Judicial writing manual organización y redacción de la sentencia

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Introducción Las sentencias cumplen tres funciones. Primero, las sentencias comunican las conclusiones del tribunal y sus razones a las partes y sus abogados. Segundo, cuando se publican, las sentencias anuncian el Derecho a los jueces, los académicos, otros abogados, y el público interesado. Finalmente, la preparación de una sentencia impone disciplina intelectual al autor, requiere que el juez aclare su razonamiento y evalúe la suficiencia del apoyo de los precedentes que la sustentan. La sentencia debería declarar con justicia, claridad y precisión los hechos significativos y las reglas del Derecho relevantes, así como demostrar mediante su análisis la razonabilidad de sus conclusiones. La tergiversación de hechos significativos o autoridades es una máscara de descuido, y mina la autoridad e integridad de la sentencia. La redacción ambigua e imprecisa refleja la falta de pensamiento claro de su autor y derrota el propósito de la sentencia. Este manual está destinado a alentar a los jueces y empleados judiciales a pensar de un modo crítico en su escritura –no sólo sobre qué incluir y qué excluir, sino además cómo escribir bien. Esperamos que los jueces nombrados recientemente y sus empleados sean usuarios principales de este manual. Por lo tanto, se da un enfoque funcional a la sentencia: descripción de consideraciones que surgen en cada etapa del proceso de redacción y

Transcript of Judicial writing manual organización y redacción de la sentencia

Introducción

Las sentencias cumplen tres funciones. Primero, las sentencias

comunican las conclusiones del tribunal y sus razones a las partes y

sus abogados. Segundo, cuando se publican, las sentencias anuncian

el Derecho a los jueces, los académicos, otros abogados, y el público

interesado. Finalmente, la preparación de una sentencia impone

disciplina intelectual al autor, requiere que el juez aclare su

razonamiento y evalúe la suficiencia del apoyo de los precedentes

que la sustentan.

La sentencia debería declarar con justicia, claridad y precisión

los hechos significativos y las reglas del Derecho relevantes, así

como demostrar mediante su análisis la razonabilidad de sus

conclusiones. La tergiversación de hechos significativos o

autoridades es una máscara de descuido, y mina la autoridad e

integridad de la sentencia. La redacción ambigua e imprecisa refleja

la falta de pensamiento claro de su autor y derrota el propósito de la

sentencia.

Este manual está destinado a alentar a los jueces y empleados

judiciales a pensar de un modo crítico en su escritura –no sólo sobre

qué incluir y qué excluir, sino además cómo escribir bien. Esperamos

que los jueces nombrados recientemente y sus empleados sean

usuarios principales de este manual. Por lo tanto, se da un enfoque

funcional a la sentencia: descripción de consideraciones que surgen

en cada etapa del proceso de redacción y edición; técnicas

recomendables de organización y estilo; y explicación de las razones

para sus recomendaciones. Manteniendo el principio de que no

existe un único modo de redactar una sentencia, el manual explora

alternativas y las consideraciones para optar entre ellos.

Este manual además debería ayudar a los jueces

experimentados a dar una nueva mirada a sus enfoques y estilos de

escritura. El Profesor Robert Leflar escribió:

Enorgullecerse por la autoría de ningún modo es un mal no mitigado... Este orgullo puede llevar a un hombre al trabajo duro con meticuloso esfuerzo. Las peores sentencias pueden ser redactadas por jueces que no se enorgullecen de ellas, que consideran su preparación como meras tareas. Sentir orgullo por el trabajo bien realizado es un incidente adecuado de buena artesanía en cada campo de trabajo, incluyendo el Derecho. Una sentencia de la que el autor no se enorgullece es probable que no sea muy buena.1

Este manual no tiene la intención de proclamar el modo

correcto de redactar una sentencia. Cualquiera que intente anunciar

reglas de autoridad para la buena redacción invita al debate y la

comparación. Como dijo un juez: “Tengo una regla general: no tengo

ninguna de esas reglas”. Por cierto que en un texto guía sobre buena

redacción, E.B. White reconoció que “por supuesto que, de alguna

forma, las reglas de estilo de este tipo son una cuestión de

preferencia individual, e incluso las reglas establecidas de gramática

están abiertas al desafío”.2

Por el contrario, el propósito del manual es estimular a los

jueces a pensar tan sistemáticamente sobre la redacción de sus

sentencias como lo hacen sobre la decisión de sus casos. Los

magistrados deberían preguntarse: ¿estoy escribiendo esto porque

así es como siempre lo he hecho, o existe una mejor forma? ¿Hay una

razón para organizar la sentencia de esta manera? ¿Para incluir

estos hechos particulares? ¿Para tratar esta cuestión en extenso?

¿Para citar este caso? ¿Esta oración es clara? ¿Son necesarias todas

las palabras en ella?

En las partes que siguen, el manual lleva a los lectores a lo

largo del proceso de redacción de sentencias. La Parte 2 sugiere

cuestiones a considerar para decidir si redactar una sentencia

formal, un memorándum o una sentencia que no va a ser publicada.

La parte 3 trata los pasos que un juez debería dar antes de comenzar

a redactar. La parte 4 se dedica a la organización y contenido de una

1 Robert Leflar, Some Observations Concerning Judicial Opinions, 61 Colum. L. Rev. 810, 813 (1961).2 William Strunk, Jr., & E.B. White, The Elements of Style xvii (4th ed. 2000).

sentencia. La parte 5 ofrece sugerencias sobre lenguaje, estilo y

edición. La parte 6 presenta consideraciones para la co-redacción de

una sentencia, comentando las opiniones de otros miembros del

tribunal, y la redacción de sentencias con votos en disidencia y

concurrencia. La parte 7 contiene una lista de libros y artículos que

pueden ser útiles para quienes quieran leer más sobre la redacción

judicial. Los apéndices brindan ejemplos de algunos de los escritos

tratados en el manual, como las sentencias interlocutorias y las

opiniones en disidencia.

Determinación del alcance de la sentencia

Una sentencia informa a las partes el resultado de su caso y articula

los principios jurídicos sobre los que la decisión está basada para

guiar a la judicatura, al foro, a la academia jurídica y al público.

Como las sentencias cumplen la función de decidir casos y crear

Derecho, varían en forma desde disposiciones de una oración,

sentencias interlocutorias que no se publican a sentencias con

estructuras completa y formal, cargada de citas. Una sentencia que

sólo tiene la intención de informar a las partes el resultado de su

disputa no debería ser tan elaborada como la destinada a cumplir la

función de precedente. Antes de comenzar a escribir, los jueces

deberían decidir qué propósito cumplirá la sentencia y cómo

redactarla para satisfacerlo.

Factores a considerar

Tres factores influyen en el alcance y estilo de una opinión: la

complejidad de los hechos y la naturaleza de las cuestiones jurídicas,

el destinatario que se tiene en miras y si la sentencia será publicada.

Aunque el manual trata los factores por separado, están

interrelacionados.

Hechos y cuestiones

La complejidad de los hechos y la naturaleza de las cuestiones

jurídica son los principales factores que determinan el tipo de

sentencia que se requiere. Si los precedentes son claros y los hechos

materiales son simples, el alcance de la sentencia será limitado. Si el

Derecho que controla el caso no es seguro o los hechos materiales

son complejos, son necesarios exposición y análisis para explicar las

razones para la sentencia del tribunal. Algunos casos que presentan

modelos complejos de hechos pueden requerir extenso tratamiento

de los hechos aún cuando el Derecho aplicable pueda ser simple.

Otros casos que hacen surgir nuevos principios jurídicos pueden

requerir análisis extendido de Derecho y política.

El alcance de una sentencia estaría influido por cuán bien

desarrollado esté el Derecho sobre el tema en cuestión. Los jueces

deberían considerar si la cuestión ha sido decidida antes con

autoridad y si otra sentencia ayudaría al desarrollo o explicación del

Derecho. Si la cuestión ha sido tratada a fondo en sentencias previas,

el juez no necesita rastrear el origen del Derecho o elaborar su

interpretación. En algunos casos, es suficiente afirmar una decisión

por las razones declaradas por el tribunal inferior. Si la decisión sólo

ocupa un espacio vacío en el Derecho existente, se necesita poco

más que una explicación de los principios aplicables y las razones

para la elección que de entre ellos haga el tribunal. Sin embargo, si

la decisión contribuye al desarrollo del Derecho, es apropiado una

breve sentencia per curiam o interlocutoria publicada. Una orden

sumaria puede ser suficiente si el Derecho existente simplemente

está siendo aplicado a hechos que no se discuten o que se han vuelto

indiscutibles en instancia de apelación porque, por ejemplo, son

descubrimientos del jurado sostenidos por evidencia sustancial.

Sin embargo, cuando una sentencia consiste en áreas menos

desarrolladas del Derecho y brinda una nueva regla o modifica una

antigua, el juez debe pensar no sólo en la idea fundamental de la

decisión sino también en su impacto como precedente. El magistrado

debe tratar y analizar los precedentes en el área, la nueva dirección

que el Derecho está tomando y el efecto de la decisión sobre el

Derecho existente. Incluso si parece que los litigantes no necesitan

una declaración detallada de los hechos, la sentencia debería

presentar suficientes para definir a otros lectores el precedente que

crea y delinear sus límites. Los precedentes -y políticas- relevantes

deberían ser analizados en suficiente detalle para establecer la idea

fundamental para el holding.

Destinatarios

Las sentencias se escriben principalmente para los litigantes y sus

abogados, y para los tribunales inferiores o dependencias del Estado

cuyas decisiones revisan. Si una sentencia se dirige a las partes,

debería brindarles una declaración justa y precisa de lo que fue

planteado para que el tribunal decida, lo que el tribunal decidió y

cuáles fueron las razones para la decisión. Esto en general puede

lograrse sin una opinión de estructura completa. Las partes estarán

familiarizadas con los hechos y en general no estarán interesadas en

una exploración extensa del Derecho, aparte de la necesaria para dar

a la parte que pierde una explicación clara del resultado.

El juez debe además preguntarse si la sentencia tiene algo que

decir a otras personas además de las partes. Las sentencias

destinadas a informar a otros destinatarios pueden requerir

desarrollo factual y análisis jurídico adicionales. Cuánto análisis se

requiere, y cuán detallado deba ser, depende del tema tratado y los

destinatarios probables. Los jueces pueden asumir un cierto nivel de

familiaridad con el Derecho por parte de los abogados. Pero si un

caso involucra un área arcana de Derecho familiarizado ante todo

para especialistas –derecho impositivo, del trabajo o contra la

competencia, por ejemplo- será necesario un exhaustivo tratamiento

de los hechos y los antecedentes jurídicos, y el juez debería evitar el

uso de lenguaje técnico y definir cualquier término técnico que deba

usar.

Una sentencia que reenvíe un caso debe decir al tribunal de

instancia inferior qué se espera que haga. Una sentencia que fije

directrices para que cumplan los tribunales de juicio debe establecer

la base factual, la idea jurídica fundamental y el fundamento político

de las directrices de modo suficiente como para que los jueces de

juicio puedan aplicarlos correctamente.

El juez necesita considerar si una declaración de hechos y el

análisis jurídico que explica adecuadamente la decisión a las partes

permitirá además a un tribunal superior entender el fundamento de

la decisión. Cuando ésta se basa en hechos complejos, una

explicación más elaborada de lo necesario para las partes puede ser

útil para el tribunal de apelaciones. Y cuando la decisión consiste en

temas nuevos o en un área emergente del Derecho, es apropiado

rastrear el desarrollo previo del Derecho y explicar las razones

jurídicas y políticas fundamentales en alguna extensión. Sin

embargo, las sentencias no deberían ser convertidas en informes o

vehículos de defensa.

La población en general rara vez leerá sentencias. Pero los

periodistas comunicarán lo que creen es la sustancia de una

sentencia que, a su entender, tendrá interés público. Cuando una

sentencia trata una cuestión de interés público general o es probable

que atraiga la atención de los medios de comunicación, debería ser

redactada en un modo que asegure que no sea malinterpretada. La

señal de una sentencia bien escrita es que sea comprensible para

una persona lega inteligente.

Organización y Redacción de la Sentencia

Una sentencia judicial debería identificar las cuestiones a

presentar, exponer los hechos relevantes y aplicar el derecho vigente

para producir una decisión clara y bien razonada sobre las

cuestiones que deben resolverse para decidir el caso. Las directrices

que siguen están destinadas a ayudar a los jueces a redactar

sentencias que satisfagan esos requisitos.

Estructura

Una sentencia correctamente redactada debería contener cinco

elementos: (1) una declaración introductoria sobre la naturaleza y

postura procedimental del caso; (2) una declaración de las

cuestiones a decidir; (3) una descripción de los hechos materiales;

(4) un tratamiento de los principios jurídicos que rigen el caso y la

resolución de las cuestiones; (5) la parte resolutiva de la sentencia y

medidas necesarias. Por supuesto que la organización y estilo de las

sentencias variará de un caso a otro, pero esta es la estructura a

partir del cual se debe partir.

La organización clara y lógica de la sentencia ayudará al lector

a entenderla. Siempre es útil el uso de títulos y subtítulos, números

romanos y otros medios que permitan al lector comprender la

organización de la sentencia, particularmente cuando ésta es larga y

la cuestión a tratar, complejo. Esta estructura no sólo señaliza el

camino para el lector, sino que además ayuda a organizar los

pensamientos de quien redacta y evaluar la lógica de la sentencia.

También permiten identificar secciones al juez que no desea

acompañar una parte del fallo. Finalmente, ayudan a los

investigadores a efectuar un índice y clasificación de sentencias, así

como a recuperarlas.

Las siguientes secciones tratan cada uno de los elementos de

una sentencia.

Presentación

El propósito de la presentación es orientar al lector en el caso.

Debería establecer brevemente de qué se trata el caso, la cuestión

jurídica a tratar y el resultado. También revela algunos o todos de los

siguientes íntems:

(1)Las partes: éstas deberían ser identificadas, si no en la

presentación, entonces al principio de la sentencia,

preferentemente por el nombre, y esa identificación debería

ser usada de modo consistente en todo el documento. El uso de

descripciones jurídicas, tales como “apelante” y “apelado”,

tienden a confundir, especialmente en casos donde las partes

están integradas por varias personas.

(2)La situación procesal y jurisdiccional: la base para la

jurisdicción, relevante previa a los procedimientos, y cómo

llegó el caso ante la el tribunal.

(3)La cuestión: la o las cuestiones a decidir, a menos que sea/n

tan complejo/s que se opte por tratarlos de mejor manera en

una sección separada.

El sumario del holding3 al comienzo puede ahorrar tiempo a los

lectores, particularmente a los investigadores que podrán determinar

de forma inmediata si van a leer el resto de la sentencia. Otro

beneficio que brinda un corto resumen del holding al comienzo de la

sentencia también ayuda al juez a establecerlo con precisión y de

modo sucinto. La versión final de la presentación se puede redactar

mejor después de que la sentencia haya sido redactada por completo,

cuando el juez ha refinado las cuestiones, las conclusiones y el

análisis que les da sustento.

Algunos jueces prefieren ubicar el holding y la conclusión al

final, en la creencia de que una sentencia será más convincente si el

lector debe leerla por completo antes de conocer lo decidido.

3 El uso de la bastardilla pertenece a la traducción.

Declaración de cuestiones

La declaración de cuestiones es la piedra angular de la

sentencia; el modo en que se formulan las cuestiones determina

cuáles hechos son sustanciales y qué principios jurídicos gobiernan

el caso. Los jueces no deberían ser prisioneros del análisis de los

abogados; deberían estructurar las cuestiones según su visión,

incluso si ésta difiere de cómo los plantearon los abogados. Que una

cuestión haya sido planteada por las partes no significa que deba ser

tratada en la sentencia si no es esencial para lo que se decide.

La declaración de cuestiones debería ser breve. Aunque, en

general, una o dos cuestiones puedan identificarse de modo

suficiente en la presentación, su cantidad o complejidad en algunos

casos puede requerir declaraciones separadas.

La declaración de cuestiones puede ir antes o después de la

declaración de hechos. Establecerlas primero hará que la

declaración de hechos sea más significativa para el lector y ayudará

a enfocarse en hechos sustanciales. El Juez Frederick G. Hamley de

la Novena Circunscripción ha escrito: “Una declaración preliminar

de la cuestión, incluso en términos generales, permite leer la

declaración de hechos con discernimiento. También ayuda al lector

de la sentencia a confinar la declaración de los hechos a lo esencial”.

Sección de Administración Judicial, American Bar Association,

Internal Operating Procedures of Appellate Courts 30 (1961). Sin

embargo, en algunos casos puede ser difícil establecer las cuestiones

con claridad a menos que el lector esté familiarizado con los hechos

sustanciales. Esto puede darse, por ejemplo, cuando la cuestión es

procedimental y requiere una explicación del contexto.

No se debería confundir la declaración de cuestiones con el

recitado de las argumentaciones de las partes. Las extensa

declaración de estas últimas, algo que se encuentra en ocasiones en

las sentencias, no son un sustituto para el análisis y el razonamiento,

por lo que deberían evitarse.

Hechos

En un caso en donde se plantee una única cuestión, los hechos

pueden ser expuestos en una declaración al principio de la sentencia.

Pero cuando se eleva una serie de cuestiones, algunos hechos

pueden no ser relevantes para todos las cuestiones. Esta situación

enfrenta al juez con la difícil tarea de presentar suficientes

cuestiones al comienzo para lograr que se entienda la sentencia sin

la repetición posterior, cuando se tratan cuestiones particulares que

requieren una mayor elaboración de los hechos. En un caso así, la

declaración inicial de los hechos puede limitarse a los antecedentes

históricos necesarios, dejando los hechos decisorios específicos para

una incorporación en el análisis de las cuestiones que conllevan.

Sólo deberían incluirse los hechos necesarios para explicar la

sentencia, pero lo que es necesario para explicarla no siempre es

obvio, y además puede variar dependiendo de la recepción. Una

sentencia intercolutoria4 no publicada, destinada únicamente para

ser vista por las partes no requiere antecedentes o hechos históricos;

la sentencia sólo necesita identificar los hechos que fundamentan la

conclusión. Sin embargo, los hechos antecedentes algunas veces

pueden ser útiles para contextualizar una decisión y explicar su

razonamiento. Las sentencias que, con probabilidad, vayan a ser

leídas por el público en general, además de las partes, pueden

requerir declaraciones más extensas de los hechos para brindar el

contexto para la decisión y delinear su alcance.

El detalle factual excesivo puede distraer. Las fechas, por

ejemplo, tienden a confundir y no deberían incluirse a menos que

sean sustanciales para la decisión o útiles para su comprensión. Por

otro lado, mientras que la brevedad y la simpleza siempre son

deseables, son secundarias a la necesidad de una declaración

4 En el original memorando opinión.

completa y justa. No se deberían ignorar los hechos significativos

para la parte que pierde el pleito.

A algunos jueces les gusta incluir hechos que, aunque no son

sustanciales, agregan color. “Tenemos que divertirnos”, dijo un juez.

Algunos sienten que esto es una marca de estilo del autor y mejora la

legibilidad. Sin embargo, existe el obvio peligro de que el lector

pueda pensar que la decisión está basada en estos hechos, aún

cuando no sean sustanciales para el razonamiento. Es más, este

estilo de redacción –aunque sea atractivo para el autor- puede ser

visto por las partes como una forma de trivializar el caso. Por lo

tanto, hay que tratarlo con cuidado.

Por sobre todas las cosas la declaración de los hechos debe ser

precisa. El redactor no debería asumir que los hechos recitados en

los planteos de las partes están mencionados de modo correcto. No

existe sustituto para verificar referencias sobre los hechos contra el

expediente/legajo. Sin importar cuán buenos sean los abogados, el

juez puede descubrir que los hechos del expediente difieren de la

forma en que son declarados en los escritos. Si el juez no cuenta con

tiempo para leer todo el expediente personalmente, la tarea debería

ser asignada a un secretario judicial con instrucciones para resaltar

todas las partes relevantes a ser revisadas por el juez.

Tratamiento de los principios jurídicos

El tratamiento de los principios jurídicos es el corazón de la

sentencia. Debe demostrar que la conclusión a la que arriba el

tribunal está basada en la razón y la lógica. Debería convencer al

lector sobre lo correcto del resultado mediante la fuerza de su

razonamiento, no por defensa o argumento. El juez debe lidiar con

autoridad posiblemente contraria y argumento opuesto, y debe

enfrentar las cuestiones de modo directo y tratarlas con franqueza.

Aunque la sentencia no necesita tratar cada caso y contienda, el

tratamiento debe ser suficiente para demostrar a la parte que pierde

el pleito que los ítems esenciales han sido considerados de modo

completo.

Las siguientes directrices se aplican al tratamiento de los

principios jurídicos.

Estándar de revisión

La sentencia debería especificar el estándar de revisión que

controla el caso al comenzar al tratamiento de principios jurídicos. A

menos que se le indique al lector si la revisión se encuentra bajo el

estándar de apelación5, el claramente erróneo o el abuso de

discreción, el significado de la decisión puede ser oscuro. Es más, la

especificación del estándar de revisión disciplina el análisis del

redactor.

El Apéndice C brinda ejemplos sobre diferentes estándares de

revisión.

Orden de tratamiento

De igual forma que el tribunal no debería casarse con la

formulación de las cuestiones que hacen los abogados, tampoco

debería estar obligado a tratar aquéllas en el orden en que fueron

presentadas. El orden en el que se tratan las cuestiones será dictado

por la organización de la sentencia. En general, se deberían tratar en

primer lugar las cuestiones dispositivas. El orden en el que esas

cuestiones se traten estará gobernado por el razonamiento de la

sentencia. Si se tratan cuestiones que no son dispositivas –por

razones educativas o para guiar procedimientos posteriores- es

preferible tratarlas cerca del final de la sentencia.

Qué cuestiones tratar

5 En el original “review under the de novo standard”.

Como una propuesta general, una sentencia no debería ir más

allá de las cuestiones presentadas; debería tratar sólo aquellas que

necesitan ser resueltas para decidir el caso. Si el tribunal decide que

una cuestión que no fue planteada por las partes es dispositiva y

debiera ser tratada –aún cuando las partes no la han preservado y

presentado de modo correcto- debería notificar a los abogados y

brindar una oportunidad para que la incorporen.

Las cuestiones que no son necesarias para la decisión pero que

fueron planteadas de modo serio por la parte que pierde el pleito

deberían ser tratadas sólo en la extensión necesaria para mostrar

que han sido consideradas. Sin embargo, la línea entre qué es

necesario para la sentencia y qué no lo es, no siempre es clara. En

ocasiones, una explicación completa del razonamiento para arribar a

una decisión puede ser resaltada discutiendo cuestiones que no son

estrictamente parte del holding. Es más, consideraciones de

economía y eficiencia pueden argumentar a favor del tratamiento de

cuestiones que no son necesarias para la decisión si el tribunal

puede, de esa forma, brindar directrices útiles para el juez de rango

inferior en caso de reenvío. No obstante, al hacerlo los jueces deben

tener cuidado en no prejuzgar cuestiones que no fueron llevadas

ante ellos para evitar opiniones de los abogados y expresiones

innecesarias sobre ideas que pueden atar las manos del tribunal en

un caso futuro.

Holdings alternativos

Presentar fundamentos separados e independientes da fuerza a

una decisión pero disminuye su valor como precedente. El Profesor

Bernard Witkin sostiene que los jueces deberían evitar resoluciones

tales como “incluso si” o “asumiendo, por el bien de la

argumentación6 que”. Ver B.E. Witkin, Manual on Appellate Court

Opinions 81 (1977). Declaraciones tales como “incluso si los hechos

6 En el original: assuming arguendo.

fueran de otra manera” o “asumiendo, por el bien de la

argumentación, que no hubiéramos concluido de esa manera” socava

la autoridad del holding. Witkin sugiere limitar el enfoque “incluso

si” a situaciones en donde es necesario lograr una decisión

mayoritaria, o evitarlo por completo fraseando la sentencia de un

modo tal que la suposición alternativa se elimine al principio y el

fundamento sustancial de la sentencia se afirme al final. Pero en las

sentencias que es probable que tengan poco impacto como

precedente, no existe razón para que la corte no debiera basar su

decisión en fundamentos alternativos, sin dar a uno prioridad sobre

el otro.

Citas de casos

La mayoría de las cuestiones de Derecho se sostienen de modo

adecuado mediante la cita de la última decisión sobre el punto en la

circunscripción del tribunal o un caso que altera o cambia la

interpretación del Derecho7, si existe. Las citas en cadena y las

disertaciones sobre la historia de la regla no agregan nada cuando la

cuestión está resuelta en la circunscripción. Los jueces deberían

resistir la tentación de tratar de impresionar a la gente con su

erudición (o la de sus secretarios judiciales). Si no existe autoridad

en la circunscripción, es apropiado citar aquella que ha tratado el

punto en otros circuitos. Sin embargo, si una sentencia sienta un

nuevo precedente el tribunal debería ordenar la autoridad existente

y analizar la evolución del Derecho de modo suficiente para sostener

la nueva regla.

Fuentes secundarias

Como los artículos de revistas jurídicas, tratados, textos y

fuentes no jurídicas no son autoridad principal, deberían ser poco

7 En el original: watershed case.

citados y con un único propósito. Éste puede referirse a un análisis

coherente que apoye el razonamiento de la sentencia. Algunos

autores son tan respetados en sus campos que, ante la ausencia de

precedentes, su palabra es persuasiva. En ocasiones, los documentos

públicos u otros trabajos publicados arrojarán luz sobre pertinentes

consideraciones históricas o de política.

Citas

Si algo importante para la sentencia se ha dicho bien antes, la

cita de lenguaje relevante de un caso sobre el tema puede ser más

persuasivo e informativo que meramente citarlo o parafrasearlo. Sin

embargo, el impacto de una cita es inversamente proporcional a su

extensión. Se deben efectuar citas breves, y sólo cuando el lenguaje

da un punto importante.

Las citas deberían ser cortas y justas. Deben estar

contextualizadas y reflejar con precisión el tenor de su fuente.

Evitar la defensa

Justificar una decisión algunas veces requerirá explicar por qué

argumentos contrarios fueron rechazados. Sin embargo, al tratar los

alegatos principales de la parte que pierde el pleito una sentencia no

debería convertirse en una discusión entre el juez y los abogados, u

otros jueces del tribunal, o el tribunal inferior. Si el lado que pierde

el juicio ha planteado alegatos sustanciales, la sentencia debería

explicar el motivo por el cual fueron rechazados. Pero no es

necesario que refute punto por punto los argumentos de la parte

perdedora o adopte un tono contencioso o adversarial.

Una sentencia puede convencer –y debería hacerlo

adecuadamente- sin convertirse en un tratado. Sería recomendable

dejar a un lado la emoción y los sentimientos personales, y evitar

usar adjetivos y adverbios a menos que transmitan información

relevante para la decisión.

Tratamiento del tribunal de rango inferior

Las sentencias de los tribunales de apelación pueden y

deberían corregir errores del tribunal de juicio y brindar directriz en

el reenvío sin explayarse en las circunstancias o criticar el tribunal

de rango inferior. Una sentencia del tribunal de apelación no

necesita atacar la sabiduría, juicio o incluso actitud de un tribunal de

juicio para revertir su decisión. Además debería evitar crítica

innecesaria, como por ejemplo no haber considerado el precedente o

fundarse en motivos impropios.

Párrafo de conclusión

La disposición de un caso –y el mandato al tribunal de rango

inferior o repartición estatal, cuando eso es parte de aquélla- es la

parte más importante de la parte resolutiva de una sentencia. Los

tribunales de apelación no deberían hablar en acertijos. Reenviar un

caso simplemente con la frase “para más procesos consistentes con

la sentencia” puede dejar al tribunal a quo debajo del mar. Las

sentencias deben establecer con claridad qué se espera que hagan

los tribunales de menor rango o reparticiones estatales sin ir más

allá, no obstante, de lo que permanece confiado a su discreción. De

esta forma, aún donde se advierta un abuso de discreción, la decisión

de la corte de apelaciones se basa en Derecho, y el tribunal a quo u

oficina estatal a los que se ordena el reenvío retienen la autoridad de

ejercer su discreción de modo adecuado.

El Apéndice D contiene ejemplos de conclusiones que brindan

instrucciones claras a tribunales inferiores o agencias del Estado.

Lenguaje, estilo y auto-edición

Características de la mala redacción

Los jueces que fueron entrevistados para este manual

identificaron los siguientes como los mayores problemas en la

redacción judicial.

Palabrería

La palabrería significa no sólo verborragia –usar dos palabras

cuando una será suficiente- sino tratar de transmitir demasiada

información, cubriendo demasiadas cuestiones, y simplemente

escribir demasiado. Al tratar de escribir con autoridad, algunos

redactores judiciales machacan con lo obvio en el extenso

tratamiento de proposiciones no controvertidas. En general la

palabrería refleja el fracaso (o incapacidad) del redactor para

separar lo importante de lo que no lo es y hacer el trabajo sucio de la

edición.

Falta de precisión y claridad

La precisión es la principal preocupación de la buena

redacción. Algunos redactores sobre Derecho carecen de la

capacidad de escribir en prosa simple y directa. En general esto es el

resultado de la tendencia de los abogados a buscar cubrirse con

generalización excesiva: cuando el redactor no está seguro de un

principio jurídico o de cómo establecerlo con precisión, la expresión

vaga manipula la dificultad. Para escribir con claridad y precisión, el

redactor debe saber con precisión lo que quiere decir y debe decir

eso y nada más. El pensamiento es el origen de la palabra, y ésta no

es mejor que el pensamiento del que surge.

La precisión en la redacción judicial es importante no sólo

como cuestión de estilo sino también porque los jueces escriben para

la posteridad. Una vez que una opinión es archivada, los abogados y

otras personas la leerán mirando cómo pueden usarla para servir un

propósito particular, sin importar cuán remoto pueda estar éste de lo

que el redactor tuvo en mente. De esta forma, es bueno que los

redactores judiciales piensen cómo sus palabras podrían ser usadas,

y escribir para prevenir su mal uso.

La edición cuidadosa y pensativa es esencial para la escritura

precisa. Esto significa releer la sentencia, oración por oración, y

preguntarse: ¿qué quiero decir aquí? ¿He dicho eso y no más?

Mala organización

Una sentencia coherente es el reflejo de un proceso lógico de

razonamiento que parte de premisas, atraviesa principios y llega a

conclusiones. El marco en el que ese proceso tiene lugar debería ser

visible al lector en la organización de la sentencia. Esa organización

será un mapa de ruta que le permita al lector seguir la lectura de

comienzo a fin sin perderse.

Análisis críptico

Aunque se busca la brevedad, los jueces deben elaborar sus

razonamiento de modo suficiente, para que el lector pueda seguirlo.

Una sentencia que omite pasos en el razonamiento esencial para

entenderla no cumplirá su propósito.

Pomposidad y humor

La redacción judicial puede ser pomposa. El juez debe estar

atento a la pomposidad, tal como expresiones arcaicas o floridas, el

uso de “nosotros” imperial por un juez de circunscripción única, o

excursiones a erudición irrelevante. Aunque el humor algunas veces

es racionalizado como un antídoto para la pomposidad, funciona

mejor en charlas de sobremesa que en sentencias judiciales. En éstas

puede sorprender a los litigantes –que es probable que no vean nada

gracioso en el litigio- como un signo de arrogancia judicial y falta de

sensibilidad. Aunque algunos jueces han tenido éxito con el humor,

es un riesgo que no se debe tomar a la ligera, ni tampoco debería

asumirse, porque la redacción puede ser vital, fuerte e interesante

mediante la claridad y la retórica.

Guías para la buena redacción

Se sugieren las siguientes guías para ayudar a los redactores a

reconocer y evitar los problemas que se mencionaron más arriba.

Eliminar palabras innecesarias

Es difícil mejorar el mandato del Profesor Strunk en omitir

palabras innecesarias:

La redacción vigorosa es concisa. Una oración no debería contener palabras innecesarias, por la misma razón que un dibujo no debería tener líneas innecesarias y una máquina partes innecesarias. Esto no requiere que el redactor acorte todas sus oraciones, o que evite todo detalle y trate sus temas sólo de modo superficial, sino que toda palabra diga algo.

W. Strunk & E.B. White, The Elements of Style 23 (3d. ed. 1979).

Ser sucinto y directo

La brevedad promueve la claridad. Es más probable que la

redacción que deja en claro su punto de modo breve sea entendida

más que la que lo hace de modo extenso. La redacción sucinta

también fuerza a quien la realiza a pensar con precisión enfocándose

en lo que está tratando de decir.

La redacción judicial debería ser directa. Use oraciones

simples, declarativas y párrafos cortos la mayor parte del tiempo,

pero varíe la extensión y estructura de la oración donde sea

necesario para dar énfasis, contraste e interés al lector. Prefiera la

voz activa y evite construcciones como “se dice”, “se argumenta” y

“es bien fundado”. Elimine adjetivos y adverbios como “claramente”

y “meramente”.

Escriba en lenguaje simple

Incluso las ideas complejas pueden expresarse en lenguaje

simple y entendible para el lector general. Escribir en lenguaje

simple requiere que el redactor entienda la idea por completo, le

permita separarla en sus componentes esenciales. Por ejemplo,

aunque la electricidad es un fenómeno científico complejo, puede

explicarse en términos que las personas legas entiendan. Lo mismo

es cierto para el derecho impositivo, de la competencia y de

patentes, para dar algunos ejemplos. Evite la “jerga jurídica”, los

clichés, las frases trilladas (v.g.: “tal como se ha establecido”) y

expresiones en latín (“vel non”, por ejemplo). Cuando use palabras

de una ciencia o disciplina específica, considere si son en general

entendidas entre el probable auditorio o requiere de una definición

en lenguaje natural. Existe un lugar para la palabra elegante, pero

no debería ser necesario que el lector tenga un diccionario a mano

mientras lee la sentencia.

La redacción en prosa de género neutro, aunque loable, puede

llevara construcciones complejas cuando quien las escribe trata de

evitar el uso del pronombre personal; se debería ejercer con

moderación.

Notas al pie y citas

Notas al pie

El propósito de una nota al pie es transmitir información que

interrumpiría el desarrollo de la sentencia si se la incluye en el texto.

La primera pregunta que hay que hacer sobre una futura nota al pie

es si es apropiado incluir su contenido en la sentencia. Si no es lo

bastante importante para que vaya en el texto, el redactor debe

tener alguna justificación para incluirla en la sentencia. Las notas al

pie pueden ser apropiadas para transmitir información, como el texto

de un estatuto o material del registro, que apoya el lenguaje de la

sentencia pero no es necesaria de un modo inmediato para

entenderla. El tribunal puede usarlas para reconocer y disponer de

modo breve de cuestiones tangenciales. Algunos jueces colocan

todas las citas en notas al pie, dedicando todo el texto al tratamiento

del litigio. No se deberían insertar notas al pie para gratificación del

redactor o como un reservorio de información inútil. Algunos jueces,

conscientes de la tendencia a abusar de las notas al pie, están

esforzándose por eliminar o al menos reducir su número en las

sentencias. Ver, e.g., Mikva, Goodbye to Footnotes, 56 U. Colo. L.

Rev. 647 (1985).

Formato de citas

Los dos manuales principales sobre citas jurídicas son A

Uniform System of Citation (el “Libro Azul”) y el University of

Chicago Manual of Legal Citation (el “Libro Granate”). Un juez

puede creer conveniente segur uno u otro de estos manuales citando

fuentes primarias y secundarias. Sin embargo, el manejo de la

estructura de cita no es un uso productivo del tiempo de los jueces o

los secretarios judiciales. El propósito de las citas es ayudar a los

investigadores a identificar y encontrar las fuentes; es suficiente una

estructura de cita que sirva a ese fin. Además, la estructura de cita

debería ser consistente para evitar la apariencia de falta de artesanía

y cuidado.

Algunos jueces tienen estructuras personales de cita o

manuales de estilo para reflejar sus preferencias. Tales

herramientas promueven la consistencia, ayudan a orientar a los

secretarios nuevos y alientan la preparación cuidadosa de

sentencias.

Editar con cuidado

Los redactores cuidadosos deben editar su trabajo de modo

crítico para aclarar las ambigüedades. Esto no es tarea fácil porque

los redactores que leen su propio trabajo tienden a leer lo que

quisieron escribir y no lo que de hecho escribieron.

Los jueces deben esforzarse por ser objetivos en su redacción,

leer cada párrafo con cuidado y no revisar con rapidez el texto

porque les es familiar. Un juez que edita su propio trabajo siempre

debe hacerse preguntas tales como: ¿he dicho con precisión lo que

quería decir? ¿Existe una forma mejor de decirlo? ¿El pensamiento

fluye con claridad y lógica? ¿Lo entenderá quien lo lea?

Las siguientes técnicas deberían ayudar a los redactores

judiciales a mejorar sus facultades de autocrítica.

Releer y revisar

La edición consiste en dar con palabras inútiles y hechos

innecesarios, rescribir oraciones descuidadas y no claras, eliminar

repetición, reorganizar y limpiar, afilar y hacer más estricta la

sentencia.

Los procesadores de texto se han convertido en una bendición

para redactores y editores. Aceleran en gran parte el proceso de

escritura y facilitan la edición y revisión. Pero la lectura de pruebas

en un procesador de texto es demandante, y fácilmente se pasan por

alto errores tipográficos y de otra clase sin un chequeo cuidadoso y

repetido de una copia impresa.

La edición no debería enfocarse únicamente en el lenguaje, la

gramática y el estilo. Los jueces deben chequear lo escrito buscando

la consistencia interna. Es recomendable volver a la presentación

para ver si la sentencia ha tratado todas las cuestiones y respondido

todas las preguntas que se le formularon al inicio. Es necesaria la

relectura de la declaración de los hechos para ver si cubre todos y no

más que los hechos significativos para la decisión. Se debe revisar el

tratamiento jurídico para ver si la sentencia ha tratado en orden

lógico las cuestiones que es necesario cubrir. Los jueces deben

considerar si la conclusión es consecuencia del tratamiento.

Poner el borrador a un lado y volver a él con una mente fresca

El proceso de edición se mejora si el juez “deja el borrador por

un rato para que hierva a fuego lento”, como dijo un magistrado.

Aunque el tiempo restringe y la cantidad de casos que se amontonan

pueden hacer difícil poner en espera el trabajo, un retraso de incluso

algunos días servirá para agregar una dosis de objetividad a la

revisión. Puede ayudar al juez a ver las cosas que antes no vio,

permitir y pensar nuevas ideas.

Pedir a otro lector que critique un borrador

Un secretario que no ha trabajado en la sentencia puede

cumplir una función útil al leer el borrador con un ojo fresco y

ofrecer crítica editorial y sustantiva. Incluso aquél que ha asistido al

juez puede brindar una perspectiva de edición que ayudará a

producir un producto terminado.

Disidencias, concurrencias y redacción con

otros jueces

Las decisiones de las cámaras de apelaciones representan la

decisión colectiva de varios jueces. El juez que redacta la sentencia

debe tener en cuenta el pensamiento de los otros que constituyen la

sala o el tribunal completo e incorporar el pensamiento del grupo en

el razonamiento de la sentencia. Algunas veces varios jueces

participan en la preparación de una sentencia, por ejemplo, cuando

ésta es escrita en conjunto o cuando los jueces comentan borradores

preparados por el juez asignado para redactar la sentencia. Cuando

ésta no representa el pensamiento de todos los miembros del

tribunal, algunos pueden elegir preparar votos concurrentes o en

disidencia. Este capítulo trata algunas de las consideraciones

colegiadas en la redacción de sentencias.

Redacción conjunta de la sentencia

En algunas circunscripciones, la complejidad y cantidad de

cuestiones involucradas en un único caso han resultado en

sentencias redactadas en conjunto. Algunas veces la sentencia es

redactada por el tribunal, o su mayoría, actuando colectiva y

unánimemente, pero se firman los votos concurrentes o en disidencia

de la minoría8. Otras veces los autores de las diferentes secciones

están identificados9.

Cuando una sala opta por emitir una sentencia en conjunto, es

necesaria una considerable planificación y coordinación de ambos

jueces y secretarios para asegurar una sentencia final legible y

coherente. Es conveniente que exista una conferencia más larga de

lo habitual y posterior a la discusión para tratar la asignación de

partes de la sentencia, su interdependencia y suposiciones conjuntas

o predicados factuales. Es posible que los jueces determinen la

secuencia de secciones para evitar confusión y la repetición de

hechos básicos o análisis jurídicos.

En general, un juez de sala debe asumir la autoridad de

coordinación y hacer circular un perfil y resumen de las secciones

propuestas antes de que comience la redacción. Un magistrado,

habitualmente un juez coordinador, también debe responsabilizarse

por la redacción de la presentación y conclusión de la sentencia,

cubriendo todas las secciones. Es usual que la presentación sea

breve y esté confinada a declarar los procedimientos principales

para desafío del tribunal. Los hechos en detalle se presentan mejor

en las secciones individuales.

Luego de que los autores han hecho el borrador y aprobado las

secciones, el juez coordinador debería asumir autoridad para hacer

cambios no sustantivos con el fin de evitar duplicación o evidentes

diferencias de estilo. En general, los empleados se reúnen para

asegurar una cita uniforme y formato de encabezamiento.

A medida que los casos se vuelven más complejos y consumen

más tiempo, se puede esperar que los tribunales incrementen el uso

de sentencias escritas en conjunto para evitar el retraso e

inmovilizar demasiado tiempo a un juez. Con cuidadoso

8 En el original decisión per curiam.9 La revisión de largos registros técnicos administrativos en la circunscripción de Washington, D.C., por ejemplo, frecuentemente produce ese tipo de opiniones. Ver, e.g., National Wildlife Federation v. Hodel, 839 F. 2d 694 (D.C. Cir. 1988), y Ohio v. U.S. Department of Interior, 880 F.2d 432 (D.C. Cir. 1989). Ver además Chemical Manufacturers Association v. Environmental Protection Agency, 870 F.2d 177 (5th

Cir. 1989).

planeamiento, es posible mantener estándares altos de redacción

para estas opiniones.

El comentario a un borrador preparado por otro juez

Los jueces hacen circular borradores de sentencias entre otros

jueces de sala o de todo el tribunal para asegurarse de que la

sentencia refleje la idea fundamental de los jueces que votan en

mayoría. Cuando un magistrado hace un comentario escrito por otro

juez, siempre es apropiado hacerlo sobre la sustancia de una

sentencia, pero no sobre cuestiones de estilo. Los comentarios son

convenientes cuando la distinción entre sustancia y estilo es borrosa,

en el caso de que el tema en cuestión parezca hablar por el tribunal

y, de esta forma, pueda enviar el mensaje de que no representa la

opinión de los otros miembros.

Si, por ejemplo, el tratamiento de una cuestión sustantiva no

está escrito con claridad, los otros jueces deberían llamar la atención

de esto al juez a cargo de la redacción. Cuando una cita a un caso o

artículo en una revista jurídica pueda representar una idea

fundamental que no sea adoptada por otros jueces, éstos deberían

expresar su desacuerdo al juez redactor. Sin embargo, cuando un

juez revisor objete cuestiones de estilo, gramática o elecciones de

lenguaje simplemente fundándose en preferencias personales, es

mejor no expresar esos comentarios. No obstante, como los jueces no

están valorando el trabajo de sus colegas, es útil señalar cuestiones

menores como errores tipográficos u otros temas menores, por nota

al autor o un llamado telefónico entre los empleados.

Sentencias votadas en disidencia

Los votos en disidencia cumplen varios propósitos. Pueden

ayudar a atraer la revisión del tribunal en pleno o el tratamiento de

peticiones de certeza10 y para aislar y mejorar las cuestiones para

una posterior apelación. Pueden atraer acción legislativa o corregir

posibles deficiencias en la ley. Este tipo de sentencias también

pueden ayudar a disminuir el alcance de un fallo señalando los

posibles peligros de la posición que ha tomado la mayoría, o

enviando señales a otros jueces y al colegio de magistrados en

cuanto a los límites de una decisión en particular y sus efectos

futuros en casos similares. En este sentido, las sentencias votadas en

disidencia pueden cumplir funciones útiles en la comunicación de

información importante a quienes esperan la sentencia y ayudar al

crecimiento del Derecho.

Sin embargo, las sentencias en disidencia son escritas con un

costo potencial. Una disidencia que toca una nota estridente o

sermoneadora puede contribuir a la división y resentimientos en el

cuerpo, minar la autoridad de la sentencia y del tribunal como

institución y crear confusión. Esto puede suceder, ya sea que la

disidencia dependa de la naturaleza del caso o del principio en

cuestión. En general, las disidencias no deberían efectuarse cuando

el principio en cuestión está acordado y la decisión tiene poca

importancia fuera del caso específico. Los casos que involucran

principios jurídicos emergentes o interpretación de normas en áreas

que afectan actividades futuras del colegio de magistrados, la

población y el gobierno tienen más probabilidad de garantizar

sentencias con votos en disidencia que casos de aplicación limitada.

La cuestión debería ser bastante significativa para que “se despierte

la fiebre” del juez, como dijo un magistrado, pero la motivación

debería radicar en adelantar el desarrollo del Derecho más que en

ventilar sentimientos personales. Los jueces que consideran votar en

disidencia deberían preguntarse si los beneficios probables superan

los costos potenciales.

Si un juez decide que redactar una disidencia cumplirá un

propósito útil, ésta debería ser escrita con tanto cuidado y

10 En el original certiorari review.

responsabilidad como la sentencia del tribunal. Rara vez un juez

debería disentir sin sentencia; hacerlo no comunica ninguna

información a los destinatarios de aquélla. La discusión debería

enfocarse en los principios críticos y distinguir la idea fundamental

del juez que emite su voto en disidencia del de la mayoría. Pero una

cosa es declarar los puntos de desacuerdo con fuerza y efectividad, y

otra involucrarse en una discusión o defensa. Una sentencia con voto

disidente hiere no solo el voto mayoritario o a su autor. No deberían

usarse ataques personales, lenguaje ofensivo y tono

condescendiente, aunque algunos jueces creen que algunas veces

son apropiados el atropello moral y la indignación moderada.

Concurrencias

La mayoría de las consideraciones aplicables a las sentencias

con votos en disidencia se mantienen para las concurrencias. Éstas

son apropiadas cuando están destinadas a definir con mayor

precisión el alcance de una sentencia o a informar a las partes y a

otro público lo que el redactor cree que son puntos importantes. De

esta manera, los jueces pueden emitir votos concurrentes en donde

existen dos fundamentos discutidos para una decisión, la mayoría

justifica su decisión sobre uno de estos fundamentos, y otros jueces

creen que debería sostenerse el otro. Las concurrencias también

pueden servir para indicar a las partes en casos futuros cuán lejos el

tribunal está dispuesto a ir en el camino, y dónde éste termina. Una

sentencia con votos concurrentes no debería ser redactada

simplemente para agregar un punto de vista o declaración personal

que no extiende el valor decisorio o educativo de la opinión. La

cuestión debería ser: ¿estoy redactando esto por mí o por el tribunal?

Los jueces deberían incluir en las sentencias con votos

concurrentes una declaración de razones por las cuales están

concurriendo en ese caso especial. El punto no es presentar una

sentencia alternativa al tribunal, sino indicar el punto de partida de

la mayoría y definir más el contorno de la sentencia. Las

concurrencias no deberían ser un refrito de los hechos y principios

jurídicos sobre los que la mayoría basó su decisión, excepto en la

medida en que las diferencias sobre los descubrimientos factuales y

conclusiones jurídicas sean significativas para el punto de vista

concurrente. Los argumentos deberían estar basados en principios y

el tono debería ser instructivo pero no pedante.