La Aventura de La Historia - Dossier084 Crepúsculo Naval Español - Trafalgar

47
DOSSIER 37 TRAFALGAR Crepúsculo naval español El 21 de octubre de 1805, la escuadra franco-española fue destrozada por la británica en Trafalgar. Fue la mayor batalla naval del siglo, pero su trascendencia supera tal dato: España no se recuperó de las pérdidas de hombres y buques; Napoleón, aunque rehizo su armada, abandonó el proyecto de invadir Gran Bretaña y ésta, libre ya de temor, se dedicó a combatir al Emperador en el continente y a auspiciar alianzas para oponerse a sus ambiciones Combate entre el Santa Ana y el Royal Sovereign (Madrid, Museo Naval). 38. El telar de Penélope Marina Alfonso Mola 44. Una paliza Antonio Atienza Peñarrocha 56. Triunfo decisivo Michael Alpert 60. Nelson y el mito José Gregorio Cayuela 66. Escaño, un héroe olvidado Agustín Guimerá Ravina 72. El ocaso del Antiguo Régimen Carlos Martínez Shaw 78. Vigor historiográfico Antonio Atienza Peñarrocha 82. Fiestas y duelos H. Pérez, M. Alpert y Ó. Médel LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE

Transcript of La Aventura de La Historia - Dossier084 Crepúsculo Naval Español - Trafalgar

Page 1: La Aventura de La Historia - Dossier084 Crepúsculo Naval Español - Trafalgar

DOSSIER

37

TRAFALGARCrepúsculo naval español

El 21 de octubre de 1805, la escuadra franco-española fuedestrozada por la británica en Trafalgar. Fue la mayor batalla navaldel siglo, pero su trascendencia supera tal dato: España no serecuperó de las pérdidas de hombres y buques; Napoleón, aunquerehizo su armada, abandonó el proyecto de invadir Gran Bretaña yésta, libre ya de temor, se dedicó a combatir al Emperador en elcontinente y a auspiciar alianzas para oponerse a sus ambiciones

Combate entre el Santa Ana y el RoyalSovereign (Madrid, Museo Naval).

38. El telar de PenélopeMarina Alfonso Mola

44. Una palizaAntonio Atienza Peñarrocha

56. Triunfo decisivoMichael Alpert

60. Nelson y el mitoJosé Gregorio Cayuela

66. Escaño, un héroe olvidadoAgustín Guimerá Ravina

72. El ocaso del AntiguoRégimenCarlos Martínez Shaw

78. Vigor historiográficoAntonio Atienza Peñarrocha

82. Fiestas y duelosH. Pérez, M. Alpert y Ó. Médel

LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE

Page 2: La Aventura de La Historia - Dossier084 Crepúsculo Naval Español - Trafalgar

38

EL TELAR DEPENÉLOPE

La Armada Real del siglo XVIII

Navío de tres puentes en construcción. En España se pasó de buques muy sólidos y pesados a navíos más modernos, de estilo inglés o francés.

LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE

Page 3: La Aventura de La Historia - Dossier084 Crepúsculo Naval Español - Trafalgar

Cuando se instaura la dinastíaborbónica en los albores delsiglo XVIII, el prestigio navalde la Monarquía Hispánica

era ya historia. El potencial de flota seestimaba en 17 galeones, 8 fragatas, 4brulotes y 7 galeras, de los que habríaque descontar una docena de buquestras el desastre de Vigo en 1702, por loque el mantenimiento de las rutas ame-ricanas y las operaciones navales du-rante la Guerra de Sucesión hubieron derealizarse con la necesaria colaboraciónde los buques franceses.

Al acceder al trono Felipe V, se en-contró con que la defensa de las exten-sas costas metropolitanas y colonialesestaba encomendada a varias Armadas(Galeras, Mar Océano, Guardia de la Ca-rrera de Indias, Barlovento y Mar delSur), sin coordinación entre ellas, conun ámbito de operaciones específico, almando de las cuales se hallaba una ofi-cialidad aristocrática y cuyas tripulacio-nes eran difíciles de reclutar.

A pesar de la existencia de muchosexcelentes marinos al frente de las Ar-madas, el siglo XVII y la primera déca-da del XVIII se jalonaron de desastresnavales, que pusieron de manifiesto loinoperante de la dispersión de las fuer-zas y la deficiencia del factor humano(tanto de mandos como de tripulacio-nes), todo lo cual hizo pensar en la ne-cesidad de una reforma para intentar re-cuperar el prestigio en el concierto in-ternacional. De ahí que la rehabilitaciónde la Marina de guerra y mercante seconvirtiese en uno de los objetivos de lapolítica reformista nacional. Con Feli-pe V se asiste, pues, al nacimiento de laMarina moderna, cuyos principios or-gánicos y líneas de acción han llegadohasta la actualidad.

Ya en 1708 se formó una Junta presi-dida por el duque de Veragua para co-menzar a poner los cimientos de unaMarina de nueva planta. Y nada másconcluir la Guerra de Sucesión, en 1714,el primer Borbón encomendó al condede Bergeyck, a Jean Orry y luego a Ber-nardo Tinajero la reorganización de laArmada a partir de la recién creada Se-cretaría de Estado de Marina. La misiónera ambiciosa y difícil, pues había quecrear una infraestructura material ade-cuada que permitiese la construcción delos buques que necesitaba la Armada,para lo que era preciso poner en mar-cha los astilleros y las industrias de su-ministros navales. Asimismo, era nece-sario contar con una dotación humanapreparada, tanto mandos como tripula-ciones. Tras los primeros pasos se en-contró la persona adecuada para llevara cabo el proyecto, José Patiño, “hom-bre hábil, gran trabajador y de manoslimpias”, que fue nombrado Intendente

general de la Marina y presidente del Tri-bunal de la Contratación (1717).

Pese a las dificultades objetivas que im-plicaba, el plan para la reforma de la Ma-rina se acometió en tres frentes, identi-ficados por la necesidad de contar conbarcos, con oficiales y con tripulaciones.Antes, con respecto a las Armadas, seaplicó una política de modernización ten-dente a neutralizar la dispersión a travésde la centralización, que se materializóen la supresión de las distintas armadasy la creación de la Armada Real (1714).A este preámbulo de la reorganizaciónadministrativa, siguió la creación de lostres Departamentos Marítimos (1726) conbase en Ferrol, Cádiz y Cartagena, que secompletaría con la instauración del Al-mirantazgo (1737) como vértice de la ju-risdicción de Marina y con la subdivisióndel espacio costero en provincias marí-timas (1748), con un ministro de Marinaa la cabeza de las más importantes.

La reforma de PatiñoSi a principios de siglo la construcción denavíos se realizó por el sistema de asien-tos con empresarios particulares, paula-tinamente se fue pasando a la adminis-tración directa del Estado, a medida queempezaron a funcionar los arsenales es-tablecidos en las cabeceras de los tres de-partamentos marítimos (Cartagena, Ferroly La Carraca, junto a Cádiz), a los que hayque sumar el arsenal de La Habana (cons-truido a partir de 1723), el más impor-tante del Imperio (donde se botaron losbastimentos más grandes, más baratos yde mejor calidad, gracias a las maderastropicales, caoba y guayacán), y se in-tensificó la producción en otros astillerosreales, que trabajaron tanto para la mari-na mercante como de guerra (Guarnizo,en Cantabria, Zorroza, en Vizcaya, Pa-sajes, en Guipúzcoa, etc.). Los barcos seconstruyen según las normas de Antoniode Gaztañeta: cascos fuertes y pesados,

MARINA ALFONSO MOLA es profesora de Historia Moderna, UNED (Madrid).

39

CREPÚSCULO NAVAL ESPAÑOL. TRAFALGAR

Felipe V, Fernando VI y Carlos III impulsaron reformas navales quepretendían la creación de una potente escuadra. Marina Alfonsoanaliza la construcción de buques de guerra, la formación de la oficialidady el reclutamiento de las tripulaciones, obstaculizados por los cambiospolíticos, la falta de medios y la excesiva carga burocrática

Marqués de la Ensenada, uno de los artíficesde la reforma naval (por Jacopo Amigoni,Madrid, Museo del Prado).

LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE

Page 4: La Aventura de La Historia - Dossier084 Crepúsculo Naval Español - Trafalgar

gran arboladura, resistencia ante los tem-porales y las andanadas de los enemigos.Es el denominado sistema español, quese mantuvo en vigor hasta la renovaciónde mediados de siglo.

Pese a los metódicos y modélicos pla-nes de Patiño, la impaciencia de Albe-roni abortó el cuidadoso programa y seoptó, como venía siendo costumbre, porla compra de barcos mercantes refacta-dos en buques de guerra y equipadospara el combate, a fin de hacer frentea la organización de una flota para em-prender las expediciones de Cerdeña ySicilia (1717-1718). Esta frágil flota (62navíos) fue conocida con el significati-vo nombre de flota de papel, al estar in-

tegrada por barcos dispares, mediocrese inadecuados para su función, como sedemostró en los desastres de cabo Pé-saro y Mesina.

Ello no fue óbice para que Patiño fue-se nombrado secretario de Estado deMarina e Indias y de Hacienda (1726).Durante la década de su ministerio seconstruyeron 36 navíos, 15 fragatas y unbuen número de barcos de todos los ti-pos. Este robustecimiento de la Armadase puso a prueba con éxito con ocasiónde la expedición a Orán (1732) y la con-quista del reino de Nápoles y Sicilia(1734). Así, España volvió a figurar en-tre las potencias navales de su tiempo,para disgusto e inquietud de sus rivales.

A la muerte de Patiño (1736) dismi-nuyó el ritmo constructivo debido a losdrásticos recortes presupuestarios cau-sados por las dificultades financieras he-redadas de la guerra, con las que tuvoque lidiar el competente José del Cam-pillo (1741). Su prematura desapariciónno le permitió desarrollar sus proyectosde reforma, sucediéndole en las secre-tarías de Hacienda, Guerra y Marina eIndias Zenón de Somodevilla, marquésde la Ensenada, hombre experimentadoen la materia como intendente y secre-tario de la Junta del Almirantazgo.

El impulso de EnsenadaEnsenada y sus colaboradores afronta-ron de nuevo el plan renovador, co-menzando por estudiar los defectos quehabían mostrado las fuerzas navales, suscausas y los medios para evitarlos. Almismo tiempo, introdujeron mejoras enla gestión financiera para sufragar losgastos derivados del papel de privilegiootorgado a la Marina, centralizaron laconstrucción naval e impulsaron la fa-bricación de buques en series bien de-finidas con planos homologados.

Su actuación se inaugura con medidasde fomento de la producción de sumi-nistros navales para no depender de losmercados extranjeros. Así, se promovióla fabricación de lonas en Galicia, de jar-cias en Valencia y Granada, de artilleríaen Sevilla y Barcelona (al tiempo que semejoraban las fundiciones de Liérganes-La Cavada), de ferrerías, anclas y clava-zones en Guipúzcoa y Vizcaya. Y de for-ma paralela se promulgaron las Orde-nanzas e Instrucciones de Montes (1748-1751) de cara a seguir una política forestalque proporcionara la materia prima parala construcción naval, dejando todos losasuntos de este ramo a cargo de los In-tendentes de Marina. Se editaron tambiénlas Ordenanzas Generales de la Armada,corpus jurídico-administrativo ingenteque ordenó todos los supuestos concer-nientes a la Marina, incluyendo lo rela-tivo a maestranzas, arsenales, fábricas, tri-pulaciones, etcétera.

Para impulsar el progreso en el campode la industria naval, se envió a Gran Bre-taña a un joven oficial, Jorge Juan, paraque ejerciera el espionaje industrial en losastilleros. Tras comprobar in situ los avan-ces para mejorar y modernizar la arqui-tectura naval (1749-1750), el marino ycientífico reclutó, atraídos por pingües

40

Arsenal de Ferrol. Durante el siglo XVIII, Ferrol se convirtió en Departamento marítimo y suastillero, en uno de los más importantes de España (Madrid, Museo Naval).

Navío Real Felipe, de 3 puentes, 114 cañones, construido en Guarnizo (Cantabria), en 1732,gracias a los planes de Patiño (Madrid, Museo Naval).

LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE

Page 5: La Aventura de La Historia - Dossier084 Crepúsculo Naval Español - Trafalgar

remuneraciones, a ingenieros y maestrosen diversas especialidades, que se pusie-ron al frente de los arsenales (Rooth setrasladó a Ferrol, Bryant a Cartagena yMullan a Cádiz, donde también estuvoHowell, que pasaría a Guarnizo). Pese aser técnicos de segunda fila y de traba-jar con una maestranza inexperta, acos-tumbrada al sistema tradicional, contri-buyeron al renacimiento de la Marina es-pañola. Al mismo tiempo, se encomendóla misión de viajar por Europa (1749-1751) para estudiar las instalaciones ma-rítimas de los países más reputados, a otroprestigioso oficial, Antonio de Ulloa, cu-yas experiencias se plasmaron en la re-novación de los arsenales siguiendo lasconcepciones más modernas de la épo-ca. A finales de 1752, comenzó la cons-trucción en serie en todos los arsenales ala vez.

Consecuencia de esta acertada políti-ca fue el aumento del ritmo de la pro-ducción, pudiéndose considerar el añode 1754, justamente el de la caída de En-senada, como uno de los más activos dela construcción naval española: se bo-tó un navío de 70 cañones, nueve de 74,cinco de 68, dos de 64 y dos de 62. Ade-más, ese año se alcanzó de nuevo la cin-cuentena de buques en la flota.

TitubeosTras la desgracia del superministro, lle-gó al Ministerio de Marina Julián deArriaga (1754-1776), cuyo conservadu-rismo fue pernicioso para la labor deprofunda reforma llevada a cabo por suantecesor, aunque la inercia permitiócontinuar la empresa constructiva de losbarcos que ya estaban empezados.

Si bien el ritmo constructivo fue de-creciendo paulatinamente, no llegó a losbajos niveles que hubieran deseado losbritánicos, ya que en el quinquenio1755-59 se botaron doce navíos de 74cañones, tres de 68, uno de 64, dos de60 y once barcos de otros tipos. Del mis-mo modo, por un lado, se construyeronen Cartagena los jabeques, que permi-tieron a Barceló erradicar el corso ber-berisco del Mediterráneo y, por otro, seperfeccionaron los sistemas constructi-vos, combinándose el sistema inglés pa-trocinado por Jorge Juan con el sistemafrancés, para lo que se contrató al in-geniero Gautier (el cual, además, influ-yó en la creación del Cuerpo de Inge-nieros Navales, en 1770), cuyo herede-

ro sería Romero Landa, director de lasconstrucciones navales a partir de 1783.

Asimismo, los astilleros recibieron unimpulso al promulgarse en 1772 sus Or-denanzas, que pusieron orden en la ad-quisición de los pertrechos y armamen-tos de los buques, al tiempo que se crea-ban unas Juntas en los Departamentosmarítimos para estudiar las necesidadesde acopio de materiales y trabajos a rea-lizar. Se comenzaron a construir navíosde tres puentes y 112 cañones (Ferroly La Habana), algunos cascos se forra-ron de cobre, se mejoró la funcionalidadde la batería baja, se hicieron regla-mentarios los foques y las cangrejas, lasjarras de cobre para envasar la pólvoray el forro con planchas de plomo de lospañoles de munición, e incluso se for-muló un Reglamento de Artillería (1776)para estandarizar el armamento.

En consecuencia se alargó el tiempode vida media de los navíos: si entre1714 y 1724 los buques duraban unos

13 años y los fabricados entre 1725 y1749 dos más, los botados entre 1750 y1774 duraban unos 32 años, con casosde una longevidad excepcional, comoel de El Guerrero y El Soberano, que sehabían botado en Ferrol en 1755 y con-tinuaron en servicio durante ochenta ynoventa y nueve años, respectivamente.

A la muerte de Arriaga, Pedro Gonzá-lez Castejón, como secretario de Marina(1775-1783), mejoró la labor de su pre-decesor, alcanzándose un buen potencialde flota, como se pudo mostrar en lasconfrontaciones de la guerra de la inde-pendencia de las Trece Colonias. En 1783fue nombrado secretario de Marina An-tonio Valdés, cuya eficaz dedicación alprogreso de la Armada se plasmó en ladotación de diques secos y de modernasmáquinas para los arsenales y en la am-pliación de los parques de artillería, altiempo que se incrementaba el ritmo delas construcciones navales. La dimisiónde Valdés (1795) dejó a la Armada sin un

41

EL TELAR DE PENÉLOPECREPÚSCULO NAVAL ESPAÑOL. TRAFALGAR

José Antonio de Gaztañeta, superintendente de los astilleros de Cantabria. Sus normas deconstrucción se respetaron durante la primera mitad del siglo XVIII (J. G. Condoy, Museo Naval).

LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE

Page 6: La Aventura de La Historia - Dossier084 Crepúsculo Naval Español - Trafalgar

competente ministro, en vísperas de tiem-pos turbulentos. Se puso al frente de laSecretaría de Marina a Pedro Varela, queinicia un período de inestabilidad en elMinisterio, con mandatos muy cortos desus titulares (Juan de Lángara, AntonioCornel) y con un ritmo de entregas con-siderablemente ralentizado, hasta la lle-gada a la Secretaría de Marina de Do-mingo de Grandallana (1802-1805), cuyaacertada gestión facultó una momentá-nea recuperación de la Armada, aunque,como apunta José Patricio Merino, las ne-cesidades de la Armada crecieron más de-prisa que las posibilidades de la nación.

En efecto, pese al notable esfuerzoconstructivo realizado durante la cen-turia, las fuerzas navales españolas se re-sentían en la comparación con las flotasbritánica y francesa, quedando patentesu inferioridad tanto numérica (para1805 la Armada contaba con 52 navíosde línea, de los que con mucho esfuer-zo se podía armar sólo la mitad, en con-traste con los 60 franceses y los 217 bri-tánicos), como en potencia de fuego,pues, aunque la artillería embarcada eratécnicamente equiparable (incluso conla dotación de las efectivas carronadas),las carencias se detectaban en la falta depreparación de los artilleros, en el nú-mero inferior de cañones y en la malacalidad de la pólvora.

Buena teoría, poca prácticaEl segundo frente abordado por el mi-nistro Patiño a comienzos de su manda-to fue la formación de los marinos. Conel doble objetivo de incitar a los jóvenesnobles a entrar al servicio del Estado y desolventar las necesidades de formaciónde una oficialidad de carrera para cubrirlas plazas de los buques de guerra, fun-dó la Academia de Guardiamarinas de

Cádiz (1717), que se convirtió en un grancentro científico y técnico a lo largo delsiglo (induciendo así a la creación deotros dos establecimientos semejantes enCartagena y Ferrol, en 1776).

Entre 1751-1773, Jorge Juan fue el ar-tífice de un completo plan de formaciónteórico-práctica. Así, la Academia, lide-rada por directores de prestigio y dota-da de un profesorado altamente cuali-ficado, trabajó en estrecha colaboracióncon otras instituciones como el Obser-vatorio Astronómico de la Marina (ins-talado a partir de 1753) y el Real Cole-gio de Cirugía (fundado en 1748).

Parece ser que a finales de siglo el nú-mero de oficiales del que disponía la Ar-mada era más que suficiente en relacióncon las posibilidades de embarque depersonal, ya que durante las épocasde paz los navíos se desarmaban ypermanecían fondeados en los puertos.

Así, los oficiales salidos de la Academiano dispusieron en ocasiones de oportu-nidades de navegar y de adquirir expe-riencia, a pesar de lo cual, y salvandociertas deficiencias en la dirección de lasmaniobras, dieron pruebas de prepara-ción y valor en la ocasión de Trafalgar.

Más burócratas que marinerosLa guarnición de los navíos estaba de-sempeñada por los artilleros de mar,creándose con Patiño los batallones deMarina y las brigadas de artillería de Ma-rina (1717). El grueso de la dotación delos barcos estaba constituida por la gen-te de mar, para cuya recluta se recurrió alas Matrículas de Gente de Mar volunta-rias de 1717 y 1737, preámbulo de la Ma-trícula Obligatoria de Ensenada (1751),que declaraba obligatorio el servicio enlos navíos del rey y en los arsenales a ma-rineros, pescadores, carpinteros de ribe-ra y calafates. Su aplicación permitiríacontar con las tripulaciones adecuadas encaso de crisis diplomática o declaraciónde guerra, aunque a costa de perjudicaral sector pesquero, a la marina mercan-te y al comercio marítimo. La excelentegestión del ministerio de Valdés y los de-cretos de Libre Comercio con América re-sultaron una inyección para la Matrícula,pasándose de los 40.000 matriculados de1780 a los 75.470 asentados en 1792.

Ahora bien, el complejo sistema deenrolamiento de la marinería obligó aun desarrollo desmedido del Cuerpo delMinisterio. Este organismo político en-cargado del control efectivo de la Ma-trícula cada vez precisó de mayor nú-mero de empleados y, por ende, au-mentó el coste del mantenimiento delaparato, cuando en realidad el objetivoprioritario de la política naval debía ha-ber sido la extensión del poblamientocostero, la potenciación de la navega-ción de altura y cabotaje y el fomentode la pesca, para así garantizar el au-mento de matriculados, cantera de tri-pulantes para el real servicio.

El almirante Mazarredo denunciaría rei-teradamente esa situación. Por ejemplo,en su toma de posesión del mando de laEscuadra del Océano (1797): “El mal na-ce de que desde el año de 93 se armómás (navíos) de los que se podía dotar ypagar, no correspondiendo el efectivo deGente de Mar a las listas de Matrículas,completándose mal con vagos y otrosaplicados, no hombres de mar. De aquí,

42

José de Mazarredo, quizás la figura másdistinguida de la Marina española durante elsiglo XVIII (J. F. Bellier, Museo Naval).

Trabajo en un astillero en la primera mitad del siglo XVIII, según grabado de las Ordenanzas deEnsenada, de 1748 (Madrid, Museo Naval).

LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE

Page 7: La Aventura de La Historia - Dossier084 Crepúsculo Naval Español - Trafalgar

y de su desnudez y miseria, las prime-ras enfermedades, y de aquí el contagioque acabó con tanta marinería aquel añoy en los siguientes de 94 y 95...”.

Aunque la inscripción en la Matrícu-la les dispensaba del servicio militar delas quintas, les otorgaba el monopoliode las actividades marítimas (comerciode larga distancia, cabotaje y pesca), lespermitía gozar del fuero de Marina y be-neficiarse de pensiones en caso de he-ridas o invalidez en acto de servicio, lainscripción repugnaba a la gente de mary maestranza, que mostró resistencia alservicio y recurrió a la picaresca paraburlarlo (poblaciones costeras con sóloancianos y niños a la llegada de los fun-cionarios reclutadores, alistamiento enclase de inhábiles, en viaje o paraderodesconocido).

Y es que el servicio en la Armada noera apetecible, ya que a las inherentes en-fermedades de a bordo, la alimentacióndeficiente y los riesgos de la navegacióny el combate, había que sumarles lossueldos insuficientes pagados tarde, malo nunca, la falta de permisos, la excesi-va duración del servicio, el desprecio ma-nifiesto por parte de la oficialidad y lasnulas posibilidades de promoción. De ahíque sea casi una constante el recurso aquintos, tropa de infantería y artilleros detierra para completar las dotaciones delos navíos, los cuales eran poco efectivospara colaborar en la maniobra y repara-ción rápida de averías.

Muchas deficienciasSi bien se está rehabilitando, con justi-cia, el papel de los marinos al frente delas unidades de la Armada y se están po-niendo sobre el tapete tanto las expec-tativas napoleónicas del potencial de flo-ta que España podía aportar a la alian-za, como los elogios efectuados por elpropio Napoleón al valor y a la actua-ción táctica de los oficiales españoles enlas operaciones de la armada combina-da hispano-francesa, la Armada Realadolecía de limitaciones estructurales de-rivadas de factores muy complejos.

Así, en vísperas de Trafalgar, estas li-mitaciones se plasman en la insuficienciade efectivos navales en número, en po-tencia de fuego y en renovación de lasescuadras (navíos vetustos o poco mari-neros que retardaban a los restantes); lacarencia de preparación de las tripula-ciones, agravada por la falta de hombres

(las epidemias de 1800 y 1804, que aso-laron las costas andaluzas, diezmaron lapoblación susceptible de ser enrolada); yla penuria financiera, materializada enla carencia de suministros navales en losdepósitos de los arsenales y en la insu-ficiencia de fondos para sufragar los gas-tos derivados de equipar y abastecer unaflota para una contienda.

No obstante, debe reconocerse, comoseñala Didier Ozanam, que el resurgi-miento de la Marina de guerra españolafue una realidad. La Armada española dela segunda mitad del XVIII estaba dota-da de buques modernos, de bases y dearsenales de nivel internacional, cuyafuerza en la época nadie juzgó despre-ciable. Por otra parte, los responsables de

la política española nunca tuvieron la in-tención de crear una Marina capaz de rea-lizar operaciones de gran envergadurao de enfrentarse por sí sola a un rival tanpoderoso como Gran Bretaña. Se nece-sitaba una Marina que se hiciera respetar,pero su papel primordial era, más que elde la acción ofensiva, el de la acción di-suasoria destinada a la defensa de la Pe-

nínsula y de las Provincias de Ultramar.Finalmente, dado que todo este progra-ma era complejo, costoso y exigía pa-ciencia para obtener resultados, se pue-de comparar el proceso seguido por lahistoria de la Marina del setecientos al te-lar de Penélope.

Así, el plan de Patiño fue abortado porlas necesidades perentorias de la guerrade Italia; el programa de Ensenada fuecongelado por Arriaga, para ser retoma-do con éxito por Valdés y Grandallana,antes de que las guerras finiseculares ace-leraran el proceso de destejido de la redde efectivos navales sin dar tiempo ma-terial a recuperarse de los desastres de lasbatallas atlánticas de la armada combi-nada franco-española contra la Royal

Navy, tanto en aguas del cabo San Vi-cente (1797) como en las de Finisterre(1805), antesala y preludio, respectiva-mente, del descalabro de Trafalgar (1805),en plena crisis del Antiguo Régimen enEspaña. Hasta entonces y durante todoun siglo, la Armada había sido un ins-trumento eficaz al servicio de la salva-guarda de España y de su Imperio. ■

43

EL TELAR DE PENÉLOPECREPÚSCULO NAVAL ESPAÑOL. TRAFALGAR

Arsenales y buques eran competitivos,pero estaban faltos de material,marinería, artilleros y adiestramiento

Ciudad, arsenal y puerto de Cartagena, en la segunda mitad del siglo XVIII. Su modernizaciónfue impulsada por Ensenada y dirigida por Jorge Juan (F. X. Rovira, Madrid, Museo Naval).

LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE

Page 8: La Aventura de La Historia - Dossier084 Crepúsculo Naval Español - Trafalgar

Después del combate de Fi-nisterre, la flota franco-es-pañola, al mando del almi-rante francés Pierre Ville-

neuve y del español Federico Gravina,se dirigió a Cádiz, puerto vigilado poruna pequeña escuadra inglesa al mandode Cuthbert Collingwood. Villeneuve de-sobedeció así las órdenes de Napoleón

44

ANTONIO ATIENZA PEÑARROCHA es investiga-dor naval.

En Trafalgar, la mayor batalla naval del siglo XIX,Gran Bretaña logró una victoria definitiva.Antonio Atienza analiza la baja moralhispano-francesa, las contradicciones y los erroresdel mando y su heroica resistencia final ante lapericia, coherencia y adiestramiento ingleses

España perdió su poder naval; Napoleón,su opción de invadir Inglaterra

UNA PALIZA

LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE

Page 9: La Aventura de La Historia - Dossier084 Crepúsculo Naval Español - Trafalgar

Bonaparte, que le había ordenado acu-dir con su flota a Brest, liberar a la flotafrancesa allí bloqueada por los británi-cos y, después, zarpar hacia Boulogne,para escoltar la fuerza de invasión de In-glaterra allí preparada. Sin embargo, Vi-lleneuve, sabía que la misión era impo-sible. Había sido batido por la escuadrabritánica de Calder, lo cual parecía de-mostrar que los ingleses le esperaban. Ynecesitaba desesperadamente suminis-tros, para las numerosas tropas que

llevaba embarcadas: sin ellos, le resulta-ría imposible alcanzar Brest. Galicia nole pudo proveer adecuadamente, y só-lo le quedó navegar hasta Cádiz, don-de podría rearmar sus buques (ver LaAventura de la Historia, “Finisterre, la ba-talla de la niebla”, núm. 81, julio 2005).Villeneuve ahuyentó a los británicos yfondeó en la rada gaditana el 20 de agos-to. La noticia de la llegada de la flotacombinada fue comunicada a Londresy el Almirantazgo dispuso la concentra-ción de diversas flotas británicas frente aCádiz, bajo el mando supremo de lordHoratio Nelson. La escuadra franco-española fue, por su parte, reforzada porlos buques de Ignacio María de Álava,allí acoderados desde abril. Los buquesde la Escuadra Combinada, que habíancruzado dos veces el Atlántico, necesi-taban ser recorridos y reparados, y a ellose dedicaron con presteza los trabaja-dores del arsenal. Mientras, en Boulog-ne, Napoleón comprendió que no po-dría invadir Inglaterra. Sin una flota queprotegiera sus barcazas de desembarco,sus tropas no podrían poner el pie en elcamino de Londres. Por ello, ordenó asus ejércitos que se dirigieran a Alema-nia. En cuanto a su flota, fondeada enCádiz al mando del almirante Villeneu-ve, junto a la española, dispuso que sereuniera con la escuadra del almirante Jo-sé Justo Salcedo, en Cartagena, y que am-bas se adentraran en el Mediterráneo yhostigaran Nápoles, a fin de dividir a lasfuerzas austríacas, obligadas a defendertambién su flanco sur y apoyar a las pe-queñas monarquías italianas. Descon-fiando definitivamente de Villeneuve, or-denó su relevo por el almirante Rosily-Mesros, pero no lo comunicó a Cádiz.

Por su parte, Nelson estableció fren-te a Cádiz un bloqueo holgado. Sus bu-ques desaparecieron tras el horizonte,mientras que varias fragatas, ojos y oí-dos de la flota, se situaron a la vista delpuerto. Nelson apreciaba tanto el papelde las fragatas que en cierta ocasión di-jo: “Si a mi muerte me abrieran el pe-cho, verían sobre mi corazón escrita lapalabra fragata”.

Ataque en doble columnaEl almirante reunió a sus capitanes el día10 de octubre en el Victory, su buqueinsignia, y explicó su plan. Estaba cla-ro que la Flota Combinada, una vez sa-liera de puerto, adoptaría la clásica

formación de línea de combate: una lar-ga hilera de buques, uno detrás de otro,preparados para luchar. Frente a estatáctica, Nelson había decidido adoptarlas técnicas de Rodney o de Jervis: rom-per la línea, pero no por un punto, sinopor dos, como el primero había hechoen la batalla de Saintes, en 1782. Era unatáctica arriesgada, porque suponía avan-zar bajo el fuego enemigo sin apenasposibilidad de contestar. Pero una vezpartida la línea enemiga, ésta quedaríacortada en tres trozos, y la vanguardiano podría auxiliar a la retaguardia.

Tal riesgo hubiera podido originar laoposición de sus capitanes, pero éstoseran un grupo de jóvenes oficiales, en-tusiastas y admiradores suyos. MientrasNelson explicaba sus planes, el almi-rante Calder, modesto vencedor del en-cuentro de Finisterre, se encaminaba ha-cia Londres en su buque insignia pararesponder ante un consejo de guerra porno haber destruido o dañado más se-riamente a la flota aliada. Por eso, el se-gundo en el mando era Cuthbert Co-llingwood, un eficiente oficial, gran ami-go de Nelson, querido por sus hombres,apasionado por los árboles y enamora-do de España y de la lengua castella-na. Lord Nelson no tenía subordinadoscon el relieve, la experiencia o el pres-tigio que pudieran discutir sus planes.

Sir Horatio, además, les dejó bien cla-ro que una vez iniciada la refriega, seacababan las órdenes: cada capitán debíaobrar con independencia y agresividad,

45

CREPÚSCULO NAVAL ESPAÑOL. TRAFALGAR

Almirante Pierre Charles Villeneuve, jefe de laEscuadra Combinada. Salió inoportunamentede Cádiz y su plan de batalla era improvisado.

Momento clave de la batalla: elRedoutable, de dos puentes, trata

de abordar al Victory, de tres, en elque agonizaba Nelson, y lo hubieseconseguido de no haber llegado en

socorro de su capitana, elTéméraire, también de tres puentes

(por L. P. Crépin, París, MuséeNational de la Marine).

LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE

Page 10: La Aventura de La Historia - Dossier084 Crepúsculo Naval Español - Trafalgar

atacando a los buques que tuviera máscerca: “Ningún capitán se equivocará sicoloca su buque al costado del enemi-go”. Su idea, por tanto, era crear unamelé, en la cual los buques británicos,más diestros, mejor tripulados y arma-dos, debían imponer su habilidad y fuer-za a franceses y españoles. El disparoa bocajarro no provocaba la temida llu-via de astillas que aniquilaba al enemi-go, pero agujereaba más eficazmente elcasco, y provocaba el hundimiento. Ade-más, los tacos de madera que aprisio-naban la bala en el ánima del cañón sa-lían disparados envueltos en llamas y, alchocar contra las jarcias o las velas, pro-vocaban incendios.

Criterios enfrentadosMientras Nelson y sus hombres brinda-ban por un triunfo que veían seguro, el8 de octubre los comandantes españolesy franceses sostuvieron una reunión tor-mentosa para decidir qué hacer. El ma-yor general Escaño, expuso que, a su en-tender, la escuadra debía permanecerfondeada en Cádiz todo el invierno. Ellopermitiría reparar y revituallar los buquesy reponer tripulaciones. Mientras tanto,obligarían a los británicos a una dura la-bor de bloqueo de Cádiz, Ferrol y

Cartagena, sufriendo las inclemencias deltiempo, que les ocasionarían daños equi-valentes a una dura batalla. Algunos delos mandos franceses manifestaron quetal actitud les haría pasar por cobardes.Esto sentó muy mal a Alcalá Galiano, unmarino tan valeroso como inteligente. Alparecer, y esto quizá es legendario o exa-gerado, el contralmirante francés Magonse excedió en sus palabras y el españolestuvo a punto de retarle en duelo. Latensión y el malestar era grande entre los

oficiales de ambas naciones, pues los es-pañoles no se ahorraban los comenta-rios sobre el abandono en que les ha-bían dejado los franceses durante el re-ciente combate de Finisterre. Por eso,los problemas se sucedían: por ejemplo,a la llegada de la Flota Combinada a Cá-diz, el intendente del arsenal de LaCarraca se negó a facilitar a los france-ses material y provisiones, si éstas noeran pagadas en moneda contante y so-nante. Godoy tuvo que ordenar al ar-senal que proporcionaría a los franceses

cuanto necesitaran y a Gravina, que obe-deciera sin reservas a Villeneuve.

Con todo, la propuesta de Alcalá Ga-liano era tan juiciosa, que el 8 de octu-bre se decidió invernar en Cádiz. Pero,el 14, Villeneuve cambió de opinión acausa de dos informaciones bien distin-tas: por un lado, supo que Nelson habíatenido que ceder parte de sus buquespara proteger un convoy y, por otro, queel almirante Rosily-Mesros había llegadoa Madrid y no le costó suponer que

pronto estaría en Cádiz con la orden desustituirle. El golpe era grave para el al-mirante, porque deseaba seguir en la es-cala de mando y, sobre todo, no ser ig-nominiosamente descabalgado de ella.Por todo ello, el 18 decidió salir a la mar.

Gravina hubiera deseado oponerse,pues desertores ingleses habían infor-mado que la flota de Nelson seguía sien-do muy poderosa, pese a la cesión dealgunos buques, pero tenía las manosatadas. Era ante todo un noble y un mi-litar y estaba obligado por una doble

Nelson explica su plan de batalla a los capitanes de los buques de su escuadra (detalle de un grabado de James Goldby, Londres, N.M.M.).

46

Escaño opinó que se debía invernar enCádiz, mientras se reequipaba la flotaaliada y se desgastaba la británica

LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE

Page 11: La Aventura de La Historia - Dossier084 Crepúsculo Naval Español - Trafalgar

obediencia a las órdenes de su rey. Enla tarde del 18 de octubre, fue citado enel Bucentaure, buque insignia francés,y Villeneuve le comunicó que pensabadar vela al amanecer. Si mala era la de-cisión de salir, hacerlo al día siguienteconstituía un nuevo error: todos sabíanque los barómetros estaban bajando, loque indicaba que antes de tres días sedesencadenaría unos de los típicos tem-porales otoñales del Estrecho. Con todo,Villeneuve había decidido zarpar y Gra-vina replicó que los buques españolesestarían listos. De inmediato, la señal departir se elevó al tope del Bucentaure.

El 19 de octubre, con el alba, se ini-ciaron las maniobras de salida. A las8.30, Nelson, en el Victory, su buque in-signia, fue informado de que las fraga-tas que vigilaban el puerto habían avis-tado a seis buques saliendo de puntas.Quizá no sabía que iba a disponer dedos días para preparar la batalla.

La gran diferenciaSi las flotas, al menos sobre el papel, pa-recían bastante equilibradas, donde re-sidía la fundamental ventaja británica eraen las tripulaciones. Las inglesas eranmuy buenas, forjadas con un entrena-miento constante en el mar y aunquela vida era muy dura y la disciplina es-tricta, la moral era muy alta. Los mari-neros británicos estaban muy motivados,adoraban a algunos de sus jefes comoNelson, Collingwood o Cochrane.

Los barcos franceses y los españoles,por el contrario, tenían pocos marinerosauténticos. En España, una inadecuadapolítica hacia la Armada hizo poco ape-tecible servir en ella. Las malas pagas de-jaban a las familias de marineros –e in-cluso de los oficiales– en la miseria. Portanto, se llenaban los barcos de solda-dos, de levas forzosas de campesinos detierra adentro o de delincuentes, que re-dimían sus delitos sirviendo en la mar.La impericia de esta gente era manifies-ta y baja su moral. Después de variosaños de guerra y sin una adecuada es-tructura de entrenamiento y formación,España carecía de marineros capaces derendir lo necesario en un combate. Porsu parte, la flota francesa no había re-puesto las bajas producidas durante lanavegación hasta la Martinica, el regre-so y el enfrentamiento de Finisterre.

Se esperaba que en caso de enfrenta-miento, los soldados colaboraran en las

47

UNA PALIZACREPÚSCULO NAVAL ESPAÑOL. TRAFALGAR

Las escuadras

Ambas flotas parecían similares.Gran Bretaña. 27 buques. 7 de 3

puentes, con unos 100 cañones cada uno;2 con 80 cañones; 15 con 74 y 3 con 64 ca-ñones. Además, 4 fragatas de 40 cañones,una goleta y una balandra. Junto a los ca-ñones, cada navío contaba con unas 10 ca-rronadas, un tipo de cañón corto que dis-paraba mortales ráfagas de metralla. En to-tal, unas 2.600 piezas de artillería.

Francia. 18 buques. 4 de 80 cañonesy 14 de 74, junto a 4 fragatas, 1 corbeta y2 bergantines, con una media de 40 caño-nes. Unas 1.650 piezas.

España. 15 buques, 1 de 136 cañones,2 de 112, 1 de 100, 1 de 80 y 10 de 74.Además, los barcos españoles iban arma-dos con obuses, una especie de carronadaperfeccionada y muy eficaz. Unos 1.500 ca-ñones y morteros (*).

Aunque la Flota Combinada sumaba

33 buques contra 27 británicos, y era su-perior en número de hombres y cañones,en realidad Nelson estaba en superioridad,pues disponía de buques más grandes ysu artillería disparaba con mayor ritmo.Además, varios buques españoles estabanen malas condiciones: el Santa Ana, elRayo y el San Justo tenían graves averías yotros, por falta de tiempo y pertrechos, nohabían podido reparar convenientementelos daños sufridos en el combate deFinisterre.

(*) La suma del número de cañones de los bar-

cos no coincide con los totales, que incluyen ca-

rronadas y obuses. Además, las cifras reales serían

algo superiores, pues los capitanes trataban de re-

forzar su artillería y embarcaban alguna pieza más.

No se contabilizan los pedreros, pequeños cañones

giratorios fijados a las bordas y cofas, que rega-

ban de metralla los barcos enemigos en la lucha a

corta distancia.

Almirante FedericoGravina. Se le achaca suciega obediencia a lasdecisiones de Villeneuve(anónimo, Madrid,Museo Naval).

LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE

Page 12: La Aventura de La Historia - Dossier084 Crepúsculo Naval Español - Trafalgar

tareas de cargar los cañones o formarancomo fusileros en cubiertas y cofas pa-ra castigar al enemigo. Pero las carro-nadas británicas segaban las vidas deaquellos hombres, y hacía inútil su sa-crificio. Cargar los cañones era una tareainfernal, sobre todo en las baterías bajas,entre el hedor de la sentina y del haci-namiento, el humo ardiente y áspero dela pólvora, el ruido ensordecedor, lasquemaduras con las mechas o el propiocañón, el peligro del retroceso... A me-nudo los novatos se aterrorizaban y seescondían, sembrando la confusión.

Los barcos españoles salieron a la mararmados –aunque con pólvora de esca-sa calidad–, con las tripulaciones regla-mentarias, pero sin marineros experi-mentados. Las tropas que ya se habíanfogueado en Finisterre, y que podían ha-ber hecho un buen papel en el combate,

fueron incomprensiblemente desembar-cadas, pese a la protesta de Gravina.

Una maniobra nefastaDurante todo el día 19 de Flota Combi-nada salió de Cádiz con poco viento yestrechamente vigilada por las fragatasbritánicas. El día 20 el viento refrescó,mientras intentaba organizarse en co-lumnas. A las 15 horas viró hacia el sur,rumbo al Estrecho, con viento suroes-te. Estaba organizada en cuatro cuerpos:escuadra de observación, al mando deGravina; vanguardia, centro y retaguar-dia. La escuadra de observación debíaactuar como un grupo de exploración yde reserva, para actuar allí donde hicie-ra falta. Al ponerse el sol, los navíos dela vanguardia avistaron a la flota britá-nica, mientras Villeneuve ordenaba per-seguir a las fragatas inglesas.

48

Neptuno

Scipion

Rayo Cornélie

FormidableDuguay-Trouin

Mont-Blanc

Asís

S. Agustín

Furet

Héros

Trinidad

Neptune

Redoutable S. Leandro

S. JustoSta. Ana

Indoptable

Fougueux

Monarca

Pluton

Rhin

Bahama

Aigle

Montañes

Algésiras

ArgonauteArgonauta

Swift-Sune

S. Ildefonso

S. Juan Nepomuceno

Príncipe de Asturias

Berwick

Achille

Themis

Augus

Bucentaure

Africa

ConquerorNeptuneLeviathan

BritanniaAgamemnonAjax

Entrepenante

Dreadnought

Thunderer

Defiance

Defense Swiftsure

Bellerophon Tonnant

RevengeAchille

Mars

Belleisle

RoyalSovereign

Polythemus

Prince

Colossus

Spartiate

Minotaur

Orion

Pickie Sirius

Euryalus Victory

Téméraire

Phoebe Narid

Intrepide

Viento

Flotahispano-francesa

Flotabritánica

12:10 horas

T R A F A L G A R2 1 - X - 1 8 0 5

LUGAR DELA BATALLA

Español

Francés

Británico

Fragatafrancesa

Cabo Trafalgar

CaboRoche

Conil de la Frontera•

ESPAÑA

O C É A N O A T L A N T I C O

• Chiclana de la Frontera

• San Fernando

PuertoReal•

CÁDIZ•

Vicealmirante Collingwood, segundo deNelson y jefe de la columna que cortó laretaguardia de la Flota Combinada.

LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE

Page 13: La Aventura de La Historia - Dossier084 Crepúsculo Naval Español - Trafalgar

Al amanecer del día 21, ambas flotasestaban cerca del cabo Trafalgar, distan-ciadas entre sí 4 ó 5 millas. La Combi-nada formaba una larga línea de batallamal trazada, con rumbo sur, mientras queal oeste, a barlovento, se encontraba laflota de Nelson. Entre las 7 y las 8 de lamañana, la escuadra británica formó endos columnas, perpendiculares a la alia-da, apuntando al centro y a la retaguar-dia. Al verla aproximarse, Villeneuve or-denó virar por redondo, es decir, cam-biar de rumbo sur a rumbo norte, ca-yendo todos los buques a babor.

La maniobra constituyó un tremendoerror. Si ya la línea estaba algo desor-ganizada, eso terminó por desbaratar-la. Algunos buques, menos maniobreroso peor tripulados, fueron arrastradosmás de lo debido por el viento, que-dando sotaventeados y dejando huecos

en la larga línea de unos 8 kilómetros delongitud. La virada en redondo situó ala escuadra de observación, mandadapor Gravina, a retaguardia, fuera de suespacio lógico. El error de Villeneuvebrindó a Nelson una aproximación exen-ta de riesgos, pues la Combinada perdióun tiempo precioso para cañonear a laflota inglesa mientras avanzaba sin po-sibilidad de respuesta. Finalmente, a cau-sa de su precipitada salida, Villeneuveno había previsto planes de combateelaborados y la maniobra sumió en laconfusión a los comandantes de buques.

Mientras tanto, los ingleses avanzabanen dos columnas, encabezadas la del no-rte por el Victory de Nelson, y la del surpor el Royal Sovereign, de Collingwood.Estas columnas no eran perfectas y pron-to los buques, empujados por el vientode popa, se arracimaron, impacientes

por entrar en combate, aunque sin ade-lantar a sus matelotes (el buque que pre-cede en el orden establecido).

A las 10.30 horas todavía algunos bu-ques estaban completando las viradasen la escuadra franco-española. Mientrasunos se adelantaban, otros se esforza-ban por recuperar su puesto. Esto obli-gaba a unos barcos a quedarse en fachaesperando y los oficiales, inmersos en latarea de la maniobra, no podían dispo-ner el inicio del fuego. También impo-sibilitaba tomar alguna contramedidacontra la táctica de Nelson. Gravina so-licitó a Villeneuve actuar con indepen-dencia con su Escuadra de Observación,pero Villeneuve lo impidió.

El Santa Ana, primeroA las 11.45 se ordenó abrir fuego encuanto el enemigo se encontrase a tiro.Ya entonces la flota inglesa se acerca-ba muy rápidamente y Nelson mandóizar su célebre mensaje en banderas deseñales: “Inglaterra espera que cadahombre cumpla con su deber”. Cuan-do Collingwood la vio, exclamó: “¡Aho-ra ya sabemos lo que debemos hacer!”.Y en efecto, lo sabía. La batalla, por tan-to, no se ganó en el campo de batalla,sino en la preparación y la planificacióny con el trabajo de equipo.

A las 12.08, el centro de la línea alia-da largó las enormes banderas de com-bate y las insignias de sus comandantes,y abrió fuego, siendo el Santa Ana, de

49

UNA PALIZACREPÚSCULO NAVAL ESPAÑOL. TRAFALGAR

Neptuno

Scipion

Rayo Cornélie

FormidableDuguay-Trouin

Mont-Blanc

Asís

S. Agustín

Furet

Hortense

Héros

Trinidad

Neptune

Redoutable

S. Leandro

S. Justo

Sta. AnaIndoptable

Fougueux

Monarca

Pluton

Rhin

Bahama

Aigle

Montañes

Algésiras

Argonaute

Argonauta

Swift-Sune

S. Ildefonso

S. Juan Nepomuceno

Príncipe de Asturias

Berwick

Achille

Themis

Augus

Bucentaure

ConquerorNeptuneLeviathan

Britannia

Agamemnon

Ajax

Entrepenante

Dreadnought

Thunderer

Defiance

Defense

SwiftsureBellerophon

Tonnant

Revenge

Achille

MarsBelleisle

Royal S.

PolythemusPrince

Colossus

SpartiateMinotaur Orion

Pickie Sirius

Euryalus

Victory

Téméraire

Phoebe

Narid

Intrepide

Viento

Flotahispano-francesa

Flotabritánica

12:30 horas

T R A F A L G A R2 1 - X - 1 8 0 5

Español

Francés

Británico

Fragatafrancesa

Vicealmirante Ignacio María de Álava,segundo de Gravina en el mando español enTrafalgar, a bordo del Santa Ana.

LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE

Page 14: La Aventura de La Historia - Dossier084 Crepúsculo Naval Español - Trafalgar

Ignacio María de Álava, el primero enhacerlo. Sobre el caía ya el Royal Sove-reign de Collingwood infiltrándose porel hueco dejado por el Indomptable, quehabía caído muy a sotavento. Pero Ála-va maniobró, cerrando el paso, y Co-llingwood se dirigió hacia su popa, ocu-pada por el Fougueux, de 74 cañones.Éste intentó cerrar el hueco, pero no pu-do detener al gigantesco buque inglés,que cañoneó duramente a los enemigosal abrirse paso, no sin recibir el fuegodel Monarca. El Royal Sovereign, cruza-da la línea, viró a babor y se enzarzó enun combate a toca penoles (a bocajarro)contra el Santa Ana, mientras que a supopa la acción se generalizaba. Amboscolosos, de tres puentes y más de cienpiezas de artillería cada uno, quedarondesarbolados; Álava y su segundo, Gar-doqui, resultaron heridos y Collingwood

se vio forzado a abandonar su buque.Mientras se producía ese singular com-bate, los buques que seguían a Colling-wood cayeron sobre toda la retaguardiaaliada, dirigida por Gravina desde elPríncipe de Asturias.

Más al norte, Nelson, con el veteranoVictory, embestía el núcleo aliado, don-de se hallaban el Bucentaure y el legen-dario Santísima Trinidad, de 120/130 ca-ñones, votado en 1769. Al ver aproxi-marse a Nelson, Hidalgo de Cisneros, enel Trinidad, mandó poner las velas en fa-cha, deteniendo así el andar del buque,para acercarse el máximo posible al Bu-centaure y evitar la ruptura de la línea.

La epopeya del TrinidadEran las 12.45 horas. Tanto uno comootro buque rompieron el fuego contra elVictory. Nelson ordenó entonces caer a

estribor y romper la línea por la popadel Bucentaure, aprovechando que allíexistía un hueco dejado por el Neptune,que, aunque sotaventeado, intentabaocupar su lugar. El Victory, de 100 ca-ñones, comenzó a luchar contra el Bu-centaure, de 80, intentando lograr surendición, y hostigando la aleta de es-tribor del Trinidad. A salvar al Bucen-taure acudieron el Neptune y el Redou-table, éste por babor del buque inglés.Su capitán Le Petit Lucas, consciente dela inferioridad de su buque, planeabaabordar al Victory, pero el terrible fue-go de los ingleses se lo impidió. La líneaestaba rota, y por ella entraron variosbarcos ingleses, enfilando a los buquesfranceses y españoles que allí estaban,mientras otros viraron a babor y ataca-ron al Bucentaure y al Trinidad, cuyalegendaria fama les atraía.

Éste fue el momento decisivo del com-bate: los británicos gozaban de una cla-ra superioridad numérica en dos puntosconcretos de la línea, y la aprovecharonpara destruir a los buques enemigos allípresentes. Buena parte de la flota alia-da, la vanguardia y la mitad del centro,quedó al margen de la lucha, pues susbuques estaban aproados hacia el nor-te, resultándoles imposible acudir rápi-damente en auxilio de sus compañeros.

Así, la batalla se convirtió en una du-ra refriega entre los buques aliados, ais-lados, y los británicos, que los rodeabany cañoneaban. El Trinidad se vio aco-sado, a partir de la rendición del Bu-centaure, por los tres navíos que habían

50

Neptuno

Scipion

Rayo

FormidableDuguay-Trouin

Mont-Blanc

Asís

S. Agustín

Héros

Trinidad

Neptune

Neptune

S. Leandro

S. JustoSta. Ana

Indoptable

Fougueux

Monarca

Pluton

Bahama

Aigle

Montañes

Argonaute

Swift-Sune

S. Ildefonso

S. Juan Nepomuceno Príncipe

de AsturiasBerwick

Achille

Bucentaure

Conqueror Leviathan

Britannia

Agamemnon

Ajax

Entrepenante

Dreadnought

Defiance

Defense

Bellerophon

Tonnant

Revenge

Mars

Belleisle

Royal S.

PolythemusPrince

Colossus

Spartiate

MinotaurOrion

Africa

Pickie

RedoutableVictory

Téméraire

Phoebe

Narid

Intrepide

Viento

Situación relativa de los buques durante la melé

T R A F A L G A R2 1 - X - 1 8 0 5

Español

Francés

Británico

Capitán Jean-Jacques Lucas, comandante delRedoutable. Desde este buque se hizo eldisparo que terminó con la vida de Nelson.

LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE

Page 15: La Aventura de La Historia - Dossier084 Crepúsculo Naval Español - Trafalgar

rendido a éste y dos más. Cayeron to-dos los palos, el general Hidalgo de Cis-neros, el comandante Uriarte y más de600 hombres. Imposibilitado de dispa-rar, con los costados cubiertos de jarciasdeshechas, velas y arboladura destroza-da, sin gobierno, los ingleses enviaronun bote para preguntar si se rendía, a loque los marineros, asomándose a lasportas, respondieron con vehemencia“¡No!, ¡no!”. No obstante, no pudieronsostenerse mucho más tiempo, pues losbritánicos cerraron el paso a cuantos bu-ques intentaron rescatarle. Sin podercontestar al fuego enemigo, arrió la ban-dera a las 16.15 horas.

Muerte y victoriaEl Victory, borda con borda con el Re-doutable, luchó denodadamente contraéste. Un tirador situado en la cofa demesana del buque francés distinguió aNelson paseando por el alcázar, con sucasaca repleta de condecoraciones bor-dadas, y le disparó. La bala penetró porel pecho y se alojó en la columna ver-tebral. El almirante inglés cayó a cu-bierta, de donde fue recogido y lleva-do abajo, con el pecho cubierto con unpañuelo para que los marineros no le re-conocieran por el uniforme.

La división, ahora, de vanguardia, almando de Dumanoir, se debatía en lasdudas, y ello supuso que casi un terciode la flota aliada no intervino en las dosprimeras horas de combate. Dumanoirvio la batalla perdida, y pensando en sal-var sus buques de la refriega, ordenó

proseguir el rumbo hacia Cádiz, pese aque Villeneuve, antes de rendirse, habíaizado la señal de que todo buque queno estuviera empeñado en acción, de-bía actuar.

Uno que vio las señales del almiran-te e intentó acudir a la batalla fue Ca-yetano Valdés, comandante del Neptu-no, que a falta de viento ordenó botarlas lanchas para que, a remo, remolca-ran y orzaran el buque, para después di-rigirse hacia el sur, para socorrer al Tri-nidad. Le siguió la estela el Intrepide,pero ambos vieron detenido su avancepor los ingleses Minotaur y Spartiate,que destrozaron primero a Valdés, y des-pués al Intrepide. Otros buques, como

el Rayo y el San Francisco de Asís tam-bién viraron con lentitud. Dumanoir es-capó de la batalla, y sería cazado díasdespués a la altura del cabo Ortegal.

Más al sur, la columna de Collingwoodcayó sobre la retaguardia de Gravina deforma escalonada: conforme los buquesaliados avanzaban hacia el norte, iban en-trando uno a uno en el grupo británico,que los iba destrozando paulatinamente.Los buques ingleses penetraban entre lalínea aliada, disparando. Los navíos fran-ceses y españoles se defendían bien, y al-gunos barcos ingleses pagaron cara la ba-talla, como el Belleisle, pero detrás ibanentrando nuevas unidades frescas. Cua-tro o cinco buques británicos acometíana uno de los aliados, lo inutilizaban o ren-dían, y atacaban al siguiente. Gravina, enel Príncipe de Asturias, un moderno de112 cañones, no se resignó a esperar, si-no que avanzó decididamente hacia elenemigo, secundado por Magon, AlcaláGaliano y Churruca. Apoyado por su ma-talote de proa, el San Ildefonso, el Prín-cipe aguantó la acción durante cuatro ho-ras, siendo hostigado por diversos buquesbritánicos a los cuales dañó o averió enalgún grado. Más a popa, Churruca, conel San Juan Nepomuceno, que cerraba laformación, se movió con decisión haciael norte para cubrir al Príncipe y se vioenvuelto por varios navíos enemigos. ElSan Juan resistió hasta las 16 horas, cuan-do la muerte de Churruca, su coman-dante, y las numerosas bajas, imposibi-litaron la resistencia.

A las 16.30, viendo que la batalla

51

UNA PALIZACREPÚSCULO NAVAL ESPAÑOL. TRAFALGAR

Capitán de navío Cayetano Valdés,comandante del Neptuno en Trafalgar (porJosé María Roldán, Madrid, Museo Naval).

Batalla de Trafalgar en su primera fase (gouache sobre papel de José María Halcón, Madrid, Museo Naval).

LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE

Page 16: La Aventura de La Historia - Dossier084 Crepúsculo Naval Español - Trafalgar

estaba perdida, Gravina ordenó la reti-rada hacia Cádiz. Con habilidad, se za-fó de sus oponentes y tras su insignia seagruparon algunos buques. Sin embar-go, con sus muchas averías necesitó quela fragata francesa Thémis lo tomara aremolque. Siguieron su estela once bu-ques. Atrás quedaban dieciocho captu-rados, entre ellos el Trinidad, el SanJuan Nepomuceno, el San Ildefonso, elBahama, y el Monarca. A las 18 horas,el Achille, francés, estalló. Media horadespués, se oyeron los últimos cañona-zos. La batalla había terminado.

Tremendo balanceMientras los maltrechos buques condu-cidos por Gravina se dirigían a Cádiz, lamar comenzó a levantarse. Gravina,

gravemente herido en el codo, fondeóen la boca de la bahía gaditana a la 1.30del día 22 de octubre. Allí, junto con eltambién herido Escaño y los demás ofi-ciales supervivientes, celebró consejo decomandantes a las 9 de la mañana. Cons-cientes de que los británicos no podríanmarinar (poner marineros en los buquesrendidos, para llevárselos) en todos losbarcos capturados, prepararon una ope-ración de rescate con los buques super-vivientes a la batalla, pero no pudo ha-cerse a la mar a causa del temporal.

El mismo mal tiempo afectó a los bri-tánicos, mientras reparaban de urgencialos maltrechos navíos capturados y tra-taban de hacerlos navegar: Redoutable,Argonaute y Monarca se hundieron y elSan Agustín estaba tan dañado que

optaron por incendiarlo. Finalmente, el23 salió de Cádiz un grupo de barcosfranceses y españoles con la idea de in-tentar recuperar algún buque apresadoy buscar náufragos: los franceses In-domptable, Plutón y Neptune, y los es-pañoles Rayo y San Francisco de Asís,junto a las cinco fragatas francesas y dosbergantines. En esta operación se recu-peraron cinco buques, gracias, entreotras cosas, a que en algunos, los pri-sioneros españoles se rebelaron contrala tripulación de presa, haciéndose conel barco. Uno de los represados, el Nep-tuno naufragó de regreso a Cádiz.

Esta expedición también originó pér-didas: el viejo Rayo, con cincuenta y seisaños de servicio, no soportó esta se-gunda singladura y se estrelló contra laplaya de Arenas Gordas; idéntico fin tu-vo el San Francisco de Asís.

Quedaron en manos británicas los na-víos San Ildefonso, San Juan Nepomu-ceno y Bahama, pero sólo pudieron re-parar el primero, que utilizaron con elmismo nombre. El Trinidad aguantó losembates del mar hasta el día 24, en quecomenzó a hundirse. Los ingleses eva-cuaron a los tripulantes españoles, perono hubo tiempo material de sacar a losmás de cien heridos que se encontrabanen la bodega, y que se ahogaron cuan-do el gigantesco buque se sumergió.

El destino de la flota francesa no fuemejor. Con Dumanoir escaparon cuatrobuques, que navegaban hacia Franciacuando fueron capturados el 4 de no-viembre. Llegaron a Cádiz Neptune,

52

Pérdidas aliadasBuques que Libres perdidos Apresados Apresados Apresados que Hundidos Apresados llegaron a Cádiz en el temporal hundidos que se se liberaron durante

liberaron y hundieron la batalla

Príncipe Asís Argonauta Santa Ana Neptuno San Ildefonso San Leandro Rayo Monarca NepomucenoSan Justo San Agustín BahamaMontañés TrinidadAsís Rayo

Neptune Indomptable Fougueux Aigle Achille Swift-SurePlutón Berwick Algésiras (*) FormidableArgonaute Intrépide Duguay-TrouinHéros Bucentaure Mont BlancIndomptable Redoutable Scipion

ES

PA

ÑO

LE

SFR

AN

CES

ES

El Neptune, del capitán Thomas Fremantle, remolca al Victory hasta Gibraltar, donde se lehicieron algunas reparaciones. El insignia de Nelson llegaría a Inglaterra dos meses después.

LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE

Page 17: La Aventura de La Historia - Dossier084 Crepúsculo Naval Español - Trafalgar

Plutón, Argonaute, Héros e Indompta-ble. En la salida para represar buques,se perdió el Indomptable, aunque re-cuperaron al Aigle y al Algésiras. Nau-fragaron: Achille, Redoutable, Intrépide,Berwick, Fougueux y Bucentaure. Que-dó en poder de los ingleses el Swift-Sure. El desastre era terrible: tanto Es-paña como Francia habían perdido dosterceras partes de la flota. Napoleón or-denó la reconstrucción de la Marina. Es-paña no podía hacerlo.

Marinos insustituiblesPero lo peor, fueron las pérdidas hu-manas. Los buques españoles, de du-ras maderas tropicales, soportaron bienlos embates de las balas británicas, li-mitando la mortandad entre las tripula-ciones. En la batalla se registraron unas2.500 bajas (poco más de mil muertos),pero en los combates por recuperar bu-ques y en las maniobras de rescate delos numerosísimos náufragos se sufrióun millar más (200 muertos). Murieronmarineros de todos los rincones de Es-paña y América, y entre ellos, los gran-des marinos de la España de la época:Gravina, Alcalá Galiano, Churruca y Al-cedo, encabezaron el listado. Otros que-daron heridos, como Álava, Escaño, Hi-dalgo de Cisneros... El drama, por tan-to, no sólo fue humano y técnico, sinotambién cultural: un magnífico grupo depensadores que figuraban en la van-guardia de la ciencia española y del

progresismo intelectual desaparecieron,justo cuando España iba a entrar en unade las crisis más duras de su historia.

Los franceses tuvieron 4.600 bajas, alas que deben añadirse las 600 sufridasen el cabo Ortegal: 5.200 (3.700 muer-tos). Entre sus oficiales, fallecieron Ma-gon e Infernet, entre otros. Lucas quedóprisionero y Villeneuve se suicidó ca-mino de París.

Los británicos sufrieron 1.700 bajas (450muertos) y no perdieron ningún barco,aunque algunos quedaron muy dañados,

pero tuvieron que llorar la muerte de sumejor almirante, lord Nelson.

Después de Trafalgar, la Armada espa-ñola aún era potente, con unos 40 bu-ques de línea. Pero sólo 15 eran opera-tivos y ya no tenía mandos para ella. Ha-bían muerto marinos irreemplazables: ca-si todos los altos oficiales de la flota es-pañola fueron bajas, provisionales o de-finitivas. Los problemas económicos seacumulaban, y era impensable no sóloreconstruirla, sino incluso mantenerla.Era imposible recibir suministros para

53

UNA PALIZACREPÚSCULO NAVAL ESPAÑOL. TRAFALGAR

La tripulación del navíoespañol Neptuno,refugiada en las rocasdel Castillo de SantaCatalina, contra las quehabía sido arrojado sumaltrecho buque (porFrancisco Sans, Madrid,Palacio del Senado).

La caza de Dumanoir

Dumanoir-Le Pelley escapó del comba-te hacia Francia, viendo la batalla per-

dida. Su buque insignia, el Formidable, ha-cía tanta agua que fue preciso aligerarlo arro-jando al mar los cañones dela batería superior. El 2 denoviembre, el oficial britá-nico Strachan, al mando decuatro buques de 80 y 74cañones y algunas fragatas,le descubrió a la altura delcabo Finisterre, y comenzóla persecución. Dos fragatasy dos buques de línea al-canzaron a Dumanoir en elcabo Ortegal, y formó líneade batalla con el Duguay-Trouin en cabeza, seguido

del Formidable, el Mont Blanc y el Scipion. Lasfragatas y los navíos acosaron a la cola dela línea francesa, las primeras por babor y lossegundo por estribor, formando una pinza,

provocando graves daños ensu fuego cruzado. Viendo asíla situación, Dumanoir or-denó virar, quedando la lí-nea atrapada entre las fra-gatas por un lado y los na-víos por otro. Finalmente,sus buques se rindieron. En1809, liberado por los in-gleses, Dumanoir fue juz-gado en consejo de guerra,se aceptaron sus explicacio-nes, y se le exoneró de todocargo.

Dumanoir, un jefe de dudosaconducta en Trafalgar.

LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE

Page 18: La Aventura de La Historia - Dossier084 Crepúsculo Naval Español - Trafalgar

reparar las arboladuras, las jarcias y lasvelas. Sin Armada, el cordón umbilicalque mantenía ligadas España y Américase quebró: cruzar el Atlántico sorteandolos buques de bloqueo británicos se con-virtió en una heroicidad. Gran Bretañasuplantó a España como proveedora deproductos para la América española.

Napoleón sí pudo rehacer una Arma-da poderosa, pero tampoco tenía mari-nos para dirigirla. Estaban muertos o pri-sioneros en los pontones ingleses, y sinpoder sacar sus buques al mar, no pudoformar los relevos adecuados. Al Em-perador no le quedó otra salida que elbloqueo continental para tratar de aho-gar económicamente a Gran Bretaña.

Pero en aquel invierno de 1805, a Na-poleón no le preocupaba esta situación.

Por los mismos días que Villeneuve yGravina salían de Cádiz a enfrentarse conNelson, Bonaparte derrotaba a los aus-tríacos en Ulm, y unas semanas después,a los austríacos y rusos en Austerlitz. Endefinitiva, Trafalgar no fue una derrotadecisiva a corto plazo. Napoleón aún go-bernó Europa durante nueve años más.Pero Trafalgar permitió a Gran Bretañacomerciar con la América española, com-pensando así sus pérdidas derivadas delbloqueo continental, y sostener la luchacontra Francia. La importancia de Tra-falgar es, por tanto, relativa en el con-junto de las guerras napoleónicas, peromuestra la especial relevancia de la

guerra en el mar. Si Villeneuve hubiesederrotado a Nelson, quizá toda la histo-ria europea hubiera sido diferente.

Dada la trascendencia de Trafalgar, noes extraño que la historiografía nacio-nalista enturbie nuestra visión del en-cuentro entre tres naciones en guerra.¿Quién fue el responsable del desastrede Trafalgar? La figura más vilipendia-da ha sido, sin duda, el almirante Pie-rre Charles Villeneuve. Sin embargo, locierto es que Villeneuve fue víctima delas circunstancias: las órdenes de Napo-león, subrayadas por el temor que leprovocaba el Emperador, los problemasde reparación y daños, la complicada lo-gística, contribuyeron a ofuscar a un ma-rino que se enfrentaba al mayor genionaval de su época.

Federico Gravina ha sido acusado deceder en exceso ante el Gobierno y Bo-naparte, y sus contemporáneos le acha-caron buena parte de la responsabilidaden el combate. Según el cronista JoséVargas Ponce, Gravina, al no oponersea la batalla contribuyó a la perdición dela flota, que él consideraba segura.

Actor fundamental fue Godoy. Comohan destacado recientemente los histo-riadores José Cayuela y Ángel Pozuelo,sus ambiciones personales estaban liga-das a Napoleón, por lo que los deseosdel corso eran prontamente suscritos porel valido extremeño. Sin las órdenes deGodoy, Gravina no hubiera dado la vela

y Villeneuve hubiera permanecido enCádiz, amparándose frente a su poco pa-ciente señor en la prudencia de los es-pañoles. Hubiera perdido el mando, pe-ro hubiese salvado su flota y la vida.

Es curioso cómo se parece Trafalgar ala batalla de Santiago de Cuba, libradasambas por almirantes muy presionadospolíticamente, con flotas bloqueadas enel puerto. Y las críticas vertidas contraGravina nos recuerdan aquella que unmarino europeo dijo de Pascual Cerve-ra: “Debería haberse sacrificado a su Go-bierno, antes que sacrificar su escuadra”.

Doscientos años después de la batalla,se siguen discutiendo las razones de lavictoria británica. Actualmente, ya no sevalora tanto ni la puntería ni la rapidezde fuego de los barcos ingleses, aunquelo cierto es que sus artilleros tenían másexperiencia y, por tanto, mayor veloci-dad de carga. Los cañones ingleses pre-cisaban menos servidores, y ello redun-daba en poder utilizarlos mejor.

Básicamente, la batalla se ganó gra-cias a la pericia marinera y la capacidadbritánica para reparar los destrozos oca-sionados por el fuego enemigo, virtu-des que brillaron por su ausencia en losbuques aliados. La agilidad de manio-bra de los isleños contrastó con la len-titud de los continentales. También fuedecisiva la información: los británicossabían a cuántos buques iban a atacar,cuál era su estado y situación. Por elcontrario, la ignorancia era absoluta enel campo aliado. ■

54

Cosme Damián Churruca, comandante del SanJuan Nepomuceno, uno de los destacadosmarinos españoles muertos durante la batalla.

El fin de Gravina

Federico Gravina y Nápoli fue herido enel codo y brazo izquierdo a bordo del

Príncipe de Asturias, que pudo llegar a Cá-diz. El médico de a bordo, Fermín Nadal,le efectuó una pequeña cura. Durante latormenta del día 22, el Príncipe con otrosbuques, esperó a la entrada del puerto; esedía subió a bordo el cirujano mayor delHospital Real de la Armada, Carlos Ame-ller, para reconocer tanto al general comoa su segundo, Escaño.

Ambos participaron en las operacionesde rescate y no bajaron a tierra hasta el día

27 de octubre. Lo normal en caso de he-ridas graves en los miembros era amputary cauterizar, para prevenir las infecciones.El 7 de diciembre, Gravina fue operadopara extraer tres esquirlas. La herida pa-recía evolucionar bien, y por ello se des-cartó la amputación.

Pero el enfermo fue empeorando lenta-mente, en opinión del profesor Diego Fe-rrer de la Riba, por la infección produci-da por las gasas sin esterilizar que se in-troducían en la herida. Finalmente, Gra-vina murió en marzo de 1806.

La importancia de Trafalgar es relativaen la época napoleónica, pero la victoriade Villeneuve hubiera cambiado Europa

LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE

Page 19: La Aventura de La Historia - Dossier084 Crepúsculo Naval Español - Trafalgar

LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE

Page 20: La Aventura de La Historia - Dossier084 Crepúsculo Naval Español - Trafalgar

En el centro de Trafalgar Squa-re de Londres se yergue unacolumna de 45 metros de al-tura, en cuya cumbre se en-

cuentra la estatua del almirante Hora-tio Nelson, muerto en la batalla con-tra las escuadras francesa y españoladel 21 de octubre de 1805, a la alturadel cabo Trafalgar. El monumento re-fuerza la autoimagen de Inglaterra co-mo nación primordialmente marítima,isla protegida por aquellos acorazadosamenazadores y grises que patrullan elcanal de La Mancha, de los que habla-ba George Orwell en 1939 en su ensa-yo sobre la literatura que leían los ado-lescentes ingleses. ¿Se podría aventurarque la consecuencia de una victoriafranco-española en Trafalgar hubiera si-do una Inglaterra actual muy diferente,quizás más europea? Cuando se cele-bró el pasado julio –por asegurarse elbuen tiempo– el 200 aniversario de Tra-falgar, el suceso fue recordado no só-lo como un episodio anglocéntrico,

sino también fundamental en la histo-ria europea. ¿Hasta qué punto reflejabaesta visión la verdad?

Bajo amenazaPara poder resistir una invasión, Ingla-terra necesitaba dominar los mares al-rededor de sus costas. En 1588, la Navyisabelina había rechazado a la ArmadaInvencible. Ahora, con el auge de Bo-naparte, cuyas ambiciones imperialeshabía combatido Inglaterra desde 1793,y que era Primer Cónsul vitalicio, es de-cir, un dictador, una vez más el peligrode invasión se cernía sobre Inglaterra.Se dudaba de la sinceridad de Bonaparteal firmar la Paz de Amiens de 1802, demodo que, después de algunos mesesen los cuales miles de ingleses curio-sos viajaron a París para observar los re-sultados de la revolución, incluso paraexperimentar la sensación de horror alcontemplar los lugares donde la guillo-tina había realizado su obra durante elTerror, Inglaterra se puso febrilmente arearmarse.

La guerra contra Francia se declaró el18 de mayo de 1803. Napoleón era para

el pueblo inglés el ogro, el coco con elcual se amenazaba a los niños traviesos,y los soldados franceses, salvajes dedi-cados al botín, al asesinato y a la viola-ción. El Gobierno inglés juzgaba que erapeligroso hacer la paz con Bonaparte,que estaba en posesión de la mitad deAlemania, Países Bajos, Suiza, Saboya,Lombardía, Piamonte, Génova, los Es-tados Pontificios y Nápoles y era jefe deun país que, según los panfletarios in-gleses, estaba compuesto de regicidas,asesinos, jacobinos, ateos y anarquistas.

La lucha inglesa contra Bonaparte du-raría hasta que el duque de Wellingtony los prusianos lo derrotasen en la ba-talla de Waterloo de 1815. Ya antes, lasfuerzas francesas habían sido derrotadasen España y tuvieron que retirarse deRusia con enormes pérdidas. Pero to-do esto, en 1803, pertenecía a un futu-ro lejano e impredecible. A comienzosde siglo, Napoleón, simplemente, do-minaba Europa. Sin embargo, ya habíasufrido reveses navales: cabo San Vi-cente el 14 de febrero de 1797, golfo deAbukir el 8 de julio de 1798 y Copen-hague en abril de 1801, en todos los

56

MICHAEL ALPERT es catedrático de HistoriaContemporánea, Universidad de Londres.

Trafalgar supuso para Gran Bretaña el final de lapesadilla de la invasión napoleónica. Michael

Alpert expone la grave amenaza del paso del Canalpor las tropas francesas, las dificultades de todo tipo

que tuvo que vencer Londres para conjurar el peligroy el enorme alcance final de su victoria

El triunfo de Nelson

DECISIVO

Estatua de Nelson, erigida en TrafalgarSquare, Londres, a mediados del siglo XIX.

LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE

Page 21: La Aventura de La Historia - Dossier084 Crepúsculo Naval Español - Trafalgar

cuales tomó parte Nelson, cuya extra-ordinaria carrera militar se desarrolló enlas guerras contra la Francia revolucio-naria y contra la napoleónica, entre 1793y 1805, en las que perdió un ojo (asediode Calvi, 1794) y un brazo (ataque a Te-nerife, 1797).

Esfuerzo sobrehumanoLa participación inglesa en la lucha con-tra Napoleón supuso enormes presionessobre el Gobierno, sobre la incipienteeconomía industrial y sobre la población,que totalizaba diez millones en con-traste con los 27,3 millones de Fran-cia. Había que reclutar ejércitos, ves-tirlos, armarlos y pagarlos. La Ro-yal Navy estaba descuidada, conmuchos barcos varados en lospuertos y sus mandos, a mediapaga. Había que tripular losbarcos con marineros reclutados a lafuerza entre la población marinera delos puertos. Se construyeron febril-mente defensas costeras, algunas de lascuales han sobrevivido hasta hoy. Inclu-so se planificó la construcción de otra se-de de Gobierno, ante la eventualidad de

que Londres cayera en manos del ene-migo. Por todo el país, los ciudadanospracticaban instrucción militar en un am-biente resuelto y a la vez temeroso antela invasión inminente. Se prepararon ho-gueras, como en los días de la Invenci-ble, para comunicar de un extremo a otrode Inglaterra la llegada de los invasores.

Los bulos circulaban incontroladamen-te: Napoleón, el bandolero, el asesino,el ogro, el déspota estaba construyendoo un puente o un túnel para cruzar elCanal.

Los barcos ingleses que bloqueabanlas costas francesas, y los agentes se-cretos destinados en Francia, dieron ca-bal información del brillante día, 16 deagosto de 1804, cuando Bonaparte pa-só revista a la Grande Armée que de-bía de invadir Inglaterra. Por los campos

verdes, encima del acantilado, cercade Boulogne, se extendían colum-

nas rutilantes de cascos, corazas,sables y bayonetas. Aquel

día, desde una plataformaornada de doscientas

banderas cogidas al ene-migo, el Emperador, sen-tado en un trono antiguode la monarquía francesa,

ante ochenta mil infantes yveinte escuadrones de caballería, con-decoró a dos mil de sus soldados con lanueva Legion d’Honneur.

Tan confiado estaba Napoleón en suéxito que hizo acuñar una medalla que

57

CREPÚSCULO NAVAL ESPAÑOL. TRAFALGAR

Últimas instrucciones de Nelson antes de iniciar el combate en Trafalgar. Los señaleros disponen las banderas con las órdenes a la escuadra.

El Victory, buque insignia británico, trespuentes, cien cañones y, probablemente,unas diez carronadas.

LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE

Page 22: La Aventura de La Historia - Dossier084 Crepúsculo Naval Español - Trafalgar

llevaba su cabeza rodeada de laureles yla inscripción “Frappé a Londres en1804”. Mandó también desplegar el cé-lebre Tapiz de Bayeux, que conmemo-ra la victoria, en 1066, de Guillermo deNormandía sobre el rey inglés Haroldy la imposición del dominio normandosobre Inglaterra. Ha debido ser uno delos máximos ejemplos del cuento de laLechera hasta la fanfarrona visita del ma-riscal Goering a los mandos de la Luft-waffe, dramatizada en la película La Ba-talla de Inglaterra.

La muralla del CanalA pesar del triunfalismo napoleónico, noera fácil construir la cantidad de barca-zas que el Emperador necesitaba paratransportar sus huestes a través del Ca-nal. Había que encontrar suficientes ba-ses en la costa francesa; alojar a las tro-pas requería esparcirlos a veces a gran-des distancias. El Estado Mayor tendríaque inventar sistemas logísticos de grancomplicación. Más que nada, habría quesolucionar el problema permanente: la

escasa fiabilidad meteorológica, puescualquier marejada o viento contrarioharía muy difícil maniobrar la flota in-vasora, que debía consistir en nada me-nos que 2.293 embarcaciones.

Sería imposible, por ejemplo, embar-car 150.000 hombres, ocho mil caballosy cuatrocientos cañones durante una so-la marea alta. Pero, sobre todo, Bona-parte necesitaba garantizarse durante

algunos días la superioridad de su ma-rina en el Canal.

Desde el punto de vista británico, ha-bía que impedir la entrada en el Canalde una flota enemiga. Tal era la funciónde la escuadra inglesa destacada a la al-tura del cabo de Ouessante frente aBrest. El único modo por el cual Bona-parte podría asegurarse el control delCanal era burlando el bloqueo de Brest

y de otros puertos y presentarse en elCanal con toda su escuadra. Para estonecesitaba un imán que alejase a la Ro-yal Navy de las costas inglesas.

En diciembre de 1804, España decla-ró la guerra a Inglaterra, poniendo su es-cuadra a disposición de Francia. Bona-parte ordenó a sus escuadras romper elbloqueo inglés, haciendo vela al Cari-be y amenazando las colonias inglesas,

para atraer a los buques británicos. Lue-go debían de volver a toda prisa, unién-dose con la armada española, para do-minar el Canal, proporcionando el tiem-po requerido para la invasión (ver LaAventura de la Historia, núm. 81, julio2005, “La batalla de la niebla”).

Las posibilidades de éxito de este planeran pocas, dado que exigía evasionessimultáneas desde una serie de puertos

58

Invectivas entre Napoleón y el personaje popular John Bull a través del Canal (viñeta satírica inglesa de comienzos del siglo XIX).

Por las Islas Británicas circulaba todotipo de rumores y Napoleón se convirtióhasta en el COCO que asustaba a los niños

LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE

Page 23: La Aventura de La Historia - Dossier084 Crepúsculo Naval Español - Trafalgar

bloqueados y, además, que Inglaterra de-bilitara sus defensas para proteger suscolonias. En todo caso, no funcionó elproyecto. Villeneuve y Gravina lograronorganizar una escuadra y partir haciaMartinica, pero la flota de Brest no con-siguió romper el bloqueo y la de Ro-chefort no logró unírseles. Después dealgunas operaciones, Villeneuve regre-só del Caribe y, tras un encuentro conlos británicos en Finisterre –de malos re-sultados materiales y controvertido re-sultado político–, fondeó en Cádiz enagosto de 1805.

Triunfo y muerte de NelsonY cuando, contra las opiniones más sen-satas, la escuadra franco-española salióde Cádiz, rumbo al oeste, fue intercepta-da por Nelson a la altura del cabo Tra-falgar, el 21 de octubre de 1805, logran-do un triunfo absoluto. El saldo de unascuantas horas de lucha era de catorce milbajas (muertos, heridos y prisioneros) enla escuadra combinada, contra 1.700 in-gleses, el almirante Villeneuve hecho pri-sionero con veinte de sus barcos captu-rados o hundidos durante la batalla o elposterior temporal, por ningún barco in-glés. Nelson, sin embargo, fue herido poruna bala disparada por un fusilero fran-cés. Llevado abajo, en poco tiempo fa-

lleció. Se preservó su cadáver en un ba-rril de coñac para que fuera repatriadoy enterrado debidamente.

Los funerales de Nelson fueron cele-brados solemne y multitudinariamenteen Londres el 9 de enero de 1806. Fi-las de soldados se alinearon a lo largode las calles, entre el Almirantazgoy la catedral de San Pablo. Detrás del

catafalco, a los acordes de la marcha fú-nebre de Händel, desfiló toda la tripu-lación del Victory, barco insignia del al-mirante conservado todavía en la basede Portsmouth. No se repetirían seme-jantes escenas hasta el entierro de Chur-chill, en enero de 1965. Unos años des-pués, se irguió la columna desde don-de el almirante Horatio Nelson con-templa hoy la ciudad de Londres, tandiferente de París, al cual hubiera aca-so podido parecerse si los franceses hu-biesen ganado la batalla de Trafalgar.

Aquella batalla significó no sólo quela invasión de Inglaterra, siempre difí-cil por cuestiones logísticas, era ya im-posible, sino también que, pese a susvictorias en Ulm (20 de octubre de 1805)y Austerlitz (2 de diciembre de 1805),Napoleón no logró un triunfo definitivo.El Reino Unido seguía en pie y graciasal prestigio y al poder de su Royal Navy,sus diplomáticos siguieron impulsandoalianzas antinapoleónicas y sus milita-res, desplegando campañas bélicas –co-mo las de la península Ibérica– que mi-naron el poder del Emperador hasta des-truirle. Sin Trafalgar, le hubiera sido po-sible a Bonaparte crear un Imperio en elCaribe, mientras que España, con su flo-ta intacta, hubiera podido defender elque tenía en América. ■

59

EL TRIUNFO DE NELSON, DECISIVOCREPÚSCULO NAVAL ESPAÑOL. TRAFALGAR

Entierro de Nelson, el 8 de enero de 1806: la procesión de barcas condujo su catafalco desde Greenwich hasta el Almirantazgo y, desde allí, a lacatedral de San Pablo. Hasta su llegada a Londres, el cadáver del almirante fue conservado a bordo del maltrecho Victory en un barril de coñac.

Horatio Nelson en la época de Trafalgar, con47 años (La Ilustración española yAmericana, grabado coloreado por E.O.).

LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE

Page 24: La Aventura de La Historia - Dossier084 Crepúsculo Naval Español - Trafalgar

El almirante Horatio Nelson fueun hombre que hubo de va-lerse esencialmente de sus mé-ritos para sustentarse dentro

del contexto de la elite británica. Sus orí-genes sociales no lo vinculaban de for-ma abierta con los valores aristocráticospredominantes en el sistema de mandosde la Royal Navy a finales del siglo XVIII.Por ello al principio de su carrera, y apesar de sus éxitos posteriores, tampo-co fue un hombre ajeno a utilizar losconductos endogámicos habituales deacceso al mando, tan característicos deaquella Marina. No obstante, Nelson des-taca extraordinariamente sobre el restode sus compañeros de generación, y so-bre los propios jefes bajo los que sirvió.Entonces, ¿dónde finaliza la realidad deHoratio Nelson y dónde empieza el mi-to?, ¿cuándo acabó transmutada su figu-ra de “hombre” a “héroe”?

Al respecto, la interrelación de la fi-gura de Nelson con la victoria de Tra-falgar, la defensa de Inglaterra y la con-traposición con la otra mitificación gi-gantesca de la época, el emperador Na-poleón Bonaparte, han hecho que se di-luya en el tiempo mucha de la dimen-sión humana del afamado marino. Ho-

ra es ya de clarificar las luces, que fue-ron múltiples, pero también las sombras,de aquel almirante.

En primer lugar, es necesario situar aNelson en un contexto social que ayu-de a entender su rápida capacidad deascenso, así como la búsqueda del éxi-to castrense, a partir de su talento, co-mo forma de estabilidad profesional ypatrimonial. Nació en el seno de una fa-milia con muy limitados recursos eco-nómicos el 29 de septiembre de 1758.Su padre, Eduard Nelson, era un clérigo

protestante que actuaba como rector enel área de Burham Torpe. Quedó pron-to huérfano de madre, Catalina Suckling,hallándose determinada su carrera en laMarina desde el principio a través de latrascendental figura de su tío MauriceSuckling, intendente de la Armada bri-tánica, quien le introdujo a los onceaños de edad como grumete en el na-vío Raissonable. A tal efecto, el princi-pio de la endogamia propio de la épo-ca se hace patente en los inicios de Nel-son, pues de otro modo hubiese sidomuy difícil su acceso a dicho cuerpoprofesional. Es más, entre 1759 y 1777sería el propio Maurice Suckling quienle avalase para su iniciación en las ex-pediciones ultramarinas, en especial lasde la India y el mar del Norte, asentán-dose durante dicha fase la mayor partede sus mejores conocimientos náuticos.

La mano del tío SucklingTras pasar el correspondiente períodocomo guardiamarina en la fragata Wor-cester, alcanzó el grado de teniente denavío a los 19 años, y a los 21 años, en1779, fue nombrado capitán al mandode la fragata Hinchinbroock. Si bien sushabilidades para las cuestiones del mareran ya indudables, como pudo de-mostrar a las órdenes del almiranteHood durante la guerra contra los in-dependentistas estadounidenses hasta1783, tras estos ascensos se hallaba

60

JOSÉ GREGORIO CAYUELA FERNÁNDEZ es profe-sor de Historia Contemporánea, Universi-dad de Castilla-La Mancha, coautor de Tra-falgar. Hombres y naves entre dos épocas.

El aplastante triunfo británico en Trafalgar sólo se explica por el genio delalmirante. Gregorio Cayuela relata su compleja biografía: mal visto enla alta sociedad británica y el Almirantazgo por su falta de alcurnia, suvertiginoso ascenso, su independencia de criterio y su público adulterio,era venerado por el pueblo, que lo convirtió en héroe y mito

Fulgor y muerte de un mito

NELSON

Horatio Nelson, en 1777, cuando contaba19 años y estaba a punto de ascender ateniente de navío (por John Rigaud).

LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE

Page 25: La Aventura de La Historia - Dossier084 Crepúsculo Naval Español - Trafalgar

todavía la mano de su tío, casado, ade-más, en segundas nupcias con la hija delprimer barón de Walpole.

Es decir, como proceso inherente almomento, las influencias sociales enaquella Inglaterra representaron su pri-mera base dentro de la Armada. No envano, para el último ascenso referido, sesaltaron a un buen número de candi-datos con más veteranía y experienciaque él dentro de la Marina. La mano delos Walpole no anduvo lejos. Aquello lecomenzó a granjear desde joven fuertesrecelos entre algunos sectores del Al-mirantazgo y entre ciertos círculos de laaristocracia británica. Era para muchos“el advenedizo hijo de un clérigo”, y susraíces sociales no se correspondían conlos papeles propios de las castas domi-nantes inglesas. Como se desprende dealgunos de sus escritos personales, la ne-cesidad hizo más por los orígenes de sucarrera que su posteriormente mitifica-da ansiedad de gloria.

El segundo punto genérico a tener encuenta es que Nelson fue una figura sin-gular en el marco de la estrategia marí-tima, pero dentro de una cadena gene-racional de mandos británicos que acu-mularon un importante legado de co-nocimientos procedentes de los alboresdel siglo XVIII. De este modo, los almi-rantes Rooke, Vernon, Rodney, Hood oJervis representan destacadísimos ante-cedentes en la profunda formación na-val y táctica de Nelson, no siendo su fi-gura tan sólo fruto de la casualidad delgenio, sino más bien de la brillanteorientación náutica que él supo apren-der en función de la empírica del pa-sado y de la experiencia del presente.

Nelson completó su formación mari-nera con diversas estancias en el exte-rior, asumiendo finalmente el mando dela fragata Boreas, con singladuras en lasIndias Occidentales. No obstante, du-rante los años ochenta se desencadenóun grave incidente que casi le cuesta la

carrera. En la nueva tesitura mercantily diplomática entre Europa y la jovennación estadounidense, no eran pocoslos comerciantes que incumplían la le-gislación marina en su propio provecho.Nelson, contraviniendo incluso los de-signios e intereses del almirante Hughesen tales asuntos, intentó poner orden so-bre la actitud de muchos empresariosbritánicos y norteamericanos en puertosdel Nuevo Mundo, lo que le valió ha-llarse al borde de un proceso judicial yla animadversión de buena parte del Al-mirantazgo de entonces.

Cadena de éxitos La gran oportunidad de su trayectoriapersonal se produjo, como para otrosmuchos hombres de aquel período, apartir del desencadenante que supusie-ron las guerras posrevolucionarias con-tra la Francia de la época. La guerra comoterrible impulsor profesional y laborato-rio vital. Desde 1793, Nelson intervino en

61

CREPÚSCULO NAVAL ESPAÑOL. TRAFALGAR

La muerte de Nelson, en elsollado de popa del Victory.En pie, el capitán Hardy;Beatty, el cirujano, le toma elpulso; Scott, el capellán,trata de reanimarle frotándoleel pecho (óleo de ArthurWilliam Devis, Londres,National Maritime Museum).

LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE

Page 26: La Aventura de La Historia - Dossier084 Crepúsculo Naval Español - Trafalgar

la Primera Coalición contra los interesesfranceses en el Mediterráneo, esta vez ba-jo la autoridad de Hood y al mando delnavío Agamenon. Su carrera giraría des-de esos momentos de forma radical: del“hombre de las relaciones”, con ya un in-negable talento, pasaría a ser el “hombresde los éxitos” por la praxis de sus inno-vaciones tácticas. En aquella campaña sedistinguió especialmente en la toma deCalvi, que le costó la visión del ojo de-recho. No obstante, la principal ocasiónque le lanzó a la fama y que le permitiódemostrar su perspicacia táctica se ges-tó en la batalla del cabo de San Vicentecontra la Armada española del almiran-te José de Córdoba, en febrero de 1797.El mando de la Escuadra británica se ha-llaba en manos de otro viejo amigo ymentor, el almirante Jervis, desempe-ñando Nelson el cargo de comodoro enaquella acción y fue su decisión y arro-jo lo que otorgó una situación de supre-macía táctica a los ingleses. Nelson, sinesperar la decisión de su superior a cau-sa de la urgencia, logró evitar un con-tragolpe de la Escuadra hispana adelan-tándose sobre las unidades rivales con sunavío Captain y los buques que le se-guían en columna. Aquella circunstanciaentregó a los ingleses el trascendental fac-tor de la iniciativa, logrando que la es-cuadra de Jervis, con 15 buques, pudie-ra neutralizar a la superior aunque dis-persa flota española de 24.

No fue una victoria aplastante para In-glaterra, pues salvo varios navíos muycastigados, el grueso de la escuadra deCórdoba pudo regresar a Cádiz, pero sírepresentó un serio revés en el pulso porel control del eje entre el Atlántico y elMediterráneo.

No obstante, es también de interés ob-servar las propias limitaciones de Nelson,puestas en evidencia durante el mes dejulio de aquel 1797 en los trascendenta-les intentos de asedio a Cádiz y a SantaCruz de Tenerife, donde perdió su bra-zo derecho. Pocas veces referidos enprofundidad por la historiografía de lamitificación, el fracaso de tales asediosdemostró su frágil capacidad para el ata-que sobre posiciones terrestres, en con-traposición con su habilidad táctica paracombates en mar abierto o cercanos a lacosta. De este modo, el punto culmi-nante de su ascendente personalidad an-tes de Trafalgar lo alcanza precisamen-te a poca distancia de la orilla, el 1 deagosto de 1798, durante la batalla del Ni-lo contra la escuadra francesa del almi-rante Breuys, en el curso de la expedi-ción napoleónica a Egipto. Si bien

Bonaparte había eliminado toda oposi-ción en su camino hacia El Cairo y sustropas exploraban y avanzaban hacia elAlto Egipto, Nelson, al mando del Van-guard y jefe de la expedición naval bri-tánica, le dejó aislado de Francia, al con-seguir una gran victoria sobre sus 13 na-víos. La nueva estrella de la Royal Navydobló la línea rival introduciendo partede sus buques entre la costa y la líneaformada por los franceses, a los que ba-tió buque a buque por babor y estribor.La táctica había sido directa, rápida, lim-pia y contundente. Con ello, el “hijo delclérigo” recibió, sin que el más acérrimode sus enemigos en Londres pudiera re-batírselo, las baronías del Nilo y deBurnham-Thorpe, así como una pensiónde 2.000 libras anuales vitalicias.

Horatio Nelson, de jefe con gran pres-tigio, se trocó desde entonces en el ma-rino por antonomasia del pueblo britá-nico. Había alcanzado la popularidad.

Espía y amanteFue entonces cuando realmente se ini-ció el mito y la posterior fascinación his-toriográfica por su figura. Desde estepunto crecería ilimitadamente su presti-gio, minimizándose sus errores y agi-gantándose sus éxitos. A partir de esaépoca, en 1799, se asentó definitiva-mente su relación con Emma Hamilton,la esposa de sir William Hamilton (sien-do, por otra parte, Nelson un hombrecasado desde 1787 con Frances Nisbet).Aquella relación adulterina, que tanto hacontribuido también posteriormente alabrar la leyenda, le restó simpatías enel seno de la elite inglesa y del mora-lista Almirantazgo británico.

Se ha llamado de todo a Emma

Casa de campo de Nelson, en la que vivía con su amante, Emma, y con el marido de ésta, el diplomático sir William Hamilton: tria juncta in uno.

62

Emma Hamilton, la bella amante de Nelson,piedra de escándalo de la buena sociedadinglesa (por Johan H.Schmidt, N.M.M).

LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE

Page 27: La Aventura de La Historia - Dossier084 Crepúsculo Naval Español - Trafalgar

Hamilton: libertina, cortesana, adúltera,amante de Nelson, figura romántica...Sin embargo, en pocas ocasiones seha incidido en su trascendental la-bor como agente de Inglaterra enla corte de Nápoles, allanandoa Nelson en muchas ocasionessu camino hacia el éxito. Eldestino de Emma Hamilton,quien dio dos hijas a Nelson,no pudo ser más desalenta-dor: tras la muerte del almi-rante se olvidaron sus méri-tos y fue abandonada por elGobierno y la oligarquía bri-tánicos, muriendo sin recur-sos en Francia años después.

Durante la etapa italiana seprodujo uno de los episodiosmás oscuros de la trayectoriade Nelson. A principios de1799, los franceses habían to-mado el reino de Nápoles. Elpropio Nelson, con la ayudaimprescindible de Emma Ha-milton, hubo de trasladar a lafamilia real napolitana de Fer-nando IV a la isla de Sicilia.Con la posterior contraofen-siva militar del cardenal Ruf-fo y la retirada francesa, el al-mirante participó en la terri-ble represión desencadenadacontra los ilustrados colabo-racionistas napolitanos, ahor-cando incluso de los mástilesde uno de sus buques al ma-rino afrancesado Frances-co Caracciolo. En su es-carmiento no dudó enutilizar la dureza más extrema.

Pero las operaciones de castigo en sucarrera no se limitarían únicamente a re-volucionarios. Tras tomar la isla de Mal-ta a los franceses, en 1800, le fue enco-mendada la misión, bajo el mando delalmirante Parker, de atacar la Flota da-nesa en Copenhague. Dinamarca for-maba parte de la Liga de los Neutrales,conjunto de países que se oponían a lasmermas comerciales que estaba provo-cando la actitud británica en el mar, alinterceptar buques que pretendieran rea-lizar libremente intercambios con la Fran-cia napoleónica. Sin previa declaraciónde guerra, la Escuadra inglesa desató unterrible ataque de artillería el día 2 deabril sobre las fuerzas danesas, que fuemantenido hasta la victoria británica,

gracias a la hábil táctica del propio Nel-son, que se adelantó de nuevo a las ór-denes de su almirante y las desobedeciócon el pretexto de que no las había vis-to. Parker, satisfecho por la victoria, notuvo en cuenta la “desobediencia crea-tiva” de su subordinado. El asalto sobrela Flota danesa ha quedado en la me-moria histórica como uno de los más cla-ros y penosos antecedentes de lo quesignifica el término “ataque preventivo”.Tras este combate se le concedió el tí-tulo de vizconde de Nelson.

La trampa de NapoleónEntre 1801 y 1802 fue destinado a pa-trullar el canal de la Mancha, protago-nizando una fracasada operación de ase-dio al puerto de Boulogne. Sin embargo,

la Paz de Amiens, rubricada entre Fran-cia y Gran Bretaña en marzo de 1802,

permitió un descanso al afamadoalmirante, que pudo retirarse a la

finca que había adquirido enMerton, a raíz de su paraleloincremento patrimonial. Sinembargo, no tardó muchoen reincorporarse al servi-cio, pues Londres y Parísvolvían a entrar en guerraen mayo de 1803. Amiensse parecía más a una treguaque a una paz.

Poco más tarde, el 14 dediciembre de 1804, la Co-rona de España se incorpo-raba también al proceso bé-lico contra Inglaterra, comoconsecuencia de la agresi-vidad británica ante el Tra-tado de Subsidios que uníaa Napoleón con la corte deMadrid, proveyendo de bu-ques y caudales la causafrancesa. Nelson fue nom-brado comandante en jefede la Flota del Mediterrá-neo. Se iniciaba el caminohacia Trafalgar.

El proyecto de Bonapar-te implicó desde el principioel destino del almirante bri-tánico, que lo llevaría hastala muerte. El Emperadorpretendía lanzar sus tropassobre Londres desde los

campamentos de Bou-logne, siendo imprescin-dible que el canal de la

Mancha quedase libre de unidades bri-tánicas durante unos días. Los prepara-tivos franceses fueron formidables, pe-ro acabaron apoyándose en una estra-tagema de gran debilidad: como se hareiterado, la Flota Combinada debíaatraer a Nelson a las Antillas, regresar rá-pidamente, penetrar en el paso de Calaisy propiciar la invasión junto a las escua-dras de Brest y Rochefort. Pero una cam-paña marítima en nada se parece a otraterrestre: el mar es poco previsible. Losbuques de Brest y Rochefort nunca seunieron a los de Villeneuve y Gravina,que a su retorno, ante Finisterre, choca-ron con el almirante Calder. La batalla fuepoco determinante, pero Villeneuve or-denó dirigirse a Cádiz, donde entró el 20de agosto de 1805 a la espera de una

63

FULGOR Y MUERTE DE UN MITO. NELSONCREPÚSCULO NAVAL ESPAÑOL. TRAFALGAR

La última despedida. Nelson desciende del muelle de Portmouth a la lancha delVictory que le aguarda en el embarcadero, el 14 de septiembre de 1805.

LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE

Page 28: La Aventura de La Historia - Dossier084 Crepúsculo Naval Español - Trafalgar

mejor ocasión. El plan de invasión deGran Bretaña quedaba frustrado y Na-poleón terminó dirigiendo sus cuerposde ejército contra las tropas austro-ru-sas –aliadas ya de Inglaterra en la Ter-cera Coalición– sobre el corazón de Eu-ropa a partir del día 24 de agosto. “Si nose tomaba Londres, se tomaría Viena”.

Proa hacia Trafalgar La Escuadra Combinada quedaba asídescolgada del nuevo esquema estraté-gico francés, solapándose los planes. Pe-ro lo que para Napoleón carecía ya deimportancia, para Inglaterra supuso unagran ocasión. La Flota Combinada fuede inmediato bloqueada desde Gibral-tar por un viejo camarada de Nelson, elalmirante Collingwood.

De otra parte Nelson, que había caí-do en el ardid napoleónico y regresa-ba a toda vela de las Antillas, se incor-poró al bloqueo de la Flota Combina-da en Cádiz a finales de septiembre de1805. Su objetivo era hacer salir a laCombinada a mar abierto para desen-cadenar una batalla de aniquilamientoque zanjase el predominio sobre elAtlántico. A mediados de septiembre,antes de zarpar hacia su nuevo destino,se había despedido de Emma Hamilton.Sería la última vez que la viese.

Se ha comentado mucho acerca de la

magnificencia de la Royal Navy en ac-ción, así como del nivel de sus mandos,pero cierto es también que la victoria deTrafalgar se debió esencialmente al ta-lento de un solo almirante, Horatio Nel-son, y a la derivación empírica en com-bate de su magnífico plan de ataque.

En un principio, para un objetivo tanformidable como la Escuadra Combina-da (de 33 navíos de línea, entre ellos elmayor buque del mundo, el Santísima

Trinidad), Nelson debía de estar bajo lacobertura de los vicealmirantes Colling-wood, Northesk, Calder y Bickerton. In-cluso, ante el tamaño de la empresa, ten-dría que haber sido reforzado tambiénpor otras unidades, como las de los vi-cealmirantes Saumarez y Keith. Sin em-bargo, a la altura del 19 de octubre de1805 el Almirantazgo de lord Barham, enun alarde de falta de previsión, había de-jado a Nelson tal sólo con el apoyo deCollingwood, buen marino pero corto es-tratega y de Norhdesk, tenaz guerrero pe-ro muy clásico en tácticas de combate.Es decir, cuando por fin el almiranteVilleneuve decidió sacar a la Flota Combi-

nada, contra toda sensatez, y enfrentar-la a la británica, Nelson no contaba conlas condiciones idóneas al efecto, parano tener que arriesgar el todo por el to-do con objeto de conseguir una victoria.

En primera líneaDías antes, y desde el momento en queCalder fue reclamado por Londres pararevisar judicialmente su actitud en elcombate de Finisterre, el almirante de-cidió que tendría que atacar a la Com-binada en vanguardia y con la unidadmás grande y mejor armada que poseía:el navío de 110 cañones, el Victory, subuque insignia. Sólo así arrastraría sin ti-tubeos al resto de su flota contra las uni-dades de España y de Francia.

Es decir, Nelson asumió desde el prin-cipio la realidad de los hechos y su pro-pia soledad, arriesgando la vida paraconsumar el plan. No era un incons-ciente, ni un individuo ávido de gloriaen aquellas circunstancias. Sencillamen-te hizo lo que se necesitaba porque notenía alternativa frente a la falta de co-bertura en que le dejó el Almirantazgoy ante la diferencia de calidad táctica conotros mandos británicos de aquella Es-cuadra. Así pues, el que el comandan-te en jefe de la Flota estuviera en cabe-za, con todo el riesgo que suponía pa-ra el proceso de toma de decisiones, fueuna necesidad perentoria.

Además, está el propio plan en sí, de-sarrollado a partir de su Memorandumexpuesto a la Flota el 10 de octubre de

1805. En contraposición del desdibuja-do esquema de ataque del almirante Vi-lleneuve, Nelson midió al milímetro elembate sobre la Combinada, en un alar-de de ingenio, innovación, riesgo y pre-visión náutica. En aquel plan se con-centraba lo mejor de su manera de lu-char: asumir el factor de la iniciativa, al-terar las formas clásicas de línea de com-bate, sorprender al rival y dominar la ac-ción por partes de supremacía de fuego.Se trataría de su conocido Nelson toucho Toque de Nelson. El plan que derivóen la batalla consistió en atacar la líneafranco-española, de varias millas de ex-tensión, a toda la velocidad posible y en

64

La Flota británica, en dos columnas, mandadas por Nelson y Collingwood, se lanza sobre la largay desordenada Flota Combinada (detalle de un grabado de James Goldby, Londres, N.M.M.).

Nelson venció con una maniobra muyarriesgada, que tuvo un éxito abrumadorpor los errores de la Flota Combinada

LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE

Page 29: La Aventura de La Historia - Dossier084 Crepúsculo Naval Español - Trafalgar

perpendicular con dos columnas decombate en forma de cuña, partiendo alenemigo por la mitad. La primera co-lumna estaría mandada por él mismo,concentrando la acción sobre el centrode las unidades enemigas. La segundacolumna tendría la autoridad de Co-llingwood, desarrollando su fuego sobrela retaguardia de la Combinada. De es-te modo, dividió la batalla también endos, siempre con superioridad numéri-ca británica, diezmando primero el cen-tro y la retaguardia, pues hasta que lavanguardia enemiga pudiese girar enapoyo de sus compañeros transcurriríamucho tiempo y las unidades británicasya habrían aniquilado a los otros núcleosde la franco-española. Esto es, el plan,aun estando el propio Nelson a la ca-beza, tendría la capacidad de funcionarpor sí mismo en las peores circunstan-cias imaginables.

La acción se inició a las 12 horas y 8minutos del 21 de octubre de 1805 conel ataque de la segunda columna de Co-llingwood sobre el navío Santa Ana. Laprimera columna entró en acción a las12 horas y 20 minutos contra el buqueinsignia de Villeneuve, el Bucentauro, yel Santísima Trinidad de Hidalgo de Cis-neros. El riesgo asumido le costó la vi-da a Nelson, que fue herido a las 13 ho-ras y 30 minutos, a causa de un dispa-

ro de mosquete procedente del navíofrancés Redoutable. Tras una espantosaagonía falleció en torno a las cuatro ymedia de la tarde. Supo que la victoriaestaba bien encaminada, pero no pudover el final de la batalla, que acabaría al-rededor de las seis de la tarde.

Su combate de aniquilamiento se ha-bía cumplido pero, con toda seguridady en función de los datos, cargando consu muerte innecesaria. La evolución del

mito posterior, asumido como elemen-to de éxito colectivo, se ha encargado deno dilucidar con precisión estas caren-cias de la Armada inglesa. El almirantede los triunfos, condenado quizás a per-petuarlos, se enfrentó en su mejor ac-ción sobre el enemigo a partir de unascondiciones estratégicas que podrían ha-ber sido francamente mejorables desdeel alto mando.

Horatio Nelson fue un hombre de mé-ritos, no un hombre de poder. Queridopor las masas y respetado por sus tripu-laciones, no contó con el favor de granparte del Almirantazgo y de ciertos sec-tores de las elites británicas. La noticia desu muerte en Londres causó más impac-to incluso que la gran victoria lograda enTrafalgar. La sociedad británica tardó al-gún tiempo en asimilar los efectos realesdel combate, que dejaban libre el Atlán-tico frente a España y determinaban lacontinentalización del poder napoleóni-co. Para muchos ingleses, se había ob-tenido una gran victoria, sin duda, peroNapoleón seguía en el cénit de su po-der y ya no estaba Nelson para volverloa parar. Empíricamente, el gran éxito deNelson sólo se asumió con toda su tras-cendencia cuando quebró por sí mismoel Imperio napoleónico. Entonces no hu-bo obstáculo para que culminase su as-censión definitiva hasta el mito. ■

65

FULGOR Y MUERTE DE UN MITO. NELSONCREPÚSCULO NAVAL ESPAÑOL. TRAFALGAR

Los cinco navíos de línea que mandó Nelson a lo largo de su vida, del pequeño Agamenon al formidable Victory (N.Pocock, Londres N.M.M).

Nelson en su retrato más conocido, pintadopor Lemuel Abbott en 1798, tras la batalla delNilo (Londres, National Maritime Museum).

LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE

Page 30: La Aventura de La Historia - Dossier084 Crepúsculo Naval Español - Trafalgar

En el bicentenario de Trafalgarestamos asistiendo a una revi-sión de este combate naval cla-ve en la historia europea. Fren-

te a lo que se ha mantenido por lahistoriografía tradicional, la Flota Com-binada suplió, en la medida de sus po-sibilidades, las numerosas carencias alia-das e hizo frente a los innumerablesretos que les impuso el planteamientoestratégico erróneo de Napoleón, igno-rante de la guerra en el mar. Más aún,durante la campaña de 1805 existió unacolaboración estrecha entre los mandosfranceses y españoles, a pesar de cier-tas diferencias ideológicas y las grandestensiones existentes en la alianza fran-co-española, ante la clara utilización dela Armada por Napoleón para sus pro-pios intereses.

Fruto de esta colaboración fue la to-ma del islote del Diamante, en las An-tillas, en mayo de 1805, o la buena con-ducta española en el combate de Finis-terre, acaecido el 22 de julio de ese año(ver La Aventura de la Historia, “La ba-talla de la niebla”, núm. 81, julio 2005).Posteriormente la oficialidad hispana de-mostró poseer un conocimiento exactode las posibilidades reales de la FlotaCombinada en un posible enfrenta-miento con Nelson durante la famosajunta del 8 de octubre, en aguas de

Cádiz. Se votó finalmente no salir a lamar. En cuanto al combate de Trafalgar,éste tuvo lugar en las peores condicio-nes tácticas imaginables para la escua-dra. Sus carencias de toda clase habíansido aumentadas por las graves decisio-nes tomadas por Villeneuve en aquellaterrible jornada.

Pero muchos navíos aliados desple-garon una resistencia tenaz a la supe-rioridad británica, más allá de lo calcu-lado por Nelson y sus comandantes.Gran parte de los navíos españoles yfranceses tuvo un comportamiento tác-tico y artillero eficaz. Otros se prestaronapoyo mutuo. Tras cinco horas de du-ro combate, once unidades consiguieron

retirarse a Cádiz, bajo el liderazgo delPríncipe de Asturias, buque insignia deGravina. Más aún, dos días más tarde,reanudó el combate. Cuando el tempo-ral amainó, el 23 de octubre, salieron ala mar siete navíos y cuatro fragatas,a rescatar los barcos apresados o queamenazaban naufragio. Aquella accióntrajo consigo el rescate de dos navíos es-pañoles. A pesar de las enormes pérdi-das causadas por el combate y la tor-menta posterior, la Flota Combinadahabía estado a la altura de las circuns-tancias.

Uno de los principales artífices de es-te buen comportamiento hispano-fran-cés durante toda la campaña fue el ma-yor general Antonio de Escaño (1752-1814), que desarrolló muy bien su fun-ción integradora de la escuadra en ma-teria logística y operacional, un marinoque mereció mejor fortuna en los difí-ciles tiempos que le tocó vivir.

Escaño no sólo fue un jefe militar si-no un auténtico líder. Nacido en Carta-gena el año 1752, en el seno de una fa-milia de marinos y militares, ingresó enla Academia de Guardiamarinas a losquince años. Su habilidad en la nave-gación a lo largo de su carrera fue ala-bada por todos. Con su perenne anteojobajo el brazo, Escaño desarrolló una pe-ricia marinera y una habilidad tácticaque impresionó a muchos. Sus profun-dos estudios teóricos en tierra y su prác-tica constante con las unidades bajo sumando en alta mar le convirtieron en

66

AGUSTÍN GUIMERÁ RAVINA es investigador,CSIC, Madrid, y coautor de Trafalgar y el Mundo Atlántico.

Colaborador preferido de los almirantes Mazarredo y Gravina, fue elsegundo de éste en el mando del Príncipe de Asturias. Agustín Guimeráresalta sus dotes de marino y organizador, destacando su actuación enTrafalgar, donde, pese a sus heridas, salvó parte de la Flota Combinada

Antonio Escaño, un héroe

OLVIDADO

Antonio de Escaño, teniente general de laReal Armada, tan ilustre como olvidado(Madrid, Museo Naval).

LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE

Page 31: La Aventura de La Historia - Dossier084 Crepúsculo Naval Español - Trafalgar

67

CREPÚSCULO NAVAL ESPAÑOL. TRAFALGAR

Arriba, navío Rayo, mandado porel brigadier Enrique Macdonnell.

Fue agregado a la escuadraaunque estaba en penosas

condiciones. Casi desarbolado,resultó capturado por dos navíos

británicos el 24 de octubre.Abajo, bandera del Príncipe de

Asturias, insignia de Gravina.

Navío Santa Ana, insigniadel vicealmirante Álava,una de las unidades máspoderosas de la FlotaCombinada y de las quemás castigo infligió ysufrió en Trafalgar.

LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE

Page 32: La Aventura de La Historia - Dossier084 Crepúsculo Naval Español - Trafalgar

el mejor táctico español del siglo XVIII.Participó en las principales campañasy combates de su tiempo antes de Tra-falgar: Canal de la Mancha en 1778-1781,cabo Espartel en 1782, Argel en 1783,Tolón en 1794 y cabo de San Vicente en1797. Su enérgica actuación en este úl-timo combate, siendo comandante delnavío Príncipe de Asturias, impidió ma-yores desastres a la escuadra españolade José de Córdoba, batiéndose con efi-cacia contra fuerzas británicas superio-res y maniobrando finalmente en soco-rro del buque insignia de Córdoba, el fa-moso Santísima Trinidad, que había si-do apresado ya por el almirante Jervis.

En aquellas acciones aplicó siempresus estudios y experiencias, sus planesmeditados de maniobra y combate. Fueademás un lector ávido de distintas ra-mas de la ciencia y su aplicación. Cul-tivó especialmente la historia. Constituía,pues, una excelente combinación demarino ilustrado y combatiente eficaz.

Sus grandes dotes de organizador levalieron la estima y el apoyo del tenien-te general José de Mazarredo (1745-1812), el mejor marino de la centuria ilus-trada. El binomio Mazarredo-Escaño fun-cionó a la perfección desde 1779. Du-rante el transcurso de muchas campañas,Escaño fue segundo ayudante de mayo-ría y luego mayor general de sus escua-dras, el jefe de Estado Mayor, el “alma dela disciplina y el servicio” de todas ellas,en palabras de Mazarredo. Su jefe valo-raba a Escaño en estos términos:

“No nos podemos separar, para que elservicio se acabale en un todo. Yo veomás pronto, tal vez veo más. Escaño meoye y calla, y el día inmediato me haceuna profunda reflexión que rectifica miplan” (1796, escuadra del Mediterráneo).

Esta eficacia la demostró nuevamentea las órdenes de Mazarredo en la de-fensa de Cádiz frente al bloqueo britá-nico en 1797-1799, enfrentándose al pro-pio Nelson. Igualmente evitó males

mayores a la escuadra española duran-te su larga estancia en Brest, entre 1799y 1802. A lo largo de aquellas décadas,ambos marinos arrastraron tras de sí alos futuros héroes de Trafalgar: no sóloa veteranos como Gravina o Álava, sinotambién a jóvenes oficiales como Chu-rruca, Valdés y Alcalá Galiano.

El propio Mazarredo le encargó la re-dacción de un título de las Ordenan-zas de la Armada de 1793, la dedicadaal comandante de navío. Esta obra, unade las mejores de la Europa de su tiem-po, no tenía secretos para Escaño, quefue considerado por sus compañeros co-mo “el oráculo de la Ordenanza”.

Orden y disciplinaDotado de un valor a toda prueba, suserenidad era legendaria, tanto en la vi-da cotidiana a bordo como en el peligrodel combate y los temporales. Su auto-ridad sobre sus subordinados se basabaen una combinación de firmeza –inclu-so rigor– y cortesía, compatible con unapreocupación constante por la salud desu tripulación. Los navíos y divisionesbajo su mando se caracterizaron por ungrado de entrenamiento mayor que elde otras unidades. Como militar poseíauna gran capacidad para diagnosticar lasituación estratégica general y juzgar conexactitud al enemigo.

Contó siempre con el apoyo de ma-rinos ilustres, como Mazarredo, Álava,Grandallana o Gravina, que lo defen-dieron con vehemencia a la hora del as-censo o de su elección como mayor ge-neral de sus escuadras. Pero, inserto enuna situación política muy difícil y en unorganismo naval que no propiciaba pre-cisamente el mérito, Escaño fue víctimade la marginación de su jefe Mazarredo.Ello ocurrió tras la dimisión del gran se-cretario de Marina, Antonio Valdés(1783-1795), el protector político de

68

PERSONAJES

Federico Carlos Gravi-na (1756-1806).De origen siciliano, fue,a partir de 1797, cuan-do se enfrentó a Nel-son en Cádiz, el marinoespañol que lideró laguerra contra Inglate-rra. Embajador en París(1804-1805), fallecióa consecuencia de lasheridas de Trafalgar.

Cosme Damián Churru-ca (1761-1805).Tomó parte en la ex-pedición al estrechode Magallanes(1778) e intervino enel salvamento de lasbaterías flotantes deGibraltar (1782). Almando del San JuanNepomuceno, falleciódurante el combate.

Francisco Alcedo y Bus-tamante (1758-1805).Capitán de navío, enjunio de 1805 obtuvoel mando del Monta-ñés, sobre cuya cubier-ta encontró la muerteen Trafalgar. Habíaparticipado en lascampañas de Argel,Canal de la Mancha ybloqueo de Gibraltar.

Escena de la batalla en el San Juan Nepomuceno, mandado por Churruca, que resultó muertodurante la lucha, lo mismo que su segundo. Se rindió sin timón y con 397 bajas.

LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE

Page 33: La Aventura de La Historia - Dossier084 Crepúsculo Naval Español - Trafalgar

ambos. Pero su valía pudo más que lasintrigas en la Armada, siendo rehabili-tado en ocasiones críticas como en 1797,tras el combate de San Vicente. En la pri-mavera de 1805, en la preparación de lacampaña que condujo a Trafalgar, con-siguió armar en un tiempo récord losseis navíos que participaron, a las ór-denes de Gravina, en las operaciones dela Flota Combinada en el Caribe.

A su vuelta a Europa, los veinte buquesaliados se enfrentaron a los quince na-víos del almirante Calder en Finisterre, el22 de julio de aquel año. Los seis navíos

de Gravina, en cabeza de la línea, tuvie-ron una gran actuación. El combate en-tre la mitad de la Flota Combinada y to-da la línea británica se produjo durantemás de cuatro horas en medio de una es-pesa niebla. Las diferentes maniobras delbuque insignia de Gravina, el Argonau-ta –donde se encontraba Escaño–, el fue-go vivo y acertado de sus baterías, la re-paración instantánea de las averías en elaparejo y la combatividad de los restan-tes navíos españoles y franceses empe-ñados en la lucha tuvieron el resultadodeseado: Calder se retiró con varios

navíos dañados, dejando el paso libre ala Flota Combinada.

El combate no se pudo reanudar en losdías siguientes, pues Calder rehuyó el en-cuentro y Villeneuve perdió un tiempoprecioso al intentar organizar una líneade batalla ortodoxa. A pesar de todo, ha-bía sido una victoria táctica aliada. No esde extrañar que Calder cayese en des-gracia, pues sus superiores y la opiniónpública británica no aceptaron este revés.

Interesa destacar aquí el papel funda-mental que tuvo Escaño. En el informede Gravina a Godoy concede el méritoprincipal de la acción a su mayor gene-ral, que había impuesto el buen ordeny la disciplina a la división española,siendo el artífice de la eficaz virada enredondo a contramarcha de toda la Flo-ta Combinada durante la peligrosa apro-ximación al enemigo.

Consejo de guerraEn la famosa junta del 8 de octubre, enaguas de Cádiz, la figura de Escaño vol-vió a lucir con luz propia. Se opuso ala salida de la Flota Combinada, basán-dose en autorizadas consideraciones: lasuperioridad británica en navíos de trespuentes, la inferioridad de armamentoaliado o la mayor capacidad de recupe-ración de la escuadra enemiga ante laspérdidas de combate. Hizo hincapié enla distinta capacidad de maniobra de loscontendientes:

“... hizo varias reflexiones sobre la di-ferencia de destreza marinera de los queestaban en la mar con sus escuadras sinla menor intermisión desde el año 1793y los que llevaban ocho años sin nave-gar, particularizando a los españoles queno podían responder de su gente demar, escasa y poco diestra”.

La Flota Combinada podría resistir me-jor en Cádiz mediante las denominadas“fuerzas sutiles”, unidades formadas

69

ANTONIO ESCAÑO, UN HÉROE OLVIDADOCREPÚSCULO NAVAL ESPAÑOL. TRAFALGAR

Dionisio Alcalá Galia-no (1760-1805).Al mando del Baha-ma, con el cargo debrigadier de la Arma-da, falleció durante elcombate. Distinguidocartógrafo, realizósendas expedicionesal estrecho de Maga-llanes y al Mediterrá-neo oriental.

Baltasar Hidalgo deCisneros (1755-1829).Tras Trafalgar, dondefue herido y hechoprisionero, formó par-te de la Junta Centraldurante el alzamientocontra Napoleón. De-signado virrey del Ríode la Plata, fue derro-cado en 1810, regre-sando a la Península.

Ignacio María de Álava(1750-1817). Ingresóen la Armada en 1766,destacando en lascampañas de Gibraltary Rosellón. Segundojefe de la Escuadra deGravina, fue herido gra-vemente en Trafalgar.Poco antes de morir,fue nombrado capitángeneral de la Armada.

Navío Santísima Trinidad, reputado como la plataforma artillera más potente del océano. Fueuno de los buques más castigado: de sus 1.048 tripulantes, unos 400 fueron muertos o heridos.

LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE

Page 34: La Aventura de La Historia - Dossier084 Crepúsculo Naval Español - Trafalgar

fundamentalmente por lanchas cañone-ras y que habían prestado buenos ser-vicios durante los bloqueos británicosde Cádiz, Brest y Boulogne en años an-teriores. Escaño defendía que la llegadadel mal tiempo, previsto en fecha muypróxima, dispersaría las fuerzas de Nel-son. Los aliados aprovecharían esa oca-sión para cruzar el Estrecho y cumplirlas órdenes de Napoleón. Por el contra-rio, salir a la mar en aquellas condicio-nes era ir a un descalabro seguro. La vo-tación final fue favorable a permaneceren la bahía aguardando una ocasión fa-vorable.

Hoy se interpreta este consejo de gue-rra como una maniobra de Villeneuvepara eludir la insoportable presión del

Emperador. Con el apoyo de sus cola-boradores directos pudo alegar fuertesrazones para no salir en aquel momen-to. La intervención autorizada de Esca-ño sirvió a sus fines.

El Príncipe no se rindePero Villeneuve cambió de opinión yemprendió una huida hacia delante, or-denando la salida de la Flota Combina-da, que partió de Cádiz el 19 de octu-bre. El resto de la historia es bien co-nocida. Sin embargo, quisiera incidir enla participación decisiva de Escaño, queevitó males mayores.

El 21 de octubre el navío insignia es-pañol, Príncipe de Asturias, ofreció unagran resistencia al empuje británico, bajo

el liderazgo de Gravina y Escaño. A pe-sar de la ventaja enemiga en un combatede melé, donde la superioridad era detres o cuatro a uno, este gigante de losmares desplegó un comportamiento tác-tico y artillero encomiable.

El navío de Gravina y Escaño cortóel paso a un buque británico que inten-taba doblarle por la proa. Tras defen-derse del ataque de cuatro navíos ene-migos por ambas bandas, maniobróacertadamente contra uno de ellos quele batía por la proa, yendo además enauxilio del navío Argonauta, que ya ha-bía sido capturado. Avanzada la jorna-da, a pesar de las averías en la arbola-dura, el Príncipe aguantó los embatesde otro navío de tres puentes que des-cargaba sus andanadas sobre la popa, laparte más vulnerable del buque. Gravi-na, herido, se había retirado del puen-te y Escaño, alcanzado en la pierna iz-quierda, continuó al mando, negándosea rendir el navío, tal y como lo describeFernández de Navarrete, escritor y ma-rino contemporáneo:

“... Fue herido, manteniéndose impá-vido en la toldilla, aunque desangrán-dose y mostrándose como indiferente aladvertírselo su ayudante don FranciscoJavier Ulloa, hasta que al fin cayó des-mayado; pero hecha la primera cura yvuelto en sí, se hizo subir otra vez al al-cázar; ve entonces arriada la bandera,y lleno de cólera manda izarla al mo-mento, renueva el combate...”.

Aquella resistencia tenaz tuvo sus fru-tos. Hacia las cinco de la tarde, el Prín-cipe era el único navío insignia que nohabía caído en poder de los británicos.Su bandera ondeaba en medio del hu-mo del combate. Aquel reclamo atrajo alos navíos franceses y españoles que

Los restos de la Flota Combinada reunidos en Cádiz tras la batalla (acuarela de José T. de Córdoba, colección Manuel Gómez Moreno).

70

El PRÍNCIPE DE ASTURIAS

El navío Príncipe de Asturias, un gigan-te de tres puentes, construido en La

Habana en 1794, con un porte de 112 ca-ñones, fue uno de los buques más famo-sos de su tiempo, debido a su potencia y asus grandes cualidades marineras. Medía58,3 metros de eslora y 16,1 metros demanga. Su arqueo era de 2.108 toneladas.

En Trafalgar fue el buque insignia delteniente general Federico Gravina, jefe dela escuadra española, con Antonio de Es-caño como mayor general. Su comandan-te era el brigadier Rafael Hore. Tenía enese momento una mayor potencia artille-ra, con 118 cañones. Su dotación era de1.113 hombres, superior en 98 personas alreglamento vigente: 21 oficiales de mari-na, 16 oficiales mayores, 39 oficialesde mar, 382 individuos de la tropa de in-fantería, 107 individuos de la tropa de

artillería, 172 artilleros de mar, 184 mari-neros, 172 grumetes y 20 pajes.

Las carencias de la escuadra española fue-ron notorias también en este navío: falta-ban 120 artilleros de mar, marineros y gru-metes, muy necesarios para la maniobra yel combate. El buque sufrió 162 bajas: 52muertos y 110 heridos.

Navío Santa Ana. Del mismo diseño y portefue el Príncipe (por Berenguer, M. N).

LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE

Page 35: La Aventura de La Historia - Dossier084 Crepúsculo Naval Español - Trafalgar

habían escapado de la carni-cería. Finalmente Escaño pudoreunir diez navíos con los quealcanzó Cádiz, fondeando esanoche ante la llegada del tem-poral anunciado.

Capacidad de reacciónPero Trafalgar no terminó ahí.En mi opinión, la historiogra-fía británica ha minusvaloradola acción aliada del 23 de oc-tubre, que causó trastornos alos vencedores. Escaño escribeen su diario: “Amaneció (el 22de octubre) chubascoso, vien-to flojo del S., y fondeados enel puerto con los navíos Asís,Montañés, Rayo, San Leandro,Justo y los franceses Plutón,Argonaute, Neptune (...). A lasnueve se hizo señal llamandoa los cuatro comandantes másantiguos, los que presentadosa bordo del Príncipe, se reu-nieron en junta, presidida porel mayor general, en la que seacordó saliesen los buques quelo pudieran verificar, con el finde auxiliar a escoltar a los des-mantelados...”.

Debido al temporal, los bu-ques no salieron ese día a lamar. Ni siquiera pudieron regresar los co-mandantes a sus propios navíos. La opor-tunidad se presentó a la jornada si-guiente, aprovechando una mejora mo-mentánea del tiempo: el 23 de octubre“amaneció celajoso, los horizontes atur-bonados, viento NO calmoso y todos losbuques fondeados... A las seis se resti-tuyeron a sus navíos los jefes que habíanvenido a celebrar la junta, y en seguidase hicieron a la vela, para recoger los bu-ques desmantelados que se hallaban a lavista... A esa hora (diez de la mañana) yavenían remolcados por las fragatas losnavíos Santa Ana y Neptuno, los quefondearon a la boca del puerto, porqueel viento se había llamado otra vez al S.Y con muy malas apariencias. Los navíosRayo, Montañés, Asís, Plutón, Héros, Nep-tune e Indomptable, con las fragatas con-tinuaban persiguiendo a los enemigos,que escoltaban algunos buques nuestrosdesarbolados...”.

Los británicos, ante esta salida sorpre-siva, tuvieron que formar una línea debatalla para proteger sus presas, aunque

no pudieron impedir el rescate de losdos navíos citados. Hacia las cuatro dela tarde ya habían regresado los siete bu-ques aliados. El temporal, que arrecióaquella noche, causó nuevas pérdidasa la Flota Combinada, incluyendo el nau-fragio de varios navíos en la costa.

Aquella acción tuvo otras consecuen-cias destacables. Collingwood, sucesorde Nelson en el mando de la escuadrabritánica, ordenó hundir algunas presas,ante las malas condiciones meteoroló-gicas y el empuje aliado. Entre ellas fueechado a pique el Santísima Trinidad.

Lecciones del combate En todos sus informes y corresponden-cia posterior, Escaño llevó a cabo una va-loración muy ajustada del combate, in-cidiendo en los aciertos de Nelson, loserrores tácticos de Villeneuve –sin nom-brarlo– y en las carencias marineras de laFlota Combinada, véase una muestra, enun informe de septiembre de 1806: “Elarte de la guerra en el mar consiste, co-mo en tierra, en combatir muchos a

pocos, para que destruidos sinpérdida, se consiga la superio-ridad, que tal vez no había alempezar el ataque... [en tierra]no habiendo previsto la ma-niobra del enemigo, es difícilcontrarrestarle... pero en la marno hay otra atención que elviento y la marejada. Todocuanto se ejecuta se ve, y conla aguja en la mano se atina conlo que piensa el enemigo...Crea V. que el poco viento ape-lotonó los navíos y dejó claroen la línea que se formó el día21; el estar mal formada ésta, elno tener la marinería la destre-za que los ingleses para repararaverías, y el no haber manio-brado la vanguardia en sosténdel centro, es la causa, en miopinión, de la desventaja quetuvimos en el combate”.

Ascendido a teniente gene-ral, Escaño participó en las se-siones del Almirantazgo crea-do por Godoy en 1807. En esemomento inició la redacciónde las dos únicas obras que ve-rían la luz pública: un tratadode táctica naval, en donde vol-có toda su experiencia anteriory un plan de reforma de la Ar-

mada, un excelente diagnóstico de losmales de este organismo, donde propo-nía medidas concretas para su recupe-ración, en imitación de los británicos.Pero el contexto político, económico yfinanciero no era favorable a sus ideas,que tuvieron una publicación póstuma.

La ironía de esta historia es que Es-caño fue elegido ministro de Marina enla Junta Central a raíz de la invasión fran-cesa, mientras su antiguo superior, Ma-zarredo, aceptó el Ministerio en el Go-bierno de José Bonaparte, convencidode que era el mejor camino para salvara su patria. Ambos líderes, grandes es-peranzas para la reforma de la Armada,murieron durante la Guerra de Inde-pendencia, sin haber visto los frutos desus desvelos. Al final de la era napo-leónica la Armada era una sombra de loque había sido.

Cartagena, la ciudad natal de Escaño,no posee una calle o plaza dedicada asu recuerdo. El bicentenario de Trafal-gar podría constituir una gran oportuni-dad para subsanar este olvido. ■

71

ANTONIO ESCAÑO, UN HÉROE OLVIDADOCREPÚSCULO NAVAL ESPAÑOL. TRAFALGAR

Alegoría del combate de Trafalgar (La Ilustración Española yAmericana, 24 de octubre de 1873).

LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE

Page 36: La Aventura de La Historia - Dossier084 Crepúsculo Naval Español - Trafalgar

El reinado de Carlos IV puedeconsiderarse como el primercapítulo del proceso que pon-drá fin al Antiguo Régimen y

que alumbrará la España contemporá-nea. Se abre con una serie de dificul-tades que se agudizarán a partir de1795: bloqueo de la economía, recru-decimiento de la protesta social, agu-dización de las contradicciones políticasen el seno de las clases dirigentes, ex-plosión de la controversia ideológica enel interior, sucesión de los enfrenta-mientos militares en el exterior que agra-van los problemas de la hacienda pú-blica y los primeros signos de la eman-cipación de la América española.

La Revolución Francesa generó en Es-paña un repliegue defensivo, que, des-pués de diversas vicisitudes (el “páni-co de Floridablanca” ante el riesgo deun posible contagio ideológico quecondujese a la contestación de la mo-narquía absoluta, el acercamiento delgabinete del conde de Aranda al go-bierno revolucionario como modo deinfluir en una reconducción modera-da de la política francesa y, finalmen-te, la declaración de guerra a la Con-vención (después de la ejecución deLuis XVI), concluyó en la búsquedade una alianza con el Directorio, el

régimen que puso fin a los años de ma-yor aceleración revolucionaria en un es-fuerzo por estabilizar el movimiento de-sencadenado en 1789.

Así, la guerra contra la Convención,que se había saldado con una derrota mi-litar (ocupación francesa de Figueras enel frente oriental y de San Sebastián, Bil-bao y Miranda de Ebro en el occidental)llevó a la firma de la Paz de Basilea (22julio 1795), que, al margen de sus con-secuencias territoriales (cesión de la par-te española de la isla de Santo Domin-go), significó el retorno a la tradicionalamistad con Francia, hecho decisivo pa-ra comprender el encadenamiento de losfactores que condujeron, diez años mástarde, a Trafalgar.

La consecuencia inmediata de la Pazde Basilea fue la firma del Tratado deSan Ildefonso (19 agosto 1796), unaalianza que renovaba, por encima de lasgrandes diferencias ideológicas y políti-cas que separaban ahora a ambos paí-ses, el espíritu de los viejos pactos defamilia entre los Borbones de Españay Francia. El tratado se fundamentaba,una vez más, en la necesidad españolade encontrar un aliado frente a la per-manente beligerancia de Inglaterra, a loque ocasionalmente se sumaba la creen-cia en la mejor salvaguarda de los inte-reses de los Borbones italianos: el reinode Nápoles y el ducado de Parma.

Sin embargo, a nadie se escapaba quela firma del acuerdo significaba a cor-to plazo la reanudación de las hostili-dades entre Inglaterra y España, comoasí fue. La guerra, desencadenada enoctubre del mismo año, conoció variosnotables hechos de armas a lo largo de1797. La batalla naval del cabo de SanVicente (febrero 1797) se saldó con lavictoria del almirante John Jervis sobrela flota española comandada por Joséde Córdoba, cuyos errores en las ma-niobras le privaron de su ventaja nu-mérica (24 barcos contra 15) y le valie-ron un consejo de guerra que le con-denó al destierro de la Corte y de losdistintos departamentos marítimos. Dosdías después, en un escenario muydistinto, otra flota inglesa ocupaba laisla de Trinidad, sin que la escuadra

72

CARLOS MARTÍNEZ SHAW, catedrático de Histo-ria Moderna, UNED, Madrid, es coautor deEl sistema atlántico español (siglos XVII-XIX).

Trafalgar significó el golpe de gracia para la Armada española. CarlosMartínez Shaw explica la tragedia dentro del marco de la crisis política,agraria, industrial y económica del reinado de Carlos IV y el valimientode Godoy. Esas mismas causas impedirían la recuperación naval

Antiguo Régimen

EL OCASO

Carlos IV. Medalla conmemorativa de suproclamación (Pedro González de Sepúlveda,19-2-1789, col. Juan Claudio de Ramón).

LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE

Page 37: La Aventura de La Historia - Dossier084 Crepúsculo Naval Español - Trafalgar

española, mandada por Sebastián Ruizde Apodaca, se decidiese siquiera a pre-sentar combate. Esta victoria espoleó ala Armada británica, que durante el mis-mo año lanzó sucesivos ataques con-tra Puerto Rico (donde las tropas de-sembarcadas pudieron finalmente serexpulsadas por el gobernador Ramónde Castro), contra Cádiz (donde José deMazarredo hizo frente con éxito a lafuerza enemiga) y contra Santa Cruz deTenerife, donde fue rechazado HoratioNelson, que además perdería su brazoderecho en el transcurso de la acción.

A merced del temporalLa guerra se desaceleraría a renglón se-guido gracias a las conversaciones man-tenidas por franceses e ingleses tras lafirma de la Paz de Campoformio (octu-bre 1797), lo que no fue óbice para quela isla de Menorca volviera a caer en ma-nos británicas en septiembre de 1798.

El responsable de la política españo-la había sido, desde noviembre de 1792,

el hombre de confianza de los reyes,Manuel de Godoy, cuya meteórica ca-rrera le había llevado no sólo a recibiruna serie de títulos nobiliarios (duquede Alcudia y príncipe de la Paz, por lade Basilea), sino, sobre todo, a osten-tar la dirección de todos los asuntos pú-blicos desde la Secretaría de Estado. Sinembargo, las dificultades interiores y ex-teriores (especialmente las derrotas mi-litares y el fracaso de Francisco de Ca-barrús como plenipotenciario en París)impusieron a Carlos IV la sustitución deGodoy (marzo 1798) por un nuevo equi-po reformista, que tuvo como principaldirigente a Mariano Luis de Urquijo, cu-ya más sonada disposición fue la asun-ción por la monarquía de la confirma-ción canónica de los obispos españoles,que además pasaban a gozar de plenasfacultades en la concesión de las dis-pensas matrimoniales, al tiempo que elTribunal de la Rota sustituía a los tribu-nales romanos y se prescindía de la fi-gura del nuncio apostólico.

Sin embargo, pese a la enemiga de-clarada de la Iglesia y de los propios so-beranos a raíz de tales medidas, sería so-bre todo la voluntad de Napoleón la queprecipitaría la caída de Urquijo (diciem-bre 1800) y el retorno definitivo de Go-doy, quien, desmintiendo sus anteriorescompromisos con la política ilustrada,emprendería ahora la persecución de losintegrantes del ministerio reformista y desus colaboradores y simpatizantes (Ur-quijo, Jovellanos, el obispo Tavira, lacondesa de Montijo), permaneciendo yaen el poder hasta la crisis final de 1808.

Mientras tanto, la alianza con Franciay la guerra con Inglaterra estaba con-duciendo a España a un callejón sin sa-lida. El bloqueo de la marina inglesa apartir de 1797 había originado el co-lapso del tráfico atlántico y había lesio-nado el sistema del Libre Comercio ins-taurado en 1778, justamente cuando es-taba empezando a dar sus mejores fru-tos (obligando, además, a la autoriza-ción de los pabellones extranjeros bajo

73

CREPÚSCULO NAVAL ESPAÑOL. TRAFALGAR

Alegoría de la Paz de Basilea, 22-7-1795: Godoy presenta la paz a Carlos IV (Juan Pablo Montaña, Madrid, Real Academia de San Fernando).

LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE

Page 38: La Aventura de La Historia - Dossier084 Crepúsculo Naval Español - Trafalgar

la denominación equívoca de “comer-cio de neutrales”), con los consiguien-tes efectos negativos sobre la exporta-ción española agrícola y de manufactu-ras, así como sobre la importación delas materias primas necesarias para laindustria nacional y de los metales pre-ciosos imprescindibles tanto para el fun-cionamiento de la Hacienda pública co-mo para el equilibrio de la balanzacomercial.

Por si fuera poco, las provincias de Ul-tramar tomaron conciencia de la viabi-lidad de su aprovisionamiento al mar-gen de los condicionantes impuestos porla metrópoli, es decir, de la posibilidadde conseguir su plena autonomía co-mercial, de modo que esta experienciade independencia económica pudo fun-damentar sus aspiraciones a la inde-pendencia política.

Crisis agrícola e industrialLas dificultades ocasionadas por la gue-rra para la exportación de los productosincidieron, por tanto, en el estancamien-to de una agricultura que (salvo en al-gunas regiones privilegiadas) estaba yamostrando a las claras las insuficienciasde la explotación extensiva de la tierra,de la falta de una decidida renovacióntecnológica, del peso de un arcaico ré-gimen jurídico (mayorazgos y manosmuertas), de la desigualdad en la distri-bución de la propiedad, de los desarre-glos en los distintos sistemas de tenenciade las parcelas y de la timidez en la apli-cación por parte de los gobernantes delas medidas reformistas estimadas im-prescindibles por los tratadistas ilustrados.

Todo ello daba como resultado la per-sistencia de una baja productividad porunidad de superficie cultivada y la ame-naza permanente de las malas cosechasy de las crisis de subsistencias, comola que azotó a Castilla en 1804. Y la

ganadería, en otros tiempos uno de lossostenes económicos del país, tambiénse abocaba a un lento declive, a causatanto del aumento de los costos de pro-ducción como de los recortes de los pri-vilegios de la Mesta.

Y otro tanto ocurría en la industria.A las dificultades de las manufacturas es-tatales (siempre necesitadas del apoyofinanciero oficial) se añadía la incapaci-dad de modernización de la mayor par-te de los sectores, incluyendo la side-rurgia del País Vasco, lastrada por elmantenimiento de sistemas de explota-ción tradicionales, por el atraso técni-co y por la falta de inversiones. Mientraslas carencias estructurales hundían a lasindustrias más anticuadas, los sectoresmás dinámicos sufrían el impacto de lacoyuntura bélica, como en el caso de lasindustrias de armamento del norte (Eu-gui, Orbaceiceta, La Muga), destruidas

en el transcurso de la Guerra de la Con-vención, o como en el caso del gran lo-gro del siglo, la manufactura catalana,que se enfrentaba a su mayor crisis porla clausura de sus mercados.

Finalmente, el espectro de la crisis secernió también sobre los grandes cen-tros mercantiles, como Barcelona o Cá-diz, donde fueron muchas las casas co-merciales que hubieron de cerrar suspuertas y declararse en quiebra antes dela Paz de Amiens y después de la rea-nudación de las hostilidades.

Por otra parte, la crisis económica y laderiva política generan un difuso ma-lestar popular, que se manifiesta en lasucesión de conflictos que jalonan estosaños (levantamiento campesino de 1801,motines militares de 1801 y 1804, albo-rotos en las fábricas de Guadalajara de1797 y de Ávila de 1805) y que hacenpeligrar los éxitos de una política que

74

CRONOLOGÍA

1788. Carlos IV, rey.1789. Revolución France-sa. España apresa dosmercantes ingleses enNootka (Canadá). Florida-blanca evita la guerra.1792. Aranda, secretariode Estado, en sustituciónde Floridablanca. Godoysustituye a Aranda.1793. Ejecución deLuis XVI. España declara

la guerra a la Conven-ción. Godoy y lord Allé-gue firman un tratado dealianza contra Francia.1794. Francia logra laretirada española haciael Fluvià (Cataluña).1795. Paz de Basilea.Francia devuelve a Españalos territorios ocupados acambio de la zona orientalde Santo Domingo.

1796. Tratado de San Il-defonso. España se alíacon el Directorio.1797. Guerra contra In-glaterra. Derrota españo-la frente al cabo de SanVicente.1798. Dimisión de Godoy,sustituido por Urquijo.1800. España devuelve aFrancia la Luisiana. Go-doy, secretario de Estado.

1801. Guerra de las na-ranjas entre España yPortugal.1802. Paz de Amienscon Inglaterra. Españarecupera Menorca y cedeTrinidad.1804. Inglaterra apresafrente al cabo de SantaMaría cuatro naves espa-ñolas. Carlos IV declarala guerra a Londres.

1805. España y Franciafirman un acuerdo parainvadir Gran Bretaña. 21 de octubre: Batallade Trafalgar.1807. Francia invade laPenínsula.1808. Motín de Aran-juez. Carlos IV abdica ensu hijo Fernando. Co-mienzo de la Guerra dela Independencia.

Alegoría de la Paz de Amiens, entre Gran Bretaña y Francia, firmada en marzo de 1802(por A. Devostage, París, Collection Frédéric Masson).

LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE

Page 39: La Aventura de La Historia - Dossier084 Crepúsculo Naval Español - Trafalgar

había hecho del mantenimiento de lapaz social uno de sus ejes fundamen-tales a todo lo largo de la centuria.

En bancarrotaLa Real Hacienda fue, sin embargo, laque acusó el impacto bélico de una ma-nera más dramática. Su incapacidad dehacer frente a los gastos redoblados porla guerra, obligaron no a plantear unareforma radical del sistema fiscal (paralo cual ya era tarde), sino a inventar ex-pedientes de urgencia que permitieranaumentar de modo inmediato el nivel delos ingresos, como en los peores tiem-pos del siglo XVII.

Una de las fórmulas para allegar fon-dos fue la llamada Desamortización deGodoy (puesta en práctica en septiem-bre de 1798 bajo el gobierno de Urqui-jo), que consistió en la venta de una se-rie de bienes vinculados, especialmen-te propiedades de instituciones bené-ficas de la Iglesia, lo que, si aliviaba mo-mentáneamente el déficit de la Hacien-da, dejaba maltrechas las rentas de lared asistencial eclesiástica. Otros expe-dientes fueron la exigencia de donati-vos y empréstitos, la venta de nuevosbienes eclesiásticos (hasta 215 millonesde reales fueron autorizados en 1805 y,más tarde, hasta la séptima parte de lospredios pertenecientes a la Iglesia en1807) y, finalmente, la emisión de nue-vos vales reales.

Creados durante el reinado anterior(marzo 1780), los vales reales eran a lavez títulos de la deuda y papel moneda,transferibles por endoso y amortizables,para cuyo servicio se había fundado elBanco de San Carlos (junio 1782). Aho-ra bien, si la amortización se había re-velado difícil en tiempos de paz, las emi-siones exigidas por las nuevas guerrasalcanzaron cifras vertiginosas y obliga-ron a crear sucesivas instituciones dedi-cadas a hacer frente al pago de los tí-tulos y los intereses de la deuda (Cajade Amortización, en febrero de 1798; Ca-jas de Reducción, en julio de 1799), ade-más de una Junta Suprema de Amorti-zación, en enero de 1799.

En la primera década del siglo XIX, lasituación de la Hacienda pública no po-día ser más alarmante: los ingresos nollegaban a los 500 millones de realesfrente a casi 900 millones de gastos or-

dinarios, los intereses de la deuda pú-blica ascendían a 200 millones de rea-les, el Banco de España estaba en quie-bra y el Estado pagaba con meses de re-traso los intereses de los vales reales, laspensiones de viudedad y jubilación ylos sueldos de los funcionarios. La

inviabilidad del sistema fiscal preveía laquiebra definitiva de la monarquía.

Crisis de hombres y equiposNaturalmente, esta situación de bloqueoeconómico y de insolvencia hacendís-tica repercutía muy desfavorablementeen el estado de la Armada. Si los es-fuerzos constructivos de las etapas an-teriores (especialmente bajo el manda-to de Antonio Valdés como secretario deMarina) permitían contar con un consi-derable número de buques (cerca detrescientos de diverso porte) y de navíosde línea (más de cincuenta), lo difícil erahacerlos operativos, ya que no se dis-ponían de tripulaciónes suficientes (ma-rineros, artilleros, contramaestres) ni ennúmero ni en cualificación profesional.Las dificultades del reclutamiento habíansido agravadas por la incidencia de lapeste amarilla en localidades costeras

como Cádiz, que perdería quizás diezmil almas sólo en el año 1800, y la des-movilización de la marina mercante dealtura a causa de la paralización comer-cial. Escaseaban, también, los suminis-tros (maderas para arboladura, cáñamos,betunes) a causa de la desarticulación

75

ANTIGUO RÉGIMEN. EL OCASOCREPÚSCULO NAVAL ESPAÑOL. TRAFALGAR

Barcos había, pero faltaba cabuyería,palos, mantenimiento, pólvora, dinero,adiestramiento, artilleros y marinería

Personajes en el puerto de Mahón, durante la ocupación británica de Menorca (escuela de Giuseppe Chiesa, Mahón, Museo de Menorca).

LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE

Page 40: La Aventura de La Historia - Dossier084 Crepúsculo Naval Español - Trafalgar

del tráfico, muy sensible en el caso delBáltico, ámbito habitual de importaciónde estos materiales.

En estas circunstancias, la continua in-gerencia de Napoleón en la vida públi-ca española, y especialmente en la orien-tación de la política internacional, hacíamás acuciante la situación. Así, una de-cisión francesa obligó a España a de-clarar a Portugal (febrero 1801) la lla-mada Guerra de las naranjas, que ter-minó con el Tratado de Badajoz (8 junio1801), que estipuló la cesión a Españade la población de Olivenza, pero queno contentó en absoluto al primer man-datario de Francia.

Al año siguiente se firmaba la Paz deAmiens (marzo 1802) entre Inglaterra yFrancia, que suponía para España unmomentáneo respiro, a costa de la pér-dida definitiva de la isla de Trinidad yde la cesión a Francia del inmenso

territorio de Luisiana, de acuerdo, porotra parte, con los preliminares firmadosen San Ildefonso, en octubre de 1800.

La ruptura de la Paz de Amiens (en1803) significó el retorno de la guerraabierta entre Francia e Inglaterra. Godoyintentó evitar la implicación de Españapor todos los medios, primero, propo-niendo, sin éxito, a Prusia y Rusia la for-mación de un bloque de potencias neu-trales y aceptando, después, la imposi-ción por parte de Francia del llamadoTratado de Subsidio que obligaba al pa-go de seis millones de libras mensua-les (pesada carga para una monarquíaen el último extremo de sus dificultadesfinancieras) y la autorización de la en-trada en sus puertos de los barcos fran-ceses. Sin embargo, ni siquiera estas exi-gencias terminaron por contentar a Na-poleón, que empujó a Godoy a colocarla Armada española al servicio de los

intereses de Francia, lo que supuso la in-mediata entrada de España en la con-tienda (diciembre 1804).

Faltó dinero y voluntadLa reanudación de la guerra traería con-sigo la derrota naval de Trafalgar (21 oc-tubre 1805), que destruyó buena partede los efectivos de la Armada españo-la, aniquiló a lo más granado de su ofi-cialidad (Federico Gravina, Cosme Da-mián Churruca, Dionisio Alcalá Galia-no...) y proporcionó a Inglaterra el con-trol absoluto del Atlántico.

No hay que pensar, sin embargo, enTrafalgar como la causa del definitivoeclipse de la Armada. Otros desastres ensiglos anteriores habían sido contrarres-tados por una activa política de recons-trucción naval, que había devuelto losefectivos españoles a su punto de parti-da. Incluso después de la derrota de1805, España siguió contando con másde cuarenta navíos de línea y con sus as-tilleros intactos. Pero no hubo capacidadfinanciera para poner en marcha un pro-grama de construcción, ni voluntad polí-tica para abordar las reformas que per-mitieran la recuperación y no hubo tiem-po para alcanzar un horizonte más des-pejado, alejado de las turbulencias inte-riores y exteriores que estaban anun-ciando la crisis del Antiguo Régimen. Ahíreside la diferencia con épocas anterio-res y el significado original de Trafalgar.■

76

Proa de un navío de línea construido en La Carraca, Cádiz, a mediados del siglo XVIII. Elesfuerzo constructor de esa época había dotado a la Real Armada de un poder estimable.

Antonio Valdés, uno de los secretarios deMarina destacados en la reconstrucción de laflota española durante el siglo XVIII (M. Naval).

LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE

Page 41: La Aventura de La Historia - Dossier084 Crepúsculo Naval Español - Trafalgar

LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE

Page 42: La Aventura de La Historia - Dossier084 Crepúsculo Naval Español - Trafalgar

En los últimos meses han lle-gado a las librerías numerososlibros y publicaciones en tor-no a la batalla de Trafalgar. En

el asunto pueden remarcarse: primero,que la mayoría de estos estudios es obrade autores españoles, lo cual demuestrala buena salud de nuestra publicísticahistoriográfica y, segundo, que se ha pu-blicado más en España sobre este asun-to en el último año que en los dos siglosanteriores.

Riguroso, documentado y ágilLa Campaña de Trafalgar, de HugoO’Donnell y Duque de Estrada (Madrid,La Esfera de los Libros, 2005, 828 págs.),se centra en las operaciones estratégicasy diplomáticas de los años 1804 y 1805.El foco del estudio es preguntarse cómose fraguó la batalla y cómo eran las flo-tas que se enfrentaron, sobre todo ensus aspectos organizativos y humanos:este apartado constituye la más origi-nal aportación del libro a la bibliogra-fía naval de los últimos meses. Al unirvisiones históricas y navales, lanza ideasmuy interesantes: por ejemplo, el blo-queo continental que impuso Napoleóna Gran Bretaña, no fue sino una con-testación al bloqueo marítimo de la flo-ta británica. Como estudio minucioso deesos días, se redibujan figuras y hechosque han quedado en la cuneta de otrasinvestigaciones, como la disputa entreGrandallana y Gravina por el mandode la escuadra, la organización de la de-fensa ante la ofensiva inglesa, o las

cualidades tácticas de Escaño. La cam-paña se describe con gran detalle: el blo-queo británico sobre Cádiz, las defensasespañolas, basadas en fuerzas sutilesmuy eficaces, los planes de Napoleón,las decisiones y los errores, el encuentrode Finisterre, y la batalla de Trafalgar ensí, estudiada con atención, detallando losmovimientos de los buques con diagra-mas claros. Pero lo mejor del texto es suplanteamiento humano: aquí los prota-gonistas principales son los combatien-tes, su organización, su vida diaria, susenfermedades, sus formas de luchar... Nose deja de lado, por supuesto, los buquesy los cañones, sus características y susproblemáticas, en especial la del apres-tamiento material y el alistamiento de lamarinería; pero lo que más resalta es ladescripción de los anónimos y los co-nocidos protagonistas –a su pesar– delevento. El texto no se centra sólo en laarmada española, sino que también des-cribe usos y costumbres de aliados yenemigos. Punto para la polémica,

afirma que Gravina tuvo su punto de res-ponsabilidad en el combate, por no opo-nerse a la salida. En suma, un estudio ri-guroso y muy documentado, redactadoen estilo periodístico, vivo y ágil.

Profundo y exhaustivoTrafalgar. Hombres y naves entre dosépocas, de José Cayuela y Ángel Pozue-lo (Barcelona, Ariel, 2004, 706 págs.), esun estudio profundo y exhaustivo de labatalla, sus orígenes y prolegómenos.Aborda en profundidad los anteceden-tes bélicos y políticos que desemboca-ron en el trágico enfrentamiento, conabundantes esquemas y mapas de lascampañas navales, y uso de fuentes ar-chivísticas de las tres naciones comba-tientes. Los autores relativizan los resul-tados navales: para ellos, la batalla decabo de San Vicente no fue tan “desas-tre” ni tan “decisiva” como afirman al-gunos biógrafos de Nelson. El segui-miento de los movimientos de la FlotaCombinada a las órdenes de Villeneuve

78

ANTONIO ATIENZA PEÑARROCHA es investiga-dor naval.

Los historiadores españoles han publicado durante el último año más librossobre Trafalgar que durante los dos siglos anteriores. ANTONIO ATIENZA

PEÑARROCHA comenta las novedades que más han atraído su atención

Vigor historiográfico

INVESTIGACIÓN

LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE

Page 43: La Aventura de La Historia - Dossier084 Crepúsculo Naval Español - Trafalgar

es muy completo. Además, no faltan losanálisis económicos y sociales delperíodo, que ayudan a entender el com-portamiento de los principales protago-nistas del combate: los seres humanos.

Sabor marineroTrafalgar. Tres armadas en combate, deVíctor San Juan (Madrid, Sílex, 2005, 300págs.), es un libro de divulgación es-crito con gusto, sabor marinero y pasiónno disimulada. Se estudian los avataresde la Armada española durante todo elsiglo XVIII, explicando las diferentes ba-tallas y narrando las biografías princi-pales. En un estilo ameno y sugerente,el autor detalla la construcción de losbuques. Y es que en este volumen, elprotagonista es, sobre todo, el barco, ypor ello, además de las batallas, se ana-liza la evolución de la construcción na-val española de una forma muy clara y

detallada. Completa el libro un estudiosobre la batalla de Kamperduin-Cam-perdown, un claro antecedente tácticode Trafalgar, del marino holandés Fre-déric Nave Degenkolbe.

Reedición de un clásicoEl Combate de Trafalgar, de Pelayo Al-calá-Galiano (Madrid, Instituto de Histo-ria y Cultura Naval, 2004, 982 págs.), esun clásico de 1909 ahora reeditado enfacsímil, que nos ofrece una visión a lavez intensa y documentada del comba-te, centrándose además en las dificulta-des logísticas de la Armada. Posible-mente, el punto más polémico que sos-tuvo este autor y que hoy se discute,corresponde a los preliminares de la ba-talla, concretamente a la reunión a bor-do del Bucentaure el 8 de octubre de1805, en la cual Magon y Dionisio Alca-lá-Galiano estuvieron a punto de retarse

en duelo. Pelayo Alcalá-Galiano, des-cendiente del comandante del Bahama,defiende que esta reyerta verbal tuvo lu-gar, siguiendo al cronista Vargas Ponce.En cambio, los historiadores actuales mi-nimizan esta discusión. Por lo demás, esun libro plenamente válido y muy inte-resante, escrito a la sombra del desas-tre de 1898, y por tanto impregnado deun espíritu regeneracionista.

Perspectiva internacionalTrafalgar y el Mundo Atlántico, coor-dinado por Agustín Guimerá, Alberto Ra-mos y Gonzalo Butrón (Madrid, MarcialPons, 2004, 400 págs.), recoge las dife-rentes ponencias y comunicaciones delcoloquio internacional Cádiz y la Eu-ropa atlántica en tiempos de Trafalgar,celebrado en noviembre de 2002. En-contramos textos referidos a estrategiay táctica, a armamento, a los hombres

79

CREPÚSCULO NAVAL ESPAÑOL. TRAFALGAR

Magnífica visión esquemática de la táctica de Nelson en Trafalgar (publicada en Londres el 30-11- 1805, National Maritime Museum).

LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE

Page 44: La Aventura de La Historia - Dossier084 Crepúsculo Naval Español - Trafalgar

que tripularon aquellas moles de made-ra y cáñamo embreado, a la ciudad deCádiz, testigo y actor del combate, y es-tudios sobre la producción literaria per-geñada en torno a Trafalgar, y en la quesigue brillando la novela de Galdós. La

cual, por cierto, ha conocido alguna re-edición al socaire de la ocasión, comola adaptación para el público infantil dela editorial Rey Lear (Madrid, 2005). Vol-viendo al texto de Guimerá, Ramos yButrón, hay que destacar la presencia deautores tanto franceses como británicos,realizando, como sus colegas españoles,aportaciones muy novedosas y jugosas.

El marco económicoEl sistema atlántico español (siglos XVII-XIX), editada por Carlos Martínez Shawy José María Oliva Melgar (Madrid, Mar-cial Pons, 2005, 376 págs.), no guardauna relación directa con Trafalgar, pe-ro aporta una visión sobre los proble-mas económicos relacionados con elAtlántico muy interesante y rompedo-ra. Martínez Shaw y Oliva Melgar coor-dinan a un grupo de historiadores jó-venes, casi todos ligados a la UNED, con

sugerentes propuestas. El marco crono-lógico es también insólito, pues arrancaen el XVII, siglo tradicionalmente con-siderado de repliegue comercial, plan-teamiento que Oliva demuestra que estotalmente erróneo, pues existió un vi-vo y floreciente comercio, pero no re-gistrado en los documentos más usua-les. Aquí radica buena parte de las vir-tudes de los trabajos: el uso de fuentesy archivos poco trabajados hasta el mo-mento, como los registros de buques. Através de los diferentes artículos descu-brimos el entramado de los portuguesesque establecidos en Sevilla llegaba has-ta Amberes, los mecanismos de las re-presalias durante las guerras para per-judicar al comercio enemigo, el proce-so de las quiebras de los comerciantes,muy posibles dado el endeble cañama-zo financiero de la Carrera de Indias, laaceptación social y eclesial del nuevoconcepto de riqueza nacido del comer-cio, las ansias sociales de los navegan-tes estudiadas en la trayectoria del Co-legio de San Telmo, las ventajas del sis-tema borbónico del Libre Comercio y suextinción ahora establecida en 1828, lalucha contra el contrabando en Cuba an-tes y después de la dominación inglesade 1762, la extensión de la controverti-da Matrícula de Mar a América, la emi-gración de comerciantes españoles a Cu-ba y su repercusión económica.

El papel de CádizCádiz realiza su aportación bibliográfi-ca al evento, reeditando En los días deTrafalgar, de Augusto Conte Lacave, unlibro de divulgación publicado por pri-mera vez en 1955, que narra la batalladesde la perspectiva de una ciudad ma-rinera y militar. Y es que Cádiz participó

80

De Galdós a Pérez-Reverte

Trafalgar ha llamado la atención de al-gunos escritores, pero ha sido en Es-

paña donde más se ha reflexionado litera-riamente sobre él. Quizá se deba a que Tra-falgar representa el doloroso parto de Es-paña hacia el siglo XIX. Trafalgar fue unsacrificio inútil, de unaEspaña atrasada y go-bernada de forma auto-crática. España no gana-ba nada con Trafalgar, ylo perdió todo. De ahísu morbo.

La novela de BenitoPérez Galdós Trafalgar(Madrid, Arlanza Edi-ciones, 2005), el prime-ro de sus Episodios Na-cionales, es la que másbrillante descripción dade la batalla: un mode-lo de novelar cuya tra-dición se aprecia en la li-teratura actual. Galdós utiliza diversos re-cursos para ofrecer una visión plural delcombate. Sin duda, el dualismo entre donAlonso Gutiérrez de Cisniega, aristocrá-tico, distante y melancólico, y el contra-maestre Marcial, deslenguado y bravucón,ambos unidos por su amor al mar y a laReal Armada, sirve a Galdós para ofrecer-nos la tradicional dualidad de la sociedad

militar española del momento, entre losoficiales de guerra y los oficiales de mar.

Más histórica y más amplia resulta Tra-falgar (Barcelona, Edhasa, 2001, 504págs.), de José Luis Corral. Las aventurasde un oficial embarcado recrean el am-

biente del momento,con una gran fidelidadhistórica. No en balde,Corral es historiador.

La última novela pu-blicada es Cabo Trafal-gar (Madrid, Alfaguara,2005, 256 págs.), deArturo Pérez-Reverte.Esta obra plantea unapropuesta más original.Toda ella sucede el mis-mo día de la batalla, através de la visión de va-rios personajes. La obraadquiere un carácter co-ral, multinacional, con

un ritmo narrativo trepidante y agitado,propio de un enfrentamiento apasionado.Si Galdós describió una batalla más socialy Corral un combate más histórico, Pérez-Reverte intenta y consigue recrear la vio-lencia y la inutilidad intrínseca de la gue-rra, violentando y retorciendo el idioma yplasmando unos personajes magnífica-mente retratados.

LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE

Page 45: La Aventura de La Historia - Dossier084 Crepúsculo Naval Español - Trafalgar

activamente como base de la batalla. Unaciudad en la cual residían marinos, don-de se armaban los buques, y que pade-cía los rigores de la guerra como ningúnotro puerto español. Una ciudad que vi-vió de cerca la estancia, salida, comba-te y regreso de la Flota Combinada, quecolaboró en la salvación de los náufra-gos, y en la que muchas casas se vistie-ron de luto aquel octubre de hace aho-ra 200 años. El de Conte es un estudiocon aportación documental bien dosifi-cada, en un relato escrito con agilidad,utilizando la prensa local de la época pa-ra mostrar cómo las noticias corrieron,se manipularon o se descubrieron.

Problemas de la Marina españolaHistoria del Combate Naval de Trafalgar,de José Ferrer de Couto, editado origi-nalmente en Madrid en 1854, y ahora re-editado en facsímil (Valencia, Librería Pa-rís-Valencia, 188 págs.), es un estudio in-teresante, aunque su prosa decimonó-nica exige una lectura detenida. Es unode los libros más antiguos escritos sobrela batalla, y nos ofrece una visión muydirecta sobre los problemas que atrave-saba la Marina española, y que catali-zaron el desastre de Trafalgar, en con-creto, la organización de la Matrícula deMar. Como el otro texto clásico, el deManuel Marliani, fue redactado comocontestación al historiador francésThiers, que en su Historia del Consula-do y del Imperio, descargó sobre Españatoda la responsabilidad de la derrota. Pe-ro Ferrer, que era marino y de familia demarinos, tuvo acceso a historias, chis-mes, comentarios, y su texto ofrece pun-tos de vista que han sido recientementedescubiertos.

El navío más famosoNavío Santísima Trinidad. Un coloso desu tiempo, de Marcelino González (Ma-drid, La Espada y la Pluma, 2004), es unabiografía –si se le puede llamar así– delnavío más famoso de Trafalgar, por sutamaño, su número de cañones, y la am-bición de los británicos por capturarlo.González, marino de profesión, expli-ca con detalle escrupuloso la historia deaquel buque, botado en La Habana porun constructor inglés, sacado de su paíspor Jorge Juan, y que entró al serviciode España, construyendo, entre otros,este formidable navío, que sufrió variasreformas y artillados, y que se convir-

tió en todo un símbolo de la Armada es-pañola de su época. Grande, imponen-te, pero lento y poco maniobrero; malofensor, pero tenaz defensor. Y es quela Armada que combatió en Trafalgar nofue concebida para atacar, sino para de-fender rutas y convoyes. Un navío que,desde su tumba, nos recuerda una he-rencia sumergida que debemos descu-brir, estudiar y conservar.

Magníficas ilustracionesModelos de arsenal del Museo Naval. Evo-lución de la construcción naval espa-ñola, de José Ignacio González-Aller,Cruz Apestegui, Jorge Pla y Carmen Za-marrón (Barcelona, Lunwerg, 2004, 328págs.), es un magnífico volumen ilus-trado con los bellos modelos conserva-dos en el Museo Naval de Madrid, mu-chos de los cuales representan a los or-gullosos buques que combatieron enTrafalgar, y redactado por algunos de losmejores tratadistas navales del momen-to. En la misma línea está Los navíos es-pañoles de la Batalla de Trafalgar, deJuan Carlos Mejías (Barcelona, Aqualar-ga, 2005), que aporta planos del navíoBahama e historiales.

Contienda desigualTrafalgar y el conflicto naval anglo-es-pañol en el siglo XVIII, de Agustín Ra-món Rodríguez González (Madrid, Ac-tas, 2005, 484 págs.), supone una revi-sión profunda y original de la historianaval española y de los prolegómenosde la batalla de Trafalgar. La tesis básicadel autor se basa en que Inglaterra ga-nó su supremacía naval en la Guerra deSucesión y España a lo largo del siglomantuvo una contienda desigual, noexenta de victorias, con una enorme

capacidad de recuperación; y la Real Ar-mada se hubiera rehecho de Trafalgar,si la invasión napoleónica de 1808 nohubiera sumido al país en una situacióncaótica. Sin duda, un libro fundamental.

Referencia imprescindibleLa obra de José Ignacio González-Aller,La Campaña de Trafalgar (1804-1805).Corpus Documental (Madrid, Ministe-rio de Defensa-Armada Española, 2004,2 volúmenes), reúne la documentaciónconservada de la batalla: los documen-tos transcritos y ordenados que descri-ben los avatares, los problemas y las an-gustias, los planes y los relatos, paracrear la obra de referencia imprescin-dible sobre la batalla de Trafalgar. Secompleta con las hojas de servicios delos almirantes y comandantes españoles,y los historiales de los buques que allíparticiparon. En suma, un importante yloable esfuerzo. ■

81

VIGOR HISTORIOGRÁFICO. INVESTIGACIÓNCREPÚSCULO NAVAL ESPAÑOL. TRAFALGAR

EGIDO, T., Carlos IV, Madrid, Arlanza Edicio-nes, 2001.

FERNÁNDEZ, R., La España Moderna, siglo XVIII, to-mo 4º del Manual de Historia de España, Madrid,Historia 16, 1993.GIMÉNEZ, E., El fin del Antiguo Régimen. El reina-do de Carlos IV, Historia de España, vol. 20, Ma-drid, Historia 16, 1996.LA PARRA, E., Manuel Godoy. La aventura delpoder, Barcelona, Tusquets, 2005.MERINO NAVARRO, J. P., La Armada española en elsiglo XVIII, Madrid, Fundación Universitaria Espa-ñola, 1981.OZANAM, D., La política exterior de España entiempo de Felipe V y de Fernando VI, en R. Me-néndez Pidal, Historia de España, t. XXIX,pp. 441-571.QUADRADO Y DE ROO, F. DE P., Elogio histórico delexcelentísimo señor Don Antonio de Escaño, Te-niente General de la Marina, Madrid, 1852.VARGAS Y PONCE, J. DE., Elogio histórico de Don An-tonio de Escaño, Madrid, ed. J. F. Guillén, 1962.VV. AA., PP 23. Carta náutica, San Lucar-CaboTrafalgar, Barcelona, Impressors, 2005.—, De la Paz de París a Trafalgar (1763-1805): elacontecer bélico y sus protagonistas, Madrid,Ministerio de Defensa, 2005.—, Los navíos españoles de la batalla de Trafalgar,Móstoles Cultural, S. A., de ediciones, 2004.

En inglés:BENNET, G., Nelson the Commander, London, Pen-guin, 2002.HOWARD, D., Trafalgar: the Nelson touch, PhoenixPress, London, 2003.bicentenariotrafalgar.com

www.churruca2005.comwww.batalladetrafalgar.com

www.etsin.upm.es/trafalgarwww.aboutnelson.co.ukwww.wtj.comwww.nmm.ac.uk

PARA SABER MÁS

LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE

Page 46: La Aventura de La Historia - Dossier084 Crepúsculo Naval Español - Trafalgar

82

Un completo programa de actos y exposicionesESPAÑACádiz es la principal protagonis-ta de los actos conmemorativosprevistos en España para la cele-bración del bicentenario de Tra-falgar. El Ministerio de Defensa,la Junta de Andalucía, la Dipu-tación gaditana y el Ateneo Li-terario, Artístico y Científico dela ciudad vienen desarrollandodesde principios de año un com-pleto programa de eventos queculminará este mes de octubre yen el que destaca, de manerasingular, la parada náutica quese celebrará en las aguas del ca-bo el sábado día 22. Más de ciencruceros de vela y motor, conbase en los puertos deportivosdel entorno, desde Huelva aCartagena, escenificarán a me-diodía la formación de las líneasde ambas flotas antes de la con-tienda. Al término de la concen-tración, los participantes arroja-rán al mar una corona de laurel,como reconocimiento y home-naje a los protagonistas de la ba-talla. El día se inaugurará a lasdiez y media de la mañana conuna visita al Panteón de Mari-nos Ilustres, en San Fernando, yun acto cívico-militar en home-naje a los fallecidos, a las 12,30,en el Parque Genovés, de Cádiz.La impronta de la efeméridemarcará asimismo las semanasprevias y posteriores al aniversa-rio. El día 11, la Diputaciónpresentará la reedición del libroEn los días de Trafalgar, de Au-gusto Conte Lacave, y el 14, elalmirante J. I. González-Aller yel escritor Arturo Pérez-Reverteparticiparán en el Palacio deCongresos en una mesa redondamoderada por Óscar Lobato. El17, por la tarde, se colocará enel faro de Trafalgar la primerapiedra del Monumento a la Pazy la Concordia de los Pueblos,diseñado por el pintor Guiller-mo Pérez Villalta, y se inaugu-rará la exposición Los naufragiosde Trafalgar, en el Centro Anda-

luz de Arqueología Subacuática,sobre los trabajos realizados enla zona durante los últimos añospara localizar y rescatar las naveshundidas como consecuencia delcombate y, sobre todo, del pos-terior temporal que castigó a laescuadra franco-española. El día20 abrirá sus puertas la muestraCádiz y Trafalgar: la ciudad ilus-trada de 1805, y se presentaráuna recreación digital de la ba-talla. Y el 27 se inaugurará laexposición Pintores y escritores delXXI vuelven a Trafalgar.Toda la región costera gaditanatomará parte de una u otra ma-nera en los actos previstos paraconmemorar el aniversario, quese completarán con varios con-ciertos, la representación deobras teatrales y una semana de-dicada al cine naval, en Vejer

(primera semana de octubre),entre otras iniciativas.El recuerdo de Trafalgar ha al-canzado también a las localida-des de origen de los marinosque tomaron parte en la batalla.En Motrico (Guipúzcoa), dondenació Churruca, se puede visitarhasta el próximo 30 de octubrela muestra Cosme Damián Chu-rruca. Hijo del mar y de las luces,en el Palacio de Zabiel, dedica-da a la figura histórica y lasaportaciones científicas del ma-rino, con fondos procedentes dela familia Areilza Churruca ydel Untzi Museoa-Museo Navalde San Sebastián. El día 21, lascampanas de la localidad tañiránal unísono, en conjunción conotras localidades españolas, fran-cesas e inglesas, en recuerdo alos muertos en Trafalgar.

Churruca es el protagonistatambién de la retrospectiva quesobre su vida –Cosme Damián deChurruca. Vivió para la humani-dad, murió por la Patria– se pue-de contemplar hasta el próximomes de noviembre en el MuseoNaval de Madrid. También enla capital, la Universidad Poli-técnica acogerá los días 3 y 4 denoviembre un congreso sobre latecnología de los navíos queparticiparon en la contienda.Organizado por la escuela de in-genieros navales de Madrid, rea-lizará un análisis comparado dela arquitectura naval de las tresarmadas, en lo que pretende serun homenaje a sus constructo-res. El curso se clausurará el día5 en Cádiz. Más información:www.etsin.upm.es/trafalgar.El resto de Europa, especial-mente Gran Bretaña, tampocoes ajena a la efeméride.

GRAN BRETAÑANELSON Y NAPOLEÓN

Bajo el título Nelson y Napoleónse ha montado, con la coopera-ción de museos y coleccionesprivadas en Inglaterra y Francia,una espectacular exposición so-bre estas dos figuras icónicas enel National Maritime Museumde Greenwich, a unos veinte mi-nutos de Londres, que permane-cerá abierta hasta el 13 de no-viembre. Entrando en las salas,ante el visitante se confrontandos enormes imágenes yuxta-puestas: el almirante inglés Ho-ratio Nelson, muerto en la bata-lla de Trafalgar y Napoleón Bo-naparte. Estas imágenes subra-yan una de las finalidades de laexposición: reconocer a Nelson ya Bonaparte como coetáneos. Esprecisamente en esta relacióndonde se realza el sugestivo va-lor de la exposición, sobresalien-te por la selección de objetos,por la reunión de lo cronológicocon lo temático y por la brillan-Alegoría de Trafalgar, acuarela de Rafael Monleón y Torres (1893).

LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE

Page 47: La Aventura de La Historia - Dossier084 Crepúsculo Naval Español - Trafalgar

83

CREPÚSCULO NAVAL ESPAÑOL. TRAFALGAR

tez de las realizaciones digitali-zadas, entre ellas la coronaciónde Bonaparte y la mesa electró-nica que relata audiovisualmen-te la batalla. La exposición sitúalos años desde la Revoluciónhasta Trafalgar en un contextonuevo, evitando una visión pu-ramente anglocéntrica.Los objetos, no meras curiosida-des sino objetos perfectamenteescogidos –como la llave de LaBastilla o las caricaturas fantás-ticas inglesas ilustrando Londresbajo la ocupación de las tropasfrancesas–, arrojan luz sobre lospuntos que la exposición deseaque el visitante capte para poderapreciar el tema fundamental.Cada cambio en el equilibrio depoder, en las diversas alianzas deBonaparte e Inglaterra, es pre-sentado con un mapa sencillo,sin informaciones superfluas.Nada, sin embargo, concentra laatención y despierta las emocio-nes tanto como la ropa revolu-cionaria expuesta: el gorro frigioy los pantalones habituales enlos sans-culottes (los revoluciona-rios que no llevaban calzones).A nivel personal, se exhibenjuntos los sombreros bicorniosde Napoleón y Nelson, el librodiario de oraciones de éste, unjuego de joyas de malaquitapropiedad de Josefina y el ma-nuscrito de la Sinfonía Heroica deBeethoven, llegada para esta ex-posición desde Viena, porquecontiene la dedicatoria a Bona-parte, borrada por el compositorcuando Napoleón se proclamóemperador. Los anillos de Nel-son y Emma y el cuaderno don-de Bonaparte, exiliado en SantaElena, garabateaba sus ejerciciosde inglés, contribuyen al pathosdel espectador. Al acercarse alfinal de la muestra, se oye cadavez más fuerte el sonido de fon-do: los gritos, los disparos de ar-tillería y el tañido de campanasque anuncian el modelo digita-lizado e interactivo de la batallade Trafalgar, victoria que, si noderrotó absolutamente a Bona-

parte, dejó claro que no habríaya posibilidad de invadir Ingla-terra. Y, entre las curiosidades,resulta que los fasces romanos,que en el siglo veinte serían par-te inconfundible de la simbolo-gía fascista, eran un símbolo re-volucionario francés y como talaparecen en las banderas napole-ónicas.

MICHAEL ALPERT

DOCUMENTOS DE TRAFALGAR

Tras el museo de Greenwich, elotro gran museo naval británi-co, el Royal Naval Museum dePortsmouth, ofrece, hasta el 30de noviembre, una selección demanuscritos relacionados con laarmada que luchó en Trafalgary las célebres caricaturas deNelson hechas por los artistasbritánicos James Gillray, Tho-mas Rowlandson y GeorgeCruikshank, actividades que secompletarán con una recons-trucción virtual de la batalla.

TRAFALGAR A TRAVÉS DE OJOS

FRANCESES

El argumento de la muestra or-ganizada en el National FishingHeritage Centre de Grimsby,incide en la tragedia humana dela batalla de Trafalgar, no sólopor el hecho de la muerte deNelson, sino también por lascuantiosas pérdidas de las mari-nas francesa y española que, se-gún el planteamiento de estamuestra, siguieron una pésimaestrategia, a lo que se unió laescasa formación de los mari-nos, que fueron abandonados asu suerte. Hasta el 31 de octu-bre, entre otros objetos, podráadmirarse la colección de ma-quetas elaboradas por los prisio-neros franceses en Inglaterra,que eran vendidas a los visitan-tes de las cárceles.

RETRATOS DE NELSON

El museo emplazado en la villaque vio nacer al almirante Nel-

son, en Norfolk, realizará hastafinales del mes de octubre todauna programación especial deactividades, entre las que desta-ca el conjunto de retratos reu-nidos para la ocasión.

SUBASTA EN SOTHEBY’SUn total de cincuenta objetosde la colección Matchan, elconjunto de reliquias más im-portantes sobre el almiranteNelson, saldrá a la venta el pró-ximo 5 de octubre en la sedelondinense de la casa de subas-tas Sotheby’s. Valorada en 1,5millones de libras, esta colec-ción fue adquirida directamen-te de manos de los descendien-tes de la hermana favorita deNelson, Catalina (Kitty) Mat-cham, quien heredó muchos delos objetos después de la muer-te de su hermano. El alcance dela colección es enorme, inclu-yendo una amplia gama de car-tas, medallas, vajillas, muebles–entre ellos los que decorabanla cabina del HMS Victory–, li-bros –que leyó durante las lar-gas horas en el mar–, así comopiezas de porcelana y cristaleríausadas por Nelson y EmmaLady Hamilton en su casa enInglaterra.

BÉLGICANAPOLEÓN Y LIEJA

El antiguo Principado de Liejaestuvo anexionado a la Repú-blica francesa entre 1795 y1814. Durante este período, laimpronta napoleónica quedómarcada en la ciudad, que seune a la conmemoración con laexposición Napoleón y Lieja, enla sede del futuro centro de in-terpretación Grand Curtius. Lamuestra, abierta hasta el 30 deoctubre, ofrece un recorrido porlos objetos decorativos, pintu-ras, esculturas, medallas y ar-mas representativas de aquelmomento histórico, que hoy seconservan en el Museo Arqueo-lógico y de Artes Decorativasde la ciudad belga.

Uniforme de Nelson en Trafalgar, en la exposición Nelson y Napoleón.

LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE