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CÁMARA DE DIPUTADOS La acuacultura y su vinculación con el derecho agrario en México Dirección de Estudios sobre Soberanía Alimentaria y Nueva Ruralidad Elaborado por: Jazmín B. Santinelli Palacio Legislativo de San Lázaro, noviembre de 2015.

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CÁMARA DE DIPUTADOS

La acuacultura y su vinculación con el derecho agrario en México

Dirección de Estudios sobre Soberanía Alimentaria y Nueva Ruralidad

Elaborado por: Jazmín B. Santinelli

Palacio Legislativo de San Lázaro, noviembre de 2015.

1

Índice

Introducción

Capítulo I

La acuacultura

Tipología Acuícola

Según su finalidad socioeconómica

Medio de cultivo

Fases incluidas

Grado tecnológico y la densidad de organismos por cultivo

Número de especies

Flujo de agua

Ubicación del cultivo

Manejo de la acuacultura

La acuacultura en el ámbito internacional

La acuacultura en México

Desarrollo histórico de la acuacultura en México

Diagnóstico

Situación actual

Rumbo a una acuacultura sustentable

Orientaciones estratégicas globales para el desarrollo sustentable de la acuacultura

Orientaciones estratégicas económicas

Orientaciones estratégicas sociales

Orientaciones estratégicas ambientales

Orientaciones estratégicas de coordinación institucional

Capítulo II

El derecho agrario a través del tiempo

Etapa prehispánica

Etapa de dominación española

La Colonia

Etapa Independiente

Revolución

2

La reforma agraria mexicana

Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos: artículo 27 vigente en el año 1917

Principios sustantivos y rectores en materia agraria que se consagraron en el artículo 27 constitucional –en su origen- y que dan sustento, estructura teórica, doctrinal e ideológica del sistema de propiedad

Legislación agraria

Cambio estructural en la legislación agraria (1992)

Capítulo III

El derecho agrario

Concepto

Objeto del Derecho Agrario

Principios del Derecho Agrario

Naturaleza del Derecho Agrario

El derecho agrario como parte del derecho social

Sistema jurídico agrario mexicano

Valores éticos tutelados por el derecho social agrario mexicano

Fines del derecho agrario

Fuentes del Derecho Agrario

I. Fuentes formales

I.1 Legislación

I.1.1 Legislación agraria

I.2 Costumbre

I.2.1 La costumbre en la legislación agraria

I.3 Jurisprudencia

I.3.1 Jurisprudencia en materia agraria

I.3.2 La jurisprudencia agraria su concepto y elementos

I.3.3 El fundamento constitucional de la jurisprudencia agraria

II. Fuentes reales (o materiales)

II.1 Fuentes reales en el derecho agrario

III. Fuentes históricas

III.1 Fuentes históricas en el derecho agrario

3

Capítulo IV

La acuacultura y el derecho agrario

Argentina

Chile

Perú

Unión Europea

Descripción del marco normativo para la actividad acuícola a partir de la década de los noventa

La regulación de la acuacultura en el marco legal actual

Ley Orgánica de la Administración Pública Federal (LOAPF)

Ley Agraria (LA)

Ley General de Pesca y Acuacultura Sustentables (LGPAS)

Consideraciones

Comentario final

Lectura citada

Leyes consultadas

Sitios de internet

4

Introducción

El estudio “La acuacultura y su vinculación con el derecho agrario en México”,

se conforma por cuatro capítulos, en el primero se describirá a la acuacultura y se

nombrarán los tipos que se practican, con base a su finalidad socieconómica; medio

de cultivo; fases; tecnología, por mencionar algunos factores. Además se describirá

como se le concibe en el ámbito internacional, contrastándola con lo que acontece

en México. Se ofrecerá al lector una visión de su desarrollo desde la época

precolombina su relevancia, así como su situación actual, además de su visión

desde el punto de vista del desarrollo sustentable.

En el segundo capítulo, se hará un recorrido del derecho agrario a través del tiempo;

desde la etapa prehispánica hasta la revolución de 1910, mostrando por qué, el

actual derecho agrario, es el resultado de un movimiento revolucionario cuyo fin

último es la justicia, la restitución de las tierras a sus antiguos poseedores, el

mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes del sector rural y su desarrollo

sustentable.

Ésta historia dará la base para el entendimiento de lo que hoy es el derecho agrario,

y así, se escribe el tercer capítulo, dando cuenta de cuál es su objeto de estudio;

sus principios y naturaleza como parte del derecho social. Se describirán sus

valores, sus fines, sus fuentes. Todo ello en el ánimo de hacer una vinculación con

la actividad acuícola que será el tema del cuarto y último capítulo. En él, se mostrará

cómo se inserta la actividad acuícola en la Ley Agraria y los vacíos legales producto

de la ausencia de una visión de la acuacultura como una más de las actividades del

sector primario y, se reflexiona sobre la forma en la que esto repercute en los

productores acuícolas.

También se mencionan las ventajas que tiene la acuacultura, y se da evidencia de

que es una opción real y viable que podría apoyar al Estado en su obligación de

garantizar el derecho de la alimentación, para lo cual, sería conveniente considerar

algunas adecuaciones para la armonización del marco legal que tutela a la actividad

acuícola.

5

__________Capítulo I

La acuacultura

Es una de las mejores técnicas ideadas por el hombre para producir

alimentos y aprovechar los recursos acuáticos. La actividad se está desarrollando

para sumarse a la pesca y complementarla. Se constituye por unidades productivas

que utilizan los conocimientos sobre biología, ingeniería y ecología.

Según la clase de organismos que se cultivan, se ha dividido en varios tipos, siendo

uno de los más desarrollados la piscicultura (cultivo de peces). El pez más cultivado

a nivel mundial es la tilapia por su demanda en el mercado porque es una especie

cuyo ciclo reproductivo es relativamente conocido y sencillo, además, tiene un

rápido crecimiento, resistente a la manipulación y a enfermedades; acepta alimento

balanceado y soporta alta densidad en los cultivos.1 No obstante, en México es poco

significativo su cultivo lo cual conduce a que no sea considerado dentro de las

estadísticas nacionales.

Los cultivos que han alcanzado mayor desarrollo son: crustáceos, peces, moluscos

bivalvos, y algas. Sin embargo, el más relevante por su valor económico es el

camarón.

Tipología Acuícola

Según su finalidad socioeconómica:

De producción;

De autoconsumo (alimentación humana, a bajo costo);

Industrial (producción de organismos acuáticos de forma que sea rentable

económicamente);

1 Consultado en: http://digeset.ucol.mx/tesis_posgrado/Pdf/Humberto%20Manzo%20Delgado.pdf disponible

el 3 de agosto de 2015.

6

De conservación o de repoblación, y

De apoyo.

Medio de cultivo:

Cultivos de agua salada (maricultura), y

Cultivos de especies dulceacuícolas (acuacultura continental y en menor

grado, acuacultura rural).

Fases incluidas

Acuacultura integral;

Acuacultura parcial, y

Acuacultura seminatural o semicultivo.

Grado tecnológico y la densidad de organismos por cultivo

Extensivo;

Semi intensivo;

Intensivo, y

Superintensivo.

Número de especies:

Monocultivos, solo se utiliza una especie;

Policultivos, se producen varias especies compatibles entre si con el

propósito de aprovechar mejor el espacio y el alimento, y

Cultivos integrales, se fundamenta en el aprovechamiento directo del

estiércol de otros animales, como patos o cerdos, para la producción

de plancton (planta y animales microscópico) que sirve de alimento

para los peces.

Flujo de agua:

Sistemas abiertos, y

Sistemas cerrados, reciclaje del agua con filtros específicos.

7

Ubicación del cultivo

Cultivos en tierra a partir de estanques;

Cultivos intermareales o costeros que implica parcelas, corrales,

semilleros en orilla;

Cultivos en agua, en jaulas flotantes o sumergidos en presas, lagos,

pantanos, esteros, y mares.

Manejo de la acuacultura

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación

(FAO) ha desarrollado lineamientos generales para el mejor manejo de la

acuacultura. Entre ellos se destacan el Código de Conducta para la Pesca

Responsable y el Enfoque Ecosistémico de la Acuicultura (EEA). Ambos, tienen el

carácter de voluntarios y están orientados en garantizar la oferta adecuada de

productos acuícolas y pesqueros para las generaciones actuales y futuras,

encaminados en obtener mayores ingresos.

En ellos, se encuentra el concepto “crecimiento azul,” enfoque coherente para la

ordenación sostenible, integrada y sensible de los océanos y humedales, lo cual se

traduce en el reconocimiento y la aplicación de los derechos de las personas cuyo

medio de vida dependen de la pesca y la acuacultura; derechos que están

relacionados con la tenencia del agua, de la tierra, de los ingresos, del acceso a los

mercados, además de la posibilidad de tener una vida en condiciones laborales

dignas.

Diversos documentos de trabajo realizados por la propia FAO, la World Wildlife Fund

for Nature (WWF), la Organización Mundial de Comercio (OMC) entre otros;

consideran que la contribución de los océanos, los mares y las costas tanto a la

seguridad alimentaria, la nutrición y el empleo digno, implica que las actividades

acuícolas sean rentables. Además presupone “el imperio de la ley para velar por la

seguridad de los derechos de propiedad” aunado a lo que ellos definen como

8

“licencia social” que se refiere a la aceptación de la acuacultura por parte de las

comunidades vecinas y de la sociedad en el sentido más amplio y que determina,

por lo tanto, los lugares en los que puede llevarse a cabo.

El EEA puede ser definida como “una orientación para el desarrollo y ordenación

del sector que de manera simultánea, tiene en consideración sistemas físicos,

ecológicos, sociales y económicos,” además de una gama de interesados y esferas

de influencia. Su aplicación sigue tres principios fundamentales:

i) El desarrollo y la ordenación de la acuacultura deben tener en cuenta

la variedad de funciones y servicios ecosistémicos y no afectarlas;

ii) La actividad acuícola debe mejorar el bienestar humano y la equidad

entre las partes interesadas, y

iii) La acuacultura debe desarrollarse con la intervención y apoyo de las

diversas dependencias de gobierno.

Se enfatiza que uno de los principales retos del “desarrollo sostenible” de la

acuacultura, es el causar un conflicto mínimo en la asignación de los recursos como

la tierra y el agua, entre los usuarios que compiten por estos. En muchos países, la

falta de planes adecuados de ordenación de las zonas costeras, ha dado lugar a

múltiples conflictos.

Al respecto, el EEA señala que los problemas por el acceso al agua, tierra y semillas,

que se suscitan entre la acuacultura y el turismo, se han convertido en uno de los

principales obstáculos para la expansión de la maricultura en muchas partes del

mundo. Así mismo, el desarrollo no planificado de la actividad acuícola, también

conduce a preocupaciones ambientales y sociales, las que a su vez influyen

negativamente en la forma que el público la percibe. No obstante, la ordenación

territorial -incluida la zonificación – es una opción para desarrollar la actividad y

lograr resolver los eventuales problemas ambientes y de aceptación social. La

zonificación debe ser usada para determinar y establecer posibles zonas para su

desarrollo; mientras que en aquellos casos en que la actividad esté

9

convenientemente establecida; la zonificación acuícola debe contribuir a regular el

desarrollo del sector.

Para reducir al mínimo los conflictos sobre el uso de la tierra y el agua (y por motivos

de equidad) algunos países han establecido zonas autorizadas para actividades

acuícolas, denominadas zonas exclusivas para la acuicultura, o zonas específicas

para el desarrollo acuícola. También se han creado parques mediante la asignación

de áreas a grupos de pequeños piscicultores, que pueden ser supervisadas

estratégicamente, lo cual ha logrado aumentar los beneficios socioeconómicos para

las comunidades.

La gestión para uso de las aguas continentales, enfrenta el reto de considerar a la

actividad acuícola y pesquera como “una más de las actividades que requieren

aprovisionamiento de agua.” Los países desarrollados han invertido recursos,

infraestructura y aplicación de políticas para mitigar los efectos de la contaminación

y aprovechar los recursos hídricos. El documento “El estado mundial de la pesca y

la acuicultura2” señala que los intereses económicos de los sectores poderosos de

la sociedad prevalecen generalmente sobre las comunidades rurales de pescadores

y acuacultores de países en desarrollo. Así pues, deben buscarse soluciones que

repartan de forma equitativa los recursos hídricos entre todos los sectores.

La FAO hace la proyección que para el año 2050 habrá 9,600 millones de personas

que, conduce al desafío de producir más alimentos. En este sentido, la acuacultura

es una opción viable, considerando el crecimiento que ha experimentado la

actividad en las últimas décadas. Su tasa media de crecimiento anual, en el último

decenio ha sido superior al 6%, aunque varía entre regiones, como de un país a

otro, destacándose los países asiáticos.

2 FAO, 2014. “El estado mundial de la pesca y la acuicultura, Oportunidades y desafíos.” Roma. 253 págs.

10

En este sentido la FAO opina:

…la producción mundial de pescado sigue creciendo a mayor ritmo que la población

mundial y la acuicultura3 se mantiene como uno de los sectores de producción de

alimentos de más rápido crecimiento. En 2012, la acuicultura estableció otro máximo

histórico de producción y ahora proporciona casi la mitad del pescado destinado a

la alimentación humana. Se prevé que esta proporción aumente un 62% para el

2030, debido a la estabilización del rendimiento de la pesca de captura salvaje y al

aumento considerable de la demanda de una nueva clase media mundial. Si se

desarrolla y practica responsablemente, la acuicultura puede generar beneficios

duraderos para la seguridad alimentaria mundial y el crecimiento económico.4

En lo que se refiere a la acuacultura continental de peces de escama, se considera

que su rápido crecimiento, obedece a la facilidad en su manejo y producción, sobre

todo para países en desarrollo. Representa alrededor del 60 por ciento de la

producción de peces comestibles cultivados a nivel mundial. Su mayor aportación

es para personas en condiciones de pobreza y marginación de países en desarrollo.

Por su lado, las especies de peces de escama procedentes del cultivo marino

representan el 13 por ciento del volumen de la producción total de peces de escama

cultivados, pero por su valor representa la tercera parte del total. No obstante, este

cultivo presenta una tasa de conversión alimenticia de entre 8 a 15 kilogramos de

insumos de pescado por kilogramo de pez producido. Por ello, reportes

internacionales manifiestan su preocupación, en virtud de que para producir un

kilogramo de atún aleta azul con características requeridas para el mercado asiático,

se necesita para alimentarlos, 14 kilogramos de pescados como sardina, anchoveta

o macarela, especies que por su bajo valor comercial y alto contenido nutricional,

podrían ser utilizados como base de alimento humano y no para alimentar peces en

cautiverio, cuyo nicho de mercado es reducido consecuencia de su alto valor

comercial.

3 Mientras el resto del mundo –incluidos organismos internacionales- se refieren a la actividad como

acuicultura, nuestro país, ha decidido el término acuacultura, como aparece en la Ley General de Pesca y

Acuacultura Sustentables. 4 FAO, 2014. “El estado mundial de la pesca y la acuicultura, Oportunidades y desafíos.” Roma. 253 págs.

11

La acuacultura, además de su importancia en el ámbito alimentario, favorece la

creación de empleos, puesto que cerca de 58 millones de personas trabajan en el

sector (FAO, 2012).

La acuacultura en el ámbito internacional

El 89% de la producción acuícola internacional es provista por países en

desarrollo y China es quien contribuye con el 68%. Cabe destacar que el desarrollo

de la acuacultura en China responde al objetivo de “aumentar la oferta interna de

alimentos y el ingreso de divisas.” Su producción acuícola es sobre todo continental

y es una acuacultura de tipo familiar que sirve para complementar el ingreso de

granjas familiares y al consumo interno.5

En el ámbito internacional, México ocupa el vigésimo lugar, con un crecimiento

anual (con base a los datos proporcionados por el Anuario Estadístico de

Acuacultura y Pesca 2013) del 4%6. En países como China, Indonesia y Vietnam se

observan crecimientos anuales superiores al 35% (tabla I). En una revisión a sus

políticas públicas, se observa que hay coincidencia en que dichas naciones priorizan

por un lado, la producción de alimento y por el otro, el desarrollo del “pequeño

productor acuícola.”

5 Fernández Méndez, J. I., “Indicadores del desempeño de la pesca en México y propuestas alternativas de

política de administración” en Santinelli, J.B., 2007: “La situación del sector pesquero en México”, LX

Legislatura, CEDRSSA-Cámara de Diputados, México, 283 págs. 6 Los anuarios de pesca presentan en las estadísticas, variaciones de un año a otro.

12

Fuente: elaboración propia a partir de datos del Anuario Estadístico de Acuacultura y Pesca, 2010.

En lo que se refiere a la exportación, prácticamente el 80 por ciento de los productos

pesqueros y acuícolas se destinan al consumo humano, a pesar de su carácter

perecedero. Esto significa, que en los últimos años se ha alcanzado una mejora

logística en los procesos de distribución y su correspondiente incremento en la

comercialización.

Atendiendo al valor, el camarón es el producto más importante con el 15 % del valor

total de los productos pesqueros comercializados a nivel internacional y, se produce

principalmente, en los países en desarrollo.

País 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010

China 29,869 31,862 33,664 35,942 37,615 39,359 41,173 42,670 45,279 47,830

Indonesia 1,077 1,137 1,229 1,469 2,124 2,479 3,137 3,855 4,713 6,278

India 2,121 2,189 2,317 2,804 2,973 3,183 3,115 3,856 3,799 4,653

Vietnam 608 728 968 1,229 1,467 1,694 2,123 2,498 2,590 2,707

Filipinas 1,220 1,338 1,449 1,717 1,896 2,092 2,215 2,408 2,477 2,546

Rep. de Corea 668 794 840 953 1,058 1,279 1,399 1,395 1,332 1,377

Bangladesh 713 787 857 915 882 892 946 1,006 1,064 1,309

Tailandia 814 955 1,064 1,260 1,304 1,354 1,370 1,331 1,417 1,286

Japón 1,312 1,385 1,302 1,261 1,254 1,224 1,284 1,187 1,243 1,151

Noruega 511 551 584 637 662 712 842 848 962 1,008

Egipto 343 376 445 472 540 595 636 694 705 920

Myanmar 121 190 252 400 485 575 605 675 778 851

Chile 632 617 607 696 739 832 806 871 881 713

Malasia 177 184 192 202 216 228 258 354 472 581

Corea 508 508 508 508 508 508 508 508 508 508

Estados Unidos 480 499 546 608 514 519 525 500 480 495

Brasil 206 248 273 270 258 272 289 366 416 480

Taiwán 313 347 364 327 307 316 325 331 291 315

Ecuador 58 78 95 109 139 170 171 172 218 272

México 197 188 208 224 236 261 268 283 285 271

España 309 255 268 294 219 293 282 250 267 252

Francia 252 252 240 242 245 237 237 238 234 225

Reino Unido 171 179 182 207 173 172 174 179 179 201

Canadá 153 172 168 145 155 171 153 152 154 161

Italia 218 184 192 118 181 173 179 149 162 153

Tabla I. Producción mundial acuícola de los principales países

2001-2010 (miles de toneladas)

13

La acuacultura en México

La Ley General de Pesca y Acuacultura Sustentables la define como “el

conjunto de actividades dirigidas a la reproducción controlada, preengorda y

engorda de especies de fauna y flora realizadas en instalaciones ubicadas en agua

dulce, marina o salobre, por medio de técnicas de cría o cultivo, que sean

susceptibles de explotación comercial, ornamental o recreativa.”7

Como ya se ha señalado, la acuacultura, además de ser importante en el aporte de

alimentos ricos en proteína, tiene una importancia social y económica, cuya finalidad

se detalla a continuación:

Apoyar el desarrollo sostenible, evitando la sobreexplotación pesquera y

ambiental sobre los recursos acuáticos;

Proporcionar trabajo alternativo o complementario en el sector pesquero y

otras actividades conexas, especialmente en regiones pesqueras en crisis o

rurales con alto grado de marginación; generando arraigo en las

comunidades de origen, y

Generar ingresos y divisas con los bienes de uso y consumo que demandan

los países desarrollados (productos pesqueros de calidad, pesca deportiva,

comercio ornamental, productos de interés industrial, etcétera).8

Desarrollo histórico de la acuacultura en México

La acuacultura y la pesca dentro de la cosmovisión indígena eran tomadas

como actividades separadas y no solo eran vistas como formas de obtención de

alimentos, sino también como esparcimiento o como instrumentos religiosos.

Existe evidencia de que algunas especies acuáticas eran cultivadas en cercos o

tapos y se utilizaban para consumo humano. Se sabe que los mayas alimentaban

7 Fracción primera del artículo cuarto de la Ley General de Pesca y Acuacultura Sustentables. 8 Documento elaborado por la FAO. “Recursos marinos vivos y su desarrollo sostenible.” Disponible el 24 de

junio de 2015. En < http://www.fao.org/docrep/003/V5321s/V5321S06.htm>

14

algunas especies de pejelagarto y pejesapo en sus cenotes, para después

consumirlos.9

Las técnicas de acuacultura utilizadas por los indígenas de la época, los conducía

a construir obras hidráulicas; para la formación artificial de “lagunas” o sea embalses

o presas en las regiones del altiplano central; en los humedales de las tierras bajas

tropicales en donde la intensa sequía estacional impulsó la construcción de

camellones agrícolas, que al mismo tiempo servían para conservar el agua de esos

importantes depósitos naturales para la pesca.10

En la época colonial, fue prohibida la pesca y en algunas zonas del país, los

españoles destruyeron diversas estructuras utilizadas para realizar la acuacultura,

aunque hay registros que continuaron cultivando el charal.

No fue sino hasta finales del siglo XIX, que se retomó, incipientemente, la práctica

de la acuacultura, misma que careció de apoyo, inversión, infraestructura, impulso

y legislación. Fue hasta el siglo XX en la década de los sesenta, que la actividad se

retomó, sin que contara con apoyos suficientes para ello.

Las políticas públicas y las leyes que se habían dedicado al sector, presentaron una

tendencia “inercial” caracterizada por la ausencia; la no vinculación y la escasa

atención hacia el sector pesquero y peor aún hacia la actividad acuícola, la cual ni

siquiera había sido definida.

Las estadísticas oficiales para acuacultura se comenzaron a publicar en 1986. La

producción acuícola era poco más de 150 mil toneladas (peso vivo) y básicamente

la producción se sustentaba en dos especies: mojarra (aportando el 44% de la

producción acuícola total) y ostión (28%).

9 Lanza Espino, G. de la y S. Hernández Pulido: 2011. “Ambiente, biología, sociedad, manejo y Legislación

de sistemas costeros mexicanos.” 1ª. Edición. Universidad Michoacana. WWF. Plaza y Valdés. 491p. 10 Santinelli, J.B., 2014: “Temas selectos de pesca y acuacultura” LXII Legislatura, CEDRSSA-Cámara de

Diputados, México. 259 págs.

15

Las principales entidades productoras eran; Veracruz, Michoacán y Jalisco

(aportaban 24%, 17% y 9%, respectivamente). Se contaba con 53 centros acuícolas

que producían 433.3 millones de crías (más del 50% eran semillas de ostión,

mientras que se producía 16% de alevines tanto para carpa como para tilapia).

Había 1,908 Unidades Económicas de Producción Acuícola.

Desde 1987 hasta 1990, se mantuvo un crecimiento continuo, llegando a las 191

mil toneladas (peso vivo) que significó un aumento del 27%, y las proporciones de

las tres especies dominantes se mantuvieron, así como también las entidades

productoras. En 1991 la producción acuícola disminuyó 10% quedando en 171 mil

toneladas en peso vivo.

Durante los años noventa, la producción se mantuvo constante, alrededor de 170

mil toneladas y se continuó con las especies predominantes; mojarra, ostión y carpa.

A partir de 1993 el cultivo de camarón que representaba el 8% de la producción

acuícola nacional tuvo un incremento anual de 2.4% hasta llegar a contribuir con el

47% de la producción acuícola nacional en 2009.

De 2010 a 2013 (última cifra oficial) la producción acuícola nacional, ha

experimentado una reducción anual de 3.5%, lo cual se debe fundamentalmente a

que una parte considerable de su volumen se basa en la producción del camarón y

las granjas camaronícolas, se han visto afectadas por enfermedades como el

síndrome de la muerte temprana del camarón y el virus de la mancha blanca (para

las cuales aún no hay tratamiento efectivo) y que afectaron principalmente a las

entidades de la región norte del país como Sonora y Sinaloa.

Diagnóstico

Durante los últimos diez años, la actividad acuícola ha presentado una tasa

de crecimiento anual (promedio) de 3.24%, que es menor al crecimiento registrado

en el resto del mundo y que corresponde al 6% anual. Su volumen actual es de 246

16

mil toneladas, representando el 14% de la producción total nacional (Anuario

Estadístico de Acuacultura y Pesca, 2013).11

El 79.7% del volumen acuícola lo aportan tres especies; camarón, mojarra y ostión;

aunque también se cultiva –a menor escala- otras siete especies que cabe

enumerar por su valor económico: atún, carpa, trucha, bagre, charal, langostino,

lobina y “otros”12, lo que refiere, que la diversificación de la actividad acuícola es

una importante área de oportunidad para México.

Hasta el momento, se cuenta con 13 centros acuícolas (de SAGARPA-

CONAPESCA) encargados de producir crías, alevines, huevos y postlarvas, y su

volumen es de 20.5 millones de organismos de los cuales, el 75% es de tilapia,

aunque también se produce carpa y trucha. Además hay centros acuícolas privados,

pero no se tienen información al respecto.

Cabe destacar que en el año 1987, había 53 centros acuícolas que producían 433

millones de crías, semillas y alevines y al año 2013 han dejado de funcionar 40

centros, provocando que la producción de crías disminuyera en un 95%.13 Ello ha

significado, que no se alcance mayores niveles de producción acuícola

epicontinental y que productores rurales no puedan continuar con su producción,

puesto que el material biológico es uno de los insumos más caros para desarrollar

la acuacultura.

Existe un registro de 9,230 Unidades de Producción Acuícola con una superficie

total de 115,910 hectáreas, destacando que en el 75% se cultiva el camarón, como

puede leerse en la tabla II.

11 Disponible en: http://www.conapesca.gob.mx/wb/cona/registro_y_estadistica_pesquera_y_acuicola 12 La CONAPESCA, ha manejado este término en los últimos 20 años, no obstante, desde el anuario de 2010,

no especifica que especie o especies se refiere por “otros.” 13 La disminución de los centros acuícolas para producción de crías, además de que repercute en la producción

acuícola continental, tiene también implicaciones sociales, económicas y alimentarias, sobre todo para las

regiones donde se práctica la acuacultura rural, entendiéndose por ella como “la que se realiza para el

autoconsumo en regiones primordialmente rurales en las cuales el índice de marginación es muy alto, alto y

medio.”

17

Con respecto a la tilapia, es la especie que se produce en más Unidades de

Producción Acuícola (UPA), no obstante el 80% de ellas son cultivos semi-

intensivos y su producción es baja.

Al momento, la oferta de la tilapia está rebasada por la demanda, que ha sido

atendida a través de la importación, 39 mil toneladas anuales a un costo de 114

millones de dólares. La baja eficiencia en el cultivo de tilapia es otra importante área

de oportunidad para la acuacultura mexicana.

Fuente: SAGARPA-CONAPESCA, Anuario Estadístico de Acuacultura y Pesca, 2012.

EspecieNúme

ro

Hectá

reas

Tilapia 4,623 15,763

Trucha 1,834 5,185

Camarón 1,447 86,438

Bagre 353 2,401

Peces de ornato 289 35

Mixto peces 265 622

Carpa 146 595

Ostión 117 3,119

Almeja 41 383

Rana toro 35 60

Varios 23 43

Mojarra 17 30

Atún 9 576

Langosta 8 65

Mixto moluscos 6 419

Huachinango 5 134

Otros 5 0

Abulón 4 41

Langostino 3 1

total 9,230 115,910

Tabla II. Espacio disponible para

engorda de especies acuáticas

en Unidades de Producción

Acuícola a nivel nacional

18

Como ya se ha mencionado, en 2013, se registró una producción acuícola de

245,761 toneladas con un valor de 7,568 millones de pesos. Cabe destacar que el

litoral Pacífico, aporta a la producción acuícola, el 61 por ciento del volumen

nacional y entidades federativas como Sinaloa y Sonora, contribuyen con el 56% y

su cultivo principal es el camarón, cuyo destino (en una parte considerable) es para

el mercado internacional.

Por su parte, el litoral del Golfo y el Caribe contribuyen con el 25% a la producción

nacional y dos entidades, Veracruz y Tabasco son responsables de aportar el 83%.

El restante 24% de la producción total, está a cargo de las entidades sin litoral y

México e Hidalgo contribuyen con el 58% del volumen (tabla III).

19

Fuente: SAGARPA-CONAPESCA, Anuario Estadístico de Acuacultura y Pesca, 2012.

LITORAL/ ENTIDADnúme

ro

hectá

reas

tonela

das

TOTAL NACIONAL 9,320 115,910 254,026

LITORAL DEL

PACÍFICO3,197 103,785 153,907

Baja Ca l i fornia 141 5,381 5,062

Baja Ca l i fornia Sur 28 541 6,971

Sonora 205 26,105 36,162

Sina loa 773 47,397 50,882

Nayari t 308 7,290 17,711

Ja l i sco 418 4,250 6,174

Col ima 82 990 2,214

Michoacán 404 208 15,378

Guerrero 312 9,206 1,678

Oaxaca 409 1,805 430

Chiapas 117 614 11,245

LITORAL DEL

GOLFO Y EL CARIBE2,902 3,758 63,524

Tamaul ipas 130 1,646 8,322

Veracruz 2,281 1,153 33,012

Tabasco 127 276 19,684

Campeche 226 112 2,135

Yucatán 131 480 352

Quintana Roo 7 90 18

ENTIDADES SIN

LITORAL3,131 8,366 36,596

Aguasca l ientes 20 29 79

Coahui la 15 62 1,269

Chihuahua 207 204 1,880

Durango 106 107 1,951

Guanajuato 35 189 2,679

Hida lgo 421 1,432 8,025

México 941 4,749 12,628

Morelos 622 241 829

Nuevo León 21 11 186

Puebla 458 585 2,430

Querétaro 63 84 356

San Luis Potos í 93 149 2,445

Tlaxca la 85 499 485

Zacatecas 44 25 1,880

Tabla III. Espacio disponible para engorda

de especies acuáticas en Unidades de

Producción Acuícola y volumen de

producción en peso vivo por entidad

federativa

20

El número de personas que se dedican exclusivamente a la acuacultura, no se

conoce. La tendencia de las estadísticas oficiales ha sido “no hacer una

diferenciación entre las personas que se dedican a la pesca y las que se dedican a

la acuacultura.” Al respecto, el Anuario Estadístico de Acuacultura y Pesca (2013)

refiere 272,533 pescadores y acuacultores que trabajan de manera directa en la

actividad y por cada persona ocupada directamente, se emplean cuatro de manera

indirecta (por la cadena de comercialización), lo que indica que alrededor de un

millón de personas son empleadas por el sector, aunque en esta cifra, no se

contempla a los que llevan a cabo el trabajo de investigación y de administración.

La acuacultura (incluida la pesca) se ubica dentro de las actividades del sector

primario y tienen una modesta participación en la producción y comercio

internacional, 1.0 por ciento de la producción, 1.5% de las exportaciones y 0.2 por

ciento de las importaciones mundiales.

No obstante, la acuacultura (incluida la pesca) es la única actividad superavitaria

del sector primario. El Anuario Estadístico de Acuacultura y Pesca (2013), presenta

un resumen del valor de las exportaciones y de las importaciones de la última

década (en millones de dólares) en donde se puede apreciar que del año 2002 al

2011 las exportaciones presentan un incremento anual de 4.5% y en el último año

de registro (2011) el valor de las exportaciones fue de 1,049 millones de dólares,

mientras que el valor de la importación fue de 679 millones de dólares (tabla IV).

21

Fuente: SAGARPA-CONAPESCA, Anuario Estadístico de Acuacultura y Pesca, 2013.

Los principales productos de exportación son: camarón con un volumen de 32,866

toneladas que valen 326 millones de dólares (mdd); atún 31,698 toneladas con un

valor de 324 mdd, y sardina 91,047 toneladas cuya ganancia fue de 27 mdd.14

En los datos proporcionados, se destaca la cantidad de sardina para exportación y

su valor de mercado. Al respecto la FAO hace una observación en donde afirma

que los países en vías de desarrollo, exportan un gran volumen de pescado de bajo

valor comercial que podría ser utilizado de “mejor manera”, por la población nacional

con mayor riesgo nutricional a través de programas alimentarios a cargo del Estado.

Dichas actividades contribuyen aproximadamente con el 0.1 por ciento del Producto

Interno Bruto (PIB) nacional, mientras que el aporte al PIB agropecuario es

igualmente discreto (periodo 1998-2014), ocupando el último lugar (menor al tres

por ciento) con una tendencia a la baja. Sin embargo, en algunas regiones del país,

14 SIAP. 2012: “Atlas agropecuario y pesquero, Información del Sector Agroalimentario.” 1era edición.

SAGARPA. 155p.

Añoexporta

ción

importa

ción

2002 594 214

2003 549 255

2004 577 341

2005 605 366

2006 676 486

2007 762 437

2008 799 398

2009 741 279

2010 843 647

2011 1,049 679

Tabla IV. Comercio

Internacional de la producción

acuícola y pesquera de

México (millones de dólares).

22

la actividad acuícola (incluida la pesca) es un importante motor de desarrollo

económico y amortiguador del desempleo rural.

Las organizaciones sociales acuícolas registradas durante el año 2013 son 620

cooperativas, distribuidas 76% en el litoral del Pacífico, 13% en el Golfo y el Caribe

y el resto en las entidades sin litoral.

El financiamiento para el sector pesquero y acuícola fue de 4,639 millones de pesos

en el año 2013. El 98% del total lo aportó FIRA-FOPESCA, que destinó el 27% para

la actividad acuícola, principalmente en Sonora y Sinaloa.

Situación actual

México posee una extensión territorial de 1,964,375 km2, con una superficie

continental de 1,959,248 km2 y una insular de 5,127 km2. Ostenta gran variedad de

sistemas costeros y marinos dentro de sus aguas territoriales: 12,500 km2 de

superficie de lagunas costeras y esteros y 6,500 km2 de aguas interiores como

lagos, lagunas, represas y ríos. Además de la extensión de sus litorales: 629,925

hectáreas al litoral del Pacífico y 647,979 hectáreas al litoral del Golfo de México y

el Mar Caribe.15 Además es un país catalogado internacionalmente como

“megadiverso” lo cual lleva a considerarlo como un país con gran potencial para el

desarrollo de la acuacultura.

No obstante, la producción acuícola no ha crecido de acuerdo a su potencial y los

productores día a día, se enfrentan a una serie de problemas que les lleva a no ser

competitivos tanto en el ámbito nacional como en el internacional. Cabe destacar

que en diversas pláticas sostenidas entre representantes de acuacultores y la que

suscribe, los primeros mencionan, que prefieren trabajar aparentando ser

15 Anuario Estadístico de Acuacultura y Pesca, 2013. SAGARPA-CONAPESCA, México.

23

agricultores o ganaderos y así evitar la falta de permisos para uso de agua (y su

costo superior), la necesidad de presentar el Estudio de Impacto Ambiental y la

posterior Manifestación de Impacto Ambiental [señalados en la Ley General del

Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente y la Ley Federal de Derechos cuyo

costo por ambos es de al menos 40 mil pesos].

Rumbo a una acuacultura sustentable

Como mencionan Avilés y Vázquez, la acuacultura ha contribuido en aliviar

la pobreza y mejorar el nivel de vida en lugares donde el desarrollo ha sido exitoso.

Sin embargo, es necesario evaluar el impacto que en la sociedad puede tener su

desarrollo y presentar estrategias para maximizar los beneficios. En este sentido,

existen tres factores por considerar en el desarrollo de una industria: su impacto

económico, el efecto que el desarrollo industrial tiene en el ambiente y la capacidad

de integrar a los diferentes sectores de la sociedad de producción. Desde la parte

económica se debe considerar los mercados globalizados, la recesión mundial y la

pérdida de capacidad económica de la población que hacen necesario que los

sistemas productivos sean eficientes.

Como ya se ha mencionado, el desarrollo de la actividad acuícola debe

considerar los posibles impactos al ambiente y el cómo evitarlo, por lo que es

imperativo que la acuacultura [la que se maneje a gran escala] cuente con un “Plan

de Desarrollo Sustentable para la Acuacultura.”

Magallón y Villareal afirman que hasta el momento, no existe una planeación integral

para el uso de capacidades ambientales que permita el desarrollo sustentable de la

acuacultura [y otras actividades productivas]. Los estudios en materia de impacto

ambiental se conciben como instrumentos de diseño y planeación medioambiental

pero, en general, se desconoce la capacidad de carga de los ecosistemas y no se

le da seguimiento a los impactos que tienen las distintas actividades productivas

sobre ellos.

24

Si bien es cierto que no se debe perder de vista que la actividad acuícola es usuaria

de bienes y servicios ambientales (agua y suelo para el caso de la acuacultura

epicontinental) y de la columna de agua para la acuacultura que se realiza en

cuerpos de agua y zona costera en donde el impacto al ambiente puede ser por

eutroficación o por utilizar terrenos de manglares –por mencionar algunas-, pero con

certeza no se conoce el posible daño, ya que no se han realizados los suficientes

estudios al respecto.

En general, se puede mencionar que no hay una planeación integral para el uso de

las capacidades ambientales que permita el desarrollo sostenible de la acuacultura,

particularmente en conjunción con otras actividades productivas, por el

desconocimiento generalizado de la capacidad de carga ambiental de los

ecosistemas.

Estos mismos autores sugieren que el desarrollo óptimo de la acuacultura debe de

estar permeado con orientaciones estrategias que permitan desarrollar y fortalecer

a la actividad. En este sentido proporcionan una lista que nombran como:

Orientaciones estratégicas globales para el desarrollo sustentable de la

acuacultura

Definir la capacidad acuícola de las diferentes regiones

Elaborar y ejecutar planes de ordenamiento para cada zona

Fomentar la integración de redes de valor de los productos acuícolas

Impulsar planes de manejo integrado por cultivo, programas estatales de

cultivo y planes de manejo integrado en las cuencas acuícolas

Promover instituciones incluyentes para el manejo de los cultivos de las

cuencas acuícolas

Integrar las redes de conocimiento a las redes de valor

Impulsar la normatividad voluntaria y mejorar la normatividad obligatoria

Regionalizar a la CONAPESCA para que tenga mayor presencia

25

Promover la participación de estados y municipios en la integración de los

Programas Estatales de cultivos acuícolas y el ordenamiento de cuencas.

Orientaciones estratégicas económicas

Integrar redes de valor de los productos acuícolas

Agregar valor por diferenciación de los productos acuícolas

Modular el desarrollo acuícola con base en la demanda del mercado

Detonar el desarrollo de proveedores de insumos estratégicos de calidad

para la industria acuícola a precios competitivos

Fomentar campañas de promoción al consumo de productos acuícolas que

cumplan con criterios de sanidad, inocuidad y funcionalidad

Asegurar la calidad de los productos acuícolas

Fortalecer el abastecimiento y la presencia regular de los productos acuícolas

en el mercado, aprovechando el mosaico microclimático del país

Fomentar la inversión nacional

Atraer la investigación extranjera

Apoyar el financiamiento de las empresas acuícolas y de sus proveedores

Propiciar la mezcla de recursos para incrementar la inversión en el sector

Privilegiar el financiamiento hacia las empresas que realicen esfuerzos de

integración, ordenamiento e inclusión

Privilegiar la bioseguridad, y la protección sanitaria de las regiones acuícolas

en el proceso de importación de productos similares a los que se producen

en el país, cuidando de no afectar a los productores nacionales.

Orientaciones estratégicas sociales

Promover la creación de instituciones incluyentes, así como la creación de

comités regionales

Promover modelos de producción de alto índice de uso de empleo para

incorporar a las poblaciones locales al desarrollo

26

Fomentar la profesionalización y especialización de los grupos sociales, en

temas como nutrición y alimentación, prevención sanitaria y manejo del

sistema de cultivo de especies acuáticas

Promover el empleo altamente calificado y bien remunerado

Transitar de la acuacultura rural de autoconsumo a clusters de granjas

familiares de alta tecnología promoviendo la oferta de productos acuáticos y

la generación de nuevos negocios.

Orientaciones estratégicas ambientales

Priorizar a nivel nacional áreas potenciales para uso sustentable acuícola

Fomentar el ordenamiento integral acuícola mediante los estudios de

evaluación ambiental por región (se deberá determinar, si es por unidad,

cuenca, etcétera) tendiente a equilibrar el uso de la capacidad ambiental con

otros usuarios

Propiciar el desarrollo sustentable de las unidades acuícolas mediante la

implementación de estrategias de licenciamiento ambiental

Orientar el desarrollo acuícola mediante tecnologías de alta eficiencia en el

uso de bienes y servicios ambientales para proteger áreas de biodiversidad,

aprovechar eficientemente los bienes de escaso suministro y reducir los

riesgos de eutrofización

Propiciar el desarrollo de bienes y servicios ambientales para incrementar las

capacidades ambientales de regiones con potencial acuícola

Promover el cultivo de especies de bajo nivel trófico y/o de biotecnologías

que usen alimentos de origen vegetal en sustitución de aquellos de origen

animal

Implantar sistemas de monitoreo ambiental en los puntos críticos de control

para la integración de indicadores de sustentabilidad

Impulsar la modernización de la infraestructura acuícola, apoyar la

realización de obras de mitigación de impacto y rehabilitar los sistemas

lagunarios costeros.

27

Orientaciones estratégicas de coordinación institucional

Desarrollar acuerdos que faciliten la coordinación intersecretarial,

intergubernamental e intersectorial con los estados y municipios para generar

sinergias que permitan concentrar los esfuerzos en proyectos prioritarios

Fortalecer a las instituciones de los estados y municipios relacionadas con la

actividad acuícola.

Catalizar la acción interinstitucional mediante instituciones incluyentes tales

como los Comités de Sanidad, comités de manejo integrado de los cultivos

acuícolas y los comités de manejo integrado de las cuencas, las subcuencas

hidrológicas y la zona costera.

Fomentar la participación de los sectores productivo, social y académico, y

de los diferentes niveles de gobierno en el marco de las instituciones

incluyentes

Concentrar los esfuerzos de la sociedad y de sus instituciones en el logro de

aquellos objetivos que tengan mayor impacto y beneficio en la economía, la

sociedad y el medio ambiente, con los menores costos económicos,

ambientales y sociales.

28

___________Capítulo II

El derecho agrario a través del tiempo

Es de considerable importancia agregar un apartado en el que se presente el

desarrollo histórico de la tenencia, uso y propiedad de la tierra desde antes de la

colonización española, en razón de que como lo afirma Martha Chávez Padrón “En

México nuestros problemas agrícolas y agrarios, no constituyen la cúspide angulosa

de una situación cuya gravedad fue repentina; por el contrario, el problema agrario

se desenvuelve lenta, pero estrechamente ligado a la singular trayectoria histórica

de México”.

Raúl Lemus García,16 indica que la historia es “un instrumento auxiliar de indudable

utilidad para el derecho agrario, porque las experiencias del pasado constituyen un

elemento orientador para conforma las modernas instituciones legales y el estudio

de éstas”.

Etapa prehispánica

Lucio Mendieta y Núñez,17 refiere que “los más lejanos antecedentes del

derecho agrario en México se encuentran en la época precolonial. Los pueblos que

habitaban las tierras de Anáhuac, en ese tiempo, eran pueblos agrícolas y toda su

economía giraba en torno de los productos de la tierra. Por lo mismo, se vieron

obligados a organizar un sistema jurídico de la propiedad territorial.”

Refiere también, la existencia de reinos, destacando a los aztecas y los mayas. Con

respecto a los aztecas; se conoce que sus “instituciones agrarias” eran reflejo de su

constitución social, puesto que el propietario absoluto era el rey, aunque estaba

constituido por la nobleza, sacerdocio, ejército, pueblo de agricultores,

comerciantes, artesanos y esclavos.

16 En Ruíz Massieu, M., 1987: “Derecho Agrario Revolucionario”, Instituto de Investigaciones Jurídicas,

UNAM, Serie G: Estudios Doctrinales 91, 350 págs. 17 Consultado en: http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/2/590/40.pdf disponible el 2 de noviembre de 2015.

29

embargo, cuando el pueblo azteca se asentó, en lo que ahora es el Valle de México,

se hizo un reparto a cada cabeza de familia, organizándolos en grupos de una

misma ascendencia dentro de circunscripciones territoriales que se llamaban

calpullis.

Cabe destacar que las propiedades agrarias tanto del rey, nobles, militares,

funcionarios y sacerdotes, eran cultivados por campesinos y esclavos, y respondía

a sus ideas religiosas, tradiciones y costumbres.

Por su lado, Rivera Rodríguez18, menciona que la estructura de tenencia de la tierra

existente en los pueblos que conformaban la triple alianza: mexicas (o aztecas)

tecpanecas y acolhuas, que era una alianza militar, política y comercial que a fines

del siglo XIII tenía bajo su dominio casi la totalidad de Mesoamérica, por lo que su

sistema de propiedad era el dominante.

Con respecto a la propiedad rústica entre los mayas, se puede decir que era similar

a la de los aztecas, aunque la calidad de sus tierras determinaba las características

legales para el uso y disfrute de ellas, como lo afirma Mendieta y Núñez;19 “éstas

solo podían ser cultivadas por dos años y en seguida se veían obligados a

abandonarla para cultivar otra porque la delgada capa vegetal del suelo no permitía

la explotación agrícola continua.”

Etapa de dominación española

El proceso de conquista no se limitó a la simple apropiación del territorio sino

que fue necesario “sustentar dicha epopeya en argumentos y bases jurídicas sólidas

de acuerdo con los principios vigentes20”.

18 Rivera Rodríguez, I., 1994: “El nuevo derecho agrario mexicano”, McGraw-Hill Interamericana Editores,

S.A. de C.V., 2da Edición, México, 248 págs. 19 Mendieta y Núñez, L., op. cit. 20 Rivera Rodríguez, I., op. cit.

30

La Corona española, por conducto de Carlos V, proclamó su dominio absoluto sobre

las tierras de la Nueva España mediante la ley I del 14 de septiembre de 1519, que

rezaba: “Que las Indias Occidentales estén siempre unidas a la Corona de Castilla

y no se puedan enajenar.” Esta ley sostenía que “por donación de la Santa Sede

Apostólica y otros justos, y legítimos títulos, somos Señor de las Indias occidentales”

de lo cual se desprende que la Corona fundamentó la propiedad sobre los territorios

descubiertos en las bulas papales y otros títulos que consideró legítimos, según el

derecho vigente de esa época.

Sin embargo, la dominación española, cambió radicalmente el sistema político de

los reinos y cacicazgos existentes, en el territorio que dominaron, y lo que era un

mosaico de pequeñas naciones [independientes unas, sometidas otras a los reinos

de la triple alianza] quedaron bajo el poder de los reyes de España, formando una

unidad territorial y administrativa: la Nueva España, gobernada por un virrey.

Durante la Colonia, el dominio eminente de la nación mexicana sobre su territorio,

se justificó por una “supuesta evangelización de los indígenas” que en la realidad

obedecía al sometimiento de los territorios americanos descubiertos, facilitando el

saqueo de los recursos naturales para acrecentar el dominio de la metrópoli

española.21

En el sistema de propiedad se introdujeron modificaciones substanciales

determinadas por las promesas y exigencias productos de la conquista y del

poblamiento de los nuevos dominios:

La recompensa de los servicios prestados por los conquistadores

El estímulo para establecer una corriente continua de colonos hacia la

Nueva España a fin de consolidar la dominación en la misma y su

explotación económica

21 Martínez Alavez, A., consultado en: https://ficheros-

2013.s3.amazonaws.com/06/10/Im_1_3_440202342_in1_337_367.pdf?AWSAccessKeyId=1V02D0W3KSR

4KHZ90B82&Expires=1444240133&Signature=fbJZ7RtNJx93GvYA%2BGNP%2BIHP0eY%3D disponible

el 2 de noviembre de 2015.

31

Proporcionar mano de obra a los terratenientes españoles con objeto de

que pudiesen cultivar sus propiedades, y

Mantener sumisión y asegurar la subsistencia de los pueblos indígenas

conquistados.

Lo anterior condujo al surgimiento de la nueva propiedad agraria durante la época

colonial.

En este marco de apropiación de la tierra en la Nueva España, surgieron las

disputas territoriales entre España y Portugal, por lo que el papa Alejandro VI

–actuando como juez arbitral- emitió las bulas Inter Caetera del 3 de mayo de 1493,

la Noverunt Universi y la Hodie Siquidem, ambas del 4 de mayo siguiente22.

En dichas bulas papales, se reconoce la propiedad absoluta de los reyes españoles,

por virtud de la conquista. Basándose en su derecho preeminente, por lo que

repartieron tierras para responder a las necesidades derivadas de los compromisos

hechos por motivo de la propia conquista, como ya se había señalado.

Es así que se otorgaron grandes extensiones de tierras a los conquistadores en

pago por sus servicios y en menor extensión, por medio de las mercedes reales a

los colonos, instituyéndose así, la propiedad privada en la Colonia, absolutamente

ajeno a la cosmovisión indígena.

Para facilitarles la vida a los conquistadores –en una tierra desconocida para ellos-

se les “otorgó” el personal necesario a fin de que explotaran “sus propiedades”, y

se procedió a “los repartimientos de indios” que consistían en la asignación de un

número de aborígenes que se ponían bajo la autoridad de un español, el cual

contraía la obligación de convertirlos a la religión católica, que en la realidad no

cumplían. Como algunos indígenas que figuraban en los grupos asignados a los

españoles poseían tierras, éstos, a menudo, eran despojados de ellas23.

22 Rivera Rodríguez, I., op. cit. 23 Mendieta y Nuñez, L., op. cit.

32

Es probable que el despojo que experimentaron los indígenas se vio matizado por

los propios españoles con el pensamiento de la inferioridad e incivilidad de los

mexicanos, que además se consideraba se encontraban en un estado de salvajismo

equiparable a los animales.

Es por ello que “alguien debía ocuparse de tutelar a dichos indígenas junto con

cualquier derecho que les pudiere corresponder, entre los que se encontraban la

posesión y usufructo de las tierras.24” Por ese trabajo se podía exigir una retribución

específica reflejada en la apropiación de determinadas extensiones territoriales.

La Colonia

Mendieta y Nuñez25, considera que durante ésta época “La mayoría de los

nativos, sin embargo, resultaron favorecidos, cuando menos legalmente, por la

conquista,” ello lo afirma en razón de que los reyes de España, una vez que tuvieron

conocimiento de los abusos que los españoles cometían en contra de los indígenas,

ordenaron se les devolviesen sus tierras y con ello surge la primera gran institución

del derecho agrario mexicano: la restitución de tierras.”

Quien suscribe el presente estudio, está en desacuerdo con este autor, toda vez,

que diversos estudios, libros –y demás documentos- han contribuido al

conocimiento del maltrato, abuso, agresión y sometimiento en la que vivieron los

indígenas durante los siglos de la dominación española, en la cual, no hubo ni

respeto, reconocimiento o compasión por ellos, sin mencionar la absurda y sin

precedente discusión que versaba sobre si debían ser considerados hombres o

bestias.

24 Ibid. 25 Mendieta y Núñez, L., op. cit.

33

La propiedad agraria en la Nueva España se clasificó en tres grupos:

1. La de los indígenas, la de los españoles y la del clero. Fue la primera,

evidentemente, la que padeció el continuo despojo por parte de los conquistadores

y colonizadores.

2. A los pueblos indígenas se les otorgó una extensión para que edificaran

sus casas, que se conoce con el nombre de “fundo legal”; otra para que sus

productos pagaran los tributos al rey que era conocida como “propios” y se

administraba por los respectivos ayuntamientos.

3. Otras más, generalmente en tierras de monte o de agostadero, “para que

los ganados de los indios no se revolviesen con los de los españoles” y también a

fin de que aprovechasen los productos naturales, que eran los “ejidos” porque

estaban colocados a la salida de los poblados y, para el sostenimiento de cada

familia se asignaron tierras de labor que se les repartían en parcelas y por eso se

llamaban “de común repartimiento”.26

De alguna manera la Corona española “respetó” el arreglo de las tierras que los

indígenas tenían con anterioridad a la conquista, pero esto no fue en una acción de

generosidad o de principios, sino de conveniencia, dado que ocupaban la mano de

obra de los aborígenes mexicanos, para poder saquear las riquezas que se

encontraban en el territorio de la Nueva España.

Cabe destacar que las tierras que no estaban “asignadas” eran propiedad de la

Corona y aunque el clero no podía poseer propiedades –por derecho, aunque sí en

los hechos-, eran propietarios de grandes extensiones de tierras que se adjudicaban

a través de “bondadosas y cristianas donaciones”.

26 Ibid.

34

Ahora bien, tomando como base los “méritos y hazañas” que los conquistadores y

los colones hacían en favor de la Corona, ésta a su vez, les favorecía con grandes

extensiones de tierras, como ya se ha comentado, y así surgió el latifundio en la

Nueva España.

El problema del latifundismo se agravó hacia los siglos XVII y el XVIII sobre todo

por la desmedida ambición de los conquistadores. Hacia el siglo XVI se levantó la

voz de la inconformidad de algunos españoles quienes se oponían a las agresiones

y despojo que vivían los indígenas, por lo que diversos “pensadores” y juristas

españoles se dieron a la tarea de buscar los argumentos necesarios a fin de acallar

las voces que los limitaban.27

Al respecto manifestaron que su comportamiento era permitido y correcto, porque

era potestad papal la evangelización cristiana; la inferioridad del indígena con

respecto al español, y algunos indígenas apoyaban a los españoles para ir en contra

de la tiranía de otros pueblos.

Entre los aspectos que favorecieron el latifundismo, se puede destacar: la incipiente

supervisión de la Corona ante sus mandatos; la explotación de los indígenas como

mano de obra gratuita que definitivamente era esclavitud; el Mayorazgo, que era

una institución que perpetuaba la propiedad de la tierra en el primogénito (e impedía

su “pulverización”), y la acumulación de propiedades que era considerada como un

símbolo de prestigio y de preservación del linaje, lo cual, sin duda era un asunto de

poder.

Etapa Independiente

Las extensiones de tierra que poseían los españoles eran inmensas, pero

acosta de miseria y abusos continuos hacia la población indígena, que condujo

irremediablemente al movimiento de independencia, cuyo tema central era la

cuestión agraria, y en este sentido, la Corona expidió algunas “leyes agrarias” para

27 Ruíz Massieu, M., op cit.

35

detener la insurrección de la Nueva España (se dictaron las leyes de 26 de mayo

de 1810, de 9 de febrero de 1811 y de 9 de noviembre de 1812).28

Los españoles, presenciaron la fuerza que había adquirido el movimiento que

pugnaba por la independencia, y comprendieron que una de las causas principales

era la injusta distribución de la tierra, no pudiendo detener la insurrección.

Se dictaron diferentes leyes, pero ya no pudieron contener la inconformidad

acumulada por siglos (ni siquiera la que concedía tierras a los indígenas) y así se

presenció el surgimiento de la Constitución Liberal Española, la Ley de Colonización

de 6 de abril de 1830, la Circular sobre Colonización del 30 de julio de 1831, el

Decreto sobre Educación Agrícola de 2 de octubre de 1843, el Decreto de

Colonización del 27 de noviembre de 1846, y el Decreto de Colonización de 19 de

mayo de 1853, este último, que merece especial atención por el impacto que

provocó en la vida indígena con su publicación.

Dicho decreto declaraba: “Pertenecen al dominio de la nación los terrenos baldíos

de toda la república;

Los gobiernos de los Estados carecen de facultad para autorizar la

enajenación de los terrenos baldíos, siendo nulas las ventas que se hubieren hecho

sin la autorización del gobierno federal;

Se reivindican en nombre de la Nación, los terrenos baldíos que se

encuentren en poder de los particulares o de corporaciones;

Los títulos de todas las enajenaciones de terrenos baldíos hechos en el

territorio de la república desde septiembre de 1821, ya por las autoridades generales

o por las de los extinguidos Estados y departamentos, se someterán a revisión del

supremo gobierno y sin ella, no tendrán ningún valor ni constituirán derecho alguno

de propiedad;

28 Martínez Alavez, A., “Derecho agrario mexicano”, Consultado en: http://app.vlex.com/#/vid/440202318

disponible el 4 de septiembre de 2015.

36

Se declaran sin ningún valor las concesiones o ventas de terrenos hechas en

favor de particulares, compañías o corporaciones, bajo condición expresa de

colonizarlos cuyos poseedores no hayan cumplido con los términos estipulados en

ellas; y

Se concedía facultad a los gobiernos de los Estados para que coadyuvaran

con el gobierno federal a deslindar los terrenos baldíos a fin de promover su

colonización.”29

El decreto en comento, provocó un resultado opuesto al que fue creado, los

indígenas nuevamente fueron despojados de sus tierras y se replegaron hacia los

montes, aunque al mismo tiempo, se registraban levantamientos campesinos en

diferentes, regiones del país.

Después de la independencia alcanzada en 1810, el gobierno de la República, no

logró establecer una equitativa distribución de la propiedad rural en provecho de los

campesinos, las leyes decretadas no consiguieron mejorar la condición de peón del

indígena.

Revolución

La desigualdad en el agro mexicano continuó hacia los primeros años del

siglo XX, en donde el 1% de la población controlaba el 97% del territorio mexicano.

Es así que comenzó el movimiento revolucionario en donde el reparto inequitativo

de la tierra era el tema central.

Es por lo anterior que en 1910, y gracias a la participación del sector campesino

inconforme ante la inequitativa distribución de la riqueza territorial y la injusticia que

prevalecía en el campo mexicano es que se lanzaron a la lucha.

29 Martínez Alavez, A., op. cit.

37

Entre sus demandas estaba:

La restitución de las tierras a sus legítimos poseedores,

Dotación de tierras y aguas a quienes carecieran de ellas,

Repartición del latifundio,

Protección y ayuda al sector campesino y

Creación de instrumentos de justicia agraria independientes al Poder Judicial.

Ello en razón de que la Constitución de 1857 no profundizó en el problema de la

propiedad y por el contrario, con la disposición de poner fin a la propiedad comunal

de toda corporación, civil o religiosa; abrió la posibilidad de que no sólo la iglesia

perdiera sus propiedades, sino que también, muchos pueblos vieran afectadas y

fraccionadas sus tierras, situación que ocurrió durante el porfiriato, cuando el

impulso modernizador en el campo se tradujo en el despojo de las tierras comunales

de los pueblos indígenas para ser propiedad privada de un reducido grupo de

terratenientes que con el tiempo formaron la nueva oligarquía rural.30

Desde Madero hasta Calles, y pasando por el Plan de Ayala de Emiliano Zapata; la

solución se constreñía a un asunto de corte moral y de justicia, antes que de

desarrollo económico para el país.

Pese a que la Ley Agraria de Venustiano Carranza, redactada por Luis Cabrera el

6 de enero de 1915, había extendido la acción de la justicia en la dotación de tierras

a los pueblos que no las hubiesen poseído con anterioridad, la salida al problema

se mantenía acotada a la satisfacción de la necesidad de tierra a los pueblos, por lo

que debería quedar resuelto en cuanto las tierras usurpadas fueran devueltas a sus

dueños y los pueblos solicitantes recibieran las dotaciones correspondientes.31

30 Cruz Nieva, L., 2013: “Agricultura Campesina en el Proyecto de Nación.” 1era edición, Cámara de

Diputados de la LXII Legislatura, CEDRSSA, México. 157 págs. 31 Elizondo, J.M., “De historia y de política”, consultado en:

http://cdigital.dgb.uanl.mx/la/1080069013/1080069013.html disponible el 6 de septiembre de 2015.

38

Con ello, se inicia la etapa de la reforma agraria mexicana, misma que adoptó un

modelo “comunitario” en donde el sujeto de acción era el colectivo, el ejido,

configurado por un pueblo establecido y ocupado por campesinos sin tierra “sin

capital ni otro oficio que el trabajo de la tierra”.

La reforma agraria logró una transformación radical en la propiedad rural, al

configurar mayor equidad en su distribución, pero a costa de atomizar la tierra a

través del minifundio.

La reforma agraria mexicana

En este tema, México es una excepción en el mundo, ya que ningún otro país

repartió tanta tierra entre sus habitantes, puesto que se entregaron 103 millones de

hectáreas, que corresponde a más de la mitad de la superficie mexicana.

Cabe enfatizar que el reparto agrario fue producto de un proceso revolucionario y

-además de México-, sólo Bolivia, Cuba y Nicaragua llevaron a cabo repartos de

tierra a partir de una revolución social.

La reforma agraria mexicana ha sido un proceso complejo y prolongado. Tuvo su

origen en una revolución popular de gran envergadura, y se desarrolló durante una

guerra civil.

El Plan de Ayala, propuesto por Emiliano Zapata y adoptado en 1911, exigía la

devolución a los pueblos de las tierras que habían sido concentradas en las

haciendas. En 1912 algunos jefes militares revolucionarios hicieron los primeros

repartos de tierras. En 1915 las tres fuerzas revolucionarias más importantes, el

constitucionalismo, el villismo y el zapatismo, promulgaron las leyes agrarias. La

atención al pedido generalizado de tierras se convirtió en condición de la

pacificación y del restablecimiento de un gobierno nacional hegemónico: la

constitución de 1917 incluyó el reparto de tierras en su artículo 27.32

32Cruz Nieva, L., op cit.

39

Desde entonces, y con sucesivas adecuaciones hasta 1992, el reparto de tierras fue

mandato constitucional y política del Estado mexicano. Dicho reparto sigue siendo

prerrogativa del Estado si se concibe la reforma agraria como un concepto más

amplio que la mera distribución de la propiedad.33

El objetivo de la reforma agraria fue la de cambiar la situación económica y social

de la mayoría de los campesinos mexicanos.

Cabe destacar que el proceso de reforma agraria se inició antes de que se aprobará

la constitución, y su comienzo queda marcado en la Ley Agraria del 6 de enero de

1915, que en su artículo primero declaraba nulas:

I. Todas las enajenaciones de tierras, aguas y montes pertenecientes a los pueblos,

rancherías, congregaciones o comunidades, hechas por los jefes políticos,

gobernadores de los Estados o cualquier otra autoridad local, en contravención a lo

dispuesto en la ley de 25 de junio de 1856 y demás leyes y disposiciones relativas;

II. Todas las concesiones, composiciones o ventas de tierras, aguas y montes, hechas

por la Secretaría de Fomento, Hacienda o cualquier otra autoridad federal, desde el

primero de diciembre de 1876 hasta la fecha, con los cuales se hayan invadido y

ocupado ilegalmente los ejidos, terrenos de repartimiento o de cualquier otra clase

pertenecientes a los pueblos, rancherías, congregaciones o comunidades y

III. Todas las diligencias de apeo o deslinde, practicadas durante el período de tiempo

a que se refiere la fracción anterior, por compañías, jueces y otras autoridades de

los Estados o de la Federación, con las cuales se hayan invadido y ocupado

ilegalmente, tierras, aguas y montes de los ejidos, terrenos de repartimiento o de

cualquier otra clase pertenecientes a los pueblos, rancherías, congregaciones o

comunidades.34

Con esta acción se declaraba sin validez, todas aquellas prácticas de desposesión

sobre las tierras de los pueblos y comunidades indígenas, con lo cual se iniciaba

33 Consultado en: <http://www.fao.org/docrep/006/j0415t/j0415t09.htm> disponible el 4 de noviembre de

2015. 34 Consultado en: http://congresojal.gob.mx/bibliotecavirtual/libros/legislacionprecosntitucional1915.pdf

disponible el 24 de noviembre de 2015.

40

una nueva estructura agraria, ya que al repartir la tierra, se terminaba con las

haciendas. 35

Además, en su artículo tercero esta misma ley establecía la dotación de tierras a los

pueblos que las necesitaban o carecieran de la misma o la restitución a aquellos

que tuvieran títulos, en los siguientes términos:

Los pueblos que, necesitándolos, carezcan de ejidos, o que no pudieren lograr su

restitución por falta de títulos, por imposibilidad de identificados o porque legalmente

hubieren sido enajenados, podrán obtener que se les dote del terreno suficiente para

restituirlos conforme a las necesidades de su población, expropiándose por cuenta

del gobierno nacional el terreno indispensable para ese efecto, del que se encuentre

inmediatamente colindante con los pueblos interesados.

Como lo afirma López Bárcenas,36 la ley no solo hablaba de restitución, sino también

de dotación, lo cual significaba una “innovación que marcaría el proceso de la

reforma agraria, porque esa fue la vía preferida durante los primeros años para la

distribución de la tierra a los campesinos que la necesitaban, dejando de lado el

proceso de restitución de las tierras comunales o de titulación a aquellos núcleos

agrarios que o fueron despojados de ella, aunque en la dotación de tierras, se hizo

tomándolas de las haciendas, en el proceso de reparto no se contempló a los

peones acasillados, quienes quedaron sin derecho de acceso a la tierra.”

La Ley Agraria, formó parte del artículo 27 de la Constitución Política de los Estados

Unidos Mexicanos, misma que como ya se ha expresado, fue la primera constitución

con un espíritu de protección en las garantías individuales.

Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos: artículo 27

vigente en el año 1917

Durante el discurso que sostuvo el presidente Venustiano Carranza, con

motivo de la promulgación de la Constitución de 1917, en el caso particular del

35 López Bárcenas, F., 2007: “Legislación para el desarrollo rural: una visión de conjunto,” Colección

Legislación y Desarrollo Rural, CEDRSSA-Cámara de Diputados. 265 págs. 36 Ibid.

41

artículo 27, manifestó el perjuicio de había provocado la anterior constitución en

materia agraria, anunció el reparto de tierras, el surgimiento de la pequeña

propiedad, la posibilidad de expropiación por motivos de interés colectivo,

ubicándolo por tanto, por arriba del interés particular; además señaló prohibición al

clero para adquirir bienes raíces, como a continuación se lee:

“El artículo 27 de la Constitución de 1857 faculta para ocupar la propiedad de las

personas sin el consentimiento de ellas y previa indemnización, cuando así lo exija

la utilidad pública. Esta faculta es, a juicio del gobierno a mi cargo, suficiente para

adquirir tierras y repartirlas en la forma que se estime conveniente entre el pueblo

que quiera dedicarse a los trabajos agrícolas, fundando así la pequeña propiedad,

que debe fomentarse a medida que las públicas necesidades lo exijan…La única

reforma que con motivo de este artículo se propone, es que la declaración de utilidad

sea hecha por la autoridad administrativa correspondiente, quedando sólo a la

autoridad judicial la facultad de intervenir para fijar el justo valor de la cosas de cuya

expropiación se trata…además de dejar en vigor la prohibición sobre la capacidad

de las corporaciones civiles y eclesiásticas para adquirir bienes raíces, establece

también la incapacidad en las sociedades anónimas, civiles y comerciales, para

poseer y administrar bienes raíces…pues nadie ignora que el clero, incapacitado

para adquirir, ha burlado la prohibición de la ley, cubriéndose de sociedades

anónimas; y como por otra parte, estas sociedades han emprendido en la república

la empresa de adquirir grandes extensiones de tierra se hace necesario poner a este

mal un correctivo pronto y eficaz.” 37

Emilio Rabasa38 en su obra “Historia de las Constituciones Mexicanas” afirma que:

“La discusión en torno al artículo 27, fue otra apasionante materia surgida

directamente de las entrañas de la Revolución,” no obstante, los constituyentes

calificaron de insuficiente el proyecto Carrancista, aunque se hiciera alusión a los

ejidos de los pueblos.

Este mismo autor, refiere también que “La reforma agraria fue abordada por su

complejidad –y la pasión resultante- hasta las últimas sesiones cuando, a partir del

29 de enero de 1917, se declaró el Constituyente en sesión permanente…La

Comisión de Constitución calificó al artículo 27 como: el más importante de todos

37 Tomado de: Castañón Jesús y Alberto Morales Jiménez. 2014: “50 Discursos doctrinales en el Congreso

Constituyente de la Revolución Mexicana 1916 – 1917: Notas Biográficas y Efemérides,” Tercera edición,

Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México. 399 págs. 38 Consultado en: <http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/1/234/8.pdf> disponible el 2 de noviembre de 2015.

42

cuantos contenga la Constitución que el H. Congreso viene elaborando… y es que

de allí, surge el reconocimiento a tres clases de derechos territoriales; el de la

propiedad plena (individual o colectiva), el de la propiedad privada restringida de las

corporaciones o comunidades de la población y dueños de tierras y aguas poseídas

por ejidos, y el de las posesiones de hecho… La reforma agraria consistió en hacer

que la tierra tuviera una función social para equilibrar la riqueza pública; así, cada

mexicano poseería un pedazo de tierra para trabajar”.

Como lo afirma López Bárcenas,39 el artículo 27 representó un profundo cambio

jurídico con relación a la propiedad de la tierra. A través de él se pretendía modificar

la estructura agraria, y con esto la situación social del país. De entrada la Nación

era declarada como la propietaria original de la tierra, así como de los diferentes

elementos naturales contenidos en ella. Derivado de éstas disposiciones, se

estableció que el dominio de la Nación era inalienable e imprescriptible. Asimismo,

se estableció un régimen de propiedad pública (diferente a la propiedad de la

Nación) paralelo al de la propiedad privada. Aunado a esto, se dictaron las medidas

para el fraccionamiento de latifundios.

Principios sustantivos y rectores en materia agraria que se consagraron en el artículo 27 constitucional –en su origen- y que dan sustento, estructura teórica, doctrinal e ideológica del sistema de propiedad:40

Derecho en favor de la Nación para imponer a la propiedad privada las

modalidades que dicte el interés público, así como de regular el aprovechamiento

de los elementos naturales susceptibles de apropiación, para hacer una distribución

equitativa de la riqueza pública y cuidar de su conservación.

El Estado es quien dictará las medidas necesarias para el fraccionamiento

de los latifundios, el desarrollo de la pequeña propiedad y la creación de nuevos

centros de población agrícola con las tierras y aguas indispensables, se llevará a

39 López Bárcenas, F., op cit. 40 Consultado en: http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/3/1374/21.pdf disponible el 4 de octubre de 2015.

43

cabo el fomento de la agricultura y se evitará la destrucción de los elementos

naturales y los daños que pueda sufrir la propiedad en perjuicio de la sociedad.

Se establece la acción de dotación con objeto de proporcionar tierras y aguas

a los pueblos y comunidades que carezcan de esos bienes o los tengan en

cantidades insuficientes, tomándolos de las propiedades inmediatas, respetando

siempre la pequeña propiedad.

Se protege la propiedad agraria al prohibir o limitar asociaciones instituciones

o sociedades, la facultad de adquirir o poseer bienes raíces o fincas rústicas.

Se ratifica la capacidad de los condueñazgos, rancherías, pueblos,

congregaciones, tribus y demás corporaciones para disfrutar en común las tierras,

bosques y aguas que les pertenezcan, se les hayan restituido o restituyeren

conforme a la ley del 6 de enero de 1915.

Legislación agraria

Con el constitucionalismo de 1917, específicamente con el artículo 27

constitucional, se sentaron las bases jurídicas de la reforma agraria mexicana, que

empezó con la Ley del Ejido (1920) y se continuó con una serie de leyes como:

Ley Reglamentaria sobre Repartición de Tierras Ejidales y Constitución

del Patrimonio Parcelario Ejidal (1925)

Ley de Dotación y Restitución de Tierras y Aguas (1927)

Ley del Patrimonio Ejidal (1927)

Código Agrario (1934)

Código Agrario (1937)

Código Agrario (1940)

Código Agrario (1942), y

Ley Federal de Reforma Agraria (1971).

44

Cambio estructural en la legislación agraria (1992)

Este se dio en el marco de la reforma constitucional del artículo 27 en materia de

tierras, aguas, minas y recursos forestales con el que se concluyó el reparto agrario

iniciado en 1915, en el que se repartió en tierras el equivalente a casi la mitad del

territorio mexicano.

Diversas opiniones al respecto coinciden que el cambio surgió a partir de la crisis

económica por la que atravesaba el Estado, y que con el objeto de acceder a los

beneficios y préstamos que ofrecía el Fondo Monetario Internacional y el Banco

Mundial, adoptó “las recomendaciones” hechas por estos organismos financieros,

lo cual sin duda afectó de manera decisiva la política agraria que se había seguido

desde la revolución. Dichas “recomendaciones” [más bien, imposiciones si México

quería contar con los préstamos que había solicitado] plasmadas en el Conceso de

Washington que teóricamente estaban encaminadas a procurar un “modelo más

estable, abierto y liberalizado para los países de América Latina, en el ánimo de

encontrar soluciones al problema de la deuda externa.”

Las recomendaciones abarcaban, disciplina presupuestaria, nueva orientación en

el gasto público, liberalización de flujos de capitales internacionales, liberalización

de tasas de interés, política de privatizaciones, política desreguladora, y políticas de

lucha contra la pobreza.41

Como ya se ha comentado, las recomendaciones fueron implementadas en los

países de américa latina y en el caso de México, se llevaron a cabo con gran

velocidad al grado que como lo afirma López Bárcenas42 de 1983 a 1985, el gasto

público se redujo en 32%, se privatizaron y desaparecieron empresas estatales y

paraestatales, mientras que el gasto en el campo paso de 17 a 7% de 1980 a 1990,

41 Consultado en:

<http://biblioteca.hegoa.ehu.es/system/ebooks/14120/original/America_Latina_y_el_consenso_de_Washingto

n.pdf> disponible el 1° de noviembre de 2015. 42 López Bárcenas, F., op cit.

45

desapareciendo los precios de garantía de los productos básicos, así como

instituciones de gran importancia para los campesinos.

En la parte legislativa el cambio se inició con la modificación constitucional al artículo

27 en 1992, que dio origen a lo que algunos agraristas denominan como “El nuevo

derecho agrario mexicano”43 por considerarla “la más profunda.”

Propuesta por el presidente Salinas de Gortari, y fue presentada el 7 de noviembre

de 1991, entre las motivaciones plasmadas en la iniciativa elaborada por el ejecutivo

destacamos:

“Mayor justicia porque a través de ella impulsará oportunidades productivas y ampliará

las posibilidades de que los campesinos tengan acceso a un ingreso digno, y mayor

libertad porque permitirá al campesino decidir, en el marco jurídico en el que actúan

todos los mexicanos, la forma de producir y organizarse que más le convenga.

Este esfuerzo conforma una reforma agraria para nuestros días: la construcción de un

nuevo modo de vida campesino, con más libertad y justicia; la nueva relación entre el

Estado y la sociedad que está contenida en la propuesta. Por ello la reforma, para

alcanzar su propósito y tener viabilidad y permanencia se construye como apoyo al

empeño, a la decisión democrática y a la libre iniciativa de los propios hombres y

mujeres del campo”.44

Entre las motivaciones de la iniciativa de reforma de 1992, se destaca los “Diez

puntos para la transformación del campo mexicano” que a la letra señala:

1. La reforma promueve justicia y libertad para el campo

2. La reforma protege al ejido

3. La reforma permite que los campesinos sean sujetos y no objetos del

cambio

4. La reforma revierte el minifundio y evita el regreso del latifundio

5. La reforma promueve la capitalización del campo

6. La reforma establece rapidez jurídica para resolver rezagos agrarios

7. Comprometemos recursos presupuestales crecientes al campo

43 Consultado en: http://www.pa.gob.mx/publica/rev_22/Rub%C3%A9n%20Gallardo.pdf disponible el 1° de

noviembre de 2015. 44 Consultado en: http://www.pa.gob.mx/publica/rev_22/Rub%C3%A9n%20Gallardo.pdf disponible el 1° de

noviembre de 2015.

46

8. Seguro al ejidatario: se subsidia parte del costo y se amplía la cobertura

9. Se crea el Fondo Nacional para Empresas de Solidaridad

10. Se resuelve la cartera vencida con Banrural y se aumentan los

financiamientos al campo.

Es conocido que las críticas y la oposición a dicha reforma, fue por demás intenso,

por lo que el titular del ejecutivo finalmente añadió; “...Quienes critican el cambio,

proponen en el fondo que se mantenga la pobreza y la miseria de millones de

campesinos. El inmovilismo es sinónimo de conservadurismo y ante la miseria del

campesino es inaceptable. Atar al campo a fórmulas agotadas, impide alcanzar los

grandes objetivos de nuestras luchas agrarias...”45

Se considera que con esta acción se da fin a una de las acciones centrales de los

gobiernos posrevolucionarios; “el reparto agrario.”

A continuación se muestra el texto original del artículo 27 constitucional y la reforma

en comento:

Artículo 27 constitucional Texto original 1917

Artículo 27 constitucional Reforma de 1992

Art. 27.- La propiedad de las tierras y aguas comprendidas dentro de los límites del territorio nacional, corresponde originariamente a la Nación, la cual, ha tenido y tiene el derecho de transmitir el dominio de ellas a los particulares, constituyendo la propiedad privada. Esta no podrá ser apropiada sino por causa de la utilidad pública y mediante indemnización.

La Nación tendrá en todo tiempo el derecho de imponer a la propiedad privada las modalidades que dicte el interés público, así como el de regular el aprovechamiento de los elementos naturales suceptibles (sic) de apropiación, para hacer una distribución equitativa de la riqueza pública y para cuidar de su conservación.

La nación tendrá en todo tiempo el derecho de imponer a la propiedad privada las modalidades que dicte el interés público, así como el de regular, en beneficio social, el aprovechamiento de los elementos naturales susceptibles de apropiación, con objeto de hacer una distribución equitativa de la riqueza pública, cuidar de su conservación, lograr el desarrollo equilibrado del país y el mejoramiento de las condiciones de vida de la población rural y urbana.

Con este objeto se dictarán las medidas necesarias para el fraccionamiento de los latifundios; para el desarrollo de la pequeña propiedad; para la creación

En consecuencia, se dictarán las medidas necesarias para ordenar los asentamientos humanos y establecer adecuadas provisiones, usos, reservas

45 Ibid.

47

de nuevos centros de población agrícola con las tierras y aguas que les sean indispensables; para el fomento de la agricultura y para evitar la destrucción de los elementos naturales y los daños que la propiedad pueda sufrir en perjuicio de la sociedad. Los pueblos, rancherías y comunidades que carezcan de tierras y aguas, o no las tengan en cantidad suficiente para las necesidades de su población, tendrán derecho a que se les dote de ellas, tomándolas de las propiedades inmediatas, respetando siempre la pequeña propiedad. Por tanto, se confirman las dotaciones de terrenos que se hayan hecho hasta ahora de conformidad con el Decreto de 6 de enero de 1915. La adquisición de las propiedades particulares necesarias para conseguir los objetos antes expresados, se considerará de utilidad pública.

y destinos de tierras, aguas y bosques, a efecto de ejecutar obras públicas y de planear y regular la fundación, conservación, mejoramiento y crecimiento de los centros de población; para preservar y restaurar el equilibrio ecológico; para el fraccionamiento de los latifundios; para disponer, en los términos de la ley reglamentaria, la organización y explotación colectiva de los ejidos y comunidades; para el desarrollo de la pequeña propiedad rural; para el fomento de la agricultura, de la ganadería, de la silvicultura y de las demás actividades económicas en el medio rural, y para evitar la destrucción de los elementos naturales y los daños que la propiedad pueda sufrir en perjuicio de la sociedad.

Corresponde a la Nación el dominio directo de todos los…

Son también propiedad de la Nación las aguas de los…

En los casos a que se refieren los dos párrafos anteriores, el dominio de la Nación es inalienable a imprescriptible… La capacidad para adquirir el dominio de las tierras y aguas de la Nación, se regirá por las siguientes prescripciones:

… …

IV.- Las sociedades comerciales, por acciones, no podrán adquirir, poseer o administrar fincas rústicas. Las sociedades de esta clase que se constituyeren para explotar cualquier industria fabril, minera, petrolera o para algún otro fin que no sea agrícola, podrán adquirir, poseer o administrar terrenos únicamente en la extensión que sea estrictamente necesaria para los establecimientos o servicios de los objetos indicados, y que el Ejecutivo de la Unión, o de los Estados, fijará en cada caso.

IV. Las sociedades mercantiles por acciones podrán ser propietarias de terrenos rústicos pero únicamente en la extensión que sea necesaria para el cumplimiento de su objeto. En ningún caso las sociedades de esta clase podrán tener en propiedad tierras dedicadas a actividades agrícolas, ganaderas o forestales en mayor extensión que la respectiva equivalente a veinticinco veces los límites señalados en la fracción XV de este artículo. La ley reglamentaria regulará la estructura de capital y el número mínimo de socios de estas sociedades, a efecto de que las tierras propiedad de la sociedad no excedan en relación con cada socio los límites de la pequeña propiedad. En este caso, toda propiedad accionaria individual, correspondiente a terrenos rústicos, será acumulable para efectos de cómputo. Asimismo, la ley señalará las condiciones para la participación extranjera en dichas sociedades. La propia ley establecerá los medios de registro y control necesarios para el cumplimiento de lo dispuesto por esta fracción;

… …

VI.- Los condueñazgos, rancherías, pueblos, congregaciones, tribus y demás corporaciones de población que de hecho o por derecho guarden el estado comunal, tendrán capacidad para disfrutar en común las tierras, bosques y aguas que les pertenezcan o que se les haya restituido o restituyeren, conforme a la ley de 6 de enero de 1915; entre tanto la ley determina la manera de hacer el repartimiento únicamente de las tierras.

VI. Los estados y el Distrito Federal, lo mismo que los municipios de toda la República, tendrán plena capacidad para adquirir y poseer todos los bienes raí- ces necesarios para los servicios públicos

48

Hasta la fracción VI, se puede hacer un comparativo porque los artículos eran

similares, en el siguiente cuadro sólo se muestra la reforma en materia agraria

correspondiente a 1992.

VII. Se reconoce la personalidad jurídica de los núcleos de población ejidales y comunales y se protege su propiedad sobre la tierra, tanto para el asentamiento humano como para actividades productivas. La ley protegerá la integridad de las tierras de los grupos indígenas. La ley, considerando el respeto y fortalecimiento de la vida comunitaria de los ejidos y comunidades, protegerá la tierra para el asentamiento humano y regulará el aprovechamiento de tierras, bosques y aguas de uso común y la provisión de acciones de fomento necesarias para elevar el nivel de vida de sus pobladores. La ley, con respeto a la voluntad de los ejidatarios y comuneros para adoptar las condiciones que más les convengan en el aprovechamiento de sus recursos productivos, regulará el ejercicio de los derechos de los comuneros sobre la tierra y de cada ejidatario sobre su parcela. Asimismo establecerá los procedimientos por los cuales ejidatarios y comuneros podrán asociarse entre sí, con el Estado o con terceros y otorgar el uso de sus tierras; y, tratándose de ejidatarios, transmitir sus derechos parcelarios entre los miembros del núcleo de población; igualmente fijará los requisitos y procedimientos conforme a los cuales la asamblea ejidal otorgará al ejidatario el dominio sobre su parcela. En caso de enajenación de parcelas se respetará el derecho de preferencia que prevea la ley. Dentro de un mismo núcleo de población, ningún ejidatario podrá ser titular de más tierra que la equivalente al 5% del total de las tierras ejidales. En todo caso, la titularidad de tierras en favor de un solo ejidatario deberá ajustarse a los límites señalados en la fracción XV. La asamblea general es el órgano supremo del núcleo de población ejidal o comunal, con la organización y funciones que la ley señale. El comisariado ejidal o de bienes comunales, electo democráticamente en los términos de la ley, es el órgano de representación del núcleo y el responsable de ejecutar las resoluciones de la asamblea. La restitución de tierras, bosques y aguas a los núcleos de población se hará en los términos de la ley reglamentaria;

XV. En los Estados Unidos Mexicanos quedan prohibidos los latifundios. Se considera pequeña propiedad agrícola la que no exceda por individuo de cien hectáreas de riego o humedad de primera o sus equivalentes en otras clases de tierras. Para los efectos de la equivalencia se computará una hectárea de riego por dos de temporal, por cuatro de agostadero de buena calidad y por ocho de bosque, monte o agostadero en terrenos áridos. Se considerará, asimismo, como pequeña propiedad, la superficie que no exceda por individuo de ciento cincuenta hectáreas cuando las tierras se dediquen al cultivo de algodón, si reciben riego; y de trescientas, cuando se destinen al cultivo del plátano, caña de azúcar, café, henequén, hule, palma, vid, olivo, quina, vainilla, cacao, agave, nopal o árboles frutales. Se considerará pequeña propiedad ganadera la que no exceda por individuo la superficie necesaria para mantener hasta quinientas cabezas de ganado mayor o su equivalente en ganado menor, en los términos que fije la ley, de acuerdo con la capacidad forrajera de los terrenos. Cuando debido a obras de riego, drenaje o cualesquiera otras ejecutadas por los dueños o poseedores de una pequeña propiedad se hubiese mejorado la calidad de sus tierras, seguirá siendo considerada como pequeña propiedad, aun cuando, en virtud de la mejoría obtenida, se rebasen los máximos señalados por esta fracción, siempre que se reúnan los requisitos que fije la ley. Cuando dentro de una pequeña propiedad ganadera se realicen mejoras en sus tierras y éstas se destinen a usos agrícolas, la superficie utilizada para este fin no podrá exceder, según el caso, los límites a que se refieren los párrafos segundo y tercero de esta fracción que correspondan a la calidad que hubieren tenido dichas tierras antes de la mejora.

XVII. El Congreso de la Unión y las legislaturas de los estados, en sus respectivas jurisdicciones, expedirán leyes que establezcan los procedimientos para el fraccionamiento y enajenación de las extensiones que llegaren a exceder los límites señalados en las fracciones IV y XV de este artículo. El excedente deberá ser fraccionado y enajenado por el propietario dentro del plazo de un año contado a partir de la notificación correspondiente. Si transcurrido el plazo el excedente no se ha enajenado, la venta deberá hacerse mediante pública almoneda. En igualdad de condiciones, se respetará el derecho de preferencia que prevea la ley reglamentaria. Las leyes locales organizarán el patrimonio de familia, determinando los bienes que deben constituirlo, sobre la base de que será inalienable y no estará sujeto a embargo ni a gravamen ninguno.

XIX. Son de jurisdicción federal todas las cuestiones que por límites de terrenos ejidales y comunales, cualquiera que sea el origen de éstos, se hallen pendientes o se susciten entre dos o más núcleos de población; así como las relacionadas con la tenencia de la tierra de los ejidos y comunidades. Para estos efectos y, en general, para la administración de justicia agraria, la ley instituirá tribunales dotados de autonomía y plena jurisdicción, integrados por magistrados propuestos por el Ejecutivo Federal y designados

49

por la Cámara de Senadores o, en los recesos de ésta, por la Comisión Permanente. La ley establecerá un órgano para la procuración de justicia agraria.

A manera de esquematizar dicha reforma, el Servicio de Investigación y Análisis de

la Cámara de Diputados presentó el siguiente resumen46, en el cual se da claridad

de lo que representó la reforma del 27 constitucional del año 1992:

La Nación dictará las medidas necesarias para el fomento de la agricultura, de la

ganadería, de la silvicultura y de las demás actividades económicas en el medio

rural.

Precisa que las sociedades mercantiles por acciones podrán ser propietarias de

terrenos rústicos únicamente en la extensión que se necesaria para el cumplimiento

de su objeto.

Establece límites para tener en propiedad tierras dedicadas a actividades agrícolas,

ganaderas o forestales.

La ley reglamentaria regulará la estructura de capital y el número mínimo de socios

de estas sociedades; asimismo, señalará las condiciones para la participación

extranjera.

Reconoce la personalidad jurídica de los núcleos de población ejidales y comunales

y protege su propiedad sobre la tierra, para asentamiento humano y actividades

productivas.

La ley regulará el ejercicio de los derechos de los comuneros sobre la tierra y de

cada ejidatario sobre su parcela, establecerá los procedimientos podrán asociarse

entre sí con el Estado o con terceros y otorgar el uso de sus tierras; y, tratándose

de ejidatarios, transmitir sus derechos parcelarios entre los miembros del núcleo de

población; fijará los requisitos y procedimientos conforme a los cuales la asamblea

ejidal otorgará el ejidatario el domino sobre su parcela. En caso de enajenación de

parcelas se respetará el derecho de preferencia. Ningún ejidatario podrá ser tutelar

de más tierra que la equivalente al 5% del total de las tierras ejidales. La Asamblea

General es el órgano supremo del núcleo de población ejidal o comunal, con la

organización y funciones que la ley señale. El comisariado ejidal o de bienes

comunales, electo democráticamente en los términos de la ley, es el órgano de

representación del núcleo y el responsable de ejecutar las resoluciones de la

asamblea.

46 Consultado en: <http://www.diputados.gob.mx/sedia/sia/spi/DPI-ISS-07-05.pdf> disponible el 2 de

noviembre de 2015.

50

Considera pequeña propiedad agrícola la que no exceda por individuo de cien

hectáreas de riego o humedad de primera o sus equivalentes en otras clases de

tierras. Para los efectos de la equivalencia se computará una hectárea de riego ocho

de bosque. Considera pequeña propiedad, la superficie que no exceda por individuo

de ciento cincuenta hectáreas cuando las tierras se dediquen al cultivo de, adiciona,

palma, agave ó (sic) nopal. El excedente de tierras, deberá ser fraccionado y

enajenado por el propietario dentro del plazo de un año, si no se ha enajena, se hará

mediante pública almoneda, y se respetará el derecho de preferencia que prevea la

ley reglamentaria.

Las leyes locales, organizarán el patrimonio de familia, determinando los bienes que

deben constituirlo, sobre la base de que será inalienable y no estará sujeto a

embargo ni a gravamen ninguno; La ley establecerá un órgano para la procuración

de justicia agraria.

51

_________Capítulo III

El derecho agrario

Concepto

Una de las primeras tareas en atender una vez que se desea adentrarse en

el mundo del derecho agrario, es el de definirlo.

Chávez Padrón refiere que los dos términos explicados, derecho y agrario, forman

la denominación de una moderna sub-rama del derecho que a principios del siglo

XX inició y obtuvo su independencia legislativa, jurídica y didáctica.

Al procurar ofrecer una definición acorde al objetivo del presente estudio, se afirma

que la que suscribe, encontró un vasto número de definiciones sugeridas por el

derecho nacional como por el internacional.

Cabe destacar que no existe consenso entre los juristas que lo consideran como

parte del derecho público mientras que otros, como el caso del destacado precursor

agrarista italiano Giorgio de Semo, lo concibe y explica como parte del derecho

privado.

No obstante, debe considerarse que el derecho agrario mexicano, tiene un origen

particular producto de un movimiento social suscitado en respuesta al sometimiento

de los españoles que duró poco más de 300 años.

Es por lo anterior, que se ofrece la definición, para Derecho Agrario, como “la ciencia

jurídica que se desprende del derecho social y que se constituye por disposiciones

jurídicas encaminadas a regular la tenencia de la tierra y su régimen de explotación

a objeto de alcanzar la justicia social, el bien común y la seguridad jurídica para los

productores agrarios.”

52

Objeto del Derecho Agrario

Pavó Acosta, en su obra “El Derecho Agrario; su teoría general”47 refiere que

dentro de la propia doctrina agrarista se han perfilado varias tendencias

fundamentales, las cuales han considerado que el objeto del derecho agrario se

basa en: La propiedad sobre la tierra,

La Agricultura

La Empresa Agrícola, y

La actividad agraria.

Las primeras nociones acerca del objeto del Derecho Agrario, remitían al régimen

de propiedad sobre la tierra. No obstante, el conjunto de relaciones

socioeconómicas que interesan al Derecho Agrario es mucho más amplio que la

relación de propiedad sobre la tierra rústica exclusivamente.

Principios del Derecho Agrario

Pavó Acosta, en su obra ya citada, también menciona que el procurar hacer una

generalización de los principios del derecho agrario, deviene difícil dada la

diversidad de criterios entre los autores como el resultado de la variedad de

posiciones teóricas, pero también de compromisos políticos e ideológicos de los

diferentes autores, así como de las particularidades de cada país, no obstante esas

dificultades, es posible a partir de la formulación de destacados agraristas como A.

Ballarín Marcial (España), G. Bolla (Italia), R. Duque Corredor (Venezuela), Salas

Barahona (Costa Rica) y otros, enunciar como principios del Derecho Agrario, a los

siguientes:

De buena cultivación o de la función social de la propiedad agraria que

implica la obligación de cultivarla eficientemente, pudiendo en caso contrario

procederse a la expropiación, siguiendo esta exigencia con mayor rigor en el

caso de la propiedad latifundiaria

47 Consultado en https://ficheros-

2014.s3.amazonaws.com/02/28/Im_1_3_494810734_in1_78_125.pdf?AWSAccessKeyId=1V02D0W3KSR4

KHZ90B82&Expires=1442942112&Signature=iIiaL5jBs17K%2B5ETfyeTp5c03sk%3D disponible el 23 de

agosto de 2015.

53

De la justa distribución en la tenencia de la tierra

De las limitaciones a la facultad de disposición sobre la tierra, prohibiendo la

facultad de dividir la tierra por debajo de la dimensión mínima y prohibiendo

la facultad de enajenación en determinados casos y de afectación de la

pequeña propiedad

De la conservación de la situación productiva de las fincas, especialmente de

la pequeña propiedad

De la conservación de los recursos naturales

De la intervención estatal planificada

De la colaboración y de la limitación de la autonomía de la voluntad en los

contratos agrarios, y

De la estimulación y protección especial del desarrollo de las formas

asociativas entre los campesinos.

Cabe recordar, que el derecho agrario surge y se desarrolla con una fuerte vocación

por la justicia, no obstante, los principios específicos del derecho agrario se van a

complementar con el principio general de justicia; con plena razón se ha sostenido

que este derecho es más de justicia que de legalidad estricta, a diferencia del

derecho civil.

Naturaleza del Derecho Agrario

Ruíz Massieu,48 al explicar la autonomía del derecho agrario (en el que de ningún

modo pretende excluir los principios generales del derecho) y que según los define

como “consubstanciales al derecho mismo,” se refiere al análisis que ofrece Antonio

C. Vivanco (agrarista argentino) como a continuación se muestra:

a. La naturaleza de sus normas, lo configuran como un derecho tuitivo, en el

que se manifiesta de modo notable la tendencia a defender y proteger, tanto

el factor natural como el humano, dentro del ámbito rural

48 Ruíz Massieu, M., 1990: “Derecho Agrario”, Serie A: Fuentes, c) Textos y Estudios Legislativos Núm. 64.

Instituto de Investigaciones Jurídicas. UNAM. 83 págs.

54

b. Los intereses que protege en el orden económico social, responden a fines

concretos y de índole peculiar, determinados por el ciclo biológico,

característico de la producción agropecuaria

c. La peculiaridad de sus normas, que al regular la actividad agraria, deben

responder y garantizar a un tipo definido de producción el que interviene la

acción humana, de manera conjunta y estrechamente relacionadas

d. El aspecto publicístico del derecho, que asume en esta rama jurídica un papel

muy importante, no sólo porque la producción agropecuaria es de interés

público, sino porque la misma, incide en la alimentación del pueblo y el

abastecimiento de materias primas, fundamentalmente, tanto para el

comercio como para la industria

e. Ser un factor de promoción y progreso, ya que mediante sus normas se

orienta y regula la actividad estatal y privada para lograr la habilitación de

nuevas tierras, la división de las extensiones superficiales inexploradas o la

concentración de predios excesivamente reducidos y de explotación

antieconómica

f. Contener normas que se aplican a un ámbito determinado por razón del

destino específico que se da a las tierras productivas o con aptitudes

productivas ubicadas fuera de los centros urbanos

g. Presentar influencias regionales definidas, por cuanto las costumbres locales

desempeñan un papel en la aplicación de sus normas

h. Hallarse profundamente influenciado por la economía, la sociología y la

política, debido a que la producción agropecuaria y las modalidades de la

vida rural, están estrechamente vinculadas entre sí, perfilándose con rasgos

muy peculiares tanto en el aspecto social como en el económico

i. Ser de índole existencial, no de naturaleza abstracta y genérica, por cuanto

sus normas se aplican a relaciones entre sujetos cuyos intereses se

caracterizan por ser concretos y referidos siempre a personas y bienes

vinculados con la producción, y

j. Ser un instrumento de liberación y de desarrollo en general, dentro del ámbito

rural.

55

Varios autores señalan que el derecho agrario en México, tiene características

propias debido a que en la época preecolonial, los pueblos indígenas se habían

constituido en pequeños cacicazgos y reinos, eminentemente agrícolas; su

organización económica tenía un carácter agrario relevante y por lo tanto, el papel

del gobierno [o de la comunidad] en el reparto de la tierra y en las actividades de la

agricultura era constante y daba a esta materia, en sus aspectos centrales, carácter

específico diverso de cualquiera otra relación jurídica (institución del Calpulli y el

cultivo forzoso de la tierra).49

El derecho agrario como parte del derecho social

Mendieta y Núñez en su obra “El Derecho social” lo define como: “el conjunto

de disposiciones jurídicas que establecen principios, instituciones y procedimientos

protectores de las personas, grupos, sectores y clases de la sociedad integrada por

individuos económicamente débiles en la búsqueda de un orden más justo. Va

dirigido a individuos particulares: obreros, campesinos y proletarios en general; y

regula sus relaciones frente al patrón, frente al terrateniente, frente al capitalista o

frente al Estado, pero protegiéndolos, por cuanto se trata de personas

económicamente débiles, es decir, atiende a personas de escasos recursos

económicos, aunque los considera miembros de agrupamientos o de clases

sociales.”

Por su lado, Ruíz Massieu50 al referirse al derecho social, retoma lo dicho por

Delgado Moya quien explica que el derecho social nació desde el momento mismo

en que aparecieron los primeros grupos sociales y lo define como “el conjunto de

normas que protegen y reivindican a todos los económicamente débiles en el

fenómeno de la producción y distribución de la riqueza, requieren protección laboral,

social, agraria y económica, vivan o no de su trabajo.

49 Ruiz Massieu, M. 1987: “El derecho agrario revolucionario”. Instituto de Investigaciones Jurídicas.

UNAM. 350 págs. 50 Ruiz Massieu, M. op. cit.

56

En este sentido, Martínez Alavez51 sugiere que las normas del derecho social son

protectoras y flexibles. Protectoras porque están encaminadas a dar protección

jurídica al económicamente desvalido. Flexibles porque no deben caer en la

formalidad estricta del derecho privado, que llega a negar un derecho a quien

legítimamente lo tiene sólo por no haber cumplido algún requisito formal exigido por

la ley, y es que para el derecho social debe ser más importante llegar a conocer la

verdad real más que la verdad formal, que se deduce de las constancias de un

expediente jurídico.

Ruíz Medina en su tesis52 afirma que el derecho social son “disposiciones que

benefician a los económicamente débiles, a las clases desprotegidas, por lo que en

toda sociedad actual se requiere del Derecho Social para establecer un conjunto

normativo especifico, que contribuya a la obtención del bien común y de justicia

social, que permita a esa sociedad igualdad de oportunidades de desarrollo para

todos sus miembros, independientemente de la situación económica, cultural y

social.”

Respecto a la naturaleza del derecho social y sus contenidos, Porte Petit frasea a

Recaséns Siches, quien afirma que los derechos sociales, a diferencia de los

denominados derechos individuales o de los derechos democráticos, tienen por

objeto actividades positivas del Estado y de la sociedad para suministrar a los

gobernados ciertos bienes o condiciones; su contenido consiste en hacer, contribuir,

ayudar, por parte de los órganos estatales; esto es, tiene por objeto prestaciones

sobre las cuales el orden jurídico impone determinados deberes correlativos, por lo

que la efectividad de estos derechos sociales dependen del establecimiento de

instituciones y servicios públicos que aporten las prestaciones correlativas.

51 Consultado en: Martínez Alavez, A.,“Derecho agrario mexicano. Derecho sustantivo”, Páginas:327-336. En

http://app.vlex.com/#/vid/440202318 disponible el 4 de octubre de 2015. 52 Ruiz Medina, M.I. “Políticas públicas en salud y su impacto en el seguro popular en Culiacán, Sinaloa,

México” en: http://www.eumed.net/tesis-doctorales/2012/mirm/derecho_social.html disponible el 23 de

octubre de 2015.

57

A este respecto, es conveniente señalar el análisis que hace Cruz Parcero,53

partiendo del estudio de José Ramón Cossío, en donde afirman que “los derechos

sociales, son normas, reglas, principios o directrices que contempla una acción

positiva por parte del Estado” y por lo tanto en materia agraria desde el inicio de su

concepción, en el texto de 1917, “el modelo de Estado social no imponía la

obligación de conferir prestaciones materiales de carácter directo en favor de

quienes menos tenían, sino que establecía limitaciones a una serie de sujetos

(iglesia, latifundistas, patrones), con el fin de lograr que éstos respetaran algunas

condiciones mínimas de otros sujetos más débiles (niños, jornaleros, trabajadores)”

y por lo tanto, la representación que se hicieron de los derechos sociales fue

meramente ideológica, carente de cualquier intento de elaboración normativa, y no

fue sino después de 1970, cuando comenzaron a realizarse numerosas reformas

como la protección de la familia, de los niños, de los indígenas, además del derecho

a la información, la obligación del Estado de promover el desarrollo rural integral, la

protección al consumidor, a recibir vivienda y es así que el papel del Estado incluyó

el otorgamiento de prestaciones a la población.

No obstante lo anterior y una vez ubicado el derecho agrario en el ámbito del

derecho social, se deduce que son dos los campos que le componen:

1) La organización o distribución de la tierra rústica, que a su vez comprende las

formas fundamentales de la propiedad que contempla la Constitución y éstas son:

a. La propiedad originaria

b. La propiedad estatal o pública

c. La propiedad particular o privada, y

d. La propiedad social que a su vez se divide en: propiedad comunal y

propiedad ejidal.

2) La explotación racional de la superficie territorial rústica.

Finalmente, el derecho agrario, como una rama integrante del derecho social, se

refiere a la equitativa distribución de la tierra y a su correspondiente explotación,

para lograr que aquélla beneficie al mayor número de sujetos agrarios.

53 Consultado en: http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/4/1658/5.pdf disponible el 6 de septiembre de 2015.

58

Sistema jurídico agrario mexicano

Porte Petit,54 afirma que este sistema se basa en el valor ético de justicia

social, inherente al derecho social agrario. A través de principios, instituciones y

bases orgánicas, se ha enfocado –desde el siglo pasado- en procurar mantener la

paz social, el orden y la prosperidad, a través de la justicia distributiva.

La seguridad jurídica y la justicia son valores éticos del derecho y son elementos

del bien común y del orden público que hacen posible conciliar la libertad y la

autoridad, como ya se ha mencionado.

Además, los contenidos normativos que integran el derecho agrario presenta las

siguientes peculiaridades:

Ha sido reivindicatorio, porque tiende a la restitución y redistribución de la

tierra y sus recursos naturales, en favor de la clase campesina más

desfavorecida

Es un derecho dinámico, porque su contenido evoluciona y se adecua

progresivamente, atento a los cambios que operan en el ámbito ambiental,

científico, social, económico y político

Es un derecho social, stricto sensu, pues sus normas e instituciones dan

énfasis a la tutela de la población campesina económicamente débil,

asegurando su conveniencia con otros sectores de la sociedad, sobre bases

de justicia y equidad.

La conjugación de dichos elementos hacen del derecho agrario mexicano una

disciplina independiente que se rige con principios propios y específicos; por su

naturaleza y objetivos integra un sistema completo de principios e instituciones

particulares en atención al tipo especial de relaciones jurídicas que regula; su

marcada función social tiende a la defensa de los sujetos agrarios como clase

54 Consultado en: http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/3/1374/21.pdf disponible el 6 de septiembre de 2015.

59

económicamente débil, al fomento de la producción agropecuaria y a la protección

de los intereses generales, esto es, en casos de conflicto entre valores individuales

y colectivos, prevalecen estos últimos frente a los primeros, características todas

ellas, que dan al derecho agrario, como rama autónoma en la estructura jurídica, la

naturaleza de un sistema de principios rectores propios y específicos, plasmados

en México a nivel constitucional y desarrollados en sus diversos ordenamientos

reglamentarios.

Valores éticos tutelados por el derecho social agrario mexicano

Se basa fundamentalmente en la justicia, como ya se ha hecho referencia:

Justicia: fin supremo del derecho basado en el principio de dar a cada quien

lo suyo o lo que se le debe, e implica determinar los valores para la igualdad pura y

simple o para la distribución proporcional o armónica entre los desiguales y qué

desigualdades deben ser consideradas para la regulación jurídica positiva.

Justicia social: la voluntad de dar a la sociedad lo que le es debido

Justicia distributiva: asegurar a cada individuo o grupo los beneficios de la

vida social a los cuales tienen derecho.

Fines del derecho agrario

Pavó Acosta los acota en:

El uso, aprovechamiento racional y conservación del recurso natural

renovable,

La necesidad del aumento cuantitativo y mejoramiento cualitativo de la

producción agropecuaria, hasta lograr la seguridad alimentaria y

La necesidad de una justa distribución entre quienes trabajan la tierra y el

resto de la sociedad, todo ello en función de lograr el progreso, el bienestar

de la comunidad rural, y el desarrollo agrícola sostenible.

60

Fuentes del Derecho Agrario

De manera genérica, se puede entender que las fuentes del derecho, son:

todo aquello que ha contribuido o que contribuye a generar un conjunto de normas

aplicables a una materia dentro de un Estado en un momento determinado, y en

este sentido, Ruiz Massieu,55 las concibe como “uno de los aspectos más relevantes

del derecho; es decir, el modo en que se originan, y la forma que toman”.

Diversos autores coinciden en que el derecho tiene tres fuentes: las formales, reales

e históricas.

I. Fuentes formales

Las fuentes formales del derecho son, los modos o formas que tiene el derecho para

manifestarse y se considera como la de mayor relevancia dado que se basa,

fundamentalmente, en el marco legal.

Las fuentes formales del derecho son: la legislación, la costumbre y la

jurisprudencia.

I.1. Legislación

Es el conjunto de leyes con las que cuenta un Estado y sirven para regular la

conducta en sociedad de sus gobernados en un tiempo determinado.

México, por ser un país democrático tiene un ordenamiento jurídico federal

constituido por 290 leyes,56 encabezados por la “norma de normas” que es la

Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, publicada el 5 de febrero de

1917.

55 Ruiz Massieu, M. op. cit. 56 Consultado en: http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/index.htm disponible el 13 de noviembre de

2015.

61

La Suprema Corte de Justicia de la Nación señala que “la ley constituye en México

la más importante fuente formal del derecho”57 y a la ley se le define como: “regla

social obligatoria establecida por la autoridad pública y sancionada por la fuerza”58.

Cabe destacar que el sistema jurídico mexicano, no establece jerarquía jurídica

entre leyes, y sólo señala supremacía constitucional como a la letra se lee:

Artículo 133. Esta Constitución, las leyes del Congreso de la Unión que emanen de ella y todos los Tratados que estén de acuerdo con la misma, celebrados y que se celebren por el Presidente de la República, con aprobación del Senado, serán la Ley Suprema de toda la Unión. Los jueces de cada Estado se arreglarán a dicha Constitución, leyes y tratados, a pesar de las disposiciones en contrario que pueda haber en las Constituciones o leyes de los Estados (reformado el 18 de enero de 1934).

El principio de supremacía constitucional –afirma Carpizo59, al frasear a Ésmein- “es

la mejor seguridad de que los derechos individuales serán respetados por los

gobernantes, pues las leyes fundamentales no sólo obligan al legislador a

respetarlas sino que le prohíben legislar sobre determinadas materias; y en otras,

le indican con toda precisión hasta dónde puede llegar su acción.”

I.1.1. Legislación agraria

En México la legislación –única y exclusivamente-, en materia agraria, se constriñe

a la Ley Agraria, publicada el 26 de febrero de 1992, la cual consta de 200 artículo

[más ocho transitorios] distribuidos en 10 títulos: “Disposiciones preliminares”, “Del

desarrollo y fomento agropecuarios” “De los ejidos y comunidades”, “De las

sociedades rurales”, “De la pequeña propiedad individual de tierras agrícolas,

ganaderas y forestales”, “De las sociedades propietarias de tierras agrícolas,

ganaderas o forestales”, “De la Procuraduría Agraria”, “Del Registro Agrario

Nacional”, “De los terrenos baldíos y nacionales”, y “De la justicia agraria”.

57 Consultado en: <https://www.scjn.gob.mx/conocelacorte/documents/publicaciones/Sistema-Juridico-

Mexicano.pdf> disponible el 17 de noviembre de 2015. 58 Consultado en: http://www.lexweb.cl/media/users/10/518500/files/49917/Fuentes_del_derecho.pdf

disponible el 17 de noviembre de 2015. 59 Consultado en: < http://biblio.juridicas.unam.mx/revista/pdf/DerechoComparado/4/art/art1.pdf> disponible

el 13 de noviembre de 2015.

62

La iniciativa de la ley, fue presentada por el Ejecutivo Federal el 7 de febrero de

199260. Su motivación fue:

“Permitir elevar el bienestar de los productores y trabajadores rurales para hacer

realidad el compromiso de justicia establecido por el constituyente de 1917”.

El objetivo fue:

“Promover mayor justicia y libertad, proporcionando certidumbre jurídica y los

instrumentos para brindar justicia expedita, creando las condiciones para promover

una sostenida capitalización de los procesos productivos, propiciando el

establecimiento de formas asociativas estables y equitativas, y fortaleciendo y

protegiendo al ejido y a la comunidad.”

Ahora, si bien es cierto que esta ley es específica para la materia agraria, no deja

de tener relación con otras leyes, lo cual, se mostrará más adelante.

I.2. Costumbre

La Suprema Corte de Justicia de la Nación la define como “el procedimiento

consuetudinario de creación del Derecho.” Se trata de normas jurídicas no escritas,

impuestas por el uso, es decir, a través de la reiteración constante de una conducta

de los hombres.

La legislación mexicana, en algunos casos, admite la costumbre a falta de ley u otra

disposición expresa, ya que contra la observancia de la ley no puede alegarse

desuso, costumbre o práctica en contrario.

Al respecto, Ruiz Massieu, refiriere a García Máynez, y define a la costumbre como

“un uso implantado en una colectividad y considerada por ésta como jurídicamente

obligatorio; es el derecho nacido consuetudinariamente”.

60Consultado en: http://transparencia.senado.gob.mx/historico_respuestas/content/2006/92-

Noviembre/F1168.pdf disponible el 3 de noviembre de 2015.

63

La costumbre está prevista en algunos ordenamientos, tales como: el Código de

Comercio, diversos Códigos Civiles, la Ley General de Títulos y Operaciones de

Crédito y la Ley Federal del Trabajo.

I.2.1. La costumbre en la legislación agraria

La Ley Agraria, considera a la costumbre en cinco ocasiones: frecuencia de

reuniones en la asamblea de los ejidos (artículo 22); para determinar el

aprovechamiento de los aguajes ubicados en tierras ejidales (artículo 55);

determinar la extensión de los solares (artículo 68); funciones del Comisariado de

Bienes Comunales (artículo 99) y para que en los juicios, los tribunales agrarios

tomen en cuenta usos y costumbres de las partes (cuando sean indígenas, artículo

164). Todo lo anterior, siempre y cuando no contravenga a lo dispuesto por la

Constitución y la propia ley.

I.3. Jurisprudencia

Es el conjunto de principios establecidos en las resoluciones de determinados

tribunales, al interpretar las leyes o al definir los casos no previstos en ellas, así lo

define la propia Suprema Corte de Justicia de la Nación, al frasear a Eduardo García

Máynez.

La jurisprudencia constituye una de las expresiones fundamentales del derecho

como ciencia, cuya calidad varía de conformidad con los avances científicos de las

demás expresiones del derecho como es el caso de la legislación y la doctrina.

I.3.1. Jurisprudencia en materia agraria

Es la expresión concreta del derecho como ciencia que proviene de la doctrina

jurídica agraria que genera la legislación agraria y consecuentemente su

jurisprudencia.

64

Desafortunadamente existen ineficiencias en la información y divulgación

jurisprudencial, lo que ha propiciado que su aplicación -a casos concretos- sea

notoriamente limitada.

I.3.2. La jurisprudencia agraria su concepto y elementos

El vocablo jurisprudencia, proviene del latín iuris que significa derecho y de

prudentia que significa sensatez y buen juicio. Algunos autores, la definen como la

ciencia del derecho.

Ponce de León Armenta,61 refiere que la jurisprudencia agraria, es la parte del

derecho que se genera en los tribunales autorizados como consecuencia de la

interpretación, complementación, integración y aplicación de la legislación agraria

vigente, y que se expresa “como un sistema de normas jurisprudenciales

obligatorias para regular las relaciones humanas y su entorno natural con motivo de

la tenencia de la tierra, su explotación y la distribución e industrialización de sus

productos con el fin de realizar la justicia y la seguridad jurídica.”

Ramírez Vallejo62 por su lado, frasea a la SCJN, quien refiere que la jurisprudencia

es “un conjunto de reglas o normas de la autoridad jurisdiccional que cuenta con

atribuciones al respecto, deriva de la interpretación de determinadas prevenciones

del derecho positivo, que precisan el contenido que debe atribuirse y el alcance que

debe darse a éstas y que al ser reiteradas cierto número de veces en sentido

uniforme no contrariado, son obligatorias para quien deba decidir casos concretos

regidos por aquellas prevenciones”.

Esta misma autora comenta que dentro de las funciones más importantes de la

jurisprudencia, se encuentra la interpretadora, que a su vez define como “actividad

intelectual tendiente a explicar el sentido de la expresión o hecho jurídico”.

61Ponce de León Armenta, L., 2000: “La Nueva Jurisprudencia Agraria Sistematizada”. Cuarta edición,

Editorial Porrúa. México. 541 páginas. 62 Ramírez Vallejo, P.F., 2005: “Significado de la Jurisprudencia.” Revista del Posgrado en Derecho de la

UNAM, Vol.1.núm.1, 77-87pp.

65

Otros autores manifiestan que la función interpretadora de la jurisprudencia, “no es

la de crear derecho sino la de interpretar el formulado por el legislador”.

Ahora bien, emite jurisprudencia agraria la Suprema Corte de Justicia de la Nación,

los tribunales Colegiados de Circuito y el Tribunal Superior Agrario.

La jurisprudencia agraria en algunos casos tiene su origen en la doctrina jurídica en

virtud de que el juzgador, al interpretar complementar y aplicar la ley, puede

consultar los contenidos doctrinales conjuntamente con los textos legales o de

jurisprudencia.

Ponce de León Armenta, menciona que la jurisprudencia agraria, tiene carácter

social o de justicia distributiva en virtud de que se sustenta en la legislación agraria;

en la cual predominan normas que regulan relaciones entre desiguales.

I.3.3. El fundamento constitucional de la jurisprudencia agraria

Se encuentra en tres artículos: 27 párrafo noveno fracción XIX; 94 párrafos octavo

y décimo, artículo 107 fracción XIII.

Artículo 27…

Con base en esta Constitución, el Estado dispondrá las medidas para la expedita y

honesta impartición de la justicia agraria, con objeto de garantizar la seguridad

jurídica en la tenencia de la tierra ejidal, comunal y de la pequeña propiedad, y

apoyará la asesoría legal de los campesinos.

Son de jurisdicción federal todas las cuestiones que por límites de terrenos ejidales

y comunales, cualquiera que sea el origen de éstos, se hallen pendientes o se

susciten entre dos o más núcleos de población; así como las relacionadas con la

tenencia de la tierra de los ejidos y comunidades. Para estos efectos y, en general,

para la administración de justicia agraria, la ley instituirá tribunales dotados de

autonomía y plena jurisdicción, integrados por magistrados propuestos por el

Ejecutivo Federal y designados por la Cámara de Senadores o, en los recesos de

ésta, por la Comisión Permanente.

66

La ley establecerá un órgano para la procuración de justicia agraria mediante los

cuales se faculta a la Suprema Corte de Justicia de la Nación para emitir acuerdos

generales y remitir a los Tribunales Colegiados de Circuito especializados mismos

que conocerán de alguna materia en particular; como a la letra se lee:

Artículo 94…

El Pleno de la Suprema Corte de Justicia estará facultado para expedir acuerdos

generales, a fin de lograr una adecuada distribución entre las Salas de los asuntos

que competa conocer a la Corte, así como remitir a los Tribunales Colegiados de

Circuito, para mayor prontitud en el despacho de los asuntos, aquéllos en los que

hubiera establecido jurisprudencia o los que, conforme a los referidos acuerdos, la

propia Corte determine para una mejor impartición de justicia. Dichos acuerdos

surtirán efectos después de publicados.

La ley fijará los términos en que sea obligatoria la jurisprudencia que establezcan

los Tribunales del Poder Judicial de la Federación y los Plenos de Circuito sobre la

interpretación de la Constitución y normas generales, así como los requisitos para

su interrupción y sustitución.

El artículo 107 fracción XIII se refiere a la jurisprudencia generada por la

contradicción de tesis y señala textualmente que:

Cuando los Tribunales Colegiados de un mismo Circuito sustenten tesis

contradictorias en los juicios de amparo de su competencia, el Fiscal General de la

República, en asuntos en materia penal y procesal penal, así como los relacionados

con el ámbito de sus funciones, los mencionados tribunales y sus integrantes, los

Jueces de Distrito, las partes en los asuntos que los motivaron o el Ejecutivo Federal,

por conducto del Consejero Jurídico del Gobierno, podrán denunciar la contradicción

ante el Pleno del Circuito correspondiente, a fin de que decida la tesis que debe

prevalecer como jurisprudencia.

Cuando los Plenos de Circuito de distintos Circuitos, los Plenos de Circuito en

materia especializada de un mismo Circuito o los Tribunales Colegiados de un

mismo Circuito con diferente especialización sustenten tesis contradictorias al

resolver las contradicciones o los asuntos de su competencia, según corresponda,

los Ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, los mismos Plenos de

Circuito, así como los órganos a que se refiere el párrafo anterior, podrán denunciar

la contradicción ante la Suprema Corte de Justicia, con el objeto de que el Pleno o

la Sala respectiva, decida la tesis que deberá prevalecer.

Es aplicable a la jurisprudencia como legislación reglamentaria principalmente, la

Ley de Amparo (reglamentaria del artículo 103 y 107 de la Carta Magna), la Ley

67

Orgánica del Poder Judicial de la Federación, la Ley Orgánica de los Tribunales

Agrarios, y el Reglamento Interior de los Tribunales Agrarios.

II. Fuentes reales (o materiales)

Se refiere a las circunstancias efectivas, reales –o factores sociales, económicos,

políticos, culturales- que orientan el contenido de las normas jurídicas.

II.1 Fuentes reales en el derecho agrario

Se basa en la situación que impera hoy derivado de la Reforma Agraria. Al respecto

Mendieta y Núñez, opina que de los más de 29 mil ejidos actuales, “en su mayoría,

de parcelas insuficientes y de tierras de mala calidad… se debe a que un crecido

número de ejidatarios no cultivan sus tierras o las alquilan a quienes se dedican a

acapararlas para formas extensiones de explotación costeable. Otros emigran en

busca de trabajo hacia diversas ciudades y regiones del país, o a los Estados

Unidos de América en calidad de braceros…además el crédito agrícola oficial (que

podría ayudar a resolver la cuestión agraria, apenas llega al 10% de los ejidatarios

…y responsables de este desastre son la demagogia, la política militante y la

corrupción”.

III. Fuentes históricas

Las fuentes históricas están constituidas por vestigios y documentos, tales como

murales, artesanías, códices, papiros, libros que contienen el texto de una o más

normas. A lo anterior agregaríamos, también, la experiencia histórica, muy cercana

a la real, pero que está conformada por el efecto directo e indirecto de la aplicación

de la norma en un momento y lugar determinados.

III.1 Fuentes históricas en el derecho agrario

En este apartado se hará referencia a la historia vivida en México y que dio origen

a la Reforma Agraria. Es así que se considera que la principal fuente histórica

–basada en hechos- toma sustento en el problema que experimentó el país; el

latifundismo, entendido como el de la concentración de la riqueza territorial en

68

manos de unos cuantos en detrimento de la mayoría de la población, que tuvo su

origen con la conquista española.

Ruíz Massieu, explica en su obra “Temas de Derecho Agrario Mexicano”,63 que los

españoles que arribaron a América “no eran precisamente lo más representativo de

la sociedad española, sino en el mejor de los casos, aventureros de escaso éxito en

su lugar de origen. Esto explica en parte, los enormes abusos y tropelías que

cometieron en perjuicio de los pobladores de estas tierras.”

En este mismo sentido González Roa, menciona “vinieron precisamente los más

retardados y los más enemigos de las prácticas democráticas a desarrollar el

programa de la metrópoli” y con la opinión de estos dos estudios sobre la base de

los hechos acontecidos durante la conquista se debe de comprender que no fueron

los mejores personajes los que con sus principios e ideas se “civilizó al Nuevo

Mundo”.

Continuando con Ruiz Massieu, quien considera que lo anterior provocó dos

situaciones que afectaron de manera determinante la propiedad territorial. La

primera es que por el servicio de “descubrir América” la Corona pagó a “los

conquistadores” con tierras que además se extendían más allá de lo otorgado sin

que mediara un instrumento administrativo que lo impidiera, y la segunda fue, la

introducción del concepto “propiedad privada o individual” tan ajeno y lejano a la

cotidianeidad del indígena, en función que la tierra pertenecía a la comunidad y el

individuo tenía derecho al usufructo, siempre y cuando cumpliera con los deberes

señalados por la propia comunidad.

63 Consultado en <http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/libro.htm?l=984> disponible el 13 de septiembre de

2015.

69

__________Capítulo IV

La acuacultura y el derecho agrario

Como en todas las actividades –y fundamentalmente en el sector primario-,

son las personas a quienes se les debe dedicar especial atención, justamente

porque muchos de ellos se encuentran en desventaja social, educativa, económica

y de salud y cuya tutela de derechos queda a cargo del Estado.

Según la concepción clásica, todo derecho compete a un sujeto llamado persona;

cuya idea de personalidad es necesaria para dar una base a los derechos y

obligaciones.

Su etimología proviene del vocablo personae que significa: “el que hace ruido” que

toma su origen en el antiguo Roma en el lenguaje teatral que designaba la máscara

que, a manera de yelmo, cubría toda la cabeza del actor.64

Las personas que se dedican a las actividades primarias –que a partir de ahora se

nombrar como sujetos agrarios- se encuentran, en su mayoría, en las zonas rurales

del país, y ello es relevante en virtud de que son comunidades que se encuentran

en situación de mayor vulnerabilidad y desigualdad, y presentan violación de sus

derechos a la vivienda, alimentación, salud, educación, medio ambiente y todos

aquellos agrupados bajo la denominación de derechos económicos, sociales,

culturales y ambientales.65

Catalano et al.66, mencionan que los sujetos agrarios son entes o personas de

derecho privado y en algunas ocasiones de derecho público, cuya actividad es

64 Consultado en:

http://app.vlex.com/#WW/search/content_type:4/clasificacion+de+personas/WW/vid/474937766 disponible

el 7 de noviembre de 2015. 65 Gutiérrez Rivas, R., et al, 2007: “Los derechos sociales y el desarrollo rural”, LX Legislatura, CEDRSSA-

Cámara de Diputados, 250 págs. 66 Catalano, E.F., M.E. Brunella, C.J. García Díaz y L.E. Lucero, 1998: “Lecciones de derecho agrario y de

los recursos naturales”, Argentina, Zavalia.

70

obtener de la naturaleza, a través del ciclo biológico, recursos vivos, animales y

vegetales, para la alimentación o para su transformación por las industrias usuarias.

Son también sujetos agrarios quienes colaboran, asisten o controlan a los actores

directos en éstas actividades. Las relaciones jurídicas de estos sujetos, entre sí o

con relación a los bienes que producen, o sobre los cuales actúan y constituyen la

propiedad agraria en sus distintas formas o manifestaciones, no son diferentes de

las que rigen en el derecho común y, en algunos casos, en el derecho

administrativo, sin perjuicio de algunas notas características que poseen.67

La actividad agraria, además de ser una función económica distinta de la actividad

industrial y comercial -gobernada por el ciclo biológico y dirigida fundamentalmente

a la obtención de seres vivos, animales y vegetales- constituye una forma de vida

de parte importante de la población de los países y se desenvuelve en un ámbito

diferente al de otras actividades del hombre y, tiene connotaciones sociales

distintas, lo cual ha llevado al legislador a dispensarle [en algunos países] un

tratamiento especial, marcadamente protector, porque los bienes que produce no

sólo son esenciales para la supervivencia de la humanidad, sino también porque la

sociedad está interesada en sostener la forma de vida de los principales sujetos

involucrados, a la que se le reconoce muchas ventajas respecto a las

concentraciones urbanas, que han sido una tendencia constante y creciente sobre

todo en lo que va del presente siglo.68

Pasando a los sujetos de derecho en la actividad acuícola, que es uno de los temas

centrales de este estudio, se señala que 6 de cada 10 acuacultores [y pescadores]

viven en situación de pobreza en grado medio, alto y muy alto69 a pesar que en

67 Ibid. 68 Ibid. 69 Santinelli, J.B., 2009: “Indicadores socioeconómicos del sector pesquero y acuícola”, LX Legislatura,

CEDRSSA-Cámara de Diputados, 95 págs.

71

diversas regiones del país la acuacultura [y la pesca] representan “el motor” de

desarrollo y amortiguador del desempleo rural, especialmente del sector agrícola.

En diversos estudios realizados por Instituto Nacional de Pesca además de informes

de la FAO y de investigaciones de la que suscribe; se afirma que los acuacultores

se encuentran en exclusión, provocado por la baja participación de estos en el

diseño de las políticas enfocadas al sector, además de que el marco normativo que

ampara la actividad no es armónico entre las leyes, y mientras la ley de pesca y

acuacultura, afirma –como ya se ha mencionado- que es un asunto de seguridad

nacional, otras, como la Ley de Aguas Nacionales, la Ley Federal de Derechos, la

Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente y la Ley Agraria,

no la consideran como actividad primaria y le otorgan un tratamiento –la mayoría de

ellas- como “otra más” de las actividades industriales, afectando por lo tanto a las

cuotas y permisos que requieren, siendo equiparables a una actividad industrial y,

en los hechos, los acuacultores requieren hasta 24 permisos que deben ser emitidos

por cuatro diferentes dependencias gubernamentales, lo que les obliga, en

ocasiones, a trabajar en la ilegalidad.

Es por ello necesario, que desde el marco normativo se le otorgue certeza jurídica

al acuacultor por diferentes razones; la primera, porque es una actividad primaria

que además está reconocida en la estrategia nacional “Cruzada contra el Hambre”

como una alternativa clave para resolver el problema de desnutrición, y después,

porque desde el derecho, se les está dando a los acuacultores un trato desigual

–con respecto a los otros sujetos agrarios- y se les está relegando a una vida con

carencia, lo cual, es contrario a los derechos humanos tutelados por la constitución

mexicana y ello se traduce en que están siendo excluidos.

Considerando que los acuacultores están en condiciones de exclusión, es prudente

detenerse y explicar el concepto a mayor detalle.

72

Entiéndase a la exclusión social como la incapacidad del individuo de participar en

el funcionamiento básico político, social y económico de la sociedad a la que

pertenece70 o la negación del acceso igualitario a las oportunidades que

determinados grupos de la sociedad imponen a otros.

La exclusión, está tallada en la historia de América latina y es producto de la

explotación colonial de los recursos y habitantes autóctonos, incluidos la trata de

esclavos africanos y el trabajo forzado de los pueblos indígenas y es producto de

décadas y siglos.71

Además, la exclusión social es una “propiedad de la sociedad”, al respecto Cordera

et al,72 opinan “…la pobreza, la exclusión y la desigualdad son los más graves

problemas que enfrentan las sociedades contemporáneas, y dada su complejidad,

el análisis de los mismos, en busca de caminos para su superación, exige adoptar

un enfoque multidimensional.”

En este sentido, Bel Adell73, concibe a la exclusión como “un fenómeno social y una

cuestión política, económicamente mala, socialmente corrosiva y políticamente

explosiva”. Esta misma autora, discute el concepto de exclusión y refiere que el

hablar de ello, no es solo referirse a la pobreza y la desigualdad en la pirámide social

sino, en qué medida se tiene o no un lugar en la sociedad.

La exclusión está presente si existe discriminación racial, sexual o de otra índole, si

los mercados a través de los cuales la gente gana su sustento son discriminatorios,

o si los bienes públicos, que en teoría deberían estar a disposición de todos, se

70 Tsakloglou y Papadopoulos, 2001 en Santinelli, J.B., 2014: “Las configuraciones sistémicas sociales como

una metodología de diagnóstico para la inclusión de pescadores y acuacultores en el marco legal mexicano”,

Tesis de maestría en Soluciones Sistémicas Sociales, Instituto de Estudios Superiores Sowelu, México, 80

págs. 71 Ibid. 72 Cordera, R.; P. Ramírez; A. Ziccardi y colaboradores, 2008: “Pobreza, Desigualdad y Exclusión Social en

la Ciudad del Siglo XXI”. México. Siglo XXI: UNAM, Instituto de Investigaciones Sociales, 438 págs. 73 Bel Adell, C., 2002: “Exclusión Social: origen y características”, Perteneciente al Curso: “Formación

específica en Compensación Educativa e Intercultural para Agentes Educativos”, Facultad de Letras.

Universidad de Murcia. Murcia. 34 págs.

73

encuentran limitados a unos pocos (Organización Internacional del Trabajo, OIT,

1996). Tal condición está indisolublemente vinculada con la desigualdad y se refiere

no sólo a la distribución del ingreso y los activos, sino también a las privaciones

sociales y a la falta de voz y poder en la sociedad.74

Se considera que es una obligación de todos los que conforman la sociedad y las

autoridades y un derecho de los “no incluidos”, el que se realicen acciones que

tengan como resultado la participación de todos los habitantes, en donde las

acciones deben ser reales y dignas, evitando a toda costa lo que Baudrillard,75

menciona referente a incluirlos en la medida que “ellos cumplan el rol que se espera

como excluidos”.

Dentro de los trabajos realizados por este mismo autor, se puede leer la opinión de

Erving Goffman quien afirma; “en muchos de los casos los procesos para incluir son

violentos y devela técnicas de dominación que subyacen en las prácticas de

profesionales y especialistas que intentan resolver los problemas de exclusión,

marginación y transgresión: abogados, jueces, médicos, psicólogos, psiquiatras,

sociólogos, comunicólogos.”

A este proceso Goffman lo nombra como el “buen ajuste” y explica que el

estigmatizado debe integrarse en la sociedad hasta cierto punto, no sólo hasta

donde sus capacidades le permitan adoptar el modelo “normal” de vida, sino

también hasta donde no incomode y no ponga en jaque a la sociedad y así, los

“normales” o responsables, no tendrán que admitir cuán limitada es su discreción y

su tolerancia y no se enfrentarán con la “penosa situación” de verse obligados a

poner en tela de juicio sus propios parámetros de normalidad con base en los cuales

construyen su identidad.

74 Buvinić M., J. Mazza y J. Pungiluppi, 2004: “Inclusión Social y Desarrollo Económico en América Latina”.

Inter-American Development Bank, Alfaomega Colombiana S.A. Colombia, 400 págs. 75 Santinelli, J. B., op. cit., p.n.

74

Con objeto de combatir la naturaleza permanente de la exclusión, es necesario

complementar la protección social y otras medidas diseñadas para ayudar a los

excluidos a corto plazo. Todo ello constituye un desafío, puesto que además, los

grupos socialmente excluidos son invisibles en las estadísticas oficiales (censos y

encuestas gubernamentales).

La problemática ya planteada ha sido experimentada en otros países los cuales han

abordado la situación desde distintas vertientes y por el objeto del presente estudio

se mostrará su tratamiento desde el marco legal.

Para ello se escogieron tres países latinoamericanos con similares condiciones:

Argentina, Perú y Chile, considerando que su experiencia es valiosa y pudiera

resultar orientadora. No obstante, se hará referencia a lo que acontece en la

comunidad europea en el ánimo de hacer un comparativo que podría resultar de

utilidad.

Argentina

En la Ley Federal de Pesca (24.922) se considera a la pesca como una actividad

industrial, mientras que su cultivo, en medios controlados e inducidos por el hombre

“actuando sobre las fuerzas naturales”, constituye un acto agrario, al igual que el

cultivo de granos y la cría de ganado.

Esta declaratoria implica que la acuacultura al igual que las otras actividades del

sector primario, tendrán el mismo tratamiento por tratarse todas de un acto agrario,

como se explicará más adelante.

Chile

La Ley General de Pesca y Acuicultura chilena, reduce en un 75% las deudas por

permisos y concesiones para el caso específico de cultivos de algas. Además

responsabiliza al Estado en la elaboración de estudios técnicos para determinar “las

áreas apropiadas para el ejercicio de la acuicultura, la debida consulta a los

organismos encargados de los usos alternativos de esos terrenos o aguas,

75

considerando especialmente la existencia de recursos hidrobiológicos o de

aptitudes para su producción y la protección del medio ambiente” (quinto párrafo del

artículo 67 de la ley antes mencionada) lo cual favorece el desarrollo de la

acuacultura; hecho que contrasta con lo que sucede en México, ya que atendiendo

a lo señalado en la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente

(LGEEPA) y la Ley Federal de Derechos (LFD), el concepto por “estudios de

impacto ambiental” así como su correspondiente “manifestación de impacto

ambiental” deben ser pagados por el acuacultor, y ambos conceptos, pueden llegar

a costar más de 100 mil pesos, que resulta impagable para un acuacultor rural,

partiendo que en promedio, puede ganar 1,200 pesos al mes.

Por otro lado, el régimen bajo el cual operan los terrenos en donde se ubican

instalaciones acuícolas se definen como “bienes nacionales de uso público” (artículo

67 quater, párrafo primero) lo cual conlleva beneficios económicos y fiscales,

además de la tutela del Estado, por tratarse de producción de alimentos.

En el caso de uso de agua para la acuacultura, está dispuesto que la Dirección

General de Aguas, obligatoriamente deberá “preferir a la persona que acredite la

calidad de acuicultor… salvo aquellas referidas a la obtención de derechos

consuntivos de aguas destinadas a consumo humano” (artículo 68).

Perú

En el caso concreto de Perú, el Estado mediante la publicación de la Ley General

de Acuicultura, declaró: “el desarrollo de la acuicultura sostenible como actividad

económica de interés nacional que coadyuva a la diversificación productiva y la

competitividad, en armonía con la preservación del ambiente, la conservación de la

biodiversidad y la sanidad e inocuidad de los recursos y productos hidrobiológicos,

destacándose su importancia en la obtención de productos de calidad para la

alimentación y la industria, la generación de empleo, de ingresos y de cadenas

productivas, entre otros beneficios”76.

76 Consultado en: http://rnia.produce.gob.pe/index.php?option=com_content&view=article&id=273:ley-

general-de-acuicultura-30082015&catid=22:actividades&Itemid=76 disponible el 8 de noviembre de 2015.

76

Además se da preferencia en el uso del agua –una vez que se han cubierto los

requisitos de impacto- (artículo 27) y los efluentes provenientes de los cultivos, no

son consideradas como residuales, por lo tanto, no requieren de autorización para

su vertido (Artículo 28).

Unión Europea

En su estudio titulado “Restricciones legales y reglamentarias de la acuicultura

europea,77” refieren que a pesar que la producción acuícola mundial, ha crecido en

razón del 8% anual, en países como España, Italia, Reino Unido, Grecia y Francia,

no han tenido un crecimiento similar, sino que por el contrario se ha estancado

desde hace décadas y consideran se debe a:

Los emprendedores tienen problemas para obtener financiación e

inversiones, ya que este sector sigue siendo relativamente desconocido para

los inversores y es difícil captar capitales o préstamos destinados a la puesta

en marcha de proyectos innovadores en un entorno que suele ser de alto

riesgo.

No existe una licencia comunitaria para desarrollar la actividad acuícola, ni

está contemplada en el Derecho comunitario.

Falta de reconocimiento de la acuicultura como usuario de los recursos

hídricos en igualdad de condiciones con otros usuarios.

Desconocimiento del sector acuícola, de manera que se le considera de bajo

nivel como grupo interesado en las actividades acuáticas continentales y

marítimas y/o las autoridades competentes se muestran inseguras o

reticentes a la hora de permitir el acceso a dicha actividad.

Mala percepción en cuanto al impacto ambiental que podría generar la

acuicultura, por lo que se aplica el principio de precaución de forma

desproporcionada.

77 Consultado en: http://www.europarl.europa.eu/RegData/etudes/etudes/join/2009/431568/IPOL-

PECH_ET(2009)431568_ES.pdf disponible el 7 de noviembre de 2015.

77

Competencia por el espacio. La política marítima presenta nuevas

oportunidades para la acuicultura costera y marina, pero ésta política carece

actualmente de directrices claras en este sentido.

Escasa disponibilidad de medicamentos de uso veterinario autorizados para

tratar problemas sanitarios representa un grave problema para el sector

acuícola.

Falta de armonización, incoherencias, incertidumbre y demoras generadas

en los procesos administrativos y reglamentarios debido a la existencia de un

gran número de normas y múltiples organismos administrativos. A menudo

estos organismos tienen competencias solapadas o funciones poco definidas

en lo que respecta a la acuicultura.

Diferencias de administración, regulación y control del cumplimiento entre

autonomías regionales.

Complejidad de los procedimientos administrativos de obtención de

autorizaciones y falta de licencias (los permisos y autorizaciones,

especialmente para nuevas instalaciones, sólo llegan después de

prolongadas y detalladas investigaciones burocráticas).

Excesivas cargas generadas por disposiciones legales y reglamentarias.

Falta de coordinación administrativa o reguladora en el ámbito institucional,

los diferentes regímenes jurídicos y ejecutivos autónomos que generan una

proliferación de normas jurídicas y, por lo tanto, un incremento inherente de

la carga de regulación.

Ordenación costera y marina (la mayoría de las administraciones regionales

cuenta con planes básicos de gestión marina) y el apoyo a normas orgánicas.

Haciendo un análisis sobre las causas que el estudio de la Unión Europea refiere

sobre las limitantes para un adecuado desarrollo de la actividad acuícola, se llega a

la conclusión que es prácticamente la misma situación por la que atraviesa México,

lo que hace necesario se replanté su concepción y se considere la posibilidad de

armonizar –entre otras acciones- el marco legal que ampara a la actividad acuícola.

78

Descripción del marco normativo para la actividad acuícola a partir

de la década de los noventa

Se considera referente la década de los noventa, en razón que fue a partir de

la reforma constitucional de 1992, cuando se abre paso al nuevo derecho agrario

mexicano.

Es ese momento cuando la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal

señalaba dos acciones concretas que eran facultad de la Secretaría de Medio

Ambiente Recursos Naturales y Pesca en materia acuícola:

“Estudiar, proyectar, construir y conservar las obras de infraestructura pesquera y

de acuacultura que requiera el desarrollo del sector pesquero, con la participación

de las autoridades estatales, municipales o de particulares;” (artículo 32, fracción

XXXIII), y

“Realizar directamente y autorizar conforme a la ley, lo referente a acuacultura; así

como establecer viveros, criaderos y reservas de especies acuáticas, con la

participación, en su caso, de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Desarrollo

Rural” (artículo 32, fracción XXXVI).

Como puede observarse, la coordinación de la secretaría se limitaba al proceso de

implementar infraestructura acuícola y autorizar lo relacionado con acuacultura, por

lo que es obvio que la actividad no era notable dentro de la Administración Pública

Federal.

Abonando a lo anteriormente expuesto, se presenta también la abrogada Ley de

Pesca de 1992, que regulaba en materia acuícola en cuatro artículos como a

continuación se lee:

“Promover el desarrollo de la acuacultura en coordinación con otras dependencias

del Ejecutivo Federal, Estatal y Municipal” (artículo 3°, fracción cuarta), y

“Determinar, de acuerdo con las condiciones técnicas y naturales, las zonas de

captura y cultivo, las de reserva en aguas interiores y frentes de playa para la

recolección de postlarvas, crías, semillas y otros estadios biológicos, así como las

épocas y volúmenes a que deberá sujetarse la colecta” (artículo 3°, fracción

séptima).

79

“Para realizar las actividades de captura, extracción y cultivo de los recursos que

regula la presente Ley, se requiere de concesión, permiso o autorización según

corresponda, excepto para la pesca de consumo doméstico que efectúen los

residentes en las riberas y en las costas; la pesca deportivo-recreativa que se realice

desde tierra y la acuacultura que se lleve a cabo en depósitos de agua que no sean

de jurisdicción federal” (artículo cuarto).

“Las concesiones a que se refiere esta Ley, tendrán una duración mínima de cinco

años y máxima de veinte; en el caso de acuacultura, éstas podrán ser hasta por

cincuenta años. Al término del plazo otorgado, las concesiones podrán ser

prorrogadas hasta por plazos equivalentes a los concedidos originalmente” (artículo

sexto).

Es decir, que las facultades de la secretaría eran: promover la acuacultura en

coordinación con los tres órdenes de gobierno, determinar zonas y épocas para

recolectar material biológico y autorizar a través de permisos, autorizaciones y

concesiones, el cultivo de especies acuáticas.

La regulación de la acuacultura en el marco legal actual

Ley Orgánica de la Administración Pública Federal (LOAPF)

En la actualidad, la LOAPF faculta a la Secretaría de Agricultura, Ganadería,

Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA) en su artículo 35, fracción XXI

a “Fomentar la actividad pesquera a través de una entidad pública que tendrá a su

cargo las siguientes atribuciones”.

Cabe destacar que es evidente que la Administración Pública Federal, concibe a la

acuacultura como parte inherente de la pesca, lo cual dista mucho de ser realidad,

puesto que se trata de dos actividades muy diferentes que sólo tienen en común

algunas especies y el mercado, puesto que una es una actividad extractiva cuyo

volumen y condiciones durante la faena de pesca no dependen –en lo absoluto- del

hombre, mientras que la acuacultura, es una actividad de cultivo, en la que el

hombre controla las diferentes variables que involucran al proceso de producción.

80

Entre las atribuciones que señala la LOAPF específicamente para la acuacultura,

se encuentra el de:

“Realizar directamente y autorizar conforme a la ley, lo referente a acuacultura; así

como establecer viveros, criaderos y reservas de especies acuáticas” (inciso a,

artículo 35).

“Estudiar, proyectar, construir y conservar las obras de infraestructura pesquera y

de acuacultura que requiere el desarrollo del sector pesquero, con la participación

de las autoridades estatales, municipales o de particulares” (inciso c, artículo 35).

De ello, se intelige que la LOAPF, abre un abanico de posibilidades para que la

SAGARPA regule en materia acuícola como considere conveniente, sin que defina

con especificidad, la ruta a seguir para fomentar, administrar y ordenar a la actividad

acuícola, y es aquí donde cabe aludir a lo expresado en diferentes foros sobre la

concepción que se tiene de la administración de la SAGARPA por el sector

pesquero y acuícola; que la atención se diluye para el sector, en razón de que en

origen, ha sido una entidad que está enfocada a las actividades agrícolas y

pecuarias y no así a las pesqueras y acuícolas, además de que el órgano encargado

de velar por éstas actividades es una comisión que carece de autonomía,

consecuencia de la figura jurídica (desconcentrado) bajo la cual fue creada.

Ley Agraria (LA)

Como ya se ha comentado, dentro del paquete de reformas legislativas que

presentó el expresidente Carlos Salinas de Gortari [en respuesta a la política-

económica mundial] envío a la Cámara de Diputados la iniciativa de la Ley Agraria,

cuyo objetivo primordial, era el de “promover mayor justicia y libertad,

proporcionando certidumbre jurídica y los instrumentos para brindar justicia

expedita, creando las condiciones para promover una sostenida capitalización de

los procesos productivos, propiciando el establecimiento de formas asociativas

estables y equitativas, y fortaleciendo y protegiendo al ejido y a la comunidad.”

81

En su exposición de motivos78, se resaltan ideas como; “es una reforma para los

propios campesinos… conducida por ellos en los foros realizados en el marco de la

aprobación de la ley, en la que se recogieron las propuestas de 268 organizaciones

resultando una redacción con la claridad y sencillez que exigieron los hombres del

campo”. Además, se aseguraba que eran los propios campesinos quienes

“demandan el cambio y la transformación para mejorar las condiciones de vida de

sus familias”.

En otro orden de ideas, se afirmaba que “la seguridad en la tenencia de la tierra es

base y presupuesto de todos los instrumentos de fomento a las actividades del

sector rural. Sin ella se anulan los esfuerzos de desarrollo. La inseguridad destruye

expectativas, genera resentimiento y cancela potencialidades. Esta iniciativa ofrece

seguridad a ejidatarios, comuneros y pequeños propietarios y la garantiza mediante

un nuevo instrumento de justicia agraria”.

También se mostraba que para el agro lo importante era “lograr que lo agrícola, lo

ganadero, lo forestal, la industria y los servicios presenten un frente común a la

pobreza.”

Como es evidente, en la motivación de esta ley, no se estaba considerando la

actividad acuícola como otra de las actividades primarias y, que también podría

contribuir en disminuir la pobreza –la producción de alimentos, no se menciona-.

Pasando al contenido de la Ley Agraria, se considera que la actividad acuícola

podría verse incluida en algunos artículos de ley, con motivo de su propia redacción,

no obstante, se mostrará al lector cómo en los subsecuentes artículos (y que serían

completamente necesarios, para fomentar, administrar y desarrollar a la acuacultura

continental), no se considera el uso y tenencia de la tierra como una determinante

78 Consultado en: <http://transparencia.senado.gob.mx/historico_respuestas/content/2006/92-

Noviembre/F1168.pdf> disponible el 9 de noviembre de 2015.

82

para la acuacultura debido a que la Ley Agraria, no la cataloga, como otra más de

las actividades agropecuarias.

Uno de los artículos en los que se favorece a la acuacultura, es el cuarto, y al

respecto Gallardo-Zúñiga79, afirma “hoy más que nunca, es importante la

coordinación que pueda establecerse entre las dependencias de los sectores

agrario y agropecuario con los distintos grupos de productores, con el objeto de

contra en lo posible, con los mejores programas que permitan un verdadero

desarrollo rural sustentable”, y fraseando también lo dicho por Rivera Rodríguez80,

“el desarrollo de campo deberá ser integral de manera que aglutine los aspectos

que contribuyen a su desarrollo”, en seguida, se transcribe el artículo:

Artículo 4o.- El Ejecutivo Federal promoverá el desarrollo integral y equitativo del

sector rural mediante el fomento de las actividades productivas y de las acciones

sociales para elevar el bienestar de la población y su participación en la vida

nacional.

Las organizaciones de productores podrán elaborar propuestas de políticas de

desarrollo y fomento al campo, las cuales serán concertadas con el Ejecutivo

Federal para su aplicación.

En el artículo sexto, se percibe que la LA, considera necesario la conjunción de las

dependencias de gobierno en el ánimo de propiciar el desarrollo social del sector

rural. De esta manera establece las bases para ello (canalizar recursos, favorecer

asociaciones, promover la investigación y transferencia tecnológica) y en todo

momento se refiere a productores rurales, por tanto, los acuacultores podrían están

incluidos.

Artículo 6°.- Las dependencias y entidades competentes de la Administración

Pública Federal buscarán establecer las condiciones para canalizar recursos de

inversión y crediticios que permitan la capitalización del campo; fomentar la

conjunción de predios y parcelas en unidades productivas; propiciar todo tipo de

asociaciones con fines productivos entre ejidatarios, comuneros y pequeños

propietarios y cualquiera de éstos entre sí; promover la investigación científica y

técnica y la transferencia de sus resultados entre todos los productores rurales;

apoyar la capacitación, organización y asociación de los productores para

79 Gallardo Zúñiga, R., 2012: “Ley Agraria comentada”, Tercera edición, Editorial Porrúa, México. 254 págs. 80 Rivera Rodríguez, I., op. cit.

83

incrementar la productividad y mejorar la producción, la transformación y la

comercialización; asesorar a los trabajadores rurales; y llevar a cabo las acciones

que propicien el desarrollo social y regionalmente equilibrado del sector rural.

Una de las motivaciones primigenias para la promulgación de la Ley Agraria, fue la

de favorecer la asociación entre sujetos agrarios a través de los ejidos y

comunidades, considerados como una forma de tenencia de la tierra, tutelada por

la propia constitución y, al abrir la posibilidad de someterlas a cualquier contrato

tanto de asociación como de aprovechamiento (contrario a lo que establecía el

artículo 52 de la Ley de Fomento de Reforma Agraria, abrogada y antecedía a la

LA; en donde el ejido y la comunidad tenían las características de inalienable,

imprescriptible e inembargable), se estaría por derecho, fomentado la inclusión de

la actividad acuícola en tierras ejidales.

No obstante, se tiene conocimiento que, hasta el momento, hay escasa actividad

acuícola, porque se ve limitada por el excesivo cobro por el agua y por vertimientos

de aguas -consideradas residuales- por ser la acuacultura percibida como una

actividad industrial, cuando no lo es.

Artículo 45.- Las tierras ejidales podrán ser objeto de cualquier contrato de

asociación o aprovechamiento celebrado por el núcleo de población ejidal, o por los

ejidatarios titulares, según se trate de tierras de uso común o parceladas,

respectivamente. Los contratos que impliquen el uso de tierras ejidales por terceros

tendrán una duración acorde al proyecto productivo correspondiente, no mayor a

treinta años, prorrogables.

Pasando al segundo insumo básico para el desarrollo de la acuacultura; el agua,

puede observarse que existe una contradicción entre el artículo 52 y 53, puesto que

el primero refiere que el aprovechamiento de las aguas ejidales corresponde a los

ejidos, mientras que el siguiente artículo, señala que el uso del agua está a los

dispuesto en la Ley de Aguas Nacionales, que para el caso de la acuacultura, la

considera como una actividad industrial –como ya se ha mencionado- y en tanto los

organismos de cuencas no determine el destino del agua disponible para la

actividad acuícola, su prelación es menor con respecto a las actividades

industriales, por lo que se colige que la LAN considera de mayor importancia la

84

elaboración de muebles, juguetes y pinturas que el cultivo de organismos para

consumo humano.

Cabe destacar que la LAN establece dos prioridades; consumo humano y

agricultura, cuyo costo puede ser alrededor de 11 centavos por litro, pues lo único

que se paga es el costo de operación por consumo que es cercano al 30% de su

valor real81 y es por el valor de la electricidad requerida para el bombeo.

Por ello, el costo en efectivo para el agricultor mexicano por el consumo del agua

es muy bajo. A continuación, los artículos en comento:

Artículo 52.- El uso o aprovechamiento de las aguas ejidales corresponde a los

propios ejidos y a los ejidatarios, según se trate de tierras comunes o parceladas.

Artículo 53.- La distribución, servidumbres de uso y de paso, mantenimiento,

contribuciones, tarifas, transmisiones de derechos y demás aspectos relativos al uso

de volúmenes de agua de los ejidos estarán regidas por lo dispuesto en las leyes y

normatividad de la materia.

Artículo 54.- Los núcleos de población ejidal beneficiados con aguas

correspondientes a distritos de riego u otros sistemas de abastecimiento están

obligados a cubrir las tarifas aplicables.

Artículo 55.- Los aguajes comprendidos dentro de las tierras ejidales, siempre que

no hayan sido legalmente asignados individualmente, serán de uso común y su

aprovechamiento se hará conforme lo disponga el reglamento interno del ejido o, en

su defecto, de acuerdo con la costumbre de cada ejido, siempre y cuando no se

contravenga la ley y normatividad de la materia.

En la sección tercera de la LA, en el artículo 56, se establece que es la asamblea

de cada ejido, quien podrá determinar el destino de las tierras que no estén

formalmente parceladas, mientras que el artículo 73 refiere a que las tierras ejidales

de uso común, serán las que “constituyen el sustento económico de la vida en

comunidad del ejido y están conformadas por aquellas tierras que no hubieren sido

especialmente reservadas por la asamblea para el asentamiento del núcleo de

81 Consultado en: <http://imco.org.mx/wp-

content/uploads/2009/3/asignacion_del_recurso_agua_en_mexico.pdf> disponible el 9 de noviembre de 2015.

85

población, ni sean tierras parceladas” por lo que se considera que lo señalado en

estos dos artículos, podría ser la base para el desarrollo de la actividad acuícola en

tierras ejidales, siendo, quizá una de sus limitantes, la disponibilidad del agua,

cuando ésta –como ya se ha discutido- debe sujetarse a lo señalado en la Ley de

Aguas Nacionales y es la acuacultura una actividad considerada como industrial,

así que de nada sirve tener la tierra, sino se tiene el principal insumo: el agua.

Ahora bien, las tierras ejidales pueden ser enajenadas a terceros (artículo 83) y

establecerse –cuidando de no pasar los límites que marca la constitución- la

propiedad privada para el desarrollo de la acuacultura por particulares.

Artículo 83.- ...

La enajenación a terceros no ejidatarios tampoco implica que el enajenante pierda

su calidad de ejidatario, a menos que no conserve derechos sobre otra parcela ejidal

o sobre tierras de uso común, en cuyo caso el comisariado ejidal deberá notificar la

separación del ejidatario al Registro Agrario Nacional, el cual efectuará las

cancelaciones correspondientes.

En el caso de las tierras comunales, el desarrollo de la actividad acuícola puede

sustentarse en el artículo 100 que señala que es “la comunidad quien determinará

uso de sus tierras, su división en distintas porciones según distintas finalidades y la

organización para el aprovechamiento de sus bienes” además los sujetos agrarios

se ven aún más favorecidos por este mismo artículo cuando pueden constituirse en

“sociedades civiles o mercantiles asociarse con terceros, encargar la administración

o ceder temporalmente el uso y disfrute de sus bienes para su mejor

aprovechamiento.”

Pasando al artículo 110 de la ley, se encuentra la figura “Asociaciones Rurales de

Interés Colectivo”, las cuales podrán constituirse por “dos o más ejidos,

comunidades, uniones de ejidos o comunidades, sociedades de producción rural, o

uniones de sociedades de producción rural” a lo cual Gallardo Zúñiga, califica como

“figura superior” en razón que en ella, pueden participar cualquiera de las formas

participativas previstas en la ley, y su objeto –como lo establece su párrafo segundo-

86

es el de integrar “recursos humanos, naturales, técnicos y financieros para el

establecimiento de industrias, aprovechamientos, sistemas de comercialización y

cualesquiera otras actividades económicas” esta última frase, es en donde puede

sustentarse la inclusión de la actividad acuícola en dichas asociaciones.

En el título quinto, “De la pequeña propiedad individual de tierras agrícolas,

ganaderas y forestales” en el artículo 116, se ofrece la definición de tierras agrícolas:

“suelos utilizados para el cultivo de vegetales” (fracción I), tierras ganaderas: “suelos

utilizados para la reproducción y cría de animales mediante el uso de su vegetación,

sea ésta natural o inducida” (fracción II) y tierras forestales: “suelos utilizados para

el manejo productivo de bosques o selvas” (fracción III) y, como puede observarse

la ley no considera a la acuacultura como una actividad que también requiere de un

suelo para llevarse a cabo y por lo tanto, se define que la Ley Agraria no considera

a dicha actividad como otra más del sector primario, constituyendo con esto una

laguna jurídica.

En suma a lo anterior, el artículo 117 refiere como pequeña propiedad agrícola a “la

superficie de tierras agrícolas de riego o humedad de primera que no exceda los

siguientes límites o sus equivalentes en otras clases de tierras” además detalla la

superficie y los distintos cultivos:

I. 100 hectáreas si se destina a cultivos distintos a los señalados en las fracciones

II y III de este artículo;

II. 150 hectáreas si se destina al cultivo de algodón;

III. 300 hectáreas si se destina al cultivo de plátano, caña de azúcar, café,

henequén, hule, palma, vid, olivo, quina, vainilla, cacao, agave, nopal o árboles

frutales.

En el artículo 119 se señala a la pequeña propiedad forestal: “la superficie de tierras

forestales de cualquier clase que no exceda de 800 hectáreas” y la propiedad

ganadera, en el artículo 120, la define como: “la superficie de tierras ganaderas que,

de acuerdo con el coeficiente de agostadero ponderado de la región de que se trate

no exceda de la necesaria para mantener hasta quinientas cabezas de ganado

mayor o su equivalente en ganado menor”, pero como puede observarse, tampoco

87

considera a la producción de pescado como uno de los cultivos relevantes dentro

del agro mexicano, lo cual sin duda, es otra omisión en la ley que requiere atención,

cuando el pescado es uno de los alimentos considerados como “productos básicos

y estratégicos” dentro de la Ley de Desarrollo Rural Sustentable (artículo 179, inciso

XI).

Ley General de Pesca y Acuacultura Sustentables (LGPAS)

La iniciativa de la ley, fue presentada en diciembre de 2004. Entre sus motivaciones

resalta, “el disminuir la fuerte presión que hay hacia los recursos pesqueros” y, se

destacaba que -en este sentido- la acuacultura, “ha cobrado una importancia

particular, pues en los últimos años se ha convertido en una alternativa viable, para

revertir los procesos de sobreexplotación pesquera. Es una actividad que ofrece

desarrollo económico y progreso para las personas del medio rural; además se

suma a incrementar la producción pesquera y la oferta de alimentos nutritivos y

económicamente accesibles para la población, representando por ello un eficaz

motor para la promoción del desarrollo regional y nacional.”

La LGPAS, tiene como objetivo; “definir principios para el fomento, administración,

regulación, ordenamiento e inspección y vigilancia en la acuacultura; promover el

mejoramiento de la calidad de vida a través de programas, otorgar permisos y

concesiones, dictar medidas de sanidad e inocuidad de los productos, establecer

infracciones y sanciones; proponer mecanismos para garantizar que la acuacultura

se enfoque en la producción de alimentos y, establecer las bases y los mecanismos

de coordinación entre las autoridades de la federación, las entidades federativas y

los municipios, para el mejor cumplimiento del objeto de esta Ley.”

Cuenta con un título dedicado expresamente a la acuacultura, que contiene los

objetivos en materia acuícola; la planeación para el desarrollo; el ordenamiento

acuícola; la Carta Nacional Acuícola; los instrumentos de manejo para la

acuacultura; la administración de la acuacultura que abarca su régimen de

concesiones y permisos, sanidad, inocuidad y calidad, y medidas sanitarias.

88

Pero, aunque es objetivo de la LGPAS, “Establecer las bases y los mecanismos de

coordinación entre las autoridades de la Federación, las entidades federativas y los

municipios, para el mejor cumplimiento del objeto de esta Ley”, no considera a la

secretaría encargada de la regulación de la propiedad y tenencia de la tierra (que

hoy corresponde a la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano,

SEDATU) por lo que las omisiones sobre el tema, también se encuentran en la

propia LGPAS, lo que también constituye una laguna legal inconveniente para el

desarrollo óptimo de la acuacultura en México.

Consideraciones

Las inconsistencias que se han detectado en las leyes, podrían estabilizarse

con un marco normativo que las incluyera a todas las que se enfocan al sector

agropecuario. En este sentido la SAGARPA, había anunciado; “Antes de que

concluya el año, el sector primario nacional contará con un Código Jurídico Único

Agroalimentario que por primera vez integrará todos los ordenamientos,

reglamentos y leyes agrícolas, pecuarias y pesqueras del país”, así lo declaró el

entonces titular de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca

y Alimentación, Enrique Martínez y Martínez. Además apuntó; “la reforma para la

transformación del campo estará completamente terminada en julio, aunque se

presentará al Congreso de la Unión hasta el mes de septiembre para su análisis”.

Sin embargo, esta propuesta no prosperó –se desconoce la razón- a pesar de que

el Código fue realizado -y entregado- por el Instituto de Investigaciones Jurídicas de

la UNAM, a cargo de la doctora en derecho Carmen Carmona Lara.

Ahora bien, se considera que algunas reformas a las leyes secundarias podrían

hacerse tomando en cuenta por ejemplo, que es necesario un análisis profundo a

las leyes y buscando la armonía entre ellas.

89

Comentario final

La acuacultura (incluida la pesca) son actividades que pertenecen al sector

primario, y están reconocidas como un asunto de seguridad nacional y prioritario en

el quehacer político, además que en la Cruzada Nacional contra el Hambre, son

consideradas como estratégicas para disminuir el hambre.

Cabe destacar que de las pesquerías comerciales que se practican en México, el

70% se encuentran en su límite de Rendimiento Máximo Sostenible82 o muy cerca

de alcanzarlo, lo que se significa que no se puede incrementar la pesca silvestre y,

por lo tanto, es la acuacultura83 la única alternativa para obtener alimentos de origen

acuático y con ello poder abonar en dar cumplimiento al derecho fundamental a la

alimentación, señalado en el artículo cuarto constitucional que establece: “Toda

persona tiene derecho a la alimentación nutritiva, suficiente y de calidad. El Estado

lo garantizará.”

Para que el Estado esté en condiciones de garantizarlo, es conveniente que exista

una serie de cambios que permitan construir el andamiaje necesario. Es por ello

que la Dirección de Estudios sobre Soberanía Alimentaria y Nueva Ruralidad, se ha

dado a la tarea de hacer un análisis de los instrumentos legales que los acuacultores

tienen para poder facilitar su tarea.

Desafortunadamente, se observa que existen vacíos legales y desvinculación en la

Ley Agraria y la Ley General de Pesca y Acuacultura Sustentables, en materia de

tenencia y uso de la tierra –principal insumo para llevar a cabo la actividad acuícola-

lo que se traduce en la falta de certeza jurídica para los productores acuícolas, que

les conduce a cesar su labor, trabajar sin reportarlo o disminuir su producción, lo

cual, de ninguna manera favorece a la política alimentaria actual, que es la base del

82 Se refiere a la captura máxima permisible que una población acuática puede soportar, antes de poner en riesgo

su población por no tener la capacidad natural de regenerarse. 83 Además, la acuacultura moderna representa un importante avance y una gran oportunidad en la producción

de alimentos acuáticos y ha sido el sector de mayor crecimiento en cualquier ámbito de la producción

alimentaria durante varios años, con una tasa media de crecimiento mundial del 6 % al 8 % anual.

90

derecho a la alimentación; ahora exigible por la población y que podría ser

demandado cuando se incumpla, por lo que el Estado está obligado a diseñar los

instrumentos necesarios para garantizarlo.

91

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93

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