La alternativa pedagógica de Gramsci

1
La alternativa pedagógica Antonio Gramsci es uno de los pensadores marxistas convertidos en clásicos con el paso del tiempo. Fue militante primero del partido socialista y después del comunista. Debe plantearse una cultura socialista con claros objetivos socialistas, como impedir que la cultura sea un privilegio de las clases dominantes pero también “hay que deshabituarse y dejar de concebir la cultura como ser enciclopédico, en el que tan solo se ve al hombre bajo la forma de recipiente que hay que llenar y atiborrar de datos empíricos, de hechos mortificantes y sin hilvanar que él podrá después encasillar en su cerebro como en las columnas de un diccionario para después responder. En cada ocasión, a los distintos estímulos del mundo externo. Esta forma de cultura es verdaderamente perjudicial sobre todo para el proletariado. Solo sirve para crear marginados, gente que cree ser superior al resto de la humanidad porque ha amasado en la memoria una cierta cantidad de datos y de fechas, que “desembucha” en cada ocasión para hacer con ello una barrera entre ellos y los demás”. La cultura que propugna Gramsci debe ser fundamentada sobre igualdad de los hombres y debe ser el fundamento de la futura república democrática socialista y en su libro La alternativa pedagógica comenta que “la escuela es un privilegio. Y no queremos que sea así. Todos los jóvenes deberían ser iguales ante la cultura. El Estado no debe pagar con el dinero de todos la enseñanza para los mediocres y deficientes, hijos de acomodados, mientras excluye de la misma a los inteligentes y capaces, hijos de proletariados. El proletariado, que está excluido de los centros de enseñanza media y superior por las actuales condiciones de la sociedad que determinan una cierta especialización de los seres humanos, innatural, porque no se basa en las distintas capacidad, y por tanto destructora y contaminadora de la producción, debe revertirse a las escuelas colaterales: técnicas y profesionales”. Según Gramsci, toda clase se crea para elaborar una conciencia de sí y para imponerla a las clases subalternas. Cada grupo social, al nacer sobre el terreno originario de una función esencial en el mundo de la producción económica, se crea varias castas de intelectuales que le dan homogeneidad y conciencia de funciones económicas, sociales y políticas. Pero cada grupo social "esencial" ha encontrado categorías intelectuales (eclesiásticos) preexistentes y que aparecían como representantes de una continuidad histórica ininterrumpida hasta con los más complicados y radicales cambios de las formas sociales y políticas. Todos los hombres son intelectuales, podría decirse por tanto; mas no todos los hombres tienen en la sociedad la función de intelectuales. Cuando se distingue entre intelectuales y no-intelectuales, en realidad nos referimos tan solo a la inmediata función social de la categoría profesional de los intelectuales, es decir, nos atenemos a la actividad específica profesional. Si puede hablarse de intelectuales, no puede hacerse de lis no-intelectuales porque no existen. Se muestra contrario en la educación al liberalismo, es decir, para él la “espontaneidad” es una involución: se imagina que el cerebro del niño es como un ovillo que el maestro ayuda a desovillar. En realidad, cada generación ayuda a la nueva generación, es decir, la forma, y la educación es una lucha contra los instintos ligados a las funciones biológicas elementales, una lucha contra la naturaleza, para dominarla y crear al hombre “actual” a su época. No se tiene en cuenta que el niño, desde el momento que empieza a “ver y a tocar”, tal vez a parti r de unos pocos días de su nacimiento, acumula sensaciones e imágenes, que se multiplican y se hacen complejas con el aprendizaje del lenguaje. La “espontaneidad”, si se analiza, se hace cada vez más problemática. Pero también es contrario al autoritarismo y defiende la posición intermedia entre la disciplina rígida y el espontaneísmo. Para Gramsci, el papel del maestro es fundamental, pero no como el que enseña en la escuela como representante de la conciencia crítica de la sociedad que asume el papel de mediador entre la sociedad general y la comunidad educativa. El maestro adquiere el papel del dirigente, de intelectual que deberá ser formado para ello.

description

 

Transcript of La alternativa pedagógica de Gramsci

Page 1: La alternativa pedagógica de Gramsci

La alternativa pedagógica

Antonio Gramsci es uno de los pensadores marxistas convertidos en clásicos con el paso del tiempo. Fue militante primero del partido socialista y después del comunista.

Debe plantearse una cultura socialista con claros objetivos socialistas, como impedir que la cultura sea un privilegio de las clases dominantes pero también “hay que deshabituarse y dejar de concebir la cultura como ser enciclopédico, en el que tan solo se ve al hombre bajo la forma de recipiente que hay que llenar y atiborrar de datos empíricos, de hechos mortificantes y sin hilvanar que él podrá después encasillar en su cerebro como en las columnas de un diccionario para después responder. En cada ocasión, a los distintos estímulos del mundo externo. Esta forma de cultura es verdaderamente perjudicial sobre todo para el proletariado. Solo sirve para crear marginados, gente que cree ser superior al resto de la humanidad porque ha amasado en la memoria una cierta cantidad de datos y de fechas, que “desembucha” en cada ocasión para hacer con ello una barrera entre ellos y los demás”.

La cultura que propugna Gramsci debe ser fundamentada sobre igualdad de los hombres y debe ser el fundamento de la futura república democrática socialista y en su libro La alternativa pedagógica comenta que “la escuela es un privilegio. Y no queremos que sea así. Todos los jóvenes deberían ser iguales ante la cultura. El Estado no debe pagar con el dinero de todos la enseñanza para los mediocres y deficientes, hijos de acomodados, mientras excluye de la misma a los inteligentes y capaces, hijos de proletariados. El proletariado, que está excluido de los centros de enseñanza media y superior por las actuales condiciones de la sociedad que determinan una cierta especialización de los seres humanos, innatural, porque no se basa en las distintas capacidad, y por tanto destructora y contaminadora de la producción, debe revertirse a las escuelas colaterales: técnicas y profesionales”.

Según Gramsci, toda clase se crea para elaborar una conciencia de sí y para imponerla a las clases subalternas. Cada grupo social, al nacer sobre el terreno originario de una función esencial en el mundo de la producción económica, se crea varias castas de intelectuales que le dan homogeneidad y conciencia de funciones económicas, sociales y políticas. Pero cada grupo social "esencial" ha encontrado categorías intelectuales (eclesiásticos) preexistentes y que aparecían como representantes de una continuidad histórica ininterrumpida hasta con los más complicados y radicales cambios de las formas sociales y políticas. Todos los hombres son intelectuales, podría decirse por tanto; mas no todos los hombres tienen en la sociedad la función de intelectuales. Cuando se distingue entre intelectuales y no-intelectuales, en realidad nos referimos tan solo a la inmediata función social de la categoría profesional de los intelectuales, es decir, nos atenemos a la actividad específica profesional. Si puede hablarse de intelectuales, no puede hacerse de lis no-intelectuales porque no existen.

Se muestra contrario en la educación al liberalismo, es decir, para él la “espontaneidad” es una involución: se imagina que el cerebro del niño es como un ovillo que el maestro ayuda a desovillar. En realidad, cada generación ayuda a la nueva generación, es decir, la forma, y la educación es una lucha contra los instintos ligados a las funciones biológicas elementales, una lucha contra la naturaleza, para dominarla y crear al hombre “actual” a su época. No se tiene en cuenta que el niño, desde el momento que empieza a “ver y a tocar”, tal vez a partir de unos pocos días de su nacimiento, acumula sensaciones e imágenes, que se multiplican y se hacen complejas con el aprendizaje del lenguaje. La “espontaneidad”, si se analiza, se hace cada vez más problemática. Pero también es contrario al autoritarismo y defiende la posición intermedia entre la disciplina rígida y el espontaneísmo.

Para Gramsci, el papel del maestro es fundamental, pero no como el que enseña en la escuela como representante de la conciencia crítica de la sociedad que asume el papel de mediador entre la sociedad general y la comunidad educativa. El maestro adquiere el papel del dirigente, de intelectual que deberá ser formado para ello.