Zevallos scientific writing workshop - san juan - mayo de 2010
Judicial writing manual organización y redacción de la sentencia
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Transcript of Judicial writing manual organización y redacción de la sentencia
Introducción
Las sentencias cumplen tres funciones. Primero, las sentencias
comunican las conclusiones del tribunal y sus razones a las partes y
sus abogados. Segundo, cuando se publican, las sentencias anuncian
el Derecho a los jueces, los académicos, otros abogados, y el público
interesado. Finalmente, la preparación de una sentencia impone
disciplina intelectual al autor, requiere que el juez aclare su
razonamiento y evalúe la suficiencia del apoyo de los precedentes
que la sustentan.
La sentencia debería declarar con justicia, claridad y precisión
los hechos significativos y las reglas del Derecho relevantes, así
como demostrar mediante su análisis la razonabilidad de sus
conclusiones. La tergiversación de hechos significativos o
autoridades es una máscara de descuido, y mina la autoridad e
integridad de la sentencia. La redacción ambigua e imprecisa refleja
la falta de pensamiento claro de su autor y derrota el propósito de la
sentencia.
Este manual está destinado a alentar a los jueces y empleados
judiciales a pensar de un modo crítico en su escritura –no sólo sobre
qué incluir y qué excluir, sino además cómo escribir bien. Esperamos
que los jueces nombrados recientemente y sus empleados sean
usuarios principales de este manual. Por lo tanto, se da un enfoque
funcional a la sentencia: descripción de consideraciones que surgen
en cada etapa del proceso de redacción y edición; técnicas
recomendables de organización y estilo; y explicación de las razones
para sus recomendaciones. Manteniendo el principio de que no
existe un único modo de redactar una sentencia, el manual explora
alternativas y las consideraciones para optar entre ellos.
Este manual además debería ayudar a los jueces
experimentados a dar una nueva mirada a sus enfoques y estilos de
escritura. El Profesor Robert Leflar escribió:
Enorgullecerse por la autoría de ningún modo es un mal no mitigado... Este orgullo puede llevar a un hombre al trabajo duro con meticuloso esfuerzo. Las peores sentencias pueden ser redactadas por jueces que no se enorgullecen de ellas, que consideran su preparación como meras tareas. Sentir orgullo por el trabajo bien realizado es un incidente adecuado de buena artesanía en cada campo de trabajo, incluyendo el Derecho. Una sentencia de la que el autor no se enorgullece es probable que no sea muy buena.1
Este manual no tiene la intención de proclamar el modo
correcto de redactar una sentencia. Cualquiera que intente anunciar
reglas de autoridad para la buena redacción invita al debate y la
comparación. Como dijo un juez: “Tengo una regla general: no tengo
ninguna de esas reglas”. Por cierto que en un texto guía sobre buena
redacción, E.B. White reconoció que “por supuesto que, de alguna
forma, las reglas de estilo de este tipo son una cuestión de
preferencia individual, e incluso las reglas establecidas de gramática
están abiertas al desafío”.2
Por el contrario, el propósito del manual es estimular a los
jueces a pensar tan sistemáticamente sobre la redacción de sus
sentencias como lo hacen sobre la decisión de sus casos. Los
magistrados deberían preguntarse: ¿estoy escribiendo esto porque
así es como siempre lo he hecho, o existe una mejor forma? ¿Hay una
razón para organizar la sentencia de esta manera? ¿Para incluir
estos hechos particulares? ¿Para tratar esta cuestión en extenso?
¿Para citar este caso? ¿Esta oración es clara? ¿Son necesarias todas
las palabras en ella?
En las partes que siguen, el manual lleva a los lectores a lo
largo del proceso de redacción de sentencias. La Parte 2 sugiere
cuestiones a considerar para decidir si redactar una sentencia
formal, un memorándum o una sentencia que no va a ser publicada.
La parte 3 trata los pasos que un juez debería dar antes de comenzar
a redactar. La parte 4 se dedica a la organización y contenido de una
1 Robert Leflar, Some Observations Concerning Judicial Opinions, 61 Colum. L. Rev. 810, 813 (1961).2 William Strunk, Jr., & E.B. White, The Elements of Style xvii (4th ed. 2000).
sentencia. La parte 5 ofrece sugerencias sobre lenguaje, estilo y
edición. La parte 6 presenta consideraciones para la co-redacción de
una sentencia, comentando las opiniones de otros miembros del
tribunal, y la redacción de sentencias con votos en disidencia y
concurrencia. La parte 7 contiene una lista de libros y artículos que
pueden ser útiles para quienes quieran leer más sobre la redacción
judicial. Los apéndices brindan ejemplos de algunos de los escritos
tratados en el manual, como las sentencias interlocutorias y las
opiniones en disidencia.
Determinación del alcance de la sentencia
Una sentencia informa a las partes el resultado de su caso y articula
los principios jurídicos sobre los que la decisión está basada para
guiar a la judicatura, al foro, a la academia jurídica y al público.
Como las sentencias cumplen la función de decidir casos y crear
Derecho, varían en forma desde disposiciones de una oración,
sentencias interlocutorias que no se publican a sentencias con
estructuras completa y formal, cargada de citas. Una sentencia que
sólo tiene la intención de informar a las partes el resultado de su
disputa no debería ser tan elaborada como la destinada a cumplir la
función de precedente. Antes de comenzar a escribir, los jueces
deberían decidir qué propósito cumplirá la sentencia y cómo
redactarla para satisfacerlo.
Factores a considerar
Tres factores influyen en el alcance y estilo de una opinión: la
complejidad de los hechos y la naturaleza de las cuestiones jurídicas,
el destinatario que se tiene en miras y si la sentencia será publicada.
Aunque el manual trata los factores por separado, están
interrelacionados.
Hechos y cuestiones
La complejidad de los hechos y la naturaleza de las cuestiones
jurídica son los principales factores que determinan el tipo de
sentencia que se requiere. Si los precedentes son claros y los hechos
materiales son simples, el alcance de la sentencia será limitado. Si el
Derecho que controla el caso no es seguro o los hechos materiales
son complejos, son necesarios exposición y análisis para explicar las
razones para la sentencia del tribunal. Algunos casos que presentan
modelos complejos de hechos pueden requerir extenso tratamiento
de los hechos aún cuando el Derecho aplicable pueda ser simple.
Otros casos que hacen surgir nuevos principios jurídicos pueden
requerir análisis extendido de Derecho y política.
El alcance de una sentencia estaría influido por cuán bien
desarrollado esté el Derecho sobre el tema en cuestión. Los jueces
deberían considerar si la cuestión ha sido decidida antes con
autoridad y si otra sentencia ayudaría al desarrollo o explicación del
Derecho. Si la cuestión ha sido tratada a fondo en sentencias previas,
el juez no necesita rastrear el origen del Derecho o elaborar su
interpretación. En algunos casos, es suficiente afirmar una decisión
por las razones declaradas por el tribunal inferior. Si la decisión sólo
ocupa un espacio vacío en el Derecho existente, se necesita poco
más que una explicación de los principios aplicables y las razones
para la elección que de entre ellos haga el tribunal. Sin embargo, si
la decisión contribuye al desarrollo del Derecho, es apropiado una
breve sentencia per curiam o interlocutoria publicada. Una orden
sumaria puede ser suficiente si el Derecho existente simplemente
está siendo aplicado a hechos que no se discuten o que se han vuelto
indiscutibles en instancia de apelación porque, por ejemplo, son
descubrimientos del jurado sostenidos por evidencia sustancial.
Sin embargo, cuando una sentencia consiste en áreas menos
desarrolladas del Derecho y brinda una nueva regla o modifica una
antigua, el juez debe pensar no sólo en la idea fundamental de la
decisión sino también en su impacto como precedente. El magistrado
debe tratar y analizar los precedentes en el área, la nueva dirección
que el Derecho está tomando y el efecto de la decisión sobre el
Derecho existente. Incluso si parece que los litigantes no necesitan
una declaración detallada de los hechos, la sentencia debería
presentar suficientes para definir a otros lectores el precedente que
crea y delinear sus límites. Los precedentes -y políticas- relevantes
deberían ser analizados en suficiente detalle para establecer la idea
fundamental para el holding.
Destinatarios
Las sentencias se escriben principalmente para los litigantes y sus
abogados, y para los tribunales inferiores o dependencias del Estado
cuyas decisiones revisan. Si una sentencia se dirige a las partes,
debería brindarles una declaración justa y precisa de lo que fue
planteado para que el tribunal decida, lo que el tribunal decidió y
cuáles fueron las razones para la decisión. Esto en general puede
lograrse sin una opinión de estructura completa. Las partes estarán
familiarizadas con los hechos y en general no estarán interesadas en
una exploración extensa del Derecho, aparte de la necesaria para dar
a la parte que pierde una explicación clara del resultado.
El juez debe además preguntarse si la sentencia tiene algo que
decir a otras personas además de las partes. Las sentencias
destinadas a informar a otros destinatarios pueden requerir
desarrollo factual y análisis jurídico adicionales. Cuánto análisis se
requiere, y cuán detallado deba ser, depende del tema tratado y los
destinatarios probables. Los jueces pueden asumir un cierto nivel de
familiaridad con el Derecho por parte de los abogados. Pero si un
caso involucra un área arcana de Derecho familiarizado ante todo
para especialistas –derecho impositivo, del trabajo o contra la
competencia, por ejemplo- será necesario un exhaustivo tratamiento
de los hechos y los antecedentes jurídicos, y el juez debería evitar el
uso de lenguaje técnico y definir cualquier término técnico que deba
usar.
Una sentencia que reenvíe un caso debe decir al tribunal de
instancia inferior qué se espera que haga. Una sentencia que fije
directrices para que cumplan los tribunales de juicio debe establecer
la base factual, la idea jurídica fundamental y el fundamento político
de las directrices de modo suficiente como para que los jueces de
juicio puedan aplicarlos correctamente.
El juez necesita considerar si una declaración de hechos y el
análisis jurídico que explica adecuadamente la decisión a las partes
permitirá además a un tribunal superior entender el fundamento de
la decisión. Cuando ésta se basa en hechos complejos, una
explicación más elaborada de lo necesario para las partes puede ser
útil para el tribunal de apelaciones. Y cuando la decisión consiste en
temas nuevos o en un área emergente del Derecho, es apropiado
rastrear el desarrollo previo del Derecho y explicar las razones
jurídicas y políticas fundamentales en alguna extensión. Sin
embargo, las sentencias no deberían ser convertidas en informes o
vehículos de defensa.
La población en general rara vez leerá sentencias. Pero los
periodistas comunicarán lo que creen es la sustancia de una
sentencia que, a su entender, tendrá interés público. Cuando una
sentencia trata una cuestión de interés público general o es probable
que atraiga la atención de los medios de comunicación, debería ser
redactada en un modo que asegure que no sea malinterpretada. La
señal de una sentencia bien escrita es que sea comprensible para
una persona lega inteligente.
Organización y Redacción de la Sentencia
Una sentencia judicial debería identificar las cuestiones a
presentar, exponer los hechos relevantes y aplicar el derecho vigente
para producir una decisión clara y bien razonada sobre las
cuestiones que deben resolverse para decidir el caso. Las directrices
que siguen están destinadas a ayudar a los jueces a redactar
sentencias que satisfagan esos requisitos.
Estructura
Una sentencia correctamente redactada debería contener cinco
elementos: (1) una declaración introductoria sobre la naturaleza y
postura procedimental del caso; (2) una declaración de las
cuestiones a decidir; (3) una descripción de los hechos materiales;
(4) un tratamiento de los principios jurídicos que rigen el caso y la
resolución de las cuestiones; (5) la parte resolutiva de la sentencia y
medidas necesarias. Por supuesto que la organización y estilo de las
sentencias variará de un caso a otro, pero esta es la estructura a
partir del cual se debe partir.
La organización clara y lógica de la sentencia ayudará al lector
a entenderla. Siempre es útil el uso de títulos y subtítulos, números
romanos y otros medios que permitan al lector comprender la
organización de la sentencia, particularmente cuando ésta es larga y
la cuestión a tratar, complejo. Esta estructura no sólo señaliza el
camino para el lector, sino que además ayuda a organizar los
pensamientos de quien redacta y evaluar la lógica de la sentencia.
También permiten identificar secciones al juez que no desea
acompañar una parte del fallo. Finalmente, ayudan a los
investigadores a efectuar un índice y clasificación de sentencias, así
como a recuperarlas.
Las siguientes secciones tratan cada uno de los elementos de
una sentencia.
Presentación
El propósito de la presentación es orientar al lector en el caso.
Debería establecer brevemente de qué se trata el caso, la cuestión
jurídica a tratar y el resultado. También revela algunos o todos de los
siguientes íntems:
(1)Las partes: éstas deberían ser identificadas, si no en la
presentación, entonces al principio de la sentencia,
preferentemente por el nombre, y esa identificación debería
ser usada de modo consistente en todo el documento. El uso de
descripciones jurídicas, tales como “apelante” y “apelado”,
tienden a confundir, especialmente en casos donde las partes
están integradas por varias personas.
(2)La situación procesal y jurisdiccional: la base para la
jurisdicción, relevante previa a los procedimientos, y cómo
llegó el caso ante la el tribunal.
(3)La cuestión: la o las cuestiones a decidir, a menos que sea/n
tan complejo/s que se opte por tratarlos de mejor manera en
una sección separada.
El sumario del holding3 al comienzo puede ahorrar tiempo a los
lectores, particularmente a los investigadores que podrán determinar
de forma inmediata si van a leer el resto de la sentencia. Otro
beneficio que brinda un corto resumen del holding al comienzo de la
sentencia también ayuda al juez a establecerlo con precisión y de
modo sucinto. La versión final de la presentación se puede redactar
mejor después de que la sentencia haya sido redactada por completo,
cuando el juez ha refinado las cuestiones, las conclusiones y el
análisis que les da sustento.
Algunos jueces prefieren ubicar el holding y la conclusión al
final, en la creencia de que una sentencia será más convincente si el
lector debe leerla por completo antes de conocer lo decidido.
3 El uso de la bastardilla pertenece a la traducción.
Declaración de cuestiones
La declaración de cuestiones es la piedra angular de la
sentencia; el modo en que se formulan las cuestiones determina
cuáles hechos son sustanciales y qué principios jurídicos gobiernan
el caso. Los jueces no deberían ser prisioneros del análisis de los
abogados; deberían estructurar las cuestiones según su visión,
incluso si ésta difiere de cómo los plantearon los abogados. Que una
cuestión haya sido planteada por las partes no significa que deba ser
tratada en la sentencia si no es esencial para lo que se decide.
La declaración de cuestiones debería ser breve. Aunque, en
general, una o dos cuestiones puedan identificarse de modo
suficiente en la presentación, su cantidad o complejidad en algunos
casos puede requerir declaraciones separadas.
La declaración de cuestiones puede ir antes o después de la
declaración de hechos. Establecerlas primero hará que la
declaración de hechos sea más significativa para el lector y ayudará
a enfocarse en hechos sustanciales. El Juez Frederick G. Hamley de
la Novena Circunscripción ha escrito: “Una declaración preliminar
de la cuestión, incluso en términos generales, permite leer la
declaración de hechos con discernimiento. También ayuda al lector
de la sentencia a confinar la declaración de los hechos a lo esencial”.
Sección de Administración Judicial, American Bar Association,
Internal Operating Procedures of Appellate Courts 30 (1961). Sin
embargo, en algunos casos puede ser difícil establecer las cuestiones
con claridad a menos que el lector esté familiarizado con los hechos
sustanciales. Esto puede darse, por ejemplo, cuando la cuestión es
procedimental y requiere una explicación del contexto.
No se debería confundir la declaración de cuestiones con el
recitado de las argumentaciones de las partes. Las extensa
declaración de estas últimas, algo que se encuentra en ocasiones en
las sentencias, no son un sustituto para el análisis y el razonamiento,
por lo que deberían evitarse.
Hechos
En un caso en donde se plantee una única cuestión, los hechos
pueden ser expuestos en una declaración al principio de la sentencia.
Pero cuando se eleva una serie de cuestiones, algunos hechos
pueden no ser relevantes para todos las cuestiones. Esta situación
enfrenta al juez con la difícil tarea de presentar suficientes
cuestiones al comienzo para lograr que se entienda la sentencia sin
la repetición posterior, cuando se tratan cuestiones particulares que
requieren una mayor elaboración de los hechos. En un caso así, la
declaración inicial de los hechos puede limitarse a los antecedentes
históricos necesarios, dejando los hechos decisorios específicos para
una incorporación en el análisis de las cuestiones que conllevan.
Sólo deberían incluirse los hechos necesarios para explicar la
sentencia, pero lo que es necesario para explicarla no siempre es
obvio, y además puede variar dependiendo de la recepción. Una
sentencia intercolutoria4 no publicada, destinada únicamente para
ser vista por las partes no requiere antecedentes o hechos históricos;
la sentencia sólo necesita identificar los hechos que fundamentan la
conclusión. Sin embargo, los hechos antecedentes algunas veces
pueden ser útiles para contextualizar una decisión y explicar su
razonamiento. Las sentencias que, con probabilidad, vayan a ser
leídas por el público en general, además de las partes, pueden
requerir declaraciones más extensas de los hechos para brindar el
contexto para la decisión y delinear su alcance.
El detalle factual excesivo puede distraer. Las fechas, por
ejemplo, tienden a confundir y no deberían incluirse a menos que
sean sustanciales para la decisión o útiles para su comprensión. Por
otro lado, mientras que la brevedad y la simpleza siempre son
deseables, son secundarias a la necesidad de una declaración
4 En el original memorando opinión.
completa y justa. No se deberían ignorar los hechos significativos
para la parte que pierde el pleito.
A algunos jueces les gusta incluir hechos que, aunque no son
sustanciales, agregan color. “Tenemos que divertirnos”, dijo un juez.
Algunos sienten que esto es una marca de estilo del autor y mejora la
legibilidad. Sin embargo, existe el obvio peligro de que el lector
pueda pensar que la decisión está basada en estos hechos, aún
cuando no sean sustanciales para el razonamiento. Es más, este
estilo de redacción –aunque sea atractivo para el autor- puede ser
visto por las partes como una forma de trivializar el caso. Por lo
tanto, hay que tratarlo con cuidado.
Por sobre todas las cosas la declaración de los hechos debe ser
precisa. El redactor no debería asumir que los hechos recitados en
los planteos de las partes están mencionados de modo correcto. No
existe sustituto para verificar referencias sobre los hechos contra el
expediente/legajo. Sin importar cuán buenos sean los abogados, el
juez puede descubrir que los hechos del expediente difieren de la
forma en que son declarados en los escritos. Si el juez no cuenta con
tiempo para leer todo el expediente personalmente, la tarea debería
ser asignada a un secretario judicial con instrucciones para resaltar
todas las partes relevantes a ser revisadas por el juez.
Tratamiento de los principios jurídicos
El tratamiento de los principios jurídicos es el corazón de la
sentencia. Debe demostrar que la conclusión a la que arriba el
tribunal está basada en la razón y la lógica. Debería convencer al
lector sobre lo correcto del resultado mediante la fuerza de su
razonamiento, no por defensa o argumento. El juez debe lidiar con
autoridad posiblemente contraria y argumento opuesto, y debe
enfrentar las cuestiones de modo directo y tratarlas con franqueza.
Aunque la sentencia no necesita tratar cada caso y contienda, el
tratamiento debe ser suficiente para demostrar a la parte que pierde
el pleito que los ítems esenciales han sido considerados de modo
completo.
Las siguientes directrices se aplican al tratamiento de los
principios jurídicos.
Estándar de revisión
La sentencia debería especificar el estándar de revisión que
controla el caso al comenzar al tratamiento de principios jurídicos. A
menos que se le indique al lector si la revisión se encuentra bajo el
estándar de apelación5, el claramente erróneo o el abuso de
discreción, el significado de la decisión puede ser oscuro. Es más, la
especificación del estándar de revisión disciplina el análisis del
redactor.
El Apéndice C brinda ejemplos sobre diferentes estándares de
revisión.
Orden de tratamiento
De igual forma que el tribunal no debería casarse con la
formulación de las cuestiones que hacen los abogados, tampoco
debería estar obligado a tratar aquéllas en el orden en que fueron
presentadas. El orden en el que se tratan las cuestiones será dictado
por la organización de la sentencia. En general, se deberían tratar en
primer lugar las cuestiones dispositivas. El orden en el que esas
cuestiones se traten estará gobernado por el razonamiento de la
sentencia. Si se tratan cuestiones que no son dispositivas –por
razones educativas o para guiar procedimientos posteriores- es
preferible tratarlas cerca del final de la sentencia.
Qué cuestiones tratar
5 En el original “review under the de novo standard”.
Como una propuesta general, una sentencia no debería ir más
allá de las cuestiones presentadas; debería tratar sólo aquellas que
necesitan ser resueltas para decidir el caso. Si el tribunal decide que
una cuestión que no fue planteada por las partes es dispositiva y
debiera ser tratada –aún cuando las partes no la han preservado y
presentado de modo correcto- debería notificar a los abogados y
brindar una oportunidad para que la incorporen.
Las cuestiones que no son necesarias para la decisión pero que
fueron planteadas de modo serio por la parte que pierde el pleito
deberían ser tratadas sólo en la extensión necesaria para mostrar
que han sido consideradas. Sin embargo, la línea entre qué es
necesario para la sentencia y qué no lo es, no siempre es clara. En
ocasiones, una explicación completa del razonamiento para arribar a
una decisión puede ser resaltada discutiendo cuestiones que no son
estrictamente parte del holding. Es más, consideraciones de
economía y eficiencia pueden argumentar a favor del tratamiento de
cuestiones que no son necesarias para la decisión si el tribunal
puede, de esa forma, brindar directrices útiles para el juez de rango
inferior en caso de reenvío. No obstante, al hacerlo los jueces deben
tener cuidado en no prejuzgar cuestiones que no fueron llevadas
ante ellos para evitar opiniones de los abogados y expresiones
innecesarias sobre ideas que pueden atar las manos del tribunal en
un caso futuro.
Holdings alternativos
Presentar fundamentos separados e independientes da fuerza a
una decisión pero disminuye su valor como precedente. El Profesor
Bernard Witkin sostiene que los jueces deberían evitar resoluciones
tales como “incluso si” o “asumiendo, por el bien de la
argumentación6 que”. Ver B.E. Witkin, Manual on Appellate Court
Opinions 81 (1977). Declaraciones tales como “incluso si los hechos
6 En el original: assuming arguendo.
fueran de otra manera” o “asumiendo, por el bien de la
argumentación, que no hubiéramos concluido de esa manera” socava
la autoridad del holding. Witkin sugiere limitar el enfoque “incluso
si” a situaciones en donde es necesario lograr una decisión
mayoritaria, o evitarlo por completo fraseando la sentencia de un
modo tal que la suposición alternativa se elimine al principio y el
fundamento sustancial de la sentencia se afirme al final. Pero en las
sentencias que es probable que tengan poco impacto como
precedente, no existe razón para que la corte no debiera basar su
decisión en fundamentos alternativos, sin dar a uno prioridad sobre
el otro.
Citas de casos
La mayoría de las cuestiones de Derecho se sostienen de modo
adecuado mediante la cita de la última decisión sobre el punto en la
circunscripción del tribunal o un caso que altera o cambia la
interpretación del Derecho7, si existe. Las citas en cadena y las
disertaciones sobre la historia de la regla no agregan nada cuando la
cuestión está resuelta en la circunscripción. Los jueces deberían
resistir la tentación de tratar de impresionar a la gente con su
erudición (o la de sus secretarios judiciales). Si no existe autoridad
en la circunscripción, es apropiado citar aquella que ha tratado el
punto en otros circuitos. Sin embargo, si una sentencia sienta un
nuevo precedente el tribunal debería ordenar la autoridad existente
y analizar la evolución del Derecho de modo suficiente para sostener
la nueva regla.
Fuentes secundarias
Como los artículos de revistas jurídicas, tratados, textos y
fuentes no jurídicas no son autoridad principal, deberían ser poco
7 En el original: watershed case.
citados y con un único propósito. Éste puede referirse a un análisis
coherente que apoye el razonamiento de la sentencia. Algunos
autores son tan respetados en sus campos que, ante la ausencia de
precedentes, su palabra es persuasiva. En ocasiones, los documentos
públicos u otros trabajos publicados arrojarán luz sobre pertinentes
consideraciones históricas o de política.
Citas
Si algo importante para la sentencia se ha dicho bien antes, la
cita de lenguaje relevante de un caso sobre el tema puede ser más
persuasivo e informativo que meramente citarlo o parafrasearlo. Sin
embargo, el impacto de una cita es inversamente proporcional a su
extensión. Se deben efectuar citas breves, y sólo cuando el lenguaje
da un punto importante.
Las citas deberían ser cortas y justas. Deben estar
contextualizadas y reflejar con precisión el tenor de su fuente.
Evitar la defensa
Justificar una decisión algunas veces requerirá explicar por qué
argumentos contrarios fueron rechazados. Sin embargo, al tratar los
alegatos principales de la parte que pierde el pleito una sentencia no
debería convertirse en una discusión entre el juez y los abogados, u
otros jueces del tribunal, o el tribunal inferior. Si el lado que pierde
el juicio ha planteado alegatos sustanciales, la sentencia debería
explicar el motivo por el cual fueron rechazados. Pero no es
necesario que refute punto por punto los argumentos de la parte
perdedora o adopte un tono contencioso o adversarial.
Una sentencia puede convencer –y debería hacerlo
adecuadamente- sin convertirse en un tratado. Sería recomendable
dejar a un lado la emoción y los sentimientos personales, y evitar
usar adjetivos y adverbios a menos que transmitan información
relevante para la decisión.
Tratamiento del tribunal de rango inferior
Las sentencias de los tribunales de apelación pueden y
deberían corregir errores del tribunal de juicio y brindar directriz en
el reenvío sin explayarse en las circunstancias o criticar el tribunal
de rango inferior. Una sentencia del tribunal de apelación no
necesita atacar la sabiduría, juicio o incluso actitud de un tribunal de
juicio para revertir su decisión. Además debería evitar crítica
innecesaria, como por ejemplo no haber considerado el precedente o
fundarse en motivos impropios.
Párrafo de conclusión
La disposición de un caso –y el mandato al tribunal de rango
inferior o repartición estatal, cuando eso es parte de aquélla- es la
parte más importante de la parte resolutiva de una sentencia. Los
tribunales de apelación no deberían hablar en acertijos. Reenviar un
caso simplemente con la frase “para más procesos consistentes con
la sentencia” puede dejar al tribunal a quo debajo del mar. Las
sentencias deben establecer con claridad qué se espera que hagan
los tribunales de menor rango o reparticiones estatales sin ir más
allá, no obstante, de lo que permanece confiado a su discreción. De
esta forma, aún donde se advierta un abuso de discreción, la decisión
de la corte de apelaciones se basa en Derecho, y el tribunal a quo u
oficina estatal a los que se ordena el reenvío retienen la autoridad de
ejercer su discreción de modo adecuado.
El Apéndice D contiene ejemplos de conclusiones que brindan
instrucciones claras a tribunales inferiores o agencias del Estado.
Lenguaje, estilo y auto-edición
Características de la mala redacción
Los jueces que fueron entrevistados para este manual
identificaron los siguientes como los mayores problemas en la
redacción judicial.
Palabrería
La palabrería significa no sólo verborragia –usar dos palabras
cuando una será suficiente- sino tratar de transmitir demasiada
información, cubriendo demasiadas cuestiones, y simplemente
escribir demasiado. Al tratar de escribir con autoridad, algunos
redactores judiciales machacan con lo obvio en el extenso
tratamiento de proposiciones no controvertidas. En general la
palabrería refleja el fracaso (o incapacidad) del redactor para
separar lo importante de lo que no lo es y hacer el trabajo sucio de la
edición.
Falta de precisión y claridad
La precisión es la principal preocupación de la buena
redacción. Algunos redactores sobre Derecho carecen de la
capacidad de escribir en prosa simple y directa. En general esto es el
resultado de la tendencia de los abogados a buscar cubrirse con
generalización excesiva: cuando el redactor no está seguro de un
principio jurídico o de cómo establecerlo con precisión, la expresión
vaga manipula la dificultad. Para escribir con claridad y precisión, el
redactor debe saber con precisión lo que quiere decir y debe decir
eso y nada más. El pensamiento es el origen de la palabra, y ésta no
es mejor que el pensamiento del que surge.
La precisión en la redacción judicial es importante no sólo
como cuestión de estilo sino también porque los jueces escriben para
la posteridad. Una vez que una opinión es archivada, los abogados y
otras personas la leerán mirando cómo pueden usarla para servir un
propósito particular, sin importar cuán remoto pueda estar éste de lo
que el redactor tuvo en mente. De esta forma, es bueno que los
redactores judiciales piensen cómo sus palabras podrían ser usadas,
y escribir para prevenir su mal uso.
La edición cuidadosa y pensativa es esencial para la escritura
precisa. Esto significa releer la sentencia, oración por oración, y
preguntarse: ¿qué quiero decir aquí? ¿He dicho eso y no más?
Mala organización
Una sentencia coherente es el reflejo de un proceso lógico de
razonamiento que parte de premisas, atraviesa principios y llega a
conclusiones. El marco en el que ese proceso tiene lugar debería ser
visible al lector en la organización de la sentencia. Esa organización
será un mapa de ruta que le permita al lector seguir la lectura de
comienzo a fin sin perderse.
Análisis críptico
Aunque se busca la brevedad, los jueces deben elaborar sus
razonamiento de modo suficiente, para que el lector pueda seguirlo.
Una sentencia que omite pasos en el razonamiento esencial para
entenderla no cumplirá su propósito.
Pomposidad y humor
La redacción judicial puede ser pomposa. El juez debe estar
atento a la pomposidad, tal como expresiones arcaicas o floridas, el
uso de “nosotros” imperial por un juez de circunscripción única, o
excursiones a erudición irrelevante. Aunque el humor algunas veces
es racionalizado como un antídoto para la pomposidad, funciona
mejor en charlas de sobremesa que en sentencias judiciales. En éstas
puede sorprender a los litigantes –que es probable que no vean nada
gracioso en el litigio- como un signo de arrogancia judicial y falta de
sensibilidad. Aunque algunos jueces han tenido éxito con el humor,
es un riesgo que no se debe tomar a la ligera, ni tampoco debería
asumirse, porque la redacción puede ser vital, fuerte e interesante
mediante la claridad y la retórica.
Guías para la buena redacción
Se sugieren las siguientes guías para ayudar a los redactores a
reconocer y evitar los problemas que se mencionaron más arriba.
Eliminar palabras innecesarias
Es difícil mejorar el mandato del Profesor Strunk en omitir
palabras innecesarias:
La redacción vigorosa es concisa. Una oración no debería contener palabras innecesarias, por la misma razón que un dibujo no debería tener líneas innecesarias y una máquina partes innecesarias. Esto no requiere que el redactor acorte todas sus oraciones, o que evite todo detalle y trate sus temas sólo de modo superficial, sino que toda palabra diga algo.
W. Strunk & E.B. White, The Elements of Style 23 (3d. ed. 1979).
Ser sucinto y directo
La brevedad promueve la claridad. Es más probable que la
redacción que deja en claro su punto de modo breve sea entendida
más que la que lo hace de modo extenso. La redacción sucinta
también fuerza a quien la realiza a pensar con precisión enfocándose
en lo que está tratando de decir.
La redacción judicial debería ser directa. Use oraciones
simples, declarativas y párrafos cortos la mayor parte del tiempo,
pero varíe la extensión y estructura de la oración donde sea
necesario para dar énfasis, contraste e interés al lector. Prefiera la
voz activa y evite construcciones como “se dice”, “se argumenta” y
“es bien fundado”. Elimine adjetivos y adverbios como “claramente”
y “meramente”.
Escriba en lenguaje simple
Incluso las ideas complejas pueden expresarse en lenguaje
simple y entendible para el lector general. Escribir en lenguaje
simple requiere que el redactor entienda la idea por completo, le
permita separarla en sus componentes esenciales. Por ejemplo,
aunque la electricidad es un fenómeno científico complejo, puede
explicarse en términos que las personas legas entiendan. Lo mismo
es cierto para el derecho impositivo, de la competencia y de
patentes, para dar algunos ejemplos. Evite la “jerga jurídica”, los
clichés, las frases trilladas (v.g.: “tal como se ha establecido”) y
expresiones en latín (“vel non”, por ejemplo). Cuando use palabras
de una ciencia o disciplina específica, considere si son en general
entendidas entre el probable auditorio o requiere de una definición
en lenguaje natural. Existe un lugar para la palabra elegante, pero
no debería ser necesario que el lector tenga un diccionario a mano
mientras lee la sentencia.
La redacción en prosa de género neutro, aunque loable, puede
llevara construcciones complejas cuando quien las escribe trata de
evitar el uso del pronombre personal; se debería ejercer con
moderación.
Notas al pie y citas
Notas al pie
El propósito de una nota al pie es transmitir información que
interrumpiría el desarrollo de la sentencia si se la incluye en el texto.
La primera pregunta que hay que hacer sobre una futura nota al pie
es si es apropiado incluir su contenido en la sentencia. Si no es lo
bastante importante para que vaya en el texto, el redactor debe
tener alguna justificación para incluirla en la sentencia. Las notas al
pie pueden ser apropiadas para transmitir información, como el texto
de un estatuto o material del registro, que apoya el lenguaje de la
sentencia pero no es necesaria de un modo inmediato para
entenderla. El tribunal puede usarlas para reconocer y disponer de
modo breve de cuestiones tangenciales. Algunos jueces colocan
todas las citas en notas al pie, dedicando todo el texto al tratamiento
del litigio. No se deberían insertar notas al pie para gratificación del
redactor o como un reservorio de información inútil. Algunos jueces,
conscientes de la tendencia a abusar de las notas al pie, están
esforzándose por eliminar o al menos reducir su número en las
sentencias. Ver, e.g., Mikva, Goodbye to Footnotes, 56 U. Colo. L.
Rev. 647 (1985).
Formato de citas
Los dos manuales principales sobre citas jurídicas son A
Uniform System of Citation (el “Libro Azul”) y el University of
Chicago Manual of Legal Citation (el “Libro Granate”). Un juez
puede creer conveniente segur uno u otro de estos manuales citando
fuentes primarias y secundarias. Sin embargo, el manejo de la
estructura de cita no es un uso productivo del tiempo de los jueces o
los secretarios judiciales. El propósito de las citas es ayudar a los
investigadores a identificar y encontrar las fuentes; es suficiente una
estructura de cita que sirva a ese fin. Además, la estructura de cita
debería ser consistente para evitar la apariencia de falta de artesanía
y cuidado.
Algunos jueces tienen estructuras personales de cita o
manuales de estilo para reflejar sus preferencias. Tales
herramientas promueven la consistencia, ayudan a orientar a los
secretarios nuevos y alientan la preparación cuidadosa de
sentencias.
Editar con cuidado
Los redactores cuidadosos deben editar su trabajo de modo
crítico para aclarar las ambigüedades. Esto no es tarea fácil porque
los redactores que leen su propio trabajo tienden a leer lo que
quisieron escribir y no lo que de hecho escribieron.
Los jueces deben esforzarse por ser objetivos en su redacción,
leer cada párrafo con cuidado y no revisar con rapidez el texto
porque les es familiar. Un juez que edita su propio trabajo siempre
debe hacerse preguntas tales como: ¿he dicho con precisión lo que
quería decir? ¿Existe una forma mejor de decirlo? ¿El pensamiento
fluye con claridad y lógica? ¿Lo entenderá quien lo lea?
Las siguientes técnicas deberían ayudar a los redactores
judiciales a mejorar sus facultades de autocrítica.
Releer y revisar
La edición consiste en dar con palabras inútiles y hechos
innecesarios, rescribir oraciones descuidadas y no claras, eliminar
repetición, reorganizar y limpiar, afilar y hacer más estricta la
sentencia.
Los procesadores de texto se han convertido en una bendición
para redactores y editores. Aceleran en gran parte el proceso de
escritura y facilitan la edición y revisión. Pero la lectura de pruebas
en un procesador de texto es demandante, y fácilmente se pasan por
alto errores tipográficos y de otra clase sin un chequeo cuidadoso y
repetido de una copia impresa.
La edición no debería enfocarse únicamente en el lenguaje, la
gramática y el estilo. Los jueces deben chequear lo escrito buscando
la consistencia interna. Es recomendable volver a la presentación
para ver si la sentencia ha tratado todas las cuestiones y respondido
todas las preguntas que se le formularon al inicio. Es necesaria la
relectura de la declaración de los hechos para ver si cubre todos y no
más que los hechos significativos para la decisión. Se debe revisar el
tratamiento jurídico para ver si la sentencia ha tratado en orden
lógico las cuestiones que es necesario cubrir. Los jueces deben
considerar si la conclusión es consecuencia del tratamiento.
Poner el borrador a un lado y volver a él con una mente fresca
El proceso de edición se mejora si el juez “deja el borrador por
un rato para que hierva a fuego lento”, como dijo un magistrado.
Aunque el tiempo restringe y la cantidad de casos que se amontonan
pueden hacer difícil poner en espera el trabajo, un retraso de incluso
algunos días servirá para agregar una dosis de objetividad a la
revisión. Puede ayudar al juez a ver las cosas que antes no vio,
permitir y pensar nuevas ideas.
Pedir a otro lector que critique un borrador
Un secretario que no ha trabajado en la sentencia puede
cumplir una función útil al leer el borrador con un ojo fresco y
ofrecer crítica editorial y sustantiva. Incluso aquél que ha asistido al
juez puede brindar una perspectiva de edición que ayudará a
producir un producto terminado.
Disidencias, concurrencias y redacción con
otros jueces
Las decisiones de las cámaras de apelaciones representan la
decisión colectiva de varios jueces. El juez que redacta la sentencia
debe tener en cuenta el pensamiento de los otros que constituyen la
sala o el tribunal completo e incorporar el pensamiento del grupo en
el razonamiento de la sentencia. Algunas veces varios jueces
participan en la preparación de una sentencia, por ejemplo, cuando
ésta es escrita en conjunto o cuando los jueces comentan borradores
preparados por el juez asignado para redactar la sentencia. Cuando
ésta no representa el pensamiento de todos los miembros del
tribunal, algunos pueden elegir preparar votos concurrentes o en
disidencia. Este capítulo trata algunas de las consideraciones
colegiadas en la redacción de sentencias.
Redacción conjunta de la sentencia
En algunas circunscripciones, la complejidad y cantidad de
cuestiones involucradas en un único caso han resultado en
sentencias redactadas en conjunto. Algunas veces la sentencia es
redactada por el tribunal, o su mayoría, actuando colectiva y
unánimemente, pero se firman los votos concurrentes o en disidencia
de la minoría8. Otras veces los autores de las diferentes secciones
están identificados9.
Cuando una sala opta por emitir una sentencia en conjunto, es
necesaria una considerable planificación y coordinación de ambos
jueces y secretarios para asegurar una sentencia final legible y
coherente. Es conveniente que exista una conferencia más larga de
lo habitual y posterior a la discusión para tratar la asignación de
partes de la sentencia, su interdependencia y suposiciones conjuntas
o predicados factuales. Es posible que los jueces determinen la
secuencia de secciones para evitar confusión y la repetición de
hechos básicos o análisis jurídicos.
En general, un juez de sala debe asumir la autoridad de
coordinación y hacer circular un perfil y resumen de las secciones
propuestas antes de que comience la redacción. Un magistrado,
habitualmente un juez coordinador, también debe responsabilizarse
por la redacción de la presentación y conclusión de la sentencia,
cubriendo todas las secciones. Es usual que la presentación sea
breve y esté confinada a declarar los procedimientos principales
para desafío del tribunal. Los hechos en detalle se presentan mejor
en las secciones individuales.
Luego de que los autores han hecho el borrador y aprobado las
secciones, el juez coordinador debería asumir autoridad para hacer
cambios no sustantivos con el fin de evitar duplicación o evidentes
diferencias de estilo. En general, los empleados se reúnen para
asegurar una cita uniforme y formato de encabezamiento.
A medida que los casos se vuelven más complejos y consumen
más tiempo, se puede esperar que los tribunales incrementen el uso
de sentencias escritas en conjunto para evitar el retraso e
inmovilizar demasiado tiempo a un juez. Con cuidadoso
8 En el original decisión per curiam.9 La revisión de largos registros técnicos administrativos en la circunscripción de Washington, D.C., por ejemplo, frecuentemente produce ese tipo de opiniones. Ver, e.g., National Wildlife Federation v. Hodel, 839 F. 2d 694 (D.C. Cir. 1988), y Ohio v. U.S. Department of Interior, 880 F.2d 432 (D.C. Cir. 1989). Ver además Chemical Manufacturers Association v. Environmental Protection Agency, 870 F.2d 177 (5th
Cir. 1989).
planeamiento, es posible mantener estándares altos de redacción
para estas opiniones.
El comentario a un borrador preparado por otro juez
Los jueces hacen circular borradores de sentencias entre otros
jueces de sala o de todo el tribunal para asegurarse de que la
sentencia refleje la idea fundamental de los jueces que votan en
mayoría. Cuando un magistrado hace un comentario escrito por otro
juez, siempre es apropiado hacerlo sobre la sustancia de una
sentencia, pero no sobre cuestiones de estilo. Los comentarios son
convenientes cuando la distinción entre sustancia y estilo es borrosa,
en el caso de que el tema en cuestión parezca hablar por el tribunal
y, de esta forma, pueda enviar el mensaje de que no representa la
opinión de los otros miembros.
Si, por ejemplo, el tratamiento de una cuestión sustantiva no
está escrito con claridad, los otros jueces deberían llamar la atención
de esto al juez a cargo de la redacción. Cuando una cita a un caso o
artículo en una revista jurídica pueda representar una idea
fundamental que no sea adoptada por otros jueces, éstos deberían
expresar su desacuerdo al juez redactor. Sin embargo, cuando un
juez revisor objete cuestiones de estilo, gramática o elecciones de
lenguaje simplemente fundándose en preferencias personales, es
mejor no expresar esos comentarios. No obstante, como los jueces no
están valorando el trabajo de sus colegas, es útil señalar cuestiones
menores como errores tipográficos u otros temas menores, por nota
al autor o un llamado telefónico entre los empleados.
Sentencias votadas en disidencia
Los votos en disidencia cumplen varios propósitos. Pueden
ayudar a atraer la revisión del tribunal en pleno o el tratamiento de
peticiones de certeza10 y para aislar y mejorar las cuestiones para
una posterior apelación. Pueden atraer acción legislativa o corregir
posibles deficiencias en la ley. Este tipo de sentencias también
pueden ayudar a disminuir el alcance de un fallo señalando los
posibles peligros de la posición que ha tomado la mayoría, o
enviando señales a otros jueces y al colegio de magistrados en
cuanto a los límites de una decisión en particular y sus efectos
futuros en casos similares. En este sentido, las sentencias votadas en
disidencia pueden cumplir funciones útiles en la comunicación de
información importante a quienes esperan la sentencia y ayudar al
crecimiento del Derecho.
Sin embargo, las sentencias en disidencia son escritas con un
costo potencial. Una disidencia que toca una nota estridente o
sermoneadora puede contribuir a la división y resentimientos en el
cuerpo, minar la autoridad de la sentencia y del tribunal como
institución y crear confusión. Esto puede suceder, ya sea que la
disidencia dependa de la naturaleza del caso o del principio en
cuestión. En general, las disidencias no deberían efectuarse cuando
el principio en cuestión está acordado y la decisión tiene poca
importancia fuera del caso específico. Los casos que involucran
principios jurídicos emergentes o interpretación de normas en áreas
que afectan actividades futuras del colegio de magistrados, la
población y el gobierno tienen más probabilidad de garantizar
sentencias con votos en disidencia que casos de aplicación limitada.
La cuestión debería ser bastante significativa para que “se despierte
la fiebre” del juez, como dijo un magistrado, pero la motivación
debería radicar en adelantar el desarrollo del Derecho más que en
ventilar sentimientos personales. Los jueces que consideran votar en
disidencia deberían preguntarse si los beneficios probables superan
los costos potenciales.
Si un juez decide que redactar una disidencia cumplirá un
propósito útil, ésta debería ser escrita con tanto cuidado y
10 En el original certiorari review.
responsabilidad como la sentencia del tribunal. Rara vez un juez
debería disentir sin sentencia; hacerlo no comunica ninguna
información a los destinatarios de aquélla. La discusión debería
enfocarse en los principios críticos y distinguir la idea fundamental
del juez que emite su voto en disidencia del de la mayoría. Pero una
cosa es declarar los puntos de desacuerdo con fuerza y efectividad, y
otra involucrarse en una discusión o defensa. Una sentencia con voto
disidente hiere no solo el voto mayoritario o a su autor. No deberían
usarse ataques personales, lenguaje ofensivo y tono
condescendiente, aunque algunos jueces creen que algunas veces
son apropiados el atropello moral y la indignación moderada.
Concurrencias
La mayoría de las consideraciones aplicables a las sentencias
con votos en disidencia se mantienen para las concurrencias. Éstas
son apropiadas cuando están destinadas a definir con mayor
precisión el alcance de una sentencia o a informar a las partes y a
otro público lo que el redactor cree que son puntos importantes. De
esta manera, los jueces pueden emitir votos concurrentes en donde
existen dos fundamentos discutidos para una decisión, la mayoría
justifica su decisión sobre uno de estos fundamentos, y otros jueces
creen que debería sostenerse el otro. Las concurrencias también
pueden servir para indicar a las partes en casos futuros cuán lejos el
tribunal está dispuesto a ir en el camino, y dónde éste termina. Una
sentencia con votos concurrentes no debería ser redactada
simplemente para agregar un punto de vista o declaración personal
que no extiende el valor decisorio o educativo de la opinión. La
cuestión debería ser: ¿estoy redactando esto por mí o por el tribunal?
Los jueces deberían incluir en las sentencias con votos
concurrentes una declaración de razones por las cuales están
concurriendo en ese caso especial. El punto no es presentar una
sentencia alternativa al tribunal, sino indicar el punto de partida de
la mayoría y definir más el contorno de la sentencia. Las
concurrencias no deberían ser un refrito de los hechos y principios
jurídicos sobre los que la mayoría basó su decisión, excepto en la
medida en que las diferencias sobre los descubrimientos factuales y
conclusiones jurídicas sean significativas para el punto de vista
concurrente. Los argumentos deberían estar basados en principios y
el tono debería ser instructivo pero no pedante.