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“La revolución en Hispanoamérica: Juana Azurduy, su rol en las luchas por la independencia de la Provincias Unidas del Río de la Plata entre 1809 y 1821” I.- Introducción: El General Don José de San Martín expresó una célebre frase: “Los hombres juzgan el presente de acuerdo con sus pasiones y el pasado con la verdadera justicia” 1 . En esta investigación sobre la vida de Juana Azurduy y su rol como mujer en las luchas por la independencia, rescatamos esta frase, pues el reconocimiento a su labor en pro de la libertad Americana llegó luego de 200 años de independencia. Esta revolucionaria es poco conocida y menos aún su entrega por la causa americana. La Historia Nacional enseñada dentro de nuestras escuelas han omitido esta descollante figura o bien la han mencionado como integrante de las montoneras que defendieron la frontera norte junto a Martin Miguel de Güemes. Las corrientes historiográficas en la actualidad han permitido ahondar en el pasado histórico, como un deber irrenunciable de los pueblos que luchan por construir su identidad. En América el pensamiento pedagógico si bien buscó la construcción de la identidad americana en la recuperación de lo autóctono, en cuanto a lo educativo sufrió un profundo reduccionismo. Grandes pedagogos como Simón Rodríguez, D. F. Sarmiento, J.P. Varela, J.J. Martí, etc. pergeñaron una pedagogía de la liberación en su afán de eliminar la impronta imperial española. Sin embargo, fueron los modelos enciclopedistas europeizantes los que solaparon la verdadera historia hasta convertirla en hechologica o acontecimental, o mejor dicho en “La Historia Oficial” 2 Historia 1 Rojas, Ricardo (1950) “El Santo de la Espada” Vida del Gral. José de San Martín. Edit. Losada. Bs. As. p.52 2 “Historia Oficial” en sentido figurado se hace referencia a lo que Fernad Braudel llama historia tradicional, que centrada en su conjunto

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“La revolución en Hispanoamérica: Juana Azurduy, su rol en las luchas por la independencia de la Provincias Unidas del Río de la Plata entre 1809 y

1821”

I.- Introducción: El General Don José de San Martín expresó una célebre frase: “Los

hombres juzgan el presente de acuerdo con sus pasiones y el pasado con la verdadera

justicia”1. En esta investigación sobre la vida de Juana Azurduy y su rol como mujer en las

luchas por la independencia, rescatamos esta frase, pues el reconocimiento a su labor en

pro de la libertad Americana llegó luego de 200 años de independencia. Esta

revolucionaria es poco conocida y menos aún su entrega por la causa americana. La

Historia Nacional enseñada dentro de nuestras escuelas han omitido esta descollante

figura o bien la han mencionado como integrante de las montoneras que defendieron la

frontera norte junto a Martin Miguel de Güemes.

Las corrientes historiográficas en la actualidad han permitido ahondar en el pasado

histórico, como un deber irrenunciable de los pueblos que luchan por construir su

identidad.

En América el pensamiento pedagógico si bien buscó la construcción de la identidad

americana en la recuperación de lo autóctono, en cuanto a lo educativo sufrió un profundo

reduccionismo. Grandes pedagogos como Simón Rodríguez, D. F. Sarmiento, J.P. Varela,

J.J. Martí, etc. pergeñaron una pedagogía de la liberación en su afán de eliminar la

impronta imperial española. Sin embargo, fueron los modelos enciclopedistas

europeizantes los que solaparon la verdadera historia hasta convertirla en hechologica o

acontecimental, o mejor dicho en “La Historia Oficial”2 Historia escrita desde una visión

utilitarista a medios y fines de las elites gobernantes. Supinos errores históricos que

ocultan el despojo de culturas ancestrales y su desempeño en la construcción del territorio

nacional han distorsionado el verdadero sentido que tuvieron las guerras por la

independencia en lo que otrora fueran las Provincias Unidas del Río de la Plata. Marc

Bloch expresa: “…el objeto de estudio de la historia es el hombre y no el pasado como

afirman otros historiadores: el hombre condiciona a la sociedad y abre paso a los

distintos procesos históricos que atraviesa la historia3. Es esta tesis la que se pretende

1 Rojas, Ricardo (1950) “El Santo de la Espada” Vida del Gral. José de San Martín. Edit. Losada. Bs. As. p.522 “Historia Oficial” en sentido figurado se hace referencia a lo que Fernad Braudel llama historia tradicional, que centrada en su conjunto sobre el drama de los grandes acontecimientos, trabajó en y sobre el tiempo corto durante el siglo XIX y parte del XX. En: Fernand Braudel (1968), “La Historia y las Ciencias Sociales”, Alianza Edit, Madrid, p. 64.3 Bloch, M. (1949). “Introducción a la Historia”. Buenos Aires, Argentina: Fondo de Cultura Económica

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abordar, pues la figura de Juana Azurduy (desconocida por el común de los estudiantes

argentinos) se enmarca en el grupo de mujeres que parafraseando a Eduardo Galeano

“… tenían prohibido meterse en los masculinos asuntos de la guerra, pero los oficiales

machos no tenían más remedio que admirar el viril coraje de esta mujer” 4De esta manera,

figuras como las de Juana Azurduy quedaron ocultas en una versión machista de la

historia que juzgo las verdaderas jornadas revolucionarias como un trabajo solo de

hombres. “La historiografía, como muchas disciplinas, ha estado construida bajo

categorías analíticas androcéntricas. Es el hombre el centro y el eje sobre el cual giran,

avanzan y se explican los sucesos históricos. Es el hombre quien protagoniza y le da

importancia al desarrollo de la humanidad”, reconoce Martha Noya Laguna5 –directora del

Centro Juana Azurduy, en Sucre, Bolivia–

Por su parte Berta Wexler expresa: “Los historiadores han logrado que el imaginario social

asocie los hechos históricos importantes con el ‘hombre’, no sólo en un sentido biológico,

sino enmarcado dentro de un concepto cultural y de género6.”

Desde esta perspectiva de análisis interesa:

Indagar a través del análisis bibliográfico el rol de Juna Azurduy en las luchas por la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata entre 1809 y 1821

El objeto de estudio supone:

El análisis de las teorías sostenidas por diferentes autores respecto del rol de las

mujeres en las luchas por la independencia con especial mención a Juana

Azurduy.

La contrastación de diferentes corrientes historiográficas que recuperan desde el

revisionismo histórico una nueva interpretación de los procesos de cambio y

continuidad dentro de las guerras por la independencia en las Provincias Unidas

del Río de la Plata

La evaluación del pensamiento pedagógico latinoamericano y su influencia en la

construcción de la identidad histórica cultural de los pueblos que integraron las

Provincias Unidas del Río de la Plata

4 Diario La Razón Digital “Eduardo Galeano recibe la medalla Juan Azurduy de Padilla y deleita con sus frases y pensamientos., 18 de junio de 2013(Sucre- Bolivia)5 Laguna Noya Martha (2012) “Juana Azurduy de Padilla” Prologo a la edición boliviana de Berta Wexler. Edit. Alfaguara. Bs. As. p.76 Wexler. Berta(2012) “Juana Azurduy de Padilla” Edit. Alfaguara. Bs. As. p.21

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1.- Preguntas de investigación ¿Cómo se construye el conocimiento histórico dentro del contexto latinoamericano

a partir de la independencia de las Provincias del Río de la Plata?

¿Cuál es el rol asignado a la mujer y en especial a Juana Azurduy en la historia de

las luchas por la independencia política, económica, social y cultural de la

Provincias Unidas del Río de la Plata?

¿Cómo se analiza a la luz de los nuevos paradigmas históricos, a doscientos años

de la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata, el rol de Juana

Azurduy en la construcción de la patria latinoamericana?

2.- Objetivos Generales- Conocer a través del análisis bibliográfico el rol de Juna Azurduy en las luchas por la

independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata entre 1809 y 1821

- Analizar la vida y el legado de Juana Azurduy dentro del contexto histórico

latinoamericano como base emancipación política, económica y social

3.- Objetivos específicos- Explicar cómo se construye el conocimiento histórico dentro del contexto

latinoamericano a partir de la independencia de las Provincias del Río de la Plata.

- Evaluar cuál ha sido el rol asignado a la mujer y en especial a Juana Azurduy en la

historia de las luchas por la independencia política, económica, social y cultural de la

Provincias Unidas del Río de la Plata.

- Explicar a la luz de los nuevos paradigmas históricos, a doscientos años de la

independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata, el rol de Juana Azurduy

en la construcción de la patria latinoamericana.

4.- Justificación del estudioEl estudio pretende efectuar un análisis de la acción de Juana Azurduy en el proceso

revolucionario de Hispanoamérica entre 1809 y 1821.

Los estudios históricos realizados la presentan a Juana Azurduy por un lado, como una

colaboradora activa de su marido para organizar el escuadrón que sería conocido como

“Los Leales”, el cual se unió a las tropas enviadas desde Buenos Aires para liberar el Alto

Perú. Otros en cambio la presentan como un jefe revolucionario cuya acción se

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circunscribe a la defensa de la frontera norte del actual territorio argentino y más

consustanciada con el territorio de la actual Bolivia (Virreinato del Río de la Plata y

Virreinato del Perú). En esta diferenciación interesa situar la investigación en un punto

que permita conocer a Juana Azurduy como mujer, como revolucionaria y su pensamiento

libertario dentro del contexto social de la época. Esta pretensión supone profundizar en el

hecho histórico, contrastar diferentes corrientes historiográficas y debatir en torno al

reconocimiento que los presidentes de Argentina y Bolivia actualmente le han rendido, de

ahí su importancia y relevancia social, a la vez que se construye una base documental

para futuras investigaciones,

5.- Viabilidad de la InvestigaciónLa viabilidad de la investigación también conocida como factibilidad toma en cuenta los

recursos financieros, humanos y materiales de los que se pueden echar mano para

realizar la investigación y evalúa si estos son los suficientes para llevar a buen término la

investigación.

El análisis en esta fase debe ser totalmente objetivo, el investigador se debe plantear

preguntas como si puede llevar a cabo la investigación y cuánto tiempo le tomara llevarla

a cabo. En el caso de la investigación “La revolución en Hispanoamérica: Juana Azurduy, su rol en las luchas por la independencia de la Provincias Unidas del Río de la Plata entre 1809 y 1821” la cuestión “tiempo” es un factor determinante pues

implica reunir datos que no son posibles obtenerlos en el corto plazo. Dada la

imposibilidad de poder tener documentos originales de época, la lejanía con museos o

centros de acopio documental (archivos históricos) y la falta de recursos ecónomos

plantean dificultades insalvables. Sin embargo habiendo analizado la viabilidad técnica

(recursos económicos, humanos, materiales etc.) se determinó que la investigación tendrá

el carácter de exploratoria descriptiva basadas en el análisis de diferentes estudios ya

efectuados. En este sentido la viabilidad del estudio es factible en la medida que trabajará

con los recursos existentes en el medio: bibliografía específica, y fuentes documentales

aportadas por internet. Se tomaran en cuenta diferentes vertientes historiográficas y se

efectuará un análisis de las mismas creando nueva teoría respecto del hecho histórico

que se analizará.

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6.- Evaluación de las deficiencias en el conocimiento del problema En la temática que se aborda existen varios problemas por estudiar.

El rol de la mujer en las luchas por la emancipación de Hispanoamérica y en especial

de Juana Azurduy

Trascendencia de la misión de Juana Azurduy en el contexto de integración

latinoamericana

Las corrientes historiográficas y su importancia en el reconocimiento de la labor de la

mujeres (entre ellas Juana Azurduy) en la emancipación de Hispanoamérica

Los aspectos más investigados son:

La ruptura del patriarcado con que algunas mujeres del Virreinato del Río de la Plata y

del Alto Perú definieron su participación como correo, espías, o retenes como “guerra

de guerrillas” en las luchas por la emancipación de Hispanoamérica entre 1809 y 1821

“el proceso revolucionario dividió a la sociedad y desde luego también a las mujeres”

(Barrancos 2007:93) 7 .

La visión de heroínas o antierohínas según las diferentes investigaciones históricas

enroladas en el pensamiento conservador o revolucionario de América Latina.

“Nuestra heroína, o como diría Omer, el personaje de la novela El Mañana, la “mujer

de a caballo del siglo XIX” había librado treinta y tres batallas en donde los testigos de

las mismas describieron su valentía; vale la pena apuntar su participación en la batalla

del 10 al 11 de febrero de 1816 para destacar su valor frente a las tropas”8

Biografía y desarrollo del contexto histórico social de la época para un grupo de

mujeres que se destacaron como participes necesarios en la independencia de los

pueblos que conformaban el Virreinato del Río de la Plata y el Alto Perú. Entre las más

estudiadas esta Juana Azurduy. Se han escrito más de 20 novelas históricas,

investigaciones efectuadas tanto en Argentina como en Bolivia, que en general

ensalzan el coraje, la bravura y la personalidad de Juana Azurduy como jefa de “Los

Leales”. Su incorporación a la causa Americana, su participación con Güemes en la

defensa de la Frontera Norte, y el reconocimiento de Simón Bolívar son algunos de los

7 BARANCOS,  Dora (2007). Mujeres en la sociedad argentina. Una historia de cinco siglos. Buenos Aires: Editorial Sudamericana. Pág. 938 LOPEZ, Vicente Fidel (1975) “Historia de la República Argentina” Edit. Sopena. Bs. As.. T. III. Pág. 81

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temas que se abordan con profusión y detalle en las investigaciones, novelas y

ensayos sobre Jana Azurduy9.

Los temas poco investigados están vinculados a la poca o nula importancia que en la

enseñanza de la historia nacional se ha hecho sobre Juana Azurduy y de muchas

otras mujeres que se destacaron en los procesos independentistas de

Hispanoamérica. Las narraciones históricas sobre la independencia de los pueblos de

América Latina es al decir de las narraciones hecha por los historiadores argentinos

una obra de varones. Pablo Adrián Vázquez Miembro de Número del Instituto

Nacional Manuel Dorrego al hablar de Juana Azurduy, expresa: “¿Por qué se la

invisibilizó por tanto tiempo en la historia oficial argentina? Quizás su presencia como

mujer y revolucionaria del Norte, su ascendencia chola y criolla, y el apoyo al proyecto

independentista de Manuel Belgrano les hizo fruncir el ceño a varios estudiosos que

defendían a los próceres porteños y unitarios, más pendientes de la ciudad puerto y su

acercamiento a Inglaterra que a sostener una guerra de recursos contra los

realistas”10.

“La historiografía, como muchas disciplinas, ha estado construida bajo categorías

analíticas androcéntricas. Es el hombre el centro y el eje sobre el cual giran, avanzan

y se explican los sucesos históricos. Es el hombre quien protagoniza y le da

importancia al desarrollo de la humanidad”, reconoce Martha Noya Laguna –directora

del Centro Juana Azurduy, en Sucre, Bolivia– en el prólogo a la edición boliviana del

libro de Wexler. “Los historiadores han logrado que el imaginario social asocie los

hechos históricos importantes con el ‘hombre’, no sólo en un sentido biológico, sino

enmarcado dentro de un concepto cultural y de género.” Es habitual leer en

documentos que contienen información sobre las luchas emancipatorias de América

del Sur que las mujeres luchaban con “virtudes sensibles”, mientras que los caballeros

eran los que tenían “profesionalismo militar”.

Los bronces de las plazas argentas y los libros de texto que todavía se utilizan en

clase son un claro ejemplo de esa historia oficial, contada en masculino y jalonada

sólo por las acciones heroicas de algunos varones. “Parecería que siempre

estuviéramos embarazadas, pariendo o cocinando”, sintetiza la historiadora Fernanda

Gil Lozano, integrante del Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género de la 9 N.A: En 1969 Félix Luna y Ariel Ramírez compusieron junto con la cantante Mercedes Sosa el disco, Mujeres argentinas, que fue una especie de premonición a los estudios que se realizarían más tarde sobre estas guerreras.10 Instituto Nacional de Revisionismo Histórico Argentino e Iberoamericano Manuel Dorrego. Disponible en:www.institutonacionalmanueldorrego.com    

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Facultad de Filosofía y Letras de la UBA y coautora de Historia de las mujeres en

Argentina” 11.

7.- Consecuencias del proceso de investigaciónDado que la investigación será de corte exploratoria descriptiva y se trabajará a partir de

textos, novelas, e investigaciones ya realizadas consideramos que solo podrá aportar una

base documental sistematizada sobre el particular.

El trabajo de investigación que buceará en los datos, documentos de internet, y textos de

historia a fin de elaborar una teoría propia sobre el accionar y desempeño de Juana

Azurduy en las luchas por la independencia de Hispanoamérica entre 1809 y 1821,

centrando la mirada en proceso histórico y dejando de lado aspectos personales o

anecdóticos.

8.- Marco Teórico:

a.- Juana Azurduy y la Revolución continental. Una historia silenciadaLa reivindicación de una heroína12 Juana Azurduy y su esposo el prócer americano Manuel Ascencio Padilla, son los

máximos héroes de la libertad del Alto Perú y por ende de nuestra libertad como

americanos y como provincia argentina de la gran nación americana. Sólo la ignominia

que aún campea sobre nuestra historia y sobre sus mejores hijos, hace que la República

de Bolivia -escindida de la gran nación rioplatense, por el elitismo sin par de los ejércitos

porteños que desfilaron, saquearon, defeccionaron y abandonaron el Alto Perú, a

excepción del general Belgrano y por las apetencias oligárquicas – no considere – a

Juana y a su esposo el Coronel Padilla, como sus máximos héroes, Fue el propio Bolívar

quien al visitar a Doña Juana – ya destruida por las muertes de los suyos, el olvido de sus

conciudadanos y el saqueo de sus bienes – le expresara ante la sorpresa de sus

compatriotas, que Bolivia no debía llevar su nombre sino el de Padilla, su mayor jefe

revolucionario. Pero los adulones destruyen las revoluciones.

11 ENGLER, Verónica (2011) “Una cuestión de género” Edit. Alfaguara. Bs. As. Pág. 2712 LAPOLLA, Alberto J, en: Revista Lilith de marzo de 2005. Buenos Aires. En: http://www.recursosculturales.com/organizaciones/Revista+Lilith/47881 Recuperado: 30 de setiembre de 2015

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El Alto Perú tierra india Juana Azurduy – junto a su esposo – simbolizan lo mejor de la

revolución americana, lo popular y lo indio de nuestra gesta emancipadora. Combatieron

por la libertad del Alto Perú –por entonces parte del Virreinato del Río de la Plata primero

y de las Provincias Unidas después – desde la revolución de Chuquisaca y la Paz en

1809 – que fueran ahogadas en sangre desde Lima y Buenos Aires – Y en particular

guerrearon sin descanso y sin cuartel desde el grito de libertad del 25 de mayo de 1810.

Ellos y los 105 caudillos indios y gauchos entre muchos otros, junto a Güemes en Salta,

fueron quienes impidieron que luego de las sucesivas derrotas de los ejércitos porteños al

Norte, los realistas pudieran avanzar sobre Buenos Aires y destruyeran la revolución.

Juana y Padilla eran oriundos de Chuquisaca – también llamada La Plata o Charcas –

sede de la universidad. Allí estudiaron – y conspiraron – Mariano Moreno, Juan José

Castelli y Bernardo de Monteagudo. Castelli, ya jefe del ejército del Norte, se hospedó en

la casa de Padilla en su marcha hacia La Paz. Moreno era abogado defensor de indios

pobres y perseguidos en el estudio del doctor Gascón en Chuquisaca. Allí contactó con el

movimiento revolucionario. Juana nació en 1780, el año en que Túpac Amaru lanzó su

revolución indígena que casi liquida al poder español. Sería el mismo favorito – de la reina

– Godoy, quien señalara que la rebelión de Túpac estuvo a punto de quitarle a España los

virreinatos del Perú y del Plata. Esa rebelión ahogada en la sangre de los cien mil indios

ajusticiados por la represión genocida española y en los gritos del suplicio del gran Túpac,

su esposa Micaela Bastidas Puyucawa y sus hijos, abrió el camino de la libertad pese a

su derrota. El ejemplo del Inca Condorcanqui no podía sino conmover hasta los tuétanos

el corazón de la América del Sur, del cual el Alto Perú y el Perú eran su núcleo principal

de población original, con culturas profundas y altivas. Nada sería igual después de la

rebelión de Túpac: ni el dominio español ni la resistencia americana. La generación

posterior a su derrota, sabría vengar su suplicio y expulsaría a los criminales españoles

por mucho. Es así que el sol de nuestra bandera es el glorioso sol de los incas y de Túpac

Amaru.

La historia oficial argentina prefirió olvidar a los gloriosos revolucionarios del Alto Perú, por

dos razones. Primero porque debido a las infamias cometidas por los ejércitos porteños,

lograda su independencia en 1825 – y tal cual dejó entrever Ascencio Padilla en la carta

que envió al fugitivo Rondeau – el Alto Perú decidió independizarse no sólo de España,

sino también de Buenos Aires. Pasaría a llamarse Bolívar primero y Bolivia después, pese

a la oposición del Libertador que comprendía que así ambas naciones perdían, pero el

Alto Perú perdía más. La medida a su vez profundizaba la balcanización de la América

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unida que Gran Bretaña piloteaba a toda máquina apoyada en los Rivadavia y García de

cada ciudad-puerto del continente. La segunda razón del olvido altoperuano en la historia

argentina, obedece a razones más abyectas. La guerra del alto Perú es esencialmente

una guerra de indios, de caudillos, de gauchos, de los patriotas de a caballo, del pueblo

puro de América. Ese mismo pueblo que las tropas porteñas destruirían una y otra vez en

la Banda Oriental, en el litoral o en el interior y finalmente en el Paraguay. Además eran

guerrilleros, caudillos militares y habían ganado su grados, Manuel Ascencio Padilla fue

designado Coronel del ejército del Norte cuando su cabeza estaba ya clavada en una

pica. Juana Azurduy fue nombrada Teniente Coronel del ejército argentino a pedido de

Manuel Belgrano en el combate. Reivindicar su memoria para la historia oficial es nombrar

lo innombrable. Lo gaucho. La "barbarie" de Sarmiento, la lucha de los pobres. Reconocer

que los indios, los gauchos, los negros, los esclavos, los mestizos no eran inferiores sino

que por el contrario, lucharon con mayor tenacidad y desprendimiento que la clase culta

porteña por la libertad. Reconocerlo es negar el papel rector de Buenos Aires en el

destino americano que inventó el partido unitario –y luego mitrista – que tanto daño hizo a

la causa americana. Mejor es olvidar. "No sólo son bolivianos -‘bolitas’- además son

indios, negros, matacos –monos".

Era verdad como demostraría San Martín que por el Alto Perú no se podía llegar a Lima,

pero Buenos Aires con la historia oficial oculta algo más grave que explica el suplicio de la

población altoperuana, jujeña y salteña entregada a la represión genocida española.

Buenos Aires pudo haber liberado un gran ejército que tuvo combatiendo largo tiempo en

la Banda Oriental para auxilio de los pueblos del Norte. Sólo debía reconocer – tal cual lo

planteó Moreno en su Plan Revolucionario – que Artigas debía comandar la guerra por la

liberación de la Banda Oriental, con sus gauchos y su pueblo, del cual era el jefe natural.

Pero eso era inadmisible para la elitista y exclusiva clase mercantil porteña. En lugar de

eso prefirieron entregar la Banda Oriental, primero a Portugal – se lo propusieron en

secreto Alvear, Álvarez Thomas y Pueyrredón – y luego aceptaron su "independencia"

colonial británica, que lograba así crear otro Estado en la boca del Plata, impidiendo que

la Argentina tuviera el exclusivo control de los ríos de la Cuenca. Esa y no otra fue la

causa de todas las guerras contra Rosas, Caseros incluida. Cualquier cosa antes de

aceptar que los gauchos se manden a sí mismos o peor aún que "nos manden". Con sólo

enviar esas tropas al Alto Perú y estacionarlas en Potosí – como señalaron Belgrano y

San Martín – mientras se preparaba el cruce de los Andes, el pueblo boliviano habría sido

salvado de sufrir lo indecible.

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Juana Azurduy es la Revolución, es el pueblo en armas, son las mujeres del pueblo en

armas, que pelean junto a los hombres, igual o mejor que ellos, que los mandan. Mujeres

y hombres que destruyen ejércitos completos, superiores en número y armamento.

Armados con hondas, macanas, lanzas, boleadoras, a fuerza de coraje y fiereza. Coraje y

fiereza que dan la decisión de luchar hasta el fin por la libertad, por la justicia contra la

opresión y el sometimiento de los semejantes. Luego del asesinato de su esposo y de

varios de los principales jefes guerrilleros, Juana bajó a Salta y combatió junto a Güemes,

quien la protegió y le dio el lugar correspondiente. Luego del asesinato de Güemes en

1821, Juana entró en una profunda depresión. En 1825 solicitó auxilio económico al

gobierno argentino para retornar a Chuquisaca. La respuesta del gobierno salteño resultó

indignante, apenas le otorgó “50 pesos y cuatro mulas” para llegar a la “nueva nación:

Bolivia”. Doña Juana murió a los 82 años en la mayor pobreza. "Juana avanzaba casi en

línea recta, rodeada por sus feroces amazonas descargando su sable a diestra y siniestra,

matando e hiriendo. Cuando llegó a donde quería llegar, junto al abanderado de las

fuerzas enemigas, sudorosa y sangrante, lo atravesó con un vigoroso envión de su sable,

lo derribó de su caballo y estirándose hacia el suelo aferrada del pomo de su montura

conquistó la enseña del reino de España que llevaba los lauros de los triunfos realistas en

Puno, Cuzco, Arequipa y La Paz."13

b.- La mirada revisionistaFelipe Pigna en “Los mitos de la historia argentina 2” 14 hace un recorrido por la vida

de Juana Azurduy y su papel dentro de las guerras por la independencia. Resalta el papel

de la mujer al decir que “la lucha de las mujeres fue fundamental en la guerra gaucha. No

solamente eran excelentes espías sino que algunas de ellas, como doña Juana Azurduy

de Padilla, comandaban tropas en las vanguardias de las fuerzas patriotas. Esta

maravillosa mujer había nacido en Chuquisaca el 8 de marzo de 1781, mientras estallaba

y se expandía la rebelión de Túpac Amaru. El amor la llevó a unir su vida a la del

comandante Manuel Asencio Padilla”.

En la revista digital “El historiador” en la biografía de Juana Azurduy se expresa que:

“fue una estrecha colaboradora de Güemes y por su coraje fue investida del grado de

teniente coronel con el uso de uniforme, según un decreto firmado por el director supremo

13 O’DONNELL, Pacho.(1998) “Juana Azurduy: la teniente coronela”. Edit. Planeta. Bs. As. Pág. 3214 PIGNA, Felipe (2005) “Los mitos de la historia argentina 2” Edit. Planeta. Buenos Aires. Pág. 25

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Pueyrredón el 13 de agosto de 1816 y que hizo efectivo el general Belgrano al entregarle

el sable correspondiente”.15

Pedro Patzer en “Aguafuerte provincianas”16 efectúa una síntesis de la vida y obra de

Juan Azurduy estableciendo un paralelismo con hechos históricos recientes en

Latinoamérica.

Juana Azurduy, protagonista de la guerra de la independencia, comandó a los guerrilleros

que liberaron al flagelado Potosí de la angurria de oro de los conquistadores españoles,

por su coraje y su heroísmo el gobierno de Buenos Aires le otorgó, en 1816, el grado de

teniente coronel, que hizo efectivo el revolucionario Belgrano al entregarle el sable

correspondiente. Sable que la valiente Juana utilizara en la Batalla de Villar, donde fue

herida y tomada “cautiva” por los españoles. Su esposo Manuel Ascencio Padilla

consiguió liberarla, aunque él no pudo escapar de la muerte. A Manuel le tocó morir en

plena primavera americana, no obstante Padilla fue una semilla lanzada en el viento de

Abya Yala. Wikipedia indica que Manuel murió el 14 de septiembre de 1816, sin embargo

los corazones rebeldes de este continente: los corazones que cantan justicia en Chiapas,

que resisten en Honduras, que sueñan en Venezuela y Ecuador, que levantan las

banderas de los de abajo en este sur del sur, anuncian que don Manuel permanece vivo y

revolucionando.

Como San Martín, Belgrano y todos los que pelearon por la emancipación continental,

Juana Azurduy terminó en la más absoluta la pobreza: "A las muy honorables juntas

Provinciales: Doña Juana Azurduy, coronada con el grado de Teniente Coronel por el

Supremo Poder Ejecutivo Nacional, emigrada de las provincias de Charcas, me presento

y digo: Que para concitar la compasión de V. H. y llamar vuestra atención sobre mi

deplorable y lastimera suerte, juzgo inútil recorrer mi historia en el curso de la Revolución.

(...) Sólo el sagrado amor a la patria me ha hecho soportable la pérdida de un marido

sobre cuya tumba había jurado vengar su muerte y seguir su ejemplo; más el cielo que

señala ya el término de los tiranos, mediante la invencible espada de V.E. quiso regresase

a mi casa donde he encontrado disipados mis intereses y agotados todos los medios que

pudieran proporcionar mi subsistencia; en fin rodeada de una numerosa familia y de una

tierna hija que no tiene más patrimonio que mis lágrimas; ellas son las que ahora me

15 El historiador. Revista digital. En: http://www.elhistoriador.com.ar/articulos/independencia/juana_azurduy.php Recuperado 30/09/ 201516 PATZER, Pedro (2013) “Aguafuertes provincianas” Edit. Corregidor. Bs.As.

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revisten de una gran confianza para presentar a V.E. la funesta lámina de mis desgracias,

para que teniéndolas en consideración se digne ordenar el goce de la viudedad de mi

finado marido el sueldo que por mi propia graduación puede corresponderme".

Sabemos de los cantos de cuna indios y campesinos entonados por madres que hacen

dormir a sus hijos, la vida de Juana Azurduy es un canto de cuna, que nos ayuda a

despertar a la Historia, que nos ayuda a florecer al amanecer americano, al destino que

no es un decreto de los dioses sino una construcción de los hijos de la Pachamama y sus

revoluciones.

¿Quién dijo que la Historia no escribe Poesía? Juana Azurduy nació el 8 de marzo (día de

la mujer) y murió un 25 de mayo (día en que los argentinos conmemoramos nuestra

revolución) El poema de la Historia es clarísimo: Juana Azurduy es la mujer revolución.

Liliana Rojas17 Miembro de Número del “Instituto Nacional de Revisionismo Histórico

Argentino e Iberoamericano Manuel Dorrego” expresa aspectos de la vida de Juana

Azurduy y sus comienzos en la lucha por la emancipación americana destacando las

razones que la llevan a involucrarse en esa empresa. Toma algunas referencias sobre la

suerte corrida por la heroína y los reconocimientos póstumos efectuados por Argentina y

Bolivia a 200 años de la independencia de estas naciones.

Año 1780 en el Alto Perú, territorio del Virreinato del Río de la Plata. El 12 de julio, en el

cantón de Toroca, próximo a Chuquisaca, en el seno de la familia conformada por el

español Matías Azurduy y la chola Eulalia Bermudes, nació Juana Azurduy.

Chuquisaca era una bella ciudad, conocida como Charcas, la provincia/intendencia,

Chuquisaca, la ciudad o La Plata, la Arquidiócesis Ciudad de clérigos, de abogados, de

funcionarios y de estudiantes de la Universidad de San Francisco Javier. Fundada para

ser capital, tuvo que conformarse con ser la tercera, después de Lima y de Buenos Aires.

La mayoría de los pobladores eran indígenas, mestizos o cholos, también negros, criollos

en menor número y españoles, sector minoritario que ostentaba el poder político-

económico.

El 4 de noviembre comenzó en Cuzco, Virreinato del Perú, la rebelión de Túpac Amaru II.

Las vejaciones y malos tratos sufridos por los indígenas durante siglos, la suba de

impuestos y el nuevo orden administrativo, fueron las causas; el olvidado y sojuzgado

pueblo por fin reclamaba. Curacas, algunos criollos, negros libertos, mestizos y una masa

17 ROJAS Liliana (2014) “La revolucionaria altoperuana” Instituto Nacional de Revisionismo Histórico Argentino e Iberoamericano Manuel Dorrego En: www.institutonacionalmanueldorrego.com Recuperado el 30/09/2015

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indígena se sumaron a la lucha, que no era contra el rey español sino contra el “mal

gobierno”. Túpac Amaru se proponía abolir el reparto, la alcabala, la aduana y la mita.

Aunque derrotado, torturado y ejecutado, la lucha continuó un tiempo más. En el

interrogatorio, le dijo al representante de la autoridad española José A. de Areche:

“Solamente tú y yo somos culpables, tú por oprimir a mi pueblo, y yo por tratar de

libertarlo de semejante tiranía. Ambos merecemos la muerte”.

En su niñez, Juana aprendió a cabalgar y a reconocer las tareas rurales junto a su padre,

que le permitió ponerse al tanto de las necesidades y sentimientos de su gente. También

conoció a sus vecinos los Padilla, a Manuel, que sería su esposo y al que acompañaría en

la luchas de resistencia a los españoles. Huérfana de madre –de quien mamó las lenguas

quechua y aymará– a los siete años, y de su padre siendo adolescente, quedó a cargo de

unos tíos, con quienes la convivencia no fue fácil; internada en un convento, halló en la

lectura sobre la vida de santos guerreros un modelo a imitar.

Aún se escuchaban los ecos de la rebelión de Túpac Amaru, cuando se producen los

levantamientos de Chuquisaca el 25 de mayo de 1809 –del cual participó Manuel Padilla–

y de La Paz en el mes de julio; todas esas luchas la marcarán fuertemente. La guerra por

la independencia la encontró luchando en las filas patriotas como un hombre más. Manuel

Belgrano, por su valentía y coraje, le entregó su espada, y recomendó al director supremo

Pueyrredón que se la nombrara teniente coronela de las Milicias Partidarias de los

Decididos del Perú.

Derrotados los patriotas, los Padilla, como otros, se dedicaron afanosamente a defender

su comarca contra las tropas realistas; esta etapa es conocida como de las republiquetas

o montoneras del Alto Perú, entendiéndose que cada cerro, sierra o valle se declaraba

autónomo y era foco de resistencia. Cada republiqueta se constituía mayoritariamente de

población indígena o mestiza y reconocía a un jefe. Manuel Padilla, como también el

Padre Ildefonso Muñecas, Antonio Álvarez de Arenales, Ignacio Warnes, Vicente

Camargo, y muchos más, fue uno de ellos.

Manuel y Juana combatieron con los suyos en la zona del norte de Chuquisaca hasta las

selvas de Santa Cruz, y en la provincia de Cinti. Cuando Manuel fue asesinado, como

muchos de los líderes altoperuanos, Juana ocupó su lugar. Ya había perdido a cuatro de

sus hijos; sólo le quedaría una beba, Luisa.

Derrotadas las montoneras, Juana fue a Salta, a pelear con Güemes; muerto el salteño,

volvió a su patria, sin honores ni dinero. Allí la visitó Bolívar, quien ordenó se le

concediera una pensión que, años después, fue suspendida.

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Murió en la pobreza, solo acompañada de un niño, un 25 de mayo de 1862, en su ciudad

(hoy Sucre).

Los reconocimientos a la revolucionaria altoperuana que bregó por la Patria Grande se

suman en este bicentenario. La presidenta Cristina F. de Kirchner la elevó al grado de

generala del Ejército Argentino y el presidente Evo Morales hizo lo propio como mariscala

del Estado Plurinacional de Bolivia. Un acuerdo entre los dos países instituyó al 12 de julio

como “Día de la Confraternidad Argentina-Boliviana”, en su honor. Recientemente se

incluyó su imagen en el billete de $10 argentino.

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BIBLIOGRAFIA CONSULTADA

BARANCOS,  Dora (2007). Mujeres en la sociedad argentina. Una historia de

cinco siglos. Buenos Aires: Editorial Sudamericana. Pág. 93

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Madrid, p. 64.

ENGLER, Verónica (2011) “Una cuestión de género” Edit. Alfaguara. Bs. As. Pág.

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boliviana de Berta Wexler. Edit. Alfaguara. Bs. As. p.7

LOPEZ, Vicente Fidel (1975) “Historia de la República Argentina” Edit. Sopena.

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ROJAS, Ricardo (1950) “El Santo de la Espada” Vida del Gral. José de San

Martín. Edit. Losada. Bs. As. p.52

WEXLER, Berta(2012) “Juana Azurduy de Padilla” Edit. Alfaguara. Bs. As. p.21