El campo dbil y triste se iba alumbrando. Quedaba el canto roto de un grillo, la queja oscura de un agua. Hua el viento a su gruta, el horror a su cabaa, 20

y en el verde de los pinos se iban abriendo las alas. Las estrellas se moran, se rosaba la montaa. All en el pozo del huerto, la golondrina cantaba.

Todos los momentos del da y todas las estaciones son un motivo para hacernos ver la belleza que nos rodea:

Qu alegre se pone el roQu alegre se pone el ro cuando la noche se va! Todo canta en sus orillas la dulzura matinal. An la luna est alumbrada y rosa sobre la mar An en el agua es de noche, en el cielo azul an tiemblan las estrellas de cristal. ()

Platero y Juan Ramn se ponan ms tristes por la tarde y cuando caa la noche en el campo:

La noche se acercaTodo el campo estaba lleno de humo blanco. La cabaa tena a su puerta fiesta de tamboriles y danzas. La luna grana naca sobre la ermita. Las cabras iban, bajo las estrellas, a las vecinas majadas, y por los caminos verdes de lucirnagas, lloraban sus esquilas como si llevasen dentro mis lgrimas. 23

Jugando en la calleTardes de juegos de rueda, de comba, de canciones y declaraciones de primer amor.

Los caballerosLas nias y los nios jugbamos en el patio de flores de la Calle Nueva (macetas azules, jeranios): Al alimn, al alimn que se ha roto la fuente Yo vea, en el sol alegre, vertical, concentrado como una inmensa lente sobre nosotros, la fuente rota, toda la historia de la fuente rota Mandadla componer. No tenemos dinero. Pasen los caballeros. Nosotros pasaremos. Cmo decan las nias los caballeros! (Impresin que a m me haca aquello). 24

Yo pasaba con una gran cortesa y me vea ya como mi padre, con su exquisito traje marrn oscuro, su chaleco blanco bordado, su corbata de plastrn oro viejo y verde, o como los amigos de mi padre en el Casino de los Caballeros. Al alimn, al alimn, Que se ha roto la fuente. Pasen los caballeros. Nosotros pasaremos.

En aquellos tiempos, los nios jugaban a la rueda en la calle, en la plaza cantando canciones de amor. Son muy importantes sus historias de amor. Le gustaba cantarle a Blanca: Ponte de blanco, Blanca, para ver en el monte la flor de la jara. Flor de la jara que hoy floreces, blanca, estrellada de carmn, a la maana cuntas veces te he recordado en mi jardn! Ponte de blanco, Blanca, para ver en el monte la flor de la jara. Eras la gracia y la armona, eras la paz y la cancin, lo que llenaba de alegra, la soledad del corazn! Ponte de blanco, Blanca, para ver en el monte la flor de la jara. ()

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Viento de amorPor la cima del rbol ir y te buscar. Por la cima del rbol he de ir, por la cima del rbol has de venir, por la cima del rbol verde donde nada y todo se pierde. Por la cima del rbol ir y te encontrar. En la cima del rbol se va a la aventura que an no est, en la cima del rbol se viene de la dicha que ya se tiene. Por la cima del rbol ir y te cojer.

Jardn Est desierto el jardn. Las avenidas se alargan entre la incierta penumbra de la arboleda lejana. Los rboles no se mueven, es tan humana su calma, que as parecen ms vivos que cuando ajitan sus ramas. Ha entrado la noche. El aire trae perfume de acacias y de rosas; el jardn duerme sus flores.

Los paisajesJuan Ramn quera ser un gran pintor, pero fue el mejor pintor con palabras. Los paisajes que l mira y describe son mgicos, porque sin verlos, los sentimos. Nos ha dado la oportunidad de acompaarlo como su amigo Platero en los paseos por las estaciones del ao.

La primavera Salgo al huerto y doy gracias al Dios del da azul. Libre concierto de picos, fresco y sin fin! Parece que estuviramos dentro de un gran panal de luz, que fuese el interior de una inmensa y clida rosa encendida.

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Ya viene la primaveraYa viene la primavera. Lo ha dicho la estrella! La primavera sin mancha. Lo ha dicho el agua! Sin mancha y viva de gloria. Lo ha dicho la rosa! De gloria altura y pasin. Lo ha dicho tu voz!

Sol de veranoTejados rosados. La aurora! Los gallos erguidos, metlicos, asustan los plidos luceros. Oh, rbol florido de pjaros! La dulce campana, entre humo y luz, canta. Se llenan las aguas de oro, de grana, de cielo azul. Llama, sol, heno la vaca. El alma se invade de amor. En el aire lmpido se saben noticias del valle y el mar El sol, Abre!, dice a los cristales.

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Iba tocando la flautaIba tocando mi flauta a lo largo de la orilla; y la orilla era un reguero de amarillas margaritas. El campo cristaleaba tras el temblor de la brisa; para escucharme mejor el agua se detena. Notas van y notas vienen, la tarde fragante y lrica iba, a comps de mi msica, dorando sus fantasas, y a mi alrededor volaba, en el agua y en la brisa, un enjambre doble de mariposas amarillas. ()

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Cancin de inviernoCantan. Cantan. Dnde cantan los pjaros que cantan? Ha llovido. An las ramas estn sin hojas nuevas. Cantan. Cantan los pjaros. En dnde cantan los pjaros que cantan? No tengo pjaros en jaulas. No hay nios que los vendan. Cantan. El valle est muy lejos. Nada Yo no s dnde cantan los pjaros cantan, cantan los pjaros que cantan. 35

La mirada del nioEl caleidoscopioEl nio vena, abra encaramndose el cajn de arriba de la cmoda y sacaba el caleidoscopio. Su madre estaba all, a su lado, seca, sufrida, harta de padecer. Pero l daba una vuelta al caleidoscopio, se caan musicalmente unos cristales y apareca una madre suya bordeada de colores transparentes. Lo que all apareca l no lo saba bien. Como si fuera la juventud de su madre Como una rosa que fuera su madre o una vidriera de colores, como la de la iglesia, con su madre en el centro como una Virjen.

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MadreTe digo al llegar, madre, que t eres como el mar, que aunque las olas de tus aos se cambien y te muden, siempre es igual tu sitio, al paso de mi alma. ()

El eclipseNos metimos las manos en los bolsillos sin querer Las gallinas se fueron recojiendo en su escalera amparada una a una. Alrededor, el campo enlut su verde, cual si el velo morado del altar mayor lo cobijase. Se vio, blanco, el mar lejano, y algunas estrellas lucieron plidas Mirbamos el sol con todo: con los jemelos de teatro, con el anteojo de larga vista, con una botella, con un cristal ahumado; y desde todas partes: desde el mirador, desde la escalera del corral, desde la ventana del granero, desde la cancela del patio, por sus cristales granas y azules Al ocultarse el sol que, un momento antes, todo lo haca dos, tres, cien veces ms grande y mejor con sus complicaciones de luz y oro, todo sin la transicin larga del crepsculo, lo dejaba solo y pobre Era el pueblo como un perro chico, mohoso y ya sin cambio. Qu tristes y qu pequeas las calles, las plazas, la torre, los caminos de los montes! Platero pareca, all en el corral, un burro menos verdadero, diferente y recortado, otro burro

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Trascielo del cielo azulQu miedo el azul del cielo! Negro! Negro de da, en agosto! Qu miedo! Qu espanto en la siesta azul! Negro! Negro en las rosas y el ro! Qu miedo! Negro, de da, en mi tierra negro! sobre las paredes blancas! Qu miedo!

Palabras vivasJuan Ramn Jimnez ha hecho un homenaje con palabras vivas a todo lo que existe, l que tena un corazn abierto a todo, era caprichoso tambin, y tena preferencias. Como su caballo, las amapolas, las cabras, la gente especial las fiestas populares que admiraba y los nios, tan cerca siempre de su corazn.

El poeta a caballoQu tranquilidad violeta, por el sendero, a la tarde! A caballo va el poeta, qu tranquilidad violeta! La dulce brisa del ro, olorosa a junco y agua, le refresca el seoro, la brisa leve del ro A caballo va el poeta, qu tranquilidad violeta!

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Y el corazn se le pierde, doliente y embalsamado, en la madreselva verde, y el corazn se le pierde A caballo va el poeta, qu tranquilidad violeta!

Se est la orilla dorando El ltimo pensamiento del sol la deja soando Se est la orilla dorando Qu tranquilidad violeta, por el sendero, a la tarde! A caballo va el poeta, qu tranquilidad violeta! 41

Novia del campo, amapolaNovia del campo, amapola, que ests abierta en el trigo; amapolita, amapola, te quieres casar conmigo? Te dar toda mi alma, tendrs agua y tendrs pan. Te dar toda mi alma, toda mi alma de galn. Tendrs una casa pobre, yo te querr como a un nio, tendrs una casa pobre llena de sol y cario. ()

La cabra guapaAh viene la cabra guapa! (La quiero como a una dama!) Qu bien camina, miradla! Cmo mira y cmo indaga! Cmo de pronto se para!

CarnavalQu guapo est hoy Platero! Es lunes de Carnaval, y los nios, que se han disfrazado vistosamente de toreros, de payasos y de majos, le han puesto el aparejo moruno todo bordado, de rojo, verde, blanco y amarillo, de recargados arabescos. Agua, sol y fro. Los redondos papelillos de colores van rodando paralelamente por la acera, al viento agudo de la tarde, y las mscaras, ateridas, hacen bolsillos de cualquier cosa para las manos azules.

Alegra, titiritero, la noche con tu tambor El sendero tiene las ramas en flor! La luna tras la montaa, asoma su cara muerta La cabaa ha cerrado ya su puerta. Por el valle duerme Aurora, noche va por el camino; lejos llora el corazn del molino. Campos verdes, noches bellas, para el llanto y para el vuelo! Las estrellas tiemblan, tiemblan en el cielo. () 45

El viajeroMi vida fue salto, revolucin, naufrajio permanente, Moguer, Puerto de Santa Mara, Moguer, Sevilla, Moguer, Madrid, Moguer, Francia, Madrid, Moguer, Madrid, Amrica Y en Amrica, Nueva York, Puerto Rico, Cuba, La Florida, Washington, Arjentina, Puerto Rico, Maryland, Puerto Rico. Y en cada viaje, la casa a cuestas, mudanza de todo y prdida de tanto. Cosas, casas, libros, libros, libros, y sobre todo, manuscritos, manuscritos, manuscritos Y en cada sitio volver a empezar

Era un viajero, un caminanteAndando, andando; Que quiero or cada grano de la arena que voy pisando. Andando, andando, dejad atrs los caballos que yo quiero llegar tardando andando, andando, dar mi alma a cada grano de la tierra que voy pisando. Andando, andando. 46

Juan Ramn JimnezNaci en Moguer (Huelva) el 23 de diciembre de 1881. Celebrar siempre su cumpleaos en la Nochebuena y por eso escribe el poema Cuando yo fui Niodios, uno de sus motes o nombres familiares. Muere en San Juan de Puerto Rico el 29 de mayo de 1958. En 1956 recibe el Premio Nobel. Hace 50 aos que empezamos a perder al hombre y a conocer mejor al artista. Queremos recordarlo para que los nios y nias que quieran leer porque han descubierto las palabras vivas, pasen los mejores aos de sus vidas cerca de su amor a la vida, a la verdad y a la belleza. Estos son los regalos de Juan Ramn.

FOR JADORES de espadas aqu est la palabra!

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BibliografaJRJ. Antologa potica. Seleccin y prlogo de Arturo Villar. Edaf. Madrid, 1985. JRJ. Antologa potica. Prlogo y seleccin de Antonio Colinas. Alianza. Madrid, 2002. JRJ. Segunda Antologa potica. Austral. Espasa Calpe. Madrid, 1976 y 1998. JRJ. Antoloja Potica. Manuel ngel Vzquez Medel. Madrid. Biblioteca Nueva, 1999. JRJ. Obras completas. Edicin de Javier Blasco y Teresa Gmez Trueba. Prlogo de Vctor Garca de la Concha. Espasa Calpe. Madrid, 2005. Volumen I y Volumen II. JRJ. Platero y yo. Edicin de Richard A. Cardwel. Austral. Espasa Calpe. Madrid, 1988. JRJ. Elejas Andaluzas. Edicin de Arturo del Villar. Seix Barral. Barcelona, 1994. Estudios de esttica y arte en la potica de tradicin oral. El modelo de JRJ. Lola Gonzlez. Aprela. 2004.