Jugando en Televisión

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  • Jugando en televisin

    Aventuras y desventuras de un concursante habitual

    Fernando Cerezo Rodero

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    Copyright 2010, by Fernando Cerezo Rodero http://concursostv.blogspot.com/

    Manufactured in Spain - Realizado en Espaa

  • A Fernando, Leonor y Javier, mis tres tesoros.

  • De lo sublime a lo ridculo no hay ms que un paso

    Napolen Bonaparte

  • NDICE

    1. Introduccin. 11

    2. Las primeras pistas de un mundo extraordinario. 15

    3. Joaqun Prat, el encantador de serpientes. 23

    4. El rescate de la princesa Terelu. 33

    5. La Ruleta de Carlos Lozano. 41

    6. Breve zapping con Beln Rueda. 51

    7. Paula Vzquez, la chica del milln de euros. 57

    8. La cancin de la derrota. 67

    9. La escuela de estilo de Ana Rosa Quintana. 77

    10. La suerte tena un Precio... Justo. 85

    11. Diario de una conquista. 93

    12. 50x15, setecientas cincuenta sombras. 113

    13. Asalto al banco de Pasapalabra. 127

    14. Una proposicin indecente. 145

    15. La danza de las Cifras y las Letras. 159

    16. El reto de Javier Capitn. 175

    17. Metro a metro, euro a euro. 193

    18. Quin quera ser millonario? 233

    19. La ruleta del Mister Espaa. 255

    20. El fino cable de Alta Tensin 265

    21. Ms aventuras del concursante impenitente: Saber

    Y Ganar, Password y lo que se puso por delante 283

    Anexo. El declogo del concursante habitual 293

  • 1. Introduccin

    Es una costumbre muy humana esa de pararse en medio del camino y volver la vista atrs. La esposa de Lot ya lo hizo, de esto hace ya un tiempo, aunque las consecuencias no pudiesen resultar ms funestas. En mi caso, amparado por la certeza de que no me convertir en estatua de sal o eso espero -, he decidido mirar tambin a mi curtida espalda de buscavidas televisivo y repasar mis malandanzas como Lazarillo de Tormes de los concursos de casi dos dcadas.

    Esta larga andadura, vista ahora en todo su conjunto, me resulta sorprendente incluso a m. No pens que hubiera estado en tantos saraos! Pero as ha sido. He toreado en muchas plazas, grandes y pequeas, monumentales y de tercera. A veces sal por la puerta grande y otras me llev buenos revolcones, que me dejaron el cuerpo maltrecho y la moral por los suelos. Pero segu adelante. Siempre haba nuevos programas a los que intentar asistir. Hay quien me dice que debera haber sido ms selectivo y no haber pasado por ciertos sitios. Bobadas. En aquellos aos de efervescencia televisiva, de haber podido habra participado en muchos ms concursos.

    Lo ms curioso de este viaje por productoras y estudios de grabacin es que no tuve, en realidad, una intencin clara por comenzarlo y tampoco un destino final fijado de antemano. Simplemente comenc a caminar, con ms miedo que vergenza, en busca de fortuna por ese mundo desconocido que era para m la televisin. Al principio me resultaba todo tan extrao que llegu a preguntarme si lo que vea desde casa exista de verdad, si no se trataba un enorme montaje. Pero exista, por supuesto que exista,

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    aquello era real como la vida misma. Haba estudios y plats, realizadores, regidores, maquilladores, azafatas Y haba presentadores, personajes de carne y hueso que yo, ilusamente, crea conocer de antemano y que luego me sorprendan, al mostrarse tal cual eran. Y, cmo no, tambin haba muchos, muchos contrincantes, concursantes tan asustados como yo, dispuestos a pelear hasta el final por conseguir mi mismo objetivo: la victoria final.

    Y tras el desenlace de cada episodio, prosegua, incansable, mi bsqueda de nuevos objetivos. La gran ventaja del concursante, su enorme suerte, es poder hacer siempre lo que l quiere, sin necesidad de dar explicaciones a nadie. As, empieza cada nueva aventura partiendo de cero, sin que importe nada de lo sucedido hasta entonces. Porque los concursantes somos, simplemente, la materia prima de los concursos: a veces se nos trata con delicadeza, cual si furamos una mercanca valiosa; otras se nos almacena de la manera ms burda, apilndonos a unos encima de los otros. En cualquier caso seguimos siendo lo mismo, mercaderas necesarias para el proceso productivo, nada ms.

    Por ello tiene su importancia eso de poder elevarte, brevemente, por encima de tu condicin de vil material televisivo y poder conseguir un Minuto de Gloria, ese dulcsimo sentimiento que experimentas al conseguir la victoria de manera brillante. Entonces flotas por el plat, creyndote todo un campen, y la vida te parece sencillamente maravillosa.

    Mi amigo Jos Fernando, brillantsimo concursante, dice que eso de la gloria y el xito son paparruchas, y que lo nico importante es llevarse la pasta. Tal vez tenga razn. A lo mejor el tener las ideas tan claras le ayudase en su da a llevarse sin contemplaciones el bote de Pasapalabra o el de Metro a Metro. Puede ser. Pero yo, qu le voy a hacer, yo soy diferente. A m me emocionan los concursos y disfruto con cada pequea cosa suya, con cada detalle, con cada momento: desde la preparacin en casa hasta mi participacin final. Y por eso creo que hay mucho ms en juego que el vil metal. Dnde quedan la superacin personal, el reto, la magia de los focos, la experiencia vital?

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    Todas esas son las cosas que me han movido siempre y, aunque a veces mi amigo, tan materialista l, me tache de inocente, creo que en el fondo admira en m esa capacidad para ilusionarme. Al fin y al cabo, ella es la que me ha acabado llevando a una treintena de programas diferentes. Porque digmoslo claro: si la virtud del bueno de Jos Fernando es la de haber triunfado en casi todos los concursos en los que ha estado una media docena -, mi dudoso honor es el de haber estado en todos lados, llevndome triunfos y palos casi a partes iguales. Mientras que lo suyo es la calidad, lo mo es la cantidad. Qu le vamos a hacer!

    Al menos, lo vivido me aport tal cantidad de ancdotas que podra llenar con ellas un montn de libros. De momento, vaya ste por delante. Escribindolo, desde la tranquilidad del hogar, podr detenerme sin miedo en cada uno de los episodios, sin toparme con imprevistos. Y seguro que del repaso de esta senda, tan sinuosa, tan sentida y tan llena de emociones contrapuestas, acabarn entrndome nuevos bros para embarcarme, sin tardar, en otras aventuras

  • 2. Las primeras pistas de un mundo extraordinario

    Faltara a la verdad si dijese que existe un largo camino entre estar en tu casa viendo tranquilamente un concurso de televisin y aparecer al otro lado de la pantalla, contestando las preguntas ante los focos y las cmaras. En realidad, la cuestin es mucho ms simple de lo que parece: slo hay que planterselo, decidirse y probar suerte, contactando con la productora correspondiente las veces que haga falta. Con un poco de suerte y algo de paciencia se puede conseguir, al menos, que nos llamen para un casting. Despus, el resto, es decir, pasar la prueba, llegar a concursar y conseguir un buen premio, depender de muchas cosas, de nuestras capacidades o conocimientos, del nivel de nuestros contrincantes y, las ms de las veces, de la suerte, tantas veces la Diosa Fortuna detrs de una jornada de gloria

    Pero no vayamos tan rpido, an estamos en casa, y todava no nos hemos atrevido a coger el telfono y llamar. Y si es un engao? No ser un nmero de telfono de esos para ganar dinero? Y si, ya all, hacemos el ridculo? Y si, aunque ganemos, al final no nos pagan los premios? stas y muchas otras preguntas nos las hemos hecho todos, tanto los que nunca han concursado como los que s lo han hecho. Entonces, cmo romper el crculo vicioso? Porque si no nos atrevemos a probar suerte nunca sabremos cmo son en realidad los concursos, y si no llegamos nunca a conocerlos nunca nos animaremos a dar el paso Bueno, como soy yo el que est contando su caso, dir que hubo de todo, primero referencias de primera mano y ms tarde compromisos por cuenta de terceros que me anim a aceptar como propios. Slo as aprend que los plats de televisin eran autnticos como la vida misma y que los premios se acababan entregando, aunque

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    muchas veces no a quienes desebamos nosotros. Y es que en los concursos siempre conviven dos caras bien distintas: la del perdedor, en la que no nos fijamos nunca, y la del ganador, la imagen radiante y feliz del que se lleva el premio. La primera, es decir, la del perdedor, la viv y la sufr por medio de mi iniciadora en el mundo televisivo. Ella, en la poca en la que la televisin me sonaba tan lejana como la Galaxia de Andrmeda, me brind la ocasin de ver un concurso desde afuera. Me explico. Estbamos en la primavera de 1989. Para entonces, si las cuentas no me fallan, llevaba yo ao y medio saliendo con Mercedes, la que hoy en da es mi mujer y la madre de mis tres hijos. Recuerdo que un buen da, sin esperarlo, me llam y me dijo, con dominio y presteza:

    - Oye, que voy a ir a El Precio Justo. Vete a recogerme a las nueve y media, el prximo viernes, a la televisin.

    - Adnde? - la dije yo, un poco estupefacto, aunque intentando aparentar normalidad.

    - S, a la televisin - me insisti, con la determinacin del visionario.

    - Ya, eso ya te lo he odo, pero, a qu lugar? - la pregunt, sabedor al menos de que eso de la televisin era algo ms que un ente. Vamos, que se tena que hacer en algn sitio concreto.

    - Ah, s, a Prado del Rey - acab aclarndome ella.

    - Muy bien, procura maquillarte bien, la luz de los focos estropea mucho aventur yo, sin tener ni idea de lo que estaba diciendo. Pero no me iba a quedar atrs en eso de la familiaridad con el medio.

    Debo aclarar que no suelo llevarle la contraria, todo hay que decirlo, y por ello no se me ocurri alargarme mucho ms en mis requerimientos informativos. El caso es que pasaron los das y el viernes en cuestin me present con mi viejo coche a eso de las nueve previsor que es uno - a las afueras de los estudios de la que en aquel entonces era la mejor cadena de televisin de Espaa cierto es que no haba otra -. Todo solemne, consciente de la trascendencia del momento, decid aparcar en un descampado que por aquel entonces haba enfrente del recinto. Ya all me dispuse a esperar un rato,

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    contemplando aquel gran complejo de edificios bajos, muy blancos, que ocupaban entonces, y an hoy siguen ocupando, los estudios de Radio Televisin Espaola. Encend la radio, esa fiel compaera de viajes y correras, y a pesar del lugar en el que estaba, dej que el noticiario de Antena 3 la emisora que llevaba sintonizada me pusiera al corriente de lo que estaba ocurriendo en el mundo. Paradjicamente, no hicieron ninguna referencia al concurso que se estaba grabando justo en esos momentos.

    Pronto se dieron las nueve y media, la hora concertada, y las noticias terminaron. Sal entonces del coche, para recibir a Mercedes como se mereca. Al fin y al cabo, aunque yo no haba visto El Precio Justo salvo en alguna contada ocasin, saba que en l se podan ganar muy buenos premios e incluso millonadas. Y si mi novia se haba llevado el gran premio lo mejor sera ir haciendo mritos desde el comienzo, no fuese a ser que, cegada por el vil metal, acabase ampliando sus horizontes afectivos. As pues, cerr el coche, atraves la carretera que me separaba de los estudios y me acerqu a la valla de seguridad, donde un par de fornidos guardas dejaban muy a las claras cul era el punto hasta el cual podas llegar sin tener los. Hasta all me aproxim, a esperar la salida del gento que imaginaba dentro de los estudios. Pero pasaron los minutos, se llegaron las diez, y despus las diez y media, pero de all nadie sala. Todo estaba en calma en aquella serena noche de mayo. Dudando sobre lo que tena que hacer me acerqu un poco ms a los muchachos y les pregunt:

    - Buenos hombres, saben ustedes si los afortunados participantes de El Precio Justo han acabado ya?

    A lo que uno de ellos, el que pareca ser el jefe, me contest:

    - No, ni mucho menos, todava les queda p rato.

    - Pero quise saber , a qu hora suele acabar la grabacin?

    - Quien sabe, hay veces que les dan las tantas.

    Decepcionado, les di las gracias y me volv al coche, no porque hiciese fro, ni mucho menos, sino porque si haba que esperar mucho

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    era mejor hacerlo sentado. Ya dentro, volv a encender la radio, pudiendo apreciar muy pronto que le haba llegado la vez a Jos Luis Balbn, con su tambin histrico programa, La Clave. Mientras escuchaba departir a unos y a otros le daba vueltas a lo que deba hacer. Ya era tarde y yo no haba probado bocado desde el medioda, as que mis tripas empezaron a pronunciarse. Pero claro, qu poda hacer yo? Por aquel entonces la zona estaba desierta y el restaurante ms cercano que yo conoca estaba como a veinte minutos. Si me marchaba tardara ms de una hora en poder regresar. Y si Mercedes sala en ese tiempo y vea que yo no estaba? Ella, nueva millonaria y yo en el papel de novio glotn y poco deferente? No, ni pensarlo, me dije; quien algo quiere algo le cuesta. As que mantuve el tipo y me dispuse a estar all el tiempo que hiciera falta.

    Despus sigui pasando el tiempo, lentamente, hasta que las seales horarias de las doce acabaron por sonar en mi pequeo coche, y la Cenicienta no sala de palacio. Un tanto alterado ya, volv a acercarme al puesto, donde ahora slo estaba uno de los dos vigilantes. Al verme, y antes de que yo le preguntase nada, el hombre me dijo:

    - S, todava no han salido. Ya te lo dijimos, no?

    - S, pero es que est dentro mi novia y ella me dijo que a las nueve y media ya se habra acabado y que...

    - Las nueve y media, las nueve y media... suspir el guarda, con una sonrisa un tanto socarrona .

    No quise insistir. Desolado, volv a darle las gracias al atento vigilante y, con la derrota a cuestas, me volv a mi lugar de partida. Retom entonces la programacin de Antena 3 y como un relmpago penetr en mi intimidad automovilstica el azote de los dirigentes deportivos de aquella poca, es decir, el Butanito. Ni ms ni menos que fue Jos Mara Garca, con su Hora Cero ttulo apropiado para aquella espera tan poco fructfera el que me entretuvo, con sus polmicas y sus palos a diestro y siniestro, durante las horas siguientes.

    Estaba casi dormido, agotado con las numerosas batallas del pequeo gran hombre, cuando sonaron los pitidos que indicaban que

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    ya eran las dos de la maana. Pero nadie sala de aquellos dichosos estudios. Y ms guerra en el receptor, en este caso servida por el nclito Carlos Pumares, con su Polvo de Estrellas. Los palos siguieron lloviendo a diestro y siniestro, aunque dejaron de ser deportivos y pasaron a ser cinematogrficos. Haba que reconocer que el nombre del programa estaba muy bien puesto, pues eso, polvo, era lo nico que quedaba de las estrellas cuando les daba un repasito el bueno del Pumares.

    Por fin, cuando las manillas de mi reloj se acercaban a las tres, pude comprobar, con regocijo, que un buen montn de gente empezaba a abandonar los estudios. Pareca como si una manifestacin se hubiese organizado de repente en Prado del Rey. Pero claro, a esas horas no era lo ms lgico. No. Y como tampoco deba ser una representacin de La Noche de los muertos vivientes pese a la avanzada edad de algunos de los que aparecieron -, decid salir del coche, para ser reconocido por Mercedes entre aquella muchedumbre. Ella, que tiene muy buen ojo es igualita a su padre, quien asegura que es capaz de ver correr a un conejo por la montaa -, me localiz con suma facilidad y, mientras la gente se suba a sus respectivos autobuses, vino rauda y veloz a mi encuentro. En su cara no se dibujaba, precisamente, el gran regocijo que suele aportar la ganancia de un premio suculento. Pese a ello, yo, sin querer que mis ilusiones se fuesen abajo tan pronto, le dije:

    - Nada, no me digas an lo que te has llevado. Dentro del coche me lo cuentas.

    Ella no dijo nada entonces, aunque me mir con cierto desdn. Y cuando entramos en el coche, todo el pastel fue rpida y tristemente desvelado.

    - Ni me hables - me dijo, malhumorada, nada ms cerrar la puerta.

    - Qu, has ganado algo? - la dije yo mientras arrancaba.

    - No slo no me he llevado nada, sino que adems Julita se ha llevado un coche - me respondi Mercedes, refirindose a una conocida lejana suya.

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    En vista del panorama decid cortar por lo sano y no seguir hurgando en la herida. As que guard un prudente silencio y la dej que se fuese tranquilizando. No me quedaba muy claro si vena indignada por no haberse llevado nada o porque Julita se hubiese sacado un coche, o por ambas cosas juntas, pero en cualquier caso la nica conclusin que pude sacar aquel da fue la de que eso de la televisin no deba ser nada bueno y que convena estar lo ms alejado de ella, por la cuenta que traa. Seis horas de espera para recibir a una chica malhumorada no era la mejor carta de presentacin.

    Despus de aquella nochecita el tiempo sigui su trepidante caminar, hasta que a finales de aquel 89 que haba dejado, como hecho ms relevante, la cada del muro de Berln, como preludio de mi propia e inexorable cada - me toc vivir otro acontecimiento, no menos lamentable que el ya narrado, tambin relacionado con el dichoso mundo de los concursos televisivos. Recuerdo que ocurri dentro del aula de segundo curso en la Facultad de Econmicas y Empresariales de la Universidad Autnoma de Madrid, para ser exactos. Acababa de terminar una clase y todava no haba llegado el siguiente profesor. Estaba yo en silencio, leyendo no s que apuntes a lo mejor estaba sin hacer nada, mirando como un pasmarote a la pared, pero queda mejor decir que estaba repasando mis notas -, cuando pude escuchar, ntidamente, la grave voz de Manolo, el delegado de curso. Aunque estaba a bastante distancia y haba un gran murmullo, pude detectar que le comentaba a otro compaero algo relacionado con El Precio Justo. Alc entonces la vista y pude apreciar que en la cara del delegado se dibujaba una enorme sonrisa. Raro, muy raro, sobre todo teniendo en cuenta que el muchacho era ms bien seco. As que no pude evitar levantarme y acercarme hasta donde l estaba. Hacindome el distrado le dije:

    - Manolo, me han dicho que has estado en El Precio Justo, es cierto?

    - S, estuve ayer me contest -, hay que ver cmo vuelan las noticias!

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    - Y qu, no habrs salido a concursar, no? Porque tengo entendido que va mucha gente de pblico pero salen pocos a participar... le dije, esperando que la respuesta fuese negativa.

    - S, s que sal me dijo l, muy ufano.

    - Y qu, se te dio bien? quise saber.

    - S, s, claro que se me dio bien! Gan en la final!

    Aquello era un golpe muy bajo. Haber vivido en carne propia la amargura de la derrota era una cosa, pero encima tener que aguantar en rostro ajeno la felicidad slo reservada a unos pocos era ya demasiado. No obstante, trat de aparentar una total alegra y fui capaz an de disimular mis deseos de devolverle con creces el golpe de fortuna ya recibido.

    - Y qu te llevaste? pregunt, verde de envidia.

    - Me gan un deportivo valorado en quince kilos! me remat Manolo sin piedad ni clemencia algunas - Y me qued a esto de llevarme todo el escaparate!

    Yo le estrech la mano con una efusividad y una hipocresa dignas de elogio, tom nota del da en el que emitiran el terrible concurso y me retir a mi asiento a meditar sobre el paradjico sentido de la vida. Aunque a m me haba tocado tener que esperar dentro de un coche un montn de horas para al final no ver ni un duro, era posible tambin presentarse all y, como mi compaero Manolo, acabar siendo el gran triunfador de la noche. Curioso mundo se de la televisin!

    Pocos das despus se lleg el lunes de la emisin de El Precio Justo. Yo me pegu al receptor, por el aquel de comprobar de primera mano si era cierto lo que me haba dicho Manolo la gente miente mucho, me deca yo antes de comenzar el programa -. Pero poco despus de que saliese el gran Joaqun Prat a escena pude comprobar cmo ste llamaba a participar a mi compaero. En efecto, all tuve ocasin de verle entrar a jugar y de ir ganando, poco a poco, fase a fase, hasta llegar a la final. Y efectivamente, la gan, quedndose a ms

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    de quinientas mil pesetas del precio total del escaparate ste superaba los treinta y un millones de pesetas, mientras que mi compaero calcul veintinueve y medio; aun as tuvo suerte porque su contrincante en la final se pas -. Y cuando Joaqun Prat le pregunt por el premio que haba escogido, Manolo le contest:

    - El cuatro ruedas! dijo, el muy hortera.

    - Cmo? pregunt Joaqun, con cara de no entender lo que le deca mi compaero.

    - S, el cuatro ruedas, o sea, el coche, el deportivo, vamos! todo esto dijo Manolo del tirn, con la mayor expresin de alegra que he visto yo en toda mi vida.

    - Ah, s, s, el coche, enhorabuena! contest el presentador, seguro ya de lo que quera mi compaero.

    Y justo en ese momento se termin el programa. La confirmacin real de lo que hasta aquel da haban sido slo palabras me hizo darme de bruces con la cruel realidad: en los concursos se puede ganar y hasta se puede ganar mucho, aunque es muy difcil que te toque a ti. Eso era totalmente cierto en el caso de El Precio Justo, el ms controvertido y criticado concurso que jams haya habido en Espaa. De este espacio semanal se lleg a decir que nunca se dio ms por menos, pues para ganar no haca falta saber nada. Simplemente escuchando al pblico y, eso s, con muchsima fortuna, uno poda llegar a llevarse un buen montn de millones. Por eso comenc a pensar que si mi compaero haba obtenido un buen premio, por qu no habra de tener yo la misma suerte?

    stos, y no otros ms gloriosos, fueron los controvertidos comienzos de la larga historia que vendra despus.

  • 3. Joaqun Prat, el encantador de serpientes

    Tras mis primeras tomas de contacto con el fascinante mundo de la televisin, me qued claro que, para bien o para mal, cualquier cosa poda ocurrir durante un concurso. As que cuando, tiempo despus, ya a comienzos de 1992, Mercedes, olvidando su enojoso paso por el programa no hay nada que el tiempo no cure - envi a El Precio Justo un par de postales por mi cuenta, lejos de asustarme pens que con un poco de suerte se podra ser el comienzo de un camino que me llevase, por lo menos, hasta otro cuatro ruedas; perdn, hasta otro coche. Por aquel entonces el programa, dirigido por Ramn Pradera y producido por TVE y Vdeomedia, segua arrasando en antena y supona el mayor reclamo para todo tipo de concursantes. Sus premios millonarios, su tono de lujo y glamour, sus espectaculares azafatas y la atractiva figura de Joaqun Prat como canalizador de todo el montaje, seguan formando un conjunto muy sugerente para el espectador. Sin duda, aquella superproduccin que haba nacido unos aos antes para sustituir al inolvidable 1, 2, 3, responda otra vez, se hallaba todava en plena forma.

    Quiso el destino que un mes despus del envo de la ltima postal recibiese la llamada de una seorita:

    - Fernando Cerezo?

    - S?

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    - Nada, que le llamaba porque hemos recibido una postal suya para participar en El Precio Justo. Sigue estando interesado? pregunt ella, tal vez extraada por mi titubeante respuesta.

    - S..., s..., claro... acert a balbucear, sin dar crdito a lo que estaba escuchando.

    - Ah, muy bien, pues entonces tome nota de la hora y el lugar de la cita...

    A duras penas, con la mano temblorosa y la garganta seca, pude apuntar todos los datos. Al fin y al cabo, no todos los das le llamaban a uno desde la televisin. Aquella era la primera vez, mi primera vez. Nunca despus, a lo largo de las innumerables ocasiones siguientes, volv a sentir aquella maravillosa mezcla de desasosiego y alborozo, de nerviosismo e ilusin al mismo tiempo. Aunque para aquella persona que me hablaba yo era uno ms en una larga lista, para m era la primera seal recibida directamente desde aquel extrao y apasionante lugar!

    Cuando colgu el auricular me temblaban las piernas, as que me sent para poder leer con ms tranquilidad los datos que haba conseguido apuntar. La cita sera a las siete de la tarde en uno de los mejores hoteles de vila, el Cuatro Postes. Haba llegado mi vez!

    Durante las semanas siguientes consegu convivir con mi excitacin, hasta que por fin lleg el ansiado da en el que, en lugar de ir a la Universidad - unos novillos ya en quinto de carrera no eran tan graves -, me fui, vestido con mi nico traje, hasta la Estacin de Chamartn, donde tom un tren en direccin a vila. Fue aquel un viaje eterno, pues la impaciencia no me dejaba respirar. Las estaciones se sucedieron, muy lentamente: Las Rozas, Villalba, El Escorial, Santa Mara de la Alameda y al final, vila. All me esperaba ya Mercedes, que por una vez haba llegado puntualmente al fin y al cabo la ocasin lo mereca -. Nos fuimos a comer a un restaurante cercano y como tenamos tiempo de sobra, la sobremesa, llena de ilusin y buenos deseos, se prolong mucho, tanto que cuando salimos tuvimos que dirigirnos directamente al Cuatro Postes. Cuando llegamos, nuestra sorpresa fue mayscula, pues el hall estaba lleno a rebosar. All se

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    haba presentado media ciudad! Daba la sensacin de que los responsables de la prueba no haban sido nada selectivos. Y es que, por otra parte, era normal. Si tenan que coger a veinticinco posibles concursantes para asistir por la provincia de vila, cuantas ms personas pudiesen ser entrevistadas mejor sera el resultado final. Adems, recuerdo que la gente se haba puesto sus mejores galas. No cabe duda de que eran otros tiempos. Todava TVE era la reina indiscutible de la televisin espaola las privadas empezaban a dar sus primeros y titubeantes pasos - y tena un prestigio nunca igualado despus, y ms an en provincias. Por esa razn aquello, ms que un casting, pareca una boda.

    Tuvimos que esperar todava un buen rato hasta que empezaron a llamarnos en grandes grupos, aunque slo a los que bamos a concursar. Cuando fui nombrado, abandon a Mercedes, no sin cierta desazn, y sub a otra nueva sala. All nos sentamos y pronto empezaron a llamarnos para entrevistarnos, ya individualmente. Yo estaba cada vez ms nervioso. Me fijaba en unos y otros, tomando nota de lo que me pareca bien ese mostrarse simptico, ese moverse con soltura y decisin -, y en lo que me pareca menos bien las carcajadas estridentes de algunas, la excesiva timidez de otros -. Cuando me llamaron, no pude evitar sentir escalofros, cada vez ms segn me acercaba a la mesa donde estaba la seleccionadora. Afortunadamente, despus, al sentarme a su lado, pude rehacerme, intentando mostrar mi lado ms dicharachero. No obstante, la charla fue muy breve. Me preguntaron por mis datos personales, hubo un pequeo momento para mis aficiones y gustos y a los cinco minutos ya se haba terminado todo. Despus baj, algo inseguro, pero satisfecho. Haba logrado afrontar la entrevista sin venirme abajo!

    Cuando salimos del hotel le expliqu todo lo sucedido a Mercedes. Ella me anim:

    - Ya vers como te llaman, con la buena pinta que tienes!

    A lo que yo contest:

    - No lo creo! Con tanta gente como ha venido!

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    En ese momento se me antojaba imposible eso de ser elegido, as que mi viaje de regreso a Madrid fue de lo ms plcido, ya tranquilo por haberme quitado aquel engorro de encima.

    Sin embargo, de forma inesperada, un par de semanas despus recib la llamada de otra chica, que me comunic la buena nueva: tena cita para ir a concursar! El segundo paso hacia el xito ya estaba dado. Yo no me lo crea... Tras aquella conversacin siguieron unas jornadas de muchos nervios, hasta que por fortuna acab llegando el da de la grabacin. Haba que estar a las doce de la maana en la Plaza de Santa Ana, un cntrico lugar de la capital abulense. All me person en otra nueva jornada de pellas - junto a Mercedes, que sera la que asistira al concurso en calidad de acompaante, ya que para entonces se haba introducido la necesidad de ir con alguien en el nuevo formato del concurso. Ambos bamos vestidos con nuestras mejores galas. Ella llevaba un conjunto verde con chaqueta ajustada y pantaln de campana, mientras que yo repet la indumentaria del da de la seleccin: chaqueta azul cruzada con botones dorados, pantaln gris, camisa blanca y corbata granate.

    Todos los convocados fuimos muy puntuales la ocasin lo mereca as que pronto sali el autobs en direccin a Madrid. En l bamos los veinticinco posibles concursantes junto con nuestros respectivos acompaantes, todos con la mente puesta en triunfar en El Precio Justo. Tal vez por esto se respiraba un ambiente de euforia mal contenida. De cuando en cuando la gente se pona a cantas las tpicas cancioncillas de excursionistas, tales como Vamos a contar mentiras o Mambr se fue a la guerra. Cuando se cansaban, alguno coga el micro del autobs y se echaba unos chistes.

    Ms adelante, ya llegando a Madrid, cuando pensaba que no iba a poder soportar tal folklore por mucho ms tiempo, pararon para comer en un restaurante de carretera. De men, eso s, pero menos daba una piedra. Ya comidos - algunos hasta bebidos - nos enfilaron hacia Prado del Rey, el edificio que en aquella infausta ocasin haba tenido que estar contemplando durante unas cuantas horas. Pero esta vez sera diferente, en esta ocasin no tendra que imaginarme nada, pues lo vera todo en primera persona. Cuando el autobs entr en el recinto, yo di un brinco en mi asiento: me haban dejado pasar! Un escalofro

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    recorri entonces todo el cuerpo y pens que se tena que ser mi da de gloria. Poco despus nos bajamos del autobs y nos encaminamos hacia una de las entradas del edificio. All fuimos presentando todos nuestros carnets de identidad y, al cabo de un rato, nos hicieron pasar a una sala de espera. Fue en ese lugar donde nos encontramos con los otros dos grupos de posibles concursantes: uno que vena de Segovia y un tercero que lo haca desde el propio Madrid. En total, ramos ciento cincuenta personas las que en un momento dado ocupbamos aquella sala; mucha gente, desde luego. Y aunque los nueve afortunados que fuesen llamados por Joaqun Prat tendran la oportunidad de llevarse premios importantes, slo uno de ellos tendra el privilegio, como en su da haba hecho Manolo, de ganar la final. Viendo aquel enorme tropel de gente me pareca aun ms increble que mi antiguo compaero hubiera sido capaz de llegar tan lejos.

    Aquella marabunta pronto emprendi la marcha, tras escucharse la voz de mando de una de las azafatas. Avanzamos por un pasillo largsimo, con paredes despintadas y renegridas, hasta que por fin llegamos al estudio nmero 11, donde se habra de grabar aquel programa. Nada ms entrar all aprend otra de las reglas fijas de la televisin: nada es como parece en pantalla. El lugar, aunque contaba con grada para todo el pblico, tena una superficie mucho ms pequea de lo que aparentaba por la tele. Por contra, era muy alto, para dejar espacio suficiente a los innumerables focos y a las enormes cmaras. A uno se le perda la vista contemplando el enorme enjambre de objetos diversos situados justo encima, en el cielo del estudio. Segn entramos fuimos tomando asiento en los lugares que nos indicaron las azafatas del pblico. A Mercedes y a m nos colocaron en primera fila, justo detrs de los atriles. No sabamos si la suerte iba a estar de nuestro lado, pero al menos lo veramos todo desde muy cerca.

    Una vez que toda aquella gente ocup su lugar en el gradero, tom la palabra el regidor, para explicarnos cmo debamos comportarnos, lo que en pocas palabras podra resumirse en un sonrer siempre y no dejar de aplaudir. Tambin coment que si ramos llamados para concursar debamos mostrar un gran alborozo, saltando, levantando los brazos y mostrando una gran sonrisa. Despus nos explic el sistema de pujas, con aquel otro lema que se resuma como: ganar el que ms se

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    acerque, sin pasarse, al precio justo del premio expuesto. Pronto estuvo todo dicho, aunque despus tuvimos que esperar an otra hora ms. Durante la misma pidieron voluntarios para salir al centro a contar chistes o cantar. Salieron algunos lanzados y varios fueron del grupo de vila, para que luego dijesen que los abulenses eran sosos. Al final de aquel entretenido rato empezaron a aparecer las figuras del concurso. Primitivo Rojas, la voz en off, fue el primer conocido en asomar. Era ms bien pequeajo y afeaba su rostro con unas gafas de metal oscuro y una barba muy rala. Lejos, muy lejos estaba de la imagen de galn de Hollywood que yo, que slo haba escuchado su voz, tena de l. El hombre, antiguo locutor radiofnico, actor de teatro y doblador, tena voz de galn, s, pero fsicamente era bastante feote. El contrapunto vino luego, cuando aparecieron las azafatas del programa, atractivas y mucho ms delgadas de cmo aparecan en la pequea pantalla se quiera o no, la televisin engorda -. Entre ellas estaban nada menos que Arancha del Sol, Beatriz Rico y Paloma Marn, jvenes esculturales que en aquel momento daban sus primeros y titubeantes pasos en televisin, pero que tiempo despus, ya en otros espacios, cobraran mucha mayor popularidad. De las tres, la que ms protagonismo haba cobrado era Beatriz Rico, pues desde no haca mucho presentaba varias pequeas secciones del programa. Pese a todo, profesionalmente an se la vea un poco verde, pues se equivocaba con frecuencia y se la notaba insegura. A esta imagen de nerviosismo tambin contribua su rostro, muy aniado, que contrastaba con sus impresionantes curvas y su indudable belleza. La asturiana tena una sonrisa blanqusima y una melena larga de cabellos muy oscuros y desde luego que llamaba la atencin, incluso dentro de aquel plantel de bellezones que conformaban las azafatas.

    El ltimo en llegar fue Joaqun Prat. Cara de pcaro entrado en aos, americana azul, corbata y pauelo de un mismo tono anaranjado, con slo hacer acto de presencia consigui que la gente estallase en aplausos y vtores. La conexin de Joaqun con el pblico fue automtica y ciertamente asombrosa. Al momento ya tena a toda la gente en su mano. Pens entonces que sa era la virtud que deba tener todo gran presentador: ser capaz de cautivar a los espectadores con slo saludarles, tener la empata suficiente para realizar, de forma inmediata, el encantamiento de las serpientes. En el caso de Joaqun,

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    ste consegua sacar un partido casi inmediato a su sonrisa de pillo, sus muchas tablas en los escenarios y su dominio del verbo y de la situacin. Se le vea tranquilo y muy natural, y tal vez eso fuese lo que le haca tan cercano. Joaqun, tras decir algunas palabras a todo el mundo, opt por dirigirse a algunas personas que fue escogiendo aparentemente sobre la marcha, ponindolas ms nerviosas de lo que ya estaban. Las insinuaba que seran las elegidas para concursar, lo que despus no ocurri. Con otros bromeaba. A los hombres les deca eso de:

    - Vaya suerte tiene, caballero, menuda dama le acompaa, bien hara en no dejar de vigilarla.

    Y lo peor era que, normalmente, la seora sola ser muy poco agraciada. Mientras, con las jovencitas, el presentador tena tambin alguna frase casi estndar:

    - No tienes novio? -, preguntaba.

    - No - le respondan algunas.

    - Pues ya vers como, cuando te ganes el escaparate, te salen hasta de debajo de las piedras.

    Joaqun Prat apareca as, locuaz y espontneo. De un lado, usaba un lenguaje florido y respetuoso, a la antigua usanza. De otro, no escatimaba buenas dosis de guasa en su trato con los posibles concursantes. Sin duda, el valenciano era un showman en toda regla. No en vano llevaba, ya en aquel entonces, muchos aos en radio y televisin. Haba destacado primero en la SER y despus en Televisin Espaola. Difcil sera olvidar sus magnficas presentaciones de Un milln para el mejor y Galas del Sbado, junto a su inseparable Laurita Valenzuela.

    Una de las cosas que recuerdo bien de Joaqun, ya que llamaba bastante la atencin, era su trato con las azafatas. Entre corte y corte, se bailaba un agarrado con una, a la otra le daba un palmetazo en el trasero, agarraba a la de ms all y la coga de la cintura, y hasta a alguna le daba un beso sin venir a cuento. Ellas se rean y le seguan la

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    corriente. Esos escarceos provocaron que entre el pblico se escuchasen comentarios de lo ms variopinto.

    - Vaya harn que tiene el to! - recuerdo que lleg a decir alguien.

    Al cabo de aquella breve exhibicin de galantera del presentador, se dijeron las palabras clave: silencio, un, dos, tres, accin y empez a sonar la meloda del programa. Focos y cmaras comenzaron a trabajar a destajo y fue entonces cuando, saliendo a los medios, Joaqun comenz con la breve presentacin, tras la cual empez a llamar a los afortunados que tendran opcin a participar como verdaderos concursantes. Muchos recordarn el peculiar gesto que Joaqun haca cuando llamaba a cada jugador. Deca su nombre y a continuacin extenda la mano, mientras exclamaba eso de a jugaaaar!. Pienso ahora que en ese gesto tan simple, pero tan inolvidable a la vez, se encerraba parte del xito del concurso.

    Primero entraron a jugar cuatro jugadores, entre los cuales, desgraciadamente, no estuve yo. De ellos, un seor vena de El Barraco y una mujer era de vila capital, con lo cual la cosa empez a pintar mal, pues slo quedara una ltima oportunidad para los veintitrs abulenses restantes. Los elegidos comenzaron a jugar, dando precios para el primer regalo que se mostr. La que ms se acerc fue la de vila, una tal Lourdes, a quien le correspondi despus el juego de Los nmeros nicos, uno de los mejores para intentar conseguir un buen premio. Y a fe que lo consigui, pues de la manera ms simple consigui llevarse tres millones de pesetas de las de entonces. Acabado el juego y clasificada Lourdes para las semifinales, Joaqun Prat llam a un nuevo concursante, en este caso a un joven de Madrid, que sali, todo alborozado, para competir con las tres que haban quedado en los atriles. Despus, acabado el nuevo juego, llam a una seora de Segovia, que nada ms llegar accedi al centro, al ser la que ms se acerc sin pasarse al precio del regalo propuesto. A ella le toc jugar en Los diez negritos, prueba si cabe ms generosa que la que le haba tocado a la abulense. En este caso la seora, que no iba sobrada de luces ni de gracia espaola, tuvo mucha suerte y se llev, de la manera ms fcil, ocho millones setecientas mil pesetas! En ese momento pude comprobar en toda su extensin que era cierta aquella afirmacin

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    que deca que en toda la historia de la televisin nunca se dio ms por menos.

    El momento lgido de aquel concurso al menos en lo que a m se refiere lleg poco despus, justo cuando a Joaqun le toc el turno de llamar al tercer concursante de los que venamos por vila. Fue entonces cuando el presentador dijo:

    - Fernando...

    Yo, durante ese instante, que me pareci eterno, cre elevarme por los aires, pensando en que iba a salir a participar y me habra de llevar un premio al menos tan gordo como el de mi compaero Manolo. Y casi estaba ya pensando en qu iba a destinar mi premio cuando Joaqun acab de decir:

    - ...Jimnez, a jugar!

    Aquel fue un golpe duro, realmente muy duro. De veintitrs posibles concursantes dos respondamos al nombre de Fernando y haban tenido que llamar al otro. Terribles casi siniestras casualidades del destino, pero reales como la vida misma. Y aunque hasta Mercedes tena el apellido de Jimnez incluso por partida doble -, cuando lo escuch cre morirme. Semejante coincidencia acab de hundirme en mi asiento. El descapotable, que yo traa aparcado en mi mente, se difumin en el aire. Me qued con las manos vacas y la decepcin en la mirada. Para colmo de males, tendramos que esperar all dentro hasta que acabase el concurso, varias horas despus. Y haba que seguir aplaudiendo. El tal Fernando Jimnez, que vena de Arvalo, baj por fin a concursar, mientras la decepcin se dibujaba en el rostro del resto de los que iban por vila, viendo sus esperanzas truncadas, mientras que los elegidos triunfaban: el seor de El Barraco se acab llevando un milln de pesetas, por dos y pico que se llev mi tocayo de Arvalo. All los millones se daban como quien reparte caramelos.

    Una vez que hubieron salido los otros dos concursantes que quedaban, lleg la hora de las semifinales. En la primera de ellas se clasific Lourdes, la abulense que se haba llevado los tres kilos. En la segunda semifinal pas la segoviana que haba conseguido casi nueve

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    millones. As pues, la final la disputaran dos mujeres muy sencillas y con no muchos conocimientos, dos personas que en cualquier concurso de cultura general no habran superado siquiera el casting. Pero aqu ya llevaban una millonada y tendran la opcin de llevarse el escaparate final, que aquel da rond los treinta y un millones de pesetas! Una autntica animalada Primitivo Rojas explic, con todo lujo de detalles, las caractersticas de los regalos incluidos en aquel escaparate. Entre ellos haba, como premios ms jugosos, un coche de lujo y un chalet. Acabada la exposicin lleg el momento de las pujas. Ambas seoras, despus de un buen rato de elucubraciones y de mirar a sus respectivos maridos que las hacan seas desde el gradero -, dieron su precio total. La que ms se acerc fue Lourdes, que dio como importe treinta millones doscientas mil pesetas. Como la diferencia con el precio total haba sido superior al medio milln, slo la dejaron opcin de elegir un regalo. Ella escogi el chalet, que precisamente estaba en La Adrada no muy lejos de vila capital -. Segn dijo al final Joaqun Prat, estaba valorado en casi trece millones de pesetas.

    Acabada aquella puja el concurs concluy. El marido de Lourdes baj a abrazarla, mientras que los que no nos habamos llevado nada salimos apesadumbradamente del plat. Dijimos un apenado adis al escenario y a las azafatas, a los focos y a las cmaras. Despus nos condujeron hasta el autobs que nos haba de llegar de regreso a vila y all dentro esperamos a que salieran los ganadores. stos permanecan dentro de los estudios, firmando papeles y dando sus datos bancarios. Finalmente, salieron los concursantes. Tanto Lourdes como los otros dos afortunados abulenses se subieron a nuestro vehculo. Cuando entraron, les recibimos con correctos y deportivos aplausos. Poco despus arrancaba el autobs.

    El viaje nocturno no tuvo nada que ver con el de la ida. Todo el mundo iba en silencio, lamentando su falta de fortuna. Todos excepto claro, los triunfadores de la noche, que volvan con una enorme cara de alegra. Mercedes, por su parte, estaba tan decepcionada que jur que nunca ms volvera a El Precio Justo. Sin embargo, hay veces que con el paso del tiempo los juramentos acaban diluyndose en el aire, como pompas de jabn...

  • 4. El rescate de la princesa Terelu

    Tras los malos tragos, directos, indirectos y circunstanciales, sufridos con El Precio Justo, decid que eso de la televisin no estaba hecho para m, que no mereca la pena pasar tantos nervios para luego marcharme a casa de vaco. As que abr el bal de los recuerdos y guard todas aquellas vivencias en su fondo, para que se quedasen all para siempre. Despus respir aliviado. Nunca ms volvera a la televisin, me dije, convencido de la firmeza de mi decisin Y sin embargo, qu equivocado estaba! Qu poco saba yo entonces de que aquello no estaba sino comenzando! Y que, al igual que muchos sinsabores, los concursos tambin habran de traerme muchos momentos de alegra De hecho, de entre todos los programas en los que he estado, tal vez mi mejor recuerdo provenga justo de mi siguiente paso por el mundillo catdico, cuando estuve en Pasa la vida. Sin duda, aquel da de Mayo de 1995 se juntaron muchas circunstancias que supusieron mi definitivo enganche al maravilloso mundo de los concursos. Slo unos meses antes, en Septiembre del 94, haba contrado matrimonio con Mercedes, as que me hallaba en ese primer ao de casado en el que todo te parece perfecto. Las cosas iban viento en popa en casa de los Cerezo-Jimnez. Ningn problema a la vista. Fue por aquel entonces, en aquella etapa tan placentera, cuando un buen da, un da como tantos otros, un hecho concreto habra de cambiarme la vida:

    - Fernando, tengo que darte una gran noticia! - me dijo Mercedes, muy contenta, cuando regres del trabajo.

    - Ah! Y cul es? respond, sorprendido.

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    - Te han llamado de la televisin! Es para ir a concursar! respondi ella.

    - Cmo? - pregunt, extraado, sin saber de lo que me estaba hablando.

    - Nada, que he llamado varias veces al programa de Terelu y resulta que te han elegido para ir el prximo mircoles - me contest.

    - A m?

    - S, s, claro. Es que di tus datos me aclar.

    - Pero no tuviste bastante con lo de El Precio Justo?

    - No hombre, esto es diferente. Aqu ya vas a concursar directamente.

    - Ah, bueno, si es as...

    Probablemente, otro se habra enfadado con su mujer, por hacer y deshacer a su antojo sin contar con la parte implicada. Pero yo, como ya he dicho, estaba en ese ao en el que todo me pareca bien. Adems, el tema ya estaba consumado y ahora la cosa era como las lentejas: las tomas o las dejas. As que recuerdo que lo nico que le pregunt a Mercedes fue:

    - Y quin es esa Terelu? - pues ni saba cmo era ella ni nunca haba visto el programa.

    Mercedes me lo explic todo. Me cont que Terelu tena un pequeo concurso de preguntas de cultura general llamado Que Ruede la Pregunta, dentro del magazine matinal Pasa la Vida, que diriga su madre, Mara Teresa, a quien yo s que haba visto alguna vez, tiempo atrs, en el programa que Jess Hermida haba tenido en Televisin Espaola, antes de pasarse a Antena 3. El espacio se llamaba Por la Maana y en l apareca la Campos madre discutiendo con otra periodista una tal Patricia Ballestero - sobre los temas ms variados, en una seccin que creo que se llamaba algo as como Apueste por una. En el mismo programa aparecieron otras presentadoras que, del

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    mismo modo, cogeran despus bastante fama con el tiempo, tales como Irma Soriano, Nieves Herrero o Consuelo Berlanga. Ellas, junto a la Campos y algunos profesionales ms, formaron el grupo que se acab conociendo como la factora Hermida, prolfica tanto en la cantidad de profesionales como en su contrastada calidad.

    Una vez que Mercedes acab su repaso y me qued ms o menos aprendida la leccin del Quin era quien?, me dispuse a esperar que pasase la semana. El mircoles en cuestin lleg rpidamente. Aquella maana me dej aconsejar por mi asesora de imagen y me acab vistiendo de la siguiente guisa: zapatos castellanos color burdeos, pantaln verde de pinzas, polo color beige y chaqueta de cuadraditos de colores verde y crema.

    - Est bien as? le pregunt a Mercedes despus de vestirme.

    - S, perfecto me dijo ella -. Ahora ven, anda, djame que te peine, que ya vers lo guapo que te dejo.

    Supongo que hoy en da la habra mandado a hacer grgaras por tanto mangoneo. Pero nada, en aquel entonces, encantado de la vida. As que me puso espuma en el pelo y me estuvo moldeando el peinado a su gusto, hasta que por fin, menos mal!, le acab gustando el resultado final. Slo entonces me dijo:

    - Nada, has quedado que ni pintado. Ya te puedes marchar.

    - Bueno, pues me marcho.

    Y sal de casa, feliz como unas castauelas, a la televisin. Cog el coche el mismo en el que haba tenido que esperar tantas horas aquel da de infausto recuerdo y me fui directo, otra vez, hasta Prado del Rey, el lugar de mis desdichas. Cuando llegu hasta la famosa barrera, le dije mi nombre al guarda de seguridad y ste, tras comprobarlo en su lista me dej entrar. Sbito e increble ascenso de categora en el escalafn meditico! Si la primera vez haba visto Prado del Rey desde fuera y la segunda haba conseguido entrar, s, pero en rebao, en esta tercera ocasin ya era tratado incluso como persona. Despus de aparcar, sal del coche y me encamin a la misma entrada por la que

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    haba pasado la vez de El Precio Justo. Ya dentro haba otro puesto de seguridad, donde tuve que identificarme, para ir despus a una sala de espera. All fue a buscarme una encargada del programa Pasa la Vida, para llevarme a que me maquillaran por primera vez en mi vida! Aqul era mi estreno en muchas cosas

    Acabada la sesin de belleza las azafatas del programa me presentaron a la que haba de ser mi contrincante. Se llamaba Ana. Era muy jovencita calculo que no sobrepasara los veinte y tena un aspecto agradable, con su pelo moreno y su carita de no haber roto nunca un plato. Estudiaba primero de Biologa en Valencia, pareca bastante despierta y daba la sensacin de no estar nada nerviosa, lo que me hizo recelar. Recuerdo que nos pusimos a hablar de lo duro que se haca el tener que estudiar tantos aos y yo, como licenciado que era, le di nimos, dicindola que al final todo acaba llegando.

    Ms tarde nos llevaron hasta una habitacin Sala VIP, que la llaman -, contigua al estudio donde Mara Teresa Campos haca su programa. Por esa sala pasaban todos aquellos que unos minutos despus haban de entrar en el plat. All me encontr a los tres integrantes de un conjunto salsero, a una seora que vena a contar sus penas y tambin a Ketty Kauffman. En aquel tiempo sta tena una pequea seccin en el programa, en la que repasaba, junto con Mara Teresa, la prensa rosa. Supongo que a pocos de los que hayan visto a la argentina se les ha podido olvidar. Ese da, la seora, que por aquel entonces deba rondar la cincuentena, tena un aspecto de lo ms explosivo. Iba extremadamente pintada, en diferentes tonos violceos y rojos, y llevaba una gigantesca peluca rubia, que le daba una apariencia felina. Vesta una minifalda - casi debera decir microfalda - azul clarito, unos zapatos dorados, de altsimo tacn de aguja, y un corpio de color violeta, muy ceido a su todava esbelto cuerpo. Adems, mostraba infinidad de pulseras, collares y anillos, y luca unas uas largusimas, pintadas tambin de violeta. Recuerdo que la periodista estaba sentada en un sof justo enfrente del nuestro. Como no dejaba de moverse, colocando con ostentacin una pierna encima de la otra y cambiando cada poco tiempo de posicin, la cosa se fue poniendo caliente, pues con aquel mnimo trapito faldero, yo, sin mirar a

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    propsito - juro que fue as -, no pude evitar verle hasta el ombligo, lo que me puso un tanto nervioso.

    Poco despus salieron de la salita los miembros del conjunto musical, quienes, una vez en el plat, tocaron, con ritmo y sabrosura, una sola cancin. Ms tarde le toc el turno a la seora que haba venido sola, que entr en el plat para contarle su historia a Mara Teresa Campos. Al parecer, la mujer estaba casada con un delincuente que la sola maltratar. En aquel entonces, el hombre estaba en la crcel, pero le quedaba poco para salir. La mujer, sin poder contenerse, se puso a llorar a moco tendido en medio del plat. A los que estbamos en la sala VIP, que veamos el programa a travs de un pequeo monitor, nos dio bastante pena. Se vea que a Ana, mi contrincante, esas cosas la ponan mala, porque estuvo a punto de ponerse a llorar.

    Tras marcharse la desdichada seora le toc el turno a la explosiva contertulia de la Campos. Una vez que la Kauffman se march al plat, pude respirar aliviado. Ketty se fue a sentar junto a Mara Teresa en los sofs situados en uno de los rincones del coqueto plat. Una vez que ambas estuvieron cmodas se aplicaron a conciencia en la interesante labor de despellejar a varios de los famosuelos de la poca. Despus de un rato que a m se me antoj eterno tal vez los nervios empezasen a entrar en accin y cuando a mi juicio ya no les quedaba ttere con cabeza, termin el repaso de la vida social de la poca. Entonces la Kauffman se despidi de la Campos y, acto seguido, las azafatas del programa nos llamaron a los concursantes. Al or el aviso, me pareci ver palidecer a Ana, que hasta ese momento haba estado muy tranquila. Segn nos acercbamos a lugar de grabacin fuimos viendo cada vez ms focos y cmaras. Creo que Ana se dio cuenta, justo en ese momento, de que aquello iba en serio. En breves momentos nos iba a tocar aparecer ante mucha gente. As que cuando entramos en el plat, que era bastante grande - caba una pequea grada para el pblico y un escenario para la orquesta, quedando aun bastante espacio -, la chica no pudo ms y pareci entrarle el miedo escnico. Cuando vi cmo se pona Ana, tuve dos sensaciones contrapuestas. De un lado, me preocup un poco por ella, porque pareca que le iba a dar un sncope. Pero, por el otro, me tranquilic en cuanto al concurso, porque mi victoria empezaba, ah mismo, a decantarse.

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    Nada ms entrar, Terelu Campos fue a recibirnos, dndonos un beso de bienvenida e invitndonos a que nos sentsemos cada uno en un extremo del escenario. Era ms pequeita de lo que pareca en pantalla, lo que intentaba compensar con unos tacones muy altos, y aunque estaba un poco fondoncilla en aquel tiempo - despus adelgaz bastante -, resultaba agradable por su sonrisa y hospitalidad. Por aquel entonces ella daba sus primeros pasos en televisin, al amparo materno, aunque a m se me antojaba que la chica se defenda ya con bastante soltura.

    En ese momento estbamos todava en publicidad, pero rpidamente regresamos al directo. La orquesta se puso a tocar y los dos cantantes empezaron a cantar la meloda que introduca el pequeo concurso. Deca algo as como: Que ruede la pregunta con las cifras y las letras, ay! / que ruede la pregunta con la actualidad. / Que

    ruede la pregunta con la msica y deportes, ay! /que ruede la pregunta

    con la actualidad. Como puede apreciarse, una letra con mucho sentimiento. Acabada la cancioncilla de marras tom la palabra Terelu, que nos introdujo a la audiencia preguntndonos por el trabajo y los estudios. Fue justo en ese momento cuando pude corroborar, con toda certeza, que mi joven contrincante estaba completamente bloqueada, pues cuando le preguntaron a ella empez a balbucear y no se saba muy bien lo que estaba diciendo. Acabadas las presentaciones pronto empezaron las preguntas, casi todas bastante sencillas. Una azafata haca girar una pequea ruleta y, segn donde se detuviera sta, te poda tocar una pregunta de Ciencias, Espectculos, Deportes, Actualidad o Literatura. Primero fueron cinco preguntas para Ana, de las cuales no acert ninguna. Segn me fueron rebotando consegu acertar cuatro. Despus fue mi turno. Tuve suerte y acert todas.

    He de reconocer que durante el transcurso de esos minutos fue creciendo una cierta complicidad entre Terelu Campos y yo, de modo tal que hasta me ayud un poco con un par de preguntas cosa que tambin hizo con Ana, aunque sta no lo aprovechase -. Tambin me lanz un par de simpticas carantoas, que yo recib con una amplia sonrisa. Tal vez demasiado amplia, no lo s, pero el caso es que, al momento siguiente, cuando acab la primera parte del concurso y ste

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    fue interrumpido por los anuncios, se me acerc muy seria - casi con indignacin - la Campos madre y me dijo:

    - Deja ya de flirtear con mi hija!

    Yo no saba al principio si me lo deca a m o a alguien de la orquesta que se encontraba justo detrs -. Pero Mara Teresa insisti:

    - S, s, que es a ti, Fernando, o como te llames! me dijo, sealndome con el dedo.

    - Pero si yo no... acert a responder.

    - Que s, que s, que te estoy viendo! T limtate a contestar a las preguntas y punto! me orden.

    Desde luego, pocas veces en mi vida he pasado por situaciones tan curiosas. Yo, un recin llegado al mundo de la farndula, envuelto en un lo de faldas con una presentadora famosa! Desde luego, no pretenda tanto. Con llevarme un buen premio tena suficiente. No s si fue el hecho de que Terelu estuviese separada en aquel entonces lo que motivase la salida de tono de su madre, que sali al paso como si fuese la guardiana de la torre de la princesa. Estbamos todava en aquel ridculo intercambio dialctico ella acusndome y yo tratando intilmente de defenderme cuando afortunadamente fuimos interrumpidos por el regidor, que a voz en grito exclam:

    -Un minuto!

    Mara Teresa Campos me mir indignada, pero regres a su lugar, bastante retirado del nuestro. Yo pude entonces volver a respirar aliviado. Aqul era el segundo mal trago de la maana despus del de la Kauffman pero nuevamente me recuper como si tal cosa. Una vez que regresamos al directo, Terelu dio entrada a la segunda parte, la cual consista en una batera de preguntas para las que se ofrecan cuatro respuestas posibles. Si se consegua acertar ms de cinco preguntas se consegua el bote. ste tena ese da ciento cincuenta mil pesetas. Era un importe pequeo para lo que haba llegado a haber en programas anteriores, porque desafortunadamente para m - lo

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    acababan de reponer al llevrselo uno de los concursantes del da anterior.

    Primero le toc el turno a Ana, quien se haba tranquilizado durante el descanso. Por lo menos, en esa segunda fase consigui acertar tres preguntas. Despus me toc a m y consegu acertar seis, lo que supona embolsarme el bote y sumar un premio total de trescientas mil pesetas. Mientras me felicitaba Terelu Campos, con bastante efusividad, yo me senta como flotando con ella por los aires, por encima de las almenas del castillo, por encima incluso de las nubes. Y abajo, muy abajo, lejos de nuestro alcance, vea a la Campos madre refunfuando. Estaba claro, en ese momento yo estaba bajo los efectos de mi primer Minuto de Gloria.

    Por su parte, la pobre Ana se qued con un triste cero en su marcador. Una vez ms, se acababan de poner de manifiesto las dos caras de los concursos: la del ganador, en este caso la ma, y la de la perdedora. Tan triste se march Ana, tanta pena llevaba - se puso a llorar nada ms salir del plat -, que, aunque slo se poda asistir un da, a ella la invitaron a volver al da siguiente. Aquello me pareci muy bien, como le dije a Ana mientras me despeda de ella, tras lo que sal flechado hacia el aparcamiento. Cuando entr en mi coche me senta radiante de felicidad, haba conseguido triunfar en Prado del Rey, el mismo sitio que tan esquivo me haba resultado en las ocasiones anteriores!

    Cuando llegu a mi casa, recib todas las felicitaciones con mucho regocijo y en especial, cmo no, la de Mercedes, que no se haba perdido ni un solo detalle de mi victoria. Y puedo decir que ese da, ese preciso da, se me meti en el cuerpo el gusanillo de los concursos. Es un bichejo pequeo y, sobre todo, muy resistente. Nunca me ha abandonado. Creo que se parece mucho al que le entra a quien va a un casino o a un bingo por vez primera y sale lleno de dinero. La diferencia est en que, mientras se suele volver y dejarse los cuartos que gan y los suyos propios, yo, cuando vuelvo, gano o no gano, pero nunca pierdo mi dinero.

  • 5. La Ruleta de Carlos Lozano

    A raz de mi gratsima participacin en el programa Que ruede la pregunta, empec, de un modo espordico, a contactar con diferentes concursos. Ya Mercedes haba conseguido plenamente su propsito, ponerme en circulacin en el mundillo televisivo, as que a partir de ese momento me dej hacer por mi cuenta, pues yo deseaba volver a disfrutar de otro Minuto de Gloria, consiguiendo un botn an ms suculento. Repasando esos tiempos, reconocer que al principio la suerte me fue esquiva. Mis primeros intentos fueron bastante descorazonadores. De los sitios con los que me puse en contacto, ms de media docena, slo de dos me llamaron para hacer un casting: de La Ruleta de la Fortuna y de un efmero concurso en Telemadrid, cuyo nombre ya olvid. Lo que s recuerdo bien es que, aunque sal contento de las dos pruebas, despus slo lleg el silencio por respuesta. Inasequible al desaliento, ya a comienzos del 97 lo intent de nuevo con La Ruleta. Tras conseguir que me llamaran para un nuevo casting, esa vez trat de prepararme lo mejor posible. Puesto que la base del concurso la constitua el juego del Ahorcado, es decir, adivinar, a partir de los espacios libres uno por letra - las palabras ocultas, decid comprar un juego de mesa similar y no par de jugar con l hasta que lleg el da de la prueba. sta se celebr das despus, en unas cntricas oficinas madrileas. Cuando llegu, haba un montn de gente all dentro, la mayora muy jvenes. Curiosamente, haba muchas ms chicas que chicos, lo que me llam bastante la atencin, pues siempre haba credo que los varones eran ms dados a este tipo de eventos. Nada ms tomar asiento nos facilitaron un papel que rellenamos con nuestros datos personales y algo ms tarde nos repartieron la prueba de la que dependera, a fin de cuentas, nuestra

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    seleccin. El test en cuestin consista en intentar averiguar un total de ocho frases, con la ayuda de los huecos de las palabras, de los espacios entre ellas y de algunas escasas letras sueltas. Recuerdo que consegu descifrar siete de las ocho frases, lo que no estaba nada mal, dado el poco tiempo que dejaron para rellenar la prueba creo recordar que ocho minutos, uno por apartado -. Lo malo era que la primera vez que haba hecho la prueba haba obtenido un resultado no mucho peor, seis frases en aquel caso, y no haba sido suficiente. De cualquier forma, lo hecho estaba hecho y me dispuse a afrontar la entrevista personal, que vena despus, con el mejor de los nimos. As que cuando me toc el turno de llegar hasta la mesa donde estaban las seleccionadoras, me acerqu con desparpajo e intent hacer un despliegue de encanto y simpata, cosa que creo que consegu, respondiendo con soltura las pocas preguntas que me hicieron, muy originales, entre otras la de las razones que tena para querer concursar en La Ruleta y en qu pensaba emplear el premio. Poco despus me hicieron una foto, de sas de revelado automtico, por lo que pude comprobar in situ lo mal que haba salido. No obstante, no le di importancia, porque pens que todo el mundo habra salido tan mal como yo.

    Al salir de las oficinas tena el tpico aspecto de persona con exceso de concentracin: enrojecimiento general de la cara, orejas color magenta y algo de dolor de cabeza. Sin embargo, senta que haba merecido la pena. La intuicin me deca que tanto la prueba como la entrevista me haban salido mejor que la otra vez, as que haba posibilidades. Sin embargo, despus de aquel casting el tiempo fue pasando sin recibir ningn tipo de noticia. Lleg un momento en que lo di por perdido: tendra que seguir buscando en otros concursos. Sin embargo, ms de dos meses despus del casting, all por Marzo del 97, cuando ya haca tiempo que ni tena en mente lo del concurso, ocurri lo impensable: recib una llamada telefnica de la productora. Tena da y hora para ir al programa! Aquello era magnfico, podra probar suerte otra vez! La cita sera a finales de Abril: una nueva oportunidad para cosechar otro Minuto de Gloria. Tena tiempo de sobra para prepararme bien y a fe que lo aprovech, practicando siempre que poda con el juego de mesa que haba comprado e intentando no perderme el programa ni un solo da. Hasta entonces lo haba visto muy pocas veces, por lo que era conveniente analizarlo en ms profundidad,

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    lo que hice sin tardar. No obstante, al final mi nica conclusin vlida fue que la dichosa Fortuna estaba presente en cada pequeo recoveco del concurso. Fortuna para encontrarse contrincantes no demasiado buenos y tener ms posibilidades. Fortuna a la hora de lanzar la Ruleta, para no tener la mala pata de quedarse a cero o que se pasase tu turno. Fortuna para que las letras seleccionadas, especialmente cuando no haba ninguna descubierta, fuesen las escogidas, pues si no era as se pasaba el turno y en ocasiones ya no volva. Fortuna, en caso de ganar, para afrontar el panel final, pues haba que solucionar una palabra oculta que en ocasiones era muy compleja. Y Fortuna, tambin, en caso de sacar esa ltima palabra oculta, pues en ese caso daban a elegir tres sobres, uno azul, otro amarillo y otro rojo, que contenan tres premios muy dispares entre s: una motocicleta, un ordenador y un coche. Desde luego, si aquel concurso se llamaba La Ruleta de la Fortuna no era por casualidad...

    Al final, despus de aquel eterno periplo acab llegando el da de la grabacin. La cita era en un cntrico hotel en Madrid. Desde all me llevaran a los estudios de Tele 5, la cadena que emita el concurso en aquel entonces. Y es que, aunque muchos recordarn que fue Antena 3 la que sac al abierto La Ruleta de la Fortuna en el ao 1990 - primer ao de vida tanto de la cadena como del programa -, en el 97 ya haca tiempo que lo emita su principal competidora. Durante ese perodo muchos actores y humoristas conocidos tuvieron ocasin de ser la cara visible del concurso, con resultados desiguales. En Antena 3 haba comenzado a presentarlo Mayra Gmez Kemp que haba dejado el 1, 2, 3 no mucho tiempo antes -, retomndolo despus, sucesivamente y todava en la misma cadena, Ramn Garca, Irma Soriano, Bigote Arrocet - en este caso acompaado de Mabel Lozano e incluso Beln Rueda. Despus de aquello Tele 5 compr los derechos del programa, pagando una suma astronmica a Antena 3. Fue entonces cuando empez a presentarlo Fernando Esteso, quien obtuvo el ms absoluto de los fracasos, llevando al programa casi hasta su desaparicin. No obstante, despus cobrara algo de vida con los que fueron tomando el relevo: Jess Vzquez, Andoni Ferreo, Goyo Gonzlez y, por ltimo, Carlos Lozano, quien, con la ayuda de la despampanante Diana Fernndez, conseguira tener muy buenas cuotas de audiencia. Fue en esta poca cuando asist al programa.

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    As que aquella maana de incierto desenlace me desped de Mercedes, quien me dese toda la suerte del mundo, y sal a la calle a buscarme las habichuelas del concursante. Cerca de all una boca de Metro se asemejaba a la entrada de una cueva en la que me esperaban innumerables aventuras. Entr, no sin antes pensrmelo dos veces, y en media hora estaba en mi estacin de destino. Cuando sub a la superficie pronto di con el hotel. En el hall de la entrada me esperaba una encargada de concursantes que me pidi el nombre y, tras comprobarlo en la larga lista que tena, me indic que me fuese a sentar en unos sofs cercanos. All se encontraban ya una chica y un chico - los dos tambin de Madrid que, como yo, iban a concursar ese da. Estuve charlando un rato con ellos, hasta que pronto nos avisaron para salir del hotel y subir en un microbs. ste atraves la ciudad en direccin Norte y no tard mucho en llegar a los estudios de Tele 5, en Fuencarral. El edificio me llam mucho la atencin, no slo por su color extraamente rojizo, sino por su tamao, relativamente pequeo - qu diferentes de los de Televisin Espaola en Prado del Rey, tan blancos y enormes! -.

    Cuando entramos, pude comprobar que all haba llegado ya un buen montn de gente de toda Espaa. Ese da estaba prevista la grabacin de cinco programas en total, por lo que ramos bastantes los aspirantes a llevarnos algn premio suculento. Lo primero que hicimos fue firmar el clsico contrato por el que aceptbamos las reglas del juego. Constaba de cinco o seis pginas y estaba lleno de clusulas. A m la nica que me interes fue la del plazo de entrega de los premios: dos meses desde la fecha de emisin del concurso. Despus de la firma nos llevaron a unos cuantos - los que bamos a participar en los dos programas de la maana a maquillaje y peluquera. Al volver de all se abri un perodo de espera que nos vali a todos para charlar y compartir nervios.

    El primer programa que iba a grabarse era el de los mejores concursantes del mes anterior. Uno de ellos, un tal Alberto, haba aguantado muchos programas y por eso era, con diferencia, el que ms puntos haba acumulado. Yo me hice el encontradizo con l y le pregunt, muy original que es uno:

    - Qu, has ganado muchas veces, no?

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    - Pues s me dijo l -, seis en total.

    - Ah, y al final qu, te llevaste un buen premio?

    - Bueno, adems de los seis viajes, uno por cada programa, al final s, me llev el coche.

    - Mucha suerte, no? quise insistir.

    - No te creas. La cosa no fue tan bonita como parece. Los tos me fueron poniendo paneles muy complicados y slo al final me plantaron uno fcil y pude ganarlo. Yo creo que lo hicieron aposta, para librarse de m...

    - Ah, y qu te sali?

    - Bueno, el nombre de un baile, con slo cuatro letras. Como ya sabrs, slo hay dos, el vals y la jota. A m me sali el vals.

    Aquella explicacin, a priori, no me pareci muy til para manejarme en el concurso, pero le agradec sus explicaciones.

    - Me alegro por ti le dije despus, algo cobista -. Que tengas suerte ahora.

    - Y t tambin, que en este juego hace mucha falta.

    Despus nos separamos. Fue entonces cuando empez a entrar el pblico en el plat, un montn de gente de diferente edad, clase y condicin, que fue tomando asiento en la grada. Todas esas personas habran de estar all dentro el da entero maana y tarde - por mil pesetas y unos bocatas. Dura papeleta la suya. Y es que eso de ser espectador es ms duro de lo que parece. Est mal pagado y hay que aguantar un montn de horas dentro de un plat, aguando los innumerables cortes y las esperas entre programa y programa, teniendo que poner adems buena cara y aplaudir cada dos por tres.

    Inmediatamente despus de que tomase asiento el pblico, apareci en escena Carlos Lozano. Era ms alto de lo que yo imaginaba y las concursantes decan que estaba muy bien. Tena el pelo oscuro,

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    bastante cortito, y unos dientes rutilantemente blancos, que no dej de mostrar, pues llevaba la sonrisa puesta en todo momento, lo que le remarcaba los hoyuelos de las mejillas, causando furor entre las fminas. Se mostr muy cordial con todo el mundo y me produjo buena impresin, tanto a nivel personal como profesional. Y todo ello a pesar de que para l La Ruleta de la Fortuna supona su primer trabajo importante. Hasta ese momento, adems de trabajar como modelo, slo haba realizado pequeas cosas en televisin.

    Al poco rato dieron la orden de comenzar. Se encendi entonces la luz en las cmaras de grabacin y Carlos empez a presentar. El programa transcurri de modo vertiginoso y en menos de una hora consigui ganar, con amplio margen, Alberto, el supercampen que haba estado hablando conmigo. Lamentablemente, en la parte final le cay una palabra difcil y slo pudo conseguir otro viaje.

    Despus nos tocaba a nosotros, dos chicas y yo. Una de ellas, Pilar, vena del da anterior, ya que haba ganado, pero no haba resuelto la palabra final. La otra, Montse, era tambin debutante y tena pinta de que no se iba a comer un rosco. Los tres nos fuimos a situar en nuestros respectivos atriles, tras lo que Carlos, que apareci en el plat de seguido tras haberse cambiado rpidamente de ropa, se acerc a nosotros, saludndonos con la misma simpata que haba tenido con los concursantes anteriores. Recuerdo que estuvimos charlando sobre los novios de Pilar y de Montse, y tambin un poco sobre Mercedes. Nos remos mucho, sobre todo con algunos comentarios de Carlos sobre cmo cambiaban las cosas del noviazgo al matrimonio. Yo le llev la contraria y en esos dimes y diretes se nos pas el rato, hasta que el regidor nos avis de que quedaban cinco minutos para empezar. Entonces Carlos nos dio nimos a los tres, desendonos suerte. Poco despus comenzaba la grabacin.

    La primera frase que apareci responda al enunciado de En Cuba. Pilar, como ganadora vidente, empez a lanzar la ruleta, acertando un par de letras que despejaron un poco el panel. Sin embargo, la tercera letra que pidi no estaba en la frase oculta, pasndome a m el turno. Para entonces yo vislumbraba cul poda ser la frase oculta, lo que me ayud a pedir hasta tres letras correctas y acabar resolviendo. Se trataba de Caa de azcar, salsa y puros habanos. Aquello no poda

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    empezar mejor. Cien mil puntos para m, que ya nadie me podra quitar, mientras mis contrincantes seguiran a cero.

    El ttulo de la segunda frase fue Leones. Aquello a primera vista era un poco desconcertante, as que empec a lanzar un poco al tuntn. An as, acert un par de letras, yendo a caer en Bancarrota en mi tercera tirada. As que le pas el turno a Montse, quien consigui dar con otro par de letras, pero se equivoc de forma pueril en la tercera, llegndole el turno a Pilar. sta logr acertar otra letra, pero tuvo mala suerte en su segunda tirada de ruleta y le sali tambin otra Bancarrota, por lo que el turno le volvi otra vez a pap, que era donde deba estar. Para entonces la frase se haba despejado mucho, as que, tras decir un par de letras ms, no quise que la ruleta me jugase otra mala pasada y resolv. La respuesta era En frica, en el zoo y en San Mams. Un segundo acierto y ciento veinte mil puntos ms para m. Ya totalizaba doscientos veinte mil, por cero de mis rivales. Aunque estaba contento, aquello todava no era definitivo, pues mi marcador era relativamente bajo y si alguna de mis contrincantes consegua resolver la tercera y ltima frase con una puntuacin alta podra superarme.

    Despus lleg un pequeo intermedio, que nos vali a todos para tranquilizarnos. En ese rato una azafata se acerc a nosotros y dirigindose a m dijo:

    - Enhorabuena, Fernando, ya tienes el concurso en el bote.

    Vi que Pilar torca el gesto, desaprobando aquel desafortunado comentario, as que yo dije exactamente lo que pensaba:

    - No lo creo, todava queda mucho.

    Y era cierto. Todava quedaba mucha tela que cortar, lo que se demostr cuando al poco regresamos a la grabacin. La tercera frase, segn nos ley Carlos Lozano, era Cuadro de Velzquez. En este caso le toc comenzar a Montse, aunque fall a las primeras de cambio. Le pas el turno a Pilar, quien no estaba dispuesta a dejarse arrebatar tan fcilmente el cetro de campeona. En ese justo momento empez mi calvario, pues comenz a tener buena mano con la ruleta, salindole

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    varias veces el 50.000, lo que ella aprovech para acertar varias letras e incrementar peligrosamente su marcador. Recuerdo que hubo un momento en el que lleg a los trescientos mil puntos, sobrepasndome eventualmente, aunque para materializarlos tendra que acertar la frase. Y sta comenzaba a verse cada vez con ms claridad, as que yo empezaba a ver la cosa cada vez peor Pero lo que ocurri despus fue completamente absurdo. A Pilar, tal vez a consecuencia de los nervios hay que estar ah para notarlos - le dio por ponerse a comprar vocales. sta era una opcin que te permita el concurso, eso s, pagando cincuenta mil puntos por cada letra. Pues bien, en plena vorgine compradora Pilar adquiri primero una, despus una segunda, ms tarde una tercera y finalmente una cuarta. Cuatro vocales en total, quedndose muy por debajo de m! Desde luego, no pareca acertado haberse hecho con tantas vocales, pues con los cien mil puntos con los que se haba quedado, le iba a costar Dios y ayuda el volver a superarme.

    Tras aadir las vocales, la frase ya estaba sobradamente clara. Se trataba de La vieja friendo huevos. Entonces, ocurri algo an ms absurdo: a Pilar no se le ocurri otra cosa que decir que quera resolver la frase. Era un claro error, pues haciendo eso la puntuacin que obtendra no le dara para alcanzarme. Tena que acertar, al menos, un par de consonantes ms. As que Carlos Lozano le pregunt entonces:

    - Pero, ests segura de que quieres resolver?

    - S, s, por supuesto - dijo ella.

    - Pero, seguro, seguro? - insisti Carlos, que no quera creerse lo que estaba viendo.

    Yo, por mi parte, como es lgico, deseaba con todas mis fuerzas que Carlos la dejase de preguntar y Pilar me pusiera el concurso en bandeja. Y por suerte, as ocurri. Tanto insisti la chica que al final Carlos le permiti resolver y ella as lo hizo, quedando a una cierta distancia de m. As que, aunque lo pas muy mal, gan el concurso, llevndome un viaje que con esos escasos doscientos veinte mil puntos slo llegaba hasta Mallorca, el destino ms cercano.

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    Inmediatamente lleg la prueba final, en la que yo, como campen de ese da, tendra que intentar resolver la palabra oculta. Primero eleg un sobre de entre los que me ofreci Carlos: rojo, verde o azul. Antes de decidirme, record que, mientras estbamos en los atriles, esperando a que comenzase el programa, Montse haba dicho que le gustaba el sobre de color rojo. Yo quera el azul, pero dado que suelo tener mala suerte en esto de las elecciones, me decant por el sobre rojo. Carlos se lo qued, sin abrirlo, dejando de lado los otros dos. Despus vino la palabra. Y nadie lo creer, pero, me preguntaron un baile de cuatro letras! Yo no daba crdito a mis ojos, pensando que aquello slo poda ser un sueo. Un sueo muy dulce, pero slo eso. Pero no, me pellizqu para darme cuenta de que aquello era completamente real. Entonces record la frase de Alberto, el supercampen: slo hay dos bailes con cuatro letras, el vals y la jota. As que yo, que tena que pedir cinco consonantes y una vocal, dije las siguientes consonantes: J, T, V, L y S. Y, como es lgico, para las vocales ped la A. Cuando se descubrieron las letras que yo haba dicho, qued la siguiente palabra: J_TA. La cosa no se puede decir que estuviese muy complicada, as que resolv con gran alegra y no me bail una jota all mismo porque la danza nunca fue mi fuerte.

    Acto seguido lleg el momento culminante del programa. Carlos Lozano se dispuso a abrir el sobre que yo haba elegido. Como ya expliqu, haba tres posibles regalos: una motocicleta, un ordenador y un coche. Y el regalo que me correspondi cuando Carlos acab de abrir el sobre fue EL COCHE! La genial coincidencia me haba llevado a conseguir el mejor premio posible! Pletrico y emocionado, dando saltos de alegra, me abrac con Carlos, le di un par de besos a la simptica Diana y acab el programa saludando a la cmara desde dentro de aquel coche. Pocas veces en mi vida me habr sentido tan maravillosamente como en aquel momento. Me pareca que el auto, lejos de estar parado, me iba transportando por los aires. Haba conseguido, sin lugar a dudas, mi segundo Minuto de Gloria.

    Cuando se cort la emisin, recuerdo que Diana Fernndez vino hasta donde estaba yo y me dijo:

    - Tienes tanta suerte en todo?

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    Aquello me hizo sonrojar, porque Diana era una chica muy atractiva. Slo pude responder, a duras penas:

    - Nunca tuve tanta suerte... aunque siempre se puede tener ms.

    - No te quejars, no?

    - No, no, para nada, estoy encantado de la vida.

    Ella sonri y pronto salimos todos del plat. Como ya era la hora del medioda, nos invitaron a comer en el autoservicio. Recuerdo que muchos - los que iban a concursar en los tres programas de la tarde - me felicitaron mientras comamos. Fue, sin duda alguna, uno de esos das que, aunque pasen muchos aos, no se olvidan jams. Se quiera o no, no es lo mismo ganar un dinero en el ms absoluto de los anonimatos que hacerlo en televisin. Lo que viene despus es diferente: felicitaciones, llamadas de familiares y amigos, los vecinos que te paran y te preguntan...

    Tiempo despus pude aprovechar muy bien mis regalos. Por un lado, negoci con el concesionario de coches encargado de darme el vehculo, y, pagando la diferencia, adquir una berlina de la misma marca. Por el otro, a finales de junio me march a Mallorca con Mercedes y Fernando, mi hijo mayor, que por aquel entonces no llegaba todava al ao. Aqulla fue una semana estupenda. Ese segundo Minuto de Gloria que me haba brindado La Ruleta de la Fortuna fue saboreado entonces durante mucho tiempo. Y todava hoy, tantos aos despus, al recordarlo no puedo evitar esbozar una sonrisa.

  • 6. Breve zapping con Beln Rueda

    La primavera del 97, aparte de mi triunfo en La Ruleta de la Fortuna, me trajo ms oportunidades para conseguir nuevos minutos de gloria. Una de ellas vino de la mano de un concurso que estuvo muy poco tiempo en antena. Se llam Zip Zap y estoy seguro de que no sern muchos los que se acuerden de l. De hecho, fue un programa que dur bastante ms en su gestacin que en su emisin.

    La idea original del Zip Zap vena de lejos, en concreto de octubre de 1996. Pero no fue hasta meses despus, ya en febrero del ao siguiente, cuando TVE anunci la inmediata emisin del nuevo concurso. Presentado por Beln Rueda, el espacio se basara en preguntas relacionadas con la televisin. En l se participara por parejas y habra importantes premios. Al or la noticia, a mi manager personal, es decir, a Mercedes, no se le ocurri otra cosa que escribir al concurso. Aqulla fue la ltima vez que contact por m. A resultas de la carta enviada, pocas semanas despus me llamaban para ir a hacer un casting. Como deba ir acompaado y Mercedes rechazaba de plano la idea de asistir conmigo mucho contactar pero poco participar tuve que agenciarme un compaero de fatigas. Para ello no tuve que irme muy lejos. Mi padre poda ser un buen socio. Siempre haba pensado que l tena un poso de cultura general mayor que el mo, por lo que aqulla era una buena oportunidad para poner en prctica mis teoras. Cuando se lo propuse l no se mostr muy receptivo:

    - Ni pensarlo me respondi -. Qu pinto yo en la televisin?

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    - No, hombre, es por hacerme un favor. Necesito un compaero le dije yo, suplicante.

    - Que no, que ni por sas, bscate a otro.

    Sus palabras eran claras: estaba encantado de ir conmigo al casting y le haca mucha ilusin. As que no tuve que insistir ni veinte semanas ms para tener su aprobacin y fui con l a la prueba, que se celebr en marzo, en unas dependencias que la empresa productora del programa, Globomedia, tena en Madrid, por la zona de Alfonso XIII. Aunque yo trat de infundir tranquilidad a mi compaero, al llegar empez a descomponerse por momentos, al sentir ese vrtigo de la primera vez que uno se asoma al abismo de la televisin.

    Afortunadamente fue todo muy rpido. Nada ms entrar nos hicieron unas fotos, contestamos unas preguntas y nos dieron explicaciones sobre cmo iba a marchar el concurso. Se tratara, como ya sabamos, de participar por parejas, contestando cuestiones relacionadas con la televisin. La velocidad a la hora de tocar el pulsador sera determinante, pues el ms rpido tendra derecho a contestar antes cada pregunta.

    Cuando salimos not que mi padre estaba radiante. Esa primera prueba de fuego, que habamos respondido bastante bien, le haba acabado por resultar reconfortante. No obstante, aunque ya se haba animado, l no lleg a participar, ya que un mes despus todo el planteamiento del concurso fue cambiado bruscamente. Fue entonces cuando recib una llamada del Zip Zap en la que me dijeron que tras las pruebas iniciales no les haba gustado cmo quedaba el formato. Por este motivo, haban decidido cambiarlo y ya no hacerlo por parejas, sino individualmente, y haba sido yo el elegido. Me tena que presentar a primeros de Mayo en los estudios Luis Buuel. Yo lo sent por mi padre, pero por otra lado me alegr tras saber que estaba elegido. Esa alegra se convirti casi en alucinacin tras mi triunfo en La Ruleta de la Fortuna y llegu a pensar en que iba a llevarme de forma segura otro buen fajo de billetes.

    Siguiendo las instrucciones que me haban dado por telfono, el da del concurso me present en los estudios. stos se encontraban en un

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    pequeo edificio que tena Televisin Espaola en la Avenida de Burgos. Nada ms llegar, me presentaron a un grupo de personas que tambin iban a participar en el concurso. Haba de todo: cincuentones, jovencitas con los dieciocho recin estrenados, amas de casa y algn que otro universitario despistado. En total se iban a grabar aquel da cuatro programas. Como ya me haba pasado en La Ruleta de la Fortuna, participara en el segundo. Aquello empezaba a mi gusto. Siempre es mejor tener la oportunidad de ver cmo transcurre el primer programa y poder ir sobre aviso. Inmediatamente, nos condujeron a peluquera y maquillaje. Tras esto, fuimos todos a otra de esas salas VIP. Mientras esperbamos all dentro, recuerdo que una chica se acerc a m y me dijo:

    - Oye, tu cara me suena mucho. No habrs estado en algn otro concurso?

    Aquello me pill completamente desprevenido y supona, en realidad, un gran elogio para m. Ser reconocido por alguien equivala, de alguna manera, a ser considerado casi como un famoso. As que, hinchado como un pavo, respond:

    - S, estuve hace poco en La Ruleta de la Fortuna y me gan un viaje a Mallorca y el coche.

    Recuerdo que fue entonces cuando, tras escucharme, una seora exclam:

    - Vaya mala suerte la nuestra! Nos ha tocado con un campen!

    Yo sonre, mirndola desde las alturas. Me senta como el profesional ante los nefitos. A partir de ese momento no cesaron los comentarios sobre mi persona hasta que me toc el turno de participar. Antes de eso, mientras esperbamos en aquella sala, alguien encendi una televisin que estaba conectada al plat de grabacin, lo que nos permiti seguir el primer concurso de la maana. Para acabar de dar ms fuerza a mi ya crecida moral, recuerdo que acert bastantes preguntas. El concurso acab rpidamente. Lo gan una seora muy espabilada que dominaba ampliamente todo lo relacionado con la televisin. Cuando estaba acabando el concurso, viendo la soltura con

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    la que se haba manejado la que iba a ser mi rival, empec a dudar de mis posibilidades. Me di cuenta, cosa que no haba tenido realmente presente hasta entonces, que la diferencia en aquel concurso vena por el conocimiento sobre la televisin, lo que slo se lograba habindola visto muchas horas. Sorprendentemente, hasta ese momento yo no haba tenido una conciencia plena del tema fundamental del programa. Y en esa parcela, para ser sinceros, yo no era ningn experto. No obstante, complacido por las alabanzas de mis prximos adversarios, me segu sintiendo como un campen y mi relajacin era absoluta.

    Poco despus, las azafatas de concursantes nos llamaron a otro chico y a m para que bajsemos al plat. All nos recibieron una sonriente Beln Rueda y Virginia, la guapa azafata del programa. Beln estaba muy delgada en aquel tiempo y era como una muequita rubia, frgil y bonita, que no dejaba de sonrer. Sin embargo, todos sabamos que la procesin deba ir por dentro. Por aquel entonces no corran buenos tiempos para ella en lo personal. Su hija pequea, Mara, tena una dolencia cardiaca, que, desgraciadamente, la llevara a fallecer diez das despus de aquella grabacin. El desgraciado acontecimiento motivara la definitiva suspensin del programa, que al final no lleg a estar en antena ms all de un mes. Pese a todo, Beln apareca muy sonriente; sin duda demostr ser una autntica profesional y que sus muchos aos en televisin - sobre todo al lado de Emilio Aragn -, le haban dado las tablas necesarias para afrontar de forma brillante su dura papeleta. Y es que el mundo del espectculo es as de cruel: no debe verse nunca la cara interna de los que actan, todo debe ser alegra.

    Pero volviendo al desarrollo del concurso, habr de reconocer que cuando me coloqu en mi atril, el nmero uno, me not muy relajado. Excesivamente relajado, dira yo. Pensaba que todo iba a ser coser y cantar. Incluso me daba la sensacin de estar flotando por aquel plat, enfrente de las sonrientes Beln y Virginia. Ellas me parecan un par de amigas dndose un animado garbeo por los estudios de Televisin Espaola.

    Pronto comenz la grabacin. Beln nos present a los concursantes y al momento pasaron a emitir el primer vdeo en la enorme pantalla all instalada. Tras los treinta segundos que dur el

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    corte la presentadora lanz la pregunta. Yo no saba la respuesta, que en cambio fue acertada por la ganadora del programa anterior.

    - Bien me dije -, ste es slo el comienzo. Ahora empieza lo bueno.

    Pero no fue as. Aqul era slo el principio de una lamentable actuacin por mi parte. Al contrario de lo que me haba pasado cuando vi el concurso anterior, ms de la mitad de las preguntas que nos hicieron no me sonaban ni por lo ms remoto. En otras dos, aunque me saba la respuesta, mis rivales fueron ms rpidos dando al pulsador. Slo dos veces consegu pulsar, pero no dije la respuesta correcta. Es ms, lo que contest fueron un par de majaderas. Recuerdo bien una de las preguntas. Haca referencia al nombre del monumento ante el cual Perico Delgado haba celebrado su Tour de Francia. Yo, que vi unas imgenes de Pars, puls rpidamente el pulsador y contest que el Obelisco. Todava hoy no s cmo pude contestar tal estupidez. La respuesta, como habrn supuesto, era Acueducto de Segovia.

    As que nos hicieron ocho preguntas en total, terminndose la primera fase y yo, el supercampen, no haba