1. Los reinos cristianos en la Baja Edad Media:

la organización política y las instituciones.

Los reinos cristianos en el siglo XIV

A inicios del siglo XIV la península Ibérica carecía de unidad política, repartiéndose en cinco reinos, cuatro de ellos cristianos.

La Corona de Castilla

En la Corona de Castilla se consolidó la autoridad del rey, de carácter hereditario, gracias a la introducción del derecho romano y a las teorías de su origen divino. Alfonso X promovió la unificación legislativa a través de las Siete Partidas.

Alfonso XI intentó aplicar los contenidos de las Partidasfrente a la nobleza mediante el Ordenamiento de Alcalá y la designación de regidores para gobernar los concejos.

Pedro I “el Cruel”, apoyado por lo judíos se enfrentó a la nobleza y oligarquías locales, lo que provocó que gran parte de estas apoyaran a su hermanastro Enrique de Trastámara, dando lugar a una guerra civil en la que Inglaterra apoyó a Pedro y Francia a Enrique.

Finalmente Enrique II fue proclamado rey al asesinar a Pedro I (1369) dando inicio al gobierno de la dinastía Trastámara en Castilla. Este rey romovió una nueva nobleza fiel (mercedes enriqueñas).

Juan I intentó hacerse con el trono de Portugal gracias a su segundo matrimonio con Beatriz de Portugal, pero los portugueses capitaneados por la orden de Avis rechazaron la unión y proclamaron al maestre de Avis como rey de Portugal (Juan I).

Con Enrique III se inició la conquista de las islas Canarias, mientras que el reinado de su hijo Juan II estuvo dominado por tensiones internas, mientras su tío Fernando se convertía en el primer rey de Aragón de la dinastía Trastámara.

Enrique IV tuvo que hacer frente al poder creciente de la nobleza (Farsa de Ávila). Finalmente por el Tratado de los Toros de Guisando Enrique provclamó a su hermanastra Isabel heredera de Castilla, a cambio de asignar su matrimonio. Al casarse Isabel en secreto con el heredero del trono de Aragón, Fernando, Enrique IV proclamó heredera a su hija Juana, destándose una guerra sucesoria.

Las principales instituciones políticas de Castilla fueron: el Consejo Real (formado por 12 personas miembros de la nobleza y el clero que asesoraban al rey), la Audiencia o Chancillería (órgano supremo de la Justicia) y la Hacienda (que recuadaba impuestos como la alcabala).

La otra gran institución de Castilla fueron las Cortes, órgano de representación estamental que votaban impuestos extraordinarios y podían presentar quejas. Se crearon en 1188 en León y a diferencia de las de Aragón sólo fueron consultivas, reduciéndose la representación de las ciudades a diecinueve.

Castilla se dividió en merindades y adelantamientos. La administración local gozó de autogobierno gracias a los fueros, pero los reyes acabaron designado a regidores entre la nobleza local y a corregidores, delegados del rey.

La Corona de Aragón

La Corona de Aragón fue una unión de reinos con instituciones y leyes diversas, limitándose el poder de los reyes por las Cortes de cada reino. Se consideraba que el monarca reinaba mediante un pacto con sus súbditos (pactismo).

En el siglo XIV, la Corona de Aragón expandió sus dominios por el Mediterráneo (Córcega, Atenas, Neopatria) e incorporó definitivamente el reino de Mallorca. Pedro IV reorganizó la corte, buscnado incrementar el poder real, pero tuvo que juarar los fueros de los reinos.

El siglo XV se inició con el ascenso de la dinastía Trastámara ante la prematura muerte de los hijos de Martín I. Esto llevó a que representantes de los reinos de la Corona de Aragón eligieran al sucesor mediante el Compromiso de Caspe (1412). La elección de Fernando I conllevó la implantación de la misma familia reinante en Castilla.

Durante el siglo XV en la Corona de Aragón destacó la conquista de Nápoles por Alfonso V, mientras que Fernando I antes y Juan II después tuvieron que hacer frente a revueltas internas nobiliarias.

Respecto a ls instituciones políticas de la Corona de Aragón, además del Consejo Real y la Audiencia que eran similares a los de Castilla, destacaba la existencia de gobernadores o virreyes o lugartenientes del monarca.

Respecto a las instituciones políticas de la Corona de Dentro de la Corona de Aragón destacaron las Cortes, siendo independientes en Cataluña, Aragón y Valencia. Las decisiones de las Cortes eran vinculantes y tenían que ser convocadas con frecuencia.

Además en 1359 se creó en Cataluña y después en Aragón y Valencia, una delegacaión de Cortes, la Diputación General o Generalitat, que velaba por el cumpliemento de lo acordado en Cortes.

En el ámbito territorial la Corona de Aragón se dividió en merindades o veguerías. A nivel local las ciudades gozaron de autogobierno, como Barcelona donde existían un consejo (Consell de Cent) y unos magistrados (consellers).

El reino de Navarra

En los siglos XI y XII los reyes de Aragón reinaron en Navarra y en el siglo XII esta fue disputada por Castilla y Aragón. En el siglo XIII tras la muerte de Sancho VII pasó a manos de los reyes franceses hasta el siglo XIV, época en la que destacó Carlos III.

Sin embargo en el siglo XV ante el matrimonio de la reina Blanca con el futuro rey de Aragón Juan II, estalló un conlicto entre los partidarios de Juan y los de su hijo Carlos de Viana. El trono pasó finalmente a la hija de Blanca y Juan, Leonor I, casada con Gaston IV de Foix, iniciándose la breve dinastía de Foix.

Desde el punto de vista institucional, cabe destacar que los reyes debían jurar los fueros y contaban con un Consejo Real y una Cámara de Comptos (Hacienda). A partir del siglo XIV Navarra tuvo Cortes. El reino de Navarra se dividía en merindades.

2. Crisis demográfica, económica y política.

Crisis demográfica: La población disminuyó en el siglo XIV. Sus causas se debieron a las guerras, las malas cosechas (motivadas por el inicio de la “Pequeña Edad de Hielo” y sobre todo a la llegada de la epidemia de peste negra en 1348.

La peste llegó por mar a los puertos de la Corona de Aragón (Mallorca, Barcelona, Valencia), extendiéndose por toda la península (afectó menos a Galicia). En cada década siguiente hubo rebrotes de peste que llegaron a ser más letales. La población se redujo entre un 20 y 40 %, iniciando su recuperación en el siglo XV, excepto Cataluña.

La peste y las malas cosechas despoblaron tierras, aumentando la crisis agraria. Asimismo provocó el descenso de las rentas de los grandes propietarios. De esta forma, la crisis demográfica se relaciona con la económica y política.

Crisis económica: Se produjeron crisis de subsistencia al crecer más la población que la producción agraria. A ello se sumaron las malas cosechas y la despoblación impulsada por la peste.

El abandono de los campos fortaleció en Castilla el desarrollo de la ganadería ovina trashumante, impulsada por el comercio con Flandes y protegida a través de la Mesta.

En las ciudades, la crisis agraria y demográfica provocó la ruina de la artesanía (salvo la construcción naval y en el siglo XV la producción de paños) por la caída de la demanda, sin embargo el comercio exterior en siglo XIV experimentó un gran auge en la Corona de Aragón gracias a la expansión por el Mediterráneo (comercio de especias, oro, esclavos,...).

En el siglo XV el comercio mediterráneo entró en decadencia en parte por el avance turco por el Mediterráneo. En Castilla, destacó el comercio en Sevilla, Medina del Campo y Burgos.

Crisis política y social: Los siglos XIV y XV fueron siglos conflictivos al producirse fuertes tensiones sociales acrecentadas por la crisis económica: los reyes intentaron fortalecer su poder, enfrentándose a la nobleza y el clero; por su parte los nobles incrementaron la opresión campesina generando revueltas antiseñoriales; y también se extendió la persecución a los judíos.

La fortaleza de la nobleza castellana frente a los reyes se manifestó en Castilla en su apoyo a Enrique de Trastámara frente a Pedro I en la guerra civil enmarcada dentro de la Guerra de los Cien Años entre Inglaterra y Francia. También se muestra en la condena a Álvaro de Luna durante el reinado de Juan II o en su imposición frente a Enrique IV.

En Aragón, donde el poder de los reyes estaba más limitado por las Cortes, destacó el conflicto entre el rey y la nobleza a finales del siglo XV, cuando se produjo una guerra civil catalana entre Juan II y la Generalitat y Consell de Cent, nombrando reyes a otras personas.

Respecto a las revueltas antiseñoriales destacaron las revueltas campesinas frente a la ocupación de tierras comunales por la nueva nobleza y del intento de incremento de los impuestos nobiliarios. Frente a esta situación se crearon hermandades de villa y en Galicia destacaron las guerras irmandiñas (siglo XV) frente a los señoríos eclesiásticos y laicos.

En Cataluña destacó en el siglo XV la revuelta de los payeses de remensa, que consiguieron el apoyo de Juan II, frente a la generalización de seis malos usos centrados en impuestos y multas abusivas. En 1468 la Sentencia Arbitral de Guadalupe abolió estos malos usos.

En Cataluña también cabe destacar otro conflicto social, el protagonizado en Barcelona entre la Biga (oligaquía dominante) y la Busca (pequeños artesanos y comerciantes).

Respecto al antisemitismo cabe destacar los asaltos a las juderías generalizados en la península ibérica en el año 1391, especialmente en Andalucía. Enrique II de Castilla potenció el antijudaísmo, junto a la nobleza y el clero que acusaron a los judíos de causar la crisis (por ser prestamistas). En Toledo llegaron a ser asesinados hasta 20.000 judíos.

Las consecuencias de estos pogroms (devastaciones) fueron la conversión de muchos judíos y la emigración de otros muchos, afectando negativamente a la economía de los reinos peninsulares.

3. La expansión de la Corona de Aragón en el Mediterráneo.

La Corona de Aragón consolidó su vocación mediterránea en el siglo XIII con la incorporación a su órbita por Jaime I del reino de Mallorca (independiente de la Corona hasta el reinado de Pedro IV) y del reino de Valencia.

Además, Pedro III de Aragón intervino en Sicilia cuando la población autóctona expulsó a los franceses angevinos en 1282 (Vísperas Sicilianas). En el siglo XIV, los angevinos abandonaron definitivamente Sicilia y el hermano de Jaime II, Fadrique se convirtió en su rey (1302).

Por otra parte, los almogávares, tropas mercenarias de la Corona de Aragón encabezadas por Roger de Flor, partieron de Sicilia a Bizancio en apoyo al emperador bizantino frente a los turcos, acabando por conquistar los ducados de Atenas y Neopatria (1311), que durante breve tiempo fueron incorporados por Pedro IV directamente a la Corona de Aragón.

A su vez Jaime II de Aragón conquistó Cerdeña (1324) de acuerdo a la decisión del papado frente a las incursiones islámicas. Córcega también se incorporó brevemente a los dominios aragoneses, pero acabó cayendo bajo la órbita de Génova.

Más adelante, en el siglo XV, Alfonso V “el Magnánimo”, conquistó el reino de Nápoles y lo incorporó a la Corona de Aragón (1442), trasladando la corte a Nápoles. A su muerte, su hermano Juan II se hizo rey de los territorios peninsulares y su hijo Ferrante de Nápoles.

Toda esta política expansiva contó con el apoyo de la monarquía (interesada en aumentar dominios), la nobleza (favorable a empresas guerreras) y la burguesía (interesada en potenciar la artesanía y comercio, especialmente en Cataluña). Obligó a los reyes a pedir impuestos extraordinarios que fueron aceptados a cambio de contrapartidas.

Al mismo tiempo, la política expansiva llevó a Aragón a enfrentarse a la dinastía francesa de Anjou (angevinos) y a la potencias comercial marítima de Génova.

La expansión mediterránea favoreció en el siglo XIV el comercio catalán, que se consolidó con la institución del Consulado del Mar. En el siglo XV los conflictos internos en Cataluña, provocaron la pérdida de importancia de su comercio en favor de Valencia, que se convirtió en el principal centro financiero de la Corona de Aragón.

4. Las rutas atlánticas: castellanos y portugueses.

Las islas Canarias.

En el siglo XIII Portugal y Castilla llegaron en su avance frente a los reinos musulmanes hasta la costa atlántica peninsular. Esto les impulsó en el siglo XIV a expandirse por el Atlántico buscando el comercio de oro, marfil y esclavos provenientes de África. Además, en el siglo XV (1453), al caer Bizancio en manos de los turcos, estos pasaron a controlar la ruta de las especies a las Indias por lo que se buscó una ruta alternativa rodeando África.

Las islas Canarias, pobladas por los guanches, fueron redescubiertas en el siglo XIV por mallorquines, vizcaínos, andaluces y portugueses. Reinando Enrique III en Castilla, por iniciativa privada, los normandos vasallos Jean de Béthencourt y Gadifer de la Salle iniciaron la conquista de Lanzarote (1402), interesados por obtener materias de tinte y esclavos.

Los colonizadores extendieron sus dominios sobre Fuerteventura, Gomera y El Hierro. Pero Gran Canaria (1483), La Palma (1493) y Tenerife (1496), más pobladas, no fueron ocupadas hasta que la Corona de Castilla se interesó por ellas como base para su expansión marítima y comercial.

Esta expansión castellana chocó con los avances portugueses en el siglo XV: conquista de Ceuta (1405), de Madeira (1419), y Azores (1427). Además, bordearon la costa africana alcanzando el golfo de Guinea en 1471, donde se concentró el comercio de oro y esclavos.

El desarrollo de la Escuela de Navegación de Sagres, dirigida por Enrique “el Navegante”, permitió el avance portugués, que finalmente en 1488 alcanzó, al mando de Bartolomé Dias, el cabo de Buena Esperanza, en el extremo sur de África. Vasco de Gama usaría este paso para llegar a las Indias en 1497.

Este panorama provocó el choque de Castilla y Portugal en Canarias, que se resolvió mediante el Tratado de Alcaçovas (1479), por el que se reconocía la soberanía de Castilla sobre las islas Canarias, mientras que el litoral africano quedaba reservado a Portugal.