L Y M C OT 2033048 C R M Y - Proyecto de investigación ... · Violencia intra-étnica en Chile a...

32
Realidades conflictivas

Transcript of L Y M C OT 2033048 C R M Y - Proyecto de investigación ... · Violencia intra-étnica en Chile a...

OT

2033

048

CM

Y

OT

2033

048

CM

Y

L

Realidades conflictivas Andalucía y América en la España del Barroco

Rea

lida

des

conf

lict

ivas

M

igu

el l

uis

pez-

gu

ad

alu

pe

Jua

n Jo

sé ig

lesi

as R

od

Ríg

uez

(co

oR

ds.)

Miguel luis lópez-guadalupe

Juan José iglesias RodRíguez (cooRds.)

L

Realidades conflictivas

Rea

lida

des

conf

lict

ivas

M

igu

el l

uis

pez-

gu

ad

alu

pe

Jua

n Jo

sé ig

lesi

as R

od

Ríg

uez

(co

oR

ds.)

Realidades conflictivas

Realidades conflictivas Andalucía y América en la España del Barroco

Miguel Luis López-Guadalupe Juan José Iglesias Rodríguez

(coords.)

Sevilla 2012

© SECRETARIADO DE PUBLICACIONES DE LA UNIVERSIDAD DE SEVILLA 2012 Porvenir, 27 - 41013 Sevilla Tlfs.: 954 487 447; 954 487 451; Fax: 954 487 443 Correo electrónico: [email protected] Web: <<http://www.publius.us.es>>

© MIGUEL LUIS LóPEz-GUADALUPE JUAN JOSé IGLESIAS RODRíGUEz (coords.) 2012

© DE LOS TExTOS, SUS AUTORES 2012

Motivo de portada: El sueño del caballero (Antonio de Pereda, 1611-1678). Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid.

Impreso en papel ecológico Impreso en España-Printed in Spain ISBN: 978-84-472-1430-3 Depósito Legal: SE-3.701-2012 Impresión: KadmosImpreso en España - Printed in Spain

Serie: Historia y GeografíaNúm.: 235

Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de este libro puede reproducirse o transmitirse por ningún procedi-miento electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, graba-ción magnética o cualquier almacenamiento de información y sistema de recuperación, sin permiso escrito del Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Sevilla.

Comité editorial:Antonio Caballos Rufino (Director del Secretariado de Publicaciones)Carmen Barroso CastroJaime Domínguez AbascalJosé Luis Escacena CarrascoEnrique Figueroa ClementeMª Pilar Malet MaennerInés Mª Martín LacaveAntonio Merchán ÁlvarezCarmen de Mora ValcárcelMª del Carmen Osuna FernándezJuan José Sendra Salas

ÍNDICE

Presentación .................................................................................. 12

I. Los problemas religiosos

La religiosidad barroca: la violencia devastadora del modelo ideológico. León Carlos Álvarez Santaló ......................................................... 19

La controversia de la Inmaculada Concepción: un conflicto buscado. Fernando J. Campese Gallego ......................................................... 37

La conflictividad fundacional de los conventos mercedarios descalzos andaluces y su reinterpretación en las crónicas de la Orden: el caso sevillano.

José Jaime García Bernal ............................................................... 51

Ni dentro ni fuera, ni laico ni eclesiástico. Los Pérez del Pulgar y la Catedral de Granada en el s. xVII.

Miguel Luis López-Guadalupe Muñoz .......................................... 73

Don Pedro de Castro, arzobispo de Sevilla (1610-1623), una relación conflictiva.

José Antonio Ollero Pina ................................................................ 95

II. Los conflictos del poder

Los conflictos en los municipios andaluces por el reparto de mercedes regias.

María del Mar Felices de la Fuente ............................................... 117

La violencia del poder en la Andalucía rural del siglo xVII. Mercedes Gamero Rojas ................................................................. 131

Ruidosas competencias: los conflictos de jurisdicción a la luz de un caso de corrupción universitaria a mediados del siglo xVIII.

Juan-José Iglesias Rodríguez .......................................................... 153

Prácticas venales en el territorio de la Audiencia de Quito (1774-1782). Miguel Molina Martínez .............................................................. 175

III. Violencias y rupturas

El peso de la guerra. Factores de conflictividad en la Andalucía Barroca. Francisco Andújar Castillo ............................................................. 195

Conflictividad y violencia en la tropa del reino de Granada en el siglo xVI: nuevas propuestas de análisis.

Antonio Jiménez Estrella ............................................................... 211

La guerra de Granada entre guerra civil y “guerra justa”. Rafael M. Pérez García - Manuel F. Fernández Chaves ................. 229

La violencia cotidiana durante la embajada romana del cardenal Juan Everardo Nithard (1672-1677).

Julián J. Lozano Navarro .............................................................. 249

Del rigor del hierro a lo dulce y faceto: el paso de la violencia física a la violencia simbólica en la estructura coercitiva de la España moderna.

Antonio González Polvillo ............................................................. 261

Forajidos y oligarcas: facciones, violencia y élites en el norte del reino de Granada (ss. xVI-xVII).

Rafael M. Girón Pascual ............................................................... 281

IV. Las tensiones sociales

Gobierno, convivencia y tensiones en una comunidad conventual femenina. San Leandro de Sevilla, 1612.

Francisco Núñez Roldán ................................................................ 299

Coerción sin encierro. Los exámenes de pobres en tiempos del Barroco. Juan Ignacio Carmona .................................................................. 319

Violencia intra-étnica en Chile a comienzos del siglo xVII. José Manuel Díaz Blanco .............................................................. 339

La lucha antiseñorial como forma de conflictividad social a fines del Antiguo Régimen: el ejemplo de Lucena (Córdoba).

Raúl Molina Recio ........................................................................ 357

V. La cultura en tiempos de conflicto

Imágenes piadosas: invención, memoria y tradición en el barroco. Carlos Alberto González Sánchez ................................................... 389

Las visitas según un magistrado del Seiscientos. El “Manifiesto al mundo” de don Francisco Marín de Rodezno.

Inés Gómez González .................................................................... 409

Literatura jurídica y tribunales superiores en la Andalucía del Barroco. José Antonio López Nevot .............................................................. 429

Disonancias en la armonía: música y conflictividad en el Siglo de Oro. Clara Bejarano Pellicer .................................................................. 457

73

Ni dentro ni fuera, ni laico ni eclesiástico. los pérez del pulgar y la catedral

de granada en el s. Xvii

Miguel Luis López-Guadalupe MuñozUniversidad de Granada

En la historia de Granada en época moderna destaca, más por su curiosidad que por su tratamiento riguroso, la hazaña de Hernán Pérez del Pulgar, en particular la llamada del “Ave María”. Ni dentro ni fuera es una ex-

presión castiza que nace de la extraña ubicación de su capilla funeraria, que está precisamente ni dentro ni fuera de la Catedral granadina y su iglesia del Sagrario. Es, sin duda, la expresión de una realidad más profunda, ligada a las pretensiones de esta familia de participar en la vida catedralicia (coro, funciones, procesiones), por especial privilegio, como si fueran miembros del clero.

Aquella mezcla de “estados” sin duda repugnaba a los miembros del cabildo de la Catedral, y por eso se opusieron con uñas y dientes a los pretendidos pri-vilegios de los Pérez del Pulgar. Esta contienda generó lógicamente suculentos memoriales jurídicos, no exentos de cierto tono de desenfado, que alcanzaron su cumbre en el Seiscientos. Merecen un estudio en profundidad, especialmente por las imbricaciones que muestran en el engranaje jurisdiccional (instancias real y eclesiástica) y la sugestiva lectura social de este conflicto de etiqueta. Por la presente, me limitaré a presentar en líneas generales el problema, insistiendo en el origen de esta disputa, que en su desarrollo se escribe ora con tintes épicos, ora con gestos grotescos.

74

Miguel Luis López-Guadalupe Muñoz

Las “hazañas” de hernán pérez deL puLgar

La formulación completa y detallada de las hazañas de Hernán Pérez del Pulgar corresponde a época tardía: el siglo xIx, muy del gusto de estos relatos. Se trata de dos obras de carácter histórico, pero diversa personalidad. Hernán Pérez del Pulgar, el de las Hazañas de Francisco Martínez de la Rosa (1834) es evidentemente una obra de alabanza de las virtudes heroicas y, en pleno auge de la exaltación liberal y del Romanticismo, también patrióticas. Su moderantismo acentúa aún más el deseo de proponer ejemplos a una España que reclama héroes. Aparecida justamente cuando su autor presidía el Consejo de Ministros, el suyo destaca como un relato histórico (llegó a ser académico de la Historia entre 1847 y 1862) en medio de una notable producción teatral; por eso su Pulgar adquiere los tintes de un protagonista excepcional en medio de un escenario grandilocuente. Añádase el obligado “granadinismo” y la magnificación de la historia nacional.

Por su parte, Hernán Pérez del Pulgar. Ligeros apuntes sobre la vida y hechos hazañosos de este caudillo es obra de Francisco Villa-Real Valdivia (1890), nacido en Mondújar en 1848. Se dice que fue académico (correspondiente) de la Histo-ria y figuró como catedrático de esta materia o de literatura en la Universidad de Granada (siendo decano en su Facultad de Letras). Constituye el primer intento serio para reconstruir la biografía de tan singular militar, aunque lógicamente da pábulo en sus páginas a mitos y leyendas. Tal vez porque –esta es la grandeza y la miseria de su obra– su relato argumental resulta interesado, al seguir un manuscri-to redactado en 1649 por un deudo de los Pulgares, Martín de Angulo y Pulgar1.

Martínez de la Rosa y Villa-Real Valdivia resumen perfectamente ese deseo de rescatar la memoria de un personaje, tan brillante en su heroicidad, como oscu-ro en su personalidad. Hay que añadir como fuentes, anteriores por tanto a estas obras, pero necesitadas de cautela a la hora de su lectura, el mencionado manus-crito y la obra dieciochesca de Juan Francisco Pérez de Herrasti y Vera Gadea. Y también, ya con posterioridad, una nueva síntesis sobre la vida de Pulgar, en este caso movido por la erudición suscitada en su lugar de origen: la biografía escrita por J. Balcázar y Sabariegos2.

1. Existía referencia de esta obra en la Historia de la Casa de Herrasti, obra de Juan Francisco Pérez de He-rrasti, impresa en 1750 en la granadina imprenta de la Santísima Trinidad, que cita un libro entero manuscrito, fechado en 1650, obra de Martín de Angulo y Pulgar y de Jerónimo Sandoval (Francisco Martínez de la Rosa, Hernán Pérez del Pulgar, el de las Hazañas, Granada, 1991, pág. 19).

2. J. BALCÁzAR Y SABARIEGOS, Hernán Pérez del Pulgar “el de las Hazañas”: estudio histórico-crítico, Ciudad Real, 1931 [1ª. ed., Ciudad Real, Tip. del Hospicio Provincial, 1898].

75

Ni dentro ni fuera, ni laico ni eclesiástico. Los Pérez del Pulgar y la Catedral ...

Por estas razones, es evidente que nos será de mayor utilidad la obra de Villa-Real, sin desdeñar recurrir puntualmente a citas de otros autores, no sólo los mencionados, sino también los que recientemente han abordado la trayectoria de esta familia, con enfoques bien variados, ya sean los estudios relativos a la nobleza, ya los ensayos de carácter local que afectan a los lugares ligados a los Pérez del Pulgar.

Desde luego, la historia –con todas sus tergiversaciones– se muestra como un pretexto ineludible en este asunto. Las oscuras tinieblas de este linaje comienzan a disiparse con las acciones militares de Hernán Pérez del Pulgar y Osorio el de las Hazañas en la Guerra de Granada. Las demandas familiares y el afán de los estudiosos fueron asentando a lo largo del tiempo la letanía de sus hechos de gue-rra, de los que derivan sin duda no sólo su promoción personal, sino también el encumbramiento familiar.

El resumen de las “hazañas” que dieron sobrenombre a Hernán Pérez del Pulgar (1451-1531) es grosso modo el siguiente:

1. Guerra sucesoria castellana, acciones bélicas en favor de la reina Isabel, sobre todo la defensa de Ciudad Real (1474). Nombramiento de “conti-no”, cargo que desempeñaba al menos desde 1481.

2. Persuasión a soldados cristianos para acudir en socorro de Alhama, que se ubica en los llanos del Contaril (1483). Gesto premiado más tarde con mercedes por los Reyes Católicos.

3. Conquista del castillo del Salar (1486)3. Nombramiento de alcaide de Salar (“alcaide” y “teniente de Salar” se le llama en 1491).

4. Escaramuza contra diez jinetes moros en la Torre de la Gallina. El pre-mio a este servicio quedó diferido.

5. Victoria de Ventomiz y participación en la conquista de Vélez-Málaga (1487)4. También fue diferida su recompensa.

3. “teniendo cercada la ciudad de Loxa, vos fuisteis con algunos así vuestros como amigos (a) cercar el cas-tillo del Salar, y dél a el entrar vos hirieron y allí estuvisteis con mucho peligro, fasta que los moros que estaban en él se dieron” (Francisco MARTíNEz DE LA ROSA, Hernán Pérez del Pulgar, el de las Hazañas. Bosquejo histórico, Madrid, Imprenta de Don Tomás Jordan, 1834, pág. 307).

4. “teniendo el Rey Católico cercada la ciudad de Vélez-Málaga, vino a la socorrer con muchos caballeros moros e peones el rey de Granada, e puesto en la sierra e cerros de Venturiz, ques encima de dicha ciudad, vos fuisteis con algunos de a caballo a ver y tentar su real, e disteis aviso al Rey Católico de lo que visteis, oisteis y sen-tisteis en el dicho real y la disposición que había en él, e informado de vos, mandó salir del real muchos grandes, con sus gentes, capitanes e caballeros e peones, los quales desbarataron e vencieron al rey de Granada con todos sus moros, e yendo vos en la delantera deste vencimiento fasta que os mataron el caballo” (ibídem, págs. 307-308).

76

Miguel Luis López-Guadalupe Muñoz

6. Legacía para la rendición de Málaga, en medio de una ciudad amotinada (1487). Esta actuación de alto riesgo se reconoció mediante la concesión de tierras en Loja al año siguiente.

7. Ataque en el Cenete portando una toca como enseña5 y victoria sobre once alcaides moros (1489)6. Hernán Pérez del Pulgar es armado ca-ballero por el rey Fernando y obtiene nuevas armas para su apellido7. Queda en pie la promesa de futuras mercedes.

8. Hazaña del Ave-María y “toma de posesión” de la mezquita mayor de Granada (1490)8. Promesa de mercedes a los quince escuderos de Pulgar participantes en la gesta y, en el futuro, concesión para él y sus descen-dientes de una capilla de enterramiento y un asiento en el coro de la Ca-tedral. Es también la base para la posterior incorporación del Ave-María en sus armas (siglo xVII)9.

9. Socorro de Salobreña ante el cerco de Boabdil (1490)10. Satisfecha con nueva concesión de tierras en Loja.

5. “yendo vos con muchos caballeros e peones del real que el dicho Rey Católico tenía sobre la ciudad de Baza a correr el zenete de Guadix, el rey de ella salió con muchos alcaides, caballeros, e cabeceras e peones, los quales con los del dicho zenete llegaron a dar e ferir a los cristianos que iban huyendo, por ser muchos más los moros, e a esta causa el alférez con la bandera no quiso volver a los moros, y allí vos tomasteis una toca y la pu-sisteis en una lanza por bandera do se recogieron a ella muchos caballeros, e volvisteis a los moros e peleastes con ellos fasta los vencer como fue vencida esta batalla, do fueron presos e muertos muchos caballeros e otra gente” (ibídem, pág. 308).

6. “parece que demás de todo lo susodicho por vuestra persona sola prendisteis y matasteis en la dicha gue-rra más de diez moros” (ibídem, pág. 309).

7. Trocando su antiguo lema “El pulgar, quebrar y no doblar”, por el más erudito y sugerente “Tal debe el hombre ser, como debe parecer”.

8. “estando en la ciudad de Alhama en la plaza della ficistes voto de venir a esta ciudad de Granada y tomar posesión para iglesia de la mezquita mayor della, e vinistes con quince de (a) a caballo e con los seis dellos vos apeasteis en la puerta (d)e Bibarrambla y la ponte que está allí cerca junto por do sale el río de Darro de la ciudad, e por el dicho río entrasteis en la ciudad y llegasteis a la puerta de la dicha mezquita que agora llaman Santa Ma-ría de la O, donde pusisteis una hacha de cera encendida en señal de la dicha posesión” (ibídem, págs. 308-309).

9. “El primero que introdujo el Ave-María en las armas de Pulgar fue D. Martín de Angulo y Pulgar, des-cendiente directo y muy cercano de Hernán Pérez, y autor del somero manuscrito sobre las hazañas de este héroe que nos sirve de guía para la presente obra” (ibídem, pág. 307). El emblema del Ave-María constaba en el linaje Lasso de la Vega por una hazaña en la batalla del Salado, premiada con armas por Alfonso xI (Francisco VI-LLA-REAL VALDIVIA, Hernán Pérez del Pulgar y las guerras de Granada, Málaga, 1999, págs. 112-113). De esta casa, por matrimonio, pasó a los Mendoza.

10. “teniendo el rey de Granada cercada la villa y fortaleza de Salobreña, vos con sesenta hombres entras-teis a la socorrer, la qual entrada fue causa de que el Rey de Granada no la ganase; e teniendo el rey certeza que no había agua dentro, que era la causa por donde la esperaba tomar, a los que vos fueron a requerir con partido os dieseis, pues agua no teniades, vos les disteis un cántaro della quedando vos con bien poca; y amenasandoos con combate, les disteis porque os lo diesen una tasa de plata. E dado el dicho combate murieron muchos mo-ros e pocos cristianos, e visto el rey como teniades agua y perdía mucha gente en el combate, alzó el cerco, e así

77

Ni dentro ni fuera, ni laico ni eclesiástico. Los Pérez del Pulgar y la Catedral ...

10. Escaramuza en La zubia y defensa de la reina Isabel (1491). Se le reco-nocen mercedes en el repartimiento de Loja.

11. Legacía para negociar las capitulaciones de Granada (1491)11. Esta par-ticipación muestra la consideración de que gozaba ya en la recta final de la Guerra de Granada.

12. Lance y desafío con un moro convertido en Granada (1494). Episodio de honor, que no hecho de armas, pero muy significativo del prestigio de su nombre y de la defensa del ideal cristiano y castellano.

13. Defensa del castillo de Mondújar en la sublevación morisca de 1499. También en este caso el premio quedó diferido12.

14. Participación en el sitio de Fuenterrabía (1524), a la edad de 73 años, que logró expulsar a las tropas francesas que la ocupaban el 27 de febrero. Última intervención que se le conoce a este veterano militar, por invita-ción de Carlos V.

A efectos de las futuras reivindicaciones, se han subrayado, junto a las “haza-ñas”, las “recompensas” conseguidas o prometidas. Salta a la vista la concentración de gestas en la guerra de Granada dentro del amplio elenco de servicios prestados por Pulgar en un arco de cincuenta años. El espíritu aventurero de Carlos V debió rendirse ante este historial, como lo hizo ante el del Gran Capitán, cuya persona-lidad había sido preterida en sus últimos tiempos por su rivalidad con Fernando el Católico. Como Gonzalo Fernández de Córdoba, y salvando las distancias, el nombre de Pérez del Pulgar salta de nuevo a la palestra como muestra de un tardío reconocimiento. No olvidemos que, a petición del Emperador, formulada tal vez en la jornada fuenterribense, el mismo Hernán Pérez del Pulgar escribió una biografía

alzado vos salisteis con algunos e disteis en los moros que en cabo de su real quedaban” (Francisco MARTíNEz DE LA ROSA, Hernán Pérez…, op. cit., ed. 1834, pág. 308). Es más habitual atribuir esta hazaña a Francisco Ramírez de Madrid, nombrado alcaide de Salobreña en recompensa; su familia defendió siempre su protago-nismo en este lance, así como el de su nieto, también alcaide, Diego Ramírez de Haro, durante la rebelión de las Alpujarras (Miguel GóMEz VOzMEDIANO, “Los fondos nobiliarios modernistas del Reino de Granada en la Sección Nobleza del Archivo Histórico Nacional”, en J. P. DíAz LóPEz, F. ANDÚJAR CASTILLO y A. GALÁN SÁNCHEz (eds.), Casas, Familias y Rentas. La nobleza del Reino de Granada entre los siglos XV-XVIII, Granada, 2010, pág. 112),

11. Compartió Pulgar este encargo junto al Gran Capitán, el conde de Tendilla, los comendadores Mar-tín de Alarcón y Gil Vázquez Rengifo, Hernando de zafra y Diego de la Peña (Francisco VILLA-REAL VAL-DIVIA, Hernán Pérez…, op. cit., pág. 177).

12. Como fue la concesión del castillo de Salar, por real cédula cuya fecha no precisa F. Villa-Real: “Mer-ced a Pulgar del castillo del Salar. Prometiósela V. A. por lo de Güéjar y entrada en Mondújar” (ibídem, pág. 192).

78

Miguel Luis López-Guadalupe Muñoz

del Gran Capitán13, amigo y compañero de batallas. Curiosa resulta su reflexión sobre la necesidad de consignar hechos que se han visto y no los que provienen de oídas en la lejanía, reivindicación de dejar constancia en vida de las gestas, sin que falte acaso un vago apunte sobre sus aún no glosadas “hazañas”: “si a la comenzar me atreví –la biografía del Gran Capitán–, más fue por provecho de otros que por alabanza mía, ca asaz trabajo es (como dijo Salustio) escribir fechos ajenos, pues la gloria más en el hacer que en el decir está”14.

Las gestas de Pulgar resultan sumamente llamativas, incluso efectistas. A su valor en el campo de batalla se une –cuando no se antepone– en muchos de esos casos una buena dosis de astucia y de habilidad psicológica, ya sea para minar el ánimo del enemigo (victoria de Ventomiz o socorro de Salobreña) o para esti-mular el ardor guerrero de las huestes cristianas (enardecimiento en los llanos de Contaril o gesta en el Cenete). Esas cualidades se elevan a un grado superlativo en la hazaña-estrella de su osadía y valor, la del Ave-María. Pero, su temeridad podía volvérsele en contra. Y en el pleito con la Catedral de Granada no faltó semejante argumento. Para la defensa judicial todo valía y hubo quien, apoyando al cabildo catedralicio, tildó esa gesta (poniendo en duda incluso su veracidad) de insustancial y poco efectiva, poco más que una bravuconada que, además, dejó el nombre de la Virgen María, para su escarnio, en manos del enemigo15.

Destacada hoja de servicios, en suma, para un militar de orígenes bastante humildes, e incluso turbios, pues hoy resulta conocida se ascendencia conversa16.

13. Sumario de los hechos del Gran Capitán, según F. Villa-Real (pág. 116), o más exactamente Breve parte de las hazañas del excelente nombrado Gran Capitán [Sevilla, 1527]. La primera edición debió perderse, hasta el punto de que llegó a pensarse que se publicó por primera vez tras encontrarse en 1645 manuscrita en poder del canó-nigo del Sacro-Monte de Granada, Martín Vázquez Siruela (Francisco VILLA-REAL VALDIVIA, Hernán Pérez…, op. cit., p. 253). Sobre esta obra vid. Juan de Mata CARRIAzO, En la frontera del reino de Granada, ed. de Manuel González Jiménez, Granada, 2002, págs. 497-524. La obra completa, junto a noticias referidas a ella en José CUEVAS PéREz y José MONTERO CORPAS, Hernán Pérez del Pulgar y el señorío del Salar (Colec-ción documental), Granada, 2009, págs. 181-271.

14. José CUEVAS PéREz y José MONTERO CORPAS, Hernán Pérez…, op. cit., págs. 254-255.15. Precisamente ese cabo suelto del letrero “Ave-María” en manos de infieles daría lugar al episodio, éste sí

enteramente legendario, del desafío del moro Tarfe, que lo paseó pendiente de la cola de su caballo ante el cam-pamento de Santa Fe. Francisco Villa-Real, consciente del daño que causaba este episodio a sus ansias de rigor histórico, dedica abundantes páginas a rebatirlo, junto a otros errores de bulto (Francisco VILLA-REAL VAL-DIVIA, Hernán Pérez…, op. cit., págs. 101-119).

16. “Conquistadores fueron los Pulgar, y eran de progenie hebraica, e hijo el héroe de las hazañas de una con-denada por la Inquisición” (Enrique SORIA MESA, “La creación de un grupo. La nobleza titulada del Reino de Granada en el siglo xVIII”, en J. P. DíAz LóPEz, F. ANDÚJAR CASTILLO y A. GALÁN SÁNCHEz (eds.), Casas, Familias y Rentas. La nobleza del Reino de Granada entre los siglos XV-XVIII, Granada, 2010, pág. 123).

79

Ni dentro ni fuera, ni laico ni eclesiástico. Los Pérez del Pulgar y la Catedral ...

obtención de mercedes e intereses famiLiares

Es importante insistir en que estas hazañas no quedaron sin premio, aunque en muchos casos fue diferido en el tiempo. Y esto interesa mucho porque, en el litigio familiar contra la Catedral de Granada, aparecen argumentos a favor del cabildo que sembraban sospechas sobre la veracidad de muchas de esas gestas, basando la duda en la falta de recompensa inmediata por parte de los reyes, enten-diendo que esa inmediatez era la forma habitual de proceder en reconocimiento de los servicios prestados, máxime en tiempos de guerra, donde más encarecida-mente se reconocían los méritos para presentarlos como ejemplo.

Francisco Villa-Real resume al final de su obra las distintas concesiones de las que halló constancia. Se consignan a continuación:

– Entre las desaparecidas en la documentación, se refiere a la concesión de 150 yugadas de tierra en Alhama , que fueron las devueltas a los reyes en 1495 (once años después de su concesión) en cumplimiento de una per-muta a petición de los monarcas, por la que pidió a cambio “la propiedad y posesión de todos los molinos de la ciudad de Tremecén”17. Notable desenfado pareció entonces, aunque su hijo tomó posesión de los moli-nos –a título honorífico– en una expedición a África fechada en 1543, al mando del conde de Alcaudete18. También perdidos se encontraban el “título primero de Continuo de los Reyes, el de Alcaide del Salar y la con-cesión de que perpetuamente estuvieran colgadas sus armas en la pared de la Capilla Real de Granada más cercana a la sepultura de Pulgar”19.

– Entre las concesiones conocidas documentalmente, menciona la cédu-la de Isabel la Católica de 20 de febrero de 1483 para el repartimiento de Alhama, que fue efectivo por real cédula de 3 de septiembre de ese año (con notables mercedes para Pulgar); la confirmación de este repar-timiento por real cédula de 28 de enero de 1484, escritura de 11 de enero de 1486 y real cédula de 18 de febrero de ese año; la promesa de una regiduría en Alcalá la Real por real cédula de 22 de abril de 1486, tras su primera boda; la concesión de tres caballerías de tierra de labor en Salar

17. “…así por sus altezas me fueron dadas, e por su mandamiento me fueron tomadas las ciento y cuarenta uvadas y que de ellas me mandaron hacer equivalencia, paso e satisfacción…; por pago de las quales dichas ciento y cuarenta uvadas de tierra pedí e supliqué a sus altezas me hiciesen merced de todos los molinos de la ciudad de Tremecén, que es en África, de que en buena hora se ganase” (cit. en José CUEVAS PéREz y José MON-TERO CORPAS, Hernán Pérez…, op. cit., pág. 333).

18. Francisco VILLA-REAL VALDIVIA, Hernán Pérez…, op. cit., pág. 195.19. Ibídem, pág. 271. De ello se logró cierto reconocimiento, tras indagar en el Archivo de Simancas, por

real cédula de 27 de mayo de 1633.

80

Miguel Luis López-Guadalupe Muñoz

por real cédula de 1489, confirmada por la de 23 de septiembre de ese año; el acto de ser armado caballero el 17 de agosto de 1489 con el título de armas expedido el 29 de diciembre de ese año; la concesión de un hor-no en Alhama (permutado por otro) por real cédula del 9 de octubre del mismo año; la concesión de 70.000 maravedíes al año por la tenencia de la fortaleza del Salar el 21 de diciembre de 1490; la promesa de merce-des –ya señalada– a los quince escuderos20 participantes en la hazaña del Ave-María por real cédula de 30 de diciembre de 1490; la merced de dos caballerías en tierras de Alhama por real cédula de 23 de julio de 1494; la “propiedad” de los molinos de Tremecén el 9 de abril de 1494; unas nuevas concesiones en el Repartimiento de Loja a favor de Hernán Pérez de Pulgar, con asientos entre 1488 y 149521; la confirmación de la merced de la fortaleza del Salar (retenida antes, momentáneamente, a favor del malogrado príncipe Juan) el 11 de mayo (o marzo) de 1500, y el privilegio especial para que no se derribase su torre el 27 de septiembre de 1508.

Llama la atención la prolijidad de concesiones y mercedes22 que pareció ol-vidar (quizás ignorar) el cabildo de la Catedral de Granada en sus encendidas argumentaciones. Y es que centró su exclusivo interés en lo relativo al coro de la catedral, donde la presencia de los Pulgares acabó siendo mal acogida.

Por tanto, a efectos del pleito objeto de este estudio, el documento funda-mental es el decretado por Carlos V en 1526. Su real cédula de 29 de septiembre de ese año tiene por objeto principal la concesión de capilla y asiento en el coro de la Catedral granadina:

“darle e señalarle una honrada sepultura en esa iglesia, pues fue el primero que tomó la posesión della; y asimismo le deis licencia y facultad para que perpetuamente él y

20. Jerónimo de Aguilera, Francisco de Bedmar (cuñado de Pulgar), Diego de Jaén, Alonso de Peñalver, Pedro Jiménez, Pedro del Pulgar (moro convertido, del que fue padrino Pulgar), adalides; Montesino de Ávila, Ramiro de Guzmán, Cristóbal de Castro, Tristán de Montemayor, Diego de Baena, Torre, Alfonso de Almería, Luis de Quero y Rodrigo Velázquez (ibídem, pág. 84).

21. Vid. en Manuel BARRIOS AGUILERA, Libro de los Repartimientos de Loja I, Granada, 1988, págs. 216 y ss.

22. J. Cuevas y J. Montero reseñan documentalmente tres caballerías de tierras y casas en Salar (1489), trece caballerías (equivalentes a 520 fanegas) en Salar (1490), los 70.000 mrs. por la tenencia del castillo de esa localidad (1490), 2,5 aranzadas de huerta, 20 fanegas de regadío y 100 de secano en Loja (1491), 100 fanegas de secano en el camino de Tájara (1492), los castillos de Tremecén, 200 fanegas de secano en el arroyo de Sa-lar (1494) y otras tierras por corrección de mediciones, además de casas en Loja, la torre desmochada de Salar y el cortijo anexo, las regidurías, etc. ( José CUEVAS PéREz y José MONTERO CORPAS, Hernán Pérez…, op. cit., págs. 337-365).

81

Ni dentro ni fuera, ni laico ni eclesiástico. Los Pérez del Pulgar y la Catedral ...

después uno de sus descendientes que su mayorazgo del Salar heredare, puedan en-trar y entren en vuestro coro, no embargante la constitución y ordenanza que teneis hecha para que en él, diciendo las horas e divinos oficios, no entren otras personas, salvo comendadores e las otras personas que teneis señaladas, que además de la justa causa que hay para que así lo hagais, yo recibiré en ello mucho placer e servicio”23.

He ahí la clave afectiva del litigio. Al cabildo debía obligar “el mucho placer e servicio” esgrimido por el Emperador, pero no fue suficiente para evitar la di-lación en el tiempo de una disputa, que en ocasiones alcanzó tintes escandalosos. Para suceder en este mayorazgo, además, se exigía llevar siempre el hombre de Hernán ó Fernando, lo que justifica algunos cambios de nombre de pila en el devenir de este linaje, sobre todo cuando recayó en hijos segundones.

La concesión imperial quedó en firme mediante carta ejecutoria: la real facultad para la fundación de mayorazgo a favor de Hernán Pérez del Pulgar y su esposa, que cristalizó formalmente tres años después, en 152924. En ella, a modo de “hoja de ser-vicios”, se mencionan los más destacados hechos de armas de Pulgar, en concreto los consignados más arriba con los números 3, 5, 7, 8 y 9, es decir, los relativos a Salar, Vélez-Málaga, Cenete, Granada (Ave-María) y Salobreña. Estaba clara la voluntad cesárea de honrar a Pérez del Pulgar. Y todo pareció discurrir entonces con normali-dad e incluso con presteza. El cabildo catedral, en sede vacante, obedeció el designio carolino y lo hizo constar en acta de 9 de octubre del mismo año 1526, lo que confirmó Carlos V en 7 de diciembre de ese año. Incluía la asignación de la capilla funeraria25.

Nada se parece objetarse sobre los derechos del “de las Hazañas”, mientras éste vivió. La concurrencia al coro de Pulgar y sus descendientes se convirtió en un caballo de batalla cuatro décadas después de su concesión, reinando ya Felipe II. Interesa, pues, conocer a sus descendientes, que son los litigantes en este pleito, cuyo rastro seguimos hasta la década de 1670. A lo largo de dos siglos ya se había asentado la genealogía de este linaje, recogida en múltiples fuentes y aceptada en la obra clásica de Mª. Angustias Moreno Olmedo26.

23. Francisco MARTíNEz DE LA ROSA, Hernán Pérez…, op. cit., ed. 1834, págs. 227-228. Tal vez no se enterrasen en la capilla funeraria de la catedral granadina todos los descendientes; por ejemplo, el IV señor de Salar deja en su testamento la opción entre la Iglesia Mayor de Granada y la Iglesia de Salar ( José CUEVAS PéREz y José MONTERO CORPAS, Hernán Pérez…, op. cit., pág. 487).

24. Juan Francisco de Paula PéREz DE HERRASTI, Historia de la Casa de Herrasti, Señores de Do-mingo Pérez, ed. de Mª. Julieta Vega García-Ferrer con estudio preliminar de Enrique Soria Mesa, Granada, 2007, pág. 223.

25. Rafael MARíN LóPEz, El Cabildo de la Catedral de Granada en el siglo XVI, Granada, 1998, pág. 141.26. D. Pedro del Pulgar (nacido en 1321) en la casa y solar familiar en el principado de Asturias; su hijo

Fernando guerreó en Aljubarrota (1385); el hijo de éste, llamado Pedro (muerto en 1431), participó en la toma de

82

Miguel Luis López-Guadalupe Muñoz

Estos son fueron los señores de Salar hasta comienzos del siglo xVIII27:1. Hernán Pérez del Pulgar y Osorio el de las Hazañas, I Señor de Salar

(1451-1531). Casó en segundas nupcias en Sevilla con Dª. Elvira de San-doval Medina y Mendoza en 1508, de quien nació el heredero de la casa28.

2. Fernando Pérez del Pulgar Osorio y Sandoval, II Señor de Salar (¿?-1579). Casado, probablemente también en Sevilla, con Dª. María de Herrera y Robles.

3. Fernando Pérez del Pulgar Osorio-Sandoval y Herrera, III Señor de Sa-lar (fallecido probablemente en 1620). Se desposó con Dª. Jerónima de Cepeda, constando la firma de capitulaciones matrimoniales en una es-cribanía de Santa Fe en 1563. No le sucedió su primogénito (Fernando Pérez del Pulgar y Cepeda), por abrazar la vida religiosa como carmelita descalzo29, sino su segundo hijo, que tuvo que alterar su nombre de pila.

4. (Fernando) Alonso Pérez del Pulgar Osorio-Sandoval y Cepeda, IV Se-ñor de Salar (¿?-1642). Matrimonió en 1591 con Dª. Isabel de Lopera Mazuelo en Loja. El primogénito de esta unión, Fernando Bartolomé Francisco Pérez del Pulgar Osorio-Sandoval, murió antes que su padre (1640) y estuvo casado con Dª. Antonia María de Valenzuela Córdoba y Vasconcelos, celebrándose esa boda en Córdoba en 1624.

Antequera; su hijo, Rodrigo, se distinguió en la batalla de Olmedo, muriendo en la defensa de Ciudad Real; era el padre de Hernán el de las Hazañas, que representaría así la quinta generación de un ardor guerrero que siem-pre magnificaron sus sucesores (Mª. Angustias MORENO OLMEDO, Heráldica y genealogía granadinas, Gra-nada, 1989 (2ª. ed. corregida y aumentada), pág. 130). Así consta actualmente en su lápida funeraria: “Aquí está sepultado el Magnífico Cavallero Fernando del Pulgar, Señor de Salar, el cual tomó posesión de esta Santa Igle-sia, siendo esta ciudad de moros. Su Magd. le mandó dar este enterramiento. Falleció el 11 de agosto de 1531 años. Su personalidad y sus hazañas es bien conocida de todos” (ibídem, pág. 131). Su enterramiento, por cierto, generó un suculento ingreso para el cabildo, sólo superado en esa centuria por las honras fúnebres de D. Luis de Córdoba y de la duquesa de Sessa (Rafael MARíN LóPEz, El Cabildo…, op. cit., págs. 456-457).

27. Noticias en Juan Francisco de Paula PéREz DE HERRASTI, Historia de la Casa…, op. cit., págs. 219-248. Esta obra se publicó en 1750 y por entonces vivía el tercer marqués de Salar (no murió hasta 1763), que también dedicó valor, esfuerzo y hacienda a la carrera de las armas, resultando herido en la batalla de Piacenza (1746). Por extenso la genealogía de la casa hasta la actualidad en José CUEVAS PéREz y José MONTERO CORPAS, Hernán Pérez…, op. cit., págs. 283-318. Se apoya en parte en A. COELLO DE PORTUGAL y BERMÚDEz DE CASTRO, “Estudio Genealógico de la Casa de Pulgar”, Revista de Historia y Genealogía Española, 20 (1930).

28. Había contraído Pulgar matrimonio en primeras nupcias con Dª. Francisca Monte de Isla, vecina de Alcalá la Real, en 1485, de la que tuvo una hija (María del Pulgar, que emparentó con la casa de Bazán); en se-gundas nupcias, en Sevilla en 1508, con Dª. Elvira de Sandoval y Mendoza, viuda de un caballero genovés, de quien nacieron cuatro hijos; y el tercer casamiento, sin sucesión, se celebró en 1529 con Dª. Elvira Pérez del Arca, vecina de Loja. Las dos primeras fueron enterradas en la capilla funeraria de Pulgar en la Catedral granadina.

29. José CUEVAS PéREz y José MONTERO CORPAS, Hernán Pérez…, op. cit., pág. 294.

83

Ni dentro ni fuera, ni laico ni eclesiástico. Los Pérez del Pulgar y la Catedral ...

5. Fernando Pérez del Pulgar Osorio-Sandoval y Córdoba-Valenzuela, V Señor de Salar (1625-1654), sucedió al anterior, su abuelo. Casó en Antequera con Dª. Juana Rico de Rueda y Narváez.

6. Fernando Isidro Pérez del Pulgar y Rico de Rueda, VI Señor de Salar (¿?-1669), murió sin sucesión, aunque había contraído matrimonio en Sevilla con Dª. María Antonia de Villegas en 1667.

7. Juan Fernando Pérez del Pulgar Osorio-Sandoval Córdoba y Rico de Rueda, VII Señor y I Marqués de Salar (1649-1705)30, era hermano del anterior y se le conoció previamente con el nombre de Juan Jeróni-mo. Sus nupcias con Dª. Paula Francisca zubiaurre Pérez de Guzmán Esquivel y Miranda se celebraron en Sevilla en 1670. Su primogénito, Fernán Pérez del Pulgar Osorio-Sandoval y Córdoba zubiaurre e Irive (1678-1703), nacido en Granada, murió antes de heredar, pero de su matrimonio en Sevilla (1700) con Dª. Ángela de Echevarría Valderrama Verdugo y Guardiola, nació ya póstumo, al fin, el II Marqués de Salar, José Fernando Pérez del Pulgar Osorio-Sandoval y Córdoba Echevarría (Granada, 1703-Loja, 1746), quien acabó casado con una Fernández de Córdoba.

Destacó todo el linaje de los Pérez del Pulgar en el servicio de las armas, y no solamente “el de las Hazañas”. El segundo señor combatió en Túnez y Tremecén, e incluso fue capturado (y rescatado) junto a su hijo primogénito. éste, tercer señor de Salar, combatió también contra los moriscos. Capitán de infantería, su sucesor participó en las guerras de Flandes y un hijo segundón de este cuarto se-ñor, José Pérez del Pulgar, curtido también en Flandes y en Milán, llegó a maestre de campo y encontró la muerte –junto a un hijo suyo– en la batalla de Montijo (1644) frente a las tropas portuguesas. También el heredero del cuarto señor, Fernando Pérez del Pulgar Osorio-Sandoval y Ruiz de Lopera (1602-1640), ca-ballero de Calatrava, había combatido en Flandes (siendo herido en Nördlingen y ascendido a maestre de campo) y en Italia, donde falleció a resultas de las graves heridas recibidas en el cerco de Casal (1640), sin llegar a heredar.

30. Sus títulos eran ya abundantes: “1º. Marqués de el Salar por Merced de el Señor Rey Don Carlos II, año de 1680, 7º. Señor y Alcayde de aquella Villa y su Castillo y de los Molinos de Fez, Tremezén y Túnez, Re-gidor Perpetuo Preeminente que se llamó Alférez Mayor de la Ciudad de Loxa, Patrono en ella de la Capilla de Señor San Francisco de Paula del Convento de Nuestra Señora de la Victoria y del Asiento del Coro de su Iglesia Mayor y Parroquial y, en Granada, de el Sumptuoso Entierro de la Real Capilla y Asiento del Coro de la Santa Iglesia y Maestre de Campo de Infantería Española” ( Juan Francisco de Paula PéREz DE HERRASTI, Historia de la Casa…, op. cit., pág. 244).

84

Miguel Luis López-Guadalupe Muñoz

También sus hijos se dedicaron al servicio de las armas (Barcelona, Badajoz, Estremoz, Villaviciosa). Precisamente uno de ellos, el quinto señor, sirvió tam-bién en Italia, aunque pudo regresar a España. Murió en Loja y su primogénito, el sexto señor, en Sevilla. Fueron respectivamente padre y hermano de aquel Juan Fernando que alcanzó el codiciado título de marqués, por concesión regia de 13 de marzo de 168031. Había servido, jovencísimo, en el ejército de Extremadura, donde resultó herido, en la campaña de Portugal. Pasó después a la armada, vivió más tarde algún tiempo en Granada y, nombrado maestre de campo (al recibir el marquesado), marchó a Milán, regresando definitivamente a Granada en 1704, donde apoyó la causa borbónica, defendiendo la costa granadina32.

La tradición militar es patente y los Pulgares granadinos vertieron su sangre en los campos de batalla españoles y europeos. Sin embargo, a efectos del pleito soste-nido con el cabildo de la Catedral granadina, apenas cuentan estos hechos militares y sí las antiguas y mitificadas “hazañas” de su antecesor en la Guerra de Granada.

eVoLución deL pLeito de puLgar con La catedraL de granada

El pleito sobre el asiento de Pulgar en el coro de la Catedral de Granada tiene su origen en el mencionado privilegio concedido por Carlos V en 1526. Es en el momento de su estancia en Granada cuando profundiza en las gestas de Pulgar y de otros militares. Llama la atención –así se indica en el pleito– que se tardara más de treinta y cinco años en premiar la hazaña del Ave-María33, y que lo hiciera

31. No aparece el título de forma efectiva hasta 1693 (Enrique Soria Mesa, “La creación…”, op. cit., pág. 133). Entre las operaciones más comunes de la estrategia señorial estaba la compra de las alcabalas; la de Salar tuvo lugar en 1679 por D. Pedro Fernando Pérez del Pulgar y Sandoval, estimándose su renta en 105.400 maravedís (Enrique Soria Mesa, Señores y oligarcas: los señoríos del Reino de Granada en la Edad Moderna, Granada, 1997, pág. 132). La jurisdicción de Salar había pasado a su poder mediante compra; se cifraba su precio en 4.000 du-cados, cuando se hizo efectivo en 1683 (dándole posesión por R. C. de 9 de octubre de ese año), aunque la casa de Pulgar ya gozaba del heredamiento desde 1559 (Enrique Soria Mesa, La venta de señoríos en el Reino de Gra-nada bajo los Austrias, Granada, 1995, pág. 118). El primer intento de compra de la jurisdicción, que no se conso-lidó, data de 1583 ( José CUEVAS PéREz y José MONTERO CORPAS, Hernán Pérez…, op. cit., pág. 520).

32. Con todo detalle, ibídem, págs. 285-301, así como en Juan Francisco de Paula PéREz DE HERRASTI, Historia de la Casa…, op. cit., págs. 226-244.

33. Cuéntase que el pergamino que fijó en la puerta de la mezquita de la medina de Granada contenía la siguiente expresión de posesión: “Yo, Fernando del Pulgar, Alcaide de la Fortaleza del Salar, por los Señores Re-yes don Fernando y Dª. Isabel, en su nombre y para su real servicio, acompañado de seis de los quince escuderos con que les asisto a la conquista de este Reino: Tomo posesión de esta ciudad de Granada y de esta su Mezquita Mayor de Mahoma para que sea Iglesia Cristiana Católica, en que se venere y celebre el nombre santo de nues-tro verdadero Dios, y de Jesucristo su hijo, Señor y redentor nuestro, verdadero Dios y verdadero hombre, y de su bendita Madre, siempre inmaculada Virgen María, señora nuestra a cuyo santo nombre para su templo santo

85

Ni dentro ni fuera, ni laico ni eclesiástico. Los Pérez del Pulgar y la Catedral ...

el Emperador y no sus abuelos. Es evidente que para entonces, con una base de verdad, sus gestas se habían magnificado y el mismo Pulgar y sus familiares debie-ron contribuir a amplificar su arrojo personal y sus éxitos militares. Algo propio de un linaje en ascenso. Para colmo, en aquella coyuntura estaba vacante la sede granatense y el cabildo actuó con más libertad. Todo sobre el fundamento de este privilegio imperial, si bien indica basarse en carta firmada por Fernando e Isabel, fechada a ¿13? (mejor 30) de diciembre de 1490, es decir probablemente aquélla que prometía mercedes a los escuderos compañeros de la nocturna incursión por la medina de Granada, hasta las puertas de su mezquita mayor34.

Este es el arranque cronológico del proceso:– 29 de septiembre de 1526: real cédula de concesión de capilla-enterra-

miento y asiento en el coro de la Catedral a favor de Hernán Pérez del Pulgar y sus descendientes.

– 9 de octubre de 1526: auto capitular de aceptación, de forma unánime, aunque sin indicación precisa sobre qué silla asignarle, sino simplemente “entrar en el dicho nuestro Coro, do quiera que estuviere y estar entretan-to que los Divinos Oficios se celebraren en él”35.

– 7 de diciembre de 1526: privilegio real de confirmación.

Respecto al lugar de enterramiento (futura capilla), no se ofrece ningún repa-ro, buscado el lugar exacto donde su ubicaba la puerta de la mezquita mayor de la ciudad de Granada, donde tuvo lugar la mítica hazaña:

“es en el arco junto a la puerta que sale a la Capilla real de los señores reyes Católicos, para entrar en el cuerpo desta S. Iglesia, como venimos a la dicha Capilla a la mano derecha, entre la dicha puerta y la Sacristía que es en esta dicha Santa Iglesia”36.

Sigue una etapa de cuarenta años de goce “quieto” y “pacífico” de tal preemi-nencia, en el que se incluye el traslado del coro desde la Catedral vieja (antigua

dedico esta fábrica. En 18 días del mes de diciembre del año 1490” (Francisco VILLA-REAL VALDIVIA, Hernán Pérez…, op. cit., pág. 78).

34. José VÁzQUEz DE LA PUERTA, Compendio de el memorial… del pleyto que se ha seguido de cien años a esta parte… por parte de Fernan Perez del Pulgar…, Granada, Imprenta Real de Francisco de Ochoa, 1678, fol. 10 rº. Se añade deliberadamente a esa promesa: “empeñando su real palabra de hacer merced a vos Fernando del Pulgar, nuestro criado y nuestro alcaide de Salar, de heredades y facienda en la ciudad de Granada e de honrada sepul-tura, e asiento en la iglesia mayor que fuera de ella, luego que plegue a Nuestro Señor estar reducida a nuestro dominio” ( José CUEVAS PéREz y José MONTERO CORPAS, Hernán Pérez…, op. cit., pág. 288). En este caso se fe-cha en 31 de diciembre de 1491.

35. José VÁzQUEz DE LA PUERTA, Compendio de el memorial…, op. cit., fol. 10 vº.36. Ibídem, fol. 10 rº.

86

Miguel Luis López-Guadalupe Muñoz

mezquita y hoy iglesia del Sagrario) hasta el templo catedralicio actual (1561). El pleito comienza precisamente con la petición de Fernando Pérez del Pulgar, II Señor de Salar, del asiento y silla en el coro del nuevo recinto metropolitano.

Como quiera que se trasladó a un edificio suntuoso pero incompleto, el coro debió quedar de una forma provisional, y aún precaria, bajo el cimborrio del cru-cero (donde ya estaba en 1566). Mal se acomodaba allí el cabildo, en su extensión, como para tener que admitir a otros advenedizos. Porque no era sólo Pulgar, también estaban los representantes del Ayuntamiento, que al menos desde 1516 solían colocarse (en la Catedral vieja) en el coro para las funciones de ciertas fes-tividades, no sin roces con los canónigos37. El arzobispo ofreció en 1561 no más que ocho asientos para el corregidor y sus acompañantes, señal de que tal práctica había sido aún más abusiva con anterioridad; aún más, una década más tarde el corregidor amaga con poner alguaciles custodiando los asientos que pretende que le correspondan a la Ciudad. A pesar de las duras sanciones tridentinas, también dejaban entrar en el coro los capitulares a amigos y familiares; esa “confusión de estados” no se comprendía ya en la segunda mitad del siglo xVII. Y no fueron los únicos litigios; baste mencionar el empeño de los regidores por portar las varas del palio en la procesión del Corpus, el de la presencia de los sambenitos –poco decorosos– en el altar mayor de la flamante Catedral y la polémica sobre la lectura de los edictos inquisitoriales (tachonado de encarcelamientos y excomuniones), por no mencionar el célebre pleito de la Silla entre arzobispo y Chancillería.

Pero volvamos a la cronología sobre el asiento de Pulgar, objeto de contro-versia en 1565:

– 7 de abril de 1565: auto capitular comisionando al abad de Santa Fe (Váz-quez de Utiel) y a un canónigo (Aranda), junto al arzobispo, para señalarle asiento, que fue “en el coro del Arzediano, después de los dos Racioneros más antiguos”38.

– 17 y 25 de abril de 1565: denegación del cabildo de esa concesión, pro-poniendo asiento después de los racioneros. Durante más de ocho años el asunto parece acallado.

– 11 de septiembre de 1573: tras infructuosa negociación por parte de Fer-nando Pérez del Pulgar con el maestrescuela, Ortega de Monsalve, al

37. Por extenso en Rafael MARíN LóPEz, El Cabildo…, op. cit., págs. 136-141.38. José VÁzQUEz DE LA PUERTA, Compendio de el memorial…, op. cit., fol. 2 vº. El día anterior ha-

bía presentado su petición el sucesor de Pulgar.

87

Ni dentro ni fuera, ni laico ni eclesiástico. Los Pérez del Pulgar y la Catedral ...

cabildo niega cualquier derecho a Pulgar sobre el asiento en el coro y la asistencia a procesiones, pretensión que apoyan los racioneros39.

– 16 de marzo y 9, 11, 12 y 25 de septiembre de 1573: autos capitulares requiriendo a Pulgar para que “no concurriese en el Coro, ni en las Proce-siones ni Ofertorio entre los Racioneros, los quales también presentaron en el Cabildo petición, requiriéndole no permitiese entre ellos la concu-rrencia de Don Fernando”40.

– 20 de agosto de 1574: tras la querella de Pulgar ante la Chancillería y la declinación de esta jurisdicción por parte del Cabildo y los Racioneros, un auto de la Chancillería ampara la pretensión de Pulgar de sentarse en la tercera silla de los racioneros.

– 26 de agosto de 1574: confirmación del auto en revista.– 30 de agosto de 1574: carta ejecutoria de la Chancillería a favor de Pulgar.– 18 de agosto de 1575: auto de la Chancillería admitiendo la demanda

sobre la propiedad (antes sólo se había litigado sobre la “posesión”).– 3 de junio de 1609: sentencia de vista sobre la propiedad favorable a la

pretensión de Pulgar, imponiendo “perpetuo silencio” al cabildo, “so pena de perder la naturaleza y temporalidades que tienen en estos Reynos y de ser avidos por estraños de ellos y de ducientos mil maravedís”41.

Un arzobispo tan regalista como D. Pedro de Castro actuaba entretanto por su cuenta, tratando de conseguir para la causa de la Iglesia de Granada el respal-do de Roma, como así fue. Pero el amparo papal no hizo más que exacerbar los ánimos, entrando en una dinámica tan compleja como airada, que corresponde en esta fase a un anciano III Señor de Salar:

– 24 de octubre de 1609: decreto de la Sagrada Congregación de Ritos, declarando que “no era lícito ni se devía permitir a persona alguna Seglar tuviese lugar ni asiento entre los Ministros Eclesiásticos en el Coro ni fuera dél, en Procesiones ni otros actos de celebración de Oficios Divinos, aunque se les huviese permitido alguna vez”42.

– 13 de agosto (o septiembre) de 1613: carta ejecutoria de la sentencia de propiedad despachada por la Chancillería.

39. Rafael MARíN LóPEz, El Cabildo…, op. cit., pág. 144.40. José VÁzQUEz DE LA PUERTA, Compendio de el memorial…, op. cit., fol. 2 vº.41. Ibídem, fol. 3 vº.42. Ibídem, fol. 3 vº.

88

Miguel Luis López-Guadalupe Muñoz

– 5 de mayo de 1615: auto de requerimiento al Cabildo catedralicio para que cumpla la ejecutoria, al pretender no darse por enterado.

– 17 de junio de 1615: intento de establecer una concordia entre las partes por iniciativa del arzobispo, en los siguientes términos: “la silla avía de ser la tercera después de los Racioneros de el Coro del Arzediano y en el mismo lugar en los Sermones y en la Procesión de la Toma de Granada, y no en otras Procesiones ni actos, y con calidad de que el Cabildo avía de traer aprobación de la Sede Apostólica”43.

– 15 de septiembre de 1615: negativa de Pulgar de dar formalidad a la con-cordia y recurso por vía de fuerza ante la Chancillería, que despacha so-brecarta de ejecutoria de la propiedad.

– 9 de octubre de 1615: a instancias del Cabildo catedral, el Papa concede Letras Apostólicas contra la pretensión de Pulgar.

– 23 de julio de 1616: tras consulta del Arzobispo al Consejo de la Cámara, una real cédula manda cumplir la ejecutoria de la Chancillería.

– 20 de octubre de 1616: auto de la Chancillería para el cumplimiento de la real cédula, de forma que D. Fernando Pérez del Pulgar, descendiente del anterior, se sentó en la tercera silla de los Racioneros en la festividad de Todos los Santos.

– 21 de noviembre de 1616: carta de Felipe III al Cardenal de Borja, emba-jador en Roma, para que defendiese allí la concesión hecha a Pulgar44.

– 3 de abril de 1617: tras la retirada de las letras apostólicas por la Chan-cillería a demanda de Pulgar, el Consejo de la Cámara, a instancia del Cabildo, emite un auto favorable al señor de Salar, aunque moderando ambiguamente sus pretensiones: “Despáchese sobrecédula de la del Señor Emperador, que la dio para que Fernán Pérez del Pulgar pudiese entrar en el Coro, como los Titulados y Cavalleros de Ábito, y no para más”45.

43. Ibídem, fol. 4 rº. Asisten a la transacción el III Señor de Salar, D. Fernando Pérez del Pulgar, y su hijo y sucesor, Alonso.

44. “Ordena que si el arzobispo de Granada suplicara al papa, defienda ante el mismo su derecho a conceder y confirmar privilegios en la Iglesia de Granada por ser de patronato real” (Rafael MARíN LóPEz, El Cabildo…, op. cit., pág. 145). Es más, el cabildo había sido multado con mil ducados por su osadía al contravenir la autoridad regia. Los Pérez del Pulgar estaban emparentados con los Sandoval, pero mantuvieron su fuerza en la corte in-cluso después de la caída del duque de Lerma. Así lo muestra también una sentencia (22 de marzo de 1621) que, por comisión del mismo Felipe III, ordenaba mantener en la pared de la Capilla Real situada bajo el coro y con-tigua a la capilla familiar el cuadro de S. Lázaro que incluía las armas del reputado militar (Francisco VILLA-REAL VALDIVIA, Hernán Pérez…, op. cit., pág. 281).

45. José VÁzQUEz DE LA PUERTA, Compendio de el memorial…, op. cit., fol. 5 rº.

89

Ni dentro ni fuera, ni laico ni eclesiástico. Los Pérez del Pulgar y la Catedral ...

– 7 de marzo de 1618: nuevo auto de la Cámara de Castilla, mandando “re-mitir este pleyto a la Chancillería, donde las partes sigan su justicia como les convenga”46.

Vuelta a empezar. Se habían tocado todas las instancias superiores, importu-nadas seguramente por tener que atender una cuestión, aunque espinosa, de eti-queta, como ésta. De modo, que lo mejor era resolverla a una nivel inferior. Pero por entonces ya estaba clara la división de pareceres. La curia romana amparaba la causa del cabildo catedralicio (que es también la de los racioneros y el arzobis-po), mientras que la justicia real se inclinaba por favorecer a los descendientes de Pulgar. Fue entonces cuando el Cabildo sacó un nuevo as de la manga: invocar el regio patronato de la Iglesia de Granada para que se siguiese el pleito en una ins-tancia eclesiástica o en la Cámara de Castilla, a la que hasta entonces sólo se había recurrido en apelación. Corresponde esta fase del proceso ya al IV Señor de Salar:

– 6 de septiembre de 1621: decreto de la Cámara remitiendo el pleito a la Chancillería.

– 29 de agosto de 1622: tras una nueva querella de D. Fernando Alonso del Pulgar, la Chancillería dicta nuevo auto para retirar las letras apostólicas.

– 20 de octubre de 1623: a instancias del mismo, auto de la Chancille-ría despachando sobrecarta de la sentencia de vista de la propiedad y la ejecutoria.

– 22 de febrero de 1624: tras la presentación por el Cabildo de un memorial de nulidades y colusiones, una real cédula ordena que se vea en dos salas de la Chancillería (ocho oidores).

– 24 de diciembre de 1624: auto de la Chancillería admitiendo la suplica-ción del Cabildo en el pleito de la propiedad, siempre que “antes y pri-mero se cumplan los autos proveídos en que a Don Fernando Pérez del Pulgar se le mandó dar la posesión del asiento sobre que es este pleyto”47, lo que suponía no dar curso al mencionado memorial que incidía más en cuestiones formales que en el fondo del asunto.

– 27 de febrero de 1631: auto de revista de la Chancillería en el mismo sentido.

– 5 de marzo de 1638: auto de los jueces de las dos salas mandando dar a Pulgar la posesión del asiento, despachando sobrecarta a favor del IV Señor de Salar.

46. Ibídem, fol. 5 rº.47. Ibídem, fol. 6 rº.

90

Miguel Luis López-Guadalupe Muñoz

– 21 de febrero de 1639: después de la imposición de varias multas al Ca-bildo y de los recursos de éste y de Pulgar ante la Cámara, un auto de ésta concluye: “No ha lugar la pretensión de la Iglesia, siga su justicia en la Chancillería de Granada”48.

– 23 de septiembre de 1652: confirmación en revista del mandato anterior, tras diversas suplicaciones, a cargo ya del V Señor de Salar.

Queda sin resolver el asunto, seguramente porque la Casa de Pulgar no tenía entonces un interés inmediato en su resolución. Los servicios al rey y la adminis-tración de sus propiedades mantenían con frecuencia alejado de Granada al Señor de Salar y parece evidente que durante años no acudió al coro de la catedral de Granada. Diecinueve años después se reaviva la polémica, de la mano de Juan Fernando Pérez del Pulgar, a poco de convertirse en el VII Señor de Salar y antes de alcanzar el marquesado de dicho nombre.

He aquí la cronología del pleito en esta etapa, justamente la que más testi-monios nos ha dejado:

– 20 de abril de 1671: petición de Pulgar al Consejo de una cédula de em-plazamiento al Cabildo y al arzobispo para hacer efectiva su posesión.

– 18 de noviembre de 1671: cansados en el Consejo de la Cámara, proveen auto para que, por enésima vez, “se cumpla lo proveído y se remitan los autos a la Chancillería, y no se admita más petición sobre esta materia”49.

– 28 de marzo de 1672: querella de Pulgar contra el Cabildo, a la que siguen varias provisiones contra el mismo, hasta que se allanó a que D. Juan Fer-nando entrase en el coro, aunque sin sombrero y espada, pero sí con capa y gorra.

– 9 de abril de 1672: tras un nuevo y perentorio requerimiento al Cabildo, con apercibimiento de cuantiosas multas, éste comisiona al tesorero Mu-ñoz de Ahumada y al doctoral De la Torre y Valdés para darle posesión a Pulgar; no conformándose con sus exigencias para el acto (Pulgar pedía ir desde la Sala Capitular hasta el Coro entre una dignidad y un canónigo, precedidos de pertiguero, como se otorgaba la posesión a racioneros y pre-bendados), se designan nuevos comisionados, el prior Caballero Illescas y el canónigo Sánchez Salazar, quienes,

48. Ibídem, fol. 6 vº.49. Ibídem, fol. 7 rº.

91

Ni dentro ni fuera, ni laico ni eclesiástico. Los Pérez del Pulgar y la Catedral ...

“siendo ya hora de las diez de la noche, estando ya disuelto y cerrado el Cabildo, y hallándose la Iglesia con gran multitud de gentes, dichos Comisarios se resolvieron a llevar al Coro a D. Juan Fernando, acompañados de Pertiguero y otros Ministros, y en señal de posesión lo sentaron con su capa y espada, y cubierto el sombrero, en la silla onze50, diziendo se la davan con todas las preeminencias del incienso, velas, ce-niza y palmas, y todos los demás privilegios que mandava Su Majestad por sus Exe-cutorias, y como las avían gozado sus antecesores”51.

Pero parece que fue peor el remedio que la enfermedad, al menos para el cabildo de la catedral granadina. A partir de ahí todo resultó desastroso y el es-cándalo fue mayúsculo, máxime en medio de la liturgia solemne que imponía el ceremonial para los días de la Semana Santa.

Ciertamente, al día siguiente, Domingo de Ramos, y tras negarse el arzobis-po a entregarle la palma, la recibió D. Juan Fernando en medio de gestos, voces y malas maneras. En esta ocasión se tomó acta de la distribución de los asistentes al coro durante el sermón. Como era de esperar, se cumplieron los peores presagios de los cabildantes, al encontrar al señor del Salar sentado en un lugar realmente preeminente, al menos más de lo que le correspondía.

Presidía el coro en aquella ocasión el arzobispo de Granada, D. Diego Esco-lano, en la silla central, a cuyos lados se seguían las sillas, según se indica a conti-nuación, señalando entre paréntesis el orden de precedencia:

– A su izquierda, es decir en el lado –más preeminente– del Evangelio, dado que el coro se encontraba enfrentado al presbiterio, se sentaron, por este orden: el maestrescuela Dr. Eugenio de Ribadeneyra (1), el prior Dr. Rodrigo Caballero Illescas (2), el canónigo Dr. Jerónimo de Prado Veras-tegui (4), el racionero Dr. Pedro Fermín (6) y el provisor y vicario general D. Jacinto Allué Altanás, cargo que contaba como invitado al coro y que es razonable que se sentara en la última silla libre del lado del Evangelio.

– A la derecha del prelado, esto es, en el lado de la Epístola, los presen-tes, también por su orden, fueron: el canónigo D. Salvador Fernández de Álava (3), el racionero D. José Peregrín (5), el séptimo señor de Salar D. Juan Fernando Pérez del Pulgar y Rico de Rueda (7) y el racionero D. Francisco Blanco (8).

50. Incluso aquí cometieron error, ya por precipitación o ya por premeditación, pues le correspondía la si-lla doce del lado del arcediano (de la Epístola); es decir, precediéndole por ese lado cuatro dignidades, seis ca-nónigos y un racionero.

51. Ibídem, fols. 7 vº.-8 rº.

92

Miguel Luis López-Guadalupe Muñoz

Lo habitual era sentarse alternativamente a uno y a otro lado de la silla epis-copal, y cuanto más cerca de ella mejor, pero también tenía más atractivo el lado del Evangelio, que fue el que prefirieron Caballero, Prado y Fermín (estos dos úl-timos no tenían por delante, en ese lado del Evangelio, a nadie de sus respectivas categorías). Lo importante es que a Pulgar se le concedió el tercer lugar entre los racioneros, conforme a la posesión que defendía con uñas y dientes, entre Fermín y Blanco.

Quedaba en una situación honorífica muy destacada, en una silla que no-minalmente correspondía a una dignidad. ¿Dónde estaban las dignidades cate-dralicias, el deán Benítez Montero, el arcediano Acosta, el chantre López Salas, el tesorero Muñoz de Ahumada o el abad de Santa Fe Quiñones? ¿Dónde los canónigos Peralta (decano), Aguilar, Hurtado Estébanez de Mendoza, Páramo, Cruellas (lectoral), Vázquez de la Puerta (magistral), Sánchez Salazar o Torre Valdés (doctoral)52? Hay que presumir que algunos de ellos se encontrarían en el altar mayor oficiando la liturgia de ese día, pero hay que considerar también la po-sibilidad de un destacado nivel de absentismo entre los miembros del coro. Algo que, sin duda, favorecía la altanería de Pulgar para oprobio de los capitulares.

Esa misma tarde acudió Pérez del Pulgar a la función llamada de “adoración del pendón” con capa y espada, para desdoro de los prebendados. No dio lugar el cabildo a que se repitieran escenas similares en los Oficios de Jueves y Viernes Santos, en los que se le prohibió acceder al coro. Pero D. Juan Fernando no se arredró, introduciendo una nueva querella en la Chancillería.

En 1678 estaba aún pendiente el pleito, en especial –como indica en su me-morial el tesorero del cabildo Miguel Muñoz de Ahumada– en lo tocante a dos puntos: la resolución de las nulidades y colusiones presentadas en su día por el cabildo contra la sentencia de vista en cuestión de propiedad (pendiente nada me-nos que desde 1624) y las querellas cruzadas entre el cabildo y D. Juan Fernando por los irreverentes y bochornosos actos de aquella Semana Santa de 1672. Sin embargo, muy pronto el Señor de Salar se convertiría en Marqués de Salar, y sus derechos en la Catedral granadina parecen pasar a un segundo plano. Es lógico pensar que habían sido esgrimidos, y defendidos a capa y espada, nunca mejor dicho, como un arma valiosa en esa estrategia de ascenso social que va desde la penumbra de unas lejanas hazañas hasta la flamante obtención del marquesado.

También Villa-Real pierde el rastro del pleito del asiento del coro en ese momento, para añadir, algo pesaroso:

52. Pedro GAN GIMéNEz, “Los Prebendados de la Iglesia granadina: una bio-bibliografía”, Revista del Centro de Estudios Históricos de Granada y su Reino, 4 (1990), págs. 139-212.

93

Ni dentro ni fuera, ni laico ni eclesiástico. Los Pérez del Pulgar y la Catedral ...

“aunque después se quiso molestar en algo a los poseedores de esta honrosa merced, es lo cierto que de entonces acá vienen disfrutándola, aunque en la actualidad se hace tan poco aprecio de ella, que creemos no padecer equivocación al afirmar que no se ejercita desde hace mucho tiempo este honroso derecho, antes tan disputado”53.

Ese era el quid de la cuestión: la asistencia al coro de la Catedral había perdi-do interés para los Pérez del Pulgar. Aún más, cabe pensar que el recrudecimiento del pleito en distintas etapas de los siglos xVI y xVII puede obedecer a un interés pasajero de los titulares de la casa en determinados momentos, y que en general –bastante tenían con las empresas de armas y la administración de sus bienes–asistieron bien poco al coro para ocupar la silla tan tenazmente disputada. En su estrategia de ascenso social, el privilegio de asiento en el coro había cumplido su papel y ahora, lógicamente, carecía ya de relevancia.

Gráfico 1. Distribución de las sillas del coro de la Catedral de Granada (1744).

16

Gráfico 1. Distribución de las sillas del coro de la Catedral.

ArzobispoDignidades DignidadesCanónigos y Racioneros

Canónigos y Racioneros

Sillas del Coro de la Catedral de Granada (1744)

Arcipreste Tesorero Chantre Arcediano Deán Maestrescuela Abad S.F. Prior

Gráfico 2. Ocupación del coro el Domingo de Ramos de 1672.

Domingo de Ramos de 1672

Arzobispo

Escolano

Dignidades DignidadesCanónigos y Racioneros

Canónigos y Racioneros

1. Maestrescuela: Rivadeneira

2. Prior: Caballero

3. Canónigo: Prado

1 2 3

7. Racionero: Pedro Fermín

8. Provisor: Allué

4. Canónigo: Fernández

7 8

5. Racionero: Peregrín

6. Juan Fernando PÉREZ

DEL PULGAR

45 6

9. Racionero: Blanco

9

Gráfico 2. Ocupación del coro el Domingo de Ramos de 1672.

53. Francisco VILLA-REAL VALDIVIA, Hernán Pérez..., op. cit., pág. 286.

Canónigos y Racioneros

Arcipreste Tesorero Chantre Arcediano Deán Maestrescuela Abad S.F. Prior

Canónigos y Racioneros

DignidadesArzobispoDignidades

9 7 86 15 24 3

Canónigos y Racioneros

Canónigos y Racioneros

DignidadesDignidades

Arzobispo Escolano

OT

2033

048

CM

Y

OT

2033

048

CM

Y

ISBN 978-84-472-1430-3

9 7 8 8 4 4 7 2 1 4 3 0 3

La Edad Moderna ha sido por lo general caracterizada como una época conictiva. Por lo que se re�ere especí�camente al Barro-co, el conicto preside los per�les de un período histórico crítico,

revestido de di�cultades económicas, convulsiones políticas, tensiones sociales y violencias religiosas. La caracterización del Barroco como un tiempo de agudos conictos no plantea apenas dudas y cualquier aproxi-mación al Barroco lo será también inevitablemente a un momento de crudas realidades conictivas.

Esta obra colectiva está consagrada al estudio de tales realidades, en el ámbito de la Andalucía barroca y de su correspondiente proyección americana. Su edición responde al propósito cooperativo de abordar la problemática del Barroco andaluz y americano desde ángulos distintos, aunque complementarios, del análisis histórico.

Realidades conflictivas R

eali

dade

s co

nfli

ctiv

as

Mig

uel

lu

is l

ópe

z-g

ua

da

lupe

Ju

an

José

igle

sia

s Ro

dR

ígu

ez (c

oo

Rd

s.)

L

Realidades conflictivas

Rea

lida

des

conf

lict

ivas

M

igu

el l

uis

pez-

gu

ad

alu

pe

Jua

n Jo

sé ig

lesi

as R

od

Ríg

uez

(co

oR

ds.)