“La amiga de mi novia”

Miguel-A.122 seg.

(M. Escobar)

Se dice que las necesidades sexuales en hombres y en mujeres son diferentes... que mientras la mujer da sexo por amor, el hombre da amor por sexo. No lo sé. No tengo ni puñetera idea sobre ese tema. Tal vez, a simple vista, puedan apreciarse indicios de que así sea. Pero sería difícil dilucidar si es debido a necesidad en sí, o a imposición de las costumbres. Por otra parte, no conozco más que mis propios instintos sexuales. Ni siquiera creo que la literatura o el cine ayuden lo más mínimo a hacer una reflexión del asunto. Cualquier argumento que no se salga de la normalidad, o al menos esté resaltado, o exagerado, no sirve para novela ni para guión cinematográfico.

Soy muy feliz. Mi novia y yo hemos decidido casarnos. Contamos con el apoyo total de nuestras respectivas familias y de nuestros amigos.

Es cierto (y mi novia lo sabe, porque se lo he dicho) que el primer flechazo lo sentí por su mejor amiga (que es rubia, más sexy, y más lanzada). Pero luego me enamoré. Tal vez mi futura esposa no tenga tanto atractivo físico como su amiga, pero como persona es incomparable. ¡Es un auténtico bombón! Soy muy feliz.

Mi novia ha tenido que ausentarse de la ciudad durante unos días para visitar a un familiar enfermo. El gerente del restaurante del convite nupcial ha pedido la confirmación de algunos datos. La amiga de mi novia me ha telefoneado y pedido que vaya a su casa a ayudarle a ultimar la lista de los invitados a la boda.

Cuando llegué, me susurró, casi al oído, que, ya que me iba a casar, y teniendo en cuenta que ella tenía ciertos sentimientos y deseos hacia mi persona, ya no podía aguantarse más, y, antes de que me casara y comprometiera mi vida con su mejor amiga, quería hacer conmigo el amor una sola vez.

¿Qué podía decir? ¡Estaba totalmente sorprendido! No pude articular palabra. Así que ella me dijo:

- Voy a mi habitación. ¡Si lo deseas, entra, y me tendrás!.

Me quedé admirando su maravilloso trasero mecerse mientras subía las escaleras. Dubitativo, me levanté del sillón y estuve de pie durante un momento. Luego, fui a la puerta de salida, abrí, y me dirigí a mi coche.

Afuera estaba mi novia. Con lágrimas en sus ojos, me besó, y me dijo:

- ¡Estoy muy contenta, y orgullosa de ti! Has pasado mi pequeña prueba. No podría tener un mejor hombre como esposo. Te quiero, y prometo hacerte muy feliz.

Moraleja: ¡Deja siempre deja tus condones en el coche!.