Kosovo, las Semillas del Mal-Ricardo Angoso García

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KOSOVO. LAS SEMILLAS DEL ODIOCUANDO SE ROMPEN LAS FRONTERAS DE EUROPA

Ricardo Angoso Garca


Primera edicin: 2009

Ricardo Angoso Garca, 2009 Plaza y Valds Editores

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ISBN: 978-84-96780-79-8D. L.:

Propuesta grfica: Jos Toribio ([email protected])

Impresin:


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SUMARIO

PRLOGO ...................................................................................................................................................................... 7

PRIMERA PARTE. LA INDEPENDENCIA DE KOSOVO, UN PROCESO IRREVERSIBLE? ........................................................................................................................ 9

1. Kosovo, 2008: el regreso de la historia ............................................................................ 92. Europa ante la independencia de Kosovo ................................................................. 173. La cuestin de Kosovo en la vida poltica espaola ......................................... 28

SEGUNDA PARTE. DE CMO NACI EL MITO DE KOSOVO ............................................. 374. El mito de Kosovo .......................................................................................................................... 375. Kosovo en el pasado y en el presente ............................................................................. 46

TERCERA PARTE. EL COMIENZO DE LA CRISIS ............................................................................ 636. El fin de Yugoslavia y la crisis de Kosovo .................................................................. 637. Los orgenes del nacionalismo albanokosovar ....................................................... 708. La personalidad de Hashim Thai ................................................................................... 829. Milosevic y el destino de Kosovo ...................................................................................... 88

CUARTA PARTE. LA INTERVENCIN DE LA OTAN ............................................................. 10310. EE.UU. y el nuevo juego internacional de los Balcanes .................. 10311. Daos colaterales sin ninguna importancia ...................................................... 11212. Las consecuencias de la intervencin de la OTAN .................................... 118

QUINTA PARTE. LAS CONSECUENCIAS DE LA GUERRA ...................................................... 12513. Limpieza tnica en Prstina .............................................................................................. 12514. Tristes celebraciones en Graanica ............................................................................ 13015. Los desaparecidos ..................................................................................................................... 13416. Mitrovica, ciudad dividida por un muro de odio ....................................... 139


SEXTA PARTE. LOS NUEVOS PARIAS DE EUROPA ..................................................................... 14517. El triste destino de los serbios ....................................................................................... 14518. Refugiados y desplazados: los datos oficiales ................................................... 15119. Tropas espaolas para proteger monjas ................................................................. 15520. Noticia de la destruccin del patrimonio histrico ................................... 15921. El valle de las abejas, reserva tnica serbia .......................................................... 16822. Serbios y albaneses, en tierra de nadie ................................................................... 171

SPTIMA PARTE. LA SITUACIN ACTUAL ...................................................................................... 17723. Los nuevos (y viejos) lderes albanokosovares ................................................. 17724. La demonizacin de los serbios ................................................................................... 18625. Los intelectuales europeos ante la situacin de Kosovo ......................... 19326. Mentiras sobre Kosovo que matan ........................................................................... 199

OCTAVA PARTE. PERSPECTIVAS DE EVOLUCIN Y CONCLUSIONES ......................... 20527. El disparatado plan Ahtisaari ......................................................................................... 20528. Divisin de opiniones en Belgrado e incierta transicin serbia ...... 21229. Serbia y el futuro de Kosovo ........................................................................................... 21730. Incertidumbre en Macedonia ........................................................................................ 22131. Los riesgos que nos acechan ............................................................................................ 22832. Tras Kosovo, todo vale ......................................................................................................... 233

CRONOLOGA DEL CONFLICTO ............................................................................................................ 239BIBLIOGRAFA EMPLEADA .......................................................................................................................... 247PGINAS WEB RECOMENDADAS ............................................................................................................ 251MEDIOS EMPLEADOS .................................................................................................................................... 251RELACIN DE PASES QUE HAN RECONOCIDO KOSOVO ................................................ 253

KOSOVO. LAS SEMILLAS DEL ODIO. CUANDO SE ROMPEN LAS FRONTERAS DE EUROPA

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PRLOGO

Se ha dicho, y con razn, que los Balcanes tienen tanta historiaque no pueden consumirla o asumirla. Es uno de aquellos terri-torios en que se han entrecruzado imperios, pueblos y religiones;donde en pocas etapas ha reinado la paz. Las herencias de muertesy odios difcilmente pueden olvidarse. Y, tal vez por ello, realidadesy mitos se mezclan. Y en el centro de complejas mitologas en-contramos Kosovo. Kosovo, realidad de cientos de aos y mitode nacionalismos ms o menos irredentos; tambin es un presentecon una trgica historia reciente y con grandes interrogantes acercade su futuro.

Sobre todo esto nos habla este libro. Mucho se ha escritosobre los Balcanes y Kosovo. Nos hallamos ante un ttulo msque aadir? Creo que no. Esta obra tiene sus especificidades. Suautor, Ricardo Angoso, ha escrito un libro con la cabeza y con elcorazn. Ms que escribirlo casi podramos decir que lo vive. Noes el analista que describe e interpreta desde teoras ms o menosvigentes, aunque tambin lo es. Lo demuestra la gran cantidad dedatos que aporta a lo largo del viaje. Pero sobre todo siente estahistoria como propia, padece en su corazn y su mente esta heridaabierta de los Balcanes.

Se entremezclan el sentimiento y anlisis de esta complejidadque son los Balcanes. Se describen hechos, se aportan informa-


ciones, se formulan preguntas, se elaboran interpretaciones. Conalgunas de ellas se puede estar en desacuerdo, se puede matizar,incluso se pueden formular interpretaciones radicalmente con-trapuestas a las del autor pero no se puede permanecer impertur-bable ante ellas. Porque el autor se implica en la historia y haceque nos impliquemos. Deca el clsico que nada humano nos esajeno; tal vez hoy deberamos decir que nada inhumano nos esajeno. Porque ha habido mucho de inhumano en la historia con-tempornea (tambin en la no tan reciente) y todos tenemosnuestra parte de responsabilidad, por accin o por omisin. Se-guramente nadie podra declararse inocente.

La proclamacin unilateral de independencia por parte deKosovo abre una nueva situacin. Nuevamente el respeto a la le-galidad internacional vuelve a ser incapaz de encontrar solucionesnegociadas. Esta accin sirve de excusa a terceros para justificarsus polticas en otra zona complicada: el Cucaso. Gran cantidadde pases reconocen la declaracin de independencia, convencidosde que es la nica solucin posible despus de todo lo sucedido.Podemos estar seguros de ello? La nueva situacin ayudar a es-tabilizar definitivamente los Balcanes o abrir nuevas reivindica-ciones? Servir de excusa para abrir o reabrir conflictos en otraszonas sensibles?

Numerosas preguntas sobre el futuro. Y este futuro afectatambin al futuro de Europa. No es nicamente una herida abiertaen los Balcanes: es una herida abierta en Europa. Seremos capacesde cerrarla?

Ojal este libro nos ayude a reflexionar y a debatir con elautor. No debatimos sobre nuestro pasado, debatimos sobre nues-tro futuro.

Jordi Marsal


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PRIMERA PARTE. LA INDEPENDENCIA DE KOSOVO,UN PROCESO IRREVERSIBLE?

1. Kosovo, 2008. El regreso de la historia

Acaban de comunicarme que numerosos aviones ya han despegado y vuelan hacia Belgrado. Todos se muestran imperturbables

ante la noticia; sin embargo, uno a uno nos vamos dirigiendo hacia la puerta. Me siento al volante de mi coche y bajo por las calles

sin luz de Belgrado, escuchando el sonido de las sirenas.

Dusan Velickovic, en Amor Mundi.

Me sorprendi comprobar lo lejos de la historia, en el espacio y el tiempo, que estaban los Balcanes.

Robert D. Kaplan

El 17 de febrero de 2008, tras haber sido anunciada la indepen-dencia de Kosovo por las autoridades albanokosovares, miles dealbaneses se echaron a las calles de varias ciudades de Europa,:desde Tirana hasta Bruselas pasando por Prstina, Pars y Zurich.As hasta un sinfn de ciudades con significativas comunidadesalbanesas. En Prstina, la abandonada, sucia y fea capital de Ko-

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sovo, la fiesta se alarg hasta altas horas de la madrugada; milesde albaneses, en coches y en cualquier medio de transporte, perotambin en las calles, gritaban de alegra y descorchaban botellasde champaa. La ansiada y codiciada declaracin de independen-cia, leda unas horas antes por el lder independentista y ex gue-rrillero Hashim Thai, junto con otros lderes, era la consecuencialgica de un proceso que haba comenzado unos aos antes, en1999, como fruto de la intervencin de la OTAN contra lo quequedaba de la antigua Yugoslavia.

Al margen de los acontecimientos previos que se sucedieronantes de la proclamacin de independencia, hay que destacar laprontitud con que la comunidad internacional muy especial-mente los Estados Unidos (EE.UU.) y las grandes potencias eu-ropeas, entre ellas Alemania, Francia y el Reino Unido, liderandola Unin Europea (UE), reconoci al nuevo Estado, a diferenciade lo que haba ocurrido en el ao 1991 con las primeras declara-ciones independentistas que se produjeron en el seno de la antiguaYugoslavia. Llama poderosamente la atencin el cambio de posi-cin de Francia, tradicional aliada de Serbia en la escena europea,pues hasta hace apenas unos meses mantena una actitud crticahacia el proceso secesionista de Kosovo que lideraban losEE.UU. y al que haban inducido (e incluso convencido) a los l-deres albanokosovares. Sin el apoyo de Washington a dicho pro-ceso, la independencia de Kosovo, con su reguero de prontos yprecipitados reconocimientos, nunca se hubiera producido. Rusiase opuso y advirti proftica, en boca de su mximo lder, el ines-crutable Vladimir Putin, que tal reconocimiento tendra su res-puesta en el Cucaso, tal y como comprobamos el pasado veranoen Georgia.

La UE, adems, volvi a demostrar su tradicional desunin ycaracterstica falta de consenso; varios Estados, entre ellos Espaa,Eslovaquia, Grecia y Rumania, se opusieron firmemente a la in-


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dependencia y sealaron que el proceso no era acorde al derechointernacional. Los 27 Estados de la UE se reunieron en Bruselaspara anunciar que estaban de acuerdo en que, por ensima vez,volvan a estar en desacuerdo, para regocijo, supongo, de la di-plomacia norteamericana, que siempre busca la divisin de Europa:divide et impera y para resolver que los Estados europeos tenanva libre para reconocer o no al nuevo Estado. Haba comenzadola aventura balcnica de Kosovo, aunque el guin de cmo podaterminar no estaba escrito. La Yugoslavia fundada por Tito tras laSegunda Guerra Mundial haba desaparecido definitivamente delos mapas.

En contra de las resoluciones de las Naciones Unidas, del de-recho internacional y de todas las resoluciones y acuerdos europeos,la UE auspiciaba y decida apoyar un proceso ilegal, absolutamenteajurdico y en contra de la soberana e integridad territorial de unEstado, Serbia, reconocido internacionalmente, miembro de lasNaciones Unidas y en negociaciones de cara a su futura integracinen la UE. Serbia, que haba estado presionando a todos los Estadoseuropeos con el fin de que este da no llegase y para que no seplegasen a las demandas de los lderes albanokosovares, haba fra-casado en sus objetivos polticos. La presin norteamericana, conuna administracin a punto de salir de la Casa Blanca, haba sidoinsoportable, y la debilidad serbia no apuntaba hacia perspectivasmuy optimistas.

El proceso era la consecuencia (y tambin el triunfo) de ladoctrina Ahtisaari, el enviado especial de las Naciones Unidasnombrado para buscar una supuesta solucin al embrollo de Ko-sovo y cuyas tesis a favor de la independencia del territorio eranbien conocidas desde el comienzo de sus trabajos. Al final, Ahtisaaripresent un plan no consensuado ni aceptado por los serbios quepretenda, lisa y llanamente, la inevitable independencia de Ko-sovo, tal como ocurri ms tarde. Los serbios le acusaron de no

PRIMERA PARTE: LA INDEPENDENCIA DE KOSOVO, UN PROCESO IRREVERSIBLE?

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ser neutral, de contemporizar con las posiciones de los albanoko-sovares, y de no buscar el acuerdo y el consenso entre las partes.Para los albanokosovares, por el contrario, el plan presentado porel diplomtico finlands cumpla a las claras con sus expectativaspolticas: la comunidad internacional haba acabado por aceptarla inevitabilidad de Kosovo y los serbios haban perdido, quizpara siempre, el fetiche sagrado de este territorio mtico y emble-mtico donde estn las iglesias, monasterios y monumentos msrepresentativos para el pueblo serbio.

Pero aparte de este cambio de la comunidad internacionalcon respecto al problema muy especialmente de la UE, habapoderosas razones de ndole geoestratgica que estaban condicio-nando todo el proceso y abriendo el camino hacia la irrenuncia-ble independencia de Kosovo. Los EE.UU. tienen ahora entresus principales aliados en la regin a Albania, pas que siempreexamin su colaboracin y alianza con Washington sin ningnatisbo de crtica y sin ninguna exigencia moral; los serbios, porel contrario, haban sido sus tradicionales enemigos.

Para la diplomacia norteamericana, la alianza con Albania legarantizaba una salida al Adritico, la utilizacin de las bases mi-litares albanesas sin ser controlados por nadie y una situacin ge-ogrfica ptima, en un enclave estratgico a medio camino entreEuropa, Oriente Medio y el Cucaso. La nueva base balcnicaofreca inmejorables cualidades, desde una opinin pblica abso-lutamente proamericana hasta unos ejecutivos lo suficientementeentregados como para no exigir demasiadas contrapartidas.

Las slidas relaciones entre EE.UU. y los crculos albanesesdatan de los aos noventa, cuando la estrategia norteamericanapara la regin pasaba por el acoso y derribo del rgimen deldifunto Slobodan Milosevic. Se trataba de una guerra total enla que todo vala, contra quien los estrategas del Pentgono con-sideraban su mayor enemigo en la regin. El aislamiento de Serbia


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y la sinrazn del rgimen de Milosevic contribuyeron, sin duda, aeste resultado.

Eran tambin los tiempos en que Washington apoyaba a Mon-tenegro en su nunca ocultado plan para separarse de Serbia; fi-nanciaba, armaba y asesoraba a los ejrcitos croata y bosnio paraque ganasen la guerra en Bosnia-Herzegovina y Croacia, respecti-vamente, y, ms secretamente, comenzaban a apoyar a los gruposguerrilleros albaneses que luchaban contra los serbios en Kosovo,como el Ejrcito de Liberacin de Kosovo (ELK), que nunca des-de los ataques terroristas indiscriminados en su lucha por li-berar a lo que consideraban su patria secular.

El final de la guerra en Bosnia-Herzegovina en 1995, mostrque Serbia poda ser derrotada y que Washington poda imponersus planes en los Balcanes sin mucha dificultad, lo que ocurrien Dayton, donde la diplomacia norteamericana impuso a losmximos lderes de Bosnia-Herzegovina, Croacia y Serbia laparticin del territorio bosnio en dos entidades polticas; obliga croatas y bosnios (musulmanes) a compartir su suerte en unamisma entidad poltica la Federacin de Bosnia-Herzego-vina pese a que ambas partes seguan mostrndose muy reti-centes a la colaboracin con sus vecinos y a que unos mesesantes se haban desangrado en una violenta lucha que a puntoestuvo de dar al traste con los planes de Washington. En aquellosdas los norteamericanos defendan lo contrario de lo que ahoraplantean para Serbia: las fronteras de las distintas repblicas exyugoslavas no deben romperse y Bosnia debe continuar comoun Estado ntegro, unificado y con unas instituciones polticascomunes. La misma integridad territorial defienden en Georgia,como se ha visto en la ltima crisis caucsica. Dicha doctrina,como se comprobara despus, no servira para Serbia, y Kosovose vera segregado por el mpetu diplomtico de la administracindel segundo Bush.


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Pero las cosas, en aquellos das de la posguerra bosnia, cam-biaban rpidamente a favor de los intereses norteamericanos y encontra de Serbia, algo que Milosevic no supo vislumbrar y cuyoserrores de clculo pagan los serbios de hoy. Serbia estaba derrotada,hundida moralmente, con una economa en ruina y un ejrcitosin moral de victoria tras casi una dcada de humillaciones. Losserbios pagaron como ningn otro pueblo la ruptura traumticadel Estado federal y socialista que les haba legado el mariscalTito; estaban dispersos por todo el pas y se sentan hurfanos,perdidos en el marasmo que acompa al desordenado procesode disolucin yugoslava.

A partir de 1995 la presin sobre el rgimen serbio comenza ser muy intensa y el nacionalismo albans, protegido y tuteladopor los EE.UU., demand violentamente un nuevo marco polticoy constitucional para Kosovo. Milosevic no entendi el peligroque le acechaba y que provocara, aos ms tarde, la cada de supeculiar rgimen caudillista, populista y autoritario.

Entre 1997 y 1999, con la ayuda, asesoramiento y armas deotros Estados que estaban detrs de este verdadero complot anti-serbio, los grupos radicales albanokosovares dieron paso a la pri-mera gran organizacin terrorista albanesa: el ya citado ELK.Desde sus orgenes, el ELK nunca ocult su proyecto indepen-dentista y antiserbio.

Sin embargo, el xito del ELK no sera militar por muchoque se empeasen sus fundadores presentando sus atentados yacciones como la batalla de un grupo de guerrilleros valientesfrente a un ejrcito serbio cobarde y sin moral de combate,sino poltico. Desde los comienzos del conflicto el rgimen ser-bio fue demonizado por la comunidad internacional, a mercedde sus errores, todo hay que decirlo, mientras que las fuerzasdel ELK gozaban de la simpata y el apoyo de la mayor partede esta.


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El gran fracaso de Milosevic fue poltico, debido a su incapa-cidad para prever que se estaba esperando una agresin en todaregla en el territorio de Kosovo y que las potencias occidentalesestaban cansadas de sus incumplimientos, zafias mentiras y burdasmaniobras para mantenerse a toda costa en el poder. Si hubierahabido otra dirigencia serbia los acontecimientos hubieran sidodiferentes y hoy la realidad de Kosovo sera bien distinta. Peroeso es poltica ficcin y aqu estamos intentando analizar y com-prender los acontecimientos tal como ocurrieron.

As las cosas, y una vez que Serbia se haba quedado sin aliadosen la escena internacional, la presin albanesa se hizo cada vezms intensa; se detect en el liderazgo albanokosovar un escasointers por llegar a algn tipo de acuerdo con Belgrado, toda vezque el rgimen de Milosevic se mostr absolutamente insensibleante sus demandas y apost claramente por la estrategia militarpara resolver el problema de Kosovo.

Aunque si explicramos as las cosas estaramos simplificando,pues tambin las tentativas de bsqueda de algn acuerdo entrelas fuerzas enfrentadas fracasaron, en parte, por el deseo de la co-munidad internacional por imponer a la Serbia de Milosevic unosacuerdos absolutamente humillantes y que nunca hubieran sidoaceptados por ningn ejecutivo de Belgrado, como la histricacita de Rambouillet en la que los serbios se negaron a rubricarunos acuerdos con los albaneses que habran significado, en laprctica, el final de la soberana serbia no ya para el territorio deKosovo, sino para todo el pas.

El personal de la OTAN no podr ser arrestado, interrogadoo detenido por las autoridades de la Repblica Federal de Yugos-lavia. Si alguna de las personas que forman parte de la OTANfuera arrestada o detenida por error deber ser entregada inme-diatamente a las autoridades de la Alianza, rezaba uno de los ar-tculos de los acuerdos que auspiciaba la comunidad internacional


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para resolver definitivamente el embrollo de Kosovo. Como pue-den imaginarse, ningn Estado, en el sentido moderno y europeode la palabra, poda aceptar tales acuerdos.

Las negociaciones de Rambouillet fracasaron porque, comosealaba la eurodiputada italiana Luciana Castellina, lo all esti-pulado significaba la completa ocupacin militar de Serbia yMontenegro. Y no por unas cuantas semanas, sino por tiempoindeterminado, puesto que en el acuerdo se dice que tres aosdespus de su firma se har una conferencia internacional paraestudiar un mecanismo orientado a definir el estatus de Kosovoen base a la voluntad de su pueblo.

En definitiva, los albanokosovares no tenan mucho intersen el xito de dichas negociaciones, pues saban que contabancon el apoyo de la comunidad internacional y que Serbia, a lalarga, podra tener la batalla perdida. Y los serbios no compren-dieron el peligro que les acechaba: una intervencin militar de laOTAN en toda regla.

Luego haba otros elementos externos que envenenaban elencuentro de Rambouillet, como la posicin de la diplomacianorteamericana, que consideraba culpables del conflicto a losserbios, y vctimas a los albanokosovares. Se trataba, en definitiva,de forzar que los serbios no aceptaran el acuerdo y los albanoko-sovares s; as sera ms fcil justificar una futura intervencinde la OTAN contra Serbia y, en un futuro, el final de la soberanaserbia en la regin, tal como ocurri finalmente.

No eran unas negociaciones propiamente dichas, sino un ul-timtum a Serbia, intentando imponer unos acuerdos previamentecocinados y subordinar a la diplomacia europea, muy reacia auna intervencin contra Serbia, a sus intereses regionales. Losplanes norteamericanos para Rambouillet salieron a la perfeccin:se plane la intervencin de la OTAN contra Serbia Montene-gro ya estaba al margen de lo que quedaba de Yugoslavia y fi-


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nalmente llegara la resolucin 1244 y el rgimen de protectoradointernacional acordado en el ao 1999.

Ahora, con la alegra desbordada en las calles, entendemosque el proceso iniciado contra Serbia en Rambouillet solo podatener las fatales consecuencias que finalmente acaecieron. En tansolo nueve aos, los que van desde la intervencin de la OTANhasta la reciente proclamacin de la independencia de Kosovo,los planes norteamericanos para debilitar a Serbia y consolidar asus aliados en la regin se han coronado con xito. Serbia quizhaya perdido Kosovo para siempre: el camino hacia la indepen-dencia emprendido por los albanokosovares parece irreversible.

Europa, mientras tanto parece mirar hacia otro lado, al tiempoque la alegra de los albanokosovares se desborda en las calles delas principales ciudades del continente. Esperemos que esta ale-gra, como otros tantos motivos para la algaraba en los Balcanespienso en el asesinato del archiduque Fernando I, no sea elpreludio de un nuevo ciclo infernal para esta regin que tienems historia de la que es capaz de digerir.

2. Europa ante la independencia de Kosovo

Se trata refirindose a Kosovo de una declaracin de independencia ilegal porque no tiene la base suficiente

de legalidad internacional que Espaa siempre defiende.

Miguel Angel Moratinos

Resulta increble que en apenas unos aos, los que van desde lainstalacin del rgimen de protectorado para la regin, all por elao 1999, hasta ahora, las potencias europeas hayan cambiadotoda su doctrina internacional con respecto al cambio de fronteras.


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En tan solo unos meses, lo que antao pareca un dogma sagradose ha vulnerado de una forma casi inexplicable en Kosovo. Muchohan tenido que ver los EE.UU. y sus intereses regionales con estecambio espectacular

El asunto, sin embargo, abandon los razonamientos jurdicosdel derecho internacional para embarcarse en los inciertos trminosde determinadas lgicas polticas nunca suficientemente explicadas,tal como explicaba el reconocido jurista Antonio Remiro: Estclaro que el objetivo de construir una autonoma en un Kosovomulti tnico dentro de Yugoslavia ha sido reemplazado por la cre-acin, bajo los auspicios de EE.UU. y de miembros conspicuosde la UE, de un Kosovo independiente habitado solo por albaneses,tutelado y financiado por la UE, porque la cuenta al final la pagaEuropa.

Y continuaba el jurista: La declaracin de independenciatiene un marcado carcter ilegal, y el reconocimiento de los paseseuropeos es incongruente porque en pases de la UE con situa-ciones idnticas no se ha acelerado ningn proceso. Cuando losgrandes defensores del Estado de derecho exijan que se respetenlas normas no van a tener argumentos. Es un mal precedente. Enlugar de ir camino al siglo XXI van al siglo XIX. Pero, francamente,es una decisin unilateral en cierto sentido, en otro no porquetodo se ha negociado con EE.UU.

No obstante, antes de que lleguemos a la conclusin del pro-ceso iniciado en 1999, hay que repasar algunos elementos queexplican el desenlace final de la crisis. Por supuesto, el ReinoUnido, junto con otros Estados absolutamente pronorteamerica-nos, no iba a sacrificar su alianza poltica y militar con los EE.UU.en aras de que se respetase la integridad territorial y la soberanade Serbia, pero, cmo explicar la posicin de Francia?

Francia cambi de opinin en el ltimo ao, justamentecuando el presidente Nicolas Sarkozy lleg a la presidencia del


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pas. Comenzaba as el constatado giro pronorteamericano en lapoltica exterior francesa. Se anunci que Francia se implicarams en la OTAN y, paralelamente, las cuestiones que hasta ahorahaban separado los intereses franceses de los de los EE.UU. pa-saron a un segundo plano.

Se puede decir que, en general, ningn Estado europeo haquerido sacrificar sus relaciones con EE.UU. y mucho menosoponerse a los intereses geoestratgicos norteamericanos por pre-servar el derecho internacional en esta zona del mundo y as ga-rantizar la integridad territorial y la soberana nacional de Serbia.La cuestin de Kosovo no se consideraba prioritaria en los asuntosexternos de la mayor parte de los Estados europeos. Nadie queraenturbiar sus relaciones con Washington por la prdida de Kosovo;nuevamente quedaban demostradas las famosas tesis de Bismarckde que todo el territorio de los Balcanes no vale los huesos de unsolo mosquetero de Pomeramia, al menos en palabras de ungrandilocuente alemn.

Sin embargo, pese a esta desidia y al escaso inters por llevarla contraria a Washington, los pases de la regin balcnica yRusia vean con preocupacin este proceso de declaracin unila-teral por parte de los lderes albanokosovares. No debemos olvidarque la mayora de los Estados de esta zona del mundo no sonmonotnicos y la cuestin de las minoras nacionales siempre esun factor que gravita en las complejas relaciones vecinales.

Bulgaria, por ejemplo, vea con preocupacin este procesopues tena muy presente en su acervo cultural, histrico y polticolas recientes guerras yugoslavas y los conflictos de Kosovo y Ma-cedonia. Aparte de estas consideraciones, el Estado blgaro esmuy endeble y el censo poblacional de Bulgaria es muy complejo:casi el diez por ciento de la poblacin pertenece a la minoraturca, que por cierto tiene su propia fuerza poltica en el parla-mento y que condiciona eleccin tras eleccin la vida de este pe-


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queo pas; algo ms del diez por ciento de la poblacin nohay estadsticas fiables pertenece a la comunidad gitana. Lacompleja composicin de este pas, el doloroso recuerdo histricode lo que han significado los cambios de fronteras en los Balcanes,la cercana de Kosovo convertido en el epicentro de negociosclandestinos e ilegales y la posibilidad de que el efecto Kosovopudiera ser contagioso y abrir la caja de Pandora en este territorio,llevaron a la diplomacia blgara a examinar con sumo cuidado ladeclaracin de independencia y a oponerse inicialmente a lamisma.

Algo parecido se puede decir de Rumania, donde la minorahngara del pas que ha menguado mucho desde la cada delrgimen comunista, principalmente por la emigracin hacia lavecina y cercana Hungra vive en una regin homognea, Tran-silvania, y donde algunos de sus lderes ms representativos de-mandaban abiertamente una mayor autonoma para este antiguoprincipado, algo que en Bucarest causa pavor y que es rechazadoabiertamente por la mayor parte de los dirigentes rumanos.

Aparte de estas consideraciones de carcter nacional, Rumaniasiempre fue un pas tradicionalmente amigo de Serbia, ya quenunca tuvieron contenciosos importantes, y ambos pases nolo olvidemos son de religin ortodoxa, lo que ha contribuido afraguar a lo largo de los siglos una suerte de comunidad religiosaque se senta humillada y mancillada por la ocupacin otomanaen el pasado y, ms recientemente, por un deseo de autonomacon respecto a la dominante Unin Sovitica. Tambin pesaba enesta mentalidad reacia a la independencia de Kosovo el amargorecuerdo por el embargo econmico padecido durante la guerrayugoslava y por el difcil periodo que atraves toda la regin du-rante el convulso proceso de disolucin de Yugoslavia.

Otro pas que se ha opuesto, ferviente y sinceramente, al re-conocimiento de la independencia de Kosovo es Grecia, tradicional


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amigo y aliado, en la escena internacional, de Serbia. Como en elcaso de Rumania, hay que sealar que Grecia pertenece tambina esa comunidad religiosa salida de la ocupacin otomana de laregin y que estableci su identidad nacional a travs de los valoresreligiosos y el sentimiento anti otomano, como elemento legiti-mador y movilizador de una sociedad que buscaba sus seas iden-titarias en un momento de dominacin y subordinacin a losgrandes poderes que siempre dominaron los Balcanes. Sin el factorreligioso de liderazgo que ha ejercido la Iglesia en este parte delmundo resulta muy difcil explicar la historia de la mayora de lospases de la regin.

Luego estaba el asunto de Macedonia, nacin que Grecia seniega a reconocer con semejante nombre, pues piensa que podraabrir las apetencias secesionistas de una regin del mismo nombresituada en el norte del Estado heleno. Atenas sigue considerandoa este pas como FYROM (Former Yugoslav Republic of Macedonia)e incluso ha vetado su presencia en numerosas organizaciones in-ternacionales por este asunto, lo que revela la preocupacin delos dirigentes helenos por la cuestin macedonia. Un argumentoabsolutamente ridculo y, desde luego, muy balcnico, que des-acredita a la diplomacia helena y la sita en la regin a la que, pa-radjicamente, se niega a pertenecer. La cuestin macedonia,como vemos, tiene su transcendencia en la poltica interna griega.

Tampoco olvidemos que para la mayor parte de los Estadosbalcnicos, exceptuando a Albania, por supuesto, existe el temorde que la independencia de Kosovo alimente el fuego nacionalistaalbans en otras latitudes, como Macedonia, Montenegro y lamisma Serbia. No es un temor gratuito, ni alimentado por falsosfantasmas balcnicos, sino fruto de una experiencia histrica tr-gica, sembrada por la violencia durante dcadas.

En Macedonia, por ejemplo, ya se padeci un cruento conflictoque tuvo su culmen en el ao 2001, cuando las fuerzas de seguri-


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dad macedonias se enfrentaron con el autodenominado Ejrcitode Liberacin Nacional (ELN), una organizacin terrorista alba-nesa fundada por ex miembros del ELK y que contaba con lasimpata de una poblacin albanesa que se senta desatendida porel nuevo Estado macedonio. El conflicto no fue a mayores porquelas Naciones Unidas, la UE y los EE.UU. no apoyaron las ansiassecesionistas del nuevo nacionalismo albans los riesgos quehubiera tenido una precipitada disolucin de Macedonia paratoda la regin, alimentando los apetitos nacionalistas de todossus vecinos, habra tenido consecuencias difcilmente cuantifica-bles. Sin embargo el riesgo sigue ah y pende como una espada deDamocles sobre la turbulenta (y siempre compleja) sociedad ma-cedonia. A pesar de esto, Macedonia y Montenegro reconocieronfinalmente, bajo una intensa presin occidental, la independenciaunilateral de Kosovo, lo que provoc la lgica y airada reaccinde Belgrado, que congel sus relaciones con ambos Estados.Tambin hubo marchas de protesta masivas en Montenegro encontra de este inusitado gesto antiserbio.

Tengamos en cuenta que entre el 25 y el 30% de la poblacinde Macedonia es de origen albans y vive en reas homogneasmuy cerca de la frontera con Albania y el mismo Kosovo. Se tratade una zona convulsa, cuando menos sensible, donde los sucesosque acontecen en Kosovo son seguidos por la poblacin albanesacon alegra y como la consumacin de su proyecto nacional. Unabuena parte de los albaneses de este pas no ocultan sus preten-siones de unirse algn da a un gran proyecto nacional que agrupea todos los albaneses de la regin.

En Montenegro pasa tres cuartos de lo mismo: existe una im-portante comunidad albanesa, que oscila entre el 6 y el 12%, yuna agudizacin de los conflictos regionales en clave nacionalistatendra seguras consecuencias internas para una de las sociedadesms pluritnicas de la regin balcnica. Pese a todo, el ejecutivo


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montenegrino, dada su vecindad con Albania y Kosovo, no hasido de los Estados balcnicos que ha liderado la oposicin al re-conocimiento a la independencia de la regin, sino que ha per-manecido en un cauteloso segundo plano ms del 30% delcenso montenegrino se declara serbio y solamente cuandounos 50 pases reconocieron a Kosovo, se dio el paso al reconoci-miento de su independencia, tal como hemos dicho antes.

Dentro de la UE hay otros tres pases que se han destacado ensu oposicin a la independencia de Kosovo: Chipre, Eslovaquia yEspaa. En el caso de Chipre, su rotunda y contundente oposicinest clara. Chipre sufre desde hace 34 aos la ocupacin de un37% de su territorio a merced de una invasin de la isla organizadapor Ankara y relativamente legitimada por los EE.UU., cuyosobjetivos en esta regin siempre pasaron por dividir a sus supuestosaliados y porque durante la guerra fra Turqua era para Washing-ton un aliado ms fiable que Grecia.

Tras una descarada intervencin en Chipre del entonces Go-bierno golpista y derechista griego, que lleg a auspiciar una suertede junta militar, Turqua encontr el casus belli para ocupar laisla y atacar por sorpresa a las maltrechas fuerzas chipriotas. Comoconsecuencia de aquello el Gobierno de Atenas cay, el mticoarzobispo Makarios regres a la isla que haba abandonado trasel golpe de Estado de 1974 y los militares turcos se instalaronpara siempre en una porcin chipriota, amparndose en la in-consistente excusa de que haban acudido a la isla en auxilio de lapoblacin turcochipriota y para evitar la limpieza tnica de Chi-pre Ankara asegura que tan solo cumpli con los acuerdos deZrich, lo cual es una absoluta falacia y un argumento inconsis-tente en el derecho internacional.

La farsa, bien conocida por el Departamento de Estado nor-teamericano, que siempre despreci a Makarios, al que conside-raban, en palabras de Kissinger, el cura rojo, tuvo fatales conse-


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cuencias para la isla. Aunque han pasado 34 aos desde la brutalintervencin militar turca, la isla sigue dividida en dos entidadespolticas la Repblica de Chipre, reconocida internacional-mente, y la parte ocupada por los militares turcos, miles de re-fugiados y desplazados por el ejrcito de Ankara siguen esperandoel regreso a sus casas entre ellos los de la ciudad fantasma deFamagusta y Turqua sigue apostando por crear una entidadtnicamente pura, la Repblica turca del norte de Chipre, unEstado no reconocido por nadie, aunque ltimamente sus re-presentantes hayan estado mendigando en la Organizacin parala Conferencia Islmica (OCI) un asiento que les es repetidamentedenegado.

En estas circunstancias, tanto en Atenas como en Nicosiaexiste el temor evidente de que el precedente de Kosovo pudieratener su influencia en Chipre y que la parte ocupada optara poruna salida parecida a la de regin serbia, por mucho que algunosen la UE se empeen en afirmar una y otra vez que este precedentees nico y no es equiparable al de otras situaciones polticas.

Por ejemplo, nada ms declararse la independencia unilateralde Kosovo y la posterior cascada de reconocimientos anunciadapreviamente alentada por el Departamento de Estado norte-americano y su activa diplomacia, Rusia anunci que nohabra ningn escollo en el futuro para reconocer a algunas rea-lidades polticas segregadas de las antiguas repblicas ex soviti-cas. Mosc, claro est, se estaba refiriendo a los territorios deAbjasia, Osetia y el Transnister, en la repblica de Georgia lasdos primeras y en Moldavia la segunda, segregadas desde haceaos de sus respectivas entidades nacionales con el apoyo defuerzas militares rusas. Una vez reconocido Kosovo, se sealadesde determinados mbitos polticos rusos, por qu motivono se va a apostar por la misma estrategia que la UE con respectoa estas entidades?


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En cualquier caso, la respuesta europea, si exceptuamos estoscasos anteriormente sealados y el espaol, que ser analizado enel prximo captulo, ha sido tenue, dbil, ambigua y complacienteante los intereses de la diplomacia norteamericana en los Balcanes.Casi todos los Estados europeos han preferido preservar su tradi-cional alianza con los EE.UU. an subordinando sus propiosintereses con respecto a Kosovo, que defender una causa queconsideraban perdida para siempre. Kosovo no estaba en las agen-das de las diplomacias europeas, era un asunto considerado per-dido por nuestros gobernantes.

Francia, sobre todo tras los recientes cambios polticos, aban-don sus tradicionales posiciones proserbias y apoy la decisinnorteamericana de apoyar el proceso separatista. Sin dar dema-siadas explicaciones, y llevados por ese pragmatismo de evitarproblemas con EE.UU. por una cuestin tan nimia, los diri-gentes galos decidieron apoyar el proceso junto con Alemania yel Reino Unido, pas este ltimo que no suele discutir las decisionesde la diplomacia norteamericana, gobiernen conservadores o la-boristas. Tras haber tenido un periodo de psimas relaciones conWashington, Pars decidi dar carpetazo al asunto y abanderar lacascada de precipitados reconocimientos de la independenciade Kosovo.

Y qu decir de Alemania? Pues como siempre, con respecto alos Balcanes, las cosas estaban claras. Alemania tradicionalmenteha tenido un tufillo antiserbio que ni siquiera ha ocultado en lasrecientes crisis acaecidas en los Balcanes. Desde un principio todoslos medios de comunicacin alemanes cerraron filas en apoyo alas causas independentistas de Croacia y Eslovenia; ms tarde a lade Bosnia-Herzegovina y despus la intervencin militar de laOTAN, que tuvo como triste colofn la primera intervencin delas fuerzas armadas alemanas desde la Segunda Guerra Mundial.Los diplomacia alemana, sorprendentemente, apoy tambin la


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intervencin-ocupacin de la OTAN y no ocult sus simpatashacia los nuevos terroristas/guerrilleros albanokosovares del ELK,vistos como un grupo de romnticos libertadores que luchabancontra un ejrcito cruel y opresor, representante de un pueblohenchido de rabia, odio y dolor. Los medios de comunicacinalemanes, junto con los polticos antiserbios de todas las tenden-cias, entre los que destacaba el ministro de exteriores de los aosnoventa, el liberal Hans-Dietrich Genscher, fueron los primerosen demonizar a la Yugoslavia postitosta y en reconocer a lasnuevas realidades surgidas del naufragio yugoslavo.

As, la diplomacia alemana se convertira, junto con el Vaticanoy Austria, en uno de los primeros Estados en reconocer a Croaciay Eslovenia, rompiendo la poltica adoptada por la UE, en contrade los deseos de la diplomacia norteamericana del momento y dela misma OTAN y en una lnea de absoluta beligerancia con elejecutivo de Belgrado, que todava luchaba en aquellos das de fi-nales de 1991 por recomponer las cosas en Yugoslavia y evitaruna guerra civil. Ocho aos ms tarde, el mismo juego se volveraa repetir en Kosovo.

Por cierto, recientemente se ha descubierto que los serviciossecretos alemanes, segn un periodista del canal de televisinZDF, conocan de antemano los ataques que preparaban los radi-cales albanokosovares el pasado mes de marzo de 2004. El BNDel CNI alemn saba que los grupos albaneses tenan previstoatentar contra objetivos civiles, incluyendo aqu centros religiososortodoxos y viviendas, y que los mismos tenan como objetivoponer en evidencia a la comunidad internacional, especialmentea la UE y la OTAN, para poner sobre la mesa el asunto de la rei-vindicacin de la independencia de Kosovo. Esta misma fuenteaseguraba que los radicales albanokosovares, que estaban coordi-nados por las fuerzas ocultas de Thai y Haradinaj, tienen rela-ciones y vnculos con el entramado islmico radical Al-Qaida.


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Alemania, siempre cercana a los intereses de los radicales albano-kosovares, ocult estos datos a sus socios militares en Kosovo yno hizo nada por impedir los incidentes acaecidos despus. Aslas cosas, nadie se extra del rpido reconocimiento de la inde-pendencia de Kosovo por parte de la diplomacia alemana.

La diplomacia serbia haba perdido la batalla de Kosovo muchoantes de que pudiera darla en la escena internacional, pues elguin ya haba sido escrito y muy poco podan hacer los lderesde Serbia para oponerse a los planes prefijados por los estrategasnorteamericanos. No haba nadie en la sociedad internacional, nisiquiera Rusia y menos la lejana China, que fuera a ejercer unaoposicin firme y rotunda a los deseos de Washington por preci-pitar la independencia de Kosovo. La situacin era muy parecidaa las semanas previas a los bombardeos de la OTAN contra la ex-tinta Yugoslavia, a la que ya solo perteneca nominal y moralmenteSerbia, cuando Rusia y China no fueron ms all de las bravatasretricas contra la intervencin y no tomaron acciones, ni siquierapolticas o diplomticas, para detener la maquinaria militar atlan-tista puesta en marcha contra Belgrado.

El escenario actual ha sido el mismo: nadie se ha movilizadopara defender los intereses de Serbia ms all de la retrica y delas declaraciones bienintencionadas; nadie ha querido enfrentarsea unos EE.UU. absolutamente imbatibles en un mundo unipolare injusto. Pero que nadie se olvide de que en ms de una ocasin,tal como ha ocurrido con las intervenciones de Afganistn e Iraq,los EE.UU. han errado el tiro y con sus decisiones han abierto lacaja de los truenos provocando unos conflictos de difcil resolucin.En el nuevo orden internacional las cosas no siempre son comoparecen, y el aparente final de una crisis puede ser tan solo el co-mienzo de una nueva.


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3. La cuestin de Kosovo en la vida poltica espaola

El reconocimiento de la independencia de Kosovo es un craso error de la comunidad internacional.

Gustavo de Arstegui

Result algo increble pero ocurri: los dos grandes partidos es-paoles, el Partido Socialista Obrero Espaol (PSOE) y el PartidoPopular (PP), coincidan absolutamente, tras una legislatura cris-pada y abrupta, en un asunto fundamental de poltica exterior: elreconocimiento de la independencia de Kosovo aseverabanes un craso error que tendr fatales consecuencias en Europa y enel mundo. De la misma forma, Izquierda Unida (IU) se sum alconsenso y conden esta vulneracin del derecho internacional;tambin los partidos comunistas de Europa se unieron al rechazode tal decisin y numerosas voces, de distinto signo poltico, cri-ticaron la precipitada declaracin unilateral de independencia deesta regin serbia.

En la poltica espaola, sin embargo, las grandes formacionesnacionalistas, entre las que destacaron el Partido NacionalistaVasco (PNV), el Bloque Nacionalista Gallego (BNG) y EsquerraRepublicana de Catalua (ERC), se mostraron muy satisfechaspor el proceso iniciado por los radicales albanokosovares y expre-saron su solidaridad y apoyo al nuevo Estado nacido, segn algndirigente de ERC, democrticamente. Los temores a que elefecto de la independencia de Kovoso tuviera alguna influenciaen la poltica interna espaola no se cumplieron, pues como suelesuceder en Espaa, y sobre todo en plena campaa electoral, losasuntos internacionales no preocupan en exceso a una opininpblica poco conocedora de estos embrollos tan lejanos pero a lavez tan cercanos.


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Entre los lderes socialistas hay que sealar al ex presidentedel Gobierno, Felipe Gonzlez, quien alert de que la indepen-dencia de Kosovo con el consentimiento de algunas potenciascomo EE.UU., Francia o Alemania es una semilla terrible queva a animar a otras minoras en Europa a emprender el mismocamino. Gonzlez, en declaraciones a la Cadena SER y otros me-dios de comunicacin, ha hecho este anlisis en su condicin depresidente del comit de sabios encargado de disear el futuro dela UE. A partir del precedente kosovar, segn Gonzlez, cadaminora que sea mayora en un pequeo trozo del territorio va aquerer ser independiente respecto a la mayora en el conjunto delterritorio. Ha augurado que esta situacin se pueda dar sobretodo en los Balcanes, aunque lo ha hecho extensible a todas lasminoras.

Sin dejar ttere con cabeza y mostrndose muy crtico con elpapel de las grandes potencias en este proceso ilegal, el ex presi-dente del Gobierno ha culpado a EE.UU. de propiciar esta situa-cin y de haber arrastrado a importantes pases de la UE a sem-brar una semilla terrible. Un lder poltico es aquel que cuandoda un paso, est previendo los dos siguientes pasos que tiene quedar, y eso no se ha hecho en Kosovo, ha explicado. Ha coincididocon el Gobierno espaol en que la declaracin unilateral de inde-pendencia de Kosovo es ilegal y pone en riesgo la armona delorden jurdico y poltico internacional.

Tambin Gonzlez abog por el consenso, apoyando el men-saje que el alto representante para la poltica exterior de la UE,Javier Solana, lanz en Prstina a favor de que Kosovo y Serbia sepongan de acuerdo en el autogobierno de la regin de acuerdocon las resoluciones de la ONU. El ex presidente del Gobiernoha concluido que con Kosovo, no ha nacido un estado indepen-diente, sino dependiente, porque ahora es ms dependiente queantes por su subordinacin a EE.UU. Unas declaraciones va-


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lientes, que le honran y dignifican, mostrando los mismos temores,por cierto, que ya expresara el Gobierno de Belgrado tras el pre-cipitado reconocimiento de la independencia de Kosovo por al-gunas grandes potencias europeas.

En la misma direccin se manifest el Ministro de AsuntosExteriores espaol, Miguel ngel Moratinos, que asegur que Es-paa no reconocer a Kosovo como Estado, a la vez que equiparla declaracin de independencia de la provincia serbia, sin acuerdode las partes ni resolucin de la ONU, con la invasin de Iraq.

Y aadi a rengln seguido: El Gobierno espaol siempre hadefendido el respeto a la legalidad internacional: lo defendicuando decidi retirar sus tropas de Iraq y lo defiende ahoracuando se trata de una secesin de Estado. Tambin el ministrose quej de que la decisin de los albanokosovares haya provocadola divisin de la comunidad internacional, la divisin en el Con-sejo de Seguridad y la divisin en la UE.

Adems, interrogado sobre si Espaa aceptar la perspectivaeuropea de Kosovo un eufemismo comunitario para decir queun da se abrirn conversaciones de adhesin con el nuevo pasbalcnico, Moratinos contest s, con el nico matiz de quedebe reafirmarse el compromiso de la UE con toda la regin.Cmo se pueden negociar acuerdos con un pas cuya existenciano reconocen algunos de los Estados miembros de la UE es anun misterio.

De la misma forma, y en su estilo claro y contundente, el expresidente del Gobierno y Presidente de Honor del PP, Jos MaraAznar, consider en su momento que reconocer la independenciade Kosovo, declarada unilateralmente por su Parlamento, suponeun inmenso error y equivale a crear una posibilidad, un hori-zonte y una esperanza para que otros nacionalismos considerenque tambin es realizable una opcin similar cuando llegue sumomento.


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El Pas Vasco, Flandes, Escocia no tienen nada que vercon la situacin de Kosovo pero no es este el problema. La realidades que si los kosovares consiguen su independencia y soberanaen el modo en que lo estn intentando, eso equivale a crear unaposibilidad, un horizonte y una esperanza de que tambin paraotros sea realizable una opcin similar cuando llegue su momento,opin en un artculo publicado en el diario italiano Il Messagero yrecogido por Europa Press, el ex jefe del ejecutivo espaol.

El anterior lder del Partido Popular comenz su escritosubrayando que la poltica no es el arte de aceptar lo inevitablesino el arte de hacer posible aquello que es deseable, y dejclaro que la declaracin unilateral de independencia de Kosovorepresenta otro ejemplo de la confusin que reina en la polticaactual. Hay que decirlo claramente: reconocer Kosovo en la si-tuacin actual y en la forma actual es un error que tendr gravesconsecuencias, remarc.

Aznar record que la OTAN no intervino en 1999 en los Bal-canes para asegurar la independencia de Kosovo sino que semoviliz militarmente para impedir un potencial genocidiode la mayora albanokosovar dominada y castigada hasta esemomento por los serbios, controlados por el Gobierno de Slobo-dan Milosevic.

La OTAN, de hecho, combati en aquella guerra justificandosu intervencin con dos motivos fundamentales: el respeto detodas las minoras como condicin esencial para ser aceptado enel plano internacional y el rechazo a la construccin de estadosnacionales por medio de la limpieza tnica. En otras palabras, laOTAN decidi la intervencin militar para garantizar la toleranciay consolidar los estados multitnicos, sostuvo el ex presidente,para despus sentenciar que quien crea lo contrario, se equivocay quien lo diga, conociendo las decisiones de aquel momento,miente.


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Reconocer hoy Kosovo prosigui Aznar significa olvidarlos principios que inspiraron y guiaron nuestra intervencin en1999. Peor todava, significa cerrar voluntariamente los ojos sobretodo cuanto ha ocurrido desde entonces en aquella regin. El expresidente asegur que los albanokosovares, a pesar de la volu-minosa ayuda de la UE y del hecho de que las fuerzas de la ONUestn para vigilar la seguridad, han maltratado despiadadamentea las minoras serbia en un dramtico ajuste de cuentas. Hadestruido sus iglesias y sus monumentos histricos, han aceleradola marginacin y, para finalizar, la efectiva separacin fsica y elxodo de una gran parte de ellos. Usando un eufemismo, no esedificante. Reconocer Kosovo en este modo equivale a dar crditoa la limpieza tnica, esta vez de signo opuesto, advirti.

Tras exponer que la regin balcnica podr ser independientepero no podr funcionar de manera independiente y dependerde la comunidad internacional, Aznar consider impensableque a medio plazo las funciones institucionales de un autnticoestado soberano puedan ponerse en marcha. No digo desarro-llarse con regularidad sino ni siquiera iniciarse, sin la asistenciacontinua y significativa de la Unin Europea y sin que las funcionesde orden y seguridad dependan de la presencia de las tropas alia-das. Creer que Kosovo est preparado para la independencia entrminos prcticos de funciones y competencias es un enormeerror. Por que no es as, acot.

En tercer lugar, el ex presidente espaol explic su versin sobreel apoyo de EE.UU. a la independencia kosovar porque parecenpresionados por el afn de deber tutelar y administrar la regin yprefieren creer que, dndole va libre, la presin disminuir.Los pases europeos, a su juicio, estn convencidos de la ineludibi-lidad de la independencia de los kosovares porque sin ella podranrecurrir a la fuerza contra los propios pases comunitarios. Dossentimientos negativos, resume Aznar, pensando en el futuro.


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La OTAN no debera nunca basar sus propias decisiones entrminos de amenaza o de riesgo por el uso de la fuerza. Seracomo legitimar el chantaje y esto no es ciertamente un nobleprincipio sobre el cual construir las relaciones internacionales.Desgraciadamente es justo esto lo que parece que va a producirse,subray. El ex presidente del Gobierno argument que el recono-cimiento de la independencia unilateral de Kosovo significa acep-tar en el escenario internacional el principio de autodeterminacinde los pueblos y el cambio, sin necesidad de consenso, de lasfronteras europeas y advirti de que la experiencia sobre esospuntos ha sido catastrfica en el pasado. Pero no solo eso: esque rompe con los principios reconocidos y defendidos a nivelinstitucional, por ejemplo en el seno de la UE, desde al menoscinco dcadas. Sin contar con que representa un psimo precedentepara el futuro, recalc.

Llegado a este punto de su argumentacin, Aznar abord laseventuales consecuencias de Kosovo en los movimientos nacio-nalistas, separatistas e independentistas. Es habitual afirmar queKosovo es un caso totalmente particular que no puede tomarsecomo ejemplo para otros grupos separatistas en Europa pero quprincipios podremos sacar del conflicto para los serbiokosovarespara impedir que tambin ellos pidan la independencia y decidanlibremente unirse a Serbia?, se pregunt el ex mandatario espaol,para despus recordar el caso de Mitrovica o de los bosnios deorigen serbio en la Repblica Srpska, que presentan las mismascaractersticas de los kosovares pero en los lmites de Sarajevo.

Los diversos independentismos, separatismos y nacionalismosexcluyen a cualquiera que tenga sus principios y una agenda ra-cional, se mueve por la fuerza de las pasiones y los sentimientosirracionales, razn por la cual es imposible concluir, con la expe-riencia que tenemos, que terminarn comportndose segn nuestralgica. Es cierto, el Pas Vasco, Flandes, Escocia no tienen nada


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que ver con la situacin de Kosovo pero no es este el problema.La realidad es que si los kosovares consiguen su independencia ysoberana en el modo en que lo estn intentando, eso equivale acrear una posibilidad, un horizonte y una esperanza de que tam-bin para otros sea realizable una opcin similar cuando llegue sumomento, escribi Aznar.

Quiz no sea hoy ni maana, sino en un futuro advirti.Un buen da podrn decir: por qu ellos s y nosotros no? Reco-nociendo hoy Kosovo en estas circunstancias, nos estamos desar-mando de cara al momento en el que deberemos confrontarnosen estas circunstancias a esa fatdica pregunta. El hecho de que,como alguno argumenta, no sea deseable reconocer Kosovo y quela ONU no haya dado su bendicin es cuestin puramente formaly, por tanto, no relevante. Lo que es verdaderamente grave es laindependencia unilateral, consider. Aznar termin su artculoresaltando que es ms que dudoso que la aceptacin de la sobe-rana kosovar sea una base mejor para el futuro. De momento,este acontecimiento se ha transformado en un gran error pornuestra propia culpa, concluy.

En la misma direccin que su compaero de partido, el Por-tavoz de Exteriores del PP en el Congreso de los Diputados, Gus-tavo de Arstegui, sealaba, en una entrevista realizada por elautor de este libro: Respecto a Kosovo, yo creo que la comunidadinternacional ha cometido un gravsimo error reconociendo laindependencia de Kosovo, lo cual viene a demostrar que los po-pulares tenemos una posicin propia y autnoma muy distinta ala de los EE.UU. y otros Estados europeos. Kosovo es una pro-vincia de Serbia y no una repblica de la antigua Yugoslavia,como lo eran las otras repblicas que se separaron. Este es unconcepto fundamental para explicar el proceso de desintegracinde Yugoslavia. Tampoco podemos olvidar que la actual composi-cin tnica de esta regin es un acontecimiento muy reciente,


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que proviene de la dcada de los cincuenta, y no algo que hayaocurrido a lo largo de un proceso histrico.

En lo que respecta al nuevo liderazgo albanokosovar, Arste-gui asegura: Luego est la ELK (Ejrcito de Liberacin de Ko-sovo), cuyos orgenes y pasado est ligado al terrorismo, a lautilizacin de la violencia como instrumento de accin poltica.Tampoco se debe olvidar que el ELK ha estado ligado al narco-trfico y que tiene un turbio pasado si analizamos cmo fue fi-nanciado inicialmente. Se ha creado un precedente errneo yno sustentado en el respeto a las resoluciones internacionales ya la necesaria legitimidad que debera tener las mismas en la es-cena europea. Nuestra posicin, y la ma concretamente, en esteasunto es muy clara: la independencia de Kosovo es errnea ycamina en la peor de las direcciones posibles, ha sido un errorclaro de la comunidad internacional a la hora de analizar la rea-lidad de los Balcanes.

Mostrando un grado de conocimiento sobre los Balcanes quetienen pocos dirigentes europeos, Arstegui seala: Otro asuntoque creo que no se debe desdear es lo que representa para Serbiael Kosovo, pues es un territorio que fue su cuna y donde se en-cuentran sus monasterios, edificios e iglesias ms emblemticas.Los dirigentes europeos han mostrado un absoluto desconoci-miento y desprecio por la historia de esta regin, lo que ha llevadoa tomar esta errnea decisin. Y agreg: Europa se ha equivocadocon Kosovo y con Serbia, sembrando la discordia y la semillapara futuros conflictos en el corazn de los Balcanes. Creo queEuropa ha demostrado un absoluto desconocimiento por la his-toria de esta regin y no ha estado a la altura de las circunstancias,se ha abordado un problema de la forma menos afortunada ypremiado a aquellos que utilizan la violencia para conseguir susobjetivos, tal como sealaba muy recientemente Araceli Mangasen un artculo.


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Y termino con unas reflexiones, que considero interesantes,del ex diputado socialista y ahora asesor de la Ministra de Defensa,Jordi Marsal, quien asegura: Las posibles o imposibles soluciones.Los sucesivos pasos que se vayan dando por parte de los actoreslocales y de la comunidad internacional presente en la zona van aconfigurar un futuro de estabilidad o inestabilidades. Nadie tienela solucin. Y previa a la solucin es necesaria la autntica voluntadde futuro de los actores; sin ella y sin autntico dilogo no hayfuturo posible para los Balcanes. Y ese futuro afecta tambin alfuturo de Europa. No es nicamente una herida abierta en losBalcanes, es una herida abierta en Europa. Seremos capaces decerrarla? La respuesta, a tenor de lo que ha ocurrido en losltimos meses, es clara: la herida sigue abierta y supurando. Laalegra albanesa en las calles ha dado paso a la rabia y la ira serbia.


SEGUNDA PARTE. DE CMO NACI EL MITO DE KOSOVO

4. El mito de Kosovo

Todo soldado campesino serbio sabe por qu lucha. Cuando era nio su madre le deca:

Hola pequeo vengador de Kosovo!.

John Reed, periodista britnico, en 1917.

En 1989, ante casi un milln de personas venidas de todo el pashasta Kosovo, el mximo lder serbio, Slobodan Milosevic, pro-meti a su pueblo que los serbios nunca ms seran derrotados yhumillados. Milosevic celebraba por todo lo alto el 600 aniver-sario de la batalla del Campo de los Mirlos, un episodio blicoque concluy en derrota para los serbios y que signific, a partirde 1389, el dominio otomano de los Balcanes durante ms decinco siglos. All, reunidos en el lugar de la Batalla, en KosovoPolje, los serbios se conjuraron una y mil veces para luchar contraaquellos que amenazaban con querer destruir la sagrada unidaddel pueblo serbio. Nunca las palabras de un dirigente polticopodran haber sido ms premonitorias, ms profticas en el sentidocontrario de lo que estaba por llegar. El conflicto en la antigua

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Yugoslavia comenz y termin en Kosovo. Aquella celebracinera tan solo el comienzo de un sangriento e intil aquelarre. Losserbios todava no se han repuesto del mismo y el sufrimiento in-terminable de este pueblo contina. Pero conviene repasar la his-toria antes de adentrarnos en el significado del mito para ambospueblos.

Los serbios trataban, en 1389, de frenar la oleada militar turcaque ganaba terreno da a da en los Balcanes, pero no les fueposible porque el ejrcito turco, imbatible en aquellos momentos,les castig con una severa derrota recordada para siempre en losanales de la historia. El prncipe Lazar, que comandaba las tropas,fue capturado, y miles de sus soldados quedaron para siempre enel famoso Campo de los Mirlos, escenario de tan decisiva derrota.El Vidovdan, o da de san Vito el 28 de junio, se convirtidesde entonces, y para siempre, en una fecha emblemtica paralos serbios, tal como nos recuerdan los Narodne Pesme (poemaspicos) de un pueblo que tiene, parafraseando a Churchill, mshistoria de la que es capaz de digerir.

Aquel 28 de junio de 1389 signific el comienzo de la domi-nacin otomana de los Balcanes que perdurara hasta principiosde este siglo y la destruccin del sueo serbio de crear un im-perio local que frenase las aspiraciones de la Sublime Puerta. Parael crtico literario serbio, Jovan Skerlic, la derrota de KosovoPolje ilumina los cantos populares serbios y la poesa nacionaldesde 1389. Nuestros mitos nos robustecen y debemos vivir conellos. Cada vez que nos hallamos en dificultad volvemos a Kosovo,a la poesa popular, a Karagjorgje, aseguraba en la misma lnea elacadmico serbio Antonije Isakovic. Los serbios contemplabancmo la lnea que separaba el Imperio otomano del occidentecristiano quedaba justamente en su territorio y que su tierramtica, Kosovo, se converta en el epicentro de su derrota. La al-banizacin haba comenzado.


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La derrota de las fuerzas cristianas a manos otomanas se acabconvirtiendo en una suerte de gran fiesta nacional, un aquelarrenacionalista que mezclaba la afrenta al pueblo serbio y el signifi-cado de la derrota, y que abri una poca de sumisin a la SublimePuerta y de oscuridad nacional para una cultura que, a partir deese momento, vio los eventos del Campo de los Mirlos como unGlgota colectivo. Kosovo ya era un mito, un captulo de unahistoria trgica y sangrienta que las futuras generaciones cantarana travs de los cantares de gesta y la pica serbia; en el dolor colec-tivo por la derrota se encontraran las fuerzas para recuperar esefetiche sagrado y volver a la era nostlgica e idolatrada de losgrandes hroes serbios.

Kosovo, 1989. 600 aos despus. Samo Sloga SpasavaSrbirna, solo la solidaridad puede salvar a los serbios, asegurabanlos miles de ultranacionalistas llegados de todo el pas para escuchara Milosevic y para celebrar el aniversario de la mil veces cantadaepopeya del Kosovo. Esta frase, junto con otras de peor o mejorestilo, seran grabadas despus en las paredes de las ensangrentadascalles de Bosnia, Croacia y, cmo no, en el idolatrado Kosovo.Para los serbios, resistir en Kosovo, mantenerlo bajo su soberana,era una cuestin de vida o muerte, de honor o deshonor, unasuerte de fetiche colectivo para superar el agravio perpetrado porlos turcos seis siglos atrs.

La falta de entendimiento ha ido provocando nuestras suce-sivas derrotas durante seis siglos. Esta falta de entendimiento, y latraicin consiguiente, nos ha perseguido como un maleficio a lolargo de nuestra historia. Seis siglos ms tarde tenemos que com-batir de nuevo. Las batallas que debemos librar ahora no sernmeros enfrentamientos entre ejrcitos, aunque no haya que ex-cluirlos, resumi Milosevic en 1989, ante los miles de serbiosllegados de toda Yugoslavia para celebrar la derrota del Campo delos Mirlos, en Kosovo Polje. En resumen, todo un programa po-


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ltico y un adelanto de lo que seran los prximos aos. Pero tam-bin un gesto teatral: nunca cederemos en Kosovo, nuevo estan-darte de la causa serbia, y desde aqu, resumira Milosevic, co-menzaremos la cruzada en pro de la Gran Serbia.

Los albaneses, mientras el nacionalismo serbio afilaba sus armas,construan una sociedad paralela, con su sistema educativo, legis-lativo y hasta administrativo, se preparaban para una batalla queya intuan como cercana, el momento esperado de devolver a losserbios la afrenta de haber sido incluidos en la Yugoslavia quetanto odiaban. La aparicin de Milosevic, con su escasa visin po-ltica y su falta de tacto a la hora de encauzar los procesos y con-flictos por las vas racionales, sirvi finalmente a sus objetivos y lesdio va libre para exteriorizar la violencia. De aquellos barros de laviolencia bruta, sin ningn miramiento, vienen los actuales lodos.

El sexto aniversario de esta derrota se realiz en un ambientemarcado por la ebullicin patritica y el despertar nacionalistaserbio. Los intelectuales serbios, que ya haban publicado su fa-moso Memorndum, donde se denunciaba el genocidio cultu-ral que sufran los serbios de manos albanesas, reclamaron aMilosevic que culminara su revolucin cultural nacionalista.Un milln de serbios arroparon a Milosevic, en aquel 28 dejunio de 1989, otro da de San Vito glorioso, mientras el mundopermaneca ajeno a la tragedia que se desarrollaba en los Balcanes,prlogo de la carnicera que luego se abatira en los 90. Milosevicya abrazaba el ideal de la restauracin de la Gran Serbia y laabolicin constitucional del poder local en Kosovo. Como re-cuerdo de las tropas de Lazar, 25.000 soldados federales, lamisma cantidad de hombres en armas que el prncipe derrotadolanz contra los otomanos, protegieron al milln de manifes-tantes llegados de todas las partes de Yugoslavia. Los smbolos,como en toda orga nacionalista, respondan a una estticanacionalista mil y una veces repetida.


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En la celebracin de esta derrota, del destino de un puebloque se cree elegido por Dios y que a la vez se siente maltratadopor la historia, los serbios hallaron fuerzas para comenzar su nuevacruzada en defensa de una Yugoslavia herida de muerte que nadiequera mantener viva. Los retratos de Tito, en aquellos lejanosdas, seran echados a la hoguera de la infamia y el olvido, pese aque tantas veces los viejos partisanos haban jurado y perjuradoque despus de Tito, Tito. Pero no fue as, tras Tito vino Milo-sevic y con l todo un rosario de derrotas y desgracias para el pue-blo serbio.

Aquel 1989, conviene recordarlo, era el tercer aniversario dela llegada al poder de este strapa balcnico de escasa suertellamado Slobodan Milosevic, Slobo para sus partidarios. Nuncael destino de un dirigente serbio estuvo ms ligado a Kosovo quepara este veterano aparachik, siempre ligado a los crculos depoder de Belgrado. En aquella celebracin de 1989 surgi el mitoMilosevic, siendo elegido como iluminado caudillo del puebloserbio para conducirle a la victoria tras el naufragio yugoslavo.San Vito, un 28 de junio, da de la humillante derrota de losserbios a manos de los turcos, sera el comienzo de una carrerashakespeariana a travs de la humillacin, el desprecio internacionaly la guerra.

La misma Iglesia ortodoxa serbia se uni a la cruzada en de-fensa de Kosovo que lideraba el ultracomunista Milosevic. Unode sus ms conocidos obispos, Atanasije Jevtic, declaraba en unaentrevista sin ningn pudor: Podemos afirmar que la tragediakosovar del pueblo serbio despert las conciencias: en primerlugar, las de unos individuos del gobierno serbio, a Slobodan Mi-losevic me refiero, para mirar a los ojos de la verdad, de la cual laIglesia ortodoxa serbia ya hace dcadas que, de modo discretopero firme, escribe en las protestas que no cesa de dirigir a las ins-tituciones gubernamentales.


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Para los serbios, como ya he dicho antes, Kosovo es un fetiche;quien lo posee, a modo de objeto, tiene la legitimidad, la fuerza yel poder. Siendo como es la cuna sagrada para la religiosidad or-todoxa serbia pues all se hallan sus ms importantes monasteriose iglesias, Kosovo merece la sangre y el sacrificio, la guerra y labsqueda de un honor mancillado tras siglos de dominacin oto-mana. Cuntos Mozart hubiramos tenido si no hubieran estadoaqu los turcos?, se preguntaba indignado el escritor metido apoltico, Vuk Draskovic.

Pero no solo la batalla del Campo de los Mirlos signific lasubyugacin serbia a la Sublime Puerta, sino que todos los pueblosde los Balcanes corrieron la misma suerte. Y ese dolor por lo irre-mediablemente perdido se transmiti de generacin en generaciny acab convirtindose en una suerte de agona colectiva, tal comonos recordaba la escritora de viajes Rebecca West, a la que citotextualmente: Pero la agona de Kosovo debi ser puramenteagona, dolor sobre dolor, renovada en cada generacin, a lo largode cinco siglos. La noche del mal haba sido suprema, todava loera en un sentido cuantitativo. Y la derrota, a partir de entonces,tan solo poda ser una, la que haba significado el mal supremo,la de Kosovo, el final de la hegemona y el sueo nacional serbio.

En la misma lnea nacionalista serbia, hay que resear al es-critor Milan Komenic, quien en un encuentro amistoso con es-critores albaneses, les espet sin inmutarse: Podis hablar siglosy siglos, no os creo nada. Ni siquiera vosotros creis en esta historiavuestra, porque sois inteligentes. Como figura estilstica de la re-trica sangrienta habis impuesto la tautologa del mal. El mundomoderno no conoce tantos crmenes como en Kosovo. Quizvosotros creis que vais a entrar en el mundo moderno mediantela agresin. Nosotros creemos que no se puede hacer as. Detrsde nosotros hemos dejado la huella del espritu y no la de labestia. Vosotros consideris como mito lo que para nosotros es el


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fundamento. La eleccin espiritual, segn vosotros, es una patraareligiosa. Vosotros estis enfermos de agresividad racista; nosotros,de melancola histrica. Qu renacimiento es este si se paga elprecio del xodo del pueblo para que el que Kosovo es el primerpaso con el cual entr en la civilizacin.

Durante siglos, serbios y albaneses han reclamado Kosovocomo su tierra prometida, poniendo especial nfasis en que ambosllegaron antes y por ello el mtico territorio les pertenece. Las dosculturas e identidades han pugnado durante aos con argumentosms o menos cientficos acerca de sus derechos histricos sobreKosovo, desdeando el dilogo y el encuentro entre las partes.Durante toda la era titosta (1945-1980) y despus, ya en plenoproceso de descomposicin de Yugoslavia, a principios de losochenta, estos sentimientos estuvieron adormecidos por el pesode la represin policial y la intolerancia hacia toda forma de na-cionalismo por parte de los comunistas.

En tiempos de Yugoslavia todo el mundo denominaba a esteterritorio como Kosmet, dos slabas que se refieren a los territoriosdel Kosovo y Metohija. Tambin el nacionalismo serbio siemprese ha referido a este territorio como Kosmet, mientras que para losalbaneses es la cuestin de Kosovo. Dos pueblos, serbios y alba-neses, en lucha por reivindicar y hasta ocupar este territorio, sindeseos de vivir los unos con los otros, con los diferentes. Losserbios son ortodoxos, mientras que los albaneses son mayoritaria-mente musulmanes, aunque existen algunas pequeas comunidadescatlicas. Tambin hay comunidades turcas, gitanas, rumanas eincluso croatas. La situacin hasta bien entrada la dcada de losochenta discurra en este constatado y cmodo divorcio entre losserbios y los albaneses; vivan divorciados pero sin violencia.Juntos, pero no revueltos, como se dice en castellano castizo.

As fue hasta que Milosevic utiliz el discurso nacionalista yvictimista como nueva fuente de legitimacin poltica de su


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rgimen ante la irreversible descomposicin del bloque comu-nista y el fracaso econmico del mismo en Yugoslavia. Pese atodo, las tensiones y las silenciosas luchas seguan ah y tan solofaltaba que alguien encendiera la mecha de la pasin nacionalistapara poner en marcha el engranaje de la guerra contra el otro. Losalbaneses, por su parte, tambin enarbolaron la bandera naciona-lista y desde principios de la dcada de los ochenta se mostraronclaramente partidarios de abandonar el barco yugoslavo por lava de la confrontacin.

En aquellos aos, el que era considerado el bardo de Milosevic,Matjija Beckovic, defenda el mito de Kosovo como fuente inspi-radora del discurso nacionalista serbio: Kosovo es la palabraserbia que ms cara cost. Fue comprada con sangre. No podemosvenderla sin que la sangre sea derramada de nuevo (...). Hace seissiglos en el globo no haba ocurrido nada ms importante que labatalla de Kosovo. La palabra que vio el conde Lazar, eligiendo elImperio celestial, es una palabra dada para siempre, y no podrretirar nunca. Kosovo es el centro del planeta serbio. En Kosovo,los serbios estuvieron esclavizados la mitad de mil aos. Europano tiene raz ms profunda que la que, a travs de Grecia y Bizan-cio, aflora en nuestra tierra. En Kosovo est enterrado todo elpueblo serbio (...). Las fosas son los nicos poblados tnicamentepuros (...).

Milosevic manipul al pueblo serbio con los viejos smbolosy un nuevo discurso teido de burdas banalizaciones y una retricasimplista y racista. Mezclaba la historia reciente con la pica. Enun viaje hacia la nada que solo poda conducir al suicidio colectivo,el veterano dictador serbio utiliz el mito de Kosovo en el mo-mento ms oportuno para legitimarse en el poder, justo cuandoel bloque comunista se disolva como un azucarillo y cuandotodas las dictaduras vecinas del Este llegaban a su fin. Solo Milo-sevic, utilizando Kosovo como coartada, consigui sobrevivir a la


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oleada democratizadora de finales de los 80 e inici su escaladablica de sobra conocida. De Eslovenia a Bosnia-Herzegovina,pasando por Kosovo y Montenegro, Slobo incendiara los Balcanesy provocara una carnicera por la que respondera ante el TribunalPenal Internacional creado para juzgar sus crmenes.

Luego, en los noventa, la cuestin de Kosovo caera en el ol-vido. Se anulara la autonoma regional, la actividad de los alba-neses contra el poder de Belgrado ira en aumento y el gobiernoen Serbia caera en manos de ese mal jugador de pquer llamadoMilosevic, quien en palabras de Richard Hoolbroke enviadoespecial de Bill Clinton a los Balcanes para desenredar la madejabalcnica era capaz de jugar toda la noche y ganar para, a ren-gln seguido, perder de un golpe todas sus victorias y el capitalobtenido. As le ocurri una y otra vez. Su carrera poltica comenzy acab en Kosovo.

Cmo fue posible que la cuestin de Kosovo saliera de lasagendas de nuestras cancilleras y no volviramos a saber de ellahasta pasados dos lustros largos? Muy fcil: los dirigentes albanesesde entonces todava aoraban una solucin pacfica del conflictocon el Gobierno de Belgrado y el Estado paralelo organizadopor el mximo lder albanokosovar, Ibrahim Rugova, funcionabams o menos sin problemas. Adems, Milosevic no buscaba unacuerdo poltico con los albanokosovares, sino seguir adminis-trando la regin a travs de los dirigentes serbios de su cuerda.Como se vera, esta demencial poltica solo pudo dar los peoresresultados y conducira, irremediablemente, al callejn sin salidaque padecemos hoy. Y eso que Milosevic, ya advirti, proftico,que nadie ms tendra el derecho a derrotar a los serbios en elfuturo. El paraso prometido por Milosevic no llegara nunca,pero antes de adentrarnos en el presente volvamos al pasado deesta regin emblemtica y controvertida.


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5. Kosovo en el pasado y en el presente

Reconociendo el estado albans en Kosovo, Europa definitivamente perdi su corazn.

De un golpe mortal, el occidente hurt de los serbios de Kosovo su patria y les convirti en prisioneros en su propio pas.

Peter Handke

En la antigedad, Kosovo era un territorio habitado por los dar-danos que formaban parte, segn las crnicas, de las tribus ilirias.Los historiadores albaneses remontan sus orgenes a los ilirios, loscuales ya habran estado en Kosovo en la poca romana, muchoantes que los eslavos, que no emigraron hasta este territorio hastael siglo VI. La historiografa serbia no reconoce estos orgenes,como es lgico, y siempre han asegurado que su llegada fueanterior a la de los albaneses. De acuerdo con las siempre discuti-bles tesis albanesas, estos protoalbaneses habran conservado suidentidad tnica no solo durante la poca de la ocupacin romana,sino tambin en la poca de las invasiones eslavas de la alta EdadMedia.

En cualquier caso la argumentacin albanesa presenta unalaguna, ya que los albaneses no aparecen mencionados en lasfuentes hasta el siglo XI (1078-1079), y entre la antigedad yestas primeras menciones transcurre un periodo de tiempo de almenos seiscientos aos. Resulta ms que dudoso que la gran masade poblacin iliria de Dardania sobreviviese sin verse afectada porla romanizacin y la eslavizacin puesto que en otras zonas de lapennsula balcnica tampoco fue ese el caso. Lo ms probable esque los antepasados de los albaneses actuales conservaran sus len-guas y costumbres nicamente en territorios aislados, especial-mente en zonas de montaa; y es evidente que las llanuras de Ko-


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sovo no presentan tales caractersticas. Es significativo que los al-baneses sean mencionados por las fuentes serbias antiguas comomeros pastores nmadas, escribira el historiador alemn PeterBartl.

De esta forma, la tesis de un poblamiento albans ininterrum-pido en Kosovo no se sostendra con firmeza; tampoco se sosten-dra la tesis serbia de que los albaneses siguieron emigrando hastala regin hasta los siglos XVII y XVIII. La poblacin de Kosovo, almenos durante la Edad Media, era predominantemente serbia.Adems, a partir de 1170, en que el prncipe serbio Stefan Ne-manja establece el primer Estado serbio de la historia, Kosovo pa-sara a ser el centro econmico, poltico, religioso y cultural delpueblo serbio. De sus ricas minas, entre las que destacaban NovoBrdo y Trepca, se extraan metales preciosos que luego eran ven-didos a todos sus vecinos. Los bellos monasterios de Decani,Graanica, la iglesia catedralicia de Bogodorica, Ljeviska en Prizren,as como el patriarcado de Pec, atestiguan la prosperidad que rei-naba durante la Edad Media en esta zona de Serbia. En Pec tam-bin se hallaba el centro eclesistico de Serbia, la sede del patriar-cado serbio. Y en Prizren, adems del ya citado monasterio deLjeviska, estuvo la capital del viejo reino de los serbios de ladinasta Dushan hasta la mitad del siglo XIV, cuando aconteci lagran catstrofe para la historiografa serbia, es decir la llegadade los turcos a la regin.

Luego llegara la famosa batalla de Kosovo Polje, en 1389, elcomienzo de la decadencia serbia y de la dominacin otomanaen todos los Balcanes. La batalla del Campo de los Mirlos termi-naba abruptamente con el Estado serbio y significaba el fin delas aspiraciones de todo un pueblo en busca de su identidad y es-pacio vital. La conquista de este territorio, consolidada finalmenteen el ao 1445, implicaba la islamizacin de los nuevos sbditosy la imposicin de los modos de vida y hbitos sociales turcos.


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Pero su significado, como ya hemos dicho anteriormente,tiene una trascendencia fundamental para el pueblo serbio: el co-mienzo de una nueva era de oscuridad y dominacin. La derrotadej una huella indeleble en la memoria colectiva del pueblo ser-bio: lo que para nuestros historiadores es el nacimiento de Jesu-cristo, afirma Ami Bou en la obra fundamental La Turqua deEuropa; la batalla de Kosovo es ms o menos para los serbios.Cada acontecimiento que se cuenta se acompaa de la pregunta:esto ocurri antes o despus de nuestro sometimiento? Y tienerazn Thomas A. Emmeret, cuando lo afirma en su reciente libroEl Glgota serbio: Kosovo, 1389. En el curso de los tiempos, la ba-talla de Kosovo comenz a ser vista como el origen de todas lasdesventuras que Serbia deba sufrir durante los largos aos de su-misin a los turcos. Al tema de la derrota se aadi el de la espe-ranza y la resurreccin. Al haber sacrificado voluntariamente Lazar,y el pueblo su vida por la fe y la patria, los serbios saban que acausa de este martirio a manos del infiel, Dios haba protegido asu pueblo y le salvara un da de la esclavitud.

As comenzaba este periodo de dominio y sometimiento delos Balcanes bajo la tutela de la Sublime Puerta. La islamizacinde Kosovo comenzara en aquellas fechas y el proceso, una vezque la presencia serbia se extingua da a da, se puede decir quean no ha concluido. Si tenemos en cuenta los registros fiscalesturcos, podemos deducir que en aquellos das tan solo el 4 5%de la poblacin era albanesa. Una poblacin que, en vista del do-minio serbio, haba iniciado un tenue proceso de asimilacin,entre cuyas consecuencias estaba la eslavizacin de sus nombres yla conversin al ortodoxismo. La conquista turca del territoriotraera grandes cambios, pues concluira esta asimilacin referiday comenzara la conversin masiva de los albaneses al islamismo,algo que no ocurrira con los serbios que seguiran practicando lafe ortodoxa.


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Desde aquel momento histrico definitivo, y sobre todo araz de la consolidacin otomana en 1453 con la toma deConstantinopla la presencia albanesa, que en aquellos momen-tos se supona que no era mayor del 5% de la poblacin total dela regin, fue en aumento y a partir de 1582 hay noticias de quese haban convertido en el elemento tnico dominante en muchascomunidades kosovares. La albanizacin por razones polticas oeconmicas estaba en marcha. Por ejemplo, Gjakove, que en 1485apareca como un territorio fronterizo de poblacin mixta serbio-albanesa posea, un siglo despus, una poblacin predominante-mente albanesa; al parecer, en el ao 1782 ninguno de sus habi-tantes era ya capaz de entender el serbio. Algunas comarcas serbias,que a finales del siglo XV estaban pobladas por comunidades deesa etnia, estaban abandonadas cien aos ms tarde y fueron ocu-padas por inmigrantes albaneses de religin musulmana, de lamisma forma que tambin este proceso se dio en ciudades comoPrstina.

Con el cambio poblacional variaron, tambin, la cultura y lareligin. Los serbios eran cristianos de obediencia, lo cual les aca-rreaba tener que pagar numerosos tributos; ante la presin mu-sulmana, la mayora fue emigrando hacia otras tierras y una mi-nora opt por mejorar su suerte convirtindose en masa al Islam.Los repobladores llegados a la regin mostraron menos reparosante el nuevo credo y se convirtieron en gr

Kosovo, las Semillas del Mal-Ricardo Angoso García

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