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I. mod que "nuestro Montserrat" no es el mismo II lI ' ., ti . la Municipalidad de Buenos Aires (que en esto, 01110 'n todo, se equivoca). Nuestro Montserrat, históri arnente, albergó la Plaza de Toros de Buenos Aires (en Belgrano y la 9de Julio) y la adyacente "Calle del Pecado". También se 10 conoció como "Barrio del Tambor" por el alto porcentaje de negros que 10 poblaban antes de morir masivamente en las sucesivas pestes que azotaron Buenos ~res. En ese p.Unto, casi nada ha cambiado: Montserrat sigue SIendo un barrio de negros, sólo que en este caso se trata de nuestros hermanos latinoamericanos (peruanos y bolivianos, mayoritariamente), que han hecho aquí su segunda patria. En cuanto al pecado, nuestras calles, además de las más .; t~adicionales ofertas en articulas para la vida cotidiana, e;tán pll1toresca y módicamente puntuadas ,por trabajadoras de la carne y hoteles por hora. "N M " uestro ontserrat, entonces, encuentra sus límites en la avenida San Juan hacia el Sur, la avenida Rivadavia hacia el Norte, la avenida 9 de Julio hacia el Este (pretender extender la denominación hasta la calle Bolivar es otro desp;opósito de nuestros gobernantes, como si la 9 de Julio no ~uera capaz de separar un pais, un mundo, de otro) y, hacia el Oeste, la avenida Entre Ríos (que nosotros llamamos "la Avenida", como si fuera la única del planeta). Sobre la Avenida está la sede central de Partido ~omunista, que hoy no Corta ni pincha pero que supo ser Importante en la política de paises como el nuestro y que, como todo el mundo sabe, avaló el sangriento golpe de Estado de 1976. Dentro de los límites de nuestro barrio están la discoteca Cemento (clausurada para siempre), la sede de una universidad privada (Uade) y la futura sede de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, 10 que hace preve~ que la zona se llenará de librerías y bares para estudIantes. Además están el grupo editorial Planeta y el 26 ,'!'L1pOeditorial Norma, a pocos pasos de casa, casi enfrente d' Boquitas Pintadas, donde tantas noches deliciosas hemos pasado en otro tiempo. .. . Más allá de la Avenida viven Andi y Oliverio, pero los nsideramos parte del "barrio afectivo", con el mismo lerecho de residencia que tienen Bárbara y Anselmo, el h rmano de S., quienes comparten una misma m.anzan~ cerca lel Departamento Central de Policía, o Leonor S~lvestn, cuyos dominios se asientan en Santiago. del Estero ~ Chile, ., A vuelo de pájaro, ése es nuestro barrio: una porClOn tranquila de la ciudad de Buenos Aires, sin la fama de San Telmo (donde viven Laura y Martín, entre tantas otras personalidades de nuestra cultura), pero ta~~~én sin la sombra que la violencia pone sobre otras dIvIsIone~ catastrales (Constitución o, sin decir tanto, San Cnstobal). No tenemos hipermercados ni complejos cinematográficos, pero nadie echa en falta esas invenciones menemistas. Por otra parte, tenemos las mejores verdulerías de Buenos Aires y famosísimas casas de alquiler de películas a las que acuden personas de otros ~arrios .. Nuestras instituciones son sólidas, al Igual que nuestro modo de vida. Yo no tengo auto, pero cuando me est~ba mudando solía usar el de mi madre para transportar libros (y más libros). Dejaba la exquisita voiture en la cochera de la vuelta, por consejo de Anselmo. Una noche, exhausto, me olvidé de guardar el vehículo, que quedó estacionad? en la esquina, enfrente del quiosco. A la ma~ana en;on~re ~na ventanilla rota y el dispositivo electrónico del estereo había desaparecido. Puteando, llevé el auto al garage. ~a 'dadora me dijo: "Qué pena, a veces por ahorrarse Cll1CO CUI 1 ., pesitos, después uno tiene un disgust.o". ~ra .una e~c~on que el barrio me estaba dando. Tenemos msntuciones sólidas. Conocemos perfectamente el valor del dinero. 27

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I .mod que "nuestro Montserrat" no es el mismoIIlI' ., ti . la Municipalidad de Buenos Aires (que en esto,01110 'n todo, se equivoca). Nuestro Montserrat,históri arnente, albergó la Plaza de Toros de Buenos Aires (enBelgrano y la 9de Julio) y la adyacente "Calle del Pecado".También se 10 conoció como "Barrio del Tambor" por el altoporcentaje de negros que 10 poblaban antes de morirmasivamente en las sucesivas pestes que azotaron Buenos~res. En ese p.Unto, casi nada ha cambiado: Montserrat sigueSIendo un barrio de negros, sólo que en este caso se trata denuestros hermanos latinoamericanos (peruanos y bolivianos,mayoritariamente), que han hecho aquí su segunda patria. Encuanto al pecado, nuestras calles, además de las más .;t~adicionales ofertas en articulas para la vida cotidiana, e;tánpll1toresca y módicamente puntuadas ,por trabajadoras de lacarne y hoteles por hora.

"N M "uestro ontserrat, entonces, encuentra sus límitesen la avenida San Juan hacia el Sur, la avenida Rivadaviahacia el Norte, la avenida 9 de Julio hacia el Este (pretenderextender la denominación hasta la calle Bolivar es otrodesp;opósito de nuestros gobernantes, como si la 9 de Juliono ~uera capaz de separar un pais, un mundo, de otro) y,hacia el Oeste, la avenida Entre Ríos (que nosotrosllamamos "la Avenida", como si fuera la única del planeta).

Sobre la Avenida está la sede central de Partido~omunista, que hoy no Corta ni pincha pero que supo serImportante en la política de paises como el nuestro y que,como todo el mundo sabe, avaló el sangriento golpe deEstado de 1976. Dentro de los límites de nuestro barrioestán la discoteca Cemento (clausurada para siempre), lasede de una universidad privada (Uade) y la futura sede dela Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, 10 que hacepreve~ que la zona se llenará de librerías y bares paraestudIantes. Además están el grupo editorial Planeta y el

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,'!'L1pOeditorial Norma, a pocos pasos de casa, casi enfrented ' Boquitas Pintadas, donde tantas noches deliciosas hemospasado en otro tiempo. .. .

Más allá de la Avenida viven Andi y Oliverio, pero losnsideramos parte del "barrio afectivo", con el mismo

lerecho de residencia que tienen Bárbara y Anselmo, elh rmano de S., quienes comparten una misma m.anzan~ cercalel Departamento Central de Policía, o Leonor S~lvestn, cuyosdominios se asientan en Santiago. del Estero ~ Chile, . ,

A vuelo de pájaro, ése es nuestro barrio: una porClOntranquila de la ciudad de Buenos Aires, sin la fama de SanTelmo (donde viven Laura y Martín, entre tantas otraspersonalidades de nuestra cultura), pero ta~~~én sin lasombra que la violencia pone sobre otras dIvIsIone~catastrales (Constitución o, sin decir tanto, San Cnstobal).

No tenemos hipermercados ni complejoscinematográficos, pero nadie echa en falta esas invencionesmenemistas. Por otra parte, tenemos las mejores verduleríasde Buenos Aires y famosísimas casas de alquiler de películasa las que acuden personas de otros ~arrios ..

Nuestras instituciones son sólidas, al Igual que nuestromodo de vida. Yo no tengo auto, pero cuando me est~bamudando solía usar el de mi madre para transportar libros(y más libros). Dejaba la exquisita voiture en la cochera de lavuelta, por consejo de Anselmo. Una noche, exhausto, meolvidé de guardar el vehículo, que quedó estacionad? en laesquina, enfrente del quiosco. A la ma~ana en;on~re ~naventanilla rota y el dispositivo electrónico del estereohabía desaparecido. Puteando, llevé el auto al garage. ~a

'dadora me dijo: "Qué pena, a veces por ahorrarse Cll1COCUI 1 .,pesitos, después uno tiene un disgust.o". ~ra .una e~c~on queel barrio me estaba dando. Tenemos msntuciones sólidas.Conocemos perfectamente el valor del dinero.

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