La arquitectura incasica

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LA ARQUITECTURA INCASICA Por: Oswaldo Suin “La mejor prueba de civilización de un pueblo, a lo menos tan segura como cualquier otra, es sin duda el arte. El artista de la paleta o el escultor pueden despegar su genio individual en creaciones de primer orden; pero los grandes monumentos de gusto y de la magnificencia arquitectónica son los que llevan el sello particular del genio de la nación.”¹ “Partamos del Cuzco, la ciudad sagrada, que era algo así como una expresión microscópica de todo el imperio […] por cuanto como cabeza sagrada era la que creaba y generaba los moldes que debían irradiarse por todo el extensísimo imperio”¹; esta visión del Cuzco por parte de Benjamín de la Cadena, es similar, por no decir la misma con la de Catherine Julien que dice “El trazado físico de la ciudad, el estilo de construcción, los numerosos santuarios de la ciudad y allende el valle, todo había sido alterado para reflejar el papel del Cuzco como centro de un imperio”² Pero la gran ciudad, capital del enorme imperio inca, no nació por azar, sufrió grandes transformaciones por parte del inca Pachakuti “Betanzos describe una importante política constructiva conducida por Pachacuti en el valle del Cuzco. Reconstruyo la ciudad y remodelo Indicancha. Igualmente desarrollo varios proyectos de canales en el valle como parte de una reforma que anexo tierras en un área de 10 Km torno a la ciudad”². Toda esta transformación hizo del Cuzco “magistral, única por su urbanismo y extraordinaria por ser la expresión sintética de la geografía política de todo el imperio y de la psicología de un pueblo”¹ nos dice de la Cadena, para corroborar lo plantea do por Julien. Es que nos parece increíble que una civilización que no poseía grúas ni otro ingenio parecido haya podido construir tal monumentalidad, que hoy incluso en ruinas nos sorprende que “hayan podido hacer entre calles largas y estrechas puentes, escaleras, ranflas y murallas; una ciudad

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LA ARQUITECTURA INCASICAPor: Oswaldo Suin

“La mejor prueba de civilización de un pueblo, a lo menos tan segura como cualquier otra, es sin duda el arte. El artista de la paleta o el escultor pueden despegar su genio individual en creaciones de primer orden; pero los grandes monumentos de gusto y de la magnificencia arquitectónica son los que llevan el sello particular del genio de la nación.”¹

“Partamos del Cuzco, la ciudad sagrada, que era algo así como una expresión microscópica de todo el imperio […] por cuanto como cabeza sagrada era la que creaba y generaba los moldes que debían irradiarse por todo el extensísimo imperio”¹; esta visión del Cuzco por parte de Benjamín de la Cadena, es similar, por no decir la misma con la de Catherine Julien que dice “El trazado físico de la ciudad, el estilo de construcción, los numerosos santuarios de la ciudad y allende el valle, todo había sido alterado para reflejar el papel del Cuzco como centro de un imperio”²

Pero la gran ciudad, capital del enorme imperio inca, no nació por azar, sufrió grandes transformaciones por parte del inca Pachakuti “Betanzos describe una importante política constructiva conducida por Pachacuti en el valle del Cuzco. Reconstruyo la ciudad y remodelo Indicancha. Igualmente desarrollo varios proyectos de canales en el valle como parte de una reforma que anexo tierras en un área de 10 Km torno a la ciudad”². Toda esta transformación hizo del Cuzco “magistral, única por su urbanismo y extraordinaria por ser la expresión sintética de la geografía política de todo el imperio y de la psicología de un pueblo” ¹ nos dice de la Cadena, para corroborar lo plantea do por Julien. Es que nos parece increíble que una civilización que no poseía grúas ni otro ingenio parecido haya podido construir tal monumentalidad, que hoy incluso en ruinas nos sorprende que “hayan podido hacer entre calles largas y estrechas puentes, escaleras, ranflas y murallas; una ciudad llena de templos y palacios, conventos y oratorios, cuarteles, talleres y casas, que a primera vista muestran su grandeza y nos hacen pensar y creer que efectivamente fue hecha por vía de encantamiento”¹

“En un cerro inmediato al Cuzco y que lo domina por el norte han construido una fortaleza la llamada y famosa Sacsahuaman que estaba constituida por varias murallas concéntricas ciclópeas en cuyo centro se alzan tres torres, unidas entre sí por corredores subterraneos”³ esta es la visión que nos deja Héctor Velarde que es ratificada por de la Cadena cuando nos dice “en esta fortaleza es de admirar los muros trazados en zig-zag para combatir a los

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asaltantes por los flancos. Los arquitectos militares sabían que ese blindaje de la fortaleza era invulnerable, capaz de resistir todo ataque con golpes o palancas o que su demolición demoraría indefinida y desventajosamente para el enemigo”¹ pero este estilo no es exclusivo del Cuzco ya que “Sacsahuaman, con su planta característica en zig-zag, recuerdan la otra fortaleza inca construida en Bolivia”², así queda establecido que la técnica constructiva de los incas no se estableció solo en su capital, sino todo lo contrario, que se extendió a lo largo del Tahuantinsuyo, y lo podemos observar en la ciudad de Cuenca.

Es de destacar que dos son las construcciones particularmente más importantes de la ciudad imperial. La una es la fortaleza de Sacsahuaman y la otra es “Corincancha, en el otro extremo, estaba asociado con el culto incaico al sol. Aunque las narraciones en español lo llaman “templo” o “templo del sol”, el tenía un carácter residencial. No aparece como un santuario en la lista más completa que ha sobrevivido, pero aparece en otra pequeña como “casa de oro” y descrita como “casa del sol”. El sol tenia tierras y podía tener esposas, así que una “residencia” sería lo apropiado.”² suena muy apropiado el término residencia, término que no es compartido por de la Cadena al decir que “a su principal templo, los incas lo llamaron “corincancha” y cuto significado es “cerco de oro”, y en verdad que el templo era “cerco” de múltiples tesoros”, además de esto de la Cadena nos dice que fue, no solo un templo, “en conjunto, el Corincancha, se trata de una verdadera unidad urbana encerrada en una muralla”¹, no cambia totalmente la visión de Julien que decía que no había la necesidad de un arquitectura religiosa separada, ya que podía servir, también de adoratorio todo el complejo. De la cuadra nos sigue dando una visión del complejo “en la plataforma más alta se alineaban los claustros del templo en tres grupos alrededor de un patio: el grupo central y principal consta de una amplia sala en cuyo fondo se encuentra un enorme disco de oro para que el sol naciente lo iluminara con sus rayos; esta era la capilla del Inti, el Sol. Luego a los lados se levantan las capillas de las estrellas, del relámpago, de la luna, del trueno y del arco iris. En pisos inferiores se hallan los cuartos de los sacerdotes, de los funcionarios y los jardines, según nos cuenta Juan de Velasco”¹

La arquitectura inca de líneas estéticas, de superficies lisas y de masas tranquilas, se extiende por todos los Andes, dejando huella de lo que fue uno de los más grandes imperios de América y que no tenía nada que envidiar a las grandes ciudades europeas de aquella época, ya que con sus doscientos mil habitantes, Cuzco, fue una ciudad de movimiento, belleza y grandiosidad arquitectónica, cuyos recuerdos se reflejan hasta hoy y hasta acá.

BIBLIOGRAFIA

1. De la Cadena, Benjamín; El Imperio Teocrático de los Inca; Departamento de Difusión Cultural de la Universidad de Cuenca; Cuenca; 1984

2. Julien, Catherine; El Tawantinsuyu; en Historia de América Andina: las Sociedades Aborígenes; Ed Libresa; Quito; 1999

3. Velarde, Héctor; Arquitectura Peruana; Ed Colección Tierra Firme; México; 1946