La búsqueda de Lucía

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Primer capítulo de La búsqueda de Lucía, de Cecilia Curbelo

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  • Primera edicin: mayo de 2015 2015, Cecilia Curbelo

    2015, de la presente edicin en castellano para todo el mundo:Penguin Random House Grupo Editorial

    Editorial Sudamericana Uruguaya S.A.Yaguarn 1568 C.P. 11.100 Montevideo

    Diseo de tapa: Agustina Boni

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    Printed in Uruguay Impreso en Uruguay

    ISBN: 978-9974-723-87-0Depsito legal: 366.035 / 15

    Edicin amparada en el decreto 218/996 (Comisin del Papel)

    Impreso en Zonalibro S.A.San Martn 2437 - Tel. 2208 78 19

  • A AnA ClAudiA,perseverante, fiel y autntica,

    mejor amiga por ms de dos dcadas

  • ... y por siempre.

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    Todo una mentira

    Que te mientan es lo peor. As, mirndote a los ojos. Aunque se justifiquen diciendo que ocultar no es mentir, es todo la misma porquera. Las personas en las que ms confis te clavan un pual por la espalda y se supone que uno tiene que seguir como si nada, comprender, aceptar y continuar el vnculo como si tal cosa.

    Qu rebelde se puso!, comentan esos que antes eran confiables, es decir, los propios miembros de mi familia.

    Qu me importa lo que piensen! Son todos unos falsos que ni siquiera me dieron la chance de decidir sobre mi propia vida. Ellos lo hicieron por m y encima estoy recontrasegura de que preten-den que les est agradecida.

    Mis amigas me dicen que debera sentir eso: agradecimiento. Claro, qu fcil para ellas que no comparten mi situacin ni, ob-vio, esta desilusin que nunca haba experimentado tan profun-damente.

    Antes hablaba de desilusin como una palabra fuerte. La de-ca, la pronunciaba. Ahora la siento. No hay emocin ms triste que esa. Desilusin. Desilusin por gente en la que confiabas a ciegas.

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    Habra puesto las manos en el fuego por cada uno de ellos. Por mi madre, por mi padre, por mi to Ezequiel (mi preferido), por mi ta Gloria, y hasta por mis abuelos Nelly y Dardo que siempre fueron unos cidos conmigo

    Y me hubiera quemado.Uliiii, UliiiiTa, nene, dejame en paz medio minuto! Ni respirar puedo

    sin que me andes atrs todo el tiempo! le contesto a Bruno, que ya tiene tres aos. Es un calco de mi padre: morocho, de ojos ma-rrones, pestaas largas y anchas cejas, tiene un lunar que l llama luna debajo del pmulo derecho.

    Escucho la voz de pap que est en la cocina, haciendo tuco. El olor es inconfundible. Es el aroma de esta casa.

    Bruno, dej a tu hermana tranquilaViste, mijo? Que te vayas digo, apuntando la puerta con

    un dedo mientras l me mira con ojos tristes y hace pucherito con los labios.

    Se me viene la frase lobo con piel de cordero. Est bien, no aplica, o sea, tiene tres aos, pero por su culpa fue que mi vida se desmoron.

    l, as chiquito e indefenso como se ve, fue la causa de que se derrumbara mi universo. No puedo evitar sentir rechazo.

    No lo quiero cerca. Es su culpa. Y la de mis padres.Pero ms de l. Ms.As que no te vas? Okey, entonces me voy yo. Me tens

    harta! grito, mientras agarro mi bolso, me lo cruzo y salgo del apartamento dando un portazo para que mi padre escuche.

    Siento cierto placer en hacerlo sufrir. S que suena horrible. Hay que ponerse en mi lugar para entender por qu hago lo que hago. Juzgar es fcil, comprender una actitud que de afuera parece injusta, no.

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    l se lo merece. Todos ellos se merecen padecer aunque sea una dcima parte de lo que padec yo cuando la verdad sali a la luz.

    Desde el instante en que gan la mentira y el mundo de fan-tasa que me crearon se rompi sin contemplacin ninguna ante mis ojos.

    Ahora, que se la banquen, porque el que re ltimo, re me-jor. Y yo no los necesito. Tengo a mi lado a la persona que me quiere genuinamente, y si estamos juntos puedo enfrentar lo que sea y a quien sea!

    Mis pasos apurados recorren uno de los tantos caminos inter-nos de la cooperativa de viviendas. Espero no cruzarme con nadie, ni siquiera con Agustina, porque no estoy de humor. Mucho me-nos con Nico, que me mira con tristeza desde que decid cortar, y al que a pesar de todo an quiero muchsimo.

    l fue de los pocos, debo admitir, que no me defraud. En todo caso fui yo quien lo defraud a l S que su madre no me lo perdona, as que ojal no la vea tampoco, porque hoy es de esos das en que le contestara algo feo si me da vuelta la cara como hace ltimamente cuando me ve.

    Siento la brisa en mi rostro y respiro profundo. Camino y ca-mino. Hace algo ms de un ao que lo supe. Un poco antes de irnos a vivir a Buenos Aires para que mi madre cursase all una es-pecializacin en el campo de la ptica, que es a lo que se dedica.

    Ah, a la distancia me di cuenta de que lo de Nico era ms bien una relacin de costumbre y no de amor. Esos noviazgos que ofrecen nicamente compaa hueca para evitar la soledad o para decirle a los dems: Tengo novio, como si eso te diese otro esta-tus o una importancia extra.

    Esas relaciones a las que, como dice Melany, una de mis me-jores amigas, les falta sal y pimienta. Aunque ella y Agustina insisten en que Nico es para m.

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    Bah, todo el mundo insiste en eso, pero es porque estaban acostumbrados a vernos juntos, noms. Y porque no se bancan a Hernn.

    Percibo una oleada de dolor e instintivamente me llevo la mano a la ingle donde tengo el moretn. Hoy me lo observ y est pasando por varios tonos. Primero se puso rojo, despus medio verde, das despus estuvo amarillento y ahora es pardo. Anso que pronto desaparezca, tal como jur que desaparecera de mi mente.

    Me duele, pero no tanto como antes. Adems, lo importante es que ya pas y no se ve. Sera terrible que alguien sospechase algo porque en definitiva fue un error, nada ms. Solo eso. S que no va a volver a suceder.

    Ya no me voy a caer nunca ms.Las preguntas se amontonan mientras llego a la rambla y me

    siento en el csped a mirar el ro. Son tantas dudas como rabia y bronca tengo acumuladas. Los ojos se me empaan y me limpio con el antebrazo; sin embargo, aunque me quite las lgrimas, s que las que estn en mi corazn no son tan fciles de secar.

    El viento leve hace ondear mi cabello y algunos mechones fucsias se me cruzan con el paisaje que veo difuso a travs de mis ojos aguados.

    Quin iba a decir que aquella nia dulce, bailarina de ba-llet, princesita como me deca mi padre, iba a usar el pelo de colores o a vestir una campera de cuero con tachas! S que mis padres sufren con este cambio y esa es la idea. Cuanto ms, mejor.

    Aquella Luca que fui ya no habita en el presente. Ellos tie-nen en su dormitorio una foto de cuando era normal, segn su criterio, es decir, antes de que conociera a Hernn y me enterara del engao. All estoy con mi cabello pelirrojo, enrulado, largo, que an intento dominar con cremas de peinar y geles.

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    Mi nariz respingona est rodeada de pecas, y aunque ahora solo sonro con Hernn y no con ellos, en la foto luzco una risa franca que deja ver mis brackets de color turquesa. Cuando eleg el color, recuerdo que pap me dijo:

    Podras ponrtelos verdes, que hacen juego con tus ojos.Ay, papi, mis ojos no son verdes, son marrones claritos.Son verdes.Bueno, como digas contest entonces, tomndolo del

    brazo cariosamente. Entonces an no saba. No saba ni sospe-chaba nada. Me enterara de la verdad poco tiempo despus.

    Las fosas nasales se me abren como aletas cuando respiro hondo o cuando me enojo, y Bruno suele ponerme un dedo para achatar-las, mientras se re agarrndose la panza, y dos por tres se le escapa un chorrito de pis porque ya dej los paales. Cuando eso sucede, abre los ojos como platos y se tapa la boca con una mano.

    Es tierno, aunque no puedo olvidar jams que por l dej de ser yo.

    Que su llegada trajo mi ruina emocional y familiar.Que invadi mis espacios.Que se apoder de lo que era mo.Que destap el secreto que tanto se empecinaron en es-

    conder.Ni siquiera me dejaron conservar a Antoine cuando l naci,

    porque descubrieron que el beb era alrgico a los gatos. Pero, Antoine para m era no solo un gato, no solo una mascota. Era mi compaero. Mi confidente. Antoine se echaba sobre mi cama y ronroneaba. Se desperezaba y se frotaba en mis piernas para ha-cerme mimos. Lo extrao.

    S que est bien cuidado donde lo llevamos, pero fue otra prdida que tuve que atravesar por la llegada de Bruno.

    Era tan segura antes! A pesar del rechazo de mis abuelos, el amor del resto de mi familia compensaba ese destrato.

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    Mi baja estatura, sumada a mi complexin menuda y a una voz aguda y muy aniada, hace que la gente me d menos edad de la que realmente tengo. Y eso tambin provoca que mis padres y mis tos sientan que an soy una nena y no una adolescente. Por eso es que mi actual aspecto rebelde caus tanto revuelo, y por supuesto que culpan a Hernn.

    Pero Hernn sabe quin soy. Es mi gua. No s qu sera sin l en estos momentos, porque fue el nico que me aclar el pa-norama, haciendo, que al fin pudiese ver la traicin de la que fui objeto.

    Este cambio fsico y mental que atraves no fue la rebelda de la adolescencia, como ellos opinan, no.

    Fue producto del engao de cada una de las personas que se hicieron pasar por familia y escondieron, cual complot inmundo, la verdad de que ni mis tos son mis tos, ni mis padres son mis padres, ni mis abuelos son mis abuelos.

    El secreto de que soy adoptada.