La América Colonial 1492-1763 - Capitulo 2- 3 y 5

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La Amrtca Colonial1492-1763Politica y SociedadPedro Perez HerreroCapitulo 2Los primeros experimentos antillanos 1492-15202.1. IntroduccinLa sociedad que se form en las Antillas desde 1492, ao de la llegada de Cristbal Coln a la regin, hasta comienzos de la dcada de 1520, momento en el que se inici la conquista del continente, tuvo unas caractersticas especiales. Fue una poca de experimentacin en la que se fueron ensayando distintos tipos de organizacin socio-poltica y econmica. Fue una etapa que hered los planteamientos de las sociedades seoriales de finales del siglo XV. El sistema monrquico todava no haba alcanzado un alto nivel de centralizacin, por lo que los grupos de poder locales mantenan un importante nivel de autonoma. En algunos casos, los seores de vasallos (nobles o no) dominaban las relaciones de poder basadas en la existencia de redes personales de tipo clientelar. En otros, los pueblos a travs de sus municipios haban logrado mantener un cierto nivel de autogobierno. La organizacin de la sociedad de la poca antillana fue un reflejo de estas tensiones, teniendo en cuenta que en el ejemplo americano la nobleza castellana estuvo desde un principio ausente. Cada colono que lleg a las costas americanas tena una idea distinta de cmo organizar la nueva sociedad. De cada experiencia se fue extrayendo una leccin positiva (qu es lo que se poda lograr) y otra negativa (qu es lo que no se deba pretender). Cada colectivo extrajo sus propias conclusiones. El modelo de colonizacin se fue as construyendo lentamente como resultado de una experiencia vivida y compartida. Fue el resultado de la combinacin cruzada de los intereses de cada uno de los actores existentes.Hay que subrayar que no hubo un plan de colonizacin premeditado por ninguna de las partes, sino que se lleg al mismo como resultado de diferentes tropiezos. Tampoco se debe pensar que una vez que comenz a funcionar el modelo de colonizacin ste permaneciera inmutable en el tiempo. Cada poca encontr la solucin mejor al modelo de colonizacin en funcin del cruce de las distintas variables existentes. En consecuencia, es complicado extrapolar a otras pocas el comportamiento de cada uno de los grupos, ya que no se puede entender su accin sino es en relacin al resto de las fuerzas. Finalmente, hay que subrayar que en el caso de la experiencia de la primera poca antillana se dieron diferencias entre las distintas islas entre s e incluso regionalmente dentro de las grandes antillas, pero hay que advertir que en ningn caso llegaron stas a ser tan importantes como cuando se conquist el continente.En suma, es necesario presentar cada experiencia y sus resultados desde la ptica de los distintos actores. Para ello, se comenzar explicando los distintos modelos comerciales que trat de implementar el mismo Cristbal Coln; se pasar despus a analizar la experiencia de los colonos que llegaron a las islas con la intencin de obtener beneficios econmicos y sociales; y posteriormente se analizar de qu forma la Corona fue tratando de imponer su modelo en funcin de sus necesidades y de los compromisos sociales y polticos que haba adquirido con la iniciativa privada, la Iglesia y las comunidades originarias americanas.2.2. El modelo colombinoLa sociedad americana segn el plan original del propio Cristbal Coln deba estar basada en el modelo de la factora comercial. Se trataba de una forma de organizacin de los territorios que haban desarrollado con xito tanto los comerciantes portugueses, como los genoveses, catalanes y castellanos. Estos ltimos, por cuestiones geogrficas y por el mismo proceso de la reconquista en suelo peninsular, haban adquirido una experiencia menor en la gestin de los asuntos coloniales. No fue casual, por tanto, que fuera un mercader como Cristbal Coln, con fuertes conexiones con las experiencias de los comerciantes genoveses y portugueses, el que fuera el encargado de idear el primer modelo de colonizacin para el continente americano.Cristbal Coln estaba familiarizado con el funcionamiento del sistema de las factoras comerciales como resultado de sus experiencias como mercader al servicio de compaas genovesas y portuguesas. El plan original que Coln trat de impulsar en la isla Espaola desde su primer viaje era una copia con algunos pequeos retoques del modelo que los portugueses haban desarrollado en las costas africanas (feitoras). En esencia, se trataba de una empresa mercantil que tena la finalidad de adquirir mercancas para redistribuirlas posteriormente en los mercados del Viejo Mundo. La infraestructura necesaria en la factora era mnima: un puerto, una lonja y un par de pequeos edificios administrativos. Era un asentamiento estable que no reclamaba de una gran inversin inicial, ni de un proceso de colonizacin complejo, ya que los productos exportados por la factora se adquiran por intercambio (rescates), en vez de ser producidos directamente por los colonos. Los barcos de la empresa conectaban el puerto colonial con la matriz metropolitana, desde donde eran comercializados al resto de las plazas mercantiles los productos procedentes de la factora comercial. El nico requisito de las factoras comerciales era que la empresa tena que estar basada en la comercializacin de mercancas de alto valor y escaso volumen (metales preciosos, especies y esclavos) para abaratar los elevados costes derivados del intercambio (grandes distancias, transporte lento e inseguro, largos plazos de inmovilizacin de los capitales, seguros martimos altos). El riesgo comercial de tales prcticas no era elevado. Los mercaderes saban bien que si podan controlar a travs de mecanismos monoplicos la demanda y se garantizaba el suministro tambin en rgimen de monopolio de las mercancas procedentes de plazas lejanas el negocio marchara adecuadamente sin excesivos quebraderos de cabeza. Teniendo controlada la demanda se poda jugar con una elevacin del precio de las mercancas importadas de las factoras comerciales para que el negocio se hiciera rentable.Cristbal Coln en un comienzo busc desesperadamente que las especias se convirtieran en la mercanca principal de la factora. El clavo, la canela y la pimienta eran productos en creciente demanda por los consumidores del Viejo Mundo debido a la necesidad que haba de conservacin de los alimentos. El crecimiento demogrfico de finales del siglo XV hizo aumentar la demanda, ante la ausencia de cmaras frigorficas, de aquellos productos que ayudaran a conservar las carnes o al menos a camuflar su mal olor cuando comenzara su descomposicin. Coln puso todo su empeo en buscar dnde se producan las tan ansiadas especias ya que crea que haba llegado al continente asitico, lugar de donde procedan la mayora de las especias que se consuman en las plazas europeos.Sin embargo, cuando Coln comprob que las especias no se encontraban en las islas a las que haba llegado (segn el descubridor, antemural del continente asitico) de forma masiva y natural como se requera, con la habilidad y agilidad del hombre de negocios decidi probar con otra mercanca cuya demanda tambin era alta en el Viejo Mundo. La alternativa fue el oro. Las plazas europeas tenan una balanza comercial deficitaria con los mercados asiticos. Europa importaba telas de algodn, objetos suntuarios y sobre todo especias de Asia y a cambio exportaba algunas manufacturas y fundamentalmente metales preciosos. Lo que estaba sucediendo a finales del siglo XV era que ante la aceleracin del trfico entre Asia y Europa se dio una sangra de metales preciosos que hizo que stos subieran rpidamente de precio. Cuando Coln comprob que los "indios" (denominados as por considerar que se haba arribado al Cipango y el Catay) intercambiaban objetos de oro crey encontrar la solucin al negocio de la factora comercial (Gil, 1995; Lucena Giraldo, 2001; Prez de Tudela, 1955b).Segn el plan ideal colombino los "indios" ofreceran cargas de oro a cambio de baratijas a los empleados a sueldo de la compaa comercial establecida por l, quienes cumpliran con su trabajo acumulando las cantidades de metales requeridas para ser despachadas a la sede central de la factora en la metrpoli. Con la finalidad de reducir los costos de transaccin Coln plane desde una perspectiva empresarial que los empleados deban aprovechar sus ratos libres para cultivar la tierra y as ayudar a reducir las remisiones de comida desde la metrpoli. Los rescates (intercambio de metales preciosos por productos importados de bajo costo y alta vistosidad que atrajera a los "indios") eran el mecanismo central del negocio de la factora comercial. De esta forma los empleados de la compaa se comportaran como intermediarios entre la empresa y los "indios". As haban funcionado exitosamente las feitoras portuguesas en el continente africano y as operaran las compaas francesas en el comercio de pieles con las comunidades de iraqueses y algonquinos durante el siglo XVII en los territorios que despus se convertiran en Canad. No era por tanto ningn modelo de explotacin novedoso.Si la concepcin del primer plan colombino fue clara, su realizacin por el contrario fue problemtica. Los "indios" no facilitaron la cantidad de oro esperada. Segn las estimaciones realizadas, el oro remitido a la Pennsula no debi de sobrepasar los 30.000 ducados durante los primeros meses, lo cual significaba una cantidad bastante ms baja de lo planeado, ponindose con ello en entredicho la productividad y por tanto viabilidad de la factora. No hay que olvidar tampoco que Coln haba recibido importantes apoyos financieros para la realizacin de sus primeros viajes que tena que saldar. A su vez, los empleados de la compaa no solamente no trabajaron en los campos para abaratar los costos, sino que viendo la posibilidad de aumentar sus ganancias a travs de la participacin en el negocio en vez de recibir un salario fijo comenzaron a enfrentarse a los directivos de la empresa. Al poco tiempo las tensiones se propagaron por doquier pues cada uno quera subir su cuota de participacin a costa de la del compaero (Cspedes, 1974; Fox, 1940; Piqueras, 1988).Ante el fracaso del primer modelo de explotacin de las tierras recin descubiertas, Coln nuevamente ide otra alternativa que diera rentabilidad a la empresa americana. Una vez ms el modelo fue una copia de prcticas existentes en la poca. Si las especies y el oro no haban funcionado correctamente pens que tal vez la mano de obra y los tintes podan convertirse en la llave del negocio del Nuevo Mundo. Los portugueses llevaban realizando con bastante xito desde haca dcadas el transporte de esclavos y tintes de las costas africanas a las plazas comerciales de las pennsulas Ibrica e Italiana. Se trataba de dos mercancas cotizadas. Los centros manufactureros del Viejo Mundo requeran de cantidades crecientes de tintes ante el aumento de la demanda de telas como resultado del crecimiento demogrfico y de la expansin de la monetizacin de las economas. A su vez la nobleza y los empresarios nacientes requeran de abundante mano de obra barata. En aquellos momentos el problema no estaba en la ausencia de mano de obra, ya que se estaba en una poca de clara recuperacin demogrfica, sino en las relaciones sociales existentes. La nobleza quera preservar sus relaciones de vasallaje y los campesinos y los trabajadores urbanos luchaban denodadamente para aumentar su independencia. Los salarios de los trabajadores agrcolas eran miserables, mientras que los trabajadores urbanos reciban unas rentas superiores. Es verdad que los primeros obtenan adems del salario otros beneficios (tierras para cultivo, aperos, casas, gajes, etc.). Independientemente de cual fuera la relacin de capacidad adquisitiva de unos y otros, el problema se produjo cuando se comprob que en virtud de los lazos de vasallaje existentes en el campo no se poda dar la movilidad natural esperable y deseable del sector agrario al urbano. En consecuencia, los salarios urbanos subieron ante la escasez relativa de mano de obra. La mano de obra esclava se present as como la solucin del problema laboral en algunos sectores, ya que adems de ayudar a abaratar los costos, posibilitaba mantener inalteradas las relaciones sociales existentes. La esclavitud permita que no fuera necesario remodelar la estructura social. Fue as como en el sector domstico, las haciendas ms productivas que necesitaban una mano de obra intensiva en los momentos de mayor actividad (cosechas) y los centros manufactureros encontraron en los esclavos la solucin a sus problemas. Los esclavos exigan una alta inversin inicial, pero posibilitaban a sus compradores no slo mantener inalterado sino aumentar incluso su prestigio social (Wallerstein, 1979).La conversin de la poblacin aborigen americana en mano de obra esclava no deba en principio ser considerada como una prctica extravagante desde la ptica del Viejo Mundo de finales del siglo XV y comienzos del siglo XVI, ya que segn las costumbres de la poca (herederas del derecho romano) los pueblos caracterizados de infieles podan esclavizarse si eran aprendidos en guerra justa. No hay que olvidar que el motor del sistema econmico del imperio romano se haba basado en la esclavitud (por ello necesitaba de continuas guerras expansionistas). En consecuencia, lo que tena que demostrar Coln es que los "indios" (poblaciones originarias americanas) que haba apresado para venderlos como esclavos eran infieles que haban sido capturados en condiciones de guerra justa. Ninguno de los requisitos plante en un principio muchos problemas para su resolucin, por lo que Coln comenz a remitir esclavos y algunos productos tintoreros a los puertos andaluces (Fernndez Mndez, 1976).Sin embargo, de nuevo rpidamente Coln se tuvo que enfrentar con nuevas dificultades. Informada la reina Isabel de que el negocio indiano haba comenzado a basarse en la trata de esclavos, orden la supresin inmediata del trfico. A menudo se ha descrito la reaccin de la reina como resultado de sus sentimientos de proteccin a "sus pobres indios". Sin dudar de los sentimientos humanos de la reina, hay que mencionar que Isabel I era consciente de que la trata de esclavos pona en entredicho el control monoplico que la corona de Castilla haba adquirido sobre los territorios del Nuevo Mundo en virtud de las bulas concedidas por el Papa Alejandro VI (1493). El Papa (de la familia Borja y por tanto de la Corona de Aragn) haba otorgado a Isabel y Fernando el monopolio de la conquista y colonizacin de las tierras del Nuevo Mundo a cambio del compromiso de evangelizar a sus habitantes. Las bulas concedieron a Fernando e Isabel (en tanto que reyes de Aragn y Castilla) los territorios existentes a 100 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde; y el tratado de Tordesillas (1494) firmado entre las Coronas de Castilla y Portugal estipul que el meridiano imaginario que dividira en el futuro las zonas de influencia entre Castilla-Aragn y Portugal se situara a 370 leguas al oeste de las mismas islas. Las 270 leguas que ganaba la corona de Portugal legitimara posteriormente la presencia de subditos portugueses en el continente americano (Brasil). Si ahora Coln esclavizaba a los "indios", se rompa una de las clusulas del compromiso original con el Papa y en consecuencia Castilla perda de forma inmediata el monopolio de la colonizacin de las tierras americanas. En previsin de alguna posible respuesta de Coln, los juristas y telogos asesores de la reina especificaron adems que las poblaciones originarias americanas no podan ser considerados como infieles (aquellos que conociendo el cristianismo, voluntaria y libremente lo rechazaban), sino como paganos (aquellos que nunca haban odo de la fe de Cristo), por lo que no se les poda convertir directamente en esclavos, sin previamente transmitirles los principios bsicos de la religin catlica.El problema que se plante fue maysculo pues no slo pona sobre las cuerdas el negocio colombino, sino que al mismo tiempo obligaba a la Corona de forma urgente a cumplir con su compromiso de evangelizacin. La posibilidad de extraer beneficios econmicos rpidos de los territorios americanos se reduca al mnimo y al mismo tiempo se generaba la necesidad de realizar un elevado gasto para financiar la evangelizacin (supona la presencia de clrigos y de una fuerza militar que protegiera sus acciones y vidas). Amrica pasaba de ser un negocio a un problema para las rentas de la Corona de Castilla. Haba en consecuencia que encontrar una alternativa que, siendo legal y no comprometiendo lo estipulado en las bulas alejandrinas, dotara a los nuevos territorios de una rentabilidad econmica y poltica (Fernndez Albaladejo, 1993; Floyd, 1973; Prez de Tudela, 1955a).De nuevo Coln ide una nueva estrategia para dar salida a la empresa americana. El Almirante argument ahora que si los compromisos adquiridos por las bulas alejandrinas impedan la esclavizacin de los "indios", su conversin en vasallos de la Corona de Castilla les obligaba a cumplir con sus obligaciones tributarias. De acuerdo al nuevo plan, cada "indio" mayor de edad debera pagar una cierta cantidad de oro y algodn, al mismo tiempo que debera contribuir con su trabajo a cultivar la tierra con el fin de reducir la dependencia alimentaria con respecto a la Pennsula Ibrica de la poblacin metropolitana desplazada a los territorios americanos para cumplir con sus obligaciones administrativas y evangelizadoras. Segn los clculos de Coln, con el nuevo sistema se extraera un beneficio neto anual de alrededor de unos sesenta mil pesos.El plan estaba bien concebido, pero otra vez el descubridor se tuvo que enfrentar a nuevas dificultades. La primera poda ser considerada de carcter tcnico y por tanto de relativa fcil solucin. Durante el primer ao se recolectaron solamente 200 pesos en vez de los 60.000 programados. Se poda argumentar que se trataba de introducir mejoras en la administracin para conseguir subir los beneficios tributarios. La segunda fue ms compleja y por tanto ms difcil de resolver en el corto plazo. Por una parte comenzaron a aparecer serios problemas de descontento entre los colonos que queran ampliar sus beneficios y autonoma. Los que haban arriesgado sus vidas desplazndose al Nuevo Mundo deseaban obtener una recompensa econmica rpida y cuantiosa por sus servicios por lo que requeran pasar de ser funcionarios de la compaa a miembros partcipes del negocio. Por otra parte, surgi un problema jurdico y poltico de profundo calado. La Corona, comprobando que la aventura americana se iba ampliando da a da conforme se iban descubriendo nuevas tierras e incorporando poblaciones, constat que deba recuperar el control sobre los espacios del Nuevo Mundo. Los "indios" eran vasallos y por ende tributarios de la Corona, no de Coln. La Corona poda conceder (encomendar) transitoriamente que el cobro de los tributos lo recibiera Coln como recompensa de los servicios prestados a la monarqua, pero no poda aceptar renunciar sine die a la administracin de los nuevos territorios y de los vasallos, pues era como crear un nuevo seoro, que era precisamente lo que se estaba tratando de limitar en la Pennsula Ibrica. Era evidente por tanto que haba que revisar las capitulaciones de Santa Fe (1492), ya que la Corona (seguramente pensando que el negocio del Nuevo Mundo iba a ser menor) haba concedido demasiadas prerrogativas al descubridor.2.3. Las pretensiones de los colonosLa Corona ide una doble estrategia para ir restringiendo las atribuciones que disfrutaba Cristbal Coln. En virtud de las capitulaciones de Santa Fe (17/IV/1492) y de los Privilegios concedidos posteriormente (30/IV/1492), se le haba nombrado Almirante de la Mar Ocana (con carcter de ttulo vitalicio y hereditario), Virrey-Gobernador de los territorios descubiertos (tambin vitalicio y hereditario) y se le haba concedido el derecho a percibir el 10% de todas las riquezas obtenidas dentro de la jurisdiccin del Almirantazgo, la facultad para entender en los pleitos que se originasen en las importaciones de riquezas de las tierras descubiertas y poder contribuir con la octava parte en la armazn de los navios que fueran a comerciar con los territorios recin descubiertos a cambio de recibir una octava parte de los beneficios generados (Morales Padrn, 1979).Por una parte, se plante una estrategia que fuera socavando de hecho en el corto plazo el control monoplico de Coln y por otra se inici una contraofensiva legal que en el medio plazo acabara restringiendo los ttulos originales concedidos. La Corona permiti (Real Cdula 7/IV/1495) que cualquier persona que no tuviera problemas con la justicia, y no fuera ni converso, judo o musulmn, pudiera emigrar a las nuevas tierras antillanas del Nuevo Mundo. Paralelamente, se comenz a sostener que haba que interpretar que los ttulos adjudicados a Coln eran vlidos nicamente para las tierras por l directamente descubiertas. En consecuencia, todo aquel que se dirigiera a nuevos territorios no descubiertos directamente por Cristbal Coln establecera una relacin directa con el monarca en funcin de la capitulacin firmada al efecto, quedando automticamente liberado de sus compromisos con Coln en tanto que Virrey-Gobernador. Lgicamente, el propio Coln (y despus sus herederos) comenzaron a reclamar la aplicacin de lo que consideraban sus derechos. Comenzaba con ello un trmite legal que tardara aos en solucionarse (los pleitos colombinos) y que acab con la victoria de la Corona. El descubridor tena los das contados, pues era difcil defender en la prctica que l y sus herederos deban ser los nicos beneficiarios de la empresa americana (Muro, 1983).Los nuevos colonos que fueron llegando a las Antillas, arribaban con la clara intencin de obtener beneficios econmicos cuantiosos en corto tiempo, mejorar su consideracin social al pasar a ser seor de vasallos y de paso escapar de la situacin agobiante existente en la Pennsula Ibrica. La mayora de los colonos de esta poca fueron segundones o desplazados que no tenan ni una posicin ni una ocupacin digna en el Viejo Mundo. No poda ser de otra forma, pues estaban arriesgando sus vidas en un viaje incierto y en un territorio desconocido sobre el que circulaban toda clase de narraciones preocupantes construidas sobre los miedos y mitos heredados del medievo (existencia de monstruos, presencia de elementos naturales sobrecogedores) (Altman, 1992). Con el zurrn lleno de una combinacin de tales ambiciones y temores era lgico que no se contentaran con convertirse en funcionarios de la empresa colombina y que anhelaran construir un Mundo Nuevo en el que poder prosperar econmica y socialmente.La dinmica impuesta por la llegada de estos colonos cambio en poco empo el panorama de las Antillas. El modelo de la factora comercial comenzaba a ser un fracaso del pasado y la colonizacin se presentaba como la esperanza del futuro. El nmero de colonos se ampli considerablemente y los "indios" comenzaron a ocupar a su pesar un lugar ms protagnico en el nuevo modelo de colonizacin que se iba diseando sobre el terreno. Una vez ms, fue la prctica la que fue marcando el camino. El oro se convirti otra vez en el centro del proyecto americano. Su comercializacin no planteaba ningn compromiso jurdico a la Corona que pusiera en entredicho el monopolio de la conquista y colonizacin de los territorios del Nuevo Mundo y, al mismo tiempo, se poda constatar que el riesgo era reducido, ya que se comprobaba fcilmente que el precio de los metales preciosos ascenda por das en las plazas mercantiles europeas. En principio slo haba que resolver los problemas tcnicos de la produccin, pues se haba comprobado en aos anteriores que no haba dado resultado tratar de recolectar oro a travs de los rescates y el tributo. En consecuencia, era necesario disponer de los tcnicos apropiados para su extraccin y de una mano de obra abundante y barata que posibilitara bajar los costos de produccin, a fin de que el oro resultante pudiera tener despus un precio competitivo en las plazas mercantiles del Viejo Mundo despus de haberse aadido los elevados costes de su transporte y los crecientes seguros, debido a que por el ocano recin descubierto circulaban ya avezados piratas en busca de presas fciles (las tasas por riesgo martimo se incrementaron rpidamente) (Bernal, 1992).Para resolver el problema tcnico la Corona encarg al valenciano Pablo Belvs, un hombre de negocios con experiencia en la direccin empresarial, que se hiciera cargo del proyecto antillano. El problema de la mano de obra no se resolvi de momento de forma fcil. No obstante, los resultados a corto plazo de la llegada de Belvs no se hicieron esperar. La remisiones de oro a la Pennsula Ibrica aumentaron considerablemente, pero al mismo tiempo fueron aumentando en la misma proporcin las tensiones entre los antiguos y los nuevos colonos (Hamilcon, 1983; Andrews, 1978). Ahora codos reclamaban una participacin en el negocio. La fiebre del oro contamin rpidamente a todos los habitantes de las jvenes Antillas. Las poco acertadas acciones de Cristbal Coln terminaron de colmar el vaso de las desavenencias entre unos y otros. Parte de los colonos, encabezados por Francisco Rol-dn, manifestaron su deseo de adquirir una completa libertad para conquistar y colonizar las tierras que considerasen oportunas y mostraron su clara intencin en convertirse en seores de vasallos. Inmediatamente, Cristbal Coln trat de controlar los deseos de dicho grupo de colonos empleando medidas de fuerza, logrando con ello echar ms lea al fuego. Enterados los monarcas de tales tensiones, aprovecharon la situacin para enviar un pesquisidor (Francisco de Bobadilla, 1500-1502) que comenzara por suspender transitoriamente los poderes de Coln, calmara la situacin, tratara de recoger la informacin necesaria para organizar aquel avispero e iniciara las acciones pertinentes para ir ampliando la capacidad de gestin de los asuntos americanos por parte de la Corona (Mira Caballos, 2000; Konetzke, 1968).En esta nueva fase fueron apareciendo ya algunas de las variables que seran la base del modelo colonizador continental. La iniciativa privada naca como un motor imparable en la frontera de la conquista y las poblaciones aborgenes comenzaron a sufrir las dentelladas del choque cultural. Sus formas de organizacin social y sus vidas comenzaron a resquebrajarse.2.4. Las necesidades de la CoronaA partir de comienzos del siglo XVI, una vez que se comprobara que la aventura del Nuevo Mundo poda ser una empresa con un futuro prometedor, la Corona decidi comenzar a controlar y dirigir directamente los asuntos americanos. Los territorios americanos fueron definiendo as sus caractersticas en funcin de las necesidades del Viejo Mundo. A comienzos del siglo XVI, en la Pennsula Ibrica se fueron acumulando distintos problemas econmicos. Por una parte, la crisis cerealera de 1 502-1503 de Andaluca subray la tensin que el fuerte crecimiento demogrfico estaba ocasionando. A su vez, las actividades blicas expansionistas comenzaron a generar necesidades financieras urgentes. La conquista del reino de Npoles (batallas de Seminara, Ceriola y Garellano en 1503), por ejemplo, no slo puso en evidencia lo costoso que podan ser las aventuras imperialistas -se comprob que los ingresos fiscales que generaba Npoles (450.000 escudos anuales) no cubran ni la mitad de los gastos de administracin que haba que realizar, sino que ayud a clarificar el juego de fuerzas existente entre los distintos actores polticos regionales peninsulares. Npoles fue conquistado con tropas castellanas (Gonzalo Fernndez de Crdoba, el Gran Capitn), pero fue anexionado a la Corona de Aragn, debido a que el reino de Valencia -pulmn financiero de la Corona de Aragn a finales del siglo XV y comienzos del siglo XVI- haba ofrecido un prstamo de 2.855.000 sueldos a Fernando (lo cual supona una duplicacin de las partidas concedidas entre 1484-1495). Como pago de la contribucin que haba prestado el reino de Aragn fue nombrado virrey de Npoles el conde de Ribagorza, sobrino de Juan de Aragn. Para facilitar las labores de gobierno Fernando rode al nuevo virrey de un consejo asesor constituido por nobles napolitanos y a fin de consolidar estratgicamente el nuevo territorio estrech las relaciones con el virrey de Sicilia, Ramn de Cardona (Belenguer, 1995: 91). Con todo ello se comprobaba que la expansin por el Mediterrneo estaba favoreciendo prioritariamente a la Corona de Aragn en vez de a Castilla. Era evidente que si Isabel quera ampliar su poder tena que encontrar sus colonias.Mientras Coln segua pendiente de la resolucin de sus reclamaciones a la Corona por haber sido privado de sus cargos en Indias, la reina Isabel dio las rdenes precisas para fortalecer su poder en los espacios del Nuevo Mundo. Para comenzar encarg a Nicols de Ovando que se hiciera cargo de la gestin y administracin de los destinos de los territorios indianos como gobernador general (fue nombrado en septiembre de 1501, tom posesin de su cargo en abril de 1502 y lo desempe hasta 1508) (Lamb, 1956).La idea bsica que tena la Corona era ir desmantelando paulatinamente los restos del modelo de la factora comercial colombina e irla sustituyendo por un sistema de colonizacin centralizado administrativamente en manos del monarca y basado en la presencia de colonos castellanos y en el trabajo de los "indios". Para fomentar la expansin del nuevo modelo, la Corona facilit la llegada de nuevos inmigrantes procedentes de la Pennsula Ibrica. No obstante, para evitar que los recin llegados comenzaran a desarrollar seoros en el Nuevo Mundo con un alto grado de autonoma, el monarca se reserv la capacidad de conceder la legitimidad a todos aquellos nuevos descubrimientos y conquista que se fueran realizando. Todos los vasallos de la Corona podan convertirse en descubridores y conquistadores en los territorios que les pareciera oportuno pero no podan hacerlo de forma espontnea, sino que tenan que cumplir unos requisitos muy precisos. Por medio de las capitulaciones el rey permita descubrir, comerciar, conquistar o poblar, segn el caso, a la iniciativa privada en un espacio geogrfico debidamente seleccionado y detallado lo ms posible segn las circunstancias, pero a cambio de unas contraprestaciones.El descubridor-conquistador en virtud de dicho contrato quedaba obligado a organizar y pagar la expedicin (por lo general acuda a prestamistas genoveses, flamencos o castellanos) y a cumplir con unas elevadas obligaciones fiscales (ei 20% del valor de lo conquistado). Al mismo tiempo, se le encomendaba (de ah el trmino de encomendero con el que fue denominado) defender con sus armas el territorio por l conquistado de los posibles ataques extranjeros, controlar los probables levantamientos internos de las poblaciones aborgenes y expandir la evangelizacin sobre los habitantes del territorio que se le haba concedido. El rey se comprometa a legitimar el descubrimiento y conquista y poblacin de los territorios recin anexionados y a otorgar al capitulante un reconocimiento social y poltico. Segn la dimensin del territorio conquistado, el botn adquirido, el nmero de vasallos incorporados a la Corona y las caractersticas productivas de las tierras descubiertas, el rey nombraba al capitulante capitn, gobernador o alcalde mayor del territorio conquistado y le otorgaba los correspondientes privilegios. A su vez, el capitulante poda recibir la merced de poder disfrutar del trabajo de los "indios" y de recibir sus tributos. En ningn caso el rey concedi este derecho de por vida y heredable para evitar la creacin de una nobleza indiana que restara poder a la Corona. En algunos casos el rey poda conceder exenciones fiscales a los descubridores-conquistadores durante un tiempo prudencial para tratar de impulsar la ocupacin de ciertos territorios que se presuma que no iban a tener un beneficio econmico inmediato o presentaban dificultades grandes para ser anexionados a la Corona.Si todo iba bien el rey adquira territorios, vasallos y beneficios econmicos; los capitulantes riquezas, poder poltico, privilegios y prestigio social; y la Iglesia fieles. Si por el contrario el descubrimiento o conquista fracasaba, el capitulante perda los capitales invertidos y en casos extremos incluso saldaba la aventura con su propia vida. El rey dejaba de obtener ganancias (territorios, vasallos, impuestos) y la Iglesia dejaba de incorporar a un nmero importante de fieles. La Iglesia ofreca la legitimacin del proceso de conquista por medio de la evangelizacin. El rey slo pona papel y buenas palabras (promesa de concesin de privilegios). Los prestamistas trataran de reducir los riesgos obligando a los deudores a contratar seguros. Los descubridores-conquistadores corran as con todos los costos de la empresa indiana. No obstante, muchos se lanzaron a estas aventuras, ya que los beneficios probables eran muy altos tanto en retorno econmico, como en prestigio social (prebendas) y acceso a cargos de poder.Paralelamente, el rey trat de combinar la solucin al problema de la falta de mano de obra compulsiva que enfrentaban los conquistadores con la necesidad que tena la Corona de no delegar poderes polticos y controles sociales a la iniciativa privada. Los colonos necesitaban mano de obra barata y abundante para rentabilizar sus negocios, pero las poblaciones aborgenes no mostraban ningn inters en vender su fuerza de trabajo a cambio de un salario, debido a que sus economas no estaban monetizadas. El problema radicaba en que dicha mano de obra no poda ser forzada a trabajar como esclavos en virtud del compromiso de evangelizacin adquirido como resultado del reconocimiento de las bulas alejandrinas. Fue as como se incorpor en 1503 en las Antillas la institucin del repartimiento (Prez de Tldela, 1953c).El repartimiento no era una prctica novedosa para la sociedad castellana de finales del siglo XV y comienzos del siglo XVI. La novedad radicaba en el caso de las Antillas en la concepcin que se tuvo que hacer de los "indios", que no podan ser etiquetados de infieles. La solucin jurdica fue que en virtud del repartimiento se obligaba a las poblaciones originarias americanas a trabajar, pero con expresa condicin que se les tendra que pagar un salario para evitar que fueran considerados esclavos. En la prctica era una forma de legalizar el sistema compulsivo laboral, ya que los salarios se fijaron por debajo de los de mercado y los "indios" trabajaron en la medida en que fueron obligados a hacerlo, ya que tenan pocos estmulos en recibir un salario, fuera ste alto o bajo. Al mismo tiempo, para facilitar el funcionamiento del repartimiento se procedi, a la concentracin de poblacin, lo cual se hizo tambin de forma compulsiva (concentraciones, reducciones).A su vez, el rey organiz las tareas de gobierno de las islas. Un gobernador, nombrado por el monarca, ostentara el poder civil y militar, quien a su vez estara ayudado por un teniente y distintos adelantados o alcaldes mayores. Los funcionarios reales (secretario, contador y tesorero) se ocuparan directamente de la administracin de la Real Hacienda. Una Audiencia, localizada en Santo Domingo, se ocupara de la administracin de justicia (a partir de 1511). La Casa de Contratacin (creada al efecto en 1503) gestionara desde Sevilla el control del trfico martimo ultramarino, la recaudacin de los impuestos derivados del mismo y se encargara de vigilar que se cumplieran las restricciones impuestas al flujo migratorio peninsular (los migrantes no podan ser moriscos o judos, ni perseguidos por la ley). Era evidente que la Corona se planteaba ganar la batalla contra las reclamaciones de Coln, que en la prctica dejaba de funcionar como virrey de las tierras del Nuevo Mundo.Como resultado del marco que el nuevo modelo de colonizacin creaba, la creciente demanda de productos tropicales en las plazas mercantiles europeas, las expectativas de enriquecimiento rpido que se abran y la llegada creciente de migrantes castellanos que huan de la dura situacin econmica por la que atravesaba el reino de Castilla (1502-1508), los descubrimientos y conquistas se multiplicaron por las Antillas con gran rapidez. Puerto Rico (1508), Castilla del Oro (1510), Cuba y Jamaica (1511) fueron descubiertas y conquistadas, reflejndose rpidamente sus contornos en los mapas de la poca. Con la apertura de estos nuevos espacios se expandi la ganadera, la produccin agrcola y la extraccin minera (se remitieron a la pennsula metales por valor de 445.266 ducados en 1503-1505; 979.483 ducados en 1506-1510; y 1.434.664 ducados en 1511-1515) (Hamilton, 1983; Loh-man Villena, 1968).No obstante, esta expansin no debe ser entendida como el final de las tensiones sociales y polticas antillanas, sino como una tregua en las mismas. Pasados unos aos, los problemas no slo reapareceran sino que aumentaran en su intensidad. De forma clara los colonos comenzaron a operar ms autnomamente con respecto a las prescripciones de la Corona. La finalidad de stos era reproducir en la medida de las posibilidades el modelo de la sociedad feudal de la que haban salido, tratando ahora de ocupar puestos ms altos en la misma. El descubridor, como fundador de las ciudades, controlaba sobre el terreno el reparto de solares y privilegios; y como conquistador reciba un nmero elevado de encomendados, por lo que se fue constituyendo en el epicentro de unas relaciones de vasallaje en los territorios por l anexionados a la Corona. Los colonos aspiraban a convertirse en seores feudales, al mismo tiempo que la Corona pretenda ensanchar su poder. El problema era que todos los actores se necesitaban: el rey no poda conquistar un continente sin la ayuda de la iniciativa privada; los colonos no estaban capacitados para legitimar sus conquistas sin la presencia del monarca; y todos necesitan de la presencia de misioneros que evangelizaran a las poblaciones americanas. Los nicos que no requeran de la presencia de unos y otros eran los "indios", pero desde el principio se les restringi su capacidad de decisin para elegir el tipo de sociedad que deseaban conservar o construir.2.5. Las transformaciones de las sociedades originarias. Pasados unos aos, la combinacin de una serie de variables hizo que la mortalidad ascendiera entre las poblaciones indgenas de las Antillas. La presencia de enfermedades, las formas de trabajo compulsivas, el rompimiento entre las dinmicas poblaciona'les y los recursos alimenticios como resultado de la extensin de la ganadera y de la agricultura para la exportacin, junto con la ampliacin de la presin fiscal hicieron que las poblaciones originarias americanas sufrieran serios recortes. Algunas sociedades desaparecieron totalmente, otras se redujeron a la mitad. Todas ellas recibieron el efecto de la desestructuracin derivada de la llegada de los colonos castellanos.En el momento del descubrimiento, las grandes antillas estaban ocupadas por sociedades con un nivel de complejidad cultural considerable. Se ubicaban en un medio geogrfico caracterizado por la presencia de un clima homogneo, de altas y constantes temperaturas, con presencia de ciclones y una clara diferenciacin entre la fachada de barlovento (de mayor ndice pluyiomtrico y por tanto con una densa vegetacin tropical) y la de sotavento (con ndices pluviomtricos menores y con presencia de bosque tropical de hoja caduca o sabana arbolada y arbustiva). En las Antillas Mayores (Cuba, La Espaola, Puerto Rico y Jamaica), los pueblos tainos (arawakas), cigayos (Espaola) y ciboneyes (Cuba) haban alcanzado una alta densidad demogrfica gracias a la existencia de unas sofisticadas tcnicas agrcolas (conuco). La yuca, el maz y el frijol, junto con la caza y la pesca, constituan la base alimenticia de la poblacin, pero al mismo tiempo se cultivaban el algodn y el tabaco. El oro era recogido de las arenas de sus ros. Cada cacique (jefe local) ejerca su poder sobre el conjunto de un clan y se daban alianzas entre algunos de ellos. A travs del comercio se intercambiaban productos de las distintas islas y se aprovechaba para establecer relaciones matrimoniales. En las Antillas Menores (arco de islas de pequeas dimensiones entre las que destacan S. Kits, Montserrat, Guadalupe, Antigua, Dominica, Martinica, St. Luca, St. Vincent y Granada), las sociedades de la cultura caribe mostraban una densidad demogrfica menor. Acababan de llegar a la regin a finales del siglo XV por lo que sus formas de comportamiento eran todava agresivas y belicosas al estar obligados a abrirse nuevos espacios. Posiblemente, su fuerte crecimiento demogrfico, unido a unas tcnicas agrcolas demasiado agresivas (roza), les impuls a expandirse sobre los pueblos pacficos ara-wakos antillanos. Procedan de una ola expansiva poblacional del continente sudamericano. Navegaban en las zonas arawakas comercializando algodn y adquiriendo esposas, lo cual responda y alimentaba costumbres exogmi-cas tpicas de sociedades belicosas.Las costas del sur de Estados Unidos, con un clima homogneo de veranos clidos y lluviosos e inviernos suaves, estaban habitadas por sociedades de cazadores-recolectores con una baja densidad poblacional y una reducida complejidad en sus formas culturales. Destacaban las comunidades muskogee y timucua, caracterizadas por practicar la poligamia (garantizaba elevadas tasas de natalidad, capaces de reponer el alto ndice de mortalidad) y su alta belicosidad. La guerra permita definir por oposicin su identidad cultural y facilitaba la existencia de una cierta movilidad social (el guerrero exitoso consegua mayor prestigio social) (Sainz, 1991).Las costas del Golfo de Mxico, con un clima caluroso tropical y una vegetacin espesa por encontrarse beneficiados por la descarga de los alisios, se hallaban habitadas por las comunidades huaxtecas y totonacas. Cultivadores sedentarios y cazadores-recolectores segn las distintas zonas, se convirtieron en algunos casos en concentraciones poblacionales de gran magnitud (Cempoala, Tuzapn, Papantla alcanzaron los 25.000 habitantes).La pennsula de Yucatn, con una vegetacin de estepas herbceas, debido a la ausencia de lluvias, estaba habitada por numerosas comunidades mayances que vivan dispersas practicando una agricultura itinerante (roza), aunque presentaban formas culturales complejas (escritura de glifos, conocimientos astronmicos y matemticos precisos, una arquitectura sofisticada, etctera), por ser herederas de la cultura maya.Las costas orientales centroamericanas, con un clima sumamente lluvioso sin casi variaciones estacionales (a excepcin de la poca de los huracanes de agosto a noviembre) y con una vegetacin de bosque tropical, estaban habitadas por pueblos jicaques (Guatemala, Honduras), lencas, misquitos, payas (Nicaragua), talamancas (Costa Rica) y cuevas (Panam), que reciban influencias culturales tanto de la cultura maya como de la chibcha. A finales del siglo XV y comienzos del siglo XVI, esta regin se encontraba dbilmente habitada. Cada comunidad, a cuyo mando se hallaba un cacique, se asentaba en un territorio reducido.La vertiente septentrional de Colombia, con altas temperaturas y un elevado ndice pluviomtrico a lo largo de todo el ao, ofreca un paisaje tpico de bosque tropical lluvioso, a excepcin de la pennsula de Guajira (vegetacin de acacias y mimosas). En las tierras altas de la Cordillera Oriental se concentraban las culturas chibcha o muisca; en las costas y las colinas de la Sierra Nevada de Santa Marta vivan las comunidades taironas; en las sabanas del norte se encontraban las comunidades cen; y en las cordilleras Occidental y Central residan los dabeiba y los quimbayas. Todos estos pueblos (aunque en menor medida los dabeiba y los quimbayas) haban alcanzado formas sociales complejas y utilizaban una agricultura con irrigacin en terrazas, alcanzando importantes densidades poblacionales. A su vez, en los intersticios de los territorios ocupados por las mencionadas culturas, se hallaban otros pueblos con densidades demogrficas inferiores y menores complejidades sociales. Los caciques muisca, tairona y cen ejercan un cieno control sobre el resto de los pueblos, por lo que se puede hablar de una incipiente integracin regional.La regin costera venezolana presenta una gran diversidad paisajstica: el lago de Maracaibo y la regin denominada del noroeste (pennsula de Para-gan) se distinguen por la aridez y la vegetacin de chaparral; la regin central (zona de las actuales ciudades de Valencia y Maracay) se caracteriza por su complicada geografa, en la que la altitud y la orientacin con respecto a los vientos dibujan una gran variedad de microclimas (el clima de Caracas, por ejemplo, est atemperado por la altura); y el nordeste (hasta isla de Margarita) se reconoce por su clima clido y su vegetacin exuberante en alternancia con las sabanas. A comienzos del siglo XVI, los diferentes grupos que vivan a lo largo del litoral se asentaban de forma dispersa, con una base agrcola complementada por la recoleccin, la caza y la pesca. La guerra supona uno de los elementos centrales de su organizacin sociopoltica. En la regin del Orinoco viva un conjunto de pueblos agrcolas, junto con otros de cazadores-recolectores, que no llegaron a alcanzar densidades demogrficas importantes, ni consecuentemente desarrollaron formas complejas de organizacin social (Adams, 2000; Ciudad, 1992; Bethell, 1990; Rivera-Vidal, 1992; Rojas-Murra, 1999; Fiedel, 1996; Schmieder, 1980).La presencia de extranjeros incidi de forma diferente en cada una de las sociedades que componan el Mediterrneo Americano. Las sociedades con densidades poblacionales ms elevadas y complejidades culturales mayores captaron desde los primeros momentos la atencin de las naves descubridoras, al mismo tiempo que pusieron menos resistencia a los impulsos de la colonizacin. Por su parte, las comunidades ms belicosas de la regin no slo demostraron estar ms capacitadas para resistir mejor los embates de la expansin del mundo occidental, sino que el mismo hecho de la conquista ayud a reforzar en algunos casos sus formas de integracin basadas en la guerra.Si es bastante difcil calcular con precisin el descenso demogrfico indgena, debido a la calidad de la informacin estadstica existente, hay que subrayar que es prcticamente imposible dibujar con alguna precisin el comportamiento de sus diferencias regionales, ya que para las zonas marginales contamos con escasas descripciones. S. F. Cook y B. Borah hace ya bastantes aos estimaron que la isla Espaola debi de pasar de tener unos ocho millones de habitantes en 1492 a prcticamente desaparecer a mediados del siglo XVI (en 1514 haba ya slo 30.000 supervivientes) (Cook-Borah, 1977). Las estimaciones referentes a la poblacin aborigen de mediados del siglo XVI no ofrecen muchas dudas ya que todas las fuentes coinciden en sealar que prcticamente desapareci. El problema es estimar el nivel de poblacin de 1492, ya que hay que realizar diversas proyecciones retrospectivas basadas en cifras poco fiables. Hay que recordar que el clculo de la poblacin aborigen en el momento previo a la conquista castellana se convirti a finales de la dcada de 1960 en el caballo de batalla de las discusiones sobre las consecuencias de la colonizacin espaola en Amrica. Los defensores de la leyenda negra hicieron proyecciones al alza para demostrar la barbarie de la colonizacin, mientras que los prohispanistas hicieron estimaciones a la baja para tratar de reducir el drama del derrumbe demogrfico. ngel Rosemblat, por ejemplo, calcul que la poblacin de la Espaola en 1492 deba ascender a no ms de 100.000 habitantes; Pierre Chaunu afirm que no ascendera del milln de almas; y Frank Moya Pons y Luis Arranz la estimaron en alrededor de los 400.000 habitantes (Moya, 1987 y 1988; Arranz, 1991). David Henige intercedi en la discusin ya a finales de la dcada de 1970 afirmando que de momento no se poda establecer ningn clculo demogrfico serio para 1492 debido a la escasa calidad de la informacin estadstica existente (Henige, 1978).Como consecuencia de la disminucin de la poblacin indgena (cual fuere la magnitud de la misma), el modelo de colonizacin existente tuvo que remodelarse de nuevo. Sin una mano de obra abundante y barata, los centros mineros, las haciendas agrcolas y las labores de construccin de las nuevas ciudades comenzaron a paralizarse. Al mismo tiempo, los encomenderos dejaban de recibir los tributos. Al ascender el valor de la mano de obra como resultado de la escasez, se pens en la posibilidad de importar esclavos del continente africano. Ello tena la ventaja de no tener que enfrentarse al compromiso de la evangelizacin impuesto por las bulas alejandrinas, pero rpidamente se comprob que era una experiencia de momento complicada para el modelo de colonizacin de la poca debido a los altos costos que implicaba y a que las reservas de oro aluvial de ms fcil recoleccin pareca que se estaban agotando. La solucin que se adopt a corto plazo fue una huida hacia delante a riesgo de aumentarse los problemas pasados unos aos. Agotada la poblacin de las islas ya conquistadas (Grandes Antillas), los colonos se lanzaron al descubrimiento de las islas vecinas para esclavizar legal o legalmente a su poblacin. No sera casual que para justificar estos tratos los captores repitieran que se trataba de una poblacin sumamente belicosa que practicaba el canibalismo y la homosexualidad (los pecados considerados en la poca contra natura, junto con su actitud belicista que impeda la extensin de la evangelizacin, legitimaban su esclavitud) (Mira Caballos, 2000).Como resultado de esta necesidad de mano de obra, la geografa antillana y circuncaribe fue apareciendo ante los atnitos ojos de Occidente. Puerto Rico (1508), Darin (1509), Cuba (1511), Florida (1512), el Ocano Pacfico (1513), la Pennsula de Yucatn (1517) y Mxico (1519) fueron saliendo de las brumas de las sombras del desconocimiento. Sus riquezas significaron su perdicin (Sauer, 1984). El clima de permisividad e inmoralidad (reparti masivamente mano de obra para ganarse el apoyo de los encomenderos) del gobierno de Diego Coln (1509-1515) facilit este nuevo impulso conquistador basado en el comercio de esclavos indgenas. Los intentos de control de la situacin antillana que la Junta de Burgos (1508) haba pretendido emprender no se alcanzaron (Arranz, 1982; Sauer, 1984).2.6. Los compromisos eclesisticosComo era de esperar, no pas mucho tiempo para que volviera a plantearse el problema de la legalidad de las nuevas conquistas que se estaban realizando. Puesto que stas tenan como misin principal la esclavizacin de las poblaciones aborgenes en vez de su evangelizacin, la Iglesia comenz a denunciar que se estaba de nuevo violando sistemticamente el principio fundamental de las bulas alejandrinas. Para ello no se dud en airear todos los excesos que los colonos estaban cometiendo. El punto ms alto de las tensiones entre la iniciativa privada y la Iglesia se dio a finales del ao de 1511 cuando Antonio de Montesinos, fraile de la orden de Santo Domingo, declar pblicamente en la isla La Espaola que todos los colonos estaban en pecado mortal "por la crueldad y tirana" con que trataban a la poblacin nativa. Los "indios", en tanto que vasallos de la Corona, no podan ser esclavizados.La Iglesia, y en concreto el clero regular (las rdenes religiosas), vieron en el Nuevo Mundo la posibilidad de llevar a cabo un modelo de sociedad que erradicara las deformaciones y vicios a los que se haba llegado en el Viejo Mundo. Entendan que las Indias poda convertirse en un laboratorio donde ensayar la utopa de la pureza evanglica. Amrica era as para la Iglesia un espacio en el que realizar sus ideales, un territorio de libertad en el que materializar sus sueos sin las cortapisas que imponan los compromisos de las sociedades de Occidente. Este modelo de colonizacin evangelizadora chocaba frontalmente tanto con los ideales de la iniciativa privada como con los intereses de la Corona, adems de plantear un serio problema, ya que pretenda evangelizar las poblaciones del Nuevo Mundo con unos beneficios econmicos, sociales o polticos mnimos. En consecuencia, el costo de la evangelizacin debera recaer sobre las siempre mermadas arcas de la Corona, que deba sufragar no slo el envo y sostenimiento de los misioneros sino tambin la fuerza militar necesaria que fuera abriendo los frentes de colonizacin adems de ir defendiendo los espacios ya anexionados. Estos costos adems aumentaran exponencialmente en poco tiempo, ya que si la iniciativa privada no obtena los resultados que pretenda (convertirse en seores de vasallos y obtener el mximo de beneficios econmicos en poco tiempo), dejara de apostar por la empresa indiana, quedando en manos de la Corona todo el gasto que haba que realizar para impulsar los descubrimientos y las conquistas. Al mismo tiempo, si la Corona dejaba de recibir las rentas americanas, dispondra de menos liquidez.Era evidente que haba que llegar a un entendimiento entre la Corona, la Iglesia y la iniciativa privada, ya que cada una de las partes por separado no poda funcionar. La Corona necesitaba obtener los suficientes fondos del Nuevo Mundo que le posibilitaran acelerar el proceso de centralizacin poltica en el que estaba caminando. Para llevar a cabo sus planes el monarca necesitaba convocar a las Cortes para que le liberaran los recursos necesarios, pero se encontraba con el problema de que a cambio la nobleza exiga aumentar sus prerrogativas y derechos. La plata y el oro americanos fueron considerados as desde un principio como la salvacin del poder de la Monarqua. El Nuevo Mundo ayudaba a fortalecer a la Corona en su pulso con la nobleza y la autonoma naciente municipal. El rey haba ya comenzado a utilizar la figura de los corregidores para expandir su poder sobre los centros urbanos, al mismo tiempo que haba iniciado el proceso de privacin del derecho de voto en el Consejo Real a ciertos miembros de la nobleza. No fue casual por tanto que los nobles no apostaran por involucrarse en la aventura americana. Ahora bien, el rey era muy consciente de que el negocio americano funcionaba si el costo de los descubrimientos y conquistas recaan sobre la iniciativa privada, por lo que no dud en un principio en ofrecer jugosas recompensas y privilegios para financiar con buenas palabras lo que le habra costado una fortuna que no tena. Despus habra tiempo para ir recortando las prebendas concedidas. Tambin saba bien que la pervivencia del monopolio de la empresa indiana estaba ligado indisolublemente a la evangelizacin de los habitantes del Nuevo Mundo. A su vez, la iniciativa privada era consciente de que el rey era el que tena la capacidad de legitimar los descubrimientos y conquistas a travs de las capitulaciones y de que la presencia de la Iglesia era necesaria para cumplir con los requerimientos evangelizadores. Tambin saba que su intencin de convertirse en seores de vasallos chocaba frontalmente con los impulsos centralizadores de la Corona y con las ambiciones de la Iglesia de construir una sociedad cristiana en la que la presencia de colonos se redujera al mnimo indispensable. Por su parte, la Iglesia era consciente de que necesitaba de la presencia de los conquistadores y saba que la participacin de la Corona era indispensable para frenar las ambiciones de aqullos (Armas, 1953; Bauer, 1986; Bayle, 1950; Carroo, 1945; Cline, 1993; Dussel, 1972; Egaa, 1966).Ante este cruce de intereses y necesidades, la Corona comprendi que la denuncia que Montesinos haba realizado contra los conquistadores la poda utilizar para frenar las pretensiones seoriales de los colonos y ayudar a expandir el papel del monarca en la gestin de los asuntos indianos. El apoyo que la Corona hizo a la Iglesia debe entenderse as como una estrategia utilizada por el monarca para restar los privilegios concedidos por las capitulaciones a los conquistadores. Con ello no se niega la intencin evangelizadora v humanitaria de la monarqua. Unicamente se subraya que este apoyo fue aprovechado estratgicamente para disminuir coyunturalmente la autonoma que de hecho estaba alcanzando la iniciativa privada. Evidentemente, no se trataba de un plan maquiavlico trazado framente de antemano. Se iba operando de acuerdo a las exigencias del momento. Posteriormente, le tocara a la Corona reducir el papel de la Iglesia.Las Leyes de Burgos (1512) fueron el instrumento que el rey utiliz para, apoyando las peticiones de la Iglesia, reducir el poder de los colonos. En sus 35 puntos se estipulaba que los conquistadores estaban obligados a construir casas e iglesias a los "indios"; organizar la produccin agrcola; vigilar la dieta y descanso de los naturales (se llegaba a especificar que tenan que dormir la siesta, comer carne con regularidad y se estipulaba incluso que las mujeres deban descansar al menos cuatro meses despus de cada parto); expandir la fe catlica; evitar que se cargara con peso a los naturales (con lo que se limitaba las posibilidades de extraccin de beneficios econmicos ante la inexistencia de bestias de carga en las Antillas); y, lo que era ms importante, se limitaba el nmero de los encomendados (entre 40 y 150) que cada conquistador poda disfrutar (Ruiz de Lira, 1978). Era obvio que estaban pensadas y redactadas desde una mentalidad jurdica, ya que difcilmente podan ser puestas en prctica con la precisin que enunciaban. Se convirtieron as en la apoyatura legal que el rey dispona para poder emprender acciones contra aquellos colonos que trataran de escaparse de su control (Gmez Hoyos,1961; Lopetegui, 1965-1975; Ricard, 1947; Ybot, 1954-1963).2.7. Corona, Iglesia y encomenderos: intentos de conciliacinComo era de esperar los colonos contraatacaron para defender las prebendas adquiridas hasta el momento. Era evidente que sin un libre acceso a la mano de obra barata indgena su modelo de colonizacin se vena abajo. Las splicas, ruegos y cartas informativas de los conquistadores y encomenderos llegaron rpidamente y a borbotones a manos del rey, pero no se dio de momento curso a sus peticiones, debido a que por entonces el aire soplaba en su contra.Una vez que ocup la regencia Ximnez de Cisneros, tras la muerte del rey Fernando a comienzos de 1516, la influencia de Bartolom de Las Casas se dej sentir claramente en las directrices de la poltica indiana. Para tratar enfriar las agrias tensiones entre encomenderos y frailes, imponer justicia y al mismo tiempo cumplir con parte de las reclamaciones que Las Casas llevaba haciendo desde haca tiempo y recopilar informacin objetiva de primera mano que la Corona necesitaba, Cisneros encarg las riendas del gobierno del mundo antillano a una comisin de tres frailes ernimos. Con esta decisin se terminaba al mismo tiempo con las preocupantes influencias que la nobleza castellana haba ejercido sobre Diego Coln y los negocios indianos como consecuencia de su casamiento con Briolanga Muiz (de las casas de Alba y Medina Sidonia). La seleccin de los tres frailes jernimos no fue casual, pues Cisneros estaba bien enterado de las desavenencias que haba entre franciscanos y dominicos (Belenguer, 1999).El gobierno de los Jernimos (1516-1518) no result una experiencia frustrada, pero su misma moderacin y condescendencia hara que ninguna de las partes se sintiera plenamente apoyada. Las Casas se disgust al comprobar que no se implementaba su modelo de conquista pacfica, por lo que volvi a la carga con sus denuncias y reclamaciones. Los encomenderos siguieron demandando el libre acceso a la mano de obra indgena, el respeto a sus derechos adquiridos por las capitulaciones y la preservacin de sus privilegios. Los funcionarios reales se sintieron acosados al haberse tratado de reducir los niveles de corrupcin alcanzados. Mientras tanto, los niveles de mortalidad de la poblacin de las comunidades originarias americanas seguan creciendo de forma alarmante. En 1514, segn el primer censo de poblacin (repartimiento de Albuquerque), slo quedaban ya unos 25.000 indgenas encomendados en el Caribe. En 1517 la cifra se redujo a unos 15.000 "indios de repartimiento". La produccin de oro descenda casi en la misma proporcin debido a la falta de mano de obra y al agotamiento de los placeres aurferos. La produccin de azcar para la exportacin todava no se consolidaba como una alternativa clara (Arranz, 1982 y 1991; Ratekin, 1954; Ro-Lpez, 1991).El mundo de las Antillas se fue convirtiendo en una ratonera de la que unos y otros deseaban escapar. Los conquistadores, que seguan soando con perpetuarse como seores de vasallos, se encontraban que cada da haba "ms caciques para tan pocos indios". Regresar a la Pennsula Ibrica era reconocer ante familiares y allegados que haban fracasado. Convertirse en funcionarios significaba renunciar a la libertad y a la grandeza, as como olvidarse de las prebendas ganadas. Pasar a ser hombres de negocios les resultaba atra-yente, pero no disponan ni de capitales, ni ya de la suficiente mano de obra barata (Otte, 1977; Solano, 1988). El continente americano se fue convirtiendo as en la nueva frontera que permitira a todos los diferentes actores procedentes de la Pennsula Ibrica volver a alcanzar sus sueos. Los conquistadores podan de nuevo seorear la tierra, los prestamistas lograban recuperar los capitales invertidos, la Iglesia incorporaba unos cuantos millones de fieles y la Corona ampliaba sus territorios y el nmero de sus vasallos a la vez que saneaba sus arcas, lo cual permita seguir avanzando en el proceso centralizador. El continente americano se presentaba como el espacio en el que casi todo era posible. Los "indios" quedaban en principio relegados en el reparto de esperanzas. Naca el mito de Amrica y sus contradicciones inherentes. Un continente de libertad en el que millones de individuos eran sometidos y considerados menores de edad (Izard, 2000). Un continente de ilusin para slo una minora que tena voz y capacidad para llevar a cabo sus sueos y en el que millones de seres humanos fueron obligados a quedar callados y a renunciar a preservar sus antiguos usos y costumbres.capitulo 3El modelo de sociedad de los conquistadores(1521-1555)3.1. Consideraciones historiogrficasLa conquista territorial del continente americano fue realizada de forma rpida. En muy pocos aos, gran parte de las sociedades originarias fueron sometidas al poder del monarca y extensas regiones fueron anexionadas a la Corona de Castilla. Durante dicha poca los conquistadores construyeron una sociedad en la que ocuparon de hecho y sobre la tierra el epicentro del poder. Los encomenderos se convirtieron en los nuevos seores, mientras que el rey y la Iglesia se vieron obligados a replegar coyunturalmente su capacidad de accin sobre los destinos de los territorios americanos. Las comunidades tnicas originarias vieron transformar sus sociedades. Naca en el Nuevo Mundo una sociedad seorial basada en las relaciones personales de vasallaje.El modelo de sociedad de los conquistadores tuvo una corta duracin. Comenz con la conquista del continente a comienzos del siglo XVI, una vez que el modelo antillano se haba acabado, y finaliz cuando se agot la dinmica de la frontera conquistadora. Basado en la creacin de relaciones seoriales, dicho modelo de sociedad termin cuando ya no hubo ms comunidades tnicas que incorporar fcilmente (las que quedaban tenan una densidad y complejidad reducidas y por tanto no ofrecan ventajas para ser anexionadas) y cuando las poblaciones originarias conquistadas sufrieran un dramtico descenso poblacional. Los encomenderos se quedaron sin vasallos y tuvieron obligatoriamente que reciclarse. La Corona recuper el poder que haba delegado en manos de los encomenderos. La poltica de centralizacin del poder impulsada por la monarqua se impona sobre los ideales de autonoma seorial de los conquistadores.El modelo de la sociedad de la conquista, si bien actu durante pocos aos, introdujo una serie de elementos que perduraran durante toda la poca colonial e incluso transcenderan a la poca independiente. El mundo medieval tuvo as en el mundo americano una corta vigencia temporal, pero una larga herencia. Algunas estructuras de poder basadas en la familia {pater familias), la lealtad y el vasallaje, junto con dinmicas de poder locales, se formaron en esta poca y han perdurado en algunos casos hasta casi la actualidad. Por una parte, los discursos nacionalistas (realizados tanto por los historiadores de tradicin conservadora como liberal) no han dejado desde comienzos del siglo XIX de recordar la poca de la conquista como una fase de opresin causante de muchos de los males que aquejan a las sociedades presentes de Amrica Latina. El centralismo, el autoritarismo, la corrupcin, el colonialismo externo e interno y un sinfn de desarreglos sociales, polticos y econmicos han sido interpretados tradicionalmente desde el siglo XIX por esta historiografa latinoamericana nacionalista como hechos generados con la conquista. Hay que advertir que las sociedades americanas tuvieron que construir unas identidades propias despus de la independencia a comienzos del siglo XIX que las diferenciaran de la Madre Patria de la que se haban desgajado, pero hay que recordar tambin que stas no podan ser una mera extensin de las sociedades originarias americanas. Fue as como surgi un modelo cultural mestizo que hablando en castellano y pensando occidentalmente reclam un pasado indgena glorificado y magnificado para lograr dotar al conjunto socio-cultural nuevo postindependentista de un hecho diferencial. Las civilizaciones indgenas del pasado fueron as ensalzadas, al mismo tiempo que las comunidades tnicas de carne y hueso reales continuaron siendo tratadas como menores de edad, a pesar de ser ahora en teora iguales ante la ley.A su vez, no hay que olvidar tampoco que la historiografa liberal del siglo XIX, al interpretar que las sociedades americanas surgidas como consecuencia de los movimientos de independencia de comienzos del siglo XIX eran herederas de las sociedades coloniales, coincidieron en subrayar que se necesitaba cambiar las antiguas prcticas de desigualdad social de los ciudadanos con respecto a la ley propias de las sociedades de Antiguo Rgimen, por lo que no por casualidad parte de su discurso se centr en la crtica de la conquista y de las consecuencias que se produjeron a partir del contacto entre el Viejo y el Nuevo Mundo. As, tanto como resultado de la tradicin histo-riogrfica conservadora como de la liberal, la poca de la conquista se convirti por razones distintas en una de las partes importantes del mito fundacional de las sociedades americanas. No por casualidad, se han escrito millares de pginas sobre esta poca en la propia Amrica Latina (Bitterli, 1981; Garca Crcel, 1992; Molina, 1991; Todorov, 1987).Sin embargo, hay que advertir que las dinmicas de la sociedad de la conquista no responden fielmente a las interpretaciones que con fines polticos construyeron los discursos nacionalistas latinoamericanos durante el siglo XIX y que muchos de los libros de texto en Amrica Latina no han dejado de repetir con ligeras variaciones durante dcadas. Con ello no se pretende demostrar que los hechos de armas y los conquistadores no produjeran un fuerte traumatismo entre las sociedades originarias, ya que ello sera caer en el estereotipo contrario de corte hispanista que interpreta la conquista como un acontecimiento benefactor al haber introducido la lengua castellana, la religin catlica y los valores hispnicos.La sociedad de la poca de la conquista se caracteriz por ser el perodo en el que el modelo de sociedad de los conquistadores se impuso momentneamente sobre el de la Corona y la Iglesia. Debido a que las sociedades originarias americanas tenan fuertes diferencias entre s hay que subrayar que no es posible establecer un nico modelo interpretativo para todo el continente, ni ceirlo a una poca idntica para todas las regiones. Sin embargo, se puede establecer a grandes rasgos que por lo general entre el final de la poca antillana y la dcada de los aos sesenta del siglo XVI -momento en el que se encontraron los ms importantes centros mineros y el descenso poblacio-nal entre las sociedades originarias alcanz sus cotas ms altas se dieron ciertas caractersticas comunes en las sociedades americanas. Una de ellas, y quiz la ms importante, fue que los conquistadores trataron por todos los medios de construir una sociedad basada en los principios de accin poltico-sociales medievales, por lo que se encontraron con las reticencias naturales de la Corona -que pretenda forzar al mximo el proceso de centralizacin poltica- y la Iglesia -que aspiraba a construir en el Nuevo Mundo la sociedad utpica de la pureza evanglica que no se haba conseguido alcanzar en el Viejo Mundo-. Estaba claro que Amrica naci como un continente de esperanza para todos los grupos llegados de fuera (Stern, 1992; Subirats, 1994).Las sociedades originarias fueron globalmente las perdedoras, pero tampoco hay que perder de vista que algunos sectores vieron en los recin llegados una cierta bandera de salvacin que les permiti liberarse de la opresin en la que vivan con respecto a los antiguos grupos de poder existentes hasta el momento (Mxico-Tenochtitln y Cuzco son ejemplos claros) (Pease, 2000). Obviamente, con ello no se pretende tampoco decir que salieran beneficiadas con el cambio, sino simplemente subrayar que la poca precolonial no se caracteriz por ser un mundo idlico como a menudo describi la historiografa nacionalista latinoamericana decimonnica (Barr, 1983).En suma, no cabe la menor duda de que hay que comprender la dinmica de la sociedad de la conquista descontaminndola de las interpretaciones nacionalistas latinoamericanas (conservadoras y liberales) e hispanistas.No se puede entender la poca de la conquista como una lucha entre buenos y malos o conquistadores y conquistados, indistintamente del bando que se adopte. Existieron tensiones entre los colonizadores y colonizados tanto entre s como entre ambos mundos. Tratar de reducir el proceso a narrar las tensiones entre colonizadores y colonizados, como si de dos mundos homogneos se tratara, no es sino reducir y simplificar la historia.3.2. Los hechos de la conquista3.2.1. Fases y ncleos de la conquistaEl ncleo central del territorio que hoy conocemos como Amrica Latina fue conquistado entre 1519 y 1540 en un proceso sorprendentemente rpido para los medios tcnicos de la poca. En poco ms de veinte aos se anexion a la Corona de Castilla una extensin aproximada de dos millones de kilmetros cuadrados y se incorporaron (antes del derrumbe demogrfico) unos cincuenta millones de vasallos. La Corona de Castilla (Galicia, Asturias, Vascongadas, Len, ambas Castillas, Extremadura, Murcia, Andaluca Occidental y Granada desde 1492) ocupaba una extensin de unos 385.000 kilmetros cuadrados y contaba con una poblacin de algo ms de cuatro millones de habitantes. Comparativamente, la Corona de Aragn (principado de Catalua, reinos de Aragn, Valencia y Mallorca) se extenda sobre unos 110.000 kilmetros cuadrados y tena una poblacin de algo ms de 800.000 habitantes. Navarra (incorporada a la Corona de Castilla en 1515) tena 12.000 kilmetros cuadrados y 120.000 habitantes.El primer ncleo de conquista haba sido durante las dos primeras dcadas del siglo XVI el Mediterrneo Americano. Partiendo de la isla La Espaola (Santo Domingo) se fueron descubriendo y conquistando de forma radial las principales islas antillanas y el litoral de la regin circuncaribe. A las costas de Florida llegaron, procedentes de la isla de Cuba, las expediciones de Ponce de Len (1508-1512), Pineda (1519), Narvez (1528), Gor-dillo (1521), Vzquez de Aylln (1525), Soto (1539). Menndez de Avils (1565) arrib a la Florida desde la Pennsula Ibrica. Panam fue descubierta por Balboa y Dvila (1513-1514). Las costas de las actuales Colombia y Venezuela fueron incorporadas por Nicuesa (1509), Ojeda (1509) y Bastidas (1525) (Solrzano Fonseca, 1992).Una vez agotado el modelo antillano, se conquist el territorio de la Triple Alianza (hoy da Mxico) entre 1519-1522. La isla de Cuba se convirti durante esta etapa en la base de partida de las expediciones. Hernndez de Crdoba y Grijalba realizaron las primeras incursiones (1517-1518) en el territorio continental. Las tropas comandadas por Hernn Corts incorporaron a la Corona de Castilla en un par de aos (1519-1521) la regin densamente poblada de la meseta central del Mxico actual (Marks, 1994; Mira-lies, 2001; Thomas, 1994; Hassig, 1994). A partir de entonces las conquistas se establecieron de forma radial con epicentro en la ciudad de Mxico-Tenoch-titln. Durante esta segunda fase las conquistas fueron tomando un ritmo cada vez ms lento debido a la extensin de los espacios y a la baja concentracin poblacional de sus habitantes. En un comienzo, los territorios de las actuales Guatemala y El Salvador, con una importante densidad demogrfica (regin de la cultura maya), fueron anexionados de forma rpida en 1524 por las tropas de Pedro de Alvarado y Cristbal de Olid, aunque la colonizacin de sus habitantes tardara ms aos en llevarse a cabo. Procedentes de Panam, las empresas de Ponce-Hurtado (1516), Espinosa (1520), Gonzlez Dvila y Nio (1522), Hernndez de Crdoba (1522) y Pedrarias Dvi-la (1526) fueron descubriendo parte de los espacios de la actual Centro-amrica. El resto de los espacios se fue completando como resultado de las expediciones de Moreno (1525), Gil Dvila (1526) y Salcedo (1526), procedentes en este caso directamente de La Espaola (va Panam). La pennsula de Yucatn, con una poblacin tambin mayance aunque menos concentrada que en la regin central de los altos de Guatemala, fueron incorporados entre 1527 y 1545 por los hermanos Montejo en un lento y costoso proceso lleno de complicaciones (Wright, 1999; Gibson, 1991).Las extensas regiones al norte de la ciudad de Mxico, habitadas en su mayora por comunidades de cazadores y recolectores, tomaron ms tiempo, hombres, esfuerzos y sinsabores en ser anexionadas. Las tropas de Guz-mn (1529-1549), Vzquez de Coronado (1540), Alvarado (1540), Ibarra (1554) y Oate (1595) fueron poniendo el estandarte real en sus territorios, pero no sera sino a partir del descubrimiento de los importantes centros mineros en los actuales estados de Zacatecas y Durango, a mediados del siglo XVI, cuando la presencia de los colonos comenz a ser ms estable y la colonizacin ms intensa. Las regiones norteas occidentales fueron lentamente sometidas por las empresas de Hurtado de Mendoza (1532), Becerra (1533), el propio Corts (1535), Tapia (1537), Ulloa (1537), Alarcn (1540), Cabri-11o (1542) y, posteriormente, Vizcano (1596).Las Islas Filipinas fueron conquistadas por expediciones procedentes de Acapulco. Saavedra (1527) y Villalobos (1542) realizaron las primeras incursiones y el viaje de Legazpi-Urdaneta (1564) encontr la forma de regresar por el ocano Pacfico al continente americano, inicindose con ello un proceso de colonizacin y fructferas relaciones comerciales entre el sudeste asitico y los territorios del Nuevo Mundo. Filipinas naca as como una coloma, americana. La distancia entre Manila y Cdiz hizo que el archipilago filipino pasara a depender poltica y financieramente (situado) del virreinato de la Nueva Espaa.El continente de Amrica del Sur fue conquistado desde diferentes frentes. De Panam partieron las expediciones de Andagoya hacia Quito (1522) y Pizarra hacia los espacios del Tahuantinsuyu (Per, 1524-1531). A partir de entonces, se fueron conformando nuevos ncleos expansivos. La ciudad de Lima, recin fundada, dio impulso a diferentes conquistas. En direccin hacia al norte, las expediciones de Belalczar (1533) y Almagro (1533) ayudaron a conformar lo que sera el reino de Quito. A su vez, Almagro (1535-1536) y Valdivia-Snchez de Hoz (1540) dirigieron sus pasos por tierra hacia el sur en direccin hacia Chile. De forma paralela, la expedicin de Gutirrez-Rojas (1543) y Nez de Prado (1549) se fueron adentrando en el Alto Per (actual Bolivia y norte de Argentina). Posteriormente, Lima se convirti en un centro desde que el irradiaron importantes expediciones martimas. Juan Fernndez llegara a Chile por va martima procedente de Lima (1574). A su vez, los viajes de Mandaa-Gamboa (1567), Fernndez (1574), Mendaa-Quirs (1595) y Quirs-Vez de Torres (1605), partiendo de Lima-Callao, ayudaron a descubrir el Pacfico y a colonizar los territorios del sudeste asitico.De la ciudad de Quito partieron hacia el este cruzando la Amazonia Pizarro-Orellana (1541-1543), Ursa-Aguirre (1560) y muy posteriormente Hernndez (1636-1637). Tambin de Quito, pero en direccin al norte, parti Belalczar para conquistar Santa F de Bogot (1536). Este impulso fue completado desde el norte por diferentes exploraciones. A la regin de Bogot llegaron las empresas de Heredia (1534), Csar (1536) y Badillo (1539) procedentes de Cartagena (conquistada en 1533); las de Quesada (1536-1539) desde Santa Marta (conquistada en 1525); y las de Aifinger (1529), Federman (1530, 1537-1539), Spira (1535-1538), Hutten (1541) y Carvajal (1545) procedentes de Coro (conquistado en 1527). De Santa F de Bogot, una vez consolidada la conquista, parti hacia el nordeste en direccin a las actuales Guayanas la expedicin de Antonio de Berrio (1586-1596). All se encontrara con los impulsos dejados aos atrs Fernndez de Serpa (1568) procedente de las Antillas (Hemming, 19S2).De Santiago de Chile partieron hacia el sur las expediciones de Villagrn (1544), Valdivia-Alderete-Villagrn (1550-1562), Bautista Pastene (1544), Alderete-Ulloa (1547) y Ladrillero-Corts-Ojeda (1557) (Gngra, 1962; Gngora, 1970; Jara, 1981).Las bases de lo que posteriormente se convertira en El Ro de la Plata (Argentina) se establecieron por expediciones procedentes directamente de la Pennsula Ibrica. Los viajes de Mendoza, Ayolas e Irala (1536) pusieron los cimientos de Buenos Aires y Asuncin. A partir de entonces, Asuncin de Paraguay se convirti en un nuevo ncleo impulsor de las conquistas hacia el interior. Alvar Nez (1543) e Irala (1548-1553) se internaron hacia el noroeste; y Garay lo hizo hacia el este (1573) y hacia el sur (1580) en direccin hacia el puerto de Buenos Aires. A su vez, Santiago del Estero, fundado en 1553, se convirti en un nuevo foco desde el que irradiaron aventureros y expedicionarios hacia la actual frontera entre el norte de Argentina y Chile y el sur de Bolivia (Chaunu, 19S4; Fuentes, 1992; Konetzke, 1968; Morales Padrn, 1974 y 1981; Parry, 1979; Romano, 1980).3.2.2. Caractersticas generales de los procesos de conquistaEl proceso de la conquista de los territorios americanos, ms all de sus variantes regionales, tuvo ciertos rasgos comunes. En primer lugar hay que aclarar que la rapidez de la incorporacin de los territorios a la Corona de Castilla no signific la ocupacin y control absoluto de todos los espacios y de las comunidades originarias americanas. A mediados del siglo XVI, la presencia de los conquistadores se circunscriba al control de los ms importantes ncleos urbanos y de las vas de comunicacin consideradas estratgicas. El nmero de los recin llegados era infinitamente inferior al de las poblaciones originarias americanas. Los primeros se contaban por cientos y cuando ms por miles y los segundos por millares y millones en las regiones ms densamente pobladas. Las capitulaciones fijaban sobre el papel los lmites aproximados del territorio de la conquista, pero ello no debe inducir a pensar que desde el momento de la finalizacin de los hechos de armas se hubiera logrado imponer el control sobre la totalidad de las nuevas tierras y sus pobladores.Los espacios americanos ocupados fueron anexionados militar y jurdicamente a la Corona de Castilla en poco tiempo y sus habitantes fueron declarados inmediatamente sobre el papel vasallos de su majestad, pero hay que advertir que su colonizacin (organizacin poltica, social, econmica, religiosa, cultural) tard dcadas en realizarse y en algunos casos hasta centurias. Primero se conquist territorialmente un continente y posteriormente se procedi lentamente a su colonizacin. Los conquistadores no estaban interesados durante los primeros aos en localizar tierras para convertirse en agricultores o espacios de libertad donde poder desarrollar sus ideas religiosas, sino que iban buscando vasallos para convertirse en sus seores. No por casualidad dirigieron sus pasos a las regiones ms densamente pobladas del continente. A ttulo comparativo, los colonos britnicos que poblaron las Trece Colonias en el continente norteamericano eran fundamentalmente agricultores que iban buscando tierras frtiles para trabajarlas con sus propias manos y espacios donde poder expandir sus creencias religiosas. Una vez desembarcados, colonizaban una parcela reducida y cuando el territorio ganado a la geografa americana y a las comunidades indgenas resultaba ser insuficiente como consecuencia del aumento demogrfico vegetativo o la llegada de nuevos colonos, se proceda a una expansin del rea por medio de una nueva conquista. La poblacin aborigen les representaba un claro estorbo. Por ello estaban interesados en aquellas regiones con una presencia de poblacin aborigen reducida. En consecuencia, la conquista fue un proceso lento que iba a remolque de la colonizacin. Primero se colonizaba y despus se conquistaba.En segundo lugar, hay que subrayar que la conquista y la dinmica de los hechos de armas no se caracterizaron por ser procesos aleatorios desde el punto de vista territorial, como pudiera parecer en un principio, ya que aquellas regiones con una alta densidad poblacional y con formas polticas y sociales complejas (agricultores) fueron conquistadas ms rpidamente (a pesar de contar con ejrcitos disciplinados) que aquellas otras habitadas por cazadores recolectores y por tanto con formas de organizacin social y poltica menos complejas. El proceso de conquista muestra claramente los hechos de armas estuvieron en relacin directa con la densidad poblacional de las comunidades originarias. Las regiones ms densamente pobladas fueron objeto prioritario de los conquistadores y los hechos de armas se desarrollaron con suma celeridad en dichos espacios. Los conquistadores iban buscando seorear la tierra, por lo que estaban interesados en asentarse en aquellas regiones pobladas donde existiera ya una estructura jerrquica de poder que les facilitara la administracin y control de los espacios recin anexionados. Aquel que fuera capaz de derrotar al cacique de la regin poda heredar la estructura de dominacin preexistente. En esencia se busc durante los primeros momentos cambiar la elite de poder indgena por otra extranjera. Los conquistadores trataron conscientemente de que el resto de las tramas de dominacin siguieran funcionando, ya que no disponan de recursos, ni del conocimiento del terreno, las costumbres y la lengua para poder administrar adecuadamente los espacios recin conquistados. Cuando Pizarra y Corts lograron someter el epicentro del sistema imperial incaico y mexica, respectivamente, incorporaron a buena parte de los antiguos tributarios de la Triple Alianza y del Tahuantinsuyu. Heredaban un sistema imperial ya establecido.Por el contrario, aquellas regiones con presencia de formas de organizacin poltica menos complejas y asentamientos humanos ms dispersos fueron ms difciles y costosas de dominar, ya que haba que ir incorporando grupo a grupo, por lo que se tena que invertir bastante tiempo e innumerables recursos y se obtena a cambio una recompensa ms exigua comparativamente con el resultado de las regiones nucleares. En el caso de las regiones del norte de la Nueva Espaa o el sur de Chile haba que ir ganando palmo a palmo del territorio, ya que las estructuras de dominacin existentes, basadas en clanes, tenan un radio de accin reducido. No es casual por tanto que en algunas zonas la conquista no llegara sino hasta el siglo XVIII (septentrin de la Nueva Espaa).En tercer lugar, hay que aclarar que la superioridad de las armas de los ejrcitos invasores no es un argumento convincente para explicar su fulminante victoria sobre las poblaciones originarias americanas. En contra de lo que algunos historiadores han defendido durante aos (Salas, 1986), hay que sealar que el nmero de armas de fuego empleadas en la conquista fue reducido, aparte de que no siempre se dispona de plvora seca, ni los soldados tenan mucho tiempo en el fragor de la batalla para recargarlas (no eran automticas, sino de avancarga). Las armaduras no se adaptaban bien a los climas tropicales y a la guerra de guerrillas. A su vez, la presencia de caballos fue reducida en las primeras expediciones por tratarse de un instrumento blico caro, que supona unos costos de transporte (hasta que comenzaron a criarse en la tierra) y mantenimiento elevados. Adems, no debe olvidarse que el caballo perda su utilidad en los paisajes selvticos o de monte. Es verdad que estos elementos (armas de fuego, armaduras metlicas, caballos) produjeron en los primeros momentos un efecto psicolgico importante, pero tambin es cierto que ste no debi de perdurar durante mucho tiempo. Los propios conquistadores relatan en sus crnicas que pasada la primera impresin, los enemigos comprendan que la eficacia de las tcnicas blicas de los invasores no eran tan elevadas, pues por cada mosquete o caballo se enfrentaba en muchos casos cientos o miles de certeros arqueros pertrechados a su vez con cotas de algodn ligeras, dardos envenenados, macanas afiladas, cortinas de humo picante y un sinnmero de instrumentos eficazmente adaptados a las exigencias del terreno.La victoria rpida de los ejrcitos invasores se explica mejor por la confluencia de distintos hechos. En los casos del Tahuantinsuyu y de la Triple Alianza no es exagerado decir que la conquista fue efectuada por los mismos "indios". Las huestes de Pizarro y Corts estaban compuestas por un porcentaje muy elevado de soldados indgenas. Slo los jefes de la expedicin y algunos soldados procedan de la Pennsula Ibrica. La gran masa de los combatientes y toda la infraestructura de apoyo (alimentacin, cobijo, intrpretes, estrategas conocedores de la geografa y del enemigo, etc.) eran "indios". Una de las habilidades de los capitanes que dirigan las tropas conquistadoras fue lograr fomentar las rivalidades internas entre los enemigos para as enfrentar de este modo a los distintos grupos entre s. Los pueblos recin colonizados por los mexicas (como las comunidades tlaxcaltecas o las de Tierra Calience de la cosca) y las tensiones en Cuzco entre los partidarios de los hermanos Huascar y Atahualpa por el trono tras la muerte de su padre Huay-na Capac en 1527, hicieron que los ejrcitos invasores fueran considerados por algunos grupos y comunidades incluso como ejrcitos de liberacin y salvacin.En otras ocasiones, se ha detectado, por ejemplo, que en regiones de frontera -una vez terminado el proceso de conquista de las reas nucleares- fueron las propias comunidades originarias las que por necesidades de reubicacin de su poblacin apoyaron y en algunos casos forzaron los procesos de expansin de la colonizacin. Al respecto, se tiene bastante informacin de cmo precisamente tambin los tlaxcaltecas impulsaron entre los siglos XVI y XVIII la colonizacin de la frontera noroeste del virreinato de la Nueva Espaa, para lo cual no dudaron en sellar pactos de alianza con los misioneros a fin de afianzar su labor expansiva territorial y aculturizadora (Sheridan, 2001). Ello demuestra que se conoce escasamente el papel que las comunidades originarias tuvieron en la expansin y consolidacin de las sociedades coloniales. Obviamente, el que la historiografa haya realizado tradicionalmente un enfrentamiento plano entre conquistados y conquistadores ha tenido bastante que ver en esta ceguera interpretativa en la que se ha incurrido.Hay que aadir que los ejrcitos comandados por los subditos de la Corona de Castilla se valieron en bastantes casos del factor sorpresa y de forma generalizada se apoyaron en los efectos ocasionados por las epidemias, que como potentsimas armas invisibles diezmaban a las poblaciones indgenas incluso antes de entablarse las batallas. Los habitantes del continente americano, al haber vivido relativamente aislados del resto de los pueblos del planeta, no haban adquirido la proteccin inmunolgica contra enfermedades procedente del Viejo Mundo como el sarampin, la gripe, la viruela, el tifus, la peste, etc. (Crosby, 1967; Pease, 2000).Adems, la casualidad de que los expedicionarios castellanos llegaran en el momento en que se estaba acabando un ciclo calendrico hizo que los espaoles fueran considerados en algunos casos como los dioses que regresaban a su tierra. El tiempo entre la mayora de las culturas de las reas andina y mesoamericana tena un sentido circular en vez de lineal como en Occidente, donde el nacimiento de Cristo representa el ao cero. En dichas sociedades el Mundo volva a comenzar cada 52 aos. Cada final y reinicio de los ciclos sola coincidir con ciertos hechos sobrenaturales que presagiaban su final y con diferentes acontecimientos que indicaban simblicamente el nuevo perodo. Los mitos de Kukulkn, Quetzalcatl y Viracocha ayudaron en ciertas ocasiones a que los invasores pudieran introducirse pacficamente al ser identificados en un primer momento como dioses o seres sobrenaturales que regresaban a sus hogares. Indudablemente, este sentimiento, como explica Bartolom de las Casas, pas pronto cuando los "indios" comprobaron que los recin llegados necesitaban comer y dormir, tenan apetitos sexuales, requeran de oxgeno para respirar (se ahogaban cuando se les introduca bajo las aguas de un ro), se peleaban entre s, se desangraban, etc. No obstante, cuando se dieron cuenta del error, las huestes invasoras se haban adentrado en los territorios, conocan las costumbres de los habitantes y, sobre todo, haban constatado las diferencias y rivalidades existentes entre los distintos grupos entre s.Adems, hay que recordar que cada bando de la contienda tena concepciones de la guerra diferentes. Por lo comn, para las sociedades andinas y mesoamericanas el campo de batalla era el escenario donde se ganaba prestigio social. La guerra era una representacin r