JUANAAZURDUY
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“La revolución en Hispanoamérica: Juana Azurduy, su rol en las luchas por la independencia de la Provincias Unidas del Río de la Plata entre 1809 y
1821”
I.- Introducción: El General Don José de San Martín expresó una célebre frase: “Los
hombres juzgan el presente de acuerdo con sus pasiones y el pasado con la verdadera
justicia”1. En esta investigación sobre la vida de Juana Azurduy y su rol como mujer en las
luchas por la independencia, rescatamos esta frase, pues el reconocimiento a su labor en
pro de la libertad Americana llegó luego de 200 años de independencia. Esta
revolucionaria es poco conocida y menos aún su entrega por la causa americana. La
Historia Nacional enseñada dentro de nuestras escuelas han omitido esta descollante
figura o bien la han mencionado como integrante de las montoneras que defendieron la
frontera norte junto a Martin Miguel de Güemes.
Las corrientes historiográficas en la actualidad han permitido ahondar en el pasado
histórico, como un deber irrenunciable de los pueblos que luchan por construir su
identidad.
En América el pensamiento pedagógico si bien buscó la construcción de la identidad
americana en la recuperación de lo autóctono, en cuanto a lo educativo sufrió un profundo
reduccionismo. Grandes pedagogos como Simón Rodríguez, D. F. Sarmiento, J.P. Varela,
J.J. Martí, etc. pergeñaron una pedagogía de la liberación en su afán de eliminar la
impronta imperial española. Sin embargo, fueron los modelos enciclopedistas
europeizantes los que solaparon la verdadera historia hasta convertirla en hechologica o
acontecimental, o mejor dicho en “La Historia Oficial”2 Historia escrita desde una visión
utilitarista a medios y fines de las elites gobernantes. Supinos errores históricos que
ocultan el despojo de culturas ancestrales y su desempeño en la construcción del territorio
nacional han distorsionado el verdadero sentido que tuvieron las guerras por la
independencia en lo que otrora fueran las Provincias Unidas del Río de la Plata. Marc
Bloch expresa: “…el objeto de estudio de la historia es el hombre y no el pasado como
afirman otros historiadores: el hombre condiciona a la sociedad y abre paso a los
distintos procesos históricos que atraviesa la historia3. Es esta tesis la que se pretende
1 Rojas, Ricardo (1950) “El Santo de la Espada” Vida del Gral. José de San Martín. Edit. Losada. Bs. As. p.522 “Historia Oficial” en sentido figurado se hace referencia a lo que Fernad Braudel llama historia tradicional, que centrada en su conjunto sobre el drama de los grandes acontecimientos, trabajó en y sobre el tiempo corto durante el siglo XIX y parte del XX. En: Fernand Braudel (1968), “La Historia y las Ciencias Sociales”, Alianza Edit, Madrid, p. 64.3 Bloch, M. (1949). “Introducción a la Historia”. Buenos Aires, Argentina: Fondo de Cultura Económica
abordar, pues la figura de Juana Azurduy (desconocida por el común de los estudiantes
argentinos) se enmarca en el grupo de mujeres que parafraseando a Eduardo Galeano
“… tenían prohibido meterse en los masculinos asuntos de la guerra, pero los oficiales
machos no tenían más remedio que admirar el viril coraje de esta mujer” 4De esta manera,
figuras como las de Juana Azurduy quedaron ocultas en una versión machista de la
historia que juzgo las verdaderas jornadas revolucionarias como un trabajo solo de
hombres. “La historiografía, como muchas disciplinas, ha estado construida bajo
categorías analíticas androcéntricas. Es el hombre el centro y el eje sobre el cual giran,
avanzan y se explican los sucesos históricos. Es el hombre quien protagoniza y le da
importancia al desarrollo de la humanidad”, reconoce Martha Noya Laguna5 –directora del
Centro Juana Azurduy, en Sucre, Bolivia–
Por su parte Berta Wexler expresa: “Los historiadores han logrado que el imaginario social
asocie los hechos históricos importantes con el ‘hombre’, no sólo en un sentido biológico,
sino enmarcado dentro de un concepto cultural y de género6.”
Desde esta perspectiva de análisis interesa:
Indagar a través del análisis bibliográfico el rol de Juna Azurduy en las luchas por la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata entre 1809 y 1821
El objeto de estudio supone:
El análisis de las teorías sostenidas por diferentes autores respecto del rol de las
mujeres en las luchas por la independencia con especial mención a Juana
Azurduy.
La contrastación de diferentes corrientes historiográficas que recuperan desde el
revisionismo histórico una nueva interpretación de los procesos de cambio y
continuidad dentro de las guerras por la independencia en las Provincias Unidas
del Río de la Plata
La evaluación del pensamiento pedagógico latinoamericano y su influencia en la
construcción de la identidad histórica cultural de los pueblos que integraron las
Provincias Unidas del Río de la Plata
4 Diario La Razón Digital “Eduardo Galeano recibe la medalla Juan Azurduy de Padilla y deleita con sus frases y pensamientos., 18 de junio de 2013(Sucre- Bolivia)5 Laguna Noya Martha (2012) “Juana Azurduy de Padilla” Prologo a la edición boliviana de Berta Wexler. Edit. Alfaguara. Bs. As. p.76 Wexler. Berta(2012) “Juana Azurduy de Padilla” Edit. Alfaguara. Bs. As. p.21
1.- Preguntas de investigación ¿Cómo se construye el conocimiento histórico dentro del contexto latinoamericano
a partir de la independencia de las Provincias del Río de la Plata?
¿Cuál es el rol asignado a la mujer y en especial a Juana Azurduy en la historia de
las luchas por la independencia política, económica, social y cultural de la
Provincias Unidas del Río de la Plata?
¿Cómo se analiza a la luz de los nuevos paradigmas históricos, a doscientos años
de la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata, el rol de Juana
Azurduy en la construcción de la patria latinoamericana?
2.- Objetivos Generales- Conocer a través del análisis bibliográfico el rol de Juna Azurduy en las luchas por la
independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata entre 1809 y 1821
- Analizar la vida y el legado de Juana Azurduy dentro del contexto histórico
latinoamericano como base emancipación política, económica y social
3.- Objetivos específicos- Explicar cómo se construye el conocimiento histórico dentro del contexto
latinoamericano a partir de la independencia de las Provincias del Río de la Plata.
- Evaluar cuál ha sido el rol asignado a la mujer y en especial a Juana Azurduy en la
historia de las luchas por la independencia política, económica, social y cultural de la
Provincias Unidas del Río de la Plata.
- Explicar a la luz de los nuevos paradigmas históricos, a doscientos años de la
independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata, el rol de Juana Azurduy
en la construcción de la patria latinoamericana.
4.- Justificación del estudioEl estudio pretende efectuar un análisis de la acción de Juana Azurduy en el proceso
revolucionario de Hispanoamérica entre 1809 y 1821.
Los estudios históricos realizados la presentan a Juana Azurduy por un lado, como una
colaboradora activa de su marido para organizar el escuadrón que sería conocido como
“Los Leales”, el cual se unió a las tropas enviadas desde Buenos Aires para liberar el Alto
Perú. Otros en cambio la presentan como un jefe revolucionario cuya acción se
circunscribe a la defensa de la frontera norte del actual territorio argentino y más
consustanciada con el territorio de la actual Bolivia (Virreinato del Río de la Plata y
Virreinato del Perú). En esta diferenciación interesa situar la investigación en un punto
que permita conocer a Juana Azurduy como mujer, como revolucionaria y su pensamiento
libertario dentro del contexto social de la época. Esta pretensión supone profundizar en el
hecho histórico, contrastar diferentes corrientes historiográficas y debatir en torno al
reconocimiento que los presidentes de Argentina y Bolivia actualmente le han rendido, de
ahí su importancia y relevancia social, a la vez que se construye una base documental
para futuras investigaciones,
5.- Viabilidad de la InvestigaciónLa viabilidad de la investigación también conocida como factibilidad toma en cuenta los
recursos financieros, humanos y materiales de los que se pueden echar mano para
realizar la investigación y evalúa si estos son los suficientes para llevar a buen término la
investigación.
El análisis en esta fase debe ser totalmente objetivo, el investigador se debe plantear
preguntas como si puede llevar a cabo la investigación y cuánto tiempo le tomara llevarla
a cabo. En el caso de la investigación “La revolución en Hispanoamérica: Juana Azurduy, su rol en las luchas por la independencia de la Provincias Unidas del Río de la Plata entre 1809 y 1821” la cuestión “tiempo” es un factor determinante pues
implica reunir datos que no son posibles obtenerlos en el corto plazo. Dada la
imposibilidad de poder tener documentos originales de época, la lejanía con museos o
centros de acopio documental (archivos históricos) y la falta de recursos ecónomos
plantean dificultades insalvables. Sin embargo habiendo analizado la viabilidad técnica
(recursos económicos, humanos, materiales etc.) se determinó que la investigación tendrá
el carácter de exploratoria descriptiva basadas en el análisis de diferentes estudios ya
efectuados. En este sentido la viabilidad del estudio es factible en la medida que trabajará
con los recursos existentes en el medio: bibliografía específica, y fuentes documentales
aportadas por internet. Se tomaran en cuenta diferentes vertientes historiográficas y se
efectuará un análisis de las mismas creando nueva teoría respecto del hecho histórico
que se analizará.
6.- Evaluación de las deficiencias en el conocimiento del problema En la temática que se aborda existen varios problemas por estudiar.
El rol de la mujer en las luchas por la emancipación de Hispanoamérica y en especial
de Juana Azurduy
Trascendencia de la misión de Juana Azurduy en el contexto de integración
latinoamericana
Las corrientes historiográficas y su importancia en el reconocimiento de la labor de la
mujeres (entre ellas Juana Azurduy) en la emancipación de Hispanoamérica
Los aspectos más investigados son:
La ruptura del patriarcado con que algunas mujeres del Virreinato del Río de la Plata y
del Alto Perú definieron su participación como correo, espías, o retenes como “guerra
de guerrillas” en las luchas por la emancipación de Hispanoamérica entre 1809 y 1821
“el proceso revolucionario dividió a la sociedad y desde luego también a las mujeres”
(Barrancos 2007:93) 7 .
La visión de heroínas o antierohínas según las diferentes investigaciones históricas
enroladas en el pensamiento conservador o revolucionario de América Latina.
“Nuestra heroína, o como diría Omer, el personaje de la novela El Mañana, la “mujer
de a caballo del siglo XIX” había librado treinta y tres batallas en donde los testigos de
las mismas describieron su valentía; vale la pena apuntar su participación en la batalla
del 10 al 11 de febrero de 1816 para destacar su valor frente a las tropas”8
Biografía y desarrollo del contexto histórico social de la época para un grupo de
mujeres que se destacaron como participes necesarios en la independencia de los
pueblos que conformaban el Virreinato del Río de la Plata y el Alto Perú. Entre las más
estudiadas esta Juana Azurduy. Se han escrito más de 20 novelas históricas,
investigaciones efectuadas tanto en Argentina como en Bolivia, que en general
ensalzan el coraje, la bravura y la personalidad de Juana Azurduy como jefa de “Los
Leales”. Su incorporación a la causa Americana, su participación con Güemes en la
defensa de la Frontera Norte, y el reconocimiento de Simón Bolívar son algunos de los
7 BARANCOS, Dora (2007). Mujeres en la sociedad argentina. Una historia de cinco siglos. Buenos Aires: Editorial Sudamericana. Pág. 938 LOPEZ, Vicente Fidel (1975) “Historia de la República Argentina” Edit. Sopena. Bs. As.. T. III. Pág. 81
temas que se abordan con profusión y detalle en las investigaciones, novelas y
ensayos sobre Jana Azurduy9.
Los temas poco investigados están vinculados a la poca o nula importancia que en la
enseñanza de la historia nacional se ha hecho sobre Juana Azurduy y de muchas
otras mujeres que se destacaron en los procesos independentistas de
Hispanoamérica. Las narraciones históricas sobre la independencia de los pueblos de
América Latina es al decir de las narraciones hecha por los historiadores argentinos
una obra de varones. Pablo Adrián Vázquez Miembro de Número del Instituto
Nacional Manuel Dorrego al hablar de Juana Azurduy, expresa: “¿Por qué se la
invisibilizó por tanto tiempo en la historia oficial argentina? Quizás su presencia como
mujer y revolucionaria del Norte, su ascendencia chola y criolla, y el apoyo al proyecto
independentista de Manuel Belgrano les hizo fruncir el ceño a varios estudiosos que
defendían a los próceres porteños y unitarios, más pendientes de la ciudad puerto y su
acercamiento a Inglaterra que a sostener una guerra de recursos contra los
realistas”10.
“La historiografía, como muchas disciplinas, ha estado construida bajo categorías
analíticas androcéntricas. Es el hombre el centro y el eje sobre el cual giran, avanzan
y se explican los sucesos históricos. Es el hombre quien protagoniza y le da
importancia al desarrollo de la humanidad”, reconoce Martha Noya Laguna –directora
del Centro Juana Azurduy, en Sucre, Bolivia– en el prólogo a la edición boliviana del
libro de Wexler. “Los historiadores han logrado que el imaginario social asocie los
hechos históricos importantes con el ‘hombre’, no sólo en un sentido biológico, sino
enmarcado dentro de un concepto cultural y de género.” Es habitual leer en
documentos que contienen información sobre las luchas emancipatorias de América
del Sur que las mujeres luchaban con “virtudes sensibles”, mientras que los caballeros
eran los que tenían “profesionalismo militar”.
Los bronces de las plazas argentas y los libros de texto que todavía se utilizan en
clase son un claro ejemplo de esa historia oficial, contada en masculino y jalonada
sólo por las acciones heroicas de algunos varones. “Parecería que siempre
estuviéramos embarazadas, pariendo o cocinando”, sintetiza la historiadora Fernanda
Gil Lozano, integrante del Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género de la 9 N.A: En 1969 Félix Luna y Ariel Ramírez compusieron junto con la cantante Mercedes Sosa el disco, Mujeres argentinas, que fue una especie de premonición a los estudios que se realizarían más tarde sobre estas guerreras.10 Instituto Nacional de Revisionismo Histórico Argentino e Iberoamericano Manuel Dorrego. Disponible en:www.institutonacionalmanueldorrego.com
Facultad de Filosofía y Letras de la UBA y coautora de Historia de las mujeres en
Argentina” 11.
7.- Consecuencias del proceso de investigaciónDado que la investigación será de corte exploratoria descriptiva y se trabajará a partir de
textos, novelas, e investigaciones ya realizadas consideramos que solo podrá aportar una
base documental sistematizada sobre el particular.
El trabajo de investigación que buceará en los datos, documentos de internet, y textos de
historia a fin de elaborar una teoría propia sobre el accionar y desempeño de Juana
Azurduy en las luchas por la independencia de Hispanoamérica entre 1809 y 1821,
centrando la mirada en proceso histórico y dejando de lado aspectos personales o
anecdóticos.
8.- Marco Teórico:
a.- Juana Azurduy y la Revolución continental. Una historia silenciadaLa reivindicación de una heroína12 Juana Azurduy y su esposo el prócer americano Manuel Ascencio Padilla, son los
máximos héroes de la libertad del Alto Perú y por ende de nuestra libertad como
americanos y como provincia argentina de la gran nación americana. Sólo la ignominia
que aún campea sobre nuestra historia y sobre sus mejores hijos, hace que la República
de Bolivia -escindida de la gran nación rioplatense, por el elitismo sin par de los ejércitos
porteños que desfilaron, saquearon, defeccionaron y abandonaron el Alto Perú, a
excepción del general Belgrano y por las apetencias oligárquicas – no considere – a
Juana y a su esposo el Coronel Padilla, como sus máximos héroes, Fue el propio Bolívar
quien al visitar a Doña Juana – ya destruida por las muertes de los suyos, el olvido de sus
conciudadanos y el saqueo de sus bienes – le expresara ante la sorpresa de sus
compatriotas, que Bolivia no debía llevar su nombre sino el de Padilla, su mayor jefe
revolucionario. Pero los adulones destruyen las revoluciones.
11 ENGLER, Verónica (2011) “Una cuestión de género” Edit. Alfaguara. Bs. As. Pág. 2712 LAPOLLA, Alberto J, en: Revista Lilith de marzo de 2005. Buenos Aires. En: http://www.recursosculturales.com/organizaciones/Revista+Lilith/47881 Recuperado: 30 de setiembre de 2015
El Alto Perú tierra india Juana Azurduy – junto a su esposo – simbolizan lo mejor de la
revolución americana, lo popular y lo indio de nuestra gesta emancipadora. Combatieron
por la libertad del Alto Perú –por entonces parte del Virreinato del Río de la Plata primero
y de las Provincias Unidas después – desde la revolución de Chuquisaca y la Paz en
1809 – que fueran ahogadas en sangre desde Lima y Buenos Aires – Y en particular
guerrearon sin descanso y sin cuartel desde el grito de libertad del 25 de mayo de 1810.
Ellos y los 105 caudillos indios y gauchos entre muchos otros, junto a Güemes en Salta,
fueron quienes impidieron que luego de las sucesivas derrotas de los ejércitos porteños al
Norte, los realistas pudieran avanzar sobre Buenos Aires y destruyeran la revolución.
Juana y Padilla eran oriundos de Chuquisaca – también llamada La Plata o Charcas –
sede de la universidad. Allí estudiaron – y conspiraron – Mariano Moreno, Juan José
Castelli y Bernardo de Monteagudo. Castelli, ya jefe del ejército del Norte, se hospedó en
la casa de Padilla en su marcha hacia La Paz. Moreno era abogado defensor de indios
pobres y perseguidos en el estudio del doctor Gascón en Chuquisaca. Allí contactó con el
movimiento revolucionario. Juana nació en 1780, el año en que Túpac Amaru lanzó su
revolución indígena que casi liquida al poder español. Sería el mismo favorito – de la reina
– Godoy, quien señalara que la rebelión de Túpac estuvo a punto de quitarle a España los
virreinatos del Perú y del Plata. Esa rebelión ahogada en la sangre de los cien mil indios
ajusticiados por la represión genocida española y en los gritos del suplicio del gran Túpac,
su esposa Micaela Bastidas Puyucawa y sus hijos, abrió el camino de la libertad pese a
su derrota. El ejemplo del Inca Condorcanqui no podía sino conmover hasta los tuétanos
el corazón de la América del Sur, del cual el Alto Perú y el Perú eran su núcleo principal
de población original, con culturas profundas y altivas. Nada sería igual después de la
rebelión de Túpac: ni el dominio español ni la resistencia americana. La generación
posterior a su derrota, sabría vengar su suplicio y expulsaría a los criminales españoles
por mucho. Es así que el sol de nuestra bandera es el glorioso sol de los incas y de Túpac
Amaru.
La historia oficial argentina prefirió olvidar a los gloriosos revolucionarios del Alto Perú, por
dos razones. Primero porque debido a las infamias cometidas por los ejércitos porteños,
lograda su independencia en 1825 – y tal cual dejó entrever Ascencio Padilla en la carta
que envió al fugitivo Rondeau – el Alto Perú decidió independizarse no sólo de España,
sino también de Buenos Aires. Pasaría a llamarse Bolívar primero y Bolivia después, pese
a la oposición del Libertador que comprendía que así ambas naciones perdían, pero el
Alto Perú perdía más. La medida a su vez profundizaba la balcanización de la América
unida que Gran Bretaña piloteaba a toda máquina apoyada en los Rivadavia y García de
cada ciudad-puerto del continente. La segunda razón del olvido altoperuano en la historia
argentina, obedece a razones más abyectas. La guerra del alto Perú es esencialmente
una guerra de indios, de caudillos, de gauchos, de los patriotas de a caballo, del pueblo
puro de América. Ese mismo pueblo que las tropas porteñas destruirían una y otra vez en
la Banda Oriental, en el litoral o en el interior y finalmente en el Paraguay. Además eran
guerrilleros, caudillos militares y habían ganado su grados, Manuel Ascencio Padilla fue
designado Coronel del ejército del Norte cuando su cabeza estaba ya clavada en una
pica. Juana Azurduy fue nombrada Teniente Coronel del ejército argentino a pedido de
Manuel Belgrano en el combate. Reivindicar su memoria para la historia oficial es nombrar
lo innombrable. Lo gaucho. La "barbarie" de Sarmiento, la lucha de los pobres. Reconocer
que los indios, los gauchos, los negros, los esclavos, los mestizos no eran inferiores sino
que por el contrario, lucharon con mayor tenacidad y desprendimiento que la clase culta
porteña por la libertad. Reconocerlo es negar el papel rector de Buenos Aires en el
destino americano que inventó el partido unitario –y luego mitrista – que tanto daño hizo a
la causa americana. Mejor es olvidar. "No sólo son bolivianos -‘bolitas’- además son
indios, negros, matacos –monos".
Era verdad como demostraría San Martín que por el Alto Perú no se podía llegar a Lima,
pero Buenos Aires con la historia oficial oculta algo más grave que explica el suplicio de la
población altoperuana, jujeña y salteña entregada a la represión genocida española.
Buenos Aires pudo haber liberado un gran ejército que tuvo combatiendo largo tiempo en
la Banda Oriental para auxilio de los pueblos del Norte. Sólo debía reconocer – tal cual lo
planteó Moreno en su Plan Revolucionario – que Artigas debía comandar la guerra por la
liberación de la Banda Oriental, con sus gauchos y su pueblo, del cual era el jefe natural.
Pero eso era inadmisible para la elitista y exclusiva clase mercantil porteña. En lugar de
eso prefirieron entregar la Banda Oriental, primero a Portugal – se lo propusieron en
secreto Alvear, Álvarez Thomas y Pueyrredón – y luego aceptaron su "independencia"
colonial británica, que lograba así crear otro Estado en la boca del Plata, impidiendo que
la Argentina tuviera el exclusivo control de los ríos de la Cuenca. Esa y no otra fue la
causa de todas las guerras contra Rosas, Caseros incluida. Cualquier cosa antes de
aceptar que los gauchos se manden a sí mismos o peor aún que "nos manden". Con sólo
enviar esas tropas al Alto Perú y estacionarlas en Potosí – como señalaron Belgrano y
San Martín – mientras se preparaba el cruce de los Andes, el pueblo boliviano habría sido
salvado de sufrir lo indecible.
Juana Azurduy es la Revolución, es el pueblo en armas, son las mujeres del pueblo en
armas, que pelean junto a los hombres, igual o mejor que ellos, que los mandan. Mujeres
y hombres que destruyen ejércitos completos, superiores en número y armamento.
Armados con hondas, macanas, lanzas, boleadoras, a fuerza de coraje y fiereza. Coraje y
fiereza que dan la decisión de luchar hasta el fin por la libertad, por la justicia contra la
opresión y el sometimiento de los semejantes. Luego del asesinato de su esposo y de
varios de los principales jefes guerrilleros, Juana bajó a Salta y combatió junto a Güemes,
quien la protegió y le dio el lugar correspondiente. Luego del asesinato de Güemes en
1821, Juana entró en una profunda depresión. En 1825 solicitó auxilio económico al
gobierno argentino para retornar a Chuquisaca. La respuesta del gobierno salteño resultó
indignante, apenas le otorgó “50 pesos y cuatro mulas” para llegar a la “nueva nación:
Bolivia”. Doña Juana murió a los 82 años en la mayor pobreza. "Juana avanzaba casi en
línea recta, rodeada por sus feroces amazonas descargando su sable a diestra y siniestra,
matando e hiriendo. Cuando llegó a donde quería llegar, junto al abanderado de las
fuerzas enemigas, sudorosa y sangrante, lo atravesó con un vigoroso envión de su sable,
lo derribó de su caballo y estirándose hacia el suelo aferrada del pomo de su montura
conquistó la enseña del reino de España que llevaba los lauros de los triunfos realistas en
Puno, Cuzco, Arequipa y La Paz."13
b.- La mirada revisionistaFelipe Pigna en “Los mitos de la historia argentina 2” 14 hace un recorrido por la vida
de Juana Azurduy y su papel dentro de las guerras por la independencia. Resalta el papel
de la mujer al decir que “la lucha de las mujeres fue fundamental en la guerra gaucha. No
solamente eran excelentes espías sino que algunas de ellas, como doña Juana Azurduy
de Padilla, comandaban tropas en las vanguardias de las fuerzas patriotas. Esta
maravillosa mujer había nacido en Chuquisaca el 8 de marzo de 1781, mientras estallaba
y se expandía la rebelión de Túpac Amaru. El amor la llevó a unir su vida a la del
comandante Manuel Asencio Padilla”.
En la revista digital “El historiador” en la biografía de Juana Azurduy se expresa que:
“fue una estrecha colaboradora de Güemes y por su coraje fue investida del grado de
teniente coronel con el uso de uniforme, según un decreto firmado por el director supremo
13 O’DONNELL, Pacho.(1998) “Juana Azurduy: la teniente coronela”. Edit. Planeta. Bs. As. Pág. 3214 PIGNA, Felipe (2005) “Los mitos de la historia argentina 2” Edit. Planeta. Buenos Aires. Pág. 25
Pueyrredón el 13 de agosto de 1816 y que hizo efectivo el general Belgrano al entregarle
el sable correspondiente”.15
Pedro Patzer en “Aguafuerte provincianas”16 efectúa una síntesis de la vida y obra de
Juan Azurduy estableciendo un paralelismo con hechos históricos recientes en
Latinoamérica.
Juana Azurduy, protagonista de la guerra de la independencia, comandó a los guerrilleros
que liberaron al flagelado Potosí de la angurria de oro de los conquistadores españoles,
por su coraje y su heroísmo el gobierno de Buenos Aires le otorgó, en 1816, el grado de
teniente coronel, que hizo efectivo el revolucionario Belgrano al entregarle el sable
correspondiente. Sable que la valiente Juana utilizara en la Batalla de Villar, donde fue
herida y tomada “cautiva” por los españoles. Su esposo Manuel Ascencio Padilla
consiguió liberarla, aunque él no pudo escapar de la muerte. A Manuel le tocó morir en
plena primavera americana, no obstante Padilla fue una semilla lanzada en el viento de
Abya Yala. Wikipedia indica que Manuel murió el 14 de septiembre de 1816, sin embargo
los corazones rebeldes de este continente: los corazones que cantan justicia en Chiapas,
que resisten en Honduras, que sueñan en Venezuela y Ecuador, que levantan las
banderas de los de abajo en este sur del sur, anuncian que don Manuel permanece vivo y
revolucionando.
Como San Martín, Belgrano y todos los que pelearon por la emancipación continental,
Juana Azurduy terminó en la más absoluta la pobreza: "A las muy honorables juntas
Provinciales: Doña Juana Azurduy, coronada con el grado de Teniente Coronel por el
Supremo Poder Ejecutivo Nacional, emigrada de las provincias de Charcas, me presento
y digo: Que para concitar la compasión de V. H. y llamar vuestra atención sobre mi
deplorable y lastimera suerte, juzgo inútil recorrer mi historia en el curso de la Revolución.
(...) Sólo el sagrado amor a la patria me ha hecho soportable la pérdida de un marido
sobre cuya tumba había jurado vengar su muerte y seguir su ejemplo; más el cielo que
señala ya el término de los tiranos, mediante la invencible espada de V.E. quiso regresase
a mi casa donde he encontrado disipados mis intereses y agotados todos los medios que
pudieran proporcionar mi subsistencia; en fin rodeada de una numerosa familia y de una
tierna hija que no tiene más patrimonio que mis lágrimas; ellas son las que ahora me
15 El historiador. Revista digital. En: http://www.elhistoriador.com.ar/articulos/independencia/juana_azurduy.php Recuperado 30/09/ 201516 PATZER, Pedro (2013) “Aguafuertes provincianas” Edit. Corregidor. Bs.As.
revisten de una gran confianza para presentar a V.E. la funesta lámina de mis desgracias,
para que teniéndolas en consideración se digne ordenar el goce de la viudedad de mi
finado marido el sueldo que por mi propia graduación puede corresponderme".
Sabemos de los cantos de cuna indios y campesinos entonados por madres que hacen
dormir a sus hijos, la vida de Juana Azurduy es un canto de cuna, que nos ayuda a
despertar a la Historia, que nos ayuda a florecer al amanecer americano, al destino que
no es un decreto de los dioses sino una construcción de los hijos de la Pachamama y sus
revoluciones.
¿Quién dijo que la Historia no escribe Poesía? Juana Azurduy nació el 8 de marzo (día de
la mujer) y murió un 25 de mayo (día en que los argentinos conmemoramos nuestra
revolución) El poema de la Historia es clarísimo: Juana Azurduy es la mujer revolución.
Liliana Rojas17 Miembro de Número del “Instituto Nacional de Revisionismo Histórico
Argentino e Iberoamericano Manuel Dorrego” expresa aspectos de la vida de Juana
Azurduy y sus comienzos en la lucha por la emancipación americana destacando las
razones que la llevan a involucrarse en esa empresa. Toma algunas referencias sobre la
suerte corrida por la heroína y los reconocimientos póstumos efectuados por Argentina y
Bolivia a 200 años de la independencia de estas naciones.
Año 1780 en el Alto Perú, territorio del Virreinato del Río de la Plata. El 12 de julio, en el
cantón de Toroca, próximo a Chuquisaca, en el seno de la familia conformada por el
español Matías Azurduy y la chola Eulalia Bermudes, nació Juana Azurduy.
Chuquisaca era una bella ciudad, conocida como Charcas, la provincia/intendencia,
Chuquisaca, la ciudad o La Plata, la Arquidiócesis Ciudad de clérigos, de abogados, de
funcionarios y de estudiantes de la Universidad de San Francisco Javier. Fundada para
ser capital, tuvo que conformarse con ser la tercera, después de Lima y de Buenos Aires.
La mayoría de los pobladores eran indígenas, mestizos o cholos, también negros, criollos
en menor número y españoles, sector minoritario que ostentaba el poder político-
económico.
El 4 de noviembre comenzó en Cuzco, Virreinato del Perú, la rebelión de Túpac Amaru II.
Las vejaciones y malos tratos sufridos por los indígenas durante siglos, la suba de
impuestos y el nuevo orden administrativo, fueron las causas; el olvidado y sojuzgado
pueblo por fin reclamaba. Curacas, algunos criollos, negros libertos, mestizos y una masa
17 ROJAS Liliana (2014) “La revolucionaria altoperuana” Instituto Nacional de Revisionismo Histórico Argentino e Iberoamericano Manuel Dorrego En: www.institutonacionalmanueldorrego.com Recuperado el 30/09/2015
indígena se sumaron a la lucha, que no era contra el rey español sino contra el “mal
gobierno”. Túpac Amaru se proponía abolir el reparto, la alcabala, la aduana y la mita.
Aunque derrotado, torturado y ejecutado, la lucha continuó un tiempo más. En el
interrogatorio, le dijo al representante de la autoridad española José A. de Areche:
“Solamente tú y yo somos culpables, tú por oprimir a mi pueblo, y yo por tratar de
libertarlo de semejante tiranía. Ambos merecemos la muerte”.
En su niñez, Juana aprendió a cabalgar y a reconocer las tareas rurales junto a su padre,
que le permitió ponerse al tanto de las necesidades y sentimientos de su gente. También
conoció a sus vecinos los Padilla, a Manuel, que sería su esposo y al que acompañaría en
la luchas de resistencia a los españoles. Huérfana de madre –de quien mamó las lenguas
quechua y aymará– a los siete años, y de su padre siendo adolescente, quedó a cargo de
unos tíos, con quienes la convivencia no fue fácil; internada en un convento, halló en la
lectura sobre la vida de santos guerreros un modelo a imitar.
Aún se escuchaban los ecos de la rebelión de Túpac Amaru, cuando se producen los
levantamientos de Chuquisaca el 25 de mayo de 1809 –del cual participó Manuel Padilla–
y de La Paz en el mes de julio; todas esas luchas la marcarán fuertemente. La guerra por
la independencia la encontró luchando en las filas patriotas como un hombre más. Manuel
Belgrano, por su valentía y coraje, le entregó su espada, y recomendó al director supremo
Pueyrredón que se la nombrara teniente coronela de las Milicias Partidarias de los
Decididos del Perú.
Derrotados los patriotas, los Padilla, como otros, se dedicaron afanosamente a defender
su comarca contra las tropas realistas; esta etapa es conocida como de las republiquetas
o montoneras del Alto Perú, entendiéndose que cada cerro, sierra o valle se declaraba
autónomo y era foco de resistencia. Cada republiqueta se constituía mayoritariamente de
población indígena o mestiza y reconocía a un jefe. Manuel Padilla, como también el
Padre Ildefonso Muñecas, Antonio Álvarez de Arenales, Ignacio Warnes, Vicente
Camargo, y muchos más, fue uno de ellos.
Manuel y Juana combatieron con los suyos en la zona del norte de Chuquisaca hasta las
selvas de Santa Cruz, y en la provincia de Cinti. Cuando Manuel fue asesinado, como
muchos de los líderes altoperuanos, Juana ocupó su lugar. Ya había perdido a cuatro de
sus hijos; sólo le quedaría una beba, Luisa.
Derrotadas las montoneras, Juana fue a Salta, a pelear con Güemes; muerto el salteño,
volvió a su patria, sin honores ni dinero. Allí la visitó Bolívar, quien ordenó se le
concediera una pensión que, años después, fue suspendida.
Murió en la pobreza, solo acompañada de un niño, un 25 de mayo de 1862, en su ciudad
(hoy Sucre).
Los reconocimientos a la revolucionaria altoperuana que bregó por la Patria Grande se
suman en este bicentenario. La presidenta Cristina F. de Kirchner la elevó al grado de
generala del Ejército Argentino y el presidente Evo Morales hizo lo propio como mariscala
del Estado Plurinacional de Bolivia. Un acuerdo entre los dos países instituyó al 12 de julio
como “Día de la Confraternidad Argentina-Boliviana”, en su honor. Recientemente se
incluyó su imagen en el billete de $10 argentino.
BIBLIOGRAFIA CONSULTADA
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cinco siglos. Buenos Aires: Editorial Sudamericana. Pág. 93
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