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1 UNIVERSIDAD DE LA REPÚBLICA FACULTAD DE DERECHO REVISTA DE DERECHO AGRARIO DIGITAL No. 5 - AÑO 2 JULIO 2011 Instituto de Derecho Agrario EDITORIAL A nuestros lectores: La agricultura es un fenómeno que incide en las relaciones humanas, así ha sido a lo largo de la historia de la humanidad. Desde las civilizaciones primitivas hasta nuestros tiempos "lo agrario" repercute y participa, con menor o mayor incidencia, en lo económico, lo social y lo político en el universo humano, lo que trae como consecuencia su regulación jurídica. En el Uruguay, siendo un país agrario por excelencia, existe un sin fin de normas que regulan este fenómeno. Con la publicación de las anteriores y de esta, la Revista de Derecho Agrario número 5, queremos crear un ámbito de consulta y de interés, en lo que respecta al Derecho Agrario, colaborando con su estudio e investigación permanente. REDACTORES RESPONSABLES ESC. JIMENA RODRIGUEZ - ESC. PABLO LOPEZ

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UNIVERSIDAD DE LA REPÚBLICA FACULTAD DE DERECHO

REVISTA DE DERECHO AGRARIO DIGITAL

No. 5 - AÑO 2

JULIO 2011

Instituto de Derecho Agrario

EDITORIAL

A nuestros lectores:

La agricultura es un fenómeno que incide en las relaciones humanas, así ha

sido a lo largo de la historia de la humanidad.

Desde las civilizaciones primitivas hasta nuestros tiempos "lo agrario"

repercute y participa, con menor o mayor incidencia, en lo económico, lo social y lo

político en el universo humano, lo que trae como consecuencia su regulación

jurídica.

En el Uruguay, siendo un país agrario por excelencia, existe un sin fin de

normas que regulan este fenómeno.

Con la publicación de las anteriores y de esta, la Revista de Derecho Agrario

número 5, queremos crear un ámbito de consulta y de interés, en lo que respecta

al Derecho Agrario, colaborando con su estudio e investigación permanente.

REDACTORES RESPONSABLES

ESC. JIMENA RODRIGUEZ - ESC. PABLO LOPEZ

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ÍNDICE

1. A los lectores……………………………………………………………………………1

2. De Interés: Normativa nacional de actualidad ……………………………..2

3. Relaciones entre la Actividad Agraria y la Actividad Minera ……....4-9

Dr. Jorge E. Fernández Reyes

4. Comentarios a las Modificaciones propuestas por la ley 18.756 sobre

el Régimen de Colonización…………………………………………..…….10-14

Esc. Pablo Adrián López y Esc. Mercedes Azar

5. La Propiedad Rural. Tratamiento de la Propiedad Inmueble Rural en

el Derecho Uruguayo (Primera Parte) ………………………………….15-21

Esc. Jimena Rodríguez Schettini

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DE INTERÉS

1. LEY No. 18.765 de fecha 23/6/2011: Prorroga el plazo de las

Cooperativas para adecuar sus Estatutos que modifica el art. 221 de

la ley 18.407.

2. LEY No. 18.747 de fecha 22/4/2011: Regulaciones tributarias

(beneficios fiscales) para rodeos para crías.

3. LEY No. 18.756: Modifica la ley 18.187 referente al régimen de

colonización, aspectos que son desarrollados en esta edición en

trabajo doctrinario.

4. DECRETO 218/2011 de fecha 23/6/2011: Reglamenta la ley 18.638

referente a las sociedades titulares de explotaciones agropecuarias

cuya legalidad viene siendo cuestionada.

5. RESOLUCIÓN 65/011 – D.G.S.G: Precisiones a tener en cuenta para

la presentación ante DI.CO.SE de la declaración jurada

6. RESOLUCIÓN S/N de fecha 11/7/2011, publicada el 20/7/2011 –

M.V.O.T.M: Registro preceptivo para aquellas empresas que operan

en el rubro de cría de ganado a corral (feed lot) que cumplan

determinadas características.

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RELACIONES ENTRE LA ACTIVIDAD AGRARIA Y LA ACTIVIDAD MINERA

Dr. Jorge E. Fernández Reyes

Actualmente varios son los aspectos que se encuentran a consideración del

Poder Legislativo en el marco de una “reforma” o “actualización” del Código de

Minería del año 1982, y algunos de ellos (no los principales) se vinculan con la

temática agraria. (1)

Nadie puede desconocer que esta “adecuación” o “actualización” del Código

de Minería a la modernidad, responde a dos aspectos esenciales que obran como

verdaderos “disparadores” de la temática propuesta.

En primer término, no es posible obviar la trascendencia que ha tenido el

emprendimiento desarrollado por una empresa multinacional, iniciando las tareas

de prospección (y en algunos casos de exploración) en la búsqueda de yacimientos

minerales de hierro, que abarcaría una importante zona del este del país,

sacudiendo la tradicional actividad agropecuaria (especialmente ganadera) de esa

región del país.

En segundo término, la realidad de una explotación minera de esa

naturaleza (i.e. Grandes Proyectos), requería necesariamente varias modificaciones

a diversos artículos del Código de Minería actualmente vigente, aunado a las

particulares características de la regulación minera en nuestro país, básicamente en

las explotaciones existentes en la época de su aprobación, tan diferentes a las que

asistimos en la actualidad. (2)

La idea es entonces, reflexionar brevemente sobre algunos aspectos del

Código de Minería vigente, y que específicamente guardan relación con la

vinculación entre la actividad agraria y la actividad minera, y en especial aquella

que surge entre los titulares de las explotaciones agropecuarias y de los

yacimientos mineros. (3)

La primera referencia, es que se trata de dos actividades (la agraria y la

minera) esencialmente distintas, donde intervienen tres sujetos diversos a saber:

1 La Cámara de Representantes ya ha emitido su pronunciamiento al respecto y aprobado en su seno el

Proyecto de Ley enviado por el Poder Ejecutivo con importantes y modificaciones y la Cámara de

Senadores ha hecho lo propio, y dadas las modificaciones propuestas por ésta última a retornado a

consideración de la Cámara Baja. 2 La iniciativa del Poder Ejecutivo, se plasmó en el texto de la Ley de Presupuesto, pero luego fue

desglosado, atento a la importancia de las modificaciones propuestas. 3 No es posible desconocer que se trata de un Proyecto de Ley, que se encuentra en pleno tratamiento

legislativo, por lo que no parece prudente analizar el texto proyectado hasta su promulgación, máxime

con los cuestionamientos que a nivel público se están realizando sobre el Proyecto minero en cuestión.

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(i) el propietario del bien inmueble donde se encuentra el yacimiento

mineral;

(ii) el titular de la explotación agropecuaria que se desarrolla en dicho

inmueble; y

(iii) el titular de un derecho minero que lo habilita a realizar

determinadas tareas vinculadas al yacimiento mineral.

Dos puntualizaciones ineludibles respecto al primer item, esto es, cuando

nos referimos al “propietario”, lo hacemos en forma literal y a su vez genérica,

porque estamos aludiendo a aquél sujeto de derecho, que en su condición de titular

del derecho de propiedad del bien inmueble, tiene derecho al cobro de la

indemnización por concepto de la servidumbre de ocupación y la de paso, ya que la

misma – en principio – no podría ser ajena a la condición de propietario, aunque se

podrían individualizar otras situaciones que también habilitarían a ejercitar ese

derecho (i.e. poseedor, etc.). La otra puntualización se vincula con la noción de

inmueble, que claramente en la acepción utilizada por el codificador (v.g. Código de

Minería) y que también es aplicable a nuestro análisis, no admite distinción entre

las categorías de urbana, suburbana o rural, aunque deberá observarse su

procedencia en el marco de la nueva ley de ordenamiento territorial y desarrollo

sostenible (literal b del artículo 27, numeral 3 del artículo 31 y artículo 39 de la Ley

No. 18.038 de 18 de junio de 2008).

Asimismo, y vinculado con el segundo item, y a los efectos de nuestras

apreciaciones, las mismas, tienen sentido en la medida en que en el bien inmueble

en cuestión, se esté desarrollando una explotación agropecuaria, es decir se realice

actividad agraria, a cuyos efectos se podría aplicar válidamente la noción descripta

en el artículo 3 de la Ley No. 17.777 de mayo de 2004.

Por último, y relacionado con el tercer item, nos estamos refiriendo a

aquellos yacimientos mineros, que se encuentran regulados en base a las distintas

clases de minerales, en el Código de Minería.

En efecto, bueno es precisar que todos los yacimientos son bienes de dominio

público y a partir de allí el Código realiza una clasificación de los yacimientos (en

cuatro clases) y en función de la Clase se regula su explotación (4), ya que las

Clases II, III y IV pueden ser explotadas por el Estado o por particulares, mientras

4 Se clasifican en cuatro clases: La clase 1 a su vez se divide en dos categorías: la clase 1 A

(combustibles fósiles entre los que incluye, a modo de ejemplo, el petróleo, el gas natural, hulla) y la

clase 1B, que son las sustancias minerales aptas para producir energía. La clase II que son aquellos

yacimientos que surgen de la reserva minera o del registro de vacancias, y los yacimientos particulares

que la ley determinó especialmente, los excluyó de otras clases y los puso en la clase 2. La Clase III es la

categoría residual, donde entran todo el resto de las sustancias minerales, no incluidas en las otras tres

categorías; y la Clase IV que son aquellas sustancias minerales no metálicas que se utilizan directamente

para la construcción, sin pasar por un proceso de industrialización previa.

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que la Clase 1A se reserva al Estado (particularmente a ANCAP) y la Clase IB se

reserva al Poder Ejecutivo quién determina el explotador.

A su vez la “explotación” de un yacimiento mineral, requiere el pasaje a través

de distintas etapas previas, que forman parte de un procedimiento

administrativo.(5)

Concomitantemente a los “permisos mineros” habilitantes de determinadas

tareas o actividades mineras, se constituyen las servidumbres (administrativas)

correspondientes (de paso y ocupación) para poder ejercer los derechos que le

confieren los mentados “permisos mineros”, sin perjuicio de los acuerdos a que

puedan arribar el titular del bien inmueble (y/o titular de la explotación

agropecuaria) con el explotador minero.

Retornando al objeto de este trabajo, y formuladas estas precisiones

previas, el “propietario” del “bien inmueble” y el titular de la “explotación

agropecuaria” pueden coincidir en los hechos, o también puede darse la situación

en que el titular de la explotación agropecuaria, no coincidía con el titular del

derecho de propiedad.

Lo cierto es que, tanto en una como en la otra situación descripta

anteriormente, se generan dificultades en esa “suerte de convivencia o

coexistencia” en un mismo espacio y lugar físico y ello requiere – al menos – una

coordinación en el desarrollo de sus respectivas actividades, sin perjuicio de los

derechos y obligaciones que el ordenamiento jurídico vigente le impone a las partes

en cuestión.

Decíamos que se trata de dos actividades distintas, ya que la actividad

agraria es una actividad productiva, vinculada a los recursos naturales renovables,

donde prima el ciclo biológico con la finalidad de obtener un producto primario de

origen animal o vegetal, y otras características que la distinguen, y que no

corresponde desarrollar en esta ocasión.

Por su parte, la actividad minera, independientemente de sus distintas

etapas, es una actividad meramente extractiva, vinculada a los recursos naturales

no renovables, donde la impronta se encuentra en el descubrimiento de una

yacimiento mineral, su valoración en cuanto a su eventual explotación, y

consecuentemente la explotación de la “mina” en sí misma, mediante la obtención

material de los minerales, mientras que la actividad agraria refiere a la obtención

de un producto primario de origen animal o vegetal, actuando con y sobre los

recursos naturales renovables.

5 La obtención de los distintos permisos (estudio, prospección, explotación) y la concesión (para

explotar) se rige por el procedimiento administrativo (Decreto No. 500/991) y normas especiales.

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A su vez, y como consecuencia de su distinta naturaleza, su regulación

también es diversa, ya que la normativa aplicable es sustancialmente distinta (y en

algunos casos no ajustada a la realidad actual de dichas actividades), aunque

tienen algunos puntos de contacto a los que nos referiremos más adelante.

A nuestro criterio, e independientemente de la denominación que se les

quiera asignar a los sujetos protagonistas de esta realidad, importa analizar desde

la óptica de cada uno de ellos, las relaciones que se originan en función de su

situación respecto al bien inmueble en cuestión y a la explotación desarrollada en

dicho bien (agraria y/o minera), al igual que a la etapa en que se encuentre la

actividad minera.

El punto adquiere trascendencia, en virtud de que no es exactamente igual,

el relacionamiento entre los tres o dos sujetos protagonistas de esta realidad

derivada de la actividad minera en directa vinculación con el predio superficial y la

necesidad de acceso al yacimiento mineral.

En efecto, el propietario del bien inmueble rural (titular del derecho de

propiedad), tiene por su referida condición, la indemnización derivada de la

imposición de las servidumbres de paso y ocupación – cuando correspondiere –

donde la valoración primaria se realiza en función de “valor terreno” según la

Dirección Nacional de Catastro, lo que implica resultados económicos que no son

realmente atractivos en cuanto a su monto para el propietario, ya que

tradicionalmente no son superficies importantes (en hectáreas), mientras que la

“utilización” de las servidumbres en función de las actividades desarrolladas en las

actividades mineras (pasaje de maquinaria, personal, utilización de explosivos.

etc.) tienen un impacto importante en la propiedad, restando valor al resto de la

propiedad.

Asimismo, el propietario se podrá beneficiar con el “canon de producción”

que la legislación vigente establece a su favor, donde tampoco la expectativa de los

ingresos derivados de la producción son relevantes para el propietario,

principalmente por la dificultad de determinar adecuadamente las cantidades de

mineral resultante de la explotación, pese al contralor realizado por la autoridad

competente (i.e. DINAMIGE).

Si el análisis lo hacemos desde el titular de la explotación agropecuaria,

notoriamente la situación es desigual, si el mismo es a su vez propietario del bien,

que cuando no lo es, ya que en este último caso, tiene todas las desventajas y

ninguna ventaja apreciable, salvo la indemnización por los daños y perjuicios

directos que se le ocasionen en su explotación agropecuaria, en el marco de la

responsabilidad extracontractual.

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Del análisis de la legislación vigente, en función de las dos realidades en

cuestión, es decir de la actividad agraria y la actividad minera, se plantea

inicialmente una definición – que independientemente de la cuestión constitucional

ante dos derechos de igual entidad y rango – que pueden ser limitados por

disposición legal declarada de interés general o interés económico, y esto es, la

determinación de cual es la orientación de la legislación vigente.

El planteo entonces, estaría ubicado, en términos de preferencia o prioridad,

o en su caso, de promoción de una actividad sobre otra, o de garantías en la

ejecución de una de las actividades en detrimento de la otra, etc.

En ese orden de ideas, y por razones temporales y de especialidad, debemos

detenernos en el artículo 65 del Código de Minería, en cuanto expresa que las

“labores mineras” no podrán “practicarse” entre otras zonas, en los “terrenos

cultivados”.

Va de suyo entonces, que el principio general establecido por el propio

Código de Minería, parecería indicarnos que las labores mineras “ceden”, ante la

existencia de “terrenos cultivados” es decir cuando estamos ante terrenos

dedicados a la agricultura en general.

Es más aún, bueno es señalar, que tanto la doctrina como la propia

jurisprudencia administrativa ha considerado el término “cultivados” en una

acepción amplia y genérica incluyendo en ella, hasta la ganadería, lo que en

principio nos sitúa en una concepción amplia de la “agricultura” prevaleciendo ante

la actividad minera (v.g. labores mineras al decir del Código de Minería).

Pero no menos cierto es que, el propio texto legal, admite que una

resolución de la Dirección Nacional de Minería y Geología, “fundada” en que “las

labores mineras en dichas zonas” - en el caso que nos ocupa se está refiriendo a

zonas cultivadas – “fueran indispensables”, posibilitaría dejar sin efecto esa “suerte

de prioridad o preferencia” de los terrenos cultivados a favor de la minería

(prospección, explotación o explotación), con la única salvedad de las medidas de

seguridad correspondientes, extremo que no aplica en el caso de la “agricultura”.

Parece entonces, que en base a que el yacimiento se encuentra en un lugar

determinado, y que la prospección, exploración y/o explotación, solamente puede

desarrollarse en ese lugar preciso, mientras que la actividad agraria en sus diversas

manifestaciones – en principio – podría desarrollarse en otros lugares, la prioridad

es a la inversa del principio general que parecería desprenderse del mentado

artículo 65 del Código de Minería.

Alguna consideración similar, podría señalarse en la aplicación del artículo 29

del Código de Minería, aunque dicha previsión no reviste – en materia agraria – la

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especialidad que tiene el artículo 65 antes visto, sin perjuicio de la referencia a la

“conservación de los suelos” que se incluye en el texto inicialmente citado.

Al respecto, y como un aporte - a nuestro criterio - imprescindible a

cualquier adecuación del texto vigente, consideramos beneficioso al interés general,

que el legislador establezca situaciones en las cuales, aún ante la eventual

existencia de yacimientos minerales (que no sean de la Clase I), pueda prevalecer

la actividad agraria, ya sea por una razón estratégica;, porque los establecimientos

sean explotados por sus propios dueños y los adelantos técnicos, o la importancia

económica o la entidad de las mejoras incorporadas al suelo, por la mano de obra

empleada o el impacto social local, puedan considerase ejemplares (al igual que lo

contempla el artículo 41 de la Ley de Colonización).

La inclusión de estos aspectos en la normativa, representa en una primera

instancia de aproximación a la temática, el anhelado equilibrio de intereses que

debe primar en el relacionamiento de los sujetos de derecho al amparo del

ordenamiento jurídico.

A efectos de ser más precisos, en el mismo espacio geográfico, van a

coexistir dos actividades – que como señalamos anteriormente – son

sustantivamente distintas, que generan relaciones de coexistencia en forma

permanente y continua.

Vale decir entonces, que dicha coexistencia es: en primer lugar, necesaria;

por es imposible la separación material o física de las dos actividades; en segundo

lugar, forzosa, ya que, salvo en el caso de los minerales Clase I por ser de

explotación por parte del Estado, y de Clase IV, donde existe una prioridad

condicionada para el titular del predio, en los restantes casos el descubridor (i.e.

denunciante) tiene todos los derechos; y por último, variable, conforme a los

sujetos intervinientes (propietario, titular de la explotación minera y titular de la

explotación agropecuaria), o la actividad minera que se encuentre desarrollando el

minero (prospección, exploración o explotación) o la servidumbre que se haya

aplicado sobre el bien inmueble (de estudio, ocupación y paso).

Las relaciones entonces, partiendo de los intereses contrapuestos existentes,

obligan al legislador a procurar regular lo más exhaustivamente posible, dicho

relacionamiento, buscando evitar y dar solución a los conflictos que naturalmente

puedan surgir en esa relación necesaria, forzosa y variable.

En suma, a nuestro criterio, se trataría de consagrar normativamente una

serie de derechos y obligaciones mínimos para los protagonistas de este

relacionamiento tan particular y peculiar que surge de la coexistencia de dos

actividades sustantivamente distintas en un mismo espacio físico.

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COMENTARIOS A LAS MODIFICACIONES

PROPUESTAS POR LA LEY 18.756 SOBRE EL RÉGIMEN DE COLONIZACIÓN.

Esc. Pablo Adrián López –Esc. Mercedes Azar

ARTÍCULO 1°.- Deróganse los incisos segundo y sexto del artículo 35 de la Ley N°

11.029, de 12 de enero de 1948, en la redacción dada por el artículo 15 de la Ley

N° 18.187, de 2 de noviembre de 2007.

EN QUÉ MODIFICA LA LEY 18.187 – COMENTARIO

1) ELIMINA LA OPCION DE COMPRA DEL INC EN CAMPOS MAYORES A

1500 HAS CONEAT Y CON LA DEROGACION DEL INCISO 6 NO ESTAN

OBLIGADOS AL OFRECIMIENTO AQUELLOS PROPIETARIOS DE

EXTENSIONES MAYORES A 1500 HAS QUE HAYAN FRACCIONADO Y

ENAJENADO AISLADAMENTE EL INMUEBLE CON ANTERIORIDAD A LA

LEY

2) SE MANTIENE EL OFRECIMIENTO AL INC CUANDO SON

EXTENSIONES MAYORES A 500 HAS

ARTÍCULO 2°.- Modifícase el inciso duodécimo del artículo 35 de la Ley N° 11.029,

de 12 de enero de 1948, en la redacción dada por el artículo 15 de la Ley

N° 18.187, de 2 de noviembre de 2007, que quedará redactado de la siguiente

manera:

“Serán subsidiariamente responsables las partes en el negocio jurídico, así

como el escribano que otorgare la documentación que se va a inscribir en el

Registro”.

EN QUÉ MODIFICA LA LEY 18.187 – COMENTARIO

ELIMINA LA RESPONSABILIDAD DE LOS PROFESIONALES REMATADORES Y

MANTIENE LA RESPONSABILIDAD DE LOS ESCRIBANOS QUE ACTUEN EN

INFRACCIÓN A LA LEY.

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ARTÍCULO 3°.- Deróganse los incisos sexto, séptimo, octavo y noveno del artículo

70 de la Ley N° 11.029, de 12 de enero de 1948, en la redacción dada por el

artículo 15 de la Ley N° 18.187, de 2 de noviembre de 2007.

EN QUÉ MODIFICA LA LEY 18.187

1) SE ELIMINA LA OBLIGACION DE LOS PROPIETARIOS DE COLONIAS QUE

SE HALLEN EN INFRACCION DE LO PRECEPTUADO DE REGISTRAR SUS

TITULOS EN EL INC EN UN TÉRMINO DE 12 MESES A PARTIR DE LA

PROMULGACION DE LA LEY 18.187, QUEDARIAN SUBSANADAS LAS

NULIDADES EXISTENTES;

2) SE ELIMINA LA OBLIGACION DE LA MULTA EN CASO DE

INCUMPLIMIENTO

3) SE ELIMINA LA POSIBILIDAD DE QUE EL INC RETORNE DICHOS

BIENES A SU PATRIMONIO EN CASO DE INCUMPLIMIENTO.

ARTÍCULO 4°.- Modifícase el inciso segundo del artículo 70 de la Ley N° 11.029,

de 12 de enero de 1948, en la redacción dada por el artículo 15 de la Ley

N° 18.187, de 2 de noviembre de 2007, que quedará redactado de la siguiente

manera:

“Toda enajenación, gravamen o subdivisión o la cesión en cualquier forma de

disfrute debe hacerse con la autorización previa del Instituto Nacional de

Colonización, aún en el caso en que el colono haya satisfecho íntegramente

sus obligaciones”.

EN QUÉ MODIFICA LA LEY 18.187 – COMENTARIO

1) SE ELIMINA LA OBLIGACION DE SOLICITUD DE AUTORIZACIÓN AL INC,

PARA LA ENAJENACIÓN, GRAVAMEN O SUBDIVISIÓN, DE LAS

FRACCIONES A QUE REFIERAN, AUN LAS PROVENIENTES DEL BANCO

HIPOTECARIO DEL URUGUAY, ESCRITURADAS O NO.

ARTÍCULO 5°.- Declárase que no están afectadas ni comprendidas por la

Administración y el régimen instituido por la Ley N° 11.029, de 12 de enero de

1948 y modificativas, las parcelas que integran las colonias que hayan sido

enajenadas por la Comisión Asesora de Colonización o la Sección Fomento Rural y

Colonización del Banco Hipotecario del Uruguay, cuyos propietarios cumplieron

con todas sus obligaciones antes del 12 de enero de 1948.

Los propietarios de predios comprendidos en la disposición que antecede estarán

obligados a ofrecerlos en primer término al Instituto Nacional de Colonización en

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los términos establecidos por el artículo 35 de la Ley Nº 11.029, de 12 de

enero de 1948.

La registración realizada de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 70 de la

Ley Nº 11.029, de 12 de enero de 1948, en la redacción dada por el artículo 15 de

la Ley Nº 18.187, de 2 de noviembre de 2007, no significa alteración del régimen

jurídico de los inmuebles en cuestión. En particular, no corresponde obtener la

autorización previa del Instituto Nacional de Colonización en caso de enajenación,

gravamen, así como cualquier otro acto de dominio, sin perjuicio del ofrecimiento

previsto en el inciso anterior.

EN QUÉ MODIFICA LA LEY 18.187 – COMENTARIO

1) POR UN LADO DECLARA QUE NO ESTAN COMPRENDIDAS NI

AFECTADAS POR LA ADMINISTRACION Y A LA LEY 11.029 LAS

PARCELAS QUE HAYAN SIDO ENAJENADAS POR LA COMISIÓN

ASESORA DE COLONIZACIÓN O LA SECCIÓN FOMENTO RURAL Y

COLONIZACIÓN DEL BANCO HIPOTECARIO DEL URUGUAY ANTES

DEL 12 DE ENERO DE 1948

2) POR OTRA PARTE ESTABLECE “CUYOS PROPIETARIOS CUMPLIERON

CON SUS OBLIGACIONES ANTES DEL 12 DE ENERO DE 1948.

(AGREGADO AL PROYECTO ORIGINAL DE LA COMISION DEL SENADO

QUE COMENTAREMOS AL FINAL)

3) LOS PROPIETARIOS DE ESOS PREDIOS DEBERÁN OFRECERLOS AL

INC EN LOS TÉRMINOS ESTABLECIDOS POR EL ARTÍCULO 35

DE LA LEY Nº 11.029, DE 12 DE ENERO DE 1948. ES DECIR IGUAL

A CUANDO SE VENDEN MÁS DE 500 HAS

4) SE AGREGA ALGO IMPORTANTE QUE HABIA PROPUESTO LA AEU EN

CUANTO AQUELLOS PROPIETARIOS QUE REGISTRARON SUS

TITULOS CONFORME AL ART. 70 DEROGADO NO SE ENCUENTRAN

AFECTADOS Y NO SIGNIFICA ALTERACIÓN DEL RÉGIMEN JURÍDICO

DE LOS INMUEBLES EN CUESTIÓN.

5) EN PARTICULAR, NO CORRESPONDE OBTENER LA AUTORIZACIÓN

PREVIA DEL INSTITUTO NACIONAL DE COLONIZACIÓN EN CASO DE

ENAJENACIÓN, GRAVAMEN, ASÍ COMO CUALQUIER OTRO ACTO DE

DOMINIO, SIN PERJUICIO DEL OFRECIMIENTO PREVISTO EN EL

INCISO ANTERIOR.

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ARTÍCULO 6°.- Agréganse al artículo 70 de la Ley N° 11.029, de 12 de enero de

1948, en la redacción dada por el artículo 15 de la Ley N° 18.187, de 2 de

noviembre de 2007, los siguientes incisos:

“Decláranse válidos los contratos realizados relativos a las parcelas adquiridas

a la Sección Fomento Rural y Colonización del Banco Hipotecario del Uruguay,

bajo la vigencia de leyes de fomento rural, así como al Instituto Nacional de

Colonización, inscriptos en los Registros públicos hasta la entrada en vigencia

de la presente ley.

Facúltase al Instituto Nacional de Colonización a exigir a los propietarios

de las tierras afectadas el registro de sus títulos en la institución, en la forma

y condiciones que establecerá la reglamentación que a tales efectos dicte el

Poder Ejecutivo. El incumplimiento de lo establecido en el párrafo anterior

habilitará al Instituto Nacional de Colonización a aplicar una multa a los

titulares del predio por el equivalente de hasta el 25% (veinticinco por ciento)

del valor del inmueble fijado por la Dirección Nacional de Catastro”.

EN QUÉ MODIFICA LA LEY 18.187 – COMENTARIO

1) ESTA ART. ES MUY IMPORTANTE EN CUANTO DECLARA VÁLIDOS

TODOS LOS CONTRATOS REALIZADOS RELATIVOS A LAS PARCELAS

ADQUIRIDAS A LA SECCIÓN FOMENTO RURAL Y COLONIZACIÓN

DEL BANCO HIPOTECARIO DEL URUGUAY, BAJO LA VIGENCIA DE

LEYES DE FOMENTO RURAL, ASÍ COMO AL INSTITUTO NACIONAL

DE COLONIZACIÓN, INSCRIPTOS EN LOS REGISTROS PÚBLICOS

HASTA LA ENTRADA EN VIGENCIA DE LA PRESENTE LEY. ESTA ES

UNA BUENA SOLUCION ANTE LAS POSICIONES DOCTRINARIAS

(CARNELLI Cafaro vrs. MIRANDA)

2) Y EN EL CASO DE LAS COLONIAS, LAS OBLIGA EN EL CASO QUE EL

INC LO EXIJA A REGISTRAR SUS TITULOS CONFORME A LA

REGLAMENTACIÓN DEL PE

ARTÍCULO 7°.- Agrégase al artículo 101 de la Ley N° 11.029, de 12 de enero de

1948, en la redacción dada por el artículo 15 de la Ley N° 18.187, de 2 de

noviembre de 2007, el siguiente literal:

“E) No cumpliere con cualquiera de las condiciones que estipulan la presente

ley y sus respectivas reglamentaciones”.

ARTÍCULO 8°.- Las promesas de compraventa de campos de una extensión

inferior a mil hectáreas, inscriptas con anterioridad a la entrada en vigencia de la

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Ley N° 18.187, de 2 de noviembre de 2007, no están comprendidas en la

obligación impuesta por el inciso primero del artículo 35 de la Ley N° 11.029, de 12

de enero de 1948, con las modificaciones dispuestas por la presente ley.

Los campos de una extensión inferior a mil hectáreas vendidos en remates

judiciales celebrados antes de la entrada en vigencia de la Ley N° 18.187, de

2 de noviembre de 2007, no están comprendidos en la obligación impuesta por el

inciso primero del artículo 35 de la Ley N° 11.029, de 12 de enero de 1948, con

modificaciones dispuestas por la presente ley.

Quedan convalidadas “ipso jure” las subdivisiones realizadas sin haberse

tramitado y obtenido la autorización de precepto, registradas en la Dirección

Nacional de Catastro hasta la entrada en vigencia de la presente ley. A partir de la

entrada en vigencia de la presente ley la Dirección Nacional de Catastro no

registrará subdivisión alguna de parcelas afectadas a los fines de interés colectivo

promovidos por la Ley N° 11.029, de 12 de enero de 1948 y modificativas, sin la

constancia de haberse otorgado por el Instituto Nacional de Colonización la

autorización respectiva.

EN QUÉ MODIFICA LA LEY 18.187 – COMENTARIO

1) SUBSANA AQUELLAS OPERACIONES DE COMPROMISO DE

COMPRAVENTA Y REMATES REALIZADOS CON ANTERIORIDAD A LA

LEY Y ESCRITURADOS CON POSTERIORIDAD.

2) DEBEMOS RECORDAR QUE LA DIRECCION GENERAL DE REGISTROS

CONSIDERÓ OPORTUNAMENTE QUE EN ESOS CASOS NO SE

EXIGIRÍA EL OFRECIMIENTO AL INC. NO OBSTANTE EL

MINISTERIO DE CULTURA REVOCÓ TAL RESOLUCIÓN Y POR ENDE

SON INSCRIPCIONES QUE SE ENCUENTRAN PENDIENTES DE SU

CALIFICACION COMO DEFINITIVAS.

3) POR OTRA PARTE CONVALIDA LAS SUBDIVICIONES REALIZADAS

SIN HABER OBTENIDO LA AUTORIZACION DEL INC. ANTERIORES A

LA LEY.

ARTÍCULO 9°.- El Poder Ejecutivo reglamentará la presente ley en un plazo de

seis meses posterior a su promulgación.

CON RESPECTO AL AGREGADO DEL ART 5 “CUYOS PROPIETARIOS

CUMPLIERON CON SUS OBLIGACIONES ANTES DEL 12 DE ENERO DE 1948”,

VA A SER MUY DIFICIL REGLAMENTAR DICHAS OBLIGACIONES;

1) ESAS PROPIEDADES CONFORME AL MISMO ART. 5 YA NO ESTÁN

AFECTADAS AL RÉGIMEN DE LA LEY 11029

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15

2) EN EL ART. 6 SE DECLARAN VÁLIDOS LOS CONTRATOS REALIZADOS

RELATIVOS A DICHAS PARCELAS, INSCRIPTOS EN LOS REGISTROS

PÚBLICOS ANTES DE LA VIGENCIA DE LA PRESENTE LEY

3) SON AQUELLAS PARCELAS QUE FORMAN COLONIAS Y CUYA

PROCEDENCIA DOMINIAL SEA LA COMISIÓN ASESORA DE

COLONIZACIÓN DEL BANCO HIPOTECARIO DEL URGUAY A LAS

CUALES HACE REFERENCIA LA NORMA.

LA PROPIEDAD RURAL.

Tratamiento de la Propiedad Inmueble Rural

en el Derecho Uruguayo.

Esc. Jimena Rodríguez Schettini

El primer límite relativo al objeto de estudio de este trabajo es de índole

material. El estudio de campo está destinado al análisis y la identificación de

aquellas soluciones jurídicas vinculadas con el derecho de propiedad relativo a los

inmuebles ubicados en zonas rurales, los que por aplicación de un criterio residual6

es posible identificar, con ayuda de las cédulas catastrales.

Por razones de espacio, y también metodológicas, el presente trabajo se

dividirá en dos capítulos, y a su vez estos en distintos sub temas. El primer capítulo

atenderá en forma exclusiva el derecho de propiedad relativo a los inmuebles

rurales.

En la presente edición se hará conocer el primero de los capítulos en forma

parcial, el que se concluirá en la siguiente edición.

Capítulo I: LIMITACIONES A LA PROPIEDAD: EL INMUEBLE RURAL COMO

UNIDAD MATERIAL

En este capítulo se desarrollará el conjunto de restricciones, prohibiciones,

cargas, deberes y facultades reguladas por el Estado, y a través de las cuales se

genera un sistema de vínculos que une a un sujeto con un inmueble rural.

El derecho de propiedad es por excelencia limitado y en este derecho

subjetivo existe una concentración de poderes en el propietario, en la que entra a

jugar un tercer actor –el Estado-, que en su rol de organismo de control, limita el

ejercicio a usar y gozar de una cosa, desplazando el abuso (ius abutendi) por su

correcta y razonable utilización y destino.

6 Todo lo que no es urbano o suburbano es rural. Tales extremos pueden comprobarse con las cédulas

catastrales que expide la Dirección Nacional de Catastro.

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16

Capítulo II: LIMITACIONES AL EJERCICIO DEL DERECHO DE PROPIEDAD

COMO DERECHO FUNDAMENTAL

En esta oportunidad se analizarán las distintas soluciones que guardan

relación con el ejercicio del derecho de propiedad en cuanto a la oportunidad de

disponer libremente de la misma, teniendo en cuenta nuevamente –pero en esta

oportunidad en forma peyorativa -aquellas restricciones y prohibiciones en virtud

del vínculo que une a quien ejerce el derecho de propiedad con el inmueble rural, y

su capacidad para disponer libremente del mismo.

CAPÍTULO I

LIMITACIONES A LA PROPIEDAD: EL INMUEBLE RURAL COMO UNIDAD

MATERIAL

Generalidades

Todos los habitantes tienen derecho a ser protegidos en el goce de su propiedad, y

nadie puede ser privado de tal derecho, sino de acuerdo con las leyes establecidas

por razones de interés general7.

Este derecho inviolable, podrá ser limitado por razones de interés general las

que deberán estar recogidas en la ley.

Y así se pronuncia el Constituyente en el artículo 32 de la Carta, al

establecer que nadie puede ser privado de su propiedad, salvo en casos de

necesidad o utilidad públicas establecidas por ley, sin perjuicio de la

contraprestación que por concepto de compensación corresponda, y todo ello previo

a justificarse la causa de tal limitación.

Delimitación de la Propiedad Rural

a. Cercos

Atendiendo a la cosa en sí misma, y desde un punto de vista material, a

continuación se detallarán algunas consideraciones vinculadas con la delimitación

de la propiedad rural.

Alambrado de Tipo Legal

La colocación del alambrado de tipo ley ¿es una obligación o una facultad?

7 En este sentido, ver artículo 7 de la Constitución Uruguaya. La referencia al derecho a ser protegido en

el goce de su propiedad es en general, y no respecto a un bien en particular (Cassinelli Muñoz, Horacio –

Derecho Público, año 1999)

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El artículo 12 del Código Rural8 establece la obligación de cercar con

alambrado de tipo legal todos los linderos con establecimientos rurales o

servicios públicos, pero condiciona la vigencia de tal obligación a las ordenanzas

que cada gobierno departamental dicte. A su vez, los Gobiernos

Departamentales deberán señalar las zonas dentro de las cuales se harán

efectivas. En esta situación se está frente a una obligación sujeta a condición

suspensiva

Los efectos de esta obligación quedan suspendidos hasta la verificación de la

condición, esto es hasta el momento en que se dicte la normativa de

señalamiento de las zonas. Por tanto, verificada la misma, la obligación deviene

pura y simple9

No es preceptivo que la ley fije concretamente “los límites al derecho de

propiedad”, sino que “puede establecer criterios y encargar a otra autoridad que

aplique en concreto esos criterios y fije cuales son las limitaciones; en nuestro

caso esa otra autoridad es el Gobierno Departamental”10.

Por su parte el artículo 13 del Código Rural indica que dentro del plazo de

dos años siguientes a la promulgación del Código Rural, las autoridades

municipales harán la primera determinación de zonas.

Otras Consideraciones

¿Quién asume el pago del alambrado?

Deben distinguirse dos situaciones:

a. Frente a un lindero:

Existencia de un cerco: si el cerco divisorio separa un establecimiento rural

de otro, estamos en la situación prevista por el artículo 12 del Código Rural.

Cada uno de los linderos deberá afrontar los gastos y su instalación por

8 Artículo 12 del Código Rural, con la modificación dispuesta por el artículo 34 de la ley 15.939: Todos

los alambrados linderos con establecimientos rurales o con caminos públicos deberán tener siete hilos y se

ejecutarán siguiendo los accidentes del terreno.

La altura del suelo al séptimo hilo será de un metro treinta y cinco centímetros. La distancia

entre el suelo y el primer hilo será de 16 cm; del primero al segundo 14 cm; del tercero al cuarto 16 cm;

del cuarto al quinto 20 cm; del quinto al sexto 25 cm y del sexto al séptimo 30 cm.

La distancia entre los postes no excederá de 15 metros y se colocarán los piques suficientes para

que entre unos y otros no haya una separación mayor de dos metros. Los postes deberán ser de madera u

otros materiales que ofrezcan durabilidad, natural o adquirida, y los piques y alambras de buena calidad.

El Poder Ejecutivo determinará, oyendo previamente a al Dirección Forestal, las maderas u otros

materiales que puedan ser utilizados como postes.

El alambrado construido de acuerdo con lo que dispone este artículo se denomina tipo legal y

deberá ser conservado en buen estado de tensión. Cuando en los cercos se emplee alambre de púa, deberá

ser colocado a la altura del quinto o sexto hilo, y en el caso en que el alambrado divida establecimientos

rurales, faltando acuerdo entre los interesados, deberá ser colocado siempre del lado de aquél que desee

emplearlo. 9 Artículo 1424 del Código Civil

10 Cassinelli Muñoz, Horacio. Derecho Público, año 1999, pág. 120.

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mitades, y el mismo criterio debe adoptarse tratándose de su

reconstrucción, mantenimiento o reparación. La obligación es de cargo de

los propietarios de los establecimientos, y no de los arrendatarios,

comodatarios, aparceros, etc.

Inexistencia de un cerco: en caso de que el cerco legal no exista, deberá

estarse a la determinación de las zonas dentro de las cuales se hará

efectivo.

b. Frente a un camino público

Estos cercos no son medianeros en la parte que lindan con dicho camino.

¿Hay un plazo o una modalidad de pago del alambrado?

El lindero (propietario) que no pudiera afrontar el pago en forma

inmediata, contará con un plazo de cuatro años que se convendrá entre las

partes, o en caso contrario, su valor y forma de pago lo fijará el Juez de Paz

previo dictamen de peritos11.

Estas instancias se desarrollarán a través del procedimiento de

estructura ordinaria (artículo 348 del Código General del Proceso)

Solemnidad: El acuerdo de los gastos del cerco divisorio debe

establecerse por escrito, los que deberán abonarse con el interés legal: cada

parte asumirá los gastos propios y ambas partes la mitad de los comunes12.

Para que opere esta modalidad de pago, el cerco individualizado

mediante alambrado debe ser lindero. En caso contrario, los gastos de su

mantenimiento, reconstrucción, construcción y/o reparación deberán ser

soportados unicamente por el propietario del predio.

Los cercos linderos delimitan la propiedad13, y los mismos podrán

alejarse en virtud de que existan accidentes naturales. Pero sí los mismo no

cumplen tal finalidad (delimitar la propiedad), no serán considerados

linderos, y por tanto en este caso, no corresponderá la medianería.

Por su parte el artículo 610 del Código Civil establece que “todo cerco

divisorio se reputa medianero, a menos que sólo una de las heredades haya

11

Artículo 21 del Código Rural: Las cuestiones que se produzcan sobre construcción, reconstrucción,

reforma de alambrados, material empleado, su valor y forma de pago, son competencia de los Jueces de

Paz, quienes deberán resolverlas en todos los casos previo dictamen de peritos que serán nombrados con

carácter de arbitradores. 12

Gelsi Bidart – Cuestiones de Derecho Rural, F.C.U, tomo II, pág. 148 13

Artículo 8 del Código Rural: Todo inmueble rural deberá estar cercado por sus límites y frente a

caminos públicos de acuerdo con las disposiciones del presente Código, respetándose las servidumbres

pasivas y sin perjuicio para el tránsito público y desagüe natural de los terrenos

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19

estado cercada o exista título o posesión por el tiempo necesario para

prescribir el dominio”.

Cuando un cerco delimite una propiedad, y a su vez en algunos de

sus límites existe un arroyo, cañada, aguada o cualquier otro accidente

natural, el cerco deberá hacerse en zigzag, lo que se determinará de común

acuerdo entre las partes titulares de los establecimientos linderos (artículo

19 del Código Rural).

Para cercar una propiedad rural, deberá solicitarse permiso a la

autoridad municipal correspondiente. A dicha petición deberá acompañarse

un croquis de la propiedad, en el que se determinará en forma precisa su

ubicación, en el que además deberán constar las líneas exteriores en que se

pretende levantar el cerco, materiales a emplear y la dirección de los

caminos existentes en el terreno o sus deslindes.

En la práctica este trámite no se realiza, y como sucede en estos

casos, cuando la práctica es escasa, el trámite se vuelve muy arduo y

complejo para quines deseen aplicarlo.

Desviación o Cierre de un Camino Público

No puede cerrarse un camino vecinal parcialmente alambrado, sino

mediando determinadas circunstancias y el cumplimiento de ciertos requisitos.

Debe precisarse que los caminos son competencia de los Gobiernos

Departamentales de conformidad con la Ley Orgánica Municipal Nº 9.515. Y en

consonancia con estas atribuciones, el Código Rural, en su artículo 70 dispone que

“la desviación o cerramiento de un camino público deberá ser solicitada a la

respectiva autoridad municipal la que dará publicidad al pedido en un Diario de la

localidad durante treinta días y lo hará conocer en el Departamento y

especialmente en la zona interesada, por medio de la policía, a fin de que los que

consideren perjudicados se presenten oponiéndose al pedido …”.

A la petición solicitada podrá oponerse, con exposición de motivos, en forma

fundada, cualquier vecino.

Asimismo el Juez de Paz, y cualquier vecino de la localidad podrá concurrir a

la inspección ocular que deberá realizarse. También la desviación o el cerramiento

podrán solicitarse de oficio, debiéndose igualmente cumplir con las formalidades

indicadas.

En caso de que se constate que el cierre del camino se hizo incumpliendo los

pasos antedichos, los vecinos tienen derecho a solicitar la intervención de la

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autoridad municipal, la que podrá obligar a reintegrar las cosas a su estado

anterior.

Cercos divisorios con Caminos Públicos

Del articulado del Código Rural, en una interpretación lógico

sistemática, que todos los alambrados linderos con establecimientos

rurales o con caminos públicos deberán tener siete hilos, lo que también

fue resaltado en sus antecedentes. Pero esta obligación de cercar frente a

los caminos públicos estará suspendida hasta tanto las autoridades

municipales no fijen la zona correspondiente.

Si el propietario de un predio lindero, dividido por un cerco o pared

medianera decide abrir un camino público contiguo al cerco, estará implícitamente

renunciando al ejercicio del derecho de medianería, y por ende, a la devolución de

su costo por parte del propietario del establecimiento rural lindero.

Sin embargo, si la apertura del camino es dispuesta por la autoridad

municipal, el propietario del establecimiento rural será indemnizado de la mitad del

valor actual del cerco o pared.14

Otra Situación: En el caso de que el Estado expropie una parte de una

parcela para construir un puente, vías de ferrocarril, carretera, camino nacional o

departamental, deberá pagar el costo del alambrado.

Si el trazado de los puentes o carreteras ocuparan el mismo trazado de un

camino ya existente, y no resulte necesario construir alambrados, el Estado los

removerá y reconstruirá a su costo, utilizando los mismos materiales. Si el

propietario aprovecha la ocasión para repararlos, deberá proporcionarle al Estado

los materiales, los que serán de su cargo, todo ello a efectos de realizar la mejora.

Los Caminos Públicos llevan porteras

Continuando con la problemática de los cercos frentistas a un camino

público, el Código Rural establece en su artículo 24 que los propietarios de las

parcelas atravesadas por un camino público deberán construir una portera al

principio y otra al final del camino. Estas porteras deberán ser de madera u otro

material semejante de buena calidad, cuya apertura resulte fácil, y tener como

mínimo cinco metros de ancho. Podrán cerrarse pero las llaves deberán estar en

lugar visible de modo de no impedir el tránsito de personas o de animales. Quien

14

Artículo 35 del Código Rural

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está obligado a cumplir con esta obligación es el propietario del predio gravado con

las porteras15.

15

Las obligaciones deberán cumplirse so pena de multa de cuatro pesos que impondrá en cada caso

y por cada infracción la autoridad municipal”. Esta multa según indica Juan Pablo Saavedra no se

ha actualizado (Curso de Derecho Agrario, Tomo II, Primera Edición año 2005).